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Abandono de la forma tradicional de vida
Siglo x x
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nizadores, irrigaciones, edificaciones, urbanizaciones, obras de pavimentación, saneamiento e «inversiones costosas en base a nuestra capacidad de endeudamiento», como dice Margarita Guerra, que agrega que era incapaz de «percibir que la bonanza alcanzada en los años de la Gran Guerra estaba llegando a su fin», llevando a Perú al desastre. Durante el gobierno de Leguía, Lima se convirtió en una enorme cantera en donde se realizaban simultáneamente una serie de obras públicas con la participación de empresas constructoras norteamericanas como The Foundation Company y la Fred E. Ley & Co., a cuya sombra nacieron y se desarrollaron las primeras empresas constructoras peruanas propiamente dichas4. Este apogeo de obras era acompañado por una fanfarria propagandística que llegaba a endiosar al dictador y a crear una falsa sensación de prosperidad que daba pie a un gran despliegue de festividades populares, incluyendo el tradicional carnaval, que ayudaban a ocultar la realidad nacional. Durante el gobierno de Leguía se van a iniciar, en Lima y en su área de influencia inmediata, tres procesos urbanos que darán paso a las transformación radical de su tejido urbano tradicional que inicia, aunque lentamente todavía, el camino hacia la ciudad actu al5. Son éstos un cambio, brusco para esa época, del índice de crecimiento demográfico, una evolución del concepto de vida urbana por parte de sus habitantes y el inicio de la destrucción sistemática de los edificios tradicionales del centro histórico para ser reemplazados por edificios de oficinas de varios pisos. Esta época representa también el último intento estatal de modernizar la capital tratando de convertirla en una ciudad aún armónica. El gobierno de Leguía es la rótula entre la Lima de antaño, de la que nos hablan sus cronistas, y la Lima de hoy 6.
1932. 4 C. Palma, L im a, 1919-1930, Lima, 1935.
5 A. Alexander, L a s causas de la desvalorización de la propiedad urbana en L im a, Lima, 6 E. Yepes del Castillo, Perú 1820-1920. Un siglo de desarrollo capitalista, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1972.
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L im a
C recim ien to u rba n o
Desde la fundación española de la ciudad, el crecimiento de su población, constantemente en aumento, fue extremadamente regular. A pesar de que hubo ciertas bajas debido a la Guerra de la Independencia, al conflicto del Pacífico y por alguna u otra peste, estas incidencias prácticamente no se notarían en una línea recta trazada entre el 18 de enero de 1535 y el 17 de diciembre de 1920, día en que se realizó el Censo de las Provincias de Lima y Callao, bajo la dirección de Oscar F. Arrús, director de Estadística del Ministerio de Fomento y Obras Públicas. Este empadronamiento arrojó una población urbana y rural de las provincias conjuntas de Lima y Callao —nuevo escenario geográfico y urbano del desarrollo de la ciudad— de 279.669 habitantes, de los que 176.467 (64 %) correspondían al conglomerado central de Lima incluyendo los barrios del Rimac y de La Victoria. El cambio brusco del ritmo del crecimiento poblacional se debió a que la población provinciana, especialmente la andina, va a encontrar en la ciudad condiciones más favorables de trabajo y de vida que las que había tenido anteriormente. Sin descartar que a escala latinoamericana se estaba iniciando también un proceso de urbanización, es decir, un éxodo de la población rural hacia las ciudades, que en el caso limeño contó con dos factores locales adicionales que ayudaron a acelerar el proceso: En primer lugar, hay que hacer notar que siempre hubo un flujo de mano de obra serrana hacia la capital para trabajar en las obras públicas, que aquí se realizaban en muchísima más proporción que en las provincias. Pero esta afluencia generalmente era estacional, ya que el indígena venía sin sus familiares y por temporadas cortas durante el invierno limeño. La razón principal de esta actitud era la existencia de la malaria en la costa, que hacía estragos entre la gente de los Andes y no así entre los costeños, quizás de alguna manera vacunados contra ese mal.
Pero sucedió que durante la Primera Guerra Mundial los aliados encontraron tanto la cura como la prevención de este mal que atacaba a sus tropas, especialmente en los países balcánicos. Estos adelantos de la medicina mundial llegaron a Lima, después de la guerra, durante los primeros años de la década del veinte, liberando a los habitantes de los Andes de este flagelo y permitiendo que pudieran, no solamente