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Darwin y la evolución

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Capítulo i. Introducción

Darwin y la evolución

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La idea de que los seres vivos evolucionan es aceptada desde hace poco más de 150 años, exactamente desde 1859, año de la primera edición de El origen de las especies por medio de la selección natural de Charles Darwin (1809-1882). Este naturalista1 inglés es, sin duda, el campeón del evolucionismo.2 Su figura sobresale por encima de todos, no solo por haber inclinado definitivamente la balanza hacia esa teoría, sino porque la causa de la evolución imaginada por él –la selección natural–, ocupa un lugar central en la teoría sintética3 (de aquí en más, ts), la versión del evolucionismo vigente desde la década de 1950. A tal punto llega la identificación de la ts con Darwin que en algunos textos se la designa –incorrectamente, como discutiremos en el capítulo v–, como neodarwinismo (llamaremos de aquí en adelante modernos darwinistas a los evolucionistas que suscriben a esa teoría; preferimos esta denominación a la de sintetistas o sintéticos, que también suele emplearse).

La ts surgió entre 1920 y 1950 (Ridley, 1996, p.6) a partir de la integración de dos teorías: una (entonces setentona) teoría de la evolución, precisamente, el darwinismo4 o evolución por selección natural, y una (entonces joven) teoría de la herencia, el mendelismo5. Hoy la ts no atraviesa su mejor momento; de hecho, es cuestionada profundamente desde hace 40 años (aunque lo que se ha cuestionado es siempre una versión endurecida). Sin embargo, nadie puede desconocer sus méritos; la ts ha funcionado bastante bien, tanto que muchos modernos darwinistas han anunciado, a la

1 La denominación científico fue empleada por primera vez en 1834 por William

Whewel, y no tuvo una aceptación inmediata. Hasta entonces, otros términos eran preferidos, el de naturalista entre ellos (Mantegari, 2003, p.50). 2 Ernst Mayr define así a este genial inglés: «una mente brillante, una gran audacia intelectual y una habilidad para combinar las mejores cualidades de un naturalista-observador, un teórico filosófico y un experimentalista: una combinación que el mundo ha conocido hasta ahora solo una vez, y fue en el hombre Charles

Darwin» (2001, p.24). 3 Denominación utilizada por primera vez por el paleontólogo norteamericano

George G. Simpson en 1949 (Reif y otros, 2000). 4 Término popularizado por Alfred R. Wallace, coautor de la teoría de la selección natural. 5 Por Gregor Mendel (1822-1884), pionero en la formulación de las leyes que rigen la herencia. Ver Smocovitis (1996, pp.19-44).

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