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La idea del diseño y la teología de la naturaleza
de orden estrictamente metodológico: al aplicar el principio de la parsimonia, la llamada navaja de Hutton, el inglés habría decidido no incluir en sus explicaciones procesos que no actuaran en el presente. En definitiva, Lyell habría recostado la carga de la prueba hacia el lado catastrofista; lo que debía ser probado era la actuación pasada de catástrofes; hasta tanto, había que suponer uniformidad de causas e intensidades. Los catastrofistas, por su parte, no suponían nada. Como buenos empiristas tomaban el registro geológico al pie de la letra, tal cual se les presentaba. Si este mostraba rasgos de un aparente origen violento, un pliegue, una falla, un depósito de grandes rodados, entre otros, entendían que hubo cataclismos y listo. En todo caso, eran los uniformitaristas, de tradición racionalista, los que debían desmentir el origen catastrófico de esos rasgos, no al revés (Gould, 2010b, pp.163-169). En definitiva: no es correcto asociar sin más catastrofismo con Dios.22
Por cierto, la geología actual no es heredera únicamente de Lyell. Baste mencionar la teoría glacial (de mediados del siglo xix) y la noción de extinción masiva (correspondiente a la segunda mitad del siglo xx). Catastrofistas y uniformitaristas han contribuido, quizás por partes iguales, a la moderna geología.
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Dios era cada vez menos necesario en el terreno de la geología, pero había un asunto vinculado a la composición y funcionamiento de los organismos que era muy difícil de abordar sin recurrir a la providencia: el de su (aparente) diseño conforme a sus necesidades. Dejemos, entonces, la geología y volvamos a la biología, tema central de este libro.
La idea del diseño y la teología de la naturaleza
La teología de la naturaleza (tn) constituye el germen del programa adaptacionista, cuya consolidación definitiva se dará recién en los años 60 en el contexto de la ts, como veremos más adelante (capítulo vi). La tn es generalmente definida como un cuerpo de conocimientos sobre Dios que puede ser obtenido sin la ayuda de la revelación, y que por lo tanto puede ser contrastado con ella (Livingstone, 1984). El argumento favorito de los teólogos de la naturaleza, el del diseño, está desarrollado en algunas de las obras de Robert Boyle23 (1627-1691), un químico irlandés, y John Ray (1627-1705), un botánico inglés. Precisamente, una de las obras de Ray lleva un título que resume magníficamente el núcleo de la doctrina de la tn: La sabiduría de Dios manifestada en las obras de la creación. Los teólogos de la naturaleza afirmaban que hasta
22 ¿Tendrá algo que ver con el racionalismo de Lyell el hecho de que tuviera una vista débil? (Gould, 2003, p.161). 23 Aquel de la ley Boyle-Mariotte.