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Von Baer y el fijismo ruso
finalmente, tenemos al negro, el último y el menor, el más bajo en la escala, pero, posiblemente, el primero en el orden de la creación, porque hay muchas razones en la naturaleza y estructura de las cosas que indican […] la inferencia de que el negro fue el primero y el caucásico el último en el programa u orden de creación [La traducción es nuestra] (1863, p.48)
Obviamente lo soñó: no había ninguna evidencia paleoantropológica ni de ninguna otra índole que indicara eso.
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En los hechos, el monogenismo tampoco promovió una imagen positiva de los no europeos. Es verdad que para el monogenismo los límites interraciales no eran (en principio) definitivos, y que las diferencias raciales (explicables a partir de diferentes condiciones de existencia) eran (también en principio) reversibles. Pero siempre el blanqueo de un negro era visto como positivo (normalmente atribuido a un mejoramiento de las condiciones de vida), y el oscurecimiento de un blanco como negativo (a partir del empeoramiento de esas mismas condiciones). El monogenista Johan Blumenbach (1752-1840), por caso, pensaba que los salvajes de tono oscuro habían «degenerado»43 a partir de la raza blanca. En definitiva: para unos y otros la desigualdad racial (y la inferioridad de los negros) era un hecho, algo a explicar, no la conclusión de una investigación ciento por ciento objetiva (las que no existen, por otra parte).
Von Baer y el fijismo ruso
Menos conocido que Cuvier (y quizás también que Agassiz) es el embriólogo ruso44 Karl Ernst von Baer (1792-1876). A diferencia del francés (y al igual que el suizo), von Baer vivió lo suficiente para presenciar el fulgurante ascenso del darwinismo. De hecho, los últimos años de su vida los dedicó a criticar la teoría de nuestro campeón inglés. Estamos, de nuevo, ante un fijista serio que rechazó la evolución por serias y atendibles razones. Deudor intelectual de Cuvier, von Baer veía imposible que un miembro de una ramificación cuvieriana se transformase en otro, pasándose de ramificación: que un miembro de los radiados se convirtiese en un molusco, o que un molusco evolucionara hacia los vertebrados, por ejemplo. El ruso es también deudor de la filosofía de la naturaleza, en la cual se había formado, y desde ese punto de vista puede ubicárselo en el estructuralismo de acuerdo con el esquema R/O de Ron Amundson (alejado de Cuvier en este
43 El monogenista Buffon no habría estado muy de acuerdo con usar aquí el término degeneración, ya que, como vimos, consideraba a la humana una especie noble. 44 En realidad, nació en territorio del imperio ruso, hoy perteneciente a Estonia.
aspecto puntual). Pero su interpretación del desarrollo embrionario, su ley del desarrollo de 1828, negaba la gran cadena del ser y la recapitulación y en esto hay una clara diferencia con Oken y Meckel, los campeones del recapitulacionismo preevolucionista.
La ley de von Baer tuvo en general una buena acogida. Entre sus adherentes se destacan el francés45 y cuvieriano Henri Milne-Edwards (1800-1885), y los ingleses Richard Owen (1804-1892) y, un viejo conocido nuestro, Charles Darwin. La ley del desarrollo puede resumirse, según Gould (2010a, p.75) en los siguientes cuatro puntos:
• Los caracteres generales de un grupo de animales aparecen más temprano en el embrión que los caracteres especiales.46 • Los caracteres menos generales son desarrollados a partir de los más generales. • Cada embrión de una especie animal dada, en lugar de pasar a través del estadio adulto de animales inferiores, se aparta más y más de ellos. • Fundamentalmente, el embrión de un animal superior nunca es parecido al adulto de un animal inferior, sino solo a su propio embrión.
Tomemos a la especie humana y veamos de qué modo su desarrollo podría interpretarse a la luz de las dos teorías rivales. Según la teoría de la recapitulación, el ser humano sería, al comienzo de su desarrollo fetal, un pez, luego un anfibio, luego un reptil, luego un mono, luego un ser humano (recién al alcanzar el estadio adulto); según la ley del desarrollo, sería sucesivamente un vertebrado generalizado, un tetrápodo generalizado, un amniota generalizado, un mamífero generalizado, un primate generalizado y, al final, un ser humano. Ciertamente, los seres humanos atraviesan una etapa embrionaria muy temprana que recuerda al pez adulto. Según von Baer, esa fase correspondería a la de vertebrado generalizado; en todo caso, concedería un vonbaeriano, los peces serían los que menos se han apartado de esa forma generalizada de vertebrado, de ahí la confusión de los meckelianos.
Un poco más arriba dijimos que la ley del desarrollo negaba la gran cadena del ser. Con claridad, la imagen de una cadena es incompatible con el modelo embriológico propuesto por el súbdito ruso nacido en Estonia. Es
45 En realidad nació en Brujas, Bélgica. 46 Hoy se piensa que la etapa de mayor similitud en el desarrollo ontogenético no corresponde a la más temprana sino a la llamada fase filotípica. Así, el desarrollo poseería una forma de reloj de arena, en donde habría una gran diversidad morfológica al comienzo, una fase filotípica temprana de máxima similitud, y una parte superior ancha, con todas las formas adultas, morfológicamente muy diferenciadas. La regla vonbaeriana se cumpliría, entonces, recién a partir de la fase filotípica (Arthur, 2011, p.318).