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El desfallecimiento de la ley de Haeckel

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(Garstang, 1928). Más adelante veremos cómo ciertos datos moleculares parecen corroborar esta vieja idea de Garstang basada en la embriología y morfología comparadas.

El desfallecimiento de la ley de Haeckel

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Ya comentamos que la ley biogenética primero pasó de moda y que luego se hizo teóricamente insostenible con el ascenso de la genética mendeliana (Gould, 2010a, p. 208). ¿Qué problema había con el mendelismo? ¿Qué lo hacía incompatible con la ley de Haeckel? Sin duda, el principal obstáculo era el uso-herencia lamarckiano, fundamento teórico del principio de adición terminal (primera premisa de Gould). En efecto, las leyes de la herencia «descubiertas» por el padre Gregorio y «redescubiertas» hacia 1900 (descubiertas y redescubiertas según cierta historiografía) parecían confirmar la teoría del plasma germinal de Weismann, de manera que las leyes 2 y 3 de Lamarck resultaban abolidas. En definitiva, los caracteres del somatoplasma weismanniano (el fenotipo mendeliano) originados y/o desarrollados por el uso (o bien causados por la acción directa del ambiente) y que no afectaban seriamente al germoplasma (el genotipo de los mendelianos), no podían transmitirse a la descendencia.9 De esta manera, Weismann y Mendel, sobre todo este último, terminaron erosionando una importantísima hipótesis auxiliar de la teoría haeckeliana. En algún punto, la recapitulación ató su suerte al lamarckismo, y así le fue.

El decaimiento de la recapitulación también tuvo que ver con el surgimiento de una nueva disciplina embriológica, nacida del esfuerzo por comprender el real papel de la ontogenia en la evolución: la llamada embriología experimental (de hecho, habría surgido como reacción a los excesos de la escuela de Haeckel).10 De esta nueva ciencia hablaremos enseguida. Antes de eso, una aclaración necesaria. Algunos autores, como Olson, Levitt y Hohfeld (2010) reservan el título de embriología experimental a una disciplina propia de los años 30 y 40, pero heredera de aquella que tuvo a Wilhelm His, Wilhelm Roux y Hans Driesch entre sus máximos exponentes. Aquí simplificaremos y llamaremos embriólogos experimentales a todos, a los de comienzos del siglo y a los de la década del treinta. Hecha la aclaración, continuemos.

9 El dogma central de la biología, la imposibilidad de que la información traducida en proteína vuelva al adn, establecido por Francis Crick a fines de los 50, terminará por eliminar esa posibilidad. 10 La disciplina referida es conocida en la literatura como Entwickelungsmechanik, es decir, mecánica del desarrollo, en alemán (Gould, 2010a, p.239). También se la conoce como nueva embriología.

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