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La evolución se endurece

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La evolución se endurece

Varias veces en este capítulo hemos hecho mención de un endurecimiento de la ts. Para Steve Gould, el endurecimiento de la teoría darwiniana, que habría tenido lugar en los años 50 (justo después de la segunda fase de la síntesis), consistió en un abandono de consideraciones tempranas de la evolución que daban al desarrollo, a las constricciones y a los mecanismos no adaptativos en general, un rol más destacado (Smocovitis, 1996, p. 32). En otras palabras, se habrían dejado de lado todos aquellos elementos sospechados de estructuralismo (elementos que estaban presentes en la síntesis alemana, como vimos hace un momento). En realidad, el moderno darwinismo nunca tuvo textos oficiales, menos uno solo, por lo que deberíamos ir con cuidado cuando hablamos de ts a secas −ya vimos qué pensaba Provine de la consabida síntesis− y por ende de su endurecimiento. Gould, sin embargo, habló de endurecimiento con todas las letras y el mismo Provine lo siguió en esa idea, aun cuando rechazó hablar de endurecimiento de la síntesis (ya que no creía en una síntesis) y prefirió referirse a un «endurecimiento de la constricción» (Smocovitis, 1996, p.42).

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Teoría o constricción, lo cierto es que las transformaciones del darwinismo (las distintas fases de la síntesis, su posterior endurecimiento) no fueron causadas solamente por factores internos al propio programa o por cuestiones meramente empíricas; hubo, también, factores sociológicos y hasta intereses corporativos. Refiriéndose en concreto a la segunda fase de la síntesis, Gould es durísimo con Dobzhansky, Mayr y hasta con el pobre Simpson, al señalar que los tres operaron como una suerte de mafia neoyorquina desde la Universidad de Columbia y el Museo de Historia Natural de Nueva York, intentando imponer una visión única de la evolución (Gould, 2004, p. 573). Con relación al endurecimiento, el biólogo chileno Patricio Camus de la Universidad Católica de Concepción, habla de él como un «golpe de estado» a la biología evolucionista (1997, p.463), una imagen tal vez exagerada conociendo, como conocemos los sudamericanos, lo que es un verdadero golpe de estado. La versión endurecida de la ts sería, de hecho, la que ha quedado; de ahí que a veces se la llame concepción heredada, vinculándosela al desprestigiado positivismo lógico que tanto combatió el gran Popper (García Azkonobieta, 2005).

Gould apuntó a cinco actores fundamentales como responsables del endurecimiento: Dobzhansky, Simpson, Wright, Huxley y Mayr. Dobzhansky, según Steve, se habría endurecido entre la primera (1937) y la última (1951) edición de Genética y el origen de las especies. Entre esas obras habría un incremento en el énfasis en la adaptación y en la selección, en desmedro de la deriva genética y otros procesos no adaptativos. En efecto, en la primera edición de aquel texto, consagrado como el libro fundacional de la ts, su

autor defiende la naturaleza no adaptativa de las diferencias subespecíficas, lo que es con toda claridad contrario al dogma darwiniano (Gould, 2004, pp.554 y 555). Para la edición de 1951 todo había cambiado y un endurecido Dobzhansky ahora opina que la discontinuidad morfológica responde a la «topografía ecológica», no a la constricción o a la historia filogenética (Gould, 2004, pp.556) (esto es algo que ni el mismo Charles el Pluralista Darwin había aceptado). Acatando por anticipado la exhortación de Faustino Cordon, para el año 51 Dobzhansky se había vuelto más darwinista que Darwin.

Simpson, el gringo de los huesos, participó del endurecimiento echándose atrás con su teoría más preciada: la evolución cuántica (Quantum evolution). En Tempo y modo, esa forma de evolución es presentada como discontinua y rápida, algo parecido a la aromorfosis de Severtzov y a la anagénesis de Rensch. En definitiva, era la evolución cuántica del 44 la responsable del surgimiento de las novedades evolutivas: el mecanismo principal de la macroevolución (Reig, 1990, p.247). Esa modalidad de evolución era definitivamente no adaptativa, basada como vimos en la idea de la deriva genética de Sewall Wright (por evolución cuántica una población podía superar con rapidez una situación inestable, remontar desde un valle no adaptativo un pico adaptativo más estable). Pero en menos de diez años la noción de evolución cuántica se terminó ablandando, conforme la ts se iba endureciendo. Al final, Simpson terminó declarando que, en realidad, su idea del 44 no era más que una de las tantas formas posibles de evolución filética, un caso especial de evolución adaptativa por selección natural. Lo hizo en su libro Las características principales de la evolución de 1953, el cual podría considerarse una edición ampliada (y muy corregida) de Tempo y modo. Aquí, la deriva genética no explica casi nada, menos aún el origen de las categorías superiores. En resumen: Simpson fue, al menos en un comienzo, menos gradualista que sus colegas; al igual que Haldane y Wright, no estaba desde el inicio comprometido con la noción de cambio gradual. Eso fue hasta que se endureció. Por último, y para cerrar con Simpson, el historiador de la ciencia inglés Joe Cain piensa que, por alguna razón, Gould fue especialmente hostil hacia él. Le tesis gouldiana del endurecimiento sería, al menos en el caso del gringo de los huesos, un capítulo más de ese inexplicable hostigamiento (Cain, 2009).

Sewall Wright, siempre según Gould, también darwinisó su teoría del balance cambiante, otorgándole mayor peso a la adaptación. Al parecer, su modelo de los 30 era, en lo esencial, no adaptativo. Sin embargo, Wright siempre negó ese cambio teórico que Gould le reprochaba.

Huxley, en los primeros estudios sobre la alometría, que datan de los años 30, revela un enfoque amplio (justo esos estudios, según Patricia Princehouse, hicieron que el joven Stephen Jay descubriera el estructuralismo alemán). Todavía su libro fundacional del 42 Evolución: La síntesis moderna

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