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Jimmy Martínez Céspedes
Yuyarccuni Año II N° 2 Jimmy Martínez
the extirpators of idolatries such as Francisco de Ávila, Fernando de Avendaño, Diego Ramírez and Rodrigo Hernández Príncipe.
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Keywords: Jesuits, idolatry extirpation, Jacinto Barrasa’s cronic, 17th century.
Introducción
Desde las primeras décadas del siglo XVII, los padres generales de la Compañía de Jesús promovieron la publicación de una historia general de su orden religiosa, motivo por la cual se dispuso que los padres provinciales de cada jurisdicción eclesiástica encargasen entre sus miembros de mayor trayectoria académica la composición de una crónica. En dicha obra se relataría para la gloria de la orden jesuita, los hechos históricos más resaltantes referidos a la fundación de sus colegios, la labor misional que desempeñaron en los pueblos cristianizados y de infieles; y sobre la vida de los ilustres hijos de San Ignacio de Loyola que dedicaron su vida al servicio de la predicación y conversión de las poblaciones recién conquistadas2. Para el caso del Virreinato peruano fueron los padres Ignacio Arbieto, Jacinto Barrasa, Diego Francisco Altamirano y Victoriano Cuenca, los responsables de escribirla, por cosas del destino ninguno logró ver en vida su obra publicada, pues no alcanzaron la aprobación de sus censores. Por los estudios de Enrique Torres Saldamando se sabe que la crónica del padre Arbieto se conservaba en los viejos anaqueles del antiguo Archivo Nacional, perdiéndose durante la ocupación chilena (1881)3. La obra del padre Altamirano que se encontraba en la Biblioteca Nacional del Perú pereció al igual que la colección de Manuscritos y Papeles Varios en el fatídico incendio de 1943. En la actualidad solo se conoce del documento, algunos capítulos que publicaron Manuel V. Ballivian sobre la misión de los Mojos4 y José Toribio
2 Mateos, F. (1944). Historia general de la Compañía de Jesús en la provincia del Perú. Madrid. Tomo
I, pp 1-116. Un primer intento por escribir la Historia General de la Compañía de Jesús fue promovido por el padre general Claudio Acquaviva, quien ordenó a cada provincial de su orden la elaboración de una breve historia de su provincia que, para el Perú, produjo la redacción de la Crónica Anónima de 1600. 3 Torres Saldamando, E. (1882). Los antiguos jesuitas del Perú. Lima, pp.148-153. El citado autor elaboró un estudio biográfico de los principales padres jesuitas que residieron en el virreinato del
Perú, en muchas de sus páginas cita un grupo de manuscritos que llegó a consultar en la Biblioteca
Nacional del Perú y Archivo Nacional, lamentablemente perdidos desde la época que las tropas chilenas ocuparon los citados repositorios. Una de estas tantas obras extraviadas resultó ser la del padre Juan de Atienza titulada Relación de la fundación de los colegios de la provincia del Perú. 4 Bavillian, M. (1891). Historia de la misión de los Mojos. En Documentos históricos de Bolivia. La Paz, pp. 1-18.
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Medina referido al establecimiento de los jesuitas en Chile; y los fragmentos que el historiador Rubén Vargas Ugarte logró transcribir del manuscrito original5. De la crónica del padre Victoriano Cuenca, es poca la información que se tiene de ella, sus biógrafos señalan que su historia estaba compuesta por 88 cuadernos, cuyos papeles se extraviaron durante la expulsión de los jesuitas en 17676. Es lamentable que la Compañía de Jesús, orden religiosa que cumpliera un papel determinante en la sociedad colonial, no haya logrado publicar una crónica donde se narrase la historia oficial de su institución. Esta realidad difiere con las historias de franciscanos, agustinos, y dominicos, que si llegaron a ser escritas e impresas por los llamados “cronistas del convento”7 .
La crónica jesuita del padre Jacinto Barrasa
La crónica “inédita” del padre Jacinto Barrasa, obra que lleva por título: Historia Eclesiástica de la Compañía de Jesús, y que fuera escrita durante los años de 1674-1680, merece un análisis aparte, sobre todo por los valiosos testimonios que nos ofrece para el presente estudio8. El padre Barrasa nació en la ciudad de Lima el 16 de agosto de 16269, fue hijo legítimo del capitán Agustín Barrasa y Feliciana Gutiérrez de Medina, tuvo cuatro hermanos: Isabel10 , María, Juan Bautista, Luisa y fray José Barrasa11. Estudió en el colegio de San
5 La Universidad Antonio Ruiz de Montoya, heredera del archivo y biblioteca del padre Rubén Vargas
Ugarte conserva la transcripción paleográfica de la crónica del padre Altamirano (Tomo 21). El fondo editorial de la Biblioteca Nacional del Perú prepara una edición de la citada obra como parte de su
Colección Jesuítica. 6 Vargas Ugarte, Rubén (1963). Historia de la Compañía de Jesús en el Perú. España, p. 9. 7 Las crónicas religiosas que lograron ser publicadas en la época del virreinato fueron de: Fray Antonio de la Calancha (1638), Fray Diego de Córdova y Salinas (1651), Fray Juan Meléndez (1681-1682). La orden mercedaria fue otra institución religiosa asentada en Perú que no logró publicar una crónica.
Hace algunos años, José Gálvez K. en su página Enciclopedia Católica, publicó la crónica inédita escrita por fray Diego de Mondragón en 1750. 8 Biblioteca Nacional del Perú. Colección General. Historia Eclesiástica de la Compañía de Jesús del
Perú por el padre Jacinto Barrasa (1674-1679). A620. 2000022060. s/f. 9 Archivo Arzobispal de Lima. Parroquia del Sagrario. Libro de bautismo- Españoles N° 4 (1618-1628).
Folio 182. El padre Jacinto Barrasa fue bautizado en la parroquia del Sagrario por el doctor Fernando
Becerril, cura de la catedral, el 23 de setiembre de 1626. La partida bautismal registra como su padrino al doctor Gaspar Sánchez de San Juan, canónigo doctoral del Arzobispado de Lima.
Participaron de testigos el licenciado Sebastián de Loyola, racionero, el capitán Gabriel Recio de
Castilla y Juan Nieto Navarro. 10 Archivo Arzobispal de Lima. Monasterio de la Encarnación. Legajo 8. Exp 37. 1653. Nació en la ciudad de Lima (1638). En 1653 ingresó al Monasterio de la Encarnación como monja de velo negro, llegando ser elegida abadesa haya por 1692. Su cuñado Sebastián de Almendarez, mercader, se comprometió a pagar como dote el valor de 2000 pesos ensayados. 11 Alex Coello señala que fray José Barrasa fue rector de San Pedro Nolasco, doctor teólogo de la
Universidad Mayor de San Marcos y calificador de la Suprema Inquisición.
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Martín, en 1640 ingresaría como novicio de la orden jesuita, logrando en 1660 hacer la profesión de cuatro votos. En ese mismo año, ante el notario Antonio de Figueroa, renunciaría a los bienes que había heredado de sus padres, donando la cantidad de 9700 pesos de a ocho reales en favor del Colegio San Pablo de Lima12. Años después fundaría la Escuela de Cristo, dedicada a la catequesis de los niños; siendo además director de la congregación de Nuestra Señora de la O. Alcanzó fama de “dulce orador y predicador eloquente, con magisterio, y erudición”, llegando a publicar en dos volúmenes los sermones que pronunciaría entre 1650 y 1670, impreso uno en Madrid en 1677, y otro en Lima en 167813. La temática de su obra retórica versaba en torno a las festividades de Cristo, de la Virgen María y de los santos, figuras católicas que los padres jesuitas privilegiaron en su discurso evangelizador14. Entre los años de 1677 y 1678, fue llamado a testimoniar en el proceso de beatificación del venerable padre Francisco del Castillo, quien lo conoció y trató por más de 30 años15 .
El reconocimiento académico que había alcanzado entre los miembros de la orden y del círculo académico, fue decisivo para que el padre provincial lo nombrase cronista oficial de la orden en 1674. Desde aquel año se dedicaría a redactar la historia de la provincia jesuita en el Perú, labor que años antes le había correspondido al padre Ignacio Arbieto con resultados poco satisfactorios. Por una carta que dirigiera el padre general Juan Pablo Oliva al provincial Francisco del Cuadro en 1680, se sabe que el padre Barrasa seguía ocupado en la redacción de su crónica. Algunos inconvenientes debieron sucederle a nuestro cronista para que no haya podido culminar su texto, ya que su obra presenta capítulos que no alcanzó escribir ni corregir, además de las falencias e inconsistencia de su redacción que hacen de su lectura una tarea tediosa. Tanto los padres Antonio Astrain (1913) y Francisco Mateos (1944), quienes tuvieron la oportunidad de revisar el manuscrito original, indicaron que la obra estaba conformada por dos tomos y que juntas sumaban más de 1000 folios, redactada en letra pequeña y con notas marginales en el texto, lo que explicaría que durante el proceso de su redacción iba añadiendo o enmendando palabras
12 Biblioteca Nacional del Perú. Colección General de Manuscritos. B1305. 1660. 13 Torres Saldamando, E. (1882). Los antiguos jesuitas del Perú. Lima, pp. 153-155. 14 Coello, A. (2007). “La oratoria sagrada del padre Jacinto Barrasa, SJ (1626-1704)”. En Revista Andina,
N° 45. Cuzco: Centro Bartolomé de las Casas, pp.115-134. 15 Archivo Arzobispal de Lima. Autos y diligencias fechas a pedimento del Colegio Máximo de San Pablo de la Compañía de Jesús, sobre las informaciones de la vida, virtudes, muerte y milagros del venerable siervo de Dios, padre Francisco del Castillo, religioso sacerdote de la Compañía de Jesús, natural de Lima. Libro 1. Folios 372v-380, 1677-1680.
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a su texto. Vargas Ugarte (1963), antiguo poseedor del manuscrito, señalaba que la obra no estaba redactada de una sola mano, es posible que el padre Barrasa haya recibido la ayuda de amanuenses que le iban copiando los borradores a limpio, lo que demostraría que su crónica quedó incompleta. Desafortunadamente, la desaparición del manuscrito original ha traído como consecuencia que la crónica sea casi desconocida para los investigadores y estudiosos del mundo andino. Es historia conocida que la crónica del padre Barrasa estuvo guardada por años junto a otros manuscritos en la biblioteca del colegio San Pablo de Lima, cuya colección se vio desperdigada luego de la expulsión de la compañía en 1767. A mediados del siglo XIX, el historiador Enrique Torres, asiduo investigador de los papeles jesuitas que se custodiaban en el Archivo Nacional y la BNP, no logró dar con la obra, lo que nos permite aseverar que antes de la guerra del Pacífico las mencionadas instituciones nunca tuvieron en su poder dicho texto. Posteriormente, en su libro Los antiguos jesuitas del Perú (1882) daría la noticia que el manuscrito original, conformado por 1350 folios, lo poseía el monseñor Pedro García y Sanz, canónigo del coro metropolitano de Lima16 . El padre García y Sanz era un fiel admirador de la obra evangelizadora de los jesuitas en el Perú, publicó en 1863 una obra dedicada al venerable Francisco del Castillo17. Dicha crónica debió adquirirla en los aciagos momentos de la ocupación chilena, porque en su libro Apuntes para la historia eclesiástica del Perú (1876), solo dice del padre Barrasa que fue autor de “un tomo de sermones, impreso en Madrid el año de 1677”18. Carlos A. Romero, ex director de la BNP, fue el primer historiador que sacaría a la luz unos fragmentos de la obra para su estudio sobre las idolatrías de los pueblos indígenas, investigación
16 Torres Saldamando, E. (1882). Los antiguos jesuitas del Perú. Lima, pp. 153-165. 17 García y Sanz, P. (1863). Vida del venerable y apostólico padre Francisco del Castillo de la Compañía de Jesús. Roma. 18 García y Sanz, P. (1876). Apuntes para la historia eclesiástica del Perú. Segunda parte. Lima, p. 424.
Durante la ocupación de las tropas chilenas a la ciudad de Lima, la Biblioteca y el Archivo Nacional, sufrirían el expolio de su patrimonio documental, pues un grupo de ellos fueron a parar al país invasor y otros comercializados a los libreros e coleccionistas peruanos de la época como Nicanor
Silva Santisteban, Felipe Varela y Valle, entre otros. No olvidemos que este último había comprado posiblemente del librero Sebastián Salazar la crónica manuscrita del padre Giovanni Anello Oliva, siendo publicada por su hijo Luis Varela y Orbegoso en 1895. Según Manuel González, la citada crónica formó parte de su biblioteca particular, colección que perdió cuando salió del país en momentos que la soldadesca chilena asaltaba la capital. Es muy probable que en estas mismas circunstancias el manuscrito del padre Barrasa llegase a manos del monseñor Pedro García y Sanz, quien con el tiempo formaría una selecta biblioteca particular, algunas de ellas ubicadas en la colección Raúl Porras Barrenechea y en el Fondo Antiguo dela BNP.
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que publicó en la Revista Histórica (1936)19. En dicho trabajo, Romero señalaría que el citado manuscrito le fue facilitado por Vargas Ugarte, quien lo había obtenido mediante una donación que le hiciera el padre Pedro García y Sanz. La amistad que mantuvo el insigne historiador jesuita con el monseñor García se remontaba desde la época que este último asumiera la dirección del colegio de la Inmaculada en 1891. En su libro Historia de la Compañía de Jesús en el Perú (1963) confirmó la noticia dada por Romero: “Vino a nuestro poder, gracias a la donación que nos hizo del mismo nuestro insigne amigo y benefactor el canónigo de Lima, Pedro García y Sanz”20. Lamentablemente tras la muerte del padre Vargas Ugarte, acontecida en 1976, el manus-crito original se extravió. Los autores del Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, biográficotemático (2001) sostienen —seguramente por noticias del padre Armando Nieto quien colaboró en este libro— que el manuscrito original se guardaba en el Colegio de la Inmaculada21. Si esto fuera cierto, debemos suponer que se refieren a su actual local de Surco, institución educativa donde fueron trasladados los libros y manuscritos pertenecientes a la Compañía de Jesús que se guardaban en el antiguo local de Lima. Durante nuestra investigación abrigábamos la esperanza de hallarla en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya o en todo caso en el archivo provincial jesuita —que actualmente se encuentra en proceso de organización y catalogación de su patrimonio bibliográfico— no consiguiendo dar con su paradero. Los dos únicos registros documentales que se tienen referencia de la existencia de la crónica del padre Barrasa son las que hemos podido identificar en la BNP y en la Provincia jesuita de Toledo de España. La primera es una transcripción paleográfica mecanografiada que se conserva en la colección general de manuscritos de la BNP, y que por circunstancias aún por esclarecer fue vendido por Jorge Vásquez22. Si bien no es claro el origen de su proceden-
19 Romero, C. A. (1936). “Paliques Bibliográficos”. En Revista Histórica. Tomo X, entrega II, pp. 192-213. 20 Vargas Ugarte, R. (1963). Historia de la Compañía de Jesús en el Perú. España, p. 7. 21 O´Neill, C. y Domínguez, J. (2001). Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, biográficotemático. Madrid. Tomo I, p. 350. 22 Biblioteca Nacional del Perú. Colección General de Manuscritos. A620. Historia eclesiástica de la provincia del Perú de la Compañía de Jesús escrita por el padre Jacinto Barraza, 1598, 295 páginas.
Documento mecanografiado. Jorge Vásquez vendería a la BNP otro tomo empastado mecanografiado de la crónica agustina escrita por fray Juan Teodoro Vásquez, muy probablemente transcrita en base al manuscrito original que poseen los familiares de Javier Prado Ugarteche, que según por referencia de Manuel González de la Rosa y confirmado luego por Guillermo Lohman
Villena, le había pertenecido a Manuel de Odriozola. Durante nuestra investigación no se pudo obtener otro dato biográfico del señor Vásquez. Debió ser un coleccionista especializado en temas
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cia, no es impedimento para formular algunas hipótesis. La citada copia fue comprada a Vásquez el 21 de mayo de 1963, año en que Carlos Cueto era director de la BNP. La única referencia archivística que se tiene para confirmar dicha noticia es que, al margen de la primera página de la crónica, se colocó la siguiente nota: C. Perú. Jorge Vásquez, ver factura 21 y 63. Si esto fuera cierto, nos permitiría sugerir que la copia fue hecha a permiso del propio Vargas Ugarte, propietario del manuscrito original, quien falleciera para 1976. Un dato en contra, que hace poco confiable esa idea, se evidencia cuando el padre jesuita en la introducción de su libro Historia de la Compañía de Jesús en el Perú (1963) no menciona en ningún momento que el señor Jorge Vásquez estuviese transcribiendo el texto de Barrasa para su publicación, al menos que haya utilizado otro manuscrito inédito. La que sí tendría un mayor grado de credibilidad, es aquella que señala que siendo el padre jesuita el poseedor del manuscrito haya sido él quien transcribió la mencionada crónica tal como lo hiciera con la historia del padre Diego Francisco Altamirano23. Tras un cotejo realizado a los dos ejemplares mecanografiados llegamos a la conclusión que comparten las mismas características tipográficas, con la diferencia que la transcripción hecha de la obra del padre Barrasa presenta correcciones que el historiador jesuita añadió posteriormente por tener el ejemplar a la mano, algo que no sucedió con el manuscrito del padre Altamirano pues como ya se dijo la crónica se encontraba en la BNP. Aun así, nos queda la interrogante de cómo llegó a parar a manos del señor Vásquez dicha transcripción. La segunda es una copia manuscrita que se custodia en el Archivo de la provincia de Toledo de la Compañía de Jesús, fue transcrita en Lima para enero de 1880 y comprende 1317 páginas24. Por lo que señala Mateos es una “copia moderna incompleta”, su antiguo poseedor debió tener la intención de darlo a luz, pero que, con el inicio de la guerra del Pacífico, no le quedó otra que suspender su proyecto editorial. Existen dos hipótesis sobre la procedencia del citado ejemplar: la primera, que fuera probablemente adquirida por Antonio Astrain durante su visita a Lima, no olvidemos que el historiador jesuita se encontraba recopilando materiales para escribir su monumental obra Historia de la Compañía de Jesús en la asistencia de España (1902-1925), esto
eclesiásticos porque en 1963 vendería la colección de libros y manuscritos que perteneció al monseñor Carlos Arce Masías, ex obispo de Tacna. 23 Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Archivo Rubén Vargas Ugarte. Historia de la Provincia del
Perú escrita por el padre Diego Francisco Altamirano. Tomo 21. Copia mecanografiada. 24 Archivo histórico de la provincia de Toledo de la Compañía de Jesús. Legajo 68. C-277. Copia manuscrita. 1317 páginas. Lima, 1880.
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explicaría en parte las razones por las cuales en el archivo de Toledo se conserva un buen centenar de manuscritos jesuitas de la provincia peruana25 . La segunda, es la noticia que nos brinda el propio Vargas Ugarte, quien señala que un grupo de los documentos que se custodia en el archivo de Toledo son los mismos que el bibliotecario Manuel de Odriozola logró salvar del saqueo chileno que sufrió la Biblioteca Nacional del Perú en 1881, material que decidió donar a la orden jesuita de Lima. Años después estos manuscritos serían llevados a Madrid por el padre Gumersindo Gómez de Arteche, no sería desatinado afirmar que el ejemplar de España, haya sido un material que perteneció a Odriozola, quien pensaba publicarlo como parte de su famosa colección de documentos históricos del Perú26. Todo parece indicar que el ex director de la BNP tuvo en sus manos la crónica original del padre Jacinto Barrasa antes de la guerra.
La crónica del padre Jacinto Barrasa y la extirpación de idolatrías (16101622)
La crónica inédita del padre Barrasa —basándonos en el ejemplar mecanografiado que se custodia en la BNP, y que utilizaremos para el presente trabajo— está compuesta por tres libros, divididos cada uno en capítulos. Asimismo, consta de 195 páginas, algunas de ellas presentan agregados y correcciones a lapicero que hiciera el mismo paleógrafo. Es además un traslado incompleto, pues evidencia algunos folios sin transcribir, quizás por considerarlo de poca importancia o porque el estado de conservación del papel hacía dificultosa su lectura. Si bien la crónica era bien conocida por Pedro García Sanz, Enrique Torres Saldamando, Rubén Vargas Ugarte, y José de la Riva Agüero, no fue sino Carlos Alberto Romero, el primer historiador peruano que publicaría unos fragmentos de la obra para su estudio sobre las idolatrías de los pueblos indígenas, investigación que salió en la Revista Histórica (1936)27. En ese año solo sacaría a la luz los capítulos 9 y 10 del libro N° 1, dejando inéditos los capítulos donde se narraban las visitas realizadas a los pueblos de Checras, Chinchaycocha, Huaylas, Ocros, etc.
25 Ver Mateos, F. (1944). Historia General de la Compañía de Jesús en la provincia del Perú. Madrid.
Tomo I, pp. 70-73; y Astrain, A. (1913). Historia de la Compañía de Jesús en la asistencia de España.
Tomo IV. Madrid, p. 20. 26 Rubén Vargas Ugarte (1947). Manuscritos peruanos en las bibliotecas y archivos de Europa y
América. Lima, p.41. 27 Romero, Carlos Alberto (1936). “Paliques Bibliográficos”. Lima. En Revista Histórica. Tomo X, entrega
II. pp. 192-213.
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Al igual que otras crónicas conventuales del siglo XVII, la obra narra con estilo apologético el trabajo pastoral que realizaron los miembros de la Compañía de Jesús en defensa de la fe católica y conquista espiritual de las poblaciones aborígenes que se asentaron en las reducciones y territorios de fronteras. Nuestro cronista consiente de la labor que le fue encomendada, resalta en todo momento el espíritu misionero de los hijos de San Ignacio de Loyola, cuyo accionar se verá reflejado en la instauración de sus colegios, congregaciones, misiones itinerantes y vida de ilustres miembros, desde su llegada acontecida en el año de 1568 hasta 1678, fecha que marcaría el final del gobierno provincial de Hernando Cavero. Jacinto Barrasa no escatimó esfuerzos en la recopilación de materiales que le valdría para escribir su crónica, pues utilizó todo tipo de documentación que se encontraba en el Archivo Central del Colegio Jesuita de Lima, como las cartas anuas, memorias de los visitadores, correspondencia de los padres generales con los provinciales, las cartas de edificación, hasta la misma obra de su antecesor Ignacio Arbieto, muchos de ellos lamentablemente perdidos, que hacen de su obra un texto valioso. La numerosa información que logró reunir le sirvió para detallar de manera cronológica las fundaciones de los diversos colegios jesuitas y del papel que desempeñaron sus provinciales y representantes ilustres de su orden en las empresas apostólicas que se llevaron a cabo en los territorios de indios convertidos y de frontera. Para los estudiosos de la sociedad andina son de suma importancia los 18 últimos capítulos de la primera parte del libro N° 1, donde el padre Barrasa describe meticulosamente las misiones volantes que efectuaron los jesuitas -a solicitud de Bartolomé Lobo Guerrero- durante las primeras campañas de la extirpación de las idolatrías, en las parroquias del Arzobispado del Lima; colaborando en la predicación y administración de los sacramentos a los visitadores como Francisco de Ávila, Fernando de Avendaño y Diego Ramírez, experiencia que supo bien aprovechar el padre Pablo Joseph de Arriaga para elaborar su política de extirpación contra la religión andina, programa que llegó a plasmar en su libro La extirpación de la idolatría en el Perú (1621). No olvidemos que esta lucha contra las huacas prehispánicas se dio en un contexto político-religioso donde se reformularían varios de los métodos de evangelización que se habían discutido en el III Concilio Limense (1582-1583), una buena oportunidad para que los propios jesuitas considerasen que estaban participan-
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do de una nueva obra de conversión de los pueblos nativos28. No por algo uno de sus integrantes, el padre Gerónimo Palla, en su obra inédita Misión a las Indias (1619), dedicaría los dos últimos capítulos a resaltar el compromiso pastoral que debían cumplir aquellos padres que se alistaban a venir al Perú, en momento donde las prácticas idolátricas habían sido descubiertas en los pueblos rurales del Arzobispado de Lima29 . La obra de Jacinto Barrasa contiene datos históricos inéditos que no están registrados en otras fuentes documentales que se conocen de las primeras visitas de las idolatrías (1610-1622), pues apenas se conserva en la sección de Hechicerías e Idolatrías del Archivo Arzobispal de Lima nueve expedientes de este periodo30, no sabemos con exactitud a donde fueron a parar los valiosos libros, memoriales y procesos de visita que compusieron los sacerdotes extirpadores durante su recorrido en los distintos pueblos rurales de la diócesis limeña, hasta el momento solo se tiene conocimiento de las relaciones de idolatrías que escribiera el licenciado Rodrigo Hernández Príncipe de las prácticas rituales y ceremoniales de los indios de Ocros y Recuay (1621-1622). El interés que generó para mediados del siglo XX, el descubrimiento de los expedientes de hechicerías e idolatrías que se hallaban en los viejos anaqueles del Tribunal Eclesiástico de Lima, permitió que investigadores como Duviols, Huertas, Millones y Pease, orientasen sus estudios a espacios regionales donde las prácticas religiosas distanciaba con la versión que los cronistas habían recogido de la elite cuzqueña,31 centrándose específicamente en la
28 Maldavsky, Aliocha (2013). Vocaciones inciertas: misión y misioneros en la provincia jesuita del Perú en los siglos XVI y XVII. Lima. 29 Pallas, Gerónimo (1619). Misión a las Indias, con advertencias para los religiosos de Europa, que la huvieren de emprender como primero se verá en la historia de un viage, y después en discurso. Ed y transcripción José Hernández Palomo. Madrid. Consejo de investigaciones científicas. El Colegio de
México. Universitá degli studi di Torino. 30 Gutiérrez Arbulú, Laura. Catálogo de documentos de la serie visitas de Hechicería e Idolatrías del
Archivo Arzobispal de Lima. www.idolatrica.com. No todos los expedientes proceden de las visitas de las idolatrías, en algunos casos tienen su origen en las visitas ordinarias que realizaban las autoridades eclesiásticas a los doctrineros de las parroquias rurales. La organización documental ha dependido más por criterios profesionales del archivero que del proceso histórico que lo generó. La totalidad de los fondos documentales del AAL fueron desglosados de su procedencia original para formar secciones fácticas como curatos, capítulos, visitas pastorales, amancebamientos, derechos parroquiales, estadísticas, causas criminales y civiles, cofradías, entre otros. 31 A diferencia de las crónicas del siglo XVI, donde se privilegia el testimonio oficial del Imperio del
Tahuantinsuyo, las causas de idolatrías brindan información regional de la religión de los pueblos indígenas que no formaban parte de la cultura inca, sin lugar a duda una visión alejada de la que ofrecieron las panacas reales en los primeros años de la dominación española. Fue el historiador
Carlos Alberto Romero, ex director de la Biblioteca Nacional del Perú, uno de los primeros estudiosos peruanos quien consultaría y pondría en valor los expedientes de la sección hechicerías e idolatrías
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religiosidad de los antiguos pueblos indígenas de los corregimientos de Cajatambo, Huarochirí y Chancay. Lastimosamente no existen registros documentales sobre el “descubrimiento” de las idolatrías en otras provincias del Arzobispado de Lima, lo que nos imposibilita de obtener un conocimiento cabal de las visitas que se experimentaron en los partidos de Huánuco, Conchucos y Chinchaycocha. Los motivos de esta carencia tendrían su explicación en los avatares que han sufrido los archivos nacionales a lo largo de su historia, motivo por la cual la actual bibliografía de la religión andina se tuvo que edificar sobre la base de la documentación que tardíamente se generó en la época del arzobispo Pedro de Villagómez (1641-1671) personaje crucial para la revitalización de las campañas de las idolatrías. Su política de extirpación traería como resultado una valiosa documentación, para comprender la cosmovisión andina, estructura jerárquica sacerdotal, prácticas rituales y ceremoniales que se consagraban a sus divinidades prehispánicas. Resaltaron por su labor de etnógrafos los visitadores Bernardo de Novoa y Juan Sarmiento de Viveros, quienes recogieron relaciones de idolatrías en sus andanzas en la sierra de Lima: Cajatambo, Yauyos, Chancay y Huarochirí32 . Las escasas referencias que se conocen de aquellas poblaciones indígenas que sufrieron la arremetida de la primera campaña de las idolatrías (1610-1622) son las que precisamente dejaron los padres jesuitas, cuando recorrieron junto a los visitadores de las idolatrías por los estrechos valles, pueblos, estancias, ranchos y huertas alejadas de las habituales reducciones, experiencia que narraron minuciosamente en las cartas anuas33 y en las que el mismo padre Barrasa consignó en su obra inédita —cartas y memoriales que inserta en su crónica— la participación de los padres de la Compañía de Jesús como misioneros durante las visitas de las idolatrías en las provincias de Huarochirí, Checras, Huaylas, Chinchaycocha, Huánuco, Trujillo, Ocros, Conchucos y Lampa. Resaltan los memoriales de los padres Antonio Pardo y Miguel de Salazar, las cartas que envío Bartolomé Lobo Guerrero y Francisco de Ávila, al provincial Diego Álvarez de Paz, y relaciones de las idolatrías y
del Archivo Arzobispal de Lima, en una época donde apenas se hablaba del indio como personaje histórico. 32 Para una visión panorámica de la historiografía religiosa sobre las campañas de las idolatrías revisar los trabajos de Huertas (1981), Duviols (1986; 2003), Sánchez (1991) García (1994), Gareis (1989),
Mills (1997), Griffiths (1998) y de la Puente (2006). 33 Polia, M. (1999). La cosmovisión religiosa andina en los documentos inéditos del archivo romano de la Compañía de Jesús 1581-1752; y Documentos inéditos del archivo romano de la Compañía de Jesús (2017).
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supersticiones que escribieron los distintos misioneros que anduvieron con los extirpadores. Estos sucesos constituyeron un momento importante para la Compañía de Jesús, que bajo la dirección del padre Joseph de Arriaga no solo alcanzaron protagonismo institucional, sino que también orientaron las políticas de extirpación contra las poblaciones autóctonas, oportunidad que no desaprovecharon para plasmar su obra evangelizadora. Luego de estos acontecimientos, los jesuitas se dedicaron por completo al trabajo pastoral en los pueblos de frontera. No por eso, resultan menos importantes las misiones en la que participaron sus miembros durante el gobierno de los arzobispos Gonzalo de Campo y Hernando Árias de Ugarte en los pueblos de Huánuco y Chavín de Pariarca. Esta última doctrina fue el centro de operaciones que los padres utilizaron para emprender nuevas misiones hacia los pueblos infieles, cuya administración perduró por 20 años (1631-1651), diciéndose retirarse en momentos donde Pedro de Villagómez solicitaba de su auxilio para la segunda campaña de extirpación de idolatrías que decidió emprender para 164934 .
Criterios para la edición
Publicamos los capítulos 9-16 de la primera parte del libro N° 1, que son las que atañen justamente a la labor que los jesuitas cumplieron durante su participación en la primera campaña de las idolatrías. Como lo dejaría testimoniado el padre Barrasa al finalizar el capítulo 16, la muerte del arzobispo Lobo Guerrero significaría la “suspensión de armas en esta guerra que se hacía al demonio”. Para la transcripción de la copia mecanografiada que se custodia en la BNP, hemos creído conveniente regirnos por las normas aprobadas en la Primera Reunión Interamericana sobre Archivos, celebrada en Washington D.C en octubre de 1961. Esto debido a que el paleógrafo del citado ejemplar había realizado una transcripción literal del documento original, hecho que ha sido comprobado cuando se ha analizado la versión modernizada que hizo Carlos Alberto Romero para la Revista Histórica en 1936.
34 Para un mejor conocimiento sobre las motivaciones personales y políticas que tuvo el arzobispo
Pedro de Villagómez para impulsar las campañas de las idolatrías revisar el sugerente trabajo de
Juan Carlos García Cabrera, “¿Idolatras congénitos o indios sin doctrina? Dos comprensiones divergentes sobre la idolatría andina en el siglo XVII” (2010, pp. 95-110).
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Transcripción de la Historia Eclesiástica de la Compañía de Jesús del padre Jacinto Barrasa
Libro 1. Primera Parte. Compendario apendiz a todas las relaciones de los collegios de todo lo sucedido y obrado en el colegio de Lima assi en la mesma ciudad como en otras partes por los obreros y missioneros del, desde el año 1598 hasta el de 1650 [p.29].
Del origen que tuvo el descubrirse la idolatría en los indios deste arçobispado de Lima y lo que hizieron los nuestros contra ella en sus misiones (9)
En los años siguientes de 1608 adelante fueron muchas las missiones que deste colegio de Lima salieron a diferentes partes y aunque en todas ellas avia mucho que decir de lo que se obro en los moradores de sus pueblos con todo porque lo más singular y de gran servicio del señor fue lo que en raçón de quitar la idolatría se hizo en diferentes provincias dexadose las demás cosas, se dirá desto más a la larga y para començar desde sus principios se dirá el origen que los tubo de descubrir lo que nunca se entendió durava entre estos indios en especial los que vivían en pueblos cercanos a los españoles y lo que hallo acerca desto en las letras que dello tratan que son las del año de 1609 es lo que sigue.
Lo primero que por aver passado tantos años desde la conquista deste reino y la pacificación de sus discordias y disensiones, y en todos estos averse entendido con el cuidado posible de enseñar la fee christiana a los indios [p.30] dese Perú por varios ministros, asi de las otras sagradas religiones que tan loablemente trabajaron en ello como de nuestra compañía se creía llanamente que si estos naturales por sus lascivias y embriaguezes aún no eran universalmente buenos christianos por lo menos eran fieles adorando un solo Dios verdadero en tres divinas personas como se lo avian enseñado y declarado perpetuamente, pero el demonio que se engería siempre en los vicios de su embriaguez para pervertirlos hizo de las suyas y asi les bolvió a la idolatría, si es que la avian dexado estava esto muy encubierto más fue nuestro señor servido se manifestase este mal con la ocasión que luego se dirá en haziendo memoria del que tomó Dios por instrumento para descubrirle y es lo segundo que aquí se deve advertir. El año referido de 1609 era cura de Guarochirí y vicario de toda aquella provincia el Doctor Francisco de Dávila hombre muy docto en derechos y de los mejores lenguas del Perú, a quien lo mucho que trabajó en este negocio de la idolatría le hiço su magestad después merced de una canonjía en la cathedral de los Charcas, y della pasados algunos años le promovieron a la de Lima, donde vivió con grande virtud y exemplo, y porque se diga esto de camino entre otras cosas, parece quiso nuestro señor premiarle una devoción que tubo con el seráfico padre San Francisco y un servicio que le hiço por ser santo de su nombre, y fue que para celebrar con solemnidad la fiesta de sus sagradas llagas a 17 del mes de septiembre, puso una renta considerable por vía de distribución a los del cabildo de la iglesia mayor para que en el mesmo conbento asistiesen a una missa cantada, y después della a un responso, que quería se dixese por
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su alma, aun estando vivo sucedió pues que aviendo muerto otro prebendado de la mesma iglesia, una noche (según refirió el mesmo doctor) le bio junto a su cama que le hacía señas con la cabeza de que se fuese con él, y aunque le dio cuidado de saber la certidumbre de aquel embite no por eso se desasosegó porque el que tenía con las cosas de su alma y prevención para la muerte asi de testamento, como de lo demás era lo que se podría desear; pero lo maravilloso en esta parte fue que aviéndole dado algunos meses antes una penosa enfermedad, originada de grandes flemas, vino finalmente a morir el mesmo día en que se celebrava la fiesta de las llagas, tan de su devoción, y el espirar fue a la mesma ora y punto en que le cantavan el responso, que fue cossa de grande admiración. Este saserdote siendo como dicho es cura de la doctrina de San Damián la qual tubo doze años con el cuidado que tenía en fundar en la fee a sus feligreses, y predicarles vivamente contra la idolatría, y aunque los indios temerosos de su mal intentaron desquiziarle, no solo de aquellos sanctos intentos sino también de la doctrina levantándole falsos testimonios no pudieron porque le favoresió el señor, y demás deso con una ocasión que dispusso la providencia divina, en tiempo quel avia consebido algunas sospechas de que sus feligreses no andavan a derechas en esta materia con Dios vino acavallo(sic) de conoser, y fue que le llamaron para un indio viejo que se estava muriendo y éste le dio noticia aunque confusa de que una hija que tenía llamada Curi guardava un ídolo, y que él avia dedicado esta su hija al Pariacaca, ídolo y adoratorio, el más principal desta provincia y le davan este nombre por un cerro desta cordillera donde haze mucho frio, murió este viejo encubriendo lo más principal y que hazía más al casso en esta materia de ídolos. Muerto el indio llamó el doctor Dávila a la hija y le pidió el ídolo más ella maliciosamente le dio otro del que le pedía, con este principio el dotor dio de allí adelante en predicar fuertemente contra este vicio, y más quando supo que casi todo el pueblo concurría a aquella cassa de la india a sus idolatrías, pero entró la justicia divina castigando severamente a esta sacerdotisa del demonio porque de repente le dio el mal de la muerte y llamado los indios al doctor para confesarla la halló sin habla echando mucha sangre y espumajes por la boca y asi murió sin confesión, y que al alboroto concurrió todo el pueblo. El dotor Ávila deseoso de decirles en tal caso algo de provecho les predicó allí la historia de Anania y Safira a quien quitó la vida de repente porque mintieron a San Pedro encubriéndole la plata que tenían defraudada etc, y que lo mesmo avia hecho Dios con aquellos dos indios padre e hija como lo avian visto a sus ojos, y lo mesmo haría con ellos si con toda claridad no se descubrían y enmendavan, temieron mucho con esto y el día siguiente le llevaron más de 300 ídolos y la madre de aquella india Curi le llevó al doctor a su cassa el propio ídolo que el padre y la hija avian ocultado, y el doctor derribó la cassa y puso una cruz grande con un humilladero que hiço en ella. Con esto se encartaron otros pueblos comarcanos de que tubo algunos indicios y asi poniendo mayor calor en lo començado, fue descubriendo mucho más de lo que pensava y para venir a cumplida noticia de todo usando de la facultad de vicario hizo pregonar un edicto en que mandava a todos sus súbditos que dentro de seis meses manifestasen lo que de si o de otros sabían acerca deste crimen, prometiendo perdonar y reconciliar piadosamente a los que de su voluntad se
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declarasen y amenazando con severo castigo a los que no lo hiziesen, con esto començaron muchos no solo [p.31] los de su doctrina sino también de otros pueblos de la vicaría a denunciarse trayendo sus ídolos y diciendo lo que passava en otros pueblos. Començose con esto a alborotar la tierra manifestándose unos y temiendo otros y estando todos a la mira para ver en qué parava aquel negocio. Escogió entonces el doctor Francisco de Ávila algunos indios buenos christianos temerosos de Dios y con ellos andava por los pueblos inquiriendo descubriendo y desbaratando huacas y adoratorios, más con la mesma experiencia quedó enseñado que para tan ardua empressa no bastava él solo y que era menester pedir él ayuda de nuestros sacerdotes para que como cossa tan propia de nuestro instituto acudiésemos a ella en su compañía, escribió sobre esto al padre provincial Estevan Páez y al padre retor de Lima, encargándoles en esta parte la conciencia porque avia entendido de los indios que avia examinado que desde el pueblo de Lati y Hanac pueblos junto a Lima todos los indios de la provincia adoravan a Pariacaca y a Chaupimanomoc, ídolos famosos y bien conocidos en esta tierra, y otra india dixo que se desengañassen que todos los indios fuera de los niños de la cuna eran idólatras. Con esto se movieron luego los superiores a començar por aquí, lo que después tan de propósito y tan de veras se fue continuando de hazer guerra al demonio en desarraigar esta mala semilla de la idolatría, ciçaña sembrada por él para hechar a perder estas pobres almas, que tenía ya el señor de los miesses en su iglesia para que con la cultura de la fee viniessen a dar el fruto siquiera trigésimo que della se podía esperar. Los primeros padres que para el efecto dicho se embiaron a estos pueblos fueron el padre Pedro del Castillo professo de 4 votos hombre docto y antiguo en nuestra compañía y que sabía bien la lengua, y en su compañía el padre Gaspar de Montalvo muy siervo de Dios y grande obrero, cura que avia sido del Cercado. Estos dos padres començaron su missión con grande zelo de la honra del señor y no menos lástima de ver tan engañada aquella pobre gente, de aquel nació no perdonar a desvelo e trabaxo suyo y desta el proceder con grande blandura y agasajo con los indios, dándoles a entender que no venían a ellos como visitadores en spíritu de arder y de juizio, sino padres de sus almas en spíritu de amor y misericordia y que antes ellos avian de templar al visitador quando con enojo, aunque justamente concebido si se mostravan rebeldes intentasse castigarlos con severidad. Con esto fueron bien reçebidos y començaron a predicar contra la idolatría y juntamente a deshacer y desbaratar las huacas y adoratorios que se ivan descubriendo, trabaxaron también y no poco en convencer algunos indios tan viejos en la edad como envegecidos en este vicio y assi eran ocasión a los demás de caer en él. Estos indios reducidos a la verdad confesaron públicamente sus hierros y que los que hasta entonces adoraron por dioses no eran más que piedras. A este modo fueron procediendo en compañía del mesmo dotor Ávila por los demás pueblos, haziendo él por su parte las diligencias jurídicas y los padres por la suya las religiosas: él fulminava processos y admitía declaraciones, y los padres hazian sermones, predicavan exemplos, admitían a disciplinas los varones y confesaban días enteros hombres y mugeres. Con esto se fue haziendo grande obra porque se
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manifestaron muchos voluntariamente, y aviendo traído todos sus ídolos y después dellos los cuerpos de sus passados a quien también adoravan los arrojaron al fuego con muestras de verdadero arrepentimiento. Llevavanse cruzes con grande solemnidad y música, y se colocavan en los lugares que avian sido adoratorios antiguos. Hallaronse en esta ocassión tantos ritos y ceremonias para celebrar aquellos dos cerros que al principio se nombraron Pariacaca y Chaupiñamoc, que fuera largo el referirlas y se dexan por ser semejantes a otras que en otras ocassiones se han dicho arriba. Solamente es bien de reparar que desde el día que començava el falso sacerdote deste cerro a publicar la fiesta se mandava a todos guardar continencia por diez días enteros y para esto recogían a los varones en choças o buhíos aparte por sus ayllos o parcialidades, y de noche los contavan y averiguado el que faltava le açotavan gravemente porque tenían por gran pecado no guardar continençia en el tiempo que se preparavan para la dicha fiesta, harta confusión para los fieles que en reverencia del verdadero Dios no hazen otro tanto. Llegado el día de la fiesta iban a una cueva muy grande llamada Chutinguaque y llevavan a ella sobre carneros de la tierra sus difuntos, que los tienen en sus sepulcros (estos son al modo de torrecillas pequeñas todas quadradas con una puerta al oriente) secos que acá llaman hechos charqui. Llevavan a los varones vestidos con manto y camiseta y llautos que como en otras partes se a dicho son unas roscas de cuerdas que sirven de sombreros. Y a las mugeres ponen axu y lliclla que es su vestido ordinario y aquella noche la gastavan en vela despertando con rigor a los que dormían y el día siguiente ofrezían sus sacrificios. También hazian otra fiesta a otro adoratorio llamado Ynaccha en que al modo del sábado Santo encendían lumbre nueva y vestidos al modo yunga iban [p.32] a la puna a caçar guanacos para ofrezer sacrificio y el día de la fiesta corrían como antiguamente, el pabo poniendo en quatro hastas, a buenos trechos, unas plumas de colores y el primero que llegaba a qualquiera dellas se la davan por premio, y luego con alavanças de vencedor le traían delante del ídolo y le davan a bever en las tazas o mates dedicados a él (llamanse aquillas) dándoles a entender que de allí adelante an de ser más valientes, pues an participado de la bebida del ídolo y todo el tiempo que dura esta fiesta a de estar el fuego nuevo encendido cebándole siempre sin consentir que se apague. Usavan también otra invención y era traer unas máscaras o caratulillas cortadas del rostro de un hombre con el mesmo hueso y piel como estava antes, para lo qual devían de tener algún género de sierra o instrumento muy agudo y procuravan que fuese esta máscara de algún indio principal señalado y al tiempo que avian de coger el maíz se la ponía uno sobre su cara y con solo esto cobrava tanta autoridad que le traían en andas como en procesión y le hazian ofrendas como a cosa divina. Estas supersticiones les enseñava el demonio, también era cosa de ver los misterios que hazian quando alguna india paria dos hijos de un vientre porque son para ellos de gran veneración, llaman Curi a los hijuelos y en naciendo cogen al padre y le encierran en un aposentillo y le tienen hechado cinco días mandándole que no se mueva del, passados estos le hechan del otro lado otros cinco porque dicen es todo necessario para conservar los gemelos. Luego le mandan guardar continencia un año entero castigándole severa-
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mente si falta a ella. Estas y otras cosas tan fuera de camino fueron deshaziendo los padres en todos estos pueblos, y por la bondad del señor fue grande el fruto que se hizo en todos ellos porque en solo sincuenta días que duró esta missión fueron seiscientas las confessiones de toda la vida y muchos los ídolos que se quemaron. Y para que fuese más durable el fruto della dexaron señalados mayordomos en los pueblos para que juntasen los demás a las diciplinas y exercicios de devoción y cuidasen con veras de que no hubiese más idolatrías. Diose nuestro señor por también servido del trabajo de los padres en esta missión que quiso premiar a uno de los missioneros con llevarles para sí, este fue el padre Gaspar de Montalvo a quien estando los mesmos pueblos le dio una recia calentura y él con esperança de mejoría la disimuló por nueve días enteros y era tanto el deseo que tenía de trabajar con aquellos indios que con averse declarado el mal por tan riguroso aun no quería dexar el puesto para morir como buen soldado de la Compañía de Jesús con las armas en la mano. Pero al fin obligado por la obediencia huvo de venir a este colegio de Lima donde acabó santamente según avia vivido porque en pocos años que estuvo en la compañía donde entró ya sacerdote se adelantó grandemente en todo género de virtud principalmente en el celo de las almas como se vio en la ocassión referida.
Missión que hizo el padre Antonio Pardo y lo sucedido en ella, [1610] (10)
No quedó el año siguiente de 1610 vacío de missiones porque no querían nuestros superiores se diesse vacuo en la gracia desta vocación nuestra, pues no se da en la naturaleza. Más aunque fueron varias como se irá diciendo, la primera de que se haze memorial fue de una larga que por espacio de siete messes enteros hizo como solía en otras ocassiones el padre Antonio Pardo (de cuyo spíritu y predicación se ha dicho arriba) a las ciudades de Guanuco, Saña, Trujillo y Chachapoyas y della se refieren aquí las cosas más notables. La primera es el averse tenido noticia de una famosa fuente llamada Cuyana en la lengua índica, que es en la española como si dexesemos la fuente de los amores, tan venerada y estimada en aquella tierra, que se entiende no eran solo los indios los que a ella acudían, más aún también mugeres españolas embiavan sus criados a ella para traer de su agua y usar della supersticiosamente en sus aficiones y amores ilícitos. La superstición o embuste desta fuente era que lavando con el agua della la persona o ropa de quien quería quedase aficionada o regándole la cassa con ella, luego la amartelavan y traían rendida a lo que della pretendía sus lascivos desseos. Sabido pues esto por el siervo de Dios quiso aunque fuesse a costa de trabaxo suyo ir al lugar della para quitar aquel escándalo y tropiezo en que tantas almas davan de ojos, con tantas ofensas del señor pidió al cura de aquel pueblo que le acompañasse y lo mesmo a un cavallero seglar, hermano del encomendero del mesmo lugar que a la sazón se halló presente y llevando algunos indios de guía fueron al lugar della, era según parece un cerro alto por el qual fueron trepando con pies y manos con tanto peligro de caer y despeñarse, que según en su relación dixo el messmo padre [p.33] más parecía temeridad que osadía el intentarlo, al fin llegaron a lo alto y advirtieron que la
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peña estava abierta por medio y en aquella hendedura estava un agujero grande por donde cabía bien un braço de hombre, y entrándole adentro se da luego con la taca o alberca del agua que se va destilando por de dentro de la peña sin salir afuera y el agua de la una parte fingían era para aficionar y la otra para aborrecer, halló el padre ofrendas varias que se hazian a la peña y fuente como a cosa divina, hizo luego cerrar de todo punto el agujero y después levantar una pared de piedra con que totalmente se impidiesse la entrada de aquel adoratorio tan perjudicial a toda aquella gente con que logró muy bien su trabaxo. A este modo fue también descubriendo el padre varios idólatras que le traían sus ídolos y estos con solo lo que oían se ivan manifestando y juntamente los instrumentos de sus hechizerías de que se formó (según en otras partes se ha dicho) una grande hoguera. Más fuera de lo que por sus ojos vio y remedió deste género tuvo también noticia de otros pueblos que estavan inficionados del mesmo contagio y a la buelta remedió por si lo que alló en esta parte, y demás deso dio noticia de los demás que importó mucho para que por allí se continuasse este mesmo año la conquista de ídolos y de sus adoradores, tan llenos de mentira y falsedad quanto los que son verdaderos de Dios lo son como dixo el salvador en espíritu y verdad. Notó el padre entre otras cosas que una piedra a quien adoravan estava sobre otra con tal dispocición que pareze podría banbolearla una sola persona como si el demonio que en ella era adorado y ofrendado se huviera puesto encima para defenderla o resistir su destroço con hazerla inmobile porque aunque en presencia suya acudieron a derribarla veinte hombres juntos no pudieron. Bien se deseava allí un San Gregorio taumaturgo que con su oración como con fuerte impulso la echara a rodar ni le faltava espíritu dese al nuestro missionero para otro tanto si entendiera que avia dello necesidad, pero juzgó que antes de venir a pedir a Dios milagros era bien provar lo que con fuerzas humanas ayudadas del favor divino se podía hazer en aquel caso y asi para vencer el peso natural de la piedra añadió más número de gente a los primeros y para contrastar el que podía con su vigor angélico añadirle el demonio ordenó que invocasen al punto de darle el enbión el santíssimo nombre de Jesús y a esta inbocación huyó el enemigo y cayó el peñasco dando saltos hasta lo profundo, puso en su lugar una grande cruz con que convirtió en santo humilladero lo que antes avia sido perverso mochadero. Después desto refiere el padre algunos casos particulares que se pondrán aquí para complemento de su missión. El primero fue de una buena india afligida y maltratada de un español por conquistar por ventura su honestidad y nuestro señor quiso premiar su resistencia con aparecérsele un jueves santo y dixo fue tan grande el temor que le causó de pura reverencia aquella vista de tanta magestad que era como un temblor de una terciana (asi lo explicava ella) el que le sobrevino en todo el cuerpo, dixole el señor no temas que veo tu aflicción y vengo a consolarte y en oyendo estas palabras dice se sosegó y se le quitó todo aquel pavor que avia concevido, mostrole luego el señor un papel todo escrito a modo de memorial de cuentas y partidas varias, pero que hacía lo último del quedava un poco en blanco como que faltase algo por escrevir y en aviéndosele mostrado le dieron a entender no por palabras que le dixesen
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exteriores y sensibles, sino por inteligencia interior que aquel papel era la vida y pecados de aquel hombre malo que la afligía y perseguía y que presto se llenaría la medida y se acavaría de escrevir aquello poco que restava y él sería castigado y ella quedaría libre de la opressión y trabajo en que la tenía. Ella aviendo visto aquello cobró ánimo y esperando un día que saliese de su casa le dixo claramente lo que avia visto exortándole a que mirase por sí y dexase aquella mala vida y la persecución tan porfiada con que tantos tiempos la traía apurada, él se rio dello haziendo grande burla y mofa de la visión (quan bien le estuviera no hazerlo). Certificó la buena india que dentro de tres meses murió el hombre de repente sin confessión y donde no se le pudo dar sepoltura en sagrado que según esto devió de ser en algún despoblado o puna desierta, dixole más al padre que otras dos vezes le avia hecho la virgen santíssima casi en el mesmo tiempo este regalo de aparezérsele y consolarla y en la una la exortó a que fuesse muy devota suya, y en la otra le diese a su hija y entendiendo ella que se la pedía para llevársela le dixo ¡no veis señora que no tengo otra! y que entonces la virgen santíssima como riñéndola la dixo pues ¿Cómo a mí me mezquinas tu hija? ella como avergonçada de aver antes andado tan corta le respondió luego sea asi señora llévatela quando fueres servida y exhortó de allí adelante a la hijuela que se preparase para irse al cielo porque la madre de Dios la quería tener consigo. La niña lo hizo aunque pequeña que solo sería de seis a siete años y dentro de pocos días enfermó y la madre la truxo agua bendita y una cruz y la niña abraça con ella dio su alma a su criador, añadió más que quando llegaron los nuestros aquel pueblo se le apareció un ángel y le dixo no temas que ya el reverendo ha venido [p.34] confiéssate con él aora y mira que tal y tal cosa has callado en otras confessiones por empacho y temor de su cura, confiéssate enteramente con el padre y con esto presto vendrás al cielo. Vino a confessarse como lo hizo con toda integridad y muchas lágrimas, aviendo referido todo lo dicho y quedó aguardando su día que sin duda se le cumpliría como se le cumplió todo lo demás que le avian revelado. Aunque por modos tan estraordinarios encaminó el señor a esta india a su salvación, a otra por los comunes de oír la predicación del santo evangelio la sacó de su ignorancia que le avia sido causa de faltar a la fee, y fue el casso que entrando un día en cassa de un indio sacristán halló que estava haziendo hostias y entre sí dixo con algún desdén, ¡miren estos padres que nos hazen adorar por Dios lo que un indio haze y en una cassa tan llena de hollín y poco limpia!, ¡mirad qué provecho avemos de sacar de una cossa como esta salió de allí como se ve sin estima de la verdad del sanctíssimo sacramento!. A esto se añadió que entrando en otra parte donde se desnudava y bestia una imagen de nuestra señora que solo tenía rostro y manos y los restante eran vestidos de seda, viendo ella que interiormente no tenía cuerpo de escultura sino solo la armaçón de palos sobre lo qual se componía lo demás también se escandalizó desto y burlava de las imágenes, dispuso el señor que un día de los de la missión entrase en la iglesia y oyese a uno de nuestro predicadores reprobando los ídolos y su adoración, tratar de las imágenes y la diferencia que avia dellas a los ídolos y del modo de adorar los unos y los otros, y juntamente con esta ocassión del santíssimo sacramento y el modo y quando estava debajo de aquellas especies el cuerpo del señor fue tanta la luz que le comunicó
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acerca de ambas cosas que se hizo tan capaz de la verdad de la fee que luego vino a confessarse con muchas lágrimas y confusión de la infidilidad ignorancia que avia tenido.
De otra mucho mayor sacó el padre a otra doncella no india sino española de que fue causa el aborrecimiento de su mesma madre porque siendo como era persona principal y muy emparentada tuvo cierta flaqueça con una persona también de calidad y della una hija, y porque no fuese sentida la hizo criar dentro de su mesma cassa con tanto secreto que muchos della no sabían huviese tal criatura solo cuidava della una india, ama de la niña y otra de mayor hedad, de quien se avia fiado criose hasta los nueve años como si fuera en alguna mazmorra de Argel sin saber cossa de christiana y aunque la madre le tuvo amor de tal el tiempo que su padre se lo tuvo a ella, pero en dejándola como lo hiço fue peor que madrastra porque començó aborreserla y a azotarla con tanta inhumanidad que un día entre otros le echó un lazo corredizo a la garganta y con un manejo de varas de granada le dio tantos y tan crueles golpes que rehuyendo la muchacha dellos y la madre tirando el laço la vino a ahogar de manera que la niña cayó amortecida, y pensando la madre que era muerta la dexó y se fue sin curar más della, acudieronle un indias y quitando el laço hicieron diligencia para ver si estava muerta o viva y hallaron que aún no avia espirado echaronle agua en el rostro y abrigándola bolvió en sí poco a poco. Más sabidora la madre de que vivía le dio al tercer día otra buelta semejante a la primera y llegando a esta sazón el siervo de Dios padre Antonio Pardo le dio quenta el vicario de lo que passava y que tenía para sí que el intento de la madre no era otro que entre azotes y azotes quitarle dissimuladamente la vida y con el cuerpo de la hija sepultar su afrenta y vengar la injuria que le pareció aver resebido con los desdenes del padre della, compadeciese nuestro piadosso missionero de aquella pobre inosente y dio traça por medio de su compañero de que se embiasse después a Lima y encargándose él de buscarle dote para que fuese monja hiçose luego lo primero que fue embiarle, y buelto de su missión trató con grande eficacia de lo segundo con que como él dixo sacó su magestad un lirio de entre las espinas para su gusto y gloria.
Prosiguese la materia de las missiones de la idolatría y lo que con el favor de los señores virrey y arçobispo se obró en ellas, [1610] (11)
Procurose en la comarca de Lima el año de 1610 continuar la missión que se avia començado para desarraigar las idolatrías, usando del modo que antes se avia tenido de que el señor doctor Francisco de Ávila a quien se avia cometido la visita general dellas en los demás curatos fuese como juez y nuestros padres como missioneros, pero el demonio que sentía le quitasen la posesión de aquellas almas hiço todos sus poderíos para estorvarla y el principal medio fue un sentimiento que tuvieron los mesmos curas, pareciéndoles casso de menos valer que personas de fuera viniesen a descubrir y remediar [p.35] en sus ovejas la roña que en tantos años ellos no avian descubierto ni remediado y dando crédito el que no devieran a los mesmos indios que negavan aver tales idolatrías, fueron tales las quexas que dieron del dicho doctor y de la inquisición
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que hazia diciendo levantava todo aquel ruido sin fundamento que entibiaron mucho al arçobispo. Le hizieron tan impresión en el virrey que lo era entonces marquez de Montesclaros que huvo de dar orden al corregidor de aquel partido para que de secreto hisiese averiguasión de la verdad, pero fue nuestro señor servido que el de su parte la hisiese y que los mesmos indios viendo como los de la compañía eran parte para que el vissitador si se declaravan de su voluntad les perdonase y se huviese misericordiosamente con ellos guardando el rigor para los duros y rebeldes se fuesen declarando y manifestando de manera que los mesmos curas viendo claramente la verdad de las idolatrías y que no era como avian penssado imaginaciones voluntarias, no solo alçaron mano de la contradicción sino que recibieron de buena gana la visita y la deseavan y pedían y mucho más a los nuestros como quien avia de curar más de propósito las llagas descubiertas. Y con esto se satisfacieron cumplidamente el arçobispo y virrey, y favorecieron mucho de allí adelante esta empressa, agradeciendo en sus cartas a nuestros sacerdotes el gran bien que hazian en aquellas almas y en raçón desto está un capítulo de carta del señor arçobispo escrita a uno de los padres que allí estavan en las letras del año referido cuyo tenor es el que se sigue. “Mucho gusté de leer la carta que reseví de V.P y de entender la relación que en ella me da del fruto que se va haciendo entre esos bárbaros, sea nuestro señor bendito que se a servido de acordarse dellos y de traerlos a su verdadero conocimiento mediante estas tan asertadas y necessarias missiones de la compañía que con tan discreto acuerdo quiere continuar el padre provincial de que quedo gustosíssimo, y con grande ánimo de favorecerles como devo”. Esto hiço tan de veras su santidad que en los años siguientes entabló para todo el distrito de su arçobispado las missiones contra idólatras, dando de su hazienda todo lo necesario para ellas con mucha liberalidad de que se siguieron los buenos efectos que se irán diciendo. El primero que se vio de la vissita en este partido fue traer el doctor Ávila a la ciudad de los Reyes una gran petaca llena de ídolos de los principales que avia hallado y de tres indios que eran como sacerdotes dellos, docmatizadores de sus ritos y hechizerías, convensidos por los procesos y de orden del señor arçobispo, convocador de los indios que están repartidos por las parrochias desta ciudad se hizo un tablado alto en la plaça mayor della y asistiendo en él el mesmo doctor Ávila y otras muchas personas graves eclessiásticas y seglares en uno como auto de inquisición se quemaron todos, y los idólatras y dogmatizadores fueron penitenciados si bien con misericordia por aver confessado su delito. Esto fue de mucha importancia porque dio mucha estampida en toda la comarca y con esto se fue haziendo grande obra y también ayudó a ello lo que en uno de los mesmos pueblos se hizo con uno que indicado de ser idólatra avia negado porque convencido de los testigos fueron a su cassa y en ella hallaron los padres dos ídolos muy grandes y traídos entre el vissitador aviéndole presso a sentenciar su caussa y fue de que en un carnero de la tierra le llevasen el cavello y que por espacio de un año no se pusiese sombrero y truxesse por el mesmo tiempo una manta listada que entre ellos es cossa de grande afrenta por señalarse entre los demás. Hiço también que todo aquel año asistiese a las missas que se dixen en aquel pueblo junto a la peaña del altar mayor con una vela
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encendida en las manos desde el sanctus hasta el consumir y para autoridad del auto fue el mesmo doctor detrás del acompañamiento en mula y después predicó en la missa dándoles a entender que el castigo que se dava no era por manifestar los ídolos sino por encubrirlos y acavada la missa fueron todos a la casa del penitente y allí la deshizieron toda, y en su lugar se hizo un hermoso calvario y se colocó una cruz cantando el cura la oración que la iglesia canta en la fiesta de la exsaltación de la mesma cruz. Con estas publicidades se hizo tanto efeto que certifican los padres que allí andavan en missión que en solo un mes sacaron más de ducientos ídolos que entregaron al doctor Ávila y en particular hazen mención de un ídolo de madera aforrado de cuero de estatura de un hombre sentado que era el más famoso que avia en la tierra y llamavan Cocallibia y era según ellos decían representación de un asendiente de los governadores della y en raçón de quanto travajavan los padres en esta obra es singular el capítulo de carta que escrivió el cura de Guarochirí al padre provincial que dize desta manera: “Muy señor y padre mío yo receví la de V.P por grandíssima merced por venir los padres que realmente travajan con el mayor gusto que se puede decir porque un solo momento no están desocupados de día ni de noche predicando, enseñando, y confesando atraen asi a los indios como piedra imán al [p.36] hierro con palabras dulces, con dalles lo que pueden de manera que se ve manifiestamente el grande fruto que hazen porque los indios están confundidos y contentíssimos de que Dios les aya abierto los ojos del alma para conocer el hierro en que estavan, el padre Olmedo les dice y habla tan claro que aun a los que yo pensava que no sabían lengua del inga los catequiza y confiessa y le entiendan al fin, predican quando callan con sus obras y buen exemplo y quando hablan están reputados por apóstoles y sobre esto podría decir mucho confío en nuestro señor se acabará con esta missión la idolatría”. Hasta aquí esta carta y verdaderamente según los efectos que se fueron viendo se puede entender asi porque descubiertas casi todas las idolatrías experimentaron en quanto se puede entender era verdadera conversión de los que avian sido fomentadores dellas entre los mesmos indios de que un día festivo en que se avian juntado tres pueblos enteros después de aver hecho la doctrina en la plaça y el sermón que predicó uno de los nuestros salieron voluntariamente tres indios viejos y una india a quien consultavan y temían en mucho, y uno en pos de otro hablaron a todos los demás abominando de sus huacas y dioses diciendo era todo mentira y burlería y que ellos les avian engañado y embabucado por tener con que sustentarse, que lo cierto y verdadero era lo que los padres enseñavan y que se avia de creer en un solo Dios verdadero criador del cielo y de la tierra, y esto con tanta eficacia que todos los indios quedaron suspensos y atónitos y a lo último se hincaron de rodillas y pidieron perdón a Dios, y los padres se lo alabaron mucho y los agasajaron, y pusieron rossarios a los cuellos con que quedaron muy consolados y lo restante de los demás indios en mejor disposisión, pues de solas confesiones generales hisieron en aquel pueblo novecientas y veinte y tantas y en los demás en que anduvieron no solo ellos sino también otros quatro misioneros. Las letras del año de 1611 dizen que llegaron a quatro mil las que hizieron de toda la vida y asi todos se apersuadieron que en aquel partido quedó del todo remediada esta antigua desdicha que tantos tiempos les
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avia tenido en cautiverio de satanás. Rematan las letras deste año con lo que susedió a una india de más de 70 años muy dada a idolatrías y supersticiones a quien favoresió el señor para bolverse a él y confesarse de veras por medio del glorioso apóstol Santiago de quien sin embargo de sus ignorancias e idolatrías era devota y le rezava en un altar de su iglesia donde estava su imagen. Esta india pues yendo un día camino de su chacra con un hijuelo suyo muy triste por la muerte de otros dos muy pequeños que en aquellos días se le avian muerto de repente se le apareció en un cavallo blanco un hombre de muy buen talle de barva y cavello rubio con espada y daga dorada y viéndolo el niño se espantó y fue llorando hazia donde estavan otros indios trabajando allí cerca y les dixo viniesen a favoreser a su madre que quedava como muerta del espanto que avia tenido y ello fue asi llegaron a ella los indios aunque ya avia buelto en sí, con todo la hallaron turbada y confusa, preguntada la causa dixo con simplisidad que avia estado con Sanctiago Apóstol y que su vista le avia dexado espantada y temerosa vinose con ellos donde estava uno de los nuestros y en viéndole dixo con muchas lágrimas que venía con el intento de confesarse muy de veras por lo que avia sucedido con el apóstol Santiago, preguntole el padre cómo sabia era el Sancto Apóstol el hombre que avia visto respondió que al punto que se le aparesió y ella començó admirarse de ver allí hombre tan bien vestido le preguntó el cavallero si le conosía, y ella respondió: ¿Señor tú eres Viracocha? (que quiere decir español) ¡no me conoces! replicó, le respondió la india que no, entonces le dixo has de saber que yo soy Santiago uno de los doce apóstoles de Jesuchristo y muy querido del mesmo señor y vengo a enseñarte como as de vivir de aquí adelante por las vezes que as visitado mi altar, y lo primero te digo que no tienes por qué estar triste por la muerte de tus dos hijos que como eran inocentes sus almas fueron llevadas por mano de ángeles al cielo y allí están muy gozosos en compañía de los mesmos ángeles y de la virgen María y todos los sanctos (son palabras todas de la india que refirió averle dicho el santo) y se haze muy probable la visión por lo que añadió después que fue reprehenderla de su mala vida diciéndole ¿Hasta quándo as de adorar esos cerros de Pariacaca y Chaupiñamoca y as de estar sin confesar enteramente? y dixo era asi que siempre avia callado en sus confesiones estas idolatrías y otros pecados. Finalmente dixo que le avia mandando no sirviese más al demonio sino al Dios verdadero y que se acordase del otro mundo y otras palabras a este modo que para ver si avia en ellas alguna cossa de mala doctrina y colegir desso si era ilusión se las hizo el padre repetir todas y no halló rastro de malicia y que el modo con que la refería mostrava toda sinceridad, preguntole si quando la acabó de hablar avia proseguido su camino como suelen los demás, respondió que no, sino que al punto que acabó de decirles estas cosas se le desapareció y que esto principalmente le causó aquel espanto en que la ha[p.37]llaron los demás. Confesose luego muy enteramente de todos sus pecados con muestras de gran dolor y arrepentimiento y aceptando de muy buena gana lo que para bien de su alma se le ordenó, cosas todas que dexaron satisfecho al confesor de que nuestro señor avia tomado por medio aquella visión para reducirla aquí de que alavaron a Dios. No estuvieron menos solícitos los operarios que avian començado a cultivar
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estas almas índicas el año de mil seiscientos y onze porque en él acudieron en tres diferentes tiempos del año a otros diferentes pueblos, aunque de la mesma comarca tan inficionados de la idolatría y aún más que los primeros porque enseñavan los hechizeros y dogmatizadores a los indios muy al descubierto que si los christianos tenían un Dios, ellos tenían otro tan bueno que era Pariacaca y Huacramarca, cerros muy grandes y les persuadían aborresiesen a Jesuchristo señor nuestro y a su madre la virgen santíssima y que arrojassen su rosario y asi lo hacían algunos y por la predicación de los nuestros y cathecismo hecho muy a propósito los fueron desengañando de suerte que se confessaron generalmente muchos dellos y algunos después de confesados murieron dexando prendas de su salvación. Pero lo principal que en este año se obró fue destruir tres adoratorios de gran nombre, el uno llamado Yampillan y el otro Jamuña y el tercero el que ya se a nombrado Pariacaca, el modo de hazer esto fue con toda solemnidad porque se convocaron por industria de los padres y del doctor Ávila ya nombrado más de 200 indios y aviendo destruido en un grande patio cercado de varias casas de indios tres ídolos a quienes por unos canales que estavan debaxo de tierra tan ocultos que apenas se podían ver ni los ídolos a donde iban a parar ofrezían sangre de animales y otros sacrificios, fueron a un cerro donde estavan siete piedras grandes que representavan siete ídolos nombrados en aquella tierra y tenían sus saserdotes señalado que savia las cerimonias y sacrificios que se avian de hazer cada año en las fiestas dedicadas a ellos y el saserdocio iba por sucesión de padres a hijos con tanta puntualidad que sertifican avia un niño de ocho años que avia de suceder en aquel mal oficio y estava ya tan industriado que savia los nombres de cada ídolo y muchas particularidades dellos como si tuviera muchos años de exercio(sic) en aquel sacrílego ministerio (truxose este niño a cassa del doctor Ávila para que aprendiese la doctrina que ni aun savia persignarse). Echaronse luego aquellas piedras con ser tan grandes el cerro abaxo con gran solemnidad y música de trompetas y chirimías algazara y gritería de los indios con la qual parece davan raya al demonio a quien las avian adorado, luego manifestaron los sepulcros antiguos donde tenían huesos y cueros enteros de sus passados y los traían con grande fervor a quemarlos todos en una hoguera mostrando lo hacían tan de veras que faltando leña iban a toda priesa a sus mismas casas y desbaratando algunas piezas dellas traían la madera y paxa para cebar la hoguera, passaron de allí con otro tanto acompañamiento a deshazer el ídolo Jamuña que decían aver sido un hombre muy valeroso que ayudó a los indios desta tierra en ciertas guerras y que después della se vino a aquel cerro y se conbirtió en aquel gran risco y decían de su valor que con ser uno quando era necesario se hazía mil de tal manera que parecía una gran bandada de paxaros con que vencía sus contrarios, desbaratado este adoratorio y puestas cruzes en él se truxeron a quemar más de 200 cuerpos muertos, solo se reservó uno llamado Tutayquiri que con aver según la tradición de los indios más de ochocientos años que passó estava tan entero que caussó admiración porque no le faltava diente ni muela ni dedo en pies ni manos guardole el doctor Ávila para traerlo a Lima y mostrarle al virrey y arçobispo. La tercera facción de mayor estima fue la que restava del ídolo Pariacaca que
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se hiço con la mesma y aun mayor solemnidad, caminó algunas leguas con todo el aparato de gente y música llegaron el doctor Ávila y los padres al pie del cerro ques muy alto aunque fásil de subir porque los falsos adoradores tenían hechas muchas gradas de piedra con almenaxe a trechos muy acomodadas para el intento. Subieron por ella los padres y el visitador y vieron que al fin de la escalera estava un boquerón aunque no muy hondo donde echavan los sacrificios y asi estava manchado de la sangre de los animales, esto hizieron luego tapar a piedra y lodo y en la parte que mira al camino real se hizo poner una cruz en medio y otra muy grande y vistosa en lo alto y cumbre del peñasco que por estar en lugar superior y ser mucho mayor que la otra se descubre desde abaxo, huvo mucha música de trompetas y chirimías al colocarla y parese que dio a entender el demonio quanto le pesava desto pues al mesmo tiempo se oyó en el mesmo cerro un grande ruido como respuesta de arcabus o mosquete sin aver dónde pudo probenir y quando los indios le oyeron dixeron en su lengua Ñan Guañun, que quiere decir ya murió porque sin duda con estas acciones quedava el demonio vencido y como muerto en estos adoratorios y que en la destruición y como muerte de aquel Pariacaca por ser tan célebre y universal hizo tan particular [p.38] demostración de sentimiento, destruyeronse todas aquellas gradas y escaleras y quitaronse otras piedras que estavan empinadas sobre los riscos porque todas tenían sus particularidades misterios y títulos bien diferentes de la de Jacob, pues no señalavan casa de Dios y puerta del cielo sino cassa del demonio y puerta certíssima del infierno. Hecho esto baxaron abaxo y en un plaçel que estava en frente de los tambillos se hizo la adoración de la cruz con mucha celebridad y el doctor Ávila en una plática que hizo a los indios les dio a entender lo que se avia hecho y como avian de vivir de allí adelante. Con esto partieron a otros pueblos haciendo en ellos efectos semejantes de los quales quedó tan contento y satisfecho el señor arçobispo que bolvió a escrevir otra carta al padre provincial su fecha 26 de abril cuya cláusula dice asi: “He bisto el ánimo y liberalidad con que V.P favoreze la extirpación desta idolatría ayudándome en ella con tan buenos sujetos como los padres Francisco de Contreras y Fabián de Ayala que ya está alla, y el padre Contreras irá como V.P le a ordenado y si el padre Diego Martínez viniese importaría mucho su auxilio en esta missión por la innumerables maneras de idolatrías que se van descubriendo entre estos desventurados, sea Dios vendito que se haze fruto y que ellos mesmos se acusan y descubren sus hierros pidiendo misericordia. Estos días a havido grandes descubrimientos de ídolos y adoratorios y de todo he dado cuenta a su magestad avisándole la gran ayuda que he tenido con los sugetos de la compañía y que V.P me ha dado y da.” El año de 1612 siguiente se continuaron como los demás estas missiones repitió la que solía el padre Antonio Pardo con otro compañero lengua a los Chachapoyas y halló en el primer lugar para consuelo suyo que durava el fruto de la missiones pasadas de aquella fuente Cuyana de que se hizo arriba mención, y el padre la dexó cerrada sin averse buelto a abrir más lo que de nuevo descubrió era platicarse en muchos de aquellos indios muy formalmente la doctrina de los brujos de España. Dieronle memoria de más de treinta que lo eran y aunque todos negaron fortísimamente
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un muchacho pequeño de los indiciados confesó de plano que una tía suya le avia enseñado la brújula deste oficio y que avia ido varias vezes al campo y lugar donde se juntavan a mochar al demonio en aquella fea y espantable figura que suele de Hireo o macho de la cabras y que se juntaron como quarenta brujos de todos aquellos pueblos en varias figuras de lechuzas, cóndores, perros, cerros y otros animales, pero que estando en aquel lugar las dexan y toman otras figuras de hombres aunque no las suyas sino de otros no conocidos para no ser descubiertos, decía más que para tomar estas figuras de hombres se iban a una fuente de agua negra que estava junto al pueblo y allí se lavavan y huntavan y desta suerte mudavan la figura y bolvían a aquel lugar y después refregándose con cierta yerva bolvían en sí. Este muchacho se truxo a Lima para ser enseñado en las cosas de Dios y a los demás de aquellos pueblos se les predicó con toda eficacia contra aquella mala secta enseñándoles a temer a Dios y por lo menos dice aquella relación que no alegaran ignorancia dado caso que no digan verdad en mostrarse inocentes, pues asi encubren su malicia. Pasaron luego a la provincia de Moyobamba y fue la primera vez que entraron a ella los de nuestra compañía, por estos años hallaron suma ignorancia de las cosas de la fee y por ser frontera de indios de guerra y aver sacado los españoles muchas piezas de indios gentiles que hallaron por bautizar les dieron el santo baptizmo y otras que lo estavan sin saber aún el nombre de Jesuchristo las enseñaron de propósito y conforme a lo que hallaron de nulidad en los baptismos referidos los revalidaron, y en toda aquella tierra se hizo grande fruto y se siguió después de más de 300 confissiones generales, un enmienda de vida que causó admiración en todos. Este año de 1612 se acudió con ventajas a lo que los demás se avia començado de la idolatría porque todos quantos antes dudavan que la huviese viendo que los mesmos indios a vezes la confesavan abjurándola y detestándola y la multitud de ídolos que cada día se les hallavan ya en sus casas y afuera dellas se persuadieron a ser gran verdad que el contagio era más universal de lo que se entendía. Con esto el señor virrey viendo era negocio de tanta importancia y tan de la obligación de su magestad el remediar esto dio mil pesos de limosna a nuestros missioneros para las costas de las missiones y el señor arçobispo también continuo las que solía con gran voluntad con que los padres que salieron por diferentes partes unos a los pueblos ya visitados para recorrer y ver si avia reincidencias, y otros a los que nunca se avia ido y a donde se encaminavan nuevamente los visitadores que fueron tres principales sacerdotes doctos y muy buenos lenguarases, iban tan independientes de los indios en materia del sustento nessesario que no recebían dellos cossa ninguna para que asi entendiesen [p.39] que solo buscavan el bien de sus almas. A los pueblos visitados ya fue el padre Juan Vásquez por desearlo asi el señor arçobispo por ser tan experimentado en el trato de los indios y vino muy satisfecho de quedar todos curados y sanos de aquel perverso mal que tan arraigado avia estado en ellos y los mesmo halló con no menor consuelo de su alma el padre Pedro de Oñate que también fue grande obrero y de grande experiencia y pasando de allí a otros pueblos donde uno de los visitadores avia començado su vissita fue tan buena suerte la que tubo
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en que se le declarasen los indios idólatras que yendo a destruir sus adoratorios de una sola huaca y otras tantas de piedras de diversas figuras de animales que se quemaron todas con los tambores, plumajes y otros instrumentos de sus idolatrías ante sus ojos y aviéndoles dado a entender a todos como por aquellas idolatrías avian apestado de nuestra santa fee estavan excomulgados y apartados de la santa iglesia como miembros podridos y que era necesario el ser reconciliados con ella, la qual como piadosamente vista su penitencia y arrepentimiento hacia usando con ellos de su misericordia con tal que ante todas cosas abjurasen sus idolatrías públicamente y pidiesen ser absueltos solemnemente de la excomunión. Asi lo hizo todo aquel pueblo porque pidiendo todos a grandes vozes misericordia abjuraron su idolatría y desnudas las espaldas el vissitador y otros sacerdotes revestidos diciendo el salmo miserere y dándoles con las varas como se usa los absolvieron solemnemente que fue un acto de gran devoción que hiço derramar muchas lágrimas no solo a los mesmos indios, sino también a los sacerdotes y españoles que allí se hallaron. Después desto otro día estando junto todo el pueblo leyeron edictos para avisarles que si reincidían en la idolatría serian castigados con todo rigor y no se usaría con ellos de la clemencia que hasta allí, que lo mesmo sería con los que no descubriesen los que de nuevo cayesen en semejante delito, con esto passava adelante el visitador y quedándose los padres acudían con todos los medios espirituales a curar el interior de sus almas y disponerlos para las confesiones. Dizen las letras de aquel año avian pasado de siete mil las que en aquella ocasión hizieron presidiendo a todas ellas el examinar a cada indio en particular para ver si savían lo necesario por la confesión y cathecismos para disponerlos a ella, y entre estas fue cosa singular lo que le sucedió al padre Juan Vásquez con una vieja de más de cien años que llegando a exsaminarla se le ofreció començar el exsamen con preguntarle si era baptizada respondió que no y preguntada la caussa respondió que xamas le avian preguntado si lo era porque solo le preguntava el cura cómo se llamava y ella respondía que María y que las indias sus compañeras le avian puesto aquel nombre y aberiguó todo esto el padre y hallando ser asi y que no estava asentada en el libro de los baptismos la cathequizó y baptizó quedando ella con tanto aprecio de la merced que Dios le avia hecho le pidió al padre la publicase y dixese a todos para que le ayudasen a dar gracias a Dios por ella. Finalmente este mesmo año fueron otros dos padres a la provincia de Chinchacocha que estava ya visitada y llegaron a un pueblo en que avia comensado a picar una peste de que hallaron ochocientos enfermos y por ver el peligro que avia en que se condenasen tantas almas de los que avian sido idólatras que aún no estavan confesados acudieron no solamente estos padres al pueblo referido sino los otros que avian ido a otras partes para socorrer a esta nesesidad, sin embargo del riesgo que corrían de la vida como de hecho le corrió al padre Benito de Arroyo que avia poco se avia hordenado de sacerdote y antes que lo fuese leyendo gramática con el gran deseo que tenía de darse a los indios avia aprendido la lengua y con estar entonces conbaleciente de unas tersianas llevado del fervor de la charidad se puso a confesar un indio de los apestados y allí mesmo se sintió herido de aquella enfermedad y dentro de
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seis días dio su alma al señor con una muerte tan gloriosa como lo hacían los dos títulos de la demanda en que murió uno de predicar el evangelio a indios idólatras y otro de confesar en peligro de muerte a los apestados, correspondió esta aunque temprana tan presiosa en los ojos de Dios a su religiosa vida y doce años de compañía que fue siempre muy exemplar y religiosa.
Lo que en la mesma provincia de Chinchacocha y otra llamada Checras se obro acerca de la mesma idolatría los años de 1614 y 1615 (12)
No se hace quenta en estos años de otras diferentes misiones asi de pueblos de españoles como de indios, aunque fueron de mucho servicio de nuestro señor en especial la que el año de 1614 hizieron dos de los nuestros como otras vezes se avia hecho a la ciudad de Huánuco porque asi en todas [p. 40] se peleava contra el enemigo en razón de desterrarle de las almas de grandes pecadores como se hizo, más era en favor de la charidad que en defensa de la fee, asunto que en estos años más cuidadosamente se pretendía echando por tierra los ídolos y quitando de los coraçones el afecto y adoración a ellos y asi más nos lleva el cuidado a tratar destas que no de otras misiones. Anduvieron el año de catorze, doze pueblos de los ya visitados jurídicamente y confesaron generalmente los más de sus moradores reduciendo a la verdadera religión y adoración de Dios aquellas almas tan perdidas y en especial las de algunos hechizeros sacerdotes que con grande sentimiento y lágrimas subiéndose en lugar público pedían perdón al pueblo de aberlos engañado, y señaladamente haze mención de uno a quien el demonio hablava en figura de perro y el efecto de la plática era tan malo en el alma como en el cuerpo porque en señal del veneno que como perro ravioso avia dexado en ella con las mordeduras de tantos pecados quedava el cuerpo al punto que le hablava hinchado con una espantable figura, pero sirvió contra su mal de salvador divino el missionero apostólico que mediante sus palabras y los santos sacramentos le causó perfecta salud. Poco después refieren las mesmas letras que sirvió para confirmarse un pueblo destos idólatras reconciliados con la fee verdadera ver que aviéndoles faltado agua para las sementeras exsortados por los padres para que hiziesen una devota procesión para pedirle a Dios antes de acabar de hazer llovió tan copiosamente que quedaron con gran consuelo y con esto entregaron el resto de los ídolos que avian guardado y muchos cuerpos muertos que avian sacado de las mesmas iglesias para llevar a sus adoratorios. Lo singular que contiene la relación deste año es el aver llamado el vissitador a los padres para que se hallasen a un auto magestuoso que quería hazer en un pueblo de la provincia de los andes que linda con los Checras con ocasión de algunas principales huacas que avia descubierto y entre ellas una por nombre Llibiac Cancharco a quien tenían en tanta veneración que no solo venían de muchas leguas y distantes provincias a adorarla, pero aun estavan determinados a dejarse a hazer pedasos antes que descubrirla y esta estima les nacía de que tenían por sus tradiciones que lo que allí adoravan era su primer casique y progenitor y que era el criador de los hombres y
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conservador de sus vidas el que producía las plantas y por eso avian conservado su cuerpo embalsamado a su modo hasta aquel tiempo trayéndole de unos pueblos a otros en adoratorios suntuosos ofreciéndole grandes sacrificios. Pero aunque fueron tras hordinarias las diligencias que hicieron sus malos sacerdotes para ocultarlo y engañar al visitador dando otros ídolos en su lugar de menor veneración todas ellas les salieron en vano que apretado uno dellos del cordel al fin se ofreció a descubrirlo, fueron con él alla y aviendo subido a un risco muy alto y áspero y a pie porque era impossible de otra manera hallaron en la cima del Picacho una cueva y en ella una capilla con su altar a donde estava el cuerpo de aquel cacique con grande magestad. Tenía en la caveza una diadema de vistosas y varias plumas en la frente, una media luna de oro y pendiente al cuello, unas cadenas de piedras de valor, vestido el cuerpo con seis camisetas (ya se dixo arriba que propio traje de los indios) del más hermoso cumbe que se a visto en estas partes, son de una lana tan fina y de tanto lustre como de seda, todas ellas con variedad de labores y por cielo un pavellón de algodón y lo que más es que todo este aderezo estava sin curupcion(sic) alguna y con tanta entereza y lustre como si se acavara de hazer siendo del tiempo de los reyes Ingas destos reinos uno de los quales le ofreció las camisetas y otras cosas de precio en señal de reverencia. Este cuerpo y otro también de los más principales se truxeron aquí a Lima para que lo viesen los señores virrey y arçobispo y los padres de casa tornaronlos a remitir al mesmo vissitador para que castigando los saserdotes quemase públicamente las huacas para que atemorizados no bolviesen a sus idolatrías. Hisose el auto con grande magestad y aparato, al qual concurrieron no solamente los nuestros que estuvieron sentados junto al vissitador en el treatro(sic) como juezes sino también algunos otros religiosos en el mesmo lugar y fuera deste muchos españoles y más de quatro mil indios predicó uno de nuestros padres un sermón muy a propósito con grande emoción y espíritu, y los sacerdotes y sacerdotissas que salieron de sola una doctrina penitenciados con belas y cruses en las manos y sogas al cuello, fueron ciento y diez y siete las huacas e instrumentos de idolatrías que quemaron fueron en gran número y los efectos que causó en los indios quando llenos de admiración vieron este espectáculo tan nuevo y espantoso, para ellos fueron diversos porque algunos salieron reconosidos y atemorizados con el castigo y otros más induresidos y rebeldes por ver tan maltratado a sus falsos dioses de los quales avian dicho algunos antes del auto [p.41] que si lo echavan al fuego no avia de llover en todo el año y se avian de perder las sementeras y perecer todos ellos por falta de sustento, pues quemavan a quien se lo avia de dar (tan toscamente discurrían estos bárbaros) más quiso nuestro señor que muy en breve salieron de su engaño, pues dentro de pocos días llovió copiosamente y las sementaras fueron como se podían dessear, con que los que de veras se avian convertido hizieron burla de los otros y echaron de ver los padres lo que en unos y otros avia causado la falta de doctrina y enseñanza y que los grandes desseos que della mostravan y lágrimas con que pedían que se quedasen allí para enseñarles más de asiento mostrava el deseo que tenían de su salvación. No pudieron quedarse allí los obreros que fue nesesario proseguir como avian començado la missión
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de los Checras hasta dejar bien cultivadas todas aquellas doctrinas como se procuró hazer en adelante. Fueronse prosiguiendo en esta mesma provincia y en otros pueblos el año de 1615 las mesmas missiones y como quien halla en una viña ya vendimiada algunos rebuscos, asi fueron hallando qual y qual indio qua avia ocultado algunos ídolos y tomava el vissitador por traza para esto el suponer que los tenían y pedírselos con alguna severidad y con esto entendiendo ellos que ya lo tenían averiguado luego los davan, asi sucedió en una india vieja que llamando a confesarla por estar muy enferma se ofreció luego un padre de los nuestros a ellos y agradeciendo lo mucho el vissitador dixo que quería entrar a quitalle los ídolos, yendo a esto encontró en el camino al curaca del pueblo y le mandó con rigor que luego trujese allí los ídolos que tenía, él temeroso confessó luego donde estavan y los truxo con los instrumentos de sus hechizerías y supersticiones, cossa que admiró a todos los padres y les dio harta lástima y llegando a la india enferma antes de tratar de confessión hiço lo mesmo el visitador con ella y al punto exhibió un ídolo de piedra. A otros pueblos no menos infestados deste mal fueron otros dos padres y mediante los sermones y cathecismo fueron novecientas personas las que reduxeron a confesarse, generalmente hallaron que se avian ofrecido a una huaca por orden de los hechizeros en sacrificio treinta criaturas antes de baptizarsse, que les causó grave dolor viendo quando puede el demonio con ellos en esta parte. No les causó menos lástima lo que vieron en otro indio a quien avian absuelto de la excomunión, con todo esso retrocedió con un extraordinario modo y fue el casso que siendo este indio moro y estando junto a Aucayama, un pueblo yunga, vio venir volando hazia asi un halcón y estando cerca se conbirtió en una figura que tenía consigo el indio, diciéndole que antiguamente avia vivido en aquel pueblo donde se avia ausentado después que los españoles llegaron a estas partes y que si le recevia en su amistad le enseñaría grandes cosas en especial a curar, y para esto le mostraría diversidad de yervas salutíferas y otras dañosas con que podría dar la vida o muerte a quien gustase, pero este avia de ser con condición de que jamás le echase de si antes le adorase como a Dios, rindiose luego el indio a este pacto diabólico guardando con toda felilidad la figura en que se le mostró el demonio en cuya amistad duró hasta edad de ochenta años, y afirmava el mesmo que con solo querer se hallaba trasladado de un lugar a otro y en anocheciendo en aquel pueblo amanecía en otro. No se dice si exhibió la figura o no, parece que a no hazerlo no le absolvieran, pero si lo hiço fue a más no poder y asi no perdió la gracia del antiguo señor a quien se avia dedicado por donde él no dexó de ayudarle que bolviese a prevaricar o perseverasse en su primera apostasía porque estando cathequisando un día de repente se les desapareció de manera que ni del ni de su muger ni de cosa de su cassa se halló rastro alguno, quedando todos con no pequeño sentimiento de la perdición de aquel alma y las de su familia. Mejor fin tubo otra india a quien el enemigo apareció ya que no en forma de luz a los menos de hombre glorificado o echando rayos de resplandor, y diole un pedaço de uña no sería de la gran bestia porque no tiene esta la virtud que mintió el padre de la maldad, estava incluida en aquella conviene a saver de felicidad y abundancia que avia de causar a su poseedora, creyole la pobrecilla y guardava la prenda con todo cuidado
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y aunque tuvo experiencias contrarias no la echava de sí, pero el demonio acudía en sus sujestiones a despacharla más quando le salía mentiroso persuadiéndola se ahorcase o echasse en un rio caudaloso que bañava aquel sitio y fue harta ventura el no hazerlo conservándola Dios con vida hasta que oyendo a los padres vino a conocer los embustes del demonio y se confessó con mucho dolor y detestando con grandes veras la amistad antigua.
[p.42]Bolvamos de las missiones a la ciudad y rematemos este párrafo con dos o tres casos singulares que susedieron en ella y que se refieren en las letras del año de 1617 para que se vea quanto estima el señor las obras de misericordia, se refiere allí de una muger española que frequentava con gran devoción los sacramentos y saviendo que estava otra enferma y no tenía quien le acudiese fue a su cassa y se le ofreció con gran voluntad asistirla y servirla hasta que sanase o muriese, duró la enfermedad buenos días y en todos acudió a la enferma como se lo avia prometido hasta que murió, amortajola y cuidó de su entierro y después buscó hasta veinte pesos con que le hiço decir veinte missas. Hecho esto, acontesió que estando después algunos días encomendándose a Dios en su aposento vio passar delante de si un bulto blanco que en llegando donde estava le hiço tres humillaciones, temió la devota muger y entonses la que le aparezia le dixo no temiere que le venía a agradecer la buena obra que le avia hecho que ella era fulana a quien avia acudido y que solo le pedía le hisiese decir de nuevo otras veinte misas, en diciendo esto desapareció y la piadosa amiga buscó la limosna para ellas y se le dixeron luego. Bolvió segunda vez agradeserlo este segundo beneficio y fue de noche la aparición estando durmiendo la bienechora a quien asio de las manos la difunta y dixo que la frialdad dellas la hizo despertar al punto y entonses le dixo se iba a goçar de Dios, quedando con no pequeño gozo ella de ver tan bien lograda su chraridad, y si reparase alguno en el frio de las manos se podría decir que como avia ya salido de las penas del purgatorio que de ordinario son de fuego estava ya en el refrigerio según lo que dice David: [ilegible] per ignem et aquam etc., por agua de tribulación y enfermedad en esta vida y fuego de purgatorio en la otra llegue el refrigerio y mostrole en lo refresco de las manos. Si en este casso se vieron mercedes que galardonaron una misericordia, en el siguiente que refieren se verán castigos de una crueldad aunque paleada con un falço zelo vivían dos indias hermanas en un chácara y una dellas tuvo una flaqueza de que resultó quedar preñada y la señora de la hacienda tuvo tanta rabia deste desmán que no paró ni sosegó hasta sacar a la india quién era el autor del maleficio, uvo de declarar quién era por librarse de la importunidad del alma y según se colixe de la relación era otro indio, avisó la muger questuviesen prevenidos para quando entrase en cassa y haziéndose asi le cogieren, y atándole fuertemente le estuvieron azotando toda la noche entera hasta que en el mesmo tormento espiró por ventura contrito de su culpa y con tan rigurosa penitencia. Lo sierto es que mostró el señor quanto se avia ofendido de crueldad tan agena de christiandad, pues en menos de dos meses siguiéndose unos después de otros murieron la autora del castigo y todas las personas que se hallaron en él, quedava della sola la otra hermana que también avia tenido parte en él y avia
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començado sentirse enferma, vino a dar quenta desto y decirle a un sacerdote nuestro, animola y confesola y dispusola muy bien para lo que nuestro señor quisiese haser della y dentro de pocos días passó desta vida a dar quenta a Dios con las demás, pero vien prevenida con el arrepentimiento de lo hecho libraría mejor en el tribunal de la divina justicia. El tercero fue también de castigo aunque mesclado con misericordia de esta india cassada que faltava malamente a la fe del matrimonio sin que las varias reprehensiones que le dava uno de nuestros confesores hiziesen efecto, viendo esto el padre le dixo con espíritu de Dios como lo mostró el suceso, ¡mira cómo vives en adelante que si no te enmiendas te as de ver bien presto en manos de la muerte y me as de llamar a toda priessa! cumplió el señor a la letra la amenaza de su ministro porque a pocos días le salteo un tabardillo cruel y reconoció la verdad de la profecía llamó al padre confesose y murió muy arrepentida.
Lo que en las missiones de los llanos y también en la provincia de Huaylas hallaron los nuestros en razón de idolatría [1617], (13)
El año de 1617 vino por virrey a este Perú el Príncipe de Esquilache y siendo informado de quan universal contagio era entre los indios desta tierra el de la idolatría, y que aunque las provincias de la sierra tocantes a este arçobispado por la parte de arriba se avia hecho en esta raçón grande obra, con todo quedava mucho que hacer y destaxar asi en los llanos como en las provincias de Guaylas y otras que por la parte de avaxo lindan con ellos puso todo su cuidado en que tan grande mal se [p.43] desarraigase, y comunicándole con el arçobispo convinieron en que se continuase lo de los visitadores para que fuese con toda autoridad y juridición ecleçiástica y auxilio de la seglar, para el efecto acompañándoles juntamente los de la compañía para suavificar el rigor que los visitadores avian de tener con ellos, y asi los fuesen reduciendo aplicó para esto 20500 pesos porque el colegio no tenía para estos gastos, salió para començar esta missión en el corregimiento de Chancay el padre Paulo Joseph de Arriaga que con su grande espíritu y zelo de la honra de Dios se aplicó a esto con todas veras, començó esta obra en el pueblo de Guacho y con estar tan cerca de Lima le hallaron totalmente ignorante de la cosas de nuestra santa fee, antes con herrores notables contra ella. El principal y bien común entre indios era que ellos y los españoles no nacieron de un mesmo principio y que ni aun ellos entre si tenían el mesmo porque unos procedían de manantiales de agua, otros de piedra, y para darle más noble a los de su pueblos decían que lo curacas, casiques y indios principales procedían de un guebo de oro que avia caído del cielo y los plebeyos de otro blanco que aún no querían conceder fuesse de plata, añadían que las almas de los que mueren ban a [Loarca], que es un valle muy ameno en que tienen nuevas chacras y siembran y cogen como en esta vida aunque con menos trabajo, y el camino para este lugar dizen es de cenizas ardiendo en que se queman los pies los pasageros y después ay un rio muy caudaloso que se passa por una puente de cabellos, pero es menester ser llevado de perros negros y bermejos que crían para este efecto y mandan matar, quando ellos mueren otros dicen que sus almas en la
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otra vida van a morar en la huaca que adoraron en esta y en especial en una isla questa seis leguas la mar adentro llamada Huamantanca y los delfines que les avian de llevar a esta isla decían eran unos lobos marinos muy negros de que en aquel paraje ay mucha abundancia, y asi tienen por grave pecado el matar estos lobos. Tenían su sacerdote dedicado para el sacrificio que hacían a sus progenitores, y esto les haze entender que invocando las almas de sus difuntos las ve reboletear como átomos a la redonda del sol. Era este sacerdote Guacho el hechisero principal y este refería su elección en sacerdote por un sueño redículo de que uno de sus Ingas antiguos le avia aparecido en sueños y dicho le siguiese hasta la playa de la mar, que lo hizo asi y allí le dexó como muerto hasta la mañana que despertó bien molido como si le huvieran dado de palos. Consultó a una hechizera y esta le dixo que la guaca le quería para su sacerdote para disponerle le hiço ayunar a su modo diez días y guardar continencia y que al cabo dellos ofreciese un sacrificio y con este quedó constituido en sacerdote máximo de aquel pueblo más era de ver el modo tan estraño con que el astuto enemigo pretendía hazer responsable a este malvado ministro suyo por ventura, para que viendo en él estraordinarias circunstancias más aventajadas en la apariencia de los que avian en los sacerdotes de Dios verdadero le tuviesen más que ellos porque en preguntándole algo que uviese de consultar al oráculo maligno, luego el indio de repente quedava sin juicio hablando mucho tiempo y con gran velocidad sin que los presentes ni aun él mesmo entendiese lo que decía hasta que otro hechizero que era el 2° después del en dignidad, declarava a los demás lo que el otro avia dicho como que la huaca ( la qual creían se le entrava en el alma y le ponía asi) lo dixesse por su boca y asi le davan todo crédito con que este género de hechizeros venía a ser más perjudicial que otros ningunos. Estos les predican que la ley de Jesuchristo señor nuestro si es buena para los españoles no lo es para los indios sino la que guardaron sus mayores y por esta raçón quando van a sus huacas les mandan que no hablen en español y que no digan Jesús y esto guardan principalmente quando van aquel santuario principal questa en la mar a quien ofrezen tres sacrificios, uno al embarcarse en saliendo del puerto y otro en una isleta que está en medio a quien por parar allí la llaman Ventilla, y el tercero es al pie de la isla grande donde quieren que lleguen con tal reverencia que aún escupir los prohíben. Bueltos a tierra estos falsos adoradores les aguardan las viejas hechizeras con un baño de agua caliente y unas belas de algodón y aviéndoles lavado todo el cuerpo los enxugan con ellas y dicen es porque no les quede nada del polvo de la huaca que le tiene por divino, y todos los que allí se hallan bailan, beven, cantan y están inbocando toda la noche la guaca sin dormir porque se persuaden que si entonces duermen aunque sea muy poco lo pagarán con la vida. Fuera desto en horden a adevinar si sanaron o no sus enfermos hazen un millón de inbenciones y supersticiones, y en creyente a los enfermos que sus almas se les han huido de los cuerpos y se les ban al sol y hazen que le adoren para que se las restituya, y lo mesmo a la luna y estrellas (deve de ser para que se lo pidan) tal es la ignorancia destos pobres y tan engañados están del enemigo con lo qual y otras muchas cosas en que por estos hechizeros les tenía puesto, les avia hecho incapaces de aprender
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las cosas de [p. 44] nuestra fee porque les causava tal aversión y hastio a las cosas della que en manera alguna las arrostravan persuadiéndose que el día que faltasen a sus juntas y ceremonias les avian de venir grande males y desgracias. Començaron los padres a disponer la vateria contra el enemigo por todos los medios posibles, en especial de las doctrinas encargándoles en ellas tomassen unos cantarcitos en que se declaravan los misterios de la fee para que con más suavidad fuessen entrando en ellos. Asi sucedió porque los fueron tomando con tanto gusto que aun estando solos los cantavan en todas partes, también les dava algunos donecillos que fue mostrar como dio San Agustín el ramo de yerva a la obeja para traela espontánea y no violentamente, asi se fueron atrayendo estos de manera que trataron todos de confesarse y lo hizieron tan de veras que viendo el cura la voluntad con que acudían se pusso con alguna curiosidad ayudar a los padres, confesando algunos y se admiró mucho de ver la claridad con que se manifestavan aviendo estado antes pertinaces en negar sus idolatrías. También les concedieron licencia para comulgar con tal que se abstuviessen de sus embriagueces asi lo prometieron y certifican los mesmos missioneros que passando después por allí hallaron que los avian comulgado, se les avian passado ocho y diez meses sin caer en aquel vicio con que se confirmaron en que era de veras su conversión especialmente les dio grande consuelo ver que una vieja de más de ochenta años a quien tenían por un oráculo y tanto respeto y reverencia que la llamaban Mamanchic, nuestra madre y nuestra señora, y acudía a ellas de partes muy remotas y estubo a los principios tan dura en confesar su oficio y tan recatada en esconder sus huacas haciéndose unas veces mortecina otras enferma y todas quanto podía de industriosa para escaparse, pero fue el señor servido que hablándola aparte los padres la reduxessen de manera que aviendo primero exhibido todos los ídolos exteriores manifestó después en una larga confessión de toda la vida los interiores del alma, y parece no aguardava más el señor que la tenía según se dexa presumir del caso predestinada porque el siguiente día murió muy christianamente, lo qual obligó a los padres a que le solicitasen un muy honrrado entierro y a sus honras ubo un buen sermón poniéndola por exemplo a los demás de quanta era la misericordia de Dios en admitir y perdonar aunque ubiesen vivido muy mal a los que de veras se arrepienten de sus pecados y acuden por remedio a los santos sacramentos de la iglessia. Entre otras cosas que se descubrieron entre estos idólatras tocantes a trato familiar con el demonio lo más singular fue [tachado] hallaron también en esta provincia fue la treta de los brujos de que en otra parte se a hecho mención, pero lo singular desta es el modo con que quitavan la vida a los niños porque quando intentavan atar alguno avisava el brujo principal a los demás el puesto y la ora donde se avian de juntar y allí se untavan con un sierto betum de polvos y al punto quedavan como muertos, y en este diabólico arrobamiento les representava el demonio que todos juntos iban a la cassa del padre del chicuelo y que allí le cogían el alma al niño en figura de un pedaço de carne y allí la aderesavan y juntos la comían, hecho esto despertavan y se iban a sus cassas y a este sueño tan pernicioso se seguía luego a dos o tres días la muerte del muchacho tan flaco y consumido como si le uviesen chupado la sangre.
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Entre los demás se hallaron dos famosos maestros desta parte, ambos hermanos y tan viejos que el menor tenía cerca de cien años, decían estos embusteros que el Sol les avia enseñado esta mala treta porque una noche avia venido a ellos en traxe del Inca y les avia dado los polvos que usavan para aquel efeto, y para tornarse perros y otros animales fue caso lastimosso el que susedió a uno destos porque aviéndole exsaminado de cosas de idolatrías, y por ser tarde remitido lo principal del exsamen para otro día se fue el indio a su cassa y soñó aquella noche que le avian de apretar mucho el día siguiente y creyéndolo assi se huyó al amanecer a un despoblado. Fue después descubierto de unos indios que sabía estava pendiente su caussa ante el vissitador, queriéndosele traer se les murió entre las manos impenitente y sin confesión y aun según se coligió del modo de su muerte fue inbocando a las huacas y al demonio en ellas y este obligó a no enterrarle en sagrado, y todos dicen fue castigo de Dios por aver sido desde moço zelosíssimo predicador de sus huacas y brujo tan famoso que era maestro de los demás y les enseñava los ritos y cerimonias con que se avian de adorar sin dar él muestra de christiano en cossa. Otro linaje de brujos hallaron también en este partido a quien se aparesía el demonio visiblemente y les dava polvos no con que ellos se [p.45] quedassen adormecidos, sino que con que adormeciesen a otros y assi llegavan a las cassas donde querían entrar, y con solo llevarlos se hazian invisibles y soplándolos sutilmente sobre los perros y personas que allí avia quedavan todos inmobles, como siguieran de piedras y hecho esto llegavan seguramente al niño que dormía y de las corvas o otras partes blandas les sacavan con las uñas algunas gotas de sangre y la aguardavan en algún testecuelo y llegados al lugar de sus juntas donde les aguardava el demonio tomaba la sangre y a vista de todos la conbertía en carne y algunas vezes en un muchacho (assi se aberiguó en las vissitas) y a este despedaçaban inhumanamente y davan aquellas carnes a las mugeres para que las adereçassen y todos comiesen della, y decían los indios que era tan amarga esta carne que los hazía trocar sangre y aun estar enfermos muchos días a los que la comían. Acabado este amargo vanquete el autor del mostrándose en este ser inmundo espíritu y autos de toda torpessa mandava exercitarla indiferentemente unos con otros con juntas nefandas y después desto antes de amanecer los embiava a sus cassas. Luego los niños a quien avian dado los araños y pellizcos quedavan llenos de cardenales y murian dando voces llamando por su nombre al indio brujo que les avia hecho mal sin averle visto ni conocerlo. En confirmación desta crueldad afirmó un cura a los padres que en espacio de quatro messes se avian muerto al pie de setenta muchachos de doce a diez y seis años sin enfermedad conocida y a una sola muger se le murieron quatro hijos en una semana. El modo con que se vino a descubrir esto fue estando para morir un indio llamó a un padre para confensarse y le declaró aver sido brujo y que por si mesmo lo avia aprendido porque viendo a sus parientes usar de aquellos polvos sabiendo de que eran el mesmo los preparó y se unto con ellos y luego se le revestió tanta crueldad y desseo de carne humana que sin caussa mató dos o tres en el modo dicho y en pago desto le favoreció el demonio apareciéndosele varias vezes
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hasta que con deseo de no andar solo se arrimó a sus parientes y acudió a sus juntas. Este en aquel artículo de muerte después de averse confessado para cumplir con las obligaciones de christiano hizo llamar al visitador y en su presencia declaró todo lo dicho con que los encartados se fueron recogiendo y sacando de los pueblos para evitar aquellos daños y en los demás se hizo una grande obra porque todos quedaron reducidos a Dios y bien impuestos en las cosas de sus almas, hasta aquí desta missión.
Van a la provincia Huaylas y a otras partes a los mesmos efectos (14)
En esta provincia de Huaylas lo último del arçobispado de Lima tocante a la sierra, la costa abajo y correspondiente a los llanos en aquella parte que llaman de las Cazmas alta y baxa sesenta leguas de Lima, y tiene la provincia quarenta y ocho de destricto y en esta distancia muchos pueblos. Fueron a esta missión el año de 1616 tres misioneros, el principal iba por superior della era el padre Miguel de Salacar, que por ser ya difunto se puede decir en alabança suya con toda verdad que fue un hombre angelical en todo y en quien concurrieron todas las buenas partes que pueden hacer grande a un sugeto de la compañía, pues demás de las que se truxo a ella consigo de nobleza apacible natural, lengua excelente de los indios sabida desde su niñez las que a estas añadió en la religión de buenas letras y virtudes y señaladamente de gran zelo de las almas y trabajos muy lúcidos, puestos en la conquistas dellas le hizieron muy digno de estimación en toda nuestra provincia fue muy buen predicador y governó en ella muchos años los colegios de Oruro, Cercado, Chuquisaca y Cuzco y a no averse consumido aun con los trabajos referidos más de lo que pedían sus años se entendió siempre viniera a governar la provincia. Este padre pues con otros dos compañeros siguieron al doctor Francisco Ramires persona muy docta que avia leído muchos años en esta universidad y gran lengua que iba señalado para visitar en aquellas partes la idiolatría. Al principio hallaron los mesmos padres tanta esquivez y retiro en los indios que huían dellos como de personas intratables, más luego que en el pueblo principal que llamasen Huaraz comensaron a oírlos y vieron el amor que les mostravan y el deseo del bien de sus almas venían a vandadas de manera que días y noches no cessavan de confesar. Duró esto dos messes y más en que passaron de cinco mil las confessiones hizo su visita de idiolatría el vissitador y aunque al principio se juztificavan los indios con decir que treinta años antes les avia visitado un religioso de la orden de predicadores y que les avia quitado los ídolos y dejadoles fieles christianos con todo por las exhortaciones de los nuestros, y viendo que los que sin el rigor del tormento se manifestavan eran fácilmente perdonados se fueron descubriendo diez y seis parcialidades de que constaba el pueblo [p.46] y exsaminado cada día una, el visitador la absolvía de la excomunión y luego la remitía a los padres para instruirla y confesar en que ubo como dicho es que haser todo el tiempo referido y porque en raçón de las supersticiones e idiolatría que tenían es lo mesmo casi que en otras partes se a visto solo se hará aquí mención de lo especial en que parece se diferenciava de los demás.
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De un indio llamado Joseph que no fue más venerado en Egipto el patriarca que lo fue él en esta provincia, pues le llegaron a llamar el Dios menor della, se dice curava las enfermedades invocando a sus huacas y para tener seguro su día y vito hazía que primero les ofreciesen sacrificios llevando él consigo el ídolo a quien se avian de ofreser y después se llevava las ofrendas a su cassa tenía sin duda pacto con el demonio porque en negándole algo de lo que les pedía les destruía los sembrados sin saber cómo fuesto en tanto grado que un español certificó averle sucedido a él este desaire, pues por averlo negado un pedazo de tierra que le avia pedido el indio se la juró y el día siguiente halló su sementera elada y caída de manera que no fue de provecho. Ausentose el hechizero assi como entró en el pueblo el visitador pero cinco meses después le prendieron y penitenciado le hizieron declarasse sus engaños a los indios y le sacaron de la tierra porque no prosiguiese en ellos con tanto perjuizio de los demás. No lo fue de menor otra india que heredando con la sangre las hechizerías exercitó el oficio de todas maneras muy a gusto del demonio por lo que mezclava en él de supersticiones e idolatrías y lo peor es que para acreditarse más de aquella ciencia no la avia aprendido de comunicación de otros hombres, sino por un modi divino refirió una fabulosa historia que se la creyeron los demás como si fuera evangelio, no la pusiera aquí sino atendiera que tal vez importa saver estas fábulas para rechazarlas y dar a entender a los indios la verdad de nuestra fee, al modo que San Pedro apóstol afirmó la verdad de la transfiguración del señor diciendo: Non enin doctas fabulas recuti etc., decía pues esta embustera que una bisabuela suya tubo una hija y a esta le nació un muchacho que al salir del vientre dio un bocado a su madre y reconociéndole las parteras hallaron que tenía la boca en el colodrillo y en ella dientes y muelas y que era contrahecho y mal tallado, y esto mesmo les dava a entender que era hijo del Rayo y por esto le encerraron en un aposento dándole a comer cuyes negros y otras cosas supersticiosas y malas. Al cabo de ocho días dixo que le hallaron varón perfecto y les pidió que le sacasen de allí y que quería ir a ver a su padre, asi le hizieron y le llevaron a un cerro muy alto de la cordillera nevada y al cabo de quatro días en los cuales ubo muchas tempestades de rayos bolvió con unas yervas que le avian dado del cielo y declarado los efectos dellas. Que otro día se fue también y no pareció más y que a la india su aguela quedó con conocimiento destas yervas y se las dio a otra hija llamada Ana dándole a comer dellas, esta salió tan grande hechizera como la madre lo que más admira es questa india embustera tenía un hijo de diez y seis años y era pública fama entre ellos que nació con unos cuernecillos de carne en la frente y por la gran diligencia que su padre del muchachuelo tubo en apretárselos fuertemente con unas vendas se fueron resolviendo hasta no dexar más que una señal pequeña en el assiento de cada uno y esta vieron nuestros missioneros y preguntando a la india que dónde le paresia aver nasido aquello respondió que no podía entender aver sido otra la caussa más que aver soñado quando le consebia que era de un gran venado. A este muchacho permitió Dios que se le adjudicasse el demonio para sí porque siendo mayorsito se le llebava por el aire unas vezes de noche y otras de día en el mesmo obraje donde trabajaba, allí dice se le aparecía un hombre en hábito de indio
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vestido de oro que le llamava y aunque él se rezelava mucho y no quería ir sentía una fuerça interior que le llevava hazía él, y aunque el indio fantástico desaparecía el muchacho se sentía llevar volando por los aires cerrados los ojos y que llegavan a una cassa muy grande como él decía toda de oro y muy adornada, donde estava la muger del indio que le llevava ( que tales apariencias hase el demonio para engañar a estos desventurados) entregavale a la muger y mandava le diese de comer y que le regalase mucho. Ella lo hacía y ambos a dos le davan luego los documentos y enseñanças tales como dellos se podía esperar, esto es que no fuese a la iglesia que no oyese missa ni truxesse crueses ni rosarios ni rezase etc. Allí le tuvieron dos o tres días y desapareciendo toda aquella vición se halló el probrecillo solo en un páramo, distante a lo alto de los montes los fue demarcando hasta llegar al que en su falda abrigava su propio pueblo y entrando en él quedó tan cansado que le paresia faltava poco para morirse, y [p.47] afirmó su madre que aunque en aquella y otras ausencias que hiso semejantes le buscava asi ella como sus parientes nunca le podían hallar y el obraxero español testificava ser verdad el desaparecerse de su cassa, pero quando bolvía dormía dos días enteros sin poder despertar ni bolver en sí porque venía como espantado, tenianle por esta caussa todos los muchachos gran respeto y le hazian la tarea los días que faltava porque no se echase menos. En este obraje estuvo diez años sin salir del, sino solo estos paseos, pero fue nuestro señor servido de que se remediase este mal por el muchacho que pareciéndole no le iba bien con aquellos hurtos de su persona que del hazía el demonio se acogió a la iglesia y pidió le dixesen los evangelios, y hizo desir una missa por esta intención y desde entonces afirman que no bolvió más el indio aparente que le llevava. Con todo eso jusgaron los padres eran vien se quitasse de peligro y asi le truxeron a Lima, y vivía en la dotrina del Cercado con toda quietud tomando muy bien lo que se le enseñava porque era muy dócil y de buen natural. Semejante a este en estas diabólicas assunpciones fue otro indio llamado Yaru Chispi que porque puede servir a otros y a los curas o confessores que los tratan de aviso es justo no se dexen. Estava guardando ganado en el campo un día y se le llegaron a él no menos que quatro alguasiles negros de grande estatura bien vestidos a lo indio, y preguntándole ¿Qué hacía? le mandaron se fuese con ellos, él no quería, más ellos le echaron mano y le llevaron a una laguna vecina en medio de la qual avia un gran palacio de oro y en él estava un rey sentado en su solio y con grande magestad acompañado de mucha gente del talle de los alguaciles. Él indio se encogió y retiró a un rincón de la sala admirado de tanta grandeza, volvió el rey los ojos a él y le preguntó ¿Quién era? salieron a responderle los que allí li avia traído que era un indio muy benemérito de su corte, mandó que le hospedasen y diessen de comer, trajeronle unos platos llenos de granos de oro en forma de maíz o mote concido y otras piedras preciosas que siempre ofrece piedras preciosas en lugar de pan, aunque con aquella preciosidad aparente las dessimule bien vio el pobre conbidado que no era para su estómago manjar tan duro y que más servían para ensartados aquellos granos y servir dellante de su cabeza que no de pan a su boca y asi le usava el llegarlos a ella, porfiavanle los serviciales criados que comiese, alargó la mano quizá porque no le tuviesen por descomedido y tomó un
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bocado que por duro le bolvió luego al plato enfadose desto el rey tirano y mandó enojado le echasen fuera de su palacio. Hallose de repente fuera y en la ribera de la laguna y de allí se bolvió a su ganado a su pareser seguro de otra fortuna semejante, pero ello no fue asi que estando otro día durmiendo en el mesmo lugar donde pasteava su obejas de la tierra le arrebataron otros ministros del demonio como los passados, y le llevaron también a otra gran casa en cuyo patio muy capaz vio muchas cargas a punto de cargarse y luego que entravan por la puerta unos españoles que traían por delante un grande atajo de indios para llevar las cargas. Llegados que fueron estos tomó cada qual la suya sobre sus ombros y un español, viendo que este indio no hacía lo mesmo se llegó a él y con los ruegos que de ordinario suelen los berdaderos viandantes que son golpes se llegó a él. Este fingido y dándole dos pescazones le mandó que él también cargase salió a esto una india de buen parecer y bien vestida y rogalándole dixo que esperase a que cargasen los demás y que faltando indio para aquella carga la llevaría él. Cargaron los otros y no ubo tercio para este con que él quedó aliviado y la muger le dixo no bolviese más allí que ella le guiaría a su ganado, asi lo hiço y dise le iba dando una música suave en el camino, y que llegado al paraje desapareció y desde entonses quedó como obligado al oficio de hechizero y servicio de las huacas porque contando esta historia fue tan creído, no solo de los que allí estavan sino también de los demás que tuvieron noticia dello que en todos aquellos tiempos fue venerado, acudido y consultado. Trabajose con él ambas vías por la jurídica del vissitador y por la paterna y doméstica de los padres mostrándole su engaño que vino a reconoser y confesar con muestras de grande arrepentimiento y para que estuviese a la vista y obligado cada día a exercicios de christiano le adjudicaron a la doctrina de los niños y asi asistía siempre a ella en este punto le dexaron. Otras cosas semejantes refieren que por evitar prolexidad se dexan, más lo que aseguran todos es aver hallado grande multitud de adoratorios porque sin embargo de confesar averles quitado los ídolos en tiempos pasados aquel siervo de Dios religioso dominico, era tal su maldad que al tiempo desta missión adoravan los lugares donde aquellos ídolos avian estado y lo que prueba más su pertinencia es que aviendo sabido que muchos de aquellos ídolos antiguos se avian traído al virrey y los avia mandado echar [p.48] desde el puente en el rio de Lima venían a adorar la mesma puente, ya que no podían saber el lugar determinado donde avian caído, demás desto hallaron ser inumerables las supersticiones que en raçón de llorar sus difuntos tenían, todas estas ordenadas a que entre estos llantos anduviesen listos los vasos de su vino para consuelo de sus tristeças y lágrimas. Finalmente por cosa bien notable y digna de saberse se hace mención en estas letras de unos edificios que ay legua y media de aquel pueblo de Guaraz aintiquiíssimos todos de piedra muy bien labrados que pareze imposible a fuerzas humanas averse fabricado de aquella manera. Dicen los indios que fue obra de Uries esto es de gigantes, veense unos aposentos sobre otros muy grandes y los más de ellos tienen por techo una sola piedra que lo cubre todo y lo que pareze más imposible es que braçoz de hombres las subiesen tan alto porque según la grandeza dellas aun el moverlas en la mesma tierra pareze cosa innacesible dicen más que estas casas son muy adoradas y frequentadas de
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los indios y que suelen sacar la tierra de los suelos dellas para reliquias y las traen consigo pero en raçón de destruirlas no se pudo hazer más que poner cruzes en todas ellas como también en los demás lugares. Y porque se remate este parrapho asi como se començó con la memoria del padre Miguel de Salazar superior desta missión, demás de la referida en ella a que ayudó tanto se verá más señaladamente el fruto de sus trabajos por una suya que escrivió al padre Diego Álvarez de Paz provincial desta provincia que dice así. “La última que a vuestra reverendísima escreví dando cuenta de nuestra missión fue desde el pueblo de Guaraz y lo que de resta por decir es solo el gran sentimiento que huvo a nuestra partida, prediqué la fiesta de la octava del corpus y diciéndoles algunas cosas en horden a despedirnos fueron tantas las lágrimas en los oyentes de todo género de gente que parecía sermón de passión y enternecieronme tanto que hubo de dexar aquella materia y tratar de otra. Madrugué el día siguiente a dezir missa y con hazer muy buen frio hallé la iglesia llena no me dexaron dar gracias cercaronme dando gritos sin poder sosegarlos, salime a prieza y todos tras mí dando vozes españoles e indios, llenose la casa y calle donde pasavamos con tan grande sentimiento que no lo espero ver semejante en mi vida. Este mesmo tubieron los curas con tanta demostración que nos despedimos sin podernos hablar, supimos que en los del pueblo avian durado las lágrimas todo aquel día y muchos españoles e indios de él nos siguieron hasta las dos poblaciones siguientes. Diferente sucesso del que pareció prometida la dureza que se vio en esta gente mesma en el principio desta missión, pero es obra de quien saca agua de devoción aun de las piedras. Llegamos al pueblo de Piza y huvo poco que hazer en il, para que descubriesen los ídolos porque ya tenían mucha noticia de lo que avia pasado en Guaraz y porque sabían que descubriéndose fácilmente los perdonavan. En lo que toca a ídolos, huacas, ritos etc., es lo mesmo que queda dicho solo digo algunas cosas particulares y primero una que me hizo más novedad y es que adoravan las espinas invocavanlas al tiempo de las sementeras para que no las hechassen a perder y para que no les dañasen en sus caminos. Entre otros ídolos sacó una india dos calaveras a quien dava de bever maíz y chicha cosa que hasta oy no e oído.”
“Estando preñada una india deste pueblo le dixo su marido que aquel hijo avia de ser para la huaca y yendo alla se lo dedicaron. Nació el niño y creciendo hecharon de ver que era loco y de costumbre tan bestiales que no reservava animal alguno, ni ay para él cosa segura y assi está siempre atado y la madre tan corrida que no le dexa ver a nadie y confiesa ser castigo de Dios por averlo ofrecido a la huaca. Hallamos en este pueblo muy entablada la confessión auricular con los hechizeros y la penitencia que les davan era se fuesen a vañar a los puestos donde se juntan los ríos o a los manantiales y que allí se refregassen el cuerpo con maíz blanco para que les fuesen perdonados sus pecados, añadiendo hazen muchos nudillos en una soguilla por cada culpa y echarla por el rio abajo y con ella sus pecados. Los años pasados hallaron dos españoles un ídolo famoso de una de las parcialidades de este pueblo, procuraron los indios que se lo vendiesen y al fin vencidos de la cudicia lo hizieron, sacaronle los padres con otros muchos que tenían por los cerros, y en lugar dellos pusieron cruces. También supimos
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de un gran aposento lleno de cuerpos muertos de [p.49] sus antepasados a que pusimos fuego porque universalmente adoran los indios a estos que llaman malliqui.” “Entre mucha cantidad de hechizeros que aquí avia hallamos una india famosa en su oficio la qual aseverava que en una piedra que exibió la hablaba el demonio y que sensiblemente le oía y le decía lo que avia de hazer y por esto era consultada de toda la tierra. Un ayllo deste pueblo tenía un abuso muy grande y era que decía que si en las processiones que se suelen hazer alrededor del cimenterio davan la buelta en redondo se avia de llenar de lepra, y por esta causa procuravan hurtar el cuerpo al rodeo y volverse desde la mitad de la procesión disimuladamente los que lo podían hazer sin que se advirtiese, pero nosotros avisados ya del agüero un día destos fuimos con cuidado y les hicimos pasar a todos para que se desengañasen del viendo quedavan tan sanos como antes.” Refiero después desto, para que se vea lo que el demonio puede con esta gente miserable, que aviéndose reducido una india grande hechizera y dados sus ídolos y confessado a satisfacción de los padres, después de averla ya dexado bolvió el demonio a aparecersela y le dio una grande reprehensión por lo que avia hecho, amenazándola con que de la enfermedad que tenía avia de morir en pena de averle dexado y bueltose a Dios, y la pusilánime acovardada de oír esto retrocedió del bien començado, renunciando otra vez a christo nuestro bien y en señal desto hecho de si el rosario y lo demás avisaron al padre y bolviendo a hablarla la halló muy dura y que se hazía sorda, pero no le dixessen cosa en contrario y para no responder también se hazía muda. Todo eso avia obrado el enemigo que aquí como en el otro del evangelio fue demonio mudo- estuvimos dize el padre- batallando con ella hasta reducirla al parecer aunque no sabemos lo que después sucedió porque era fuerça pasar a otro pueblo que nos estava esperando.” “Acavaré —añade últimamente el padre— con decir a vuestra reverendísima lo que obra el saber que vamos a cuidar de sus almas porque antes de llegar a muchos destos lugares vimos que tenían cruces puestas en los adoratorios y nos recebían diciendo que cómo aviamos tartado tanto? Y que cada día se les hazía mil años por lo que desseavan vernos y oírnos para salir de sus pecados y de las manos del demonio a quien hasta entonces tan engañados avia servido y como ciegos adorado y muchos no contentándose con lo que común se les enseñava venían a preguntar cómo se abrin(sic) ellos según sus naturales y ocupaciones en las cosas de sus almas y aviéndoles en esta parte dado la dirección conveniente decían que aquello guardarían toda su vida y que al bolver por allí nos darían cuenta de cómo lo avian hecho y guardado con toda puntualidad y otras cosas a este modo que aunque por una parte consolaban el alma, por otra quebravan el coraçón viendo quanto se pudieran prometer de espirituales aumentos si ubiera quien más inmediatamente los comunicara. Al fin mi padre remata, el siervo de Dios, ello es cierto lo que dize el doctor Ramírez nuestro vissitador y con él otros muchos que estos pobres no han tenido quien los enseñe y si ha avido algunos que los pudieran hazer se han escusado con decir que no son capaces y el serlo se manifiesta bien en lo que tenemos entre manos, pues es conocidamente sobra de conocimiento el irse tan voluntariamente de pueblo en pueblo a oír sermones y reconciliarse, y que
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algunos nos han seguido toda la provincia que tiene doze pueblos.” Hasta aquí el padre Miguel de Salazar en su carta.
Prosiguese la mesma materia i dizese lo que en las provincias de Lampas, Ocros y Conchucos hallaron de idolatrías (15)
En los años siguientes se hizieron en cada uno seis missiones, unas dellas recorriendo las provincias antes visitadas y andadas y otras visitando también otras provincias de nuevo. En las primeras la gloria sea al señor se halló grande enmienda en los más de los indios que antes avian faltado y si de algunos se averiguó aver reincidido, estos eran muy pocos porque los demás y señaladamente los moços los descubrían y acusavan luego que sentían sus recaídas haziendo esto no se atrevían los más viejos a proseguir en su hechizerías y veneración de las huacas. En lo que más hubo que hazer fue lo uno en descubrir los cuerpos muertos que llevavan de las iglesias de indios baptizados a sus mesmas huacas porque les persuadía el demonio que si no era en ella no avian de tener descanso, y demás deso en el reducir a los que en la primera visita por estar ausentes no se avian examinado y bueltos a sus pueblos todavía conservavan en secretos [p.50] sus ídolos y les hazian sus ofrendas, trabajose con todos estos incansablemente hasta dexarlos bien instruidos y enseñados. En la segundas que fueron la de Ocros y Lampas, en el correjimiento de Caxatambo, hallaron lo mesmo que en las demás con tan grande afecto de los indios a sus ídolos que de algún pueblo se supo avian cogido las ceniças de los ídolos que se avian quemado para adorallas como antes, y en lo de los cuerpos difuntos tienen la mesma abusión de que no descansan sino en sus huacas, y en esta materia fue no pequeña ocasión de rissa lo que contó un cura que le avia pasado con una buena vieja porque le pidió con grande instancia estando para morir no consintiese la enterrasen en la iglessia porque siendo tan vieja corría peligro que con la azada y puson le quebrasen la cabeza y que le dolería mucho porque no podría sufrir aquellos golpes por su poca fuerza. Destas y otras persuasiones en que les pone al enemigo nace que ay iglessia donde no queda cuerpo muerto porque los hurtan de noche para llavarlos a sus entierros y después de averlos puesto en sus cuevas que tiene devaxo de tierra sentados y las rodillas juntas con la voca los visitan a menudo y ofrezen sus dones. Grandemente se encubrieran en esta provincia esos idólatras, pero fue Dios servido que dos cosas ayudasen sin pensar al descubrimiento dellos para que fuesen visitados y castigados. La una fue que uno de los padres que asistían a esta misión en esta provincia de Lampas ocho años antes quando la hazía en la comarca de Lima topó por allí un indio forastero natural della y hablando con él y preguntándole cosas deste género le descubrió algunas huacas de su tierra y le dixo los nombres dellas, el padre las apuntó en un libro de memoria por si acaso en algún tiempo fuesse a missión a ella y como en este año se vio ya en la mesma provincia aprovechose de la memoria y asi preguntando cosa cierta y determinada tuvieron más facilidad en hazer que se descubriesse. La otra fue que aviéndose concertado los indios todos de negar igualmente los dioses penates que tenían en sus cassas cada uno y solamente mostrar unos pocos de
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ídolos que decían ser comunes a todos, un indio que avia estado ausente preguntó a otro buen christiano y enseñado en las cosas de la fee qué haría del ídolo particular que tenía en su cassa porque no sabía él del trato y concierto común de los demás y con solo este primer indicio que fue como hilo para sacar el ovillo avisó el indio fiel a los padres que avia sin duda en cada cassa su particular idiolatría y con esto apretando a los otros y con la fuerça de los tormentos iban manifestando las que tenían encubiertas, y para dar razón de por qué adoraban començaron unas historias tan fabulosas como las que los antiguos romanos y griegos tenían y davan a los dioses. Algunas destas quedan referidas arriba y por esto no se ponen aquí las que son semejantes, solo se dirá una por la especial que contiene porque preguntándoles cómo adoravan aquellas piedras que no tenían vida ni entendimiento respondían que le avian tenido antes por quanto en tiempo muy antiguo antes de los Incas todas las guacas eran hombres y mujeres, pero que salió de la laguna de Chucuyto un gran gigante Dios de aquella tierra llamado Chari Viracocha que tenía barbas, y que por tenerlas también los españoles y parecer en esto a su Dios los llamaron Viracochas, dezian pues que este gigantón por donde quiera que pasaba conbertía a los hombre y mujeres en piedras. Supieron esto los indios de aquella provincia y aliándose con los de Conchucos trataron entre sí de hazer una cassa grande con cierta hoya o trampa en que cogiesen al Guari, que asi le llamavan para que muriese en ella. Convidaronle para el efecto a que se fuese a holgar a aquella cassa de recreación, pero el que era muy sabio entendió luego la maraña y disimulando antes de entrar a la cassa hizo juntar toda la jente a las puertas della y allí los combirtió todos en piedras de varias figuras de leones, osos y otros animales, y que desde entonces quedó en gran veneración aquella cassa que llamavan de las guacas, y está en los Conchucos y en ella davan respuestas a sus hijos los hombres y cabezas de los linajes que ay en aquella tierra. Y que esto duró asta que los españoles llegaron a Cajamarca y entonces tuvieron su consejo las guacas y determinaron para su conservazión que les conbenía no dar respuestas públicas a los indios sino quedarse escondidas y solo darlas a los sazerdotes que solo avian de tener noticia dellas y asi lo cumplieron, y quedaron con esto cubiertas debajo de tierra en algunas concavidades donde eran consultadas y davan repuestas a los hechizeros. A estas fábulas añadían otra no menos redicula y era a decir que solamente el Sol tenía y comía aquellas yervas tan estimada de los indios que llaman coca y que las huacas tuvieron dello grande enbidia y trataron de hurtar al Sol la semilla de aquellas ermosas matas ( como si fuera su ambresia tanto puede una ciega aficción) dicen pues que para esto aguardaron ocasión en que el Sol estubiese bien bebido ( triste del carre y de los caballos que le llevan a estar de aquella suerte, el dueño dellos no hiço faetón tanto daño como se siguiera deste achaque) más ellos por abonar su hecho [p.51] y ennoblecer sus embriagues las aplican al Sol como antiguamente según Tertuliano y otros atribuían los antiguos lascibos amores a los dioses para santificar los suyos. Embiaron dicen, un recaudo con un famoso indio llamado Urau a la Luna mujer del Sol que en su nombre le pedían la bolsa o chuspa en que guardaba aquellas ojas y semilla, y que reusó la Luna el darla por dos vezes hasta que la tercera con cierta seña
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falsa dada en su nombre a un pajecillo del planeta se la sacó sutilmente estando dormido. Despertó y sabiendo lo que avia pasado determinó matar a Urau, lo qual huviera hecho luego sino hubiera intervenido una palla o india principal muy hermossa que le rogaba le perdonase y aunque él no le quería hacer, pero mientras handaban los ruegos se huyó Urau y vino a parar a Canta, solar tres jornadas de Lima y que allí los indios le recivieron con grande aplausso y començaron a adorarlo por Dios. Sintieron esta ausiencia mucho los indios de Lampas donde antes él estava porque les dava salud en sus enfermedades, asi estando enferma una hermana de un cacique de uno de aquellos pueblos fue el mesmo hermano a Canta a consultarle sobre la salud de la enferma, no le quiso entonces decir nada sino que fuese con él. Y aviéndole obligado en el camino y al llegar al pueblo que le ofreciese varios sacrificios al cabo le dijo sanaría su hermana, pero que él no podía quedarse allí como el cacique le rogava, pero que le dejaría un hijo suyo y él pasó adelante a otros pueblos diferentes donde iba siempre manifestando la virtud que tenía y esta es la causa porque dicen los padres que allavan muchas huacas con el nombre de Urau y desde entonces le festejan grandemente, en especial lo hacen en los tiempos de pasqua de navidad y corpus christi (para desimularse mas y que se entienda la acen a christo nuestro señor) un festejo en que previene sus sacerdotes mayores al pueblo que hagan abundancia de chicha para beber porque a esto se endereçan sus fiestas, aquí comienzan aquí median y aquí acaban. Y luego recojen varias ofrendas para azerles sacrificio y de los animales que le ofrecen derramando sola la sangre dellos distribuyen entre los presentes las carnes como cosa bendita y aviendo gastado la noche entera en bailar, beber, cantar las alabanças de Urau y prevenido un ayuno de cinco días a su modo, que consiste en no comer sal, ni aji y en no dormir con sus mujeres y confesarse con sus hechiceros y otras supersticiones. A este modo comiençan el sesto día otro baile más solemne porque al salir del Sol salen todos a la plaça con los mejores vestidos que tienen y sentados en ella con gran silencio comiençan a beber y estando en esta disposición y silencio comiença la obra del baile porque saliendos con unas máscaras de madera, de una figura disforme, porque las narices tienen una cuarta de largo y estas representan dos huacas: la una llamada Dumdancap, la otra Marchantayca. Luego se siguen otras quatro en la mesma forma que representan otras quatro de nombres bien exquisitos, después desto se seguían como en procesión algunas doncellas de las más hermosas del pueblo, cada una acompañada de otro indio moço de buena disposición y talle, todos vestidos ricamente a su modo y a lo último de todo venia una muger la de mexor parecer de todas que era como camarera de la huaca y traía en sus espaldas un lio della y en este una piedra mediana que decían era el Urako y assi procedía el baile con gran silencio y atención de todos y si alguno hablava le multavan luego, si era pobre en un cuy y si era rico en un carnero para ofrecer a la huaca, y gastando todo el día en esta fiesta y en bever largo se buelven a sus cassas. Tuvo noticia della por el apuntamiento arriba dicho el padre que la dio al vissitador y juntamente de cinco géneros de sacerdotes tenía cada uno con oficios diferentes en que entravan hombres y mugeres, y como todos estos avian de comer de sus oficios y no perder la grangería que tenían en ellos se dexó bien entender quanto abominarían y
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aborrecerían a quantos intentassen desegañarlos y apartarlos de su mala creencia y peores oficios todos fundados en ella. Con todo hizieron nuestros missioneros el suyo tan escogidamente que allanando todas las dificultades vencieron su rebeldía y en treinta y quatro pueblos que anduvieron visitaron cinco mil seiscientos y noventa personas, y a hallaron seiscientos y setenta y nueve hechizeros, seiscientas y una guacas públicas comunes que derrivaron, tres mil y quatrocientos y veinte y ocho conopas que son ídolos particulares y caseros, seiscientos y quarenta y cinco malquis que son cuerpos de indios secos y destos los quatrocientos y setenta como hurtados de las iglesias para llevar a sus huacas, setenta y tres brujos maléficos que con pacto espreso con el demonio acian grandes daños en sus pueblos, y de los reducidos icieron dos mil y quatrocientas confesiones generales y con estos y otros gloriosos frutos volvieron acabada su missión goçosos a su colegio (como dize David de los segadores que primero sembraron con trabajo y dolor) para repararse en el espíritu y cobrar aliento para volver a continuar en otras partes diferentes missión de tanta importancia y gloria de nuestro señor. [p.52] Después destas missiones se siguió la de la probincia de Conchucos que dista de la ciudad de los Reyes ochenta leguas a la parte del norte y es el último término deste arçobispado hacia el de Truxillo, toda de gente tosca y mal cultivada hasi por saber poco de la lengua general como por no aber quién sepa la suya materna. Y no es menos estorbo el aver en ella muchos obraxes en que se texen lanas y por la continuación y tareas de sus labores están muy impedidos para todo lo que toca a sus almas assi de doctrina como de sacramentos por donde ellos mesmos confiessan que están poco menos que en su antigua gentilidad, ni jamás avia entrado nuestra compañía a estas provincias ni tenían más noticias della que aver passado algunos de los nuestros por allí viniendo de Chachapoyas o de Quito entre los quales fue uno el padre Juan Beltran Dábila que murió allí y fue enterrado en el pueblo de la Pallasca cabeza de la provincia. Aquí pues començaron los padres su missión, entablando los ministerios hordinarios a que acudían todos con gusto, pero començando el negocio de inquirir si avia idiolatría hallaron grande rebeldía en los indios porque negavan pertinacissimamente tener cosa de aquel género alegando para esto raçones al parecer probables: 1ª que fueron allí un tiempo curas los religiossimos padres de San Agustín y que estos avian quitado y quemado quantos ídolos avia, 2ª el mucho aparato y adorno que tenía sus iglesias que todo era argumento de fe verdadera y conciencia limpia deste género de maldad, 3ª que avia pocos meses antes hecho nueva inquisición su cura propietario sin allar nada, 4ª ser los caciques muy ladinos y hechos al trato de los españoles y por el tanto aborrecían como ellos todas estas inmundicias. Casi creyeron los padres todo esto y estuvieron en puntos de dexarlos y lo cierto es que a quedar aquel pueblo sin visita siguieran los demás su exemplo negando como ellos y el cáncer quedara encubiertos, y en toda su fuerça no lo permitió el señor y assi inspiró al visitador que prendiese al curaca principal y este viéndose en la cárcel con las visitas y persuasiones de los padres vino a declarar quanto se desseaba saber de huacas y hechiceros. Con esto, sabidos los lugares fueron antes todas cosas nuestros obreros a sacar las huacas de los adoratorios y poner cruzes, estavan muy lexos en
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cumbres de cerros muy altos y los caminos eran ásperos y resbaladizos por ser el tiempo lluviosso y lo peor fue que a un trecho del camino les cogió la noche con que en algunos rebentones se vieron con gran peligro, pero al fin llegaron y salieron con lo que pretendían. No se repite lo que allaron de adoraciones y supersticiossas ceremonias por ser lo mesmo que en otras partes y aun en cierto modo mucho más, ni tampoco largas historias a la manera de otras ya referidas. Solo por la singularidad que tiene el casso de una muchacha de catorce años, sacerdotisa de una huaca se dirá della en particular. Siendo ésta de edad de siete años enfermó gravemente y la madre llamó a una famosa hechicera que le dixo ser la caussa de estar enferma aquella niña el no aberla ofrecido a una huaca muy principal llamada Chancha porque averlo hecho ya uviera cobrado salud, añadiendo que aquel ídolo la quería tanto que pedía fuesse su mujer y era raçón que sus padres no se lo negasen. Ellos muy contentos con esta buena suerte prepararon lo necessario para el día de la boda que todo se benia a reducir a dos géneros, uno de sacrificios para la huaca y otro de abundante bevida para los testigos del cassamiento, estos fueron los principales del pueblo y llegados al puesto donde se avia de hacer el sacrificio mandó la hechicera sentar a su novia sobre un haz de paja y aviendo echo sus malditas ceremonias e inbocaciones adentro de la cueva donde estava el ídolo salió muy contenta diciendo a la indiecita que la huaca la aceptava por su mujer y quería se quedase aquella noche allí y con ella toda la jente del acompañamiento. Assi se hizo aunque ni velaron ni ayunaron porque la gira(sic) de la chicha les causó buen sueño asta la mañana, llegada ésta despertaron y estando todos en silencio pedido por la echicera y atención a su razonamiento bolvió a hazer una larga plática encargando a la muchacha dos cosas: la primera el cuidado de ofrecer sacrificio a la huaca su marido muy cierta de que él la oiría y aria quanto le pidiese; la segunda que mirase como vivía y cuya mujer era porque si se descuidava en materia de castidad le costaría la vida (gran confusión para mujeres christianas lo que se vio en esta idólatra y gentil por los menos es la vida) porque lo uno y lo otro cumplió a la letra ofreciendo puntualmente sus sacrificios que començó de aquel mesmo día porque enseñándole la vieja el modo de acerlos a instancia de los demás indios ofreció luego el suyo para alcançar de la huaca les diesse buenas sementeras y guardando también su castidad con tanto cuidado que no solo se defendió de muchos que la persiguieron y pretendieron prendados de su hermosura sin saber el fin que tenía en conservarse con tanta entereza y recato por donde la traían por exemplo de honestidad. A todos sino (y es lo que más admira) que [p.53] sus mesmos padres vencidos tal vez con dádivas de pretensores intentaron recabar de su hija se rindiesse y viniese a dalles gusto y nunca pudieron conseguirlo y esta castidad guardada aunque a título y fin tan malo y sacrílego parece facilitó en ella por la divina missericordia el combertirse a Dios de veras porque oyendo en esta misión los sermones y catezismos dellos nuestros salió de su engaño y compungida se vino a confessar declarando todo lo que avia passado por ella con admiración del confessor de ber una lealtad guardada por tantos años a un ídolo de piedras y alabando a Dios de que no uviese permitido al demonio el tomar ocassión del casamiento para usar mal della como lo acostumbra con otras y a juicio del mesmo quedó del todo reducida.
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Semejante a esta fue otra que por el mesmo estilo y con la mesma obligación de guardar castidad la dedicaron a otra guaca, atendió diez años a su servicio con toda onestidad y pureça más al cabo dellas advirtiendo que las cosas de comer que ofrecía a su ídolo se le quedavan allí uno y otro día sin que nadie las consumiesse hasta podrirse y que la huaca no comía ni vevia juzgó una de dos cosas, o que no la quería a ella por mujer o que era cosa de burla el decir que tenía sentido y assi trató de casarse y olvidar aquel mal exercicio con que al tiempo de la misión le fue más fácil hazer su confesión y vivir christianamente. No era niña sino vieja bien caduca y engañada otra que se hazía venerar como sacerdotissa grande y el día de las juntas que hazian los indios de su pueblo para reverenciar sus huacas la llevavan en andas muy bien vestida y en llegando començava a ofrecer los sacrificios en nombre de los que los traían que eran sin número. Y acabado este mal oficio se ponía a dormir en un rincón de aquel sacrílego oratorio y al punto se cubría de un sudor grande, y començaba a hablar entre sueños y se oían ruidos y temblores en la cassa, con que todos se arrodillavan y entonces oían una voz que les hablava confusamente, anunciándoles siempre males, trabaxos y pestes, a que con gran temor respondían a mas no poder estas palabras: Ari Yaya, si padre que es como si dixessemos Fiat Fiat. De todos estos engaños les sacaron los padres con sus ordinarios sermones, aunque muchos dellos por no saber la lengua general no pudieron ser también enseñados como otros que la sabían. Absolvieron en cinco dotrinas de la descomunión y apostasía tres mil y ciento y más personas, hallarense ciento y veinte hechizeros, quitaronse ducientas y noventa y siete huacas y aviendo dexado en esta buena disposición todos estos pueblos se recogieron a su colegio de Lima los padres missioneros llamados de los superiores por ser tiempo de la congregación provincial en que avia de tratar de propósito de la materia y de los medios necesarios para acabar de extirpar esta mala ciçaña de la idiolatría. Tratose en ella muy de propósito este punto y la principal fue animar a los padres missioneros a que con gran zelo de la honra de nuestro señor tomassen muy a pechos un negocio tan grave sin perdonar a trabaxo alguno hasta darle cabo, con esto acabada la congregación salieron cada ternario de padres por su parte a acabar de visitar las provincias que faltavan, donde fue nuestro señor servido se obrasse en esta razón lo mesmo que en las demás. De la de Andaxes y Caxatambo se dize por mayor que hallaron tales ritos y fiestas tan torpes y abominables que no quedavan inferiores a las antiguas de Priapo y assi no son para escrebirse, y solo tratando de ídolos se dize en general que de huacas solemnes y principales quitaron más de ducientas, y de la singulares y domésticas que llaman ellos conopas y podemos nosotros llamar dioses penates más de dos mil, y otro gran número de malchis (sic) este es cuerpos muertos no solo de sus antiguos sino aun de cristianos que los entierran en cerros y los mochan o adoran, que es lo mesmo y muy señaladamente los de los niños gemelos que para ellos son como divinos. Últimamente remata esta missión con decir que aviendo hecho más de dos mil y quinientas confessiones le sucedió a un padre estando en un confessionario ver entrar a un indio en la iglesia tres días arreo y que acometiendo a ir a donde el padre estava, se bolvía luego atrás y se salía de la iglesia con que dio bien en que reparar al confessor, más al
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tercer día como estava ya sobre aviso como vio que se salía dexando lo que tenía entre manos fue en pos del a toda priessa y alcançandole quadra y media de la iglesia le dixo ¿Tú piensas hijo que vas solo? Respondiole el indio que por qué lo decía que él solo iva y otro ninguno con él, a esto el padre con espíritu del cielo, yo entiendo dixo que vas rodeado de demonios que te han sacado de la iglesia estas vezes que han intentado y acometido a confessarte, y que tienes apretado tu coraçón (es esta frase del indio para significar alguna congoxa, y aflicción grande) entonces con grande sentimiento y lágrimas dixo que tenía mucha razón y que pues le avia conocido la enfermedad, tratasse de acudir [p.54] a su remedio llevosele consigo a la iglesia confessole muy de espacio y dexole muy consolado y alegre. A este mesmo padre llegó otro indio de edad y le dixo pues me has enseñado padre como he de ir a Dios ruegote que quieras enseñar a mi padre que esta quatro leguas de aquí en el fin de un huayco, al punto nuestro sacerdote tomando su sombrero y un baúl se fue con el indio, llegaron a un valle donde él estava, que era bien hondo y áspero de vaxar, halló en él cinco personas que por estar en aquel retiro tan a trasmano avia muchos tiempos que ni se avian confessado ni oído cosa de Dios. Tuvo esta por buena suerte suya y assi se puso muy de propósito a catequizarles y enseñarles lo que les cumplía saber y luego los fue confessando y fue cosa maravillosa que los tres dellos conviene a saber el indio viejo padre del otro y otros dos murieron dentro de doze horas. Por último remate dize aquella relación lo que también lo será deste párrafo, que aviendo los señores virrey Príncipe de Esquilache y arçobispo don Bartolomé Lobo Guerrero puesto gran calor en que se acabasse de edificar una casa de reclusión y penitencia para los hechizeros llamada Santa Cruz y también en que se formase un colegio de caciques en la mesma cassa del Cercado para que allí se criassen y enseñassen en las cossas de nuestra santa fee los hijos de los caciques que avian de suceder a sus padres, eligieron al padre Juan Vásquez que acabava de llegar de Europa donde avia ido procurador desta provincia a Roma para que como persona de tanta sciencia y experiencia en materia de indios fuesse recogiendo de uno y otro género de gente de la maliciosa y depravada en las hechizerías, y de la inocente por su poco edad los que fuessen más a propóssito para poblar estas dos habitaciones y para ello le dieron toda la autoridad necessaria. Fue el padre y demás de una gran missión que hizo en todos los lugares que anduvo con notable aprovechamiento de aquellas almas. Truxo catorze hijos de caciques para el colegio y quarenta hechizeros y bruxos de los más perjudiciales para la casa de Santa Cruz, cosa que importó sumamente y dexó atemorizados a los indios porque nunca pensaron avia de llegar a este efecto la amenaça de que si no se descubrían los avian de sacar de su tierra y traer a este encerramiento, cosa de gran sentimiento para ellos por estar en especial estos hechizeros tan hechos a vivir con toda libertad en el campo y assi resultó de aquí que se descubrieron muchos de los que hasta entonces no se avian manifestado y assi se entiende por la divina misericordia que a lo menos los de estos pueblos por donde anduvieron los padres y últimamente el padre Juan Vásquez quedaron a satisfacción remediados deste contagio de la idiolatría que tantos años los avia tenido en tanta miseria y desventura.
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Concluyese la materia de estas missiones de la idiolatría con lo que se hizo della en tiempo del ilustrísimo señor don Gonzalo de Campo arçobispo de los Reyes [1619], (16)
El año de 1619 entre otras muchas misiones que se hicieron se prosiguió la que otros años atrás se avia començado en la provincia de Conchucos aunque en diferentes pueblos della porque hasta entonces solo se avian visitado los desta parte acá de la cordillera y faltavan otros muchos de la otra parte della en los confines del rio Marañón y assi para llegar a ellos se ubo de padecer mucho en los caminos por ser la tierra muy doblada y de grandes asperezas por los altos y en los baxos lleno de lodazales que acá llaman pantanos y demás de esto estenderse de ordinario por todos ellos como una tan espessa niebla que encubría las veredas del camino, pero con la gracia del señor y nuevos alientos que dio a sus ministros se vencieron todas estas dificultades y llegaron a los pueblos que iban a conquistar para Dios, que asi lo dise la relación según lo mucho que les costó el descubrir la idiolatría dellos, pero con la eficacia de la palabra divina en los sermones y con los demás ministerios se fueron manifestando muchos. Bien que donde hallaron la mayor resistencia fue en un pueblo llamado Puray, que está en las márgenes del rio Marañón y este pueblo fundó el Inca y pobló de indios de los llanos para que passassen a los pasageros en balsas, respeto de que los indios serranos que antes lo hazian no podían sufrir el demasiado calor de aquella tierra y asi morían muchos. Estavan estos moradores de aquel pueblo muy necessitados de doctrina por estar distante dellos ocho leguas el cura y vissitarlos raras [p.55] vezes y aunque estos se concertaron malamente en no descubrirse, con todo usando el visitador de sus amenazas y los padres de sus halagos y religiosas caricias se fueron descubriendo y a los que lo hacían voluntariamente se les correspondía haziéndoles todo al buen pasage y lo contrario a los que a pura fuerza de testigos y tormentos confessavan pusieronles a estos últimos en señal de penitencia unas cruces de madera de media bara de largo al cuello por algún tiempo señalado y a los maestros de la idiolatría los llevaron al Cercado para que asi la enmienda suya fuese más dura. Lo especial que aquí se halló fue tener solo huacas y adoratorios comunes y no dioses penates en sus cassas contra el uso común de los otros pueblos de cuatro hermanos grandes hechizeros que se hallaron y castigaron. El menor que era de solo diez y ocho años era muy buscado y consultado de todos porque decía este embuste, que yendo de un pueblo a otro con una carta y queriendo descansar se recostó y quedó dormido y al despertar del sueño se halló entros (sic) unos riscos pelados estraños y no conocidos y que estando sin saber por dónde saldría dellos se le apareció un insigne hechizero ya difunto diciendo que el averle traído allí sin saber quién, era obra de la huaca que quería hazerle ministro suyo y aquel enseñó el oficio y dixo que para que lo entiendiese mejor avia de padecer por algún tiempo mal de coraçón y que después con los remedios que le dixo de palabra sanaría y que asi le avia susedido. Otra novela tenían aserca de una huaca que adoravan y era una tinaxa, y la fábula esta que aviendo salido muy pequeña de las manos del ollero ella mesma avia crecido y ensanchadose hasta
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tener tres baras de circunferencia, y que haciendo el pueblo un sacrificio y faltándoles la chicha ques su bebida, el mesmo tinajón vino a ellos andando como dicen por sus pies lleno de aquel licor y que bevieron hasta quedar satisfechos (ellos le dixeron asi por no confesar avian quedado ebrios). No costó poco dice el padre el darles a entender que avian passado de la embriaguez al deslumbramiento quando les pareció que se les avia venido el tinajón y lo que se puede decir sin rastro de temeridad es que con la ansia del bever ellos se ivan a la tinaja, que ella se estava queda (sic), pero como se les andava la cavessa atribuyeron el movimiento de sus traspiés al milagroso andar de la vasija. Más singular astucia fue la que usó el demonio con un indio de buen entendimiento y bien enseñado en las cosas de nuestra santa fee y como fiel christiano tenía en su cabezera una imagen de christo señor nuestro en la cruz, certificó pues este indio que estando enfermo se le entró por las puertas un hechisero que avia fallecido poco antes, sin pensar él en cossa semejante traía en la mano un vaso de cierto brevaje que no supo él lo que era y dixole en beviendo de aquel vaso sanaría, luego respondió a eso cuerdamente el enfermo que él avia sido criado entre españoles y savia muy bien por la doctrina de los padres que después desta vida le avia de jusgar Dios y asi no quería valerse de sus medicinas porque temía si muriese dar cuenta a Dios de aquel pecado de supersticiones y hechiserías. Enojesele grandemente el demonio que avia venido en aquella figura de hechizero y dixole se lo dice este christo questa pintado en este papel tomarás esta bebida, respondió el doliente que sí y afirma que apenas lo avia acabado de decir quando oyó hablar al christo que con una vos enflautada le dixo que lo tomase, con todo esto alumbrado del señor se persuadió que era embuste de satanás y dando vozes dixo que le echasen de allí aquel indio. Con esto, el demonio que traía su figura desapareció y el buen enfermo quedó consolado mucho más quando vio en su pueblo a nuestros obreros y enviando a llamar uno dellos le dio quenta de todo esto y se confessó con él quedando más confirmado en la fee. Remata esta missión con un casso que les passó a los padres en uno de aquellos pueblos que descubre las admirables traças de Dios para salvar a sus predestinados, dicen que avia una honrada y piadosa muger que desde que los oyó predicar y lo mucho que travaxaban por las almas propuso de regalarlos y assi lo hacía con grande voluntad, fueron una tarde a agradecerle este oficio de tanta piedad y hallándola según refería tan en días de parir que por horas aguardava su alumbramiento, echando de ver que estava sola y su cassa muy distante de otras le dixeron con singular advertencia que si al tiempo del parto la criatura corriese riesgo de morirse sabía lo que avia de hacer y si sabría bautizarla confessó que no, y en esta ocasión los padres la instruyeron aserca de la materia y forma del bautismo y para quedar satisfechos de aver tomado bien aquella santa lición la preguntaron una y dos vezes lo que le avian enseñado y a todo respondió con asierto. Susedió pues que aquella mesma noche a desora(sic) la embió a llamar a toda priessa(sic) una india a quien estando de parto se le avia atravessado la criatura y estava con gran peligro suyo y della fue la buena muger venciendo no poco dificultad [p.56] de su mesmo preñado y reconocido el peligro de la criatura se animó a bautizarla, echole el agua en la mayor parte del cuerpo questava descubierta diciendo lo que le
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avian enseñado los padres, aquella mesma tarde fue nuestro señor servido que naciesse viva la criatura con que se aseguraron dudas y luego murió incontinenti, de manera que apenas tocó en la vida temporal quando mediante la muerte passó a la eterna. Avisó deste suceso a los padres que volvieron a verla y a preguntarle lo que avia hecho i dicho y repitió tan fielmente las palabras que quedaron consolados y admirados de las trazas de Dios, hasta aquí esta missión. Otra muy serca de Lima hicieron otros dos padres también con el vissitador en que se descubrieron no menos mochadores y huacas, sin embargo de que los españoles que vivían entre los indios insistían que no era posible aver idiolatría, pero desengañaronse quando vieron tanta multitud de ídolos e instrumentos de sus hechicerías que se hicieron traer a la iglessia públicamente y que ellos mesmos delante de todos confesavan eran muy antiguas aquellas huacas y eredadas de sus passados y los ritos y ceremonias que usaban en especial en el tiempo de enfermedades comunes para que no les alcançasse porque el marido se iba una noche fuera de cassa, y la muger se encerrava por de dentro y se untava el cuerpo con un género de untura que llaman sanco y vestida con la camiseta i manto se untava los lagrimales con otro género de untura de diferentes colores y se vestía la bestidura de la muger llorando otro día y otra noche la qual passava la muger fuera del campo y con esto se libravan decía ellos de la enfermedad. De aquí pasaron a otros pueblos en que hallaron mayor dificultad porque los indios eran ladinos y estavan en opinión de christianos y assi tenían gran rezelo en manifestarse y más quando muchos religiosos que avia en aquel distrito los defendían en esta parte, pero fue el señor servido quedando traça de que viniesen a otras estraordinarias y a puerta cerrada se fuessen manifestando haziendo muchos dellos confessiones de treinta y de quarenta años con mucho dolor y verdaderamente que se persuadieron los padres avia usado el señor de esta misericordia para con ellos, atendiendo a la liberalidad con que siendo apenas christianos avian acudido al edificio de templos muy buenos que tenían en sus pueblos, ya que también los avian enriquecido de ornamentos ricos de tela y de brocado y de cálices dorados y esmaltados que era para alavar al señor, ver en pueblos de indios igual o mayor ornato en esta parte que en ciudades e iglesias de españoles. Aun lo que en materia de ídolos es de mayor reparo se advirtió que en la ciudad de Truxillo siendo assi que tiene en las cassas y haziendas de ordinario más morenos que indios de servicio, y los que sí están siempre en compañía y a vista de españoles por donde parece avia de estar más lexos dellos qualquiera rastro o sombra de idiolatría, aviendo un padre lengua juntado en una parroquia los que avia y hecholes un sermón acerca desto como dizen a Dios y aventura por si uviese algo que remediar se puso después del a confessar, y le truxo un indio un ídolo que sin duda devía de ser muy famoso entre ellos porque era una piedra verde y en ella formado un hombre sentado con toda propiedad. El descubrirse este ídolo fue causa de que se hiziesse mayor diligencia en inquirir lo que avia de mal asi entre los indios de la ciudad como en otras partes con que se entiende se curó y sanó esta peste en los que en aquella sazón estavan cogidos della.
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Era manifiesto el favor que nuestro señor hazía en esa razón a nuestros missioneros en saberse dar maña para descubrir idolatrías, el conocer esto movió a un religioso de la orden de predicadores dotrinero de un lugar llamado Coayllo a pedir primero licencia a su provincial y alcançada esta hazer instancia al nuestro de que le concediesse por unos días al padre Juan Vásquez para que hiziesse missión y pesquisa de su doctrina sobre esta materia de ídolos, fue el padre estimando en mucho la humildad y zelo santo del religioso doctrinero, persuadido que más por él que por la industria suya seria servido el señor de que se purificasse aquel pueblo si avia en él algo de semejante contagio. Assi los hizo su magestad divina porque fue servido se descubriesse luego un hechizero tan astuto y mañoso en disimularse que aunque avia ido alla un visitador como a los demás pueblos nunca pudo sacarle de rastro ni dar en cosa que le descubriesse. Era este sacerdote de sus ídolos y dedicado a ellos desde que nació y tan familiar al demonio que le hablava muchas vezes en varias figuras, desengañose muy de veras oyendo predicar al padre con aquel espíritu y raro talento que para estos sermones de indios tenía y aviéndose confessado muy de veras para satisfacción mayor de su arrepentimiento habló en público a todos reprobando sus hechizos y malas ceremonias y trato familiar con el demonio. Fue cosa maravillosa [p.57] que como es indio era la columna y como estrivo principal de todo el demás gremio de idólatras, caído él se fueron luego manifestando y confessando los demás a exemplo suyo con tanto consuelo y admiración del religioso doctrinero suyo que no solo quedó muy agradecido a los padres, pero se hazía lenguas y exhortava a los demás religiosos de otras dotrina que nos llamassen para servirse de nosotros y ser ayudados en lo mesmo, que él lo avia sido con tan feliz sucesso quanto se podía dessear y que lo mesmo sería por ellos si querían conocer que nuestro señor con especial misericordia avia escogido para este efecto a los de nuestra compañía. Murió en este tiempo el señor arçobispo don Bartolomé Lobo Guerrero y con su muerte ubo de aver como disen suspensión de armas en esta guerra que se hacía al demonio, aunque nunca los nuestros dejaron de recorrer las plaças ganadas para que no volviese a entrar el enemigo. Hizierónse otra vez misiones a Guanuco y de otras partes y con aberse hecho esto antes tantas diligencias para agotar si se pudiese de todo punto esta mala sentina y seta de idólatras, con todo hallaron algunos que por ausentes o mañossamente disimulados no se avia savido dellos en las ocasiones passadas y en esta la fidelidad y lealtad de los ya conbertidos los manifestaron y denunciaron con que alcançaron remedio. También en este tiempo cuidaron nuestros superiores de que se hiziese por todo el contorno de Lima y las haciendas della una cuidadossa correría para acudir a tanta multitud de esclavos como trabaxa en ellas sin que aya quién, de más de que no falten a sus tareas. Examinaronse por medio del padre Alonso de Sandoval los bautismos de muchos recevidos a sus tierras porque como el padre venia de Cartagena y estava experimentado en el examen destos bautismos, aberiguando el punto del valor o nulidad dellos aquel por no aver sabido lo que se recevia el moreno esclavo ni tener la intención necesaria para su valor y los otros por saberlo sacava en limpio los que estavan o no estavan bautizados. Viose manifestamente entre otras personas, esto en
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una morena ya ladina que preguntada muy en puridad lo que desto avia entendido respondió que entonces no hiço otro concepto del sacramento más que de que lavan o mojavan la caveza para quitarle a navaxa el cavello, y viendo que no le hacían sino que se la dejavan asi quedó dudossa del casso y preguntó después a qué fin avia sido aquel breve y superficial lavatorio y sabiendo era para ser hija de la iglesia y profesar la fee christiana se quedó con esta última noticia receviendo después tan solamente los olios y fue gran cossa que se declarase después con el seguro de que su falta de bautismo por la que avia tenido de intención de ser cristiana al recebirle e ignorancia conocida de lo que recebia se remediaría en secreto sin que por esto encurriese infamia alguna porque tienen aprehendido estos morenos quando son ya ladinos y demás edad ser grande ignominia suya bautizarse para suplir el primero bautismo. Asi se hizo con esta y después con más de quarenta que se hallaron con este mesmo defecto por donde asi para esto como para hacerles salir de pecado y comulgar los que por averlos instruido nuestros operarios se hallaron capases dellos contra la esperança y opinión de sus amos que se los dexavan estar asi, aun en tiempo de semana santa sin tratar de que cumpliese con este presepto de la iglesia, para estos efectos digo an sido importantíssimas estas missiones. También se repitieron otras a los pueblos de españoles más cercanos de que no ay que hazer mención en particular por no aver en ellas cossas más extraordinaria que aver llamado una noche muy a priessa a uno de los padres para socorrer y confesar a una morena que estava muy a peligro de un recio parto, llegó el padre y halló que avia echado dos criaturas juntas que tenían por muertas apartadas en un lugar, quisola registrar el padre y fue la misericordiossa providencia de Dios que las halló vivas y aguardaron a resevir el agua del santo bautismo y a dos horas después de resevido bolaron al cielo. Por exemplar castigo del señor contra los que falta en respeto devido a sus padres puede ser lo que en una destas misiones veniéndose a confesar un mansebo perniquebrado dio al confesor quanto le preguntó la causa de su trabajo, dixole pues que por aver sentido una raçón que le avia dicho su madre llevado de su impasencia y enojo alsó el pie para darle de coçes (tan poco antento estava a la piedad natural que devía a quien le truxo en sus entrañas, pero a mal de su grado hizo Dios que le tubiesse con hallarse quebrada la pierna al punto que la levantó para tan atrevido amago y passara sin duda del a la obra a no estorvárselo Dios tan a su costa por lo mucho que en ello se ofendía que no es lo mesmo estender el pie para herir a la madre que la mano con el cuchillo para herir al hijo en el patriarca Abrahan) y asi aunque lo uno y otro estorvó Dios, este como cossa de que se agradó tanto dexo sano el braço del que quería dar el golpe sustituyendo el cordero en que se executase y aquel porque ofendía en su hecho quedó lisiado toda su vida [p. 58] para que no se atreviese jamás otro tanto. Más estraño acontesimiento fue otro camino el de otra triste muger mal amistada con otro a quien por ventura no avia guardado la fee que el otro quería en sus lasivos amores, porque yendo este a su cassa con intento de solo reñirla y darle en cara con la ofensa que le hacía fue tal la confusión y verguença que tubo ella de no averle correspondido a que devía estar bien obligada o por ventura el enojo y despecho de que asi le sacasen
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a la cara lo que pensava estar muy secreto, que allí se cayó muerta con tanto espanto del galán que le reprehendía questo mesmo le hiço a él bolver en sí y cobrar la vida espiritual de su alma porque se fue luego a confesar muy compungido y enmendó la vida en lo de adelante.
Conclusiones
La crónica del padre Jacinto Barrasa no solo es importante por la información etnográfica que nos ofrece sobre la primera campaña de las idolatrías, sino también porque permite conocer la versión oficial contada desde la orden jesuita sobre su participación en el proyecto evangelizador de la iglesia católica de extirpar las prácticas rituales y ceremoniales de los indios. Además, es una fuente valiosa para los estudios andinos, más aún cuando se conoce que los expedientes de hechicerías que elaboraron los extirpadores de idolatrías durante los años de 1610 y 1622 se perdieron en el tiempo.
Fuentes
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Archivo Arzobispal de Lima. Parroquia del Sagrario. Libro de BautismoEspañoles N° 4 (1618-1628); Monasterio de la Encarnación. Legajo 8. Exp 37. 1653; Autos y diligencias fechas a pedimento del Colegio Máximo de San Pablo de la Compañía de Jesús, sobre las informaciones de la vida, virtudes, muerte y milagros del venerable siervo de Dios, padre Francisco del Castillo, religioso sacerdote de la Compañía de Jesús, natural de Lima. Libro 1. 1677-1680.
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EL IMAGINARIO SOBRE LA MUERTE A TRAVÉS DE LAS PINTURAS MURALES DE LA CRIPTA DE LA IGLESIA DE SANTO DOMINGO. TRUJILLO, SIGLO XVII
Erika Claudia Caballero Liñan1 Universidad Nacional de Trujillo
Resumen
La presente investigación explica el imaginario sobre la muerte de los habitantes de la ciudad de Trujillo mediante los rituales fúnebres y los conceptos de “la buena muerte” a través de la simbología en las pinturas murales de las criptas de la Iglesia de Santo Domingo que muestran la búsqueda de una vida ejemplar y espiritual en la humildad. Presenta el espectáculo de la muerte dentro de la dirección espiritual que debía dirigirse el moribundo antes de la extremaunción y a lo largo de toda su vida, suscitando el problema de la salvación como una necesidad que se practicaba dentro de la sociedad trujillana dentro del siglo XVII.
Palabras clave: Trujillo, Santo Domingo, criptas, pinturas murales, buena muerte, ritual fúnebre, siglo XVII.
Abstract
This research explains the imaginary on the death of the inhabitants of the city of Trujillo through the funeral rituals and the concepts of "good death" through the symbolism in the wall paintings of the Crypts of the Santo Domingo’s Church showing the search for an exemplary and spiritual life in humility. It presents the spectacle of death within the spiritual direction which should lead the dying before the last rites, and throughout his life, raising the problem of salvation as a necessity that is practiced within the Trujillo society in the 17th century.
1 Licenciada de Historia por la Universidad Nacional de Trujillo, ha venido realizando proyectos turísticos y educativos con la Municipalidad Provincial de Trujillo, miembro de la Red
Iberoamericana de Cementerios Patrimoniales. Su línea de investigación son temas referentes a la concepción de la muerte en la ciudad de Trujillo, así como de los cementerios en la región de La
Libertad, en especial, del cementerio de Miraflores. Contacto: erika412cl@hotmail.com.
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