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La Convención Nacional y la elección presidencial

El ambiente era de gran tensión. La prensa oposicionista atacaba con encono feroz al Gobierno, tanto en el nivel doctrinario como en el personalista. Abundaban los pasquines que manchaban la honra de los personajes dominantes, incluyendo a la esposa del Presidente. Montoneras eran armadas o estimuladas. Circulaban innumerables chismes y rumores.

Se habían llevado a cabo, en contras te con el fracaso de la elección pre sidencial y de la del Congreso extraordinario, las elecciones para los miembros de la Convención Nacional prescrita por la Carta de 1828. Sus juntas pre para to rias empeza ron el 2 de julio de 1833. Al ser ele gi do Vi gil primer presidente de ellas, resultó evidente que dominaban los liberales en la nueva asamblea.

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En ese mes de julio se pro dujo el ho rrible motín de Ayacucho ya mencionado en el capítulo anterior, y quedó a cargo del Poder Ejecutivo, por viaje del presidente Gamarra, el vicepresidente del Senado, José Braulio del Camporredondo.

LA CON VEN CIÓN NA CIO NAL Y LA ELEC CIÓN PRE SI DEN CIAL.- La Verdad, periódico doc-

tri nario gobiernista, sostuvo la tesis de que la Convención no podía hacer otra cosa sino ocuparse de la reforma constitucional. Cuando la Junta Preparatoria pasó al Gobierno una nota para anunciar la elección de su mesa directiva, sin tener todavía quórum, el Ejecuti vo le negó la facultad de constituirse y la de adoptar procedimientos oficiales. La Junta no contestó; pero se abstuvo de proceder hasta que se reunió el número de diputados convencionales en proporción mayoritaria.

Al ca li fi car al gu nas elec cio nes la Junta Pre pa ra toria pidió que se en jui cia ra a un subprefecto de lin cuen te; el Go bier no contestó ne gán do le autoridad. La ins ta la ción oficial de la Conven ción Na cio nal se efec tuó el 12 de se tiem bre de 1833. El primer pre si den te de ella fue Fran cis co de Pau la Gon zá lez Vigil.

Mientras los días transcu rrían y se acercaba el 19 de diciembre, último de la administración de Gama rra, la Con vención acep tó la tesis gobiernista de que no te nía otra ta rea sino la de re formar la Carta; y, aparte de reunirse para el despacho, la aprobación del presupuesto y la renovación mensual de la mesa, nombró una comisión con un individuo por cada departamento para preparar el respectivo proyecto. No se ocupó de otros asuntos. La comisión tuvo resultados infecundos.

Las cosas cambia ron en octubre con la llegada de Lu na Pi za rro. Es te, con un grupo de amigos, preparó un proyecto de Carta política que llegó a presentarse a la Convención y comenzó a ser discutido a partir del 9 de diciembre.

Luna Pizarro ya habíase persuadido en aquella época de la necesidad de que el Perú y Bolivia formasen una confederación de tres Estados con Tacna como la capital y bajo la presidencia de Santa Cruz. El departamen to de La Paz debía unirse al Estado del Centro. Al revisarse en el deba te el artículo segundo del pro yec to, viose que no figuraba allí el inciso exis ten te en la Carta de 1828, que prohibía el pac to de unión o federación contra rio a la independencia de la nación. Cuando algunos diputados objetaron la enmienda, Luna, que era entonces presidente de la Asamblea, dejó su sitial para de fender desde la tri buna "el de re cho de la nación para constituirse de la manera que quisiera y sin más condición que la de consultar, por medios genuinos, su verdadera libertad".

Luna reunió a un grupo de amigos para exponerles el plan que es te principio de De re cho político ocultaba; pero no halló ambiente favorable.

El Gobierno ignoró estos hechos que hubiera podido denunciar en nombre del patriotismo y que fueron narrados más tarde por el diputado Santiago Távara en su Historia de los partidos; y fracasó en diversos planes para desorganizar o desprestigiar a la Convención.

Ella no adoptó el acuerdo de elegir presidente de la República, lo cual hubiera sido denunciado por el Gobierno. Esperó que Gamarra procediese. Si Gamarra nada hacía y llegado el último día de su mandato legal lo prorrogaba, se salía de la constitucionalidad y era como si izara una bandera que con vo caba a una sublevación nacional contra él. Sus suplen tes eran dos. De ellos uno, el vicepresidente La Fuente, continuaba proscrito. El otro, el presidente del Senado, Manuel Tellería, bbbbbb PEDRO BERMÚDEZ bbbbbbb (1793-1852)

bbbbbbb Luego de su participación en las batallas de Junín y Ayacucho, el militar tarmeño ocupó altos cargos en el ejército peruano. Fue desterrado a Costa Rica junto con La Mar, pero regresó al Perú en 1832 gracias a la Ley de Repatriación. Se proclamó jefe supremo tras dar un golpe de Estado a Orbegoso en 1834.

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