peruanos. Ramón Herrera, ministro de Riva-Agüero, firmó en Lima otro convenio, más favorable para el Perú, con el coronel colombiano Urdaneta (Lima, 29 de marzo de 1823). Riva-Agüero aprobó este último, pero el gobierno de Colombia, por intermedio de Sucre, gestionó la ratificación lisa y llana del que celebraran Portocarrero y Paz del Castillo, aduciendo que las tropas habíanse movilizado en virtud de él. Dicha ratificación se verificó, al fin, después de no pocos titubeos, el 3 de junio de 1823. En el convenio Herrera-Urdaneta se estipulaba que las bajas de la división de Colombia serían reemplazadas, no con peruanos, como aceptó Portocarrero, sino con los soldados colombianos existentes en los cuerpos del Perú y, en su defecto, con prisioneros españoles. Más tarde, en las conferencias de Guayaquil celebradas en 1829, el plenipotenciario peruano Larrea y Loredo, presentó como argumentos en contra del pacto Portocarrero-Paz del Castillo la falta de autoridad de Riva-Agüero para mandarlo firmar y el carácter informal del documento respectivo; la atingencia de que los reemplazos habían podido ser hechos durante la campaña pero que no eran procedentes después de ella;y el principio de que no existía poder con facultades suficientes para decretar la expatriación perpetua de un crecido número de ciudadanos inocentes. De las fuerzas colombianas que participaron en las campañas finales de la independencia del Perú volvieron a su patria, según dijo el plenipotenciario Gual en una de dichas conferencias, de cinco a ocho mil. Muchos de ellos eran peruanos de nacimiento en virtud del arreglo sobre reemplazos.
OTROs AsPECTOs dE LA OBRA dE RiVA-AGÜERO.- Entre los otros aspectos de la obra de Riva-Agüero (cuyo ministro de Guerra y Marina fue el coronel Ramón Herrera), cabe mencionar que reorganizó la marina al ponerla bajo el comando de Jorge Guisse; ganó respetabilidad con la llegada del ministro chileno Campino y con la del representante de Estados Unidos, Prevost; pidió auxilios a Chile y Argentina; inició una política más benigna con los extranjeros; derogó el decreto de la Junta Gubernativa, expedido en las postrimerías de su gestión, que ordenaba un sorteo de esclavos para aumentar el ejército, atendió a la conservación del puerto del Callao; buscó renta para el erario; procedió a recoger el papel moneda cuya amortización mediante pagos al Tesoro o adjudicación de fincas quedó señalada; fundó la Academia Militar; dispuso el adiestramiento de las milicias en toda la República; elevó la fuerza armada a un número que antes no tenía; ordenó la creación de batallones, como el cuarto escuadrón de Húsares formado por Ramón Castilla en el norte, y decretó la efectividad del bloqueo de las costas enemigas. Al mismo tiempo, Riva-Agüero se dirigió personalmente al Virrey para pedirle primero la regularización de las operaciones bélicas y amenazando con la guerra a muerte. Luego le ofreció un armisticio de dos meses, en el que conservaría cada ejército sus posiciones, mientras se enviaban diputados al cuartel de cada uno de los beligerantes para formalizar un tratado de paz en el cual el Gobierno del Perú aceptaría el regreso de los españoles expulsados y concedería toda clase de garantías y facilidades a los intereses peninsulares. El Virrey rechazó estas propuestas. La contratación en Londres, por los comisionados Diego Paroissien y Juan García del Río que había enviado San Martín, de un empréstito de un millón doscientas mil libras esterlinas, permitió que el Gobierno contara entonces con cuantiosos fondos. Riva-Agüero insistió en alejar de su lado al ejército nacional que podía protegerlo en caso de un conflicto interno y organizó una nueva expedición a los puertos del sur, la “segunda expedición a Intermedios”. Salió ella del Callao entre el 14 y el 25 de mayo. Constaba de poco más de cinco mil hombres. El plan de campaña era complicado y su éxito dependía del concurso simultáneo de fuerzas diversas y heterogéneas, incluyendo las que debían aportar Colombia, Chile y Buenos Aires, todo lo cual requería el comando de un hombre superior.
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Junio 1823 [ PERÚ ]
debido a la invasiÓn espaÑola en liMa, el congreso Traslada sus sesiones al puerTo del callao. MÁs Tarde, el dÍa 26 del MisMo Mes, parTe de sus MieMbros se insTalÓ en TruJillo. en esa ciudad, el congreso fue disuelTo por el presidenTe rivaagÜero.
[ CAPÍTULO 2 ] PERÍODO 1
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