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Guerras civiles y caudillismo

nuESTRAS PRIMERAS DéCADAS DE VIDA REPuBLICAnA VIEROn COnSTAnTES GuERRAS CIVILES EnTRE CAuDILLOS MILITARES COn PRETEnSIOnES DE PODER. un TExTO DEL HISTORIADOR CRISTÓBAL ALJOVín PROfunDIzA SOBRE ESTA ACIAGA CARACTERíSTICA DE LA POLíTICA PERuAnA DEL xIx.

“El período de la postindependencia ha sido un sinónimo de anarquía especialmente después de Bolívar. La inestabilidad era intrínseca a la vida de Lima y de otras ciudades: los golpes de Estado y las revoluciones eran tan poco sorprendentes como poco deseados por la mayoría de la población. El precio pagado en términos de víctimas y destrucción era demasiado alto, salvo para aquellos que esperaban beneficiarse con un cargo. En unos cuantos años el Perú tuvo muchas revoluciones simultáneas, y sus protagonistas aducían que cada una de ellas representaba a la nación, mientras que sus oponentes denunciaban que obedecían a ciertos intereses privados. Hubo proclamas presidenciales distintas que se leyeron al mismo tiempo, cuando los golpes de Estado devenían en guerra civil y cuando parte del ejército y de la sociedad no aceptaba el golpe, como en 1834.

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Muchos revolucionarios señalaron que el problema estaba en la Constitución que necesitaba ser reescrita. Tenían razón, de varias maneras, en tanto la Constitución tendía a rehacer y recrear la política y la sociedad peruanas en algo que los mismos legisladores ni querían ni esperaban. Estos legisladores soñaban con diseñar una Constitución que llevara al país a la libertad a la estabilidad y a la prosperidad material. Pero los nuevos principios de gobierno basados en la igualdad, la libertad, la representación y la razón fueron constantemente erosionados por el uso de la fuerza. La ley fue siempre socavada. Aun así, los ejércitos revolucionarios siguieron siendo movilizados en nombre de la nación y de la libertad constitucional.

A finales de la década de 1830, la mayoría de los revolucionarios más entusiastas de las guerras de la Independencia se angustiaba con el hecho de que la república no podía estabilizarse en base a la libertad y a una sociedad comercial. La historia de la República se tornó, así, en una serie de revoluciones sucesivas –irónicamente, cada una de ellas era lanzada en nombre de la constitución–, lo que tuvo como resultado la depresión económica.”

De: Caudillos y constituciones: Perú, 1821-1845, Lima: FCEPUCP, 2000, pp. 309310.

trabajaban con los abogados, médicos, flebotómicos, grabadores, lapidarios, marmolistas, maestros de piano, músicos, relojeros; así como los empleados inferiores en las oficinas de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial (incluyendo en este a los tribunales especiales), así como también los de establecimientos diversos. Una parte de los profesores de escuelas y colegios no estaría lejos del último grupo. Gentes de otros sectores sociales actuaron, sin du da alguna, para azuzar la rebelión y colaborar en ella.

La gue rra civil de aquel año fue librada duran te va rios meses en el nor te, en el centro y en el sur del país entre las fuerzas de un milita rismo que ya estaba exangüe y esa opinión desafian te. En realidad, el llamado "Abra zo de Maquinhua yo" (24 de abril de 1834) en que el ejérci to triunfador depuso las armas ante las improvisadas tropas a él enfrentadas, representó no un episodio grotesco o ridículo como alguna vez se ha dicho, sino la victoria en la infiltración misteriosa de las pasiones y las ideas más difundidas en aquel momen to dentro del seno mismo de quienes las habían estado combatiendo con las armas y acababan de vencer.

En esta movilización indudable de la opinión pública no hubo reivindicaciones sociales ni influencias extranjeras. No cabe pretender que en ella colaboraron las grandes cantidades de indios dispersos en el campo, en los case ríos y en los villo rrios de la sie rra. Pe ro sí hubo participación de la gen te de la capital y de las ciudades principales de la costa y hasta de algunas de la sierra como Cuzco y Ayacucho. Los vehículos para la propaganda antigobiernista fueron las campañas en el Con greso, en la prensa y en los volan tes. Entre los pe riódicos, aquellos que se publicaban en Lima y que, por cierto, reprodujeron, en lo esencial, los debates parlamentarios, debieron irradiar, aunque fuese en forma tardía, a las más importantes ciudades provincianas. Por eso, no debe otorgarse valor muy sobresaliente o definitivo a la aparición, muchas veces retrasada, de periódicos en provincias, aparte de los que provinieron eventualmente de la guerra de la Independencia o de las guerras civiles posteriores.

Lo que se mani fes tó en 1834 fue el cansancio y el repudio an te un ré gi men que había llegado a ser odiado, sentimien to que unió a gen tes de las di versas clases como an tes, en una ma yor perspectiva, ocurriera durante la guerra de la Emancipación. Mediaron también factores regionalistas, en Lima contra el cuzqueño Agustín Gamarra y su esposa doña Pancha; en Arequipa contra las huestes foráneas que comandaba el puneño San Román; y en diversos lugares la protesta contra autoridades políticas y militares abusivas.

Después de estas vibran tes jornadas en las que hubo un cla ro in te rés colecti vo y de las apoteósicas manifestaciones que suscitó la sorprendente victoria de la opinión pública, una vez más, el pueblo abandona el pri mer plano. Se da, como muchas otras ve ces en el Pe rú, el contras te entre la epilepsia y la parálisis. El año de 1834 termina entre deba tes in tensos y, en realidad, estériles, cuyos centros son la Convención Nacional hasta junio y, permanentemente, los periódicos. En realidad, no se ha conseguido ventajas sustanciales después de tanto luchar y predicar. Viene el te rrible año de 1835 y con él empieza la cruenta gue rra civil-in ternacional que se prolonga por un lustro hasta 1839 y re vi ve los estragos to davía no curados de la gue rra de la Emancipación. Recorren el suelo nacional ejércitos de dos países vecinos, Bolivia y Chile, mientras que los peruanos, aturdidos, se dividen como también se dividieron en aquella contienda, pero esta vez no apa re cen dos sino tres facciones. Y en tonces las fuerzas más pode ro sas son, sobre todo, las acometidas de los sables y los dispa ros de los fusiles y de los cañones. setiembre 1825 [ perú ]25 LO quE SE san martín creó MAnIfESTÓ En la primera 1834 fuE EL bandera en el CAnSAnCIO Y EL puerto de pisco, REPuDIO AnTE un poco después de RéGIMEn quE llegar al perú. la HABíA LLEGADO A hizo oficial el 21 SER ODIADO, de octubre de 1821, SEnTIMIEnTO quE mediante un unIÓ A GEnTES decreto en el que DE LAS DIVERSAS también disponía CLASES COMO que ésta debía ser AnTES, En unA de seda o lienzo y MAYOR medir 8 pies de PERSPECTIVA, largo por 6 de ancho. OCuRRIERA DuRAnTE LA GuERRA DE LA EMAnCIPACIÓn.

[ TOMO 2 ]

[ PRIMER PERÍODO: LA éPOCA funDACIOnAL DE LA REPÚBLICA ]

CAPÍTULO 30 ● I Población del Perú ● II Demarcación interior ● Exploraciones y fundaciones en territorio peruano ● III La independencia y la integridad de la nación ● La república unitaria o federal ● IV El derecho de sufragio. Sufragio directo e indirecto. La elección del presidente de la República ● Extensión del sufragio ● El sufragio obligatorio ● El sufragio secreto ● El proceso electoral ● V El presidente de la República ● Facultades extraordinarias ● El vicepresidente ● Ministros de Estado ● VI Poder Legislativo ● VII El Consejo de Estado ● VIII Juntas departamentales. Municipalidades ● IX Poder Judicial ● El Tribunal del Consulado ● El Tribunal de Minería ● El Juzgado de Diezmos ● El Juzgado de Aguas ● El Juzgado de Presas ● El Juzgado de Comisos ● Los fueros personales.

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