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La historiografía chilena, boliviana y peruana ante la Confederación Perú-boliviana
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A HIS TO RIO GRA FÍA CHI LE NA, BO LI VIA NA Y PE RUA NA AN TE LA CON FE DE RA CIÓN
PE RÚ-BO LI VIA NA.- La his to rio grafía chilena es casi unánime en su juicio ad verso a ella, con lo cual revela una vez más, la solidez de su espíritu nacional. La única excepción está representada por Benjamín Vicuña Mackenna en su libro D. Diego Portales (Valparaíso, 1863), y en escri tos dispersos, todos ellos an te rio res a la gue rra de 1879. Al examinar en la obra mencionada las causas de la guerra entre Chile y la Confederación, Vicuña Mackenna calificó el episodio de la invasión del general Ramón Freire a su patria como un pretexto para desencadenar hostilidades; no consideró motivo suficiente la abrogación del tratado de comercio de 1835; y, en cuanto a la usurpación del Pe rú por Santa Cruz y a la necesidad aducida de restablecer el "equilibrio ameri cano", los rechazó como motivos legítimos. "La guerra, entonces (llegó a exclamar Vicu ña Mackenna); no solo era injusta sino injustificable; no solo era impopular sino funesta a la República. Si más tarde y es to no debe echarse al olvido, a nosotros mismos nos ha saludado casi en nuestra cuna el estruendo de aquella, despertándonos con cánticos de glo ria que le die ron un prestigio heroico, la historia no se deja deslumbrar con el entusiasmo fácil del corazón si no que, deponiendo odios y pre dilecciones, levanta el ve lo de la verdad que no tiene fe cha ni épocas y le cuenta a sus con temporáneos tal cual la concibe en su conciencia, porque, después de to do, la glo ria no es el de re cho, el éxi to no es la justicia, la pre ca ria suer te de las armas, en fin, no es la eterna ra zón de los pueblos".
Pero esta posición, como queda dicho, ha sido aislada. Débese a Sotomayor Valdés, en su magistral libro acerca de la administración Prieto y en su trabajo, no menos notable, sobre la Primera Expedición Restauradora, una admirable exposición sobre la época en sus aspectos políticos y militares con majestuosa sobriedad clásica. Joven aún, Gonzalo Bulnes escribió sobre las causas de la gue rra y en 1878 acerca de la campaña de 1838 con madu rez en el juicio, talen to en el relato de las operaciones y movimientos militares, prolijidad para utilizar archivos oficiales y el de su familia, cla ri dad de juicio cuando no lo enturbiaban el acendrado amor patrio y, en este caso, el orgullo de su nombre. Bulnes y Sotomayor Valdés crearon una robusta tradición historiográfica, excepcional entre todos los países de Hispanoamérica cuyas proyecciones llegan hasta la época actual. Francisco Encina, en su Historia de Chile no solo afirma lo que rei te radamen te se adujo en su patria contra Santa Cruz sino llega a sos te ner que estadistas e his to riadores no sospecharon siquiera el peligro verdadero que el Protector de la Confederación implicaba, pues pretendía nada menos que conquistar el continente sudamericano.
Y Ernes to Ba rros Jarpa ha dado a un libro sobre las gue rras de 1838 y 1839, repitiendo una frase de Portales, el título de la Se gun da in de pen den cia de Chile.
La historiografía boliviana se presenta, en cambio, muy dividida. Algunos autores como José Manuel Cortés (En sa yo histó ri co de Bo li via, La Paz, 1861), elo gian a Santa Cruz, presidente de Bolivia y censuran al Pro tec tor de la Con fe deración. Pe dro Kramer B., en su libro His toria de Bo li via (La Paz, 1894), ha llegado a decir: "La Con fe deración, tal como la implan tó Santa Cruz, era completamente desventajosa para Bolivia: 1° Porque su representación en la Dieta era absorbida por la representación doble del Perú; 2° Porque entre ambos pueblos había antagonismo de senti-