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El motín de subsistencias de 1919
EN TORNO AL PARO QUE SE DIO EN MAYO DE 1919 POR LOS PRECIOS DE LAS SUBSISTENCIAS, EL HISTORIADOR AUGUSTO RUIZ ZEVALLOS PRESENTA EL SIGUIENTE ARGUMENTO PARA EXPLICAR ESA PROTESTA SOCIAL.
Según Ruiz Zevallos, el principal móvil de la protesta fue el deseo de rebajar los precios de las subsistencias y por ello se llegó a medidas como los desmanes del 27 y 28 de mayo de ese año. Se dieron disturbios como saqueos a las tiendas de comerciantes extranjeros (italianos, chinos) lo cual reflejaba, sobre todo en el caso de los segundos, una aspiración de hostigar a los foráneos que eran vistos como una competencia desleal. Se registraron, incluso, seis incendios contra establecimientos chinos. En mayo de 1919, entonces, fue la carestía impuesta por el alza de precios, el principal motivo de las protestas lo que se evidenció en los desórdenes en los diferentes mercados de la capital, y en varios saqueos a las tiendas que expendían artículos de panllevar. Pero, aparte de las motivaciones ya señaladas, hubo otras de carácter más político, como lo evidenció el que manifestantes llevaran letreros que decían: “Abajo la burguesía”, “abajo los capitalistas acaparadores”; e inclusive flamearon banderas rojas, y se vio algunos ataques a las residencias de familias de dinero, a oficinas del Estado y de grandes empresas. Según el autor:
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“Estos hechos ayudan a entender que el origen de la revuelta se hallaba no en una situación de hambruna, como señalaron ciertos autores. Recordemos que aún en ese año los limeños consumían carne en grandes proporciones. El origen de la revuelta estaba en la convicción de que ciertos derechos y principios morales sancionados por la tradición habían sido violados por una práctica económica, realizada por ‘capitalistas y acaparadores’, y, por lo tanto, en una imagen alternativa (un modelo popular) acerca de cómo debería funcionar la economía, en particular en relación con los alimentos; es decir, con intervención de las autoridades en el comercio (fijando un precio justo) y en la producción de los alimentos (obligando en los fundos a sembrar artículos alimenticios, tomando en consideración las necesidades de la población). Todo lo cual hacía posible mantener la tradición dietética.
El motín de marzo de 1919 fue la reacción más violenta de la población limeña de principios de siglo para lograr de la élite dirigente una serie de cambios, no radicales, sino más bien que sin proponérselo tendían a democratizar la sociedad. Se podría decir que la mayoría de acciones realizadas en esa jornada, lejos de ser actos vandálicos motivados por el hambre, expresaron un rechazo al modelo agroexportador impulsado por la oligarquía”.
De: Augusto Ruiz Zevallos. La multitud, las subsistencias y el trabajo. Lima, 18901920. Lima: Fondo Editorial PUCP, 2001, pp. 157-163.