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La consagración del Perú al Corazón de Jesús y el 23 de mayo de 1923

muchas veces sin suerte, en la política del país durante casi treinta años. Y cuando salió de la historia viva del Perú en 1923 tenía el fulgor de los arrestos con que entró en ella en 1895.

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LA CONSAGRACIÓN DEL PERÚ AL CORAZÓN DE JESÚS Y EL 23 DE MAYO DE 1923.- Hubo

desde 1917, más o menos, actividad en una organización cuyo objetivo era entronizar al Corazón de Jesús y que tenía en el padre Mateo Crawley a uno de sus animadores. El 29 de junio de 1917 se produjo dicha entronización en la ciudad de Barranco, sin que se produjese ningún incidente.

En mayo de 1923 fue publicada en un órgano eclesiástico una instrucción pastoral del arzobispo de Lima Emilio Lisson dirigida “al Iltmo y Rvdmo. Sr. Deán y al Venerable Cabildo Metropolitano, el clero secular y regular, a las vírgenes consagradas a Dios y a todos los fieles sujetos a nuestra jurisdicción, salud y paz en Jesucristo Nuestro Señor”. Sus primeras frases eran las siguientes: “Anuncioos un gran acontecimiento que será de grande gozo para nuestro pueblo. La República peruana, católica por convicción, por tradición y por la Constitución, será consagrada oficialmente al Sacratísimo Corazón de Jesús en el próximo mes y la imagen de este Sacratísimo Corazón de Jesús será entronizada en la plaza principal de esta capital. Tomada esta determinación por el Episcopado nacional, interpretando la voluntad de sus feligreses, ha sido comunicada al señor D. Augusto B. Leguía, presidente Constitucional de la República, quien, en su calidad de Patrono de la Iglesia en el Perú, se ha dignado tomar el acto bajo su oficial y alta protección y señalará el día y dictará las medidas que estime convenientes”. La Escuela de Artes y Oficios comenzó por esos días la fundición de una imagen del Corazón de Jesús que debía ser colocada en la fachada de la Catedral en una gran ceremonia y de una placa alusiva. El anuncio arzobispal pasó desapercibido durante algunos días hasta que fue puesto en evidencia, con comentarios de franca censura, en el diario La Crónica y en la revista Variedades, a cargo del diputado gobiernista Clemente Palma. Asociáronse en la crítica liberales moderados, extremistas de izquierda, anticlericales de diversas tendencias, protestantes o elementos afines a ellos y, sobre todo, enemigos o adversarios recalcitrantes del Gobierno. Órgano del difuso sentimiento adverso a la ceremonia anunciada se hicieron los jóvenes universitarios de San Marcos. Una asamblea convocada el 23 de mayo de 1923 por un grupo de dirigentes estudiantiles encontró su caudillo y orador en Víctor Raúl Haya de la Torre. Como culminación del acto entonces celebrado, se improvisó una manifestación pública. Al llegar ella a la calle Huérfanos, después de haber avanzado por el Parque Universitario, fue atacada por la gendarmería al mando del coronel Rufino Martínez, el victimario de Pazul reincorporado al servicio y ascendido por el Congreso, a quien se achacaba responsabilidades flamantes por las torturas del obrero Marcelino Aguirre, fallecido poco después de salir de su prisión en el cuartel de la quinta de Presa. Murieron el estudiante Manuel Alarcón Vidalón y el obrero tranviario Salomón Ponce. También perecieron tres hombres de la fuerza pública: el gendarme Ruperto Goitia y los inspectores Jesús Vásquez y José E. Torres cuyo sepelio pasó luego desapercibido. Se dijo que en la torre de la iglesia de los Huérfanos había habido civiles que dispararon contra los manifestantes. Aquella noche Haya de la Torre recorrió solo las calles centrales anunciando la muerte del estudiante y del obrero y pidiendo que se dejara sentir la protesta popular. Al día siguiente, la multitud encabezada, una vez más, por Haya de la Torre se enfrentó nuevamente a la fuerza pública y llevó los cadáveres de Alarcón y de Ponce para que fueran velados en el recinto de la Universidad. El entierro de ambas víctimas constituyó una manifestación imponente. Las autoridades de San Marcos y los catedráticos que acudieron se encontraron desbordados por la masa estudiantil y obrera cuyo director indiscutible seguía siendo el alumno Haya de la Torre. Una nueva fuerza surgía, beligerante ante el leguiismo con raíces juveniles y populares, ajena a los políticos y hostil a ellos, como lo demostró el caso del diputado José Antonio Encinas, a quien los estudiantes le impidieron hablar en la Universidad cuando pretendió solidarizarse con sus actitudes. VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE (1895-1979)

El joven trujillano inició su actividad política en la Universidad Mayor de San Marcos, donde estudiaba Derecho. En 1919, fue designado presidente de la Federación de Estudiantes. Desde este puesto organizó a los estudiantes para protestar por las políticas dictatoriales del presidente Augusto B. Leguía. En 1923, Haya de la Torre fue uno de quienes se opusieron a la consagración del Perú al Corazón de Jesús. Ese mismo año fue apresado y desterrado a Panamá.

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