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La peste bubónica
Eyzaguirre, nacido en 1865, estudió además las epidemias en Lima y la tuberculosis pulmonar en la misma ciudad.
Felipe Merkel fue autor, en 1902, de una monografía sobre la tuberculosis en el ejército y en 1908 de un estudio sobre la reglamentación de la prostitución en Lima.
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Otro médico, Julián Arce, nacido en 1863, fue premiado en un concurso promovido por la Sociedad Nacional de Agricultura en 1902 por su trabajo acerca de la provisión de brazos para el trabajo rural de la costa. A cargo de la clínica de Enfermedades Tropicales en la Facultad de Medicina, hizo Arce estudios sanitarios del agua potable de Lima y estudios epidemiológicos de la malaria, la fiebre amarilla y otras enfermedades similares. Fue el fundador de la Medicina tropical en el Perú. Primer director de Salubridad en el Ministerio de Fomento desde 1904 hasta 1911, aunque tuvo enemigos acerbos, efectuó una labor notable. Renunció cuando el gobierno, violando los reglamentos sanitarios, impuso pena de cuarentena al Canova, buque que conducía al Callao a tres diputados de oposición.
Daniel Eduardo Lavorería desempeñó con capacidad y honradez la subdirección de Salubridad Pública por cerca de treinta años y dejó su utilísimo prontuario de la legislación sanitaria en el Perú. Fue catedrático de Histología Normal en la Facultad de Medicina y jefe de servicio en el hospital Dos de Mayo.
Abel S. Olaechea, nacido en 1875, doctor en Medicina en 1908, presentó para ese grado una tesis sobre “el estado actual de los conocimientos relativos a la tuberculosis” en la que se ocupó también de esa enfermedad en Lima, con un mapa de las zonas urbanas más amagadas arribando a conclusiones de interés social y científico a base de datos estadísticos minuciosos. Director de Salubridad en 1914, permaneció en el cargo hasta 1919. En esta época se aprobaron la ley de profilaxis del paludismo y la ley de declaración de las enfermedades infectocontagiosas; y, al finalizar sus funciones, mediante iniciativa suya, fueron contratados los servicios de la misión Rockefeller para la lucha contra la fiebre amarilla, y se le dio intervención en la campaña iniciada para extirpar dicha enfermedad aparecida en Piura. Fue médico director del Hospital Dos de Mayo desde 1923.
la peste bubónIca.- El Comercio en su edición de la tarde del 7 de mayo de 1903 bajo el rubro “Enfermedad sospechosa” hizo pública la existencia de algunos casos de peste bubónica en el Callao. Ellos se habían iniciado en los últimos días del mes de abril. Cuando se discutía este asunto se hizo pública una carta del médico de Pisco Enrique Mestanza a Ernesto Odriozola, anterior a la alarma entonces suscitada, sobre sus sospechas de haber asistido a un pestoso en aquel puerto. La enfermedad había sido traída, según se supone por el barco Amasis procedente de Calcuta. Pasó en Lima en octubre del mismo año.
El agente causal fue identificado por el médico italiano Ugo Biffi y los peruanos Manuel O. Tamayo y Julio César Gastiaburú en el laboratorio municipal de Lima. Al año siguiente se produjo la primera epidemia de esta enfermedad en la capital, con un foco central en el barrio de Monserrate. Biffi había llegado en 1902. Contribuyó a la formación de un núcleo de importantes investigadores peruanos en el que estuvieron Tamayo, Gastiaburú y Raúl Rebagliati. Encabezó la lucha contra la bubónica, antes desconocida por la población, poco preparada desde el punto sanitario y cultural. Gran figura fue también en esta batalla Juan Bautista Agnoli, médico del Hospital Italiano, inspector de Higiene de la Municipalidad. Entre los profesionales peruanos se destacó entonces, entre otros, Juan Voto Bernales, médico interno en el Lazareto de Guía. Según datos oficiales, en 1904 hubo 377 casos de bubónica y hasta 1911 ascendieron ellos a 1.330. De este número 670 correspondieron a curados y 660 a muertos. De los apestados 1070 fueron de la ciudad y 260 del campo. Curados de la ciudad: 533 y del campo: 137. Muertos de la ciudad: 557 y del campo: 123.
[ 1903 mayo 8 ]
la peste bubónIca. en su edición del 8 mayo de 1903, el diario el comercio informó sobre algunos casos de peste bubónica descubiertos en el callao. en ese sentido, señaló: “(…) no son muy tranquilizadoras las noticias que hoy tenemos que dar: aunque no complemente comprobado el hecho hasta ahora, los estudios practicados en el callao justifican el temor de que los casos de que se trata sean de fiebre bubónica; pero, aun cuando fuese así, no hay motivo para alarmarse hasta el punto de dejarse poseer por el pánico. la bubónica no es más mortífera que cualquier otra epidemia, y tenemos pruebas de actualidad de lo fácil que es, relativamente, impedir que se propague”.