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El aumento de las tensiones internas

escala una inmigración de otro origen, ni alcanzó desarrollo notorio la instrucción, ni el Estado amparó de veras al indígena, ni surgieron nuevos cauces por los cuales quedara atenuada la dificultad tremenda para que fueran incorporados amplios sectores de los niveles campesinos al ámbito cultural de las ciudades y las zonas más avanzadas del país.

Por otra parte, se fueron acentuando nítidamente las diferencias entre los tipos de explotación agraria entre costa y sierra. En esta última no continuó siempre la relación patriarcal cariñosa y tranquila entre propietarios de haciendas y peones de que da algunos ejemplos Markham en su historia de la guerra entre el Perú y Chile. En otros casos se produjo el retiro de las familias señoriales a la ciudad cercana o a la capital. Las prácticas tradicionales de cultivo de origen prehispánico siguieron muchas veces. La servidumbre, el bandolerismo, el abigeato, el contrabando, la mendicidad y el abuso en el empleo de la coca fueron fenómenos derivados de una situación social de deprimente agobio. Falta estudiar el tremendo impacto de la legislación concerniente al alcohol sobre la servidumbre indígena. El latifundio creció en la época republicana en desmedro de las comunidades agrarias. El problema del latifundismo y del atraso social tomó caracteres más patéticos en zonas de Puno, Cuzco, Apurímac, Huancavelica y Ayacucho, donde buena parte de la población (con sus características y pintorescos trajes regionales) continúa ajena al idioma castellano, en contraste con la castellanización de otras zonas del centro y del norte. No faltaron las rebeliones de protesta, hasta ahora no bien estudiadas, con infantilismo subversivo. En este libro se ha registrado la agitación endémica en la zona de Chucuito y en otras áreas y la aparición de “Rumi-Maqui”. Y lo que era muy grave, en Lima, durante mucho tiempo, la elite intelectual y social tuvo ojos ciegos ante estos problemas que no solo eran económicos y sociales sino implicaban, a la vez, déficit fisiológico por la subalimentación y también indigencia espiritual compensada no pocas veces por valiosos atisbos de arte espontáneo.

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La historia republicana no debe pasar por alto a la artesanía indígena. Su tradición es muy rica. En la época prehispánica el arte textil y metalúrgico y la cerámica especialmente tuvieron una producción que siempre causará asombro. Las formas artísticas españolas propias del Renacimiento y de la etapa posrenacentista fueron introducidas en el Perú a partir del siglo XVI. La herencia artesanal peruana, como dice Robert P. Ebersole en su trabajo sobre la artesanía que figura entre las monografías publicadas por el Plan Regional para el Desarrollo del Sur (1959), es, el resultado de la unión impuesta entre el “directo” uso pagano de la línea y la forma simbólica y el extravagante uso de “la decoración por la decoración misma” durante la época colonial. Quizás fueron pocos los cambios, relativamente, en la artesanía durante el período comprendido entre los últimos años de aquel período y los primeros veinticinco del presente siglo; porque no hubo modificaciones notables en el transporte a través del territorio y el indígena siguió viviendo su vida marginal. Pero con el advenimiento de los ferrocarriles, las carreteras, la radio y el tráfico aéreo empieza un nuevo estilo de vida en la sierra. La herencia artesanal tradicional está en el trance de sufrir más alteraciones que con la Conquista española. Los productos de fábrica hacen ruda competencia a los que salen de las artes y oficios con raíces en el ayer, hundidos por lo general en el medio de las ciudades pequeñas o en el rural o aldeano.

[ Vi ]

el aUMenTO de laS TenSiOneS inTeRnaS.- No cabe hablar, en verdad, de una sociedad peruana sino de varias articulaciones sociales, en función, en parte, de circunstancias geográficas y, sobre todo, de la variabilidad del impacto producido por los fenómenos históricos desde la Conquista española hasta la introducción del industrialismo. Puede observarse en la vida nacional de los últimos cincuenta años a partir de 1919 más o menos el incremento de las tensiones sociales y político-ideológicas. Acontecimientos internacionales y fuerzas desatadas en la evolución interna las han azuzado. La presión obrera halló un estímulo en las crisis cíclicas de la economía liberal que la SiTUación caMPeSina

la movilidad social de los campesinos peruanos no había cambiado desde la época colonial. a finales del siglo XiX, las mínimas muestras de dinamismo social estuvieron marcadas por el mestizaje; el reclutamiento militar, a menudo forzoso; y la revolución industrial que se vivió a partir del desarrollo de las haciendas costeras. en esta imagen de la década de 1920 vemos a dos campesinos cuzqueños con su vestimenta tradicional.

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