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La revolución agrícola en la costa
además, el aprovechamiento de los recursos naturales que concurren directa o indirectamente a la satisfacción de las necesidades primarias. Resulta notorio, de todos modos, que la tierra agrícola disponible es insuficiente para mantener satisfactoriamente a la población del país.
Según cálculos de 1943 casi un quinto de la tierra cultivada había sido dedicada a la producción de maíz (18%), el 15% a la producción de algodón y azúcar, un décimo al trigo y otro a la papa, poco menos que un décimo a la cebada, y el resto, en pequeña proporción, a otros productos agrícolas.
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Después de haber denunciado la gravedad del problema de la escasez de tierras en el Perú, Rómulo Ferrero en sus trabajos Política agraria nacional (Lima, 1940) y La realidad económica nacional (Lima, 1942) señaló tres líneas esenciales para abordarlo: 1° aumento de la superficie cultivada por medio de irrigaciones, colonización de la selva, apertura de caminos, etc.; 2° elevación de los rendimientos económicos por la enseñanza, la experimentación, la difusión del crédito, el mejoramiento de las tierras, etc.; 3°) desarrollo de otras ramas de actividad económica para absorber y dar ocupación a una parte de la población que vive del trabajo de la tierra.
Según la CEPAL en 1950, de la población total del Perú el 58% pertenecía al sector agrícola y el 42% al no agrícola.
la reVOlUciÓn agrÍcOla en la cOSTa.- El incremento en el cultivo del azúcar y del algodón en la costa a lo largo del siglo XX tuvo vastas consecuencias de orden económico, técnico, hacendario y político. Hubo en esta región del país: a) expansión en el área cultivada a través de la explotación de tierras antes no utilizadas; b) mejor aprovechamiento de las aguas de riego; c) empleo sistemático del guano; d) introducción de maquinaria moderna; e) decadencia del contrato de enganche y alza de jornales que atrajo a braceros serranos y liquidó el problema de la escasez de mano de obra; f) crecimiento de la producción por hectárea; g) posibilidad para los propietarios de obtener dinero en gran cantidad y emplearlo luego en las industrias, en la mejora urbana y en otros usos, mientras ayudaban al país a disponer de una apreciable proporción de las divisas extranjeras que requiere y contribuían, al mismo tiempo, con limitaciones, al alza de Presupuesto nacional a través de los impuestos de exportación. Desde el punto de vista técnico, lo que se ha hecho en la costa peruana en el siglo XX enorgullecería a cualquier país.
La producción de azúcar presenta problemas que no tiene la del algodón o la del arroz y por ello grandes unidades de cultivo son necesarias para un cultivo remunerativo. En un plano comercial, el azúcar aparece en solo siete valles de la costa, especialmente en el norte y en el centro. Desde principios del siglo la tendencia aquí ha sido consolidar haciendas separadas dentro de un número más limitado y más extenso de unidades. El número de los ingenios se redujo de 33 en 1922 a 15 en 1950, aunque el área de cultivo del azúcar disminuyó solo en alrededor de 2% dentro del mismo período. He aquí uno de los fenómenos típicos de la reciente historia económica republicana. La concentración de la propiedad en este caso se relaciona con la finalidad de llevar a cabo el uso más conveniente de los recursos productivos: tierra, agua, capital, maquinaria, trabajo y se halla vinculada a la competencia en los mercados extranjeros. No podría de otro modo efectuarse la explotación intensiva con inversiones considerables en equipos, implementos y mejoramiento de la tierra y con organización y capacidad administrativa excelentes. Todo lo cual no debe impedir que una legislación previsora imponga adecuadas cargas tributarias, vigile las condiciones de trabajo no solo en cuanto al salario, sino en relación con la vivienda, la educación y la higiene, fomente el desarrollo comunal y cívico, ampare la organización sindical y la autonomía de los núcleos poblados dentro de las haciendas, vaya, cuando sea necesario y tomando en cuenta los legítimos derechos de cada sector y sin trastornar la organización de la producción, a la reforma de la empresa.
El fenómeno de la concentración de la propiedad fue particularmente notable en el valle de Chicama donde en 1950, había solo cuatro centros, cada uno de los cuales había adquirido la deUda eXTerna perUana
Según los estudios realizados por luis rose Ugarte en 1945, las tierras cultivables del perú en el periodo 1929-1945 se habían modificado de la siguiente forma:
aÑO TierraS cUlTiVaBleS 1929 1.463.867 ha 1945 1.486.000 ha
aÑO prOMediO pOr HaBiTanTe 1929 0,28 ha 1945 0,24 ha