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El Negro San Andrés... Desde sus orígenes.
El tabaco, como lo conocemos actualmente, requirió de una evolución de miles de años para llegar a ser lo que es ahora, lo más probable es que los progenitores del tabaco moderno sean los antepasados de los actuales géneros Cestrum, Petunia y Nicotiana, que debieron haber tenido modi caciones en su forma, resultado de cambios cromosómicos y genéticos, los cuales se vieron favorecidos por procesos biológicos de segregación de características, selección natural y aislamiento geográ co y genético; esta serie de alteraciones morfológicas, principalmente en el tamaño y la forma de las hojas dieron lugar a los subgéneros principales que después darían origen al actual género Nicotiana.
Los orígenes del tabaco se centran en Sudamérica - en la zona de los Andes, continuando hacia el istmo de América Central y el archipiélago de la Antillas, siguiendo hacia el norte a través de la mesa central de México hasta llegar a las montañas Rocallosas de Norteamérica; a partir de aquí continúa hasta el archipiélago del Pací co Sur.
Las especies Nicotiana tabacum y Nicotiana rústica, entre otras variedades, fueron las de mayor uso en los rituales de los pueblos de la América Precolombina, según evidencias arqueológicas. La Nicotiana Rústica, por su mayor contenido de nicotina y mayor adaptabilidad geográ ca, tuvo una mayor extensión en su uso y cultivo en América, mientras que la Nicotiana Tabacum se vio restringida a las zonas tropicales.
El género Nicotiana fue dado por el naturista Sueco Carlos Linneo en 1753 en reconocimiento al francés Jean Nicot, quien como embajador en Portugal envió semillas a la reina Catalina de Médicis.
Las dos especies que más se cultivan en la actualidad son Nicotiana tabacum y Nicotiana rústica y es muy probable que ninguna de estas dos especies exista en estado silvestre. De las 60 variedades de tabaco conocidas en el mundo, la mayoría se encuentran en el continente americano, sumando el 75 % del total, mientras el 25 % restante se encuentran en Australia y el Pací co Sur. Existen 30 especies delimitadas solo a Sudamérica, 6 comunes a ambas Américas y 9 encontradas tan solo en Norteamérica.
De las 15 especies presentes en Australia, tan el número más pequeño de especies autóctonas (9-15 %). Tres se presentan en México y en el sureste de Estados Unidos, una en las costas del este y golfo de México y otra en México, Guatemala y el área del Caribe. Respecto a la distribución de las especies de tabaco cultivadas en el mundo para uso comercial, el tabaco común de La Habana, el de Virginia, el americano y los mexicanos pertenecen solo una es parecida a la del continente americano y solamente una de ellas se circunscribe a grupos insulares más alejados hacia el este.
Del total de las especies de Nicotiana identi cadas, 36 de ellas (60 %) se observan en Sudamérica, de las cuales 18 (30 %) se localizan en Argentina. A su vez, Perú, Bolivia y Chile cuentan con 11 especies. Países con 6 especies o menos son: Brasil, Uruguay y Paraguay. En Australia y en el Pací co Sur se encuentran 15 especies.
Norteamérica y ciertas islas que se localizan cerca de la costa del Pací co presen- a la especie Nicotiana tabacum, mientras que los tabacos de Maryland y el tabaco Griego pertenecen a la especie Nicotiana macrophyta. Los tabacos de China y el tabaco Turco se agrupan dentro de la especie Nicotiana chinensis, y los de Brasil y algunos tipos de tabaco Turco se agrupan dentro de la especie Nicotiana rústica. Cabe hacer notar que las especies que se encuentran en Australia (N, gosseii, N.ingulba, N.excelsior y N. benthamiana) se utilizan únicamente para su consumo local.
Las especies Nicotiana tabacum y rústica fueron las de mayor uso como neuroestimulantes rituales entre los indios de América. La N. tabacum fue un cultivo de difusión relativamente limitada; en el momento que los europeos llegaron al Nuevo Mundo no había podido pasar —en su camino hacia el norte— más allá de la faja tropical de las tierras bajas de México. En contraste, la N. rústica ya había desbordado el trópico americano y casi tocó los últimos límites de la agricultura del Nuevo Mundo. Esta especie era la que fumaban los indios de los bosques orientales de Norteamérica: era el “yetl” de los Aztecas y, probablemente, el “petún” de los brasileños.
La extensión en uso de la N. rústica puede explicarse por el hecho de que su concentración de nicotina es mayor que la de N. tabacum. Si el empleo del tabaco tuvo interés histórico para el hombre en la medida que las propiedades narcóticas de su principal alcaloide favorecían sus rituales mágico-religiosos, esta característica es la que posiblemente in uyó en que, uno tras otro, los pueblos americanos adoptaran rápidamente su utilización. Además, una vez sembrada, la N. rústica requiere menos cuidados que la N. tabacum.
La primera manera de fumar el tabaco fue probablemente en forma de puro: hojas de tabaco enrolladas en una hoja grande de la misma planta. El siguiente paso fue el cigarro, en el que el tabaco era enrollado en un envoltorio de otro producto, como hojas de maíz o trozos de corteza. Naturalmente, esto condujo a la pipa tubular, hecha primero de carrizo hueco y después de cerámica o piedra. Finalmente, y debido a un giro en el hornillo de la pipa que permitía que esta fuese sostenida en forma más horizontal, surgió la moderna pipa de codo.
El consumo del tabaco existió en la mayor parte de las culturas mesoamericanas. Los mayas, toltecas, mexicas y otros grupos prehispánicos de esta zona cultivaron el tabaco y lo consumieron en diversas formas, aunque predominó su uso en pipa. Dicha costumbre fue una distinción de los señores, nobles y sacerdotes ligada al prestigio social y a la religión. Los mayas fumaban para que el humo se elevara hasta la morada del dios de la lluvia, y creían que las estrellas fugaces eran colillas de cigarros arrojadas por los dioses. Los mexicas usaban el tabaco en las curaciones, en la invocación de la diosa Cihuacóatl, patrona de la medicina, y en actos trascendentales de la vida social y política. Los aztecas, que pertenecían al mismo grupo étnico, también lo utilizaban para venerar al Dios de la guerra, Huitzilopochtli, y los tlaxcaltecas ofrecían picietl a su dios de la guerra, Camaxtli. Era tal la importancia del tabaco que se incluía entre los tributos del imperio azteca; como parte de su empleo mágico-religioso, los sacerdotes lo empleaban para predecir grandes acontecimientos. En México la costumbre de fumar tuvo una gran propagación; prueba de ello es la gran variedad de pipas encontradas en diferentes zonas del país y la diversidad de los testimonios grá cos. Pipas que datan del preclásico de la cultura tolteca, han sido halladas en las inmediaciones de San Miguel de Allende, estado de Guanajuato, otras, que datan del período clásico, en la zona maya.
En el Códice Mendocino se narra la importancia del tabaco como tributo de los pueblos subyugados al poderío azteca; también se habla de la comercialización del tabaco y los productos para su fumado, como resinas aromáticas y cañas huecas.
De la diversidad de testimonios encontrados en las diferentes zonas del territorio mexicano, se ha logrado identi car los nombres que recibía el tabaco en las lenguas indígenas. Los mayas tenían tres palabras correspondientes a tres diferentes dialectos: kuts, sig. Y may. Los aztecas lo llamaron yetl (nombre común), yoli y picietl; esta última especie, más na y delgada, era importada probablemente de las costas del golfo.
De los tabacos oscuros producidos actualmente, la gran mayoría son producidos en el estado de Veracruz. Existen cuatro variedades que se explotan comercialmente en la actualidad: Tlapacoyan, Habano, Negro de Jaltepec y Sumatra, de estos, los últimos tres son destinados a la fabricación de puros principalmente.
El Negro Jaltepec, se produce en la región de los Tuxtlas, puede ordenarse en las siguientes clases: Primera Oscura, Primera Clara, Segunda Oscura, Segunda Clara, Banda, Morrón Oscuro, Morrón Claro, Morrón Roto, Cuarta, Quinta, Pasado y Picadura. Cada una de estas clases está destinada a ser alguna parte de los cigarros puros y, en el caso de la picadura, a cigarros puros de calidad inferior. Es un tabaco de magní ca calidad, con altura de 70 a 90 centímetros y follaje frondoso, que produce entre 14 y 16 hojas por mata. Es de color verde oscuro. Las hojas ya curadas presentan gran elasticidad y alto contenido de goma, con un agradable olor y de color café oscuro intenso. La producción está dedicada a obtener hojas de primera. Su contenido de alcaloides uctúa entre l.7 y 2.9 %, lo que da al puro un sabor fuerte, acentuado por su nivel de pH alcalino.
Cabe señalar que la variedad Jaltepec, incluye subtipos de tabaco que varían según sulugar de procedencia - características y calidad. En el caso de la variedad Jaltepec, hasta la fecha ha incluido los tabacos Negro Córdoba y Negro Jaltepec, nombres adoptados por la región donde se producen; el tipo Negro Valle, conocido así por haberse producido en Valle Nacional, Oaxaca, cuyo cultivo nalizó
Cuentan los viejos tabacaleros de la zona de los tuxtlas que en la producción experimental en 1979 y 1980 de Negro Tabamex o Negro San Andrés, cultivado en San Andrés - Veracruz, hicieron una cruza por medio de la polinización de las variedades Negro Jaltepec (De hoja mediana pero de muy buena calidad) y el Negro San Andrés (de hoja más grande), dando como resultado el tabaco Negro San Andrés actual, de hoja grande y de calidad excelente por la genética del Negro Jaltepec, este Negro San Andrés de deliciosos aromas picantes de chocolate y especias.
La familia Turrent ha estado cultivando tabaco desde 1880 en esta área, conocida como la
El tabaco de los Turrent es un elemento clave en las mezclas galardonadas en Cigar A cionado. “Me encanta este tabaco”, dice: Rocky Patel, quien supervisa sus marcas. “Compramos mucho. Me encantan sus sabores a caramelo, a café, a chocolate y un poco de pimienta blanca en el nal”. Varias de sus marcas usan el tabaco Negro San Andrés de Turrent como capote, pero principalmente para capas. “Es una hermosa capa”, dice. “Yo utilizo este tabaco por su sabor y su excelente combustión, funciona muy bien con todo tipo de mezclas”, dice: Abdel (A.J.) Fernández, el propietario de las marcas AJ Fernández. Dice que es un tabaco muy versátil, se puede emplear como capa, tripa y capote, dependiendo de la mezcla y la marca.
100 años, por lo que ha adquirido su propio sabor y per l de rendimiento, especialmente en el suelo volcánico de la Sierra de los Tuxtlas.
Sierra de los Tuxtlas, un crestón de picos volcánicos en la llanura de la costa del Golfo de México, a unas 100 millas al sur de Veracruz y aproximadamente a 60 millas al norte de Coatzacoalcos, con más de 180 volcanes inactivos en la zona, la principal ciudad en la región montañosa es San Andrés Tuxtla, y la mayoría de las instalaciones de los Turrent (campos, graneros de curado, almacenes y dos fábricas) están ubicadas en el pequeño pueblo de Calería.
El tabaco Negro San Andrés es el principal negocio de los Turrent, esta variedad que se ha vuelto muy popular para su uso en cigarros estilo maduro, es utilizado por los productores de cigarros hechos a mano en varios países (Nicaragua, República Dominicana y Honduras) y en Europa para cigarros hechos a máquina.
Los Turrent dicen: “El Negro San Andrés; se ha vuelto muy popular porque tiene un poco de dulzura en sus sabores, quema muy bien y es muy fácil de mezclar con otros tabacos, ayuda con la combustión y tiene un gran aroma”. A lo largo de los años, otros productores de tabaco han tratado de cultivar tabaco Negro con el mismo per l de sabor y características de quemado del tabaco Negro San Andrés, pero sin éxito. Las diversas empresas y productores que han tratado de producir tabaco negro por su cuenta no lograron duplicar las características que se encuentran en el tabaco Negro San Andrés.
Los Turrent son los mayores productores de tabaco para puros en la región de San Andrés, y según su propia estimación representan más del 50 por ciento de todo el tabaco cultivado en el pequeño valle. Se centran en tres variedades (Sumatra, Habano 2000 y Negro San Andrés), el tabaco negro mexicano suele considerarse el descendiente más directo del tabaco negro nativo cubano, aunque se cultiva en México desde hace más de
Cada año, la Familia Turrent cultivan alrededor de 440 acres de tabaco negro, La producción total asciende a unas 530.000,el tabaco negro se siembra en la tercera semana de junio hasta nales de agosto, y la cosecha comienza a principios de septiembre, o aproximadamente a los 70 días de la siembra y continúa hasta principios de noviembre. Comienzan las plantaciones cuando comienzan las fuertes lluvias estacionales en junio. El primer paso es eliminar las hojas que crecen más cerca del suelo. Luego cortan el primer y segundo cebado, que se consideran tabacos ligeros o claros, utilizados para envolver cigarros de colores más claros. El capote y el tabaco para tripa se toman de la parte superior de la planta. Después de la cosecha, las hojas se trasladan a los graneros de tabaco. Son de diferentes tamaños, con hasta 24 galerías, o bastidores para secar las hojas, mientras que algunos solo tienen 16 bastidores. Los graneros son únicos en el área, con lados de estaño de hasta unos 10 pies de altura y techos que están construidos con carrizos. Después las hojas se someten al proceso de fermentación.
Es muy grande la lista de clientes que emplean Negro San Andrés de la Familia Turrent para manufacturar sus cigarros premium. Entre sus grandes clientes en Nicaragua se encuentran Rocky Patel, Drew Estate, A.J. Fernández, Eduardo Fernández en Aganorsa y Pepín García en My Father Cigars. Muchos cigarros fabricados en la República Dominicana usan también tabaco de los Turrent. En Honduras, tanto Julio Eiroa como Néstor Plasencia de Plasencia son grandes compradores de las hojas de los Turrent.