Modo avión DESCONECTADO Carlos Agapito Ortiz Rodríguez
Plétora Editorial
CARLOS AGAPITO ORTIZ RODRÍGUEZ
MODO AVIÓN
DESCONECTADO
Plétora Editorial
Primera Edición, agosto, 2019 © Carlos Agapito Ortiz Rodríguez © Plétora Editorial, 2019 Director editorial: Juan Manuel Alemán Sánchez Diseño y composición: Nayeli Guadalupe Gómez Martínez y Eric Camacho Gutiérrez Ilustración de portada: Nayeli Guadalupe Gómez Martínez Impreso y hecho en México Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual. ISBN 978-607-98086-3-1
Índice temático Pensamiento cuántico: cuando el corazón susurra a la vida ....................9 Dedicatorias especiales..........................................................................10 Dedicatoria a un amigo convertido en Hijo..........................................12 Un día escuché esta historia..................................................................13 Frases Impacto que sostienen la reflexión de la obra..............................14 La razón del título................................................................................. 15 INTRODUCCIÓN.............................................................................21 1. El coraje de reutilizar y reciclar la vida............24 2. Tú decides quÉ hacer con lo que han hecho de ti..............................................................................31 3. El Significado de Despertar...........................................34 4. Los que están profundamente dormidos.............37 Los que se perturban por todo.............................................. . 37 Vivir en dos tiempos..............................................................38 Reclaman por todo cinco necesidades.....................................39 Fanáticos de una religión, pero no de Dios.............................42 Síndrome del dogma, lo inamovible. El posicionamiento.......44 Los sujetos que no salen de su victimismo..............................47 Aquellos que definen las experiencias desde un color o juicio implacable....................................................................49 Los que manejan mecanismos inconscientes de control, posesión y manipulación.........................................................50 Quienes tienen miedo de ser ellos mismos..............................51 El enfermo, otro ser dormido..................................................52 Los que sufren por elegir la ruta de la experiencia dual...........55 Los que sufren entre semana trabajando y anhelan el día de la liberación...............................................................57 5. El ARTE DE AMAR........................................................................60 El amor es creación permanente.............................................69 El amor es fidelidad................................................................70 Partir del amor hacia uno mismo............................................71 Hablando del amor a la naturaleza..........................................73 6. ¿QUIÉN SOY? ................................................................................75 7. DEL ROBO DE IDENTIDAD A LA FALSA IDENTIDAD..........78 No soy cuerpo........................................................................80 No soy persona.......................................................................81 No soy un nombre..................................................................81 No soy un sexo definido.........................................................82
No soy una región, ciudad, país o bandera..............................82 No soy una religión................................................................84 No soy una profesión..............................................................84 No soy una vocación...............................................................85 No soy una casa, maca de ropa, idioma o habilidad................86 8. CONÓCETE A TI MISMO, RECUERDA LO QUE ERES..........87 Dinámica cuando estoy muriendo ......................................109 Miedo a no tener..................................................................111 Miedo a perder imagen.........................................................113 Miedo a perder el trabajo......................................................114 Miedo a perder el amor........................................................116 Miedo a perder un hijo........................................................118 Miedo a la vejez....................................................................120 Miedo a la enfermedad.........................................................122 Miedo a sufrir.......................................................................124 Miedo a Dios.......................................................................125 Miedo a la soledad................................................................127 Miedo a engordar.................................................................128 Esquema de los cinco acuerdos de la cultura tolteca.............129 9. JESÚS, EL HOMBRE, EL ILUMINADO....................................134 Todos son uno y el gesto es el amor ....................................150 Libertad dogmática, familiar, social y económica..................152 Compartir el hallazgo...........................................................155 La buena noticia...................................................................157 Profunda compasión con la humanidad...............................159 El poder de la iluminación, una sabiduría escondida............160 Los siete “Yo soy” de Jesús aplicables a nosotros....................160 Siete pensamientos cuánticos y místicos de Jesús, de escrituras sagradas para la humanidad en su evolución espiritual..............................................................161 10. BUDA, LA RESURRECCIÓN....................................................181 Siddhartha Gautama............................................................181 El sendero ocho veces santo..................................................183 Las causas del sufrimiento....................................................184 Las cuatro nobles verdades....................................................185 La capacidad de tomar decisiones profundas........................185 La capacidad de hacerse las preguntas fundamentales de la vida..............................................................................186 Hemos sido formados desde pequeños en el deseo y el apego.............................................................................186 Ama al prójimo como a ti mismo ........................................187
11. PENSAMIENTOS CUÁNTICOS DE UN CURSO DE MILAGROS..........................................................................193
12. CÓMO ENTENDER EL AMOR DE PAREJA..........................201 ¿Quién soy yo?.....................................................................201 Un mapa histórico que nos ayuda a comprender las actitudes psicológicas de una pareja.....................................................215 13. UNA PARÁBOLA SOBRE LA METAFÍSICA DEL AMOR......220 14. YA BASTA: ES UN ABSURDO RECLAMAR LIKES PARA QUE MI VIDA TENGA SENTIDO. ALBERT CAMUS...........225 15. EL HOMBRE DE HOY EXPERIMENTA LA NÁUSEA DE UNA VIDA VACÍA. JEAN-PAUL SARTRE........................................230 16. LA MUERTE DE DIOS ES EL NACIMIENTO DEL SUPERHOMBRE CON VOLUNTAD DE PODER. FRIEDRICH NIETZSCHE........................................................235 17. EL INCOMPRENDIDO AMOR PLATÓNICO. PLATÓN......242 1 El amor convertido en servicio público: gobierno..............245 2 El amor olvidado a la sabiduría: preñar las mentes humanas...............................................................246 18. ANEXO 1. MATERIAL DE REFLEXIÓN.................................251 CONCLUSIÓN................................................................................261
BIBLIOGRAFÍA................................................................................265
Pensamiento cuántico: CUANDO EL CORAZÓN SUSURRA A LA VIDA Hoy, sumergido en el corazón de la gran consciencia universal, instalado desde mi ser y esencia en el latido que sustenta y lo impregna todo: la matriz, Entrego todo mi ser, mis historias, andanzas, acontecimientos, emociones, creencias, programas, errores, pensamientos, libertades, oscuridades, abismos, infiernos, luces, sombras, decisiones, mociones, intenciones, que, a través de mis ancestros, he vivido y repetido. Lo entrego y me quedo con las manos vacías para comenzar de nuevo mi vida. En este momento soy consciente del Poder del Espíritu que, como una impronta, invade todo mi ser; abrazo, perdono, amo, agradezco, trasciendo todo lo vivido y experimentado. Extiendo el amor que se traduce en comprensión y compasión, en perdón hacia todo y todos. Infinitamente, gracias a la Gracia que está en mí. Y eso me basta para resurgir, porque mi libertad, la última de mis capacidades, ya está empeñada en el pulso que todo lo sostiene, todo lo impregna y está en todo. Carlos Agapito
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DEDICATORIAS ESPECIALES A mis padres y hermanos. Agradezco profundamente a la vida por ser la síntesis de ambas historias, de mi padre y madre. Soy el resultado de todo lo que ellos han hecho de mí, y al mismo tiempo soy mi decisión de trascender las páginas que han escrito en el libreto de mi vida; ahora puedo decir que he logrado despertar a la vida. Los amo con todo mi corazón, al igual que a cada uno de mis hermanos y sobrinos, a quienes llevo en mis entrañas. A Rodrigo y Mary, amigos entrañables, quienes me recibieron con los brazos abiertos y me brindaron su apoyo incondicional, haciéndome parte de su familia. Gracias a ustedes, llegué y me quedé en el Estado de México. Infinitas bendiciones. A la madrina y amiga colaboradora en la revisión de esta obra, María Luisa Huerta Sandoval, Maestra en Docencia y Administración. Gracias por esos diálogos en clave de crecimiento y evolución; la primera amiga a quien desvelé mi ser y en quien hallé comprensión, cariño sincero. Un abrazo sin juicio, y un respeto profundo. A la madrina Maestra Juanita Martínez por todo su apoyo y colaboración, por su disponibilidad siempre, por sus oraciones con un sentido de fraternidad. Gracias por integrarme a su vida y ser sensible a las necesidades personales, y así poder compartir al mundo un mensaje, una alegre noticia. A mis amigos en el camino del despertar e instrumentos de la vida para mi evolución. A mis ahijados: Gerardo, Jesús Eduardo, Yeshua Anastasio, Angie, Diana, Guillermo, Hassem, Carlos David, Marco Kenneth. A la Universidad de Ixtlahuaca (CUI), pues durante mi estadía en ese claustro académico aprendí de cada alumno, compañero y directivo. Gracias maestro Margarito, doctora Conchita y doctor Andrés Bernal. A un Ser de luz, consciente de que la fuerza de la conexión universal es acceder a un código secreto que muy pocos entienden, como plantarse en medio de la Gran Fuente que todo lo sostiene; ahí está el auténtico poder, la belleza inexplicable del amor, la fuerza inquebrantable, una palabra que atrapa, conquista y seduce las profundidades del espíritu 10
humano, un latido que hace eco desde donde me encuentro, hasta las fronteras donde termina este Universo y comienza el otro. Es el reto de recuperar la identidad olvidada, ser consciente de que ni la vida, mucho menos la muerte, pueden arrancarte nada. Estar conectado es saber que tu esencia no está geográficamente ubicada en un cuerpo biológico, sino fuera de él, y que hace posible, como cordón umbilical, la conexión con el latido del corazón de Dios. A ti Rod. L.
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DEDICATORIA AL AMIGO CONVERTIDO EN HIJO. Un día, le preguntaron a Blas Pascal cómo entender el amor de los padres a los hijos, y el contestó: el corazón tiene sus razones, que la misma razón desconoce. Este libro lo dedico con toda mi alma a mi hijo, el hijo que siempre anhelé, que busqué en todo sitio. Siempre imaginé cómo sería tener un hijo, extensión biológica de mí mismo. Atravesé ríos, escalé montañas, subí a los cielos, baje a las profundidades de los mares, viajé a lugares inimaginables, me infiltré hasta el trono de Dios y, en un descuido, le arrebaté el libro de la vida y empecé a hojear para ver si estaba por ahí su nombre; hasta en los sueños pude llegar a los multiversos para ver si en alguna de esas regiones lo encontraba, pero no lo halle. Acostumbrado a viajar, a conocer otros continentes, a recorrer Europa, los Estados Unidos de América, México en su totalidad, cierto día llegué a un centro de estudios que en ese momento no era aún Universidad, perdido en un estado que jamás había recorrido, y en un pueblo tan pequeño que cuando lo vi me juré a mí mismo que no regresaría. Pero, Rodrigo, un gran amigo, quien me abrió las puertas en estos sitios, me llevó a esa escuela para ser entrevistado por la directora María Concepción con el fin de impartir la cátedra de filosofía. Un día, al finalizar un Congreso Internacional de Derecho, se acercó a mí un joven de la Facultad de Derecho para pedir orientación. Ahí estaba latiendo el corazón de mi hijo, Mario. Hijo, es cierto, no te engendré desde mi carne y no llevas mi sangre, pero lo hice con mi alma y espíritu; llevas algo de mí en ti que jamás terminará y tiene olor a eternidad. Cuando te conocí ya no tuve necesidad de buscar más; llegaste en el momento más importante de mi vida; en ti pude comprender aquella expresión de Jesús que dice: los lazos del Espíritu son más fuertes que los lazos de la carne. Te dedico no sólo esta obra, sino mi vida. Hijo, eres el Amor, la extensión más sublime de mi espíritu, y estarás en mi corazón más allá de esta historia. Y cuando yo no esté en el tiempo, lo eterno que dejé en ti sonará como el canto de las sirenas, como el susurro de los ángeles por siempre. A mi hijo Mario Iván, a quien engendré no con el cuerpo, sino con mi Espíritu.
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Un día escuché esta historia en la película El laberinto del fauno de Guillermo del Toro, que así: Cuentan que hace mucho, mucho tiempo en el Reino subterráneo, donde no existía la mentira ni el dolor, vivía una princesa que soñaba con el mundo de los humanos, soñaba con el cielo azul, la brisa suave y el brillante sol. Un día, burlando toda vigilancia, la princesa escapó. Una vez en el exterior, la luz del sol la cegó y borró de su memoria cualquier indicio de su pasado. La princesa olvidó quien era y de donde venía, su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor. Al correr de los años, murió, sin embargo, su padre, el Rey, sabía que el alma de la princesa regresaría quizá en otro cuerpo, en otro tiempo y en otro lugar, y él la esperaría hasta su último aliento, hasta que el mundo dejara de girar. Esta historia refleja nuestra identidad perdida y no encontrada, olvidada y no recordada. Somos seres más allá de este mundo y no somos conscientes de lo que hemos sido, de dónde hemos salido y hacia dónde se dirige nuestra vida; cuál es nuestro referente existencial y dónde está el puerto seguro de nuestra estadía, nuestro estado de felicidad. La presente obra es como un despertador que suena con toda la potencia del universo y llama, con cada latido del corazón, a regresar, a volver a sus orígenes. No permitas nunca que nadie borre y coloque un velo en aquello que te hace ser y que, hagas lo que hagas y estés donde te encuentres, jamás desaparecerá. El sistema no querrá que seas plenamente consciente de quién eres, de dónde vienes, qué haces aquí y hacia qué sitio te diriges; preguntas existenciales que pocos se atreven a plantearse y todavía menos se arriesgan a buscar sus respuestas. Son contados quienes deciden vivir la existencia siendo conscientes, coherentes con las respuestas encontradas. Al final de la vida te darás cuenta de que esta bella existencia es el escenario perfecto no sólo para sobrevivir, sino para aprender a vivir.
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FRASES IMPACTO QUE SOSTIENEN LA REFLEXIÓN DE LA OBRA Aquellos que no aprenden de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma. Carl G. Jung ¿Eres víctima o maestro de cada situación que vives y, por ende, único responsable? Se dice que ningún árbol puede crecer hasta el cielo a menos que sus raíces lleguen al infierno. Carl G. Jung Infierno, símbolo de una historia cargada de sombras, monstruos, oscuridades, miedos, heridas, desiertos, y desde donde brotan ecos de los demonios que amenazan para no recordar nuestra identidad. Es hora de navegar mar adentro, ahí está el oro molido de lo que eres, tu divinidad y con ello el despliegue de capacidades inimaginables. Declara quien eres y reclama tu herencia.
UCDM
Tu ser consciente, aumenta la sobre-abundancia en tu vida. El Universo entero contiene el aliento mientras espera tu decisión de lo que harás con lo que te sucede. David Hawkins Tú eres el único hacedor de tu destino. En este sentido, eres Creador en tu decisión. Que tu decisión sea reflejo de tu libertad interior. Le dijo el Padre al Hijo: Hijo, todo lo mío es tuyo.
Lucas 15, 31
El Todo está en la parte y en la parte está el Todo. ¿Por qué vives como desheredado? Con la miseria encima, manifestada en todas las áreas: afectivas, laborales, familiares, económicas, salubres, espirituales y culturales.
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LA RAZÓN DEL TÍTULO Si el siglo XX ha sido el siglo del cerebro, el siglo XXI debería ser el siglo del corazón. Gary E. R. Schwartz y Linda G. S. Russek Modo Avión, desconectado es un intento por que el ser humano, al contemplarse a sí mismo, pueda aceptar la incapacidad de vivir bajo la filosofía de un ser conectado con la realidad que lo rodea. Sólo existen dos opciones de estar en el mundo: desde la Unidad o la Separatividad. Contemplamos con asombro cómo, a pesar de tantos adelantos, avances, descubrimientos y exagerada información, no hemos sido capaces de detenernos a mirarnos y saber que la conexión es un dato innegable e irrenunciable; estamos, paradójicamente, conectados virtualmente, sentimos que algo nos falta cuando no hay señal o nula recepción, sin embargo, estamos viviendo la existencia en “modo avión”, lejos de la tierra, ausentes de todo misterio que envuelve lo creado, limitados a un espacio sin el poder de trasformar el orden establecido, conviviendo con seres que, sentados junto a nosotros, nos miramos como extraños unos a otros. Hemos olvidado que el internet no ha venido a ser el gran descubrimiento de la evolución tecnológica, sino a poner frente a nosotros una profunda verdad declarada desde la más remota antigüedad, sede de una sabiduría sin edad: que todos estamos conectados. Ya es hora de despertar del letargo de una vida cansada y llena de rutina; es momento de ser absolutamente responsables de todo lo que nos rodea: la tierra, los animales, la humanidad, la naturaleza y toda la fuerza inconmensurable de la creación. Escucha tu interior que grita, eco del latido del mismo Universo, espejo de todas las verdades reveladas, ola del inmenso mar que posee todas las potencias de la vida. Simbólicamente, en el cuerpo humano existen voces que nos hablan empoderadas y que intentan dirigir nuestra vida, llevar el rumbo de nuestra existencia; que en muchas ocasiones guían y en otras confunden; que no se ponen de acuerdo, que intentan sofocarse e imponerse unas a otras; voces que no reconocen sus límites para permitirles actuar a las otras. La voz de la mente, que miente; la del corazón, que siempre dice la verdad; la del estómago, que no acciona, sólo reacciona ante lo vivido por el cúmulo de heridas que nos siguen a todas partes; la 15
del aparato sexual, que siendo una expresión sublime de creatividad, la hemos reducido a uso y abuso.; explotación de los sentidos que se ha hecho de la sexualidad mediante el exagerado culto al cuerpo, el mero cumplimiento de satisfacciones momentáneas y la representada biológicamente por todo el cuerpo que es la de las necesidades básicas del ser humano, como reír, comer, descansar, recrear, etc. Por muchos años estuve informando, formando y configurando así mi vida, trabajando la voz de la mente concreta mediante el pensamiento lógico, la filosofía, el argumento, el debate; me gustaba cuestionarlo todo, deshacer las premisas de los otros e imponer las propias. Hoy atravieso un proceso espiritual en el que aprendo a vivir las matemáticas del corazón. En una primera etapa de la vida, estaba dormido acompañando el mismo sueño de Adán, figura mitológica de la creación del libro del Génesis, creyendo que todo lo que pasaba, diseñaba, planeaba o formaba eran escenarios de un ser despierto, pero hoy me he dado cuenta de que estaba profundamente dormido; he despertado y me he percatado de que este mundo es una ilusión, un sueño convertido en pesadilla, de la cual es urgente despertar. Sufrimos porque pensamos que la realidad experimentada es la verdad, nos enfermamos porque nos posicionamos ante los otros, abrazamos un dogmatismo que versa sobre fundamentalismo de ideales que defendemos y hasta damos la vida por ellos y, por ende, atacamos a los otros creyendo que ellos están en el error, los alejamos de nosotros porque no piensan ni sienten como nosotros, los observamos desde el juicio implacable. Esto nos arrebata y suspende la experiencia de la paz interior que subyace dentro de cada uno de nosotros. Los ejemplos más característicos son la religión (que en lugar de vivir su propia esencia, se dedica a monopolizar a Dios y a defenderse de los “ataques” provenientes de quienes piensan de un modo diferente), la política, (haciendo de sus banderas partidarias la razón de su verdad), o el futbol (poniéndose unos contra otros, llegando al fanatismo exagerado que pone en peligro las vidas de los demás). En lugar de vivir desde el despertar del corazón, donde tiene su residencia la felicidad, el poder (empoderamiento auténtico), el equilibrio y la salud inquebrantable. Viene a mi mente el mito de la caverna, de Platón, en el que se narra que había unos hombres dentro de una cueva y ahí, atados de pies y manos, no podían moverse, sino sólo ver las sombras que la luz del fuego que había dentro proyectaba sobre la pared. Pensaban que la única realidad eran esas sombras, hasta que uno de ellos se desató, 16
escaló hasta salir y, encandilado por la luz del sol que lo dejó ciego por un instante, observó la verdad que había afuera, hasta sentir la necesidad de regresar al interior y liberar a los que estaban atados. Así me siento yo en este momento de la vida. Tuve la oportunidad de desatar el nudo de las construcciones culturales, familiares, de educación, salud, sexuales, religiosas, sociales, económicas y políticas que no me permitían ver, sino sólo interpretar la realidad; porque no vemos el mundo como es en verdad, sino como somos, es decir, desde lo que han hecho de nosotros las creencias formadas en nuestro inconsciente y que ievitablemente proyectamos en todo lo que percibimos: si no estudias mi profesión, siempre serás de segunda; si eres ateo o practicante de otra expresión religiosa, no perteneces a nosotros; si tus gustos no son los míos, te convenceré; si no eres de un equipo de fútbol, te atacaré; si no eres exitoso o inteligente, te haré a un lado; si has estado en la cárcel, yo me encargaré de que no salgas de ahí jamás; si no cocinas como yo, no comeré; si no educas a tus hijos como lo hago yo, estás mal; si optas por un partido político que no me conviene, te destruiré... y miles de ejemplos más donde pretendemos que los otros aprecien el mundo del mismo modo en que lo hacemos nosotros; optar por la exclusión, levantar muros, declarar la guerra. Toda la vida pensé que lo que miraba y creía era la verdad, cuando, en realidad, no eran más que sombras, formas, velos, escenarios artificiales, espejismos y quimeras erigidas como dogmas frente a mí. Un día sentí una fuerza indescriptible, ilimitada y eterna que me habló, me susurró no al oído, sino al corazón, estremeció mis entrañas y, desatado, escalé hacia afuera. La experiencia que tuve no la puedo describir; ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha imaginado lo que Dios tiene preparado a quienes lo aman. Estando fuera, no pude contener y guardar sólo para mí el eco atronador de eternidad, un grito que clama en medio del desierto y que me convierte en profeta, para regresar a la cueva y desatar a quienes aún permanecen dentro, pero, al mismo tiempo, con un profundo respeto hacia aquellos que no quieran salir y permanecer en ella toda su vida. Llegó el día en que por fin desperté del sueño profundo y observo la vida con un corazón que late y no duerme, con una visión de profudo conocimiento, intuitivo y creativo, que me hace saber lo que en verdad soy. Despierto, puedo mirarme sin juicio desde la inocencia vacía de culpa, desde una mirada que interpreta vivencias que he llamado 17
experiencias sin color y me han llevado a un desarrollo, crecimiento y evolución espiritual. Un día leí una frase de Rumi que dice: antes me vi inteligente y quería cambiar al mundo, ahora soy sabio y he decidido cambiarme a mí mismo. Este proceso espiritual ha trasformado mi vida en todas sus dimensiones. Un estado de conciencia sin consecuencias, sin trasformación, es un engaño de la mente; estar en un cambio mental pero no existencial, es una ilusión óptica; vivir la evolución sin revolución es seguir en el sueño profundo; evocar lo que soy, convocar sin provocar, no sirve de nada; ser signo sin significado de contradicción, no funciona; ser amo habiendo abandonado el amor es como ser campana que resuena y platillo que aturde. Comprendo que he recibido un llamado de Dios. He llegado a una zona de cobertura amplia. Por fin he aterrizado ya; ha sonado el despertador de lo divino tan fuerte que me ha sido imposible no escuchar su voz. Un imperativo a compartir para comunicar al mundo lo que he encontrado. No puedo quedarme callado acerca de lo que he visto y oído, de lo que he tocado y contemplado, acerca del misterio de la vida. Hay dentro de mí un fuego nuevo que se niega a apagar y es necesario comunicar. Un día escuché la voz de Dios diciéndome: hoy mismo pongo mis palabras en tu boca, ve y anuncia. A partir de esto, he tenido múltiples experiencias de lo que he visto, y doy testimonio de tocar, atrapar, mover, seducir y estremecer cuando hablo al corazón del hombre. Siempre he considerado que el día en que hable y no toque a nadie con la fuerza de esta palabra, significará que ya estaré muerto en vida. Hoy renuevo la belleza de este carisma, el talento que se ha puesto en mis manos, ponerme a recrear la vida, el don maravilloso del Dios que habita dentro de mí y es uno en mí, como una expresión clara de su presencia creadora en la historia. Puedo decir con toda honestidad que quien me ve a mí, ve al Padre, porque el Padre está en mí y yo en él, Mi Padre y yo somos UNO. Mi misión en la vida es despertar las conciencias de hombres y mujeres que creen estar espabilados, pero aún duermen el sueño de Adán; de una sociedad extraviada porque se ha quedado sin entrañas, perdido el centro, el origen, la identidad de su propio ser; del hombre que no es feliz porque ha fincado su vida en aquello que no es, olvidado por completo de lo que sí es.
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Es hora de levantarse, la noche va pasando, amanece un nuevo día. Desnudémonos de oscuridad y vistamos los atavíos de la luz. Levantarse cuando el despertador ya ha sonado es apostar por la resurrección en vida, permitir que el milagro brote como su más bella expresión, deshacer lo hecho por otros. Lo más difícil es deshacer la incontable cantidad de creencias que entorpecen la vida misma; el milagro no consiste en hacer algo asombroso, sino en desaprender lo que hemos aprendido mal: quiénes somos, de dónde venimos, qué hacemos aquí y hacia dónde nos dirigimos. Retomando el símil sobre el despertar, el riesgo que se corre es permanecer en la quietud de la cama que invita al letargo, a la somnolencia, a la pasividad. Despertar no es dormir sin algo que suene para hacerlo, sino reprogramar el despertador para un tiempo del después; es no quedarme sentado en la orilla de la cama, sino un imperativo que nos mueve hacia dentro de nosotros mismos. El viaje más maravilloso y estupendo que existe es de tan sólo 45 centímetros, el más corto, pero capaz de tardar toda una vida en recorrerse (hay, incluso, quienes mueren sin haber llegado a su fin); es el viaje de la mente al corazón. Los invito a realizar este viaje en el que van a encontrar luces y sombras, monstruos y príncipes, reinos y suburbios, pero que sin duda es necesario emprender en nuestro mundo actual. Desperté y vi que todos estaban dormidos.
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Leonardo da Vinci
INTRODUCCIÓN. Tu tarea no es buscar el amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has construido contra él. Rumi. He comprendido a lo largo de mi vida que existen múltiples expresiones para extenderse y expandirse en la historia. Yo no estoy en el Universo, el Universo entero, con toda su magnificencia y esplendor, con su abundancia y su poder, con su infinitud y su riqueza, yace dentro de mí. Hay suficiente energía en un metro cúbico para hervir todos los océanos juntos, dijo Firmann. Esta frase me impactó sobremanera, pues si eso puede hacer un metro, ¿qué poder inimaginable habrá dentro de mí, capaz de recrear la vida misma? El Universo posee un imperativo de eternidad que se niega a morir del todo. Ya es hora de encontrarnos con la verdad de lo que somos: un poder, una magia, una eternidad contenida, una hermosa pintura en un marco que aparentemente atrapa, retiene y contiene su belleza, pero que jamás podrá expresarla en su totalidad. Lo único que hemos contemplado hasta ahora es la efímera sombra de una luz, un mísero espejismo, una quimera que pobremente refleja todo conocimiento humano. Siempre anhelé un hijo de mis entrañas. Hubo una etapa de mi vida en que quise experimentar qué se siente y se padece al tener un fragmento de mi ser fuera de mí. Sin embargo, la vida me ha enseñado que los lazos del Espíritu trascienden los lazos de la sangre. Una mañana, un sabio enseñaba a sus discípulos, alguien se le acercó y le preguntó: Maestro, tu madre y tus hermanos te andan buscando. Él, mirando fijamente a su alrededor, exclamó: ¿Quién es mi madre y quienes mis hermanos? El que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica ese es mi hermano, mi hermana y mi madre. Las preguntas que muchos se hacen al escuchar este relato: ¿acaso no amaba a su madre?, ¿por qué la desprecia? Y entendí que no es desprecio, sino un carácter de trascendencia, lo que imprimió en su respuesta. En otro momento dijo con contundencia: el que no odie a su Padre y Madre por amor a mí, no sirve para el Reino de los Cielos. ¿Estaba invitando a odiar a quienes nos engendraron? Parece una contradicción que Aquel que nos invita a amar incluso a nuestros enemigos, ahora nos pida odiar a nuestros padres. Estaba incorporando un universo diferente y divergente dentro de nosotros; colocando el Amor en todo su significado metafísico, el amor en la sublime objetividad antropológica, desde su verdad óntica, y con una belleza teológica y filosófica adornada 21
con la sutileza de la literatura y del mito. El amor es amor cuando trasciende las barreras de lo biológico, cuando viaja y se posa en otros rostros, cuando no distingue ni clasifica. El amor es amor cuando se hace universal hacia toda creatura. Semejante mensaje está implícito en estas frases. ¿Llegaremos a amar a nuestros enemigos; podremos un día sentarnos a la mesa con quien piensa y siente distinto de mí; seremos capaces de lavar los pies de quien un día lanzó la piedra en contra de mi persona? Si amo a quienes me aman, ¿qué recompensa tendré? Si hago el bien a quienes me hacen el bien, ¿qué hago de extraordinario? Si saludo sólo a mis hermanos, ¿cuál es la diferencia con los otros? Amar, porque simplemente soy el amor. Tuve, pues, el anhelo de tener un hijo biológico hasta que comprendí que no lo necesitaba para elevarme, ya mi vida era trascendente por sí misma; que nada de lo que había afuera definía mi existencia, y menos mi auténtica permanencia; que instalado en esta vida, mi espíritu se niega a morir, pues la muerte es un imposible ante mi propia naturaleza; la vida, desde una visión amplia no reductiva ni limitada, es consustancial a mí mismo. Sin embargo, los lazos del espíritu donde mi ser se ha extendido han sido maravillosos, y hoy quiero expandirme por medio de la creación de este libro, en el que compartiré una manera diferente de apreciar la vida, los aconteceres, los signos de los tiempos, amor, felicidad, vida, muerte, relaciones afectivas, trabajo, dinero, libertad, Dios, el destino, el sufrimiento, el apego y el deseo, el sentido de la existencia, las preguntas existenciales ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿qué hago aquí?, ¿hacia dónde me dirijo?, que todos nos hacemos, muy pocos respondemos, pero casi ninguno expresamos como una vida coherente la hermosura de sus sentencias. Les presento este libro, mi hijo, una manera de manifestar mi ser en el mundo, su eco, la voz de un espíritu que no se resigna al silencio, a la mudez, a la inercia de una vida que nos lleva a la desesperación, a la inquietud, al miedo, a la des-identidad personal y social. Un escrito que es un regalo profético envuelto en un papel que consiste en anunciar, renunciar y denunciar, como una tarjeta escrita no con tinta, sino con sangre, palabras que hacen arder mi corazón y cuya única misión es encender el corazón de la humanidad, un grito de locura, esperanza, amor y unión desde el fondo de mi alma. Es hora de despertar del sueño, que ya no es reparador, sino que ha convertido 22
nuestra existencia en una pesadilla, en una cuna emocional vacía, un sinsentido materializado en relaciones fugaces, en depresión, distracción y dispersión existencial; en un apego que esconde el miedo a la pérdida, en deseos que enferman el disfrute de la vida en el aquí y ahora, en un instante que ha dejado de ser santo por la locura de la mente que siempre nos lleva a la polarización o nos lleva al pasado para llenarnos de resentimiento, engendrando una depresión inexplicable con miras a un futuro incierto, a una imaginación no real que engendra miedo y ansiedad. Este libro pretende despertar del sueño a quienes duermen y han perdido la brújula de su destino, que viven la inercia de una vida carente de poder, un bálsamo para aquellos que se hallan en medio del desierto en total oscuridad, sin saber ubicar la huellas para cruzar al otro lado de la frontera; un señalamiento para los extraviados, un viático que sostiene la inmensa hambre interior, un aliciente para los que han perdido el aliento, un indicador del camino para quienes se perdieron y no saben a dónde ir, una palabra para quienes, a causa de la sordera, han dejado de escuchar a su corazón. Es hora de despertar y quiero presentarme ante ustedes como EL DESPERTADOR de una conciencia dormida y que ha extraviado su identidad y su verdad más profunda. Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón inquieto está hasta que no descanse en ti. Agustín de Hipona
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1. El CORAJE DE REUTILIZAR Y RECICLAR LA VIDA La vida no tiene sentido a priori… Es hasta que le das un significado y valor; no tiene más que el significado que elijas. Jean-Paul Sartre Es necesario mirar hacia el pasado, que irremediablemente se vuelve presente y configura nuestro futuro, y hacer las paces con él para sanar lo vivido, restaurar la experiencia y ser conscientes de que, en el instante, están sucediendo todo lo acontecido a lo que llamamos pasado. Hoy, la psicología tradicional y los mercaderes de la motivación te dirán que: ante una experiencia que ha marcado tu existencia, no te preguntes por qué la has vivido, sino el para qué la has vivido. Hoy yo les digo: jamás podrás encontrar un para qué, si no investigas en tu interior el por qué pasaste por esto. Un curso de milagros nos dirá que todo lo que pasa fuera de nosotros lo hemos pedido desde dentro de nosotros, muy posiblemente desde el inconsciente, personal, familiar o colectivo. Todo lo acontecido encierra una poderosa fuente energética de información que no se pierde, sino se hereda, se trasporta, se comunica, se proyecta en escenarios de vida, es lanzada al universo, que nos devuelve convertida en historias, en donde sea que estemos; se conecta en todas las áreas de nuestra existencia, se lleva a una relación de pareja y se presenta como sombra que cubre y, al mismo tiempo, empaña la relación; se lleva al trabajo, donde se hace escenario hostil, conflictivo, violento, indiferente; a casa, donde al cruzar la puerta, enviamos toda esta información a una nube virtual que se posa en nuestro hogar, haciendo de este un infierno que poco se soporta y donde se sufre o se padece. Se lleva al cuerpo, haciéndolo una grieta biológica que se expresa a través de ruidos, quejidos y ecos llamados síntomas, que desvelan una enfermedad. Bien dijo Carl Jung: que la enfermedad brota para sanarnos, se lleva y envuelve los acontecimientos que vivimos día a día, ya sean episodios poco afortunados como robos, asaltos, accidentes, violencia, etcétera. Toda actitud violenta -adicciones, infidelidad, accidentes, relaciones no durables, maltrato, sufrimiento- tiene como origen un pasado que aún late y pulsa en el interior de los acontecimientos vividos. Es importante revisar, evaluar, entrar en un proceso de autobúsqueda dentro de nuestro mundo interior, donde reposan las sombras de un pasado que grita con fuerza y reclama su liberación. Ahí está la información de lo que has vivido, una información que creías haber suprimido, reprimido u olvidado y, peor aún, haber enterrado 24
viva y que ahora emerge con toda su fuerza implorando salvación, restauración. Jamás abraces un proyecto si antes no has sanado tu pasado, de lo contrario, lo llevarás irremediablemente y a quienes estén frente a ti, y será para tu inconsciente la oportunidad de la ira, de la transferencia del enojo reprimido y de la venganza tácita: ir al pasado es proyectar correctamente el futuro. Nací en el seno de una familia numerosa, siete hermanos y mis padres. Desde niño viví experiencias que marcaron mi historia, pero, sin duda, cada acontecimiento hizo de mí quien soy ahora. Hasta el día en que tomé la decisión de elegir como quería continuar viviendo mi existencia, desde el victimismo estéril, hueco y vacío que engendra miedo, sufrimiento y frustración, o desde la auténtica responsabilidad de mi destino, bajo la dinámica de una libertad interior, que defino como ausencia de todo miedo. Ese día obtuve la claridad de consciencia al reflexionar sobre la frase de Jean-Paul Sartre que dice: Todo ha sido descubierto menos como vivir. Yo no ejercí poder de decisión sobre lo que viví. Nadie me preguntó si quería experimentar semejantes aconteceres. Arrancarme de golpe la inocencia a los cinco años, símbolo de la primera infancia; padecer una enfermedad de la piel que no dejó en mí parte sana, lleno de erupciones desde la cabeza hasta los pies; pasando día y noche entre tratamientos clínicos, medicinas e inyecciones. Esto me alejó de todo y de todos, orillándome a abandonar el equipo de futbol llamado México, impidiéndome jugar en la calle como cualquier niño pues la exposición a los rayos del sol le hacían daño a mi piel; el bulling me persiguió durante mi estadía en la escuela, víctima de humillaciones que marcaron mis primeras relaciones sociales, pues mi nombre fue siempre motivo de burla. Todo eso determinó mi forma de estar en el mundo; viví una depresión infantil de la que no era consciente, caracterizado por la rebeldía y un profundo resentimiento que producía llagas en mi alma, aislamiento, soledad, tristeza, lágrimas en la oscuridad con las que clamaba y reclamaba al cielo por tanto dolor, inexplicable para un niño pequeño con un bloqueo intelectual reflejado en las aulas, en mis notas y calificaciones. Nadie que me conozca ahora podría imaginar que reprobé dos cursos durante el primer grado de primaria. A los cinco años no podía procesar ni denunciar ser el objeto de tantos abusos. Esa situación me dolía en el alma, pero no sabía cómo expresarla. Mi cuerpo lo empezó a gritar de forma física, a través de una enfermedad de la piel, y psicológica como una depresión. 25
Por otro lado, al verme enfermo, mi maestra se encargó de bajar aún más mi poca autoestima. Recuerdo los grandes dolores de estómago que sufría los primeros días de clases en cada curso, más aun cuando reprobaba, convirtiéndome en el chico nuevo del salón. Cuando la maestra tomaba asistencia y mencionaba mi nombre, Agapito, todos miraban alrededor buscando a ese niño, y yo me escondía agachando el rostro, avergonzado de mi nombre y de mí mismo. Siempre quise ser otro, todo menos quien yo era. Esto me hizo un ser solitario y carente de afecto. El único bálsamo para mis heridas fue la amorosa presencia de mis abuelos, sobre todo de mi abuelo. Ellos me expresaron su amor de una forma única, sin dar demasiada importancia a mi rostro y piel enfermos, a mi nombre, a mis grados escolares reprobados, a mi inseguridad y a mi incapacidad intelectual. Ellos me abrazaron, dándome fuerza y esperanza ante una vida oscura. Mi padre fue un hombre trabajador y poco afectivo, y mi madre, muy hacendosa pero inexpresiva. No cubrieron las cinco necesidades básicas en toda familia: la de ser amado, aceptado, reconocido, de seguridad e integración que yo requería en aquel momento. Totalmente ajenos a mi dolor, a mi depresión. Por todas esas experiencias vividas, desde muy pequeño comencé a hacerme preguntas acerca de la vida y su sentido último. Aunque no poseía la capacidad de discernimiento suficiente, la definí como una clase de dolor que me convirtió en un gigante de espíritu, un observador de la creación, un niño intuitivo, un ser sensible a lo que acontecía; forjó mi corazón de guerrero por la humanidad, repitiéndome incesantemente: quiero estar donde nadie quiere estar, deseo abrazar a los que, como yo, se sienten solos y sin esperanza, quiero abrazar la misión de decirles “no estás solo”, yo estoy contigo”. Se empezaba a fraguar una vocación al servicio de quienes sufren y se hallan desamparados. Existen experiencias que marcan tu vida y prefiguran el camino que habrás de recorrer; un Gandhi discriminado en el tren para ceder su asiento a los blancos; un Martín Lutero que observa con horror en lo que la Iglesia se había convertido; una Teresa de Calcuta que mira el hambre y el abandono de los más necesitados; un Nelson Mandela que contempla el racismo y la desigualdad; un Jesús atento al fanatismo religioso, al templo invadido de ritos vacíos de humanidad y misericordia hacia los más necesitados. Al final, siempre habrán experiencias que hagan emerger lo mejor de ti o te sepulten para toda la vida.
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Crecí y pasé la adolescencia enojado con la vida, con mis padres, con todo, sin aliento y sin ganas de nada, con sólo el deseo de morir, pues no le encontraba sentido a mi vida. Decidí asistir a un retiro espiritual donde me encontré con Dios, un Dios amoroso que me rodeó, me hizo inhalar su perfume, me habló al corazón, me conquistó, me atrapó, me sedujo, me atrajo hacia él; se me manifestó y pude contemplar su rostro. En ese momento, yo cursaba la preparatoria y empecé a caminar en su presencia; me llevó a la experiencia del perdón, del desarrollo de una vida espiritual, de un servicio a los demás. Fue el momento en que me pregunté hacia dónde quería dirigir mi existencia, de cara a un futuro que no veía claro y era confuso, pues aún padecía los efectos de mis experiencias infantiles, y el miedo fue una emoción que siempre me acompañó en las primeras etapas de mi vida. ¿Casarme? No, pues no quería vivir una vida que no deseaba desde la verdad de mi corazón. ¿Quedarme soltero? No. Me aterraba el hecho de sentirme y estar solo, pues desde niño lo estuve, una realidad que no quería volver a vivir. ¿Vivir la vida de forma disoluta? No. Eso iba en contra de lo que había elegido en mi vida espiritual y en ese momento intuía que no era un camino que me llevaría a la auténtica libertad. ¿Dedicar mi vida a algo? Sí, pero ¿a qué o a quién? Mi vida espiritual empezó siendo muy fecunda. Se manifestaron dones, talentos y carismas en mí; el don de la Palabra despertó en mí, y un amor desmedido, una admiración por Jesús de Nazaret, por Dios. Entonces decidí abrazar un estilo de vida en clave de exploración espiritual; pero sobre todo el servicio desinteresado por una humanidad dolida. Conocí una joven comunidad religiosa que vivía el ímpetu y la novedad espiritual de los orígenes y el espíritu de los valores evangélicos. Su misión era apoyar a niños, adolescentes y jóvenes desde el carisma del Resucitado, así que decidí vivir con ellos. Estudié humanidades, idiomas, vida espiritual, filosofía; me enviaron a Europa para completar mi formación y cursé cinco años en la Universidad Pontificia de Salamanca, España, instruyéndome en la Licenciatura en Teología. En la Madre Patria estuve en voluntariados de alianzas entre España, México, Alemania e Italia; tuve gratas experiencias espirituales en Austria, Barcelona y en Italia con la Comunidad Ecuménica Taize. Regresé a México en el año 2000 para convertirme en director de un Centro de Estudios de secundaria y preparatoria de carácter privado en Monterrey. Recorrí casi todo Estados Unidos, 27
llevando una palabra de esperanza a quienes la habían perdido hacía mucho tiempo. Pasé muchos años sirviendo en comunidades donde ocurrieron experiencias que me hicieron replantear mi vida. Empecé a tener un pensamiento teológico diferente y a separarme, poco a poco, del dogma establecido por la religión católica, a sentir a Dios de una forma diferente, sin maquillaje ni ropajes u oropeles, vacío de dogmas y ritos; un Dios desnudo de toda hermenéutica alejada de la realidad esencial, de su divina presencia de su forma tan espectacular de hallarse en la naturaleza humana. Formé el Movimiento Carismático en la Parroquia con veinte personas, la mayoría de la tercera edad; lancé el reto de invitar a más, convocar a jóvenes, llenar el lugar. Recuerdo que todos se rieron al escucharme hablar;.No sólo llenamos el lugar, había más gente de pie que sentada en los eventos.Colocamos pantallas gigantes en la calle, pero no nos dimos abasto por la cantidad de personas que acudieron. Llegaron a asistir hasta cinco mil personas al mes. Decidí dejar mi estilo de vida que me robotizaba y me negaba e incursionar en la vida universitaria impartiendo las cátedras de filosofía, ética, psicología, liderazgo y deontología criminológica en las facultades de Comunicación, Criminología y Derecho. Durante este periodo de mi vida, mi padre tuvo un accidente que lo postró en una cama de hospital por doce años. Verlo de esa manera me provocó un dolor inimaginable, ya que siempre fue la figura que tanto representó para mí. Aquellos fueron doce años de enseñanza, crecimiento, desarrollo y madurez en todos los sentidos. El día en que te conviertas en padre de tu padre, serás verdaderamente grande y habrás encontrado en ello el signo de la madurez absoluta. Cuando vives la experiencia de atenderlo como se atiende a un niño, darle de comer en la boca, ensuciarte las manos con sus babas; cuando lo bañas y lo aseas, lo cargas y lo sientas, cuando resbala y acudes para que no se lastime. Fue una verdadera universidad del Espíritu humano. Cuando desvelas el misterio oculto en el dolor humano, cuando surge la mariposa del capullo, cuando renaces aun en medio de la vicisitud, cuando contemplas la vida escondida en aparente muerte. Ver a tu padre sufrir, contemplar al hombre signo de fuerza, poder, autoridad en la debilidad suprema, sumido en la noche oscura, hace que surjan las inevitables preguntas: ¡Dios! ¿Por qué no te lo llevas?, él ya cumplió con su misión, con su proyecto: nos sacó adelante. Un día, escuché una voz que me dijo: él aún sigue aquí no tanto por 28
sí mismo, sino por ustedes. Todavía no han aprendido lo que tienen que aprender al contemplarlo así; él sigue siendo un maestro que les está enseñando el verdadero valor de la vida, y comprendí que mi padre no se quejaba, no decía ya estoy muy cansado, nunca lo vi maldecir su enfermedad. Entonces comencé a experimentar lo que significa ser padre de tu padre. Recuerdo que tras algunos años de su accidente, me acerqué a él y le pregunté al oído: ¿Cuánto tiempo llevas así, papá? Y él, mirándome, me dijo: una semana. Era admirable. Siempre me ocupé de que nada le faltara, sus medicinas, alimentos, el yogurt que siempre me reclamaba junto con su pastel. Estaba lejos físicamente, pero mi apoyo siempre lo sostuvo. Al morir, mi padre me heredó un impacto espiritual en mi vida, como quien cuando se va a otra dimensión de la vida empieza a hacer regalos a los que deja atrás. Él me dejó una experiencia qué comunicar; fue como el inicio del año cero, un parteaguas en mi existencia, un giro evolutivo espiritual de ciento ochenta grados, un resucitar en vida, renacimiento real y despertar de la conciencia acerca de mi identidad. En la teología católica y en la mística espiritual, se le llama la segunda conversión. Empecé a conocer a Dios no sólo de oídas, sino que mis ojos ya lo estaban contemplando, como si Dios me hubiera concedido aquella suplica de Moisés: déjame ver tu rostro, a quien Dios dijo: pasaré junto a ti y sólo podrás ver mis espaldas, pero ver mi rostro, no, porque nadie puede verme y seguir vivo. Esta experiencia fue contemplar el rostro de Dios dentro de mí. Descubrí libros y videos de Enric Corbera, Emilio Carrillo, Gregg Braden, David R. Hawkins, Bruce Lipton, Emilio Fiel, Wayne W. Dyer, y el Curso de milagros de la Fundación para la paz. Pasé de notas sobre humanidades a la filosofía, metafísica, teología; a la psicología, la física cuántica y a la teosofía y espiritualidad sin caretas, ritos, preceptos ni normas. Volví a releer con un espíritu nuevo a Jesús de Nazaret, Buda, Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Francisco de Asís, Friedrich Nietzsche, Sócrates, Platón, Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Kant, Schopenhauer, en fin, a los grandes personalistas, existencialistas y vitalistas. Me defino como un hombre profundamente inquieto, buscador incansable, pues, cuando llegaba a una colina, escalaba para encontrar la siguiente; entregado y disciplinado; un ser que ha sido forjado en el horno de la purificación a través de la experiencia de la vida; que ha pasado por enormes túneles, noches oscuras y laberintos inolvidables.
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Sรณlo se volverรก clara tu visiรณn cuando puedas mirar en tu propio corazรณn. Porque quien mira hacia afuera duerme y quien mira hacia dentro despierta. Carl G. Jung
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2. TÚ DECIDES QUÉ HACER CON LO QUE HAN HECHO DE TI El hombre está condenado a ser libre; porque una vez arrojado al mundo, él es responsable de todo lo que hace. Jean-Paul Sartre Definitivamente tú no eres responsable de la historia vivida ni muchos menos de quienes fueron compañeros de camino; no elegiste a tus padres y tampoco las experiencias que de ellos dimanaron. Sin embargo, sí eres autor, auto-responsable, de lo que con ello quieres ser de cara al presente, el instante que te toca abrazar. El pasado no existe hoy, lo demuestra la ciencia; su esencia es pasar y no quedarse, no permanecer; el pasado, si no es pasado, se hace presente y no te deja vivir una vida con sentido. Es necesario hacer las paces con el mismo, sin permitir que los protagonistas que formaron parte de él se sinteticen en la persona que eres en este instante. Jamás permitas que el rastro aún sin resolver de tu pasado se pose sobre el que tienes delante de ti, pues esa energía se interpondrá entre tú y él, y no permitirá ese abrazo que suena a eternidad, ese aroma que se asoma será imposible de percibir debdo a la historia no sanada. Todo perdón es hacia nosotros mismos; en nuestra inconsciencia, somos los únicos responsables de lo que vivimos, pues todo ha sido nuestra elección. Recuerda que todo lo que está afuera lo hemos pedido desde dentro de nosotros, por ello, es indispensable navegar hacia las profundidades y ver el libreto que hace posible nuestro escenario externo. El poder consiste en decir basta, voy a reescribir mi historia desde la trascendencia, como dice David R. Hawkins: el Universo contiene el aliento mientras espera tu decisión frente a lo que te acontece. No te arrepientas por nada de lo que has experimentado, pues gracias a ello, en este momento de tu vida eres quien eres. No decidiste lo vivido, pero tienes el poder desde la libertad más absoluta de qué hacer con todo aquello que experimentaste, con todas las experiencias, con todos los aconteceres; sólo tú decides cómo quieres vivir hoy a partir de todo lo que aconteció ayer. La infancia, experiencias áulicas, vivencias de soledad, una juventud sin brújula, la entrada al Instituto de la Arquidiócesis de Monterrey, un estilo de vida profundamente espiritual, la palabra compartida en 31
Estados Unidos, la historia con la Comunidad Religiosa, mi participación activa en ONG, mi estadía en la universidad, la cátedra, el viaje a Europa, cursos, la postración y posterior partida de mi padre; todo ello ha configurado lo que ahora decido ser. Muchas veces hemos sido duros con la vida vivida llena de sobresaltos, miedos, sentimientos encontrados y dudas, sin embargo, nada hay que tirar, la misma basura se puede reciclar y trascender, es decir, transformarla en procesos evolutivos que descubren y desvelan tu propio ser que, una vez descubierto, se percibe a sí mismo en estado de plenitud y una felicidad incausada, ya que esta se percibe y se disfruta cuando eres capaz de contemplarte sin máscaras, maquillaje o capas que esconden tu realidad última. Ese es el simple secreto de la felicidad: Hagas lo que hagas, no dejes que el pasado se interponga, no dejes que el futuro te moleste. Porque el pasado ya no existe y el futuro aún no ha llegado. Vivir en la memoria, vivir en la imaginación es vivir en la no existencia, Osho. Muchos jamás llegan a conocerse ni regocijarse en sí mismos, pues miran el pasado con nostalgia, depresión, miedo, en pocas palabras, como un enemigo que nos acecha, cuando, en realidad, significa la oportunidad que el universo te ofrece, la gran maestría que forja un hombre libre, un ser configurado y feliz. Sólo piensa por un momento lo que tu mente juzga como la peor experiencia vivida; he ahí tu mejor arma, tu mejor mentor y maestro para forjar en ti un camino de auténtica libertad, pues como expresa Jean-Paul Sartre, un hombre no es otra cosa que lo que hace de sí mismo, con lo que hicieron con él. Cuando contemplo mi rostro, veo las arrugas-cicatrices que el tiempo ha dejado; esas huellas indican el mapa, la historia de la cual provengo; sin embargo, dentro de cada uno permanece el corazón vivo, palpitando, sonriendo; se trata de otro mapa, del único que nos dice hacia dónde debemos caminar. Ojalá pudiéramos desarrollar la sabiduría del corazón, una matemática totalmente distinta a la lógica de la razón, pues mientras la mente nos dice que dos más dos son cuatro, el corazón nos dirá que dos más dos es cinco; su metafísica implícita: más allá del órgano está la voz que nos indica la ruta a seguir; y no sólo eso, sino que desde la verdad profunda nos grita si lo que estamos haciendo en este momento se corresponde con nuestra identidad, es decir, si está alineado con lo que verdaderamente somos. ¡Cuántas voces habitan nuestro cuerpo! La mente dice una cosa, el corazón otra distinta, las vísceras nos llevan a reaccionar ante estímulos 32
ambientales y el cuerpo nos secuestra para optar por lo que no es congruente con nuestro ser. Un dicho que he repetido infinidad de veces es que la mente siempre miente y el corazón nos dice la verdad, ¿a quién hay que hacerle caso? Muy simple, ¿quién fue creado primero? Sin duda el corazón, pues al descubrir su ínfima sabiduría y aprender a escucharle. ¿Cuál es el órgano que puede seguir latiendo aun cuando es separado del cuerpo? El corazón. En este momento recupera el poder de reescribir lo que has vivido, toma la decisión, ¡ya!, no dejes pasar la hoja de éste libro sin antes hacer un alto en tu existencia para la salvación que necesitas experimentar; bendice, agradece, abraza, pues quienes participaron en algo, sólo representaron el papel que les correspondía. Sentirás una liberación de energía que te envuelve, te abraza y rebasa, la paz que no has sentido durante muchos años, porque, de acuerdo con Anthony de Mello, el responsable de tus enfados eres tú, pues, aunque el otro haya provocado el conflicto, el apego y no el conflicto es el que te hace sufrir. Existen dos días que poco nos deben interesar: el ayer y el mañana. Sólo nos queda hoy, que tiene veinticuatro horas, pero de las que no me importan las veintitrés con cincuenta y nueve minutos restantes, pues lo que me mueve es este instante, único lapso de eternidad donde pongo en juego el espacio sagrado de la libertad. Hoy es el día de la salvación, no ayer ni mañana, sino este instante.
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3. El SIGNIFICADO DEL DESPERTAR Las heridas son el lugar por donde entra la luz. Rumi Es la experiencia consciencial de mirar y, por ende, de vivir la vida desde la verdad más profunda, desde el atrio del mismo corazón; es verlo todo con claridad, darme cuenta de que he estado en un profundo sueño y permanecido en la vida creyendo que las imágenes, historias, escenarios proyectados en el sueño desde el inconsciente han sido verdad. Confundir los sueños con la realidad, y a esta con la verdad, engendra angustia, falsas expectativas y ansiedad crónica. Lo que te han enseñado hasta hoy es un espejismo, una ilusión que te ha sumergido en un profundo sueño convertido ya en pesadilla que se asoma en tu propia historia como soledad, vacío, insatisfacción, frustración, enfermedad, fracasos, desolación, problemas constantes, vicios, dependencias, depresión, miedo, un sinsentido existencial y un cansancio abismal. Despertar es: permitir la iluminación en tu vida, apostar a un segundo nacimiento, o dicho en concepto teológico, iniciar tu segunda conversión. Es necesaria la desprogramación, dar un giro a tu vida y a tus preconceptos, identificar todas las creencias de las que has sido objeto desde que eras un pequeño. Carl Jung dice que no se ilumina el hombre fantaseando figuras de luz sino haciendo consciente la oscuridad; despertar es bajar a los infiernos de tu propia historia, encontrarte cara a cara con los demonios que te acompañan y te asaltan en cada circunstancia, en tus aconteceres; estar dispuesto a atravesar el desierto donde escucharás y verás rostros aparentemente extraños, las sirenas y sus cantos que intentan sacarte, drogarte, distraerte de tus objetivos trascendentes en la vida. Despertar implica abrazar la auténtica espiritualidad liberada de todo rito, dogma o estructura que, lejos de expresarla, la asfixia. Un día escuche a alguien decir: me separé de la religión y fue cuando pude encontrar a Dios; cuando hago mención de la palabra espiritualidad no estoy haciendo referencia a la religiosidad. ¿Cuáles son las señales de quienes aún están profundamente dormidos? Se cree que estar despierto es tener sobrada información, y más en nuestra era, en la que el conocimiento se halla a la orden del día; pero el hecho de que existan muchos conocimientos no significa que haya 34
sabiduría. Otros piensan que basta con tomar consciencia como un acto momentáneo, emocional, sin asumir las consecuencias. Otros más piensan que la experiencia es sinónimo de despertar y no es así, veamos a continuación lo que implica despertar. Para empezar, diferenciarpe qué son ciencia, consciencia y experiencia. Ciencia. No es sinónimo de información, de llenar nuestra mente de autores, libros, documentales, seminarios o conferencias. Muchas personas aún creen que van a despertar leyendo y llenando sus mentes de conceptos técnicos, citas, argumentos, comprando libros; son los intelectuales que no logran una transformación, pues se quedan con la formación; los llamados teóricos del despertar, quienes sin saber que continúan inmersos en el sueño profundo. Cuántos protestantes citan la Biblia de memoria porque se la saben completa y sólo buscan asombrar a quienes los escuchan, únicamente por su capacidad para retener las escrituras. Sin embargo, eso no es garantía de nada. Jesús preguntó un día: ¿Y por qué me llaman Señor, y no hacen lo que yo les digo? .Las personas que crean innumerables fantasías en tema de religión permanecen como aquellos que andan sobre una caminadora durante horas, días o años; agotadas, fastidiadas y sacrificadas, creyendo que avanzan cuando, en realidad, no se mueven del mismo sitio. Consciencia. Podemos identificar cuando alguien realmente toma consciencia al asumir las consecuencias de las decisiones tomadas, y se busca inmediatamente un retorno en sus vidas. Hablar de la consciencia es permitir desde el corazón, que es el atrio de la verdad en el hombre, donde tiene su residencia el amor, la libertad, el poder, como si ahí habitara “la matriz”, el centro de la energía que todo lo sustenta. Es pasar de la mente donde entra la información y permitir en el laboratorio de la trasformación, que el corazón procese y quede prendido. Es el espacio donde no sólo se recibe información, sino donde se gestan las grandes decisiones que sostienen el proceso de despertar. Decisiones que son necesarias y conducen tu sendero hacia manantiales. Si el verbo no se hace carne, no se da la salvación, es necesario que la palabra aprendida encarne en la historia y le dé un vuelco a su estilo de vida, que la tenía aprisionado en un letargo y un sueño profundo. Aquí es donde muchas personas encuentran su propia resistencia, donde el joven de las escrituras agachó la cabeza y se fue lleno de tristeza cuando escuchó de su maestro: sólo una cosa te falta hacer, ve y vende todo, dáselo a los pobres y luego sígueme; ya no tuvo el coraje de despertar. 35
Experiencia. Al hablar de esta realidad hago referencia a que es por medio de ella como se pone a prueba la autenticidad del despertar. La ciencia psicológica jungiana ha establecido que el otro no existe para el inconsciente, sólo existo yo extendido en el otro, de modo que lo que le haga al prójimo, me lo estoy haciendo a mí mismo, pues él es sólo una expansión y extensión de mí mismo. Y en el tema de la consciencia lo acepto, lo comprendo y tomo la decisión de tratarlos bien cuando estoy con ellos y más cuando vivo una situación que pone a prueba lo aprendido. Por ejemplo, cuando una señora es grosera y yo en lugar de mirarla desde este estado de consciencia la empiezo a ofender, a maltratar o hablar pestes de ella. Todo esto quiere decir que aún sigo dormido. Es la experiencia la que pone sello de garantía a lo aprendido; la experiencia es el verdadero argumento de mi despertar, la gran oportunidad para sopesar el estado de conciencia asumido; es la la síntesis (experiencia) de la tesis (ciencia) y de la antítesis (consciencia). Uniendo estos tres elementos, podemos construir un edificio sólido en torno de lo que implica el proceso de despertar. Una cosa importante: no busques las experiencias, pues están dentro, a la vuelta y junto a tu casa. Las experiencias llegan solas, sólo hace falta un hijo de Dios que de verdad se halle despierto para comenzar a vivir la vida. Al Hijo de Dios se le olvidó reír.
UCDM
A continuación presento casos para que las personas puedan identificarse. Pues si de verdad anhelamos despertar, lo primero que debemos hacer es reconocer que estamos dormidos. Lo que no es asumido, jamás será redimido, y lo que no se acepta no se trasforma.
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4. LOS QUE ESTÁN PROFUNDAMENTE DORMIDOS 4.1 Los que se perturban por todo Nos han enseñado a perturbarnos ante cualquier cosa. Si el día está nublado, la gente dice el día esta triste. ¿De verdad crees que el día esta triste porque no sentimos la fuerza del sol? Porque la persona que nos atiende no lo hace como queremos. Y todavía hay gente que dice: está en sus cinco minutos y yo en los míos; que sumados dan apenas diez, aún quedan veintitrés horas con cincuenta minutos; ¿acaso la parte define el todo? Seguramente esa persona no está en su mejor día. ¿Cómo reaccionas? ¿Cuál es tu respuesta? Y dices: Tan bien que estaba y viene este a quitarme la paz. ¿Realmente tenías paz? Aquellos que desde la experiencia mínima no son capaces de compartir un estado de consciencia lleno de paz, equilibrio y armonía, le echamos la culpa al tráfico, al hambre, a las personas, al día, al dinero. Ahora imaginemos otro escenario. Cuando alguien que amamos se va de nuestra vida, cuando recibimos la notificación de una enfermedad, cuando nos enteramos repentinamente de la muerte de alguien, cuando surge algo inesperado. Perturbarte es perder la paz, y si pierdes la paz es porque no la habías encontrado realmente. Dice un curso de milagros: nada de lo que está afuera te puede hacer temer o amar, porque no existe nada fuera de ti; tú eres la paz, tú eres un acto puro de amor, tú eres la felicidad. Nada te turbe, nada te espante Todo se pasa. Dios no se muda, la paciencia todo la alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta.
Teresa de Jesús
¡Qué hermosa oración llena de sentido y significado profundo! Absolutamente nada debe de inquietarte, perturbarte, pues la razón es que todo pasa y nada permanece; es hablar de la verdad de la impermanencia. Sin embargo, existe algo que jamás se mudará; es la consciencia, la presencia, la mismidad invadida de frescura, fuerza, 37
poder, de totalidad espiritual. La persona que ha logrado esa consciencia de divinidad se dará cuenta, por medio de la experiencia, que lo tiene todo y nada le falta. Es una plegaria cargada de confianza en la vida, con la certeza de que la abundancia es su respuesta. Cuánta razón tuvo Jesús cuando exclamó: busca primero el Reino de Dios y todo lo demás vendrá por añadidura. Este Reino no está ubicado, según el ego, en un espacio geográfico, sino como un estado del corazón que se ha encontrado a sí mismo y percibe ya no necesitar nada. Todo es efímero, tiene fecha de caducidad; nada permanece y cuando vivamos la experiencia de la muerte como una expresión más de la vida, nos daremos cuenta de que todo se queda y que nada se lleva. Haz un acto de consciencia de lo que eres, de esa identidad aún sin hallar, el día que te encuentras ya nada es importante. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si al final pierde su vida? No permitas que nadie te perturbe, guarda silencio y en medio de la quietud del alma, abraza a la vida con sus aparentes imperfecciones, pues sólo así descubrirás que son perfectas. Todo es perfecto, todo pasa por algo, todo está en su sitio. Date cuenta de que todo es quietud y de que lo único inquieto en la creación eres tú. El internet bajo cualquier plataforma, las noticias amarillistas, las conversaciones y el sistema parecen puestos de acuerdo para instalarnos el chip de la inquietud constante que experimentamos ante los desafíos de la vida. 4.2 Vivir en dos tiempos Hoy es el día de la autosalvación, pues si el pasado no existe, el presente se nos escapa de las manos y el futuro es totalmente incierto, ¿qué nos queda? El cuarto tiempo: el instante eterno. Carlos A. Si con una mano tomas el pasado y con otra el futuro, ¿cómo vives el presente? El aquí y el ahora como un sólo instante de eternidad es lo único real, verdadero y noble. Las personas que necesitan despertar viven añorando el pasado y experimentando culpas por lo que hicieron o dejaron de hacer, y sólo miran bajo la lupa del juicio toda esa energía hecha una bola de nieve que se arrastra hacia el presente, impidiéndoles vivirlo con toda su fuerza. El resultado emocional de esto será la depresión, el vacío y una profunda tristeza. Otros están pendientes del futuro. Muchos de nuestros miedos son infundados porque son el resultado de un mañana ilusorio. Imagina38
mos el peor de los escenarios, pasamos de la depresión del pasado a la desesperación por el futuro, que es incierto. Es necesario despertar y dejar de ver historias que solo laceran nuestras almas, de añorar o sufrir por adelantado futuros que no están aquí. Toda la fuerza, el poder, la abundancia, la riqueza, el reino, el esplendor, la identidad perfecta y no oscurecida está en lo que llamo el cuarto tiempo, el instante. No permitas que tu mente juegue contigo y te haga viajar desesperadamente dejando sombras e inquietudes en tu corazón. Un día un monje llamado Dógen fue invitado al palacio del Rey para conocer el secreto de su despertar, pues el Rey vivía entre la paz y la inquietud, y, llevado ante él, le dijo: necesito conocer lo que sólo tú conoces y que te ha hecho un hombre libre. Dógen le contestó: nariz vertical y mirada horizontal. El Rey se enfureció porque quería una respuesta fácil de comprender y más detallada. Si al amanecer no me dices algo más, haré pasar la espada sobre tu cabeza. Dógen se quedó en estado de meditación. Por la mañana el Rey, fue hacia él y le dijo: ¿Me vas a decir lo que te he pedido? Y Dógen contestó: nariz vertical, mirada horizontal. Cuando el Rey dio la orden para decapitarlo, vino a su corazón el sentido de la frase y detuvo la ejecución, dejándolo ir a casa nuevamente. El significado es potente: nariz vertical es vivir el aquí y el ahora, fuera de las trampas de los tiempos que la mente ha creado; mirada horizontal es observar hacia el infinito, de dónde he venido y hacia dónde me dirijo. Como dirían los abuelos: los pies bien puestos en la tierra, pero tu mirada al cielo. 4.3 Reclaman para todo cinco necesidades Deja de actuar tan pequeño. Tú eres el Universo en movimiento extático. Rumi Para lograr una estructura sólida de nuestra personalidad psicológica es necesario que un infante tenga satisfechas cinco necesidades que son fundamentales: ser amado, aceptado, reconocido, seguridad e integración. Conforme va madurando, estas necesidades deben convertirse en capacidades, de lo contrario estaremos como adolescentes mendigando necesidades para nosotros mismos. Estamos hablando de la urgencia por despertar de un sueño profundo; estamos dormidos cuando convertimos todos los escenarios posibles en búsquedas inconscientes por ser amados; preferimos ser amados en lugar de amar; reclamamos ese derecho en toda relación: amigos, noviazgos, matrimonios. Ponemos a la persona en el centro de todo y creemos 39
que ha llegado a nuestra vida para darnos el amor que no encontramos dentro. Creamos estrategias para manipular el amor y forzar a que nos lo entreguen; hacemos del sujeto un objeto de dominio y uso personal, y casi le ponemos un tatuaje en el pecho: prohibido estacionarse. Sus frases eternas: nadie me ama, nadie se da cuenta de lo que hago, nadie me entiende, nadie me comprende, a nadie le importo, nadie me abraza, nadie me regala. Estamos ávidos de reconocimiento; quien no se conoce a sí mismo, espera la aprobación de los demás en frases como: en mi trabajo no me reconocen, después de todo lo que he hecho; la madre que dice resentida: es que aquí yo hago todo y nadie es capaz de valorar mi esfuerzo; el amigo que grita: es que me gustaría que reconocieras todo lo que he hecho por ti, etcétera. La sociedad está llena de gente deambulando por las calles sedienta, hambrienta y enloquecida por reconocimiento. Vemos con extrañeza a los jóvenes en el terreno virtual pidiendo likes, me gusta o comentarios como limosneros de camino, de lo contrario se entristecen. Sólo los niños hacen berrinches cuando no se les atiende, sólo los menores de edad tienen las manos levantadas como signo de pedir a los demás que se les dé, ¡Ya basta de mendigar a los demás el amor; tú eres el amor puro que reside sólo en ti con toda su fuerza, como manantial inabarcable. ¡Deja de esperar de los demás y empieza a amar! Andamos por la vida pidiendo o exigiendo la aceptación que debería de comenzar por nosotros mismos, y resulta impresionante lo que las personas dormidas en el sueño de Adán están dispuestas a hacer con tal de tenerla. Revisa todas tus acciones, mociones e intenciones, y te darás cuenta de que aún estás dormido soñando que eres bienvenido, aceptado por los que te rodean. ¿Cuánto miedo produce la expulsión? Y buscamos que nos den. Preguntas para valorar tu nivel de aceptación: ¿Aceptas tu físico en todas sus dimensiones: cara, pelo, boca, tamaño, complexión, espalda, abdomen, piernas, pies? ¿Aceptas tu nombre y apellido? ¿Aceptas tu lugar de nacimiento? ¿Aceptas tu sexo? ¿Aceptas tu nivel económico? ¿Aceptas tu carrera? ¿Aceptas tu casa? ¿Aceptas tu país? ¿Aceptas tu edad? ¿Aceptas a tus padres? ¿Aceptas tu infancia? ¿Aceptas tu matrimonio? ¿Aceptas tu vejez? ¿Aceptas la enfermedad? ¿Aceptas la muerte? ¿Aceptas tu historia? ¿Aceptas todo aquello que ha formado parte de ti? Si no has logrado aceptarte, ¿te has preguntado por qué tienes tantos conflictos para aceptar a los demás? Porque vives proyectado lo que estás haciendo contigo mismo en todo lo que te rodea. Despertar es aceptarlo todo, no sólo una parte; todo o nada. 40
Cómo nos asusta la soledad. Creemos que es un sufrimiento que no podemos soportar, y con tal de salir de este infierno somos capaces de empeñar el valor de nuestra identidad, de nuestro ser, de la esencia que nos hace únicos, irrepetibles e irremplazables en esta existencia. Te recuerdo que es imposible estar solo; una cosa es que te sientas solo y otra muy diferente es estar solo, por el simple hecho de estar conectado a todo y con todos, de ser parte de la Unidad de la vida, estamos interconectados irremediablemente al Universo, Multiversos, Omniversos, Multiomniversos y a todo lo que se sigue extendiendo y la mente es incapaz de imaginar. Ordinariamente atraemos a nuestras vidas situaciones y relaciones que tienen el mismo impacto de vibración, la misma información, la misma energía. Es hora de despertar, mirar hacia adentro y percibir el infinito diálogo ininterrumpido con la vida. Nadie te puede dar la seguridad, eso pasaba cuando eras un infante, pero ahora que eres un adulto en toda la extensión de la palabra, debes darte cuenta y experimentar por ti mismo que no existe nada de qué asegurarte y protegerte, pues tu ser llegó revestido y blindado para que nada ni nadie lo pueda destruir. No empeñes tu identidad para pertenecer a un grupo de amigos que, lejos de afianzar tu esencia con su sola presencia, hagan que olvides lo que tú eres. Conforme fue despertando en su proceso de evolución espiritual, Jesús estuvo acompañado por miles de personas que lo siguieron, pero que, poco a poco, se alejaron de él. Cuando fue crucificado, sólo le quedaron su madre, un discípulo y un puñado de mujeres que lloraban a lo lejos. La experiencia de la noche oscura de Jesús en la cruz fue la última sombra que debió abrazar para poder despertar; y ahí estaba solo; ¿dónde quedaron los cinco mil hombres a quienes le dio de comer?, ¿dónde los setenta y dos discípulos?, ¿dónde los doce? Espero que puedas comprender que entre más despierto te encuentres, menos personas verás a tu alrededor; en cambio, mientras más dormido, tendrás tres mil o cinco mil seguidores en tus redes sociales, y la mente que miente y le gusta engañar te hará sentir que con tantos likes serás más famoso. Conforme despiertes, quienes no deben de estar, se irán de tu vida, y esa es la única manera para que otros se integren en tu proceso y te acompañen a lo largo de tu camino. El Individuo ha luchado siempre por no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo, dijo Nietzsche. La única manera que el universo conoce para darte es soltando lo que aún sostienes en tus manos como un pseudotesoro, pues donde esté tu tesoro, estará tu corazón. Nos asusta la experiencia de sentirnos 41
expulsados del clan, de los amigos, de la sociedad, ser los raros de la creación; esas son, precisamente, las trampas de las redes, de la televisión. En el programa La familia Peluche está “la BIBI”, que es la rara ante los otros, y el peso de la sociedad se empeña en hacerla a un lado porque no piensa como ellos. Pero la “rara”, “la BIBI”, es quien está despierta, mientras los demás integrantes de la familia duermen profundamente. Este programa tiene toda la intención de hacernos sentir que estamos mal, que no debemos de seguir los dictados de nuestro corazón, que debemos empeñar lo que sí somos para empezar a vivir conforme los otros desean; pero sólo los despiertos se dan cuenta de esto. Ya es hora de compartir, amar al universo con todas con sus manifestaciones de vida, haciendo una reverencia a la creación; de aceptar como sinónimo de rendirse ante lo que no puedes cambiar y descubrir, la pedagogía oculta a la mente, pero revelada al corazón lo que hay detrás de cada suceso de la vida; de conocerte, reconocerte y no permitir que nadie te defina; ni siquiera tu nombre te debe definir, eso está por encima de lo imaginado; ser consciente de que la seguridad está en tu ser y la auténtica integración, dentro de ti mismo, cuando seas capaz de incluir integralmente todos los aspectos de tu vida. Deja de reclamar como un niño las cinco necesidades fundamentales para definir tu personalidad. La prueba de que ya hemos dejado la infancia atrás es cuando pasamos de necesidad a capacidad que se comparte, se distribuye a todos y sólo así se refuerza en cada uno. Como dice Nietzsche, fuera de nuestra vida la filosofía del rebaño que nos ofrece falsas seguridades, pero que en el fondo nos aleja de nosotros mismos. 4.4 Fanáticos de una religión, pero no de Dios El silencio es el lenguaje de Dios, todo lo demás es una pobre traducción. Rumi Me gustaría comenzar con una imagen virtual. Pensemos en una mesa circular que no tiene cabecera ni lugar menos o más importante, donde todos están equiparados en dignidad. Imaginemos sentados a ella a Buda, Rama, Krishna, Hermes, Moisés, Orfeo, Pitágoras, Platón, Sócrates, Jesús, Zoroastro, Confucio, Mao Tse Tung, Gandhi y la Madre Teresa. ¿Ustedes creen que esa reunión estaría basada en quién de ellos tiene la razón acerca de la vida y su 42
sentido último, harían de esa experiencia una zona de debate para sacar todos los argumentos posibles para un posicionamiento y así desacreditar al otro? Creo que eso no sólo sería lo último, sino lo único que no harían. Compartirían sus vidas, su diálogo tendría lugar en el silencio y desde una consciencia que los unifica; sería una celebración universal de la unidad. En quienes son auténticamente místicos no puede haber contradicción, es como ver una pirámide y contemplar en la cima a quienes acabo de mencionar, y muchos más que andan por la historia, los llamados místicos anónimos, y desde ahí observar cómo convergen en una consciencia cuántica, a pesar de no haberse conocido entre sí ni de compartir un mismo tiempo y espacio, pues existe una divina comunión de vidas, enseñanzas, y formas de apreciar la vida. Despertar es iniciar un proceso de espiritualidad en el que para creer tenemos que dejar de creer, para mirar hay que cerrar los ojos y para sentir, dejar de lado el cuerpo, pues este vehículo no sirve de nada ante semejante experiencia. Somos seres religiosos, tradicionales, culturales, pero hemos olvidado la verdadera espiritualidad y el misticismo. Matamos en nombre de un Dios que nada tiene que ver con su esencia ni su presencia; hemos creado apologéticas para debatir y, supuestamente, defender a Dios como si Él hubiera firmado derechos de exclusividad con una institución religiosa determinada y estuviera vetado del resto; hemos olvidado un principio teológico que versa así: las semillas del Verbo están esparcidas por todas partes. La mente no puede conceptualizar a Dios, sería un atrevimiento intentar por lo menos definir, nombrar, estructurar, ritualizar, dogmatizar a un Ser que se halla fuera del tiempo. Dios es el innombrable, el que está en todas partes, sin importar cuál sea el adjetivo que lo acompañe o de tu cultura y tu crecimiento en un lugar geográfico. Dios, Yahvé, Alá, Mente inteligente, Consciencia, Matrix Divina, Energía oscura, el Campo, el Matemático Metafísico, el Gran Ordenador, el Acto Puro, el Motor Inmóvil, la Suma de todas las partes, la Totalidad. Lo que importa no es el concepto sino su realidad incrustada en el tiempo. Cuando el profeta Moisés le preguntó a Dios cuál es su nombre, la respuesta fue magistral: Yo Soy el que Soy. Tres cosas implícitas me llaman la atención: el uso de la primera persona del singular, del verbo ser y del tiempo presente. Tres señas de identidad en la misma naturaleza humana; ese tendría que ser también nuestro nombre. Comprender la singularidad dentro de la universalidad, ser consciente de que en la parte está el Todo y que el Todo está en cada 43
parte. Me impacta el verbo que es acción dinámica en la historia, ser. La sociedad nos lleva vertiginosamente hacie el tener, poder, placer, aparecer y hacer, pero no me habla de mi ser y la dinámica que le debo al mundo, una dinámica de trasformación, revolución, evolución, trasfiguración y vivir el instante, el aquí y el ahora, sin anclajes con el pasado o proyecciones a un futuro inexistente. La religión es buena en sí misma, pero puesta en manos de personas que están dormidas, ¿cómo se pretende ser mensajero de una buena noticia cuando he permanecido en un sueño profundo en la vida y no he logrado despertar? Cuánta razón tenía Jesús cuando dijo: ¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerían los dos en un mismo hoyo? Para ser un verdadero guía, el requisito es estar despierto y apreciar la belleza de la vida. Los místicos, seres despiertos, ya no requieren de la institución religiosa porque esta sirvió en su tiempo y fue necesaria para algunos, pero una vez despiertos, carece de función en sus vidas. ¡El puente deja de ser necesario cuando ya se ha alcanzado al océano! Religión, etimológicamente, significa volverte a unir con Aquel que te creó, pero ¿para qué volverme a unir si nunca me he separado de Él? ¿Para qué iniciar la vuelta a casa del Padre si es imposible alejarme de su presencia? ¿Para qué gastar mil años en ritos, posturas, estructuras, cuando en un instante se abren los ojos del alma, lo miras y lo contemplas junto a ti, y lo único que nace del corazón es inclinarnos en su pecho y sacar de ahí toda la sabiduría que jamás la mente podría imaginar? Ser espiritual es un suceso-proceso de aparentes retrocesos para aumentar en cada uno el estado vibracional de consciencia, comprender que no se trata del camino espiritual de una sumación, sino de una extracción de lo que ya eres. Hay que iniciar esta hermosa aventura sin prisas, pero sin pausas y siempre respetando el proceso del otro. Las semillas del Verbo encarnado están esparcidas por todas partes, y en algunos sitios han caído en manojos grandes, a montones. 4.5 Síndrome del dogma, lo inamovible. El posicionamiento El dogma encierra el espíritu, lo hace prisionero y lo imposibilita a volar hacia otras dimensiones de la vida. El dogma se establece como una estructura de creencias que se nos imponen y no nos permiten movernos. 44
Un rasgo para darme cuenta de que estoy dormido es el posicionamiento, es decir, la creencia de que mi manera de mirar la vida es la única cierta, desaprobando todo lo que los demás piensan, sienten y actúan en torno de la existencia. La posición es mi creencia acerca de la vida y soy capaz de todo por defenderla. Cuántas personas hay inmóviles pensando que su manera de mirar es la única y la defienden contra todo, Hemos creado inquisiciones donde quemamos vivos a los otros. Lo que no hemos reflexionado es que detrás del posicionamiento está el miedo, y con este, el juicio implacable contra los demás. Cuando nos hallamos ahí, atacamos, defendemos, promovemos cismas, rupturas y construimos muros que impiden el acceso al corazón de los hombres. Cuando una persona ha despertado, no se posiciona, no dogmatiza sus creencias ni estructura su vivencia, simplemente comparte la vida. Este libro no tiene la finalidad de imponer un estilo de pensamiento, mucho menos pretendo decir que yo tengo la verdad absoluta. Sólo comparto lo que pienso y siento acerca de la vida, lo que palpita en mi corazón y lo que he descubierto en este proceso de despertar. Siempre les diré que no crean en todo lo que digo, pero si les pido que se atrevan a experimentar, y sabrán qué es la verdad y la libertad interior. ¿Cuáles son las creencias comúnmente aceptadas y trasmitidas de una generación a otra? Hay que llegar virgen al matrimonio. Humildad es ocultarse y no mostrarse. El hombre solo no es bueno, debe estar con alguien. El amor sólo es entre hombre y mujer. Dios hizo a Adán y Eva, no a Esteban. El ocio es la madre de todos los vicios. El matrimonio es para toda la vida. El hermano mayor tiene que ser el ejemplo. La voluntad de un muerto siempre se respeta. Los hombres al campo, las mujeres a la cocina. Mientras se come, no se habla. Si ya eres adulto-maduro y no te has casado, ya se te fue el tren, avión. El amor es ciego. La mujer sólo debe salir de casa cuando se casa. Me hiciste el día. Tengo que ganarme a los demás. Si me cela es porque me quiere. 45
Madre sólo hay una y es la que más ama. El amor más grande es un hijo. No es bueno que el hombre este solo, es necesaria una pareja. Lo más importante es la familia. “Extra ecclesia nula salus” Fuera de la Iglesia no hay salvación. La morada de Dios es el templo. Para amar hay que sufrir y para sufrir hay que sacrificarse. El amor solo puede ser entre hombre y mujer. Dos hombres no pueden procrear. Los hombres son infieles por naturaleza. Todos son iguales. Necesito de alguien que venga a complementar mi vida. La felicidad es dinero, salud y amor, pero ¿cuál amor? La culpa de lo que me pasa está fuera de mi, yo soy víctima. Dios está separado de mí y tengo que hacer tantas cosas para ganar su favor, su gracia y su cercanía. Esta vida es complicada, es un valle de lágrimas. El conocimiento es poder. Son los hijos quienes deben enterrar a los padres y no los padres a los hijos. El hombre es un ser que nace, crece, se desarrolla, se reproduce y luego muere. La muerte es algo de lo que es mejor no hablar, hacer de la vida una filosofía de la muerte es perder el tiempo. Nací en pecado llamado original, vivo en pecado y no merezco a Dios. Amar a los que te aman, pero amar al enemigo, ¿es lógico? Los animales no sienten, es válido maltratarlos y alimentarnos de ellos. Comamos y bebamos que mañana moriremos, la vida se acaba para el que muere. Que lloren en mi casa o en la de enfrente, pues mejor en la de enfrente. Soy tan espiritual que yo te he perdonado. A los padres no se les juzga, ellos siempre tienen la razón. Hay que estudiar para ser alguien en la vida. Que los hijos sean hombres llenos de éxito, ¿dónde queda la felicidad? Puedes hacer lo que tú quieras con la naturaleza, pues ella está separada de ti. Hay que desconfiar de todos, pues nadie da nada gratis. Perdona a tus enemigos, pero jamás olvides sus nombres. Existen personas especiales, eso nos hace que dar reverencia a algunas y sobajar a otras. Si tuve un acontecimiento inesperado, pienso en castigo, culpa, casualidad, azar, o en haberme encontrado en el momento equivocado. El dinero no se da en los árboles. Hay que escoger una profesión que ofrezca estatus y mayor ganancia económica. Sacrificarte por todo eso es amar, pero pensar sólo en ti, es egoísmo. En esta vida hay que esforzarse por Tener, Poder, Placer, Aparecer y Hacer. Compartir es restar, por ello hay que tener, retener y mantener a como dé lugar. Creer que existen los problemas. 46
Debemos de comer carne para recibir proteína. Debemos de consumir mínimo dos litros de agua. Debemos de comer tres veces al día. El amor duele. Dios tiene hijos especiales. Dios juzga, premia, castiga, condena o salva. Es muy severo.
¿Estaríamos dispuestos a dejar de creer en todo lo que nos han enseñado desde que éramos pequeños, todo para lo que nos han programado, empezando por la familia, religión, sociedad y cultura, haciendo que nuestras vidas parezcan transcurrir bajo los efectos de una droga que no cesan de agudizarse? Hay quienes hasta dan la vida por sus creencias y desprecian a los que piensan distinto, convirtiendo el diálogo en un campo de batalla intelectual y emocional. Jesús dijo: el que no renuncie a sí mismo, no puede ser mi discípulo, pero ¿qué significa esa renuncia? Renunciar a todo y estar dispuesto a nacer de nuevo, a resucitar en vida, a despertar del sueño profundo. 4.6 Los sujetos que no salen de su victimismo Aquellos que no aprenden de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la consciencia cósmica a que se los reproduzcan tantas veces como sea necesario para aprender el drama de lo sucedido, lo que niegas te somete, lo que aceptas te trasforma. Carl G. Jung Despertar significa asumir de una vez por todas que todo lo que sucede fuera de ti es una representación escénica y cada persona que aparece cumple con el papel que le corresponde, que no eres víctima, que bajo el principio causal está la causa dentro de ti, en tu inconsciente, y que vives el efecto correspondiente fuera de ti. Si no te gusta lo que estás viviendo, cambia el libreto que está escrito dentro de ti mismo. Muchas veces cuando nos pasan acontecimientos que nos inquietan y perturban, escuchamos voces en los mercados sociales didiendo: no preguntes el por qué, sino el para qué te ha sucedido. Con todo respeto para quienes afirman esto, es necesario indagar en nuestro interior el por qué, la raíz, la génesis de lo que nos pasa, y cuando entres al campo de la consciencia te darás cuenta de que todo está en tu inconsciente; y al tomar la decisión de desprogramar, de romper con los lazos que te mantienen unido con tu genealogía y te hacen repetir una vez más las historias de casa. Cuando hayas tomado fuertes decisiones que te 47
llevan a enormes trasformaciones, vendrá la intuición espiritual del para qué te ha tocado vivir esta experiencia y seguramente, como tú lo has pedido. Conozco una frase que aplico en estas circunstancias: al cliente lo que pida, y pensar que lo que sucede es tan perfecto que no existe error alguno, pues todo acontece para que despiertes y tomes las riendas de tu vida, para que tu alma evolucione y trasciendas el impacto y la herencia familiar. Que quede claro: en todo evento no existen azar ni casualidad; momento, lugar, persona equivocada ya no proceden; no existe margen de error en todo lo acontecido; basta de seguir manejando la lógica de delito-castigo, víctima-victimario, karma-drama y otras por el estilo. Todo es perfecto, en su lugar y en su momento. Ese evento le está enviando un mensaje a tu proceso personal de vida, precisamente para que elijas madurar y despertar. Es hora de pasar de la minoría de edad a la adultez emocional, de víctimas a ser responsables, de pensar que la causa de todo lo que nos sucede esta fuera de nosotros y que somos sólo sujetos pasivos de las circunstancias. Para este proceso es necesaria una inversión del pensamiento. Me llama la atención cómo las personas que viven situaciones que les crea un movimiento en su interior convertido en muchas ocasiones en sufrimiento, son incapaces de buscar la auténtica sanación y sólo apuestan a remedios caseros y momentáneos que, lejos de mostrar lo que está revelando el drama vivido, le pone un velo que oculta la información. Se busca estar mejor, pero no sanar. Así nunca llegaremos a despertar. Pablo de Tarso, escritor judío del siglo I a quien se le atribuyen las cartas del Nuevo Testamento, asentó: y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Quienes han despertado son conscientes del amor divino que habita en ellos y que todo lo que acontece fuera de ellos; tiene el único propósito de hacerlos evolucionar álmicamente. Si tan sólo pudieras imaginar cuanta energía absorbe ser la víctima, y cómo el poder de la sinergia del Universo explota dentro de ti cuando te conviertes en responsable de tu destino. Concluyo con estas palabras de Carl G. Jung: la depresión es como una señora de negro. Si llega, no la expulses, más bien invítala como una comensal en la mesa y escucha lo que tiene que decir.
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4.7 Aquellos que definen las experiencias desde un color o el juicio implacable Cuando estamos dormidos y confundimos la ilusión con la verdad y los sueños con los hechos, tendemos a juzgar lo que estamos viviendo como bueno, malo, agradable, desagradable, experiencias alegres o amargas y, de hecho, ante el juicio sólo nos queda arrepentirnos de lo que hemos vivido. Esta es, precisamente, una señal de encontrarnos perdidos en la somnolencia de Adán, cuando juzgamos los acontecimientos y nos arrepentimos de haberlos experimentado. Con frecuencia, escucho a las personas decir; si pudiera regresar el tiempo, no habría hecho tal cosa. Cuando terminan una relación de largo tiempo, declaran: sólo perdí mi tiempo con esta persona. O esta otra: si pudiera borrar esta etapa de mi vida, lo haría. Recordemos que todo lo que sucede acontece para el bien de quienes amamos a Dios. La experiencia es una ciencia que nadie imparte en las universidades, menos aún en casa; no existe una asignatura que nos hable de ella como oportunidad para desvelar lo que somos y la fuerza impresionante que habita en nuestro interior. Un gesto de personas que han despertado es que ya no le ponen color a lo vivido, sólo son momentos privilegiados que esculpen lo que anida en nuestro ser. Ya no juzgamos y no nos arrepentimos de todas las etapas que hemos atravezado y vivido. Hay que comprender que todo estuvo en su tiempo y momento para ser quienes somos ahora; como si la vida fuera un edificio y en este momento nos encontramos en el mirador; cada piso representa una etapa, una experiencia, un acontecimiento, y renegar de él es como si diéramos la orden al arquitecto de quitar un piso de la gran construcción que es nuestra vida. ¿Qué pasaría en ese momento? Pues toda la estructura caería, y con ella, cada uno de nosotros. No sólo podemos identificar en la vida ordinaria a los que aún permanecen dormidos, sino que al mismo tiempo nos dan la claves para despertar y vivir la vida de una manera completamente diferente, y esto nos hace brotar desde las entrañas una armonía, una paz y un equilibrio espiritual. No preguntes para qué sin un por qué, y no te quedes en el que estás viviendo, sino como lo quieres vivir a partir de hoy. Tú tienes el poder de la decisión.
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4.8 Los que manejan mecanismos inconscientes de control, posesión, y manipulación Los que están dormidos pretenden ceñir cada situación, ya sea familiar, relacional, social o laboral, al deseo inconscientes de controlar todo con base en mentiras, inventos, exageraciones, chantajes, manipulaciones, extorsiones afectivas o, increíblemente, con el argumento de que buscan lo mejor para quienes los rodean. Existen dos maneras de hacerlo: pasivamente (discrecional) o activamente (por la fuerza o violencia). Casos existen demasiados. Definitivamente lo que hay detrás de esta actitud es el miedo a perder, a no ser amado, a la soledad. Es la expresión auténtica de la falta de libertad y desvela la incapacidad de amar. Una persona utiliza a todo el mundo tratándolos como objetos, no como sujetos. Recuerdo una frase de Emmanuel Kant: obra de tal manera que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como fin en sí mismo y nunca como medio. Muchas veces, las personas dormidas se mueven envueltas en elegancia y sutileza. Quien se conoce, se ama; quien se ama, aprende el arte de amar a los demás y no será capaz de tejer telarañas que construyan cárceles donde tener prisioneros con sentencia a cadena perpetua. Es hora de saltar del barco que sólo navega por la superficie, para meternos en un submarino que nos sumerja a las profundidades, donde residen la identidad y la libertad. Sólo los despiertos han entendido esto; únicamente lo que están en la vigilia de la existencia son incapaces de querer ejercer control sobre los demás, pues ya no forma parte de su inventario emocional. Esto no se logra desde la resignación, resistencia, esfuerzo o sacrificio, sino desde la iluminación o consciencia de saber quién soy yo y quién eres tú. Se acaba el dualismo, la separación, porque cuando has logrado despertar, el otro es yo y yo soy el otro; se acabó el tejido de una red que asfixia, aprisiona y pone en riesgo el mismo amor encontrado. La expresión de estos mecanismos se aprecia mejor en el entorno familiar, por ejemplo: cuando los padres quieren imponer una profesión al hijo, o cuando los hijos padecen el síndrome de pensión, que consiste en no casarse, quedarse solteros porque llevan en su inconsciente la información de cuidar a los padres hasta su muerte. Hay padres que quieren elegir hasta el tipo de música que los hijos deben de escuchar, los amigos que deben tener y la pareja que deben 50
elegir (o dejar). La más grande manifestación del amor consiste en celebrar cada acto que ellos realicen, su madurez, independencia, y autonomía; por el contrario, el desamor hacia ellos se expresa al continuar arropándolos, provocando su dependancia hacia nosotros, sobreprotecgiéndolos, violentándolos día con día. Se confunde el amor con retener cuando, en realidad, sería aprender a soltar. 4.9 Quienes tienen miedo de ser ellos mismos No te condenes a ir a donde no quieres, comer lo que no deseas y sentarte a la mesa con quien tiene otros niveles de frecuencia. Carlos A. Sólo el amor bien entendido puede expulsar el temor. Las Sagradas Escrituras dicen: tú no recibiste un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios diciendo Abba ¡Padre! Existe miedo y muchos rostros lo disfrazan; una realidad y mil formas de manifestarse y ocultarse. Hemos empeñado nuestra filiación, identidad, sustancia, esencia, colocándole un disfraz de súper héroe, pintado la cara de mil colores, llenado el mundo de carcajadas; pero cuando llega la noche y nos abrazan las sombras, no podemos evitar llorar. El principal miedo que tenemos es a ser nosotros mismos y redescubrir el poder infinito que el ser liberado está mandando desde el centro de nuestro corazón. Hemos sido lo que la cultura quiere; celebramos, por ejemplo ,una navidad cargada de banalidades que nos alejan del sentido último; ensordecidos con tanto ruido y, en medio del bullicio, de la crítica, de los falsos abrazos y de repetir una y mil veces “Feliz navidad”, somos incapaces de escuchar nuestros corazones, sin siquiera saber el significado de la felicidad, y menos saboreamos la experiencia, cuando no somos capaces de nacer de nuevo o renacer a un mundo que nos espera. No podemos ir a la par de una cultura y, por defenderla, olvidarnos de ser nosotros mismos. La navidad debe ser una época de silencio profundo, expresión sencilla, comunión con la vida; no sólo con la familia, sino con todas las manifestaciones de la creación; de controlar al cuerpo para elevar el espíritu, sin hacer de ella un maniqueísmo, pues se trata de dar a nuestra dimensión auténtica un lugar en esta celebración. Dejemos de alumbrar la casa, es hora de encender el alma y dejarnos iluminar comprendiendo el sentido de nuestras oscuridades históricas.
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Hemos sido presas de la opinión y la definición familiar. México es un país exageradamente o polarizadamente familiar. Pero no se puede sacrificar lo individual en aras del bien común; nuestros sueños personales para satisfacer la frustración histórica de quienes nos hicieron. La familia es importante, pero no indispensable para tu evolución personal. Un ser dormido pondrá a la familia antes que a sí mismo. He escuchado frases de algunos hombres o mujeres casadas, como: primero conocí madre que esposa; primero conocí padre que marido. El ser dormido está despersonalizado por culpa de los lazos de la sangre; el ser despierto sabe que forma parte de una familia y, al mismo tiempo, se contempla autónomo, independiente, adulto capaz de tomar sus propias decisiones en la vida y de hacerlo sin culpa, sin sentimientos de tristeza. Ya es hora de despertar, de aprender a decir no, de alejarnos de aquello que empaña nuestra herencia espiritual, de pensar, como dijo Kant, en el lema de la Ilustración: Sapere Aude, Atrévete a pensar por ti mismo; deja los tutores, celebra en la vida la mayoría de edad; deja de apoyarte en bastones que te vuelven inútil, suelta las andaderas, pon tus pies en la tierra e inicia tu propio camino. Decidí pasar muchas navidades solo conmigo mismo, en el silencio, la experiencia y la sencillez, permitiendo a Dios, que habita en mi interior, manifestarse, revelarse; hago de ese día un Kairós, es decir, un acontecimiento salvífico para mi alma, para mi vida en aras de mi proceso de evolución. Aprender a decir no es una de las manifestaciones del amor. 4.10 El Enfermo, otro ser dormido Otro espejo en el que podemos contemplar el reflejo de nuestro sueño profundo es en el mensaje biológico de nuestro cuerpo; aprender a escucharlo es un verdadero arte Lo primero que debemos de aceptar es que la materia no existe; lo que vemos es energía vibrando en clave de densidad y es por ello que podemos tocar, sentir, los objetos que nos rodean. Todo es energía y creo que a estas alturas nadie lo podrá negar. Nuestro cuerpo es energía que vibra e información que da forma; esa vibración se da por los pensamientos cargados de juicio, culpas, comparaciones, competencias, envidias, frustraciones; por los sentimientos que rodean nuestra vida y les damos cabida al instante; por las emociones no de amor, sino de temor, de miedo. Todo esto encuentra su salida en nuestra biología manifestándose a través de la enfermedad. Vuelvo 52
a repetir: no existe karma, castigo, culpables ni agentes extraños o externos que nos quieren ver postrados en una cama, menos aún decir que es la voluntad de Dios; Dios no tiene nada que ver aquí, pues todo lo que vivimos, ya sean acontecimientos, relaciones afectivas, situaciones económicas o laborales, o los síntomas que desencadenan enfermedades, todo ello lo hemos pedido nosotros desde las sombras ocultas de nuestro inconsciente. Muchos prefieren curarse que sanarse; optan por solucionar momentáneamente sus vidas en lugar de descender a los infiernos personales y experimentar la auténtica sanación. No podemos fragmentar al ser humano dividiéndolo en cuerpo, mente, alma o espíritu, pues todo forma una unidad indivisible y confluye para nuestra estabilidad. El cuerpo obedece a las energías que lo rodean; la salud es el resultado de un estado de vibración que produce nuestra consciencia y la consciencia es el modo que tenemos de mirar, sentir y vivir la vida, y esto se hace desde nuestras creencias, preconceptos y programaciones. David R. Hawkins menciona que solo estamos sujetos a lo que tenemos en mente. ¡Cuidado con estar cargando, desde el amanecer, la mente de negatividades, frustraciones, enojos, resentimientos y arrogancia! Si a esto agregamos una imagen distorsionada de Dios como un Ser cruel, iracundo, vengativo, juez implacable, hay que identificar este movimiento de energías y decir ¡Basta ya!, y despertar pensamientos esperanzadores. Tampoco se trata de repetir todo el día, como mantras, que somos poderosos, que todo lo puedo, que soy fuerte. Perdón, pero no se trata de rezos, fetiches conceptuales y fórmulas mágicas, sino de un estado de consciencia, de un modo ser y vivir en la historia. Llevamos como impronta demasiada información de nuestra familia, programas, maneras de ver e interpretar la vida, creencias, culturas que desde el inconsciente llegan a somatizarse en nuestro campo biológico. Debemos aceptar que el campo magnético de la mente es mucho más sutil que el del cuerpo, así que, bajo ésta premisa, tiene mayor impacto. Dijo Mahatma Gandhi, y esto aplica para todo en nuestras vidas: cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino. Todo pensamiento tiene forma, un peso determinado y es capaz de viajar más rápido que la luz, así que si en verdad quieres despertar, hay que ir más lejos de lo que enseña la psicología tradicional cuando habla de trabajar en los pensamientos positivos. 53
Hoy no sólo se habla de sanación, sino de autosanación, del origen metafísico de las enfermedades, de darte cuenta que dentro de ti está el poder para renovar las células desde una visión completamente distinta. Es importante comprender que la enfermedad brota para sanarte, pues lo que esta esconde es una cargada dosis de culpabilidad, juicio, complejos sobre la sexualidad, mitos sobre el pecado, sistemas de pensamiento, interpretación de la realidad desde nuestro inconsciente, incoherencia e incongruencia de vida, impactos emocionales aún sin resolver. Gracias a la enfermedad puedes darte cuenta de las sombras que revolotean en tu historia. Comprende que aquel que se mueve bajo la lupa de la culpa reclamará un castigo y ese castigo se llama des-configuración biológica, comúnmente llamada enfermedad. No puedes imaginar el gasto de energía que derrochamos a través de estilos de vida que no van de acuerdo con un estado de consciencia de quienes han logrado despertar. Ordinariamente el síntoma biológico se corresponde con el conflicto emocional que no se ha superado. Cada órgano tiene un sentido interrelacionado con nuestro mundo en pausa, es decir, sin resolver. Pongamos como ejemplo a una persona que tiene una gripe muy fuerte y cuando llega a un sitio de reunión dice no se me acerquen, no los saludo porque estoy muy mal de gripe, no vaya a contagiarlos, y todos obedecen y dan tres pasos hacia atrás, ¿porqué no invertir el pensamiento y pensar desde el corazón que todos lo que rodeamos al enfermo podemos comunicar nuestro estado de consciencia vibracional, y con esto el poder de comunicar la sanación? Despertar es invertir el sistema de pensamiento. No podemos imaginar el poder que reviste nuestro inconsciente. Si pensamos la vida de una forma determinada, el universo se aliará con nosotros para que eso se haga realidad. Al cliente lo que pida; el cliente siempre tiene la razón. Este es un mundo que está intentando programarte con toda la negatividad que estés dispuesto a aceptar. David R. Hawkins La enfermedad es como un cartero que te acerca un mensaje profundo y la esencia del mismo es la urgencia para despertar del sueño. Sé capaz de mirar más allá de las líneas, de los hechos, de cada situación que vives. Necesitas desarrollar la intuición, que es el desarrollo del conocimiento sin filtros ni procesos de manera directa a través de la sabiduría del corazón.
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4.11 Los que sufren por elegir la ruta de la experiencia DUAL Esta reflexión es muy interesante, y creo que puede aportar claves de crecimiento humano-espiritual. Más adelante hablaré del por qué el hombre acepta el sufrimiento como un modo de ser, en lugar de elegir la alegría como el auténtico modo de operación en la vida. En este apartado me centraré en el dualismo que nos caracteriza, tanto en la vida, como en la experiencia personal. Para empezar, tengo que decir que la vida está conformada por opuestos: día-noche, hombre-mujer, luz-oscuridad, yin-yang, salud-enfermedad, riqueza-pobreza, alegría-tristeza, frío-calor, bienestar-malestar, odio-amor, cielo-tierra, Dios-demonio, bien-mal, luces-sombras, silencio-palabra, alto-bajo, ancho-corto; todo es parte de un sistema dual. Lo importante de esto no es la verdad, desde la aplicación de la Ley del péndulo que nos hace posicionarnos, sino desde el justo medio de ambos extremos. Las personas sufren porque viven la vida desde la experiencia de la verdad polarizada, porque esto los hace posicionarse ante los demás, creando disputas, desgaste de energía, juicios, competencias intelectuales, condenaciones, dogmatismos tóxicos, separación, cismas, rupturas, enojos. No existen experiencias ni buenas ni malas, simplemente vivencias que tienen un sentido para evolucionar. Cuando dos personas se encuentran en la vida, cuánto se sufre al pretender cambiar a la persona con la que dormimos diciendo: es que no es cariñoso y yo lo soy en demasía; le pido que me dé cariño pero no me lo da; parece un témpano de hielo. Ese es el juicio de una persona que está profundamente dormida. Sin embargo, la primera señal de que ya has despertado es no juzgar a tu pareja y pretender cambiarla, sino aceptarla desde la rendición más absoluta, que implica ya no poner condiciones, sino aprender el mensaje que está oculto para la mente, pero revelado desde el corazón: que mi pareja me está enseñando que vivo polarizado y que representa la oportunidad para vivir en un justo medio; tengo que bajarle a mi exceso de cariño, que sólo manifiesta un hambre continua por ser amado, reconocido, aceptado y que, al mismo tiempo, yo represento para ella la misma oportunidad para dejar de lado su miedo inconsciente a ser rechazado y pueda abrirse a la expresión del amor, subiéndole dos rayitas a su negación. Yo tengo un exceso de cariño nivel nueve y ella un déficit nivel tres; si yo descubro la enseñanza e inicio el proceso de comprensión más allá de lo que a simple vista se puede ver, seré capaz de bajar mi nivel a 55
siete y ella, de subirlo a siete; es ahí donde podemos encontrarnos, abrazarnos y amarnos sin el péndulo que se mueve de un extremo al otro y, al mismo tiempo, sentir ese sufrimiento que en el largo plazo se convertirá en resentimiento reprimido que se manifestará a cada paso de nuestras vidas. Gracias al calor, puedo disfrutar el frío; gracias a la experiencia de enfermedad puedo valorar la salud; gracias a la tristeza puedo disfrutar la alegría; gracias al hambre puedo saborear el pan en mi mesa; gracias a la noche puedo deleitarme con el día, etcétera. Dios le dijo al hombre: de todos los árboles puedes comer menos de éste: el árbol del conocimiento del bien y del mal; pero el hombre desoyó el mandato, se trepó al árbol y comió el fruto prohibido. Desde entonces, el hombre ha perdido la experiencia del paraíso, pues vivía desde la unidad, desde lo holístico, desde una mirada inocente; ahora, trepados en el árbol, vemos y juzgamos todo en clave de dicotomía, de polarización, juzgamos a los hombres como buenos y malos, experiencias buenas y malas, trabajos buenos y malos, momentos buenos y malos, acciones buenas y malas. Mi pregunta es: ¿para qué cuestionarnos por el infierno si eso es, precisamente, vivir la dualidad donde se halla el germen de todo sufrimiento humano? El paraíso, simbólicamente, es dejar de juzgar, de estar posicionado atacando a los otros y defendiendo mi verdad hasta la muerte. El paraíso es vivir la unidad, abrazar la experiencia sin color, vivir ante los hombres que son buenos y mirarlos desde un amor que no juzga. El infierno es el sufrimiento que otorga la experiencia dual. Es tener que elegir entre blanco o negro, rico o pobre, sano o enfermo. Despertar es bajarse del árbol de la dualidad, renunciar a un sistema de pensamiento que lo único que ha logrado es levantar los muros, subrayar los límites de las fronteras, traspasar los idiomas en la torre de Babel, donde ya nadie se entiende y mucho menos se comprende; es cantar los himnos de todos los pueblos y besar las banderas que no tienen ya símbolos ni dimensiones; es contemplar al hombre sin nombre, rostro ni color; es abrazar al niño lo mismo que al anciano. Despertar es experimentar la otra cara del sufrimiento; únicamente esta puede conducir a la paz del alma.
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4.12 Los que sufren entre semana trabajando y anhelan el día de liberación: Un ser conectado, despierto, será capaz de transformar conceptos estructuralmente sociales, como intercambiar trabajo por creación, ya que antropológicamente somos creadores creativos a través del oficio que desempeñamos día a día. La educación relacionada con el mundo laboral debería de hacer sus trasformaciones y comprender que se educa lo que está puesto en la naturaleza de la persona como don, talento y carisma, y no se le impone al joven un modo de hacer que, al final, sólo beneficiará a los amos del mundo. Hemos leído y escuchado frases como: ¡Es viernes y el cuerpo lo sabe! ¡El lunes ni las gallinas ponen! Un ser dormido vive su felicidad, su estado de ánimo según el día que se encuentre viviendo. Sin embargo, ve el mismo rostro de una persona despierta, ya sea lunes y al mismo tiempo cuando es viernes. Y nada cambia para ellos, pues en su despertar no existe un día específico para festejar, sonreír o amar. Todos aquellos que aún permanecen dormidos en el sueño de Adán, viven durante la semana como verdaderos y auténticos esclavos integrales; sus trabajos los dominan y les restan toda la energía posible; hacen de lo laboral una experiencia que desgasta la vida, compitiendo entre compañeros, juzgando a los que están cerca, culpando y haciendo responsable a otros, comparándose entre ellos; llegan a casa cansados, hartos y con sentimientos encontrados, pues saben que el día siguiente será igual; ven acercarse el fin de semana y empiezan a sentir la hora de la liberación, la salida de sus mazmorras; abandonan la esclavitud por un par de días en los que sólo piensan en beber, comer, drogarse, en perderse para no encontrarse; se aplican anestesia en las almas para no ser conscientes de su propia frustración e infelicidad. Si no amas lo que eres, tampoco amarás lo que haces día con día. La gran mayoría de los seres humanos no estamos en el lugar donde realmente quiséramos estar, un espacio en el que se comparten los carismas que hemos recibido de forma natural. Me llama la atención ver como los futuros profesionistas sólo suben fotos y videos bebiendo hasta perder la consciencia, en lugar de invitar a reflexionar a la sociedad sobre lo que sucede día con día. El índice de adicciones y alcoholismo crece entre los adolescentes, trayendo como consecuencia embarazos a tempranas edades, depresión y suicidio. El alcoholismo, 57
como toda adicción, se me presenta como un placer que el inconsciente reclama para paliar el inmenso dolor que habita en mi alma, pues me distrae y hace olvidar la realidad de estar extraviado, sin saber dónde está mi centro. ¿Qué es el trabajo? ¿Para qué se trabaja? ¿Existe una nómina más allá de la quincenal? Un ser dormido
Un ser despierto
El trabajo es: sufrimiento, dolor, fatiga, cansancio, sacrificio, obligación, resignación, castigo.
El trabajo es: el espacio donde voy a compartir mi despertar; lugar privilegiado donde entrego los efectos de una perla encontrada en el camino de mi vida. El trabajo es experimentado como satisfacción, extensión de mi ser, oportunidad de explayar mi creatividad, imaginación. Una responsabilidad social, estructural vivida con entusiasmo. No se trata de dejar el trabajo. Lo importante no es el QUÉ, sino el CÓMO. Se trata de hacer una reprogramación de comprensión acerca de la vivencia del mismo. El trabajo dejará de ser una traba en nuestra vida que nos impide la libertad. Hay que ser conscientes de que en el trabajo celebro mi auténtica libertad; es ahí donde se participa dinámicamente de la creación que se sigue extendiendo a través de nosotros.
Poseemos información heredado por el inconsciente colectivo. Dijo Dios a Adán: maldita sea la tierra por tu culpa, desde ahora, con trabajo comerás de ella todos los días de tu vida. Esta información ha sido compartida, impartida y difundida desde la infancia, y para quienes no practican el cristianismo, es suficiente, que esté en uno, para que se manifieste en todos. Aquí urge una toma de consciencia y asumir en nuestras manos el destino; sólo así se da la metamorfosis en el interior del hombre. Trabajo significa, etimológicamente, tres palos, instrumento para hacer sufrir a los esclavos en la antigüedad. Ambas informaciones están instalados en el inconsciente de todo sujeto; si a eso agregamos que muchos han elegido estar en un sitio que su corazón no desea, me refiero a profesiones forzadas que he llamado los acarreados colocados en puestos de trabajo.
El trabajo es el espacio sagrado para interactuar y crear relaciones no sólo laborales, sino afectivas; donde se teje la amistad y el amor. Lugar donde expreso mi naturaleza política en pro de una dinámica comunitaria constructiva.
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He presentado doce maneras de identificar a quienes aún duermen el sueño profundo. Existen muchas otras, pero considero que estas son las más representativas. Insisto en que, por los frutos obtenidos, conocerás, pero sobre todo, determinarás si estando dormido, los efectos que percibes en tu vida, son los que quieres mantener o, cansado de vivir así, tomarás la decisión de replantear tu existencia para despertar y experimentar como consecuencia de frutos más dulces y sustanciosos. No te pido que tomes la decisión, simplemente te invito a mirar tu vida y a darte cuenta de que tienes todo el derecho de aprender a vivir en clave de abundancia
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5. EL ARTE DE AMAR Aquel que quiere ser amado, debe querer la libertad del otro, porque de ella emerge el amor; si lo someto, se vuelve objeto, y de un objeto no puedo recibir amor. Jean-Paul Sartre ¿Quién nos enseña a amar? Las esencias de la vida también van a la escuela y se forman; nadie nos educa para aprender a vivir, amar amándonos, ser compasivos, felices, conocernos a nosotros mismos y a descubrir las infinitas posibilidades que habitan en el ser humano. El Amor es el gran atributo que reposa con toda su fuerza, como diamante incrustado dentro de nuestra naturaleza, sin rostro ni nombre, región ni cultura; que no identifica grados, condiciones, clasificaciones, no existe un adjetivo que pueda penetrar o escudriñar, calificar o ampliar el sentido del amor. Tantas cosas, dichos, parábolas, mitos, literatura, filosofía, teología, libros sagrados, humanidades y psicología se han pronunciado acerca de esta palabra que parece que nadie se pone de acuerdo y lo único que se ha logrado es confundir al ser humano acerca del significado, su alcance y la esencia que perfuma al amor. ¿Qué es el amor? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Existe una definición que lo sostenga? ¿Se busca o se es consciente del mismo? ¿Se tiene, mantiene o es? ¿Está fuera o dentro de mí? ¿Se forma, se educa para amar? ¿Se crea o es poder creador con creatividad? ¿Está en un lugar? ¿Es posible el amor? ¿Existe un mito o literatura que lo explique? ¿Habrá un acto que lo materialice? ¿Tendrá un rostro? ¿Algún gesto humano que lo materialice? Ni el acto más humano, como dar a luz, amamantar, dar la vida por alguien, podrá escenificar y agotar su potente realidad metafísica. El amor es la columna que sostiene todos los universos posibles. Es un modo de ser y de obrar, una expresión expansiva del espíritu humano que se extiende por su propia naturaleza; un estado de paz interior y armonía. Quiero comenzar la siguiente reflexión acerca del amor, tomando como referencia una carta atribuida a Albert Einstein para una hija no reconocida. 60
Su autoría está puesta en duda, pero sea o no suya, es digna de ser leída debido a la belleza que contiene. Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo. Te pido, aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación. Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR. Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas. El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor. Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Esta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo. Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E=mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites. Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.
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Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada. Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quintaesencia de la vida. Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta. Albert Einstein. Muchas veces, en nuestras conversaciones, acostumbramos a utilizar conceptos que son afines al amor, pero que no son el amor en sí; usamos expresiones como te quiero, te tengo cariño, te aprecio, eres importante, significas mucho. ¿Cuál es el verbo más propio y correcto, antropológicamente hablando? Querer o Amar. Para no decir te amo, el hombre prefiere decir te quiero. Hemos hecho del amor una reducción; nos limitamos a amar sólo a unos cuantos, como si el objeto del amor fuese exclusivo del entorno familiar o bajo la lupa de lo afectivo-sexual. Le tenemos miedo al amor, a su intrínseco poder creador, a no posar esta realidad natural de modo universal donde se incluye no excluye a nada ni a nadie. El querer nació para aplicarse a los objetos, no a los sujetos; a las cosas, no a las personas; a las entidades, no a las identidades, pues bajo el concepto querer es poseer, al querer atrapar al sujeto, lo conviertes inconscientemente en objeto. Aplicamos el verbo querer cuando pasamos frente a un aparador y decimos yo quiero esa ropa, carro, vestido, aparato, etcétera. sin agregar connotación afectiva alguna; es sólo un dato efectivo y nada más. Pero el verbo amar nace para aplicarse a todo lo que tiene vida, al hombre, al animal, a la planta, al universo, sin afán de posesión ni manipulación. Nos tenemos miedo al no expresar el amor de una manera universal y total, sin grados, pausas, distinciones, clasificaciones o condiciones; creando barreras biológicas y, aparentemente, justificables. Existe una forma de amar lo creado representada por aquellas columnas que sostienen la naturaleza del universo, que va del humano a la 62
madre tierra y todo lo que la conforma (aire, agua, energía irradiada por el sol): es el respeto que implica el cuidado y la reverencia que nos lleva a la admiración. Según el libro del Génesis, existe el Espíritu que aletea sobre la superficie de la tierra, que amasa al hombre a partir de la arcilla y le recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás, una expresión que nos devuelve la conciencia de nuestra conexión existente y real con la tierra y todo lo que habita en ella. Dice el mito que, mirando el barro, el Espíritu sopló sobre él y lo impregnó de sí. Todas las literaturas antiguas han relacionado ese soplo, viento, aire o aliento con el alma espiritual del hombre. Entonces tememos una relación causal y, al mismo tiempo, una conexión derivada de la misma entre Espíritu, tierra, aire, agua y energía, (porque para amasar el barro se requiere de agua). El amor es creación permanente, pro-creación por efecto de nuestra inteligencia, re-creación, co-creación o anti-creación por decisión personal; es extensión, reducción o retención por opción propia, expresión o cancelación por capricho humano; libertad auténtica o libertinaje social, evolución exigida por su naturaleza o involución que engendra inercia y estatismo; compromiso con lo extendido o desprecio por el orden creado. El amor es una entidad metafísica, concepto abstracto, por ende, espiritual, que rodea e impregna el Universo; realidad intangible, pero que imprime carácter en la naturaleza humana; sin duda la más sublime expresión que sostiene la vida misma. El amor provoca movimiento, tanto en un sentido que va desde heroísmos históricos, hasta fracturas emocionales que engendran, desde una familia fragmentada, hasta seres desconfigurados socialmente. La prescencia del amor se aprecia en la constitución de una pareja, amistad y procreación de un hijo, pero tambien en psicopatologías como la depresión, la co-dependencia o adicciones de cualquier tipo. Es el amor mal enfocado. El amor está en todas las bondades y desajustes de las estructuras sociales.Todo esto está sostenido por el amor. El amor está en la mitología: Dios, Eros, Selene, Endimion, Afrodita, la leyenda griega de los andróginos, el diálogo platónico del Banquete; también en la literatura: William Shakespeare nos presenta en toda su obra dramática el amor trágico por excelencia. La gran mayoría de los filósofos nos han ofrecido cátedras acerca del amor; cómo olvidar el amor curioso de Sartre y Simón de Beauvoir; Nietzsche, Lou Andreas, Martín Heidegger, Hannah Arendt; el amor de Spinoza en la pasión por escribir; el amor de iguales en M. 63
Foucault; el amor en la Biblia, el Corán, la Torá, en los cuatro Vedas y el Tao Te Ching; el amor en personalidades como Jesús de Nazaret, Buda, Confucio, Mahoma, etcétera. Todo esto sólo tiene un rostro, una expresión e invitación a AMAR. Ninguna expresión literaria o humana es capaz de abarcar lo inabarcable, de definir lo indefinible, de nombrar lo innombrable, de meter todo el océano en un pequeño hoyo en la arena, de contar con exactitud el número de las estrellas, de imponerle un rostro a Dios, de meter en un jarrón todo el aire del mundo. Nada ni nadie pueden reducir a un concepto, signo o realidad todo lo que el amor es. El amor es la fuerza que sostiene el Universo, la vida que configura la existencia, la ley de las leyes, tanto en campo físico como espiritual; hace posible la conservación de lo que hay, algo que se explica desde la expansión y extensión, una energía que da continuidad al orbe mismo del Multiverso; es de lo que estamos formados en una constitución radical y absoluta, nuestro principal elemento en una antropología poco explorada aún. El amor no puede estar simbolizado en un sitio biológico dentro del ser humano; se le ha colocado en el corazón, en la mente, incluso en las manos o en el aparato reproductor. El amor está en todas partes, simplemente está. El amor es nuestro nombre, la identidad olvidada y secuestrada; es la función y misión de nuestra existencia, nuestro hogar y estadía histórica, nuestro tiempo sin edad, lo eterno, única geografía válida, el apellido no registrado, el ser y quehacer, una vocación y profesión, nuestra esencia que se hace presencia dinámica, sin sexo definido, cuerpo que lo abarque ni acto que lo celebre y agote. Somos el amor en estado puro. No tengamos miedo a ponernos frente a esta realidad ontológica, a expresarnos desde su verdad. Desde una ecuación antropológica cuántica, el ser humano es fundamentalmente AMOR. Es bueno entender y comprender que existe una fuerza o energía que lo sustenta todo con su aliento, que está en todas partes y envuelve a la misma creación haciendo posible su equilibrio, extensión y expansión constante; un providente ontológico. La filosofía lo llama mente inteligente; la nueva ciencia de la física cuántica, energía oscura; algunos pensadores como Green Braden lo definen como la Gran Matrix o Campo consciente; la teosofía lo llama Mismidad, los místicos el que está más cerca de mí, que yo mismo de mí mismo; 64
la religión lo llama Dios bajo pluralidad de nombres. El nombre es lo de menos, lo que resulta incuestionable es que existe, es real y es el hacedor permanente del Universo. Recuerdo unas frases de la literatura sapiencial que versa así: A dónde puedo ir yo, lejos de tu Espíritu, a donde de tu rostro puedo huir. Si hasta los cielos subo, allí estas tú, si en el infierno me acuesto, allí te encuentras. Si tomo las alas de la aurora, si voy a parar al último del mar, también allí tu mano me conduce y tu diestra me aprehende (Salmo 139). La siguiente reflexión nos habla de la estructura antropológica, que sustenta quiénes somos y de quién lo hemos recibido. Si hacemos una clasificación de los seres desde una visión tradicional puramente filosófica, podemos verlos de la siguiente manera: Ser divino: Dios, bajo el nombre que hayas aprendido Seres espirituales: entidades angelicales Ser racional: el Hombre Ser animal: animales Ser vegetal: plantas, vegetales Ser inerte: objeto inanimado Todo es eco de la unicidad y singularidad de Dios, expresión, extensión y ampliación de la Energía que sostiene el Universo y está en todas partes. Como las ondas que nacen en la superficie del agua tras el impacto de la piedra lanzada, esta simboliza a Dios y las primeras, a su Ser extendido, que va de lo denso a lo sutil. El principio holográfico lo enuncia de la siguiente manera: el Todo está en la parte y en la parte está contenido el Todo. Todo el universo esta entretejido, conectado como en una gran red, que hace posible la unidad dentro de la multiplicidad y diversidad de seres. Es importante ser conscientes de que todo en la creación es expresión del amor que se expande, energía que configura al ser mismo. Podemos señalar que el internet, supuesta novedad de nuestra era, no ha venido a descubrir absolutamente nada, sino a poner de manifiesto una verdad revelada desde una sabiduría sin edad: de que todos estamos conectados. Me gusta utilizar la imagen del cordón umbilical que está pegado desde nuestro corazón al corazón mismo de todo el universo, realidad innegable que nos hace ser UNO. Pero la mente que miente nos engaña y hace ver al cosmos como fragmentado, dividido, separado. Sólo el corazón que nos dice la verdad grita la conexión existente, latente, que subyace en toda la realidad de la que nosotros formamos parte. 65
La filosofía antropológica reflexiona y define como parámetros generales y universales del hombre: único, irrepetible, irremplazable, posee mismidad, finito, contingente, inacabado, inacabable, estar sujeto a situaciones críticas, ser con identidad y ser que es fin en sí mismo. Pero estas aportaciones no hacen más que límitar una realidad que es ilimitada. Veamos la estructura antropológica desde su fundamento ontológico: Dios, Universo, Matriz divina, Conciencia Universal, Energía oscura, mente inteligente, Campo es, por excelencia, bajo la perspectiva de atributos que se poseen en modo absoluto, sin importar con qué adjetivo se califique la esencia ultima que sostiene el Universo; lo más, importante es que existe una realidad que nos abarca, es un prejuicio casi absurdo suponer que la existencia solo puede ser física. De hecho, la única forma de existencia de que tenemos conocimiento inmediato es espiritual (Carl G. Jung). DIOS ES CAUSA Espíritu puro
Suma inteligencia
Creador que engendra a la Creación, la cual se extiende y se expande hacia Universos ilimitaPuede: amar con dos, Multiversos y absolutez, es om- Omniversos. nisciencia y omniEl amor o la esencia presencia. divina no puede ser Eterno: sin prin- contenida, sino, que cipio ni fin. Causa exige necesariamente salir de sí. incausada. La pureza es ausencia de materia y, por ende, le otorga perfección a su ser.
Libertad absoluta
Amor increado
Elección: hace y Felicidad-Plenitud deshace todo cuanto sale de sus manos. Ama todo lo que ha salido como extenCarecer de materia y sión de él mismo. densidad le permite En la clasificación expresar sus atribu- de los seres antes tos sin bloqueos u señalada, todos poseen la misma obstáculos. dignidad y, al mismo tiempo, todos poseen la única realidad divina.
Acto Puro: esencia con presencia dinámica. Motor inmóvil
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Hombre como efecto de la creación tiene capacidades: Capacidad de ser espiritual Inmortal, es decir, la muerte no le pone fin a su vida. La muerte es sólo una experiencia más de la vida. La muerte es la trasformación de capullo a mariposa. Como es realidad conectada con el Todo, participa de su eternidad.
Capacidad de ser racional • Creativo. • Co-creador. • Re-creador. • Pro-creador. Su gran responsabilidad el crear una vida tiene que ser efecto de su inteligencia espiritual, y no un mero capricho de instintos. El hijo es fruto de la creatividad no del hartazgo sexual.
Capacidad de libertad Elige cómo quiere vivir. Tiene la capacidad de decidir cómo hacerlo, de otorgarse el sentido que no es dado a priori, sino que es deber nuestro otorgarlo a su historia. No permitir que los miedos bloqueen está hermosa capacidad. Libertad no sólo de, sino, sobre todo, para. Es necesario descubrir éste potencial otorgado a nuestra naturaleza.
Capacidad de amar Capacidad de amar. Al no saber amar y ponerle rostro al amor, por buscar afuera lo que está dentro, experimenta la frustración. El amor, don y tarea, expresión y tensión, regalo y compromiso. El amor también va a la escuela y hay que formarlo para aprender a darlo a los demás, sobre todo a nosotros mismos.
Si el hombre en su poder de decisión vive sin referentes, anulando la esencia de su propia espiritualidad, negándose a sí mismo, definiéndose sólo como un cuerpo puramente biológico, hace el acta de defunción de Dios, declarando así su propia muerte, sin saber con ello, que está confiriendo muerte clínica a su propia naturaleza. Experiencias religiosas que no crean consciencia, teólogos que escriben acerca de Dios desde el escritorio, personas que se colocan en el reclinatorio, pero cuyas vidas no lo testifican. Existen muchas maneras de darle muerte a Dios. En nuestro poder racional, en lugar de ser creativos, utilizamos este potencial para destruir, aniquilar, acabar con lo creado, convirtiendo en el diluvio que lo arrasa todo: la anti-creación, olvidando que la creatividad es una nota de su dimensión espiritual y debería mani-
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festarse para sumar, no para restar. Podemos rediseñar lo aprendido y no ser meros repetidores; tenemos la facultad de crear un hijo, síntesis ontológica de nuestro ser que se prolonga en el tiempo. En nuestro libre albedrío, tomamos la decisión de deshacer todo lo hecho, rebasando los límites de lo establecido, pensando que todo nos está permitido; pero no todo conviene a nuestra naturaleza. Es expresión de libertinaje; utilizamos el poder para contradecir nuestra propia esencia.Si no hemos conocido el amor primero en nosotros mismos para, luego, extenderlo hacia los demás, no podemos hablar del amor en sí mismo. Por esta razón, el hombre no experimenta ni la plenitud ni el estado de felicidad incausada, porque radica dentro de nosotros mismos. Dios es el referente primero y último de todo y de todos. Si Él está en mí y yo en Él desde una dimensión cuántica que supera en todo las aportaciones de la misma filosofía tradicional, podemos deducir que: Soy libertad absoluta. Yo decido cómo quiero vivir y ser parte de esta historia. No existe sentido a priori, sino que tengo la facultad de otorgármelo. Soy sapiensia infinita. Poder infinito de conocimiento. Hablamos no de aprender, sino de recordar, pues todo el conocimiento subyace en germen dentro de cada uno. Soy fortaleza inquebrantable. Nadie podrá separarme de Dios, ni la muerte, el hambre, la desnudez, la aflicción o cualquier otra circunstancia. Todo lo puedo en Aquel que forma parte de mí. Soy un ser necesario. Sin necesidades ni necedades. Me basto a mí mismo. Soy sobreabundancia. En quien no cabe miseria alguna: económica, afectiva, laboral, académica, de salud, familiar o proyectiva. Soy el amor. Como acto de amor puro, no tengo que buscar complementos de ningún tipo, sino alguien que me acepte completamente y, a partir de ahí, trascender nuestras historias. Soy eterno. La muerte es un imposible, un fantasma de la imaginación humana, un efecto de la mente que miente y me hace temerle.
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Soy perfecto. Ni perfectible ni imperfecto. Pero, ¿seremos capaces de comprenderlo, hacerlo consciencia y, sobre todo, de experimentarlo? Cada capacidad tiende hacia un objeto que le es propio. Por ejemplo, el hombre es espiritual para buscar a Dios detrás del telón que sea; inteligente para buscar la verdad; libre para abrazar el bien, y ama para celebrar el estado de felicidad al cual es llamado. Cuando el hombre vive sin referente alguno, opta por la mentira, que es lo mismo que una vida incoherente, se afana por hacer el mal y no sabe amar, hace de los demás no sujetos sino objetos, pues sólo puede experimentar la frustración existencial, una vida carente de sentido y una puesta en escena desde lo absurdo. Todas estas dimensiones humanas son prerrogativas y, al mismo tiempo, imperativos éticos en el hombre, no tanto porque sea un ser especial separado del resto de los seres vivos, sino porque la autoconciencia de saberlo, reflexionarlo y aplicarlo es responsabilidad nuestra. Dicho de otra manera, es necesario pasar de una zoología heredada del ser reptiliano, a una antropología evolutiva cuántica y holística; de un instinto de sobrevivencia a una existencia-vivencia con sentido que nadie decide más que yo; del mero ejercicio de los sentidos a una manifestación consciente de otros sentidos más sublimes, como el espiritual, vivir de corazonadas, una intuición mágica, una sabiduría desde la metafísica interna del corazón. Siempre me ha gustado dividir la palabra AMOR en dos partes: A, prefijo latino que significa negación o ausencia de, y MORS, del latín que significa muerte. Amar es la ausencia radical y absoluta de la muerte, como lo dice con una bella expresión Gabriel Marcel: amar a alguien es decirle tú nunca morirás, o dicho de otra manera, el amor es la VIDA. Si vemos a la vida como sinónimo de SUMAR y a la muerte como sinónimo de RESTAR, entonces podemos decir que el amor es SUMAR, jamás RESTAR. De esta ecuación, deducimos que: 5.1 El amor es Creación permanente Es UNA SUMA inherente, constante; es extensión y expansión. El universo se sigue multiplicando, se amplía cada día más, de maneras que ni siquiera la mente humana ha podido imaginar; demostrado 69
por la ciencia actual donde se afirma la prolongación y perduración del cosmos en otros universos. De modo que hoy ya no se habla de Universo, sino de Multiversos, y estos siguen ampliándose de formas impresionantes. El amor no puede ser contenido, mucho menos retenido por su propia naturaleza; es apertura a mundos infinitos. Un amor que se cierra, que no se abre ni se comparte, está condenado a la asfixia, a su propia aniquilación. ¿Podrías reflexionar las siguientes preguntas? El amor que es tu esencia, lo que haces día a día, ¿está sumando a tu vida, no tanto de la forma como quien recibe una nómina quincenal, sino de fondo, un salario envuelto de energía multiplicada? ¿Estás en el lugar correcto? ¿Tus relaciones afectivas, amistad, trabajo, noviazgo o matrimonio están recreando tu existencia? ¿La opción que has tomado expande tu ser? ¿El amor te lleva a ser y celebrar lo que tú eres o te impone renunciar a tu identidad para ser lo que los otros esperan de ti? Tus propios actos ¿son saludables al grado de que multiplica tus estados anímicos, físicos, psicológicos y espirituales en clave de paz, equilibrio personal, al grado de percibir un estado de felicidad? Ampliación, extensión, expansión, creación, multiplicación, suma, maduración, introspección, vida, son palabras que tendrían que ser experiencia en todo lo que haces, proyectas, actúas y realizas. Las creencias sociales y estructurales nos han hablado mal del amor con frases como: si amas de verdad, debes de renunciar a ti mismo, sacrificarte por los demás, y si es por tus hijos está totalmente justificado; si amas debes de pensar sólo en los demás y pensar en ti hasta el final; si amas deja de ser tú mismo y vive la vida de los otros para llevar la fiesta en paz; el amor es sufrimiento, si no sufres no es amor. 5.2 El amor es fidelidad Si entendemos la fidelidad venida del latín fides, fe, creer es confianza, perseverancia, compromiso en la propia dinámica del Universo que hace sostenible nuestra existencia. Existe un misterio en el universo, el cual viste todos los días a las flores del campo y da de comer a los pájaros del cielo. La vida posee intrínsecamente su propia fuerza y sabiduría y no podemos olvidar que nosotros somos la corona de la creación, simplemente por ser autoconscientes de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Creer en lo que somos, confiar en la fuerza de la vida, que como excelsa maestra nos muestra los caminos a seguir. ¿Pretendes darle clases a la sabiduría infinita de la vida? Confía, pues la hoja de un árbol no se mueve si Dios no se lo permite, y hasta 70
el último de tus cabellos está contado por el misterio mismo que envuelve a la creación. Reflexiona: ¿Cómo puedes confiar en los otros si no eres capaz de confiar en ti mismo? La fidelidad es la medida de una coherencia interna del sujeto. Hemos dejado de creer en nosotros y adoptado creencias que están muy lejos de nuestra identidad, que nos hacen vivir el escepticismo hacia nuestra persona con frases como: no somos nada, no puedes porque eres débil, no eres capaz de, e incluso utilizando la palabra humano como sinónimo de vulnerabilidad o de error: comprende, soy humano, no soy perfecto, me equivoco. La auténtica fidelidad hacia el otro sólo es sostenida y amparada cuando la fidelidad parte de uno mismo hacia sí mismo. Quien no cree en sí mismo, ¿cómo puede creer y ser fiel al otro? Recordar que el amor es auténtica fidelidad hacia nosotros y de ahí hacia los otros. Hemos escuchado expresiones como esta: yo no confío ni en mi sombra, en nadie. ¿Realmente no confían en nadie? ¿O se trata de un mecanismo del inconsciente de una persona que desconfía tanto de sí misma, que vive proyectandolo en todo aquel que entra en su vida? El amor proyecta hacia la Unidad, no a la fragmentación, cuando observamos la vida y la íntima interrelación e interconexión que subyace en toda su dinámica. 5.3 Partir del amor hacia uno mismo Pero si partimos de la premisa de que no se puede amar lo que no se conoce, y para conocernos es necesario el silencio ante un bullicio amenazador, una voz que altera, una enajenación que impera, de los excesos en la utilización de la palabra. La introspección frente a la exploración y explotación de buscar desesperadamente hacia afuera, creyendo que a fuera se encuentra el bálsamo que refresca el alma; una vida sencilla y simple ante la vendimia de complejidad que nos oferta el capitalismo, creando en el hombre no sólo necesidades inventadas, sino necedades que, al satisfacerlas, nos alejan cada día más de lo que auténticamente somos. Nos empeñamos en polarizar nuestras vidas haciendo caso a la voz impositiva de la mente que nos traslada o hacia el pasado o nos lanza hacia el futuro, impdiéndonos disfrutar el instante. Conocernos nos acarrea como efecto el cuidado de uno mismo, una expresión de amor auténtica hacia nuestra persona tendría que nos lleva a plantear seriamente: quien se conoce, se ama, quien se ama se cuida a sí mismo y quien se cuida, toma las decisiones oportunas para ese cuidado, de lo contrario sería el amor una falacia cualquiera. 71
Cuidar nuestra alimentación. Somos lo que comemos. Hay que comprender que existen alimentos densos y sutiles, impregnados de energía y vibración. Desplegar nuestros dones, talentos y carismas. Cada uno debe atender aquello para lo que ha sido llamado por la naturaleza. No aceptar imposiciones de un sistema educativo que ha olvidado lo que significa educar. Aprender a descansar y a dormir. ¿Qué pensamientos, sentimientos y emociones te acompañan antes de perder la conciencia y al despertar? ¿Qué hacemos antes de dormir? Atrapados por la tecnología. Nutrir vitamínicamente lo que vemos, oímos, hacemos, comemos. Las imágenes, conversaciones, actividades, lugares de recreación o canciones están impregnadas de información, energía y vibración que anida en nuestro inconsciente y luego se traduce en comportamientos personales y sociales. Apostar a relaciones afectivas que verdaderamente estén sumando a nuestra existencia. Amo a todos, pero no con todos vibro de la misma manera. Los que me rodean están ahí porque resuenan vibracionalmente con mi historia. Aprender a dejar ir como a dar la bienvenida. Utilizar las experiencias, las relaciones y emociones como un gran espejo. No podemos estar anclados en el pasado, que sólo hace aún más profundas las heridas, retener el perdón, mantenerse resentidos, vivir bajo la lupa de la culpa, el miedo y el victimismo. Aprender a estar con nosotros mismos. Tú serás siempre tu mejor opción; los demás serán tu elección consciente. Asumir una filosofía minimalista. Buscar lo esencial y hacer a un lado todo lo demás. Diógenes, enemigo declarado de la acumulación. Lo que él intentaba era necesitar lo menos posible, hasta el extremo de deshacerse de todo. Sólo se quedó un tazón para los limitados alimentos que ingería. Un día vio a un niño, se sintió feliz y liberado, y se desprendió de él con una carcajada. Crear espacios de silencio; meditar acerca de lo que somos. Recrearnos en nuestra identidad para siempre tenerla presente y no 72
distraerla en la compañía de los otros. Un silencio sagrado y conectado con la vida, donde se bendice, se agradece, se libera de todo aquello que intenta apoderarse de nosotros. Así se aprende a cerrar círculos de vivencias y se superan y trascienden los duelos existenciales. Vivir la salvación holística que abarca todo lo que somos, hacemos y tenemos. Una consciencia integral, es decir, que abarca el Todo. El amor hacia la naturaleza, hacia los animales, hacia todo ser humano, hacia alguien divino más allá de la historia. Si entendiéramos que todo está conectado y la separación es un imposible, que el amor se extiende desde dentro de nosotros y se expande hacia todo lo que nos rodea. Amar fragmentadamente significa no entender la lógica y las matemáticas del corazón; amar sólo a unos y vivir despreciando a otros implica haber olvidado la sabiduría del amor mismo. Es como amar un litro de agua dentro del océano, ¿dónde está ese litro? ¿Cómo ubicarlo espacialmente? ¿Cómo puedes amar un litro sin amar el océano entero? ¿Cómo separar cuando es la unidad la que se impone sobre sí misma? Usando otra analogía, es como amar el aire que respira mi familia, ¿dónde está ese aire? ¿Cómo lo localizo? ¿Cómo hago para amar sólo el aire que se encuentra en los pulmones de quienes amo? Amar el aire que respira mi familia es amar todo el aire que circula en la atmósfera. Cuando eres capaz de amarte, amarás todo y a todos, sentirás un respeto reverencial sobre la creación, mirarás con devoción a toda naturaleza humana. 5.4 Hablando del amor a la naturaleza Para subrayar esta consciencia, será bueno recordar las palabras del premio Nobel Albert Schweitzer, y su conocida temática Reverencia por la Vida, en donde dice que: somos vida que desea vivir integrada entre vidas que también desean vivir. Para él, el concepto de vida es muy amplio: hasta donde mi memoria alcanza, he vivido entristecido por todo el sufrimiento que veía a mi alrededor. La irrefrenable ‘alegría de vivir’ de la juventud nunca llegué en realidad a sentirla. Y lo que me entristecía especialmente era el infortunio de los animales, tan condenados al dolor y al sufrimiento. Ya en mis años previos a ir a la escuela, me resultaba incomprensible por qué en mis oraciones nocturnas sólo debía pedir por los seres humanos. 73
Por ello, después de mi madre rezar conmigo y darme el beso de buenas noches, solía añadir para mí y en silencio una plegaria que yo mismo inventé por todas la criaturas vivas. Comenzaba así: Señor del Cielo, protege y bendice todas las cosas que respiran, guárdalas de todo mal y permíteles un dormir sosegado…
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6. ¿QUIÉN SOY? Dentro de uno mismo. Las palabras “dentro de uno mismo” pueden confundir a algunas personas. Piensan que “dentro de uno mismo” significa dentro del cuerpo. Pero eso es porque el hombre es ignorante de sí mismo. El hombre tiene una idea muy pobre de sí mismo, y esto le mantiene en la ignorancia de su ser real. Si el hombre sólo supiera lo grande, lo profundo, lo alto de su ser, pensaría, actuaría y sentiría diferente. Pero con toda su grandeza, profundidad y altura, si el hombre no es consciente de estos regalos, es tan pequeño como piensa ser. Hazrat Inayat Khan Si por un momento el espíritu humano pudiera comprender el alcance de aquella afirmación bíblica que tanto hemos aprendido y repetido por centenares de siglos, que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, que no sólo es para Jesús aquel dicho pronunciado por él mismo: quien me ve a mí, ve al Padre ¿o no crees que el Padre está en mí y yo en él? Mi padre y yo somos UNO; que el Reino de Dios no está ni aquí ni allá, sino dentro de ustedes mismos. Semejante expresión cuando dijo: el amor de Dios ha sido derramado en sus corazones por el Espíritu que se les ha dad. Pueden imaginar por un momento y saltar de júbilo: yo soy el Reino de Dios. ¿Dónde han visto ustedes un reino en la miseria, en ruinas, un reino desde la dinámica de la carencia? Todo reino es plenitud, abundancia, riqueza. ¡Qué hermosa frase nos dice un curso de milagros: declara quién eres y reclama tu herencia! ¿Por qué vivimos la vida desde la carencia, pensando que nos hace falta algo y, desesperadamente, nos lanzamos a buscarlo hacia afuera? Nadie puede completar tu vida, tu vida está completa, nadie de afuera viene a darte nada porque ya todo lo posees. Nos hemos convertido en unos mendicantes que buscamos desesperados afuera lo que está adentro; añoramos que nos den amor cuando nosotros somos el amor en estado puro; anhelamos que nos reconozcan cuando el único poder está en conocerme a mí mismo; deseoamos que nos acepten, experimentar el sentido de pertenencia, cuando sólo debemos pertenecernos a nosotros mismos. Yo soy mi propia seguridad. Única plegaria filosófica de Agustín de Hipona cuando exclamó en la madurez espiritual de su vida, refiriéndose a Dios, dijo: ¡Tarde te amé!, hermosura tan antigua y tan nueva, ¡tarde te amé! Tú estabas dentro de mí, yo fuera. Por fuera te buscaba y me lanzaba sobre el bien 75
y la belleza creados por ti, Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo ni conmigo. Me retenían lejos las cosas... ¿Cuándo han visto ustedes que el sol le lance un mensaje al mundo diciendo tengo frío, alguien me pasa un cobija? ¿No sería patético que el mar se abriera y pidiera un vaso con agua porque se muere de sed? Contradictorio fuese que la tierra hiciera una oración todos los días, dame hoy el pan de cada día porque tengo hambre. ¿Se imaginan escuchar al viento pedir un tanque de oxígeno porque se asfixia? ¿Ver a Bill Gates pedir un dólar en las calles de NuevaYork o a Carlos Slim un peso en el Zócalo? Irónico, ¿verdad? Eso, precisamente, hacemos nosotros buscando afuera lo que somos por dentro, el Amor; pero no lo crees, no lo vives y por eso sufres. El sufrimiento nace cuando deseas algo que ya tienes dentro de ti mismo. Recuerdo el principio filosófico aristotélico OPERARI SEQUITUR ESSE, el obrar le sigue al ser. Si somos esencialmente, ontológicamente e irremediablemente amor, esa es nuestra primera y última constitución. Las obras, acciones, decisiones, relaciones laborales, afectivas, familiares ¿son extensión del amor que somos? Nuestra naturaleza es el Amor, ¿por qué lo que sale de nuestras manos contradice en gran escala y enorme desproporción aquello que configura nuestro ser? Pablo de Tarso, que fue quien escribió la carta a los Corintios, establece el himno del amor. Podrías reflexionarlo un momento y aplicarlo a tu persona, como quien hace un acto de humildad y se pregunta seriamente si el amor que eres posee estas características: el amor es paciente, servicial, no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe: es decoroso, no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no acaba nunca. El amor es mi peso. Ama y haz lo que quieras. Cuando el amor crece dentro de ti, la belleza crece porque el amor es la belleza del alma. Agustín de Hipona Cuando vives desde el imperativo categórico del Amor, que antropológicamente es tu diseño primero y último, haz alcanzado un nivel de conciencia y consecuencia, de praxis, de conexión con todo y con todos. Amando jamás dañaras a la creación porque la contemplarás como una extensión de ti mismo; no levantarás la mano contra un 76
hombre porque yo soy tú y tú eres yo, y ambos respiramos el mismo aliento que sostiene y da vida al universo entero. Es profundamente lamentable ser incapaz de una matemática compleja para la mente pero sabia para el espíritu, simplemente perfecta. Todo está conectado, hace falta despertar una sensibilidad intuitiva para ver pasar la magia frente a ti. Y pasa, porque tiene que ver contigo, con lo que en verdad eres.
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7. DEL ROBO DE IDENTIDAD A LA FALSA IDENTIDAD No soy lo que hago, no soy lo que tengo, no soy lo que otros piensan de mí. Arthur Schopenhauer Simplemente SOY ¿Quién dice la gente que Soy yo?, le preguntó el místico Jesús a sus discípulos, y ellos le contestaron: unos dicen que eres Juan el Bautista, otros, que Elías, y otros dicen que un profeta. Él les volvió a preguntar: y ustedes, ¿quién dicen que Soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Jesús le dijo: feliz tú, Pedro, porque esto no te lo ha enseñado la sangre ni la carne, sino mi Padre que está en los cielos. La identidad es un asunto del Espíritu, no de la sangre, la letra o del aprendizaje; de la revelación que se desvela en el interior del hombre. No es trascendente lo que los otros opinen de mí, sino lo que yo digo de sí mismo. ¿Qué puedo hacer, oh musulmanes?, pues no me reconozco a mí mismo. No soy cristiano, ni judío, ni mago, ni musulmán. No soy del Este, ni del Oeste, ni de la tierra, ni del mar. No soy de la mina de la Naturaleza, ni de los cielos giratorios. No soy de la tierra, ni del agua, ni del aire, ni del fuego. No soy del empíreo, ni del polvo, ni de la existencia, ni de la entidad. No soy de India, ni de China, ni de Bulgaria, ni de Grecia. No soy del reino de Irak, ni del país de Jurasán. 78
No soy de este mundo, ni del próximo, ni del Paraíso, ni del Infierno. No soy de Adán, ni de Eva, ni del Edén, ni Rizwán. Mi lugar es el sin lugar, mi señal es la sin señal. No tengo cuerpo ni alma, pues pertenezco al alma del Amado. He desechado la dualidad, he visto que los dos mundos son uno; Uno busco, Uno conozco, Uno veo, Uno llamo. Estoy embriagado con la copa del Amor, los dos mundos han desaparecido de mi vida; no tengo otra cosa que hacer más que el jolgorio y la jarana.
Rumi
Todos, en algún momento de la vida, nos hemos planteado las preguntas existenciales: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Qué hago aquí? ¿A qué vine? ¿Hacia dónde me dirijo?; cuestiones que el pensamiento filosófico se ha hecho siempre. Toda la vida nos han formado bajo una idea totalmente equivocada de lo que somos; hemos venido a esta historia a representar lo que no somos para descubrir lo que sí somos en verdad.
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Un día cuestioné a mis alumnos de la universidad haciéndoles la pregunta de preguntas: ¿Quién soy yo y quién eres tú? ¿De dónde vengo y de dónde vienes? ¿Qué hago aquí y qué haces aquí? ¿Hacia dónde voy y hacia dónde vas? ¿Es la misma respuesta? En el salón hay treinta y cinco personas, ¿serán treinta y cinco respuestas diferentes? A lo que todos dijeron que sí, que tendrían que ser respuestas distintas. Yo les seguí preguntando: ¿Cuántas personas hay aquí? Volvieron a decir que habían treinta y cinco personas; continué: ¿Y cuántas naturalezas hay aquí? Y no supieron qué responder. Les dije que sólo había una naturaleza, por lo tanto, la respuesta a todas esas interrogantes era UNA. Sólo quien ha despertado comprenderá que el reino que habita en su interior no es de este mundo; que está en el mundo, pero pertenece a él. Quien permanece dormido, vive en la negación. 7.1 No soy un cuerpo Por más que el mundo hedonista se empeña en reducirme a semejante dimensión. Soy consciente de que mi esencia reposa sutilmente en esta forma que ahora tengo. Darme cuenta que no soy sólo cuerpo, no me hace despreciarlo, sino respetarlo y otorgarle su justo valor; a no ser indiferente hacia él, pero sin rindirle un culto desmedido e innecesario. No puedo identificarme con el cuerpo, pues me hace sentir distanciado de los demás, y tú, desde el despertar, debes utilizarlo para comunicarte con los otros. Cuando no tengo nada que mostrar de quien verdaderamente soy, enseño el cuerpo desnudo en el mundo virtual, y reclamo likes para sentirme aceptado. Me llama la atención la cantidad de fotografías manipuladas (Photoshop) en las redes; vendemos una imagen de lo que estamos muy lejos de ser: facciones más finas, delgados, altos, con abdomen estilizado y cuando miramos de cerca a la persona, lo primero que pensamos es ¡qué fraude! La venta de cosméticos para embellecer tu imagen, (aumento del tamaño de los pechos o reducción de la cintura). No quiero decir que no debamos de cuidar nuestra forma física de estar en el mundo, pero sí que estamos cayendo en la polarización y exageración de la banalidad y en la futilidad de la vida. Hoy en día vemos con tristeza el aumento de la Vigorexia entre los jóvenes, el deseo de retener (a como dé lugar) el tiempo, como si la vejez fuese un estigma; enamoramientos que se dan sólo con el flechazo del cuerpo, sin trascendencia. Todos se quedan maravillados contemplando el cuadro que contiene lo más hermoso de la vida, la pintura.
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7.2 No soy persona Me acuerdo de la definición romana del concepto como tal: per-sonare, que significa sonar a través de… Una máscara que se utilizaba en los teatros romanos para que la voz del actor fuera emtida con firmeza e intensidad. Tiempo después se le llamó máscara al personaje, es decir, a lo representado; luego, al actor, para terminar aplicándosele a la persona que lo representaba, para, después, en un concepto amplio, dárselo a toda persona. Me llama la atención cómo se han arraigado en el inconsciente colectivo el disfraz, el maquillaje, la simulación, el engaño, el doble discurso y, por ende, la doble moral. Me da la impresión de que en la definición de persona enmascaramos nuestra entidad no encontrada, valorada ni potencializada. Cuando en el libro del Génesis se menciona que el hombre estaba desnudo, significa que no tenía nada qué esconder ni esconderse de nadie, pues no existía juicio alguno que mermara su propio ser. Estar desnudo equivale a mostrarnos tal cuales somos. Me hace reflexionar como hasta muertos somos vanidosos: el mejor traje, la mejor ropa, ¡y hasta maquillados! Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré... Dios me da, sólo Él me quita (Job 1, 21-22). El día que yo muera, por favor, no me pongan ropa ni me maquillen; desnudo llegué y así me quiero ir. Quien dice que somos personas, sólo refleja su incapacidad para llegar al centro de la reflexión, a lo inconmensurable que se esconde detrás del disfraz de lo aparentemente humano. 7.3 No soy un nombre Habernos impuesto un nombre fue el primer acto de violencia que recibimos. Tarde comprendí que esto sólo me sacaba del centro de mí mismo; era como un distractor que empañaba lo que sí soy, no lo que me han obligado a creer que soy. Imponer un nombre es crear límites donde sólo existe lo ilimitado, un cerco donde no hay frontera alguna que agote mi esencia. Colocar un nombre a lo innombrable es cerrar todas las posibilidades. En una sociedad que clasifica los nombres, donde se escogen nombres considerados de renombre por una élite cultural, en la que llamarse “Agapito” no es igual que llamarse Luis Carlos, y el apellido De los Monteros, se valora distinto que el apellido Pérez. Existen en nuestra desquiciada sociedad nombres ilustres, apellidos de abolengo, nom81
bres con historia y nombres vulgares con nula trascendencia. El ser humano sufre porque le hemos hecho creer que su valor intrínseco está en lo extrínseco de una rúbrica a la que hoy nadie debería ya de evaluar e imponer una calificación. Hoy la sociedad grita de mil maneras que eres un nombre, un número, una CURP, un número de cédula, un folio, un código de barras, en fin, una estadística más. Si me nombras me niegas. Al darme un nombre, una etiqueta niegas las otras posibilidades que podrían ser. Encasillas a la partícula en ser una cosa, al nombrarla, al concretarla. Pero al mismo tiempo la estas creando, la defines para que exista. Soren Kierkegaard 7.4 No soy un sexo definido Es cierto que biológicamente es necesaria la diferenciación, el género, para la multiplicación de la especie, sin embargo, creo que somos mucho más que eso. Somos, en esencia seres, desprovistos de constructos culturales y sociales, los cuales, paradójicamente, han provocado la escisión del tejido social. Nacen las guerras de poder entre los sexos (hombre y mujer), se compite por la superioridad, se denigra al que es diferente, sin contar las diversidades sexuales que han surgido y manifestado. Nos hemos ido de los matriarcados a los patriarcados y en la actualidad, hacia el feminismo o machismo. El sexo es una bandera que se alza hasta el cielo, pero que nos impide vernos: LGBTTTIQA-H, Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti, Intersexual, Queer, Asexual, Heterosexual. Cada uno defendiendo su postura y desacreditando cualquier otra. La naturaleza humana es una y única, ¿podemos comprender esto? Hemos hecho de la relación entre hombre y mujer una guerra de sexos, de poder; intentamos, por todos los medios posibles, posicionarnos frente al otro. No hemos comprendido que somos diferentes en función, pero idénticos en misión; con cualidades propias de cada uno, pero con una sola esencia. 7.5 No soy una región, ciudad, país o bandera Cuántas veces nos hemos sentido superiores a otros por pertenecer a la cultura de un país determinado. Un ciudadano estadounidenses se siente superior a un ciudadano de los países del sur; uno mexicano, 82
a los de centroamerica; uno europeo, a los de otros países en vías de desarrollo. En México, los ciudadanos regios pregonan su superioridad ante los habitantes de los estados del sur, y los de la ciudad de México, a todos los demás por ser la capital del país. Ya basta de tanta tonta competencia; no más guerras culturales. El ser humano es uno solo bajo el disfraz y los caparazones que le hemos impuesto, como las capas de una cebolla. Tanto en el norte como en el sur, ya sea indígena o caucásico, tanto el de ayer como el de hoy, el letrado y el analfabeta, rico o pobre, niño o anciano, sano o enfermo, somos uno. El día que despierte esta hermosa sensibilidad, nuestra sociedad cambiará drásticamente su comportamiento y trato hacia los seres humanos. Jesús va al Futbol Jesús nos dijo que nunca había visto un partido de futbol. De manera que mis amigos y yo le llevamos a que viera uno. Fue una feroz batalla entre protestantes y católicos. Marcaron primero los protestantes. Jesús aplaudió alborozadamente y lanzó al aire su sombrero. Después marcaron los católicos. Y Jesús volvió a aplaudir entusiasmado y nuevamente voló su sombrero por los aires. Esto pareció desconcertar a un hombre que se encontraba atrás de nosotros. Dio una palmada a Jesús en el hombro y le preguntó: “¿A qué equipo apoya Usted, buen hombre? “¿Yo?”, respondió Jesús visiblemente excitado por el juego, “! Ah¡, pues yo no animo a ningún equipo. Sencillamente disfruto del juego”. El hombre se volvió a su vecino de asiento y, haciendo un gesto de desprecio, le susurró: “Hummm…¡un ateo!” Cuando regresábamos, le informamos en pocas palabras a Jesús acerca de la situación religiosa del mundo actual. “Es curioso lo que ocurre con las personas religiosas, Señor”, le decíamos. “Siempre parecen pensar que Dios está de su parte y en contra del otro bando”. Jesús asintió: “Por eso es por lo que Yo no apoyo a las religiones, sino a las personas”, nos dijo. “Las personas son más importantes que las religiones. El hombre es más importante que el sábado” “Deberías tener cuidado con lo que dices”, le advirtió muy preocupado uno de nosotros. “ya fuiste crucificado una vez por decir cosas parecidas, ¿te acuerdas?” “Sí…y por personas religiosas precisamente”, respondió Jesús con una irónica sonrisa. Anthony de Mello Esta bella historia sirve de preámbulo para el siguiente apartado.
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7.6 No soy una religión Todo aquel que ame no tendrá religión
Rumi.
Dios no ha firmado carta de exclusividad ante nadie. Monopolizar a Dios y creer que se tienen los derechos sobre Él, que EXTRA ECCLESIA NULA SALUS (fuera de la iglesia católica no hay salvación) ha sido, por siglos, la consigna de la Iglesia y ha tenido enormes repercusiones para la Historia de la humanidad. La esencia de Dios carece de rostro. No se trata de un viejito de barba blanca sentado en un trono desde el cual juzga a las naciones. Dios no tiene un nombre, es innombrable; no posee sexo, por lo que llamarlo Padre implica definirlo bajo una sexualidad determinada. Hacer eso es terrible, al igual que el escándalo surgido en el seno del catolicismo cuando las reflexiones teológicas afirmaron que Dios era Madre y no Padre. Ahora les digo ni padre ni madre. Dios simplemente es. Guerras entre religiones, desprecio en las familias entre quienes manifiestan una fe diferente, católicos contra protestantes (hasta una apologética filosófica, teológica y bíblica ha sido creada para defender los derechos de los que creen, demostrarndo e implantando su existencia como doctrinal para sostener el argumento del credo católico). Toda religión se encuentra demasiado lejos de expresar con claridad el verdadero significado de lo que es Dios. Creo que, en lugar de tender un puente para unir el cielo con la tierra, se ha dedicado a destruirlo y predicar que Dios está de un lado y no del otro. Dios no erige caminos ni veredas para llegar hasta él; no sabe de ritos. Que duro habla el profeta Veterotestamentario Isaías (1, 13-15) cuando grita en nombre de Dios: dejen de traerme sus regalos sin sentido. ¡El incienso de sus ofrendas me da asco! En cuanto a sus celebraciones de luna nueva, del día de descanso y de sus días especiales de ayuno, todos son pecaminosos y falsos. ¡No quiero más de sus piadosas reuniones! Odio sus celebraciones de luna nueva y sus festivales anuales; son una carga para mí, ¡No los soporto! Cuando levanten las manos para orar, no miraré; aunque hagan muchas oraciones, no escucharé, porque tienen las manos cubiertas con la sangre de víctimas inocentes. Cuando me alejé de la religión encontré a Dios. Así o más claro. 7.7 No soy una profesión ¿Cuántas veces hemos dicho que somos lo que hacemos? Existen personas que tienen bien puesta la camiseta de lo que hacen sus manos 84
diariamente. Hemos visto que las ciencias exactas desprecian a las humanas, los pragmáticos a los filósofos, la teología a los científicos, los psiquiatras a los psicólogos, etcétera. No somos una carrera, no somos una identidad de ocho horas diarias. Escogemos una profesión mirando un tabulador de ingreso que nos garantice una estabilidad económica acorde con la profesión eligida. Hemos olvidado que en nuestra naturaleza está inscrito el don y el talento, que sólo hace falta descubrirlo y que aquello que elijo esté en proporción con ese carisma natural. Personas exigen ser llamadas por un título profesional: Doctor, Maestro o Licenciado. Ni eres una institución con escudo o logotipo ni una empresa que exige adhesión sin cuestionamientos. Cantidad de veces escucho a los jóvenes universitarios decir: he venido a estudiar una carrera para ser alguien en la vida. No permitas que tu pasado ni tu actividad definan y asienten un nombre sobre lo innombrable. 7.8 No soy una vocación Un día, Pablo exclamó: que el que este casado viva como si no lo estuviera. No soy casado, soltero, divorciado, juntado, sacerdote o monje. Hemos creado niveles en los estilos de vida, al grado de ver a los solteros como miembros de una segunda categoría; el obispo ve muy por debajo de sí al sacerdote, el sacerdote actúa de la misma manera frente al casado, el casado ante los juntados y los solteros. Hacemos sentir ciudadanos de segunda a quienes son diferentes. Que los que tienen hijos no humillen a los que no los tienen o no pueden tenerlos; que el sacerdote se quite esa superioridad que le caracteriza, pregonando un estilo de vida que lo separa del resto, vendiendo la idea de que su vida es perfecta, pura e inmaculada; nada más lejano de la realidad. Es urgente arrancarnos de raíz las vestimentas que esconden nuestro ser; ya es hora de lavarnos el maquillaje que ensombrece nuestra piel; quítate las máscaras que te colocas cuando sales a la calle para vender una idea errónea de ti. Es tiempo de que el médico se quite la bata blanca, el sacerdote la sotana, el policía su uniforme, el abogado la corbata, el bombero su traje y casco, el PAPA sus oropeles, el rico sus caudales, el orador su voz, el filósofo su argumento, el religioso la cruz, la monja el hábito, el casado su argolla de matrimonio, el profesionista su título, el protestante su biblia, el Doctor su grado académico, el futbolista su balón, el artista su público, el conductor el micrófono, la madre sus hijos, el padre su trabajo, la maestra sus alumnos, el científico su método de experimentación, el judío la Torá, el cristianismo su 85
crucificado y el budista su Buda. Es tiempo de reflexionar, abandonar toda referencia y preguntarnos seriamente: ¿Qué queda si todo esto nos abandona? 7.9 No soy una casa, marca de ropa, idioma o habilidad Como puedo ser actor, pintor, músico o escritor, no soy un signo monetario. Toda la humanidad tiene exactamente lo mismo. Hemos permitido que el capitalismo y el nuevo sistema económico nos utilice y nos enfrente unos con otros, haciéndonos mirar desde la sospecha, la duda y el escepticismo. Ya no creemos en el hombre, nos vemos como extraños sin entraña, percibimos al tú como extranjero. No podemos enfrentar lo que en esencia tiene y contiene el mismo fondo, no debemos declarar la guerra a nuestro propio ser extendido en el ser del otro. Graba en tu corazón que COMPETIR ES EXTINGUIR Y COLABORAR ES EVOLUCIONAR. Estoy en el mundo, pero no soy el mundo. Soy vecino de esta historia por un rato. No tengo aquí ciudad permanente. Mi hábitat es la madre tierra, sin continentes de por medio, sin limitadaciones, fronteras ni idiomas que encapsulen mi propia esencia. No existen tradiciones ni culturas que subrayen nuestras diferencias. Ya es hora de derribar los muros, hacer desaparecer los campos de concentración y arrancar de raíz las inquisiciones. ¿Qué nos está pasando a los humanos? ¿Ya hemos olvidado todo lo que provocamos a lo largo de la Historia? Nos hemos comportado pero que animales, atacándonos y quitándono unos a otros del medio para sobrevivir. Campos de concentración, Cruzadas, Guerras Mundiales, desastres naturales, Inquisiciones, migraciones forzadas, países en busca de la libertad; ¿no se mueve ni se conmueve tu alma?, ¿no te sientes mutilado porque una parte de ti está muriendo en algún lugar del mundo? No puede haber indiferencia ante lo acontecido, esterilidad en el corazón ante el desgarramiento de la humanidad. ¿En dónde perdimos el camino? ¿Cuándo nuestras entrañas ya no extrañan a nadie? Los monos son demasiados buenos para que el hombre pueda descender de ellos. Friedrich Nietzche 86
8. CONÓCETE A TI MISMO, RECUERDA LO QUE ERES El recorrido de la más hermosa y gratificante aventura que puedes hacer, no es hacia el centro de la tierra, sino al quicio que sostiene lo que en verdad eres. Guardar silencio convertido en palabra, quietud en ruido metafísico, el latido donde suena y resuena la fuerza que invade todo el orbe de la tierra y más allá de ella. Despertar en medio de la noche y ponerte a contar el número de las estrellas es una experiencia mística. Es tiempo de acallar, de guardar la palabra, ya que sta no nos permite reconocer y sólo confunde. El gran maestro Sócrates y una pléyade de filósofos como Platón, Cicerón, Séneca, Epicteto o Marco Aurelio, quedaron extasiado al contemplar una frase colocada sobre la puerta del templo a Apolo en Delfos, ombligo del mundo: Nosce te Ipsum, conócete a ti mismo; piedra angular de la filosofía existencial. Quien mejor auxilia a su espíritu es capaz de romper, de una vez y para siempre, los dolorosos lazos que atan su propio corazón. El conocimiento de sí mismo, quintaesencia de la filosofía que implica la praxis, es el requisito primario para adquirir la auténtica sabiduría del espíritu. No podemos amar la sabiduría si no partimos de asumir las consecuencias de esta enorme verdad antigua, pero tan nueva. Sócrates siempre advertía que quien desee dedicarse de una Polis debe aprender primero a cuidar de su persona. Esta misión no se halla encuadrada en una época determinada o por una función social, sino que se convierte en un cuidado holístico-integral de sí mismo extensible a toda la vida. Reto asumido por todo el marco filosófico, y luego por el cristianismo, como la atención de la interioridad. Desde épocas antiguas se representa a la sabiduría práctica como figura femenina que sostiene en su mano un instrumento que permite verse, contemplarse y conocerse a sí mismo: el espejo. El espejo es una excelente dinámica para mirarnos detenidamente bajo dos rubros: 1. Ausencia de banalidades, maquillajes y montajes; contemplar la verdad de lo que somos. 2. Ser capaces de mirar mucho más allá de lo físico, de lo aparente e inestable. ¿Seremos capaces de mirar más allá de lo que aparece? ¿Ver el océano inmenso en una pequeña gota? ¿Ver el infinito disfrazado de finito? ¿Degustar el cielo en la tierra? Una oportunidad única para descubrir las profundidades del espíritu humano. No vaya a suceder lo acontecido en el mito de Narciso, 87
quien era hijo del dios boecio del río Cefiso y de Liriope, una ninfa acuática. El famoso vidente Tiresias ya había hecho la predicción de que viviría muchos años, siempre y cuando no se viese a sí mismo. A los 16 años, Narciso era un joven tan apuesto que despertaba la admiración de hombres y mujeres. Su arrogancia era tal que ignoraba los encantos de los demás. Fue entonces cuando la ninfa Eco, que imitaba lo que los demás hacían, se enamoró de él. Con su extraña característica, Eco tendía a permanecer hablando cada vez que Zeus hacía el amor con alguna ninfa. Narciso rechazó a la pobre Eco, tras lo cual la joven languideció. Su cuerpo se marchitó y sus huesos se convirtieron en piedra. Sólo su voz permaneció intacta. Pero no fue la única a quien rechazó, y una de las despechadas quiso que el joven supiera lo que era el sufrimiento ante el amor no correspondido. El deseo se cumplió cuando, un día de verano, Narciso descansaba tras la caza junto a un lago de superficie cristalina que proyectaba su propia imagen, con la que quedó fascinado. Narciso se acercó al agua y se enamoró de lo que veía, a tal punto que dejó de comer y dormir por el sufrimiento de no poder conseguir a su nuevo amor, pues cuando se acercaba, la imagen desaparecía. Obsesionado consigo mismo, Narciso enloqueció, a tal grado que la propia Eco se entristeció al imitar sus lamentos. El joven murió con el corazón roto, e incluso, en el reino de los muertos, siguió hechizado por su propia imagen, que admiraba en las negras aguas de la laguna Estigia. Aún hoy se conserva el término «narcisismo» para definir la excesiva consideración hacia uno mismo. Existen dos maneras de mirarse al espejo: la primera, para recordar lo que habita en ti y que tiene destellos de fuerza, magia, poder, capacidades, habilidades, dones y talentos; ecos de la divinidad; y la segunda, es quedarse prendido sólo de ti, olvidando todo lo que te rodea; a ésta experiencia se le denomina narcisismo. En el interior de cada ser humano reposa el tesoro invaluable. Es necesario descubrirlo; sólo mirando hacia adentro tendrás la capacidad de despertar, pero si te quedas observando lo que pasa fuera de ti, te sumergirás en una pesadilla que no terminará jamás. La palabra humanidad proviene de humano y esta de humus, que significa tierra; de humilitas, humildad; para definir su sentido más profundo, humus, tierra, y mana, pensador. En boca y experiencia de la mística Teresa de Jesús, en su libro Las moradas, afirma que Dios es la Suma Verdad, y la humildad es caminar en la verdad de lo que 88
somos. Por otro lado, en la mitología bíblica el primer hombre se llamó Adán, y Adamar significa tierra. Adán al revés escribe Nada, y en la Nada está contenido el Todo. Se ha descubierto que en el vacío está contenida la vibración, que es lo inmanifestado y hace posible la manifestación. Durante su interrogatorio ante Pilato, Jesús declaró ser el Hijo de Dios y que su Reino no era de este mundo, que él había venido para dar testimonio de la verdad y que todo aquel que es de la verdad, escucha su voz; y cuando el prefecto romano de Judea le preguntó qué es la Verdad, Jesús ya no respondió. Pero Teresa, a partir de su experiencia mística, da la respuesta comprendida por el corazón, pero negada por la razón. Nos han dicho tantas veces que humilde es la persona que se oculta. Yo digo hoy que los humildes son quienes recuerdan lo que son, lo demuestran y buscan iluminar el mundo con la luz de su consciencia. En donde aparentemente no hay Nada, se halla contenida la esencia y presencia del Todo. Soy el Amor, un amor que es poder, aliento sutil, abundancia, extensión y expansión, creación y creatividad inmanente, espacio sagrado de libertad. Cuando soy consciente de esta identidad, eternidad vestida de temporalidad, un fondo inmaculado impuesto a una forma, me convierto en pintura abstracta, no mero marco que limita lo inabarcable de mi existencia, espíritu encarnado y no cuerpo biológico, en Todo y no una parte incompleta que vaga por esta historia mendigando su complemento; soy unidad con Dios, con el cosmos, con la naturaleza, con los otros seres vivos sin importar grados ni clasificación, y no una noción de separatividad; luz radiante y no un claroscuro expresado en un comportamiento dualista, responsable y no víctima de las circunstancias. Soy un ser necesario en cuanto a que no necesito de nada ni de nadie para estar en esta historia, sin necesidades ni necedades, perfecto con nula imperfección; soy un despierto y no uno que, acurrucado entre el dogma y lo establecido, yace dormido en un profundo sueño y que creyendo que ya ha despertado, camina sonámbulo sobre la existencia misma. Soy el Amor; amado, amable y amante. Volvamos sobre el imperativo socrático NOSCE TE IPSUM. Conócete a ti mismo y conocerás al hombre, al Universo, a Dios. Navegar hacia nuestro interior es apostar por llegar a buen puerto, uno que no aparece en mapas y al que no es posible ubicar con un GPS, ya que no está afuera de nosotros, sino dentro. 89
Ser conscientes de la constitución septenaria que rodea nuestra existencia: de lo denso a lo sutil. Cuerpo físico denso. Conocer, aceptar, escuchar, cuidar, alimentar, ejercitar y equilibrar. Cuerpo etérico. Llamado por las tradiciones el “doble corpóreo”. Es capaz de absorber toda la energía que emana y ofrece vitalidad en el Universo hacia nuestro cuerpo físico. Cuerpo emocional. Ser consciente de la vibración que contiene cada emoción que permitimos en nuestra vida ordinaria. Existen fundamentalmente dos emociones: el amor y el miedo. El amor posee múltiples rostros: paz, alegría, estabilidad, armonía, felicidad; las facetas del miedo son: tristeza, angustia, enojo, odio, rencor, depresión. Cada emoción contiene un nivel de vibración, que es lo que atraerá a tu vida. Ser mental. Nuestros pensamientos forman realidad en alguna parte del Universo. Es necesario identificar el ruido mental, al ego que intenta tomar el control, apagar el sistema operativo que pretende liderar tu vida. Mente concreta. Ayuda a lo funcional de la vida. Sirve para agendar, planear y ejecutar las actividades cotidianas. Mente abstracta: Hace las preguntas fundamentales de la existencia. Posee la capacidad de leer más allá de la línea, de pasar de la forma a los fondos de la existencia, así como la de interpretar lo simbólico. Esta mente sólo se desarrolla a través de la enseñanza, crecimiento y toma de consciencia. Cuerpo álmico. Existe un alma individual y una universal. El alma es el vehículo donde se posa el espíritu; su alimento es la conmiseración, la compasión y la promoción de la fraternidad Universal hacia la vida y todas sus manifestaciones. Hemos olvidado el altruismo, la solidaridad y el amor compartido a todos los seres. Cuerpo espiritual. El más sutil; la conexión con el absoluto sin medios ni puentes, carente de religiones y ritos. Es la expresión y celebración de la unidad con la consciencia que es sólo UNA.
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Conocer y darle su lugar a cada cuerpo, comprender que todo está conectado y no fragmentado, es requisito indispensable para el auto-conocimiento. En una ocasión escuché esta historia y me cautivó: Un cierto día dijeron los dioses: ¿Dónde esconderemos el poder, el amor, la felicidad para que los humanos no puedan encontrarlos nunca? Uno dijo: vamos a ocultarla en lo profundo de la tierra. Y otro exclamó; no, porque son tan inteligentes que seguro escavarán hasta encontrarlos. Otro dijo: vamos a esconderlos en las alturas. Y se escuchó una voz imperativa que dijo: no, porque crearán aparatos sofisticados y llegarán a las alturas. Uno más gritó: vamos a guardarla en lo profundo de los mares. Y le contestaron: no, porque fabricarán submarinos y llegarán hasta ellos. El más sabio de los dioses dijo: ya sé dónde podemos esconder todo esto: el amor, la felicidad y el poder; vamos a esconderlo donde jamás puedan imaginar ni calcular; la mejor manera de ocultar una verdad es ponerla en frente de ellos mismos; vamos a esconderla en lo más profundo de sus corazones; nunca sabrán que está ahí y como locos desesperados saldrán a buscar fuera lo que estará dentro de ellos; así nunca en la vida los podrán hallar; incluso morirán sin haber experimentado lo que es la auténtica felicidad; estarán confundidos identificando la felicidad con el éxito, el amor con la posesión y el poder con la debilidad disfrazada. Conocerse implica saber escchar al silencio que habla y pronuncia una palabra sobre nosotros mismos; callar ante una sociedad parlante en todo momento que, sin ser consciente, se ha convertido en charlatana, impregnada de sofismas, de verdades a medias, vendedora de creencias que están tan lejos de la realidad, parte de la pesadilla de los que aún duermen y son incapaces de despertar por ellos mismos. Conocerme me lleva a ser y no envolverme en la locura del hacer, tener, poder, aparecer y placer; todo esto promovido por una cultura de la agenda, de la prisa, de la ocupación desmedida. Nos han hecho creer que el ocio es la madre de todos los vicios, cuando el ocio es nuestro verdadero derecho. Cuando promovemos ese espacio, nace la creatividad como su expresión más profunda, la expansión del espíritu humano, y es cuando podemos despertar de nuestro letargo existencial, adentrarnos en la aventura del autoconocimiento es creer que una vida sencilla nos lleva a la elegancia vital del espíritu humano Un día, dijo Francisco de Asís: necesito poco y lo poco que necesito lo necesito poco. Sócrates, gran sabio de la antigua Grecia exclamaba al 91
entrar en las ágoras (mercados) atenienses: cuántas cosas hay aquí que no necesito. Jesús se preguntaba: de qué le sirve al hombre conquistar el mundo entero si al final se pierde a sí mismo; y pregonaba: si quieres venir en pos de mí, ve y vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y luego ven y sígueme. No estamos hablando de hacer una dicotomía sobre los bienes materiales y el seguimiento que estos sabios ofrecían, simplemente que su sabiduría comprendió perfectamente que la oferta para despertar, el impacto de vivir en una conciencia y la consecuencia de ese autodescubrimiento no compaginan con un mundo material, de acumulación, de tener y mantener a toda costa lo obtenido. En su infinita sapiensa, se dieron cuenta de que cuando uno se encuentra con el tesoro, es capaz de vender todo lo material con el fin de disfrutar el nuevo hallazgo; que cuando, por fin, descubres que esa perla de gran valor está dentro de ti, valdrá la pena deshacerte de todo, con tal de conservar lo único que realmente posee significado para nuestra existencia. Ninguno de ellos afirmó que fuera algo malo tener, pero sabían que en ese mundo de obsesión, lejos de ser un camino de realización, sólo conduce a experimentar la frustración ante la búsqueda desesperada de algo que está dentro de ti mismo. He ahí el engaño de un sistema que juega con lo más sagrado, el sentido primero y último de la existencia, ofertando caminos de acumulación que sólo engendran la esclavitud. Hoy, la gente está desesperada por buscar fuera aquello que anida en su interior; imponen marcas y competencias contra los demás, llenándose de envidia; se estresan por tener cosas que en la realidad no necesitan y que los endeuda cada vez más. El capitalismo llama a esta generación “el hombre deudor”; las personas no han nacido aún, pero ya le deben dinero al sistema, que ya los está esperando ansiosamente, pues son candidatos perfectos para explotar. Pensamos que la esclavitud era un asunto del pasado, cuando, en realidad, sólo ha cambiado de forma. El sistema nos espera para formarnos y presentarse ante nosotros con forma de mercaderes de ideas revolucionarias, para informarnos por medio del sistema educativo que tenemos que ser esto o aquello; que se gana más dinero de esta manera y de esta otra, menos; que hay profesiones que te harán rico y otras te matarán de hambre. Uno de los resultados inequívocos sobre el arte de conocerte nos lleva a promover una vida sencilla y una filosofía minimalista cuya máxima es: atención a lo esencial, a un lado todo lo demás. Nos han hecho creer que necesitamos tantas cosas, que debemos de luchar por tener cada día más, invitándonos a tener, retener, acumular, guardar. Aquí cabe 92
recordar el dicho del ego que anuncia: entre más tengo, más quiero, y su matemática, que dice que dar y compartir es restar, mientras las matemáticas del corazón me indican lo contrario: dar es multiplicar. Existen tribus y comunidades que viven en armonía, y la razón para ello es sencilla: sus membros meditan cinco minutos al día todos los días acerca de la muerte. Al salir de ese estadio, sus prioridades se establecen desde el ser y su agenda se reduce a disfrutar; las relaciones afectivas no se malgastan en vanos rencores y nace en ellos la capacidad de empatizar, simpatizar y compartir. Un día, el sabio maestro de Galilea le hizo notar al Joven rico el porqué debía dejarlo todo para poder seguirlo, y la razón era muy sencilla: no lo necesitaría, pues el estado de conciencia y plenitud que le ofrecía el autodescubrimiento, hacía de los bienes materiales algo innecesario; dice el escrito: pero al oír el joven estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes. Y Jesús dijo a sus discípulos: en verdad les digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. Y otra vez les digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios. Muchos han malentendido a Jesús cuando hablaba del Reino de Dios, con la idea errónea de que les ofrecía poder, dinero, bienes materiales y triunfos. Pocos comprendieron que el Reino no era un lugar, un tabernáculo de oropel, títulos ni riquezas, que no estaba aquí o allá, sino que era un estado del corazón, que reposaba dentro de cada uno de nosotros. Ellos se asombraron aún más, diciendo entre sí: ¿Y quién podrá salvarse? Recuerdo la siguiente parábola de la tradición judeo-cristiana llamada el rico insensato: Parábola del rico insensato: Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo. —Hombre —replicó Jesús— ¿Quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? ¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes. Entonces les contó esta parábola: —El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha. Así que 93
se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha”. Por fin, dijo: “Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida”. Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios. ¡Esta noche vas a morir! Es la esencia de la meditación que nos hace centrar la vida en lo permanente y no en lo pasajero. Algo muy similar proponía Sócrates cuando hablaba de una filosofía mortis, sobre la muerte, en la cual mencionaba que la vida es el arte de aprender a morir y que el auténtico filósofo, aquel que no perdía la conciencia del acto mismo de morir con todas sus implicaciones humanas, psicológicas, filosóficas y existenciales. Recuerdo el pasaje bíblico en el que Jesús multiplicó el pan para dar de comer a cinco mil hombres, y aún sobraron doce canastos. Lo que les tengo que decir es que Jesús no sacó de la nada los panes y los peces, pues nada sale de la nada. Jesús no hizo un milagro, como muchos lo han interpretado; no estoy de acuerdo con eso; nada más alejado de la realidad espiritual que este sabio vivía. La mayoría de las películas que se han hecho sobre él resultan engañosas, pues transmiten un mensaje totalmente equivocado, con sermones llenos de estupor, milagros espectaculares y muy poco sobre su lado humano. Les voy a decir lo que sucedió: cuando Jesús tuvo la capacidad de mirar, observar y darse cuenta, desde la sensibilidad, que quienes lo seguían tenían hambre, se compadeció de ellos, increpó a sus discípulos y les ordenó darles de comer. Sin embargo, habría que hacerse una pregunta: ¿En verdad nadie tenía nada qué comer? ¿O acaso todos todos llevaban alimentos consigo, pero al ver que nadie los sacaba, pensaron “tengo aquí mis alimentos, pero como nadie más los trae, si los saco me quedaré sin nada”? Si yo les dijera que todos estaban pensando lo mismo, excepto un muchachito, un niño (porque los niños son maestros de vida que tienen despierta la sensibilidad hacia el otro, pues no piensan en el mañana y viven el momento) que se acercó a Jesús y le dijo: aquí están mis cinco panes y dos peces. Inmediatamente, Jesús advirtió que si ese niño tenía, entonces todos los demás también llevaban consigo algo que podrían compartir, pero sus matemáticas egóicas no daban el resultado que esperaban. Seguramente Jesús los hizo reflexionar acerca de la ne94
cesidad de compartir; entonces todos, conmovidos, fueron sacando los alimentos de sus bolsos; el miedo a dejar de tener los inquietó e impidió sacar para compartir. El verdadero milagro no consistió en multiplicar panes y peces de la nada, sino en trasformar corazones de piedra en corazones de carne, capaces de sentir el hambre del otro. Jesús, como el gran sabio que fue, supo que poner todo el alimento junto no sólo quitaría el hambre a todos, también la compulsión de sus estómagos por comer de más. Es como cuando una madre de familia prepara los alimentos en la cocina y tan sólo con verlos se siente llena, y al sentarse a la mesa tiene ya poca hambre. He ahí la razón de por qué aun sobraron doce canastos. Ambas historias nos hablan de la necesidad de no guardar, sino compartir, ser generosos, pensar en los demás y trabajar en la compasión hacia nuestros semejantes. Además, nos permiten conocernos y darnos cuenta de que, si abrimos los graneros y vencemos el miedo a la carencia, estaremos haciendo de la vida una filosofía acerca de la muerte. El conocimiento de sí mismo despierta todas las infinitas posibilidades que habitan dentro de ti, pero la más grande, es encontrarse con el amor que somos y cuando llegas a experimentarlo se despliegan capacidades humanas ya olvidadas: Amar, compartir, extenderte, empatizar, comprender, sensibilizarte, donarte a ti mismo a la causa del mundo y cuando te atreves a vivirlo, saboreas la auténtica libertad, la que es capaz de trasformar al mundo. Te conviertes en faro que ilumina, voz que clama a mitad del laberinto existencial, agua que calma la sed en pleno desierto. Conocerse a sí mismo desde la visión de los griegos (Sócrates) o desde la experiencia oriental (Auto-observación) es reconocer en el otro una extensión de mí mismo y no de un ente separado de mí. Sólo en la quietud podemos entender la conexión metafísica que nos une a todos. Un día Jesús dijo: quien me ha visto a mí, ha visto al Padre; el Padre y yo somos uno; y en otro momento declaró que quien me rechaza a mí, no me rechaza a mi, sino a Aquel que me ha enviado; y también dque: cuanto hiciste al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hiciste. Dios y Jesús Uno, Jesús y el discípulo Uno, Jesús y el más pequeño Uno. Conocerse es arrancarse todas las definiciones que, lejos de acercarse a nuestra esencia, nos aleja de ella; es desnudar la 95
cebolla y quitar todas la capas que la cubren, dejando el corazón a la intemperie. La locura de la mente que pretende definirnos como seres humanos pensantes, decir, semejante arbitrio es manifestar que no sabemos nada de nosotros mismos. Toda la filosofía antigua, griega, romana, persa, oriental e india, nos hablan de que el pensamiento filosófico nos debe llevar a nuestra auténtica naturaleza y que es hora de vivir la plenitud, ese estado de felicidad incausado, porque nada de lo que hay afuera es responsable de causarlo. Conocerse a sí mismo es encontrarse con el Amor, conectado al corazón y que siempre nos hablará con la verdad, pues, la mente siempre miente, pero el corazón tiene una metafísica implícita que va más allá de un simple órgano, donde radica la sabiduría absoluta de la vida. Nuestro cuerpo humano tiene varias voces que, como locas, intentan hablar todas al mismo tiempo sin ponerse de acuerdo, pues tienen intereses múltiples. La voz de la mente que sirve para muchas cosas funcionales como hablar, caminar, ir a un lugar específico, discernir aquello que nos ayuda a sobrevivir, a evitar los peligros, pero no sirve para todo. Es egóica y no acepta sus límites existenciales. Desde que la Ilustración la empoderó y la convirtió en diosa, quiere convertirse en rectora que dirija y controle nuestras vidas. Lo primero que se forma en el ser humano cuando se halla en el seno materno es la voz del corazón, que conlleva unas matemáticas muy distintas a las de la mente. Mientras la mente afirma que dos más dos es cuatro, el corazón nos dice, en lo secreto, que dos más dos es cinco; mientras la mente dice que dar es restar, el corazón nos afirma que dar es multiplicar; mientras la mente nos lleva a una mera supervivencia de la existencia, el corazón nos enseña a vivir la vida, convirtiéndonos en vividores, aludiendo al sentido correcto de la palabra; mientras la mente nos lleva a retener todo lo que nos sea posible, el corazón abre los graneros para compartir con los demás la dicha de tener. El corazón nos dice la verdad; la verdad es lo que nos hace libres; la libertad es la ausencia de todo miedo; el miedo es lo opuesto al amor, y el amor es nuestra más exacta definición, al engendrar un estado de felicidad y paz permanente, ya que el amor y el miedo no pueden coexistir simultáneamente en la vida. Pablo de Tarso dijo que el Amor expulsa todo temor. ¿Dónde están las escuelas que nos 96
enseñan a escuchar la voz del corazón? ¿Dónde nuestros padres para decirnos en que consiste semejante sabiduría? ¿Quién nos ha declarado que el corazón tiene sus propias matemáticas, que nada tienen que ver con la lógica de la razón? Cuánta razón tenía Blas Pascal cuando afirmó que: el corazón tiene sus razones que la misma razón desconoce. El corazón siempre te dirá que el que más da, es el que más recibe, porque cualquiera que tiene, se le dará más y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Esto le parecerá una locura a la mente, pero para la metafísica del corazón es una máxima de vida. La voz del estómago nos dice como debemos reaccionar ante los momentos que la mente juzga como desagradables de la vida. Somos viscerales, reactivos, impulsivos, iracundos y con muy poca inteligencia emocional para saber actuar en las vicisitudes de la vida. Pensamos y lo gritamos, decimos lo que no sentimos, hacemos lo que no queremos, actuamos bajo la premisa del evento situacional. La voz de los instintos sexuales, ante una cultura de la estimulación sexual, el grito de una moda unisex, hemos regresado al estado primitivo, donde cada que nos apetece, nos acostamos; donde le decimos al otro te amo, cuando apenas lo acabamos de conocer; donde queremos casarnos cuando nada nos une en verdad; engendramos sin responsabilidad hacia la vida que acabamos de arrojar al mundo. La cultura nos forma y conduce a la explotación sexual, a la pornografía, al placer inmediato, a los amigos con derecho, a la prostitución, a fiestas orgiásticas para despedir la soltería de quienes se casarán y prometerán fidelidad eterna a cambio de una última noche desbordante de promiscuidad. La voz del cuerpo está simbolizada por las necesidades fundamentales de la vida (comer, dormir, vestir, recrear). No comemos para vivir, vivimos para comer. México es uno de los países con mayores y graves índices de obesidad y sedentarismo, en el que, además, la ectura es prácticamente inexistente y la capacidad de respuesta de sus habitantes, escasa. Vivimos drogados con las nuevas tecnologías; hemos perdido de vista las fronteras entre lo permitido, donde una marca te define socialmente y delimita tu estado en la vida. Desesperados por consumir, haciendo más ricos a los ricos, deprimidos hasta sentirnos inadaptados porque no pertenecemos a los círculos de la fama, de quienes sí la tienen.
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¡Cuántas voces rodean y asaltan nuestra vida! ¿Seremos capaces de comprender porqué el hombre no encuentra su lugar?, ¿porqué aumentan la depresión y frustración existencial?, ¿porqué el suicidio está a la alza?, ¿porqué creamos relaciones tóxicas y patológicas?, ¿podremos ver que estamos malgastando la vida en lo que no nos nutre? Conocerte a ti mismo es la tarea, el único quehacer del hombre de hoy, y para eso, urge retirarnos del bullicio de los días, hacer un retiro hacia los secretos del corazón, sin miedo de encontrarnos ni del potencial que vamos a hallar. A pesar de que el sistema nos amenaza, cargándonos de actividades, imponiéndonos tareas, reglándonos agendas para llenarlas y nos olvidemos de nosotros mismos y el día que estamos sentados nos susurra una culpa, como si no tuviéramos derecho al descanso. E incluso hemos sacado una frase para tal situación: a descansar al panteón, ahorita hay que darle. Conocerse no es llamarse por un nombre ni definirnos por una región, lengua o color, aun por una pseudoreligión; no es el hacer manifestado en una profesión ni un sexo, haciendo de nuestras relaciones auténticas guerras de poder; no eres un cuerpo con tamaños, dimensiones o colores… ¿Qué queda cuando el hombre yace en un féretro? ¿Cuántas diferencias podemos citar cuando se encuentran desnudos un hombre frente a otro? ¿Cuántos lugares de origen y de llegada podemos enumerar? Sólo queda el recuerdo de lo vivido; nos encontramos con el misterio de nuestro ser, experimentamos una dignidad que no está en venta, que no se puede comprar ni se pierde u obtiene, y menos permanece condicionada; queda al desnudo nuestra entidad única e inherente, innata y desplegada, eterna e inconmensurable. Al desconocernos a nosotros mismos, nos ponemos a merced de los mercaderes de la vida, que se presentan como salvadores, que con promesas bien intencionadas, pero al mismo tiempo falsas, darán sentido, significado, esperanza y amor a nuestra vana existencia. La filosofía de vida será, desde el parámetro del desconocimiento propio, la CARENCIA y la ESCASEZ; con ello, nace la necesidad, el deseo y el apego y, por ende, los lemas que dirigirán nuestra vida dejarán de ser: Desde que te encontré soy feliz. No entiendo mi vida sin tenerte. Tú me complementas. Me caso para ser feliz. No te vayas a ir de mi lado. Eres el aire que respiro. ¡Ser madre me ha hecho feliz! ¡Mis hijos son mi felicidad! 98
Hasta inventamos frases para justificarnos, por ejemplo, a una mujer sin padres se le llama huérfana, a una mujer que perdió al marido, viuda, pero ¿cómo se le llama a una mujer que ve morir a un hijo? Hijo, si tú eres feliz, yo también lo soy; tengo la camiseta del trabajo bien puesta. Mi trabajo le da sentido a mi vida. Si me quitaran el trabajo, no sé lo que haría de mi vida. Contemplarme CARENTE me lleva a crear una NECESIDAD, y al no llenarla SUFRO porque creo que la necesito satisfacer, pero cuando la tengo, igualmente SUFRO por el miedo a la pérdida. Y como temo perder, empiezo a poseer, a usar, a manipular, a chantajear. Y cuando lo hago también SUFRO por la culpa experimentada. Y como sentimos que somos carentes, estamos buscando objetos, novedades, materia, ropa, vanidades, ofertas, última moda, etcétera. Nos angustiamos por no tener y cuando tenemos, no queremos perder compartiendo, regalando o quitando. Cuántas personas tienen cosas que sólo les restan energía, objetos que no te dejan mirar hacia dentro de ti mismo, interponiéndose ante lo más esencial. Cada vez el espacio de nuestras casas se ve reducido por la cantidad de cosas que metemos, y por eso queremos y buscamos espacios cada vez más grandes, porque nunca es suficiente. Todo esto es un reflejo de una realidad más profunda. Queremos llenar nuestro corazón, nuestro ser, cuando jamás será llenado ni satisfecho por objetos. Una realidad metafísica nunca será absorbida por una entidad física. Negarse a sí mismo no es amor; el amor es afirmación. Si nos negamos, entonces, nos amamos, y si nos afirmamos, somos egoístas. Este esquema de pensamiento no puede seguir circulando como si fuese una verdad asumida. Debemos despertar y esto implica caminar hacia el conocimiento personal donde radica el auténtico poder del amor hacia nosotros mismos. Negarnos es despersonalizarnos y vivir la vida de los otros; afirmarnos es apostar a la congruencia de vida, decir sí cuando es sí y no cuando es no. Desde un estado de consciencia hemos de permanecer fieles a nosotros mismos. Hasta este momento hemos reflexionado sobre la necesidad, competencia y conveniencia de asumir el imperativo categórico de conocernos a nosotros mismos y uno de los océanos descubiertos es el Amor que somos; hemos reconocido que aún falta convertirlo en el arte de la vida, expresarlo de forma universal y hacer que todo lo que nos rodea sea tocado por esa fuerza que está en todas partes, que todo lo sostiene y envuelve. 99
Ahora toca reflexionar sobre las implicaciones de negarnos a nosotros mismos, como quien cierra toda posibilidad de búsqueda personal y vive ajeno, extraño, viviendo lo que no es. Todo ser humano llega a esta existencia EMBARAZADO. Todos llevamos en nuestra vida dos seres: uno, el que ha sido formado por la familia, cultura, tradición, religión, contexto social, medios de comunicación, etcétera; y otro ser dormido en nuestro interior y que, en muchas ocasiones, jamás logra despertar. Maestros pasan cerca de nuestra vida y tienen la misión de ser parteros. Hay que dar a luz nuestro verdadero ser, engendrar lo que sí somos, la esencia que yace en nuestras entrañas. Para eso, hay que estar abiertos a la vida; podemos abortar, expulsar de nosotros la verdad más absoluta y radical, algo insondable. No hay nacimiento sin espera, dolor, esfuerzo, dedicación, paciencia. Ser madre de nosotros mismos es un reto excepcional y una misión de vida. Me llama la atención cómo la mayoría de los seres humanos pasan por la experiencia de la muerte en la ancianidad sin haberse dado cuenta de que estaban embarazados, pero fueron incapaces de engendrar a ese ser que todos llevamos dentro, y mueren sin haber vivido una existencia feliz, con el hijo en las entrañas, sin haber visto la luz que no se apaga y el sol que no conoce el ocaso; jamás percibieron que en la noche resplandece la fuerza de la vida y que dentro de cada uno se hallan todas las potencialidades del Universo sintetizadas en una historia. Vamos a darnos la oportunidad de descubrir a ese ser maravilloso; asumamos el reto de navegar en las profundidades del mar y desde ahí resurgir y embellecer la vida. Hemos dicho que la Resurrección en Jesús es la anchura y profundidad del amor mismo, y cuando hay amor no pueden hacerse presentes el temor ni el miedo. Mientras Jesús resucitaba, los discípulos estaban envueltos por la culpa, la negación y el miedo, instalados desde la mente fuera del paraíso del Edén, y cuando Jesús entró al lugar en el que estaban, su primera expresión fue: no tengan miedo. Cuando el miedo es trascendido por el amor, surge la paz como un estado natural del ser: mi paz les dejo, mi paz les doy. ¿Cuáles son los efectos de negarnos a nosotros mismos? Negarnos significa aniquilarnos, convertirnos en marionetas de sistemas que intentan sofocar, asfixiar y anestesiar la vida, hacién100
donos dependientes de todo lo que hay afuera. En lugar de vaciar, buscamos cómo llenar con cosas innecesarias, expresión de una vida vacía; anhelamos tener cuando, en realidad, esto nos detiene para volar y emigrar hacia horizontes jamás imaginados. Cuando no puedes caminar dentro de una casa debido a la cantidad de objetos que imposibilitan el tránsito, debes quitarlos para moverte. Así son las realidades internas. Estamos tan llenos de situaciones, emociones, frustraciones, experiencias, personajes, que no nos desapegamos, impidiendo nuestro movimiento hacia dimensiones poco exploradas. Ante esto hay que sacar, liberar, compartir; nos obsesionamos con hacer cosas, llenar agendas, convertirnos en hiperactivos, obsesivos y hasta compulsivos, en lugar de guardar silencio y escribir en la agenda “no hacer nada de cinco a siete”; así de simple. Buscamos desesperadamente quién nos acompañe en la vida y nos rodeamos de personas tóxicas, vagabundos emocionales. Hemos olvidado que entre mayor conciencia, entre más despiertos estemos, menor será la necesidad de ser acompañados. Cuando Jesús comenzó su vida pública estuvo rodeado de muchedumbre, gentíos inmensos lo seguían; se cuenta que tuvo setenta y dos discípulos que, luego, se dedujeron a doce, pero de ellos, sólo guardó intimidad con tres y, al final, durante su gran experiencia de la noche oscura de su alma, únicamente Juan, su discípulo más amado, su madre y unas cuantas mujeres permaecieron con él. No tengas miedo a estar solo; permite que la voz del silencio hable con tu ser más íntimo y le revele el tesoro escondido que anida dentro de ti. Negarnos es lanzarnos hacia los otros, porque hemos creído en la máxima de las estructuras sociales o familiares; que pensar en nosotros es egoísmo, pues sólo debemos pensar en los demás. Un día, escuché a una monja española decir: he pasado toda mi vida pensando en mis jóvenes residentes en este colegio, pensando muy poco en Dios, pero a mí no he dedicado nada, no he pensado nada, y ahora, al final de la vida, me siento extraña, como que no me reconozco. Pensar y hacer por los demás es amar, pero buscarnos a nosotros mismos es egoísmo. ¿Cuándo seremos capaces de entender que nadie puede dar lo que aún no ha encontrado en sí mismo? ¿Cuántas madres pasan la vida sólo al pendiente de los hijos, haciendo depender de ellos su propio valor y felicidad? ¿Cuántos políticos pasan la existencia volcados sobre un pueblo, pero no tienen tiempo para ellos? ¿Cuántos sacerdotes consagran su vida al servicio de la humanidad, 101
pero se olvidan de su propia humanidad, renunciando a todo en ellos? ¿Cuántos trabajadores han dedicado con esmero y empeño sus años a las empresas y cuando se jubilan no saben qué hacer o hacia dónde dirigir su destino? Expresiones como: si me quitan el trabajo, no sé qué hacer; si mis hijos se van, se acaba el sentido de mi vida; tengo tan puesta la camiseta de mi empresa que cuando la deje me quedaré completamente desnudo. Conocernos a nosotros mismos significa aceptar las consecuencias de vivir la dinámica del amor con todas sus implicaciones existenciales; negarnos es establecer un sistema de involución, retroceso, inercia, vivir bajo el yugo del miedo. Son dos emociones que nos acompañan a lo largo de la vida; una es el amor traducido en paz, fuerza, felicidad, armonía, alegría, salud; la otra es el miedo, que se interpreta como odio, rencor, frustración, enojo, tristeza. Todo lo que hacemos, pensamos, nos relacionamos, soñamos tienen como base éstas dos emociones. Nuestra sociedad vive con escamas en los ojos que te impiden reconocer la verdad; sistemas o maneras de pensar oprimen la búsqueda. En el hombre permanece y no fenece la inquietud o la curiosidad, pero al poder sistemático bajo múltiples rostros no le conviene que te lances al encuentro más importante de la historia o de tu propia historia. Cuando te lanzas hacia afuera de ti mismo, pierdes y otros ganan; cuando miras hacia tu propio ser e interior, tú ganas y otros pierden. Ojalá puedas comprender que la agenda apretada, la desesperación o afán por tener y comprar, la obsesión por la última moda y objetos que no son necesarios son solo una enajenación, una distracción de la búsqueda primaria, una aparente bella esclavitud que nos aleja de nosotros y nos hace sentirnos extraños. Quiero partir de dos reflexiones: una que me suscitó la película Después de la tierra, protagonizada por Will Smith, en la que la temática principal es el miedo. Narra los desafíos que tiene que vencer Jaden Smith para sobrevivir junto a su padre que se quedó en la nave herido y sin poder moverse. Dos escenas me llamaron la atención: la primera, cuando el hijo se enfrenta a su primer obstáculo y escucha la voz del padre que le dice: no te muevas, reconoce tu poder, este momento es sólo tuyo, esto será creación tuya, y cuando, hablando con su hijo que experimenta el miedo ante el desafío de vivir o morir, el padre le dice algo que, a mi parecer, es el centro de la reflexión: el miedo no es real, el miedo sólo puede existir en nuestros pensamientos del futuro, 102
es un producto de nuestra imaginación y nos hace temer a cosas que no están en el presente y tal vez nunca existirán. El peligro es real, pero el miedo es una decisión. La bestia que hay que vencer no está fuera de nosotros, sino dentro, es nuestro miedo más grande. Sería bueno ponerle nombre y rostro a lo que sentimos que amenaza nuestro crecimiento y despertar de la conciencia. En la película, fantasmear es no tener ni el menor rastro de miedo, y para la bestia sólo somos invisibles e indestructibles cuando mantenemos el control y no producimos las feromonas que secretan el miedo. Compartiré la bestia más grande que se ha asomado en mi vida, mi mayor miedo cuando escalaba por procesos de conciencia y vivía bajo el yugo del Ego. Desde pequeño estuve solo. Miraba a mí alrededor y a pesar de estar rodeado por mi familia, me sentía terriblemente solo, una sensación muy extraña pero incómoda e indeseada. Conforme crecí, miraba mi futuro lleno de incertidumbre y con nulas posibilidades de felicidad. Mi miedo era a la soledad, a la desprotección y a morir sin el auxilio de nadie, y me preguntaba: ¿con quién estaré cuando sea mayor? ¿Quién me acompañará cuando sea mi momento final? Durante la enfermedad, ¿quién cuidará de mí? Este miedo se apoderó de mi vida por muchos años; no sabía cómo manejarlo y me sentía asediado por el mismo. Empecé a guardar, a acumular y prever situaciones a futuro; me hice más administrado en mis recursos, invertía y compraba con el fin de tener lo necesario y, de esta manera, vencer el miedo que me dominaba en ese momento de mi vida. He vivido procesos de conciencia, espiritualidad y libertad; me he encontrado a mí mismo y el amor es la nota que acompaña mí vida. El miedo ha sido trascendido y he recibido de esta emoción lo que tenía que aprender. Me enseñó que necesitaba mirar hacia el interior. No le tengo miedo a la edad, a la vejez ni a la muerte; es más, la anhelo como un niño que nunca ha conocido el mar y al que se le promete, desde el lunes, que el siguiente sábado lo hará, y el niño se levanta todos los días pretendiendo acelerar el tiempo para que por fin llegue el día prometido. Me siento como ese niño que conocerá pronto el misterio de la muerte como una experiencia más de la vida, no como el fin de la misma. Así que agradezco al miedo por dejarme semejante formación; abracé al miedo sin miedo y vi cómo se deshacía ante mí. Contemplé cómo el demonio se convertía en ángel. La Teología cristiana nos habla de que el Demonio era un 103
Ángel y siendo ángel (la luz bella de Dios) se trasformó en Lucifer; pero nadie nos habla de la posibilidad de convertir a Lucifer en ángel de luz. Los demonios que se asoman como sombras que amenazan pueden convertirse, por nuestro poder descubierto y asumido, en destellos de salvación. En una cultura que nos enseña a temer a la muerte, a no hablar de ella, a intentar postergarla a como dé lugar, a estar profundamente triste en un funeral y a crear un clima oscuro cuando alguien está muriendo, suena imposible ponernos frente a ella y exclamar con autoridad: “¡Muerte! ¿Dónde está tu victoria?” Jesús dijo: a mí nadie me quita la vida, yo la doy porque quiero. Un lema de Francisco de Asís: hermana muerte, ¿cuándo vendrás a mi? Una frase de Teresa de Jesús: que muero porque no muero. Y de Pablo: mi vivir es Cristo Jesús y la muerte una ganancia. Lo primero que tenemos que hacer frente a la emoción del miedo es ponerle nombre, colocarnos frente a él, sentir, escuchar su mensaje para explorar hacia nosotros mismos y luego abrazarlo y trascenderlo. Quien experimenta el miedo como emoción paralizante se dedica a atacar, juzgar, comparar. Sentimos miedos irreales, la mente juega con nosotros, llevándonos al pasado para recuperar las culpas; una vez recuperadas, y como los personajes ya han desaparecido, las colocamos sobre los rostros de quienes comparten la vida con nosotros, impidiendo así contemplarlos desde su inocencia metafísica; o nos proyectan hacia el futuro haciéndonos vivir en la ansiedad y desesperación. Hay personas que viven bajo el yugo del miedo hasta en los sueños. Resulta impresionante apreciar cómo pierden la paz después de haber soñado la noche anterior. Es fácil identificar la cantidad insospechada de miedos que laten con fuerza en nuestro proceso consciencial, por ejemplo, el miedo a morir, del que el teólogo Olegario González de Cardedal dice en su obra: si el amor no puede perdurar, no ha existido en su verdad absoluta, ¿cómo es posible que no hayamos sido educados, ni humana ni cristianamente, para descubrir con admiración y asombro el hecho mismo de la vida y para consentir a él con agradecimiento e ilusión? Porque eso es lo radicalmente admirable: Que quienes no tenemos el fundamento en nosotros mismos, ni para ponernos en el ser, ni para mantenernos en el ser, ni para erradicarnos del ser, sin embargo existimos. Sólo los místicos hacen fiesta cuando alguien muere, y por místico comprendemos personas que han llegado a la gran experiencia de la consciencia de Unidad de manera ininterrumpida. La muerte no existe, es una contradicción a nuestra naturaleza; es imposible que 104
el ser humano, que es vida por antonomasia, pase por el umbral de la muerte bajo el concepto que hemos aprendido. El único que tiene conciencia de la muerte es aquel que contempla que el otro se está yendo, porque el que se va nunca se entera de que ha muerto. Tenemos que entender que el cuerpo es sólo una escama que encubre nuestra verdadera entidad, que es energía y esta, vibración, y que está en constante transformación. Hemos aprendido desde niños la ley de la conservación de la energía de Isaac Newton: la energía no se crea ni se destruye, sólo se trasforma. ¿Somos cuerpo? No. ¿Somos materia? No. ¿Somos energía? Sí. Somos como el agua en sus tres estados: sólido, líquido y gaseoso. Cuando nos hallamos en esta historia, estamos en el estado sólido; cuando entramos a un estado de conciencia, pasamos al líquido, y cuando morimos, al gaseoso. La pregunta es: ¿deja de existir el agua por el hecho de que no la puedo ver, sentir o percibir? Hemos aprendido que sólo existe aquello tangible para los sentidos, pero estos no pueden contener la verdad de la existencia. Yo diría que los sentidos nos reportan las sombras de la caverna que no son reales, es decir, lo que no existe, y sólo existe en su verdad última lo que no controlan los sentidos. Tenemos que aprender a mirar la vida con otros sentidos, el sentido del alma, del espíritu, de la conciencia; hay que potenciar el tercer ojo interior. La muerte es sólo una experiencia más de la vida en sentido estricto y amplio. Siempre nos hemos hecho una pregunta: ¿habrá vida después de la muerte? Hoy, yo quiero trasformar esta cuestión en la siguiente: ¿ha habido vida en ti antes de morir? ¿Habrá un cielo que nos espere cuando llegue la muerte? Y nos hemos olvidado de bajar el cielo a la tierra a través de nuestro propio corazón. Le tenemos miedo no porque amemos la vida, sino porque estamos desesperadamente apegados a ella y a todo lo que hemos adquirido en ella. La muerte es la renuncia obligada, el desapego que no pide permiso, la celebración de la auténtica libertad que ha llegado a su madurez en dicha experiencia. Imaginemos por un momento la siguiente escena; a una mujer de mediana edad le habían detectado cáncer en etapa terminal y sólo le quedaban seis meses de vida, así que tomó la decisión de hacerse una fiesta de despedida e invitó a toda su familia, amigos y allegados. Llegó el día y todos se reunieron. Ella pronuncio un bello discurso en el que prohibió tristezas, duelo anticipado y nostalgias, pidiendo, 105
en cambio, alegría, agradecimientos y bendiciones. Cuando les habló a las amigas, dijo: en muchas ocasiones alguien se va nos quedádose con muchas palabras y sentimientos guardados y no dichos, pero nadie piensa en que quienes nos vamos también nos llevamos palabras que se quedan en el silencio a causa de la agonía. Yo no me quiero ir llevándome estas palabras. Hoy les digo a mis amigas que las amo con toda el alma y agradezco el paso de sus vidas por la mía. Después, todos convivieron en un clima de fiesta y gratitud, y se dijeron las palabras que, sin esta despedida, jamás hubieran sido pronunciadas. Hay dos formas, según diversos enfoques religiosos, para contemplar y experimentar el llamado paraíso y es cuando uno muere, existen múltiples promesas que hacen posible llegar a ese lugar; pero ¿por qué tenemos que vivirlo, gozarlo hasta este momento? No lo quiero ver así; creo que es posible hacer de la tierra un auténtico paraíso. Debemos crear el Reino en el aquí y ahora. El día en que mueres debes estar solo. Mueres con lo que has vivido y como has vivido. La muerte es el último juicio que te haces a ti mismo en la historia. Nos angustia soltar lo que hemos atesorado porque nos consideramos dueños. La muerte es la celebración y la síntesis última de cómo has vivido la existencia. Un día, Jesús exclamó con forma de parábola, como la del administrador, que somos administradores, no dueños; tenemos a la creación en uso, jamás en abuso. Francisco de Asís experimentó un proceso de conciencia y de despertar tan grande, que vivió una de las claves más importantes y fundamentales de un estado de conciencia despierto en la fraternidad universal. Vivía la hermandad con todos y con todo, con la piedra, con el sol, la luna, los animales, el agua, hasta llegó a decir: hermana muerte, ¿cuándo vendrás a mí? Llegó a sentirse hermanado con nuestro más grande miedo, la muerte. Teresa de Jesús exclamó en uno de sus poemas místicos: Ven, muerte, tan escondida que no te sienta venir, porque el placer de morir no me vuelva a dar la vida. Vivo sin vivir en mí Y tan alta vida espero que muero porque no muero. 106
Agustín de Hipona escribió en el libro de las confesiones: no quieras esconderme tu faz: muera yo para que no muera, para que vea esa faz tuya. Hay personas que se preguntan por qué tenemos que nacer para morir, ¿Por qué tenemos que morir? Y yo cambio esta pregunta: ¿por qué no he de pasar por esta bella experiencia? La muerte es el acto supremo por excelencia en la vida humana; no es un punto y final sino un punto y seguido. Existen culturas como las de los antiguos egipcios, aztecas, judíos, hinduistas (estos últimos, por ejemplo, borraron el miedo a la muerte), que aceptan a la muerte como parte fundamental de la vida misma. En muchas de las culturas antiguas paseaban a sus difuntos durante siete días entre cantos en lugar de llorarles, un acto que le facilitaría al alma su viaje al más allá; la muerte era una cuestión de alegría. El dolor está ahí, pero también el convencimiento de que esa persona ha pasado a una mejor vida. ¿Por qué la fecha de nuestra muerte está oculta a nuestro conocimiento? ¿Te gustaría saber cuándo vas a morir? ¿Qué pasaría si supieras el día y la hora de tu muerte? ¿Tendrá un sentido psicológico o filosófico el que este dato esté velado para nosotros? ¿Cuál sería tu reacción si supieras que morirás en tres años? ¿Sería la misma si supieras que lo harás a los noventa años? Creo sin duda que la muerte debe permanecer oculta como el acontecimiento máximo en el que se corona la vida por una razón: vivir el aquí y el ahora, y experimentar el sentido de la muerte en todo momento. Creo que la muerte es parte de la vida, y sería loable llegar a fraternizar con ella en vida y verla como parte integral de la existencia. Debemos convertir a la vida en el aula donde uno aprende a convivir con la muerte, a mirarla sin miedo y a optar por una filosofía de la muerte. Si murieras esta noche, ¿cómo crees que vivirías la mañana y la tarde previas? ¿Con angustia? ¿Y si superas que vas a morir a los ochenta y cinco años? Seguramente pasarías la vida de forma relajada, pensando que aún falta mucho tiempo para morir. Vive muriendo y muere viviendo. El problema no es la muerte, sino lo que nos han hecho creer acerca de ella. Antes se temía el hecho de la muerte, hoy muchos lo tienen asumido. Ahora, la pregunta que se hacen, y el verdadero miedo, es ¿cómo voy a pasar por ese momento? 107
Morir por cáncer, en un accidente, ahogado, en medio de un conflicto bélico, morir durmiendo por la noche, morir joven o anciano, morir en soledad... Lo cierto es que no me da la gana de morir del todo. Existe una realidad dentro de nosotros: el principio de infinitud, de lo eterno. Y mientras no aprendamos a vivir, no sabremos morir. Una mujer rezaba así: Señor, concédeme morir después de que vea a mi hija crecer, y cuando haya crecido, sólo déjame verla convertida en una profesionista, trabajarndo y siendo autosuficiente; luego, casarse, y ya casada, ver a mis nietos; y estar en compañía suya para verlos crecer... ¿Cómo se llamó la oración? Duro de matar 1, 2, 3, 4, 5... Nadie quiere morir, y menos de una forma en la que seamos conscientes del sufrimiento que esto implica. Hay personas que no toleran hablar de la muerte; tampoco visitar hospitales y ver a los enfermos; no asisten a funerales y huyen de estos espacios de humanidad. Temen el la enfermedad, la ancianidad, el dolor y el sufrimiento, la muerte misma. Recuerda siempre que mueres como has vivido y con lo que has vivido. Si el Amor no puede perdurar más allá del tiempo, entonces no ha existido en su verdad más absoluta. Dijo Miguel de Unamuno: amar a alguien es decirle tú nunca morirás. El servidor: “¡Oh Sabiduría eterna, ¿me has abandonado?! ¡Ay Dios mío, qué presente se ha vuelto la muerte! Me subiré a la atalaya para espiarla y miraré alrededor de mí para que no me sorprenda por la espalda: yo quiero aprender a morir”. La Sabiduría eterna: “Mira de pensar asiduamente en ella cuando eres joven, mientras aún tienes buen porte y estás fuerte, porque entonces todavía puedes poner remedio. Pero si llegas a esta hora final y ya no puedes poner remedio, entonces no deberás considerar sobre la tierra nada más que mi muerte y mi misericordia infinita, para que tu confianza permanezca entera”. Enrique Suso Al final, inducir en el hombre el miedo a la muerte es esculpir en su interior el inmenso miedo a la vida. Llegó un hombre despierto, es decir, que había llegado al proceso de la iluminación; hombre desprendido y en paz, y cuando entró al consultorio, el médico le dijo con tristeza: 108
-Perdón por la noticia que le tengo que dar... Y el paciente respondió: -Dígame, doctor, sea lo que sea... El médico le anunció: -Usted contrajo SIDA y la enfermedad está muy avanzada. Le quedan seis meses de vida. A lo que el paciente respondió: -¿Seis meses, doctor? Es demasiado tiempo... Cada pétalo es un año que se experimenta. Cuando el otoño arranca el último, abrazas la muerte y, al mismo tiempo, la vida que se resiste a irse, pues se sabe a sí misma eterna. Cuando contemplas la flor “aparentemente muerta”, al estar conectada con la tierra que la sostiene, la extiende y la refiere, la muerte radical, de raíz no existe, es un imposible, un fantasma de la imaginación humana. Vendrá otra primavera, como quien se instala en otra dimensión o Universo y con la fuerza de la vida que está como un secreto en lo recóndito de la misma y vuelve a florecer. ¿Muerte? ¿Dónde está tu victoria? La vida late y resurge con mayor fuerza. Carlos A. 8.1 Dinámica cuando estoy muriendo Cuando pase por el acontecimiento de la muerte, todos sabrán que morí, menos yo. El que pasa por la experiencia de la muerte no es el que está muriendo, sino aquellos que contemplan el acto de morir. Tengo clara consciencia de que la muerte no es la última palabra de esta vida. Cada día confirmo que la muerte es parte integral de ella. No le tengo miedo, porque cada día morimos un poco. El día es una pedagogía que incluye un hermoso aprendizaje. En el amanecer nací, por la mañana pasé mi infancia, al mediodía, la adolescencia, por la tarde, la juventud, al caer la tarde la madurez de la vida, al ocultarse el sol la ancianidad; y al caer la noche, entrar en la habitación y reposar en cama, experimento la muerte; la habitación es preludio del sitio donde descansan los muertos y la cama, del féretro. Cerrar los ojos, perderte en el olvido de todo, dejar lo que has construido es un adelanto de la gran experiencia de la muerte. Soñar es el viaje, tránsito a la zona de luz, y el contenido del sueño, una dimensión que no conoce el tiempo-espacio, y que nos espera un día. ANTES-DURANTE-DESPUÉS DE MORIR Antes. Existe un lema que ha acompañado mi paso por el mundo, un fragmento de un pasaje de las Escrituras: cuando Jesús acompaña 109
a dos discípulos que se dirigen a Emaús, tristes, desolados, desesperanzados, deprimidos y enojados, y se acerca a su lado. Seis verbos acompañan el texto: caminar, hablar, escuchar, comer, reconocer y compartir. Al final cuando Jesús desaparece, los discípulos, mirándose uno al otro, se cuestionaron: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras? En mi vida, tomé este fragmento y lo convertí en un lema existencial, parafraseándolo de la siguiente manera: hacer arder el corazón de la humanidad cuando camino con ella y les comparto una manera diferente de mirar lo que le acontece. Esta frase ha sido experiencia, impulso, intuición y escenario de vida. Tengo la certeza de que, un día, Dios me habló al corazón y tatuó una frase que llevo grabada en el alma: hoy pongo mis palabras en tu boca, ve y anuncia que yo estaré en ti. Hoy puedo decir con absoluta fe, que Él me inspira y conduce mis palabras revestidas de su fuerza y divinidad. Así es como he conducido mi vida, el carisma de una palabra que no sólo convoca, sino evoca una pincelada de su presencia, y que, al mismo tiempo, provoca y trastoca el corazón de quien me escucha; ha sido una experiencia invaluable. Si la muerte llega a mí de forma natural, en un momento determinado de la vida, en la ancianidad, me gustaría convocar a familia, amigos y allegados para organizar una gran fiesta de despedida, en la que pueda expresar las palabras que se quedaron en el corazón, decir lo que siento, agradecer, abrazar e imaginar junto con todos ellos las escenas que hicieron de nosotros lo que en este momento somos. Durante. No quiero lágrimas ni sufrimiento a mi alrededor, sólo gratitud, bendición y despedida cargada de gozo espiritual. Me encantaría, si fuese posible, morir en brazos de quien en ese momento acompañe mi existencia. Quiero despedirme en silencio y haciendo un acto supremo de confianza y abandono, un gesto de entrega y desapego de todo lo que ha formado parte de mi vida. Quiero irme en paz, no habiendo dejado ninguna deuda, excepto el amor. Quiero que mi muerte sea una experiencia de gozo, fiesta, regocijo y meditación. No me gustaría que estén preocupados por que reciba un tipo de ritual o sacramentos, créanme, no es necesario; he vivido mi vida en paz con todo el mundo y en el momento culmen de mi existencia no tendré nada de qué arrepentirme, pues todo estuvo en su sitio, y cada persona que vino a mí cumplió con el papel que le correspondía. Me quiero ir abrazando la vida que dejo y, al mismo tiempo, continuaré de otra manera, bellamente indescriptible. 110
Después. Nada de novenarios ni triduos, quiero un funeral de una sola mañana, pues por la tarde deseo la incineración y que mis cenizas sean esparcidas en el mar. Quiero que mi funeral sea un momento de mucha reflexión, nada de rezos y cosas semejantes; un par de conferencias sobre las temáticas siguientes: 1. La muerte no existe, es una fantasía de la mente humana. 2. Se muere como se ha vivido. Vivan en Amor, compasión, determinación, consciencia y libertad interior. Quiero que lleven todos mis libros y los coloquen en un sitio que se diseñará para su lectura en silencio y meditación; música instrumental; videos de lo que he compartido con la humanidad por muchos años. No quiero que me pongan vestimentas especiales, quiero estar en el féretro desnudo, ni deseo llevar nada conmigo, porque desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él. Quiero que en mi EPITAFIO se lea, con letras claras: Aquí yace el que hizo arder el corazón de la humanidad, a quien ni la muerte misma pudo contener, y una carita sonriente. 8.2 Miedo a no tener La cultura nos ha enseñado la capacidad que tenemos para hacer cosas, para trasformar la realidad en nuestro beneficio, pero nadie nos habla de la inimaginable capacidad olvidada de compartir la vida misma. Desde pequeños, nos orientan a tener y luego nos hacen creer que nuestro valor como seres humanos se mide por cuánto posees; nos han vendido la idea de felicidad por medio de la adquisición y acumulación de cosas materiales que luego tememos perder. El sistema nos dicta que la felicidad está engañosamente fuera de nosotros. Buscamos comprar, en muchas ocasiones de forma compulsiva, como quien pretende llenar un alma vacía; somos hijos de la marca en centros comerciales; no es lo mismo tener ropa de marca que de mercado; desesperados por la oferta y la demanda, adquirimos tarjetas de crédito, caemos en las trampas del capitalismo; todavía no hemos recibido el aguinaldo y ya nos lo hemos gastado. Cuando vamos al supermercado, en muchas ocasiones compramos lo que no necesitamos; acostumbrados a consumir carne, porque si no hay carne en la comida, no es comida. Nos acostamos y se nos va el sueño pensando qué haremos al día siguiente. ¿Nos hemos preguntado por qué los ancianos acumulan recuerdos, objetos ya sin 111
uso, muebles inservibles, ropa que jamás usan, ni usarán, y no los regalan? Esto siempre me hace recordar la siguiente frase: cuando no hay alguien, existe algo; y atesoro, acumulo, poseo y no retiro mis ojos de todo ello, por miedo a mirar y ya no tenerlo. Cuando compartimos nos estresamos y cuando retenemos nos engañamos pensando que en esas cosas u objetos está el sentido de la vida. El miedo se expresa porque hemos perdido unas de las máximas virtudes humanas, que es confiar en la vida. Cuando no hay alguien dentro de mí mismo y sólo se manifiesta lo que en realidad no somos, cuando contemplo a los otros no como extensiones de mí mismo y sólo le miro con recelo y desconfianza, cuando han desaparecido los referentes y las miradas hacia el infinito, en ese momento aparece el afán desmedido por tener y, por ende, el miedo a perder. Un día cuenta la historia bíblica que los hebreos en el desierto empezaron a sentir el hambre del camino hacia la tierra que se les había prometido, invocaron a Dios a través de Moisés pidiendo comida, Dios le da alimento pero solo les pide una condición “No guarden comida para mañana” si hoy les doy de comer, confíen de que mañana haré lo mismo” pero como la naturaleza egóica del hombre es desconfiar, se experimenta el miedo a no tener; los hebreos comenzaron a guardar la comida para el día siguiente y cuando se levantaban se daban cuenta de que la comida se llenaba de gusanos. El texto al que hacemos referencia nos lleva a confiar en la vida, a tener paciencia y que no todo lo tenemos que programar y controlar. Jesús diría “Los lirios de los campos que como crecen y ni trabajan ni hilan; que las hojas de los árboles no caen sí, mi Padre no lo permite y hasta el último de los cabellos están contados” Dios viste todos los días a las flores de los campos y da de comer a las aves del cielo que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros. Imaginemos la cantidad de personas que se han convertido en acumuladores compulsivos e incluso convirtiendo la casa en basurero pues todo lo que ven por la calle lo llevan ahí. Tenemos por ejemplos a Diógenes, quien vivió una filosofía minimalista, desapegado de todo y de todos; a Francisco de Asís, quien se desnudó frente su padre en el centro de la plaza, donde le entregó sus vestidos, renunció a las comodidades y hasta a su apellido para irse con sus hermanos, los pobres de Asís a buscar la iluminación; a Sócrates, quien en mitad de las plazas atenienses gritaba: ¡Cuántas cosas hay aquí que no necesito!; a Jesús, quien llegó a exclamar: las zorras tienen madriguera y los pájaros del cielo nido, pero el hijo del hombre no tiene en dónde reclinar su cabeza; a Buda, quien abandonó el palacio, 112
su herencia, a su padre, su esposa e hijo. Ramana Maharshi, maestro del silencio, quien compartió sus más grandes enseñanzas desde la elocuencia de su silencio, entregado y fiel a sus renuncias, pues lo que posees termina por poseerte. La Madre Teresa, mujer desprendida que viajaba por el mundo llevando sus pertenencias dentro de cajas de cartón.Gandhi y Mandela, hombres de profunda fe y amor hacia sus pueblos, vivían sólo con lo necesario. Cuando pongo como ejemplo a estos grandes hombres y mujeres, no lo hago porque tener sea algo malo, simplemente, en muchos casos poseer es un impedimento para el auténtico proceso del despertar, Hay que comprender que la abundancia no consiste en tener, sino en ser consciente de que no necesitas tener en demasía para vivir. El DIAMANTE El Sannyasi había llegado a las afueras de la aldea y acampó bajo un árbol para pasar la noche. De pronto llegó corriendo hasta él una habitante de la aldea y le dijo: “¡La piedra! ¡La piedra! ¡Dame la piedra preciosa!” “¿Qué piedra?” preguntó el Sannyasi. El aldeano respondió “La otra noche se me apareció en sueños el Señor, y dijo el aldeano, y me aseguró que si venía al anochecer a las afueras de la aldea, encontraría un Sannyasi que me daría una piedra preciosa que me haría rico para siempre”. El Sannyasi rebuscó en su bolsa y extrajo una piedra. “Probablemente se refería a ésta, dijo, mientras entregaba la piedra al aldeano. “La encontré en un sendero del bosque hace unos días. Por supuesto que puedes quedarte con ella”. El hombre se quedó mirando la piedra con asombro. ¡Era un diamante! Tal vez el mayor diamante del mundo, pues era tan grande como la mano de un hombre. Tomó el diamante y se marchó. Pasó la noche dando vueltas en la cama, totalmente incapaz de dormir. Al día siguiente, al amanecer, fue a despertar al Sannyasi y le dijo: “Dame la riqueza que está en tu interior que te permite desprenderte con tanta facilidad de ese diamante. Anthony de Mello 8.3 Miedo a perder la imagen Nos preocupa y nos ocupa demasiado lo que los otros piensen u opinen acerca de nuestra vida. Decimos sí cuando, en realidad, queremos decir no y viceversa. Vivimos en torno a los otros, pero no de nosotros. Existen depresiones en los seres humanos cuando perciben que la opinión de los otros no les favorece y entonces reclaman explicación, argumentos, aclaraciones, y cuando nos dicen, 113
buscamos fundamentos para justificar, y tratar de cambiar esa imagen que van adquiriendo de nosotros. Y todo porque no nos conocemos y anhelamos el reconocimiento de los otros. Tú no eres una definición externa; no permitas que la sociedad te defina con un título, un puesto, una profesión, un uniforme, un estatus. Tú eres mucho más que todo eso; eres un universo en continua expansión, eres lo innombrable, lo que nada ni nadie puede agotar. Un ser despierto no teme ser juzgado ni vive de las opiniones; se presenta desde su verdad óntica y así se manifiesta en la historia. Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es? Ellos le respondieron: unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas. ¿Y ustedes?, les preguntó, ¿quién dicen que soy? Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Jesús le dijo: feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Una verdad revelada no sólo para Jesús, sino para todos nosotros. Somos Hijos de Dios, eso nos basta y es suficiente. Estamos acostumbrados a depender de lo que piensan los demás y nos alteramos cuando su percepción no es la que queremos que tengan. Demasiada gente que aún duerme trabaja, vive y se esmera por alimentar imagen sobrevalorada que los demás deben ver en cada uno de nosotros. Hace falta trabajar en la libertad interior, donde está y reside el verdadero concepto de lo que eres y los demás pueden o no ver y comprender, pero eso no es importante. 8.4 Miedo a perder el trabajo Siempre me he preguntado: ¿es verdad que el trabajo cansa demasiado? ¿Qué palabra o frase sería antropológicamente más correcta decir, “salir a trabajar” o “salir a crear”? Se trabaja desde la mente que miente, entonces se fabrica y se crea desde el corazón, por ende, creamos lo inimaginable, donde el espíritu humano se expande y se extiende de una forma maravillosa; ese espíritu es donde radica el fundamento último de la creatividad. Sería mejor hacernos otra pregunta ¿Qué pienso mientras trabajo? ¿Qué sentimientos estoy experimentando? Si hemos comprado la idea del sistema social de que hemos nacido para trabajar, haciendo de esto un derecho humano y, más aún, de que si no trabajamos, no podremos cumplir con todas las necesida114
des y necedades que nos han creado. El miedo que experimentamos a perderlo y, con ello todo concepto estructural de sentirme útil y socialmente aceptado, nos llevará a vivirlo con resentimiento, enojo, envueltos en esclavitud, sufrimiento y resignación. Toda mi actitud, prontitud, altitud, pulcritud es vivida desde la simulación y no desde la autenticidad de nuestro ser. El ambiente laboral muchas veces es hostil, nos encontramos con jefes poco humanos que proyectan su frustración no superada ni sanada en los demás; donde el trato es un enfrentamiento de egos por ver quién ejerce mayor poder; donde si se compra un pastel para felicitar a alguien, el gesto no es sincero; donde el juicio, la competencia y el conflicto son el pan de cada día; donde muchos fingen que trabajan, pero a la menor oportunidad, pierden el tiempo en actitudes y conversaciones banales. Todo lo dicho anteriormente ocurre por el miedo que subyace en nuestro inconsciente y se traduce en un infierno emocional proyectado hacia los otros (personas) y hacia lo otro (la actividad laboral). En nuestro inconsciente colectivo, la palabra trabajo viene de traba, que hace referencia a los grilletes, que usaban los esclavos en la antigüedad para retenerlos a merced de los amos; sumado a esto también está la maldición que Dios hiciera en el libro del Génesis: porque le hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol prohibido, maldito el suelo, la tierra por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas. Es lógico que esta experiencia se vive primero como si fuese una maldición y segundo como una esclavitud a la que no podemos renunciar. No permitas que el miedo en ese espacio elimine la enorme capacidad antropológica que esto conlleva; la oportunidad de hacer nuevas todas las cosas, de decir que se puede vivir el espíritu de renovar y que podemos impregnar de novedad todo lo que hacemos, que la creatividad es parte de nuestra dimensión espiritual y el testigo más fehaciente de que dentro de cada uno de nosotros habita un poder creador. Durante la impartición de una cátedra en las facultades de Derecho, Criminología y Comunicación, sentí en mi corazón la necesidad de dejar esos espacios en los que mi espíritu había dejado ya de volar, pues al observar y darme cuenta de que para los jóvenes es más importante pasar una materia que el verdadero aprendizaje; que es preferible para ellos una nota, incluso si esta es mala, por encima de la disciplina y esfuerzo; que estaba más pendiente de la rúbrica de 115
evaluación, cerrando así el corazón a la auténtica enseñanza que nos forja a vivir mejor la existencia; por cumplir un programa mínimo en vez de construir conocimiento; donde prefieren certezas que ya no los muevan de su sitio, que engendrar dudas metódicas que los impulsen a ser buscadores de verdades más allá de los dogmatismos establecidos. No quería pasar mi vida de esa manera, y venciendo mis miedos por perder imagen, poder, dinero, posición social, sentirme útil, renuncié y me fui a mi domicilio a silenciar mi corazón, a no permitir que los miedos sigan controlando mi vida, a guardar silencio y escribir los dictados de mi propio ser en este escrito que ahora tienes en tus manos. No trabajes con miedo, zozobra y sobresalto, desde la angustia y el servilismo laboral; no te permitas llegar a casa restado, agotado y resentido; piensa desde tu ser despierto que el trabajo es colaborar en la expansión de la creación a través de ti, que se trata de compartir tu ser a través de lo que haces día a día; lo que te conecta con el resto de la creación, y que desde ese espíritu colaborativo extiendes el reino de Dios en el aquí y ahora. 8.5 Miedo a perder el amor La mente del hombre es engañosa. Por un lado, sufre por no estar experimentando el amor y cuando lo llega a tener, también sufre por temor a perderlo. Cuando no estamos centrados en nosotros mismos, cuando la compañía no es una elección consciente como resultado de amarnos, sino una necesidad situacional debido a emociones que aún no están resueltas en nosotros, convertimos al sujeto en objeto de nuestras inconsistencias personales e históricas. Todos queremos que el amor encontrado perdure a través del tiempo, que ninguna situación opaque el brillo de la perla que representa ese hallazgo; anhelamos un amor fuerte, fecundo, expansivo, creativo, infinito y eterno, pero no lo hacemos desde el regocijo de saber lo que nosotros somos. Para no perderlo hacemos, planeamos, manejamos estrategias como el control y los celos; manipulamos, engañamos, exageramos, inventamos, extorsionamos, manejamos la culpa para tener dominado al otro, chantajeamos, nos movemos en quién tiene el poder, hacemos al otro a nuestra imagen y semejanza; todo esto, lejos de abrir nuestras alas, termina por cortarlas. Con todas estas actitudes ¿como no sentir miedo? Es imposible que vivamos una relación desde la libertad; todo nos da miedo, nos sentimos amenazados, confrentados. 116
Existen las psicopatologías en las relaciones de familia, amistad, noviazgo y matrimonio, resultantes de los fantasmas de un pasado no superado, en las que los protagonistas principales son las figuras materna y paterna; cuando en una familia disfuncional está la ausencia de uno de los dos, o de ambos, ya sea por muerte, separación, porque se han ido a otra ciudad o país, o simplemente porque estando, no se siente su presencia. Nuestra estructura psicológica se conforma en 50% por lo que aporta la madre y el 50% aportado por el padre. Esto de ninguna manera se convierte en un determinismo conductual, pero si en un eje orientativo. Cuando los padres trasladan sus respectivas experiencias familiares al seno de su nuevo hogar cargados de desprecios, golpes, adicciones, no cumplen el papel que realmente les corresponde; para el inconsciente representa lo mismo un golpe que la sobreprotección; ambas actitudes son violencia en el hogar. Todo esto se lleva sobre el alma, haciendo de esta un nido vacío afectivamente y cuando llegamos a una relación, la convertimos en un infierno invadido de demonios del pasado que ahora se apoderan de nosotros. Cuando Buda decía que el principio de todo sufrimiento es el deseo y el apego, nos ofrecía al mismo tiempo la clave de la liberación: aprender a soltar y a vivir en libertad interior frente a todo lo exterior que nos asalta. No pierdas la paz. Nunca te aferres a la persona que está hoy a tu lado, sólo es un maestro de vida que viene a mostrarte lo que aún no has aprendido de ti mismo; es un efecto espejo para que te mires a través de él, hagas una autoobservación que sea la gran oportunidad para conocerte y ver lo que aún no has trabajado en ti. Aferrarte es negar a la vida la oportunidad de que te muestre al que en verdad va a ser tu compañero de vida. Muchas veces pensamos que lo que tenemos es lo mejor para nosotros, y no imaginamos nuestra vida sin ello; pero ¿cómo pretendes tú ser más sabio que la misma vida, como te atreves a sentar al universo y a Dios frente a ti y darles una lección? Para recibir lo que la vida te tiene reservado, hay que aprender a soltar lo que tienes en las manos. Soltar es la condición indispensable para recibir. Para lograr este ejercicio hay que aprender a confiar. Siempre cuento esta historia: un pez piensa que la pecera lo es todo en la vida, y aferrado al agua de la misma, siente que eso es la felicidad, nadar de un lado al otro y así pasa años, hasta que la vida mete las manos a la pecera y lo toma, lo saca de ella y el pez empieza a sentir miedo, inquietud, zozobra; 117
mira de lejos el agua; piensa me van a matar, salir es la muerte, me están sacando de mi espacio, de mi confort, de mi mundo. Cuando el pez sale del agua y es devuelto al océano, descubre por sí mismo que la vida no era la pecera, que estaba llamado a conocer profundidades inimaginables; que el miedo era válido, pero tenía que confiar en que la vida no es cruel; nos saca de nuestras pequeñas zonas de confort y nos traslada a océanos inmensos. El pez puede sondear en las aguas profundas de la vida o terminar en el plato de un comensal, depende de él; ¿qué quiere?, ¿qué busca? Al final, la vida te dará lo que le pidas, consciente o inconscientemente; el universo trabaja bajo la consigna: al cliente lo que pida. El destino no es predestinación, es el efecto de una causa que anida en nuestro interior; recuerda, lo que traes dentro es lo que atraes fuera de ti mismo. La moraleja de esta historia es la de ser consciente del miedo que experimentas a la hora de imaginar perder a alguien, navegar hacia la génesis de semejante fantasma, restaurar las fisuras creadas en ti, reconocer todo mecanismo-estrategia que utilizas para controlar al otro y, sobre todo, confiar en la vida y pensar que si la otra persona se tiene que ir, ya sea por su decisión o porque se ha dado cuenta de que ya no tiene nada que hacer junto a ti, dejarlo ir será la actitud de la libertad celebrada y, al mismo tiempo, una invitación al universo para que te envíe a quien sí vibre en tu vida. No tengas miedo a perder, porque en el fondo es miedo a ganar. 8.6 Miedo a perder un hijo Siempre he escuchado como frase social que no hay amor más grande que el amor de una madre hacia el hijo y, con todo respeto, creo que no es así. Engendrar es asunto de biología, de modo que todo ser vivo puede arrojar su extensión al mundo. Comparto que el amor más grande consiste en engendrarse a uno mismo, tener la capacidad de dar a luz al ser que ni siquiera imaginas habita dentro de ti, porque significa nacer de nuevo, resucitar en vida, responder a las viejas pero nuevas preguntas de la filosofía: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A qué vengo y qué hago aquí? ¿Hacia dónde me dirijo? El amor más grande es hacer de ti el descubrimiento sublime, el arte jamás trabajado, la letra mágica de una canción, la melodía más fina, el océano nunca explorado donde al sumergirte descubres una civilización dentro de ti, saber el número exacto de las estrellas, viajar a todas los universos expandidos y extendidos, es sutileza existencial, coloquio e interpretación de lo divino, es hacer perfume con todos los aromas 118
de la naturaleza, amistad con las musas, dar vida a las quimeras, es descanso al espíritu, sondeo del infinito. El amor hacia nosotros mismos es el fundamento último de todas las relaciones humanas con la naturaleza y la vida en todas sus manifestaciones. En el punto anterior reflexionamos acerca del miedo a perder el amor. Cuando ese amor, basado en el miedo a perderlo, se llega a concretar mediante una relación formal, ya sea viviendo juntos o casándose bajo las normas de la sociedad, los hijos que se tienen no son necesariamente garantía de ser fruto del amor más grande. Hoy en día existen los millennials, niños digitales, generación de huérfanos, mendicantes existenciales, robots programados, sonámbulos que creen estar despiertos, cunas vacías, niños de cristal y de invernadero. Existen tendencias familiares muy marcadas; por un lado la ausencia de los padres, por otro, la indiferencia de los mismos; pero lo que más me preocupa es la sobreprotección que los padres están ejerciendo sobre los hijos. He escuchado la siguiente frase: les daré a mis hijos lo que yo no tuve. De entrada, en esa frase hay historias de resentimiento aún sin resolver. Dicen: lo que no tuve, pero no se escucha aprendizaje, reconciliación, libertad emocional, reinterpretación de los acontecimientos. Sugiero reconstruir la frase de este modo: darles a mis hijos lo que no tuve (desde la aceptación y restauración de lo vivido); pero también darles lo que si tuve. ¿Qué es lo que sí tuvimos? Compañía, una madre presente, una mesa a la cual sentarse a comer lo que se proveía entonces; no había menú especial, pero sí una llamada de atención; pero, sobre todo, experimentamos la palabra no hay. El miedo a perder un hijo se convierte en una casa con niños eternamente adolescentes, inmaduros, dependientes e incapaces de afrontar la vida por sí mismos, sedentarios, con marcada tendencia a la obesidad, que han dejado de mirar a los ojos a las personas; niños que aprenden a relacionarse primero con la tablet o el celular, con nula inteligencia emocional para aprender a gestionar sus mundos internos. Vivimos con Síndrome de Frankenstein, entidad que, una vez creada, se lanza sobre sus creadores, manifestando en ocasiones el Síndrome del Emperador. El gran amor por un hijo debe manifestarse en actitudes como inteligencias múltiples, fomento de las artes, relaciones sociales, autonomía, libertad interior, aprender a amar, ser solidarios, fraternos con la humanidad, con toda forma de vida, disciplina deportiva, expansión de su espiritualidad, espacios 119
de silencios, filántropos, sensibles y capaces de discernir su mundo social y responsables activos ante el mismo. Hoy se viven en el hogar verdaderas violencias en tema de sobre protección e intentar resolverles la vida a los hijos; madres y padres castrantes que no promueven la autonomía e independencia del hijo y que cuando llegan a embarazar a la novia les ponen cuarto y cama convirtiéndose en cuidadores de los nietos, pero, eso sí, teniendo aún el control, no ya sobre el hijo, sino sobre la esposa y nietos; un circulo vicioso que no logra abrirse y se mantiene cerrado en ciclos que se repiten una y otra vez. Un aspecto muy relevante en nuestra cultura es que nos han hecho creer que son los hijos quienes deben enterrar a sus padres y no los padres a sus hijos, pues no es natural. Hemos aprendido mal la vida, asumiendo creencias en las que la experiencia de perder un hijo se sufre demasiado pues rompe con lo establecido. Debemos de aceptar que un hijo es, ante todo, un ser que ha venido a esta historia a recordar quien es, a entrar a la dinámica de la evolución de su alma y cuando su alma ha decidido marcharse no tenemos que experimentarlo como una contradicción de la naturaleza, sino aceptar que nuestra alma, nuestro espíritu no sigue agendas, ni programas impuestos por la sociedad, que nuestro ser sigue una ruta totalmente distinta al control de la mente; debemos comprender que ningún alma se va si no ha decidido hacerlo desde el interior de quien la porta en esta historia. Por último, pensar el Síndrome de la cuna vacía, pues hay padres que simplemente se resisten y no lo pueden superar, y muchas veces la madre se convierte en la enemiga de la esposa del hijo. 8.7 Miedo a la vejez En países como Japón, China, Noruega, Suecia, Canadá, Alemania y Holanda, entre otros, existe una atención especial hacia los ancianos, casi veneración. La ancianidad es una etapa en que se asoma la vulnerabilidad, la enfermedad y, sobre todo, es el umbral de la experiencia de la muerte. En una cultura donde nos invade el miedo a morir y no existe una educación en torno a este rubro, nadie quiere llegar a anciano, pues la filosofía pragmática, utilitarista y la agenda del hacer triunfan sobre el descanso y los espacios de inactividad. Si un niño es el símbolo de la inocencia, el anciano lo es de la experiencia y sabiduría; el niño es la expresión de la indefensión; el anciano de la vulnerabilidad tácita; el niño recibe todo y al anciano se 120
le da todo como signo de gratitud por lo que ha hecho de nosotros; al niño se le da cuando aún no ha dado y al anciano se le da cuando ya todo lo ha entregado. En un sistema que no acepta dar dinero sin trabajar; tener pensiones para los adultos es algo que no va de acuerdo con las matemáticas de la estructura social, pues significa la inversión de dinero en alguien improductivo. Hoy, las nuevas generaciones ya no serán sujetas a la pensión, por lo tanto crece la incertidumbre del mañana. Nadie quiere ser anciano, pues los miramos como signo de consumidores y ya no productores, como inactivos ante un mundo convertido en imperativo de actividad, signos de lo viejo cuando, cada día, aparecen novedades y maneras diferentes de entender el mundo; relegados por todo y por todos, seres abandonados y, muchas veces, dependientes de lo poco o mucho que se les pueda dar. No podemos despreciar ninguna etapa de nuestra vida, pues cada momento implica un paso hacia el crecimiento y nuestro despertar. Cuando somos niños, queremos ser jóvenes; cuando ya lo somos, anhelamos estar en la universidad; cursamos los primeros semestres, pero ya queremos llegar a los últimos; llegamos ahí, y deseamos laborar; trabajamos, y deseamos casarnos; y cuando lo hacemos, queremos regresar el tiempo y ser jóvenes otra vez. Nunca estamos contentos con lo que vivimos y no percibimos la grandeza de estas etapas y lo que cada una aporta para nuestro descubrimiento. Hay que educar a las nuevas generaciones para que aprendan de la experiencia de los otros; tenemos una idea o creencia muy asimilada en nuestro inconsciente colectivo: nadie experimenta en cabeza ajena; y esta otra que dice: sólo con los golpes de la vida, uno aprende. Mensajes sutiles y anclados en nuestra conducta. Me resisto a ello. Puedes y tienes la capacidad de experimentar, precisamente, en cabeza ajena, y más si esa cabeza es la de personas que ya han recorrido la vida, experimentado vicisitudes y llevan un gran kilometraje recorrido; hace falta educar a abrir el corazón y la vida a lo que nos aportan los otros. ¿Es verdad que necesitamos golpes? Creo que sólo hace falta tener los oídos abiertos y el espíritu en estado de vigilia para aprender. El fundamento para aprender a disfrutar, vivir, y abrazar las experiencias que la edad se nos otorga es el amor a uno mismo, el autoconocimiento, descubrir lo que en verdad somos. Existen ancianos que viven llenos de enojo, frustración o avaricia; ese es el resultado de no haberse encontrarado a sí mismos, cuando esa edad debería 121
ser la síntesis de todo lo vivido, la suma de todas las experiencias, la sabiduría por fin manifestada. En toda etapa de vida uno debe estar preparado para la experiencia de la muerte, sin embargo, es en esta etapa cuando la sensibilidad debería estar más desarrollada para este acontecimiento. Veo ancianos llenos de experiencias pero, al mismo tiempo, abrazando la avaricia, acumulando objetos en ausencia de sujetos, con terrible miedo a la muerte, ajenos al crecimiento y resignados a que en esa edad ya no se puede aprender nada más. Es cuando el espíritu debe estar mucho más susceptible al crecimiento, no de forma sino de fondo, no del cuerpo sino del alma que todo lo trasciende; es momento privilegiado para soltar, dejar ir y prepararnos para aprender a morir; es la etapa donde se da la suma de toda la sabiduría vivida para compartirse desde la alegría de haber experimentado en el laboratorio de la vida lo que ha significado despertar y contemplar la vida desde otra perspectiva; la mirada del corazón, de un corazón que no se equivoca, pues lleva inherente la sabiduría divina. 8.8 Miedo a la enfermedad Es imposible que una persona sea consciente de quien es y padezca una enfermedad. La enfermedad brota para curarnos, pues es el reflejo de que algo en nuestro interior no está en armonía. La enfermedad es el resultado de un desequilibrio de incoherencia con nosotros mismos, de que estamos desalineados con lo que pensamos, hablamos, sentimos o hacemos en nuestro camino en la vida. Cabeza: pensamos; boca: hablamos; corazón: sentimos; manos: hacemos; pies: caminamos. Jesús de Nazaret dijo: di sí cuando es sí y no cuando es no, lo demás lo agrega el demonio (este demonio sería símbolo del ego). No actuemos en la vida siendo pusilánimes, la sintonía la marca el corazón, que debe asumir el liderazgo en nuestras mociones, decisiones y actuaciones. Nos extendemos desde el espíritu y nos proyectamos desde la mente y el ego; todo lo que está afuera es efecto de lo que está sucediendo dentro de cada uno, nosotros somos el efecto y la causa de todo aquello que vivimos fuera. Enfermedad, relaciones, acontecimientos, situaciones aparentemente externas son el espejo perfecto que hace posible que veamos lo que está sucediendo dentro de nosotros. Efecto espejo que nombraba Carl G. Jung, capaz de reflejar lo que existe de forma consciente, pero sobre todo inconsciente, en nuestro interior. 122
Cuando uno solo se percibe como víctima es porque todo lo que está afuera lo vemos separado de nosotros mismos. Es más cómodo para nuestro ego vernos como víctimas que como responsables. Existe un poder poco explorado más allá de nuestra mente, creativo y capaz de prolongarse en escenarios de vida que manifiestan y encarnan nuestro mundo interno. La culpa, el juicio, el miedo bajo cualquier rostro que se enfoca en atacar a otros desde la posición propia, el desprendimiento de nosotros mismos, el ruido exagerado, la inquietud que roba la paz, el desconocimiento de nuestra entidad, la proyección, el ego, el deseo de poseer, el olvido tácito de quien eres, las creencias incrustadas como aguijón en la piel, la ausencia experiencial de la felicidad como nuestro estado natural, la experiencia de separatividad y, por ende, la visión fragmentaria de la existencia, todo esto desemboca y paraliza nuestro estado de salud haciéndola precaria y poco estable, expresando así una biología totalmente desequilibrada, abriendo las grietas que aún existen en nuestro interior. Recuerda que ser consciente del amor que te invade, que te rodea, que está tanto encima como debajo de ti, que te sostiene, es poder ilimitado, suma de todas las infinitas posibilidades que sólo puedes hallar dentro de ti. Eso trae consigo invulnerabilidad integral en tu vida. La enfermedad, cuando toca a la puerta, se marcha porque no hay sitio para ella y la razón es el blindaje que has creado dentro de ti al no olvidar lo que eres. A una sociedad capitalista y neoliberal le conviene tener a las personas enfermas y no le importa ir a la génesis emocional que gesta toda esta vulnerabilidad; en la estructura social alimenta al quinto poder mundial: la industria farmacéutica, haciendo más ricos a los poderosos que controlan la economía del mundo. El cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, degenerativas, el sobrepeso infantil, son expresiones que alarman y al mismo tiempo enriquecen a unos cuantos. Es necesario crear una cultura del despertar, de volvernos hacia nosotros mismos, al conocimiento personal que conlleva el amarse y cuidarse en todo y frente a todo. Cuando pierdes el valor que sólo te debes a ti, entonces enfermas y padeces la desarmonía en todas tus dimensiones. Siempre he utilizado cuatro actitudes ante mí y ante la vida: vivir prendido de ti mismo, agradecido con todo y todos, sorprendido ante lo que acontece dentro y fuera de ti, y enmudecido; entonces desaparece toda enfermedad.
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En este apartado, quiero invitarte a la introspección, a la autoobservación, a la indagación y ser capaz de mirar dentro de ti y focalizar el mundo de información que estás enviando hacia el exterior creando escenarios de sufrimiento, enfermedad y oscuridad. La enfermedad lleva en su biología un mensaje profundo y auténtico, que habla de ti y de tu proceso conciencial y humano. Escucha su voz y actúa en consecuencia para abrazar la sanidad, tu estado real. 8.9 Miedo a sufrir Un día escuché la siguiente premisa: el dolor es universal, pero el sufrimiento es una opción. El dolor es parte de la naturaleza, pero sufrir es un acto personal ante la noche oscura por la que atravesamos en la vida. El sufrimiento es una materialización de esclavitud emocional y falta de auténtica libertad. El deseo convierte al hombre en un ser insatisfecho porque, al cumplir un deseo, nuestra mente va en búsqueda del siguiente y hace de nuestra vida una experiencia interminablemente dolorosa. El dolor es parte de nuestra naturaleza impactada por la costumbre y la cultura, pero el sufrimiento es una actitud que se toma frente al mismo dolor, es un indicador de un nivel de conciencia que se va desarrollando en la vida. Hemos de trabajar en una educación emocional, saber gestionar nuestras reacciones, identificar miedos y aprender de ellos, escuchando su mensaje intrínseco y trascenderlo. Es necesario vivir en clave de no desear, dejándote llevar por las sorpresas de la vida; esto no quiere decir que no deseemos metas, objetivos o proyectos; significa que aunque los tengamos debemos desapegarnos del resultado. El verdadero deseo es no desear, y eso es simple, libérate de resultados. El sufrimiento nace, se expresa y se manifiesta cuando estamos apegados a todo y a todos; desde niños pensamos que poseemos cosas y que somos sus dueños, nos hacen creer que las personas mismas nos pertenecen, que nuestra vida, cuerpo, imagen es sólo nuestra. Sufrimos por pensar de esta manera porque cuando perdemos el juguete, lloramos; si se nos va un ser querido, no nos enseñan a manejar ese impacto emocional; si tenemos una relación que por alguna circunstancia se pierde, se va o se acaba, las personas lloran, se deprimen, maldicen, se embriagan, se pierden; cuando nos dicen que estamos enfermos o perdemos alguna parte de nuestro cuerpo, nos desesperamos y perdemos la paz. Es complicado cuando la sociedad nos enseña creencias limitantes en torno a este tema, expresiones como: para amar hay que sufrir, si no sufres no amas; el trabajo no es fácil, hay que sufrirle; lo bueno cuesta; nada fácil llega solo; si hay dolor, hay amor. En una sociedad donde 124
impera la figura del martirio, como la interpretación que hemos hecho de Jesús de Nazaret, el hombre sufrido por antonomasia; de su madre, a quien hemos denominado “la dolorosa”; de las mujeres como madres abnegadas y sufrentes, de las plegarias que han señalado nuestra historia como un “valle de lágrimas”; todo esto nos desfavorece a la hora en que buscamos desaprendernos de este tipo de creencias. He escuchado a personas quienes, frente a los momentos buenos de la vida (como si no los mereciéramos o no tuviéramos derecho a ellos) llegan a expresar: no me creo tanta bondad, de seguro ya vienen los tiempos duros. Telenovelas, películas y canciones que nos hablan de que el sufrimiento como parte elemental en nuestra cultura, un modo de ser sin el cual no puede entenderse la vida. He visto personas que no saben manejar sus acontecimientos, sus vicisitudes en la vida, enloquecen, se pierden, quedan resentidos, pierden la alegría, se quedan instalados en la depresión y buscan anestesiar con comida, bebidas, viajes, comprando cosas, buscando compañía; todo hacia fuera de ellos mismos, y eso no los favorece. La causa de tus problemas, al igual que la salvación de tu vida, no está afuera de ti mismo, sino dentro. Es muy importante centrarnos en nosotros mismos, volvernos hacia nuestro interior, recuperar lo que hemos olvidado, apostar a una auténtica libertad interior frente a todo lo que sucede y acontece fuera de nuestra vida. 8.10 Miedo a Dios Hemos malinterpretado la imagen de Dios, que ya no lo reconocemos. Creo que la religión ha monopolizado tanto la imagen como las cualidades divinas que, lejos de tender un puente entre Dios y los hombres, ha levantado un muro que nos mantiene alejados de su Ser y esencia. Dios es, ante todo, Unidad, no separatividad; Dios es conexión irrevocable con nuestro ser; no hay necesidad de probarlo para entender que esto es una realidad, sólo basta despertar para verlo dentro de mí. Que mi padre y yo somos uno, dijo Jesús. Hoy lo puedo decir, experimentar, ver y contemplar en mi propia persona, vivir en la piel las consecuencias de que Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Nos han dicho que tenemos que hacer tantas cosas para tenerlo contento porque como que está enojado por lo que hicimos antes de salir del paraíso. Lo primero que debemos de entender y aceptar es que 125
no hicimos nada, que el pecado no es una acción, sino un estado de la mente, traducido como un pensamiento de que nosotros estamos separados de él. Dios está en cada hombre, sin grados, distinciones ni condiciones; el estado de gracia no se pierde jamás, sólo lo olvidamos, y si no se pierde, tampoco lo recuperamos mediante acciones. El estado de gracia es un estado de plena inocencia en el Hijo, pues Dios sólo tiene un hijo y está representado en toda la naturaleza humana. Dios esta bellamente en Gandhi, en la Madre Teresa, en María, pero también en Hitler o Benito Mussolini. La diferencia radica en que unos vivieron la consciencia y la consecuencia de ello y otros vivieron olvidando lo que eran. No hay hijos especiales, Dios sólo tiene Un Hijo, no hay oropeles ni títulos frente a Dios. Todos somos UNO EN ÉL. Hemos creado socialmente un espectáculo acerca de Dios como un ser al que debemos temer, que castiga, que nos observa para anotar el deber y el haber en nuestras vidas; los conceptos de pecado, culpa, juicio, condenación, infierno, perdón son estructuras lingüísticas que nos alejan de una justa interpretación de lo divino. Dios es amor y no lleva cuentas del mal, no sabe de juicios, nos contempla inocentes en todo momento, nos oferta pertenecer a la Filiación para siempre, se extiende en cada una de sus creaturas, y hasta me atrevo a decir que fuimos engendrados, no creados, y somos consubstanciales al Padre. Tenerle miedo a Dios es temernos a nosotros mismos, pues el concepto que lanzamos contra él, es el autoconcepto que aceptamos de nosotros. Jamás fuimos expulsados del Paraíso, pues este no es un lugar sino un estado del corazón, de conciencia de saber reconocer y recordar lo que somos. Cuando lo recordamos empezamos la bella aventura de mirarlo en todas sus creaturas. Cuando en la mitología bíblica, acerca del mal llamado “pecado original”, el hombre desobedeció, cuenta la historia que Dios bajó, como todas las tardes, para tener un encuentro con ellos y, buscando a Adán como todos los días, el hombre no aparecía. Dios grito: ¡Adán! ¡Adán! ¿Dónde estás? Y el hombre respondió: escuché tus pasos por el jardín, tuve miedo y por eso me escondí. Desde entonces el miedo se apoderó de nuestro inconsciente colectivo para crear una barrera entre Dios y sus creaturas. Nos han contado, de generación en generación, que Dios está enojado, distanciado de nosotros por haberle fallado mediante el acto de la desobediencia. ¡Cuántas cosas tenemos que hacer para bajarle a Dios su cólera! ¡Cuántos sacrificios 126
hemos de emprender para que ya no este enojado con nosotros! Dios es el amigo cercano al ser humano, como bien dijo Santa Teresa: orad, es un tratado de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama. 8.11 Miedo a la soledad Hemos de despertar y dejar de encubrir todas nuestras relaciones y opciones afectivas a través del miedo. Por miedo decidimos estar con una persona y encubrimos esa relación desde algo aparentemente noble como el amor; decidimos quedarnos con alguien y condenamos la relación al fracaso con tal de no volvernos a quedar solos; asistimos a reuniones que están muy lejos de sintonizar con lo que realmente somos y pensamos, sin embargo, ahí estamos; llegamos a nuestras habitaciones y no soportamos el silencio que rodea la noche por todas las sombras e inconsistencias que flotan en medio de la oscuridad, y simplemente no somos capaces de enfrentar para comprenderlo y trascenderlo; silenciamos el aprendizaje más puro con música, con la anestesia virtual, viendo series o películas. Un miedo espantoso a nosotros mismos, a manifestarnos desde la verdad de lo que somos. Existen personas que viven las tempranas infancias experimentando miedos fóbicos crónicos: a la oscuridad, las arañas, las alturas, a estar encerrados, al amor, a los espacios exteriores, etcétera. Fobias que en verdad hacen sufrir a quienes lo padecen. Dentro del miedo está latente el experimentar ser rechazados y no lo soportamos. Sólo podemos vivir desde el amor o desde el miedo ambos no pueden coexistir, o está el amor y no el miedo o viceversa. La mayoría de las relaciones aparentemente nobles como la amistad, el noviazgo o el matrimonio son caretas que disfrazan el miedo a la soledad. Nadie nos ha enseñado el arte de la soledad, donde se gestan líderes, místicos y santos; donde florece la creatividad del espíritu dando al mundo la belleza de la literatura, la poesía, la música, la filosofía. La soledad es la experiencia del encuentro con uno mismo, del nacimiento del amor propio. Cuando estamos despiertos la soledad no asusta; por el contrario, se promueven; cuando estamos dormidos, simplemente no la soportamos y anestesiamos ese espacio para no sentirlo con relaciones, distracciones y diversiones. Un ser despierto busca la soledad; un ser dormido no la tolera, le crea ansiedad, angustia y fortalece su propio sufrimiento. Con tal de no sentirse solos en una relación, muchas personas se quedan soportando lo que nunca les dará la paz, y surge el miedo de 127
sólo pensar en dejar lo que tienen, hacer una pausa para el aprendizaje y comenzar una nueva experiencia; esto les asusta, el miedo de volver a empezar, y piensan: si ya llevo cinco años en esta amistad, relación o matrimonio y termino con ello, sólo de imaginar tener que volver a iniciar una relación me descontrolo, y es cuando decido quedarme; por ejemplo, cuando llevo un año en la facultad estudiando determinada carrera y descubro que no es lo que en verdad deseo, me asusta el hecho de replantear dicha opción y de comenzar otra carrera. Existen miedos tan intensos que paralizan la vida, las decisiones y las opciones. 8.12 Miedo a engordar Todo lo relacionado con la alimentación esconde inconscientemente una necesidad que, en su momento no fue resuelta, como la de la afectividad, y el fundamento es la madre, que es la figura más importante durante el proceso de desarrollo de la personalidad, pues es quien nos alimenta desde que estamos en su vientre y en lactancia, y, después, quien prepara los alimentos. Problemas como sobrepeso, bulimia, anorexia, dietas compulsivas, cualquier trastorno en la alimentación tienen como referente a la figura materna, ya sea por exceso o por defecto, por sobreprotección o abandono e indiferencia. Por ejemplo: quienes suben fotos de sus alimentos a las plataformas virtuales, están gritando desde el mundo digital que tienen un problema irresoluto de carencia de afecto; la mejor dieta es cerrar la boca a la necesidad afectiva; ya es hora ser conscientes de que no necesitamos que nadie nos dé nada porque todo está dentro de nosotros. La mejor asimilación del alimento para que no se estanque en tu estómago creando gordura o estreñimiento, es procesar debidamente como un ser despierto, que todas las relaciones que vives no han de tener en ti el único destino de la afectividad. Permite que circule y no reclames cuando no sea así, puesto que ya has aprendido que el amor es para expandirse y no contraerse en uno. Una excelente dinámica en torno a la alimentación es comer sin culpa ni prejuicio, renunciar a las dietas sacrificadas, al control de calorías de formas obsesivas, evitar la resistencia. Aprende a imaginarte delgado, sano y a hacerlo desde el corazón, a desprogramar creencias sobre ciertos alimentos, a trabajar en las justificaciones como los que dicen: es herencia familiar; en casa todos están gordos; se debe a ciertas enfermedades; aquí en nuestras cultura se come así; cuando estoy estresado me da por comer. David R. Hawkins ofrece una buena técnica en su libro Curación y recuperación: era que cuando surja la 128
sensación que anteriormente llamaba hambre, ignora los pensamientos que la acompañan, cancelando especialmente el pensamiento de que tienes hambre. Entra directamente en la sensación, hacia la experiencia interna sin etiquetar nada, sin nombrarlo ni llamarlo de ningún modo, simplemente experiméntalo y deja de resistirte, hemos cometido el error que en cuanto tenemos la sensación la etiquetamos como hambre y actuamos inmediatamente para satisfacerla eso hay que deshacerlo, a partir de ahora sentirás la sensación pero la dejarás pasar, ascender a un nivel superior y ante la nula resistencia se irá la sensación en minutos. Cuando se haya ido podemos seguir con nuestras actividades y la pregunta sería y ¿Cuándo vamos a comer? Pues se trata de adelantar la comida a la sensación y nunca cuando tenemos hambre. La técnica es simple “comer sin hambre y no comas cuando tienes hambre” ya no estarás a expensas del apetito. El ciclo anterior era sensación de hambre, apetito, saciedad, y después la culpa. Deja de identificarte con el cuerpo biológico y trabaja en tu propia interioridad. Descubre tu propio alimento afectivo, el amor hacia ti mismo, y no expreses tus propios vacíos existenciales en el miedo a subir de peso. Comer también es un arte. Es bueno hacer un alto a nuestra manera de sentarnos a la mesa, acto sagrado y de trascendencia antropológicamente hablando; un gesto más allá de la mera satisfacción fisiológica y al cumplimiento de necesidades corporales. Es bueno preguntarnos qué comemos. Existen alimentos densos y sutiles; ¿con quién comemos?, ¿qué emoción, sentimiento o pensamiento nos acompaña mientras degustamos los alimentos?, ¿qué hacemos mientras comemos?, ¿le hablas a tu comida?, ¿agradeces?, ¿usas el comedor para compartir tu vida, sueños y proyectos?, ¿es verdad que mientras se come no se debe hablar?, ¿le das tiempo y espacio a la comida? Todo lo que rodea a la comida es asunto existencial y de alcances inimaginables. Estar despierto es aceptarlo todo no como ley, no como sacrificio ni como esfuerzo, sino por iluminación. Anthony de Mello. 8.13 ESQUEMA DE LOS CINCO ACUERDOS DE LA CULTURA TOLTECA Un esquema-efecto adecuado de quienes se conocen a sí mismos y han recordado su identidad, sería el de los cinco acuerdos de la cultura tolteca. 129
1. Sé impecable con tus palabras y hónralas, lo que sale de tu boca es lo que tú eres El juramento nació en la antigüedad como un mecanismo ante una palabra sin valor, en colapso y totalmente desprestigiada. Antes, la palabra dada era suficiente para saber que alguien decía la verdad; hoy, hemos llegado a realizar formalmente juramentos ante la Biblia, la imagen de algún santo, etcétera. Todo el poder de la energía personal se centra en el pensamiento y este se materializa por medio de la palabra. No hables a menos que tu palabra esté por encima del propio silencio. Si no existe pensamiento fútil, mucho menos la palabra pronunciada; siempre está creando realidad en alguna parte. La palabra es, sin duda, nuestro carnet de identidad, la energía expresada, el poder que se comparte. Se veraz en tus pronunciamientos, ten calidad en la forma en que te expresas, evita la demagogia, el sofisma. Cada palabra, tanto escuchada como pronunciada, tiene un nivel de energía vibratoria. Sé responsable de ello. Los experimentos del japonés Masaru Emoto acerca del impacto de la palabra en el agua, y el del psiquiatra Ricardo Castejón, sobre el efecto de la palabra en el cerebro humano. Sin ambargo existen sectores en el ámbito científico que demostraron que hay sectores del pensamiento que ponen en duda la veracidad de Emoto, pero es bueno preguntar: ¿Acaso la ciencia tiene el monopolio sobre la verdad? Lo cierto es que el pensamiento y la palabra son energía que se desplaza y crea realidad. Cuando les hablas a las flores, a los animales, al hombre, causas un impacto digno de reflexión. El hombre tiene palabra y esta debería bastar, pero el requisito para ello es entablar un diálogo con los seres despiertos. La palabra contiene tu aliento de energía, de magia, de poder personal, atrapa, trasforma y libera. Por tus palabras serás declarado justo y por lo que digas vendrá tu propia condenación. Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera: –¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia… Sócrates lo interrumpió diciendo: –¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir? –¿Los Tres Filtros…? –Sí –replicó Sócrates–. El primer filtro es la VERDAD. ¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos? 130
–No… lo oí decir a unos vecinos… –Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo filtro, que es la BONDAD. ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno? –No, en realidad no… al contrario… –¡Ah! –interrumpió Sócrates– Entonces vamos al último filtro. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso? –Para ser sincero, no…. Necesario no es. –Entonces –sonrió el sabio– si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido… Historia muy ilustrativa sobre cómo manejar la palabra y la necesidad de la misma. 2. No te tomes nada personal, ni la peor ofensa, ni el peor desaire, ni la más grande herida Quiero partir de una práctica llevada a cabo en los monasterios antiguos, que consistía en que el hermano, al levantarse por la mañana, se colocaba en el pecho una placa con dos inscripciones, una por cada lado, y tenía que ponerla del lado que correspondiera con su estado de ánimo de ese día. Por un lado de la placa decía: hoy amanecí mal, si te ofendo, tú no eres el problema, lo soy yo; por el otro, la placa decía: hoy amanecí bien, si te halago, tú no eres el beneficiado, lo soy yo. Así, en el monasterio nada era tomado de forma personal, pues la actitud del hermano era un reflejo de su estado emocional. Cada ser humano se levanta y va por el mundo ofendiendo o bendiciendo, pero en ambos casos, no debes de quedarte con nada, ni con la alabanza ni con el abucheo, pues ambas realidades sólo pertenecen a quien las porta. Si sabes quién eres, si adquieres el conocimiento de ti mismo, si aprecias en consciencia el valor que tienes, no tomarás en cuenta lo que digan o hagan los demás. Dijo el maestro: cuando vayas a una ciudad y no te reciban, hasta el polvo de los pies sacúdete y ve a donde sí te reciban. A eso se le llama libertad interior. Todo lo que te digan, sea lo que sea, recuerda siempre que no habla de ti, sino de aquellos que lo pronuncian. La boca habla de lo que está lleno el corazón del hombre. La Palabra dicha es el eco fidedigno del espíritu humano.
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3. No supongas. No des nada por supuesto. Si tienes duda, aclárala. Si sospechas, pregunta Hemos escuchado tanto esta palabra en la experiencia de las relaciones humanas: supongo. Es preferible preguntar siempre. Prefiero pasar por ignorante frente a ti por cinco minutos, que permanecer así toda la vida, tratando de suponer la verdad. En un ser despierto no se guía por las deducciones lógicas ni las matemáticas primarias; es el corazón el que te llevará hacia la verdad completa. Supongamos, le preguntan al Dalai Lama, que un joven se está tirando de un puente para acabar con su vida y Usted va pasando por el lugar, ¿qué hace? El Dalai Lama se queda callado unos minutos y quien le cuestionó, dice: ¿Qué pasa? ¿Que no sabe qué contestarme? Efectivamente, le responde el Dalai Lama, No tengo qué ni cómo contestarle. Se lo diré el día que me suceda. Somos seres imaginativos, queremos adivinar, vivimos haciendo suposiciones. Vive el momento, el aquí y ahora. Sigue los dictados del corazón, no lo de la mente.
La psicología femenina es muy dada a pensar que los hombres tienen que suponer y adivinar lo que ellas desean; que los varones tienen la obligación de saber por anticipado lo que ellas están imaginando. Mujeres, por favor, no crean que debemos suponerlo todo. Hablen con claridad y evitemos malos entendidos. 4. Haz siempre lo mejor que puedas. Si siempre haces lo mejor que puedes, nunca podrás recriminarte nada o arrepentirte de nada En este apartado quiero hablar de la palabra excelencia, que no es otra cosa que excederse en lo que uno hace. Excederse es esmerarse en el quehacer diario, dar un plus, un valor agregado. Otra palabra que me llama la atención es mediocridad, que nos habla del medio, a diferencia del entero; el medio es 50%, el entero, 100%. Cuando se habla de mediocridad, es en referencia a la actitud, a darlo todo fragmentariamente, al 50 %. Por ejemplo: medio creo que trabajo; medio creo que soy casado; medio creo que estudio; medio creo que atiendo a las personas. Somos hombres y mujeres de la Enterocridad, no de la mediocridad. No busques argumentos de compararte con los otros, de ver lo que hacen o dejan de hacer los demás para darte cuenta si lo das todo o sólo la mitad.
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En la antigua comunidad cristiana había un matrimonio llamado Ananías y Safira, quienes se pusieron de acuerdo para no entregar a los apóstoles la totalidad de la venta de sus terrenos, sólo una parte. Cuando llegaron con los apóstoles, estos les dijeron: ¿Acaso te pedimos la venta de tus terrenos? Por tratar de engañar al Espíritu Santo, no les has mentido a los hombres, sino a Dios. La consecuencia para ambos fue la muerte. Aquí tomo a la muerte de forma simbólica. Para quien vive la vida desde la mediocridad y no desde la excelencia, lo que viene es la muerte; no hay peor manera de vivir que a medias, y una vida así, es la muerte misma. 5. Sé escéptico, pero aprende a escuchar. No me creas. No le creas a nadie. No creas nada de lo que digo Me gustaría aplicar este principio en el desapego absoluto de todo y de todos, hasta de tus mismas creencias. Siempre he dicho que no creas nada, sino que te atrevas a experimentarlo, a vivirlo y sentirlo. Lo que en este libro se ofrece no es código dogmático, sino la experiencia de una vida que ha logrado despertar. La duda metódica siempre nos llevará a buscar más allá del desierto, donde se encuentra una zarza extraña, porque se alza y no se apaga. Atrévete a ir más lejos de tus propias fronteras recreativas, a salir de tu zona de confort, y una vez que hayas encontrado el camino, despréndete de él y sólo dedícate a vivir. Ya hemos visto como los dogmas religioso, ideológico, fundamentalista, familiar o cultural han despedazado a la humanidad. Es necesario vivir la no creencia, la libertad personal que se traduce en profundo respeto hacia los otros.
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9. JESÚS, EL HOMBRE, EL ILUMINADO Jesús, el gran incomprendido. Se ha dicho tanto de él, que cada concepto nos ha alejado de su verdadera esencia. ¿Sólo él tiene dos naturalezas? Dogma teológico que también es realidad antropológica. Una pregunta fundamental de carácter exegético en la Obra de Jesús: ¿Cuál es su novedad? ¿Qué mensaje ha venido a traer y no hemos sabido escuchar? ¿Qué aportó a la humanidad? Lo primero que quiero establecer en este apartado es que la persona de Jesús de Nazaret es puesto en esta obra como un hombre que alcanzó el grado de iluminación por excelencia, un místico, maestro, líder, pensador, filósofo y, sobre todo, humanista. El mensaje central del sabio no es su muerte y resurrección, no habría novedad en eso, pues todos los seres humanos tendremos que pasar por esta dialéctica, morir y resucitar. Posiblemente una de las cuestiones fundamentales no sea su muerte en sí misma, sino la manera en que lo hizo, desde una libertad interior, impregnada de total desapego y con una ausencia de juicio hacia quienes lo estaban asesinaron. El mensaje central de su enseñanza es la gran posibilidad de resucitar en vida, sin la necesidad o exigencia de que, para ello, tengamos que pasar por la muerte. No es una resurrección post mortem sino en vida; mostrar la capacidad de nacer nuevamente mediante el poder inmanente del espíritu, haciendo a un lado, o mejor dicho, trascendiendo todo esquema de pensamiento o creencia impuesta por otros. Convertirnos en nuevas creaturas empoderadas con un poder y una fuerza ajenos a este mundo. Hablar de resurrección es sinónimo de un despertar, de una iluminación, misticismo, de alguien que ha llegado a tocar y experimentar la consciencia plasmada en su naturaleza ontológica. Hablar del Jesús histórico implica realizar una hermenéutica totalmente diferente a todos los cánones establecidos, atreverse a romper los moldes en que lo hemos colocado. Jesús no puede solo ser arropado ni abordado por teologías seculares ni dogmáticas. Jesús abrió su enseñanza de conciencia paulatinamente a diversos sectores, según la ciencia, la conciencia y la experiencia de los oyentes; por ejemplo, hablaba a las muchedumbres, y según la versión de Lucas, tuvo setenta y dos discípulos, de los cuales quedaron doce, con quienes compartió los secretos del Reino de Dios. Además, instruyó muy detalladamente a tres de ellos: Pedro, Santiago y Juan. Sin embargo, estoy convencido de que mucha de su sabiduría, misterio, secretos y conocimientos 134
quedaron guardados en su corazón, sin comunicarlos con nadie. ¿Es posible llegar al misterio que rodea su corazón? ¿Podemos llegar a sumergirnos en esos torrentes de agua viva que corrían en su ser más íntimo? ¿Podemos hoy recostarnos en su pecho y beber de ese manantial lleno de asombro, sabiduría, ciencia, conciencia y experiencia? La religión ha empañado la verdad de su fundador y con tanta letra, asfixiado el poder del Espíritu que rodeaba su doctrina, haciendo de la enseñanza profunda un conjunto de ritos, mitos, símbolos, dogmas, tradiciones, enseñanzas memorísticas, leyes, mandamientos, toda una revelación de formas olvidando los fondos y las esencias no dichas de los mismos, que han venido a trasformar el mundo. Jesús hombre auténtico, verdadero místico, sabio, iluminado, filósofo, pensador, invadido de una espiritualidad, era todo excepto religioso. Jesús declaró: yo soy el camino, la verdad y la vida; es el recorrido de un proceso que pone a nuestra disposición. El sendero está en ti, tú eres el sendero. Esta frase no sólo es aplicable a él, sino a cada uno de nosotros y no es otra cosa que darnos cuenta de que el camino al despertar no está afuera, sino dentro de nosotros mismos; que en el hombre yace el camino, el sendero, la salida y, al mismo tiempo, la llegada. Estamos acostumbrados a buscar desesperadamente fuera de nosotros para alcanzar, de hacer para llegar; sólo es cuestión de autoconocerse, autoindagarse, para autogestionarse. No sólo Jesús, tú mismo eres la vereda, el camino que hay que andar hacia dentro de ti mismo. Nos hemos convertido en buscadores de fórmulas, métodos, ritos, magia, oraciones esquemáticas, plegarias frías, rezos interminables, posturas que intentan mover el corazón de Dios. A menudo escuchamos: esta es una oración muy fuerte, esta otra, es poderosa, la oración que dijo tal santo arranca milagros; otros afirman que: nada como el padre nuestro. Cuando eres capaz de penetrar y sondear tu ser, navegar mar adentro, descubres quien eres; la verdad en todas sus manifestaciones habita dentro de ti, todas las infinitas posibilidades están incrustadas, como aguijón, en tu interior; la verdad se traduce en poder, infinitud, sabiduría. Esto sólo te lo puede gritar el corazón en cada uno de sus latidos llenos de sabiduría. Esta es la única verdad que necesitas conocer, pero que la sociedad y todos los sistemas que nos rodean intentan esconder y adormecer; la verdad de lo que eres tú, no lo que otros intentan que creas de ti mismo. Y sentir dentro de ti el camino, experimentar la fuerza de la verdad de tu auténtica personalidad y saborear la vida con letras mayúsculas, es una experiencia impresionante. La vida con todos sus rostros, con 135
todo su poder creacional, con sus infinitas posibilidades. Es entonces cuando abrazas la felicidad incausada que está dentro y jamás fuera de ti mismo. Eres el camino, el cual implica moverse hacia dentro de ti mismo. Experimenta el oleaje y la profundidad del océano interior. Eres la verdad. No permitas que nadie dogmatice tu ser diciéndote lo que no eres; sólo dentro de ti esta la autenticidad, la veracidad y, por ende, la grandeza de tu ser. Eres la vida que va más allá de la existencia. No estás llamado a pasar a la historia meramente sobreviviendo. Nuestra misión como humanidad es vivir; sé un vividor. No debemos permitir que nada externo nos aparte del descubrimiento interno, la mejor experiencia crística que podemos realizar en la vida. Meditemos la siguiente plegaria: ¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, más yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera; brillante y resplandeciente, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti. Agustín de Hipona Nadie comprendió la fuerza profética de las palabras del Nazareno cuando exclamó: destruyan este templo y en tres días los levantaré. Todos se sorprendieron, y seguramente hasta se reirían de él, al grado de convertir sus palabras en argumento para enjuiciarlo y condenarlo a muerte. Esta lapidaria frase unida a otras como: llegarán tiempos en que adorarán a mi Padre, no en este templo de Jerusalén o en Samaria, sino en Espíritu y en Verdad; no he venido a abolir la ley y los profetas, sino a darles su plenitud. Llevar al pueblo la enseñanza desde el monte Sinaí, donde se estableció la Ley, hasta el monte de las bienaventuranzas, y de ahí llegar al monte Calvario; cada uno es símbolo que refleja una hondura en las enseñanzas del Maestro. 136
Monte Sina. Símbolo de la Ley, del dogma, de la tradición, de las estructuras, mandamientos, de la asfixia al poder del espíritu, el único que puede llevarnos a la verdad completa. Monte de las bienaventuranzas. Símbolo de una enseñanza que intentaba trascender la ley y los profetas a través de unas bienaventuranzas llenas de sabiduría: 1.Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Humildad desde el corazón. 2. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. La noche oscura abre la conciencia. 3. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. La docilidad y suavidad en el trato a los otros. 4. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Ser un hombre justo. 5. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia. Dar, compartir la riqueza de nuestro corazón con la humanidad necesitada. 6. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Miradas inocentes ante el otro (los demás), lo otro (las cosas, las experiencias) y el absolutamente Otro (Dios). Mirada inocente es sin culpas ni juicios. 7. Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Paz que habita en el interior y desde ahí se extiende hacia el Universo. 8. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. El mensaje de la cruz es que cualquier ataque a juicio del ego jamás podrá minar la identidad del hijo. Ser perseguido es la experiencia de que nada de lo que está afuera puede ahogar el poder que está dentro de ti. 9. Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Nada de lo que pase o este fuera de ti te puede hacer temer o amar. 137
10. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos. La alegría interior y el regocijo son las expresiones del espíritu humano. Cuando se escala hacia el interior, se viaja al corazón y dejamos de darle tanta fuerza a la mente que se abre a las dimensiones del Espíritu. Monte Calvario. Donde la experiencia supera a la ciencia. La letra enseñada pasa a la vida y se sopesa en el drama de la cruz la cátedra compartida al interior del corazón del discípulo y de ahí hacia la humanidad completa. Al comenzar su misión, Jesús se internó en el desierto, espacio no sólo geográfico, sino experiencial, donde las sombras, la oscuridad personal y los demonios internos se desataron e intentaron seducir al Hijo de Dios. Dentro de la narración se menciona que los demonios lo dejaron al ver que no cedió al poder, tener, aparecer, pero regresarían en otro momento, durante el drama de la cruz. En el huerto, donde también se halló en silencio, en quietud, en vigilancia espiritual, volvió a experimentar el miedo y la angustia al grado de simbolizarse como sudor con forma de sangre. La cruz no se debe interpretar ni como castigo ni como el efecto del enojo divino sobre la humanidad. Toda noche oscura es la experiencia-oportunidad de liberarnos del miedo, de manifestar lo que somos y saber que nada ni nadie puede aniquilar nuestra esencia y presencia en el mundo. Es el acontecimiento previo a la iluminación, al despertar de la conciencia; es la presencia de la intensidad de la oscuridad que recibe la aurora de un nuevo día; la prueba de que no estamos separados de lo divino; el momento de declarar la inmunidad que es la única verdad acerca de ti y que no puede ser aniquilada por ningún acontecimiento externo. La noche oscura del Hijo de Dios fue, a juicio del ego, el ataque más atroz, pero tú, desde tu conciencia, tendrás que aceptar que esa oscuridad es irrelevante. Cuántas noches oscuras hemos pasado y experimentado sombras y miedos que laten con fuerza y cuyo pulso parece demasiado acelerado y nos inquieta. Hacemos interpretaciones falsas donde se proyecta lo que no hemos resuelto en cada uno de nosotros, como las culpas, juicios y temores. Percibimos esto como un castigo, damos nuestro poder a las experiencias para sentirnos aniquilados, acabados y juzgados como si el universo entero conspirara contra nosotros.
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Noche oscura del alma En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada, ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada. A oscuras y segura, por la secreta escala, disfrazada, ¡oh dichosa ventura!, a oscuras y en celada, estando ya mi casa sosegada. En la noche dichosa, en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía. Aquésta me guiaba más cierto que la luz del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía. ¡Oh noche que guiaste! ¡Oh noche amable más que la alborada! ¡Oh noche que juntaste Amado con amada, amada en el Amado transformada! En mi pecho florido, que entero para él solo se guardaba, allí quedó dormido, y yo le regalaba, y el ventalle de cedros aire daba. El aire de la almena, cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería y todos mis sentidos suspendía. 139
Quedé y olvidéme, el rostro recliné sobre el Amado; cesó todo, y dejéme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado.
Juan de la Cruz
Hemos escuchado un proverbio que versa así: nadie experimenta en cabeza ajena, o frases que dicen: tenía que toparme en pared para aprender. Estamos tan profundamente dormidos que no somos capaces de escuchar los sabios consejos de los que ya han pasado por el drama de la vida, esperando tener que sufrir para comprender su naturaleza. La humanidad, que es reactiva y mentalista, es decir, que se guía por la razón, está acostumbrada a crecer y desarrollarse por la experiencia de los opuestos. Por ejemplo, valoramos la salud cuando sentimos la enfermedad, vemos el día cuando sentimos la noche, somos conscientes de la alegría cuando llega el sufrimiento, el alimento cuando sentimos hambre, la libertad en la prisión, el dinero en la pobreza. Esta es la escuela del aprendizaje que hemos elegido por la inconsciencia en la que nos movemos. Es la inmensa noche la que nos sumerge en el crisol de nuestra conciencia, como quien mete el pan en el horno de la purificación. Es esta experiencia la que nos arranca las escamas que tenemos en los ojos para mirar de otra manera la vida; en la noche se refleja la auténtica libertad interior de nuestro ser; es donde podemos celebrar la identidad de nuestra filiación, la conciencia de unidad, el perdón que se extiende porque se comprende el estado de conciencia de los otros, donde reina el silencio y no la palabra que engaña y seduce; es el triunfo del espíritu sobre la materia. Pero sobre todo eso, la oportunidad para dejar el sueño y abrazar el despertar que, según la teología católica, la experiencia llamada Resurrección, segunda conversión, nacer de nuevo. Jesús es verdaderamente hombre y verdaderamente divino, pero esta confesión no se debe aplicar a él como si sólo fuese privilegio de uno, es asunto de todos. Habitan en nuestro ser dos naturalezas una a la que podemos llamar contenedor, verdaderamente hombre, y otra, que nombramos contenido, verdaderamente divino. Jesús es un personaje que amerita subrayar la experencia de su vida envuelta en un simbolismo y gesto profético, un auténtico signo de contradicción, una diversidad fuera de lo convencional. En él se 140
unen el concepto y realidad del amor y el CONOCIMIENTO DE TI MISMO. Muchos hombres y mujeres han llegado a un proceso de conciencia y trasformación que se logra a través de las múltiples experiencias de la vida. En Jesús, la gran experiencia por antonomasia fue la crucifixión, pero no hemos entendido el mensaje que yace en las profundidades de la misma. Nacimiento. Prefigura de un estilo de vida que posibilita el acceso a la esencia personal. Una opción consciente para llevar una vida sencilla y en libertad frente al tener, poseer, acumular y retener, prefigurada por el contexto que rodea su nacimiento en soledad (no había sitio para ellos en la posada), en la desnudez, símbolo antropológico de autenticidad y libertad; en una cueva, expresión de una vida austera. Unos padres sensibles con un alto grado de espiritualidad desarrollado, que se manifiesta y al mismo tiempo gesta, como el silencio y la sensibilidad expresada hacia los otros; José tuvo sueños nocturnos donde se le revelaban cosas que estaban aconteciendo y otras que aún por acontecer, captó el paso de Dios mediante fuertes experiencias místicas; María, que en el silencio de su corazón, fue capaz de sentir la llamada de Dios; espacio donde seguramente había insistencia por parte de lo divino y resistencias por parte de lo humano. Unos padres que están en sintonía, en un estado de consciencia donde resuena una misma vibración y que viven una misma dinámica, sólo pueden engendrar a un ser que es la síntesis, extensión y ampliación dialéctica tanto de la tesis como de la antítesis. José, que quería despedir a María en lo secreto, alejarse de ella al saber que estaba embarazada, y María, que en su coloquio interno exclamaba ante la insistencia divina: ¿Cómo es posible esto, puesto que no conozco varón? Familia que se mueve entre la presencia divina y la incomprensión de la sociedad, entre la quietud y el sobresalto, la alegría y la angustia. Jesús se pierde, pasan los días, sus padres lo buscan por todo Jerusalén, hasta que lo hallan en medio de los Doctores de la Ley, escuchándolos y cuestionándolos. Sus padres lo encuentran y a partir de ese momento, vive sujeto a ellos, creciendo en estatura y sabiduría delante de Dios y de los hombres. Hay que atreverse a hacer preguntas que ya nadie se planeta por culpa de una vida invadida por la inercia, una agenda llena y una cultura de la prisa. Preguntas de la mente abstracta ante un sistema de vida que ya no es sostenible, ¿Qué tipo de preguntas habrá lanzado a los letrados de Israel? Todo 141
lo que nos han dicho acerca de la vida no es verdad, pero ¿quién es capaz de cuestionar si nos hallamos profundamente dormidos? Adolescencia. Crecimiento en Sabiduría y Gracia ante Dios y los hombres. Concluyamos el apartado anterior con el acontecimiento del extravío de Jesús, quien fue encontrado en el Templo donde todos quedaron asombrados por la sabiduría con que refutaba a los Doctores de la Ley. Existe un pasaje en las Escrituras donde sus padres van a celebrar, como cada año, las fiestas religiosas en Jerusalén, y Jesús, a la edad de doce años, se pierde entre la multitud de regreso a casa. Cuenta la historia que sus afligidos padres lo buscaron por todas partes y que al llegar a Jerusalén, lo encontraron entre los Doctores de la Ley refutándolos y cuestionádolos. Ese extravío tiene muchos simbolismos, por ejemplo, es el acto donde celebra independencia, autonomía y madurez; por otro lado, la gran capacidad consciencial que empieza a manifestar y compartir con todos, empezando por los garantes de la Ley, quienes tenían el poder institucional para hablar de Dios. Jesús muestra a temprana edad el misticismo que rodea su vida, dones proféticos indiscutibles, experiencias humanas, y, sobre todo, el gesto de una persona normal que va comprendiendo el propósito de la vida. Vida privada. Un silencio que forjaba el Espíritu, la apertura de consciencia. Cuando los labios están en silencio, el corazón tiene cien lenguas. Rumi Fue conducido al desierto, pero sobre todo a una decisión personal. Más allá de un lugar geográfico, se trata de un espacio teológico de encuentro consigo mismo; frente a la trampa del utilitarismo pragmático, está la quietud, la voz del silencio y la meditación. En el desierto aflora la cultura del placer como explotación máxima de los sentidos ante la necesidad básica del hambre. El mensaje de Jesús de Nazaret, instalado en el desierto, nos invita a la práctica de la meditación, a la presencia dinámica de la sombra, la austeridad, la vida sencilla, y a una soledad invadida de presencia divina. Enseñanza pública. Reservada sólo para unos cuantos; la capacidad de compartir su descubrimiento. 142
Una de las actividades de Jesús, paradojicamente, era la práctica del silencio, en el que nació y creció; por esta razón los evangelistas no mencionan largos periodos de su vida, como la adolescencia y juventud. Una vez sumergido en su actividad profética, dedicó mucho tiempo al silencio y la contemplación; dice la historia que pasaba noches enteras en meditación. Cuando comienza su juicio, retorna al estado de silencio y sólo vuelve a abrir la boca en muy contadas ocasiones para declarar alguna verdad. Murió como nació, rechazado, desnudo y en silencio. Vivimos inmersos en una cultura del ruido, de la impresionante cantidad de palabras banales, del escándaloso aparato tecnológico que suscita diálogos mudos, donde mentalmente estamos de parlanchines todo el día, hablamos dormidos, discutimos con los programas de televisión, hablamos solos, y hasta invadimos las oraciones con palabrería estéril, pensando que al decir mucho, moveremos el corazón de Dios y le podemos arrancar lo que le pedimos. El silencio es lo único que habla de lo que somos; es el espacio donde la imagen que el exceso de palabras intenta opacar se refleja como el océano más perfecto. Un silencio desde el alma, a diferencia del mental. No se trata de no hablar, sino de acallar el espíritu para escuchar sus dictados más sublimes, la poesía perfecta, los oráculos de los dioses y todo acerca de lo que somos. Es una experiencia maravillosa que despierta el poder que nos permitirá hacer las mismas qcosas ue Jesús hizo, y aún otras mayores, como él mismo mencionó: las obras que yo he hecho, las podrán hacer ustedes, y aún mayores. ¿Podremos creer en esta máxima o pesará demasiado el olvido de lo que somos, que nos parecerá imposible semejante imperativo consciencial?. Le tenemos tanto miedo al desierto, a dejar nuestras comodidades, renunciar a un mundo que nos atasca de exagerada materialidad, que no podemos vivir fuera de las coberturas; nos sentimos vulnerables en semejantes circunstancias, cuando es precisamente ahí donde experimentamos el auténtico poder personal. Experiencia pública. Después del desierto fue a la ciudades. El silencio nos asusta y optamos por el ruido, los gritos y las palabras sin sentido. En el silencio se refleja una intuición de conocimiento inmediato sobre las realidades que rodean al hombre, capaz de mirar sin juzgar las intenciones del corazón de sus discípulos, una identidad de saber y actuar en la vida bajo la lupa de esa conciencia, empoderamiento inusual manifestado en un poder matemático del 143
corazón más allá de la lógica de la razón; había en él un poder que invitaba, convocaba, provocaba y evocaba un recuerdo olvidado por el hombre, la presencia indiscutible de la esencia de Dios en su naturaleza. Una visión totalmente consciente de Dios, muy diferente del concepto ritualista y estructurado de la época, Un poder en la palabra que no se conocía entonces; el discípulo dejaba todo por una extraña seducción que profería su palabra; un impacto sobre la naturaleza: ¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen? En la palabra, el carisma de sanación en la enfermedad, una energía manaba de él y que surgió a partir del encuentro con él mismo, su autoconocimiento, redescubrir que Dios está en medio de nosotros. Hablar de la Unicidad entre Dios y su Creación especialmente en su Creatura, el hombre. Sabiduría del corazón, carisma natural, impacto en la muchedumbre, palabra que seduce, coherencia-congruencia que alecciona, vida sencilla, libertad ante el poder temporal, el dogmatismo de la época, y la mejor de las artes: el arte de amar. Crucifixión. La noche oscura del alma. El mensaje poco comentado de la gran enseñanza que es la crucifixión, desde que lo aprenden hasta su muerte. La declaración del centurión romano cuando se detiene frente a la cruz y dice: verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios. La enseñanza profunda acerca de la cruz tiene que ver con la identidad del Hijo. Ninguna experiencia, por más oscura e intensa que se presente en nuestras vidas a juicio de la mente y del ego, podrá eclipsar nuestra entidad más profunda. No existe una sombra capaz de opacar lo que si soy. Ninguna nube, por más densa que se presente, esconderá jamás la luz más brillante que la del sol. Es una experiencia de la que hemos hecho una interpretación proyectando en ella el juicio, la culpa, el pecado y el sufrimiento. Ninguno de los cuatro conceptos es válido, no son el mensaje de la cruz. Jesús vive esta experiencia sólo para hacernos ver que nada ni nadie puede oscurecer lo que eres, que tú tienes la última de las libertades. Todo puede ser tomado de un hombre menos una cosa la última de las libertades humanas consiste en elegir la propia actitud ante cualquier conjunto de circunstancias, elegir tu propio camino. Viktor Frank 144
A mí nadie me quita la vida, yo la doy porque quiero. Hemos hecho de Jesús la víctima y de los otros, victimarios; este esquema no es real, es fruto de una percepción inconsciente para hacer de este evento una manipulación de conciencias, de masas. En ningún momento Jesús mencionó encontrarse sufriendo para que sintiéramos compasión por él. Jesús, quien fue descubriendo su entidad desde la adolescencia, pasando por el desierto, la vida pública, sus experiencias, la crucifixión y la muerte, llegó a manifestar el poder que oculta semejante descubrimiento. Un mensaje que nadie ha querido ver es que Jesús vino a decirnos que la culpa no existe y que la realidad del pecado tampoco se supo comprender. Si cambiamos el concepto pecado, por pensamiento original, tendríamos que el pecado no es tal, no es una acción sino un estado de la mente que nos lleva a pensar que estamos separados de Dios, que es sólo un estado de conciencia que se fue perdiendo cuando nos perdimos en el sueño de Adán y empezamos a proyectar y crear una realidad quimérica o ilusioria, y en eso hemos fincado la vida. No lloren por mí mujeres de Jerusalén, lloren por ustedes, por sus hijos, porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosos las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caigan sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cúbrenos! Porque si esto le hacen al leño verde ¿Qué harán con el seco? He aquí dos visiones de la crucifixión, una contemplada desde el drama y el sufrimiento, y otra aceptada desde la altura espiritual consciencial de quien no permite que ninguna oscuridad opaque la identidad encontrada. Es precisamente en ese sitio, en el que nadie quiere estar, donde se celebra lo que auténticamente soy. Verdaderamente éste hombre era el Hijo de Dios, expresó el centurión romano cuando Jesús murió. Seis dogmas teológicos, verdades antropológicas Fuiste concebido sin pecado original El llamado pecado original no tiene nada de pecado y mucho menos de originalidad, es un estigma, impuesto, para frenar y cortar lo que estamos llamados a ser. La Teología afirma que Jesús nació, que fue concebido sin pecado original. Yo le pregunto a la Teología: ¿Sólo es privilegio de uno? Y 145
respondo: no. Todos hemos nacido sin este aguijón que nos han incrustado en nuestra naturaleza. No sólo Jesús; cada uno de nosotros hemos sido concebidos sin el lastre del llamado pecado de Adán. Hay que comprender que Jesús es la corrección de lo que se ha dicho acerca del hombre. Los adjetivos que le hemos otorgado son perfectamente aplicables al hombre de hoy. Explicaremos a continuación el significado de esta afirmación. Mirada inocente del inocente: Tu alma, tu esencia, tu humanidad y tu vida son inmaculadas por su propia naturaleza. Carlos A. Cuando se hace una interpretación incorrecta del libro del Génesis, donde se dice que el hombre cometió pecado, ¿qué fue lo que exactamente cometió? ¿Una acción u omisión? Pecar, etimológicamente, significa no acertar en el punto, fallar en el centro, y el punto es el símbolo de la unidad. Vivir en pecado es optar por la dualidad: estoy separado; vivir en estado de gracia es recuperar la consciencia de Unidad. El pecado original debe ser cambiado por el pensamiento original, la creencia de que un acto nos alejó de Dios y de que una religión impregnada de actos, ritos y fórmulas nos va a acercar de nuevo a él. Jesús vino a declarar su inocencia y la del mundo, a decir que no hay culpables; vino a realizar el más grande milagro que no consistía en hacer, sino en deshacer la creencia en el pecado para establecer la inocencia del Hijo, pues Dios solo puede tener un Hijo. Toda la humanidad tiene un solo rostro en el corazón de Dios, una entidad velada por el sueño y la somnolencia o anestesia en que nos tiene colocados el sistema que intenta manipular nuestras existencias. No hay culpas, Jesús vino a terminar con la creencia de algo que carecía de fundamento y que nos tenía enfermos, sufriendo, en agonía existencial, estableciendo la salvación, la creencia en que el Padre y el hombre son uno e inseparables. Sólo un inocente puede mirar al otro desde la inocencia; la maldad no es otra cosa que la materialización de un estado conciencial poco descubierto, donde nos percibimos separados y, por ende, vemos al otro como enemigo que nos ha hecho daño, que nos ha hecho sufrir y que nos ha ofendido.
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Que importante es emprender la tarea de mirar u observar lo que vivimos y experimentamos como una proyección de nosotros mismos, como el efecto de un estado de conciencia personal, familiar y hasta ancestral que proyectamos bajo un escenario de sufrimiento; cuando aceptas que no hay nada separado y que lo que vives fuera es producto de lo que está adentro, ya sea consciente o inconscientemente; que tú eres el efecto y al mismo tiempo la causa de lo que vives. Es hora de pasar del victimismo a la autoresponsabilidad en todo lo que nos acontece. Aceptar la dinámica de la inocencia es desterrar en el mundo y en los hombres el látigo de la culpabilidad. La crucifixión es la muerte no del hijo, sino de un pensamiento que originalmente surgió cuando el hombre cayó en un sueño profundo del que aún hoy sigue sin querer despertar. La crucifixión no fue una experiencia mala, pues vista desde un estado de conciencia que ha logrado despertar, donde las experiencias han dejado de tener color, blancas o negras, son situaciones que vivimos para quitarnos el velo que afanosamente se ha colocado sobre el rostro del hombre; es decirle al mundo de una vez por todas que no hay nadie a quien culpar ni afrenta que perseguir ni sufrimiento que heredar. Ojalá seamos capaces de mirar más allá de la letra, que podamos sumergirnos en el océano del Espíritu que teje nuestra salvación en esta bella historia. Al igual que Jesús, el hombre de hoy experimenta noches profundamente oscuras; momentos que amenazan con extraviar nuestra entidad; situaciones que eclipsan nuestra esencia. El mensaje de la crucifixión enseña que ni el acto más incruento a juicio de la razón podrá apagar el sol que brilla esplendorosamente dentro de nosotros sin condiciones, tregua o pausa alguna; que ante lo que vivimos no hay culpables ni tiempo para mirar llenos de amargura la vicisitud que nos toca la piel y el alma; que todo eso es proyección de una realidad que habita como germen y génesis dentro de nosotros; que afuera sólo se proyecta una película con argumentos, actores e historia, pero cuyo libreto yace oculto en el océano más profundo dentro de cada uno de nosotros. Cuando hago referencia a conocernos a nosotros mismos, hablo de ser capaces de llegar a tocar el fondo del mar para elevarnos a dimensiones inimaginables. Aprende a mirar con adultez la vida, contempla con reconocimiento consciencial lo escenificado fuera de ti y sólo por ti, Todo acontecer es la oportunidad perfecta puesta por ti y sostenida por el Universo para que, como en un espejo, puedas admirar tu 147
propio reflejo interior. Cada hecho es un derecho para incorporarte del lecho en el que yaces profundamente dormido. Delante de ti hay un maestro; sé capaz de recibir la enseñanza y seguir caminando hacia el infinito. Oh noche oscura, oh noche amable más que alborada, oh noche que juntaste amada con amado trasformada. He ahí el sentido último de la noche, transformación en aquello que somos y nos empeñamos en no ver. EL JUICIO FINAL ES EL FINAL DE TODO JUICIO Si juzgas a la humanidad, no tienes tiempo para amarla. Madre Teresa de Calcuta Jesús declaró: no juzgues y no serás juzgado, pues con la misma vara con la que midas, serás medido. Porque al final todo juicio es un autojuicio. Cuando te conoces a ti mismo, reconoces que el otro es una extensión de ti mismo, que el otro eres tú. El juicio es la capacidad que tiene la mente para afirmar o negar una cosa o realidad. El amor no puede juzgar, pues no es su expresión ni su lenguaje. Si te conoces, te descubres a ti mismo en lo que sí eres, entonces te aceptas y te amas, y si te amas, no te juzgas en el otro (personas) ni en lo otro (aconteceres). El juicio es deporte nacional de la mente que todo lo quiere controlar. La inocencia es prerrogativa del espíritu. El amor, que es lo que somos, no lleva cuentas del mal. Pablo de Tarso dijo que nadie tenga ninguna deuda excepto el amor: yo no vine a condenar al mundo, he venido para que tengan vida y vida en abundancia. Y es que quien juzga, se está negando a vivir; vive bajo la lupa de la resta y no de la suma; juzgar es cansado y celebra su dictamen a través de la enfermedad y el desequilibrio en todas las relaciones que se dan en la vida. Qué difícil es desapegarnos de todo, tanto del aplauso como del abucheo, de las noches como de los días. El juicio desapareció en la crucifixión, ¿en qué momento juzga Jesús a los que lo laceran?; ni siquiera lo hace con Judas en la última cena cuando le dice: lo que tengas que hacer, hazlo pronto; y no hizo distinciones a la hora de repartir el pan y el vino, les dio de cenar a todos. Durante el juicio de los hombres que estaban postrados, su mirada jamás fue de reclamo, enojo o resentimiento. Jesús no juzgó, pero ellos no se cansaron de condenarlo. Cuando estaba muriendo, pidió que fueran perdonados: perdónalos porque no saben lo que hacen; es decir, el error de juicio que cometieron se debió al hecho de estar dormidos, posicionados en una aparente verdad dogmática. 148
Alguien se ha preguntado ¿por qué el mismo Jesús no los perdonó? Porque no habló en primera persona, por algo muy profundo porque para que haya ofensa y, por consiguiente, perdón, hace falta un ofendido, y Jesús, en su estado de conciencia celebrado en la experiencia oscura de la crucifixión, en su libertad más auténtica, no definía los hechos como ofensas; no se sintió ofendido, por lo tanto no había nada qué perdonar. No sólo entendió qué era el amor, sino que lo llevó a escalas mayúsculas en la vida; quien ama, no lleva cuentas del mal. Si Dios es en esencia el Amor, y el amor no lleva cuentas y todo lo disculpa, y nosotros somos el amor manifestado de lo inmanifestado, tampoco llevamos la cuenta, pero esto se logra cuando fuiste capaz de despertar de ese sueño profundo en que nos sumergió el Adán primitivo. Un día, Tomás de Aquino dijo: Dios es Inmutable, pues él no cambia… no es más santo por su perfección ni menos santo por su imperfección, simplemente Dios es. Si nosotros somos la expresión más fiel a Su esencia, deberíamos ser inmutables ante lo que vivimos, ante las noches oscuras con sus respectivos actores que amenazan nuestra entidad revelada, pero velada aún por el sueño. Es imposible, por metafísica, que Dios nos juzgue; el juicio no es su prerrogativa; el juicio no es otra cosa que la proyección de nuestra mente dormida llena de prejuicios ante la presencia, observando sólo las apariencias y olvidándonos de la esencia. Como nosotros juzgamos, condenamos, proyectamos, clasificamos y pasamos no sólo el día, sino la vida entera declarando inocentes o culpables, pensamos que Dios hace lo mismo. Cuando Jesús resucita (ya hablaré sobre lo que siento acerca de esto), y se les aparece a sus discípulos, fueron rebasados por el miedo, porque vivieron el seguimiento desde la mente que todo juzga; él, en cambio, se manifestó desde la autenticidad del amor. En ningún momento reclama, echa en cara, juzga o condena. Hay que celebrar desde un estado de conciencia el adiós al juicio, gesto de aquellos que han renunciado a despertar. Cuando se habla de Juicio Final no se hace referencia a una realidad cronológica que nos espera, sino a que el juicio ya ha tenido su fecha de caducidad, pues quien vive bajo la acción de una conciencia de sí mismo, ya no juzga; su mirada es inocente ante el actor y el acto mismo. El juicio ya ha llegado a su fin.
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9.1 TODOS SON UNO Y EL GESTO ES EL AMOR Ser, vivir la unidad y vivir desde la conexión más profunda, es la manera más auténtica de celebrar lo que has encontrado en ti. Carlos A. Que todos sean uno para que el mundo crea. No se habla de una súplica, sino de una realidad poco observada, pues es muy poco conocida. La unidad es contemplada por el Espíritu, por una conciencia desarrollada de sí mismo. No podemos vivir la fragmentación en la vida percibiendo que todo y que todos estamos separados: si me rechazan a mí, rechazan a Aquel que me ha enviado… y lo que hiciste al más pequeño, a mí me lo hiciste. Hablamos de una Unidad entre Dios-Jesús-discípulo-el ser más pequeño. Cuando Jesús hace referencia a lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre, no se trata de una máxima aplicable sólo al matrimonio, sino a toda realidad que el Reino de Dios toca y abraza. Desde el Génesis vemos cómo el hombre está relacionado con la Tierra, pues fue creado del polvo, de la arcilla, del barro, y para amasarlo se necesitó del agua; una vez creado, Dios sopló sobre él, infundiéndole el Espíritu, es decir, la energía, la fuerza y la vida. Ya formado, lo hizo dormir un sueño profundo y de él sacó una costilla para formar a la mujer. Una vez creados, los colocó en medio del jardín en el que se pusieron a cultivar. Cuántas verdades puede esconder un mito que no tiene edad, género literario creado hace milenios que esconde una sabiduría ancestral y profunda: la hermosa conexión entre los elementos de la naturaleza con Dios y los demás; todos somos UNO. Cuando actuamos, reaccionamos desde la mente, especialista en la separación, pues todo lo ve desconectado, fragmentado, dividido, y nos lanzamos sobre los otros: Caín mató a Abel (fratricidio - el otro); expulsados del jardín, desmantelamos a la tierra (cosmocidio - lo otro); Adán se escondió de Dios, vivimos sin un referente espiritual (Teocidio - lo absolutamente otro). Nos convertimos en enemigos (la mujer que tú me diste me ofreció del fruto prohibido). A la mente le encanta la culpabilidad; atacamos cuando el otro no piensa ni actúa como yo quiero que lo haga, cuando sus pies están puestos en un camino que aborrezco y no comparte mis propios pensamientos. Cuando, por una decisión de desconexión, experimentamos la separación, ocurre el (suicidio) de la humanidad.
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Quienes apuestan por el verdadero conocimiento de sí mismos, deberán emprender la aventura de la reconciliación, de la unidad que es expresión de un estado de conciencia espiritual, efecto de una adultez integral, porque Dios no hizo nada separado, todo parte de la Unidad de su ser; la ciencia de hoy lo diría desde una realdad holográfica y fractal (el todo está en la parte y en la parte el Todo). Estar en esta conciencia es vivir la unidad, no la separación. ¿Quién separa?; la mente. ¿Quién vive en la Unidad?; el corazón, el Espíritu. Si yo descubro que soy Amor, ¿qué puede emanar de mi naturaleza, si no el amor mismo? Jesús dijo: el que ame a Dios, ame también a su hermano, porque es imposible la separación. Un mandamiento nuevo les doy: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Nuevo, porque sólo a través de la nueva experiencia del Espíritu que te da el conocimiento de ti mismo, podrás estrenarlo en toda su plenitud, y el mismo Espíritu te conducirá a la Verdad completa. Como Yo los he amado, así también ámense los unos a los otros. Por el amor que se tengan los unos a los otros reconocerán todos que son discípulos míos. 1 Juan 13, 34s Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios mandó al mundo a su Hijo único, para que tengamos vida por medio de Él. 1 Juan 4, 7-9 Si alguno dice: yo amo a Dios, y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien puede ver, no puede amar a Dios, a quien no puede ver. Y nosotros hemos recibido de él este mandato: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. 1 Juan 4, 20-21 Han oído que se dijo: ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no enfrenten al que les hace mal; al contrario, a quien te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que te demande para quitarte la túnica, dale también el manto; y al que te pida que lo acompañes mil pasos, ve con él dos mil. Da a quien te pida, y no des la espalda al que te pide prestado. Mateo 5, 38-42 151
Han oído que se dijo: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo les digo: amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Así serán dignos hijos de su Padre del cielo, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque, si aman a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen también eso los que recaudan impuestos para Roma? Y si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen demás? ¿No hacen lo mismo los paganos? Ustedes sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto. Mateo 5, 43-48 Ama a tu enemigo; haz el bien y presta sin esperar nada a cambio; y tu recompensa será grande, y serás hijo del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos. Lucas 6, 35. Sed compasivos como su Padre es compasivo. No juzguen y no serán juzgados, no condenen y nos serán condenados; perdona y serán perdonados. Da y se te dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrá en el alba de sus vestidos. Porque con la medida con que midas se te medirá. Lucas 6, 36-38 Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley? Él le dijo: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22, 36-39 Existen infinidad de textos que nos hablan de la relación entre el amor a Dios y al prójimo. De la unidad exigida entre la dimensión teológica y antropológica. Dos realidades que en la práctica religiosa se tienden a separar. 9.2 LIBERTAD DOGMÁTICA, FAMILIAR, SOCIAL Y ECONÓMICA Es clara y contundente la actitud de un hombre que ha obtenido en sí mismo ese poder personal, la capacidad inherente a nuestra naturaleza. Jesús vivió en una sociedad que había perdido la brújula y el horizonte de su propia existencia, una nación posicionada en el dogma establecido, un pueblo de normas, leyes, mandamientos, culturas, tradiciones, dando la vida por las costumbres por encima 152
de la esencia de toda religión, el amor. Jesús, que tiene una mirada profunda, desnuda la verdad de las intenciones y el peso del corazón: no vine a abolir una Ley, sino a darle plenitud; y es que Jesús no era abolicionista, sino que, como verdadero hermeneuta del Padre, quiso ofrecer su auténtica interpretación y su exégesis profunda. Un día, le dijeron los fariseos: sal y vete de aquí porque Herodes quiere matarte, y él les respondió: vayan y díganle a esa zorra: yo expulso demonios, y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día cumplo mi propósito. Lammar así a una autoridad sólo puede suceder cuando se reconoce la autoridad propia; cuando se asume la entidad de nuestro ser, entonces alzamos la bandera de la libertad. Un atrevimiento catalogado como gesto y signo profético, es decir, una acción que a los ojos de la mente es ilógica e inusual. Cuando, una mañana entró en el Templo de Jerusalén, quintaesencia del pueblo judío donde, según el concepto teológico de la época, residía la gloria del Dios de Israel, y dijo: destruyan este Templo y en tres días lo reedificaré, le contestaron: cuarenta y seis días tardó su construcción, y tú pretendes levantarlo en tres días, como todo gesto profético, el profundo significado de sus palabras quedó velado para sus corazones. El miembro de la familia aislado suele ser el que se despierta. Jim Carrey Un hombre distanciado de su familia para trascenderla, ampliando el concepto de la biología, hacía un carácter eminentemente espiritual: los lazos del Espíritu son más fuertes que los de la carne. El concepto innato instalado en el inconsciente colectivo como arquetipo, nos anuncia que si se pierde la fidelidad a la tribu, uno se muere, pues fuera de ella no hay posibilidades reales de sobrevivir, y esto pasó de la dimensión biológica a la psicológica-emocional-afectiva. Máximas religiosas que hemos acuñado: que hay que honrar a padre y madre, debiéndoles obediencia y careciendo de autoridad para juzgar o señalar sus faltas o errores, pues ellos siempre habrán de tener la razón. Era conveniente semejante aplicación, pues, así, se pasaba de la sumisión a la familia a la sumisión a la Iglesia. El problema de hoy no es la estructura familiar en sí, sino que cada vez es más vulnerable, emocionalmente insostenible, y es un campo 153
donde los padres proyectan en sus hijos lo que ellos no resolvieron. La función biológica del hombre es proteger a la mujer y una mujer protegida sabe manejar la protección en los hijos. ¿Qué pasa cuando una mujer no es protegida? ¿Qué sucede cuando no hay un hombre que cumpla con su principal función, ya sea porque se ha ido o porque es femenino (cuando en lugar de proteger a la mujer, es protegido por ella), o simplemente porque estando en casa no se siente su presencia dinámica y formativa? Una mujer desprotegida no sabe cómo manejar la protección y entonces se va a los extraemos; a los hijos varones tiende a sobreprotegerlos, y a mantenerse en constante conflicto con las hijas hembras. Un varón sobreprotegido reacciona ante esto con adicciones severas, y una mujer en conflicto con la madre tiende a padecer trastornos alimenticios (obesidad, bulimia, anorexia). Cuando empezamos a ser conscientes de las carencias de mi familia, lo más recomendable llegados a cierta edad, es salir de ese ambiente, no permitir que la frustración de los padres no sea heredada por los hijos. Creo sin duda que los programas de los padres se heredan en los hijos en la primera, segunda, tercera y cuarta generación. Jesús sintió en su corazón, fruto de un conocimiento propio, que necesitaba alejarse de su familia, no porque esta fuese una célula cancerígena, sino porque era la manera de celebrar su mayoría de edad, su autonomía, su independencia y madurez integral. Era hora de abrazar nuevas creencias en su vida, alejado de la influencia familiar y, al mismo tiempo, empezar a vivir la dinámica de la trascendencia de la misma. El desapego: la zorra tiene madriguera y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene en donde reclinar su cabeza. Desde su nacimiento, se manifestó la vida sencilla que iba a caracterizarla; la estadía en el desierto símbolo del desapego y la libertad forja a un caudillo espiritual que revoluciona la manera de mirar las cosas, la materialidad de la existencia. No hablamos de un hombre pobre en el sentido estricto de la palabra, sino de un hombre libre, ya que necesitaba poco para vivir y no lo que han dicho los sistemas que necesitamos desesperadamente. Jesús tenía en sus seguidores personas con fuerza económica y con contactos políticos, comía en casa de Lázaro y sus hermanas, Martha y María; Judas era el recaudador de impuestos y quien administraba el dinero que la gente compartía para la evangelización. No tener un lugar en la posada para nacer, no tener sus padres con que abrigarlo, estar en medio del desierto 154
hambreado, ir de un pueblo a otro, habla de la libertad del hombre, que no permite que lo poseído lo posea a él; que usaba las cosas sin dejar que las cosas lo usaran a él; morir en la cruz, desnudo, habla de su última libertad donde expresa un estado de conciencia profunda y sublime. Muchos hombres y mujeres que experimentaron su auténtico poder en el conocimiento propio, y no un falso poder basado en promesa de sistemas que están fuera de nosotros mismos, se vieron en la libertad de distanciarse de lo material, de la familia y hasta de un matrimonio con hijos. En todas las culturas como los Vedas, tibetanos, filósofos antiguos, cristianos, monjes, budistas, etcétera, han renunciado a todo y siguiendo la reflexión en Jesús no menciona que había un hombre rico que quería seguirle y Jesús fue categórico cuando le contestó: si quieres seguirme, ve y vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y luego ven y sígueme. El joven se fue lleno de tristeza ante semejante respuesta. En un sistema neoliberal donde que nos invita a estudiar para trabajar y, con el trabajo invadido de explotación, nos crea el espejismo de tener, mantener, retener, engendra en nosotros placer que despierta el poder que nos lleva desesperadamente a seguir haciendo. Desde su elevado estado de conciencia, Jesús nos invita a poner un alto a tanto asalto por parte de los que quieren controlar nuestras vidas, personas que llegan por la mañana como pirómanos y regresan por la noche trasformados en bomberos. 9.3 COMPARTIR EL HALLAZGO El Reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel. El Reino también es semejante a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra. Lo primero que me llama la atención del fragmento anterior es que el mensaje aportado por Jesús al mundo es simbolizado por un Reino, y si es de Dios, no puede ser un reino en clave de pobreza, miseria o carencia, sino desde la abundancia, y sentir ahí que todo se tiene y no hay nada que buscar fuera de ti. Lo segundo es que utiliza el símbolo de un tesoro y de una perla de gran valor. He ahí lo que 155
acabo de mencionar. Una vez encontrados el tesoro y la perla, todo lo demás pierde su auténtico valor. La tercera cuestión es ¿dónde se encuentra? Indiscutiblemente no afuera, sino dentro de nosotros, en la inmensidad del océano interior, en la profundidad de nuestro ser. Cuando se logra experimentar, brota la verdadera felicidad, que ya estaba ahí, pero se encontraba dormida; una alegría indescriptible que reposa y reboza en nuestro corazón. Cuenta una historia antigua que un hombre fue a ver a un rico sabio, dueño de una gran fortuna, intrigado por saber cómo había hecho para ser tan rico y no perder de vista su espíritu. El sabio rico le dijo: lleva una vela en tus manos y contempla todos los tesoros de mi reino. Cuando termines, ven ante mí. Pero te advierto que si esa luz se te apagar, te mataré al llegar aquí. El hombre se fue a admirar el palacio, pero estaba tan pendiente de que su vela no se apagara, que no se percató de los tesoros y riquezas del rico sabio. Cuando volvió ante él, este le preguntó: ¿Pudiste ver mis tesoros? El hombre, apenado, le dijo que no. El rico sabio prosiguió: ¿Por qué? Y el hombre le contestó: porque estuve tan pendiente de que mi luz no se apagara, que no pude ver nada. El rico sabio le dijo: ahí está mi secreto. Vivo la vida contemplando la luz en mi corazón, sin permitir que nada de lo que me rodea la apague, pues soy incapaz de perder mi tiempo y energía en las riquezas del reino. Esto es adquirir la consciencia de que somos habitados por el Reino que supera las fronteras del tiempo y del espacio, diseñado en las entrañas mismas de la naturaleza humana, pero del cual hemos perdido la ubicación, y locos, trastornados y obsesionados, lo buscamos fuera donde no tiene registro ni residencia. Cuando se ha logrado salir de la caverna donde está el escenario de la falsa ilusión, cuando uno descubre que en el terreno donde siempre ha vivido está oculto un tesoro de gran valor, cuando jamás te habías percatado de que entre la multitud de accesorios en tu habitación hay una perla de gran valor, y la descubres, la alegría es indescriptible; nace en el alma el anhelo por compartir la felicidad que ha provocado el encuentro; la renuncia tiene sentido por el hallazgo cuando descubres lo verdaderamente importante en la vida; lo esencial que habita dentro de nosotros mismos y pocos se han atrevido a decir. Jesús llama, nos manda la energía que tiene su Palabra y provoca en quien la escucha una emoción fuera de lógica humana, por la que vale la pena dejarlo todo y seguirlo, formando así un discipulado. Jesús abre su conocimiento a la muchedumbre, compartiendo con ellos la 156
voz de la palabra. Hay que compartir a todos una alegre noticia. Así se define la palabra Evangelio. ¿En qué consiste esta buena noticia? Lo diré, aunque pocos puedan comprenderlo debido a que requiere haber llegado a un estado específico de conciencia personal. 9.4 La buena noticia Que Dios mora, habita, permanece como una impronta que se incrusta en nuestro ser más íntimo. Y para acercarnos a su presencia, no hay necesidad de ritos, normas, condiciones, grados, jerarquías. Se halla, en toda su plenitud, dentro de todo hombre. Destruyan este templo y en tres días lo levantaré. Jamás se comprendió el alcance de esta afirmación. El templo era el lugar geográfico por antonomasia de la presencia de Dios, el garante y argumento de la relación con Dios, símbolo de la Ley, de la observación, el único espacio aprobado para estar con Él. No existe un estado de gracia que hayas perdido por el que debas realizar mil tareas para recuperar; jamás se ha ido de ti. Que ni el paraíso ni el infierno son lugares geográficos que nos esperan más allá de esta vida; son estados del corazón y reflejo de la mente que cree en la separación. Jamás un acto puede romper el ADN divino, ninguna decisión u acción pondrá en pausa esa presencia que, como aguijón, está instalada en tu interior, ni de un templo que propone un camino fuera de nosotros, una serie de requisitos, normas, posturas, rezos, calendarios llenos de actividades, ropajes y oropeles que hacen más grandes los muros entre Dios y los hombres, y que lo único que han logrado es enterrar el Reino de los cielos en el corazón del hombre. Que no puede haber separación entre Dios y el Hombre; la Unidad entre ambos es indivisible. Un día, Pablo se preguntó: ¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama y por eso tenemos problemas y aflicciones, somos perseguidos, pasamos hambre, estamos en la miseria, en peligro o bajo amenaza de muerte? (Como dicen las Escrituras: por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero) Claro que no. A pesar de todo esto, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó, y estoy convencido de que nada podrá separarnos jamás del amor de Dios. Somos el eco perfecto del sonido más radical de Dios. El Todo que Él es está en toda su plenitud en cada Parte que somos cada uno de nosotros. Y los atributos que están inmanentes en él, como el Amor, la infinitud, el poder, la sabiduría, la eternidad, están en cada parte como extensión de Él mismo. Hay que celebrar la Unidad indivisible; una realidad que no se muda jamás. 157
Que en su inocencia se halla la inocencia del ser humano. Que no sólo Jesús carece de pecado, sino que derribó esa ilusión en el corazón de la humanidad. Hay que aprender, desde la inocencia, que no existen culpas ni juicios ni lastres que se posan encima de nosotros. Una mirada inocente es acercarme a las personas y a las experiencias desde la pureza, sin acarrear el escenario aprendido del delito, pecado, culpa o mal a donde andemos y con quien estemos. Que él no vino a condenar a nadie, es decir, a declarar culpable al hombre de algo que no hizo, ya que el pecado se había interpretado como una acción y nadie se atrevió a decir que sólo era un estado de la mente, del corazón y la conciencia: yo no he venido a condenar al mundo, sino a salvarlo. Y hablando de salvación, hay que entender que la auténtica salvación es dejar de pensar que hice algo por lo que Dios está enojado y que debo cumplir una penitencia para contentarlo. Una salvación integral y holística involucra todos los estadios que componen nuestra realidad: cuidar nuestros pensamientos, palabras, sentimientos, emociones, acciones y nuestros pies. Que también nosotros podemos trascender las sombras, los demonios internos que se nos presentan. Que somos el Hijo amado en el que Dios tiene su complacencia. Creer que el Padre y yo somos UNO; que todo poder se nos ha dado en el cielo y en la tierra y que este no es otra cosa sino la aceptación de que soy una extensión de Dios y todo lo que es Dios en esencia esta en mí y hace falta creer no sólo con la mente, sino con el corazón. Que lo que Jesús realizó, lo podemos hacer nosotros, y aún cosas mayores. Que la muerte es un imposible que no puede contener ni retener el amor que somos. Que ningúna noche oscura, por más terrible que se presente a juicio de nuestra mente, podrá cancelar, aniquilar, pausar, derogar y endosar lo que somos, no por acción u omisión, sino por una oblación a nuestra naturaleza divina. Que al ser conscientes de que somos Amor, ya no hay reinado para el temor, ya que el amor lo expulsa, pues ambos no pueden coexistir. Escuchar del Padre la afirmación del evangelio con todas sus consecuencias: Hijo, todo lo mío es tuyo, se traduce por todo lo que soy, tú lo eres, todo lo que tengo en esencia ha sido puesto a tu disposición en el mundo, que no vivas desde la carencia económica, emocional, familiar, laboral, sino desde la sobreabundancia. 158
Que el Reino de Dios no es un sitio, no está aquí o allá, sino un estado del corazón, una conciencia de estar por fin despiertos a una vida que no se acabará y que es eterna, pues sólo ahí tiene su residencia auténtica nuestra vida. Que yo soy Dios y Dios es yo, cuando ceso de ser yo. Que cuando dijo: destruyan este templo, y señaló que llegarán días en que adorarán a mi Padre, no se refería a un lugar físico, sino en Espíritu y en Verdad. En la llamada Resurrección, Jesús invita a los discípulos a recorrer todas las naciones anunciando esta buena noticia, pero no obliga a creer, no coarta la libertad, no se impone por la fuerza; es un llamado a compartir al mundo el gozo, la alegría, la paz y la felicidad que este mensaje encierra: si en una casa no los reciben, sacúdanse el polvo de los pies y váyanse a otra región. Es importante notar que todo el que vaya, el que sienta su llamado arder en el corazón, hágalo desde una conciencia despierta, un corazón abierto y un espíritu totalmente impregnado de amor, y cuando anuncien, habrá poder, señales, signos, gestos de que el Reino de Dios habita dentro de ustedes y lo que están haciendo es sólo compartir el gozo de lo encontrado. 9.5 PROFUNDA COMPASIÓN CON LA HUMANIDAD Aquel que sabe lo que es en sí mismo, logra despertar en la humanidad una solidaridad, fraternidad universal, un amor amplificado, filantropía, altruismo; palabras que las nuevas generaciones ignoran y, por lógica, ya no experimentan en sus vidas. Hoy impera el ego que, sentado en su trono, intenta gobernar las mentes de los hombres, conduciéndolos a la escisión, la duda, la desconfianza, a un escepticismo que nos hace vivir en la sospecha y negativismo hacia la naturaleza humana. Cuando Jesús toma conciencia y despierta su entidad metafísica y el amor que se desborda en él llega a los últimos confines de la tierra, un amor que incluye, no excluye; que se extiende, no se contien; adorna el universo y no queda reducido a las cuatro paredes de la individualidad. En torno a este imperativo que surge desde la entraña misma de la naturaleza humana y no es imposición extrínseca de una religión o cultura determinada: al que te pida, dale y al que desee pedirte prestado, no le vuelvas la espalda (Mateo, 5,42).
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Cuida de no practicar la justicia delante de los hombres para ser visto por ellos; de otra manera no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos. Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para ser alabados por los hombres. En verdad te digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Mateo 6,1 Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recibisteis. Mateo, 25 Cuando Jesús oyó esto, le dijo: te falta todavía una cosa: vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; ven y sígueme. 9.6 EL PODER DE LA ILUMINACIÓN, UNA SABIDURÍA ESCONDIDA La iluminación, o lo que en el cristianismo equivale a la resurrección, no es otra cosa sino la experiencia de haber llegado a una conciencia total, a un Espíritu elevado, a una integración del ser, a un conocimiento de sí mismo. Me llama la atención como el resucitado, símbolo, prototipo, anticipo, figura de una realidad que muchos hombres han vivido, lo que en Jesús es la Resurrección, en Buda es la Iluminación; el Reino de los Cielos y el Nirvana son dos conceptos que denotan una misma realidad inscrita en el corazón del hombre. No tengan miedo, mi paz les dejo, mi paz les doy; un amor que se manifiesta y se comparte; todo poder se despierta y se despliega en el cielo como en la tierra que se asoma desde la naturaleza humana; desaparece toda duda. Cuando el ser humano haya llegado a la plenitud de su conciencia, ya no hará falta el cuerpo, pues este sólo es un vehículo para el alma espiritual en la historia; ya la presencia se habrá hecho universal. 9.7 LOS SIETE “YO SOY” DE JESÚS APLICABLES A NOSOTROS La consecuencia consciencial de quien ha atravesado por el procese de desvelar y arrancar las escamas de sus ojos para vernos a nosotros 160
mismos es, sin duda, Jesús. Aquí hay siete adjetivos que califican este resultado y la enseñanza no es mostrarse como alguien especial ante los demás, sino un recorrido puesto a nuestra disposición. Yo soy el pan de la vida. Transfórmate en alimento nutritivo para saciar el hambre del hombre en el mundo. Yo soy la luz del mundo. No se enciende la luz para ponerse debajo de la cama, sino que se coloca encima para que ilumine al mundo. Yo soy la puerta. Eres el camino y este conduce no a la realidad, sino a la verdad, así se experimenta la vida auténtica. Yo soy el buen pastor. Conviértete en guía, faro, luz, atalaya, voz que clama y grita en medio del desierto, cómplice de la fuerza inmanente del universo para contagiar al mundo. Yo soy la resurrección y la vida. Eres la vida por excelencia, un vividor en la historia; tu misión es gozar la vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida. El camino jamás estará fuera de ti, tú eres camino y sendero, línea de salida y de meta. Yo soy la vid. Vivir conectados; el que permanece en mí y yo en él; este lleva mucho fruto, porque separados de mí nada pueden hacer. Podríamos aplicar con toda honestidad estos principios a nuestra vida. Cuando Moisés le pide a Dios que le revele su identidad, su nombre, Dios sólo le dice: cuando te pregunten como me llamo les dirás “Yo soy el que soy” me envía a ustedes. Me llama la atención apreciar que si el nombre de Dios es nuestro, entonces la entidad de la divinidad también lo es: Yo, Pronombre personal; Soy, verbo ser, tiempo presente; el que soy, el aquí y el ahora. 9.8 Siete Pensamientos cuánticos y místicos DE Jesús, de escrituras antiguas para la humanidad en su evolución espiritual. Dios, tú me sondeas y me conoces; sabes cuándo me siento y me levanto; mis pensamientos calas desde lejos; esté yo en camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas. Que no está aún en mi lengua la palabra, y ya tú, Dios, la conoces entera; me aprietas por detrás 161
y por delante, y tienes puesta sobre mí tu mano. Ciencia es misteriosa para mí, harto alta, no puedo alcanzarla. ¿A dónde iré yo lejos de tu espíritu, a dónde de tu rostro podré huir? Si hasta los cielos subo, allí estás tú, si en el abismo me acuesto, allí te encuentras. Si tomo las alas de la aurora, si voy a parar a lo último del mar, también allí tu mano me conduce, tu diestra me aprehende. Aunque diga: “Me cubra al menos la tiniebla, y la noche sea en torno a mí un ceñidor”, ni la misma tiniebla es tenebrosa para ti, y la noche es luminosa como el día. Porque tú mis riñones has formado, me has tejido en el vientre de mi madre; yo te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios son tus obras. Mi alma conocías cabalmente, y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún exista uno solo de ellos. Mas para mí ¡qué arduos son tus pensamientos, oh, Dios, qué incontable su suma! ¡Son más, si los recuento, que la arena, y al terminar, todavía estoy contigo! Salmo 139 Comentario. Dios, Universo, inteligencia, Matriz, Energía oscura, el Campo, la Consciencia, está en todas partes, lo sostiene todo, se extiende a todo y todos; su presencia invade la historia y la metahistoria, impregna toda la realidad. ¡Qué hermosa noticia, saber que es Él quien mantiene al ser en la existencia. Siente y sumérgete en el centro del Universo, desde donde se hace posible su presencia y esencia; escucha su latido y vibración y sé UNO con él. Hubo un hombre entre los fariseos llamadp Nicodemo, principal entre los judíos. Este vino a Jesús por la noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer las señales que tú haces, si no está Dios en él. Jesús le respondió: de cierto te digo, el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Respondió Jesús: de cierto te digo que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que es nacido de la carne es carne y lo que es nacido del Espíritu es Espíritu. No te maravilles de que te dije, que es necesario nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que ha nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo: ¿Eres tú maestro en Israel y no sabes esto? Y Jesús dijo: de cierto te digo que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no reciben nuestro testimonio. Si les he dicho cosas terrenales y no me creen, ¿cómo creerán 162
si les dijera las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el hijo del hombre, que está en el cielo. Comentario. Este texto ilustra perfectamente el mensaje del despertar como la capacidad de nacer de nuevo siendo ya viejo; es la paradoja de la consciencia para quien no existe tiempo ni impedimento, sólo la resistencia de quien, con todo lo letrado y lo vivido que pudiese llegar a ser, no comprende el mensaje del Espíritu. Dale a la vida tu respuesta: hágase en mi según tu palabra; habla Señor, que tu siervo te escucha. Deja las resistencias, las simulaciones, los cambios aparentes, una vida carente de significado. Abraza la vida, despierta, vuelve a comenzar de nuevo nunca será tarde pues el Espíritu no lleva registro del tiempo ni carga agenda. Hoy es el día de la salvación, el momento del despertar, ha sonado la alarma, empieza a vivir. El Espíritu del Señor está sobre mí y me ha ungido para anunciar a los pobres la buena nueva, proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Lucas 4,18-19 Comentario. El Espíritu de Dios está en cada uno de nosotros en todo su esplendor y no hace falta nada para tenerlo, pues está en clave de sobreabundancia. Un espíritu que cuando se es consciente de su presencia activa, crea un profundo dinamismo que nos mueve desde el corazón hacia el pulso de la misma historia. El bautismo no otorga nada, es la manera en que celebramos institucionalmente el saber que somos los hijos de Dios con todas las facultades y privilegios esenciales. ¿Cuándo vendrá el Reino de Dios? Contestó Jesús: el Reino de Dios no va a venir de forma visible, la gente no dirá “está aquí” o “está allí”. En realidad, el Reino de Dios está dentro de ustedes. Lucas 17, 20ss Comentario. El Reino de Dios está en ti, tú eres el Reino, un estado del corazón, cuando se toma consciencia, cuando se logra despertar y llegamos a la consecuencia de saber quiénes somos. Olvídate ya de buscar esta potencia en lugares o modos de vida, está en ti, sólo es cuestión de que enciendas la luz y te percibas a ti mismo.
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Quien me ha visto a mí ha visto al Padre, porque el Padre está en mí y yo en Él… Mi padre y yo somos UNO. Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Juan 14, 7ss Comentario. La conexión innegable de que Dios y yo somos UNO. No hay que hacer nada ni dejar de hacer; esta unidad entre Dios y la creatura es un dato inherente a su propia naturaleza, la celebración de la unión hipostática. Dios es en mí sin grados, pausas, clasificaciones ni condiciones; sin estructuras extrañas, caminos impuestos ni dogma que lo sostenga. Todo es cuestión de que te enteres, despiertes y te asomes a la infinita verdad que se convierte en pulso e impulso dentro de ti. Ser perfectos como tu padre celestial es perfecto.
Mateo 5,48
Comentario. No habla de futuro, sino de presente; habla de nuestro ser ausente de temporalidad, que no puede ser imperfecto, pues es extensión y ampliación del ser divino. Abre el ojo que está en el centro del corazón, donde tiene su residencia la verdad profunda. Si alguno quiere venir en pos de mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. Lucas 14, 25-27 Comentario. Aquel que nos invita a amar incluso a nuestros enemigos, ahora lo hace para que odiemos. El centro del mensaje es una invitación, primero, a no permitir que toda la programación de nuestros padres (que inconscientemente han puesto en cada uno de nosotros, traducido en formas de mirar la vida, creencias, miedos, culpas, continuaciones de historias, juicios) ya no debe estar en nosotros; debemos poner un alto a la trasferencia de información que ellos nos heredan. Muchas veces pretenden que sus sueños se materialicen en nosotros, y eso no puede ser posible. En muchas ocasiones, la familia es distractors para el descubrimiento del Reino de Dios dentro de nosotros, al intentar vivir una vida que no es nuestra, sino de otros. Un ser despierto sabe identificar dónde está la línea que separa el bien común (familiar) del bien individual (personal). A veces, la familia y su energía, fuerza e información vibracional pesan tanto que hace imposible nuestro seguimiento de Jesús. Una de las 164
condiciones para seguirlo en el camino del despertar a la auténtica libertad es desaprender, deshacernos de todo eso. Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Juan 14,6
Comentario. No sólo Jesús puede decir esto, y cuando se expresa no es desde la mente como signo de presunción, sino desde un corazón despierto que intenta emocionar al nuestro para creer en él. El sendero eres tú mismo, no busques afuera; el camino conduce hacia tu interior. Haz un retorno en ese laberinto en el que te encuentras perdido y sin rumbo, y busca en tu interior; allí experimentaras la verdad y esta te hará libre; sólo en esa libertad sabrás lo que es el amor, la felicidad y la vida. Ya no hay maestros fuera de ti, pues el Espíritu que te acompaña es tu guía, el que te conduce dentro de ti, tu propia manantial de agua viva. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, los guiará hasta la verdad completa. Juan 16,13 Comentario: No es que venga de un sitio o tenga que ser invocado ritualmente para que nos asista, muchos menos atraerlo mediante mantras o cantos espirituales, como aquellos que dicen: ven, ven Espíritu Divino, ven, ven acércate a mí… El Espíritu, que es la Consciencia, la Unidad indivisible, la Matrix, Dios, es la única Verdad por la cual vale la pena vivir la experiencia que nos hace descansar ante tantas inquietudes que anidan en el corazón humano. La mente siempre miente, pero el Espíritu nos hace estar en la verdad; una verdad incompleta porque todavía existen resistencias dentro de nosotros, programas que nos condicionan y creencias que nos arrebatan la posibilidad, razones que no ofrecen caminos de redención. La verdad completa sólo se manifestará en el silencio, en la quietud, en la contemplación de lo que somos, en el poder que otorga la conexión con Aquel que hace posible todo lo existente. No levantes las manos, como si esta presencia viniera del exterior; cierra los ojos y deja que se despierte y se mueva en tu interior y desde ahí brote la recreación, la vida nueva, el renacer, la resurrección en vida. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Mateo 22,39
Comentario. Cuando se le preguntó a Jesús cuál de todos los mandamientos es el más importante, de entre cientos que se tenían en la 165
cultura judía, sólo responde: amarás a Dios. El segundo es semejante a este, pues habla de amar al prójimo como a nosotros mismos. Cabe subrayar que muchas veces hemos mutilado este mandamiento, pues nos dedicamos a amar a los otros, a hacer obras de beneficencia, a dar limosna e, incluso, a hacer gestos de heroísmo por los demás, pero nos hemos olvidado de la segunda parte, como a ti mismo. Ahí está el perfecto amor, que parte del centro para expandirse y compartirse con todos los que se crucen en nuestros senderos. El amor en acto es el mensaje profundo de Jesús, y el amor somos cada uno de nosotros; es el amor por lo que somos, es el amor puro que reina en nuestros corazones, es el amor que ya ésta y que no se hace ni se sale, como pordiosero, a esperar que alguien nos lo haga saber o sentir. No hagas de todo lo que hay afuera el centro de tu propio amor. Dedícate tiempo, guarda silencio, reencuéntrate, pon tu corazón en el centro de ti mismo, mírate, regocíjate, abrázate, tócate y siéntete. La sociedad, la familia piensa al revés las cosas; te dirán que pensar y sentir hacia dentro es egoísmo, y mirar hacia afuera, pensar, sentir a los demás es el amor, y no, no puede ser así. Ama a tu enemigo, hagan el bien a quienes los odian, bendigan a los que te maldigan, ora por los que te difaman, al que te hiere en una mejilla preséntale también la otra, y al que te quita el manto, no le niegues la túnica, a todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Lucas 6, 27ss Comentario. Cuando hemos llegado al centro de donde brota el amor como manantial inagotable, se debe de compartir a todos. El amor en acto no se argumenta; la familia, los amigos, los hijos, los cercanos, los compañeros, pero no debo amar al delincuente, al desconocido, al itinerante, al vecino. El amor auténtico no conoce destinatario con un rostro determinado, el amor no está enmarcado en tiempo y espacio alguno. El amor en sí mismo no conoce ocaso, ni se contrae, el amor es la expresión que celebra; no lo hace el otro, ni lo que es, sino lo que soy yo. Orar es una belleza del alma encontrada; cuando simbólicamente te peguen en una mejilla, ya no habrá necesidad de poner la otra, porque simplemente no te has resistido. El amor sólo conoce el verbo dar; se comparte porque es la única manera de celebrarse, cuando se extiende al otro, que no tiene nombre ni rostro. Dijo Agustín de Hipona: ama y haz lo que quieras. Si sólo amas a los que te aman, ¿qué haces de extraordinario?, pues también los pecadores (niveles de consciencia mínimos) aman a los que les aman; si haces el bien a los que te lo hacen, ¿qué haces de extraordinario?... si 166
prestas a aquellos de quien esperas recibir, ¿qué haces de extraordinario?... Ama a tus enemigos; haz el bien y da sin esperar nada a cambio; y tu recompensa será grande y así serás hijo de Dios. Lucas 6, 27ss Comentario. El amor encontrado no es capaz de juzgar dónde compartirlo y dónde no hacerlo. El amor es inocente que contempla inocencia a su paso: no fragmenta ni la vida ni a la humanidad. Amar con limitada expresión y verdad sólo a quienes me aman y me hacen el bien significa no haberlo comprendido dentro de nosotros, no haberlo encontrado aún, vivir en el engaño de felicidades parciales. El amor no espera recompensas, pues cuando se ama desde el alma, la vida se encarga de devolvértelo multiplicado. Amar es celebrar la filiación, sostener mediante la experiencia del día a día, que somos los hijos, los herederos, las personas libres. Porque al que tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aún lo que tiene se le quitará. Mateo 13,12 Comentario. La primera pregunta es ¿por qué crees que al que tiene se le dará y le sobrará? Porque la única manera de experimentar la abundancia del Universo es compartiendo desde el amor que somos. La única matemática posible es la del corazón, que nos dice la verdad desde su propia sabiduría: comparte y reparte y te sobrará aún más; dar es multiplicar, es sumar lo repartido. Sin embargo, la mente que miente nos dirá lo contrario: dar es restar, es dividir lo entregado. La mente te invita a tener, retener, mantener, guardar, atesorar y fabricar graneros más grandes para almacenar lo obtenido. ¿Por qué la máxima nos habla de a quien no tiene? Porque se vive en el miedo a perder lo obtenido, por eso nos dice la frase al final: aún lo que no tiene se le quitará. Todavía no les llega el dinero y ya lo deben, aún no cobran y ya está destinado, no les rinde nada, están endeudados, preocupados. El dinero es energía que hay que saber manejar. Te invito a experimentar una matemática distinta desde el encuentro contigo mismo; comprenderás que todo lo demás es relativo, superficial y pasajero. Todo pasa, sólo tu ser no se muda. Sean compasivos, como su Padre es compasivo. No juzgues y no serás juzgado, no condenes y no serás condenado; perdona y serás perdonado. Da y se te dará: una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de sus vestidos. Porque con la medida con que midas serás medido. Lucas 6, 36ss 167
Comentario. La compasión es la expresión del amor, observar con otra mirada, pues quien mira es el corazón. Ante un mundo que nos envuelve desde la mente al dualismo social, a mirar a los otros bajo la lupa de la sospecha, del escepticismo, la duda, la desconfianza, el pesimismo antropológico, la indiferencia, desde la sombra, sólo los miramos desde la separación, la desconexión, sin ser responsables de nada. Una de las primeras preguntas que Dios le hace a Adán fue: ¿Dónde estás? ¿Qué has hecho? ¿Dónde está tu hermano? Y Adán responde desde la dualidad: ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano? Adán se muestra desentendido y con nula responsabilidad hacia el otro. Debemos de trasformar nuestra visión; debemos despertar y mirar al otro como una extensión de nosotros mismos, como espejos en que se puede reflejar nuestro auténtico proceso de evolución espiritual. La compasión hacia todas las formas de vida es un termómetro para medir nuestro despertar. Cuando la compasión se extiende de lo humano hacia las otras formas de vida, podemos decir que hemos comprendido lo que es amar. Todo juicio es auto-juicio, todo concepto que tengas del otro es el que está en tu propio inconsciente; no juzgues porque estás juzgándote a ti mismo a través del otro. La medida que impongas al otro, es la medida que está en tu interior y es la medida que encontraras en el exterior, en los acontecimientos vividos día con día. ¿Cómo es que miras la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga que tienes en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la pelusa del ojo de tu hermano. Mateo 7,3ss Comentario. Todo lo que ves en el otro es reflejo de la información que habita en tu inconsciente. Lo que repudias en el otro, lo repudias en ti mismo. Un ser despierto aprovecha todo lo que le refleja el otro para seguir en el proceso de despertar, lo convierte en maestro para sí mismo, lo contempla desde la pedagogía para seguir redescubriéndose a sí mismo. Siempre tendemos a mirar a los demás desde el juicio implacable que declara culpables. La historia del otro es la propia; deja ya de mirarlo como un oportunista, hazlo desde la oportunidad que te presenta para sanar dentro de ti; agradece su paso por tu vida, porque si no fuera por él, no te darías cuenta de lo que aún falta por resolver. Concéntrate en la viga incrustada en tu historia; deja de mirar a los demás desde la separación; recuerda que cada quien está haciendo el papel que le corresponde para la evolución propia y ajena.
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Por eso te digo no andes preocupado por tu vida… Miren las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y su Padre celestial las alimenta… ¿Quién de ustedes puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? ¿Por qué se preocupan? Observa los lirios del campo cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Yo les digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con ustedes, hombres de poca fe? No anden preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?... Busca primero el Reino de Dios y todo lo demás vendrá por añadidura. Así que no se preocupen del mañana: el mañana se preocupa por sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio afán. Mateo 6, 25-34 Comentario. El texto es hermoso, pues nos invita a tener confianza absoluta en la vida y todo su acontecer. Todo es perfecto y está en su sitio. Todo sucede cuando tiene que suceder, justo en el momento en que necesitamos dar pasos cualitativos en nuestra existencia. Todo el universo está diseñado desde la armonía, la inteligencia, el ritmo, la perfección, la unidad en la aparente diversidad, el ritmo y pulso en su correcta sincronía; la madre tierra gira sobre sí misma tan rápido que nosotros ni cuenta nos damos, alrededor de una estrella (el sol) en rotación a velocidad espectacular, los planteas, la vía láctea, con sus dos mil millones de estrellas y cada una con sus planetas girando de forma elíptica, una galaxia entre muchas, siete mil millones de galaxias con millones de estrellas. Y que tú puedas concluir que algo está mal, que algo está fuera de su sitio. Si todo es perfecto fuera de ti (Universo), entonces todo es perfecto dentro de ti (Universo personal). Un ser dormido sólo está en la desconfianza, en el temor, en la zozobra existencial, mirando a todo y todos desde el escepticismo. Un ser despierto todo lo ve en su sitio, tiene un porqué y un para qué; no es importante lo que estás viviendo, sino replantear cómo lo quieres vivir. Muchas cosas te preocupan, pero sólo una es necesaria, le dijo Jesús a Marta cuando esta se desvivía en los quehaceres, mientras María sólo escuchaba la palabra a los pies del maestro. Marta, símbolo de la preocupación, del control, de vivir bajo la esclavitud del hacer, de las prisas, del atontamiento efecto del ruido y de la agenda llena. Ni un cabello se cae si Dios no lo permite. María, símbolo de la quietud, del silencio, de la meditación, de mirar lo que realmente es importante, aunque no lo perezca. No pierdas la paz por culpa del ruido de la ciudad, en el cumplimiento exagerado de una agenda que no hace espacios a la interioridad; la confianza nace en la búsqueda 169
personal, la esperanza, la rendición de quien no le pide cuentas a la vida, sino que se sienta como alumno para tomar el aprendizaje oculto en cada acto y suceso de la vida. Respira hondo y profundo; repite desde el alma: todo está bien, en su sitio, todo es perfecto y no hay margen de error. Ya estuvo bien de vivir en el miedo a perder trabajo, amigos, relaciones, hijos, proyectos. Permite al Universo sorprenderte y deja de programar a qué hora tiene que salir el sol; deja de controlar la velocidad de la tierra; vive bajo la experiencia de la confianza. La señal de que alguien ha logrado despertar es la ausencia de quejas. Nadie puede servir a dos amos, porque amará a uno y odiará al otro, o bien, se entregará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero (Ego). Mateo 6,24 Comentario. Los amos están bien ubicados: uno es Dios (Espíritu-corazón), el otro es el dinero (Ego-razón-mente). Dos sistemas de pensamiento, maneras duales de mirar la vida; dos formas de reaccionar ante las experiencias de la vida. Ambos sistemas tienen la razón porque cada quien activa su sistema según su estado de consciencia. Pero el texto habla de definición, de ser congruentes y coherentes. no podemos actuar bajo el sistema del espíritu en un momento y al siguiente bajo la visión del Ego. Es muy cansado, es gasto de energía, sufrimiento y desequilibrio personal. Al árbol se le conoce por sus frutos; es decir, el Espíritu produce amor, paz, libertad, armonía, mientras que los efectos de la mente, del ego, son el miedo, la inquietud, la esclavitud, la desarmonía. Dios le dice a la humanidad a través del Espíritu: te quiero frío o caliente, tibio te vomito de mi boca (Apocalipsis 3,20). La vida nos invita a la definición, no a la conveniencia según las circunstancias. Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina. Mateo 7, 24-27 Comentario. El hombre no se ilumina haciendo figuras de luz, sino haciendo consciente su propia oscuridad (Carl G. Jung). Llegamos al 170
despertar no gracias a libros, conferencias o documentales, sino a la experiencia y la puesta en práctica de lo aprendido. Cuando a Juan el Bautista se le acercaban tres tipos de personas -la gente en general, los publicanos y los soldados- para preguntarle: ¿qué debemos hacer?; él les respondió: el que tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo. A los publicanos les dijo: no cobren más de lo debido; y a los soldados les dijo: no extorsionen a nadie, ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario. Al final una señal de crecimiento y despertar es la experiencia de poner en práctica lo aprendido, pero sin esfuerzo o sacrificio. Recordemos que deben de estar unidos: ciencia, consciencia y experiencia. Cuando uno aprende la lección del perdón y sale a experimentar, no es capaz de hacerlo; al contrario, ante algo mínimo te enfureces, reclamas, agrades, te sientes ofendido. La pregunta sería ¿qué aprendiste? Sólo una lección que no llegó a permear tu vida diaria. Es hora de que la teología salga a las calles, de que lo teórico aprendido se sostenga en la vida de cada día, de que el filósofo viva el sentido de su vida. Recuerda: no existe evolución espiritual sin trasformación existencial. Jesús puso en medio de ellos a un niño y dijo: yo les aseguro, si no cambian y no se hacen como niños, no entraran en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los cielos. Mateo 18, 1-4 Comentario. Un niño siempre será símbolo de la inocencia, estupor, transparencia, de vivir el aquí y ahora, sin juicios ni categorías humanas, de creatividad, imaginación, ensoñación y humanidad. Es magistral que un hombre místico como Jesús haya comparado el Reino de los Cielos con la figura de un niño. Despertar es no abandonar las señas de identidad del Reino (el niño) que habita en nosotros, es no crecer y estar como adultos que han perdido las estrellas de la primera infancia; manifestar, sin miedos ni disfraces, al niño que todos llevamos dentro. Cuando vayas a un sitio donde estén los niños jugando observa cómo se relacionan, cómo brota la espontaneidad, la trasparencia, y siéntate delante de ellos como un alumno que está dispuesto a aprender delante de sus pequeños maestros de vida. Dejen que los niños se acerquen a mí y no se los impidan, porque de los que son como estos es el Reino de los Cielos. Mateo19, 14-15 171
Comentario. La energía, la fuerza, la conexión que se desprende, la vibración que emerge en cada niño por las actitudes antes mencionadas, es como beber agua de manantial, respirar el aire en medio de un bosque, comer la fruta que cae de los árboles, pasar la tarde a orillas del mar o pasar un rato en la ciudad libre de contaminación ambiental. Ellos, por su inocencia y su estado de vibración, trasmiten en estado de pureza el poder infinito del Universo. Jesús sabía, sentía y experimentaba cómo en la unidad con ellos se daba una sinergia total que reforzaba su fuerza personal. Abrazar a un niño, jugar con ellos, dormirlos en brazos, alzarlos con nuestras manos, es una recreación sublime donde interviene el poder del Espíritu. Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano. Si cuando vas dejar una ofrenda al altar, recuerdas que alguien tiene algo en contra tuya, deja tu ofrenda y primero ve y reconcíliate. Lucas 23,24; Mateo 18,21-19,1; Mateo 5, 23 Comentario. Muchos textos nos hablan del perdón, un tema que abarcaré en otra parte de este libro. En este apartado, lo único que puedo compartir, es que el perdón te lo das a ti mismo, por permitirte lastimarte a través de los otros. El resentir es un costal de energía que simplemente no te deja avanzar, interponiéndose en medio de una nueva relación, en tu trabajo, en tu vida diaria. El pasado no resuelto se presenta en cada instante y configura tu futuro. La ignorancia de la que habla Jesús es un estado de dormición en que se encuentra la humanidad, por lo tanto no se juzga. El perdón es el gran regalo que puedes hacerte a ti mismo; el otro sólo es pretexto exacto que la vida te presenta para tu propia reconciliación. Resentir impide la libertad; sin ella, sólo proyectamos esclavitud en cada paso que damos. De camino hacia su monasterio, dos monjes budistas se encontraron con una bellísima mujer a la orilla de un río. Al igual que ellos, quería cruzar el río, pero este bajaba demasiado crecido. De modo que uno de los monjes se la echó a la espalda y la puso en la otra orilla. El otro monje estaba absolutamente escandalizado y por espacio de dos horas estuvo censurando su negligencia en la observancia de la Santa regla: ¿Había olvidado que era un monje? ¿Cómo se había atrevido a tocar a una mujer y a transportarla al otro lado? ¿Qué diría la gente? El acusado escuchó pacientemente el interminable sermón y al final estalló: “hermano yo he dejado a aquella mujer en el río. ¿Eres tú quien la lleva ahora?” Anthony de Mello 172
Comentario. Qué pena provoca que los actos realizados en el pasado aun estén resonando en nuestro interior. Un ser dormido es aquel que aún sigue con la mente y el corazón rumiando constantemente lo vivido. Destruyan éste templo y en tres días lo edificaré; créeme, mujer, que llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre… Llega la hora (y ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad. Juan 2,19.4, 21-24 Comentario. La experiencia espiritual del ser humano no se celebra en lugares geográficamente determinados por el ego religioso, sino en el Espíritu y la Verdad, ambos simbolizados por el corazón. La letra mata sólo el espíritu da vida. Hemos hecho de la religión la manera de controlar el modo en que debe de actuar en la vida de los hombres. La religión no pude unir lo que irremediablemente está unido y conectado ontológicamente. Una cosa es la religiosidad invadida de signos, símbolos, ritos, estructuras, dogmas, mandamientos, y otra la espiritualidad que engendra la libertad de los hijos de Dios. ¿Serías capaz de dejar de creer para poder verle? ¿Dejar a un lado todas las estructuras y las maneras que hemos aprendido para estar con Él? El día que dejes de creer me verás. El que crea en mí, de su seno correrán ríos de agua viva.
Juan 7,38
Comentario. Jesús, como místico, nos invita a despertar como él lo logró en esta historia y descubrir desde su experiencia se descubre un poder infinito, una sabiduría más allá de la ciencia humana, una intuición que penetra las intenciones del corazón humano, una compasión dinámica, una palabra llena de energía trasformadora y un corazón que vibra y trastoca el pulso de la historia. Aquellos que decidan despertar, sentirán un manantial de agua viva fluir desde sus entrañas. Y si no los reciben ni se escuchan sus palabras, salgan de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de los pies. Mateo 10,14 Comentario. ¿Qué sientes cuando compartes una buena noticia y no es aceptada? ¿Qué emociones experimentas cuando en un lugar 173
no te reciben? El que está dormido, despierta al resentimiento y la tristeza por el rechazo, y el que está despierto, vive la libertad y el desapego y no se queda ni con el aplauso si en esa casa lo reciben, lo acogen y lo celebran ni con el rechazo experimentado. Sacudirse el polvo de los pies es dejar todo afuera de la casa, del pueblo, como señal de que ni siquiera vale la pena llevarse eso. Sacúdete el polvo del resentimiento, de las emociones que suscitan las experiencias que la mente juzga como negativas. No te quedes con nada que luego sirva como peso que impida el movimiento de tu espíritu. Las zorras tienen madriguera los pájaros del cielo, nido, pero el Hijo del Hombre no tiene en donde reclinar la cabeza. Mateo 8, 20 Comentario. Cuando se ha logrado despertar en la vida experimentas la libertad del desapego, causa del sufrimiento. Jesús tenía en dónde reclinar la cabeza, pero cuando hacía mención del dicho solo refleja una auténtica libertad de actuación. No somos dueños de nada, sólo simples administradores; todo lo que pasa por nuestras manos circula como medio, nunca de fin. Despréndete de todo, hasta de ti mismo, de tus bienes, recuerdos, títulos y adquisiciones; libérate de lo que posees para que no termine por poseerte a ti y pierdas el ejercicio del don hermoso: la libertad. Necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito muy poco, Francisco de Asís. El que no renuncie a sí mismo, no puede ser mi discípulo.
Lucas 9, 23
Comentario. La renuncia debe ser sobre aquello que tú mismo construiste de ti, la imagen diseñada por una familia, sociedad y cultura. Despertar es dejar tu falso Yo que sustenta el ego, la mente, la máscara, la apariencia; dar un giro a la vida para comenzar a vivir. Es nacer de nuevo y resucitar en vida, permitir que esa piel vieja que rodea tu existencia se venga abajo para que tu ser resurja del escondite en donde se tenía pero no se disfrutaba. He venido para que tengan vida y vida en abundancia.
Juan 10,10
Comentario. La auténtica espiritualidad, signo de un ser despierto, trae a la vida efectos que, como añadidura al Reino, se expresan por sí solos; surgen de forma espontánea en una mente que ha logrado 174
despertar. La abundancia se comprende no vista sólo desde la linealidad de la letra, sino desde los abismos profundos de la experiencia. Abundancia en dos sentidos: de forma, en cuanto una experiencia integral que incluye salud, familia, proyectos, energía, trabajo, equilibrio; y de fondo, en cuanto te das cuenta de que poco necesitas lo que tienes. Vivir y existir no pueden ser sinónimos. La vida consciente incluye el despliegue de todas las potencialidades anidadas en nuestro interior; la sobreabundancia es la experiencia de un poder fuera de lógica, un poder al servicio de la vida. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. Juan 12, 47 Comentario. Jesús insiste en que él no vino a juzgar al mundo porque cada ser humano actúa bajo su estado de consciencia. Hay una insistencia en la toma de decisiones que sostengan lo aprendido a los pies del maestro interior. A Jesús no le parecen las apariencias de simular que despertamos cuando nuestras vidas no reflejan la coherencia de lo aprendido. Jesús dijo en otro pasaje: di sí cuando es sí y no cuando es no, lo demás viene del maligno (del Ego). Jesús no obliga a nadie a tomar cierta postura; el despertar no es impuesto ni obligado, simplemente nos invita a no simular los cambios. Es la vida y no un escritorio lo que demuestra el peso de lo aprendido. Mi Reino no es de este mundo, mi Reino no es de aquí. Entonces Pilato le dijo: ¿Tú eres el Rey? Y Jesús le dijo: sí, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad, todo el que es de la verdad escucha mi voz. Y Pilato le preguntó: ¿Qué es la verdad? Juan 18, 36ss Comentario. Despertar es experimentarte fuera de esta dimensión de tiempo y espacio; es salir de la matrix mediante la quietud y el silencio; sentir cómo tu esencia va mucho más allá de lo simplemente corporal; se despliegan poderes personales y el corazón siente una fuerza que lo envuelve; son paz, amor y felicidad que generan un impulso para compartir con otros el hallazgo hecho dentro de ti. ¿Qué es la verdad?, le preguntó Pilato a Jesús, y Jesús sólo guardó silencio. No respondió porque toda respuesta sería fruto de la mente; ninguna palabra habría expresado el sentido último de su respuesta. En el silencio podrás comprender el significado experiencial de lo que es la Verdad, y cuando la conozcas, ya no habrá más preguntas. 175
Las preguntas las plantea la mente; cuando se vive bajo el espíritu, enmudeces y sólo te dedicas a vivir. Recuerda siempre que en el silencio encontraras las respuestas. Ustedes no recibieron un espíritu de esclavos para volver al temor; antes bien, recibieron un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar ¡Abba Padre! Romanos 8, 15 Comentario. Cuando se ha logrado despertar, se es consciente del Espíritu que mora en ti; un espíritu de libertad. Y esto consiste no tanto en qué haces, sino en cómo lo realizas. Por ejemplo, el trabajo es experimentado por un ser dormido como una auténtica esclavitud; un espacio donde se compite, se juzga, se compara, se ve al otro que el otro hace o deja de hacer, te contemplas como víctima del sistema, murmuras y te percibes acabado. En ese sentido radica la esclavitud. Sin embargo, cuando logras despertar, sigues en la dinámica del trabajo. Es el trabajo lo que no cambia, sino el cómo trabajo cuando yo despierto; se hace desde el corazón que crea y no desde la mente que fabrica, el corazón aprende a verse en todo lo que le rodea, se comparte la vida, y no gasta la energía en mirar, juzgar o competir. Cuando le permites moverse dentro de ti, la fragancia y aroma del espíritu se multiplicará y esparcirá en donde estés y llegará a todos con quienes compartes. El Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios Y, si somos hijos, también somos herederos de Dios. Romanos 8,16 Comentario. El auténtico despertar consiste en declarar quién eres y reclamar tu Herencia. Es vivir bajo la consciencia de que eres el Hijo mayor de Dios, su extensión más pura, eco eterno que resuena en el tiempo, imagen y semejanza; es decir que todo lo que es el Padre, lo es también el Hijo, y todo lo que tiene el Hijo lo tiene también el Padre: el Todo está en la parte y en la parte está el Todo. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni profundidad ni otra creatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en su Hijo. Romanos 8,38
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Comentario. La experiencia espiritual es saber que la separación es un dato aprendido, pero que forma parte del sistema de pensamiento del ego. El ego se sostiene y alimenta de eso, de la separación. Puedes sentirte separado de la fuente, pero, objetivamente hablando, es imposible. Sólo los místicos saben que en una gota yace el océano entero, que una célula contiene toda la información de quien la porta, que no hay separación y, por ende, no tienes que hacer nada para unirte, para conectarte a la fuente. Es cuestión de que enciendas la luz y mires lo que hay dentro de ti. Cuando experimentas esta Unidad, no hay cabida para la tristeza, nostalgia, miedos, ansiedades, sufrimientos, culpas, juicios. Todo lo demás es relativo y al final pasa. El único que no se muda es Dios, que habita en ti. Y esto, teniendo en cuenta el tiempo en que vivimos. Porque es hora de levantarse del sueño; que la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada. El día se avecina. Despójense pues de las obras de las tinieblas (EGO) y revístanse de las armas de la luz (Consciencia) como en pleno día, proceder con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidia. Romanos 13, 11ss Comentario. Nos hablan de la urgencia por despertar, sin verlo como imposición se invita a la reflexión, a la apertura de consciencia, a darnos cuenta de que levantarnos, ver el nuevo día, abandonar la siesta, la oscuridad, las obras efectos del dormido y abrazar las acciones del hombre despierto. ¿Que no saben que ustedes son Templos de Dios y que el Espíritu Santo mora en ustedes? 1 Cor. 3,16 Comentario. Ya no hay templos construidos para que more la gloria de Dios; el único santuario es la humanidad consciente; allí está la presencia dinámica de Dios y del Espíritu que está en nosotros y que, cuando le permitimos actuar nos guía, enseña, forma y conduce a la verdad completa. Nos despierta. El tiempo es corto; los que tienen mujer, vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran, porque la apariencia de este mundo pasa. 1 Cor. 7, 29ss 177
Comentario. Bienvenida la libertad y adiós al apego, porque todo pas y la apariencia de este mundo, también. Demos crédito a lo que permanece, a lo que es infinito, a aquellas realidades que no tienen fecha de caducidad. Nada de lo que ha fabricado el ego es perenne, nada permanece: ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si al final se pierde así mismo? Porque Dios es el Espíritu y donde está el Espíritu de Dios, allí está la libertad. Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria de Dios, nos vamos trasformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa Dios, que es su Espíritu. 2 Cor. 3, 17ss Comentario. Es un proceso que se gesta a partir de un suceso que marca la vida: una contrariedad, la enfermedad o la muerte de un ser querido. La vida lo permite para que entres en la autoinspección del significado de lo vivido. Recuerda, todo es perfecto y todo tiene un sentido, no lo subestimes. Cuando logras despertar, reflejas la grandeza en la aparente pequeñez humana; proyectas al Eterno en el tiempo, al infinito en lo finito, el poder inconmensurable en la debilidad humana, la omnisciencia en la irónica ignorancia, y todo es trasformación hasta que la gloria de Dios asoma a través de tu rostro. Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que parezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros. 2 Cor. 4, 7 Comentario. Existen muchas maneras de decir una sola y misma cosa y sea comprendida por la mente humana. Todos llevamos un enorme tesoro, la gloria de Dios, el esplendor de su Reino, el Poder inmanifestado que espera manifestarse en ti. Las vasijas de barro son la materia, la carne, la mente, lo aparente, lo que si se acaba y tiene fecha de caducidad. La prueba de que somos hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo y si hijo, también heredero por voluntad de Dios. Gálatas 4, 6 Comentario. El Espíritu que está en nuestros corazones clama la paternidad de Dios; ese es el regalo de la filiación que nos abraza a todos, hombres y mujeres, que formamos parte de la tierra sin distinción de credo o religión. 178
El fruto de la carne (EGO): fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías. Los frutos del Espíritu son: amor, alegría, paz, paciencia, bondad, afabilidad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí. Gálatas 5, 19ss Comentario: Es claro que los sistemas de pensamiento son caminos totalmente distintos y con efectos muy diferentes; unos conducen a la plenitud y otros a la pobreza de consciencia. Aquí es donde se repite la idea de que no he tratado de imponer nada, sino invitarte a experimentar; tú decides lo que en verdad deseas para tu vida. Porque el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado. Romanos 5, 5 Comentario. Somos el amor, no hay por qué buscar fuera de nosotros ni hacer de ninguna persona el centro de nuestra vida. Somos lo que por tanto tiempo hemos estado buscando sin poder encontrar, o pensamos que lo hemos encontrado, pero engañando a nuestro corazón. Eres el heredero; la abundancia te espera en todos los aspectos de tu vida. No vivas como indigente la existencia ni levantes la mano para pedir, cuando eres el dueño de todo lo que tus ojos pueden contemplar. El mensaje de Jesús es que el camino que él ha recorrido ha trazado el sendero para cada uno de nosotros. Su camino de Resurrección es la expresión máxima de un ser que ha logrado la iluminación en su vida, un hombre capaz de despertar del letargo en que lo mantenía la humanidad, proceso que lo llevó a vivir acontecimientos que marcaron su historia, y que lo que nosotros hemos llamado su noche oscura fue la oportunidad para que la profunda esencia divina emergiera en él. Un hombre libre, independiente, desapegado, compasivo con la humanidad necesitada, trasparente, de una sola pieza, coherente, equilibrado, disciplinado, poderoso, con una fe inquebrantable, profundamente espiritual, poseedor de un amor para todos sin excepción, testigo de lo enseñado, sensible, creador de magia con sus palabras y comportamiento, y dueño de una vida que seducía a todos lo que pasaban frente él. Un día exclamó: lo que yo he hecho, lo podrán hacer ustedes y aún cosas mayores. Al analizar las vidas de quienes predican el cristianismo, descubrimos con tristeza hechos que no se asemejan 179
en nada a los que él realizó; no hemos siquiera sido capaces de hacer lo mismo que él hizo ni las cosas mayores de las que hablaba, ¿por qué? Por la simple razón de que no hemos despertado el inmenso poder que habita en cada uno de nosotros. Jesús es el mejor ejemplo de alguien que inició un camino, se presentó como camino y colocó en él un letrero que decía: camino confiable, se puede ir por ahí; vivió la fuerza del Espíritu y quienes lo veían actuar, decían: ¿Quién es este a quien hasta el viento y el mar obedecen? ¿Qué hay en su Palabra que hace oír a los sordos y ver a los ciegos? Hasta los demonios tiemblan ante su presencia. Ese mensaje también es para ti, para que experimentes la posibilidad de la resurrección en vida, de estar en el mundo, pero ser conscientes de no ser del mundo, para sentir la invasión del Espíritu en la vida y cómo se despliegan todas las posibilidades en cada uno de nosotros, poderes inimaginables. Pero sobre todo, para descubrir que nuestra alma no pertenece aquí, sino que es de otra parte. Atrévete a ponerte sobre los hombros de los gigantes de espíritu y a ver el mundo desde otros ojos, los de Dios.
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10. BUDA, LA RESURRECCIÓN Ni los más grandes enemigos te pueden hacer tanto daño como tus pensamientos. Buda La idea de un Dios “exterior”, ajeno a nosotros mismos, y la búsqueda del bienestar en el exterior, fuera de nosotros mismos, son origen y causa del sufrimiento humano. Nagual 10.1 Siddhartha Gautama Buda, como todo místico, también tuvo su nacimiento envuelto en una aventura espiritual. Pasó su infancia entre oropeles y ociosidad; todo parecía irle bien en medio de las comodidades del palacio de su padre, sin embargo, a pesar de ello, habían sombras en su rostro e inquietudes en su alma que nada ni nadie podían apaciguar, como si existiera en su interior un mar embravecido que ni el mejor capitán podría sortear. Hablaba poco, pero sentía mucho. Dos cosas fueron fundamentales en su modo de sentir: Una piedad sin límites por causa del dolor de todos los seres. Observaba la vida de los animales y cuando veía guerra entre ellos, experimentaba un estremecimiento no de temor, sino de profunda compasión. ¿Cómo, después de tales emociones, podría sentarse a disfrutar de semejantes festejos reales? ¿Por qué Brahma creó este mundo lleno de espantosos dolores y de insensatos goces? Estaba lleno de preguntas que su mente no alcanzaba a dar respuesta que pusier en paz su noble corazón. Una ansiosa búsqueda del porqué de los hechos que ocurrían en torno suyo, experiencias que lo dejaban mudo, sin palabras, sólo emociones que llenaban su alma de inquietud. Un día, Gautama había hecho preguntas a sus amigos, preceptores y a sus padres, a las que respondieron riendo: ¿qué nos importa a nosotros? Tal vez los sabios ascetas lo sepan. A diferencia de Jesús, Buda se unió en matrimonio y tuvo un hijo llamado Raulá; per ni siquiera esto pudo disipar sus dudas ni variar el curso de sus pensamientos. Debieron haberlo conmovido los tiernos lazos entre la esposa y el fruto de su amor con ella, su hijo, con su 181
corazón. ¿Qué significaban las caricias de la mujer y la gracia de su infante para su corazón torturado por el sufrimiento del mundo? Sucedió que, en lugar de mitigar la fatalidad que lo aprisionaba al dolor universal, esta se intensificaba. Cuenta la historia que, durante un paseo, se encontró con un anciano, un enfermo y un muerto, y observó en sus rostros la huella del sufrimiento, algo a lo que nadie era capaz de dar una explicación que apaciguara su corazón atribulado. Un día, Buda se dirigió a sus discípulos diciendo: al hombre, en todo tiempo, le ataja el disgusto y el horror ante la vejez. Sabía que la vejez lo acechaba, y agregó: no me alcanzará. Pensándolo, siento que me inunda todo el ardor de la juventud. En toda la formación que Buda ofrece, la vejez, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte acuden sin cesar, como los inevitables males de la humanidad. Tenía veintinueve años cuando tomó la decisión más grande y trascendental de su vida: abandonar el palacio de su padre, rompiendo todo lazo con su vida pasada, para buscar en la soledad y meditación, la liberación y la verdad que su alma necesitaba y no encontraba. Estuvo rodeado de algunos ascetas con una disciplina impecable, pero tiempo después, se convenció de que no lo conducía a ningún anhelado fin. Un día renunció a mortificaciones extremas e inútiles, y decidió buscar la verdad por sí mismo y sólo dentro de sí mismo, valiéndose únicamente de la meditación; pero sus discípulos ascetas no lo comprendieron, lo trataron con desprecio y dejaron solo. Empezó así el camino de la soledad en medio de la naturaleza, entre flores y manantiales: cuando nadie distingo ante mí y detrás de mí, gozo en la permanencia de mi soledad ante los bosques. Para el monje solitario y deseoso de perfección, la vida fue allí gozosa. Solo en la selva amable, sin compañía: ¿Cuándo alcanzaré el fin? ¿Cuándo estaré libre de pecado? La radición relata que, antes de alcanzar la iluminación, durante muchos años practicó ejercicios de concentración interior. Una mañana, exclamó: dichosa la soledad del bienaventurado que ha reconocido y contempla la verdad. Otras frases de enseñanza suyas, fueron: se hallarán libres de todo lazo; vayan por el mundo para la salvación de las gentes, y la gloria de los dioses y de los hombres. La predicación de Buda duró cuarenta años, sin que los brahmanes opusieran la menor resistencia. Habitualmente distribuía su vida en dos aspectos, uno nómada y el otro sedentario, nueve meses de viaje y tres de reposo; recorría la ciudad en silencio, con los ojos bajos, el cuenco en la mano; 182
aguardando la limosna, bendiciendo a quienes la daban y también a los que no. Por las tardes, meditaba el sublime sagrado silencio en la tranquila oscuridad del bosque o de su celda. Habitaba en él un sagrado misterio que se reflejaba en su elocuencia, el encanto que emanaba de su persona, el magnetismo de su voluntad potente, velada con imperturbable dulzura y de serenidad perfecta; una extraña fascinación con que misteriosamente evocaba el Nirvana. Presento una síntesis del sermón de Buda en la montaña: Me llaman amigo, pero no me dan mi verdadero nombre, yo soy el Liberado, el Bienaventurado, el Buda. Agudicen el oído. La liberación de la muerte ha sido hallada. Yo los instruyo, yo les enseño la doctrina, si viven los preceptos, pronto tomarán parte en lo que buscan los jóvenes que abandonan su país para convertirse en los “Sin-patria” y alcanzarán la perfecta santidad. Aun en esta vida reconocerán entonces la verdad, contemplándola cara a cara. Basta ya de mortificaciones, pues basta renunciar a todos los placeres de los sentidos. El Sendero medio conduce al conocimiento, a la iluminación, al Nirvana. 10.2 El sendero ocho veces santo • Contemplación correcta • Acción correcta • Intención correcta • Forma de vida correcta • Esfuerzo correcto • Concentración correcta • Palabra correcta • Comprensión correcta Esta es, hermanos, decía Buda, la verdad santa sobre el origen del sufrimiento, el deseo y el apego. El deseo, exponía Sartre, es una nausea que se experimenta porque, una vez que cumplimos un deseo, ya tenemos otro, y al final ningún deseo logra llenar los vacíos que se experimentan en el alma. Una vez que logras algo te aferras a ello negando tu auténtica libertad y empiezas a vivir la esclavitud interior. Sufrimos porque no tenemos algo que añoramos y la trampa consiste en pensar que eso que deseo, una vez que lo obtenga, me hará feliz, y sufrimos porque una vez cumplido el deseo, tememos perderlo. Una de las grandes enseñanzas de Buda fue, precisamente, la libertad de no desear nada y vivir en desapego hasta de nosotros mismos. 183
Por eso le tememos tanto a la muerte, porque es la experiencia del desapego absoluto. Dejamos en este mundo todo lo que tanto hemos amado y atesorado; aquí se quedan mi nombre, apellidos, mis seres amados, mis títulos; eso nos asusta y crea en nosotros zozobra a la hora de morir; se muere como se ha vivido. Hay personas que se preguntan si existe vida después de la muerte; yo les hago otra pregunta: ¿Ha habido vida en nosotros antes de morir? Sólo los místicos hacen fiesta cuando alguien muere, porque en su consciencia saben que la muerte es sólo una experiencia más de la vida. Jesús dijo: de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si al final pierde su vida; de qué sirve haber conquistado reinos, títulos, trabajos y bienes si no fuimos capaces de conocernos a nosotros mismos. Sin este referente de conocimiento personal nada se sostiene, y sólo logra inquietar nuestro corazón; inquietud existencial que lo deja vagabundeando en busqueda desesperada de lo que sólo puede encontrar dentro de sí mismo. Cuando descubres que bajo el sufrimiento se hallan los deseos desenfrenados e interminables apegos que engendran esclavitud, te das cuenta de cuál es el camino de la liberación. El encanto de Francisco de Asís: no debemos anhelar más que lo que está en nosotros mismos, como no necesita el ave otro tesoro que sus alas que guía a voluntad. Sus últimas palabras fueron: he predicado la doctrina. Yo no quiero reinar sobre la comunidad, que la verdad sea su antorcha. Aquel que ahora y después de mi muerte sea su propio faro y su único refugio, aquel que no busque cobijo más que en la verdad y ande por la recta vía, es mi discípulo. Y antes de morir, exclamó: valor, discípulos míos. Todo cuanto sobrevenga es perecedero. Luchen sin cesar. 10.3 Las causas del sufrimiento • Ignorancia profunda de nuestra verdad sobre nosotros • Identificarnos con aquello que no somos • Repulsión hacia lo que la mente juzga como malestar • Atracción por lo que la mente juzga como bienestar • Apego desmedido por lo material: tener, poseer, mantener, retener, acumular • Ausencia de libertad y estar invadido de miedos bajo múltiples rostros • Deseos y apego a los resultados, creando frustración y enojo • Una mirada dual sobre la existencia y todo lo que circula en ella • Vivir en el ayer o en el mañana restan energía a la vida • Exceso de control sobre la vida y nula confianza a la misma 184
10.4 Las cuatro nobles verdades El sufrimiento es inherente a la existencia desde el nacimiento, en la enfermedad, la vejez y en la muerte.
La verdad sobre el sufrimiento (Dukkha)
El deseo es la causa del sufrimiento: deseo por placeres sensuales y apego al poder y posesiones materiales.
La verdad sobre el origen del sufrimiento
Puede ponerse fin al sufrimiento mediante el desapego al deseo.
La verdad sobre el cese del sufrimiento (Nirodha)
El Óctuple Sendero es la manera de eliminar el deseo y superar el ego.
La verdad sobre el camino al cese del sufrimiento (Magga) El libro de la Filosofía
10.5 LA CAPACIDAD DE TOMAR DECISIONES PROFUNDAS Su capacidad de tomar decisiones profundas. Siempre he dicho que no vamos a evolucionar leyendo libros, viendo videos, escuchando documentales o conferencias, sino permitiendo que la experiencia sea el espacio privilegiado y único que ofrece el sello de autenticidad a la consciencia asumida, donde se pesa lo conocido, leído, buscado y encontrado. Sólo tener ideas rondando en la cabeza puede ser tema de ego; pero vivir desde la experiencia ya es cosa del espíritu. Tres palabras son claves: ciencia, consciencia y experiencia. Buda fue un hombre profundamente inquieto que vivió en un palacio, sin haber experimentado dolor ni sufrimiento. Un día decidió saltar los muros del palacio e ir a la cuidad, donde contempló la angustia, el sufrimiento, la vejez y la muerte. Entonces se cuestionó acerca de la génesis de esos estigmas. Dejó los lujos y la comodidad de su palacio y se marchó para reflexionar la causa de semejante escarnio implantado en la humanidad. A pesar de que tenía esposa e hijo, 185
estos no fueron motivo suficiente para satisfacer el hambre que ya empezaba a experimentar. Lo dejó todo; emprendió el camino de lo ascético, de la mortificación y del ayuno prolongado, hasta que un día comprendió el valor del justo medio: no estirar tanto la cuerda para que no se rompa ni aflojarla para que no toque. Sus discípulos no lo comprendieron y, decepcionados de Siddhartha, lo abandonaron, dejándolo completamente solo. Desde esa soledad empezó a construir una consciencia con la cual invadiría al mundo. 10.6 La capacidad de hacerse las preguntas fundamentales de la vida Se fue a meditar y, tiempo después, como resultado de ello, dijo: la causa del sufrimiento es el apego y el deseo. Cuando no nos conocemos, nos encontramos demasiado lejos de experimentar lo que sí somos; por lo tanto, somos incapaces de amarnos, y si no hay conciencia del amor primero en nosotros, ¿cómo vamos a vivir un amor referenciado con carácter fecundo y trascendente? Disfrazamos la inconsistencia y la necesidad con destellos de bondad que, en el fondo, no son más que mezquinas intenciones conscientes e inconscientes. 10.7 Hemos sido formados desde pequeños en el DESEO y APEGO Estamos apegados a nuestros padres, a las cosas materiales, a la vida, al trabajo; después, nos apegamos a los amigos, a la pareja, a los hijos y al dinero. La dinámica es muy simple: siempre estamos deseando, pensando en que vivimos en la carencia, y el deseo de posesión nos hace sufrir mientras no se cumple, y cuando la vida nos llega a dar lo que tanto deseamos, nace el miedo a perderlo y volvemos a sufrir. Vivimos constantemente el miedo a perder, sufrimos de tan sólo imaginar perder aquello que tanto hemos deseado y, por fin, hemos obtenido. Entonces creamos mecanismos de retención al precio que sea. Partiendo de esta reflexión, podemos definir la libertad como la ausencia de todo miedo y máxima expresión del desapego. Sufrimos por no tener trabajo y lo deseamos encontrar; y cuando lo tenemos, sufrimos porque vivimos todos los días con el temor a perderlo y empezamos a engendrar actitudes de servilismo, de simulación, ambientes hostiles porque pensamos que alguien nos lo quitará; hacemos alianzas con gente tóxica para sobrevivir en un sistema que 186
nos atrapa; empezamos a renunciar a nosotros mismos, a decir lo que no sentimos y hacer lo que no queremos. El trabajo ha dejado de ser el espacio sagrado de la creatividad, de la amistad sincera, del despliegue de nuestras capacidades y talentos, de la libertad compartida, del amor puesto en acción. El trabajo es sufrimiento, un espacio de batalla campal, de simulación, de poder, egoísmo, de dejar de ser nosotros mismos; cuando llegamos a casa porque trabajamos desde la mente, y esta sólo es especialista en comparar, criticar, atacar, aterrorizar, juzgar, competir, medir resultados, verlo todo torcido, y eso termina por cansar y crear grietas en el alma. Al llegar a casa restados y no multiplicados, terminamos por odiar el trabajo y sólo estar ahí por un pago que cubra nuestras necesidades inmediatas. Hemos hecho de la existencia un simple reto de sobrevivir, pero la vida es mucho más que eso. Vivir desde la sabiduría del corazón significa haber llegado a conocernos a nosotros mismos. Al ser conscientes del amor que somos, el trabajo se convierte en espacio sagrado donde compartimos nuestros talentos, dones y carismas. Tengo la capacidad de ver al otro, no es alguien separado de mí mismo, sino que lo contemplo como una bella extensión de mí. El trabajo es donde extiendo las alas de mi espíritu y surge la creatividad. Se labora desde el corazón, que no juzga, no compite y observa con mirada inocente lo que sucede a nuestro alrededor. Vivir desde el amor permite forjar auténticas amistades, expresar la autenticidad en nuestra vida y llegar a casa con una fuerza inquebrantable, con una energía sumada. Si amo lo que soy, amaré lo que realizo día a día, y lo que realizo me amará a mí. Esto es tan sólo un ejemplo del apego que experimentamos hacia el trabajo. 10.8 Ama a tu prójimo como a ti mismo Buda, los filósofos y místicos, e incluso Jesús, dijeron: ama a tu prójimo como a ti mismo. Nos hemos empeñado en cortar la frase a la mitad, quedándonos únicamente con amar al prójimo, olvidando amarnos a nosotros mismos, pues la cultura nos ha enseñado que amarnos, pensar primero en nosotros, es egoísmo. Pensar en los demás, sacrificando nuestra persona es amor, así lo pregona el mundo; cuando, en realidad, es todo lo contrario.
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¿Qué significa como a ti mismo? Que el auténtico amor irradia desde nuestro ser, desde lo que somos en esencia cada uno de nosotros. Ver en todo lo que pasa fuera de nosotros la más excelsa oportunidad para conocernos a nosotros mismos. Me espulgo en el silencio, me conozco y reconozco en lo que está fuera de mí, me acepto, me expongo ante los otros y me trasformo. Se preguntarán: ¿cómo puedo conocerme para amarme y así ser capaz de un amor auténtico referido al otro? Creando espacios de silencio. Me llamó la atención la película titulada Actos de venganza, con Antonio Banderas como protagonista, de la cual explicaré su mensaje profundo en seis escenas. 1. Se trata de un sofista amante de la palabra, charlatán jurídico, un seductor a través del juego de las palabras. El personaje señala que las mujeres pronuncian 20 000 palabras diarias y el hombre 17 000, de las cuales sólo dos son las más importantes, y esto lo dice mientras, por la noche, se despide de su hija con un beso en la frente, expresando esas dos palabras que hacen que todo lo vivido en el día tenga sentido: te amo. 2. Este personaje vive tan ocupado en su palabrería jurídica laboral, que no asiste a una función de su hija, el último acto de ella. No acude cuando ella lo esperaba con todo su corazón, y es secuestrada afuera del teatro junto con su esposo, y jamás vuelven a aparecer. 3. Él enloquece por la ausencia de su hija primero, y de su esposa después, y por la terrible culpa que experimenta, ya que piensa que si hubiese asistido a la función las habría protegido a ambas, lo cual no ocurrió. Toda culpa conlleva un castigo y él empieza a flagelarse a sí mismo mediante el alcohol y luchas clandestinas para recibir su castigo, porque él mismo no se perdonaba. 4. La policía no resuelve el caso y es olvidado. Un día, al dar la vuelta en una esquina, se encuentra con una niña que le ofrece servicios sexuales, Él proyecta en ella a su hija recién asesinada, diciéndole que no debería estar haciendo eso. En ese instante, aparece el padrote, que vigilaba a la niña desde lejos, y empiezan a pelear. Le incrustan una navaja en la pierna y lo avientan hacia una librería; su pierna sangra y toma un libro para cubrir la herida y evitar desangrarse. 188
Cuando llega a casa y cura su herida, aparta el libro de su pierna y lee la frase: castiga sólo al que cometió el acto. Al observar la portada, descubre que se trata del libro Las meditaciones de Marco Aurelio, y empieza a leerlo, descubriendo que estaba castigando a la persona equivocada, a sí mismo. Entonces, reconoce que él no tuvo la culpa de lo que había pasado. 5. En una escena, dice el personaje principal: los estoicos guardaban silencio para no perder de vista el objetivo, y se jura a sí mismo que no volverá a hablar hasta que no haya encontrado a los responsables de la muerte de su esposa e hija. Aquí es donde me parece muy loable la película y una de sus enseñanzas más importantes: guardar silencio, pues cuando enmudece, cuando decide callar y se hace amigo del silencio, comienza a despertar su espíritu humano, una sensibilidad fuera de lo común, una destreza importante, un oído profundo para escuchar hasta los más mínimos detalles. El silencio engendra un espíritu con las alas abiertas capaces de volar hacia el infinito, donde se halla nuestra verdadera residencia metafísica. El protagonista no volvió a pronunciar una palabra. 6. Al final, descubre que su familia había sido asesinada por un acto de venganza, ya que él, gracias a su astucia y palabrería, había sacado de prisión al asesino y violador de una pequeña. El padre de la niña, que se había hecho policía, cobró venganza haciéndolo pagar; ojo por ojo y diente por diente. Cuando el protagonista se encuentra a punto de matarlo, vuelve a su mente la frase de Las meditaciones del más grande entre los estoicos, Marco Aurelio: la mejor venganza es ser diferente a tu enemigo, y en vez de matarlo, decide entregarlo a la policía. En la escena final, cuando va al cementerio y contempla la tumba de su familia, piensa que se hizo justicia y que él trató de hacer lo correcto. Si mi hija y mi esposa estuvieran aquí, les diría las dos palabras más importantes de entre las miles que pronuncio todos los días: TE AMO. Buda habla sobre vivir el desapego y quiero aplicar esta experiencia en al tema del perdón. ¿Qué es el auténtico perdón? Para una persona que ha logrado despertar es, simplemente, la no necesidad de perdonar, por una simple razón: para que exista el perdón, se requiere de un ofendido; si no hay tal, entonces no existe ofensa qué perdonar.
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A través de la historia hemos visto un proceso gradual acerca de este tema, por ejemplo, la venganza desproporcionadas. En épocas muy antiguas, cuando un miembro de la comunidad cometía algún acto deleznable o criminal, existía la posibilidad de que alguien se desquitar o vengara de él, pero esto ocurría de formas desproporcionadas. Por ejemplo, si alguien te robaba una gallina, tú podías golpear a su hijo; se manejaba el principio de el que se lleva, se aguanta, y la familia del hijo golpeado no debía hacer nada, pues ellos habían comenzado el pleito al robar la gallina. Otro ejemplo es la Ley del talión. Bajo el contexto de venganza desproporcionada, surge la Ley del talión, que intenta humanizar y proporcionar los actos de la comunidad, versando así: ojo por ojo y diente por diente. El significado es claro. Retomando al ejemplo anterior, si alguien te roba una gallina, no podrás pegarle a su hijo; a lo que sí tienes derecho es a robarles a ellos otra gallina. Así se pone un justo equilibrio a los actos que cometiesen los miembros de la comunidad. No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti, es un lema expresado para crear abstinencia, y esa no es una dinámica de crecimiento comunitario. No vivimos en una sociedad donde deba de primar el no hacer. Cuántas veces hemos escuchado frases como yo no le hago daño a nadie; no me meto con mis vecinos; yo estoy en mi casa y no ando en las casas de nadie. Somos seres sociales involucrados en una dinámica de construir, de formar y de ser proactivos. Haz al otro lo que te gustaría que hicieran contigo. Este lema sí incluye una dinámica, una actitud, una dimensión social; invita a actuar poniéndonos en el lugar del otro. Sin embargo, esta actitud aún conserva una dosis de interés, de egoísmo y no expresa altura humana. Perdona a tu enemigo. ¿A quién le está levantando la mano de victoria? ¿Quién es el auténtico beneficiado? Pareciera que al enemigo, pero no, porque el sabio sabe que el único dañado es el que guarda rencor al otro. Quien hizo tal afirmación fue Jesús. En una cultura apegada a la venganza, donde el rencor, el resentimiento y los deseos por desquitarse estaban arraigados, Jesús busca, desde una libertad y la experiencia de resurrección, que el hombre sea sano desde su interior. Ama a tu enemigo. Amar es una experiencia no reservada a unos cuantos bajo el argumento de la amistad o la sangre, sino que debe 190
ser dinámica, que incluya y no excluya, que se extienda y expanda, que no se contenga. El amor auténtico se posa sobre el rostro de todo ser humano. Ya en la cruz, en medio del dolor y frente a sus verdugos, Jesús fue capaz de gritar: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Que nadie tenga ninguna deuda con nadie, excepto de amor. Jesús fue más allá. No sólo perdonó, amó a aquellos que lo habían ofendido. Dar la vida por todos sería el máximo heroísmo espiritual logrado en la vida. Son pocos quienes han podido llegar a ésta dinámica; los místicos, los iluminados, los resucitados y los santos; sólo ellos han sido capaces de vivir las consecuencias del despertar, del amor. En la noche oscura, Jesús vivió el amor más grande: dio la vida por toda la humanidad. Mi soledad no tiene nada que ver con la presencia o ausencia de personas, detesto quien me roba la soledad sin a cambio ofrecerme verdadera compañía. Friedrich Nietzsche Como a mí mismo significa no tener miedo, estar en soledad con uno mismo. ¡Cuánto miedo le tenemos a este espacio!, ¡cuánto terror nos da, que hasta somos capaces de aceptar al primero que llega! Hemos aceptado la creencia social de que no es bueno que el hombre esté solo; hemos inventado la necesidad de unirnos a alguien, y si no lo hacemos, somos mal vistos; surge la presión social, familiar y cultural. Estar solo no es una vocación y llegamos a juzgar a los solteros como personas de segunda categoría. Cuando nos da miedo estar solos, tomamos decisiones precipitadas y elegimos a alguien, no tanto porque sea la persona indicada, sino por presiones y etiquetismos sociales. Tarde nos damos cuenta de que no fue lo correcto; surge la infidelidad, que no es otra cosa que buscar lo que aún no hemos encontrado; y al darnos cuenta de ello, nos frustramos y duele ver la realidad, y para escapar de ella, nos drogamos; las mujeres se drogan en los hijos y los padres en el trabajo. Así, ocupados y anestesiados, nos alejamos de la realidad que nos hace sufrir. Como a mí mismo significa que todo está en ti, que no tienes nada que buscar fuera de ti mismo y que ahí reposa la absolutez del amor; desde ahí lo compartes al mundo.
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¿Qué pasa cuando crees dar el amor sin la experiencia previa de como a ti mismo? Ya el apóstol Pablo lo dejó escrito en su carta a los corintios: aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o platillo que aturde. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me aprovecha. Sería la expresión máxima del Ego, compartir nuestras carencias disfrazadas de riquezas, dar amor cuando lo que pretendemos es exigir que nos amen, miserias de nuestro ser cubiertas de bondad. Hemos oído decir a muchas personas: sólo tengo ojos para ti; lo que está diciendo es que está cegado para observar la belleza de la vida, que no se centra en un sujeto, explica Manuel Cruz. Sólo cunado logramos despertar, descubrimos que el amor de pareja no es más que una brisa en comparación con la inmensidad de los océanos.
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11. PENSAMIENTOS CUÁNTICOS DE UN CURSO DE MILAGROS El mundo que vivimos refleja simplemente nuestro marco de referencia interno. El espíritu está eternamente en estado de gracia. Tu realidad es únicamente espíritu, por lo tanto, estás eternamente en estado de gracia. Los que perciben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. Tú, que quieres alcanzar la paz, sólo puedes encontrarla perdonando completamente. La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensación de estar separado de Dios. El amor perfecto expulsa el miedo. Si hay miedo, es que no hay amor perfecto. La paz es un atributo que se encuentra en ti. No puedes hallarla fuera de ti mismo. La enfermedad es una forma de búsqueda externa. La salud es paz interior. Cuando tienes miedo de algo, estás admitiendo que ello tiene el poder de hacerte daño. Toda curación es esencialmente una liberación del miedo. Estoy aquí únicamente para ser útil. Estoy aquí en representación de Aquel que me envió. No tengo que preocuparme por lo que debo hacer ni por lo que debo hacer, pues Aquel que me envió me guiará. Sé que Él estará allí conmigo. No hay pensamiento fútiles. Todo pensamiento produce forma en algún nivel. La nada y el todo no pueden coexistir. Creer en uno es negar al otro. El miedo no es nada realmente y el amor lo es todo. Juicio final, idea más atemorizante. Juzgar no es atributo de Dios, ésta idea se originó cuando te creíste separado de Dios. 193
Los buenos maestros nunca aterrorizan a sus estudiantes. Aterrorizar es atacar, y como resultado de ello se produce un rechazo de lo que el maestro ofrece, malográndose así el aprendizaje. Las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fortaleza, y que la percepción, que es intrínsecamente enjuiciadora, comenzó sólo después de la separación. La percepción se basa en un estado de separación, así que todo aquel que, de alguna manera percibe, tiene necesidad de curación. El estado natural de los que gozan de conocimiento es la comunión, no la oración. La decisión de juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. Juzgar es el proceso en el que se basa la percepción, pero no el conocimiento. Los juicios siempre entrañan rechazo. Una de las ilusiones es la creencia de que los juicios que emites no tienen ningún efecto, pierden el significado de lo que ellos son precisamente porque los juzgas. En presencia del conocimiento todo juicio queda suspendido, y este es el proceso que le permite al conocimiento reemplazar a la percepción. Cuando te sientes cansado es porque te has juzgado a ti mismo. La fatiga que produce el juzgar continuamente es realmente intolerable. Es posible contemplar la realidad sin juzgar y simplemente saber que está ahí. Muchos montan guardia en torno a sus ideas porque quieren conservar sus sistemas de pensamiento intactos, y aprender significa cambiar. Todo buen maestro espera impartir a sus estudiantes tanto de lo que él mismo ha aprendido, que algún día dejen de necesitarle. Nadie repudia lo que consideran parte de sí mismo. Sólo aquellos que tienen una sensación real y duradera de abundancia pueden ser verdaderamente cartitativos. Para el ego dar cualquier cosa significa tener que privarse de ella. Cuando asocias el acto de dar con el sacrificio, das solamente porque crees que de alguna forma vas a obtener algo mejor, y puedes, por lo tanto, prescindir de la cosa que das. Dar para obtener es una ley ineludible del ego, que siempre se evalúa a sí mismo en función de otros egos. Por lo tanto, está siempre obsesionado, con la idea de la escasez. Los pensamientos se expanden cuando se comparten. Cuantos más creen en ellos, más poderosos se tornan. Todo es una idea. ¿Cómo, entonces, puede asociarse dar con perder? 194
La proyección no es más que un mecanismo del ego para hacerte sentir diferente de tus hermanos y separado de ellos. La separación no fue una pérdida de la perfección, sino una interrupción de la comunicación. Los que comunican miedo están fomentando el ataque, y el ataque siempre interrumpe la comunicación, haciendo que esta sea imposible. Para poder tener, da todo a todos. Si te identificas con tu sistema de pensamiento, lo cual es inevitable, y aceptas dos sistemas de pensamiento que están en total desacuerdo, es imposible gozar de paz mental. Tienes que aprender a recordar lo que eres. Enseñar a toda la Filiación, sin hacer excepciones, demuestra que percibes su plenitud y que has aprendido que es UNA. Tienes que estar alerta para mantener su UNICIDAD. Cuando despiertas al amor, estás simplemente olvidando lo que no eres, lo cual te capacita para recordar lo que sí eres. Aunque sólo puedes amar a la Filiación como UNA sola, la puedes percibir como fragmentada. Mas es imposible ver algo en alguna parte de ella y no atribuírselo a toda ella. El amor es tu poder que el ego tiene que negar. Tiene que negar también todo lo que este poder te confiere porque te lo confiere todo. Siempre que le niegas la bendición a un hermano, te sientes desposeído, ya que la negación es tan total como el amor. Negar parte de la Filiación es tan imposible como lo es amarla sólo en parte. No es posible tampoco amarla totalmente sólo a veces. Cuando un hermano actúa insensatamente, te está ofreciendo una oportunidad para que lo bendigas. Su necesidad es la tuya, tú necesitas la bendición que puedes darle. No hay manera de disponer de ella excepto dándola. Careces de aquello que niegas, no porque haya carencia de ello, sino porque se lo has negado a otro, y, por lo tanto, no eres consciente de ello en ti. 195
Tu hermano es el espejo en el que ves reflejada la imagen que tienes de ti mismo mientras perdura la percepción. Sigue el camino que Él te enseña para que puedas recordar quién eres, y muéstraselo a otros, no sea que te olvides de ti mismo. Los que atacan no saben que son benditos. Atacan porque creen que les falta algo. Comparte tu abundancia libremente y enseña a tus hermanos a conocer la suya. No compartas sus ilusiones de escasez, pues, de lo contrario, te percibirás a ti mismo como alguien necesitado. Niega lo que eres y atacarás al creer que has sido atacado. Mas ve el amor de Dios en ti y lo verás en todas partes porque está en todas partes. Ve su abundancia en todos y sabrás que estás en Él junto con todos tus hermanos. Ellos forman parte de ti, tal como tú formas parte de Dios. La libertad es creación porque es amor. No amas a quien tratas de aprisionar. Cuando tratas de aprisionar a alguien, incluyéndote a ti mismo, no le amas y no te puedes identificar con él. Cuando te aprisionas a ti mismo pierdes de vista tu verdadera identificación conmigo y con el Padre. ¿Podrías estar en paz estando separado de tu identidad? La disociación no es una solución: es algo ilusorio. La plenitud cura porque es algo propio de la mente. Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas del miedo a despertar. Son intentos de reforzar el sueño debido al miedo a despertar. Dormir es aislarse, sólo despertar es unirse. Tu función no es cambiar a tu hermano, sino simplemente aceptarlo como es. Sus errores no proceden de la verdad que mora en él, y sólo lo que es verdad en él es verdad en ti. Percibir errores en alguien, y reaccionar ante ellos como si fueran reales, es hacer que sean reales para ti. Si lo que le haces a mi hermano, me lo haces a mí, y todo lo que haces te lo haces a ti mismo porque todos somos parte de ti, todo lo que nosotros hacemos es para ti también. Nada externo a ti puede hacerte temer o amar porque no hay nada externo a ti. Todo ataque es un ataque contra uno mismo. No puede ser otra cosa. Al proceder de tu propia decisión de no ser quien eres, es un ataque contra tu identidad. Atacar es, por lo tanto, la manera en que pierdes 196
conciencia de tu identidad, pues, cuando atacas es señal inequívoca de que has olvidado quién eres. Ataca el débil, el fuerte jamás ataca. Recordar que el amor trae consigo vulnerabilidad. No te pongas de parte de la enfermedad en presencia de un Hijo de Dios, aunque él crea en ella, pues tu aceptación de que Dios reside en él da testimonio del Amor de Dios que él ha olvidado. Tu reconocimiento de que él forma parte de Dios le recuerda la verdad acerca de sí mismo, que él está negando. ¿Reforzarás su negación de Dios o le recordarás su plenitud y te acordarás de tu Creador en él? El poder de una mente puede irradiar hasta otra porque todas las lámparas de Dios fueron encendidas por la misma chispa, la cual está en todas partes y es eterna, negar la chispa conduce a la depresión, pues siempre que ves a tus hermanos desprovistos de ella, estás negando a Dios. Si la creación es compartir y la depresión es aislamiento. El ego puede permitirte, y de hecho lo hace, que te consideres altanero, incrédulo, frívolo, distante, superficial, insensible, despegado e incluso desesperado; pero no permite que te des cuenta de que realmente tienes MIEDO. Amarte a ti mismo, es curarte a ti mismo. Si amarse uno a sí mismo significa curarse uno a sí mismo, los que están enfermos no se aman a sí mismos. Por lo tanto están pidiendo el amor que los podía sanar, pero que se están negando a sí mismos. Si supieran la verdad acerca de sí mismos no podrían estar enfermos. Toda curación es una liberación de tu pasado. Comprende que no reaccionas a nada directamente, sino a tu propia interpretación de ello. Tu interpretación se convierte en la justificación de tus reacciones. Interpretar el error es conferirle poder, y una vez que haces esto, pasas por alto la verdad. La regla de oro del EGO es buscar pero no encontrarás, la regla de oro del Espíritu no busques, date cuenta que ya lo tienes todo.
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El poder de decisión es la única libertad que te queda como prisionero de este mundo. Eres inmortal porque eres eterno, y “siempre” no puede sino ser AHORA. La culpabilidad, pues, es una forma de conservar el pasado y el futuro en tu mente para asegurar, de este modo, la continuidad del EGO. El ego quiere conservar tus pesadillas e impedir que despiertes y te des cuenta de que pertenecen al pasado. ¿Cómo podrías reconocer un encuentro santo si lo percibes simplemente como un encuentro con tu pasado? Él ahora es lo que más se aproxima a la eternidad, sin pasado ni futuro; sólo el ahora ofrece las oportunidades de los encuentros santos en los que se puede encontrar la salvación. Si recuerdas el pasado cuando contemplas a tu hermano, no podrás percibir la realidad que está aquí ahora. El milagro te permite ver a tu hermano libre del pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte a tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente. El amor no hace excepciones. Si otorgas tu amor a una sola parte de la Filiación exclusivamente, estarás sembrando culpabilidad en todas tus relaciones y haciendo que sean irreales. Cada instante es un nacimiento inmaculado. El instante santo es un recurso de aprendizaje, es la suspensión de todo juicio, los juicios se basan siempre en el pasado, es imposible juzgar sin el pasado. El pasado es el principal recurso de aprendizaje del ego. No puedes amar sólo algunas partes de la realidad y al mismo tiempo entender el significado del amor. El sacrificio no es amor, sino ataque. Tu tarea no es buscar el amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. Si buscas amor fuera de ti, puedes estar seguro de que estás percibiendo odio dentro de ti y de que ello te da miedo. 198
El instante santo es una miniatura de la eternidad. Es un cuadro de intemporalidad montado en un marco de tiempo. El cielo no es un lugar ni tampoco una condición. Es simplemente la conciencia de la perfecta unicidad. He aquí la puerta abierta que te ahorra siglos de esfuerzos, pues a través de ella puedes escaparte de inmediato, liberándote así del tiempo. No tengo que hacer nada. Obstáculos: deshacerte de la paz, atracción de la culpabilidad, creer que el cuerpo es valioso, atracción del dolor, de la muerte, del temor a Dios. Ve en tu hermano el poder de la impecabilidad. Soy responsable de lo que veo. Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar. Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí. Es imposible que el Hijo de Dios pueda ser controlado por sucesos externos a él. Es imposible que él mismo no haya elegido las cosas que le suceden. Su poder de decisión es lo que determina cada situación en la que parece encontrarse. ¿Deseo un mundo en el que gobierno yo en lugar de uno que me gobierne a mí? ¿Deseo un mundo en el que soy poderoso en lugar de uno en el que soy impotente? ¿Deseo un mundo en el que no tengo enemigos y no puedo pecar? ¿Y deseo ver aquello que negué porque es la verdad? El deseo de ser especial es el sustituto del amor. Creerte especial es creer en la diferencia y no en la igualdad, exigir reverencia y despreciar la igualdad que nos sostiene. Lo que es lo mismo no puede ser diferente, y lo que es UNO no puede tener partes separadas. Los que no han sanado, no pueden perdonar. El que se perdona se cura.
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El cuerpo enfermo demuestra que la mente no ha sanado. Sufrir es poner énfasis en todo lo que el mundo ha hecho para hacerte daño. Y no puede escapar porque ve la causa de su sufrimiento fuera de sí mismo. Sueñas que tu hermano está separado de ti, que es un viejo enemigo, un asesino que te acecha en la noche y planea tu muerte. Al Hijo de Dios se le olvidó reírse. El secreto de la salvación no es sino este: que eres tú el que se está haciendo todo a sí mismo. El milagro no es hacer nada, sino deshacer. El final del sueño es el fin del miedo, pues el amor nunca formó parte del mundo de los sueños. El amor no exige sacrificios. Pero el miedo exige el sacrificio del amor, pues no puede subsistir en su presencia. ¿Para qué es tu hermano? No lo sabes porque tu función aún no te resulta clara. No le asignes un papel que tú crees que te haría feliz a ti. No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo. Elige de nuevo si quieres ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo, o si prefieres quedarte en el infierno y mantener a tus hermanos ahí.
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12. COMO ENTENDER EL AMOR DE PAREJA La única forma de conocer a una persona es amarla sin esperanza; cuando abandonamos la esperanza de un resultado podemos ver con claridad al amado. Benjamín Walter 12.1 ¿QUIEN SOY YO? Este es un cuento de Attar de Neishapur. El amante llegó a la puerta de su amada. “¿Quién es?”, preguntó la amada desde adentro. “Soy yo”, dijo el amante. “Entonces, márchate. En esta casa no cabemos tú y yo”. El rechazado amante se fue al desierto, donde estuvo meditando durante meses, considerando las palabras de la amada. Por fin regresó y volvió a llamar a la puerta “¿Quién es?” “Soy tú”, y la puerta se abrió inmediatamente. Anthony de Mello Si le preguntamos a las personas si tuvieran que elegir entre amar o ser amado, ¿qué diría la mayoría? Es evidente que la respuesta se inclinaría por ser amado, cuando lo más importante es amar, amarnos a nosotros mismos, reconocer el único centro válido desde donde se sostiene la vida misma. Como pasar de la física a la química y de la química a la Alquimia. Es cierto, el amor entra por los ojos, pero existe algo que lo supera: la química de dos almas que tienen demasiadas cosas en común y logran trascender toda esta información, mantenerse unidos no por un deseo, sino por una realidad más allá de la historia; llegar a la alquimia, es decir, a la Unidad en el amor. ¿Por qué el sentimiento que más nos define es el que termina por destruir la vida misma? Algo tan sublime se convierte en el drama de la existencia humana. No sabemos amar. Nadie nos educa para canalizar la energía del amor. Nos falta identificar en qué momento estamos preparados, para la hermosa aventura de compartir; el desconocimiento propio de no saber en verdad lo que somos, engendra el miedo a estar solos, y esto nos empuja a buscar desesperadamente la experiencia de este sentimiento, ordinariamente de manera equivocada y no acertada. Nos falta la habilidad de la toma de decisiones. Cuando se termina una relación, no sabemos cerrar círculos; peor aún, 201
abrimos nuevos cuando todavía no hemos sanado lo anterior; salimos heridos, resentidos, deprimidos, enojados, vacíos y profundamente tristes. Lo que verdaderamente nos identifica en esencia, termina por des-identificarnos, por des-poseernos y des-personalizarnos. Siendo el amor una experiencia trascendente, nos arrastra y, analógicamente, la vivencia más hermosa del Cielo acaba convirtiéndose en el infierno que nos condena. Primero, sería bueno reflexionar acerca de lo que es el amor de pareja, al que llamo Amor Compartido. Segundo, ¿qué es el amor desde una experiencia de dos? ¿Es necesario que le anteceda el conocimiento? ¿En qué momento podemos llamarlo Amor? Porque desde el principio evidentemente no lo es. ¿Cuáles son las claves para sostener esa relación? ¿Es química? ¿Cuáles los elementos que terminan por sepultar lo que un día comenzó como algo bello? ¿Cómo terminar una relación que fue significativa en mi vida? ¿Cómo aprender a cerrar los círculos afectivos vividos? ¿Cuándo estoy preparado para la siguiente experiencia? ¿Cómo identificar que una relación no es una experiencia sana en mi vida? Somos el amor y de esta premisa quiero partir porque estamos conectados al Universo, a la tierra, la naturaleza, al hombre, a la energía y tenemos la capacidad de recrear, procrear, co-crear y, de este modo extendernos, y expandirnos en una creación creativa. Somos el amor, porque es nuestra auténtica naturaleza; porque para que la creación se siga multiplicando es necesaria una función biológica de perpetuar nuestra especie en la historia. Pero como la especie humana requiere de solidez y consolidación estructural, es necesaria una responsabilidad dinámica, tanto psicológica como espiritualmente, y madura a la hora de traer hijos a este mundo. Traer hijos dentro de un espacio creacional que garantice su estadía sana y proyectiva en la sociedad. A diferencia de los animales, que perpetúan la especie por instintiva y sin intención de educar, formar, acompañar, aspectos que nosotros, seres que poseemos una capacidad racional y espiritual, hemos convertido en nuestra misión y función social. Ver en el hijo las múltiples dimensiones que hay que promover y proyectar en una sociedad, áreas irrenunciables e intransferibles como pueden ser las espirituales, culturales, artísticas, sociales, económicas, académicas, lúdico-recreativas, familiares, afectivas, éticas. En una palabra, prepararlos para la vida, para presentarlos ante una sociedad que los espera para ocupar el puesto que natural y carismáticamente les corresponde, 202
y desde ahí representar un digno papel que configure cada día más a nuestro tejido social. Entregar un hijo a la sociedad que le espera, tenemos el poder de presentar a un Gandhi, Mandela, Buda, Albert Einstein, o a un Hitler, Stalin y Benito Mussolini. He ahí el poder de formar vida, no sólo biológica, sino con un carácter que lo haga diseño únicos y ejemplo a seguir. Urgen figuras de significación, de trascendencia, eficacia y excelencia, y esos pueden ser nuestros hijos. Hace unos días pude mirar una película de profunda reflexión titulada Cafarnaúm, una ciudad olvidada, donde se narra la travesía de un niño por que es llevado a juicio por vengar el asesinato de su hermana a manos del cacique del pueblo, a quien sus padres la habían entregado a los trece años con el fin de ser mantenidos por él. El niño, estando en la prisión, llama a los medios de comunicación para demandar a sus padres, y cuando el juez le pregunta el motivo, el niño contesta: por haberme traído a este mundo sólo a sufrir, pasar hambre, ser golpeado y maltratado; por haber arrojado a esta historia a un niño sin armas para defenderse de la vida, por andar vagando sin un propósito y condenado por la sociedad a sufrir vicisitudes. Una película que nos habla de la gran responsabilidad de los padres no sólo de traer hijos al mundo, sino de formarlos, educarlos, cuidarlos y procurarlos en todo. Vamos a reflexionar sobre lo dicho hasta ahora para, luego, aplicarlo en la experiencia que muchos han vivido: el amor por el ser amado. El amor nunca termina, por lo tanto, el amor es eterno y lo único que nos sostiene en la existencia, sobre todo cuando encaminamos la vida hacia su sentido. El amor y la muerte, el amor y el miedo, la luz y la oscuridad, el cielo y la tierra, el frío y el calor, no pueden coexistir. El amor no pasará nunca, desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas, desaparecerá la ciencia. Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía (1 Corintios 13). No elegimos a los otros al azar. Nos encontramos con aquellos que existen ya en nuestro inconsciente. Sigmund Freud La casualidad, el azar y la suerte no existen, no son argumentos por medio de los cuales podemos explicar lo que se acerca a nuestras vidas, 203
ya sean personas o acontecimientos. Cada persona está realizando en nuestra vida el papel que le corresponde y, al final, viene como maestro a enseñarnos algo que sin su presencia jamás habríamos aprendido. En muchas ocasiones hemos interpretado esa experiencia de relación como algo fortuito, que llegó a nosoros por suerte o azares del destino. Hacemos de este encuentro un falso romanticismo que, en su primera etapa, se basa en pensar igual, es decir, de la misma manera, comer y degustar los mismos alimentos y aperitivos, pasar las horas juntos tomados de la mano, caminar lado a lado, enviar mensajes por las mañanas, ir a los mismos lugares, etcétera. Y cuando notamos esta identificación, hacemos una conclusión: es nuestra alma gemela. No es la identificación desde un plano físico o consciente, sino desde una información inconsciente que nos hace vibrar en una misma frecuencia. Dos historias no resueltas son las que, a final, resultan ser gemelares. ¿En qué consiste encontrarnos a nuestra alma gemela? En que ambos tenemos la misma historia arraigada en el inconsciente, un drama de ausencias y presencias exageradas, heridas, experiencias, miedos, abandonos, afectividades aún sin resolver, deseos inconscientes, inseguridades, anhelos de reconocimiento, búsquedas de aceptación, autoestima baja, soledad, una guerra de poder oculta, infancias inconclusas, historias de las figuras más importantes en nuestra psicología y para nuestro desarrollo emocional: nuestros padres, muy similares, ya sea lineal o simbólicamente. Es complicado identificar todos estos rasgos durante la primera etapa de la relación, sin embargo, es necesario hacerlo; por eso, es indispensable el conocimiento, compartir, hablar de nuestros pasados, no tener miedo a mostrarnos, a decir, lo que la historia ha hecho de nosotros. Quien no quiere hablar, aquellos que se resisten y lo reprimen, piensan que con ello, suprimen la experiencia. Parafraseando a John Power: tengo tanto miedo a que mi verdadero yo se ponga de pie, porque al hacerlo, me aterra la idea de que te vayas en lugar de quedarte, de que me juzgues en lugar de comprenderme y de que me dejes en lugar de venir a abrazarme… y como tengo tanto miedo a ello, el que se pone de pie todos los días no soy yo, sino lo que yo quiero que veas de mí. Demuéstrame que hiciste las paces con tu pasado hablándome de él con libertad, oportunidad de crecimiento, con reinterpretación y aprendizaje ante lo vivido, desde una expresión ecuánime y equilibrada. 204
Es necesario identificar lo que nos une e hizo posible que nuestras vidas se juntaran. Repito, no es por azar. Todo lo que acontece, lo que experimentamos, las personas que se acercan y las que se alejan, tiene un sentido, un por qué y un para qué. Recuerdo el principio de la filosofía llamado Razón suficiente, que dice: todo ser, en cuanto que es, tiene razón de ser y no sólo tiene razón de ser, sino que tiende a perseverar en su ser, y no sólo persevera, sino que este ser tiende a ser ser en plenitud (Leibniz, Spinoza y Agustín Basave). Identificar lo que nos une es sencillo, pero a la mente le gusta complicarlo todo. En muchas ocasiones no es una identificación lineal de historias, sino simbólica; pongamos dos ejemplos para entenderlo: Ejemplo Lineal de dos que tienen la misma historia. Un chico para quien la figura materna estuvo ausente. La madre muere de cáncer cuando él apenas contaba con cuatro años. Fue educado por el padre y la tía, pero ambos eran ausentes por cuestiones laborales. La chica perdió al padre en un accidente y la madre volvió a casarse, pero para esta fue más importante el nuevo marido que la hija, por lo que siempre estuvo relegada a un tercer plano. Ambos crecieron con marcadas ausencias de las figuras paternas. Un día se encontraron, pues sus inconscientes habían historias demasiado parecidas: Él con la ausencia de la madre, el padre y la tía y ella con con la del padre y la madre. Ejemplo simbólico de dos que tienen la misma historia. Un chico cuyos padres trabajan demasiado y lo han dejado prácticamente solo, y ha crecido lleno de problemas de conducta, situaciones de adicción y comportamiento tóxico. La chica ha tenido problemas de sobrepeso y, por más dietas que realiza, no logra bajar; esto le ha acarreado problemas de bulimia y anorexia. Su madre es extremadamente sobreprotectora y el padre demasiado controlador. La situación de ambos es la misma: los padres del chico están ausentes y los de la chica, demasiado presentes. Para el inconsciente es similar, ya sea por defecto o por exceso, por ausencia o presencia; una relación que tiene la misma historia simbólica. 205
Veamos el tercer caso. El marido fue abandonado por su madre a los nueve años en casa de los abuelos, pues esta se volvió a casar y el nuevo marido le puso por condición que entregara a su hijo a los abuelos; el chico no la volvió a ver. La esposa tuvo una madre castrante y dominante, que quería decidirlo todo en su vida: novios, ropa, carrera y gustos. Se conocieron y, al poco tiempo, se casaron, pero cuando se sientan a la mesa, a ella le disgusta mucho que el marido se alimente de forma compulsiva. El alimento simboliza a la madre. La pregunta sería: ¿a quién busca el marido cuando se alimenta de una forma tan exagerada? A la madre ausente; y a la esposa le molesta, porque al verlo comer, su inconsciente proyecta a través de ese acto del marido a la madre castrante y dominante que tuvo. Dice el refrán, y dice bien, que Dios los cría y ellos se juntan, o que se juntó el hambre con las ganas de comer. Se juntaron tal para cual. Todo esto se traduce en: se juntaron las mismas historias, se unieron dos ausencias o dos presencias. Si ustedes han comprendido, la razón real de porqué dos personas se conocen, interpretar esta primera fase de la relación como destino o casualidad no sería correcto. En lugar de identificar la similitud entre ambas historias, las encubrimos llenándolas de flores; escuchar la misma música, ver las mismas películas y tener los gustos sincronizados. Es importante señalar que nada de lo que he mencionado es malo, pero puede desviar la atención acerca de la génesis real del porque ella o él está junto a mí; porque, dicho de otra manera, existe una misma vibración que nace en la misma historia, una energía que nos envuelve, y la fuerza no tanto del amor, sino de dos experiencias que tal vez tengan escenarios y personajes distintos, pero que, en el fondo, encierran la misma historia. Tratemos de percibir, busquemos en el fondo lo que nos está atrapando a ambos, hablemos de lo que ha hecho de nosotros el pasado que aún no se ha ido, nos amenaza y condena a matar lo que un día comenzó en nosotros. Hemos escuchado que polos opuestos se atraen, pero ¿a qué polos se refiere, a qué tipo de matemáticas hace alusión esta frase? ¿A las de la mente o el corazón? El amor no es descubrimiento, sino reconocimiento; no es cambio, sino revelación. 206
Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida, y tú lo llamarás destino. El inconsciente no es un mero reservorio de los deseos reprimidos, sino un universo más real e infinitamente más rico para un individuo que su propia conciencia (Carl G. Jung). Una vez que ambas historias están viviendo experiencias y logran compartir lo que en verdad los ha unido, el amor inicial favorece un ambiente para que ambos con la ayuda de la pareja puedan, primero, compartir y, luego, sanarse mutuamente para, después, trascender la historia. Una historia que ha trascendido y ha superado el drama de lo vivido, convirtiéndolo en una gran oportunidad de crecimiento y evolución psicológico, humano y espiritual. En el amor compartido se experimenta la extensión y expansión o se vive bajo la contracción y disminución. El amor se proyecta o se multiplica. Más adelante veremos cómo llegar a este objetivo en el amor. ¿Cuáles serían las claves para sostener el amor? El amor como toda expresión de vida, tiene que cuidarse, formarse y cultivarse. La principal clave es no hacer del amor una necesidad inconsciente de imposiciones que al otro se le exige cumplir y temores aún sin resolver. Cuando no se ha cubierto esta necesidad esencial de parte de los padres hacia los hijos en las primeras etapas de sus vidas, caemos en un juego peligroso donde disfrazamos de bondad toda la oscuridad que impregna nuestra existencia. Si no he sido amado por mis padres desde el momento mismo del acto sexual en que me concibieron y no estuve inundado de amor auténtico, hay en lo más profundo de mí una herida emocional abierta. Luego, durante los nueve meses de gestación, momento en que fui receptivo al ambiente emocional que rodeaba a mi madre de una manera inimaginable; el proceso de lactancia, donde no sólo se trata de alimentar al hijo, sino de trasmitirle sentimientos, sensaciones, emociones, alteraciones, experiencias, impactos, etcétera. Si no fui recibido y puesto en los brazos de mi madre en el amor, proyectaré en mi vida la experiencia de una cuna emocional vacía. De acuerdo con la psicología tradicional, es determinante que entre el primer y quinto años de vida debe cubrirse el quíntuple cuadro de necesidades psicológicas en el hijo: amado, aceptado, reconocido, seguridad e integración.
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Amar a un hijo es desearlo con toda el alma, planearlo reuniendo todas las condiciones tanto físicas como emocionales que garanticen su llegada al mundo. Un hijo es fruto de dos que han llegado a ser UNO por la capacidad de trascender las historias de ambos. Nadie puede dar lo que no tiene, entonces ambos padres deben de tener un amor sano, equilibrado, extendido y maduro para proporcionar al hijo lo mejor que hay en ellos mismos. Amar es besar, acariciar, jugar, abrazar y formar la tolerancia a la frustración. ¿Qué pasa cuando los padres no han vivido ellos mismos un amor sano?, ¿cuando sólo se conforman con proveer al hijo las necesidades básicas, alimento, salud, vestido y educación? Hemos condenado al hijo a vivir un amor de pareja enfermizo, tóxico, lacerante y vacío. Un hijo es el fruto del amor y no la causa del mismo; es la consumación de un acto sublime y no una cadena con la cual atar a mi pareja para siempre; es consecuencia del deseo adulto, no se puede tener si no existen las condiciones adecuadas en los padres que lo están recibiendo. Ante todo lo mencionado, una de las principales claves es de forma indirecta y corresponde, a su vez, con nuestros padres. Engendrar un hijo puede hacerlo un animal, pero reunir las condiciones emocionales, históricas, psicológicas, espirituales y materiales no es nada sencillo. No se engendra para luego abandonar, no se tienen para sólo mantenerlos, no llegan para ser recibidos por unos padres que aún no han madurado. ¿Cómo pueden ser padres quienes psicológicamente aún son hijos y requieren de sus padres para terminar de madurar? No se puede tener un hijo en una noche de copas, dentro de un noviazgo totalmente inestable, en una relación de tortura o un ambiente de un par de adolescentes. Es un llamado a la responsabilidad, a la planeación inteligente-práctica, a la sensatez, a descubrir cuándo es el momento privilegiado para llevar a cabo la aventura del espíritu humano, el arte de procrear, de compartir el maravilloso poder de dar vida. El amor tiene que ser propio antes de dirigirlo al otro. No puedo buscar afuera lo que sólo llevo dentro de mí mismo. Amarse, aprender a estar solo, conocerme a mí mismo. Cuando cada uno ha sido capaz de mirar primero dentro de sí mismo y descubrir, con júbilo, que no existe ninguna insuficiencia; al aceptar el tesoro que habita dentro de mí mismo, nace el deseo de compartirlo con otro ser tan pleno como yo mismo. No es bueno mirar al otro como el objeto de un deseo inconsciente no cumplido, no veo en el otro nada de lo que me quiero apropiar. No puedo definir al otro como el elemento que 208
reúne lo que a mí me hace falta. No puedo mirarle como a alguien que ha llegado a mi existencia para complementarme, pues esto es lo mismo que decir que soy un ser incompleto, lleno de carencias y necesidades. Nace la posesión, no la oblación; el objeto, no el sujeto; la relación se proyecta como una experiencia donde alguien tiene que darme, donde sólo soy feliz si esa persona está junto a mí. Tengo que aprender a ser feliz solo para, luego, tener la capacidad de compartir al otro lo descubierto en mí, sin hacer del otro una necesidad que jamás logrará ser satisfecha. Una vez descubierto lo propio, el otro será una elección de compañía y no una interminable necesidad por satisfacer lo que aún no he resuelto. Para lograr esta experiencia única de encuentro con el amor que somos, es recomendable guardar silencio, apostar por la quietud, programar en nuestra agenda, tan llena y sin espacios, momentos de inactividad. Recuerdo que un día apunté en mi agenda “no hacer nada de tres a siete de la tarde”. En eso, un amigo me llamó para dicerme: oye Carlos, ¿qué harás hoy a las cinco de la tarde?, y le contesté: no voy a hacer nada. Él me dijo: entonces ¿vamos a tomrnos un café?, tras lo que le repetí: no haré nada, y él insistió: por eso, si no vas hacer nada, tomémonos un café. Terminé nuestra conversación aclarándole: anoté en mi agenda “no hacer nada”, e ir a tomar un café contigo es una actividad. No voy a hacer nada. La gente no está acostumbrada a este tipo de respuestas, menos aún a poner en la agenda “No hacer nada”. No hacer nada es una máxima que el capitalismo jamás entenderá, pues lo único que fomenta es el consumo y trata de convencernos de que “no hacer nada” significa perder el tiempo, ser improductivos. Para las matemáticas de la mente eso es difícil de aceptar; incluso nos dictan que el ocio es la madre de todos los vicios y la pereza, un pecado capital. Quiero decir que existen dos maneras de interpretar estos conceptos, pero sólo hemos visto uno de sus lados; les compartiré la otra cara de la moneda. Desde las matemáticas del corazón, el ocio es la experiencia que requiere el espíritu humano para el despliegue de sus alas; la condición necesaria para la expansión del carisma y el talento humano; donde se abre nuestra creatividad hacia el mundo y nos encontramos con lo que sí somos. Vivimos en una cultura de la rapidez, de la agenda saturada, una filosofía pragmática, un ansia de hacer y esto no permite que el amor repose en nosotros, nos hace incapaces de mirar dentro como quien observa el infinito, como quien toma un café con los dioses. Es necesario adueñarnos de nosotros mismos y dejar de ser presas del mundo en que vivimos. 209
Vivir en una comunicación de esencia y no de apariencia; apostar por conversaciones profundas donde encontremos la oportunidad de formar, crecer, y evolucionar. Esta necesidad no debe convertirse en asunto banal, superficial. Demasiada oferta reduce el precio. Debemos comprender, entender, aceptar, respetar y promover todo cuanto rodea a la persona que decimos amar, de lo contrario lo rebajamos a calidad de objeto al que podemos manipular a nuestro antojo. Dar lo que llamamos el espacio hacia lo privado, amistad, familiar, recreativo. No todo puede girar en torno a la pareja, es necesario, aprender a salir de sí mismos para darle oxígeno al amor. Al final deben de vivir la síntesis del amor según Sartre: ese compromiso-no-comprometido. Ver siempre en el otro el espejo perfecto para seguir mirando el proceso de mi propia vida. Recordemos que la pareja es un maestro que nos enseña a sacar a la luz las sombras más fuertes de nuestro inconsciente. Aceptar que mi pareja siempre será “el sendero del medio”, mi punto exacto de equilibrio, quien me enseña a no polarizar mi vida. El suceso del encuentro debe ser un proceso que implique la vida a través de evaluaciones, revisiones, confrontaciones, revisar el mapa y observar si la ruta que se trazaron es la correcta y si están gastando su energía para llegar a puerto seguro. El amor compartido hace salir lo mejor de ti, pero, ¿qué pasa cuando saca lo peor de tu persona? Cuando el amor no se mueve de su sitio, no hay mudanza interior. El amor aumenta su potencia de obrar. El amor es paso a la trasformación de nuestra potencia en una potencia en algo aún más grande que existir, ser y actuar. Qué terrible es escuchar frases como: así me conociste, no pretendas cambiarme ahora, o esa otra que dice: si me amas, acéptame como soy y no quieras cambiarme. Exponerle mi historia al otro crea duda, incertidumbre y esperanzas. Para que las historias que ambos hemos vivido de forma individual no haga fallecer la experiencia compartida. Se rozan, pero no se tocan; hablan, pero no se dicen nada; conviven, pero no viven, sólo sobreviven. Reunidos, pero jamás unidos. Dos cuerpos atrapados, dos espíritus exiliados. Busquen en la relación la dinámica que los mueva y no los estanque en la rutina, y eviten que el polvo de los días empañe el valor de la perla elegida. 210
Una vez que nos reconocemos en el otro, que somos capaces de darnos cuenta de la razón última de nuestro encuentro, de que las historias linealmente o simbólicamente nos unen, nos atrapan, tenemos la capacidad de convertirnos en seres holísticos. El amor es hacernos uno en la medida en que sanamos, configuramos y trascendemos nuestras vidas. Al final uno se topa con lo que uno es; uno hace alianza con su propio espejo que el otro viene a reflejarnos. Si pudiera definir pedagógicamente la persona que hace alianza conmigo, sin duda diría que es un verdadero maestro, pues un maestro enseña, hace ver, refleja, y gracias a esta maestría, puedo conocerme a mí mismo; su persona habla de mí en su totalidad. No podemos caer desde el principio en una relación banal, causal o superficial, enfocados en las apariencias, en las formas, olvidándonos de los fondos que en verdad hacen posible la trascendencia del mismo amor. Somos el resultado de las relaciones del pasado, la síntesis de lo acontecido y vivido; no podemos tener miedo a hablar de lo que es verdadero en nosotros, de mi infancia, mis heridas, de mis relaciones con mis fundamentos y referentes últimos que son mis padres. ¿Qué pasa cuando uno de los padres no estuvo en mi vida? ¿Qué sucede en mi relación del presente cuando las sombras y los fantasmas me persiguen, cuando los demonios que se han formado con el tiempo amenazan con destruir lo que en este momento abrazo en mi vida? No puedo poner el rastro del pasado en el rostro del presente, porque terminaré por destruirlo. Convertir al sujeto en objeto sería la tragedia celebrada del amor mismo, hacer de mi pasado el presente y ambos, pasado y presente configurar el futuro, y eso no sería lo más acertado. Cuando dos corazones están tan lejos es necesario gritar para ser escuchados, pero cuando esos corazones viven la conciencia de Unidad y están demasiado cerca, no necesitan palabras, basta el silencio, la mirada, el rostro y el tacto. Hay que hablar, pero muchas veces quien habla no es el corazón, sino la mente, y hemos dicho que la mente siempre miente, por lo tanto hay que consolidar el amor desde otra lógica, desde el corazón. La mirada no miente, pues está conectada inequívocamente con el corazón, y este es el que expresa la verdad. El tacto revela secretos que están en nuestro inconsciente; en una relación existen los testigos verídicos del amor: palabra. mirada, tacto, y el acto de todos estos en sintonía rítmica como quien otorga al amor su latido y su pulso más 211
perfecto, como el sonido musical que celebra la armonía vibracional de dos que, en realidad y experiencia, son uno. ¿De qué hablamos cuando estamos juntos? ¿Cuál es el ruido que nuestras conversaciones realizan? ¿Desde dónde expresamos lo que sentimos; desde la mente o el corazón? La palabra ¿crea puentes que hacen trascender las historias o son instrumentos para hacer más grandes las grietas? Hemos condenado el amor al hambre, la relación a la perversión, la soledad a la solitariedad y la felicidad a la frustración. Es muy importante saber que la verdadera palabra se gesta en el silencio dentro de nosotros mismos. Cuando nos deleitamos en el amor propio, una palabra que se encarna en la relación otorgándole salvación, una palabra que es vida y que enlaza los corazones encontrados. Pronunciamos demasiadas palabras al día, pero ¿cuántas de ellas tienen sentido? Un día, una esposa me contó: mi marido y yo tenemos mucha comunicación, hablamos todas las noches hasta cuatro horas. Le pregunté: ¿de qué hablan?, y ella respondió: de nuestro hijos, de mi madre, mis hermanos, los vecinos, del pasado o el futuro. Y yo le cuestioné: pero, ¿en realidad se están comunicando? Más tarde, el marido le dijo un día: quiero hablar con la mujer, no con la esposa, madre, hija, hermana, vecina, trabajadora eficaz, pasados no resueltos o futuros inexistentes. Quiero dialogar con la mujer que su sentir con sus pulsos con sus propios latidos. Existen parejas que hablan, pero no se comunican; que pasan horas juntas sin decirse nada. Hablamos, pero no comunicamos; nos rozamos, pero no nos tocamos; nos vemos, pero no miramos; comemos juntos, pero quedamos insatisfechos. Estar juntos debe ser espacio sagrado de creatividad en el amor; todo lo que realizamos es una oportunidad pedagógica para crecer, evolucionar y tocar al amor; mirar una película y descubrirnos en las escenas como los protagonistas, hacer de las líneas y figuras una geometría perfecta que envuelva lo que sentimos, es hablar de nuestros miedos que se asoman, que tienen su propia génesis y su aplicación dentro de la relación, es desvelar el misterio que, por momentos, amenaza nuestra paz y perdurabilidad, es mirarnos en un libro, en el paisaje, en las vicisitudes laborales; es reír y no tomarlo todo personal, pues lo único que expresamos en la falta de sentido del humor es la sombra, esa parte no integrada aún a nosotros, como dijo Carl G. Jung: lo que el yo no consigue incorporar es patógeno; a lo que te resistes persiste y lo que niegas te somete. Reír de nosotros mismos, bromear, tener sentido del humor es el postre que acompaña toda relación humana. Queda claro que lo que no es asumido, jamás será redimido. 212
Amor es una palabra compuesta de cuatro letras, y en la numerología antigua el cuatro significa la universalidad, el Todo. El número cuatro está en el amor, el odio, Dios, tetragrama hebreo Yahvé, Adán, Homo, INRI; cuatro elementos de la naturaleza, cuatro estaciones, cuatro puntos cardinales, cuatro virtudes, cuatro profetas mayores, cuatro evangelistas, cuatro extremidades del ser humano. Esto me lleva a pensar que el amor se celebra en la cama, se alimenta en la mesa, se deleita en la cancha (no perder la capacidad de jugar, el amor es recreación) y se trasciende en el altar, símbolo de la espiritualidad compartida. Cómo celebrar el amor en la cama. En ella se nace, se descansa, se duerme, se piensa y se sueña la vida; espacio en el que ambos no hacen el amor, sino que son el amor, y donde se vive la agonía que nos prepara para dejarlo todo, pues también en la cama se muere. Si hay que hacer el amor, entonces sólo es en una cama, lo mismo en casa que en un hotel. ¿Qué hacemos juntos? Es en donde me dices “vamos a ser el amor”. El amor no es sólo un lugar, sino la vida misma; no es una hora, sino las veinticuatro horas que tiene el día; no es necesario desnudarnos porque ya vivimos desnudos, pues el conocimiento que tengo de ti me hace vivir prendido y penetrado a tu historia, a tu alma, a tu ser, donde se teje un amor compartido. Llegar a convertir el hogar en auténtica hoguera, es decir, un fuego interno difícil de extinguir. Si en realidad quieres a alguien honesto, sé honesto; si no quieres la mentira, no vivas de ella; si no deseas vivir la infidelidad, apuesta por la vida congruente y alineada en tu propia existencia; di sí cuando es sí y no cuando es no, lo demás lo agrega el ego, es decir, la mente que todo lo quiere controlar. Al final te darás cuenta de que tu auténtico maestro es aquel que caminó contigo durante el viaje de la vida, el que se sentó junto a ti en el tren de la existencia, el que va en la misma barca. Si, tu maestro, porque viene a decirte lo que tú eres, viene a gritar las grietas abiertas que estuvieron en ti y no fuiste capaz de ver por ti mismo, y gracias quien acompañó tus pasos, te diste cuenta de lo que en verdad eres. El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal. Simone de Beauvoir 213
Formar una familia es vivir la experiencia y la aventura del amor, ya que este se extiende partiendo desde las mismas entrañas hacia afuera simplemente porque no puede ser contenido. El amor es creación que se expande constantemente, abandono del tiempo para abrazar lo eterno, es encaminarse juntos hacia un espacio ilimitado y un poder que nos convierte en omnipoderosos ante la vida. Al final un hijo es el resultado perfecto de una ecuación dialéctica donde dos se hacen uno en el amor, el fruto del amor. La misión de los padres es hacer que el hijo conserve lo que ambos son y al mismo tiempo supere la experiencia de ambos. Nuestro amor se multiplica cuando se comparte y ambas historias se hacen una, cuando somos capaces de navegar hasta el fondo de los océanos y juntos hacer emerger la Atlántida, volverla a poblar y hacer de ella la Utopía de Tomas Moro, la Ciudad de Dios de Agustín de Hipona, hacer todas las tardes el banquete de Platón, donde se sienten a la mesa el ateo y el creyente, el científico y el místico, Dios y el hombre, Nietzsche y Gandhi, la Madre Teresa y Juana de Arco; todos alrededor de la mesa viendo sonreír a los hijos de nuestros hijos hasta que un sueño nos haga viajar a otros mundos y volver a vernos tal vez como los mejores amigos; serás mi padre o yo seré tu hijo. Te aseguro que el amor es eterno, no importa la figura, el escenario y la historia, nos volveremos a ver y este amor nos conducirá al infinito. El amor es nuestra esencia. Concluyo este apartado recordándoles un acontecimiento que marcó la vida de Facundo Cabral: el accidente en el que murieron su esposa y su hija. Tras tan terrible incidente, él cayó en una tristeza profunda; recibió la llamada de muchas personas, dándole el pésame y condolencias ante semejante dolor. Pero de entre todas las llamadas que recibió, hubo una especial: la de la Madre Teresa, quien lejos de remarcar en él la idea de sufrimiento, le dirigió palabras que lo desconcertaron: ahora sí, Facundo, estás en un grave problema... Él se quedó atónito y sin saber qué decir, la Madre continuó: ...y ahora qué vas a hacer, Facundo, con todo el amor que te sobra, a quién se lo vas a dar. Facundo contó que al terminar la llamada, se fue a Calcuta a atender a los leprosos junto con la Madre. Y es que los seres humanos estamos sobrados de amor, el problema es que sentimos que no lo tenemos y que lo debemos mendigar al primero que pasa frente a nuestros ojos. Escucha, despierta, enderézate, levántate y acepta que eres un ser sobrado en amor.
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Vale la pena contar una historia que se hizo viral en internet. Sucedió en un hospital de Madrid; un anciano entró en la sala de urgencias para que le quitaran unos puntos, pero nadie lo atendió. Él miraba molesto el reloj, cuando un médico tuvo oportunidad de atenderlo, y mientras le quitaba los puntos, veía al hombre mirar constantemente su reloj. Intrigado por la actitud del hombre, el médico le preguntó: ¿Tiene prisa? El anciano le respondió: sí, y creo que ya no llegaré a mi cita. El médico continuó cuestionándolo: ¿A dónde va? El anciano contestó: todos los días desayuno con mi esposa. Ella padece Alzhaimer; no sabe quién es y tampoco me conoce…El médico le dijo: pues si usted llega tarde, ella no se va a enterar; no se preocupe. El anciano se quedó mirando al médico y sólo le dijo: es cierto, ella se ha olvidado de quién es y no me conoce, pero yo sí sé quién es ella, yo sí la conozco, y eso a mí me basta. Algunas veces, los seres humanos deben ser tratados con amor y desde el amor; seguramente han olvidado lo que son, pero nosotros, que hemos tomando conciencia de la vida y logrado despertar, sí sabemos quiénes son y cómo deben ser tratados. El amor siempre recuerda y jamás olvida. Hemos hablado de la gran necesidad de reencontrarse, de buscarse, de vivir la introspección de uno mismo y descubrir el inmenso valor que está en cada uno de nosotros y que no tenemos que buscar en torno nuestro, porque ya habita nuestro interior. 12.2 Un mapa histórico que nos ayuda a comprender las actitudes psicológicas de una pareja La película Alpha, épica aventura ambientada en la última era glacial, cuenta una historia fascinante y visualmente impresionante que descubre los orígenes del mejor amigo del hombre. Durante su primera expedición con la élite cazadora de su tribu, un joven cae herido y tiene que aprender a sobrevivir solo en la inhóspita naturaleza que lo rodea. Amansa a regañadientes a un lobo abandonado por su manada y poco a poco los dos aprenden a confiar el uno en el otro, forjando una alianza imprevista. Padecerán juntos un sinfín de peligros y obstáculos para volver a casa antes de la llegada del invierno. En un entorno duro, cuando el futuro es incierto, los vínculos que formamos son lo más importante. Cuando hay barreras de idioma, nuestros hechos resultan tanto más reveladores. 215
Hace veinte mil años, los primeros pueblos de la tierra estaban en lucha, tanto para superar dificultades a largo plazo (una era glacial persistente), como las inmediatas (la supervivencia del más fuerte). Es cuando se fragua una relación histórica entre enemigos. Cambió el mundo para siempre, creando una trascendencia y un cariño que perduran hasta el día de hoy, fiel reflejo hasta nuestros días de nuestra humanidad compartida. Esa conexión especial entre un joven y un lobo es la emocionante historia de Alpha. La película narra cómo un hombre y un lobo (representación simbólica de nuestra naturaleza animal) son capaces de convivir y aliarse para enfrentar lo inesperado. Más allá de esto, la película muestra los rituales de cómo se daban las relaciones entre el hombre, la mujer y los hijos. Tenemos que aceptar que en el inconsciente existe mucha información heredada de nuestros ancestros, como la función biológica que cada uno desempeñaba. El hombre, en su esencia, es quien sale a buscar el pan, la caza y el alimento, mientras la mujer permanece entre la tribu, cuidando de los hijos y ancianos. De esto nos es posible sacar muchas conclusiones acerca de las conductas psicológicas entre uno y otro géneros. La destreza de los hombres es mental, lógica, silenciosa, porque si habla, no caza nada. Por eso el hombre habla poco y actúa más. En cambio, las mujeres desarrollaron habilidades que el hombre no posee, como la sensibilidad, la intuición, la lectura del lenguaje corporal, la espiritualidad, viven de corazonadas, son territoriales y mantienen una conexión afectiva con los hijos, debido a que pasaron la mayor parte del tiempo haciéndose cargo de ellos. Al permanecer en la aldea, entre la tribu, la mujer se volvieron físicamente más vulnerable. Por su parte, el hombre se desprendió de los hijos, pues pasaba semanas o meses lejos de la tribu, protegiéndose de los peligros que los acechaban; desarrollaron fuerza física a causa de las incontables horas de trabajo y marcha, así como destrezas corporales para defenderse de los ataques de animales salvajes o miembros de otras tribus. Su mayor motivación para regresar a la aldea era estar con la esposa, y no tanto por los hijos. La mujer desarrolló una estrecha relación con los hijos, por lo que cuando se trataba de elegir entre estos y el hombre, no dudaban y permanecían con sus hijos; contrariamente a lo que ocurre con el hombre, que se queda con una mujer y abandona a los hijos. Las mujeres fueron equipadas con habilidades que demuestran su inteligencia para actuar, resolver conflictos y, sobre todo, conducir a los hijos por buenos caminos. Adquirieron la capacidad para interpretar 216
el lenguaje corporal de los hijos cuando son bebes y aún no hablan; saben comprender cuál es la necesidad del niño: si tiene hambre, frío, si se hizo del baño, si está incomodo, si tiene sueño, cólicos, calor; la madre practica la interpretación corporal del hijo durante por lo menos, un año. En la película mencionada se aprecia cómo una madre tiene miedo y no quiere que el hijo adolescente salga de cacería con su padre, y cómo este mantiene una actitud autoritaria para, finalmente, llevar a su hijo a enfrentarse con la vida. En el reino animal sucede lo mismo, el macho saca a la cría de los nidos para que aprendan a volar, mientras la hembra los atrae hacia el interior. Es la aspereza del padre, su frialdad, su rudeza, lo que hace que el hijo vaya, de a poco, enfrentándose con la vida, mientras la madre quiere seguir protegiéndolo. En muchas ocasiones, cuando nos hallamos en una relación de pareja y estamos dormidos, no somos capaces de ver en el otro mi propio punto de equilibrio, el justo medio; mientras cada uno esté mirando al otro como el que está mal y el otro haciendo lo mismo, jamás van a mirarse desde el centro y sólo se contemplan de lejos desde la periferia. Uno, desde su aspereza y frialdad, conduce al hijo a enfrentarse a la vida; la otra se resiste y, mediante la sobreprotección, pretende retenerlo; ambos están bien y cada uno expresa su rol desde la información almacenada en su inconsciente heredada desde la antigüedad. La mujer experimenta miedo de que el hombre no vuelva o muera en el camino; es por ello que son entregadas en la relación, pero desde la dormición la convierten en obsesión, y cuando experimentan una ruptura, separación o divorcio, se derrumban. El hombre también sufre a causa de la distancia, pero se recupera fácilmente en compañía de otra mujer, por eso es más dado a la experiencia sexual, mentras que la mujer la puede sublimar porque ha encontrado en los hijos su más bella expresión. Las mujeres usan bolso porque, inconscientemente, llevan en él toda la casa; para ellas, entre más grande sea el bolso, mucho mejor. El hombre no lleva nada consigo porque en su inconsciente guarda la información de viajar ligero de equipaje, debido a las muchas horas de extenuante camino por recorrer. Otra característica que observamos en estas historias es que el hombre, a pesar de la edad, puede continuar procreando, mientras la mujer 217
llega a cierta edad en la que ya no puede tener hijos, y la razón es la siguiente: cuando los varones se iban a cazar, muchos ya no regresaban por que morían en el camino y por causas diversas (peligros, amenazas y guerras entre tribus). Si el varón ya no regresaba, la tribu quedaba amenazada o condenada a muerte; por eso los ancianos copulaban con las hembras y así evitaban su desaparición. El alimento siempre fue y será el símbolo que mejor representa a la mujer y el sol, al hombre, puesto que caminaban horas interminables bajo sus rayos. Podemos comprender, a raíz de la información heredada de nuestros ancestros, que ambos, padre y madre, llevan en su interior una impronta que los hace únicos y, al mismo tiempo, diferentes en cuanto a su función biológica y pragmática para el correcto funcionamiento de la familia. Mediante esta comprensión encontraremos las pautas necesarias para llevar a los hijos a la cumbre de los objetivos que se trazan. Hombres
Mujeres
Lógicos
Sensitivas
Pragmáticos
Intuitivas-corazonadas
Poco expresivos
Hablan demasiado
Desarrollan fuerza corporal
Desarrollan fuerza emocional
Desapegados de los hijos y de la casa
Apegadas a la casa y a los hijos
Tendencia sexual más desarrollada Ligeros de equipaje Inteligencia práctica Ejecución de una sola cosa Protegen a la hembra No saben interpretar el lenguaje corporal de los hijos Empujan a la cría a crecer, ser autónoma y autosuficiente
Tendencia sexual sublimada por la atención a hijos Llevan bolsas grandes para meter simbólicamente la casa Inteligencias múltiples Ejecución de varias cosas al mismo tiempo Buscan la protección del macho Interpretan correctamente el lenguaje corporal Tienden a sobreproteger a la cría
Buscan el fin de un acto (suceso) 218
Temen no volver a la tribu Tienen una capacidad de ver sólo el punto de la caza. Son unifocales (paloma)
Buscan no sólo el fin, sino el proceso (procesales) Tienen miedo a que no vuelva el macho
Su frialdad le hace no apegarse sentimentalmente a los sucesos
Tienen la habilidad de ser multifocales (lagarto)
Despegados del territorio
Su sensibilidad tan desarrollada le hace apegarse a los impactos emocionales de los sucesos
Son más funcionales Pueden ser libres en las cosas que se van adquiriendo Sus destrezas desarrolladas lo llevan muchas veces a equivocarse Su función es salir a traer el pan a la tribu
Son territoriales Quieren todo grande: casa, bolsa, coche, cocina y según ellas el tamaño no importa ¡Irónico! Son dadas a la acumulación, a guardar, a retener con el pretexto de por si se ocupa más adelante Precisamente por sus habilidades e inteligencias, y conducirse por el corazón, es rara la vez que se equivocan, siempre te dirán te lo dije Su función es preparar el pan, la caza
Todas estas características se hallan en el inconsciente y no deben de entenderse como dualismo incapaz de integrarción ni como polarizaciones que determinen un posicionamiento. Deben mirarse desde una comprensión y un punto de equilibrio para potenciar el desarrollo integral de la familia. Si mueres, me acostaré pegada a ti y ahí me quedaré hasta el fin, sin comer ni beber; te pudrirás entre mis brazos y te amaré carroña: pues no se ama nada si no se ama todo. Jean-Paul Sartre Tener las manos levantadas es ponerle fecha de caducidad a la creencia en la separación del cielo con la tierra. El cielo y la tierra son UNO. 219
13. UNA PARÁBOLA SOBRE LA METAFISICA DEL AMOR Una parábola tan antigua como sabia, legendaria pero actual, nacida en el ambiente judío hace más de dos milenos; una historia universal, pero, como toda narrativa de la época, con un enrome trasfondo que nos mueve hacia una evolución cuántica personal y con impacto social. En esta historia, se pone sobre la mesa de la vida aquello verdaderamente importante y que sostiene los valores antropológicos que no caducan jamás. Temas existenciales que son abordados de una manera magistral, como el significado del amor, que jamás deja de esperar, el drama de la libertad incomprendida, la impronta de la fraternidad sin necesidad de compartir la misma sangre, la adquisición de la conciencia cierta, la fiesta (el alimento y la comunión), y sobre todo el simbolismo del Padre que representa el corazón misericordioso de Dios. Una parábola que muestra el fondo de lo perdido u olvidado, un relato que narra los dilemas existenciales de la humanidad, una historia que sintetiza de manera bella y magistral, como quien abre una caja de pandora dejando escapar la oscuridad que impregna y rodea la existencia, pero que, al final, en cuyo fondo está depositada la esperanza del despertar, de lo que nos hemos empeñado en olvidar: nuestro ser, nuestra entidad extraviada. Una parábola que a primera vista es simple, una historia que puede ser la de cualquiera, un relato ordinario pero impregnado de dimensiones extraordinarias. En una cultura estricta y dogmática, donde el padre era la máxima autoridad y no se permitía la rebeldía y desobediencia de un hijo (incluso existían leyes de lapidación sobre los hijos descarriados), un padre que parece ser un pusilánime, ya que en lugar de ser obedecido como marcaba la Ley, parece ser él quien se somete a la voluntad del hijo, al dotarlo con la herencia que este le exige. Recordemos que la herencia sólo se repartía una vez finado el padre; reclamar la herencia mientras este aún vivía, era motivo de escándalo mayúsculo. Cuando un hijo rebelaba y marchaba del hogar, era despojado del derecho de volver; su identidad quedaba en suspenso y la dignidad puesta en entredicho. Era el padre quien otorgaba al hijo las credenciales de credibilidad para presentarse ante la sociedad; él no iba hacia nadie, pues todo giraba en torno a su figura. En una cultura donde el Pater familia no lloraba, menos aun en público, pues era un escarnio ver al varón llorar delante de los demás, hacer una fiesta para celebrar 220
la vuelta del hijo rebelado constituía una contradicción teológica, religiosa y cultural de la época, pues en lugar de eso, era necesario –la Ley lo exigía– castigar a palos al hijo que se había marchado. Pues ¿qué tipo de padre es este que recibe, abraza, besa y celebra a tal hijo? Este padre rompe con todos los formalismos de la época. Veamos completa esta historia. Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y él le repartió la hacienda. Pocos días después, el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando gastó todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo dijo: ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo trátame como a uno de tus jornaleros. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos: Traigan el novillo cebado, mátenlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque éste hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque lo ha recobrado sano. Él se enojó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado! Pero el Padre le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo, pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado. Para la cultura judía del siglo primero, la herencia sólo se recibía después de la muerte del padre, expresión de autoridad y supremacía para la familia. Existían leyes judías que imponían al padre la corrección 221
del hijo rebelde, incluso de llevarlo a las afueras de la ciudad y, junto con los ancianos, lapidar al hijo ingrato y desobediente. Esta narración desvela el drama del amor que se halla dinámicamente en la vida con dato vigente en la naturaleza humana. Al mismo tiempo, la identidad, que por más que abrace la oscuridad, jamas será demasiado intensa como para opacar la luz que habita en nuestro interior sin tregua ni grados, sin condiciones y como dato inherente a nuestro ser. El drama del amor, así como la otra cara del mismo llamado “libertad”, la experiencia del bien y del mal, dualismo impuesto por la sociedad olvidándonos de que simplemente vivimos experiencias y estas no tienen color, ni pueden ser juzgadas como negras o blancas, de la esperanza que jamás muere, de Dios; simbolizado en el Padre, del pasado inexistente, de la fraternidad universal, de la fiesta y la risa, de saber que “Hijo todo lo mío es tuyo” de la misericordia olvidada, de las experiencias sin color, del hijo que nunca se marchó, y del hijo que habiéndose quedado se había marchado hace mucho tiempo son las paradojas de la vida, del amor que hace identificar al hijo por más sucio lleno de harapos, donde el tiempo no hizo olvidar las huellas del amor, cuando la envidia endurece tanto el corazón que te hace quedar afuera. El padre que no hace diferencias. Que sale por los dos, el hijo que jamás olvido, quien lo esperaba, ni la palabra confesada ni una palabra pronunciada, solo el silencio, la mirada y el abrazo que celebra la unidad del amor olvidado. El hijo que en su estado consciencial y en su proceso de evolución, exige, y el padre que respeta, no lo retiene ni amenaza, le abre la puerta y lo deja en libertad. La primera enseñanza es que el amor no ata ni amordaza al hijo de sus entrañas; lo deja ir. El amor no asfixia ni manipula: si te quieres ir, la puerta está abierta; aquí tienes la llave para cuando decidas marcharte. El amor no cierra puertas, pues es vivido en completa libertad, que es la otra cara del amor. La historia coloca el amor del padre por el hijo. No es cualquier clase de amor, es el amor al hijo, considerado socialmente como el amor más grande. Sin embargo, esto no le da derecho al padre de imponerle al hijo un estilo de vida como resultado de los caprichos de su autoridad. El amor significa permitirle al hijo vivir cuanto tenga que vivir, experimentar aquello que lo hará evolucionar. Muchas veces, justificando así el amor que les tienen, los padres impiden que los hijos vivan sus propias experiencias, laberintos, noches 222
oscuras, inviernos emocionales, y que son necesarios para darse cuenta de quienes son en verdad; padres que no saben amar, pues además de querer solucionar la vida de sus hijos, los condenan a la inmadurez y a la infancia emocional. Hemos olvidado que la sobreprotección es una de las formas de violencia más graves y reiteradas que se viven en las familias. El padre es símbolo del amor cuántico, imagen de la divinidad que ama, y ese amor se convierte en respeto profundo para los procesos del otro; es libertad declarada sobre el crecimiento del ser amado y no construye celdas ni prisiones para tenerlo cautivo, sino que lo vive en medio del campo, de la naturaleza, para demostrar que el amor no tiene ni siquiera casa, sino que se celebra al aire libre. El hijo se marcha, haciendo con ese acto eco de su propio proceso; aún no sabe amar, prevalece en él la inmadurez de su naturaleza; quiere libertad, la pierde al irse, pero al volver, la recupera; se va para vivir las experiencias propias del libertinaje: mujeres, sexo, desenfreno; se va cargado de dinero pero vacío de sí mismo, pensando que encontrará en lo externo el sentido de la vida. Olvidamos que nada de lo que está afuera puede revelarnos ese sentido; la vida carece de sentido en sí misma; yo soy el único que tiene el poder de otorgárselo. Nos han hecho creer en la adquisición de cosas, en la explotación desmedida de los sentidos, en los excesos polarizados de la existencia. El sentido que se busca no está afuera, sino dentro de nosotros mismos. Respetar el proceso del otro, pero sin retroceso en el propio, sin que el otro te retrase ni tú a él. El hijo tiene que seguir su camino y tomar consciencia de que en la libertad ansiada y anhelada subyace la esclavitud maquillada y con múltiples rostros. Sólo en el hogar se halla la identidad olvidada. El hijo experimenta la NOCHE OSCURA que lo hace navegar al encuentro de sus demonios y sombras; sólo la capacidad de recordar lo que era, de dónde venía, cuál era su identidad, lo harán capaz de volver. Cansado de una vida estéril, indiferente y absurda, de una falsa libertad, harto del sexo sin compromiso, del despilfarro de su herencia, de la vida disoluta, decide regresar al hogar. Por otro lado, el padre salía a esperar a su hijo todos los días; el amor se convierte ahora en esperanza incierta, pero su corazón sabía que él regresaría después de atravesar la noche oscura de su alma. Ese padre que un día se sentó y abrió la caja de pandora, sabía, en el fondo, que lo más importante aún estaba por venir. La esperanza. El hijo se aproximó; el padre lo ve en la lejanía; sólo el amor reconoce al hijo en medio de la desfiguración humana en que se había convertido. 223
Todo los que veían la escena pensaban: ahora sí, le llegó la hora al hijo desobediente; seguramente el padre cumplirá la Ley, que consiste en lapidarlo como castigo y ejemplo para los otros jóvenes, pero nadie imaginó que el padre correría a su encuentro, lo llenaría de besos y lo envolvería entre sus brazos, fundiéndose en uno con él. La enseñanza magistral: el amor no reclama ni echa en cara, no dice te lo dije, no amenaza: ¿Quieres mi perdón? Estarás a prueba. Gánatelo; si te acepto de vuelta, yo pongo las condiciones; no me tienes tan contento; ni chantajea: he estado enfermo por tu culpa; mírame, acabado por el sufrimiento que me has causado. El amor no lleva cuentas del mal; no conoce perdón porque no registra ofensa alguna; jamás sacará tu pasado a la luz para escupírtelo a la cara. El amor sólo se experimenta en el aquí y ahora; no pasará jamás; sólo él reconoce la identidad olvidada del otro, por encima de una historia que intentó negar. En el abrazo del padre se celebra el amor auténtico, sin discurso, condiciones ni pasado convertido en presente. Sólo hay tiempo para celebrar la llegada del hijo amado, esperado e identificado por el amor. Recuerda que tu dignidad jamás estará puesta en pausa, la identidad no se puede difuminar, el amor no se agota ni en el padre ni en la nostalgia del hijo por volver al hogar del que nunca se ha marchó, por el solo hecho de que latía en el corazón de Dios. El hijo mayor enfureció, no estuvo de acuerdo. Es el hijo que no se había ido quien se encuentra emocionalmente más lejano de su padre. Vivía bajo el mismo techo, pero no conocía el amor de su padre, sólo sabía de reclamos. El suyo es el amor obligado, condicionado, el tener qué y deber hacer; no soporta que el amor de su padre sea demasiado como para olvidar la falta de su hermano. El hijo mayor es la representación de la esclavitud dogmática, de la envidia y el resentimiento, del despecho, la des-identidad y la libertad figurada. ¿Cuál de los dos hijos estaba más lejos del padre, es decir, del amor? Sin embargo, el padre no sólo sale a buscarlo, le ruega que entre y se una a la fiesta, signo de comunión, restauración, alegría, salvación, evolución e iluminación. Al final, la parábola no nos cuenta si este se unió o no a la fiesta, pero sí nos da a entender de dónde es más difícil volver. El hijo que se había ido, pero en cuya alma yacía el recuerdo de su padre, del amor, o el que se había quedado.
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14. YA BASTA: ES UN ABSURDO RECLAMAR LIKES PARA QUE MI VIDA TENGA SENTIDO. ALBERT CAMUS. Dame likes, luego existo.
Carlos A.
Desde muy joven experimenté acontecimientos que marcaron mi vida y la hicieron trascender; sentí un fuego arder dentro de mí que no se consumía; llegó un momento en que exclamé: no puedo detener ni retener, siento una energía que evapora todos los océanos juntos, un poder que me alza y me enlaza, como una brasa encendida en el corazón mismo de mi infinitud. Fui terriblemente inquieto, lector, observador, buscador, cargado de experiencias que inmediatamente encarnaba en la vida; un filósofo por naturaleza lleno de preguntas, capacidad de asombro, con mucha imaginación para ver más allá de las apariencias, de la letra, de las líneas; siempre tenía mi corazón puesto más allá de la colina. Un carisma de esencia siempre rodeó mi presencia en el mundo, me hizo manifestarme de una manera determinada, una palabra que seducía el corazón del hombre, un fuego nuevo que se instalaba donde me presentaba. La filosofía se convirtió en una oportunidad de indagar en el corazón humano, en sus preguntas fundamentales y existenciales; la teología, para ver el lugar que Dios ocupa dentro de uno mismo; la psicología, para comprender las estructuras mentales que llevan al hombre a una manera de ser, y la metafísica, para siempre tener la mirada mucho más allá de las simples sombras que se manifiestan. En este momento cumbre de la historia en la que contemplo al ser humano sumergido en un profundo sueño, del que es muy difícil despertar, una vida marcada por la absurdez, desaliento, distracción, dispersión y depresión. Pero sobre todo de vacío que, desde la inconsciencia, se intenta llenar a como dé lugar buscando anestesias, tranquilizantes y distractores que hagan menos evidente el dolor que se experimenta. Recuerda que los maestros pueden abrir las puertas, pero sólo tú decides entrar; sólo tu corazón, desde una sabiduría innata, conoce el camino que debes recorrer; sólo él sabe lo que en verdad necesitas.
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ALBERT CAMUS: UNA FILOSOFÍA DEL ABSURDO El hombre tiene dos caras: no puede amar sin amarse. Albert Camus Nació en Argelia en 1913. Su padre murió al año siguiente, en la Primera Guerra Mundial, y fue criado por su madre en extrema pobreza. Estudió filosofía en la Universidad de Argel, donde sufrió el ataque de una tuberculosis cuyas secuelas arrastraría de por vida. Con veinticinco años fue a vivir a Francia y se implicó en la política. Ingresó en el Partido Comunista Francés en 1935, aunque en 1937 fue expulsado. Durante la Segunda Guerra Mundial colaboró con la resistencia francesa, publicando un periódico clandestino. En este periodo escribió muchas de sus novelas más célebres, entre ellas El extranjero. Camus fue autor de numerosas novelas, ensayos y obras de teatro, y en 1957 recibió el Premio Nobel de Literatura. Murió en un accidente de tráfico a los cuarenta y seis años, tras desechar un billete de tren y aceptar la oferta de viajar a París con un amigo. Sus principales obras son: El mito de Sísifo, El extranjero, La peste, El hombre rebelde y La caída. Influido por Artur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche y el existencialismo alemán, presenta una filosofía de lo absurdo como el hombre que muestra perpetua consciencia de la completa inutilidad de su vida; aquel que es capaz de entender el mundo, se confronta en todo momento con esta incomprensión. Lo absurdo se manifestó no sólo como filosofía, sino como la misma realidad. Un día antes de morir, exclamó después de presenciar la muerte de un ciclista: no conozco nada más idiota que morir en un accidente de auto. Al día siguiente Albert Camus muere en un accidente de auto. Algo que me parece espectacular de la vida de Camus es la profunda congruencia entre sus pensamientos filosófico y político, y su actividad. Apreciamos en él a un hombre comprometido no solo con su palabra, sino con su mismo ser. La obra El extranjero representa la filosofía existencialista atea por la razón de que presenta como protagonista a un hombre que es reflejo de una sociedad alienada y que reclama emancipación, un despertar hacia el sentido que jamás debimos haber perdido. La novela comienza con la muerte de su madre, un trabajo sin ambición ni futuro, una vida sin metas ni deseos, en un tono total de aburrimiento e inercia, 226
sin sentimiento ni felicidad, pero también su sufrimiento; una dimensión social apagada. un matrimonio sin amor. La historia tiene su clímax en el acontecimiento fortuito de asesinar a un hombre, proceso llevado a cabo sumido en absoluta indiferencia. La historia comienza con la muerte, tiene su clímax con otra muerte y termina con su propia muerte. La indiferencia lo acompañó hasta el último de sus días, cuando rechaza la presencia del sacerdote y se niega a recibir los sacramentos cristianos. Algo que llama la atención es que cuando se encuentra a punto de morir, siente cierta tristeza al no tener a su lado a alguien que lo quiera. La novela muestra la libertad dentro de una rutina llena de inercia, pues todo lo hacía por hacer, sin expresar ningún tipo de sentimiento, indiferente ante todo, apático, desconectado, sometido a una vida inauténtica, incapaz de reconocer sus propias emociones e imposibilitado para darle expresión verbal; un verdadero extranjero en su propio ser. Existen muchas hermenéuticas en torno a las obras cumbres de Camus, ya que muestran y recrean perfectamente al hombre contemporáneo. Las cualidades que muestra el protagonista ante los desafíos que se le presentan, lejos de moverlo, parecen instalarlo en una zona de confort existencial vacía, rutinaria, carente de deseos, inmutable en sus emociones, apatica, indiferente, desconectada. Todo esto lo lleva hacia la consciencia de una muerte que lo despierta y marca diferencia con lo anteriormente vivido. Cuando decidimos quedarnos dormidos condenamos nuestra existencia a la nada, a la mudez, a una felicidad aparente. Muchas personas cuentan con miles de amigos en sus redes sociales, pero están solos; entonces se fotografían para mendigar afecto, y que al no tener nada qué mostrar, exhiben sus cuerpos desnudos, ávidos de reconocimiento; que viven su trabajo desde el servilismo y la inercia, añorando desesperadamente los fines de semana para sentirse liberados de su esclavitud, aunque sólo sea por unas horas; que anestesian su dolor y soledad con alcohol, drogas y otros vicios, creando relaciones simuladas, artificiales, amores que no se sostienen y llegan al hastío, círculos viciosos, dependencias tóxicas y fugaces. ¿Podemos con todo esto sentirnos felices? ¿Puede existir un sentido en medio del sin sentido de la vida? Lo absurdo en la novela es que, pese a todas esas características, el protagonista resulta ser el hombreo más lúcido que puede presentarse ante nosotros. ¿De qué depende? ¿De la 227
experiencia o de una decisión individual? La muerte real que pasa a la experiencia de muerte simbólica, podría estar recreando la muerte real del hombre actual. Despertar es vivir una dinámica de conexión con la existencia, una adhesión social comprometida, una sensibilidad expresada sin miedos ni bloqueos, una experiencia laboral contemplada como creación continua, un amor que se acepta y se comparte, no se obliga; un referente que hace posible ser quienes somos de cara a la historia. Un despertar que aumente los niveles de vibración, no puede actuar ni comportarse como el protagonista de esta historia. La novela retrata al hombre moderno que no ha logrado despertar y recordar de donde viene, el lugar que ocupa en la historia y su destino final; un hombre preso de su inercia y rutina, de su desamor, que a pesar del largo y arduo camino transitado, se ha dado cuenta de que no ha llegado a ningún siti; de que con todo la información en que navega, no ha logrado un ápice de sabiduría en la vida, de que pese a todos sus conocidos, no ha conseguido un solo amigo; de que con tantos amores fugaces y pasajeros, no ha podido celebrar el auténtico amor; de que se roza pero no toca; habla pero no dice nada, vive, pero realmente abraza la muerte existencial. Cuando ni la muerte de tu madre, ni la experiencia de quitarle la vida a alguien, ni el hecho de encontrarte con tu finitud en la ejecución de una condena próxima; cuando, teniendo la posibilidad de invocar al infinito, cierras tu corazón a todo referente que te sostiene, ya no hay esperanzas. Sin embargo, cuando el personaje expresa un sentimiento de tristeza profunda antes de morir por no tener a su lado a nadie que lo quiera, se abre la única infinita posibilidad posible; despertar de golpe ante la indiferencia de la vida que nos aniquila lentamente y nos deja al borde del abismo. ¿Podría Dios reescribir la vida en renglones torcidos? La respuesta es que, mientras exista en el hombre hambre de despertar a una vida auténtica, Dios puede reescribir derecha nuestra vida sobre hojas en blanco. La decisión es sólo tuya; en ese espacio nadie se puede meter ni interferir. Ahí se teje la vida, ahí se hornea de nuevo la existencia, ahí salen los libertadores que ejecutan los cambios sustanciales; es ahí donde se forjan gigantes y, como dijo Newton: hay que saberse parar sobre los hombros de los gigantes. Deja que el mundo te mire en la dimensión justa y permítele treparse en tus hombros para observar 228
la vida como verdaderamente es; un eco, una explosión y expresión de eternidad. Deja de dormir y recibe el imperativo instalado en tu propia naturaleza, es hora de abandonar al extranjero, extraño de sí mismo sin entrañas hacia el corazón de la vida.
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15. EL HOMBRE DE HOY EXPERIMENTA LA NÁUSEA DE UNA VIDA VACÍA. JEAN-PAUL SARTRE El hombre está condenado a ser libre; porque una vez arrojado al mundo, él es responsable de todo lo que hace. Jean-Paul Sartre Mi auténtica definición la decido Yo.
Carlos A.
Nació en París. Su padre murió cuando apenas tenía quince meses. Criado por su madre y abuelo, fue un estudiante sobresaliente, lo que le valió para ingresar en la prestigiosa École Normale Supérieure. Allí conoció a quien sería su compañera de toda la vida, la filósofa Simone de Beauvoir. En 1931 fue profesor de filosofía de la Universidad de Le Havre. En 1964 recibió el Premio Nobel de Literatura, que rechazó. Su fama e influencia fueron de tal magnitud que más de 50 000 personas asistieron a su funeral en 1980. La tesis que sostuvo su existencialismo ateo fue que: la Existencia precede a la esencia, mientras que la tesis tradicional dictaba lo contrario. Esto creó un giro en la reflexión: la esencia es sólo una y está puesta en cada naturaleza humana en todo tiempo y lugar; no hemos sido creados con una finalidad determinada, pues el hombre es capaz de ser absolutamente libre fuera de determinismos e imposiciones externas que decidan su forma de ser y de presentarse en el mundo. Se creía en un proyecto prefabricado y diseñado a priori para los seres humanos y que venimos al mundo sólo para descubrirlo y a ajustarnos a él, negando, así, el poder personal de una libertad impregnada de compromiso, dinamismo y responsabilidad. Sartre fue un intelectual que creía en el hombre, por tal motivo, su existencialismo era humanista. Soy el constructor de mi propia historia, por lo tanto el hombre no es, sino que se hace a sí mismo. La verdadera esencia del hombre es su existencia puesta en libertad como capacidad de elegir. Sartre aleja todo condicionamiento y determinismo enajenante que nos impide ser. Una de las dimensiones fundamentales en la filosofía de Sartre es la libertad absoluta, la cual genera en el hombre moderno angustia y ansiedad, porque ante su comportamiento no hay nadie que lo pue230
da justificar, nadie que le pueda arrancar su responsabilidad ante lo cometido. Si somos lo que hacemos y no venimos a la historia definidos, debemos asumir el papel de hombres libres. Si Dios ha muerto, estamos condenados a ser libres, y esto provoca angustia porque nos convierte en mayores de edad, seres que no dependen de terceros para actuar en la vida. Nietzsche preguntó: ¿Seremos capaces de vivir sin dioses o tenemos que inventarnos otros? A lo que Sartre responde diciendo que nadie nos determina, por lo tanto nada justifica el haber obrado de una manera ante una sociedad. Somos seres que estamos obligados a encontrarle una finalidad a nuestras vidas. En su novela La náusea, el personaje manifiesta una terrible sensación de vacío que reproduce la condición del hombre contemporáneo: el asco que genera vivir inmerso en una sociedad que se avoca a una existencia frágil, caótica y sin propósito aparente; un hombre profundamente afectado en su manera de mirar la vida, a la que llama “náusea” y percibe como una enfermedad; alguien que, como todo ser humano, anda en busca de respuestas que le aclaren la existencia, pero que enfrenta con la inutilidad de comprenderse y conocerse a sí mismo. Lo único que percibe a su alrededor y dentro de él es un vacío espantoso que lo carcome hasta los huesos; se siente amenazado por un universo cada vez más enorme y al mismo tiempo sombrío y banal. La náusea es la sensación de asco ante el acontecer diario, sin aparente explicación o sentido; es estar cansado de la banalidad, vanidad e hipocresía social, del comportamiento humano, que no logra descifrar; un sentimiento cada vez más claro de una vida contingente: el ser consciente que existe como pudo no haber existido nunca, y no pasaba nada; como un objeto más arrojado a este mundo sin causa ni efecto sugerido; una falta de razón de la existencia; la triste noticia de que el ser humano es una fuerza minúscula en la creación, causándole el dulce deseo de enfermarse. Me llama mucho la atención como la exposición filosófica de Sartre y Camus van de la mano, hablando de una existencia, en el caso de Sartre, vacía y sin sentido, donde el hombre ni es existencia que precede a la esencia ni esencia que precede a la existencia; que no se mueve ni a un lado ni al otro; que simplemente no ha sido capaz de descubrir el poder ilimitado de su libertad y aún sigue condicionado a actuar de una manera determinada en la sociedad; un hombre que se cree libre por el simple hecho de no estar en una prisión, pero que carece de proyecto propio, definición y orientación existencial. No sólo es el hombre quien siente náusea por la vida, sino que su vida misma es 231
asquerosa por faltarle el coraje para trasformarla. Contemplamos una sociedad inerte, sin brújula, mapa o timón, dedicada a sobrevivir, no a vivir; potenciada para satisfacer las necesidades básicas del hombre, como si se tratara de un animal, incapaz de preguntarse por otras estelas que nos conduzcan nuestra existencia a un sentido que nosotros le otorgamos. Hemos confundido la libertad con la capacidad de vivir contra sentido. Si Dios no existe, todo está permitido. Sartre afirma que Dios no existe, pero, aun así, no todo nos está permitido, y si acaso lo estuviera, no todo conviene a lo propio de nuestra naturaleza. No se trata de hacer de Dios una discusión filosófica desde una Teodicea elemental, sino de rescatar el poder perdido dentro de nosotros, el de la libertad, y con esta, reconstruir el mundo, despertar a la sociedad anestesiada, drogada; recuperar el conocimiento extraviado que nos certifica como ciudadanos comprometidos con una causa: hacer que nuestra sociedad sea cada vez más justa y menos permisible. Se trata de deslindar a Dios de lo que sólo es nuestro, de bajarlo de la silla de los acusados para aceptar nuestra responsabilidad única de actuar en la historia; de tener el coraje de definirnos y no estar expuestos como veletas que van hacia donde soplan los vientos. El hombre de hoy está hasta la náusea de la vida; en sus manos se encentra el poder de invertir su esquema de pensamiento. Ya basta de actuar porque así lo dicta la sociedad, porque mi familia así me educó, porque Dios así lo quiso, porque me dijeron, porque siempre se ha hecho así, por culpa de la ley, de las costumbres, etcétera. Es hora de asumir nuestra voluntad, la libertad, que es la que decide en cada momento de la vida. Mi libertad es mi mayor responsabilidad. Estamos condenados a ser libres, es irremediable; una noticia que, lejos de oprimir el corazón humano, lo debe llenar de optimismo y esperanza. Cuando Sartre definió su existencialismo como un auténtico humanismo, fue por la sencilla pero sublime razón de que él creía en el ser humano. Me impacta sobremanera el hecho de que nos está devolviendo una prerrogativa endosada a la divinidad: la libertad, y con ella, la enorme responsabilidad de definirnos a nosotros mismos, decidiendo lo que queremos ser. El hombre no es otra cosa que lo que hace de sí mismo. Es el sujeto con naturaleza dinámica que se sabe creador del sentido o sin sentido de su existencia. Sartre, el hombre intelectualmente despierto aunque existencialmente aturdido; que promueve el uso de la imaginación sólo utilizada por 232
el hombre de hoy para crear humor negro de las situaciones sociales, pero impedido para usarla como alas en su propia dimensión esencial. Creo que el problema de fondo no es Dios, sino hacer del hombre un ser verdaderamente humano. Dios no le permitía al hombre elevarse y consagrarse en absoluto frente al mundo. Es un imperativo que el hombre deje de creer para poder ver, que haga a un lado los determinismos de acción para apostar a la libertad de espíritu que lo lleve a actuar en la vida, siendo el único responsable de lo que le toca vivir. Estás condenado a ser libre, ya no hay textos ni pretextos, no hay nada ni nadie, no se ponte frente a ti ninguna autoridad, ni familiar, cultural o religiosa; estás arrojado a la existencia, ¿qué decides? Debemos educar en la libertad, y esto exige una comprensión de su estatuto ontológico y pragmático. El hombre ocupa desde ahora el lugar de Dios, porque hemos reflexionado a lo largo de las páginas de este libro, que Dios no está afuera, sino dentro de ti mismo. No permitas que tu pasado te determine; tómalo y recíclalo; empodérate frente a él y decide ser ahora, tomando aquello que los otros hicieron de ti. No permitas que nada de lo que haces o tienes (nombre, sexo, oficio, vocación, profesión, religión, cultura, región, edad, color, condición social) te defina; eres el innombrable, el indefinible. Sólo tú tienes el poder de definir lo que quieres ser y hacer en el mundo. La vida es alegría indescriptible, compromiso dinámico que te lleva a elegir para nosotros y escoger para los demás lo que hemos escogido como bueno para nosotros. Ten siempre presente que el hombre es un proyecto que se vive subjetivamente, responsable de su estricta individualidad, también es responsable de todos los hombres, porque todos estamos conectados. El existencialismo es, sin duda, un optimismo antropológico. Contemplar progresivamente el suicidio social, ver cómo somos un asco, carentes de sentido, pusilánimes ambulantes, indigentes miserables, contingentes, entes sin libertad. La filosofía hace preguntas que ya nadie se atreve a hacerse, que mira el mundo al revés y lanza discursos sobre la existencia que pocos entienden y comprenden. Es necesario volver a amar la sabiduría, la única que tiene el mapa para seguir el viaje hacia puerto seguro; ciencia que despierta y al mismo tiempo se presenta como alimento ante el hambre espantosa que grita en el interior del hombre hambreado. No permitas que nadie defina tu existencia; aleja de ti a los tutores roedores que rodean tu vida; identifica lo que no te permite evolucionar (creencias, relaciones, 233
conceptos irreales de Dios, hasta la misma familia); abraza la libertad y decide hoy cómo quieres vivir la existencia. Es hora de que, como una atalaya, te pongas en la cima de la montaña y grites hacia el infinito: ¡basta! Ya no quiero seguir así. Hoy tomo consciencia de lo que ha sido mi vida y me resisto a permanecer así. Extiendo las alas de mi libertad para conquistar lo que quiero ser y hacer en la vida. Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros. Jean-Paul Sartre
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16. LA MUERTE DE DIOS ES EL NACIMIENTO DEL SUPERHOMBRE, CON VOLUNTAD DE PODER. FRIEDRICH NIETZSCHE El individuo ha luchado siempre por no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo. F. Nietzsche He aquí el ensayo original de Nietzsche, El Loco ¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: ¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios! Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no creían en Dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. ¿Se ha perdido?, preguntó uno. ¿Se ha perdido como un niño pequeño?, preguntó otro. ¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá ido de viaje? ¿Habrá emigrado? ––así gritaban y reían alborozadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. ¿Que a dónde se ha ido Dios? ––exclamó–– Se los voy a decir. Lo hemos matado -ustedes y yo. Todos somos sus asesinos. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo?, ¿cómo hemos podido bebernos el mar?, ¿quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte?, ¿qué hicimos cuando desencadenamos la tierra de su sol?, ¿hacia dónde se mueve ahora?, ¿hacia dónde nos movemos nosotros?, ¿lejos de todos los soles?, ¿no nos estamos hundiendo continuamente?, ¿hacia atrás, hacia los lados, hacia adelante, en todas las direcciones?, ¿hay todavía un arriba o un abajo?, ¿no vamos como errantes a través de una nada infinita?, ¿no nos persigue el vacío con su aliento?, ¿no hace más frío?, ¿no veis oscurecer cada vez más?, ¿no es necesario encender faroles en pleno día?, ¿no oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios?, ¿nada olfateamos aún de la descomposición divina? Los dioses también se descomponen. ¡Dios ha muerto!. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. Friedrich Nietzsche nació en 1844, en el seno de una piadosa familia prusiana. Su padre, tío y abuelos fueron todos pastores luteranos. Su padre y su hermano menor murieron cuando él era todavía niño, y fue educado por su madre, su abuela y dos tías. A los veinticuatro años ya era profesor en la Universidad de Basilea, donde conoció al compositor Richard Wagner, quien ejerció una gran influencia sobre él, hasta que el antisemitismo de Wagner llevó a Nietzsche a poner fin a aquella amistad. En 1870 cayó enfermo de difteria y disentería, 235
a partir de entonces, no volvió a gozar de una buena salud. En 1879 se vio obligado a abandonar la docencia y, durante diez años, viajó por Europa. En 1889 se desplomó en la calle mientras intentaba impedir que azotasen a un caballo y sufrió una crisis mental de la que nunca llegó a recuperarse. Murió en 1900. Toda convicción es una cárcel. F. Nietzsche Este filósofo ofrece en su pensamiento claves para despertar. Por muchos años fue terriblemente juzgado, o diría yo, poco comprendido. Su locura fue el argumento de los grandes inquisidores de un pensamiento hostil y poco esperanzador. Recuerdo que las Escrituras dicen que: porque está escrito: DESTRUIRE LA SABIDURIA DE LOS SABIOS, Y EL ENTENDIMIENTO DE LOS INTELIGENTES DESECHARÉ. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el polemista de este siglo? ¿No ha hecho Dios que la sabiduría de este mundo sea necedad? (1 Cor. 1,19-20) La locura de Nietzsche era la cordura más estricta de la sabiduría humana. Consistía en romper todos los paradigmas y creencias establecidos en la época; ser signo de contradicción contra los poderes que gobernaban la moral de los ciudadanos. Podríamos hablar del sentido divino de la locura, ahí reside la genialidad y la expresión de un pensamiento que no se dejaba aprisionar por nada ni por nadie. La locura es cordura, y la aparente cordura del mundo es la auténtica locura humana, donde se pretenden fincar los valores que, lejos de potenciar la naturaleza humana, la estancan hasta convertirla en extrañeza ontológica. ¿Fue locura del hijo de Dios exigir que se derribara el templo de Jerusalén, cuya construcción tardó cuarenta y seis años, para luego ofrecerse a reconstruirlo en tan sólo tres días? ¿Fue una contradicción de Buda abandonar a su mujer e hijo, a su padre y todos los privilegios de los que gozaría como futuro rey? ¿Fue necedad de los místicos, instalados en la desnudez de un desierto, anteponer los bienes inmutables y no perecederos por encima de los valores de este mundo? Bendita locura que engendró una manera diferente de pensar la vida y, al mismo tiempo, ofrecer al mundo un paradigma de salvación que rompe todos los moldes preestablecidos. Locura que hizo de Friedrich Nietzsche el nuevo Sócrates, el hombre al que él más odiaba. Locura que se traduce como estupendo; el alborotador de una nueva sociedad. Dios ha muerto. Aforismo que es necesario contextualizar. Durante el Siglo de las Luces, el pensamiento giró en torno al lema: Sapere Aude, atrévete a pensar por ti mismo, ten la audacia de diseñar tu 236
propio destino; a la concepción imperante del monoteísmo: si sólo existe un Dios, sólo existe una única manera de mirar la vida, de actuar, de definir al hombre; de la filosofía de Kant: hablando de una Libertad de pensar; y la realidad de un cristianismo extremista por imponer una moral esclavista. Por todas estas razones, Nietzsche fue duramente criticado y declarado el hombre ateo del siglo XIX. Echemos un vistazo trás el velo que encubre semejante afirmación. La incorrecta hermenéutica acerca del Dios anarbolado por el judeo-cristianismo, interpretado como un Dios castigador, juzgador, que recompensa a justos pero condena a pecadores, que promueve el sufrimiento a cambio de recompensas como la vida eterna, que pide pobreza, humildad y mansedumbre; que subraya la naturaleza de los humanos etiquetándolos como pecadores necesitados de perdón, la dinámica del maligno en sus vidas y el espeluznante infierno que les espera a los que no se arrepientan. Todo esto, gritado desde los púlpitos de las catedrales, enseñado a los feligreses y argumentado en las Escrituras, dejaba incapacitado al hombre, sin armas ni argumentos, a merced de los mercaderes del templo. Toda la teología del crucificado: sufrimiento, dolor, humillación, pobreza, silencio, perdón, sacrificio; valores no aceptados por el filósofo, de los que intenta hacer una trasmutación, un cambio de fundamento. Pero ¿qué Dios es el que está muerto? ¿El Dios de los judíos?, ¿el de los cristianos? ¿Acaso Dios puede morir? Lo que ha muerto es la interpretación que se ha hecho de Dios por boca de las religiones en turno durnte el siglo XIX. El Nihilismo del que habla el filósofo es la ausencia de todo fundamento externo a nosotros mismos, la supresión de todos los valores dictados por una moral que engendraba esclavitud y no seres auténticamente libres. Es falta de sentido hacia la vida impuesto por terceros; donde tu única función es descubrirlo y ajustarte a ello. Ser nihilista es abrazar la falta de sentido intrínseco de las cosas, negar el sentido esencial. Después de la muerte de Dios y de una apuesta por el nihilismo, ¿qué nos queda? El nacimiento del Superhombre, con una estricta voluntad de PODER. No se atacan los valores humanos per se, sino la empecinada manera de fundarlos y fundamentarlos en una idea de Dios extraña a nuestra propia naturaleza. Fundar en agentes externos es crear una vida impregnada de la nota del sacrificio y, por ende, nacería el resentimiento innegable hacia la vida. Pero ¿quién es el Superhombre?
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Recordemos que si la filosofía no nos ayuda a vivir la vida, no sirve de nada. Mientras la religión concebía que el sentido de la vida nos viene dado de afuera, para la filosofía el sentido de la vida sólo puede nacer dentro de nosotros mismos. Sólo tú eres el producto, el productor y el consumidor; no hay nadie excepto tú. Cuando Nietzsche habla del Superhombre, nos dice, la necesidad que como imperativo nos pide es la capacidad de superar lo humano instalado en una filosofía de rebaño, incapaz de pensar, decidir, mirar, definir la vida por sí mismo. Seguimos hambrientos de aprobación, reconocimiento y aceptación de los demás y, por otro lado, una moral de resentidos. El efecto de vivir una ideología impuesta para ser vivida en sacrificio que sólo engendra personas heridas. Para poder superar lo humano es indispensable la creatividad, la imaginación. Es imperativo superar en la vida de lo humano arquetipos nacidos de un cristianismo inservible: 1. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humiles. Viva la humildad, muera el poder. 2. Es más fácil que un rico entre por el ojo de una aguja, que un rico entre al Reino de los Cielos. Viva la pobreza, muera la riqueza. 3. Mirad al que traspasaron en la cruz. Viva el sufrimiento, no tenemos derecho a la felicidad. 4. Todos somos pecadores. Viva la indignidad, muera la dignidad. 5. El silencio de Jesús, el de María. Viva el silencio, muera la Palabra; sobre todo, que muera la capacidad de analizar, cuestionar y ser divergentes. 6. Obediente hasta la cruz. Viva la obediencia, muera el desobediente. 7. Bienaventurados los que sufren, los pobres, los sencillos y los mansos. 8. Sean misericordiosos como su Padre. Viva la misericordia, muera el egoísmo. 9. Él en la cruz no profería amenazas. Viva la resignación. 10. Si te maltratan, te humillan, te calumnian, te insultan, salta de contento, porque tu recompensa será grande en el Reino de los 238
Cielos. Viva la pasividad, la pusilanimidad, la inercia en pro de un mundo de ilusiones que te espera, hasta que puedas decir: completo con mi pasión en esta vida la incompleta pasión de Cristo en la cruz. Para Nietzsche, el cristianismo nos ha hecho percibir que los auténticos valores de la naturaleza humana sean contemplados desde el escepticismo, la sospecha, la duda, como pecado, extravíos y tentaciones. El Superhombre es aquel que tiene la capacidad de vivir la libertad de pensar, de actuar, de ser por sí mismo, lejos de toda esa carga que ponen encima de tus hombros y te hace creer que avanzas, cuando, en realidad, te mantiene enterrado en el mismo sitio. Es el hombre libre de toda atadura ideológica impuesta para engendrar esclavitud en la historia; es aquel capaz de ser auténticamente responsable de otorgar desde dentro de sí mismo sentido a su existencia. Debemos de entender la muerte de Dios en su sentido más estricto como todo un proceso, no sólo el suceso intelectual de un sujeto a quien, un día, se le ocurrió pregonar semejante aforismo; como el comienzo de una emancipación, un camino de libertad de pensamiento para pensar la vida con religión o sin ella, desde la consciencia de un espíritu libre que se da a sí mismo sus propios valores. Vivimos en una sociedad que no adora a Dios, pero que tampoco lo ha enterrado; que vive sin referentes y, sin embargo, sustenta su existencia en los dictados de los amos de este mundo, que apuestan por mantener al hombre dormido, utilizando para ello los sistemas que estén a su alcance. Hoy se habla de las tres muertes de Dios: la del crucificado, la declarada por Marx, Feuerbach y Nietzsche, y la muerte de Dios en la psique del hombre moderno; una perenne agonía cultural de Dios. Es paradójico que el hombre viva sin un referente que lo sostenga, pero que tampoco emerja de su interior esa voluntad de poder. Lo que contemplamos es una piltrafa humana, débil, miedoso, necesitado de su tribu para sobrevivir, una caricatura de hombre. Es necesario despertar y mirar a nuestro alrededor, porque estamos edificando una civilización programáticamente necrófila. ¿Qué nos queda después de anunciar la muerte de todo fundamento moral? Nos queda aún lo mejor: VIVIR la vida, ser vividores de la creación, con absoluta seriedad y responsabilidad. Nietzsche nos lanza hacia la vida, invita a fundarnos en nosotros mismos y rechazar todo aquello que nos impide abrazar la libertad. No estés mendigando una vida futura, 239
una metafísica cargada de ideales que sólo te enseña a despreciar la vida actual, la presente. No entres en debates estériles preguntándote si hay vida después de la muerte. Dedícate a vivir ya y no endoses a extraños tu potencial primario. Después de la muerte surge la vida. Es tiempo de que el Superhombre dentro de ti emerja como resucitado en la historia, lleno de fuerza, voluntad y coraje para vivir. Por eso, Nietzsche fue el más grande vitalista del Siglo XIX. Dios se ha ido, pero queda el hombre, un ser profundamente dormido. Cuando sea capaz de despertar, se hará consciente del inmenso poder creativo, imaginativo, caritativo y sorprendentemente energético que hay en él; único responsable activo de su propio destino. De forma magistral, sustituye el Evangelio por una nueva propuesta para la humanidad, como quien deja un testamento en clave de abundancia; la afirmación absoluta de la primordial voluntad humana frente a la realidad del tiempo presente. Conozco mi suerte. Alguna vez irá unido a mi nombre el recuerdo de algo gigantesco, de una crisis como jamás la ha habido en la tierra, de la más profunda colisión de conciencia, de una decisión tomada mediante un conjuro, contra todo lo que hasta ese momento se había creído, exigido, santificado. Yo no soy un hombre, yo soy dinamita. Y a pesar de todo esto, nada hay en mí de fundador de una religión; las religiones son asunto de la plebe, yo siento la necesidad de lavarme las manos después de haber estado en contacto con personas religiosas. F. Nietzsche Es hora de abandonar el mundo de los sueños, de las pesadillas que rodean la existencia, y abrazar la vida con todas sus implicaciones, de dejar una vida eterna despreciando la de la tierra, de esperar gozar en el más allá, sufriendo resignadamente en el más acá, dejar la negación por la afirmación, de ser esclavos para ser los señores de la historia, de tu vida. Para el filósofo, la máxima objeción contra la existencia es Dios. A aquel que expresó: yo no creo en Dios, Lacan le respondió: ¿En cuál Dios no crees? Creo sin duda que la muerte de Dios no era lo que Nietzsche promulgaba. Pienso que la muerte de Dios fue un mal necesario. Para el filósofo, el cristianismo es la negación de la voluntad de vida hecha religión. El teólogo Olegario González de Cardedal dijo al respecto que: los filósofos críticos definen a la religión como fabricantes de velos, encubridores de la realidad y negadores del hombre. La decisión de implantar al hombre en una realidad que no conoce la 240
culpa, la devolución a una inicial inocencia; la aceptación incondicional de su cuerpo, sexualidad, voluntad, pasión de vida y poder; la apertura al mundo como algo propio; la movilidad sin límites por un universo donde no hay fronteras ni fundamentos para el hombre, sino que es él quien los establece. Frente al hipotético ser, todo es devenir (Heráclito) y ser (Parménides); él está decididamente del lado del primero. Un universo en que todo es esplendor de inmediatez y de naturaleza, fuerza e impulso que engendran, crecen, viven y reviven. En mi opinión, creo que el filósofo estaba en contra del crucificado como quien polariza la vida y la existencia, pero, inconscientemente, apostaba por el resucitado, en la persona de Jesús o de cualquier hombre. La experiencia religiosa de la época no ayudaba a centrar el poder de la Resurrección en la experiencia de la vida. Para Nietzsche, posiblemente el Superhombre, con su voluntad de poder, sea el misterio de la resurrección que, como germen, late en el corazón humano: Quiero enunciarles tres metamorfosis del espíritu: cómo el espíritu se convierte en camello, cómo el camello se convierte en león, y finalmente cómo el león se convierte en niño (F. Nietzsche). Quiero finalizar esta reflexión filosófica hablando de las tres metamorfosis que menciona el filósofo. El camello es símbolo del tengo que y debo que, de las rodillas que se doblegan ante el otro o lo otro. El león simboliza el Yo quiero, el ego, el poder desproporcionado y el afán de dominar. Y el Niño, la capacidad de jugar en la vida. Un niño que demuestra habilidades ya olvidadas por el hombre, como quien, hace de esta vida el juego más sublime, en el que la libertad, espontaneidad, ausencia de fatiga, inocencia, sorpresa, imaginación y creatividad desmedida lo convierten en la más maravillosa de las artes. Despertar es apostar por una evolución espiritual en la que llegamos al estado de niño con todas sus consecuencias y vivencias, pues, como dijo Jesús: el que no se haga como niño, no entrara en el Reino de los Cielos. Cuando Albert Einstein dictaba conferencias, al término de estas le preguntaban si era creyente, si creía en Dios, a lo que él siempre respondía: sí, soy religioso. Al intentar llegar con nuestros medios limitados a los secretos de la naturaleza, encontramos que tras las relaciones causales discernibles, queda algo sutil, intangible, inexplicable. Mi religión es venerar esa fuerza que está más allá de lo que podemos comprender. En este sentido soy, de hecho, religioso.
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17. EL INCOMPRENDIDO AMOR PLATÓNICO. PLATÓN Los hombres han llamado Eros al Amor, porque tiene alas; los Dioses le han llamado Pteros, porque tiene la virtud de darlas. Platón Muchos opinarán que, en atención a la cronología, Platón debió ser el primer filósofo sobre quien debí haber comenzado a reflexionar, sin embargo, lo he querido dejar para el final por la bella carga de amor que nos ofrece su pensamiento filosófico. No abundaré en la totalidad de su obra, sino, solamente en aquello que que refiere al amor. Nació en Atenas (428-427 a.c.) y perteneció a una familia aristócrata. Su padre, Aristón, era descendiente del rey ático Codro, y su madre, Perictione, de Dropides. El nombre de Platón es un rigor de apodo que significa “el de anchas espaldas”; su nombre verdadero era Aristocles. Fue un gran apasionado de la poesía y la política; se allegó al círculo de Sócrates, quien ejerció enorme influencia en su vida. Gracias a Sócrates se puede hablar de la conversión de Platón a la filosofía. Fundó la Academia. Platón, hombre profundo, de silencio, pero cuando abría la boca, una sensibilidad fuera de serie tocaba en lo que expresaba, una dulzura emanaba de sus labios que, al nacer, parecía que había hecho un pacto misterioso con la eternidad. Edouard Schuré ¿Qué era el amor para Platón? La filosofía platónica en torno del amor se aprecia en el diálogo titulado El banquete, donde hace una bella exposición del tema en boca y palabras de Sócrates, quien, a su vez, lo aprendió de Diotima. Me llaman la atención varios aspectos. El primero, que es una mujer extranjera, y que se habla del amor por medio de una historia. Otro aspecto a destacar es que la conversación ocurre durante un banquete, en referencia a la comida y bebida. Todos sabemos que el alimento se relaciona con la madre, proveedora del alimento afectivo que hace posible el correcto funcionamiento de la personalidad. Un tercer aspecto a resaltar es que el banquete simboliza la comida de los dioses, al que Zeus invita a todos los dioses, menos a Penia, diosa de la pobreza. Para hablar del amor, es necesario que convergen los dioses, ya que el amor es la divinidad que se asoma en la historia de cada hombre. El arte de amar siempre será asunto metafísico, no sólo físico; está íntimamente simbolizado por los alimentos. 242
Muchos han identificado el amor como un ideal inalcanzable, algo tan perfecto que no puede tocarse debido a nuestra naturaleza imperfecta; como una relación utópica o un espejismo que no se ve concretado en nuestras vidas. Algo sumamente romántico, sin sexo, un imposible. Sin embargo, no era así para Platón. A continuación transcribo extractos del diálogo El banquete. El que quiera alcanzar este conocimiento por el camino recto, debe empezar desde joven por buscar los cuerpos bellos. Al principio, si está bien dirigido, no debe amar más que uno solo, y con este motivo pronunciar bellas razones. Pero después, ha de comprender que la belleza que se halla en un cuerpo es hermana de la que se halla en todos los demás. Sería gran locura no creer que la belleza que reside en todos los cuerpos es una e idéntica. Debes despojar de toda pasión que tenga por objeto a uno solo como de una mezquindad despreciable. Debes de considerar que la belleza del alma es más preciosa que la del cuerpo, hasta el punto que un alma bella, aún en un cuerpo desprovisto de atractivos, basta para atraer su amor y sus cuidados, y para hacerle pronunciar los discursos más apropiados para hacer mejor a la juventud. Así necesariamente se verá obligado a contemplar la belleza que se encuentra en las acciones de los hombres y en las leyes. Y como consecuencia llegará a tener en poco aprecio la belleza corpórea. De las acciones humanas deberá pasar a las ciencias para contemplar su belleza, y entonces, al contemplar lo bello en toda su extensión, ya no permanecerá nunca más encadenado como un esclavo en el limitado amor de la belleza de un joven, de un hombre, de una acción, sino que se volverá hacia el océano de la belleza… ser capaz de llegar a la belleza eterna, increada e imperecedera, que no es susceptible de aumento ni de disminución, una belleza que no es bella por un lado y fea por otro. Cuando desde las bellezas inferiores, el iniciado se ha elevado por un amor bien dirigido de los jóvenes hasta esta belleza perfecta. El amor consiste en comenzar por las bellezas de este mundo y elevarse hasta la belleza suprema pasando “La contemplación de la belleza en sí”. Eros, dios del amor e hijo de la abundancia (el padre) y la miseria (la madre), resultado de la síntesis perfecta entre la dualidad, la polarización, los extremos. Podríamos llamar amor al hecho de que dos personas se miren, se conozcan, se trasciendan a sí mismos y alcancen equilibrio en sus vidas por causa de la presencia del otro. El amor es el sendero del medio. El primer aspecto que se señala es la capacidad de integrar la vida, ya que está conformada de dualismos y es necesario hallar el equilibrio. 243
Otro aspecto importante es el amor a la sabiduría para poder navegar hacia el océano de conocimiento infinito que da respuesta a las preguntas fundamentales de la vida. El eros platónico se puede definir como la atracción que ejerce la belleza, que comienza en el cuerpo para irse elevando, haciendo a un lado lo corpóreo, para instalarse en el alma. Así, la atracción puede ser hacia el cuerpo, el discurso, la filosofía, la ciencia, las artes o la política, en fin, hacia todo aquello que nos introduzca a la belleza. Con el cristianismo se empezó a relacionar a eros con lo erótico, con la actividad sexual: y como la dimensión de la sexualidad siempre estuvo relacionada con el pecado, algo malo y vergonzoso, cuando el cristianismo habla de la elevación a la que conduce el amor, no debe de contener el ingrediente sexual. Pero el amor para Platón es la posibilidad de iniciar un proceso de trasformación personal, hacernos mejores personas. La vida mejora con la belleza y cuando esta es compartida por dos cuerpos bellos, culmina con la experiencia unitiva de ser UNO. Para Platón, el Eros es poseer siempre lo bueno y bello que nos acerque a la inmortalidad, y menciona que hay tres maneras de lograrlo. La primera es la procreación, efecto o fruto de dos que se unen; la segunda, cuando las almas son más desarrolladas y comparten la belleza de ideas y pensamientos; la tercera ocurre al gobernar una ciudad haciendo de sus habitantes hombres libres y felices. Tres formas de perpetuarse a través del tiempo, de las cuales, la que más me llama la atención es aquella que habla de poseer la capacidad de preñar otras mentes con ideas que en una dialéctica se multipliquen en la historia. Sócrates embarazó la mente de Platón y sus ideas han perdurado en el tiempo, hasta llegar al día de hoy. El amor por lo bello nos hace percibir la dicha; y la más grande de ellas es abrazar la inmortalidad. Qué importante es acceder a la belleza del otro a través de su conocimiento, de ser atraidos por su alma, que jamás envejece ni se muda con el tiempo. Es comprender que la perdurabilidad en el tiempo de un amor encontrado y compartido se teje mediante la búsqueda comunitaria de la auténtica belleza; el cuerpo y sus necesidades, que son importantes, no logran bloquear lo que de verdad es trascendente en la vida. Entender estrictamente el EROS platónico es una fuerza impresionantemente única e invariable, un caudal de belleza que se extiende a rostros sin formas y personas sin nombre, un manantial de aguas que conducen a los océanos de la vida. Nuestro amor será 244
tan grande cuando haya llegado a la elevación, es decir, cuando haya cruzado la perdurabilidad del tiempo, de las arrugas y de las canas, cuando el cuerpo que un día me enloqueció haya quedado en el olvido, pero donde ha permanecido el aroma de mi espíritu. El amor es el deseo interminable de poseer el bien, promover el bien del otro y sacar todo el bien que habita en nuestro interior. El amor hace que aflore lo mejor de mí mismo. En muchas ocasiones experimentamos infelicidad en el trabajo, con la pareja o en la vida simplemente porque no hemos aprendido a elegir bien. Es una invitación a aceptar que el amor entra por los ojos, pero no se queda ahí, sino que utiliza los ojos y los sentidos para mirar lo que el cuerpo muchas veces no me permite ver, la belleza del alma compartida. Por ello, te invito a amar al cuerpo, pero también el discurso, a compartir desde la verdad del corazón, y no desde la simulación. Amar no es hablar en tercera persona (nuestros hijos, nuestros padres, nuestros hermanos, el jefe o la vecina), sino en primera: mi sentir, mi alegría, mi miedo; amar el conocimiento, primero, de sí mismo para que sirva de plataforma y estructura para que se pueda posar el auténtico amor en el otro. El hijo es la fiesta interminable de dos espíritus que han llegado a ser UNO y lo que hace perdurable el amor en la historia. Trabaja en tu persona para que la vida atraiga hacia ti seres humanos que se presenten como verdaderas obras de arte, obras maestras de excelencia. Esfuérzate por hacer del amor un arte en tu vida. El amor no reclama para sí el ser correspondido como requisito previo. El amor simplemente es y espera ser compartido y no encontrado en el otro; sólo en el compartir el amor encontrará su propia inmortalidad. Porque si el amor no es capaz de perdurar en su verdad absoluta, no ha existido del todo. 17.1 El amor convertido en servicio público: gobierno Ayer fui inteligente y quise cambiar el mundo, hoy soy sabio y voy a cambiarme a mí mismo. Rumi Cuando Platón habla del gobierno de los pueblos, no duda en poner la figura del filósofo como el único capaz de mantener un espíritu puro en las intenciones, fuerte en las vicisitudes y perseverante en todo momento. Almas contemplativas de la idea y realidad del Bien, elevadas en su conocimiento propio y sabias para tomar las mejores 245
decisiones en beneficio del pueblo; servidores cuya única meta era lograr la felicidad de los suyos. La misión del filósofo es descubrir la verdad, pero, sobre todo, convertirse en un guía de sus compañeros de prisión. Evoquemos el mito de La caverna; es necesario que quienes aún permanecen en la oscuridad sean conducidos y puedan encontrar y moldear sus vidas por sí mismos. Quien se decide dedicar su vida al florecimiento de un pueblo, no ha de buscar ni su gloria o los honores que el cargo le conceda, ni mantenerse a como dé lugar en el poder. Si el principio de toda unidad es la autoridad y esta se convierte en autoritarismo desenfrenado, amasador de fortuna, imagen y poder, ¿dónde queda el Estado? ¿Dónde y en qué condiciones dejamos a los ciudadanos? Ante el incremento de convulsiones económicas, públicas y políticas, el aumento de la pobreza, de las masas de migrantes en busca de un suelo esperanzador, de las barbaries que se permiten en las esferas políticas, el robo a ojos vistas, la impunidad, la corrupción de las élites; nos compromete a iniciar una revolución, primero personal, dejando de lado el vasallaje y las dependencias tóxicas, que nos llevará a una evolución interior que se manifestará en el exterior de nuestras existencias. Queremos que todo mundo cambie, lanzamos críticas severas al sistema en turno, pero no somos capaces de movernos de nuestro sitio. Todo aquel que se dedique a gobernar una familia, una empresa, una comunidad o un Estado debe aprender a despertar, y comenzar el verdadero reinado primero en sí mismo. El buen juez por su casa empieza. Comencemos a adueñarnos de nuestra propia vida; conquistemos el lado oscuro que empaña nuestra vista, impidiéndono apreciar nuestra estela de identidad. ¿De qué le sirve al hombre conquistar el mundo si al final pierde su vida? 17.2 El amor olvidado a la sabiduría: preñar las mentes humanas La relación entre el maestro Sócrates (partero de almas) y Platón fue más allá de toda lógica humana: dejarlo todo, comodidades, propiedades y títulos para irse a vivir a lado del maestro, no fue cosa fácil. Pero el día que lo escuchó hablar, un torrente en pausa se vertió en su interior; una auténtica y desenfrenada revolución y evolución tuvo lugar en su espíritu. Sin duda, Platón había quedado atrapado, fascinado, prendado de aquel sabio. A partir de ese momento, entregó su vida al Escultor de Espíritus. Qué manera más maravillosa de tallar un alma, de parir un espíritu celeste vestido de mortalidad; qué don precioso de engendrar y dejar tu semilla, de la cual han nacido árboles, flores y frutos, de los que aun hoy nos hemos beneficiado. 246
Ver cómo en su último banquete celebrado para dar rienda suelta a los placeres y entre sus amigos, les anunció que algo había despertado en su interior, un llamado que no podía desatender; que, a partir de ese momento, se dedicaría a amar la sabiduría y que quemaría delante de ellos los rollos de material poético. Les prendió fuego con una sonrisa y al mismo tiempo experimentó una paz jamás imaginada. Hemos escuchado infinidad de frases en torno a la presencia dinámica del maestro: mi madre me dio la vida, pero usted me enseñó a vivir. El maestro tenía un carisma de seducción capaz de convocar y provocar a los jóvenes inquietos para buscar la verdad, el sentido de la vida. Cuando Sócrates fue asesinado por el sistema ateniense, acusado de corromper a la juventud, no creer en los dioses y enseñar un pensamiento divergente, en el fondo se trató de un pretexto para quitar de en medio a quien consideraban el más grande criminal por haber cortado de tajo las caretas de la doble moral, la hipocresía y la simulación. Para Platón fue un golpe muy duro y difícil de soportar. Sócrates introdujo a su discípulo en la belleza del conocimiento; sólo el amor puede arrastrar hacia la belleza de la existencia. Seguramente el imperativo: conócete a ti mismo y conocerás el universo, al hombre y a Dios quedó impregnado en Platón. Quise dejar las siguientes cartas para llegado este momento. Para Platón, el amor no sólo se da entre dos seres humanos que se enamoran, pues tiene otros rostros por donde se asoma la belleza. Se trata de la correspondencia entre un docente con vocación y un discente con hambre de conocimiento y verdad; elementos que, bien conjugados, pueden revolucionar el mundo, y que demuestra la bella labor del maestro, del impacto que su vocación debe tener sobre la vida de los seres humanos y que ha sido olvidado en la actualidad. El alumno en cuestión recibió el Premio Nobel de Literatura y considerado uno de los más grandes filósofos del siglo XX. Querido señor Germain: He esperado a que se apagase un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportu247
nidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido. Le mando un abrazo de todo corazón.
Albert Camus
Siempre existirán seres que marquen e influyan nuestras vidas con el paso del tiempo. Un maestro que amaba su trabajo y con un inmenso poder de trasformación para las vidas de sus alumnos, que apreciaba en ellos el hambre de descubrir el mundo, a menudo decía: lo más sagrado que hay en el niño, es el derecho a buscar la verdad. Existen pocos maestros capaces de iluminar la vida de sus alumnos, de encender el corazón de quien lo escucha y de trasformar la existencia; maestros con carisma y brillo personal, que te hacen pensar la vida de formas totalmente fuera de lo establecido, que no repiten lo que otros han dicho, sino que imprimen su sello personal. Cuando encuentres a un maestro así, con talento y capacidad de seducción, no lo dejes ir; aférrate a la orla de su manto y sigue su camino. Respuesta del maestro a la carta de Albert Camus: Mi pequeño Albert: He recibido, enviado por ti, el libro Camus, que ha tenido a bien dedicarme su autor, el señor J.-Cl.Brisville. Soy incapaz de expresar la alegría que me has dado con la gentileza de tu gesto ni sé cómo agradecértelo. Si fuera posible, abrazaría muy fuerte al mocetón en que te has convertido y que seguirá siendo para mí “Mi pequeño Camus”. Todavía no he leído la obra, salvo las primeras páginas. ¿Quién es Camus? Tengo la impresión de que los que tratan de penetrar en tu personalidad no lo consiguen. Siempre has mostrado un pudor instintivo ante la idea de descubrir tu naturaleza, tus sentimientos. Cuando mejor lo consigues es cuando eres simple, directo. ¡Y ahora, bueno! Esas impresiones me las dabas en clase. El pedagogo que quiere desempeñar concienzudamente su oficio no descuida ninguna ocasión para conocer a sus alumnos, sus hijos, y éstas se presentan constantemente. Una respuesta, un gesto, una mirada, son ampliamente reveladores. Creo conocer bien al simpático 248
hombrecito que eras y el niño, muy a menudo, contiene en germen al hombre que llegará a ser. El placer de estar en clase resplandecía en toda tu persona. Tu cara expresaba optimismo. [...] He visto la lista en constante aumento de las obras que te están dedicadas o que hablan de ti. Y es para mí una satisfacción muy grande comprobar que tu celebridad (es la pura verdad) no se te ha subido a la cabeza. Sigues siendo Camus: bravo. [...] Hace ya bastante tiempo que no nos vemos. Antes de terminar, quiero decirte cuánto me hacen sufrir, como maestro laico que soy, los proyectos amenazadores que se urden contra nuestra escuela. Creo haber respetado, durante toda mi carrera, lo más sagrado que hay en el niño: el derecho a buscar su verdad. Os he amado a todos y creo haber hecho todo lo posible por no manifestar mis ideas y no pesar sobre vuestras jóvenes inteligencias. Cuando se trataba de Dios (está en el programa), yo decía que algunos creen, otros no. Y que en la plenitud de sus derechos, cada uno hace lo que quiere. De la misma manera, en el capítulo de las religiones, me limitaba a señalar las que existen, y que profesaban todos aquellos que lo deseaban. A decir verdad, añadía que hay personas que no practican ninguna religión. Sé que esto no agrada a quienes quisieran hacer de los maestros unos viajantes de comercio de la religión, y para más precisión, de la religión católica. En la escuela primaria de Argel (instalada entonces en el parque Galland), mi padre, como mis compañeros, estaba obligado a ir a misa y a comulgar todos los domingos. Un día, harto de esta constricción. ¡Metió la hostia “consagrada” dentro de un libro de misa y lo cerró! El director de la escuela, informado del hecho, no vaciló en expulsarlo. Esto es lo que quieren los partidarios de una “Escuela Libre” (libre... de pensar como ellos). Temo que, dada la composición de la actual Cámara de Diputados, esta mala jugada dé buen resultado. Le Canard enchaîné ha señalado que, en un departamento, unas cien clases de la escuela laica funcionan con el crucifijo colgado en la pared. Eso me parece un atentado abominable contra la conciencia de los niños. ¿Qué pasará dentro de un tiempo? Estas reflexiones me causan una profunda tristeza. [...] Recuerda que, aunque no escriba, pienso con frecuencia en todos vosotros. Mi señora y yo os abrazamos fuertemente a los cuatro. Afectuosamente vuestro. Existe un conocimiento, el amor que me atrajo hacia la belleza de una sabiduría sin edad y sin nombre. La más bella manera de perpetuarse 249
a través del tiempo es la capacidad de preñar la mente de los hombres y dejar tras de sí huellas profundas de un camino recorrido para que los que vienen detrás puedan seguir nuestros pasos y trascender lo aprendido. Quien se conoce, se ama; quien se ama, se cuida, y quien se cuida, cuida y embellece los rostros de los hombres amando lo que hace día con día. Muchos son los maestros que hemos tenido: un libro, una experiencia, un profesor, un gigante de espíritu que, lanzado sobre la belleza de la vida, enseñó a otros a vivirla. Es verdad que el amor es la presencia irremediable en mi esencia, que me hace estar en el mundo de una manera que ni yo imaginaba. El amor otorga la sabiduría para sumergirme en el fondo de los océanos y cargar sobre mis hombros la Atlántida, elevarla, volverla a poblar, y realizar un enorme banquete en compañía de Jesús, Krishna, Pitágoras, Platón, Buda, Mahoma, Zoroastro, Mandela, Gandhi, la Madre Teresa, Moisés, y entablar un diálogo eterno sobre nuestro amor hacia la vida e hizo de estas presencias un aroma que aún se percibe en el corazón de los hombres, es sin duda, el amor, que por procesos pero sobre todo sucesos humanos muchas veces he querido acallar, silenciar y ahogar, pero existe una fuerza inimaginable, inabarcable, inconmensurable dentro de mí que me empuja, me arrebata y me lanza; es una zarza que, cuando me acerco a ella, no se agota ni se consume en mi interior, la promesa que un día Dios me susurró al oído: pongo mis palabras en tu boca y en tu corazón, y cuando los hombres de hoy escuchen, dirán: en verdad ardía nuestro corazón cuando nos hablaba por el camino y nos explicaba el significado de las escrituras. Gracias.
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ANEXO 1 MATERIAL DE REFLEXIÓN La canción del elegido Siempre que se hace una historia se habla de un viejo, de un niño o de sí; pero mi historia es difícil, no voy ha hablarles de un hombre común. Haré la historia de un ser de otro mundo, de un animal de galaxia; es una historia que tiene que ver con el curso de la Vía Láctea; es una historia enterrada, es sobre un ser de la nada. Nació de una tormenta en el sol de una noche, el penúltimo mes. Fue de planeta en planeta buscando agua potable, quizás buscando la vida, o buscando la muerte, eso nunca se sabe. Quizás buscando siluetas o algo semejante que fuera adorable o por lo menos querible, besable, amable. Él descubrió que las minas del rey Salomón se hallaban en el cielo y no en el África ardiente, como pensaba la gente. Pero las piedras son frías, y le interesaban calor y alegrías. Las joyas no tenían alma, sólo eran espejos, colores brillantes. Y al fin bajó hacia la guerra, ¡perdón! Quise decir a la tierra. Subo la historia de un golpe, sintió en su cabeza cristales molidos y comprendió que la guerra era la paz del futuro; 251
lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida. La última vez lo vi irse entre el humo y metralla, contento y desnudo; iba matando canallas con su cañón del futuro.
Silvio Rodríguez
Toda la Creación existe en ti y todo lo que hay en ti existe también en la Creación. No hay divisoria entre tú y un objeto que esté muy cerca de ti, como tampoco hay distancia entre tú y los objetos lejanos. Todas las cosas, las más pequeñas y las más grandes, las más bajas y las más altas, están en ti y son de tu misma condición. Un solo átomo contiene todos los elementos de la Tierra. Un solo movimiento del espíritu contiene todas las leyes de la vida. En una sola gota de agua se encuentra el secreto del inmenso océano. Una sola manifestación de ti contiene todas las manifestaciones de la vida. Khail Gibran El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz. Madre Teresa de Calcuta El día más hermoso. HOY. El obstáculo más grande. EL MIEDO. La cosa más fácil. EQUIVOCARSE. El error más grande. HUNDIRTE. La raíz de todos los males. EL EGOÍSMO. La peor derrota. EL DESALIENTO. El mejor profesor. LOS NIÑOS. La primera necesidad. COMUNICARSE. El misterio más grande. LA MUERTE. Lo que te hace más feliz. SER ÚTIL A LOS DEMÁS. El peor defecto. EL MAL HUMOR. El peor sentimiento. EL RENCOR. El regalo más hermoso. LA COMPRENSIÓN. La ruta más rápida. EL CAMINO CORRECTO. 252
La sensación más grata. LA PAZ INTERIOR. El refugio más feliz. SONREIR. El mejor remedio. EL OPTIMISMO. La cosa más bella del mundo. EL AMOR. Madre Teresa de Calcuta LA VERDADERA ESPIRITUALIDAD Le preguntaron al Maestro: ¿Qué es la espiritualidad? “La espiritualidad”, respondió, “es lo que consigue proporcionar al hombre su trasformación interior”. Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han trasmitido los Maestros, ¿no es eso espiritualidad? “No será espiritualidad si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es manta si no te da calor”. ¿De modo que la espiritualidad cambia? “Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro tiempo fue espiritualidad, ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por espiritualidad no es más que la constancia escrita de métodos pasados”. Hay que cortar la chaqueta de acuerdo con las medidas de la persona y no al revés. Anthony de Mello, el canto del pájaro. SOBRE LOS HIJOS Tus hijos no son tus hijos. Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos. Puedes hospedar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños. Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti, porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer. Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados. Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad. Khail Gibran
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ESQUEMA DE LA DUALIDAD HACIA LA UNIDAD
Mirada dual
Dios Desconectado Fuerza Resistir Resignación Culpa Víctima Pecado Sufrimiento Proyección Desconfianza Tiempo Creencia en la separación Inconsciente Fabricar Apego Miedo Muerte Cuerpo Denso Enfermedad Parte Solitariedad Soñar Identidad Dormido Mente Trabajar Aletargado Juicio Percepción Carencia Relaciones especiales Rencor Incoherencia Restado Ignorancia Vicio Mente que miente
Experiencia HolísticA-INTEGRAL Divinidad Conectado Poder Rendir Aceptación Petición Inconsciente Responsable Error Oportunidad-Aprendizaje Extensión Confianza en la Vida Eterno-instante “Aquí y ahora” Aceptar la realidad de la Unidad Consciencia Crear Desapego Amor Vida Consciencia Sutil Salud integral Todo Soledad Despertar Entidad Despierto Metafísica del corazón Creer-crear Vigilante Inocencia Mirada santa Abundancia Igualdad-reverencia a todos Comprensión-perdón Coherencia-congruencia Multiplicado Conocimiento Virtud Corazón donde está la verdad
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Esclavitud Imponer Posicionamiento Contenedor Conductor Cuerpo Bullicio-hacer Fragmentación Palabra Preguntas Retener-acumular Necesidad-necedad Éxito La causa afuera Unidad Protección Contracción
Libertad (ausencia de miedos) Compartir Respeto profundo al proceso del otro Contenido Coche Espíritu Quietud-la innecesaridad de hacer Totalidad Silencio Mudez Compartir-dar Necesario Felicidad La causa dentro de ti Separatividad Blindado ontológicamente Expansión
Vengo de la Singularidad a vivir una experiencia dual para ser consciente de mi Unidad. Todos han sido hechos para algún trabajo particular y el deseo por ese trabajo ha sido puesto en cada corazón. Rumi Donde hay ruinas, hay la esperanza de un tesoro.
Rumi
La persona logra la felicidad cuando está dispuesta a ser lo que es. Erasmo de Rotterdam Morir no es un acontecimiento, es un fenómeno a comprender existencialmente. Martin Heiddegger Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo; enseñaras a soñar, pero no soñarán tu sueño; enseñaras a vivir,
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pero no vivirán tu vida. Sin embargo, en cada vuelo, en cada sueño y en cada vida quedará para siempre la huella del camino enseñado. Madre Teresa de Calcuta Vanidad de Vanidades, dice el Cohelét, ¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol? Una generación va, otra generación viene; pero la tierra para siempre permanece. Sale el sol y el sol se pone; corre hacia su lugar y allí vuelve a salir. Sopla hacia el sur el viento y gira hacia el norte; gira que te gira sigue el viento y vuelve el viento a girar. Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al lugar donde los ríos van, allá vuelven a fluir. Todas las cosas dan fastidio. Nadie puede decir que no se cansa el ojo de ver y el oído de oír. Eclesiástico 1,2ss ¿Qué puedo hacer, oh musulmanes?, pues no me reconozco a mí mismo. No soy cristiano, ni judío, ni mago, ni musulmán. No soy del Este, ni del Oeste, ni de la tierra, ni del mar. No soy de la mina de la Naturaleza, ni de los cielos giratorios. No soy de la tierra, ni del agua, ni del aire, ni del fuego. No soy del empíreo, ni del polvo, ni de la existencia, ni de la entidad. No soy de India, ni de China, ni de Bulgaria, ni de Grecia. No soy del reino de Irak, ni del país de Jurasán. No soy de este mundo, ni del próximo, ni del Paraíso, ni del Infierno. No soy de Adán, ni de Eva, ni del Edén, 256
ni Rizwán. Mi lugar es el sin lugar, mi señal es la sin señal. No tengo cuerpo ni alma, pues pertenezco al alma del Amado. He desechado la dualidad, he visto que los dos mundos son uno; Uno busco, Uno conozco, Uno veo, Uno llamo. Estoy embriagado con la copa del Amor, los dos mundos han desaparecido de mi vida; no tengo otra cosa que hacer más que el jolgorio y la jarana
Rumi
Yo no necesito que nadie venga a complementarme, sino que me acepte completamente. Según se es, así se ama.
Carl G. Jung CUANDO MUERA.
Cuando muera, cuando mi ataúd sea llevado, nunca debes pensar que me estoy perdiendo este mundo. No derrames lágrimas, no te lamentes o sientas lástima; no estoy cayendo en el abismo de un monstruo. Cuando veas mi cadáver que está siendo llevado, no llores por mi partida; no me estoy yendo, estoy llegando al amor eterno. 257
Cuando me dejes en la tumba, no digas adiós; recuerda que una tumba es sólo una cortina para el paraíso que está detrás. Solo me verás descendiendo en una tumba. Ahora mírame levantarme. ¿Cómo puede haber un final cuando el sol se pone o baja la luna? Parece el final, parece una puesta de sol, pero en realidad es un amanecer. Cuando la tumba te encierra, allí es cuando tu alma es liberada ¿Alguna vez has visto una semilla que caiga en la tierra no levantarse con nueva vida? ¿Por qué debería dudar de la ascensión de una semilla llamada “ser humano”? ¿Alguna vez has visto un cubo que baja en un pozo volver vacío? ¿Por qué lamentarse por un alma cuando puede volver como José desde el pozo? Cuando por última vez cierres la boca, tus palabras y tu alma pertenecerán al mundo del sin lugar y sin tiempo.
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Rumi
Señor, si tú no estás aquí, ¿dónde te buscaré estando ausente? Si estás por doquier, ¿cómo no descubro tu presencia? Cierto es que habitas en una claridad inaccesible, pero ¿dónde se halla esa inaccesible claridad? ¿Quién me conducirá hasta ahí, para verte en ella? Y luego, ¿con qué señales, bajo qué rasgos te buscaré? Nunca jamás te vi, Señor, Dios mío: No conozco tu rostro. Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca. Porque no puedo ir en tu busca a menos que Tú me enseñes; y no puedo encontrarte si Tú no te manifiestas. Deseando, te buscaré... Te desearé, buscando... Amando te hallaré... Y encontrándote te amaré. San Anselmo Necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito poco. Francisco de Asís Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. Que allá donde hay error, yo ponga la verdad. Que allá donde hay duda, yo ponga la fe. Que allá donde hay desesperación, yo ponga la esperanza. Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría. Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar. Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna. Francisco de Asís Nada te turbe, nada te espante; todo se pasa, Dios no se muda;
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la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.
Teresa de Jesús
Teniendo un deseo inmenso del martirio, acudí a las cartas de san Pablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casualmente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios, y en el primero de ellos leí que no todos pueden ser al mismo tiempo apóstoles, profetas y doctores, que la Iglesia consta de diversos miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo mano. Una respuesta bien clara, ciertamente, pero no suficiente para satisfacer mis deseos y darme la paz. Continué leyendo sin desanimarme, y encontré esta consoladora exhortación: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. El Apóstol, en efecto, hace notar cómo los mayores dones sin la caridad no son nada y cómo esta misma caridad es el mejor camino para llegar a Dios de un modo seguro. Por fin había hallado la tranquilidad. Al contemplar el cuerpo místico de la Iglesia, no me había reconocido a mí misma en ninguno de los miembros que san Pablo enumera, sino que lo que yo deseaba era más bien verme en todos ellos. Entendí que la Iglesia tiene un cuerpo resultante de la unión de varios miembros, pero que en este cuerpo no falta el más necesario y noble de ellos: entendí que la Iglesia tiene un corazón y que este corazón está ardiendo en amor. Entendí que sólo el amor es el que impulsa a obrar a los miembros de la Iglesia y que, si faltase este amor, ni los apóstoles anunciarían ya el Evangelio, ni los mártires derramarían su sangre. Reconocí claramente y me convencí de que el amor encierra en sí todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que abarca todos los tiempos y lugares, en una palabra, que el amor es eterno. Entonces, llena de una alegría desbordante, exclamé: «Oh Jesús, amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que tú me has señalado, Dios mío. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado». Teresita del niño Jesús Dios es yo y yo soy Dios cuando ceso de ser yo.
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Sufí Abdalah
CONCLUSIÓN ¿Qué camino elegimos? ¿El camino del sufrimiento donde todo lo culpamos fuera de nosotros o el camino de la felicidad donde nos hacemos responsables de nuestra propia vida? Carlos A. Al término de esta obra, es importante hacer una constatación de lo importante que es vivir y aceptar la dinámica del arte de despertar, con todas las implicaciones que esta aventura del Espíritu puede producir en cada uno de nosotros. La palabra persona proviene del latín per-sonare, que significa sonar a través de... En la cultura teatral romana, se utilizaba una máscara para hacer que la voz del actor sonara con fuerza y fuera, así, escuchada por todos. Entonces, tenemos que persona significa máscara. Me gustaría subrayar el sentido en torno de la máscara. Por un lado tenemos al mundo de la representación: escenario, actores, personajes representados, reflectores, asistentes, maquillistas, que son símbolos exactos de nuestra cultura actual. Hemos nacido con una identidad, la cual es desconocida por cada uno de nosotros, y pasamos la vida, e incluso llegamos a morir, sin darnos cuenta de quiénes somos realmente. Nos enseñaron desde pequeños a utilizar máscaras que ocultan nuestro ser, el espíritu que es la única verdad inmutable; con ellas disfrazamos lo eterno que se reside en lo terrenal, el infinito oculto por lo finito, la energía bajo vestiduras llamadas cuerpo, lo celeste secuestrado por lo terrestre, al ser que no se muda a pesar de todas las mudanzas que se experimentan en la historia. Ya es hora de que despierten del sueño. Es tiempo de dejar los escenarios de la simulación, de mendigar aplausos, de representar una vida que está muy lejos de ser la nuestra, donde lloramos, reímos, nos enfadamos y pretendemos ser felices. Hay que arrancarnos el papel que hemos desempeñado y desmaquillarnos las heridas que hemos sufrido y queremos ocultar de nuestra historia. Es el momento en que el peso de la verdad debe caer por sí mismo. Nos da tanto miedo ser nosotros, que preferimos actuar libretos que no reflejan la vida autentica. Nos hemos alejado tanto de nuestro ser, que nos convertimos en extraños sin entrañas, extranjeros sin pasaporte, sin derechos, sin documentos que nos acrediten. Nos hemos constituido en indocumentados, creyendo en afirmaciones que nos 261
dicen que sólo somos cuerpos biológicos, un conjunto de tejidos, órganos y poco más. En una cultura de lo inmediato, de la explotación de los sentidos, del culto al cuerpo, donde sólo existe lo que se puede medir, observar, oler, tocar y escuchar, aquellas realidades que trascienden no son consideradas como reales, cuando lo único real es la expresión del espíritu que nos habita; lo único verdadero es aquello que no pasa por ningún filtro humano y conecta al ser con el Todo. Dejemos la simulación, los falsos conceptos, las apariencias que esconden las esencias; arranquemos los vestuarios, quitemos el maquillaje, abandonemos a media función la obra que hemos representado desde que nacimos. Es hora de despertar, de salir al mundo mostrando el poder, la abundancia, la salvación, el reino que habita en nosotros y, desde ahí, expresemos de múltiples maneras al hombre que nos espera. Ha sonado ya el despertador, no podemos quedarnos encerrados entre las cuatro paredes de la inercia y la pasividad; no esperes más, no reprogrames el despertador, no te enojes porque ha sonado, entiende, o mejor aún, comprende que es el camino hacia tu libertad, la experiencia del amor que no tiene rostro, nombre, adjetivo ni simbolismos que lo atrapen; el amor en toda su fuerza y expansión, que va desde tu corazón hasta donde terminan todos los universos que aún faltan por manifestarse. Me gustaría concluir con la carta que como, testamento espiritual, nos han legado los indios hopi, predecesores nuestros en el camino hacia la simplicidad, entrega, iluminación y del amor sublime. El Gran Abuelo de los indios hopi habla como portavoz del Gran Espíritu. No basta con que el hombre sea feliz en su carne, sino que debe ser feliz en su espíritu. Porque sin felicidad y fuerza espiritual, la vida es engañosa. Sin buscar las cosas del espíritu, la vida se vive a medias y está vacía. Por vida espiritual no se debe entender el hecho de apartarse una hora al día en adoración, sino buscar las cosas del espíritu en cada hora de cada día.
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Les pregunto: ¿Qué hizo esta gente para encontrar la iluminación y fuerza espiritual? ¿Sólo se dedicaron a una vida que tenía poco más que trabajar? Se les dio la oportunidad cada día de sus vidas (tal y como a todos ustedes). Les será dada la elección de buscar la fuerza del espíritu o resignarse a una vida de trabajo sin significado. El resultado es siempre el mismo: sepulcros olvidados y sueños olvidados, por olvidada gente. Lo importante no es que alguien te recuerde, sino alcanzar a Dios y sostener una potura positiva respecto del Espíritu que mueve todas las cosas, trayendo la conciencia del hombre más cerca del Creador. No basta con buscar las cosas del espíritu a un nivel personal. Es egoísta hacerlo así. Y quienes buscan lo espiritual sólo para sí mismos, no están buscando cambiar al espíritu que se mueve a través de los corazones de los hombres. Están escapando, eludiendo su responsabilidad y usando su conocimiento para su propia glorificación. Un hombre espiritual debe trabajar por un principio, por una causa, por una búsqueda mucho mayor que la glorificación de sí mismo, para cambiar el espíritu que dirige a los hombres hacia su destrucción. Intentar vivir una vida espiritual en la sociedad moderna es el camino más difícil que se puede recorrer. Es un camino de dolor, aislación y pruebas de fe. Pero es el único camino que puede hacer de nuestra visión una realidad. La verdadera búsqueda en la vida es por vivir la sabiduría de la Tierra dentro de los confines del hombre. No hay iglesia ni templo que necesitemos para encontrar la paz, porque nuestros templos están en la naturaleza. No hay líderes espirituales, porque nuestros corazones y el Creador son nuestros únicos líderes. Nuestro número es reducido, porque pocos hablan nuestro lenguaje o comprenden las cosas que vivimos. Así, recorrimos solos nuestros caminos, porque cada visión, cada búsqueda, es única para cada individuo. Pero debemos caminar en la sociedad, o nuestra visión morirá. Porque un hombre que no vive su visión está viviendo su muerte.
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Carta hermosa que bien podría pasar como un testamento espiritual heredado a la humanidad, que aún peregrina errante en busca de su sentido; que, inquieta, anhela el pecho de Dios para reclinarse y experimentar ahí el descanso que nadie le da ni ofrece, y que es único, porque es entrar en la dimensión de lo eterno. Concluyo esta obra con una breve historia. Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas, cuando le vio el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey. Y le dijo Aristipo: si aprendieras a ser sumiso al Rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas; a lo que Diógenes replicó: si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que ser sumiso al Rey. No hemos aprendido el arte de vivir, de apostar por lo que vale la pena. Nos hemos volcado sobre las cosas, los objetos, los deseos, y hemos perdido nuestro ser. El despertador ha sonado; la noche ha pasado ya y el día está sobre nosotros. Levántate y empieza a vivir, no dediques el tiempo que aún te queda en satisfacer tus necesidades más básicas. Existe algo mucho más allá de la simple supervivencia, se llama vivir, y no es un deseo, sino un imperativo existencial.
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BIBLIOGRAFÍA AA.VV. El libro de la filosofía, Altea, 2011. BIBLIA de Jerusalén, Desclee, España, 1975. BRUCE, H. Lipton. El efecto luna de miel, Gaya, España, 2015. BRADEN, Gregg. La matriz divina, Sirio, USA, 2006. _____________. La verdad profunda, Sirio, USA, 2011. _____________. La curación espontánea de las creencias, Sirio, 2010. CARRILLO, Emilio. Dios, Sirio, España, 2013. CORBERA, Enric. El soñador del sueño, El grano de mostaza, España, 2017. DE MELLO, Anthony. El canto del pájaro, Sal Terra, México, 1982. HAWKINS, David R. Dejar ir, El grano de mostaza, España, 2014 ________________. Curación y recuperación, El grano de mostaza, España, 2015. ________________. El poder y la fuerza, El Grano de mostaza, España, 2014. ________________. El ojo del yo, El grano de mostaza, España, 2006. FUNDACION PARA LA PAZ. Un curso de milagros, 1992. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Historia, hombres, Dios, Cristiandad, Madrid, 2005. _______________. Sobre la muerte, Sígueme, Salamanca, 2013. SCHURÉ, Edouard. Los grandes iniciados, Berbera, México, 2017. XIRAU, Ramón. Introducción a la historia de la filosofía, UNAM, México, 2017. 265
Modo avión desconectado Se terminó de imprimir en agosto de 2019 en INETOSA, Se tiraron 1000 ejemplares en papel Bond Ahuesado de 90gr. La tipografía se realizó tipo Adobe Garamond Pro de 11pts, Roboto de 20pts y Times New Roman de 9pts. La edición estuvo al cuidado de Juan Manuel Alemán Sánchez y Eric Camacho Gutiérrez.
Plétora Editorial Somos una editorial independiente mexicana. Además de publicar textos literarios de todos los géneros (poesía, narrativa, dramaturgia y ensayo), ofrecemos servicios editoriales para los autores que tengan la inquietud de ver publicada su obra (subgéneros literarios y textos académicos, entre otros). Contáctanos. Tenemos un paquete editorial a tu medida. 55 69 05 99 57 Plétora Editorial pletora.editorial@gmail.com
Carlos Agapito Ortiz Rodríguez Monterrey, Nuevo León, 1971. Es Licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España; Licenciado en Filosofía y Letras; Maestro en Educación con Orientación en Dirección y Gestión de Instituciones Educativas por la Universidad del Valle de México; Diplomado en Filosofía por el Instituto Arquidiocesano de Monterrey. También se ha formado en otras disciplinas como Liderazgo, Metafísica, Psicología, Retórica y Oratoria. Conferencista en temas de espiritualidad, filosofía existencial, familia y juventud en Estados Unidos, México y España. Trabajó como voluntario en Milán, Italia, con refugiados y familias víctimas de guerra. Formador, Director de secundaria y preparatoria en Monterrey; Catedrático en la Universidad de Ixtlahuaca (CUI) y en la Universidad Pedagógica Nacional, impartiendo clases en Licenciatura y Maestría. Acompañante en procesos de formación humana, Youtuber, creador de videos de reflexión en Facebook. Actualmente realiza el proyecto Acompañamiento filosófico para una vida con sentido. Imparte cursos, talleres y conferencias de formación profesional a discentes, docentes, padres de familia y directores, y ahora incursiona como escritor con la presente obra.