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SIN TEMOR A LA ESPECIFICIDAD

Disfruto identificar tendencias, asociar una información nueva con un conocimiento previo que me permita hasta construir metáforas para entender cada cosa como parte de un solo todo. Esto también me da la habilidad de no ver ninguna ciencia o disciplina divorciada de la otra, y que aprender implica hacer y entender relaciones que guarden en tu cerebro información ya procesada que puedas utilizar para enfrentar los retos de la vida o bien, tener una conversación interesante.

Si, todo esto para introducir un aspecto común de muchos emprendedores, el temor a la especificidad. Como consultora de negocios, en la Etapa de Ideación suelo hacer algunas preguntas:

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1. ¿Qué quieres lograr a través de tu negocio? (siendo la representación de un silencio incómodo y una cara sorprendida).

2. ¿Cuál es tu mercado?

3. ¿Cuáles son tus costos y tus gastos?

4. ¿Sabes cuánto puedes ganarte?

En la Etapa de Desarrollo suelo hacer otras preguntas:

1. ¿Qué crees que puede apoyarte a crecer?

2. ¿Cuánto has vendido en los últimos meses?

3. ¿Qué has aprendido nuevo de tu cliente?

Estos silencios los llevan a dar respuestas nuevas y desconocidas por ellos mismos, generalmente poco específicas, poco claras. Hay brebajes que no tienen buen sabor pero dice una tía que quita el asma, nos tapamos la nariz y confiando en sus beneficios, nos los tomamos. La especificidad puede llevarnos en primera instancia a un silencio o a una simple pausa, pero sabe muy bien, y los resultados, ni se diga. ¿Qué puede hacer la especificidad por nosotros, nuestros negocios y por nuestra vida en sentido general?

Cuando tomamos fotos, debemos enfocar y buscar un espacio claro e iluminado, ambos aspectos clave para que a través de la foto podamos apreciar adecuadamente los elementos de esta. Ser específicos nos da enfoque y claridad.

“La especificidad es lo que nos permite plantearnos metas claras e identificar mecanismos y estrategias certeras para cumplirlas”.

Nos permite sustituir el, “quiero tocar guitarra” a “Compraré una guitarra la semana que viene y destinaré 4 horas durante la semana a tomar clases introductorias en línea, también puedo investigar alguna escuela de música o profesor particular que me pueda enseñar”. Cuando sustituimos la ambigüedad del simple deseo por la identificación de pasos específicos, nos habilita para pasar de la idea a la acción, que es la que produce los resultados.

Cuando transferimos ese enfoque y claridad personal a nuestros negocios, la diferencia es significativa. Nos permite sustituir el “quiero emprender” a “he estado identificando oportunidades de negocio y hay una de ellas que quiero perseguir, quiero iniciar a dar servicios particulares de estimulación temprana, necesito crear una identidad de negocio, identificar los servicios o planes particulares que puedo ofrecer, asignarle precio, comprar los materiales que necesito y empezar a darme a conocer por distintos medios y así poder conseguir mi primer cliente”.

En este caso en particular, se está monetizando unas competencias técnicas previamente adquiridas, que es la materia prima transformada en un servicio.

Solemos tener esa materia prima y nos falta transformarla en algo de valor para otros. Sin embargo, cuando solamente quiero transformar, y no sé cómo transformar, sean menos o más pasos según el negocio que quieras emprender, no podemos saber algo hasta que lo sabemos. Es importante volcarse a la búsqueda de ese conocimiento.

Si no conocemos nuestros anhelos, nuestros sueños, nos pueden ser asignados por otro que sí sepa lo que quiere y lo que necesita hacer para lograrlo. James Clear, en su libro “Hábitos Atómicos” comparte los secretos de incorporar buenos hábitos, es un gran llamado a la reflexión y a identificar y modificar inteligentemente costumbres y malos hábitos que no le dan espacio a los nuevos, a aquellas acciones, que cuando realizadas de manera consistente, nos llevarán a lograr losresultados deseados. Si hoy decidimos ser más específicos con nuestras metas y las estrategias para lograrlas, le haremos la batalla a la ignorancia prolongada de no saber qué hacer ni cuándo, es más fácil ejecutar cuando tenemos el conocimiento. Somos seres de estímulo, por lo que seremos siempre susceptibles a ellos, a las distracciones, a un episodio más, a “empiezo el lunes”, lo que puede hacer la diferencia es estar consciente de ellos y del costo de oportunidad de decirle que “no a la ambigüedad y si a la especificidad”, al enfoque y a la claridad.::SM:: kortiz9428@gmail.com

Karla Ortiz es licenciada en administración de empresas con concentración en economía y emprendimiento del INTEC. Máster en Dirección de empresas y Comercio Exterior del EUDE Business School. Ha trabajado en empresas privadas del sector comercial, industrial y servicios en diferentes posiciones de gestión y administración. Consultora de negocios con la visión de contribuir al desarrollo de las personas y las empresas.

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