Autismo: detección temprana A
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María Elena Sampedro Psicóloga, especialista en niños Fundación Integrar
Jaime Carrizosa, MD Neurólogo infantil Profesor titular Universidad de Antioquia
Introducción Las experiencias más maravillosas que vivimos como padres durante el primer año de vida de nuestros hijos se relacionan con eventos tales como ver que el bebé nos sonríe, imita acciones graciosas para llamar nuestra atención, intenta comunicarse, comienza a comprender y, finalmente, a hablar. Muy pronto lo veremos dejando nuestros brazos para ingresar al jardín infantil, donde continúan una serie de recuerdos felices que en cada momento nos llenan de orgullo y nos hacen soñar con los logros que podrá alcanzar más adelante. Entre ellos, cuando recibimos los primeros reportes de sus aprendizajes, cuando lo vemos disfrutar con sus primeros amigos o cuando asistimos a los actos cívicos, en los que agotamos la batería tomando fotos y videos para luego compartir a todos nuestros contactos. Todos estos recuerdos felices se relacionan con un neurodesarrollo normal, especialmente en la dimensión sociocomunicativa, privilegiada en los seres humanos. Mirar al otro, compartir intereses, tomar turnos, transmitir al otro lo que pensamos o sentimos, disfrutar
con el otro, atender a los mensajes y señales del otro, preocuparse por el otro, son algunos de los indicadores que ponen de manifiesto la evolución del sistema nervioso, mucho más complejos que sostener la cabeza, sentarse, agarrar objetos, caminar. Los padres de niños con trastornos del espectro de autismo (TEA) guardan unos recuerdos muy diferentes. Aunque las historias que reportan no son iguales en todos los casos, lo más común es que entre los 12 y 24 meses comiencen a preocuparse porque su pequeño hijo, generalmente igual de hermoso a los demás, con una talla y peso apropiados, no responde igual, no se comunica igual, no se comporta igual. En lugar de poder disfrutar con su hijo en sitios recreativos o en casa, deben invertir mucho tiempo en citas médicas, las cuales con frecuencia no les aclaran sus dudas o les plantean que deben bajar su ansiedad y esperar… Lamentablemente esta espera implica perder la oportunidad de aprovechar la neuroplasticidad de los primeros años, para hacer más probable la adquisición de aquellas habilidades sociocomunicativas que no han conseguido de manera espontánea. CCAP Volumen 14 Número 1
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