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Melba Franky de Borrero, MD Médica pediatra, magíster en Salud Pública
Reseña histórica Los avances de las neurociencias, la imaginología, la resonancia magnética, la bioquímica y los neurotransmisores están aclarando muchos de los misterios del cerebro. La pregunta es ¿se hereda la inteligencia o el aprendizaje está más relacionado con las oportunidades de estimulación que se le dan al niño? Son cada vez más numerosas las investigaciones que demuestran que leerles a los niños desde el nacimiento tiene un gran impacto en su neurodesarrollo. Investigaciones en Colombia indican que una persona lee en promedio 1,6 libros por año, que hay menos de 10 libros en los hogares colombianos y que el 40% de los padres no leen a sus hijos. Esta situación es preocupante si se sabe que la lectura es una de las armas más poderosas para acabar con la ignorancia, la pobreza, la violencia y la falta de esperanza. En la práctica diaria, los pediatras tenemos la oportunidad de promover el hábito de la lectura con los padres de nuestros pacientes, para contribuir a estimular su desarrollo infantil dada la responsabilidad social que tenemos frente a la población infantil.
¿Por qué la lectura desde el nacimiento? El recién nacido ve y oye. Tiene las estructuras básicas para recibir el estímulo luminoso, puesto que ya tiene mielina para la transmisión del estímulo a la corteza cerebral, aunque las
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interconexiones previas a la corteza no están aún desarrolladas para la visión. En 1981, los doctores David H. Hubel (Canadá) y Torsten N. Wiesel (Suecia) recibieron el Premio Nobel de Medicina por haber evidenciado el papel que tienen los estímulos visuales en el desarrollo del cerebro y específicamente en lo que se relaciona con la visión. Los recién nacidos tienen una agudeza visual muy pobre, hasta los dos meses perciben imágenes en blanco y negro, y a los tres meses inician la visión binocular. Al cumplir el primer año, reorientan la mirada y, a los dos años, se integra más con la escena visual. De igual manera, los estímulos auditivos contribuyen a la multiplicación de las neuronas. Uno de los aspectos más increíbles del desarrollo neurológico es la audición, o forma en la que el cerebro aprende a identificar los sonidos. La capacidad para detectar sonidos de diferente frecuencia es lo que reconocemos como agudeza auditiva. Desde el nacimiento, el niño tiene habilidad para detectar de dónde proviene el sonido, lo busca, gira su cabeza. Más tarde, el niño adquiere habilidad para detectar intervalo entre las palabras, lo que constituye el lenguaje, y las conexiones del sistema nervioso se multiplican con los estímulos visuales, auditivos, táctiles y con las expresiones de afecto. Como se sabe, el desarrollo del cerebro es gradual: al nacimiento equivale a un 25%; a