Editorial
El buen trato D
efinido por la Junta Nacional de Jardines Infantiles de Chile (JUNJI) como “una manera de ser y actuar basada en el profundo respeto hacia la dignidad de los otros, que se expresa en el contacto y el cariño que promueven un sentimiento mutuo de respeto y valoración”, el buen trato se constituye en un elemento
fundamental para una vida familiar armoniosa, presente y futura. En el contexto de la crianza, su expresión está representada en vivencias trascendentes de la relación padres-hijos, como la interacción armónica entre todos los integrantes de la familia, el uso adecuado de las jerarquías, y el reconocimiento de los hijos como interlocutores válidos donde la mirada atenta y la escucha empática sean predominantes, asociados con una capacidad de negociación en el ámbito familiar, que permita la resolución de conflictos, ojalá sin vencedores ni vencidos. A lo anterior, se suma la evidencia clara de la relación existente entre el buen trato recibido y el desarrollo de un alto nivel de autoestima en los niños, tan necesario para afrontar la vida en las mejores condiciones posibles. De igual manera, se considera que el
ejercicio de la autoridad, indispensable en el discurrir de la crianza, debe fundamentarse en el ascendiente que los padres logran ante sus hijos, fruto del compromiso permanente con su bienestar, el buen ejemplo y las características bientratantes que deben acompañar el ejercicio de dicha autoridad: benevolente, dialógico, sereno y firme. La calidad de vida de nuestros hijos y su armonioso ajuste al tejido social estarán relacionados con el buen trato recibido durante la crianza, pues, como bien lo advierte la novelista británica P. D. James: “Lo que un niño no recibe, difícilmente lo dará después”.
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