La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe • 2020
En resumen, en las últimas tres décadas la estructura de la economía mundial cambió significativamente con la extensión de las cadenas globales de valor como forma de organización de la producción. Entre principios de los años noventa y la crisis financiera de 2008-2009, la rápida expansión de las cadenas globales de valor se tradujo en aumento muy significativo de las exportaciones y la IED. La fuerte relación entre el comercio y la inversión determinó que una parte considerable del comercio consista en intercambios entre filiales de una misma empresa transnacional y comercio dentro de las cadenas de suministro coordinadas por las empresas transnacionales (UNCTAD, 2020a). Las cadenas globales de valor han tenido un carácter esencialmente regional en torno a tres centros productivos liderados por los Estados Unidos, Alemania y, más recientemente, China. Los cambios más importantes fueron la irrupción de China y su rápido escalamiento productivo, caracterizado por su evolución de un destino de bajo costo a un centro de exportaciones e importaciones más sofisticadas desde el punto de vista tecnológico. A medida que la relevancia de China aumentaba, el carácter interregional de las cadenas globales de valor se debilitaba levemente con el aumento del comercio de valor agregado intrarregional. Junto a otros factores, estos cambios en los equilibrios globales, expresados en crecientes déficits comerciales (principalmente de los Estados Unidos con China), afectaron esta forma de organización de la producción global.
2.
Un modelo de organización de la producción bajo presión
A principios de la década de 2010, diversos factores estructurales comenzaron a frenar el ritmo de expansión de las cadenas globales de valor. Esto se tradujo en un estancamiento de la producción internacional y, con ello, de las exportaciones y la inversión. De hecho, la disminución de la IED en capacidad productiva fue un factor clave de la desaceleración del comercio (UNCTAD, 2020a). Por cada dólar de producción en el mundo, hubo menos comercio de bienes y servicios intermedios, y destaca el hecho de que las empresas estén reduciendo el uso de insumos extranjeros (OCDE, 2020b) (véase el gráfico II.13). Asimismo, el proceso de fragmentación tampoco podía mantener el ritmo alcanzado en la década anterior, pues depende de un balance entre menores costos de producción y mayores costos de coordinación8. Así, si bien el nivel de integración de las cadenas globales de valor sigue siendo alto y solo ligeramente inferior con respecto a 2005, después de la crisis financiera de 2008-2009 comenzó a observarse un estancamiento en algunas cadenas, en particular en las industrias automotriz y electrónica, que se volvieron más cortas y menos complejas (De Backer y Miroudot, 2013). Los indicadores que miden la longitud de las cadenas de valor confirman que estas se han acortado y que solo la parte internacional se ve afectada por esta tendencia (Miroudot y Nordström, 2019). No obstante, quizás el elemento más interesante de este proceso ha sido la manera en que los mismos factores que impulsaron el crecimiento de la producción internacional y las cadenas globales de valor comenzaron a empujar en la dirección contraria. Estos factores incluyen el avance de la tecnología, que erosiona las ventajas comparativas basadas en bajos costos, el avance del proteccionismo en algunas economías clave para la articulación de las cadenas globales de valor, el cambio de la manufactura impulsada por las exportaciones al mercado interno en China y el aumento de los salarios en Asia. 8
Al localizar parte de la producción en países de bajos costos, las empresas disminuyen el costo marginal de la producción, pero incurren en costos fijos y variables más altos que corresponden a los servicios necesarios para mantener la producción en varios lugares.
Capítulo II
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