N°10 / ABRIL 2024 $8.000 | Santiago de Chile ISSN: 2452-5480
¿Qué es la derecha? Chantal Delsol El legado del expresidente Piñera Claudio Alvarado Entrevistas a Sofía Correa Sutil, Yuval Levin y Cristián Zegers Lorem ipsum: Cecilia García-Huidobro, Sol Serrano y Manfred Svensson
© Punto y coma © Instituto de Estudios de la Sociedad Punto y coma Nº10, abril de 2024 Santiago de Chile Director: Claudio Alvarado Editor: Joaquín Castillo Coordinadora: María Josefina Poblete Comité editorial IES: Pablo Chiuminatto, Jorge Fábrega, Joaquín Fermandois, Braulio Fernández, Elena Irarrázabal, Daniel Mansuy, Héctor Soto y Alejandro Vigo. Diseño: Huemul Estudio Colaboran en este número: María Josefina Poblete, Joaquín Castillo, Claudio Alvarado, Josefina Araos, Guillermo Pérez, Rodrigo Pérez de Arce, Daniel Mansuy, Ignacio Stevenson, Álvaro Vergara, María Asunción Poblete, Francisca Echeverría, Cristóbal Rovira, José Manuel Castro, Pablo Paniagua, Luciano Quezada, María José Naudon, Juan Ignacio Brito, Jorge Hagedorn, Chantal Delsol, Manfred Svensson, Sol Serrano, Elena Irarrázabal, Felipe Joannon, Mariana Canales y Chantal Dussaillant. Ilustraciones y fotografías: Alejandra Acosta, Huemul Estudio, Sofía Yanjarí, Grupo Educar, Stuart Simpson y National Portait Gallery. Ilustración de portada: Alejandra Acosta ISSN: 2452-5480 Impreso en Andros
Agradecemos a la Fundación Hanns Seidel por su apoyo en la publicación de esta revista.
Editorial 04
María Josefina Poblete y Joaquín Castillo
Radiografía de las derechas El legado del expresidente Piñera 08
Claudio Alvarado
Por una política realista
16
Josefina Araos
Entrevista a Yuval Levin
23
por Guillermo Pérez
¿Qué es lo ultra de la ultraderecha?
31
Rodrigo Pérez de Arce
Entrevista a Cristián Zegers
38
por Daniel Mansuy
Dialéctica del conservadurismo 48
Ignacio Stevenson
Entrevista a Sofía Correa Sutil
56
por Álvaro Vergara
Crisis de la derecha universitaria
63
María Asunción Poblete
Rescate ¿Qué es la derecha?
70
Chantal Delsol
Horas en la biblioteca 80 Contrapunto de Francisca Echeverría y Cristóbal Rovira sobre ¿La rebeldía se volvió de derecha?, de Pablo Stefanoni. Reseñas sobre Pablo Rubio, Sebastián Edwards, Stéphanie Alenda, Gonzalo Blumel, Cas Mudde y Natascha Strobl. Lorem ipsum Lewis y Orwell 102 Educación, emancipación y comunidad 108 Entrevista a Cecilia García Huidobro 113 Lea Ypi y el confuso aroma de la libertad 119 “A Santiago de Chile, la mitología que le falta” 125 El juicio final 130 Antisemitismo antes del Holocausto 136
Manfred Svensson Sol Serrano por Joaquín Castillo Elena Irarrázabal Felipe Joannon Mariana Canales Chantal Dussaillant
Olimpo: Gonzalo Vial 142
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C Radiografía de las derechas
uando ya estaba bastante avanzado el proceso de diseño de la revista que aquí presentamos, el país se enteró de la trágica e inesperada muerte del expresidente Sebastián Piñera. La noticia conmocionó a la sociedad chilena, y nuestro equipo no fue la excepción. Llevábamos varios meses trabajando en torno a las derechas, su historia, sus ideas y su proyecto político, y ciertamente el expresidente Piñera ocupaba un espacio relevante en esa reflexión. En abstracto, su deceso invitaba a un tratamiento más detenido acerca de su trayectoria, en especial siendo este un ejemplar dedicado al sector político en el cual tuvo un lugar central durante las últimas décadas. Sin embargo, dada lo intempestiva de la noticia y considerando además que sus gobiernos ya formaban parte de nuestro examen, nos pareció pertinente continuar con esta empresa sin alterar de manera sustancial su hilo conductor. Luego, más allá de algunos cambios puntuales, la publicación que el lector tiene en sus manos mantiene la estructura con la que fue concebida originalmente. Lo anterior no responde solo a la necesidad de respetar los tiempos de producción de la revista, sino también a la convicción que explica el origen de este número de Punto y coma. En efecto, el fallecimiento del expresidente y el vacío que este deja al interior de las derechas a las puertas de un nuevo ciclo político y electoral solo confirma la necesidad de una mayor reflexión sobre este lado del espectro. Perseverar en este esfuerzo bien puede ser leído como nuestro reconocimiento para quien desempeñó en dos ocasiones la primera magistratura de la nación. *** Son varios los motivos que justifican un análisis detenido sobre las derechas. Después de todo, con frecuencia surgen movimientos que tensionan las etiquetas desde las cuales solemos comprender el mapa ideológico y cultural, lo que nos obliga a volver a mirar, suspender los juicios y buscar nuevas orientaciones ante problemas y desafíos en constante evolución. Y así como en septiembre de 2022, tras el monumental triunfo del ‘Rechazo’, realizamos en esta revista una “Radiografía de la nueva izquierda”, en esta ocasión quisimos observar con mayor atención a su adversario natural: la derecha. Sin embargo, el término en singular no
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logra describir del todo el fenómeno con que nos encontramos. Si bien siempre ha habido pluralidad ideológica (o distintas facciones políticas) en la derecha —como dice con erudición Sofía Correa en una entrevista incluida en este número—, durante los últimos años las tensiones y debates en su interior han evidenciado con especial intensidad las distintas corrientes que luchan por ganar predominio en este escenario cambiante. Hay, sin duda, diversos énfasis puestos sobre la mesa: nacionalistas, gremialistas, conservadores, progresistas, socialcristianos o liberales. Son muchas las derechas de acuerdo con las visiones de mundo y los programas de gobierno presentes en cada uno de estos grupos. Y si ampliamos la mirada más allá de Chile y observamos el panorama internacional, la cuestión se complejiza bastante: a los polémicos liderazgos de Trump y Bolsonaro, que desde hace una década han motivado una álgida discusión en torno a la crisis de la democracia liberal y los desafíos que imponen los populismos de derecha, se suman el auge de Giorgia Meloni en Italia y de Javier Milei en Argentina. Se trata de proyectos fuertemente respaldados en las urnas y que, más allá de la polémica que los rodea, confirman que la vitalidad electoral de la derecha no es flor de un día. De hecho, a pesar de que cierto progresismo busque reunirlas a todas bajo un mismo rótulo de ultra o extrema derecha, estas expresiones políticas no son idénticas, según muestra en estas páginas un lúcido ensayo de Rodrigo Pérez de Arce. Así, la extensión y el alcance de este tipo de fenómenos obliga a evitar cualquier atajo comprensivo. Es necesario, en cambio, tomarlos en serio y preguntarse las razones por las cuales estos liderazgos —problemáticos o al menos poco convencionales— suscitan tanto apoyo, y qué lugar ocupa en él la política adversarial que algunos de esos liderazgos encarnan. En Chile también hay preguntas análogas arriba de la mesa. Luego de cuatro años de intenso debate constitucional, con vaivenes en las preferencias ciudadanas y un pesimismo galopante que cruza generaciones, regiones y clases sociales, pareciera que la derecha se encuentra en buen pie de cara a los próximos comicios municipales de 2024, y parlamentarios y presidenciales de 2025. Más allá del fracaso en el último plebiscito constitucional —un proceso que debe ser examinado seriamente, indagando en los diversos factores en juego—, el descalabro en materias de
seguridad, los casos de corrupción y el bloqueo legislativo parecieran ser un lastre demasiado grande para el gobierno del Frente Amplio, y todo indica que esos y otros factores abrirán la puerta a sus adversarios (aunque sabemos que en política no hay triunfos seguros por anticipado). La pregunta que surge, entonces, es quién quedará en mejor pie para tomar la posta de una sociedad cada vez más difícil de gobernar, y qué proyecto se ofrecerá al país: ¿una centroderecha tradicional? ¿Una derecha de corte populista que prometa única o principalmente mano dura y cierre de fronteras? ¿Una nueva coalición? ¿Un liderazgo alternativo más o menos demagógico que, en un escenario tan volátil, puede aparecer por donde menos se lo espera? ¿Y qué papel desempeñarán Chile Vamos y el Partido Republicano en este incierto escenario? ¿Cómo articular el diálogo con los adversarios y el resguardo de la propia identidad? Por lo demás, los desafíos que enfrenta nuestro sistema político, marcado por niveles feroces de desconfianza, una desafección profunda y un estancamiento permanente, son gigantescos. Las derechas, entonces, deben tomarse muy en serio la tarea de pensar un proyecto país, planteándose un horizonte a largo plazo que convoque mayorías en el marco de una democracia que se ve tensionada desde distintos lugares. Las preguntas que cabe responder ante esa tarea titánica son múltiples y de diverso alcance, y no dará lo mismo el tipo de respuestas que sus cuadros técnicos y políticos formulen de cara al mediano y largo plazo: ¿qué tipo de Estado quiere fomentar la derecha para las próximas décadas? ¿Uno que dé creciente espacio al mercado, o uno que compatibilice mayores prestaciones sociales con un fomento audaz de la sociedad civil? ¿Cómo dar cabida a sus distintas tradiciones intelectuales en un contexto en que el progresismo parece entrar en conflicto con algunas de las demandas e inquietudes de los nuevos votantes que trajo consigo el voto obligatorio? Estas y otras interrogantes son las que busca iluminar el presente número de Punto y coma, a través de artículos, reseñas y entrevistas que esperan contribuir al debate y al fortalecimiento intelectual de un sector cuyo futuro —quiéralo o no— está sujeto a su capacidad de sopesar debidamente la relevancia de esta dimensión. Joaquín Castillo María Josefina Poblete
5
Ilustración: Alejandra Acosta
Fotografía: Marcelo Segura, Archivo Presidencia de la República 2018-2022
El legado del expresidente Piñera: balance preliminar
CLAUDIO ALVARADO
P
ocas horas después de la trágica muerte de
los matices y precisiones del caso. Después de
Sebastián Piñera el 6 de febrero de 2024, Ascanio
todo, su misión no es solo ganar alcaldías, esca-
Cavallo sugirió, primero en Tele13 Radio y luego
ños parlamentarios y volver a La Moneda, sino
en La Tercera1, que en medio del duelo y el do-
que ofrecer gobernabilidad al país. Y esto exige
lor bien podía estar gestándose un mito —una
aprender de la trayectoria política de Sebastián
leyenda— para las derechas y para el país. Con-
Piñera, en especial de sus dos mandatos. El mito
viene tomarse en serio esa posibilidad, conside-
por sí solo es insuficiente frente a esa tarea.
rando las aciagas circunstancias en que falleció
Las líneas que siguen buscan ayudar en ese
el exmandatario y la masiva e inesperada reac-
propósito. Naturalmente, se trata de un ejercicio
ción popular posterior. Lo propio ocurre con el
provisorio y parcial, pero la convicción subya-
eficaz manejo de las catástrofes que caracterizó a
cente es que si se desea dibujar un horizonte de
Piñera y su contraste con la deficiente gestión del
futuro resulta indispensable saldar las cuentas
Frente Amplio. Que en sus últimas horas de vida
con la propia biografía. Es lo que advirtió con
haya buscado colaborar con la reconstrucción de
lucidez hace algunos años, y desde la otra vere-
la Vª región, azotada por graves incendios fores-
da, la actual ministra Carolina Tohá. Hablando
tales, solo confirma el punto de Cavallo.
de la centroizquierda, afirmó en La Tercera que
Más allá de los valiosos gestos del presidente
“no puedes ser una fuerza política ni hablar en
Boric en esos solemnes días de duelo nacional, el
propiedad sobre el futuro si no tienes un relato
cuadro descrito representa algo bastante cercano
coherente sobre tu trayectoria y tu protagonis-
a una pesadilla para su alianza de gobierno y, a la
mo en el pasado inmediato”. Ya sabemos cómo
inversa, una clara oportunidad para los diversos
finalizó la fenecida Concertación. Si las derechas,
grupos que integran la oposición. No obstante,
y en particular Chile Vamos, no quieren seguir el
conviene tener cuidado. Ciertamente los mitos
mismo derrotero, es preciso volver la vista hacia
dotan de discurso y legitimidad, pero también
atrás sin temor a la crítica ni a la autocrítica. Es el
pueden enceguecer u obnubilar. Así como ayu-
único modo de aprender del pasado.
dan en el plano simbólico y retórico, tienden a dificultar las aproximaciones equilibradas.
Octubre (o la historia corta)
De cara a los desafíos electorales venideros, las derechas deberían apuntar precisamente a
Desde el punto de vista estrictamente político,
una aproximación de esa índole, consciente de
quizás el legado más destacado del expresidente Piñera sea su férreo compromiso democrático,
1
Para no abultar las notas al pie se omiten las referencias a entrevistas y columnas de prensa, que pueden encontrarse fácilmente en Internet. Esto incluye un par de columnas de mi autoría publicadas en el verano, donde esbocé algunas de las ideas que se desarrollan aquí.
hoy valorado desde Gabriel Boric a la derecha. “Un demócrata desde la primera hora”, dijo el actual mandatario después del fallecimiento de su predecesor. Nadie vislumbró este abrupto cambio de escenario: hace menos de cinco años,
9
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
una porción no menor de la izquierda soñó con
los de derecha —sobre todo de republicanos—,
derrocar a quien por esos días se calificó de “dic-
que el exmandatario se limitó a “entregar la
tador” y violador “sistemático” de derechos hu-
Constitución”. Se trata de una imputación livia-
manos. Si dicho derrocamiento fue una posibili-
na, que olvida la magnitud de la crisis y la an-
dad real, si por primera vez desde la restauración
gustia que atravesaba el país la primera quincena
democrática se temió que un jefe de gobierno
de noviembre de 2019. Ahí, cuando se padecían
fuera derribado de facto, no fue solo por la des-
los días más violentos después del 18 de octu-
trucción, el vandalismo y el pillaje que azotaron
bre y se requería una salida al conflicto político
al país, sino también por la complicidad activa
y social más grave en treinta años, la oposición
o pasiva de muchos dirigentes de izquierda y
de la época exhibió una mezquindad inédita en la
centroizquierda que ejercieron la oposición más
nueva democracia chilena. En concreto, desde la
desleal de las últimas décadas. El expresidente
DC al PC se sujetó todo diálogo a su propia agen-
Piñera se jugó por la continuidad institucional en
da, impuesta por la “vía de los hechos”: “plebis-
las circunstancias más adversas, y eso también
cito, asamblea constituyente y nueva constitu-
es funcional al mito que vislumbra Cavallo.
ción” (“Declaración pública”, 12 de noviembre
No debe menospreciarse la importancia política y simbólica de este nuevo contexto. Es
de 2019). Todo ello dejó escaso margen de maniobra al Ejecutivo.
preciso recordar que desde 1990 el país abrazó
Con todo, en la generación de esas condiciones,
de modo progresivo el ‘Nunca más’, concebido
la derecha, y en particular Chile Vamos, tuvo su
como promesa y compromiso democrático de
cuota de responsabilidad. Es un hecho que el ma-
futuro: nunca más violaciones a los derechos
nejo de La Moneda en los días posteriores al 18-O
humanos, ni golpes de Estado ni
estuvo marcado por la inefica-
validación de la violencia como
cia y la desorientación, al punto
método de acción política; y el expresidente Piñera desempeñó un papel relevante al respecto (volveremos sobre esto en el
Ya no es la derecha quien deberá dar prueba de sus credenciales democráticas.
siguiente apartado). Sin embargo, dicha promesa se fue erosionando de la mano
de que se produjo un vacío de poder jamás visto desde la restauración democrática. Guste o no, en esos días el Ejecutivo no consiguió ni garantizar el or-
den público ni erradicar los abusos policiales3.
de la ruptura de los consensos de la transición.
En términos generales y aún más ingratos de re-
Este deterioro alcanzó su punto más alto en 2019.
cordar, el país que estalló en 2019 fue regido dos
Baste recordar que el PC exigió la renuncia de la
veces en la década previa por la centroderecha,
máxima autoridad del país e intentó, en conjunto
y en la hora más oscura Piñera y su gabinete tu-
con las izquierdas, acusarlo constitucionalmente
vieron poco que decir. Esto no es anecdótico: en
en dos ocasiones, sin contar la decena de juicios
democracia, la principal arma del dirigente polí-
políticos contra sus ministros antes y después
tico es la palabra. Sin discurso ni mensaje no hay
de la pandemia2. A diferencia del ciclo político
orientación posible, ni para los cuadros propios
iniciado en 1990, ya no es la derecha quien deberá
ni para la sociedad en general.
dar prueba de sus credenciales democráticas.
Ciertamente en dicha década Piñera y sus go-
De ahí que sea muy tosco e injusto denunciar,
biernos realizaron aportes valiosos en el plano
como se decía pública y solapadamente en círcu-
económico y social, que hoy relucen en medio del estancamiento imperante. Entre otros, es
2 Esta agenda antidemocrática se prolongó en la fallida Convención Constitucional, donde se impulsó el “derecho a la protesta y la movilización social, a la desobediencia civil y el recurso a la rebelión” (16 de enero de 2022), e incluso se aprobó en comisión la iniciativa “Cárcel para Sebastián Piñera” (4 de abril de 2022).
10
pertinente mencionar la reconstrucción luego del terremoto de 2010, el rescate de los mineros, la
3 Véase la entrevista a Sergio Micco, entonces director del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), en Punto y coma 3 (2020), 40-47.
reactivación económica, los liceos bicentenarios
más ni menos que las potestades presidenciales.
y el posnatal de seis meses en su primer man-
Nótese: las potestades del único mandatario de
dato —ahora considerado un “desde”, pero muy
derecha electo en las urnas desde Jorge Alessan-
disputado en su minuto—; y el mundialmen-
dri. ¿Cómo se explica este desfonde, qué leccio-
te reconocido proceso de vacunación masiva, el
nes deja esta experiencia, cómo evitar que algo
perfeccionamiento del registro social de hogares
así vuelva a ocurrir?
y la aprobación de la Pensión Garantizada Universal (PGU) bajo su segunda administración.
Ninguna de estas preguntas debe ser ignorada, por incómodas que sean. Después de todo, fue
Sin embargo, también es verdad que, luego del
ese tipo de problemas —y no solo las circuns-
balotaje que lo llevó por segunda vez a La Mo-
tancias adversas— lo que afectó la continuidad
neda, Piñera y su equipo cayeron en la llamada
de la centroderecha en el poder, cuyo magro
“borrachera electoral” —tal como antes les pasó
desempeño en la campaña presidencial de 2021
a la expresidenta Bachelet y, sobre todo, a la Con-
tampoco debe ser escondido bajo la alfombra. En
vención de 2022—, esto es, en aquella desorien-
rigor, nada autoriza a ignorar los puntos ciegos,
tación que lleva a confundir apoyos electorales
las dificultades y las polémicas de los gobiernos
puntuales con una inexistente adhesión total y
de Piñera. Ni la conmoción que provocó la muer-
permanente. Así, en 2018 nombró un gabinete
te del expresidente, ni el triste prontuario del oc-
cuyo centro de poder residía solo en su círculo
tubrismo, ni el cierre del proceso constitucional
de confianza personal, y con un desafortunado
(un cierre que, más allá del fracaso en el plebis-
sello “sin complejos” en carteras muy sensibles
cito de diciembre, fue posible gracias a que Chile
para la agenda social. En relación con ella, lo más
Vamos cumplió su palabra luego del monumen-
grave fue el olvido de la “clase media protegida”,
tal triunfo del ‘Rechazo’ y validó un nuevo pro-
piedra angular del mensaje de campaña que, de
ceso). Por el bien del país y de su propio sector,
haberse tomado en serio, quizá habría cambiado
hay que hacer el inventario.
la historia (nunca lo sabremos). En consecuencia, al mirar hacia atrás la cen-
“Cómplices pasivos” (o la historia larga)
troderecha no solo debe recordar los indudables aciertos de sus gobiernos, sino también indagar
Volvamos atrás. Si el presidente Boric y la clase
en su dificultad para pasar a la ofensiva en ma-
política en general reivindicaron el compromiso
terias socioeconómicas —la llamada “cultura del
democrático de Piñera luego de su fallecimiento,
veto”4—; en la debilidad política que caracterizó
no fue solo por lo que le tocó vivir desde octu-
a sus dos administraciones, en especial a la se-
bre de 2019. Fue, ante todo, por el hecho de que
gunda; y en la responsabilidad de los diversos
el exmandatario apoyó el “No” en 1988 y luego
actores involucrados en este déficit. Porque, tal
trabajó para que la centroderecha se distanciara
como subrayó Daniel Mansuy en Ex-Ante luego
del pinochetismo y, con ello, del autoritarismo
del deceso de Piñera, desde 1990 ningún gober-
político. Visto en retrospectiva, el expresidente
nante fue tan abandonado por sus parlamenta-
tuvo éxito en esta tarea.
rios como él.
En efecto, más allá de la interminable discu-
En concreto: cuando se sufrían los efectos de
sión acerca de los antecedentes del quiebre de
una oposición cuyo comportamiento transita-
la democracia, el ‘Nunca más’ fue el horizonte
ba entre lo indecente y lo miserable y se discu-
de un mundo político cada vez más amplio en
tían los dañinos retiros de fondos previsionales
el Chile posdictadura. Esto ya se anticipaba en
—finalmente aprobados con votos de centrode-
el Acuerdo Nacional de 1985 y comenzó a ha-
recha—, lo que se encontraba en disputa eran ni
cerse más visible desde el triunfo del “No” y, sobre todo, con la publicación del Informe Re-
4 He desarrollado más largamente este déficit en “¿Un quiebre endémico? Política e ideas en la derecha postransición”, en Punto y coma 8 (2023), 34-41.
ttig en 1991, cuya comisión redactora incluía académicos independientes cercanos al centro y la derecha, como José Luis Cea y Gonzalo
11
Vial. Como es sabido, con el paso de los años se
en forma protagónica a generar puntos comunes
consolidó una condena cada vez más categórica
en torno a esas heridas del pasado sin importar
y transversal respecto de las brutales torturas y
los costos asociados, incluyendo espionajes y
desapariciones cometidas por agentes del Esta-
amenazas a su familia.
do bajo el régimen de Pinochet5. Cuando se cuela
Ahora bien, sería un error suponer que Piñera
algún matiz o equívoco al respecto, el oprobio
y sus aliados de la “patrulla juvenil” noventera
es inmediato (tal como le ocurrió a José Antonio
fueron los únicos que ayudaron a dejar atrás la
Kast en la campaña presidencial de 2021 y a los
nostalgia autoritaria. Por un lado, según indi-
diputados Hoffmann y Alessandri en 2023).
camos más arriba, a mediados de los ochenta ya
No obstante, esa agenda, hoy ampliamente
existían otras figuras que, desde la derecha polí-
compartida, despertó resistencias a comienzos
tica y cultural, criticaban abiertamente las vio-
de los noventa (baste mencionar que Pinochet
laciones a los derechos humanos. Por otro lado,
aún era Comandante en Jefe del Ejército e influía
desde el triunfo del “No” se desencadenó una
en el ambiente político). En ese contexto, no se
progresiva valoración de las lógicas democrá-
exagera al decir que Sebastián Piñera fue una de
ticas de parte de las derechas, reflejada en una
las figuras que, desde el lado derecho, contribuyó
práctica marcada por el respeto a la continuidad institucional. Quizá quien expresó de forma más elocuente
5 El ejemplo más reciente de esa transversalidad es del 5 de marzo de 2024: la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad —con votos republicanos— un proyecto de resolución sobre los detenidos desaparecidos (N° 993) que critica los “graves crímenes contra la humanidad” y las “atrocidades masivas y sistemáticas” de la “dictadura militar de Pinochet”.
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este aprendizaje fue el entonces presidente de la UDI, Pablo Longueira, a comienzos de los años 2000. En el marco de su decisivo respaldo a la administración del expresidente Ricardo Lagos, duramente golpeada por los casos de corrupción —al punto de que más de alguien temió por su
continuidad—, Longueira sentenció de modo ta-
hacer más por detener o denunciar los crímenes
jante en la Comisión Política de su partido: “yo
del período 1973-1990, no es adecuado asumir
no me he dedicado a la política para andar tum-
ni transmitir una posición unívoca sobre los ci-
bando gobiernos”6.
viles (ni sobre los militares) que trabajaron para
Este breve rodeo permite comprender mejor
la dictadura8.
la polémica que generó la singular manera —tan
Ninguna de estas consideraciones busca negar
solitaria e imprevista— en que el expresidente
las complejidades que suponía la conmemora-
Piñera decidió denunciar a los “cómplices pasi-
ción de los cuarenta años del golpe de Estado.
vos” para los cuarenta años del golpe de Estado.
De hecho, tanto por las violaciones a los dere-
En ese momento ya había transcurrido casi una
chos humanos como por el modo en que Pino-
década desde el referido respaldo al gobierno de
chet ejerció el poder9, era necesario promover
Lagos, y un lapso muy similar desde que la misma
una sana distancia respecto de su figura y de las
UDI, el partido más comprometido con el legado
dinámicas autoritarias. Piñera trabajó por dicha
autoritario en ese entonces, había publicado el
distancia y ahí reside uno de sus mayores aportes
documento “La paz ahora”. Ahí se subrayaba que
a la centroderecha.
el dolor de los familiares de las víctimas impedía
Sin embargo, el problema, tal como en otras
“reestablecer la armonía necesaria entre los chi-
materias, fue la ausencia de una mayor lógica
lenos”7, así como la importancia de ofrecer una
colectiva de parte del exmandatario; una lógica
respuesta ética y jurídica a ese dolor.
que habría facilitado una recepción más pací-
¿Por qué Piñera no se apoyó en esas u otras
fica y amplia de su mensaje, dentro y fuera de
referencias a la hora de abordar un período tan
las derechas. Siguiendo al historiador Joaquín
complejo y que ha dividido por décadas al país?
Fermandois, quien ha comentado críticamente
¿Fue falta de consciencia histórica, una decisión
la frase de los “cómplices pasivos” en diversas
deliberada, un exceso de improvisación? Tal vez
entrevistas, “no puedes decir eso de tu gente…
se deseaba evitar referencias de la primera línea
debió haberlo dicho el 89, cuando saltó de la DC
política. Pero entonces, ¿acaso no estaban dispo-
a Renovación Nacional”. O, tal como reconoce de
nibles los testimonios, experiencias y reflexio-
manera más benevolente el exministro Gonzalo
nes de Ricardo Rivadeneira, Gonzalo Vial y tan-
Blumel —colaborador y defensor de la narrati-
tos otros pensadores y actores afines? ¿Por qué
va de Piñera en este ámbito—, “es posible que la
renunciar a conjugar una primera persona plural
forma en que el mandatario encaró los cuarenta
al escrutar el pasado?
años de Golpe no haya tenido toda la pulcritud
Por lo demás, abordar de modo generalizado
o prolijidad que debió tener, el desplante presi-
la participación de los civiles bajo el régimen de Pinochet también tenía sus riesgos. No solo porque colaboradores muy cercanos a Piñera, incluyendo alguno de sus ministros más relevantes, fueron parte de esos civiles. Ocurre, además, que dicha participación puede esconder dilemas más profundos, tal como reconocían expresa o tácitamente en su momento los dirigentes de la Concertación. En concreto: así como hubo muchos, quizá cientos de personas, que pudieron 6 Ascanio Cavallo y Rocío Montes, La historia oculta de la década socialista 2000-2010 (Santiago: Uqbar editores, 2022), 159. En este libro se explica cuán grave fue la crisis que vivió Lagos. 7 “La paz ahora. Propuesta de la UDI sobre Derechos Humanos” (20 de junio de 2003).
8 Al ser consultado en 2004 sobre el rol de esos civiles, el obispo Sergio Valech, presidente de la Comisión sobre Prisión Política y Tortura, lo reconoció expresamente en La Segunda: “las personas que colaboran con un gobierno buscando el desarrollo humano, social, económico y espiritual de su país hacen bien en procurar desde adentro corregir los errores (y horrores) de injusticia social, corrupción económica, tortura y otros atentados contra la vida, desde el interior del gobierno al que sirven, con el fin de modificar su rumbo”. 9 “En comparación con la historia de Chile, fue un caso extremo nunca antes visto de concentración de poder y, medido en este metro, de culto a la personalidad”. Joaquín Fermandois, La democracia en Chile. Trayectoria de Sísifo (Santiago: Ediciones UC, 2020), 418.
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RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
dencial generó tensiones en la coalición; algunas eran quizás inevitables, pero otras no” . 10
Soto no exagera. La inesperada apuesta de Piñera fracturaba a su mundo y, además, implicaba un golpe a los círculos conservadores y
La cuestión moral (o la fractura actual)
socialcristianos. No era la primera vez: ya había ocurrido con el referido AUC, la ley de identidad
Algo semejante cabría decir de la última gran
de género, la resistencia inicial a apoyar la obje-
polémica de Piñera como presidente: la súbi-
ción de conciencia institucional y las prolonga-
ta decisión de promover el llamado matrimonio
das restricciones al culto religioso en medio de la
igualitario. Al anunciar en la cuenta pública de
pandemia. No es imposible pensar que aquí resi-
2021 su apoyo a esta iniciativa presentada origi-
de uno de los factores —no el único— que ayuda
nalmente por Michelle Bachelet, el exmandata-
a explicar el crecimiento del voto republicano.
rio sorprendió a moros y cristianos. Después de
Mal que nos pese, y por motivos que deben seguir
todo, una de las justificaciones del Acuerdo de
siendo estudiados, los gobiernos de centrodere-
Unión Civil de su primer gobierno era, supues-
cha han maltratado a una de sus sensibilidades
tamente, cerrar la discusión en torno al matri-
más relevantes.
monio; y en su última campaña a La Moneda se
Con todo, hoy Chile Vamos también haría bien
había comprometido a no tocar esta institución.
en recordar la otra cara de la moneda. Aunque
De hecho, los dirigentes de Chile Vamos se ente-
el expresidente no era un conservador, siempre
raron de este abrupto cambio de opinión literal-
sostuvo una aproximación crítica al aborto di-
mente por la prensa, mientras observaban dicha
recto o procurado, en todas sus modalidades. Así
cuenta pública.
lo argumentó de modo extenso
Por supuesto, la discusión de fondo sobre el matrimonio excede
en una carta abierta publicada en
estas líneas11, pero de nuevo nos
En términos simples,
topamos con las dificultades que
¿qué será del piñerismo
tuvo el exmandatario para operar de forma colectiva ante determi-
de cara al futuro?
nados dilemas. Tal como advirtió
Reportajes de El Mercurio (18 de marzo de 2012), y así lo ratificó en diversas ocasiones, antes y después de que se aprobara la llamada ley de las tres causales, bajo el segundo gobierno de Bachelet.
el académico Sebastián Soto —excomisionado
Con esto, por cierto, Piñera compartía la postura
experto nombrado por Evopoli—, “este tipo de
que poco tiempo atrás dominaba en su coalición.
temas, no es necesario explicarlo, requieren un
Esta se opuso casi íntegramente a esa legislación
tratamiento delicado que evite romper acuerdos
que, más allá de su nombre (“despenalización”),
explícitos o tácitos… Más allá de las legítimas
garantiza como prestación médica exigible la
diferencias sobre el matrimonio igualitario, lo
eliminación del niño o niña que está por nacer en
cierto es que ese sorpresivo cambio de posición
los casos que regula (de ahí la polémica sobre la
demostró escasa habilidad para administrar la
objeción de conciencia).
alianza liberal–conservadora sobre la que se construye la derecha” . 12
El punto es relevante en un contexto en que crece la cancelación expresa o tácita de ciertas posiciones. En concreto: quien considera el aborto directo como un tipo de homicidio —una por-
10 Gonzalo Blumel, “Cómplices pasivos: aprendizajes e involuciones”, Revista Santiago, 13 de septiembre de 2023. 11 Ver más en Daniel Mansuy, “¿Un cambio de civilización?”, en Mauro Basaure y Manfred Svensson (eds.), Matrimonio en conflicto (Santiago: Editorial Cuarto Propio, 2015). 12 Sebastián Soto, “Del ¿qué pasó? Al ¿qué hacer?”, El Líbero (1 de marzo de 2022).
14
ción relevante de los dirigentes y del electorado de las derechas— no puede sino aspirar a modificar total o parcialmente esta ley cuando ello tenga suficiente piso político y social; y a trabajar por conseguirlo. Y quien niega la legitimidad de ese debate lo que hace es excluir, de modo más o menos consciente, a los grupos no progresistas, ya sean cristianos o laicos.
Los dirigentes de centroderecha deben recor-
perdurará luego del fallecimiento del exmanda-
dar todo esto, y no simplemente limitarse a ha-
tario. En las líneas anteriores hemos sugerido
blar de “derechos adquiridos”, borrando con el
su falta de lógica colectiva en relación con otros
codo lo que apenas ayer defendía casi la totalidad
mundos de las derechas. En paralelo, sin embar-
de Chile Vamos. En este sentido, vale la pena to-
go, es un hecho que estimuló a muchos jóvenes
marse en serio aquí también la opinión del ex-
a trabajar en el aparato estatal, armó equipos y
presidente Piñera.
generó un círculo de colaboradores leales, que participan con frecuencia de la vida pública del
El vacío
país. No obstante, la interrogante guarda directa relación con ese grupo. En términos sim-
Ninguna crítica, reflexión o análisis sobre la
ples, ¿qué será del piñerismo de cara al futuro?
trayectoria política de Sebastián Piñera o de sus
¿Cuáles son sus ideas matrices, sus prioridades
gobiernos, como la ensayada en estas líneas,
y sus proyecciones, más allá del cariño y el agra-
permite negar lo obvio: su muerte dejó un va-
decimiento que existe hacia su figura? ¿Cuán-
cío muy difícil de llenar para la centroderecha.
tos serán candidatos? ¿Cuántos perseverarán en
No solo por el logro de imponerse en las urnas
la política? ¿Habrá disposición a la autocrítica
y gobernar dos veces en la última década —una
razonada? ¿Hasta qué punto primará la tentación
experiencia inédita en democracia para varias
de aferrarse al mito, con los riesgos que esto
generaciones—, sino también porque Piñera se
implica? En suma, ¿cuánto de lo que Sebastián
encontraba muy activo, nutría de información y
Piñera construyó puede perdurar más allá de su
redes, y buscaba apoyar de forma permanente a
persona?
los partidos, parlamentarios y referentes tanto
Estas preguntas no admiten una respuesta
de Chile Vamos como de otros partidos y coali-
evidente ni sencilla. Pero formularlas y tomar-
ciones. De hecho, una de sus últimas apuestas
las en serio resulta crucial para Chile Vamos, las
—inconclusa, desde luego— fue la articulación
derechas y el país. Después de todo, lo que está
de una alianza más amplia, que creciera tanto
en juego no es ni más ni menos que el aporte de
hacia la derecha republicana como hacia el cen-
la centroderecha a la misma democracia que el
tro e incluyera a Amarillos y Demócratas.
expresidente Piñera, con los claroscuros propios
En este contexto, la pregunta ineludible es cuánto de esa energía y cuánto de esa articulación
de la condición humana, buscó promover y custodiar hasta sus últimos días.
Claudio Alvarado es director ejecutivo del IES. Es abogado y magíster en derecho constitucional de la Pontificia Universidad Católica de Chile y estudiante del doctorado en filosofía de la Universidad de los Andes (Chile). Es profesor de derecho constitucional en la Universidad Católica y del magíster en estudios políticos de la Universidad de los Andes (Chile). Es autor de La ilusión constitucional (IES, 2016), Católicos y perplejos (Ediciones UC, 2018; junto con Joaquín García-Huidobro y Josefina Araos) y Tensión constituyente (IES, 2021).
15
Por una política realista Desafíos para la derecha JOSEFINA ARAOS
16
A
inicios del 2023, todo indicaba que la derecha
En el marco de esas inquietudes, la derecha pa-
vivía un buen momento1. A pesar de la difícil
recía más cómoda y aparentaba tener más que
situación que enfrentó desde el estallido de 2019,
ofrecer. Sus adversarios, al contrario, lo hicieron
la victoriosa campaña por el ‘Rechazo’ en el
a regañadientes.
plebiscito de salida del 4 de septiembre de 2022
En comparación a una izquierda que tro-
le permitió identificarse con la defensa de la
pezaba a diario ante la constatación de que el
tradición constitucional chilena y con el cuidado
simple recambio de élites no resolvía los pro-
de la democracia. La izquierda, por su parte,
blemas estructurales de nuestra política —de
sufriría en ese proceso electoral una derrota
paso, profundizados trágicamente por su modo
inédita, al apoyar una propuesta refundacional
de administrar el Ejecutivo—, la derecha goza-
alejada de la cultura política nacional, basada
ba por fin de una relativa bonanza. Sin embargo,
en un diagnóstico errado: ni la tesis del despojo
un nuevo plebiscito a fines de 2023 vino a que-
ni el cuestionamiento total de los treinta años
brar esa ilusión, rechazándose la propuesta del
tuvieron arraigo, y perdieron así la hegemonía
Consejo donde Republicanos y Chile Vamos fue-
del momento político posterior al estallido. A
ron mayoría.
ello le siguieron las elecciones de mayo de 2023
Más allá de la relevante discusión respecto del
cuyos resultados, aunque inesperados, dieron a
triunfo del ‘En contra’ y de la interpretación de
la derecha la mayoría en el Consejo que lideraría
esa votación –ambos procesos fueron muy dis-
el segundo proceso constituyente.
tintos entre sí–, lo evidente es que constitu-
El clima político a nivel ciudadano experimen-
yó algo más que una derrota para el sector: fue
taba, al mismo tiempo, un cambio importante. El
también una oportunidad perdida. Recordó, de
rechazo a la violencia, la preocupación por la in-
paso, que el apoyo ciudadano es inestable, pero
seguridad, la extensión del narcotráfico, la crisis
no a causa de una suerte de arbitrariedad o inde-
migratoria y la inflación empezaron a copar pro-
finición extendida en los electores, o bien de un
gresivamente la agenda pública, con un gobierno
único deseo de castigo sistemático a sus repre-
que tardó en tomar conciencia de ese cambio, a
sentantes, sino porque hoy la política no termina
la espera de la aprobación de una nueva consti-
de entender las razones que explican sus triunfos
tución a la que ató su destino y que nunca llegó.
y derrotas, y es así una y otra vez inconsistente. La borrachera electoral es un vicio transversal de
1
Una primera versión de este texto fue presentada en el marco del Congreso Abdón Cifuentes, organizado por la editorial Tanto Monta y realizado en Santiago el 20 de octubre de 2023. Agradezco especialmente el diálogo con Andrés Biehl que inspiró y dio referencias claves a esta reflexión.
nuestros representantes y, más allá de las soberbias sucesivas de los ganadores, hay algo más estructural: una fractura entre política y ciudadanía que impide contar con criterios para asegurar adhesiones de largo plazo. Pareciera que
17
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
los votos son siempre prestados y los apoyos cir-
diagnóstico de una Convención que pensó que el
cunstanciales y precarios, mientras el equilibrio
enojo ciudadano implicaba el desmontaje radical
entre responder a las bases fieles y mantener una
de la institucionalidad vigente?
convocatoria amplia se vuelve cada vez más difícil de lograr. La política no entiende por qué gana
Cuando la realidad se impone
ni pierde: ya no tiene cómo hacerlo, pues cortó los lazos que se lo permitían. Que el comporta-
La necesidad de un nuevo proyecto político nace
miento ciudadano se presente a menudo como
de un hecho que se hizo evidente para el estallido
arbitrariedad, como péndulo sin más, es clara
de 2019: en medio de la crisis más grave desde el
expresión de esa incomprensión y de la fractura
retorno a la democracia, la derecha en La Mone-
en su base.
da sencillamente no tuvo nada que decir ni ofre-
Ahora bien, una mirada más optimista podría
cer. Se quedó paralizada ante la magnitud de los
afirmar que no está todo tan mal, que la ilusión
acontecimientos que tenían lugar y, al menos en
no se rompió por completo. En el último plebisci-
un primer momento, no pudo ver nada más que
to más de cinco millones de votantes se mostra-
un enemigo articulado que se alzaba contra ella.
ron a favor de la propuesta (una disposición que
Tal vez le hubiera ocurrido a cualquiera (basta
solo fue creciendo en el tiempo) y las priorida-
ver lo difícil que ha sido gobernar para la actual
des ciudadanas, a pesar de un nuevo rechazo, no
administración), pero es evidente que el enton-
han cambiado. Seguridad, migración e inflación
ces oficialismo ya tenía severos problemas para
siguen siendo los temas preponderantes, con un
leer y guiar los procesos en curso, y ello solo se radicalizó con el estallido. Y
gobierno con baja aprobación y severas dificultades para
aunque enumerar esos pro-
avanzar en las reformas pro-
blemas es una tarea en sí mis-
metidas. Tal escenario podría favorecer, por cierto, un aná-
El denominado malestar no fue tomado en serio por el
lisis autocomplaciente, pero
sector, por más señales que
es justamente lo que hay que
hubieran de su extensión.
evitar. Todavía no se ha arti-
ma, gran parte tenía que ver con las categorías (o la falta de ellas) con que se explicaba y entendía la sociedad. Quizás prisionera del ánimo de fin de
culado ningún proyecto político para el nuevo ci-
la historia de los noventa, que coincidió en Chile
clo, abierto en 2019. La derecha solo ha navegado
con la consolidación de un exitoso proceso mo-
en medio de circunstancias favorables aunque
dernizador, la derecha no consideraba relevan-
cambiantes, logrando mantenerse a flote en base
te hacer su propia crítica respecto de los costos
a sus intuiciones. Pero no hay mucho más. El fra-
y tensiones implicados en tales avances. Estos
caso en el último plebiscito revela que la derecha
venían advirtiéndose desde mucho antes de 2011,
no fue más exitosa en construir un proyecto de
año en que irrumpe el movimiento estudiantil y
adhesión mayoritaria y de largo plazo, y que no
la denuncia que dará forma a la nueva izquierda.
pudo mantener cerca a la masiva ciudadanía que
El denominado malestar no fue tomado en se-
votó ‘Rechazo’ el año anterior. Tal como la iz-
rio por el sector —o al menos por quienes tenían
quierda, la actual oposición tampoco ha resuelto
la hegemonía—, por más señales que hubieran
ese difícil equilibrio entre fidelidad a las bases y
de su extensión, y se lo asumió como un mero in-
convocatoria amplia. Los tiempos favorables, en
vento del adversario. Apropiarse de él era rendir-
el fondo, se sostenían en cimientos débiles, por-
se a la izquierda, cuando en realidad habría sido
que no descansan más que en cuestiones exter-
la oportunidad de explicar en sus propios térmi-
nas, inmanejables. Cambiar eso exige un proceso
nos lo que ocurría. Algo que implicaba, por cier-
de elaboración intelectual aún pendiente, y a eso
to, un doloroso ejercicio de autocrítica. Cuando
hay que abocarse. ¿Qué alternativa puede ofrecer
llegó el 18 de octubre, sobra recordarlo, la de-
la derecha a la tesis del despojo, al cuestiona-
recha hablaba de un oasis en América Latina,
miento total de los treinta años, al fracaso en el
ciega a las severas y transversales experiencias
18
de precariedad de la sociedad chilena, autocom-
últimos procesos constituyentes— que han em-
placiente con un progreso que había que dejar
pezado a instalarse en ciertos sectores. A mi jui-
avanzar solo, pues iría distribuyendo de modo
cio, ambas son las alternativas dominantes entre
automático sus beneficios. Los pobres simple-
las que se debate hoy la derecha y que le impiden
mente tenían que tener paciencia; ya les llegaría
dar forma a un proyecto movilizador y distintivo.
lo suyo. No se daban cuenta de que la paciencia
La trágica muerte de Sebastián Piñera, que ha
se agotaba, porque el esfuerzo era despropor-
sido por el momento ocasión de reencuentro del
cionado: la retribución del sistema no estaba a
sector y de reivindicación justa de su estatus de-
la altura de lo entregado y se instaló la sensa-
mocrático, arriesga al mismo tiempo profundi-
ción de que cada uno se tenía que rascar con sus
zar las dificultades para pensar ese proyecto. El
propias uñas. Fue tanta la ceguera que, en el se-
mito que ya se esboza en torno a su figura pue-
gundo mandato de Sebastián Piñera, la derecha
de implicar una oportunidad, pero también el
pasó de una promesa de apoyo a la clase media
peligro de seguir dejando pendiente el ejercicio
vulnerable en su campaña (que les dio, además,
autocrítico. Las severas dificultades del actual
un triunfo inesperado y contundente), a un go-
gobierno y la evidencia de su hostilidad injusti-
bierno sin complejos que defendía a rajatabla el
ficada cuando fue oposición, pueden conducir a
“modelo”. Ignoraban aún que la mejor manera
pensar que los únicos equivocados eran ellos y
de cuidar la herencia de los treinta años (de la
que no hay nada que revisar. Es justamente eso
que repentinamente, sin saber muy bien por qué,
lo que se debe evitar, con vistas a que la muerte
se presentaban como herederos) era reconocien-
del expresidente sea ocasión no de lecturas auto-
do lo que ya no estaba funcionando. Convencida
complacientes, sino de compromiso con un Chile
de que su identidad se jugaba simplemente en la
al que se le deben horizontes para proyectarse
defensa unilateral y abstracta de la libertad, la
al futuro.
derecha olvidó todas las condiciones que la ha-
Pero ¿dónde buscar ese proyecto? Pienso que
cen posible, así como su entrelazamiento con
es precisamente en directrices que han estado en
otros principios que le dan su sentido. No somos
la reserva cultural de la derecha como tradición
(no podemos ser) libres en solitario, sino con
política, la mayoría olvidadas o ignoradas, donde
otros, para vivir con otros. Nada de eso estaba en
le será posible encontrar el lenguaje que hoy ne-
el horizonte de la derecha en 2019.
cesita, dando forma a un proyecto que no parte
No había categorías entonces para explicar lo
de la nada. Una reserva vinculada sobre todo a
que pasaba, y pareciera que cuatro años después
una matriz o temple más conservador; no pro-
la situación sigue siendo más o menos la misma.
gresista, pero no por ello reaccionario. Ahí, tal
Tras dos procesos sucesivos de trabajo consti-
vez, se hallen claves fundamentales para abordar
tucional que concentraron gran parte de los es-
lo que viene.
fuerzos, hoy el desafío para la derecha es pensar si acaso es posible encontrar un lenguaje que le
Cuidar en la adversidad
permita leer el presente y construir, a partir de ello, un proyecto de largo aliento. ¿Cómo hacerlo
En una columna reciente, el historiador britá-
sin repetir los errores del pasado, con una iden-
nico Richard Vinen recomienda al laborismo
tidad propia y claramente articulada?
inglés (favorito para las próximas elecciones)
La respuesta a esa pregunta requerirá un tra-
inspirarse más en la Margaret Thatcher de los
bajo colectivo y detenido, pero me permito ensa-
ochenta, que en el Tony Blair de los noventa. Al
yar una sugerencia que, sin ser suficiente ni ex-
Blair que marchaba al ritmo de “Things Can Only
haustiva, puede ayudar en ese desafío: es preciso
Get Better”, Vinen opone una Thatcher pesimis-
superar las premisas que estuvieron en la base
ta que “flotaba en un mar de desesperación”. Su
del denominado mundo piñerista y, asimismo,
sugerencia no es por una cuestión ideológica,
resistir las tendencias nuevas de guerra cultural
sino de atención a las circunstancias: atrás que-
—cuya lógica adversarial fue protagónica en los
daron los auspiciosos noventa, con su desarrollo
19
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
y crecimiento material evidente y prometedor, y
puede avenirse bien con ello, ofreciendo orienta-
un modelo institucional que encontró en la de-
ción en un escenario donde será requisito acep-
mocracia liberal la máxima y única aspiración.
tar que lo que viene no será fácil y que implicará
Los años veinte del siglo XXI son de adversidad
renuncias que las dinámicas predominantes no
e incertidumbre en todo orden de cosas; basta
tienen cómo justificar: ¿por qué el individuo so-
mirar los efectos devastadores y no controlados
berano aceptaría una valla en su camino?
del cambio climático, el impacto de la pandemia
La raíz de este pesimismo escéptico de la tra-
y de la posterior inflación, las consecuencias del
dición conservadora reside en una antropo-
desarrollo tecnológico o la fragmentación social.
logía del ser humano que, contrario al predo-
Vienen tiempos difíciles, advierte Vinen, y ello
minio del individuo soberano (una ficción que
exige un temple escéptico o pesimista, pues es lo
choca permanentemente con la cotidianidad),
que permite ser realistas. Las esperanzas deben
subraya la limitada condición humana: su fini-
fundarse a partir de lo real.
tud, su dependencia, su fragilidad, sus miserias.
La sugerencia es persuasiva; en Chile también
En tiempos donde la frustración crece porque
se avecinan tiempos complejos. A los desafíos ya
constatamos que no podemos eliminar todo
mencionados se suman nuestros propios proble-
obstáculo, puede ayudarnos volver sobre una
mas: crisis económica, crisis de seguridad, crisis
fuente intelectual para la cual dichos obstáculos
migratoria, demandas insatisfechas de certi-
no solo son una condición ineludible, sino que
dumbre y protección, un malestar a la espera de
son valiosos porque hacen posible todo lo de-
respuestas que se prometie-
más. Nuestra dependencia es
ron en una constitución que,
nuestra riqueza y lo recibido
ni incluso siendo exitosa en cualquiera de sus intentos,
Nuestra dependencia
habría podido enfrentar sola,
es nuestra riqueza, y lo
una clase política tensionada
recibido es nuestro principal
y polarizada, y así, suma y sigue. Ante eso, ni el tono optimista de una derecha liberal
patrimonio. Con ello podemos orientarnos en el mundo.
que seguía afirmando contra
es nuestro principal patrimonio. Con ello podemos orientarnos en el mundo. Entroncar con esta matriz escéptica —o tal vez convenga denominar realista— exige ampliar los principios inspiradores de una derecha
toda evidencia los beneficios del progreso, ni la
que en la últimas décadas se ha refugiado, y apri-
épica redentora de una izquierda que funda su
sionado, en la exclusiva afirmación de la liber-
esperanza en una utopía abstracta, son demasia-
tad. Ella es, obviamente, un principio valioso en
do eficaces. Al contrario, solo exacerban la frus-
el que se fundan protecciones y garantías funda-
tración y el hastío en los ciudadanos, porque no
mentales, ganancias civilizatorias que deben ser
se logra lo que se promete: la política sigue ase-
resguardadas. Por lo demás, su importancia fue
gurando que podrá cumplir todos los anhelos en
constatada en un siglo XX que la puso sistemá-
un contexto que dejó de ser auspicioso, mientras
ticamente en riesgo, y nos hizo más conscientes
en paralelo se muestra incapaz de tomarse en se-
de la necesidad de cuidarla, de no darla por sen-
rio la realidad (o el malestar es invento, o nuestra
tada. Sin embargo, la traducción institucional de
república no es más que expresión de la domina-
esa libertad en Chile (que ha tendido a reducirla
ción). De ahí su destino a mostrarse equivocada,
a la libertad económica) y su identificación casi
vana, a generar desapego con una sociedad que
total con una definición centrada en la pura au-
advierte la inconsistencia de las retóricas domi-
tonomía individual, se ha vuelto un aglutinador
nantes. Tal vez convenga entonces apropiarse
insuficiente. No tanto porque no convoque, sino
de la sugerencia de Vinen, de cierto pesimis-
porque no alcanza a constituir un proyecto de
mo o escepticismo político, no por exageración
convivencia: demasiados quedan fuera (y los que
o resignación, sino por realismo. Y una matriz
están dentro no saben bien por qué están juntos).
conservadora, que está en el ADN de la derecha,
20
Necesitamos más que libertades. Necesitamos
despojo) frente a la cual los sacrificios y obliga-
una libertad enraizada en la vida común. Digni-
ciones tienen sentido. Así, de hecho, lo experi-
dad, solidaridad y responsabilidad pueden tener
menta día a día la gente común, indignada tanto
algo que decir, recordando nuestras obligaciones
con los abusos de la política tradicional como con
recíprocas, al entendernos antes que nada como
los nuevos grupos que llegaron supuestamente a
herederos, receptores de algo más grande y an-
renovarla, pero asumiendo erróneamente que
terior a nosotros, y que vale la pena cuidar (y no
eso implicaba rehacerlo todo. No nos mueve al
solo transformar). Una matriz conservadora, no
sacrificio una promesa abstracta, sino proteger
progresista, puede ayudar a volver sobre tales
lo que hoy se tiene y constituye lo que somos.
principios y ampliar así los ejes objetivos de una
¿Por qué se pediría certidumbre si no es para cui-
derecha que se empobreció en su oferta política y
dar lo que se ha conseguido con esfuerzo? Hemos
en su capacidad interpretativa del presente.
padecido de una política que, transversalmen-
El tono escéptico y el anclaje de la libertad en
te progresista, de izquierda o derecha, tiende a
una red más amplia de principios fundantes de
despreciar justamente lo que la gente tiene, por-
la convivencia, derivados no de la experiencia
que sus valoraciones son pura expresión de do-
primera de un yo solitario, sino de uno que viene
minio, o sus lamentos un invento del adversario.
y está con otros, pueden articular un proyecto
¿Por qué entonces sacrificarse? ¿Por qué enton-
más armónico con los tiempos de adversidad e
ces respetar las normas? Si nada nos une, ¿por
incertidumbre que se avecinan. A partir de allí
qué adherir a proyectos colectivos? La matriz no
es posible justificar sacrificios compartidos, so-
progresista que está oculta en la trayectoria de la
bre la base de obligaciones comunes que tienen
derecha tiene aquí, creo, algo que decir.
sentido porque —y acá aparece lo central de esta
Ante la destrucción del planeta, la guerra, la
matriz— hay cosas que vale la pena cuidar. Este
explotación económica, la extensión incontrola-
fue quizás el principal aprendizaje del triunfo del
da del mercado, el desarrollo ingobernable de las
‘Rechazo’ en 2022: la cultura política del pue-
tecnologías, y todas las implicancias derivadas
blo chileno está viva y no está dispuesta a que
de tales procesos, necesitamos dar forma a una
la echen abajo. Existe una herencia (no todo es
política del cuidado, de custodia de lo recibido.
21
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
Eso exige, ante todo, poner límites y saber jus-
que secunda porque sabe que los protagonistas
tificarlos, pero también proteger el contexto
son las personas y sus agrupaciones más próxi-
institucional donde ese cuidado es posible. No
mas; una política reformista porque está atenta
contamos con otro marco que el de la nación y el
a la novedad que trae cada nueva generación;
de la democracia para ese esfuerzo. Y eso deben
una política realista que aspira a orientar un
recordarlo progresistas y reaccionarios, que por
presente que importa no porque se identifique
momentos se vuelven espejo, unos de otros, en
plenamente con ella, sino porque tiene algo que
la reproducción infinita de la lógica amigo-ene-
ofrecerle. Una política que custodie lo que tene-
migo, que horada las condiciones de posibilidad
mos, renunciando al fin al desprecio por la rea-
del diálogo político honesto. Preocupados por
lidad que hasta ahora la ha caracterizado, donde
afirmar que cada uno está en el lado correcto de
todo puede o bien esperar en aras de un progreso
la historia, instrumentalizan su presente y ter-
asegurado, o echarse abajo porque la utopía ter-
minan transformando sus éxitos políticos en
minará con todos los males. Como dice Hannah
fracasos estrepitosos. Necesitamos una política
Arendt, “perseguir una felicidad que en realidad
realista, una política del cuidado, en el marco de
significa secar todas las lágrimas terminará bo-
democracias que descansan, como dice Chantal
rrando rápidamente toda risa”. Necesitamos de
Delsol, en el reconocimiento de la grandeza y
una política que aspire a lidiar con ambas, por-
dignidad de las personas que la constituyen.
que es allí donde reside lo propiamente huma-
Quienes denunciaron la existencia de un Chile donde prima el ‘sálvese quién pueda’ pasaron a
no. Y hay un patrimonio disponible en la derecha para darle forma.
liderar, poco después, un esfuerzo transforma-
Un tono escéptico que, sabiendo que vienen
dor que se reveló refundacional pero, sobre todo,
tiempos difíciles, se disponga a proteger lo con-
como proyecto de desmontaje. Hoy parecen tan a
seguido con tanto esfuerzo para, a partir de ahí,
la deriva como el gobierno anterior después del
justificar sacrificios y pensar caminos futuros.
estallido (solo la pandemia logró reivindicarlo).
Puede ser ese el modo de empezar a articular un
Queda un abismo entre medio, un espacio dis-
proyecto político que conecte con los temores e
ponible de representación que la herencia no
inquietudes de las personas, no para azuzar áni-
progresista de la derecha tal vez podría llenar.
mos persecutorios, exclusiones, rabias o deseos
Quizás así se dará por fin una defensa sólida de
de venganza, sino para reconocer su fundamento
cuestiones tan relevantes como la autonomía
real y encontrar allí criterios orientadores de una
de la sociedad civil, la necesidad de una acción
política que hace tiempo parece andar a ciegas.
subsidiaria del Estado, la urgencia de proyectos
Un tono pesimista porque vienen tiempos difíci-
colectivos o de movilización para alcanzar bienes
les, pero no desesperanzado, porque somos ante
que son de todos. Una política que va despacio
todo custodios y herederos de algo que vale la
no por inmovilismo (ni porque “va lejos”), sino
pena conservar para otros. Al fin y al cabo, no es
porque sabe que en la premura se puede pasar
sino por esa conciencia que vivimos juntos.
por encima de lo que es valioso; una política
Josefina Araos es investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES). Licenciada y magíster en historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile, y estudiante del doctorado en filosofía de la Universidad de los Andes. Ha publicado Católicos y perplejos (Ediciones UC, 2018) y El pueblo olvidado (IES, 2021).
22
Yuval Levin:
“Pensar en la tradición de la que formas parte es la pregunta fundamental para todo conservador” POR GUILLERMO PÉREZ
23
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
Participante habitual de los debates estadounidenses, el académico y analista político Yuval Levin conoce muy bien las tradiciones intelectuales que confluyen en las derechas. Su libro El gran debate. Edmund Burke, Thomas Paine y el nacimiento de la derecha y de la izquierda, publicado en inglés en 2014, explora las raíces históricas de esas etiquetas que, hasta el día de hoy, generan intensas discusiones. En esta entrevista aborda en detalle las encrucijadas que la derecha atraviesa hoy. Las pugnas dentro del Partido Republicano, el lugar de las agendas conservadoras o cómo el individualismo y las dinámicas identitarias han modificado las maneras de hacer política son algunos de los temas que trata con su habitual lucidez, que lo ha llevado a ser reconocido como uno de los intelectuales conservadores más influyentes de Estados Unidos.
LA DERECHA Y LA IZQUIERDA En uno de tus primeros libros trabajas los
¿Qué cambios introduce esa nueva categoría?
orígenes intelectuales de la distinción entre izquierdas y derechas a partir de los debates
La izquierda en Estados Unidos tendía a verse a sí
entre Edmund Burke y Thomas Paine. Después
misma como el partido exterior, luchando contra
de Trump, Biden y el auge de ciertos gobiernos
el establishment y golpeando las ventanas de las
populistas en Occidente, ¿sigues pensando que
instituciones de élite. Y la derecha tendía a verse
este debate describe con precisión las diferen-
a sí misma como dueña de esas instituciones o
cias entre izquierdas y derechas?
defendiéndolas. Eso se ha transformado completamente en el siglo XXI: la derecha se ve como
Creo que hay algunas distinciones fundamenta-
el partido exterior que lucha contra el establish-
les entre izquierda y derecha que siguen siendo
ment y las élites, mientras la izquierda no se ve
muy relevantes. En términos generales, la iz-
de esta manera. Creo que este cambio arroja una
quierda tiende a pensar sobre la vida política en
luz diferente.
términos de opresores y oprimidos, de fuertes y de débiles. Y la derecha tiende a pensar en la
Una de las principales diferencias que desta-
vida política en términos de orden y desorden,
caste entre ambos sectores fue el modo en que
o de civilización y barbarie. Esas categorías si-
comprenden el pasado. Mientras la derecha
guen siendo muy relevantes. Pero también
tiende a conservarlo, la izquierda piensa en la
creo que hemos vivido un cambio en la política
refundación de la sociedad. ¿Cómo es posible
estadounidense en este siglo que no es exacta-
construir una comprensión justa del pasado?
mente una inversión en el eje izquierda-derecha, sino la aparición de un nuevo clivaje que podría
Cómo pensar en la tradición de la que formas
denominarse interior-exterior.
parte es un reto tremendo en cualquier sociedad.
24
Es la pregunta fundamental para todo conserva-
la religión, una vida moral, etc. Creo que subes-
dor, y creo que no se puede evitar ir haciendo el
timan la posibilidad de la libertad religiosa y el
pasado a medida que se trata de vivir según él.
potencial de una genuina diversidad moral.
También hay formas de hacerlo que son más fieles a la realidad de la historia de una nación, y
¿A qué te refieres con eso?
otras que lo son menos. El lugar de nuestra tradición política es un debate muy vivo en Esta-
A la posibilidad de que diferentes comunidades
dos Unidos. Hay gente en la derecha que quiere
puedan realmente vivir juntas y, al mismo tiem-
abandonar esa tradición, pues la ve como una
po, vivir fieles a sus creencias. Para mí lo más ex-
fracción de una tradición liberal fracasada que es
traño de esto es que lo defiende una pequeña mi-
parte del problema.
noría y, sin embargo, es un argumento en contra
Creo que el reto consiste siempre en compren-
de la protección de las minorías. Si viviéramos en
der que el pasado son generaciones de personas
una nación con una inmensa mayoría católica,
que intentan hacer lo mismo. Estamos tratando
gran parte de la cual fuera muy tradicionalista,
de vivir de una manera decente para criar buenos
entonces podría entender la opinión como ‘bue-
hijos, para equilibrar de alguna manera la justi-
no, esto es lo que hace la mayoría, así es como
cia y el orden, etc. Tenemos que aprender de las
vive la mayoría, y por tanto debería dominar’.
generaciones anteriores porque algunas de las cosas que hicieron fueron más impresionantes
Algo así como los judíos ortodoxos en Israel…
que cualquier cosa que pudiéramos hacer nosotros. Pero también tenemos que aprender de sus
Claro, pero los católicos ortodoxos en Estados
errores, y ese tipo de conservadurismo maduro
Unidos son una porción muy pequeña de la po-
es muy difícil de mantener y conseguir. Ahora
blación. En lugar de imaginar que podrían llegar
más que nunca, creo que ese es el reto para los
a dominar el orden político de toda la nación,
conservadores.
uno pensaría que ellos valoran las prácticas e instituciones que los protegen y les permiten vi-
¿Cuál es tu opinión respecto de los intelectuales
vir en sus comunidades de la manera que quie-
de la derecha estadounidense que promueven
ren. No hace falta mirar mucho Estados Unidos
proyectos posliberales, como Patrick Deneen o
para ver que esa no es la dirección hacia la que
Adrian Vermeule?
nos dirigimos.
Creo que esa oposición tiene sus raíces en una
A veces da la impresión de que la agenda pos-
caricatura de la tradición liberal. Toma la teoría
liberal es otra agenda identitaria más, algo así
liberal más superficial y la trata como si fuera la
como un wokismo de signo opuesto…
realidad de la práctica liberal, y no lo es. Parten de preocupaciones reales sobre las condiciones
Ellos rechazan la posibilidad de la sociedad libe-
de una sociedad para criar buenos hijos, sostener
ral. Hay una alineación irónica entre la política
25
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
identitaria de la izquierda y un cierto tipo de po-
y en las dificultades con los posnatales, los
lítica de identidad de la derecha que ve el debate
jardines infantiles, la salud, la protección fa-
público como una arena de amigos y enemigos.
miliar. ¿Cómo conciliar las demandas de los
Esa no es mi visión de la política. Soy un aristo-
grupos conservadores con la idea de un Estado
télico, y creo que el debate público es una arena
más responsivo?
de conciudadanos y que nuestros conciudadanos Es una cuestión de grado y creo que el gobierno
no son enemigos.
debiera cumplir un rol más significativo en el El desafío, entonces, es aprender a vivir juntos…
mantenimiento de las condiciones para la vida familiar. Necesitamos más beneficios para los
La realidad de nuestra vida política nos ha de-
padres, para las madres de niños pequeños y eso
mostrado que se puede lograr una enorme diver-
es acción del gobierno. No hay forma de evitar-
sidad. No estoy seguro de que eso sea palpable en
lo. Y creo que eso puede convivir con una visión
teoría, pero estoy seguro de que es alcanzable en
de la economía que, en última instancia, sugiere
la práctica. Miras a tu alrededor y aquí está. Ne-
que los mercados son la forma más eficiente para
cesitamos una teoría mejor y no obligar a nues-
producir prosperidad.
tra práctica a las exigencias de la teoría liberal o posliberal.
¿De qué modo se puede compatibilizar?
Un asunto que ese mundo desarrolla extensa-
La prosperidad económica no es lo único que
mente es la tensión entre la defensa del libre
importa. Pero eso no significa que debamos pre-
mercado y los valores tradi-
tender que hay otra teoría eco-
cionales. ¿Qué piensas tú al
nómica que funciona tan bien
respecto? Pienso que la derecha en Estados Unidos se volvió dema-
Trump no fue capaz de imponer sus propias prioridades en el sistema.
siado libertaria y centrada en la economía y el libre mercado en la década de
como los mercados. Llegar a ese equilibrio es muy difícil, pues creo que todo el mundo pretende que digamos que los mercados son la solución a
todo o la causa de todos los problemas. El libre
los noventa y 2000. Y que esa decisión exigió una
mercado es un sistema económico extraordina-
reacción. Hay una tensión real entre el capitalis-
riamente eficaz, pero si vemos la necesidad de
mo y la vida moral y creo que tenemos que estar
familias y comunidades fuertes, la verdad es que
atentos a esa tensión, pues requiere un constante
ninguna riqueza compensará la degradación de
esfuerzo de educación y de virtud.
nuestra sociedad.
¿Cómo lo hacemos?
POLÍTICA ESTADOUNIDENSE
Hay momentos en que las demandas del mer-
¿Cuáles son los principales problemas de los
cado realmente tienen que ser subordinadas a
políticos conservadores en Estados Unidos
las exigencias de una sociedad decente. No creo
actualmente?
que eso signifique que no podamos tener una sociedad liberal. Las sociedades liberales siem-
Creo que el Partido Republicano se define dema-
pre han vivido con esa tensión; esa tensión vale
siado por aquello a lo que se opone y no ofrece a
la pena porque hace posible una extraordinaria
la ciudadanía una visión suficiente de aquello que
prosperidad, felicidad y virtud.
persigue. Es un partido antiizquierda, pero tiene mucho menos claro lo que significa ser el partido
Una agenda conservadora también necesita del
de la derecha en Estados Unidos, y parte de ello
Estado. Pienso en Estados Unidos, por ejemplo,
es a causa de cierto tipo de populismo que se ha
26
vuelto muy dominante en la política republicana.
minoritario que intenta crecer. Hay realinea-
Y el populismo es inherentemente antagónico. Al
mientos constantes, y se pasa por un periodo en
convertirse también en un partido antiélites, le
el que los republicanos son mayoría y otro en el
resulta difícil decir al público qué haría con las
que lo son los demócratas. Pero desde mediados
instituciones de gobierno si las ganara, incluso
de los noventa, ambos partidos han sido minori-
cuando las gana.
tarios y un partido minoritario se define contra
También creo que el partido está minado ahora
el otro partido.
por su asociación con Donald Trump y su fidelidad a él, que es muy personal, y por lo tanto no
¿Hay alguna versión alternativa a Trump en el
transmite realmente una visión del país.
Partido Republicano? ¿Cómo se construye un espacio para el mundo conservador que toma
Pareciera que es una dinámica que también se
distancia de Trump?
repite en el Partido Demócrata… Es un problema muy grande. Mi opinión es que Creo que nuestros dos partidos políticos están
ese espacio solo puede abrirse realmente dentro
en un mal momento. La política estadounidense
del Partido Republicano. Hay gente que piensa
está en una situación bastante inusual.
que podría haber algún espacio para ello en el Partido Demócrata, también hay otros que in-
¿A qué te refieres con eso?
tentan construir un tercer partido. No creo que eso sea factible.
No hemos tenido un partido mayoritario desde la década de 1990. Durante la mayor parte de la
¿Por qué?
historia estadounidense ha habido un partido mayoritario que mantiene unida una coali-
Creo que la lucha que hay que emprender es la del
ción que es difícil mantener unida, y un partido
Partido Republicano. También creo que, hasta 27
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
cierto punto, el atractivo de Trump es personal,
política en la medida en que uno imaginaría que
y eso significa que sin él se abre cierto espacio.
lo haría un presidente.
Ha habido un experimento interesante este año porque para todos los debates en las primarias
En el caso de Biden es bastante evidente…
republicanas, él simplemente no ha aparecido. Así que han sido debates sin él, y ha habido mu-
Es que en cierto modo, especialmente con Biden,
chos más parecidos con el Partido Republicano
no es fácil decir en qué cree realmente y cuáles
de los años anteriores a Trump. Así que tengo un
son sus prioridades. ¿Cuáles son las tres cosas
poco de esperanza de que después de Trump, y
que realmente quiere conseguir antes de que
por supuesto no sabemos cuándo será, se abrirá
termine su presidencia? Creo que podría decir
más espacio para ese tipo de conservadurismo.
eso de cualquiera de los presidentes que he visto a lo largo de mi vida, incluido Trump, donde se
¿Un regreso a Reagan?
preocupó por la inmigración, el comercio y alguna otra cosa. ¿Sabes cuál es esa lista para Joe
No creo que ese momento vaya a estar domina-
Biden? Él no ha impuesto una agenda personal
do por el conservadurismo de la forma en que lo
del modo en que lo suelen hacer los presidentes.
estuvo en la década de 1980. No creo que ese sea el lugar donde está el partido ni el país. La dere-
¿Y el caso de Trump?
cha seguirá siendo un movimiento populista. La cuestión relevante es que mi tipo de conservadu-
El problema para Trump era simplemente el
rismo influya en el partido de manera significati-
caos. Era un ejecutivo muy malo. Él nunca había
va. Creo que después de Trump la respuesta será
sido realmente un ejecutivo del gobierno antes,
afirmativa y, en cierto modo, ese es el momento
ni tampoco había sido un funcionario públi-
para el que yo y otros nos estamos preparando.
co. Trump no fue capaz de imponer sus propias
Tampoco creo que volvamos a tener un partido
prioridades en el sistema de una manera deci-
tan dominado por el conservadurismo tradicio-
siva. Mucho de lo que hizo fue deshecho por los
nal como hace una generación. Pero sí creo que
tribunales. Y eso fue realmente una consecuencia
hay espacio para que en un partido post Trump
de la mala gestión.
el conservadurismo tradicional cumpla un papel mucho más relevante que ahora. Sin embargo, un
SOLUCIONES
gran partido en un sistema bipartidista siempre va a ser una coalición. Y los conservadores nunca
Una de las soluciones que propones a todos es-
han sido la única fuerza en el Partido Republica-
tos problemas es reconstruir la confianza ins-
no. Y ciertamente no lo somos ahora. Pero creo
titucional por medio de la subsidiariedad y de
que podemos ser más efectivos y significativos.
entregarle más herramientas a las autoridades locales…
En una columna que publicaste en The New York Times señalas que Trump y Biden comparten la
Sí, creo que hay varias maneras de pensar en
debilidad como rasgo común…
cómo revertir parte de la pérdida de confianza que hemos visto en las instituciones estadouni-
Sí, creo que estamos viviendo un periodo de
denses. Y una muy importante es situar el poder
presidentes débiles. Nuestra política está obse-
más cerca de las personas. Tiende a haber mucha
sionada con la Presidencia y todo el mundo solo
más confianza en las instituciones locales que en
quiere hablar del presidente. Sin embargo, Biden
las nacionales.
y Trump han sido probablemente los presidentes más débiles de mi vida, en el sentido de que lo
Esto también implica construir más políticas
que quieren personalmente no impulsa la agenda
desde abajo hacia arriba…
28
Hay que permitir que más poder fluya en esa di-
en los niveles medios de la sociedad. No tiene por
rección y que más decisiones se tomen a nivel
qué existir al más alto nivel. No todos tenemos
local. Tenemos un conjunto de instituciones que
que estar comprometidos como nación a hacer lo
pueden hacerlo. En nuestro sistema es posible
mismo de la misma manera, pero sí tenemos que
dar a los Estados y a las localidades más poder de
ver que tampoco somos un montón de indivi-
decisión sobre el bienestar, la educación, la salud
duos. Hay una capa intermedia de comunidades;
y algunas otras cosas. Y creo que eso nos vendría
grupos de personas que comparten una visión
muy bien.
del bien común, que quieren criar a sus hijos juntos, que quieren establecer reglas para sí mismos
¿Qué hacemos con los problemas de competen-
como grupo. Y nuestro sistema de gobierno tiene
cias y recursos en gobiernos locales, que suelen
que dejar espacio para que eso sea posible.
ser más bajos que a nivel federal o central? Es una tarea muy compleja sostener esa diverEl problema es que lo que se necesita para crear
sidad…
confianza no es lo mismo que lo que se necesita para crear una administración eficaz. El gobierno
Debemos
local no es mejor que el gobierno nacional a la
diferencia local en la diversidad y eso no signifi-
tener
hora de gobernar, aunque goce de más confian-
ca individualismo. Eso en realidad significa más
za. Ese equilibrio es siempre un problema com-
autoridad local. Creo que, en cierto modo, ese ha
plicado.
Oklahoma administre las políticas de bienestar, puede que
paciencia
para
la
sido siempre uno de los secretos del dinamismo estadou-
Cuando pensamos, por ejemplo, en dejar que el estado de
mucha
La derecha actual tiende a hablar demasiado de la
lo gestione realmente mal. Sin
izquierda, y no lo suficiente
embargo, sigue siendo mejor
sobre el futuro del país.
idea permitir que se tomen decisiones donde la gente pueda ver quién está al
nidense. Es duro vivir en una sociedad en la que sabes que la gente no está de acuerdo contigo sobre algo que realmente crees que es extremadamente importante, ya sea la educa-
ción de tus hijos o abortar.
mando, pueda llegar a ellos y entenderlos. Tenemos que dar mucha más prioridad a ese tipo de
¿Cómo hacerse cargo de esas diferencias?
conexiones humanas, a veces incluso a expensas de la eficiencia y la capacidad administrativa. Es
Esas personas simplemente están viviendo de
difícil hacerlo.
una manera diferente en otro lugar, y en alguna biblioteca alguien está enseñando a un niño
¿Crees que es posible construir confianza insti-
la manera equivocada de pensar sobre la sexua-
tucional sin una visión compartida en la socie-
lidad. Bueno, eso es un problema por una razón
dad sobre el bien común?
seria. Y, sin embargo, tenemos que ser capaces de vivir en una sociedad que dice: tengo cierto
Creo que la sociedad estadounidense es muy
control sobre lo que mis hijos aprenden, y creo
grande y diversa. Hay algunas ideas que tenemos
que eso es muy importante, pero no puedo con-
en común. Hay un amplio sentido de que somos
trolar lo que los hijos de todo el mundo apren-
una sociedad que cree que los seres humanos son
den al respecto. Nuestra sociedad es demasiado
iguales. Creemos en la dignidad y los derechos de
grande y diversa para que algo así funcione.
todas las personas, pero no estamos de acuerdo en muchas otras ideas. Discrepamos incluso so-
Estados Unidos es un ejemplo de federalismo
bre lo que significa decir que todos somos igua-
y de empoderamiento de los gobiernos locales.
les. Y creo que la misión compartida puede existir
Los estados tienen mucho poder. ¿Por qué más
29
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
subsidiariedad y poder local ayudarían si la ac-
republicano. Pero la pregunta más amplia es
tual estructura subsidiaria no ha resuelto esos
muy importante en general, ¿cómo se dirige la
problemas?
derecha estadounidense a los más jóvenes? Creo que la parte más importante de la respuesta a esa
Creo que la pregunta es siempre en comparación
pregunta tiene que ser hablar de futuro y ayudar
con qué. Y sí, en comparación con muchas otras
a la gente a ver lo que la derecha tiene para ofre-
democracias, Estados Unidos está bastante des-
cerles en el futuro. La derecha actual tiende a ha-
centralizado. Nuestro sistema educativo está ab-
blar demasiado de la izquierda, y no lo suficiente
surdamente descentralizado. Quiero decir, está
sobre el futuro del país.
dirigido por las juntas escolares locales. A veces están a cargo de diez mil estudiantes en una so-
Hay una visión algo fatalista sobre el futuro…
ciedad donde dieciocho millones de niños van a la escuela, y no hay duda de que a un europeo los
Tendemos a ser muy alarmistas y decimos que
Estados Unidos le parece un país muy descentra-
estamos al borde del abismo. En algunos aspec-
lizado.
tos tenemos problemas, pero ¿es realmente el fin del mundo? Creo que la derecha tiene que ofrecer
¿Y eso trae algún problema para la política a ni-
algo, más que decir que el cielo se está cayendo.
vel nacional?
Nos acercamos a unas elecciones en las que un hombre de ochenta y dos años se va a presentar
Yo diría que hay algunas maneras en las que el
contra uno de setenta y ocho. Eso es algo muy
sobrecalentamiento de nuestra política nacional
extraño, y no ocurre en el resto del mundo. Es un
nos lleva a sentir que cada pregunta debe tener
problema claramente estadounidense. Y creo que
una sola respuesta en una sociedad de 340 millo-
se requerirá una transición generacional en am-
nes de personas. Los estados son grandes y dis-
bos partidos para ver realmente cómo puede ser
tintos. No son pequeñas comunidades locales que
la próxima fase de nuestra vida política.
toman decisiones sobre el derecho ambiental o la educación. California es muy diferente a Texas. Creo que debe ser posible que esa diferencia persista y entonces, de alguna manera, podríamos bajar un poco la temperatura de nuestra política, permitiendo que haya diferentes respuestas a preguntas sobre el medio ambiente o el aborto o la política educativa en diferentes lugares. Comparativamente, Estados Unidos ya está haciendo esto. Hay, además, algunas naciones con las que podemos compararnos. Canadá es mucho más descentralizado que los Estados Unidos. Las provincias gestionan mucho más sus propios asuntos que los estados, y francamente creo que es un buen modelo. Así que cuando pienso comparativamente miro hacia el norte. ¿Cómo reconectar a los jóvenes con un enfoque más conservador? Ronald Reagan ganó el voto de los jóvenes en 1984. Creo que fue la última vez que el voto de los menores de veinticinco años fue para un
30
El gran debate Yuval Levin Gota a gota, 2015 384 páginas
¿Qué es lo ultra de la ultraderecha? RODRIGO PÉREZ DE ARCE
31
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
D
omingo 10 de diciembre de 2023. “Hoy
comienza una nueva era en Argentina. (…)
País: “Preocupa el auge de la ultraderecha con cierta desafección con la democracia”1.
Damos por terminada una larga y triste historia
Sin embargo, la aproximación al fenómeno ha
de decadencia y declive, y comenzamos el
tendido a ser algo apresurada y, por lo mismo,
camino de la reconstrucción de nuestro país”.
la definición un poco gruesa. Lo que propongo
La voz de Javier Milei retumba en las escalinatas
a continuación es que un análisis más pausado
del Congreso trasandino, mientras miles de
proporcionaría una mejor comprensión de las
seguidores lo vitorean entusiasmados, incluso
causas del ascenso de estos líderes y movimien-
sabiendo que el recién electo mandatario
tos, así como una caracterización más precisa de
presagia tiempos duros. En Buenos Aires se han
los mismos. Este examen implica explorar las
reunido, además de ministros y dignatarios,
diferencias más destacadas entre ellos, así como
un conjunto de dirigentes políticos rupturistas.
los riesgos (y mitos) asociados a su surgimien-
Milei es la muestra del éxito más reciente que
to y ejercicio del poder. Este proceso requiere
ha obtenido esta nueva fuerza, todavía sin una
también suspender temporalmente las etique-
orgánica específica y con bordes poco claros. Con
tas usadas en la opinión pública para compren-
él están el expresidente brasileño Jair Bolsonaro,
der mejor sus agendas y las razones detrás de su
el candidato presidencial chileno José Antonio
desarrollo. Esa tarea va más allá de simplemen-
Kast, y el líder del Vox español, Santiago Abascal,
te denunciar sus defectos. No se trata de igno-
un grupo variopinto pero que ha realizado
rar los riesgos inherentes ni renunciar a priori a
varios
trabajan
toda crítica respecto de ellos, sino más bien de
juntos. Los medios y la academia no dudan en
situarlos en su mérito, lo cual es fundamental,
etiquetarlos como referentes de un giro radical
entre otras cosas, para controlar sus potencia-
hacia la extrema derecha, un movimiento que
les riesgos.
gestos
para
mostrar
que
ganaría adeptos a lo largo y ancho del orbe en
El artículo se organiza de la siguiente ma-
virtud de su discurso confrontacional, que apela
nera. En la primera sección, examinaremos la
a la frustración y al descontento de la población
descripción que el académico chileno Cristóbal
y cuyas reivindicaciones conservadoras son
Rovira ha proporcionado de la ultraderecha. La
presentadas como retrocesos civilizatorios. Se
aproximación de este politólogo se ha vuelto re-
citan como ejemplos, junto a los anteriores, a
currente en nuestro espacio público y, aunque
Donald Trump, Giorgia Meloni, o Marine Le Pen.
ofrece herramientas valiosas, también presenta
Son tachados de radicales y extremos y, según
defectos. Para superar estos puntos ciegos, en
la opinión dominante en los círculos ilustrados,
segundo lugar, ahondaremos en algunas de las
representan una grave amenaza para el sistema democrático. Sin ir más lejos, Michelle Bachelet resumía esta sensación en una entrevista con El
32
1
El País, “Michelle Bachelet: ‘Preocupa el auge de la ultraderecha con cierta desafección con la democracia’”, 13 de diciembre de 2023.
razones que podrían explicar el surgimiento de
Siguiendo a Norberto Bobbio, para Rovira la
estos movimientos. Dicho de otra forma, evalua-
esencia de la derecha residiría en su posición
remos si estos liderazgos son una causa o un sín-
frente a la igualdad: a diferencia de la izquier-
toma de la crisis en nuestras democracias, para
da, ella sostiene que las desigualdades son na-
concluir con una descripción de los riesgos que,
turales, y que el Estado no debe intervenir en su
en nuestra opinión, surgen con estos líderes y
eliminación, ya sea en lo económico o cultural.
movimientos disruptivos.
Rovira enfatiza la relevancia de las desigualdades socioculturales en la formación de estos grupos: cuando se cuestiona la posición de un
La versión dominante
grupo en la sociedad, se generarían incentivos No sorprende que el surgimiento de estos grupos
para que surjan movimientos radicales. Por otra
y líderes haya captado tanta atención. Se trata
parte, la diferenciación entre corrientes de de-
de actores que desafían el statu quo de manera
recha se establece, según él, dependiendo de si
inusual, muchos de forma agresiva, al denun-
son moderadas o radicales; así como por el com-
ciar las fallas del sistema. Logran cierto éxito
promiso con la democracia liberal, consistente
electoral al enfrentar problemas a veces muy
en la autonomía judicial, el Estado de Derecho y
arraigados en distintos países: corrupción, es-
los organismos e instrumentos supranacionales
tancamiento económico e inflación, inseguri-
que limitan la soberanía popular. Para Rovira, las
dad o desconexión de algunas élites respecto de
instituciones formales de la democracia recién
sus contextos, entre otros. Todos estos factores,
descritas no bastarían para medir el compromi-
sobra decirlo, son reales,
so con ese sistema, y agrega
se politizan y movilizan la
un conjunto de causas su-
indignación de ciudadanos que no encuentran alternativas en la política tra-
En concreto, ni el conservadurismo ni el liberalismo
dicional. Por lo mismo, son
presentan un desafío ideológico a
reflejo de una crisis que los
priori a la democracia.
antecede. En el marco de una reflexión sobre estos grupos, el académico chileno Cristóbal Rovira lideró
puestamente indisociables de la definición de lo democrático: la legalización del aborto, los derechos de las parejas homosexuales tanto al matrimonio como a
la adopción, o la legalización de la marihuana y otras drogas.
un influyente estudio comparativo entre las dis-
De esta manera, por curioso que parezca, una
tintas derechas del continente, entre las cuales
persona que se oponga al aborto (o a cualquiera
incluye sin muchas distinciones a Jair Bolsonaro
de los temas recién mencionados) quedaría fuera
(Brasil); Nayib Bukele (El Salvador); José Antonio
de los límites democráticos. Esto incluiría, mal
Kast (Chile); Rafael López-Aliaga (Perú); Guido
que le pese a nuestro autor, al propio Norberto
Manini Ríos (Uruguay), y Javier Milei (Argenti-
Bobbio o a Patricio Aylwin en Chile. Rovira parece
na)2. La de Rovira es una de las caracterizaciones
asociar moderación con la adopción de posturas
más citadas sobre la ultraderecha y la derecha
progresistas, y conservadurismo con radicalidad.
radical, y permea tanto a nivel académico como
De ahí que lo antidemocrático de tales derechas
político. En su listado coinciden conservadores,
no radicaría exclusivamente en su desprecio por
libertarios, de matriz religiosa y demagogos,
las normas de la democracia liberal, sino en su
algunos con pocas cosas en común. Entonces,
agenda conservadora. La derecha moderada sería
¿cómo define a la derecha?
aquella que abraza posiciones liberales y tiene un compromiso fuerte con la democracia. De golpe y porrazo, se excluyen posiciones que —vaya sorpresa— no coinciden con las del autor, que
2 Cristóbal Rovira Kaltwasser, “La ultraderecha en América Latina: definiciones y explicaciones” (Santiago: Fundación Friedrich Ebert, 2023).
termina haciendo una supuesta invitación a la moderación pero que no es otra cosa que una lla-
33
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
mada a abrazar el progresismo: “la moderación
Kast y Bukele? ¿Basta con poner al progresismo
programática no solo ha permitido a la derecha
como adversario para que sus proyectos remitan
volverse más competitiva en términos electora-
a principios idénticos?
les, sino que también ha dejado desatendido a un
Cualquier análisis situado y respetuoso con
sector del electorado y, por lo tanto, es altamente
las trayectorias de cada líder y país en cuestión
probable que dicha facción política se divida en
sugiere que tanto las coyunturas en las que apa-
dos polos: uno liberal-progresista y uno popu-
recen como los discursos que enarbolan son dis-
lista-conservador”3.
tintos. Eso sin contar lo que sucede en Polonia,
¿Qué explica el surgimiento de estas versiones
Suecia, Alemania, Hungría o Italia. En este con-
de la derecha? Según Rovira, la creciente politi-
tenedor tan amplio coexisten varias matrices de
zación de asuntos como el aborto, los derechos
pensamiento, las cuales no necesariamente fun-
LGTBI+ y la educación sexual en los colegios. Así,
cionan bien entre sí. Grosso modo, podemos ver
el académico cita a Lenka Bustikova4 para con-
a conservadores, liberales y nacionalistas como
cluir que “la ultraderecha se moviliza producto
parte de este fenómeno. Al etiquetar (y muchas
del resentimiento hacia grupos minoritarios as-
veces despreciar) a todos estos movimientos
cendentes”. En lugar de reconocer que en esas
bajo un solo rótulo, se termina restando impor-
materias hay discusiones legítimas, o que hay fe-
tancia a las circunstancias particulares en las
nómenos sociales que podrían explicar este nue-
que aparecen y los problemas que enfrenta cada
vo escenario, se opta por apuntar al resentimien-
país. Para distinguir los distintos movimientos
to, redundando en un análisis psiquiatrizado.
parece ser más productivo plantear una primera
El trabajo de Rovira ilustra cómo las izquier-
diferencia entre las ideas —que pueden ser con-
das del continente (y del mundo) han abordado
servadoras, liberales-libertarias o nacionalistas,
a las nuevas derechas, criticando la agenda con-
o una mezcla entre todas las anteriores—, y el
servadora y utilizando categorías abstractas para
estilo político que emplea cada uno de ellos5. Ese
describirla. Sin embargo, la aproximación tiene
estilo puede ser, a su vez, más o menos disrupti-
defectos que disminuyen su valor y propician
vo, lo cual tampoco es necesariamente un indicio
estrategias equivocadas. Si bien en el intento de
del grado de compromiso que cada grupo tenga
capturar un fenómeno en desarrollo siempre se
con la democracia liberal y sus instituciones.
corre el riesgo de quedar incompleto, ¿qué pasa
En concreto, ni el conservadurismo ni el libe-
si el problema reside en que las categorías em-
ralismo presentan un desafío ideológico a priori
pleadas son incorrectas? ¿Y si esta ultraderecha
a la democracia. Esto, por supuesto, no implica
es algo distinto a lo que la academia y la política
negar los problemas que puedan tener algunos
han nombrado hasta ahora? ¿Qué pasa si detrás
de sus exponentes, algunos de los cuales son re-
de la bronca hay un electorado abandonado?
levantes para una sana convivencia democráti-
Al tomar en serio las preguntas anteriores,
ca. El punto es que ni su conservadurismo ni su
surgen varios temas clave que facilitan —o al
liberalismo constituyen su principal defecto, ni
menos ordenan— la comprensión del surgi-
un riesgo para la democracia. Es cierto: ella es
miento de liderazgos disruptivos y la forma en
mucho más que un procedimiento, pero ¿inclu-
que se pueden abordar. Porque ¿es posible subir
ye per se el aborto, la legalización de las drogas o
al mismo carro ideológico a Milei, Bolsonaro,
cierta visión del matrimonio, cuestiones que son álgidamente disputadas? En otras palabras, para
3 Cristóbal Rovira Kaltwasser, “La (sobre)adaptación programática de la derecha chilena y la irrupción de la derecha populista radical”, Colombia Internacional, no 99 (julio de 2019): 29–61, https://doi. org/10.7440/colombiaint99.2019.02. 4 Lenka Bustikova, Extreme Reactions. Radical Right Mobilization in Eastern Europe (Cambridge University Press, 2019).
34
cierto mundo solo son democráticas sus propias
5 Me parece relevante mencionar que en grupos nacionalistas como el Movimiento Social Patriota sí hay un cuestionamiento ideológico frontal a la democracia y sus instituciones. Se pueden ver más detalles en mi libro Contra todo lo podrido. Una crónica sobre nacionalismo chileno (Planeta, 2022).
posiciones en ciertos temas controvertidos,
Lo cierto es que la crisis de las democracias
mientras que otras posturas son expulsadas de la
occidentales responde a múltiples anteceden-
polis. No parece ser un enfoque tan productivo,
tes, muchos de ellos bastante anteriores al sur-
por más dominante que se haya vuelto dentro de
gimiento de estos dirigentes y agrupaciones. No
ciertas élites. Nada de esto es trivial, pues una
parece correcto achacar sin más la responsabili-
denuncia que no alcanza la médula del problema
dad a las derechas, por muy radicales y disrupti-
suele llevar a soluciones ineficaces.
vas que sean, del momento actual. El proceso de ruptura de los consensos que sostenían aquello
¿Y si tienen algo de razón?
que popularmente se denominó “el fin de la historia” hunde sus raíces en el tiempo, y se puede
El enfoque que denuncia la amenaza para la de-
explicar por varios motivos.
mocracia, sobre todo cuando esta se entiende
Ahora bien, bajando a las realidades locales,
como necesariamente progresista, tiene un al-
sobre todo en América del Norte y Sur, lo cierto
cance muy limitado. No nos ayuda a compren-
es que las nuevas derechas se nutren del hastío:
der bien el surgimiento y triunfo electoral de
captan percepciones, angustias y agendas muy
estas derechas ni tampoco qué explica su agre-
sentidas por la ciudadanía, procesos de descom-
sividad en contra del establishment. Por último,
posición y fragmentación institucional, incluso
al intentar que todos los liderazgos disruptivos
de decadencia. Responden, de mejor o peor modo
quepan en la misma categoría, se transforma en
según el caso, a la corrupción en el sistema; a la
una teoría abstracta, que olvida las peculiares
creciente distancia del sistema político con los
circunstancias en las que ellos aparecen. ¿Son
votantes; a la incapacidad de abordar con efica-
causa o consecuencia del socavamiento de las
cia algunos de los problemas sociales más acu-
bases democráticas?
ciantes; al desprecio por el mundo creyente o
35
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
religioso; al aumento masivo de la inmigración
ya que las similitudes ideológicas entre ellas son
irregular; a situaciones de extendida crisis eco-
acotadas. Veamos algunas de estas prácticas po-
nómica; a la sensación de inseguridad, o al poder
líticas que terminan socavando el espacio públi-
que ejercen el crimen organizado y el narco. Una
co, aumentando muchas veces los problemas que
mezcla de este tipo de componentes, sumado a
denuncian estos líderes.
la desconexión de las élites —a la cual no son
Probablemente, el gran tema que aúna a
ajenas ni derechas ni izquierdas—, que no han
las nuevas derechas es lo que se ha llamado
sabido dar con el tono en esta y otras materias,
“guerra cultural”. En este tipo de guerra, los
termina estallando en forma de derecha radical6.
participantes tratan de ganar terreno en la opi-
Chantal Delsol lo ha formulado desde la idea
nión pública, buscando moldear la manera en
del desarraigo, una especie de desgarro en el
que la sociedad ve y acepta ciertos conceptos.
mundo compartido que redunda en una distancia
Aquí entran en juego debates sobre temas so-
cada vez mayor entre élites culturales y un pue-
ciales, económicos, de género, raciales, y otros
blo que se resiste al cosmopolitismo. Con todo, y
asuntos que tienen un fuerte componente antro-
pese a que esta derecha parece tener buena capa-
pológico o moral. Para lograr sus objetivos, los
cidad de diagnóstico, no está ajena a problemas
contendientes pueden emplear estrategias como
muy relevantes (aunque distintos de los subra-
la propaganda, la retórica, la movilización de se-
yados por Rovira) que profundizan la crisis del
guidores y la presión en instituciones. Es cierto
orden liberal. El intento por salvar a la comuni-
que toda acción política tiene alguno de los com-
dad política termina tirando por la borda algunos
ponentes anteriores. Ahora bien, pensarla como
avances que son valiosos, pese
guerra significa transformar-
a todo. Veamos.
la en un juego de suma cero, donde lo que se gana es lo mis-
Los verdaderos problemas En la mayoría de los casos, el desafío planteado por estas
El gran tema que aúna a las
mo que lo que pierde el enemi-
nuevas derechas es lo que se
go; dejando poco espacio —si
ha llamado ‘guerra cultural’.
nuevas corrientes de derecha
alguno— para otras actitudes tanto o más importantes: el compromiso, la negociación,
no se encuentra principalmente en su agen-
el diálogo. Sobran los ejemplos de esta manera de
da ideológica, más o menos discutible según el
aproximarse al conflicto, apuntando tanto hacia
caso, sino en otro lugar. Pese a sus puntos cie-
la izquierda (ladrona, corrupta, miserable, cho-
gos, la perspectiva de Rovira, que considera la
rra, etc.), como a la derecha (cobarde, entreguis-
democracia como algo más que un conjunto de
ta, amarilla, acomplejada, derechita). Aunque
instituciones formales, puede arrojar luz sobre
el modo de encarnar ese estilo también varía en
este tema. A menudo, se subestima el estilo de
cada caso, se encuentra bastante extendido entre
los políticos como algo secundario a sus ideas,
estas nuevas derechas. Tal versión agonista de la
aunque en una actividad que es esencialmen-
política la vacía de contenido, la vuelve tosca e
te comunicativa, la forma en que se ejerce está
ineficaz, lo que se revela con fuerza cuando tales
lejos de ser insignificante. Así, el problema fun-
figuras llegan al poder: con ese estilo es imposi-
damental de estas derechas radicales reside en
ble gobernar.
una concepción excesivamente conflictiva de la
Hay otra consecuencia de esta manera de com-
política. Es su praxis política lo que las vincula,
prender el escenario. Al sostenerse en las premisas de la guerra o batalla, en un ‘ellos’ contra
6 Es muy sintomática de varios de los puntos ciegos señalados la entrevista que diera Irina Karamanos, expareja de Gabriel Boric, al respecto. Ver: #VEINDIGITAL, “Irina Karamanos: ‘Solamente usé el poder para ir desarmándolo’”, VEIN Magazine (blog), 8 de enero de 2024.
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‘nosotros’, se comienzan a despertar sentimientos indeseables: por un lado, la búsqueda de una pureza radical; pero también la identificación del contrario como alguien indeseable. Si el adversario pasa a ser ilegítimo, si se transforma
literalmente en un enemigo, entonces se abren
que intensifican la sensación de impotencia del
medios para enfrentarlo que son contrarios a la
sistema para abordarlas de manera efectiva. No
política. No es casual que con la aparición de gru-
obstante, a pesar de ser una reacción compren-
pos que buscan escandalizar, provocar y ofen-
sible, este discurso conlleva riesgos relevantes,
der también aumenten los hechos de violencia
ya que puede debilitar aún más la credibilidad de
por motivaciones ideológicas. Aunque no son lo
las instituciones, volviéndolas todavía más pre-
mismo, hay raíces comunes entre las protestas
carias y frágiles. Una cosa es tomarse en serio el
en Estados Unidos o Brasil, suscitadas por las
hastío ciudadano con la política, otra apropiarse
derrotas de Trump y Bolsonaro, y los aprietes y
de él y azuzarlo. De ahí que, aunque surge como
funas que conduce Francisco Muñoz —también
una respuesta a las deficiencias percibidas en el
conocido como Pancho Malo— en Chile. Todos
sistema político, a fin de cuentas socava las ins-
profundizan una lógica adversarial que tiende a
tituciones esenciales para el funcionamiento de
crecer en el tiempo y a provocar graves daños al
la democracia. ¿Cómo podría una derecha com-
espacio público .
prometida con el estado de derecho y la dignidad
7
Por último, también existe un problema en lo que podríamos denominar la antipolítica. El fe-
humana persistir o permanecer indiferente ante ese peligro?
nómeno de la antipolítica se manifiesta a tra-
Es de esperar que las nuevas derechas sigan
vés del uso indiscriminado de una retórica que
formando parte de la discusión en los respecti-
critica a “los políticos y sus prioridades” en
vos países. Mal que mal, Donald Trump se afirma
contraposición a “las urgencias sociales”. Esta
como candidato en Estados Unidos, Javier Milei
tendencia se ve reflejada en el discurso contra “la
apenas comienza su gobierno en Argentina, el
casta”, que ha tenido éxito en países como Ar-
Partido Republicano chileno se empieza a des-
gentina y Estados Unidos, y que empieza a ganar
plegar para las elecciones municipales de fines
relevancia en algunos sectores de Chile. Resulta
de este año y el fenómeno crece en otros lugares.
llamativo que políticos profesionales adopten
Junto con denunciar los problemas que plantean
esta retórica, especialmente aquellos que alguna
a las instituciones, la pregunta central debiera
vez defendían el papel del Congreso Nacional, las
estar en cómo abordamos los innegables proce-
instituciones y la representación política frente
sos de descomposición y pérdida de credibilidad
a enfoques más asambleísticos o plebiscitarios
que afectan a nuestras instituciones. Solo con
de la izquierda latinoamericana. La antipolítica
una adecuada comprensión de estos será posible
encuentra su origen en las frustraciones acumu-
reparar nuestra alicaída convivencia y restaurar,
ladas a lo largo de los años por parte de la ciuda-
si es posible, alguna fe en la democracia.
danía, a las que se suman nuevas preocupaciones 7 Aunque no es el propósito de este artículo, no podemos olvidar que una parte importante de la izquierda tampoco es ajena a estas lógicas. La glorificación de la “primera línea” durante el estallido de octubre de 2019 es una buena muestra de esto.
Rodrigo Pérez de Arce es investigador del IES. Es abogado y magíster en sociología por la Pontificia Universidad Católica, y autor de Contra todo lo podrido. Una crónica sobre nacionalismo chileno (Planeta, 2022).
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CRISTIÁN ZEGERS:
Fotografía: Grupo Educar
“Me sorprendió la profundidad del rechazo ciudadano al primer proyecto constitucional”
POR DANIEL MANSUY
Referencia obligada en el periodismo escrito
nacional, Cristián Zegers ha sido testigo en primera línea de los hechos que han marcado al Chile de las últimas décadas. Con una larga trayectoria que comenzó en sus tiempos de estudiante, fue uno de los fundadores de las emblemáticas revistas Portada y Qué Pasa y trabajó en el vespertino La Segunda y El Mercurio, medios que llegó a dirigir por veinticinco y por doce años, respectivamente. “El avance hacia la verdad desde todos los sectores es lo único que puede reducir la división en el futu-
ro”, sostiene Zegers, cuyo estilo frontal y sin complejos deja a pocos indiferentes. Agudo observador de la derecha, sector que conoce en detalle, el abogado y Premio Nacional de Periodismo (1989) desmenuza en esta entrevista el desempeño de los gobiernos de Sebastián Piñera, las raíces intelectuales de la derecha y el desafiante panorama que enfrentan los medios de comunicación.
39
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
¿Qué opina del modo en que se dio la conme-
democrática e imponer desde una minoría una
moración de los 50 años del 11 de septiembre de
sociedad socialista. Se vio que Allende no pudo
1973? ¿Por qué seguimos tan divididos en torno
ejercer las atribuciones presidenciales para ne-
al quiebre? ¿Hay algún modo de reducir esa di-
gociar acuerdos, maniatado por el pacto político
visión en el futuro?
que lo subordinaba a obtener la unanimidad de los partidos de la UP.
Lo más negativo es que, medio siglo después, carecemos de una mínima base común de entendi-
¿A qué se debe dicha revisión?
miento sobre lo que ocurrió. Y, además, el hecho de que se hizo heredar los odios de esa guerra
Ha sido enorme la repercusión de nuevas obras
civil larvada a buena parte de los chilenos que ni
fundamentales publicadas sobre el período: en-
siquiera habían nacido al derrumbarse la Unidad
sayos, programas especiales en medios de co-
Popular. Nuestra última guerra civil, en 1891,
municación y rescate de confesiones de época.
tuvo diez mil muertos en una población algo
Las causas de la intervención militar están más
mayor de dos millones. O sea, una catástrofe in-
nítidamente a disposición de la juventud, y los
comparablemente mayor al 73, si nos atenemos
mitos han quedado horadados. Incluso estamos
a las pérdidas de vidas. Sin embargo, fue posible
conociendo las conclusiones de estudios muy
la reparación y el reintegro de todos a una misma
fundamentados de exmilitares, que hasta ahora
visión del Estado, y en pocos años tres leyes de
se limitaban a obras testimoniales. El avance ha-
amnistía enterraron esa contienda que no pasó
cia la verdad desde todos los sectores es lo único
al siglo veinte. ¿Por qué ahora no ha sido posi-
que puede reducir la división en el futuro.
ble? ¿Por qué ha sido más confrontacional incluso este aniversario que el de veinte años atrás?
Surgió en ciertos ambientes la crítica siguien-
Me parece que en la izquierda gobernante, pero
te a la derecha: esta nunca habría realizado un
sobre todo entre el Partido Comunista y el Frente
trabajo análogo al de la renovación socialista
Amplio, hay diferencias políticas y económicas
durante los años ochenta, esa reflexión que los
insalvables, y necesitan viva la simbología de
condujo a cuestionar sus propias categorías.
Allende como enseña común.
Dicho de otro modo, la derecha no habría hecho el trabajo de revisar críticamente su papel
¿Ha permitido el paso del tiempo tener una
durante el golpe y la dictadura. ¿Qué tan perti-
evaluación más completa de nuestro pasado?
nente le parece ese juicio?
En esta oportunidad, y esto es positivo, se abrió
Creo que el paralelo es, en buena parte, inaplica-
una revisión del gobierno de la UP, de su in-
ble. Luego de su derrota, una gran parte de la iz-
competencia y de la crisis profunda que provocó
quierda encabezada por el Partido Socialista, con
en todos los planos. Se entendió más que antes
excepción del comunismo, hizo una larga y con-
que su modelo pretendió sustituir la alternancia
sistente autocrítica centrada en su fatal adhesión
40
a la vía violenta desde 1967 y su menosprecio de
a ver las realidades feas para celebrar las reali-
la democracia. Esa izquierda democrática re-
zaciones y modernizaciones del régimen militar.
novada hoy se equipara en muchos aspectos a
Caso especial el de algunos embajadores de dere-
la socialdemocracia. La derecha, en cambio, no
cha designados en la ONU y en otros organismos
tiene que arrepentirse de lo que sostenía el 73 ni
internacionales, que fueron víctimas de engaños
de su responsabilidad en el golpe, en el cual no
grotescos en los informes recibidos de las au-
tuvo participación alguna. Su error, y grave, fue
toridades políticas. Desde el primer momento,
acatar con extremosidad la orden de disolución
la prensa —a diferencia de la situación que por
de los partidos impuesta por la autoridad militar.
décadas ella vivió bajo el franquismo— informó
De un día para otro, y por muchos años, la dere-
con riesgo todo lo que era posible, contribuyen-
cha careció de un modo orgánico de relacionarse
do decisivamente, además, a que se permitieran
y debatir, así como no pudo formar a nuevas ge-
medios informativos de oposición al gobierno
neraciones de dirigentes.
militar. De más está destacar el aporte posterior de la derecha en la firma del Acuerdo Nacional,
¿Y, desde esa óptica, cuál era la alternativa?
en el apoyo a las leyes políticas y en las reformas constitucionales al texto de 1980 a fines del go-
La DC, al revés, acatando los efectos de la disolu-
bierno de Pinochet.
ción jurídica, como no podía ser menos, mantuvo intacto el funcionamiento de sus estructuras de
¿Qué tan cierto es que la derecha no tiene nin-
discusión y trabajo partidario. Con actuaciones
guna responsabilidad en el golpe? Desde luego,
aisladas, dirigentes de derecha —Onofre Jarpa—
el golpe mismo fue organizado y ejecutado por
asumieron responsabilidades de gobierno con el
los militares, pero ¿no hay responsabilidad de
único objeto de restablecer el diálogo y la con-
la derecha en la generación del clima previo que
tinuidad democrática, así como otros colabora-
lo hace posible? Dicho de otro modo, ¿no quiso
ban en la redacción de una nueva Constitución.
la derecha derrocar desde un principio a Salva-
Incluyendo a Jaime Guzmán, fueron muchos los
dor Allende?
personeros de derecha que denunciaron desde el interior del régimen las tropelías de Contreras
La derecha quedó síquicamente derrotada el 4
en derechos humanos, y ciertamente su aporte
de septiembre de 1970, con el estrecho triunfo
corrector fue más importante, por ejemplo, que
de Allende. Hasta tal punto, que no hizo valer en
el de los más llamados a ejercer este papel, que
nada su poderío electoral y político de segunda
eran los jueces.
fuerza, y cedió el campo de la iniciativa a la DC y su estatuto de garantías. La generación del cli-
Pero claramente fue insuficente, ¿no?
ma previo al golpe no corresponde a un designio de la derecha, sino a una reacción enérgica del
No puede desconocerse la tibieza y comodidad de
país, de sus fuerzas vivas, ante las políticas de
muchos exdirectivos derechistas que se negaron
la Unidad Popular. Los gremios de toda clase, las
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RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
instituciones del más diverso carácter, se rebela-
estalló en octubre de 2019 había sido gobernado
ron contra el desabastecimiento y el control polí-
por la derecha dos veces en esa década.
tico de los alimentos en las JAP, contra la Escuela Nacional Unificada que colocaba la enseñanza
A la luz del actual gobierno, en que todo y en
al servicio de un paradigma socialista, y contra,
todas partes presenta déficit de gestión, es im-
finalmente, la violación numerosa, constante y
posible no valorar su capacidad y energía para
deliberada de las leyes y de la propia Constitu-
movilizar la complicada maquinaria estatal. Con
ción, lo que culminó con la promulgación trunca,
todo, no pudo conjurar el efecto de su minoría de
incompleta, de la reforma constitucional.
apoyo legislativo y apareció desdibujado sin la concentración necesaria en unas pocas y deter-
¿Y qué ocurría con el Ejército y las Fuer-
minadas reformas que siguen pendientes.
zas Armadas? ¿Como cuáles? El Ejército y las FF.AA. no pudieron permanecer indiferentes a la pérdida de hecho de su control
Qué duda cabe de que el rumbo hubiese sido dis-
monopólico de las armas que tenían por disposi-
tinto de haber mantenido la promesa del primer
ción constitucional, sin arriesgar una sangrien-
día sobre la prioridad de la clase media y de los
ta guerra civil. El golpe surge de allí. La derecha
niños. Cuando Carabineros comete el desagui-
obviamente es una protagonista muy activa de
sado, mejor dicho la tragedia de Catrillanca, se
la oposición a Allende, pero la DC y otros gru-
le resta el apoyo a la política social del ministro
pos políticos no hacen me-
Moreno, que alcanzó a sentar
nos. Ahora bien, no sería serio
las únicas bases posibles de
afirmar que la marcha de las cacerolas en 1971, o el paro de octubre del 72 fueron concen-
El avance hacia la verdad desde todos los sectores es lo
traciones o movimientos or-
único que puede reducir la
ganizados por la derecha, no
división en el futuro.
Por último, hasta los días finales, la derecha
che. Se le reprocha a Piñera —injustamente, creo— haber entregado la Constitución sin reparar en que se pudo conjurar nada menos que la inte-
obstante hayan contado con su apoyo.
solución del problema mapu-
rrupción violenta de la democracia chilena por la subversión extremista.
trata que Allende rectifique (pienso en conversaciones, por ejemplo, del senador Pedro Ibáñez
¿En qué medida cree que su trágica muerte mo-
con el Presidente en Cerro Castillo). Instinti-
difica el escenario para la derecha? ¿Hay allí un
vamente, además, la derecha desconfiaba por
mito en ciernes?
mentalidad del golpe; le parecía internarse en un terreno desconocido y riesgoso, y tampoco esta-
No creo que su muerte tan lamentable alte-
ba nada segura de lo que pensaban los militares
re los ejes vitales, estructurantes, de la derecha
y de cuál tendencia dentro de estos se impon-
en Chile. En el debate del futuro, los derechistas
dría finalmente.
podrán enorgullecerse de su alta capacidad realizadora, ya que la mayoría de los chilenos vivió
LAS DERECHAS HOY
su resultado. La reconstrucción posterremoto, el crecimiento económico del primer mandato, el
¿Cómo evalúa, pasado ya algún tiempo, los
rescate de los mineros, la alta creación de em-
gobiernos de Sebastián Piñera y la propia fi-
pleos, la exitosa lucha contra el Covid, el rigor
gura del expresidente? ¿Qué tan relevante será
presupuestario y un sinnúmero de iniciativas
Piñera en la historia larga de la derecha? Se lo
que modernizaron la acción del Estado en sus
pregunto porque, después de todo, el Chile que
dos administraciones. Ahora bien, en la relación con los partidos que lo apoyaron, hubo vacíos y
42
“La derecha llegó al máximo de colaboración posible en los gobiernos de la Concertación”, afirma Cristián Zegers.
tensiones en los dos gobiernos. Fue constante el
buscar todos los puntos de vista, propia del que
intento de algunos funcionarios del Ejecutivo de
no aspira a imponer rígidamente una concepción
inmiscuirse en las decisiones partidarias inter-
propia. Piñera influirá en su sector como gran fi-
nas, aflorando facciones eventuales que pudie-
gura, y más allá de él, incluso, como un ejemplo
ron evitarse. Por dos veces resintió la derecha no
de vocación política y entrega al servicio público,
proyectarse con sucesión en La Moneda, y sus
de alguien cuyas condiciones excepcionales le
partidos se debilitaron luego de las victorias pre-
habrían permitido descollar en lo que se hubie-
sidenciales de la izquierda.
ra propuesto.
¿Cómo se explica esto?
¿Cómo explicar que la derecha haya sido tan crítica de la Concertación en su momento (bas-
Los que bien conocieron a Piñera saben que su
ta recordar el libro El desalojo); y ahora, vistos
energía, determinación y destreza se aplicaron
en retrospectiva, valore y reivindique los trein-
con preferencia a los desafíos presentes. Su in-
ta años y el legado de la transición? ¿Hizo buena
teligencia superior, como es obvio, le daba la vi-
política la derecha mientras le tocó ser oposi-
sión de los problemas del largo plazo; pero, salvo
ción de Aylwin, Frei y Lagos?
excepciones, su atracción ejecutiva lo volcaba más a lo prioritariamente urgente. No presumió
Si lo vemos en retrospectiva, la derecha llegó al
jamás de ser pensador ni ideólogo de su ten-
máximo de colaboración posible en los gobiernos
dencia política, y tuvo siempre la flexibilidad de
de la Concertación. Incluso, y con reiteración, en
43
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
temas tan sensibles como el tributario. Momen-
manifestación ciudadana pacífica hizo presente
tos tan aflictivos para la coalición gobernante
su reclamo por una variedad de causas legítimas,
de entonces, como el que afectó al gobierno de
desde mala previsión a mala educación o mala
Lagos por los sobresueldos o la falta de inscrip-
salud, y muchas otras. El liderazgo de la clase
ción de la Democracia Cristiana, fueron salvados
política tuvo que mostrarse cara a cara con una
con una cooperación ejemplar de la derecha, de
opinión pública con reacciones de masa enojada,
altura republicana. Algo distinto, me parece, es
y no fue capaz. Mostró, me parece, la preocu-
la crítica política, porque si esta no se ejerce,
pante decadencia de sus cuadros, tan distintos a
desaparece la alternativa de gobierno que toda
los que predominaron en los primeros ciclos del
oposición debe mantener. Hay que tener en
restablecimiento democrático. Solo bajo el te-
cuenta, asimismo, que pocos creían posible que
mor de un desastre mayor los partidos políticos
la Concertación mantuviera incólumes las bases
suscribieron el pacto que escogió como punto de
de la libertad económica, y ciertamente costó
acuerdo la Constitución. Habría podido ser otro,
vencer los recelos iniciales. El propio Presiden-
porque la carta fundamental nunca estuvo en la
te Aylwin agradeció públicamente al ministro
primera prioridad ciudadana.
Foxley, cuando finalizaba su gobierno, por haber logrado imponer esa política económica que él
¿Qué balance hace del proceso que parte en no-
personalmente no comprendía ni le gustaba del
viembre de 2019 y que culmina, al menos en su
todo, pero cuyos frutos habían sido visibles.
primera etapa, con el plebiscito del 4 de septiembre?
¿Qué ocurrió, en su opinión, en octubre de 2019? ¿Malestar acumulado, crisis de la representa-
Me sorprendió la profundidad del rechazo ciu-
ción política, revuelta, intento de revolución?
dadano al primer proyecto constitucional. Por
¿Una mezcla de todo eso, quizás algo distinto?
primera vez, quizás, observamos una votación excepcionalmente masiva, emancipada de su
Fue una mezcla perversa, contagiosa y explosi-
condición económico-social o nivel cultural. El
va de muchas cosas. Por una parte, la quema y
instinto y la esencia del ser chileno, indestruc-
destrucción simultánea de decenas de estaciones
tible a la contaminación ideológica y la falta de
de Metro obedeció a un plan subversivo de alta
formación en nuestra historia, mostraron la
sofisticación e información previa, hasta hoy
fuerza de una reacción abrumadora al intento de
impune. En segundo lugar, jamás se pensó que
arrebatarnos una nación fuerte y unida.
la izquierda democrática iba a ser complaciente con la violencia desatada, atribuyéndole fines
Más allá del reciente plebiscito constitucional,
legítimos e incluso altruistas. Luego, nos en-
¿cómo explica el auge de republicanos? ¿Repre-
contramos con la sorpresa de un cuerpo de Ca-
senta algo con arraigo en la historia de la dere-
rabineros casi inerme, que apenas podía poner
cha chilena, o se trata de un fenómeno nuevo?
dos mil efectivos simultáneos en Santiago, y a la par constatamos el efecto dramático de carecer
Creo que es un fenómeno algo recurrente, pero
de un verdadero sistema de inteligencia, ano-
que hasta ahora no ha logrado consolidarse,
malía brutal en un país democrático moderno y
aunque es evidente su extraordinaria votación
no corregida hasta la fecha. Finalmente todo se
del 7 de mayo. Rasgos del actual Partido Repu-
mezcló.
blicano se dieron, por ejemplo, en aquel Partido Liberal que en el siglo pasado disputó por dé-
Y también existió una protesta pacífica…
cadas la hegemonía de la derecha a un Partido Conservador en que se imponía un sello social-
Cuando la violencia era aún dueña callejera y
cristiano y alcanzaba la primera posición entre
poblacional de buena parte de Santiago y de
las colectividades chilenas. Parecido fenóme-
otras ciudades principales del país, una gran
no ocurrió en la primera fase de la UDI, cuando
44
también disputó la hegemonía de la derecha con
gobierno se movió activamente en contra sobre
un partido Renovación Nacional, sólidamente
la base de que la derrota del texto propuesto era
implantado en las clases medias, antes de que la
segura. Por este nivel de pequeñez, no tuvimos
UDI penetrara el estrato poblacional y popular.
una nueva carta mayoritariamente unitaria y se perdió una gran oportunidad de beneficio para
¿Y a qué cree usted en concreto, que responde
Chile y su estabilidad.
ese auge? ¿Piensa que las dos (o más) derechas que esLa marca de los republicanos cosechó la angus-
tán emergiendo son irreconciliables, o las ve
tia de un votante de derecha por quedarse sin un
actuando unidas en el futuro?
marco constitucional aceptable. Su auge lo provocó ese sentimiento de un votante de derecha
Es difícil saberlo. Tenemos, desde luego, una
que, ojo, es más libre que antes de las antiguas
tendencia algo fatal de reproducir tardíamente
denominaciones, junto con una figura atracti-
lo malo de la política española. Allá, una y otra
va como José Antonio Kast. La experiencia para
vez el Partido Popular y Vox han tratado de ac-
los movimientos de derecha es que en el futuro
tuar como alianza de objetivos frente al socialis-
será menor el compromiso partidario a priori y su
mo, y una y otra vez su guerrilla interna ha dado
electorado se volcará en cada elección a la for-
la munición de boca que requerían las campañas
mación que mejor lo represente. No a la que sea
electorales del socialismo.
una mera opción electoral, sino a la que asegure consistencia de principios,
MIRANDO MÁS ALLÁ
trabajo político efectivo en las ¿Cuáles les parece que son
nuevas generaciones y en las mujeres, y, sobre todo, decen-
Milei representa una reacción
los referentes intelectuales
cia en sus dirigentes y figuras
desesperada por sesenta años
más importantes de la dere-
escogidas para la representación popular.
de decadencia argentina.
cha durante el siglo XX y que valdría la pena volver a leer y mirar con atención?
¿Y qué lectura hace de los resultados del plebiscito de diciembre de 2023? ¿Qué errores
Es clave el catolicismo social que encabezó Juan
piensa que cometió la derecha en este segun-
Enrique Concha a comienzos del siglo pasado.
do proceso?
Otro componente es el fundamento de libertad económica que defendió un incomprendido en
Creo que toda la derecha, incluyendo la directiva
su tiempo, Rodríguez de la Sotta. Para la visión
de republicanos, trabajó en silencio para alcanzar
actual del Estado portaliano parece imprescin-
un acuerdo general de las fuerzas democráticas y
dible Mario Góngora y, asimismo, un referente
tener un nuevo texto constitucional. El Partido
de nacionalismo muy chileno, descontaminado
Republicano, sin embargo, modificó el borrador
de cualquier eco foráneo, Jorge Prat. Son varios
de los expertos con muchos anhelos políticos de
y distintos los afluentes intelectuales, en con-
su gusto, y lo hizo para evitar descuelgues y crí-
secuencia. ¿Cómo omitir a Jaime Eyzaguirre,
ticas de sus ramas extremas, pero, insisto, con
Philippi o Vives Solar, y más tarde Gonzalo Vial?
el propósito de retirar buena parte de todo ello y
O el arraigo a la tierra y a la expresión regional
lograr un acuerdo consensuado desde el PS hasta
de Jaime Larraín, parcialmente recreada hoy en
los republicanos. No se ha dicho demasiado, pero
Renovación Nacional. En nuestros días Jaime
ello estuvo al borde de lograrse. ¿Por qué no ocu-
Guzmán aportó una noción fundamental como
rrió? Por dos motivos: primero, la aguja se había
la consagración a la política, pero es innegable,
corrido en exceso y el retroceso fue más difícil
asimismo, que Onofre Jarpa y Allamand, ambos
que lo previsto; y segundo, un sector duro del
distintos de todos y entre sí, ejercieron una in-
45
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
Jaime Eyzaguirre, Mario Góngora y Julio Philippi son algunos de los referentes intelectuales de la derecha que destaca Zegers.
fluencia de estilo superior, comparada con los designios electoralistas de los movimientos actuales. ¿Qué le parece que puede aprender la derecha del fenómeno Javier Milei? ¿Es un modelo a seguir, o más bien una figura de la que cabría alejarse? Milei representa una reacción desesperada por sesenta años de decadencia argentina y de nostalgia iracunda por la grandeza perdida. Nada que ver con nuestro caso. El justicialismo peronista ha engullido hasta ahora cualquier opción de derecha en el país vecino y, cada cierto tiempo, él mismo se presenta con una cara de derecha económica como fue el gobierno de Menem. La invocación rabiosa a la libertad, y solo a la libertad, no agota para nada el instrumental político complejo que debe manejar un gobierno moderno. Milei es shock, pero una total incógnita mas allá de esta fase. El Presidente Boric ha dicho que no lee diarios. ¿Qué opinión le merece esa declaración y, más en general, la relación del gobierno con la prensa? Me parece un recurso algo ingenuo y carente de verosimilitud. No es lo que él afirma en privado. La relación del gobierno con la prensa solo puede fundarse en el respeto, y así no puede establecerse si hay iniciativas que conculcan o intentan sofocar la libertad de información como el mentado proyecto de la Comisión de Medios.
46
¿Cómo observa la situación de la prensa hoy en
¿Y cómo impacta este escenario en nues-
el país, en comparación con los años en los que
tro país?
dirigió medios? ¿Qué tan optimista es respecto de su capacidad para adaptarse a una realidad
Chile no podía ser ajeno a este proceso, y de un
difícil?
modo tal vez retardado, lo ha experimentado de igual forma. Con todo, los diarios existentes
En Europa y Estados Unidos la prensa ha vivi-
mantienen su plena independencia y su misma
do una crisis profunda como resultado del ago-
línea editorial. La entrega al público natural-
tamiento del modelo de negocios basado en la
mente es distinta, con apenas un cuarenta o cin-
publicidad. Hubo malas decisiones en la compe-
cuenta por ciento del espacio redaccional de hace
tencia por las versiones en internet, y se acos-
cinco años. Pero las marcas de los diarios conser-
tumbró al público a un consumo noticioso casi
van su vigencia y creo que es problema de tiempo
gratuito. El precio por ejemplar se rebajó a un
para que se logre un nuevo modelo de negocios
nivel irrisorio. En paralelo, los gigantes multi-
—con publicidad de imagen y pago real del costo
nacionales de las redes ejercieron una pirate-
de elaboración— para que la prensa asegure su
ría sin freno sobre los contenidos periodísticos,
servicio con la misma potencialidad y liderazgo
mientras concentraron con manejos monopóli-
de pauta. Gradualmente el público aceptará pa-
cos la mayor cuota publicitaria. Vemos recién las
gar el valor de equipos periodísticos costosos,
primeras reacciones consistentes a esta crisis.
pero que le garanticen una selección inteligible de hechos, sin ninguna otra dependencia que la
¿Como cuáles?
del lector. La mejor señal de la salud de la prensa es la saña con que es combatida por los regíme-
Grandes diarios —por ejemplo The New York
nes autoritarios, abundantes ahora.
Times— luego de perder gran parte de su capital, han logrado un aumento espectacular de sus suscripciones en internet conservando la edición en papel, pero ambas con páginas editadas idénticas y la publicidad insertada allí en forma orgánica. Hay diarios europeos fuertes e independientes, mientras otros dependen hace tiempo, lamentablemente, del favor de entidades bancarias o de grandes grupos económicos. Sin embargo, y luego de caídas muy acentuadas, la visión general ofrece más notas optimistas que pesimistas.
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LOS DILE MAS DE L FE MINIS MO C ONTE MPORÁNE O
Dialéctica del conservadurismo IGNACIO STEVENSON
48
H
ace algunos años, en un foro organizado por
el Centro de Estudios Públicos, Felipe Schwember
partido2. Es lo que Gonzalo Vial gritaba, y los ‘conservadores’ no quisieron escuchar.
afirmó: “soy de derecha porque soy liberal y
Ahora bien, si conservadurismo no se identi-
en la medida en que lo soy” . Naturalmente, la
fica con la derecha ni se deriva necesariamente
peculiar autopercepción de Schwember no es
de ella, ¿qué es? ¿Por qué tiene interés en una re-
la única posible. Para efectos de este artículo,
flexión más amplia dedicada a la derecha? ¿Tie-
basta tener en cuenta que ser de ‘derecha’ no
ne alguna relevancia política? En lo que sigue, se
implica necesariamente ser ‘conservador’. La
intentará dar respuesta a cada una de estas pre-
existencia de varias derechas es ya un tópico.
guntas, avanzando desde un esquema dialéctico,
La tesis fue desarrollada hace casi un siglo por
siguiendo el antiguo modelo de razonamiento
René Rémond, y concretada, para el caso chileno,
político conservador: la comprensión herme-
al menos desde el estudio pionero de Teresa
néutica por medio del diálogo.
1
Pereira (1994). En este artículo quiero mostrar que esa impli-
La díada conservador-liberal
cación tampoco se da en el caso inverso. En otras palabras, que ser ‘conservador’ no implica nece-
El año 2016 Axel Kaiser acusaba un “moralismo
sariamente ser de ‘derecha’.
amargo que ve en el mercado un ente corruptor
Izquierda y derecha son términos excluyentes,
de la sociedad civil y de la comunidad”, idea que,
pero relativos, de modo que, por su abstracción y
según él, “no tiene otra base que las predileccio-
generalidad, no terminan por ser una adecuada
nes estéticas de muchos conservadores”. Para
herramienta de análisis. Basta hacer un breve es-
Kaiser, el conservadurismo tendría la “convic-
quema de los avatares del conservadurismo para
ción de que existe algo así como un catálogo del
mostrar el punto: ante la anarquía de la nacien-
buen vivir que les ha sido revelado”, cuando,
te república, el conservadurismo fue orden con
en realidad, la degradación moral tiene su ori-
Portales y Montt; ante el absolutismo liberal, fue
gen en el Estado que “liquida la ética del traba-
defensor de las libertades con Abdón Cifuentes y
jo, cierra espacios a la sociedad civil, castiga el
Carlos Walker; ante la frivolidad oligárquica liberal-radical, fue socialcristianismo con Eduardo Cruz-Coke y Carlos Vial Espantoso. En el tiempo reciente, el conservadurismo fue católico y libremercadista con Jaime Guzmán, lo que no debe confundirse con el contractualismo liberal de Jovino Novoa, que terminó por controlar su
1
Felipe Schwember, “¿Qué significa ser de derecha hoy?”, Puntos de Referencia N°576 (julio de 2021), 13.
2 Alrededor de la figura de Jaime Guzmán se ha generado un debate muy interesante en los últimos años. Al respecto, véase: Daniel Mansuy, “Notas sobre política y subsidiariedad en el pensamiento de Jaime Guzmán”, Revista de Ciencia Política, vol. 36, nº2 (2016), 503-521; y José Manuel Castro, Jaime Guzmán. Ideas y política 1946-1973. Corporativismo, gremialismo, anticomunismo (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2016).
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RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
emprendimiento y desincentiva la familia a tra-
aquello que Kaiser rechaza: una concepción de la
vés de regulaciones, impuestos…” .
naturaleza humana, de la vida buena.
3
La crítica es interesante. Por de pronto, sí ha
Uno de los aspectos que componen la vida
habido muchos conservadores que ven en el
buena es la agencia personal en la realización
mercado un ente corruptor. La tesis fue común
del bien. Sin embargo, si eliminamos la visión
en la primera mitad del siglo XX, pero no es mo-
integral de la vida buena, el principio pierde todo
nolítica. También se encuentran conservadores
sentido; “se vuelve indistinguible del reclamo li-
que han defendido con fuerza la necesidad de
beral por maximizar la autonomía”5.
mercados libres. La síntesis que Jaime Guzmán
El eje de las comprensiones rivales en torno a
logró hábilmente durante su vida política no está
la subsidiariedad no está en el énfasis de la cara
muy alejada de buena parte de la tradición que
negativa o positiva del principio, sino en el fun-
lo precede. Basta pensar en Zorobabel Rodríguez
damento de aquello que consideramos bueno,
durante la segunda mitad del XIX o Héctor Ro-
y, por tanto, normativo, deseable y compartido.
dríguez de la Sotta y Francisco Bulnes en la pri-
La razón de la necesaria acción del Estado está
mera mitad del XX.
justamente en la indigencia de la naturaleza
Diversos autores chilenos han estudiado las relaciones entre conservadurismo y liberalismo
humana, o en su negligencia (que es una forma de indigencia).
económico. Francisco Javier Urbina y Pablo Or-
Esto permite volver sobre la última conside-
túzar, por ejemplo, han planteado la tesis de una
ración de Kaiser: la degradación moral tiene su
falsa contradicción, pues-
origen en el Estado. Con este
to que, en muchos senti-
punto contradice una de las
dos, serían incluso complementarios. Los valores que
El liberalismo no se opone
defiende la tradición conser-
conceptualmente al
vadora se realizan mejor en una sociedad con un Estado muy limitado, y un sistema
conservadurismo, aunque tengan diferencias importantes.
líneas que Urbina y Ortúzar dan por comunes entre liberales y conservadores: el hombre es un ser libre, capaz de bien, pero débil frente al mal, imperfecto. La pregunta por el origen del mal es la
de mercado funciona mejor con una sociedad que acepta ciertos valores de
que nos lleva a la siguiente díada: ¿está el origen
la tradición conservadora, como el énfasis en la
del mal en la imperfección del ser humano o en
familia y los grupos intermedios4.
las estructuras políticas en las que se encuentra
La gran distinción, para Kaiser, consiste en la
inserto?
“revelación” que tendrían los conservadores sobre el catálogo del buen vivir. Esta problemática
La díada conservador-progresista
se ilustra bien en la discusión en torno a la comprensión del principio de subsidiariedad. Tanto conservadores como liberales valoran
El liberalismo no se opone conceptualmente al conservadurismo, aunque tengan diferencias
del principio la pluralidad social en el desarro-
importantes. Lo que realmente se opone al con-
llo de la vida interna de una nación, y la agencia
servadurismo con toda necesidad es el progre-
individual o corporativa frente al absolutismo
sismo. Siguiendo a Aristóteles (De int. 22-34),
estatal. Sin embargo, para la tradición conserva-
podemos distinguir entre una oposición parcial
dora, el fundamento del principio es justamente
y una total. La primera ocurre cuando dos afirmaciones se oponen de modo que no pueden ser ambas
3 Axel Kaiser, “La derecha y los conservadores”, Diario Financiero, 19 de abril de 2016. 4 Francisco Javier Urbina y Pablo Ortúzar, Gobernar con principios. Ideas para una nueva derecha (Santiago: Libertad y Desarrollo, 2012), 69.
50
5 Clemente Recabarren, “Subsidiariedad en el debate constitucional: entre la constitución mínima y la tradición pulverizadora”, Revista Vértice N°2 (diciembre de 2023).
verdaderas (aunque sí pueden ser ambas fal-
anestesiantes códigos de disciplina, creando así
sas). Por ejemplo, si decimos que “todo cambio
cuerpos dóciles, almas obedientes6.
es bueno” y que “algún cambio no es bueno”,
Siendo así, podemos derivar al menos tres
vemos que no pueden subsistir ambas afirma-
elementos del conservadurismo. (i) Nadie tiene
ciones como verdaderas, pero la confirmación de
un conocimiento particular sobre las leyes de la
una no lleva a la negación de la segunda. Queda la
historia; (ii) no existe un ‘estado pleno’ dentro
opción de que ningún cambio sea bueno.
de la historia, sino que somos seres imperfectos
La oposición total se da cuando la afirma-
en sociedades imperfectas; (iii) la política es el
ción de una sentencia lleva necesariamente a la
arte de lo posible, y debe moverse con cautela,
negación de la otra. Siguiendo el mismo ejemplo,
sabiendo que la complejidad de las sociedades y
si aceptamos que “es necesario que todo cambio
de la historia supera siempre nuestra capacidad
sea bueno”, estamos también aceptando la fal-
de aprehenderla.
sedad de que “es imposible que ningún cambio sea bueno”.
A su vez, de estos principios pueden derivarse otros, como (i) es necesaria la deliberación polí-
Nos detenemos en esta consideración, que
tica, puesto que nadie tiene perfecta claridad de
puede ser un poco árida, para salir al paso de la
la situación en la que estamos, ni de aquella a la
idea de que el conservadurismo se definiría úni-
que debemos llegar —aunque sí intuiciones rec-
camente por oposición, y decir lo que algo no
toras—; (ii) por su imperfección, el hombre es
es, no nos dice casi nada de aquello que es. Este
capaz del bien y del mal, y debe actuar responsa-
argumento no es procedente cuando se anali-
blemente dentro de un marco regulatorio; (iii) el
za la diferencia entre la oposición parcial, que
poder político, por su parcial ceguera, debe estar
se da con el liberalismo, y la total, que se da con
siempre sujeto a límites.
el progresismo.
La filosofía conservadora no indica si debe ha-
Dicho en otras palabras, si el progresismo pro-
ber un sistema unicameral o bicameral, o si la
pone la revolución como método de cambio so-
reforma tributaria debe inclinarse a uno u otro
cial, eso sí es indicativo a la hora de entender el
lado. Tales asuntos dependerán del razonamien-
conservadurismo. Nos dice, justamente, que el
to práctico de quienes gobiernan: de la pruden-
modelo de cambio social debe ser lo contrario a
cia política.
la revolución: reforma, gradualidad.
Como puede verse, el conservadurismo no es
Ahora bien, el progresismo puede entender-
simplemente una nostalgia por el pasado, cosa
se de dos maneras. En su versión vulgar o ‘dé-
que, en todo caso, podría ser también revolucio-
bil’ implica simplemente una preferencia por
naria, como ocurre con el caso de Rousseau. Es
el cambio social, aparejada a la urgencia de su
primordialmente una toma de conciencia de la
consecución. En su versión ‘fuerte’ implica (i)
limitación del hombre y, por tanto, de los rea-
el conocimiento que tendría un grupo sobre las
les alcances de su actuación política. Es, a fin de
leyes de la historia, (ii) un fin intramundano de
cuentas, una filosofía de la prudencia.
la sociedad, en el que estaría la felicidad plena,
Sí debe aceptarse, sin embargo, que el con-
y (iii) la posibilidad de acelerar la dinámica de
servador es naturalmente menos “audaz” para
la historia para llegar cuanto antes a ese paraíso
el cambio, cosa que en la vida política puede ser
terrenal. Esta es, básicamente, la argumentación
peligrosa. ¿Hasta cuándo espera mejores pensio-
que se encuentra en revolucionarios como Ro-
nes un adulto mayor; un trabajador por el respe-
bespierre o Lenin. Un esquema similar se aprecia
to a sus condiciones laborales; un estudiante por
también en Foucault, para quien el mal se en-
su educación?
cuentra en las instituciones sociales que luchan con siniestra eficacia por supervisar y controlar al individuo, para neutralizarlo por medio de 6 Cf. Michael Foucault, Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión (Buenos Aires: Siglo XXI, 2008).
51
52
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
La díada conservar-proponer Como vimos en el apartado anterior, el conser-
son los hábitos los que guían nuestros juicios
vador no busca simple y acríticamente ‘con-
sobre lo bueno. De esto se desprende también
servar’. Una manera de explicar este asunto es
la preminencia de la cultura y la educación por
romper con el viejo mito de que el conservadu-
sobre la política, idea que, por lo demás, puede
rismo comienza con Edmund Burke y su crítica
verse también en pensadores tan dispares como
a la Revolución Francesa. Si fuera así, parecería
Rousseau y san Agustín. La habituación, conti-
que todo el conservadurismo debería reducirse a
núa Aristóteles, lleva a los ciudadanos a obrar
volver a las instituciones del Antiguo Régimen.
virtuosamente, simplemente por el placer de
El modelo de razonamiento político conservador se retrotrae a los orígenes del pensamiento
obrar bien. Son los hábitos los que construyen el clima político; es la tradición (Pol. II.8).
filosófico. Viene de la crítica platónica a los so-
Esta tradición de pensamiento, ya concep-
fistas por su intento de descuajar la persuasión
tualizada, alcanza una cumbre importante en la
política de la noción de bien; de la imposibilidad
hermenéutica filosófica. La prudencia se traduce
de incluir la mejor solución para cada caso desde
en Heidegger como la tríada facticidad, finitud e
una previsión general, advertida por Aristóteles
historia (SZ §72) y es decididamente desarrolla-
(At. Const. IX.2), así como de la necesaria unión
da por Gadamer, orientado desde la conversa-
entre prudencia y bondad (EN, VI.12); del conoci-
ción socrática8.
miento de la propia historia como fundamento de
Para Heidegger, antes de cualquier acceso fi-
la prudencia, puesta de relieve, entre otros, por
losófico o científico, está el mundo de la vida.
Cicerón (Rep. II.2). La lista podría traspasar prác-
Siempre vemos las cosas dentro de un contexto
ticamente toda la historia de la teoría política.
de significatividad. Por ejemplo, si me encuentro
Sí es cierto, como afirma Russell Kirk, que el
un cuchillo en la cocina o en la mano de un de-
conservadurismo solo se expresa de manera ex-
lincuente en medio de la noche, mi reacción será
plícita cuando se ve obligado a reflexionar ante
completamente distinta, porque el cuchillo se me
el proceso revolucionario que se desencadena en
aparece según el contexto en el que está inserto.
Francia. Pero la toma de conciencia no es lo mis-
Nuestro estar en el mundo quiere decir insertos
mo que la invención.
dentro de ese contexto de significatividad. Estar
Antes que la letra, está el espíritu; antes que la
en un mundo abre un horizonte de comprensión,
ley, la costumbre. Este es también un principio
un abanico de posibilidades, y, al mismo tiempo,
del conservadurismo, que avanza construyen-
cierra otras. Esa sustracción de mundos alter-
do desde lo existente; desde el alma de la tierra
nativos es la que me permite actuar conforme a
y no por meras abstracciones . Esta es la razón
prioridades. Proyectamos un sentido particular a
por la que el mismo Burke afirma que, mientras
las cosas según el contexto en que nos encontre-
más completamente se conozca y compren-
mos insertos. Por eso —por el acceso precientí-
da esta tradición política, sus entrañas estarán
fico al mundo— la idea de construir desde cero es
más a nuestra disposición, y es menos proba-
absurda para Heidegger.
7
ble que abracemos las ilusiones que aguardan
Aquí es donde encontramos el paso a Gadamer.
al ignorante o al imprudente, con aquella ilu-
El mundo griego, por ejemplo, ofrece ciertas po-
sión de que podemos progresar sin una tradición
sibilidades al tiempo que cierra otras. Lo mismo
de conducta.
ocurre para el contexto romántico francés o para
Esta idea ya estaba presente en Sócrates, en su
el Chile contemporáneo. La cultura se transfor-
enseñanza de la anterioridad de los hábitos sobre
ma en guía, conduce al individuo en su actuar
los juicios (Apol. 19a), y en Aristóteles, para quien
7 Jaime Eyzaguirre, Fisionomía histórica de Chile (Santiago: Universitaria, 2013), 164.
8 Hans-Georg Gadamer, “On the Origins of Philosophical Hermeneutics”, Philosophical Apprenticeships (Cambridge, MA: The MIT Press, 1985), 179.
53
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
diario. La propuesta de Gadamer es una respues-
de un pasado que debe ser reformulado desde las
ta al objetivismo de la primera modernidad. Es
preguntas, las esperanzas y el carácter propio de
imposible pretender una aplicación directa de
cada tiempo.
ideas “científicas” al campo de la acción huma-
En nuestros tiempos, por ejemplo, Juan Pablo
na. La ética y la política están transidas de há-
II ha afirmado que la cultura es la que da razón de
bitos imperceptibles de los que hay que hacerse
la superioridad del hombre frente al mundo. Por
cargo. Toda comprensión se inserta dentro de la
eso, el hombre no puede estar fuera de la cultura.
circularidad entre el acto de comprender y lo que
Esta identidad, sigue el pontífice, supone tanto
se asume en el comprender.
la preservación como la reformulación en el pre-
No es posible abstraerse y entender lo ocurrido
sente de un patrimonio pasado, que pueda así ser
desde la objetividad plena. La racionalidad no se
proyectado hacia el futuro y asimilado por las
da nunca en estado puro; está siempre radicada
nuevas generaciones. Este es el fundamento y la
en una facticidad preexistente y en un contexto
conjugación entre identidad y progreso9.
histórico indudablemente unido a la pasividad
Esta necesidad de actualización constante es la
del prejuicio y la tradición. Ahora bien, el hecho
dimensión a menudo olvidada del conservadu-
de que la “racionalidad pura” esté precedida de
rismo, y la que a menudo lo condena a la irre-
la propia biografía no deriva en un relativismo
levancia política. El conservadurismo, es cierto,
que niega la posibilidad de conocer la verdad.
no es primariamente político, pero sin duda tiene
Simplemente pone de relieve que el modo de co-
una dimensión política. Es un pensamiento, como
nocer la verdad tiene que hacerse cargo también
afirma Mannheim, que se adhiere a lo real y con-
del lugar del sujeto en la historia y en el mun-
creto; avanza mejorando su presente sin destruir
do. Nuestros prejuicios deben ser examinados,
el sistema en su conjunto y trata de compren-
debemos volver reflexivamente sobre ellos para
der la norma de acuerdo a la realidad. Pero no se
afirmarlos o negarlos, una vez confrontados con
queda ahí. Para el conservadurismo, la sociedad
la realidad. Lo que es imposible es pretender no
descansa en entidades orgánicas como la familia
tener prejuicios, y actuar como si nuestra apro-
o las corporaciones, y no en unidades aglomera-
ximación a los asuntos humanos fuera comple-
das como las clases de los revolucionarios10. Este
tamente “objetiva”.
segundo punto es el que debe servir de guía para
El modo de acercarme a la posibilidad de un
la relevancia política del conservadurismo.
gobierno fuerte, por ejemplo, dependerá en buena medida de mi experiencia previa con la
Díada derecha-conservadurismo
autoridad. Sin tomar en cuenta esta experiencia previa, cualquier intento de conversación estará
En nuestros días, el término ‘derecha’ se desve-
condenada al fracaso.
la fundamentalmente desde sus referentes. Así,
No se niega la posibilidad del conocimiento,
uno podría decir que ser de derecha es algo así
sino que se pone alerta en la limitación del en-
como votar por el Partido Republicano, RN o la
tendimiento humano, y la necesidad del diálogo
UDI; identificarse con uno u otro político; o ser
y la comprensión. Debe ser uno capaz de ver las
heredero de algún histórico ‘derechista’. Eso, sin
cosas desde el punto de vista del otro, fusionan-
embargo, no es el conservadurismo.
do horizontes.
Dentro del espectro que podría llamar-
Para el revolucionario, dice Gadamer, la tra-
se derecha, hay dos grupos con los que el
dición no tiene justificación racional y, por lo
conservadurismo mantiene cauta distancia: (i) el
tanto, está privada de toda legitimidad y debe
pragmatismo puro, que no tiene más leyes que
ser abolida. Sin embargo, el carácter pretemático de la tradición no implica que sea ‘irracional’. Más aún, en la tradición conservadora, se encuentra constantemente la necesidad de actualizar lo heredado. La tradición es la herencia
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9 Juan Pablo II, Discurso pronunciado en el Encuentro con el Mundo de la Cultura en la Casa Central de la Universidad Católica de Chile, 3 de abril de 1987. 10 Karl Mannheim, Ensayos sobre sociología y psicología social (México: FCE, 1963), 119 y ss.
las de mantenerse en el poder; y (ii) el utopis-
Por último, la valoración de lo recibido se
mo que ve toda negociación como una traición.
concreta en la asimilación crítica desde la pro-
Naturalmente, ninguno de esos dos grupos tiene
pia época, fuente de creaciones particulares y
posibilidad de agencia política real. El conser-
atingentes. Desde la actualización permanente
vador entiende que es necesario gobernar sin
de lo recibido, la prudencia derivada de nuestra
perder de vista la razón por la que se gobierna.
limitación, y el reconocimiento de principios
Sabe, a su vez, que gobernar implica avanzar dos
inmutables de derecho natural, puede y debe
pasos y retroceder uno; negociar. Eso no impli-
estructurarse un discurso global y con agencia
ca la renuncia a un principio, sino a su defensa
política efectiva.
en un determinado momento. El equilibrio entre
El ejemplo más natural es la promoción de la
ambos no es fácil, ni es posible de encasillar en
familia, desde la que pueden articularse prácti-
estructuras generales.
camente todos los asuntos sociales, tomándola
Si volvemos a las preguntas iniciales, podemos
como criterio. Desde la responsabilidad finan-
decir que el conservadurismo no es una ‘ideolo-
ciera hasta la ley de las cuarenta horas pueden
gía’, sino una tradición intelectual que propone
leerse desde este punto. Lo mismo ocurre con
un modelo de razonamiento político opuesto al
la regulación urbana, la flexibilidad del trabajo
revolucionario. El conservadurismo reconoce la
presencial, las cargas impositivas que estemos o
existencia y cognoscibilidad del bien, derivado de
no dispuestos a traspasar a las familias (el IVA,
la naturaleza humana, de donde se muestra tam-
por ejemplo) y un largo etcétera.
bién la limitación e imperfección del ser humano.
Una de las grandes críticas que han caído sobre
Esta capacidad para conocer los principios natu-
la derecha en la historia reciente de Chile es que
rales de aquello que se debe hacer, se oscurece en
se refugia en utopismos incapaces de gobernar
la medida que se desciende a la contingencia.
o que se rinde ante un pragmatismo incapaz de
De ese modo, la cautela política promovida por
convocar. La promoción de la familia, derivada
los conservadores prefiere la reforma a la revo-
del conservadurismo, se ofrece como criterio de
lución, porque entiende que la realidad siempre
unidad narrativa que dota de sentido la multipli-
supera nuestra capacidad de comprenderla, sobre
cidad de asuntos sociales que deben enfrentarse
todo en sus ámbitos más prácticos y concretos,
desde la sede política. La derecha no haría mal en
imposibles de aglutinar en principios generales.
revisitar una de las tradiciones políticas que his-
Los cambios políticos son primero cambios cul-
tóricamente han reportado mayores beneficios
turales, y no arreglos legales. Enfrentar los há-
para la vida social.
bitos por medio de la educación constituye el corazón de la propuesta política conservadora.
Ignacio Stevenson es director ejecutivo de la Editorial Tanto Monta y profesor en la Escuela de Administración Pública en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es licenciado en historia y en filosofía por la Universidad de los Andes.
55
LOS DILE MAS DE L FE MINIS MO C ONTE MPORÁNE O
Sofía Correa Sutil, historiadora: “La derecha se define a partir del desafío que le presenta la izquierda”
Fotografía: Sofía Yanjarí
POR ÁLVARO VERGARA
56
Los cambios que el siglo XXI ha implicado para el mapa político chileno,
la modernización capitalista y la gravitante figura de Diego Portales son
algunos de los temas que aborda en esta entrevista la historiadora Sofía Correa Sutil, quien sostiene que es más apropiado hablar de “las derechas”. “Ni Alberto Edwards, ni Francisco Antonio Encina, ni Mario Góngora son patrimonio de un ‘corpus doctrinal’ de derecha”, afirma la autora de Con las riendas del poder. La derecha chilena en el siglo XX. Sobre el peso de la dictadura en su historia, Correa es enfática: mientras el sector no lo procese adecuadamente de cara al país, le será imposible proyectarse de modo robusto hacia el futuro.
¿DERECHA? ¿CUÁL DERECHA? ¿Qué identifica a una persona de derecha? ¿Los
1971 la nacionalización del cobre). A la vez, tam-
valores, el Estado, la nación, el mercado?
bién podría decirse eso de las fuerzas políticas de centro, el Partido Radical y la Democracia Cris-
No es posible definir a la derecha a partir de una
tiana. Lo mismo ocurre con la antítesis orden/
línea de pensamiento o de un conjunto de valores.
desorden, aunque las derechas tienden a valorar
Se trata de un lugar en el espacio político, cuyos
el orden social.
contenidos varían en el tiempo. Como expliqué en mi libro Con las riendas del poder, la derecha se
¿Hay, en la historia de la derecha, liderazgos
define a partir del desafío que le presenta la iz-
que le hablen al Chile actual? ¿En qué medi-
quierda o, más bien, las izquierdas. En la historia
da se pueden incluir figuras incómodas, como
política de Chile ello ocurre en la década de 1930
aquellas que tuvieron un rol relevante en la
y, a partir de entonces, la mayor parte del tiempo
dictadura?
corresponde hablar de derechas en plural y no de “la” derecha en singular.
En el siglo XXI, Chile es muy distinto a lo que fue en el siglo XX. La sociedad ha cambiado pro-
Pero ¿qué defienden las derechas?
fundamente, hay una grieta generacional que presenta enormes desafíos, los que aún no com-
Habiendo aclarado ese punto medular, es posible
prendemos en toda su magnitud. Mal podrían los
afirmar que las derechas defienden la propiedad
líderes que forjaron el siglo XX hablar al Chile
privada (aunque en la década de 1960 impulsaron
actual, sean estos de derechas, de izquierdas o
la primera ley de Reforma Agraria y aprobaron en
del centro. 57
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
Con respecto a la herencia de la dictadura, las
Desde el polo opuesto, Gabriel Salazar ha ca-
derechas de hoy no pueden esquivar el bulto; lo
racterizado a Portales como un representante
más sano sería asumirlo, procesarlo, explicar-
de los mercaderes de Santiago que se imponen a
lo. Mientras no hagan eso, de frente a su pro-
sangre y fuego para derrotar y reprimir al pueblo
pia gente y al país, les seguirá pesando como
que comenzaba a ejercer su soberanía.
una piedra que les impide caminar con soltura hacia adelante, sea lo que venga en el futuro. De
Por lo tanto, no podemos hablar de “la” figura de Portales.
nada les servirá que uno u otro de sus liderazgos diga que votó No en el plebiscito de 1988, pues en
En Chile hay una importante tradición historio-
el fondo, al salvar su pellejo de este modo, está
gráfica conservadora, en la cual encontramos a
entregándole a todo el resto de la derecha el peso
autores como Francisco Antonio Encina, Alber-
de la culpa.
to Edwards o Mario Góngora. Ese pensamiento, ¿es parte del corpus doctrinal de la derecha ac-
MITOS DE LA DERECHA HISTÓRICA
tual o va por otro camino?
¿Qué tan importante es la figura de Diego Por-
La influencia de Edwards, Encina y Góngo-
tales en la derecha de hoy? Pienso sobre todo en
ra se extiende más allá de un pensamiento de
situaciones de crisis, en las que la derecha in-
derechas. Alberto Edwards influyó en Encina
tenta encarnar al ‘partido del orden’.
y, entre muchos otros, en los dirigentes de la Falange Nacional y particularmente en Eduardo
La figura de Diego Portales la conocemos media-
Frei Montalva, quien escribió la continuación de
da por los historiadores que han buscado inter-
la historia de los partidos políticos de Edwards
pretar el sentido de su actuación.
y la publicó como si fuera una obra conjunta de
Así, para Alberto Edwards, Portales sería un
Alberto Edwards (ya muerto) y Eduardo Frei.
genio al nivel de la historia universal, que lo-
Hasta el día de hoy se escucha hablar a políticos,
gró que el país completo se compenetrara de
incluso de izquierdas, de “la fronda” o de actitu-
su visión política, por sugestión, dejando atrás
des frondistas. Encina fue influyente en figuras
de este modo la “anarquía” posindependencia,
de izquierda como Aníbal Pinto Santa-Cruz, cuya
abrazando el orden como supremo valor polí-
interpretación sobre el siglo XIX en su obra Chile.
tico. Para Edwards, esta sería una construcción
Un caso de desarrollo frustrado, descansa entera-
histórica perecedera, pues la fronda aristocrática
mente en Encina. En cuanto a Góngora, sucede
inevitablemente se rebelaría contra el Estado en
lo mismo: pocos son los políticos que no se su-
Forma y terminaría por desarticular la creación
man a su interpretación sobre las planificaciones
portaliana en distintas fases marcadas por 1861,
globales, sin tener mucha claridad, me imagino,
1891, 1924. Edwards apostó a que Ibáñez, en 1927,
sobre lo que quería decir Góngora.
fuese capaz de reconstruir la creación portaliana,
Por lo demás, Góngora es sobre todo un an-
recuperando el orden político y social. Alcanzó a
tiliberal que integró grupos tan opuestos como
ver el ruinoso final de esa dictadura.
la Falange Nacional y el Partido Comunista, y
Mario Góngora se suma a esta interpretación
quien, si bien tuvo cargos de importancia en la
de Edwards. En cambio, una visión opuesta pre-
Universidad de Chile durante la dictadura, en la
senta Alfredo Jocelyn-Holt, para quien Portales
década de los ochenta manifestaba públicamente
es un liberal autoritario que confía en “el peso de
su oposición a las políticas neoliberales que ca-
la noche”, que es la sumisión social, para poder
racterizaban al régimen y que eran apoyadas por
asegurar el orden político y social, sabiendo que
las fuerzas de derecha.
la fuerza es un instrumento circunstancial que
En suma, ni Alberto Edwards, ni Francisco An-
no da frutos a mediano ni largo plazo. Para Jo-
tonio Encina, ni Mario Góngora son patrimonio
celyn-Holt, Portales es un “escéptico del poder”
de un “corpus doctrinal” de derecha.
que confía en soluciones racionales.
58
¿Qué opina de la tesis de la fronda aristocrática
no le quita méritos a la genialidad de Alberto
de Alberto Edwards? ¿Cree que dicha tesis sigue
Edwards como historiador.
interpelando al Chile de hoy? Suele decirse que la derecha economicista que La tesis de Alberto Edwards en La fronda aris-
ha promovido la economía de mercado es una
tocrática en Chile contiene una morfología de la
novedad en la tradición chilena. ¿Es cierto que
decadencia y la apelación a revivir a Portales. En
no tiene precedentes en la tradición? Pienso
esta morfología se pasa de una etapa “anárquica”
en el siglo XIX en Chile, donde un economista
(posindependencia) al orden virtuoso gracias a
como Jean Gustave Courcelle-Seneuil aboga-
un hombre extraordinario que es Diego Portales.
ba por una banca libre. Además, figuras como
La estabilidad política va acompañada de cre-
José Victorino Lastarria y otros se acercarían al
cimiento económico y progreso social. Pero, en
francés, adoptando elementos de su visión po-
la visión de Edwards, inevitablemente la fronda
lítico-económica.
aristocrática se rebela contra el Estado en Forma, y organizada en partidos políticos logra compar-
Mi libro Con las riendas del poder tiene como tesis
tir el poder con el Estado entre 1861 y 1891 para
central que la derecha chilena desde mediados
luego imponerse al Estado. Como después de
del siglo XX —1950, precisamente cuando Jor-
1891 se conservan aún las jerarquías sociales y la
ge Alessandri debe renunciar al Ministerio de
obediencia, afirma, se preserva el Estado en For-
Hacienda—, adhiere a políticas tendientes a
ma, hasta 1920-1924 cuando
una modernización capita-
este es destruido. Solo cabe
lista, con mercados abiertos,
entonces recuperar el país con un nuevo Portales, que él creyó podía ser Carlos Ibáñez. En esa lectura, la decadencia viene de la mano de
Con respecto a la herencia de la dictadura, las derechas de hoy no pueden esquivar el bulto; lo más sano sería asumirlo,
los partidos políticos.
procesarlo, explicarlo.
¿Y cuánto le habla esto al presente?
obviamente. Señalé que, debido a esa opción por la modernización capitalista, los partidos de derecha llevaron dos candidaturas en la elección presidencial de 1946, cuando el candidato del Par-
tido Conservador propuso una opción socialcristiana no capitalista.
Si usted extiende esta tesis a toda la historia de Chile hasta el presente, en primer lugar, no está
¿Y era efectivamente novedosa dicha opción
haciendo historia, no está mirando las especi-
por la modernización capitalista?
ficidades de cada tiempo histórico. Pero, sobre todo, está suponiendo que toda la historia polí-
En el siglo XIX, la élite dirigente chilena es, sin
tica de Chile se juega en una tensión entre anar-
fisuras, liberal en lo político y en lo económico.
quía y orden. En tercer lugar, está suponiendo
La primera medida que toman en la Patria Vieja
que cualquier crisis política se resuelve apelando
es la apertura de los puertos chilenos al comer-
a un hombre que imponga el orden por la fuer-
cio internacional. Durante todo el siglo XIX el
za. No es de extrañarse entonces que la dictadu-
Estado se financió con los impuestos aduaneros.
ra hiciera uso de esta interpretación de Edwards
El cierre del comercio internacional es una con-
para intentar construir una legitimación históri-
secuencia de la Gran Crisis de 1929, y ocurre en
ca apareciendo como solución “portaliana” a la
todo el mundo. Con la particularidad de que en
anarquía que habría derrotado.
América Latina se adopta, además, el modelo de
Espero que no haya fuerzas políticas en Chile
industrialización sustitutiva de importaciones,
que estén siendo inspiradas por esta forma de
lo que conlleva un apoyo a la industria nacional
interpretar la historia, la cual, por otra parte,
con medidas proteccionistas. Esto implicó la intervención del Estado en todas las variables de la
59
60
economía nacional y, en consecuencia, una altísima inflación.
entre políticas económicas monetaristas y las transformaciones del Estado de carácter neoliberal. En todo caso, las políticas neoliberales
En Con las riendas del poder usted explica que la
no existieron en ningún país antes de la década
derecha adopta una especie de consenso hacia
de 1970.
el capitalismo durante la candidatura de Jorge Alessandri Rodríguez. Pero ¿cree que la reforma del Estado llevada a cabo por la dictadura
DERECHA, CENTRODERECHA Y NUEVAS TENDENCIAS
rompió con la tradición de la derecha chilena? En Con las riendas del poder usted percibe que Efectivamente, en mi libro muestro cómo el Par-
los partidos actuales de la derecha tienen ras-
tido Liberal, y después también el Conservador,
gos semejantes a los partidos Liberal y Conser-
bajo el liderazgo de Jorge Alessandri (entonces
vador. ¿De qué manera se ha configurado esa
presidente de la CPC), fueron elaborando un pro-
influencia en el actual panorama más complejo
yecto de modernización capitalista que implica-
de los partidos de derecha?
ba una mayor inserción del país en la economía mundial y un paulatino relajo de las medidas
La primera edición de ese libro es de 2005. En-
proteccionistas e intervencionistas del Esta-
tonces yo mostré paralelos entre el viejo Parti-
do. Ello tiene como antecedentes las propuestas
do Conservador y la UDI, así como entre el viejo
de la llamada Misión Klein-Saks (1955-1957).
Partido Liberal y Renovación Nacional. Sin em-
Paralelamente, los jóvenes que fueron a estu-
bargo, hoy en día han cambiado mucho estos
diar un posgrado en economía en la Universidad
partidos y han aparecido otros referentes en
de Chicago se convencieron de las virtudes de la
el campo de las derechas. Pienso que hoy no se
economía monetarista, la que, en base a las ma-
sostiene tan claramente este paralelo, como sí
temáticas, era conceptuada como la forma cien-
se sostenía a comienzos de la década del 2000.
tífica de acercarse a la disciplina. El propósito de
El siglo XXI ha traído un cambio en el sistema de
los llamados Chicago Boys era modernizar los
partidos chileno.
estudios de economía en Chile. Pero como sucede siempre en estas latitudes, se involucraron pri-
¿Ve alguna densidad intelectual o aspectos va-
mero en política universitaria, inevitablemente,
liosos en los nuevos cuadros intelectuales de la
y también entraron al debate económico nacio-
derecha liberal y conservadora?
nal. Hicieron planteamientos monetaristas para el programa presidencial de Jorge Alessandri en
¿Qué es una derecha conservadora en el Chile de
1970, los que fueron descartados por el comando
hoy? ¿Qué intenta conservar? El Chile tradicio-
de esta candidatura por considerarlos política-
nal que se prolongó por el siglo XIX hasta gran
mente inviables. De modo que los Chicago Boys
parte del XX se terminó con la Reforma Agraria y
no se involucraron en política partidista, aun-
con la modernización capitalista neoliberal. Allí
que se mantuvieron cohesionados trabajando
no hay nada que conservar. ¿Qué es una derecha
los problemas económicos del país. Luego pre-
liberal en el Chile de hoy? ¿Liberal en lo econó-
pararon un programa de cambios económicos
mico? Toda la derecha lo es, e incluso también
para el gobierno que viniese después de la UP,
sectores políticos de izquierdas son liberales
llamado El Ladrillo, una historia bastante cono-
en lo económico. ¿Liberal en lo político? Si así
cida. Propusieron cambios económicos orienta-
fuera, ¿con qué contenidos diferentes a los de la
dos a la liberalización de los mercados. La refor-
democracia constitucional de Occidente? ¿Libe-
ma del Estado, las llamadas modernizaciones,
ral en las formas de relaciones interpersonales
son posteriores, y no vienen necesariamente
cotidianas? Si así fuera, ¿constituye aquello un
de los Chicago Boys. Es conveniente diferenciar
programa político?
61
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NTRE V IS TA
¿Qué opina del auge del Partido Republicano?
forma de disuasión. Esto ha resultado novedoso
¿Tiene esta nueva fuerza arraigo en la tradición
en Chile. Está por verse si Milei podrá introducir
histórica de la derecha?
cambios radicales a la economía y si estos podrán mostrar resultados al menos a mediano plazo,
Mi impresión es que el Partido Republicano es
para poder sostenerse políticamente.
muy del siglo XXI, responde a coordenadas que se manifiestan actualmente tanto en Europa
¿Y Bukele, qué representa?
como en Estados Unidos y América Latina. Además, pienso que aún está por verse cómo será la
Bukele, en cambio, responde al desafío de la
actuación política de este nuevo partido, que está
seguridad y el orden público frente a bandas de-
todavía en proceso de decantación.
lictuales que tenían tomado El Salvador. Para enfrentarlas, recurrió a la represión y ello abrió la
¿Cómo interpreta el fenómeno de la derecha
puerta a la arbitrariedad y a la violencia estatal.
outsider? ¿Ve que la incertidumbre económi-
Bukele debería ser tan incómodo a las derechas
ca, la crisis de seguridad y la desconexión de la
chilenas como Chávez-Maduro lo ha sido para el
clase política están asentando las condiciones
Socialismo Democrático. Es decir, no veo cómo
para un gobierno como los de Nayib Bukele o
las derechas chilenas pudiesen concebir a Bukele
Javier Milei en Chile?
como parte de su universo político.
En la pregunta se da por supuesto que Bukele y Milei son semejantes, y que ambos son parte de la derecha latinoamericana. No concuerdo con esa premisa. No sabemos aún cómo será la presidencia de Milei, pero todo indica que su preocupación fundamental es la economía argentina que está destruida, por lo que está dispuesto a introducir cambios sustantivos, contra viento y marea, en la línea de la liberalización de los mercados y la restricción del gasto público, que en Argentina tiene un componente populista y clientelista. Al enfrentarse a las protestas sindicales en las calles, Milei no ha pretendido recurrir a la represión sino más bien al castigo económico como
62
Con las riendas del poder. La derecha chilena en el siglo XX Sofía Correa Sutil Debolsillo, 2011 361 páginas
La (no) renovación: crisis de la derecha universitaria MARÍA ASUNCIÓN POBLETE
63
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
L
as universidades no solo funcionan como
política estudiantil y sus orgánicas padecen un
espacios de formación profesional o de búsqueda
fuerte proceso de deslegitimación. Uno de los
del conocimiento, sino también como entornos
ejemplos más patentes de aquello es la FECH, que
de aprendizaje político altamente exigente
hace años no alcanza los quórums mínimos de
que permiten a un selecto grupo transitar
elección. La FEUC, en cambio, mantiene una par-
desde la política universitaria hacia la élite
ticipación relativamente alta. A su alrededor han
política nacional. En el Chile de hoy nadie
proliferado múltiples movimientos políticos,
puede desmentir esa realidad. Al fin y al cabo,
e incluso algunos han logrado institucionalizar-
el propio presidente Boric fue un dirigente
se como partidos propiamente tales. Destacan
influyente, protagonista de la toma de la
entre ellos la Falange Nacional, el MAPU, la Iz-
Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y
quierda Cristiana, el Movimiento Gremial (que
de las masivas movilizaciones de 2011. Los datos
dio origen a la UDI) y Revolución Democrática
también avalan esa idea: un estudio realizado
(fundado por exdirigentes de la Nueva Acción
en 2013 evidenció que el 44% de los miembros
Universitaria, NAU). Este último grupo es espe-
de la élite política perteneció previamente a
cialmente relevante hoy, pues de ahí proviene la
organizaciones estudiantiles, llegando el 80%
izquierda que nos gobierna. En segundo lugar,
de ellos a ser dirigentes de las mismas1. En el
porque el presente artículo pretende abocarse al
caso de la dirigencia de la Pontificia Universidad
estudio de la otra cara de la moneda, la derecha
Católica, un 55% de los líderes estudiantiles
estudiantil que perdió terreno frente a los refe-
posteriormente ocuparon cargos relevantes en
rentes de izquierda que forzaron un recambio
la política nacional2. Esta cifra se debe a diversas
generacional en su propio sector. Y si el objetivo
características de la política en la UC que, vistas
es analizar las raíces universitarias de la derecha
en su conjunto, la convierten en un espacio
chilena, es imprescindible enfocarse en la Uni-
idóneo para experimentar y poner a prueba las
versidad Católica, su cantera histórica. Hay un
actividades políticas del futuro3.
eslabón perdido en la derecha, y no porque esta
¿Por qué destacar el caso de la Universidad
no existió o no se movilizó. Por el contrario, su
Católica? Por dos razones. En primer lugar, la
historia reciente es intensa y turbulenta, pero diversos eventos hacen difícil identificar a los
1
Gonzalo de la Maza, “De la élite civil a la élite política: Reproducción del poder en contextos de democratización”, Polis 12(36) (2013), 67-100.
2 Micaela Lobos, “La influencia de las organizaciones políticas universitarias en la formación de élites políticas en Chile: El caso de las federaciones de estudiantes de la Universidad de Chile y Universidad Católica”, Revista de Ciencia Política 52(2) (2014), 157-183. 3 Mario Fergnani, Cristóbal Villalobos y María Luisa Quaresma, “La construcción del capital político en una universidad de élite”, Universum 37(1) (2022), 174.
64
contemporáneos del Frente Amplio al otro lado del espectro. El Movimiento Gremial y la FEUC como cantera El Movimiento Gremial nace en la Escuela de Derecho de la UC el año 1966 y se configura como un movimiento de alcance universitario en medio de la efervescencia y politización que rodeaba la reforma universitaria, a la cual se oponía. El colectivo tuvo rápido éxito y se consolidó como
la fuerza principal de la derecha universitaria
alrededor del aborto. La FEUC gremialista de
durante la Unidad Popular. Durante el régimen
2008 tomó con fuerza la bandera provida den-
militar mantuvo el control de la FEUC y por sus
tro y fuera de la UC, posicionándose como un
filas pasaron muchos de los futuros líderes de
actor político influyente. Esa campaña moles-
la derecha, como Andrés Chadwick, Hernán La-
tó a las fuerzas de izquierda agrupadas en “La
rraín, Juan Antonio Coloma y Cristián Larroulet.
Coordinadora”, cuyo dirigente Miguel Crispi,
La FEUC de la transición, que comienza en 1985
en ese entonces alumno de sociología y actual
con la primera elección democrática de federa-
asesor del segundo piso, encabezó una petición
ción desde 1973, se caracterizó por la alternancia
para destituir a dos miembros de la Federación.
en el poder entre la centroizquierda universita-
Su ofensiva terminó por aglutinar a las fuerzas
ria y el gremialismo, que demostró que podía ser
existentes de centroizquierda en torno a un nue-
competitivo en democracia y dejar atrás los fan-
vo movimiento: la Nueva Acción Universitaria,
tasmas de sus federaciones designadas. Mantu-
que buscó posicionarse como de “centroizquier-
vo el monopolio dentro de la derecha y continuó
da, pero no Concertación”.
operando como cantera de futuros líderes. Sin
Pocos meses después de su fundación, el NAU,
embargo, hacia fines de la década de los 2000, el
con Crispi a la cabeza, impidió una tercera Fede-
desgaste gremialista y los crecientes esfuerzos
ración gremialista consecutiva, movilizando la
de la izquierda por plantear una alternativa ca-
energía de los ciclos de protestas estudiantiles
paz de disputar la federación, terminaron con los
de 2006 y 2008. Años después, el episodio sería
años dorados del MG.
incluso destacado por el militante UDI y exdirigente gremialista Máximo Pavez:
La irrupción del NAU La nueva izquierda universitaria que propuso La configuración del actual panorama político en
el NAU, que logró ubicarse de manera muy in-
la UC comienza con la última FEUC de esa ‘edad
teligente como alternativa tanto a la extrema
de oro’ gremialista, presidida el año 2008 por
izquierda (…) como a una Concertación uni-
Felipe Bettancourt. Durante esos años ya existía
versitaria moribunda, generó un cambio en la
cierta autocrítica en sus filas, cuya premisa de
UC (…): una imagen refrescante con una sólida
autonomía de los cuerpos intermedios y su no
capacidad de gestión (…), discurso novedoso,
instrumentalización devino en un modelo me-
sintonía —al menos aparente— con ciertos
cánico y despolitizante que se escudaba mucho
sectores de la ciudadanía5.
en su historia y en el fantasma de Guzmán para evitar reflexionar acerca de su rol en el Chile pos-
Entre 2008 y 2014, periodo crucial para el mo-
transición. En este contexto ya existían discusio-
vimiento estudiantil en Chile, el NAU logró seis
nes internas, pero ante la disyuntiva de crear una
victorias consecutivas. Sin pretender restarle
nueva plataforma o canalizar sus inquietudes
mérito, el retorno de la derecha al gobierno hizo
desde dentro, predominaba esta última opción.
revivir con más fuerza que nunca las demandas
Esto se refleja en diversos documentos e inter-
educacionales, discurso en el cual el NAU se mo-
venciones en debates, donde se advierten pugnas
vía cómodamente. Las protestas de 2011 hicieron
sobre los énfasis de su movimiento4.
explotar el movimiento estudiantil, cuyos ros-
Por aquel entonces, la legalización de la ‘píl-
tros más visibles fueron los dirigentes de la FECH
dora del día después’ era uno de los principales
y la FEUC, Camila Vallejo y Giorgio Jackson,
temas en la discusión pública y, un atisbo de
respectivamente.
los debates que vendrían en los años siguientes
4 Ver, por ejemplo, Claudio Alvarado, Sebastián Parot y Diego Schalper, “Una reflexión a 40 años del Movimiento Gremial”, Documento interno, 2008.
5 Máximo Pavez, “Desafíos del gremialismo en el siglo XXI”, en Claudio Arqueros (ed.), 50 años de gremialismo. Su influencia en la modernización chilena (Santiago: FJG, 2017), 179.
65
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
Fuego amigo
políticas del gremialismo, sino también afectos, amistades y vínculos familiares.
“Somos, somos los gremiales de la UC. ¡Y no nos
El surgimiento de un nuevo movimiento en el
separarán…nunca más!”, versa el clásico cánti-
seno de la Facultad de Derecho fue descrito por
co gremialista de campaña. Aunque sigue siendo
exdirigentes estudiantiles como una ‘bomba’ al
reflejo de la mística y trayectoria del movimien-
interior de la UC. El proceso dejó en evidencia
to, lo acontecido desde el año 2010 en adelante
el desgaste de la imagen y la doctrina gremial,
no parece ajustarse a ese deseo. Durante varias
marcada por la despolitización en un contexto
décadas, el MG ostentó el control prácticamente
donde los jóvenes buscaban cada vez más res-
exclusivo en la formación y reclutamiento de lí-
puestas políticas. Por su parte, la fuerza naciente
deres políticos de derecha y centroderecha en la
optó desde sus inicios por una denominación con
universidad. Esta organización logró establecer
carga ideológica, inspirada en el célebre sindica-
una cultura y un discurso distintivos que reno-
to anticomunista polaco: Solidaridad6. Esbozó,
vaban continuamente sus liderazgos, además de
también, los primeros lineamientos doctrinarios
mantener un sólido respaldo electoral y capaci-
e ideológicos del movimiento: su principal pun-
dad de movilización.
to de diferencia con el MG era no solo un mayor
Sin embargo, en el marco de la crisis que co-
énfasis en las posiciones morales y culturales
menzó a experimentar al llegar a La Moneda, la
tradicionales, sino también la actitud respecto al
derecha emprendió en 2010 un proceso de deba-
modo de hacer política dentro de la universidad y
te y reformulación marcado
su impulso de lo que se con-
por la tensión entre el sector
sideraba una comprensión
conservador, socialcristiano y liberal. Quizás de manera
La derecha emprendió en 2010
inevitable, esa tensión tam-
un proceso de reformulación
bién permeó en el gremia-
marcado por la tensión entre
lismo al interior de su alma mater. Además de pasar por una serie de derrotas electo-
el sector conservador, el socialcristiano y el liberal.
rales, el MG comenzó a sufrir
integral de la subsidiariedad, por sobre la visión negativa arraigada en la derecha. Para Cristián Loewe, la iniciativa “(tuvo) que ver con la misma efervescencia política y social que dio vida al movimiento estudiantil;
quiebres internos y fuga de militantes, viéndose
obviamente esa inquietud explotó en otra direc-
obligado a reformular su línea de despolitización
ción, pero desde el otro lado de la vereda tam-
al interior de la PUC. Lo inédito, en esta ocasión,
bién había una inquietud más o menos genera-
fue que los cuestionamientos provenían de su
cional”7. Esto hizo del movimiento algo atractivo
mismo sector político.
para estudiantes tanto con un perfil más social,
Durante 2010, la crítica de ciertos grupos, den-
o bien, académico8. Pues, tal como sucedió en su
tro y fuera del gremialismo, se consolidó y co-
momento con Guzmán, Solidaridad surge de la
menzó a fraguar la idea de crear una nueva or-
mano de una búsqueda intelectual propia del es-
ganización capaz de competir con el movimiento
pacio universitario, lo que le dio una base sólida
gremial, algo inédito en el pasado reciente. Entre
a su acción política.
sus principales liderazgos se encontraban Ruggero Cozzi, presidente del Centro de Alumnos de Derecho (y futuro constituyente de RN); Pablo Varas, Consejero Superior elegido por el MG; Jorge Ramírez, de Ciencia Política (hoy en LyD) y Cristián Loewe, Consejero de la Facultad de Derecho (ahora en IdeaPaís). El quiebre fue profundo y atravesó no solamente las estructuras
66
6 “85 años de la FEUC”, Revista Mosaico, agosto de 2023. Vocalía de Archivo Histórico FEUC 7 Podcast Solidaridad UC, “Historia de Solidaridad UC: 11 años impactando a la UC y Chile; con Ruggero Cozzi, Cristián Loewe y Pablo Varas”, junio de 2021. 8 Cristián Stewart, “Breve repaso histórico del surgimiento de Solidaridad UC”, en Manifiesto Solidario (Santiago: IdeaPaís, 2020), 61–63.
Chiara Barchesi, Ruggero Cozzi, Diego Schalper y Máximo Pavez son algunos de los jóvenes dirigentes de derecha provenientes de la Universidad Católica en los años recientes.
Junto con la aparición de Solidaridad surgió
difícil para la derecha universitaria, que no ha
también un sector liberal amplio que tomó dis-
vuelto a ganar desde entonces. A pesar de todo,
tancia del conservadurismo de la derecha tradi-
ha seguido participando activamente desde otros
cional al interior de la UC. Sin embargo, ninguna
espacios que no ha perdido. Como ejemplo, en
de estas iniciativas (como Liberales UC y Avan-
2018, durante el “mayo feminista” que explotó
zar) ha logrado consolidarse electoralmente ni
en universidades a la largo de todo el país, las
construir una identidad dentro de la universi-
tomas y protestas casi no tuvieron contrapeso,
dad . Por su parte, Solidaridad ha tenido un re-
excepto, una vez más, en la Universidad Católica.
lativo éxito desde su fundación. Ha ganado dos
La histórica toma de la Casa Central fue seguida
Consejerías Superiores, afianzado su mayoría
de una “contratoma”, liderada por Javiera Ro-
en facultades relevantes como Derecho e Inge-
dríguez, entonces Consejera Superior gremia-
niería, y desplazado al MG del balotaje contra el
lista, y por el Centro de Alumnos de Derecho. La
NAU en diversas oportunidades. Pero aún no ha
reacción no solo se vio en la “contratoma”, sino
logrado la conquista de la FEUC.
también en el discurso político e intelectual, pues
9
Durante la última década, uno de los pocos momentos de esperanza para la derecha uni-
la derecha no ofreció una alternativa al feminismo de izquierda progresista que se imponía.
versitaria fueros las elecciones del año 2015, en
En síntesis, el balance acerca de la trayectoria
las cuales el gremialismo recuperó la federación
de la derecha universitaria en los últimos quince
luego de seis años, mientras que Solidaridad se
años se resume sin duda en dos conceptos: re-
hizo con la Consejería Superior. Era la oportu-
acción y fragmentación. En cuanto al primero,
nidad de posicionar nuevamente a la derecha en
como evidencia esta historia, el cambio ha sido
la discusión estudiantil. Sin embargo, el movi-
profundo. Aquel grupo debió enfrentarse a una
miento, a nivel nacional, monopolizado por la
drástica modificación en las agendas que acos-
izquierda no se las hizo fácil. Como caso para-
tumbraban a discutir. Tuvo que jugar en una can-
digmático, se llegó a expulsar al presidente FEUC
cha dibujada por la izquierda, reaccionando a los
Ricardo Sande de la vocería de la Confech. En la
temas que ella proponía, no siempre con éxito.
votación, sus pares aludieron a sus diferencias de
Además, con la excepción de la campaña por el
opinión respecto de las paralizaciones y la gra-
‘Rechazo’ la derecha no ha logrado conectar con
tuidad universitaria10. Fue un año sumamente
su base social y luchar por sus causas como sí lo han hecho sus adversarios. Esto se debe, en par-
9 Macarena Segovia, “El vía crucis de la UDI y el gremialismo en la Universidad Católica”, El Mostrador, 24 de marzo de 2016. 10 https://www.theclinic.cl/2015/05/20/las-diferencias-que-provocaron-la-salida-de-ricardo-san-
te, a la incapacidad que ha tenido para articularse y generar un discurso y un proyecto alternativo.
de-de-la-voceria-de-la-confech/
67
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . E NSAYO
No obstante, respecto de la fragmentación,
tico de la gestión de su partido, que no ha salido a
las opiniones son disímiles. Por un lado, visto
buscar gente nueva, principalmente jóvenes, “tal
en retrospectiva parece haber sido una buena
como lo hacía Guzmán en los años noventa”11.
apuesta la fundación de un movimiento capaz
Por su parte, el año 2014, exdirigentes de Soli-
de agrupar a la juventud universitaria de centro-
daridad junto con independientes y académicos
derecha ligada al socialcristianismo y al conser-
dieron origen a Construye Sociedad, movimiento
vadurismo social, pues dio oxígeno ideológico y
de inspiración socialcristiana liderado por Die-
político a una derecha universitaria que llevaba
go Schalper y Cristián Stewart. La iniciativa, sin
muchos años sin reflexionar en profundidad so-
embargo, fracasó, dejando con ello a sus simpa-
bre su rol en el Chile postransición. Sin embar-
tizantes en una especie de naufragio. Si bien unos
go, es difícil no conectar la fragmentación de la
pocos han intentado cobrar protagonismo de
derecha con el hecho de que esta haya perdido la
forma dispersa en partidos tradicionales como
federación durante quince años. El problema es
RN y la UDI, no han tenido mucho éxito, salvo
que, dentro del actual clivaje político de la UC,
contadas excepciones.
la derecha parece estar bastante asentada alre-
Aquel colectivo solidario aún tiene desafíos
dedor de ambos movimientos, los que han reco-
importantes en cuanto a su proyección fuera de
rrido un intenso camino desde el 2010 volviendo
la UC. Si bien no ha ganado la FEUC, ha contri-
difícil la posibilidad de juntarse para enfrentar
buido en la formación de cuadros durante trece
a la izquierda. En ese contexto, una dinámica al
años, y muchos de sus exdirigentes buscan ge-
estilo “juntos pero no revueltos” podría abrir
nerar un aporte al país luego de egresar. Sin em-
una oportunidad para que ambos colectivos, con
bargo, no hay una proyección unívoca de estos,
sus virtudes y defectos, disputen los espacios de
tanto ideológica como profesional, por lo que es
representación a la izquierda universitaria, cuya
difícil identificar a este grupo fuera de su alma
posición actual está bastante más debilitada que
mater —a diferencia de los exgremialistas— y
en la década pasada.
muchos líderes con gran potencial terminan dejando la actividad política.
Desorientación y abandono de los partidos
Quizás por lo anterior, un grupo de exdirigentes estudiantiles de centroderecha ve una mayor
Parte del éxito que tuvo la generación del 2011
posibilidad de influencia en su sector político
se debe a que logró proyectar el fenómeno de
a través de la reflexión política e intelectual —
las movilizaciones estudiantiles hacia la políti-
como en centros de estudios, por ejemplo— en
ca formal, impulsando así a las nuevas genera-
lugar de confiar en partidos donde es difícil esta-
ciones de dirigentes estudiantiles que buscaban
blecer nichos y consolidarse. Un ejemplo patente
esas referencias tan necesarias para hacer po-
es el hecho de que los mismos dirigentes gre-
lítica en torno a un objetivo. La nueva izquierda
mialistas, que antes entraban a militar a la UDI al
creó sus propios partidos y desplazó a los tra-
salir de universidad, ahora optan en muchos ca-
dicionales, lo cual desembocó en la creación de
sos por trabajar en la Fundación Jaime Guzmán
la coalición que hoy gobierna: el Frente Amplio.
para intentar influir políticamente por medio de
Principalmente de la mano de jóvenes y fortale-
la difusión de sus ideas y la formación de jóvenes.
cido por el estallido social de 2019, el conglome-
Otras razones por las cuales los líderes universi-
rado llegó a La Moneda en 2021 bajo el liderazgo
tarios de derecha ingresan al mundo privado o a
de Gabriel Boric.
centros de estudios son de índole más práctica, e
Muy distinto ha sido el caso de la derecha.
influyen en ella la hostilidad de la política parti-
Las nuevas generaciones no han creado nuevos
dista, la dificultad de compatibilizar su ejercicio
partidos, pero tampoco se han consolidado en
con la formación de una familia a temprana edad
los existentes. Algo que incluso es reprochado internamente. Gonzalo Pinochet, expresidente de la Juventud UDI, declaró en 2022 que era crí-
68
11 “¿Quiénes son los líderes de las juventudes de los partidos?”, Diario Financiero (28 de mayo de 2022).
y las menores oportunidades de ingresos y de
na universitaria de la PUC en los últimos quince
proyección profesional.
años está lejos de ser irrelevante. Con distintos
En la izquierda la cuestión es distinta. Al
grados de conocimiento e influencia destacan
egresar, los dirigentes universitarios están dis-
los parlamentarios Diego Schalper (RN) y Chiara
puestos a relegar sus carreras para dedicarse a
Barchiesi (Republicanos), los exconstituyentes
la política. El mismo Presidente de la Repúbli-
Ruggero Cozzi (RN) y Eduardo Cretton (UDI), el
ca nunca se licenció ni se tituló y entró direc-
exsubsecretario y comisionado experto Máximo
to al Congreso; Camila Vallejo y Karol Cariola,
Pavez (UDI), entre otros. Actualmente, los presi-
geógrafa y matrona respectivamente, no han
dentes de las juventudes del Partido Republicano
ejercido sus profesiones, y así abundan los ca-
y de Evópoli son exdirigentes de la PUC. Todos
sos. En consecuencia, son pocos los exdirigentes
ellos, junto a los actuales universitarios, se for-
que siguen el camino intelectual o profesional
maron viendo a la derecha ganar y gobernar en
que abunda en la centroderecha. Probablemente
democracia, algo inédito para sus antecesores.
la excepción más visible dentro de la izquierda
Les tocó presenciar las luces y sombras de los
sea el expresidente FEUC Noam Titelman. Junto
gobiernos del expresidente Piñera, cuya repenti-
con profundizar en sus estudios, el militante del
na y trágica muerte constituye una oportunidad
Frente Amplio se ha convertido en un intelec-
para esta generación de analizar su vasto legado
tual comprometido, dedicado a pensar su sector
en perspectiva.
político para influir desde ahí. Esto también es
Como síntesis, podemos distinguir tres niveles
curioso desde la otra vereda: si bien la derecha
de actores relevantes —las cúpulas partidarias,
tiene muchos intelectuales comprometidos, rara
los exdirigentes universitarios y, por último, los
vez militan. El mismo Titelman ha reconocido el
líderes estudiantiles actuales— capaces de po-
fenómeno en varias ocasiones:
tenciar y rearticular a la derecha universitaria, que es, como vemos, la futura derecha política.
Hay una diferencia bien marcada en esta
Por cierto, cada uno de ellos tiene un rol distinto
generación en la izquierda y en la derecha
que cumplir, pero deben ser interdependientes al
respecto a qué tan exitosos han sido políti-
ejercerlo y ayudarse mutuamente en lo que sea
camente, por un lado, y cuánto han tenido de
posible. Los políticos de hoy no pueden renegar
capacidad de generar debate intelectual, por
de sus anhelos y sueños de juventud, que son, en
otro. Y en esta nueva generación hay muchos
general, aquello que los condujo en primer lu-
éxitos para la izquierda en términos políticos
gar a la política. Urge devolver a la derecha esa
(...) en cambio en el espacio de la reflexión po-
camaradería que alguna vez tuvo el gremialis-
lítica ha sido más prodigiosa la nueva genera-
mo entre su espectro adulto y universitario, esa
ción de derecha .
conciencia de que están reunidos en torno a algo
12
Con todo, la lista de actuales líderes cercanos
más grande e importante. Solo así la historia
al mundo de derecha provenientes de la esce-
será distinta.
12 Noam Titelman, intelectual del Frente Amplio: “En el espacio de la reflexión política ha sido más prodigiosa la nueva generación de derecha”, Diario Financiero (7 de octubre de 2022).
María Asunción Poblete es estudiante de derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile y asistente de investigación en el Instituto de Estudios de la Sociedad (IES). 69
—RESCATE—
¿Qué es la derecha? CHANTAL DELSOL Traducción de María Josefina Poblete
Con la llegada del primer gobierno de Emmanuel Macron, en 2017, la revista francesa L’Incorrect propició un debate en torno a los principios que definían a la derecha política. En esa oportunidad, la destacada intelectual Chantal Delsol contribuyó a la discusión con un texto profundo y agudo, que reproducimos a continuación. “Lo que distingue a la derecha de la izquierda es la manera de describir al hombre, cuyo bien todos desean”, afirma la autora de El Estado subsidiario. Así, desde una concepción antropológica, Delsol destaca la atención que la derecha le presta a la naturaleza del hombre, a las particularidades de la vida en sociedad y a las paradojas que fundan la existencia humana.
71
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . RE S C ATE
L
os libros e incluso los artículos sobre la defi-
¿fue un político de derechas o de izquierdas? La
nición de la “derecha” son extraordinariamen-
respuesta no está clara, no solo si nos fijamos
te infrecuentes, mientras que muchos textos, y
objetivamente en sus políticas (gobierno con el
algunos de los más sobresalientes, plantean la
Partido Comunista, nacionalizaciones masivas,
cuestión de la definición o redefinición de la “iz-
planificación), sino también si tenemos en cuen-
quierda”, sus variaciones y su destino. Esta di-
ta su deseo constante de trascender las divisio-
ferencia es fácil de entender: hace veinte años,
nes tradicionales.
e incluso menos, llamarse ‘de derechas’ era una
Se podría decir que el partido actualmente en
vergüenza en Francia, porque significaba identi-
el poder en Francia3 es un partido bonapartista,
ficarse con el petainismo1.
pero el bonapartismo no es ni de derechas ni de
Aquí, el periodo de Vichy y luego los aconte-
izquierdas: es una forma de gobierno autorita-
cimientos de la guerra de Argelia desbancaron
ria (en este caso republicana y tecnocrática), y el
literalmente no a la derecha en sí, como han
autoritarismo no tiene patria ideológica.
demostrado las elecciones de los últimos cincuenta años, sino a la conciencia de la derecha,
Leyenda instrumental
su concepto y su legitimidad. En otras palabras —y las cosas solo han cambiado en los últimos
¿Cómo podemos describir a la derecha desde un
años—, durante mucho tiempo se podía votar a
punto de vista filosófico? Solo es posible en re-
la derecha y ser de derechas, pero sin justificar
lación con la izquierda, porque estas nociones
claramente esa afiliación.
son necesariamente relativas entre sí, y su rela-
La complejidad de los conceptos se ve así am-
ción cambia con el tiempo y en el espacio. En el
plificada por la ignorancia (debida al vacío de crí-
tiempo, por ejemplo, la derecha no se define de
tica), las confusiones históricas y agravada por la
la misma manera cuando se enfrenta al socialis-
imposibilidad de clasificar al presidente francés
mo-comunismo que cuando se encuentra, como
que marcó la segunda mitad del siglo: el General
hoy, frente a un socialismo que se ha convertido
de Gaulle, cuyo pensamiento era de origen mau-
en socialdemocracia.
rassiano2 y, por tanto, claramente de derechas,
En el espacio, por ejemplo, la derecha estadounidense se define como conservadora frente a los
1
Luego de la Primera Guerra Mundial, el mariscal Philippe Pétain se convirtió en un importante y reputado actor de la política francesa. Sin embargo, su colaboración con el nazismo durante el régimen de Vichy le valió la ignominia y una condena de cárcel, en la que vivió los últimos años de su vida y abandonó pocas semanas antes de morir. [N. de la T.]
2 Charles Maurras fue uno de los principales ideólogos del movimiento Acción Francesa, fundado a fines del siglo XIX y defensor de las ideas monárquicas. [N. de la T.]
72
liberales de izquierda, mientras que la derecha francesa, frente a los socialistas centralizadores y providencialistas, se define más como liberal (en el sentido de Tocqueville y no en el de Hayek). Las variaciones son aún mayores si nos fijamos
3 “¡En Marcha!”, partido liderado por Emmanuel Macron en 2017 y que lo llevó, ese mismo año, a la presidencia de Francia. [N. de la T.]
en las diferencias de mentalidad entre los países
La primera afirmación antropológica en torno
occidentales: Tony Blair, que es de izquierdas en
a la cual se define la derecha en relación con la
Inglaterra, es mucho más de derechas que la de-
izquierda es la señalada por Léo Moulin. La de-
recha francesa...
recha, dijo de forma más figurada que teológi-
Comencemos, en primer lugar, por deshacer-
ca (Léo Moulin era agnóstico), cree en el pecado
nos de las connotaciones polémicas e ideológicas.
original. La izquierda no. ¿Qué significa eso? Ser
Está de moda afirmar que la izquierda persigue el
de derechas es creer, como Aristóteles o como la
bien común y la solidaridad social, mientras que
Europa cristiana, que el hombre mantiene en su
la derecha está dominada por intereses egoístas.
fibra lo malo con lo bueno, y que por tanto con-
Se trata de una leyenda instrumental y basta un
viene guardarse de las posibles perversiones de
poco de historia social de los siglos XIX y XX para
las medidas políticas aunque sean excelentes
desmentirla. En realidad, existe una derecha
(por ejemplo, dice Aristóteles, hasta el gober-
egoísta que solo piensa en sus intereses particu-
nante más sabio tendrá la tentación de abusar del
lares, así como existe una izquierda ‘caviar’ que
poder. A lo que Montesquieu hace eco: “el poder
solo piensa en moralizar a los demás sin aplicar
enloquece, etc.”), y no partir del principio de que
esa moral a sí misma.
una vez que nos hayamos librado de las malas
Si la distinción fuera tan sencilla, solo sería
estructuras, el hombre volverá a ser bueno.
una distinción moral, no política. Cuando en un
Léo Moulin remonta esta visión izquierdista
debate un oponente le dice al otro “la diferen-
a Pelagio, un monje bretón del siglo V que creía
cia entre nosotros es que yo quiero el bien y tú
que el libre albedrío del hombre podía borrar los
quieres el mal”, entonces ya
efectos del pecado, suponien-
no puede llamarse debate,
do así que el pecado original no era inevitable. La herejía
y los supuestos argumentos se parecen más a invectivas.
La derecha está convencida
del pelagianismo, cuyas te-
Nuestros lectores buscan un
de que el hombre no puede
sis tardaron nada menos que
diálogo constructivo y serio, no política de trastienda.
‘liberarse’ de sus paradojas.
¿Por dónde empezar? Por
cuatro concilios en condenar, representó el pródromo de la corriente que, de Rousseau a
lo esencial, de lo que se deriva todo lo demás: la
Marx y Engels, historiza la aparición del mal y,
antropología. Lo que distingue a la derecha de la
por tanto, afirma su posible erradicación. Si el
izquierda es la manera de describir al hombre,
mal apareció con la propiedad privada (Rous-
cuyo bien todos desean. Naturalmente, todo el
seau), con el matrimonio (Engels), con las clases
mundo estará de acuerdo en que necesitamos el
sociales (Marx), entonces es posible erradicarlo
sustento material, la paz, la libertad, la solidari-
al eliminar dichas estructuras.
dad y el reconocimiento de los demás. Pero cada
La derecha, en cambio, cree que, por su na-
antropología clasifica estas necesidades en una
turaleza, el hombre nunca está instintivamente
jerarquía, y es en esta jerarquía donde surgen las
inclinado al bien común, que es tan egoísta como
diferencias.
deseoso de solidaridad, y que sin beneficio per-
Es en las respuestas a la pregunta esencial,
sonal difícilmente trabajará. El hombre se ama a
¿qué es el hombre?, donde se define nuestra di-
sí mismo y ama sus obras, que lo persiguen y lo
visión. Y más concretamente, en las respuestas
desarrollan. Sin propiedad privada, por ejemplo,
a las preguntas que todos nos hacemos cuando
se vuelve pasivo e indiferente. Por tanto, hay que
se trata de política: ¿cómo hacer que la sociedad
organizar una sociedad en la que incluso los in-
sea mejor y más justa? ¿De dónde procede el mal
tereses egoístas den lugar a la solidaridad.
que se manifiesta en forma de miseria, injusticia
Es cierto que la sociedad que valora el benefi-
y opresión? ¿Qué deben hacer los gobiernos para
cio privado ha sido capaz de proporcionar a to-
que la gente sea más feliz?
dos, o a casi todos, una vida más digna, al tener en cuenta los intereses individuales. Pero los
73
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . RE S C ATE
El general Charles de Gaulle en agosto de 1944.
socialistas no lo perdonan: ¿cómo podía la “de-
cada una a la otra bajo la presión de la realidad
mocracia de mercado” servir al bien común con
histórica y social.
tan dudosas intenciones, cuando el socialismo
La creencia de que las nuevas estructuras so-
real, con intenciones tan puras, estaba produ-
ciales podrían producir un “hombre nuevo” (te-
ciendo miseria por todas partes? ¿Es injusto el
sis de Marx, pero también de Chernyshevsky,
destino? No: el socialismo simplemente no ima-
que tanta influencia tuvo sobre Lenin), libre de
ginaba que el hombre pudiera tener característi-
sus perversiones y que viviría en ósmosis y li-
cas propias, aparte de las que los gobernantes y
bertad con sus semejantes, ha sido abandonada
moralistas quisieran conferirle desde fuera.
por la izquierda, aparte de una pequeña franja de izquierdistas residuales (principalmente fran-
¿Dónde están los límites?
ceses). Al mismo tiempo, la creencia de que una “naturaleza” inmutable rige el destino humano
En este sentido, la derecha ve al hombre como
ha sido en gran medida abandonada por la dere-
parte de una “naturaleza” impregnada por el
cha (sin contar una pequeña facción sin influen-
mal, mientras que la izquierda ve al hombre
cia real).
como una criatura inacabada, capaz de con-
Y, sin embargo, aunque una especie de sabidu-
vertirse en lo que quiera, como afirma Sartre
ría —derivada de los evidentes excesos de ambas
siguiendo las antiguas huellas de Pico della
visiones— ha atenuado sus diferencias, estas se
Mirandola. Hay que añadir inmediatamente que
reposicionan en torno a la misma división, aun-
la franca oposición entre estas dos visiones an-
que de forma más moderada. No obstante ya casi
tropológicas ha disminuido considerablemente
nadie cree en una “naturaleza” inmutable ni, a la
en los últimos veinte años, habiéndose acercado
inversa, en la posibilidad de la tabula rasa, es en
74
torno a la mayor o menor estabilidad de la con-
hombre, que solo el orgullo del ángel puede que-
dición humana donde se despliega la división. No
rer superar.
se trata de saber si se puede negar o no el “pe-
Lo que hay que preservar no es tal o cual ins-
cado original”, sino de saber hasta qué punto se
titución o tradición, sino la esencia misma de la
puede aligerar la carga terrenal del hombre sin
condición humana: o mejor dicho, se trata de
hacerle caer de su propia humanidad.
aceptarla, porque se conserva por sí sola, ya que
Porque si bien podemos hacer cualquier cosa
todos los que intentan borrarla no hacen sino
(por ejemplo, transformar a un hombre en mu-
hacerla más visible a través de sus excesos, a ve-
jer o fabricar clones), sabemos que no podemos
ces monstruosos. Es porque cree en la existencia
hacerlo todo impunemente. Y es sobre este tér-
de la condición humana que la derecha es más
mino “impunemente” sobre el que difieren las
sensible que la izquierda a la deuda que tenemos
opiniones: ¿hasta dónde podemos llegar en la
con la tradición: si partimos de la certeza de que
transformación de nuestro mundo para hacerlo
el hombre no es cera maleable que se moldea
más habitable? O bien: ¿dónde están los límites?
en cada época, siempre es interesante observar
¿Debemos ir tan lejos como sea posible hasta que
cómo respondieron nuestros predecesores a las
los límites se nos revelen a través de los excesos
inexorables paradojas.
de las consecuencias? ¿O debemos dar pequeños pasos para evitar esos excesos? ¿Hasta dónde
La autonomía del sujeto como valor central
puede llegar Prometeo? Para responder a esta pregunta, la izquierda
El segundo punto es tan importante como el pri-
tenderá a probarlo todo, mientras que la derecha
mero, aunque parezca referirse a ámbitos más
tenderá a rechazar de plano ciertos experimentos
superficiales. Una mente de derechas, por ejem-
basándose en su idea de la condición humana.
plo, querrá defender la familia “tradicional” y
Quisiera distinguir aquí dos puntos: la derecha
recelará de las nuevas e inesperadas formas de
cree en la existencia de una condición humana,
las llamadas familias “mixtas”. O puede que de-
por un lado, y de una condición cultural, por otro.
fienda la propiedad privada. ¿Por qué haría esto?
En cuanto al primer punto, la derecha está
La historia y la geografía demuestran cla-
convencida de que el hombre no puede “libe-
ramente que no se trata en absoluto de formas
rarse” de sus paradojas, que son, por ejemplo, el
antropológicas inmutables: muchas sociedades
deseo de eternidad en el conocimiento mismo de
africanas no tienen una familia estructurada por
la inevitabilidad de su muerte, o la necesidad in-
un padre y una madre, y muchas sociedades tra-
saciable en el corazón mismo de la escasez inhe-
dicionales de todo el mundo viven en sistemas de
rente al mundo finito, o el deseo del bien a través
propiedad colectiva. Estas sociedades no son in-
de la tentación irreductible del mal, o el deseo de
felices por ello. Pero la derecha insiste en que la
libertad combinado con la necesidad de autori-
autonomía del individuo se desarrolla dentro de
dad que le es contraria.
ciertas estructuras, como la familia con un padre
En otras palabras, la derecha cree que ningu-
estable, o la propiedad privada.
na sociedad humana puede eliminar la religión,
Así, podríamos suprimir la familia tradicional
prescindir de la economía, escapar más allá
o la propiedad privada, pero al mismo tiempo
del bien y del mal como hubiera querido Rous-
acabar con la libertad y la responsabilidad indi-
seau, o más allá del bien y del mal como quería
viduales. O, dicho de otro modo, mientras que la
Nietzsche, o prescindir de la política como espe-
izquierda querría tenerlo todo y conciliarlo todo
raban tanto liberales como marxistas en el siglo
(pasión por el bien común e individualismo, so-
XIX. Para ella, se trata de paradojas estructu-
ciedad en red y responsabilidad individual), la
rantes que siempre habrá que intentar resolver,
derecha acepta de entrada rendir homenaje a lo
de forma diferente en cada época de la historia,
que considera la coherencia de la realidad.
de forma siempre torpe e imperfecta, porque
Cuando la izquierda tiende a afirmar que toda
constituyen la esencia de la condición trágica del
desigualdad es injusta y se indigna ante las
75
jerarquías sociales, la derecha replica que las
humanas en cuanto estas toman una mínima dis-
únicas sociedades igualitarias de la historia son
tancia de sí mismas. Los habitantes de las socie-
las sociedades despóticas, donde el Estado lo
dades más primitivas solo conocen lo particular,
es todo (argumento que Proudhon, Bakunin y
por lo que generalmente se llaman a sí mismos
Hertzen ya oponían a Marx). En otras palabras, la
“Hombres”, dando a entender que representan
derecha reprocha a la izquierda que no acepte las
la única especie verdaderamente humana del
coherencias de la cultura común: por ejemplo, si
planeta. En Europa, Sócrates y Diógenes se lla-
valoramos al individuo y al sujeto, tenemos que
maban a sí mismos “ciudadanos del mundo”, y
aceptar la responsabilidad personal y, por tanto,
más tarde San Pablo estableció de forma inde-
las merecidas desigualdades.
leble la unidad del género humano. La izquier-
También en este caso, la derecha cree que no
da, en consonancia con su visión del progreso y
todo es posible: por ejemplo, no podemos adop-
la difusión indefinida de la Ilustración, tiende a
tar al mismo tiempo la sabiduría oriental en lu-
pensar en la historia de la humanidad como un
gar del cristianismo caído y seguir defendiendo
desarrollo en forma de paso lento y discontinuo
el valor del hombre como sujeto individual, por-
de lo particular a lo universal, centrándose en úl-
que es contradictorio.
tima instancia únicamente en este último.
Esta relación con la realidad y la antropología,
Por ejemplo, las numerosas teorías actua-
que en mi opinión marca la diferencia esencial
les sobre la posible aparición de un gobierno
entre la derecha y la izquierda, conduce tam-
mundial —cuando la economía sea mundial,
bién a otra diferencia que me gustaría mencio-
cuando un tribunal sea mundial, cuando un
nar ahora: mientras que la derecha se interesa
gobierno sea mundial— implican que un día
en gran medida por lo particular, en la izquierda
podríamos convertirnos directamente en ciu-
lo importante es más bien lo universal. La dia-
dadanos del mundo sin tener que pasar por
léctica entre lo particular y lo universal expresa
identidades particulares. Un tribunal mundial
una cuestión que se plantea en las sociedades
significa que la norma moral es la misma para
76
todos los habitantes de la Tierra y, por tanto, re-
misma moneda. En su lugar, habla de la “perso-
chaza los particularismos éticos culturales.
na”, y ve al individuo como parte de las comu-
La derecha está menos dispuesta a admitirlo: tiende a pensar que un individuo solo llega a ser
nidades a las que pertenece, es decir, grupos no necesariamente elegidos.
él mismo cuando forma parte de una cultura par-
En cambio, si la izquierda habla de “persona”
ticular, y que sin esta base ni siquiera puede al-
—es decir, si quiere situar al individuo en una
canzar lo universal. El pensamiento de derechas
sociedad viva y no en un colectivo de semejan-
no cree que podamos ser ciudadanos del mundo
tes—, verá a la persona más bien en grupos ele-
sin ser antes ciudadanos del País Vasco, de Fran-
gidos por contrato, y separables por la voluntad
cia o de Arkansas. Esto se debe a que, para la de-
de sus miembros. La derecha no puede separar
recha, el arraigo en la particularidad responde a
al individuo de su mundo: insiste en la deu-
una necesidad humana fundamental: el hombre
da original que tenemos con nuestra cultura y
es un ser concreto que no puede satisfacerse con
nuestra familia; insiste en la responsabilidad del
la abstracción. Así pues, no cree que el progreso
individuo hacia el mundo particular en el que ha
pueda “liberarnos” de lo particular y, de hecho,
nacido y que no ha elegido. La izquierda, incluso
no cree que esto sea deseable, porque destruiría
cuando defiende a la persona frente al individuo,
al mismo ser que se pretende liberar.
siempre verá al individuo más en términos de su libertad para romper, para reinventarse, para
La persona
cambiar el lugar al que pertenece. Dado que la derecha habla en nombre de la
Así pues, está claro que a
“naturaleza” humana y
la derecha le interesa más
la izquierda en nombre
lo cercano que lo lejano. Así, defiende la diversidad cultural y el derecho
Para la derecha, el arraigo en la particularidad responde a una
de cada individuo a ser
necesidad humana fundamental: el
diferente, mientras que
hombre es un ser concreto.
de la moralidad, podemos creer que la perversión de la derecha es cinismo, mientras que la de la izquierda
es
hipocresía.
Porque en nombre de la
la izquierda busca la verdad universal de una norma válida para todas
naturaleza se hace alarde incluso de la inmo-
las personas. Cada una de las dos corrientes es
ralidad, mientras que en nombre de la moral se
así capaz de caer en un extremo diferente, co-
oculta incluso la naturaleza. Pero es el liberalis-
rrespondiente a su tentación intrínseca. La de-
mo el que se vería tentado por el cinismo, y la de-
recha puede caer en el particularismo, que lleva
recha, como dijimos antes, se define más por el
al rechazo de los demás, a la defensa exclusiva
conservadurismo que por el liberalismo.
del propio terreno y a mirarse el ombligo. La iz-
La perversión de la derecha es más bien una
quierda puede querer instalarse en el terreno de
forma de fatalismo. Mientras que el voluntaris-
la abstracción, donde todo lo que es verdadera-
mo de la izquierda puede rayar en el orgullo del
mente humano —porque es concreto, real— ha
ángel o del demiurgo, la humildad de la derecha
sido eliminado. Esta diferencia de puntos de vista
ante la necesidad puede rayar en la aceptación
se expresa de distintas maneras.
sumisa del destino, en un esencialismo filosófi-
La derecha está convencida, por ejemplo, de que ninguna respuesta global a los problemas
co que santifica una “naturaleza” humana más o menos ficticia.
sociales puede curar o sanar a las sociedades: cree más en la moral que en las leyes y, por tan-
Por una derecha que se escandalice
to, en la transmisión educativa, en la elevación de cada individuo más que en la construcción de
Estamos saliendo de una época en la que las per-
teorías. La derecha no cree ni en el colectivo ni
versiones de la izquierda se han expuesto a plena
en el individuo, que para ella son dos caras de la
luz. El socialismo constructivista ha inventado
77
78
LOS DILE MAS DE L FE MINIS MO C ONTE MPORÁNE O
sociedades tan alejadas de nuestras necesida-
Lo que le falta es la capacidad de ver la condi-
des básicas que los seres humanos se marchitan
ción humana no solo como una necesidad, sino
rápidamente en ellas. Privando a sus súbditos
también como un escándalo. La derecha no se
de autonomía, de palabra, de trascendencia, de
escandaliza lo suficiente: tal es, en mi opinión,
complicidad, han demostrado que todas estas
su defecto esencial. Por supuesto, si se piensa en
cosas son absolutamente necesarias para una
ello, todo es una cuestión de equilibrio. El hom-
existencia simplemente humana. Una existencia
bre necesita estar anclado en lo particular y en la
humana no es cualquier cosa; o, en palabras de
promesa de lo universal, una dualidad que lo ob-
Hannah Arendt: en lo que respecta al hombre, no
sesiona, según la expresión tan precisa de Selim
todo es posible.
Abou; necesita el sentido de la realidad y también
Y, sin embargo, si podemos ver hasta qué pun-
las utopías donde se revela la esperanza.
to, en casos extremos, un sistema puede resultar
Necesita arraigarse, pero también emancipar-
antinatural, no podemos invertir la proposición
se. La condición humana es ineludible en algunos
afirmando que ciertas organizaciones son com-
aspectos, pero también, en otros, escandalosa.
pletamente “naturales”. Porque la condición
Necesitamos alimentarnos de estas paradojas.
humana no emerge pura y simple de la experien-
Y como estas paradojas son estructurales, no
cia de la vida. Como la derecha cree en el pecado
podemos superar la división derecha/izquierda,
original, en la imperfección congénita del mun-
ya sea que se exprese de este modo o de cual-
do, tiende a conformarse con lo que existe.
quier otro.
Chantal Delsol (París, 1947) es filósofa, profesora de filosofía política y novelista. Autora prolífica —ha publicado una veintena de libros y más de doscientos artículos académicos y de divulgación— ha sido traducida a más de quince idiomas, lo que la convierte en una de las intelectuales francesas más prestigiosas de la actualidad. Es miembro de la Academia de Ciencias Morales y políticas francesa y fundadora del Instituto de Investigación Hannah Arendt. En español se han publicado sus libros Populismos. Una defensa de lo indefendible (Ariel, 2016) y El Estado subsidiario (IES, 2021).
79
LOS DILE MAS DE L FE MINIS MO C ONTE MPORÁNE O
h o r a s en la Los nuevos movimientos de derecha a lo largo del mundo han suscitado una renovada reflexión sobre sus líderes, sus principales ideas y lineamientos, y su relación con las instituciones tradicionales del sistema democrático. En esta oportunidad, quisimos privilegiar algunos de los ensayos que, en la última década, se han preguntado qué piensa y hacia dónde se dirige este sector político, así como también, desde distintas miradas, por su historia. A pesar de que sus análisis no siempre abordan con justicia su objeto de estudio, estos pueden contribuir a un debate más profundo acerca de los desafíos que las derechas enfrentarán.
80
biblioteca Contrapunto de Francisca Echeverría y Cristóbal Rovira sobre ¿La rebeldía se volvió de derecha?, de Pablo Stefanoni José Manuel Castro sobre Los civiles de Pinochet, de Pablo Rubio Pablo Paniagua sobre The Chile Project, de Sebastián Edwards Luciano Quezada sobre Anatomía de la derecha, de Stéphanie Alenda María José Naudon sobre La vuelta larga, de Gonzalo Blumel Juan Ignacio Brito sobre La ultraderecha hoy, de Cas Mudde Jorge Hagedorn sobre La nueva derecha, de Natascha Strobl 81
LOS DILE MAS DE L FE MINIS MO C ONTE MPORÁNE O
No parece ser casualidad que Pablo Stefanoni, autor de ¿La rebeldía se volvió de derecha?, sea argentino. A fin de cuentas, es allí donde hace pocos meses asumió la presidencia un líder político que no solo es un outsider proveniente de la academia, sino que también posee rasgos que no calzan con las derechas tradicionales. Más que circunspección y trajes a la medida, en Javier Milei se cruzan la provocación y el despeine, signos de una rebeldía que, como dice Stefanoni, han sido habitualmente asociadas a la izquierda política. En este Contrapunto, Francisca Echeverría y Cristóbal Rovira analizan los altos y bajos de este libro, que explora los cambios introducidos por las nuevas derechas en el panorama contemporáneo.
Progresismo arrebatado FRANCISCA ECHEVERRÍA
E
l libro de Pablo Stefanoni sobre las nuevas de-
vías para transformarla” y es consciente de que
rechas arranca de una inquietud subterránea que
ignorarlas o simplemente despreciarlas solo po-
parece estremecer a las izquierdas: ¿qué ha sido
dría deteriorar la relevancia de la izquierda en el
de la rebeldía progresista? Frente a los Trump, Milei y demás deslenguados del mundo, ¿no representa hoy el mundo de izquierda el status quo, el polo conservador? ¿Tiene algo que ofrecer como proyecto de futuro, más allá de consolidar ciertas conquistas en materia de derechos sociales y civiles? El autor argentino, periodista y doctor en historia, no esquiva la pregunta ni la incómoda tarea de mirar de frente el fenómeno político de estas nuevas derechas rupturistas. Se trata de un esfuerzo que la izquierda, a la que el autor pertenece, rara vez ha tenido el valor de emprender. Para Stefanoni, “estamos ante dere-
futuro. El autor se propone leer en serio a esas derechas alternativas, entender qué son, qué quieren y a qué responden. Quiere comprender y, desde ahí, repensar las izquierdas, con la esperanza de que no sea vean obligadas a “caer en el conservadurismo y renunciar a disputar el sentido del mundo que viene”. En un estilo periodístico y algo caleidoscópico, el libro da cuenta de una variedad de fenómenos políticos de distintas latitudes considerados “derechas alternativas”, que rastrea en la política institucional, la discusión académica y los submundos de internet en que muchas veces se fraguan la opinión pública y la pertenencia.
chas que le disputan a la izquierda la capacidad
Stefanoni ofrece un panorama variopinto de
de indignarse frente a la realidad y de proponer
posiciones que no intenta sistematizar, pero
82
que suelen encontrar un sustrato común en la
izquierda desde los trabajadores hacia las mino-
resistencia a la inmigración, la afirmación de
rías y, por consiguiente, el abandono de las pre-
la identidad nacional, la denuncia de la correc-
ocupaciones de esa clase trabajadora. La opción
ción política, la crítica a la hegemonía LGTBI+
por cuestiones posmateriales habría cristalizado
o el libertarismo económico. Tras esos rasgos
en un “neoliberalismo progresista” (según la
con frecuencia compartidos, el autor encuentra
conceptualización de Nancy Fraser), una alianza
también heterogeneidad dentro de aquello que
entre causas identitarias y poderes económicos
tiende a unificarse bajo la etiqueta de “extrema
como Wall Street, Silicon Valley y Hollywood,
derecha”: utopías de un neoelitismo oligárquico
provocando una desconexión entre las izquier-
vinculado a las grandes corporaciones tecnológi-
das y sus votantes históricos.
cas; variantes de la alt-right que asumen la causa
En segundo lugar, el autor sugiere una difi-
gay y la asocian a posturas antiinmigración is-
cultad del mundo progresista para reconocer el
lámica; “ecofascismos” que abogan por “salvar
cerco que la llamada corrección política puede
árboles, no refugiados”…
imponer a la libertad de expresión. La opción
En medio de esta diversidad, un elemento
preferencial por las causas boutique tendría con-
común es el estilo provocador —una auténtica
secuencias a nivel de discurso, como parece in-
“adicción a la provocación”—, unido a un des-
dicar el intento de convertir las universidades en
precio por los “conservadores convencionales”,
“zonas seguras”, libres de determinadas posi-
que habrían sucumbido a la colonización del pro-
ciones consideradas en sí mismas ofensivas.
gresismo. Stefanoni detecta en estas nuevas de-
Por último, Stefanoni pone de manifiesto una
rechas un rasgo emancipatorio, una ausencia de
menor perspicacia de la izquierda respecto de
tabúes, límites morales o restricciones a la ironía.
la derecha para captar el miedo al futuro de los
Se refiere a Trump como un político posmoderno
ciudadanos, por ejemplo, en contextos de inmi-
y a las derechas alternativas como nihilistas.
gración descontrolada y otras fuentes de incer-
Tras la superficie de esas derechas vociferan-
tidumbre. El historiador intuye que en la actua-
tes, el autor encuentra pistas que permitirían
lidad los ciudadanos valoran no las promesas de
explicar el auge de estos nuevos movimientos,
cambios bruscos, sino la posibilidad de volver
formas de descontento ciudadano a los que los
a tomar el control de sus vidas, lo que remitiría
sectores de izquierda no estarían atendiendo.
al fortalecimiento de sus comunidades de per-
Percibe que son muchos los irritados con su si-
tenencia, desde la familia al Estado-nación. En
tuación actual en diversos lugares y que “no
esta línea, sugiere que el mundo de izquierda
son todos terraplanistas”1. De este modo, junto
necesita ofrecer, “junto con imágenes transfor-
con ofrecer un mapa de la derecha alternativa,
madoras, otras tantas de seguridad y certeza”
el autor vuelve la mirada a la izquierda y su di-
y que lo suyo “no puede ser una oferta de pura
ficultad para comprender lo que tiene enfrente.
fluidez”.
Percibe que el progresismo se debate entre el
Desde esta óptica, el monstruo de las “extre-
desconcierto y el desdén, entre el temor ante este
mas derechas” que indigna y atemoriza a tantos
“monstruo” desconocido y el desprecio por sus
sería una respuesta —en muchos casos, pato-
líderes y el pueblo que los sigue.
lógica— al desprecio de la izquierda por causas
En la medida en que describe a las nuevas de-
relevantes. La lúcida identificación que hace
rechas, Stefanoni va desvelando algunos puntos
Stefanoni de las cegueras de su propio sector
ciegos de las izquierdas, cuestiones que estarían
convive, sin embargo, con el que parece ser su
en la raíz de su bloqueo epistémico para captar
propio punto ciego. En efecto, por una parte, el
estos nuevos fenómenos. En primer lugar, el au-
autor capta con claridad el carácter transgresor
tor identifica un desplazamiento del sujeto de la
y carente de límites de la alt-right, la radicalización de la noción de autonomía tras su esti-
1
Entrevista a Pablo Stefanoni en El Diario: “La izquierda hoy tiene miedo de ser acusada de utópica”.
lo de confrontación irónica y agresiva. Por otra parte, llama a las izquierdas a superar la fluidez
83
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . C ONTRAPU NTO
posmoderna y tomarse en serio ciertos condi-
el libro. Si la nueva derecha es progresista (nada
cionamientos de la vida social en que viven las
más equívoco que la etiqueta de “antiprogresis-
personas reales, en lugar de continuar aferradas
ta”), ¿qué define entonces a la izquierda? ¿Puede
a sus banderas de emancipación identitaria. Sin
seguir aferrada sin más a su vieja idea de progre-
embargo, pese a esta doble agudeza, Stefanoni
so sin el esfuerzo de reelaborarla y pensarse a sí
mantiene intacta su adhesión al “progresismo”
misma en el nuevo contexto? ¿Al servicio de qué
como horizonte político y como núcleo incues-
estaría la pura emancipación? Y por último, ¿tie-
tionado de la identidad de izquierda. En otras pa-
ne sentido concebir la rebeldía desde esa eman-
labras, no ve el paralelismo que, precisamente en
cipación ilimitada, cuando para ser progresista
su carácter progresista, tiene la lógica de cierta
hoy basta seguir el movimiento del mundo?
izquierda con la de esta nueva derecha.
Stefanoni no parece verlo, pero casi todo en su
En efecto, el libro de Stefanoni ofrece todos los
libro apunta a “desidealizar” la emancipación, a
elementos para comprender que, en la alt-right,
cuestionar la idea de progreso. Su propuesta para
la derecha se emancipó. Abrazó la idea de pro-
romper el clivaje entre “populismo de derecha”
greso hasta sus últimas consecuencias. Si el pro-
y “neoliberalismo progresista” es “postular
gresismo parecía el sello de la izquierda, esta
cambios reformistas de manera radical”. Dicho
derecha llegó a disputárselo. ¿Prohibido prohibir?
de otro modo, mirar a las condiciones reales de
Pues bien, parece decir a sus adversarios, llegó la
las personas reales, pensar la transformación en
hora de aceptar la nueva autonomía de portar ar-
continuidad con algo dado.
mas, los autoritarismos libertarios, la burla ácida
Así, ¿La rebeldía se volvió de derechas? es un li-
ante la cultura del victimismo, la utilización de
bro que, al tiempo que ofrece un bosquejo de las
causas identitarias con fines antiinmigratorios.
derechas alternativas, levanta preguntas para las
Llegó el momento de una nueva transformación,
izquierdas y ofrece pistas para la reflexión políti-
de un nuevo intento de modelar ilimitadamente
ca sobre el momento presente. Su lectura sugiere
el mundo. Y no cabe quejarse de sexismo, racis-
que, si la política se trata no solo de capitalizar el
mo o discriminación. Esto era sin llorar.
malestar sino de ofrecer algo, de proveer alguna
A partir del bosquejo que hace el autor de es-
forma de sentido, ni la desfachatez cínica ni el
tas derechas duras y “sin complejos”, resulta
particularismo identitario resultan convincen-
inevitable ver que éstas no serían únicamen-
tes. La rebeldía de la alt-right luce tan impostada
te una reacción a la izquierda progresista, sino
como la de la izquierda boutique que conocemos
también un espejo de ella. Stefanoni no llega a
de cerca. Quizás solo una palabra política sobria
tematizarlo. En el espejo de la alt-right, parece
y verdadera, la decidida superación del nihilismo
atisbar un exceso del progresismo —de esa idea
de cualquier signo, podría ofrecer hoy una res-
de un impulso emancipatorio carente de todo lí-
puesta radical.
mite—, pero no lo problematiza. En el fondo, no perfila conceptualmente las nociones de izquierda y de derecha, y esa ausencia pesa sobre todo
84
Los nuevos rebeldes CRISTÓBAL ROVIRA
A
mérica Latina está pasando por un proceso
abrazando elementos propios de la derecha polí-
de cambio político. Las elecciones más recien-
tica. En este sentido, el autor se propone indagar
tes muestran la aparición de nuevos liderazgos,
en las causas y consecuencias de este cambio, así
los cuales a veces establecen alianzas con fuer-
como en la configuración de nuevas identidades
zas políticas tradicionales, pero que dan vida a
políticas. Parte importante de la argumentación
nuevos proyectos políticos. Por el lado de la iz-
radica en el creciente peso que tienen los debates
quierda, la irrupción de Gabriel Boric en Chile
culturales por sobre los económicos. A más tardar
y de Gustavo Petro en Colombia revelan que el
luego de la caída del Muro de Berlín, la izquier-
progresismo se está reinventando de la mano de
da comenzó a darle creciente relevancia a temas
la adopción de temáticas como el feminismo y la
como la ecología, el feminismo y el multicultu-
ecología; dos cuestiones que históricamente han
ralismo, lo cual trajo consigo una gradual reno-
tenido escasa relevancia en la izquierda tradicio-
vación tanto en las formas como en las posturas
nal latinoamericana. Por el lado de la derecha, la
programáticas del mundo de centroizquierda. En
elección de Jair Bolsonaro en Brasil el año 2018 y
cierto sentido, esta renovación ha sido suma-
más recientemente de Javier Milei en la Argen-
mente exitosa. De hecho, la gran mayoría de las
tina demuestran que los movimientos radicales
sociedades del mundo occidental son hoy en día
ya no son solo un fenómeno europeo o nortea-
mucho más conscientes que hace décadas atrás
mericano, sino que también están aterrizando en
respecto a la discriminación de grupos históri-
nuestro continente.
camente excluidos. Por lo mismo es que se han
Para quienes estén interesados en compren-
venido desarrollando políticas correctivas que
der este nuevo escenario político y sobre todo
buscan lograr una mayor y mejor incorporación
en entender en qué consiste la ultraderecha y
de las minorías.
por qué parece estar ganando terreno tanto en
Ahora bien, este gradual proceso de adapta-
América Latina como el mundo, el libro ¿La re-
ción hacia estos grupos que históricamente han
beldía se volvió de derecha?, de Pablo Stefanoni, es
vivido en una situación de subordinación (indí-
una obra sumamente iluminadora. En términos
genas, migrantes, mujeres, etc.) ha despertado
simples, el autor examina las transformaciones
un malestar social que está siendo canalizado de
ideológicas y políticas que han ocurrido en las
manera bastante efectiva y efectista por nuevos
últimas décadas, cuestionando si la rebeldía, que
movimientos de derecha. El discurso de estos úl-
en un principio se asociaba mayormente con la
timos grupos se centra en la conjunción de una
izquierda, ha experimentado un giro hacia pos-
serie de ideas dispersas que intentan darle senti-
turas más conservadoras o de derecha.
do a este nuevo orden marcado, supuestamente,
El libro se estructura en una serie de breves
por una excesiva corrección política. Como bien
capítulos que abordan diferentes aspectos del
indica Stefanoni, un ejemplo de este relato de la
panorama político actual. Stefanoni parte de la
ultraderecha es la noción de “marxismo cultu-
premisa de que la rebeldía ha sufrido una mu-
ral”, el cual en términos simples plantea que las
tación, alejándose de las posturas progresistas y
izquierdas perdieron la batalla de la economía
85
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . C ONTRAPU NTO
(por el supuesto fracaso de sus programas), pero
la retórica de la rebeldía contra el establishment
que ahora están teniendo mucho éxito en el ám-
para ganar apoyo. Estos casos concretos sirven
bito cultural. Visto así, lo que la izquierda hace
al autor para respaldar su tesis sobre el cambio
hoy en día es politizar una serie de identidades
de orientación de la rebeldía. Asimismo, el autor
que son difundidas en los campus universitarios,
examina la crisis de las narrativas progresistas y
los medios de comunicación de masas y, por cier-
la incapacidad de la izquierda para conectar con
to, los organismos internacionales. ¿Cómo hacer
sectores de la sociedad que se sienten margina-
frente a esta nueva disputa? La respuesta de la
dos o desencantados.
ultraderecha es simple: planteándose como crí-
Aunque Stefanoni plantea ideas iluminado-
ticos del progresismo y de la corrección política,
ras y ofrece un análisis perspicaz de la “nueva”
para así construir un nuevo sentido común (bas-
rebeldía contemporánea, es posible desarrollar
ta pensar en slogan de Trump “Let’s Make Ame-
al menos tres observaciones críticas. La prime-
rica Great Again”). Desde esta lógica, es posible
ra de ellas es que el libro ofrece una panorámica
pensar que la aparición de esta “nueva” derecha
general, pero no entrega muchas pistas respecto
centrada en la crítica a la corrección política se
a por qué y de qué manera las ideas de esta nue-
debe justamente al éxito del mundo de izquierda
va derecha parecen ganar más terreno en algu-
en generar una mayor conciencia social respecto
nos lugares y no en otros. Si bien es cierto que el
a la necesidad de promover una mejor y mayor
objetivo del libro no es analizar el aterrizaje de
integración de grupos históricamente excluidos.
la ultraderecha en Latinoamérica, quienes estén
Por su parte, Stefanoni también enfatiza el
interesados en este fenómeno quedarán con va-
papel de la tecnología y las redes sociales en la
rias preguntas abiertas luego de leer esta obra,
configuración de esta nueva rebeldía contem-
sobre todo respecto a los matices que esta nue-
poránea. El autor sostiene que las plataformas
va rebeldía está tomando a lo largo y ancho de
digitales han propiciado la conformación de
nuestra región. ¿Por qué el enfoque libertario de
movimientos políticos que, si bien pueden tener
Milei parece tomar fuerza en Argentina, mien-
un carácter contestatario, no necesariamente se
tras que la postura militarista de Bolsonaro tiene
alinean con la izquierda tradicional. Asimismo,
efecto en Brasil?
señala cómo estas herramientas han contribuido
En segundo lugar, esta obra refleja muy bien
a la polarización y radicalización de las posturas
que la ultraderecha es un fenómeno global. Se
políticas, dando lugar a expresiones de rebeldía
trata de un proyecto político que no tiene un solo
que pueden adoptar tintes autoritarios.
ideólogo, sino que se sustenta más bien en una
Otro punto central en la obra es el análisis de
verdadera cacofonía que descansa en la interac-
movimientos políticos específicos que encarnan
ción de un sinfín de actores y grupos que pro-
esta nueva forma de rebeldía de derecha. Stefano-
mueven distintos discursos. El libro de Stefano-
ni examina casos como el surgimiento de líderes
ni muestra muy bien que estos relatos circulan
populistas y autoritarios, así como la emergen-
a nivel local, nacional y transnacional, es decir,
cia de movimientos conservadores que utilizan
hay un verdadero proceso de difusión en marcha.
86
No obstante, cabe preguntarse cómo se está articulando esta difusión. ¿Se trata de un proceso de viaje desde el norte global al sur global, o las ideas elaboradas desde el sur también son consideradas en el norte? ¿Cómo se da la recepción y adaptación de estos discursos? Por último, el libro no trabaja con claridad la cuestión conceptual. Cuando hablamos de la transformación en marcha de la derecha aparecen conceptos de diversa índole: derecha alternativa, derecha convencional, derecha dura, derecha extrema, derecha populista, derecha tradicional, ultraderecha, etc. Sin duda, Stefanoni aborda varios de estos términos e incluso al final ofrece un glosario que es un muy útil para comprender varias de estas conceptualizaciones (por ejemplo, ecofascismo, ideología de género, marxismo cultural, etc.). Si bien es cierto que ofrecer un mapa que ordene estos diferentes conceptos no es una tarea fácil, el libro queda en deuda al momento de brindar mayor especificidad de los contornos que permiten distinguir entre estas distintas versiones de la derecha. En conclusión, ¿La rebeldía se volvió de derecha? es una obra provocadora que invita a la reflexión sobre los cambios en el panorama político latinoamericano y global. A través de un análisis detallado, el autor presenta una visión crítica de la rebeldía contemporánea, desafiando las percepciones convencionales sobre la relación entre la izquierda y la rebeldía. El libro de Stefanoni constituye, sin duda, una contribución valiosa al debate sobre el futuro de la política en la región.
87
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . RE S E ÑA
Las “derechas” en los años ochenta: entre la unidad y la disputa política JOSÉ MANUEL CASTRO
Sobre Los civiles de Pinochet. La derecha en el régimen militar chileno, 1983-1990 (Santiago: DIBAM/ Centro de Investigaciones Barros Arana, 2013) de Pablo Rubio Apiolaza.
Si realizáramos un ejercicio contrafáctico y eli-
el esquema dicotómico de autonomía/subor-
mináramos al régimen militar de la historia, no
dinación que suele prevalecer. La investigación
cabe duda de que el Chile actual sería conside-
muestra que la derecha no se sometió a una su-
rablemente diferente al que conocemos. Y más
puestamente omnímoda Junta de Gobierno, y
aún en el caso de la derecha, que desde la lle-
que esta tampoco se dejó simplemente dominar
gada de los militares al poder en septiembre de
por el poder político y económico de la derecha.
1973, y especialmente durante la década de los
Habiendo diagnósticos compartidos, así como
ochenta, experimentó un proceso de reconfi-
principios y propósitos comunes —justificación
guración política, ideológica y estratégica que
del golpe de Estado, anticomunismo, voluntad de
le imprimió un sello particular a su identidad.
dar paso a una nueva institucionalidad política y
La derecha tradicional de hoy, organizada en los
económica— se desarrolló un campo de disputa,
partidos Renovación Nacional (RN) y Unión De-
negociaciones, desencuentros y disensos entre
mócrata Independiente (UDI), no sería la misma
el régimen y la derecha, en que cada actor puso
sin Pinochet. Al mismo tiempo, el régimen mili-
sobre la mesa su lectura de la realidad y jugó sus
tar y el proceso político 1973-1990 no se pueden
cartas de acuerdo con su estrategia política. Esto
entender sin el papel protagónico de los líderes
explica algunas paradojas: las agrupaciones de
del MUN (Movimiento de Unión Nacional, an-
derecha eran autónomas del régimen y, al mismo
tecesor de RN) y la UDI, en una historia en que
tiempo, leales a este desde el 11 de septiembre. Se
confluyen Augusto Pinochet, Sergio Onofre Jarpa
opusieron públicamente y criticaron determina-
y Jaime Guzmán; Andrés Allamand, Sergio Fer-
das medidas del gobierno y, al mismo tiempo,
nández y Pablo Longueira; Pedro Ibáñez, Luis
influyeron de manera decisiva en sus definicio-
Cordero y Sergio Diez. El libro Los civiles de Pi-
nes políticas más importantes, como el diseño
nochet, de Pablo Rubio Apiolaza, tiene el notable
del proyecto político de la Junta y las caracterís-
mérito de examinar los cambios, continuidades,
ticas de la transición a la democracia.
definiciones y tensiones de la derecha chilena en
Si bien Pinochet tenía en último término el
una década clave de su historia, como fueron los
sartén por el mango, su sola habilidad políti-
años ochenta. Quien se pregunte por las caracte-
ca no bastaba. Por el contrario, necesitó contar
rísticas de la cultura política de la derecha actual
con el respaldo político y técnico de los civiles
encontrará importantes respuestas en la revisión
de derecha. Tanto fue así que, ante la crisis eco-
histórica de estos primeros años de sus organi-
nómica de 1982 y la abrupta salida del “Chica-
zaciones partidistas.
go-gremialismo” del gabinete, debió recurrir a
Como buen estudio histórico, la propuesta de
los dirigentes de la largamente criticada “vieja
Rubio se distancia de las simplificaciones y afir-
política”, iniciando el proceso de apertura con
maciones polémicas que proliferan hoy en la
nada menos que Sergio Onofre Jarpa como mi-
opinión pública. En ese sentido, Los civiles de Pi-
nistro del Interior, quien impondría en parte
nochet examina exhaustivamente la relación de
su sello. No sin razón, Rubio concluye que los
la derecha con el régimen militar, cuestionando
partidos de derecha llegaron a constituir “un
88
verdadero contrapeso” al interior del régimen militar durante los años 80 (320). El libro también cuestiona el carácter monolítico de la derecha, explorando sus diferencias internas y resaltando su permanente carácter plural. Por esta razón, el autor reconoce la pertinencia de utilizar el término “derechas”, en lugar de “la derecha”. Si bien el MUN y la UDI compartían una serie de principios, se trataba de dos proyectos distintos que compitieron desde temprano por el control del sector y por su influencia en el gobierno. Esta relación se caracterizó por la desconfianza mutua, la tendencia a la fragmentación y, paradójicamente, por los llamados a la unidad y a reconocerse como fuer-
las recriminaciones mutuas y de los constantes
zas complementarias. La disputa política entre
intentos por reunificar a la derecha en un par-
ambos cruzó la década y resistió los intentos
tido único, la permanente tensión entre la UDI y
por unificar a la derecha bajo un solo paraguas,
RN se puede entender al considerar el momento
como había sido el caso del Partido Nacional en
político de cada agrupación. Mientras la UDI de
los años sesenta, que surgió de la fusión del Par-
los primeros años buscaba afianzarse como un
tido Conservador y el Partido Liberal. Con la re-
nuevo partido con identidad fuerte, temiendo
organización de los partidos políticos en 1983 la
ser subsumida por RN, en la vereda del MUN-RN
diversidad bipartidista de la derecha resurgió, y
apostaban por controlar la derecha desde una
las nuevas agrupaciones no tuvieron demasiada
posición de hegemonía interna. Con todo, a pe-
dificultad para organizarse de manera estable y
sar de las diferencias coyunturales, hubo unidad
conseguir adherentes a lo largo del país.
programática en la adhesión a las vigas centrales
Entre la UDI y RN no solo hubo importantes
de las transformaciones impulsadas por la Junta
diferencias generacionales y un afán natural
y unidad electoral —no sin resistencias— en la
por diferenciarse, sino también divergencias
campaña presidencial de Büchi en 1989.
en cuestiones estratégicas e ideológicas, como
La disputa al interior de la derecha es funda-
el ritmo del proceso de democratización desde
mental no solo para explicar la relación histó-
1980 y el rol del Estado en la economía. La UDI
ricamente difícil entre RN y la UDI (hoy se ha
apostó por “renovar la derecha” a través del
sumado una relación análoga entre Chile Vamos
trabajo de base en las poblaciones y el desarro-
y el Partido Republicano), sino también para
llo de una vocación popular inédita en el sector,
comprender, en definitiva, que dichos disensos
mientras criticaba la forma de hacer política de la
y desencuentros definieron la transición a la de-
“derecha tradicional”. La UDI, además, coincidía
mocracia en los ochenta. Hitos como la apertura
con Pinochet en la retórica antipolítica y anti-
política en 1983, el Acuerdo Nacional en 1985, el
partidista, lo que explica gran parte de la predi-
plebiscito de 1988, las reformas constituciona-
lección del régimen por el proyecto gremialista,
les y las elecciones presidenciales de 1989 no se
especialmente en los setenta. En RN, en cambio,
pueden comprender sin un examen al papel de
se manifestaron fuertes críticas a la UDI. Sergio
la derecha. Los civiles de Pinochet de Pablo Rubio
Onofre Jarpa acusaba al “Chicago-gremialismo”
Apiolaza no solo es un libro imprescindible para
de apropiarse de “la gesta del 11 de septiem-
conocer la historia reciente de la derecha chilena.
bre”, describiendo a sus líderes como “jóvenes
También ofrece una ventana privilegiada para
extranjerizantes” sin suficiente experiencia y
comprender, desde esa vereda, las dinámicas y
que le habían quitado “a nuestro movimien-
complejidades de la difícil transición de una dic-
to su carácter nacional” (104-105). Más allá de
tadura a una democracia.
89
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . RE S E ÑA
Las ideas importan PABLO PANIAGUA Sobre The Chile Project. The Story of the Chicago Boys and the Downfall of Neoliberalism (Princeton University Press, 2023), de Sebastián Edwards.
El libro The Chile Project, de Sebastián Edwards,
y políticos de izquierda que cuestionaron dura-
relata el auge y caída del consenso ‘promercado’
mente la modernización promercado chilena,
chileno y de aquel proyecto ‘neoliberal’ empren-
conduciéndola a una profunda crisis de legitimi-
dido en el país desde finales de la década de 1970.
dad entre el 2014-2019. Esta sección explora la
En el texto, Edwards combina de forma prolija
“narrativa de pesimismo, malestar y desigual-
la historia económica, la política latinoameri-
dad” (219) que se construyó hacia finales de 2010
cana, la economía internacional y la historia de
y se convirtió en la narrativa dominante em-
las ideas, todas entrelazadas para contar la his-
pleada por académicos, intelectuales públicos y
toria del apogeo y el colapso del neoliberalismo
políticos para cuestionar y socavar el “proyecto
en Chile. Utilizando narrativas analíticas y evi-
neoliberal”. El ensayo cierra con reflexiones cla-
dencia histórica, el libro cuenta la historia de la
ve respecto al repliegue o retirada intelectual de
implementación, profundización y posterior co-
las fuerzas promercado (sobre todo en la derecha
lapso del consenso neoliberal en Chile. A pesar de
post 1990) y el profundo abandono de la “guerra
su óptica económica, se lee con la fluidez de una
de las ideas” por parte de los intelectuales y eco-
novela de misterio, cuyo personaje principal (el
nomistas favorables al libre mercado.
neoliberalismo) evoluciona en el tiempo.
Una importante contribución del libro es su
Edwards, quien posee un profundo conoci-
aporte a la literatura del neoliberalismo, clarifi-
miento de los debates intelectuales en torno a
cando el término. Edwards ofrece una interesan-
la Escuela de Chicago y de las políticas econó-
te definición al identificarlo “como un conjunto
micas de América Latina, divide su libro en tres
de creencias y recomendaciones políticas que
secciones: la primera explora la historia tem-
hacen hincapié en el uso de mecanismos de mer-
prana del neoliberalismo en Chile (1955-1973),
cado para resolver la mayoría de los problemas y
los orígenes del “acuerdo de Chicago“ —entre
necesidades de la sociedad, incluida la prestación
Chicago y la PUC— y el caos económico creado
y asignación de servicios sociales como la educa-
por el gobierno de Salvador Allende. La segun-
ción, las pensiones de vejez, la salud, el apoyo a
da parte —probablemente la más interesante y
las artes y el transporte público. (...) el neolibe-
mejor trabajada— repasa la política y las refor-
ralismo es la mercantilización de casi todo” (14).
mas neoliberales llevadas a cabo por las dos ge-
Esta es una definición razonable para capturar
neraciones de “Chicago Boys” durante la dicta-
experiencias reales en varias partes del mundo,
dura de Pinochet (1973-1990). En ella, Edwards
incluido Chile desde finales de la década de 1970
explora las dos visitas de Milton Friedman a
en adelante. Entre 1974 y 2010, el país experi-
Chile, su encuentro con Pinochet y la grave cri-
mentó un impulso progresivo, empujado tanto
sis monetaria y bancaria que sufrió el país en
por la centroizquierda como por la derecha po-
1982. La tercera parte abarca la profundización
lítica, para ampliar y profundizar la experiencia
y perfeccionamiento (las reformas) del modelo
neoliberal. Durante este periodo se exploraron
neoliberal chileno durante el retorno de la demo-
nuevas formas de utilizar los mecanismos del
cracia (1990-2010), hasta la oleada de protestas
mercado para resolver problemas sociales acu-
estudiantiles y la aparición de nuevos activistas
ciantes, como un sistema de autopistas interes-
90
tatales, políticas unilaterales de libre comercio, reformas en áreas como el transporte público, el sistema penitenciario, el sistema de pensiones, la educación, etc. De esta forma, Edwards utiliza “neoliberalismo” no como término despectivo, sino como una herramienta conceptual que le permite diseccionar la historia económica de Chile y su desarrollo. El autor tiene una visión bastante positiva respecto al tránsito de las instituciones económicas en un país que, en 1973, era pobre y atrasado. Según Edwards: “En menos de dos dé-
de abandono fue la esfera intelectual y cultural,
cadas los Chicago Boys habían creado una eco-
ya que “en algún momento durante la década de
nomía capitalista moderna que (...) produjo una
1990, los intelectuales y académicos de derecha
aceleración de la eficiencia, la productividad y el
‘promercado’ declararon la victoria en la guerra
crecimiento. En los círculos financieros y econó-
de las ideas y se dedicaron a otras actividades
micos se hablaba de un ‘milagro chileno’ en cier-
(...). Lo que no comprendieron es que la victoria
nes (...) a principios de la década de 2000, Chile
en la pugna de las ideas no es permanente” (273).
se convirtió, por un amplio margen, en la nación más rica de América Latina” (2-3).
Así las cosas, a finales de los noventa las fuerzas promercado se retiraron de la esfera pública
Una segunda contribución es que este libro
y de la autoría de libros de divulgación, así como
echa por tierra varios conceptos erróneos e ideas
de la educación de las generaciones más jóvenes,
falsas sobre el “proyecto chileno” y cómo se im-
por lo que fueron incapaces de ofrecer una nue-
plantó allí el neoliberalismo. De ese modo, des-
va narrativa convincente. En última instancia,
miente que el “proyecto chileno” haya sido un
el ascenso y caída del neoliberalismo en Chile
esfuerzo deliberado de Estados Unidos y los eco-
parece ser el resultado de la “batalla cultural”
nomistas de Chicago por imponer una ideología
en la cual, primero, los intelectuales promer-
promercado en un país pobre, una suerte de la-
cado ganaron la lucha por la persuasión entre
boratorio dirigido por la CIA y potencias extran-
1980-2006, para que posteriormente —entre
jeras. La revisión de los hechos que hace Edwards
2006-2019— la izquierda más extrema con una
demuestra que el proyecto neoliberal chileno, en
consigna antimercado y antiprivatización gana-
lugar de ser un plan consciente implementa-
ra la hegemonía. La izquierda de la ‘generación
do bajo Pinochet, fue más bien el resultado in-
estudiantil’, actualmente en el poder, logró ar-
esperado y casual de la permanente “guerra de
ticular y ofrecer una narrativa más convincente.
las ideas” de aquellos economistas que luchaban
Sostenían que “el modelo neoliberal implemen-
por persuadir —a Pinochet primero y también a
tado por Pinochet” era la raíz de todos los males
los posteriores presidentes elegidos democráti-
sociales, allanando así el camino para la caída y
camente— de que confiar en los mecanismos de
el colapso del consenso promercado, cuyas con-
mercado para promover la prosperidad era bueno
secuencias están hoy a la vista.
para el país. De hecho, la mayoría de las profun-
Edwards demuestra de forma convincente que
das transformaciones promercado se produjeron
Chile, para bien y para mal, es un ejemplo de ma-
en democracia por políticos de centroizquierda
nual de cómo las ideas pueden cambiar el cur-
entre 1990 y 2010.
so de la historia. Queda aún por verse hoy si las
Como reflexión final, el mensaje más impor-
fuerzas promercado y los intelectuales locales
tante del libro es que las ideas importan. Así, “la
que disfrutaban viviendo en una sociedad prós-
historia de las reformas de libre mercado de
pera reaccionarán ante las actuales fuerzas anti-
Chile puede resumirse con dos palabras: éxito
mercado y antiliberales. Les convendría, segura-
y negligencia” (270). Una de las áreas cruciales
mente, tomar nota del mensaje de Edwards.
91
RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . RE S E ÑA
Más compleja de lo que parece LUCIANO QUEZADA Sobre Anatomía de la derecha chilena. Estado, mercado y valores en tiempos de cambio (FCE, 2020), de Stéphanie Alenda (ed.)
En el debate público es frecuente que se reduzca
distintos momentos históricos y lucharon por la
a los adversarios a categorías simples y vagas, lo
hegemonía del sector.
que se traduce en tratar al rival como una unidad
En los siguientes capítulos se intenta sis-
unívoca para posteriormente asociarlo con ca-
tematizar lo ya relatado, con el fin de dar con
racterísticas negativas que lo alejen del votante
una definición de la derecha que abarque tanto
mediano. En un sistema político donde el clivaje
el carácter permanente como cambiante de las
izquierda-derecha es fundamental para la iden-
corrientes que la habitan. Como se indica en el
tificación y diferenciación de los participantes, el
segundo capítulo, escrito por Stéphanie Alenda,
imaginario de ciertos sectores suele representar
Carmen Le Foulon y Julieta Suárez-Cao, existen
a la derecha como un conjunto homogéneo, he-
principalmente cuatro tradiciones de pensa-
redero de las corrientes dominantes en dictadu-
miento al interior de la actual derecha: conser-
ra, conservador en temas valóricos y protector de
vadora, social-cristiana, liberal ortodoxa y libe-
los intereses de una oligarquía.
ral-católica. Por su parte, las autoras asocian a
Ahora bien, ¿es precisa la definición de la de-
cada una de ellas con una posición en el eje Es-
recha a partir de estos elementos? ¿Cabe asumir
tado-mercado. A modo de ejemplo, se tiene que
como punto de partida su homogeneidad? El li-
la tradición conservadora y social-cristiana está
bro colectivo Anatomía de la derecha chilena, edi-
vinculada con una posición ‘solidaria’, la cual
tado por la académica de la Universidad Andrés
buscaría una mayor participación del Estado en
Bello Stéphanie Alenda, invita a comprender este
la economía (23).
sector a partir de un análisis más profundo de las
Identificar las principales tradiciones de pen-
distintas corrientes de pensamiento que habitan
samiento es importante no solo para una mejor
en su interior. Para lograrlo, sus autores utilizan
comprensión del escenario presente, sino tam-
herramientas teóricas y empíricas con el fin de
bién para tomar conciencia de las opciones polí-
identificar la diversidad existente en la derecha
ticas que puedan surgir en el futuro. Fenómenos
tanto en el pasado reciente como en la actualidad.
como la migración, movimientos estudiantiles,
En el primer capítulo, escrito por Joaquín
estallido social, entre otros, pueden impulsar
Fernández y Sebastián Rumié, se analiza a la
la aparición y el fortalecimiento de ciertas tra-
derecha a partir de un recorrido histórico des-
diciones de pensamiento que conecten de mejor
de los años treinta hasta el primer gobierno de
manera con ellos. Así, mientras en los últimos
Sebastián Piñera. De forma precisa, se iden-
años hemos presenciado la articulación de un
tifican las principales corrientes políticas que
pensamiento conservador-socialcristiano al in-
han constituido su historia en el último siglo.
terior de RN y en diversos actores de la sociedad
Resulta interesante que el lector pueda aproxi-
civil, es perfectamente posible que luego surjan
marse rápidamente al carácter heterogéneo de la
nuevos sucesos que activen con más fuerza otras
derecha. Tradicional-oligárquica, nacionalista,
tradiciones, como por ejemplo la liberal-orto-
gremialista, monetarista-neoliberal: este capí-
doxa, donde el caso de Argentina es ilustrador.
tulo muestra cómo estas corrientes surgieron en
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Hay, a lo largo del libro, otros elementos de sumo interés. En el capítulo IV, por ejemplo, escrito por Stéphanie Alenda, Carmen Le Foulon y Sebastián del Hoyo, se analizan los principios de Evópoli, un partido que buscó diferenciarse de la derecha tradicional encarnando un “liberalismo renovado”. Así, este colectivo ha buscado actualizar ciertos principios como la subsidiariedad y la meritocracia, además de enfatizar la afinidad entre lo liberal y lo social. Asimismo, ha ampliado la oferta ideológica del sector al defender agendas progresistas, lo que, aunque pareciera estar en mayor sintonía con la ciudadanía, ha pasado a segundo plano en elecciones recientes cuando surgen problemas como el orden y la seguridad. Un análisis similar podría extrapolarse a un partido político más reciente: el Partido Republicano (PR). Las tipologías descritas al inicio del capítulo son útiles para el análisis: mientras los partidos “proféticos” tienen éxito al articular una nueva ideología, los “‘purificadores’ en-
organizaciones sociales o religiosas, las élites
miendan una ideología existente” (162). Es pa-
partidarias de otros sectores políticos también
tente que el PR coincide mejor con este segundo
mantienen una relación estrecha con el em-
tipo de clasificación, mostrándose como los ge-
presariado, por lo que no habría exclusividad
nuinos representantes del sector “Chicago-gre-
alguna. A lo anterior puede agregarse que he-
mialista”, donde muchos de sus integrantes y
chos recientes de corrupción por parte de fun-
votantes dejaron de sentirse representados por
daciones y dirigentes asociados al Frente Amplio
los partidos tradicionales de derecha, en especial
refuerzan la idea de esta fractura al interior de
por la UDI. Así, los ‘purificadores’ busca sinto-
los partidos, incluso en aquellos sectores que
nizar “con los cambios socioculturales a los que
surgieron diferenciándose por su supuesta inte-
los partidos tradicionales habrían sido incapa-
gridad y transparencia.
ces de adaptarse” (162). El fenómeno migratorio
A modo de cierre, es importante no perder de
—entre otros— ha sido una muestra elocuente
vista el año de publicación del libro y de las en-
de ello, otorgándole al PR gran adherencia ciu-
cuestas utilizadas, dado que posterior a esta fe-
dadana y buenos resultados electorales.
cha han ocurrido acontecimientos relevantes en
Por último, vale la pena comentar la conexión
el país. El estallido social, la pandemia, la apari-
entre la derecha chilena y las élites económicas.
ción de nuevos partidos políticos y la crisis de se-
Como se menciona en el capítulo VII, escrito por
guridad, entre otros fenómenos, tienen la fuerza
Alejandro Pelfini y Vicente Rueda, “usualmente,
suficiente para modificar la situación política
al hablar de la incrustación social de los partidos
tanto en la ciudadanía como al interior de los
de derecha se tiende a pensar en un vínculo pri-
partidos, por lo que puede ser interesante buscar
vilegiado con sectores pudientes y poderosos”
actualizar algunas de las conclusiones señaladas
(269). Sin embargo, ¿puede establecerse una
en el texto. Todo esto coincide con un argumento
relación exclusiva entre estos dos sectores? Los
constante en el libro: los factores externos son
autores del capítulo responden negativamente,
claves para explicar el cambio en la composición
mostrando, además, una fractura entre las ba-
de la derecha, rearticulando y actualizando todo
ses y las élites partidarias: mientras las bases
lo permanente que hay en ella.
de centroderecha tienen vínculos diversos con
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RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . RE S E ÑA
Octubre, más allá de la teoría MARÍA JOSÉ NAUDON
Sobre La vuelta larga. Crónica personal de la crisis de octubre (Ediciones UC, 2023), de Gonzalo Blumel
Leer La vuelta larga, de Gonzalo Blumel, es un
Mientras la certeza proporciona una brújula, la
interesante ejercicio retrospectivo. No es solo el
flexibilidad permite adaptarse a las condiciones
autor quien emplea la escritura como una forma
variables sin perder de vista los principios fun-
de exorcizar la intensidad de los años relatados,
damentales.
sino es el mismo lector quien vuelve a revisar y
El libro está lejos de ser una oda al segundo go-
revisarse como parte de estos. Es imposible, dada
bierno de Sebastián Piñera o al rol del autor en
la proximidad temporal, no revivir cada uno de
el mismo. Por el contrario, da espacio a la crítica
los acontecimientos relatados y, en mucho de
y al análisis retrospectivo. De acuerdo con esto,
ellos, agradecer la nueva y valiosa información
uno de los hilos conductores, no explicitados, se
que en ese entonces, por razones evidentes, no
centra en la indagación de cómo la sociedad fue
tuvimos. Ese, creo, es el primer gran aporte del
llegando al punto de descomposición que habili-
texto: permite templar las experiencias vividas
tó el proceso que hemos vivido desde octubre del
y observarlas lejos de su intensidad emocional.
2019. La conclusión resulta perturbadora: fueron
Qué fácil fue en esos días hablar de cobardía, de
múltiples perversiones, algunas disfrazadas de
mano dura, de renuncias y debilidades intolera-
buenas intenciones, las que desgastaron progre-
bles. Que fácil fue también azuzar la violencia,
sivamente los cimientos sociales. Entre estos, los
aspirar a refundarlo todo, olvidar lo construido
actos de corrupción que minaron la integridad y
y romantizar toda transgresión. Qué fácil fue
la confianza en algunas instituciones y actores
cubrir de virtud la destrucción institucional, de-
sociales; las grandes movilizaciones que, en-
mocrática, social y política del país.
herbolando las banderas de una mayor partici-
Desprovisto de teorizaciones sobre el estalli-
pación ciudadana, terminaron por desprestigiar
do social, la narrativa de Blumel se desenvuelve
a la política como instrumento de resolución de
como una crónica política y personal. En primera
conflictos. Algunas reformas económicas, la ra-
persona, lleva al lector a reflexionar y compartir
lentización del crecimiento y, también, el auge
una mirada que el autor, sin duda, ha elaborado
del individualismo y el desprestigio de lo público
con el paso de los años. La elección de ‘la vuelta
frente al éxito individual.
larga’ (que decide no eludir el problema políti-
La obra sugiere que fenómenos como los an-
co subyacente centrándose exclusivamente en el
teriores socavaron, como una gangrena, las re-
control del orden público) no se limita a ser una
glas fundamentales que regían nuestra sociedad,
opción estratégica, sino que se presenta rica en
afectaron su tejido y la dejaron vulnerable y en-
contenidos y reafirma que lo esencial no debe so-
ferma. Sin duda, dentro de ellas, la legitimación
meterse a las turbulencias circunstanciales, por
de la violencia como medio de acción política (o
exigentes que estas sean. En esta línea, la obra
el haber cerrado los ojos frente al fenómeno) re-
plantea la difícil ecuación, post crisis de octubre,
sulta central y sus consecuencias aún están por
entre certezas y flexibilidad. La combinación de
verse. En esta línea el libro realiza, también, una
ambas resulta fundamental para afrontar los
dura crítica hacia el Estado chileno y su escasa
desafíos cambiantes de la política y la sociedad.
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capacidad de responder a la indignación y violencia que caracterizaron la crisis de octubre. De manera retrospectiva, el texto enfatiza una idea crucial: la función del Estado no se limita únicamente a la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos —aunque este papel sea innegable—, sino que también debe cumplir un rol nivelador de las oportunidades, contribuyendo así a garantizar la cohesión social. El equilibrio entre estas funciones es esencial para avanzar hacia una sociedad justa y equitativa. En esta línea, el autor también aborda el problema de la clase media y su vulnerabilidad ante las contingencias de la vida. El exministro de Interior reconoce que las soluciones no pue-
peligro de la embriaguez triunfalista, que impli-
den limitarse a medidas económicas, sino que
ca anhelos refundacionales excluyentes, ha sido
deben incorporar aspectos culturales y sociales
moneda corriente. La obra en cuestión aborda
que pueden alterar conclusiones aparentemen-
de manera perspicaz la tendencia a polarizar las
te inamovibles que parecen escritas en piedra. El
interacciones entre “ustedes” y “nosotros”. En
impacto de las redes sociales, la inexistencia de
el texto, Gonzalo Blumel expone sus profundas
un futuro compartido, la fragmentación social y
objeciones a este enfoque confrontacional que
la desafección de la política, entre otros, no pue-
interpreta el diálogo y la negociación como una
den obviarse.
imperdonable cobardía o renuncia.
Una interrogante clave que emerge de la lectura
Explorando esta tensión y centrándose espe-
es qué responsabilidad cabe a los protagonistas y
cialmente en la derecha, el libro examina aspec-
a la sociedad en su conjunto en la historia vivida.
tos fundamentales para comprender y optimizar
Y en ese punto el examen es doloroso pues, unos
la dinámica política, sobre todo en gobiernos de
más y otros menos, fuimos ciegos a una realidad
coalición donde la diversidad opera, en ocasio-
que se fraguaba ante nuestros ojos. Sin embargo,
nes, como un problema. El texto destaca la ne-
el libro insiste en la enorme y gravosa insensatez
cesidad de fomentar la convivencia y el respeto
que supuso la decisión de parte de la izquierda de
dentro de los grupos heterogéneos, junto con
no respetar las reglas del juego y cuestionar las
reconocer los desafíos que surgen de esa plura-
bases mismas de la convivencia social, fortale-
lidad. Un aspecto crucial, en esta línea, supone
ciendo la lógica amigo/enemigo. En política, la
restituir la confianza, indispensable para el ade-
resistencia virtuosa que ejercen los contrarios
cuado funcionamiento de cualquier gobierno.
posibilita avanzar. La tensión entre liberalismo y
Por último, a partir de idas y venidas tempo-
la socialdemocracia, o entre el orden y el cambio,
rales, la obra ofrece una mirada penetrante a la
por ejemplo, son imprescindibles. Lo peor que
actualidad política, planteando preguntas fun-
puede ocurrirnos es que estas tensiones termi-
damentales sobre la salud de la democracia y
nen entregadas al fanatismo de uno u otro lado.
señalando la importancia de la reflexión crítica.
Cuando la tolerancia mutua y la contención des-
En última instancia, invita a un profundo cues-
aparecen, el peligro para la democracia se mul-
tionamiento, pues aborda no solo el pasado, sino
tiplica. Si algo resulta palmario de esta lectura es
también nuestra situación actual. Al plantear
que la política genuina, basada en el diálogo y el
sus reflexiones de manera explícita en las pági-
respeto mutuo, es esencial para la preservación
nas finales del libro, el autor concluye diversos
de la democracia.
análisis dispersos en el texto y deja planteada
Sin embargo, la política nacional ha transitado estos años entre la euforia y la histeria. El
una pregunta crucial: ¿hemos aprendido algo? La respuesta aún está por verse.
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RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . RE S E ÑA
Desafío serio, respuesta sencilla JUAN IGNACIO BRITO Sobre La ultraderecha hoy (Paidós, 2023), de Cas Mudde.
Liberales y progresistas ven con preocupación
declara como propias de los “ultraderechistas”
el auge de lo que denominan “ultraderecha”.
son las mismas a las que recurre con asiduidad
El politólogo neerlandés Cas Mudde es uno de
la izquierda neopopulista e incluso el progre-
ellos y en La ultraderecha hoy intenta perfilar el
sismo identitario mainstream. Así, el primer y
espectro que recorre los sistemas políticos del
más obvio obstáculo con que choca el autor es
mundo entero, desde India a América Latina,
que la definición que propone parece demasia-
pasando por Europa y Estados Unidos. Un fenó-
do comprensiva, al punto de diluir un significado
meno que ha adquirido nueva dimensión desde el
concreto.
amanecer del siglo XXI, con el advenimiento de
No obstante esas limitaciones, resulta valio-
la “cuarta ola” de la ultraderecha de posguerra,
so el esfuerzo que hace Mudde por caracterizar
marcada por dos rasgos centrales: la desmargi-
el fenómeno. Señala que su objetivo es referirse
nación y la normalización de los partidos de de-
a la derecha antisistema, a la cual divide en dos
recha extrema.
grandes subgrupos, cada uno compuesto por
Para Mudde, la ultraderecha es un riesgo que
diversos partidos políticos, movimientos, enti-
amenaza a la democracia liberal, la cual debe ser
dades culturales y otras organizaciones: la to-
protegida ante el desafío. Para ello escribe el li-
davía mayormente aislada “extrema derecha”
bro, con el propósito de que “el lector se sien-
(neofascista, antidemocrática y racista) y la nor-
ta más preparado” para enfrentar a la primera
malizada “democracia radical populista” (de-
y “se considere más capacitado para defender”
mocrática “por ahora”, nativista, favorecedora
la segunda. La aceptación de la que goza hoy al
de las jerarquías, la autoridad y el orden), que
menos una parte de la ultraderecha en el siste-
ha permeado el sistema y cuyos temas y estilos
ma de partidos lleva a que el “enemigo” se sitúe
han sido abrazados en muchos casos por la de-
al interior del sistema y pueda corroerlo des-
recha tradicional. Ambos subgrupos centran su
de dentro, a diferencia de lo que ocurría antes,
atención en cuatro asuntos que reciben un tra-
cuando se encontraba fuera del mismo y no re-
tamiento variado a lo largo del espectro “plural,
cibía validación.
no singular” de la ultraderecha: la postura anti-
Sin embargo, como todo objeto de estudio
inmigración, la priorización de la seguridad ciu-
amplio y dinámico, resulta difícil establecer las
dadana, la denuncia de la corrupción y la política
fronteras de la ultraderecha. Tanto, que lo de
exterior “antiglobalista” basada en la protección
Mudde parece obedecer más a una intuición que
del interés nacional de cada Estado en un mun-
a una definición estricta. Aunque logra algunos
do hostil.
avances significativos para acotar a qué se refiere
Quizás la lógica de manual con que escribe
con el término, lo cierto es que termina hablan-
Mudde lo conduce a exagerar el afán por clasi-
do de un bolsillo de payaso donde caben desde
ficar todo lo que ve en la ultraderecha, desde los
neonazis supremacistas hasta conservadores
tipos de organización a los estilos de liderazgo.
tradicionales a los cuales les disgusta el aborto, y
Más atractivo que ese afán es la forma en que
donde muchas de las medidas autoritarias que él
describe algunas de las discusiones en torno a
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la ultraderecha (por ejemplo, si el apoyo popular que recibe es manifestación de convicciones sinceras del electorado o de rechazo a un sistema desgastado; si se trata de partidos y movimientos estructurados o conformados en torno a un líder). El libro pierde una oportunidad al obviar las causas y el contexto en el que se ha dado la “cuarta ola” de la que habla. La fuerza de la derecha radical populista reside, según el autor, en el hecho de que ha logrado que en el debate político de diversos países se impongan los temas socioculturales que le son cómodos y sean postergadas las agendas dominadas por asuntos vinculados al desarrollo económico que fueron características de la política tradicional durante las últimas décadas. La irrupción de la “ultraderecha” se explicaría entonces porque ha sido capaz de llegar a dominar la agenda temá-
en la que caen de forma contumaz muchos de
tica de la sociedad, prevaleciendo gracias a que
sus colegas: considerar que la receta liberal es la
los medios de comunicación utilizan encuadres
única realmente válida y que sus problemas se
provenientes de la lógica ultraderechista para
deben a la perversidad de los que quieren jugar
la cobertura de cuestiones como la inmigración
fuera de sus reglas. No es raro entonces que el
o la criminalidad. Al mismo tiempo, existe co-
autor afirme que “estamos frente a una cuestión
bardía y oportunismo en la política tradicional,
de gran importancia moral como política” y que
especial, aunque no únicamente, en los partidos
su propuesta para enfrentar el auge de la “ultra-
de derecha, que se suben a la narrativa extrema
derecha” sea fortalecer la democracia liberal. O
para abordar esas temáticas, abandonando sus
sea, hacer más de lo mismo, que es la receta para
convicciones. Otro gallo cantaría, según Mudde,
que las cosas sigan igual o peor.
si, por ejemplo, la inmigración fuera abordada
¿No existe acaso la posibilidad de que los ma-
por los medios y la política tradicional como un
les de la democracia liberal sean intrínsecos a
asunto humanitario, y no como una amenaza a
ella? El autor ni siquiera se plantea esa situación.
la seguridad, calidad de vida y cultura de la po-
Pero, si la anomia que caracteriza a las democra-
blación local.
cias liberales modernas no fuera simplemente
Pareciera que, para el autor, la desmarginación
una cuestión de narrativa ni de algunos medios
y normalización de la ultraderecha se deben a
de comunicación incautos (o colaboracionis-
una cuestión técnica de gestión comunicacional
tas), entonces habría que tomarse más en serio
y a la falta de coraje de la política tradicional. No
las propuestas de la “ultraderecha” que denun-
considera la eventualidad de que, efectivamente,
cia Mudde, en especial las de la “derecha radical
los temas que aborda la “derecha radical popu-
populista”. Mudde elude el bulto y opta por una
lista” tengan entidad propia y que su programa
salida sencilla para un problema que, sin duda,
sea una respuesta política a realidades cotidianas
merecería una atención más profunda. Más to-
que sufre una porción considerable de la pobla-
davía si, como él mismo sostiene, la “ultradere-
ción en distintos países.
cha ha llegado y no se va a ir” y nada hace pensar
Esta ausencia es llamativa, pero no sorpren-
que ha alcanzado su techo electoral. Su respuesta
dente. Finalmente, queda la impresión de que a
es un eslogan tan antiguo como simple: los pro-
Mudde le incomoda todo tipo de derecha que no
blemas de la democracia liberal se curan con más
sea la liberal y que sucumbe a la misma trampa
democracia liberal. ¿Será así de fácil?
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RADIOGRAFÍA DE L AS DE RE C HAS . RE S E ÑA
Descifrar a la nueva derecha. Más allá del mainstream JORGE HAGEDORN
Sobre La nueva derecha. Un análisis del conservadurismo radicalizado (Buenos Aires: Katz, 2022), de Natascha Strobl
La crisis económica mundial de 2008 abrió grie-
de la familia conservadora. No hay rastros de
tas y preguntas tan hondas para el mundo inte-
Edmund Burke, ni del amplísimo catálogo de
lectual y político que hoy, quince años después,
referentes de las iglesias católica y protestan-
seguimos perplejos. Entre sus efectos, la arrai-
tes, o de la tradición clásica. Pero sí hay —y casi
gada y difundida idea sobre el triunfo definitivo
exclusivamente— referencias a Carl Schmi-
de la democracia liberal se ha puesto en tela de
tt, el ideólogo del régimen nazi al que ínfimos
juicio mientras, poco a poco, en algunos Estados
derechistas hoy leerían (y que irónicamente ha
occidentales se quebró el tradicional consenso
servido de inspiración clave a la nueva izquier-
para gobernar entre las fuerzas democráticas de
da chilena).
izquierda y de derecha.
Así, sin mayor preludio sostiene que los
El surgimiento de nuevas fuerzas en los extre-
conservadores son “antiigualitaristas” y “anti-
mos del mapa político es probablemente causa
rracionalistas”. Lo primero, sin distinguir real-
y la vez efecto de lo anterior. Ellas reflejan me-
mente a qué concepto de igualdad se opondrían,
jor que cualquier otro acontecimiento las nue-
y, lo segundo, sin señalar en qué medida estaría
vas tensiones e ideas que desafían los conceptos
vigente políticamente una contradicción entre
prestablecidos según los cuales tendemos a ana-
religión y razón. En efecto, para Strobl ser con-
lizar los fenómenos políticos y sociales en Chile
servador es mayormente reacción y desigualdad
y el mundo. En este nuevo contexto y frente a la
natural; y lo único propositivo que encuentra es
ascensión de gobiernos como el de Meloni o Mi-
el orden y la propiedad. No cabe allí ni mucho
lei en el último tiempo, cabe preguntarse: ¿qué
más ni mucho menos. Con Schmitt en la cabeza,
es la “nueva derecha”? ¿de dónde surge? ¿qué
identifica procedimentalmente a la nueva dere-
categorías intelectuales manejan? ¿por qué están
cha con un natural maniqueísmo; un mundo de
ganando elecciones en todo el mundo? Esas in-
buenos y malos que retrata sin caer en cuenta de
terrogantes fundamentales son las que el ensa-
que su ensayo completo tropieza una y otra vez
yo de la destacada politóloga austriaca Natascha
con la misma caricatura que denuncia. Probable-
Strobl intenta responder.
mente a priori acierta en el diagnóstico, pero se
Con un lenguaje simple y amigable, el ensayo
resiste a reconocer que tanto a su sector político
es fácil de leer, pero difícil de digerir. Nos marea
como a ella misma podrían atribuírseles proble-
constantemente con etiquetas como “neocon-
mas equivalentes.
servadurismo radical” o “extrema derecha” sin
El capítulo más prometedor del ensayo es
definirlas ni explicarlas del todo. Ese problema
aquel donde la autora se propone sistematizar
metodológico inicial le permite navegar con una
la estrategia de la nueva derecha y proporcio-
liviandad insólita entre el nazismo, posiciones
narnos un recetario de sus tácticas para llegar
conservadoras —completamente válidas y dis-
al poder. Con entusiasmo se leen interesantes
cutibles—, y singulares personajes como Donald
pasajes y ejemplos, pero al poco andar el ensayo
Trump. En su recorrido no hay fuente, mención
parece estar más cerca de una campaña de pu-
ni bibliografía que refiera a los autores canónicos
blicidad en contra de Trump y su compatriota,
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Sebastian Kurz (quien fuera Canciller austríaco en 2020 y 2021); lleno de anécdotas disímiles y comparaciones forzadas orientadas a lograr meterlos juntos a la bolsa inorgánica del “neoconservadurismo radical”. Sin embargo, dejando de lado el histrionismo latente y la militancia, hay varios elementos rescatables y útiles de los que
A quienes nos interesan estos fenómenos y ve-
se puede tomar nota; entre ellos, se destaca el
mos en ellos parte de la crisis de las democracias
desarrollo de conceptos como la “guerra cultu-
liberales, la popularidad de este ensayo no puede
ral” y las estrategias polemistas para usar a su
sino representar el reflejo patente de lo lejos que
favor el alcance de los medios de comunicación y
está la academia progresista de pensar en cate-
las redes sociales.
gorías o herramientas que sirvan realmente para
Lo que más se extraña, y que resulta comple-
entender lo que está pasando. Por supuesto, los
jo entender, es cómo la autora en toda su obra
lectores de su mundo podrán aplaudir y reafir-
no parece tomarse en serio las razones del éxito
mar sus propias intuiciones y estereotipos, pero
de estas “amenazas” a la democracia, que, por
no los acercarán ni un poco a prevenir nuevas
mucho que le parezcan repulsivas, ganan —y
avalanchas y seguirán preguntándose sorpren-
no pocas— elecciones. En el único pasaje en que
didos por qué el pueblo les da la espalda. Así,
rescata algo de esto —aunque escondido dentro
donde ellos no quieran ver nada más que neo-
una crítica voraz— Strobl señala que el objetivo
nazis y “terraplanistas”, probablemente seguirá
de la nueva derecha es “transmitir una nueva
creciendo en sus raíces algo mucho más comple-
sensación de seguridad” a las personas (36). En
jo y profundo que escarbar.
efecto, parece que las posiciones conservadoras
“No es agradable vivir en una época en la que
—y por qué la gente a veces las prefiere— están
lo viejo agoniza y lo nuevo aún no ha llegado”
fuera de todo análisis moral e intelectual. Más
(127) es la frase que la autora elige para comen-
bien, el escenario que le presenta al lector pa-
zar una verdadera arenga para la izquierda en
rece ser, sin decirlo directamente, uno donde el
el epílogo de su ensayo. Allí sostiene que es una
electorado es engañado o secuestrado por estos
ilusión peligrosa hacer política con el neocon-
líderes carismáticos, performativos y alérgicos a
servadurismo, que la decencia y la moral política
la más mínima ética procedimental.
están de su lado, y que el camino hacia adelante
En el fondo, Strobl no logra ser más que otro
existe y se llama “mundo poscapitalista” (vaya
poderoso eslabón dentro de la incómoda in-
a saber uno qué significa eso). En fin, se trata de
comprensión respecto de la nueva derecha en
una receta de progresismo histórico que por este
el mundo. Su obra se niega sistemáticamente a
lado del mundo suena familiar gracias a nuestra
plantearse las preguntas incómodas o difíciles,
propia nueva izquierda criolla; una que, desde
limitándose a los lugares comunes y a la cons-
esa misma aproximación, no ha sabido cosechar
trucción de trincheras.
demasiados éxitos.
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100
LOS DILE MAS DE L FE MINIS MO C ONTE MPORÁNE O
101
Lewis y Orwell: dos escritores en busca de la claridad MANFRED SVENSSON
E
n marzo de 2023 se hizo público que el go-
novela— y en dicho apéndice señala que ninguna
bierno británico tenía en la mira a un singular
obra escrita antes de 1960 podría ser traducida
grupo: autores fallecidos, películas, libros y do-
a este idioma del futuro. Si la apuesta de Orwell
cumentales, todos estaban siendo evaluados en
iba en serio, naturalmente vaticinaba con ello su
el marco de la agenda antiterrorista. La Unidad
propia censura.
de Investigación, Información y Comunicacio-
Pero como fuere que piense sobre Lewis y
nes, de Prevent, una subsección de Contest —la
Orwell la burocracia antiterrorista contempo-
agencia de contraterrorismo del Reino Unido—,
ránea, aquí nos guía una pregunta distinta. ¿Qué
había elaborado una lista de obras que, según
pensaban ellos el uno del otro? En agosto de
juzgaban, pueden contribuir a la radicalización
1945, George Orwell publicó una reseña de Esa
de la juventud1. Al escuchar esta jerga burocrática
fuerza maligna, la novela con que C. S. Lewis cie-
nos introducimos de lleno en el mundo de Lewis
rra su trilogía cósmica, y que él mismo presenta
y Orwell, dos escritores célebres por sus obras de
como versión literaria de La abolición del hombre,
ciencia ficción y fantasía, pero que nunca deja-
el célebre libro de 1943 donde anticipa muchos
ron de observar con preocupación el crecimiento
de los sueños contemporáneos de dominación
de un Estado intrusivo. Lewis mismo imaginaba
y transformación tecnológica del ser humano.
el infierno como la burocracia de un estado po-
Un año antes, Orwell había reseñado, de modo
licial o una gran corporación, en la que cada uno
bastante más crítico, la primera parte de lo que
está preocupado por el progreso de su carrera y
pronto sería Mero cristianismo. Ahí advertía a sus
su dignidad.
lectores sobre el “exagerado aprecio” del que
No sé si ese es el ambiente que se vive en Pre-
Lewis estaba siendo objeto: “Desde hace sesenta
vent. Pero lo que me interesa aquí es el singular
años”, nota Orwell, hay en Inglaterra una exitosa
hecho de que entre las obras que dicha agencia
apologética cristiana a nivel popular, y describe
catalogó por su potencial radicalizador se en-
la afiliación política de estos apologetas como
cuentran las de Tolkien, Joseph Conrad, Aldous
“invariablemente reaccionaria”. Sobre Lewis
Huxley, C. S. Lewis y George Orwell. Este último
mismo, Orwell escribe que “no es tan apolítico
sería tal vez el menos sorprendido de estar allí.
como parece”. Eso es lo que tenemos de la pluma
Su célebre 1984 no solo goza de merecida fama
de Orwell sobre Lewis, dos textos de 1944 y 1945.
por anticipar este tipo de fenómenos. Dicha obra
¿Qué ocurre desde el otro lado de la relación?
termina con un apéndice sobre la neolengua —la
Solo una década después de esas reseñas, y cin-
jerga del régimen, conocida ya por el lector de la
co años después de la muerte de Orwell, Lewis escribe un pequeño texto sobre su compatriota. La escasa atención recíproca que parecen pres-
1
“CS Lewis, Tolkien, Orwell among works tagged as triggers for ‘far-right’ extremism by anti-terrorism group”, Fox News, 28 de marzo de 2023.
tarse no quita, sin embargo, que haya aquí cuestiones de sumo interés. Aquí tenemos dos vidas
103
LORE M IPS U M. E NSAYO
que corren en paralelo —Lewis nace cinco años antes y muere trece años después de Orwell—, que están intensamente preocupadas no solo por el presente sino por el destino de la humanidad, que no se cruzan salvo por estas tres interacciones que apenas suman diez páginas en conjunto, y que, sin embargo, siguen hablando a una cantidad enorme de lectores. Contrastan de modo patente en su orientación política, y también en la religiosa. Pero en paralelo a esas diferencias aparecen hondos puntos de contacto. Quizás el mejor punto de partida sea la relación de Orwell con el cristianismo, ya que este es un ingrediente que el autor de Rebelión en la granja destacó de manera negativa en sus dos reseñas de Lewis. Aunque pidió ser enterrado en una ceremonia anglicana, Orwell tuvo durante su vida más bien un pronunciado rechazo al cristianismo. Pero es un rechazo que va acompañado de genuino interés, de lectura de grandes autores cristianos, e incluso en algunos momentos de cierta participación religiosa activa que a la vez guarda la distancia. Tal vez puede decirse que su distancia respecto del cristianismo es parte de un Fotografía: National Portait Gallery, Londres
rechazo orwelliano a todas las ortodoxias de su tiempo. En todo caso, lo fundamental, como ha subrayado D. J. Taylor, su más reciente biógrafo, es el hecho de que no veía qué podría reemplazar al cristianismo como fuerza dominante en la cultura2. No hay nada de optimismo ingenuo respecto de su reemplazo. Puede decirse que Orwell está buscando algún tipo de moralidad secular que pueda cumplir esa función, pero es una búsqueda escéptica: confía en los recursos del hombre común y corriente, en la decencia común, pero es muy desconfiado de las visiones de mundo que hoy pretenden guiar a ese hombre. Ante esto se podría responder que no siempre mantuvo ese escepticismo respecto del socialismo; parece haber aquí una ortodoxia en la que confía. Pero su confianza —al menos la confianza militante— fue de corta duración. En Orwell hay interés permanente por los márgenes de la sociedad, pero su interés propiamente político siempre fue menor —en esto último es como
2 D. J. Taylor, Orwell. A New Life (Londres: Constable, 2023), 12.
104
Lewis—. La guerra civil en España despertó por
fuerza maligna, en cambio, presenta una literal
un tiempo algo distinto, una genuina preocupa-
intervención divina y angélica en la lucha final
ción política; pero su participación en ese con-
contra este mal, un deus ex machina en toda regla.
flicto le abrirá los ojos a las tensiones internas
Lewis hubiera preferido 1984 con menos esce-
de la izquierda: sería testigo de la influencia
nas sexuales; Orwell hubiera preferido Esa fuerza
soviética en acción, y sus intuiciones se verían
maligna con menos milagros. Pero si hacemos
confirmadas con el pacto Ribbentrop-Mólotov
a un lado esa crítica cruzada, lo llamativo es el
de 1939. Así va descubriendo las posibilidades
aprecio de Orwell por esta obra. Subrayo esto,
totalitarias del socialismo, que tal vez no sería la
porque las pocas voces que se han referido a la
alternativa que él había soñado al fascismo. En
relación entre ambos autores tienden a quedarse
1943, mientras Lewis publicaba La abolición del
en la reseña crítica de Mero cristianismo, igno-
hombre, Orwell ya estaba escribiendo Rebelión en
rando el aprecio crítico en la reseña de Esa fuerza
la granja.
maligna, o a veces ignorando la reseña del todo3.
¿Cómo habría Lewis de mirar ese libro? Este
Se trata de un libro, según se expresa Lewis en
es el corazón de su breve texto sobre Orwell: lo
una carta, “unánimemente condenado” por sus
que le parece la incomparable superioridad de
comentaristas4. Tal vez no tuvo acceso a la rese-
Rebelión en la granja sobre 1984. La reseña de
ña de Orwell, quien está lejos de emitir un dicta-
Lewis arranca de su sorpresa frente a la mayor
men simplemente condenatorio.
popularidad de 1984, un hecho que le parecía
¿Qué clase de novela es esta? Las fuerzas
incomprensible. Para Lewis,
oscuras
en esta última las víctimas
expulsadas en las dos obras
que
habían
sido
anteriores de la trilogía, Más
carecían de estatura y los tiranos eran simplemente
Orwell confía en los recursos del
allá del planeta silencioso y
odiosos; no había, a fin de
hombre común y corriente, en
Perelandra, se lanzan aquí
cuentas, verdadera tragedia. Con su brevedad, en cambio,
la decencia común.
Rebelión en la granja lograría
sobre el planeta tierra mismo, y lo hacen a través de la National Institute for Coor-
todo lo que 1984 pretende decir; una frase como
dinated Experiments, usualmente designada
“Todos los animales son iguales, pero algunos
por el sintagma NICE —es evidente el tono te-
son más iguales que otros” tendría más mor-
rapéutico—. Además de destacar que este Insti-
dacidad que todo 1984. En la obra menor, insiste
tuto está alojado en una universidad, cabe notar
Lewis, el humor y el ingenio se despliegan con
que, en buena medida, la novela ilustra el drama
efecto devastador. Ambas obras son, para Lewis,
de un joven académico tironeado entre la tecno-
textos de un escritor de envergadura, pero solo
cracia transformadora de la NICE y una sabidu-
Rebelión en la granja podría erigirse como un
ría ancestral que se le opone. Sobran las razones
texto clásico capaz de perdurar en el tiempo. Un
para releerla en nuestro momento. Según Orwell,
nuevo mito, como el que ambos autores segura-
Esa fuerza maligna describe una sociedad en que
mente dirían que necesitamos. El problema fundamental de 1984 sería, pues, que hay cosas que sobran. Este punto es digno de notar, ya que Orwell lanza una crítica similar a Esa fuerza maligna. La primera línea de su reseña dice “Como regla general, las novelas son mejores sin milagros”. Cabría notar que no es una molestia cualquiera con lo sobrenatural lo que mueve a Orwell: el punto, para él, es que todo el drama de la lucha contra el mal reside en que no se tiene ayuda sobrenatural en su contra. Esa
3 La ignora no solo Taylor en la biografía ya citada, sino también un texto como el de Peter J. Schakel, “That ‘Hideous Strength’ in Lewis and Orwell: A Comparison and Contrast,” Mythlore 13, no. 4 (1987): 36–40. 4 C. S. Lewis, Collected Letters. Volume II. Books, Broadcasts, and the War, 1931-1949, ed. Walter Hooper (San Francisco: HarperOne, 2004), 682 y 701.
105
LORE M IPS U M. E NSAYO
Toda vida inútil es eliminada, toda fuerza
con sus ilustraciones del Tao (como llama a la ley
natural es domesticada, la gente común es
natural) en distintas culturas encontrará algo
usada en la esclavitud o en la vivisección por
no muy distinto de una “decencia común”: no
parte de la casta reinante de científicos que
levantar falso testimonio, anteponer la preocu-
ven aquí un modo de autoconferirse inmor-
pación por el débil, preferir la muerte antes que
talidad. El hombre, en suma, toma por asalto
hacer algo vil. También eso se encuentra en Esa
el cielo para derribar a los dioses, o para vol-
fuerza maligna: a la NICE se opone no una orga-
verse él mismo un dios5.
nización burocrática de signo contrario, sino una alianza de personas muy distintas; hay algún
Estas son también las preocupaciones de Orwell.
sabio entre ellos, pero los une más la decencia
En medio de sus profundas diferencias, se tra-
compartida que algún plan deliberado.
ta de autores que comparten una preocupación
Otra dimensión en la que coinciden, como
fundamental por los perversos proyectos tota-
hemos notado, es en su preocupación por el
litarios de cualquier signo, atentos a la crítica a
lenguaje. En medio de su crítica mirada a 1984,
la dominación de otros mediante la dominación
Lewis describe el apéndice de Orwell sobre la
de la naturaleza, y preocupados por la manipula-
“neolengua” como “magnífico y afortunada-
ción y corrupción del lenguaje como un capítulo
mente separable de la novela”7. Orwell había
fundamental de estos procesos. “Si no estuviese
descubierto lo terrible que es un mundo domi-
constantemente introduciéndose lo sobrenatu-
nado por la consigna, el vínculo entre el declive
ral”, comenta Orwell sobre la obra de Lewis, esta
de un idioma y la autocracia. Todo esto sigue
novela “se podría recomendar sin reservas”6.
siendo de importancia crucial para nuestras pro-
Por mucho que se diferencien respecto de los
pias discusiones sobre propaganda, anticultura
legítimos aliados naturales y sobrenaturales en
y desinformación, y en 1946 Orwell le dio forma
la lucha contra el mal, no es tanta su diferencia
célebre a esta preocupación en su ensayo “La
respecto del carácter de ese mal. Escribiendo tras
política y la lengua inglesa”. Quisiera, antes de
el fin de la guerra, Orwell recuerda a los lectores
terminar, recordar las célebres reglas que entre-
que no hay nada de improbable en los escena-
ga ahí para el buen uso del idioma. O al menos
rios descritos en la distopía de Lewis. En Orwe-
algunas de ellas.
ll, a su vez, hay una tensión patente entre cierto conservadurismo cultural y su radicalismo po-
1. Nunca uses una palabra larga donde pue-
lítico. En esto son distintos con Lewis, en quien
das usar una corta.
la ortodoxia confluye con su conservadurismo
2. Si es posible suprimir una palabra, hay que
político. Esto los vuelve autores de una riqueza
suprimirla.
muy distinta.
3. Nunca uses la voz pasiva cuando puedas
Pero hay un acuerdo no solo en términos de
usar la voz activa.
diagnóstico y preocupaciones, sino también de
4. Nunca uses una locución extranjera, una
esperanzas y preceptos. La esperanza princi-
palabra científica o jerga técnica si puedes
pal de Orwell, como notábamos antes, es que el
encontrar un equivalente en el lenguaje co-
hombre común no rompería con su código mo-
tidiano8.
ral. Ese código no es una especie de nueva moralidad, sino que suele tematizarlo en términos de una “decencia común”. Aunque las reflexiones de Lewis al respecto son harto más detalladas, quien mire el apéndice de La abolición del hombre,
5 George Orwell, “The Scientists Take Over”, Manchester Evening News, 16 de agosto de 1945. 6 Ibid.
106
7 C. S. Lewis, “George Orwell”, en On Stories and other Essays on Literature (Nueva York: Harcourt Brace, 1982), 101. 8 George Orwell, “Politics and the English Language”, en Why I Write (Nueva York: Penguin Books — Great Ideas, 2005), 119.
Eso lo escribe en 1946. Diez años más tarde, Lewis se dirigía a otro joven escritor con una serie no muy distinta de reglas, cuya lectura nos recuerda otro de los puntos de contacto entre nuestros dos autores. 1. Siempre intenta usar el lenguaje que torne más claro lo que quieres decir; vela porque tu frase no pueda significar algo distinto. 2. Prefiere siempre la palabra sencilla y directa antes que la larga y vaga. […] 3. Nunca uses un sustantivo abstracto donde se puede usar uno concreto. Si quieres decir que “murieron más personas”, no digas que “ascendió la mortalidad”9. Si algo los une, es su atención a las posibilidades totalitarias de la abstracción y la vaguedad. En respuesta, cada uno con sus acentos, Orwell y Lewis nos transmiten una preocupación sobresaliente por la claridad. Difícilmente puede criticarse a los censores de Prevent por haber detectado ahí algo de subversivo. 9 C. S. Lewis, Collected Letters. Volume III. Narnia, Cambridge and Joy 1950-1963 (Nueva York: HarperCollins, 2006), 766.
Manfred Svensson es doctor en filosofía por la Universidad de Múnich. Es investigador senior del IES y director del Instituto de Filosofía de la Universidad de los Andes (Chile). Entre sus publicaciones, destaca el reciente ensayo Pluralismo. Una alternativa a las políticas de la identidad (IES, 2022). 107
Educación, emancipación y comunidad SOL SERRANO
Una primera versión de este texto fue leída en el IES el martes 5 de diciembre de 2023, con motivo del lanzamiento del libro Enseñar entre iguales. La educación en tiempos democráticos, de Daniel Mansuy. Agradecemos a la autora permitirnos reproducir este texto en Punto y coma.
A
ntes que nada y por sobre todo quiero agra-
sido un retrato del enamoramiento por aprender
decer a Daniel Mansuy por este libro. Creo que
de otro y con otro, esa alteridad que rompe con
lo harán todos cuando lo lean. Su título es algo
la soberanía del individuo que solo se reconoce
enigmático, y su portada lo es aún más. Es una
a sí mismo como absoluto. Esta portada, por el
profesora, no una institutriz; con su delantal
contrario, es enigmática, porque deja abierta la
impecable espera que ese niño repita una lección
imagen a muchas escenas que vendrán después,
por medio de la lectura. Es una escuela porque
durante la lectura. Puede encarnar todas las in-
hay un pupitre, el de ella. El niño está sentado en
terpretaciones. Es una escena con puntos sus-
una banca frente a un mesón. Hay un pizarrón y,
pensivos.
aunque se vea poco, una campana.
Nadie menos dotada de imaginación pictórica
Esa escena que nos parece antigua es, sin em-
que yo, pero ese cuadro me representó el razona-
bargo, tan moderna. El tiempo medible se ha
miento del texto. Daniel Mansuy nos lleva por el
alejado del tiempo natural, que es obviamente el
despeñadero del concepto educacional moderno.
de ese niño a pie pelado. Es un cuadro ambiguo,
Y va haciendo ese recorrido con el lector y no solo
porque refleja las críticas mucho más tardías a la
consigo mismo y con su ego, como suelen sola-
educación moderna por su carácter autoritario,
zarse parte de los intelectuales hoy. Tampoco va
disciplinador, que inserta a ese niño en la cultu-
con el lector en plan paternalista para hacérsela
ra escrita a través de una mediación que se yer-
fácil. Su razonamiento es en sí mismo un vínculo,
gue como una autoridad, sacándolo de su estado
un diálogo y un encuentro. En este sentido es un
natural. Es un niño pobre y está ahí por un ideal
texto performático.
que suponemos democrático, que busca hacer-
Mientras leía el libro y tomaba notas, pensé en
lo igual a otros niños con encajes y zapatos de
dar cuenta hoy del camino que este ensayo re-
charol. Esa igualdad deviene en la autonomía del
corre alrededor de los conceptos de la pedagogía
individuo. La misma autonomía que ese niño po-
moderna. Estos son, al fin y al cabo, una obser-
siblemente reclame después ante cualquier tipo
vación de la cultura moderna en sí. Y no sé si es
de autoridad.
por pereza o porque sencillamente mi relato del
Este libro que presentamos hoy trata sobre la
libro lo empobrecería, pero me permití reaccio-
pedagogía moderna, la degradación de la auto-
nar como lectora un tanto desordenada ante un
ridad y, por ello, la degradación del profesor en
texto que me llegó hondamente. Al terminarlo
cuanto mediador.
sentí que recorría un drama del cual no logramos
Bien se podría haber escogido otra portada. ¿Por qué no la de los overoles blancos en la
escapar, sino a lo más reconocer: la tensa y amorosa tensión entre soledad y lenguaje.
Alameda de Santiago, que en la argumentación
Mansuy explica que, en Rousseau, el estado
del texto representan la quintaesencia de la
de naturaleza es la autonomía del noble salvaje,
emancipación moderna y una igualdad que no
porque no requiere del lenguaje. Esa es la au-
admite autoridad de ningún tipo? O podría haber
tonomía que la civilización coarta. “Los indivi-
109
LORE M IPS U M. E NSAYO
duos —cito— podían conocerse sin necesidad
lengua fragmentada, una jerga, una sospecha
de mediación, sin entrar en las opacidades pro-
sistemática del lenguaje sobre el habla humana.
pias del lenguaje y de la comunicación (…). En la
Creo que en el caso chileno no hemos conmensu-
lengua original “cantaríamos en lugar de hablar
rado hasta qué punto aquel ideario ha penetrado
(…). Esta lengua (…) persuadiría sin convencer y
en las aulas universitarias precisamente a través
pintaría sin razonar”. Se produce un mundo sin
de sus profesores en tiempos de masificación.
necesidad de hermenéutica, concluye el autor.
Para nadie es un misterio que los intelectuales,
Claro que esa lengua prístina solo podría darse
especialmente de las humanidades —las ciencias
en un amor perfecto que la historia humana no
sociales en general han asumido como propio el
conoce. Puedo concluir que al final, en Rousseau,
lenguaje de las ciencias naturales—, ya no solo
la hermenéutica es una pretensión fracasada de
escriben para ellos mismos, sino casi solo para
ser sucedánea de la soledad. Rousseau está bus-
sí mismos. Un lenguaje que en la actualidad no
cando desesperadamente cómo escapar a la opa-
parece tener visos de una realidad que otros pue-
cidad del lenguaje que es, a mi juicio, arrancar de
dan comprender, sino una autoalimentación del
la soledad, porque sabemos que la comunicación
propio lenguaje. Eso se traspasa a las universi-
humana es opaca. Hay algo lúcido y a la vez dra-
dades y, más directamente, a los planes de estu-
mático, y también monstruoso, en descartar el
dios escolares, como muestra Mansuy con cierta
lenguaje por sus limitaciones. Esa autonomía se
ironía citando algunos párrafos del curriculum de
pierde con la civilización, por lo cual el noble sal-
lenguaje hoy vigente en el sistema escolar.
vaje solo puede ser parte de un todo, de la volun-
Mansuy es un intelectual que no se solaza en sí
tad general a la que se sirve
mismo ni tampoco pretende
como ciudadano. Finalmente,
establecer una verdad en piedra, sino que efectivamente
una salida totalitaria a las limitaciones humanas. Este texto, que al inicio parece una lectura critica de Tocqueville y de Rousseau,
No puede haber democracia
busca el diálogo. Y con ello
en el nihilismo individualista,
ha logrado un diálogo mucho
sino en el diálogo.
aunque de muchos más, va
más amplio, que es el que se da entre las distintas disciplinas. Insisto, su reflexión de la
construyendo en finos hilos una genealogía de
educación como la necesidad de otro la encarna
este camino: la igualdad democrática de la edu-
en su propia argumentación.
cación, siguiendo a Tocqueville, lleva a una au-
Por ello el texto no vale solo por la conclusión a
tonomía que no reconoce autoridad superior que
que conduce, sino por el camino que lleva a ella.
pueda ser una mediación legitima. De Rousseau
Su último capítulo es “Educar según el eros”,
deriva con mucha claridad a los posmodernos,
la educación como oportunidad para salir de la
para los cuales el lenguaje es un poder opresi-
propia alteridad para encontrarse con otro, un
vo. Todo mediador, como sería el profesor, es
encuentro que supera, que rompe la soberanía
cómplice de esa opresión. Mansuy ofrece algu-
absoluta del individuo para construir vínculos y
nas citas para el bronce: para Foucault la poesía
sentidos compartidos. La familia, la política, la
se inventó debido a oscuras relaciones de poder;
educación, nos dice, son modalidades de nuestra
o la de Barthes: “La lengua, como performance
necesidad de otros.
de todo lenguaje, no es reaccionaria ni progre-
Este capítulo es su proposición ante el nihilis-
sista, es simplemente fascista”. Así, el lenguaje
mo individualista de la pedagogía moderna. Sin
deja de ser un vehículo de transformación, por-
embargo, tiene algo de degustación del postre,
que el diálogo pierde todo sentido. Y así también,
más que de postre mismo. Hace algún tiempo le
en consecuencia, la democracia misma. Es aquí
comenté a Daniel que en su excelente libro sobre
donde el autor bien podría colocar la fotografía
Allende había escrito dos libros en uno. Y aho-
de los overoles blancos en la Alameda. Conclu-
ra creo que escribió medio libro en uno. Porque,
ye que el deconstructivismo termina siendo una
como corolario, su crítica denuncia en cada uno
110
de sus apartados la ausencia del auténtico don, la
con gran alegría de que hay una escuela en Con-
antropología del don. En la conclusión no desa-
cepción que funciona muy bien porque todos los
rrolla propiamente aquello, sino que lo sintetiza
niños aprenden, y el profesor puede recibir un
en la educación según el eros. Obviamente esto
sueldo porque los niños ricos pagan y los pobres
implica la antropología del don, pero creo que
no. Los niños ricos se sientan en la primera banca
falta entonces un segundo tomo que desarrolle
y los pobres al final de la sala. Terminada la cla-
la tradición intelectual que comprende aquella
se, los niños ricos se retiran y los pobres hacen el
antropología.
aseo del aula.
Para terminar: ahora agradezco la invitación
No había una gota de sorpresa en su elogioso
de Daniel a decir unas palabras hoy. Me imagino
relato, pero los nuevos académicos se detuvie-
que esperaba un comentario no solo como lecto-
ron: eso ya no podía permitirse en un régimen
ra, que es lo que he hecho, sino como historiado-
republicano que establecía la igualdad ante la ley.
ra. Obviamente en cada una de las reflexiones me
Por tanto, lo prohibieron. ¿Y qué creen que pasó?
surgían escenas de la historia; solo contaré una:
Los ricos armaron su propia escuela y los pobres
Facultad de Humanidades de la Universidad de
se quedaron sin profesor hasta que el Estado se
Chile. Alguna sesión, a fines de 1840 que no re-
los financió. Esos niños no volvieron nunca más
cuerdo, en su calidad de superintendencia recibe
a encontrarse. Igualdad y exclusión podían ir
los informes de las autoridades locales. Una de
tan dramáticamente juntas. La modernidad está
esas autoridades, que no era profesor, da cuenta
llena de estas paradojas. Como la búsqueda de
111
LORE M IPS U M. E NSAYO
emancipación de formas de autoridad ilegíti-
escuela. Y a ella le damos muy poco. Sobre todo a
ma y al mismo tiempo el interés por mantener
los profesores.
un orden social. Aquello definió muy profun-
Mi última alabanza: centrar el problema en los
damente la formación de sistemas nacionales
profesores y situar su degradación no en ellos
de educación.
mismos, sino en distintas epistemologías mo-
Mi única crítica, para no ser tan complaciente
dernas, es situar el problema en la sociedad, que
con mi querido autor, es que ¡la palabra Estado
es donde verdaderamente radica. Su dura crítica
no aparece en todo el libro! Es la modernidad
a la degradación actual es sustantiva a la crisis
política la que hace una educación democráti-
que hoy vive la democracia. No puede haber de-
ca en la escuela. Y lo es en sus contenidos como
mocracia en el nihilismo individualista, sino en
en su extensión. Hace algo más de 200 años que
el diálogo, en el vínculo que hace legítimas cier-
aquello fue considerado un deber del Estado.
tas formas de autoridad, en el intento de cons-
La educación pública en el ideario de la políti-
truir algún sentido compartido ante la anomia de
ca moderna cumple tanto con el concepto de la
un lenguaje degradado. Aquello es la educación
igualdad ante la ley como con la formación del
según el eros.
individuo en cuanto poseedor de la legitimidad de la soberanía. La educación pública forma al individuo inserto en el orden social,
Daniel Mansuy nos entrega hoy un texto profundamente erótico.
era una
contención al riesgo de fragmentación del orden social. Es allí donde debía construirse la unidad que la salida de la legitimidad religiosa del poder político abría a la anomia social. Y claro, me ayudó a meditar sobre las distintas temporalidades del proceso educativo moderno en distintas partes de Occidente y en los distintos sectores sociales. Mansuy lleva un pequeño —aunque grande, diría yo— historiador adentro, y una de sus principales críticas al debate actual (aunque también podríamos decir que es un debate bien antiguo), es pedirle a la educación que ella misma repare los daños de la sociedad. Todo problema
Enseñar entre iguales. La educación en tiempos democráticos Daniel Mansuy IES, 2023 188 páginas
nuevo que aparece en el debate se le delega a la
Sol Serrano es magíster en historia por la Universidad de Yale y doctora en historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde se ha desempeñado como profesora en su Instituto de Historia. Entre sus libros destaca ¿Qué hacer con Dios en la República? Política y secularización en Chile (FCE, 2008), El liceo (Taurus, 2018) y, en coautoría con Macarena Ponce de León, Francisca Rengifo y Rodrigo Mayorga, tres tomos de la Historia de la educación en Chile (1810-2010) (Taurus, 2018). El año 2001 recibió la beca Guggenheim y, en 2018, fue reconocida con el Premio Nacional de Historia. 112
CECILIA GARCÍA-HUIDOBRO:
“José Donoso hizo de la escritura el motor de su vida” POR JOAQUÍN CASTILLO
LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA
Lleva años sumergida en los cuadernos que el novelista José Donoso dejó en las universidades de Iowa y Princeton, desentrañando los secretos y seleccio-
nando los pasajes que muestran a un escritor complejo, atormentado y paranoico. Acaba de publicar Diarios centrales. A Season in Hell 1966-1970, el segundo tomo de esos cuadernos, por la editorial de la Universidad Diego Portales, donde Donoso se retrata a cuerpo entero. En esta conversación, García-Huidobro relata las dificultades de trabajar con materiales que parecen no tener fin, y comenta la vigencia que tiene la obra de un autor que hizo de la escritura el motivo de toda su vida, y del que, este 2024, se cumple el centenario de su nacimiento.
Llevas mucho tiempo trabajando con José Do-
¿Cómo fue ese primer encuentro?
noso, ¿cómo llegaste a trabajar con su obra? Fue muy amable. Y muy perverso. La entrevisLeí primero parte de su narrativa. Me conmovió
ta fue en su taller, en el tercer piso en su casa, y
esta condición que tiene su obra de llevar al lector
había un perro. Cada vez que yo hablaba el perro
hasta cierto borde y exponerlo ahí a enfrentarse
gruñía, gruñía y me miraba. Yo estaba histérica,
a una suerte de abismo. Luego de esa primera
porque estaba entrevistando a José Donoso, pero
aproximación, llegué a sus crónicas periodísti-
ahí estaba el perro. Él cada tanto decía, “¡Cirilo,
cas, que se publicaban en los diarios y de las que
tranquilo!”, sin embargo nunca lo sacó de la pie-
me fui transformando en una fan. Las recortaba,
za. Tengo dudas si no era una especie de estra-
las juntaba en una carpetita y de repente se me
tegia, porque Donoso gruñía vía Cirilo para decir
ocurrió que eso podía transformarse en un libro.
“Aquí el control lo tengo yo”. Un tiempo después,
Lo había conocido hacía poco porque le hice una
le propuse hacer el libro. Me costó convencerlo.
entrevista para la Revista Universitaria, en la cual Donoso fue muy Donoso.
114
¿A pesar de que menciona esa idea varias veces
Desde luego, la dificultad práctica de que, si bien
en su diario?
están abiertos a todo público, están lejísimos. Cuando empecé, además, no se podía fotografiar
Cuando me decidí a tocar el timbre y lo conversa-
ni reproducir el material, cosa que hoy sí se puede
mos, me quedé con la impresión de que era muy
hacer. Primero, entonces, hay una barrera física.
riguroso… Le proponía ideas de acuerdo con los
Se podía verlos, tocarlos, apreciar su materiali-
artículos que él había escrito, y me preguntaba:
dad, que despierta muchas preguntas, pero no
“¿pero tú crees que eso tiene lectura hoy día?”,
había cómo registrarlas. Había que tomar notas
“¿eso qué interés puede tener?”, “¿quién sería su
o transcribir como un amanuense y luego, a con-
lector?” Quedé impresionada, me la compré en-
tinuación, enfrentarse con el material. Eso pro-
tera. Y cuando años después encontré en su diario
duce la sensación de que te tiran a la mitad del
que varias veces barajó la idea de hacer una reco-
océano Pacífico, donde no hay orilla ni borde, no
pilación, me di cuenta de que me había puesto a
hay nada. El gran desafío es transformar eso en
prueba, me tomó examen. No había nada de falsa
un relato, en un libro que tenga sentido más allá
modestia ni exceso de rigurosidad, sino estrate-
de fuente para especialistas.
gia pura para ver a quién le decía que sí. Hay mucho material en esos archivos. ¿Cuáles ¿Él alcanzó a ver este libro publicado?
fueron los criterios que privilegiaste para dar a conocer en particular estos Diarios al lector?
Cuando el libro estuvo listo, él mismo lo llevó a la Agencia Balcells, el año 95. Se iba a publicar
Para mí tempranamente hubo algunas cosas que
al año siguiente, pero se murió en 1996. Enton-
fueron orientadoras. Primero, imaginarme qué
ces la editorial y la agencia reprogramaron todo:
interesaba a un lector de Donoso, de literatura
publicaron la novela inédita El mocho y dejaron
chilena. En segundo lugar, me propuse no tener
finalmente este libro para el año 1998. Él no vio el
ningún criterio de censura, en el sentido de no
libro impreso, pero sí trabajado, editado.
excluir fragmentos porque alguien no queda bien parado, por ejemplo. O cuestiones donde
Después trabajaste con textos anteriores, de la
yo podía estar en desacuerdo. Pero bueno, estos
revista Ercilla, donde hay un trabajo periodís-
son los diarios de Donoso, no los míos. Y si él lo
tico temprano que muestra sus inquietudes, su
sostiene es relevante, tiene que estar. Luego me
temprana mirada estética…
tomé como lectora, porque evidentemente hay una cuestión de subjetividad. Yo he sostenido
Al trabajar con sus artículos me pareció que la no
que en la edición de un diario el editor se con-
ficción también era parte de su obra. Me interesó
vierte también en autor. Si tú hicieras el libro no
el diálogo, la interacción que hay entre este tipo
sería igual. Estaría todo procesado por ti. Hay que
de escritura y su obra de ficción. A veces en sus
asumir eso: esto es lo que yo leí de Donoso. Ahí
artículos está la simiente o la segunda parte de
está para ustedes; celébrenlo, o destrúyanlo, va-
alguno de sus cuentos. Por ejemplo, en Ercilla,
yan a Princeton y hagan otra versión.
creo que el año 1963, hace un reportaje sobre un asilo de ancianos y encuentra a una mujer ingle-
Está también el desafío de mostrarlo de la ma-
sa, sola, que mira por la ventana, y especula por
nera más transversal posible para que les inte-
qué terminó ahí. Bueno, detenerse en esas asti-
rese a los distintos lectores de Donoso: el más
llas de vida es algo recurrente en su obra.
literario, el más sociológico, el más histórico, etcétera.
¿Cuáles son las principales dificultades con las que te encontraste con estas decenas de cua-
Eso es porque, finalmente, Donoso tiene todas
dernos que están en Iowa y Princeton?
esas facetas, esos pliegues, ¿no? A mí me parece que la gran dimensión de su diario es la huma-
115
LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA
nidad. Que reproduce precisamente porque es un
catalogado? Eso, claro, ha sido muy bueno por-
yo que se muestra sin cálculo, con una radicali-
que ha abierto una discusión, ha traído lectores,
dad muy impresionante. Y eso es único.
estudios, jóvenes investigadores, y ha generado esta nueva vigencia.
Estos cuadernos nos permiten contemplar el taller, un proceso creativo minucioso, una
En los años que están retratados en Diarios cen-
mente siempre llena de proyectos. ¿En qué me-
trales. A season in hell, Donoso publica las que
dida nos ayuda a comprender la obra misma de
quizás son sus dos novelas más importantes,
Donoso?
más exitosas. A pesar de esa calurosa recepción, hay una constante insatisfacción. ¿A qué crees
En el primer tomo, Donoso in Progress, aparece
que se debe esa incomodidad de la cual nunca
un escritor ansioso, desesperado por encontrar
logró despercudirse?
un mundo narrativo, una voz, su voz, para convertirse en escritor. El Donoso de este segundo
Es su naturaleza, era un exiliado interior, un tipo
tomo ya logró eso, lo que no lo alivia nada, pa-
desinstalado desde la niñez. Me parece, ade-
dece y goza su decisión de ser escritor a tiempo
más, que lo construyó: tenemos su testimonio,
completo. Efectivamente, tiene cierta obra y ya
que está pasado por el tamiz de su memoria, de
tiene una manera de canalizar sus inquietudes,
su psiquis. Desde luego, él mismo nos transmi-
porque ya tiene la experiencia, y porque proba-
te esta convicción de que no existe una verdad
blemente ha comprendido que no hay separación
objetiva, sino que la realidad es completamente
entre obra y biografía. Incluso llega a enfermar-
móvil, que hay que desconfiar, especialmen-
se cuando termina una obra. ¿Por qué le da una
te de lo que aparece en la superficie. Hay, ade-
úlcera cuando termina una obra? Porque no tie-
más, un rasgo que a mí me impresiona, que es
ne una obra, un personaje en el cual volcarse. Es
la coherencia entre sus inquietudes confesadas
algo muy impresionante el nivel de amalgama
supuestamente en la mayor impunidad, que es
entre su vida y su obra. Y, por otro lado, si bien
un diario, con su poética. Yo me terminé pre-
el diario alumbra cosas de sus narraciones, no es
guntando: ¿dónde vivía Donoso? Vivía en la es-
lo más relevante, porque la correspondencia, el
critura, en la búsqueda de la escritura. Lo dice en
archivo en general, y sobre todo sus diarios, son
Conjeturas: la realidad es algo tan esquivo que la
parte de su obra.
ficción es la única posibilidad. Para él, la ficción es la verdad.
¿Crees que hoy en día Donoso está experimentando una nueva vigencia, un nuevo revival?
¿Qué papel juega la política en la vida de Donoso?
Estoy convencida de que sí: desde Correr el tupi-
Tiene una conexión fundamental con un Chi-
do velo, probablemente, incluso un poco antes,
le profundo. Le interesa precisamente ese Chile
con la aparición de los Artículos de incierta nece-
ordenado, leguleyo, caracterizado por una idio-
sidad y El escribidor intruso. A Donoso se le había
sincrasia, que tiene una contracara en el caos,
catalogado de manera rígida por parte de cierta
que es lo que finalmente le interesa. En Diarios
crítica literaria como un escritor que estaba fue-
centrales hay momentos que dejan en evidencia
ra de la realidad más inmediata, efervescente,
su atención a la política: cuando asesinan a Ro-
que tenía estos mundos donde la decrepitud y la
ger Vergara, inmediatamente se aterra, por su-
decadencia primaban, absorto en mitos degra-
puesto; como es paranoico, todo lo lee con esa
dados. No es que esas dimensiones sean ajenas,
sensibilidad. Pero hace una lectura interesante,
por supuesto, pero lo que pasó es que hubo una
da cuenta de que tiene elementos para hacer un
simplificación. Entonces empiezan a aparecer
análisis, especula que puede haber sido la DINA,
nuevos flancos que cuestionan este reduccionis-
o que se ha reorganizado el MIR, etc. O sea, se ve
mo, porque ¿qué hacemos, si ya lo tenemos súper
que tiene una mirada, que no es alguien de espal-
116
das a la cuestión política. Él tiene información, pero a la Donoso: no es su motivación principal, y la realidad más inmediata no es lo que más le interesaba. No es un animal político, pero con conexión con la política. ¿Cómo se ve esto en Casa de campo, pensando que es una novela cruzada por las noticias del golpe de Estado y que está todo el tiempo intentando disfrazar las alusiones contingentes? Creo que el mayor valor de Casa de campo es que manifiesta que hay realidades en que el lenguaje referencial no da, no basta para dar cuenta de la “banalidad del mal”. Entonces viene toda esta construcción. Claro que a él no le interesa que se entienda solo como la gran metáfora del golpe de Estado. Busca siempre algo que parta de una realidad, pero que esté fuera de ella. Tampoco quiere que sea la novela de la dictadura. En la narración todo está allí, aludiendo a esa realidad, pero es mucho más profunda. Hay en este volumen muchas alusiones al boom. ¿Cuál es el lugar que ocupa Donoso en esta constelación de la gran literatura latinoamericana de los años sesenta y setenta? Los críticos no se van a poner nunca de acuerdo. Siempre van a haber litigios y posiciones encontradas. Yo creo que él difícilmente podía perte-
¿Hay envidia en el mismo Donoso?
necer a algo, por su forma de ser y por su manera de abordar la creación. Si bien se debatía entre
Por supuesto, y él la explicita. A mí me encanta
desear ese nivel de figuración (llámese ventas,
esa cualidad suya. Cualquier psiquiatra le cele-
premios, entrevistas y lo demás), también tenía
braría su capacidad de reconocer esa miseria que
claro que eso conlleva un costo que no estaba dis-
todos llevamos dentro. De hecho, está en la Bi-
puesto a pagar. Eso significaba una serie de cosas
blia, en la raíz de la naturaleza humana, solo que
a las cuales él jamás iba a sumarse. Ahora, me
hay que aprender a disimular la envidia, a ma-
parece que en la Historia personal del boom (que
quillarla, a hacerla pasar por otra cosa.
en realidad escribe mientras está produciéndose el boom, el año 71) da una clave importante,
Otro asunto importante en este volumen es su
que es la envidia. Parte diciendo que el boom es
crisis matrimonial. Hay una crisis profunda en
un invento de la envidia, de los que se quedaron
su relación, pero también un reconocimiento a
fuera y decían que era una mafia. ¿Quién está y
su larga relación con María Pilar, que también
quién no está? ¿Quién manda? Una pregunta so-
le ayudaba muchísimo. ¿Qué tipo de vínculo tu-
bre el fenómeno y también sobre sí mismo.
vieron ellos?
117
LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA
Ellos se necesitaban mutuamente, pero tenían
los costos. Eso ha significado que se le ha juz-
una relación neurótica. Les costaba estar juntos
gado por egoísmo, monstruosidad, mal padre,
y no podían estar separados. Tuvieron un inten-
etiquetas que podrían ser desmontadas pocas
to de separación, que finalmente no se concretó.
páginas después de su mismo diario pues dice
Incluso murieron juntos, con unos pocos meses
lo contrario.
de diferencia. Tenían una relación con grandes momentos, y también con crisis profundas. Al
Han aparecido novelas póstumas, dos tomos
final, como cualquier relación de pareja que ten-
de diarios, su tesis universitaria, etcétera. ¿Qué
ga 35 años juntos, ¿no? Era neurótica la depen-
queda por investigar de Donoso?
dencia que Pilar tiene con él, pero también era su lectora y es ella quien tiene la vida social, dimen-
Yo no he tenido oportunidad de mirar mucho de
sión en la que Donoso era bastante limitado.
los materiales de su archivo. No he visto nada de sus manuscritos. Desconozco lo que allí pueda
¿Y qué hay de su homosexualidad, que ha sido
haber, como por ejemplo no sé qué hay en sus
tan comentada?
guiones de Season in Hell. Toda su correspondencia también es un campo que merece mayor
Con Pilar tienen una cierta vida sexual, sabiendo
atención y donde probablemente hay publicacio-
de su pulsión homosexual. Habiendo leído todos
nes en ciernes. Y de hecho, investigadores jóve-
los diarios, diría que la homosexualidad no es un
nes comienzan a publicar trabajos muy valiosos.
tema que desarrolle plenamente en sus cuader-
Lo interesante es que se cumplen 20 años de su
nos. Le incomoda, mide cómo lo muestra, se fre-
muerte y es un autor del cual se siguen publi-
na. Para él era un conflicto. El diario refleja que
cando libros que son centrales en su obra, como
también se sintió atraído por algunas mujeres.
puede ser este tomo, y no escritos menores o de-
Su sexualidad era muy compleja, porque él lo era.
corativos como guindita de la torta.
A María Pilar la quiso mucho, la odió de repente, por supuesto, pero sí la quería.
¿Habrá un tercer tomo?
Luego de la publicación de Correr el tupido velo y
Sí, está planificado, cubre desde 1981 hasta 1995,
del suicidio de Pilarcita se extendió esta lectura
porque en 1996 no escribió diarios.
morbosa sensacionalista de sus relaciones familiares. ¿Crees que hay rasgos de su personalidad o algún episodio de su vida que han quedado olvidados o en un lugar secundario por esa lectura que se ha hecho? No sé si olvidado sería la forma de decirlo, pero ciertamente lo empobrece. Lo interesante es precisamente esa complejidad, el espacio que él le brinda a la contradicción, la utiliza. No solamente no la condena o la evita, sino que termina haciéndola suya. Esto ha puesto en un segundo lugar lo que hemos dicho, y que creo que es lo más impresionante de su biografía: su condición de hacer de la escritura el motor de su vida. Hacer de ella su opción de vida tan temprana y radicalmente, y a cualquier precio. Otros vivieron las consecuencias de eso, pero para ser consistente consigo mismo él estuvo dispuesto a pagar
118
José Donoso Edición de Cecilia García-Huidobro Ediciones UDP, 2023 760 páginas
Lea Ypi y el confuso aroma de la libertad
Fotografía: Stuart Simpson
ELENA IRARRÁZABAL
119
LORE M IPS U M. E NSAYO
L
a autora albanesa Lea Ypi (Tirana, 1979) sor-
vivir “en el único país libre del mundo”, cuyo
prendió al mundo en 2021 con la publicación de
gobierno había roto relaciones con China y la
lo que podría llamarse un “ensayo-memoria”
Unión Soviética, acusándolos de errar el rumbo
sobre su experiencia en Albania, primero bajo
de la revolución marxista. “Escribí desde el pun-
el régimen estalinista de Enver Hoxha y luego
to de vista de una niña que básicamente repite la
durante la difícil etapa que sucedió a la caída del
propaganda, de tal manera que el lector se sien-
régimen comunista. Un caótico proceso de libe-
ta objeto de esa propaganda mientras lo lee”,
ración política y económica iniciado en 1990, que
señaló Ypi. “La fuerza de la voz infantil está en
incluyó una guerra civil en 1997, gatillada, en-
su debilidad. El hecho de que no es una voz que
tre otros factores, por una estafa generalizada
intenta convencer a nadie de nada. Solo está re-
que significó que miles de albaneses perdieran
flexionando y reflejando el mundo que la rodea”.
sus ahorros.
La autora ha relatado que su formación filósofica
Licenciada en filosofía y literatura en la uni-
le dio “muchas certezas. Y luego escribes desde
versidad de La Sapienza en Roma, Lea Ypi dejó
una perspectiva literaria y eso desestabiliza to-
Albania con menos de 18 años para estudiar en
das estas certezas, te hace dudar mucho más. Así
Italia y hoy da clases de Teoría Política en Lon-
descubrí una dialéctica productiva para poder
don School of Economics (LSE). Lo que partió,
tener convicciones, pero también un modo de
durante la pandemia, como la idea de escribir un
escribir sobre ellas de manera que realmente te
ensayo en torno al significado de la libertad —las
mueva. La literatura que solo trata de pasar un
restricciones del Covid-19 pusieron el tema en el
mensaje es una literatura horrible”.
debate— terminó en un texto envuelto por sus
En tiempos de la “tiranía del paper”, el libro
propias experiencias y las de su familia. “Cuando
de Lea Ypi supone un ejercicio interesante de
comencé a escribir (…), las ideas se convirtieron
parte de una autora que procede del mundo aca-
en personas: en las personas que me hicieron ser
démico, pero que supera las rigideces que plagan
quien soy. Se amaban y se peleaban, tenían dife-
ese ámbito. El resultado es un texto entretenido
rentes conceptos de sí mismos y de sus obliga-
y con ideas, muchas de ellas inquietantes y dis-
ciones para con los demás”, explicó Lea Ypi so-
cutibles, como todo buen ensayo. Libre (que se
bre la escritura de Libre. El desafío de crecer en el
ha traducido a casi 30 lenguas) es una obra que
fin de la historia (Anagrama, 2023), donde enlaza
capta la atención del lector casi como una novela,
hechos históricos determinantes del siglo XX con
pero que genera al mismo tiempo interrogantes
su vida privada (algunos podrían llamarla “au-
e inquietudes de orden político y social. Las 300
toficción”, aunque el término no parece calzarle
páginas se leen rápido, y en eso ayuda la la escri-
del todo).
tura elegante de Ypi, a veces mordaz y otras veces
En Libre, la teoría política es llevada al terre-
conmovedora. “Hacía mucho tiempo que no leía
no de la experiencia vivida a partir de personajes
unas memorias tan cálidas como estas. Escritas
menores y débiles, pero entrañables. La historia
por una intelectual con grandes dotes, presen-
la protagoniza una niña de 11 años orgullosa de
ta un retrato vivaz y directo de la cotianidad de
120
Albania”, señaló sobre Libre Vivian Gornick, au-
de Hoxa, la palabra “biografía” implicaba pro-
tora de Apegos feroces.
cedencia y pertenencia familiar. La sombra de una “mala biografía” recaía sobre una genera-
El plástico y el protector solar
ción tras otra, impidiéndoles postular a mejores puestos de trabajo y oportunidades educativas.
Libre se divide en dos partes. La primera recorre
El padre de Ypi, por ejemplo, pese a su interés
las vivencias infantiles de la autora durante los
y talento en la ciencia, no pudo estudiar mate-
últimos años del hermético régimen comunista
máticas, sino que le fue indicado que estudiara
de Enver Hoxha, más conocido en la escuela de
ingeniería forestal.
Ypi como “el tío Enver”, quien gobernó Albania
Los funestos antecedentes biográficos de la
con mano férrea durante varias décadas, un in-
familia de la autora venían de muy atrás. Su
tervalo considerable para una país que durante la
bisabuelo, Xhafer Ypi, había sido primer minis-
primera mitad del siglo XX vivió tiempos turbu-
tro a principios de los años veinte e “Inspector
lentos e inestables.
principal de la corte real” durante la monarquía
Cuando el mundo otomano —del que Albania
instaurada en 1925, hasta la ocupación de Alba-
formó parte en un período, de allí su porcentaje
nia por Italia en 1939. En esa fecha, Xhafer Ypi se
de población musulmana— se derrumba tras la
convierte en regente y, en calidad de tal, entrega
I Guerra Mundial, una figura local, Ahmet Zogu,
la Corona de Albania al rey italiano Víctor Manuel
fue erigido como rey. Al poco andar, la invasión
III, pasando a ser ministro de Justicia del gobier-
italiana de Mussolini lo derroca, pero luego se
no colaboracionista de Mussolini. El retrato fa-
produce la ocupación nazi. Al finalizar la Segun-
miliar que traza Ypi refresca el opresivo entorno
da Guerra, los comunistas albaneses, liderados
político y social de Albania. La firmeza de la ma-
por Enver Hoxha, establecen un estricto régi-
dre, la complicidad del padre y el personaje de la
men marxista. Después de un progresivo dis-
abuela Nini, una sobreviniente nata, que con su
tanciamiento de la Unión Soviética, Yugoslavia
pasado esplendor y su empeño en hablar francés
y China, se convierte en un régimen cada vez
parecía adaptarse a todo.
más hermético sin “aperturas” de ningún tipo.
En esta vida gris bajo el férreo gobierno de
Esto repercute en una economía cerrada, pobre
Hoxha se podían atisbar trazas del mundo que
y desabastecida, que podría guardar similitudes
había más allá de las fronteras a través de la se-
con la actual Corea del Norte.
ñal de la RAI. Libre capta la atención del lector
Parte del día se iba en Albania en las extensas
casi como una novela, pero genera al mismo
filas para comprar pan, queso y kerosene, como
tiempo interrogantes e inquietudes de orden po-
narra el libro de Ypi, así como también describe
lítico y social. También, según el relato de Ypi, se
la estricta vigilancia estatal, los encarcelamien-
podía oler el mundo exterior a través del aroma
tos políticos y la pesadilla familiar que signifi-
del protector solar que usaban los pocos turis-
caba que los antepasados tuvieran antecedentes
tas foráneos que llegaban a las playas albane-
mal vistos por el gobierno. Durante el régimen
sas (“noto olor a protector solar. Se han ido por
121
LORE M IPS U M. E NSAYO
allí. Vamos. Sigámoslos”). Los niños extranje-
partidaria de Hoxha, que repetía con emoción
ros usaban en la arena juguetes raros, plásticos
las consignas que le enseñaba su profesora Nora,
y brillantes, algo nunca visto en Albania. Tam-
iniciaba así una juventud que le traía un descon-
bién los amigos de Ypi solían recoger envolto-
cierto tras otro.
rios de chocolates y dulces desechados por los
“No sabía a donde mirar, a quien creer”, escri-
turistas para aspirar su olor. Y una lata vacía de
be Lea Ypi en Libre. “Mis padres ahora declara-
Coca-Cola constituía un tesoro preciado, digno
ban que nunca habían apoyado al Partido que yo
de convertirse en adorno doméstico.
siempre creí que habían elegido, que ellos nunca
Aunque tras muerte de Hoxha, en 1985, su su-
habían creido en su autoridad. Simplemente se
cesor, Ramiz Alia prometió que “Albania será
habían aprendido las consignas y las repetían
siempre fuerte, siempre roja”, en abril de 1990
igual que todo el mundo. (…) Me dijeron que mi
se desataron protestas espontáneas que, exten-
país había sido una cárcel a cielo abierto duran-
diéndose por todo el país, pedían mejoras en la
te casi medio siglo”. De a poco, la adolescente se
calidad de vida y libertad individual. “En diciem-
va enterando del lenguaje cifrado que usaban sus
bre de 1990, los mismos que habían participa-
padres y familiares. Por ejemplo, que cuando ha-
do en las marchas que celebraban el socialismo
blaba de la graduación de algún pariente en al-
y el avance del comunismo se echaron a la calle
guna universidad lejana se referían, en realidad,
para exigir su fin”, escribe Ypi. La entusiasta
a que acababa de salir de alguna prisión remota.
122
La libertad ¿funciona?
Su aguda pluma plasma su malestar con la nueva “libertad” y expresa una cierta nostalgia
La segunda parte del libro aborda la difícil tran-
por la sensación de comunidad en las décadas
sición a la “libertad” (muy entrecomillada, se-
anteriores, cuando unos y otros se cuidaban el
gún la visión de la autora) tras la caída, en 1990,
puesto durante las largas filas para conseguir
del gobierno comunista de Albania, el último
alimento. Un sentimiento que a veces cuesta en-
bastión del estalinismo en Europa. Un intervalo
tender, si se piensa en la crueldad del régimen
de entusiasmo en que incluso llega de visita el
estalinista de Hoxha y en el espionaje mutuo que
secretario de Estado de Estados Unidos, James
existía entre vecinos y familiares. Pero la auto-
Barker, promoviendo que “la libertad funciona”.
ra, hay que decirlo, nunca omite en su relato la
El brusco cambio de sistema político y econó-
dureza del régimen, aunque tal vez recalque con
mico implicó, según la narración de Ypi, el cierre
más fuerza la incertidumbre y descorazona-
de industrias, la pérdida masiva de empleos y la
miento de la etapa que lo sigue.
aparición de mafias. También varias olas migra-
Y es que, según Lea Ypi, en la reflexión sobre el
torias a Italia y la reconversión de políticos ofi-
pasado y el presente resulta clave entender que
cialistas y antiguos miembros del PC en la nueva
cada individuo queda marcado por su historia
casta política y económica. Un lapso que, a pesar
personal: no se puede ignorar la carga genera-
de la mucha desesperanza, la autora salpica con
cional o las circunstancias que marcan a cada
episodios divertidos, como la insólita búsqueda
persona. “Mi familia equiparaba el socialismo
de calcetines oscuros por parte de un candidato
con la negación: la negación de lo que querían
que llega desesperado a casa de los Ypi, pues solo
ser, del derecho a cometer errores y aprender de
tenía calcetines blancos. El sujeto seguía las ad-
ellos, a explorar el mundo en los propios térmi-
vertencias de un supuesto folleto distribuido por
nos. Yo equiparaba el liberalismo con promesas
Estados Unidos, que señalaba que en el ámbito
incumplidas, la destrucción de la solidaridad, el
político solo eran aceptables “los calcetines os-
derecho a heredar privilegios, hacer la vista gor-
curos, grises o negro, pero mejor grises”.
da ante la injusticia”, escribe en su libro.
Es un período, el de su primera juventud,
En el epílogo se conoce la visión de la autora ya
que Ypi describe como oscuro y solitario. “La
no desde la perspectiva de la pequeña colegiala
creencia en el Estado se vio gravemente dañada
—fervorosa partidaria de Hoxha— o de la des-
durante el comunismo, debido a los mecanis-
concertada adolescente que observa cómo caen
mos de vigilancia y a la forma tan dura de lucha
todas las convicciones con que había crecido.
de clases que se practicaba en el país. Después el
Lea Ypi escribe el epílogo desde su perspectiva
daño se agravó con la idea de que la sociedad civil
actual, tras sus múltiples experiencias de vida
y los mercados libres sustituirían al Estado en su
y desde su rol como profesora de teoría econó-
capacidad de proporcionar bienes colectivos. En
mica y política en Londres. En varias entrevistas,
realidad, lo único que el mercado no puede dar
Ypi se ha definido como una persona de izquier-
es comunidad”.
da, una “marxista kantiana”. Según ella, una
123
LORE M IPS U M. E NSAYO
sociedad capitalista que pretende impulsar a las
nificado”. A su juicio, los fracasos de su familia
personas para que desarrollen su potencial, pero
y amigos “adoptaron formas muy diferentes y si
no consigue cambiar las estructuras que impiden
no hacemos un esfuerzo por entenderlos, conti-
que todas las personas prosperen, también es
nuaremos divididos para siempre”.
opresiva, y su exaltación de la libertad linda en lo propagandístico.
A pesar de que Libre aporte pocas certezas, sí deja varias ideas interesantes para reflexionar,
Aunque en las líneas finales de Libre no queda
en especial cuando se necesita un debate am-
muy claro en qué medida las debilidades del ca-
plio y abierto sobre el concepto de libertad. El
pitalismo liberal serían peores que la anulación
ensayo nos invita, además, a un vívido recorrido
de la libertad en el marxismo, sí hay un lúcido
histórico del período que sigue a la caída del co-
llamado de la autora a “pelear contra el escep-
munismo en Europa del Este y la compleja tran-
ticismo y la apatía política”. Lea Ypi considera
sición hacia otros rumbos (no necesariamente
que tiene una deuda y una responsabilidad “con
democráticos). Finalmente, Libre nos muestra
tantas personas de mi pasado que sacrifica-
que desde la Academia —aterrada siempre ante
ron todo para no ser apáticos, para no aceptar
la palabra “divulgación” o “público masivo”—
pasivamente que las cosas sucedían así porque
pueden salir ensayos frescos y con una necesaria
era el destino. Si no hago nada, sus esfuerzos
cuota de humor y escepticismo ante las tragedias
habrán sido inútiles y sus vidas no tendrían sig-
de la existencia humana.
Libre El desafío de crecer en el fin de la historia Lea Ypi Anagrama, 2023 328 páginas
Elena Irarrázabal es periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile y subeditora de Artes y Letras de El Mercurio.
124
“A Santiago de Chile, la mitología que le falta” FELIPE JOANNON
125
LORE M IPS U M. E NSAYO
N
inguno de los dioses parece haber escucha-
escrito pretérito o una fotografía antigua— esa
do esta plegaria que Gonzalo Rojas elevara en
urbe antecesora de la actual metrópolis disgre-
su poema “Materia de Testamento”, en el libro
gada. Placer o fruición que se vuelve mayor en la
homónimo de 1988. La capital prosigue, imper-
medida en que la distancia entre ambas ciuda-
turbable, con la única tradición de la que puede
des aumenta de manera frenética con los años:
hacer gala: la de interrumpir todo aquello que
al lector no le queda otra que echar mano de su
intente perdurar en el tiempo. Una tradición que
ánimo lúdico para intentar reconocer, en la ciu-
puede jactarse, a estas alturas, de cierta longevi-
dad actual, las alusiones espaciales y festivas di-
dad. Cien años antes de la publicación del poema
seminadas en alguna novela del diecinueve o de
de Rojas, se derribaba el imponente puente de
inicios del siglo XX.
Cal y Canto, obra que había requerido esfuerzos
¿Qué huella queda de ese Santiago “campesi-
titánicos y quince años de trabajos forzados para
no y conventual” al que se refiere Edwards Bello
dar, por fin, una solución urbanística que enor-
en una crónica de 1925? ¿En qué minuto se per-
gulleciera a los santiaguinos; su infame demoli-
dió esa efervescencia que recorría el Paseo de las
ción, apenas un siglo después, fue interpretada
Delicias durante la tarde de Navidad, tal como la
durante décadas como la cima de nuestro carác-
refiere Orrego Luco al comienzo de Casa grande?
ter inestable (entre otros, por Joaquín Edwards
¿Qué fue del carnaval que una vez tuvo Santiago y
Bello, en las numerosas crónicas que le dedica a
que Adolfo Couve rescata, de manera anacrónica,
este hito).
en una escena de El pasaje? Para Roberto Meri-
No lejos del lugar donde estuvo el antiguo
no, la capital chilena no deja alternativa: “el que
puente colonial, la descabezada plaza que coro-
quiera aproximarse a su pasado debe agotar los
na la Alameda es hoy, paradójicamente, el sím-
ojos en los archivos e invocar el ectoplasma de las
bolo más evidente de nuestra falta de símbolos,
fotografías”1. Eso, y luego intentar un relato que
de la ausencia de un mito compartido. Mientras
colme los vacíos que configuran nuestra ciudad.
intentamos siquiera ponernos de acuerdo en su nombre (¿Baquedano?, ¿Italia?, ¿Dignidad?), un
Juana Lucero. Santiago 1896
infantil teléfono celular, gigante y anacrónico, se alza como centinela de una rotonda va-
Una novela que suscita el placer de la reconstruc-
cía e improvisada.
ción imaginaria del Santiago que se fue es Juana
Así las cosas, hijos de una ciudad obsesiona-
Lucero, primera obra de Augusto D’Halmar, pu-
da con borrar su historia, acaso uno de los po-
blicada en 1902 cuando el autor no pasaba de los
cos consuelos que nos quedan provenga del placer de ejercer la arqueología mental, es decir, asombrarse al descubrir —a partir de un
126
1
Roberto Merino, Santiago de memoria (Santiago: Planeta, 1997), 229.
veinte años. Reeditada recientemente por Pen-
Bello y que difícilmente tienen alguna corres-
guin Clásicos, esta novela —que imita expre-
pondencia con la ciudad actual. Y un aspecto adi-
samente Nana de Zola— restituye como pocos
cional, que desagradaba a nuestro cronista y que
escritos un cuadro íntegro de la capital chilena
con toda probabilidad sorprendería a las nuevas
de fines del siglo XIX.
generaciones de santiaguinos: la omnipresencia
Inicialmente, la trama se desarrolla en pleno
de la superstición en el ánimo citadino que, fru-
centro urbano. Si algo ha sobrevivido a nuestra
to de una particular fe popular, difuminaba las
manía de cambiarlo todo —y ni de eso estamos
fronteras entre las prácticas religiosas y ciertos
a salvo, como prueban recientes iniciativas de
ritos profanos. De este ánimo supersticioso sur-
la alcaldesa vigente— son los nombres de las
gían una serie de relatos que recorrían las calles
calles. Así, quizás uno de los aspectos más en-
de Santiago, dándole un leve aire mitológico del
tretenidos de esta novela consista en seguir a la
que hoy carece. Es lo que se deduce, al menos, de
protagonista por vías cuyos nombres sí recono-
la furibunda reacción que Joaquín Edwards Bello
cemos. Los domingos, único día en que se permi-
estampa en sus crónicas sobre el tema, reunidas
tía a Juana salir de casa, caminamos despacio por
luego en una antología de nombre significativo.
Santo Domingo, luego tomamos la calle Puente (que debe su nombre precisamente al puente de
Mitópolis. Una lectura equivocada
Cal y Canto, que desembocaba a esa altura por el lado sur del río), para llegar a la esquina del edi-
Cierto: lo mágico, lo supersticioso y algunas
ficio del Correo y entrar en la catedral. El lector
prácticas como el espiritismo (que Juana practi-
ignora si la algarabía que luego se describe es un
ca por las noches para invocar a su difunta ma-
tópico heredado de la novela decimonónica fran-
dre) son también un guiño epocal. La evidente
cesa, obsesionada con captar el fervor de las ca-
influencia del naturalismo en esta novela con-
lles parisinas, o si, efectivamente, los domingos
vive, en este punto, con aquella derivada de los
después de misa eran en Santiago el momento
movimientos que reaccionaron a él —simbo-
festivo por excelencia. Poco importa: la mención
lismo, decadentismo y luego el modernismo—,
de hitos reconocibles en un ambiente verosímil
los cuales, hastiados de perseguir la fatigosa
(la Plaza de Armas abarrotada, la venta de flo-
descripción “objetiva” de la realidad, optaron
res bajo los arcos del Portal Fernández Concha,
por dejarse fascinar por el misterio y lo sobre-
“el vocerío de los suplementeros” a la salida del
natural. De todas formas, aun reconociendo ta-
Correo, las vitrinas exhibiendo las fotos de los
les influencias en la novela de D’Halmar, resulta
políticos en la calle Puente) autoriza el entusias-
plausible cifrar su fortuna en la literatura chilena
mo y legitima nuestra imaginación.
en la medida en que encontraron un asidero real
La novela de D’Halmar fue un éxito en su épo-
entre las creencias populares de la época.
ca. Entre otras cosas, por tener la osadía de re-
La exasperada pluma de Edwards Bello así
tratar, en ese tiempo, la vida comunitaria de
parece confirmarlo. Una parte de su ingente pro-
un prostíbulo al que acudían, en el corazón del
ducción cronística (Héctor Soto calcula que ha-
Barrio Yungay, los jóvenes de la escueta aristo-
bría escrito no menos de 12.000 crónicas) busca
cracia capitalina (de hecho, el título original de
desbaratar los mitos urbanos que no estuvieran
la obra fue Juana Lucero. Los vicios de Chile). Hoy,
respaldados por hechos verificables. “Yo quie-
sin embargo, quizá nos detengamos en detalles
ro ser recordado como un destructor de mitos”,
que el autor nunca sospechó que podrían azuzar
afirma en una entrevista a Alfonso Calderón,
nuestra curiosidad. Pienso en ciertas perspecti-
que luego sería incluida a modo de prólogo en la
vas visuales que se repiten (árboles que sobresa-
colección de crónicas titulada precisamente Mi-
len detrás de una tapia, parras que atraviesan de
tópolis (Nascimento, 1973). La antología reúne
una propiedad a otra, casas vueltas hacia aden-
breves textos —publicados en diversos diarios,
tro, con doble patio interior), que remiten al es-
principalmente en La Nación— que tratan sobre
píritu rural y monacal al que se refería Edwards
algún mito local: la maldición del roedor colocolo,
127
LORE M IPS U M. E NSAYO
la legendaria belleza de la Quintrala o las peri-
asignándole como símbolo identitario su afán
pecias ligadas a la figura de Manuel Rodríguez.
por la demolición: “Sufrimos invariablemente
En casi todas las crónicas el proceder es el mis-
la desgracia de desear el cambio de todo cuan-
mo: exposición de una creencia popular más o
to nos rodea. Lo óptimo nos cansa y termina por
menos inverosímil, seguida por una provisión
fastidiarnos. Deseamos estrenos”. A la luz de la
de pruebas que refutan tal relato, normalmente
convivencia actual en la ciudad, podemos pre-
en base a argumentos etimológicos, históricos o
guntarnos si el empecinamiento por erradicar
científicos. Con su estilo sintético y fulminante,
estas creencias populares era la estrategia más
Edwards Bello intenta revertir esa “enorme ca-
eficaz para afiatar una comunidad tan precaria
pacidad para demoler los hechos verídicos y cu-
como la santiaguina.
brir el lugar con una pátina de leyenda, de magia, de ultratumba”, que nos caracterizaría especial-
Santiago de memoria.
mente a nosotros los chilenos, y, en particular, a
En busca del tiempo perdido
los santiaguinos. Releyendo los textos de Mitópolis se adivina,
Un proceder alternativo al de Edwards Bello lo
en todo caso, cierto placer del cronista en la evo-
viene a ofrecer quien, a estas alturas, puede ser
cación de estas leyendas. Detrás del positivismo
considerado su mejor y más digno discípulo. Las
que alentaba su afilado trazo, se percibe a ratos,
crónicas que Roberto Merino escribe semanal-
a modo compensatorio, un trato amable con es-
mente para la extinta revista Hoy durante los
tas historias compartidas; historias en gran par-
noventa —luego publicadas en Santiago de me-
te desaparecidas de la tradición oral —mucho
moria (Planeta, 1997)— quieren hacerse cargo,
menos por el triunfo de las ideas que defendie-
precisamente, de los vacíos de sentido que con-
ra Edwards Bello que por la endémica dificultad
figuran la ciudad. Con un método que combina
santiaguina por conectar una generación con
el callejeo y el trabajo de archivo, sus crónicas
la siguiente—. En realidad, el cronista también
—a menudo dedicadas a un barrio específico, a
se había referido a esta enfermedad capitalina,
una calle o a un hito cualquiera— terminan por
128
componer una trama o un mosaico citadino cuyo
Y tal vez la literatura podría ayudarnos a col-
fin, quizá inconfesado, consiste en responder al
mar esos espacios concretos que habitamos,
verso de Gonzalo Rojas: darle a Santiago, con sus
dándoles un sentido. Quizás es cierto que San-
millones de habitantes, con esa extensión a ratos
tiago no se deja ficcionalizar tan fácilmente
desoladora, la mitología que le falta. De ahí que,
como otras ciudades. Con todo, el renacimiento
aun citando frecuentemente a Edwards Bello y
del género de la crónica urbana en Chile duran-
considerándolo, junto a Vicuña Mackenna, una
te los noventa —con figuras tan diferentes como
de sus fuentes principales a la hora de escribir,
Lemebel y Merino— demostró hasta qué punto
su modo de acercarse al pasado y a los relatos
el espesor de una realidad compartida depende
populares que lo animan se oponga netamente
de la observación y la palabra. Desde entonces,
al enfoque de su maestro. En lugar de evaluar la
la capital chilena se ha ido volviendo más visi-
robustez empírica de las historias santiaguinas,
ble en sus escritores. El palacio de la risa, de Ger-
de lo que se trata en Santiago de memoria es de
mán Marín; Sumar, de Damiela Eltit; Formas de
alentar la curiosidad del lector-ciudadano.
volver a casa, de Alejandro Zambra y Mapocho, de
El problema, a ojos de Merino, es mucho me-
Nona Fernández, por nombrar algunas obras que
nos la posibilidad de distorsionar la realidad
le han concedido protagonismo a la ciudad, van
para adecuarla a nuestros propósitos que la
sumando capas de sentido a una metrópolis que
indiferencia exhibida hacia el espacio habitado.
todavía aguarda su propia mitología. Nosotros,
“Sería un notorio error ver en el Santiago de se-
lectores-ciudadanos —como nuestros bisabue-
senta años atrás tan solo un repertorio de añeje-
los frente a Juana Lucero— convergemos por un
ces. De hecho, los temas críticos de la actualidad
momento en un espacio común. ¿Y si el impul-
urbana ya se insinuaban por esos días” , afirma
so de la nueva literatura inspirase formas con-
en una crónica que luego sería compilada en otra
cretas, lugares de encuentro que perdurasen en
antología —Horas perdidas en las calles de San-
el tiempo?
2
tiago—, en la que abunda el empeño por emparentar nuestra vida cotidiana actual con la de las generaciones pasadas. Una fe excesiva en el presente; la rapidez con que nos aplicamos al olvido e interrumpimos la permanencia de una forma: he ahí el principal escollo que impide el fermento de una rica vida comunitaria entre quienes compartimos la ciudad. 2 Roberto Merino, “Santiago hace sesenta años. El drama del estirón”, en Horas perdidas en las calles de Santiago (Santiago: Sudamericana, 2000), 67.
Felipe Joannon es doctor en literatura hispanoamericana por la Universidad de París 8. Su investigación se ha centrado en la narrativa y poesía chilena del siglo XX, y ha publicado artículos y ensayos acerca de Adolfo Couve, Roberto Merino, Luis Oyarzún y Pablo Neruda. Su primer libro es El mito del artista en la obra de Adolfo Couve (Santiago: Ril Editores, 2023). 129
El juicio final MARIANA CANALES
130
“La ley cambia, la conciencia no”. Sophie Scholl en el interrogatorio ante Mohr, oficial de la Gestapo.
“P
or tanto, en virtud de este cargo, se los
ciñen a los hechos, incluyendo el heroico grito
condena a muerte”. ¿El cargo? Traición. El cri-
de Hans —“¡viva la libertad!”— justo antes de
men de Hans y Sophie Scholl fue repartir pan-
ser guillotinado. Su narración no está mancha-
fletos contra el régimen Nazi en la Universidad
da (como en tantas películas ambientadas en la
de Münich. El de Cristoph Probst, redactar un
Alemania de Hitler) por música dramática ni por
ensayo del mismo tenor que llegó casi por ca-
un sentimentalismo burdo. Por el contrario, las
sualidad a manos de la Gestapo. Cinco días antes
escenas son sobrias y dejan brillar los diálogos,
de la condena, el 18 de febrero de 1943, Hans y
las miradas, los gestos.
Sophie Scholl habían aprovechado que los alum-
La película relata los últimos cinco días de una
nos de la Universidad de Münich estaban en cla-
historia de heroísmo algo más larga, que vale la
ses para distribuir los textos por los pasillos de la
pena conocer. Entusiastas seguidores de Hitler,
universidad. Se mueven rápido y en silencio. Casi
los hermanos Scholl participaron en grupos de
han terminado cuando Sophie lanza un montón
las juventudes hitlerianas durante los primeros
de papeles desde el segundo piso hacia el pa-
años del Nacional Socialismo pese a las reservas
tio central.
de su padre, opositor desde los inicios. No tar-
Por un momento el espectador cree (con ilu-
daron en decepcionarse. Cuando Sophie entró a
soria esperanza, pues sabe que la historia es real
estudiar filosofía y biología a la Universidad de
y conoce su fin) que se han salvado. Pero alguien
Münich, tuvo la oportunidad de leer panfletos
ha visto a Sophie y no duda en denunciarlos a la
que criticaban con argumentos sólidos y elabo-
Gestapo. Ese mismo día son tomados prisione-
rados el régimen Nazi y la guerra. El contenido le
ros. Días más tarde capturan también a Probst.
pareció loable y, aún más, el coraje de sus auto-
Sophie Scholl. Los últimos días narra el arres-
res, cuyos nombres, escondidos bajo el seudóni-
to, juicio, condena y ejecución de los hermanos
mo “Rosa Blanca”, ignoraba. No tardó en descu-
Scholl y de Christoph Probst, ocurridos hace
brir que quienes estaban detrás de esos valientes
poco más de ochenta años. La película abor-
textos eran nada menos que su hermano Hans y
da con inteligencia y elegancia la pregunta por
algunos de sus amigos. Hans estudiaba medici-
la autoridad de la ley. En particular, sobre si la
na en la misma universidad y había servido en el
obligación de obedecer la ley positiva es absoluta
frente oriental. Testigo de los horrores cometi-
o si, bajo determinadas circunstancias, tenemos
dos por los alemanes en Polonia y Rusia, él y sus
más bien una obligación moral de desobedecerla.
amigos se convencieron de que tenían la obliga-
Y si ese es el caso, cuál es el fundamento de tal
ción moral de resistir al régimen. La misma con-
obligación. La virtud de la película es su realidad.
vicción llenaba el corazón de Sophie, quien no
El guion y la ambientación son fieles a la historia.
tardó en unirse al grupo.
Los diálogos de los interrogatorios y del juicio se
131
LORE M IPS U M. E NSAYO
La “Rosa Blanca” fue uno de los pocos grupos
su nombre ante las autoridades Nazi. “Su ‘raza
de alemanes que resistieron de manera orga-
maestra’ —le dice al temido juez Friesler— en
nizada a Hitler . Siempre por medios pacíficos
realidad quiere paz, quiere que la dignidad hu-
—distribución de panfletos y mensajes escri-
mana sea respetada de nuevo. Quiere a Dios,
tos en las paredes de la ciudad— este grupo de
conciencia y empatía”. Tras la muerte de sus
estudiantes denunció el régimen de Hitler y su
hermanos, Inge Scholl dio a conocer la corres-
“ateísta máquina de la guerra”, y se esforzó por
pondencia de Hans y Sophie, en las que se revela
persuadir a sus conciudadanos de que tenían el
una ardiente espiritualidad2. Por otro lado, los
deber moral de resistirse. La inactividad ante un
jóvenes eran intelectualmente inquietos. Bajo la
gobierno injusto era culpabilidad. El extendido
mentoría de profesores cristianos como Theodor
silencio de los alemanes durante la época levan-
Haecker y Kurt Huber —este último miembro
1
ta la pregunta por las motivaciones esos jóve-
también de la “Rosa Blanca” y ejecutado en ju-
nes extraordinarios.
lio de 1943— los jóvenes habían leído a San John
Ante todo, se trataba de muchachos con in-
Henry Newman, Santo Tomás de Aquino, San
mensa fe. No solo eran profundamente cristia-
Agustín, Pascal, Bernanos, entre otros. Contaban
nos, además sabían muy bien lo que su fe im-
con las herramientas para responder las pre-
plicaba y exigía. Esta dimensión está muy bien
guntas que los tiempos les planteaban. Gracias
retratada en la película, especialmente en el
a ellas, podían discernir la autoridad legítima y
caso de Sophie. Se la ve rezando, completamente abandonada en las manos de Dios, e invocando
1
Paul Shrimpton, How Newman inspired de White Rose Resistance in Nazi Germany (Inglaterra: Gracewing, 2018).
132
2 Por ejemplo, Hans le escribe a su hermana Inge antes de morir: “Me he perdido muchas veces, lo sé. Unos abismos se abren y la noche más oscura inunda mi corazón en búsqueda, pero persevero a pesar y en contra de todo. Qué bella es esta palabra de Claudel: ‘la vida es una aventura hacia la luz’”.
justa de la ilegítima e injusta, los límites de la
“¿Por qué nos castiga”, le pregunta Sophie a
obligación de obedecer y, en definitiva, distinguir
Mohr. “Porque la ley así lo dictamina. Sin ley,
entre el bien y el mal. Su formación intelectual
no hay orden”. Para Mohr, la obligación de obe-
los inspiró y les permitió articular la resistencia a
decer la ley radica en que en ella está plasmada
un régimen que, a todas luces, era injusto3.
la decisión del gobernante. El solo hecho de ser
El problema de la autoridad de la ley, si bien
soberana la transforma en guía legítima de la
está presente a lo largo de toda la historia, es
conducta de los ciudadanos. Ni el proceso me-
protagónico en el interrogatorio final de Sophie
diante el cual ha sido dictada ni su contenido
ante la Gestapo, una de las escenas más lúcidas
juegan algún rol para dotarla de autoridad. Se-
de la película. Frente a la muchacha está Mohr,
gún la mirada de Mohr, solo la ley da la certeza y
un agente experimentado a quien el Nacional
el orden necesarios en una sociedad, de manera
Socialismo ha brindado grandes oportunidades
que el actuar ciudadano debe ser necesariamente
y, sobre todo, le ha devuelto el orgullo herido
congruente con ella. La ley —el texto de la ley—
tras la Primera Guerra. La escena es brillante,
es para el agente de la Gestapo el criterio de rec-
con grandes actuaciones de Julia Jentsch (So-
titud del actuar. Sophie, en cambio, sostiene que
phie) y Alexaner Held (Mohr), quienes logran re-
la ley solo puede ser legítimamente obedecida si
presentar la compleja relación entre interrogada
ella se adecúa a exigencias de justicia anteriores
e interrogador. Ella se muestra sólida e inque-
a ella. Por eso, cuando Mohr le pregunta “¿a qué
brantable. No carece de miedo —se esfuerza en
atenernos si no es a la ley?” ella responde: “a
ocultar sus manos temblorosas y piensa con cui-
nuestra conciencia”. Con su respuesta, Sophie no
dado cada una de sus res-
apunta a un relativismo
puestas— pero habla con
en que cada uno deter-
la superioridad intelec-
mina según sus propios
tual y moral de quien está honesta y genuinamente
Se trataba de muchachos con inmensa fe. No solo eran profundamente
convencido de sus pa-
cristianos; además sabían muy bien lo
labras. Tal superioridad
que su fe implicaba y exigía.
minimiza
progresiva-
criterios si la ley ha de ser obedecida o no. Ella no es una anarquista, y sabe que la ley es fundamental en una sociedad sana.
mente a su inquisidor. Este, por su parte, repre-
Su punto es que el orden jurídico está sometido
senta a la perfección la actitud casi indiferente
a exigencias del bien común, de justicia, que lo
del fiel pero formalista cumplidor de la ley. No
preceden y que son inmutables. Cuando Robert
obstante su apego irrestricto al texto legal, algo
Scholl logra colarse al juicio de sus hijos, hace ver
parece removerse en él. En un momento, le ofre-
ese dato a los miembros del tribunal: “¡hay una
ce a Sophie un salvavidas, que ella rechaza: no
justicia superior!” grita mientras intenta zafar-
está dispuesta a traicionar sus ideales. ¿Por qué
se de los oficiales. El rol de la autoridad es pre-
le ofrece ayuda? Pareciera que ese destello de
cisamente discernir cuáles son esas exigencias y
empatía se funda en que Mohr tiene un hijo de la
determinar su contenido (pues no existe algo así
misma edad de Sophie, recientemente enviado al
como un listado taxativo). Ni la autoridad ni la ley
frente oriental. Queda la duda, sin embargo, de
positiva son entonces el criterio último del bien y
si acaso admite, aunque sea en un mínimo gra-
el mal. Ahora, todo ciudadano, por ser racional,
do, que esa joven tal vez tenga razón. Al final del
tiene la capacidad de discernir las exigencias de
interrogatorio, el espectador puede percibir esa
justicia; puede identificar una ley que no se ade-
suerte de confesión cuando Mohr se lava las ma-
cúa a ellas y de actuar en consecuencia. De ahí la
nos cual Pilato.
relevancia de la conciencia. Tales son las miradas en tensión a lo largo de la película.
3 Para la inspiración cristiana de “La Rosa Blanca” ver Shrimpton, Conscience before comformity. Hans and Sophie Scholl and the White Rose resistance in Nazi Germany (Gracewing, 2018).
Con los ojos de hoy, los argumentos de Sophie ante el nazismo parecen de perogrullo, pues hoy nos resultan evidentes la injusticia y atrocidad de
133
LORE M IPS U M. E NSAYO
los hechos perpetrados por el régimen de Hitler.
Los miembros de la “Rosa Blanca” siguieron su
Sin embargo, esos mismos argumentos nos pa-
conciencia hasta la muerte. La película muestra
recen fuera de lugar en nuestros propios deba-
cómo los totalitarismos se empeñan en apagar
tes políticos, que muchas veces versan sobre la
esa dimensión tan sagrada del ser humano. En
misma pregunta que le plantea Mohr a Sophie:
efecto, la maldad de las ideologías totalizantes
¿qué orden tenemos si no es aquel que establece
consiste precisamente en absorber a la persona
la ley? Nuestras disputas suelen darse en térmi-
al privarla de conducir su vida según los dictados
nos de autonomía o de derechos. Pero la pregun-
de su razón y de sus creencias más profundas. Al
ta que en realidad subyace a ellos no es diferente
hacerlo, la despoja de su humanidad. Así, esta
a la que Sophie intenta responder: quién, en úl-
historia reivindica el valor tan fundamental de
timo término, determina qué es justo y qué no
nuestra conciencia y de nuestra capacidad racio-
(vaya sorpresa para nuestra soberbia superiori-
nal, la cual no deja de estar amenazada cuando se
dad moral respecto del pasado).
niega la objeción de conciencia, la posibilidad de
En el empeño por dejar claro su punto de vis-
llevar adelante proyectos educativos robustos o
ta, Sophie pone el caso de los judíos. Hitler, ar-
la defensa pública de ciertas visiones de mundo.
gumenta, no tiene poder para determinar que
La ley, nos recuerda la película, no es una impo-
una vida vale más que otra: los judíos tienen la
sición desde arriba sobre piezas de ajedrez, sino
misma dignidad que cualquier alemán. No se
un medio para que personas libres y racionales,
queda ahí. Acto seguido plantea el ejemplo de
que viven en comunidad, puedan alcanzar su
los niños con algún tipo de enfermedad mental:
pleno desarrollo.
“Venían camiones al hospital a buscar a los ni-
Cuando Sophie se entera a través de Else, su
ños con enfermedades mentales. Los otros niños
compañera de celda y vigilante, de que su juicio
preguntaban a dónde iban. ‘Al cielo’, les contes-
será público, se alegra: será un escenario ideal
taba la enfermera, y entonces los niños se subían
para promover sus ideas. Al entrar a la sala, sin
a los camiones cantando”. La reacción de Mohr
embargo, solo ve generales nazis en la audien-
es brutal: sus vidas valen menos. “Cada vida es
cia. A pesar de eso, confía en que cuando la gente
valiosa”, le responde entonces Sophie, de ma-
sepa que murieron por repartir panfletos se les
nera categórica. La dramática queja de la pro-
hará evidente la injusticia del régimen de Hitler.
tagonista resuena en un mundo como el actual:
La mañana del 22 de febrero de 1943 tiene lu-
hace poco Inglaterra aprobó el aborto de niños
gar el juicio en que los jóvenes son condenados a
con Síndrome de Down por el solo hecho de ser-
muerte. Pese a que lo normal era ejecutar la sen-
lo, y por todas partes intentamos ‘liberarnos’ de
tencia 99 días después de la condena, se les eje-
nuestros ancianos. Olvidamos demasiado a me-
cuta esa misma tarde. Antes, se les permite ver a
nudo que el régimen de Hitler promovió y llevó
sus padres; preciosa escena en que al despedirse
a cabo las mismas práctica que hoy replica Oc-
para siempre de sus hijos, Robert y Magdalena
cidente, tan orgulloso del carácter sagrado que
Scholl les dicen estar orgullosos de ellos. “Ha-
atribuye a la libertad y dignidad humana.
ría lo mismo de nuevo”, afirma Sophie. Cuestión
134
extraña, los oficiales les permiten a los tres ami-
Las palabras finales de Sophie en el juicio lle-
gos pasar los últimos minutos juntos. “No ha
vado en su contra las dirigió a los miembros del
sido en vano”, los anima Cristoph. Sophie, Hans
tribunal. El último derecho que se le concede lo
y Cristoph, de 21, 25 y 24 años, respectivamen-
ejerce apelando a la conciencia de sus ejecutores:
te, mueren guillotinados y sin testigos. Una co-
“Pronto ustedes estarán parados donde nosotros
pia del último panfleto llegó a manos de Helmut
estamos ahora. Pueden colgarnos hoy, pero us-
von Moltke, abogado contrario a los nazis que
tedes serán colgados mañana”. No son esas leyes
logró hacer llegar el documento a Londres. A
las que establecen los criterios del bien ni ese el
mediados de 1943, aviones aliados dejaron caer
tribunal que emitirá el juicio que importa. Ella lo
millones de panfletos de la Rosa Blanca sobre el
sabe y ha decidido actuar en conformidad.
pueblo alemán.
Sophie Scholl: Los últimos días. Director: Marc Rothermund Guión: Fred Breinersdorfer
Mariana Canales es abogada de la Pontificia Universidad Católica de Chile y máster en filosofía del derecho por la Universidad de Oxford, donde actualmente cursa el doctorado en filosofía del derecho. 135
LOS DILE MAS DE L FE MINIS MO C ONTE MPORÁNE O
Antisemitismo antes del Holocausto CHANTAL DUSSAILLANT
136
A
Paradero desconocido
zándonos en nuestras vidas. La literatura y el
Esta escueta y delicada novela epistolar fue pu-
cine encuentran en ese evento, que marcó para
blicada por primera vez en 1938 en Story, revista
unque han pasado ocho décadas, la fuer-
za expansiva del Holocausto judío sigue alcan-
siempre a Occidente, una fuente inagotable de
norteamericana especializada en ficción bre-
historias que continúan alimentando uno de los
ve. Fue tal su éxito que, al año siguiente, volvió
imaginarios más siniestros de lo humano. Para
a aparecer en un número del Reader´s Digest y
enriquecer ese cuadro, vale la pena leer a dos
además se publicó como libro, transformándo-
autores poco conocidos en nuestro medio que
se rápidamente en un superventas. Le siguieron
describen el antisemitismo alemán de los años
varias traducciones, una adaptación al cine en
previos a la guerra. Se trata de Paradero desco-
1944 y múltiples producciones para el teatro y
nocido, de la escritora estadounidense Katherine
la radio. En todas estas ediciones y representa-
Kressmann Taylor, una novela epistolar publica-
ciones, la escritora neutralizó su identidad con el
da en 1938 en Nueva York, y de la novela El pa-
seudónimo Kressmann Taylor: en opinión de su
sajero, de Ulrich Alexander Boschwitz, publicada
editor, la historia era demasiado “fuerte” para
en 1939 en Inglaterra y un año más tarde en los
haber sido escrita por una mujer.
Estados Unidos. En estos textos ya se observa el
En 1995, cuando se cumplieron cincuenta años
antisemitismo de manera bastante flagrante en
de la liberación de los campos de concentración
la Alemania de los años treinta y, de alguna ma-
alemanes, la revista Story volvió a publicar la no-
nera, es posible vislumbrar en sus páginas cómo
vela, hecho que renovó el interés que había pro-
se estaban fraguando las condiciones que dieron
vocado en sus inicios. Nuevamente, se realizaron
pie al Holocausto.
137
LORE M IPS U M. E NSAYO
varias traducciones y representaciones teatrales,
mos el mismo sueldo que por los dos de la casa de
y en 2001 apareció la primera edición alemana.
San Francisco.”
El libro cubre un lapso temporal de poco más
Poco a poco, en el diálogo epistolar empie-
de un año, entre noviembre de 1932 y marzo de
za a hacerse visible la figura de Hitler, quien va
1934, periodo en que los lectores somos testi-
emergiendo como una alternativa para escapar
gos del intercambio epistolar entre dos amigos,
de la situación ignominiosa en que se encontra-
Max Eisenstein y Martin Schulse. El primero,
ba Alemania tras el Tratado de Versalles. Martin
un comerciante de arte de origen judío que se
confía en que el reemplazante de Hindenburg, el
ha radicado en la costa oeste de Estados Unidos;
presidente de Alemania, puede sacar a su país del
a diferencia de él, su socio Schulse ha regresado
pantano en que se encuentra, aunque su perso-
a Alemania junto a su familia. Las cartas, si bien
nalidad le despierta ciertas dudas: “He de decir
tienen como principal objetivo informar sobre
que es un hombre electrizante, con una potencia
las ventas y necesidades de la galería de arte, de-
como solo cabe en un gran orador y en un faná-
jan entrever la estrecha relación de amistad que
tico. Aunque yo me pregunto: ¿está realmente en
existe entre ellos y sus familias. Sabemos, por
sus cabales? Entre las filas de sus escuadrones de
ejemplo, que Max es soltero y que pasa mucho
camisas pardas se encuentra gente de la peor ca-
tiempo con Martin y su familia; que Elsa, la es-
laña”. No obstante, en un par de meses, el recelo
posa de este último, es una mujer cálida y afec-
contra Hitler desaparece y Martin defiende su li-
tuosa que recibe con los brazos abiertos todos los
derazgo, aunque eso le signifique interrumpir su
fines de semana al socio de su marido y que sus
amistad con Max, ya que no puede exponerse al
familias han estado conectadas íntimamente por
intercambio con un judío.
algún tiempo.
El 30 de enero de 1933, presionado por las cir-
Es a través de esta relación comercial y de
cunstancias, el presidente de Alemania Paul von
amistad que el contexto histórico comienza a
Hindenburg nombra al líder del Partido Nazi,
filtrarse y a cobrar importancia. Martin Schul-
Adolf Hitler, canciller de ese país. En febrero de
se ha regresado a una Alemania deprimida por
ese mismo año, el presidente firma el Decreto
los efectos de su derrota en la Primera Guerra
del incendio del Reichstag el que, además de
Mundial; sin embargo, no se aproblema con los
suspender las libertades civiles, imponía penas
beneficios económicos que obtiene de esta si-
mucho más severas que la Constitución de Wei-
tuación: “La casa, ya sabes, la tenía en mente
mar (como, por ejemplo, la pena de muerte)
desde hace tiempo. Y la he conseguido a precio
para quienes se resistieran a las autoridades del
de ganga. Treinta habitaciones y más de cuatro
Reich. Así se entiende que, al año siguiente, con
hectáreas de terreno.” Asimismo, si bien lamen-
la muerte de Hindenburg, Hitler se haya instala-
ta la situación empobrecida de su país, pareciera
do como jefe de Estado con amplios poderes.
no producirle ningún conflicto interno usar esa
Es este escenario el que empieza a hacerse cada
realidad en su propio provecho: “Por los diez
vez más patente en las cartas. Max manifiesta su
empleados que tenemos a nuestro servicio paga-
angustia ante las noticias sobre los pogromos
138
que se están llevando a cabo contra los judíos
noticias alcanzaron a Boschwitz fuera de Alema-
en Alemania y confía en que su amigo Martin le
nia, país que había abandonado en 1935, luego de
dirá la verdad: “El hijo de Aaron Silberman acaba
que su tío Alexander Wolgast fuera asesinado en
de regresar de Berlín, de donde al parecer esca-
la calle por oponerse a las leyes de Nuremberg,
pó por los pelos. Las historias que cuenta sobre
conjunto de normas antisemitas y racistas que
lo presenciado allí (flagelaciones, gente forzada
fueron impuestas por el régimen nazi. Después
a beber litros y litros de aceite de ricino entre
de un viaje de cuatro años que lo llevó por Suecia,
dientes apretados y las subsiguientes horas de
Francia, Luxemburgo y Bélgica, en 1939 se reu-
lenta agonía cuando les revientan las tripas) no
nió con su madre en Inglaterra.
son nada agradables”. A esto se suman la quema
Pero la suerte que corrió Boschwitz al salir de
de bibliotecas, persecuciones, asesinatos de ju-
Alemania rivaliza con las aventuras que narra en
díos y campos de concentración. No cabe duda de
su propia novela, pues al estallar la guerra, pese
que el antisemitismo en la Alemania de comien-
a su origen judío, fue declarado “extranjero ene-
zos de los años treinta ya era algo bastante evi-
migo” por el gobierno británico y fue internado
dente, anticipando de manera siniestra el horror
en la isla de Man. Posteriormente fue deporta-
del Holocausto. No sorprende entonces que estos
do a Australia, donde también fue recluído en un
hechos vayan debilitando esta amistad, al pun-
campo de prisioneros en South Wales. Aunque
to que la distancia que suscita entre ellos parece
dos años más tarde, en 1942, se le permitió re-
insalvable. Sin embargo, alejándose de lo con-
gresar a Inglaterra, el barco en que viajaba fue
vencional, la novela nos tiene preparado un final
alcanzado por un torpedo alemán ocasionando la
—al estilo Otra vuelta de tuerca— que no dejará
muerte de todos sus ocupantes.
indiferente al lector.
En 1939 publicó una versión temprana de su obra en Estados Unidos, y al año siguiente en
El pasajero
Inglaterra, pero estas pasaron casi desapercibidas. Por sus cartas se sabe que durante su estadía
A Ulrich Alexander Boschwitz le tomó cuatro
en Australia trabajó en la revisión de la primera
semanas escribir esta novela luego de la Noche
edición de El pasajero; sin embargo, ese manus-
de los cristales rotos, aquella serie de ataques y
crito se perdió junto con él en el mar. Gracias a
linchamientos a ciudadanos judíos que fueron
Reuella Shachaf, sobrina de Ulrich Boschwitz,
perpetrados la noche del 9 de noviembre de 1938,
el editor Peter Graf se enteró de la existencia de
tanto en Alemania como en Austria. Casi un cen-
esta novela y de que nunca había sido publicada
tenar de judíos fueron asesinados, mientras que
en alemán. Luego de leer la copia original, que se
otros treinta mil fueron enviados a los campos de
encuentra en la Biblioteca Nacional de Alemania,
concentración de Sachsenhausen, Buchenwald y
en Fráncfort, Graf decidió embarcarse en su edi-
Dachau; además, varios miles de casas y tiendas
ción, por lo que esta fue publicada por primera
fueron destruidas y saqueadas, las sinagogas
vez en lengua germana recién en 2018.
quemadas y los cementerios profanados. Estas
139
El pasajero narra la historia de Otto Silber-
talizarse de manera peligrosa a partir del año
mann, un exitoso empresario judío asentado
1933, cuando Hitler asume como Canciller. Los
en Berlín que, los días que siguieron a la Noche
historiadores suelen coincidir en que entre 1899
de los cristales rotos, ve cómo se desmorona su
y 1939 se advierte un notable incremento del
vida: pierde a su familia, a sus amigos y su em-
antisemitismo en las sociedades occidentales.
presa. En cierto sentido, la historia que se narra
Sobre las razones que estarían detrás de esa ani-
en este libro tiene bastante de autobiográfico, ya
madversión hay varias hipótesis, pero la más co-
que el protagonista, al igual que el propio autor,
mún tiene relación con el rol de la modernización
también se siente profundamente alemán y su
que hizo posible la emergencia del liberalismo y
sangre judía nunca había sido un factor diferen-
del capitalismo que, entre otras cosas, permitió
ciador de sus compatriotas. Tanto es así que el
el desarrollo político, social y económico de los
padre de Boschwitz murió luchando por el Kaiser
judíos. El surgimiento y la movilidad social que
en la Primera Guerra Mundial; su madre, en tan-
ellos adquirieron habría provocado un cierto re-
to, descendía de una conocida familia protestan-
sentimiento en el resto de la población, robuste-
te, al punto que educó a su hijo en esa religión.
ciendo así los sentimientos antisemitas.
Asimismo, ambos tienen un físico marcadamen-
La novela describe, de manera implacable, la
te ario —“Silbermann no mostraba ninguno de
hostilidad que crece entre el propio pueblo ale-
los rasgos por los que, según los expertos en te-
mán hacia los ciudadanos de sangre judía. Esto
mas raciales, se reconocía a un judío”— por lo
se hace más patente cuando Silbermann pierde
que, para ellos, el rechazo del entorno resulta
el contacto con su esposa, de origen ario, pues
doblemente sorprendente.
la familia de esta se rehúsa a seguir en comuni-
No obstante, más allá de las resonancias bio-
cación con él por el riesgo que implica. O cuando
gráficas que se observan en la novela, esta refleja
su socio comercial se aprovecha de la situación
el antisemitismo que se había estado incubando
para comprarle la casa por un valor miserable:
en la sociedad alemana y que comienza a cris-
“¡Silbermann, se lo digo como amigo! Le com-
140
pro su casucha, pero si no lo hago yo, se la llevará
lo lleva a ninguna parte y que más bien está atra-
el Gobierno, y este no le dará ni un céntimo”. Es
pado en un circuito sin destino conocido.
tal el desamparo que empieza a experimentar el protagonista que se siente totalmente atrapado
***
en lo que hace poco tiempo era su patria: “Para un judío, el Reich entero no es más que un enor-
Ambas novelas contribuyen a elaborar un cuadro
me campo de concentración”, afirma desolado.
sobre el intrincado origen que tuvo uno de los
El título de la novela hace referencia a la so-
eventos más siniestros de la historia de Occiden-
lución temporal que encuentra Silbermann para
te. Al mismo tiempo, tal como sostiene el soció-
hacer frente a ese desamparo, esto es, convertir-
logo polaco Zygmunt Bauman, el Holocausto “se
se en un pasajero perpetuo. Se da cuenta de que
gestó y se puso en práctica en nuestra sociedad
la red ferroviaria que se extiende por el país le
moderna y racional, en una fase avanzada de
permite cierta libertad de movimiento para es-
nuestra civilización y en un momento culminan-
capar de la policía mientras intenta discurrir un
te de nuestra cultura” lo que tendría que man-
plan para cruzar la frontera. Sin embargo, pronto
tenernos atentos, sobre todo en estos tiempos
descubrimos que este subir y bajar de trenes no
convulsos que estamos viviendo.
Paradero desconocido
El pasajero
Kressmann Taylor
Ulrich Alexander Boschwitz
Salamandra, 2022
Sexto Piso, 2019
80 páginas
248 páginas
Chantal Dussaillant es doctora en literatura de la Universidad de Nueva York. Es académica de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez. 141
Ilustración: Alejandra Acosta
LOS DILE MAS DE L FE MINIS MO C ONTE MPORÁNE O
— O l i m po — GONZALO VIAL
142
D
icen que no se perdía noticia y que escribía como
explicaba, irritando a más de un colega. Prolífico au-
si le faltara tiempo. Sentado en su escritorio y con
tor, entre sus obras destacan los cinco volúmenes de
sus pies rodeados de papeles, tecleaba con dos dedos
Historia de Chile (1891-1973), las biografías de Pino-
su Olivetti. Como se le habían soltado varias letras,
chet y Arturo Prat, y las conferencias donde anali-
las reemplazó con piezas de otras máquinas, sin im-
za el gobierno de Salvador Allende, El fracaso de una
portarle que se repitieran. Solo él era capaz de des-
ilusión.
cifrar ese artefacto que zumbaba con tres letras I y dos letras A.
Vial captó que el oficio de historiador trasciende la recolección de datos: es ocasión de encuentro con el
Abogado, periodista e historiador; agudo colum-
presente y con una realidad de la que somos tan he-
nista, fundador y director emblemático de revistas
rederos como responsables. Para él, ambas dimen-
de corte político como Portada o Qué Pasa, Gonza-
siones se iluminan y alimentan, por lo que la idea de
lo Vial Correa fue un hombre público por vocación.
un progreso lineal difícilmente tenía cabida en su
“Lo sabe y lo lee todo (…) No he visto en la prensa
pensamiento: “la historia no es necesariamente una
chilena prodigio igual”, dijo alguna vez Cristián Ze-
línea ascendente. Todos los días tomamos decisiones
gers, testigo de su frenético tecleo. El tiempo vino
buenas y malas. El futuro permanece en el misterio”.
a confirmar que su sentido de urgencia frente a la
La fe católica, por el contrario, fue un faro desde el
hoja en blanco estaba justificado. Vial intuyó —como
cual su trabajo intelectual cobró pleno sentido, lle-
pocos— las tensiones de un país cuyo proceso de
nando sus preguntas de lucidez y ampliando su al-
modernización dejó a muchos varados en el cami-
cance y profundidad.
no. Y, lejos de tomar palco, se involucró en la tarea
Incluso muchos de sus críticos vieron en él a un
de ayudar a rehabilitar el alma de una sociedad que
hombre valiente y libre de espíritu. A pesar de opo-
aplaudía eufórica el progreso, mientras la angustia
nerse con decisión a la UP, de participar en la edición
de los más desposeídos bullía bajo sus pies. “Los que
del polémico Libro blanco e incluso de liderar breve-
integramos sectores altos o medios relativamente
mente la cartera de Educación durante el régimen de
acomodados —escribió en La Segunda—, no sabe-
Pinochet, denunció firmemente los crímenes come-
mos nada. Tampoco querríamos saber nada, pero
tidos por la dictadura. En 1985 los calificaría “como
la realidad de los pobres tiene la mala e incómoda
un cáncer”, perdiendo el saludo de varios. Su com-
costumbre de asomarse a través de las estadísticas, y
promiso era con la verdad: de ahí su participación en
echarnos a perder el día”. A sus ojos, la indiferencia
1990 en la comisión Rettig, donde cuentan que nadie
ante el desmantelamiento de la “familia de libreta”,
leyó de forma más minuciosa los casos informados.
con las mujeres y niños más vulnerables impacta-
“Mi familia para mí es todo”, decía el historiador.
dos por las altas tasas de abandono paterno, era la
Casado con María Luisa Vial y padre de siete hijos, se
muestra más elocuente de esa desidia.
acostumbró a escribir bajo la estridencia de un piano
Nacido en 1930 en el seno de una familia católica
a lo lejos y siendo permanentemente interrumpido
y tradicional —“un aristócrata en el mejor sentido
por el trajín doméstico. En medio de ese ajetreo, el
de la palabra”, según lo describe un cercano—, Vial
matrimonio logró impulsar la Fundación Educacio-
cultivó desde temprano la afición por la historia de
nal Barnechea, bajo la convicción de que solo una
Chile gracias a su abuelo, Juan de Dios Correa, quien
educación de calidad puede favorecer una auténtica
interrogaba con paciencia a sus nietos: “¿Qué ha leí-
integración social.
do del libro que le presté? —Nada, Tata. —Vamos para atrás, como los cangrejos”.
La enseñanza fue uno de sus grandes amores. Dicen que nunca tuvo habilidad para las manualidades,
Su inquietud por el pasado no hizo más que ahon-
pero que de niño construyó una escuelita con una
darse en la Universidad Católica, donde ingresó para
caja de cartón para las muñecas de su hermana, que
estudiar Derecho y, luego, Pedagogía en Historia
no tenían sala de clases. Años más tarde, escribirá:
bajo la guía atenta de Jaime Eyzaguirre. Contrarian-
“Seamos honestos: o asignamos más recursos o
do a su maestro, el discípulo no quiso ser historia-
educamos a menos jóvenes. No continuemos con la
dor. “Quería estar en los hechos”, contaría. “Solo en
estafa de hoy de educar mal a tres niños con la plata
libros y sin contacto con la realidad, se empobrece la
que bastaría para educar bien a uno”. Quizás será
interpretación”.
señal de que hemos llegado a buen puerto el día en
Observó la historia de Chile siempre desde un ángulo singular: “Yo en la historia busco una verdad”,
que sus palabras, plenamente vigentes, nos dejen de incomodar. 143
últimos libros ies
Enseñar entre iguales, de Daniel Mansuy
Feminismo contra el progreso, de Mary Harrington
La democracia puesta a prueba, de Jean Bethke Elshtain
Filosofía del gobierno democrático, de Yves Simon
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