N°5 / SEPTIEMBRE 2021 $6.000 | Santiago de Chile ISSN: 2452-5480
Reconstrucción democrática y políticas de la identidad Manfred Svensson Renovar los derechos humanos Mary Ann Glendon y Seth D. Kaplan Las familias y el nuevo pacto Consuelo Araos y Catalina Siles Entrevistas a Emmanuelle Barozet, Hernán Hochschild y Pedro Morandé Lorem ipsum: Iván Valenzuela, Pablo Ortúzar y Elena Irarrázabal
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
puntoycoma © Punto y coma © Instituto de Estudios de la Sociedad Punto y coma Nº5, septiembre de 2021 Santiago de Chile Director: Claudio Alvarado Editor: Joaquín Castillo Coordinador: Rodrigo Pérez de Arce Comité editorial IES: Pablo Chiuminatto, Jorge Fábrega, Joaquín Fermandois, Braulio Fernández, Elena Irarrázabal, Daniel Mansuy, Héctor Soto y Alejandro Vigo. Diseño: Huemul Estudio. Colaboran en este número: Joaquín Castillo, Claudio Alvarado, Rodrigo Pérez de Arce, Manfred Svensson, Josefina Araos, Catalina Siles, Consuelo Araos, Jorge Fábrega, Mary Ann Glendon, Seth D. Kaplan, Gabriel Cid, Sylvia Eyzaguirre, Magdalena Ortega, Guillermo Pérez, Ricardo Salas, Francisca Echeverría, Daniel Mansuy, Rosario Zanetta, Pablo Ortúzar, Elena Irarrázabal y Guillermo García. Ilustraciones y fotografías: Alejandra Acosta, Huemul Estudio, Mateo Flores y Comunicaciones UC. ISSN: 2452-5480 Impreso en Andros
Editorial 04
Joaquín Castillo
La reconstrucción democrática de Chile Mediación política y cambio constitucional 08 Entrevista a Hernán Hochschild
16
Reconstrucción democrática y políticas de la identidad 24 Entrevista a Pedro Morandé
31
Las familias y el nuevo pacto 40 El jaguar achanchado 48 Entrevista a Emmanuelle Barozet 56 Somos continentes 64
Claudio Alvarado por Rodrigo Pérez de Arce Manfred Svensson por Josefina Araos Consuelo Araos y Catalina Siles Rodrigo Pérez de Arce por Catalina Siles Jorge Fábrega
Rescate Renovar los derechos humanos
72
Mary Ann Glendon y Seth D. Kaplan
Horas en la biblioteca 82 Contrapunto de Gabriel Cid y Sylvia Eyzaguirre sobre La democracia en Chile. Trayectoria de Sísifo, de Joaquín Fermandois Reseñas sobre Arturo Fontaine, Arturo Valenzuela, Michael Lind, Michael Sandel y Pierre Manent. Lorem ipsum Foucault: el cazador cazado 102 Entrevista a Iván Valenzuela 107 Villacañas contra la soledad americana 114 Trenes, cultura y cosmopolitismo 119 ¿Un conservadurismo verde? 124 Como la vida misma 128
Daniel Mansuy por Rosario Zanetta Pablo Ortúzar Elena Irarrázabal Guillermo García Guillermo Pérez
Olimpo: Christopher Lasch 134
3
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
La reconstrucción democrática de Chile
L
a democracia es más que una serie de meca-
nismos y procedimientos destinados a elegir a las autoridades de una comunidad política. Es, ante todo, una cultura que rodea, justifica y sustenta al orden institucional y exige, por lo mismo, algunas virtudes específicas de quienes participan en ella. La crisis que estalló en octubre de 2019 reveló una fractura entre política y sociedad que amenazó con destruir algunas de nuestras instituciones fundamentales, pero logró ser encauzada políticamente a través del proceso constituyente en curso. Sin embargo, contrario a lo que reivindican algunos, creemos que la tarea de este órgano no es la de refundar, sino reconstruir nuestra democracia. Pero la magnitud del encargo —con toda la importancia histórica, simbólica e institucional que posee— no puede hacernos perder de vista que esa reconstrucción democrática de Chile no pasa solamente por la elaboración de un nuevo texto constitucional. La tarea que nos hemos propuesto en este quinto número de Punto y coma está orientada, precisamente, a entender en un sentido más amplio la reconstrucción democrática que el país necesita, examinando los distintos factores que la hacen posible. Así como en el tercer número de Punto y coma quisimos sugerir ciertos elementos indispensables para elaborar un diagnóstico sobre el estallido —dando cuenta de que octubre fue, por un lado, una explosión de un malestar profundo y que venía de lejos, pero también una ola de injustificable violencia y destrucción—, en
4
esta ocasión queremos hacer un ejercicio pros-
de la ley; la situación actual de las clases medias
pectivo sobre el tipo de arreglo democrático que
y el modo en que ellas pueden ser comprendidas;
necesita nuestra sociedad, y cuáles son las con-
las disputas filosóficas sobre las categorías que
diciones que debemos atender para que aquel se
articulan el orden político; el auge de las deman-
cumpla a cabalidad.
das identitarias como reflejo de una crisis más
Aunque la reflexión que proponemos aquí está
profunda, o la importancia de la estabilidad fa-
muy situada y busca precisamente servir de in-
miliar para el desarrollo de los ciudadanos. Asi-
sumo a la discusión chilena actual, sabemos que
mismo, proponemos una serie de lecturas que
la caída de la confianza en las instituciones, la
pueden complementar la reflexión, por medio
puesta en duda de la mediación política, la rei-
de reseñas de libros preclaros y profundos para
vindicación casi omnipresente de la soberanía
comprender mejor los riesgos y desafíos de este
individual y las circunstancias sociales y fami-
escenario político.
liares que horadan las condiciones en las que
La invitación, por tanto, va en la misma línea
florece la democracia no es algo exclusivo de
del primer número de Punto y coma, publicada
nuestra realidad. En ese sentido, desde hace al
poco antes del estallido social. Queremos se-
menos una década que la democracia está puesta
guir siendo un punto de encuentro alrededor de
a prueba a lo largo y ancho de los países occiden-
los libros y las ideas, tarea que en momentos de
tales. Los casos recientes de Trump, Bolsonaro,
polarización y tensión social parece ser difícil
el kirchnerismo o Castillo en Perú son solo los
de cultivar, pero que se debe defender ante los
ejemplos más polémicos de esta crisis de la de-
embates de quienes buscan reducir la política a
mocracia y auge de los discursos populistas, pero
la vociferación, a la estridencia y a la violencia.
son justamente situaciones como estas las que
Frente a ese riesgo, estamos convencidos de que
nos deben llevar a preguntarnos por qué este tipo
solo mediante la reivindicación de estos espacios
de fenómenos son cada vez más comunes alre-
de diálogo y reflexión es que podremos hacer del
dedor del mundo.
nuevo pacto social una realidad que respete la
Las entrevistas, artículos y reseñas que siguen a continuación buscan orientar en esa dirección,
dignidad de cada persona y que incluya la pluralidad y diversidad de nuestra vida social.
sabiendo que la democracia es un sistema exigente y siempre frágil. Los elementos que ponemos
Joaquín Castillo
en diálogo son de distinto orden: la necesidad de
Editor
rehabilitar las instituciones representativas; la relevancia de la cultura oral que subyace a la letra
5
Ilustración: Alejandra Acosta
La reconstrucción democrática de Chile
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
Mediación política y cambio constitucional CLAUDIO ALVARADO R.
8
“U
na Constitución nacida en democra-
tuvo un carácter difuso e inorgánico —no había
cia”. Esta es quizá la mejor manera de resumir
petitorios, líderes ni voceros establecidos—, el
la esperanza que en muchos despierta el proceso
descontento social y el anhelo de cambios signi-
constituyente. El anhelo sin duda es ambicioso.
ficativos se volvieron evidentes. Luego, es per-
Lo es mirando hacia atrás, en la medida en que,
tinente mencionar la angustiosa convocatoria
según la gráfica expresión de ciertos historia-
al diálogo efectuada por Sebastián Piñera en la
dores, el “poder fáctico militar” jugó un papel
cadena nacional del 12 de noviembre de 2019. El
protagónico en los hitos de 1833, 1925 y 1980.
Presidente fue incapaz de conducir la crisis —en
Pero dicho anhelo también es ambicioso miran-
rigor, la agravó—, pero cuando muchos en su
do hacia adelante, porque exige terminar con la
entorno clamaban por los militares para frenar
ambigua relación que existe entre la Convención
la violencia que azotaba al país, él apostó por la
Constitucional y la brutal destrucción del 18 de
deliberación política (aunque al costo de ceder al
octubre de 2019. Si es verdad —como se repitió
diagnóstico de la oposición y entregar la iniciati-
en los primeros días de la Convención— que los
va al Congreso). Luego vino el hito político clave:
saqueos y el vandalismo de esa cruda jornada
el Acuerdo firmado tres días después y suscrito
fueron “necesarios” e “hicieron posible” este
desde la UDI hasta Gabriel Boric, cuyo propósi-
itinerario, el nuevo texto tarde o temprano será
to fue encauzar la crisis por la vía institucional.
considerado espurio. Aquí reside el punto ciego
Por último, cabe recordar el categórico triunfo
de aquella izquierda que sueña con un momento
del Apruebo en el plebiscito de entrada, el 25 de
cero o revolucionario: la violencia es incompati-
octubre de 2020, abriendo formalmente el pro-
ble con un cambio constitucional genuinamente
ceso constituyente.
democrático, capaz de generar amplias lealtades
Como puede verse, afirmar el origen democrá-
a lo largo del tiempo. Guardando las proporcio-
tico del camino constitucional tiene fundamen-
nes, afirmar este origen nos condenaría a re-
to: entre la “vía de los hechos” y el funciona-
petir los fantasmas que —pese a sus múltiples
miento de la Convención, tanto la movilización
reformas— jamás dejaron de acompañar a la
social como el sistema político —el pacto del 15
Carta que todavía nos rige.
de noviembre— desempeñaron un rol central.
Hay, con todo, otra lectura que resulta no solo
Naturalmente, sostener dicho origen tiene con-
más apegada a los hechos, sino también más
secuencias, pues exige reconocer que estamos en
consistente con la reconstrucción democrática
presencia de un fenómeno sujeto a reglas y lími-
que demanda el país. Ocurre que entre la violen-
tes, como cualquier arreglo democrático digno
cia del 18 de octubre y la elección e inicio de la
de ese nombre. Como fuere, los mayores intere-
Convención corrió mucha, demasiada agua bajo
sados en destacar ese Acuerdo como antecedente
el puente. Primero, una masiva e inédita movili-
próximo del sendero que estamos recorriendo
zación social, cuyo máximo hito fue la “marcha
debieran ser aquellos que —según decíamos al
más grande de Chile”. Aunque la protesta pacífica
comienzo— sueñan con una Carta Magna nacida
9
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
en democracia. ¿Por qué, entonces, han existido
desaparecidos o la necesidad de ajustes al mode-
tantas dificultades para reconocer esa realidad?
lo económico instaurado en ese entonces; nece-
¿Por qué hay quienes insisten en identificar el
sidad ya develada a nivel masivo con las movili-
proceso en curso con un supuesto poder cons-
zaciones de 2011. El “retorno de los reprimidos”
tituyente originario? ¿Por qué invocar hoy esta
del que hablan los sicólogos y del que previno
idea inseparable del Terror francés e invocada
expresamente el sociólogo Pedro Morandé2.
por la Junta Militar en 1980? Explorar esta in-
Pero hay también otros elementos que favo-
terrogante es fundamental para el presente y el
recen el deseo de venganza y que, aunque son
futuro de la democracia chilena.
más incomprensibles e injustificables, igualmente están presentes en nuestro debate. Me
Revanchas culturales
refiero a cierta nostalgia acrítica de la Unidad Popular (como si no hubiera existido la renova-
Hay un primer elemento que pareciera influir
ción socialista); al cuestionamiento desmesu-
en este panorama y que fue tempranamente ad-
rado a la transición pactada y los gobiernos de
vertido por Mario Góngora en su célebre Ensayo
la Concertación (como si el retorno pacífico a la
histórico: el ánimo refundacional que caracterizó
democracia no tuviera méritos ni hubiera sido
al régimen de Pinochet. Góngora fue muy crítico
sistemáticamente apoyado en las urnas); a un
del proceso revolucionario que empujó la Uni-
curioso recelo respecto de la alternancia en el
dad Popular, pero también
poder, consustancial al ré-
articuló un severo cuestio-
gimen democrático (a pocos
namiento a la imposición
días del Acuerdo de noviem-
de un nuevo proyecto mo-
La violencia es incompatible
dernizador, al que calificó
con un cambio constitucional
bastián Piñera); y a algunas
como “una ‘revolución des-
genuinamente democrático,
ideas políticas que conducen
de arriba’, paradójicamente antiestatal”. En las duras palabras
del
historiador,
capaz de generar amplias lealtades a lo largo del tiempo.
tradición, lo que siempre trae consigo revanchas culturales”1.
a la sacralización de la violencia del 18 de octubre (Carl Schmitt se ha vuelto un autor cada vez más popular en
“la planificación ha partido de cero, contrariando o prescindiendo de toda
bre se quiso destituir a Se-
las izquierdas). Ese variopinto elenco de motivaciones favorece el ánimo de revancha y este, a su vez,
No se requiere aceptar completamente la tesis
atenta contra la posibilidad de reconocer en un
de Góngora para percibir que anticipó con luci-
pacto político transversal el antecedente inme-
dez uno de los dramas del Chile posdictadura: el
diato del proceso constituyente. Conviene notar
espíritu de vendetta que se observa en muchos
que en esta discusión hay algo muy profundo en
ciudadanos y líderes públicos, incluyendo va-
juego: renunciar (o no) al propósito de crear un
rios convencionales (a pocos días de instalada la
hito análogo al quiebre de 1973, pero de signo
Convención, Jorge Baradit llegó a decir que eran
contrario, que es justo a lo que conducen los ele-
“convenientes” las agresiones sufridas por los
mentos señalados. Es decir, abandonar (o no) la
convencionales de centroderecha). Ese espíritu
pretensión de impulsar una nueva refundación,
se ve favorecido por diversos elementos. Algunos
que perpetuaría el ciclo que supuestamente se
de ellos se apoyan en antecedentes reales y guar-
busca superar con el trabajo de la Convención.
dan directa relación con la época en la que escribe
Se trata, en suma, de la posibilidad de dejar atrás
Góngora, como la herida abierta de los detenidos
el período de las “planificaciones globales”.
1 Mario Góngora, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX (Santiago: Editorial Universitaria, 2010), 301.
2 Pedro Morandé, “Identidad local y cultura popular”, Punto y coma 3 (Santiago: IES, septiembre de 2020): 72-83.
10
Lograrlo supone reivindicar de modo crítico —es
deseo de inmediatez muy extendido, que aten-
decir, reconociendo sus carencias, pero también
ta contra cualquier esfuerzo de intermediación.
sus frutos más nobles— el derrotero de la nueva
Este panorama a veces se expresa de modo pato-
democracia chilena, desde Patricio Aylwin hasta
lógico —“¡quiero mi cuarto de libra ahora!”—, y
Sebastián Piñera. La pregunta, en último térmi-
se ha visto favorecido no solo por el auge de las
no, podría ser formulada como sigue: ¿seremos
redes sociales, sino también por diversos escán-
capaces de reconocer que el Chile posdictadura
dalos de corrupción. Todo ello ha acelerado la
encontró, incluso en su peor momento, en me-
desconfianza en entidades públicas y privadas,
dio del caos de octubre y noviembre de 2019,
una amenaza latente para la reconstrucción po-
energías políticas y morales para trazar un ca-
lítica de Chile.
mino político compartido e institucional?
Por de pronto, el escenario descrito conduce a
Nada de esto será fácil para la nueva izquierda,
mirar con distancia al Congreso, a los partidos y
pero si ella persiste en el ánimo de revancha y,
a los dirigentes políticos. Es decir, precisamente
sobre todo, en la mistificación del 18 de octubre
a quienes en la oscuridad de noviembre de 2019
—relegando a un segundo plano el 15 de noviem-
dibujaron una ruta institucional para intentar
bre—, será improbable que perdure, o incluso
procesar la crisis. Con todo, este mismo hecho
que se apruebe mayoritariamente, una Constitu-
confirma que la convivencia democrática siem-
ción nacida en democracia.
pre, incluso en sus momentos más difíciles, necesita canales institucionales para procesar los
Una crisis de mediación
conflictos, por desacreditados que se encuentren. Si se quiere, durante el estallido social se
Existe, adicionalmente, otra razón que dificulta
visibilizó con singular dramatismo una dinámica
reconocer en el Acuerdo constitucional el origen
constante de la vida común: no existe un “pue-
próximo del itinerario constituyente. Se trata del
blo” uniforme y homogéneo, sino que cohabitan
creciente escepticismo que despiertan las ins-
en él múltiples demandas, carencias e inquie-
tancias de mediación política y cultural, del tipo
tudes, eventualmente irreconciliables entre sí.
que sean. Aunque el fenómeno ha irrumpido con
Mientras la violencia no conducía a ningún lugar,
particular fuerza en nuestro país, estamos en
y mientras la dimensión pacífica de la protesta se
presencia de un problema de alcance global y,
caracterizaba por su dispersión, fueron los des-
por lo mismo, no tendrá solución fácil ni rápi-
prestigiados dirigentes e instituciones políticas
da. No hablamos solo de la crisis de los medios
quienes ofrecieron una salida, peor o mejor, pero
de comunicación o de las instituciones políticas
una salida al fin y al cabo.
tradicionales: el asunto es bastante más profun-
Visto en retrospectiva, esto no debiera sor-
do. Desde el declive de la idea de nación (que me-
prender demasiado. Como señalara hace algunos
dia entre el ciudadano y la humanidad) hasta la
años Fernando Atria en sus días de académico,
pérdida de credibilidad de la Iglesia (que media
la ciudadanía puede advertir y expresar mejor
entre los creyentes y la eternidad), hoy existe un
que nadie sus problemas, pero para transitar de
11
la “negatividad” a la “positividad” —de la de-
camino institucional orientado a superar la cri-
nuncia y expresión del malestar a las vías que
sis. Por otro lado, si las cosas estallaron al punto
permiten encauzarlo—, resulta indispensable
que lo hicieron fue, en gran medida, por la inca-
la deliberación que posibilitan las denostadas
pacidad de aquellas fuerzas políticas y, en suma,
instituciones políticas. Estas cumplen un papel
del Estado chileno, para anticiparse y enfrentar
central e insustituible, en la medida en que per-
a tiempo el malestar social que se venía incu-
miten articular los diversos problemas, anhelos
bando en nuestra sociedad (en los números 3 y
y demandas de la población. Dicho de otro modo,
4 de Punto y coma se ahonda con cierto detalle en
la voluntad popular no es algo estático, sino que
ese déficit). Por este motivo, no exagera Rodrigo
se va formando precisamente mediante la deli-
Correa, académico de la Universidad Adolfo Ibá-
beración de los representantes. Sin ellos las al-
ñez, cuando afirma que “para superar la crisis no
ternativas, al final del día, se reducen o al caos
queda más alternativa viable que reconstruir las
propio de la anarquía y el desgobierno, o a la im-
instituciones que median entre los intereses de
posición de un orden autoritario que tal vez logre
la ciudadanía y el ejercicio del poder”3. Como se-
superar momentáneamente aquel caos, pero sin
ñala el mismo Correa, para acometer esta tarea
la participación libre de los ciudadanos y con un
un cambio constitucional fructífero puede ser
altísimo riesgo de abusos.
útil, pero el reto excede con creces este ámbito.
Llegados aquí, puede formularse una paradoja muy sintomática de las vicisitudes que experi-
El desafío es rehabilitar nuestra democracia, con todo lo que esto implica.
menta nuestro país. Por un lado, ya hemos señalado que fueron las fuerzas políticas con representación parlamentaria —con la excepción del Partido Comunista— las que concordaron un
12
3 Rodrigo Correa, “El desafío constitucional”, en sitio web Intersecciones. Foros, ideas y democracia (14 de agosto de 2020).
Del pueblo, por el pueblo, para el pueblo
hacerlos copartícipes y no simplemente espectadores de los procesos políticos.
Pero ¿qué implica exactamente, en concreto, tal
Si lo anterior es plausible, resulta crucial acer-
rehabilitación? La respuesta no es sencilla. To-
car la política a la ciudadanía. Desde este ángulo
dos tenemos alguna noción de qué implica vivir
se entiende, por ejemplo, la creciente demanda
en el marco de una democracia occidental, pero,
por mecanismos de democracia directa que com-
tal como subraya el historiador Joaquín Fer-
plementen a las instituciones políticas tradicio-
mandois, pertenece a la esencia de este sistema
nales. En ese sentido, es de toda lógica flexibili-
la disputa acerca de su significado. En efecto,
zar los requisitos para llevar adelante plebiscitos
la democracia supone una experiencia política
comunales que permitan incidir a los ciudadanos
compleja e inacabada, que encuentra precisa-
en temas que los afectan en su vida cotidiana. Sin
mente en la discusión pública de los conceptos
embargo, hay que cuidarse de la ilusión según la
controvertidos uno de sus rasgos distintivos; y la
cual la rehabilitación democrática de Chile pasa
democracia misma no es la excepción. Un buen
única o principalmente por este tipo de medidas.
ejercicio para tomar conciencia de este fenó-
Después de todo, algunas son más polémicas o
meno y, en particular, de la complejidad de este
discutibles de lo que suele reconocerse. Por men-
régimen, es reflexionar someramente en torno a
cionar un par de casos, mientras los referéndums
la clásica síntesis de Abraham Lincoln. Esto es,
revocatorios son garantía segura de inestabi-
la democracia entendida como “el gobierno del
lidad política, la iniciativa popular de ley fácil-
pueblo, por el pueblo, para el pueblo”.
mente puede ser instrumentalizada por parte de
Como advierte el pensador de origen alemán
grupos de presión4. Pero lo principal va por otro
Eric Voegelin en el primer capítulo de La nueva
lado, y consiste en que hay que tener suma cau-
ciencia de la política, tras la aparente sencillez de
tela ante dicha ilusión que invita a prescindir de
esta fórmula se ocultan al menos tres aspectos
la representación: según veíamos en el acápite
inherentes a este régimen: ahí el símbolo “pue-
anterior, ella es sencillamente irremplazable.
blo” quiere decir tres cosas relacionadas, pero
Así lo entienden incluso destacados partida-
distintas entre sí. En primer lugar, el gobierno
rios de los mecanismos de democracia directa
“del pueblo” supone una sociedad políticamen-
(como el politólogo David Altman, quizá el ma-
te articulada —la sociedad chilena, en nuestro
yor experto sobre el tema en nuestro medio).
caso—, con una determinada cultura, historia y
Los instrumentos representativos —elecciones
estructura social, todo lo cual condiciona el ejer-
y partidos, Ejecutivo y Congreso— son, a fin de
cicio de los mecanismos democráticos. Si nues-
cuentas, los elementos que hacen posible la me-
tros gobernantes, legisladores y convencionales
diación política.
quieren ser exitosos en sus respectivas misiones,
Acá surge precisamente el segundo significa-
deberán hacer el máximo esfuerzo posible para
do del símbolo “pueblo” en la fórmula de Lin-
intentar comprender esa sociedad que les prece-
coln: el gobierno “por el pueblo” es el gobierno
de (por eso, dicho sea de paso, es una muy mala
de sus legítimos representantes, aquellos que
receta tildar de populistas a los adversarios po-
logran conducir a la sociedad en la búsqueda del
líticos sin antes preguntarse por las razones que
bien público. Por este motivo, tanto o más rele-
llevan a la ciudadanía a elegir determinados li-
vante que introducir mecanismos de democracia
derazgos, aun cuando sean problemáticos). Parte
directa es fortalecer las instancias clásicas de
de nuestros problemas guardan directa relación
representación. Esa es la importancia de los de-
con una fractura entre las grandes mayorías y
bates que debe revisar la Convención sobre el ré-
aquellos que ejercen esas tareas políticas indis-
gimen de gobierno, la estructura del Congreso, el
pensables. Parte de la solución, entonces, pasa por disminuir esa brecha e intentar volver a leer e interpretar a los chilenos, una y otra vez; en
4 Para ahondar en esta discusión, véase el documento de Guillermo Pérez “Mecanismos de democracia directa y nueva Constitución”. Claves para el debate nº3 (IES, 2021, en prensa).
13
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
sistema electoral, el rol de los partidos políticos
mismo tiempo sus protagonistas. De ahí viene
y el despliegue del Estado en el territorio. En
la elección de las principales autoridades, ellos
este complejo entramado institucional se juega,
marcan la pauta desde la opinión pública y la
fundamentalmente, la vitalidad de nuestra re-
participación social organizada, y en sus comu-
presentación política. Los ajustes en cada una de
nidades se forman los futuros actores de la vida
estas esferas deben considerar, como decíamos
común. Por eso suele decirse que la democracia
antes, la cultura política de la sociedad chilena,
es el más exigente de los regímenes posibles; y
pero también deben atender a los indudables
por ese motivo tiene fundamento el dicho según
problemas que exhibe nuestro sistema político.
el cual los países cuentan con los gobernantes
Acercar la política a la ciudadanía también im-
que se merecen.
plica hacerla más eficaz.
En este sentido, no es imposible pensar que
El primer punto —mirar a la sociedad, atender
la rehabilitación de nuestra vida política se jue-
a nuestra cultura— invita, por ejemplo, a ser su-
ga, en el largo plazo, en la reconstrucción del
mamente cuidadosos con un eventual cambio de
debilitado tejido social chileno: si —al decir de
la forma de gobierno. Guste o no, a la tradición
Hölderlin— el Estado es el muro alrededor del
democrática tal como se ha desarrollado en Chile
jardín, resulta indispensable cultivar este últi-
le es consustancial la elección del Presidente de la
mo. No es casual que diversos diagnósticos re-
República. Por lo demás, en
lativos a la fractura que se
un clima sumamente crítico
visibilizó en octubre y no-
de las élites partidarias, sería muy riesgoso sustraer del
No existe un “pueblo”
sufragio universal la arrai-
uniforme y homogéneo, sino
gada elección del gobernante (basta recordar el recelo que despierta el reemplazo
que cohabitan en él múltiples demandas, carencias e
de una vacante parlamenta-
inquietudes, eventualmente
ria por parte de las cúpulas
irreconciliables entre sí.
viembre de 2019 coincidan en que es precisamente en el plano de la convivencia donde cabe encontrar las raíces últimas de la desafección con el sistema y el quiebre de los vínculos entre política y sociedad. Es indispensable reiterar esto una y otra
partidistas). Pero eso no es todo. El segundo punto —mejorar la mediación
vez: nuestros problemas no residen única ni
política y dotar de mayor eficacia al sistema—
principalmente en el nivel constitucional o ins-
exige que, de mantenerse el régimen presiden-
titucional. De ahí el protagonismo que debieran
cial, se introduzcan modificaciones que faciliten
adquirir en nuestra discusión pública, por ejem-
las mayorías parlamentarias para terminar con
plo, temas como la fragmentación familiar, el
el bloqueo del sistema y, de este modo, poder lle-
analfabetismo funcional y el aporte público de
var adelante los programas de gobierno. Esto úl-
la sociedad civil y el mundo privado (algunos de
timo probablemente requiere revisar el sistema
los cuales se desarrollan en las páginas siguien-
electoral vigente (con él la fragmentación polí-
tes de este número de Punto y coma). Nada de
tica es casi inevitable), pero también mantener
esto es trivial, porque el titánico desafío de sol-
el bicameralismo: las mayorías requieren tanto
dar nuestra fractura política y social es de largo
diques de contención como representación terri-
aliento y, por tanto, dista de agotarse en el pro-
torial. Este es el tipo de visión de conjunto que
ceso constituyente.
demanda repensar el gobierno “por el pueblo” propio del régimen democrático.
De todos modos, es indudable que este proceso nos ofrece una oportunidad privilegiada
Con todo, no hay democracia posible sin ciu-
no solo para reivindicar el diálogo, el debate ra-
dadanos comprometidos con su éxito, y por eso
zonado y la tolerancia al disenso político, sino
la fórmula de Lincoln concluye destacando que
también para robustecer nuestras instancias de
se trata del gobierno “para el pueblo”. Los des-
mediación política, según hemos insistido en
tinatarios de las políticas democráticas son al
las líneas anteriores. Faltan varios meses para
14
saber con certeza si la Convención estará o no
la opinión pública llamada a fiscalizarlos; de los
a la altura de esta tarea. Puede decirse que el 15
ciudadanos comprometidos con su democracia.
de noviembre de 2019 los dirigentes políticos lo
¿Se logrará, en suma, canalizar la crisis por
estuvieron, pero ni antes ni después ha sido esa
la vía institucional, o más bien continuaremos
la tónica. Lo cierto es que Chile está recorriendo
la revuelta por otros medios? Dependiendo de
un camino largo, complejo e ingrato por muchos
cómo termine respondiéndose esta pregunta se
momentos, y que el destino de este itinerario de-
cumplirá (o no) el sueño de quienes aspiran a una
penderá de los convencionales, pero también de
Constitución nacida en democracia.
Claudio Alvarado es abogado y magíster en derecho por la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde es profesor de derecho constitucional. Actualmente estudia un doctorado en filosofía en la Universidad de los Andes (Chile) y ahí también es docente en el magíster de estudios políticos. Es, además, director ejecutivo del IES y autor del reciente libro Tensión constituyente: Estado, gobierno y derechos para el Chile postransición (IES, 2021).
15
HERNÁN HOCHSCHILD:
“La ciudadanía no tiene una conversación sobre los treinta años; tiene una conversación muy fuerte sobre el presente” POR RODRIGO PÉREZ DE ARCE
Pocos sabían bien qué estaba pasando luego del estallido de octubre del 2019. Para el mundo político, académico, empresarial y cultural quedó claro que había que conversar y dialogar, intentar escuchar otras voces para que apareciera aquello que se había manifestado —de manera pacífica y violenta— en las calles de todo el país. Así nació Tenemos que hablar de Chile (TQHDCh), una iniciativa de las universidades Católica y de Chile, que promovió diálogos masivos a lo largo y ancho del país. Hernán Hochschild, ingeniero y licenciado en filosofía, dirigió el proyecto. Aquí conversamos sobre las dificultades de llevar a cabo ese diálogo, de incluir nuevas voces y perspectivas, y de algunas de las conclusiones que han podido sacar de esta conversación a gran escala.
16
¿Cómo surge este proyecto? ¿El supuesto es que
Entonces, en concreto, ¿para qué nace TQHDCh?
faltaban espacios de conversación en el país? Hay una convicción de que hemos malentendido Lo que gatilla TQHDCh es el fenómeno que se da
el diálogo en nuestro país. Mediante el diálogo
durante octubre y noviembre del 2019. Mucha
articulamos estos procesos sociales, y no hemos
gente se junta espontáneamente a conversar,
inventado un mecanismo mejor para dar senti-
hablan por sus WhatsApp, por sus propias redes,
do y conducir estos procesos. Entonces, TQHDCh
y surge un momento profundo de reflexión a ni-
tiene un sentido procedimental importante, jun-
vel de la ciudadanía, no solamente de los líderes
to con una parte investigativa profunda.
que toman las decisiones. Al mismo tiempo, la élite trató de interpretar lo que estaba ocurrien-
El nombre no es casual, veo…
do. Quienes construyen opinión pública producen sus propias teorías e intentan llenar de sen-
Efectivamente, es el uso cotidiano que le damos
tido lo que está ocurriendo a partir de sus propios
al modo de resolver los estallidos en las rela-
conceptos e ideas.
ciones humanas, nuestros propios desbordes, nuestros propios fenómenos complejos. Cuando
¿Qué referentes siguieron para articular TQH-
uno quiere resolver los problemas, dice: “tene-
DCh?
mos que hablar”. Eso significa identificar qué hacer, qué mejorar, qué mantener y, finalmente,
Muchas de las personas que trabajaron en este
qué es lo que tenemos que cambiar en Chile.
proyecto participaron de los Encuentros Locales Autoconvocados de Michelle Bachelet. Con esa
BUSCAR LAS GRIETAS DE LA SOCIEDAD
referencia, vimos que había algunas condiciones importantes para hablar. Primero, que no fue-
¿Cuánta distancia hay entre las percepciones o
ran los mismos de siempre, sino una instancia
interpretaciones de las élites sobre el estallido y
amplia, de puertas abiertas, que pudiese parti-
lo que ustedes observan en la ciudadanía?
cipar quien quisiera. Además, debíamos buscar la mayor diversidad posible en esa conversación,
Si agrupas las conversaciones en grandes temas
evitando las cajas de resonancia de las redes so-
se podría decir que, por un lado, hay un cierto
ciales o de los mismos grupos, a veces académi-
encuadre político del estallido. Un grupo lo en-
cos o políticos, que limitan la mirada respecto al
cuadra desde la violencia, el orden, el respeto a
fenómeno que estábamos viviendo.
la institucionalidad; otro, en cambio, lo encuadra desde la revolución emancipadora frente a las amarras del poder. Lamentablemente, el fenómeno que vivimos se redujo a una disputa política que, quizás, respondía de buena forma a fenómenos del pasado, pero no a este país
17
L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NTRE V IS TA
distinto y nuevo en el que vivimos hoy. Y luego,
superfluo. Muchas veces preferimos decir: “de-
hay una serie de actores del mundo académico
jemos nuestras diferencias de lado”, mientras
que se aproximan desde sus diversas miradas
que en TQHDCh partimos por nuestras dife-
disciplinarias, ya sea la historia, ciencias socia-
rencias. Aunque hay un paso anterior: abordar
les, psicología social o la economía, que logran
nuestros sentimientos. Hay una primera pre-
identificar parte del fenómeno que nosotros va-
gunta que tiene que ver con la emoción con la que
mos encontrando en TQHDCh, pero sin explicar-
entras a conversar. Después se permite la diver-
lo del todo.
gencia, pensando ampliamente qué cambiar, qué mejorar o qué mantener.
¿En quiénes estás pensando?
Solo entonces aparece esta conversación esperanzada, constructiva, que no deja sus diferen-
Pienso en Kathya Araujo, Manuel Canales, lo
cias de lado, sino que se enriquece sobre la base
mismo que han hecho en el IES, como Daniel
de sus diferencias, esta conversión complemen-
Mansuy; o Juan Pablo Luna y otros que han ana-
taria. Me parece que una de las grandes dificulta-
lizado los fenómenos en Chile, el mismo Carlos
des para esa conversión es la interpretación que
Peña, Carlos Ruiz, entre otros. De una u otra for-
hacemos de lo que ha pasado en Chile.
ma, se aproximan a varios de nuestros hallazgos, pero es difícil reducirlos a una mirada específi-
¿Cómo es eso?
ca de lo que estaba pasanEl estallido tiene fuego, hay
do. Hay temas de trato, de la élite, del malestar, de la anomia. Pero la mirada más
En el pasado, la vulnerabilidad
global todavía está por pro-
era solo carencia; hoy
ducirse, y no creo tampoco que nosotros tengamos la última palabra al respecto. Simplemente, estamos ali-
la vulnerabilidad a veces tiene sobre todo que ver con la fragilidad.
mentando la conversación
bomba, hay ruido. Pero hay otro fenómeno que está presente y que hemos acallado. En el estallido también se manifiesta una sociedad que se siente frágil, que siente que el trato del poder no le está ayudando a desarrollar
y favoreciendo que las interpretaciones se enri-
sus proyectos de vida, y que hay una desaten-
quezcan con este tipo de contenido.
ción, en el amplio sentido de la palabra, de lo que está viviendo la gente. El gran error que hemos
Parece difícil llegar a ese nivel más profundo de
cometido como país y que ha polarizado los pro-
conversación, donde aparecen los miedos y las
cesos de discusión política es asumir que el 18
frustraciones, pero también la esperanza y los
octubre es solo un estallido.
anhelos. ¿Qué factores fueron importantes para permitir las conversaciones?
¿Qué otros significados hay detrás, entonces?
Lo primero de todo es que eran conversaciones
También hubo una manifestación clara de la ciu-
de dos horas, incluso dos horas y media. Y en esa
dadanía, pero que no tiene necesariamente que
conversación larga nos fuimos encontrando con
ver con la conceptualización de las distintas co-
distintas etapas. Hay una primera etapa que está
rrientes políticas respecto a este fenómeno. Esto
llena del ruido social, en la que tenemos dema-
es lo que emerge con mayor fuerza en TQHDCh.
siada bulla e información. A veces eso nos hace
Lo que se manifiesta es: “Ojo, los 30 pesos sí son
pensar la conversación como una negociación.
importantes y hay muchos 30 pesos dando vuel-
Uno ingresa con sus términos, con su bande-
ta por ahí, y la forma de esos 30 pesos también
ra. Esa es probablemente la dinámica que tiene
es importante. Porque si estoy con el agua hasta
hoy la conversación pública. Pero también hay
el cuello y tú me subes 30 pesos que para ti no
otro riesgo: hacer del diálogo algo totalmente
son relevantes, para mí pueden serlo todo, y me
18
pueden dejar con el agua sobre el cuello. Y lue-
“hagamos la revolución porque no hay nada que
go, si tú me mandas a comprar las flores o si me
perder”. Es una reconceptualización de la vul-
invitas a levantarme más temprano, entonces no
nerabilidad. En el pasado, la vulnerabilidad era
solamente no entiendes lo que son los 30 pesos
solo carencia; hoy la vulnerabilidad a veces tiene
para mí, sino que estás en el extremo opuesto de
que ver con carencias, pero tiene sobre todo que
conocer mi vida”. Toda esa experiencia creo que
ver con la fragilidad y vulnerabilidad del propio
es muy relevante.
proyecto de vida. Esa es una grieta muy grande, sobre todo desde una izquierda que no entiende
El estallido es espectacular, tiene fuego, es muy
esa realidad, que efectivamente hay mucho que
a flor de piel, pero también desnudó una frac-
perder.
tura menos visible. ¿Cómo podrías caracterizar estas grietas o fracturas?
¿Y en la derecha?
La gran grieta es que hay un mundo muy masi-
La derecha tiene un problema muy serio para
vo —difícil de reducir a una sola voz— al cual la
entender que la realidad social no es solamente
política ha ignorado de distintas formas. Por una
objetivizar datos, sino que tiene mucho de sub-
parte, el mundo político ha olvidado que la ciu-
jetividad: de cómo vivimos, cómo nos tratamos,
dadanía sí tiene mucho que perder, a diferencia
cómo nos relacionamos, cómo nos constituimos
del país del pasado, en que muchas veces se decía
como personas en el vivir en sociedad. Cuando
19
L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NTRE V IS TA
una parte de la derecha, por ejemplo, mira los
ver mucho con este chilenismo de “las cosas tie-
datos y no es capaz de entender que esa es solo
nen que cambiar”, y las cosas tienen que cambiar
una forma de mirar la sociedad, hay también una
para que la vida no cambie tanto.
grieta muy grande. Finalmente, la sociedad es una suma compleja y a veces difusa de subjeti-
¿Y cómo se logra eso?
vidades, y eso tiene que ver mucho con las expectativas con las que creas un discurso. Falta,
Hay dos pilares. Uno es la Constitución, el pilar
en el enfoque de cierta derecha, entender que la
del reseteo institucional. Este cambio no se re-
subjetividad es una realidad social, no algo que
duce a una lista, a un check list de derechos, sino
tú tengas que obviar, minimizar o ignorar.
que consiste en la idea de que las instituciones funcionen para todos, que ayuden a asegurar la
Hay problemas de lectura a ambos lados
vida frente a esta inseguridad multidimensional.
del espectro…
Lo que está detrás es una narrativa que llamamos de “protegidos-desprotegidos”. Es la sensación
Así es. La grieta es profunda y se genera en esas
de que el mundo político —el Estado o los gru-
dos ignorancias. La primera, de creer que la ciu-
pos de poder— se protegen a sí mismos y están
dadanía no tiene nada que perder, y la segunda,
en una pelea entre ellos. Al otro lado estamos los
creer que los éxitos de Chile se pueden reducir
que vivimos “a la que te criaste”, y que necesi-
simplemente a datos objetivos, sin desentrañar
tamos de cierta estructura institucional que nos
cuestiones de sentimientos y realidades subjeti-
ayude, porque nadie se salva solo. Entonces, no
vas que son muchas veces más reales que cual-
se trata de un Estado que determina tu proyecto
quier promedio.
de vida, sino de uno que facilita, complementa y ayuda para que ese proyecto pueda surgir. La
LAS DISTINTAS CARAS DE LA DIGNIDAD
esperanza está asociada a ese cambio en lo insti-
Hay cierta ambivalencia en lo que muestra
¿Y el segundo pilar?
tucional y también en lo social.
TQHDCh: por una parte, esperanza respecto de lo que puede venir y, por otra, una cierta ener-
La educación. Y la educación no solo como me-
gía negativa intensa. ¿Cómo se equilibran estas
canismo de movilidad individual, sino también
dos dimensiones?
como mecanismo de cohesión colectiva. Por ejemplo, de educación cívica, educación finan-
Según nuestros análisis, la gente llega con
ciera, educación medioambiental, de la respon-
una carga negativa muy fuerte. Este proce-
sabilidad en el reciclaje.
so de conversaciones ocurre entre abril y noviembre; tiempo de pandemia, un momento de
Tras todo esto, se dice, hay una demanda por
inseguridad profunda. Además, no es solamente
dignidad. ¿Dónde se concreta esa dignidad? Hay
una carga negativa, sino que son emociones
algo en las interacciones cotidianas que parece
intensas. Están muy asociadas a la inseguri-
no andar bien…
dad multidimensional. Ahora bien, esa inseguridad va dando paso a
A veces, tendemos a pensarnos como en un apar-
cierta esperanza, en la medida en que la gen-
theid, entre los que están en el sistema público
te conversa y se pregunta qué significa esto. Y
y los que están sistema privado, y en nuestras
la ciudadanía todavía cree que Chile puede ser
conversaciones, más que un apartheid, apare-
mejor, aunque hay incertidumbre y no una ex-
ce una constante movilidad entre uno y otro
pectativa clara de lo que viene. Sí se sabe que hay
mundo. Muchas familias conviven en estas dos
un camino, y que, si le apuntamos bien, pode-
realidades, de cuando se puede pagar y cuando no
mos llegar a buen puerto. Ese camino tiene que
se puede pagar. Entonces, quizá yo puedo pagar,
20
pero mi abuelo no puede, o quizá mi abuelo pue-
Y haga de nuevo la fila de dos horas...
de pagar y mi hermano no puede, y transitamos mucho entre, por ejemplo, la salud privada y la
Exactamente. Y la subjetividad también está
salud pública. Y la familia, en su mirada amplia
presente en esta experiencia, que finalmente
de los primos, los conocidos del barrio, también
construye la realidad social. No es algo nuevo: en
transitan entre los que a veces están yendo a una
febrero del 2018, Bombo Fica hizo una presenta-
mejor escuela y los que no, entre que el que tiene
ción en el Festival de Viña que causa mucha, mu-
la pensión y el que no.
cha risa. Pero hace un análisis muy detallado y acucioso de los fenómenos que estamos viviendo
¿En qué otros ámbitos se observa ese fenómeno?
en Chile. El tipo se ríe porque llega a una municipalidad a hacer un papeleo, y lo mandan de un
Pasa con la informalidad y la formalidad. Por
lado al otro sin que nadie sepa cómo ayudarlo ni
ejemplo, que mi tío tenía trabajo formal y ahora
qué labor deben cumplir. Obviamente, eso cau-
está con el empleo suspendido; o soy jardinero y
só mucha risa, una risa que puede pasar al llanto
ganaba buenas lucas, pero hoy llega el IFE y me
rápidamente cuando la situación se complejiza.
tira al piso. Esa constatación compara el trato en
La dignidad tiene que ver sobre todo con ese sen-
un caso frente al otro, sobre todo en función de la
tirse ignorados. Los 30 pesos también tienen esa
experiencia cotidiana. Entonces, efectivamente
condición, que es bien importante y por eso se
aparece el tema de la dignidad, en el trato in-
vuelve memético: es capaz de viralizarse, repro-
digno, en algunos casos de parte de servicios
ducirse y hacerse parte de la conversación. Aho-
del Estado. Este trato indigno tiene que ver con
ra, hay que ser muy cuidadoso en cómo lo asume
sentirse ignorado, con no tener con quién hablar,
el mundo político, que se representa la dignidad
quién te ayude en hacerte cargo. Hay una expe-
de una forma muy distinta a como lo está ha-
riencia frecuente: hiciste una fila de una hora,
ciendo la ciudadanía.
llevaste tus papeles, pero te faltó uno, y en vez de ayudarte, de entender el problema y que llevas una hora en esto, te dicen: “No. Vuelva con sus papeles la próxima semana”.
21
L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NTRE V IS TA
¿Por qué?
solo, se ve a sí mismo en comunidad y entiende
Es algo parecido a cuando la gente dice: “hay que
mentariedad y que hay espacios de participación,
cambiar el sistema político”. La ciudadanía está
de convivencia y de cohesión que son necesarios.
hablando de la práctica, de cómo funcionan las
No tenemos un individuo que piense que se sal-
cosas, no si es presidencialista o parlamentario.
va solo, que cree que tiene toda la potencialidad
Sobre todo, está hablando de cómo funciona en
de hacer todo, sino que comprende la necesidad
su cotidianidad. Hay que ser muy cauto: no es
de convivir con otros y le entrega un rol al Esta-
porque no quieran una institucionalidad, es por-
do. Lo que creo más importante es que, a priori,
que la institucionalidad los ignora, por cómo los
no vemos un antagonismo en esta tríada, no se
trata y los hace parte. Tiene que ver con el tra-
ve el antagonismo que aparece en la conversa-
bajo, con la vivienda, con múltiples espacios que
ción pública.
que esa comunidad es diversa, que hay comple-
tenemos que cuidar. En TQHDCh no aparece una ciudadanía que no quiera una institucionalidad,
CHILE EN DIÁLOGO
sino que quiere estabilidad, pero las normas no la consideran, la ignoran, no la hacen parte o
¿Hay alguna diferencia entre las personas que
no se adaptan a su realidad. Por eso acuñamos
participan en los diálogos?
un concepto que me encanta, que es el Estado responsivo.
Una de las cosas que más me llamó la atención son las diferencias asociadas a lo etario. Hay
¿En qué consiste esa idea? Muchas veces se re-
un Chile distinto para el que tiene veinte años,
duce la discusión sobre el Estado a su tamaño…
para el que tiene treinta años, para el que tiene cuarenta años, y así. Un ejemplo que me gusta
De hecho, la conversación sobre un Estado más
mucho es la familia con padres de 45 años que
grande o más chico sencillamente no aparece. Un
compró un departamento, y en los últimos diez
Estado capaz de responder sería el Estado que
años ese departamento duplicó su valor. Qui-
se adapta y responde a nuestra realidad. Y esa
zá ahora esa familia rehipotecó y usó su dinero
respuesta puede ser distinta según lo local, se-
para hacer otras cosas. Frente a ellos, el que tiene
gún distintas condiciones. Las páginas web, por
treinta y quiere comprar con su pareja ese mismo
ejemplo, son normalmente capaces de dar res-
departamento lo ve totalmente inalcanzable. Un
puestas. Todas las pantallas son distintas, los es-
mismo fenómeno opera en forma radicalmente
tamos viendo distinto, pero la página web tiene
distinta sobre la subjetividad de las personas. Y
el mismo contenido, la misma información, los
eso es algo bien clarificador de la actitud adapta-
mismos colores, la misma estructura se adapta
tiva y responsiva que se requiere de las políticas
a las distintas pantallas. Entonces nos encontra-
públicas para esta realidad más compleja.
mos con ese Estado que responde porque hay una profunda mirada en las soluciones y respuestas
La otra parte de la frase de los 30 pesos son los
que debe dar.
30 años. ¿Cuál es la evaluación de los 30 años en estas conversaciones?
A propósito de esto ¿qué espacio encuentra en la articulación individuo, Estado y sociedad?
Ese es uno de los hallazgos más interesantes: la
¿Cómo se conjugan esos tres conceptos?
ciudadanía no tiene una conversación sobre los treinta años, tiene una conversación muy fuerte
Esa tríada aparece con mucha fuerza en educa-
sobre el presente. Nosotros no estamos forzando
ción: este individuo que no quiere que el Estado le
preguntas o respuestas, ponemos una pregunta
determine su proyecto de vida, pero que entiende
abierta y dejamos que la conversación fluya li-
que requiere de una cierta institucionalidad para
bremente. Lo que no sale en TQHDCh no quie-
poder desarrollar ese proyecto. No se entiende
re decir que no esté, que no haya una reflexión,
22
pero sí quiere decir que cuando tú le diste tiempo
en casi todos los puntos fue enriquecedora del
para hablar de esos temas, ese no fue el lenguaje
discurso público. Lo único que no enriquecía el
para abordar la problemática. La conversación se
discurso público eran las ideologías. Todos ne-
refiere a la inseguridad del presente, que proba-
cesitamos principios y sueños, pero ese rechazo
blemente estaba antes del estallido; esa vulnera-
a lo ideológico probablemente tiene que ver con
bilidad que se ha amplificado con la pandemia,
las distintas ideologías que hay en la discusión
y esa sensación de que la ciudadanía sí tiene co-
pública frente a la realidad que está viviendo la
sas por perder. Probablemente, esto no está bien
ciudadanía.
aquilatado por el mundo político. Las grandes discusiones sobre el modelo, sobre el crecimien-
Y no hay grandes narrativas sobre octubre…
to económico, el PIB, el GINI y los treinta años, no están en TQHDCh.
En octubre no hay una narrativa clara, nadie tenía la posibilidad de apropiarse de él, porque tiene
Es bastante llamativo…
una diversidad muy masiva. El fenómeno actual es distinto, por cómo ha surgido una ciudadanía
Eso no quiere decir que la ciudadanía no tenga
distinta en el país y también por esta globalidad
una mirada política. De hecho, tiene una mira-
a la que estamos enfrentados. Esas dos cosas son
da política, pero que no es necesariamente la que
parte del problema, pero, también, el gran po-
está representada en la conversación pública, y
tencial de transformación que tenemos hacia el
por eso quizá se puede entender quiénes lide-
futuro. Si escarbas en las redes sociales fuera de
ran las encuestas. A cierta derecha le hace mu-
los trending topics, encuentras mucha gente re-
cho ruido un político tan adaptativo como Lavín,
flexionando sobre la inteligencia artificial o el
que es del sector, pero también socialdemócrata
cambio climático. Entonces, creo que Chile está
y Opus Dei. O Pamela Jiles, que a veces vota con
en buen momento para pensar el país desde una
la derecha, a veces vota con la izquierda. En las
ciudadanía distinta y también desde un mundo
élites, ese tipo de dinámicas está muy enjuicia-
muy cambiante y complejo.
da, pero en la ciudadanía pareciera valorarse esa adaptabilidad y esa conciencia del problema co-
¿Es posible pensar la sociedad chilena desde ese
tidiano y de la urgencia del presente. Lamenta-
concepto de la ciudadanía?
blemente, en los últimos diez años se nos olvidó esa urgencia del presente, sobre todo para un
Creo que hay espacio para eso, que el gran ba-
grupo importante de la ciudadanía.
luarte de este país es justamente esa ciudadanía que si el día domingo sale una ley que señala que
¿Puede ser también un sesgo de TQHDCh?
se tienen que poner todos chaquetas amarillas para bajarse del auto, a la semana es imposible
Es una crítica válida. Los sesgos de selección que
encontrar una porque todos se la compraron y
puede tener, o que llegue gente muy dialogante.
toda la gente ya la tiene puesta, o que se pide va-
Para resolver eso, tomamos un grupo de control
cunar y toda la gente se lanza a vacunarse en su
de 1500 personas, representativo a nivel nacio-
día y su horario de la forma más ordenada posi-
nal, y les hicimos muchas de estas preguntas, so-
ble. Está la ciudadanía que valora la institucio-
bre todo sobre el diálogo, los acuerdos, de cómo
nalidad, que valora esta estabilidad que en teoría
evaluaban a los políticos. Finalmente se repro-
tienen que proveer las instituciones; y por otra
dujeron, incluso en mayor medida, algunos de
parte está también este pensarnos en un mun-
los puntos de los diálogos. Por ejemplo, 91% de
do global, que yo creo que está presente y a veces
la gente nos dijo que era muy importante llegar a
lo ignoramos o la élite lo ignora constantemen-
acuerdos en los temas centrales del país. 75% nos
te. Diría que el ciudadano común es mucho más
dijo que la diversidad de los pueblos originarios
globalizado de lo que creemos.
enriquecía el discurso público. La diversidad
23
Reconstrucción democrática y políticas de la identidad MANFRED SVENSSON
24
¿De las tinieblas a la luz? Cuando en octubre del 2019 estalló nuestra ac-
por un proceso de secularización propio de la
tual crisis, podía dar la impresión de que ciertas
modernidad”1. La idea de que la modernidad trae
urgencias sociales largamente ignoradas logra-
consigo una necesaria secularización, y que la
ban por fin captar la atención del país. Después
tolerancia o el pluralismo sean fruto de ella, no
de todo, Chile había vivido la ilusión de que sus
es sino otro capítulo de esa historia en que nada
preocupaciones eran posmateriales. Ahora esa
parece constituir retroceso o problema.
ilusión caía. Como todo en la interpretación de
Se trata de un relato seductor, que integra una
octubre, sin embargo, hay que matizar este apa-
infinidad de problemas en una historia que per-
rente vuelco. En las mismas marchas, pañuelos
mitiría enmarcarlos. Dado el anhelo humano por
verdes indicaban adhesión al aborto; otras ban-
la unidad y dada la fe moderna en el progreso, tal
deras, también numerosas, mostraban adhesión
vez no debamos extrañarnos de la popularidad
a algún aspecto de la causa mapuche. Como en el
de esta aproximación. Sin embargo, son varios
resto del mundo, esta crisis de la democracia in-
los problemas que acompañan esta manera de
cluía guerras culturales y la política de identidad.
mirar nuestros debates sobre estos asuntos. Por
Pero estos ingredientes pueden abordarse con
lo pronto, la pretensión de conocer de antemano
disposiciones muy variadas. Para algunos, en
el rumbo de la historia es difícil de compatibili-
efecto, los pañuelos verdes son motivo de opti-
zar con la libertad humana, y parece además algo
mismo en lugar de síntoma de crisis. Es lo que
simplista integrar cuestiones tan dispares en un
expresó Mario Vargas Llosa al ser interrogado
mismo relato. Sometidos a la lógica del desarro-
el año 2017 sobre la oposición de una parte de la
llo histórico necesario, apenas parecen importar
derecha chilena al aborto: esta era para él una
los argumentos que se esgriman en torno a cada
“derecha cavernaria”. Se trata de una manera
asunto. Los derrotados en el siglo XIX lo serán
habitual de describir las controversias morales:
también en las nuevas discusiones, y no habría
habría un tránsito de la luz a la oscuridad y, por
por qué ocuparse de los temores, advertencias
lo mismo, un partido de la luz y un partido de las
y argumentos de quienes ya una vez erraron en
tinieblas. Para este imaginario, las discusiones
el blanco.
actuales sobre aborto, eutanasia y matrimonio
Pero si este optimismo, a pesar de sus pro-
son parte de una continua historia de eman-
blemas, fue la tónica durante décadas, algunos
cipación concebida en tales términos. Agustín
voceros del progreso parecen haber adquirido
Squella ha dado expresión a la misma idea al
un tono más cauto en el último tiempo. La ex-
rastrear el pasado de estas disputas no solo en
plicación se encuentra en ese nuevo elemento
las relativas a divorcio y filiación, sino incluso
que se cruzó en el camino: la política identitaria.
en las de matrimonio civil y cementerios laicos. Todas las discusiones parecerían estar inscritas en un simple “transitar, y esto a paso de tortuga,
1 Agustín Squella, “El secreto de las conciencias” en El Mercurio A2, 29 de diciembre de 2020.
25
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
Aunque emparentada con las guerras culturales,
la historia, parecen reconocer, es menos grato y
no se trata de exactamente lo mismo. Las dispu-
más impredecible que lo que se imaginaba. ¿Pero
tas previas parecían ser sobre lo que se permi-
es que acaso tuvimos una liberación buena, que
tiría a cada uno; las disputas nuevas son sobre
abría horizontes, mientras que ahora otra co-
los rasgos de identidad —origen cultural, raza,
rrompida nos devuelve a las cavernas? En efecto,
género y otros— que cada uno debe celebrar en el
muchos ven la situación en tales términos. Así, se
otro. De a poco, en efecto, pero a un paso cada vez
describen las actuales restricciones a la libertad
más acelerado, apareció una generación volcada
de opinión como una recaída en una condición
hacia adentro para encontrar su identidad, y vol-
“medieval”, afirmando que estamos ante una
cada hacia afuera para exigir su reconocimiento.
“nueva inquisición”. Pero si abordamos nuestros
Esa mentalidad ha entrado en cada campo de la
problemas de esta manera, no seremos capaces
vida y amenaza con romper todo esbozo de pro-
de notar los rasgos de nuestro propio mundo que
yecto compartido de sociedad.
hacen posible la política identitaria. La reacción
Sobra decir que nuestro país no ha estado aje-
liberal contra la cultura de la cancelación, por
no a esta dinámica. Con la nueva izquierda que
pertinente que sea, corre el gran riesgo de estar
irrumpió el 2011, su presencia pública se volvió
solo atacando síntomas.
cada vez más significativa. Y si en alguna me-
Las discusiones sobre la familia son un buen
dida el estallido social encausó la energía en
campo para plantearnos esta cuestión. Los viejos
dirección a preocupaciones
representantes del progreso
materiales, hoy ya estamos
solían decir que en la vida
de regreso en un torbellino
Como ha sugerido
de política identitaria. Para
familiar no hay crisis, sino solo inocuo cambio. Un di-
regular el uso de la palabra
Mary Eberstadt, precisamente
vorcio de fácil acceso o el
en la Convención Constitu-
en esta crisis de la familia puede
reemplazo del matrimonio
yente, por ejemplo, la pri-
encontrarse el origen
por la convivencia pare-
mera propuesta de su mesa fue que se asignara según “criterios de paridad, plu-
de las búsquedas identitarias del presente.
rinacionalidad, pluralismo,
cían simples muestras de una institución que se está acomodando a los nuevos tiempos. Esta tesis, debe-
plurilingüismo y acción afirmativa”. En medio
mos notar, se va volviendo cuesta arriba bastan-
de ese mismo ambiente, el constituyente Daniel
te pronto para quien considera, por ejemplo, las
Stingo afirmaba que son las identidades sociales
cifras de nacimientos fuera de un entorno fami-
étnicas, sexuales y sociales las que merecen res-
liar estable. Pero al cruzarla con el problema de la
peto, pero no las identidades políticas (como si
política de la identidad, la tesis se vuelve menos
no fueran precisamente las identidades políticas
plausible aún. Como ha sugerido Mary Eberstadt,
las que deben alcanzar un encuentro en la Con-
precisamente en esta crisis de la familia puede
vención). El cambio de nombre de la Negrita, en
encontrarse el origen de las búsquedas identi-
tanto, ilustra de modo claro la expansión de esta
tarias del presente: la “estridente criatura de
mentalidad a otras esferas de la vida: el “capita-
nuestro tiempo” habría nacido de “la liquidación
lismo woke” ya aterrizó en Chile.
familiar”2. La pregunta “¿Quién soy yo?”, nota
En la vida universitaria, donde en buena me-
Eberstadt, se responde en parte a partir de nues-
dida se ha originado esta mentalidad y la con-
tras relaciones; pero ¿cómo se responderá en un
comitante cultura victimista, se ven amenazas a
mundo en que es menos común tener hermanos,
bienes tan elementales como el debido proceso y
un contexto en que incluso se trae al mundo a
la libertad de expresión. Es sobre todo a la luz de esta cultura de la cancelación que también voces liberales y progresistas se han alarmado ante el camino seguido por nuestra cultura. El rumbo de
26
2 Mary Eberstadt, Gritos primigenios. Cómo la revolución sexual creó las políticas de identidad (Madrid: Rialp, 2020), 21.
personas que, por la intervención de la técnica o del mercado, se ven privadas de conocer a uno u ambos padres biológicos? No se trata solo de que la descomposición familiar repercuta sobre la educación y la vivencia de sentido, sobre las más básicas redes de apoyo y en el abuso de las drogas y del alcohol, sino que así podría también explicarse la intensidad de la búsqueda identitaria del presente y el marcado infantilismo que la caracteriza. La política de identidad no sería una anómala aberración que pueda ser dejada de lado para volver al progresismo puramente permisivo de una década atrás. Los problemas de un momento y otro se encuentran conectados, se potencian recíprocamente, y ambos reclaman nuestra atención. Visiones de mundo enfrentadas Al pensar en la reconstrucción democrática de nuestro país, asuntos como los que hemos mencionado no pueden ser omitidos. Pero, ¿cómo tratarlos? ¿Cómo describir las posiciones en conflicto de manera adecuada? En 1991, el sociólogo James Davison Hunter escribía que tenemos por delante una disputa sobre lo que está “bien y mal en el mundo que habitamos, sobre el bien último y también sobre aquello que finalmente es intolerable en nuestras comunidades”3. Las palabras vienen de Culture Wars, el libro en que bautizó las interminables disputas contemporáneas sobre familia y sexualidad, arte y educación, nación y religión como “guerras culturales”. Vale la pena recordar que, por la misma fecha en que Hunter bautizaba y diagnosticaba estas controversias, Fukuyama anunciaba el fin de la historia. En lugar de tal fin, sostenía Hunter, estábamos en medio de álgidas disputas que seguían apuntando al centro mismo de la comunidad política y de su identidad. La razón por la que el conflicto parecía calar tan hondo es sencilla: no se trata de un elenco azaroso de causas inconexas en torno a las que se enfrentan distintos bandos. Si hay una “guerra cultural” es porque estamos ante algo más
3 James Davison Hunter, Culture Wars. The Struggle to Define America (Nueva York: Basic Books, 1991), 31.
27
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
que una suma de causas aisladas disputadas
describir la comunidad política. La realización
por dos facciones. Se trata más bien de visio-
última del sujeto ya no estaba ahí. Según el argu-
nes morales completas que entran en colisión.
mento de Smith, el progresismo contemporáneo
¿Cómo caracterizar tales posiciones? Para Hun-
representaría, en cambio, el regreso de una re-
ter se trataba ante todo de modos rivales acerca
ligiosidad inmanente. En lugar de una creciente
de dónde reconocer la autoridad. Hay una visión
secularización, lo sagrado —que nunca desapa-
más o menos dispuesta a reconocer una autori-
rece— habría una vez más cambiado de lugar4.
dad externa, definible, que trasciende al sujeto,
De ahí que hoy sean tan centrales, por ejemplo,
mientras que otra se caracteriza más bien por la
las luchas en torno a los símbolos de la vida en
autoridad moral conferida al espíritu de la época
común. De ahí también la dificultad para resol-
o al individuo.
ver cuestiones mediante medidas pragmáticas y
Esas distintas instancias de apelación amena-
la disposición al recíproco acomodo.
zan con crear dos mundos paralelos. El hecho de
Comoquiera que se evalúe este argumento, lo
que haya no solo controversias específicas, sino
propio de la guerra cultural es precisamente el
visiones morales completas en conflicto, permi-
hecho de que en ambos lados de la discusión el
te además explicar el tenor de la disputa. Esta,
debate adquiere unos términos absolutos que
después de todo, suele caracterizarse por una
pueden volver irrelevante la distinción entre la
singular agitación. Muchos pueden ser indife-
perspectiva religiosa y la no religiosa. Tanto en la
rentes a estas discusiones, y otros tantos pueden
guerra cultural de los noventa como en la política
ser inmunes a la polarización que se ve en los
identitaria del presente esto es así. Se siente es-
activistas de lado y lado. Pero aunque haya un
tar ante cosas intransables, cosas que no se zan-
extendido centro moderado, la presencia de es-
jan en las urnas. Así, no hay que extrañarse de
tos temas en el discurso público parece abrir un
que las partes en conflicto puedan, por diferen-
abismo insalvable. Y no nos debiera sorprender:
tes que sean sus causas, exhibir una psicología
en cada una de estas cuestiones, quienes parti-
tan similar. Esa es la conclusión a la que llega-
cipan sienten que están dando la batalla que de-
ría Hunter en To Change the World, dos décadas
termina lo que vamos a ser como país y la sub-
después de su libro pionero5. En esta nueva obra,
sistencia de su modo de vida; en cada una de ellas
Hunter subraya la enorme medida en que los dis-
se define el futuro de la comunidad. El lenguaje
tintos bandos de la guerra cultural estaban lle-
de guerra cultural se ocupa precisamente porque
gando a exhibir una misma psicología nihilista,
todo está en juego.
desinteresada por la convivencia, hundida en el
Pero este carácter radical de los posiciona-
resentimiento y el victimismo. Además, notaba
mientos, y el lugar que ocupan distintas con-
que, si bien ambos lados aspiran a “transformar
cepciones de la autoridad, no significa que en
la cultura”, sufrían de una severa incomprensión
estas disputas tengamos un lado “religioso” y
de esa cultura que buscaban transformar y de los
otro “secular”. Esa es una popular manera de
procesos de cambio cultural.
describir a las partes involucradas, pero es un
El punto puede ilustrarse fácilmente con el
lente que nos oculta tanto como revela. Steven
llamado del guerrero cultural a dar una “batalla
Smith ha mostrado cuánto más iluminador re-
de las ideas”. Se trata de un llamado que algunos
sulta, por el contrario, describir las dos visiones
toman como esperanzadora alternativa al anti-
como orientaciones religiosas en conflicto. Ha
intelectualismo y a la neutralidad. Pero, en los
resurgido una antigua tensión entre una religiosidad inmanente y una trascendente. Cuando la fe monoteísta de Israel y del cristianismo situó lo sagrado fuera de este mundo, iniciaba una revolución que afectó la comprensión de todas las dimensiones de lo humano: desde el modo en que se entendía la sexualidad hasta la manera de
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4 Steven D. Smith, Pagans and Christians in the City. Culture Wars from the Tiber to the Potomac (Grand Rapids: Eerdmans, 2018). 5 James Davison Hunter, To Change the World: The Irony, Tragedy, and Possibility of Christianity in the Late Modern World (Oxford: Oxford University Press, 2010).
hechos, se trasladan las lógicas de poder y domi-
puede resumirse en tales palabras. Algunos res-
nación al ámbito de la cultura, donde por defini-
ponderán tal vez que el mundo sí está convertido
ción debiéramos procurar mantener tales lógicas
en una selva, y que quien toma nota de ese hecho
a raya. No importa cuál sea el tópico de turno,
no puede sino cumplir el deber de salir a podar.
la tendencia de la guerra cultural es a que haya
Pero cuando Lewis escribía estas palabras, en
más espíritu de guerra que de creación, de en-
1943, también se estaba en medio de una jungla
cuentro y de transmisión cultural. ¿Qué hacer
de odio, visiones perversas y dinámicas destruc-
con una guerra que amenaza con convertirse
tivas. Con sus palabras, Lewis representa el espí-
en una espiral de continua
ritu de aquellos humanistas
degradación y que nadie
cristianos que, en medio de
puede propiamente ganar? Es difícil detener la locura
En lugar de una creciente
del mundo al participar de
secularización, lo sagrado
tales dinámicas. Kierkegaard hacía el paralelo con quien viaja en un tren y para frenarlo sostiene con fuerza el
—que nunca desaparece— habría una vez más cambiado de lugar.
asiento de adelante. Quien
esa podredumbre, pusieron la mirada en el largo plazo y en las tareas constructivas que este impone. En ese año, como ha recordado Alan Jacobs, para muchos intelectuales cristianos la pregunta crucial
intenta detener a su propia época comportán-
estaba cambiando. No se trataba ya de si acaso
dose así, simplemente queda determinado por
triunfarían en la guerra el nazismo o las fuerzas
las dinámicas de esta. Así, concluía que solo cabe
democráticas, sino de qué clase de cultura era
bajarse del tren y frenarse a uno mismo. Esta es
esa que estaba a punto de triunfar. De las más
tal vez la ascética que necesitamos hoy, la reso-
variadas formas, explorando los recursos lite-
lución personal de quienes evitan quedar deter-
rarios y filosóficos de su tradición, autores como
minados como versión negativa de los desvaríos
Weil y Auden, Maritain y Lewis, levantaron en-
del presente.
tonces la pregunta por las condiciones morales y culturales de la democracia6. Quizás el mundo es
Irrigar desiertos
siempre una selva y un desierto de modo simultáneo, pero también en las más complejas con-
Pero la pregunta, tras bajarse del tren, es cómo
diciones hay que poner la mirada en el trabajo de
superar la guerra cultural sin que las preocu-
largo plazo, en la siembra, el riego y la paciente
paciones pertinentes tocadas en ella escapen a
espera del crecimiento. Por lo demás, como bien
nuestra mirada. ¿Cómo describir el cambio de
lo ilustra La abolición del hombre, poner la mirada
actitud que se requiere? En La abolición del hom-
ahí no significa en modo alguno eludir la dimen-
bre, C. S. Lewis escribía que la tarea del educador moderno no es podar selvas sino irrigar desiertos. Parte de la reorientación que necesitamos
6 Alan Jacobs, 1943. La crisis del humanismo cristiano (Santiago: IES, 2021).
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L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
sión polémica de la actividad intelectual y cultu-
no tanto como logro e iniciativa, sino más bien
ral. Dicho libro, en efecto, es una extraordinaria
como egoísmo y mera performance”8.
ilustración de cómo tal polémica puede condu-
La política de identidad no es solo fruto de
cirse sin descender a los abismos de la guerra
ciertas ideas. La hace posible un mundo de sole-
cultural, o sin caer en lo que Voegelin ha llamado
dad, de individuos cuya conexión corre el riesgo
la mera “contrapropaganda ética” . Lo que todo
de reducirse a la vida en línea —no debiera sor-
esto parece sugerir es que esta guerra cultural
prendernos su intensificación en pandemia—.
debe ser superada por arriba, no por abajo. Debe
Que estemos poniendo condiciones previas antes
ser superada no mediante la indiferencia respec-
de entablar y cultivar relaciones humanas solo
to del rumbo general de la cultura, sino por una
puede ocurrir en un mundo en que no se depende
mayor preocupación por el destino espiritual de
del vecino, del colega ni del compañero en el día
las personas.
a día. En un mundo de relaciones vivas, de visible
7
Pero la irrigación de desiertos no tiene solo una
dependencia recíproca y tareas en común, no
dimensión espiritual o intelectual, sino también
tendría ningún propósito ni destino la petición
un carácter institucional. El debilitamiento de
de que se reconozca mi identidad antes de traba-
la vida en instituciones concretas es uno de los
jar juntos, ni tendría sentido la consideración del
factores cruciales a la hora de entender nues-
otro como representante de una identidad antes
tra condición. Cuando todo se vuelve objeto de
que como persona concreta. La vida en institu-
elección en lugar de herencia recibida y culti-
ciones determinadas nos invita no a la perfor-
vada en comunidades concretas, todo se vuel-
mance, sino a una experiencia que forma; no nos
ve también índice de identidad. La observación
da una informe “conexión”, sino una estructura
de Mary Eberstadt sobre la familia, en efecto,
y un lugar que dan sentido a lo que hacemos jun-
vale para muchas otras comunidades. En pala-
tos. Este es el desafío central de nuestro actual
bras de Robert Nisbet, “las lealtades humanas,
proceso social y político: no es solo la posibilidad
desarraigadas del terreno conocido, comienzan
de deliberación la que está en cuestión, sino esa
a tambalearse por el descampado sin esquema
capacidad de reencuentro que es consustancial a
alguno de propósitos mayores que les dé orien-
la vida democrática.
tación”. ¿Qué clase de individuo emerge de ahí? “El individualismo —continúa— se revela ahí
7 Eric Voegelin, Las religiones políticas (Madrid: Trotta, 2014), 24.
8 Robert Nisbet, Twilight of Authority (Nueva York: Oxford University Press, 1975), v.
Manfred Svensson es doctor en filosofía por la Universidad de Múnich, director del Instituto de Filosofía de la Universidad de los Andes e investigador senior del IES. Algunos de sus últimos libros son C. S. Lewis. Una introducción (IES, 2016), Reforma protestante y tradición intelectual cristiana (CLIE, 2017) y Secularization, Desecularization, and Toleration (con Vyacheslav Karpov, Palgrave 2020).
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Fotografía: Comunicaciones UC
PEDRO MORANDÉ:
“La tensión entre oralidad y escritura es para mí el problema de fondo de esta crisis” POR JOSEFINA ARAOS
31
Es uno de los sociólogos chilenos más relevantes del último medio siglo. Formado en Alemania y con una larga carrera en la Pontificia Universidad Católica de Chile, es actualmente miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales. Su reflexión ha cuestionado duramente al constructivismo que, desde izquierda y derecha, ha querido refundar las sociedades latinoamericanas. En esta entrevista conversamos sobre la crisis chilena, la tensión entre oralidad y escritura que la subyace, y el modo en que el proceso constituyente podrá canalizar algunas de las tensiones que la sociedad chilena arrastra desde hace muchas, muchas décadas.
DE LA LETRA A LA IMAGEN ¿Qué mirada tienes sobre la crisis que vive
refiere a la mediación entre la oralidad y la es-
Chile?
critura. Suelo ponerlo siempre en la lógica del Siglo de Oro español, en la lógica del Quijote. El
Tal vez por deformación profesional, creo que la
Quijote es un personaje que ve el mundo a tra-
crisis se origina en no haber sabido resolver ade-
vés de los libros de caballería. Y según opinan sus
cuadamente el tema cultural. Especialmente, la
vecinos más cercanos, se vuelve loco porque ve
relación entre la tradición oral y la tradición es-
la realidad según los libros. Del otro lado aparece
crita, a lo que se agrega hoy la cultura audiovi-
Sancho Panza, con toda la sabiduría de la orali-
sual. Cuando se perturba la relación entre estos
dad, de los dichos, de lo que no tiene justificación
tres elementos, se produce también una crisis
argumental, que recoge la herencia histórica del
en otros sectores. Pero el núcleo del problema
pueblo. Cervantes narra esta combinación entre
es cultural.
la escritura y la oralidad. Y más allá de todas las vicisitudes que pasan ambos personajes, el pro-
¿En qué consisten esas tres dimensiones?
blema de fondo radica en que cuando la cultura escrita pierde el contacto con sus raíces en la
Yo desarrollé la tesis que llamo “modernidad
tradición oral, el Quijote se muere, y la cultura
barroca”, que es propia de América Latina. El
muere. Esto es lo que nos ha pasado durante mu-
tema del barroco no es solo artístico, sino que se
cho tiempo en América Latina.
32
¿Hemos perdido el contacto con la cultura oral?
si puede escuchar algo y comprender. Pero como no lo consigue, lo arroja. Esto es interpretado por
Más que perder el contacto, lo que ha ocurrido es
los garantes de la escritura como una afrenta a
que la élite letrada ha desconocido o combatido
lo que contiene el libro, que seguramente era la
la tradición oral. El mundo iletrado les parece
Sagrada Escritura o un misal, y condenan al Inca
irracional, caprichoso, mítico, y confía el desa-
a ser decapitado. Desde entonces, esta oposición
rrollo social a la “República de las Letras”, como
entre la tradición libresca, propia de las élites y
la llamó Ángel Rama. Lo formuló de modo para-
de la cultura jurídica, y la tradición decapitada
digmático en Chile el gobierno de Aguirre Cerda:
de la oralidad, de los decires, de los dichos, de la
educar es enseñar a leer y escribir. Pero no pode-
simbología, ha acompañado toda la historia de
mos perder contacto con la cultura oral porque
América Latina. Por ello suele designarse como
en ella vivimos.
“barroco” a este encuentro, puesto que la mediación entre la escritura y la oralidad se da en
¿Cuándo se quiebra ese contacto?
el simbolismo, en la representación gráfica. La tenemos en las grandes manifestaciones artísti-
Hace tiempo. Baltasar Gracián, en el siglo XVII,
cas de la arquitectura, en la pintura, que expre-
ya lo reconocía. Fue un crítico sarcástico del Si-
san la mediación entre oralidad y escritura. Pero,
glo de Oro español, que mostraba lo ridículo que
en última instancia, para que sea comprendida,
puede llegar a ser la representación social en el
esta oposición tiene que resolverse al interior de
plano de la pura escritura sin referencia a la tra-
la escritura, y por eso pongo el ejemplo del Qui-
dición oral. Él ya percibía este quiebre, aunque
jote como una especie de arquetipo de cómo en
su culminación se da después. Como dirá Goya,
la cultura europea se resolvió esta contradicción.
“El sueño de la razón produce monstruos”. Tal vez el ejemplo más elevado del desplazamien-
Pero aparentemente, entre nosotros no se
to unilateral de la cultura hacia la literalidad lo
logra resolver esa contradicción, y vemos
encontramos en el kantianismo, en no tener por
cómo la construcción de las repúblicas en
cierto otra cosa sino lo que la razón es capaz de
América Latina se fundó en la distancia con la
autoobservar como su propio modo de argumen-
tradición oral.
tar, quitándole realidad a todo aquello que proviene de los sentidos porque puede ser arbitrario,
En América Latina la tarea quedó pendiente has-
pasajero, engañoso. En general, la Ilustración ha
ta el día de hoy. Desde el propio Bolívar en ade-
tenido esta pretensión de establecer un pensa-
lante, las élites tenían la convicción de que la
miento ideológico separado de la tradición irra-
democracia solo era factible si las personas sa-
cional y afectiva de las personas y centrada más
bían leer y escribir. Y una de las dificultades que
bien en la conceptualización, en la categoriza-
tuvieron para establecer gobiernos democráticos
ción de los fenómenos de la vida real.
fue que la población no sabía todavía escribir, vivían en la oralidad. Entonces, a través de Bolívar
Pareciera entonces que hay una relación
y del parlamento latinoamericano, de esa ima-
conflictiva entre oralidad y escritura, al menos
gen tan elocuente e influyente del siglo XIX de
en América Latina. Es parte de la tesis que has
Domingo Faustino Sarmiento, que contraponía
desarrollado en tu obra.
“civilización y barbarie”, la civilización queda identificada con el polo de la escritura y la barba-
En América Latina se dio esta discrepancia entre
rie con el de la oralidad. Incluso alguien revolu-
oralidad y escritura desde el comienzo. Yo siem-
cionario y reformista como Rodó —a comienzos
pre recordaba en clases la mitología de Inca-Ri o
del siglo XX—todavía menciona en Ariel la dis-
Rey, que relata el encuentro de Atahualpa y Piza-
tinción entre Ariel y Calibán como una distinción
rro: los españoles le entregan al Inca un libro, y
sublimada entre la escritura, por una parte, y el
el Inca no lo entiende. Se lo pone en el oído, a ver
interés práctico propio de la organización de los
33
les enseña a cantar o bailar. Pero basta que pasen a la enseñanza básica para que cambie el registro desde la manualidad a la escritura, al libro de texto, a la explicación racional de los comportamientos. Sea en el plano político, económico o educacional, se da este mismo conflicto entre oralidad y escritura. Hablabas también de la cultura audiovisual, que hoy se superpone a la relación entre oralidad y escritura. La cultura audiovisual vuelve a replantear el mismo tema. La novedad de su aparición es que toma la tradición oral, subyugada por la cultura escrita, particularmente por la ley, y vuelve a reivindicar con fuerza su presencia. A que el juicio oral anteceda a la escritura; que la expresión emocional supere a la racional; que la espontaneidad domine frente al cálculo. Es decir, se trata de un ajuste entre oralidad y escritura que a lo largo de la historia no se había producido completamente, y que se agudiza ahora a partir de la experiencia audiovisual. Desde el propio Bolívar en adelante, las élites tenían la convicción de que la democracia solo era factible si las personas sabían leer y escribir.
¿En qué sentido esa cultura oral estaba subyugada? En que la tradición oral se siente atrapada, por
pueblos, por otra. Y esta oposición se ha visto
decirlo así, en la escritura y, esencialmente, en el
luego reflejada en varias ocasiones en el conflicto
marco jurídico. Curiosamente, se han dado en la
político, con todas las secuelas que tiene, espe-
narrativa algunas ventanas de respiro. No es de
cialmente para la legitimidad de la autoridad que
extrañar que los dos chilenos que han recibido
se funda en el texto.
el premio Nobel sean poetas, y aunque la poesía pertenezca a la literalidad, es lo más próximo a la
¿Es la única manera en que se ha manifestado
oralidad. Entonces, parte de nuestra literatura ha
esta oposición?
logrado mantener la conexión con la oralidad. De ello es un ejemplo nuestro realismo mágico. No
No. Se da también en la industria que fabrica
así el derecho (aunque la última reforma proce-
mercancías de acuerdo a catálogos con estatutos
sal haya introducido el juicio oral), o que se afir-
internacionales, mientras del otro lado tenemos
me entre nosotros desde la Colonia que “la ley se
la confección en el estilo artesanal tradicional
acata, pero no se cumple”. Así, el conflicto queda
propio de cada pueblo. Otro ejemplo importante
sin resolver. Da la impresión de que la ley no es
es la educación que crecientemente se incorpora
capaz de recoger la vida real de las personas, sino
al mundo de la escritura, a costa de una progre-
solamente la de algunos pequeños grupos edu-
siva independencia de la oralidad. De hecho, la
cados en el sistema, normalmente acomodados.
educación no sabe qué hacer con la oralidad, excepto tal vez en la sala de los párvulos, donde se
34
Y eso finalmente estalla.
a estallar nuevamente con la emergencia de la cultura audiovisual. Así, la tensión entre oralidad
Efectivamente, se hace visible, y el conflicto se
y escritura en el contexto del nuevo espacio de
manifiesta a través de la cultura audiovisual. Por
la cultura audiovisual es para mí el problema de
ejemplo, hoy es muy común que los fallos que
fondo de esta crisis.
pronuncian los tribunales tengan que explicarse primero por la prensa. Esto jamás hubiese tenido
¿Y dónde se expresa eso en nuestra crisis actual?
sentido en el sistema jurídico escrito. Siempre se decía: existe fallo solo cuando los jueces lo han
La educación, en cierta medida, es la prime-
firmado. Antes de ello no hay más que borrado-
ra manifestación de la crisis. A pesar de que el
res. Pero hoy la presión de los medios de comu-
origen del movimiento haya sido el costo de los
nicación es tan fuerte que obliga a los jueces a
pasajes del transporte, la cuestión de fondo es la
comunicar los fallos que van a dictar aun antes
educación. Lo que enseña la educación formal,
de firmar el acta correspondiente. Es decir, se da
¿sirve para la vida y para el empleo, para subsistir
una presión de la tradición oral sobre la escritura
realmente, o se trata más bien de conocimientos
propia de los tribunales. Pero el mismo fenóme-
teóricos, librescos? Este conflicto ha estado pre-
no se puede observar en muchos otros planos y
sente en la sociedad desde hace mucho tiempo,
no solo en la judicatura.
especialmente desde que comenzó a masificarse la educación superior a parir de los años sesen-
NUESTRA CRISIS
ta. Se prometió universidad para todos como si fuese la
Pareciera entonces que la cultura audiovisual, o el mundo de las redes sociales, gatillaron nuestra crisis.
La tensión entre oralidad y escritura en el contexto del nuevo espacio de la cultura audiovisual es para mí
solución de los problemas del desarrollo. Y a poco andar todos se han dado cuenta de que muchos egresados de universidades terminan tra-
Lo que gatilla la crisis es la
el problema de fondo
bajando en empleos infor-
cultura audiovisual. Es decir,
de esta crisis.
males, en el transporte, las
no tendríamos esta crisis si
ventas y los servicios cuyo conocimiento
no fuera por internet, Face-
práctico
no
book, WhatsApp, por todos los mecanismos de
exigía el saber teórico de la ciencia, sino solo el
comunicación electrónicos audiovisuales. A di-
de la experiencia.
ferencia de la escritura, los medios audiovisuales tienen la particularidad de recuperar la oralidad
¿Es una crisis generada por unas expectativas
en tiempo real y nos permiten situarnos inme-
demasiado altas?
diatamente en el plano de la corporeidad de las personas. Entonces, la potencialidad mayor que
Existe lo que podríamos llamar una gran frustra-
tiene la tecnología audiovisual frente a la cultu-
ción ante las expectativas generadas por la edu-
ra oral es proyectarla a un nivel universal, lo que
cación. La educación crea las expectativas de un
es, al mismo tiempo, su limitación, porque las
mundo libresco y desarrollado, pero la vida real
culturas orales nacen de encuentros reales entre
de la mayoría de la población no solo no es capaz
personas y conservan fuertemente la limitación
de responder a ellas desde el punto de vista de
de su espacialidad. Y por lo mismo esta es una
su capacitación básica —no hay capital cultural
crisis de carácter mundial, no solo chilena. En
para ese tipo de educación—, sino porque genera
cierto sentido, puede decirse que es una crisis no
además una expectativa sobre la vida cotidiana
resuelta que viene arrastrándose prácticamente
que la educación no es capaz de sustentar. Me
desde el sigo XVII, desde el inicio de la moder-
refiero especialmente a superar el nivel de la so-
nidad, incluida su variante barroca, y que vuelve
brevivencia. Mi generación creció todavía en una
35
L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NTRE V IS TA
cultura oral cuya gran aspiración era la sobre-
más que un costo adicional de la trampa y cuando
vivencia, donde las familias gastaban la mayor
esto ocurre en todos los planos del gobierno, de
parte de su presupuesto solo en comer. Mi docto-
los partidos políticos, del reparto de los fondos
rado en Alemania fue mi primer viaje largo al ex-
públicos, estamos frente a un conflicto de pro-
tranjero, no se podía llamar por teléfono porque
porciones. Y en esta discrepancia está presente
eran costos inimaginables. Hoy en día cualquiera
también el conflicto entre oralidad y escritura.
se sube al avión con su celular y está permanentemente comunicado. Lo que ha cambiado no son
¿Podríamos decir entonces que nuestra crisis es
solo las posibilidades de que ocurra algo así, sino
una suerte de revancha de la oralidad frente a
que también las expectativas con las cuales la
esa especie de farsa de la escritura?
gente se mueve. La palabra “revancha” suele connotar dolo e ¿Y cómo se aplica esto a nivel político, que es
intencionalidad. No es este el caso, pues se tra-
donde más claramente explotó nuestra crisis?
ta de procesos sociales masivos, generalmente inconscientes. Pero en sentido figurado podría-
En el plano político el problema fundamental es
mos hablar con Freud de una especie de “retor-
la pérdida de la autoridad moral de quienes go-
no de lo reprimido”, aunque tiene ciertamente
biernan. No puede ser que en un país sean jus-
también el componente subjetivo del ser mirado
tamente los poderes del Estado las instituciones
en menos, del abuso, de la pérdida de dignidad.
que tienen el prestigio más bajo. ¿Qué se puede
Como se voceaba en las calles, se protestaba por
esperar de un parlamento que no llega al 5% de
el descrédito de las personas, por su desprecio,
aceptación o de la justicia que puntúa apenas un
por ser consideradas como basura, como mate-
poco más alto? Luego, la pregunta que se hace
rial prescindible.
la población es, ¿quién manda a quién? ¿Quién mueve los hilos de la realidad, de tal suerte que
¿Podríamos
pensar
a
figuras
disruptivas
pueda producirse algún tipo de ordenamiento
como Pamela Jiles, apoyadas en la cultura
real y no puramente retórico?
digital, como expresión de esta revancha de la que hablas?
¿En
qué
otros
problemas
se
traduce
este desprestigio?
Prefiero no mencionar en este contexto a personas de la política, cuando han sido ellas mismas,
El tema del desprestigio de la autoridad, de su
de todo el espectro ideológico, quienes han con-
desacralización, de la mala imagen que adquiere,
currido con gusto a los programas cotidianos de
termina por quitarle a la política su soporte lite-
farándula. Ciertamente la literalidad no se aviene
rario, convirtiéndola en un conjunto de personas
con los matinales. Pero la oralidad ha reivindi-
que se valen de los argumentos del foro para per-
cado no solo a políticos, sino también a otras fi-
seguir sus propios intereses. Es decir, los políti-
guras de la sociedad, como jugadores de fútbol,
cos corren el riesgo de convertirse en una suerte
cantantes, actores de teatro, poetas populares y
de pillos de cuello y corbata que ocupan los más
tantos otros opinólogos.
altos grados de la administración de la sociedad. El tema de la autoridad pasa a ser, en consecuen-
¿Es problemática esta revancha?
cia, una cuestión central de la incompetencia o incapacidad de la literalidad de poner un canon
La revancha se vuelve problemática cuando no
que se cumpla efectivamente. Es decir, el canon
deja espacio a la reconciliación entre oralidad,
se cumple para otros, pero no para sí mismos y
literalidad y comunicación audiovisual. Toda
de ahí nuestro dicho habitual, “hecha la ley, he-
cultura aspira a ser una síntesis de los diver-
cha la trampa”. Lo que realmente gobierna es la
sos elementos que la componen: simbolismo
trampa, no la ley, esa es la sensación. La ley no es
religioso, literario, artístico, culinario, laboral,
36
educacional, científico, filosófico y también,
por la estructura jurídica porque ese es el valor
ciertamente, político. La convivencia entre ora-
inmenso de la escritura. El problema es cómo
lidad, literalidad y comunicación audiovisual
mantener este propósito si no cambia la inter-
ha hecho a la sociedad más compleja, pero no
pretación que desde la tradición oral se hace de
por ello impermeable a la unidad sintética. La
la escritura. Si para esa tradición los miembros
complejidad no es sinónimo de fragmentación
de la élite culta no son más que pillos que de-
y disolución, sino que exige una síntesis igual-
dican sus servicios al negocio, a la corrupción,
mente compleja.
por mucho que se llegue a un acuerdo en la Convención Constituyente no estará ajena a la acu-
¿Cómo salir de esta crisis, de este desajuste
sación de corrupción. Entonces el problema es
entre los tres niveles de la cultura que tú
cómo la escritura vuelve a tener su asiento en
planteas? ¿Puede jugar aquí un papel el proceso
una oralidad que la haga creíble, no puramen-
constituyente, que hasta ahora es la única salida
te retórica, y mientras esto no ocurra, cualquier
concreta que tenemos?
discusión pública sobre los límites de algún principio, de alguna ley, va a ser solo un flatus
Hay que evitar una Constitución puramente
vocis. Se deben vincular estas dificultades del
ideológica, es decir, que no tenga en cuenta es-
diálogo y del entendimiento con los conflictos de
tas bases reales de las que hemos hablado. Lo
la oralidad que dan origen a la desconfianza en
único posible en una sociedad para organizarse
el entendimiento.
y gobernarse es el realismo. Todo lo demás sucumbe tarde o temprano a la violencia,
La pregunta es cómo lograr eso.
al terrorismo, al sinsenti-
Lo que nos falta no es respeto
do. Sin embargo, en lugar
a la palabra empeñada, sino
No soy quién para hacerlo
de realismo, la discusión ha
que la realidad se comporte de
porque también hay que po-
tratado más bien de poner en primer plano las cuestiones ideológicas: si acaso
acuerdo a las palabras que se usan para describirla.
tenemos o no capacidad de
nerle números a la realidad. En todo caso, creo que el rol de los políticos habría que reducirlo
sustancialmente,
conversar y dialogar, de respetarnos recíproca-
aumentando mucho más el rol de los entes des-
mente. Ojalá se den todas estas cosas maravillo-
centralizados, de las instituciones sin fines de
sas. Pero, en cierto modo, no sirven para nada,
lucro, y de tantos otros actores sociales que no
porque lo que nos falta no es respeto a la palabra
corresponden al poder político. Habría que con-
empeñada, sino que la realidad se comporte de
siderar el rol político de los dirigentes gremia-
acuerdo a las palabras que se usan para descri-
les, de los líderes educacionales y escolares, por
birla. Y ciertamente lo que describen los políticos
ejemplo, de los que orientan el ámbito de los me-
no ha sucedido a nivel real.
dios de comunicación de masas, de las comunidades locales. La vida social se ha vuelto dema-
¿Cómo aproximarse a ese realismo?
siado compleja como para encontrar una fórmula puramente ideológica de poner todas las cosas en
Pienso que la aproximación al realismo pasa por
orden. Se requiere más bien la descentralización
reconocer el conflicto entre oralidad y escritura
de los sujetos y el desarrollo de la cultura popu-
desde sus orígenes, desde sus cimientos. Es de-
lar. Se debe diversificar el ámbito de las personas
cir, se relaciona con el conjunto de todas las con-
y grupos que gestionan su propia vida, su propia
diciones sociales mediante las cuales es posible
realidad, sin aceptar que se les imponga visiones
avanzar en la solución del conflicto entre orali-
ideológicas poco realistas sobre la vida cotidiana.
dad y escritura. Se debe pedir a la escritura que mantenga los conceptos universales reconocidos
37
L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NTRE V IS TA
Recelas entonces de una solución general y
una vez y para siempre; dejemos, en cambio, que
única, que aborde de una sola vez nuestros
la fragmentación la vaya respondiendo cada uno
conflictos. Pero ¿qué alternativas tenemos
desde su hacer más íntimo, más propio.
frente a la amenaza de la fragmentación, del quiebre de la convivencia?
Suena
contraintuitivo
considerando
las
expectativas que hay sobre el proceso consLa solución a la fragmentación, que no es solo
tituyente y las demandas de transformación
un tema chileno, va a ser necesariamente parcial
del sistema político.
también, fragmentada. No se puede pretender que un conflicto complejo permita refundacio-
¿Pero es solo política la expectativa real de las
nes ni de grupos ni de la sociedad. La sociedad es
personas? ¿Hasta qué punto esas expectativas
lo que es, y no lo que alguien haya querido fun-
comunes de las que se habla en los medios en
dar. Desde el punto de vista de la fragmentación
torno al proceso constituyente no son más que
ocurre lo mismo. Pretender que los políticos van
una construcción de la prensa que quiere mos-
a resolver los problemas sociales en virtud de la
trar que hay justamente contradicción entre
ley o de los acuerdos partidarios es un sinsenti-
tales expectativas con las de la tradición oral y
do, una quimera. Ellos mismos van a responder
escrita, para resaltar así las expectativas de la
políticamente en la medida en que haya grupos
cultura audiovisual?
que tienen la capacidad necesaria para exigir y puedan movilizarse.
UNA REFLEXIÓN VIGENTE
¿Piensas en algún ejemplo concreto?
Serán ya casi cuarenta años desde la publicación de Cultura y modernización en América Latina.
Tomemos el tema educacional. Desde el punto
¿Piensas que ese ensayo tiene algo que decir
de vista político es visto como muy importante
sobre nuestro presente, en que vuelven las
el tema de la educación para todos y el finan-
discusiones sobre modelos de desarrollo?
ciamiento universal, es decir, la gratuidad de la educación. Pero un profesor difícilmente definirá
El problema principal que planteaba ese texto
la gratuidad como el problema real que tiene con
sigue vigente. Los modelos de desarrollo social
sus estudiantes. Priorizará cuestiones más pro-
que se han aplicado, nacidos de la orientación
piamente académicas, como si acaso les enseñan
ideológica y tecnocrática del pensamiento, no
a los alumnos cosas inservibles o si les enseñan a
han logrado incorporar la tradición oral ni su
responder exclusivamente encuestas prehechas
conflicto con la escritura. Tampoco, por tanto,
como forma de evaluación en lugar de fomentar
el protagonismo de la población en sus especí-
su creatividad en la elaboración de respuestas.
ficas determinaciones. ¿Qué otra cosa es el po-
Puedo asegurar, luego de cuarenta años de ex-
pulismo, del que tanto se habla en nuestros días,
periencia docente, que los estudiantes quieren
sino la consideración genérica y abstracta de un
llegar siempre al fondo del problema educativo.
pueblo que solo pareciera tener necesidades ma-
Ningún político, ningún empresario, ni nadie
teriales sin desarrollo espiritual? ¿No estamos
que no sea el profesor abocado a su propia edu-
nuevamente ante la alternativa de “civilización y
cación puede darle a los estudiantes el amor a la
barbarie” de Sarmiento en el siglo XIX o de “Ariel
sabiduría. En síntesis, yo te diría que hay que en-
y Calibán” de Rodó en los albores del siglo XX?
tusiasmar a la gente a que encuentre el sentido
Aunque se puedan reconocer, ciertamente, algu-
de vivir en el propio ámbito que ha escogido, y
nas medidas exitosas de los planes de desarro-
no pretender que ajustándose a modelos ideoló-
llo, en el conjunto, las élites pensantes siguen en
gicos, políticos, económicos o estéticos va a res-
deuda.
ponder a lo que su conciencia demanda. No creamos que la fragmentación se puede resolver de
38
Se instala hoy, como en los ochenta, la idea de
Uno de los eslóganes más difundidos del
la refundación, aunque de signo contrario. ¿Qué
estallido fue “No son 30 pesos, son 30 años”.
piensas de eso? ¿Qué problemas tiene?
¿Cómo recuperar nuestra convivencia, si se ha instalado una hipótesis tan negativa sobre
Como ya se dijo varias veces, nadie inventa a la
nuestro pasado? ¿Cómo podemos hacer una
sociedad. Menos podría refundarla. Si alguna vez
crítica justa, que no implique renegar de él?
el pensamiento utópico soñó con esta posibilidad, la complejidad de la sociedad actual la hace
Las preguntas sociales de fondo vienen sin re-
impensable. Lo que resulta curioso es que al uto-
solver desde el siglo XVII. Lo que he mencionado
pismo no lo venció ninguna ideología contraria,
de Sarmiento y Rodó tiene más de un siglo. En la
sino la diferenciación funcional de la realidad.
vida de la sociedad, treinta años son práctica-
El utopismo se suicida, como ya había pensado
mente nada. Puede ser difícil que una generación
Nietzsche, del mismo modo como la revolución
lo acepte, porque quiere tener vigencia perma-
se suicida, según escribió Augusto del Noce. Igual
nente. Pero la realidad de la sociedad es interge-
cosa puede ocurrir con el suicidio del antiutopis-
neracional y a ello deben atenerse todos quienes
mo, como de hecho ya sucedió, si miramos desde
quieren comprenderla.
el lado contrario. Por ello insisto en que solo cabe en la sociedad actual un pensamiento realista.
39
De la banalidad a la dramaticidad CONSUELO ARAOS Y CATALINA SILES
Ilustración: Alejandra Acosta
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
Las familias y el nuevo pacto
40
E
l reconocimiento social de la dignidad de cada
fuentes de vulnerabilidad que enfrentan los indi-
persona está en el corazón del creciente clamor
viduos a lo largo de su vida. Sin embargo, a medi-
popular por renovar el pacto democrático en
da que la sociedad ha ido transitando desde una
Chile. En este marco, cuya punta de lanza es la
estructura basada en estratos jerárquicamente
creación de una nueva Constitución, la pregunta
diferenciados hacia una distinción por funciones
de este ensayo es cuál es el lugar que le corres-
especializadas, las familias han visto reducida su
ponde a la familia en este proceso.
exclusividad y centralidad en el cumplimiento
Para responder a esta cuestión no basta con
de tales funciones, las cuales han pasado cre-
articular una lista de derechos o una serie de
cientemente a manos del sistema educativo, de
medidas de política pública aplicables a los gru-
la economía de mercado, del sistema de segu-
pos domésticos, sino que se requiere repensar las
ridad social, etc. Así, aunque las familias sigan
premisas desde las cuales la sociedad en su con-
cumpliendo un papel en estos ámbitos, especial-
junto, y el Estado en particular, observan y valo-
mente en contextos con sistemas de bienestar
ran ese ámbito de la realidad que llamamos fa-
débiles, resulta poco plausible encontrar en esos
milia. ¿Qué tiene que ver la familia con la persona
criterios funcionales aquello que define primaria
y, más específicamente, con el reconocimiento
y exclusivamente el ámbito familiar.
de su dignidad? ¿Qué define la especificidad de la
Frente a esto, una respuesta desde la ciencia
realidad familiar y por qué esta debe ser toma-
social ha sido una suerte de banalización del rol
da en cuenta a la hora de reconstruir las bases de
social de las familias, cuyo correlato es el in-
nuestro orden democrático?
cremento de las descripciones de ellas como “la esfera de lo privado” (private realm), un ámbito
Relevancia
(e
irrelevancia)
funcional
de
las familias
íntimo cada vez más definido por criterios individuales de afinidad y elección, y destinado fundamentalmente a satisfacer las necesidades
La sociología tiende a definir a las familias desde
afectivas de sus miembros.
la óptica de su función, es decir, de cómo estas
En cuanto a su dimensión pública, en cambio,
contribuyen a resolver ciertos problemas que se
solo se logra demostrar negativamente la rele-
generan en otros ámbitos de la vida social. En
vancia de las familias para la performance social
esta línea, las respuestas clásicas, todavía muy
de los individuos. Es decir, se apunta a los efectos
vigentes, han definido la familia, entre otras
negativos que tienen ciertas “fallas” o “proble-
posibilidades, como el lugar de la socialización
mas” del entorno familiar sobre el modo en que
primaria de las personas, donde estas aprenden
los individuos cumplen las expectativas que los
las competencias básicas para vivir en sociedad;
diversos sistemas sociales les atribuyen: cuan-
como la unidad mínima de producción y consu-
do un escolar deserta de la escuela, cuando un
mo vitales para la subsistencia; o como el ámbito
anciano es abandonado, cuando un padre no
basal de la seguridad social frente a las diversas
paga la pensión alimenticia o una familia vive
41
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
allegada. Así, tendemos a destacar aquello que
“la familia se configura como el modelo de una
les falta a las familias, sus fallas y problemas.
sociedad que ya no existe”2.
Pero señalar que un buen entorno familiar “ayu-
Desde aquí, entendemos que las familias re-
da” a la adaptación educativa, laboral o cívica de
sultan fundamentales en el proceso de constitu-
los individuos no alcanza para definir positiva-
ción de personas. Los sociólogos Pedro Morandé
mente su lugar en la sociedad contemporánea.
y Pierpaolo Donati, chileno e italiano respecti-
Pocas veces nos hacemos cargo de observar a las
vamente, han rescatado la originalidad y per-
familias en términos positivos, es decir, desde sí
tinencia de esta lectura luhmanniana sobre la
mismas, desde aquello que cumplen por su pro-
especificidad de la familia contemporánea, pero
pia vocación, desde el lugar y el significado que
han criticado su limitación al nivel puramente
tienen para sus miembros.
social. Proponen, en cambio, llevarla más lejos. De este modo, Morandé afirma que al interior
Inclusión total de la persona y relacionali-
del ambiente familiar la persona no solo actúa,
dad constitutiva
sino que “se hace a sí misma, construye la figura de su personalidad, crea hábitos, desarrolla sus
La lectura anterior resulta muy difícil de con-
virtudes, descubre la verdad de sí misma, el sen-
testar si mantenemos la mirada puesta exclu-
tido del por qué y del para qué de su existencia”3.
sivamente en la relevancia (o irrelevancia) fun-
Desde esta mirada, podemos definir familia
cional del ámbito familiar. Una mirada positiva
como el ambiente relacional que acoge el proceso
de la realidad familiar necesita de otros puntos
por el cual una persona llega a constituirse. Solo
de vista. De acuerdo con el
porque quienes participan
sociólogo
de la vida familiar lo hacen
alemán
Niklas
Luhmann, la paradoja de las familias en la sociedad contemporánea es que solo
Cada familia se constituye como el único lugar donde cada quien
accedemos a observar su
puede ser reconocido y acogido
función cuando relevamos
como totalidad.
su existencia personal, es que sus miembros pueden configurar
recíprocamente
sus identidades. La familia se revela así como el locus o
su carácter no funcional. En otras palabras, es gracias a la “pérdida del con-
en virtud de la totalidad de
la morada de la persona.
tenido funcional de la familia”1, que su conte-
Por su parte, Donati destaca que lo anterior
nido específico e irreductible a otros ámbitos se
implica que la naturaleza relacional de la fami-
hace manifiesto.
lia es diferente de cualquier otro ámbito social,
Luhmann ofrece una salida a esta parado-
lo que él denomina “reciprocidad plena”4. No
ja al mostrar que, en cuanto sistemas sociales,
se trata de meros intercambios entre indivi-
las familias se distinguen por su orientación en
duos previamente constituidos, sino de rela-
extremo personalista. Lo que caracteriza a las
ciones constituyentes, es decir, donde quienes
familias es que las expectativas recíprocas entre
entran en relación van siendo constituidos por
sus miembros están referidas no a un rol delimi-
esas mismas relaciones. Por ello, las responsa-
tado sino al portador del rol, que es la persona.
bilidades implicadas en estos vínculos no son
Así, en el contexto de una sociedad diferenciada
limitadas en duración, ubicación o contenido,
funcionalmente, solo cada familia puede llevar a
sino totales e incondicionales. Algo similar es lo
cabo la inclusión de la totalidad de cada persona (Vollperson) y en este sentido, dice Luhmann,
1 Niklas Luhmann, “El sistema social familia”, en Distinciones directrices (Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, 2016), 101.
42
2 Ibid., 102. 3 Pedro Morandé, “La familia como comunidad de personas” (2010), en Pedro Morandé. Textos sociológicos escogidos (Santiago: Ediciones UC, 2017), 276, de Andrés Biehl y Patricio Velasco (eds.). 4 Pierpaolo Donati, Manual de Sociología de la Familia (Pamplona: EUNSA, 2003).
que ha descrito el antropólogo norteamericano
que se sostiene no solo en el acontecimiento de
Marshall Sahlins, como aquello que distingue
la procreación, sino en la experiencia de convi-
las relaciones de parentesco de cualquier otra,
vir cotidiana y durablemente, de ser nutrido y
en los términos de mutuality of being: ser fami-
nutrir, de ser cuidado y cuidar, de ser nombra-
lia “consiste en una pertenencia intersubjetiva,
do y nombrar. En este dinamismo, las personas
en la cual las personas se perciben a sí mismas
cuya identidad corporeizada va emergiendo y
como participando intrínsecamente de la vida de
delimitándose, se pertenecen recíprocamente
los otros. (...) Considerado en términos genera-
en un sentido dramático, es decir, no elegible ni
les, los parientes son personas que se pertenecen
relativo a características superficiales de su exis-
unos a otros, que son miembros unos de otros,
tencia. Así mismo, quien surge de este proceso
que son co-presentes unos en otros, cuyas vidas
no es un “individuo”, sino lo que Donati y Archer
son vinculadas e interdependientes”5. La idea
han llamado un “sujeto relacional”6.
central es que el parentesco, en su realización
En síntesis, hay una serie de autores que apor-
efectiva, constituye una forma de intersubjeti-
tan una mirada teórica alternativa tanto a la
vidad radical o, como diría Morandé, “dramá-
perspectiva neofuncionalista como a la postmo-
tica”, un “estar hechos los unos de los otros”
derna sobre el lugar de las familias en la sociedad contemporánea. Sin negar que las familias son
5 Marshall Sahlins, “What kinship is”, Journal of the Royal Anthropological Institute, 17 (2011): 11 (traducción propia).
6 Pierpaolo Donati y Margaret Archer, The Relational Subject (Cambridge University Press, 2015).
43
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
un apoyo relevante en la educación, la subsis-
sostener que la respuesta a ello sea “liberar” a las
tencia o la seguridad social, entre otras, ello no
personas de los vínculos familiares, como algu-
alcanza para definir lo que las caracteriza posi-
nas corrientes feministas o liberales sugieren. En
tiva y exclusivamente. Cada familia se constitu-
la medida en que ningún otro ámbito de partici-
ye como el único lugar donde cada quien puede
pación o pertenencia social puede llevar a cabo la
ser reconocido y acogido como totalidad y, por
inclusión total e incondicional de cada persona,
lo tanto, llegar a ser y aprender qué significa ser
la ausencia o debilitamiento de los vínculos fa-
persona. Esta es probablemente la experiencia
miliares solo incrementa la vulnerabilidad de los
más básica y primordial sobre la que puede fun-
individuos, llevándola quizás a sus formas más
darse cualquier reconocimiento y reclamo de
extremas, como lo muestran dramáticamente los
dignidad como una condición intrínseca y ab-
casos de niños, niñas y adolescentes que entran
soluta de cada persona. Tanto la intuición de la
al Servicio Nacional de Menores por carecer de
diferencia profunda entre persona y rol como la
una red familiar capaz de acogerlos, con resulta-
experiencia de una relacionalidad constitutiva
dos nefastos. Por mencionar un ejemplo, según
están detrás de la demanda por dignidad. Ambos
un estudio de la Fundación San Carlos de Mai-
factores descansan en la pertenencia familiar.
po, en Chile un 50% de la población penal adulta pasó por el Sename en alguna etapa de su vida.
Presencia, cuidado, corresponsabilidad
Al contrario, prevenir que se desarrollen formas de abuso dentro del ámbito familiar requie-
Todo proyecto político que busque poner a la
re apuntalarlo en sus debilidades y potenciar sus
persona al centro debe ser capaz de situar a esta
fortalezas. Esto exige, a su vez, un conocimiento
al interior de aquellas circunstancias que hacen
profundo de la realidad empírica de la familia en
posible su existencia y velar por que sean res-
Chile, algo en lo que también estamos en deuda.
guardadas y potenciadas. Si entendemos a la
La mayoría de los datos producidos sobre ella
familia en el sentido anterior, este ámbito debe
en Chile tienden, por ejemplo, a igualar familia
ocupar un lugar central dentro de los distintos
y “hogar”, a pensarla por lo tanto como unidad
niveles que componen el ordenamiento político,
de ingresos y de consumo, a subvalorar las lógi-
desde las premisas y definiciones hasta las leyes
cas de parentesco que sobrepasan las categorías
y las políticas sociales.
administrativas y las estrategias de subsistencia,
Esto de ningún modo conlleva una idealiza-
y a desconocer sus fundamentos culturales y sus
ción de la familia, como si se tratara de un ám-
expresiones cotidianas8. Deberíamos pregun-
bito necesariamente armónico y virtuoso. So-
tarnos cuáles son las condiciones para que las
bran datos que demuestran que la familia puede
familias, en sus contextos concretos, puedan lle-
ser un lugar donde sus miembros experimentan
var a cabo la tarea de inclusión y reconocimiento
desigualdad, dominación, abuso y violencia. Es
personal total y, al mismo tiempo, cuáles son los
justamente en virtud del alto grado de intimidad,
obstáculos que fragilizan su capacidad de soste-
confianza e interdependencia que distinguen las
ner las relaciones de reciprocidad entre los gé-
relaciones familiares, y del hecho de que en ellas
neros y las generaciones, como la define Donati9.
las personas queden implicadas de forma total, que los abusos que allí ocurren pueden adquirir expresiones especialmente profundas y dañinas. Así lo ha puesto de manifiesto recientemente el incremento de la violencia intrafamiliar, en particular hacia las mujeres, producto del confina-
en la violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe. Disponible en: https://lac.unwomen. org/es/digiteca/publicaciones/2020/04/prevencion-de-la-violencia-contra-las-mujeres-frente-a-covid-19 (Acceso junio 2021)
en nuestra región7. Sin embargo, resulta difícil
8 Consuelo Araos, Rapprochements. Proximité résidentielle, parenté pratique et conditions de vie à Santiago, Chili. Tesis para optar al grado de doctor en sociología, École Normale Supérieure de París, París (2019).
7 ONU Mujeres, Informe sobre el impacto del Covid-19
9 Donati, Manual de Sociología de la Familia.
miento obligado durante la pandemia Covid-19
44
A continuación, destacamos tres dimensiones de
para las familias allegadas no consideran el fac-
la reciprocidad familiar que debieran ser tenerse
tor de proximidad con las familias de origen,
en cuenta en las discusiones conducentes a for-
posibilitando así la mantención de las redes de
talecer la capacidad inclusiva de las familias : la
interdependencia. Así, paradójicamente, acceder
presencia, el cuidado y la corresponsabilidad.
a una vivienda propia provoca, en muchos casos,
Una primera dimensión de la reciprocidad familiar es la presencia, es decir, la compañía
un incremento en la vulnerabilidad de los núcleos familiares11.
durable entre sus miembros, que les permite
Una segunda dimensión de la reciprocidad fa-
ser parte de la existencia del otro. Esta presencia
miliar es el cuidado. El cuidado es la forma de
puede adquirir diversas modalidades, pero su-
relación constitutiva donde se expresa con ma-
pone una proximidad espaciotemporal que per-
yor hondura el lugar que ocupa la comunidad
mita el encuentro cara a cara, tanto en el tiempo
familiar en el sostenimiento de la persona. Res-
cotidiano como en tiempo excepcional de las ce-
catando el sentido que Heidegger da al término12,
lebraciones. La obligación de aislarse y distan-
el cuidado es la realización concreta y encarnada
ciarse físicamente durante la pandemia nos ha
de la preocupación por el destino total del otro,
hecho bruscamente cons-
sobre todo de aquellos más
cientes de esta condición
vulnerables: niños, adultos
basal de la vida familiar que
mayores, enfermos. Una mi-
en tiempos normales damos
Son numerosos los ejemplos
rada utilitaria sobre el cui-
por sentada. Siguiendo al
que muestran que la entrega
dado tiende a reducirlo a su
antropólogo portugués João
pública o privada de servicios
dimensión puramente téc-
de Pina-Cabral, “participar” en la existencia del otro, implica entregar tiempo, “es-
de cuidado difícilmente puede sustituir el cuidado familiar.
tar” cotidianamente, no solo
nica, desde la cual se plantea una lógica de sustitución entre cuidado familiar y cuidado profesional, donde se
en términos físicos sino a través de numerosos
asume que el primero es resultado de la impo-
actos de “consideración”, por medio de los cua-
sibilidad de contar con el segundo. Sin embargo,
les mostramos un genuino interés por el otro10.
son numerosos los ejemplos que muestran que
Sin embargo, numerosas circunstancias ac-
la entrega pública o privada de servicios de cui-
tuales atentan constantemente contra este ele-
dado difícilmente puede sustituir el cuidado fa-
mento tan sustancial de la vida familiar. Los ex-
miliar cuando está disponible, el cual en muchos
tensos horarios de trabajo y las largas distancias
casos sigue siendo preferido por las personas,
urbanas entre trabajo y hogar, por ejemplo, difi-
sin desmedro de que resulte fundamental como
cultan que madres y padres puedan pasar tiem-
apoyo y complemento13. Esto no ha sido suficien-
po con sus hijos, participar en actividades de
temente entendido en las políticas públicas. Por
cuidado cotidiano o conversar con ellos; los cón-
ejemplo, el actual proyecto de sala cuna univer-
yuges tampoco encuentran espacios para dedi-
sal no contempla la posibilidad de que los padres
carle tiempo a la relación en medio de los avata-
escojan cuidadores dentro de la familia mientras
res cotidianos, y los adultos mayores se ven cada vez más expuestos a la soledad. Una insuficiente comprensión y valoración de la copresencialidad en la familia se observa también en el diseño de las políticas de vivienda social. Por ejemplo, la gran mayoría de las soluciones residenciales
10 Joao Pina-Cabral y Vanda Aparecida da Silva, Gente Livre: Consideração e Pessoa no Baixo Sul da Bahia (Sao Paulo: Terceira Pessoa, 2013).
11 Consuelo Araos, “El allegamiento o la proximidad invisible”, en Los invisibles. Por qué la pobreza y la exclusión social dejaron de ser prioridad, de Catalina Siles (ed.) (Santiago: IES, 2016). 12 Martin Heidegger, Ser y tiempo (Santiago: Editorial Universitaria, 2018). 13 Consuelo Araos y Catalina Siles, ““Juntos pero no revueltos”: Family residential dependence and care vulnerabilities along the life course”, Advances in Life Course Research (2021, en prensa).
45
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
ellos trabajan, aun cuando los datos disponibles
domésticas, lo que se traduce en una agotadora
(CASEN 2006) muestran que la mayor parte de
doble jornada laboral o en la imposibilidad de
ellos, fundamentalmente mujeres, prefiere esta
obtener un trabajo remunerado, lo cual se inten-
alternativa a la institucional, al menos en esta
sifica en el caso de los hogares monoparentales.
primera etapa de vida de los niños. La disposición a alimentar, vestir, sanar,
Lo que nos recuerda mirar a las familias
acompañar y todo lo que implica concretamente el cuidado cotidiano de otros supone un previo
La perspectiva hasta aquí planteada para obser-
“asumir”, un hacerse cargo que va más allá de
var la realidad familiar nos aporta no solo una
cualquier medida. En este sentido, una tercera
mirada capaz de dar cuenta de forma positiva y
dimensión de la reciprocidad familiar es la co-
no instrumental del lugar de las familias en la
rresponsabilidad. Las familias se sostienen por la
sociedad contemporánea, sino que también hace
imbricación de responsabilidades recíprocas de
visibles ciertos aspectos de las personas y de la
forma dinámica a lo largo del tiempo entre gene-
vida en común que la sociedad en su operación
raciones y entre géneros. No obstante, las con-
funcional tiende a ocultar.
diciones de vida actuales en muchas ocasiones
Un primer elemento tiene que ver con la con-
dificultan y ponen mayores cargas en esta tarea.
ciencia de la diferencia entre persona y rol como
Tener hijos, por ejemplo, puede ser muy gravo-
el fundamento de la dignidad de cada ser hu-
so en la medida en que los padres, y en mayor
mano. Al existir un ámbito “dramático”, donde
medida las madres, cuentan con escaso apoyo
cada uno es reconocido incondicionalmente por
en el ejercicio de su responsabilidad por parte
el hecho de existir y no en función de su perfor-
del Estado y del mundo privado. Por de pronto,
mance con respecto al cumplimiento de ciertas
los bajos salarios, las altas exigencias laborales
expectativas, recordamos que ese nivel es exigi-
y el limitado acceso a bienes y servicios básicos
ble más allá de los límites de la familia. Es esa la
de calidad —vivienda, seguridad, salud y educa-
intuición que está detrás de las demandas por un
ción—, que no están pensados desde una lógica
“trato digno”, sea en el consultorio, en la ofici-
familiar sino individual, hacen muy difícil contar
na del Registro Civil, en el banco o en el trans-
con las condiciones materiales adecuadas para
porte público.
formar una familia y hacerse cargo de ella. Esto
Un segundo elemento es la reinterpretación y
puede explicar, al menos en parte, la creciente
revalorización del lugar que ocupan las relacio-
disminución del número de hijos por mujer que
nes de dependencia en la vida de las personas,
experimentamos en Chile (la tasa de natalidad
algo que resulta contraintuitivo en una cul-
es de 1,65 hijos por mujer según datos del INE
tura donde la autonomía se alza como un va-
2018). Asimismo, la corresponsabilidad parental
lor absoluto. Pasar de observar la familia como
todavía es un tema pendiente: sobre las mujeres
un obstáculo para la afirmación de la perso-
recaen la mayor parte de las responsabilidades
na en sus capacidades, derechos y libertades,
asociadas a la crianza de los hijos y las labores
a una condición de posibilidad esencial para su
46
ejercicio, permite superar la definición negativa
relevante para el desafío actual de renovar el
de la dependencia como restricción al desarro-
pacto democrático y pensar el fundamento del
llo individual. Esta idea subyace, por ejemplo,
orden constitucional. Se trata del necesario
al principio de autonomía progresiva de niños,
equilibrio entre las lógicas subsidiaria y solidaria
niñas y adolescentes, que ha presidido la elabo-
para mediar la relación entre el Estado y las fa-
ración del proyecto de garantías para la niñez y
milias. Ello implica, por una parte, recuperar un
mediante el cual se busca defender la indepen-
sentido no reduccionista ni mercantilizado de la
dencia de los niños con respecto a la autoridad
subsidiaridad, reconociendo que existen ámbitos
parental para decidir sobre aspectos fundamen-
fundamentales para la persona que no pueden
tales de su vida, aún en contra de la opinión de
ser sustituidos ni por la acción del Estado ni del
sus padres.
mercado, pero que al mismo tiempo requieren
Desde la mutualidad de existencias, en cam-
ser sólidamente apoyados, complementados y
bio, la dependencia puede ser comprendida po-
potenciados. En este sentido, se requiere una ló-
sitivamente como corresponsabilidad, es decir,
gica solidaria capaz de garantizar un piso míni-
un “asumirse” unos a otros desde la libertad.
mo universal a todas las familias que les otorgue
En muchos casos la mantención de las relacio-
cierta seguridad económica y dé acceso a servi-
nes de interdependencia entre padres e hijos
cios esenciales ante los avatares de la contigen-
adultos a lo largo del curso de vida es condición,
cia. Asimismo, en un ámbito frecuentemente
y no obstáculo, para que ambas generaciones
dominado por la rigidez y el reducionismo ideo-
puedan desarrollarse. Asimismo, es un criterio
lógico, la creación de políticas realistas y respe-
de realismo reconocer que, en cualquier ámbi-
tuosas solo pueden llevarse a cabo sobre la base
to de la vida social, el ejercicio de la autonomía
de un conocimiento profundo y dinámico, em-
y la libertad de cada persona se sostiene sobre
píricamente fundado, de la realidad familiar en
una red de dependencias primarias, cuya falta
sus distintas dimensiones. Un conocimiento ca-
solo hace a la persona más vulnerable e incapaz
paz de elaborar una mirada comprensiva de sus
de autoafirmarse.
configuraciones, ethos, estilos y prácticas tanto
Por último, creemos que hay un tercer ele-
actuales como históricas que informen las cate-
mento que nos recuerda el mirar atentamente
gorías y herramientas normativas que la afectan.
a las familias, y que nos parece particularmente
Consuelo Araos es socióloga y doctora en sociología por la École Normale Supérieure de París. Es profesora asistente del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Catalina Siles es licenciada en historia, magíster en historia y sociología, y actualmente cursa sus estudios de doctorado en sociología en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es investigadora asociada del IES.
47
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
El jaguar achanchado LA EMPRESA ANTE EL NUEVO CICLO RODRIGO PÉREZ DE ARCE
48
E
l estallido de octubre de 2019 no solo ma-
los casos de SQM, Penta y Corpesca, en los que
nifestó un descontento con la política, sino con
algunas empresas aparecían cooptando la políti-
distintas instancias en las que a diario las perso-
ca mediante su financiamiento irregular.
nas han experimentado abusos. Una de ellas son
Junto con los escándalos mencionados, las em-
las empresas, en las cuales se han denunciado el
presas muchas veces han descuidado sus prácti-
mismo tipo de injusticias y arbitrariedades que
cas con actores relevantes para el cumplimiento
constituyen el núcleo del malestar que explotó
de sus propósitos. Los clientes, muchas veces
en Chile.
exprimidos por prácticas indignas; los trabaja-
A pesar de los buenos indicadores macroeco-
dores, cuya pobreza multidimensional, sus índi-
nómicos de la transición (esos denostados treinta
ces de endeudamiento o el tiempo que demoran
años), la mayor parte de los estudios disponibles
en llegar a sus lugares de trabajo parecieran ha-
muestran una caída sostenida en la confianza
ber sido ignorados por la gran empresa; el entor-
hacia las empresas y sus dueños. Ciertamente, la
no que circunda a las mismas, donde las zonas de
crítica al libre mercado también puede relacio-
sacrificio levantan dudas sobre su preocupación
narse con las singulares circunstancias en que
por el medio ambiente. Todas son áreas priori-
aquel se implementó en Chile, pero, en cualquier
tarias que configuran el rol central que tuvo la
caso, es indiscutible que durante los últimos años
empresa en los cuestionamientos que surgieron
parecieran haberse añadido factores adicionales.
en el estallido, y representan, por lo mismo, un
Después de todo, el 91% de los encuestados en la
desafío titánico para la recuperación de su legiti-
CEP de diciembre de 2019 tenían poca o nada de
midad como actores sociales.
confianza en los empresarios. Hay aquí un fenó-
Nada de esto es trivial. La enorme magnitud de
meno que explorar, y los principales interesados
la crisis económica que deja tras de sí la pandemia
en hacerlo debiéramos ser quienes aspiramos
hará central el crecimiento económico (funda-
al buen funcionamiento de una economía social
mental, además, para responder a las múltiples
de mercado.
demandas que se han puesto sobre la mesa). En
Mal que nos pese, muchos actores privados no
este escenario, la pregunta sobre cómo recons-
estuvieron a la altura de las promesas del mo-
truir esa confianza y legitimar la empresa de cara
delo. En efecto, entre 2007 y 2017 más de seten-
a un nuevo pacto social adquiere más relevancia
ta empresas chilenas se vieron involucradas en
que nunca. De esto dependerá su supervivencia
escándalos de distinto tipo. Los casos más co-
frente al nuevo ciclo político y social, así como
nocidos fueron los de las farmacias, pollos, pa-
la estabilidad del indispensable crecimiento eco-
pel higénico, La Polar, Cascadas y Freirina. En
nómico que requiere nuestro país. A continua-
ellos, diversos grupos empresariales aparecieron
ción, se esboza un diagnóstico de cómo llegamos
envueltos en delitos y conductas reprochables
a la situación actual, para en seguida explorar
que debilitaron la posición de estas organizacio-
algunas pistas que ayuden a enfrentar esta tarea.
nes de cara a la sociedad. En paralelo, se sumaron
49
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
Las manchas del jaguar
evitar que entren nuevos equipos a la cancha?
Para pensar en el futuro de nuestras empresas,
tores ya existentes, y todos felices? ¿Por qué no
conviene mirar hacia atrás. La transformación
cooptar a los vigilantes políticos que nadie vigila
económica chilena no fue poco traumática para
para asegurarse un flujo tranquilo de riqueza?
¿Por qué no mejor repartirse la torta entre los ac-
un empresariado nacional que solía moverse
Las sanciones que recibieron algunos escán-
dentro de estructuras más bien tradicionales.
dalos antes señalados cristalizaron esa sensa-
Este hecho es normalmente olvidado, porque los
ción de injusticia generalizada ante la empresa,
bandos terminaron reconciliándose cuando las
de que las reglas no eran iguales para todos. Es
cosas comenzaron a andar bien. A inicios de los
cierto que junto a las clases de ética hubo multas
ochenta, sin embargo, ese distaba mucho de ser
cuantiosas e incluso estadías en prisión preven-
el panorama dominante en el sector privado. Los
tiva, pero la sensación ambiente era inequívoca.
costos de instalación de mercados abiertos a la
A ojos de muchos, al delincuente de a pie se le
competencia internacional fueron altos y difí-
castigaba duramente, pero el de cuello y corba-
ciles de asimilar en un comienzo, pero pronto
ta guardaba privilegios incluso a la hora de ser
los beneficios de la apertura comenzaron a ha-
castigado. Los instrumentos para sancionar es-
cerse visibles: nunca en la historia del país tan-
tos delitos brillaban por su ausencia. Esta idea
tos chilenos habían accedido a tantos bienes y
suele indignar a los muchos empresarios que
servicios. Y eso, por cierto, vale para los últimos
cumplen correctamente sus obligaciones. Sin
treinta años.
embargo, cabe preguntarse si el mundo empresarial
La época de oro del capitalismo chileno, los noventa y
Nuestras familias de clase
2000, es también, paradóji-
ha hecho todo lo posible por mejorar las reglas del juego,
camente, su época de estan-
media se encuentran y
camiento. Los políticos de la
se sienten desprotegidas,
competencia en los merca-
transición estaban de acuer-
integradas de manera
dos y aumentar las penas por
do en que era clave cuidar la empresa privada y la inversión. Pero esos cuidados, en
deficitaria a las instituciones tanto privadas como estatales.
muchos casos, fueron exce-
inyectar con decisión más
hacer trampa. Tampoco es claro hasta qué punto se han abordado ciertos elementos estructurales que han
sivos o prolongados en el tiempo sin las debidas
dificultado superar el panorama descrito. Por
reformas, y los cuidados del sacristán mataron al
ejemplo, a la composición de los directorios, a
señor cura. El resultado fue que el otrora jaguar
la estructura de las cadenas de mando al interior
latinoamericano quedó, cada vez más, guardado
de las organizaciones y a la falta de herramientas
en un cómodo corral y alimentado cuatro veces
para que los clientes puedan actuar como fisca-
al día. Un jaguar achanchado si se quiere, sobre
lizadores. Como decíamos, los principales inte-
todo en lo que toca a los sectores menos expues-
resados en innovar, corregir y tomar la iniciativa
tos a la competencia internacional.
para el buen funcionamiento del mercado debie-
Desde Adam Smith los economistas saben que
ran ser sus propios protagonistas.
la falta de competencia conduce al rentismo, que
Todo indica que el empresariado chileno, so-
es tanto una mentalidad como una práctica, y el
bre todo la gran empresa, debe hacer mucho
paso del rentismo a la corrupción es tentador.
más por reconstruir su reputación, su legitimi-
Como enseña el autor de La riqueza de las nacio-
dad política y los mercados donde participan, así
nes, el rentista tiene otros incentivos: ya no bus-
como en la relación con sus trabajadores y en-
ca necesariamente su ganancia en la interacción
tornos. Es, precisamente, a lo que han invitado
directa con el consumidor, sino manipulando los
charla tras charla destacados intelectuales como
mercados en los que participa. A fin de cuentas,
Jesse Norman (La gran sociedad), Raghuram
¿para qué competir si se tiene la capacidad de
Rajan (El tercer pilar) o Luigi Zingales (Salvando
50
el capitalismo de los capitalistas). Todos ellos han
anterior, que demanda apoyos económicos por
advertido sobre las brutales consecuencias que
parte de familias ya sobregiradas. Nuestra clase
supone dejarse estar en el combate contra el
media reventó antes de estallar.
“capitalismo de amigotes”.
Ahora bien, cabe advertir que el desencanto
No es imposible pensar, entonces, que la em-
de estos sectores medios es más pragmático que
presa chilena, en un contexto en que ya no tendrá
ideológico: hay una expectativa de estabilidad y
subsidio político alguno —pues la clase política
buen trato que se identifica con la vida digna. Y
con suerte podrá salvarse a sí misma— nece-
estos bienes pueden provenir tanto del merca-
sita un cambio de mentalidad. Necesita ver que
do como del Estado, sabiendo que la sensación
su legitimidad dependerá, por un lado, de reglas
de abuso privado equipara la de abuso estatal.
del juego claras que se orienten a maximizar la
Y, por lo tanto, no se busca una provisión esta-
competencia y, por otro, de la relación que lo-
tal como solución privilegiada. Un ejemplo claro
gren construir con sus trabajadores, clientes y
de esto fue el estupor del segundo gobierno de
entornos de operación.
Michelle Bachelet frente al masivo rechazo que generaron sus reformas orientadas a demoler la
¿Es anticapitalista la clase media?
diferencia entre educación particular subvencionada y educación estatal, en vez de simplemente
El desarrollo capitalista durante los noventa y
rayar mejor la cancha a los particulares en pro
2000 produjo un descenso histórico en la pobre-
de sus beneficiarios de clase media. El problema
za del país. Pero quienes iban saliendo de ella, los
era sintomático de una dificultad más profun-
miembros de la mayoritaria nueva clase media,
da, como reconoce Carolina Tohá: “Esas refor-
quedaron en un descampado institucional. Como
mas demandaban una operación política mayor,
ha dicho Pablo Ortúzar, resultaban demasiado
de diálogo social, de escucha, de rearticulación
pobres para el mercado y demasiado ricos para
de un discurso colectivo, de atención a temores
el Estado. Es decir, enfrentaban dificultades para
fundados que tenían las personas. Y ojo: la Nueva
acceder a los beneficios de una u otra institucio-
Mayoría logró aprobar la mayoría de sus refor-
nalidad y muchas veces les tocaba lo peor de am-
mas, ese no fue el problema. El problema fue que
bos mundos. Y esto significaba que su capacidad
la sociedad no se reconoció en ellas”1.
para estabilizar expectativas es mínima: vivían
Por otro lado, resulta fantasioso pensar que la
al límite de sus capacidades de deuda y gasto,
institucionalidad chilena permitiría avanzar ha-
temerosos de que cualquier paso en falso los lle-
cia una especie de Estado de bienestar nórdico en
vara de vuelta a la pobreza, encontrando serias
poco tiempo. El Estado chileno requiere reformas
dificultades para ascender hacia posiciones eco-
profundas y progresivas para poder entregar
nómicas acomodadas. No es exagerado afirmar
servicios masivos de buena calidad2. Preten-
que esa es precisamente la situación actual de la
der instalarlo como el único actor legítimo para
mayoría de los chilenos.
ofrecer mayores seguridades y beneficios a las
En efecto, nuestras familias de clase media se
clases medias es un autoengaño que solo pueden
encuentran y se sienten desprotegidas, integra-
permitirse quienes no lo conocen. La forma más
das de manera deficitaria a las instituciones tanto
pragmática y seria de avanzar en ese objetivo
privadas como estatales, con miedo permanente
—proveer mecanismos de estabilización de sus
a volver a la pobreza y cada vez más desesperadas respecto a la posibilidad de ascender socialmente. El vaso se fue rebalsando, primero, por la promesa incumplida de movilidad hacia zonas económicamente seguras a partir de los estudios universitarios (donde el oneroso crédito con aval del Estado tiene mucha responsabilidad). Y, segundo, por la jubilación precaria de la generación
1 Carolina Tohá, “La conversación con el FA va a fluir cuando nosotros definamos quiénes somos”, La Tercera 27 de marzo de 2021, https://www.latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/carolina-toha-la-conversacion-con-el-fa-va-a-fluir-cuando-nosotros-definamos-quienes-somos/5AYJ26PTMRBWTE7Q56EA4YTFZE/ 2 Ver, por ejemplo, Punto y coma número 4.
51
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
expectativas vitales a las clases medias— es ex-
también introduce tensiones y desafíos que las
pandir la capacidad estatal en ciertas áreas, así
empresas deberán afrontar desde la creatividad
como expandir la capacidad de los privados en
y la honestidad. Es tiempo de que nuestros mejo-
otras. Ese es el gran desafío de los próximos años.
res capitalistas pongan en práctica toda aquella
No vivimos, entonces, una fiebre ideologiza-
retórica de “enfrentar lo desconocido” o “adap-
da y masiva por sacar a la empresa del juego, ni
tarse al cambio”, tan presentes en su imaginario.
tampoco se trata necesariamente de que un nuevo pacto social suponga reducir a la empre-
Un capitalismo de mérito y trato justo
sa privada a su mínima expresión. Si políticos y constituyentes intentan algo en esta dirección
La pregunta, entonces, podría ser formula-
es muy probable que el daño generado los haga
da como sigue: ¿cómo hacer más inclusivos y
retroceder al poco andar. La pregunta más bien
legítimos los mercados para las clases medias?
es qué tipo de empresa y qué maneras de llevar
Dado que la empresa está inserta en la sociedad
adelante la actividad económica contribuirán a
e interactúa a diario con las personas, la dimen-
un mejor pacto social. Estas cuestiones cobran
sión de la experiencia cotidiana será crucial para
especial relevancia en un contexto de cam-
reposicionarla frente a los ciudadanos. Lo que
bios globales acelerados, donde la automatiza-
sigue es un intento por esquematizar algunas
ción y la digitalización han cambiado por sí so-
líneas de acción, que no agotan una reflexión de
las ciertas dinámicas que parecían firmemente
largo aliento.
instaladas. Por otra parte, la crisis ambiental 52
Algo básico y obvio es, por supuesto, ofrecer
sus acciones resulten transparentes y compren-
mejores productos y servicios a menores pre-
sibles para la parte más débil. La regulación de
cios. Esto requiere de mercados competitivos y
los contratos de adhesión sobre una base pro-
economías de escala. La pandemia ha genera-
cliente es un ejemplo en ese camino. Pero es solo
do oportunidades en este sentido: el impulso a
un ingrediente de la transparencia y honestidad
la masificación del uso de internet, así como el
que las empresas deben desplegar al momento
desarrollo de redes extensas de repartidores,
de hacer negocios. Esto, porque la mayoría de las
facilita la competencia, mejorando la informa-
personas no está en contra de la búsqueda de ga-
ción, las opciones y la posición del consumidor.
nancias, sino del abuso o engaño para obtener-
También permite a muchos productores reducir
las. Se valora el “trato justo”.
la cantidad de intermediarios en su relación con
El espíritu de un capitalismo democrático y directo es valorado y hace mucha falta en Chile,
los clientes. Pero hay más: la legitimidad de las empresas
donde el trato con el cliente suele ser condes-
se jugará críticamente en la claridad de las reglas
cendiente al borde de la humillación. Un ejemplo
del juego y su cumplimiento, en la transparencia
sencillo de ese capitalismo democrático se pue-
de sus modelos de negocios, de cara al cliente,
de ver en el programa televisivo “El precio de la
y en su integración meritocrática, de cara a los
historia”, de History Channel, de enorme rating
trabajadores. Por otra parte, supone buenos sa-
en América Latina. En él, distintas personas van
larios y mecanismos de resolución de conflictos;
a una casa de empeño en Las Vegas con objetos
también una manera recon-
curiosos que quieren vender
ciliada de dialogar con los
o empeñar. Aunque desco-
lugares donde se insertan. ¿Qué significa mejorar las
La pregunta más bien es qué
nocen su valor de mercado, tienen alguna expectativa al
reglas del juego? De modo
tipo de empresa y qué maneras
respecto. Es decir, hay cier-
general, terminar o justificar
de llevar adelante la actividad
ta asimetría. Lo que ocurre
muy detalladamente aquellos sectores protegidos de nuestra economía, así como
económica contribuirán a un mejor pacto social.
afilar los dientes de la legis-
después es que se confronta dicha expectativa con la realidad: la casa de empeño determina, con o sin ayuda
lación antimonopolios y de la legislación relati-
experta, de qué se trata el objeto y cuál podría
va a los derechos del consumidor. Necesitamos
ser su valor (que puede ser mucho mayor o mu-
mercados que se mantengan competitivos, y no
cho menor de lo que la persona esperaba). Luego
hay mejor fiscalizador de las operaciones de una
de eso, ocurre una negociación entre compra-
empresa que sus clientes: darles más poder es
dor y vendedor, donde el precio final suele ser
un camino seguro para recuperar su confianza y
notoriamente inferior al valor estimado. ¿Por
obligarse a hacer las cosas bien. Tiene que dejar
qué? Porque es difícil encontrar un comprador,
de ser normal la experiencia de empresas rápidas
porque los costos de bodegaje y el riesgo de no
y eficientes para cobrar, pero lentas e ineficaces
encontrarlo serán asumido por la casa de empe-
para cumplir, experiencias que se reiteran en de-
ños y, finalmente, “porque esto es un negocio,
masía en la vida cotidiana.
yo vivo de esto”. El trato es transparente, y el
La transparencia en los modelos de negocios,
cliente puede tomarlo o dejarlo. A pesar de que
entre otras cosas, implica clarificar al consu-
el vendedor puede quedar insatisfecho respec-
midor cómo obtiene sus ganancias la empre-
to de sus expectativas, queda una sensación de
sa. El capitalismo se trata de coordinarse me-
justicia y transparencia en la relación con la casa
diante transacciones basadas en la equivalencia
de empeño.
subjetiva de valor. Pero en un mundo donde una
Otra área crítica, que influye mucho en la ex-
de las partes cuenta con mucha más información
periencia con la empresa, se refiere a la hones-
y poder de mercado que la otra, resulta clave que
tidad en el cálculo de las tasas de interés de los
53
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
préstamos, sobre todo de casas comerciales y del retail. La creciente industria del crédito de consumo del retail es probablemente uno de los nudos críticos del sistema crediticio chileno, pues muchas veces termina generando situaciones de abuso, como las infracciones y malas prácticas en contratación de seguros detectadas por el Sernac3. El crédito fácil no solo tiene efectos económicos. También crea tensiones difíciles de resolver para la vida social. Una sociedad que vive de prestado trabaja para pagar deudas, lo que redunda en un agobio generalizado y en una relación social precaria. La vida, en algún sentido, termina girando en torno a las condiciones que imponen los que prestan, y por el precario contexto de quienes lo solicitan. Con ello, cambia la relación con los bienes y la manera de entender el propio trabajo para una proporción no menor de las familias chilenas. Aunque los informes del Banco Central muestran que entre 2007 y 2017 disminuyó la proporción de hogares con deuda, lo cierto es que han aumentado ciertos indicadores de vulnerabilidad, como la proporción de deuda sobre ingreso, o el destino de los créditos, orientados a pagar consumo corriente en casas comerciales4. Por último, en cuanto a la integración meritocrática de la empresa, parece lógico analizar críticamente la composición de los directorios. Guste o no, hay un fundamento real en la percepción según la cual casi todos los directores de Chile hasta ahora eran hombres de casi la misma edad, salidos de un puñado de colegios, las mismas carreras y las mismas universidades; que viven en los mismos barrios de la misma ciudad y que veranean en las mismas playas y lagos. Y el problema no es solo de percepciones. La homogeneidad de dicha composición implica enormes costos cognitivos y reflexivos para la cabeza de la empresa. Como bien han reconocido distintos autores, más vale un grupo de personas cognitivamente diversas que un grupo de personas
3 Por ejemplo, https://www.sernac.cl/portal/604/ w3-article-4982.html 4 Banco Central de Chile, “Encuesta financiera de Hogares” (Santiago, 2017), https://www.efhweb.cl/.
54
inteligentes que piensan de la misma manera5.
de manera seria y directa a una industria tienen
Desde luego no se trata de imponer una diver-
todo por ganar, frente a una burbuja de títulos en
sidad forzada, ni tampoco de desconocer las in-
proceso de reventar (lo que está siendo acelerado
dispensables competencias técnicas que requiere
por los avances de la inteligencia artificial, como
este rol, pero aquí pareciera haber una oportuni-
explica David Goodhart en Head, Hand, Heart).
dad para repensar el gobierno corporativo desde
La educación técnica, por último, necesita que
el interior de las mismas empresas, que ayude a
la empresa privada se comprometa más abierta-
profesionalizar y diversificar esta instancia.
mente con ella para dejar de ser una injusta “se-
Por otro lado, la empresa debe también hacer frente a la crisis de certificación de nuestro sis-
gunda opción” en la imaginación de las personas respecto a la educación universitaria.
tema escolar y universitario. En Chile, la mayoría de las personas sale de cuarto medio sin enten-
El capital al servicio de las personas
der bien lo que lee ni sabe aritmética básica. El porcentaje en la misma condición que sale de
En definitiva, la empresa chilena, en el ciclo que
la educación universitaria es también cada vez
se avecina, no debería ser un espectador pasivo
mayor, gracias a las dificultades asociadas a su
de las transformaciones sociales, sino un actor
masificación. En suma, Chile está lleno de perso-
clave en ellas. Necesitamos empresas compro-
nas con diplomas que certifican habilidades que
metidas con ampliar los beneficios del mercado
no tienen. Este es un tema clave cuando quiera
hacia las clases medias que buscan mayor esta-
discutirse sobre productividad. Frente a este es-
bilidad en sus expectativas vitales. Y no existe
cenario, la empresa no tiene por qué seguir ape-
mejor forma de proteger las ventajas de la eco-
gada a la lógica burocrática de los títulos. Si el
nomía social de mercado, que tanta prosperi-
sistema de certificación académica es deficiente,
dad trajo durante los últimos treinta años, que
quizá conviene generar los propios sistemas de
someterla a una actitud de reformismo severo y
selección y filtro, que privilegien el esfuerzo y la
exigente. Hay que despertar al jaguar de la siesta:
experiencia por sobre los títulos, que permitan ir
competencia, mérito, honestidad y compromiso
avanzando en la obtención de títulos de la mano
con clientes y trabajadores deben convertirse en
con ir ganando la experiencia que ellos certifican.
el sustento vital de todas nuestras empresas.
Una empresa que pone el mérito por delante a la
Es mucho lo que tiene que cambiar para que
hora de contratar y de ascender, y que abre opor-
el nuevo pacto que el país busca articular no
tunidades de certificación confiable de acuer-
termine siendo un salto al vacío. Y la empresa
do con las propias capacidades, sin duda será
privada tiene mucho que hacer al respecto. Lo
muy valorada por sus trabajadores. Ello sugiere
público no es solo ni principalmente lo estatal:
revisar los criterios de selección y promoción, así
todos —empresas, Estado, ONGs y personas—
como buscar acuerdos distintos y novedosos con
podemos contribuir a la construcción de ese bien
el mundo de la educación superior. A su vez, los
común. Llegó la hora de demostrarlo.
liceos, institutos y universidades que se vinculen 5 Por ejemplo, Daniel Innerarity, Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2020).
Rodrigo Pérez de Arce es abogado y magíster en sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es subdirector de desarrollo del IES. 55
L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NTRE V IS TA
EMMANUELLE BAROZET:
“La vulnerabilidad ha sido el sello de gran parte de los segmentos medios en Chile” POR CATALINA SILES
56
La socióloga y académica de la Universidad de Chile ha investigado durante años un tema central de la actualidad nacional: las clases medias. En esta entrevista, Barozet reflexiona sobre la configuración de estos sectores y su posición en el entramado social, sobre sus aspiraciones y temores, particularmente ante la crisis política, económica y sanitaria actual, y sobre el lugar que deberían ocupar en la construcción de un nuevo pacto social para Chile.
¿Quiénes conforman la clase media actualmente? ¿Es Chile un país mesocrático como suele afirmarse? La respuesta no es sencilla. La crisis del Covid-19
Con el crecimiento sostenido desde los no-
ha significado para muchas personas la pérdi-
venta, en Chile muchas personas se sintieron de
da de su empleo o de sus ingresos. La sociedad
clase media y así se les describía desde la política
chilena está en recomposición y no sabemos aún
pública. Las mediciones más optimistas antes de
si una vez pasada la crisis tendremos la misma
la crisis señalaban que en Chile un 70% de perso-
estratificación que antes. Tradicionalmente, los
nas eran de clase media1; otras, más restrictivas,
grupos de clase media corresponden a quienes no
consideraban que no superaba el 45%2. Por ello,
son ricos ni pobres, es decir un grupo intermedio. Son personas calificadas desde el punto de vista profesional. Para el gobierno, desde el punto de vista de los ingresos, son hogares que en 2019 tenían ingresos por hogar entre $626.000 y $2.500.000, con tres segmentos dentro de este gran grupo: clase media-baja, media-media y media-alta.
1 Libertad y Desarrollo, Hacia una definición de clase media en Chile (Santiago: Libertad y Desarrollo, 2019). 2 Emmanuelle Barozet, Marcelo Boado e Idelfonso Marques-Perales, “The measurement of social stratification: comparative perspectives between Europe and Latin America”, en López-Roldán, y Fachelli (eds.), Towards a Comparative Analysis of Social Inequalities between Europe and Latin America (Berlín: Springer, 2020)
57
L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NTRE V IS TA
con los altos niveles de desigualdad, con los inte-
En varias ocasiones ha recalcado que no es
grantes de mi equipo consideramos que Chile no
posible hablar de una clase media sino de
ha sido mayoritariamente una sociedad de clase
clases medias en plural, debido a la enorme
media. De hecho, en 2016 observamos que cada
heterogeneidad de los grupos que la conforman.
vez más personas se identifican con los grupos bajos de la sociedad3.
Objetivamente, coexisten varios grupos dentro
Más allá de las diferencias entre mediciones
del amplio sector de clase media. Estos segmen-
y enfoques, desde que el costo de la vida subió y
tos tienen poco en común, pues una familia que
se han acumulado frustraciones en la última dé-
tiene $700.000 de ingresos mensuales tiene po-
cada, existe más reflexión en el espacio público
cas opciones de elección o de inversión, mientras
sobre lo que son “objetivamente” las clases me-
una familia que gana $2.500.000 tendrá oportu-
dias. Lo central es que no existe una sola forma
nidades objetivamente mejores en una sociedad
de definirla, lo que puede resultar un poco frus-
donde los servicios básicos como educación, sa-
trante, pero cabe entender que es un terreno en
lud y pensiones dependen de los ingresos. Pero
disputa.
los estilos de vida no se relacionan solo con los ingresos: tienen que ver con el trabajo, el lugar
¿Cómo la definiría?
de residencia, quién se hace cargo de los cuidados, el sexo, el origen étnico, las formas de con-
Desde la economía y la política pública es usual
sumo, etc.
definir la clase media como quienes no son ni ricos ni pobres. Antes de la doble crisis del estalli-
¿Tienen algún elemento común?
do y la pandemia se consideraba que en Chile un quinto de la población era pobre (Ministerio de
Desde un punto de vista subjetivo o de los imagi-
Desarrollo Social, 2018), aunque las cifras de la
narios sociales, los distintos segmentos de clase
CASEN 2020 nos darán un panorama más ajusta-
media sí tienen algo en común. Ser de clase me-
do de esa realidad. Por lo tanto, si excluimos a los
dia es un estatus deseado (y en algunos casos al-
pobres y al 10% más rico, la clase media en Chile
canzado, por lo menos antes de la crisis); opera
representaba el 69% de la población. Esta forma
sobre una sensación o un horizonte de seguri-
de medición es común, particularmente en or-
dad, a lo menos relativa. Los pilares de esta esta-
ganismos internacionales, que buscan compa-
bilidad, para el caso de Chile, son: una sociedad
raciones más que el detalle interno de cada país.
con empleos estables; sueldos que permitan un
Desde la sociología usamos mediciones basa-
vivir “decente”; ser propietario de una vivienda;
das en la ocupación, definida no solo por el oficio
tener una red de protección social que evite la
mismo, sino que el nivel educacional requerido y
caída en la pobreza en caso de desempleo, enfer-
las habilidades en el oficio. Desde este punto de
medad o jubilación; un sistema educacional que
vista, son clase media las personas que tienen
ofrezca movilidad; el reconocimiento del esfuer-
ocupaciones calificadas, en general trabajo de
zo. Esto alimentó al Chile de los noventa y 2000,
oficina o independientes con pocos empleados.
pero el esfuerzo por llegar a ese estatus fue cada
Estos grupos desde esa medición no superaban el
vez mayor, por el costo de los servicios de salud,
45% de la población antes de la crisis.
de educación, las bajas jubilaciones, el aumento de los precios (en especial de la vivienda) y la mayor carga financiera del endeudamiento. Los grupos más vulnerables de clase media veían con dificultad mantener lo poco acumulado y que la promesa del progreso y la estabilidad no
3 Óscar Mac-Clure et al., “Encontrar la posición de uno mismo en la sociedad: una encuesta basada en viñetas”, Revista Brasileira de Ciencias Sociaes, 34 (99).
58
se cumplía para muchos de ellos. Sentir que uno se esfuerza sin llegar a la meta pasó a ser parte
del relato común pero vivido como sufrimiento
hijos, quienes, a través de la educación supe-
privado en los últimos años.
rior y fundamentalmente universitaria, llegarían a tener un mejor pasar que sus padres. Solo
¿Qué consecuencias tiene esta diversidad al
los grupos más altos en las clases medias se han
momento de aproximarse a ellas políticamente?
mantenido alejados de este miedo constante.
Durante varias décadas, apelar a la clase media
¿Y la actual crisis ha cambiado el escenario?
era como un mantra positivo, que reflejaba la posibilidad de llegar a ese estatus tan anhela-
Hoy en día el panorama es más borroso. Con la
do. Siendo estos grupos bastante pragmáticos y
pandemia las prioridades han cambiado. Si bien
habiendo asumido que la mejora de su situación
los integrantes de las clases medias siempre su-
depende de la buena salud del mercado laboral,
pieron que su estatus era precario, la crisis sa-
funcionó bien el discurso de la libertad de educa-
nitaria mostró cuán frágil era. Desde el inicio de
ción, del emprendimiento y de acceder a servi-
la pandemia los miedos más inmediatos son la
cios privados para una mejor atención.
muerte, la enfermedad, el desempleo y cómo ge-
A pesar de la diversidad de los distintos seg-
nerar ingresos en el día a día, junto con el futuro
mentos de clase media, como gran parte de este
de los hijos. Recientemente se empezó a entregar
amplio grupo vivió mejoras sensibles (aunque
beneficios cuasi universales, pero desde el inicio
a crédito), este discurso funcionaba en el plano
de la pandemia muchas familias de clase media
político, por lo menos hasta
han recibido fondos parcia-
poco antes del estallido. El
les, complejos de obtener y
problema es que desde las
muchas veces a destiempo.
élites no se logró captar que
Sentir que uno se esfuerza
importantes grupos de clase
sin llegar a la meta pasó a
un salvavidas temporal, pero
media lograron ese estatus
ser parte del relato común,
han dinamitado el futuro de
solo de forma precaria y con altas tasas de endeudamiento. Muchos se sentían en as-
pero vivido como sufrimiento privado en los últimos años.
censo, hasta que la situación
Los retiros del 10% han sido
un sistema de pensiones ya ineficiente. ¿Qué visión tienen estas
se puso más compleja desde mediados del 2010,
clases medias sobre la meritocracia? ¿Cuál es su
con el fin del superciclo del cobre y la desacele-
posición frente al logro y la adscripción?
ración de la economía. Entre los años noventa y mediados del 2010, el ¿Cuáles son las aspiraciones, demandas y
discurso del mérito se ancló en el conjunto de la
miedos de estas clases medias? ¿O no hay
sociedad chilena. Se encuentra en todos los gru-
elementos que las unifique?
pos: desde los pobres hasta la élite, todos explican que lo que han construido ha sido por su
Antes de la crisis, lo que observamos en nuestra
propio esfuerzo. Pocos valoran el rol del Estado
investigación fue fundamentalmente una aspi-
y todos narran una historia familiar sacrificada.
ración a la estabilidad, a no estar ahogado por
En la clase media, se hipervaloran los estudios
las deudas y tener una proyección de ascenso,
como una fórmula cuasi mágica de superarse
muchas veces no para uno, sino para los hijos.
generación tras generación, aunque el costo sea
La gran ansiedad era el miedo a resbalar, porque
demasiado alto. Hasta la pandemia, el retorno en
muchas veces la capacidad de consumo estaba
términos de mercado laboral era mejor para los
arraigada en el endeudamiento como extensión del sueldo4. El ascenso estaba pensado para los
4 Alejandro Marambio, “Narratives of Social Mobility
in the Post-Industrial Working Class and the Use of Credit in Chilean Households”, Revue de la Régulation, en línea.
59
L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NTRE V IS TA
profesionales que para los no profesionales, pero los títulos ya no valen lo mismo que antes de la explosión del sistema universitaria, a menos que se provenga de un colegio o una universidad de élite, lo que no es el grueso de las clases medias. Los escándalos de colusión y del financiamiento de la política han degradado la idea entre los sectores medios de que pueden acceder a más y mejores posiciones, pues se sabe que la élite blinda las posiciones de poder. El estallido es también una respuesta al cansancio de saber que el mérito no lo puede todo frente al nepotismo, el amiguismo y el pituto en la élite chilena. ¿Qué
papel
ha
jugado
el
Estado
en
la
configuración de estas clases medias? Desde los años noventa y hasta el estallido el Estado ha jugado un papel no menor en el ascenso o consolidación de las clases medias, pero sus integrantes no lo perciben así. El Estado chileno ha invertido en educación y salud de forma sostenida, lo que, mezclado con políticas proempleo, ha permitido una movilidad social intra e intergeneracional, aunque de corto alcance. Sin embargo, el discurso liberal respecto de la libertad de emprender, del valor del esfuerzo y de la competencia se ha sumado a que, para obtener servicios de buena calidad, cabe pagar por ellos. Con jornadas laborales largas, se consolida la idea de que todo lo que se consigue es por esfuerzo propio en el mercado, con un Estado ausente. Todas las narrativas en los distintos grupos de clase media en las últimas décadas están cruzadas por esa idea del esfuerzo propio en el trabajo (“rascarse con las propias uñas”) y el estudio (“quemarse las pestañas estudiando”), en un registro sacrificial donde existe poco gozo u ocio. Para las clases medias, si bien hubo pocos programas de apoyo debido a la focalización en los sectores más pobres y vulnerables, sí existieron programas de ayuda a la compra o al arriendo de la vivienda. También la extensión del plan AUGE permitió algunas garantías en salud, pero con un claro déficit frente a los servicios privados.
60
¿Eso le da un rol relevante también al mercado?
requerirá varias iteraciones, pues estamos en una situación crítica: una parte importante de
El mercado ha jugado un papel central en la
la sociedad chilena, particularmente las clases
vida de los chilenos y las chilenas de clase me-
medias, ha demostrado lo que ya no quiere me-
dia. Considerando la menor calidad del sistema
diante el estallido. Con el plebiscito de octubre
público en servicios centrales como la salud o la
de 2020 y las elecciones de mayo del 2021 nos
educación, los créditos bancarios, de tiendas co-
acercamos un poco más a lo que quieren, pero
merciales o de otros prestadores, al tener pocas
faltan las elecciones parlamentarias y presiden-
regulaciones, se volvieron una carga para mu-
ciales de 2021, por lo que estamos recién des-
chas familias, particularmente para las de los
pejando el camino hacia el nuevo pacto social.
segmentos bajos de las clases medias. En resu-
Todo indica, como ocurre a nivel global, que se
men, existe una ambigüedad frente al mercado:
dará un reequilibrio a favor del Estado, propio de
ofrece servicios apetecidos,
los países con clases medias
de buena calidad y rápidos,
más consolidadas, pero sin
pero caros y muchas veces
cortar demasiada libertad ni
imposibles de pagar al con-
Con jornadas laborales largas,
nivelar hacia abajo. Como lo
tado, lo que no es sosteni-
se consolida la idea de que
planteó sintéticamente uno
ble en el largo plazo. En la medida en que aparecieron escándalos
y
colusiones,
el tema del lucro se volvió
todo lo que se consigue es por esfuerzo propio en el mercado, con un Estado ausente.
de nuestros entrevistados sobre lo que esperaba a futuro: un socialismo individualista.
parte de la crítica frente a los abusos del mercado, particularmente en los
¿Qué rol puede tener la sociedad civil en este
ámbitos vitales como la salud, la educación y las
sentido?
pensiones, revelando cierto capitalismo monopólico y abusivo.
El rol de la sociedad civil seguirá siendo central debido a la necesidad de buscar nuevas formas
¿Qué rol debiesen jugar estas instituciones en la
de tomar decisiones. Una de las grandes leccio-
consolidación de estos grupos sociales de cara
nes de las protestas del 2011 al 2019, que abarca
al futuro?
el movimiento estudiantil, medioambiental, por las pensiones, feminista y minorías sexuales,
La convención delimitará los grandes principios
movimientos indígenas, entre otros, es ocupar la
y la hoja general de ruta, pero la definición del
calle como forma de conquistar la agenda políti-
equilibrio entre Estado y mercado en la provisión
ca. Esto se relaciona con la crisis de la democracia
de servicios demorará unos años en estabilizar-
representativa, que no logra entregar respuestas
se, pues depende del acomodo de la legislación,
a tiempo, y a la desconexión de la élite chilena del
de los reglamentos y de los prestadores de ser-
proceso que vive el país.
vicios. La elaboración de un nuevo pacto social 61
En su trabajo advierte que uno de los problemas
¿Cómo puede enfrentarse la crisis de las clases
más acuciantes a los que se enfrenta la clase
medias? ¿Cuáles debieran ser las políticas
media es su vulnerabilidad.
prioritarias en esta línea?
La vulnerabilidad ha sido el sello de gran par-
En el momento actual lo principal es la recupera-
te de los segmentos medios en Chile desde los
ción del empleo. Ha habido señales de ello, pero
años noventa, por los sueldos bajos y porque la
no necesariamente con la calidad del empleo
prosperidad relativa solo se podía mantener con
prepandemia, y menos aún para las mujeres.
deudas. “Ser de clase media” era un estatus tem-
Las políticas deberían enfocarse primero en ello,
poral para muchos, cuando a lo que se aspira es
considerando que por ahora las medidas sociales
a una condición estable. Hoy en día, una parte
de apoyo son limitadas y no se podrán mantener
menor de la clase media ha logrado mantener-
en el tiempo sin una mayor recaudación fiscal.
se a flote. Se trata de personas que tienen un
En los últimos años hemos visto muchas deman-
empleo protegido con contrato y que han podi-
das que apuntan a un rol activo del Estado en la
do volcarse al teletrabajo, pero es una minoría.
entrega de beneficios en los ámbitos más bási-
Muchos han perdido estatus y otros han caído en
cos de la vida, pero encontrar el equilibrio entre
la pobreza, aunque no conocemos las cifras más
Estado y mercado es lo prioritario en cuanto a lo
recientes. Si esto no se revierte de aquí al próxi-
que viene. También encontrar una proporción
mo año es probable que enfrentemos una situa-
sana entre gasto y recaudación tomará años, por
ción de pauperización de una parte de las clases
lo que es difícil señalar prioridades si no se sabe
medias. En las últimas décadas este escenario en
cómo se financiarán.
América Latina ha abierto la puerta al populismo. Esperemos que no sea el caso de Chile.
62
¿Cuál es la posición de estas clases medias
las últimas elecciones, cabe considerar las al-
respecto a la crisis política en la que nos
tas tasas de abstención y que, fuera de los gru-
encontramos?
pos más ideologizados, las clases medias son bastante pragmáticas detrás de la demanda por
Luego del estallido y con el desarrollo de la pan-
dignidad. Los clivajes políticos de clase son muy
demia se redefinieron con mayor precisión las
difusos desde hace unos veinte años y eso debe-
demandas de los sectores medios hacia el Esta-
ría mantenerse.
do, pero existe cierta ambigüedad, pues se sabe que se quiere más apoyo del Estado, siempre y
¿Qué lugar deben ocupar estos grupos en el
cuando entregue servicios de buena calidad, pero
nuevo pacto social?
no se sabe cómo se financiarán esos gastos ni qué tipo de servicios se entregarán. Ahí podemos
Si buscamos un pacto social equilibrado y
señalar dos episodios que muestran la compleji-
duradero, se debe tomar en consideración prio-
dad de las demandas de las clases medias frente
ritariamente los grupos más necesitados. El pro-
al Estado: en 2014, en el marco de la reforma del
blema es que hoy, con la crisis, las demandas son
sistema escolar que buscaba eliminar el copago
muchas. Las clases medias tienen un papel cen-
y limitar la segregación, aparece la Confedera-
tral, porque comparten demandas de más Estado
ción de Padres y Apoderados de Colegios Par-
con sectores populares o pobres, pero se trata de
ticulares Subvencionados (Confepa), quienes
una alianza de circunstancia. El lugar central so-
prefieren pagar por la educación de sus hijos con
bre el cual debemos reflexionar es el aporte de las
tal de elegir a sus compañeros. Se observa esta
élites al conjunto de la sociedad. Han obtenido
ambigüedad también en 2020, cuando bajo la
muchas ventajas del modelo. Si las clases medias
presión de la calle y de la oposición, el gobierno
logran posicionarse y demandar solidaridad in-
autoriza que las personas retiren el 10% de sus
terclases puede que nos vaya bien. Si cada grupo
ahorros previsionales para hacer frente a la crisis
se atrinchera en sus demandas, nos irá mal. La
del Covid-19. El principal argumento de los coti-
encrucijada actual es la siguiente: en su histo-
zantes no es la puesta en funcionamiento de un
ria, Chile ha optado o por el crecimiento o por la
sistema de pensiones solidario, garantizado por
igualdad. Hoy se pide un país que pueda ofrecer
lo menos en parte por el Estado, sino “recuperar
los dos simultáneamente. Satisfacer demandas
lo que es de uno”, puesto que el ahorro previsio-
de clase media cuando debemos volver también
nal es considerado como un ahorro forzado y en
a la superación de la pobreza exigirá esfuerzos de
muchos casos ilegítimo.
todos, pues la torta no es tan grande.
¿Y es posible situarla ideológicamente? Si bien los partidos de izquierda y los independientes han tenido importantes resultados en
63
Somos continentes Los contextos de la subsidiariedad JORGE FÁBREGA
64
D
e la protección a la autonomía de los
grupos intermedios “No somos islas, somos continentes” remata-
rápidos ni tampoco los más fuertes. Puestos a
ba mi profesor de historia en señal inequívoca
competir vis a vis con miembros de otras espe-
de que estaba terminando la clase. Junto a mis
cies, no habríamos conquistado el planeta. Si lo
compañeros, con esa frase nos sacudíamos la
hicimos es porque desde los primeros tiempos
modorra adolescente y nos preparábamos para
de nuestra evolución cooperamos y formamos
disfrutar del recreo. En el patio se formaban gru-
grupos. Y en ellos construimos códigos de con-
pos, algunos más estables, otros esporádicos.
ducta, lenguajes, jerarquías y aprendizajes, entre
Yo era de los que iba directo a la cancha. Allí me
otras cosas.
hice de amigos de otros cursos y luego de otros
La unidad esencial de lo humano acontece en
colegios, del barrio y de otras partes. Jugar a la
ese continente que somos cuando estamos con
pelota era mi pasaporte hacia la sociabilidad, al
otros. No en la isla que cada uno, a veces, cree
encuentro con otros. Todo partía en la cancha y
ser. Somos comunidades. En ellas, adquirimos
luego continuaba en conversaciones infinitas
y formamos nuestras identidades como perso-
entre asados y bares. Allí construí amistades de
nas y como grupos, pueblos, naciones; en suma,
largo plazo, profundamente improductivas e in-
como humanos.
eficientes y, por eso mismo, imperdibles, adorables, gratuitas, vitales.
Hay un propósito en cada uno de esos grupos que formamos. Un propósito definido por sus
Nada espectacular, debo reconocer. Formar
propios miembros. Algunos son duraderos como
amistades es de lo más normal y democrático
las comunidades de credo, otros esporádicos
que existe. Todos tienen amigos. Pero los tene-
como los que se formaban en los recreos en mi
mos, esencialmente, porque somos humanos. La
colegio. Pero sean cuales sean sus objetivos, en
amistad es tan obvia para nosotros que no repa-
su conjunto, los grupos que formamos son esen-
ramos a menudo en que formar vínculos no re-
ciales tanto para nuestro bienestar individual
productivos y de largo plazo (por ejemplo, hacer
como para nuestra organización en sociedad.
amigos) es algo infrecuente entre otras especies
A esa realidad social se refiere el concepto de
animales. Pero para los humanos está impregna-
“grupos intermedios”: la organización humana
do en nuestros códigos vitales. ¿O debería decir
que está en el largo y vital espacio entre el indivi-
en nuestros genes?
duo y el Estado. Y, por su relevancia en nuestras
Los humanos creamos relaciones de largo pla-
vidas, es que tiene sentido que las bases consti-
zo que nos vinculan unos a otros por fines que
tucionales de un Estado democrático les reco-
transcienden la mera biología. Creamos comu-
nozcan autonomía a dichos grupos intermedios
nidades y sociedades. Hacerlo está incrustado en
para llevar adelante los fines específicos que de-
nuestra evolución. No somos los animales más
seen perseguir.
65
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
Ahora bien, hay una clase específica de gru-
creación de la educación formal de los Estados
pos intermedios cuya relevancia trasciende a
modernos y los voluntariados se han desplegado
sus miembros. Esa clase específica es la con-
en innumerables épocas y lugares precisamente
formada por organizaciones que producen bie-
allí donde la debilidad del Estado le ha impedido
nes y servicios en que el conjunto de la socie-
instalarse para generar su propia oferta o pro-
dad tiene interés; ya sea porque las considera
mocionar alguna.
derechos ciudadanos o porque le interesa su
El hecho de que muchos de esos grupos inter-
promoción en pos del desarrollo de la sociedad.
medios provean esos bienes y servicios sugiere
Un caso de lo primero es, hoy por hoy, la edu-
que no solo hay un ámbito de autonomía de esos
cación básica y media; un caso de lo segundo es
grupos que debe protegerse, sino además que es
la educación de postgrado. En ese caso estamos
socialmente deseable potenciar el desarrollo de
ante organizaciones que participan de lo públi-
esas organizaciones.
co, es decir, de lo común a todos. Detengámonos en ellas.
Ahora bien, al considerar la participación de grupos intermedios en lo público, la reflexión ya no se enfoca únicamente en la protección y pro-
De los grupos intermedios que participan en
moción de su autonomía, sino también en cómo
lo público
la sociedad promueve que existan esos bienes y servicios de cuya provisión estos grupos parti-
Las organizaciones voluntarias creadas para
cipan. Por ejemplo, pensemos en el caso de una
dar bienestar a grupos de la
organización
cuarta edad, para proveer
dedicada a enseñar a leer
servicios de salud y apoyo emocional a personas con
Los grupos que voluntariamente
cáncer o para formar a niñas
creamos, esos que ocupan
y niños en establecimien-
aquel largo espacio vital entre
tos educacionales son todos casos de grupos intermedios que participan de lo público.
el individuo y el Estado, no son mero accidente de la vida social.
La actividad que realizan no
voluntaria
y escribir. En una sociedad democrática se debe proteger la autonomía de dicha organización
para
definir
el modo de llevar a cabo su actividad; pero, al mismo tiempo, se debe proteger el bien público que consiste
solo tiene por finalidad darle sentido a los miem-
en tener una población alfabetizada. Estas dos
bros que voluntariamente han conformado esos
ideas pueden estar alineadas o no. Si lo están, un
grupos, sino también entregar algo que la socie-
subsidio o apoyo a la existencia de esos grupos
dad valora para otros de sus miembros (benefi-
intermedios permite lograr ambos objetivos, al
ciarios) o el conjunto de ella. Por ejemplo, si un
menos parcialmente. Pero, si no lo están, hay
grupo se organiza en la defensa del medioam-
una potencial tensión que debe resolverse.
biente a través del reciclaje y la sustentabilidad
En la práctica, la solución de esa tensión puede
productiva, el éxito de su tarea no solo da cohe-
implicar que, para garantizar que el bien público
rencia y sentido a la razón de ser del grupo, sino
se provea, se pase por encima de la autonomía de
también contribuye a la provisión de un tipo de
los grupos intermedios o, en sentido inverso, que
bien que beneficia al conjunto de la sociedad (un
por respetar dicha autonomía no se provea a los
medioambiente sustentable).
miembros de la comunidad política aquello que
En la historia humana, la existencia de esas organizaciones voluntarias que participan de
se ha definido como derecho de sus integrantes. ¿Qué hacer para resolver este dilema?
lo público ha trascendido y muchas veces antecedido a la organización formal de la sociedad
Lo que no se debe hacer: el régimen de lo público
mediante el Estado. Al respecto, un caso evidente son los establecimientos educacionales. Así,
En los últimos años, ha habido mucha confusión
por ejemplo, las universidades precedieron a la
en esta materia en Chile, y hay un libro (El otro
66
modelo) que ha contribuido a ello1. En él, cinco
autonomía de los grupos intermedios, sean cua-
académicos exponen y defienden lo que deno-
les sean sus fines específicos. Ante la disyuntiva:
minan el “régimen de lo público”. El libro es
siempre, indican los autores, ha de inclinarse la
atingente aquí porque precisamente ofrece una
balanza hacia el ciudadano. Eso es el régimen de
solución al dilema anterior, así que detengámo-
lo público.
nos un momento en su contenido.
Esto puede sonar como una discusión abstrac-
Escriben los autores que la esfera pública es
ta, pero tiene implicancias prácticas a la hora de
aquella en que “idealmente cada uno recibe lo
pensar en políticas públicas. Doy dos ejemplos:
que necesita, mediante formas de provisión
si un grupo intermedio provee un conjunto de
que se financian con impuestos” (175). Dicha
servicios, pero no ofrece uno adicional que el Es-
provisión, indican más adelante utilizando el
tado desea que se entregue, bajo la solución del
ejemplo de la educación, debe ser una que “tenga
libro se puede justificar el quitarle los recursos
la pretensión de ser igual para todos, en la me-
públicos si no se somete al régimen de lo público.
dida en que todos son ciudadanos, porque todos
Por ejemplo, se justificaría que una institución
tienen el mismo derecho. Esto implica un crite-
como la red de salud de la Universidad Católica
rio universalista: el Estado provee a todos” (181).
no reciba fondos públicos si se niega a practi-
Luego aclaran que proveer estatalmente no es
car abortos por alguna de las tres causales a las
lo mismo que producir estatalmente, razón por
que hoy tienen derecho las mujeres embaraza-
la que no debe confundirse su argumento con la
das en Chile. Es decir, en la protección del inte-
defensa de un tipo de sociedad donde desapare-
rés público se podría forzar a dicho prestador a
cen los grupos intermedios. Eso sería una carica-
llevar a cabo acciones que transgreden los fines
tura de sus postulados.
específicos que le dieron origen o a renunciar a
Sin perjuicio de lo anterior, los “agentes pri-
los recursos que le permiten participar en lo pú-
vados” (ése es el término que usan) deben actuar
blico en una diversidad de otras materias. Ello
siempre bajo lo que denominan régimen de lo
porque bajo la argumentación de los autores,
público. Bajo dicho régimen, el dilema se resuel-
existiendo el derecho, ante la disyuntiva de otro
ve inclinando la balanza hacia la protección del
interés privado, la obligación del proveedor que-
bien o servicio cuya provisión importa al Esta-
da fijada siempre.
do. En palabras de los autores de El otro modelo:
Por otro lado, un grupo intermedio podría
“cuando ese otro interés que el proveedor persi-
perder la autonomía sobre sus fines si una ley
gue está en oposición al interés del ciudadano, el
le obliga a cambiarlos. Por ejemplo, un estable-
régimen de lo público debe preferir siempre el del
cimiento educacional que, tras una conversa-
ciudadano” (200, cursivas mías). Y a consecuen-
ción dentro de la comunidad educativa, decide
cia de ello, no es que desaparezcan los grupos
que quiere incorporar lenguaje inclusivo en sus
intermedios, sino que su autonomía como algo
enseñanzas, podría ver amenazada su autono-
que también debe proteger el Estado es puesta
mía en estas materias si se aprueba una ley que
en entredicho. O planteado de otro modo, el dile-
impida a los establecimientos educacionales ese
ma se resuelve haciéndolo desaparecer en cuan-
tipo de decisiones. Esto es algo que sucederá si
to dilema.
prospera una moción recientemente presenta-
De acuerdo con lo expuesto en el libro, cuan-
da en el Congreso sobre esta materia (véase el
do hay una disyuntiva como la anterior, ya no es
boletín 14272-07). Ello porque siempre, bajo el
relevante para el Estado (al menos no del mis-
régimen de lo público, el grupo intermedio debe
mo modo o con igual importancia) proteger la
someter su accionar a lo establecido en las reglas de lo público. ¿Y esas reglas de dónde emanan?
1 Fernando Atria, Guillermo Larraín, José Miguel Benavente, Javier Couso y Alfredo Joignant: El otro modelo. Del orden neoliberal al régimen de lo público (Santiago: Debate, 2013), 386. Las citas son de la tercera edición.
De lo que la comunidad política determine; es decir, del Estado. En suma, el raciocinio de El otro modelo reduce el dilema a un orden lexicográfico donde siempre
67
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
prima la provisión del bien o servicio que el Es-
el respeto a las decisiones que tomen los grupos
tado desea garantizar por sobre la autonomía de
que hemos decidido formar nunca va a desapa-
los grupos intermedios. Por tanto, lo público es
recer, ni va a ser reductible a una regla única y
reducido a lo organizado desde el Estado como
atemporal. No hay modelos. Ni este ni el otro. Lo
expresión concreta de la comunidad política, a
único que podemos garantizar es que habrá con-
partir de lo cual se ordenarán todos los otros po-
flictos y tensiones porque el dilema en torno a
sibles intereses que desee preservar, promover y
garantizar la provisión de un derecho y respetar
proteger dicha comunidad. Y el problema es que
la autonomía de los grupos intermedios no desa-
los grupos que voluntariamente creamos, esos
parece por decreto.
que ocupan aquel largo espacio vital entre el in-
Por lo tanto, a lo que podemos aspirar no es
dividuo y el Estado, no son mero accidente de la
a encontrar “el” modelo, sino a establecer una
vida social: son la unidad básica desde la cual nos
serie de principios universales que deberán ser
constituimos como humanos, como señalé en la
visitados cada vez que nos confrontemos en un
primera parte de este texto.
conflicto entre garantizar provisión de bienes y
Y si no es a partir del régimen de lo público,
servicios de interés público y garantizar la pro-
¿significa esto que el dilema se resuelve al revés,
tección de la autonomía de los grupos inter-
esto es, privilegiando siempre la autonomía de
medios. Es decir, ante dilemas reales, debemos
los grupos intermedios? Claramente no. Una so-
pensar en principios universales, pero en solu-
ciedad debe retener su capacidad de hacer exigi-
ciones contextuales. Lo que tiene que garantizar
ble la provisión de los bienes
una comunidad política es
públicos que desea garanti-
la posibilidad de poner en la
zar y, por lo tanto, tiene que permanecer
una
ventana
abierta para exigir a un gru-
El dilema en torno a garantizar la provisión de un derecho
balanza estos dos objetivos para poder decidir según el mérito de cada contexto.
po intermedio la entrega de
y respetar la autonomía de
esos bienes y servicios cuan-
los grupos intermedios no
tamos es establecer premi-
do no es posible su provisión
desaparece por decreto.
sas que enmarquen las dis-
de otro modo.
Por lo tanto, lo que necesi-
cusiones en estas materias. A la luz de lo expuesto, son
El problema no es, por lo tanto, que las conclusiones a las que lleva el de-
dos las premisas que emanan de la discusión. Las
nominado régimen de lo público no sean aplica-
que podemos resumir así: Premisa 1: La comuni-
bles en algunos contextos específicos. El proble-
dad política debe promover y proteger los gru-
ma es que el dilema es real y no se le resuelve a
pos intermedios que sus integrantes libremente
priori para todo posible contexto (que es lo que
deciden crear para los fines que autónomamente
sugieren los autores). Entonces, ¿qué es lo que sí
decidan establecer. Premisa 2: La comunidad po-
hay que hacer? Vamos a eso en la última sección
lítica debe procurar que sus miembros obtengan
de este texto.
los bienes y servicios que ella haya definido como sus derechos.
Principios universales, prácticas contextuales
Cuando las premisas 1 y 2 no están en conflicto, no hay mucho debate en el cual detener-
Como somos continentes y no meras islas, debe-
se. Pero cuando entran en conflicto, debemos
mos proteger nuestra libertad de asociarnos para
tener mecanismos para resolver según los mé-
los fines que deseemos perseguir; y precisamen-
ritos del caso. De modo tal que quienes en esa
te porque somos continentes y no islas, nues-
ocasión defiendan la prioridad de la primera o la
tros destinos no estarán vinculados únicamente
segunda premisa puedan exponer sus puntos de
con aquellos con los que elegimos convivir. La
vista y mediante los mecanismos de resolución
tensión entre los derechos sociales que como
establecidos por la comunidad política se deci-
comunidad política hemos decidido proveer y
da caso a caso. Las premisas anteriores pueden
68
ser articuladas del siguiente modo: el Estado
de un concepto que, sin absorber la autonomía
debe proteger y apoyar las organizaciones que
de las personas y sus grupos bajo la acción vo-
la sociedad civil crea allí donde estas enfrenten
luntarista del Estado, sostiene la urgencia y la
dificultades para el desarrollo de sus potenciali-
necesidad de la acción solidaria de los miembros
dades, pero también el Estado debe poder exigir
de una comunidad política para proveer justicia
a dichas organizaciones, bajo ciertas circunstan-
social para todos los miembros de la sociedad.
cias, la provisión solidaria de aquellos bienes y
Es más, ese principio ya existe en nuestro marco
servicios que la comunidad política ha estableci-
constitucional. Así, por ejemplo, bajo el principio
do como derechos.
de subsidiariedad se podría justificar que la au-
Hay una buena y dos malas noticias respec-
tonomía de un grupo intermedio sea parcial-
to a esta idea. La buena es que no necesitamos
mente limitada si sucede que tal grupo provee un
crear ningún concepto nuevo para elaborar lo
bien o servicio de interés público, pero al hacerlo
anterior en un principio, porque ese concepto
excluye discrecionalmente a personas que tie-
ya existe y tiene una larga tradición que parte
nen derecho a ese bien o servicio. Por ejemplo, se
probablemente en Aristóteles, pero que alcan-
podría justificar que no hay una transgresión del
zó su expresión más elocuente y concreta tras la
principio de subsidiariedad al cambiar el meca-
encíclica Rerum Novarum a finales del siglo XIX.
nismo de admisión a establecimientos escolares
Ese concepto se llama subsidiariedad2. Se trata
2 Para una revisión detallada sobre el concepto, véase el libro publicado por el IES en el 2015, Subsidiarie-
dad. Más allá del Estado y del mercado, editado por Pablo Ortúzar. Además, puede revisar una reseña que hice del libro en “Subsidiariedad: el eslabón olvidado” en Estudios Públicos 140, 165-174.
69
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . E NSAYO
desde uno definido por cada comunidad escolar a otro definido centralizadamente desde el Estado, en la medida que los fines que dichas comunidades se hayan dado para sí (haciendo uso de su libertad de enseñanza) no estén siendo violados y, al mismo tiempo, se esté garantizado el acceso a la educación (en cuanto derecho) para todas las personas en la edad correspondiente en igualdad de condiciones. De hecho, este tema fue debatido en Chile el año 2015, en el marco de la denominada Ley de Inclusión, y fue llevado al Tribunal Constitucional, el cual rechazó todos los argumentos que sostenían que la ley era inconstitucional porque violaba la autonomía de los grupos intermedios (establecimientos educacionales privados, en este caso). En la misma sentencia, sin embargo, el Tribunal Constitucional protegió la libertad de enseñanza (esto es, el derecho a la fijación de los propios fines de los grupos intermedios) rechazando los incisos de la ley que limitaban a priori dicha libertad supeditándola a lo establecido en otra ley sobre discriminación arbitraria (conocida como ley Zamudio)3. En breve, la sentencia indicó que era constitucional el sistema de admisión centralizado que hoy en día existe para todos los establecimientos educacionales que reciben fondos públicos, pero obligó a modificar la ley en lo relativo a prácticas discriminatorias. Así, por ejemplo, si alguien quiere que su pupilo ingrese a una comunidad escolar que autónomamente decidió educar solo a mujeres, no puede exigir su admisión en virtud de la no discriminación (protegiendo así la libertad de enseñanza del establecimiento), pero si se siente discriminado puede apelar en los tribunales de justicia sobre la base de la ley Zamudio4.
3 Véase la sentencia en el Rol N° 2787-15-CPT del Tribunal Constitucional. 4 Adicionalmente, al momento de redactar este artículo aún no se conoce el detalle de la sentencia del Rol N° 10.270-21 en que el tribunal habría declarado que el prohibir la selección en primero básico podía tener como excepción a los estudiantes que ingresaban vía pre-kinder al mismo establecimiento. Protegiendo de este modo la libertad de enseñanza y la autonomía del proyecto educativo del establecimiento.
70
Ahora bien, como decía anteriormente, tam-
Lo medular, sin embargo, es que las dos pre-
bién hay dos malas noticias asociadas al princi-
misas indicadas arriba, y que son las que dan
pio de subsidiariedad. La primera es que, como
significado al principio de subsidiariedad, abren
me decía un amigo no hace mucho, el concepto
espacios para el desarrollo de los continentes
de subsidiariedad es tan feo que es práctica-
que somos y, por lo tanto, a organizarnos como
mente imposible hablar bien de él. La segunda
la sociedad civil que queramos ser. Esto, por otro
es que, particularmente en Chile, el concepto de
lado, nos convoca como miembros de una comu-
subsidiariedad ha sido tan mal entendido en el
nidad política a ser parte de la construcción de la
debate público que su significado original se ha
justicia social.
perdido por completo. Sobre el primer problema
Por lo tanto, si estas premisas son recogidas
no hay nada que hacer, pero el segundo requiere
por nuestras reglas fundamentales y los proce-
ser atendido.
dimientos para dirimir entre ellas son institu-
En Chile, usualmente se ha entendido el prin-
cionalizados, cada generación y en cada contexto
cipio de subsidiariedad solo como una limitación
deberá evaluar en su propio mérito cómo
al Estado. Es decir, este no debería interferir en
resolver las disputas que emerjan. Y esto debe
la autonomía de los grupos intermedios y solo
ser así porque sencillamente no hay soluciones
debería interceder cuando estos fallan. Este error
institucionales o económicas universales fren-
es muy común. Por ejemplo, el 6 de marzo pa-
te a dilemas sociales reales y concretos. No hay
sado, el profesor Agustín
modelos que nos ahorren el
Squella escribía en su cuenta
tener que encontrarnos para
de Twitter: “Un Estado sub-
dirimir nuestras diferencias.
sidiario es como un jugador
El concepto de subsidiariedad
en la banca al que solo se le
ha sido tan mal entendido
lo que podemos aspirar es a
pide quitarse el buzo cuan-
en el debate público que su
que las reglas que nos demos
do queda una grande en el campo de juego…” . Y, en 5
general, en nuestra sociedad
significado original se ha perdido por completo.
Y, por lo tanto, lo mejor a
nos obliguen a confrontar la pluralidad de nuestras cosmovisiones, a sabiendas de que cada una de ellas será
el concepto “Estado subsidiario” es mal entendido porque se le confunde
tratada con igualdad y justicia en cada caso y por
con otra idea que es completamente diferente: el
su propio mérito. Lo contrario, esto es, la pre-
concepto de “Estado mínimo”. Razones para esta
tensión de resolver a priori mediante una regla
confusión generalizada hay muchas, y varias de
universal (un modelo) los dilemas que irreme-
ellas puedes revisarse en el ya mencionado libro
diablemente surgen generación tras generación
Subsidiariedad. Más allá del Estado y del mercado,
por ser los continentes que somos termina sien-
pero no quisiera ni alcanzo aquí a detenerme en
do una invitación a la dominación, desde el Esta-
esos errores conceptuales. Es un hecho de la cau-
do, de unos sobre otros.
sa que el concepto en Chile goza de mala prensa.
5 Véase https://twitter.com/SquellaAgustin/status/1368345168047398918
Jorge Fábrega es doctor en políticas públicas por la Universidad de Chicago. Es académico de la Universidad del Desarrollo, donde dirige el doctorado en Ciencias de la Complejidad Social. 71
RESCATE
Renovar los derechos humanos MARY ANN GLENDON Y SETH D. KAPLAN
Eleanor Roosevelt sostiene un pliego con la Declaración Universal de Derechos Humanos
Traducción de Álvaro Pezoa
72
La reflexión sobre nuestra reconstrucción democrática exige repensar el modo en que comprendemos los derechos. Ellos representan uno de los temas fundamentales que debe abordar la Convención Constitucional. En ese contexto, vale la pena volver sobre un punto de inflexión: la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada el 10 de diciembre de 1948. Ella es un hito que consolida un arsenal jurídico y conceptual que hace florecer una cultura internacional de los derechos humanos. A 73 años de su entrada en vigencia, Mary Ann Glendon y Seth D. Kaplan ofrecen una lúcida reflexión respecto de sus fortalezas y debilidades, prestando una contribución indispensable a nuestro debate constitucional.
La idea de que algunos derechos pudieran ser
de América Latina, África y Asia. Inspiró a legio-
universales —aplicables a todas las sociedades—
nes de activistas, quienes escribieron reportes,
era controversial. Sin embargo, en las décadas
publicaron artículos, presionaron a políticos, re-
que siguieron, esta idea tuvo una influencia
currieron a las cortes y dieron a conocer abusos.
transformadora en el orden político posterior
Y les dio a los miembros más débiles de cualquier
a la Segunda Guerra Mundial. La Declaración
sociedad un instrumento para amplificar su voz.
Universal de los Derechos Humanos (DUDH),
Pero ahora que la Declaración Universal tie-
el símbolo y la herramienta más prominente de
ne setenta años, la idea de derechos humanos
estos cambios, desafió la visión según la cual la
universales se encuentra en crisis, perdiendo
soberanía proveía un escudo de hierro tras el cual
apoyo interno y externo. Las buenas intencio-
los Estados podían maltratar a sus pueblos sin
nes, los errores honestos, la política del poder y
escrutinio externo. En treinta cortos artículos, la
el oportunismo hecho y derecho han provocado
Declaración dio expresión a profundos anhelos
un creciente escepticismo e, incluso, una reac-
de hombres y mujeres de todas partes, fortale-
ción negativa.
ciendo los movimientos que pronto acarrearían
En el mundo en vías de desarrollo, el modo en
el fin del colonialismo, del apartheid y, eventual-
que los derechos universales han sido promo-
mente, de los gobiernos comunistas tras la Cor-
vidos ha revivido antiguos resentimientos aso-
tina de Hierro. Este instrumento contribuyó a la
ciados con el gobierno colonial. La Corte Penal
ola de democratización que comenzó en la déca-
Internacional se ha enfocado en casos de países
da de los setenta en Europa y se extendió a través
geopolíticamente débiles (africanos), mientras 73
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . RE S C ATE
que gobiernos como el de Siria cometen atro-
masas y el surgimiento de grupos como Amnistía
cidades con poco temor a ser enjuiciados. Los
Internacional. En los Estados Unidos la política
gobiernos occidentales utilizan frecuentemente
de la Guerra Fría, unida a ideales humanistas,
los derechos humanos de maneras que parecen
le dio al asunto una creciente prominencia en
promover sus propios intereses. Y algunos re-
política externa, tanto en la derecha como la iz-
presentantes de los organismos de derechos hu-
quierda, especialmente después de que en 1977 el
manos, resaltando la “justicia internacional”, en
Congreso instalara la oficina de derechos huma-
ocasiones han hecho más difícil resolver conflic-
nos dentro del Departamento de Estado de EEUU
tos, remover dictadores y reconciliar agrupacio-
y el Presidente Jimmy Carter se comprometiera
nes en lugares como Uganda, Sudán y Libia.
explícitamente con la causa en su discurso in-
Mientras tanto, el cinismo respecto de los de-
augural. Ronald Reagan, inicialmente escéptico,
rechos humanos internacionales ha ido aumen-
no dudó en abrazar los derechos humanos en la
tando en las democracias liberales occidentales.
Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU,
en Europa, celebrada en Helsinki.
sucesor de la distinguida Comisión para los De-
El final de la Guerra Fría aumentó la influencia
rechos Humanos que redactó la DUDH, ha sido
de los derechos humanos. La predominancia es-
convincentemente acusado de sesgo y de votar
tadounidense, el ascendiente de la ideología oc-
en bloque. A nivel nacional, intentos por esta-
cidental, una serie de atrocidades y conflictos y
blecer ciertos asuntos políticos complejos como
el aumento del papel que jugaban la ONU y otros
problemas de derechos humanos (por ejemplo,
actores internacionales incitó el crecimiento rá-
si acaso corresponde y de qué manera se debe
pido del activismo a favor de los derechos huma-
limitar la inmigración) alimentan la división y
nos en la década de los noventa. Para el año 2000,
afectan el trabajo necesario para encontrar solu-
existían muchas organizaciones de derechos hu-
ciones que promueven el bien común.
manos integradas por especialistas, activistas, agencias de monitoreo y revistas académicas.
***
Mientras tanto, hubo cambios significativos
¿Cómo es posible que una idea que en algún
de ambición y enfoque. Desde el siglo diecinueve
momento mostró un poder sorprendente cayera
hasta los tramos más tardíos del veinte, la neu-
en descrédito? Tal como lo vemos, hubo tres
tralidad, la reciprocidad y la no interferencia en
etapas: primero, una actitud selectiva respec-
los asuntos de Estados soberanos constituían
to de los derechos, iniciada por las dos super-
principios centrales, como queda demostrado
potencias durante la Guerra Fría; luego, una
por el Comité Internacional de la Cruz Roja. Sin
sobreextensión del concepto, cuando la idea de
embargo, desde fines de la década de los seten-
los derechos humanos mostró su fuerza moral;
ta una aproximación intervencionista adquirió
y, finalmente, un olvido de la sabiduría ganada
relevancia, respaldada por potencias occiden-
con esfuerzo por los hombres y mujeres que ha-
tales (especialmente EEUU). El establecimiento
bían vivido durante las dos guerras. La tinta de la
de instituciones con aire estatal, como la Corte
DUDH apenas estaba seca cuando los antagonis-
Penal Internacional (a la cual Estados Unidos
tas de la Guerra Fría la rasgaron por la mitad, por
finalmente no adhirió) y doctrinas como “Res-
plantearlo de algún modo, con los Estados Uni-
ponsabilidad de Proteger” reflejaron este giro.
dos abogando por los derechos políticos y civiles
Aumentaron la capacidad que tenía el plano de
y la Unión Soviética, por su parte, por los dere-
los derechos humanos de influenciar la agenda
chos sociales y económicos. Cada bando extrajo
internacional y fijar estándares globales.
de aquel documento las partes que se ajustaban a sus propósitos e ignoró el resto.
Esto alentó un aumento en el número de derechos fundamentales. Algunos grupos aprove-
En los años sesenta, la idea de los derechos
charon la autoridad moral de la idea de los de-
humanos comenzó a penetrar en la conciencia
rechos humanos para promover sus causas. Hoy
global, incitada por la expansión de los medios de
existen llamados para convertir todo en derecho,
74
desde el acceso a internet y fondos para el desa-
Académicos y figuras públicas critican un tipo de
rrollo hasta la educación universitaria gratuita.
pensamiento acerca de los derechos humanos
Los modestos treinta artículos de la Declaración
que consideran poco respetuoso de las consti-
Universal han estallado, potencialmente, en más
tuciones nacionales, las legislaciones democrá-
de mil provisiones de derechos, en acuerdos que
ticas y los contextos locales. Como ha sostenido
muchos gobiernos han firmado. Un artículo de
Eric Posner, los derechos humanos deberían
2013 publicado en Foreign Affairs nota con decep-
tratarse menos acerca de una cruda “modalidad
ción que “parte importante de la comunidad de
descendente de implementación” que “requiere
los derechos humanos no solo ha evitado expre-
cambios importantes en la conducta de la mayo-
sar dudas acerca de la proliferación de derechos,
ría de los países no occidentales”, y más acerca
sino que, con frecuencia, ha liderado el proce-
de prestar atención a la “minucia del contexto
so”. Al mismo tiempo, los activistas siguieron
social”, con un énfasis en “promover humilde-
la aproximación selectiva de los antagonistas de
mente el bienestar”.
la Guerra Fría, promoviendo algunos derechos e
Cuando las discrepancias provienen de regímenes represivos o de líderes dictatoriales son
ignorando otros. Ya que los derechos individuales fueron ad-
fáciles de descartar, pero cuando provienen de
quiriendo prominencia, se restó importancia al
personas que adhieren a la causa general de los
papel de las instituciones sociales y los valores
derechos humanos, reflejan un problema más
no individualistas. La apro-
fundamental. Desde nuestro
ximación de “una talla uni-
punto de vista, las críticas
versal” triunfó sobre la idea
de Amartya Sen —ganador
de un estándar común al que
Hoy existen llamados
se podía dar vida de diversas
para convertir todo
y legítimas formas. La indivisibilidad e interdependencia de los derechos fundamentales fueron olvidadas. Algunos
Estados
argu-
mentan que firmaron com-
en derecho, desde el acceso a internet y fondos para el desarrollo hasta la educación universitaria gratuita.
del Premio Nobel— a los legisladores
internaciona-
les apuntan al corazón del problema. En la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de la ONU, llevada a cabo en 1994 en El Cairo, Sen reprendió a
promisos legales en acuerdos internacionales,
aquellos que exhiben “una tendencia a buscar
pero no métodos uniformes de interpretarlos e
soluciones de emergencia que tratan a las perso-
implementarlos. Por ejemplo, no existe razón al-
nas involucradas no como seres racionales, (…)
guna por la cual los Estados africanos no debie-
sino como fuentes impulsivas y descontroladas
sen enfatizar la justicia restaurativa sobre la jus-
de gran daño social, necesitadas de una fuer-
ticia retributiva; los países del este asiático, los
te disciplina”.
aspectos comunitaristas de sus culturas y las políticas de desarrollo de sus Estados; y los países
***
del Medio Oriente, el papel de la religión, siempre y cuando respeten sus compromisos legales.
Estas señales de descontento reflejan el cambio
Muchos también se han ido desencantando
actual del panorama geopolítico: sistemas de
con las instituciones supranacionales. Estas se
valores, ideas y formas de organizar la socie-
encuentran muy alejadas de las personas cuyas
dad provenientes del sur y del este (más socio-
vidas afectan. No están sujetas a escrutinio y res-
céntricas y basadas en tradiciones) hoy tienen
ponsabilidad públicos, son susceptibles al lobby
mayor influencia. El creciente poder político y
e influencias políticas y no tienen contrapesos
económico de países asiáticos, africanos, de Me-
internos. Tanto el Consejo de Derechos Humanos
dio Oriente y latinoamericanos trae consigo un
de la ONU como la Corte Penal Internacional han
cuestionamiento a instituciones internacionales
perdido credibilidad gracias a su aparente sesgo.
dominadas por Occidente y las normas globales.
75
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . RE S C ATE
En la ONU, por ejemplo, el apoyo a las posicio-
y la República Democrática del Congo ha he-
nes acerca de los derechos humanos dentro de
cho poco por mejorar vidas; por el contrario, ha
la Unión Europea comenzó a decaer en la década
contribuido con persistentes violaciones a los
de los noventa, mientras que aumentaba el nú-
derechos humanos. Tal como sostiene Michael
mero de votos alineados con la posición de China
Walzer, Profesor Emérito del Instituto para Es-
en la Asamblea General. China, India, Indonesia,
tudios Avanzados en Princeton, “la política debe
Brasil, Etiopía, Nigeria, Rusia, Turquía, Arabia
sustituir en algunas ocasiones a la justicia, esta-
Saudita y otros ya tienen más influencia—o, al
bleciendo un marco neutral dentro del cual una
menos, una equiparable— que Occidente dentro
vida común se desarrolla lentamente”, produ-
de sus regiones. Sus normas políticas y sociales
ciendo modos de vida “negociados” en lugar
se expanden más allá de sus fronteras, contra-
de “impuestos”.
rrestando iniciativas occidentales durante el
Mientras tanto, dentro de las sociedades oc-
proceso. Freedom House reporta que la demo-
cidentales, la creciente división política e ideo-
cracia “se encuentra bajo ataque y en retirada
lógica amenaza con transformar la idea de los
en todo el planeta”. Las mediciones de esta or-
derechos humanos de un escudo que protege a
ganización sobre derechos políticos y libertades
todos, a una lanza que grupos opositores se arro-
civiles han registrado doce años consecutivos
jan entre ellos.
de declive. Mientras tanto, organizaciones de la
En países europeos como Noruega, Dinamar-
sociedad civil que reciben financiamiento ex-
ca, Suiza, Alemania y Francia existe una división
tranjero y que promueven los derechos huma-
creciente entre el Estado secular (respaldado
nos son miradas con suspicacia. Esto es cierto
por una población mayoritaria secularizada),
no solo para regímenes autoritarios como Rusia,
que persigue derechos para los animales, niños,
Azerbaiyán, Turquía, Sudán, Egipto y Venezue-
no discriminación, y grupos religiosos mino-
la, sino también para democracias como Méxi-
ritarios que defienden el derecho a practicar su
co, Malasia, Nigeria, Hungría e Israel, todas las
fe. Por ejemplo, grupos de judíos y musulma-
cuales han aprobado o han considerado aprobar
nes ahora se ven en la obligación de defender la
legislación para regular este tipo de ONG.
circuncisión —un antiguo ritual, esencial para
Occidente ha intentado con frecuencia usar
sus creencias— en contra de grupos de dere-
una aproximación legislativa para resolver pro-
chos humanos que declaran esta práctica como
blemas que requieren un trato más comprensi-
una violación al derecho de los niños a conser-
vo y diferenciado. Por ejemplo, el fracaso de las
var su integridad física. El amplio derecho a la
tentativas occidentales por ayudar a los paí-
libertad religiosa que se encuentra en el Artículo
ses en vías de desarrollo a superar sus desafíos
18 de la Declaración Universal y que incluye el
más grandes —conflictos étnicos, instituciones
derecho a “manifestar” la propia religión en la
débiles, crecimiento excluyente— ha socavado
“enseñanza, práctica, culto y observancia” está
la autoridad de los derechos humanos en paí-
siendo ajustado para significar solamente un
ses en los cuales más se necesita; el apuro por
derecho a creer y rendir culto, no un derecho a
llevar a cabo elecciones en lugares como Libia
practicar y observar.
76
En Estados Unidos, la confianza en la resolución de disputas a través de la ley y las cortes in-
volverse más conformista e ideológicamente menos diversa.
centiva una actitud de “el ganador se lleva todo”,
Las preguntas a las que se enfrentaban los
a costa de la tolerancia y el compromiso. Mien-
redactores de la DUDH son similares a las que
tras que la mayoría de las democracias introdu-
enfrentamos hoy: ¿cómo es posible que los
cía normas en materias controversiales (como el
derechos sean considerados universales en un
aborto y las libertades sexuales) a través de legis-
mundo de gran diversidad cultural y política?
laciones de compromiso, en Estados Unidos con
¿Cuál es el papel de la sociedad, el Estado y los
frecuencia han sido dictadas en cortes, alienan-
cuerpos internacionales a la hora de implemen-
do, como consecuencia, a parte de la población y
tar esos derechos? ¿Qué ocurre cuando un dere-
reduciendo el rango de acuerdo político.
cho fundamental choca con otro?
Estas tendencias arriesgan socavar uno de los
Cuatro principios significativos que siguieron
logros más importantes de Occidente: su ha-
los artífices de la DUDH pueden revitalizar la idea
bilidad de tolerar la diferencia y acoger grupos
de los derechos humanos en nuestro tiempo: mo-
minoritarios. En lugar de proveer un hogar
destia en la consideración sobre cuáles derechos
para gran variedad de perspectivas y sistemas
pueden ser universales, pluralismo al dar vida a
de creencias —incluyendo las discordantes con
los derechos, interdependencia de los derechos
las visiones dominantes—, la tradición positi-
básicos y subsidiariedad.
va de los derechos humanos está en peligro de
77
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . RE S C ATE
Modestia en la universalidad
prioridades respecto de los países capitalistas. Los valores de los Estados musulmanes varían
Los redactores de la Declaración Universal se
comparados con aquellos de los Estados occi-
ajustaron a un pequeño conjunto de principios,
dentales. Los redactores reconocieron que cada
tan básicos que ningún país o grupo podría re-
parte del mundo tiene sus preocupaciones par-
chazarlos abiertamente. Esto era esencial no solo
ticulares. Este es el caso especialmente en los
para adquirir un amplio apoyo político dentro
aspectos que involucran derechos económicos
de la ONU, sino también para asegurar que la
y sociales. El Artículo 22 de la Declaración esta-
Declaración tuviese apoyo profundo y duradero
blece que esos derechos deberían ser puestos en
entre varias culturas, sistemas de valores e ideo-
práctica “conforme a la organización y recursos
logías políticas diferentes.
del Estado”.
Los estándares mínimos en la DUDH, que
Durante un discurso dirigido a la Asamblea
mezclaban conceptos de orientación comunita-
General en el que alentaba la adopción de la De-
ria e individualista, se ganaron la aceptación de
claración, Chang enfatizó que no existía una sola
un amplio elenco de países europeos, orientales,
manera de pensar o vivir. La uniformidad solo
latinoamericanos, asiáticos, comunistas, capita-
puede ser conseguida mediante la fuerza, o a ex-
listas, desarrollados y en vías de desarrollo.
pensas de la verdad, y es insostenible.
Universalismo flexible
beradamente dejaron espacio para que distintos
De modo que los redactores de la DUDH deliEstados experimentaran con diferentes soluLa Comisión para los Derechos Humanos original
ciones. El Artículo 14, por ejemplo, declara que
incluía personas provenientes de un amplio ran-
todos tienen el derecho “de buscar y disfrutar”
go de sistemas culturales, religiosos, económi-
el asilo ante la persecución, pero es silente res-
cos y políticos. Los actores más destacados —en
pecto de cómo ese derecho debería ser protegido.
particular René Cassin, de Francia; Peng Chun
Se esperaba que los fértiles principios de la De-
Chang, de China; Charles Malik, del Líbano, y
claración fueran interpretados e implementados
Eleanor Roosevelt, de Estados Unidos— fue-
en una variedad de formas legítimas. El filósofo
ron universalistas, pero no homogeneizadores.
francés Jacques Maritain, que apoyó el proceso
Elaboraron un documento que era lo suficiente-
de la ONU, explicó que esto permite “diferentes
mente flexible como para responder a diferentes
tipos de música” para ser “tocadas en el mis-
necesidades, en términos de énfasis e imple-
mo teclado”.
mentación, pero no tan maleable como para que cualquier derecho básico pudiese ser ignorado.
Este pluralismo flexible ha sido replanteado en documentos de derechos humanos, especial-
Lograron esto sintetizando e integrando con-
mente en la Declaración de 1993 en Viena, que
ceptos de muchas partes del mundo. Algunos
afirma la universalidad de derechos humanos,
elementos se enfocan en el individuo, otros en la
siempre que “la importancia de las particulari-
comunidad y la sociedad; algunos se enfocan en
dades nacionales y regionales y variados tras-
la libertad, otros en la solidaridad y el deber. La
fondos históricos, culturales y religiosos sean
visión de la libertad es inseparable del llamado a
tomados en consideración”. Necesitamos la
la responsabilidad social.
misma flexibilidad hoy.
Los autores de la Declaración comprendieron que siempre habría diferentes modos de aplicar
Interdependencia de derechos básicos
los derechos humanos a diferentes contextos sociales y políticos, y que las circunstancias de
Los artífices de la Declaración Universal se pre-
cada país afectarían la forma de satisfacer sus
ocuparon de asegurar que fuera leída como un
condiciones. Los países en vías de desarrollo tie-
documento holístico, que contuviera un nú-
nen menos recursos que los países desarrolla-
mero pequeño de derechos interdependientes
dos. Los países socialistas enfatizan diferentes
y mutuamente reforzantes. Tal como señaló la
78
Declaración del Ramsey Colloquium, publicado
derogables bajo el Pacto Internacional de Dere-
en First Things para el quincuagésimo aniversario
chos Civiles y Políticos.
de la DUDH, “lejos de afirmar una colección de
Nuestro desafío es recuperar la comprensión
derechos inconexos, la Declaración es un docu-
de que los principios de la DUDH fueron diseña-
mento integrado que se vuelca sobre un concep-
dos para trabajar en conjunto más que para ser
to de la persona humana en comunidad, y de la
enfrentados los unos con los otros —y resistir
sociedad libre y justa requerida para el floreci-
la noción de que cualquier derecho básico puede
miento humano”.
ser ignorado—.
Hoy estamos tan acostumbrados a ver la DUDH como una lista de garantías separadas, que rara
Subsidiariedad
vez alguien se percata de que el documento posee una estructura, incluye deberes y derechos y
Quienes confeccionaron la DUDH reconocieron
debe ser leído como un todo. Al aislar cada parte
que, cuando se trataba de derechos humanos,
de su lugar en el diseño completo, lecturas in-
siempre habría disputas acerca de las respon-
correctas de la Declaración facilitan un mal uso
sabilidades relativas de los cuerpos interna-
de esta. El choque de derechos es abordado como
cionales, los gobiernos nacionales y locales y
una competición al estilo “el ganador se lo lleva
la sociedad civil. Adoptaron una aproximación
todo”. Han quedado olvidadas las secciones de
pragmática que hoy sería llamada subsidiarie-
la Declaración que dejan claro que los derechos
dad. La subsidiariedad enfatiza la primacía del
de todos dependen del respeto a los derechos del
nivel más bajo de implementación que pueda
resto, del imperio de la ley y
conseguir realizar el traba-
de una sociedad civil saluda-
jo, reservando a los actores
ble. Uno de los medios más efectivos
para
malinter-
Muchos también se han ido desencantando con las
pretar —o utilizar inco-
instituciones supranacionales.
rrectamente— los derechos
Estas se encuentran muy
humanos
es
pensar
que
cualquier derecho particular es absoluto, o que todos los
alejadas de las personas cuyas vidas afectan.
nacionales o internacionales para situaciones en las que entidades más pequeñas son incapaces de resolver los problemas
adecuadamen-
te. Aunque el principio está claramente
redactado
en
acuerdos por los derechos humanos, como el estable-
diversos derechos pueden encontrarse completamente en armonía los unos
cido en la Corte Penal Internacional, muchas or-
con los otros. Por el contrario, cada derecho tiene
ganizaciones internacionales fallan a la hora de
ciertos límites y existe dentro de una constela-
desarrollar las relaciones locales fundamentales
ción de otros derechos.
para la garantía a largo plazo de los derechos hu-
Los autores de la Declaración no esperaban un
manos.
manejo uniforme de las tensiones o conflictos
Los gobiernos nacionales tienen la obligación
entre derechos. Asumieron que las comunidades
última de satisfacer sus compromisos en materia
deben balancear el peso de las demandas de un
de derechos humanos, pero cualquier grupo en la
derecho con las de otro antes de determinar el
sociedad puede promoverlos. Dados los fracasos
mejor curso de acción. Sin embargo, un puñado
de la aproximación “estadocéntrica” en tantas
de derechos fueron priorizados, redactados con
áreas de los derechos humanos —y en vistas de
firmeza para admitir poco rango de variación.
la importancia de las normas sociales y la moral
Incluyen protecciones a la libertad de culto y
para promover los derechos— es apropiado que
conciencia, como también la prohibición de la
la cláusula de Proclamación de la DUDH llame
tortura, esclavitud, tratos denigrantes, medidas
a “cada órgano de la sociedad” a promover el
penales retroactivas y otras graves violaciones
reconocimiento y la observancia de los derechos
a la dignidad humana, establecidas como no
humanos. Los más importantes de aquellos se
79
encuentran específicamente mencionados: fa-
***
milias, comunidades, grupos religiosos, lugares de trabajo, asociaciones, sociedades, culturas,
Hoy en día los activistas por los derechos hu-
naciones y un orden internacional emergente.
manos declaran: “así es como deben cambiar
La subsidiariedad busca determinar cómo los
para unirse a nosotros”. Por el contrario, debe-
derechos humanos pueden ser utilizados de la
rían comenzar preguntándose: “¿cómo se ex-
manera más adecuada en cada contexto. Mien-
presa el florecimiento humano en tu sociedad
tras existen casos en los que las aproximaciones
o comunidad, y cómo podemos apoyarte a in-
internacionales o centralizadas son necesarias,
centivarlo?”. Este giro en el tono y la perspec-
enfocarse en el nivel local será con frecuencia el
tiva reduciría la resistencia y el resentimiento y
mejor modo de asegurar que los estándares de la
tendría como resultado un mayor impacto. Pero
DUDH penetren efectivamente en la sociedad,
también requeriría hacer el campo de discusión
alcanzando al mayor número posible de perso-
mucho más inclusivo de lo que resulta hoy para
nas. La subsidiariedad incentiva a las institucio-
distintas perspectivas y culturas. Mientras algu-
nes y procesos locales a mejorar su desempeño,
nos podrían sostener que la aproximación uni-
en lugar de esperar su realización por parte de
versalista flexible que recomendamos es ineficaz
actores internacionales distantes.
para contrarrestar —e incluso podría proveer licencia para— abusos de los derechos, lo cierto es que ocurre lo opuesto. Una comprensión
80
humilde sobre qué derechos pueden ser conside-
la discriminación basada en raza, color, sexo,
rados universales y una aproximación pluralista
lenguaje, religión, nacionalidad u origen social y
de su implementación ampliarán el respaldo en
la protección de la libertad de conciencia y reli-
comparación con estrategias demasiado ambi-
giosa.
ciosas. La aceptación de la interdependencia e
No es la ausencia de leyes lo que más oprime
indivisibilidad de los derechos básicos incenti-
al pobre y marginado en tantas partes. Todos los
vará mecanismos más constructivos para res-
días ellos sufren violencia, discriminación y co-
ponder ante los denominados conflictos de de-
rrupción a pesar de las leyes. Ningún sistema de
rechos. La subsidiariedad volverá mucho más
reglas y normas puede depender únicamente de
influyente y efectivo el movimiento internacio-
tratados, leyes y la fuerza del Estado. Solo una
nal por los derechos humanos.
cultura popular de los derechos humanos puede
El proyecto de los derechos humanos interna-
hacer esto posible.
cionales haría bien en moverse hacia un nuevo
En última instancia, una promoción exitosa de
objetivo popular, no controvertido y apropiada-
los derechos humanos depende de la atención a
mente ambicioso: la eliminación sistemática de
las actitudes, ideas, valores, relaciones, e ins-
un pequeño grupo de males frente a los cuales
tituciones dentro de las cuales los individuos,
existe un amplio consenso en todas las socieda-
familias y comunidades se encuentran integra-
des. El fundamento de este proyecto debería ser
dos. En palabras de Eleanor Roosevelt, los docu-
el puñado de derechos priorizados y redactados
mentos que expresan ideales “no tienen peso, a
con poco rango de flexibilidad por los autores de
no ser que las personas los conozcan, a menos
la Declaración. La lista, que podría ser aumenta-
que las personas los comprendan, a menos que
da a través de negociaciones, debe incluir pro-
demanden que sean vividos”. Y esto, sostuvo en
tecciones en contra del genocidio, la esclavitud,
uno de sus últimos discursos en la ONU, depende
la tortura, los tratos crueles, inhumanos o de-
de su implementación en muchísimos “peque-
gradantes, las medidas penales retroactivas, la
ños espacios”.
deportación o el traslado forzado de la población,
Mary Ann Glendon es Learned Hand Professor of Law en la Universidad de Harvard, y autora de Un nuevo mundo. Eleanor Roosevelt y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Seth D. Kaplan es profesor en la Paul H. Nitze School of Advanced International Studies en la Universidad Johns Hopkins. Este texto fue originalmente publicado en First Things en febrero de 2019. Agradecemos a Mary Ann Glendon, Seth D. Kaplan y a First Things por su autorización para publicar su versión en castellano en Punto y coma.
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L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
h o r a s en la La democracia no es solo un principio abstracto que orienta a las sociedades, sino también una práctica que se encarna en épocas y territorios específicos y que, por lo mismo, exige una serie de condiciones para cumplir sus objetivos. En ese sentido, a la hora de pensar en la reconstrucción democrática de Chile, nos ha parecido fundamental volver sobre algunos libros que han descrito y analizado el modo en que este régimen ha funcionado —y también cómo se ha visto amenazado— durante los últimos años. Para este número de Punto y coma quisimos hacer un contrapunto sobre el último libro de Joaquín Fermandois, La democracia en Chile, que describe de manera panorámica la trayectoria de las instituciones democráticas en la historia nacional, así como reseñas de libros fundamentales para comprender algunos de los desafíos que ellas enfrentan en la actualidad.
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biblioteca Contrapunto de Sylvia Eyzaguirre y Gabriel Cid sobre La democracia en Chile. Trayectoria de Sísifo, de Joaquín Fermandois Ferman-
dois.
Magdalena Ortega sobre La pregunta por el régimen político, de Arturo Fontaine Joaquín Castillo sobre El quiebre de la democracia en Chile, de Arturo Valenzuela Guillermo Pérez sobre The New Class War, de Michael Lind Ricardo Salas sobre La tiranía del mérito, de Michael Sandel Francisca Echeverría sobre Tocqueville y la naturaleza de la democracia, de Pierre Manent
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L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
Contrapunto La historia de la democracia chilena está llena de altibajos. Aunque a mediados del siglo XX estaba instalado el mito de la excepcionalidad democrática de Chile —cuyo sistema político sería, a diferencia de otros países latinoamericanos, más sólido y firme—, nuestra institucionalidad demostró ser igualmente propensa a la polarización y a la inestabilidad. El reciente ensayo de Joaquín Fermandois analiza en detalle los fundamentos filosóficos e históricos de la democracia chilena y dibuja un panorama apasionante acerca del modo en que dicho sistema se desplegó a lo largo del último siglo. Sylvia Eyzaguirre y Gabriel Cid reseñan el libro de Fermandois y destacan su lucidez para comprender mejor nuestras actuales coyunturas.
Historia crítica de la democracia chilena SYLVIA EYZAGUIRRE
La obra La democracia en Chile. Trayectoria de Sísi-
Concepto de democracia
fo busca sintetizar dos siglos de nuestra historia nacional a la luz de la idea de democracia. Esta
En el capítulo tercero de La democracia en Chi-
empresa colosal (16 capítulos y casi 600 páginas)
le, el autor se propone darle forma al concepto
narra la historia de nuestra democracia desde los
“democracia”, que luego le permitirá ir hilando
inicios del siglo XIX hasta hoy. ¿Cómo hacerle
acontecimientos que en principio podrían pen-
justicia a un texto de esta envergadura en 1.500
sarse como aleatorios. A través de un minucioso
palabras? Imposible. De ahí que me limite a pre-
análisis, el autor saca a la luz 17 rasgos esencia-
sentar tres reflexiones que surgen de la lectura
les del concepto “democracia”, para luego pasar
de esta obra.
a su origen histórico en la antigua Grecia y su
La primera tiene relación con el concepto de
evolución empírica hasta hoy. La descripción de
democracia, que Joaquín Fermandois trata en el
estos elementos permite ver el complejo entra-
capítulo tercero. La segunda, con la tesis central
mado de este tejido, que anuda hebras múltiples
del libro: la democracia como el sistema de la
en busca de un precario equilibrio. Acertadamen-
crisis; y la tercera, con el rol de la historiografía.
te se menciona en primer lugar la autonomía y el autogobierno y en segundo lugar la participación igualitaria como rasgos constitutivos de la democracia. Ambos están intrínsecamente ligados con la libertad —examinada en décimo primer
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lugar— y con un orden social que pone en el cen-
propio de la democracia es su capacidad de re-
tro al individuo, al sujeto —rasgo noveno—.
novación. Ella es circular en la medida en que se
El texto, aunque sin mencionarlo explícita-
examina a sí misma y se reforma constantemen-
mente, roza constantemente la condición de
te. Esta capacidad de renovación y reforma es
posibilidad de la democracia. Ella solo es posible
fuente de incertidumbre, pero al mismo tiempo
sobre una determinada comprensión del ser hu-
de esperanza; y es precisamente lo que estamos
mano, la comprensión del hombre moderno, que
viviendo en Chile actualmente. Y justamente por
se funda en dos ideas fundamentales: libertad e
eso es también un proceso inacabado.
igualdad. Solo bajo estos supuestos tiene sentido
Tal vez se podría ir más allá y decir que la ma-
la democracia contemporánea. Los rasgos esen-
terialización de la libertad y la igualdad univer-
ciales que saca a luz Fermandois orbitan en torno
sal, condición de posibilidad de la democracia,
a esta comprensión de hombre, pero sus órbitas
choca permanentemente con la voluntad de
y el sistema en su conjunto no son evidentes
poder; de ahí el riesgo permanente de la vida en
a primera vista por falta de luz en el centro. La
comunidad. El ajuste constante de los poderes
conceptualización de democracia ganaría clari-
fácticos a través de las instituciones democrá-
dad si se explicitara la relación de los distintos
ticas constituye una de las fuerzas que obligan
rasgos esenciales que destaca el autor con este
a la democracia a renovarse constantemente, a
concepto de hombre.
estar permanentemente en crisis. Aquí tocamos
Teniendo esto a la vista, la historia de nuestra democracia aquí narrada podría entenderse
la tesis central del libro: “la democracia es, por excelencia, el sistema de la crisis” (119).
como el devenir de la idea de ser humano hecha carne. La pregunta a la cual permanentemente
Democracia como sistema de crisis
estamos confrontados parece ser cuán libres y cuán iguales somos. El devenir del ser humano
“La sociedad humana —a diferencia de la socie-
en estos dos siglos se deja interpretar como el
dad animal— es propensa a los desórdenes y a las
parto doloroso de esta idea del hombre moderno;
crisis creadas por la libertad consciente o instin-
una lucha constante por ampliar la esfera de la
tiva de los mismos hombres. La democracia es,
libertad y la igualdad.
por excelencia, el sistema de la crisis. Este es el
El conflicto, como consecuencia de los intere-
elemento que verbaliza y que a veces por lo mis-
ses contrapuestos de los miembros de una co-
mo lo profundiza, y que, sin embargo, de alguna
munidad, es el origen de la democracia y de toda
manera que no siempre podemos racionalizar, le
forma de gobierno. La democracia es un arreglo
da fuerzas para poder superar los desafíos inhe-
institucional cuyo objetivo principal, como bien
rentes al tiempo histórico” (119).
dice el autor, es resguardar la libertad individual.
Esta tesis aparece implícita y explícitamente
De aquí se desprenden los rasgos formales de la
una y otra vez en el libro, así como en los distin-
democracia, como la separación de poderes, la
tos momentos de nuestra historia republicana, al
transparencia o la representatividad. Otro rasgo
punto que los momentos de paz política y social 85
L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . C ONTRAPU NTO
parecen ser una absoluta excepción en nuestra
del ejecutivo representado por presidentes per-
acontecida historia. Si bien la historia de nues-
cibidos como carentes de poder y voluntad, y por
tra democracia está narrada desde la perspectiva
los continuos cambios ministeriales que reforza-
de los gobernantes y la evolución de las institu-
ban la sensación de falta de eficacia y dirección.
ciones, omitiendo la perspectiva del pueblo, este
La política fue apareciendo progresivamente
aparece constantemente ante los ojos de los diri-
desprovista de atributos para darle un sentido al
gentes, y casi siempre en confrontación.
país, otra recurrencia de la democracia. […] Estos
En los primeros cuarenta años de nuestra re-
estados de ánimo fueron acompañados por una
pública primó la efervescencia social, los dis-
sensación creciente de que el país se encontraba
turbios y el autoritarismo. El origen del orden
en una decadencia”. Los mismos problemas de
republicano está lejos de ser democrático, como
entonces parecen estar brotando hoy.
muestra Fermandois. Por el contrario, las insti-
Fermandois pone especial énfasis en iluminar
tuciones del Estado que habilitarían una proto-
las tensiones presentes tanto en la esfera política
democracia y más tarde una democracia imper-
como económica y social, precisamente porque
fecta fueron establecidas por medio de la fuerza.
es una historia de las crisis, de nuestras crisis
Es interesante, sin embargo, notar que a pesar
políticas, historia que atraviesa no solo la demo-
de los regímenes autoritarios que gobernaron
cracia, sino también otros regímenes como los
el país en la primera mitad del siglo XIX, ya se
autoritarios a comienzos del siglo XIX y los oli-
habían instalado en la élite política e intelectual
gárquicos a fines del siglo XIX. Por cierto, por su
los valores esenciales de la democracia. Las cri-
constante renovación, la democracia se muestra
sis de la república oligárquica durante el siglo
más flexible para enfrentar aquellas crisis. Sin
XIX parecieran responder principalmente a cri-
embargo, no debemos olvidar que los regíme-
sis de las élites que gobiernan el país, mientras
nes autoritarios han surgido en nuestra historia
que las crisis de la segunda mitad del siglo XX
como respuesta a la incapacidad de la democra-
tienen su foco principalmente en lo social. Esto
cia de gobernar esos momentos de inestabilidad.
nos muestra cómo la democracia no solo está
Tal vez la democracia está siempre en crisis no
amenazada por las tensiones propias de la vida
por su constante renovación, sino primeramen-
en comunidad, sino también por la polarización
te porque la política es crisis; de no haberla, esta
de la élite política.
sería superflua.
Al leer los análisis sobre las distintas crisis que vivió Chile en el pasado es imposible no recono-
¿Cuál es el rol de la historiografía?
cer elementos comunes en el acontecer actual. Por ejemplo, la Guerra Civil de 1891 o la época
¿Qué se puede esperar de la historia? ¿Hay algo
parlamentarista, que termina con la interven-
ahí que podamos aprender? La lectura de esta
ción militar en 1924: “La base del quiebre [de
obra me ha dejado un sabor amargo, pues pare-
1891] estuvo en una sensación muy parecida a
ce ser poco probable que las nuevas generacio-
la de 1924. Por una parte, había la impresión de
nes puedan aprender de los acontecimientos del
una inacción general en el país por la progresiva
pasado. Parece inevitable seguir cometiendo los
parlamentarización de la práctica política, al irse
mismos errores. Al igual que Sísifo, pareciera que
interpretando de una manera diferente la Cons-
la democracia está condenada a fracasar una y
titución de 1833, fenómeno muy típico de la his-
otra vez. Hemos empujado con fuerza la roca gi-
toria de Chile y de muchos otros países.”
gante montaña arriba y esta ha rodado varias ve-
Durante el período parlamentario nuestro país
ces montaña abajo, pero siempre hemos vuelto
sufre otra crisis. Surge la cuestión social, donde la
a buscarla para volver a subirla. La pregunta que
pobreza aparece como un obstáculo para el orde-
cae de cajón es si tiene sentido seguir intentán-
namiento democrático moderno. Por otra parte,
dolo. La respuesta no es evidente, pero el libro
el sistema político se muestra ineficaz ante estos
parece sugerir que no tenemos una mejor opción.
desafíos. “Parecía un desgobierno, la impotencia
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¿Para qué la historia como ciencia, si no nos
Este libro va más allá de una construcción his-
ayuda a evitar los errores? Porque nos hace más
tórica de la democracia en nuestro país. Lo que
conscientes de nuestra condición humana. La
nos ofrece Fermandois es una historia crítica de
lectura de La democracia en Chile nos permite
su propia historia, matizando las conclusiones e
estar más abiertos a reconocer en los aconteci-
incluso poniendo en duda o explicitando las li-
mientos del presente las fuerzas ocultas que los
mitaciones de las interpretaciones dadas y en
motivan y con ello comprender mejor nuestra
permanente diálogo con otras interpretaciones
propia época y el rol que nosotros mismos juga-
históricas. Esta obra es una invitación a mirar
mos en ella. La historia nos ofrece un punto de
nuestra historia a luz del concepto de democra-
partida para la comprensión de nuestra propia
cia, que no es otra cosa que la materialización del
historia.
concepto de hombre moderno, que nos convoca a todos.
El emblema frágil: la paradoja de la democracia chilena GABRIEL CID Desde octubre de 2019, en el así llamado “estalli-
y poner en un contexto histórico amplio estas
do social”, un sinnúmero de edificios fue rayado
cuestiones. Esto contribuye a paliar el déficit de
con diferentes consignas que intentaban descri-
densidad temporal que caracteriza a las discu-
bir las razones de la movilización social. Algunas
siones sobre la democracia en la opinión pública,
de ellas criticaban la democracia chilena o de-
síntoma del presentismo que, como expresión de
rechamente desmentían su existencia, homo-
un narcicismo temporal, cae en juicios anacró-
logándola a la idea de dictadura: “No es demo-
nicos, generalizaciones gruesas, comparaciones
cracia, es oligarquía”, “Nuestra democracia es la
improcedentes e interpretaciones indóciles a la
dictadura del capital”, “Nunca fue democracia”,
fuerza de la evidencia. En ese sentido, estamos
“Falsa democracia”, “Le llaman democracia y
frente a una obra contundente, de alcances in-
no lo es”, consignaban algunos rayados que he
terpretativos ambiciosos y que contribuye a de-
registrado personalmente. Pese al carácter pro-
purar la visión histórica de lo que ha sido la ex-
vocador de las frases, el criticismo con el que se
periencia democrática en el país, con especial
ha mirado la experiencia política chilena no es
énfasis en el último medio siglo.
nuevo. En realidad, parece ser algo consustancial a la democracia.
La tesis principal que recorre las páginas de La democracia en Chile. Trayectoria de Sísifo puede
El libro de Joaquín Fermandois, terminado al
resumirse como sigue: si la democracia ha sido
calor de estos eventos, permite poner en pers-
desde sus inicios objeto sistemático de críticas y
pectiva epítetos de esa índole y examinar un de-
reticencias —que en el caso chileno se remontan
bate bicentenario sobre los límites y alcances del
ya al período de la independencia—, esto se debe
“gobierno del pueblo” en el escenario chileno.
a uno de sus rasgos inherentes como sistema po-
Su apuesta es necesaria por varias razones. La
lítico. “La historia de la democracia es y será la
más evidente es la necesidad de elevar la mirada
historia de la discusión —duda y afirmación—
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L A R E C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . C ONTRAPU NTO
sobre ella misma”, señala Fermandois. Tales
democrático, sino consustancial a la naturaleza
dudas se han intensificado en tiempos recientes,
finita de las comunidades humanas. Como acota
especialmente desde 2011, donde el autor per-
con proverbial sabiduría su autor, “lo humano es
cibe un punto de inflexión en el que estos cues-
lo no resuelto y en ello radica su abismo, su gra-
tionamientos han arreciado, deslizándose hacia
cia y grandeza”. Como régimen político fundado
una suerte de “neopopulismo” que, atizando la
en la limitada capacidad humana, la democracia
crítica contra la modernización económica chi-
está así condenada permanentemente a redefi-
lena, le reprocha sus insuficiencias democráticas
nirse y readaptarse. De ahí el título provocativo
tributarias de su “pecado original”: la dictadura.
y sugerente del libro, que evoca el mito clásico
¿Cómo entender esta dimensión inheren-
de Sísifo.
temente conflictiva de la democracia que el
Si la democracia como régimen político vive
autor describe en el libro? Fermandois acierta al
en estado de permanente cuestionamiento, ello
sugerir una explicación que está en los orígenes
se debe también al contraste entre la finitud de
de la experiencia de la modernidad: la transición
la experiencia humana y lo que podríamos lla-
desde un orden político legitimado de modo
mar la “inflación semántica” del concepto de
trascendente a uno inmanente. Este cambio,
democracia. Esto es, la tendencia a proponer una
que proviene desde el siglo XIX para el caso
visión extremadamente estilizada, normativa y
chileno, hace que la democracia se encuentre en
amplia de la democracia, que la convierte en un
constante tensión entre la nostalgia por un pa-
significante vacío. Este punto me parece uno de
sado irrecuperable y la tentación por abrazar el
los más debatibles del texto. En el tercer capítu-
absoluto, cuya realización se posterga de modo
lo del libro, Fermandois expone su comprensión
indefinido. Una crisis permanente que reside en
politológica de la democracia, homologándola a
la problemática construcción de una nueva le-
lo que él llama “modelo occidental”, compues-
gitimidad, en este caso histórica, en el sentido
ta de 17 “rasgos fenoménicos” que remiten a las
profundo del término: contingente, inestable y
nociones de autogobierno, participación iguali-
prosaica. Humana, demasiado humana. Así, la
taria, libertad, su dimensión representativa, la
democracia queda sujeta a un vértigo que le es
competencia por el poder, la transparencia en el
propio y que acentúa una sensación permanen-
ejercicio del mismo, la división de poderes, etc.
te de crisis. La democracia vive en esta constante
¿En qué régimen confluyen, sincrónicamente
revisión sobre sus logros y deficiencias, su per-
y con intensidad, esta serie de factores que
manente adaptabilidad y evolución. Vive de los
constituirían
conflictos irresueltos, pero esto no es un déficit
amplitud semántica de la democracia, que
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un
sistema
democrático?
La
homologa su trayectoria a la historia política
impugnar la existencia de la democracia cuando
de Chile, incide en que se diluya la potencia del
no se ajusta a la visión que se tiene de ella. No
argumento del autor, o que el argumento se torne
obstante, y tal como aclaran autores clásicos
más convincente para algunos períodos que para
como Giovanni Sartori y Robert Dahl, una de las
otros. Esto se debe al esquema evolucionista que
actitudes intelectuales básicas para compren-
recorre el libro, donde la trayectoria del siglo
der la complejidad de la democracia consiste en
XIX es calificada de “protodemocracia”, por no
ser conscientes del desfase natural entre la de-
ceñirse plenamente a los requisitos del “modelo
mocracia concebida como ideal —y, por tanto,
occidental”, lo que denota una aplicación
vaciada de sus horizontes de posibilidad históri-
extemporánea de categorías de análisis a
cos—, y la democracia realmente existente. Una
contextos históricos diferentes de los ideales
porción no desdeñable de la crisis de sentido que
políticos actuales. El argumento se torna más
aqueja a la política chilena contemporánea tie-
plausible cuando la experiencia política chilena
ne su explicación en esta incapacidad para lidiar
se ajusta a los estándares definidos por el autor,
con esta asimetría entre la democracia como ho-
como el período de la “democracia clásica”
rizonte idealizado y el carácter a ratos prosaico
(1932-1973), donde el país habría consagrado
de su práctica cotidiana, donde está desprovista
su
el
de ese sentido épico que se le imputa en el imagi-
continente; autopercepción —pero también un
nario que ella misma ha forjado de sí y del “pue-
juicio relativamente asentado en el concierto
blo soberano”.
“excepcionalidad”
democrática
en
internacional— que se vio dramáticamente in-
En tiempos de debate constitucional sobre la
terrumpida con la irrupción del régimen militar.
nueva fisonomía que debería adquirir la demo-
El mismo régimen de Pinochet es examinado
cracia chilena, sobre sus límites y posibilidades
agudamente como una experiencia que rompe
en un escenario de crisis política, económica y
con la tradición democrática chilena, específi-
sanitaria, la perspectiva temporal desplegada en
camente por la concentración personal del poder
el trabajo de Joaquín Fermandois es un recorda-
en una dinámica que tendía a confundir “el ego
torio inquietante de la fragilidad histórica de esta
con el Estado” y contrastaba con los ideales de
forma de gobierno. Es la paradoja de la democra-
una “sociedad abierta”. El libro alcanza su desa-
cia: ser el “emblema” del mundo contemporá-
rrollo más acabado en su análisis de la llamada
neo, en tanto “elemento intocable” del orden
“nueva democracia” que emerge tras el fin del
simbólico que lo rige, al decir de Alain Badiou, y,
régimen militar, cuya crisis y ocaso Fermandois
al mismo tiempo, poseer una fragilidad inheren-
hace coincidir con el momento de elaboración de
te. Y es que la democracia no sobrevive al des-
La democracia en Chile.
prestigio de los procedimientos, al descuido del
En el fondo, las polémicas sobre los alcances de
lenguaje político, a la ausencia de respeto por la
la democracia —sobre su existencia real o espu-
ley, al descrédito de las instituciones, a la apatía
ria, madura o incompleta— remiten justamente
cívica, a la carencia de un relato político común
a la equivocidad de su significado, siempre polé-
y a un incremento sostenido de la desigualdad
mico y disputable, fruto de la amplitud de facto-
de condiciones materiales de los miembros de
res que la constituyen —dimensiones políticas,
una comunidad. La democracia se ha erosiona-
institucionales, procedimentales, valóricas, cul-
do históricamente por la confluencia de estos
turales, económicas y sociológicas, etc.—, y a su
factores, pero también por la pulsión redentora
puesta en práctica en la historia, que deviene en
de quienes, movidos por la retórica efectista de
su conflictivo laboratorio. Y es que como la de-
“profundizar la democracia”, monopolizar la
mocracia puede remitir a aspectos tan disímiles
“voz del pueblo” y acelerar el tránsito hacia la
y se encuentra imbuida en el mundo contem-
“verdadera democracia” han contribuido iróni-
poráneo de una pretensión omnicomprensiva,
camente a su desprestigio. Y del descrédito hacia
bajo cuya invocación se amparan las más diver-
su declive, como nos recuerda tristemente nues-
sas demandas, resulta evidente la tentación de
tra historia, hay solo un paso.
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L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . RE S E ÑA
Rehabilitar la autoridad MAGDALENA ORTEGA
Sobre La pregunta por el régimen político. Conversaciones chilenas. Ensayo (Santiago: Fondo de Cultura Económica, 2021), de Arturo Fontaine
La pregunta por el régimen de gobierno será
comportamiento de los mandatarios, del poder
una de las más decisivas para el futuro de nues-
legislativo y la relación entre ambos, arrojando
tro país, y una de las más complejas que debe-
nueva luz a ideas ampliamente adoptadas antes.
rán abordar los convencionales constituyentes.
Por ejemplo, se muestra cómo en la práctica nin-
Se trata de una definición fundamental, pues el
gún régimen de gobierno es notoriamente supe-
sistema político en su conjunto es el andamiaje
rior a otro en términos de producción legislativa,
sobre el cual se construyen —y al mismo tiem-
así como también derriba la idea de que el presi-
po encarna— los elementos que entregan go-
dencialismo sea necesariamente más proclive a
bernabilidad, estabilidad y legitimidad al orden
los quiebres democráticos. En efecto, nos mues-
institucional. Esta discusión será especialmente
tra cómo las definiciones clásicas en torno a cada
compleja por el contexto en que se da: el man-
tipo de gobierno parecen, hoy en día, ser más
datario, los partidos políticos, el Congreso y el
orientativas: la realidad de cada país y las cos-
gobierno en general gozan de baja confianza y
tumbres propias que se han ido asentando han
popularidad. Además, en el último tiempo se han
implicado la mutación de estos, por lo que se han
tensionado —y en algunos casos derechamente
ido difuminando las fronteras demasiado nítidas
torcido— las reglas institucionales que caracte-
entre ellos.
rizan nuestro régimen actual. Así las cosas, será
El ensayo de Fontaine está estructurado en tres
un debate donde las figuras que conducirán es-
partes: en la primera se revisan los diferentes ti-
tos cambios están distanciadas y son reprocha-
pos de régimen de gobierno y sus resultados, en
das por la ciudadanía; un escenario ciertamente
la segunda se hace un interesante análisis sobre
poco propicio.
el origen mismo de la Presidencia como tal, al
Un diagnóstico acertado acerca del desequili-
mismo tiempo que se revisan extractos destaca-
brio político y social que ha estado viviendo Chile
dos de El federalista y, finalmente, aborda algu-
es que sufrimos de un desajuste entre las institu-
nos debates que han tensionado el ejercicio del
ciones políticas y las élites (autoridades políticas
poder que puede ser útil tener en consideración.
y económicas), por una parte, con el ciudadano
A medida que avanzamos en él vemos cómo el
de a pie, por otra. Una salida institucional a la ac-
autor va entrelazando sugerentes reflexiones,
tual crisis requiere solucionar ese desajuste, del
en línea con los principales argumentos dados
cual el régimen de gobierno es una pieza clave,
por promotores de las distintas alternativas en
tal como se observa en el ensayo de Arturo Fon-
juego; desde cómo el parlamentarismo se ha
taine, La pregunta por el régimen político.
ido “presidencializando” cada vez más y, en
En efecto, el texto articula una reflexión muy
realidad, su Primer Ministro puede ser más po-
lúcida en torno a los regímenes políticos con
deroso que cualquier tipo de mandatario en un
la pregunta acerca de cuál de ellos es la me-
presidencialismo, hasta una reivindicación sen-
jor opción, en concreto, para Chile. A su vez,
tida por la democracia representativa, por ejem-
aborda diversos aspectos con una mirada am-
plo. De esta manera, el ensayo termina siendo
plia e introduciendo datos concretos sobre el
una defensa del presidencialismo para Chile,
90
pero no de manera acrítica: el texto es capaz de
escenario convulsionado no solo en nuestro país,
examinar los problemas de este sistema político
sino también en muchas partes del mundo. Así,
y, a su vez, las propuestas que se han planteado
la fiebre populista latinoamericana, a la que mu-
para reemplazarlo. Así, el libro se puede enten-
chos decían que Chile era inmune, no parece ser
der como una fundamentación sustentada y ar-
algo atribuible solamente a la idiosincrasia pro-
ticulada de un diseño orgánico ponderado y bien
pia de la región. En realidad, en muchos lugares
pensado, con todas las luces y sombras que sus
(Turquía, Polonia, por nombrar algunos de los
aplicaciones prácticas puedan conllevar.
ejemplos presentes en el ensayo) se ha sucumbi-
Ya que son muchas las ideas que vale la pena
do ante líderes carismáticos que rápidamente se
destacar, sobre todo tomando en consideración
acercan a lo que muchos juzgan como autocra-
el contexto chileno actual, quisiera limitarme a
cias enmascaradas. En ellos, el elemento común
ahondar en dos de ellas. En primer lugar, la im-
pareciera ser la falta de seguros —frenos y con-
portancia que le entrega a la historia política y
trapesos— en contra de la posibilidad de hacerse
social del país en que un tipo de gobierno se lo-
con el poder, ya que “si todo el poder nace de una
gra implantar y cómo su éxito depende de que
misma fuente, quien controle esa fuente se hará
exista una relación entre ambos. Fontaine logra
de todo el poder”. Con todo, ninguna democracia
construir un relato nítido que demuestra que un
es inmune, pero al menos este se erige como un
régimen de gobierno es un complejo entramado
argumento en favor del presidencialismo o, en su
de principios, reglas e instituciones, pero tam-
defecto, en contra de la ausencia de reglas claras
bién —y esto es algo que se suele olvidar— prác-
y atribuciones definidas —como harían bien de
ticas, convenciones y costumbres que se mode-
recordar algunos partidarios del semipresiden-
lan en un tiempo y lugar determinados, no en el
cialismo—.
vacío ni independientemente de los pueblos a los
La lectura de este ensayo, entonces, entrega
que ordena. Toda ley requiere de un anclaje ex-
luces muy necesarias en un momento crítico,
trajurídico y esta se encarna en cierta identidad.
donde el desafío es recuperar el respeto del ejer-
En segundo lugar, la importancia crucial de los
cicio del poder y su legitimidad que, como dice
frenos y contrapesos, institución especialmen-
Fontaine, es quizás el principal problema de todo
te característica del presidencialismo —aunque
sistema político. En ella reside la oportunidad de
no exclusiva de él—, como salvaguarda del Es-
rehabilitar la autoridad que hoy está en crisis.
tado de derecho, de la democracia y, en última instancia, de las mismas personas. Esto, en un
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L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . RE S E ÑA
Una democracia sin mediadores JOAQUÍN CASTILLO
Sobre El quiebre de la democracia en Chile (Santiago: UDP, 2013), de Arturo Valenzuela
El contexto político en el que, a mediados de
El libro de Valenzuela —publicado original-
1971, se realizó la elección complementaria para
mente en inglés en 1978 y traducido al caste-
reemplazar a la fallecida diputada Graciela La-
llano una década después— comienza con una
coste fue enormemente relevante para el devenir
descripción precisa del sistema de partidos, las
político de la Unidad Popular. Esa elección ter-
principales instituciones estatales y los mo-
minó por horadar al centro político, obligando
dos que tenía la política chilena de encontrar
a todos los actores a elegir entre dos opciones
acuerdos entre facciones con una gran diversi-
cada vez más enfrentadas y distanciadas. En di-
dad ideológica. En particular, el autor destaca un
cha ocasión, el cupo vacante se disputaría entre
sistema de partidos plural y competitivo, donde
Hernán del Canto, candidato de un oficialismo
las distintas colectividades se veían obligadas a
tironeado por la izquierda que quería acelerar el
conformar conglomerados para acceder al po-
proceso revolucionario, y Óscar Marín, militante
der y llevar a cabo sus programas. El alto nivel
de una DC que, al tiempo que veía cómo se des-
de competencia obligaba a la transacción y a la
colgaban sus sectores más radicales, se acercaba
alianza. O, en un término tan denostado en la po-
al Partido Nacional para consolidar una oposi-
lítica nacional reciente, imponía la búsqueda de
ción al gobierno.
consensos, única opción para volver eficiente y
Aunque el episodio no destaca como uno de
operativo al sistema.
los más llamativos dentro de la vía chilena al so-
El académico chileno destaca la relevancia que
cialismo, sí es elocuente para describir el modo
tenía, en el sistema chileno, un centro pragmáti-
en que se estaba barajando la política chilena al
co, capaz de aliarse con uno u otro sector político
poco andar del gobierno de Salvador Allende. Tal
para conformar coaliciones que llevaran a cabo
como describe el ya clásico libro de Arturo Va-
programas y políticas públicas. Así sucedió a lo
lenzuela, El quiebre de la democracia en Chile, fue
largo del siglo XX con el ibañismo y con el Partido
precisamente en ese contexto donde se materia-
Radical. Sin embargo, la aparición de la Demo-
lizó un escenario político bipolar, cuyos históri-
cracia Cristiana, por un lado, y la polarización en
cos lugares de encuentro, acomodo y transacción
un contexto de Guerra Fría, por otro, acabarían
se habían debilitado hasta el punto de imposi-
con esa actitud: las reglas del juego cambiaron
bilitar un consenso mínimo entre los bandos en
radicalmente con “el debut de un movimiento
disputa. Esa elección complementaria, por tan-
centrista relativamente cohesionado, con una
to, sería la manifestación más radical de que ya
perspectiva ideológica más que pragmática”. Es
nadie intermediaba entre las distintas facciones
posible encontrar aquí cierta afinidad con aque-
en pugna: el ala izquierda de la DC se retiraba del
llo que Mario Góngora desarrollaría años des-
partido (aunque eso había comenzado antes de
pués, acerca de las planificaciones globales. A
que Allende llegara a La Moneda) para tomar un
fin de cuentas, la DC terminaría siendo un actor
camino más expedito hacia la revolución, mien-
político con un proyecto total, alterando la fun-
tras su ala derecha se uniría con el Partido Na-
ción que históricamente cumplía el centro polí-
cional en oposición al gobierno.
tico: dar lugar al acuerdo y a la transacción. Hay
92
otro factor relevante en esta crisis, relacionado a cómo el fracaso en la búsqueda de acuerdos llevó a que instituciones tradicionalmente neutrales —Ejército, tribunales o Contraloría— fuesen obligadas a participar en disputas contingentes que los políticos no fueron capaces de resolver. Quizás el mejor ejemplo de esta práctica está en la participación de los militares en los sucesivos gabinetes de Allende, con unas profesionales y muy bien formadas fuerzas armadas viéndose obligadas a participar en contiendas políticas de diversa índole. El relato de Valenzuela toma el pulso a los hechos políticos y los analiza con profundidad y pasión. Por un lado, su estudio pondera el peso específico de la crisis económica, de la hiper-
nuestro actual sistema institucional, nuestros
movilización y de la crisis política, mostrando
partidos políticos (y su enorme descrédito), el
con herramientas propias de la ciencia política
contexto internacional de crisis de la democra-
cuánto contribuyó uno u otro elemento a que se
cia liberal y la propia experiencia de la violencia
desatara una crisis de esas proporciones. Pero el
política hacen de la realidad chilena algo muy
autor también es un narrador hábil a la hora de
distinto a la de medio siglo atrás. Sin embargo,
mostrar de qué manera las decisiones de distin-
tal como explica Valenzuela, las democracias ne-
tos protagonistas e instituciones fueron estre-
cesitan de cierta lealtad mínima de quienes inte-
chando el margen de acción y terminaron pro-
ractúan dentro de sus marcos. Si a la debilidad de
vocando la tragedia. Así como su tesis central se
un centro capaz de suscitar la negociación le su-
estructura en torno al desgaste del centro polí-
mamos que un número relevante de los actores
tico pragmático, su descripción de los hechos se
políticos se vuelven poco fieles con las reglas de
detiene al momento de explicar las posibles (o
la democracia, es difícil que la fuerza centrífuga
imposibles) alianzas políticas, las crecientes o
propia de un sistema competitivo y polarizado
decrecientes capacidades de los distintos actores
no haga tambalearse a todo el edificio institucio-
por buscar una salida política —y no militar— a
nal que la sustenta.
la crisis y la manera en que las piezas de este gran
Aunque en nuestra actual coyuntura han pre-
tablero se iban alejando cada vez más de sus ad-
dominado, hasta ahora, las vías institucionales
versarios políticos.
—esa parece haber sido la respuesta ciudadana
Dentro de sus conclusiones, quizás la más in-
en cada hito político—, nada está asegurado y
teresante para nuestra época tiene que ver con
el escenario sigue siendo frágil. El éxito de este
el modo en que un sistema político colapsa al no
proceso, entonces, dependerá de la capacidad de
encontrar cauces institucionales para solucionar
los actores de seguir manteniéndose leales a esas
sus conflictos y desencuentros. Por supuesto que
formas y mecanismos.
93
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . RE S E ÑA
Equilibrar la balanza GUILLERMO PÉREZ
Sobre The New Class War: Saving Democracy from the Managerial Elite (Portfolio/Penguin: Nueva York, 2020), de Michael Lind
Durante los últimos años han proliferado los en-
familia— es ampliamente mayoritaria. Y aunque
sayos que, desde diversas aproximaciones, in-
el cosmopolitismo parece ser una ley de la que no
tentan explicar la compleja crisis que aflige a las
es posible renegar, Lind muestra que el 57% de
democracias occidentales. El libro The New Class
los estadounidenses nunca ha vivido fuera de sus
War, del profesor de la Universidad de Texas Mi-
estados de nacimiento, el 37% ha permanecido
chael Lind, se inscribe en esa reflexión. Sin em-
toda su vida en sus lugares de origen y el prome-
bargo, el texto logra sortear las categorías que
dio de los norteamericanos se encuentra a solo 18
han dominado los debates de la última década.
millas de su madre.
Lind no escribe otro catálogo para identificar a
El origen de esta guerra de clases, sin embar-
los líderes populistas ni reduce la crisis a casos
go, no es reciente. Para explicarlo, Lind retrocede
como los de Bolsonaro u Orbán. Al contrario, el
varias décadas. Según él, este fenómeno comen-
académico sugiere que el populismo, las revuel-
zó a gestarse desde mucho antes del triunfo de
tas sociales y la inmigración son síntomas de fe-
Trump o el Brexit. En un primer momento, la
nómenos mucho más profundos.
crisis económica de 1929 y el término de la Se-
Según Lind, varios países de Occidente están
gunda Guerra Mundial fomentaron los acuerdos
viviendo simultáneamente una guerra de clases.
entre clases sociales, generando una tregua en-
Por un lado se encuentran las élites gerenciales:
tre los dueños del capital, los trabajadores y el
ciudadanos exitosos con posgrados en universi-
Estado. Bajo esa lógica, cada grupo tenía poder
dades de la Ivy League, que habitan grandes ciu-
de negociación suficiente como para incidir en
dades y defienden visiones progresistas y libera-
las decisiones públicas, pero limitado como para
les. Son los ciudadanos del mundo, los ganadores
no imponerse sobre el resto. Esta dinámica, que
de la globalización; aquellos que muchas veces se
Lind identifica con el pluralismo democrático y
consideran la encarnación de la promesa meri-
que encuentra su principal manifestación en el
tocrática y creen que las únicas injusticias pen-
New Deal estadounidense, promovió la irrupción
dientes de resolución son el racismo y la igualdad
de sindicatos fuertes, partidos políticos de masas
de género. Por otro lado está la clase trabajado-
y organizaciones de la sociedad civil poderosas e
ra, compuesta tanto por ciudadanos autóctonos
influyentes. Estas instituciones permitieron, por
como por inmigrantes que se integran a la socie-
un lado, aumentar la capacidad negociadora de la
dad. Viven principalmente en los suburbios in-
clase trabajadora y, por otro, visibilizar y proce-
dustriales, cada vez más arrinconados, ignora-
sar adecuadamente sus necesidades.
dos e incluso despreciados por aquellas élites que
Sin embargo, a partir de los años setenta y a
solo ven ignorancia en sus posiciones políticas y
medida que se perdía el temor a las catástrofes
fascismo en sus tradiciones y valores.
sociopolíticas, buena parte de las élites geren-
Según el autor, a pesar del enorme eco de las
ciales abandonaron su disposición a ceder el po-
visiones de las élites gerenciales en la esfe-
der y, según Lind, comenzaron a imponer una
ra pública, la clase trabajadora —con su ape-
revolución tecnocrática neoliberal desde arriba.
go al territorio, a las comunidades locales y a la
Así, en los ámbitos del gobierno, la economía y
94
la cultura se desdibujaron los consensos heredados de las décadas anteriores. En este sentido, la globalización habría operado como un mantra enceguecedor para una porción significativa de las élites, mientras que el consenso en torno a la democracia liberal —que para Lind es mucho más liberalismo que democracia— habría mancillado la influencia de aquellas instituciones que no solo sostenían el poder de negociación de la clase trabajadora, sino que también les otorgaban sentido y pertenencia. El populismo, entonces, puede comprenderse como una rebelión de la clase trabajadora en contra de dicha revolución de las élites gerenciales. Y la reacción habitual de los sectores dirigen-
A pesar de que Lind pasa por alto elementos
tes ha sido reprimir las posiciones políticas de las
importantes —por ejemplo, que la llamada re-
clases bajas o, a lo más, intentar cooptarlas me-
volución tecnocrática neoliberal tuvo como con-
diante discursos de redistribución y de educación
texto la crisis de los Estados de Bienestar y el
laboral que con frecuencia provocan frustración.
desarrollo de la Guerra Fría—, el libro sin duda
Esto no convierte al autor en defensor de los
interpela nuestro momento actual. Así lo sugie-
líderes populistas. Por el contrario. Para Lind el
ren, por ejemplo, los datos del estudio sobre las
populismo es puramente reaccionario y, aunque
élites chilenas presentados por el COES hace al-
puede otorgarle visibilidad a ciertas tensiones,
gunos meses. En ellos se muestra la desconexión
nunca logra convertirse en un proyecto político
de las clases dirigentes con ciertas preocupacio-
robusto. En efecto, la convivencia entre élites
nes elementales para la ciudadanía, como el fun-
que promueven una tecnocracia neoliberal cada
cionamiento del libre mercado, la inmigración y
vez más profunda y populistas que arrasan con
el rol protector del Estado.
las bases institucionales provoca un círculo vicioso que bien puede conducir a la destrucción.
Aunque no es posible afirmar que en Chile vivimos una guerra de clases, parece evidente que
Según el autor, la única forma de abandonar
entre los distintos grupos sociales de nuestro
esta nueva guerra de clases es mediante la cons-
país hay tensiones que están muy lejos de resol-
trucción de un pluralismo democrático que per-
verse. Sanar nuestras fracturas es un trabajo de
mita una renovada distribución del poder entre
largo plazo que sobrepasa lo puramente cons-
las élites gerenciales y la clase trabajadora, en los
titucional y que implica, tal como lo ha señala-
ámbitos antes mencionados —gobierno, econo-
do Pablo Ortúzar en esta misma revista, no solo
mía y cultura—. Esto supone, entre otras cosas,
treguas al interior de las élites sino que también
fomentar los espacios de decisión local, los gre-
pactos entre clases. En ese ámbito, la idea del
mios y las iglesias; otorgar más peso a los tra-
pluralismo democrático de Lind o el ejemplo del
bajadores en su relación con los empresarios y el
New Deal estadounidense pueden ser una buena
Estado, y fortalecer la soberanía nacional en des-
fuente de inspiración para encontrar salidas a al-
medro de las instancias de control supranacional.
gunos de nuestros problemas.
95
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . RE S E ÑA
Dos versiones de la democracia RICARDO SALAS
Sobre La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común? (Debate, 2020), de Michael J. Sandel
Michael J. Sandel opone una aproximación cívi-
desde su libertarianismo—, pero ninguno con-
ca de la democracia a esa concepción consumista
sigue descartar que la idea del mérito así en-
que subyace a lo que describe como la “tiranía
tendida permanezca como base implícita de sus
del mérito”. La oposición entre ambas visio-
propuestas. La razón es que ambos desechan la
nes depende del camino que escoja un régimen
idea de mérito porque ella tiene carácter moral
democrático para determinar el bien común. La
y, a causa de tal carácter, no podría ser impuesta
concepción cívica que Sandel defiende entrega a
en sociedades con graves discrepancias mora-
la deliberación pública la determinación de los
les, sea porque ello atentaría para Rawls contra
fines que serían dignos de perseguirse y de las
el respeto de los planes de vida individuales, sea
virtudes que debieran cultivarse en una sociedad
porque ello supondría para Hayek una violación
justa, que ofrezca a todos las condiciones nece-
de la obligación de no interferencia estatal.
sarias para el florecimiento de sus capacidades.
En el fondo, al evitar el problema moral, el
Esto exige la apertura de espacios comunes para
liberalismo no da cuenta de que la meritocra-
la reflexión crítica acerca de las preferencias in-
cia, más que atender a la riqueza o a la posición
dividuales; sin dicha apertura, tales preferencias
económica, apunta a la cuestión moral sobre la
quedarían como un dato que la política debería
distribución social del reconocimiento que re-
simplemente asumir. Esto, precisamente, es
sulta proyectado por ese éxito económico. Si la
lo que caracteriza a la democracia consumista,
meritocracia es calificada como una tiranía, es
que no ve en el bien común sino la satisfacción
porque termina siendo un régimen tan desviado
de preferencias individuales, mediante su trata-
del auténtico bien común que, en vez de la bue-
miento agregado de acuerdo a pautas provistas
na vida en común, produce sociedades divididas
fundamentalmente por la ciencia económica.
en dos grupos comunicados entre sí por el des-
En una democracia consumista, el mercado, al
precio de unos y el resentimiento de otros: el de
que se tilda de eficiente asignador de los recur-
los ganadores ensoberbecidos, que sienten como
sos, resulta ser también, de facto, un implacable
merecida su victoria en la lucha por el reconoci-
dispensador de méritos. Así, el éxito económico
miento, y el de los perdedores, sobre los que cae
es considerado como merecido, al menos cuando
la humillación de sentirse los únicos responsa-
parece ser el efecto de la propia iniciativa y del
bles de su fracaso.
sostenido esfuerzo individual. Esto ocurre in-
Nada de esto es inofensivo, pues el fenómeno
cluso en las teorías rivales de quienes son, para
descrito trae consigo profundas consecuencias
Sandel, los dos autores más influyentes del siglo
políticas. En efecto, esta pugna alienta entonces
—Rawls y Hayek—, cuyo empeño en negar que
el populismo cuando alguna figura carismáti-
la mera adquisición de riquezas sea meritoria no
ca consigue atraer para sí la fuerza de ese re-
consigue su propósito. Ellos coinciden en negarle
sentimiento, con el fin de dirigirla luego contra
mérito a la adquisición de riquezas —Rawls para
la élite de los ganadores —los soberbios— que,
justificar desde su liberalismo igualitario las po-
enceguecidos todavía por su desprecio, no acier-
líticas redistributivas y Hayek para rechazarlas
tan a entender lo que les pasó por encima. Es en
96
este punto donde la democracia peligra, pues las instituciones que han provocado el resentimiento —pero no han logrado encauzarlo— terminan por resquebrajarse. La posesión de grados universitarios —que el autor denomina credencialismo—, juega un rol muy importante para Sandel, como si de nuevos títulos nobiliarios se tratara. La meritocracia, así, no aspira realmente a combatir la desigualdad, sino a promover la movilidad social, aunque lo logre solo marginalmente. Aunque se trata de un análisis fundado y correcto en muchos aspectos, llama la atención, sin embargo, el vínculo tan estrecho que Sandel establece entre credencialismo y meritocracia, pues omite la reflexión sobre una incipiente meritocracia anticredencialista, según la cual el mérito verdadero residiría en las habilidades realmente poseídas por los individuos, y no en aquellas que revelarían los títulos universitarios, juzgados como mantos bajo las cuales se oculta la incompetencia. Esta meritocracia anticredencialista envuelve también cierta lucha generacional y elige a sus héroes entre los jóvenes que despreciaron el ingreso a
justo necesidades básicas, podrían por otro lado
la universidad, o que por aburrimiento la aban-
acrecentar las dosis de humillación si no son
donaron para liberar su genio creando empresas
presentadas adecuadamente.
de tecnología. Su consagración viene de aquellas
En fin: una lectura radicalizada de esta obra
grandes empresas (Apple, Google, IBM, Netflix)
de Sandel propondría la exclusión de toda re-
que optan por seleccionar a sus trabajadores so-
ferencia al mérito en la configuración de las
bre la base de sus destrezas más que por la certi-
instituciones democráticas y olvidaría que esa
ficación de un título universitario. Si la conexión
meritocracia que él reprocha no es tiránica por
entre el mérito y el empleo estaba mediada por
reservar en ellas un lugar importante al mérito,
un título, esta nueva meritocracia anticreden-
sino por asignar injustificadamente mérito allí
cialista que Sandel ignora ata directamente el
donde no lo hay. Si el fundamento de una de-
cabo del mérito (las destrezas) al del empleo, y
mocracia cívica es el bien común —concebido
así abona el campo para el ensoberbecimiento de
como el conjunto de condiciones requeridas para
quien se jacta ganar las cosas por sí mismo una
el despliegue virtuoso de las capacidades huma-
vez removido el obstáculo de la presuntamente
nas—, entonces resulta obvio que habrá mérito
inútil nobleza universitaria.
o demérito en todo cuanto acerque o aleje de esa
Para Sandel, la derrota de la meritocracia su-
buena vida en común. La oposición entre una de-
pone una mirada sobre el trabajo humano que
mocracia consumista y una democracia cívica no
recobre la idea de justicia contributiva, confor-
depende, por ende, de la presencia o ausencia del
me a la cual la asignación del reconocimiento
mérito como criterio para la asignación del re-
depende de la efectiva contribución a un bien
conocimiento social, sino de la fuente de la que
común moralmente definido, es decir, política-
dimanan los juicios sobre el mérito, que puede
mente deliberado. Así, no bastan para combatir
ser en la democracia consumista el lugar que se
esa desigualdad las políticas distributivas que,
ocupe en el mercado, o en la democracia cívica la
por mucho que permitan satisfacer de modo
virtud con que se sostenga la república.
97
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE . RE S E ÑA
Democracia: la otra revolución FRANCISCA ECHEVERRÍA
Sobre Tocqueville y la naturaleza de la democracia (Santiago: IES, 2018), de Pierre Manent
Leer a Pierre Manent constituye siempre un
del hombre democrático hay un germen de se-
placer, tanto por su aguda reflexión sobre los
paración, una pérdida del sentido de lo común.
fenómenos sociales y políticos que subyacen a
Esta es, para Tocqueville, la naturaleza de la
nuestra vida colectiva como por su lenguaje lla-
democracia: el movimiento que deshace los la-
no y asequible. En este libro, a partir del análi-
zos sociales, que atomiza a los individuos en su
sis de primera mano que hace Tocqueville de
igualdad. Desde este ángulo, Manent observa que
la naciente democracia norteamericana en las
la democracia es antipolítica: aunque se refiere al
primeras décadas del siglo XIX, Manent estudia
modo de articular la vida en común, su dinámica
cuidadosamente la noción de democracia en los
conduce más bien a organizar la separación de los
escritos del aristócrata francés, y hace visible su
hombres, a aquello que llama una “disociedad”.
vigencia para las democracias contemporáneas, incluido Chile.
Si la naturaleza de la democracia es separar, el arte de la democracia consiste para Tocque-
El autor centra su análisis en lo que conside-
ville en la asociación voluntaria que tanto lla-
ra el gran hallazgo de Tocqueville: la idea de que
mó su atención en la sociedad estadounidense.
la democracia no es ni solo ni principalmente un
Para Manent, la obra de Tocqueville permite
sistema político, sino ante todo un estado social,
comprender que la democracia está comanda-
caracterizado por un sentimiento de semejanza
da por el doble proceso de deshacer y rehacer el
entre las personas. Se trata de la superación de la
lazo social, por el movimiento de destruir deli-
sociedad aristocrática, articulada a partir de je-
beradamente toda dependencia dada e intentar
rarquías, patronazgos e influencias particulares,
reconstruir la unidad mediante relaciones es-
una revolución social sin precedentes en la his-
trictamente consentidas garantizadas mediante
toria. El criterio rector del orden social comienza
un poder externo. El arte de la asociación evita
a ser la noción de soberanía individual y la con-
así la tendencia a la total disgregación conteni-
siguiente emancipación del individuo de cual-
da en el propio principio democrático —aunque
quier autoridad o influjo externo. El núcleo de la
se trate de una unidad artificial, construida— y
democracia, entonces, es la igualdad social uni-
permite a los individuos sentir cotidianamente
da a la independencia, la búsqueda de una total
que dependen unos de otros. Además, el autor ve
horizontalidad en las relaciones. Esta profunda
en la vitalidad de la sociedad civil una protección
modificación de los vínculos humanos fascina a
frente al poder desmedido del Estado, en con-
Tocqueville y, simultáneamente, lo alerta de los
traste con la situación vulnerable en que quedan
potenciales riesgos del movimiento democrático.
los ciudadanos respecto de los posibles excesos
En efecto, el autor comprende que el senti-
de un poder central cuando los vínculos sociales
miento de igualdad debilita los lazos sociales
se diluyen. De este modo, Tocqueville descubre
tradicionales y transforma al ciudadano en in-
en el fomento de la asociatividad local un modo
dividuo, en un sujeto que tiende a aislarse en su
de salvar a la democracia de sus propios peligros,
mundo privado y a volverse indiferente respecto
cuestión sumamente relevante para el momento
de la cosa pública. En el afán de independencia
histórico que vive nuestro país.
98
Además de la tendencia atomizadora y el riesgo de despotismo, el demócrata y liberal Tocqueville descubre en la democracia un principio de amenaza a la libertad intelectual, que contradice el afán de independencia que caracteriza a este fenómeno. El hombre democrático no quiere reconocer ninguna autoridad fuera de sí mismo; sin embargo, de manera paradójica, se somete de un modo dócil e irreflexivo a la auto-
finalidad de esas acciones. Así, Manent deja en-
ridad de la masa, a aquello que Manent llama el
trever que la transformación social que intro-
“poder social”. La idea de igualdad conduce al
duce la democracia afecta la posibilidad de una
individuo democrático a rechazar el influjo par-
auténtica singularidad humana, configurada por
ticular de otros sobre su propia visión del mun-
ciertas disposiciones de carácter y orientada a
do, pero a la vez lo hace dudar de su propio cri-
algo más que la propia inmanencia.
terio frente a la fuerza de la opinión dominante.
El nudo de la democracia se encuentra enton-
La democracia, por tanto, transforma la noción
ces en la delicada articulación entre individua-
misma de libertad, que comienza a entenderse
lidad y comunidad, entre la legítima autonomía
fundamentalmente como independencia priva-
y los vínculos que hacen posible un despliegue
da —desconectada de cualquier noción de vir-
humano que solo parece posible en la acción co-
tud moral o cívica y de la acción en común con
mún. El carnaval de identidades que ha desfilado
otros—, e incluso se aceptan de modo implíci-
en Chile en estos años de crisis —individualida-
to ciertas limitaciones de esa libertad con tal de
des cuyo contenido no parece ser sino la autoa-
conservar una determinada idea de autonomía.
firmación— es una señal más de la pertinencia
Para Manent, lo que está en juego en esta no-
de esta lectura de Tocqueville de cara a nuestro
ción tocquevilliana de democracia es la pre-
momento político. Manent indica que, para amar
gunta sobre qué es realmente el ser humano. El
correctamente a la democracia, hay que amarla
problema político de la democracia revela para
con moderación y buscar salvarla de sus pro-
él un trasfondo antropológico: el “dogma de-
pias patologías.
mocrático” consiste en la convicción de que la
Tras casi dos siglos, la obra de Tocqueville
independencia es el estado natural del hombre,
sorprende por su actualidad, y también lo hace
que la humanidad está por completo conteni-
la fina interpretación desarrollada por Manent
da en cada individuo. Se trata de una paradójica
hace ya más de cuarenta años. Pensar en cómo
afirmación del individuo a costa del individuo:
crear las condiciones sociales y políticas para
una declaración de independencia y de casi nada
custodiar la libertad democrática sin renunciar a
más, la afirmación de una libertad vaciada, de
una auténtica singularidad humana y con aper-
una soberanía total del hombre sobre sus pro-
tura a lo común parece ser uno de los mayores
pias acciones que renuncia a la pregunta por la
desafíos que tenemos por delante.
99
100
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
101
Foucault:
el cazador cazado DANIEL MANSUY
102
E
n su libro Mon dictionnaire du bullshit, el en-
más bien gentil”. Daniel Cohn-Bendit, el mítico
sayista liberal Guy Sorman reveló que Michel
líder juvenil de las revueltas parisinas, tiene es-
Foucault pagaba a niños por sexo en Túnez, por
critos análogos. Todo esto deja en el observador
allá por 1969. “Los violaba sobre las tumbas”;
una sensación extraña: hay una generación que
“no le importaba lo que les sucediera a las vícti-
quiso romper todos los límites y superar todos
mas”; “quiso ignorar que ellos eran las víctimas
los tabúes, incluso en lo referido a la sexualidad
de un viejo imperialista blanco”; “él prefería
infantil. Esos niños fueron víctimas de la ideolo-
creer en el libre consentimiento de sus peque-
gía libertaria que profesaban sus padres y su en-
ños esclavos” son algunas de las frases escritas
torno. Cual personajes de Houellebecq, experi-
por Sorman. Como puede verse, la revelación es
mentaban con los menores que los rodeaban. En
violenta: en la era del Me too, ni Foucault pare-
el centro de esa ideología estaba Michel Foucault.
ce estar a salvo. Con todo, cabe agregar que esta
De hecho, Matzneff intentó justificarse afir-
denuncia vino a sumarse a otras del mismo te-
mando que debemos resituar los hechos “en la
nor que han sacudido últimamente a la intelli-
época”, pues “grandes escritores como Roland
gentsia francesa. En efecto, a principios de 2020
Barthes o Michel Foucault defendían que se
Vanessa Springora publicó Le consentement, na-
bajara la edad de la mayoría sexual”. Cabe re-
rración en la que describe cómo —a sus trece
cordar que diversas peticiones reivindicando
años— fue seducida por un hombre de cincuen-
las relaciones sexuales con menores circularon
ta. Ese hombre resultó ser Gabriel Matzneff, un
en los años setenta, y entre los firmantes en-
célebre escritor parisino. Un año después, Cami-
contramos a todas las estrellas intelectuales de
lle Kouchner (hija del ex canciller Bernard Kou-
aquellos tiempos: Jean-Paul Sartre, Simone de
chner) cuenta —en La familia grande— cómo su
Beauvoir, Gilles Deleuze, André Glucksmann,
hermano fue sistemáticamente abusado por su
Jean-François Lyotard, Jacques Rancière, Felix
padrastro, Olivier Duhamel, destacado intelec-
Guattari, Jack Lang —la lista podría seguir—.
tual francés.
Y, claro, si los grandes intelectuales de la época
Por cierto, no estamos frente a hechos aisla-
abogaban en masa y públicamente por despe-
dos. El mismo Matzneff tiene textos en los que
nalizar la pedofilia, no debe extrañar demasiado
reconoce abiertamente la atracción que le produ-
que las prácticas fueran en la misma dirección.
cen los menores de edad y admite haber practi-
Naturalmente, la defensa de Matzneff no tuvo
cado turismo sexual con menores en Asia; textos,
demasiado éxito: se abrieron procesos judiciales
desde luego, alabados en su momento por la crí-
en su contra, algunas de sus obras fueron retira-
tica. Circuló incluso una entrevista de Matzneff
das de circulación y su reputación se vino al suelo
del año 1990 donde se le preguntaba acerca de
(algo parecido le sucedió a Olivier Duhamel).
su preferencia por menores. Su respuesta es muy
Con todo, el caso de Foucault fue distinto, y
ilustrativa: “prefiero en la vida gente que no se
una notoria incomodidad recorrió la opinión
haya endurecido (…) Una niña muy, muy joven es
ilustrada. Se trata del pensador sobre cuyas
103
LORE M IPS U M. E NSAYO
La Sorbona ocupada, mayo de 1968. Fotografía: Eric Koch
teorías se ha erigido buena parte de la vulgata
Sin embargo, esta actitud no parece muy ra-
posmoderna, que sospecha de cualquier forma de
zonable. Lo que le ocurrió a cierta intelectualidad
poder y tiende a ver opresión en todo vínculo so-
con la pedofilia es muy sintomático, y no debe-
cial. ¿Cómo lidiar con una acusación de ese tipo?
ríamos pasarlo por alto. En su momento, la libe-
¿Cómo explicar entonces que el gran denuncia-
ración sexual infantil se integró a la perfección en
dor se haya permitido prostituir a niños africa-
la narrativa progresista: era una barrera más por
nos? ¿No sería ese el máximo signo de violencia
superar. Dicha narrativa se sostiene en una es-
opresora? ¿Se trata solo de un problema personal
pecie de fe más o menos implícita, según la cual
de Foucault o hay también una cuestión teórica
el futuro nos liberará de las rémoras del pasado
involucrada? A pesar de su relevancia, la verdad
(como las odiosas restricciones que pesan sobre
es que aquí no solo faltan las respuestas: estas
la sexualidad infantil). Dado que se le atribuye
preguntas no fueron ni siquiera formuladas. En
una carga positiva al paso del tiempo, se supone
los ambientes intelectuales primó, más bien, el
que el horizonte es de pura liberación. Raymond
silencio. Cuestionar a Foucault implica poner en
Aron hablaba de religiones seculares al referirse
duda algunas ideas demasiado arraigadas —casi
a las ideologías del siglo XX, y el fenómeno que
diría: dogmas— de la cultura contemporánea.
nos ocupa remite a la misma lógica. El proyecto
Más vale, entonces, mirar para el lado y seguir
consiste en liberarse de todas las ataduras y de
utilizándolo como si nada hubiera ocurrido.
todos los límites impuestos por ese pasado, convirtiendo la transgresión en norma. Es la cultura
104
de la rebeldía que, paradójicamente, nos obliga
de un niño, sino que, además, sí sabemos cuán
a ser rebeldes. Tal era el fondo de la consigna
manipulable puede ser su incipiente voluntad.
“prohibido prohibir”. La libertad humana debía
En otras palabras, no podemos tratar al niño
erigirse sobre el abismo del propio yo, pero nun-
como un igual precisamente porque la relación
ca fundarse en tradiciones o normas impuestas
es asimétrica. Foucault sabe esto último mejor
por agentes externos. La sexualidad jugó en esto
que nadie y sus trabajos son acaso la investiga-
un papel fundamental, pues siempre fue vista
ción más profunda que se haya realizado en tor-
como aquella dimensión de la vida humana que
no a las relaciones ocultas de poder. Este opri-
más emancipación requería, y no hemos salido
me precisamente allí donde no se ve, donde no
aún completamente de ese ciclo. Todo merece ser
se percibe, donde no está a la luz del día. Todo
explorado, intentado y experimentado. Foucault
su trabajo puede ser leído como una búsqueda
fue, a no dudarlo, una de las puntas de lanza de
de esos mecanismos invisibles de poder que ro-
ese movimiento, y muchos de sus textos apun-
dean la vida humana. Foucault sospecha de todo
tan en esa dirección: hay que liberar al hombre
vínculo humano, pues cree ver en ellos opre-
de la tradición, hay que liberarlo de las asfixian-
siones más o menos disimuladas. No obstante,
tes relaciones de poder, hay que liberarlo de toda
cuando se trata de niños —de niños tunecinos—
moralidad. El programa había sido sugerido por
Foucault decide no ver esa realidad que tanto le
Nietzsche, pero fueron los filósofos franceses
obsesionó durante toda su vida. No hay nada más
marcados por 1968 los encargados de masificarlo
difícil que el consentimiento, y por eso Hobbes
y echarlo a andar.
intenta incluso negar que allí haya un problema:
En ese contexto deben ser leídas las reflexio-
si ponemos en duda el consentimiento, arguye,
nes de Foucault sobre la sexualidad en menores
ningún contrato sería válido. Ese pasaje de
de edad. Lo curioso es que el pensador francés
Foucault es plenamente convergente con Hobbes
nunca parece haber advertido los peligros de su
y con toda la tradición más radical del (neo)
propia actitud; o, mejor aún, las contradicciones
liberalismo: allí donde hay consentimiento,
en las que él mismo incurría. En un diálogo de
no cabe ninguna pregunta relevante sobre la
1977, Foucault llega a decir que “desde el mo-
justicia.
mento en que el niño no se niega, no hay nin-
Para intentar explicar todo esto, es imposi-
guna razón para sancionar lo que sea”1. Nótese
ble no remitir a la vida de Foucault. Como bien
bien: en las relaciones sexuales con niños, solo
ha explicado James Miller, el autor de su mejor
vale el consentimiento. Foucault ignora, des-
biografía (La pasión de Michel Foucault), en el au-
de luego, aquello que Vanessa Springora retrata
tor francés es imposible separar la teoría de su
tan bien en su propio libro: no solo ignoramos
experiencia, porque forman parte de un mismo
en qué consiste exactamente el consentimiento
proyecto. Foucault quiere explorar los límites de lo humano, y esa exploración es vital e intelectual a la vez. En virtud de lo anterior, Miller
1 Michel Foucalt, Dits et écrits (París: Gallimard), vol. 2, 355.
dice no haberse sorprendido por las revelaciones
105
LORE M IPS U M. E NSAYO
de Sorman: Foucault nunca aspiró a ningún tipo
que azota nuestro debate público constituye una
de pureza moral, ni nada semejante. Con todo,
reacción simétrica a esa liberación extrema, pero
el problema subsiste. ¿Por qué no detectar en la
lo que llama la atención es que ese discurso siga
propia conducta aquello que con tanta fuerza se
recurriendo a las categorías de Foucault para jus-
denunciaba en otros? Llegados hasta acá, nos
tificar sus posiciones. Hay allí una paradoja que,
encontramos inevitablemente con los vacíos del
me temo, no hemos terminado de comprender.
esquema intelectual de Foucault. No solo porque
Ahora bien, interrogar radicalmente la defen-
desconfía de todo y de todos salvo de sí mismo,
sa de la pedofilia, y no solo los casos denuncia-
sino también porque el hecho —un profesor
dos, obligaría a cuestionar radicalmente tanto la
francés que le paga a niños por sexo en Túnez
obra misma de Foucault como la fe progresista
el año 1969— muestra bien que ciertas normas
que la inspira. Su caso muestra bien que no basta
culturales protegen más que oprimen. No toda
con tener la certeza de estar en el lado correcto
institución es dominación, sino que esos niños
de la historia para efectivamente estarlo; o, dicho
(los tunecinos, los asiáticos, los hijos de la in-
de otro modo: hay progresismos que terminan
telligentsia francesa) necesitan ser protegidos
muy mal. Esa generación creyó estar liberan-
por las reglas que tanto empeño se ha puesto
do a la humanidad de las cargas del pasado —y
en abolir. Las restricciones culturales y legales
habría tachado de retrógrado integrista a quien
que rodean la sexualidad infantil no constituyen
osara cuestionarlos—, pero, en el fondo, estaba
opresión, sino todo lo contrario.
reforzando una opresión particularmente per-
No se trata de tirar por la borda toda la obra de
versa. Hoy salen a la luz las tragedias personales
Foucault —el hombre es talentoso y percibe fe-
vinculadas a esa fe, y ellas deberían llamarnos a
nómenos con suma originalidad— pero sí es hora
reflexionar sobre los límites de la creencia en el
de tomarlo con más distancia. Si toda relación
progreso. Eso implica recuperar la contingencia
humana es dominación, entonces ninguna lo es,
de la reflexión —nos podemos equivocar, no co-
y quizás allí reside el enorme punto ciego que le
nocemos el futuro— y cierta humildad a la hora
permitió convertirse en la peor versión del opre-
de discutir. Sin embargo, nadie renuncia con fa-
sor occidental. No hay nada en Foucault que me-
cilidad a su credo. Tal, me parece, es el trasfondo
rezca ser erigido en dogma, porque lo suyo es una
del (relativo e incómodo) silencio que ha rodeado
búsqueda más que la construcción de un sistema.
al caso Foucault.
Por otro lado, el puritanismo contemporáneo
Daniel Mansuy es doctor en ciencia política por la Universidad de Rennes (Francia). Es profesor de filosofía de la Universidad de los Andes (Chile), donde dirige el centro Signos, e investigador senior del IES. Es autor de varios libros, entre los que destacan Nos fuimos quedando en silencio. La agonía del Chile de la transición (IES-Tajamar, 2020) y, en coautoría con Matías Petersen, F. A. Hayek. Dos ensayos sobre economía y moral (IES, 2017).
106
Fotografía: Cristóbal Marambio, Tele13 Radio
iván valenzuela:
“Se observa un intento sistemático por derribar la autoridad de los medios tradicionales” POR ROSARIO ZANETTA
107
LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA
Con el tono característico con que a diario informa a los auditores de Tele13 Radio y de Canal 13, el periodista Iván
Valenzuela analiza en esta entrevista la situación del periodismo en medio del auge de las redes sociales. Aquí comenta cómo ha cambiado la forma de consumir información, plantea su preocupación por la calidad del debate y explica el desafío que supone informar en tiempos polarizados.
El día antes de esta entrevista, Lucas Valenzue-
Se ha comentado mucho de la crisis del
la le comentó a su padre, Iván, que Brasil había
periodismo y de los medios en Chile. Hemos
decidido cerrar sus fronteras para evitar una
visto cierres de algunos medios escritos y un
mayor propagación del Covid-19. A pesar de vi-
éxodo de la publicidad hacia otras plataformas.
vir rodeado de noticias, el periodista y conductor
¿Cómo ves la industria?
de Tele13 Radio y Canal 13 desconocía ese dato. “Me dijo: ‘lo vi en Instagram’, que para mí no es
Es una obviedad decirlo, pero son tiempos difí-
un medio de noticias”, comenta Iván Valenzuela
ciles. Llevo treinta años trabajando en medios y
(55). El dato le suscitó varias preguntas: ¿cómo
siento que siempre han estado atravesando una
esa información había llegado hasta esa red so-
crisis, siempre han estado en problemas, pero
cial? ¿Quién era la fuente? ¿Qué había detrás?
este es un momento particularmente comple-
¿Incluía algún análisis, o era sólo el titular? “De
jo. No sé cuánto tiempo pasó desde que surgió
lo que hablamos cuando hablamos de periodismo
Napster, pero impuso la cultura de lo gratuito,
es del procesamiento de datos y de convertir esos
de no pagar, y veo con alarma que quienes de-
datos en información útil. Y me da la impresión
berían estar empezando a informarse a través de
de que eso está cambiando”, dice Valenzuela.
los medios de comunicación lo están haciendo por una vía indirecta, a través de las plataformas. Esto me hace preguntarme si ese público va a seguir consumiendo información, si va a seguir funcionando el periodismo, o si su función
108
social se va a poder seguir ejerciendo a partir de
Tu diagnóstico es bien crítico respecto de la
un modo tan distinto de consumo.
situación en la que están los medios hoy, al alero de las redes sociales.
Si es que hay un cambio en la forma de consumir medios y a eso se suma la estrechez económica, ¿hacia dónde va la industria?
Las redes sociales le están quitando la plata a los medios, y eso hay que regularlo. Ahí hay una fagocitación, un cierto parasitismo. Tiene que ha-
Yo partiría por lo importante: lo primero es la
ber algo con los derechos de autor y la propiedad
supervivencia y en eso el modelo de negocio tie-
intelectual, eso es una cosa. Y dos, tiene que ver
ne que cambiar. El caso australiano es súper bue-
con el estatus industrial. No pueden asumirse
no. Me da la impresión de que tarde o temprano
solo como un negocio particular: Twitter o Face-
en los gobiernos de todos los países —incluyen-
book —que es el más masivo de todos— no son
do el de Chile—, deberá existir la preocupación
solamente negocios, no son solo empresas; son
por cómo las grandes empresas multinacionales
empresas de comunicación, de difusión.
—que además tienen un problema tributario— colaboran con los medios de comunicación desde
Entonces la pregunta es por las implicancias
los cuales están extrayendo contenido.
que tiene el negocio de las redes sociales.
Aun reconociendo esa tensión, ¿no te parece
Creo que hay que hacerse la pregunta sobre si
llamativo que tenga que ser el Estado o el
tienen límites o preguntarse por su autonomía
gobierno de turno quien deba tratar de salvar
como empresas privadas que ni siquiera tie-
un negocio en específico por un cambio en las
nen domicilio en Chile. Esa cuestión atiende a
reglas del juego?
la estructura de negocios de los medios de comunicación y atiende también a la salud de la
Estamos frente a un fenómeno que es totalmente
democracia, en términos de cuánto afectan o no
inédito. Facebook es mucho más que un medio
sus decisiones precisamente a los estándares de-
de comunicación. A mí me da la impresión de que
mocráticos que requiere una República como la
alguien tiene que regularlo de alguna manera
de Chile.
para amortiguar o aminorar sus efectos perniciosos. Cuando Twitter le niega a Donald Trump
¿Hay conciencia de la magnitud de este
la posibilidad de estar en su plataforma, que es
problema en Chile?
una plataforma de comunicación media absoluta, no es baladí. Tenemos que preguntarnos si
No. ¡Si estamos discutiendo si le decimos hot dog
eso es funcional al correcto funcionamiento de
o completo a la salchicha con pan! En un nivel la
la democracia, que es, por otra parte, el único
discusión es bien pedestre, pero sé que en el Go-
medioambiente donde los medios de comuni-
bierno se está hablando. Aunque me temo que,
cación y el periodismo son posibles. Esa es mi
dado que todos los canales son privados, salvo la
preocupación. ¿Es funcional a la democracia que
televisión pública, no creo que haya demasiado
Donald Trump no pueda estar en Twitter y que
interés en algunos de decir “vamos a hacer una
eso no sea cuestionable por nadie porque a todos
ley para apoyar a Luksic o a Warner”. También
nos cae mal Donald Trump? Eso merece una re-
puede haber ese prejuicio tonto. Pero si el dueño
gulación porque estamos frente a un modelo de
de Facebook fuera Andrónico Luksic, esto estaría
funcionamiento que es inédito y que nos desafía
regulado en Chile.
con preguntas que son nuevas. Antes, ese poder no existía o había otro poder con el que luchar, que era el poder del Estado, la autoridad como censor. Incluso deberíamos repensar la definición misma de censura.
109
LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA
Hoy es Facebook, pero nada impide que en el
haber es una fiscalización del tipo asambleístico,
futuro no sean muchas otras las empresas que
del tipo funa de Twitter. Cuando la información
afecten el funcionamiento de los medios…
no está procesada por medios de comunicación
Por supuesto, pero tienes que diseñar un modelo
sión de que el debate se empobrece.
como los hemos conocido, a mí me da la impreque te permita enfrentar eso. No es un problema chileno. En la campaña del año 2020 de Estados
En un futuro, ¿ves a un mundo sin medios
Unidos, Elizabeth Warren publicó en Facebook
tradicionales?
un aviso que decía que Mark Zuckerberg —no me acuerdo del contenido preciso— estaba a favor
No, yo no me imagino que vayan a desaparecer,
de la reelección de Trump, o algo por el estilo,
pero la posibilidad de pauperización del conte-
cosa que era falsa. Pero ella lo publicó para com-
nido está ahí latente y eso sí me parece preocu-
probar un aserto del propio Zuckerberg que decía
pante.
“yo no puedo sacar una cosa, aunque sea mentira, porque el público tiene que decidir si es men-
UNA CUESTIÓN DE PROPIEDAD
tira o no”. Zuckerberg no cayó y no lo sacó. Pero si esto impacta de esta manera en la democracia,
A propósito de las campañas presidenciales, se
¿cómo hacemos para regularlo de otra manera?
ha hablado mucho de libertad de expresión, del
Para que estas personas, que en la mayoría de los
derecho a la información y de la concentración
casos son controladores individuales, no tengan
de la propiedad de los medios, lo que repercutiría
ese inmenso poder o que ese inmenso poder ten-
en una falta de pluralidad de líneas editoriales.
ga algunos límites, algunos
¿Qué te parece ese debate?
bordes. Viendo la manga ancha que
¿No te parece que los medios
¿Es funcional a la democracia
han caído en la trampa
que Donald Trump no pueda
propiedad extranjera de me-
estar en Twitter y que eso no
dios en Chile, la discusión
de seguirles el juego a las redes sociales, replicando sus lógicas y dándoles más poder?
sea cuestionable por nadie porque a todos nos cae mal Donald Trump?
Por supuesto. Como me de-
ha habido respecto de la
me parece un poco cínica. Dicho eso, creo que el mejor modelo es la libertad total de funcionamiento. Nada como la competencia por quién
cía un periodista: “Facebook es el supermerca-
informa mejor. Pienso que mientras más auto-
do, no puedes estar fuera de las góndolas” y eso
nomía hay y más libertad existe, el servicio para
hicimos. No nos correspondía a nosotros impul-
las audiencias es mejor. Si el problema es la ge-
sar la regulación, pero es cierto, nosotros cola-
neración de opinión, yo diría que, en un ambien-
boramos con esto. Si tampoco somos totalmente
te de redes sociales, las barreras de entrada para
inocentes, lo que pasa es que estamos pagando el
formar medios de comunicación y para partici-
precio y el costo de que desaparezcan los medios
par del debate público han bajado mucho. Basta
tradicionales es muy caro.
con una persona con un teléfono y un plan de datos para participar y eventualmente para influir.
¿Cuál es ese costo?
En ese escenario, me da la impresión de que no se puede hablar de concentración de los medios.
La función social del periodismo es dar la infor-
Primero, resulta falaz; y segundo, no importaría
mación oportuna para que los ciudadanos tomen
tanto.
decisiones y puedan controlar, fiscalizar, a sus autoridades, al Estado. Eso es lo que está en juego. Si no hay medios tradicionales, lo que va a
110
Daniel Matamala planteó en una columna que
Pueden ser una contribución al contenido
las sociedades pluralistas proveen de medios
disponible…
públicos. ¿Crees que son necesarios? Sí. Particularmente cuando la industria de mePienso que los medios públicos dan una perspec-
dios no es tan robusta, como es el caso de Chile,
tiva que es útil para la sociedad. Por su naturale-
donde no hay tantos, y tampoco es que gocen de
za, por su diversidad de financiamiento, pueden
una gran salud financiera. En ese panorama da la
abordar puntos de vista, materias, profundida-
impresión de que un medio financiado pública-
des, que a los medios que están en la competen-
mente puede tener una opción de servir mejor a
cia les cuesta más llegar. Los medios comerciales
las audiencias, pero todo depende —como siem-
tienen algunas dificultades para ciertas temáti-
pre— de los detalles. De cómo esté regulado, or-
cas y pienso que los medios públicos de cualquier
ganizado y dirigido.
naturaleza, pero públicos y no gubernamentales, sí pueden tener una vocación especial para al-
¿Consideras que aquello que el público consume
gunos temas que no estén bien representados o
de manera masiva es periodismo de calidad?
bien recogidos en los medios comerciales. Depende de lo que consideremos como masivo, pero no, yo creo que el periodismo de calidad está reservado a las élites, o sea, no reservado, pero está siendo consumido por las élites. 111
LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA
¿Exclusivamente?
La receta en este aspecto, entonces, es la misma de siempre: volver a los hechos, a la pretensión
Exclusivamente. Y desafortunadamente creo que
de objetividad…
los medios de comunicación caímos en el clivaje entre el pueblo y las élites, por decirlo con los
No sé, por lo menos a la imparcialidad.
términos de Pablo Ortúzar; y caímos del lado de las élites, no del lado del pueblo. Es muy comple-
O a la justicia.
ja nuestra situación porque se observa un intento sistemático por derribar la autoridad de los me-
Al trato justo, sí.
dios tradicionales. Y ese es un fenómeno inter¿Cómo se equilibra eso con un rol de los
nacional, no solo chileno.
periodistas mucho más opinante? A uno le Entonces, ¿cómo vuelven a ganar confianza los
enseñaban que había que distinguir muy
medios de comunicación sin dejar a las élites?
bien la opinión de la información. Hoy esas
Porque me imagino que tampoco hay interés en
delimitaciones no existen, o se ven más
abandonarlas..
difusas. ¿Cómo reclamamos volver a los hechos entonces?
Estamos en el entretiempo y vamos perdiendo 3-0. No sé cómo lo vamos a dar vuelta. Pero si esa
Cuando el avión está en turbulencia cuesta harto
es la meta, si hay que darlo
que no se te dé vuelta el jugo
vuelta, yo creo que primero
de naranja. Y lo que estamos
tenemos que hacer mucha
viviendo ahora es una época
autocrítica respecto de cómo
Si no hay medios tradicionales,
ejercimos nuestro papel an-
lo que va a haber es una
sión de que muchos medios
fiscalización del tipo
de comunicación han deci-
tes. ¿En qué sentido?
asambleístico, del tipo funa de Twitter.
En el sentido de que, igual
turbulenta. Tengo la impre-
dido darle voz a la persona para recuperar a la audiencia en el cortísimo plazo, para recuperar un cierto engan-
que el resto del país, valorábamos y dábamos
che. Subrayar las historias que hablan del males-
autoridad a opiniones de expertos sin determi-
tar y darles pantalla a profesionales contratados
nados contrapesos. Descalificábamos la opinión
por ellos que básicamente opinen o pontifiquen
de aquellos que pensaran distinto al tren ma-
—si es que quieres ponerlo en términos negati-
yoritario. Y segundo, tenemos que acostum-
vos—, en consonancia con el punto de vista ma-
brarnos a esta nueva normalidad, por decirlo
yoritario. Me parece que esa es una receta que han
así, que implica un cambio en la forma, porque
buscado para reconectar, casi una herramienta
nuestros contenidos van a estar ahora en com-
de supervivencia, lo que no lo convierte en ilegí-
petencia ya no colgando del alambrito del kiosco,
timo. Estamos, principalmente en la televisión,
sino en un universo que no conocemos. Por otra
en un momento de populismo muy complejo.
parte, creo que hay una cosa en la que tenemos
Estamos creando una cosa en la televisión que a
que seguir confiando, que es en la credibilidad,
mí me preocupa. Es cierto, estamos en una cri-
en la precisión de los datos, en el interés genui-
sis económica, pero si uno estuviera en una isla
no por informar imparcialmente; me parece que
desierta y solo hubiera televisión, me da la im-
imparcialmente es la palabra: con punto de vista,
presión de que la imagen del país que se llevaría
pero con buena fe. Creo que ese es el camino. En
es incluso peor que la realidad.
algún punto la gente se va a dar cuenta de que sí, que puede confiar en estos medios tradicionales.
112
¿Han sido responsables los medios? Hablabas antes de la función de los medios. Sería súper fácil decir que no. Creo que quienes
¿Cómo se conjuga esa función en contextos
están al mando de los medios de comunicación
polarizados como los de hoy? ¿Cambia? ¿Cómo
hoy tienen que responder a dilemas nuevos,
contribuyen los medios a un debate político que
pero siguen respondiendo al dilema clásico: un
está muy crispado?
numerito en una pantalla, que en el caso de la televisión se llama people meter, que es tu conexión
Pucha, con una receta que resulta contraintui-
con la audiencia.
tiva no más. Yo creo que un medio de comunicación puede legítimamente privilegiar voces y
Claro, cómo llego a la audiencia…
puntos de vista moderados por sobre los puntos de vistas extremos. Tiene derecho a hacerlo, sin
Cuando Chilevisión decide que el animador de su
acallar del todo a los otros. No puedes desfigurar
matinal se convierta en lo que se convirtió Julio
la realidad; un medio de comunicación que des-
César (Rodríguez), lo que está haciendo es decir-
figura la realidad ni siquiera va a cumplir con su
le al público “yo soy esto, yo soy un poco Julio
objetivo primordial. Pero en ese entendido, tie-
César, yo soy el que permite que Julio César ha-
ne legitimidad que lo haga, porque la salud de la
ble”. Chilevisión está diciendo algo de sí mismo
democracia es consustancial a la posibilidad de
cuando hace eso.
existir de los medios de comunicación. Es consustancial a nuestra práctica el defender el esta-
Es una declaración de principios a través del
do de derecho, defender la democracia, y me da
comunicador.
la impresión de que en ambientes de polarización extrema lo que corresponde es precisamen-
Exacto. No en los principios que declara el ani-
te tratar de amortiguarla, tratar de reconducirla
mador, sino en tenerlo. Y esa es una decisión
hacia el diálogo y hacia el centro, que no signi-
básica de un medio de comunicación: quién soy
fica el centro político, sino el centro entre los
para ser consumido, quién soy para tener el en-
extremos. Ahora, cómo hacerlo… bueno, habrá
ganche con la audiencia.
que ver cómo hacerlo porque en ambientes de polarización extrema también las posibilidades
¿Los dueños de los medios están privilegiando
de que los medios se polaricen son altas, preci-
el negocio por sobre la información?
samente porque lo que necesitan es enganchar con su audiencia.
Permíteme poner en duda el sustrato de tu pregunta; es como si las cuarentenas fueran contra
Una
la economía. Yo no conozco ningún dueño de
periodismo?
última
cosa.
¿Volverías
a
estudiar
medio de comunicación que realmente esté en los medios de comunicación para hacerse rico.
¿Si volviera a tener 18? Sí, ¿por qué no? Volvería
Primero, no se meten en el detalle, y segundo, no
a estudiar periodismo, pero no estudiaría solo
están para hacerse ricos.
periodismo, eso sí. Lo que probablemente habría hecho, con lo que sé ahora, es haber estudiado
Pero sí ganan influencia, ¿no? Por algo lo hacen.
economía, derecho o historia para después dedicarme al periodismo.
Puede ser… No sé, tengo la duda. No es una apuesta por el negocio, sino por la supervivencia.
Pero a tu hijo no le dijiste que no estudiara
Cualquier ejecutivo responsable de un medio de
periodismo, ¿o sí?
comunicación hoy lo que tiene que hacer es tratar de maximizar la utilidad porque es la super-
Estás loca, no se me habría ocurrido.
vivencia lo que está de por medio.
113
Villacañas contra la soledad americana PABLO ORTÚZAR
114
U
no de los conocidos males de los pueblos la-
poderes (Trotta, 2016), del filósofo español José
tinoamericanos es nuestra sensación de orfan-
Luis Villacañas, nos ofrece un curioso salvavi-
dad histórica y cultural. El sentimiento de ser
das. Curioso, porque se trata de un texto extenso
desheredados de la tierra, remanentes de pue-
y de no fácil lectura. Una verdadera lucha cuer-
blos truncados, engendros deformes de choques
po a cuerpo con párrafos que parecen tan vastos
civilizatorios sin supervivientes legítimos. Gente
como tupidos, selvas valdivianas argumenta-
a la que otros le hicieron ser alguien por la fuer-
tivas, atravesadas por anotaciones excelentes
za. De ahí que rebotemos una y otra vez entre
pero que, debido a su propia extensión, debieron
un modernismo furioso y autoflagelante, que
ser añadidas al final de la obra. Pero salvavidas,
busca expulsarnos con violencia de nuestra pro-
porque su genealogía de la mentalidad y forma
pia condición; y un populismo patético y auto-
política occidental logra conectar nuestra ex-
complaciente, que nos invita a celebrar nuestra
periencia vital, así como el conjunto de nuestra
desorientación común como si fuera una virtud.
historia, con el proceso que está en el origen de
Nos sentimos como pueblos sin historia y fuera
la civilización europea, consistente en el fulmi-
de la historia, luchando ya sea por incorporar-
nante encuentro entre Atenas, Roma y Jerusalén
nos a ella o por convencernos de que no vale la
bajo el alero católico.
pena intentarlo.
Inspirado metodológicamente en Max Weber,
Chile, sin ir más lejos, arde en estas contradic-
Villacañas va explicando lentamente cómo las
ciones, que se agudizaron en medio del estallido
ideas, las instituciones y los intereses de distin-
social y el esfuerzo en curso de rearticulación na-
tos grupos y actores sociales van empujando un
cional. ¿Quiénes somos? ¿Quiénes queremos ser?
derrotero que no tiene nada de predeterminado
Estas preguntas, implacables, crecen frente a
ni obvio, hasta consolidar una conflictiva divi-
nosotros. Y nuestros recursos para responderlas
sión de poderes entre autoridad espiritual y au-
por momentos parecen escasos. Apenas pode-
toridad temporal, que fue el motor principal de
mos conectar con nuestra historia republica-
los posteriores desarrollos occidentales. Inclu-
na. Mucho menos tomarnos en serio el proceso
yendo, por cierto, los de la España que tocó tierra
colonial. Es como si los terremotos, maremotos
americana en 1492.
y erupciones volcánicas, junto con destruir los
En el corazón de esta historia se encuentra la
edificios, nos borraran la memoria. Lo que queda
lucha entre la deificación del poder temporal —la
son superficialidades, caricaturas y reduccionis-
teología política del imperio, ansiosa por identi-
mos políticos. Una leve capa de identidad que se
ficar al emperador con Dios— y la deificación por
destruye de un soplido. Ni siquiera quienes pre-
vía de la comunidad de salvación cristiana, cuya
tenden refundar el país entienden los materiales
puerta estaba abierta a todas las criaturas huma-
con los que quieren trabajar.
nas. Es decir, el crecimiento y consolidación de
Es en medio de este desconcierto que el libro
la Iglesia que, como agente extraño en las entra-
Teología política imperial y comunidad de salva-
ñas del Imperio, va creando una esfera de auto-
ción cristiana. Una genealogía de la división de
ridad separada y autónoma, aunque sometida al
115
LORE M IPS U M. E NSAYO
gobernante en lo temporal. Esfera que impide la
política puede estar en diversas relaciones con la
sacralización de los poderes de este mundo, so-
Iglesia visible, pero no puede ser parte de la reli-
metiéndolos a una economía de salvación en que
gión de salvación”1.
juegan un rol subsidiario, de apoyo, pero no pro-
El camino hasta este punto comienza con la ra-
tagónico. Un “resto profano”, como lo designa
cionalización ética del monoteísmo judío, sigue
Villacañas, que puede entrar en diversas relacio-
con la profundización de este proceso por Jesús
nes con la Iglesia, pero jamás identificarse con
de Nazaret y la elaboración eclesial de Pablo de
ella, ni como parte de ella.
Tarso, atraviesa todos los momentos del comba-
El autor decisivo en la clarificación y raciona-
te cristiano por hacerse de un espacio legítimo en
lización de estas ideas es, según nuestro libro,
el seno del Imperio Romano —con apocalípticos,
Agustín de Hipona: “(el significado de la obra
apologistas y mártires a granel—, sobrevive el
de Agustín) trasciende su época y su escenario
intento de reconfiguración de Constantino y sus
histórico por la índole de sus hallazgos. Solo él
herederos —escándalo arriano y división de la
caracterizará el poder político como resto profano
Iglesia incluida—, y culmina en el norte de Áfri-
con el que la institución eclesial no puede com-
ca, con el famoso obispo de Hipona, que había
prometerse de forma plena, aunque mantenga
visto con sus propios ojos las alturas de la vida
sobre el gobernante laico la
política y cortesana imperial
presión de una norma ideal
en Milán. Esto para termi-
inmanente cuyo principal
nar huyendo de ella lo más
motivo ahora es religioso. Solo Agustín ha previsto que
El libro de Villacañas logra reinsertar nuestra historia,
la relación entre poderes es,
la iberoamericana, en
por su propia índole, con-
una tradición que permite
flictiva y carente de seguridades. Solo él caracteriza el poder gubernativo de la Iglesia como compartiendo
comprenderla como algo distinto a una barbarie bastarda de la Europa ilustrada.
lejos posible, llevando en su equipaje exclusivamente el ejemplo de resistencia de Ambrosio. Un largo camino repleto de actores secundarios de tremenda importancia, y Villacañas le dedica a cada uno todo el espacio posible —y, a veces, más—
esa norma ideal inmanente del gobierno profano, y como tal atravesado por
dentro de la economía argumental del libro. Nin-
la duda y abierto a la facticidad histórica, porque
gún padre de la Iglesia y prácticamente ningún
este poder gubernativo visible eclesial todavía
emperador romano quedan olvidados en la tra-
está alejado de la Iglesia invisible. Con ello, ha
vesía histórica, filosófica, política y teológica por
definido una división de poderes en la que el po-
la que nos va guiando el autor hasta alcanzar el
der que se encarga del resto profano está regu-
momento final del Imperio de Occidente.
lativa y normativamente fundado, tanto como el
Lo que viene después de Agustín, según el au-
que se encarga de la Iglesia visible; pero ambos
tor, es “un proceso de largo alcance que podemos
todavía quedan separados de aquello que pode-
llamar de reocupación de las preguntas impe-
mos definir como instancia de la salvación, la
riales que permanecían sin respuesta, que regi-
única sobre la que puede reposar la dimensión
ría los conflictos entre el resto profano político
absoluta de la deificatio, la que mantiene abierto
y la institución eclesial visible durante un largo
el horizonte evolutivo a pesar de la problemati-
periodo que llega al Imperio hispano, que por
cidad del tiempo, la que identifica el motor de la
eso obtiene su relevancia crucial en la historia
liberación subjetiva de la pulsión como condi-
occidental”2. Momento en el cual, como bien
ción de posibilidad de intervención adecuada en las instituciones visibles de una u otra índole. De este modo, la noción de religión de salvación y de deificatio es la piedra de toque de la división de poderes. Donde existe aquella dimensión, la
116
1 José Luis Villacañas, Teología política imperial y comunidad de salvación cristiana. Una genealogía de la división de poderes (Madrid: Trotta, 2016), 19. 2 Ibid.
sabemos, América es incluida en dicha historia e iniciada en tales preguntas, a las que agregará otras más. Así, el libro de Villacañas logra reinsertar nuestra historia, la iberoamericana, en una tradición que permite comprenderla como algo distinto a una barbarie bastarda de la Europa ilustrada. Es solo recuperando la línea que va desde el Israel de los profetas hasta Agustín de Hipona que aparecemos como pueblo de Dios, hijos de un encuentro tan traumático y complejo como el que convirtió a godos, francos y anglosajones en cristianos. Desde la atalaya del bajo imperio y la cristiandad, el abismo ficticio abierto por la pretensión ilustrada de borrar la propia tradición y retomar desde Grecia y Roma queda en ridícula evidencia. Nuestras categorías políticas, entonces, adquieren una nueva vida. No sirve pensar nuestro orden político ni desde la polis griega ni desde la república romana. Ni siquiera desde el alto imperio. La realidad de esos mundos, si la miramos cara a cara, nos resulta terroríficamente ajena. Reconocemos muchos de sus elementos, pero no el conjunto. Sospechamos de inmediato de la
inevitables”3, nos advierte Villacañas. Y agrega
existencia de una mediación, de una fuerza or-
que si Europa quiere mantener su “esperanza
denadora que permanece oculta. Y esa fuerza no
evolutiva” debe mantener y renovar constan-
es otra que la comunidad de salvación cristiana,
temente esta división. Sin embargo, también
cuyo efecto divisor del poder y sacralizador de la
advierte que “un poder capaz de vivir en la divi-
vida humana configura la gramática básica de
sión es algo misterioso y grande y, al margen del
nuestra cultura política.
poder político, solo puede emerger de algo pa-
Es contra esta fuerza sintética y universalista
recido a una religión de salvación”4. ¿Qué hacer,
del cristianismo, y principalmente contra sus
entonces, con una Iglesia Católica que parece
consecuencias políticas, que se han levantado
desgastada y extraviada, la mayoría de cuyos
tanto los nacionalismos mistificantes europeos
fieles ha abandonado el barco tan pronto como
como las revoluciones racionalistas. La preten-
el prestigio social de la institución se disolvió
sión fascista de restaurar la “Roma eterna”, el
en medio de escándalos indecibles? ¿Qué hacer
sueño hitleriano de una “Germania” imperial a
frente a un poder mundial, el del capital, que
la Constantino —con Carl Schmitt jugando a Eu-
ofrece con éxito su propia teología política, “en
sebio—, el orden pretendidamente pagano de las
el sentido de que genera una dualidad social, un
guillotinas y la “diosa razón”, el código civil pre-
sentido de salvación, una culpabilización de los
cedido de bayonetas de Napoleón. Maquiavelo,
fracasados, y una diferencia radical entre aque-
Hobbes, Rousseau, Heidegger y Schmitt, entre
llos que gozan de vida plena y de vida precaria,
tantos más, tienen en común la búsqueda de una
con todo su sentido de elegidos y condenados”5?
recuperación de la unidad político-teológica pagana, estropeada por la tradición judeocristiana. “Cada vez que esa división de poderes se disolvió, las formas de la decadencia fueron
3 Ibid, 20. 4 Ibid. 5 José Luis Villacañas, Neoliberalismo como teología
117
LORE M IPS U M. E NSAYO
¿Traerá la gran crisis climática que vivimos, de la
experiencia más cercana a la de las comunida-
cual la actual pandemia es solo un capítulo ini-
des “huésped”, mientras que el debate europeo
cial, una oportunidad de revitalización para la
enfrenta problemas imperiales. Sin embargo, el
comunidad de salvación?
trasfondo global y globalista es el mismo, y sus
En tratar de responder estas dudas, los cami-
fuerzas de aceleración las experimentamos por
nos del filósofo español y los nuestros divergen,
igual. El profesor Villacañas —el intelectual es-
aunque a ratos vuelvan a encontrarse. Villacañas
pañol más cercano a Íñigo Errejón y, a la vez el
es un pensador europeo, observando un concier-
más distante a Pablo Iglesias— esboza su posi-
to continental marcado a fuego por la Reforma
ción frente al contexto presente en otro texto, de
protestante que América Latina miró de lejos.
más fácil lectura pero imposible de comprender
Escribe, además, desde el corazón de un proyec-
cabalmente sin haber leído Teología política im-
to de Unión Europea que lucha por consolidarse
perial y comunidad de salvación cristiana, titulado
como fuerza alternativa a los poderes de Estados
Neoliberalismo como teología política6. La lectura
Unidos y de China. Mientras que, para nosotros,
de ambos libros no debería dejar indiferente a
países tercermundistas carentes casi por com-
ningún pensador o actor de la política latinoa-
pleto de unidad continental, no existe otra rea-
mericana. Trazan, en conjunto, un esquema
lidad que la de negociar lo mejor posible nuestra
general que nos permite ubicarnos en el mapa,
subordinación.
para luego obligarnos a hacernos responsables
Trabajamos, entonces, con materiales y con-
de dicha ubicación. Nos expulsan del patetismo
textos distintos, aunque tratemos de respon-
cómodo de nuestra soledad laberíntica, del ado-
der las mismas preguntas. De hecho, nuestros
lescente “no sé quién soy”, dotándonos de una
referentes para buscar orientarnos dentro de la
biografía y una memoria de adulto y, también, de
larga tradición judeocristiana parecen distan-
los deberes correspondientes.
ciarse: los pueblos latinoamericanos viven una
política (Madrid: NED, 2020), 266.
6 Ibid.
Ficha del libro Teología imperial y comunidad de salvación cristiana. Una genealogía de la división de poderes Autor: José Luis Villacañas Madrid: Trotta, 2016 Páginas: 720
Pablo Ortúzar es antropólogo social y magíster de Análisis Sistémico por la Universidad de Chile, y actualmente cursa estudios de doctorado en la Universidad de Oxford. Su libro más reciente es El precio de la noche. Diálogo imaginario sobre la tiranía (Santiago: Tajamar, 2021). Es traductor de La gran sociedad (IES-Cientochenta, 2014), de Jesse Norman, y de El federalista (IES, 2019), de Alexander Hamilton, James Madison y John Jay. Es investigador del IES. 118
ELENA IRARRÁZABAL
119
LORE M IPS U M. E NSAYO
omo ocurrió después del naufragio del
C
presente. Algo similar a lo que logra Los europeos
Titanic, tras el último viaje del Orient-Express
(Taurus, 2020), del historiador británico Orlan-
en 1977 surgió un entusiasta mercado en que
do Figes, considerado uno de los mejores ensa-
se transaban piezas de los refinados vagones
yos históricos editados en español en 2020.
que transitaron alguna vez entre París y Estam-
Entre Los europeos y Orient-Express se perciben
bul. Reliquias como menús delicadamente im-
interesantes conexiones e ideas complementa-
presos, valiosa marquetería firmada por Maple,
rias. Aunque poseen estilos diferentes, ambas
compartimentos de teca y caoba, floridos pane-
obras advierten los peligros que entraña el cierre
les art déco, cristales de Lalique, servilletas bor-
de fronteras, tanto mentales como físicas. Con su
dadas con las iniciales de la firma Wagon-Lits y
ritmo envolvente y acompasado, Orient-Express
campanillas doradas con las que el maître avisaba
es una obra más “proustiana” que la prosa cer-
los dos turnos de comida.
tera de Figes, aunque la pluma del historiador igual
En su libro Orient-Express
alcanza
momentos
evocadores y sutiles.
(Acantilado, 2020), Mau-
En Los europeos, Orlando
ricio Wiesenthal, ensayista español de origen alemán,
Aunque poseen estilos
Figes —quien se nacionali-
compara este servicio de
diferentes, Los europeos
zó alemán en protesta por el
trenes—que cruzaba tierras donde se hablaban entre 14 a 16 lenguas— “con el Danu-
y Orient-Express advierten los peligros que entraña el
bio, el Camino de Santiago
cierre de fronteras, tanto
o las vías romanas en tiem-
mentales como físicas.
pos de Augusto”. Define a este tren, más que como un
Brexit— deja atrás las estepas eslavas que le inspiraron obras como El baile de Natacha. Una historia cultural rusa (Edhasa, 2006) o su canónica Revolución rusa (1891-1924). La tragedia de un pueblo (Ed-
medio de transporte, como una forma de civili-
hasa, 2010), para adentrarse en un entorno más
zación y entendimiento, un “camino de cultu-
europeo. Figes, de todas formas, no abandona su
ra”, símbolo de una Europa diversa y antítesis
amor por la cultura e historia rusa, que hace pre-
del nacionalismo. Esa misma Europa que hoy, a
sente a través del escritor Iván Turguénev.
su juicio, se resquebraja de modo similar a los vagones de un tren descarrilado.
Las más de 500 páginas de Los europeos siguen la estructura que Figes suele utilizar en sus
Autor de ensayos como la Trilogía Europea (que
publicaciones. A través de investigaciones que
incluye el Libro de Réquiems, El esnobismo de las
acuden a fuentes primarias (cartas, archivos) y
golondrinas y Luz de vísperas), Wiesenthal (1943)
secundarias, el historiador pinta el fresco de una
imprime a Orient-Express un tono ameno, eru-
época a través de vidas individuales y reales. El
dito y nostálgico, que no impide que su examen
libro se centra en tres personalidades cultas y
del pasado impulse una lúcida reflexión sobre el
políglotas: Turguénev, quien se enamora de
120
Pauline Viardot; esta, cantante lírica y compositora española; y Louis Viardot, marido de Pauline, empresario de la cultura y crítico de arte, traductor de Cervantes y Pushkin al francés. Entre los tres sobresale la poco conocida figura de Pauline Viardot, intérprete que sedujo a los públicos europeos y alcanzó fama con su voz y personalidad. Cautivó a muchos hombres, entre ellos Turguénev, quien la amó durante toda su vida. Pauline era una mujer autónoma, que manejaba sus contratos y quien, además de música, sabía de arte y literatura. Introdujo la música española en la gran corriente europea, y compositores franceses como Bizet, Saint-Saëns y Fauré usaron, gracias a su influencia, temas españoles en sus obras. También difundió la música de autores rusos como Mussorgsky y Tchaikovsky. Una de las aristas interesantes del libro de Figes es que, si bien constituye, en primer término, la narración de una pasión que une a tres personas, el trasfondo cultural cobra un especial protagonismo. Según ha comentado el investigador, “no creo que se hayan escrito muchos libros sobre la cultura europea considerada en su conjunto y creo —al igual que señaló Kenneth Clark— que los períodos importantes en logros culturales han sido etapas de intercambio de ideas, lenguajes, de la fertilización cruzada que crea una cultura dinámica. Algo que ocurrió en la Europa del siglo XIX”. En las páginas de su libro, Figes profundiza en las dimensiones económicas de la cultura, poco tratadas en ensayos históricos o culturales, lo que aporta frescura y novedad a sus perspectivas. La revista The Economist calificó Los Europeos como “una obra brillante, que rastrea uno de los desarrollos más poderosos del siglo XIX, la creación de un mercado único en la cultura”. El elogio de Figes al cosmopolitismo recorre las décadas en que la cultura europea se transformó gracias a las tecnologías de impresión y el desarrollo de la propiedad intelectual, favoreciendo la integración cultural del continente y permitiendo que artistas como Pauline Viardot y Turguénev se ganaran la vida como artistas independientes. ¿Y cómo se movían los Viardot y Turguénev? Uno de los capítulos de Los europeos se titula “Europeos en movimiento” e ilustra cómo
121
LORE M IPS U M. E NSAYO
las vías ferroviarias de Europa se multiplican
correr en 1883 con el propósito de unir Europa
a velocidad incesante durante el siglo XIX. Ya
occidental con el sudoeste asiático. Según re-
en 1856 se podía viajar entre las ciudades de
lata Wiesenthal, la iniciativa nace del ingeniero
París y Marsella (situadas a una distancia de
belga George Nagelmackers, quien, maravillado
862 kilómetros) en 17 horas. Algo inimaginable
en Estados Unidos con los coches Pullman, fun-
pocas décadas antes. Los europeos viajan más,
da en Europa la “Compagnie Internationale des
se levantan grandes hoteles y se imprimen las
Wagons-Lits”, que desarrolla los coches cama y
primeras guías de viajes. Los primeros “turistas”
vagones restaurantes en Europa.
son mirados con asombro por los ricos aristó-
El “rey de los trenes y tren de los reyes” circu-
cratas, los únicos que antaño se podían permitir
la en esos tiempos con monarcas y artistas por
largas y caras travesías, como el legendario
una Europa que es un rompecabezas de idiomas,
“Grand Tour”. Según Figes, los usuarios del tren
culturas, sensibilidades y gastronomías distintas
comienzan a sentirse en casa en distintos luga-
(las comidas solían usar productos y recetas del
res del continente, lo que refuerza el concepto de
país que atravesaba en ese momento). En 1889
europeo. La velocidad de desplazamiento influye
se concreta por fin el viaje sin transbordos en-
además en el formato y el alcance de las produc-
tre la capital francesa y Estambul. La travesía se
ciones culturales. Autores como Turguénev (el
prolongaba por 67 horas y 35 minutos y solía
más europeo de los escritores rusos) se acos-
ser muy puntual (Proust, amante de los trenes,
tumbran a escribir sus obras acompañados por el
decía que estos le habían ayudado al mundo a
traqueteo de los vagones.
percibir la importancia de
Esta apertura cultural que describe la obra de Figes —impulsada
por
telégrafos
imprentas—
e
trenes,
los minutos). Europa, un
El Orient-Express circula en esos tiempos con monarcas y
continente de pequeñas distancias, permitía que este tren —que tenía tres cla-
tal vez se considere hoy
artistas por una Europa que es
ses diferentes— pasara por
como una cultura refinada
un rompecabezas de idiomas,
ciudades tan distintas como
o elitista, pero era bastante más cercana al ciudadano medio que en la actualidad. Y
culturas, sensibilidades y gastronomías distintas.
do, Sofía y Bucarest (los itinerarios variaron según la época).
aunque el historiador británico ha subrayado que su libro “no es una pará-
Venecia, Budapest, Belgra-
El
ambiente
refinado
y
aventurero
del
bola anti-Brexit”, sí marca un contraste al ilus-
Orient-Express (donde se vivieron desaparicio-
trar los beneficios de las fronteras abiertas y del
nes de personas, horribles temporales de nieve
intercambio de ideas, personas y artes. El histo-
que bloquearon el tren y dramáticos atenta-
riador británico describe en detalle este progreso
dos) atrajo a viajeros como Paul Léautaud, D. H.
cultural, la expansión del tren y la naciente legis-
Lawrence, Josephine Baker, Coco Chanel, Mata
lación sobre derechos autorales, pero no omite
Hari, Agatha Christie, Graham Greene y Ste-
las tendencias inquietantes y contrarias que ter-
fan Zweig. El tren vivió épocas doradas en los
minarían por desplomar este mundo. El intenso
años veinte y treinta —que impulsó el estable-
cosmopolitismo —que según Figes alcanza su
cimiento de extensiones a otros lugares y capi-
madurez en torno a 1914, cuando Diaghilev llevó
tales— y también grandes crisis durante las dos
los Ballets Rusos a París— coexistía con una ten-
Guerras Mundiales. Pero fue la Cortina de Hierro,
dencia contraria. Cerca de 1870 se desarrolla, en
que fracturó Europa, la que terminó por sellar
paralelo a este internacionalismo, cada vez con
su decadencia. Condenado por las dictaduras
más fuerza un intenso nacionalismo político que
comunistas, que espiaban y maltrataban al tren y
traerá catastróficas consecuencias para Europa.
a sus pasajeros, la última travesía partió (con un
Nacionalismos que también afectan al mítico Orient-Express, el tren que comienza a
122
retraso de varios minutos) el 19 de mayo de 1977.
Luego de eso, el Orient-Express experimen-
que atraviesa un puente y avanza hacia el es-
taría una segunda vida a partir de 1982 gracias a
pectador en medio de una bruma amarillenta.
los esfuerzos del empresario James B. Sherwood,
Claude Monet retrata el ambiente de trenes y
quien logró reubicar y restaurar varios de sus
estaciones en su hermosa serie “La estación de
abandonados vagones. La iniciativa duró algu-
Saint-Lazare” (1877).
nos años, pero los vuelos baratos terminaron por
Muchos otros pintores se fascinaron con este
derribar este sueño de otra época. Hoy, el tren
ruidoso símbolo de la modernidad, que prometía
restaurado realiza algunos servicios ocasionales
un mundo más conectado, culto, unido y hori-
y turísticos.
zontal (una promesa que recuerda las aspiracio-
Mauricio Wiesenthal comenta que la litera-
nes iniciales sobre internet y las redes sociales).
tura de tren no puede ser sino “impresionista y
Los artistas pintaron esa particular atmósfera
confusa”. Es decir, como una estación de tren en
que generaban las locomotoras a vapor y sus
que se mezclan el ruido, el viento, las charlas de
vagones en las estaciones, donde las formas se
los pasajeros y la desesperación de una maleta
desmaterializaban por efecto del humo y el mo-
perdida. No es casualidad que el tren aparez-
vimiento. Igual que esa Europa cosmopolita e
ca una y otra vez en la pintura romántica e im-
integrada que describen Mauricio Wiesenthal y
presionista del siglo XIX. Turner lo inmortaliza
Orlando Figes, una imagen que parece cada vez
en su emblemático cuadro “Lluvia, vapor y ve-
más lejana, desvanecida entre nacionalismos
locidad” (1844), que plasma a una locomotora
y fragmentaciones.
Ficha del libro Orient-Express. El tren de Europa Autor: Mauricio Wiesenthal Barcelona: Acantilado, 2020 Páginas: 384
Ficha del libro Los europeos. Tres vidas y el nacimiento de la cultura cosmopolita Autor: Orlando Figes Barcelona: Taurus, 2020 Páginas: 672
Elena Irarrázabal es periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile y subeditora de Artes y Letras de El Mercurio. Es miembro del comité editorial del IES.
123
¿Un conservadurismo verde?
Ilustración: Alejandra Acosta
GUILLERMO GARCÍA
124
H
vadoras o, al menos, no identificados con ellas.
la formación de un nuevo gobierno en Irlan-
Por su parte, si nos detenemos en el pensa-
da, uno podía leer en The Economist acerca de
miento filosófico con el que se asocia el eco-
los greencons: una alianza entre conservadores
centrismo, la ecología profunda, claramente
y activistas climáticos, quienes, dejando atrás
veremos una pugna de valores con el conserva-
años de disputas, se encontraban uniendo fuer-
durismo, aunque sea en una versión ligera. Así
zas electorales1. Si bien el artículo planteaba la
sería, por ejemplo, a propósito de principios de
existencia de acercamientos entre posiciones
la ecología profunda como “los humanos no tie-
históricamente en conflicto (por ejemplo, la ne-
nen derecho a interferir destructivamente la vida
cesidad de crecimiento económico y el cuidado
no-humana exceptuando el propósito de satis-
del medioambiente), concluía que estas aproxi-
facer necesidades vitales” o “el florecimiento
maciones todavía obedecían a conveniencias del
de la vida humana y las culturas es compatible
momento político, y no era posible vaticinar un
con un decrecimiento sustancial de la población
desempeño exitoso. Considerando lo inédita que
humana. El florecimiento de la vida no humana
en nuestras latitudes significaría una coalición de
requiere dicho decrecimiento”2.
ace poco más de un año, a propósito de
esa naturaleza, una pregunta que surge rápida-
A pesar de esta oposición, la protección del me-
mente se refiere a si es posible buscar en el pen-
dio ambiente o, mejor dicho, la búsqueda de una
samiento conservador elementos “verdes” que
adecuada relación entre el ambiente y la huma-
permitieran fundar sólidamente dicha relación.
nidad, ¿excluye necesariamente al pensamiento
Si se revisa, por una parte, el grueso del pen-
político conservador? Contra la extendida idea
samiento que nos ha llevado a la construcción de
de que la protección radica solo en agrupaciones
conceptos jurídico-ambientales como “justicia
progresistas, Roger Scruton publicó, en 2007,
ambiental” y, por otra, los desarrollos intelec-
su libro Green Philosophy. En él, el filósofo in-
tuales que consideran que la relación entre la
glés llegó a señalar, incluso, que el pensamiento
humanidad y la naturaleza solo se puede dar co-
conservador tiene las mejores herramientas para
rrectamente al reemplazar el antropocentrismo
hacer frente al problema ambiental.
por el ecocentrismo, sería derechamente forza-
Sin querer extendernos innecesariamente so-
do hacer coincidir los fundamentos intelectuales
bre la figura de Scruton, baste señalar que, hasta
conservadores con el desarrollo de ideas pro-
su muerte en 2020 fue el intelectual público con-
pio del movimiento ambientalista. Más allá de
servador más relevante del Reino Unido, desa-
la definición exacta que sigamos, en términos
rrollando una obra particularmente prolífica no
como «justicia ambiental», por ejemplo, nos
solo dedicada a la defensa de la actitud conser-
encontraremos con ideas tomadas de John Rawls,
vadora desde la filosofía política, sino también
Iris Young, Nancy Fraser, Amartya Sen o Martha
con una especial preocupación por la estética y
Nussbaum, todos ellos de tradiciones no conser-
el arte.
1 Disponible en: https://www.economist.com/europe/2020/06/28/greencons-are-a-new-politicalalliance-for-an-uncertain-age
2 Disponible en: https://www.uwosh.edu/facstaff/ barnhill/ES-243/pp%20outline%20Deep%20Ecology.pdf
125
LORE M IPS U M. E NSAYO
La tesis de Scruton con respecto al medioam-
de manera más satisfactoria por las asociaciones
biente es que su cuidado es una lucha que requie-
civiles, cercanas al asunto controvertido, sin bu-
re necesariamente de un motivo que pueda ser
rocracia excesiva, alejadas del aparato estatal y,
compartido por la sociedad en general y que, a la
sobre todo, del internacionalismo bienintencio-
vez, sirva para lograr objetivos ecológicos de lar-
nado que no es sujeto a escrutinio democrático
go plazo. Dicha motivación, en sus palabras, es-
ni cuenta con accountability efectivo. Probable-
taría lejos de las causas globales que promueven
mente, un sector aplaudirá. Pero también habría
tanto el liberalismo y el socialismo y, por el con-
que decir que las carreteras invasivas, las gran-
trario, se encontraría en las lealtades históricas,
des cadenas de supermercados, la agricultura y
identidades locales y compromisos intergenera-
ganadería intensiva, el desarrollo inmobiliario
cionales que descansan en los afectos limitados
indiscriminado y la creencia de que todos los
de la familia, las comunidades y el Estado-na-
bienes se deben transar en el mercado son desas-
ción que protege la actitud conservadora. Así, en
trosos para la causa ambiental, pues rompen con
su pensamiento, dicho motivo se concretiza en
la noción de hogar. Probablemente, aquí serán
la oikophilia, es decir, el amor compartido por un
otros quienes reaccionarán jubilosos.
hogar, por el territorio común, siendo las ciuda-
En este punto, la industria inmobiliaria mere-
des concretas una manifestación especial de di-
ce particular atención. La reflexión de Scruton en
chos territorios.
torno a este tema no fue solamente académica,
La propuesta de Scruton, la oikophilia como
sino que también se puso en práctica: lideró la
punto de llegada, se sustenta en dos ideas. En pri-
comisión Building Better, Building Beatiful, esta-
mer lugar, y haciendo explí-
blecida para asesorar al go-
cito algo que muchas veces
bierno británico respecto a
olvidamos por conveniencia, señala que es evidente que nuestro mundo es finito y que en cierto punto (más allá
La tesis de Scruton con respecto al medioambiente es que su cuidado requiere de un motivo
o más acá, dependiendo del
que pueda ser compartido por
grado de optimismo del ob-
la sociedad en general.
servador) no se podrá crecer
cómo hacer mejores hogares y barrios. En enero de 2020, pocos meses después de la muerte del filósofo, esta entregó un reporte independiente con una serie de recomendaciones en la materia,
más. Debido a lo anterior, se vuelve cada vez más
las que se configuraron desde tres principios:
urgente ajustar nuestras demandas y empujar a
buscar la belleza, rechazar la fealdad y promover
que los negocios —o, dicho de otra manera, toda
el acompañamiento y cuidado de las construc-
actividad económica— hagan lo mismo. La se-
ciones y barrios.
gunda idea es que el problema ambiental, pese a
Respecto a la búsqueda de la belleza, afirma
ser uno de internalización de costos, no es eco-
que ella no puede ser un costo negociado una vez
nómico (la economía, por el contrario, entrega
que los permisos de edificación han sido obteni-
las mejores herramientas para hacer frente a la
dos, sino un parámetro que todos los proyectos
crisis), sino moral, en el sentido de, justamen-
debiesen satisfacer. Por su parte, en relación con
te y en línea con lo anterior, buscar la adecuada
el rechazo a la fealdad, ella se reconoce como
elección de los bienes asociados al fin buscado,
como un costo social que todos estamos forzados
reconociendo que justamente hay bienes que no
a cargar y, en la práctica, resulta en edificios ina-
pueden ser transados.
daptables, insalubles y feos que deben ser evita-
Ahora bien, ¿qué oportunidades y desafíos
dos por cuanto destruyen el sentido de los lugares
existen para una adecuada incorporación de la
y el espíritu de comunidad. Finalmente, en rela-
variable ambiental en la actividad política y qué
ción con el acompañamiento y cuidado, Scruton
lecciones podríamos extraer para un país como
parte de la base de que nuestros ambientes cons-
el nuestro? De modo sintético, podría decirse
truidos y naturales se pertenecen el uno al otro,
así: los problemas ambientales son abordados
y ambos deben ser protegidos para el beneficio
126
a largo plazo de las comunidades que dependen
Preguntas como las anteriores perfectamen-
de ellos. Esto obliga a tener en la mira a los que
te pueden ser abordadas desde una perspectiva
vienen, dejándoles en herencia un ambiente en,
conservadora, lo que, volviendo a nuestra pre-
al menos, tan buenas condiciones como aquellas
gunta inicial, parece disminuir la inicial contra-
en que dichos espacios fueron recibidos.
dicción entre conservadurismo y movimientos
De lo anterior se desprende algo relevante para
ambientalistas. Así, por ejemplo, uno puede leer
cualquier persona dispuesta a escuchar: tomarse
en otro de los principios de la ecología profunda:
en serio el medioambiente para el pensamiento
“el cambio ideológico es principalmente apreciar
conservador (o para cualquier tradición) exi-
la calidad de vida —habitando en situaciones de
ge hacerse preguntas muchas veces incómodas
valor inherente— más que adherir a un estándar
para el establishment del propio sector. ¿Quién
más alto de vida. Habrá una profunda conciencia
está dispuesto a asumir costos personales tales
de la diferencia entre grande y genial”.
como viajar menos en avión o no comprar pro-
Como se observa, el movimiento ambientalis-
ductos importados desde grandes distancias
ta y cierta actitud conservadora coinciden en la
para enfrentar, por ejemplo, el cambio climá-
preservación de un determinado orden. O, visto
tico? ¿Podemos decir que existe una real valo-
desde otra perspectiva, coinciden en el adecuado
ración de lo local y los grupos intermedios si,
cuidado que se debe dar a ciertos bienes y en la
al mismo tiempo, muchas voces de las mismas
dosis justa de pesimismo. Así, pese a no ser her-
comunidades no son escuchadas a propósito de
manos —no llegaríamos tan lejos—, sí existirían
crisis ambientales? ¿Cuán dispuestos estamos a
posiciones desde las cuales construir puentes y
consumir menos e internalizar externalidades
alianzas, siempre y cuando ambos estén dis-
ambientales en el día a día?
puestos a escuchar.
Ficha del libro Green Philosophy. How to Think Seriously about the Planet Autor: Roger Scruton Atlantic Books, 2013 Páginas: 464
Guillermo García es abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile y LLM in Environmental Law and Policy por University College London. Actualmente cursa estudios de doctorado en derecho en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
127
Como la vida misma GUILLERMO PÉREZ
128
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
Nada se pierde con vivir, ensaya; aquí tienes un cuerpo a tu medida. Enrique Lihn
L
a idea original de este breve texto era escri-
que tuvimos fue durante la Navidad de 2019.
bir una reseña sobre la serie This Is Us (disponible
Ahí me contó cuando, un día cualquiera, unos
en Amazon Prime). Algo relativamente sencillo,
soldados llegaron a su pueblo, tomaron unos
que pudiera dar cuenta de los puntos altos y ba-
animales que había en las granjas, los desolla-
jos de uno de los programas de televisión más
ron y los colgaron vivos en sus camiones. Ella
populares de los últimos años. Sin embargo, a
los veía pasar por las calles, riendo y cantando,
medida que avanzaba en la escritura, el texto se
mientras los animales literalmente chillaban de
fue convirtiendo en una especie de diálogo entre,
dolor. Ebrios y enloquecidos, los soldados ele-
por un lado, las tensiones que muestra la serie
gían al azar una casa, sacaban a las familias y las
y, por otro, algunas de mis experiencias vitales
fusilaban sin motivo alguno. Solo por diversión.
más relevantes. Quizá esto ayude al lector a sacar
Han pasado más de ochenta años desde que
sus propias conclusiones sobre un programa que
ocurrieron todas estas cosas. Otros setenta desde
tiene, entre otras virtudes, la capacidad de pro-
que mi abuela llegó como refugiada a Chile, con
piciar en los espectadores la introspección y los
un padre traumatizado, sin madre —ella murió
balances en torno a la vida misma.
de un cáncer fulminante mientras esperaban el
Comienzo contando algo de la mía.
barco para salir de Europa— y con dos hermanos menores de los que hacerse cargo. A pesar del
Preguntas pendientes
tiempo transcurrido, las huellas que la Segunda Guerra Mundial dejó en mi familia siguen pre-
Hace pocas semanas se cumplió el primer aniver-
sentes.
sario de la muerte de mi abuela, Vera Pap Javor-
Hasta el día de hoy todos arrastramos algo de
cek. Ella nació en Yugoslavia, pocos años antes
ese dolor y cargamos con un poco de esa angustia.
de que comenzara la Segunda Guerra Mundial.
Y aunque muchos no hayamos experimentado
Durante casi todo el conflicto, su papá, obrero
en carne propia la tragedia, sus consecuencias
de maquinaria pesada, estuvo prisionero en un
insondables se han ido transmitiendo de ge-
campo de concentración, arreglando los trenes
neración en generación. Es como si entre no-
que llevaban a millones de personas al extermi-
sotros hubiera una especie de hilo invisible que
nio. Casi al final de la guerra logró escapar, nadie
nos permite rastrear y encontrar los vestigios de
sabe muy bien cómo. Luego de su fuga, caminó y
nuestras carencias, defectos, virtudes, vocacio-
caminó hasta llegar a su casa en Yugoslavia. En
nes y alegrías. Con esto en mente, es inevitable
sus últimos meses, mi abuela todavía recordaba
que surjan una serie de preguntas fundamenta-
ese momento: abrir la puerta y ver a su padre en
les: ¿cómo valorar ese hilo que nos une? ¿De qué
total estado de shock, raquítico y vestido con el
forma debemos aproximarnos a todas esas he-
uniforme de un soldado alemán.
rencias y legados que recibimos? ¿Son una carga?
A ella también le tocó palpar el infierno duran-
¿Un regalo? ¿Ambas?
te su infancia. Una de las últimas conversaciones
129
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
convirtiendo en una especie de héroe mitológico, This Is Us: vida y dolor
en el constructor y guardián de la historia y herencia de los Pearson. Por lo mismo, tanto sus
Estas son, precisamente, algunas de las interro-
hijos —Kevin, Kate y Randall— como Rebecca,
gantes que plantea This Is Us. La serie interpela
su viuda, repiten año tras año los ritos familiares
a los espectadores al mostrar, de forma muchas
inventados por él.
veces brutal, que a todos nos toca enfrentar esas
Su partida, sin embargo, no se ve solamente
preguntas en algún momento, sea cual sea nues-
desde la nostalgia: hay también una cara más
tra historia familiar. Porque, querámoslo o no,
difícil. Este otro lado son los efectos devastado-
los juicios de valor acerca de ese hilo invisible que
res que provocó la muerte de Jack. Aunque cada
une a las generaciones, o el balance que hacemos
uno de forma diferente, los Pearson cargan con
en torno al legado recibido por parte de quienes
las consecuencias del trauma de haber perdido a
nos antecedieron, son determinantes a la hora
su padre y esposo cuando los hijos eran adoles-
de buscar y fijar nuestro lugar en el mundo. Y,
centes y el matrimonio había alcanzado por fin la
tal como muestra el programa, estas preguntas
estabilidad de la mediana edad.
y juicios pueden emerger no solo de contextos
La serie, entonces, muestra el camino que re-
dramáticos, sino también de situaciones de la
corre cada miembro de esta familia en su intento
vida diaria, de la pura y simple cotidianeidad.
por asumir esa muerte; por hacerse cargo, entre
En sus hasta ahora cinco temporadas, This Is
otras cosas, de la rabia, la angustia, la pena y la
Us relata la historia de los Pearson, una familia
culpa que traen consigo las pérdidas repentinas e
estadounidense de clase media atravesada por
inexplicables. Y explora también los efectos que
la temprana muerte de Jack. Con el paso de los
esos sentimientos, constantemente reprimi-
años, este padre ejemplar —que, al igual que
dos, generan a lo largo de sus vidas: la obesidad
todos, tiene luces, sombras y fantasmas— se va
mórbida de Kate, cuyo principal vínculo con su
130
padre era a través de la comida; el alcoholismo de
serie sugiere que, en la mayoría de los casos, ese
Kevin, marcado por la culpa de no haber podido
no es todo el asunto. Más allá de los errores que
impedir la muerte de su padre (alcohólico tam-
puedan cometer los padres o de las adversidades
bién); y la autoexigencia de Randall, el hermano
que puedan presentarse, una familia, cuando se
afroamericano adoptado a pocos días de nacer,
sustenta en bases sólidas, es el primer espacio
quien durante toda su vida intenta probar que es
donde refugiarse cuando la vida golpea. Dicho
suficientemente bueno para pertenecer a la fa-
de otro modo, un núcleo familiar basado en el
milia Pearson.
amor, el compromiso y el respeto —como el de
Estos problemas conducen a los hijos a una
los Pearson— siempre va a sumar1.
permanente —y en ocasiones desgarradora—
Así ocurre, por ejemplo, con las recaídas de
lucha por encontrar la tranquilidad, el sentido
Kevin en el alcohol, con las dificultades de Kate
y la pertenencia. Pero es aquí donde reside una
para ser madre y con los ataques de ansiedad de
de sus grandes virtudes: en la forma en que se
Randall. A pesar de que muchos de estos pro-
aproxima a esa búsqueda tan cotidiana, tan fre-
blemas emergen de tensiones profundas entre
cuente, que todos alguna vez emprendemos.
padres e hijos, son esos mismos vínculos filiales —necesariamente limitados, imperfectos e
La familia como opresión
incompletos— los que otorgan consuelo y cobijo en los tiempos difíciles.
En muchas ocasiones, las series de televisión de
Mientras escribo esto y vuelvo una y otra vez
consumo masivo son el re-
sobre las dificultades de los
flejo de tendencias instala-
Pearson, no puedo dejar de
das en el excéntrico mundo
pensar en ese yo adolescente
del espectáculo, que lue-
¿De qué forma debemos
go van permeando hacia el
aproximarnos a todas esas
y encontrar su propia iden-
herencias y legados que
tidad. En constante rebeldía,
resto de la población. Una de ellas, por ejemplo, es la extendida idea de que la familia tradicional es una ins-
recibimos? ¿Son una carga? ¿Un regalo? ¿Ambas?
titución del pasado que se
que trataba de diferenciarse
intentaba romper por todos los medios con lo dado: borrar mi herencia católica, alejar a mi familia, reír iró-
debe superar, un espacio opresivo del cual debe-
nicamente de las certezas y absolutos que sos-
mos liberarnos. Así parecen mostrarlo con dis-
tenían la vida de mis padres y abuelos. Vuelve,
tinta intensidad programas como Two And A Half
como un eco, aquel poema excepcional de Enri-
Men o How I Met Your Mother, entre otros. De este
que Lihn:
modo, “lo dado”, la herencia y los hilos que unen a las generaciones son percibidos como lastres
Pero pasan los años por los años
que impiden la realización personal. La vida, por
y he aquí que eres ya un adolescente.
tanto, comienza a recorrerse cuando en los pri-
Bajas del monte como Zaratustra
meros años de la juventud encontramos espacios
a luchar por el hombre contra el hombre:
donde desprendernos de ese peso.
grave misión que nadie te encomienda;
This Is Us no sigue esa corriente ni cae en el fa-
en tu familia inspiras desconfianza,
cilismo de reducir la vida familiar a una presen-
hablas de Dios en un tono sarcástico,
cia insoslayable, como si el hogar no fuera más
llegas a casa al otro día, muerto.
que un panóptico foucaultiano. De hecho, hace justamente lo contrario: enriquecer las dimensiones y las categorías con las que habitualmente se valoran los vínculos familiares. Al mismo tiempo que muestra que la familia puede traer consigo problemas, cargas e incluso traumas, la
1 Para ver la familia desde una óptica sociológica y comprender las carencias que existen cuando se le observa solamente desde la política pública, recomiendo la lectura del artículo de Consuelo Araos y Catalina Siles en este mismo número de Punto y coma.
131
LORE M IPS U M. E NSAYO
Pero Lihn no se queda en una épica adolescente y
Caer en esta lógica conduce a la frustración,
juvenil, sino que es capaz, con esa lucidez única
pues nos hace perder la conciencia de nuestras
del poeta, de mostrar las tensiones y las contra-
limitaciones. Por lo mismo, no podemos olvi-
dicciones de una edad tan volátil: “no hay alegría
dar que, sean cuales sean los cursos que tome-
que te alegre tanto como caer de golpe en la tris-
mos o los libros que leamos, nada nos impedirá
teza / ni dolor que te duela tan a fondo como el
cometer errores con nuestros hijos. Esta es una
placer de vivir sin objeto”.
lección tranquilizadora para quienes aún no so-
Es probable que la gran mayoría de nosotros
mos padres y lidiamos con el miedo de no ser lo
haya pasado por esta etapa. Sin embargo, cuan-
suficientemente buenos: tarde o temprano nos
do el desprecio adolescente se transforma en una
vamos a equivocar, pues todos los padres, inclu-
tendencia cultural compartida por personas de
so aquellos que cumplen su tarea de forma ex-
todas las edades, la situación se vuelve proble-
traordinaria, lo hacen. Esto no significa justificar
mática: no es posible construir una comunidad
cualquier equivocación o impulsar la mediocri-
cuando padres y abuelos, los primeros transmi-
dad paterna o materna: es sano intentar evitar
sores de la cultura, se paran frente a la vida des-
las faltas, pero también lo es sabernos limitados.
de la rebeldía permanente y renegando de todo
Todo esto se muestra especialmente bien en
pasado, sin considerar que este, con sus luces y
This Is Us. Rebecca y Jack son padres ejemplares,
sombras, también les pertenece y constituye.
pero también se equivocan en asuntos importantes que repercuten en sus hijos. Esconderle
Padres (e hijos) limitados
a Randall la dirección y el nombre de su padre biológico drogadicto cuando él buscaba sus orí-
Otro aspecto fundamental en This Is Us, relacio-
genes con desesperación, o hacer sentir a Kevin
nado con el anterior, tiene que ver con el modo en
constantemente desplazado por su hermano
que la serie aborda la relación entre padres e hi-
adoptado y su hermana con problemas de auto-
jos. En la actualidad, sobre todo a medida que ha
estima son algunos de los errores involuntarios
ido creciendo la conciencia con respecto al apego
que generan profundos conflictos. Ninguno de
y la corresponsabilidad, a los padres y madres se
estos problemas, sin embargo, les impide cons-
les exige un involucramiento casi heroico en la
truir una familia basada en el amor, el respeto y
vida de sus hijos. Esto no deja de ser paradójico si
el compromiso.
consideramos que las familias parecen ocupar un lugar cada vez menos central en la vida común.
Ser padres e hijos teniendo consciencia de las limitaciones propias de cada persona permite
A pesar de los efectos positivos que puede
que emerjan sentimientos de compasión y em-
traer consigo esta conciencia renovada respecto
patía que pueden ser muy sanos. En cierto modo,
de los roles paternos y maternos, cabe pregun-
a muchos nos ha costado comprender algo que
tarse hasta qué punto las enormes exigencias
This Is Us recalca constantemente: la gran mayo-
que recaen hoy sobre los padres pueden volver-
ría de los padres y madres hacen el mejor trabajo
se excesivas, desgastantes y, a la larga, contra-
que pueden con las herramientas que tienen a su
producentes. El margen de error respecto de la
disposición. Incorporar aquello a nuestro pro-
crianza se ha vuelto cada vez más estrecho, y los
pio balance vital puede no solo ser útil, sino in-
estándares se han elevado tanto que para mu-
cluso reparador.
chos son imposibles de cumplir, menos aún en un contexto de pandemia. Es como si la idea de la
***
autoexplotación como condición del éxito y del desarrollo personal, compartida por pensado-
This Is Us entrega enseñanzas profundas. El modo
res tan disímiles como Patrick Deneen y Byung-
en que se aproxima a las múltiples dimensio-
Chul Han, hubiera permeado incluso en la diná-
nes de la familia, a las dificultades del duelo, a
mica familiar.
la forma en que ciertos conflictos de la infancia
132
repercuten en la adultez o en que presenta el in-
Ahora bien, esta nueva etapa no clausura nin-
tento de los padres por cumplir su tarea lo mejor
guna de las preguntas que aquí hemos enuncia-
posible a pesar de los errores son aspectos fun-
do y a medida que avanza plantea otras nuevas.
damentales y que tendemos a olvidar. En esta
¿Cómo transmitirle esas luces y sombras a quie-
misma línea, es particularmente sorprendente
nes vengan después de mí? ¿Cuánto de mi abuela,
cómo la serie logra mostrar que lo heredado no
Vera Pap Javorcek, quedará todavía en mis hijos?
es solo carga sino también regalo y que, al final
¿Volveré a verla alguna vez reflejada en ellos?
del día, es imposible desprendernos completamente de quienes nos antecedieron.
Soy un nieto de la guerra, de los campos de concentración y de los dolores brutales del siglo
Por mi parte, comencé viendo This Is Us un mes
XX, pero también de la esperanza, el amor in-
antes de casarme. En ese momento suponía que
condicional, la fe y la resiliencia de una familia
sería un programa más de los tantos que he visto
como tantas. Supongo que, al igual que ellas, las
a lo largo de los últimos años. Sin embargo, poco
respuestas irán apareciendo de la mano de nue-
a poco se fue transformando en una fuente de
vas preguntas. Es el destino de la condición hu-
conversaciones y balances cotidianos. No exage-
mana tan bien retratado en This Is Us.
ro al decir que ha sido una gran escuela para dar comienzo a la que espero sea la mejor etapa de mi vida.
Ficha de la serie This is us Creador: Dan Fogelman Elenco: Milo Ventimiglia, Mandy Moore, Sterling K. Brown, Chrissy Metz y Justin Hartley. 88 episodios en 5 temporadas Disponible en Amazon Prime
Guillermo Pérez es abogado de la Universidad Adolfo Ibáñez y estudiante del magíster en literatura comparada de la misma casa de estudios. Es investigador del IES.
133
— Olimpo — CHRISTOPHER LASCH
“E
s la idea misma de una carrera la que debe
siglo XX, vuelve sobre el famoso texto de Ortega
ser puesta en cuestión”, sostenía Christopher
y Gasset. Para el pensador español, la rebelión
Lasch en una de sus últimas entrevistas. Dejaba
de las masas residía en que estas se resistían a
caer esta afirmación en medio de una discusión
todo ideal exigente, se negaban a toda dirección
sobre la vida familiar y, en particular, sobre la
y tenían un culto casi religioso en torno al propio
necesidad de intentar que la carrera profesional
cuerpo y al propio bienestar. Según el lacónico
de mujeres y hombres no sacrifique la crianza y
comentario de Lasch, sin embargo, “estos hábi-
educación de los hijos. A la insistencia en que los
tos mentales son hoy más característicos de los
hombres deben asumir más tareas domésticas,
niveles superiores de la sociedad”.
notaba Lasch, había que sumar un cuestiona-
La mirada de Lasch recaía ante todo sobre los
miento de la noción de desarrollo profesional. Su
efectos políticos de esta transformación de las
exhortación parece plenamente vigente: la bús-
élites, mayoritariamente ciegas a las desigual-
queda del éxito debe reemplazarse por el ideal de
dades ancestrales que amenazan con volver a es-
una vocación; un ideal que no absorba nuestra
tablecerse. Apunta que, incluso cuando una élite
vida entera y cuya dignidad puede medirse, en
adquiere conciencia de que hay problemas, ella
último término, por su servicio a la comunidad.
se caracteriza por la fe en que estos se verán su-
Se trata de una observación característica de este historiador y crítico social que vivió entre
perados con el lenguaje correcto: con derechos, diversidad y compasión.
1932 a 1994, y cuya fama se debe principalmen-
Como es natural, estos singulares rasgos, que
te a su cuestionamiento de la cultura narcicista.
lo habían alejado de su trasfondo biográfico en
En palabras de la filósofa Jean Bethke Elshtain,
la izquierda, le dieron también a Lasch indepen-
Lasch se caracterizaba por una “obtusa insisten-
dencia respecto de la derecha de su época. “La
cia en que hay que llamar las cosas por su nom-
defensa de los valores conservadores ya no pue-
bre”. Hijo de un periodista y una trabajadora so-
de ser confiada a los conservadores”, concluye
cial, ambos de izquierda, formó parte por mucho
en un ensayo de 1990. La razón para esta des-
tiempo de dicha tradición política. De sus padres
confianza se encuentra en las extrañas alianzas
proviene también su capacidad de escribir para
que la mentalidad conservadora había forjado
un público amplio, alejado de lo que llama “el
con la fe en el progreso, la ideología dominante
lenguaje incomprensible de la rebelión acadé-
de la modernidad. Después de todo, un conser-
mica”. Fue dueño, sin embargo, de una mente
vadurismo que absorbe ideales de crecimiento
extraordinariamente independiente, que en las
ilimitado y que no cree en la educación del in-
décadas de 1960 y 1970 lo acabaría separando
saciable apetito humano no puede sino acabar
de la orientación política que predominaba en
traicionando la conciencia de los límites que está
sus orígenes.
en su propia base. En su penúltima obra, The True
Es precisamente de ese proceso que surgen los
and Only Heaven (1991), levanta precisamente la
libros en que anticipa y desmenuza problemas
pregunta por las formas en que esta creencia en
fundamentales de la cultura política contempo-
el progreso ha logrado subsistir a pesar de toda
ránea, entre ellos La cultura del narcicismo (1979)
la evidencia que las tragedias del siglo XX mon-
y La rebelión de las élites (1996). Fue en esta últi-
taron en su contra. Si algo confirman los escritos
ma obra que subrayó la inaudita desconexión en
de Lasch, en cualquier caso, es que la más lúcida
que viven las élites contemporáneas, cuya visión
crítica cultural nace precisamente de la concien-
de mundo sería “esencialmente la de un turis-
cia de los límites.
ta”. En ese célebre ensayo, publicado a fines del 135
L A RE C ONS TRU C C IÓN DE MOC RÁTIC A DE C HILE
últimas publicaciones
El Estado subsidiario, de Chantal Delsol
Tensión constituyente, de Claudio Alvarado
1943. La crisis del humanismo cristiano, de Alan Jacobs
Punto y coma 4 Pensar el Estado.
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