Punto y coma N°4: Pensar el Estado

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N°4 / MARZO 2021 $5.000 | Santiago de Chile ISSN: 2452-5480

Exposición sobre mi ensayo Mario Góngora El Estado en crisis Daniel Mansuy Entrevistas a Chantal Delsol, Sol Serrano y Gøsta Esping-Andersen Lorem ipsum: Chantal Signorio, Marisol García y Carlos Amunátegui


OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA

puntoycoma © Punto y coma © Instituto de Estudios de la Sociedad Punto y coma n.°4, marzo de 2021. Santiago de Chile Director: Claudio Alvarado R. Editor: Joaquín Castillo V. Coordinador: Rodrigo Pérez de Arce P. Comité editorial IES: Pablo Chiuminatto, Jorge Fábrega, Joaquín Fermandois, Braulio Fernández, Elena Irarrázabal, Daniel Mansuy, Héctor Soto y Alejandro Vigo. Diseño: Huemul Estudio Colaboran en este número: Claudio Alvarado R., Joaquín Castillo, Daniel Mansuy, Francisca Echeverría, Guillermo Pérez, Pablo Ortúzar, Andrés Biehl, Germán Vera, Mario Góngora, Joaquín Fermandois, Ana María Stuven, Catalina Siles, Manfred Svensson, Eduardo Galaz, Josefina Araos, Mariana Canales, Rodrigo Pérez de Arce, Juan Ignacio Brito, Marisol García, Carlos Amunátegui, Patricio Domínguez, Pablo Chiuminatto y Diego González. Ilustraciones y fotografías: Alejandra Acosta, Pablo Izquierdo y Huemul Estudio. ISSN: 2452-5480 Impreso en Andros


Editorial

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Claudio Alvarado y Joaquín Castillo

Pensar el Estado A 40 años del Ensayo histórico de Mario Góngora El Estado en crisis 10 Daniel Mansuy Entrevista a Sol Serrano 16 por Joaquín Castillo ¿Más o mejor Estado? 24 Guillermo Pérez Entrevista a Chantal Delsol

31

por Pablo Ortúzar

El rediseño de Chile 36 Francisca Echeverría Entrevista a Gøsta Esping-Andersen 42 por Guillermo Pérez La tentación de la utopía 50 Andrés Biehl y Germán Vera Rescate Exposición sobre mi ensayo 56 Mario Góngora Horas en la biblioteca 64 Contrapunto de Joaquín Fermandois y Ana María Stuven sobre Ensayo histórico, de Mario Góngora Reseñas sobre Diego González, Mario Góngora, Max Weber, James Scott, Robert Michels, Pierre Manent, Daniel Innerarity, Adrian Vermeule y Cass Sustein Lorem ipsum Patria amarga 82 Juan Ignacio Brito Ramón Andrés 86 Marisol García Las musas de la ira

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Carlos Amunátegui

Andrés Bello: el imperio contra Babel 94 Patricio Domínguez Entrevista a Chantal Signorio 98 por Pablo Chiuminatto Un renacimiento conservador 104 Diego González Olimpo: Jean Bethke Elshtain 110

3


Pensar el Estado

L

a crisis política y social que azota a Chile desde

octubre de 2019 presenta múltiples aristas. En-

tre otras, la imposibilidad de controlar el orden público con pleno respeto a los derechos humanos, la deslegitimación de nuestras principales instituciones públicas, la desconexión entre la ciudadanía y sus representantes políticos, y el proceso constituyente como su principal apuesta para canalizar esta crisis de manera pacífica e institucional. Las causas que nos llevaron a este complejo escenario fueron analizadas profundamente en Punto y coma n.º 3. Desde luego, los retos son innumerables, y por momentos el desafío pareciera ser sencillamente titánico. Sin embargo, como sugiere Daniel Mansuy en el artículo inaugural de esta revista, si hay un ángulo privilegiado para analizar y enfrentar este conjunto de problemas, tal es el prisma del Estado.


Nuestras dificultades no se agotan ahí, pero lo

delo de historiador” para Gabriel Salazar. Pero,

cierto es que la revuelta primero, y la pandemia

más allá del hombre y del intelectual, el Ensa-

después, no solo tensionaron al máximo la ca-

yo es una referencia obligada hasta hoy porque

pacidad del aparato estatal, sino que revelaron

ofrece una mirada panorámica y original del

de forma dramática sus carencias y tareas pen-

Chile republicano, escrita, además, en un perio-

dientes. Cualquier coalición, del signo que sea,

do particularmente crítico de nuestra vida in-

debería reconocer las deudas de nuestro Estado

dependiente. En él, Góngora sincera la angustia

y la importancia de tomarse en serio este défi-

que lo movió a publicar esta obra: las tensiones

cit para poder solucionarlo. En este escenario, la

del Chile posdictadura fueron prefiguradas en

tarea constituyente adquiere una nueva faceta.

ese instante, en que la modernización capitalista

La Convención Constitucional no puede, afortu-

venía a cerrar un ciclo de “planificaciones globa-

nadamente, rehacer la vida social, pero sí puede

les” que todavía dividen a nuestros compatriotas.

contribuir a perfilar modificaciones significativas

Y la propuesta de Góngora no dejó indiferentes a

en cuanto al papel y la organización del Estado.

los actores políticos: la polémica recepción que

Ahí reside una de las claves para superar nuestra

suscitó su Ensayo —debate que ha sido recogido

crisis y, por lo mismo, ahí debiera estar uno de los

en las posteriores ediciones del texto, realizadas

ejes del debate público en los próximos meses y

por la Editorial Universitaria— dan cuenta de una

años.

interpretación disputada acerca de la historia na-

Hay, eso sí, otro motivo adicional que explica

cional. Eso no quita, sin embargo, que a cuatro

por qué Punto y coma n.º4 se estructura en torno

décadas de su publicación esta lectura continúe

a la reflexión sobre el Estado. Este año se cum-

estimulando a nuevas generaciones preocupadas

plen cuatro décadas desde la aparición de un tex-

por los asuntos públicos.

to fundamental: el Ensayo histórico sobre la noción

Las páginas que siguen ponen en diálogo nues-

de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, de Mario

tra crisis con las tesis de Góngora, bajo la con-

Góngora. Con su habitual lucidez y profundidad,

vicción de que resulta indispensable volver a

quien fuera reconocido en 1976 con el Premio Na-

preguntarnos cómo el Estado puede recuperar su

cional de Historia publicó una obra tan discutida

función principal: ser el mediador de los intere-

como ineludible, que hasta nuestros días repre-

ses ciudadanos. Por supuesto, el ejercicio supo-

senta una referencia obligada a la hora de evaluar

ne rescatar algunos argumentos del Ensayo, que

la trayectoria política e institucional del país.

lúcidamente anticipó las “revanchas culturales”

En parte, esto se debe a quién era Góngora: un

que traería consigo la transformación económi-

“historiador universalmente citado”, para Joa-

ca impulsada por el régimen de Pinochet. En esta

quín Fermandois; el “más riguroso, metódico y

línea, publicamos en este número una reflexión

penetrante de los historiadores chilenos”, se-

menos conocida del propio Góngora sobre su

gún Sergio Villalobos; el “más importante his-

obra. Esta valoración, sin embargo, va acompa-

toriador de la segunda mitad del siglo XX”, al

ñada de lecturas críticas de ciertos planteamien-

decir de Alfredo Jocelyn-Holt; en fin, un “mo-

tos del historiador. Por ejemplo, su noción de

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PE NSAR E L E S TADO. E DITORIAL

Estado y su idea de las planificaciones globales

modernización del empleo público, más allá

resultan tan sugerentes como abiertas a distintas

de los costos implicados? ¿Cómo hacerlo?

lecturas, y de eso también dan cuenta los textos

Para responder estas y otras interrogantes se

de Punto y coma n.º 4.

requiere alto rigor técnico, pero también un

Con todo, el principal propósito de este número

vigoroso trasfondo cultural que considere de

es mirar hacia el presente y el futuro del país y,

modo adecuado las circunstancias políticas e

en particular, de nuestro aparato público. Por ese

históricas en que se insertan los debates del

motivo, a los puentes entre la reflexión de Mario

Chile postransición.

Góngora y la actualidad se suman entrevistas y

Como decía Hölderlin, el Estado es el “muro

artículos relativos a los equívocos e implicancias

alrededor del jardín”. Para fortalecer nuestra

que rodean la noción de Estado social, al princi-

vida en común debemos atender a las estruc-

pio de subsidiariedad —un Estado en forma es

turas e instituciones principales de ese Estado

limitado y sirve de modo efectivo a la sociedad

—los ministerios, los juzgados, el Congreso,

civil— y a las modificaciones concretas que po-

etc.—, pero también a esas otras dimensiones

dría experimentar nuestra burocracia estatal.

que componen la experiencia cotidiana de las

Todo esto con vistas a cumplir mejor sus deberes

personas: la familia, la sociedad civil y el mer-

y satisfacer en mayor medida las enormes

cado. Punto y coma n.º 4 pretende colaborar en

expectativas que hemos ido depositando en ella.

ese ejercicio y, por eso, como de costumbre,

Si se quiere, el objetivo es abordar el fenómeno

junto con su parte central también ofrecemos

en toda su complejidad, y por ello las entrevistas

una sección miscelánea: otros problemas,

y los textos referidos están acompañadas de una

otros libros, otras disciplinas. Las humani-

serie de reseñas de libros. En ellas se reflexiona

dades, las artes y las letras ofrecen un acceso

desde las contribuciones que sobre esta materia

privilegiado al mundo, y su descuido también

hizo Max Weber hasta el debilitamiento contem-

influye en la crisis de nuestro aparato estatal.

poráneo de la nación y los desafíos de la adminis-

Recordarlo hoy también resulta crucial.

tración del Estado. Se trata, en suma, de una reflexión multidis-

Claudio Alvarado R.

ciplinaria y que busca contribuir, en el marco de

Director

la crisis y el proceso constituyente que enfrenJoaquín Castillo V.

ta Chile, a examinar del mejor modo posible las preguntas centrales que levanta este panorama. ¿Queremos tener un Estado subsidiario y solidario, o un modelo de bienestar con prestaciones universales? ¿Qué significan uno u otro en específico? ¿Queremos que sigan existiendo grandes bolsones de empleos que respondan al gobierno de turno, o buscaremos impulsar una agenda de

6

Editor


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Ilustración: Alejandra Acosta

Pensar el Estado. A 40 años del Ensayo histórico de Mario Góngora

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PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO

El Estado en crisis: antecedentes y desafíos DANIEL MANSUY

A

estas alturas, es un lugar común recordar que

Sin embargo, conviene advertir otro aspecto más

Chile vive múltiples crisis. En lo más inmediato,

general de nuestra situación. Después de todo,

enfrentamos una crisis sanitaria de contornos

si se encuentra tan extendido un sentimiento de

inciertos. Vivimos también una crisis económi-

crisis no es tanto porque ocurran acontecimien-

ca, cuya duración probablemente será larga. Ni

tos de distinto tipo: lo propio de la crisis es poner

hablar de la coyuntura política, con un escenario

en duda los fundamentos mismos del equilibrio

polarizado, un proceso constituyente en curso

dominante. Como decía Héctor Herrera Cajas,

y una seguidilla de elecciones decisivas en los

este tipo de fenómenos supone un cuestiona-

próximos meses. Al mismo tiempo, se continúa

miento que puede promover determinadas vir-

manifestando de uno u otro modo la crisis social:

tudes, siempre y cuando advirtamos la magnitud

nuestro cuerpo político parece haber acumulado

de lo que sucede. En ese sentido, puede resultar

muchas asimetrías y tensiones que sencillamen-

fructífero mirar nuestra coyuntura desde una

te no podremos seguir soslayando. Desde luego,

instancia que enmarca y contiene a las otras. Se

estos fenómenos no son aislados, sino que son

trata de la crisis que enfrenta nuestro Estado.

interdependientes: el plano político depende en

En muchos sentidos, el aparato público está

gran medida del sanitario, el económico del po-

siendo exigido al máximo, y nada indica que esté

lítico, y así.

en condiciones de responder adecuadamente

Todo esto es cierto, y cada una de las crisis men-

esas múltiples demandas. Me temo que esto no

cionadas merecería un análisis pormenorizado.

guarda relación solo con la coalición que está

10


en el poder, sino con una cuestión más estruc-

capaz de proveer de unidad y mediar entre los

tural. La crisis sanitaria, por ejemplo, requiere

diversos intereses. No es seguro que el mismo

de un Estado con extraordinarias capacidades

Góngora haya logrado articular estas dimen-

de gestión y reacción para controlar la pande-

siones en su texto, pero incluso esa ambigüedad

mia. Además, necesitamos dosis muy elevadas

sirve para comprender la profundidad que bus-

de conocimiento técnico —en ese plano no es-

ca darle a la noción de Estado. Como fuere, en el

tamos dispuestos a renunciar a la ciencia—, y

libro hay, desde luego, una crítica bastante ex-

ese conocimiento debe articularse de modo muy

plícita a la política económica de aquellos años,

fino con la política pública. También esperamos

que el historiador integra en la dinámica de las

que el aparato burocrático pueda ayudar de for-

“planificaciones globales”.

ma rápida y expedita a los más afectados. Luego,

Han pasado cuarenta años desde que Góngora

también debería ser agente principal de la reac-

escribiera esas páginas. Hoy sabemos que la eco-

tivación económica. En lo político, debe recupe-

nomía de mercado le dio a Chile un crecimiento

rar su legitimidad para ofrecer una conducción

económico y una prosperidad inéditas en nuestra

respetada, sin olvidar su papel relevante a la

historia. Pero también sabemos que esa prospe-

hora de corregir las desigualdades más urgentes.

ridad generó algunas tensiones que no siempre

El listado de tareas podría multiplicarse.

advertimos. Las fuerzas espontáneas del merca-

Con todo, esta breve lista obliga a formu-

do pueden ser muy dinámicas y enriquecedoras

lar la pregunta en toda su radicalidad: ¿es ca-

bajo ciertas condiciones, pero también inducen

paz nuestro aparato público

dificultades: crecen las ex-

de cumplir con todas estas

pectativas, el sistema no

funciones y satisfacer esas

cumple todas sus promesas

expectativas? ¿Lo hemos do-

¿Es capaz nuestro aparato

tado de los medios para ello?

público de cumplir con todas

erosionadas sus institucio-

¿Nos sentimos activamente

estas funciones y satisfacer esas

nes de contención, volvién-

involucrados en ese esfuerzo, o nuestra actitud es simplemente la del consumidor

expectativas? ¿Lo hemos dotado de los medios para ello?

insatisfecho? Mi impresión

y la sociedad típicamente ve

dose cada vez más anónima. Ahora bien, la instancia encargada de asumir y encausar esas dificultades es

es que, por muchos y variados motivos, el Estado

el Estado. Pero es un instrumento delicado, que

chileno no tiene hoy la capacidad para enfrentar

exige una teoría específica que inspire su acción.

este momento histórico, y mientras no resolva-

Sin embargo, hoy no contamos con una filosofía

mos este problema, nuestras discusiones corren

política del Estado adecuada a nuestra realidad.

el riesgo de ser muy interesantes e instructivas,

El problema no es solo chileno, pero en nuestro

pero algo vanas.

país ha adquirido rasgos muy singulares.

góngora, izquierda y derecha

por un discurso tecnocrático que le impide com-

Por un lado, la derecha lleva décadas dominada prender la profundidad del concepto. Ahora hay En su provocador Ensayo histórico sobre la noción

mayor conciencia de esta limitación, pero no es

de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, publicado

claro cómo será enfrentada ni corregida. Ade-

por primera vez en 1981, Mario Góngora sostiene

más, en ese sector ha primado una concepción

la tesis según la cual el Estado ha sido, en nuestro

negativa del principio de subsidiariedad —es

país, el configurador de la nación. En su mirada,

decir, entendido simplemente como sinónimo

nuestra historia republicana ha estado marca-

de no intervención, sin considerar debidamente

da por este hecho: el Estado ha sido el principal

el aspecto de ayuda positiva, de subsidio1, que le

agente de desarrollo y de unidad colectiva. En su lógica, no debe entenderse por aquel el mero aparato burocrático, sino una fuerza espiritual

1 Para una discusión más acabada, véase Ortúzar, Pablo (ed.), Subsidiariedad. Más allá del Estado y del mercado (Santiago: IES, 2015).

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es mucho más compleja (e inconveniente según el caso) de lo que parece a primera vista. Me limito por ahora a enunciar las principales dificultades de la izquierda en este plano, que ese sector debería tomar en cuenta si no quiere repetir las frustraciones de la Nueva Mayoría. Por de pronto, no tiene una propuesta seria de modernización del Estado que sea coherente con todas las tareas que quiere encomendarle (sobre esta cuestión, me permito remitir al artículo de Guillermo Pérez en este mismo número). Por otro lado, en su imaginario el Estado tiende a entrar en conflicto con la sociedad civil, como si pudiera absorberla o sustituirla. Dado que la sociedad civil es para gran parte de la izquierda nacional un lugar de intereses egoístas —en ese plano, son herederos más o menos conscientes de Rousseau—, ese sector tiende a concebir la acción estatal como sinónimo de pureza. Por lo mismo, no se toma en serio los problemas vinculados a la captura del aparato estatal. En seguida, la izquierda ha tenido una actitud poco leal con el Estado, contribuyendo a debilitar su autoridad. Su aceptación, más o menos tácita según el caso, de la violencia desde octubre de 2019, y del no cumplimiento de las normas mínimas de convivencia hacen pensar que su compromiso con el Estado tiene una dimensión instrumental muy problemática. Por dificulta desarrollar un pensamiento en torno

último, la oposición no tiene una propuesta seria

al aparato público. Es imposible gobernar desde

para financiar su propio proyecto, y la discusión

esta perspectiva, porque hay una especie de ca-

sobre el pago de impuestos en los retiros de fon-

rencia inicial que luego es imposible subsanar.

dos de pensiones fue muy reveladora de ello.

El Estado no es una empresa cualquiera, y para administrar el aparato público no son suficientes

desafíos urgentes

los talentos gerenciales. Por lo mismo, la derecha puede ganar elecciones, pero le cuesta mu-

Todo esto es sumamente grave considerando no

cho gobernar. Luego de dos administraciones de

solo nuestros problemas, sino también las ex-

Sebastián Piñera puede afirmarse sin exagerar

pectativas que tendemos a depositar en el Esta-

que ella ha carecido hasta ahora de un programa

do. Para ilustrar este aspecto quisiera enunciar

consistente más allá de los lugares comunes y

cuatro aspectos fundamentales, que revelan

las buenas intenciones, e incluso ha caído en las

las carencias e inconvenientes antes señalados.

mismas lógicas clientelares que critica cuando

Desde luego, no pretendo decir que el Estado lo

está en la oposición.

haga todo mal ni mucho menos. Simplemente me

La izquierda, por su parte, tampoco tiene una

interesa sugerir que no tiene mucho sentido car-

reflexión muy elaborada al respecto, salvo una

garle más responsabilidades mientras no aten-

apelación insistente a que el Estado crezca y

damos algunas tareas pendientes. Mi tesis es que

garantice derechos sociales gratuitos y univer-

será inviable superar la crisis actual —con inde-

sales. Esto puede sonar bien, pero su traducción

pendencia de la pandemia y con independencia

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de lo que pase en el proceso constituyente— si no

ante todo oprime, o es simplemente un macho

nos tomamos en serio estos desafíos.

violador, o si invitamos a los niños a “saltar los

Lo primero apunta a la misión básica del Es-

torniquetes”, ¿cómo pretender impulsar luego

tado. La tarde del viernes 18 de octubre de 2019

desde ese mismo lugar cambios estructurales?

se produjo la quema de varias estaciones del Me-

Mientras no salgamos de este laberinto no su-

tro de Santiago. Al margen del fenómeno que se

peraremos ninguno de los obstáculos que hemos

desencadenó luego, hubo allí un problema de se-

enfrentado durante el último año y medio.

guridad nacional de primera importancia. Cabe

Un segundo aspecto digno de señalar es la

recordar, además, que pocas semanas después se

naturaleza social de nuestros problemas. Tene-

celebrarían la Apec y la Cop25, con autoridades

mos inmensas masas de la población que viven

de todo el globo transitando por nuestro país. El

desprotegidas frente a las incertidumbres de la

Estado no supo prever ese ataque, de naturale-

vida. Sabemos que la educación pública escolar

za terrorista: bajo nuestras narices se quemaron

tiene una calidad deplorable —privilegiamos la

varias estaciones de metro, y todavía no sabe-

gratuidad universitaria en desmedro de los ni-

mos quiénes fueron los responsables. Dado que

veles previos—, sabemos que la salud pública

el primer deber del Estado es proveer protección

no brinda una atención de calidad, que las pen-

a sus miembros, el tema es grave. Pero la cues-

siones son insuficientes, y la lista podría seguir.

tión es más compleja aún si atendemos al dato

Para todo esto, la izquierda suele proponer una

siguiente: ha pasado mucho

aparente receta mágica: Es-

más de un año y —al mo-

tado de bienestar y derechos

mento de escribir estas líneas— la investigación no ha dado resultados dignos

La oposición no tiene una propuesta seria para

de ese nombre. Tampoco es

financiar su propio proyecto,

que faltaran antecedentes

y la discusión sobre el pago

de cierta desidia: ni respecto de las barras de fútbol, o del eterno conflicto del Instituto Nacional, ni con la violencia

de impuestos en los retiros de fondos de pensiones fue muy reveladora de ello.

de la Araucanía o con el nar-

sociales. Al margen de que esto presenta dificultades objetivas —los estados de bienestar tienen problemas que han sido bien diagnosticados2—,

nos

enfrenta-

remos acá con un obstáculo mayúsculo: es indispensable profesionalizar el Estado. El contraste puede ser injusto,

cotráfico el Estado ha dado muestras de mucha

pero creo que es revelador: si las AFPs llegaron

eficacia. De hecho, el caso del narcotráfico es es-

más rápido y de modo más eficiente que el Es-

pecialmente revelador, pues sus redes se siguen

tado en esta pandemia, es porque este no cuenta

extendiendo progresivamente sin que el Estado

con la información ni la preparación necesarias

pueda, ni quiera, frenarlo. En cualquier caso, el

para focalizar y entregar ayuda. No tenemos un

problema de seguridad se prolongó: las fuerzas

servicio público profesional y eficiente, y no al-

policiales tampoco pudieron contener lo que

canzaremos los niveles requeridos mientras las

ocurrió después. Por carecer de legitimidad, por

reparticiones públicas sigan siendo el botín de

sus propios excesos, por lo que fuere, el hecho

quien gana elecciones. En esta materia algo se

es que Chile vivió días muy extraños en los que

ha avanzado, pero aún queda un largo trecho por

el Estado pareció haber perdido toda autoridad.

recorrer. Guste o no, necesitamos una burocra-

Esto ocurrió, según dijimos, con la complicidad

cia weberiana, que tenga relativa autonomía del

de parte significativa de la izquierda, que se em-

gobierno de turno. Eso es caro, necesita muchos

briagó con la idea de derribar al gobierno. Así,

recursos humanos y, sobre todo, es doloroso,

avaló el desafío explícito a la autoridad del Estado. Desde luego, aquí juegan ciertas teorías posmodernas que conciben al Estado como un ente fundamentalmente opresor. Pero, si el Estado

2 Ver, por ejemplo, Gøsta Esping-Andersen, Fundamentos sociales de las economías postindustriales (Barcelona: Ariel, 2000).

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PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO

porque hay que pagar costos políticos elevados.

económica, sino a la vida humana en general, y

También implica descentralizar. Todo esto lo

eso implica proteger y preservar los espacios en

hemos escuchado muchas veces a lo largo de los

los que florece la vida humana; y fomentar la res-

años, pero el animal tiene inercias muy grandes.

ponsabilidad personal respecto del todo social.

Por eso soy escéptico de los discursos grandilo-

En tercer lugar, la pandemia ha dejado al des-

cuentes en torno al Estado: nadie, o casi nadie, se

cubierto otra dificultad enorme: ¿qué hacemos

ha tomado en serio al instrumento.

con la nación? La globalización feliz de los años

Ahora bien, esta tarea solo puede ser acome-

noventa, inducida por el fin de la historia pro-

tida si tenemos conciencia de los límites del Es-

clamado por Fukuyama, nos llevó a renunciar

tado, que no puede resolverlo todo por sí solo. El

a la idea de nación. Así, se hizo dominante un

Estado puede ayudar a generar las condiciones

discurso universalista según el cual la historia

para brindar mayor protección y dignidad a las

terminaría por abolir las fronteras, molestas ré-

personas: no esperamos de él ni más ni menos.

moras del pasado. Sin embargo, la realidad po-

Naturalmente, esto requiere de la colaboración

lítica ha vuelto por sus fueros, y hoy sabemos

activa de todos los actores de la sociedad civil,

que las naciones seguirán existiendo, que el con-

porque ella no es primeramente el espacio del

flicto no ha desaparecido, y que hay momentos

egoísmo, sino de la interacción humana. De allí

en que necesitamos fronteras. Esto se ha hecho

la importancia, por ejemplo, de las asociaciones

muy presente en la discusión actual respecto de

y sindicatos que articulan la vida social, pero que

la inmigración: ¿qué hacer con los flujos de esa

requieren de un marco de acción estable. Casi

naturaleza? Aquí tienden a coincidir ciertos eco-

todas nuestras actividades, incluyendo las eco-

nomistas liberales con progresistas de izquierda

nómicas, requieren de ese cuadro proveído por

(pues ambos son cosmopolitas): los primeros

el Estado, y se ven afectadas cuando este no es

piensan que la inmigración permite ajustar la

capaz de ofrecerlo. Esto implica, por ejemplo,

demanda de mano de obra, y los segundos creen

considerar más detenidamente las necesidades

que cualquier requisito de entrada equivale a

de las familias chilenas. Muchos de nuestros

una insoportable discriminación. El caso de la

círculos de marginalidad tienen que ver con la

izquierda es especialmente llamativo, porque si

fragmentación familiar de las últimas décadas:

suele reivindicar en el plano económico la ca-

cada vez más niños nacen fuera del matrimonio.

pacidad del Estado para conducir u orientar a

No se trata de un problema moral entendido en

las fuerzas económicas, aquí se rinde frente al

términos estrechos, sino que es un problema so-

movimiento espontáneo de la mano de obra. La

cial en la medida en que los vínculos familiares

paradoja es demasiado grande como para ser ig-

carecen de estabilidad. Nos sorprendemos (con

norada.

buenos motivos) de la cantidad de padres que

En cualquier caso, la cuestión es problemá-

no pagan pensiones alimenticias, pero tampoco

tica por varios motivos. Por de pronto, el nece-

hemos puesto demasiado esfuerzo en transmitir

sario desafío de acoger a quienes quieren venir

y fomentar el compromiso responsable. Nos fija-

a nuestro país implica recibirlos en condiciones

mos tanto en el individuo que tendemos a olvi-

mínimas de dignidad. Y eso no ocurre: todos sa-

dar que las personas nacen y crecen en contextos

bemos en qué condiciones de vivienda suelen

sociales. Aquí, por ejemplo, deberíamos tratar de

habitar los inmigrantes (la pandemia ha vuelto

revertir nuestra baja tasa de natalidad, favorecer

más visible, por ejemplo, el hacinamiento). Nin-

horarios de trabajo compatibles con una mínima

gún país puede absorber una cantidad ilimita-

vida familiar y pensar mejor nuestras ciudades,

da de ellos, y Chile no es la excepción. Por otro

por mencionar solo algunos ejemplos. Nada de

lado, los costos de estas dinámicas (que exis-

esto lo produce el cruce espontáneo de fuerzas

ten) no están repartidos de modo homogéneo en

sociales: si el Estado no contribuye a articular

toda la población. Dicho de otra manera, los más

esta realidad, nadie lo hará en su lugar. Este debe

vulnerables están más expuestos que otros seg-

ser un facilitador no solo en lo referido a la vida

mentos, pues compiten por los mismos puestos

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de trabajo y los mismos servicios. Negarse a ver

problema estructural, porque nuestro sistema

estas tensiones es cuando menos miope; y, peor,

tiende al bloqueo. El régimen electoral propor-

constituye el camino más seguro para desenca-

cional no produce mayorías, indispensables para

denar luego reacciones patológicas.

los grandes acuerdos. Esto se puede graficar con

De algún modo, y este es el cuarto problema,

el siguiente ejemplo: en la configuración actual

la cuestión que cruza todo lo que hemos di-

del Congreso, ningún presidente (o primer mi-

cho guarda relación con el sistema político. En

nistro: para el caso da igual) podría tener una

efecto, nuestro actual régimen hace tiempo que

mayoría medianamente estable. Eso afecta la

dejó de procesar adecuadamente las demandas

responsabilidad, porque resulta difícil ejecutar

sociales. Es un sistema encerrado en sí mismo,

un programa. Así, los candidatos prometen co-

entrampado en sus lógicas y desconectado de los

sas que saben que no podrán realizar por falta

grandes anhelos sociales. Los motivos son múl-

de apoyo parlamentario, se diluye la credibili-

tiples y, aunque no podamos

dad de la palabra pública, la

desarrollarlos todos, pode-

política se vuelve impotente

mos detenernos en los más relevantes. Quizás el princi-

Nos fijamos tanto en el

pal sea que la política perdió

individuo que tendemos a

prestigio porque los políti-

olvidar que las personas nacen

cos dejaron de creer en ella. La abdicación de la Concer-

y crecen en contextos sociales.

tación respecto de sí misma,

y se distancia más aún de las personas. Estos

fenómenos,

mados

un

—los

ejemplos,

podrían

poco

al

toazar

insisto,

multiplicarse—

sugieren que no contamos

y el modo en que cedió frente a las demandas de

con una reflexión sobre el Estado a la altura de

la calle a partir de 2011 erosionó sus capacidades

los desafíos presentes. En esas condiciones, no

de conducción. Por su parte, la derecha no tiene

podremos hacer mucho más que girar en círcu-

un discurso efectivamente político. No deja de

los. Es claro que no podremos salir del atasco sin

ser llamativo que nuestros dos últimos presi-

fortalecer —en algún sentido— al Estado, pero

dentes, que han gobernado durante casi dieciséis

pocos se han tomado el trabajo de pensar qué

años, y a pesar de tener dilatadas carreras par-

significa eso, y qué implicancias tiene. Si, al de-

tidarias, desconfíen tanto de la actividad polí-

cir de Mario Góngora, el Estado ha de ser el gran

tica y se hayan rodeado siempre de personas de

articulador y mediador de los intereses sociales,

confianza personal, en desmedro de referentes

entonces no tenemos tarea más urgente que dar-

con peso específico. Enfrentamos, además, un

le curso a esa reflexión.

Daniel Mansuy es doctor en ciencia política por la Universidad de Rennes (Francia). Es profesor de filosofía de la Universidad de los Andes (Chile), donde dirige el centro Signos, e investigador senior del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES). Es autor de varios libros, entre los que destacan Nos fuimos quedando en silencio. La agonía del Chile de la transición (IES-Tajamar, 2020) y, en coautoría con Matías Petersen, F. A. Hayek. Dos ensayos sobre economía y moral (IES, 2017).

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SOL SERRANO:

“La Constitución no es nuestra casa común. Es nuestra palabra común” POR JOAQUÍN CASTILLO

Formada en el Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica antes de la llegada de Mario Góngora, Sol Serrano reconoce en el autor del Ensayo histórico a un intelectual lúcido y profundo, en cuyos textos siempre vuelve “a ver algo nuevo”. Ambos reconocidos con el Premio Nacional de Fotografías: FPP / Pablo Izquierdo

Historia —él en 1976, siendo el segundo galardonado, y ella en 2018, siendo la primera mujer en recibirlo—, sus caminos se cruzaron mientras ella se hacía un lugar en la academia nacional, de la que Góngora era una referencia inevitable. En esta conversación, Sol Serrano analiza críticamente algunas de las polémicas tesis del Ensayo, que cumple cuatro décadas desde su publicación, y reflexiona sobre el papel del Estado en la vida nacional. Desde Góngora hasta el debate constitucional, Serrano destaca una vez más la importancia de la palabra y del lenguaje para la construcción de nuestra vida en común. 16


¿Cómo conociste a Mario Góngora?

(¡tuve que ir al Chileno Norteamericano para conocer la dirección del Post Office!), le pedí una

Mario Góngora era una leyenda cuando entré a

carta de recomendación y él accedió amable-

estudiar historia a comienzos de los años seten-

mente. Allá, por Richard Morse, supe que había

ta. No solo leíamos sus trabajos, sino que se le

sido profesor en Yale. ¡Era el único chileno que

sabía sabio y más bien impenetrable, misterio-

había enseñado historia en Yale! Le debo en bue-

so. No fui su alumna, porque llegó a la UC el 77,

na medida, supongo, haber sido aceptada ahí.

cuando yo era ayudante. Él era solitario, pero, contrario a lo que se pensaba, muy accesible. Lo

Tuviste entonces una buena relación con él…

fui conociendo en seminarios y conversaciones a las que me allegaba en el “patio del kiosco” de

Sí, pero Góngora me hizo sufrir, y no poco. En el

Campus Oriente, que era la mejor universidad.

primer seminario en que expuse como académica formal —debo haber tenido unos veintiséis

¿Y en ese contacto comenzaste a ser parte de su

años—, abordé un tema tan cercano a él como

círculo?

las interpretenciones decadentistas de la historia moderna. Mi trabajo trataba de distinguir el

Tenía un círculo muy cercano —creo que su dis-

periodo en que la Falange Nacional, desde su ini-

cípulo más estrecho fue Joaquín Fermandois—,

cio como Juventud Conservadora, cuando asume

del cual yo no formaba parte. Tuvimos una re-

plenamente la interpretación decadentista en su

lación formal y yo tenía demasiado miedo de

crítica al liberalismo y al marxismo, de la época

decir estupideces. Varias veces fui a su oficina

en que asume el pensamiento desarrollista, que

—modestísima y donde solo tenía en el escri-

era obviamente modernizante. Él fue el principal

torio el libro que estaba leyendo— a hacerle una

intelectual del primer periodo. Mi trabajo lo cita-

consulta y, tal como en sus escritos, decía una

ba bastante, pero obviamente no lo mencioné en

frase, perdida entre otras porque carecía de én-

la exposición. Después, él tomó la palabra… y me

fasis, que paralizaba. “Las revoluciones agrarias

subió y me bajó con pasión, incluso con un poco

generalmente son conservadoras”, me dijo a

de rabia. Creo que además nos malentendimos.

propósito de Emiliano Zapata. “Están luchando

Daba lo mismo. Mario Góngora me crucificaba.

por sus territorios antiguos. Nosotros no hemos

Fue horrible. Pensé que no tendría agallas para

tenido una revolución campesina tradicional”.

dedicarme a la historia después de eso, pero a

¡Tremenda reflexión! Posiblemente no conocía

las tres semanas me llega una carta manuscrita

el hablar banal. Sin presunción, en un seminario,

suya. Me pedía disculpas por la forma en que me

en el pasillo o en el escrito, cada palabra suya ha-

había tratado y me decía que un profesor no de-

bía sido largamente rumiada.

bía desestimular a los jóvenes. Me impactó mu-

Tan reservado era —permíteme esta anécdota— que, cuando postulé a la Universidad de Yale

cho su nobleza. Le respondí y nunca volvimos a hablar del tema.

17


PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA

¿Qué crees que hacía de Góngora el gran acadé-

¿Como cuáles?

mico e intelectual que fue? Sus escritos sobre el pensamiento utópico de Juan Góngora es el único historiador chileno que ha

Egaña y la importancia del republicanismo clási-

reunido las tres cualidades propias de un his-

co en el ideario de la independencia parecían un

toriador de las grandes lides. Lo primero es su

poco excéntricos en los años sesenta; sin embar-

formación sólida en las humanidades, filosofía y

go, la renovación historiográfica marcada por los

literatura, en filosofía y teoría de la historia. Esa

bicentenarios ha rescatado ese tema, mostrando

era una diferencia fundamental para él, porque

toda su riqueza conceptual. Y quizás, lo veo muy

si la primera es una interpretación trascenden-

claro desde mi propio campo, lo más original fue

te o inmanente del sentido de la historia, la otra

haber acuñado el concepto de ilustración católica

es la historia “sin metafísica”, como decía él, es

en un momento en que la principal historiogra-

decir, como ciencia. Lo segundo es que Góngora

fía mundial sobre la Ilustración descartó ente-

conocía muy bien la historia europea y la historia

ramente que pudiera existir tal cosa. Pues en los

americana en todos sus periodos, y desde pro-

ultimos 20 años —me siento parte de esa ten-

blemas muy diversos. Era versátil. Podía hacer

dencia historiográfica— se ha renovado la histo-

historia de las ideas con la misma originalidad

ria de la religión, y del catolicismo en particular,

que hacía historia del derecho o económica y so-

y su relación con la modernidad, haciéndola mu-

cial. Y lo tercero es que fue

cho, mucho más compleja

un investigador de terreno

que la dicotomía entre libe-

sólido, original, sobre todo

ralismo y catolicismo. Esa

original. ¿En qué sentido era original? Como muy bien señaló Ri-

El punto de partida de

dicotomía la había instalado

Góngora es la crítica al

la historiografía liberal clá-

racionalismo ilustrado, potenciado infinitamente con el desarrollo científico y técnico.

sica, y la historiografía de raíces marxistas, e incluso posmodernas en su gran variedad, la perpetuaron.

cardo Krebs, mi verdadero maestro, Góngora era un “historicista”, entre

¿Hay algún hilo conductor en una obra tan

comillas, porque lo que rescata del historicismo

multifacética?

—antes de que viniera la crítica posestructuralista de mediados de los setenta y ochenta— es

Si he de encontrar un hilo conductor en estos

el sentido de los “hechos”, partiendo de la lógica

tres dominios que he destacado, diría que es la

de esa sociedad y de ese tiempo. No es un relati-

certeza (o esperanza) de que la historia humana

vista, en el sentido de que la lógica de un tiempo

tiene un sentido trascendente, y que su motor es

jamás lo explica por sí solo (y en cierto sentido

el espíritu. Espíritu que la modernidad ilustrada,

tampoco lo justifica). Góngora seguía de cerca la

la ciencia y el capitalismo fragmentan en un sen-

enorme transformación que significaban en los

tido enteramente utilitario y funcionalista. El es-

años cincuenta la Escuela de los Annales france-

píritu se expresa en la tradición, que es esa cons-

sa y Braudel, aunque era una posición epistemo-

trucción de sentido que se forja en aquello que el

lógica distinta a la suya, muy estructuralista para

tiempo mismo construye. En su veta hegeliana la

él. Sin embargo, Góngora fue muy innovador en

expresa el Estado.

su metodología, algo que la escuela conservadora nunca fue. Sus estudios sobre el inquilinaje, la

¿En qué se traduce ese sentido trascendente?

formación de la hacienda, etc., fueron y siguen siendo fundamentales. Y fue, francamente, pio-

Góngora tiene un rechazo sideral al pensamiento

nero en temas que treinta años después serían

proyectivo. Es, antes que nada, antiliberal. Pudo

cruciales.

tener un momento comunista, creo yo, por su

18


carácter utópico, pero fue un periodo muy bre-

abstracto, impuesto desde arriba y en que la so-

ve, porque el comunismo era una versión tota-

ciedad sobre la cual se actuaba parecía no tener

litaria del cambio radical. En cambio, esa pasión

ni cultura ni tradición, una sociedad sin historia,

por lo absoluto en Góngora finalmente fue reli-

era una interpretación muy audaz para un his-

giosa. Una religión más bien mística, milenaris-

toriador casi controlado por su propia mesura y

ta muchas veces. La cristiandad medieval fue su

prudencia…

utopía, y en ese sentido era un conservador integrista inspirado no solo en fuentes católicas,

Siendo además un historiador conservador…

sino principalmente, creo, en el romanticismo alemán, que precisamente era una respuesta al

Admiro que lo hiciera siendo él un historiador

racionalismo ilustrado.

que encarnaba como ninguno lo que había sido la tradición intelectual conservadora, y que sin

Con tal diversidad de influencias e inquietudes,

duda tenía un prestigio a toda prueba. ¡Fue su

parece un autor muy difícil de encasillar…

gran acto de rebeldía utópica! Y también su gran momento de intelectual público. ¡Vaya mérito!

En lo personal, Góngora ha sido muy inspirador

Y el segundo logro que resalto es la hipótesis

como historiador más que por la filosofía de la

central sobre la nacionalidad chilena construida

historia que lo anima. Sin embargo, más alla de

desde el Estado. Lo sustantivo no está tanto en su

lo propiamente historiográfico, lo que más le ad-

respuesta, sino en su pregunta, que todavía nos

miro y me conmueve es su dolor intelectual. Es

acecha como un fantasma en busca de un cuerpo.

su ethos sobre el sentido del saber y el pathos de su propia historicidad. De hecho, ahora que me

¿Coincides en cómo responde esa pregunta, en

haces esta entrevista, recordé que hace mucho

que el Estado configuró la nacionalidad?

tiempo me tocó presentar alguna edición de su Ensayo, y aunque sea horroroso citarse a sí mis-

No comparto los conceptos de su respuesta. El

ma, dije que mi generación había dejado olvidada

Ensayo oscila entre la filosofía de la historia y la

en alguna carpeta de algún aeropuerto, entre se-

“historia sin metafísica”. Por un lado, es el Es-

minario y seminario, aquel sentido del dolor del

tado concebido como espíritu que construye una

saber.

“nacionalidad” que, en el sentido de Herder, es el alma de un pueblo. Su gran idea la va desarro-

el ensayo en perspectiva

llando históricamente; sin embargo, es como si la historia se le escapara por otro afluente. El de-

Entre las obras de Góngora, ¿en qué lugar pones

bate se dio principalmente en cuál era el concep-

tú el Ensayo?

to de Estado de Góngora. Para mí, sin embargo, el problema reside antes, en qué se entiende por

Es una gran obra que resultó ser la final por ra-

“nacionalidad”.

zones del destino, pero que no alcanza a ser, a mi juicio, algo así como su obra maestra. Resalto dos

¿Por qué?

grandes méritos: la primera es que fue su única obra que trascendió al público amplio, y que

El texto se refiere explícitamente a cómo una

ha sido crucial en una interpretación de la his-

conciencia regional se transforma en conciencia

toria del Chile reciente, del 64 en adelante. La

nacional. Gran pregunta. ¿Porque ocurrieron las

idea de los tres proyectos excluyentes estaba en

guerras? La verdad es que eso lo enuncia y apenas

el aire, pero él la articuló en una lógica de lar-

lo desarrolla. De hecho, el carácter “aristocráti-

ga duración y de manera compacta, coherente y

co” de la guerra civil de 1891 ocupa muchas pági-

crítica. Poner las grandes reformas de comienzos

nas lúcidas del Ensayo, en el cual Góngora mismo

de los ochenta, que en rigor sí pueden llamarse

prueba todo lo contrario. No quiero enfrascarme

“neoliberales”, como el epítome de un proyecto

en un debate que me apasiona demasiado. Solo

19


PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA

quiero decir que su tremenda pregunta requie-

tradicional no es fuente de inspiración en Gón-

re una respuesta historiográfica sin metafísica.

gora. Habría sido muy interesante que lo hubiera

Requiere de aquel “historicismo” que mencioné

desarrollado. Por otra parte, ese fenómeno mo-

antes en la descripción de Krebs sobre Góngora.

derno parece lograr construir una tradición. Ella

Requiere de verdad estudiar a los actores desde

es la que no solo ignoran, sino desprecian los

sus propias vivencias, desde sus propias expe-

“proyectos globales”.

riencias de pertenencia. Con sus diversidades y

Al mismo tiempo, y eso es fascinante, él admira

desigualdades. La “nación” funciona aquí como

como creaciones del “alma de la nación” obras

un sustantivo, mientras que la “nacionalidad” lo

tan modernamente transgresoras como la de Vi-

hace como adjetivo.

cente Huidobro. En eso no es solo un conservador romántico. Ve el espíritu en obras muy diversas,

¿En qué lugar queda, entonces, la relación entre

donde efectivamente aquel se reconoce. Su in-

el Estado y la nacionalidad?

corporación de Vicente Huidobro es un tremendo guiño de la originalidad del propio Góngora.

No es claro. Si el Estado es el constructor de la

Francamente, ¡considerar que Huidobro y la Es-

“nacionalidad”, que es un fenómeno que Góngo-

cuela de Arquitectura de la Universidad Católica

ra siempre explicita que es moderno, ¿por qué la

de Valparaíso en Ritoque son las obras más origi-

retrata solamente en la élite? La cultura popular

nales del Chile moderno es notable!

20


Un tema a seguir trabajando, entonces…

por un futuro de rasgos utópicos, desprecia la construcción histórica y con ello la posibilidad de

La pregunta de Góngora es fundamental, sigue

expresión de esa sociedad. Mi desacuerdo es que,

siendo fundamental; es muy inspiradora, pero

en el fondo, Góngora critica la política moderna

creo que no arriba a buen puerto por su formula-

como un todo, y la política moderna se define por

ción. Para mí habría que preguntarse por la for-

su concepción de un futuro a construir. Con ello,

mación de la comunidad política moderna. Estoy

al final, descarta implícitamente la democracia

pensando en cómo se forma la comunidad polí-

como forma de gobierno capaz de construir un

tica moderna. ¿Cuándo el tiempo, la vivencia del

futuro con respeto a los derechos de las perso-

tiempo pasa a ser un proyecto de futuro? Esa es

nas, y a la legitimidad de la soberanía popular

mi pregunta de fondo.

como forma de convivencia en una sociedad plural.

¿Qué rol juegan las instituciones de la sociedad ¿Qué te parece aunar bajo un mismo concepto a

civil en toda esta construcción?

Frei, Allende y Pinochet? Al reclamar la vigencia de los actores de la historia, lo que estoy reclamando es la humanización

No es lo mismo el proyecto de modernización

de ella. La sociedad civil se va construyendo en

de Frei, con todos sus bemoles, que el proyec-

base a sociabilidades previas y eso es lo que hay

to revolucionario que la UP quiso y no pudo

que estudiar, las tradicionales y las modernas,

cconstruir —y cuya vocación democrática po-

las chinganas y los clubs, el

demos poner fundadamente

rumor de la plaza y la prensa.

en duda—, y que, a su vez,

Hay toda una trama respec-

el proyecto neoliberal en un

to a cómo se construyen los

Góngora es el único historiador

vínculos sociales, en la cual

chileno que ha reunido las

mocracia no está en el aná-

la tecnología y la economía

tres cualidades propias de un

lisis de Góngora. Por tanto,

son fundamentales.

historiador de las grandes lides.

verdad y mito de las planificaciones globales

régimen autoritario. La de-

deja a la política moderna sin más alternativa que el autoritarismo o el totali-

tarismo. Góngora comparte la primera declaración de principios de la Junta Militar porque

Hay un concepto que nos saltamos hasta ahora,

está en la línea del conservadurismo autoritario.

el de las planificaciones globales. ¿Qué evalua-

Su crítica despierta con las reformas neolibera-

ción haces tú de esa tesis en concreto?

les y soslaya la violación a los derechos humanos. Él no los llamaría así, en cuanto hijos de la

El punto de partida de Góngora es la crítica al ra-

racionalidad ilustrada, pero en clave cristiana

cionalismo ilustrado, potenciado infinitamente

pueden considerarse como la dignidad inherente

con el desarrollo científico y técnico. Así, el fu-

a la persona humana.

turo no solamente era construible, sino planificable. Las ideologías eran, en parte, eso. Hay una

Al final tu balance sobre el Ensayo es ambiva-

crítica a ese racionalismo, sobre todo a la idea de

lente, entonces…

que la razón es capaz de modelar sin errores, que es lo que propone la ciencia.

Insisto, sin embargo, en que Góngora es un autor enigmático capaz de despertar siempre nue-

¿Estás de acuerdo con esa crítica?

vas reflexiones. Roger Chartier tiene un lindísimo ensayo sobre las múltiples formas de leer

Estoy de acuerdo con Góngora en que toda pla-

a Foucault y su preferencia por leer los enig-

nificación desde arriba, al despreciar el pasado

mas que planteaba. Por ejemplo, ya critiqué su

21


PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA

tratamiento de la “nacionalidad”; sin embargo, citando a un sociólogo a propósito del tema, Góngora dice que el ferrocarril es “casi” toda la historia. Es una tremenda clave. Ahora que volví a leer el Ensayo a propósito de tu entrevista, reparo en una frase alucinante. Dice, sobre las reformas de los ochenta: “la planificación ha partido de cero, contrariando o prescindiendo de toda tradición, lo que siempre trae consigo revanchas culturales”. ¿No es una clave de lo que estamos viviendo? O, ¿qué quiere decir con que la “concepción masiva hoy dominante dará un pueblo sin analfabetismo, pero infinitamente menos cultivado que el de 1940 o 1970”? Hay algo más ahí que una visión elitista de la educación, que también lo es. Algo que nos remite una vez más a la pregunta sobre la cohesión social. Y

en

términos

históricos,

¿dónde

sitúas

el Ensayo? Considero que el ensayo más brillante de la historia chilena del siglo XX es el de Alberto Edwards, y también lo consideraba Góngora, porque Edwards tiene un instinto del género ensayístico que Góngora expresa y a la vez reprime. Edwards era muy erudito y pone su erudición al servicio de una interpretación filosófica de la historia (de Spengler), con una hermosísima y envolvente retórica. Como género literario, creo que el Ensayo de Góngora no logra desplegar sus grandes alas, algo aprisionadas en su narrativa monográfica. Aun así, el Góngora siempre sorprendente está ahí en su plenitud y por eso hay que releerlo siempre.

22


el estado y la crisis

¿Qué tipo de Estado crees que necesita Chile de

un cierto ethos a la experiencia más inédita de

cara a los próximos desafíos y, en especial, de

nuestra historia. Si cada constituyente no siente

cara al debate constituyente?

en lo personal esa misión seguiremos reiterando los debates y errores del pasado. ¡Incorporar las

Un Estado que exprese empírica y simbólica-

lecciones del pasado! ¿Podrá aquello modificar

mente que nos representa a todos. Necesitamos

nuestra cartografía cívica? La constitución no es

volver a creer en el Estado. Necesitamos un Es-

nuestra casa común. Es nuestra palabra común.

tado que, primero, defienda a las personas del

Es nuestra palabra en común.

poder. Y entregue poder a las personas no solo en cuanto individuos, sino como seres humanos que

Has estudiado en profundidad la historia de la

vivimos con otros.

educación. ¿En concreto, cómo esperarías que se refleje en una nueva Constitución?

Eres optimista con respecto al posible resultado de esta discusión…

Quisiera que al menos consideremos esa declaración tan amplia de nuestras primeras consti-

Efectivamente, soy bastante optimista. Creo que

tuciones y que logró tanto: “La educación es una

podemos tener un Estado más robusto para ser

atención preferente del Estado”, que ha guiado

eficiente, y un espacio público fortalecido en su

toda nuestra historia republicana y que la Cons-

legitimidad, para que nos legitime a todos y nin-

titución del ochenta sacó.

guno crea o sienta que la legitimidad le es propia si no es fruto de un acuerdo genuino.

¿Y qué puede significar que esté ahí?

¿Y cómo se logra eso?

Solo indico la importancia del lenguaje.

El debate consiste en cómo somos una comunidad

Un énfasis político.

política legítima, cuyos principios fundamentales inspiren las leyes reglamentarias. Los cons-

Y un guiño a la tradición.

tituyentes tienen un deber superior que es darle

23


GUILLERMO PÉREZ

24

Ilustración: Alejandra Acosta

OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA

¿Más o mejor Estado? Algunos desafíos concretos


“M

odernizar el Estado no es privatizar to-

mostrado impotente e indolente ante las caren-

das sus empresas o reducir el tamaño de la admi-

cias de la gente. Para muchos, el Estado es un ente

nistración pública. Es, fundamentalmente, colo-

distante, que maltrata, discrimina y genera des-

car el Estado al servicio de la gente. Modernizar

confianza1. Estas imágenes negativas contrastan

el Estado significa prestar más y mejores servi-

con la de un aparato estatal donde la mayoría de

cios a todos los chilenos, asegurando la igual-

los funcionarios obtiene excelentes evaluaciones

dad de oportunidades”. Estas palabras fueron

de desempeño laboral, y desde luego contrastan

pronunciadas hace más de veinticinco años por

también con la idea de que el Estado está al ser-

el entonces presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

vicio de las personas, consagrada en el artículo

No hay que extrañarse si hoy, al leerlas, nos em-

primero de la Constitución vigente.

barga una sensación de hastío y aburrimiento.

Para superar nuestras crisis, entonces, se re-

Eso suelen generar los discursos incumplidos y

quieren alternativas que acorten la distancia

las consignas que, de tanto

entre lo que esperamos del

repetirse, pierden su brillo.

aparato estatal y su des-

Desde el retorno a la democracia, todos los presidentes

han

prometido

Para superar nuestras crisis, entonces, se requieren

iniciar procesos profundos

alternativas que acorten

de reforma al Estado. Aun-

la distancia entre lo que

que es innegable que el sistema público funciona mejor que hace medio siglo y que eso se debe, en parte, a algu-

esperamos del aparato estatal y su despliegue concreto en la vida social.

nos avances en las agendas

pliegue concreto en la vida social. En esa línea, parte relevante de la izquierda ha propuesto construir un Estado de bienestar al estilo europeo, pero sin ofrecer un mínimo detalle sobre ese camino. De hecho, las vagas alusiones al respecto, que consisten en llamados a se-

de modernización, los logros están muy por de-

guir los pasos de Finlandia o Nueva Zelanda, no

bajo de las expectativas. La escasa voluntad po-

muestran a la ciudadanía alternativas concretas.

lítica, la resistencia de los funcionarios públicos

Si seguimos la tipología que presentara Gøsta

y la cada vez más compleja gobernabilidad, entre

Esping-Andersen hace tres décadas, según la

otros obstáculos, han impedido que frases como

cual los regímenes de bienestar se dividen en li-

las de Frei sean el augurio de un cambio decisivo.

berales, socialdemócratas y conservadores, po-

Esto se vuelve especialmente problemático si

dremos notar que las opciones no se agotan en

agregamos a la ecuación la profunda crisis so-

el modelo nórdico de prestaciones universales y

cial y política que atraviesa nuestro país desde

socialización global de riesgos. También existen

octubre de 2019. De allí emergió no solo un reclamo en contra de autoridades y partidos, sino también la crítica a un aparato público que se ha

1 Consejo para la Transparencia, Estudio Nacional de Transparencia (2019).

25


PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO

países como Alemania o Italia, donde la inter-

vincula con el desprecio de cierta izquierda por

vención del aparato estatal se ha caracterizado,

las políticas a favor de la natalidad, que suelen

entre otras cosas, por otorgarle a la familia un

ser vistas como otra manifestación más de agen-

rol preponderante en la provisión de bienes y

das conservadoras que deben ser superadas.

servicios sociales. Cada modelo tiene sus virtu-

Los problemas de los distintos sectores políti-

des y defectos; sin embargo, a pocas semanas de

cos a la hora de pensar el Estado muestran que

comenzar nuestra convención constitucional, la

no existe una solución fácil para los desafíos que

demanda por el Estado de bienestar no alcanza a

se nos presentan. Ahora bien, tras estos debates,

ser más que una declaración de buenas intencio-

hay al menos dos asuntos que parecen claros.

nes sin propuestas concretas.

Por un lado, el Estado arrastra dificultades que,

Todo esto se vuelve aún más evidente cuando

aunque no se relacionan directamente con las

notamos que tampoco hay claridad sobre cómo

demandas de bienestar, impactan de forma pro-

podría financiarse un proyecto de esta enverga-

funda en su quiebre con la ciudadanía. Por otro,

dura, que requeriría de un esfuerzo enorme de

es imposible que el aparato estatal pueda cumplir

los contribuyentes. Basta recordar, por ejemplo,

por sí solo con todas estas tareas. De hecho, para

que un bajo porcentaje de chilenos paga impues-

acercarse parcialmente a las desmedidas expec-

to a la renta en términos comparativos, y en ese

tativas que hemos depositado en él —sobre todo

contexto será imposible costear muchas más

a partir del proceso constituyente—, necesita de

prestaciones2. Una propuesta que parece generar

la sociedad civil, de las familias y también de las

consenso en ciertos sectores de la izquierda es el

dinámicas del mercado.

gravamen a la riqueza. Aunque pueda tener al-

En las secciones que siguen presentaremos

gún valor simbólico, no parece la medida idónea

propuestas que buscan recoger estas dos dimen-

para financiar un Estado de bienestar. De hecho,

siones del problema e intentan iluminar ciertos

esta alternativa ha sido desechada en diez de los

desafíos fundamentales, tanto por ser demandas

trece países OCDE que la aplicaron, tanto por su

postergadas durante largo tiempo como por su

baja recaudación como por las dificultades ad-

potencial para recomponer el vínculo entre polí-

ministrativas que conlleva3.

tica y sociedad. Varias de estas iniciativas circu-

Lo anterior se cruza con problemas que la mis-

lan en el debate público desde hace años. Volver a

ma izquierda tiende a evadir. La inestabilidad fa-

ponerlas sobre la mesa no tiene otro objetivo que

miliar, por ejemplo, conduce a un mayor número

sugerir algunas líneas de acción que nos permi-

de familias con un solo ingreso, lo que a la larga

tan construir un mejor aparato público.

genera pobreza y mayor dependencia de los subsidios estatales.

descentralización

Otro problema que suele omitirse es el envejecimiento. Nuestro Estado no podrá atender más

Para corregir el funcionamiento del Estado es

necesidades si disminuye el número de personas

imprescindible considerar la dimensión territo-

en edad de trabajar, los jubilados aumentan y la

rial de nuestra crisis, que ningún gobierno ha lo-

clase política no logra articular alternativas ra-

grado (o querido) superar. Ella está mediada por

zonables para los asuntos urgentes que derivan

dos factores que, combinados, son letales para

de ahí, como las bajas pensiones. Esto también se

la relegitimación de la política. Por una parte, la administración central es ciega a los problemas

2 Estéfano Rubio y Rodrigo Vergara, “Carga y estructura tributaria en Chile: comparación con países OCDE”, Puntos de Referencia 451 (Centro de Estudios Públicos, 2017). 3 Álvaro Cordero B. y Rodrigo Vergara M., “Algunas reflexiones sobre la propuesta de impuesto a la riqueza”, Puntos de Referencia 524 (Centro de Estudios Públicos, 2020).

26

que ocurren fuera de la capital; por otra, el Estado se presenta en esos lugares como una autoridad sin recursos ni atribuciones. El caso de las regiones es paradigmático. Aunque la ley permite que actúen en prácticamente todas las áreas relevantes, los gobiernos regionales inciden poco en el territorio. Algo de


esto se ve cuando en emergencias el Ejecutivo

casos, mejoraron la interdependencia, permitie-

designa a delegados de su confianza, como si

ron políticas públicas más flexibles y generaron

las autoridades regionales no tuvieran ningún

aprendizajes en los territorios.

papel importante que cumplir. La irrelevancia

Junto con lo anterior, es fundamental mejorar

del intendente, en teoría la máxima autoridad

el actual proceso de regionalización. De ser bien

regional, también salta a la vista al preguntarnos

implementada, la elección de gobernadores tiene

cuántos lectores de esta revista conocen el nom-

el potencial de convertirse en un espacio de par-

bre de los tres últimos intendentes de su región o

ticipación que acerque la política a la gente. Por

están al tanto de funciones distintas a la de auto-

el contrario, si el proceso fracasa, los problemas

rizar partidos de fútbol y marchas.

pueden ser colosales. Para impedir tal escenario

En los municipios la situación no es muy dife-

es importante, entre otras cosas, otorgar mayo-

rente. Si bien los alcaldes son autoridades cerca-

res competencias y recursos a los gobernadores

nas a la ciudadanía, las municipalidades suelen

regionales y construir mecanismos de resolución

ser percibidas como una de las instituciones más

de conflictos que encaucen las tensiones entre

corruptas del sistema político4. Basta ver los

ellos y el gobierno central6.

casos de San Ramón, Viña del Mar o Valparaíso

Otro aspecto crucial es aumentar el presu-

para notar que esa sensación no siempre está le-

puesto de las comunas vulnerables. A pesar de

jos de la realidad.

que acá existen varios caminos posibles y muchas

Detrás de todo esto se esconde una infinidad de problemas. Sin embargo, los

Detrás de todo esto se esconden

dificultades que enfrentar, una opción que permitiría

más atingentes podrían re-

una infinidad de problemas.

sumirse en tres conceptos:

Sin embargo, los más

tas diferencias y al mismo

colaboración, coordinación

atingentes podrían resumirse

tiempo comprometer a las

y capacidad. La pandemia dejó en evidencia que el gobierno central y los gobiernos

subnacionales

en tres conceptos: colaboración, coordinación y capacidad.

deben

resolver parcialmente es-

empresas con los territorios, es modificar los criterios para el pago de patentes comerciales. Suele pasar que

colaborar y coordinarse mejor. A su vez, la crisis

las sucursales de las empresas capitalinas pagan

social reveló el desafío de aumentar la capacidad

precios irrisorios en las comunas donde se ins-

de gestión, presupuestaria y política de munici-

talan, menores incluso que cualquier almacén

pios y gobiernos regionales.

de barrio. Esto ocurre porque el parámetro para

Una alternativa promovida por la OCDE para

determinar el monto está asociado al número de

resolver algunas de estas dificultades es la sus-

trabajadores, lo que por distintas circunstancias

cripción de contratos entre el gobierno central

no siempre coincide con la situación real de las

y los regionales5. Estos instrumentos se han

empresas. Por lo mismo, algunos expertos han

utilizado en contextos similares al nuestro, don-

propuesto, entre varias alternativas, incorpo-

de los gobiernos regionales dependen del central

rar otros factores al cálculo, como las ventas

y la asignación de responsabilidades no es clara.

y el tamaño de la sucursal7. Estos cambios son

Aunque existen varios criterios para definir qué tipo de contrato se requiere en cada situación, países como Francia, Canadá o Italia los han utilizado para mejorar la coordinación y la colaboración entre regiones y capitales. En muchos

4 Libertad y Desarrollo, Encuesta de corrupción (2019). 5 OCDE, Linking Regions and Central Governments: Contracts for Regional Development (2007).

6 Guillermo Pérez, “Descentralización y gobernadores regionales”, Claves para el debate nº1 (enero de 2020). 7 Ismael Toloza, “El pago de patentes comerciales en comunas donde producen las empresas: equidad entre grandes empresas y emprendedores locales”, en Heinrich von Baer y Nicolás Bravo (eds.), Desarrollo territorial colaborativo. Descentralizando poder, competencias y recursos (Temuco: Universidad de la Frontera, 2019), 322.

27


PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO

una pequeña muestra de las cosas que podrían

o las dificultades para prescindir de quienes no

hacerse si nuestro diseño institucional tuviera

hacen su trabajo. Lo que todos estos puntos re-

una perspectiva más adecuada a la realidad de

flejan es la persistente tensión entre una legisla-

cada territorio.

ción superada por la realidad y una clase política incapaz de acortar esa brecha. Si a estas dificultades le agregamos que la re-

empleo público

composición del vínculo entre política y sociedad Así como los problemas territoriales están au-

implica, entre otras cosas, mejorar la relación

sentes en el debate público, con otros temas ocu-

entre los funcionarios del Estado y la ciudada-

rre lo contrario. Uno de ellos es la tensión entre

nía, se vuelve fundamental pensar en un nuevo

el mérito como ideal ordenador de la vida común

sistema de empleo público. No han sido pocos

y la persistencia de ciertos privilegios que no se

los que han presentado alternativas en esa línea.

ajustan a él. Más allá de todas las discusiones que

Hace un tiempo, el CEP, Chile 21, LyD y Espacio

se han levantado sobre su pertinencia, es difícil

Público publicaron un conjunto de propuestas

negar que el mérito sigue siendo una fuente re-

que puede resultar muy interesante de cara a los

levante de legitimidad.

debates que vienen, sobre todo por su transver-

Por lo mismo, es problemático que cada cuatro

salidad. Entre estas se encuentra construir un

años los trabajos en el Estado se conviertan en un

sistema único de ingreso, limitar la contratación

botín a repartir entre la coalición del presiden-

a honorarios, crear un Consejo del Servicio Civil

te electo, donde el criterio

y mejorar las evaluaciones

para seleccionar a quienes

de desempeño, las asigna-

entran no tiene ninguna re-

ciones y los criterios de des-

lación con la capacidad y el

Es problemático que cada

mérito. Por ejemplo, según

cuatro años los trabajos en

Aunque un cambio pro-

el Estado se conviertan en

fundo al sistema requiere

la primera encuesta nacional a funcionarios públicos, el 36% admite que los contactos fueron importantes para

un botín a repartir entre la coalición del presidente electo.

conseguir el trabajo.

vinculación.

considerar muchas otras dimensiones, una opción para que esto tenga la prioridad que merece es visibilizar

En principio es comprensible que existan car-

propuestas construidas en conjunto por insti-

gos discrecionales, pues dentro de un Gobierno

tuciones con visiones políticas muy diferentes

hay tareas que requieren vínculos especiales de

entre sí.

confianza. De hecho, el estatuto administrativo permite a cada servicio contar con un 20% de

gobernabilidad y políticas públicas

trabajadores a contrata, es decir, sin ningún filtro de mérito o capacidad. Sin embargo, distintas

Con todo, las alternativas ofrecidas hasta aquí

circunstancias han generado la realidad con-

seguirán siendo letra muerta si es que el bloqueo

traria: en el gobierno central, por ejemplo, casi

de nuestro sistema político persiste. Por lo mis-

el 70% de los empleados a junio de 2018 estaba

mo, los acuerdos amplios y transversales que re-

contratado bajo ese régimen8.

quiere cualquier reforma al Estado son inviables

Pero la falta de mérito no es el único problema. Hay muchos otros, como la desprotección de

mientras no avancemos en cambios que apunten en esa dirección.

algunos trabajadores, la inutilidad de las evalua-

Dentro de las causas que explicarían esta di-

ciones de desempeño a las que aludimos antes

ficultad hay una que genera especial consenso: el régimen electoral. El sistema proporcional vigente prioriza la representación, pero sacrifi-

8 Centro de Estudios Públicos, Chile 21, Espacio Público y Libertad y Desarrollo, Gestión de personas en el Estado (2018).

28

ca cuotas de gobernabilidad que el antiguo binominal sí aseguraba, más allá de sus defectos


objetivos. El binominal incentivaba coaliciones

disputa: ¿corresponde que evalúe ex ante, ex post

amplias, lo que excluía a ciertos grupos de la vida

o ambas? ¿Debe organizarse como un órgano co-

política; mientras que el proporcional, al bajar

legiado? ¿Su autonomía debe ser constitucional o

la barrera mínima para ser electo, fragmenta el

legal? Considerando las circunstancias actuales,

sistema político y tiende a dificultar los acuerdos.

parece recomendable que la agencia sea un órga-

Dada la parálisis política, deberíamos pensar

no colegiado, con autonomía legal y evaluación

en modificar nuestro sistema electoral, con vis-

ex post que no bloquee la deliberación política.

tas a facilitar la conformación de mayorías y la gobernabilidad. Si bien hay varios modelos que

familia y territorio

pueden acercarnos a ese objetivo, una opción a explorar es un sistema de distritos uninominales

Las propuestas mencionadas intentan construir

con regla electoral mayoritaria. También podría

caminos que acorten la distancia entre lo que es-

ser una fuerte corrección mayoritaria al sistema

peramos del aparato estatal y lo que puede ofre-

proporcional. Otra medida que quizá sea de uti-

cernos. Esta tarea también implica aceptar que el

lidad en este sentido es el voto obligatorio, que

Estado es una estructura limitada y jamás tendrá

incentiva a los candidatos a moderarse y a buscar

la capacidad para solucionar por sí solo todos los

apoyo fuera de sus núcleos más duros.

problemas de la vida común. De hecho, algunas

Sin embargo, los problemas de nuestra clase política no se reducen a un diseño electoral

de nuestras dificultades más profundas tienen que ver con asuntos que lo exceden por mucho.

que dificulta los consensos. Hay otros igualmente

Una de ellas es la crisis de pertenencia de

relevantes, como la baja calidad de las políticas

grandes grupos de la población, que se refle-

públicas que se discuten y aprueban. Aunque los

ja, por ejemplo, en los rituales de los viernes en

retiros del 10% son los proyectos más emblemá-

Plaza Baquedano y en la destrucción del espacio

ticos en este sentido, no son los únicos. En efecto,

público. Estos actos suelen ser parte de un in-

de todos los programas e instituciones guberna-

tento desesperado por construir un “nosotros”

mentales evaluados por la Dipres en la década de

que sacie la frustración y la falta de sentido. Sin

2010, más de la mitad fue mal calificado9.

embargo, el aparato estatal no tiene las herra-

La concreción institucional de medidas en esta

mientas para dotar a esos grupos del significado

línea es muy variada. Una propuesta que ha sido

existencial que buscan. Esa es una tarea de otras

parte de diversas agendas de modernización es

instituciones, como los grupos familiares o las

crear una agencia de evaluación de políticas pú-

asociaciones voluntarias.

blicas. Hay espacio para discutir sobre su diseño

Si esta intuición es correcta, el abandono

institucional, pues existen distintas opciones en

de la familia por parte del Estado es un asunto de la mayor gravedad. Y aunque es vital diseñar políticas para problemas comunes a todos

9 Sofía Chiesa, “El 51,4% de las evaluaciones de programas e instituciones del Gobierno son negativas”, La Segunda, 14 de enero de 2020.

los tipos de familia, el foco debiera estar en las más vulnerables. En este sentido, las familias

29


PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO

de estratos socioeconómicos bajos representan un desafío mayor. Algunas medidas concretas a

¿hacia dónde vamos?

explorar, presentadas hace algún tiempo por el

A través de este texto hemos intentando dar al-

Centro de Políticas Públicas UC, podrían ser, en-

gunas luces sobre desafíos relevantes para el Es-

tre otras, aumentar la tasa de reemplazo cubier-

tado. Pero si el objetivo es que el aparato estatal

ta por el fondo solidario cuando existan cargas

supere sus problemas y se convierta, como suge-

familiares, crear un bono de apoyo pedagógico

ría Mario Góngora, en un articulador de los inte-

para familias numerosas y construir un porcen-

reses comunes, es primordial una reflexión más

taje de viviendas sociales de mayor tamaño.

profunda sobre su papel en la vida social.

Al igual que la familia, los barrios son espacios

El proceso constituyente debiese ser un espa-

fundamentales para enfrentar nuestras crisis de

cio para ello. Eso depende de la capacidad de los

sentido y de pertenencia. Sin

convencionales para aban-

embargo, la ciudadanía tiene

donar sus propios sesgos.

poco margen para incidir en ellos, lo que dificulta la vida comunitaria y el arraigo al

El aparato estatal no tiene las herramientas para dotar

territorio. Es de vital impor-

a esos grupos del significado

tancia, entonces, aumentar

existencial que buscan.

su poder en la toma de de-

Así, la izquierda debe comprender que para fortalecer el Estado hay que tomarse en serio tanto sus límites como la necesidad de construir una agenda de moderniza-

cisiones a nivel territorial. Un camino podría ser

ción. La derecha, por el contrario, debe entender

flexibilizar los requisitos para que los habitantes

que su limitada comprensión de la subsidiarie-

de una comuna puedan convocar a plebiscitos

dad la ha vuelto débil a la hora de pensar el Esta-

vinculantes respecto del plan regulador comunal

do y los problemas del mercado.

y de proyectos de inversión que afectan el desarrollo urbano.

Es fundamental, entonces, que de la discusión constitucional surjan acuerdos que fortalezcan

Estas medidas deben acompañarse de otras

el aparato estatal tomando las mejores versio-

que comprendan la participación como un asun-

nes de cada uno de estos mundos. El tiempo de

to más profundo que la oposición a proyectos

las planificaciones globales y del partir de cero

específicos. Las actuales instancias no tienen la

se agotó; la tarea hoy no es refundar el Estado,

flexibilidad para adecuarse a cada realidad terri-

sino reconstruirlo. Y hay muchos caminos para

torial, por lo que terminan dependiendo del lide-

hacerlo.

razgo del alcalde. Además, suelen traducirse en organismos consultivos que, al no estar insertos en el diseño de las políticas públicas, inciden poco en las decisiones.

Guillermo Pérez es abogado por la Universidad Adolfo Ibáñez y estudiante de magíster en literatura comparada de la misma casa de estudios. Es investigador del IES.

30


“En Europa el principio de subsidiariedad fue falseado y pisoteado intencionadamente”

Fotografía: Elekes Andor

Chantal Delsol:

POR PABLO ORTÚZAR

El Estado subsidiario, de Chantal Delsol (publicado en francés en 1992 y próximo a ser traducido por el IES) es, por lejos, el libro más influyente sobre el principio de subsidiariedad. Casi todos los autores contemporáneos que han escrito sobre las raíces históricas del principio lo han hecho refiriéndose a esta obra, ya sea directa o indirectamente. No es exagerado decir que Delsol ordenó el debate moderno sobre la subsidiariedad. Sin embargo, el sueño de la subsidiariedad en la Unión Europea, que entusiasmó a muchos a comienzos de los noventa —incluyendo a la autora—, hoy parece profundamente abatido. Delsol, por otro lado, ha seguido una prolífica carrera en la filosofía política. A casi tres décadas de aparecida la obra quisimos conversar sobre el principio de subsidiariedad con esta importante pensadora francesa.

31


PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA

¿Qué

entiende

usted

por

subsidiariedad

del Estado?

es independiente: no puede contar con nadie más elevado.

La subsidiariedad es un principio que exige de-

Usted rastrea los orígenes prácticos de la sub-

jar la competencia y la decisión a las instancias

sidiariedad hasta el mundo clásico, así como su

menores, y de confiarlas a las mayores solo en

formulación teórica hasta la crítica de Aristó-

caso de que las primeras sean incapaces. Este

teles a Platón (la polis no es una gran familia).

principio se aplica a todos los niveles de la so-

Tal propuesta ha sido criticada, pues Aristóte-

ciedad, desde los bajos a los altos. Por ejemplo,

les reconocería la existencia de estas otras ins-

los padres quieren dejar que el niño se abroche

tancias solo como instrumentales a la polis, y

por sí mismo los cordones del zapato desde que

no como valiosas en sí mismas. Si escribiera de

él puede hacerlo, aunque con dificultad. Y hasta

nuevo el libro hoy, ¿mantendría inalterada su

el Estado, que debe, según este principio, dejar

tesis sobre los orígenes de la subsidiariedad?

que los cuerpos intermedios (ciudades, regiones, asociaciones, instituciones diversas) tomen sus

No sé a qué autores alude usted, pero ciertamen-

decisiones y responsabilidades, pues no debe en-

te si yo escribiera el libro hoy, ¡leería los argu-

trometerse en todo ni querer dirigirlo todo.

mentos para debatirlos y quizás para cambiar de opinión en eso! Es verdad que especialmente

¿Es la subsidiariedad un concepto complemen-

sobre este tema, las afirmaciones de Aristóteles

tario o alternativo al de soberanía?

son bastante generales y son posibles muchas interpretaciones.

¡Interesante pregunta! Los dos conceptos no están al mismo nivel de comprensión y no

Uno de los grandes ausentes en su genealogía

pueden coincidir. Ser soberano significa ser in-

parece ser el mundo judeocristiano temprano.

dependiente, no depender de nadie. Un Esta-

Pareciera haber un gran salto desde Aristó-

do es soberano si él dirige sus asuntos como él

teles a Tomás de Aquino, que deja fuera desde

quiere, sin injerencia de otra potencia. Mientras

el segundo Templo de Israel hasta Agustín de

que la subsidiariedad incluye la noción de auto-

Hipona, pasando por Jesús de Nazaret y Pablo

nomía, que es completamente distinta a la inde-

de Tarso. ¿Cómo explica esta omisión? ¿Qué

pendencia. Una instancia autónoma es aquella

le responde a quienes plantean que la raíz del

que se da su propia ley, pero ella no es indepen-

principio de subsidiariedad es eminentemente

diente, porque depende de aquellas que están

cristiana?

por encima. Por ejemplo, en un país federal, una municipalidad es autónoma según el principio

Sí, tiene razón. Hubiera sido interesante, por

de subsidiariedad, pero depende de la región y

ejemplo, hablar de la idea de subsidiariedad en

del Estado, en el sentido de que los necesita allí

la Biblia; habría bastante material. Yo renuncié a

donde ella es incompetente. El Estado soberano

hacerlo porque esto exige un gran conocimiento

32


de estos textos, y no lo tengo. En lo que atañe a

importante. Una teoría de la decisión autónoma

los Evangelios o a los textos de san Pablo, no he

de los individuos y de grupos se desarrolla y rea-

visto mucho material. Y ciertamente podría ha-

liza en países confucianos, por ejemplo, Singa-

ber profundizado a propósito de la Alta Edad Me-

pur, lo cual está conceptualizado claramente en

dia. ¡Mi saber no es enciclopédico! Con el tiempo

los textos de Lee Kuan Yew, exprimer ministro

descubro otras sociedades que articulan el prin-

de Singapur. No se trata en absoluto de una imi-

cipio de subsidiariedad, y que podrían haber sido

tación a nuestro principio de subsidiariedad. No

puestas como ejemplos significativos.

se trata en absoluto de una creencia en la autonomía de la persona (los chinos claramente no

¿Cómo cuáles?

creen en la idea de persona). Se trata únicamente de percatarse de que una sociedad dirigida de ese

Últimamente, por ejemplo, un libro del historia-

modo funciona mejor. Cuando los individuos y

dor Johann Chapoutot (Libres d’obéir. Le manage-

los grupos pequeños son activos y responsables,

ment, du nazisme à aujourd’hui [París: Gallimard,

la sociedad marcha bien, despilfarra menos y las

2020]) ha mostrado un fenómeno totalmen-

personas son más felices. Dicho de otra manera,

te desconocido: la concretización del principio

ciertas corrientes confucianas han recuperado la

de subsidiariedad, por la tradición germánica,

subsidiariedad no por convicción, sino por puro

bajo el gobierno nazi. Esto plantea nuevas pre-

pragmatismo.

guntas, tales como la responsabilidad de toda la población que dispuso de

¿Y cómo dialoga esto con la

su autonomía de decisión.

situación europea?

Esto para decir que, por supuesto, soy consciente de continentes enteros que debieron haberse añadido a mi investigación. Usted plantea la subsidiariedad como un fenómeno

La sociedad civil es un paisaje natural, tejido desde una infinidad de encuentros y de

Vuelvo a la pregunta anterior: el Estado jacobino francés, creador de la sociedad,

trabajos comunes, y que se

¿abandonó el principio de

construye por ella misma o no

subsidiariedad que estaba a

se construye en absoluto.

europeo, pues fue ahí don-

la base de su cultura? La respuesta es sí (¡y lo siento mucho!). Francia se centralizó

de pueblos libres crearon estructuras de poder

muy pronto y, como usted bien dice, en Francia

con fines delimitados y de apoyo. Sin embargo,

se supone que el Estado debe “crear” a la socie-

el proceso de creación de los Estados naciona-

dad, y no a la inversa. ¿Cómo sucedió esto y por

les parece haber acabado con esa tradición en

qué? Los historiadores, por lo general, piensan

muchas partes, como en Francia. ¿Es todavía la

que las regiones eran tan diversas que hacía falta

subsidiariedad una tradición viva en los países

un poder fuerte para que vivieran juntas. Desde

europeos? ¿Tiene fuerza vital fuera del contexto

los Capeto tenemos un Estado centralizado, teo-

espiritual y cultural que la vio nacer?

rizado por Jean Bodin en el siglo XVI, legitimado bajo la revolución con el jacobinismo y constan-

Comienzo por la última pregunta. La idea de

temente glorificado desde entonces. No existe

subsidiariedad, ¿tiene una fuerza vital fuera del

la menor idea de subsidiariedad en Francia. Es

contexto espiritual y cultural de su nacimiento?

una idea desconocida, y cuando se la expone, se

En efecto, la idea nació en Occidente, en un con-

la considera una chifladura. Un gobierno francés

texto griego y judeocristiano; en otras palabras,

no tiene la menor confianza en los grupos socia-

en pueblos que creen en la “persona”, en la con-

les y piensa que si él mismo no hace todo, el país

ciencia personal, en la autonomía personal. Por

caerá en un precipicio.

esto se desarrolla en los países de cultura cristiana. Sin embargo, hay que subrayar un punto muy

33


La subsidiariedad fue presentada en el Trata-

nivel más alto, entonces todos los países serán

do de Maastricht como la piedra angular de la

incompetentes y solo el escalón europeo podrá

Unión Europea. Sin embargo, nunca lograron

actuar en su lugar. De esta manera, tenemos ja-

ponerse de acuerdo en su significado. ¿Qué

cobinismo en nombre de subsidiariedad. Esto es

ocurrió? ¿Por qué no hay un acuerdo básico res-

lo que ha pasado en Europa. El año 1999 Delors

pecto a su significado entre países que se supo-

dio un discurso en Estrasburgo donde decía que

nen herederos de su tradición?

Europa era gobernado por un “despotismo suave e ilustrado”. Se puede afirmar que aquí el prin-

La subsidiariedad fue presentada por las institu-

cipio de subsidiariedad fue falseado y pisoteado

ciones europeas a comienzos de los años noventa

intencionadamente.

como el principio fundamental de su acción política. Jacques Delors estableció una estructura

¿Qué pasa con países como Chile, donde la

para pensar sobre ello. Me pidió asistir como ex-

sociedad fue más bien organizada desde las

perta, y por lo tanto, vi desde dentro lo que suce-

estructuras de poder que al revés, tal como

dió. La referencia al principio de subsidiariedad

explica Mario Góngora en su Ensayo histórico?

era una garantía para certificar que las institu-

¿Tiene la subsidiariedad cabida en un contexto

ciones europeas entregaran a los Estados toda su

así? ¿Puede crearse sociedad civil desde arriba

autonomía. Pero cuando se comenzó a pensar, en

cuando ésta es débil o inexistente?

el círculo de Delors, acerca del principio y de su uso, todo se estropeó. El principio terminó di-

Le confieso que no conozco el contexto de la so-

ciendo lo contrario de lo que dice su definición

ciedad chilena, de modo que no puedo hablar so-

propia. Si usted le confía la “competencia de la

bre ella. En cuanto a la última pregunta, no creo

competencia” al nivel más alto, este dirá siem-

en la posibilidad de creación de una sociedad ci-

pre que los niveles inferiores son incompeten-

vil “desde arriba”. La sociedad civil es un paisaje

tes. Si usted exige un nivel de suficiencia muy

natural, tejido desde una infinidad de encuentros

elevado, todo escalón inferior será siempre in-

y de trabajos comunes, y que se construye por

competente. Un ejemplo: si usted decreta que el

ella misma o no se construye en absoluto. Estoy

estándar ecológico exigido es el de Dinamarca, el

del lado de Vico y no del lado de Bodin.

34


En Chile este principio fue introducido por

En Chile hay un consenso general respecto a

Jaime Guzmán en los ochenta para buscar un

la necesidad de un Estado social, capaz de res-

acuerdo político entre católicos y liberales, pero

ponder de mejor manera a las necesidades de

finalmente terminó siendo entendido como si-

las clases medias. Pero no hay acuerdo sobre si

nónimo de “Estado mínimo”, en la línea de

dicho Estado social debería ser subsidiario o de

Thatcher y Reagan. ¿Cuál es la diferencia entre

bienestar. ¿En qué se diferencian? ¿Cuáles se-

el principio de subsidiariedad y la noción de Es-

rían las ventajas del Estado subsidiario?

tado mínimo liberal? ¿Es compatible la antropología liberal con la antropología supuesta por

El Estado subsidiario es la antípoda del “Esta-

el principio de subsidiariedad?

do proveedor” o “de bienestar”, el cual arroja ayudas y asignaciones a todos, de modo direc-

La subsidiariedad es una búsqueda de equilibrio

to y a menudo sin saber siquiera si las personas

entre las competencias y las necesidades, desde

pueden pagar o no; por ejemplo, la universidad

la base hasta la cumbre. Este

es gratuita en Francia para

equilibrio puede inclinarse

todos. El Estado subsidiario

de un lado o del otro según

también es un Estado social,

las apreciaciones. Si se con-

La subsidiariedad es una

pero con diferencias de talla.

fía mucho en los escalones

búsqueda de equilibrio entre

En primer lugar, aquí no es

más pequeños, a partir del individuo, uno tiene al liberalismo. Sin embargo, pien-

las competencias y las necesidades, desde la base hasta

so que si esta confianza en el

la cumbre. Este equilibrio puede

individuo es extrema y total,

inclinarse de un lado o del

se da una perversión de la subsidiariedad, la cual supo-

otro según las apreciaciones.

ne un equilibrio entre el bien

el Estado el proveedor principal, sino que las instituciones intermediarias, más cercanas al terreno y, por lo tanto, capaces de impedir los abusos y de distribuir con lucidez. En segundo lugar, aquí las ayudas sociales son

común y la responsabilidad personal. La subsi-

entregadas a quienes tienen necesidad de ellas y

diariedad pertenece al mundo del personalismo,

no a otros —la consecuencia principal de esto es

el individuo anclado en comunidades según el

la supresión del anonimato, es decir, la respon-

espacio y el tiempo, mientras que el liberalismo

sabilización—. Tanto el Estado proveedor como

pertenece al mundo del individuo: el individuo

el Estado subsidiario son un Estado social, pero

comprendido como una isla. Pero por supuesto

en el segundo caso se busca la responsabilidad de

que el liberalismo es multiforme. Hay que pre-

los individuos y de los grupos.

cisar también que, como la subsidiariedad es un equilibrio, ella puede fácilmente inclinarse, a veces inclinarse demasiado, hacia un lado o hacia otro: es un asunto de apreciación. Entre los corporativistas de los años treinta, por ejemplo, la subsidiariedad se inclinó enormemente hacia la comunidad, aplastando de golpe al individuo.

L´Etat subsidiaire Autora: Chantal Delsol París: Cerf, 2015 Páginas: 376 Disponible en Amazon.com

35


el rediseño de chile.

La crítica de Góngora a las “planificaciones globales” FRANCISCA ECHEVERRÍA

Q

uienes aún miran con desconcierto la cri-

La noción de “planificaciones globales” en la

sis política actual y los afanes refundacionales

obra de Mario Góngora permite atisbar que la

de algunos se preguntan cómo es posible que

tentación de refundar un país no es nueva, sino

se quiera echar por la borda el periodo más exi-

que replica pretensiones ya conocidas. En efecto,

toso de nuestra historia. Las críticas al proceso

el historiador considera el proceso moderniza-

modernizador chileno provocan estupor en al-

dor chileno como un esfuerzo de transformación

gunos defensores del “modelo”: ¿qué sentido

total de la sociedad inducido desde arriba, lo que

tendría imponer un sistema probadamente fra-

pone en duda su carácter de “régimen de liber-

casado? ¿Acaso no estábamos de acuerdo en lo

tad” y que, a pesar de los indudables avances que

que significa “progreso”? En su visión, la idea de

ha supuesto, tiene consecuencias problemáticas

sociedad que se ha instalado en Chile en las últi-

para la vida social. Así, la perspectiva histórica

mas décadas es intrínsecamente liberal y se en-

de las “planificaciones globales” permite cap-

cuentra en las antípodas del dirigismo estatista

tar el mismo voluntarismo político en sistemas

de los años precedentes. Sin embargo, por discu-

aparentemente opuestos y las dificultades que se

tibles que resulten los actuales intentos de redi-

derivan de ese modo de enfocar la acción polí-

señar el país desde cero, hay razones para pensar

tica. En otras palabras, la intuición de Góngora,

que la lógica refundacional de quienes pretenden

aunque desarrollada en pocas páginas al final

echar abajo el “modelo” no es demasiado distin-

de su Ensayo, puede aportar elementos clave

ta de la de aquellos que lo construyeron.

para aproximarse a nuestra historia reciente y

36


enfrentar la crisis actual. Es posible que esta no

La dictadura militar constituiría la tercera fase

sea independiente del modo vertical y técnica-

de esta “época de las planificaciones globales”.

mente planificado en que se ha modernizado el

En ese periodo se llevó a cabo una reestructura-

país, y que solo un cambio en esa lógica permita

ción general de la economía, la sociedad y el po-

encontrar un camino de salida de la crisis. Cano-

der estatal, una “revolución desde arriba”1 que

nizar y defender férreamente el “modelo” sola-

constituyó un esfuerzo simétrico al realizado en

mente contribuiría a agudizarla. Hace falta cap-

los dos periodos anteriores, aunque de signo di-

tar sus luces y sus sombras, y la obra de Góngora

verso. No se trató solo de alejar a Chile de la deri-

podría ayudar en esta tarea.

va marxista e intentar superar la crisis mediante determinadas medidas económicas y sociales,

“planificación global”

sino de una auténtica refundación del país a partir de una doctrina económica liberal y antiestatista.

Mario Góngora emplea esta noción para designar

Esta se extendió más allá del campo económico,

el periodo que va desde 1964 hasta la década de

mediante una fuerte hegemonía del criterio de

1980, abarcando los gobiernos de Eduardo Frei

eficiencia propio de esa disciplina en los ámbi-

Montalva, Salvador Allende y Augusto Pinochet.

tos más variados. Indudablemente Chile reque-

Góngora, que había apoyado el golpe de Estado

ría unas condiciones mínimas de economía libre

de 1973, a comienzos de los ochenta se ha vuelto

que sirvieran de base a su modernización, pero la

consciente de las tensiones implícitas en el pro-

introducción del paradigma técnico-económi-

yecto de la dictadura y comienza a comprender

co, además de efectuarse en condiciones de re-

este periodo en cierta continuidad con los dos

presión inéditas, superó los límites de su propio

anteriores. Para él, el denominador común en-

ámbito, y terminó por afectar campos tan diver-

tre ellos es una idea de desarrollo planificado,

sos como la educación, la provisión de salud, la

la convicción de que es posible construir una

vida de barrio o la estructura familiar2.

sociedad desde arriba mediante un diseño abs-

Góngora se rebela contra esa colonización de

tracto, sin mayor consideración por la realidad

la vida social por parte de la lógica del mercado.

social y cultural. La primera de las planificacio-

Para él, este fenómeno violenta la tradición chi-

nes globales consistió en el proyecto impulsado

lena, que se encontraría intrínsecamente unida

por Frei Montalva (1964-1970), marcado por la

al Estado. En efecto, el historiador sostiene que

doctrina desarrollista de la CEPAL, según la cual

la nacionalidad chilena ha sido configurada por

Latinoamérica necesitaba de “procesos indu-

el Estado, entendido no como aparato burocráti-

cidos” para superar el subdesarrollo, vencien-

co, sino como la totalidad espiritual que articula

do los obstáculos que opusiera la mentalidad

la vida en común. Ese Estado, mediador de todos

tradicional. El influjo de esta tesis y el apoyo de

los intereses, habría sido atacado por un proyecto

Estados Unidos favorecieron la reforma agraria

político que propiciaba la privatización de todos

y la chilenización del cobre, políticas que se con-

los ámbitos de la existencia: “Si los resultados

sideraron emblemáticas para la modernización

de la política económica han sido, hasta ahora,

chilena. La segunda planificación global fue la

positivos […] se muestran ya relegados al olvido

Unidad Popular, que asumió la causa del mar-

ante el materialismo económico ambiente, por

xismo internacional y de la Unión Soviética y se

lo demás común a todo el mundo de masas. La

propuso realizarla en Chile. A pesar del eslogan de la “revolución con empanada y vino tinto”, la UP también impulsó su proyecto sin atender a las particularidades de la sociedad chilena, aplicando sin mediación una doctrina extranjera que condujo a centrarse únicamente en las clases bajas y a olvidarse de las medias y altas.

1 Mario Góngora, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX (Santiago: Editores La Ciudad, 1981), 133. 2 Véanse Joaquín Fermandois, Fragmentos acerca del fin de mundo. Artículos y ensayos sobre Chile (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2015), 61-93; Gonzalo Vial, Chile. Cinco siglos de historia, tomo 2 (Santiago: Zig-Zag, 2006), 1385-1396.

37


PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO

planificación ha partido de cero, contrariando o

busca imponer verticalmente un modelo de so-

prescindiendo de toda tradición, lo que siempre

ciedad, sin consideración por los modos de vida

trae consigo revanchas culturales. El neolibera-

locales.

lismo no es, efectivamente, un fruto propio de

Desde la perspectiva de estos autores, el pro-

nuestra sociedad, como en Inglaterra, Holanda

ceso modernizador planificado, entendido en

o los Estados Unidos, sino una ‘revolución des-

clave desarrollista, socialista o neoliberal6, se

de arriba’, paradójicamente anti-estatal, en una

encuentra intrínsecamente unido a una visión

nación formada por el Estado”3.

tecnocrática del progreso. La técnica habría

Como se ve, la crítica de Góngora a esta tercera

inoculado su lógica a toda la sociedad, esto es,

planificación global se encuentra asociada a esa

la idea de que lo real es únicamente aquello que

visión del Estado como estructurante de la iden-

se puede medir y la convicción de que la eficien-

tidad nacional. Sin embargo, la noción de Estado

cia constituye el criterio último para evaluar los

en el Ensayo es ambigua: aunque teóricamente se

distintos campos de la vida social. La moderni-

distancia de la idea de Estado burocrático, oscila

zación habría dejado de ser vista como el resul-

entre una noción de “Estado orgánico” —cer-

tado de un proceso histórico que desde Europa

cana al concepto de Estado-nación, que tiende

se expande por el mundo, afectando de manera

a confundir con la sociedad— y la de “Estado

diferenciada a los distintos pueblos y culturas,

aparato”, como institución separada de la so-

para ser percibida como una opción tecnológica al

ciedad civil4. Cabe preguntarse: ¿cuál de esos dos

alcance de los que tengan la voluntad de desa-

“Estados” constituye para Góngora el mediador

rrollarse7. Así, el progreso se vuelve “la tarea de

de todos los intereses y parte fundamental de

aplicar el conocimiento científico y tecnológico a

nuestra tradición? Por otra parte, ¿es sostenible

todas las actividades sociales de tal modo de op-

su crítica a las planificaciones globales si se toma

timizar el bienestar de todos mediante la maxi-

distancia de su ambigua idea de Estado?

mización de recursos y de la funcionalidad de

La reflexión de Pedro Morandé permite abor-

las estructuras”8. Góngora se rebela contra esta

dar esta dificultad. A diferencia de Góngora, el

visión tecnocrática del desarrollo, que percibe la

sociólogo no considera al Estado —en ninguna

existencia “como un aparato anónimo de ‘abas-

de sus acepciones— como el configurador de la

tecimiento’, en sentido amplio, de las masas, en

nacionalidad chilena: para él, la sociedad, y por

producción racional mediante invenciones téc-

tanto la identidad, precede a la formación del

nicas”; como un proceso mundial “cuyo resor-

Estado nacional. A pesar de lo anterior, Morandé

te último es técnico-económico-masivo, no un

coincide con Góngora en que nuestra moderni-

alma”9.

zación se ha llevado a cabo de espaldas a nuestra

El historiador observa que el criterio de efi-

identidad cultural latinoamericana y ve en ese

ciencia ha permeado todos los campos de la vida

esfuerzo una continuación de la lógica del “cam-

social y se refiere a uno que le resulta especial-

bio social programado” de la CEPAL llevada al

mente sensible: la universidad. Lamenta que la

límite. Para él, con el desarrollismo de los años

política educacional comience a guiarse por la

sesenta “la vida social comienza a ser vista como

lógica de la optimización de recursos, al margen

objeto de planificación, como algo que puede al-

de otras consideraciones: “El aporte fiscal a las

terarse mediante una acción racionalmente pro-

universidades se ha reducido constantemen-

gramada y ejecutada”5. A partir de presupuestos

te, argumentándose que la universidad chilena

diversos, ambos autores llegan a conclusiones idénticas: la crítica al voluntarismo político que

3 Góngora, Ensayo histórico, 136.

6 Neoliberalismo es un término en disputa que, para efectos de este trabajo, consideraremos equivalente al proyecto de liberalización económica y transformación social del régimen militar.

4 Cfr. Góngora, Ensayo histórico, 5 y 135.

7 Cfr. Morandé, Cultura y modernización, 59.

5 Pedro Morandé, Cultura y modernización en América Latina (Santiago: IES, 2017), 59.

8 Ibid., 60.

38

9 Góngora, Ensayo histórico, 136-138.


sirve a ciento treinta mil alumnos, y que los gra-

un modelo configurado por un espíritu de plani-

dos medio y básico a tres millones. El argumento

ficación vertical: “¿Es compatible el liberalismo

es lamentable: en cosas culturales no se cuenta,

como idea con la planificación de un sistema li-

sino que se pesa. La tradición occidental ha sido

beral en un país en el cual esa idea no está in-

siempre la de que la educación irradia desde las

corporada en la tradición? Friedrich von Hayek

universidades, que preparan a las élites del país,

[…] dice terminantemente que no: ‘[…] [Los] li-

hacia abajo. La concepción masiva hoy domi-

berales tratamos de renovar, pero nos adherimos

nante dará un pueblo sin analfabetismo, pero

a la vieja tradición, que se puede mejorar, pero

infinitamente menos cultivado que el de 1940 o

que no puede cambiarse en lo fundamental. Lo

1970” .

contrario es caer en el constructivismo racio-

10

El ejemplo permite entrever hasta qué punto

nalista, en la idea de que se puede construir una

el enfoque tecnocrático es ciego frente a aspec-

estructura social concebida intelectualmente por

tos esenciales de la realidad. En este caso, des-

los hombres, e impuesta de acuerdo a un plan,

conoce la misión misma de las universidades en

sin tener en consideración los procesos sociales

la cultura, y abandona el horizonte de un pueblo

evolutivos’”11.

cultivado para reemplazarlo por uno de alfabeti-

Ahora bien, ¿no es inherente a la política

zación y entrenamiento básico para la inserción

querer modificar la realidad? ¿Qué sería lo re-

en el mercado laboral. El criterio unidimensional

prochable de este intento? Lo que ignora el cons-

propio de la técnica no es

tructivismo racionalista es

capaz de integrar las dimen-

la diferencia entre procu-

siones no cuantificables en el análisis. Como se ve, la crítica de

Aún comprendemos el “desarrollo” como el

rar orientar la realidad social y manipularla. El punto crítico es el reconocimiento

Góngora a la tercera plani-

resultado mecánico de políticas

de la libertad: el empeño de

ficación global parece váli-

públicas que responden a

modelar a voluntad la vida

da con independencia de su noción de Estado y se refiere no solo al origen del proceso de modernización, sino

criterios de eficiencia, y no como el fruto de modos de convivencia humanos.

también a su dinámica. La

social desconoce que esta se caracteriza,

precisamente,

por la interacción de agentes libres, de modo que ese esfuerzo no puede sino pre-

lógica de cambio social programado está inscrita

sentar dificultades. Para Góngora, tanto el mar-

en las entrañas del “modelo” y continúa rigiendo

xismo como el neoliberalismo proceden de una

la vida en común. Aún comprendemos el “desa-

misma raíz —el pensamiento revolucionario del

rrollo” como el resultado mecánico de políticas

siglo XVIII y comienzos del XIX—, que introduce

públicas que responden a criterios de eficiencia,

una tendencia rupturista respecto de la realidad

y no como el fruto de modos de convivencia hu-

social previa. Así, durante el gobierno militar

manos. Lo paradójico es que esa planificación

se quiso “partir de cero, sin hacerse cargo de la

tecnocrática ha sido impulsada en nombre de la

idiosincrasia de los pueblos ni de sus tradicio-

libertad.

nes nacionales o universales; la noción misma de tradición parece abolida por la utopía. En Chile,

¿revolución liberal?

la empresa parece tanto más fácil cuanto más frágil es la tradición”12.

El mismo Góngora se pregunta si el neoliberalis-

Góngora advierte la paradoja de esta “revolu-

mo chileno de los años setenta y ochenta es real-

ción capitalista”, en que una ideología anties-

mente liberal. Siguiendo a Hayek, el historiador

tatista es difundida centralizadamente desde el

concluye que no, en la medida en que se trata de 11 Ibid., 137. 10 Ibid., 136.

12 Ibid., 138.

39


PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO

Estado. Se trata de un antiestatismo peculiar,

con un auténtico desarrollo humano y con la in-

que requiere de un gran Leviatán para establecer

tegración social de los ciudadanos13.

un diseño que margine al Estado de la vida social.

La ceguera práctica respecto de la sociedad ci-

Sin embargo, lo que los planificadores no previe-

vil de quienes han impulsado el “modelo chile-

ron es que ese proyecto tendría efectos no solo

no” da cuenta de una idea particular de libertad.

sobre el Estado, sino también sobre la sociedad

Góngora percibe que en el núcleo de ese proyecto

civil, que sufriría un notorio debilitamiento.

late la convicción de que la libertad económi-

Resulta llamativa la distancia que existe entre

ca constituye la base de la libertad política y, en

la teoría sobre los cuerpos intermedios que ins-

definitiva, de toda libertad. El corazón ideológi-

piró la modernización chilena y su realidad luego

co del proyecto modernizador chileno —libertad

de algunas décadas. En efecto, la subsidiariedad,

económica irrestricta garantizada por un Estado

que en principio busca garantizar la autonomía

mínimo— ha dado lugar a un “liberalismo es-

de las asociaciones menores respecto de las ma-

trecho”14, que no parece concebir otra forma de

yores, se encuentra en el núcleo de ese proyecto.

despliegue de lo humano en el ámbito público

Sin embargo, una comprensión restringida y pu-

que la libertad de emprender y consumir. Dista

ramente negativa de ese principio ha provocado

mucho de lo que Góngora entiende por libertad,

que organizaciones sociales de diversa índole

que se relaciona más bien con la capacidad inte-

—grupos vecinales, sindicatos, familias, etc.—

rior de escapar del aparato del régimen de masas.

hayan perdido consistencia durante este perio-

El horizonte de desarrollo del autor se relaciona

do. Lo anterior tiene importantes consecuencias,

con la preservación de un espacio de acción au-

en la medida en que las posibilidades de los ciu-

ténticamente libre para los ciudadanos, cues-

dadanos de actuar en el espacio público y de in-

tión inseparable de una noción de educación que

corporarse adecuadamente al todo social pasan

se aleja de la mera instrucción funcional y se

fundamentalmente a través de esa pluralidad de

orienta al cultivo del espíritu. El neoliberalismo

asociaciones locales. El proyecto de volver irre-

criollo, en contraste, trasluce un materialismo

levante el Estado paradójicamente condujo a un

asombrosamente parecido al marxista, en que el

gran Estado débil y a la irrelevancia de la socie-

horizonte de lo humano parece encontrarse de-

dad.

terminado solo por las condiciones materiales de

La idea de progreso tras este enfoque tuvo efec-

la existencia15.

tos problemáticos: basta pensar, por ejemplo, en las bienintencionadas políticas de vivienda, que propician el aislamiento de grandes grupos sociales en los márgenes de las ciudades y la pérdida de sus redes de apoyo, fundamentales en el modo de convivir latinoamericano. Difícilmente se concilia esa idea de “solución habitacional”

13 Véase, por ejemplo, el reciente libro de Iván Poduje, Siete kabezas. Crónica urbana del estallido social (Santiago: Uqbar Editores, 2020). 14 Cfr., Daniel Mansuy, Nos fuimos quedando en silencio. La agonía del Chile de la transición (Santiago: IES, 2016), 137. 15 Cfr. Góngora, Ensayo histórico, 134.

40


En suma, todo esto sugiere que el “modelo

horizonte compartido. Lo anterior es cierta-

chileno” se halla lejos de ser un régimen de li-

mente difícil. Para unos, implicaría reconocer

bertad. Por una parte, su origen se remonta a un

las contradicciones de un modelo pseudoliberal

intento de construir una sociedad desde arriba de

hasta ahora considerado infalible, y ampliar la

acuerdo a un plan abstracto, ajeno a la realidad

mirada hacia una idea más compleja de progreso.

cultural del país; por otra, ha tendido a debilitar

Para otros, supondría evitar el riesgo de quedar

ciertas formas de asociación locales necesarias

atrapados en las mismas categorías que buscan

para una auténtica libertad política. Las críti-

combatir: quienes aspiran a reemplazar radical-

cas al “modelo” que han emergido en la última

mente el “modelo neoliberal” por un “régimen

década detectan esta pérdida, pero aún está por

de lo público”16 parecen presentar el mismo

verse si lograrán cristalizar en algo distinto de la

ánimo refundacional de la dictadura, como si

imposición unilateral de ciertas visiones de so-

bastaran la voluntad política y los cambios es-

ciedad.

tructurales para modelar los vínculos sociales y dotar de cohesión a la sociedad.

chile en la encrucijada

Una auténtica salida a la encrucijada actual requeriría, en fin, un esfuerzo honesto de unos

A pesar de tratarse de una reflexión tentativa,

y otros por comprender el país que se busca go-

Góngora parece haber captado la dinámica polí-

bernar. El reto es conducir un país en su plura-

tica chilena de las últimas décadas, en que una

lidad en lugar de rediseñarlo, lo que supone un

“revolución desde arriba” ha sucedido a otra,

conocimiento fino de su historia, su idiosincrasia

prácticamente sin mediar la deliberación. Ha

y sus tradiciones, así como también promover la

sido, en cierto modo, un fenómeno antipolíti-

participación activa de los mismos ciudadanos.

co: el cambio social no ha venido tanto del in-

¿Por dónde empezar frente a tamaño desafío?

tercambio público de razones, sino de la fuerza.

Quizás por leer y tomar en serio a Góngora y a

Esta dinámica, además de acarrear altos costos

todos los más lúcidos de nuestros intelectuales,

sociales, se ha revelado insostenible en el tiem-

e intentar comprender con ellos el país que ha-

po: como Góngora previó hace cuarenta años,

bitamos.

tras la planificación global tarde o temprano llega la revancha. El proceso constituyente supone una nueva oportunidad de quebrar ese ciclo y explorar la alternativa de una verdadera política, abierta a la deliberación común y a la búsqueda de un

16 Fernando Atria (en colaboración con Constanza Delgado y Javier Wilenmann), Derechos sociales y educación: un nuevo paradigma de lo público (Santiago: LOM, 2014).

Francisca Echeverría es ingeniera comercial por la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en Estudios Políticos por la Universidad de los Andes, Chile. Es investigadora del Centro de Estudios e Investigación Social Signos de la Universidad de los Andes y estudiante del doctorado en ciencia política en la Universidad de Heidelberg, Alemania.

41


OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA

Gøsta Esping-Andersen:

“Una mayor inestabilidad familiar es un desafío importante para el Estado de bienestar” POR GUILLERMO PÉREZ

Hace treinta años, el sociólogo danés Gøsta Esping-Andersen revolucionó los estudios sobre el Estado de bienestar al publicar su libro The Three Worlds of Welfare Capitalism (1990). En él desarrolló una tipología que dividía a estos regímenes en liberales, conservadores y socialdemócratas, y que sigue siendo objeto de debate hasta hoy. De ahí en adelante, con libros como The Social Foundations of Postindustrial Economies (1999), Why We Need a New Welfare State (2002), The Incomplete Revolution: Adapting the Welfare States to Women’s new Roles (2009) y Families in the 21st Century (2016), Esping-Andersen se ha convertido en una referencia mundial sobre el tema. En esta entrevista nos cuenta sobre el Estado de bienestar y algunos de sus principales desafíos. 42


En Chile ha surgido una demanda de Estado de

¿Hay otros factores que incidan a la hora de de-

bienestar sin una comprensión demasiado pre-

finir al Estado de bienestar?

cisa de lo que significa. Luego de varias décadas estudiando la evolución de estos regímenes,

En este tema nos enfrentamos a otro rompeca-

¿cómo lo definirías?

bezas: la cuestión de la redistribución y la igualdad. Si la idea central tiene que ver con defender

El concepto emerge en los años posteriores a la

y mejorar nuestro bienestar, un Estado de este

Segunda Guerra Mundial, inicialmente como

tipo debe ser, por definición, redistributivo y

contraste al “Estado de guerra”. La definición

promover la igualdad: algunos grupos o clases

con la que probablemente estarían de acuerdo

sociales —los pobres o las madres solteras, por

gran parte de los expertos es que en el Estado de

ejemplo— necesitarán mucho más apoyo públi-

bienestar la mayoría de las actividades o gastos

co para lograr el bienestar que otros. Si tenemos

gubernamentales están dirigidos a políticas y

esto en consideración, el grado de bienestar de

programas que mantienen y mejoran el bienestar

un Estado se podría medir muy bien por su capa-

de los ciudadanos. Por un lado, es una definición

cidad para minimizar la pobreza y/o lograr una

sencilla, pues se puede identificar empírica-

mayor igualdad en los niveles de vida de la po-

mente con facilidad: ¿qué porcentaje del gasto

blación. Y, finalmente, también debemos tener

público se destina al bienestar social? Pero es

en cuenta que los gobiernos pueden perseguir

obvio que también es una definición escurridiza,

objetivos de política social de diferentes formas.

ya que plantea la pregunta de qué programas son

Esto ha generado la identificación de distintas

realmente generadores de bienestar.

variantes del Estado de bienestar, sobre las que se ha producido un debate interminable.

¿Podrías darnos algunos ejemplos? ¿Cuáles serían esas variantes? Tomemos la educación. La mayoría supondría que es parte integral del Estado de bienestar por-

La mayoría de los estudiosos estarían de acuer-

que mejora las capacidades y los recursos de los

do en que hay tres tipos claramente distintos. En

ciudadanos. Pero también es inversión en capital

primer lugar, están los países que enfatizan los

humano. O pensemos en programas sociales que

principios de políticas universalistas —donde

no sean gubernamentales (planes de pensiones

todos los ciudadanos tienen derechos sociales

ocupacionales, por ejemplo). ¿Deberían incluir-

idénticos— y de protección social integral ga-

se en nuestra definición de Estado de bienestar?

rantizada públicamente. Este modelo a menudo

Eso puede depender de si están subvencionados

se identifica como el socialdemócrata nórdico.

directa o indirectamente —y en qué medida—

En segundo lugar, están los países que enfa-

por el Gobierno. Otro ejemplo, ¿cómo se podría

tizan el seguro social como el principal medio

calificar al sistema chileno de “pensiones priva-

para garantizar derechos sociales. Esto implica

das”?

que las personas tienen derechos directamente

43


PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA

vinculados a su historial laboral y de cotización.

por un lado, nos enfrentamos a un dilema de

A menudo, este se identifica como el modelo

equidad y justicia; por otro, nos enfrentamos a

“conservador” de la Europa continental. Y, en

la pregunta de cómo financiar los futuros costos

tercer lugar, están aquellos países como Estados

de jubilación. Como se discutió en mi libro The

Unidos (y Chile), que se basan en el supuesto de

Incomplete Revolution (2009) y en el capítulo de

que para la mayoría de los ciudadanos, y en la

John Myles en Why We Need a New Welfare Sta-

mayoría de los casos, el mercado funciona bien.

te (2002), la respuesta más eficaz y equitativa a

La intervención de la política social, entonces, se

este desafío de largo plazo implica dos principios.

limita idealmente a sanear las llamadas “fallas

El primero es aumentar la edad de jubilación. En

del mercado”. Por ejemplo, las madres solteras

la actualidad, en un Estado miembro típico de la

que no pueden combinar el trabajo remunerado

OCDE, la jubilación ocurre alrededor de los se-

con el cuidado de los niños, o los discapacita-

senta y cinco años (o incluso menos). Para ilus-

dos que tampoco pueden trabajar por un salario.

trar cuán efectivo es el retraso, financieramente

Estos países se suelen identificar con el modelo

hablando, aplazar la jubilación en diez meses

“liberal”. Algunos argumentan que deberíamos

abarata los costos para el Estado en beneficios de

incluir un cuarto modelo, el denominado “me-

jubilación en un 10 por ciento. De hecho, algu-

diterráneo”, que destaca por su apego al fami-

nas naciones han comenzado a moverse en esta

liarismo. En contraste con la variante liberal, que

dirección. Los países nórdicos, los Países Bajos e

favorece el accionar de los mercados, este mode-

Italia están promoviendo los setenta o setenta y

lo promueve a la familia como principal provee-

un años como edad de jubilación. Asimismo, au-

dor de bienestar. En este caso, la política pública

mentar la edad de jubilación en cinco o seis años

se limita idealmente al “fracaso familiar”.

implica el equivalente a disminuir en un 60 por ciento los costos del Estado en beneficios de ju-

inestabilidad familiar y envejecimiento: dos

bilación.

desafíos del estado de bienestar

En Chile ha costado mucho instalar este tema. En tus trabajos sugieres que una de las dificul-

En términos generales, ¿podríamos decir que se

tades que enfrentan los Estados de bienestar es

justifica, entonces, el aplazamiento de la jubi-

el envejecimiento. ¿Por qué?

lación?

Entre 1980 y 2020, el porcentaje de ancianos en la

En casi todos los aspectos, sí: vivimos más, las

fuerza laboral en los países de la OCDE aumentó

personas mayores disfrutan de una salud cada

desde el 20 al 30 por ciento en promedio. Duran-

vez mejor, la vida laboral en la “nueva” economía

te los próximos cuarenta años, su participación

es mucho menos exigente físicamente. Además,

se duplicará al 60 por ciento. En algunas nacio-

los nuevos grupos de jubilados tienen niveles de

nes —España, por ejemplo—, ¡su participación

educación y habilidades considerables.

aumentará al 80 por ciento! En consecuencia, la carga de la jubilación parece estar explotando en

¿Y el segundo principio?

términos financieros. El segundo principio se refiere a la equidad in¿Y cómo se puede enfrentar este problema?

tergeneracional. Si estamos satisfechos con el statu quo actual, es decir, con el nivel de consumo

Gran parte del debate político se ha centrado en

relativo de los ancianos y los jóvenes, una solu-

la urgente necesidad de recortar los niveles de las

ción obvia sería adoptar el modelo de “propor-

prestaciones de pensión para evitar cargas fisca-

ción relativa fija” (PRF), propuesto por el eco-

les que desplacen a todos los demás programas

nomista Robert Musgrave. En este modelo, las

de gasto público o que impongan cargas fiscales

contribuciones y los beneficios se basan en man-

imposibles a los ciudadanos. El desafío es doble:

tener constante la proporción futura entre los

44


ingresos de la población activa y los ingresos de

¿Qué políticas podrían promoverse en ese ám-

la población jubilada. Una vez que se fija la pro-

bito?

porción, la tasa impositiva se ajusta periódicamente para reflejar los cambios en la población

Hay políticas que pueden ser bastante efecti-

y la productividad. Y si la jubilación se aplaza en

vas para acelerar esta igualdad. En primer lu-

cinco o seis años, debería haber una menor ne-

gar, el apoyo del Estado de bienestar para que

cesidad de aumentos sustanciales de impuestos

las madres puedan seguir una carrera a tiempo

para financiar el bienestar de la población jubi-

completo, especialmente respecto del cuidado de

lada.

los niños. Cuando el curso de la vida de las mujeres comienza a converger con el de los hombres,

De acuerdo con tus investigaciones, otro de los

incluyendo la norma del full time dentro de su

fenómenos que complica a los Estados de bien-

trayectoria, los hombres adoptan una cultura y

estar es la inestabilidad familiar…

un comportamiento más simétrico respecto del género.

La tendencia hacia una mayor inestabilidad familiar es un desafío importante para el Estado

el universalismo: ventajas y desafíos

de bienestar por varias razones. Para empezar, es probable que produzca una proporción cre-

Cuando se menciona a los estados de bienestar,

ciente de hogares monoparentales (principal-

suele recurrirse mucho a la idea de universalis-

mente madres solteras) con

mo. ¿Qué significa, en con-

un alto riesgo de pobreza. En

creto, esa idea?

segundo lugar, en entornos con alto riesgo de divorcio, las personas también pueden ser menos propensas a

Gran parte del debate político se ha centrado en la urgente necesidad de recortar los

El universalismo en las políticas sociales está muy asociado con los Estados de

tener hijos, lo que implica

niveles de las prestaciones

una caída de las tasas de na-

que impongan cargas fiscales

cho, tiene sus raíces en la

talidad y, por tanto, también

imposibles a los ciudadanos.

alianza política de la década

peores desequilibrios entre la población anciana y joven.

bienestar nórdicos. De he-

de 1930 con los movimientos rurales, que permitió a

los socialdemócratas surgir como fuerza política Has señalado que esto tiene una fuerte relación

dominante. Dado que los pequeños agricultores y

con el rol de la mujer en la sociedad. ¿Por qué?

los trabajadores agrícolas no podían hacer contribuciones financieras a ningún tipo de esquema

Como he argumentado extensamente tanto en

de seguro social, y dado que los socialdemócratas

The Incomplete Revolution como en mi libro más

y los partidos rurales privilegiaban las políticas

reciente Families in the XXI Century (2016), una de

sociales para cimentar su poder, las coaliciones

las principales causas detrás del aumento de la

gobernantes —a partir de la década de 1930—

inestabilidad familiar radica en la poca adapta-

adoptaron el principio de que los ingresos ge-

ción social que hemos tenido hacia el papel cam-

nerales del Gobierno financiaran una cobertura

biante de las mujeres, sobre todo por parte de los

universal e igualitaria. Esto implica que todos

hombres. Esto ha retrasado la adopción de roles

los ciudadanos, sean ricos o pobres, disfrutan de

más igualitarios de género.

derechos y beneficios exactamente idénticos. El universalismo se introdujo por primera vez con las reformas de las pensiones de vejez no contributivas en las décadas de 1930 a 1950.

45


PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA

¿Y tuvo efectos beneficiosos?

Todas estas propuestas son mucho más caras económicamente hablando, ¿o no?

Resultó ser un gran éxito, no solo como un medio político para defender a las coaliciones de par-

El universalismo sin ninguna duda es caro en

tidos, sino también como una forma de mostrar

cuanto a los gastos de los presupuestos guberna-

que las reformas sociales debían ser beneficio-

mentales. Sin embargo, no debemos olvidar que

sas para todos los ciudadanos —“estamos todos

la tributación progresiva sobre la renta implica

en el mismo barco”—, y que todas y cada una

indirectamente que los ricos, por así decirlo, de-

de las personas y las familias tenían un derecho

vuelven al fisco los beneficios que reciben. En

legítimo sobre los gastos del Gobierno. La prin-

una línea similar, el sistema universal de cuida-

cipal ventaja del universalismo, entonces, es su

do infantil es relativamente caro, pero de muy

capacidad para cimentar el apoyo público, y la

alta calidad. Siguiendo el ejemplo danés, cuesta

capacidad de generar un sentido amplio de que

el equivalente a aproximadamente el 2 por cien-

los riesgos y responsabilidades se comparten en

to del PIB y es, en general, financiado dos tercios

la población.

por el Gobierno y un tercio por las familias. Pero la contribución de los padres sigue una escala

Y, desde entonces, se ha seguido aplicando en

móvil, de modo que las familias de bajos ingresos

otras políticas públicas…

de facto no pagan nada. Además, los programas de cuidado infantil universal se han convertido

Posteriormente se aplicó a las prestaciones fa-

en los más populares y con un amplio apoyo de

miliares y, quizás lo más importante, al desa-

todas las políticas sociales.

rrollo de los célebres programas de guarderías y jardines infantiles en Escandinavia. Y toda la

Esto conecta con otra de las grandes preguntas

evidencia continúa sugiriendo la idea de que el

sobre los Estados de bienestar. ¿Cómo finan-

universalismo consolida un amplio apoyo públi-

ciarlos?

co, casi universal, detrás de sus políticas. Otros países también han adoptado un universalismo

Hay tres respuestas posibles. La primera vuelve

limitado, como es el caso de las prestaciones fa-

a mi discusión sobre los méritos del universalis-

miliares en Gran Bretaña y en otros lugares.

mo. Si los programas sociales benefician a todos los ciudadanos, ofreciendo estándares de calidad

¿Cuáles serían sus riesgos y límites?

aceptados incluso por aquellos más exigentes, gozarán de un apoyo universal y, como con-

El universalismo tiene una debilidad inherente:

secuencia, de una mayor disposición a pagar el

por razones financieras, es obvio que los bene-

precio. En cambio, el problema de los programas

ficios seguirán siendo relativamente modestos.

sociales focalizados —el apoyo a los ingresos de

Por ejemplo, la “pensión popular” universal,

los pobres, por ejemplo— es que la mayoría aco-

como se la denomina en Escandinavia, ofrece

modada considera que financiarlos es ilegítimo.

un nivel de prestaciones que puede considerar-

La segunda respuesta es que, paradójicamente,

se adecuado para un trabajador de bajos ingre-

los Estados de bienestar en realidad no son tan

sos, pero difícilmente será suficiente para los

caros como parece. Si, como es el caso en Escan-

grupos de ingresos medios y altos. La respuesta

dinavia, los generosos beneficios sociales —ya

en Escandinavia, en lo que respecta a las pen-

sean pensiones de jubilación, prestaciones por

siones, fue crear un segundo plan de pensio-

desempleo o lo que sea— también están sujetos a

nes contributivo. De esta manera, el Estado de

impuestos, el Gobierno recibe instantáneamente

bienestar combinó los principios del universalis-

una gran parte de la prestación que pagó. De he-

mo con la adecuación de los beneficios para toda

cho, es exactamente por esta razón que la OCDE

la población.

ha tomado la iniciativa de calcular el gasto social neto. Si examinas los datos de la OCDE, notarás

46


que los Estados de bienestar escandinavos pare-

vez, significa que las mismas madres pagarán

cen tener un gasto elevado cuando se miden de

sustancialmente más impuestos al fisco. Mis

la manera convencional. Sin embargo, medidos

cálculos, de hecho, muestran que, en el trans-

en términos de gasto social neto, no son parti-

curso de su carrera, una madre de dos hijos con

cularmente costosos. La tercera respuesta es que

acceso a cuidado infantil reembolsará el costo

un Estado de bienestar fuerte es aquel en el que

total de esa provisión al Gobierno, incluso con un

muchas de sus políticas sociales son en realidad

pequeño dividendo. Aquí tenemos un caso claro

inversiones en una mayor productividad econó-

de un programa social que simultáneamente es

mica.

una política de inversión.

¿Qué significa eso en concreto?

invertir en políticas de primera infancia

Mi ejemplo favorito de esto es la provisión gu-

Otro aspecto que has señalado como funda-

bernamental de cuidado infantil de calidad. Esta

mental para construir un Estado de bienestar

permite que las madres permanezcan en el mer-

tiene que ver, precisamente, con la importancia

cado laboral, obteniendo ingresos y pagando

de estas políticas relativas a la infancia.

impuestos. Así, los ingresos de por vida de las madres serán sustancialmente más altos que si

En los últimos años hemos visto un aumen-

se vieran obligadas a interrumpir su carrera du-

to en el interés por los programas preescolares

rante muchos años por tener hijos. Y esto, a su

entre quienes diseñan políticas públicas y las 47


PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA

organizaciones internacionales, sobre todo la

niño/pedagogo y a la experiencia pedagógica del

OCDE. Además, estas políticas se ven cada vez

personal. En líneas generales, vemos grandes

más como la pieza central de una estrategia más

variaciones entre países en cuanto a la propor-

amplia destinada a invertir más recursos en la

ción entre número de niños y pedagogos. Para las

primera infancia.

edades de uno a tres, los requisitos de personal que trabaja con los niños son claramente más

¿Cómo traducir este desafío a políticas públicas

exigentes. En un extremo encontramos a Dina-

concretas?

marca, con un pedagogo por cada tres niños; en el otro extremo se encuentran países como Es-

Una lección que aprendemos de la psicología del

paña, con diez a quince niños por pedagogo. Los

desarrollo, respaldada por poderosa evidencia

expertos en infancia temprana sugieren que a

empírica, es que el estímulo es clave para la ca-

estas edades la proporción no debe exceder la de

pacidad de aprendizaje de los niños. Por tanto,

un pedagogo por cada seis niños.

el rendimiento escolar se define en las edades previas a la edad normal de inicio de la escuela.

¿Y entre tres y seis años?

En particular, la base del desarrollo cognitivo se encuentra en las edades de uno a seis años.

Pasando a los niños de tres y seis años, es decir,

Si un niño recibe estímulos

las edades de jardín de in-

cognitivos insuficientes en

fancia, una vez más nos en-

este rango de edad, es muy difícil, o casi imposible, rec-

La base del desarrollo

tificarlo en edades posterio-

cognitivo se encuentra en

res. Los primeros años de la niñez requieren diferentes tipos de estímulos, depen-

las edades de uno a seis años. Si un niño recibe estímulos

contramos con grandes diferencias nacionales. En esto Dinamarca sigue siendo un líder mundial con seis niños por pedagogo. La proporción de España, en cambio,

diendo de la edad. Algunos

cognitivos insuficientes en este

países —inicialmente tam-

rango de edad, es muy difícil, o

veinticinco niños por peda-

bién Dinamarca y Suecia—

casi imposible, rectificarlo

gogo. Los expertos sugieren

han elaborado programas que incluso incluyen a ni-

en edades posteriores.

ños menores de un año. Esto

es muy problemática, con

que una proporción de alrededor de ocho a diez niños por pedagogo sería óptima.

debe evitarse, ya que la necesidad más impor-

Y cualquier cosa más allá de quince niños por pe-

tante de los bebés en su primer año de vida es el

dagogo es sencillamente inútil.

apego. El apego efectivo a los padres es, según la psicología infantil, un requisito clave para el de-

Hemos hablado de la cantidad de niños por pe-

sarrollo cognitivo posterior, lo que va en la línea

dagogo, pero ¿qué pasa con la calidad?

de desarrollar políticas de licencia parental que garanticen que uno u otro padre esté “omnipre-

El segundo atributo clave de la calidad es el nivel

sente” en el primer año de su hijo.

de formación pedagógica del personal. La variación internacional es de nuevo bastante sus-

¿Y en los niños de mayores a un año?

tancial, con Irlanda representando un extremo —sin requisitos de formación pedagógica en ab-

En los niños de uno a seis años, como ha dicho

soluto— a los países nórdicos o Francia, donde el

enfáticamente la OCDE, los aspectos de cali-

criterio es un mínimo de formación pedagógica

dad de las guarderías son decisivos. La calidad

de nivel universitario.

tiene poco que ver con la infraestructura de los centros de cuidado infantil. Los criterios clave se reducen principalmente a las proporciones

48


En Chile este tema no ha tenido la importan-

un ahorro de gastos. Así, más adelante, una

cia que merece. De hecho, en la última década

fuerza laboral con fuertes habilidades cognitivas

la prioridad política ha estado en la educación

será más productiva y, por lo tanto, mejorará el

universitaria. ¿Por qué deberíamos invertir con

desempeño económico.

tanta fuerza en políticas de infancia? Al parecer, este es un tema que te preocupa esComo señalé, una política preescolar de alta

pecialmente…

calidad que sea universal a todos los efectos prácticos absorberá fácilmente entre el 1,5 y el 2

Durante los muchos años en que participé acti-

por ciento del PIB, dependiendo principalmente

vamente en el aspecto de la formulación de polí-

de la proporción pedagogo/niño. Esto implica, en

ticas —participé en dos presidencias de la Unión

cualquier caso, una enorme carga de gasto pú-

Europea y durante varios años fui miembro del

blico. Pero como insistí anteriormente, debemos

grupo asesor de política social del presidente de

definir los programas de educación preescolar

la Comisión Europea José Manuel Durão Barro-

como políticas de inversión pública, a la par con

so—, insistí repetidamente a los responsables de

la construcción de aeropuertos o universidades.

la formulación de políticas para que redefinie-

Estas son realmente inversiones en un doble

ran las cuentas del Estado de bienestar a fin de

sentido: facilitan el empleo de las madres, lo que

distinguir entre las cuentas de gasto social es-

genera más ingresos fiscales para los Gobiernos,

tándar, como asistencia social, y las cuentas de

y mejoran la reserva de capital humano de la

inversión social, como programas preescolares.

nación. De hecho, asegurar un comienzo sólido,

Tengo la esperanza de que un día no muy lejano

como sostiene la OCDE, significa también mucha

esto se convierta en la norma.

menos necesidad de programas de aprendizaje correctivo en edades posteriores. Y esto implica

Families in the 21st Century

The Three Worlds of Welfare Capitalism

Autor: Gøsta Esping-Andersen

Autor: Gøsta Esping-Andersen

Estocolmo: SNS Förlag, 2016

Cambridge: Polity Press, 1990

Páginas: 112

Páginas: 260

49


OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA

La tentación de la utopía ANDRÉS BIEHL Y GERMÁN VERA

L

a expresión de Mario Góngora sobre las “pla-

nostalgia de góngora

nificaciones globales” ha resucitado —aunque con un lapso de cuarenta años— a propósito de

Escrito al inicio de una transformación radical

la crisis social en curso. Hacia el final del Ensayo

de las instituciones chilenas, el Ensayo de Gón-

histórico sobre la noción de Estado en Chile, Gón-

gora observa, en plena Guerra Fría, una ten-

gora identifica la planificación global con la uto-

dencia mundial a la utopía, en las formas de

pía a escala planetaria: el deseo de romper con

neoliberalismo y socialismo, las cuales serían

la tradición, partir de cero y diseñar una nueva

manifestaciones de un espíritu tecnocrático de

forma de sociedad.

estandarización que aplanaría tradiciones his-

La proposición es atractiva hoy por su misma

tóricas particulares. Mirando nuestra especi-

ambigüedad. Puede confirmar nuestras críticas

ficidad, la nostalgia emerge en Góngora como

sobre el quiebre del modelo de desarrollo eco-

contradicción. Mientras la nación habría sido

nómico: la tradición nacional, vinculada a un

formada históricamente por el Estado, el ex-

Estado que forma a la nación, estaría volviendo

perimento neoliberal arruinaría el sostén de la

con venganza. O, por el contrario, la crisis sería

nacionalidad, las mismas condiciones de posibi-

parte del hábito, reconocible luego del plebis-

lidad de nuestra existencia.

cito, de querer comenzar de nuevo: condenar la

El problema que preocupaba a Góngora tiene

“tradición” de los últimos cuarenta años al ba-

que ver menos con la eficiencia del Estado que

surero. Existe un Góngora bueno o uno malo que

con su legitimidad. El declive de ciertas formas de

nos permite, según nuestro juicio del presente,

organización —como la muerte de la hacienda

cambiar cómodamente de planificación o pasar

del valle central, una de las instituciones de larga

de una utopía a otra. Pero la nostalgia, en este

duración que generaba una particular forma de

caso, también puede revelarse como una forma

cohesión social y legitimidad—, particularmente

de utopía. 50


desde la “cuestión social” en adelante, obliga al

palabras, si la nación nace como expresión de

Estado a regular ámbitos donde antes no entraba

una tradición particular, pese a que el Estado la

e introducir una lógica de contrato donde antes

tiene que inventar, es porque se necesita cambiar

existían otras formas de reciprocidad social. La

a las personas. No sirven las que existen ni sus

nación, por medio de esas instituciones en vías

tradiciones.

de desaparición, evitaba que el Estado se redujera simplemente a un contrato. Para Góngora, el Estado escapa a la acusación

asumir máquinas: la antropología de nuestras instituciones

de planificación global (pese a considerarlo una creación moderna y centralizadora a la francesa);

Toda planificación parte de algún supuesto sobre

pero es imposible soslayar que existe una esca-

el ser humano, exista o no en la realidad. Como

la mínima para la construcción de una narrativa

recuerda recientemente El liceo, de Sol Serrano,

común. Esto necesariamente implica un cierto

el ethos republicano descansaba en supuestos

grado de visión de conjunto (un impulso centra-

fuertes sobre la formación ciudadana. Herede-

lizador) en la creación de un Estado. A pesar de

ro, en parte, de las reformas educacionales del

que Góngora ve una continuidad y crecimien-

Centenario, que trajo expertos foráneos para

to orgánico entre Estado y nación, el apego que

modernizar el país, también fue una forma de

exhibe por una educación pública ilustrada y un

desarraigo. La educación, entre otras institucio-

ethos republicano no está apoyado en una tra-

nes públicas, debía formar al ciudadano —crí-

yectoria autóctona o local. Fundante de un pro-

tico, político, autónomo— antes de formar al

yecto modernizador, el mismo Estado nacional

trabajador; al hombre o a la mujer antes que al

emergió como una forma de organización global,

padre o la madre. El Estado se proyectaba en una

una planificación, pese a que se adapte de formas

nación cívica, con individuos capaces de parti-

particulares.

cipar responsablemente en procesos políticos

Como han argumentado de distinta manera

e inspirando, simultáneamente, adhesión a las

Liah Greenfeld o Yoram Hazony, poblar el pla-

instituciones públicas y legitimidad a las obliga-

neta de Estados nacionales, incluso ahí donde

ciones que emanaban de ellas.

no surgió de forma orgánica —donde había im-

El experimento neoliberal, desde luego, cam-

perios, ciudades, tribus y clanes— constituyó el

bió el énfasis y el supuesto. En vez de un ciuda-

corazón de las aspiraciones progresistas hasta

dano comprometido, ilustrado y crítico, asume

bien entrado el siglo XX, el instrumento para

un individuo cuyo horizonte de racionalidad está

alcanzar sus ideales. El impulso de esa forma de

determinado por su interés económico de largo

modernidad estaba vinculado a una lectura te-

plazo. La humanidad de la persona nuevamente

leológica de la historia. Bajo esos parámetros, si

se reduce a una de sus características. Su inte-

el proyecto de nación obedece a una etapa ascen-

rés lo conduce a asegurarse para enfrentar los

dente dentro del progreso de la humanidad, las

riesgos a los que estará expuesto. Esta lógica

regresiones son inexplicables, y deben ser acha-

incluye la educación: las herramientas adquiri-

cadas a un enemigo externo. Quizás el ataque de

das durante la formación servirán como seguro

Góngora al neoliberalismo tiene más que ver con

para enfrentar cambios en el mercado laboral.

“la gran regresión” de la convivencia civil que

Basándose en el alto retorno de la educación, las

se experimentó en Chile en la década de 1970; el

reformas terminan por transferir los riesgos de

cierre de la utopía requiere de culpables.

la decisión a la persona. La responsabilidad ya

El intento de crear una nacionalidad donde

no es imputable a la ciudadanía, sino exigible al

se supone no la había es también, aunque local,

individuo por su racionalidad. En ambos mode-

una forma de utopía. Si fue efectivamente plani-

los, la fuente de la obligación de la persona es el

ficado, o bien una decisión consciente de legis-

consentimiento libremente escogido: por su ciu-

ladores o un estándar internacional al que ha-

dadanía o por su interés económico.

bía que plegarse, da un poco lo mismo. En otras

51


PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO

Se podría contestar que nuestra seguridad so-

A la empresa le interesa maximizar sus uti-

cial no asume este tipo de racionalidad porque

lidades y esto lo puede hacer focalizándose en

obliga a la persona a ahorrar, a cotizar y a se-

la captación de clientes —lo que pasaba ante-

guir ciertos cursos de acción. Sin embargo, esas

riormente en las AFPs o en la educación sub-

obligaciones tienen como propósito ayudar a la

vencionada y universitaria— o bien en el des-

persona a descubrir su verdadero interés y, así,

creme de su cartera, dejando solo a los clientes

consentir, confiar y dar legitimidad al sistema

de menor riesgo —una tendencia que tiene que

completo. El carácter de utopía proviene más

ser permanentemente corregida en el caso de

del nivel personal que de las ambiciones de pla-

las Isapres—. En estos escenarios se llega a una

nificación global: si no existe esta racionalidad,

tragedia. El objetivo de la empresa se separa del

se puede inventar para cuadrar con los supues-

objetivo social para el que fue diseñado el siste-

tos del conocimiento experto. No darse cuenta

ma, originando abusos. La autoridad comienza

de que seguir las prescripciones y orientaciones

a resolver estos problemas en la medida en que

del sistema es parte del interés personal sería, en

no esté capturada por parte de la industria o por

otras palabras, irracional.

asesores técnicos o políticos que eventualmente

Nuestras instituciones de salud, previsión y

participarán en ella.

educación terminan por justificarse en torno a

Tanto el tipo de Estado que añoraba Góngora

su correspondencia con este supuesto. La ins-

como las instituciones de seguridad social naci-

titución supone un contrato con este individuo

das durante los ochenta comenzaron a funcionar

autointeresado, que, al perseguir sus intereses,

en base a parches. Desbordados por la irrealidad

firma con información perfecta con una organi-

de sus supuestos, las instituciones más recien-

zación determinada. El dinero que se intercam-

tes tuvieron que corregir disparidades obvias de

bia por servicios de seguridad obliga a las partes.

género, relajar las expectativas de trabajo formal

Uno es libre para elegir, pero una vez tomada la

y disposición al ahorro, y abrir canales más uni-

decisión sería irracional dejar de pagar, contri-

versales de prestaciones sociales. Que una parte

buir, cotizar. Sería irracional, además, dejar de

importante de la ciudadanía esté fuera de estos

confiar en que la organización que uno eligió

sistemas dice más de la racionalidad del experto

tuviera otros intereses más allá de cumplir con

o la razonabilidad de sus supuestos que de los in-

su parte del contrato: de lo contrario arriesga la

dividuos concretos. Pero incluso las críticas más

quiebra. En un mercado competitivo, se supone,

radicales al “modelo” han operado como par-

tanto la organización como el cotizante se vuel-

che. Se ajustan a algún tipo de visión del progreso

ven responsables de las consecuencias de sus

asumiendo el consenso que emana de —curiosa-

decisiones. Supone confianza mutua. En la prác-

mente— personas racionales que comparten una

tica, esto no ocurre así.

misma visión. Lo que tanto el Estado republicano

52


de Góngora como el neoliberal comparten es

riesgos (¿estudiar dos o tres carreras, trabajar

necesitar un supuesto —aunque distinto— so-

simultáneamente en distintos rubros, ahorrar

bre cómo actúa y elige un individuo. Ambas son

en diversos instrumentos, tener varios planes de

formas que toma la utopía: asume máquinas, no

salud y de seguros catastróficos?). A lo largo de

seres humanos; y al asumir eso cree que se puede

la vida es imposible tener información perfecta,

lograr una correspondencia perfecta entre ac-

y el consentimiento no informado genera resen-

ción y respuesta con un elenco limitado de ins-

timiento. El libre consentimiento, más bien, es el

trumentos.

mecanismo usado por la organización para poder liberarse de sus posibles responsabilidades, a pesar de que esta forzó al individuo a escoger en

curso de vida y pertenencia

un ámbito dado. Suponer una cierta clase de individuo para que

La transferencia de responsabilidades a la per-

un sistema funcione no es el problema principal

sona a lo largo de su vida termina generando la

de una planificación. Lo que cualquier mode-

sensación de que todo es tan complicado que ya

lo presume, al suponer cierto tipo de personas,

no puede tomar ninguna decisión por sí misma.

es, en la práctica, cierto tipo de capital social, de

El énfasis excesivo en la responsabilidad indivi-

cooperación, de confianza. Y

dual termina por arruinar-

esta presunción es inevitable

la. La paradoja es que uno

para construir un Estado. De ese modo se está fun-

Lo que nos hace

dando un modelo en una

responsables finalmente

serie de relaciones sociales

es nuestra vida común.

que la hacen posible. Eso presenta problemas para el curso de vida de una persona

La responsabilidad solo puede surgir, mantenerse y cultivarse

real y nuestra vida en común.

al entrar en un entramado

La racionalidad del sistema

de obligaciones.

exige consistencia de hábito

termina o se vuelve paternalista. Todo lo que ocurre comienza a ser un exceso sobre lo cual no tengo agencia y escapa, por lo tanto, mi responsabilidad. Me permite quitarme de encima otras responsabilidades que claramente son propias. Lo que nos hace respon-

y de resultados. Pero las personas eligen en con-

sables finalmente es nuestra vida común. Es un

textos mucho más dinámicos de acuerdo con las

sustento más robusto de la responsabilidad que

condiciones que experimentan a lo largo del cur-

el consentimiento. La responsabilidad solo pue-

so de su vida. El tiempo, y no otra cosa, muestra

de surgir, mantenerse y cultivarse al entrar en un

la fragilidad de estas organizaciones. Tampoco

entramado de obligaciones que asumimos con el

somos buenos en cuantificar los riesgos e incer-

resto y, a través de ellas, con nosotros mismos.

tidumbres sobre las que no tenemos experiencia.

Por cierto, muchas de esas obligaciones no son

Traspasar la responsabilidad al individuo sobre

escogidas. Que podamos elegir se debe, en gran

las acciones que exige el modelo de seguridad

medida, a una de las fortalezas de nuestra civi-

social y sus consecuencias, restringe su campo

lización. A diferencia de otras experiencias hu-

de agencia y adaptación.

manas, la dimensión política de nuestra vida

Parte importante de las decisiones de una per-

colectiva se funda en la creencia compartida de

sona no puede ser estrictamente consentida,

que nuestras obligaciones son producto de nues-

porque no son claras las consecuencias a largo

tra elección y que, por lo tanto, nos tenemos que

plazo. Una organización no puede informar per-

hacer cargo de las consecuencias de esas eleccio-

fectamente el consentimiento durante tu vida:

nes. Las intervenciones en seguridad social con

no sabes a qué edad te vas a enfermar, el retorno

un énfasis en incentivos para moldear y orien-

o utilidad de tu carrera, o cuánto te pueden ofre-

tar nuestra racionalidad individual se nutren y

cer de jubilación. Después de decidir una opción,

aprovechan ese patrimonio cultural. La tensión

no puedes volver atrás ni tampoco diversificar

adicional que genera el funcionamiento de estas

53


PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO

instituciones corre el riesgo de destruir aquella

son modestas y apuntan a poner en tensión las

responsabilidad personal que nace de nuestras

visiones teleológicas de los proyectos políticos:

formas de convivencia social.

no creemos que un proyecto político pueda con-

La nostalgia por la nación en Góngora es el

sistentemente prescindir de ellas, pero sí puede

recuerdo de una forma de cohesión social que

minimizarlas y someterlas a escrutinio público

entrega estabilidad en el tiempo y ofrece un sen-

con suficiente regularidad.

tido de pertenencia que trasciende las relaciones

La principal receta en contra de la teleología

contractuales. Tal vez valga la pena volver a pre-

es la experimentación: saber que en amplios

guntar cuáles son las condiciones de membresía

dominios del quehacer estatal no hay una me-

que le dan sentido a las instituciones y sus su-

jor respuesta, sino múltiples posibles soluciones

puestos sobre la acción individual. Eso implicaría

que irán mostrando su adecuación a la realidad a

complementar la discusión constitucional y el

través de la prueba y error. En paralelo, una ins-

llamado a un “nuevo pacto social” con un repa-

titucionalidad sana sabe que los organismos que

so de los implícitos de nuestra vida en común:

crea deben tener la posibilidad de término, es la

las condiciones precontractuales de cualquier

única forma de evitar la expansión cancerosa de

contrato.

agencias, institutos, organismos y hasta minis-

La cooperación que puede forzar el Estado a

terios.

través del gasto fiscal tiene límites. Es por este

Adicionalmente, se puede generalizar que

motivo que Góngora vuelve a la idea de nación,

cualquier dimensión social que se funde en la

porque fue eficiente en generar obligaciones

premisa del consentimiento individual requie-

compartidas. Usualmente se escucha que la na-

re —como condición mínima— que existan

cionalidad es el capital social de los más pobres.

mecanismos eficientes de selección y monito-

Abarca dimensiones del orgullo que se fijan en

reo. En una democracia, el principal mecanismo

ciertos símbolos compartidos, de reciprocidad y

formal para esto son las elecciones. Que ambas

asistencia en ocasiones de emergencia. Aunque

funciones se cumplan adecuadamente requiere

la mayor escolaridad y cosmopolitismo abren la

un accountability real de los candidatos y de las

puerta a nuevas fuentes de identidad y estilos de

autoridades electas, algo que está en directa ten-

vida, la tarea de imaginar una convivencia pací-

sión con el impulso hacia la representatividad

fica exige volver a contar historias comunes que

que tuvo la abolición del sistema binominal. El

sean transversales —entre generaciones y clases

aumento del área de los distritos, así como del

sociales— y descentralizar los criterios y signos

número de parlamentarios electos por distrito

de pertenencia más allá de los que confiere el Es-

termina dificultando un real vínculo con los elec-

tado (para evitar su captura política en el corto

tores. Todo esto ha debilitado un clivaje esencial

plazo). El retorno del sentido de responsabilidad

en el funcionamiento de una buena democracia.

requiere revitalizar las instancias de encuentro

A este requisito mínimo de selección y

social, desde la valoración de ritos colectivos

monitoreo se le puede añadir, además, la vi-

como las elecciones presenciales hasta mecanis-

gilancia frente a mecanismos de abusos de los

mos que devuelven la simetría a nuestra vida co-

sesgos cognitivos, algo que podríamos llamar

mún, donde nos observamos a nosotros mismos,

un nudge inverso. La idea de un “empujoncito”,

preocupándonos y responsabilizándonos unos

el nudge de Thaler y Sunstein, es aprovechar los

de otros.

sesgos naturales del comportamiento humano con el fin de lograr resultados que impliquen un

contra la tentación teleológica

beneficio social; un nudge inverso, por lo tanto, serían aquellas técnicas que usan algunas indus-

Luego de revisar la visión de nación y neolibera-

trias para aprovecharse de los sesgos cognitivos

lismo del Ensayo de Góngora, cabe explorar al-

para beneficio de la industria (y no social): es

gunas sugerencias a la luz del conocimiento que

usar el mismo set de herramientas pero para un

da la visión retrospectiva. Nuestras sugerencias

fin privado.

54


Podemos ejemplificar estos nudges inversos

soluciones definitivas es grande, pero la eviden-

con dos casos: el alza de las comisiones de la

cia nacional y comparada exigen cierta pruden-

AFP Planvital en agosto de 2018, y las alzas

cia contra ellas. Quizás podemos hablar de una

unilaterales de los planes de isapres en Chile.

sospecha contra cualquier marco de acción de-

En el primer caso, la AFP ganó las licitacio-

masiado rígido; ya sabemos que la realidad social

nes para nuevos afiliados al sistema en 2014

es cambiante y que incluso un funcionamiento

y 2016 con las comisiones más bajas del mer-

legal, como el de las AFPs, puede contravenir los

cado: un afiliado podía cambiarse a esta AFP

intereses de la misma sociedad en su conjunto.

(funcionaba el principio de selección) y podía

Esto no implica dejar de pensar en términos ge-

verificar el valor de las comisiones (funcio-

nerales. Por cierto que se requiere alguna cuota

naba el principio de monitoreo). En 2018, la

de diseño institucional y de conjunto. Nuestra

AFP subió su comisión al triple, por lo que,

crítica y propuesta apunta más a lograr diseños

teóricamente, los afiliados podrían cambiarse

que puedan ajustar su propio funcionamiento,

inmediatamente a una alternativa más bara-

sin restringir permanentemente la antropología

ta; pero existen sesgos cog-

que los sustenta ni cooptar

nitivos que nos indican que

todo espacio de experimen-

la gente no toma decisiones

tación, de ensayo y error. Un

por tarifas de baja visibili-

La principal receta en

dad. De hecho, las cifras de

contra de la teleología es la

cambios de AFP fueron muy

experimentación: saber que

inferiores a las ganancias adicionales

logradas.

Del

mismo modo, las isapres

en amplios dominios del quehacer estatal no hay una

rutinariamente envían alzas

mejor respuesta, sino múltiples

unilaterales de planes que

posibles soluciones.

Estado flexible puede sonar contraintuitivo, pero ciertamente

permite

reducir

algunos de los riesgos que comparten la nostalgia gongoriana y las planificaciones globales del siglo XX. Finalmente, como señalábamos antes, la preserva-

sabe serán rechazadas con un simple recurso ante la superintendencia:

ción y fomento de una identidad común es algo

las isapres saben que una parte no menor ter-

que va más allá de un interés patriotero: es un

minará aceptando por omisión estas alzas.

mecanismo fundamental para emprender ac-

Así, el diseño de cualquier política pública y

ciones colectivas fuertes. Así, la tan mentada

de un adecuado pacto social requieren de he-

modernización del Estado o la ampliación de la

rramientas reales de selección, de monitoreo

base tributaria, que parecen reformas esenciales

y de prevención contra los sesgos cognitivos

para lograr un Estado desarrollado, necesitan del

perjudiciales. La tentación de pensar un Esta-

compromiso de personas que se ven unidas en un

do o instituciones de seguridad social que den

impulso común.

Andrés Biehl es doctor en sociología por la Universidad de Oxford. Actualmente es profesor del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador del Núcleo Milenio para el Estudio del Curso de Vida y la Vulnerabilidad (MLIV). Germán Vera es doctor en economía por la Universidad de Oxford. Actualmente es investigador del Departamento de Epidemiología y Estudios en Salud de la Universidad de los Andes y consultor en el área de planificación estratégica. 55


RESCATE:

Exposición sobre mi Ensayo MARIO GÓNGORA

El historiador Mario Góngora suscitó un encendido debate cuando,

en 1981, publicó el Ensayo histórico al cual hemos aludido en diversas ocasiones de este número de Punto y coma. Su noción de Estado, la categoría de las planificaciones globales o la interpretación de la historia reciente de Chile fueron motivo de disputa entre diversos intelectuales y académicos. El propio Góngora, además de participar en aquellos debates, volvió en más de una ocasión sobre su escrito. En esta conferencia de 1982, el autor sintetiza algunas ideas de su Ensayo y vuelve sobre las tesis que ahí desarrolla. Una versión del texto que aquí reproducimos fue publicada por Álvaro Góngora (sobrino del historiador) en el número 25 de la revista Historia (1990). Agradecemos a María Eugenia Góngora por la amable cesión de los permisos correspondientes para reproducir esta “Exposición sobre mi Ensayo” en Punto y coma.

56


Exposición sobre mi Ensayo Mario Góngora 1 de septiembre de 1982

el Bien Común en Espiritual y Temporal, para mantener así la libertad de la Iglesia1. En España, como en todos los reinos europeos, el Estado (los reinos diríamos mejor entonces), queda enfocado de un modo mítico-histórico y

La palabra Estado (lo Estato) se usa, en sentido actual, a partir solo de Maquiavelo; pero como otras denominaciones, ha existido siempre. Primeramente, en el mundo del pensamiento místico, como reyes “divinos”, con alguna superioridad innata o adquirida, con respecto a la condición humana normal, así los faraones o los primeros reyes de Roma. Cuando se piensa filosóficamente, desde Grecia, el Estado, la Polis, será para Platón una esencia por cuya participación (METEGIS) puede subsistir los hombres en particular. Y Aristóteles iniciará su Política diciendo que la Polis, la ciudad, es una comunidad; y que como toda comunidad está constituida en vistas de algún bien, la comunidad superior a las familias y las aldeas, esto es la ciudad, su bien será el bien principal. Y en este mismo libro se halla la definición célebre del hombre con Zoon politikon, animal político. La ciudad es el Todo y de él formamos parte. Es una concepción filosófico-orgánica del Estado, que se continuaría en la Edad Media en Santo Tomás y hasta en Hegel, pero que sería deshecha por el

de un modo filosófico. Como realidad histórica, los reyes tienen su legitimidad por el mito de la sangre regia; desde un punto de vista filosófico, son, siguiendo la tradición que viene de Aristóteles, quienes tienen a cargo el cuidado del bien común. En el caso español, esta última concepción tiene su consagración más clara en las Siete Partidas, de Alfonso X. La noción española de realeza y de Estado, de carácter a la vez orgánico y católico, se amplía desde el siglo XVI a las nuevas tierras descubiertas por Colón, formando durante tres siglos una inmensa Monarquía. Si bien los descubrimientos y conquistas se debieron a la iniciativa personal de los grandes aventureros, debido a que la Monarquía española se interesaba más en sus dominios españoles que en los inciertos mares y tierras, esos conquistadores llevan la autorización estatal y en seguida de haber tocado una nueva tierra obtienen los títulos de gobernador en el nombre del Rey. La Monarquía que abarca toda América no debe ser comparada en este sentido con un Es-

individualismo de Rousseau y de la Revolución francesa. Solo que los medievales dividieron

1 N. del E.: Las mayúsculas son del autor y, si bien podrían haberse adaptado a las normas ortográficas actuales, quisimos mantenerlas para resguardar los énfasis que hace Góngora a lo largo de todo su texto.

57


PE NSAR E L E S TADO. RE S C ATE

tado moderno: es como un haz de expectación de

transcrito en un lenguaje socializado y parcia-

nuevos descubrimientos, pero ya consagrados

lizado. Pero subsiste la amplitud de funciones y

jurídicamente desde antes por las Bulas Papales.

finalidades del Estado; y sobre todo se acentuará

Los conquistadores actúan costeando general-

entonces, por la Ilustración, todo el dominio de

mente sus empresas, pero ya como “empresa-

lo educacional y de lo económico. Tal fue la he-

rios” (en su sentido original) al servicio del Es-

rencia que recogieron los Estados que se inde-

tado español.

pendizan desde 1810. Si uno examina las leyes y

Las finalidades del Estado, según la concepción

los proyectos de la época independentista perci-

tradicional que venía de Grecia y de la Edad Me-

be que los nuevos Estados se sienten legitimados

dia, se resumían en el valor soberano del Bien. La

y se animarán a todas las mismas tareas de la Es-

II Partida enumera entre los bienes cuyo cuidado

paña ilustrada de fines del siglo XVIII, de la época

conciernen al rey y al pueblo entero la riqueza

de Campomanes, Jovellanos. El entusiasmo con

de la tierra, la buena población, la protección de

que los Estados recién surgidos acometen a la

los estudios y, resumiendo, “la buena vida según

vez la acción política en todos los campos don-

Dios” y “la buena vida de este mundo”.

de creen en posibles perfeccionamientos mora-

Si se examina el Derecho y la documentación

les, es incremento de “las luces” (como decían

entera de América española, se concluye que el

los ilustrados), el fomento de posibles riquezas

Estado se preocupa, junto a las acciones de los

mineras, el comercio con Europa, la inmigración

frailes, entre los indios, de

de colonos del norte de Eu-

cómo deben construirse las

ropa, etc., y al conocer toda

ciudades y cómo deben ser administradas por sus cabildos, cómo deben dividirse

La generación juvenil que hizo la Independencia, si bien

la documentación de la Independencia se advierte con cuánta

amplitud

sentían

las tierras en propiedades

inspirada en ideas filosóficas del

individuales: el comercio, la

sigo XVIII, no dejaba de seguir,

“política” no era solamente

construcción de fuertes, los

por tradición, sin advertirlo, la

la espera que el liberalismo

estudios universitarios, la fijación de precios y salarios en los oficios urbanos, etc.

tradición de la política definida ya por Aristóteles.

O sea, “el bien común tem-

ellos la noción de Estado. La

económico llama “política”, sino un complejo total de bienes naturales. El Estado es “formador”.

poral” estaba en el extremo opuesto del “Estado

La generación juvenil que hizo la Indepen-

gendarme” de que habló Lassalle a mediados del

dencia, si bien inspirada en ideas filosóficas del

siglo XIX: era un bien a la vez temporal y espiri-

siglo XVIII, como las de soberanía popular y de

tual (si bien no específicamente interiores [sic]

progreso, no dejaba de seguir, por tradición, sin

del sacerdocio). Sí abarcaba desde lo económico

advertirlo, la tradición de la política definida ya

hasta lo espiritual. Esta es la verdadera fuente de

por Aristóteles. Al contratar Chile a Andrés Bello

la tradición jurídica americana.

o a Claudio Gay, demostraba que el bien intelec-

Como se sabe, la época “fundacional” de los

tual también es tarea del Estado. Tras la Ilustra-

países americanos (desde 1492 hasta 1570 o

ción, el Positivismo será la corriente dominante

1580) se agota, como toda forma histórica hu-

como una post-Ilustración, como una defensa de

mana, que es perecedera. Y gobierna un largo pe-

la ciencia ante la Iglesia, como ideología.

riodo de alrededor de un siglo y medio, en que la

Con las guerras de la Independencia se van

potencia de la cultura y el poder occidental pasan

abriendo campo en Chile unos contenidos espiri-

a Francia, Holanda, Inglaterra y todas las ideas

tuales, anímicos y políticos y fundamentalmente

vivientes en el siglo XVI pierden algo o mucho

son un Estado propio y una Nación.

de su vigor. Para recuperarlo siquiera en buena

Vivíamos como miembros de un Estado que

parte a fines del siglo XVIII, con la Ilustración,

tenía su propia unidad y forma, la Monarquía

que recoge mucho de aquella tradición, pero ya

española; desde 1810 se trató de construir un

58


59


PE NSAR E L E S TADO. RE S C ATE

Estado propio y, como es bien sabido, solo unos

y cada generación chilena del siglo pasado vi-

veinte años después, tras las guerras civiles y de

vió alguna: las de la Independencia, las guerras

amenazas de caos, ello llega a tener lugar desde

contra Bolivia y Perú, la “pequeña guerra” de la

1830. Ahora bien, ser un Estado es una tarea que

Araucanía, la terrible Guerra Civil de 1891 en que

no está dada por naturaleza, sino una tarea hu-

ambas partes sentíanse depositarias del verda-

mana: el lograr que la voluntad subjetiva adhiera

dero patriotismo.

y se someta a lo universal, al orbe moral, cuya

Las guerras, además, dieron otra fisonomía

concreción visible es el Estado, donde se objetiva

geográfica a Chile, extendiéndolas a todo el Nor-

y cobra razón, forma y estilo, la comunidad de un

te Grande y reforzando su riqueza minera con

cierto espacio y un cierto tiempo. Individuo y Es-

el salitre; antes solo tenía la plata y el cobre del

tado tendrán desde entonces una reciprocidad de

Norte Chico. Por otra parte, el Estrecho de Maga-

derechos y deberes, una reciprocidad de bienes

llanes, ya pensado como parte de Chile por Pedro

(esto, naturalmente, en el plano de la idea; en el

de Valdivia, pasó ahora efectivamente a ser un

plano fáctico la realidad, en Chile como en todas

puerto chileno en una gran ruta internacional. Pero el tipo de Estado conformado hacia

partes, suele ser bien diferente). Chile, como casi todos los otros países hispa-

1830 por Portales tiene sus últimos represen-

noamericanos, surge como Estado en guerras

tantes de Santa María y Balmaceda. Como toda

que se transformarán paulatinamente en “na-

forma histórica, el Estado portaliano perece

cionales”. El nacionalismo

irremediablemente. Era un

hispanoamericano es con-

proyecto de Estado, después

temporáneo del que animaba entonces a Europa. La idea de Nación tiene

Los caudillos —Alessandri e Ibáñez—, con todo el cortejo

de haberse Chile independizado de la Monarquía colonial.

dos vertientes: una vertiente

de altos y bajos mandos

“natural” dada, la tierra, el

militares que existieron entre

se abre en 1891 y finaliza en

idioma, la religión popular,

1920 y 1932, representan la

1920 fue que la clase diri-

las costumbres y mentalidades (todo esto es un regionalismo, que se hace presente

necesidad del Estado de Chile en el siglo XX.

Lo grave del periodo que

gente careció de un proyecto vital o espiritual, verdaderamente dirigente del Estado.

en Chile ya en siglo XVIII);

Desde fines del siglo XIX

y una vertiente espiritual, sin la cual la anterior

el Estado deja de ser el fenómeno importante, la

sería ya “pueblo” o “región” pero no todavía na-

voluntad directora se agota y se dibuja, en cam-

ción. Esta consiste en un ser, una personalidad

bio, una nueva sociedad, lo que Hegel llamaría

colectiva espiritual, que vive en los individuos,

“sociedad burguesa”.

familiar, hijos y pueblos, en una solidaridad ori-

Sus riquezas mineras del norte pasan a do-

ginaria, en que los individuos se sienten un “no-

minio extranjero; los terratenientes se ven

sotros”, en que defienden tierras que jamás han

subordinados en buena parte a banqueros, al ca-

visto; en que cada individuo es responsable de la

pital financiero; y con los grandes minerales del

existencia, sentido y valor de la Nación.

salitre, del carbón y después del cobre, aparece

Es obviamente una tarea infinitamente larga:

un proletariado propiamente dicho, atrinche-

no estamos por cierto seguros de tener todavía

rado en un poder sindical. Esta sociedad avanza

un contenido espiritual de Nación.

sobre el Estado, representativa como es de un

En la segunda vertiente, el contenido moral

nuevo elemento, generado por las necesidades

de la nación, lo logra el Estado chileno a través

materiales del país. La sociedad civil o burguesa

de las instituciones tales como la educación pú-

es diferente, dice Hegel, de la familia y del Es-

blica, la administración de justicia, los símbolos

tado, y surge siempre después del Estado. En la

patrióticos y sobre todo las guerras. En las gue-

cultura occidental es siempre posterior al Esta-

rras se forma el “nosotros” de manera singular,

do, que ha trazado los fundamentos. En este tipo

60


de agrupación rige el individualismo puro en los

prosiguió en la labor de legislación social. Así la

dueños del capital y el colectivismo en los tra-

intervención del Estado en la economía, el “es-

bajadores. No se da una idea, sino que cada uno

tatismo”, como dicen peyorativamente los neo-

es un fin en sí mismo, y los otros son medios. Se

liberales, es en el fondo tradicional, conservador,

trata de satisfacer a un mercado de cosas necesa-

freno al socialismo revolucionario.

rias o superfluas, no de cumplir una idea; lo particular predomina sobre lo general del Estado.

Los caudillos —Alessandri e Ibáñez—, con todo el cortejo de altos y bajos mandos militares

Los terratenientes, ya divididos por cierto des-

que existieron entre 1920 y 1932, representan la

de antes por la cuestión eclesiástica, se han unido

necesidad del Estado de Chile en el siglo XX. Tras

al capital financiero bancario, y son dueños de un

cada una de estas figuras uno podrá descifrar los

Estado importante a través del Parlamento. Los

rasgos de este siglo de la Historia chilena. Por una

obreros actúan a veces violentamente por me-

parte, el político inteligente, decidido a la lucha

dio de su sindicato. La “clase media” de antiguo

social, con el carisma de tribuno de la plebe en

cuño (profesionales, burocracia) nada tiene que

su primera Presidencia, y en cambio cautamen-

ver con el comercio o la industria (como en Eu-

te moderado en la segunda época. Ibáñez repre-

ropa) sino que es un estrato ilimitado y devorado

sentó el carisma del oficio militar y del poder de

muchas veces por el odio o

mando, unido a la voluntad

el resentimiento contra las

de eficiencia requerida por

clases

altas

importantes,

pero movido no por un prin-

Solamente [con] vínculos

los nuevos tiempos. Muchos otros exponentes del cau-

cipio o idea propia (como la

espirituales profundos que

dillismo en estos movidos

burguesía europea) sino por

desde las élites intelectuales

años 1920-1932 demuestran

el afán de dirigir el Estado. La aristocracia intelectual, desde Nicolás Palacios a Vi-

se ampliarán hacia abajo, podríamos resistir el embate de

cente Huidobro. Desde 1920

la nivelación mundial, masiva y

ocurre un fenómeno nuevo

despersonalizadora.

la inevitable existencia del caos y la anarquía de la nueva época. Pero lo esencial nos parece ser que el paso de una forma a otra, de una época

y decisivo. A través de personajes símbolos, de caudillos, una novedad en

a otra, en la historia de este país hisponoame-

Chile, el Estado intervino en la “cuestión social”,

ricano está simbolizado por caudillos: de la Mo-

se constituye en árbitro de los conflictos sociales

narquía Hispánica a la República Aristocrática,

e instituye toda una legislación protectora, que

1810-1830 (Carrera, O’Higgins, Frei, J. M. de la

permite a las clases medias y al proletariado ser,

Cruz); de nuevo, en 1891, cuando la República

efectivamente, un elemento de poder político,

aristocrática parece llevar a un parlamentarismo

gracias a soluciones legales de sus problemas sa-

amorfo, Balmaceda asume también un mando en

lariales o pensionales. Alessandri es el personaje

condiciones constitucionales; en fin, entre 1924

símbolo que concibe con más claridad esta nece-

y 1932, con un cortejo de Juntas Militares, Presi-

sidad y tiene los poderes caudillescos necesarios

dentes provisionales o elegidos pero de efímera

para la tarea. Así nace otro proyecto existencial

duración.

de historia chilena, en que de nuevo el Esta-

Incluso, agreguemos, desde 1932 en adelan-

do juega el rol dirigente. Frente a la industria,

te, o sea este último medio siglo, aunque los

la agricultura, el comercio, presentes ya en un

Presidentes sean constitucionalmente elegi-

nivel técnico modernizador frente a la sociedad

dos, su poder tiene mucho de monárquico: cada

civil de patrones y trabajadores, el Estado llega

Presidente inaugura un periodo de estilo nuevo

a ser mediador y regulador. Tras Alessandri otro

de vida política de proyectos económicos. So-

caudillo, Carlos Ibáñez, modernizó todo el apa-

bre todo, desde 1964 en adelante cada Presi-

rato estatal chileno sirviéndose no ya de la vieja

dente quiere representar un plan directivo de la

aristocracia decaída, sino de las clases medias. Y

economía y la sociedad; cada Presidente asume

61


PE NSAR E L E S TADO. RE S C ATE

rasgos mesiánicos, que nunca por cierto tuvieron

aristocracia, o la nueva República Aristocráti-

los mandatarios en el siglo pasado la relevancia

ca como en el periodo parlamentario chileno, el

mesiánica que en este. La República ha llega-

verdadero régimen de Chile ha sido, sobre una

do desde 1920 a ser una democracia más y más

democracia más y más masiva, el predominio

abierta, el electorado más y más amplio: pero a la

monárquico de personajes, a veces legales, a ve-

vez la democracia está ligada a un caudillo. ¿Qué

ces ilegales. Parece que se puede decir que Chile

significa esto? El caudillismo moderno, desde

ha llegado a ser el país de equilibrio de partidos

luego, es un rasgo muy general cuando se rompe

y de personajes representativos de compromiso,

una forma histórica o una clase predominante:

sino [sic] que la democracia demanda caudillos o

emergen entonces desde cualquier parte per-

Presidentes plebiscitarios, para usar el lenguaje

sonajes que reclaman ser los reordenadores del

de Max Weber.

cuerpo social; es casi una fuerza de la naturaleza

Si el Estado chileno, el agente central de nues-

que se impone y desde luego es frecuentísimo

tra historia, ha seguido esta evolución, ¿qué ha

en España y los países hispanoamericanos en

ocurrido con la idea de nación?

los siglos XIX y XX. Pero Chile se decía estable,

Logrado ya el patriotismo guerrero con las

equilibrado. Desde 1924 hasta acá, sobre todo en

guerras victoriosas del siglo pasado y con la

1924, 1927, 1931, 1932 y 1970 en adelante hemos

enorme extensión territorial ganada después del

desmentido esa imagen. La clase destruida como

1879, ha subsistido siempre, palidecido, en ver-

poder, la aristocracia, ha decaído sin duda, pero

dad, el cuidado por la integridad de las fronteras

las clases medias de profesionales no son caóti-

[, que hasta hoy] persiste en la Cancillería y en

cas, han mostrado capacidad de asumir muchos

las Fuerzas Armadas. Pero la nación ha sufrido

de los mejores rasgos de la aristocracia. ¿Será

los impactos más graves desde el exterior. EEUU

el “personalismo” hispánico, tan destacado en

ejerció desde comienzos del siglo XX un impe-

España por Américo Castro, al ser España una

rialismo económico, pero no político al estilo del

tierra de fronteras militares, políticas, religio-

Caribe, salvo cuando presionó para la entrada en

sas y culturales, en que no se dan plenamente

la II Guerra Mundial. La neta disminución de la

las fases del resto de Europa, sino el fenómeno

idea de nación es un fenómeno más generaliza-

errático del personalismo, esto es, la admiración

do: ONU, OEA, Mentalidad Internacional, Mar-

y la adhesión, en parte interesada y en gran parte

xismo Mundial.

espontánea, a hombres que tienen carisma? ¿No

La nación y el Estado nacional son, pues, cada

se presenta también esta tendencia donde quie-

vez más difíciles de sostener. La nivelación pro-

ra que las antiguas y tradicionales democracias o

ducida por la población mundial de masas es evi-

monarquías dejan el paso a movimientos nacio-

dente en todos los campos y desde luego en el de

nalistas, como el Tercer Mundo?

las más universales ideas y tendencias.

Es una serie de preguntas que uno pue-

La idea de “crecimiento”, “desarrollado”,

de plantearse, pero el hecho es innegable: una

en sus diversas formas, el marxismo, el neo-

vez caído el Estado portaliano aliado con la

liberalismo, la tecnocracia occidentales van

62


conduciéndose paso a paso a esa nivelación, y las

la cultura europea, o lo que ellos representaban

divisiones y mentalidades nacionales tienen que

hasta hace poco, pero al menos podrá afirmar

contar a cada paso con lo internacional.

ser independiente, ser capaz de defenderse uni-

La nación, repetimos, era el tipo de grupo pre-

lateralmente, y caracterizarse por una habida

dominante en la época moderna, que en este si-

recepción de ideas y formas europeas e incluso

glo ha conferido la etiqueta de Nación a grupos

de grandes creaciones en el plano poético y por el

humanos o a territorios que jamás han tenido

afecto de la libertad política al estilo de la Revo-

sentido nacional, sino una nueva ideología an-

lución francesa, pero sin libertad espiritual, sin

tieuropea. Pero aun los que estaban en proce-

aceptar que alguien llegue a lo último y rompa el

so de formación de esa idea de Nación, como

consenso fundamental.

Chile, o sea, no más allá de dos siglos, se ven

La idea de Nación está como incompleta, in-

amenazados en su acervo propio; nación, repe-

terrumpida, le faltan contenidos espirituales

timos, es una solidaridad originaria en la cons-

—salvo en la poesía—. Solamente [con] víncu-

titución de una personalidad espiritual colectiva,

los espirituales profundos que desde las élites

plena de alguna misión o idea. Chile, como casi

intelectuales se ampliarán hacia abajo, podría-

todos los países hispanoamericanos, miembros

mos resistir el embate de la nivelación mundial,

de una civilización colonial europea, no puede

masiva y despersonalizadora. Grupos de amigos

representar lo mismo que los grandes países de

[sic].

Mario Góngora del Campo (1915-1985) fue uno de los historiadores chilenos más importantes del siglo XX, cuya obra fue reconocida en 1976 con el Premio Nacional de Historia. Se desempeñó durante largos años como profesor de la Universidad de Chile, y luego en el Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Si bien su Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, publicado en 1981, es su obra más conocida y polémica, Góngora fue autor de una extensa y reconocida obra historiográfica, dentro de la que destacan los libros Evolución de la propiedad rural en el Valle del Puangue (1956), Origen de los inquilinos en el Chile Central (1960), Ecomenderos y estancieros (1970) y Estudios de historia de las ideas y de historia social (1980). Póstumamente se han publicado Libertad política y concepto económico del gobierno en Chile hacia 1915-1930 (1986), Civilización de masas y esperanza y otros ensayos (1987), Diario (2013) y la tesis con la que optó al título de profesor de Estado en Historia y Geografía, titulada Conflictos religiosos y sociales del Estado y la burguesía en Inglaterra (2016).

63


h o r a s en la Al cumplirse los cuarenta años de la publicación del Ensayo histórico de Góngora quisimos volver sobre esta y otras obras vinculadas a este importante intelectual chileno. Además, reseñamos una serie de libros que abordan diversos aspectos acerca del aparato estatal, su noción, alcance y límites, desde un clásico texto de Max Weber en torno a la vocación del político hasta una reciente publicación de Sunstein y Vermeule sobre el aparato administrativo del Estado.

64


biblioteca Contrapunto de Joaquín Fermandois y Ana María Stuven sobre el Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile durante los siglos XIX y XX, de Mario Góngora Catalina Siles sobre Una revolución del espíritu, de Diego González Manfred Svensson sobre el Diario, de Mario Góngora Eduardo Galaz sobre “La política como vocación”, de Max Weber Josefina Araos sobre Seeing like a State, de James C. Scott Pablo Ortúzar sobre Los partidos políticos, de Robert Michels Claudio Alvarado sobre La razón de las naciones, de Pierre Manent Rodrigo Pérez de Arce sobre Una teoría de la democracia compleja, de Daniel Innerarity Mariana Canales sobre Law and Leviathan, de Sunstein y Vermeule

65


Contrapunto Los cuarenta años transcurridos desde la publicación del Ensayo histórico de Mario Góngora permiten, por un lado, evaluar sus hipótesis con algo de distancia, pero también manifiestan la lucidez del historiador para prever cuáles serían las profundas consecuencias que tendrían las transformaciones económicas empujadas por la dictadura. Bajo la óptica de un profundo conocimiento de la historia de Chile, Góngora hace una crítica agudísima a las planificaciones globales que no tomaban en consideración el asidero de tradiciones y costumbres del escenario que se intentaba reformar. En este Contrapunto, los historiadores Joaquín Fermandois y Ana María Stuven vuelven sobre la obra de Góngora y destacan su indudable actualidad a la hora de pensar nuestro Estado.

Dos utopías hostiles: a 40 años del Ensayo JOAQUÍN FERMANDOIS El interés general por la historia contemporánea

adorado o quemado. De esta manera emergió

de Chile, tanto en cultores como en el público

nuevamente la pregunta sobre la historia con-

ilustrado, aumentó significativamente a par-

temporánea del siglo, que los hombres del XIX

tir de 1973. Lo mismo el ensayo histórico como

habían efectuado vastamente. No fue solo asunto

género, que había desaparecido del horizonte

de los historiadores, quienes en realidad reco-

historiográfico. Lo paradójico era que en el siglo

gían la iniciativa surgida en las ciencias sociales

XIX los historiadores chilenos escribían sobre lo

ya en las décadas de 1950 y 1960, ahora más dra-

que a grandes rasgos llamamos historia contem-

máticamente tomada en serio. Hacia fines de los

poránea; en el XX, en cambio, hubo un giro sub-

años setenta comenzarían a aparecer los histo-

consciente, y se dejó de pensar el presente en su

riadores en este escenario público; sería parte del

dimensión histórica. Esto cambiará a partir del

debate sobre Chile que se desarrollaría dentro y

golpe de Estado.

fuera del país. El Ensayo brota de esa genealogía,

No solo los historiadores, sino que en general

aunque ella no baste para explicarlo.

las ciencias sociales —y en otro reino, las letras

Para comprender esta obra hay que entender a

y las artes— se volcaron a la pregunta por lo que

la persona. En otra parte he sugerido que, para

sucedió, sus explicaciones, su origen próximo o

entender su origen inmediato y la relativa rup-

remoto, y el aprecio o menosprecio por el siste-

tura con sus ensayos de fines de los sesenta y co-

ma político chileno, que unos y otros intercam-

mienzos de los setenta, hay que analizar el texto

biaban sin darse cuenta de lo que antes habían

como parte de una tercera fase del desarrollo de

66


ese historiador en cuanto intelectual y hombre

un inconfundible menosprecio por la vida aca-

de época. La primera, en la segunda mitad de la

démica e intelectual. Pero esto solo fue el em-

década de 1930, era lo que hoy llamaríamos un

pujón final para que el historiador se lanzara

proyecto de intelectual público. Este último con-

al ruedo, porque tras su protesta airada por la

cepto llega a confundirse, hoy por hoy, con otro

legislación subsistía una intensa preocupación

actor de la sociedad de masas, circunstancia

por el desarrollo general del país. Primero, por

aborrecida por Góngora. En ese primer momento

haberse precipitado un intento revolucionario,

aparece un rasgo central de su vida, donde ideas,

que Mario Góngora identificaba esencialmente

ideales y acción —esta, comprendida de varias

con el comunismo; y después porque en su vi-

maneras, no pura actividad externa— se des-

sión se arrastraba al país entero a una empresa

pliegan con simultaneidad, pero sin aspaviento.

económica —para la cual el autor adoptó tem-

Es el joven que quiere ver realizada su intensa

pranamente el término de neoliberalismo—, en

espiritualidad, que era la de su generación, en la

la cual el debate central estaba enfocado en los

vida social e histórica. Primero, en el horizonte

temas económicos, en apariencia excluyéndose

católico muy inspirado en el llamado renaci-

toda otra consideración. Sin embargo, a partir de

miento católico de jóvenes intelectuales france-

1980 resurgen de manera más directa los temas

ses de entreguerras; después, brevemente, en el

políticos cuando, paulatinamente, y en parte por

comunismo, hasta 1940. Este último, en cuanto

la relativa apertura política en torno al plebisci-

religión política, tenía sin duda una analogía con

to por la nueva Constitución, se discutía el papel

su intenso catolicismo. Después viene un periodo

del Estado en la historia de Chile y el sentido que

que he calificado de retiro del mundo, desde 1940

podría tener este en el mundo contemporáneo.

hasta la víspera del Ensayo.

El autor estaba en discreta polémica tanto con la

Un retiro productivo dedicado al estudio y a

utopía socialista (en especial la comunista) como

la investigación, de lo cual surgió una renova-

con la utopía liberal (en su versión más extrema)

ción historiográfica y un foco que sería central

acerca de la finalidad del Estado, ya sea que se le

para el lector en la historiografía nacional hasta

viera como proceso ineluctable o como una tarea

la muerte de Góngora; no menos intensa y para-

a realizar. Mario Góngora quiere rescatar no solo

lela a lo anterior fue su búsqueda espiritual ini-

la idea, sino que la noción de Estado; no se trata

ciada como retorno al catolicismo, fascinada con

meramente de un concepto intelectual, designa-

lo arcaico y con las vanguardias, como se ve en

do con fines de conocimiento, sino que pretende

la peculiar relación que mantuvo con la Escue-

animar la conciencia acerca del sentido del Esta-

la de Arquitectura de la Universidad Católica de

do como elemento fundamental de, diríamos, la

Valparaíso, en especial con Alberto Cruz y Godo-

civilización.

fredo Iommi. Lo que podría parecer como una in-

Por algo el autor subsume a todo el periodo

tervención pública fueron sus artículos clásicos

que se inicia en 1964 con una de las expresiones

en la revista Dilemas, creación intelectual única

que más ha calado en las nuevas generaciones

de esos años.

historiográficas, las “planificaciones globales”.

Luego viene la tercera fase, desde el Ensayo

Se trata de ese afán seductor por reorganizar la

hasta su fallecimiento, de intensos cinco años

sociedad humana, un país, a partir de la nada,

de intervención pública como palabra pensante,

siguiendo un propósito racional de presunta

si bien manteniendo su labor de scholar. Tam-

perfección. Góngora no rechaza todas las críti-

bién conservando sus inquietudes espirituales

cas de los economistas al desarrollo de los años

en torno al futuro del catolicismo. El aguijón

del “Estado de compromiso”, “desarrollo ha-

que provocó el surgimiento inmediato de esta

cia adentro” —nombres que se le ha dado a las

etapa estuvo constituido por la Ley de Univer-

políticas económicas del periodo 1938-1970—,

sidades de los primeros días de 1981. Esta con-

aunque apuntaba a que lo que se había intentado

tenía algunos elementos razonables, pero fue

efectuar desde los años veinte era, en lo básico,

dictada desde una soberbia de la que emanaba

un intento de contener la oleada revolucionaria

67


PE NSAR E L E S TADO. C ONTRAPU NTO

con una reforma social. Este punto para él era

De ahí se entiende esta cita donde identifica al

prominente en su defensa del Estado. Hacer-

Estado con esta noción, me parece, de cuerpo

se portavoz positivo de la noción de Estado no

político que “[debe] ser considerado con reve-

consistía en una defensa de la empleomanía —

rencia; porque no es una sociedad sobre cosas

uno de los males cuasi-fatales del Estado en los

al servicio de la gran existencia animal de na-

países subdesarrollados, como me atrevo a aña-

turaleza transitoria y perecedera. Es una socie-

dir—. Mario Góngora insistía en que el Estado no

dad sobre toda ciencia, una sociedad sobre todo

se trataba única ni principalmente de burocra-

arte; una sociedad sobre toda virtud y toda per-

cias que tienen que incrementarse intermina-

fección. Y como la finalidad de tal sociedad no

blemente.

puede obtenerse en muchas generaciones, no

Más bien, fiel a una tradición del pensamien-

es solamente una sociedad entre los que viven,

to alemán fuertemente influida por Max Weber,

sino entre los que están vivos, los que han muer-

considera el Estado en el marco de lo que me

to y los que nacerán”. Al identificar la noción de

atrevo a definir como un cuerpo político: básica-

Estado con esta definición, el autor buscaba su-

mente, una institución y una cultura de apre-

perar tanto la estatolatría de mucho radicalismo

cio a la misma. Ello, dicho desde la pluma de un

moderno, como su interpretación como mero

historiador consciente de la connaturalidad y lo

agregado de reparticiones públicas, burocráti-

insustituible de las instituciones en la sociedad

cas. Por supuesto, cuando la institución alcanza-

humana. Se trata de entidades que fundamental-

ba una plenitud o densidad histórica, no lo veía

mente le permiten a la sociedad subsistir dentro

como una suerte de gigantesco zángano o como

de un tipo de existencia en la cual florece la li-

instrumento de una hegemonía, como aparece

bertad creativa como parte de lo más propio de

en las versiones utópicas del socialismo o en las

lo humano; al mismo tiempo es una fuente de

versiones de utopía tecnocrática del liberalismo

peligro. Por ello, en el Prefacio acudía a Edmund

antes aludidas.

Burke en una consideración reverencial de cómo

Su óptica procedía de su fuente más cara, el

se debería pensar al Estado. Esto produjo una pe-

tradicionalismo —que se esforzaba en diferen-

queña controversia, pues Góngora tradujo aquí a

ciarla de lo que comúnmente se llama derecha,

Burke presuponiendo que se refería al Estado;

como también del puro conservadurismo polí-

Arturo Fontaine Talavera le replicó que el inglés

tico—; de la sabiduría implícita de usos e insti-

(irlandés protestante, en realidad) había querido

tuciones que reconocemos como la parte excelsa

decir sociedad o país.

de la cultura y la civilización. Usos e instituciones

Pienso que don Mario lo tomaba en el sen-

que quizás no se puedan racionalizar del todo, y

tido de cuerpo político, inseparable de la no-

que la reverencia que deben evocar tiene que ver

ción de una sociedad humana autónoma, que

con que la naturaleza humana no se deja desme-

constituye

nuzar interminablemente con impunidad.

la

identificación

colectiva

más

importante de toda la historia de la sociedad compleja en los últimos cinco mil años.

68


Góngora y la ilusión constituyente ANA MARÍA STUVEN

En el mercado editorial abundan las obras de

indudablemente, la angustia de muchos por

coyuntura para las cuales es válido tener la pre-

un Chile que vivía los años probablemente más

vención ante lo que Quentin Skinner llamó la mi-

dramáticos de su historia, y que le llevaron des-

1

tología de las doctrinas . No obstante, el Ensayo

de el riesgo a ser absorbido por la marea inter-

histórico sobre la noción de Estado en Chile en los

nacionalista marxista, a caer en manos de una

siglos XIX y XX, de Mario Góngora, publicado en

dictadura militar que, apoyada en una visión

1981, es una de aquellas obras que, leída desde

economicista de la política, buscó desmantelar

distintas coyunturas históricas, parece intem-

el Estado. Para Góngora, el Estado, siguiendo a

poral. Releerlo es una experiencia intelectual de

Edmund Burke, es un pacto entre generaciones,

magnitud, no solamente porque plantea una te-

que no puede jibarizarse hasta transformarse en

sis sugerente al sostener que el Estado ha dado

un mero contrato de manos de una “revolución

forma a la nacionalidad chilena, sino porque

desde arriba”. El modo en que el neoliberalismo

abre, como las buenas investigaciones y la buena

defendió el “principio de subsidiariedad”, reem-

literatura, grandes ventanas hacia la compren-

plazando el orden institucional creado a través

sión e interpretación de la realidad contemporá-

de la historia y despolitizando el Estado, lograría

nea.

buenos resultados económicos, pero impondría,

Quiero aprovechar algunas de las múltiples

en cambio, una cultura materialista, aspecto en

entradas de la obra para intentar comprender

el cual se encuentra paradójicamente con el ma-

nuestra realidad chilena actual. La más impor-

terialismo marxista. La decadencia del Estado

tante se refiere al problema del Estado —en to-

sería una de sus consecuencias más fatales.

das sus aristas— que subyace con enorme pre-

Admitiendo que las naciones hispanoamerica-

ponderancia en los debates políticos actuales.

nas no precedían a la construcción de las repú-

Ante la perspectiva de una nueva Constitución,

blicas, Mario Góngora confió al Estado la misión

la definición del régimen y la estructura del

de garantizar el bien común en todas sus dimen-

Estado deben convocar a toda la ciudadanía y,

siones: defensa nacional, justicia, educación,

preponderantemente, a los constituyentes que el

salud, protección de la cultura, etc. Solo detiene

país elija en abril.

su esfera de influencia ante el sacerdocio ecle-

El libro surge de la angustia del historiador

siástico. Esta visión habría tenido su apogeo en

en su paso por las décadas de 1970 y 1980. Es,

la época portaliana por la acción de una “aristocracia” que priorizaba los grandes intereses na-

1 Skinner recomienda tomar en consideración el contexto social de un texto para evitar mitologías anacrónicas como la mencionada. Afirmando que su obra es intemporal respecto de su defensa del Estado, hay que reconocer que Góngora efectivamente escribía para otro contexto socio-político. Cfr. Quentin Skinner, “Significado y comprensión en la historia de las ideas” en Prismas. Revista de Historia Intelectual 4 (2000), 149-191.

cionales por sobre los suyos propios, plasmados en una política de construcción institucional, mantención del orden social, defensa de la soberanía y expansión territorial. No parece importarle que la letra de la Constitución de 1833 sea democrática pero su espíritu autoritario; bastaría para suplir la ausencia de virtud republicana.

69


PE NSAR E L E S TADO. C ONTRAPU NTO

Lo importante, para él, es que perdure un sentido

los setenta, de técnicos en los ochenta. Lo técni-

vivo y orgánico del Estado, que comienza a per-

co-económico-masivo, resorte de la mundiali-

derse desde 1891 con el crecimiento correlativo

zación, no es un alma; ha perdido toda autoridad

de la noción de “sociedad” como complejo de

moral.

intereses particulares contrapuestos al Estado.

¿Qué ideas del Ensayo podemos rescatar para

Como fiel seguidor de Spengler, Góngora es es-

una lectura del presente? Sin duda, la decadencia

céptico sobre el principio de autoridad en épocas

de la política que él asocia con la “crisis de hom-

de predominio de masas.

bres” y la pérdida del sentido de bien común por

Puede criticarse su postura como esencialista.

parte de quienes ejercen funciones próximas al

En cierto sentido lo es; faltan los matices nece-

Estado. Se han convertido en burócratas escin-

sarios para separar la política de la acción de los

didos de la institucionalidad política y económi-

gobiernos. También desatiende en parte el desa-

ca, de los reclamos de un pueblo que exige que se

rrollo del Estado democrático de compromiso en

atiendan sus demandas, para lo cual no parecen

Chile; el Estado autoritario no ha sido la constan-

tener matrices conceptuales. Góngora pudo en-

te histórica. El autor se sumerge en un pozo pro-

tender, gracias a Valentín Letelier, que la crisis

fundo donde su visión decadentista de la historia

del Centenario se produjo por el surgimiento de

nutre la desazón por el repliegue del Estado, la

un nuevo sector. Como hoy, la clase dirigente no

mercantilización de la cultura, la privatización

tenía las herramientas para interpretar la crisis

de la esfera pública. Lo entiende, desde una pers-

social. Con razón se refiere a su artículo de 1896,

pectiva historicista, como una traición a la tra-

“Los pobres”, donde, citando a Lacordaire, Le-

dición republicana chilena, a la “idiosincrasia”

telier reconoce que si los pobres fuesen consul-

de su pueblo. El “Balance patriótico” de Vicente

tados “sin vacilar renunciarían a una porción de

Huidobro es para Góngora el grito que interpela a

[...]libertad a cambio de alguna protección por

Chile a volver a sus raíces, al exhibir la mediocri-

parte del Estado contra la avidez de los usureros

dad general, la pérdida del “alma nacional”. Es

y contra el despotismo de los empresarios”. La

la expresión de la “crisis de hombres”, del país

frase es profética para terminar el recorrido de

convertido en “una tienda”, de la desconfianza,

Góngora desde la creación del Estado y la nación

el odio a la superioridad, la venalidad de los po-

hacia la imposición de una comprensión del libe-

líticos. Coincide con aspectos de la crítica nacio-

ralismo ajena a una de sus matrices conceptuales

nalista del Centenario de la república.

fundamentales. Según estas, el Estado debe in-

Si bien la decadencia del ethos “aristocrático”

tervenir y regular la conducta de los individuos,

que sostenía al Estado se inició en los años del

sin por ello eliminar de sus preocupaciones la

seudo-parlamentarismo, Mario Góngora encon-

libertad y el progreso. La libertad económica no

tró la filiación del proceso de desmantelamien-

es la base de la libertad política ni de todas las

to del Estado nacional en los años posteriores a

libertades, ni es verdadero que haya más libertad

1943. Son los tiempos en que Chile se une a los

con menos Estado. Quienes eso creen descono-

aliados de la Segunda Guerra Mundial y luego a la

cen la posibilidad de un Estado que proteja a los

ONU y la OEA, y en que surgen la mundialización

más débiles ante los apetitos de los poderosos de

y continentalización de la política. A pesar de que

turno, y los riesgos de abjurar del Estado invo-

autores como Arnold Toynbee lo consideraron

cando una convivencia ciudadana en circunstan-

un progreso para la integración, para Góngora, lo

cias que esta ha sido educada más por el mercado

que llamó un “Estado mundial”, podía significar

que por agencias políticas.

una terrible tiranía. La influencia de las organi-

Hoy no solo hay un nuevo sector que ha accedi-

zaciones de las cuales emanaron, desde los años

do al consumo y a la educación superior, sino una

sesenta, las “planificaciones globales” fue un

generación que vive ese nuevo ethos, que reclama

intento de imponer un Estado desfigurado, ajeno

el cumplimiento de la promesa recibida. Según

a todo dirigismo estatal, abandonado a manos de

Góngora, Arturo Alessandri entendió aspectos

cientistas sociales en los sesenta, de ideólogos en

clave de la crisis de su época. La Constitución de

70


Mario Góngora y su esposa María Eugenia Díaz en 1961 en la ciudad de Heidelberg. © María Eugenia Góngora Díaz.

1925 habría sido su recurso hermenéutico y po-

por violentistas y anarquistas, salió a las calles

lítico para restaurar el orden político y la estruc-

para reclamar su recuperación.

tura histórica del Estado en 1925. Probablemente

No tuvo razón Góngora —al menos por aho-

llegó tarde, dice; una interpretación de Góngora

ra— en que la globalización y la interdependencia

es que la crisis política, económica y espiritual

permitirían el surgimiento de una superpotencia

del país era tal que impedía la expresión de una

que destruiría las libertades. Más bien han sur-

mentalidad constitucionalista. Prueba de ello

gido peligrosos nacionalismos, azuzados por

habría sido la enorme abstención e indiferencia.

problemas como las inmigraciones masivas. La

El estallido de octubre de 2019 interpela, como

derrota de Trump es una mala noticia para ellos.

el Centenario, a una clase política decadente que

La nostalgia por un Estado moderno, con autori-

ha convertido los partidos y la representación

dades que lo representen debidamente, que sepa

política en instrumentos ajenos al bien común.

administrar y coordinar lo público y lo privado

La corrupción en el mundo empresarial y la falta

en función del bien común, y por políticas que

de credibilidad en otras instituciones del Estado

interpreten a los ciudadanos del siglo XXI, justi-

han exacerbado las percepciones sobre desigual-

fican volver sobre la obra de Mario Góngora. Son

dad y discriminación, aunque las cifras digan lo

los desafíos que los constituyentes tienen por

contrario. Mario Góngora tenía razón en un as-

delante, a los que deben sumar el respeto al me-

pecto. Aunque prefiramos no hablar de “alma”

dio ambiente, el cuidado del agua, la igualdad y

sino de instituciones, es indudable que ese ethos

el fin de la violencia a las mujeres. Para esa tarea,

se ha perdido, y el clamor popular, desvirtuado

este Ensayo puede servir de inspiración. 71


PE NSAR E L E S TADO. RE S E ÑA

Hacia una nueva cristiandad CATALINA SILES V.

Sobre Una revolución del espíritu. Política y esperanza en Frei, Eyzaguirre y Góngora en los años de entreguerras (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2018), de Diego González Cañete

Anclados en profundas convicciones religiosas, una

inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y en

rigurosa formación intelectual y un hondo sentido de

autores como Maritain, Bloy, Péguy y Claudel, reem-

urgencia ante los acontecimientos nacionales e inter-

plazara al régimen capitalista-liberal, principal res-

nacionales de su época. Eduardo Frei, Jaime Eyzaguirre

ponsable, según ellos, del ocaso de Occidente.

y Mario Góngora se embarcaron con pasión en el titánico desafío de proponer un nuevo ordenamiento social.

Esta transformación presentaba dos vetas: una revolución política y una espiritual. La revolución políti-

Los convulsionados años de entreguerras sirvieron

ca hacía énfasis en la dimensión material del proyecto

de caldo de cultivo para estos anhelos. El desagarro pro-

socialcristiano, traducido en la propuesta de un Estado

ducido por los acontecimientos en Europa motivaron

orgánico y el corporativismo social. Este régimen per-

un sentimiento de crisis y decadencia que se tradujo en

mitiría, a juicio de sus impulsores, la encarnación de

un cuestionamiento a las bases políticas, económicas y

los principios básicos de la DSI como el bien común,

culturales de la modernidad. Por su parte, el periodo de

la justicia, la solidaridad y la subsidiariedad, la rela-

agitación política y social que se vivió en Chile acentuó

ción armónica entre el capital y el trabajo, entre otros.

el diagnóstico crítico de esta generación.

A diferencia de las democracias liberales que dejaban

La obra de González logra dar cuenta del modo en

al individuo atomizado frente al Estado, el régimen

que se cristalizó el pensamiento socialcristiano chileno

corporativo fomentaba las asociaciones intermedias,

durante los años treinta, centrándose en las reflexio-

necesarias para el desarrollo humano y para una re-

nes y experiencias de tres jóvenes que profesaban este

presentación política real. La revolución del espíritu,

ideario, desde enfoques y trayectorias políticas y vita-

por su parte, respondía a la profunda convicción de que

les diversas. La actividad de Frei durante este periodo

la crisis política, económica y social era ante todo una

se centró en la ANEC, un lugar de encuentro y reflexión

crisis moral. Así, la instauración de un orden nuevo re-

sobre los problemas que aquejaban al país, y que lo im-

quería, primero, la restauración de una comprensión

pulsaría por la senda partidista, primero en el Partido

específicamente cristiana del ser humano y del mundo.

Conservador y luego fundando la Falange Nacional.

El desenlace de esta historia, sin embargo, no fue

Para Eyzaguirre, la primacía espiritual que debía tener

el que esperaban sus protagonistas. La apropiación y

la revolución socialcristiana era irreconciliable con el

distorsión del corporativismo por parte de los regí-

pragmatismo de la política partidaria, por lo que centró

menes fascistas, el escepticismo de algunos sectores

su labor en el plano intelectual a través del cultivo de

socialcristianos sobre las posibilidades de la política

la historia. Góngora, por su parte, estuvo fuertemente

partidista, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y

tensionado por estas dos opciones, la participación po-

el posterior triunfo de las democracias liberales termi-

lítica —militando primero en las Juventudes Conser-

naron de echar por tierra este proyecto refundacional.

vadoras y luego brevemente en las Juventudes Comu-

El libro nos sitúa ante preguntas que mantienen ple-

nistas— y el trabajo académico, escogiendo finalmente

na vigencia. Frente a la crisis nacional y global actual y

el segundo camino y adoptando una actitud escéptica

ante el proceso de reconstrucción de nuestro régimen

frente al primero.

político, la inquietud por sus cimientos morales conti-

Con sus diferencias, estos jóvenes compartieron

núa siendo acuciante. Pero, al mismo tiempo, nos deja

una profunda vocación pública, y la común sensación

frente a la interrogante sobre las posibilidades que tie-

de crisis que cruzó a su generación no desembocó en

ne la política para instaurar un nuevo orden moral. Un

desesperanza. Al contrario, vieron en esta encrucija-

dilema que tensionó a estos jóvenes y que el socialcris-

da la oportunidad para articular una propuesta que,

tianismo aún debe resolver.

72


Primeros destellos MANFRED SVENSSON

Sobre Diario (Santiago: Ediciones UC-Editorial Universitaria, 2013), de Mario Góngora

“Antiprogresismo”. “Antiliberalismo”. “Antidemo-

medioevo, aunque es más filósofo de la cultura que

crático”. Estas fórmulas de simple oposición sal-

historiador medieval. Entre las obras de ese género

tan a la vista en las primeras entradas del Diario de

se encuentra también El ideal histórico de una nueva

Góngora. Son escuetas tomas de posición de alguien

cristiandad, de Jacques Maritain. Pero a sus veinte

que también es crítico de las juventudes conserva-

años, Góngora ya mira con distancia la exageración

doras (“una masa mediocre, provocadora”) y que se

del carácter sacral del medioevo que parece haber

declara “asqueado de mi posición política”. Como

en tales obras. Como anota hacia fines del año 1935,

señala en otra temprana entrada, a sus diecinueve

“Yo amo la vieja Edad Media, quiero conocerla cada

años ya estaba “cansado de defender males meno-

vez más; pero yo creo que es traicionarla presentar-

res”. El Diario, que cubre sus reflexiones desde 1934 a

la como un esquema, como una sistematización a

1937 —y que fuera por primera vez publicado el año

priori”. Si en las primeras páginas del Diario prima

2013— da cuenta de sus primeros intentos serios

el escueto recuento de lecturas, observaciones como

por articular estas inquietudes y enraizarlas en una

esta muestran el creciente espacio que el juicio del

más amplia tradición de reflexión. En su búsqueda

propio Góngora va cobrando para sí. Se trata de una

de orientación para Chile y para sí mismo, Góngora

observación que revela también su generosa relación

parece ahí devorar todo Occidente.

con el pasado. Se siente como un fiel heredero de un

Este diario, que se inicia cuando el joven Góngo-

variopinto mundo medieval, pero —tal como escri-

ra finalizaba sus estudios de derecho y termina an-

be en un momento de fascinación por Pascal—, ve el

tes de que comenzara los de historia, es ante todo

mundo moderno como una etapa de especial madu-

un registro abrumador de sus lecturas. Porciones

rez, que debe aprovechar ese legado precedente.

enormes de Dante o de La ciudad de Dios pueden ser

Dadas las gruesas caracterizaciones de fascismo,

leídas y resumidas en un mismo día, tras lo cual el

organicismo y otras similares que se encuentra en

joven estudiante aún se toma el tiempo para la con-

algunos críticos de Góngora, no está de más notar

versación política y para horas de goce musical. No

que observaciones como la sugerida por Pascal no

es de extrañar que, en los reiterados momentos de

son una excepción. Piénsese, por ejemplo, en su re-

autoexamen que el Diario incluye, Góngora se per-

acción ante La paz perpetua, de Kant. Sobra decir que

ciba como deficiente, como “pobre y vacío”. Se trata

no es de las obras que están en el centro del pensa-

de un efecto esperable cuando un espíritu empieza a

miento de Góngora, pero la reseña con detención y

medirse ante obras tan exigentes. El Diario está así

aprecio y se reconoce enfrentado ahí con algo “su-

atravesado por la perplejidad de Góngora respecto

mamente interesante”. El Diario es un testimonio

de su propio futuro, aunque hacia el final haya un

ante todo de un espíritu abierto, de un intelecto que

creciente anhelo por dejar la exclusiva existencia li-

en su momento de formación está atendiendo a nue-

bresca y poder servir en la acción a su país (“Quisie-

vos horizontes y a la vez ejercitando su capacidad de

ra luchar”; “Sé que el fin de la vida es el heroísmo”;

juicio. Y en la medida en que avanza, ya no hay mero

“Quiero sacrificarme por el ideal de un orden social

“antiliberalismo”. En lugar de eso, el lector se en-

cristiano y daría todo para ello”).

cuentra con los primeros destellos de un espíritu que

Cabe notar que se trata de un contexto en el que

estaba destinado a pensar sobre Chile nutrido por las

obras sobre la Edad Media aspiraban con frecuen-

raíces más profundas y perdurables de la cultura oc-

cia a orientar en las crisis del presente. Góngora lee,

cidental.

por ejemplo, a Alois Dempf, quien lo orienta sobre el

73


PE NSAR E L E S TADO. RE S E ÑA

Convicción, responsabilidad y mesura EDUARDO GALAZ

Sobre “La política como vocación”, en El político y el científico (Madrid: Alianza, 2015), de Max Weber

“La política como vocación” está basado en la se-

La necesidad de responsabilidad descansa en un

gunda de dos conferencias que dictó Max Weber en-

rasgo aún más peculiar de la cosa política: el carác-

tre 1917 y 1919. Este “último Weber” —falleció en

ter siempre indomable de la máquina. Quien ascien-

1920— ofrece agudas reflexiones acerca del carácter

de al poder en el contexto moderno lo hace siempre

de la ciencia y de la política, y de los atributos reque-

rodeado de un entorno cuyos fines son desconocidos

ridos para desempeñarse en ellas. La contribución de

—y probablemente abyectos, dirá Weber— y sus actos

la obra es tanto conceptual como ética, pues además

incontrolables. No importa cuán nobles sean sus fi-

de los fecundos frutos teóricos que ha rendido, sus

nes, el líder pone el poder también en manos ajenas

observaciones normativas siguen siendo atingentes

a las suyas: los pequeños administradores locales, los

hasta hoy.

operadores políticos, los funcionarios de carrera, los

Weber trata la política como el arte de controlar

dirigentes gremiales, los militantes meritorios; en fin,

una asociación política. “Quien hace política aspira al

la máquina. La integridad del político responsable no

poder”, dice. Tal asociación es el Estado, al que de-

se refiere solo a sus propios actos, sino también a los

fine no por sus fines, múltiples y contingentes, sino

realizados por quienes lo rodean.

por sus medios específicos: la violencia legítima y la

Finalmente está la mesura, tal vez el menos es-

estructura burocrática. Estado es aquella asociación

tudiado y más sorprendente de los comentarios de

que, mediante un aparato administrativo profesional,

Weber sobre la vocación política. Su argumento, pe-

ejerce el monopolio de la violencia legítima en cierto

simista respecto de su tiempo —y los años ulteriores

territorio. Y si el Estado controla aquel medio pecu-

mostraron que razones tenía— es un grito de realismo

liar que es el uso lícito de la fuerza, hace política quien

respecto de la política y sus alcances. Mesura acá sig-

intenta controlar el Estado, su aparato represivo y su

nifica distancia, ponderación, conciencia de las limi-

máquina administrativa.

taciones inherentes a los proyectos humanos. Antes

Esta conexión entre política y poder, y entre poder y

que mesura en los juicios públicos, Weber observa en

violencia, es tematizada por Weber con singular aten-

el político la necesidad de mesura respecto de sí mis-

ción a sus consecuencias éticas. ¿Quién tiene verdade-

mo. Incluso con respecto a la propia convicción se re-

ra vocación para la política?, se pregunta. Dando una

quiere la virtud de la distancia. El buen político debe

respuesta que nos recuerda a los clásicos atenienses,

evitar emborracharse de sí mismo —del yo individual

Weber encara la cuestión atendiendo a las virtudes

o colectivo, ambos licores son adictivos—, como signo

que son necesarias para desenvolverse en los campos

primario de su madurez.

minados del poder y de la fuerza: convicción, respon-

Quizás la más célebre sentencia del discurso sea

sabilidad y mesura. Las tres imprescindibles, pero no

aquella según la cual quien entra en política, admi-

fáciles de articular. Defendiendo la necesidad de con-

tiendo usar como medios el poder y la violencia, “ha

vicción, Weber se distancia de los autores que tratan

firmado un pacto con el diablo”. No significa que ella

la política como mera correlación de fuerzas. No hay

sea inmoral; significa que es un terreno pedregoso,

corrupción más absoluta del quehacer político, dirá

rodeado de codicias, abusos posibles e injusticias pro-

Weber, que la búsqueda del poder puro en cuanto tal.

bables. Creer que basta con tener un mundo nuevo y

El político que vende a bajo precio todas sus convic-

puro en el corazón para construir un mundo más justo

ciones se revela como incapaz de justificar su propio

es, acaso, una forma de inmadurez más peligrosa que

afán de conducir la máquina estatal fuera de una sim-

los vicios corrosivos del cinismo y la corrupción. Tener

ple y deplorable embriaguez personal.

conciencia de ello, como dijo Weber, es el corazón de la vocación política.

74


La utopía contra la realidad JOSEFINA ARAOS

Sobre Seeing like a State (New Haven: Yale University Press, 1998), de James C. Scott

A primera vista, el emblemático libro de James C. Scott

Si el libro terminara ahí, tendríamos que concordar

parece una diatriba contra el Estado moderno. Aunque

con quienes identificaron un anarquismo en la pro-

se concentra en casos excepcionales, su cuestiona-

puesta de Scott, pues cuestiona al Estado moderno

miento al modo en que el aparato estatal interviene la

y al tipo de observación que despliega. Sin embargo,

realidad es general e implacable. La pregunta que ins-

el autor no se queda en la mera denuncia, y busca

pira al antropólogo norteamericano es por qué los más

también reivindicar aquellas otras formas de cono-

bien intencionados proyectos de transformación lide-

cimiento que el Estado, identificado acríticamente

rados por el Estado han terminado en algunas de las

con la mirada de la ciencia, desprecia. Es lo que Scott

peores tragedias de la historia. Y su respuesta es por

engloba en el concepto griego de metis y traduce como

momentos la comprobación empírica de que “el ca-

‘conocimiento práctico’; una sabiduría que aparece

mino al infierno está plagado de buenas intenciones”.

en el contacto cotidiano con la realidad y que es ca-

El estudio de Scott arranca con la identificación

paz de navegar en lo impredecible. Allí donde la lógica

del grandioso esfuerzo del Estado moderno por hacer

del Estado sucumbe, la metis —patrimonio de la gente

“legible” la vida social. Si antes el Estado era prácti-

común— sale airosa.

camente ciego, en la modernidad su poder deja de ser

¿Cómo salvar ese conocimiento que el Estado ne-

la violencia explícita para articularse en torno a la ca-

cesita e ignora? Aunque no entrega respuestas cla-

pacidad de ver la realidad y aprehenderla. De la mano

ras, Scott sugiere un camino: salvar ese repositorio

de la ciencia, el Estado podrá organizar y clasificar el

tradicional de sabiduría, esa “cultura” que el Estado

mundo natural y social, desplegando así políticas de

no crea y de la cual depende. Su consideración es un

intervención a gran escala. Sin embargo, una opera-

imperativo ético, pero también una clave para operar

ción tan básica del aparato estatal es, para Scott, el

con éxito. Al despreciar el rol que juega la cultura en

punto de inicio de una catástrofe: el Estado quiere ver

cualquier proyecto de transformación, el Estado está

no para conocer, sino para rehacer la realidad en fun-

destinado a un tiempo al fracaso y al abuso y, por

ción de sus propios términos, prescindiendo de aque-

ende, a su deslegitimación.

llo que no responda a sus criterios. Y esa capacidad abre la posibilidad de arrasar con todo.

Aunque el trabajo de Scott no alcanza a explicitar el camino de salida, sus reflexiones son atingentes para

Así, Scott describe paradigmáticos programas de

los problemas del Chile actual. La dictadura de Pino-

ingeniería social —la colectivización soviética o la

chet fue, entre otras cosas, una planificación utópica

planificación de Brasilia— que derivaron en com-

—global, en palabras de Mario Góngora—, impuesta

pletos desastres al combinar cuatro elementos po-

sin valoración alguna de la cultura y la existencia coti-

tencialmente explosivos. A la capacidad de “ver” ya

diana. Así, el colapso progresivo de ese proyecto al que

indicada se suma una confianza acrítica sobre el pro-

hemos asistido desde el 18-O podría considerarse una

greso científico y tecnológico; una ideología despótica

nueva comprobación de la hipótesis de Scott. El pro-

e imperialista, ciega a cualquier otra forma de conoci-

blema es pensar que solo el proyecto de Pinochet está

miento. Si a ello se agrega un régimen autoritario sus-

expuesto a tal riesgo. Ad portas de un proceso cons-

tentado en la violencia y una sociedad civil debilitada,

tituyente y en medio de ánimos refundacionales, el

tenemos la catástrofe completa. ¿Por qué? Asumiendo

libro de Scott permite recordar esa amenaza latente a

que se trata de una explicación multicausal, para Scott

toda utopía y, con una actitud humilde y atenta al cui-

la clave reside en la misma lógica del Estado, cuya mi-

dado, abandonar la pretensión de partir de cero.

rada estandarizada y abstracta choca inevitablemente con una realidad que es impredecible y contingente.

75


PE NSAR E L E S TADO. RE S E ÑA

La ley de hierro de las oligarquías PABLO ORTÚZAR

Sobre Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna (Buenos Aires: Amorrortu, 2008), de Robert Michels

Robert Michels debe ser uno de los sociólogos po-

historia el poder se ha concentrado más en las manos

líticos más interesantes del siglo XX, no solo inte-

de tan pocos.

lectual, sino que también biográficamente. Nacido

En lo que Michels parece haberse equivocado fue

en Alemania en 1876 y socialista convencido desde

en desesperar respecto de la democracia, con sus

su juventud, militó hasta 1907 en el ala más radical

virtudes y defectos, y en partir de la base de que su

tanto del Partido Socialdemócrata Alemán como del

superación hacia alguna forma de sociedad pos-

Partido Socialista Italiano. También fue uno de los

jerárquica era posible. Insistir en esa visión lo hizo

discípulos más destacados de Max Weber. En 1911

pasar del apoyo al autoritarismo comunista al apoyo

publicó la primera versión de su libro Los partidos

al autoritarismo fascista. Sin embargo, la validez de

políticos, donde formula su famosa “ley de hierro de

su idea de que la organización del poder implica ne-

la oligarquía”, que puede resumirse en la siguiente

cesariamente jerarquías no caduca con sus fracasos

afirmación: “la organización es la que da origen al

políticos sino que, al contrario, parece salir refor-

dominio de los elegidos sobre los electores, de los

zada. Y es bueno tenerla en mente cada vez que se

mandatarios sobre los mandantes, de los delegados

escuchan discursos invitando a “superar” o “radi-

sobre los delegadores. Quien dice organización, dice

calizar” la democracia, ya sea concentrando todo el

oligarquía”.

poder en un líder, ya sea supuestamente diluyéndolo

Los partidos políticos refleja la experiencia del mi-

en “asambleas” y “comités” locales.

litante que busca coherencia entre medios y fines.

El punto es que reflexionar sobre la inevitabilidad

Es una denuncia temprana de que la teoría leninista

de las élites nos enseña que la decisión política, que

del partido conduciría a la instauración de una éli-

a menudo los países deben tomar, no enfrenta la

te partidista que, en nombre del proletariado, ejer-

igualdad con la desigualdad en el acceso al poder y a

cería una dominación absoluta sobre las personas.

los privilegios, sino la desigualdad con las desigual-

Desesperado por la tendencia oligárquica que había

dades. Lo más próximo a la democracia plena que la

detectado en los partidos políticos, pero igualmen-

humanidad ha conocido consiste básicamente en un

te comprometido con la causa socialista, Michels

orden pluralista y competitivo, donde el derecho a la

termina en las filas del fascismo italiano, pensando

participación en la toma de decisiones políticas y en

que quizás la ausencia de mediación entre el líder y

el debate público está más o menos asegurado para

el pueblo podría resolver el problema de las estruc-

todos. En otras palabras, consiste en un orden don-

turas de poder que tendían a su enajenación. Murió

de diversas organizaciones puedan competir por el

en 1936, sin ver el desastroso final del experimento.

poder en un marco de reglas y costumbres que ge-

Visto a la distancia, parece que Michels no se equi-

neran una tensión beneficiosa para los ciudadanos,

vocaba al criticar la idea leninista de un partido úni-

y donde la dignidad de cada cual se ve reconocida.

co que supuestamente representaría al proletariado

En tiempos de deslegitimación de los partidos po-

hasta que, por arte de magia, el comunismo advi-

líticos, populismo en ristre, desprecio por las élites

niera y ya no fuera necesaria la política. La terrible

y desconfianza por toda forma de mediación, hace

experiencia de los pueblos sometidos a las dictadu-

muy bien leer Los partidos políticos de Michels para

ras de los partidos comunistas a lo largo del siglo XX

reflexionar y aprender de los aciertos y fracasos de

muestra, sin excepciones, lo implacable de la “ley

aquellos que desconfiaron antes, más y mejor que

de hierro de la oligarquía”. De hecho, rara vez en la

nosotros.

76


¿Un mundo sin forma? CLAUDIO ALVARADO R.

Sobre La razón de las naciones. Reflexiones sobre la democracia en Europa (Madrid: Escolar y Mayo, 2009), de Pierre Manent

Ante el debilitamiento de la nación —el cuerpo polí-

y ancho del orbe, por lo que todo esto también afecta a

tico característico del mundo moderno y contempo-

quienes vivimos fuera de Europa.

ráneo—, Pierre Manent dice experimentar una “per-

Para Manent, esos nuevos y desmesurados aparatos

cepción casi dolorosa de un fenómeno inmenso y que

disminuyen el poder de sus ciudadanos con la excusa

a la vez penetra hasta lo más íntimo de cada uno”. Al

de gobernarlos, asomando una “desproporción cada

lector chileno, ese punto de partida bien podría recor-

vez más paralizante entre la debilidad de corazón

dar el tipo de angustia que Mario Góngora describe

de las comunidades políticas y la enormidad de sus

como motivación de su Ensayo histórico.

instrumentos”. En este plano, la crítica del autor es

La inquietud de Manent guarda directa relación con

sencillamente lapidaria. Olvidamos, nos dice, la exis-

una tesis dominante de nuestra época: la idea de que

tencia de los cuerpos políticos, y olvidamos también

nos encaminamos a una unificación necesaria, como

que los derechos y la justicia solo son posibles entre

si fuera posible una democracia sin pueblo y desligada

los ciudadanos de una comunidad democrática pre-

de toda deliberación colectiva. Tal perspectiva igno-

viamente existente. En sus palabras, “ha vuelto el

ra que los grupos humanos existen “objetivamente”

tiempo del despotismo ilustrado, designación exacta

—con independencia de nuestros gustos o preferen-

para la suma de agencias, administraciones, cortes de

cias—, que la separación entre ellos nunca será del

justicia y comisiones” que hemos creado.

todo superada, y que “esta feliz impotencia es la condición de la libertad y de la diversidad humana”.

A pesar de la lucidez del texto, Manent deja algunos cabos sueltos. Es posible atribuirlos a la brevedad del

Uno de los planteamientos que permiten compren-

libro, pero el autor no se hace cargo —por ejemplo—

der mejor su argumento es que advierte una relación

del fenómeno nacional fuera de Europa, y tampoco

indisoluble entre el Estado, la nación y la democracia.

justifica cabalmente la importancia que atribuye a la

En efecto, ella sería imposible sin un pueblo consti-

abolición de la pena de muerte en el debilitamiento

tuido como tal —sin la nación—, y sin un Estado que

de los Estados nacionales. Con todo, se trata de una

posibilite la igualdad de condiciones de vida que su-

obra plagada de observaciones agudas, que ayudan

pone el régimen democrático. Si se quiere, los Estados

a pensar. Un caso muy sugerente es su afirmación de

nacionales son para Europa aquello que la polis fue

la relevancia política de la religión. En los términos de

para la Grecia antigua. Al producir la cosa común, am-

Manent, “si la separación de Iglesia y Estado es muy

bos generan “el marco de sentido de la vida”; y am-

valiosa como regla de nuestras acciones, se volvería

bos, en su fase democrática, unen la civilización con

ruinosa si hiciéramos de ella la regla de nuestro pen-

la libertad.

samiento”.

Hoy, sin embargo, no apreciamos los frutos de este

Recordar lo anterior es crucial para reflexionar so-

proceso histórico, que han sido precisamente exten-

bre el desafío permanente de nuestros cuerpos políti-

der las libertades cívicas a grandes masas humanas

cos, que no es otro que “anudar lo más estrechamente

mediante la articulación del Estado y la democracia

posible la libertad y la comunión”. A fin de cuentas,

en el contexto de un pueblo configurado como nación.

ahí reside la preocupación fundamental del autor. Sin

Según Manent, hoy el “Estado es cada vez menos so-

la nación —aquella mediación de mediaciones en la

berano y el gobierno menos representativo”. Esta era

que “todos los elementos de nuestra vida se unen y

de inédita “desgracia representativa” se explica en

adquieren sentido”—, ¿cómo será posible un mundo

parte por dos enormes artificios: la construcción eu-

compartido? ¿Acaso es posible vivir en un mundo des-

ropea, que adquiere vida propia, y el Estado garante

provisto de toda forma?

de derechos. Se trata de una lógica presente a lo largo

77


PE NSAR E L E S TADO. RE S E ÑA

Realismo y renuncia RODRIGO PÉREZ DE ARCE

Sobre Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2019), de Daniel Innerarity

A estas alturas, decir que las sociedades son cada vez más complejas es un lugar común. Como todo lugar común, tiene algo de cierto: fenómenos tales como el aumento en la velocidad en el intercambio de información; redes tecnológicas, sociales y financieras cada vez más sofisticadas; sociedades crecientemente diversas y conflictivas o empresas que concentran más poder que algunos Estados nacionales, confirman que el momento actual amerita una reflexión. El filósofo español Daniel Innerarity percibe que el desajuste entre realidad y las herramientas actuales de la teoría política podría estar en el origen de nuestras dificultades de comprensión. Sería un profundo error suponer que se trata de un problema puramente intelectual: no comprender bien los problemas impide tomar buenas decisiones, lo que tiene evidentes efectos prácticos. Este desajuste entre las categorías de la teoría política contemporánea y el mundo real plantea, al menos, dos problemas para la acción política. Por una parte, se trata de hacer calzar la realidad en esquemas excesivamente rígidos y limitados. No son solo intervenciones ingenuas, sino que implica también reducir sus múltiples dimensiones a poco más que un aspecto. Una de sus consecuencias es la moralización de lo público. Cuando no comprendemos, tendemos a reducir las posiciones políticas a “bueno” y “malo”. Algo similar se observa en nuestra aproximación a los populismos: los transformamos en poco más que una relación tóxica entre un líder carismático y un pueblo virtuoso, o los confundimos con pura demagogia, renunciando a priori a entender la compleja red de relaciones que constituye este fenómeno. La sobresimplificación también toca a nuestra clase política: muchos de sus exponentes parecen reducir todas las dificultades de conducción política al sistema presidencial o al esquema de la Constitución, bastando un cambio en el instrumento para generar los efectos deseados. Innerarity reconoce que esto plantea problemas prácticos de primer orden: la progresiva incapacidad de la política para procesar una realidad social compleja la vuelve a ella y al Estado impotentes. Al

78

mismo tiempo, devienen incapaces de responder a las crecientes expectativas que se depositan sobre ellos. Sobrevaloran su importancia, su capacidad de intervención, lo cual redunda en que orientan sus decisiones a hacer más de lo que puede. A la vez, no enfocan sus limitados recursos —económicos, pero sobre todo simbólicos y de conocimiento— hacia aquellos problemas donde efectivamente puede incidir. Estamos, por tanto, frente a una encrucijada de gran relevancia. Si nos tomamos en serio la propuesta del filósofo español, podemos proponer al menos dos categorías importantes para pensar el Estado. Primero, este se encuentra inserto en un sistema complejo, que sencillamente no puede controlar, por lo que conviene renunciar a la dirección completa de lo social o a cualquier intervención demasiado optimista respecto de sus capacidades. La contracara es que el Estado debe aceptar su interdependencia del entramado social, a veces más capacitado para abordar la complejidad del mundo. Esto choca, desde luego, con cierta lógica democrática, que empuja a los políticos a prometer cambios profundos y a veces radicales desde el Estado, lo que no puede producir sino frustración. La segunda categoría por incorporar es el tiempo, que nos lleva a pensar en el Estado como un proceso. El Estado siempre se está haciendo, y conviene reconocerlo como tal, incorporando puntos de apertura a lo social que permitan ajustes necesarios para devolverlo a su función de utilidad, articulando los diversos dominios sociales. Por último, es importante destacar la relevancia de la democracia en esta ecuación. A pesar de los crecientes problemas que ella enfrenta, Innerarity defiende sus bondades. Su dinamismo interno y su capacidad de autotransformación la vuelven un aliado en la articulación de nuestras dificultades. Ahí reside una clave de superación de este momento de crisis, permitiendo volver a vincular a gobernantes y gobernados. Todo esto es plausible, siempre y cuando estemos dispuestos a renunciar a las respuestas fáciles —incluyendo algunas del propio autor— y a afrontar el desafío con realismo.


La importancia de la forma MARIANA CANALES

Sobre Law and Leviathan. Redeming the Administrative State (Cambridge-Londres: Harvard University Press, 2020), de Cass R. Sunstein y Adrian Vermeule

Una manera de asegurar la justicia y el respeto a los

los autores, el marco que proponen permitiría “redi-

derechos de las personas ha sido aumentar las atribu-

mir” al “Estado administrativo” ante sus críticos.

ciones de la administración del Estado, lo que redunda

Law and Leviathan se hace cargo del aumento de

en un constante crecimiento del aparato burocrático.

los organismos públicos y su creciente incidencia en

Sin embargo, una de las grandes banderas de la tradi-

la vida diaria de las personas, una realidad tal vez

ción del liberalismo clásico es que la primera amenaza

inevitable, y proporciona una mirada novedosa para

a los derechos de las personas es justamente el Estado.

enfrentarla: las formalidades del derecho administra-

De ahí los mecanismos que buscan distribuir el poder

tivo son el mejor riel para la burocracia. Si la discusión

y evitar su concentración. ¿No es paradójico, enton-

en torno al tamaño o las facultades del Estado suele

ces, entregarle más atribuciones al mismo Estado bajo

destacar los riesgos de su eventual discrecionalidad o

el pretexto de dar protección a los ciudadanos?

la posible vulneración del principio de separación de

Esta y otras preguntas son las que motivan el libro

poderes, el libro añade otros elementos que ayudan

Law and Leviathan, de los profesores de Harvard Cass

a robustecer el debate. En ese sentido, y aunque está

Sunstein y Adrian Vermeule. El objetivo de los autores

escrito para el contexto estadounidense —el libro está

—Sunstein, un demócrata liberal, y Vermeule un con-

estructurado en base a leyes, reglamentos y prece-

servador posliberal— es ofrecer una concepción de la

dentes norteamericanos—, es sin duda un aporte para

administración plausible y persuasiva para quienes

el contexto chileno.

sostienen visiones contrapuestas sobre el Estado. Tal

Si bien la aproximación es novedosa y útil, también

aproximación permitiría sacar el mejor provecho al

deja abiertos algunos flancos. Por ejemplo, no se hace

aparato estatal para promover el bien común. La prin-

cargo satisfactoriamente del problema de la falta de

cipal objeción que encuentran es que la administra-

credenciales representativas de la administración. ¿Es

ción pública ha usurpado funciones que corresponden

irrelevante que quien dicte reglas no sea elegido por

al legislador y a los tribunales, aumentando notable-

los ciudadanos directamente? Tampoco queda claro,

mente su poder y haciendo muy difícil su control. En

aunque sí toca el tema con bastante detalle, qué su-

ese escenario, el riesgo de que la burocracia se com-

cede en aquellas situaciones en que el actuar de los

porte de manera arbitraria y abusiva es permanente.

organismos públicos excede el ámbito meramente

Frente a esto, Vermeule y Sunstein afirman que el

jurídico. En tales casos no pueden aplicarse los prin-

problema no es que los funcionarios del ejecutivo dic-

cipios que los autores identifican; entonces, ¿cómo

ten reglas ni que resuelvan controversias, sino que al

se controla a los funcionarios en dichas situaciones?

hacerlo deben someter su actuar a ciertos principios

Una pregunta interesante que puede formularse es si

formales: el sometimiento de los funcionarios a sus

acaso hay razones poderosas para defender una ver-

propias reglas, que estas no sean retroactivas o que

sión clásica de la separación de poderes que, al mismo

sean lo suficientemente generales para guiar la con-

tiempo, pueda hacerse cargo del crecimiento de la ad-

ducta. Los autores argumentan que tales principios,

ministración.

a los cuales llaman “la moralidad interna del derecho

Con todo, Law and Leviathan es un aporte para pen-

administrativo”, tienen la virtud de disciplinar su ac-

sar en el Estado desde el punto de vista del derecho.

tividad y evitar los riesgos denunciados por quienes

En él pueden encontrarse claves interesantes para

miran con recelo el crecimiento del aparato público.

evaluar el funcionamiento del aparato administrati-

Su argumento se inspira en Lon L. Fuller, quien iden-

vo y para preguntarse en qué medida este es capaz de

tificó tales principios (los llamó desiderata) como ele-

promover el bien común.

mentos fundamentales del Estado de derecho. Según

79


OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA



LORE M IPS U M. E NSAYO

Patria amarga JUAN IGNACIO BRITO

“Y

o no debo ser feliz. Me lo prohíbo. No se

que deja de pagar el impuesto revolucionario a

me ocurre mayor crimen que ser feliz”. Así se

ETA y por ello cae asesinado; la segunda, mujer

lamenta uno de los protagonistas de Patria, la

del pusilánime Joxian y, sobre todo, madre de

serie de HBO que llevó a la pantalla chica la no-

Joxe Mari, el joven que se convierte en soldado

vela homónima de Fernando Aramburu. El dolor

etarra y que, como parte del Comando Oria, ase-

que cruza de punta a cabo este relato, a la vez tan

sina y siembra el terror hasta que es detenido y

vasco y universal, deja poco espacio a la sonrisa y

enviado a una cárcel en Andalucía.

solo abre algunas rendijas a la ilusión. A algunos

Bittori quiere saber la verdad sobre la muer-

el sufrimiento los libera; en Patria, por el con-

te de Txato y para ello vuelve al pueblo en 2011,

trario, pesa como un yunque sobre las espaldas

justo cuando ETA renuncia para siempre a la vía

de las dos familias alrededor de las cuales se es-

armada. Han pasado veintiún años desde el ho-

tructura la narración: los Lertxundi, que padecen

micidio de su marido, y su arribo echa sal sobre

el asesinato de su padre, y los Garmendia, que

heridas mal cicatrizadas, tanto en la relación

pagan las consecuencias de que uno de sus hijos

de ella con sus dos hijos como con sus antiguas

abrace la causa de ETA.

amistades perdidas. Desde que salió del pueblo

A la cabeza de cada una de estas familias es-

donde ocurrió el crimen, ubicado en las cerca-

tán las dos protagonistas de la historia: Bitto-

nías de San Sebastián, no ha vuelto a hablar con

ri y Miren. La primera, casada con Jesús María

Miren, su examiga. Han quedado en bandos irre-

Lertxundi, el Txato, empresario del transporte

conciliables: Bittori es la viuda de una víctima de

82


ETA; Miren, la madre de un combatiente por la

Hay aquí un mensaje con pretensiones univer-

independencia de Euskal Herria que ha recurrido

sales. Este último ámbito provee quizás más

al terrorismo como mecanismo de lucha.

material digerible para el público global, no es-

La desgracia que cae sobre ambas familias es la misma que azota al País Vasco, retratado como

pecialmente cercano a las pasiones que despierta el separatismo vasco ni conocedor de este.

un lugar de gente endurecida donde no para de

Aunque Patria construye personajes utilizando

llover y en el que el sol se deja ver poco. Patria va

con destreza los grises, en el trasfondo de esta

y viene entre el pasado y el presente para mostrar

historia hay un villano evidente y sin matices,

esa pena acuciante que tortura a los Lertxundi y

verdadera causa del dolor que exuda la serie. No

los Garmendia, consecuencia directa de la vio-

se trata, como podría pensarse, del terrorismo

lencia y la división que provocaron los años de

violento, que asoma aquí como un brote inde-

plomo de ETA. Durante cinco décadas, la banda

seable de un mal mayor. El malo de la pelícu-

terrorista segó vidas, mutiló familias, impuso el

la es el nacionalismo. Es este el que conduce al

miedo a comunidades enteras, embarcó a jóve-

asesinato, la traición, la insensatez, la cobardía

nes extraviados en una ilusión sin destino y des-

cómplice, la pasión desenfrenada que lleva a la

pertó la respuesta represora del Estado español.

violencia, el borreguismo que hace imposible

Todo en nombre de la soberanía de Euskal He-

distinguir la consigna de la realidad. Nada más

rria, la patria vasca reparti-

antimoderno e iliberal que

da entre el sur de Francia y el

ese sentimiento primitivo

norte de España. La tragedia vasca es el tema principal de Patria, un drama que no deja ganadores y en el cual el ca-

La naturaleza destructiva del nacionalismo que exhibe Patria no responde solo a

que les nubla el juicio a todos los que amparan “la lucha”. Quizás por eso es Joxe Mari, al que su propio padre iden-

mino hacia la redención se

la injustificable actividad

tifica como un gandul y al

hace cuesta arriba, aunque

criminal que desplegó ETA.

que más tarde se le muestra

no irremontable. Es esa ruta de reencuentro la que intentan recorrer los

También obedece a esa mirada despreciativa que lanzan

protagonistas. En una pri-

los modernos a quienes no

mera lectura, la historia de

profesan su credo.

Patria incluso puede pare-

como un homofóbico, el que se deja seducir por el canto de sirena de ETA, y no Gorka, su hermano menor poeta y homosexual; ni tampoco su hermana Arantxa, todo ella

cernos familiar a chilenos y latinoamericanos en

sentido común, afectada por su propia desgracia

general, con la conmovedora y difícil búsqueda

personal al sufrir un derrame que la deja semi-

de la verdad por parte de una mujer a la que un

paralizada. Y por eso también es que el cura don

crimen político ha dejado viuda. La verdad que

Serapio identifica la causa religiosa con la nacio-

persigue Bittori pasa por el reconocimiento, el

nalista, en un maridaje de dogmas del que es ne-

arrepentimiento y el perdón, y tiene como meta

cesario sacudirse si se aspira realmente a superar

una eventual reconciliación, aunque cada uno de

la violencia. Esto último es precisamente lo que

esos pasos parezca improbable en medio de un

hace Bittori, quien antes fue creyente y devota de

ambiente donde todavía quedan muchas cuentas

la Virgen del Pilar, pero que ahora ha perdido la

por saldar y en el que prevalecen la desconfianza

fe y reniega de Dios.

y un dolor que desgarra.

Incluso más que el idealista Joxe Mari, es Miren

Pero la serie está lejos de agotarse ahí. No en

la mejor exponente en la serie de ese nacionalis-

vano Patria fue producida por HBO Europa para

mo tóxico del que Patria invita a tomar distancia.

su distribución internacional. El relato micro,

Poseída, como le dice su marido, por la “fiebre

íntimo y de pueblo no es todo lo que ofrece. No

borroka”, ella va a todas las marchas separatis-

es esta una historia solo para provincianos, sino

tas, vocifera consignas, está orgullosa de su hijo

también —principalmente— para cosmopolitas.

terrorista, cree en la causa por la independencia,

83


LORE M IPS U M. E NSAYO

desconfía del Estado español, sus instituciones y

domesticado, dispuesto a renunciar a mucho de

su prensa, mandonea de lo lindo al cobarde Jo-

lo que caracteriza y hace única a su tribu. Patria

xian, y mira con hostilidad al marido de su hija

reduce la complejidad nacionalista a apenas dos

Arantxa, cuyos apellidos le parecen sospechosa-

formas de expresión que combaten en un ring

mente españoles. La muy católica y nacionalista

inclinado: en este rincón, la violencia asesina

Miren es antipática y resentida. Considerando el

y dogmática al estilo ETA; en la otra esquina,

discurso que prevalece en Patria, no podría ser de

la renuncia que pone a la nación en camino de

otra forma.

fundirse en el magma de una cultura dominante

El miedo de Joxian, por su parte, es el de la

que solo admite concesiones cosméticas. Atra-

mayoría silenciosa aterrorizada por el impulso

pada en un argumento maniqueísta que pinta la

asesino y matonesco de ETA. Ese que utilizaba a

realidad con una brocha gorda y que no ofrece

jóvenes desorientados como Joxe Mari y su ami-

más que versiones polarizadas, la serie cae en su

go Jokin, quienes parten a Francia a recibir en-

propia trampa y se decanta en favor de la segun-

trenamiento terrorista y vuelven convertidos en

da versión: si se quiere evitar la patria amarga

máquinas dispuestas a eliminar a todo aquel al

que emerge por todos lados en la serie, lo más

que la jerarquía etarra apunte con su dedo asesi-

conveniente sería alejarse de las convicciones

no. “Les calientan la cabeza, les dan un arma… y

identitarias profundas, dogmas que conducen

a matar. Se creen héroes porque llevan pistola”,

irremediablemente a ese dolor que les quita el

acusa desolado Josetxu, el carnicero del pueblo y

oxígeno a los personajes de este drama.

padre de Jokin.

No hay lugar aquí para una respuesta naciona-

La naturaleza destructiva del nacionalismo

lista benigna que sirva como dique de contención

que exhibe Patria no responde solo a la injus-

contra el imperialismo social, económico y polí-

tificable actividad criminal que desplegó ETA.

tico que se impone desde unas alturas insonda-

También obedece a esa mirada despreciativa que

bles; no hay comunidad que sirva como escudo

lanzan los modernos a quienes no profesan su

de protección ante los designios de una buro-

credo, aquel que asegura que nada bueno puede

cracia europeísta que no responde a nadie, solo

provenir de un sentimiento que encarna la irra-

tolera las diferencias que considera inofensivas,

cionalidad, que separa y excluye, que se aferra a

construye una jaula de oro que alienta una diver-

sospechosas certezas allí donde todo debería ser

sidad ideológicamente concebida y uniforma en

relativo o, al menos, brumoso. Patria no permite

todo lo demás, desde la moneda hasta las normas

sino un nacionalismo en la versión light de Gor-

de etiquetado de alimentos. Tampoco para un

ka, quien escribe poesía en euskera y se horroriza

orden político nacional que considere positiva-

ante la violencia etarra, pero no ante la cultura

mente los lazos de lealtad mutua que fortalecen

progresista que permea su propia existencia y

y cohesionan las colectividades humanas al alero

amenaza la identidad nacional. El de Gorka aso-

de una nación, según ha descrito Yoram Hazony1.

ma a primera vista como un nacionalismo consciente y pacífico, pero más bien luce como uno

84

1 Yoram Hazony, The virtue of nationalism (Nueva York: Basic Books, 2018).


Menos aún para consideraciones como la ade-

de tortura. Hubo críticas, pues algunos inter-

lantada por Pierre Manent, quien sostiene que

pretaron la imagen como una igualación moral

si la referencia nacional fuera ahogada y desa-

entre los que padecieron el terrorismo y quienes

pareciera, si fuera dispersado lo que mantiene

lo perpetraron. La cosa, sin embargo, no pasó a

unidos a sus miembros, “cada uno de nosotros

mayores. El afiche fue retirado y la controversia

se convertiría en un extraño, un monstruo para

murió pronto. Es muy apropiado que haya sido

sí mismo”2. Patria no está para ese tipo de suti-

así: Patria es una serie de excelente factura téc-

lezas. Para la serie, como el único nacionalismo

nica, leal con el libro que la inspira; escrita, ac-

posible es la versión cavernícola y cruel de ETA,

tuada, producida y dirigida con sobria elegancia

el mejor nacionalismo es aquel que ha muerto en

y aplomo. Pero está muy lejos de ser polémica,

vida bajo la imposición domesticadora moderna.

desafiante o rompedora de esquemas. Todo lo

La promoción de Patria causó polémica porque

contrario: si hubiera que calificarla en pocas pa-

uno de los afiches que usó HBO ponía en un lado

labras, podría afirmarse sin dudas que brilla por

a Bittori abrazando el cuerpo asesinado de Txato

su corrección política.

y en el otro a Joxe Mari bajo un aparente régimen

2 Pierre Manent, Democracy without (Wilmington: ISI Books, 2007), 4.

nations?

La novela de Fernando Aramburu, publicada en 2016 por Tusquets, se convirtió rápidamente en un éxito de ventas. En 2020, HBO estrenó la serie televisiva con la adaptación de la historia de Bittori y el asesinato de su marido.

Juan Ignacio Brito es periodista por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Master of Arts in Law and Diplomacy por el Fletcher School en la Universidad de Tufts, EEUU. Fue decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes, donde actualmente ejerce la docencia, además de ser investigador en el centro Signos de la misma casa de estudios. Ha trabajado en distintos medios de comunicación, como El Mercurio, El Metropolitano, Qué Pasa, La Tercera y El Líbero.

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LORE M IPS U M. E NSAYO

Ramón Andrés: lo escuchado, lo pensado, lo suficiente MARISOL GARCÍA

A

cada ensayista, sus hastíos. Los tiene tam-

pelo blanco ni habría tenido tantos disgustos —

bién Ramón Andrés (Pamplona, 1955), aunque

insistió en ese café de Pamplona, durante el pe-

en su caso se trate de un agobio escaso, por lo

riodo en el que ajustaba detalles del libro que, al

excepcional de la calificación: “No sabes cómo

fin, fue publicado en noviembre pasado, Filosofía

me gusta que digas eso porque estoy cansadísi-

y consuelo de la música (Acantilado, 2020).

mo de que me llamen sabio y erudito”, respondía

Que a Ramón Andrés le incomoden las des-

el autor navarro en nuestro encuentro de 2019 al

cripciones laudatorias no le quita a su obra un

preguntarle si no se vuelve incómodo ver el par

ápice de contundencia. A Filosofía y consuelo de

de adjetivos en casi cada reseña sobre su trabajo.

la música, el diario El País lo calificó como «una

—No soy ni una cosa ni la otra. Aunque sue-

hazaña», y en la respectiva entrevista al autor

ne muy raro en un ensayo o en un diccionario,

debió entregarse al deslumbramiento que hasta

procuro dentro de todo hacer literatura, sin des-

ahora causa su conquista: “Es el último [libro]

virtuar el contenido científico. De esas prosas

que escribo de este tipo; otro como este, y no lo

crípticas, plúmbeas, procuro huir. Sé que soy

cuento —comentaba allí—. Era una deuda con-

minucioso, mi carácter es así también, la verdad,

migo mismo. No existen precedentes de algo así,

y a mí trabajar de esa manera, lentamente, me

tampoco fuera de España. Al menos, yo no los

evita sufrimiento. Comprobar, buscar, leer mu-

conozco”.

cho, me cura, por decirlo de algún modo. ¡Pero

Con 1168 páginas, quinientas fuentes bi-

no soy un erudito! Si lo fuese no tendría tanto

bliográficas y un recorrido milenario y sin

86


comparación por los vínculos entre pensamiento

Monteverdi. “Lamento della Ninfa”); el oficio, ar-

y música (desde los presocráticos hasta la Ilus-

tesanía y sasociaciones en torno a los instrumen-

tración), cuesta atribuir este libro a un autor que

tos (El luthier de Delft; Diccionario de instrumentos

no sea…, bueno, al menos digamos que apabu-

musicales: Desde la antigüedad a J. S. Bach); y el

llantemente estudioso.

cruce de audición y cultura (El mundo en el oído),

“La cara opuesta a la de tantos charlatanes

casi todos publicados por la editorial barcelo-

mediáticos de nuestro mundo actual. Parece que

nesa Acantilado. Su impresionante y premiado

Ramón Andrés lo sabe todo y conoce la manera

Diccionario de música, mitología, magia y religión

de relacionar bien cuanto sabe”, se lee sobre él

dejó hace ocho años fuera de contienda a quien

en una web catalana; aunque en La Vanguardia

busque exponer la simbología e inspiración del

eligen más bien la perplejidad: “¿Cómo puede

vínculo entre nuestros cantos y los dioses, con

alguien saber tantas cosas, sobre temas tan di-

sus 1776 páginas como elocuente medida de su

versos, saberlas tan bien, y explicarlas con tal

excepción.

claridad?”.

A cada obra, sus desmesuras. Ramón Andrés

Viajes por toda Europa ocuparon la juventud de

es un escritor con más de treinta publicaciones

Ramón Andrés, cuando su oficio temprano en el

—además de las ya descritas, cuenta con otras

canto lo especializó en el repertorio medieval y

muy recomendables en ensayo, poesía, aforis-

renacentista. La vida adulta de intérprete frente

mos y traducciones— y rigor certificado por

a una audiencia aparecía entonces como un des-

premios como el Príncipe de Viana de la Cultura

tino asible, pero precisamente ese movimiento

2015, ante cuya hondura de pensamiento y apor-

sin pausas ni silencios lo hizo renunciar. La mú-

te como referencia de investigación se vuelve

sica dejó entonces de ser oficio para convertirse

casi inevitable jugar a la hipérbole calificativa.

en saber. O “una forma de estar en el mundo”, en sus palabras.

“La capacidad para fascinarse y fascinar de Ramón Andrés es ilimitada. Y su ensayismo, una

Con la mayoría de edad y la guía libre del au-

aventura humanista que resulta una maravillosa

todidacta, comenzó a estudiar filosofía. Vivía

excepción en este país y en esta época”, lo hala-

entonces en Barcelona, participaba de diversos

gan en La voz de Galicia.

proyectos editoriales, y fue miembro fundador

Publicaciones suyas sobre el silencio (No sufrir

de Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura,

compañía. Escritos místicos sobre el silencio (si-

recordada revista sobre ciencias sociales. Diso-

glos XVI-XVII), 2010), el suicidio (Semper dolens.

ciar filosofía y música ya era no solo imposible,

Historia del suicidio en Occidente, 2015) y la ins-

sino también innecesario. El joven excantante

piración filosófica que le despiertan estímulos

descubría, sin referentes cercanos, que su ofi-

cotidianos (Pensar y no caer, 2016) lo instalan

cio musical podía servir como una categoría de

como un atípico pensador europeo. Uno que acu-

estudio de las humanidades. “Lo extraordinario

de antes a aquello que lo remueve íntimamente

de la relación entre la música y la filosofía —dice

que a lo que lo pueda acomodar en el debate y la

en su último ensayo— es que nunca ha consti-

(auto)promoción editorial. Residente de un pue-

tuido un fenómeno decreciente; la historia así lo

blo en el valle navarro del Baztán, Ramón Andrés

confirma: son dos formas ontológicas, dos vías

ha conseguido hacer reconocible, renunciando

fundacionales, dos caminos implicados en el co-

al trajín protagónico del intelectual profesional

mienzo, dos maneras de inquirir y buscar” (403).

urbano, una asombrosa propuesta de reflexiones que articulan música, pensamiento y ética en in-

Su reciente Filosofía y consuelo de la música se

tercambio natural con el pasado y con el desa-

suma a extraordinarios libros previos sobre his-

rrollo del propio conocimiento “como una forma

toria de la música en los que Ramón Andrés ha

de responsabilidad”, en sus palabras.

mostrado el detalle de su cultivada admiración por compositores del Barroco (Johann Sebastian Bach. Los días, las ideas y los libros; Claudio

87


LORE M IPS U M. E NSAYO

En esa vocación por la excepcionalidad de un

“Ciertamente, la música proporciona los princi-

saber forjado a solas y sin alardes, Filosofía y

pios de todo, y la filosofía sus cimas”.

consuelo de la música constituye una empresa

Así, música y pensamiento aparecen a lo largo

enorme, coherente con el ánimo de quien escribe

de la historia en estudios y tratados sobre nú-

desde la convicción de que la música no es (solo)

meros y proporciones, armonía de la naturaleza,

un arte expresivo de alimento espiritual, sino

proyecciones cósmicas, organización de la polis,

“una de las vertientes del saber, pero no es una

educación de los niños (ya Aristóteles sugería en

más. Se trata de una auténtica sophia. Y por más

la Política distraerlos con un sonajero, y se exten-

decir: la música y la filosofía conforman a menu-

dió luego en la metáfora de que “la educación es

do un lazo tan estrecho que pueden considerarse

un sonajero para los muchachos mayores”). Mú-

indisociables”.

sica como ética y como catarsis, como guía para

El libro arranca con una cita de Elias Cane-

la vida en comunidad y la propia organización

tti: “La música es el mayor consuelo por el he-

interior. Compañía para el duelo, moderadora de

cho mismo de que no crea palabras nuevas”. Y

las pasiones, mitigadora del miedo y herramienta

luego no cesa de ordenar lo mucho recopilado

de autoconocimiento. Cómo negar su relevancia

para probar que el sonido, la

social o no ver su incidencia

melodía, el ritmo y el canto

empírica en nuestra rutina:

contribuyen no solo a conocernos y a moderar nuestras

Cómo negar su relevancia

aflicciones, sino a que poda-

social o no ver su incidencia

mos, además, conducir una vida mejor. Aristóteles llamó al oído “el sentido de la dis-

empírica en nuestra rutina: ante la prueba categórica de

ante la prueba categórica de la eternidad de una canción y la fehaciente propiedad terapéutica de una melodía no queda más que rendirse: “La música, el consuelo, la filo-

ciplina”. Con un mismo sen-

la eternidad de una canción

tido sobre su guía, Ramón

y la fehaciente propiedad

la misma cosa. Sirven para la

Andrés elige la siguiente

terapéutica de una melodía no

extrañeza que se siente en

comparación: “Primer receptor de lo invisible, el oído

queda más que rendirse

es un lazarillo”.

sofía, pueden convertirse en

el mundo. Sirven, también, para lo inexplicable que se siente al abandonarlo. Las

El vínculo entre el escuchar y el pensar era in-

tres prestan auxilio. La música es una forma de

quietud intelectual siglos antes de que pudiese

pensar consolatoria. La filosofía es una música

quedar registro del sonido. Escribieron sobre ello

consolatoria. El consuelo es una música que fi-

Pitágoras y san Agustín, Boecio y Tomás Moro,

losofa” (488).

Giordano Bruno y Robert Burton, Dante y Montaigne. Platón atribuía a la música “movimientos

La más reciente publicación de Andrés se enlaza

afines a las revoluciones que poseemos en nues-

con los mismos tratados clásicos a los que él

tra alma” y Emil Cioran reconocía vivir “el opro-

hace referencia. Los de Aureliano de Reome

bio de no ser músico” (en Ese maldito yo, anota

(800-850), Boecio (477-524) y Marin Mersenne

el rumano una máxima preciosa: “Hay miradas

(1588-1648), entre muchos. Lo anima un com-

como destinadas a consolarnos de todas las me-

promiso comparable al de los autores clásicos, su

lodías que no hemos oído”).

mismo rigor y vocación abarcadora, una similar

Si la música es una forma de filosofía, refrenda

factura como de artesano del intelecto, un mé-

Andrés, “lo es por tratarse de un lenguaje, lo es

todo lento y ajeno a cualquier cálculo (nada hay

porque tiende a la esencia, lo es porque condu-

aquí que pueda calificar como tendencia editorial

ce a un pensar, y, por lo tanto, a acercarse a la

ni académica, la verdad).

verdad”. Y veintiún siglos antes de esa redac-

Aunque no se trata de un texto críptico, dejar-

ción suya, el griego Arístides Quintiliano ubi-

lo a nivel de divulgación sería reducirlo: al autor

caba una y otra en relación complementaria:

navarro se le lee como una referencia capital y

88


—¿Se ha convertido esa minuciosidad en un método? —Esto puede sonar a petulante, quizá: visto desde afuera puedo tener una vida aburrida, monótona, pero yo no tengo ningún día igual a otro. De verdad. —Lo creo. —Trabajo de manera pero ¡apasionada!, como no te puedes hacer una idea. La lectura me va dando sorpresas cada día. Es un ir aprendiendo, cada día… yo no sé qué es el aburrimiento. Y ahí soy feliz. Hacia la mitad de Filosofía y consuelo de la música aparece una reflexión reveladora de esa excepcional dinámica de diálogo e intuición que es una de las marcas en la obra de Ramón Andrés. Tiene que ver con la ignorancia, o más bien con la bienvenida humildad intelectual junto a ella: “No es necesario entender de música para que nos gobierne e instruya, nos alegre y, sobre todo, nos consuele. Ella, de algún modo, se basta para familiarizarnos con el misterio o, si se quieuna invitación insospechada de autoridad acorde con su objeto de estudio, que es hondo e inmemorial. Recuerda él mismo en un pasaje: “La música es por supuesto más antigua que la literatura, quizás porque el sonido guarda una propiedad fundacional, está en el cimiento de las cosmogonías más elaboradas y decisivas; las promueve, las argumenta y acompaña. Por eso se halla más cerca del arquetipo que de la palabra. El oído no sucumbe a las tinieblas como lo hace la vista; tampoco la noche le impide recoger la sonoridad de un mundo que durante el día ha sido conjetura y, llegada la oscuridad, se vuelve

re, con lo inexplicable. Nos lleva a frecuentar lo que no entendemos y que, en el fondo, es lo más sustancial en nosotros. No entender, no saber” (656). —La mía es una mirada de respeto al pasado y, por lo tanto, a la memoria, que es algo que estamos perdiendo. Me gusta buscar entre cosas viejas, para decir: mira, esto que teníamos es muy bueno también hoy. Yo entiendo que ahora vivimos en una lógica de mercado tan erosionante, tan hegemónica, que ha fomentado un individualismo (que se ha convertido en narcisismo) vendiéndonos el credo de que cada uno es distin-

revelación” (21).

to. Siendo que, más bien, lo que hay es una masa

Toda excepción es solitaria. En nuestra entre-

tandarizados, inculcados por este sistema. Y en-

vista en Pamplona, el autor recordaba un avance intelectual forjado al margen de los colectivos políticos e ideológicos de su tiempo, e incluso del ánimo sacudidor del posfranquismo. —Conocí entonces gente magnífica, pero la consigna que prevalecía era: “A mí nadie me manda”, y recuerdo un narcisismo, un ego, que me fue alejando. Y entonces mi trabajo ha sido, sí, muy por mi cuenta, de vivir bastante al margen; de leer muchísimo, muchísimo.

homogénea que obedece a gustos totalmente estonces asomarse y decir: también existen otras cosas, hay vida en otros lugares, en otras formas de saber… —Aunque no ha sido su explícito objetivo, sus textos y entrevistas han terminado por cruzarse con una reflexión ética más amplia. —Y, sí: es algo que me interesa, porque nunca he vivido ajeno a mi realidad. Mi propuesta, digamos, no le dice a nadie qué hacer, pero sí es una invitación a pensar. Siempre digo que una

89


LORE M IPS U M. E NSAYO

gran revolución sería saber vivir con lo necesa-

convivimos, recuerda Andrés, salvo conformar-

rio. Que es mucho ya: tener lo necesario (no digo

nos con sabernos ajenos a la avaricia infinita por

que menos), con toda la purificación que algo así

riqueza y poder: “Cada uno debe comportarse a

instalaría en un sentido físico, ecológico, inte-

tenor de lo que es. Lo suficiente es bueno; con

lectual. Pero, no: estamos saturados, sobreali-

lo necesario se está cumplido. No debe pedirse

mentados, en todo sentido. Y en medio de la poca

más”. En la obra y en el método de este escritor

incidencia que uno pueda tener al medio de todo

contemporáneo se intuye la presencia de tan no-

esto, no renuncio a decirlo. Y en ese sentido te-

ble y discreta aceptación liberadora.

nemos muchas cosas que aprender del pasado. Sin jamás idealizar, porque el ser humano es lo que es. Hemos sido unos salvajes, muy brutos, en las pasiones, en ambiciones. Pero hay una fortuna y es que tenemos numerosas fisuras, y somos indomables, para bien y para mal. Hoy tenemos mucho más conocimiento que hace dos mil años: aprovechémoslo. El último libro de Ramón Andrés cita la antigua Consolación de la filosofía (524), de Boecio: “Tú mismo, que tan inquieto estás y sientes escalofríos al pensar en la pica y la espada, si hubieras emprendido sin equipaje el camino de la vida pasarías cantando ante el ladrón”. En reveladores diálogos con la Filosofía sobre la Fortuna, la Retórica y la Música, el filósofo y poeta latino

Filosofía y consuelo de la música

expone allí que a quien se aflige le azuza su do-

Autor: Ramón Andrés

lor constatar que a veces lo mejor cae sobre los

Barcelona: Acantilado, 2020

peores. Nada podemos hacer contra esa injusta

Páginas: 1168

repartición de ventajas y aflicciones con la que

Marisol García es periodista, y se ha especializado en música popular y canción chilena. Ha escrito y editado numerosos libros, entre los que destacan Canción valiente. 1960-1989. Canto social y político en Chile (Ediciones B, 2013), Llora, corazón. El latido de la canción cebolla (Catalonia/CIP-UDP, 2017), Claudio Arrau (Hueders, 2018) y Lucho Gatica (Hueders/SCD, 2018). Además, es coeditora del sitio MusicaPopular.cl y parte del equipo que organiza el festival IN-EDIT, que se concentra en la exhibición de documentales y cine musical.

90


Las musas de la ira CARLOS AMUNÁTEGUI PERELLÓ

L

a Ilíada es un canto a la ira. Menín aeide Thea;

¿Es que el mundo ha empeorado radicalmente

“Canta a la rabia, oh, diosa”, dice Homero en

en los últimos años? Aunque en los países desa-

su primer verso. Hoy el mundo es el canto de un

rrollados la distribución de la renta ha empeo-

enojo profundo que se materializa en muchas

rado en los últimos cuarenta años, esto no es

ocasiones en motines callejeros. Si el fenómeno

aplicable a todos los contextos en que se ha pro-

estuviese exclusivamente radicado en Chile, la

ducido un estallido social; en Chile, por ejemplo,

explicación debería ser local. No obstante, todas

ha mejorado. Retrocedamos solo diez años y ve-

las grandes ciudades han tenido su semana de

remos que las mismas causas que se esgrimen

odio, que en ocasiones se ha extendido por me-

como argumentos de tales movimientos sociales

ses. Portland, París, Barcelona, Londres o Nueva

tienen al día de hoy mejores índices: las mujeres

York han tenido sus propias saturnales de vio-

tenían menores y peores oportunidades labora-

lencia provocadas por motivos disímiles, como la

les y se hallaban en un contexto de mayor silen-

igualdad racial, la política laboral, el proteccio-

cio frente a la posibilidad de acoso, las parejas del

nismo económico o el nacionalismo demagógico.

mismo sexo no podían contraer uniones legales

Muchas de estas causas son comprensibles, pues

estables, los pobres tenían un acceso precario y

la mayor parte de las motivaciones que hacen es-

costoso a la educación superior, la renta estaba

tallar a las poblaciones lo son, pero el resultado

peor distribuida y el país tenía solo dos sectores

común fue hacer tambalear el orden político y

políticos que se repartían el poder merced del

hasta constitucional.

sistema binominal. A nivel mundial, podríamos 91


LORE M IPS U M. E NSAYO

hacer exactamente el mismo análisis para cual-

el piso con todos los modelos vigentes a la fecha

quiera de las ciudades que han experimentado

en la tradicional competencia ImageNet. Esta

fenómenos de violencia callejera en los últimos

última era la más famosa competencia de reco-

meses.

nocimiento de imágenes por sistemas informá-

Otro factor llamativo es la radicalización po-

ticos, instaurada en 2005, y que desde entonces

pular. Todos estos movimientos son acéfalos,

establecía el estándar de capacidad de la indus-

con tenues vínculos con el aparato político tra-

tria informática. Esto atrajo la atención de todos

dicional, nacidos de las propias entrañas de la

los medios de comunicación y, sobre todo, de las

sociedad. Son similares a los movimientos moti-

grandes compañías que hoy en día dominan la

nescos que podemos observar históricamente en

red. La técnica introducida por Alexnet consis-

las insurrecciones apolíticas del imperio Bizan-

te en alimentar el modelo con ejemplos sacados

tino, como la revolución de Nika, las jaquerías

de los bancos de datos acumulados por el uso

del siglo XIV o los movimientos comunales de

de internet, de manera que el modelo aprenda

Castilla del siglo XVII. Es decir, son movimientos

a predecir un resultado a partir de dichos ejem-

insurreccionales sin ideología clara, muy dis-

plos. Así, por ejemplo, en Google Cats el modelo

tintos a la Revolución francesa o a la de Octubre

aprendió a reconocer a estos animales en cual-

de 1917, dominadas completamente por grupos

quier video a partir de muchos ejemplos de You-

radicales que ofrecían una cosmovisión práctica

Tube donde los propios internautas etiquetaban

capaz de modificar el panorama social, político y

gatos. Las compañías proveedoras de servicios

económico.

en internet se dieron cuenta rápidamente de su

La pregunta básica que puede formularse es si

utilidad, toda vez que estos algoritmos podían

existe algún factor común que logre explicar la

volver sus modelos de negocios más eficientes.

radicalización generalizada de grupos impor-

Así, en solo un año, Alphabet (matriz de Google),

tantes de la población en diversos países, su-

Apple, Amazon y Facebook se transformaron en

ficiente para reducir algunas de las zonas más

compañías que se centraban en la inteligencia

prósperas del planeta a campos informales de

artificial como arquetipo de negocios.

batalla, sin una ideología clara que las sustente.

Vale la pena recordar que el internet de hoy es

¿Cuál es la musa que canta la ira en tantos y tan

muy distinto a los sueños libertarios de la dé-

diversos oídos?

cada de los noventa. En sus orígenes se imagi-

Hay pocos factores de un alcance global y que

naba que internet se convertiría en un espacio

sean suficientemente recientes como para expli-

de intercambios virtuales donde los sujetos se

car estos estallidos. Uno de aquellos fenómenos

moverían libres de cualquier influencia estatal,

es el surgimiento de nuevas técnicas para mode-

comercial o ideológica. La aplicación de modelos

lar algoritmos de inteligencia artificial. En efec-

de inteligencia artificial a las grandes compañías

to, hace solo diez años, hablar de inteligencia

de internet provocó que sus servicios se tornasen

artificial sonaba a uno de tantos futuros fallidos

más eficientes; su propio éxito atrajo, a su vez, a

al estilo de los Supersónicos o la colonización de

más clientes, incrementando su efectividad, con

los anillos de Saturno. La idea había salido de la

lo cual un mayor número de usuarios se hicieron

palestra, los viejos sistemas de la década de 1980

adeptos a ellas, lo que volvió a reforzar el ciclo.

habían quedado desacreditados, y las últimas

Hoy en día, internet se encuentra dominado por

victorias propagandísticas, como la máquina de

un pequeño oligopolio de gigantes. Existe una

jugar ajedrez que era Deep Blue, se diluían y ni

barrera divisoria entre Oriente y Occidente, don-

siquiera la voz inteligencia artificial estaba en

de en China y sus satélites forman un sistema

uso. No obstante, en 2012, AlexNet, un algoritmo

aparte, mientras que en Occidente cuatro gigan-

modelado a través de la vieja técnica de las redes

tes dominan la escena, Alphabet, Apple, Ama-

neuronales, pero potenciado con la abundancia

zon y Facebook, es decir, las mismas que fueron

de datos generada por dos décadas de uso masivo

pioneras en la adopción de inteligencia artificial

de internet y procesadores más poderosos, barrió

para sus modelos de negocios.

92


La inteligencia artificial fue capital para esta-

mayor visibilidad que las demás. Si estos peligros

blecer el control de internet por parte de estas

se vinculan con grupos de personas, ideologías

compañías, y su uso es uno de los cambios más

o segmentos sociales sobre los cuales recae un

importantes a nivel social que se ha experimen-

prejuicio de riesgo, entonces se genera una fide-

tado. Los algoritmos que utilizan las grandes

lización de los sujetos al proveedor de este tipo

compañías de internet tienen un objetivo claro

de contenidos.

y sencillo: maximizar las interacciones que los

Los algoritmos aprendieron a explotar no solo

usuarios realizan a través de sus plataformas;

la sensación de peligro, sino también el senti-

esa es su función objetiva. Cada vez que un inter-

miento de odio y temor, a fin de maximizar las

nauta realiza una interacción, el algoritmo recibe

interacciones sociales que se producen en las di-

un refuerzo positivo, por lo que el modelo inten-

versas plataformas de internet. En este sentido,

tará por todos los medios que tales interacciones

las redes sociales, lejos de generar comunidades

sean mayores y más constantes.

amplias y participativas, crearon un archipiéla-

En este proceso, los algoritmos descubrieron

go de tribus con sus propios enemigos a quienes

una particularidad de la per-

demonizar. Los algoritmos

sonalidad humana de la que

del odio cantan a la ira, y en

no teníamos clara consciencia: el odio es más adictivo que cualquier otro sentimiento. Los seres humanos

Los algoritmos descubrieron una particularidad de la personalidad humana de la que

distintos puntos del planeta explosiones populares bailan su aquelarre. Nada de esto quiere decir

prestamos mayor atención a

no teníamos clara consciencia:

que las cuitas que emergen

los eventos que representan

el odio es más adictivo que

en los diversos movimien-

peligro, antes que aquellos neutros o incluso positivos.

cualquier otro sentimiento.

En efecto, desde un punto de

tos de protesta sean imaginarias. Todo lo contrario, suelen tener un fundamen-

vista evolutivo, esta conducta tiene pleno senti-

to real y tangible: Chile es un país desigual, en

do, pues los sujetos que centren su atención en

Estados Unidos la policía muchas veces actúa

las amenazas que se ciernen sobre ellos tendrán

con violencia desproporcionada, y así en gene-

mayores oportunidades de sobrevivir y traspa-

ral. Ahora bien, el hecho de existir problemas

sar su carga genética a generaciones futuras. De

sociales profundos motivó tradicionalmente la

la misma manera, las noticias inquietantes, que

construcción de estructuras destinadas a com-

representan un peligro u amenaza sobre noso-

batirlos, las cuales terminaban en constituirse en

tros, tienen una potencialidad mayor de captar

políticas públicas a través del consenso y el diá-

nuestra atención. Así, desde un punto de vista

logo. Sin embargo, hoy en día la respuesta a di-

netamente estadístico, los mensajes, anuncios y

chas realidades es distinta a aquella que primaba

publicaciones que contengan advertencias sobre

hace solo diez años, más violenta e impredecible,

eventos catastróficos, conspiraciones peligrosas

en buena medida, por estas nuevas musas algo-

y riesgos de toda índole tenderán a obtener una

rítmicas que susurran a nuestros oídos.

Carlos Amunátegui es abogado por la Pontificia Universidad Católica de Chile y doctor en derecho por la Universidad Pompeu Fabra (España). Es profesor de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

93


Andrés Bello: el imperio contra Babel PATRICIO DOMÍNGUEZ


D

e los muchos vicios que aquejan al queha-

“Imperio” (Bello como legislador imperial),

cer académico actual, el “especialismo”, no sin

“Estilo” (Bello como escritor) y “Gramócratas”

justa razón, ha sido uno de los más vilipendiados

(los discípulos de Bello). Como escribir una re-

y combatidos en el discurso oficial. Se dice que,

seña del libro completo rebasaría los límites

ante un mundo cada vez más especializado, lo

prudenciales de una reseña, me concentraré en

que se necesita es “interdisciplinariedad”. Esta

el segundo libro o sección, que considero como

última sería el antídoto frente al académico que

núcleo de toda la obra. En primer lugar, tocaré

solo conoce su parcela y que se ve incapaz de

algunos temas concretos de aquella sección y fi-

dialogar con otros saberes. Sin embargo, en la

nalmente concluiré con una breve consideración

práctica, conformar un grupo interdisciplinario

acerca del estilo de Trujillo.

o multidisplinario significa meter juntos en una sala a especialistas (neurocientíficos, literatos,

translatio imperii

filósofos, psicólogos y un largo etcétera) que hablan de un mismo objeto material pero que men-

Se dice que Bello fue un hijo espiritual de Vir-

talmente corren por caminos paralelos, como

gilio. Creo que incluso podríamos decir que Be-

caballos que galopan a toda velocidad provistos

llo fue algo así como un personaje de la Eneida.

de buenas anteojeras. El resultado de estos en-

Al igual que Eneas, Bello escapa de un reino en

cuentros interdisciplinarios suele ser una mera

ruinas para refundarlo en tierra extranjera y así

yuxtaposición de discursos, un tejido de retazos

darle perpetuidad espiritual. El libro segundo de

cuya unidad consiste solo en la cercanía espacial

este opus está formado por una serie de medita-

de sus trozos. Estos tristes resultados son causa-

ciones acerca de Andrés Bello como visionario

dos, a mi juicio, por entender a la interdiscipli-

legislador de un nuevo orden político-mental:

nareidad como una cualidad de un grupo, cuando

Hispanoamérica. Comienza Trujillo con algunas

en realidad debería ser la cualidad de individuos.

meditaciones sobre el origen del imperio espa-

Valga esta breve reflexión para presentar el

ñol, avanza luego hacia la impresión espiritual

opus magnum de Joaquín Trujillo: Andrés Bello.

del imperio en la mente de Bello para rematar

Libertad, imperio, estilo. ¿Cómo abordar a una

en el mayor logro del exfuncionario imperial:

mente tan amplia como la de Andrés Bello, el

su gramática y su código. Ambos monumentos,

poeta legislador, el protagonista de la historia

afirma con razón Trujillo, son empresas impe-

de América que descolló en las leyes, en la gra-

riales, pues fueron concebidos para unir espiri-

mática, en la literatura? Hacía falta una mente

tualmente a los hispanohablantes que habitan

tan “multidisciplinaria” como la de Bello. Simile

desde México hasta la Patagonia —y en cierto

enim simili intelligitur. El producto de esta larga

sentido lo lograron—. Su código civil es la base

conversación entre dos mentes afines ha sido

de numerosos códigos civiles hispanoamerica-

plasmada en un libro extensísimo que consta de

nos, y su Gramática sigue ejerciendo su influen-

cuatro partes (que bien podrían haber sido cuatro

cia como muro de contención, como katechon, a

libros): “Libertad” (Bello como agente político),

la potencial corrupción de la lengua (corrupción

95


LORE M IPS U M. RE S E ÑA

en sentido de disgregación) y a las temidas con-

A mi juicio, aquí se revela una genialidad bi-

secuencias babilónicas de dicha descomposición.

fronte en el pensamiento del venezolano. Por una

¿Qué temía Bello? Como buen conocedor de

parte, Bello se atreve a pensar a América como

la historia, creía que, sin la conexión regulado-

una entidad político-cultural con vida propia. Se

ra de la matriz España, las provincias imperia-

arriesga a organizar legislativamente la singula-

les podrían comenzar a desarrollar sus propios

ridad de un terreno legal y lingüístico que pro-

dialectos, sus propios lunfardos, y que al cabo

viene de España pero que no se reduce a España

de algunos años o siglos no existiría lingua fran-

(297). Pero, por otra parte, Bello abre fatídica-

ca como condición básica de comunicación, tal

mente las puertas para que sus discípulos pien-

como se había dado entre las antiguas provincias

sen en América desde una singularidad absoluta,

del imperio romano. Estas, dejadas a su suerte y

empujando con ello a la tan temida babelización.

sin la conexión nutricia con Roma, habrían de-

A modo de ejemplo, el intento bellista de simpli-

sarrollado dialectos que al cabo de algunos siglos

ficar la ortografía del castellano americano des-

resultaron ininteligibles entre antiguos habi-

echando el criterio de origen (es decir, el criterio

tantes del imperio romano. Así, probablemente

etimológico latino) y enfatizando desmesura-

ya en el siglo X de nuestra

damente la pronunciación

era, no existía ya una lengua

nos tuvo presos, hasta los

koiné vulgar entre hispanos,

años veinte del siglo pasa-

galos e itálicos. El latín vul-

Bello se atreve a pensar

gar ya se había modificado

América como una entidad

hoy, con toda justicia, nos

lo suficiente para dar a luz

político-cultural con vida

parece barbárica y provin-

a lenguas vernáculas. Bello previó esta situación con temor y temblor y quiso,

propia. Se arriesga a organizar legislativamente la singularidad

mediante su gramática, po-

de un terreno legal y lingüístico

nerle un amable muro de

que proviene de España pero

contención. Amable, porque la gramá-

que no se reduce a España

do, de una ortografía que

ciana. Leer las revistas ZigZag de comienzos del siglo XX puede ser también una experiencia babilónica.

¿lenguas útiles muertas?

o lenguas

tica de Bello no viene cargada de una pesada normatividad, sino que intenta,

La pregunta acerca de la unidad de Hispanoamé-

en palabras de Trujillo, “dignificar el castella-

rica se puede plantear entonces en estos térmi-

no”. Su gramática no manda despóticamente,

nos: ¿es posible una unidad inmanente? ¿O la

sino que legisla políticamente, es decir “ordena

unidad de Hispanoamérica depende de una refe-

el uso”. Intenta normar la pureza del castellano

rencia final a la madre patria? Y para extremar

“en la medida de lo posible”, de suerte que la ba-

más las cosas: ¿no habrá que buscar una unidad

belización se retarde y la unidad posimperial no

más allá de España? Desechar sin más la pregun-

se haga trizas. Hay al menos una cosa llamativa

ta por considerar que rezuma eurocentrismo me

de la interpretación que hace Trujillo acerca de la

parece un apuro frívolo, porque pretende solu-

legislación gramatical de Bello: que la búsqueda

cionar de un plumazo la cuestión siempre actual

por dignificar el castellano significó liberarla del

de la identidad y la diferencia. Bello fue un pen-

marco legislativo latino. Para Bello, la latinidad

sador sutil en este aspecto, pues sabía que de la

es un marco erróneo para tratar a una lengua que

independencia política de la América hispana no

ya no es latín. De modo análogo, el código civil

se seguía la independencia cultural. Bello quería,

para los nuevos pueblos americanos no es una

de hecho, funcionarios que conocieran “todas las

derivación del derecho romano, sino algo nue-

riquezas de la cultura europea” (257).

vo, algo idiosincrático pensado para la realidad americana.

96

En contra de las tendencias barbarizantes de José Miguel Infante y de tantos discípulos


“rojos” de Bello (para usar las categorías de

puede tornarse en exceso analítica y demasiado

Trujillo en su dramatis personae), Andrés Bello

pesada. Bello fue un espíritu mesurado, un clasi-

afirmó que la ausencia de los estudios clásicos

cista. ¿Es Trujillo aquí un antidiscípulo de Bello,

y el excesivo pragmatismo educativo supone la

un antigramócrata? La cultura de Trujillo es apa-

ruina del sistema educativo. Algunos años más

bullante, y eso a ratos lo hace pecar de inconti-

tarde, Guillermo Matta, los hermanos Amunáte-

nencia cultural. Me pregunto si acaso este libro,

gui o Benjamín Vicuña Mackenna se empeñaban

después de pasar un doloroso proceso de purga-

en instalar la idea de que el latín, por ser inútil

ción, no saldría aún más bello y sugestivo.

para la educación técnica, había de ser expulsa-

En las últimas páginas, el autor plantea la

do de las escuelas. Los funcionarios cultos de la

cuestión melancólica acerca del carácter fallida-

república no siempre resultaron ser los clones

mente universal de Bello. Creo que la vendetta de

que esperaba el moderado funcionario imperial.

la historia todavía puede abrigar una esperanza.

Un siglo después, una iracunda Gabriela Mistral

Cuando se cumpla la profecía lingüística de que

haría eco de la defensa bellista del latín llaman-

Estados Unidos será, en cincuenta años, un país

do “patrañas” a los argumentos en contra de

hispanohablante, caeremos en la cuenta de que

dicho idioma y en contra de la “cultura europea,

América completa hablará la lengua de Bello y no

es decir, la cultura universal” (1938). Ignacio

la lengua castellana peninsular. En ese momento

Domeyko, otro “Ifigenio entre los tauros”, esa

la figura de don Andrés será, por fin, “univer-

especie de Andrés Bello polaco, hacía notar su

sal”. Y la existencia de este libro podrá pasar, por

extrañeza ante estos criollos que querían anu-

ende, a la lista de los pocos libros que abandonen

lar el latín, disparándose con ello en sus propios

nuestra fértil provincia.

pies de hispanohablantes. ¿Qué salió mal? ¿Los gramócratas no estuvieron a la altura del sabio gramarca? ¿Eligió mal el gramarca a sus discípulos? ¿Truncaron los gramócratas la obra de Bello desligando a Chile de la latinitas? rara avis

La vasta obra de Trujillo plantea estas preguntas y otras mil más. Es barroca en alusiones, recovecos, desvíos y variaciones. A ratos es filosófica, a ratos historiográfica, a ratos dramatúrgica, las más de las veces es una genial conversación de formato inclasificable. Trujillo se considera a sí mismo un “diletante profesional” y no un “scholar” (63). Esta especie de diletantismo tiene una ventaja: no está atado al formato de rigor y puede irrumpir como un huracán arrasando con los requisitos formales algo pusilánimes del academi-

Andrés Bello. Libertad, imperio, estilo Autor: Joaquín Trujillo Silva Santiago: Editorial Roneo, 2019

cismo. No obstante, también tiene desventajas:

Páginas: 860

Patricio Domínguez es profesor de filosofía en la Universidad de los Andes y traductor. Para el IES ha traducido últimamente Sobre la buena muerte. Por qué no debe haber eutanasia (Santiago: IES, 2019), de Robert Spaemann, Gerrit Hohendorf y Fuat S. Uduncu. 97


“Puerto de Ideas siempre ha querido democratizar el acceso al conocimiento y promover la participación cultural” POR PABLO CHIUMINATTO

Chantal Signorio posee una extensa y reconocida experiencia en el ámbito cultural. La directora de la Fundación Puerto de Ideas ya había sido nombrada Caballero de la Orden de la Estrella en Italia, a lo que se añadió recientemente la condecoración de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. Hija de inmigrantes —padre italiano y madre francesa—, nació en Chile y se formó en Milán como cientista política. Desde hace una década impulsa el célebre y premiado festival de las ideas y la creatividad de Valparaíso, iniciativa que, desde 2014, se extendió a Antofagasta con otro festival centrado en la divulgación científica. En ambas instancias, la fundación que ella dirige permite la presencia en Chile de exponentes de primer nivel del mundo de las artes, la filosofía, la política, la ciencia y la cultura. En esta entrevista conversamos acerca de los principales desafíos de su labor cultural, el reconocimiento que ha tenido su trabajo en el país y la celebración que significó la primera década del festival, que se plasmó en el libro Puerto de Ideas de la A a la Z.

98

Fotografía: Rosario Oddó

Chantal Signorio:


A fines de 2019, los hechos políticos y sociales

9 de noviembre nos acompañaron 700 personas

ocurridos en octubre obligaron a suspender por

presencialmente en el Parque Cultural de Valpa-

primera vez en su historia Puerto de Ideas Val-

raíso y más de 200 por streaming.

paraíso. Una decisión difícil que los enfrentó a algo inédito. ¿Cómo vivieron, con el equipo que

Exactamente un año después, la pandemia

trabajas, ese momento?

obligó a celebrar la primera década del festival de forma virtual ¿Luego de diez años de la

La programación del festival de Valparaíso en

primera versión de Puerto de Ideas Valparaíso,

2019 abordaba algunas de las inquietudes más

cuál ha sido el hito principal?

apremiantes sobre el momento histórico que estábamos viviendo en Chile y el mundo, como

El principal hito de Puerto de Ideas Valparaíso

la deslegitimación de la institucionalidad públi-

fue que hayamos podido realizar esa primera

ca, la izquierda latinoamericana, la crisis de la

versión el 2011. Hace 10 años, cuando los festi-

Iglesia católica, el cambio climático, entre otros.

vales culturales en Chile eran lejanos o inclu-

Como equipo sabíamos que el festival era una

so desconocidos, nos enfrentamos al desafío de

oportunidad para reflexionar junto a expertos de

mostrar una nueva manera de hacer cultura y

distintas áreas del conocimiento sobre lo que es-

que la gente se sintiera parte del proyecto. Gra-

taba pasando, pero al mismo tiempo estábamos

cias a la confianza y apoyo de muchos logramos

conscientes de la complejidad del momento.

convocar a 8.000 personas y contar con la par-

Como Puerto de Ideas es un festival urbano

ticipación de pensadores tan destacados como

donde la gente circula por el espacio público, el

Julia Kristeva, Carlo Ginzburg, Alfredo Jaar como

miércoles 30 de octubre recorrimos Valparaíso

conferencista inaugural, entre tantos otros que

para ver en qué estado se encontraba la ciudad

sembraron el espíritu de esta fiesta de las ideas y

y evaluar si era posible realizar el festival. Sin

los procesos creativos.

embargo, lamentablemente, después de caminar por el plan y por los alrededores de nuestras prin-

¿Y si tuvieras que hacer una selección de mo-

cipales locaciones nos dimos cuenta de que no

mentos?

estaban las condiciones de seguridad necesarias. Conversamos con mucha gente ese día, y luego

Por supuesto que cada festival también tiene

de una larga reflexión decidimos cancelarlo; fue

sus propios hitos. Cómo olvidar el espectácu-

un momento difícil, pero tengo la tranquilidad de

lo circense de la compañía Galapiat en 2011; la

que hicimos lo correcto. De todos modos, decidi-

conversación entre Tzvetan Todorov y Ricardo

mos seguir adelante con la conferencia inaugural

Brodsky en 2012; las participación del escritor

“La crisis global de la democracia liberal”, a car-

Philippe Claudel y del historiador François Har-

go del sociólogo y economista español Manuel

tog en 2013; la conferencia “Conocer al otro des-

Castells y abrir ese espacio de diálogo y reflexión

de lo profundo” de David Grossman en 2014; la

que tanto necesitábamos. Fue así como el sábado

lectura musicalizada de la novela Historia de una

99


LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA

gaviota y del gato que le enseñó a volar, de Luis Se-

Con tu experiencia como editora de prensa,

púlveda, adaptada por María Izquierdo en 2015;

¿cómo describirías el camino de difusión que

el recital poético “Eros y Tánatos” con motivo

ha seguido Puerto de Ideas para alcanzar a un

del centenario de Gonzalo Rojas en un Teatro

público de miles de espectadores y cientos de

Municipal a tablero vuelto, a cargo de Cristián

invitados de fama mundial?

Warnken; la acción poética de Cecilia Vicuña en 2017; el primer Diálogo porteño en 2018, que nos

Nuestro recorrido en el ámbito de la difusión

ha ayudado desde entonces a pensar bajo nuevas

parte de la premisa de que Puerto de Ideas siem-

perspectivas la realidad del puerto; la conferen-

pre ha querido alcanzar un público heterogéneo,

cia de Manuel Castells que contra viento y marea

democratizar el acceso al conocimiento y pro-

logró iluminar el incierto momento que está-

mover la participación cultural. Para lograrlo

bamos viviendo tras el estallido social en 2019;

usamos distintos medios de comunicación re-

o la primera conferencia inaugural en formato

gionales, nacionales e internacionales. Por sobre

virtual y en directo, a cargo del poeta mapuche y

todo, nos hemos preocupado de hacer un trabajo

Premio Nacional de Literatura 2019 Elicura Chi-

profundo con lo local y variar las plataformas

huailaf desde la Universidad de la Frontera en

de comunicación para alcanzar públicos de di-

Temuco. La lista podría continuar, son muchos

ferentes edades e intereses. El afiche, la radio

los momentos inolvidables que hemos vivido en

comunitaria de un cerro, las redes sociales o la

estos diez años.

prensa internacional han sido algunos de nuestros canales de difusión.

Un hito importante en estos años fue el encuentro que tuvo el público de Puerto de Ideas

¿En qué momento la Fundación Puerto de Ideas

Valparaíso con Nuccio Ordine. Esa “utilidad de

decidió avanzar a una versión centrada en la

lo inútil” de la que habla el intelectual italiano,

ciencia, como otra cita anual, esta vez en An-

¿encarnó más que solo una perspectiva sobre la

tofagasta?

situación de la cultura y las artes? Se conjugaron dos cosas. Por un lado, como orLa participación del filósofo y ensayista italiano

ganización cultural nos dimos cuenta de que

Nuccio Ordine encarnó, al igual que tantos otros

debíamos hacer un segundo festival para que el

invitados, la necesidad y urgencia de instalar

proyecto fuese viable y pudiéramos funcionar

temas que el acelerado ritmo de vida que expe-

todo el año; y por el otro, justo en ese periodo Es-

rimentamos ha ido relegando. No creo que eso

condida nos propuso hacer un festival en Anto-

sea malo, pero sí estoy convencida de que las

fagasta. Aceptamos encantados, pero el desafío

humanidades, las artes y las ciencias básicas

era sobre qué. En Valparaíso el tema principal era

nos enseñan que las experiencias “inútiles” de

la creatividad, concepto que se asocia fácilmente

hoy tendrán un sentido mañana, y que la inves-

con el puerto. Eso nos sirvió como punto de par-

tigación y cuestionamiento que surgen de estas

tida para pensar en la identidad de Antofagasta,

experiencias son profundamente transformado-

y fue ahí cuando nos dimos cuenta de que debía-

ras. Algunos quizás se preguntarán qué sentido

mos ser un festival de ciencia.

tiene reflexionar sobre hombres lobos, centauros o incluso sobre la importancia de la belleza.

Aparte del foco temático, ¿cuáles son las prin-

Como Puerto de Ideas no tenemos la respuesta

cipales diferencias entre los dos festivales?

última a esa pregunta y esperamos no tenerla, pues ahí está lo maravilloso del conocimiento,

La gran diferencia es que en el de Antofagasta

que cada uno se apropia de él a partir de sus pro-

hacemos un trabajo muy profundo para acercar

pias experiencias.

el conocimiento científico a los niños, niñas, jóvenes y familias. Nos parece fundamental que todos los grupos etarios tengan acceso a vivir

100


la ciencia y conocer las particularidades de esta

En Europa los festivales por lo general son en

disciplina tan amplia y diversa, para muchos

torno a un tema o un concepto que guía la pro-

desconocida. En este contexto, realizamos cada

gramación. Hay festivales de literatura y viajes,

año el Paseo por la Ciencia, circuito de activida-

antropología contemporánea, historia del arte,

des en el que el público infantil, juvenil y adulto

teatro, teatro clásico, música, música electró-

tiene la oportunidad de tocar la ciencia y la tec-

nica, etc., y se realizan en las calles o en carpas

nología. Durante tres días, en el centro de la ciu-

instaladas en el centro de las ciudades, ya que

dad y abierto a todo público, ofrecemos diversas

son solo para peatones. Sin embargo, cuando

experiencias diseñadas por instituciones nacio-

decidí que quería realizar un festival cultural en

nales que comparten su trabajo, realizan charlas,

nuestro país sentí que era necesario encontrar un

talleres y demostraciones. El Paseo por la Ciencia

tema que englobara todas las áreas del conoci-

es una verdadera invitación a conocer, observar

miento; quería hacer un festival misceláneo que

y vivenciar la ciencia, tan necesaria para el siglo

despertara la curiosidad de un público diverso.

XXI.

¿Qué mejor que reunir las humanidades, las artes y la ciencia en un mismo evento para cumplir ese

En otras entrevistas has mencionado las expe-

objetivo? Fue así como nació Puerto de Ideas, una

riencias europeas en este tipo de festivales que

fiesta en torno a los procesos creativos y al modo

sirvieron de modelo para crear Puerto de Ideas

en que se gestan las ideas. Una vez que ya tenía

Valparaíso. ¿Cuáles crees tú que son los desa-

claro el espíritu del festival, se me presentaron

fíos específicos que debe considerar este tipo de

otros desafíos.

traslados cuando se busca instalar estas tradiciones en Chile?

101


LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA

¿Cuáles han sido los principales en estos diez

larga lista de profesiones y oficios. En cambio, al

años?

ser un festival multidisciplinario, Puerto de Ideas permite que nuestros invitados enriquezcan

A diferencia de los festivales europeos, en Val-

sus perspectivas mediante el diálogo con otros

paraíso y Antofagasta, por sus características

pensadores que difícilmente hubieran conocido

geográficas y administrativas, no podíamos to-

en otras instancias. ¿Qué más esperanzador y

marnos las calles durante tres días. Por eso, de-

estimulante que ver a un medioambientalista

cidimos que las actividades se realizarían en edi-

conversar con un economista, o a un físico con

ficios patrimoniales que rescataran la identidad

un filósofo? Creo que hoy más que nunca debe-

local de ambas regiones. Por último, y no menor,

mos comenzar a integrar las disciplinas. El siglo

estaba el tema de la lejanía, pues los grandes in-

XXI y las diversas crisis sociales, económicas,

vitados suelen tener agendas muy ocupadas y

medioambientales y sanitarias que estamos en-

llegar a Chile no es tomar un tren y estar en dos

frentando nos están exigiendo volver a unir las

horas en la capital de otro país, sino que implica

áreas del saber y trabajar colaborativamente.

tomarse al menos tres días. Pero lo que parecía un problema en primera instancia fue una opor-

Puerto de Ideas tiene todo un eje de trabajo con

tunidad, pues viajar a Valparaíso o Antofagasta y

las comunidades educativas de las regiones

conocer la diversidad natural y cultural de nues-

donde se realiza. Revisando la gran recepción

tro país es una invitación muy atractiva. Además,

que tiene el festival, me parece que este aspec-

para los intelectuales y artistas es muy estimu-

to, a pesar de tener un efecto muy relevante, no

lante participar de una instancia con pensadores

tiene la misma difusión. ¿Podrías resumir qué

de otras disciplinas y enriquecer así sus propias

ha significado ese otro proceso en estos diez

reflexiones.

años?

Es innegable que la apuesta de Puerto de Ideas

Durante los primeros años de Puerto de Ideas

al convocar en tres días a todas estas figuras

Valparaíso, profesores de escuelas, liceos, cole-

nacionales e internacionales en Valparaíso su-

gios y universidades de la región mostraron un

pera la idea unitaria de que cada uno sea una

gran interés por llevar a sus estudiantes al fes-

figura central en su área. ¿Cuál crees que es el

tival. Querían que sus alumnos tuvieran la opor-

valor de reunirlos y que coincidan en un lugar

tunidad de escuchar a estos grandes invitados

en esta forma de diálogo verdaderamente in-

nacionales e internacionales que muchas veces

terdisciplinario?

habían leído o estudiado en sus clases. Sin embargo, no podían convocar a sus estudiantes los

El principal valor de reunir a pensadores de

fines de semana, lo cual era muy lógico. Este in-

distintas disciplinas es que el público tiene la

terés y entusiasmo nos ayudó a darnos cuenta de

oportunidad de tender puentes entre las diver-

que el festival era una experiencia muy enrique-

sas ideas y reflexiones que surgen durante el

cedora para grupos en proceso de formación. Por

festival. Al escuchar y compartir con filósofos,

esto, decidimos extender la visita de nuestros

artistas, escritores, científicos, economistas,

invitados al día previo y posterior al festival, y

historiadores o astrónomos, inevitablemente se

programar charlas, talleres y conversaciones en

van generando cruces que nutren las maneras de

instituciones educacionales, centros comunita-

comprender la realidad o de acercarse a un tema.

rios y culturales, entre otros. El año 2015 en Val-

Y esto sucede también para los conferencistas y

paraíso tuvimos nuestra primera experiencia con

artistas que participan cada año en el festival.

el Programa de educación, y fue todo un éxito. En

En Europa, como mencionaba anteriormente,

2016 lo llevamos a cabo en Antofagasta y deci-

los festivales se desarrollan a partir de un tema

dimos que no solo queríamos alcanzar estudian-

específico, por lo tanto se reúnen fotógrafos con

tes de ambas capitales regionales, sino también

fotógrafos, escritores con escritores, y así una

llegar a aquellas localidades más aisladas que,

102


por diversos factores, no tienen la oportunidad

Para mí una de las características esenciales de

de acceder a este tipo de actividades culturales y

una persona migrante es la disposición a escu-

científicas.

char y acoger al otro. Todos necesitamos de la sociabilidad para diferenciarnos y formar nues-

El hecho de cumplir diez años obliga no solo a

tra identidad y, en este sentido, quien llega como

mirar el pasado, sino también el futuro del fes-

extranjero está forzado a abrir la mirada y en-

tival. ¿Cuáles consideras que son los mayores

tender otras voces, creencias, gestos, olores; en

desafíos que se le presenta ante el porvenir?

definitiva, aprehender otra idiosincrasia. Por lo mismo, sí, podría decir que mi inquietud por

El principal desafío que veo hoy es volver a hacer

acercar otras formas de pensar responde a este

un festival presencial como lo hacíamos antes,

encuentro de diversas culturas que viví desde mi

retomar la experiencia vivencial donde compar-

infancia.

tes con los invitados y con un público que tiene inquietudes similares a las tuyas. Creo que este desafío no solo lo enfrentamos nosotros como Puerto de Ideas, sino todas las instituciones culturales del país. La fragilidad y precariedad de la cultura en Chile se ha visto incrementada tras el estallido social y la pandemia. Para continuar con nuestros proyectos hemos tenido que seguir adelante con menos presupuesto y adaptarnos al formato virtual que, si bien nos permite derribar barreras geográficas y alcanzar públicos de todas las regiones, se pierde la experiencia presencial que enriquece tanto los procesos cognitivos y el goce estético. Has recibido dos importantes reconocimientos de los países de origen de tus padres. ¿Sientes que esa forma de multiculturalidad es parte de lo que te ha llevado a integrarte como una agente central de la cultura nacional?

Puerto de Ideas de la A a la Z Edición de Leila Guerriero Páginas: 160

103


UN RENACIMIENTO CONSERVADOR DIEGO GONZÁLEZ CAÑETE


S

oplan vientos favorables para el pensamiento

las posiciones infranqueables para una humani-

conservador en el mundo. Créase, aunque

dad aún celosa de su dignidad y, por esto, de sus

parezca todo lo contrario. La paradoja recorre

límites. Junto a ello, este conservantismo remo-

la modernidad, incluso desde antes de la

zado puede ser estimado como reflexión sobre la

Revolución francesa. Quien mejor la formuló

cultura desde la vera del acantilado, sin mayor

fue Karl Mannheim cuando, en 1927, señaló al

conexión con la vida política como tal. Se trata

conservador como un “estilo de pensamiento”

de autores que desde los años noventa descon-

basado en una intuición preventiva inicial, pero

fían del relato triunfal del progreso —sea este

articulado enseguida en razones y preguntas ante

material o moral —, nos advierten de las aporías

la amenaza de un “mundo” preciado. No se trata

del posmodernismo y de las inconsistencias de

de meros intereses, apuntaba: en el “mundo”

izquierdas y derechas encantadas con la autono-

sitiado del conservador los intereses coexisten

mía total del individuo.

con ideas, creencias, juicios morales y estéticos,

En Francia, autores hace años considerados

además de una comprensión sobre el origen y el

por el progresismo de izquierda como la nove-

destino de la persona en sociedad. El ánimo de

dad del pensamiento “reaccionario”, como Alain

conservar refleja más una sensibilidad que un

Finkielkraut y Pierre Manent, han entablado un

programa y expresa la certeza de que siempre

debate en torno a las consecuencias de la inmi-

es más fácil destruir que crear. Lo bueno y bello

gración y el multiculturalismo para la propia

toma tiempo y, normalmente, nos es heredado.

Francia y su república. Debate que, fuera de hon-

Vientos favorables, decíamos. De algunos años

rosas excepciones, las izquierdas europeas han

a esta parte, un conjunto de autores e intelec-

sencillamente renunciado a tener. No se trata

tuales en Europa y Estados Unidos han recobra-

aquí del islam en sí mismo, o solo del terroris-

do argumentos que, en el sentido de Mannheim,

mo “islamista”, sino de la convivencia en torno

bien podrían ser calificados como conservadores.

a una historia común, además de todas las ten-

De distintas procedencias y formaciones, y con

siones que hoy despierta la autoimagen de una

más o menos interés por la reyerta pública, es-

Francia orgullosa, con Juana de Arco en un polo

tos autores han refrescado el panorama de ideas

y la Revolución en el otro. La pregunta es incó-

de las derechas en Occidente. Y aunque ninguno

moda: ¿hasta qué punto es compatible el mul-

pase hoy el test de la corrección política, sería

ticulturalismo con la democracia y un auténtico

erróneo meterlos sin más en el saco de las nue-

régimen de libertades —para no hablar de virtu-

vas derechas asociadas al populismo y, con él, a

des— republicanas?

todos los males del siglo XXI. Tomado con serie-

La respuesta no es una obviedad. Al menos

dad, el renacimiento conservador expresa intui-

hasta el siglo XVIII, el gobierno de pueblos diver-

ciones acerca de los pueblos y la tradición, del

sos, con culturas, religiones y lenguas distintas,

lugar del Estado-nación y la historia compartida

había sido un atributo imperial. La práctica de la

en las democracias, de los valores heredados y

democracia, como bien creía Rousseau, se había

105


LORE M IPS U M. E NSAYO

mostrado más idónea para pueblos pequeños y

que acarrea consecuencias para la compren-

culturalmente homogéneos, como los cantones

sión de teorías como la de género. Bérénice Le-

suizos. Si bien la fundación de Estados Unidos

vet, también filósofa francesa, ha insistido en el

quebró una época, la Constitución de 1787 fue

punto, indagando en las consecuencias antro-

trazada sobre valores y un horizonte comparti-

pológicas de técnicas deconstructivas aplicadas

dos, además de sancionada por un “pueblo” res-

sin reparos a la sexualidad, la reproducción y la

tringido. En breve: lo normal para la democracia

educación infantil, y que van mucho más allá de

moderna ha sido su constitución bajo Estados

los argumentos feministas. ¿Qué hacer cuan-

nacionales, agrupando a un pueblo previamen-

do la deconstrucción deja las universidades y se

te enraizado en un territorio y heredero de una

convierte en imposición curricular? ¿Es un deber

historia, relatos y prácticas considerados comu-

moral y cívico “deconstruirse”? La demanda de

nes. La creencia en que la democracia es posible

una ética que no deje de pensar en los presu-

en entidades supranacionales, como la Unión

puestos y usos de la ciencia y la tecnología, es-

Europea, o en sociedades multiculturales y con-

pecialmente cuando estas son instrumento del

formadas por un sinnúmero de “identidades” en

“lenguaje de los derechos”, es también una pos-

tensión, es muy reciente y de pronóstico reser-

tura conservadora.

vado. Desde distintas posiciones, esta cuestión

En el mundo anglosajón, autores de éxito

fue formulada hace más de veinte años por in-

como Patrick J. Deneen, Rod Dreher, Daniel J.

telectuales como Tony Judt y

Mahoney y Douglas Mu-

Larry Siedentop, no precisa-

rray han puesto en cuestión

mente conservadores. La agenda liberal de las élites

europeas

pareciera

además contrastar con la tendencia

“conservadora”

de buena parte de sus poblaciones. Frente al cosmopolitismo y la promoción de valores universales en las

La pregunta es incómoda: ¿hasta qué punto es compatible el multiculturalismo con la democracia y un auténtico régimen de libertades —para no hablar de virtudes— republicanas?

primeras, las segundas op-

algunas certezas del credo progresista,

especialmen-

te de izquierdas. Desde intuiciones

comunitarias

o

gracias a una valoración de Occidente, estos autores han pugnado con tendencias dominantes en la prensa, los campus universitarios y los parlamentos. Murray ha sido

tarían una y otra vez —y cuán testarudamente—

crítico de las “políticas de la identidad”, advir-

por volver la mirada sobre los quehaceres de la

tiendo de sus desviaciones totalitarias y la pro-

economía doméstica, los usos de sus comunida-

moción del victimismo y la identificación tribal

des y familias, los emblemas y valores asocia-

(Ortega y Gasset hablaría de una sociedad “in-

dos a la nación. La intelectual francesa Chantal

vertebrada”). Años atrás, el propio Murray había

Delsol ha complejizado el fenómeno populista,

advertido sobre un “suicidio de Europa” fruto de

por ejemplo, a partir de esta tensión entre en-

la inmigración masiva, la baja natalidad y, sobre

raizamiento y emancipación. Es según este es-

todo, una autocrítica feroz de sus propias creen-

quema que los pueblos rebelados frente al coro

cias e instituciones. Europa y Occidente mueren,

biempensante aparecen como rémoras de un

en resumen, porque ya no creen en sí mismos.

progreso inevitable, presos a su vez de las pasio-

El recientemente fallecido Roger Scruton, un

nes más ignominiosas del siglo. Su conclusión es

elegante polemista y ensayista prolífico, sostu-

demoledora: estas izquierdas habrían desprecia-

vo tesis parecidas en sus últimas publicaciones.

do a sus propios pueblos, quienes por una razón

Scruton prefería destacar las virtudes del pro-

“cavernaria” parecieran no entender los bienes

pio conservantismo, junto al arte del buen vino,

del lenguaje inclusivo. En La haine du monde

la música de Wagner y la arquitectura noble, a

(2016), Delsol aborda la aversión por la realidad

escala humana. Cuando bregaba en la prensa,

y lo concreto en el pensamiento progresista, lo

sin embargo, lo hacía principalmente contra las

106


“falacias” de la New Left y las izquierdas posmo-

Pensando en Alemania, país donde la voz “ex-

dernas, que han optado por denunciar relaciones

trema derecha” suele estar reservada para el

de dominación en todos y cada uno de los inters-

filonazismo o agrupaciones abiertamente ra-

ticios de la cultura, incluyendo el lenguaje. Aun-

dicales, nuevas publicaciones refrescan el pen-

que, atención, pues las críticas a las “políticas

samiento conservador, ya sea desde posiciones

de la identidad” y al estado de la izquierda oc-

social-ecologistas hasta liberal-conservadoras,

cidental no han provenido exclusivamente desde

en los casos del miembro fundador de Los Verdes

las derechas: autores como el liberal Mark Lilla,

Winfried Kretschmann y del historiador Andreas

el sociólogo italiano Luca Ricolfi, el inclasifica-

Rödder. Para este último, el conservantismo ale-

ble Jean-Claude Michéa e incluso Didier Eribon,

mán post 1945 logró sacudirse de sus tenden-

desde una izquierda más bien clásica, han lanza-

cias antiliberales y organicistas, entablando una

do dardos tanto o más letales. En su momento,

alianza fructífera con el catolicismo político de

aunque desde otra vereda, el hoy Papa emérito

la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Compro-

Benedicto XVI elaboró una de las críticas mejor

metido con la Ley Fundamental de la Alemania

aceitadas en torno a la deriva “relativista” de la

Federal y una vocación europea, el conservan-

cultura occidental, y su significado para la Igle-

tismo alemán del siglo XXI abogaría por la de-

sia Católica, Europa y el mundo en el nuevo siglo,

mocratización y una economía social de mercado

mientras Francisco ha recordado todos los con-

(el “ordoliberalismo”), poniendo el acento en

tornos de la “cultura del descarte” en su reciente

una sociedad anterior al Estado y fundada sobre

Fratelli tutti.

los principios de libertad y subsidiariedad. Como 107


LORE M IPS U M. E NSAYO

su contraparte británica (y casi todas las otras),

atraviesa por suficientes transformaciones en

este conservantismo rehúye la revolución como

la política, las ciudades, el medio ambiente, las

la peste y es políticamente moderado, cauto.

comunicaciones y el trabajo como para justifi-

En 2020, el historiador alemán Egon Flaig ha

car preguntas mínimas sobre el significado y la

vuelto a preguntarse por el ser conservador en

orientación de estos cambios. La pandemia que

una Europa fracturada por extremismos de toda

ha asolado al mundo desde 2020 recobra inquie-

clase, y donde valores como la tolerancia y la li-

tudes, señala nuevos derroteros y otras configu-

bertad de expresión se volverán más apreciados

raciones, y será tarea y deber del pensamiento

que nunca. De un tono más contestatario, otras

conservador ofrecer razones y estar a la altura de

publicaciones recientes en lengua alemana han

los tiempos, todo con el fin de indagar en torno al

insistido en la idea de una decadencia sosteni-

sentido de la época y aquilatar sus fundamentos

da de Europa y el mundo occidental, y con ellos,

históricos, antropológicos y filosóficos. Su tarea

de los principios alguna vez atesorados. “¿Qué

consiste, nuevamente, en pensar.

hacer?”, se ha preguntado el historiador belga

Podrá sorprender, pero los actuales debates

David Engels: nada menos que renovar Europa

en Chile no son ajenos a estas querellas. Fuera

sobre sus fundamentos antiguos, esto es, la ci-

de los problemas propios de Europa y que no ca-

vilización cristiano-occidental, para dejar atrás

minan más allá del Atlántico, la vida intelectual

la Unión Europea. Esta idea, aún de nicho, refleja

chilena se nutre y es también parte del mundo de

las simpatías que un distanciamiento del eje Pa-

las ideas propio de la política mundial, así como

rís-Berlín despierta en movimientos de derechas

del acervo de Occidente. Si bien la posición de

en Polonia, Chequia y otros países del antiguo

los autores presentados es heterogénea, y po-

Bloque Oriental, que han visto la experiencia

dría objetarse que no hay puntos comunes entre

“europea” de Bruselas con no poca frustración.

conservadores de la política, moderados, y otros

Anticipar esta clase de desencanto con el proyec-

culturalmente más combativos, la actitud inicial

to europeo fue otro acierto más del historiador

que los une y organiza reside en la pregunta por

Tony Judt en los años noventa.

lo que vale la pena conservar. Una cuestión es-

Una de las críticas más recurrentes sobre las

pecialmente molesta para toda sociedad que se

tendencias conservadoras de los pueblos apun-

“moderniza” y luego es forzada a “despertar”,

ta al “miedo al otro” —cuando no al “odio”—

no sabiendo si lo suyo ha sido sueño o pesadilla

como acicate primario. Tal crítica moralizan-

(“no son treinta pesos…”). Luego, lo que el vér-

te da con un aspecto de la realidad: el miedo y

tigo de la revolución realmente despierta es el

otras emociones han sido insumos de la política

anhelo por un retorno a casa.

y la reflexión intelectual desde los antiguos, tal

Decía Mannheim que uno de los supuestos del

y como la esperanza o el dolor. Sería un error,

pensamiento conservador es la confluencia en-

ahora bien, considerar todo ánimo preventivo,

tre tierra y fundamento: entre la concreción y

escéptico o derechamente reacio al cambio como

el arraigo, por un lado, y la historia y su senti-

pura arbitrariedad. El mundo contemporáneo

do, por el otro. El conservador no ansía para sí

108


y los suyos un pasado estático o de anticuario;

Pensando en la vida democrática, cualquier pue-

venera, más bien, la reverberación del pasado

blo —su sustrato— verá costumbres y esperan-

en el presente y el sentimiento de gratitud por

zas reflejadas en el espejo de su propia historia.

un patrimonio entregado al cuidado de todos. No

Que el pensamiento conservador goce de mejor

debe por esto extrañar que entienda la tradición

salud de lo que se piensa es por lo mismo una

como mucho más que un empaque de nostal-

buena noticia. Su renacimiento recuerda que, en

gias, al ser ella en verdad pozo de conocimiento

tantos y muy buenos sentidos, hay mucho aún

y prácticas legados al presente por generaciones.

por preservar.

Diego González es licenciado en historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en historia por la Universidad de Chile. Actualmente cursa su doctorado en historia en la Universidad Libre de Berlín. Es autor de Una revolución del espíritu. Política y esperanza en Frei, Eyzaguirre y Góngora en los años de entreguerras (Centro de Estudios Bicentenario, 2018). 109


— Ol i m po — JEAN BETHKE ELSHTAIN


C

on la publicación, en 1981, de Public Man, Pri-

vate Woman, la filósofa Jean Bethke Elshtain se

hacia las preguntas básicas sobre el cruce entre el pensamiento religioso y el político.

convirtió en una de las primeras intelectuales

Entre los múltiples libros que surgen de dicho

conservadoras en tematizar la usual contraposi-

vuelco cabe destacar Sovereignty (2008), el re-

ción del hombre como figura pública y la mujer

sultado de las conferencias Gifford que dictó el

como privada. Ante dicha separación, paradóji-

año 2005. Ahí presenta una visión panorámica

camente agudizada en el mundo moderno según

de cómo una trastocada idea de soberanía divina

Elshtain, la autora subrayaba la necesidad de

—separada de los restantes atributos divinos—

contemplar ambos lados de nuestra vida como

se volvió el modelo tanto de la soberanía estatal

dimensiones de un mundo social compartido. Se

como de la posterior irrupción de la soberanía

trata de un núcleo de problemas que la acompa-

individual. La obra refleja de un modo enérgico

ñaría de por vida, como puede verse en la biogra-

su convicción de que las patologías contempo-

fía de Jane Addams, la activista y Premio Nobel

ráneas pueden verse iluminadas por una amplia

de la Paz, que Elshtain publicaría el año 2002.

mirada a la historia de las ideas. Pero en ese mis-

Elshtain nació en Windsor, Colorado, en 1941.

mo pasado sabía encontrar también luz para el

Realizó sus estudios en distintas instituciones de

presente, como de modo ejemplar puede verse

dicho Estado, proceso que finaliza con su doc-

en su Augustine and the Limits of Politics (1995).

torado en la Universidad de Brandeis. Una des-

Ese mismo año publicaría Democracy on Trial,

tacada trayectoria académica —que desde 1995

una obra sobre la crisis de la democracia que ya

desempeñó en la Universidad de Chicago— la

entonces advertía el surgimiento de una cultura

convirtió en una de las más reconocidas intelec-

victimista, el desprecio por el debido proceso y

tuales públicas de Estados Unidos. Como dijera

el paternalismo que renuncia a tratar a todos los

Francis Fukuyama, pocas personas tenían la ha-

ciudadanos como responsables. Se trata de una

bilidad de Elshtain (fallecida en 2013) para lograr

reflexión de honda vigencia para nuestra propia

que la consideración teórica y la preocupación

crisis.

cotidiana se iluminaran recíprocamente.

El año 2005, recordando las primeras críticas

Luego de la publicación de su primer libro, se

que recibió por su resistencia a plegarse a un fe-

le acusó de ser una autora demasiado religiosa,

minismo más radical, la filósofa pronuncia unas

pues representaba un tipo de feminismo que, si

palabras que captan bien la orientación de toda

bien implicaba revisar de modo profundo la re-

su obra: “yo pensaba en todos esos hombres y

lación entre hombres y mujeres, no culpaba a la

mujeres anónimos que intentaban llevar vidas

tradición cristiana por los problemas en ese pla-

decentes, cumplir con sus familias y sus comu-

no. Dicha denuncia tomó por sorpresa a Elshtain,

nidades, vivir con alguna dignidad, y que en ese

que hasta ese momento era más bien agnóstica, y

esfuerzo eran sostenidos por su fe”. Frente a un

la hizo volver sobre su luteranismo de origen, en

mundo académico muchas veces alienado de la

el que permaneció hasta convertirse al catolicis-

vida ordinaria, Elshtain siempre procuró el re-

mo en los últimos años de su vida. Pero fue esta

conocimiento de esas virtudes comunes que sus-

encrucijada, también, la que orientó su mirada

tentan la vida democrática.

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