N°4 / MARZO 2021 $5.000 | Santiago de Chile ISSN: 2452-5480
Exposición sobre mi ensayo Mario Góngora El Estado en crisis Daniel Mansuy Entrevistas a Chantal Delsol, Sol Serrano y Gøsta Esping-Andersen Lorem ipsum: Chantal Signorio, Marisol García y Carlos Amunátegui
OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA
puntoycoma © Punto y coma © Instituto de Estudios de la Sociedad Punto y coma n.°4, marzo de 2021. Santiago de Chile Director: Claudio Alvarado R. Editor: Joaquín Castillo V. Coordinador: Rodrigo Pérez de Arce P. Comité editorial IES: Pablo Chiuminatto, Jorge Fábrega, Joaquín Fermandois, Braulio Fernández, Elena Irarrázabal, Daniel Mansuy, Héctor Soto y Alejandro Vigo. Diseño: Huemul Estudio Colaboran en este número: Claudio Alvarado R., Joaquín Castillo, Daniel Mansuy, Francisca Echeverría, Guillermo Pérez, Pablo Ortúzar, Andrés Biehl, Germán Vera, Mario Góngora, Joaquín Fermandois, Ana María Stuven, Catalina Siles, Manfred Svensson, Eduardo Galaz, Josefina Araos, Mariana Canales, Rodrigo Pérez de Arce, Juan Ignacio Brito, Marisol García, Carlos Amunátegui, Patricio Domínguez, Pablo Chiuminatto y Diego González. Ilustraciones y fotografías: Alejandra Acosta, Pablo Izquierdo y Huemul Estudio. ISSN: 2452-5480 Impreso en Andros
Editorial
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Claudio Alvarado y Joaquín Castillo
Pensar el Estado A 40 años del Ensayo histórico de Mario Góngora El Estado en crisis 10 Daniel Mansuy Entrevista a Sol Serrano 16 por Joaquín Castillo ¿Más o mejor Estado? 24 Guillermo Pérez Entrevista a Chantal Delsol
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por Pablo Ortúzar
El rediseño de Chile 36 Francisca Echeverría Entrevista a Gøsta Esping-Andersen 42 por Guillermo Pérez La tentación de la utopía 50 Andrés Biehl y Germán Vera Rescate Exposición sobre mi ensayo 56 Mario Góngora Horas en la biblioteca 64 Contrapunto de Joaquín Fermandois y Ana María Stuven sobre Ensayo histórico, de Mario Góngora Reseñas sobre Diego González, Mario Góngora, Max Weber, James Scott, Robert Michels, Pierre Manent, Daniel Innerarity, Adrian Vermeule y Cass Sustein Lorem ipsum Patria amarga 82 Juan Ignacio Brito Ramón Andrés 86 Marisol García Las musas de la ira
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Carlos Amunátegui
Andrés Bello: el imperio contra Babel 94 Patricio Domínguez Entrevista a Chantal Signorio 98 por Pablo Chiuminatto Un renacimiento conservador 104 Diego González Olimpo: Jean Bethke Elshtain 110
3
Pensar el Estado
L
a crisis política y social que azota a Chile desde
octubre de 2019 presenta múltiples aristas. En-
tre otras, la imposibilidad de controlar el orden público con pleno respeto a los derechos humanos, la deslegitimación de nuestras principales instituciones públicas, la desconexión entre la ciudadanía y sus representantes políticos, y el proceso constituyente como su principal apuesta para canalizar esta crisis de manera pacífica e institucional. Las causas que nos llevaron a este complejo escenario fueron analizadas profundamente en Punto y coma n.º 3. Desde luego, los retos son innumerables, y por momentos el desafío pareciera ser sencillamente titánico. Sin embargo, como sugiere Daniel Mansuy en el artículo inaugural de esta revista, si hay un ángulo privilegiado para analizar y enfrentar este conjunto de problemas, tal es el prisma del Estado.
Nuestras dificultades no se agotan ahí, pero lo
delo de historiador” para Gabriel Salazar. Pero,
cierto es que la revuelta primero, y la pandemia
más allá del hombre y del intelectual, el Ensa-
después, no solo tensionaron al máximo la ca-
yo es una referencia obligada hasta hoy porque
pacidad del aparato estatal, sino que revelaron
ofrece una mirada panorámica y original del
de forma dramática sus carencias y tareas pen-
Chile republicano, escrita, además, en un perio-
dientes. Cualquier coalición, del signo que sea,
do particularmente crítico de nuestra vida in-
debería reconocer las deudas de nuestro Estado
dependiente. En él, Góngora sincera la angustia
y la importancia de tomarse en serio este défi-
que lo movió a publicar esta obra: las tensiones
cit para poder solucionarlo. En este escenario, la
del Chile posdictadura fueron prefiguradas en
tarea constituyente adquiere una nueva faceta.
ese instante, en que la modernización capitalista
La Convención Constitucional no puede, afortu-
venía a cerrar un ciclo de “planificaciones globa-
nadamente, rehacer la vida social, pero sí puede
les” que todavía dividen a nuestros compatriotas.
contribuir a perfilar modificaciones significativas
Y la propuesta de Góngora no dejó indiferentes a
en cuanto al papel y la organización del Estado.
los actores políticos: la polémica recepción que
Ahí reside una de las claves para superar nuestra
suscitó su Ensayo —debate que ha sido recogido
crisis y, por lo mismo, ahí debiera estar uno de los
en las posteriores ediciones del texto, realizadas
ejes del debate público en los próximos meses y
por la Editorial Universitaria— dan cuenta de una
años.
interpretación disputada acerca de la historia na-
Hay, eso sí, otro motivo adicional que explica
cional. Eso no quita, sin embargo, que a cuatro
por qué Punto y coma n.º4 se estructura en torno
décadas de su publicación esta lectura continúe
a la reflexión sobre el Estado. Este año se cum-
estimulando a nuevas generaciones preocupadas
plen cuatro décadas desde la aparición de un tex-
por los asuntos públicos.
to fundamental: el Ensayo histórico sobre la noción
Las páginas que siguen ponen en diálogo nues-
de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, de Mario
tra crisis con las tesis de Góngora, bajo la con-
Góngora. Con su habitual lucidez y profundidad,
vicción de que resulta indispensable volver a
quien fuera reconocido en 1976 con el Premio Na-
preguntarnos cómo el Estado puede recuperar su
cional de Historia publicó una obra tan discutida
función principal: ser el mediador de los intere-
como ineludible, que hasta nuestros días repre-
ses ciudadanos. Por supuesto, el ejercicio supo-
senta una referencia obligada a la hora de evaluar
ne rescatar algunos argumentos del Ensayo, que
la trayectoria política e institucional del país.
lúcidamente anticipó las “revanchas culturales”
En parte, esto se debe a quién era Góngora: un
que traería consigo la transformación económi-
“historiador universalmente citado”, para Joa-
ca impulsada por el régimen de Pinochet. En esta
quín Fermandois; el “más riguroso, metódico y
línea, publicamos en este número una reflexión
penetrante de los historiadores chilenos”, se-
menos conocida del propio Góngora sobre su
gún Sergio Villalobos; el “más importante his-
obra. Esta valoración, sin embargo, va acompa-
toriador de la segunda mitad del siglo XX”, al
ñada de lecturas críticas de ciertos planteamien-
decir de Alfredo Jocelyn-Holt; en fin, un “mo-
tos del historiador. Por ejemplo, su noción de
5
PE NSAR E L E S TADO. E DITORIAL
Estado y su idea de las planificaciones globales
modernización del empleo público, más allá
resultan tan sugerentes como abiertas a distintas
de los costos implicados? ¿Cómo hacerlo?
lecturas, y de eso también dan cuenta los textos
Para responder estas y otras interrogantes se
de Punto y coma n.º 4.
requiere alto rigor técnico, pero también un
Con todo, el principal propósito de este número
vigoroso trasfondo cultural que considere de
es mirar hacia el presente y el futuro del país y,
modo adecuado las circunstancias políticas e
en particular, de nuestro aparato público. Por ese
históricas en que se insertan los debates del
motivo, a los puentes entre la reflexión de Mario
Chile postransición.
Góngora y la actualidad se suman entrevistas y
Como decía Hölderlin, el Estado es el “muro
artículos relativos a los equívocos e implicancias
alrededor del jardín”. Para fortalecer nuestra
que rodean la noción de Estado social, al princi-
vida en común debemos atender a las estruc-
pio de subsidiariedad —un Estado en forma es
turas e instituciones principales de ese Estado
limitado y sirve de modo efectivo a la sociedad
—los ministerios, los juzgados, el Congreso,
civil— y a las modificaciones concretas que po-
etc.—, pero también a esas otras dimensiones
dría experimentar nuestra burocracia estatal.
que componen la experiencia cotidiana de las
Todo esto con vistas a cumplir mejor sus deberes
personas: la familia, la sociedad civil y el mer-
y satisfacer en mayor medida las enormes
cado. Punto y coma n.º 4 pretende colaborar en
expectativas que hemos ido depositando en ella.
ese ejercicio y, por eso, como de costumbre,
Si se quiere, el objetivo es abordar el fenómeno
junto con su parte central también ofrecemos
en toda su complejidad, y por ello las entrevistas
una sección miscelánea: otros problemas,
y los textos referidos están acompañadas de una
otros libros, otras disciplinas. Las humani-
serie de reseñas de libros. En ellas se reflexiona
dades, las artes y las letras ofrecen un acceso
desde las contribuciones que sobre esta materia
privilegiado al mundo, y su descuido también
hizo Max Weber hasta el debilitamiento contem-
influye en la crisis de nuestro aparato estatal.
poráneo de la nación y los desafíos de la adminis-
Recordarlo hoy también resulta crucial.
tración del Estado. Se trata, en suma, de una reflexión multidis-
Claudio Alvarado R.
ciplinaria y que busca contribuir, en el marco de
Director
la crisis y el proceso constituyente que enfrenJoaquín Castillo V.
ta Chile, a examinar del mejor modo posible las preguntas centrales que levanta este panorama. ¿Queremos tener un Estado subsidiario y solidario, o un modelo de bienestar con prestaciones universales? ¿Qué significan uno u otro en específico? ¿Queremos que sigan existiendo grandes bolsones de empleos que respondan al gobierno de turno, o buscaremos impulsar una agenda de
6
Editor
7
8
Ilustración: Alejandra Acosta
Pensar el Estado. A 40 años del Ensayo histórico de Mario Góngora
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PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO
El Estado en crisis: antecedentes y desafíos DANIEL MANSUY
A
estas alturas, es un lugar común recordar que
Sin embargo, conviene advertir otro aspecto más
Chile vive múltiples crisis. En lo más inmediato,
general de nuestra situación. Después de todo,
enfrentamos una crisis sanitaria de contornos
si se encuentra tan extendido un sentimiento de
inciertos. Vivimos también una crisis económi-
crisis no es tanto porque ocurran acontecimien-
ca, cuya duración probablemente será larga. Ni
tos de distinto tipo: lo propio de la crisis es poner
hablar de la coyuntura política, con un escenario
en duda los fundamentos mismos del equilibrio
polarizado, un proceso constituyente en curso
dominante. Como decía Héctor Herrera Cajas,
y una seguidilla de elecciones decisivas en los
este tipo de fenómenos supone un cuestiona-
próximos meses. Al mismo tiempo, se continúa
miento que puede promover determinadas vir-
manifestando de uno u otro modo la crisis social:
tudes, siempre y cuando advirtamos la magnitud
nuestro cuerpo político parece haber acumulado
de lo que sucede. En ese sentido, puede resultar
muchas asimetrías y tensiones que sencillamen-
fructífero mirar nuestra coyuntura desde una
te no podremos seguir soslayando. Desde luego,
instancia que enmarca y contiene a las otras. Se
estos fenómenos no son aislados, sino que son
trata de la crisis que enfrenta nuestro Estado.
interdependientes: el plano político depende en
En muchos sentidos, el aparato público está
gran medida del sanitario, el económico del po-
siendo exigido al máximo, y nada indica que esté
lítico, y así.
en condiciones de responder adecuadamente
Todo esto es cierto, y cada una de las crisis men-
esas múltiples demandas. Me temo que esto no
cionadas merecería un análisis pormenorizado.
guarda relación solo con la coalición que está
10
en el poder, sino con una cuestión más estruc-
capaz de proveer de unidad y mediar entre los
tural. La crisis sanitaria, por ejemplo, requiere
diversos intereses. No es seguro que el mismo
de un Estado con extraordinarias capacidades
Góngora haya logrado articular estas dimen-
de gestión y reacción para controlar la pande-
siones en su texto, pero incluso esa ambigüedad
mia. Además, necesitamos dosis muy elevadas
sirve para comprender la profundidad que bus-
de conocimiento técnico —en ese plano no es-
ca darle a la noción de Estado. Como fuere, en el
tamos dispuestos a renunciar a la ciencia—, y
libro hay, desde luego, una crítica bastante ex-
ese conocimiento debe articularse de modo muy
plícita a la política económica de aquellos años,
fino con la política pública. También esperamos
que el historiador integra en la dinámica de las
que el aparato burocrático pueda ayudar de for-
“planificaciones globales”.
ma rápida y expedita a los más afectados. Luego,
Han pasado cuarenta años desde que Góngora
también debería ser agente principal de la reac-
escribiera esas páginas. Hoy sabemos que la eco-
tivación económica. En lo político, debe recupe-
nomía de mercado le dio a Chile un crecimiento
rar su legitimidad para ofrecer una conducción
económico y una prosperidad inéditas en nuestra
respetada, sin olvidar su papel relevante a la
historia. Pero también sabemos que esa prospe-
hora de corregir las desigualdades más urgentes.
ridad generó algunas tensiones que no siempre
El listado de tareas podría multiplicarse.
advertimos. Las fuerzas espontáneas del merca-
Con todo, esta breve lista obliga a formu-
do pueden ser muy dinámicas y enriquecedoras
lar la pregunta en toda su radicalidad: ¿es ca-
bajo ciertas condiciones, pero también inducen
paz nuestro aparato público
dificultades: crecen las ex-
de cumplir con todas estas
pectativas, el sistema no
funciones y satisfacer esas
cumple todas sus promesas
expectativas? ¿Lo hemos do-
¿Es capaz nuestro aparato
tado de los medios para ello?
público de cumplir con todas
erosionadas sus institucio-
¿Nos sentimos activamente
estas funciones y satisfacer esas
nes de contención, volvién-
involucrados en ese esfuerzo, o nuestra actitud es simplemente la del consumidor
expectativas? ¿Lo hemos dotado de los medios para ello?
insatisfecho? Mi impresión
y la sociedad típicamente ve
dose cada vez más anónima. Ahora bien, la instancia encargada de asumir y encausar esas dificultades es
es que, por muchos y variados motivos, el Estado
el Estado. Pero es un instrumento delicado, que
chileno no tiene hoy la capacidad para enfrentar
exige una teoría específica que inspire su acción.
este momento histórico, y mientras no resolva-
Sin embargo, hoy no contamos con una filosofía
mos este problema, nuestras discusiones corren
política del Estado adecuada a nuestra realidad.
el riesgo de ser muy interesantes e instructivas,
El problema no es solo chileno, pero en nuestro
pero algo vanas.
país ha adquirido rasgos muy singulares.
góngora, izquierda y derecha
por un discurso tecnocrático que le impide com-
Por un lado, la derecha lleva décadas dominada prender la profundidad del concepto. Ahora hay En su provocador Ensayo histórico sobre la noción
mayor conciencia de esta limitación, pero no es
de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, publicado
claro cómo será enfrentada ni corregida. Ade-
por primera vez en 1981, Mario Góngora sostiene
más, en ese sector ha primado una concepción
la tesis según la cual el Estado ha sido, en nuestro
negativa del principio de subsidiariedad —es
país, el configurador de la nación. En su mirada,
decir, entendido simplemente como sinónimo
nuestra historia republicana ha estado marca-
de no intervención, sin considerar debidamente
da por este hecho: el Estado ha sido el principal
el aspecto de ayuda positiva, de subsidio1, que le
agente de desarrollo y de unidad colectiva. En su lógica, no debe entenderse por aquel el mero aparato burocrático, sino una fuerza espiritual
1 Para una discusión más acabada, véase Ortúzar, Pablo (ed.), Subsidiariedad. Más allá del Estado y del mercado (Santiago: IES, 2015).
11
es mucho más compleja (e inconveniente según el caso) de lo que parece a primera vista. Me limito por ahora a enunciar las principales dificultades de la izquierda en este plano, que ese sector debería tomar en cuenta si no quiere repetir las frustraciones de la Nueva Mayoría. Por de pronto, no tiene una propuesta seria de modernización del Estado que sea coherente con todas las tareas que quiere encomendarle (sobre esta cuestión, me permito remitir al artículo de Guillermo Pérez en este mismo número). Por otro lado, en su imaginario el Estado tiende a entrar en conflicto con la sociedad civil, como si pudiera absorberla o sustituirla. Dado que la sociedad civil es para gran parte de la izquierda nacional un lugar de intereses egoístas —en ese plano, son herederos más o menos conscientes de Rousseau—, ese sector tiende a concebir la acción estatal como sinónimo de pureza. Por lo mismo, no se toma en serio los problemas vinculados a la captura del aparato estatal. En seguida, la izquierda ha tenido una actitud poco leal con el Estado, contribuyendo a debilitar su autoridad. Su aceptación, más o menos tácita según el caso, de la violencia desde octubre de 2019, y del no cumplimiento de las normas mínimas de convivencia hacen pensar que su compromiso con el Estado tiene una dimensión instrumental muy problemática. Por dificulta desarrollar un pensamiento en torno
último, la oposición no tiene una propuesta seria
al aparato público. Es imposible gobernar desde
para financiar su propio proyecto, y la discusión
esta perspectiva, porque hay una especie de ca-
sobre el pago de impuestos en los retiros de fon-
rencia inicial que luego es imposible subsanar.
dos de pensiones fue muy reveladora de ello.
El Estado no es una empresa cualquiera, y para administrar el aparato público no son suficientes
desafíos urgentes
los talentos gerenciales. Por lo mismo, la derecha puede ganar elecciones, pero le cuesta mu-
Todo esto es sumamente grave considerando no
cho gobernar. Luego de dos administraciones de
solo nuestros problemas, sino también las ex-
Sebastián Piñera puede afirmarse sin exagerar
pectativas que tendemos a depositar en el Esta-
que ella ha carecido hasta ahora de un programa
do. Para ilustrar este aspecto quisiera enunciar
consistente más allá de los lugares comunes y
cuatro aspectos fundamentales, que revelan
las buenas intenciones, e incluso ha caído en las
las carencias e inconvenientes antes señalados.
mismas lógicas clientelares que critica cuando
Desde luego, no pretendo decir que el Estado lo
está en la oposición.
haga todo mal ni mucho menos. Simplemente me
La izquierda, por su parte, tampoco tiene una
interesa sugerir que no tiene mucho sentido car-
reflexión muy elaborada al respecto, salvo una
garle más responsabilidades mientras no aten-
apelación insistente a que el Estado crezca y
damos algunas tareas pendientes. Mi tesis es que
garantice derechos sociales gratuitos y univer-
será inviable superar la crisis actual —con inde-
sales. Esto puede sonar bien, pero su traducción
pendencia de la pandemia y con independencia
12
de lo que pase en el proceso constituyente— si no
ante todo oprime, o es simplemente un macho
nos tomamos en serio estos desafíos.
violador, o si invitamos a los niños a “saltar los
Lo primero apunta a la misión básica del Es-
torniquetes”, ¿cómo pretender impulsar luego
tado. La tarde del viernes 18 de octubre de 2019
desde ese mismo lugar cambios estructurales?
se produjo la quema de varias estaciones del Me-
Mientras no salgamos de este laberinto no su-
tro de Santiago. Al margen del fenómeno que se
peraremos ninguno de los obstáculos que hemos
desencadenó luego, hubo allí un problema de se-
enfrentado durante el último año y medio.
guridad nacional de primera importancia. Cabe
Un segundo aspecto digno de señalar es la
recordar, además, que pocas semanas después se
naturaleza social de nuestros problemas. Tene-
celebrarían la Apec y la Cop25, con autoridades
mos inmensas masas de la población que viven
de todo el globo transitando por nuestro país. El
desprotegidas frente a las incertidumbres de la
Estado no supo prever ese ataque, de naturale-
vida. Sabemos que la educación pública escolar
za terrorista: bajo nuestras narices se quemaron
tiene una calidad deplorable —privilegiamos la
varias estaciones de metro, y todavía no sabe-
gratuidad universitaria en desmedro de los ni-
mos quiénes fueron los responsables. Dado que
veles previos—, sabemos que la salud pública
el primer deber del Estado es proveer protección
no brinda una atención de calidad, que las pen-
a sus miembros, el tema es grave. Pero la cues-
siones son insuficientes, y la lista podría seguir.
tión es más compleja aún si atendemos al dato
Para todo esto, la izquierda suele proponer una
siguiente: ha pasado mucho
aparente receta mágica: Es-
más de un año y —al mo-
tado de bienestar y derechos
mento de escribir estas líneas— la investigación no ha dado resultados dignos
La oposición no tiene una propuesta seria para
de ese nombre. Tampoco es
financiar su propio proyecto,
que faltaran antecedentes
y la discusión sobre el pago
de cierta desidia: ni respecto de las barras de fútbol, o del eterno conflicto del Instituto Nacional, ni con la violencia
de impuestos en los retiros de fondos de pensiones fue muy reveladora de ello.
de la Araucanía o con el nar-
sociales. Al margen de que esto presenta dificultades objetivas —los estados de bienestar tienen problemas que han sido bien diagnosticados2—,
nos
enfrenta-
remos acá con un obstáculo mayúsculo: es indispensable profesionalizar el Estado. El contraste puede ser injusto,
cotráfico el Estado ha dado muestras de mucha
pero creo que es revelador: si las AFPs llegaron
eficacia. De hecho, el caso del narcotráfico es es-
más rápido y de modo más eficiente que el Es-
pecialmente revelador, pues sus redes se siguen
tado en esta pandemia, es porque este no cuenta
extendiendo progresivamente sin que el Estado
con la información ni la preparación necesarias
pueda, ni quiera, frenarlo. En cualquier caso, el
para focalizar y entregar ayuda. No tenemos un
problema de seguridad se prolongó: las fuerzas
servicio público profesional y eficiente, y no al-
policiales tampoco pudieron contener lo que
canzaremos los niveles requeridos mientras las
ocurrió después. Por carecer de legitimidad, por
reparticiones públicas sigan siendo el botín de
sus propios excesos, por lo que fuere, el hecho
quien gana elecciones. En esta materia algo se
es que Chile vivió días muy extraños en los que
ha avanzado, pero aún queda un largo trecho por
el Estado pareció haber perdido toda autoridad.
recorrer. Guste o no, necesitamos una burocra-
Esto ocurrió, según dijimos, con la complicidad
cia weberiana, que tenga relativa autonomía del
de parte significativa de la izquierda, que se em-
gobierno de turno. Eso es caro, necesita muchos
briagó con la idea de derribar al gobierno. Así,
recursos humanos y, sobre todo, es doloroso,
avaló el desafío explícito a la autoridad del Estado. Desde luego, aquí juegan ciertas teorías posmodernas que conciben al Estado como un ente fundamentalmente opresor. Pero, si el Estado
2 Ver, por ejemplo, Gøsta Esping-Andersen, Fundamentos sociales de las economías postindustriales (Barcelona: Ariel, 2000).
13
PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO
porque hay que pagar costos políticos elevados.
económica, sino a la vida humana en general, y
También implica descentralizar. Todo esto lo
eso implica proteger y preservar los espacios en
hemos escuchado muchas veces a lo largo de los
los que florece la vida humana; y fomentar la res-
años, pero el animal tiene inercias muy grandes.
ponsabilidad personal respecto del todo social.
Por eso soy escéptico de los discursos grandilo-
En tercer lugar, la pandemia ha dejado al des-
cuentes en torno al Estado: nadie, o casi nadie, se
cubierto otra dificultad enorme: ¿qué hacemos
ha tomado en serio al instrumento.
con la nación? La globalización feliz de los años
Ahora bien, esta tarea solo puede ser acome-
noventa, inducida por el fin de la historia pro-
tida si tenemos conciencia de los límites del Es-
clamado por Fukuyama, nos llevó a renunciar
tado, que no puede resolverlo todo por sí solo. El
a la idea de nación. Así, se hizo dominante un
Estado puede ayudar a generar las condiciones
discurso universalista según el cual la historia
para brindar mayor protección y dignidad a las
terminaría por abolir las fronteras, molestas ré-
personas: no esperamos de él ni más ni menos.
moras del pasado. Sin embargo, la realidad po-
Naturalmente, esto requiere de la colaboración
lítica ha vuelto por sus fueros, y hoy sabemos
activa de todos los actores de la sociedad civil,
que las naciones seguirán existiendo, que el con-
porque ella no es primeramente el espacio del
flicto no ha desaparecido, y que hay momentos
egoísmo, sino de la interacción humana. De allí
en que necesitamos fronteras. Esto se ha hecho
la importancia, por ejemplo, de las asociaciones
muy presente en la discusión actual respecto de
y sindicatos que articulan la vida social, pero que
la inmigración: ¿qué hacer con los flujos de esa
requieren de un marco de acción estable. Casi
naturaleza? Aquí tienden a coincidir ciertos eco-
todas nuestras actividades, incluyendo las eco-
nomistas liberales con progresistas de izquierda
nómicas, requieren de ese cuadro proveído por
(pues ambos son cosmopolitas): los primeros
el Estado, y se ven afectadas cuando este no es
piensan que la inmigración permite ajustar la
capaz de ofrecerlo. Esto implica, por ejemplo,
demanda de mano de obra, y los segundos creen
considerar más detenidamente las necesidades
que cualquier requisito de entrada equivale a
de las familias chilenas. Muchos de nuestros
una insoportable discriminación. El caso de la
círculos de marginalidad tienen que ver con la
izquierda es especialmente llamativo, porque si
fragmentación familiar de las últimas décadas:
suele reivindicar en el plano económico la ca-
cada vez más niños nacen fuera del matrimonio.
pacidad del Estado para conducir u orientar a
No se trata de un problema moral entendido en
las fuerzas económicas, aquí se rinde frente al
términos estrechos, sino que es un problema so-
movimiento espontáneo de la mano de obra. La
cial en la medida en que los vínculos familiares
paradoja es demasiado grande como para ser ig-
carecen de estabilidad. Nos sorprendemos (con
norada.
buenos motivos) de la cantidad de padres que
En cualquier caso, la cuestión es problemá-
no pagan pensiones alimenticias, pero tampoco
tica por varios motivos. Por de pronto, el nece-
hemos puesto demasiado esfuerzo en transmitir
sario desafío de acoger a quienes quieren venir
y fomentar el compromiso responsable. Nos fija-
a nuestro país implica recibirlos en condiciones
mos tanto en el individuo que tendemos a olvi-
mínimas de dignidad. Y eso no ocurre: todos sa-
dar que las personas nacen y crecen en contextos
bemos en qué condiciones de vivienda suelen
sociales. Aquí, por ejemplo, deberíamos tratar de
habitar los inmigrantes (la pandemia ha vuelto
revertir nuestra baja tasa de natalidad, favorecer
más visible, por ejemplo, el hacinamiento). Nin-
horarios de trabajo compatibles con una mínima
gún país puede absorber una cantidad ilimita-
vida familiar y pensar mejor nuestras ciudades,
da de ellos, y Chile no es la excepción. Por otro
por mencionar solo algunos ejemplos. Nada de
lado, los costos de estas dinámicas (que exis-
esto lo produce el cruce espontáneo de fuerzas
ten) no están repartidos de modo homogéneo en
sociales: si el Estado no contribuye a articular
toda la población. Dicho de otra manera, los más
esta realidad, nadie lo hará en su lugar. Este debe
vulnerables están más expuestos que otros seg-
ser un facilitador no solo en lo referido a la vida
mentos, pues compiten por los mismos puestos
14
de trabajo y los mismos servicios. Negarse a ver
problema estructural, porque nuestro sistema
estas tensiones es cuando menos miope; y, peor,
tiende al bloqueo. El régimen electoral propor-
constituye el camino más seguro para desenca-
cional no produce mayorías, indispensables para
denar luego reacciones patológicas.
los grandes acuerdos. Esto se puede graficar con
De algún modo, y este es el cuarto problema,
el siguiente ejemplo: en la configuración actual
la cuestión que cruza todo lo que hemos di-
del Congreso, ningún presidente (o primer mi-
cho guarda relación con el sistema político. En
nistro: para el caso da igual) podría tener una
efecto, nuestro actual régimen hace tiempo que
mayoría medianamente estable. Eso afecta la
dejó de procesar adecuadamente las demandas
responsabilidad, porque resulta difícil ejecutar
sociales. Es un sistema encerrado en sí mismo,
un programa. Así, los candidatos prometen co-
entrampado en sus lógicas y desconectado de los
sas que saben que no podrán realizar por falta
grandes anhelos sociales. Los motivos son múl-
de apoyo parlamentario, se diluye la credibili-
tiples y, aunque no podamos
dad de la palabra pública, la
desarrollarlos todos, pode-
política se vuelve impotente
mos detenernos en los más relevantes. Quizás el princi-
Nos fijamos tanto en el
pal sea que la política perdió
individuo que tendemos a
prestigio porque los políti-
olvidar que las personas nacen
cos dejaron de creer en ella. La abdicación de la Concer-
y crecen en contextos sociales.
tación respecto de sí misma,
y se distancia más aún de las personas. Estos
fenómenos,
mados
un
—los
ejemplos,
podrían
poco
al
toazar
insisto,
multiplicarse—
sugieren que no contamos
y el modo en que cedió frente a las demandas de
con una reflexión sobre el Estado a la altura de
la calle a partir de 2011 erosionó sus capacidades
los desafíos presentes. En esas condiciones, no
de conducción. Por su parte, la derecha no tiene
podremos hacer mucho más que girar en círcu-
un discurso efectivamente político. No deja de
los. Es claro que no podremos salir del atasco sin
ser llamativo que nuestros dos últimos presi-
fortalecer —en algún sentido— al Estado, pero
dentes, que han gobernado durante casi dieciséis
pocos se han tomado el trabajo de pensar qué
años, y a pesar de tener dilatadas carreras par-
significa eso, y qué implicancias tiene. Si, al de-
tidarias, desconfíen tanto de la actividad polí-
cir de Mario Góngora, el Estado ha de ser el gran
tica y se hayan rodeado siempre de personas de
articulador y mediador de los intereses sociales,
confianza personal, en desmedro de referentes
entonces no tenemos tarea más urgente que dar-
con peso específico. Enfrentamos, además, un
le curso a esa reflexión.
Daniel Mansuy es doctor en ciencia política por la Universidad de Rennes (Francia). Es profesor de filosofía de la Universidad de los Andes (Chile), donde dirige el centro Signos, e investigador senior del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES). Es autor de varios libros, entre los que destacan Nos fuimos quedando en silencio. La agonía del Chile de la transición (IES-Tajamar, 2020) y, en coautoría con Matías Petersen, F. A. Hayek. Dos ensayos sobre economía y moral (IES, 2017).
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SOL SERRANO:
“La Constitución no es nuestra casa común. Es nuestra palabra común” POR JOAQUÍN CASTILLO
Formada en el Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica antes de la llegada de Mario Góngora, Sol Serrano reconoce en el autor del Ensayo histórico a un intelectual lúcido y profundo, en cuyos textos siempre vuelve “a ver algo nuevo”. Ambos reconocidos con el Premio Nacional de Fotografías: FPP / Pablo Izquierdo
Historia —él en 1976, siendo el segundo galardonado, y ella en 2018, siendo la primera mujer en recibirlo—, sus caminos se cruzaron mientras ella se hacía un lugar en la academia nacional, de la que Góngora era una referencia inevitable. En esta conversación, Sol Serrano analiza críticamente algunas de las polémicas tesis del Ensayo, que cumple cuatro décadas desde su publicación, y reflexiona sobre el papel del Estado en la vida nacional. Desde Góngora hasta el debate constitucional, Serrano destaca una vez más la importancia de la palabra y del lenguaje para la construcción de nuestra vida en común. 16
¿Cómo conociste a Mario Góngora?
(¡tuve que ir al Chileno Norteamericano para conocer la dirección del Post Office!), le pedí una
Mario Góngora era una leyenda cuando entré a
carta de recomendación y él accedió amable-
estudiar historia a comienzos de los años seten-
mente. Allá, por Richard Morse, supe que había
ta. No solo leíamos sus trabajos, sino que se le
sido profesor en Yale. ¡Era el único chileno que
sabía sabio y más bien impenetrable, misterio-
había enseñado historia en Yale! Le debo en bue-
so. No fui su alumna, porque llegó a la UC el 77,
na medida, supongo, haber sido aceptada ahí.
cuando yo era ayudante. Él era solitario, pero, contrario a lo que se pensaba, muy accesible. Lo
Tuviste entonces una buena relación con él…
fui conociendo en seminarios y conversaciones a las que me allegaba en el “patio del kiosco” de
Sí, pero Góngora me hizo sufrir, y no poco. En el
Campus Oriente, que era la mejor universidad.
primer seminario en que expuse como académica formal —debo haber tenido unos veintiséis
¿Y en ese contacto comenzaste a ser parte de su
años—, abordé un tema tan cercano a él como
círculo?
las interpretenciones decadentistas de la historia moderna. Mi trabajo trataba de distinguir el
Tenía un círculo muy cercano —creo que su dis-
periodo en que la Falange Nacional, desde su ini-
cípulo más estrecho fue Joaquín Fermandois—,
cio como Juventud Conservadora, cuando asume
del cual yo no formaba parte. Tuvimos una re-
plenamente la interpretación decadentista en su
lación formal y yo tenía demasiado miedo de
crítica al liberalismo y al marxismo, de la época
decir estupideces. Varias veces fui a su oficina
en que asume el pensamiento desarrollista, que
—modestísima y donde solo tenía en el escri-
era obviamente modernizante. Él fue el principal
torio el libro que estaba leyendo— a hacerle una
intelectual del primer periodo. Mi trabajo lo cita-
consulta y, tal como en sus escritos, decía una
ba bastante, pero obviamente no lo mencioné en
frase, perdida entre otras porque carecía de én-
la exposición. Después, él tomó la palabra… y me
fasis, que paralizaba. “Las revoluciones agrarias
subió y me bajó con pasión, incluso con un poco
generalmente son conservadoras”, me dijo a
de rabia. Creo que además nos malentendimos.
propósito de Emiliano Zapata. “Están luchando
Daba lo mismo. Mario Góngora me crucificaba.
por sus territorios antiguos. Nosotros no hemos
Fue horrible. Pensé que no tendría agallas para
tenido una revolución campesina tradicional”.
dedicarme a la historia después de eso, pero a
¡Tremenda reflexión! Posiblemente no conocía
las tres semanas me llega una carta manuscrita
el hablar banal. Sin presunción, en un seminario,
suya. Me pedía disculpas por la forma en que me
en el pasillo o en el escrito, cada palabra suya ha-
había tratado y me decía que un profesor no de-
bía sido largamente rumiada.
bía desestimular a los jóvenes. Me impactó mu-
Tan reservado era —permíteme esta anécdota— que, cuando postulé a la Universidad de Yale
cho su nobleza. Le respondí y nunca volvimos a hablar del tema.
17
PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA
¿Qué crees que hacía de Góngora el gran acadé-
¿Como cuáles?
mico e intelectual que fue? Sus escritos sobre el pensamiento utópico de Juan Góngora es el único historiador chileno que ha
Egaña y la importancia del republicanismo clási-
reunido las tres cualidades propias de un his-
co en el ideario de la independencia parecían un
toriador de las grandes lides. Lo primero es su
poco excéntricos en los años sesenta; sin embar-
formación sólida en las humanidades, filosofía y
go, la renovación historiográfica marcada por los
literatura, en filosofía y teoría de la historia. Esa
bicentenarios ha rescatado ese tema, mostrando
era una diferencia fundamental para él, porque
toda su riqueza conceptual. Y quizás, lo veo muy
si la primera es una interpretación trascenden-
claro desde mi propio campo, lo más original fue
te o inmanente del sentido de la historia, la otra
haber acuñado el concepto de ilustración católica
es la historia “sin metafísica”, como decía él, es
en un momento en que la principal historiogra-
decir, como ciencia. Lo segundo es que Góngora
fía mundial sobre la Ilustración descartó ente-
conocía muy bien la historia europea y la historia
ramente que pudiera existir tal cosa. Pues en los
americana en todos sus periodos, y desde pro-
ultimos 20 años —me siento parte de esa ten-
blemas muy diversos. Era versátil. Podía hacer
dencia historiográfica— se ha renovado la histo-
historia de las ideas con la misma originalidad
ria de la religión, y del catolicismo en particular,
que hacía historia del derecho o económica y so-
y su relación con la modernidad, haciéndola mu-
cial. Y lo tercero es que fue
cho, mucho más compleja
un investigador de terreno
que la dicotomía entre libe-
sólido, original, sobre todo
ralismo y catolicismo. Esa
original. ¿En qué sentido era original? Como muy bien señaló Ri-
El punto de partida de
dicotomía la había instalado
Góngora es la crítica al
la historiografía liberal clá-
racionalismo ilustrado, potenciado infinitamente con el desarrollo científico y técnico.
sica, y la historiografía de raíces marxistas, e incluso posmodernas en su gran variedad, la perpetuaron.
cardo Krebs, mi verdadero maestro, Góngora era un “historicista”, entre
¿Hay algún hilo conductor en una obra tan
comillas, porque lo que rescata del historicismo
multifacética?
—antes de que viniera la crítica posestructuralista de mediados de los setenta y ochenta— es
Si he de encontrar un hilo conductor en estos
el sentido de los “hechos”, partiendo de la lógica
tres dominios que he destacado, diría que es la
de esa sociedad y de ese tiempo. No es un relati-
certeza (o esperanza) de que la historia humana
vista, en el sentido de que la lógica de un tiempo
tiene un sentido trascendente, y que su motor es
jamás lo explica por sí solo (y en cierto sentido
el espíritu. Espíritu que la modernidad ilustrada,
tampoco lo justifica). Góngora seguía de cerca la
la ciencia y el capitalismo fragmentan en un sen-
enorme transformación que significaban en los
tido enteramente utilitario y funcionalista. El es-
años cincuenta la Escuela de los Annales france-
píritu se expresa en la tradición, que es esa cons-
sa y Braudel, aunque era una posición epistemo-
trucción de sentido que se forja en aquello que el
lógica distinta a la suya, muy estructuralista para
tiempo mismo construye. En su veta hegeliana la
él. Sin embargo, Góngora fue muy innovador en
expresa el Estado.
su metodología, algo que la escuela conservadora nunca fue. Sus estudios sobre el inquilinaje, la
¿En qué se traduce ese sentido trascendente?
formación de la hacienda, etc., fueron y siguen siendo fundamentales. Y fue, francamente, pio-
Góngora tiene un rechazo sideral al pensamiento
nero en temas que treinta años después serían
proyectivo. Es, antes que nada, antiliberal. Pudo
cruciales.
tener un momento comunista, creo yo, por su
18
carácter utópico, pero fue un periodo muy bre-
abstracto, impuesto desde arriba y en que la so-
ve, porque el comunismo era una versión tota-
ciedad sobre la cual se actuaba parecía no tener
litaria del cambio radical. En cambio, esa pasión
ni cultura ni tradición, una sociedad sin historia,
por lo absoluto en Góngora finalmente fue reli-
era una interpretación muy audaz para un his-
giosa. Una religión más bien mística, milenaris-
toriador casi controlado por su propia mesura y
ta muchas veces. La cristiandad medieval fue su
prudencia…
utopía, y en ese sentido era un conservador integrista inspirado no solo en fuentes católicas,
Siendo además un historiador conservador…
sino principalmente, creo, en el romanticismo alemán, que precisamente era una respuesta al
Admiro que lo hiciera siendo él un historiador
racionalismo ilustrado.
que encarnaba como ninguno lo que había sido la tradición intelectual conservadora, y que sin
Con tal diversidad de influencias e inquietudes,
duda tenía un prestigio a toda prueba. ¡Fue su
parece un autor muy difícil de encasillar…
gran acto de rebeldía utópica! Y también su gran momento de intelectual público. ¡Vaya mérito!
En lo personal, Góngora ha sido muy inspirador
Y el segundo logro que resalto es la hipótesis
como historiador más que por la filosofía de la
central sobre la nacionalidad chilena construida
historia que lo anima. Sin embargo, más alla de
desde el Estado. Lo sustantivo no está tanto en su
lo propiamente historiográfico, lo que más le ad-
respuesta, sino en su pregunta, que todavía nos
miro y me conmueve es su dolor intelectual. Es
acecha como un fantasma en busca de un cuerpo.
su ethos sobre el sentido del saber y el pathos de su propia historicidad. De hecho, ahora que me
¿Coincides en cómo responde esa pregunta, en
haces esta entrevista, recordé que hace mucho
que el Estado configuró la nacionalidad?
tiempo me tocó presentar alguna edición de su Ensayo, y aunque sea horroroso citarse a sí mis-
No comparto los conceptos de su respuesta. El
ma, dije que mi generación había dejado olvidada
Ensayo oscila entre la filosofía de la historia y la
en alguna carpeta de algún aeropuerto, entre se-
“historia sin metafísica”. Por un lado, es el Es-
minario y seminario, aquel sentido del dolor del
tado concebido como espíritu que construye una
saber.
“nacionalidad” que, en el sentido de Herder, es el alma de un pueblo. Su gran idea la va desarro-
el ensayo en perspectiva
llando históricamente; sin embargo, es como si la historia se le escapara por otro afluente. El de-
Entre las obras de Góngora, ¿en qué lugar pones
bate se dio principalmente en cuál era el concep-
tú el Ensayo?
to de Estado de Góngora. Para mí, sin embargo, el problema reside antes, en qué se entiende por
Es una gran obra que resultó ser la final por ra-
“nacionalidad”.
zones del destino, pero que no alcanza a ser, a mi juicio, algo así como su obra maestra. Resalto dos
¿Por qué?
grandes méritos: la primera es que fue su única obra que trascendió al público amplio, y que
El texto se refiere explícitamente a cómo una
ha sido crucial en una interpretación de la his-
conciencia regional se transforma en conciencia
toria del Chile reciente, del 64 en adelante. La
nacional. Gran pregunta. ¿Porque ocurrieron las
idea de los tres proyectos excluyentes estaba en
guerras? La verdad es que eso lo enuncia y apenas
el aire, pero él la articuló en una lógica de lar-
lo desarrolla. De hecho, el carácter “aristocráti-
ga duración y de manera compacta, coherente y
co” de la guerra civil de 1891 ocupa muchas pági-
crítica. Poner las grandes reformas de comienzos
nas lúcidas del Ensayo, en el cual Góngora mismo
de los ochenta, que en rigor sí pueden llamarse
prueba todo lo contrario. No quiero enfrascarme
“neoliberales”, como el epítome de un proyecto
en un debate que me apasiona demasiado. Solo
19
PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA
quiero decir que su tremenda pregunta requie-
tradicional no es fuente de inspiración en Gón-
re una respuesta historiográfica sin metafísica.
gora. Habría sido muy interesante que lo hubiera
Requiere de aquel “historicismo” que mencioné
desarrollado. Por otra parte, ese fenómeno mo-
antes en la descripción de Krebs sobre Góngora.
derno parece lograr construir una tradición. Ella
Requiere de verdad estudiar a los actores desde
es la que no solo ignoran, sino desprecian los
sus propias vivencias, desde sus propias expe-
“proyectos globales”.
riencias de pertenencia. Con sus diversidades y
Al mismo tiempo, y eso es fascinante, él admira
desigualdades. La “nación” funciona aquí como
como creaciones del “alma de la nación” obras
un sustantivo, mientras que la “nacionalidad” lo
tan modernamente transgresoras como la de Vi-
hace como adjetivo.
cente Huidobro. En eso no es solo un conservador romántico. Ve el espíritu en obras muy diversas,
¿En qué lugar queda, entonces, la relación entre
donde efectivamente aquel se reconoce. Su in-
el Estado y la nacionalidad?
corporación de Vicente Huidobro es un tremendo guiño de la originalidad del propio Góngora.
No es claro. Si el Estado es el constructor de la
Francamente, ¡considerar que Huidobro y la Es-
“nacionalidad”, que es un fenómeno que Góngo-
cuela de Arquitectura de la Universidad Católica
ra siempre explicita que es moderno, ¿por qué la
de Valparaíso en Ritoque son las obras más origi-
retrata solamente en la élite? La cultura popular
nales del Chile moderno es notable!
20
Un tema a seguir trabajando, entonces…
por un futuro de rasgos utópicos, desprecia la construcción histórica y con ello la posibilidad de
La pregunta de Góngora es fundamental, sigue
expresión de esa sociedad. Mi desacuerdo es que,
siendo fundamental; es muy inspiradora, pero
en el fondo, Góngora critica la política moderna
creo que no arriba a buen puerto por su formula-
como un todo, y la política moderna se define por
ción. Para mí habría que preguntarse por la for-
su concepción de un futuro a construir. Con ello,
mación de la comunidad política moderna. Estoy
al final, descarta implícitamente la democracia
pensando en cómo se forma la comunidad polí-
como forma de gobierno capaz de construir un
tica moderna. ¿Cuándo el tiempo, la vivencia del
futuro con respeto a los derechos de las perso-
tiempo pasa a ser un proyecto de futuro? Esa es
nas, y a la legitimidad de la soberanía popular
mi pregunta de fondo.
como forma de convivencia en una sociedad plural.
¿Qué rol juegan las instituciones de la sociedad ¿Qué te parece aunar bajo un mismo concepto a
civil en toda esta construcción?
Frei, Allende y Pinochet? Al reclamar la vigencia de los actores de la historia, lo que estoy reclamando es la humanización
No es lo mismo el proyecto de modernización
de ella. La sociedad civil se va construyendo en
de Frei, con todos sus bemoles, que el proyec-
base a sociabilidades previas y eso es lo que hay
to revolucionario que la UP quiso y no pudo
que estudiar, las tradicionales y las modernas,
cconstruir —y cuya vocación democrática po-
las chinganas y los clubs, el
demos poner fundadamente
rumor de la plaza y la prensa.
en duda—, y que, a su vez,
Hay toda una trama respec-
el proyecto neoliberal en un
to a cómo se construyen los
Góngora es el único historiador
vínculos sociales, en la cual
chileno que ha reunido las
mocracia no está en el aná-
la tecnología y la economía
tres cualidades propias de un
lisis de Góngora. Por tanto,
son fundamentales.
historiador de las grandes lides.
verdad y mito de las planificaciones globales
régimen autoritario. La de-
deja a la política moderna sin más alternativa que el autoritarismo o el totali-
tarismo. Góngora comparte la primera declaración de principios de la Junta Militar porque
Hay un concepto que nos saltamos hasta ahora,
está en la línea del conservadurismo autoritario.
el de las planificaciones globales. ¿Qué evalua-
Su crítica despierta con las reformas neolibera-
ción haces tú de esa tesis en concreto?
les y soslaya la violación a los derechos humanos. Él no los llamaría así, en cuanto hijos de la
El punto de partida de Góngora es la crítica al ra-
racionalidad ilustrada, pero en clave cristiana
cionalismo ilustrado, potenciado infinitamente
pueden considerarse como la dignidad inherente
con el desarrollo científico y técnico. Así, el fu-
a la persona humana.
turo no solamente era construible, sino planificable. Las ideologías eran, en parte, eso. Hay una
Al final tu balance sobre el Ensayo es ambiva-
crítica a ese racionalismo, sobre todo a la idea de
lente, entonces…
que la razón es capaz de modelar sin errores, que es lo que propone la ciencia.
Insisto, sin embargo, en que Góngora es un autor enigmático capaz de despertar siempre nue-
¿Estás de acuerdo con esa crítica?
vas reflexiones. Roger Chartier tiene un lindísimo ensayo sobre las múltiples formas de leer
Estoy de acuerdo con Góngora en que toda pla-
a Foucault y su preferencia por leer los enig-
nificación desde arriba, al despreciar el pasado
mas que planteaba. Por ejemplo, ya critiqué su
21
PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA
tratamiento de la “nacionalidad”; sin embargo, citando a un sociólogo a propósito del tema, Góngora dice que el ferrocarril es “casi” toda la historia. Es una tremenda clave. Ahora que volví a leer el Ensayo a propósito de tu entrevista, reparo en una frase alucinante. Dice, sobre las reformas de los ochenta: “la planificación ha partido de cero, contrariando o prescindiendo de toda tradición, lo que siempre trae consigo revanchas culturales”. ¿No es una clave de lo que estamos viviendo? O, ¿qué quiere decir con que la “concepción masiva hoy dominante dará un pueblo sin analfabetismo, pero infinitamente menos cultivado que el de 1940 o 1970”? Hay algo más ahí que una visión elitista de la educación, que también lo es. Algo que nos remite una vez más a la pregunta sobre la cohesión social. Y
en
términos
históricos,
¿dónde
sitúas
el Ensayo? Considero que el ensayo más brillante de la historia chilena del siglo XX es el de Alberto Edwards, y también lo consideraba Góngora, porque Edwards tiene un instinto del género ensayístico que Góngora expresa y a la vez reprime. Edwards era muy erudito y pone su erudición al servicio de una interpretación filosófica de la historia (de Spengler), con una hermosísima y envolvente retórica. Como género literario, creo que el Ensayo de Góngora no logra desplegar sus grandes alas, algo aprisionadas en su narrativa monográfica. Aun así, el Góngora siempre sorprendente está ahí en su plenitud y por eso hay que releerlo siempre.
22
el estado y la crisis
¿Qué tipo de Estado crees que necesita Chile de
un cierto ethos a la experiencia más inédita de
cara a los próximos desafíos y, en especial, de
nuestra historia. Si cada constituyente no siente
cara al debate constituyente?
en lo personal esa misión seguiremos reiterando los debates y errores del pasado. ¡Incorporar las
Un Estado que exprese empírica y simbólica-
lecciones del pasado! ¿Podrá aquello modificar
mente que nos representa a todos. Necesitamos
nuestra cartografía cívica? La constitución no es
volver a creer en el Estado. Necesitamos un Es-
nuestra casa común. Es nuestra palabra común.
tado que, primero, defienda a las personas del
Es nuestra palabra en común.
poder. Y entregue poder a las personas no solo en cuanto individuos, sino como seres humanos que
Has estudiado en profundidad la historia de la
vivimos con otros.
educación. ¿En concreto, cómo esperarías que se refleje en una nueva Constitución?
Eres optimista con respecto al posible resultado de esta discusión…
Quisiera que al menos consideremos esa declaración tan amplia de nuestras primeras consti-
Efectivamente, soy bastante optimista. Creo que
tuciones y que logró tanto: “La educación es una
podemos tener un Estado más robusto para ser
atención preferente del Estado”, que ha guiado
eficiente, y un espacio público fortalecido en su
toda nuestra historia republicana y que la Cons-
legitimidad, para que nos legitime a todos y nin-
titución del ochenta sacó.
guno crea o sienta que la legitimidad le es propia si no es fruto de un acuerdo genuino.
¿Y qué puede significar que esté ahí?
¿Y cómo se logra eso?
Solo indico la importancia del lenguaje.
El debate consiste en cómo somos una comunidad
Un énfasis político.
política legítima, cuyos principios fundamentales inspiren las leyes reglamentarias. Los cons-
Y un guiño a la tradición.
tituyentes tienen un deber superior que es darle
23
GUILLERMO PÉREZ
24
Ilustración: Alejandra Acosta
OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA
¿Más o mejor Estado? Algunos desafíos concretos
“M
odernizar el Estado no es privatizar to-
mostrado impotente e indolente ante las caren-
das sus empresas o reducir el tamaño de la admi-
cias de la gente. Para muchos, el Estado es un ente
nistración pública. Es, fundamentalmente, colo-
distante, que maltrata, discrimina y genera des-
car el Estado al servicio de la gente. Modernizar
confianza1. Estas imágenes negativas contrastan
el Estado significa prestar más y mejores servi-
con la de un aparato estatal donde la mayoría de
cios a todos los chilenos, asegurando la igual-
los funcionarios obtiene excelentes evaluaciones
dad de oportunidades”. Estas palabras fueron
de desempeño laboral, y desde luego contrastan
pronunciadas hace más de veinticinco años por
también con la idea de que el Estado está al ser-
el entonces presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
vicio de las personas, consagrada en el artículo
No hay que extrañarse si hoy, al leerlas, nos em-
primero de la Constitución vigente.
barga una sensación de hastío y aburrimiento.
Para superar nuestras crisis, entonces, se re-
Eso suelen generar los discursos incumplidos y
quieren alternativas que acorten la distancia
las consignas que, de tanto
entre lo que esperamos del
repetirse, pierden su brillo.
aparato estatal y su des-
Desde el retorno a la democracia, todos los presidentes
han
prometido
Para superar nuestras crisis, entonces, se requieren
iniciar procesos profundos
alternativas que acorten
de reforma al Estado. Aun-
la distancia entre lo que
que es innegable que el sistema público funciona mejor que hace medio siglo y que eso se debe, en parte, a algu-
esperamos del aparato estatal y su despliegue concreto en la vida social.
nos avances en las agendas
pliegue concreto en la vida social. En esa línea, parte relevante de la izquierda ha propuesto construir un Estado de bienestar al estilo europeo, pero sin ofrecer un mínimo detalle sobre ese camino. De hecho, las vagas alusiones al respecto, que consisten en llamados a se-
de modernización, los logros están muy por de-
guir los pasos de Finlandia o Nueva Zelanda, no
bajo de las expectativas. La escasa voluntad po-
muestran a la ciudadanía alternativas concretas.
lítica, la resistencia de los funcionarios públicos
Si seguimos la tipología que presentara Gøsta
y la cada vez más compleja gobernabilidad, entre
Esping-Andersen hace tres décadas, según la
otros obstáculos, han impedido que frases como
cual los regímenes de bienestar se dividen en li-
las de Frei sean el augurio de un cambio decisivo.
berales, socialdemócratas y conservadores, po-
Esto se vuelve especialmente problemático si
dremos notar que las opciones no se agotan en
agregamos a la ecuación la profunda crisis so-
el modelo nórdico de prestaciones universales y
cial y política que atraviesa nuestro país desde
socialización global de riesgos. También existen
octubre de 2019. De allí emergió no solo un reclamo en contra de autoridades y partidos, sino también la crítica a un aparato público que se ha
1 Consejo para la Transparencia, Estudio Nacional de Transparencia (2019).
25
PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO
países como Alemania o Italia, donde la inter-
vincula con el desprecio de cierta izquierda por
vención del aparato estatal se ha caracterizado,
las políticas a favor de la natalidad, que suelen
entre otras cosas, por otorgarle a la familia un
ser vistas como otra manifestación más de agen-
rol preponderante en la provisión de bienes y
das conservadoras que deben ser superadas.
servicios sociales. Cada modelo tiene sus virtu-
Los problemas de los distintos sectores políti-
des y defectos; sin embargo, a pocas semanas de
cos a la hora de pensar el Estado muestran que
comenzar nuestra convención constitucional, la
no existe una solución fácil para los desafíos que
demanda por el Estado de bienestar no alcanza a
se nos presentan. Ahora bien, tras estos debates,
ser más que una declaración de buenas intencio-
hay al menos dos asuntos que parecen claros.
nes sin propuestas concretas.
Por un lado, el Estado arrastra dificultades que,
Todo esto se vuelve aún más evidente cuando
aunque no se relacionan directamente con las
notamos que tampoco hay claridad sobre cómo
demandas de bienestar, impactan de forma pro-
podría financiarse un proyecto de esta enverga-
funda en su quiebre con la ciudadanía. Por otro,
dura, que requeriría de un esfuerzo enorme de
es imposible que el aparato estatal pueda cumplir
los contribuyentes. Basta recordar, por ejemplo,
por sí solo con todas estas tareas. De hecho, para
que un bajo porcentaje de chilenos paga impues-
acercarse parcialmente a las desmedidas expec-
to a la renta en términos comparativos, y en ese
tativas que hemos depositado en él —sobre todo
contexto será imposible costear muchas más
a partir del proceso constituyente—, necesita de
prestaciones2. Una propuesta que parece generar
la sociedad civil, de las familias y también de las
consenso en ciertos sectores de la izquierda es el
dinámicas del mercado.
gravamen a la riqueza. Aunque pueda tener al-
En las secciones que siguen presentaremos
gún valor simbólico, no parece la medida idónea
propuestas que buscan recoger estas dos dimen-
para financiar un Estado de bienestar. De hecho,
siones del problema e intentan iluminar ciertos
esta alternativa ha sido desechada en diez de los
desafíos fundamentales, tanto por ser demandas
trece países OCDE que la aplicaron, tanto por su
postergadas durante largo tiempo como por su
baja recaudación como por las dificultades ad-
potencial para recomponer el vínculo entre polí-
ministrativas que conlleva3.
tica y sociedad. Varias de estas iniciativas circu-
Lo anterior se cruza con problemas que la mis-
lan en el debate público desde hace años. Volver a
ma izquierda tiende a evadir. La inestabilidad fa-
ponerlas sobre la mesa no tiene otro objetivo que
miliar, por ejemplo, conduce a un mayor número
sugerir algunas líneas de acción que nos permi-
de familias con un solo ingreso, lo que a la larga
tan construir un mejor aparato público.
genera pobreza y mayor dependencia de los subsidios estatales.
descentralización
Otro problema que suele omitirse es el envejecimiento. Nuestro Estado no podrá atender más
Para corregir el funcionamiento del Estado es
necesidades si disminuye el número de personas
imprescindible considerar la dimensión territo-
en edad de trabajar, los jubilados aumentan y la
rial de nuestra crisis, que ningún gobierno ha lo-
clase política no logra articular alternativas ra-
grado (o querido) superar. Ella está mediada por
zonables para los asuntos urgentes que derivan
dos factores que, combinados, son letales para
de ahí, como las bajas pensiones. Esto también se
la relegitimación de la política. Por una parte, la administración central es ciega a los problemas
2 Estéfano Rubio y Rodrigo Vergara, “Carga y estructura tributaria en Chile: comparación con países OCDE”, Puntos de Referencia 451 (Centro de Estudios Públicos, 2017). 3 Álvaro Cordero B. y Rodrigo Vergara M., “Algunas reflexiones sobre la propuesta de impuesto a la riqueza”, Puntos de Referencia 524 (Centro de Estudios Públicos, 2020).
26
que ocurren fuera de la capital; por otra, el Estado se presenta en esos lugares como una autoridad sin recursos ni atribuciones. El caso de las regiones es paradigmático. Aunque la ley permite que actúen en prácticamente todas las áreas relevantes, los gobiernos regionales inciden poco en el territorio. Algo de
esto se ve cuando en emergencias el Ejecutivo
casos, mejoraron la interdependencia, permitie-
designa a delegados de su confianza, como si
ron políticas públicas más flexibles y generaron
las autoridades regionales no tuvieran ningún
aprendizajes en los territorios.
papel importante que cumplir. La irrelevancia
Junto con lo anterior, es fundamental mejorar
del intendente, en teoría la máxima autoridad
el actual proceso de regionalización. De ser bien
regional, también salta a la vista al preguntarnos
implementada, la elección de gobernadores tiene
cuántos lectores de esta revista conocen el nom-
el potencial de convertirse en un espacio de par-
bre de los tres últimos intendentes de su región o
ticipación que acerque la política a la gente. Por
están al tanto de funciones distintas a la de auto-
el contrario, si el proceso fracasa, los problemas
rizar partidos de fútbol y marchas.
pueden ser colosales. Para impedir tal escenario
En los municipios la situación no es muy dife-
es importante, entre otras cosas, otorgar mayo-
rente. Si bien los alcaldes son autoridades cerca-
res competencias y recursos a los gobernadores
nas a la ciudadanía, las municipalidades suelen
regionales y construir mecanismos de resolución
ser percibidas como una de las instituciones más
de conflictos que encaucen las tensiones entre
corruptas del sistema político4. Basta ver los
ellos y el gobierno central6.
casos de San Ramón, Viña del Mar o Valparaíso
Otro aspecto crucial es aumentar el presu-
para notar que esa sensación no siempre está le-
puesto de las comunas vulnerables. A pesar de
jos de la realidad.
que acá existen varios caminos posibles y muchas
Detrás de todo esto se esconde una infinidad de problemas. Sin embargo, los
Detrás de todo esto se esconden
dificultades que enfrentar, una opción que permitiría
más atingentes podrían re-
una infinidad de problemas.
sumirse en tres conceptos:
Sin embargo, los más
tas diferencias y al mismo
colaboración, coordinación
atingentes podrían resumirse
tiempo comprometer a las
y capacidad. La pandemia dejó en evidencia que el gobierno central y los gobiernos
subnacionales
en tres conceptos: colaboración, coordinación y capacidad.
deben
resolver parcialmente es-
empresas con los territorios, es modificar los criterios para el pago de patentes comerciales. Suele pasar que
colaborar y coordinarse mejor. A su vez, la crisis
las sucursales de las empresas capitalinas pagan
social reveló el desafío de aumentar la capacidad
precios irrisorios en las comunas donde se ins-
de gestión, presupuestaria y política de munici-
talan, menores incluso que cualquier almacén
pios y gobiernos regionales.
de barrio. Esto ocurre porque el parámetro para
Una alternativa promovida por la OCDE para
determinar el monto está asociado al número de
resolver algunas de estas dificultades es la sus-
trabajadores, lo que por distintas circunstancias
cripción de contratos entre el gobierno central
no siempre coincide con la situación real de las
y los regionales5. Estos instrumentos se han
empresas. Por lo mismo, algunos expertos han
utilizado en contextos similares al nuestro, don-
propuesto, entre varias alternativas, incorpo-
de los gobiernos regionales dependen del central
rar otros factores al cálculo, como las ventas
y la asignación de responsabilidades no es clara.
y el tamaño de la sucursal7. Estos cambios son
Aunque existen varios criterios para definir qué tipo de contrato se requiere en cada situación, países como Francia, Canadá o Italia los han utilizado para mejorar la coordinación y la colaboración entre regiones y capitales. En muchos
4 Libertad y Desarrollo, Encuesta de corrupción (2019). 5 OCDE, Linking Regions and Central Governments: Contracts for Regional Development (2007).
6 Guillermo Pérez, “Descentralización y gobernadores regionales”, Claves para el debate nº1 (enero de 2020). 7 Ismael Toloza, “El pago de patentes comerciales en comunas donde producen las empresas: equidad entre grandes empresas y emprendedores locales”, en Heinrich von Baer y Nicolás Bravo (eds.), Desarrollo territorial colaborativo. Descentralizando poder, competencias y recursos (Temuco: Universidad de la Frontera, 2019), 322.
27
PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO
una pequeña muestra de las cosas que podrían
o las dificultades para prescindir de quienes no
hacerse si nuestro diseño institucional tuviera
hacen su trabajo. Lo que todos estos puntos re-
una perspectiva más adecuada a la realidad de
flejan es la persistente tensión entre una legisla-
cada territorio.
ción superada por la realidad y una clase política incapaz de acortar esa brecha. Si a estas dificultades le agregamos que la re-
empleo público
composición del vínculo entre política y sociedad Así como los problemas territoriales están au-
implica, entre otras cosas, mejorar la relación
sentes en el debate público, con otros temas ocu-
entre los funcionarios del Estado y la ciudada-
rre lo contrario. Uno de ellos es la tensión entre
nía, se vuelve fundamental pensar en un nuevo
el mérito como ideal ordenador de la vida común
sistema de empleo público. No han sido pocos
y la persistencia de ciertos privilegios que no se
los que han presentado alternativas en esa línea.
ajustan a él. Más allá de todas las discusiones que
Hace un tiempo, el CEP, Chile 21, LyD y Espacio
se han levantado sobre su pertinencia, es difícil
Público publicaron un conjunto de propuestas
negar que el mérito sigue siendo una fuente re-
que puede resultar muy interesante de cara a los
levante de legitimidad.
debates que vienen, sobre todo por su transver-
Por lo mismo, es problemático que cada cuatro
salidad. Entre estas se encuentra construir un
años los trabajos en el Estado se conviertan en un
sistema único de ingreso, limitar la contratación
botín a repartir entre la coalición del presiden-
a honorarios, crear un Consejo del Servicio Civil
te electo, donde el criterio
y mejorar las evaluaciones
para seleccionar a quienes
de desempeño, las asigna-
entran no tiene ninguna re-
ciones y los criterios de des-
lación con la capacidad y el
Es problemático que cada
mérito. Por ejemplo, según
cuatro años los trabajos en
Aunque un cambio pro-
el Estado se conviertan en
fundo al sistema requiere
la primera encuesta nacional a funcionarios públicos, el 36% admite que los contactos fueron importantes para
un botín a repartir entre la coalición del presidente electo.
conseguir el trabajo.
vinculación.
considerar muchas otras dimensiones, una opción para que esto tenga la prioridad que merece es visibilizar
En principio es comprensible que existan car-
propuestas construidas en conjunto por insti-
gos discrecionales, pues dentro de un Gobierno
tuciones con visiones políticas muy diferentes
hay tareas que requieren vínculos especiales de
entre sí.
confianza. De hecho, el estatuto administrativo permite a cada servicio contar con un 20% de
gobernabilidad y políticas públicas
trabajadores a contrata, es decir, sin ningún filtro de mérito o capacidad. Sin embargo, distintas
Con todo, las alternativas ofrecidas hasta aquí
circunstancias han generado la realidad con-
seguirán siendo letra muerta si es que el bloqueo
traria: en el gobierno central, por ejemplo, casi
de nuestro sistema político persiste. Por lo mis-
el 70% de los empleados a junio de 2018 estaba
mo, los acuerdos amplios y transversales que re-
contratado bajo ese régimen8.
quiere cualquier reforma al Estado son inviables
Pero la falta de mérito no es el único problema. Hay muchos otros, como la desprotección de
mientras no avancemos en cambios que apunten en esa dirección.
algunos trabajadores, la inutilidad de las evalua-
Dentro de las causas que explicarían esta di-
ciones de desempeño a las que aludimos antes
ficultad hay una que genera especial consenso: el régimen electoral. El sistema proporcional vigente prioriza la representación, pero sacrifi-
8 Centro de Estudios Públicos, Chile 21, Espacio Público y Libertad y Desarrollo, Gestión de personas en el Estado (2018).
28
ca cuotas de gobernabilidad que el antiguo binominal sí aseguraba, más allá de sus defectos
objetivos. El binominal incentivaba coaliciones
disputa: ¿corresponde que evalúe ex ante, ex post
amplias, lo que excluía a ciertos grupos de la vida
o ambas? ¿Debe organizarse como un órgano co-
política; mientras que el proporcional, al bajar
legiado? ¿Su autonomía debe ser constitucional o
la barrera mínima para ser electo, fragmenta el
legal? Considerando las circunstancias actuales,
sistema político y tiende a dificultar los acuerdos.
parece recomendable que la agencia sea un órga-
Dada la parálisis política, deberíamos pensar
no colegiado, con autonomía legal y evaluación
en modificar nuestro sistema electoral, con vis-
ex post que no bloquee la deliberación política.
tas a facilitar la conformación de mayorías y la gobernabilidad. Si bien hay varios modelos que
familia y territorio
pueden acercarnos a ese objetivo, una opción a explorar es un sistema de distritos uninominales
Las propuestas mencionadas intentan construir
con regla electoral mayoritaria. También podría
caminos que acorten la distancia entre lo que es-
ser una fuerte corrección mayoritaria al sistema
peramos del aparato estatal y lo que puede ofre-
proporcional. Otra medida que quizá sea de uti-
cernos. Esta tarea también implica aceptar que el
lidad en este sentido es el voto obligatorio, que
Estado es una estructura limitada y jamás tendrá
incentiva a los candidatos a moderarse y a buscar
la capacidad para solucionar por sí solo todos los
apoyo fuera de sus núcleos más duros.
problemas de la vida común. De hecho, algunas
Sin embargo, los problemas de nuestra clase política no se reducen a un diseño electoral
de nuestras dificultades más profundas tienen que ver con asuntos que lo exceden por mucho.
que dificulta los consensos. Hay otros igualmente
Una de ellas es la crisis de pertenencia de
relevantes, como la baja calidad de las políticas
grandes grupos de la población, que se refle-
públicas que se discuten y aprueban. Aunque los
ja, por ejemplo, en los rituales de los viernes en
retiros del 10% son los proyectos más emblemá-
Plaza Baquedano y en la destrucción del espacio
ticos en este sentido, no son los únicos. En efecto,
público. Estos actos suelen ser parte de un in-
de todos los programas e instituciones guberna-
tento desesperado por construir un “nosotros”
mentales evaluados por la Dipres en la década de
que sacie la frustración y la falta de sentido. Sin
2010, más de la mitad fue mal calificado9.
embargo, el aparato estatal no tiene las herra-
La concreción institucional de medidas en esta
mientas para dotar a esos grupos del significado
línea es muy variada. Una propuesta que ha sido
existencial que buscan. Esa es una tarea de otras
parte de diversas agendas de modernización es
instituciones, como los grupos familiares o las
crear una agencia de evaluación de políticas pú-
asociaciones voluntarias.
blicas. Hay espacio para discutir sobre su diseño
Si esta intuición es correcta, el abandono
institucional, pues existen distintas opciones en
de la familia por parte del Estado es un asunto de la mayor gravedad. Y aunque es vital diseñar políticas para problemas comunes a todos
9 Sofía Chiesa, “El 51,4% de las evaluaciones de programas e instituciones del Gobierno son negativas”, La Segunda, 14 de enero de 2020.
los tipos de familia, el foco debiera estar en las más vulnerables. En este sentido, las familias
29
PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO
de estratos socioeconómicos bajos representan un desafío mayor. Algunas medidas concretas a
¿hacia dónde vamos?
explorar, presentadas hace algún tiempo por el
A través de este texto hemos intentando dar al-
Centro de Políticas Públicas UC, podrían ser, en-
gunas luces sobre desafíos relevantes para el Es-
tre otras, aumentar la tasa de reemplazo cubier-
tado. Pero si el objetivo es que el aparato estatal
ta por el fondo solidario cuando existan cargas
supere sus problemas y se convierta, como suge-
familiares, crear un bono de apoyo pedagógico
ría Mario Góngora, en un articulador de los inte-
para familias numerosas y construir un porcen-
reses comunes, es primordial una reflexión más
taje de viviendas sociales de mayor tamaño.
profunda sobre su papel en la vida social.
Al igual que la familia, los barrios son espacios
El proceso constituyente debiese ser un espa-
fundamentales para enfrentar nuestras crisis de
cio para ello. Eso depende de la capacidad de los
sentido y de pertenencia. Sin
convencionales para aban-
embargo, la ciudadanía tiene
donar sus propios sesgos.
poco margen para incidir en ellos, lo que dificulta la vida comunitaria y el arraigo al
El aparato estatal no tiene las herramientas para dotar
territorio. Es de vital impor-
a esos grupos del significado
tancia, entonces, aumentar
existencial que buscan.
su poder en la toma de de-
Así, la izquierda debe comprender que para fortalecer el Estado hay que tomarse en serio tanto sus límites como la necesidad de construir una agenda de moderniza-
cisiones a nivel territorial. Un camino podría ser
ción. La derecha, por el contrario, debe entender
flexibilizar los requisitos para que los habitantes
que su limitada comprensión de la subsidiarie-
de una comuna puedan convocar a plebiscitos
dad la ha vuelto débil a la hora de pensar el Esta-
vinculantes respecto del plan regulador comunal
do y los problemas del mercado.
y de proyectos de inversión que afectan el desarrollo urbano.
Es fundamental, entonces, que de la discusión constitucional surjan acuerdos que fortalezcan
Estas medidas deben acompañarse de otras
el aparato estatal tomando las mejores versio-
que comprendan la participación como un asun-
nes de cada uno de estos mundos. El tiempo de
to más profundo que la oposición a proyectos
las planificaciones globales y del partir de cero
específicos. Las actuales instancias no tienen la
se agotó; la tarea hoy no es refundar el Estado,
flexibilidad para adecuarse a cada realidad terri-
sino reconstruirlo. Y hay muchos caminos para
torial, por lo que terminan dependiendo del lide-
hacerlo.
razgo del alcalde. Además, suelen traducirse en organismos consultivos que, al no estar insertos en el diseño de las políticas públicas, inciden poco en las decisiones.
Guillermo Pérez es abogado por la Universidad Adolfo Ibáñez y estudiante de magíster en literatura comparada de la misma casa de estudios. Es investigador del IES.
30
“En Europa el principio de subsidiariedad fue falseado y pisoteado intencionadamente”
Fotografía: Elekes Andor
Chantal Delsol:
POR PABLO ORTÚZAR
El Estado subsidiario, de Chantal Delsol (publicado en francés en 1992 y próximo a ser traducido por el IES) es, por lejos, el libro más influyente sobre el principio de subsidiariedad. Casi todos los autores contemporáneos que han escrito sobre las raíces históricas del principio lo han hecho refiriéndose a esta obra, ya sea directa o indirectamente. No es exagerado decir que Delsol ordenó el debate moderno sobre la subsidiariedad. Sin embargo, el sueño de la subsidiariedad en la Unión Europea, que entusiasmó a muchos a comienzos de los noventa —incluyendo a la autora—, hoy parece profundamente abatido. Delsol, por otro lado, ha seguido una prolífica carrera en la filosofía política. A casi tres décadas de aparecida la obra quisimos conversar sobre el principio de subsidiariedad con esta importante pensadora francesa.
31
PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA
¿Qué
entiende
usted
por
subsidiariedad
del Estado?
es independiente: no puede contar con nadie más elevado.
La subsidiariedad es un principio que exige de-
Usted rastrea los orígenes prácticos de la sub-
jar la competencia y la decisión a las instancias
sidiariedad hasta el mundo clásico, así como su
menores, y de confiarlas a las mayores solo en
formulación teórica hasta la crítica de Aristó-
caso de que las primeras sean incapaces. Este
teles a Platón (la polis no es una gran familia).
principio se aplica a todos los niveles de la so-
Tal propuesta ha sido criticada, pues Aristóte-
ciedad, desde los bajos a los altos. Por ejemplo,
les reconocería la existencia de estas otras ins-
los padres quieren dejar que el niño se abroche
tancias solo como instrumentales a la polis, y
por sí mismo los cordones del zapato desde que
no como valiosas en sí mismas. Si escribiera de
él puede hacerlo, aunque con dificultad. Y hasta
nuevo el libro hoy, ¿mantendría inalterada su
el Estado, que debe, según este principio, dejar
tesis sobre los orígenes de la subsidiariedad?
que los cuerpos intermedios (ciudades, regiones, asociaciones, instituciones diversas) tomen sus
No sé a qué autores alude usted, pero ciertamen-
decisiones y responsabilidades, pues no debe en-
te si yo escribiera el libro hoy, ¡leería los argu-
trometerse en todo ni querer dirigirlo todo.
mentos para debatirlos y quizás para cambiar de opinión en eso! Es verdad que especialmente
¿Es la subsidiariedad un concepto complemen-
sobre este tema, las afirmaciones de Aristóteles
tario o alternativo al de soberanía?
son bastante generales y son posibles muchas interpretaciones.
¡Interesante pregunta! Los dos conceptos no están al mismo nivel de comprensión y no
Uno de los grandes ausentes en su genealogía
pueden coincidir. Ser soberano significa ser in-
parece ser el mundo judeocristiano temprano.
dependiente, no depender de nadie. Un Esta-
Pareciera haber un gran salto desde Aristó-
do es soberano si él dirige sus asuntos como él
teles a Tomás de Aquino, que deja fuera desde
quiere, sin injerencia de otra potencia. Mientras
el segundo Templo de Israel hasta Agustín de
que la subsidiariedad incluye la noción de auto-
Hipona, pasando por Jesús de Nazaret y Pablo
nomía, que es completamente distinta a la inde-
de Tarso. ¿Cómo explica esta omisión? ¿Qué
pendencia. Una instancia autónoma es aquella
le responde a quienes plantean que la raíz del
que se da su propia ley, pero ella no es indepen-
principio de subsidiariedad es eminentemente
diente, porque depende de aquellas que están
cristiana?
por encima. Por ejemplo, en un país federal, una municipalidad es autónoma según el principio
Sí, tiene razón. Hubiera sido interesante, por
de subsidiariedad, pero depende de la región y
ejemplo, hablar de la idea de subsidiariedad en
del Estado, en el sentido de que los necesita allí
la Biblia; habría bastante material. Yo renuncié a
donde ella es incompetente. El Estado soberano
hacerlo porque esto exige un gran conocimiento
32
de estos textos, y no lo tengo. En lo que atañe a
importante. Una teoría de la decisión autónoma
los Evangelios o a los textos de san Pablo, no he
de los individuos y de grupos se desarrolla y rea-
visto mucho material. Y ciertamente podría ha-
liza en países confucianos, por ejemplo, Singa-
ber profundizado a propósito de la Alta Edad Me-
pur, lo cual está conceptualizado claramente en
dia. ¡Mi saber no es enciclopédico! Con el tiempo
los textos de Lee Kuan Yew, exprimer ministro
descubro otras sociedades que articulan el prin-
de Singapur. No se trata en absoluto de una imi-
cipio de subsidiariedad, y que podrían haber sido
tación a nuestro principio de subsidiariedad. No
puestas como ejemplos significativos.
se trata en absoluto de una creencia en la autonomía de la persona (los chinos claramente no
¿Cómo cuáles?
creen en la idea de persona). Se trata únicamente de percatarse de que una sociedad dirigida de ese
Últimamente, por ejemplo, un libro del historia-
modo funciona mejor. Cuando los individuos y
dor Johann Chapoutot (Libres d’obéir. Le manage-
los grupos pequeños son activos y responsables,
ment, du nazisme à aujourd’hui [París: Gallimard,
la sociedad marcha bien, despilfarra menos y las
2020]) ha mostrado un fenómeno totalmen-
personas son más felices. Dicho de otra manera,
te desconocido: la concretización del principio
ciertas corrientes confucianas han recuperado la
de subsidiariedad, por la tradición germánica,
subsidiariedad no por convicción, sino por puro
bajo el gobierno nazi. Esto plantea nuevas pre-
pragmatismo.
guntas, tales como la responsabilidad de toda la población que dispuso de
¿Y cómo dialoga esto con la
su autonomía de decisión.
situación europea?
Esto para decir que, por supuesto, soy consciente de continentes enteros que debieron haberse añadido a mi investigación. Usted plantea la subsidiariedad como un fenómeno
La sociedad civil es un paisaje natural, tejido desde una infinidad de encuentros y de
Vuelvo a la pregunta anterior: el Estado jacobino francés, creador de la sociedad,
trabajos comunes, y que se
¿abandonó el principio de
construye por ella misma o no
subsidiariedad que estaba a
se construye en absoluto.
europeo, pues fue ahí don-
la base de su cultura? La respuesta es sí (¡y lo siento mucho!). Francia se centralizó
de pueblos libres crearon estructuras de poder
muy pronto y, como usted bien dice, en Francia
con fines delimitados y de apoyo. Sin embargo,
se supone que el Estado debe “crear” a la socie-
el proceso de creación de los Estados naciona-
dad, y no a la inversa. ¿Cómo sucedió esto y por
les parece haber acabado con esa tradición en
qué? Los historiadores, por lo general, piensan
muchas partes, como en Francia. ¿Es todavía la
que las regiones eran tan diversas que hacía falta
subsidiariedad una tradición viva en los países
un poder fuerte para que vivieran juntas. Desde
europeos? ¿Tiene fuerza vital fuera del contexto
los Capeto tenemos un Estado centralizado, teo-
espiritual y cultural que la vio nacer?
rizado por Jean Bodin en el siglo XVI, legitimado bajo la revolución con el jacobinismo y constan-
Comienzo por la última pregunta. La idea de
temente glorificado desde entonces. No existe
subsidiariedad, ¿tiene una fuerza vital fuera del
la menor idea de subsidiariedad en Francia. Es
contexto espiritual y cultural de su nacimiento?
una idea desconocida, y cuando se la expone, se
En efecto, la idea nació en Occidente, en un con-
la considera una chifladura. Un gobierno francés
texto griego y judeocristiano; en otras palabras,
no tiene la menor confianza en los grupos socia-
en pueblos que creen en la “persona”, en la con-
les y piensa que si él mismo no hace todo, el país
ciencia personal, en la autonomía personal. Por
caerá en un precipicio.
esto se desarrolla en los países de cultura cristiana. Sin embargo, hay que subrayar un punto muy
33
La subsidiariedad fue presentada en el Trata-
nivel más alto, entonces todos los países serán
do de Maastricht como la piedra angular de la
incompetentes y solo el escalón europeo podrá
Unión Europea. Sin embargo, nunca lograron
actuar en su lugar. De esta manera, tenemos ja-
ponerse de acuerdo en su significado. ¿Qué
cobinismo en nombre de subsidiariedad. Esto es
ocurrió? ¿Por qué no hay un acuerdo básico res-
lo que ha pasado en Europa. El año 1999 Delors
pecto a su significado entre países que se supo-
dio un discurso en Estrasburgo donde decía que
nen herederos de su tradición?
Europa era gobernado por un “despotismo suave e ilustrado”. Se puede afirmar que aquí el prin-
La subsidiariedad fue presentada por las institu-
cipio de subsidiariedad fue falseado y pisoteado
ciones europeas a comienzos de los años noventa
intencionadamente.
como el principio fundamental de su acción política. Jacques Delors estableció una estructura
¿Qué pasa con países como Chile, donde la
para pensar sobre ello. Me pidió asistir como ex-
sociedad fue más bien organizada desde las
perta, y por lo tanto, vi desde dentro lo que suce-
estructuras de poder que al revés, tal como
dió. La referencia al principio de subsidiariedad
explica Mario Góngora en su Ensayo histórico?
era una garantía para certificar que las institu-
¿Tiene la subsidiariedad cabida en un contexto
ciones europeas entregaran a los Estados toda su
así? ¿Puede crearse sociedad civil desde arriba
autonomía. Pero cuando se comenzó a pensar, en
cuando ésta es débil o inexistente?
el círculo de Delors, acerca del principio y de su uso, todo se estropeó. El principio terminó di-
Le confieso que no conozco el contexto de la so-
ciendo lo contrario de lo que dice su definición
ciedad chilena, de modo que no puedo hablar so-
propia. Si usted le confía la “competencia de la
bre ella. En cuanto a la última pregunta, no creo
competencia” al nivel más alto, este dirá siem-
en la posibilidad de creación de una sociedad ci-
pre que los niveles inferiores son incompeten-
vil “desde arriba”. La sociedad civil es un paisaje
tes. Si usted exige un nivel de suficiencia muy
natural, tejido desde una infinidad de encuentros
elevado, todo escalón inferior será siempre in-
y de trabajos comunes, y que se construye por
competente. Un ejemplo: si usted decreta que el
ella misma o no se construye en absoluto. Estoy
estándar ecológico exigido es el de Dinamarca, el
del lado de Vico y no del lado de Bodin.
34
En Chile este principio fue introducido por
En Chile hay un consenso general respecto a
Jaime Guzmán en los ochenta para buscar un
la necesidad de un Estado social, capaz de res-
acuerdo político entre católicos y liberales, pero
ponder de mejor manera a las necesidades de
finalmente terminó siendo entendido como si-
las clases medias. Pero no hay acuerdo sobre si
nónimo de “Estado mínimo”, en la línea de
dicho Estado social debería ser subsidiario o de
Thatcher y Reagan. ¿Cuál es la diferencia entre
bienestar. ¿En qué se diferencian? ¿Cuáles se-
el principio de subsidiariedad y la noción de Es-
rían las ventajas del Estado subsidiario?
tado mínimo liberal? ¿Es compatible la antropología liberal con la antropología supuesta por
El Estado subsidiario es la antípoda del “Esta-
el principio de subsidiariedad?
do proveedor” o “de bienestar”, el cual arroja ayudas y asignaciones a todos, de modo direc-
La subsidiariedad es una búsqueda de equilibrio
to y a menudo sin saber siquiera si las personas
entre las competencias y las necesidades, desde
pueden pagar o no; por ejemplo, la universidad
la base hasta la cumbre. Este
es gratuita en Francia para
equilibrio puede inclinarse
todos. El Estado subsidiario
de un lado o del otro según
también es un Estado social,
las apreciaciones. Si se con-
La subsidiariedad es una
pero con diferencias de talla.
fía mucho en los escalones
búsqueda de equilibrio entre
En primer lugar, aquí no es
más pequeños, a partir del individuo, uno tiene al liberalismo. Sin embargo, pien-
las competencias y las necesidades, desde la base hasta
so que si esta confianza en el
la cumbre. Este equilibrio puede
individuo es extrema y total,
inclinarse de un lado o del
se da una perversión de la subsidiariedad, la cual supo-
otro según las apreciaciones.
ne un equilibrio entre el bien
el Estado el proveedor principal, sino que las instituciones intermediarias, más cercanas al terreno y, por lo tanto, capaces de impedir los abusos y de distribuir con lucidez. En segundo lugar, aquí las ayudas sociales son
común y la responsabilidad personal. La subsi-
entregadas a quienes tienen necesidad de ellas y
diariedad pertenece al mundo del personalismo,
no a otros —la consecuencia principal de esto es
el individuo anclado en comunidades según el
la supresión del anonimato, es decir, la respon-
espacio y el tiempo, mientras que el liberalismo
sabilización—. Tanto el Estado proveedor como
pertenece al mundo del individuo: el individuo
el Estado subsidiario son un Estado social, pero
comprendido como una isla. Pero por supuesto
en el segundo caso se busca la responsabilidad de
que el liberalismo es multiforme. Hay que pre-
los individuos y de los grupos.
cisar también que, como la subsidiariedad es un equilibrio, ella puede fácilmente inclinarse, a veces inclinarse demasiado, hacia un lado o hacia otro: es un asunto de apreciación. Entre los corporativistas de los años treinta, por ejemplo, la subsidiariedad se inclinó enormemente hacia la comunidad, aplastando de golpe al individuo.
L´Etat subsidiaire Autora: Chantal Delsol París: Cerf, 2015 Páginas: 376 Disponible en Amazon.com
35
el rediseño de chile.
La crítica de Góngora a las “planificaciones globales” FRANCISCA ECHEVERRÍA
Q
uienes aún miran con desconcierto la cri-
La noción de “planificaciones globales” en la
sis política actual y los afanes refundacionales
obra de Mario Góngora permite atisbar que la
de algunos se preguntan cómo es posible que
tentación de refundar un país no es nueva, sino
se quiera echar por la borda el periodo más exi-
que replica pretensiones ya conocidas. En efecto,
toso de nuestra historia. Las críticas al proceso
el historiador considera el proceso moderniza-
modernizador chileno provocan estupor en al-
dor chileno como un esfuerzo de transformación
gunos defensores del “modelo”: ¿qué sentido
total de la sociedad inducido desde arriba, lo que
tendría imponer un sistema probadamente fra-
pone en duda su carácter de “régimen de liber-
casado? ¿Acaso no estábamos de acuerdo en lo
tad” y que, a pesar de los indudables avances que
que significa “progreso”? En su visión, la idea de
ha supuesto, tiene consecuencias problemáticas
sociedad que se ha instalado en Chile en las últi-
para la vida social. Así, la perspectiva histórica
mas décadas es intrínsecamente liberal y se en-
de las “planificaciones globales” permite cap-
cuentra en las antípodas del dirigismo estatista
tar el mismo voluntarismo político en sistemas
de los años precedentes. Sin embargo, por discu-
aparentemente opuestos y las dificultades que se
tibles que resulten los actuales intentos de redi-
derivan de ese modo de enfocar la acción polí-
señar el país desde cero, hay razones para pensar
tica. En otras palabras, la intuición de Góngora,
que la lógica refundacional de quienes pretenden
aunque desarrollada en pocas páginas al final
echar abajo el “modelo” no es demasiado distin-
de su Ensayo, puede aportar elementos clave
ta de la de aquellos que lo construyeron.
para aproximarse a nuestra historia reciente y
36
enfrentar la crisis actual. Es posible que esta no
La dictadura militar constituiría la tercera fase
sea independiente del modo vertical y técnica-
de esta “época de las planificaciones globales”.
mente planificado en que se ha modernizado el
En ese periodo se llevó a cabo una reestructura-
país, y que solo un cambio en esa lógica permita
ción general de la economía, la sociedad y el po-
encontrar un camino de salida de la crisis. Cano-
der estatal, una “revolución desde arriba”1 que
nizar y defender férreamente el “modelo” sola-
constituyó un esfuerzo simétrico al realizado en
mente contribuiría a agudizarla. Hace falta cap-
los dos periodos anteriores, aunque de signo di-
tar sus luces y sus sombras, y la obra de Góngora
verso. No se trató solo de alejar a Chile de la deri-
podría ayudar en esta tarea.
va marxista e intentar superar la crisis mediante determinadas medidas económicas y sociales,
“planificación global”
sino de una auténtica refundación del país a partir de una doctrina económica liberal y antiestatista.
Mario Góngora emplea esta noción para designar
Esta se extendió más allá del campo económico,
el periodo que va desde 1964 hasta la década de
mediante una fuerte hegemonía del criterio de
1980, abarcando los gobiernos de Eduardo Frei
eficiencia propio de esa disciplina en los ámbi-
Montalva, Salvador Allende y Augusto Pinochet.
tos más variados. Indudablemente Chile reque-
Góngora, que había apoyado el golpe de Estado
ría unas condiciones mínimas de economía libre
de 1973, a comienzos de los ochenta se ha vuelto
que sirvieran de base a su modernización, pero la
consciente de las tensiones implícitas en el pro-
introducción del paradigma técnico-económi-
yecto de la dictadura y comienza a comprender
co, además de efectuarse en condiciones de re-
este periodo en cierta continuidad con los dos
presión inéditas, superó los límites de su propio
anteriores. Para él, el denominador común en-
ámbito, y terminó por afectar campos tan diver-
tre ellos es una idea de desarrollo planificado,
sos como la educación, la provisión de salud, la
la convicción de que es posible construir una
vida de barrio o la estructura familiar2.
sociedad desde arriba mediante un diseño abs-
Góngora se rebela contra esa colonización de
tracto, sin mayor consideración por la realidad
la vida social por parte de la lógica del mercado.
social y cultural. La primera de las planificacio-
Para él, este fenómeno violenta la tradición chi-
nes globales consistió en el proyecto impulsado
lena, que se encontraría intrínsecamente unida
por Frei Montalva (1964-1970), marcado por la
al Estado. En efecto, el historiador sostiene que
doctrina desarrollista de la CEPAL, según la cual
la nacionalidad chilena ha sido configurada por
Latinoamérica necesitaba de “procesos indu-
el Estado, entendido no como aparato burocráti-
cidos” para superar el subdesarrollo, vencien-
co, sino como la totalidad espiritual que articula
do los obstáculos que opusiera la mentalidad
la vida en común. Ese Estado, mediador de todos
tradicional. El influjo de esta tesis y el apoyo de
los intereses, habría sido atacado por un proyecto
Estados Unidos favorecieron la reforma agraria
político que propiciaba la privatización de todos
y la chilenización del cobre, políticas que se con-
los ámbitos de la existencia: “Si los resultados
sideraron emblemáticas para la modernización
de la política económica han sido, hasta ahora,
chilena. La segunda planificación global fue la
positivos […] se muestran ya relegados al olvido
Unidad Popular, que asumió la causa del mar-
ante el materialismo económico ambiente, por
xismo internacional y de la Unión Soviética y se
lo demás común a todo el mundo de masas. La
propuso realizarla en Chile. A pesar del eslogan de la “revolución con empanada y vino tinto”, la UP también impulsó su proyecto sin atender a las particularidades de la sociedad chilena, aplicando sin mediación una doctrina extranjera que condujo a centrarse únicamente en las clases bajas y a olvidarse de las medias y altas.
1 Mario Góngora, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX (Santiago: Editores La Ciudad, 1981), 133. 2 Véanse Joaquín Fermandois, Fragmentos acerca del fin de mundo. Artículos y ensayos sobre Chile (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2015), 61-93; Gonzalo Vial, Chile. Cinco siglos de historia, tomo 2 (Santiago: Zig-Zag, 2006), 1385-1396.
37
PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO
planificación ha partido de cero, contrariando o
busca imponer verticalmente un modelo de so-
prescindiendo de toda tradición, lo que siempre
ciedad, sin consideración por los modos de vida
trae consigo revanchas culturales. El neolibera-
locales.
lismo no es, efectivamente, un fruto propio de
Desde la perspectiva de estos autores, el pro-
nuestra sociedad, como en Inglaterra, Holanda
ceso modernizador planificado, entendido en
o los Estados Unidos, sino una ‘revolución des-
clave desarrollista, socialista o neoliberal6, se
de arriba’, paradójicamente anti-estatal, en una
encuentra intrínsecamente unido a una visión
nación formada por el Estado”3.
tecnocrática del progreso. La técnica habría
Como se ve, la crítica de Góngora a esta tercera
inoculado su lógica a toda la sociedad, esto es,
planificación global se encuentra asociada a esa
la idea de que lo real es únicamente aquello que
visión del Estado como estructurante de la iden-
se puede medir y la convicción de que la eficien-
tidad nacional. Sin embargo, la noción de Estado
cia constituye el criterio último para evaluar los
en el Ensayo es ambigua: aunque teóricamente se
distintos campos de la vida social. La moderni-
distancia de la idea de Estado burocrático, oscila
zación habría dejado de ser vista como el resul-
entre una noción de “Estado orgánico” —cer-
tado de un proceso histórico que desde Europa
cana al concepto de Estado-nación, que tiende
se expande por el mundo, afectando de manera
a confundir con la sociedad— y la de “Estado
diferenciada a los distintos pueblos y culturas,
aparato”, como institución separada de la so-
para ser percibida como una opción tecnológica al
ciedad civil4. Cabe preguntarse: ¿cuál de esos dos
alcance de los que tengan la voluntad de desa-
“Estados” constituye para Góngora el mediador
rrollarse7. Así, el progreso se vuelve “la tarea de
de todos los intereses y parte fundamental de
aplicar el conocimiento científico y tecnológico a
nuestra tradición? Por otra parte, ¿es sostenible
todas las actividades sociales de tal modo de op-
su crítica a las planificaciones globales si se toma
timizar el bienestar de todos mediante la maxi-
distancia de su ambigua idea de Estado?
mización de recursos y de la funcionalidad de
La reflexión de Pedro Morandé permite abor-
las estructuras”8. Góngora se rebela contra esta
dar esta dificultad. A diferencia de Góngora, el
visión tecnocrática del desarrollo, que percibe la
sociólogo no considera al Estado —en ninguna
existencia “como un aparato anónimo de ‘abas-
de sus acepciones— como el configurador de la
tecimiento’, en sentido amplio, de las masas, en
nacionalidad chilena: para él, la sociedad, y por
producción racional mediante invenciones téc-
tanto la identidad, precede a la formación del
nicas”; como un proceso mundial “cuyo resor-
Estado nacional. A pesar de lo anterior, Morandé
te último es técnico-económico-masivo, no un
coincide con Góngora en que nuestra moderni-
alma”9.
zación se ha llevado a cabo de espaldas a nuestra
El historiador observa que el criterio de efi-
identidad cultural latinoamericana y ve en ese
ciencia ha permeado todos los campos de la vida
esfuerzo una continuación de la lógica del “cam-
social y se refiere a uno que le resulta especial-
bio social programado” de la CEPAL llevada al
mente sensible: la universidad. Lamenta que la
límite. Para él, con el desarrollismo de los años
política educacional comience a guiarse por la
sesenta “la vida social comienza a ser vista como
lógica de la optimización de recursos, al margen
objeto de planificación, como algo que puede al-
de otras consideraciones: “El aporte fiscal a las
terarse mediante una acción racionalmente pro-
universidades se ha reducido constantemen-
gramada y ejecutada”5. A partir de presupuestos
te, argumentándose que la universidad chilena
diversos, ambos autores llegan a conclusiones idénticas: la crítica al voluntarismo político que
3 Góngora, Ensayo histórico, 136.
6 Neoliberalismo es un término en disputa que, para efectos de este trabajo, consideraremos equivalente al proyecto de liberalización económica y transformación social del régimen militar.
4 Cfr. Góngora, Ensayo histórico, 5 y 135.
7 Cfr. Morandé, Cultura y modernización, 59.
5 Pedro Morandé, Cultura y modernización en América Latina (Santiago: IES, 2017), 59.
8 Ibid., 60.
38
9 Góngora, Ensayo histórico, 136-138.
sirve a ciento treinta mil alumnos, y que los gra-
un modelo configurado por un espíritu de plani-
dos medio y básico a tres millones. El argumento
ficación vertical: “¿Es compatible el liberalismo
es lamentable: en cosas culturales no se cuenta,
como idea con la planificación de un sistema li-
sino que se pesa. La tradición occidental ha sido
beral en un país en el cual esa idea no está in-
siempre la de que la educación irradia desde las
corporada en la tradición? Friedrich von Hayek
universidades, que preparan a las élites del país,
[…] dice terminantemente que no: ‘[…] [Los] li-
hacia abajo. La concepción masiva hoy domi-
berales tratamos de renovar, pero nos adherimos
nante dará un pueblo sin analfabetismo, pero
a la vieja tradición, que se puede mejorar, pero
infinitamente menos cultivado que el de 1940 o
que no puede cambiarse en lo fundamental. Lo
1970” .
contrario es caer en el constructivismo racio-
10
El ejemplo permite entrever hasta qué punto
nalista, en la idea de que se puede construir una
el enfoque tecnocrático es ciego frente a aspec-
estructura social concebida intelectualmente por
tos esenciales de la realidad. En este caso, des-
los hombres, e impuesta de acuerdo a un plan,
conoce la misión misma de las universidades en
sin tener en consideración los procesos sociales
la cultura, y abandona el horizonte de un pueblo
evolutivos’”11.
cultivado para reemplazarlo por uno de alfabeti-
Ahora bien, ¿no es inherente a la política
zación y entrenamiento básico para la inserción
querer modificar la realidad? ¿Qué sería lo re-
en el mercado laboral. El criterio unidimensional
prochable de este intento? Lo que ignora el cons-
propio de la técnica no es
tructivismo racionalista es
capaz de integrar las dimen-
la diferencia entre procu-
siones no cuantificables en el análisis. Como se ve, la crítica de
Aún comprendemos el “desarrollo” como el
rar orientar la realidad social y manipularla. El punto crítico es el reconocimiento
Góngora a la tercera plani-
resultado mecánico de políticas
de la libertad: el empeño de
ficación global parece váli-
públicas que responden a
modelar a voluntad la vida
da con independencia de su noción de Estado y se refiere no solo al origen del proceso de modernización, sino
criterios de eficiencia, y no como el fruto de modos de convivencia humanos.
también a su dinámica. La
social desconoce que esta se caracteriza,
precisamente,
por la interacción de agentes libres, de modo que ese esfuerzo no puede sino pre-
lógica de cambio social programado está inscrita
sentar dificultades. Para Góngora, tanto el mar-
en las entrañas del “modelo” y continúa rigiendo
xismo como el neoliberalismo proceden de una
la vida en común. Aún comprendemos el “desa-
misma raíz —el pensamiento revolucionario del
rrollo” como el resultado mecánico de políticas
siglo XVIII y comienzos del XIX—, que introduce
públicas que responden a criterios de eficiencia,
una tendencia rupturista respecto de la realidad
y no como el fruto de modos de convivencia hu-
social previa. Así, durante el gobierno militar
manos. Lo paradójico es que esa planificación
se quiso “partir de cero, sin hacerse cargo de la
tecnocrática ha sido impulsada en nombre de la
idiosincrasia de los pueblos ni de sus tradicio-
libertad.
nes nacionales o universales; la noción misma de tradición parece abolida por la utopía. En Chile,
¿revolución liberal?
la empresa parece tanto más fácil cuanto más frágil es la tradición”12.
El mismo Góngora se pregunta si el neoliberalis-
Góngora advierte la paradoja de esta “revolu-
mo chileno de los años setenta y ochenta es real-
ción capitalista”, en que una ideología anties-
mente liberal. Siguiendo a Hayek, el historiador
tatista es difundida centralizadamente desde el
concluye que no, en la medida en que se trata de 11 Ibid., 137. 10 Ibid., 136.
12 Ibid., 138.
39
PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO
Estado. Se trata de un antiestatismo peculiar,
con un auténtico desarrollo humano y con la in-
que requiere de un gran Leviatán para establecer
tegración social de los ciudadanos13.
un diseño que margine al Estado de la vida social.
La ceguera práctica respecto de la sociedad ci-
Sin embargo, lo que los planificadores no previe-
vil de quienes han impulsado el “modelo chile-
ron es que ese proyecto tendría efectos no solo
no” da cuenta de una idea particular de libertad.
sobre el Estado, sino también sobre la sociedad
Góngora percibe que en el núcleo de ese proyecto
civil, que sufriría un notorio debilitamiento.
late la convicción de que la libertad económi-
Resulta llamativa la distancia que existe entre
ca constituye la base de la libertad política y, en
la teoría sobre los cuerpos intermedios que ins-
definitiva, de toda libertad. El corazón ideológi-
piró la modernización chilena y su realidad luego
co del proyecto modernizador chileno —libertad
de algunas décadas. En efecto, la subsidiariedad,
económica irrestricta garantizada por un Estado
que en principio busca garantizar la autonomía
mínimo— ha dado lugar a un “liberalismo es-
de las asociaciones menores respecto de las ma-
trecho”14, que no parece concebir otra forma de
yores, se encuentra en el núcleo de ese proyecto.
despliegue de lo humano en el ámbito público
Sin embargo, una comprensión restringida y pu-
que la libertad de emprender y consumir. Dista
ramente negativa de ese principio ha provocado
mucho de lo que Góngora entiende por libertad,
que organizaciones sociales de diversa índole
que se relaciona más bien con la capacidad inte-
—grupos vecinales, sindicatos, familias, etc.—
rior de escapar del aparato del régimen de masas.
hayan perdido consistencia durante este perio-
El horizonte de desarrollo del autor se relaciona
do. Lo anterior tiene importantes consecuencias,
con la preservación de un espacio de acción au-
en la medida en que las posibilidades de los ciu-
ténticamente libre para los ciudadanos, cues-
dadanos de actuar en el espacio público y de in-
tión inseparable de una noción de educación que
corporarse adecuadamente al todo social pasan
se aleja de la mera instrucción funcional y se
fundamentalmente a través de esa pluralidad de
orienta al cultivo del espíritu. El neoliberalismo
asociaciones locales. El proyecto de volver irre-
criollo, en contraste, trasluce un materialismo
levante el Estado paradójicamente condujo a un
asombrosamente parecido al marxista, en que el
gran Estado débil y a la irrelevancia de la socie-
horizonte de lo humano parece encontrarse de-
dad.
terminado solo por las condiciones materiales de
La idea de progreso tras este enfoque tuvo efec-
la existencia15.
tos problemáticos: basta pensar, por ejemplo, en las bienintencionadas políticas de vivienda, que propician el aislamiento de grandes grupos sociales en los márgenes de las ciudades y la pérdida de sus redes de apoyo, fundamentales en el modo de convivir latinoamericano. Difícilmente se concilia esa idea de “solución habitacional”
13 Véase, por ejemplo, el reciente libro de Iván Poduje, Siete kabezas. Crónica urbana del estallido social (Santiago: Uqbar Editores, 2020). 14 Cfr., Daniel Mansuy, Nos fuimos quedando en silencio. La agonía del Chile de la transición (Santiago: IES, 2016), 137. 15 Cfr. Góngora, Ensayo histórico, 134.
40
En suma, todo esto sugiere que el “modelo
horizonte compartido. Lo anterior es cierta-
chileno” se halla lejos de ser un régimen de li-
mente difícil. Para unos, implicaría reconocer
bertad. Por una parte, su origen se remonta a un
las contradicciones de un modelo pseudoliberal
intento de construir una sociedad desde arriba de
hasta ahora considerado infalible, y ampliar la
acuerdo a un plan abstracto, ajeno a la realidad
mirada hacia una idea más compleja de progreso.
cultural del país; por otra, ha tendido a debilitar
Para otros, supondría evitar el riesgo de quedar
ciertas formas de asociación locales necesarias
atrapados en las mismas categorías que buscan
para una auténtica libertad política. Las críti-
combatir: quienes aspiran a reemplazar radical-
cas al “modelo” que han emergido en la última
mente el “modelo neoliberal” por un “régimen
década detectan esta pérdida, pero aún está por
de lo público”16 parecen presentar el mismo
verse si lograrán cristalizar en algo distinto de la
ánimo refundacional de la dictadura, como si
imposición unilateral de ciertas visiones de so-
bastaran la voluntad política y los cambios es-
ciedad.
tructurales para modelar los vínculos sociales y dotar de cohesión a la sociedad.
chile en la encrucijada
Una auténtica salida a la encrucijada actual requeriría, en fin, un esfuerzo honesto de unos
A pesar de tratarse de una reflexión tentativa,
y otros por comprender el país que se busca go-
Góngora parece haber captado la dinámica polí-
bernar. El reto es conducir un país en su plura-
tica chilena de las últimas décadas, en que una
lidad en lugar de rediseñarlo, lo que supone un
“revolución desde arriba” ha sucedido a otra,
conocimiento fino de su historia, su idiosincrasia
prácticamente sin mediar la deliberación. Ha
y sus tradiciones, así como también promover la
sido, en cierto modo, un fenómeno antipolíti-
participación activa de los mismos ciudadanos.
co: el cambio social no ha venido tanto del in-
¿Por dónde empezar frente a tamaño desafío?
tercambio público de razones, sino de la fuerza.
Quizás por leer y tomar en serio a Góngora y a
Esta dinámica, además de acarrear altos costos
todos los más lúcidos de nuestros intelectuales,
sociales, se ha revelado insostenible en el tiem-
e intentar comprender con ellos el país que ha-
po: como Góngora previó hace cuarenta años,
bitamos.
tras la planificación global tarde o temprano llega la revancha. El proceso constituyente supone una nueva oportunidad de quebrar ese ciclo y explorar la alternativa de una verdadera política, abierta a la deliberación común y a la búsqueda de un
16 Fernando Atria (en colaboración con Constanza Delgado y Javier Wilenmann), Derechos sociales y educación: un nuevo paradigma de lo público (Santiago: LOM, 2014).
Francisca Echeverría es ingeniera comercial por la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en Estudios Políticos por la Universidad de los Andes, Chile. Es investigadora del Centro de Estudios e Investigación Social Signos de la Universidad de los Andes y estudiante del doctorado en ciencia política en la Universidad de Heidelberg, Alemania.
41
OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA
Gøsta Esping-Andersen:
“Una mayor inestabilidad familiar es un desafío importante para el Estado de bienestar” POR GUILLERMO PÉREZ
Hace treinta años, el sociólogo danés Gøsta Esping-Andersen revolucionó los estudios sobre el Estado de bienestar al publicar su libro The Three Worlds of Welfare Capitalism (1990). En él desarrolló una tipología que dividía a estos regímenes en liberales, conservadores y socialdemócratas, y que sigue siendo objeto de debate hasta hoy. De ahí en adelante, con libros como The Social Foundations of Postindustrial Economies (1999), Why We Need a New Welfare State (2002), The Incomplete Revolution: Adapting the Welfare States to Women’s new Roles (2009) y Families in the 21st Century (2016), Esping-Andersen se ha convertido en una referencia mundial sobre el tema. En esta entrevista nos cuenta sobre el Estado de bienestar y algunos de sus principales desafíos. 42
En Chile ha surgido una demanda de Estado de
¿Hay otros factores que incidan a la hora de de-
bienestar sin una comprensión demasiado pre-
finir al Estado de bienestar?
cisa de lo que significa. Luego de varias décadas estudiando la evolución de estos regímenes,
En este tema nos enfrentamos a otro rompeca-
¿cómo lo definirías?
bezas: la cuestión de la redistribución y la igualdad. Si la idea central tiene que ver con defender
El concepto emerge en los años posteriores a la
y mejorar nuestro bienestar, un Estado de este
Segunda Guerra Mundial, inicialmente como
tipo debe ser, por definición, redistributivo y
contraste al “Estado de guerra”. La definición
promover la igualdad: algunos grupos o clases
con la que probablemente estarían de acuerdo
sociales —los pobres o las madres solteras, por
gran parte de los expertos es que en el Estado de
ejemplo— necesitarán mucho más apoyo públi-
bienestar la mayoría de las actividades o gastos
co para lograr el bienestar que otros. Si tenemos
gubernamentales están dirigidos a políticas y
esto en consideración, el grado de bienestar de
programas que mantienen y mejoran el bienestar
un Estado se podría medir muy bien por su capa-
de los ciudadanos. Por un lado, es una definición
cidad para minimizar la pobreza y/o lograr una
sencilla, pues se puede identificar empírica-
mayor igualdad en los niveles de vida de la po-
mente con facilidad: ¿qué porcentaje del gasto
blación. Y, finalmente, también debemos tener
público se destina al bienestar social? Pero es
en cuenta que los gobiernos pueden perseguir
obvio que también es una definición escurridiza,
objetivos de política social de diferentes formas.
ya que plantea la pregunta de qué programas son
Esto ha generado la identificación de distintas
realmente generadores de bienestar.
variantes del Estado de bienestar, sobre las que se ha producido un debate interminable.
¿Podrías darnos algunos ejemplos? ¿Cuáles serían esas variantes? Tomemos la educación. La mayoría supondría que es parte integral del Estado de bienestar por-
La mayoría de los estudiosos estarían de acuer-
que mejora las capacidades y los recursos de los
do en que hay tres tipos claramente distintos. En
ciudadanos. Pero también es inversión en capital
primer lugar, están los países que enfatizan los
humano. O pensemos en programas sociales que
principios de políticas universalistas —donde
no sean gubernamentales (planes de pensiones
todos los ciudadanos tienen derechos sociales
ocupacionales, por ejemplo). ¿Deberían incluir-
idénticos— y de protección social integral ga-
se en nuestra definición de Estado de bienestar?
rantizada públicamente. Este modelo a menudo
Eso puede depender de si están subvencionados
se identifica como el socialdemócrata nórdico.
directa o indirectamente —y en qué medida—
En segundo lugar, están los países que enfa-
por el Gobierno. Otro ejemplo, ¿cómo se podría
tizan el seguro social como el principal medio
calificar al sistema chileno de “pensiones priva-
para garantizar derechos sociales. Esto implica
das”?
que las personas tienen derechos directamente
43
PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA
vinculados a su historial laboral y de cotización.
por un lado, nos enfrentamos a un dilema de
A menudo, este se identifica como el modelo
equidad y justicia; por otro, nos enfrentamos a
“conservador” de la Europa continental. Y, en
la pregunta de cómo financiar los futuros costos
tercer lugar, están aquellos países como Estados
de jubilación. Como se discutió en mi libro The
Unidos (y Chile), que se basan en el supuesto de
Incomplete Revolution (2009) y en el capítulo de
que para la mayoría de los ciudadanos, y en la
John Myles en Why We Need a New Welfare Sta-
mayoría de los casos, el mercado funciona bien.
te (2002), la respuesta más eficaz y equitativa a
La intervención de la política social, entonces, se
este desafío de largo plazo implica dos principios.
limita idealmente a sanear las llamadas “fallas
El primero es aumentar la edad de jubilación. En
del mercado”. Por ejemplo, las madres solteras
la actualidad, en un Estado miembro típico de la
que no pueden combinar el trabajo remunerado
OCDE, la jubilación ocurre alrededor de los se-
con el cuidado de los niños, o los discapacita-
senta y cinco años (o incluso menos). Para ilus-
dos que tampoco pueden trabajar por un salario.
trar cuán efectivo es el retraso, financieramente
Estos países se suelen identificar con el modelo
hablando, aplazar la jubilación en diez meses
“liberal”. Algunos argumentan que deberíamos
abarata los costos para el Estado en beneficios de
incluir un cuarto modelo, el denominado “me-
jubilación en un 10 por ciento. De hecho, algu-
diterráneo”, que destaca por su apego al fami-
nas naciones han comenzado a moverse en esta
liarismo. En contraste con la variante liberal, que
dirección. Los países nórdicos, los Países Bajos e
favorece el accionar de los mercados, este mode-
Italia están promoviendo los setenta o setenta y
lo promueve a la familia como principal provee-
un años como edad de jubilación. Asimismo, au-
dor de bienestar. En este caso, la política pública
mentar la edad de jubilación en cinco o seis años
se limita idealmente al “fracaso familiar”.
implica el equivalente a disminuir en un 60 por ciento los costos del Estado en beneficios de ju-
inestabilidad familiar y envejecimiento: dos
bilación.
desafíos del estado de bienestar
En Chile ha costado mucho instalar este tema. En tus trabajos sugieres que una de las dificul-
En términos generales, ¿podríamos decir que se
tades que enfrentan los Estados de bienestar es
justifica, entonces, el aplazamiento de la jubi-
el envejecimiento. ¿Por qué?
lación?
Entre 1980 y 2020, el porcentaje de ancianos en la
En casi todos los aspectos, sí: vivimos más, las
fuerza laboral en los países de la OCDE aumentó
personas mayores disfrutan de una salud cada
desde el 20 al 30 por ciento en promedio. Duran-
vez mejor, la vida laboral en la “nueva” economía
te los próximos cuarenta años, su participación
es mucho menos exigente físicamente. Además,
se duplicará al 60 por ciento. En algunas nacio-
los nuevos grupos de jubilados tienen niveles de
nes —España, por ejemplo—, ¡su participación
educación y habilidades considerables.
aumentará al 80 por ciento! En consecuencia, la carga de la jubilación parece estar explotando en
¿Y el segundo principio?
términos financieros. El segundo principio se refiere a la equidad in¿Y cómo se puede enfrentar este problema?
tergeneracional. Si estamos satisfechos con el statu quo actual, es decir, con el nivel de consumo
Gran parte del debate político se ha centrado en
relativo de los ancianos y los jóvenes, una solu-
la urgente necesidad de recortar los niveles de las
ción obvia sería adoptar el modelo de “propor-
prestaciones de pensión para evitar cargas fisca-
ción relativa fija” (PRF), propuesto por el eco-
les que desplacen a todos los demás programas
nomista Robert Musgrave. En este modelo, las
de gasto público o que impongan cargas fiscales
contribuciones y los beneficios se basan en man-
imposibles a los ciudadanos. El desafío es doble:
tener constante la proporción futura entre los
44
ingresos de la población activa y los ingresos de
¿Qué políticas podrían promoverse en ese ám-
la población jubilada. Una vez que se fija la pro-
bito?
porción, la tasa impositiva se ajusta periódicamente para reflejar los cambios en la población
Hay políticas que pueden ser bastante efecti-
y la productividad. Y si la jubilación se aplaza en
vas para acelerar esta igualdad. En primer lu-
cinco o seis años, debería haber una menor ne-
gar, el apoyo del Estado de bienestar para que
cesidad de aumentos sustanciales de impuestos
las madres puedan seguir una carrera a tiempo
para financiar el bienestar de la población jubi-
completo, especialmente respecto del cuidado de
lada.
los niños. Cuando el curso de la vida de las mujeres comienza a converger con el de los hombres,
De acuerdo con tus investigaciones, otro de los
incluyendo la norma del full time dentro de su
fenómenos que complica a los Estados de bien-
trayectoria, los hombres adoptan una cultura y
estar es la inestabilidad familiar…
un comportamiento más simétrico respecto del género.
La tendencia hacia una mayor inestabilidad familiar es un desafío importante para el Estado
el universalismo: ventajas y desafíos
de bienestar por varias razones. Para empezar, es probable que produzca una proporción cre-
Cuando se menciona a los estados de bienestar,
ciente de hogares monoparentales (principal-
suele recurrirse mucho a la idea de universalis-
mente madres solteras) con
mo. ¿Qué significa, en con-
un alto riesgo de pobreza. En
creto, esa idea?
segundo lugar, en entornos con alto riesgo de divorcio, las personas también pueden ser menos propensas a
Gran parte del debate político se ha centrado en la urgente necesidad de recortar los
El universalismo en las políticas sociales está muy asociado con los Estados de
tener hijos, lo que implica
niveles de las prestaciones
una caída de las tasas de na-
que impongan cargas fiscales
cho, tiene sus raíces en la
talidad y, por tanto, también
imposibles a los ciudadanos.
alianza política de la década
peores desequilibrios entre la población anciana y joven.
bienestar nórdicos. De he-
de 1930 con los movimientos rurales, que permitió a
los socialdemócratas surgir como fuerza política Has señalado que esto tiene una fuerte relación
dominante. Dado que los pequeños agricultores y
con el rol de la mujer en la sociedad. ¿Por qué?
los trabajadores agrícolas no podían hacer contribuciones financieras a ningún tipo de esquema
Como he argumentado extensamente tanto en
de seguro social, y dado que los socialdemócratas
The Incomplete Revolution como en mi libro más
y los partidos rurales privilegiaban las políticas
reciente Families in the XXI Century (2016), una de
sociales para cimentar su poder, las coaliciones
las principales causas detrás del aumento de la
gobernantes —a partir de la década de 1930—
inestabilidad familiar radica en la poca adapta-
adoptaron el principio de que los ingresos ge-
ción social que hemos tenido hacia el papel cam-
nerales del Gobierno financiaran una cobertura
biante de las mujeres, sobre todo por parte de los
universal e igualitaria. Esto implica que todos
hombres. Esto ha retrasado la adopción de roles
los ciudadanos, sean ricos o pobres, disfrutan de
más igualitarios de género.
derechos y beneficios exactamente idénticos. El universalismo se introdujo por primera vez con las reformas de las pensiones de vejez no contributivas en las décadas de 1930 a 1950.
45
PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA
¿Y tuvo efectos beneficiosos?
Todas estas propuestas son mucho más caras económicamente hablando, ¿o no?
Resultó ser un gran éxito, no solo como un medio político para defender a las coaliciones de par-
El universalismo sin ninguna duda es caro en
tidos, sino también como una forma de mostrar
cuanto a los gastos de los presupuestos guberna-
que las reformas sociales debían ser beneficio-
mentales. Sin embargo, no debemos olvidar que
sas para todos los ciudadanos —“estamos todos
la tributación progresiva sobre la renta implica
en el mismo barco”—, y que todas y cada una
indirectamente que los ricos, por así decirlo, de-
de las personas y las familias tenían un derecho
vuelven al fisco los beneficios que reciben. En
legítimo sobre los gastos del Gobierno. La prin-
una línea similar, el sistema universal de cuida-
cipal ventaja del universalismo, entonces, es su
do infantil es relativamente caro, pero de muy
capacidad para cimentar el apoyo público, y la
alta calidad. Siguiendo el ejemplo danés, cuesta
capacidad de generar un sentido amplio de que
el equivalente a aproximadamente el 2 por cien-
los riesgos y responsabilidades se comparten en
to del PIB y es, en general, financiado dos tercios
la población.
por el Gobierno y un tercio por las familias. Pero la contribución de los padres sigue una escala
Y, desde entonces, se ha seguido aplicando en
móvil, de modo que las familias de bajos ingresos
otras políticas públicas…
de facto no pagan nada. Además, los programas de cuidado infantil universal se han convertido
Posteriormente se aplicó a las prestaciones fa-
en los más populares y con un amplio apoyo de
miliares y, quizás lo más importante, al desa-
todas las políticas sociales.
rrollo de los célebres programas de guarderías y jardines infantiles en Escandinavia. Y toda la
Esto conecta con otra de las grandes preguntas
evidencia continúa sugiriendo la idea de que el
sobre los Estados de bienestar. ¿Cómo finan-
universalismo consolida un amplio apoyo públi-
ciarlos?
co, casi universal, detrás de sus políticas. Otros países también han adoptado un universalismo
Hay tres respuestas posibles. La primera vuelve
limitado, como es el caso de las prestaciones fa-
a mi discusión sobre los méritos del universalis-
miliares en Gran Bretaña y en otros lugares.
mo. Si los programas sociales benefician a todos los ciudadanos, ofreciendo estándares de calidad
¿Cuáles serían sus riesgos y límites?
aceptados incluso por aquellos más exigentes, gozarán de un apoyo universal y, como con-
El universalismo tiene una debilidad inherente:
secuencia, de una mayor disposición a pagar el
por razones financieras, es obvio que los bene-
precio. En cambio, el problema de los programas
ficios seguirán siendo relativamente modestos.
sociales focalizados —el apoyo a los ingresos de
Por ejemplo, la “pensión popular” universal,
los pobres, por ejemplo— es que la mayoría aco-
como se la denomina en Escandinavia, ofrece
modada considera que financiarlos es ilegítimo.
un nivel de prestaciones que puede considerar-
La segunda respuesta es que, paradójicamente,
se adecuado para un trabajador de bajos ingre-
los Estados de bienestar en realidad no son tan
sos, pero difícilmente será suficiente para los
caros como parece. Si, como es el caso en Escan-
grupos de ingresos medios y altos. La respuesta
dinavia, los generosos beneficios sociales —ya
en Escandinavia, en lo que respecta a las pen-
sean pensiones de jubilación, prestaciones por
siones, fue crear un segundo plan de pensio-
desempleo o lo que sea— también están sujetos a
nes contributivo. De esta manera, el Estado de
impuestos, el Gobierno recibe instantáneamente
bienestar combinó los principios del universalis-
una gran parte de la prestación que pagó. De he-
mo con la adecuación de los beneficios para toda
cho, es exactamente por esta razón que la OCDE
la población.
ha tomado la iniciativa de calcular el gasto social neto. Si examinas los datos de la OCDE, notarás
46
que los Estados de bienestar escandinavos pare-
vez, significa que las mismas madres pagarán
cen tener un gasto elevado cuando se miden de
sustancialmente más impuestos al fisco. Mis
la manera convencional. Sin embargo, medidos
cálculos, de hecho, muestran que, en el trans-
en términos de gasto social neto, no son parti-
curso de su carrera, una madre de dos hijos con
cularmente costosos. La tercera respuesta es que
acceso a cuidado infantil reembolsará el costo
un Estado de bienestar fuerte es aquel en el que
total de esa provisión al Gobierno, incluso con un
muchas de sus políticas sociales son en realidad
pequeño dividendo. Aquí tenemos un caso claro
inversiones en una mayor productividad econó-
de un programa social que simultáneamente es
mica.
una política de inversión.
¿Qué significa eso en concreto?
invertir en políticas de primera infancia
Mi ejemplo favorito de esto es la provisión gu-
Otro aspecto que has señalado como funda-
bernamental de cuidado infantil de calidad. Esta
mental para construir un Estado de bienestar
permite que las madres permanezcan en el mer-
tiene que ver, precisamente, con la importancia
cado laboral, obteniendo ingresos y pagando
de estas políticas relativas a la infancia.
impuestos. Así, los ingresos de por vida de las madres serán sustancialmente más altos que si
En los últimos años hemos visto un aumen-
se vieran obligadas a interrumpir su carrera du-
to en el interés por los programas preescolares
rante muchos años por tener hijos. Y esto, a su
entre quienes diseñan políticas públicas y las 47
PE NSAR E L E S TADO. E NTRE V IS TA
organizaciones internacionales, sobre todo la
niño/pedagogo y a la experiencia pedagógica del
OCDE. Además, estas políticas se ven cada vez
personal. En líneas generales, vemos grandes
más como la pieza central de una estrategia más
variaciones entre países en cuanto a la propor-
amplia destinada a invertir más recursos en la
ción entre número de niños y pedagogos. Para las
primera infancia.
edades de uno a tres, los requisitos de personal que trabaja con los niños son claramente más
¿Cómo traducir este desafío a políticas públicas
exigentes. En un extremo encontramos a Dina-
concretas?
marca, con un pedagogo por cada tres niños; en el otro extremo se encuentran países como Es-
Una lección que aprendemos de la psicología del
paña, con diez a quince niños por pedagogo. Los
desarrollo, respaldada por poderosa evidencia
expertos en infancia temprana sugieren que a
empírica, es que el estímulo es clave para la ca-
estas edades la proporción no debe exceder la de
pacidad de aprendizaje de los niños. Por tanto,
un pedagogo por cada seis niños.
el rendimiento escolar se define en las edades previas a la edad normal de inicio de la escuela.
¿Y entre tres y seis años?
En particular, la base del desarrollo cognitivo se encuentra en las edades de uno a seis años.
Pasando a los niños de tres y seis años, es decir,
Si un niño recibe estímulos
las edades de jardín de in-
cognitivos insuficientes en
fancia, una vez más nos en-
este rango de edad, es muy difícil, o casi imposible, rec-
La base del desarrollo
tificarlo en edades posterio-
cognitivo se encuentra en
res. Los primeros años de la niñez requieren diferentes tipos de estímulos, depen-
las edades de uno a seis años. Si un niño recibe estímulos
contramos con grandes diferencias nacionales. En esto Dinamarca sigue siendo un líder mundial con seis niños por pedagogo. La proporción de España, en cambio,
diendo de la edad. Algunos
cognitivos insuficientes en este
países —inicialmente tam-
rango de edad, es muy difícil, o
veinticinco niños por peda-
bién Dinamarca y Suecia—
casi imposible, rectificarlo
gogo. Los expertos sugieren
han elaborado programas que incluso incluyen a ni-
en edades posteriores.
ños menores de un año. Esto
es muy problemática, con
que una proporción de alrededor de ocho a diez niños por pedagogo sería óptima.
debe evitarse, ya que la necesidad más impor-
Y cualquier cosa más allá de quince niños por pe-
tante de los bebés en su primer año de vida es el
dagogo es sencillamente inútil.
apego. El apego efectivo a los padres es, según la psicología infantil, un requisito clave para el de-
Hemos hablado de la cantidad de niños por pe-
sarrollo cognitivo posterior, lo que va en la línea
dagogo, pero ¿qué pasa con la calidad?
de desarrollar políticas de licencia parental que garanticen que uno u otro padre esté “omnipre-
El segundo atributo clave de la calidad es el nivel
sente” en el primer año de su hijo.
de formación pedagógica del personal. La variación internacional es de nuevo bastante sus-
¿Y en los niños de mayores a un año?
tancial, con Irlanda representando un extremo —sin requisitos de formación pedagógica en ab-
En los niños de uno a seis años, como ha dicho
soluto— a los países nórdicos o Francia, donde el
enfáticamente la OCDE, los aspectos de cali-
criterio es un mínimo de formación pedagógica
dad de las guarderías son decisivos. La calidad
de nivel universitario.
tiene poco que ver con la infraestructura de los centros de cuidado infantil. Los criterios clave se reducen principalmente a las proporciones
48
En Chile este tema no ha tenido la importan-
un ahorro de gastos. Así, más adelante, una
cia que merece. De hecho, en la última década
fuerza laboral con fuertes habilidades cognitivas
la prioridad política ha estado en la educación
será más productiva y, por lo tanto, mejorará el
universitaria. ¿Por qué deberíamos invertir con
desempeño económico.
tanta fuerza en políticas de infancia? Al parecer, este es un tema que te preocupa esComo señalé, una política preescolar de alta
pecialmente…
calidad que sea universal a todos los efectos prácticos absorberá fácilmente entre el 1,5 y el 2
Durante los muchos años en que participé acti-
por ciento del PIB, dependiendo principalmente
vamente en el aspecto de la formulación de polí-
de la proporción pedagogo/niño. Esto implica, en
ticas —participé en dos presidencias de la Unión
cualquier caso, una enorme carga de gasto pú-
Europea y durante varios años fui miembro del
blico. Pero como insistí anteriormente, debemos
grupo asesor de política social del presidente de
definir los programas de educación preescolar
la Comisión Europea José Manuel Durão Barro-
como políticas de inversión pública, a la par con
so—, insistí repetidamente a los responsables de
la construcción de aeropuertos o universidades.
la formulación de políticas para que redefinie-
Estas son realmente inversiones en un doble
ran las cuentas del Estado de bienestar a fin de
sentido: facilitan el empleo de las madres, lo que
distinguir entre las cuentas de gasto social es-
genera más ingresos fiscales para los Gobiernos,
tándar, como asistencia social, y las cuentas de
y mejoran la reserva de capital humano de la
inversión social, como programas preescolares.
nación. De hecho, asegurar un comienzo sólido,
Tengo la esperanza de que un día no muy lejano
como sostiene la OCDE, significa también mucha
esto se convierta en la norma.
menos necesidad de programas de aprendizaje correctivo en edades posteriores. Y esto implica
Families in the 21st Century
The Three Worlds of Welfare Capitalism
Autor: Gøsta Esping-Andersen
Autor: Gøsta Esping-Andersen
Estocolmo: SNS Förlag, 2016
Cambridge: Polity Press, 1990
Páginas: 112
Páginas: 260
49
OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA
La tentación de la utopía ANDRÉS BIEHL Y GERMÁN VERA
L
a expresión de Mario Góngora sobre las “pla-
nostalgia de góngora
nificaciones globales” ha resucitado —aunque con un lapso de cuarenta años— a propósito de
Escrito al inicio de una transformación radical
la crisis social en curso. Hacia el final del Ensayo
de las instituciones chilenas, el Ensayo de Gón-
histórico sobre la noción de Estado en Chile, Gón-
gora observa, en plena Guerra Fría, una ten-
gora identifica la planificación global con la uto-
dencia mundial a la utopía, en las formas de
pía a escala planetaria: el deseo de romper con
neoliberalismo y socialismo, las cuales serían
la tradición, partir de cero y diseñar una nueva
manifestaciones de un espíritu tecnocrático de
forma de sociedad.
estandarización que aplanaría tradiciones his-
La proposición es atractiva hoy por su misma
tóricas particulares. Mirando nuestra especi-
ambigüedad. Puede confirmar nuestras críticas
ficidad, la nostalgia emerge en Góngora como
sobre el quiebre del modelo de desarrollo eco-
contradicción. Mientras la nación habría sido
nómico: la tradición nacional, vinculada a un
formada históricamente por el Estado, el ex-
Estado que forma a la nación, estaría volviendo
perimento neoliberal arruinaría el sostén de la
con venganza. O, por el contrario, la crisis sería
nacionalidad, las mismas condiciones de posibi-
parte del hábito, reconocible luego del plebis-
lidad de nuestra existencia.
cito, de querer comenzar de nuevo: condenar la
El problema que preocupaba a Góngora tiene
“tradición” de los últimos cuarenta años al ba-
que ver menos con la eficiencia del Estado que
surero. Existe un Góngora bueno o uno malo que
con su legitimidad. El declive de ciertas formas de
nos permite, según nuestro juicio del presente,
organización —como la muerte de la hacienda
cambiar cómodamente de planificación o pasar
del valle central, una de las instituciones de larga
de una utopía a otra. Pero la nostalgia, en este
duración que generaba una particular forma de
caso, también puede revelarse como una forma
cohesión social y legitimidad—, particularmente
de utopía. 50
desde la “cuestión social” en adelante, obliga al
palabras, si la nación nace como expresión de
Estado a regular ámbitos donde antes no entraba
una tradición particular, pese a que el Estado la
e introducir una lógica de contrato donde antes
tiene que inventar, es porque se necesita cambiar
existían otras formas de reciprocidad social. La
a las personas. No sirven las que existen ni sus
nación, por medio de esas instituciones en vías
tradiciones.
de desaparición, evitaba que el Estado se redujera simplemente a un contrato. Para Góngora, el Estado escapa a la acusación
asumir máquinas: la antropología de nuestras instituciones
de planificación global (pese a considerarlo una creación moderna y centralizadora a la francesa);
Toda planificación parte de algún supuesto sobre
pero es imposible soslayar que existe una esca-
el ser humano, exista o no en la realidad. Como
la mínima para la construcción de una narrativa
recuerda recientemente El liceo, de Sol Serrano,
común. Esto necesariamente implica un cierto
el ethos republicano descansaba en supuestos
grado de visión de conjunto (un impulso centra-
fuertes sobre la formación ciudadana. Herede-
lizador) en la creación de un Estado. A pesar de
ro, en parte, de las reformas educacionales del
que Góngora ve una continuidad y crecimien-
Centenario, que trajo expertos foráneos para
to orgánico entre Estado y nación, el apego que
modernizar el país, también fue una forma de
exhibe por una educación pública ilustrada y un
desarraigo. La educación, entre otras institucio-
ethos republicano no está apoyado en una tra-
nes públicas, debía formar al ciudadano —crí-
yectoria autóctona o local. Fundante de un pro-
tico, político, autónomo— antes de formar al
yecto modernizador, el mismo Estado nacional
trabajador; al hombre o a la mujer antes que al
emergió como una forma de organización global,
padre o la madre. El Estado se proyectaba en una
una planificación, pese a que se adapte de formas
nación cívica, con individuos capaces de parti-
particulares.
cipar responsablemente en procesos políticos
Como han argumentado de distinta manera
e inspirando, simultáneamente, adhesión a las
Liah Greenfeld o Yoram Hazony, poblar el pla-
instituciones públicas y legitimidad a las obliga-
neta de Estados nacionales, incluso ahí donde
ciones que emanaban de ellas.
no surgió de forma orgánica —donde había im-
El experimento neoliberal, desde luego, cam-
perios, ciudades, tribus y clanes— constituyó el
bió el énfasis y el supuesto. En vez de un ciuda-
corazón de las aspiraciones progresistas hasta
dano comprometido, ilustrado y crítico, asume
bien entrado el siglo XX, el instrumento para
un individuo cuyo horizonte de racionalidad está
alcanzar sus ideales. El impulso de esa forma de
determinado por su interés económico de largo
modernidad estaba vinculado a una lectura te-
plazo. La humanidad de la persona nuevamente
leológica de la historia. Bajo esos parámetros, si
se reduce a una de sus características. Su inte-
el proyecto de nación obedece a una etapa ascen-
rés lo conduce a asegurarse para enfrentar los
dente dentro del progreso de la humanidad, las
riesgos a los que estará expuesto. Esta lógica
regresiones son inexplicables, y deben ser acha-
incluye la educación: las herramientas adquiri-
cadas a un enemigo externo. Quizás el ataque de
das durante la formación servirán como seguro
Góngora al neoliberalismo tiene más que ver con
para enfrentar cambios en el mercado laboral.
“la gran regresión” de la convivencia civil que
Basándose en el alto retorno de la educación, las
se experimentó en Chile en la década de 1970; el
reformas terminan por transferir los riesgos de
cierre de la utopía requiere de culpables.
la decisión a la persona. La responsabilidad ya
El intento de crear una nacionalidad donde
no es imputable a la ciudadanía, sino exigible al
se supone no la había es también, aunque local,
individuo por su racionalidad. En ambos mode-
una forma de utopía. Si fue efectivamente plani-
los, la fuente de la obligación de la persona es el
ficado, o bien una decisión consciente de legis-
consentimiento libremente escogido: por su ciu-
ladores o un estándar internacional al que ha-
dadanía o por su interés económico.
bía que plegarse, da un poco lo mismo. En otras
51
PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO
Se podría contestar que nuestra seguridad so-
A la empresa le interesa maximizar sus uti-
cial no asume este tipo de racionalidad porque
lidades y esto lo puede hacer focalizándose en
obliga a la persona a ahorrar, a cotizar y a se-
la captación de clientes —lo que pasaba ante-
guir ciertos cursos de acción. Sin embargo, esas
riormente en las AFPs o en la educación sub-
obligaciones tienen como propósito ayudar a la
vencionada y universitaria— o bien en el des-
persona a descubrir su verdadero interés y, así,
creme de su cartera, dejando solo a los clientes
consentir, confiar y dar legitimidad al sistema
de menor riesgo —una tendencia que tiene que
completo. El carácter de utopía proviene más
ser permanentemente corregida en el caso de
del nivel personal que de las ambiciones de pla-
las Isapres—. En estos escenarios se llega a una
nificación global: si no existe esta racionalidad,
tragedia. El objetivo de la empresa se separa del
se puede inventar para cuadrar con los supues-
objetivo social para el que fue diseñado el siste-
tos del conocimiento experto. No darse cuenta
ma, originando abusos. La autoridad comienza
de que seguir las prescripciones y orientaciones
a resolver estos problemas en la medida en que
del sistema es parte del interés personal sería, en
no esté capturada por parte de la industria o por
otras palabras, irracional.
asesores técnicos o políticos que eventualmente
Nuestras instituciones de salud, previsión y
participarán en ella.
educación terminan por justificarse en torno a
Tanto el tipo de Estado que añoraba Góngora
su correspondencia con este supuesto. La ins-
como las instituciones de seguridad social naci-
titución supone un contrato con este individuo
das durante los ochenta comenzaron a funcionar
autointeresado, que, al perseguir sus intereses,
en base a parches. Desbordados por la irrealidad
firma con información perfecta con una organi-
de sus supuestos, las instituciones más recien-
zación determinada. El dinero que se intercam-
tes tuvieron que corregir disparidades obvias de
bia por servicios de seguridad obliga a las partes.
género, relajar las expectativas de trabajo formal
Uno es libre para elegir, pero una vez tomada la
y disposición al ahorro, y abrir canales más uni-
decisión sería irracional dejar de pagar, contri-
versales de prestaciones sociales. Que una parte
buir, cotizar. Sería irracional, además, dejar de
importante de la ciudadanía esté fuera de estos
confiar en que la organización que uno eligió
sistemas dice más de la racionalidad del experto
tuviera otros intereses más allá de cumplir con
o la razonabilidad de sus supuestos que de los in-
su parte del contrato: de lo contrario arriesga la
dividuos concretos. Pero incluso las críticas más
quiebra. En un mercado competitivo, se supone,
radicales al “modelo” han operado como par-
tanto la organización como el cotizante se vuel-
che. Se ajustan a algún tipo de visión del progreso
ven responsables de las consecuencias de sus
asumiendo el consenso que emana de —curiosa-
decisiones. Supone confianza mutua. En la prác-
mente— personas racionales que comparten una
tica, esto no ocurre así.
misma visión. Lo que tanto el Estado republicano
52
de Góngora como el neoliberal comparten es
riesgos (¿estudiar dos o tres carreras, trabajar
necesitar un supuesto —aunque distinto— so-
simultáneamente en distintos rubros, ahorrar
bre cómo actúa y elige un individuo. Ambas son
en diversos instrumentos, tener varios planes de
formas que toma la utopía: asume máquinas, no
salud y de seguros catastróficos?). A lo largo de
seres humanos; y al asumir eso cree que se puede
la vida es imposible tener información perfecta,
lograr una correspondencia perfecta entre ac-
y el consentimiento no informado genera resen-
ción y respuesta con un elenco limitado de ins-
timiento. El libre consentimiento, más bien, es el
trumentos.
mecanismo usado por la organización para poder liberarse de sus posibles responsabilidades, a pesar de que esta forzó al individuo a escoger en
curso de vida y pertenencia
un ámbito dado. Suponer una cierta clase de individuo para que
La transferencia de responsabilidades a la per-
un sistema funcione no es el problema principal
sona a lo largo de su vida termina generando la
de una planificación. Lo que cualquier mode-
sensación de que todo es tan complicado que ya
lo presume, al suponer cierto tipo de personas,
no puede tomar ninguna decisión por sí misma.
es, en la práctica, cierto tipo de capital social, de
El énfasis excesivo en la responsabilidad indivi-
cooperación, de confianza. Y
dual termina por arruinar-
esta presunción es inevitable
la. La paradoja es que uno
para construir un Estado. De ese modo se está fun-
Lo que nos hace
dando un modelo en una
responsables finalmente
serie de relaciones sociales
es nuestra vida común.
que la hacen posible. Eso presenta problemas para el curso de vida de una persona
La responsabilidad solo puede surgir, mantenerse y cultivarse
real y nuestra vida en común.
al entrar en un entramado
La racionalidad del sistema
de obligaciones.
exige consistencia de hábito
termina o se vuelve paternalista. Todo lo que ocurre comienza a ser un exceso sobre lo cual no tengo agencia y escapa, por lo tanto, mi responsabilidad. Me permite quitarme de encima otras responsabilidades que claramente son propias. Lo que nos hace respon-
y de resultados. Pero las personas eligen en con-
sables finalmente es nuestra vida común. Es un
textos mucho más dinámicos de acuerdo con las
sustento más robusto de la responsabilidad que
condiciones que experimentan a lo largo del cur-
el consentimiento. La responsabilidad solo pue-
so de su vida. El tiempo, y no otra cosa, muestra
de surgir, mantenerse y cultivarse al entrar en un
la fragilidad de estas organizaciones. Tampoco
entramado de obligaciones que asumimos con el
somos buenos en cuantificar los riesgos e incer-
resto y, a través de ellas, con nosotros mismos.
tidumbres sobre las que no tenemos experiencia.
Por cierto, muchas de esas obligaciones no son
Traspasar la responsabilidad al individuo sobre
escogidas. Que podamos elegir se debe, en gran
las acciones que exige el modelo de seguridad
medida, a una de las fortalezas de nuestra civi-
social y sus consecuencias, restringe su campo
lización. A diferencia de otras experiencias hu-
de agencia y adaptación.
manas, la dimensión política de nuestra vida
Parte importante de las decisiones de una per-
colectiva se funda en la creencia compartida de
sona no puede ser estrictamente consentida,
que nuestras obligaciones son producto de nues-
porque no son claras las consecuencias a largo
tra elección y que, por lo tanto, nos tenemos que
plazo. Una organización no puede informar per-
hacer cargo de las consecuencias de esas eleccio-
fectamente el consentimiento durante tu vida:
nes. Las intervenciones en seguridad social con
no sabes a qué edad te vas a enfermar, el retorno
un énfasis en incentivos para moldear y orien-
o utilidad de tu carrera, o cuánto te pueden ofre-
tar nuestra racionalidad individual se nutren y
cer de jubilación. Después de decidir una opción,
aprovechan ese patrimonio cultural. La tensión
no puedes volver atrás ni tampoco diversificar
adicional que genera el funcionamiento de estas
53
PE NSAR E L E S TADO. E NSAYO
instituciones corre el riesgo de destruir aquella
son modestas y apuntan a poner en tensión las
responsabilidad personal que nace de nuestras
visiones teleológicas de los proyectos políticos:
formas de convivencia social.
no creemos que un proyecto político pueda con-
La nostalgia por la nación en Góngora es el
sistentemente prescindir de ellas, pero sí puede
recuerdo de una forma de cohesión social que
minimizarlas y someterlas a escrutinio público
entrega estabilidad en el tiempo y ofrece un sen-
con suficiente regularidad.
tido de pertenencia que trasciende las relaciones
La principal receta en contra de la teleología
contractuales. Tal vez valga la pena volver a pre-
es la experimentación: saber que en amplios
guntar cuáles son las condiciones de membresía
dominios del quehacer estatal no hay una me-
que le dan sentido a las instituciones y sus su-
jor respuesta, sino múltiples posibles soluciones
puestos sobre la acción individual. Eso implicaría
que irán mostrando su adecuación a la realidad a
complementar la discusión constitucional y el
través de la prueba y error. En paralelo, una ins-
llamado a un “nuevo pacto social” con un repa-
titucionalidad sana sabe que los organismos que
so de los implícitos de nuestra vida en común:
crea deben tener la posibilidad de término, es la
las condiciones precontractuales de cualquier
única forma de evitar la expansión cancerosa de
contrato.
agencias, institutos, organismos y hasta minis-
La cooperación que puede forzar el Estado a
terios.
través del gasto fiscal tiene límites. Es por este
Adicionalmente, se puede generalizar que
motivo que Góngora vuelve a la idea de nación,
cualquier dimensión social que se funde en la
porque fue eficiente en generar obligaciones
premisa del consentimiento individual requie-
compartidas. Usualmente se escucha que la na-
re —como condición mínima— que existan
cionalidad es el capital social de los más pobres.
mecanismos eficientes de selección y monito-
Abarca dimensiones del orgullo que se fijan en
reo. En una democracia, el principal mecanismo
ciertos símbolos compartidos, de reciprocidad y
formal para esto son las elecciones. Que ambas
asistencia en ocasiones de emergencia. Aunque
funciones se cumplan adecuadamente requiere
la mayor escolaridad y cosmopolitismo abren la
un accountability real de los candidatos y de las
puerta a nuevas fuentes de identidad y estilos de
autoridades electas, algo que está en directa ten-
vida, la tarea de imaginar una convivencia pací-
sión con el impulso hacia la representatividad
fica exige volver a contar historias comunes que
que tuvo la abolición del sistema binominal. El
sean transversales —entre generaciones y clases
aumento del área de los distritos, así como del
sociales— y descentralizar los criterios y signos
número de parlamentarios electos por distrito
de pertenencia más allá de los que confiere el Es-
termina dificultando un real vínculo con los elec-
tado (para evitar su captura política en el corto
tores. Todo esto ha debilitado un clivaje esencial
plazo). El retorno del sentido de responsabilidad
en el funcionamiento de una buena democracia.
requiere revitalizar las instancias de encuentro
A este requisito mínimo de selección y
social, desde la valoración de ritos colectivos
monitoreo se le puede añadir, además, la vi-
como las elecciones presenciales hasta mecanis-
gilancia frente a mecanismos de abusos de los
mos que devuelven la simetría a nuestra vida co-
sesgos cognitivos, algo que podríamos llamar
mún, donde nos observamos a nosotros mismos,
un nudge inverso. La idea de un “empujoncito”,
preocupándonos y responsabilizándonos unos
el nudge de Thaler y Sunstein, es aprovechar los
de otros.
sesgos naturales del comportamiento humano con el fin de lograr resultados que impliquen un
contra la tentación teleológica
beneficio social; un nudge inverso, por lo tanto, serían aquellas técnicas que usan algunas indus-
Luego de revisar la visión de nación y neolibera-
trias para aprovecharse de los sesgos cognitivos
lismo del Ensayo de Góngora, cabe explorar al-
para beneficio de la industria (y no social): es
gunas sugerencias a la luz del conocimiento que
usar el mismo set de herramientas pero para un
da la visión retrospectiva. Nuestras sugerencias
fin privado.
54
Podemos ejemplificar estos nudges inversos
soluciones definitivas es grande, pero la eviden-
con dos casos: el alza de las comisiones de la
cia nacional y comparada exigen cierta pruden-
AFP Planvital en agosto de 2018, y las alzas
cia contra ellas. Quizás podemos hablar de una
unilaterales de los planes de isapres en Chile.
sospecha contra cualquier marco de acción de-
En el primer caso, la AFP ganó las licitacio-
masiado rígido; ya sabemos que la realidad social
nes para nuevos afiliados al sistema en 2014
es cambiante y que incluso un funcionamiento
y 2016 con las comisiones más bajas del mer-
legal, como el de las AFPs, puede contravenir los
cado: un afiliado podía cambiarse a esta AFP
intereses de la misma sociedad en su conjunto.
(funcionaba el principio de selección) y podía
Esto no implica dejar de pensar en términos ge-
verificar el valor de las comisiones (funcio-
nerales. Por cierto que se requiere alguna cuota
naba el principio de monitoreo). En 2018, la
de diseño institucional y de conjunto. Nuestra
AFP subió su comisión al triple, por lo que,
crítica y propuesta apunta más a lograr diseños
teóricamente, los afiliados podrían cambiarse
que puedan ajustar su propio funcionamiento,
inmediatamente a una alternativa más bara-
sin restringir permanentemente la antropología
ta; pero existen sesgos cog-
que los sustenta ni cooptar
nitivos que nos indican que
todo espacio de experimen-
la gente no toma decisiones
tación, de ensayo y error. Un
por tarifas de baja visibili-
La principal receta en
dad. De hecho, las cifras de
contra de la teleología es la
cambios de AFP fueron muy
experimentación: saber que
inferiores a las ganancias adicionales
logradas.
Del
mismo modo, las isapres
en amplios dominios del quehacer estatal no hay una
rutinariamente envían alzas
mejor respuesta, sino múltiples
unilaterales de planes que
posibles soluciones.
Estado flexible puede sonar contraintuitivo, pero ciertamente
permite
reducir
algunos de los riesgos que comparten la nostalgia gongoriana y las planificaciones globales del siglo XX. Finalmente, como señalábamos antes, la preserva-
sabe serán rechazadas con un simple recurso ante la superintendencia:
ción y fomento de una identidad común es algo
las isapres saben que una parte no menor ter-
que va más allá de un interés patriotero: es un
minará aceptando por omisión estas alzas.
mecanismo fundamental para emprender ac-
Así, el diseño de cualquier política pública y
ciones colectivas fuertes. Así, la tan mentada
de un adecuado pacto social requieren de he-
modernización del Estado o la ampliación de la
rramientas reales de selección, de monitoreo
base tributaria, que parecen reformas esenciales
y de prevención contra los sesgos cognitivos
para lograr un Estado desarrollado, necesitan del
perjudiciales. La tentación de pensar un Esta-
compromiso de personas que se ven unidas en un
do o instituciones de seguridad social que den
impulso común.
Andrés Biehl es doctor en sociología por la Universidad de Oxford. Actualmente es profesor del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador del Núcleo Milenio para el Estudio del Curso de Vida y la Vulnerabilidad (MLIV). Germán Vera es doctor en economía por la Universidad de Oxford. Actualmente es investigador del Departamento de Epidemiología y Estudios en Salud de la Universidad de los Andes y consultor en el área de planificación estratégica. 55
RESCATE:
Exposición sobre mi Ensayo MARIO GÓNGORA
El historiador Mario Góngora suscitó un encendido debate cuando,
en 1981, publicó el Ensayo histórico al cual hemos aludido en diversas ocasiones de este número de Punto y coma. Su noción de Estado, la categoría de las planificaciones globales o la interpretación de la historia reciente de Chile fueron motivo de disputa entre diversos intelectuales y académicos. El propio Góngora, además de participar en aquellos debates, volvió en más de una ocasión sobre su escrito. En esta conferencia de 1982, el autor sintetiza algunas ideas de su Ensayo y vuelve sobre las tesis que ahí desarrolla. Una versión del texto que aquí reproducimos fue publicada por Álvaro Góngora (sobrino del historiador) en el número 25 de la revista Historia (1990). Agradecemos a María Eugenia Góngora por la amable cesión de los permisos correspondientes para reproducir esta “Exposición sobre mi Ensayo” en Punto y coma.
56
Exposición sobre mi Ensayo Mario Góngora 1 de septiembre de 1982
el Bien Común en Espiritual y Temporal, para mantener así la libertad de la Iglesia1. En España, como en todos los reinos europeos, el Estado (los reinos diríamos mejor entonces), queda enfocado de un modo mítico-histórico y
La palabra Estado (lo Estato) se usa, en sentido actual, a partir solo de Maquiavelo; pero como otras denominaciones, ha existido siempre. Primeramente, en el mundo del pensamiento místico, como reyes “divinos”, con alguna superioridad innata o adquirida, con respecto a la condición humana normal, así los faraones o los primeros reyes de Roma. Cuando se piensa filosóficamente, desde Grecia, el Estado, la Polis, será para Platón una esencia por cuya participación (METEGIS) puede subsistir los hombres en particular. Y Aristóteles iniciará su Política diciendo que la Polis, la ciudad, es una comunidad; y que como toda comunidad está constituida en vistas de algún bien, la comunidad superior a las familias y las aldeas, esto es la ciudad, su bien será el bien principal. Y en este mismo libro se halla la definición célebre del hombre con Zoon politikon, animal político. La ciudad es el Todo y de él formamos parte. Es una concepción filosófico-orgánica del Estado, que se continuaría en la Edad Media en Santo Tomás y hasta en Hegel, pero que sería deshecha por el
de un modo filosófico. Como realidad histórica, los reyes tienen su legitimidad por el mito de la sangre regia; desde un punto de vista filosófico, son, siguiendo la tradición que viene de Aristóteles, quienes tienen a cargo el cuidado del bien común. En el caso español, esta última concepción tiene su consagración más clara en las Siete Partidas, de Alfonso X. La noción española de realeza y de Estado, de carácter a la vez orgánico y católico, se amplía desde el siglo XVI a las nuevas tierras descubiertas por Colón, formando durante tres siglos una inmensa Monarquía. Si bien los descubrimientos y conquistas se debieron a la iniciativa personal de los grandes aventureros, debido a que la Monarquía española se interesaba más en sus dominios españoles que en los inciertos mares y tierras, esos conquistadores llevan la autorización estatal y en seguida de haber tocado una nueva tierra obtienen los títulos de gobernador en el nombre del Rey. La Monarquía que abarca toda América no debe ser comparada en este sentido con un Es-
individualismo de Rousseau y de la Revolución francesa. Solo que los medievales dividieron
1 N. del E.: Las mayúsculas son del autor y, si bien podrían haberse adaptado a las normas ortográficas actuales, quisimos mantenerlas para resguardar los énfasis que hace Góngora a lo largo de todo su texto.
57
PE NSAR E L E S TADO. RE S C ATE
tado moderno: es como un haz de expectación de
transcrito en un lenguaje socializado y parcia-
nuevos descubrimientos, pero ya consagrados
lizado. Pero subsiste la amplitud de funciones y
jurídicamente desde antes por las Bulas Papales.
finalidades del Estado; y sobre todo se acentuará
Los conquistadores actúan costeando general-
entonces, por la Ilustración, todo el dominio de
mente sus empresas, pero ya como “empresa-
lo educacional y de lo económico. Tal fue la he-
rios” (en su sentido original) al servicio del Es-
rencia que recogieron los Estados que se inde-
tado español.
pendizan desde 1810. Si uno examina las leyes y
Las finalidades del Estado, según la concepción
los proyectos de la época independentista perci-
tradicional que venía de Grecia y de la Edad Me-
be que los nuevos Estados se sienten legitimados
dia, se resumían en el valor soberano del Bien. La
y se animarán a todas las mismas tareas de la Es-
II Partida enumera entre los bienes cuyo cuidado
paña ilustrada de fines del siglo XVIII, de la época
conciernen al rey y al pueblo entero la riqueza
de Campomanes, Jovellanos. El entusiasmo con
de la tierra, la buena población, la protección de
que los Estados recién surgidos acometen a la
los estudios y, resumiendo, “la buena vida según
vez la acción política en todos los campos don-
Dios” y “la buena vida de este mundo”.
de creen en posibles perfeccionamientos mora-
Si se examina el Derecho y la documentación
les, es incremento de “las luces” (como decían
entera de América española, se concluye que el
los ilustrados), el fomento de posibles riquezas
Estado se preocupa, junto a las acciones de los
mineras, el comercio con Europa, la inmigración
frailes, entre los indios, de
de colonos del norte de Eu-
cómo deben construirse las
ropa, etc., y al conocer toda
ciudades y cómo deben ser administradas por sus cabildos, cómo deben dividirse
La generación juvenil que hizo la Independencia, si bien
la documentación de la Independencia se advierte con cuánta
amplitud
sentían
las tierras en propiedades
inspirada en ideas filosóficas del
individuales: el comercio, la
sigo XVIII, no dejaba de seguir,
“política” no era solamente
construcción de fuertes, los
por tradición, sin advertirlo, la
la espera que el liberalismo
estudios universitarios, la fijación de precios y salarios en los oficios urbanos, etc.
tradición de la política definida ya por Aristóteles.
O sea, “el bien común tem-
ellos la noción de Estado. La
económico llama “política”, sino un complejo total de bienes naturales. El Estado es “formador”.
poral” estaba en el extremo opuesto del “Estado
La generación juvenil que hizo la Indepen-
gendarme” de que habló Lassalle a mediados del
dencia, si bien inspirada en ideas filosóficas del
siglo XIX: era un bien a la vez temporal y espiri-
siglo XVIII, como las de soberanía popular y de
tual (si bien no específicamente interiores [sic]
progreso, no dejaba de seguir, por tradición, sin
del sacerdocio). Sí abarcaba desde lo económico
advertirlo, la tradición de la política definida ya
hasta lo espiritual. Esta es la verdadera fuente de
por Aristóteles. Al contratar Chile a Andrés Bello
la tradición jurídica americana.
o a Claudio Gay, demostraba que el bien intelec-
Como se sabe, la época “fundacional” de los
tual también es tarea del Estado. Tras la Ilustra-
países americanos (desde 1492 hasta 1570 o
ción, el Positivismo será la corriente dominante
1580) se agota, como toda forma histórica hu-
como una post-Ilustración, como una defensa de
mana, que es perecedera. Y gobierna un largo pe-
la ciencia ante la Iglesia, como ideología.
riodo de alrededor de un siglo y medio, en que la
Con las guerras de la Independencia se van
potencia de la cultura y el poder occidental pasan
abriendo campo en Chile unos contenidos espiri-
a Francia, Holanda, Inglaterra y todas las ideas
tuales, anímicos y políticos y fundamentalmente
vivientes en el siglo XVI pierden algo o mucho
son un Estado propio y una Nación.
de su vigor. Para recuperarlo siquiera en buena
Vivíamos como miembros de un Estado que
parte a fines del siglo XVIII, con la Ilustración,
tenía su propia unidad y forma, la Monarquía
que recoge mucho de aquella tradición, pero ya
española; desde 1810 se trató de construir un
58
59
PE NSAR E L E S TADO. RE S C ATE
Estado propio y, como es bien sabido, solo unos
y cada generación chilena del siglo pasado vi-
veinte años después, tras las guerras civiles y de
vió alguna: las de la Independencia, las guerras
amenazas de caos, ello llega a tener lugar desde
contra Bolivia y Perú, la “pequeña guerra” de la
1830. Ahora bien, ser un Estado es una tarea que
Araucanía, la terrible Guerra Civil de 1891 en que
no está dada por naturaleza, sino una tarea hu-
ambas partes sentíanse depositarias del verda-
mana: el lograr que la voluntad subjetiva adhiera
dero patriotismo.
y se someta a lo universal, al orbe moral, cuya
Las guerras, además, dieron otra fisonomía
concreción visible es el Estado, donde se objetiva
geográfica a Chile, extendiéndolas a todo el Nor-
y cobra razón, forma y estilo, la comunidad de un
te Grande y reforzando su riqueza minera con
cierto espacio y un cierto tiempo. Individuo y Es-
el salitre; antes solo tenía la plata y el cobre del
tado tendrán desde entonces una reciprocidad de
Norte Chico. Por otra parte, el Estrecho de Maga-
derechos y deberes, una reciprocidad de bienes
llanes, ya pensado como parte de Chile por Pedro
(esto, naturalmente, en el plano de la idea; en el
de Valdivia, pasó ahora efectivamente a ser un
plano fáctico la realidad, en Chile como en todas
puerto chileno en una gran ruta internacional. Pero el tipo de Estado conformado hacia
partes, suele ser bien diferente). Chile, como casi todos los otros países hispa-
1830 por Portales tiene sus últimos represen-
noamericanos, surge como Estado en guerras
tantes de Santa María y Balmaceda. Como toda
que se transformarán paulatinamente en “na-
forma histórica, el Estado portaliano perece
cionales”. El nacionalismo
irremediablemente. Era un
hispanoamericano es con-
proyecto de Estado, después
temporáneo del que animaba entonces a Europa. La idea de Nación tiene
Los caudillos —Alessandri e Ibáñez—, con todo el cortejo
de haberse Chile independizado de la Monarquía colonial.
dos vertientes: una vertiente
de altos y bajos mandos
“natural” dada, la tierra, el
militares que existieron entre
se abre en 1891 y finaliza en
idioma, la religión popular,
1920 y 1932, representan la
1920 fue que la clase diri-
las costumbres y mentalidades (todo esto es un regionalismo, que se hace presente
necesidad del Estado de Chile en el siglo XX.
Lo grave del periodo que
gente careció de un proyecto vital o espiritual, verdaderamente dirigente del Estado.
en Chile ya en siglo XVIII);
Desde fines del siglo XIX
y una vertiente espiritual, sin la cual la anterior
el Estado deja de ser el fenómeno importante, la
sería ya “pueblo” o “región” pero no todavía na-
voluntad directora se agota y se dibuja, en cam-
ción. Esta consiste en un ser, una personalidad
bio, una nueva sociedad, lo que Hegel llamaría
colectiva espiritual, que vive en los individuos,
“sociedad burguesa”.
familiar, hijos y pueblos, en una solidaridad ori-
Sus riquezas mineras del norte pasan a do-
ginaria, en que los individuos se sienten un “no-
minio extranjero; los terratenientes se ven
sotros”, en que defienden tierras que jamás han
subordinados en buena parte a banqueros, al ca-
visto; en que cada individuo es responsable de la
pital financiero; y con los grandes minerales del
existencia, sentido y valor de la Nación.
salitre, del carbón y después del cobre, aparece
Es obviamente una tarea infinitamente larga:
un proletariado propiamente dicho, atrinche-
no estamos por cierto seguros de tener todavía
rado en un poder sindical. Esta sociedad avanza
un contenido espiritual de Nación.
sobre el Estado, representativa como es de un
En la segunda vertiente, el contenido moral
nuevo elemento, generado por las necesidades
de la nación, lo logra el Estado chileno a través
materiales del país. La sociedad civil o burguesa
de las instituciones tales como la educación pú-
es diferente, dice Hegel, de la familia y del Es-
blica, la administración de justicia, los símbolos
tado, y surge siempre después del Estado. En la
patrióticos y sobre todo las guerras. En las gue-
cultura occidental es siempre posterior al Esta-
rras se forma el “nosotros” de manera singular,
do, que ha trazado los fundamentos. En este tipo
60
de agrupación rige el individualismo puro en los
prosiguió en la labor de legislación social. Así la
dueños del capital y el colectivismo en los tra-
intervención del Estado en la economía, el “es-
bajadores. No se da una idea, sino que cada uno
tatismo”, como dicen peyorativamente los neo-
es un fin en sí mismo, y los otros son medios. Se
liberales, es en el fondo tradicional, conservador,
trata de satisfacer a un mercado de cosas necesa-
freno al socialismo revolucionario.
rias o superfluas, no de cumplir una idea; lo particular predomina sobre lo general del Estado.
Los caudillos —Alessandri e Ibáñez—, con todo el cortejo de altos y bajos mandos militares
Los terratenientes, ya divididos por cierto des-
que existieron entre 1920 y 1932, representan la
de antes por la cuestión eclesiástica, se han unido
necesidad del Estado de Chile en el siglo XX. Tras
al capital financiero bancario, y son dueños de un
cada una de estas figuras uno podrá descifrar los
Estado importante a través del Parlamento. Los
rasgos de este siglo de la Historia chilena. Por una
obreros actúan a veces violentamente por me-
parte, el político inteligente, decidido a la lucha
dio de su sindicato. La “clase media” de antiguo
social, con el carisma de tribuno de la plebe en
cuño (profesionales, burocracia) nada tiene que
su primera Presidencia, y en cambio cautamen-
ver con el comercio o la industria (como en Eu-
te moderado en la segunda época. Ibáñez repre-
ropa) sino que es un estrato ilimitado y devorado
sentó el carisma del oficio militar y del poder de
muchas veces por el odio o
mando, unido a la voluntad
el resentimiento contra las
de eficiencia requerida por
clases
altas
importantes,
pero movido no por un prin-
Solamente [con] vínculos
los nuevos tiempos. Muchos otros exponentes del cau-
cipio o idea propia (como la
espirituales profundos que
dillismo en estos movidos
burguesía europea) sino por
desde las élites intelectuales
años 1920-1932 demuestran
el afán de dirigir el Estado. La aristocracia intelectual, desde Nicolás Palacios a Vi-
se ampliarán hacia abajo, podríamos resistir el embate de
cente Huidobro. Desde 1920
la nivelación mundial, masiva y
ocurre un fenómeno nuevo
despersonalizadora.
la inevitable existencia del caos y la anarquía de la nueva época. Pero lo esencial nos parece ser que el paso de una forma a otra, de una época
y decisivo. A través de personajes símbolos, de caudillos, una novedad en
a otra, en la historia de este país hisponoame-
Chile, el Estado intervino en la “cuestión social”,
ricano está simbolizado por caudillos: de la Mo-
se constituye en árbitro de los conflictos sociales
narquía Hispánica a la República Aristocrática,
e instituye toda una legislación protectora, que
1810-1830 (Carrera, O’Higgins, Frei, J. M. de la
permite a las clases medias y al proletariado ser,
Cruz); de nuevo, en 1891, cuando la República
efectivamente, un elemento de poder político,
aristocrática parece llevar a un parlamentarismo
gracias a soluciones legales de sus problemas sa-
amorfo, Balmaceda asume también un mando en
lariales o pensionales. Alessandri es el personaje
condiciones constitucionales; en fin, entre 1924
símbolo que concibe con más claridad esta nece-
y 1932, con un cortejo de Juntas Militares, Presi-
sidad y tiene los poderes caudillescos necesarios
dentes provisionales o elegidos pero de efímera
para la tarea. Así nace otro proyecto existencial
duración.
de historia chilena, en que de nuevo el Esta-
Incluso, agreguemos, desde 1932 en adelan-
do juega el rol dirigente. Frente a la industria,
te, o sea este último medio siglo, aunque los
la agricultura, el comercio, presentes ya en un
Presidentes sean constitucionalmente elegi-
nivel técnico modernizador frente a la sociedad
dos, su poder tiene mucho de monárquico: cada
civil de patrones y trabajadores, el Estado llega
Presidente inaugura un periodo de estilo nuevo
a ser mediador y regulador. Tras Alessandri otro
de vida política de proyectos económicos. So-
caudillo, Carlos Ibáñez, modernizó todo el apa-
bre todo, desde 1964 en adelante cada Presi-
rato estatal chileno sirviéndose no ya de la vieja
dente quiere representar un plan directivo de la
aristocracia decaída, sino de las clases medias. Y
economía y la sociedad; cada Presidente asume
61
PE NSAR E L E S TADO. RE S C ATE
rasgos mesiánicos, que nunca por cierto tuvieron
aristocracia, o la nueva República Aristocráti-
los mandatarios en el siglo pasado la relevancia
ca como en el periodo parlamentario chileno, el
mesiánica que en este. La República ha llega-
verdadero régimen de Chile ha sido, sobre una
do desde 1920 a ser una democracia más y más
democracia más y más masiva, el predominio
abierta, el electorado más y más amplio: pero a la
monárquico de personajes, a veces legales, a ve-
vez la democracia está ligada a un caudillo. ¿Qué
ces ilegales. Parece que se puede decir que Chile
significa esto? El caudillismo moderno, desde
ha llegado a ser el país de equilibrio de partidos
luego, es un rasgo muy general cuando se rompe
y de personajes representativos de compromiso,
una forma histórica o una clase predominante:
sino [sic] que la democracia demanda caudillos o
emergen entonces desde cualquier parte per-
Presidentes plebiscitarios, para usar el lenguaje
sonajes que reclaman ser los reordenadores del
de Max Weber.
cuerpo social; es casi una fuerza de la naturaleza
Si el Estado chileno, el agente central de nues-
que se impone y desde luego es frecuentísimo
tra historia, ha seguido esta evolución, ¿qué ha
en España y los países hispanoamericanos en
ocurrido con la idea de nación?
los siglos XIX y XX. Pero Chile se decía estable,
Logrado ya el patriotismo guerrero con las
equilibrado. Desde 1924 hasta acá, sobre todo en
guerras victoriosas del siglo pasado y con la
1924, 1927, 1931, 1932 y 1970 en adelante hemos
enorme extensión territorial ganada después del
desmentido esa imagen. La clase destruida como
1879, ha subsistido siempre, palidecido, en ver-
poder, la aristocracia, ha decaído sin duda, pero
dad, el cuidado por la integridad de las fronteras
las clases medias de profesionales no son caóti-
[, que hasta hoy] persiste en la Cancillería y en
cas, han mostrado capacidad de asumir muchos
las Fuerzas Armadas. Pero la nación ha sufrido
de los mejores rasgos de la aristocracia. ¿Será
los impactos más graves desde el exterior. EEUU
el “personalismo” hispánico, tan destacado en
ejerció desde comienzos del siglo XX un impe-
España por Américo Castro, al ser España una
rialismo económico, pero no político al estilo del
tierra de fronteras militares, políticas, religio-
Caribe, salvo cuando presionó para la entrada en
sas y culturales, en que no se dan plenamente
la II Guerra Mundial. La neta disminución de la
las fases del resto de Europa, sino el fenómeno
idea de nación es un fenómeno más generaliza-
errático del personalismo, esto es, la admiración
do: ONU, OEA, Mentalidad Internacional, Mar-
y la adhesión, en parte interesada y en gran parte
xismo Mundial.
espontánea, a hombres que tienen carisma? ¿No
La nación y el Estado nacional son, pues, cada
se presenta también esta tendencia donde quie-
vez más difíciles de sostener. La nivelación pro-
ra que las antiguas y tradicionales democracias o
ducida por la población mundial de masas es evi-
monarquías dejan el paso a movimientos nacio-
dente en todos los campos y desde luego en el de
nalistas, como el Tercer Mundo?
las más universales ideas y tendencias.
Es una serie de preguntas que uno pue-
La idea de “crecimiento”, “desarrollado”,
de plantearse, pero el hecho es innegable: una
en sus diversas formas, el marxismo, el neo-
vez caído el Estado portaliano aliado con la
liberalismo, la tecnocracia occidentales van
62
conduciéndose paso a paso a esa nivelación, y las
la cultura europea, o lo que ellos representaban
divisiones y mentalidades nacionales tienen que
hasta hace poco, pero al menos podrá afirmar
contar a cada paso con lo internacional.
ser independiente, ser capaz de defenderse uni-
La nación, repetimos, era el tipo de grupo pre-
lateralmente, y caracterizarse por una habida
dominante en la época moderna, que en este si-
recepción de ideas y formas europeas e incluso
glo ha conferido la etiqueta de Nación a grupos
de grandes creaciones en el plano poético y por el
humanos o a territorios que jamás han tenido
afecto de la libertad política al estilo de la Revo-
sentido nacional, sino una nueva ideología an-
lución francesa, pero sin libertad espiritual, sin
tieuropea. Pero aun los que estaban en proce-
aceptar que alguien llegue a lo último y rompa el
so de formación de esa idea de Nación, como
consenso fundamental.
Chile, o sea, no más allá de dos siglos, se ven
La idea de Nación está como incompleta, in-
amenazados en su acervo propio; nación, repe-
terrumpida, le faltan contenidos espirituales
timos, es una solidaridad originaria en la cons-
—salvo en la poesía—. Solamente [con] víncu-
titución de una personalidad espiritual colectiva,
los espirituales profundos que desde las élites
plena de alguna misión o idea. Chile, como casi
intelectuales se ampliarán hacia abajo, podría-
todos los países hispanoamericanos, miembros
mos resistir el embate de la nivelación mundial,
de una civilización colonial europea, no puede
masiva y despersonalizadora. Grupos de amigos
representar lo mismo que los grandes países de
[sic].
Mario Góngora del Campo (1915-1985) fue uno de los historiadores chilenos más importantes del siglo XX, cuya obra fue reconocida en 1976 con el Premio Nacional de Historia. Se desempeñó durante largos años como profesor de la Universidad de Chile, y luego en el Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Si bien su Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, publicado en 1981, es su obra más conocida y polémica, Góngora fue autor de una extensa y reconocida obra historiográfica, dentro de la que destacan los libros Evolución de la propiedad rural en el Valle del Puangue (1956), Origen de los inquilinos en el Chile Central (1960), Ecomenderos y estancieros (1970) y Estudios de historia de las ideas y de historia social (1980). Póstumamente se han publicado Libertad política y concepto económico del gobierno en Chile hacia 1915-1930 (1986), Civilización de masas y esperanza y otros ensayos (1987), Diario (2013) y la tesis con la que optó al título de profesor de Estado en Historia y Geografía, titulada Conflictos religiosos y sociales del Estado y la burguesía en Inglaterra (2016).
63
h o r a s en la Al cumplirse los cuarenta años de la publicación del Ensayo histórico de Góngora quisimos volver sobre esta y otras obras vinculadas a este importante intelectual chileno. Además, reseñamos una serie de libros que abordan diversos aspectos acerca del aparato estatal, su noción, alcance y límites, desde un clásico texto de Max Weber en torno a la vocación del político hasta una reciente publicación de Sunstein y Vermeule sobre el aparato administrativo del Estado.
64
biblioteca Contrapunto de Joaquín Fermandois y Ana María Stuven sobre el Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile durante los siglos XIX y XX, de Mario Góngora Catalina Siles sobre Una revolución del espíritu, de Diego González Manfred Svensson sobre el Diario, de Mario Góngora Eduardo Galaz sobre “La política como vocación”, de Max Weber Josefina Araos sobre Seeing like a State, de James C. Scott Pablo Ortúzar sobre Los partidos políticos, de Robert Michels Claudio Alvarado sobre La razón de las naciones, de Pierre Manent Rodrigo Pérez de Arce sobre Una teoría de la democracia compleja, de Daniel Innerarity Mariana Canales sobre Law and Leviathan, de Sunstein y Vermeule
65
Contrapunto Los cuarenta años transcurridos desde la publicación del Ensayo histórico de Mario Góngora permiten, por un lado, evaluar sus hipótesis con algo de distancia, pero también manifiestan la lucidez del historiador para prever cuáles serían las profundas consecuencias que tendrían las transformaciones económicas empujadas por la dictadura. Bajo la óptica de un profundo conocimiento de la historia de Chile, Góngora hace una crítica agudísima a las planificaciones globales que no tomaban en consideración el asidero de tradiciones y costumbres del escenario que se intentaba reformar. En este Contrapunto, los historiadores Joaquín Fermandois y Ana María Stuven vuelven sobre la obra de Góngora y destacan su indudable actualidad a la hora de pensar nuestro Estado.
Dos utopías hostiles: a 40 años del Ensayo JOAQUÍN FERMANDOIS El interés general por la historia contemporánea
adorado o quemado. De esta manera emergió
de Chile, tanto en cultores como en el público
nuevamente la pregunta sobre la historia con-
ilustrado, aumentó significativamente a par-
temporánea del siglo, que los hombres del XIX
tir de 1973. Lo mismo el ensayo histórico como
habían efectuado vastamente. No fue solo asunto
género, que había desaparecido del horizonte
de los historiadores, quienes en realidad reco-
historiográfico. Lo paradójico era que en el siglo
gían la iniciativa surgida en las ciencias sociales
XIX los historiadores chilenos escribían sobre lo
ya en las décadas de 1950 y 1960, ahora más dra-
que a grandes rasgos llamamos historia contem-
máticamente tomada en serio. Hacia fines de los
poránea; en el XX, en cambio, hubo un giro sub-
años setenta comenzarían a aparecer los histo-
consciente, y se dejó de pensar el presente en su
riadores en este escenario público; sería parte del
dimensión histórica. Esto cambiará a partir del
debate sobre Chile que se desarrollaría dentro y
golpe de Estado.
fuera del país. El Ensayo brota de esa genealogía,
No solo los historiadores, sino que en general
aunque ella no baste para explicarlo.
las ciencias sociales —y en otro reino, las letras
Para comprender esta obra hay que entender a
y las artes— se volcaron a la pregunta por lo que
la persona. En otra parte he sugerido que, para
sucedió, sus explicaciones, su origen próximo o
entender su origen inmediato y la relativa rup-
remoto, y el aprecio o menosprecio por el siste-
tura con sus ensayos de fines de los sesenta y co-
ma político chileno, que unos y otros intercam-
mienzos de los setenta, hay que analizar el texto
biaban sin darse cuenta de lo que antes habían
como parte de una tercera fase del desarrollo de
66
ese historiador en cuanto intelectual y hombre
un inconfundible menosprecio por la vida aca-
de época. La primera, en la segunda mitad de la
démica e intelectual. Pero esto solo fue el em-
década de 1930, era lo que hoy llamaríamos un
pujón final para que el historiador se lanzara
proyecto de intelectual público. Este último con-
al ruedo, porque tras su protesta airada por la
cepto llega a confundirse, hoy por hoy, con otro
legislación subsistía una intensa preocupación
actor de la sociedad de masas, circunstancia
por el desarrollo general del país. Primero, por
aborrecida por Góngora. En ese primer momento
haberse precipitado un intento revolucionario,
aparece un rasgo central de su vida, donde ideas,
que Mario Góngora identificaba esencialmente
ideales y acción —esta, comprendida de varias
con el comunismo; y después porque en su vi-
maneras, no pura actividad externa— se des-
sión se arrastraba al país entero a una empresa
pliegan con simultaneidad, pero sin aspaviento.
económica —para la cual el autor adoptó tem-
Es el joven que quiere ver realizada su intensa
pranamente el término de neoliberalismo—, en
espiritualidad, que era la de su generación, en la
la cual el debate central estaba enfocado en los
vida social e histórica. Primero, en el horizonte
temas económicos, en apariencia excluyéndose
católico muy inspirado en el llamado renaci-
toda otra consideración. Sin embargo, a partir de
miento católico de jóvenes intelectuales france-
1980 resurgen de manera más directa los temas
ses de entreguerras; después, brevemente, en el
políticos cuando, paulatinamente, y en parte por
comunismo, hasta 1940. Este último, en cuanto
la relativa apertura política en torno al plebisci-
religión política, tenía sin duda una analogía con
to por la nueva Constitución, se discutía el papel
su intenso catolicismo. Después viene un periodo
del Estado en la historia de Chile y el sentido que
que he calificado de retiro del mundo, desde 1940
podría tener este en el mundo contemporáneo.
hasta la víspera del Ensayo.
El autor estaba en discreta polémica tanto con la
Un retiro productivo dedicado al estudio y a
utopía socialista (en especial la comunista) como
la investigación, de lo cual surgió una renova-
con la utopía liberal (en su versión más extrema)
ción historiográfica y un foco que sería central
acerca de la finalidad del Estado, ya sea que se le
para el lector en la historiografía nacional hasta
viera como proceso ineluctable o como una tarea
la muerte de Góngora; no menos intensa y para-
a realizar. Mario Góngora quiere rescatar no solo
lela a lo anterior fue su búsqueda espiritual ini-
la idea, sino que la noción de Estado; no se trata
ciada como retorno al catolicismo, fascinada con
meramente de un concepto intelectual, designa-
lo arcaico y con las vanguardias, como se ve en
do con fines de conocimiento, sino que pretende
la peculiar relación que mantuvo con la Escue-
animar la conciencia acerca del sentido del Esta-
la de Arquitectura de la Universidad Católica de
do como elemento fundamental de, diríamos, la
Valparaíso, en especial con Alberto Cruz y Godo-
civilización.
fredo Iommi. Lo que podría parecer como una in-
Por algo el autor subsume a todo el periodo
tervención pública fueron sus artículos clásicos
que se inicia en 1964 con una de las expresiones
en la revista Dilemas, creación intelectual única
que más ha calado en las nuevas generaciones
de esos años.
historiográficas, las “planificaciones globales”.
Luego viene la tercera fase, desde el Ensayo
Se trata de ese afán seductor por reorganizar la
hasta su fallecimiento, de intensos cinco años
sociedad humana, un país, a partir de la nada,
de intervención pública como palabra pensante,
siguiendo un propósito racional de presunta
si bien manteniendo su labor de scholar. Tam-
perfección. Góngora no rechaza todas las críti-
bién conservando sus inquietudes espirituales
cas de los economistas al desarrollo de los años
en torno al futuro del catolicismo. El aguijón
del “Estado de compromiso”, “desarrollo ha-
que provocó el surgimiento inmediato de esta
cia adentro” —nombres que se le ha dado a las
etapa estuvo constituido por la Ley de Univer-
políticas económicas del periodo 1938-1970—,
sidades de los primeros días de 1981. Esta con-
aunque apuntaba a que lo que se había intentado
tenía algunos elementos razonables, pero fue
efectuar desde los años veinte era, en lo básico,
dictada desde una soberbia de la que emanaba
un intento de contener la oleada revolucionaria
67
PE NSAR E L E S TADO. C ONTRAPU NTO
con una reforma social. Este punto para él era
De ahí se entiende esta cita donde identifica al
prominente en su defensa del Estado. Hacer-
Estado con esta noción, me parece, de cuerpo
se portavoz positivo de la noción de Estado no
político que “[debe] ser considerado con reve-
consistía en una defensa de la empleomanía —
rencia; porque no es una sociedad sobre cosas
uno de los males cuasi-fatales del Estado en los
al servicio de la gran existencia animal de na-
países subdesarrollados, como me atrevo a aña-
turaleza transitoria y perecedera. Es una socie-
dir—. Mario Góngora insistía en que el Estado no
dad sobre toda ciencia, una sociedad sobre todo
se trataba única ni principalmente de burocra-
arte; una sociedad sobre toda virtud y toda per-
cias que tienen que incrementarse intermina-
fección. Y como la finalidad de tal sociedad no
blemente.
puede obtenerse en muchas generaciones, no
Más bien, fiel a una tradición del pensamien-
es solamente una sociedad entre los que viven,
to alemán fuertemente influida por Max Weber,
sino entre los que están vivos, los que han muer-
considera el Estado en el marco de lo que me
to y los que nacerán”. Al identificar la noción de
atrevo a definir como un cuerpo político: básica-
Estado con esta definición, el autor buscaba su-
mente, una institución y una cultura de apre-
perar tanto la estatolatría de mucho radicalismo
cio a la misma. Ello, dicho desde la pluma de un
moderno, como su interpretación como mero
historiador consciente de la connaturalidad y lo
agregado de reparticiones públicas, burocráti-
insustituible de las instituciones en la sociedad
cas. Por supuesto, cuando la institución alcanza-
humana. Se trata de entidades que fundamental-
ba una plenitud o densidad histórica, no lo veía
mente le permiten a la sociedad subsistir dentro
como una suerte de gigantesco zángano o como
de un tipo de existencia en la cual florece la li-
instrumento de una hegemonía, como aparece
bertad creativa como parte de lo más propio de
en las versiones utópicas del socialismo o en las
lo humano; al mismo tiempo es una fuente de
versiones de utopía tecnocrática del liberalismo
peligro. Por ello, en el Prefacio acudía a Edmund
antes aludidas.
Burke en una consideración reverencial de cómo
Su óptica procedía de su fuente más cara, el
se debería pensar al Estado. Esto produjo una pe-
tradicionalismo —que se esforzaba en diferen-
queña controversia, pues Góngora tradujo aquí a
ciarla de lo que comúnmente se llama derecha,
Burke presuponiendo que se refería al Estado;
como también del puro conservadurismo polí-
Arturo Fontaine Talavera le replicó que el inglés
tico—; de la sabiduría implícita de usos e insti-
(irlandés protestante, en realidad) había querido
tuciones que reconocemos como la parte excelsa
decir sociedad o país.
de la cultura y la civilización. Usos e instituciones
Pienso que don Mario lo tomaba en el sen-
que quizás no se puedan racionalizar del todo, y
tido de cuerpo político, inseparable de la no-
que la reverencia que deben evocar tiene que ver
ción de una sociedad humana autónoma, que
con que la naturaleza humana no se deja desme-
constituye
nuzar interminablemente con impunidad.
la
identificación
colectiva
más
importante de toda la historia de la sociedad compleja en los últimos cinco mil años.
68
Góngora y la ilusión constituyente ANA MARÍA STUVEN
En el mercado editorial abundan las obras de
indudablemente, la angustia de muchos por
coyuntura para las cuales es válido tener la pre-
un Chile que vivía los años probablemente más
vención ante lo que Quentin Skinner llamó la mi-
dramáticos de su historia, y que le llevaron des-
1
tología de las doctrinas . No obstante, el Ensayo
de el riesgo a ser absorbido por la marea inter-
histórico sobre la noción de Estado en Chile en los
nacionalista marxista, a caer en manos de una
siglos XIX y XX, de Mario Góngora, publicado en
dictadura militar que, apoyada en una visión
1981, es una de aquellas obras que, leída desde
economicista de la política, buscó desmantelar
distintas coyunturas históricas, parece intem-
el Estado. Para Góngora, el Estado, siguiendo a
poral. Releerlo es una experiencia intelectual de
Edmund Burke, es un pacto entre generaciones,
magnitud, no solamente porque plantea una te-
que no puede jibarizarse hasta transformarse en
sis sugerente al sostener que el Estado ha dado
un mero contrato de manos de una “revolución
forma a la nacionalidad chilena, sino porque
desde arriba”. El modo en que el neoliberalismo
abre, como las buenas investigaciones y la buena
defendió el “principio de subsidiariedad”, reem-
literatura, grandes ventanas hacia la compren-
plazando el orden institucional creado a través
sión e interpretación de la realidad contemporá-
de la historia y despolitizando el Estado, lograría
nea.
buenos resultados económicos, pero impondría,
Quiero aprovechar algunas de las múltiples
en cambio, una cultura materialista, aspecto en
entradas de la obra para intentar comprender
el cual se encuentra paradójicamente con el ma-
nuestra realidad chilena actual. La más impor-
terialismo marxista. La decadencia del Estado
tante se refiere al problema del Estado —en to-
sería una de sus consecuencias más fatales.
das sus aristas— que subyace con enorme pre-
Admitiendo que las naciones hispanoamerica-
ponderancia en los debates políticos actuales.
nas no precedían a la construcción de las repú-
Ante la perspectiva de una nueva Constitución,
blicas, Mario Góngora confió al Estado la misión
la definición del régimen y la estructura del
de garantizar el bien común en todas sus dimen-
Estado deben convocar a toda la ciudadanía y,
siones: defensa nacional, justicia, educación,
preponderantemente, a los constituyentes que el
salud, protección de la cultura, etc. Solo detiene
país elija en abril.
su esfera de influencia ante el sacerdocio ecle-
El libro surge de la angustia del historiador
siástico. Esta visión habría tenido su apogeo en
en su paso por las décadas de 1970 y 1980. Es,
la época portaliana por la acción de una “aristocracia” que priorizaba los grandes intereses na-
1 Skinner recomienda tomar en consideración el contexto social de un texto para evitar mitologías anacrónicas como la mencionada. Afirmando que su obra es intemporal respecto de su defensa del Estado, hay que reconocer que Góngora efectivamente escribía para otro contexto socio-político. Cfr. Quentin Skinner, “Significado y comprensión en la historia de las ideas” en Prismas. Revista de Historia Intelectual 4 (2000), 149-191.
cionales por sobre los suyos propios, plasmados en una política de construcción institucional, mantención del orden social, defensa de la soberanía y expansión territorial. No parece importarle que la letra de la Constitución de 1833 sea democrática pero su espíritu autoritario; bastaría para suplir la ausencia de virtud republicana.
69
PE NSAR E L E S TADO. C ONTRAPU NTO
Lo importante, para él, es que perdure un sentido
los setenta, de técnicos en los ochenta. Lo técni-
vivo y orgánico del Estado, que comienza a per-
co-económico-masivo, resorte de la mundiali-
derse desde 1891 con el crecimiento correlativo
zación, no es un alma; ha perdido toda autoridad
de la noción de “sociedad” como complejo de
moral.
intereses particulares contrapuestos al Estado.
¿Qué ideas del Ensayo podemos rescatar para
Como fiel seguidor de Spengler, Góngora es es-
una lectura del presente? Sin duda, la decadencia
céptico sobre el principio de autoridad en épocas
de la política que él asocia con la “crisis de hom-
de predominio de masas.
bres” y la pérdida del sentido de bien común por
Puede criticarse su postura como esencialista.
parte de quienes ejercen funciones próximas al
En cierto sentido lo es; faltan los matices nece-
Estado. Se han convertido en burócratas escin-
sarios para separar la política de la acción de los
didos de la institucionalidad política y económi-
gobiernos. También desatiende en parte el desa-
ca, de los reclamos de un pueblo que exige que se
rrollo del Estado democrático de compromiso en
atiendan sus demandas, para lo cual no parecen
Chile; el Estado autoritario no ha sido la constan-
tener matrices conceptuales. Góngora pudo en-
te histórica. El autor se sumerge en un pozo pro-
tender, gracias a Valentín Letelier, que la crisis
fundo donde su visión decadentista de la historia
del Centenario se produjo por el surgimiento de
nutre la desazón por el repliegue del Estado, la
un nuevo sector. Como hoy, la clase dirigente no
mercantilización de la cultura, la privatización
tenía las herramientas para interpretar la crisis
de la esfera pública. Lo entiende, desde una pers-
social. Con razón se refiere a su artículo de 1896,
pectiva historicista, como una traición a la tra-
“Los pobres”, donde, citando a Lacordaire, Le-
dición republicana chilena, a la “idiosincrasia”
telier reconoce que si los pobres fuesen consul-
de su pueblo. El “Balance patriótico” de Vicente
tados “sin vacilar renunciarían a una porción de
Huidobro es para Góngora el grito que interpela a
[...]libertad a cambio de alguna protección por
Chile a volver a sus raíces, al exhibir la mediocri-
parte del Estado contra la avidez de los usureros
dad general, la pérdida del “alma nacional”. Es
y contra el despotismo de los empresarios”. La
la expresión de la “crisis de hombres”, del país
frase es profética para terminar el recorrido de
convertido en “una tienda”, de la desconfianza,
Góngora desde la creación del Estado y la nación
el odio a la superioridad, la venalidad de los po-
hacia la imposición de una comprensión del libe-
líticos. Coincide con aspectos de la crítica nacio-
ralismo ajena a una de sus matrices conceptuales
nalista del Centenario de la república.
fundamentales. Según estas, el Estado debe in-
Si bien la decadencia del ethos “aristocrático”
tervenir y regular la conducta de los individuos,
que sostenía al Estado se inició en los años del
sin por ello eliminar de sus preocupaciones la
seudo-parlamentarismo, Mario Góngora encon-
libertad y el progreso. La libertad económica no
tró la filiación del proceso de desmantelamien-
es la base de la libertad política ni de todas las
to del Estado nacional en los años posteriores a
libertades, ni es verdadero que haya más libertad
1943. Son los tiempos en que Chile se une a los
con menos Estado. Quienes eso creen descono-
aliados de la Segunda Guerra Mundial y luego a la
cen la posibilidad de un Estado que proteja a los
ONU y la OEA, y en que surgen la mundialización
más débiles ante los apetitos de los poderosos de
y continentalización de la política. A pesar de que
turno, y los riesgos de abjurar del Estado invo-
autores como Arnold Toynbee lo consideraron
cando una convivencia ciudadana en circunstan-
un progreso para la integración, para Góngora, lo
cias que esta ha sido educada más por el mercado
que llamó un “Estado mundial”, podía significar
que por agencias políticas.
una terrible tiranía. La influencia de las organi-
Hoy no solo hay un nuevo sector que ha accedi-
zaciones de las cuales emanaron, desde los años
do al consumo y a la educación superior, sino una
sesenta, las “planificaciones globales” fue un
generación que vive ese nuevo ethos, que reclama
intento de imponer un Estado desfigurado, ajeno
el cumplimiento de la promesa recibida. Según
a todo dirigismo estatal, abandonado a manos de
Góngora, Arturo Alessandri entendió aspectos
cientistas sociales en los sesenta, de ideólogos en
clave de la crisis de su época. La Constitución de
70
Mario Góngora y su esposa María Eugenia Díaz en 1961 en la ciudad de Heidelberg. © María Eugenia Góngora Díaz.
1925 habría sido su recurso hermenéutico y po-
por violentistas y anarquistas, salió a las calles
lítico para restaurar el orden político y la estruc-
para reclamar su recuperación.
tura histórica del Estado en 1925. Probablemente
No tuvo razón Góngora —al menos por aho-
llegó tarde, dice; una interpretación de Góngora
ra— en que la globalización y la interdependencia
es que la crisis política, económica y espiritual
permitirían el surgimiento de una superpotencia
del país era tal que impedía la expresión de una
que destruiría las libertades. Más bien han sur-
mentalidad constitucionalista. Prueba de ello
gido peligrosos nacionalismos, azuzados por
habría sido la enorme abstención e indiferencia.
problemas como las inmigraciones masivas. La
El estallido de octubre de 2019 interpela, como
derrota de Trump es una mala noticia para ellos.
el Centenario, a una clase política decadente que
La nostalgia por un Estado moderno, con autori-
ha convertido los partidos y la representación
dades que lo representen debidamente, que sepa
política en instrumentos ajenos al bien común.
administrar y coordinar lo público y lo privado
La corrupción en el mundo empresarial y la falta
en función del bien común, y por políticas que
de credibilidad en otras instituciones del Estado
interpreten a los ciudadanos del siglo XXI, justi-
han exacerbado las percepciones sobre desigual-
fican volver sobre la obra de Mario Góngora. Son
dad y discriminación, aunque las cifras digan lo
los desafíos que los constituyentes tienen por
contrario. Mario Góngora tenía razón en un as-
delante, a los que deben sumar el respeto al me-
pecto. Aunque prefiramos no hablar de “alma”
dio ambiente, el cuidado del agua, la igualdad y
sino de instituciones, es indudable que ese ethos
el fin de la violencia a las mujeres. Para esa tarea,
se ha perdido, y el clamor popular, desvirtuado
este Ensayo puede servir de inspiración. 71
PE NSAR E L E S TADO. RE S E ÑA
Hacia una nueva cristiandad CATALINA SILES V.
Sobre Una revolución del espíritu. Política y esperanza en Frei, Eyzaguirre y Góngora en los años de entreguerras (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2018), de Diego González Cañete
Anclados en profundas convicciones religiosas, una
inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y en
rigurosa formación intelectual y un hondo sentido de
autores como Maritain, Bloy, Péguy y Claudel, reem-
urgencia ante los acontecimientos nacionales e inter-
plazara al régimen capitalista-liberal, principal res-
nacionales de su época. Eduardo Frei, Jaime Eyzaguirre
ponsable, según ellos, del ocaso de Occidente.
y Mario Góngora se embarcaron con pasión en el titánico desafío de proponer un nuevo ordenamiento social.
Esta transformación presentaba dos vetas: una revolución política y una espiritual. La revolución políti-
Los convulsionados años de entreguerras sirvieron
ca hacía énfasis en la dimensión material del proyecto
de caldo de cultivo para estos anhelos. El desagarro pro-
socialcristiano, traducido en la propuesta de un Estado
ducido por los acontecimientos en Europa motivaron
orgánico y el corporativismo social. Este régimen per-
un sentimiento de crisis y decadencia que se tradujo en
mitiría, a juicio de sus impulsores, la encarnación de
un cuestionamiento a las bases políticas, económicas y
los principios básicos de la DSI como el bien común,
culturales de la modernidad. Por su parte, el periodo de
la justicia, la solidaridad y la subsidiariedad, la rela-
agitación política y social que se vivió en Chile acentuó
ción armónica entre el capital y el trabajo, entre otros.
el diagnóstico crítico de esta generación.
A diferencia de las democracias liberales que dejaban
La obra de González logra dar cuenta del modo en
al individuo atomizado frente al Estado, el régimen
que se cristalizó el pensamiento socialcristiano chileno
corporativo fomentaba las asociaciones intermedias,
durante los años treinta, centrándose en las reflexio-
necesarias para el desarrollo humano y para una re-
nes y experiencias de tres jóvenes que profesaban este
presentación política real. La revolución del espíritu,
ideario, desde enfoques y trayectorias políticas y vita-
por su parte, respondía a la profunda convicción de que
les diversas. La actividad de Frei durante este periodo
la crisis política, económica y social era ante todo una
se centró en la ANEC, un lugar de encuentro y reflexión
crisis moral. Así, la instauración de un orden nuevo re-
sobre los problemas que aquejaban al país, y que lo im-
quería, primero, la restauración de una comprensión
pulsaría por la senda partidista, primero en el Partido
específicamente cristiana del ser humano y del mundo.
Conservador y luego fundando la Falange Nacional.
El desenlace de esta historia, sin embargo, no fue
Para Eyzaguirre, la primacía espiritual que debía tener
el que esperaban sus protagonistas. La apropiación y
la revolución socialcristiana era irreconciliable con el
distorsión del corporativismo por parte de los regí-
pragmatismo de la política partidaria, por lo que centró
menes fascistas, el escepticismo de algunos sectores
su labor en el plano intelectual a través del cultivo de
socialcristianos sobre las posibilidades de la política
la historia. Góngora, por su parte, estuvo fuertemente
partidista, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y
tensionado por estas dos opciones, la participación po-
el posterior triunfo de las democracias liberales termi-
lítica —militando primero en las Juventudes Conser-
naron de echar por tierra este proyecto refundacional.
vadoras y luego brevemente en las Juventudes Comu-
El libro nos sitúa ante preguntas que mantienen ple-
nistas— y el trabajo académico, escogiendo finalmente
na vigencia. Frente a la crisis nacional y global actual y
el segundo camino y adoptando una actitud escéptica
ante el proceso de reconstrucción de nuestro régimen
frente al primero.
político, la inquietud por sus cimientos morales conti-
Con sus diferencias, estos jóvenes compartieron
núa siendo acuciante. Pero, al mismo tiempo, nos deja
una profunda vocación pública, y la común sensación
frente a la interrogante sobre las posibilidades que tie-
de crisis que cruzó a su generación no desembocó en
ne la política para instaurar un nuevo orden moral. Un
desesperanza. Al contrario, vieron en esta encrucija-
dilema que tensionó a estos jóvenes y que el socialcris-
da la oportunidad para articular una propuesta que,
tianismo aún debe resolver.
72
Primeros destellos MANFRED SVENSSON
Sobre Diario (Santiago: Ediciones UC-Editorial Universitaria, 2013), de Mario Góngora
“Antiprogresismo”. “Antiliberalismo”. “Antidemo-
medioevo, aunque es más filósofo de la cultura que
crático”. Estas fórmulas de simple oposición sal-
historiador medieval. Entre las obras de ese género
tan a la vista en las primeras entradas del Diario de
se encuentra también El ideal histórico de una nueva
Góngora. Son escuetas tomas de posición de alguien
cristiandad, de Jacques Maritain. Pero a sus veinte
que también es crítico de las juventudes conserva-
años, Góngora ya mira con distancia la exageración
doras (“una masa mediocre, provocadora”) y que se
del carácter sacral del medioevo que parece haber
declara “asqueado de mi posición política”. Como
en tales obras. Como anota hacia fines del año 1935,
señala en otra temprana entrada, a sus diecinueve
“Yo amo la vieja Edad Media, quiero conocerla cada
años ya estaba “cansado de defender males meno-
vez más; pero yo creo que es traicionarla presentar-
res”. El Diario, que cubre sus reflexiones desde 1934 a
la como un esquema, como una sistematización a
1937 —y que fuera por primera vez publicado el año
priori”. Si en las primeras páginas del Diario prima
2013— da cuenta de sus primeros intentos serios
el escueto recuento de lecturas, observaciones como
por articular estas inquietudes y enraizarlas en una
esta muestran el creciente espacio que el juicio del
más amplia tradición de reflexión. En su búsqueda
propio Góngora va cobrando para sí. Se trata de una
de orientación para Chile y para sí mismo, Góngora
observación que revela también su generosa relación
parece ahí devorar todo Occidente.
con el pasado. Se siente como un fiel heredero de un
Este diario, que se inicia cuando el joven Góngo-
variopinto mundo medieval, pero —tal como escri-
ra finalizaba sus estudios de derecho y termina an-
be en un momento de fascinación por Pascal—, ve el
tes de que comenzara los de historia, es ante todo
mundo moderno como una etapa de especial madu-
un registro abrumador de sus lecturas. Porciones
rez, que debe aprovechar ese legado precedente.
enormes de Dante o de La ciudad de Dios pueden ser
Dadas las gruesas caracterizaciones de fascismo,
leídas y resumidas en un mismo día, tras lo cual el
organicismo y otras similares que se encuentra en
joven estudiante aún se toma el tiempo para la con-
algunos críticos de Góngora, no está de más notar
versación política y para horas de goce musical. No
que observaciones como la sugerida por Pascal no
es de extrañar que, en los reiterados momentos de
son una excepción. Piénsese, por ejemplo, en su re-
autoexamen que el Diario incluye, Góngora se per-
acción ante La paz perpetua, de Kant. Sobra decir que
ciba como deficiente, como “pobre y vacío”. Se trata
no es de las obras que están en el centro del pensa-
de un efecto esperable cuando un espíritu empieza a
miento de Góngora, pero la reseña con detención y
medirse ante obras tan exigentes. El Diario está así
aprecio y se reconoce enfrentado ahí con algo “su-
atravesado por la perplejidad de Góngora respecto
mamente interesante”. El Diario es un testimonio
de su propio futuro, aunque hacia el final haya un
ante todo de un espíritu abierto, de un intelecto que
creciente anhelo por dejar la exclusiva existencia li-
en su momento de formación está atendiendo a nue-
bresca y poder servir en la acción a su país (“Quisie-
vos horizontes y a la vez ejercitando su capacidad de
ra luchar”; “Sé que el fin de la vida es el heroísmo”;
juicio. Y en la medida en que avanza, ya no hay mero
“Quiero sacrificarme por el ideal de un orden social
“antiliberalismo”. En lugar de eso, el lector se en-
cristiano y daría todo para ello”).
cuentra con los primeros destellos de un espíritu que
Cabe notar que se trata de un contexto en el que
estaba destinado a pensar sobre Chile nutrido por las
obras sobre la Edad Media aspiraban con frecuen-
raíces más profundas y perdurables de la cultura oc-
cia a orientar en las crisis del presente. Góngora lee,
cidental.
por ejemplo, a Alois Dempf, quien lo orienta sobre el
73
PE NSAR E L E S TADO. RE S E ÑA
Convicción, responsabilidad y mesura EDUARDO GALAZ
Sobre “La política como vocación”, en El político y el científico (Madrid: Alianza, 2015), de Max Weber
“La política como vocación” está basado en la se-
La necesidad de responsabilidad descansa en un
gunda de dos conferencias que dictó Max Weber en-
rasgo aún más peculiar de la cosa política: el carác-
tre 1917 y 1919. Este “último Weber” —falleció en
ter siempre indomable de la máquina. Quien ascien-
1920— ofrece agudas reflexiones acerca del carácter
de al poder en el contexto moderno lo hace siempre
de la ciencia y de la política, y de los atributos reque-
rodeado de un entorno cuyos fines son desconocidos
ridos para desempeñarse en ellas. La contribución de
—y probablemente abyectos, dirá Weber— y sus actos
la obra es tanto conceptual como ética, pues además
incontrolables. No importa cuán nobles sean sus fi-
de los fecundos frutos teóricos que ha rendido, sus
nes, el líder pone el poder también en manos ajenas
observaciones normativas siguen siendo atingentes
a las suyas: los pequeños administradores locales, los
hasta hoy.
operadores políticos, los funcionarios de carrera, los
Weber trata la política como el arte de controlar
dirigentes gremiales, los militantes meritorios; en fin,
una asociación política. “Quien hace política aspira al
la máquina. La integridad del político responsable no
poder”, dice. Tal asociación es el Estado, al que de-
se refiere solo a sus propios actos, sino también a los
fine no por sus fines, múltiples y contingentes, sino
realizados por quienes lo rodean.
por sus medios específicos: la violencia legítima y la
Finalmente está la mesura, tal vez el menos es-
estructura burocrática. Estado es aquella asociación
tudiado y más sorprendente de los comentarios de
que, mediante un aparato administrativo profesional,
Weber sobre la vocación política. Su argumento, pe-
ejerce el monopolio de la violencia legítima en cierto
simista respecto de su tiempo —y los años ulteriores
territorio. Y si el Estado controla aquel medio pecu-
mostraron que razones tenía— es un grito de realismo
liar que es el uso lícito de la fuerza, hace política quien
respecto de la política y sus alcances. Mesura acá sig-
intenta controlar el Estado, su aparato represivo y su
nifica distancia, ponderación, conciencia de las limi-
máquina administrativa.
taciones inherentes a los proyectos humanos. Antes
Esta conexión entre política y poder, y entre poder y
que mesura en los juicios públicos, Weber observa en
violencia, es tematizada por Weber con singular aten-
el político la necesidad de mesura respecto de sí mis-
ción a sus consecuencias éticas. ¿Quién tiene verdade-
mo. Incluso con respecto a la propia convicción se re-
ra vocación para la política?, se pregunta. Dando una
quiere la virtud de la distancia. El buen político debe
respuesta que nos recuerda a los clásicos atenienses,
evitar emborracharse de sí mismo —del yo individual
Weber encara la cuestión atendiendo a las virtudes
o colectivo, ambos licores son adictivos—, como signo
que son necesarias para desenvolverse en los campos
primario de su madurez.
minados del poder y de la fuerza: convicción, respon-
Quizás la más célebre sentencia del discurso sea
sabilidad y mesura. Las tres imprescindibles, pero no
aquella según la cual quien entra en política, admi-
fáciles de articular. Defendiendo la necesidad de con-
tiendo usar como medios el poder y la violencia, “ha
vicción, Weber se distancia de los autores que tratan
firmado un pacto con el diablo”. No significa que ella
la política como mera correlación de fuerzas. No hay
sea inmoral; significa que es un terreno pedregoso,
corrupción más absoluta del quehacer político, dirá
rodeado de codicias, abusos posibles e injusticias pro-
Weber, que la búsqueda del poder puro en cuanto tal.
bables. Creer que basta con tener un mundo nuevo y
El político que vende a bajo precio todas sus convic-
puro en el corazón para construir un mundo más justo
ciones se revela como incapaz de justificar su propio
es, acaso, una forma de inmadurez más peligrosa que
afán de conducir la máquina estatal fuera de una sim-
los vicios corrosivos del cinismo y la corrupción. Tener
ple y deplorable embriaguez personal.
conciencia de ello, como dijo Weber, es el corazón de la vocación política.
74
La utopía contra la realidad JOSEFINA ARAOS
Sobre Seeing like a State (New Haven: Yale University Press, 1998), de James C. Scott
A primera vista, el emblemático libro de James C. Scott
Si el libro terminara ahí, tendríamos que concordar
parece una diatriba contra el Estado moderno. Aunque
con quienes identificaron un anarquismo en la pro-
se concentra en casos excepcionales, su cuestiona-
puesta de Scott, pues cuestiona al Estado moderno
miento al modo en que el aparato estatal interviene la
y al tipo de observación que despliega. Sin embargo,
realidad es general e implacable. La pregunta que ins-
el autor no se queda en la mera denuncia, y busca
pira al antropólogo norteamericano es por qué los más
también reivindicar aquellas otras formas de cono-
bien intencionados proyectos de transformación lide-
cimiento que el Estado, identificado acríticamente
rados por el Estado han terminado en algunas de las
con la mirada de la ciencia, desprecia. Es lo que Scott
peores tragedias de la historia. Y su respuesta es por
engloba en el concepto griego de metis y traduce como
momentos la comprobación empírica de que “el ca-
‘conocimiento práctico’; una sabiduría que aparece
mino al infierno está plagado de buenas intenciones”.
en el contacto cotidiano con la realidad y que es ca-
El estudio de Scott arranca con la identificación
paz de navegar en lo impredecible. Allí donde la lógica
del grandioso esfuerzo del Estado moderno por hacer
del Estado sucumbe, la metis —patrimonio de la gente
“legible” la vida social. Si antes el Estado era prácti-
común— sale airosa.
camente ciego, en la modernidad su poder deja de ser
¿Cómo salvar ese conocimiento que el Estado ne-
la violencia explícita para articularse en torno a la ca-
cesita e ignora? Aunque no entrega respuestas cla-
pacidad de ver la realidad y aprehenderla. De la mano
ras, Scott sugiere un camino: salvar ese repositorio
de la ciencia, el Estado podrá organizar y clasificar el
tradicional de sabiduría, esa “cultura” que el Estado
mundo natural y social, desplegando así políticas de
no crea y de la cual depende. Su consideración es un
intervención a gran escala. Sin embargo, una opera-
imperativo ético, pero también una clave para operar
ción tan básica del aparato estatal es, para Scott, el
con éxito. Al despreciar el rol que juega la cultura en
punto de inicio de una catástrofe: el Estado quiere ver
cualquier proyecto de transformación, el Estado está
no para conocer, sino para rehacer la realidad en fun-
destinado a un tiempo al fracaso y al abuso y, por
ción de sus propios términos, prescindiendo de aque-
ende, a su deslegitimación.
llo que no responda a sus criterios. Y esa capacidad abre la posibilidad de arrasar con todo.
Aunque el trabajo de Scott no alcanza a explicitar el camino de salida, sus reflexiones son atingentes para
Así, Scott describe paradigmáticos programas de
los problemas del Chile actual. La dictadura de Pino-
ingeniería social —la colectivización soviética o la
chet fue, entre otras cosas, una planificación utópica
planificación de Brasilia— que derivaron en com-
—global, en palabras de Mario Góngora—, impuesta
pletos desastres al combinar cuatro elementos po-
sin valoración alguna de la cultura y la existencia coti-
tencialmente explosivos. A la capacidad de “ver” ya
diana. Así, el colapso progresivo de ese proyecto al que
indicada se suma una confianza acrítica sobre el pro-
hemos asistido desde el 18-O podría considerarse una
greso científico y tecnológico; una ideología despótica
nueva comprobación de la hipótesis de Scott. El pro-
e imperialista, ciega a cualquier otra forma de conoci-
blema es pensar que solo el proyecto de Pinochet está
miento. Si a ello se agrega un régimen autoritario sus-
expuesto a tal riesgo. Ad portas de un proceso cons-
tentado en la violencia y una sociedad civil debilitada,
tituyente y en medio de ánimos refundacionales, el
tenemos la catástrofe completa. ¿Por qué? Asumiendo
libro de Scott permite recordar esa amenaza latente a
que se trata de una explicación multicausal, para Scott
toda utopía y, con una actitud humilde y atenta al cui-
la clave reside en la misma lógica del Estado, cuya mi-
dado, abandonar la pretensión de partir de cero.
rada estandarizada y abstracta choca inevitablemente con una realidad que es impredecible y contingente.
75
PE NSAR E L E S TADO. RE S E ÑA
La ley de hierro de las oligarquías PABLO ORTÚZAR
Sobre Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna (Buenos Aires: Amorrortu, 2008), de Robert Michels
Robert Michels debe ser uno de los sociólogos po-
historia el poder se ha concentrado más en las manos
líticos más interesantes del siglo XX, no solo inte-
de tan pocos.
lectual, sino que también biográficamente. Nacido
En lo que Michels parece haberse equivocado fue
en Alemania en 1876 y socialista convencido desde
en desesperar respecto de la democracia, con sus
su juventud, militó hasta 1907 en el ala más radical
virtudes y defectos, y en partir de la base de que su
tanto del Partido Socialdemócrata Alemán como del
superación hacia alguna forma de sociedad pos-
Partido Socialista Italiano. También fue uno de los
jerárquica era posible. Insistir en esa visión lo hizo
discípulos más destacados de Max Weber. En 1911
pasar del apoyo al autoritarismo comunista al apoyo
publicó la primera versión de su libro Los partidos
al autoritarismo fascista. Sin embargo, la validez de
políticos, donde formula su famosa “ley de hierro de
su idea de que la organización del poder implica ne-
la oligarquía”, que puede resumirse en la siguiente
cesariamente jerarquías no caduca con sus fracasos
afirmación: “la organización es la que da origen al
políticos sino que, al contrario, parece salir refor-
dominio de los elegidos sobre los electores, de los
zada. Y es bueno tenerla en mente cada vez que se
mandatarios sobre los mandantes, de los delegados
escuchan discursos invitando a “superar” o “radi-
sobre los delegadores. Quien dice organización, dice
calizar” la democracia, ya sea concentrando todo el
oligarquía”.
poder en un líder, ya sea supuestamente diluyéndolo
Los partidos políticos refleja la experiencia del mi-
en “asambleas” y “comités” locales.
litante que busca coherencia entre medios y fines.
El punto es que reflexionar sobre la inevitabilidad
Es una denuncia temprana de que la teoría leninista
de las élites nos enseña que la decisión política, que
del partido conduciría a la instauración de una éli-
a menudo los países deben tomar, no enfrenta la
te partidista que, en nombre del proletariado, ejer-
igualdad con la desigualdad en el acceso al poder y a
cería una dominación absoluta sobre las personas.
los privilegios, sino la desigualdad con las desigual-
Desesperado por la tendencia oligárquica que había
dades. Lo más próximo a la democracia plena que la
detectado en los partidos políticos, pero igualmen-
humanidad ha conocido consiste básicamente en un
te comprometido con la causa socialista, Michels
orden pluralista y competitivo, donde el derecho a la
termina en las filas del fascismo italiano, pensando
participación en la toma de decisiones políticas y en
que quizás la ausencia de mediación entre el líder y
el debate público está más o menos asegurado para
el pueblo podría resolver el problema de las estruc-
todos. En otras palabras, consiste en un orden don-
turas de poder que tendían a su enajenación. Murió
de diversas organizaciones puedan competir por el
en 1936, sin ver el desastroso final del experimento.
poder en un marco de reglas y costumbres que ge-
Visto a la distancia, parece que Michels no se equi-
neran una tensión beneficiosa para los ciudadanos,
vocaba al criticar la idea leninista de un partido úni-
y donde la dignidad de cada cual se ve reconocida.
co que supuestamente representaría al proletariado
En tiempos de deslegitimación de los partidos po-
hasta que, por arte de magia, el comunismo advi-
líticos, populismo en ristre, desprecio por las élites
niera y ya no fuera necesaria la política. La terrible
y desconfianza por toda forma de mediación, hace
experiencia de los pueblos sometidos a las dictadu-
muy bien leer Los partidos políticos de Michels para
ras de los partidos comunistas a lo largo del siglo XX
reflexionar y aprender de los aciertos y fracasos de
muestra, sin excepciones, lo implacable de la “ley
aquellos que desconfiaron antes, más y mejor que
de hierro de la oligarquía”. De hecho, rara vez en la
nosotros.
76
¿Un mundo sin forma? CLAUDIO ALVARADO R.
Sobre La razón de las naciones. Reflexiones sobre la democracia en Europa (Madrid: Escolar y Mayo, 2009), de Pierre Manent
Ante el debilitamiento de la nación —el cuerpo polí-
y ancho del orbe, por lo que todo esto también afecta a
tico característico del mundo moderno y contempo-
quienes vivimos fuera de Europa.
ráneo—, Pierre Manent dice experimentar una “per-
Para Manent, esos nuevos y desmesurados aparatos
cepción casi dolorosa de un fenómeno inmenso y que
disminuyen el poder de sus ciudadanos con la excusa
a la vez penetra hasta lo más íntimo de cada uno”. Al
de gobernarlos, asomando una “desproporción cada
lector chileno, ese punto de partida bien podría recor-
vez más paralizante entre la debilidad de corazón
dar el tipo de angustia que Mario Góngora describe
de las comunidades políticas y la enormidad de sus
como motivación de su Ensayo histórico.
instrumentos”. En este plano, la crítica del autor es
La inquietud de Manent guarda directa relación con
sencillamente lapidaria. Olvidamos, nos dice, la exis-
una tesis dominante de nuestra época: la idea de que
tencia de los cuerpos políticos, y olvidamos también
nos encaminamos a una unificación necesaria, como
que los derechos y la justicia solo son posibles entre
si fuera posible una democracia sin pueblo y desligada
los ciudadanos de una comunidad democrática pre-
de toda deliberación colectiva. Tal perspectiva igno-
viamente existente. En sus palabras, “ha vuelto el
ra que los grupos humanos existen “objetivamente”
tiempo del despotismo ilustrado, designación exacta
—con independencia de nuestros gustos o preferen-
para la suma de agencias, administraciones, cortes de
cias—, que la separación entre ellos nunca será del
justicia y comisiones” que hemos creado.
todo superada, y que “esta feliz impotencia es la condición de la libertad y de la diversidad humana”.
A pesar de la lucidez del texto, Manent deja algunos cabos sueltos. Es posible atribuirlos a la brevedad del
Uno de los planteamientos que permiten compren-
libro, pero el autor no se hace cargo —por ejemplo—
der mejor su argumento es que advierte una relación
del fenómeno nacional fuera de Europa, y tampoco
indisoluble entre el Estado, la nación y la democracia.
justifica cabalmente la importancia que atribuye a la
En efecto, ella sería imposible sin un pueblo consti-
abolición de la pena de muerte en el debilitamiento
tuido como tal —sin la nación—, y sin un Estado que
de los Estados nacionales. Con todo, se trata de una
posibilite la igualdad de condiciones de vida que su-
obra plagada de observaciones agudas, que ayudan
pone el régimen democrático. Si se quiere, los Estados
a pensar. Un caso muy sugerente es su afirmación de
nacionales son para Europa aquello que la polis fue
la relevancia política de la religión. En los términos de
para la Grecia antigua. Al producir la cosa común, am-
Manent, “si la separación de Iglesia y Estado es muy
bos generan “el marco de sentido de la vida”; y am-
valiosa como regla de nuestras acciones, se volvería
bos, en su fase democrática, unen la civilización con
ruinosa si hiciéramos de ella la regla de nuestro pen-
la libertad.
samiento”.
Hoy, sin embargo, no apreciamos los frutos de este
Recordar lo anterior es crucial para reflexionar so-
proceso histórico, que han sido precisamente exten-
bre el desafío permanente de nuestros cuerpos políti-
der las libertades cívicas a grandes masas humanas
cos, que no es otro que “anudar lo más estrechamente
mediante la articulación del Estado y la democracia
posible la libertad y la comunión”. A fin de cuentas,
en el contexto de un pueblo configurado como nación.
ahí reside la preocupación fundamental del autor. Sin
Según Manent, hoy el “Estado es cada vez menos so-
la nación —aquella mediación de mediaciones en la
berano y el gobierno menos representativo”. Esta era
que “todos los elementos de nuestra vida se unen y
de inédita “desgracia representativa” se explica en
adquieren sentido”—, ¿cómo será posible un mundo
parte por dos enormes artificios: la construcción eu-
compartido? ¿Acaso es posible vivir en un mundo des-
ropea, que adquiere vida propia, y el Estado garante
provisto de toda forma?
de derechos. Se trata de una lógica presente a lo largo
77
PE NSAR E L E S TADO. RE S E ÑA
Realismo y renuncia RODRIGO PÉREZ DE ARCE
Sobre Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2019), de Daniel Innerarity
A estas alturas, decir que las sociedades son cada vez más complejas es un lugar común. Como todo lugar común, tiene algo de cierto: fenómenos tales como el aumento en la velocidad en el intercambio de información; redes tecnológicas, sociales y financieras cada vez más sofisticadas; sociedades crecientemente diversas y conflictivas o empresas que concentran más poder que algunos Estados nacionales, confirman que el momento actual amerita una reflexión. El filósofo español Daniel Innerarity percibe que el desajuste entre realidad y las herramientas actuales de la teoría política podría estar en el origen de nuestras dificultades de comprensión. Sería un profundo error suponer que se trata de un problema puramente intelectual: no comprender bien los problemas impide tomar buenas decisiones, lo que tiene evidentes efectos prácticos. Este desajuste entre las categorías de la teoría política contemporánea y el mundo real plantea, al menos, dos problemas para la acción política. Por una parte, se trata de hacer calzar la realidad en esquemas excesivamente rígidos y limitados. No son solo intervenciones ingenuas, sino que implica también reducir sus múltiples dimensiones a poco más que un aspecto. Una de sus consecuencias es la moralización de lo público. Cuando no comprendemos, tendemos a reducir las posiciones políticas a “bueno” y “malo”. Algo similar se observa en nuestra aproximación a los populismos: los transformamos en poco más que una relación tóxica entre un líder carismático y un pueblo virtuoso, o los confundimos con pura demagogia, renunciando a priori a entender la compleja red de relaciones que constituye este fenómeno. La sobresimplificación también toca a nuestra clase política: muchos de sus exponentes parecen reducir todas las dificultades de conducción política al sistema presidencial o al esquema de la Constitución, bastando un cambio en el instrumento para generar los efectos deseados. Innerarity reconoce que esto plantea problemas prácticos de primer orden: la progresiva incapacidad de la política para procesar una realidad social compleja la vuelve a ella y al Estado impotentes. Al
78
mismo tiempo, devienen incapaces de responder a las crecientes expectativas que se depositan sobre ellos. Sobrevaloran su importancia, su capacidad de intervención, lo cual redunda en que orientan sus decisiones a hacer más de lo que puede. A la vez, no enfocan sus limitados recursos —económicos, pero sobre todo simbólicos y de conocimiento— hacia aquellos problemas donde efectivamente puede incidir. Estamos, por tanto, frente a una encrucijada de gran relevancia. Si nos tomamos en serio la propuesta del filósofo español, podemos proponer al menos dos categorías importantes para pensar el Estado. Primero, este se encuentra inserto en un sistema complejo, que sencillamente no puede controlar, por lo que conviene renunciar a la dirección completa de lo social o a cualquier intervención demasiado optimista respecto de sus capacidades. La contracara es que el Estado debe aceptar su interdependencia del entramado social, a veces más capacitado para abordar la complejidad del mundo. Esto choca, desde luego, con cierta lógica democrática, que empuja a los políticos a prometer cambios profundos y a veces radicales desde el Estado, lo que no puede producir sino frustración. La segunda categoría por incorporar es el tiempo, que nos lleva a pensar en el Estado como un proceso. El Estado siempre se está haciendo, y conviene reconocerlo como tal, incorporando puntos de apertura a lo social que permitan ajustes necesarios para devolverlo a su función de utilidad, articulando los diversos dominios sociales. Por último, es importante destacar la relevancia de la democracia en esta ecuación. A pesar de los crecientes problemas que ella enfrenta, Innerarity defiende sus bondades. Su dinamismo interno y su capacidad de autotransformación la vuelven un aliado en la articulación de nuestras dificultades. Ahí reside una clave de superación de este momento de crisis, permitiendo volver a vincular a gobernantes y gobernados. Todo esto es plausible, siempre y cuando estemos dispuestos a renunciar a las respuestas fáciles —incluyendo algunas del propio autor— y a afrontar el desafío con realismo.
La importancia de la forma MARIANA CANALES
Sobre Law and Leviathan. Redeming the Administrative State (Cambridge-Londres: Harvard University Press, 2020), de Cass R. Sunstein y Adrian Vermeule
Una manera de asegurar la justicia y el respeto a los
los autores, el marco que proponen permitiría “redi-
derechos de las personas ha sido aumentar las atribu-
mir” al “Estado administrativo” ante sus críticos.
ciones de la administración del Estado, lo que redunda
Law and Leviathan se hace cargo del aumento de
en un constante crecimiento del aparato burocrático.
los organismos públicos y su creciente incidencia en
Sin embargo, una de las grandes banderas de la tradi-
la vida diaria de las personas, una realidad tal vez
ción del liberalismo clásico es que la primera amenaza
inevitable, y proporciona una mirada novedosa para
a los derechos de las personas es justamente el Estado.
enfrentarla: las formalidades del derecho administra-
De ahí los mecanismos que buscan distribuir el poder
tivo son el mejor riel para la burocracia. Si la discusión
y evitar su concentración. ¿No es paradójico, enton-
en torno al tamaño o las facultades del Estado suele
ces, entregarle más atribuciones al mismo Estado bajo
destacar los riesgos de su eventual discrecionalidad o
el pretexto de dar protección a los ciudadanos?
la posible vulneración del principio de separación de
Esta y otras preguntas son las que motivan el libro
poderes, el libro añade otros elementos que ayudan
Law and Leviathan, de los profesores de Harvard Cass
a robustecer el debate. En ese sentido, y aunque está
Sunstein y Adrian Vermeule. El objetivo de los autores
escrito para el contexto estadounidense —el libro está
—Sunstein, un demócrata liberal, y Vermeule un con-
estructurado en base a leyes, reglamentos y prece-
servador posliberal— es ofrecer una concepción de la
dentes norteamericanos—, es sin duda un aporte para
administración plausible y persuasiva para quienes
el contexto chileno.
sostienen visiones contrapuestas sobre el Estado. Tal
Si bien la aproximación es novedosa y útil, también
aproximación permitiría sacar el mejor provecho al
deja abiertos algunos flancos. Por ejemplo, no se hace
aparato estatal para promover el bien común. La prin-
cargo satisfactoriamente del problema de la falta de
cipal objeción que encuentran es que la administra-
credenciales representativas de la administración. ¿Es
ción pública ha usurpado funciones que corresponden
irrelevante que quien dicte reglas no sea elegido por
al legislador y a los tribunales, aumentando notable-
los ciudadanos directamente? Tampoco queda claro,
mente su poder y haciendo muy difícil su control. En
aunque sí toca el tema con bastante detalle, qué su-
ese escenario, el riesgo de que la burocracia se com-
cede en aquellas situaciones en que el actuar de los
porte de manera arbitraria y abusiva es permanente.
organismos públicos excede el ámbito meramente
Frente a esto, Vermeule y Sunstein afirman que el
jurídico. En tales casos no pueden aplicarse los prin-
problema no es que los funcionarios del ejecutivo dic-
cipios que los autores identifican; entonces, ¿cómo
ten reglas ni que resuelvan controversias, sino que al
se controla a los funcionarios en dichas situaciones?
hacerlo deben someter su actuar a ciertos principios
Una pregunta interesante que puede formularse es si
formales: el sometimiento de los funcionarios a sus
acaso hay razones poderosas para defender una ver-
propias reglas, que estas no sean retroactivas o que
sión clásica de la separación de poderes que, al mismo
sean lo suficientemente generales para guiar la con-
tiempo, pueda hacerse cargo del crecimiento de la ad-
ducta. Los autores argumentan que tales principios,
ministración.
a los cuales llaman “la moralidad interna del derecho
Con todo, Law and Leviathan es un aporte para pen-
administrativo”, tienen la virtud de disciplinar su ac-
sar en el Estado desde el punto de vista del derecho.
tividad y evitar los riesgos denunciados por quienes
En él pueden encontrarse claves interesantes para
miran con recelo el crecimiento del aparato público.
evaluar el funcionamiento del aparato administrati-
Su argumento se inspira en Lon L. Fuller, quien iden-
vo y para preguntarse en qué medida este es capaz de
tificó tales principios (los llamó desiderata) como ele-
promover el bien común.
mentos fundamentales del Estado de derecho. Según
79
OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA
LORE M IPS U M. E NSAYO
Patria amarga JUAN IGNACIO BRITO
“Y
o no debo ser feliz. Me lo prohíbo. No se
que deja de pagar el impuesto revolucionario a
me ocurre mayor crimen que ser feliz”. Así se
ETA y por ello cae asesinado; la segunda, mujer
lamenta uno de los protagonistas de Patria, la
del pusilánime Joxian y, sobre todo, madre de
serie de HBO que llevó a la pantalla chica la no-
Joxe Mari, el joven que se convierte en soldado
vela homónima de Fernando Aramburu. El dolor
etarra y que, como parte del Comando Oria, ase-
que cruza de punta a cabo este relato, a la vez tan
sina y siembra el terror hasta que es detenido y
vasco y universal, deja poco espacio a la sonrisa y
enviado a una cárcel en Andalucía.
solo abre algunas rendijas a la ilusión. A algunos
Bittori quiere saber la verdad sobre la muer-
el sufrimiento los libera; en Patria, por el con-
te de Txato y para ello vuelve al pueblo en 2011,
trario, pesa como un yunque sobre las espaldas
justo cuando ETA renuncia para siempre a la vía
de las dos familias alrededor de las cuales se es-
armada. Han pasado veintiún años desde el ho-
tructura la narración: los Lertxundi, que padecen
micidio de su marido, y su arribo echa sal sobre
el asesinato de su padre, y los Garmendia, que
heridas mal cicatrizadas, tanto en la relación
pagan las consecuencias de que uno de sus hijos
de ella con sus dos hijos como con sus antiguas
abrace la causa de ETA.
amistades perdidas. Desde que salió del pueblo
A la cabeza de cada una de estas familias es-
donde ocurrió el crimen, ubicado en las cerca-
tán las dos protagonistas de la historia: Bitto-
nías de San Sebastián, no ha vuelto a hablar con
ri y Miren. La primera, casada con Jesús María
Miren, su examiga. Han quedado en bandos irre-
Lertxundi, el Txato, empresario del transporte
conciliables: Bittori es la viuda de una víctima de
82
ETA; Miren, la madre de un combatiente por la
Hay aquí un mensaje con pretensiones univer-
independencia de Euskal Herria que ha recurrido
sales. Este último ámbito provee quizás más
al terrorismo como mecanismo de lucha.
material digerible para el público global, no es-
La desgracia que cae sobre ambas familias es la misma que azota al País Vasco, retratado como
pecialmente cercano a las pasiones que despierta el separatismo vasco ni conocedor de este.
un lugar de gente endurecida donde no para de
Aunque Patria construye personajes utilizando
llover y en el que el sol se deja ver poco. Patria va
con destreza los grises, en el trasfondo de esta
y viene entre el pasado y el presente para mostrar
historia hay un villano evidente y sin matices,
esa pena acuciante que tortura a los Lertxundi y
verdadera causa del dolor que exuda la serie. No
los Garmendia, consecuencia directa de la vio-
se trata, como podría pensarse, del terrorismo
lencia y la división que provocaron los años de
violento, que asoma aquí como un brote inde-
plomo de ETA. Durante cinco décadas, la banda
seable de un mal mayor. El malo de la pelícu-
terrorista segó vidas, mutiló familias, impuso el
la es el nacionalismo. Es este el que conduce al
miedo a comunidades enteras, embarcó a jóve-
asesinato, la traición, la insensatez, la cobardía
nes extraviados en una ilusión sin destino y des-
cómplice, la pasión desenfrenada que lleva a la
pertó la respuesta represora del Estado español.
violencia, el borreguismo que hace imposible
Todo en nombre de la soberanía de Euskal He-
distinguir la consigna de la realidad. Nada más
rria, la patria vasca reparti-
antimoderno e iliberal que
da entre el sur de Francia y el
ese sentimiento primitivo
norte de España. La tragedia vasca es el tema principal de Patria, un drama que no deja ganadores y en el cual el ca-
La naturaleza destructiva del nacionalismo que exhibe Patria no responde solo a
que les nubla el juicio a todos los que amparan “la lucha”. Quizás por eso es Joxe Mari, al que su propio padre iden-
mino hacia la redención se
la injustificable actividad
tifica como un gandul y al
hace cuesta arriba, aunque
criminal que desplegó ETA.
que más tarde se le muestra
no irremontable. Es esa ruta de reencuentro la que intentan recorrer los
También obedece a esa mirada despreciativa que lanzan
protagonistas. En una pri-
los modernos a quienes no
mera lectura, la historia de
profesan su credo.
Patria incluso puede pare-
como un homofóbico, el que se deja seducir por el canto de sirena de ETA, y no Gorka, su hermano menor poeta y homosexual; ni tampoco su hermana Arantxa, todo ella
cernos familiar a chilenos y latinoamericanos en
sentido común, afectada por su propia desgracia
general, con la conmovedora y difícil búsqueda
personal al sufrir un derrame que la deja semi-
de la verdad por parte de una mujer a la que un
paralizada. Y por eso también es que el cura don
crimen político ha dejado viuda. La verdad que
Serapio identifica la causa religiosa con la nacio-
persigue Bittori pasa por el reconocimiento, el
nalista, en un maridaje de dogmas del que es ne-
arrepentimiento y el perdón, y tiene como meta
cesario sacudirse si se aspira realmente a superar
una eventual reconciliación, aunque cada uno de
la violencia. Esto último es precisamente lo que
esos pasos parezca improbable en medio de un
hace Bittori, quien antes fue creyente y devota de
ambiente donde todavía quedan muchas cuentas
la Virgen del Pilar, pero que ahora ha perdido la
por saldar y en el que prevalecen la desconfianza
fe y reniega de Dios.
y un dolor que desgarra.
Incluso más que el idealista Joxe Mari, es Miren
Pero la serie está lejos de agotarse ahí. No en
la mejor exponente en la serie de ese nacionalis-
vano Patria fue producida por HBO Europa para
mo tóxico del que Patria invita a tomar distancia.
su distribución internacional. El relato micro,
Poseída, como le dice su marido, por la “fiebre
íntimo y de pueblo no es todo lo que ofrece. No
borroka”, ella va a todas las marchas separatis-
es esta una historia solo para provincianos, sino
tas, vocifera consignas, está orgullosa de su hijo
también —principalmente— para cosmopolitas.
terrorista, cree en la causa por la independencia,
83
LORE M IPS U M. E NSAYO
desconfía del Estado español, sus instituciones y
domesticado, dispuesto a renunciar a mucho de
su prensa, mandonea de lo lindo al cobarde Jo-
lo que caracteriza y hace única a su tribu. Patria
xian, y mira con hostilidad al marido de su hija
reduce la complejidad nacionalista a apenas dos
Arantxa, cuyos apellidos le parecen sospechosa-
formas de expresión que combaten en un ring
mente españoles. La muy católica y nacionalista
inclinado: en este rincón, la violencia asesina
Miren es antipática y resentida. Considerando el
y dogmática al estilo ETA; en la otra esquina,
discurso que prevalece en Patria, no podría ser de
la renuncia que pone a la nación en camino de
otra forma.
fundirse en el magma de una cultura dominante
El miedo de Joxian, por su parte, es el de la
que solo admite concesiones cosméticas. Atra-
mayoría silenciosa aterrorizada por el impulso
pada en un argumento maniqueísta que pinta la
asesino y matonesco de ETA. Ese que utilizaba a
realidad con una brocha gorda y que no ofrece
jóvenes desorientados como Joxe Mari y su ami-
más que versiones polarizadas, la serie cae en su
go Jokin, quienes parten a Francia a recibir en-
propia trampa y se decanta en favor de la segun-
trenamiento terrorista y vuelven convertidos en
da versión: si se quiere evitar la patria amarga
máquinas dispuestas a eliminar a todo aquel al
que emerge por todos lados en la serie, lo más
que la jerarquía etarra apunte con su dedo asesi-
conveniente sería alejarse de las convicciones
no. “Les calientan la cabeza, les dan un arma… y
identitarias profundas, dogmas que conducen
a matar. Se creen héroes porque llevan pistola”,
irremediablemente a ese dolor que les quita el
acusa desolado Josetxu, el carnicero del pueblo y
oxígeno a los personajes de este drama.
padre de Jokin.
No hay lugar aquí para una respuesta naciona-
La naturaleza destructiva del nacionalismo
lista benigna que sirva como dique de contención
que exhibe Patria no responde solo a la injus-
contra el imperialismo social, económico y polí-
tificable actividad criminal que desplegó ETA.
tico que se impone desde unas alturas insonda-
También obedece a esa mirada despreciativa que
bles; no hay comunidad que sirva como escudo
lanzan los modernos a quienes no profesan su
de protección ante los designios de una buro-
credo, aquel que asegura que nada bueno puede
cracia europeísta que no responde a nadie, solo
provenir de un sentimiento que encarna la irra-
tolera las diferencias que considera inofensivas,
cionalidad, que separa y excluye, que se aferra a
construye una jaula de oro que alienta una diver-
sospechosas certezas allí donde todo debería ser
sidad ideológicamente concebida y uniforma en
relativo o, al menos, brumoso. Patria no permite
todo lo demás, desde la moneda hasta las normas
sino un nacionalismo en la versión light de Gor-
de etiquetado de alimentos. Tampoco para un
ka, quien escribe poesía en euskera y se horroriza
orden político nacional que considere positiva-
ante la violencia etarra, pero no ante la cultura
mente los lazos de lealtad mutua que fortalecen
progresista que permea su propia existencia y
y cohesionan las colectividades humanas al alero
amenaza la identidad nacional. El de Gorka aso-
de una nación, según ha descrito Yoram Hazony1.
ma a primera vista como un nacionalismo consciente y pacífico, pero más bien luce como uno
84
1 Yoram Hazony, The virtue of nationalism (Nueva York: Basic Books, 2018).
Menos aún para consideraciones como la ade-
de tortura. Hubo críticas, pues algunos inter-
lantada por Pierre Manent, quien sostiene que
pretaron la imagen como una igualación moral
si la referencia nacional fuera ahogada y desa-
entre los que padecieron el terrorismo y quienes
pareciera, si fuera dispersado lo que mantiene
lo perpetraron. La cosa, sin embargo, no pasó a
unidos a sus miembros, “cada uno de nosotros
mayores. El afiche fue retirado y la controversia
se convertiría en un extraño, un monstruo para
murió pronto. Es muy apropiado que haya sido
sí mismo”2. Patria no está para ese tipo de suti-
así: Patria es una serie de excelente factura téc-
lezas. Para la serie, como el único nacionalismo
nica, leal con el libro que la inspira; escrita, ac-
posible es la versión cavernícola y cruel de ETA,
tuada, producida y dirigida con sobria elegancia
el mejor nacionalismo es aquel que ha muerto en
y aplomo. Pero está muy lejos de ser polémica,
vida bajo la imposición domesticadora moderna.
desafiante o rompedora de esquemas. Todo lo
La promoción de Patria causó polémica porque
contrario: si hubiera que calificarla en pocas pa-
uno de los afiches que usó HBO ponía en un lado
labras, podría afirmarse sin dudas que brilla por
a Bittori abrazando el cuerpo asesinado de Txato
su corrección política.
y en el otro a Joxe Mari bajo un aparente régimen
2 Pierre Manent, Democracy without (Wilmington: ISI Books, 2007), 4.
nations?
La novela de Fernando Aramburu, publicada en 2016 por Tusquets, se convirtió rápidamente en un éxito de ventas. En 2020, HBO estrenó la serie televisiva con la adaptación de la historia de Bittori y el asesinato de su marido.
Juan Ignacio Brito es periodista por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Master of Arts in Law and Diplomacy por el Fletcher School en la Universidad de Tufts, EEUU. Fue decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes, donde actualmente ejerce la docencia, además de ser investigador en el centro Signos de la misma casa de estudios. Ha trabajado en distintos medios de comunicación, como El Mercurio, El Metropolitano, Qué Pasa, La Tercera y El Líbero.
85
LORE M IPS U M. E NSAYO
Ramón Andrés: lo escuchado, lo pensado, lo suficiente MARISOL GARCÍA
A
cada ensayista, sus hastíos. Los tiene tam-
pelo blanco ni habría tenido tantos disgustos —
bién Ramón Andrés (Pamplona, 1955), aunque
insistió en ese café de Pamplona, durante el pe-
en su caso se trate de un agobio escaso, por lo
riodo en el que ajustaba detalles del libro que, al
excepcional de la calificación: “No sabes cómo
fin, fue publicado en noviembre pasado, Filosofía
me gusta que digas eso porque estoy cansadísi-
y consuelo de la música (Acantilado, 2020).
mo de que me llamen sabio y erudito”, respondía
Que a Ramón Andrés le incomoden las des-
el autor navarro en nuestro encuentro de 2019 al
cripciones laudatorias no le quita a su obra un
preguntarle si no se vuelve incómodo ver el par
ápice de contundencia. A Filosofía y consuelo de
de adjetivos en casi cada reseña sobre su trabajo.
la música, el diario El País lo calificó como «una
—No soy ni una cosa ni la otra. Aunque sue-
hazaña», y en la respectiva entrevista al autor
ne muy raro en un ensayo o en un diccionario,
debió entregarse al deslumbramiento que hasta
procuro dentro de todo hacer literatura, sin des-
ahora causa su conquista: “Es el último [libro]
virtuar el contenido científico. De esas prosas
que escribo de este tipo; otro como este, y no lo
crípticas, plúmbeas, procuro huir. Sé que soy
cuento —comentaba allí—. Era una deuda con-
minucioso, mi carácter es así también, la verdad,
migo mismo. No existen precedentes de algo así,
y a mí trabajar de esa manera, lentamente, me
tampoco fuera de España. Al menos, yo no los
evita sufrimiento. Comprobar, buscar, leer mu-
conozco”.
cho, me cura, por decirlo de algún modo. ¡Pero
Con 1168 páginas, quinientas fuentes bi-
no soy un erudito! Si lo fuese no tendría tanto
bliográficas y un recorrido milenario y sin
86
comparación por los vínculos entre pensamiento
Monteverdi. “Lamento della Ninfa”); el oficio, ar-
y música (desde los presocráticos hasta la Ilus-
tesanía y sasociaciones en torno a los instrumen-
tración), cuesta atribuir este libro a un autor que
tos (El luthier de Delft; Diccionario de instrumentos
no sea…, bueno, al menos digamos que apabu-
musicales: Desde la antigüedad a J. S. Bach); y el
llantemente estudioso.
cruce de audición y cultura (El mundo en el oído),
“La cara opuesta a la de tantos charlatanes
casi todos publicados por la editorial barcelo-
mediáticos de nuestro mundo actual. Parece que
nesa Acantilado. Su impresionante y premiado
Ramón Andrés lo sabe todo y conoce la manera
Diccionario de música, mitología, magia y religión
de relacionar bien cuanto sabe”, se lee sobre él
dejó hace ocho años fuera de contienda a quien
en una web catalana; aunque en La Vanguardia
busque exponer la simbología e inspiración del
eligen más bien la perplejidad: “¿Cómo puede
vínculo entre nuestros cantos y los dioses, con
alguien saber tantas cosas, sobre temas tan di-
sus 1776 páginas como elocuente medida de su
versos, saberlas tan bien, y explicarlas con tal
excepción.
claridad?”.
A cada obra, sus desmesuras. Ramón Andrés
Viajes por toda Europa ocuparon la juventud de
es un escritor con más de treinta publicaciones
Ramón Andrés, cuando su oficio temprano en el
—además de las ya descritas, cuenta con otras
canto lo especializó en el repertorio medieval y
muy recomendables en ensayo, poesía, aforis-
renacentista. La vida adulta de intérprete frente
mos y traducciones— y rigor certificado por
a una audiencia aparecía entonces como un des-
premios como el Príncipe de Viana de la Cultura
tino asible, pero precisamente ese movimiento
2015, ante cuya hondura de pensamiento y apor-
sin pausas ni silencios lo hizo renunciar. La mú-
te como referencia de investigación se vuelve
sica dejó entonces de ser oficio para convertirse
casi inevitable jugar a la hipérbole calificativa.
en saber. O “una forma de estar en el mundo”, en sus palabras.
“La capacidad para fascinarse y fascinar de Ramón Andrés es ilimitada. Y su ensayismo, una
Con la mayoría de edad y la guía libre del au-
aventura humanista que resulta una maravillosa
todidacta, comenzó a estudiar filosofía. Vivía
excepción en este país y en esta época”, lo hala-
entonces en Barcelona, participaba de diversos
gan en La voz de Galicia.
proyectos editoriales, y fue miembro fundador
Publicaciones suyas sobre el silencio (No sufrir
de Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura,
compañía. Escritos místicos sobre el silencio (si-
recordada revista sobre ciencias sociales. Diso-
glos XVI-XVII), 2010), el suicidio (Semper dolens.
ciar filosofía y música ya era no solo imposible,
Historia del suicidio en Occidente, 2015) y la ins-
sino también innecesario. El joven excantante
piración filosófica que le despiertan estímulos
descubría, sin referentes cercanos, que su ofi-
cotidianos (Pensar y no caer, 2016) lo instalan
cio musical podía servir como una categoría de
como un atípico pensador europeo. Uno que acu-
estudio de las humanidades. “Lo extraordinario
de antes a aquello que lo remueve íntimamente
de la relación entre la música y la filosofía —dice
que a lo que lo pueda acomodar en el debate y la
en su último ensayo— es que nunca ha consti-
(auto)promoción editorial. Residente de un pue-
tuido un fenómeno decreciente; la historia así lo
blo en el valle navarro del Baztán, Ramón Andrés
confirma: son dos formas ontológicas, dos vías
ha conseguido hacer reconocible, renunciando
fundacionales, dos caminos implicados en el co-
al trajín protagónico del intelectual profesional
mienzo, dos maneras de inquirir y buscar” (403).
urbano, una asombrosa propuesta de reflexiones que articulan música, pensamiento y ética en in-
Su reciente Filosofía y consuelo de la música se
tercambio natural con el pasado y con el desa-
suma a extraordinarios libros previos sobre his-
rrollo del propio conocimiento “como una forma
toria de la música en los que Ramón Andrés ha
de responsabilidad”, en sus palabras.
mostrado el detalle de su cultivada admiración por compositores del Barroco (Johann Sebastian Bach. Los días, las ideas y los libros; Claudio
87
LORE M IPS U M. E NSAYO
En esa vocación por la excepcionalidad de un
“Ciertamente, la música proporciona los princi-
saber forjado a solas y sin alardes, Filosofía y
pios de todo, y la filosofía sus cimas”.
consuelo de la música constituye una empresa
Así, música y pensamiento aparecen a lo largo
enorme, coherente con el ánimo de quien escribe
de la historia en estudios y tratados sobre nú-
desde la convicción de que la música no es (solo)
meros y proporciones, armonía de la naturaleza,
un arte expresivo de alimento espiritual, sino
proyecciones cósmicas, organización de la polis,
“una de las vertientes del saber, pero no es una
educación de los niños (ya Aristóteles sugería en
más. Se trata de una auténtica sophia. Y por más
la Política distraerlos con un sonajero, y se exten-
decir: la música y la filosofía conforman a menu-
dió luego en la metáfora de que “la educación es
do un lazo tan estrecho que pueden considerarse
un sonajero para los muchachos mayores”). Mú-
indisociables”.
sica como ética y como catarsis, como guía para
El libro arranca con una cita de Elias Cane-
la vida en comunidad y la propia organización
tti: “La música es el mayor consuelo por el he-
interior. Compañía para el duelo, moderadora de
cho mismo de que no crea palabras nuevas”. Y
las pasiones, mitigadora del miedo y herramienta
luego no cesa de ordenar lo mucho recopilado
de autoconocimiento. Cómo negar su relevancia
para probar que el sonido, la
social o no ver su incidencia
melodía, el ritmo y el canto
empírica en nuestra rutina:
contribuyen no solo a conocernos y a moderar nuestras
Cómo negar su relevancia
aflicciones, sino a que poda-
social o no ver su incidencia
mos, además, conducir una vida mejor. Aristóteles llamó al oído “el sentido de la dis-
empírica en nuestra rutina: ante la prueba categórica de
ante la prueba categórica de la eternidad de una canción y la fehaciente propiedad terapéutica de una melodía no queda más que rendirse: “La música, el consuelo, la filo-
ciplina”. Con un mismo sen-
la eternidad de una canción
tido sobre su guía, Ramón
y la fehaciente propiedad
la misma cosa. Sirven para la
Andrés elige la siguiente
terapéutica de una melodía no
extrañeza que se siente en
comparación: “Primer receptor de lo invisible, el oído
queda más que rendirse
es un lazarillo”.
sofía, pueden convertirse en
el mundo. Sirven, también, para lo inexplicable que se siente al abandonarlo. Las
El vínculo entre el escuchar y el pensar era in-
tres prestan auxilio. La música es una forma de
quietud intelectual siglos antes de que pudiese
pensar consolatoria. La filosofía es una música
quedar registro del sonido. Escribieron sobre ello
consolatoria. El consuelo es una música que fi-
Pitágoras y san Agustín, Boecio y Tomás Moro,
losofa” (488).
Giordano Bruno y Robert Burton, Dante y Montaigne. Platón atribuía a la música “movimientos
La más reciente publicación de Andrés se enlaza
afines a las revoluciones que poseemos en nues-
con los mismos tratados clásicos a los que él
tra alma” y Emil Cioran reconocía vivir “el opro-
hace referencia. Los de Aureliano de Reome
bio de no ser músico” (en Ese maldito yo, anota
(800-850), Boecio (477-524) y Marin Mersenne
el rumano una máxima preciosa: “Hay miradas
(1588-1648), entre muchos. Lo anima un com-
como destinadas a consolarnos de todas las me-
promiso comparable al de los autores clásicos, su
lodías que no hemos oído”).
mismo rigor y vocación abarcadora, una similar
Si la música es una forma de filosofía, refrenda
factura como de artesano del intelecto, un mé-
Andrés, “lo es por tratarse de un lenguaje, lo es
todo lento y ajeno a cualquier cálculo (nada hay
porque tiende a la esencia, lo es porque condu-
aquí que pueda calificar como tendencia editorial
ce a un pensar, y, por lo tanto, a acercarse a la
ni académica, la verdad).
verdad”. Y veintiún siglos antes de esa redac-
Aunque no se trata de un texto críptico, dejar-
ción suya, el griego Arístides Quintiliano ubi-
lo a nivel de divulgación sería reducirlo: al autor
caba una y otra en relación complementaria:
navarro se le lee como una referencia capital y
88
—¿Se ha convertido esa minuciosidad en un método? —Esto puede sonar a petulante, quizá: visto desde afuera puedo tener una vida aburrida, monótona, pero yo no tengo ningún día igual a otro. De verdad. —Lo creo. —Trabajo de manera pero ¡apasionada!, como no te puedes hacer una idea. La lectura me va dando sorpresas cada día. Es un ir aprendiendo, cada día… yo no sé qué es el aburrimiento. Y ahí soy feliz. Hacia la mitad de Filosofía y consuelo de la música aparece una reflexión reveladora de esa excepcional dinámica de diálogo e intuición que es una de las marcas en la obra de Ramón Andrés. Tiene que ver con la ignorancia, o más bien con la bienvenida humildad intelectual junto a ella: “No es necesario entender de música para que nos gobierne e instruya, nos alegre y, sobre todo, nos consuele. Ella, de algún modo, se basta para familiarizarnos con el misterio o, si se quieuna invitación insospechada de autoridad acorde con su objeto de estudio, que es hondo e inmemorial. Recuerda él mismo en un pasaje: “La música es por supuesto más antigua que la literatura, quizás porque el sonido guarda una propiedad fundacional, está en el cimiento de las cosmogonías más elaboradas y decisivas; las promueve, las argumenta y acompaña. Por eso se halla más cerca del arquetipo que de la palabra. El oído no sucumbe a las tinieblas como lo hace la vista; tampoco la noche le impide recoger la sonoridad de un mundo que durante el día ha sido conjetura y, llegada la oscuridad, se vuelve
re, con lo inexplicable. Nos lleva a frecuentar lo que no entendemos y que, en el fondo, es lo más sustancial en nosotros. No entender, no saber” (656). —La mía es una mirada de respeto al pasado y, por lo tanto, a la memoria, que es algo que estamos perdiendo. Me gusta buscar entre cosas viejas, para decir: mira, esto que teníamos es muy bueno también hoy. Yo entiendo que ahora vivimos en una lógica de mercado tan erosionante, tan hegemónica, que ha fomentado un individualismo (que se ha convertido en narcisismo) vendiéndonos el credo de que cada uno es distin-
revelación” (21).
to. Siendo que, más bien, lo que hay es una masa
Toda excepción es solitaria. En nuestra entre-
tandarizados, inculcados por este sistema. Y en-
vista en Pamplona, el autor recordaba un avance intelectual forjado al margen de los colectivos políticos e ideológicos de su tiempo, e incluso del ánimo sacudidor del posfranquismo. —Conocí entonces gente magnífica, pero la consigna que prevalecía era: “A mí nadie me manda”, y recuerdo un narcisismo, un ego, que me fue alejando. Y entonces mi trabajo ha sido, sí, muy por mi cuenta, de vivir bastante al margen; de leer muchísimo, muchísimo.
homogénea que obedece a gustos totalmente estonces asomarse y decir: también existen otras cosas, hay vida en otros lugares, en otras formas de saber… —Aunque no ha sido su explícito objetivo, sus textos y entrevistas han terminado por cruzarse con una reflexión ética más amplia. —Y, sí: es algo que me interesa, porque nunca he vivido ajeno a mi realidad. Mi propuesta, digamos, no le dice a nadie qué hacer, pero sí es una invitación a pensar. Siempre digo que una
89
LORE M IPS U M. E NSAYO
gran revolución sería saber vivir con lo necesa-
convivimos, recuerda Andrés, salvo conformar-
rio. Que es mucho ya: tener lo necesario (no digo
nos con sabernos ajenos a la avaricia infinita por
que menos), con toda la purificación que algo así
riqueza y poder: “Cada uno debe comportarse a
instalaría en un sentido físico, ecológico, inte-
tenor de lo que es. Lo suficiente es bueno; con
lectual. Pero, no: estamos saturados, sobreali-
lo necesario se está cumplido. No debe pedirse
mentados, en todo sentido. Y en medio de la poca
más”. En la obra y en el método de este escritor
incidencia que uno pueda tener al medio de todo
contemporáneo se intuye la presencia de tan no-
esto, no renuncio a decirlo. Y en ese sentido te-
ble y discreta aceptación liberadora.
nemos muchas cosas que aprender del pasado. Sin jamás idealizar, porque el ser humano es lo que es. Hemos sido unos salvajes, muy brutos, en las pasiones, en ambiciones. Pero hay una fortuna y es que tenemos numerosas fisuras, y somos indomables, para bien y para mal. Hoy tenemos mucho más conocimiento que hace dos mil años: aprovechémoslo. El último libro de Ramón Andrés cita la antigua Consolación de la filosofía (524), de Boecio: “Tú mismo, que tan inquieto estás y sientes escalofríos al pensar en la pica y la espada, si hubieras emprendido sin equipaje el camino de la vida pasarías cantando ante el ladrón”. En reveladores diálogos con la Filosofía sobre la Fortuna, la Retórica y la Música, el filósofo y poeta latino
Filosofía y consuelo de la música
expone allí que a quien se aflige le azuza su do-
Autor: Ramón Andrés
lor constatar que a veces lo mejor cae sobre los
Barcelona: Acantilado, 2020
peores. Nada podemos hacer contra esa injusta
Páginas: 1168
repartición de ventajas y aflicciones con la que
Marisol García es periodista, y se ha especializado en música popular y canción chilena. Ha escrito y editado numerosos libros, entre los que destacan Canción valiente. 1960-1989. Canto social y político en Chile (Ediciones B, 2013), Llora, corazón. El latido de la canción cebolla (Catalonia/CIP-UDP, 2017), Claudio Arrau (Hueders, 2018) y Lucho Gatica (Hueders/SCD, 2018). Además, es coeditora del sitio MusicaPopular.cl y parte del equipo que organiza el festival IN-EDIT, que se concentra en la exhibición de documentales y cine musical.
90
Las musas de la ira CARLOS AMUNÁTEGUI PERELLÓ
L
a Ilíada es un canto a la ira. Menín aeide Thea;
¿Es que el mundo ha empeorado radicalmente
“Canta a la rabia, oh, diosa”, dice Homero en
en los últimos años? Aunque en los países desa-
su primer verso. Hoy el mundo es el canto de un
rrollados la distribución de la renta ha empeo-
enojo profundo que se materializa en muchas
rado en los últimos cuarenta años, esto no es
ocasiones en motines callejeros. Si el fenómeno
aplicable a todos los contextos en que se ha pro-
estuviese exclusivamente radicado en Chile, la
ducido un estallido social; en Chile, por ejemplo,
explicación debería ser local. No obstante, todas
ha mejorado. Retrocedamos solo diez años y ve-
las grandes ciudades han tenido su semana de
remos que las mismas causas que se esgrimen
odio, que en ocasiones se ha extendido por me-
como argumentos de tales movimientos sociales
ses. Portland, París, Barcelona, Londres o Nueva
tienen al día de hoy mejores índices: las mujeres
York han tenido sus propias saturnales de vio-
tenían menores y peores oportunidades labora-
lencia provocadas por motivos disímiles, como la
les y se hallaban en un contexto de mayor silen-
igualdad racial, la política laboral, el proteccio-
cio frente a la posibilidad de acoso, las parejas del
nismo económico o el nacionalismo demagógico.
mismo sexo no podían contraer uniones legales
Muchas de estas causas son comprensibles, pues
estables, los pobres tenían un acceso precario y
la mayor parte de las motivaciones que hacen es-
costoso a la educación superior, la renta estaba
tallar a las poblaciones lo son, pero el resultado
peor distribuida y el país tenía solo dos sectores
común fue hacer tambalear el orden político y
políticos que se repartían el poder merced del
hasta constitucional.
sistema binominal. A nivel mundial, podríamos 91
LORE M IPS U M. E NSAYO
hacer exactamente el mismo análisis para cual-
el piso con todos los modelos vigentes a la fecha
quiera de las ciudades que han experimentado
en la tradicional competencia ImageNet. Esta
fenómenos de violencia callejera en los últimos
última era la más famosa competencia de reco-
meses.
nocimiento de imágenes por sistemas informá-
Otro factor llamativo es la radicalización po-
ticos, instaurada en 2005, y que desde entonces
pular. Todos estos movimientos son acéfalos,
establecía el estándar de capacidad de la indus-
con tenues vínculos con el aparato político tra-
tria informática. Esto atrajo la atención de todos
dicional, nacidos de las propias entrañas de la
los medios de comunicación y, sobre todo, de las
sociedad. Son similares a los movimientos moti-
grandes compañías que hoy en día dominan la
nescos que podemos observar históricamente en
red. La técnica introducida por Alexnet consis-
las insurrecciones apolíticas del imperio Bizan-
te en alimentar el modelo con ejemplos sacados
tino, como la revolución de Nika, las jaquerías
de los bancos de datos acumulados por el uso
del siglo XIV o los movimientos comunales de
de internet, de manera que el modelo aprenda
Castilla del siglo XVII. Es decir, son movimientos
a predecir un resultado a partir de dichos ejem-
insurreccionales sin ideología clara, muy dis-
plos. Así, por ejemplo, en Google Cats el modelo
tintos a la Revolución francesa o a la de Octubre
aprendió a reconocer a estos animales en cual-
de 1917, dominadas completamente por grupos
quier video a partir de muchos ejemplos de You-
radicales que ofrecían una cosmovisión práctica
Tube donde los propios internautas etiquetaban
capaz de modificar el panorama social, político y
gatos. Las compañías proveedoras de servicios
económico.
en internet se dieron cuenta rápidamente de su
La pregunta básica que puede formularse es si
utilidad, toda vez que estos algoritmos podían
existe algún factor común que logre explicar la
volver sus modelos de negocios más eficientes.
radicalización generalizada de grupos impor-
Así, en solo un año, Alphabet (matriz de Google),
tantes de la población en diversos países, su-
Apple, Amazon y Facebook se transformaron en
ficiente para reducir algunas de las zonas más
compañías que se centraban en la inteligencia
prósperas del planeta a campos informales de
artificial como arquetipo de negocios.
batalla, sin una ideología clara que las sustente.
Vale la pena recordar que el internet de hoy es
¿Cuál es la musa que canta la ira en tantos y tan
muy distinto a los sueños libertarios de la dé-
diversos oídos?
cada de los noventa. En sus orígenes se imagi-
Hay pocos factores de un alcance global y que
naba que internet se convertiría en un espacio
sean suficientemente recientes como para expli-
de intercambios virtuales donde los sujetos se
car estos estallidos. Uno de aquellos fenómenos
moverían libres de cualquier influencia estatal,
es el surgimiento de nuevas técnicas para mode-
comercial o ideológica. La aplicación de modelos
lar algoritmos de inteligencia artificial. En efec-
de inteligencia artificial a las grandes compañías
to, hace solo diez años, hablar de inteligencia
de internet provocó que sus servicios se tornasen
artificial sonaba a uno de tantos futuros fallidos
más eficientes; su propio éxito atrajo, a su vez, a
al estilo de los Supersónicos o la colonización de
más clientes, incrementando su efectividad, con
los anillos de Saturno. La idea había salido de la
lo cual un mayor número de usuarios se hicieron
palestra, los viejos sistemas de la década de 1980
adeptos a ellas, lo que volvió a reforzar el ciclo.
habían quedado desacreditados, y las últimas
Hoy en día, internet se encuentra dominado por
victorias propagandísticas, como la máquina de
un pequeño oligopolio de gigantes. Existe una
jugar ajedrez que era Deep Blue, se diluían y ni
barrera divisoria entre Oriente y Occidente, don-
siquiera la voz inteligencia artificial estaba en
de en China y sus satélites forman un sistema
uso. No obstante, en 2012, AlexNet, un algoritmo
aparte, mientras que en Occidente cuatro gigan-
modelado a través de la vieja técnica de las redes
tes dominan la escena, Alphabet, Apple, Ama-
neuronales, pero potenciado con la abundancia
zon y Facebook, es decir, las mismas que fueron
de datos generada por dos décadas de uso masivo
pioneras en la adopción de inteligencia artificial
de internet y procesadores más poderosos, barrió
para sus modelos de negocios.
92
La inteligencia artificial fue capital para esta-
mayor visibilidad que las demás. Si estos peligros
blecer el control de internet por parte de estas
se vinculan con grupos de personas, ideologías
compañías, y su uso es uno de los cambios más
o segmentos sociales sobre los cuales recae un
importantes a nivel social que se ha experimen-
prejuicio de riesgo, entonces se genera una fide-
tado. Los algoritmos que utilizan las grandes
lización de los sujetos al proveedor de este tipo
compañías de internet tienen un objetivo claro
de contenidos.
y sencillo: maximizar las interacciones que los
Los algoritmos aprendieron a explotar no solo
usuarios realizan a través de sus plataformas;
la sensación de peligro, sino también el senti-
esa es su función objetiva. Cada vez que un inter-
miento de odio y temor, a fin de maximizar las
nauta realiza una interacción, el algoritmo recibe
interacciones sociales que se producen en las di-
un refuerzo positivo, por lo que el modelo inten-
versas plataformas de internet. En este sentido,
tará por todos los medios que tales interacciones
las redes sociales, lejos de generar comunidades
sean mayores y más constantes.
amplias y participativas, crearon un archipiéla-
En este proceso, los algoritmos descubrieron
go de tribus con sus propios enemigos a quienes
una particularidad de la per-
demonizar. Los algoritmos
sonalidad humana de la que
del odio cantan a la ira, y en
no teníamos clara consciencia: el odio es más adictivo que cualquier otro sentimiento. Los seres humanos
Los algoritmos descubrieron una particularidad de la personalidad humana de la que
distintos puntos del planeta explosiones populares bailan su aquelarre. Nada de esto quiere decir
prestamos mayor atención a
no teníamos clara consciencia:
que las cuitas que emergen
los eventos que representan
el odio es más adictivo que
en los diversos movimien-
peligro, antes que aquellos neutros o incluso positivos.
cualquier otro sentimiento.
En efecto, desde un punto de
tos de protesta sean imaginarias. Todo lo contrario, suelen tener un fundamen-
vista evolutivo, esta conducta tiene pleno senti-
to real y tangible: Chile es un país desigual, en
do, pues los sujetos que centren su atención en
Estados Unidos la policía muchas veces actúa
las amenazas que se ciernen sobre ellos tendrán
con violencia desproporcionada, y así en gene-
mayores oportunidades de sobrevivir y traspa-
ral. Ahora bien, el hecho de existir problemas
sar su carga genética a generaciones futuras. De
sociales profundos motivó tradicionalmente la
la misma manera, las noticias inquietantes, que
construcción de estructuras destinadas a com-
representan un peligro u amenaza sobre noso-
batirlos, las cuales terminaban en constituirse en
tros, tienen una potencialidad mayor de captar
políticas públicas a través del consenso y el diá-
nuestra atención. Así, desde un punto de vista
logo. Sin embargo, hoy en día la respuesta a di-
netamente estadístico, los mensajes, anuncios y
chas realidades es distinta a aquella que primaba
publicaciones que contengan advertencias sobre
hace solo diez años, más violenta e impredecible,
eventos catastróficos, conspiraciones peligrosas
en buena medida, por estas nuevas musas algo-
y riesgos de toda índole tenderán a obtener una
rítmicas que susurran a nuestros oídos.
Carlos Amunátegui es abogado por la Pontificia Universidad Católica de Chile y doctor en derecho por la Universidad Pompeu Fabra (España). Es profesor de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
93
Andrés Bello: el imperio contra Babel PATRICIO DOMÍNGUEZ
D
e los muchos vicios que aquejan al queha-
“Imperio” (Bello como legislador imperial),
cer académico actual, el “especialismo”, no sin
“Estilo” (Bello como escritor) y “Gramócratas”
justa razón, ha sido uno de los más vilipendiados
(los discípulos de Bello). Como escribir una re-
y combatidos en el discurso oficial. Se dice que,
seña del libro completo rebasaría los límites
ante un mundo cada vez más especializado, lo
prudenciales de una reseña, me concentraré en
que se necesita es “interdisciplinariedad”. Esta
el segundo libro o sección, que considero como
última sería el antídoto frente al académico que
núcleo de toda la obra. En primer lugar, tocaré
solo conoce su parcela y que se ve incapaz de
algunos temas concretos de aquella sección y fi-
dialogar con otros saberes. Sin embargo, en la
nalmente concluiré con una breve consideración
práctica, conformar un grupo interdisciplinario
acerca del estilo de Trujillo.
o multidisplinario significa meter juntos en una sala a especialistas (neurocientíficos, literatos,
translatio imperii
filósofos, psicólogos y un largo etcétera) que hablan de un mismo objeto material pero que men-
Se dice que Bello fue un hijo espiritual de Vir-
talmente corren por caminos paralelos, como
gilio. Creo que incluso podríamos decir que Be-
caballos que galopan a toda velocidad provistos
llo fue algo así como un personaje de la Eneida.
de buenas anteojeras. El resultado de estos en-
Al igual que Eneas, Bello escapa de un reino en
cuentros interdisciplinarios suele ser una mera
ruinas para refundarlo en tierra extranjera y así
yuxtaposición de discursos, un tejido de retazos
darle perpetuidad espiritual. El libro segundo de
cuya unidad consiste solo en la cercanía espacial
este opus está formado por una serie de medita-
de sus trozos. Estos tristes resultados son causa-
ciones acerca de Andrés Bello como visionario
dos, a mi juicio, por entender a la interdiscipli-
legislador de un nuevo orden político-mental:
nareidad como una cualidad de un grupo, cuando
Hispanoamérica. Comienza Trujillo con algunas
en realidad debería ser la cualidad de individuos.
meditaciones sobre el origen del imperio espa-
Valga esta breve reflexión para presentar el
ñol, avanza luego hacia la impresión espiritual
opus magnum de Joaquín Trujillo: Andrés Bello.
del imperio en la mente de Bello para rematar
Libertad, imperio, estilo. ¿Cómo abordar a una
en el mayor logro del exfuncionario imperial:
mente tan amplia como la de Andrés Bello, el
su gramática y su código. Ambos monumentos,
poeta legislador, el protagonista de la historia
afirma con razón Trujillo, son empresas impe-
de América que descolló en las leyes, en la gra-
riales, pues fueron concebidos para unir espiri-
mática, en la literatura? Hacía falta una mente
tualmente a los hispanohablantes que habitan
tan “multidisciplinaria” como la de Bello. Simile
desde México hasta la Patagonia —y en cierto
enim simili intelligitur. El producto de esta larga
sentido lo lograron—. Su código civil es la base
conversación entre dos mentes afines ha sido
de numerosos códigos civiles hispanoamerica-
plasmada en un libro extensísimo que consta de
nos, y su Gramática sigue ejerciendo su influen-
cuatro partes (que bien podrían haber sido cuatro
cia como muro de contención, como katechon, a
libros): “Libertad” (Bello como agente político),
la potencial corrupción de la lengua (corrupción
95
LORE M IPS U M. RE S E ÑA
en sentido de disgregación) y a las temidas con-
A mi juicio, aquí se revela una genialidad bi-
secuencias babilónicas de dicha descomposición.
fronte en el pensamiento del venezolano. Por una
¿Qué temía Bello? Como buen conocedor de
parte, Bello se atreve a pensar a América como
la historia, creía que, sin la conexión regulado-
una entidad político-cultural con vida propia. Se
ra de la matriz España, las provincias imperia-
arriesga a organizar legislativamente la singula-
les podrían comenzar a desarrollar sus propios
ridad de un terreno legal y lingüístico que pro-
dialectos, sus propios lunfardos, y que al cabo
viene de España pero que no se reduce a España
de algunos años o siglos no existiría lingua fran-
(297). Pero, por otra parte, Bello abre fatídica-
ca como condición básica de comunicación, tal
mente las puertas para que sus discípulos pien-
como se había dado entre las antiguas provincias
sen en América desde una singularidad absoluta,
del imperio romano. Estas, dejadas a su suerte y
empujando con ello a la tan temida babelización.
sin la conexión nutricia con Roma, habrían de-
A modo de ejemplo, el intento bellista de simpli-
sarrollado dialectos que al cabo de algunos siglos
ficar la ortografía del castellano americano des-
resultaron ininteligibles entre antiguos habi-
echando el criterio de origen (es decir, el criterio
tantes del imperio romano. Así, probablemente
etimológico latino) y enfatizando desmesura-
ya en el siglo X de nuestra
damente la pronunciación
era, no existía ya una lengua
nos tuvo presos, hasta los
koiné vulgar entre hispanos,
años veinte del siglo pasa-
galos e itálicos. El latín vul-
Bello se atreve a pensar
gar ya se había modificado
América como una entidad
hoy, con toda justicia, nos
lo suficiente para dar a luz
político-cultural con vida
parece barbárica y provin-
a lenguas vernáculas. Bello previó esta situación con temor y temblor y quiso,
propia. Se arriesga a organizar legislativamente la singularidad
mediante su gramática, po-
de un terreno legal y lingüístico
nerle un amable muro de
que proviene de España pero
contención. Amable, porque la gramá-
que no se reduce a España
do, de una ortografía que
ciana. Leer las revistas ZigZag de comienzos del siglo XX puede ser también una experiencia babilónica.
¿lenguas útiles muertas?
o lenguas
tica de Bello no viene cargada de una pesada normatividad, sino que intenta,
La pregunta acerca de la unidad de Hispanoamé-
en palabras de Trujillo, “dignificar el castella-
rica se puede plantear entonces en estos térmi-
no”. Su gramática no manda despóticamente,
nos: ¿es posible una unidad inmanente? ¿O la
sino que legisla políticamente, es decir “ordena
unidad de Hispanoamérica depende de una refe-
el uso”. Intenta normar la pureza del castellano
rencia final a la madre patria? Y para extremar
“en la medida de lo posible”, de suerte que la ba-
más las cosas: ¿no habrá que buscar una unidad
belización se retarde y la unidad posimperial no
más allá de España? Desechar sin más la pregun-
se haga trizas. Hay al menos una cosa llamativa
ta por considerar que rezuma eurocentrismo me
de la interpretación que hace Trujillo acerca de la
parece un apuro frívolo, porque pretende solu-
legislación gramatical de Bello: que la búsqueda
cionar de un plumazo la cuestión siempre actual
por dignificar el castellano significó liberarla del
de la identidad y la diferencia. Bello fue un pen-
marco legislativo latino. Para Bello, la latinidad
sador sutil en este aspecto, pues sabía que de la
es un marco erróneo para tratar a una lengua que
independencia política de la América hispana no
ya no es latín. De modo análogo, el código civil
se seguía la independencia cultural. Bello quería,
para los nuevos pueblos americanos no es una
de hecho, funcionarios que conocieran “todas las
derivación del derecho romano, sino algo nue-
riquezas de la cultura europea” (257).
vo, algo idiosincrático pensado para la realidad americana.
96
En contra de las tendencias barbarizantes de José Miguel Infante y de tantos discípulos
“rojos” de Bello (para usar las categorías de
puede tornarse en exceso analítica y demasiado
Trujillo en su dramatis personae), Andrés Bello
pesada. Bello fue un espíritu mesurado, un clasi-
afirmó que la ausencia de los estudios clásicos
cista. ¿Es Trujillo aquí un antidiscípulo de Bello,
y el excesivo pragmatismo educativo supone la
un antigramócrata? La cultura de Trujillo es apa-
ruina del sistema educativo. Algunos años más
bullante, y eso a ratos lo hace pecar de inconti-
tarde, Guillermo Matta, los hermanos Amunáte-
nencia cultural. Me pregunto si acaso este libro,
gui o Benjamín Vicuña Mackenna se empeñaban
después de pasar un doloroso proceso de purga-
en instalar la idea de que el latín, por ser inútil
ción, no saldría aún más bello y sugestivo.
para la educación técnica, había de ser expulsa-
En las últimas páginas, el autor plantea la
do de las escuelas. Los funcionarios cultos de la
cuestión melancólica acerca del carácter fallida-
república no siempre resultaron ser los clones
mente universal de Bello. Creo que la vendetta de
que esperaba el moderado funcionario imperial.
la historia todavía puede abrigar una esperanza.
Un siglo después, una iracunda Gabriela Mistral
Cuando se cumpla la profecía lingüística de que
haría eco de la defensa bellista del latín llaman-
Estados Unidos será, en cincuenta años, un país
do “patrañas” a los argumentos en contra de
hispanohablante, caeremos en la cuenta de que
dicho idioma y en contra de la “cultura europea,
América completa hablará la lengua de Bello y no
es decir, la cultura universal” (1938). Ignacio
la lengua castellana peninsular. En ese momento
Domeyko, otro “Ifigenio entre los tauros”, esa
la figura de don Andrés será, por fin, “univer-
especie de Andrés Bello polaco, hacía notar su
sal”. Y la existencia de este libro podrá pasar, por
extrañeza ante estos criollos que querían anu-
ende, a la lista de los pocos libros que abandonen
lar el latín, disparándose con ello en sus propios
nuestra fértil provincia.
pies de hispanohablantes. ¿Qué salió mal? ¿Los gramócratas no estuvieron a la altura del sabio gramarca? ¿Eligió mal el gramarca a sus discípulos? ¿Truncaron los gramócratas la obra de Bello desligando a Chile de la latinitas? rara avis
La vasta obra de Trujillo plantea estas preguntas y otras mil más. Es barroca en alusiones, recovecos, desvíos y variaciones. A ratos es filosófica, a ratos historiográfica, a ratos dramatúrgica, las más de las veces es una genial conversación de formato inclasificable. Trujillo se considera a sí mismo un “diletante profesional” y no un “scholar” (63). Esta especie de diletantismo tiene una ventaja: no está atado al formato de rigor y puede irrumpir como un huracán arrasando con los requisitos formales algo pusilánimes del academi-
Andrés Bello. Libertad, imperio, estilo Autor: Joaquín Trujillo Silva Santiago: Editorial Roneo, 2019
cismo. No obstante, también tiene desventajas:
Páginas: 860
Patricio Domínguez es profesor de filosofía en la Universidad de los Andes y traductor. Para el IES ha traducido últimamente Sobre la buena muerte. Por qué no debe haber eutanasia (Santiago: IES, 2019), de Robert Spaemann, Gerrit Hohendorf y Fuat S. Uduncu. 97
“Puerto de Ideas siempre ha querido democratizar el acceso al conocimiento y promover la participación cultural” POR PABLO CHIUMINATTO
Chantal Signorio posee una extensa y reconocida experiencia en el ámbito cultural. La directora de la Fundación Puerto de Ideas ya había sido nombrada Caballero de la Orden de la Estrella en Italia, a lo que se añadió recientemente la condecoración de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. Hija de inmigrantes —padre italiano y madre francesa—, nació en Chile y se formó en Milán como cientista política. Desde hace una década impulsa el célebre y premiado festival de las ideas y la creatividad de Valparaíso, iniciativa que, desde 2014, se extendió a Antofagasta con otro festival centrado en la divulgación científica. En ambas instancias, la fundación que ella dirige permite la presencia en Chile de exponentes de primer nivel del mundo de las artes, la filosofía, la política, la ciencia y la cultura. En esta entrevista conversamos acerca de los principales desafíos de su labor cultural, el reconocimiento que ha tenido su trabajo en el país y la celebración que significó la primera década del festival, que se plasmó en el libro Puerto de Ideas de la A a la Z.
98
Fotografía: Rosario Oddó
Chantal Signorio:
A fines de 2019, los hechos políticos y sociales
9 de noviembre nos acompañaron 700 personas
ocurridos en octubre obligaron a suspender por
presencialmente en el Parque Cultural de Valpa-
primera vez en su historia Puerto de Ideas Val-
raíso y más de 200 por streaming.
paraíso. Una decisión difícil que los enfrentó a algo inédito. ¿Cómo vivieron, con el equipo que
Exactamente un año después, la pandemia
trabajas, ese momento?
obligó a celebrar la primera década del festival de forma virtual ¿Luego de diez años de la
La programación del festival de Valparaíso en
primera versión de Puerto de Ideas Valparaíso,
2019 abordaba algunas de las inquietudes más
cuál ha sido el hito principal?
apremiantes sobre el momento histórico que estábamos viviendo en Chile y el mundo, como
El principal hito de Puerto de Ideas Valparaíso
la deslegitimación de la institucionalidad públi-
fue que hayamos podido realizar esa primera
ca, la izquierda latinoamericana, la crisis de la
versión el 2011. Hace 10 años, cuando los festi-
Iglesia católica, el cambio climático, entre otros.
vales culturales en Chile eran lejanos o inclu-
Como equipo sabíamos que el festival era una
so desconocidos, nos enfrentamos al desafío de
oportunidad para reflexionar junto a expertos de
mostrar una nueva manera de hacer cultura y
distintas áreas del conocimiento sobre lo que es-
que la gente se sintiera parte del proyecto. Gra-
taba pasando, pero al mismo tiempo estábamos
cias a la confianza y apoyo de muchos logramos
conscientes de la complejidad del momento.
convocar a 8.000 personas y contar con la par-
Como Puerto de Ideas es un festival urbano
ticipación de pensadores tan destacados como
donde la gente circula por el espacio público, el
Julia Kristeva, Carlo Ginzburg, Alfredo Jaar como
miércoles 30 de octubre recorrimos Valparaíso
conferencista inaugural, entre tantos otros que
para ver en qué estado se encontraba la ciudad
sembraron el espíritu de esta fiesta de las ideas y
y evaluar si era posible realizar el festival. Sin
los procesos creativos.
embargo, lamentablemente, después de caminar por el plan y por los alrededores de nuestras prin-
¿Y si tuvieras que hacer una selección de mo-
cipales locaciones nos dimos cuenta de que no
mentos?
estaban las condiciones de seguridad necesarias. Conversamos con mucha gente ese día, y luego
Por supuesto que cada festival también tiene
de una larga reflexión decidimos cancelarlo; fue
sus propios hitos. Cómo olvidar el espectácu-
un momento difícil, pero tengo la tranquilidad de
lo circense de la compañía Galapiat en 2011; la
que hicimos lo correcto. De todos modos, decidi-
conversación entre Tzvetan Todorov y Ricardo
mos seguir adelante con la conferencia inaugural
Brodsky en 2012; las participación del escritor
“La crisis global de la democracia liberal”, a car-
Philippe Claudel y del historiador François Har-
go del sociólogo y economista español Manuel
tog en 2013; la conferencia “Conocer al otro des-
Castells y abrir ese espacio de diálogo y reflexión
de lo profundo” de David Grossman en 2014; la
que tanto necesitábamos. Fue así como el sábado
lectura musicalizada de la novela Historia de una
99
LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA
gaviota y del gato que le enseñó a volar, de Luis Se-
Con tu experiencia como editora de prensa,
púlveda, adaptada por María Izquierdo en 2015;
¿cómo describirías el camino de difusión que
el recital poético “Eros y Tánatos” con motivo
ha seguido Puerto de Ideas para alcanzar a un
del centenario de Gonzalo Rojas en un Teatro
público de miles de espectadores y cientos de
Municipal a tablero vuelto, a cargo de Cristián
invitados de fama mundial?
Warnken; la acción poética de Cecilia Vicuña en 2017; el primer Diálogo porteño en 2018, que nos
Nuestro recorrido en el ámbito de la difusión
ha ayudado desde entonces a pensar bajo nuevas
parte de la premisa de que Puerto de Ideas siem-
perspectivas la realidad del puerto; la conferen-
pre ha querido alcanzar un público heterogéneo,
cia de Manuel Castells que contra viento y marea
democratizar el acceso al conocimiento y pro-
logró iluminar el incierto momento que está-
mover la participación cultural. Para lograrlo
bamos viviendo tras el estallido social en 2019;
usamos distintos medios de comunicación re-
o la primera conferencia inaugural en formato
gionales, nacionales e internacionales. Por sobre
virtual y en directo, a cargo del poeta mapuche y
todo, nos hemos preocupado de hacer un trabajo
Premio Nacional de Literatura 2019 Elicura Chi-
profundo con lo local y variar las plataformas
huailaf desde la Universidad de la Frontera en
de comunicación para alcanzar públicos de di-
Temuco. La lista podría continuar, son muchos
ferentes edades e intereses. El afiche, la radio
los momentos inolvidables que hemos vivido en
comunitaria de un cerro, las redes sociales o la
estos diez años.
prensa internacional han sido algunos de nuestros canales de difusión.
Un hito importante en estos años fue el encuentro que tuvo el público de Puerto de Ideas
¿En qué momento la Fundación Puerto de Ideas
Valparaíso con Nuccio Ordine. Esa “utilidad de
decidió avanzar a una versión centrada en la
lo inútil” de la que habla el intelectual italiano,
ciencia, como otra cita anual, esta vez en An-
¿encarnó más que solo una perspectiva sobre la
tofagasta?
situación de la cultura y las artes? Se conjugaron dos cosas. Por un lado, como orLa participación del filósofo y ensayista italiano
ganización cultural nos dimos cuenta de que
Nuccio Ordine encarnó, al igual que tantos otros
debíamos hacer un segundo festival para que el
invitados, la necesidad y urgencia de instalar
proyecto fuese viable y pudiéramos funcionar
temas que el acelerado ritmo de vida que expe-
todo el año; y por el otro, justo en ese periodo Es-
rimentamos ha ido relegando. No creo que eso
condida nos propuso hacer un festival en Anto-
sea malo, pero sí estoy convencida de que las
fagasta. Aceptamos encantados, pero el desafío
humanidades, las artes y las ciencias básicas
era sobre qué. En Valparaíso el tema principal era
nos enseñan que las experiencias “inútiles” de
la creatividad, concepto que se asocia fácilmente
hoy tendrán un sentido mañana, y que la inves-
con el puerto. Eso nos sirvió como punto de par-
tigación y cuestionamiento que surgen de estas
tida para pensar en la identidad de Antofagasta,
experiencias son profundamente transformado-
y fue ahí cuando nos dimos cuenta de que debía-
ras. Algunos quizás se preguntarán qué sentido
mos ser un festival de ciencia.
tiene reflexionar sobre hombres lobos, centauros o incluso sobre la importancia de la belleza.
Aparte del foco temático, ¿cuáles son las prin-
Como Puerto de Ideas no tenemos la respuesta
cipales diferencias entre los dos festivales?
última a esa pregunta y esperamos no tenerla, pues ahí está lo maravilloso del conocimiento,
La gran diferencia es que en el de Antofagasta
que cada uno se apropia de él a partir de sus pro-
hacemos un trabajo muy profundo para acercar
pias experiencias.
el conocimiento científico a los niños, niñas, jóvenes y familias. Nos parece fundamental que todos los grupos etarios tengan acceso a vivir
100
la ciencia y conocer las particularidades de esta
En Europa los festivales por lo general son en
disciplina tan amplia y diversa, para muchos
torno a un tema o un concepto que guía la pro-
desconocida. En este contexto, realizamos cada
gramación. Hay festivales de literatura y viajes,
año el Paseo por la Ciencia, circuito de activida-
antropología contemporánea, historia del arte,
des en el que el público infantil, juvenil y adulto
teatro, teatro clásico, música, música electró-
tiene la oportunidad de tocar la ciencia y la tec-
nica, etc., y se realizan en las calles o en carpas
nología. Durante tres días, en el centro de la ciu-
instaladas en el centro de las ciudades, ya que
dad y abierto a todo público, ofrecemos diversas
son solo para peatones. Sin embargo, cuando
experiencias diseñadas por instituciones nacio-
decidí que quería realizar un festival cultural en
nales que comparten su trabajo, realizan charlas,
nuestro país sentí que era necesario encontrar un
talleres y demostraciones. El Paseo por la Ciencia
tema que englobara todas las áreas del conoci-
es una verdadera invitación a conocer, observar
miento; quería hacer un festival misceláneo que
y vivenciar la ciencia, tan necesaria para el siglo
despertara la curiosidad de un público diverso.
XXI.
¿Qué mejor que reunir las humanidades, las artes y la ciencia en un mismo evento para cumplir ese
En otras entrevistas has mencionado las expe-
objetivo? Fue así como nació Puerto de Ideas, una
riencias europeas en este tipo de festivales que
fiesta en torno a los procesos creativos y al modo
sirvieron de modelo para crear Puerto de Ideas
en que se gestan las ideas. Una vez que ya tenía
Valparaíso. ¿Cuáles crees tú que son los desa-
claro el espíritu del festival, se me presentaron
fíos específicos que debe considerar este tipo de
otros desafíos.
traslados cuando se busca instalar estas tradiciones en Chile?
101
LORE M IPS U M. E NTRE V IS TA
¿Cuáles han sido los principales en estos diez
larga lista de profesiones y oficios. En cambio, al
años?
ser un festival multidisciplinario, Puerto de Ideas permite que nuestros invitados enriquezcan
A diferencia de los festivales europeos, en Val-
sus perspectivas mediante el diálogo con otros
paraíso y Antofagasta, por sus características
pensadores que difícilmente hubieran conocido
geográficas y administrativas, no podíamos to-
en otras instancias. ¿Qué más esperanzador y
marnos las calles durante tres días. Por eso, de-
estimulante que ver a un medioambientalista
cidimos que las actividades se realizarían en edi-
conversar con un economista, o a un físico con
ficios patrimoniales que rescataran la identidad
un filósofo? Creo que hoy más que nunca debe-
local de ambas regiones. Por último, y no menor,
mos comenzar a integrar las disciplinas. El siglo
estaba el tema de la lejanía, pues los grandes in-
XXI y las diversas crisis sociales, económicas,
vitados suelen tener agendas muy ocupadas y
medioambientales y sanitarias que estamos en-
llegar a Chile no es tomar un tren y estar en dos
frentando nos están exigiendo volver a unir las
horas en la capital de otro país, sino que implica
áreas del saber y trabajar colaborativamente.
tomarse al menos tres días. Pero lo que parecía un problema en primera instancia fue una opor-
Puerto de Ideas tiene todo un eje de trabajo con
tunidad, pues viajar a Valparaíso o Antofagasta y
las comunidades educativas de las regiones
conocer la diversidad natural y cultural de nues-
donde se realiza. Revisando la gran recepción
tro país es una invitación muy atractiva. Además,
que tiene el festival, me parece que este aspec-
para los intelectuales y artistas es muy estimu-
to, a pesar de tener un efecto muy relevante, no
lante participar de una instancia con pensadores
tiene la misma difusión. ¿Podrías resumir qué
de otras disciplinas y enriquecer así sus propias
ha significado ese otro proceso en estos diez
reflexiones.
años?
Es innegable que la apuesta de Puerto de Ideas
Durante los primeros años de Puerto de Ideas
al convocar en tres días a todas estas figuras
Valparaíso, profesores de escuelas, liceos, cole-
nacionales e internacionales en Valparaíso su-
gios y universidades de la región mostraron un
pera la idea unitaria de que cada uno sea una
gran interés por llevar a sus estudiantes al fes-
figura central en su área. ¿Cuál crees que es el
tival. Querían que sus alumnos tuvieran la opor-
valor de reunirlos y que coincidan en un lugar
tunidad de escuchar a estos grandes invitados
en esta forma de diálogo verdaderamente in-
nacionales e internacionales que muchas veces
terdisciplinario?
habían leído o estudiado en sus clases. Sin embargo, no podían convocar a sus estudiantes los
El principal valor de reunir a pensadores de
fines de semana, lo cual era muy lógico. Este in-
distintas disciplinas es que el público tiene la
terés y entusiasmo nos ayudó a darnos cuenta de
oportunidad de tender puentes entre las diver-
que el festival era una experiencia muy enrique-
sas ideas y reflexiones que surgen durante el
cedora para grupos en proceso de formación. Por
festival. Al escuchar y compartir con filósofos,
esto, decidimos extender la visita de nuestros
artistas, escritores, científicos, economistas,
invitados al día previo y posterior al festival, y
historiadores o astrónomos, inevitablemente se
programar charlas, talleres y conversaciones en
van generando cruces que nutren las maneras de
instituciones educacionales, centros comunita-
comprender la realidad o de acercarse a un tema.
rios y culturales, entre otros. El año 2015 en Val-
Y esto sucede también para los conferencistas y
paraíso tuvimos nuestra primera experiencia con
artistas que participan cada año en el festival.
el Programa de educación, y fue todo un éxito. En
En Europa, como mencionaba anteriormente,
2016 lo llevamos a cabo en Antofagasta y deci-
los festivales se desarrollan a partir de un tema
dimos que no solo queríamos alcanzar estudian-
específico, por lo tanto se reúnen fotógrafos con
tes de ambas capitales regionales, sino también
fotógrafos, escritores con escritores, y así una
llegar a aquellas localidades más aisladas que,
102
por diversos factores, no tienen la oportunidad
Para mí una de las características esenciales de
de acceder a este tipo de actividades culturales y
una persona migrante es la disposición a escu-
científicas.
char y acoger al otro. Todos necesitamos de la sociabilidad para diferenciarnos y formar nues-
El hecho de cumplir diez años obliga no solo a
tra identidad y, en este sentido, quien llega como
mirar el pasado, sino también el futuro del fes-
extranjero está forzado a abrir la mirada y en-
tival. ¿Cuáles consideras que son los mayores
tender otras voces, creencias, gestos, olores; en
desafíos que se le presenta ante el porvenir?
definitiva, aprehender otra idiosincrasia. Por lo mismo, sí, podría decir que mi inquietud por
El principal desafío que veo hoy es volver a hacer
acercar otras formas de pensar responde a este
un festival presencial como lo hacíamos antes,
encuentro de diversas culturas que viví desde mi
retomar la experiencia vivencial donde compar-
infancia.
tes con los invitados y con un público que tiene inquietudes similares a las tuyas. Creo que este desafío no solo lo enfrentamos nosotros como Puerto de Ideas, sino todas las instituciones culturales del país. La fragilidad y precariedad de la cultura en Chile se ha visto incrementada tras el estallido social y la pandemia. Para continuar con nuestros proyectos hemos tenido que seguir adelante con menos presupuesto y adaptarnos al formato virtual que, si bien nos permite derribar barreras geográficas y alcanzar públicos de todas las regiones, se pierde la experiencia presencial que enriquece tanto los procesos cognitivos y el goce estético. Has recibido dos importantes reconocimientos de los países de origen de tus padres. ¿Sientes que esa forma de multiculturalidad es parte de lo que te ha llevado a integrarte como una agente central de la cultura nacional?
Puerto de Ideas de la A a la Z Edición de Leila Guerriero Páginas: 160
103
UN RENACIMIENTO CONSERVADOR DIEGO GONZÁLEZ CAÑETE
S
oplan vientos favorables para el pensamiento
las posiciones infranqueables para una humani-
conservador en el mundo. Créase, aunque
dad aún celosa de su dignidad y, por esto, de sus
parezca todo lo contrario. La paradoja recorre
límites. Junto a ello, este conservantismo remo-
la modernidad, incluso desde antes de la
zado puede ser estimado como reflexión sobre la
Revolución francesa. Quien mejor la formuló
cultura desde la vera del acantilado, sin mayor
fue Karl Mannheim cuando, en 1927, señaló al
conexión con la vida política como tal. Se trata
conservador como un “estilo de pensamiento”
de autores que desde los años noventa descon-
basado en una intuición preventiva inicial, pero
fían del relato triunfal del progreso —sea este
articulado enseguida en razones y preguntas ante
material o moral —, nos advierten de las aporías
la amenaza de un “mundo” preciado. No se trata
del posmodernismo y de las inconsistencias de
de meros intereses, apuntaba: en el “mundo”
izquierdas y derechas encantadas con la autono-
sitiado del conservador los intereses coexisten
mía total del individuo.
con ideas, creencias, juicios morales y estéticos,
En Francia, autores hace años considerados
además de una comprensión sobre el origen y el
por el progresismo de izquierda como la nove-
destino de la persona en sociedad. El ánimo de
dad del pensamiento “reaccionario”, como Alain
conservar refleja más una sensibilidad que un
Finkielkraut y Pierre Manent, han entablado un
programa y expresa la certeza de que siempre
debate en torno a las consecuencias de la inmi-
es más fácil destruir que crear. Lo bueno y bello
gración y el multiculturalismo para la propia
toma tiempo y, normalmente, nos es heredado.
Francia y su república. Debate que, fuera de hon-
Vientos favorables, decíamos. De algunos años
rosas excepciones, las izquierdas europeas han
a esta parte, un conjunto de autores e intelec-
sencillamente renunciado a tener. No se trata
tuales en Europa y Estados Unidos han recobra-
aquí del islam en sí mismo, o solo del terroris-
do argumentos que, en el sentido de Mannheim,
mo “islamista”, sino de la convivencia en torno
bien podrían ser calificados como conservadores.
a una historia común, además de todas las ten-
De distintas procedencias y formaciones, y con
siones que hoy despierta la autoimagen de una
más o menos interés por la reyerta pública, es-
Francia orgullosa, con Juana de Arco en un polo
tos autores han refrescado el panorama de ideas
y la Revolución en el otro. La pregunta es incó-
de las derechas en Occidente. Y aunque ninguno
moda: ¿hasta qué punto es compatible el mul-
pase hoy el test de la corrección política, sería
ticulturalismo con la democracia y un auténtico
erróneo meterlos sin más en el saco de las nue-
régimen de libertades —para no hablar de virtu-
vas derechas asociadas al populismo y, con él, a
des— republicanas?
todos los males del siglo XXI. Tomado con serie-
La respuesta no es una obviedad. Al menos
dad, el renacimiento conservador expresa intui-
hasta el siglo XVIII, el gobierno de pueblos diver-
ciones acerca de los pueblos y la tradición, del
sos, con culturas, religiones y lenguas distintas,
lugar del Estado-nación y la historia compartida
había sido un atributo imperial. La práctica de la
en las democracias, de los valores heredados y
democracia, como bien creía Rousseau, se había
105
LORE M IPS U M. E NSAYO
mostrado más idónea para pueblos pequeños y
que acarrea consecuencias para la compren-
culturalmente homogéneos, como los cantones
sión de teorías como la de género. Bérénice Le-
suizos. Si bien la fundación de Estados Unidos
vet, también filósofa francesa, ha insistido en el
quebró una época, la Constitución de 1787 fue
punto, indagando en las consecuencias antro-
trazada sobre valores y un horizonte comparti-
pológicas de técnicas deconstructivas aplicadas
dos, además de sancionada por un “pueblo” res-
sin reparos a la sexualidad, la reproducción y la
tringido. En breve: lo normal para la democracia
educación infantil, y que van mucho más allá de
moderna ha sido su constitución bajo Estados
los argumentos feministas. ¿Qué hacer cuan-
nacionales, agrupando a un pueblo previamen-
do la deconstrucción deja las universidades y se
te enraizado en un territorio y heredero de una
convierte en imposición curricular? ¿Es un deber
historia, relatos y prácticas considerados comu-
moral y cívico “deconstruirse”? La demanda de
nes. La creencia en que la democracia es posible
una ética que no deje de pensar en los presu-
en entidades supranacionales, como la Unión
puestos y usos de la ciencia y la tecnología, es-
Europea, o en sociedades multiculturales y con-
pecialmente cuando estas son instrumento del
formadas por un sinnúmero de “identidades” en
“lenguaje de los derechos”, es también una pos-
tensión, es muy reciente y de pronóstico reser-
tura conservadora.
vado. Desde distintas posiciones, esta cuestión
En el mundo anglosajón, autores de éxito
fue formulada hace más de veinte años por in-
como Patrick J. Deneen, Rod Dreher, Daniel J.
telectuales como Tony Judt y
Mahoney y Douglas Mu-
Larry Siedentop, no precisa-
rray han puesto en cuestión
mente conservadores. La agenda liberal de las élites
europeas
pareciera
además contrastar con la tendencia
“conservadora”
de buena parte de sus poblaciones. Frente al cosmopolitismo y la promoción de valores universales en las
La pregunta es incómoda: ¿hasta qué punto es compatible el multiculturalismo con la democracia y un auténtico régimen de libertades —para no hablar de virtudes— republicanas?
primeras, las segundas op-
algunas certezas del credo progresista,
especialmen-
te de izquierdas. Desde intuiciones
comunitarias
o
gracias a una valoración de Occidente, estos autores han pugnado con tendencias dominantes en la prensa, los campus universitarios y los parlamentos. Murray ha sido
tarían una y otra vez —y cuán testarudamente—
crítico de las “políticas de la identidad”, advir-
por volver la mirada sobre los quehaceres de la
tiendo de sus desviaciones totalitarias y la pro-
economía doméstica, los usos de sus comunida-
moción del victimismo y la identificación tribal
des y familias, los emblemas y valores asocia-
(Ortega y Gasset hablaría de una sociedad “in-
dos a la nación. La intelectual francesa Chantal
vertebrada”). Años atrás, el propio Murray había
Delsol ha complejizado el fenómeno populista,
advertido sobre un “suicidio de Europa” fruto de
por ejemplo, a partir de esta tensión entre en-
la inmigración masiva, la baja natalidad y, sobre
raizamiento y emancipación. Es según este es-
todo, una autocrítica feroz de sus propias creen-
quema que los pueblos rebelados frente al coro
cias e instituciones. Europa y Occidente mueren,
biempensante aparecen como rémoras de un
en resumen, porque ya no creen en sí mismos.
progreso inevitable, presos a su vez de las pasio-
El recientemente fallecido Roger Scruton, un
nes más ignominiosas del siglo. Su conclusión es
elegante polemista y ensayista prolífico, sostu-
demoledora: estas izquierdas habrían desprecia-
vo tesis parecidas en sus últimas publicaciones.
do a sus propios pueblos, quienes por una razón
Scruton prefería destacar las virtudes del pro-
“cavernaria” parecieran no entender los bienes
pio conservantismo, junto al arte del buen vino,
del lenguaje inclusivo. En La haine du monde
la música de Wagner y la arquitectura noble, a
(2016), Delsol aborda la aversión por la realidad
escala humana. Cuando bregaba en la prensa,
y lo concreto en el pensamiento progresista, lo
sin embargo, lo hacía principalmente contra las
106
“falacias” de la New Left y las izquierdas posmo-
Pensando en Alemania, país donde la voz “ex-
dernas, que han optado por denunciar relaciones
trema derecha” suele estar reservada para el
de dominación en todos y cada uno de los inters-
filonazismo o agrupaciones abiertamente ra-
ticios de la cultura, incluyendo el lenguaje. Aun-
dicales, nuevas publicaciones refrescan el pen-
que, atención, pues las críticas a las “políticas
samiento conservador, ya sea desde posiciones
de la identidad” y al estado de la izquierda oc-
social-ecologistas hasta liberal-conservadoras,
cidental no han provenido exclusivamente desde
en los casos del miembro fundador de Los Verdes
las derechas: autores como el liberal Mark Lilla,
Winfried Kretschmann y del historiador Andreas
el sociólogo italiano Luca Ricolfi, el inclasifica-
Rödder. Para este último, el conservantismo ale-
ble Jean-Claude Michéa e incluso Didier Eribon,
mán post 1945 logró sacudirse de sus tenden-
desde una izquierda más bien clásica, han lanza-
cias antiliberales y organicistas, entablando una
do dardos tanto o más letales. En su momento,
alianza fructífera con el catolicismo político de
aunque desde otra vereda, el hoy Papa emérito
la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Compro-
Benedicto XVI elaboró una de las críticas mejor
metido con la Ley Fundamental de la Alemania
aceitadas en torno a la deriva “relativista” de la
Federal y una vocación europea, el conservan-
cultura occidental, y su significado para la Igle-
tismo alemán del siglo XXI abogaría por la de-
sia Católica, Europa y el mundo en el nuevo siglo,
mocratización y una economía social de mercado
mientras Francisco ha recordado todos los con-
(el “ordoliberalismo”), poniendo el acento en
tornos de la “cultura del descarte” en su reciente
una sociedad anterior al Estado y fundada sobre
Fratelli tutti.
los principios de libertad y subsidiariedad. Como 107
LORE M IPS U M. E NSAYO
su contraparte británica (y casi todas las otras),
atraviesa por suficientes transformaciones en
este conservantismo rehúye la revolución como
la política, las ciudades, el medio ambiente, las
la peste y es políticamente moderado, cauto.
comunicaciones y el trabajo como para justifi-
En 2020, el historiador alemán Egon Flaig ha
car preguntas mínimas sobre el significado y la
vuelto a preguntarse por el ser conservador en
orientación de estos cambios. La pandemia que
una Europa fracturada por extremismos de toda
ha asolado al mundo desde 2020 recobra inquie-
clase, y donde valores como la tolerancia y la li-
tudes, señala nuevos derroteros y otras configu-
bertad de expresión se volverán más apreciados
raciones, y será tarea y deber del pensamiento
que nunca. De un tono más contestatario, otras
conservador ofrecer razones y estar a la altura de
publicaciones recientes en lengua alemana han
los tiempos, todo con el fin de indagar en torno al
insistido en la idea de una decadencia sosteni-
sentido de la época y aquilatar sus fundamentos
da de Europa y el mundo occidental, y con ellos,
históricos, antropológicos y filosóficos. Su tarea
de los principios alguna vez atesorados. “¿Qué
consiste, nuevamente, en pensar.
hacer?”, se ha preguntado el historiador belga
Podrá sorprender, pero los actuales debates
David Engels: nada menos que renovar Europa
en Chile no son ajenos a estas querellas. Fuera
sobre sus fundamentos antiguos, esto es, la ci-
de los problemas propios de Europa y que no ca-
vilización cristiano-occidental, para dejar atrás
minan más allá del Atlántico, la vida intelectual
la Unión Europea. Esta idea, aún de nicho, refleja
chilena se nutre y es también parte del mundo de
las simpatías que un distanciamiento del eje Pa-
las ideas propio de la política mundial, así como
rís-Berlín despierta en movimientos de derechas
del acervo de Occidente. Si bien la posición de
en Polonia, Chequia y otros países del antiguo
los autores presentados es heterogénea, y po-
Bloque Oriental, que han visto la experiencia
dría objetarse que no hay puntos comunes entre
“europea” de Bruselas con no poca frustración.
conservadores de la política, moderados, y otros
Anticipar esta clase de desencanto con el proyec-
culturalmente más combativos, la actitud inicial
to europeo fue otro acierto más del historiador
que los une y organiza reside en la pregunta por
Tony Judt en los años noventa.
lo que vale la pena conservar. Una cuestión es-
Una de las críticas más recurrentes sobre las
pecialmente molesta para toda sociedad que se
tendencias conservadoras de los pueblos apun-
“moderniza” y luego es forzada a “despertar”,
ta al “miedo al otro” —cuando no al “odio”—
no sabiendo si lo suyo ha sido sueño o pesadilla
como acicate primario. Tal crítica moralizan-
(“no son treinta pesos…”). Luego, lo que el vér-
te da con un aspecto de la realidad: el miedo y
tigo de la revolución realmente despierta es el
otras emociones han sido insumos de la política
anhelo por un retorno a casa.
y la reflexión intelectual desde los antiguos, tal
Decía Mannheim que uno de los supuestos del
y como la esperanza o el dolor. Sería un error,
pensamiento conservador es la confluencia en-
ahora bien, considerar todo ánimo preventivo,
tre tierra y fundamento: entre la concreción y
escéptico o derechamente reacio al cambio como
el arraigo, por un lado, y la historia y su senti-
pura arbitrariedad. El mundo contemporáneo
do, por el otro. El conservador no ansía para sí
108
y los suyos un pasado estático o de anticuario;
Pensando en la vida democrática, cualquier pue-
venera, más bien, la reverberación del pasado
blo —su sustrato— verá costumbres y esperan-
en el presente y el sentimiento de gratitud por
zas reflejadas en el espejo de su propia historia.
un patrimonio entregado al cuidado de todos. No
Que el pensamiento conservador goce de mejor
debe por esto extrañar que entienda la tradición
salud de lo que se piensa es por lo mismo una
como mucho más que un empaque de nostal-
buena noticia. Su renacimiento recuerda que, en
gias, al ser ella en verdad pozo de conocimiento
tantos y muy buenos sentidos, hay mucho aún
y prácticas legados al presente por generaciones.
por preservar.
Diego González es licenciado en historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en historia por la Universidad de Chile. Actualmente cursa su doctorado en historia en la Universidad Libre de Berlín. Es autor de Una revolución del espíritu. Política y esperanza en Frei, Eyzaguirre y Góngora en los años de entreguerras (Centro de Estudios Bicentenario, 2018). 109
— Ol i m po — JEAN BETHKE ELSHTAIN
C
on la publicación, en 1981, de Public Man, Pri-
vate Woman, la filósofa Jean Bethke Elshtain se
hacia las preguntas básicas sobre el cruce entre el pensamiento religioso y el político.
convirtió en una de las primeras intelectuales
Entre los múltiples libros que surgen de dicho
conservadoras en tematizar la usual contraposi-
vuelco cabe destacar Sovereignty (2008), el re-
ción del hombre como figura pública y la mujer
sultado de las conferencias Gifford que dictó el
como privada. Ante dicha separación, paradóji-
año 2005. Ahí presenta una visión panorámica
camente agudizada en el mundo moderno según
de cómo una trastocada idea de soberanía divina
Elshtain, la autora subrayaba la necesidad de
—separada de los restantes atributos divinos—
contemplar ambos lados de nuestra vida como
se volvió el modelo tanto de la soberanía estatal
dimensiones de un mundo social compartido. Se
como de la posterior irrupción de la soberanía
trata de un núcleo de problemas que la acompa-
individual. La obra refleja de un modo enérgico
ñaría de por vida, como puede verse en la biogra-
su convicción de que las patologías contempo-
fía de Jane Addams, la activista y Premio Nobel
ráneas pueden verse iluminadas por una amplia
de la Paz, que Elshtain publicaría el año 2002.
mirada a la historia de las ideas. Pero en ese mis-
Elshtain nació en Windsor, Colorado, en 1941.
mo pasado sabía encontrar también luz para el
Realizó sus estudios en distintas instituciones de
presente, como de modo ejemplar puede verse
dicho Estado, proceso que finaliza con su doc-
en su Augustine and the Limits of Politics (1995).
torado en la Universidad de Brandeis. Una des-
Ese mismo año publicaría Democracy on Trial,
tacada trayectoria académica —que desde 1995
una obra sobre la crisis de la democracia que ya
desempeñó en la Universidad de Chicago— la
entonces advertía el surgimiento de una cultura
convirtió en una de las más reconocidas intelec-
victimista, el desprecio por el debido proceso y
tuales públicas de Estados Unidos. Como dijera
el paternalismo que renuncia a tratar a todos los
Francis Fukuyama, pocas personas tenían la ha-
ciudadanos como responsables. Se trata de una
bilidad de Elshtain (fallecida en 2013) para lograr
reflexión de honda vigencia para nuestra propia
que la consideración teórica y la preocupación
crisis.
cotidiana se iluminaran recíprocamente.
El año 2005, recordando las primeras críticas
Luego de la publicación de su primer libro, se
que recibió por su resistencia a plegarse a un fe-
le acusó de ser una autora demasiado religiosa,
minismo más radical, la filósofa pronuncia unas
pues representaba un tipo de feminismo que, si
palabras que captan bien la orientación de toda
bien implicaba revisar de modo profundo la re-
su obra: “yo pensaba en todos esos hombres y
lación entre hombres y mujeres, no culpaba a la
mujeres anónimos que intentaban llevar vidas
tradición cristiana por los problemas en ese pla-
decentes, cumplir con sus familias y sus comu-
no. Dicha denuncia tomó por sorpresa a Elshtain,
nidades, vivir con alguna dignidad, y que en ese
que hasta ese momento era más bien agnóstica, y
esfuerzo eran sostenidos por su fe”. Frente a un
la hizo volver sobre su luteranismo de origen, en
mundo académico muchas veces alienado de la
el que permaneció hasta convertirse al catolicis-
vida ordinaria, Elshtain siempre procuró el re-
mo en los últimos años de su vida. Pero fue esta
conocimiento de esas virtudes comunes que sus-
encrucijada, también, la que orientó su mirada
tentan la vida democrática.
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OC TU B RE E N PE RS PE C TIVA
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