Tuve la oportunidad de participar hace unos días en un cíclo de conferencias denominado “la construcción del futuro en tiempos de pandemia”, donde las ponencias giraban en torno a desarrollar propuestas que nos permitan salir rápidamente de la compleja situación en la que nos encontramos derivada de la terrible pandemia que nos aqueja desde inicios de año.
La construcción del futuro en tiempos de pandemia POR Dr. Alberto Del Arco Ortiz Doctor en Alta Dirección Consultor, conferencista y académico
Durante las diferentes ponencias no pude dejar de notar que muchas de ellas se enfocaban en aportar soluciones para ser aplicadas en el corto plazo, lo cual es absolutamente correcto, ya que sus efectos tienen el mismo nivel de inmediatez, muchos negocios tuvieron que cerrar sus puertas de un día a otro.
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in embargo, la situación de emergencia nos impide visualizar estrategias de aplicación futura, las cuales también resultan esenciales en la solución del problema, en perspectiva futura, lo ideal es, desde una visión estratégica, desarrollar soluciones a corto, mediano y largo plazo. Recordemos que todo pensamiento estratégico parte de tres cuestionamientos básicos: ¿dónde estoy?, ¿a dónde voy? ¿cómo llego?, la respuesta a estos cuestionamientos se traduce en una serie de medidas o acciones que tienen por objeto mejorar el desempeño de una organización en un entorno socioeconómico, una buena estrategia debe plantear como superar a los competidores, como responder a las condiciones cambiantes, como manejar cada una de las áreas funcionales del negocio y como tener el control de la situación financiera.
Como sabemos existen diversas formas de generar condiciones de competencia, algunas son para el corto plazo y otras para el futuro, las estrategias de corto plazo generalmente son reactivas, emergentes y obligatorias, responden a la necesidad de dar continuidad a los proyectos, sin embargo las de largo plazo también son muy importantes y generalmente no se toman en cuenta por que nos sentimos abrumados con la situación de emergencia que se vive. Si tuviésemos la facultad de regresar el tiempo, seguramente haríamos muchas cosas y cambiaríamos muchas decisiones que seguramente nos ayudarían a mejorar la situación presente, lamentablemente, hasta el día de hoy, nadie puede hacer eso y por ende, nos vemos obligados a implementar soluciones reactivas a los problemas, mismas que en ocasiones no resultan lo suficientemente efectivas para su solución. AGOSTO 2020 / 22 / QUEHACER POLÍTICO
El punto de reflexión es precisamente el inverso, si bien no podemos regresar el tiempo, lo que si podemos hacer es anticiparnos a las problemáticas y establecer una serie de acciones preventivas que seguramente serán de gran utilidad llegado el momento, el problema con este tipo de estrategias es precisamente que su utilidad no se verá hasta que llegue el momento de su aplicación y habrá una sensación aparente de haber invertido en algo que no nos está dejando ningún beneficio. El mejor ejemplo de esta filosofía preventiva son los seguros, de los cuales somos muy renuentes a adquirir, se nos hace pesado pagarlos y en momentos nos arrepentimos de haberlos comprado, sin embargo, en el momento en que se presenta el accidente o el evento inesperado, nos sacan del problema, nuestra actitud cambia y nos damos las gracias por haber tenido esa cobertura. En el ámbito de la crisis derivada de la pandemia, la situación no es muy diferente, si bien las medidas emergentes son intempestivas, por muy reactivas que sean, son necesarias y debemos implementarlas, pero también es muy importante pensar en medidas que nos permitan mejorar las condiciones en un escenario futuro, en términos económicos esto implica darnos el tiempo para invertir en el estudio, investigación e implementación de ecosistemas de innovación.