MEMORIAS DE JAMAICA

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MEMO IA E JAMAICA


Especial agradecimiento a Ras Melak y a La Asociación Cultural Rastafari por ofrecernos la oportunidad de conocer más y mejor esta cultura.


MEMORIAS DE JAMAICA

Índice I.

Primeros acercamientos .................................................. 1

II.

Conociendo los orígenes ................................................. 3

III.

La tierra sagrada ............................................................. 6

IV.

Acercarse a Jah............................................................... 9

V.

Música para Nancy ....................................................... 15

VI.

Última reflexión ...........................................................19


CAPÍTULO I. LOS PRIMEROS ACERCAMIENTOS

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espués de mucho tiempo dándole vueltas al tema, por fin he decidido tomar las riendas del asunto e ir a visitar a mi amigo Javier. Ya hace varios años que decidió irse a las afueras de la

bahía de Montego, una ciudad situada en la costa noroeste de Jamaica, porque, tal y como él decía, sentía que ese lugar le pertenecía. Desde entonces no lo he vuelto a ver. Ahora me encuentro en el avión, a ocho horas de haber despegado y a tan solo dos de aterrizar. Durante el trayecto, he procurado mantenerme despierta porque Javier me recomendó que era lo mejor para sobrellevar el cambio de horario, aunque él no haya salido de su zona desde el día en que llegó, tal y como me comentó en sus últimas cartas. Es por esto, que he aprovechado para informarme sobre la comunidad a la que Javier pertenece y cómo está formada. Para ello, he leído un estudio muy interesante que presenta la cultura Rastafari, y analiza lo que esta comunidad está haciendo para proteger y preservar su identidad cultural, además de otros libros.

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Por lo que he leído hasta el momento, entiendo que Rastafari es un movimiento espiritual que surgió en Jamaica hace ya 80 años. A pesar de esto, aunque dé la casualidad de que mi amigo Javier se haya trasladado justamente a este lugar, a día de hoy, a causa de la influencia de la música reggae y algunos músicos como Bob Marley que han difundido a través de sus letras la filosofía de este movimiento, estala religión se ha expandido por todo el mundo y tiene seguidores provenientes de distintas culturas, lenguas y países. Me sorprendió mucho leer que es una comunidad que surgió en un contexto de pobreza y opresión. Por eso, la mayoría de sus miembros son descendientes de indígenas africanos, mayormente etíopes, que fueron forzados a desplazarse a Jamaica por en tiempos de esclavitud y el colonialismo. No obstante, ahora que han pasado tantos años desde que se originó, me pregunto si esto seguirá siendo así. Personalmente no lo creo, ya que parece que muchas otras personas con distintos rasgos se han unido, como es ahora el caso de mi compañero de la infancia. Volteando por la biblioteca en busca de más información, me percaté de que había muchos escritos sobre ello, pero pocos están basados en fuentes primarias e investigaciones antropológicas, como observaciones o entrevistas a miembros de la comunidad, que es realmente lo que yo buscaba. En mi humilde opinión, no hay información más legítima que la proporcionada de primera mano, ya que no hay mejor método de conocimiento que la propia experiencia. Me he dado cuenta de que para comprender a la perfección el movimiento Rastafari, antes debo saber de sus orígenes. Solo conociéndolos lograré saber el porqué de sus actividades, así que me dispondré a ello aprovechando el poco tiempo que me queda de viaje.

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CAPÍTULO II. CONOCIENDO LOS ORÍGENES

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an solo faltan unas horas para llegar a la comunidad y ver a Javier. Me pregunto si habrá cambiado de aspecto o si lo reconoceré a primera vista, aunque lo dudo, ya que ha pasado mucho tiempo

desde la última vez que nos vimos. El viaje en camioneta me está empezando a marear, pero aún queda

mucha carretera por delante y el conductor no parece que quiera dar tema de conversación, por lo que decido seguir buscando más información sobre el movimiento rastafari, sobre todo de sus orígenes para así poder entenderlo mejor. Otro de los libros con los que me hice fue The Rastafarians, un clásico de la historia y las creencias de los Rastafaris de Leonard Barrett, uno de los pocos académicos especializados en el tema. En el avión me dio tiempo a leer la primera parte, donde el autor presenta a los rastafaris como un movimiento político religioso con una larga trayectoria de resistencia anti-colonialista y

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anti-racista. Además, tal como explica Leonard, para hablar del origen de los rastafaris, hay que hablar de dos historias completamente paralelas. Según él hay que hablar primero de lo que sucede en África y después de lo que sucede en América. Se ve que a finales del siglo XIX Etiopía empieza a tomar mucha relevancia religiosa y política a través del movimiento llamado etipionismo, que habla del lugar de Etiopía como un lugar de todos los africanos, a la que también se refieren como La tierra

me ida . Entonces, sucede la batalla de Adua,

donde se intenta colonizar Etiopía, pero no se consigue, por lo que pasa a ser vista como un bastión de lucha anticolonial por todos los pueblos africanos, ya que es el único lugar que no pudo ser colonizado por el hombre blanco. Y entonces me pregunté ¿cómo puede haber llegado este movimiento hasta América latina? En el mismo momento que formulé la pregunta, me acordé de que Jamaica, entre 1600 y 1700 fue una colonia azucarera inglesa, donde hubo una traída masiva de azucareros y esclavos de África, que acabaron constituyendo el noventa por ciento de la población jamaicana. Por lo tanto, tiene todo el sentido del mundo que el etipionismo haya llegado tan lejos y con tanta intensidad, ya que según el libro se empieza a inculcar la enseñanza afrocentrista de la biblia, donde presentaban una historia completamente diferente a la colonial, en la que el hombre negro tenía un papel de rey. Entonces, esta tradición es tomada por los afrodescendientes de América, principalmente en el Caribe, Jamaica y el Norte de América, con una perspectiva de oposición al sistema esclavista y colonialista. El tiempo estaba pasando volando a medida que leía más y más sobre los orígenes de este movimiento. Nunca habría imaginado que los rastafaris tuvieran tanta historia detrás, por lo que seguí informándome sobre Marcus

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Garvey, quien según otras fuentes, fue una de las figuras más importantes del movimiento. Sin querer dije su nombre en alto y noté que el hombre de la furgoneta me miró por el retrovisor. -

¿Has dicho Marcus Garvey? - Me dijo mientras me observaba fijamente.

-

Sí, así es, ¿lo conoce? - Le pregunté.

El hombre me comentó que él fue el que tomó las ideas propias de Etiopía y fundó la UNÍA (Universal Negro Improvement Association) una asociación política que reivindica el lugar de Etiopía como el lugar de los antepasados. Según él, su lema era One God, One Aim and One Destiny. También me habló de la profecía que se le adjudica hacia 1915 que decía que, un rey negro iba a ser coronado y que él sería el redentor de los africanos. Esta, acabó cumpliéndose en 1930, cuando se corona por primera vez al rastafari Macoonen como Nagus Nagas, un título que, curiosamente, distingue a la realeza etíope. Por lo tanto, según el conductor, es aquí donde nace el movimiento rastafari. Me arrepentí de no haberle preguntado antes sobre el movimiento, ya que parecía que sabía, y mucho, sobre él, pero desgraciadamente ya habíamos llegado al final del trayecto.

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CAPÍTULO III. LA TIERRA SAGRADA

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espués de tres días de viaje por fin me encuentro en casa de mi amigo Javier, si podía denominarse de esta manera claro. Antes de llegar, tuve que caminar durante un buen rato por un largo

sendero que me condujo hasta donde me encuentro ahora. Se trata de una propiedad, en general modesta, rodeada por una verja y un patio con abundante vegetación. Fue fácil localizarla gracias a las indicaciones previas que me había dado mi amigo, que me dijo que buscase la figura de un león dibujado en la puerta principal. Más tarde, me explicó que se trataba del León de Judah, un animal característico que se utiliza para representar la fuerza y energía de los afrodescendientes y el poder del continente negro. También me comentó algo sobre la representación de un tal Haile Saliesse, pero no presté demasiada atención. Alrededor de su vivienda se encontraban diversas construcciones de la misma comunidad, más o menos grandes, también con la presencia de

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alguno de sus símbolos más importantes, como los colores de la bandera etíope o dicho león. Cuando por fin me encontré delante de la puerta, dudé de si realmente había sido una buena idea viajar hasta allí, pero antes de que pudiera pensarlo dos veces, oí una voz detrás de mí que parecía llamarme.

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¿Mati? - Preguntaron.

E inmediatamente supe que era él, porque solo mis amigos me llamaban de esa manera. Me giré y lo primero en lo que me fije fue en su cabello. Ya había leído antes algo sobre ello, pero tenerlo delante de mí me impresionó demasiado. Lucía unas increíbles rastas que le llegaban a la cintura, un tipo de peinado formado por cabellos trenzados y tejidos que adoptan forma de tubo y poseen un grosor variable, también denominadas dreadlocks. El motivo de este peinado viene de su propósito de querer acercarse a la figura del León de Judah que también forma parte de su bandera, significado de la cual entendí más tarde. Después de unos instantes de asombro, reaccioné y nos fundimos en un bonito abrazo. Ambos nos alegramos mucho de vernos, me preguntó por el viaje y después, me invitó a pasar. Una vez instalada en la habitación que me había preparado, me propuso si me apetecía salir a dar una vuelta para enseñarme un poco la zona y, por supuesto, no pude negarme. Al tiempo que íbamos andando, charlamos para ponernos un poco al día y me daba explicaciones de algunas de las cosas que nos encontrábamos a nuestro paso. Nos cruzamos con unas cuantas personas de su misma comunidad y todos vestían con un atuendo muy similar; gorros tejidos a mano que adoptan el nombre de tams, ropas cómodas hechas con fibras vegetales, pantalones anchos y camisetas holgadas.

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Algo que me pareció curioso es que muchas de sus prendas llevan estampado el dibujo del ganjah, término que ellos utilizan para hablar de la planta del cannabis. Para este colectivo, la marihuana forma parte de su ritual religioso y como siempre buscan sentirse identificados, visten con ropas que llevan su logotipo. Otra de las cosas en las que me fijé mientras paseábamos, es que en todos sus ropajes aparecen los mismos tres colores, el rojo, el amarillo y el verde. Al principio, pensé que sería casualidad que todos coincidieran, pero después de verlos repetidos continuamente, supe que habría una explicación para ello; son los colores de la tierra de Etiopía y los de la bandera rastafari. El rojo es un emblema de la sangre derramada por los negros africanos que sufrieron tanto defendiendo sus derechos y, por eso, se utiliza para rendirles honor. Además, este color representa la energía, confianza y optimismo de toda la comunidad rastafari, que se enfrenta con esperanza a todas las adversidades que se le presentan. El amarillo evoca a la madre tierra y representa la riqueza de esta. El tercer y último color, el verde, representa la vegetación de Etiopía. Esto último me sorprendió bastante porque yo sabía que el movimiento rastafari se originó en Jamaica, pero algo de lo que no tenía constancia era de que, a pesar de esto, su tierra sagrada es Etiopía y, por eso, utilizan el verde para simbolizar la vegetación de este lugar. Otra de las cosas en las que también me fijé y que tienen que ver con este color, es en el enorme patio repleto de plantas que tiene Javier. Me explicó que, para los rastafaris, es de suma importancia conectarse con la naturaleza en todo momento, y uno de sus principales objetivos es cuidar bien de ella. Antes de regresar a casa, Javier me siguió contando más acerca de su nueva bandera y del amor que sentía por la misma. Esto me sirvió para darme cuenta de la lealtad que demuestra la comunidad hacia el emperador Selassie y no hacia otros líderes o banderas de Babilonia.

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A pesar de llevar tan poco tiempo en cultura ajena, ya he aprendido mucho sobre ella. Tengo muchas ganas de saber más pero, aún me quedan muchos días aquí y ahora ya es momento de descansar.

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CAPÍTULO IV. ACERCARSE A JAH

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ras un par de días de descanso y convivencia vuelvo a retomar mis memorias. Ayer por la tarde, mientras Javier y yo nos poníamos al día sobre

la sociedad que él había dejado atrás hacía ya muchos meses, llegó a mis manos un libro completamente revelador. Pero después de explicarle a mi amigo mis rutinas perfectamente europeas y occidentales, llegó su turno. Aunque llevábamos unos días conviviendo, aún no había tenido la oportunidad de interrogarlo como llevaba deseando desde el primer segundo en que pisé Jamaica, así que en ese momento de intimidad decidí abordarlo. La primera pregunta que le hice tenía que ver con la religiosidad. Sabía que esta noche había un ritual. Cada sábado acostumbran a reunirse, pero hoy era un día un poco más especial. Se celebraba, como cada 21 de abril, el aniversario de la visita a Jamaica de un emperador. Yo no sabía cómo se

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suponía que me debía comportar ni qué hacía falta saber, así que pensé que lo mejor era empezar por el principio: ¿Quién era este alabado emperador? Javier empezó su disertación con gusto.

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Una pregunta muy importante, sin duda. Por tu papel el día de mañana no tienes de qué preocuparte. Será difícil que te permitan participar en el ritual, pero puedes elevarte de la misma forma si tú quieres aunque físicamente no estés con nosotros. Es largo de explicar, pero aquí no hace falta que contemos los minutos y reservemos el tiempo como lo hacéis en Barcelona, así que intentaré darte la mejor explicación posible para que mañana celebres con nosotros. Como sabes, en los años 30 empezó este movimiento ag ad

Javier estuvo más de una hora explicándome con detalle la historia rastafari, pero no fue a retomar sus tareas sin antes darme el libro sagrado de su religión para que me informara y alimentara mi curiosidad por mi misma. Estuve toda la noche con la nariz pegada en sus páginas amarillentas, recorriendo cada esquina con mis dedos. Por la mañana ya me sentía toda una experta sobre la religión rastafari. Y aunque la verdadera versión bíblica es sin duda interesantísima, hoy mismo después de comer he decidido completarla con la visión más europea de su historia, la que yo había traído conmigo. Ahora es de noche y ya sé que como para ellos Etiopía es su tierra sagrada, de donde todos vienen y dónde están destinados a regresar, deben esperar su puesta en libertad y el retorno a Zion (África), el hogar último y sagrado. La repatriación es la principal meta de todo fiel.

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Sé que fue en Etiopía que durante los años 30 se coronó al Ras Tafari Makonnen, el rey negro que un profeta había visualizado tres años atrás, y que era el descendiente directo de la unión divina de Salomón y la reina de Saba (quienes empezaron la estirpe judía en África). También llaman al emperador Haile Selassie, que significa poder de la santísima trinidad. Este, además de ser la representación física de todos los negros Jamaicanos, supuso la tercera encarnación de dios, después de: Jesús en primer lugar y, a posteriori, del rey bíblico Melquisedec. Esta tarde he entendido que la coronación fue un momento revelador y crucial para los jamaicanos de la época, pues hasta el momento, la monarquía había sido de piel clara. La coronación de un rey negro en un contexto de esclavitud y represión era una bocanada de aire fresco. El principal predicador de estos nuevos ideales Marcus Garvey, trasladó a sus fieles seguidores que la esclavitud y la existencia de injusticias de carácter económico y racial no eran más que pruebas de su Jah (de Jehová) hacia ellos. Veían a su recién coronado rey como el salvador de un pueblo negro que estaba exiliado en este mundo de opresión y supremacía blanca, y lo veneraban como a un auténtico Dios en el planeta Tierra. He notado que la religión Rasta cruza constantemente elementos judíos y cristianos, qué interesante... Ahora, mientras ellos celebran, yo tengo un momento de paz y de intimidad conmigo misma para reflexionar todo lo que me están permitiendo aprender, aunque sea fuera de sus lugares de religiosidad. Los oigo cantar, corear pasajes de la biblia y otras oraciones, y también tocar los tambores al ritmo de los latidos del corazón. Supongo que ellos lo consideran su música de culto. Es bonito en cierto modo, y desde aquí fuera con la hoguera

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iluminándome las páginas y las ideas, la escena es indiscutiblemente romántica y especial. Ahí viene Javier con una sonrisa y unos ojos que me dicen que está bastante elevado espiritualmente hablando. Y ya se vuelve a ir. He continuado con mi pequeño interrogatorio, aunque sin abusar de su conocimiento, esta vez. O de la cercanía de su alma al Jah en este momento preciso. Los lugares y los rituales de religiosidad aquí no tienen nada que ver con los cristianos. Tabernáculos llaman ellos a los lugares donde se reúnen para leer las escrituras sagradas y alabar a los creadores. He visto antes que entraban por las cuatro puertas de la estructura (en cada una de ellas hay un hermano sujetando una bandera para simbolizar el saludo a los cuatro puntos cardinales de la tierra), todos descalzos y vestidos de blanc Volviendo a la particularidad de sus em l

, estos suelen estar construidos

con maderas y pintados con los colores de la bandera etíope. Y aunque ya sabía que esta subcultura llevaba una dieta vegetariana, hoy he notado que sus comidas también eran muy sencillas. Lo justo y necesario, incluso en noches remarcables para ellos como lo está siendo la de hoy.

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Mati. - Comenzó él. - No hace falta una gran construcción ni dejarse llevar por la gula cuando lo que persigues es el templo que se construye en el interior de cada uno. ¿No te has fijado? Aquí todos llevamos una vida de entrega espiritual absoluta. No necesitamos consumir constantemente para vivir, como sí sucede en el mundo occidental. Creo que hoy aquí estás entendiendo esto. Tú siempre has sido un poco rebelde y te ha rechinado esto del capitalismo, la 13


presión constante y las expectativas alejadas del crecimiento de la mente y centradas en lo visual. Pero aquí aceptamos a todos por como Jah nos ha hecho, perfectos. Es por eso también que nos dejamos las rastas, porque modificar de cualquier forma lo que es regalo de la naturaleza, fuera de aquí es normalidad. Sí, el estilo de vida rastafari está basado en la religión, pero es en sí mismo todo un orden de vida con principios y normas de convivencia. Javier ha terminado de hablar y nos hemos mirado con unos ojos conectados por la paz que en ese momento los dos sentíamos. Yo no comparto cada palabra que me ha dirigido, pero sin duda alguna las he entendido todas a la perfección. Ha respirado para volver a hablar.

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Di

es la unión de toda la vibra positiva, cuando toda la

humanidad se una, Dios se va a hacer físico, hasta para el ateo, porque Dios es la naturaleza en toda su extensión, en toda su belle a . Así ha cerrado el discurso y se ha marchado a paso tranquilo.

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CAPÍTULO V. MÚSICA PARA NANCY

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levo ya cinco noches aquí y cada vez me siento más cómoda. Por las mañanas, suelo acompañar a Javier a visitar a su querida doña Nancy, una mujer que a su edad no ha dejado de ser fuerte e

independiente y que vive a unos diez minutos. Tiene, a sus 68 años, la piel dorada y tersa, y desde el primer momento sentí que desprendía muy buenas vibras. Cuando Javier llegó a la zona, Nancy lo ayudó en todo lo que necesitó, por eso su aprecio hacia ella es muy significante. Es por eso que día sí, día también, mi amigo Javier le lleva unas galletas artesanales con hojas de marihuana, para que le ayuden a calmar su enfermedad. En la cultura rastafari, se trata de una planta sagrada que ayuda a conectar con el rey Jah y, por lo tanto, es un símbolo de naturalidad, bienestar y conexión con la religión. Así lo pude comprobar hace unas noches. Pero, dejando de lado su consumo espiritual, el otro día Javier me comentó que, en sus orígenes, debido a que la cultura rastafari derivó de tribus afroamericanas, cuyos recursos eran escasos, empezaron a cultivar marihuana, para así venderla y conseguir beneficios que contribuyeran al crecimiento económico. 15


Además de un poco de hierba medicinal, Javier le trajo algunos discos de vinilo que él ya no escuchaba. Y es que a Nancy le encanta la música, en especial el reggae, y es una gran amante de las letras de las canciones del mayor referente del estilo, Bob Marley, donde en estas defiende que ser rasta no es una moda, sino una ideología. De hecho, siempre que la visitamos, tiene activo su antiguo tocadiscos, desprendiendo una dulce y tranquilizante melodía. El caso es que hoy, me ha despertado la curiosidad y le he preguntado que porqué tiene una relación tan estrecha con la música. Me ha respondido que, al igual que para el resto de rastafaris, la música era la mejor manera de dar gracias a Dios. Después de hablar un poco más me comentó que el uso del tambor en el reggae era muy importante, ya que algunos afirman que el espíritu divino de Jah está presente en este. Me pareció bonito. Me fascinó mucho la ilusión que mostraba al hablar de cualquier aspecto relacionado con la música, y al ver mi interés por ello, se dispuso a explicarme su admiración hacia esta. Empezó contándome que al igual que lo hacía la marihuana, la música le ayudaba a encontrar la paz y tranquilidad, lo cual le iba de maravilla para su enfermedad. Prosiguió situándome un poco sobre los inicios del reggae, el nombre que adopta la música de su cultura. Estos se encuentran en las costas de los Estados Unidos, donde muchos inmigrantes jamaicanos se establecieron en los años cincuenta, mezclando sus ritmos con el blues y el jazz.

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Pe

¿Cómo lo hicieron estos inmigrantes para crear un nuevo

estilo musical? - Le pregunté. Me explicó que es un género que no fue inventado como cualquier otro, sino que surgió de mezclar música instrumental en la cual se acentúa el segundo y el cuarto pulso de cada compás, sirviendo la guitarra para poner o bien énfasis en el tercer pulso o para mantener el acorde desde el segundo hasta el cuarto, con talk-over, traducido como habla superpuesta.

-

O sea que es como un rap - Añadí.

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Bueno, no del todo, los antecedentes del reggae son el Rocksteady y el Ska. - Me aclaró.

Alguna vez leí que el reggae puede generar conflicto, así que le pregunté si era cierto y a que se debía. Su respuesta fue que, como la mayoría de los géneros musicales, podía ser conflictivo, pero que sí que tenía bastantes puntos para serlo. Esto se debe a que, dejando de lado el hecho de que representa una música espiritual, un canto a la esperanza, también se definía como un arma de combate contra la opresión de 'Babilonia', es decir, el poder blanco. Yo sabía que en el reggae abundaban las temáticas religiosas, políticas y sociales, pero nunca habría pensado que se pudiera utilizar como arma. Nancy se levantó a coger una galleta y aprovechó para poner un disco de los que le habíamos traído. A los tres segundos reconocí la canción. Era One Love de Bob Marley. La mujer contempló la sonrisa que se dibujó en mi cara y me preguntó si me gustaba y si conocía a Bob Marley, el autor. Le respondí que sí, que su

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nombre me sonaba muchísimo, pero que no había relacionado la canción con él hasta aquel momento.

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El amor ante d

- Susurró la mujer.

Javier, después de estar unos minutos callado observándonos, abrió la boca.

-

El objetivo de esta canción es esparcir el amor y la paz en todo el mundo, así como la capacidad de perdonar que muchos tienen cuando hay situaciones difíciles. - Me explicó.

Saber esto hizo que la canción me cautivara aún más.

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¿Has ido alguna vez a uno de sus conciertos? - Le pregunté a Nancy.

Me respondió que no, que, en los conciertos de Bob Marley, predominaban los espectadores blancos, ya que lo veían como algo lúdico, totalmente al contrario de la visión que tenía ella. Añadió que ciertamente el primer artista del reggae fue Jim Cliff, pero que todo el mundo conoce a Marley porque es quién lo esparció por todo el mundo, convirtiéndose así en el profeta de los rastafaris. Afirmó que para ella era un gran referente, un artista que siempre ha tenido muy claro cuáles son sus orígenes y siempre ha estado dispuesto a luchar por la unión y consolidación de su pueblo.

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Esto es lo más importante - Añadí yo.

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Además, leí que siempre ha tenido muy claro que quien tiene que ser feliz es él mismo, y es por eso por lo que debe dejar de lado todo lo que los demás puedan pensar de él. Miré el reloj y eran casi la una del mediodía, se me había pasado el tiempo volando. Entre la música y la conversación me había olvidado de que habíamos quedado para comer con el resto de hermanos y hermanas de Javier (uno de los nombres que utilizaban para llamarse entre ellos), así que nos despedimos de Nancy y emprendimos el camino de vuelta. A medida que nos alejábamos, la música que se escuchaba desde fuera de la casita, cada vez se hacía más lejana.

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CAPÍTULO VI. ÚLTIMA REFLEXIÓN

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ras estar tantos días en contacto directo con la comunidad, muchas cosas que me han hecho reflexionar; a continuación, me dispongo a escribir sobre ello.

Cuando llegué al poblado, la forma en la que vivían despertó mi atención; especialmente las comunidades modestas y aisladas donde habitaban y la importancia de la espiritualidad, que llegaba a ser un estilo de vida. No podía entender como mi amigo, que venía de una sociedad teóricamente más evolucionada, podía escoger vivir en condiciones tan distintas. A medida que pasaban los días, me di cuenta de que no todo era de color de rosa, sino que las condiciones en las que vivían eran resultado de una dura historia que tiene como factor común la represión. Si recapitulamos y volvemos a los inicios podremos entender ciertas actitudes que articulan hoy por hoy la cultura. Por ejemplo, la coronación de un rey negro supuso un antes y un después en la interpretación del mundo; y fue clave para la eclosión del movimiento rastafari. Hasta el momento, el 20


control de la sociedad estaba estructurada bajo el dominio de las personas blancas, acentuando así su supremacía. Estas tenían autoridad sobre la producción, riqueza e incluso sobre los individuos debido a una tradición de esclavitud, que afectó duramente a buena parte de los miembros rastafaris, tal y como bien me explicó Nancy. Precisamente, la importancia de dicha coronación radica en una bocanada de aire fresco y la aparición de posibilidades para la población negra, que había estado subordinada ante los blancos. Estos sucesos fueron caldo de cultivo para la difusión de los derechos de los negros y el movimiento en sí. Los estragos de la esclavitud siguen hoy por hoy presentes en muchos otros elementos, como la bandera o la música tal y como he descubierto a lo largo de estos días. Otro motivo de reflexión ha sido la espiritualidad. Creo que la conexión con Jah y los rituales que realizan, no es más que una forma de evasión de la dura situación en la que se encontraban. Otro aspecto que me llamó la atención relacionada con lo anterior fue la similitud con elementos cristianos, que por lo que tengo entendido, es consecuencia de una mezcla de iconos cristianos y africanos, cuyo origen se produjo de forma similar a la santería. Uno de los hechos que más me impactó, además de los otros aspectos ya comentados, fue la represión policial vivida en la década de los 60. Durante estos años, cuando tenían una ideología y estética definida, la situación no mejoró. Fueron catalogados como locos, y vivieron una dura represión, por parte no tan solo de los individuos, sino también del Estado de Jamaica. Esto llevó a la persecución de uno de sus líderes, aparentemente sin motivos legítimos, y, en consecuencia, al rechazo por parte de la comunidad rastafari al exterior. Pese a que la relación hoy por hoy ha mejorado considerablemente, aún es complicada y sigue existiendo tensión entre ambos.

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Retomando la idea que me parecía impensable que Javier hubiese decidido de forma voluntaria dejar atrás su vida en la gran ciudad para adaptarse a otra muy distinta, ahora entiendo que he prejuzgado una cultura y me he dejado llevar por estereotipos basados en una visión eurocéntrica de la realidad. Gracias a esta experiencia he podido comprobar cómo otras personas pueden experimentar su espiritualidad de una forma distinta, a pesar de compartir la misma raíz judeocristiana en la que se basa la sociedad occidental. Me parece importante destacar que, a lo largo del viaje, también me he dado cuenta de que existe cierto conservadurismo, propio de cualquier religión que se siga de forma relativamente ortodoxa. Esto pudo haber generado al menos en su origen, una visión supremacista de su propia raza. A su vez, una lectura de los preceptos religiosos puede conllevar, al igual que en muchas religiones, a tendencias consideradas homófobas o machistas. Además, pese a que se posicionan en contra de figuras como el capitalismo, no toman parte en la política y por ende, tampoco ejercen su derecho a voto. Sin embargo, por lo que Javier me ha comentado, en los últimos años la sociedad rastafari ha aumentado considerablemente el contacto con otras civilizaciones, lo cual ha dado pie a un gran avance común para hacer frente a las pautas conservadoras establecidas en la sociedad. Hoy por hoy, aunque todavía queda camino por recorrer, se están realizando muchos avances como: la reivindicación de cambios sociales a través de la acción política, o una mayor aceptación de los colectivos más oprimidos. Me alegra mucho que esto ocurra porque me he enriquecido de aspectos muy positivos de esta cultura, que defiende: una vida sencilla poco consumista, un gran respeto por la naturaleza, el sentimiento de unión, la paz y la tranquilidad. Precisamente, el aspecto más enriquecedor de este proceso de interculturalidad es que permite un préstamo y fusión entre las culturas,

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creando así un equilibrio que toma los aspectos más beneficiosos de las mismas. Con esta última reflexión concluyo mis Memorias en Jamaica, con la comunidad rastafari a la que estoy enormemente agradecida por las enseñanzas que me ha ofrecido. Espero que en un futuro pueda tener contacto con otras comunidades y empaparme de lo mejor de cada una de ellas.

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