CAPÍTULO III. LA TIERRA SAGRADA
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espués de tres días de viaje por fin me encuentro en casa de mi amigo Javier, si podía denominarse de esta manera claro. Antes de llegar, tuve que caminar durante un buen rato por un largo
sendero que me condujo hasta donde me encuentro ahora. Se trata de una propiedad, en general modesta, rodeada por una verja y un patio con abundante vegetación. Fue fácil localizarla gracias a las indicaciones previas que me había dado mi amigo, que me dijo que buscase la figura de un león dibujado en la puerta principal. Más tarde, me explicó que se trataba del León de Judah, un animal característico que se utiliza para representar la fuerza y energía de los afrodescendientes y el poder del continente negro. También me comentó algo sobre la representación de un tal Haile Saliesse, pero no presté demasiada atención. Alrededor de su vivienda se encontraban diversas construcciones de la misma comunidad, más o menos grandes, también con la presencia de
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