Se ha dicho que la historia se escribe según la perspectiva de los vencedores o los vencidos; aunque habría que añadirle a esta apreciación que los vencidos generalmente no escriben la historia, lo que hacen es preservar la memoria de la guerra, que para ellos, está inconclusa, la victoria de los vencedores sólo es momentánea y provisional. Lo que hacen es preservar la memoria a través de distintas formas de expresión, sean estas orales, escritas, estéticas, musicales, mitológicas, leyendas; narrativas, que no necesariamente pretenden ser historia. También podemos decir que escribir la historia es una pretensión de unificación del acontecimiento, que no es unidad, sino complejidad dinámica, potencia y posibilidad abierta, que se dan como efectuaciones múltiples y plurales. La historia siempre ha sido una narrativa de legitimación del poder; cuando aparece como historia contada desde otra perspectiva, cuando aparece como contra-historia, no hace otra que seguirle el juego a la narrativa