Se puede comenzar por una caracterización de la formación social boliviana. Esto puede suponer hacer historia, encontrar en ella sus dislocaciones, desniveles, rupturas y discontinuidades. Lo que se haga apunta siempre a comprender el presente. Este presente puede ser tomado como lugar de convergencia o como el único lugar posible de realización del acontecimiento. En el primer caso se puede dar lugar a distintas interpretaciones, una de ellas puede ser evolutiva, la misma que no puede desprenderse de un finalismo. Algo así como que el presente revela el pasado. Otra interpretación, relativa al primer caso, puede concebir un presente como grado de acumulación. El segundo caso nos lleva a configurar un presente como eterno retorno, como retorno a lo mismo y a la diferencia, de modo cíclico, como instante donde el futuro y el pasado se encuentran.