Toda institución es imaginaria, por esto mismo, las instituciones políticas son imaginarias. Algo parecido podemos decir de las relaciones sociales y también, por la misma razón, de las relaciones políticas. Las relaciones de acuerdo como el pacto social, el pacto político, son imaginarias. Del mismo modo las relaciones contrapuestas, relativas a las contradicciones sociales, el conflicto, la confrontación, las luchas, son imaginarias. Cuando hablamos de lo imaginario nos referimos a esa atmósfera vivencial de las significaciones sociales. Lo que comprende de suyo la referencia al valor atribuido socialmente a las instituciones, a las relaciones, a las prácticas y acciones sociales. Estas significaciones y estas valoraciones dependen de las predisposiciones de grupos y colectivos respecto a los horizontes, finalidades e intencionalidades preestablecidas. Disposiciones y agenciamientos hacen a la vida institucional y política.