Devenir y realidad

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Devenir y realidad RaĂşl Prada Alcoreza

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Índice: Prólogo

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Apocalipsis Apocalypse now

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La producción de realidad

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La revolución truncada La república de cuatro poderes

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Coyuntura descoyuntada y mundo al revés

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La potencia constituyente

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“Revolucionarios” de pacotilla

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El dilema

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El terror La política generalizada del terror

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Prólogo En Devenir y realidad reunimos tres temáticas que parecen íntimamente imbricadas en la actualidad, en el presente diferido; los síntomas del apocalipsis, la paradoja de la revolución y la política generalizada del terror. La modernidad se presenta en la elocuencia de su crisis múltiple, que podemos nombrar como crisis civilizatoria; esta elocuencia aparece como diseminación y decadencia. En términos palpables, aparece como crisis ecológica. Ciertamente, el referente de la crítica es el sistema-mundo capitalista, crítica que es concebida como crítica de la economía política generalizada; sin embargo, sabemos y lo dijimos que el concepto de sistema-mundo capitalista, por más complejo que sea, no logra abarcar la complejidad de la civilización moderna; tampoco comprender las fenomenologías desatadas en el Oikos, sin aislar, por un lado, sistema-mundo, por otro lado, los ciclos y espesores ecológicos planetarios.

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La primera parte, Apocalipsis, analiza los síntomas del apocalipsis en la crisis especifica de una formación social, la griega, donde el capitalismo especulativo genera una deuda infinita impagable; la movilización social se levanta contra el sistema financiero internacional, particularmente europeo, cobijado por la estructura de poder de la Troika. En esta coyuntura, emergen expresiones políticas contestarías, que acogen la demanda social, de proyectarse a otra forma económica; en un ambiente donde se generan proyectos autogestionarios y de autogobierno. El partido que dice expresar la voluntad popular contra la Troika y sus ajustes estructurales neoliberales - que no significan otra cosa, no solo la privatización a gran escala de los bienes comunes, de los bienes públicos, de los recursos naturales, de las empresas estatales, sino taxativamente la venta territorial de Grecia -, una vez en el gobierno, comienza, al principio, con dubitaciones, para después retroceder ante las presiones de la Troika, para entregarse, por último, completamente a las exigencias absolutistas del sistema 4


financiero internacional. El capítulo que sigue a Apocalypses now es el que reflexiona sobre la producción de realidad; cómo se produce realidades desde las estructuras de poder y las mallas institucionales que lo materializan.

La segunda parte, la más larga, se dedica al análisis de lo que denomina revolución truncada. Se trata de la crisis múltiple de la que hablamos, en este caso, manifestada en una formación social sudamericana, la venezolana. La revolución nacional-popular emerge en el caracazo; éste es el substrato social de los eventos que acontecerán después; es decir, los acontecimientos políticos que adquieren la forma política, que define las correlaciones de fuerzas en los campos de batallas. El golpe militar liderado por el oficial Hugo Chávez es uno de ellos. Después del fracaso del golpe y el apresamiento de Hugo Chávez, la forma política definida se va dar como bloque social-político, que inicia el proceso constituyente. Se puede hablar de revolución bolivariana desde la victoria 5


electoral del bloque político, colocando en la presidencia a Hugo Chávez; pasando, después, por la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; siguiendo el desarrollo legislativo y la realización de los primeros pasos de la revolución, que tienen que ver con las nacionalizaciones, la conformación de las comunas, consistentes en el establecimiento de proyectos autogestionarios y comunitarios. Sin embargo, a partir de un punto de inflexión, el proceso de cambio se ralentiza, para después detenerse e ingresar en una regresión y decadencia pasmosas. En definitiva la revolución se trunca.

La tercera parte se enfoca en uno de los síntomas más demoledores de la decadencia, la recurrencia reiterada al método del terror, tanto por unos y por otros, que se consideran enemigos. Esta recurrencia al terror nos permite hacer inteligible el lado oscuro del poder, las imbricaciones y entrelazamientos entre el lado oscuro del poder y el lado luminoso 6


del poder, ademĂĄs de entender los alcances del cĂ­rculo vicioso del poder.

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Apocalipsis

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Apocalypse now Comentario a la exposición sobre Acumulación por desposesión y movimientos sociales urbanos regionales en la crisis de Grecia de Chryssanthi Petropoulou 1.

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Chryssanthi Petropoulou: Departamento de Geografía Universidad del Egeo. Grecia. https://www.academia.edu/19619115/ACUMULACI%C3%93 N_POR_DESPOSESI%C3%93N_Y_MOVIMIENTOS_SOCIALES_ URBANOS_REGIONALES_EN_LA_CRISIS_DE_GRECIA.

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Todo parece ocurrir de la misma manera y en todas partes. La desposesión y el despojamiento parecen ser los cataclismos que asolan a las sociedades y a los pueblos en un mundo globalizado. Aunque también parecen ser los climas propicios para el enriquecimiento de la hiper-burguesía mundial y sus intermediarias, las burguesías nacionales y las burocracias estatales, además de los mediadores clandestinos, opacos de las prácticas y relaciones paralelas del lado oscuro del poder. Chryssanthi Petropoulou analiza la historia reciente de Grecia. Una historia de desposesión de la sociedad y del pueblo griego; pero también del Estado, llegando a la desnacionalización. Esta historia quedaría gris y dejaría un halo de tristeza, un raro gusto de hiel de menta y de albaca2, si no se daría, como en compensación y en contraste, otra historia, la de las resistencias, luchas sociales, movilizaciones, resistencias creativas y

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Poesía de Federico García Lorca, Romance sonámbulo, en Romancero gitano.

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proyecciones autogestionarias y participativas; que emergen de las entrañas mismas de la sociedad acosada. Esta otra historia da luz, color y calor a la atmósfera gris que se ha descrito. Ocurre como que frente a la adversidad en marcha, adversidad globalizada, afectando a todas las sociedades y pueblos del mundo, éstos recurrieran a sus fueros internos para defender la vida, los bienes comunes, la libertad y los derechos conquistados.

Chryssanthi Petropoulou retoma la tesis de David Harvey de que asistimos al recurrente eterno retorno de la acumulación originaria por desposesión y despojamiento; acumulación primordial del desarrollo capitalista, que sostiene la acumulación ampliada. La globalización del proyecto neoliberal y su aplicación en el orbe es, precisamente, este retorno recurrente a la acumulación originaria de capital; que Petropoulo califica adecuadamente como colonialismo. Es que la modernidad emerge de este sustrato histórico-cultural, de la 12


colonización mundial, desatada globalmente en el siglo XVI. La modernidad tiene también su eterno retorno a su nacimiento violento por despojamiento y desposesión de los pueblos conquistados. Después colonizados, para ser explotados; tanto los pueblos como los llamados recursos naturales, que forman parte de los ciclos geológicos de las territorialidades.

La acumulación originaria de capital y la continua colonización son pues los substratos o las matrices del sistemamundo capitalista y de la civilización moderna, el sistema-mundo cultural de la banalización. Se puede decir entonces, a diferencia de lo que piensa la historia de los historiadores, que la historia manteniendo todavía el nombre discutible, que, en sentido antiguo quiere decir relato - no es lineal, ni tampoco evolutiva. La historia es cíclica, en el sentido de las órbitas normadas alrededor del campo gravitacional institucional, que tiene un centro, el poder. Aunque cada órbita sea una nueva, entonces, esto la 13


convierte en imperceptiblemente diferente, esta recurrencia de los giros da la impresión al pensamiento moderno de linealidad y evolución. Tesis modernas de la ilustración y el racionalismo de la modernidad. En contraste, la historia efectiva se mueve de una manera envolvente en la complejidad del tejido espacio-tiempo.

La intuición subversiva 3 de los pueblos, cuando resisten, cuando se movilizan, cuando luchan, cuando proyectan su potencia social como porvenir, es el conocimiento inmediato de este acontecimiento espacio-temporal de los tejidos del espacio-tiempo del universo, en sus distintas escalas; así como del tejido-espacio-temporal-territorialecológico, que atraviesa todos los cuerpos del planeta. Para actuar en consecuencia de esta intuición subversiva, no requieren evocarla, convertirla inmediatamente en expresión, 3

Ver Intuición subversiva. https://pradaraul.wordpress.com/anarquismo/intuicionsubversiva/.

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en formación discursiva y enunciativa; basta imaginarla; sobre todo, escribir corporalmente con las movilizaciones. El lenguaje vital de los cuerpos.

Chryssanthi Petropoulou hace una descripción minuciosa de las características de los nuevos movimientos sociales, la nueva generación de las luchas sociales. Son autogestionarios, se mueven en la perspectiva de la autonomía y del autogobierno de los pueblos, de las comunidades, de las ciudades; realizando localmente la democracia participativa, mediante asambleas, en la perspectiva de proyectar nacional, regional y mundialmente esta democracia participativa. La democracia, palabra griega y concepto devenido desde la democracia de Atenas, en la época de Pericles, no puede ser sino autogobierno del pueblo; lo que se ha inventado la modernidad, la democracia representativa y delegativa, democracia institucionalizada y formalizada, no es más que una imitación grotesca, una 15


impostura, sobre todo, una expropiaciรณn; no solamente de la voluntad general, sino de las plurales voluntades singulares de los pueblos, de los colectivos, de los grupos, de los individuos. Se trata de una restricciรณn de la democracia, que legitima las dominaciones polimorfas desatadas en la modernidad y por la expansiรณn vertiginosa y destructiva del capitalismo4.

Los actuales movimientos sociales, con toda la variedad que les asiste y que promueven, aprendiendo de la experiencia social de las luchas, aprenden de la experiencia y la memoria social; aprenden a retomar los atributos propios de la democracia, contra el sistemamundo de la simulaciรณn y de la expropiaciรณn generalizada, en los distintos planos de intensidad que hacen al sistema-mundo capitalista. El porvenir de la humanidad, para hablar en ese lenguaje renacentista, acontece, teniendo en cuenta la simultaneidad 4

Ver Ethos y politeia. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/ethos-ypoliteia/.

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dinámica, no el paradigma del tiempo, en el acontecimiento de las luchas sociales, desatadas contra el neoliberalismo mundializado, la desposesión y el despojamiento globalizados5.

Otra descripción ilustrativa de Petropoulou es la que hace del cuadro de procedimientos, métodos, estrategias y tácticas del capitalismo financiero; dominante en el ciclo largo del capitalismo vigente. La llamada Troika grupo de decisión formado por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) -, que domina Europa, que rige las políticas neoliberales aplicadas en el “viejo continente”, es el núcleo de poder del sistema financiero internacional, del capitalismo especulativo en la etapa decadente del sistema-mundo y de la civilización moderna. La Troika busca resolver la crisis orgánica del capitalismo; que es 5

Ver Crítica de la economía política generalizada. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/critica-de-laeconomia-politica-generalizada/.

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crisis de sobreproducción, diferida por intermitentes crisis financieras; dilatadas por las manipulaciones financieras de este capitalismo especulativo.

Chryssanthi Petropoulou dice:

En Grecia en este momento vivimos en situación de shock, que además de las características descritas, tiene como punto principal la llamada acumulación por desposesión definida anteriormente. Este proceso no comienza con la crisis de 2008 (oficialmente 2009) sino desde la preparación de los Juegos Olímpicos (1997 – 2004) y el tercer Cuadro Comunitario de Apoyo (CCA). De hecho existe una legislación fragmentada en los años 90 como resultado de la política de desregulación neoliberal que pretendía promover la reestructuración de las asociaciones público-privadas en la planificación urbana y facilitar la actividad del sector privado en la producción de suelo. Estos cambios abren el camino 18


para la privatización de los espacios públicos e instalaciones sociales. Mientras tanto, el Estado cede suelo como capital para la construcción de grandes 6 proyectos urbanos .

Continúa:

En este periodo se fue legitimando un modelo basado en el exceso de gasto de dinero público para la implementación de nuevos proyectos urbanos y regionales, algunos de ellos simbólicos por su gran escala, y por la atracción de capital privado. Las segregaciones socioespaciales y ambientales (en escala regional, urbana e intra-urbana) se presentaron como inevitables en la construcción de un ‘perfil competitivo internacional de la ciudad’. Los centros urbanos caros se promovieron más que los ubicados en otras regiones del país.

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Acumulación por desposesión y movimientos sociales urbanos regionales en la crisis de Grecia. Ob. Cit.

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La preocupación ambiental se limitó a proyectos para la mejora de la imagen de los eventos. Se facilitaron muchas áreas de belleza natural: bosques, costas, playas y otros espacios públicos de acceso libre para la explotación privada. Se generalizó la violación de los derechos sociales, la vigilancia cotidiana y la detención sin pruebas fue legitimada por el bien de “desempeño ordenado y seguro de la ciudad”. Se aceptaron condiciones de trabajo flexibles y la categorización de los accidentes laborales como “daños colaterales” en nombre de un “funcionamiento rápido y eficaz de la ciudad” (Petropoulou, 2011). Y finalmente las relaciones entre grandes medios de comunicación, los políticos de los distintos gobiernos, funcionarios importantes, bancos y agentes del Estado, ya sea del aparato legislativo o de represión, se involucraron en el sistema del poder. Se fortalecieron estos lazos por medio de intercambios corruptos y complejos con agentes exteriores de otros gobiernos de la Comunidad Europea: bancos, empresas off-shore y multinacionales. Alrededor de este 20


complejo sistema del poder una clase medio-alta se formó y funcionó para legitimar la acumulación por desposesión integrada. Una parte de la deuda del país se formó e incrementó en este periodo que se caracterizó también por unas escandalosas privatizaciones de empresas del sector público 7 (Hadjimichalis, 2014) .

¿No reconocemos en esta descripción de la secuencia de hechos, de esta marcha implacable contra lo común, los bienes comunes, también los bienes públicos y sociales, vulnerando la Constitución y los derechos civiles, políticos, sociales establecidos, algo que pasa en todas partes, obviamente con sus variantes y sus singularidades? Lo sorprendente, a pesar de las diferencias discursivas y estilos políticos, que pasa tanto en los Estado-nación con gobiernos neoliberales, así como en Estado-nación 7

Ibídem.

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con “gobiernos progresistas” y hasta con gobiernos de “izquierda radical”. Lo grave que pase en Grecia bajo el gobierno de SYRIZA, nada más ni nada menos que Coalición de la Izquierda Radical; ahora aliada y gobernando con ANEL, Griegos Independientes, partido político de tendencia derechista y conservadora. Bueno, este gobierno de coalición entre una llamada “izquierda radical” y el partido nacionalista de Griegos Independientes, sigue las ordenes de la TROIKA. Este gobierno obliga al pueblo griego a pagar la deuda contraída por los gobiernos desde los Juegos Olímpicos (1997 – 2004) por una tupida red de políticos, burócratas, gobernantes, burguesías intermediarios, mafias opacas y los bancos, que forman parte del sistema financiero internacional. Deuda infinita, no pagable; empero, herramienta demoledora de dominación del capitalismo especulativo globalizado8.

8

Ver La inscripción de la deuda, su conversión infinita. También Máquina despótica de la deuda infinita. https://pradaraul.wordpress.com/2015/07/01/la-inscripcionde-la-deuda-su-conversion-infinita-2/.

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Instrumento eficaz del despojamiento y desposesión de los pueblos y territorios.

La geógrafa Chryssanthi Petropoulou describe los procedimientos de la marcha implacable de esta desposesión:

Desde 2008 el país entró en una crisis permanente en el nivel económico, social, político y ecológico. La situación se agravó en 2010 con el primer memorándum, a partir de este periodo todos los gobiernos aceptaron la intervención externa en la política interior del país, ya fuera de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional, aceptando mayores recortes sociales a cambio de seguir negociando la deuda. Este proceso se puede interpretar como parte de un proceso general de acumulación por desposesión.

https://pradaraul.wordpress.com/maquinaria-despotica-dela-deuda-infinita/la-inscripcion-de-la-deuda-su-conversioninfinita/.

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Una de las medidas más importantes realizadas bajo la intervención de la llamada Troika era la formación en julio de 2011 (Ley N. 3986/2011) del organismo llamado “Hellenic Republic Asset Development Fund” HRADF (TAIPED). Su misión es la gestión de la venta de activos públicos del Estado griego, y por lo tanto privatizarlos. Su objetivo es gestionar la venta de la tierra, de los bienes raíces de las empresas públicas. Sus fondos provienen de esta mercantilización de todos los bienes asignados procedentes de las empresas públicas. La estrategia presupuestaria entre 2011 y 2015 llevó aparejada la privatización del viejo aeropuerto Eliniko, el puerto de El Pireo y el puerto de Salónica, de los trenes TRENOSE, de numerosos edificios públicos (¡hasta los edificios de los ministerios!), así como la privatización del aeropuerto nacional, los organismos de gestión de agua de Salónica y Atenas, la privatización de aeropuertos, autopistas y otros puertos periféricos de todo el país, operaciones hechas por grandes lotes en las zonas 24


costeras, arqueológicas, forestales y de las aguas termales, y otras propiedades9.

Este es el ajuste estructural neoliberal, que se propone “sanear” las economías nacionales, estableciendo una base saneada para lograr el equilibrio de las balanzas de flujos monetarios. El equilibrio neoliberal consiste en el cuadro de equilibrios cuantitativos; el del comercio internacional, el de ingresos y egresos, sobre todo, el relativo a las deudas, la pública y la externa. Este discurso económico anacrónico, el del equilibrio económico, en un sistemamundo capitalista, que crece por inversiones desajustadas y desequilibradas, que se desarrolla usando la deuda, el crédito y las finanzas, de modo monopólico y privilegiado por la casta de la hiper-burguesía y de las burguesías nacionales; mecanismos de usufructo de casta, sostenidos por el uso arbitrario del instrumentos políticos y 9

Ibídem.

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jurídicos del Estado. Todo a costa de la deuda infinita, que se transfiere a los pueblos y a las sociedades. Discurso económico esquemático y simple, que reduce la economía capitalista a la contabilidad de la oferta y la demanda, a la contabilidad de la ganancia; cuyo cálculo es inapropiado matemáticamente, incluso aritméticamente, pues no se contabilizan los costos transferidos a la naturaleza y a las sociedades. Si se contabilizaran, no habría ganancia, pues los costos cualitativos transferidos a los ecosistemas son muy altos, así como los costos sociales.

La descripción de esta demoledora catástrofe económica y política se vuelve desoladora, cuando se tocan pormenores:

Gracias a la ley 3986/2011 en su capítulo B de la urbanización y de inversión pública en propiedades para su explotación para turismo, empresas de 26


construcción, y otras (posibilidad de derogación por las restricciones urbanas y aplicables a nivel urbano y regional) y a la Ley 3894/2010 para la aceleración de las inversiones, se formó una legislación paralela a la Constitución griega. Ello motivó una urbanización acelerada y por la vía rápida, fuera de planes y límites de la legislación urbana y regional.

Además, en unas zonas específicas forestales de recursos importantes se plantearon explotaciones de extracción minera que fueron hechas sin atender a la legislación urbanística y regional, tomando de facto su legitimación por medio de complejas relaciones de poder. Se produjeron impactos gravísimos en el medio ambiente y en la sociedad local (un ejemplo es la extracción de oro en Halkidiki).

En 2015 de produjo un nuevo acuerdo (tercer memorándum) del gobierno SYRIZA - ANEL con 3 instituciones de la UE y el FMI, que se votó por el 27


Parlamento. Este acuerdo se refiere a una lista de 20 acciones de privatizaciones que tiene que concluir el HRADF según un plan de 30 de julio de 2015 que dice que se presenta en un anexo, pero en realidad no existe tal texto en ningún anexo. Aparte de los 2 puertos, los 20 aeropuertos, los trenes (TRAINOSE), por el momento no se sabe exactamente las propiedades seleccionadas para la liquidación de toda la lista de HRADF, aunque sí está constatado que dentro de los 57 proyectos que están en proceso de liquidación existen empresas de agua, costas, bosques, otros puertos y zonas arqueológicas (en la región metropolitana de Atenas que comprende el espacio del viejo aeropuerto de Eliniko y la zona costera arqueológica de Asteras en Vouliagmeni están en trámites legislativos porque los movimientos urbanos han planteado apelaciones al Consejo del Estado)10.

10

Ibídem.

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Este panorama descrito y también cuadro configurado, en sentido pictórico, que podemos nombrar como paisaje de la desolación griega, en la coyuntura de ofensiva descomunal del capitalismo financiero; paisaje también del vaciamiento del país, de sus territorios, de sus recursos, tanto naturales, comunes, sociales y públicos. Paisaje de la geopolítica extractivista que deja sus huellas destructivas hendidas en los territorios. Todo esto acontece ante las multitudes de miradas azoradas del pueblo griego y de los pueblos del mundo; que, lastimosamente, no hacen nada para impedirlo. La pusilanimidad de los pueblos del mundo expresa su voluntad de nada, su entrega al desbordante atropello global de las formas grotescas del capitalismo especulativo. La voluntad de potencia de los pueblos ha quedado inhibida, muy adentro de las concavidades vitales de los cuerpos. Esto no puede ser otra cosa que un suicidio generalizado; como deseando desaparecer, ante lo que parecen indetenibles máquinas de poder, 29


máquinas económicas, máquinas guerra, del círculo vicioso del poder.

de

Ciertamente, en esta condición nihilista no entran los colectivos activistas movilizados; tampoco la parte del pueblo que resiste y se moviliza. Empero, los colectivos activistas, por más empeño y entrega que desplieguen, no compensan la pasividad generalizada de los pueblos. Incluso en el caso del pueblo griego, que ha mostrado el camino en sus impresionantes movilizaciones de resistencia a la dominación enseñoreada en Europa. El problema es que estas movilizaciones y otras de otros pueblos del mundo, que resisten a la vorágine destructiva del capitalismo, en su condición especulativa y de recurrencia paradójica a la acumulación originaria por desposesión, es que son intermitentes. Que cuando apoyan a lo que parece una representación política de sus pasiones y de sus expectativas, y se dan cuenta, después, que son parte de los mismo, de la misma trama, con otro guion, otros personajes y discursos, que son parte del 30


circulo vicioso del poder, terminan como desconcertados; empero, sin reaccionar a tiempo. El desenlace, por lo menos de la coyuntura, es que dejan hacer al gobierno lo que hace; la ejecución del despojamiento y la desposesión del pueblo griego y sus territorios, sus recursos, por parte de la Troika.

En las reflexiones finales, del texto citado, Chryssanthi Petropoulou es mesurada. No podemos ser optimistas ante los panoramas que nos ofrece su exposición. Debemos ser críticos, no solamente con los gobiernos impostores, que se autonombran como “izquierda” o “progresistas”, sino también con el accionar limitado de los colectivos activistas; así mismo con los pueblos, que son, al final, si se mantienen pasivos o insuficientemente movilizados, de lo que ocurre, por dejar hacer lo que hacen los gobiernos, sometidos a la dominancia de la hiper-burguesía mundial y sus dispositivos de poder como la Troika.

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La producciรณn de realidad

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La realidad que observamos en una coyuntura es la realidad que construimos, bajo ciertas condiciones de posibilidad históricas. No hablamos de la realidad efectiva, que es la complejidad dinámica; la que no conocemos, por lo menos de manera evocativa y expresada conceptualmente. Quizás la conocemos por intuición social, aunque en la práctica, en los comportamientos cotidianos, la descartemos, por prejuicio racionalista. Este recorte de realidad, relativo a la coyuntura, es precisamente lo que producimos, a partir de las prácticas, relaciones, estructuras e instituciones sociales. Por eso, quizás ya no se trate de evaluar el conocimiento de este recorte de realidad, pues si producimos esta realidad, circunscrita en el contexto de las relaciones sociales, ya la conocemos, anticipadamente, de algún modo. Sino de conocer, más bien, el funcionamiento de la estructura de producción social de esa realidad. La pregunta es: ¿por qué producimos esa realidad, que generalmente no queremos, y no otra, que quisiéramos? Otra pregunta: ¿Por qué las sociedades 34


hacen lo que hacen y producen lo que no quieren?

Ocurre como si estuviéramos condenados a desatar efectos que no buscamos, que tampoco controlamos. ¿Es el azar? ¿Es la necesidad? En el primer caso, asistiremos al reino de la aleatoriedad; en el segundo caso, al reino de la fatalidad. Ninguna de las dos. La paradoja de azar y necesidad nos muestra la afirmación del azar en la necesidad y la afirmación de la necesidad en el azar11. Retomando un concepto de la filosofía moderna, interviene la voluntad; ahora bien, no como voluntad homogénea, única, sea entendida como síntesis de múltiples voluntades, o sea entendida como espíritu; por lo tanto inherente, incluso antes de toda voluntad concretada. La voluntad social interviene en la emergencia y conformación de los acontecimientos.

11

Ver Episteme compleja. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/episteme_comple ja.

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Entonces, lo que ocurre en la coyuntura, es responsabilidad social, responsabilidad de la sociedad, que padece la coyuntura. Ni fatalidad, ni aleatoriedad, hay responsabilidad de las sociedades y de los pueblos en lo que ocurre. No restrinjamos esta responsabilidad solamente a un estrato privilegiado o con autoridad, a los gobernantes, a la clase política, en el caso del campo político. Tampoco a la clase privilegiada, hegemónica y dominante. Claro que tienen responsabilidad; empero, parte de la responsabilidad. La otra parte de la responsabilidad es de las sociedades y pueblos; que eligen a los gobernantes y “representantes del pueblo”, que aceptan las reglas del juego del mercado. La tercera pregunta es: ¿por qué las sociedades y pueblos dejan hacer o eligen a sus verdugos o impostores?

El supuesto del marxismo era y es que el pueblo o la clase explotada no son conscientes, o dicho hegelianamente, pueden tener consciencia en sí, pero no tienen consciencia para sí. Se requiere la 36


intervención educadora de los intelectuales radicales. Esto es como decir, que el pueblo o la clase no tienen responsabilidad, sino los gobernantes y la clase privilegiada dominante. Claro que se usa el término de culpabilidad y no de responsabilidad, pues esta formación discursiva crítica se mantiene en el paradigma de la moral burguesa heredada. La consciencia culpable ha sido inoculada por la religión monoteísta, heredada por la burguesía y transmitida a los revolucionarios. En la historia efectiva la moral no juega ningún rol determinante, para decirlo con esta palabra determinista y exigente, no apropiada, salvo el que cumple en la formación de los imaginarios sociales; sobre todo, de los imaginarios institucionalizados. En la historia efectiva, son las fuerzas concurrentes, en múltiples campos sociales, las que definen resultantes de correlaciones de fuerza, dando lugar a la estructura singular de la coyuntura.

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La intervención de las fuerzas sociales, como energía y corporeidades sociales, acompañadas por las materialidades sociales de sus herramientas, no descarta la intervención de la voluntad, como constelación de voluntades singulares. Se puede entender la voluntad como condensación de fuerzas, condensación dada en las estructuras subjetivas. La voluntad es la fuerza aplicada a sí misma, tal como concebía Friedrich Nietzsche12. Entonces, si la voluntad es nihilista, voluntad de nada, y no voluntad de potencia, esa voluntad nihilista es también un resultado de la concurrencia de las fuerzas. Resulta que los campos de fuerza aplican a los cuerpos la resultante de la correlación de fuerzas; esta resultante tiene que ver con la separación de la fuerza de su propia potencia. Al vaciarla de esta manera, queda la voluntad de nada.

12

Ver Más allá de Nietzsche. https://pradaraul.wordpress.com/2015/07/21/mas-alla-denietzsche/.

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Ahora bien, ¿si la amplia mayoría es el pueblo, si se quiere, las clases sociales del proletariado, los estratos campesinos y los sectores urbano-populares, por qué en la correlación de fuerzas pierden? Esta es una buena pregunta; más aun considerando que todos los humanos somos iguales, en capacidades, facultades, aptitudes, es decir, potencia. ¿Qué pasa para que esta mayoría no pueda incidir en la resultante de la correlación de fuerzas con todo su peso? Una respuesta es la larga historia de las dominaciones, inscritas en la superficie del cuerpo, hendidas en la carne. Estas inscripciones y hendiduras habrían hecho su tarea; separar a las fuerzas del cuerpo de lo que pueden, separar en el cuerpo las fuerzas de su potencia. A esta labor de las estructuras, diagramas, cartografías del poder y de los agenciamientos concretos de poder, que son las instituciones, la hemos denominado economía-política del poder,

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como parte de la economía generalizada13.

política

Al separar en los cuerpos las fuerzas de la potencia, los sujetos sociales constituidos o las distintas colocaciones del sujeto, que hacen a sus trayectorias, se encuentran vaciados de su potencia social, de sus capacidades, de sus facultades, sobre todo, de su creatividad. En esta condición se encuentran aptos para su esclavización, su explotación, su subalternidad, para el trabajo productivo, para la conducta disciplinada, para los comportamientos controlados. En consecuencia, en la concurrencia de las fuerzas en los campos de fuerza, estas fuerzas mayoritarias, se encuentran vaciadas de su potencia; son fuerzas sin potencia, así como son voluntad de nada. Es entendible entonces, que las fuerzas minoritarias se impongan.

13

Ver Crítica de la economía política generalizada. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/critica-de-laeconomia-politica-generalizada/.

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Ahora bien, las fuerzas minoritarias tampoco contienen fuerzas integradas a su potencia; de la misma manera, sus fuerzas están separadas de los que pueden. También son voluntad de nada. ¿Entonces qué pasa? Al respecto, la hipótesis de interpretación es la siguiente: El bloque de las fuerzas minoritarias está convencido de su proyecto nihilista, en cambio, el conglomerado de fuerzas mayoritarias no está convencido del proyecto nihilista; empero, lo sigue, pues no tiene su propio proyecto, que sería, mas bien, de potenciamiento, debido a que no lo ha elaborado ni expresado, en las condiciones de su propio vaciamiento.

Lo que impone el bloque de fuerzas minoritarias es el proyecto nihilista, la voluntad de nada, materializada en las mallas institucionales de la sociedad institucionalizada. A estas fuerzas minoritarias se las ha identificado con las clases dominantes, desde las interpretaciones de las ciencias sociales; por lo menos, desde las interpretaciones 41


críticas. Sin embargo, hay que preguntarse qué dominan y qué logran con su dominación. Para hacer fácil la exposición, diremos resumidamente y esquemáticamente, que dominan a las fuerzas mayoritarias, en las condiciones de separación en las que se encuentran. Con la dominación logran constituirse como clase dominante, hacerse del ejercicio del poder, reunir riquezas, controlar recursos, acumular capital. ¿Éste es un gran logro desde la perspectiva vital, la de la vida? Se entiende que se interprete como logro desde la perspectiva de la ideología, de los imaginarios sociales constituidos e institucionalizados; empero, esta ponderación ideológica no garantiza que el logro valorado institucionalmente sea efectivamente un gran logro. ¿Cómo saberlo? Volviendo a las respuestas rápidas y esquemáticas, por razones de exposición e ilustración, no son felices. Son tan infelices como los más pobres, para decirlo, en ese término conocido. Solo que lo son del otro lado de la estructura social. Se puede decir que se trata de una infelicidad cómoda, una 42


infelicidad lujosa; empero, ni la comodidad, ni lo lujoso, ni siquiera la opulencia, compensan la vacuidad, el vacío, la ausencia de felicidad. Que se crea que es preferible esta infelicidad, la lujosa, que la infelicidad miserable, corresponde a valorizaciones en los ámbitos de la insatisfacción. Ambos, el bloque de fuerzas minoritario y el conglomerado de fuerzas mayoritarias, se aplazan ante la oportunidad de la vida. Este no es un buen horizonte civilizatorio.

Volviendo a la producción social de la realidad restringida, lo que llama la atención en las sociedades humanas es su obsesiva repetición de lo mismo, a pesar de que la experiencia social enseña lecciones que deben ser tomadas en cuenta. Además de que un recorte de realidad es apenas un recorte de realidad entre muchos otros posibles. ¿Por qué no optar por otras alternativas? Hay un refrán popular que dice que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. ¿Es algo parecido a esta costumbre adquirida? 43


¿Las sedimentaciones, por así decirlo, de la realdad restringida, producida socialmente, son gravitantes en los nuevos estratos de realidad que se producen? ¿Hay como un hábito, incluso más fuerte, como un habitus que se convierte en esquema de comportamiento social? Pero, este habitus tendría que ser más fuerte que el habitus propuesto en el análisis sociológico por Pierre Bourdieu; tendría que ser como habitus trascendental, en sentido kantiano; tendría que ser parte del programa genético, para decirlo biológicamente. Si no es así, sino hay analogía con la tesis filosófica, tampoco con una conjetura especulativa a partir de ciertas interpretaciones biológicas, entonces, estamos ante decisiones sociales tomadas masivamente, cuyos efectos son precisamente los mencionados con anterioridad; el vaciamiento del cuerpo de sus fuerzas, el vaciamiento de las fuerzas de su potencia; la voluntad de nada. La cuestión es ¿por qué se decide masivamente este proyecto nihilista? 44


Ocurre como que para las sociedades institucionalizadas no hubiera otra realidad que ésta, la producida por ellas mismas. Si es que ha sido producida socialmente, entonces siempre hay un campo de posibilidades abierto de alternativas. Una singularidad, cualquiera, no se da sola, sino en un océano de singularidades, que se dan en constelaciones de posibilidades. ¿Cuál es entonces la realidad? ¿Dónde radica? ¿En el momento, en la coyuntura, en el presente? Que como sus significados los dicen son fugaces. La realidad, sinónimo de complejidad, no es fugaz ni vaporosa; no puede entonces radicar en el momento, en la coyuntura, en el presente. La realidad radica en el tejido espacio-temporal-ecológico-social del planeta; radica en las múltiples dinámicas inherentes al tejido. La simultaneidad dinámica del tejido como que da campos de posibilidades alternativas abiertas, a partir de la potencia misma de la vida. Los desenlaces posibles, para decirlo en términos de la trama narrativa, se encuentran en estos campos de 45


posibilidades. Usando las metáforas narrativas, podemos decir que la realidad efectiva, que tiene que entenderse como procesos imbricados de producción de realidades singulares, se mueve en las dinámicas simultáneas del tejido, jugando en los campos de posibilidades.

Entonces la realidad no está acotada, por donde se la vea; son las sociedades institucionalizadas, por medio de sus mallas institucionales, las que acotan la realidad efectiva, convirtiéndola en realidad restringida. ¿Por qué lo hacen? Vamos a responder, otra vez, de manera simple, como lo hicimos antes, por las mismas razones mencionadas. Porque las mallas institucionales son conservadoras, las sociedades institucionalizadas son conservadoras. En cambio, las sociedades alterativas, que son el substrato de las sociedades institucionalizadas, también el desborde

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intermitente de éstas, no lo son; son, mas bien, creativas14.

Otra hipótesis interpretativa: Las sociedades alterativas se mueven en otra realidad, podríamos decir, la realidad efectiva. Sin embargo, como la realidad restringida de las sociedades institucionalizadas está institucionalizada, adquiere, imaginariamente, ideológicamente, el membrete comercial de única realidad. Por eso, las sociedades institucionalizadas padecen su realidad restringida ideológicamente. Solo se puede mantener esta representación oficial por el sello del poder.

Las fuerzas mayoritarias, que, en las condiciones de las reglas del juego de las sociedades institucionalizadas y sus mallas institucionales, están separadas de su potencia, recuperan su potencia, 14

Ver Imaginación e imaginario radicales. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/imaginacion-eimaginario-radicales-en-devenir-y-dinamicas-moleculares/.

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reintegran a las fuerzas a su potencia, cuando se rebelan. Recuperan la intuición subversiva, así como la noción de realidad efectiva; entonces, se vuelven creativas, no solo producentes, en el amplio sentido de la palabra.

En un ensayo anterior dijimos que el sistema-mundo capitalista no soporta, por lo tanto, figurativamente, no acepta, una revolución permanente. Empero, las sociedades alterativas, al desplegar flujos de fuga, flujos nómadas, al ser creativas, manifiestan como una revolución permanente, manteniendo la metáfora marxista. Solo que esta revolución permanente no pasa por la toma del poder, como supone el marxismo, sino la destrucción del poder.

Michel Foucault decía que el poder produce realidades; pero, se olvidó decir, para expresarlo traviesamente, que el contra-poder también producen realidades, solo que otras; así como la 48


sociedades alterativas se mueven en la realidad efectiva. Se puede decir tambiĂŠn que la alteridad de mayor intensidad aprovecha la dinĂĄmica de los tejidos espacio-temporales, aunque sea en el hilado donde se encuentra y se da.

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La revoluciรณn truncada

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La repĂşblica de cuatro poderes

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La crisis política y económica de Venezuela ha desembocado en la anulación de uno de los cinco poderes que conforman a la República Bolivariana. El Poder Judicial ha absorbido las funciones del Poder Legislativo; quedando en función los otros tres poderes: el Poder Ejecutivo, el Poder Ciudadano y el Poder Electoral. El Poder Ciudadano es ejercido por el Consejo Moral Republicano (CMR), integrado por el Defensor del Pueblo, el Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela y el Contralor General de la República. El Poder Electoral está constituido y representado por el Consejo Nacional Electoral. En otras palabras, el Poder Judicial - que es el encargado de administrar la justicia, emanada de los ciudadanos, justicia que se imparte en nombre de la República, por autoridad de la ley, constituido por el Tribunal Supremo de Justicia y los demás tribunales inferiores, que el Congreso establezca - ha asumido las funciones del Poder Legislativo, que es dirigido por una cámara, unida a la Asamblea Nacional, encargada de la formación, discusión y sanción de las leyes federales, las que 53


rigen en el Distrito Capital, las Dependencias y los Territorios Federales. Entonces, el poder Judicial, que administra justicia, ahora se encargará de legislar.

Sabemos que administrar justicia no es lo mismo que legislar; la pregunta es: ¿en el marco de la República y de la Constitución, es justo que la administración de justicia legisle? Fuera de que estas tareas no son de su competencia, tampoco son sus atribuciones, la pregunta va en el sentido de si el Poder Judicial hace justicia cuando absorbe las funciones legislativas del Poder Legislativo. Volviendo a la antigua connotación de lo que significaba justicia - Δίκη, Díkê, en griego -, que se refiere a lo ajustado, a lo adecuado, si se quiere a la armonía; no parece adecuado ni armónico que el Poder Judicial se trague al Poder Legislativo. Volviendo a la denotación actual de justicia, que significa dirimir correctamente, si se quiere, también garantizar el bien común, lo que supone contar con virtud, tampoco 54


parece que se haya hecho justicia en este sentido. Al contrario, se desconoce taxativamente el voto de los ciudadanos, que votaron por los “representantes del pueblo” seleccionados para el parlamento. Esto no es justo con los votantes. Si la democracia formal, es decir, la República instituida, supone la división de poderes, que implican el equilibrio de poderes, equilibrio efectuado por pesos y contrapesos; entonces, se ha roto el equilibrio de poderes, quedando coja la República, si es que no se ha desmoronado.

Los argumentos de que el Legislativo no “acataba” las determinaciones del Poder Judicial, no son argumentos suficientes como para anular al Poder Legislativo; la independencia de poderes es uno de los atributos de los poderes del Estadonación. El argumento ideológico de que se trata de un Legislativo donde se aposentó la “derecha”, el conservadurismo que se opone a la revolución bolivariana, no es, desde todo punto de vista, un argumento; menos 55


para anular al Poder Legislativo. El debate ideológico es para interpelar, si se quiere desde la “izquierda” a la “derecha”, también viceversa; pero, la ideología no es un argumento, ni un mecanismo legítimo para encubrir la anulación del Poder Legislativo. Si se quiere, la ideología es el escenario donde la lucha de clases adquiere la forma de la discusión, del debate, de la interpelación; empero, no es un instrumento legal, un dispositivo jurídico-político, un mecanismo estatal adecuado para cerrar, aunque sea provisionalmente, al Legislativo. Si se lo hace, es por la fuerza directa y descarnada. Con lo que ya no estamos en las reglas de juego de la democracia formal; asumida en la Constitución y en la propia República Bolivariana de Venezuela constituida e instituida.

Esta medida de absorción de un poder por otro, traslada la pugna política, la concurrencia política, a otro escenario; el de las fuerzas descarnadas, sin el ropaje y la investidura republicanas. Sin leyes, 56


sin dispositivos de Estado, que hacen al equilibrio de poderes. El Estado se repliega a su condición de emergencia; al lugar de origen de donde emerge: el Estado de sitio, cuando se suspenden los derechos ciudadanos, civiles, políticos; sobre todo, en este caso, se suspende el juego de las reglas democráticas.

Segunda pregunta: ¿La defensa de una revolución tiene que pasar por esta suspensión de la democracia institucional? Sobre todo, si se trata de una revolución que emerge de las urnas, que se desenvolvió y desplegó a través de la convocatoria democrática, las justas electorales, la transición democrática de las transformaciones. No parece esta una defensa de la revolución; en el caso concreto, de la revolución bolivariana. Parece, mas bien, una medida desesperada de una cúpula de gobierno, que se perdió en el camino, perdiendo a la misma revolución bolivariana, incluso, parece, que perdió al mismo pueblo, del que habla tan altisonante.

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No se puede confundir la defensa de la revolución, que nunca puede dejar de ser crítica, con la defensa de una estructura de poder. Que no es otra cosa que la defensa del monopolio del poder por parte de una cúpula política; monopolio que se efectúa a nombre de la revolución bolivariana; es más, a nombre del caudillo, la convocatoria del mito. Cuando ocurre esto, es síntoma evidente de que la revolución se ha esfumado, quedando en algún lugar del camino.

El problema radica en el estrato palaciego que usurpa la revolución al pueblo. La usa como escudo para hacer otra cosa, menos la revolución; revolución que significa transformaciones estructurales e institucionales. Sobre todo, transferir las decisiones políticas al pueblo, con lo que se conoce como democracia participativa. Nada de esto ha ocurrido, salvo al principio, en las primeras gestiones de los gobiernos de Hugo Chávez. Después, se llega a un punto de inflexión, a partir del cual se transita regresivamente, incluso restauradoramente. Lo peor, se 58


restablecen las viejas prácticas del ejercicio del poder, sobre todo, las prácticas del lado oscuro del poder, las formas paralelas del poder; acompañadas de la corrosión institucional y la corrupción, que alcanza niveles galopantes.

Los pueblos no pueden dejar que bribones políticos se encubran, usando discursos estridentes, que pretenden pasar por alocuciones “revolucionarias”; cuando son, mas bien, discursos de camuflaje, discursos envolventes, para cubrir sus fechorías. Casi todas las revoluciones, en la historia política moderna, se han perdido con estas comedias; una vez que las revoluciones cambian el mundo, hasta donde pueden, se hunden en sus contradicciones. El problema es que el pueblo, esperanzado, que se movilizó, generando las emergencias políticas rebeldes, sosteniendo a las convocatorias sociales, sean populistas, nacionalistas, de la “izquierda” barroca, sosteniendo la figura del caudillo, que es un imaginario 59


colectivo, no identifica a los comediantes de los revolucionarios. Cree en los disfraces de los comediantes; por lo menos, en una primera etapa, el pueblo toma a los comediantes como lo que imitan, las imágenes de revolucionarios de antaño. Más tarde, se da cuenta que algo anda mal. Sin embargo, no atina a salir del entrampamiento; todavía apuesta a seguir delante, incluso con los comediantes. Considera que pueden servir todavía para por lo menos dar unos pasos adelante. Se equivoca, lo que hace es amarrarse a quienes conducen al naufragio. La responsabilidad del pueblo combativo es seguir adelante, sin los comediantes; éstos hasta ahí llegaron como improvisados acompañantes. ¡La lucha continúa!

El dilema falso que se vierte es, si caemos “nosotros”, que encarnamos la “revolución” discurso de los comediantes – viene la oligarquía, otra vez, viene el neoliberalismo, otra vez. Es falso, pues de ninguna manera se trata de volver ni con la oligarquía, ni con los 60


neoliberales, sino seguir adelante, atravesando límites, cruzando umbrales, abriendo horizontes. El chantaje emocional de los comediantes es patético. Defender a ese “nosotros”, de los comediantes, es apostar por la decadencia.

Ciertamente, lo más difícil, para el pueblo, es seguir adelante, pues es, sobre todo, un aprendizaje, toda una pedagogía política. Aprender a autogobernarse, a auto-gestionarse, a auto-determinarse, a ser libre de todo amo; sea éste la oligarquía, así como la burguesía o, en su caso, sea éste el nuevo amo investido de tutor del pueblo, la nueva élite del poder, el amo de “izquierda”. Esta es la tarea de las nuevas asonadas sociales, las venideras, las que ya muestran su cabeza naciente. Las nuevas generaciones de luchas contra las formas polimorfas de las dominaciones, contra las formas destructivas del sistema-mundo capitalista, no delegaran a nuevos amos la potencia social desenvuelta en las movilizaciones; 61


liberaran su potencia social para hacerse cargo de la misma. Creando, como la potencia de la vida, alternativas y otras formas de organizaciĂłn, otras formas de instituciones, al servicio de la potencia social.

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Coyuntura descoyuntada mundo al revĂŠs

y

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¿Por qué convocar a una Asamblea Constituyente si se tiene una Constitución bolivariana? Parece que los que gobiernan a nombre de esta Constitución y en la República Bolivariana de Venezuela, la que fundo dicha Constitución, perdieron los ejes cardinales. No se encuentra coherencia a esta decisión gubernamental; tampoco parece tener asidero político, en el sentido de encontrar un marco o contexto donde sostenerse, sin hablar de horizonte, que sería mucho pedir. La responsabilidad de los llamados “chavistas” es precisamente defender la Constitución y la República Bolivariana de Venezuela, recientemente constituida; sin embargo, asistimos a un contrasentido político; los mismos “chavistas” deciden convocar a una Asamblea Constituyente. Esto solo tendría coherencia si los que convocan fuesen los que se opusieron a la constituyente y después a la Constitución bolivariana, incluyendo a la institucionalidad constituida e instituida, la República Bolivariana de Venezuela. Es más, los que defienden la Constitución 64


son los de la llamada “oposición”. Es como si asistiéramos a las manifestaciones de un mundo al revés.

En el análisis de la crisis política de Venezuela, sobre todo, del partido gobernante, no se puede soslayar la derrota sufrida en las elecciones legislativas; el partido de mayorías, incluso absolutas, desde la lectura de la representación y delegación congresal, terminó siendo una minoría en la representación popular parlamentaria. Esto es no solamente una derrota contundente, que no quiere aceptar el oficialismo, tampoco la “izquierda” apologista, aduladora y caudillista, sino es un aplazamiento político. Los sucesores de Hugo Chávez acabaron con la revolución bolivariana; son el termidor de la revolución. Lo lamentable es que lo hagan a nombre de la “revolución” misma. Ahora, después que acabaron con la revolución, detuvieron el “proceso de cambio”, llegando a un punto de inflexión, desde donde retrocedieron, convirtiendo el proceso en regresivo, 65


quieren también acabar con la República Bolivariana de Venezuela; desechando el logro jurídico-político, que es la Constitución. La misma que se efectuó en pleno asenso popular y multitudinario; ahora, con las fuerzas debilitadas, sin orientación política, sin capacidad para enfrentar la crisis, con gran parte del pueblo, que apoyó, sucesivamente al proceso de cambio, en pleno desencanto, incluso, desplazándose fuera del “chavismo”, llaman a una Asamblea Constituyente, en pleno desbande y desmoronamiento de la revolución. ¿Qué puede salir de semejante engendro forzado? Por cierto, hay que descartarlo, no una Constitución más avanzada que la bolivariana. Estamos ante el desmantelamiento de la Constitución bolivariana, de la República Bolivariana de Venezuela, por los autodenominados “bolivarianos”, que incluso se pretenden “socialistas”.

Lo que no solamente parece un mundo al revés, en una coyuntura, no solamente momento intenso de la crisis política y 66


económica, sino coyuntura descoyuntada, podríamos imaginar, para continuar con esta sucesión de hechos, que parecen de ficción política, a una “oposición” que lo único que tiene que hacer para que sus deseos conservadores se cumplan, es dejar hacer a “chavismo” gobernante, dejar que desmantelen los propios logros de la revolución. Ciertamente eso no va ocurrir. La “oposición” está tan obcecada como el oficialismo; la ventaja comparativa que tiene la “oposición” es que conserva cierto principio de realidad, por lo menos, ciertos referentes, que de todas maneras orientan en el quehacer político; paradójicamente, defiende la Constitución y su institucionalidad.

Pocas veces, en la historia política de la modernidad, se asiste a algo semejante; a la total perdida del principio de realidad. Al desborde descomunal y perverso del principio de placer hedonista, narciso y compulsivo. Los que se sientan en el poder o lo ejercen desde el gobierno, desde los aparatos de Estado 67


controlados, son los propios sepultureros de su gubernamentalidad. Se trata del desenfreno de la conducta política desorientada, imbuida de imaginarios insostenibles. Como los de la convocatoria popular, perdida hace un tiempo; como cuando creen hablar desde el monte de la historia para salvar a los desposeídos. A los únicos que hablan es a sus propios fantasmas.

Esto no solamente es muestra de las consecuencias de una derrota no aceptada, sino del desmoronamiento político más decadente. Los símbolos mismos de toda revolución, sobre todo, de la combinación singular de la revolución nacional-popular y social, son tirados al suelo, manoseados por impostores, que están muy lejos de la conducta revolucionaria, así como están distantes de lo que fue notoriamente la convocatoria del mito encarnada en Hugo Chávez.

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Tantas veces hemos repetido y nos hemos acordado de una lúcida apreciación de Karl Marx en el 18 de brumario de Luis Bonaparte; que la historia no se repite dos veces; si lo hace, una es como tragedia y la otra como farsa. Nunca está de más volverlo hacer, sobre todo, en estas circunstancias tan elocuentes en lo que respecta a lo que señala el enunciado. Sin embargo, habría que anotar que, cuando se repite por tercera vez, sin haber aprendido las lecciones de la historia política, sobre todo, de las revoluciones, se repite como comedia grotesca, espantosa; perdiendo no solamente el encanto y el entusiasmo que suscitaba en el pueblo, sino incluso las tibias y superficiales analogías, que todavía conservaba la comedia o la farsa. Sin entusiasmo ni encanto, tampoco sin analogías, la revolución hecha por las multitudes sublevadas en el Caracazo, pues ahí comenzó todo, por así decirlo, se derrumba de la manera más calamitosa.

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La potencia constituyente

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La potencia constituyente es la potencia social desbordada; la potencia constituyente arrasa con el poder constituido. Es la revoluciĂłn misma como magma incandescente, que diluye las materialidades institucionales constituidas, las estructuras de poder establecidas y fosilizadas; las dominaciones incrustadas en la carne, los prejuicios ateridos, las poses morales, las ceremonialidades del poder. La potencia constituyente des-constituye lo constituido y, al mismo tiempo, comienza a constituir otro mundo posible.

El proceso constituyente desatado por la potencia constituyente se genera o, mejor dicho, emerge desde el substrato mismo de la sociedad, desde la movilizaciĂłn de la sociedad alterativa, desde el pueblo sublevado. Aunque en la historia polĂ­tica de la modernidad hayan sido las ĂŠlites las que se incorporaron al proceso constituyente para limitarlo y controlardo, dando como resultado constituciones, que resultaban tanto del estallido insurgente como de las 71


intervenciones conservadoras de la élite jurista; de todas maneras, las constituciones que inauguraron las repúblicas iniciales, fueron expresión de la insurgencia, aunque también de su limitación por parte de las élites incrustadas en la revolución. Las constituciones que no nacen de la potencia social, de la movilización popular, son constituciones no constituyentes, sino legitimadoras del orden establecido, nacional o mundialmente. Las reformas constitucionales, que han reformado las constituciones candentes, resultado de revoluciones, siempre han sido revisiones conservadoras posteriores, que buscaron nuevas limitaciones a lo ocasionado por la potencia constituyente.

¿Qué significa lo que pretende el “gobierno progresista” en Venezuela, al convocar a una Asamblea Constituyente? No se trata de una Asamblea Constituyente originaria, pues no nace de las entrañas de la movilización social, como ocurrió con la Constitución 72


bolivariana. Es una Asamblea Constituyente convocada desde el poder constituido, desde el gobierno y los aparatos de Estado controlados, menos uno. ¿Por qué convoca el gobierno “chavista” a una Asamblea Constituyente? No es un mandato popular, no es un mandato de la movilización social, no es un mandato de los movimientos sociales anti-sistémicos; es una medida desesperada de la casta burocrática, que se apoderó del proceso de cambio y de la revolución bolivariana. Llamar a esto “defensa de la revolución bolivariana” es una enunciación sin sostenimiento empírico, es un delirio de aquellos que creen que de lo que se trata es ponerse una camiseta de manera deportiva y defender al equipo irracionalmente, porque es el equipo al que se adscrito. Esto es comprensible en los equipos deportivos, además comercializados, por lo tanto, banalizando el deporte mismo. Sin embargo, si esto se vuelve un hábito en la política, es muy grave. Pues, la política, que supone no solamente deliberación, sino, sobre todo, reflexión crítica, 73


pedagogía política multitudinaria, se convierte en algo así como un deporte de los oportunistas, que se suben a la cresta de la ola, disfrazarse de “revolucionarios”, para hacer lo que siempre han hecho las castas dominantes; convertir el Estado en un botín.

Cuando la “izquierda” pragmática y “realista política” defiende esta calamidad política, cuando las “intelectuales izquierdistas” defienden este bodrio barroco, además sin gusto estético, como ocurre con las expresiones barrocas pictóricas, es que están develando lo que son. “Intelectuales” conservadores de “izquierda” no solamente moderada, pragmática y oportunista, sino “izquierda” colonial. El membrete de “izquierda” se ha convertido en un logo que sirve para calificar al portador; el membrete de “intelectual crítico”, incluso comprometido, “izquierdista”, sirve para otorgar prestigio y usarlo en las ceremonialidades del poder intelectual, que llenan sus vacíos con la solemnidad 74


vacua de foros, reuniones, alocuciones, publicaciones, donde exaltan su compromiso con los desposeídos. Repiten lo que han hecho los monjes cristianos, sin incluir a todos, ni generalizar, pues ha habido corrientes herejes que se rebelaron contra de las simulaciones e imposturas eclesiales, buscando recuperar el nacimiento comunitario del cristianismo del desierto. Los monjes, preponderantemente, han logrado disposiciones dominantes y privilegiadas en la sociedad, precisamente hablando a nombre de los pobres, del prójimo sufriente. Esta “izquierda” es fenómeno parecido, solo que no lo hacen mediante un discurso de la salvación espiritual, sino con un discurso terrenal que promete la justicia en un mundo injusto.

Se puede decir, jugando o sonriendo ante las anecdóticas circunstancias y sucesos históricos, que la historia efectiva o el mundo efectivo se comporta irónicamente. Los portadores del fuego sagrado, de la antorcha liberadora, de la promesa de justicia, son el germen de la 75


nueva élite dominante, que al llegar al poder, lo ejerce de la misma manera que la élite derrocada; solamente que lo hace a nombre de la justicia social, no tanto a nombre de la libertad. No se ha aprendido de las lecciones dramáticas de las revoluciones, que terminan recreando las dominaciones, aunque lo hagan, por lo menos, al principio, ensanchando ciertos derechos reclamados.

Esa “izquierda”, de la que hablamos, esa “intelectualidad” comprometida, que también hablamos, ha sido históricamente, la constructora de derrotas. Las revoluciones, que cambiaron el mundo, y después se hundieron en sus contradicciones, han sido dejadas a su suerte, precisamente por este estilo de defensas, que cierra los ojos; que hace epopeyas de experiencias contradictorias; que convierte en héroes a antihéroes, envueltos en sus propias contradicciones no resueltas. Precisamente por este estilo de defensores, que lo que buscan es el prestigio o el respeto, al disfrazarse de 76


“revolucionarios”; sobre todo, con poses y caretas que emulan a revolucionarios del pasado trágico. Por este estilo de “intelectuales”, que han convertido la crítica en la diatriba contra una “derecha” que se parece al demonio de los fieles. Además una “derecha” que no entiende el discurso de esa “izquierda”, pues cree que se trata del otro demonio; el que acaba con la familia, la moral, la propiedad privada y Dios. Tanto “derecha” como “izquierda” tienen sus demonios, que justifican, imaginariamente, las gesticulaciones delirantes entre unos y otros, como si estuvieran en una guerra santa.

El problema es que el pueblo o, mejor dicho, parte del mismo, para decirlo fácilmente, de una manera esquemática y simple, por razones de ilustración, cree en esta “izquierda” y considera a esa “intelectualidad” sabia. Este es el problema, no tanto porque el pueblo es encandilado, sino porque se trata de un pueblo que no cree, no valora, su propia potencia social y creativa. Se entrega a 77


otras élites, que se presentan como salvadores, mesías, vanguardias. Tampoco, en este caso se puede generalizar, pues hay que distinguir, cierta vanguardia, los menos, que se llegan a inmolar; estos actos heroicos hay que respetarlos. Pero, el otro problema aquí, es que esto actos heroicos son utilizados oportunamente por los simuladores, por los pragmáticos, por los que se hacen efectivamente del poder, después de la revolución.

Dicho de manera esquemática, por razones de exposición, se puede resumir simplonamente, pero de manera útil, las lecciones dramática de la historia moderna de las revoluciones. Primero, lo que dijimos, las revoluciones cambian el mundo, pero, después, se hunden en sus contradicciones; porque no salen del círculo vicioso del poder. Segundo, que los héroes, hablamos de los que se inmolaron y se entregaron, incluso si alguno de ellos haya sobrevivido, no serían nada sin el acto heroico multitudinario de los pueblos, que 78


deciden, en un determinado momento, desafiar a la historia y a la realidad, desafiar a las condiciones objetivas, desechar todo realismo, entregándose a cambiar todo con la potencia afectiva del querer y la voluntad popular insurrecta. Que los héroes, en parte son invención de los imaginarios populares, en parte son entregas, gastos heroicos, apasionados, en parte toman lugar en las narrativas colectivas y otras elaboradas. No se puede olvidar a nuestros héroes por estas tres razones.

En tercer lugar, que los que se suben sobre los cadáveres de los héroes son o sus asesinos o unos impostores, unos comediantes que se aprovechan del halo enigmático y seductor que dejan los héroes. En quinto lugar, que se olvida fácilmente, que el acto heroico transformador, la potencia constituyente desbordada, es multitudinaria, colectiva, social; aunque dure el instante o el lapso incandescente que demuele parte de las estructuras de poder heredadas. En sexto lugar, que el “revolucionario puro”, 79


intachable, es una invención narrativa. Nadie lo es, incluso los más encomiables héroes. Todos estamos atravesados por contradicciones. De lo que se trata es de superar las contradicciones, sin ocultarlas, enfrentándolas. Tampoco hay un pueblo permanentemente insurgente, rebelde, insumiso y transgresor; este es el mito construido por “intelectuales” apologistas. El pueblo también es conservador; cuando el fuego de las batallas se apaga, y los leños se convierten en cenizas, su pasión desbordada se enfría; vuelve a casa, después de la catarsis, a repetir la fatalidad de los hábitos y habitus, donde están cristalizadas las dominaciones.

Otra ironía de la historia moderna de la revoluciones parece ser que los propios mitos de la revolución, los mitos revolucionarios, terminan castrando a la misma revolución; cercenando su ímpetu, su capacidad creativa. No se trata de renunciar a la capacidad imaginativa de crear mitos, que son trama interpretativa, sino de no convertir a los 80


mitos en ídolos, en fetiches. Hay que ser irreverentes con los mitos; de lo que se trata es de crear constantemente nuevos mitos; no quedarse en los conformados, como si fuesen los únicos posibles. No se puede renunciar a la capacidad estética de crear mitos, no se puede osificar esta capacidad, condensándose en unos cuantos mitos, que se convierten en aburridos, nada seductores, salvo para los eunucos que están para la tarea de protegerlos.

Lo que se pretende hacer en Venezuela es erigir una cruz sobre el cadáver de la revolución bolivariana, hecha por las multitudes despertadas en el Caracazo.

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“Revolucionarios” de pacotilla

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Un tango cantaba “Siglo XX cambalache”; cantaba al siglo de la simulación, cuando el espectáculo se impone a la realidad, por lo menos, imaginariamente e institucionalmente. En el siglo XXI parece que asistimos a la emulación estridente de consagrados héroes, de los imaginarios populares y de las narrativas, por parte de fantoches, que creen que el hábito hace al monje. Deducen entonces que el disfraz de “revolucionario” hace al revolucionario. Incluso, a ratos, la estridencia pretende llegar más lejos, cuando se emiten discursos radicaloides, no radicales, que es bastante distinto – lo radical significa llegar a la raíz del problema -, donde se pretende ser más “revolucionarios” que los referentes originales, más “revolucionarios” que la revolución misma. Por ejemplo, cuando se propone una Asamblea Constituyente espuria, que no emerge de la movilización social anti-sistémica, sino de la desesperación de burócratas en decadencia, del fracaso de la gestión gubernamental, de haber hundido a la revolución bolivariana en la peor crisis política. Se dice, para justificar una 83


convocatoria jalada de los cabellos, deschavetada, que elegir asambleístas por sectores sociales "rompe los esquemas de la democracia formal, burguesa".

Históricamente conocemos que la forma de representación social y popular que “rompe los esquemas de la democracia burguesa” fue y es la asamblea popular, como cuando se dio la Comuna de París; que fueron los Consejos de soldados, obreros y campesinos, cuando se desató la revolución proletaria de 1917; también los Consejos campesinos y los consejos proletarios en la revolución china; que en las movilizaciones sociales antisistémicas recientes, fueron los Cabildos, como cuando se dio la guerra del agua, en Cochabamba; que en las tradiciones de las comunidades indígenas son las asambleas comunitarias, como ejercicio de la democracia comunal. ¿De dónde se saca que la convocatoria espuria a una Asamblea Constituyente derivada y una elección no concertada popularmente, donde las reglas de la convocatoria no 84


emanen del conceso popular, de la deliberación participativa y la construcción colectiva, sea “romper con los esquemas de la democracia burguesa”? En primer lugar la Asamblea constituyente, que no puede ser sino originaria, salida de las entrañas de las luchas sociales y de la revolución, es burguesa. Se basa en el prejuicio jurídicopolítico, en la ideología jurídico-política15; que es la ley, la norma, la Constitución, lo que constituye a la república y lo que hace de cimiento al Estado-nación. Este fetichismo jurídico-político es propio de la ideología burguesa. A ningún revolucionario se le ha pasado por la cabeza que la Asamblea Constituyente no es “esquema de la democracia burguesa”, mucho menos a Vladimir Ilich Lenin, quien tenía muy claro el sentido y la condición histórica-política de la 15

Ver Ideología Jurídico-política. También Crítica de la ideología. https://pradaraul.wordpress.com/2016/09/13/ideologiajuridico-politica/. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/cr__tica_de_la_id eolog__a_i. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/cr__tica_de_la_id eolog__a_ii_de57ea240bb751.

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Asamblea constituyente; tanto en la revolución de 1905, así como en la revolución de 1917, solo que la posición revolucionaria fue distinta en los contextos histórico-políticos mencionados. Esto no quiere decir que bajo determinadas circunstancias, cuando la Asamblea Constituyente emerge de la eclosión social, no haya que participar en ella, aunque sea burguesa. Se trata no solo del condicionamiento ineludible de las transiciones, sino también de la complejidad política y de la profundización democrática. La Constitución Bolivariana de Venezuela establece la democracia participativa y la autogestión comunitaria16. Estos son logros de profundización democrática; que lastimosamente la burocracia “chavista”, que usurpó al pueblo movilizado en el Caracazo y al pueblo movilizado en defensa del Gobierno de Hugo Chávez, de la Asamblea Constituyente y de la Constitución bolivariana, desechó en la práctica, 16

Ver Encrucijadas histórico-políticas. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/02/encrucijadashistorico-politicas/.

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teniéndolas como adorno o como enunciación discursiva. En cambio, cuando se pretende abolir la Constitución Bolivariana de Venezuela, producto de la potencia constituyente del pueblo, hacer reformas constitucionales, para beneficio de la perduración en el poder del presidente, de la “burocracia deschavetada”, no es, de ninguna manera “romper los esquemas de la democracia burguesa”, sino caer en las maniobras más burdas de la clase política, formada en la ideología burguesa.

El problema de la burocracia en decadencia es que no solo usurpó al pueblo el proceso de cambio de la revolución bolivariana, sino que tira al basurero los valores, los símbolos, las narrativas de la revolución, al manosearlos de una manera tan trivial y elocuentemente desvergonzada. Entonces asistimos no solamente a los síntomas más descuajeringados de la era de la simulación, sino a los síntomas más burdos de la decadencia política. 87


Pretender que estas maniobras sinuosas son “defensa de la revolución” es confundir la defensa desesperada de la burocracia decadente y corrupta con la defensa de la revolución. Como dijimos antes, la defensa de la revolución no puede ser sino crítica, evidenciando los errores, denunciando las restauraciones subrepticias, despojando a la burocracia de las decisiones políticas, empoderando al pueblo, mediante la democracia participativa, logrando la construcción colectiva de la decisión política. Nada de esto lastimosamente ha ocurrido; a las primeras críticas, los voceros de las mismas fueron descabezados; cuando las Comunas buscaban hacer autogestión, como manda la Constitución, fueron boicoteadas por la burocracia; la cual se apoderó de los recursos, los difirió largamente, los fue entregando en migajas, haciéndose de una parte de los mismos, de una manera privada. Es la misma burocracia “chavista” la que se convirtió en el obstáculo político e institucional para el decurso de la revolución; la que finalmente, luego de escarbarla por dentro, de boicotearla, 88


usándola en beneficio propio, terminó con la revolución misma. Ahora quiere presentar el funeral de la revolución como una “ruptura de los esquemas de la democracia burguesa”.

El pueblo venezolano se encuentra en un dilema exigente. Parte del pueblo, que apoyó el proceso de cambio, la revolución bolivariana, se ha desplazado y se encuentra descontenta movilizándose contra el gobierno de Nicolás Maduro; parte del pueblo se encuentra desencantado e inerme ante las circunstancias de la crisis política; quizás una parte del pueblo, todavía esperanzada, aunque angustiada por las grandes dificultades, todavía defiende lo que un día fue el entusiasmo popular, la revolución bolivariana en marcha. El dilema se puede resumir: ¿Qué hacer? ¿Escoger entre una burocracia decadente o una “oposición” que recuerda a los tiempos anteriores a Hugo Chávez? ¿No hay otra opción? La opción no puede salir sino de las entrañas del mismo pueblo, de 89


su deliberación abierta y sin tapujos, del aprendizaje político, de la pedagogía política, sobre todo, de la potencia social.

Sin embargo, lo que no se puede permitir es que la comedia grotesca continúe. Que la revolución bolivariana siga siendo manoseada por la burocracia decadente, para cubrir su fracaso gubernamental, además de la usurpación de las voluntades populares, la usurpación del erario estatal, mediante la corrosión institucional y la corrupción. Si hay algo que salvar, fuera de la memoria de la revolución bolivariana y los logros que quedan, es su Constitución bolivariana, participativa y autogestionaria.

El balance de los llamados “gobiernos progresistas” es negativo. Emergieron de movilizaciones sociales anti-sistémicas; en dos casos, de movilizaciones indígenas y nacional-populares; en los mismos casos, de procesos constituyentes que culminaron con Constituciones que 90


establecen el Estado Plurinacional. En un tercero, el proceso constituyente instituyó una Constitución de Estadonación pleno, cuyo propósito es concluir la construcción del Estado-nación, que quedó inconcluso, restringido a la enunciación jurídica liberal; sin que la misma pueda realizarse efectivamente, pues la clase política, sobre todo, gobernante, se encargaba de hacer que la Constitución sea un referente jurídicopolítico y el ejercicio político otro, más bien conducido por los intereses de casta. Una Constitución bolivariana que incorporó profundizaciones democráticas como la democracia participativa y la autogestión comunitaria.

Estos nacimientos vigorosos, de los que se esperaba transformaciones estructurales e institucionales, fueron obstruidos por fuerzas conservadoras, al interior mismo “proceso de cambio”, por parte de las organizaciones y partidos involucrados, que se asimilaron al proceso desde perspectivas pragmáticas y oportunistas. Estas fuerzas 91


conservadoras lograron la incidencia, que no se merecían; conducir el “proceso de cambio”. Lo condujeron de la manera restauradora; primero, limitando los alcances de la Constitución; después, sustituyendo las transformaciones requeridas por montajes teatrales; tercero, se enfrentaron a las fuerzas más vitales del “proceso de cambio”, a las naciones y pueblos indígenas, interviniendo en sus territorios para concederos a empresas trasnacionales extractivistas. También se enfrentaron, en una larga y desgastante guerra de posiciones, con las Comunas, que constituyen lo más vital y proyectivo de la revolución bolivariana. Cuarto, terminaron haciendo, en mayor escala, lo que hacían las élites gobernantes anteriores; convertir al Estado en un botín. Por último, en plena decadencia, buscan perpetuarse, a pesar de su contundente fracaso, abusando del leguaje y del discurso; aferrándose desesperadamente, como náufragos, de las tablas del barco desecho, de los valores, símbolos, enunciados, de la revolución. 92


Lo más grave es que estos “gobiernos progresistas”, al presentarse como “gobiernos revolucionarios” y ejercer, mas bien, la restauración del viejo Estado-nación, con otros discursos y otros personajes, además otro guion, terminaron castrando las capacidades de lucha de los pueblos; desmantelando sus organizaciones sociales, convirtiéndolas en apéndices del ejecutivo y del partido oficialista. Estos resultados catastróficos, desde la perspectiva de las luchas sociales, de las luchas emancipadoras, es alarmante; pues los “gobiernos progresistas” destruyeron más a las organizaciones sociales de resistencia y de combate que lo que hicieron los gobiernos neoliberales.

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El dilema

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No hay que dar mucha vuelta para entender que la derrota de una revolución alegra a los sectores conservadores, a los partidos que los representan; tanto a nivel nacional como a escala internacional. Esto es archisabido; forma parte de la experiencia política social. El problema es que no se puede culpar por el fracaso de una revolución a la “derecha”. Usando este referente, heredado del parlamento francés de la revolución de 1789, la “derecha” siempre va a tratar de llevar agua a su molino; incluso va a tratar de retomar el poder, hablando en lenguaje común. Para entender esto no hay que dar muchas vueltas, ni insistir, como si nadie lo supiera, a través de los medios oficiales. El tema es: que sabiendo esto, por qué no se ha asumido responsablemente el “proceso de cambio”. La mejor arma para detener a la “derecha”, para debilitarla y disminuir sus posibilidades, es llevar a cabo la revolución; ésta no se hace con demagogias, con teatro político, montajes, espectáculos, simulaciones mediáticas. La revolución se hace mediante transformaciones estructurales 95


e institucionales, con plena participación popular. Todo esto ha brillado por su ausencia. Ha sido la burocracia la que ha asumido el rol conductor; poniendo obstáculos institucionales a la participación abierta del pueblo. Las transformaciones estructurales e institucionales se han detenido, después de un primer impulso. El proceso político se embargó en una regresión; primero, lenta, casi imperceptible; seguidamente, de manera notoria, evidenciándose por los forcejeos entre las Comunas y la burocracia. La primera, queriendo llevar a cabo la autogestión; la segunda, controlando desde el aparato estatal lo que debería ser autogestión, convertida por la burocracia en gestión dirigida. Fue notoria la expansión intensiva del modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente. También fue notorio el excesivo celo de los entornos palaciegos y del partido en lo que respecta al acceso al caudillo. El caudillo, la convocatoria del mito, fue como amurallado, salvo en las ocasiones espectaculares, cuyo objetivo era precisamente el impacto comunicacional más que el 96


involucramiento en una pedagogía política de las multitudes. El caudillo pudo mantener la cohesión de las fuerzas bolivarianas, tanto del partido como del pueblo adherente, fiel a la convocatoria del líder. El pueblo cumplió lealmente con el pedido del caudillo, antes de su fallecimiento, votar por el candidato oficial. Ya no lo hizo en las recientes elecciones parlamentarias.

La crisis económica y la crisis política no es atribuible solamente al boicot de la “derecha”; puede ponderarse esta incidencia como menos importante que la incidencia de una mala conducción gubernamental, de desatinadas políticas económicas y del excesivo monopolio político del partido oficial. No se puede ocultar esto recurriendo a la campaña mediática oficial, que señala a la “derecha” como el demonio que esta detrás de todo. No se pueden tomar en serio estos argumentos. Claro que la intelectualidad apologista lo hace, también la “izquierda” a-crítica, que es una “izquierda” conservadora, para decir 97


lo menos. No reconocer esto es hacerse el harakiri; cerrar los ojos, creyendo que la imaginación puede más que la realidad efectiva. Esto, en pocas palabras, es cavar la propia tumba. Llama la atención que esto pase con la clase política, sobre todo, gobernante, sean de “izquierda” o de “derecha”.

La crisis económica y política ha adquirido, recientemente, tonalidades muy altas. El partido gobernante perdió ampliamente las elecciones parlamentarias, a tal punto que la mayoría absoluta del Congreso la tiene la “oposición”. Esto ha pasado, después de que durante más de una década el partido gobernante obtenía en las elecciones abultada mayoría, incluso la mayoría absoluta. ¿Qué pasó? Esta pérdida de convocatoria no se puede atribuir a la conspiración de la “derecha” y del imperialismo. Perder el entusiasmo popular, perder fuerzas, que formaban parte sino del partido o del movimiento bolivariano, del de la seducción y esperanzas del pueblo, no se debe a dicha 98


conspiración, sino a que la convocatoria deja de convencer, empieza a desencantar. La responsabilidad de lo que pasó es prioritariamente del partido gobernante, aunque haya habido conspiración de la “derecha” y del imperialismo.

Entre las lecciones que tenemos que aprender de la revolución cubana, tengamos o no observaciones, estemos o no de acuerdo con todo, es la consecuencia, si se quiere, para seguir usando el término, revolucionaria. Atributo que brilla por su ausencia en los “gobiernos progresistas”. Una cosa es apoyar la revolución cubana, ampliar y consolidar las relaciones con la isla heroica17, y otra cosa es hacer la revolución en casa. El apoyo a la revolución cubana no hace a los revolucionarios, aunque los invista de un halo “progresista”. Antes lo dijimos, el mejor apoyo a la revolución cubana es 17

Ver La isla que contiene al continente. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/la_isla_que_conti ene_al_continente.

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hacer la revolución en casa, no disfrazarse de “revolucionarios”, menos de “guerrilleros”.

El desenlace de los procesos políticos, conducidos por los “gobiernos progresistas”, ha colocado en una situación difícil a los pueblos. Desencantados o, matizando, asombrados, ante el desemboque de los procesos, iniciados con mucho ímpetu e impulso, se encuentran ante el dilema de seguir apoyando a “gobiernos progresistas”, que de progresistas solo tienen el nombre, o dejar que el desenlace se dé, como si fuera una condena, algo parecido al movimiento del péndulo; el paso de gobiernos de “izquierda” a gobiernos de “derecha”, como ya paso en Brasil y en Argentina. Sin embargo, el dilema tiene que abrirse a otras opciones, alternativas que puedan despejarse desde la potencia social.

El pueblo que ha hecho el Caracazo, substrato para la emergencia de la 100


convocatoria del mito, que abrió el proceso constituyente y realizo la Constitución Bolivariana de Venezuela, contiene no solo la capacidad sino la potencia social, todavía no totalmente desenvuelta, para continuar la lucha. Para transformar la formación social venezolana. Ahora bien, al respecto, otro aprendizaje de las lecciones de la historia política de la modernidad, sobre todo, de la historia de las revoluciones modernas, es que las transformaciones estructurales e institucionales se hacen con participación, profundizando la democracia, no conculcándola – lo que es un contrasentido -, logrando consensos. Esta es una lección que se debe aprender de las tradiciones comunitarias indígenas.

Otra enseñanza de las grandes revoluciones sociales del siglo XX, como la revolución rusa y la revolución china, es que las transformaciones estructurales e institucionales no se hacen por confrontación; esto equivale a imponer por la violencia, sino por consenso. Se puede decir que la revolución rusa se 101


hundió, en parte, por el método constante, incluso descomunal de la confrontación. El caso cubano, como dijimos en La isla que contiene al continente, es una excepción en la regla. Hay que tener en cuenta el sitio a que ha sido sometida la revolución cubana por la hiper-potencia mundial del norte; ha sido obligada a defenderse. No justificamos la violencia en este caso, sino marcamos las diferencias, que son importantes al momento del análisis.

Cuando la coyuntura era favorable a las salidas gubernamentales de “izquierda”, cuando la geografía política de Sudamérica se llenaba, por así decirlo, de “gobiernos progresistas”, era el momento de iniciativas convocativas, de pasos políticos, que suponen el aprendizaje de las lecciones históricas; de ninguna manera, repetir los errores, por segunda y hasta por tercera vez. Sin embargo, no pasó esto. Se repitió lo mismo, de una manera obcecada, como si se tuviera a mano la verdad rebelada en el monte sagrado. Esta fe religiosa en la verdad 102


política es demanda y vocación de monjes, no de militantes revolucionarios. Esta ideología fundamentalista es camino abierto a la derrota y al fracaso.

Había que deliberar con el pueblo o mejor dicho, promover la deliberación popular; esto equivale también a deliberar con la otra parte del pueblo, sobre todo, los jóvenes. Mucho más que con los líderes de la “oposición”, sin dejar de hacerlo. Una revolución no se hace contra la otra parte del pueblo, aunque se la considere más privilegiada o meno pobre que la mayoría popular. La revolución se hace con todos, por más tiempo que tome esto. Si la premisa es que la revolución es benéfica para la nación, para la sociedad, para la humanidad, el beneficio se realiza no en contra sino en consenso. La violencia ha sido el método constante de las dominaciones de las clases, castas, oligarquías, burguesías; no puede ser el método de los revolucionarios, del pueblo movilizado; esto es como usar las mismas armas que los dominadores derrocados. Al hacerlo, los que ejecutan esta 103


violencia, se empiezan a parecer a los amos desterrados.

No se trata, de ninguna manera, de pacifismo; pues cuando hay que defenderse hay que defenderse; sino de desandar el camino de la violencia, propagada por las estructuras de dominación impuestas a lo largo de la historia. Que es difícil hacerlo, ni duda cabe. Pero, parece que no hay de otra, si se quiere salir del círculo vicioso del poder.

El otro problema es que la violencia, supuestamente “revolucionaria”, se la efectúa a nombre de la revolución; empero, en la práctica, resulta en beneficio de la nueva élite gobernante. La revolución queda en el horizonte como una utopía en espera. Esta es una conducta oportunista; aprovechar de la proyección de la revolución en beneficio propio y de élite. Esto, en pocas palabras, es un engaño descarado. Una manipulación del pueblo, nombrando la 104


revolución, cuando efectivamente se empodera a la nueva élite y a la burocracia.

El dilema, entonces, no es resoluble si nos quedamos con las dos opciones mencionadas, que es precisamente al dualismo que acude el partido del gobierno populista; ¡o nosotros o ellos! La historia efectiva no es tan elemental como ese esquematismo deslucido. Hay un campo de posibilidades; que estas posibilidades puedan emerger depende de liberar la potencia social. Esto, obviamente no se logra con convocatorias a la “defensa de la revolución” de parte de la burocracia; esto es un chantaje emocional. Liberar la potencia social exige liberarse de los fetichismos ideológicos, de los fetichismos institucionales, de los fetichismos vanguardistas, sobre todo, de los chantajes emocionales del partido. La autodeterminación popular es el camino para liberar la potencia social creativa.

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El terror

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La polĂ­tica generalizada del terror

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El terror es el efecto buscado de una política exacerbada y demoledoramente represiva, que busca dominar y controlar, precisamente mediante el despliegue atroz de la violencia desmedida. Es particularmente la muerte el espectro que consigue desolar ciudades y poblaciones, arrinconando a los pueblos y sociedades, estupefactas ente la violencia desencadenada, entumecidas e inmovilizadas por el terror. En la historia moderna se conoce como el terror - la terreur - al período de cambios centrados en la violencia de la revolución francesa, que duró de septiembre de 1793 a la primavera de 1794. Según los historiadores, del terror rojo se pasa al terror blanco, del terror de los jacobinos al terror del termidor. Según Maximilien Robespierre el terror no es más que la justicia rápida, severa e inflexible. El 109


ideólogo jacobino era miembro del Comité de Salvación Pública, un cuerpo colegiado de más de diez integrantes. El Terror empezó el 5 de septiembre de 1793 cuando la Convención votó en favor de las medidas de terror para reprimir las actividades contrarrevolucionarias. El terror habría de durar hasta la primavera de 1794. Sobre el alcance y la intensidad del terror implantado, se puede tener una idea teniendo en cuenta que en el último mes se dieron 1300 ejecuciones; hay que tener en cuenta que la mayor parte de éstas fueron precisamente de los jacobinos y sus seguidores.

El terror jacobino se clausuró con la victoria Batalla de Fleurus, cuando se abatió al ejército austríaco el 26 de junio de 1794. Con esta victoria se cancelaba la posibilidad de una invasión. También la victoria de Fleurus derivó en la caída del Comité de Salvación Pública. En estas circunstancias, los diputados del Pantano, representantes de la alta burguesía, desaprobaban al gobierno por sostener una política económica controladora; 110


patrocinaban, mas bien, una política económica liberal. El Comité de Seguridad General veía como competencia las atribuciones asumidas por el Comité de Salvación Pública. Las divergencias se intensificaron en el seno del propio Comité de Salvación Pública; en estas circunstancias Robespierre quedó prácticamente aislado. Parte de miembros de la propia Convención conspiraron contra Robespierre; lo arrestaron el 27 de julio - 9 de termidor junto con Saint-Just y Couthon. Se puede decir que cuando Robespierre fue llevado a la guillotina culminó el terror jacobino, dándose inicio al terror del termidor. Después se deriva en un nuevo período de represión, denominado terror blanco; este estilo de terror se implanta en 1815, con la restauración monárquica del rey Luis XVIII. Las personas sospechosas de nexos con los gobiernos de la revolución, incluso comprometidos con Napoleón Bonaparte, fueron detenidas y 18 ejecutadas .

18

Texto: El Terror Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/El_Terror?oldid=99074977 Colaboradores: Oblongo, JorgeGG, Robbot, Trujaman, Tony Rotondas, Huhsunqu,

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Como se puede ver el terror es compartido por jacobinos, termidorianos y por reaccionarios restauradores. Todos emplean el terror como método de dominación y de control. Ya tempranamente la historia política de la modernidad manifiesta abiertamente el uso generalizado de este procedimiento de desmesurada violencia, para aterrorizar al enemigo. Además, nos muestra que los propios ejecutores también terminan siendo víctimas del mismo terror implantado. Desde el siglo XVIII a la fecha parece que esta es una Guille.hoardings, Hispa, Rembiapo pohyiete (bot), RobotQuistnix, Mortadelo, Yrbot, BOT-Superzerocool, Gaijin, Santiperez, Dove, Lasneyx, Cana7cl, Ketamino, Jarke, Yavidaxiu, Paintman, Alejandrosanchez, CEM-bot, Happygolucky~eswiki, Lauro, Durero, Rastrojo, Thijs!bot, Hanjin, TXiKiBoT, Amanuense, Urdangaray, Technopat, Matdrodes, AlleborgoBot, Muro Bot, SieBot, Macarrones, Bigsus-bot, Xiphias, Greek, Fadesga, Tirithel, XalD, Nicop, Pablo323, Beurnu, Darkicebot, Goldorak, UA31, AVBOT, LucienBOT, Diegusjaimes, DumZiBoT, Andreasmperu, Luckas-bot, Ptbotgourou, DSisyphBot, SuperBraulio13, Xqbot, FrescoBot, Ricardogpn, Capucine8, Botarel, TiriBOT, MondalorBot, TobeBot, Babayaga~eswiki, Halfdrag, AnselmiJuan, PatruBOT, TjBot, Adilette1972, Foundling, EmausBot, Grillitus, Mecamático, WikitanvirBot, Anca7, MetroBot, Dr. Losch, Helmy oved, Nahueale, Addbot, Leidylove, Nawak111, Thibaut120094, Jarould, Aude9331, Crystallizedcarbon, KamiiLo.B, Ks-M9, Jlsmrx, Ivo1200, CBPSYCHOS, Yago Oubel, Nickscovey, Comité nickscovey y Anónimos: 116.

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recurrencia reiterada de distintas tonalidades ideológico-políticas, incluso contrastadas; hasta incluso de las expresiones fundamentalistas religiosas, así como de los Carteles. ¿Cómo interpretar esta recurrencia compartida al terror?

¿Se recurre al terror por contraste a la incapacidad de gobernar, también de convocar y convencer? ¿Se trata del miedo al otro, el otro, que es, además, una invención de uno mismo; el otro que es el demonio de los fieles? Tan parece ser así, que cuando el otro se convierte en el otro del otro, es decir, uno mismo, cuando uno mismo es el otro absoluto, no es más que la otra cara del demonio, la cara opuesta, el ángel19. Lo que no deja de ser una invención. ¿Entonces, es miedo a uno mismo a través del otro? Miedo a los propios fantasmas persecutores; los que acechan como 19

Ver Más allá del amigo y enemigo. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/m__s_all___del_a migo_y_enemigo_2.

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sombras espantosas. En todo caso, estos fantasmas han asechado a los jacobinos, a los girondinos, al termidor, a los monárquicos; después, a los bolcheviques en el poder, así como a los rusos blancos, en la guerra civil; así como a los imperialistas que veían en los bolcheviques al fantasma del comunismo, que asolaba Europa, ahora en el gobierno. En el caso de los bolcheviques, al alargar el comunismo de guerra, el terror fue aplicado, primero contra los marineros de Kronstandt, los anarquistas, los socialistas revolucionarios; aplicándolo seguidamente a los “conspiradores imperialistas” dentro de la Unión Soviética; teniendo como antecedente la intervención militar contra los campesinos, los kulaks; para terminar de aplicarlo a los propios bolcheviques sospechosos. La historia se repite, en otros contextos, con otros guiones, con otros discursos y otros personajes. El terror fue aplicado por el nacionalsocialismo alemán, llevándolo más allá, al exterminio.

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En la actualidad vuelve el método del terror, de una manera generalizada; lo empleó la contrainsurgencia, tanto en los gobiernos liberales como en los gobiernos de dictaduras militares. Durante la guerra fría, se la empleó para descargar furiosamente la guerra contra el comunismo; se descargó esta furia, materializada en tecnología de destrucción, en las guerras de intervención imperialista. Se recurrió a las dictaduras militares para imponer, por medio de la política del terror de Estado, a la población, obediencia y sumisión. Con la expansión desmesurada de los Carteles del narcotráfico, del tráfico de armas y del tráfico de cuerpos, estas corporaciones del lado oscuro del poder recurren de manera proliferante al terror, para imponerse en los territorios y ciudades que controlan20. Los fundamentalismos religiosos desatan una “guerra santa” recurriendo al terror más espeluznante. En otras palabras,

20

Ver El lado oscuro del poder. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/el_lado_oscuro_d el_poder_2.

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asistimos a la generalización del terror como método implacable de dominación.

El terror es el síntoma del fracaso mismo, fracaso de gobierno, fracaso de convencimiento, fracaso de hegemonía, fracaso de religión. ¿Pero, en el caso de los Carteles, de qué se trata? ¿Fracaso de qué? A propósito, sugeriremos algunas hipótesis. Los Carteles son la corroboración patética del fracaso de la economía política capitalista o, si se quiere, dicho de manera pedestre, como les gusta a los economistas decir, de la economía a secas. Las finalidades de la ganancia, después, de la super-ganancia, de las tasas altas de ganancia, después, de las tasas de retorno rápidas, conducen a la economía política del chantaje; en este campo del lado oscuro de la economía, conducen a la economía política del narcotráfico. Cuando el lado oscuro del poder atraviesa el lado luminoso del poder, cuando las estrategias paralelas del poder, no institucionales, atraviesan a las mallas institucionales del poder, la economía 116


institucionalizada se ha convertido en la captura codiciada por parte de las organizaciones y estrategias de poder del lado oscuro, formando parte de la espacialidad tomada por los circuitos de la economía política del chantaje21.

Entonces, se trata del fracaso múltiple, social, económico, político y cultural, del sistema-mundo capitalista. La sociedad es rehén del terror, desplegado atrozmente por los Carteles; la economía es una maquinaria capturada por la economía política del chantaje; el Estado es usado como herramienta de las estrategias de poder de los Carteles; la cultura desaparece, no solamente para convertirse en la cultura-mundo-banal, como sucede con el sistema-mundo capitalista, sino en la grotesca mueca del sinsentido y del absurdo, pornográfico y cruel, de la estupidez elocuente de los Carteles.

21

Ver Cartografías políticas y económicas del chantaje. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/cartograf__as_pol __ticas_del_chanta.

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Los Carteles recurren al terror porque no saben hacer otra cosa. Para estas organizaciones de la economía política de los tráficos, el mundo es visto como el espacio de concurrencia de la violencia; donde gana el más violento, no necesariamente el más fuerte. Esta representación del mundo, tan elemental, es la que prepondera en el imaginario de la economía política del chantaje. Lo que hay que hacer en este mundo es imponerse por la violencia más desmesurada, por el terror. Si los Carteles son el síntoma más elocuente del fracaso de la economía política capitalista, la violencia es lo único que queda; es el único sentido hallado en un mundo cruel. El terror es el recurso por excelencia para imponer la ley del lado oscuro del poder.

Como dijimos, la recurrencia al terror por parte de los fundamentalismos religiosos, expresan patentemente el fracaso de la 118


religión. Ya no hay salvación, la promesa no se ha cumplido ni se cumplirá. Lo que queda es asumir la cruenta realidad por medio de su expresión más descarnada, el terror. Ya no se trata de convencer, de evangelizar, de incorporar a la iglesia a más creyentes, sino del despotismo religioso; el que se impone por medio del lenguaje de la violencia, el que se pronuncia con la voz alucinante del terror.

Las formas manifiestas del fundamentalismo religioso se expresan de la manera más espectacularmente posible, ostensiblemente destructiva; sobre todo, en lo que respecta a lo que queda de humano en todas las sociedades. Se borra el rostro humano de todas las formas posibles; se oculta el rostro; se somete al cuerpo castigado al suplicio visible, para escarmiento, como si fuese una pedagogía a través del terror. Todo atisbo de inteligencia es inhibido; solo es posible la palabra revelada o, mejor dicho, interpretada, por los ángeles de la muerte, los fundamentalistas. 119


El terror fundamentalista se mueve como en dos ámbitos, sino son más; uno de ellos es el relativo a los territorios de los países de la periferia del sistema-mundo; el otro corresponde a los territorios, sobre todo, ciudades, de los países del centro del sistema-mundo. Parecen darse dos tácticas distintas, correspondientes a estos diferentes ámbitos; en el primer caso, donde se ocupa espacios, donde se fundan estados religiosos fundamentalistas, el terror es como institucionalizado, implantado masivamente, convirtiendo no solo a la sociedad en rehén, sino en población esclava; las mujeres son sometidas a la esclavización sexual; los hombres al mutismo. En cambio, en el segundo caso, el terror es puntual, efectuado por pequeños comandos o, incluso, por individuos, buscando afectar mediáticamente a la población, inhibirla, congelarla, inmovilizarla.

Se puede decir que esto no es exactamente una guerra santa, al estilo 120


de las cruzadas de los siglos XI, XII y XIII; tampoco al estilo de la guerra religiosa conducida por el profeta Mahoma y los califatos. Se trata de la guerra obscena de organizaciones político-ideológico-religiosas, guerra desatada contra el sistema-mundo en decadencia, siendo, paradójicamente, parte ostensible de esta decadencia. Es una guerra contra la religión musulmana por no haber aplicado al pie de la letra el Corán, tal como los militantes fundamentalistas lo interpretan. Es una guerra contra las otras religiones monoteístas, de las que deriva esta versión delirante del Islam, la judía y la cristiana, por no practicar la verdadera religión; también por ungir moralmente al demonio de “occidente”. Es una guerra contra las mujeres, como continuando la misma guerra contra las mujeres, que duró tres siglos, en el largo período de la “caza de brujas”. Es una guerra contra las sociedades, pues no se acepta otra forma de sociedad que la obediente a la interpretación religiosa delirante de los militantes fundamentalistas. Es una guerra contra la humanidad, pues no se 121


acepta otra humanidad que la demolida y humillada.

Sin embargo, paradójicamente, no se hace la guerra contra la economía-mundo capitalista. Al contrario, se participa en ella. El Estado Islámico se convirtió en administrador totalitario del extractivismo petrolero, en los territorios ocupados; un cliente de los compradores del oro negro, la energía fósil. Son los grandes clientes de los traficantes de armas, empresas y mafias; situándose detrás de ellas la industria de armas de las potencias “occidentales”. Usan las redes financieras para transferir fondos. ¿Cómo explicar esta actitud de un fundamentalismo religioso del que se esperaría, mas bien, un ataque a la economía-mundo capitalista?

¿Ante la decadencia del mundo “occidental”, ante su crisis múltiple, sobre todo civilizatoria, los fundamentalismos religiosos se presentan como los “salvadores”? ¿Pretenden convertir el 122


mundo decadente en un mundo puro, a imagen y semejanza de la interpretación fundamentalista de los escritos sagrados? ¿Buscan sustituir a los mediadores extractivistas, empresas formales e institucionalizadas, que ya no garantizan un control sostenible de los recursos naturales? ¿Buscan salvar al mundo desoccidentalizándolo; empero, manteniendo su apetecida economía? Estas contradicciones, incluso paradojas, de los fundamentalismos religiosos, hacen evidente que estos fundamentalismos forman parte de la hecatombe moderna, de su vertiginosidad delirante, de sus decadencias degradantes; en definitiva, del fracaso civilizatorio de la modernidad engullidora, que se tragó las culturas, las religiones, incluso las revoluciones, convirtiéndolas en la mixtura pluralista y folclórica, intercambiable. Que convirtió la promesa en la ilusión de baratija de los moles o, en su caso, de los despotismos fundamentalistas sin filosofía. Lo paradójico del caso - no es el único, hay otras expresiones culturalistas, que rayan en el fundamentalismo - es que el 123


supuesto “anti-occidentalismo”, el supuesto “anti-modernismo”, no es otra cosa que otra de las formas elocuentes de la modernidad vertiginosa y glotona. Es esto precisamente la modernidad - su vertiginosidad cambiante, sus invenciones de rupturas, sus revoluciones, que caen atrapadas en el círculo vicioso del poder, sus fundamentalismos salvadores - donde la promesa de salvación ha desaparecido, también la interpretación sabia de los escritos sagrados. Solo queda la voz sin palabra del terror.

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