Espesores coyunturales RaĂşl Prada Alcoreza
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Índice: Índice: Prólogo
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Espesores del presente
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La condición transfronteriza
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Cambio de curso en Abya Yala
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Movilización general
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La república de cuatro poderes
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Trump comandante del ISIS
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La defensa de los pueblos
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La manipulación de la opinión pública
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La guerra interminable de Corea
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El oculto objeto del deseo
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La increíble historia de un ataque descomunal a una hormiga en el desierto
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Prólogo Espesores coyunturales es un libro de ensayos que se coloca en la perspectiva de la simultaneidad dinámica del espaciotiempo, perspectiva de la complejidad; situándose, a la vez, en la coyuntura, momento de articulaciones en el paradigma del tiempo, sobre todo histórico. La pregunta subyacente es de qué manera y cómo la coyuntura forma parte de la sincronización y resincronización planetaria. Se toma tres acontecimientos como referentes del análisis; el de la guerra del Pacífico dada en el sud-oeste de Sud-América, a fines del siglo XIX; el del conflicto recúrrete del Medio Oriente y la guerra interminable de Corea. También respecto a esta selección u otras posibles, la pregunta explícita es: ¿cuál la vinculación de los hechos, eventos, sucesos y acontecimientos en la simultaneidad dinámica del mundo efectivo? En el primer capítulo se responde que se trata de los espesores del presente; es decir, el presente, momento o instante en el paradigma del 3
tiempo, es retomado en la perspectiva compleja como espesor, no solamente como presente dilatado, como en el caso de la historia reciente.
El segundo capítulo se sitúa en la coyuntura, en los conflictos fronterizos entre el Estado de Bolivia y el Estado de Chile. El tercer capítulo se coloca en el hipotético caso de una acción de fuerza por parte de uno de los dos estados en conflicto; tomando en cuenta a los pueblos de Abya Yala, el continente conquistado, colonizado y explotado. El cuarto capítulo se convierte en una convocatoria a la movilización general en defensa del territorio. El quinto capítulo, que también se sitúa en la coyuntura, efectuando la crítica a la forma de gubernamentalidad clientelar, esta vez, en la República Bolivariana de Venezuela. Los tres capítulos siguientes se ocupan, en la coyuntura, del recurrente conflicto del Medio Oriente. Y los tres últimos capítulos, también situados en la coyuntura, se ocupan de la guerra interminable de Corea. 4
En relación al referente de la revolución bolivariana, se soslayado el encontrar sus vínculos en los espesores del presente; preferiendo, por el momento, remitirnos al libro que se ocupa del acontecimiento político de la revolución bolivariana, Encrucijada histórico-políticas1. Esto porque en este libro de ensayos, Espesores coyunturales, hemos tocado uno de los espesores del presente, el que muestra las genealogías de la guerra. Otros espesores del presente serán tomados en cuenta en otros ensayos.
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Ver Encrucijada histórico-políticas. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/02/encrucijadashistorico-politicas/.
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Espesores del presente
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Una de las preguntas es qué tienen que ver, que relación o vínculo tienen, distintos eventos que se dan, no solamente en el presente, sino que se han dado en el pasado, inmediato, mediano y lejano. Por ejemplo, qué tiene que ver el desenlace de la guerra del Pacífico del siglo XIX, en el sud-oeste de Sud América, entre tres Estado-nación periféricos, con lo que ocurre en el presente; los conflictos entre dos de los Estado-nación, después de ciento treintaiocho años de aquella guerra. Esto sería fácil de responder; empero se hace difícil cuando buscamos su relación o ausencia de ella en otros eventos dados en el presente; por ejemplo, el conflicto recurrente en el Medio Oriente, que adquiere las características de una guerra sin cuartel; confusa, abigarrada e insólita de “guerra contra el terrorismo”; sobre todo, en el espacio geográfico político de Siria. Complicando más aún la problemática de las vinculaciones, existentes o no, de eventos del pasado y del presente, podemos buscar fructuosamente o infructuosamente las
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relaciones y vínculos con la actualizada guerra de Corea.
Al parecer, las preguntas se presentan como sin respaldo, un tanto especulativas; sin embargo, son sumamente pertinentes, pues emergen desde la perspectiva de la complejidad, que supone la sincronía y sincronización del mundo y del multiverso, en sus distintas escalas, teniendo en cuenta la configuración fundamental de la simultaneidad dinámica. Trataremos pues responder a las preguntas.
Si concebimos tejidos espaciotemporales-territoriales-sociales, que se desenvuelven y se desplazan en los términos de la simultaneidad dinámica del espacio-tiempo, estos eventos mencionados no dejan de tener su vinculación, interpretable y explicable. La cuestión es saber qué tipo de vinculaciones se establecen entre los eventos mencionados. 8
Volviendo a las preguntas, comenzando por la posible vinculación más evidente, se puede comprender que entre la guerra del Pacífico y los conflictos actuales entre el Estado de Bolivia y el Estado de Chile, en torno a la reivindicación marítima boliviana, el desenlace de aquélla guerra ha dejado problemas pendientes, aunque se haya firmado un tratado de paz en 1904. Sin embargo, lo que hay que explicar aquí es cómo se da lugar la redundancia y la resonancia del conflicto no resuelto. Este cómo se da no puede solo circunscribirse al tema de la resolución del Tribunal Internacional de la Haya, sino que es menester considerar cómo se experimenta el conflicto por los distintos estamentos de las sociedades.
De manera resumida se puede decir que el estamento gubernamental concibe la actualización del conflicto a partir de sus propias interpretaciones del Tratado de 1904. El estamento social, la sociedad, experimenta el conflicto renovado de distintas maneras, dependiendo de su 9
interpretación ideológica y política; empero, parece predominar la inclinación por el chauvinismo en ambos países; por lo menos, en los sectores que pueden pronunciarse. Solo cierta intelectualidad crítica trata de asumir el conflicto y el problema pendiente de una manera abierta, buscando su solución en la integración o en transiciones a la integración, incluso en el reconocimiento de un puerto soberano para Bolivia en un lugar de la extensa costa del Pacífico. En consecuencia, el vínculo parece tener que ver, por lo menos en una de sus conexiones, con las maneras diferentes de asumir la historia de los países; sobre todo, la historia del conflicto, denominado por un lúcido intelectual, la querella del excedente2.
René Zabaleta Mercado en el capítulo de El mundo de Willka, del libro Lo nacionalpopular en Bolivia, nos presenta el mundo en el que se desata la guerra del Pacífico y, después, culminada ésta, la guerra 2
Leer de René Zabaleta Mercado Lo nacional-popular en Bolivia. Editorial Plural; La Paz 2010.
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federal. Se trata del mundo que se transforma a partir de la revolución industrial. Entonces la guerra del Pacífico se interpreta como el acontecimiento bélico que forma parte del reordenamiento del mundo a partir de la revolución industrial y del ciclo largo del capitalismo, hegemonizado por el imperio británico. El sistema-mundo de hoy no ha dejado de ser capitalista, solo que se caracteriza por la continua revolución industrial-tecnológica-científicacibernética, hegemonizada por los Estados Unidos de Norte América. Se puede sugerir que el conflicto persiste por la demanda de este sistema-mundo de recursos naturales, considerados materias primas e insumos para los procesos productivos industriales y de valorización el valor.
Ahora bien, es este sistema-mundo capitalista donde debemos buscar las vinculaciones con los otros eventos mencionados. El conflicto recurrente del Medio Oriente, que adquiere significaciones singulares, dependiendo 11
del periodo y de los protagonistas involucrados, se da también en este sistema-mundo capitalista, que requiere, cada vez más de materias primas; sobre todo, de la energía fósil, para su funcionamiento. En parte se puede aceptar que el conflicto del Medio Oriente, que tiene distintas aristas, facetas y panoramas, tiene que ver con el control de los recursos de la energía fósil, tanto por parte de las empresas trasnacionales extractivistas así como por parte de los gobiernos y Estados-nación. Sin embargo, no hay que soslayar la complejidad del conflicto reiterado, atendiendo a otras condiciones de posibilidad históricas-políticaseconómicas. Sin entrar en el detalle, que tocamos en otros ensayos3, lo que importa ahora, es anotar que el contexto mutable de las posibles conexiones entre
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Ver Crítica de la economía política generalizada. También La inscripción de la deuda infinita. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/critica-de-laeconomia-politica-generalizada/. https://pradaraul.wordpress.com/maquinaria-despotica-dela-deuda-infinita/la-inscripcion-de-la-deuda-su-conversioninfinita/.
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los eventos es el sistema-mundo y la economía-mundo capitalista.
En lo que respecta a la guerra interminable de Corea4, si bien se puede decir que también se tiene de contexto al sistema-mundo, lo que es indispensable anotar es que el sistema-mundo se reorganiza, reordena y modifica su estructura después de la segunda guerra mundial. Dos de los aliados vencedores de la guerra, que emergen como superpotencias, se disputan la hegemonía mundial, sin hablar todavía de dominación. En un contexto de concurrencia por la hegemonía, se da la división acordada de Corea. En consecuencia, la división de Corea, entre Corea del Norte y Corea del Sur, resulta de un acuerdo entre las super-potencias. Como se puede ver, más que un condicionamiento del plano de intensidad económico, parece darse, en este caso,
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Ver La guerra interminable de Corea. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-guerrainterminable-de-corea/.
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un condicionamiento del plano de intensidad político, a escala mundial.
Lo expuesto no quiere decir que pasamos de un condicionamiento económico a un condicionamiento político; no suponemos, de ninguna manera, un determinismo económico, después, un determinismo político. Es preferible, en todo caso, hablar de condicionamientos, en plural, además entrelazados e imbricados. Lo que mencionamos es que hay que entender el mundo efectivo de manera integral, como devenir mundo y mundo en devenir; comprender la sincronía de los ciclos del planeta; entre estos ciclos, comprender los ciclos sociales, inherentes, a las sociedades humanas. Es indispensable entender los vínculos de los que hablamos, no solo como históricos, entre pasado, presente y futuro, sino entender los vínculos más específicos, de los hechos, sucesos, eventos y acontecimientos; si se quiere, tanto de manera diacrónica como de manera sincrónica. No podemos ocuparnos aquí, en este ensayo, de las 14
dinámicas de la totalidad de los vínculos, que hacen al funcionamiento del mundo; sin embargo, podemos situarnos en algunos vínculos de eventos, dados y dándose, para auscultar sobre los procesos inherentes a estos vínculos; además de dar algunos pasos en la comprensión de la simultaneidad dinámica del mundo efectivo. Solo vamos a poder encontrar estos vínculos mencionados en el contexto del mundo; por eso, es importante comprender las dinámicas complejas del sistema-mundo; comprender la articulación de los múltiples planos y espesores de intensidad, que hacen al mundo en su devenir. Lo que puede variar es el enfoque de la problemática en cuestión, haciendo hincapié, por ejemplo, en el plano económico, después, en el plano político, para descifrar mejor determinadas situaciones singulares.
Para facilitar la exposición, nos haremos la siguiente pregunta: ¿qué hay de común en los acontecimientos mencionados? La guerra, tanto 15
desenvuelta así como latente, tanto de alta intensidad como de baja intensidad. En consecuencia, uno de los espesores del presente son las genealogías de la guerra. Las sociedades involucradas, sobre todo sus estados, recurren a la guerra o a la disuasión y concurrencia de fuerzas militares cuando se encuentran en la premura de problemas álgidos que no pueden resolver.
Uno de los espesores del presente se muestra en las genealogías de la guerra. Pregunta: ¿la guerra es constitutiva del sistema-mundo o el sistema-mundo es la condición de posibilidad de la guerra? Circunscribiéndonos a la era de la modernidad, sobre todo, teniendo en cuenta el sistema-mundo capitalista, que se conforma y se consolida, debemos analizar las guerras que se generan en este contexto. Si bien la modernidad nace en el siglo XVI con la conquista del continente de Abya Yala, con el descubrimiento del quinto continente, cuando el mundo se hace esférico con el “descubrimiento de América”, en el 16
imaginario social, se considera guerra moderna las guerras desatadas desde la primera guerra mundial. Sin embargo, nosotros vamos a considerar las guerras que se dan en la modernidad, conjeturando que se desatan en el contexto de las demandas del sistemamundo capitalista; sobre todo, demandas de recursos naturales debido a la revolución industrial. En este sentido, consideramos a la guerra del Pacifico de 1879 como guerra dada en la modernidad, desatada en el contexto del sistema-mundo, convirtiéndose éste en condición de posibilidad de dicha guerra.
El sistema-mundo genera sus puntos, líneas, zonas de tensión. Los genera a partir de su propio funcionamiento, que tiene como base la geopolítica del sistema-mundo capitalista, que diferencia centros de periferias e incorpora al centro a las potencias emergentes. Los lugares de tensión marcan las áreas de alta intensidad de los conflictos, en contraste, de las áreas de menor intensidad, de baja intensidad y de casi sin intensidad de los 17
conflictos. Para ofrecer una exposición, mas bien ilustrativa, no del todo adecuada, empero, que ayuda en una primera aproximación, podemos configurar un esquema simple de comportamientos del sistema-mundo.
El sistema-mundo se desenvuelve como entre dos situaciones contrastadas; la situación de paz y la situación de guerra. La situación de paz, con toda la variedad de manifestaciones y conformaciones singulares, no es que no contenga conflictos; sino que los conflictos no adquieren el carácter beligerante del enfrentamiento armado de las fuerzas involucradas. La situación de guerra, con toda la variedad de formas singulares que adquiere, dependiendo de la magnitud, del efecto de irradiación, del empleo de las armas y la tecnología aplicada, de su capacidad destructiva, de los agentes involucrados, eleva los conflictos a los momentos y periodos de alta intensidad, adquiriendo el carácter de enfrentamientos bélicos. 18
En situación de paz, el sistema-mundo se reproduce en los marcos de sus regularidades institucionalizadas; en situación de guerra, el sistema-mundo busca resolver sus crisis estructurales congénitas de manera contundente; empleando las fuerzas armadas en choques bélicos decisivos. Las crisis son como convulsiones en el sistema-mundo; las guerras persiguen resolver las crisis saliendo de las convulsiones, buscando nuevos ordenamientos geopolíticos. Aunque no se puede salir de las convulsiones sin salir de la matriz generadora de las mismas; el sistemamundo busca reordenarse por medio de estas catarsis que son las guerras. En la medida que puede hacerlo, lograr nuevos reordenamientos, las guerras cumplen esta función; en la medida que no puede hacerlo, los ordenamientos se saturan, formando abigarrados mapas de fuerzas equilibradas. En el momento que la guerra se hace imposible, paradójicamente, por su misma capacidad de destrucción masiva, con la previsible posibilidad de destruir a los 19
enemigos enfrentados, además de destruir las condiciones de posibilidad de la vida humana en el planeta, la guerra no cumple ninguna función, salvo la de destrucción del sistema-mundo mismo.
La guerra moderna, pero también la guerra en la modernidad, es generada por las mismas estructuras en funcionamiento, por los mismos subsistemas en funcionamiento, por los mismos ámbitos de relaciones y por las mismas operaciones de clausura del sistema-mundo.
El sistema-mundo capitalista funciona en constante crisis, pues su desarrollo, por así decirlo, relativo a la acumulación ampliada de capital, no puede darse sino generando crisis. Ahora bien, hay crisis que pueden sortearse, por el mismo crecimiento del sistema-mundo; en cambio, en contraste, hay crisis que no pueden resolverse de esta manera. Crisis que en vez de suspenderse, más bien se dilatan, creciendo, mas bien, la crisis 20
misma, acumulándose; estas crisis guardadas son como bombas de tiempo, que se incrustan en las mismas estructuras del sistema-mundo. Son estas crisis, que cuando estallan, desatan las llamadas revoluciones de la modernidad. Aquí aparece otra paradoja del sistema-mundo; las revoluciones o continúan de manera permanente o se detienen, funcionando, mas bien, como ordenadores del sistema-mundo. En este segundo caso, cumplen la función de reproducción del sistema-mundo, modificando sus ordenamientos por las vías de la reforma o la transformación política. El primer caso, la revolución permanente, enfrenta directamente al sistema-mundo, no apunta a la reproducción del mismo; en este sentido, si no tiene más disponibilidades de fuerzas y más convocatorias que el sistema-mundo mismo, la revolución es derrotada por la guerra contra la revolución. Hasta ahora no se ha dado una revolución que haya destruido el sistema-mundo, las revoluciones, a la corta o a la larga, han sido absorbidas por los engranajes y las maquinarias del 21
sistema-mundo o, en algunos escasos casos, han sido aisladas y enquistadas en la corporeidad del sistema-mundo.
Está por saberse si una revolución desmantelara el sistema-mundo capitalista o será el mismo sistemamundo que se desmoronará por implosión. Aunque hipotéticamente hay otra alternativa, que el sistema-mundo persista, subsista, sobreviva a sus propias crisis.
Lo que importa es atender al carácter de crisis recurrente del desarrollo capitalista, también al carácter conflictivo, así como al carácter bélico de este desarrollo. Lo que quiere decir, en última instancia, que el desarrollo capitalista no puede salir de las crisis que genera, tampoco de los conflictos, así como de las guerras que desata. El desarrollo capitalista tiene que convivir con estas crisis, sus múltiples conflictos y sus guerras intermitentes.
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¿Qué es la paz entonces? ¿Es la condición de la guerra sumergida, contenida en las entrañas, como latencia? Michel Foucault hablaba de la guerra en la filigrana de la paz; también de la política como continuación de la guerra, en tiempos de paz5. A partir de un ensayo dejamos de estar de acuerdo con la segunda tesis; concebimos la política como un tipo de acontecimiento y la guerra como otro tipo de acontecimiento; incluso se pueden cruzar ambos; empero, no se deja de hacer política incluso en plena guerra6. Sin embargo, seguimos de acuerdo con la primera tesis.
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Ver de Michel Foucault Defender la Sociedad. Fondo de Cultura Económica; Buenos Aires 2006. 6 Ver Acontecimiento político. También Genealogía de la guerra; así como La guerra y la paz. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/acontecimentopolitico-i/. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/acontecimentopolitico-i/428-2acontecimento-politico-ii/. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/13/genealogiade-la-guerra/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/09/26/la-guerra-yla-paz/.
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En tiempos de paz el sistema-mundo funciona regularmente; en tiempos de guerra el sistema-mundo funciona irregularmente; en momentos de revolución el sistema-mundo se encuentra amenazado. El sistema-mundo no puede aceptar vivir en guerra continua, tampoco puede aceptar, mucho menos, una revolución permanente; por eso, la tendencia implícita es la de volver al equilibrio, aunque las condiciones de equilibrio sean otras.
Desde las ciencias sociales se ha definido el capitalismo circunscribiéndose al plano de intensidad económico; no parece adecuado haberlo hecho para comprender el acontecimiento capitalista y el acontecimiento de la modernidad sin atender a los otros planos de intensidad, que hacen al sistema-mundo capitalista. Se ha convertido al mercado en la premisa de la teoría económica, también después, a la producción en premisa de la teoría económica y social, combinando ambos referentes en teorías económicas más complejas; sin embargo, no se ha 24
atendido a otras situaciones recurrentes en la historia del capitalismo; por ejemplo, la guerra, que funciona como mecanismo de ordenamiento geopolítico. Hablamos de la guerra moderna y de la guerra en la modernidad. La guerra forma parte del funcionamiento del sistemamundo capitalista.
Ahora bien, si en las genealogías de la guerra es donde aparece uno de los espesores del presente, ¿cómo podemos comprender la simultaneidad dinámica del mundo efectivo? En primer lugar, la guerra siempre está presente en el sistema-mundo, de manera desenvuelta o desatada, así como también de manera plegada o replegada. La temporalidad imaginaria del sistema-mundo es diacrónica, además de moverse en el paradigma del tiempo lineal. El mundo efectivo, el mundo en devenir, acontece como simultaneidad dinámica. Desde la perspectiva compleja del mundo efectivo, el sistema-mundo es un sistema dentro de los ecosistemas, los ciclos vitales y las ecologías planetarias. Desde la 25
perspectiva esquemática y simple del sistema-mundo, éste se considera una totalidad, reduciendo a la complejidad planetaria a insumo de su reproducción abstracta. Desde la perspectiva del mundo efectivo, el sistema-mundo forma parte de las sincronizaciones y resincronizaciones planetarias; entonces susceptible de desaparecer por cuanto atenta contra la vida en el planeta. Desde la perspectiva del sistema-mundo, descarta los efectos destructivos de su desarrollo, considera que son “efectos colaterales”, que pueden enmendarse con reposiciones. No contempla que especies desaparecidas y ecosistemas destruidos no son recuperables.
Haciendo un balance de las perspectivas, vemos que la perspectiva del sistemamundo al circunscribirse a recortes de realidad, obtiene un mundo imaginario, que no abarca la complejidad del mundo efectivo. Desde la teoría de sistemas, se puede decir que un sistema que no obtiene la información adecuada del entorno, que se cierra a esta información, 26
no es capaz de interpretar, tampoco de resolver problemas, condenĂĄndose a sĂ mismo a periclitar.
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La condiciรณn transfronteriza
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A las demarcaciones y líneas imaginarias de los estados, sostenidas por la materialidad normativa, regulativa, burocrática, de las instituciones, se oponen los flujos transfronterizos. Por eso, muchas veces las fronteras funcionan, mas bien, como costuras de telas rotas; en contraste de las separaciones estatales. Aunque otras veces, debido, principalmente, a las separaciones estatales y a las demarcaciones institucionales, se interrumpen los flujos y se generan conflictos. Las poblaciones fronterizas se conocen, lo que no ocurre necesariamente con las poblaciones alejadas de las fronteras, como las que están en el centro de la geografía política del país; las que más bien, se ignoran, o mantienen, entre sí, estereotipos de las unas o de las otras.
Quizás una manera más adecuada de tratar el tema sea el de replantear la cuestión estatal, incluyendo sus demarcaciones y líneas fronterizas, desde las dinámicas de las fronteras. Es como 29
decir que, paradójicamente, las fronteras se suspenden justamente en las fronteras mismas, a pesar de los estancos o muros que se pongan. Por ejemplo, las poblaciones fronterizas son bilingües, cuando las naciones respectivas hablan distintas lenguas. También en las fronteras se comparten no solamente actividades de comercios y transportes, incluso movimientos migratorios, sino también hasta singularidades económicas.
Los dispositivos normativos, regulativos e institucionales estatales resultan anacrónicos respecto a la vida social en las fronteras. Sin embargo, los gobiernos persisten en estos dispositivos, cumpliendo con la inercia de las costumbres burocráticas e institucionales, además de reiterar su apego a la ideología estatal. Se puede decir que los estados tienden a generar conflictos en las fronteras; en contraste, las poblaciones fronterizas tienden a zurcir el tejido roto.
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El reciente conflicto fronterizo en la frontera boliviano-chilena es generado en los marcos de los dispositivos institucionales estatales de ambos estados. Resumiendo, de una manera esquemática para ilustrar, se puede decir que los estados se mueven en la “lógica” del conflicto; en tanto que las poblaciones fronterizas tienden a generar tejidos, aunque no necesariamente sea siempre así.
Hay, por cierto, una larga historia del conflicto desatado por la guerra del Pacífico, por la ocupación de la armada del Estado de Chile de los puertos bolivianos, a fines del siglo XIX (1879). Después vino la conocida guerra del Pacífico, en la región; la pérdida del litoral boliviano; la pérdida, por parte del Perú, el otro Estado inmerso en la guerra, de parte de su territorio. Llegando a los “tratados de paz” de los dos estados aliados, Bolivia y Perú, con el Estado chileno. Entre Bolivia y Chile se firmó el Tratado de 1904. Sin embargo, desde entonces, la trayectoria del conflicto no 31
ha concluido; continua en los espacios de la diplomacia, incursiona en los terrenos de la política, se revive en las memorias nacionales, incluso en las memorias populares. En cierto sentido, exagerando, para ilustrar, se puede decir que la guerra del Pacífico no ha concluido; perdura 7.
Sin embargo, la frontera bolivianochilena, ha sido arduamente trajinada, no solamente por los volúmenes de carga de los minerales, procedentes de Bolivia, sino también por las mercancías que ingresan, procedentes de Chile; además por los movimientos poblacionales, principalmente bolivianos. En la frontera, bolivianos y chilenos se conocen y comparten el espacio transfronterizo, a su manera; dependiendo si se trata de comerciantes o campesinos; sobre todo, cuando se trata de poblaciones de lenguas vernaculares, como el aymara y el quischwa. También, claro está, hay encuentros intermitentes de funcionarios 7
Ver Guerras periféricas. https://pradaraul.wordpress.com/2015/05/06/guerrasperifericas/.
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estatales. En los últimos años, estos encuentros se han vuelto conflictivos.
Los dos gobiernos tienen sus versiones sobre los recientes conflictos fronterizos; no se trata de atender a los argumentos vertidos para justificar las maneras de proceder, que siempre van a buscar justificativos institucionales; sino de distinguir estos conflictos fronterizos del conflicto madre o la madre de los conflictos, por así decirlo, que tiene que ver con las consecuencias de la guerra del Pacífico. El conflicto pendiente, aunque diga uno de los estados que “no hay conflicto pendiente”, no se resuelve a través de estos conflictos puntuales en la frontera. Puede ocurrir que en los imaginarios estatales, el conflicto pendiente se transfiere a estos conflictos puntuales; sin embargo, esta transferencia no deja de ser imaginaria. Lo que se da en las fronteras, fuera de las relaciones conflictivas institucionales entre los estados, es el flujo transfronterizo.
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Aparte de la mirada estatal se encuentran, contrastando, las miradas de las poblaciones transfronterizas; así como están las miradas de los pueblos y las sociedades. La pregunta es: ¿los pueblos y las sociedades tiene una mirada propia o se encuentran inducidas a asumir la mirada estatal? Parece que la cuestión se encuentra en este meollo. Si es la mirada estatal la que se impone, es de esperar que los pueblos sean arrastrados al conflicto o a la filigrana de los conflictos puntuales, generando enconos, sustentados por imaginarios estatales. Si los pueblos y las sociedades logran configurar miradas propias, basadas en sus experiencias y memorias sociales, es de esperar que encuentren soluciones y consensos. Este parece ser el intervalo de posibilidades de la solución al conflicto pendiente y a los conflictos puntuales, además de dar prioridad a las costuras transfronterizas.
El Estado-nación boliviano y el Estadonación chileno son dos estados que se sustentan en economías extractivistas, 34
con todas las diferencias que puede darse en sus singularidades; aunque uno tenga más industrias que el otro, uno tenga una economía más grande que el otro. La guerra del Pacífico ha sido el desenlace de la competencia entre tres burguesías liberales, la boliviana, la peruana y la chilena, por ser la intermediaria privilegiada en la hegemonía británica del ciclo largo del capitalismo de entonces, en el contexto de la llamada revolución industrial. Ahora, las burguesías y burocracias, la clase política, de los mencionados Estado-nación continúan la competencia por la intermediación privilegiada en la transferencia de recursos naturales a los centros de la geopolítica de sistema-mundo capitalista; aunque unos lo hagan al estilo neoliberal, en tanto que el tercero lo haga al estilo populista, en lenguaje nacionalistarevolucionario. En otras palabras, el substrato económico de la guerra del Pacífico, la competencia por la intermediación, persiste, haciendo de motor en la perduración del conflicto y manifestándose en conflictos puntuales.
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Los pueblos y las sociedades involucradas tienen la responsabilidad de decidir; o seguir por el mismo recorrido que derivó en la guerra del Pacífico, que ha generado las largas hileras de conflictos diplomáticos, políticos, institucionales, fronterizos; o abrir otros caminos, que respondan a las autogestiones, a los autogobiernos, a las construcciones sociales de consensos y de tejidos, no solamente transfronterizos, sino de confederaciones de los pueblos y sociedades.
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Cambio de curso en Abya Yala
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Hay algo imprescindible que tienen que reconocer criollos y mestizos del continente de Abya Yala; que el continente, llamado quinto continente, después América, es continente de territorialidades, entre ambas aguas, ambos océanos, lo que quiere decir Abya Yala, en lengua kuna, de las sociedades ancestrales y antiguas; que conformaron otros paradigmas civilizatorios, más vinculados a los ciclos ecológicos que a los circuitos del mercado. Dicho en forma prosaica, es continente de las naciones y pueblos indígenas. Lo que han hecho es construir sus sociedades y estados sobre cementerios indígenas.
Sus discursos e ideologías estatales sobre la soberanía no es más que parte de los imaginarios, que construyeron los mestizos liberales, en busca de legitimar, por lo menos, ideológicamente, la expropiación de tierras comunitarias y la destrucción de culturas y civilizaciones ancestrales y antiguas. Criollos y mestizos, ustedes no tienen soberanía sobre estas tierras, las que ocupan, desde 38
la guerra inicial de la conquista; tampoco han construido, en pleno sentido de la palabra, repúblicas; pues al excluir a las naciones y pueblos indígenas, al exterminarlos en guerras genocidas, al arrinconarlos en reservas, resguardos o localizarlos en terruños, lo que han hecho es constituir las condiciones de imposibilidad de toda república y de toda democracia. Sobre exclusiones coloniales no se puede construir repúblicas, democracias ni Estado-nación, como se imaginan; pues las repúblicas requieren como condiciones de posibilidad históricas-culturales-políticas-sociales de la incorporación de todos, aunque sea por el prejuicio jurídico-político de la igualdad, que no necesariamente se realiza en las equivalencias económicas y sociales.
Si se quiere un porvenir sostenido en la democracia, vale decir en el autogobierno del pueblo, incluso, matizando esta perspectiva política, sostenido en la respublica, entonces, es menester saldar todas las cuentas pendientes. Entre las 39
cuentas, la más pesada deuda es la arrojada por la colonialidad.
Ustedes hablan de “estados soberanos”, como si lo que han construido respondiera a una legitimad indiscutible, a la nación con nombre y apellidos, se llame lo que se llame. Esta nación es una invención del Estado moderno, que en el continente no es otra cosa que la consolidación institucional de la expropiación y destrucción de las naciones y pueblos indígenas. Sus cancilleres ponen la cara ceremonial de patriotas, cuando se trata de defender sus fronteras, aunque ellas se hayan demarcado por guerras de expansión y por una geopolítica regional. Ustedes no pueden sostener la soberanía de la que hablan después de haber continuado la guerra de conquista, en las versiones criollas. Contra las naciones y pueblos mapuches, en el sur del continente; contra los guaraníes en el este, contra los pueblos amazónicos en noreste, contra los quichwas y aymara, urus y chipayas y otros pueblos andinos en el oeste. ¿De 40
qué soberanía hablan? ¿De la que ha impuesto el Estado-nación, a sangre y fuego, la que se enseña sin poder sostener empíricamente en las escuelas? Esa soberanía es ideológica.
Dejen de amenazar como si fuesen potencia, de segundo o tercer y hasta cuarto grado. Ustedes no están enfrentándose, como antes, a otros equivalentes a ustedes, otros criollos y mestizos engreídos, otras burguesías liberales; no está en disputa ahora, quien de los estados va a ser el cipayo privilegiado del imperialismo. Ustedes se enfrentan a todos los pueblos de Abya Yala.
Los pueblos de Abya Yala no pueden dejar que la historia se repita, la comedia bélica de las burguesías periféricas, que se engolosinan con narrativas copiadas de las burguesías de la ilustración europea. Los pueblos no pueden dejar que ustedes sigan jugando a geopolíticas regionales y guerras periféricas. Los pueblos no 41
pueden, nuevamente, ser arrastrados a sus guerras geopolíticas regionales, por el control de los recursos naturales. Los pueblos no son carne de cañón de sus epopeyas imaginarias de pacotilla.
La responsabilidad de los pueblos y sociedades del mundo, ahora, en esta contemporaneidad de la crisis ecológica, es de salir de la vorágine destructiva del sistema-mundo capitalista; reinsertarse a los ciclos vitales de los ecosistemas de la biodiversidad planetaria. Liberar la potencia social y de la vida. Esto supone, tener la capacidad de aprender de las experiencias y memorias sociales; de experimentar la pedagogía política; aprender a autogobernarse, autogestionarse; conformar consensos y construir mundos alternativos, compartidos con las otras sociedades orgánicas.
No es pues, como ustedes creen que lo más importante es defender sus fetiches estatales, institucionales, ideológicos, 42
entre los que se encuentra el fetichismo del Estado; esto, en la práctica, no es más que defender los intereses de las burguesías intermediarias en la geopolítica del sistema-mundo capitalista. Los intereses de una clase minoritaria y privilegiada, que atiza enconos y es capaz de desatar conflictos bélicos, donde mueren los hijos del pueblo.
Los pueblos no tienen por qué experimentar otra vez estos sacrificios vanos. Cuando, al volver, los que sobreviven, reciben discursos y vuelven a vivir la vida desigual de siempre. Los hijos del pueblo no tienen por qué volver a morir por ustedes. Ustedes, sobre todo las burguesías, son siempre las que ganan; ganen o pierdan la guerra en la que se involucran y arrastran al pueblo; sus privilegios quedan intocados, mientras los hijos del pueblo sobrevivientes se enfrentan otra vez a la pobreza, a la miseria, a las discriminaciones de clase y raciales.
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Ustedes, gobernantes, sean del discurso que sea, sean de la ideología que sea, sean liberales o populistas, no están ni siquiera a la altura de los proyectos iniciales de la Patria Grande. Cuando pueden, solo usan este nombre para dar cierto alcance convocativo o impresionista a sus discursos de rutina. Solo pelean por republiquetas, fragmentos políticos de lo que fue la utopía de las guerras anticoloniales y de la independencia.
Ahora, en el escenario mundial, de las intermitentes crisis financieras, que responden a la crisis de sobreproducción mundial, no son más que marionetas descoloridas de los juegos de poder de bloques trasnacionales extractivistas y de las compulsiones especulativas del sistema financiero internacional; además de responder al orden mundial patético de las dominaciones, en la etapa decadente de la civilización moderna.
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No vengan a hablarnos de patria, menos de matria, que ese debería ser el nombre más adecuado. Ustedes no son patriotas; no defienden la patria, ni a los pueblos, ni a las sociedades, ni a sus territorios; defienden los intereses de minorías privilegiadas, que no respetan la vida, al entregar concesiones geológicas a la minería extractivista, al desforestar bosques, al contaminar cuencas; también al despreciar a sus propios pueblos, pues solo los consideran cuando llegan las elecciones o se anuncian en los celajes crepusculares señales de guerra.
No tiene la moral para hablar a los pueblos, ni de soberanía, ni de defensa del territorio patrio; ustedes, que entregan las costas a empresas trasnacionales; ustedes que entregan los yacimientos a estas mismas empresas depredadoras. Antes de hablar circunspectos, en los escenarios ceremoniales del poder, en los espacios bulliciosos de los medios de comunicación, con rostros de circunstancia y con palabras repetidas 45
hasta el cansancio, deben responder a las naciones y pueblos indígenas, desterrados en su propia tierra; tiene que rendir cuenta por los muertos acribillados y torturados, en dictaduras militares cruentas, para evitar la democracia popular y social.
En la etapa decadente de la civilización moderna, centros, periferias y potencias emergentes, develan sus miserias históricas y culturales; sus egoísmos ateridos sin horizonte. Ante la envergadura de la crisis ecológica, que amenaza la vida en el planeta, no son, ni de lejos, dispositivos, organizaciones, mallas institucionales, en las que se puede confiar; al contrario, son las máquinas de la muerte. Ha llegado el momento de la convocatoria a los pueblos del mundo para detener la locomotora desbocada, que marcha estrepitosamente al descarrilamiento. Hay que mandar a sus casas a estos comediantes de la política, restringida a la banalidad de la elocuencia vacía y de los juegos de poder nihilistas. 46
Movilizaciรณn general
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La movilización general es un enunciado convocativo absoluto. Convoca a todos a la movilización, en el momento considerado de mayor emergencia. Cuando se pone en cuestión la existencia misma. Puede ser de la nación; figura ésta del mito consanguíneo compartido como nacimiento común y colectivo o incluso, mejor dicho, figura del espesor territorial compartido, como lugar denso del nacimiento compartido. Puede ser del pueblo; figura ésta, mas bien, complementaria, como voluntad general, del Estado-nación; empero, usada, así mismo, como llamado a la pluralidad y multiplicidad de voluntades singulares, que conforman al pueblo, en tanto sujeto absoluto de la democracia. Puede ser de la clase o las clases explotadas; figuras éstas sociológicas, aunque también políticas, que definen al proletariado en su prole reducida a fuerzas de trabajo; en realidad, cuerpos, codificados por el modo de producción capitalista, como como fuerzas de trabajo, susceptibles de contrato y de incorporación al proceso de producción, que también es proceso de valorización. Puede ser uno mismo, su 48
propio cuerpo, empujado al dilema shakesperiano de ser o no ser; figura esta dramática, simbolismo y metáfora, que convoca a la mismidad, al sí mismo, a actuar plenamente.
René Zabaleta Mercado hablaba de momentos constitutivos, cuando la disponibilidad de fuerzas converge en la acción constitutiva. En la misma perspectiva, nosotros tendríamos que hablar de momento convocativo absoluto.
La movilización general es una convocatoria emergente y de emergencia; reclama la presencia de todos y todas, en un momento de peligro o en un momento de ofensiva popular. Cuando una situación, que puede haber sido buscada o no buscada – casi siempre ocurre lo segundo -, de emergencia se da como amenaza, la convocatoria a la movilización general del pueblo y de la nación es un imperativo históricopolítico-social-cultural. Cuando se presenta la ocasión de la ofensiva 49
popular, cuando ésta es el acontecimiento que anida las transformaciones histórico-políticassociales-culturales, la movilización general del pueblo, conformado por las clases explotadas y las subalternizadas discriminadas, es un imperativo existencial.
La movilización general no es una convocatoria estatal, la que solo alcanza a establecer institucionalmente el servicio militar obligatorio; y en momentos de guerra; la movilización obligatoria de todos los aptos para el servicio militar. La movilización general no puede ser una convocatoria estatal, pues el Estado convoca para su reproducción, la reproducción de sus mallas institucionales; dicho de otra manera, convoca para la reproducción de los diagramas y estructuras de poder. Cuando entra en juego la existencia de la nación, del pueblo, de la clase, de uno mismo, la convocatoria es vital, dramática y hasta trágica.
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La convocatoria de la movilización general es una auto-convocatoria de la nación, del pueblo, de la clase, del conglomerado de la subalternidad, de uno o una misma. Se trata de la convocatoria en defensa de la existencia, en defensa de la vida.
En la era de la simulación de la civilización moderna, en la etapa de la decadencia del sistema-mundo capitalista, los pueblos del mundo están amenazados por la crisis ecológica, desatada por este modo de destrucción de las formas de vida en el planeta; que es el modo de producción capitalista. Están también amenazadas las naciones – no los Estado-nación; aunque éstos hayan inventado a la nación, como mito de nacimiento en la ideología moderna -, si las consideramos como herencias culturales integradas en experiencias y memorias sociales de resistencia. La fase de dominancia del capitalismo financiero en la economíamundo, su compulsión especulativa por la super-ganancia abstracta, apostando a tasas de retorno rápidas, empuja a 51
guerras fratricidas, en las formas más inverosímiles, más inconcebibles y más absurdas que antes. La responsabilidad de los pueblos es evitar este descalabro bélico; detener la marcha de los jinetes del apocalipsis – dicho metafóricamente , que son, entre uno de ellos, la ideología, en cualquier forma que venga. Sea del Estado-nación, sea del “desarrollo”, sea de la justicia sin libertad, sea de la libertad sin justicia. Otro jinete del apocalipsis es el imperio; es decir, el orden mundial de las dominaciones globales. El tercer jinete del apocalipsis es la acumulación abstracta de la contabilidad aritmética, que llaman capitalismo; su “crecimiento” abstracto y cuantitativo se realiza a costa de la destrucción cualitativa de las formas de vida en el planeta. El cuarto jinete del apocalipsis es la renuncia de los pueblos a su propia potencia social, a la potencia de la vida, a su propia autodeterminación, autogobiernos y autogestiones. Renuncia no significa otra cosa que el deseo del amo.
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También cada nación en particular y cada pueblo, en su singularidad, está amenazado de una manera concreta; la que le brinda el acontecer históricopolítico-social-económico-ecológico. El pueblo boliviano está amenazado por los jinetes del apocalipsis, que hemos mencionado, de manera metafórica; la nación también lo está. Nación del interior del continente; por esta condición – agazapada en las montañas, en el Altiplano y las selvas amazónicas y los bosques chaqueños -, arrastrada a las contingencias de las derrotas de los proyectos endógenos; que contiene el proyecto de la Patria Grande, durante los siglos de la revolución industrial; después tecnológica y científica, cibernética y comunicacional. Ahora que la crisis ecológica ha puesto los límites evidentes a estos desbordes compulsivos y hedonistas, los proyectos endógenos del continente de Abya Yala tienen la posibilidad de realizarse, si se inscriben en la defensa de la vida, de la movilización ecológica, que debería ser una movilización general.
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Nosotros, las bolivianas y los bolivianos, los descendientes de los que experimentaron las derrotas y las pérdidas territoriales, estamos ante una situación de emergencia. Nuevamente parece desencadenarse la contingencia trágica, que arrastra a los pueblos a guerras fratricidas, sin sentido, salvo el sentido ideológico que imponen los Estado-nación, de manera imaginaria, sostenida institucionalmente. El pueblo no puede caer en el chauvinismo, que es el lenguaje atiborrado de la ideología sensacionalista del Estado-nación; empero, tiene la obligación de defenderse si lo atacan, si atacan a su heredad territorial. El pueblo de la nación no puede permitir más pérdidas territoriales, ninguna derrota más. Aunque al mismo tiempo, tiene el compromiso con los pueblos, de convocarlos a la Confederación de Pueblos, a los consensos y solución de problemas, de manera consensuada, en la perspectiva común de la Patria Grande.
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En las condiciones actuales del Estadonación, que no es tan diferente, a pesar de sus peculiaridades nacionalistas, populistas, “socialistas del siglo XXI”, de lo que se tuvo en los momentos desconstitutivos, cuando perdimos guerras, territorios y autoestimas, ni las mallas institucionales ni el ejército pueden defendernos. Para no entrar en detalles, están como estuvieron en los momentos de los desastres, de las derrotas y de las pérdidas. La salida, por lo menos teórica, es la defensa a través de la movilización general del pueblo armado. Además de la convocatoria a los pueblos a no ser arrastrados a las guerras fratricidas, empujados por las burguesías intermediarias del imperio y de la dominancia financiera y especulativa del sistema-mundo capitalista. Para cumplir con esta convocatoria, debemos ser capaces del acto y el gasto heroico por parte del pueblo, en una guerra, que quizás pueda ser de carácter prolongado.
No queremos la guerra, sin embargo, si tenemos que afrontarla, en caso de 55
ataque, debemos estar dispuestos a entregarlo todo, durante el tiempo que lo exija. Lo que importa es que no se impongan nuevamente las burguesías, sean las de antes o las renovadas con los nuevos ricos, firmando tratados de paz, entregando territorios por dinero o un ferrocarril, con el propósito de trasladar sus minerales, a través de los puertos, al mercado internacional. No se imponga la ideología del Estado-nación, que canta, en un caso, la gloria de la victoria; en otros casos, se desgañita y se desgarra las vestiduras, con un discurso chauvinista, enalteciendo a los héroes muertos, mientras los elocuentes vivos se apropian del excedente.
La convocatoria a los pueblos a autogobernarnos, auto-gestionarnos, a consensuar democráticamente, a formar alianzas y confederaciones, es complemento de la convocatoria a la defensa. Hay algo que no saben las máquinas de guerra, sobre todo, las mejor pertrechadas; que sus instrumentos de muerte, por más 56
avanzados que sean, no pueden contra la decisión inconmensurable de los pueblos, cuando deciden el acto heroico. Las máquinas no tienen vida; los pueblos sí. Su capacidad de destrucción solo dura un periodo perentorio; estas máquinas no son capaces de aguantar una guerra prolongada.
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La repĂşblica de cuatro poderes
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La crisis política y económica de Venezuela ha desembocado en la anulación de uno de los cinco poderes que conforman a la República Bolivariana. El Poder Judicial ha absorbido las funciones del Poder Legislativo; quedando en función los otros tres poderes: el Poder Ejecutivo, el Poder Ciudadano y el Poder Electoral. El Poder Ciudadano es ejercido por el Consejo Moral Republicano (CMR), integrado por el Defensor del Pueblo, el Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela y el Contralor General de la República. El Poder Electoral está constituido y representado por el Consejo Nacional Electoral. En otras palabras, el Poder Judicial - que es el encargado de administrar la justicia, emanada de los ciudadanos, justicia que se imparte en nombre de la República, por autoridad de la ley, constituido por el Tribunal Supremo de Justicia y los demás tribunales inferiores, que el Congreso establezca - ha asumido las funciones del Poder Legislativo, que es dirigido por una cámara, unida a la Asamblea Nacional, encargada de la formación, discusión y sanción de las leyes federales, las que 59
rigen en el Distrito Capital, las Dependencias y los Territorios Federales. Entonces, el poder Judicial, que administra justicia, ahora se encargará de legislar.
Sabemos que administrar justicia no es lo mismo que legislar; la pregunta es: ¿en el marco de la República y de la Constitución, es justo que la administración de justicia legisle? Fuera de que estas tareas no son de su competencia, tampoco son sus atribuciones, la pregunta va en el sentido de si el Poder Judicial hace justicia cuando absorbe las funciones legislativas del Poder Legislativo. Volviendo a la antigua connotación de lo que significaba justicia - Δίκη, Díkê, en griego -, que se refiere a lo ajustado, a lo adecuado, si se quiere a la armonía; no parece adecuado ni armónico que el Poder Judicial se trague al Poder Legislativo. Volviendo a la denotación actual de justicia, que significa dirimir correctamente, si se quiere, también garantizar el bien común, lo que supone contar con virtud, tampoco 60
parece que se haya hecho justicia en este sentido. Al contrario, se desconoce taxativamente el voto de los ciudadanos, que votaron por los “representantes del pueblo” seleccionados para el parlamento. Esto no es justo con los votantes. Si la democracia formal, es decir, la República instituida, supone la división de poderes, que implican el equilibrio de poderes, equilibrio efectuado por pesos y contrapesos; entonces, se ha roto el equilibrio de poderes, quedando coja la República, si es que no se ha desmoronado.
Los argumentos de que el Legislativo no “acataba” las determinaciones del Poder Judicial, no son argumentos suficientes como para anular al Poder Legislativo; la independencia de poderes es uno de los atributos de los poderes del Estadonación. El argumento ideológico de que se trata de un Legislativo donde se aposentó la “derecha”, el conservadurismo que se opone a la revolución bolivariana, no es, desde todo punto de vista, un argumento; menos 61
para anular al Poder Legislativo. El debate ideológico es para interpelar, si se quiere desde la “izquierda” a la “derecha”, también viceversa; pero, la ideología no es un argumento, ni un mecanismo legítimo para encubrir la anulación del Poder Legislativo. Si se quiere, la ideología es el escenario donde la lucha de clases adquiere la forma de la discusión, del debate, de la interpelación; empero, no es un instrumento legal, un dispositivo jurídico-político, un mecanismo estatal adecuado para cerrar, aunque sea provisionalmente, al Legislativo. Si se lo hace, es por la fuerza directa y descarnada. Con lo que ya no estamos en las reglas de juego de la democracia formal; asumida en la Constitución y en la propia República Bolivariana de Venezuela constituida e instituida.
Esta medida de absorción de un poder por otro, traslada la pugna política, la concurrencia política, a otro escenario; el de las fuerzas descarnadas, sin el ropaje y la investidura republicanas. Sin leyes, 62
sin dispositivos de Estado, que hacen al equilibrio de poderes. El Estado se repliega a su condición de emergencia; al lugar de origen de donde emerge: el Estado de sitio, cuando se suspenden los derechos ciudadanos, civiles, políticos; sobre todo, en este caso, se suspende el juego de las reglas democráticas.
Segunda pregunta: ¿La defensa de una revolución tiene que pasar por esta suspensión de la democracia institucional? Sobre todo, si se trata de una revolución que emerge de las urnas, que se desenvolvió y desplegó a través de la convocatoria democrática, las justas electorales, la transición democrática de las transformaciones. No parece esta una defensa de la revolución; en el caso concreto, de la revolución bolivariana. Parece, mas bien, una medida desesperada de una cúpula de gobierno, que se perdió en el camino, perdiendo a la misma revolución bolivariana, incluso, parece, que perdió al mismo pueblo, del que habla tan altisonante.
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No se puede confundir la defensa de la revolución, que nunca puede dejar de ser crítica, con la defensa de una estructura de poder. Que no es otra cosa que la defensa del monopolio del poder por parte de una cúpula política; monopolio que se efectúa a nombre de la revolución bolivariana; es más, a nombre del caudillo, la convocatoria del mito. Cuando ocurre esto, es síntoma evidente de que la revolución se ha esfumado, quedando en algún lugar del camino.
El problema radica en el estrato palaciego que usurpa la revolución al pueblo. La usa como escudo para hacer otra cosa, menos la revolución; revolución que significa transformaciones estructurales e institucionales. Sobre todo, transferir las decisiones políticas al pueblo, con lo que se conoce como democracia participativa. Nada de esto ha ocurrido, salvo al principio, en las primeras gestiones de los gobiernos de Hugo Chávez. Después, se llega a un punto de inflexión, a partir del cual se transita regresivamente, incluso restauradoramente. Lo peor, se 64
restablecen las viejas prácticas del ejercicio del poder, sobre todo, las prácticas del lado oscuro del poder, las formas paralelas del poder; acompañadas de la corrosión institucional y la corrupción, que alcanza niveles galopantes.
Los pueblos no pueden dejar que bribones políticos se encubran, usando discursos estridentes, que pretenden pasar por alocuciones “revolucionarias”; cuando son, mas bien, discursos de camuflaje, discursos envolventes, para cubrir sus fechorías. Casi todas las revoluciones, en la historia política moderna, se han perdido con estas comedias; una vez que las revoluciones cambian el mundo, hasta donde pueden, se hunden en sus contradicciones. El problema es que el pueblo, esperanzado, que se movilizó, generando las emergencias políticas rebeldes, sosteniendo a las convocatorias sociales, sean populistas, nacionalistas, de la “izquierda” barroca, sosteniendo la figura del caudillo, que es un imaginario 65
colectivo, no identifica a los comediantes de los revolucionarios. Cree en los disfraces de los comediantes; por lo menos, en una primera etapa, el pueblo toma a los comediantes como lo que imitan, las imágenes de revolucionarios de antaño. Más tarde, se da cuenta que algo anda mal. Sin embargo, no atina a salir del entrampamiento; todavía apuesta a seguir delante, incluso con los comediantes. Considera que pueden servir todavía para por lo menos dar unos pasos adelante. Se equivoca, lo que hace es amarrarse a quienes conducen al naufragio. La responsabilidad del pueblo combativo es seguir adelante, sin los comediantes; éstos hasta ahí llegaron como improvisados acompañantes. ¡La lucha continúa!
El dilema falso que se vierte es, si caemos “nosotros”, que encarnamos la “revolución” discurso de los comediantes – viene la oligarquía, otra vez, viene el neoliberalismo, otra vez. Es falso, pues de ninguna manera se trata de volver ni con la oligarquía, ni con los 66
neoliberales, sino seguir adelante, atravesando límites, cruzando umbrales, abriendo horizontes. El chantaje emocional de los comediantes es patético. Defender a ese “nosotros”, de los comediantes, es apostar por la decadencia.
Ciertamente, lo más difícil, para el pueblo, es seguir adelante, pues es, sobre todo, un aprendizaje, toda una pedagogía política. Aprender a autogobernarse, a auto-gestionarse, a auto-determinarse, a ser libre de todo amo; sea éste la oligarquía, así como la burguesía o, en su caso, sea éste el nuevo amo investido de tutor del pueblo, la nueva élite del poder, el amo de “izquierda”. Esta es la tarea de las nuevas asonadas sociales, las venideras, las que ya muestran su cabeza naciente. Las nuevas generaciones de luchas contra las formas polimorfas de las dominaciones, contra las formas destructivas del sistema-mundo capitalista, no delegaran a nuevos amos la potencia social desenvuelta en las movilizaciones; 67
liberaran su potencia social para hacerse cargo de la misma. Creando, como la potencia de la vida, alternativas y otras formas de organizaciĂłn, otras formas de instituciones, al servicio de la potencia social.
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Trump comandante del ISIS
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El ataque del ejército norteamericano a la base militar siria, a la base aérea de Al Shayrat, es textualmente una efectiva defensa del ISIS. El imperialismo norteamericano, que dice estar en guerra contra el “terrorismo”, acude, prácticamente en defensa de los “terroristas”. Sin embargo, lo que se ha comprobado en la historia reciente de los fundamentalismos musulmanes armados, es la incumbencia de los servicios de inteligencia y del Pentágono, también de la OTAN, en la conformación de estos dispositivos del terror. Lo que se ha perpetrado, el ataque premeditado al Estado-nación de Siria, corrobora la hipótesis de la complicidad de Estados Unidos de Norte América con la estrategia militar de cuarta generación diseñada por los “estrategas”. Estrategia que contempla el uso de comandos de ágiles movimientos y de alto impacto; además de inventar fundamentalismos armados con el objeto de destruir a los Estado-
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nación árabes, sobre todo a aquellos que se presentan marcadamente soberanos8.
La excusa del ataque fue que el ejército sirio lanzó desde esa base un ataque en el noroeste del país con agentes químicos prohibidos, que dejó unos 80 civiles muertos, incluidos varios niños. La invasión a Irak tuvo la excusa de que el Estado Iraquí almacenaba armas de destrucción masiva, supuestamente químicas; armas que no se encontraron cuando el ejército norteamericano ocupo el país árabe. No se ha esperado la investigación acordada en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre los responsables de este ataque químico; se asumió la versión de que fue el ejército sirio el que lo hizo, para luego, en consecuencia, atacar la base, dejando una advertencia a Bashar al Asad, mediante el lanzamiento de 59 misiles Tomahawk, desde el mar Mediterráneo. ¿Qué clase de 8
Ver Más allá del amigo y enemigo. https://pradaraul.wordpress.com/2016/07/20/mas-alla-delamigo-y-enemigo-2/.
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comportamiento es éste? La versión del presidente estadounidense es que fue en defensa de la población víctima, de los niños muertos y afectados por el cruel ataque químico. Este “humanismo” repentino de Donald Trump sobresale y contrasta con sus desenfrenadas declaraciones racistas, contrasta con el ataque militar, que no parece responsable, ni militarmente, ni políticamente.
El gobernador de Homs, Talal Barazi, le dijo a la televisión estatal de Siria que el taque "sirve a los intereses de grupos terroristas armados". De hecho, Barazi dijo que la base bombardeada por Estados Unidos daba apoyo a operaciones contra el autodenominado Estado Islámico. En las guerras de la modernidad se han usado toda clase de artimañas y excusas para iniciar el ataque premeditado; empero, lo que ocurre bajo el manto de la cuarta generación de la estrategia militar estadounidense va más lejos. Lo asombroso de esta estrategia es que se inventa el enemigo, incluso se lo conforma, organiza y arma, para después supuestamente actuar contra él, en 72
nombre de la seguridad del Estadonación, hiper-potencia mundial, complejo militar-tecnológico-científicocomunicacional, a nombre de los Derechos Humanos y, para ponerle una cereza al pastel, en “defensa de la paz”. Por lo tanto, no se trata ya de artimañas para iniciar el ataque, tampoco de estratagemas para confundir al enemigo, sino de todo una heurística de la guerra, basada en la simulación, en el engaño sistemático, en la invención y conformación del enemigo, con el objeto de mantener en buenas condiciones las máquinas de guerra, monstruos hipertrofiados, que ya están demás en el mundo efectivo, en su actualidad emergente y su presente desafiante. La serie de guerras en el Medio Oriente son guerras inventadas por las potencias de “Occidente”. La competencia por el control de los recursos naturales, sobre todo de los que acumulan la llamada energía fósil, se ha convertido en disputas bélicas. En principio, en el ciclo largo del capitalismo hegemonizado por el imperio británico, se empujaba a la guerra a los Estado-nación, propietarios de esos recursos codiciados; en el ciclo largo del 73
capitalismo hegemonizado por Estados Unidos de Norte América, se continuó con la misma inducción; sin embargo, a partir de la guerra fría, se dividieron a los Estado-nación, entre amigos y enemigos. La intervención imperialista fue más directa y evidente. Ahora, en la etapa decadente de la modernidad tardía, en la fase del dominio del capitalismo financiero y especulativo, la intervención del imperio es más avezada, más sofisticada y hasta, se podría decir, imaginariamente delirante, sobre todo cuando se inventa y se organiza y se arma a su propio enemigo. En la actual guerra, desencadenada sin que nadie sepa, hablando de la opinión pública mundial, la tercera guerra mundial, cuya característica es el de baja intensidad, además de diferida y fragmentada, la guerra mediática, la guerra de la información y la contrainformación, se ha vuelto crucial; de un apoyo imprescindible no solo para justificar las acciones militares perpetradas y en proyección, sino para inventarse un mundo que no es, salvo en los medios de comunicación, sobre la base de noticias que nunca se corroboran con los hechos. Las poblaciones de 74
usuarios, bombardeados por los medios de comunicación, de una manera constante y continua, como no pasaba antes, se encuentran desinformados respecto a lo que acaece en el mundo efectivo, pues están atiborrados de noticias que hablan de lo que ocurre en el mundo virtual, pero no deja huella en el mundo real. ¿Qué más nos muestra este ataque de misiles norteamericanos a la base aérea siria? La crisis de sobreproducción del sistema-mundo capitalista, que se viene arrastrando desde la década de los setenta, del siglo pasado, que ha sido diferida intermitentemente mediante intervenciones especulativas del sistema financiero, generando burbujas especulativas, decayendo en las crisis financieras, no es asumida como corresponde por las potencias mundiales, tampoco por los organismos internacionales y menos por el conglomerado de Estado-nación. Se prefiere apostar a la especulación insostenible de las maniobras financieras, descargando el peso de la crisis a los pueblos del mundo. Este diferimiento no puede durar mucho más, se ha alargado artificialmente la crisis de 75
sobreproducción. Cuando ya no son del todo útiles las maniobras financieras, el endeudamiento eterno de los pueblos, parece que se busca recurrir a las máquinas de guerra, no solo como máquinas de destrucción del exceso producido, sino, sobre todo, como dispositivos generadores de nuevos despojamientos y desposesiones, análogas a la acumulación originaria mundial de capital con el colonialismo globalizado. Éste sería el otro polo, simétrico y opuesto, al polo de la especulación financiera; en contraste con las burbujas financieras, se ocasionan densidades militares para imponer obediencias y acatamientos incondicionales. El capitalismo quiere resolver su crisis estructural y orgánica mordiéndose la cola, si se quiere, volviendo a su origen, el de la violencia colonial. Ya no es el plano de intensidad económico el plano privilegiado del sistema-mundo capitalista, sino comienza a valorarse el plano de intensidad militar. El capital o la valorización dineraria retornan a su estado matricial, el del despojamiento y desposesión, para hacerse de recursos naturales, de energía requerida, sin 76
esperar ninguna aquiescencia o no de los Estado-nación, supuestamente soberanos. Sin necesidad, de ninguna manera, de defender el régimen de Bashar al Asad, al que apoya la Federación Rusa, se puede decir que el ataque militar estadounidense es también un ataque a todos los pueblos del mundo. Los misiles lanzados no solo van dirigidos como una advertencia al presidente sirio, sino a todos los pueblos. Es como decirles a los pueblos que no tienen derecho a la autodeterminación, a la autonomía, a la libertad de decidir sus rumbos, a la democracia, que están sujetos a la tutoría y al cuidado celoso de la hiper-potencia descomunal, agobiada y paranoica. Esto no significa otra cosa que los pueblos se han convertido en rehenes de esta hiperpotencia, hipertrofiada de musculatura bélica, sin embargo, perdida en su laberinto hedonista y egocéntrico. Este comportamiento es síntoma de su derrota y de su desmoronamiento.
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La defensa de los pueblos
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El esquematismo dualista empuja a considerar el dilema de lo uno o lo otro, que serían opuestos, en una visión unilineal; sin embargo, siempre hay otras alternativas. El esquematismo dualista no concibe otras dimensiones, como la bidimensional; es más, como la tridimensional y la tetra dimensión; mucho menos otras dimensiones complejas. El esquematismo dualista político del amigo y el enemigo considera estos opuestos como antagonismo dramático; el dilema sería que hay que escoger en ser amigo o enemigo. Por ejemplo, en el caso de la crisis de la revolución bolivariana de Venezuela, el esquematismo dualista supone, de antemano, el dilema de o la defensa a ciegas de la “revolución” o el neoliberalismo; en escala mundial, o el imperialismo. Este dilema solo puede ser considerado en una dimensión unidimensional; incluso en este caso, no pierde su condición paradójica: los enemigos resultan cómplices de la reproducción del poder, por lo tanto, de las dominaciones polimorfas, en los
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perfiles políticos en que “enemigos” se confrontan.
los
dos
En un “mundo” bidimensional el dualismo se rompe, se abre a otras posibilidades. Por ejemplo, siguiendo la lógica, se puede conjeturar otra salida al dilema: ni lo uno ni lo otro, otra opción política, incluso económica y social. En un “mundo” tridimensional, en el “mundo” voluminoso, no hay posibilidad solo de dualismos y solo de terceras u otras opciones, sino de múltiples salidas, opciones, resultantes; es más, se dan composiciones y combinaciones más abiertas y de configuraciones voluminosas. En un “mundo” tetradimensional, el que concibe la física relativista, el del espacio-tiempo, donde no hay tiempo absoluto, ni espacio absoluto, sino tejidos del espacio-tiempo, la configuración de la complejidad se abre a las plurales posibilidades de la potencia creativa. No pondremos el ejemplo de un mundo de más dimensiones, que supone la física cuántica y la teoría de las cuerdas, que llega, en el último caso, a 80
calcular consistentemente once dimensiones; cuatro desplegadas, las del espacio-tiempo relativista, y siete dimensiones plegadas. Sin embargo, la condición efectiva del mundo parece ser, mas bien ésta, la de la teoría de las cuerdas.
Entonces el dilema dualista al que pretenden someter a los pueblos es falso; nunca es o lo uno o lo otro; dicho de otro modo, o conmigo o con los enemigos. Este es el dilema de las dominaciones, del poder, de la efectuación de sus diagramas de poder, del funcionamiento de sus cartografías políticas. Al final, los enemigos se necesitan, se requieren, como tales, para existir, dominando, sustentados por el monopolio del poder, de una manera u otra, ungido de pretensiones de verdad, por una forma ideológica u otra. Este dualismo es el dualismo del poder; es un chantaje de las dominaciones institucionalizadas.
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Los pueblos no tienen por qué responder a este chantaje del poder, provenga de uno o del otro, de un discurso ideológico o de otro, de una forma de gubernamentalidad o de otra, del gobierno, que se pretende “revolucionario” o del gobierno que se reclama “defensor de los derechos humanos”, desde la posición de dominación mundial, desde el locus de la globalización lograda. La tarea de los pueblos es la emancipación del poder, de todas las formas de poder, la liberación de la potencia social. Reincorporar a las sociedades humanas a los ciclos vitales, a los ecosistemas, a las complementariedades complejas con las sociedades orgánicas, a la armonización ecológica del planeta. La tarea del pueblo, que ha sido la emergencia de la movilización anti-sistémica, que ha encumbrado y trasladado en la cresta de la ola, al “gobierno progresista”, que como toda revolución cambia el mundo hasta donde puede y luego se hunde en sus contradicciones, es continuar la revolución, sin los provisionales acompañantes gubernamentales y 82
estatalistas. La tarea del pueblo del Estado dominante mundialmente, llámese imperialismo, en la versión de las condiciones histórico-políticaseconómicas del siglo XIX y parte del XX, llámese imperio, en las condiciones histórico-políticas-económicas de fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, es la solidaridad con los pueblos agredidos, la alianza con estos pueblos, para que juntos se liberen de las formas y estructuras de poder que los agobian, de la deuda infinita a la que han sido sometidos por el sistema-mundo capitalista en su etapa decadente, la de la dominancia de capitalismo financiero y especulativo.
Las declaraciones del almirante Kurt Tidd de que "la creciente crisis humanitaria en Venezuela podría acabar exigiendo una respuesta a nivel regional" son confesiones de esta predisposición de la armada estadounidense, del pentágono y ahora, más que antes, del gobierno de la hiper-potencia del Norte. Esta posibilidad en ciernes coloca a los pueblos no en un 83
dilema, como el mencionado anteriormente, sino ante la obligación de la defensa. Una cosa es ir más allá del amigo y enemigo, en la perspectiva de la complementariedad dinámica entre los pueblos y en el horizonte de la gobernanza mundial de los pueblos; otra cosa es el ataque de la hiper-potencia, gendarme del imperio, garante de la dominación mundial y de la explotación destructiva del planeta por parte del sistema-mundo capitalista. En este caso la defensa no solo es una obligación de los pueblos, sino una demanda existencial. Los pueblos no pueden abalar la continuidad sistemática de la guerra, dada en sus distintas formas, escalas y alcances, en la historia de la modernidad, menos, ahora, cuando se encuentran amenazados por armas de destrucción masiva, en manos de gobernantes paranoicos y generales presurosos de mostrar sus fuerzas demoledoras.
Como lo dijimos antes, defender a Venezuela es defender la Patria Grande, aunque todavía sea una utopía; no es la 84
defensa de un régimen que se ha hundido en sus contradicciones, que busca ocultar desesperadamente con discursos exasperados, chauvinistas y atiborrados de chantajes emocionales. Como la defensa de la revolución bolivariana, que no puede ser sino crítica, no es la defensa de un populismo tardío y de un pretendido socialismo renovado, sino la defensa de procesos sociales y políticos abiertos por la movilización popular, la defensa de la posibilidad de continuar con las transformaciones, de continuar con la revolución, de luchar contra el termidor de la revolución, que, paradójicamente se convierte el gobierno que dice representarla.
Los pueblos del mundo estamos exigidos por las circunstancias, más aún si se da una intervención a Venezuela, a defenderla contra la intervención imperialista o policial del imperio. No hacerlo equivale a renunciar a un mundo alternativo o mundos alternativos; significa renunciar a la propia potencia social, dejándose atrapar por las mallas 85
institucionales de captura, por las máquinas de poder, por las redes del orden mundial de la acumulación destructiva del planeta. El secreto del poder no está en los que monopolizan los instrumentos de poder, en los que manejan las máquinas de guerra, en los que dominan al mundo por medio de las telarañas del sistema financiero; todos ellos son los sujetos dominantes constituidos por el sistema-mundo capitalista, sistema-mundo extractivista, son los ejecutores privilegiados de la destrucción de la vida en el planeta. Todos estos dispositivos de poder son los engranajes de una heurística de muerte. Ellos y éstos son construcciones sociales institucionalizadas, son productos de las fuerzas sociales capturadas, son objetos producidos por las sumisiones a las que han sido sometidos los pueblos. Entonces, el secreto del poder se encuentra en la renuncia de los pueblos a seguir luchando, la renuncia a ser libres, la renuncia a su potencia social creativa.
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Usando un término antiguo, para ilustrar, el imperialismo norteamericano, en la situación de premura en la que se encuentra, agobiado por su debilitamiento económico, por su secundaria posición en el cuadro económico mundial, atravesado por contradicciones internas, que ya no puede paliar ni dilatar por más tiempo, interpelado socialmente por parte de su pueblo, sin horizontes claros, tampoco estrategias convincentes, salvo las simulaciones conspirativas de los pretendidos “estrategas” y los patéticos servicios de inteligencia, busca desesperadamente recuperar su posición perdida, erigirse nuevamente como conductora del mundo, aunque ya no tenga qué ofrecer. Cree encontrar salidas mediante intervenciones militares, groseramente encubiertas con excusas ingenuas. Se equivoca, lo único que ocasiona es apresurar su desmoronamiento. Hasta ahora no ha entendido, para decirlo en esa figura de imperialismo, que no es sujeto, que las dominaciones logradas y realizadas por el capitalismo, en sus distintos ciclos largos, 87
no se deben al monopolio de las armas, sino a condiciones de posibilidad históricas-políticas-económicasculturales combinadas, que dieron lugar al nacimiento de la civilización moderna propiamente dicha; que no nace en Europa, como acostumbra decir la historia universal y también las ciencias sociales y humanas, es decir la ideología, sino después de la conquista de Tenochtitlan.
No entienden los llamados “estrategas”, los servicios de inteligencia inverosímiles, por ende los gobernantes y los partidos gobernantes del imperio, que las máquinas de guerra son instrumentos, que su eficacia depende de la adecuación de las herramientas a la configuración de los problemas. Los problemas a resolver no son los relativos a la primera y segunda guerra mundial, tampoco los que afrontaron los imperialismos en la guerra de Corea y en la guerra de Vietnam; cuando ya se evidenciaron los límites de estas máquinas de guerra. Pues una guerra, la primera, para decirlo 88
toscamente, la empataron, y la otra guerra, la segunda, la perdieron. Sus intervenciones policiales en las guerras del Golfo, en Afganistán, en Yugoeslavia, en Libia, en Irak y en Siria, son elocuentes muestras de su ineficacia e incapacidad. Entre otra cosas, relativos a la estructura de su ineficacia, la hipertrofia de sus instrumentos de guerra resulta en la inadecuación operativa para atender estos conflictos. La sandez de estos “estrategas” se desprende de su premisa heredada; del esquematismo político dualista del amigo y enemigo, que repite el esquematismo religioso dualista del fiel y el infiel. Premisa que les lleva a la conclusión que el mundo es un espacio de guerra; confunden el mundo con un campo de batalla o, mejor dicho, han convertido al mundo en un campo de batalla. Están lejos de vislumbrar la complejidad del mundo efectivo, del devenir del mundo. Están lejos de entender las estructuras y configuraciones de los problemas que enfrentan.
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Las intervenciones militares ocasionan demostraciones de fuerza, espectáculos de musculatura tecnológica de destrucción; nada más. Una vez que pasa, ni consiguen restablecer su dominación añorada, ni en el mundo, ni en los países ocupados, que quedan como cementerios y ruinas; testimonios mudos de la destrucción inútil y sin sentido. La única opción que tienen los jinetes del apocalipsis es llevarse al mundo con su propia caída y desmoronamiento. Esta fue la voluntad nihilista de Adolf Hitler ante la derrota de la Wehrmacht; que el pueblo alemán se inmole y se sacrifique en la última batalla, la batalla de su propia destrucción y muerte. Esta parece ser la voluntad nihilista inherente en el despliegue celoso de máquinas de guerra imperiales, que deambulan en los siete mares, en todos los cielos, en numerosas bases militares territoriales, perdidas en un mundo efectivo que no comprenden.
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La manipulación de la opinión pública
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Desde que los medios de comunicación de masa se han hecho del mundo, por lo menos de su espacio virtual, han sido usados sistemáticamente para manipular a la opinión pública. Es decir, los medios de comunicación se han convertido en instrumentos; primero, de propaganda; después de publicidad; en tercer lugar, de propagación de la ideología, sea de cariz liberal, neoliberal, en un caso, sea de cariz socialista, en otro caso; también de cariz populista, en un tercer caso. En la etapa tardía de la modernidad, los instrumentos de los medios de comunicación se han convertido en las fábricas de la producción del mundo virtual, que compite con el mundo efectivo, en lo que respeta a cuál es el mundo de referencia. La opinión pública mundial, con toda la diversidad que la contiene, no cuenta con los medios para corroborar la información transmitida por los medios de comunicación; no cuenta con la posibilidad inmediata de corroborar las noticias transmitidas. Esta como expuesta y vulnerable ante el bombardeo sistemático de los medios de comunicación, controlados mundialmente 92
por monopolios trasnacionales de la comunicación, que son controlados por los monopolios trasnacionales del capital.
Recientemente se han difundido videos y fotografías del supuesto bombardeo, por parte del ejército sirio, a una población del norte del país, atrapada en la guerra civil. Sobre todo sobresalen las fotografías de niños; lo que causa impacto en la opinión pública. Hasta ahora no se ha establecido, a través de una investigación, quién es el responsable de semejante bombardeo con armas químicas. A pesar de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha propuesto una investigación inmediata con este propósito, el presidente Donald Trump, de los Estados Unidos de Norte América, ha ordenado el ataque a la base aérea Al Shayrat, bombardeándola con 59 misiles Tomahawk, sin esperar los resultados de la investigación. Las decisiones de ataques premeditados, que se nombran como “preventivos”, a nombre de la seguridad del Estado de la hiper-potencia del Norte, ya nos tienen 93
acostumbrados a este tipo de excusas para los ataques militares a un Estadonación soberano, que obstaculiza los planes de control mundial y de los recursos naturales por parte del imperio, el orden mundial de las dominaciones. No vamos a repetir aquí la lista de este tipo de excusas para justificar con anticipación un ataque militar; nos remitimos a escritos anteriores 9. Lo que interesa ahora es analizar el funcionamiento de la manipulación de la opinión pública por a través de los medios de comunicación de masa.
Hay que recordar que las denuncias de los daños causados a la población civil por los bombardeos de la OTAN, tanto en el medio oriente como en la ex-Yugoeslavia,
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Ver Capitalismo extractivista y guerras de laboratorio. También Guerras de laboratorio; así como Más allá del amigo y enemigo. https://pradaraul.wordpress.com/2016/09/24/capitalismoespeculativo-extractivismo-y-guerras-de-laboratorio/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/07/16/guerras-delaboratorio/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/07/20/mas-alla-delamigo-y-enemigo-2/.
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así como de los bombardeos israelitas a poblaciones palestinas, principalmente Gaza, han sido acompañadas por fotografías, donde en muchas se mostraba a niños inocentes, víctimas de la acción bélica. Parte de las denuncias venían de ONGs humanitarias y de apoyo a los damnificados. La pregunta es: ¿Los servicios de inteligencia de la hiperpotencia del Norte habrán aprendido del efecto que causan estas imágenes pavorosas? ¿Ahora la emplean para denunciar las atrocidades de los enemigos del Estado gendarme del imperio? Puede ser. Pero, lo que hay que dejar en claro, que nadie puede dejar de indignarse ante la muerte de civiles, más si son niños inocentes; venga de donde venga la responsabilidad de estas muertes y estos atropellos a la vida. Pero, ¿cuál es el problema? No solamente se trata de averiguar quiénes son los responsables de estas iniquidades, sino del por qué no se considera el daño irreparable que se causa a la población civil cuando se inicia la conflagración, cuando se decide por la acción bélica.
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Esta pregunta vale tanto para unos como para los otros, los enemigos enfrentados.
Cuando se inició la guerra del Golfo - son dos con el mismo nombre y en el mismo lugar -, no se consideró responsablemente el daño a la población civil. Se habló eufemísticamente de “daños colaterales”; es decir, no buscados; “daños colaterales” que sumados se convierten en daños catastróficos e irreparables. ¿Por qué cuando se tiene que condenar a alguien en específico no se consideran todos estos “daños colaterales” de magnitud, en la historia reciente? ¿Es que se tiene una memoria demasiado corta? ¿No se quiere recordar ni tener completo todo el panorama antes de juzgar?
Para comenzar diremos que los responsables son ambos bandos, los enemigos, que, al final, son cómplices perversos de la reproducción del poder; ambos se necesitan para justificar su presencia y posición en la disputa de 96
poderes. Si considerarían en serio a la población civil, a los niños que se encuentran en ella, les costaría mucho comenzar el conflicto bélico. Tendrían que buscar, antes, otras alternativas de solución. Pero, no lo hacen, aunque simulen, a veces, hacerlo. La verdad que no hay la voluntad para evitar las guerras; hay como una inclinación a las soluciones trágicas.
Por otra parte, en lo que respecta al asunto reciente, el del bombardeo químico a un poblado ocupado por los rebeldes, que se enfrentan al régimen de Bashar al Asad, y el bombardeo de la armada norteamericana a la base aérea Al Shayrat, que es base de operaciones del ejército sirio para atacar las posiciones del ISIS, no se ha aclarado nada. Ni la génesis del ISIS en la región, su apoyo logístico, sus apoyos militares, los abastecimientos desde Turquía, Estado componente de la OTAN; menos la poca iniciativa y la escasa eficacia de los ataques de la OTAN y del ejército norteamericano, sobre todo de la 97
aviación, contra las posiciones del ISIS. No se ha respondido a la pregunta: ¿Si el justificativo para la invasión a Irak fue la de que poseía armas de destrucción masiva, cuando no se las encontraron cuando se ocupó el país, en que queda la razón y la justicia del ataque, la invasión y la ocupación de un país, después de haber sido destruido? Pero, nadie dice nada; menos los medios de comunicación, que sirvieron de cobertura en esta invasión; salvo las ONGs humanitarias, que denuncian estas incongruencias. El silencio al respecto de la ONU llama la atención. En la coyuntura, no se corrobora sobre quién es el responsable del ataque con armas químicas. Hay dos hipótesis, sugeridas en el debate y en la confrontación de información y contra-información. Una es que fue el ejército sirio el que lo hizo, desde la base aérea bombardeada como castigo. Otra es que fueron los mismos rebeldes que lo hicieron, para inculpar al régimen de Bashar al Asad de este crimen; armas químicas entregadas a los rebeldes por los servicios de inteligencia
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de la hiper-potencia del Norte. ¿Cuál de estas hipótesis se puede verificar?
Así como hay una tierra de nadie, también hay como una zona de incertidumbre, llena de niebla y pantanosa; lugar lúgubre donde no se sabe qué es verdad. A eso apuntan los beligerantes, a cubrir sus movimientos y acciones en esta niebla densa. Sin embargo, la opinión pública, si todavía tiene algún sentido hablar de ella, no puede aceptar éticamente la existencia de esta zona de incertidumbre, de la que se valen los beligerantes para cometer sus crímenes. La opinión pública está obligada no solo a exigir el esclarecimiento completo de lo ocurrido, sino, incluso, de desplegar sus propios medios para hacerlo.
En relación a la ya larga guerra supuesta contra el ISIS, asombra que potencias militares, que dicen estar contra el “terrorismo”, ya se trate de la OTAN, de Estados Unidos de Norte América, por un 99
lado, ya se trate de la Federación Rusa, por otro lado, no puedan ganarla y definirla en corto tiempo, de una manera contundente, frente a destacamentos irregulares. ¿Qué hay entre medio? ¿Cómo explicar esta incongruencia? ¿Es que quieren mantener una guerra y prolongarla, pues se benefician de ella? Llama la atención que la opinión pública mundial, más formada e informada que las anteriores, no cuestione al respecto, no reclame esclarecimientos y acciones contundentes en relación a semejante sinuosa y beligerante organización armada fundamentalista, que usa el método del terror para someter, convencer y ganar adeptos. ¿Por qué no lo hace? ¿Por qué los pueblos de Europa y Norte América han dejado que se destruyan ciudades de los países atacados y prácticamente ocupados, quedando la desolación y las ruinas de lo que fue un día un Estado-nación? ¿Qué pasaría si les pasara lo mismo? ¿No es esto muestra del absurdo de estas guerras de la modernidad tardía?
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La coyuntura mundial es altamente peligrosa; por un lado, estamos ante potencias, que están armadas con armas de destrucción masivas y máquinas de guerra casi incontenibles; por otro lado, tenemos a una opinión pública prácticamente pusilánime. Ocurre como si no hubiera voluntades ni fuerzas para oponerse al camino a la catástrofe mundial. Como si miraran cansados desde sus ventanas el atardecer, esperando la llegada del hongo nuclear, que anuncia su propia desaparición.
Es peligrosa la coyuntura, pues los gobiernos responsables de las decisiones cruciales son anacrónicos; responden a la remembranza de otras guerras, sobre todo la última, que en vez de caliente, fue fría. Creen que pueden seguir jugando a conspiraciones, desplegar estrategias de disuasión, movilizar armadas, con tal de sentirse controlando y ocupando el mundo. Siguen teniendo en mente que la solución más eficaz es la militar. No entienden que el mundo efectivo es otro, que está en peligro por otras razones; 101
entre ellas, la más importante, la crisis ecológica; otra razón citable es que sus instrumentos de guerra son hipertróficos; están demás, son obsoletos para solucionar los problemas del presente. Lo más que pueden lograr es llevarnos al abismo a todos. Los problemas del mundo efectivo exigen soluciones integrales, mancomunadas, que apunten a la gobernanza global.
Los movimientos y acciones recientes de la armada estadounidense, nos muestran que estamos muy lejos de la ubicación en el presente y en el mundo efectivo; se está más cerca del apocalipsis. El perfil del gobierno norteamericano sobresale por su tosca simpleza, por su restringido imaginario, por su incomprensión del mundo efectivo, creyendo que la realidad se reduce a campos de batalla, donde importa quién se impone por la fuerza. Esta bravuconada provinciana es la motivación de políticas agresivas, que combinan un nacionalismo barroco, nada más ni nada menos que de la hiperpotencia global, con el “sueño 102
americano”, anacrónico y trasnochado, además de banal, que corresponde a la nación de migrantes. Combina el repliegue a sus recónditos terruños con el despliegue no del “sueño americano”, sino de la pesadilla americana que bombardea ciudades descomunalmente.
Por el lado de la Federación Rusa y el régimen de Bashar al Asad también a mucho que aclarar. Por ejemplo, ¿se justifica la destrucción de Chechenia? Principalmente de la ciudad de Grozni, en febrero de 1995, para lograr su ocupación y control. Otro ejemplo; ¿se puede llamar democrático el dominio étnico y religioso chiita-alauita, a la que pertenece el presidente sirio, sobre el resto multiétnico del país, sobretodo, de mayoría sunita? Otra pregunta: ¿la cifra de muertos, que se aproxima o sobrepasa ya el medio millón de víctimas, que es el costo de la guerra civil, es justificable ante cualquier desenlace del conflicto? Hay muchas preguntas más, las dejaremos para retomarlas en un análisis
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específico sobre estos tópicos dramáticos de la historia reciente.
Como dijimos en anteriores escritos10, no consideramos que hay culpables, que viene de la consciencia culpable; tampoco nos colocamos como jueces, no es sostenible juzgar. ¿Quién puede colocarse en esta posición, que no es otra que la del poder? Consideramos que hay responsables, no culpables. El problema es que los que se involucran en el entramado de la guerra, no pueden salir de esta trama bélica. Se puede decir que las máquinas de guerra son independientes, una vez que estalla la conflagración; funcionan según sus estructuras, engranajes, ingenierías, internas, que son las de la destrucción. De lo que se trata, entonces, es no inmiscuirse en estos agenciamientos de la destrucción. Sin embargo, no parece tan fácil no hacerlo, cuando los Estado-nación tienen como parte de su composición, 10
Ver Más allá de Nietzsche. https://pradaraul.wordpress.com/2015/07/21/mas-alla-denietzsche/.
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ademรกs de su origen, la lรณgica de la guerra.
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La guerra interminable de Corea
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¿Qué es el presente sino espesores de pasados inscritos como huellas, quizás también atmósferas y climas de expectativas de futuro? Los acontecimientos del presente parecen mostrarnos que no se abandona el pasado, sino que reaparece continuamente, mostrándonos distintas facetas de sus advenimientos; que a la vez recuerdan lo no concluido, a la vez desafían la perspectiva acostumbrada del tiempo, la del sentido común, la lineal. Usando una metáfora candente, podemos figurar acaso el presente como la erupción volcánica de la convulsión gestada en las entrañas del subsuelo. ¿Esta metáfora geológica ayuda a configurar un presente aterido al pasado, un presente que emerge constantemente del pasado? Estas preguntas un tanto teóricas y un tanto estéticas, por las metáforas implicadas no son fáciles de responder. Buscaremos una salida práctica, sin pretender, sin embargo, responderlas, sino acercarnos por atajos. Uno de esos atajos que tomaremos es la reflexión sobre la guerra interminable de Corea. 107
La redacción de la BBC Mundo describe detalladamente los más recientes eventos vinculados a la crisis de Corea del Norte, crisis que no solamente se circunscribe a la crisis de las pruebas nucleares del país mentado, sino que tiene larga data, desde el estallido de la guerra de Corea, guerra, que técnicamente no ha culminado.
La coyuntura viene manera siguiente:
resumida
de
la
En medio de creciente preocupación por el programa nuclear de Corea del Norte, Estados Unidos ordenó el despliegue de un grupo de barcos de guerra hacia la península de Corea. El Grupo de Ataque Carl Vinson de la Armada estadounidense está formado por un portaaviones y otros buques de guerra con una masiva capacidad de ataque. El Comando del Pacífico de Estados Unidos (USPACOM) describió el despliegue de la agrupación, que ahora se dirige hacia el occidente del Pacífico, como "una medida prudente para mantenerse preparado en la región". El presidente Donald Trump dijo recientemente que Estados Unidos está listo para actuar individualmente para 108
enfrentar la amenaza nuclear de Corea del Norte. El Grupo de Ataque Carl Vinson está formando por un portaaviones, dos destructores de misiles guiados y un crucero de misiles guiados. Además de que cuenta con una enorme potencia de ataque, el Grupo tiene la capacidad de interceptar misiles balísticos. Originalmente el Carl Vinson tenía programado hacer escalas en Australia, pero se ordenó desviar su trayectoria hacia el Pacífico occidental, donde recientemente estuvo llevando a cabo ejercicios militares con la Armada de Corea del Sur. Corea del Norte ha estado realizando varias pruebas nucleares y los expertos creen que tiene otras preparadas como parte de sus intenciones de desarrollar una ojiva nuclear con suficiente alcance para llegar a Estados Unidos. El miércoles Pyongyang probó un misil balístico de medio alcance desde su puerto oriental de Sinpo hacia el Mar de Japón. La prueba, condenada por Japón y Corea del Sur, se llevó a cabo en la víspera de la visita del presidente de China, Xi Jinping, 109
a Estados Unidos, donde se reunió con Donald Trump. Corea del Norte, por su parte, afirma que fue provocada por los ejercicios militares que llevan a cabo Estados Unidos y Corea del Sur, los cuales ve como los preparativos de una invasión. Estados Unidos ha estado incrementando la presión sobre China -un aliado histórico de Corea del Norte- para que ayude a reducir las tensiones en la región asiática. Pekín, sin embargo, se ha mostrado renuente a aislar a su vecino. China teme que si Corea del Norte se colapsa eso podría provocar una crisis de refugiados y llevar a que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos se acerquen demasiado a la región. En una entrevista reciente, Donald Trump indicó que Washington está listo para actuar sin la cooperación de Pekín. "Si China no va a solucionar Corea del Norte, nosotros lo haremos", dijo. La ONU prohibió a Pyongyang realizar cualquier tipo de prueba nuclear o de misiles, sin embargo, éste repetidamente ha violado las prohibiciones.
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Pyongyang ha estado observando detalladamente las acciones del presidente Trump, en particular el ataque que Washington lanzó contra las fuerzas sirias el jueves en la noche. El ataque, el primero que ordena Washington contra las fuerzas de Bashar al Asad en los seis años de guerra en ese país, fue en respuesta por un ataque químico supuestamente llevado a cabo por el gobierno sirio. Corea del Norte llamó el hecho "un acto intolerable de agresión contra un Estado soberano", y dijo que el ataque mostraba que "el refuerzo de las defensas de Corea del Norte está justificado"11.
Como se puede ver nuevamente, de manera intermitente, reaparece en el horizonte el espectro de la guerra no terminada de Corea. El desplazamiento de la armada estadounidense parece un acercamiento del estallido renovado de esta guerra, que quedó en armisticio 11
Leer Estados Unidos despliega un grupo de barcos de guerra hacia la península de Corea. Redacción BBC Mundo. http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional39543870.
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entre las dos Coreas, la del Norte y la del Sur. En un escenario agudizado por las pruebas nucleares de Corea del norte y el lanzamiento de misiles de mediano alcance, buscando lograr misiles de largo alcance. Estalle o no la guerra – es preferible que no -, estos movimientos de disuasión y amenaza por ambos lados, no dejan de ser altamente peligrosos. ¿Vale la pena seguir jugando a la disuasión y a la amenaza, en el umbral de la guerra? ¿Les conviene a ambos bandos? ¿Qué sacan con ello? ¿No es más conveniente, sin atender a la preocupación, de parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de que se trata de un régimen de “socialismo totalitario” y autocrático, acudir a ayudar a resolver los problemas económicos que conmueven al “país más aislado del mundo”, según calificaciones mediáticas? Por otro lado, ¿no es mejor buscar salidas democráticas participativas al socialismo, preservado con celo militar, que provocar con pruebas nucleares y lanzamientos de misiles? Si estallara esa guerra, lo probable es que todos perdamos, nadie gane, aunque haya más damnificados en un lado que en el otro. Para no decirlo en términos generales, desde hace un 112
tiempo las guerras han dejado de ser una solución a los problemas. Aunque las guerras, en realidad, nunca fueron adecuados procedimientos para resolver problemas, a las potencias les daba esta impresión, cuando ganaban las guerras e imponían su voluntad de poder. Lo que obtenían era victorias militares, convertidas en institucionalidades jurídico-políticas; empero, los problemas quedaban sin resolverse en el fondo, escondido por a la mirada por la elocuencia ideológica. Lo que decimos es que ahora, en las condiciones de la descomunal tecnología de destrucción masiva, ni siquiera esto ya se puede conseguir. Las muestras de esta imposibilidad de victoria para las potencias, son precisamente la guerra de Corea y la guerra del Vietnam. En la primera guerra, Estados Unidos de Norte América empató con la tenaz Corea del Norte, que contaba con el apoyo de la URSS y la República Popular de China. En la segunda guerra, la hiper-potencia global la perdió. Las guerras donde dice que las ganó, que son las intervenciones policiales del gendarme del imperio, del orden mundial, no se llega a vislumbra claramente una victoria, pues las resistencias al ejército de ocupación o sus 113
apéndices locales continua. Es más, la guerra se ha extendido prácticamente a todo el Medio Oriente. Una guerra confusa, enmarañada, con toda clase de dispositivos armados, donde destacan los fundamentalismos musulmanes armados. No se puede entonces corroborar una victoria militar, menos su institucionalización en un orden político. La tamaña destrucción de esta guerra interminable, cobra vidas innumerables, arrasa ciudades, deja cementerios desperdigados, expulsa a contingentes poblacionales al exilio y a la migración, no buscadas.
A estas alturas de la historia reciente, no parece adecuado ni responsable seguir con los mismos procedimientos, métodos, estrategias, usadas en otros periodos y otros contextos. Menos cuando se trata de estrategias y procedimientos militares. Ya no parecen herramientas eficaces para nada, salvo para destruir. Insistir en la obsolescencia de estos esquemas de comportamientos estatales es arar en el mar; es más, es quizás cavar la tumba de las sociedades humanas. No parece que sean los Estado114
nación, las potencias, los organismos internacionales, los que puedan parar esta rutina bélica y de armamentismo; los únicos que tienen la potestad de hacerlo son los pueblos del mundo. ¿Podrán hacerlo?
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Descripción
La ocupación militar japonesa de Corea culminó con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la rendición de Japón; que fue oficializada el 15 de agosto de 1945. La Unión Soviética rompió el pacto de no agresión, firmado con Japón en abril de 1941; rompimiento que hizo conocer el 8 de agosto. En acatamiento al acuerdo de la conferencia de Yalta, de febrero de 1945, donde se comprometió a intervenir en la guerra contra Japón, emprendió a la ocupación de Manchuria, Corea, también de las islas de Sajalín y Kuriles. Ante estas circunstancias y avances del Ejército Rojo, el Gobierno estadounidense, el 10 de agosto de 1945, que no disponía de tropas desplegadas en la península, dispuso que se delimitasen dos zonas de ocupación; eligió arbitrariamente una demarcación a lo largo del paralelo 38; esta delimitación fue aceptada de inmediato por los soviéticos.
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Durante tres años de gestiones de unificación de la Corea separada, dividida en dos, gestiones que fracasaron, el 15 de agosto de 1948, los norteamericanos constituyeron la República de Corea en el sur; la misma que estuvo gobernada por Syngman Rhee, un veterano político exiliado en Hawái, que estuvo en contra de la invasión japonesa de Corea. En contraste, siguiendo la conducta, los soviéticos reconocieron el 9 de septiembre la República Popular Democrática de Corea. Se instituyó a un Gobierno encabezado por Kim Il-sung, combatiente contra la ocupación japonesa desde 1932. El gobierno de Corea del Norte derivó en una forma de gubernamentalidad autocrática; el gobierno de Corea del Sur se enfrascó en una guerra contra la guerrilla procomunista y en la represión de otros movimientos de izquierda. De todas maneras, ambos gobiernos, una vez retiradas las tropas ocupantes, aspiraban unificar el país, de acuerdo a los estilos y perfiles de cada uno.
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No tardaron en acaecer los enfrentamientos fronterizos; los dos gobiernos, cada uno por su lado, solicitaron apoyo para una invasión a la otra Corea; sin embargo, estadounidenses y soviéticos se negaron a conceder apoyo, en ese momento. Tampoco tardaron en llegar los apoyos logísticos y militares; Joseph Stalin se comprometió respaldar al líder norcoreano, otorgando apoyo limitado y condicionado a la aceptación de Mao Zedong. La respuesta de Mao fue cautelosa, pidió a Stalin confirmación de la versión de Kim. Ante esta dubitación, Kim decidió que se excluyera a los chinos de cualquier planificación militar. En la madrugada del 25 de junio de 1950 estalló la guerra. El ejército norcoreano atravesó la frontera del paralelo 38; alcanzó en solo tres días las puertas de Seúl. Lo insólito, después del apoyo de Stalin a la invasión norcoreana, la Unión Soviética no ejerció su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En estas circunstancias propicias Estados Unidos de Norte América logró hacer aprobar la intervención militar 118
internacional en Corea, el 27 de junio. Para entonces los norcoreanos ocuparon casi la totalidad de la península.
El 15 de septiembre desembarcaron las tropas norteamericanas en Incheon. Ante un cansado ejército ocupante en constante campaña, los norteamericanos avanzaron rápidamente, tomando Seúl el día 26, Pionyang el 19 de octubre. Ante el avance del ejército norteamericano, el gobierno de la República Popular de China intervino en el conflicto. El Ejército de Voluntarios del Pueblo Chino, dirigido por Peng Dehuai, infligió contundentes derrotas a los estadounidenses y recuperó Seúl el 4 de enero de 1951. Tal era la situación calamitosa que MacArthur propuso la utilización de armas nucleares. Pasado un mes, los estadounidenses contraatacaron, recuperaron Seúl; desde allí avanzaron hacia el paralelo 38; una vez llegados al mismo, construyeron una línea fortificada de defensa. La guerra ingresó a una situación de estancamiento. Esto no fue óbice de parar los bombardeos intensivos sobre Corea 119
del Norte. En estas condiciones, el 27 de julio de 1953 se firmó en Panmunjom el armisticio; por medio del cual se restauró la frontera del paralelo 38, anterior a la guerra. Sin embargo, no se concluyó con un tratado de paz definitivo.
Corea del Norte fue dirigida por Kim Ilsung desde 1948 hasta su muerte, el 8 de julio de 1994. El 8 de octubre de 1997, su hijo Kim Jong-il fue elegido por la Asamblea Suprema del Pueblo como Secretario General del Partido del Trabajo; en 1998 como presidente de la Comisión Nacional de Defensa. Tras una reforma de la Constitución, elaborada en 1972, su cargo fue declarado como “el más alto del Estado”, dejando vacante el de presidente en recuerdo a la memoria de Kim Il-sung. Durante el mandato de Kim Jong-il, a finales de la década de los años 90, la economía del país empeoró considerablemente; la escasez de comida se hizo evidente en numerosas zonas del país. De acuerdo a informaciones de organizaciones humanitarias, un desconocido pero gran número de 120
personas murieron como consecuencia de la hambruna, que padeció el país entre 1995 y 1998, incrementada por un desplome en el sistema de distribución de comida12. Numerosos norcoreanos entraron ilegalmente en China en busca de alimentos.
Fue con el Gobierno de Bill Clinton que las relaciones entre Corea del Norte y Estados Unidos mejoraron. Se dio lugar una cumbre conmemorable entre Seúl y Pionyang en junio de 2000. Empero, contrastando esta apertura, en 2008, el entonces presidente de Estados Unidos George W. Bush cambió la actitud estatal respecto a Corea del Norte. Exigió el desarme, además de la suspensión del programa de armas nucleares. En respuesta, Pionyang reclamó, en compensación, que el Estado de Corea del Norte fuera eliminado de la “lista negra del terrorismo”, además de que Estados Unidos de Norte América se 12
Algunas organizaciones estiman la cifra alrededor de los tres millones. The Economist estimó que se encuentra entre 600 000 y 1 000 000 de personas.
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comprometa a suministrarle derivados del petróleo, acompañados de tecnología apropiada para lograr autosuficiencia energética.
Se dice que Corea del Norte es el país “más aislado del mundo”, contando con rígidas restricciones en la entrada o salida de personas del país. La prensa y las organizaciones de masas están controladas por el Estado. Se rigen bajo los principios de la ideología Juche; una interpretación coreana del socialismo. El 17 de diciembre de 2011 Kim Jong-il fallece, cuando realizaba un viaje en tren. Su hijo, el joven Kim Jong-un, que fue designado heredero del Gobierno el 28 de septiembre de 2010, asumió las tareas de jefe del Estado.
Corea del Norte anunció el fin del acuerdo de no agresión con Corea del Sur; dando lugar a una escalada de tensión, durante la primera mitad de 2013. Esto aconteció el 8 de marzo de 2013; Corea del Norte consideró hostiles las sanciones 122
impuestas por la ONU, debido a las pruebas nucleares realizadas en 2012; así como calificó como una amenaza las maniobras de entrenamiento militares entre Estados Unidos y Corea del Sur. El 29 de marzo de 2013, Corea del Norte declaró estado de guerra a Corea del Sur. El 6 de enero de 2016, haciendo caso omiso a las sanciones impuestas por la ONU, realizó la detonación subterránea de la primera bomba de hidrógeno, desarrollada por Corea del Norte. La detonación nuclear desata tensiones entre China, el principal aliado, Japón, EEUU y Corea del Sur. Se convocó de urgencia a una reunión del Consejo de Seguridad para tratar el tema álgido, como Emergencia Internacional, acusando de provocaciones inaceptables la detonación de la bomba de hidrógeno y la continuación del programa nucleas por parte del gobierno norcoreano 13. 13 Texto: Corea del Norte Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Corea_del_Norte?oldid=98227045 Colaboradores: Randyc, Joseaperez, Oblongo, Manuel González Olaechea y Franco, Sabbut, Moriel, Bluenote, Lourdes Cardenal, Bokpasa, Angus, Mdiagom, Romanm, Sanbec, Aparejador, Zwobot, Wiki Wikardo~eswiki, Tony Rotondas, 1297, Danielrt, Rosarino, Dodo, Felipe.bachomo, Andresrguez, Ascánder, Davidge, Sms, Alstradiaan, Rsg, Galio, El Moska, Robotito, Korocotta~eswiki, Joao Xavier, Geom, Huhsunqu, Balderai, Kordas, Txuspe, Niqueco, Renabot, Lironcareto, Digigalos, Carnendil, Mayra75, Petronas, RobotJcb, Airunp, Gelo71, Taichi, Rembiapo pohyiete (bot), Caiser, Aliman5040, Magister Mathematicae, Orgullobot~eswiki, RobotQuistnix, Amonrud, Chobot, Michelet~eswiki, Caiserbot, Aeoris, Yrbot, Amadís, Baifito, Seanver, Carlos yo, BOT-Superzerocool, FlaBot, Vitamine, BOTijo, .Sergio, YurikBot, Adrián V.M., Ferbr1, LoquBot, Carmesí, Gaijin, KnightRider, The Photographer, YoaR, Kazem, C-3POrao, Santiperez, Txo, Eskimbot, Banfield, Swazmo, Morza, Kaser, Tempere, Puflines,
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Carriel, FelipeRev, Andrea 2112, Antimaduro, Juan97a4, Thepussydestroyer007, Jcayupi, AnonymousWIKIPEDIA, BARSov007, Yiez y Anónimos: 675. Ver Enciclopedia Libre: Wikipedia: https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=eaa62 1def467daab62f60a1882b5f0aae907674f&writer=rdf2latex&return_to=Corea+del+Norte.
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Análisis
Para comenzar diremos que Corea del Norte no es un país socialista, aunque su Estado-nación se declare como tal. No puede haber socialismo en un solo país; el socialismo, teóricamente, es posible en un sistema-mundo que no sea el sistemamundo capitalista. Que pueda ser este sistema-mundo socialista u otra forma de sistema- mundo donde sea posible el socialismo en unas regiones, coexistiendo con otras formas autogestionarías, no depende de pronósticos ni de estimaciones teóricas, sino si las condiciones de posibilidad históricaspolíticas-económicas-culturales sostienen estas alternativas; fuera, claro está, de la correlación de fuerzas.
Corea del Norte es un régimen de transición al socialismo, por la vía del Estado policial; método, si se quiere, complicado para avanzar al socialismo, salvo lo que puede entenderse por igualaciones inducidas estatalmente, 125
además de logros sociales en la salud, la educación y quizás el pleno empleo. Sin embargo, está por verse si todo esto se ha cumplido en el proceso de transición norcoreano. La poca información que llega, tanto a favor o en contra, no ayuda a una buena ponderación evaluadora. De todas maneras, la crisis de hambruna sufrida por la población, parece mostrar que no se han cumplido metas de una etapa de transición.
Corea del Norte es un Estado-nación en guerra, que se ha preparado para la guerra, ha preparado a su población para la guerra; todas sus disponibilidades de fuerzas y de recursos están enfocados a la guerra. Se ha sacrificado a la población en aras de este objetivo. Hay que tener en cuenta esta condición en el análisis; olvidarse de este dato es como trasplantar modelos de análisis acostumbrados al caso singular de Corea del Norte.
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¿Por qué sigue Corea del Norte en Guerra? Porque la guerra de Corea no ha culminado. Esto lo sabe muy bien Corea del Sur, que también se prepara, de otra manera, para esta eventualidad; aunque no con el mismo ahínco que lo hace Corea del Norte. Esto también lo sabe Naciones Unidas, sobre todo el Consejo de Seguridad; pero, se hace a la desentendida. Esto lo sabe el Estadonación de la hiper-potencia global, aunque no se haga al desentendido, pues vigilantemente y celosamente observa los movimientos de Corea del Norte. No da a conocer esta situación a la ciudadanía norteamericana ni a la del mundo; pues es un “asunto de Estado”; prácticamente de los servicios de inteligencia y del Pentágono. Si es así, ¿entonces por qué reclamarle a Corea del Norte que haga pruebas nucleares y lance misiles? Si se trata de un Estado-nación en guerra, lo hace para la defensa, efectivamente, y para la ofensiva discursivamente. La política internacional, tanto del principal organismo internacional, como de la hiper-potencia, no suenan coherentes al respecto. 127
Resulta una duplicidad saber que esto ocurre, lo de Estado en guerra de Corea del Norte y, por otra parte, desplegar poses de incomoda protesta por las acciones bélicas de Corea del Norte. ¿No era mejor institucionalizar la Paz, otorgando a cada quien, hasta donde se pueda, lo que requieren para coexistir pacíficamente? El contexto de la delimitación del paralelo 38, que separa las Coreas, y el armisticio, se dieron en el comienzo de la guerra fría. No había condiciones para lograr la institucionalización de la paz; pero, ¿cuando terminó la guerra fría, no era el momento adecuado para hacerlo? ¿Por qué no se lo hizo? ¿Por qué no se lo hace? ¿A quiénes les conviene que esto no ocurra? Aquí parece encontrarse el meollo de la cuestión.
Donald Trump quiere la guerra, por lo menos lo dice; también lo dice Kim Jongun. Pero, ¿sus sociedades quieren la guerra? ¿Se les ha preguntado? ¿Por qué no? Si en uno de los bandos, el Estado se 128
declara república y democrática; en el otro lado, el Estado se declara socialista; que implica gobierno de los trabajadores, no de una élite, menos de una familia y de los entornos palaciegos. Estas declaraciones jurídico-políticas ponen a prueba sus propias Constituciones. Hemos dicho que Corea del Norte no es socialista; ¿Estados Unidos de Norte América es democrática? No es mejor decir que es una transición a la democracia, en pleno sentido de la palabra; transición obstruida por el dominio de una burguesía monopólica, que concentra el control de la política, de la economía, incluso de la cultura. Dejando al pueblo los espacios políticos de una participación reducida al voto; dejándole espacios económicos donde asiste como trabajador o empleado o pequeño o mediano empresario, también como consumidor y eterno endeudado al financiamiento crediticio. Los asuntos verdaderamente importantes de la economía están en manos de una minúscula burguesía dinástica. Las universidades son privadas y cuestan caro; se forma la élite; si la clase media 129
logra asistir y formarse, lo hace para ser profesor o investigador, en el mejor de los casos, asumido por las grandes corporaciones monopólicas de la industria. Las universidades públicas forman a empleados o subempleados o desocupados; en el mejor caso, también a profesores. Pueden algunos ser absorbidos por las grandes corporaciones. También por el Estado como funcionarios y en el aparato burocrático. Efectivamente esta no es una democracia, sino una formalidad democrática y republicana, que legitima el dominio de dinastías burguesas, que usan al Estado-nación en su beneficio, no del pueblo.
Asumiendo que las dinastías burguesas norteamericanas quieren la guerra y la autocracia coreana del norte también lo quiere, por lo menos hipotéticamente, todo parece marchar a la guerra indefectiblemente. ¿Es así? Si también asumimos que, de todas maneras, hay cierta consciencia de que en esta guerra nadie ganaría, pues hay la probabilidad 130
que no sería solo una guerra de Corea, y se prefiera, por ambos bandos, mantenerse en el umbral amenazándose, ¿Qué se gana con esta actitud de disuasiones en el umbral? ¿Quiénes ganan? También hay que preguntarse ¿quiénes pierden? Ganan las burguesías de la industria de armamentos, gana la autocracia a costa de un pueblo mantenido en Estado de guerra. Pierden los pueblos ante el constante chantaje de la amenaza de guerra. No hay que olvidar, sin embargo, que aunque se mantengan en el umbral de la guerra, amenazándose, un chispazo descontrolado puede ocasionar la guerra, aunque no fuera exactamente lo que buscaban.
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El oculto objeto del deseo
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El objetivo militar estratégico de la hiperpotencia global del Norte no es exactamente Corea del Norte, sino la República Popular de China, la principal potencia económica del mundo. Cuando se emiten discursos en un sentido, sobre todo, cuando se trata de juegos de poder y concurrencias de dominación; particularmente cuando se contempla la estrategia militar como herramienta indispensable, no necesariamente, sino, quizás, lo contrario, se tiene que tomar como si se tratara de la dirección primordial, perseguida, militarmente. Es, más bien, una especie de distracción o una manera de encubrir el sentido de la estrategia fundamental o crucial.
Desde hace un tiempo, mas bien, reciente, se ha venido publicando y tratando por los medios de comunicación, el tema álgido de Corea del Norte. Sin embargo, no ha llamado la atención que se trata de un enfrentamiento entre la hiper-potencia global, complejo militartecnologico-cientifico-ciberneticoeconómico-comunicacional, y un 133
pequeño Estado, declarado socialista, bajo un gobierno autocrático. ¿No hay, más bien, una desmesurada desigualdad en este enfrentamiento? Todo el mundo se hace llevar por lo que causa en el imaginario el efecto en narrativas triviales mediáticas, las pruebas de misiles de un programa nuclear, el de Corea del Norte; además de hacer hincapié en el peligro que connota, no solo para Estados Unidos, sino para el mundo. Sin embargo, a pesar de este imaginario, un tanto sensacionalista, no parece tan sostenible que se trata precisamente de este enfrentamiento. Lo que parece, más bien, anunciar esta incongruencia, del enfrentamiento entre el gigante y el enano, jugando con esta metáfora grotesca, es que el mismo esconde, en realidad, otro enfrentamiento; esta vez, creíble y hasta congruente, por lo menos teóricamente. La hipótesis prospectiva: La estrategia militar norteamericana no apunta exactamente a Corea del Norte sino a China.
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Si es así, por lo menos, parece coherente teóricamente, lo grave no solamente es la proximidad de una guerra catastrófica, sino que se oculta todo esto a los pueblos del mundo, al pueblo de los Estados Unidos de Norte América y al pueblo chino, además del pueblo coreano, abarcando a las dos Coreas.
Esta situación peligrosa nos sirve para recordar que el mundo de la simulación, en el que se ha convertido el sistemamundo capitalista, es también un mundo del espectáculo, así como es un mundo de las máscaras y los disfraces. Sin embargo, no por ser mundo de la simulación y del espectáculo, no deja de ser real, en el sentido que todos sus escenarios están sostenidos por materialidades institucionales; por la economía-mundo capitalista, las máquinas de poder y las máquinas de guerra. Las amenazas subyacentes, que cargan estos dispositivos, estos almatrostes, esta tecnología de la destrucción, no desaparecen por que sostienen toda la parafernalia ilusionista; 135
al contrario, pueden aparecer el rato menos esperado, desmontando los escenarios y mostrando la estructura armada que los sostiene, mostrando sus ojivas.
En este mundo de la simulación, las democracias formales se han convertido en máscaras; así como también los socialismos reales se han convertido, del otro lado, en otras máscaras; los populismos son otras máscaras, esta vez, barrocas. Se inician guerras a nombre de la paz; se invaden y destruyen países a nombre de la “defensa de los derechos humanos”. Del otro lado, se dice defender el socialismo mediante la continuidad familiar de una autocracia. Se nacionalizan los recursos naturales para volver a entregarlos a las empresas trasnacionales extractivistas en otras condiciones, modificando los términos de intercambio. En un mundo así las fronteras entre lo ficticio y lo auténtico, entre lo imaginario y lo efectivo, entre lo ideológico y lo real, se han borrado; se han borrado, obviamente, en el 136
imaginario social dominante, que es el imaginario estatal. Las diferencias, si se quiere de realidad, no han desaparecido efectivamente. Por eso, cualquier rato, por un estallido, la sociedad despierta de su sueño y es enfrentada a la cruda realidad.
En este mundo del espectáculo, entre bambalinas, los gobiernos no son conducidos por los gobernantes, sino por las estructuras de poder y de toma de decisiones efectivas; que tampoco están exactamente en el Estado, que es, mas bien, otra abstracción, sostenida por la materialidad de las mallas institucionales. Las mismas que hacen de instrumentos de otras voluntades y otras fuerzas; voluntades que no son las voluntades singulares de la gente, voluntades que no hacen a la voluntad general, que legitima al Estado-nación, mediante el ejercicio de las reglas de la democracia formal, sino voluntades conformadas en la contingencia de los juegos de poder.
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Resulta que grupos de poder, que se encarnan en castas, ni siquiera clase social - que ya sería una consciencia de sí, usando este concepto hegeliano, traspasado al marxismo -, consideran que sus intereses son los intereses de la nación, que sus voluntades corresponden a la voluntad general de pueblo, sin nuca haber preguntado ni a la nación ni al pueblo. Esta subsunción hedonista de la nación y el pueblo a su entorno dinástico, de casta y familiar, es desde ya una violencia contra la nación y el pueblo. Reduciéndolos a la nada, cuando ellos se colocan en el núcleo indispensable y absorbente de la sociedad misma; reduciéndola también a esquematismos abstractos, dualistas, nihilistas y vacuos.
En estos contextos teatrales, los dispositivos más peligrosos son los servicios de inteligencia de la hiperpotencia y de su aliada continental, otro complejo militar-tecnológico-científicocibernético-económico- comunicacional, de menor envergadura. Los gobiernos de estas potencias confían ciegamente en su 138
“inteligencia” a su servicio; sin embargo, en el último periodo, de la fase decadente de la civilización moderna, los servicios de inteligencia han mostrado, mas bien, fehacientemente, que la “inteligencia” está a su propio servicio, inventando guerras para mantener sus enormes presupuestos y privilegios de esta casta “técnica”. Que el servicio que prestan está plagado de errores, cuyos costos son altos, en innumerables vidas humanas, en sociedades destruidas, además de los presupuestos despilfarrados. Lo grave de todo esto es que el destino de los pueblos está en manos de estos “técnicos” de la información y la contra-información, de estos “técnicos” de la vigilancia y la conspiración. No parece encontrarse aquí un futuro promisorio para los pueblos.
En la coyuntura mundial, configurada por una belicosa política del flamante gobierno de la hiper-potencia global, cuando ha dejado claro que está dispuesta a lanzar misiles, aun cuando no queden claros sus argumentos y 139
justificativos, ni a quién exactamente ataca, ni a quién exactamente defiende, se perfila la posibilidad de una guerra. Si la misma está en marcha, como reptil que rompe el cascaron, no serán los Estadonación, menos de las potencias involucradas, tampoco los organismos internacionales, incluso el máximo de ellos, la ONU, los que eviten el apocalipsis, agazapado en el umbral. Todas estas instituciones y dispositivos forman parte del problema. Los únicos que pueden parar esta marcha fúnebre son los pueblos, solo si toman consciencia a tiempo y toman una actitud enérgica y efectiva con relación al desmontaje de todas estas maquinarias de poder, que nos embarcan a la muerte.
Parece que la estrategia militar, impuesta ahora, entre otras alternativas, se inclina por apostar a ganar la guerra, aunque tenga altísimos costos; de lo que se trata es de vencer, aunque los vencedores se sienten victoriosos sobre montañas de ruinas y en mundo desolado. Otra astucia, si se puede llamar eso a esta 140
conducta temeraria, es el ataque por sorpresa – bajo cualquier excusa -, masivo y contundente, sin dar ocasión a la respuesta. ¿Qué será el mundo al día siguiente? Estos robots, pues no son otra cosa, estos militares preparados para la guerra más destructiva, no entienden que el mundo es compartido, esférico, y que lo que ocurre en cualquier parte afecta a la totalidad. No entienden que las armas que disparan también apuntan a su propia cabeza, como si no se dieran cuenta de su propio suicidio.
En el periodo más banal de la historia política de los Estados Unidos de Norte América, gobernado por un bufón engreído, que confunde a su país con escenarios de shows, en la etapa más decadente de su historia social, el pueblo norteamericano está atrapado en la crisis intermitente de un capitalismo financiero y especulativo dominante. Que ha dejado que la industria, la tecnología y las ciencias, dediquen sus esfuerzos a producción de armas descomunales y cada vez más efectivas en la destrucción 141
masiva. Está atrapado en el apabullante chantaje mediático y estatal, que dice que hay que defender el “estilo de vida americano” frente a la amenaza espeluznante del “terrorismo”; sin nunca aclarar cuáles son las fuentes de financiamiento, las fuentes de abastecimiento y de entrenamiento de este “terrorismo”. Está atrapado en una democracia formal dinástica, donde dos partidos de la casta gobernante y económicamente poderosa monopolizan la rotación gubernamental. El pueblo no participa en las decisiones políticas, en la construcción de las leyes, de las estrategias, del perfil de país; todo esto está en manos de “expertos”, “especialistas”, representantes del pueblo, gobernantes, que lo que hacen es lo que han hecho desde hace décadas; cargar el peso de los juegos de poder, de dominación mundial y de guerra de la hiper-potencia global sobre las espaldas del pueblo. Los hijos del pueblo van como soldados u oficiales de bajo rango a estas guerras aventureras; cuando vuelven, si es que vuelven, si es que no regresan mutilados, retornan a su condición 142
modesta, mientras la burguesía dinástica ha ganado billones de dólares a costa de la vida, a costa del sufrimiento de poblaciones afectadas.
Lo de la guerra que se avecina no parece del interés del pueblo, ni que defienda ni sus derechos, ni mejore sus condiciones de vida y perspectivas; la guerra es el obscuro objeto del deseo de esta burguesía hedonista y especulativa. El objeto oculto de este deseo no parece ser la península asiática de lo que se llamó la Manchuria, sino la potencia emergente, quizás hiper-potencia emergente, el Estado-nación popular, también complejo militar-tecnológico-científicocibernético-económico-comunicacional, el país continental más poblado del mundo.
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La increĂble historia de un ataque descomunal a una hormiga en el desierto
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Para contar esta increíble y triste historia de la cándida opinión pública y su abuelo desalmado, vamos a recurrir a los reportajes de la BBC mundo, que son ilustrativamente descriptivos. Se llama GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast, cuyas siglas en inglés, MOAB, la hacen conocida como "Mother Of All Bombs": la madre de todas las bombas. Forma parte del arsenal de Estados Unidos; su poder explosivo solo está por debajo de una bomba nuclear como las usadas en Japón en la Segunda Guerra Mundial. Fue usada por el ejército estadounidense en una operación de combate contra el autodenominado Estado Islámico (EI) en Afganistán; de acuerdo a la información brindada por el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer. Fue lanzada a las 19:32 hora local (14:32 GMT) desde un avión MC130 hasta su objetivo, un "sistema de túneles y cuevas", que el ejército norteamericano dice que usan los militantes de EI en Nangarhar, en el este de Afganistán. Sean Spicer declaro que "Estados Unidos toma la lucha contra EI muy en serio, y con el fin de derrotar al 145
grupo debemos negarles operacional, lo que hicimos".
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La MOAB es una bomba que pesa casi 10.000 kilos, lo que es equivalente al poder de 11 toneladas de TNT; estas características la convierten en el arma más poderosa antes de las bombas de reacción nuclear. No obstante, está muy lejos de provocar el tipo de destrucción que causan las bombas atómicas, como la que arrojó Estados Unidos en la ciudad japonesa de Hiroshima en 1945. Su principal efecto es una ola de explosión masiva que se extienden por un radio de 1,6 kilómetros. Su carcasa de aluminio fue diseñada específicamente para maximizar el radio de la explosión. Tiene una longitud de nueve metros; regularmente es portada por un avión Hércules MC-130, que la suelta con ayuda de un paracaídas y después es guiada por el sistema GPS hasta su detonación poco antes de tocar terreno. Fue probada por primera vez en 2003 en Florida, EE.UU., cuando el Estado norteamericano sostenía operaciones 146
contra Irak y Afganistán, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. el corresponsal de defensa de la BBC, Jonathan Marcus, explica que hasta ahora nunca había sido usada en combate; se trata de "una versión más grande de las armas usadas durante la guerra de Vietnam". En una breve declaración, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dijo: "Estamos muy muy orgullosos de nuestros militares. Fue otro evento exitoso". Como arma no nuclear, el uso de la MOAB no requiere necesariamente la aprobación del presidente. Por otra parte, como si fuese una ironía factual, la Federación Rusa ha desarrollado su propia bomba convencional masiva, llamada "el padre de todas las bombas" o FOAB. Es un tipo de bomba técnicamente conocida como un arma termobárica. Las bombas termobaricas generalmente se detonan en dos etapas, una pequeña explosión crea una nube de material explosivo, que luego se enciende, generando una onda devastadora. El ejército norteamericano aún no ha confirmado el efecto del ataque en 147
detalle, pero un funcionario local dijo a la BBC que muchos militantes de EI murieron; lo que presuntamente incluía al hermano de un alto líder. El gobernador del distrito de Achin, Esmail Shinwari, dijo a la agencia AFP que no contaba con información sobre víctimas, pero aseguró que era la explosión "más grande que haya visto". Considera Shinwari que "ya que es una fortaleza de Daesh (Estado Islámico), creemos que muchos de los combatientes de Daesh pueden haber muerto". Una declaración del Comando de Operaciones de Estados Unidos en Afganistán decía que "las fuerzas estadounidenses tomaron todas las precauciones para evitar bajas civiles". El ataque ocurre en la misma provincia en la que un soldado norteamericano murió la semana pasada. El general John Nicholson, comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, dijo que las bajas de EI han aumentado, por lo que los yihadistas han incrementado el uso de artefactos explosivos caseros, bunkers y túneles. Nicholson aclaró que "esta es la munición adecuada para reducir estos obstáculos y mantener el impulso de nuestra ofensiva". 148
Las consecuencias del ataque descomunal se resumen a que la más poderosa bomba no nuclear, jamás lanzada por Estados Unidos en un conflicto, mató 36 combatientes del autodenominado Estado Islámico (EI) y destruyó su base en Afganistán, de acuerdo a la información dada por el Ministerio de Defensa afgano. El director ejecutivo de Afganistán, Abdullah Abdullah, declaró que ningún civil fue afectado por la explosión. Abdullah añadió que el ataque contra el sistema de cuevas fue realizado en coordinación con el gobierno en Kabul. No obstante, el expresidente de Afganistán, Hamid Karzai, condenó el ataque como "el uso más inhumano y brutal de nuestro país". Según confirmó el portavoz del Pentágono Adam Stump, esta es la primera vez que el arma ha sido utilizada por el ejército estadounidense en combate. Esmail Shinwari, gobernador del distrito de Achin, donde tuvo lugar la ofensiva, le dijo a la BBC que no se registraron muertes de civiles porque ningún civil 149
vive en ese lugar. Según fuentes locales citadas por el servicio afgano de la BBC, la explosión de "la madre de todas las bombas" en Nangarhar fue tan fuerte y poderosa que se pudo escuchar en dos distritos vecinos. De acuerdo a la información brindada por el Pentágono, “a las 7:32 pm hora local del jueves, las fuerzas estadounidenses en Afganistán ejecutaron un ataque contra el complejo de túneles de EI en el distrito de Achin, provincia de Nangarhar".
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¿Por qué utilizaron el poderoso explosivo? La respuesta a la pregunta la dio el general John W. Nicholson, comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán; dijo: "Como el número de bajas de EI ha aumentado, están utilizando explosivos improvisados, búnkers y túneles para defenderse". También dijo para justificar el uso de la GBU-43/B que "esta es la munición adecuada para reducir esos obstáculos y mantener el momento de nuestra ofensiva contra EI". En el comunicado, el Pentágono dice que el ataque fue diseñado "para minimizar los riesgos de las fuerzas afganas y estadounidenses, que ejecutaban operaciones de limpieza en el área, al tiempo que se maximizaba la destrucción de combatientes e infraestructura de EI". También afirmó que "las fuerzas estadounidenses tomaron todas las precauciones para evitar bajas civiles con este ataque".
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¿Qué presencia tiene EI en Afganistán? El autoproclamado Estado Islámico anunció la creación de su rama en Khorasan — un antiguo nombre para Afganistán — en enero de 2015, la primera establecida oficialmente fuera del mundo árabe. En pocas semanas, el grupo apareció en al menos cinco provincias afganas en un intento de establecer parcelas de territorio desde las cuales expandirse. Esto lo convirtió en el primer grupo militante de importancia en tratar de arrebatarle al Talibán el control sobre la insurgencia local. Su principal objetivo era expulsar a los militantes talibanes de la zona y sacar a Al Qaeda, aliado del Talibán, de la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán, o reclutar a sus combatientes. Sin embargo, según expertos, EI no ha logrado establecer una base de apoyo político amplio ni conseguido el respaldo que esperaba en Afganistán. Según estimaciones, la organización puede tener de 1.000 a 5.000 combatientes en el país14.
¿Qué es lo que tenemos que descifrar de esta trama fáctica y verídica, descrita en 152
la exposición ecuánime de la BBC Mundo? La increíble historia descuella en haber arrojado una gigantesca bomba, por su magnitud, equivalente al poder de 11 toneladas de TNT; bomba explosiva por debajo de las bombas nucleares arrojadas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Ciclópea bomba arrojada en un desierto donde se dice que se encuentran los túneles, socavones en los cuales se halla el refugio y la base de operaciones del ISIS en Afganistán. La eficacia de tremenda bomba arroja la cifra de 36 militantes del ISIS. En lenguaje popular la metáfora usada es que la montaña pare un ratón. En este caso, la monstruosa bomba, casi bomba nuclear, por la explosión, hongo que forma e irradiación, mata a cerca de la cuarentena de soldados del Estado Islámico. ¿No es esto una descomunal ineficacia, tan descomunal como la misma bomba arrojada? A esto llamamos una muestra patética de la hipertrofia de la tecnología de guerra de la hiperpotencia global y sus aliados.
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El presidente de Estados Unidos califica a esta hazaña de “evento exitoso". ¿Cuál éxito? El haber matado al 2% del contingente armado del ISIS en Afganistán, teniendo en cuenta la cifra estimada que maneja el ejército norteamericano, o menos del 1% si tomamos en cuenta otras fuentes. Estos datos, los resultados del ataque del ejército norteamericano asombran por su descomunal incongruencia, sobre todo, de acuerdo a la lógica, por su descomunal sinsentido. Al respecto debemos aclarar, que de ninguna manera se pide, para que sea eficaz un ataque militar, que se mate a todos los militantes del ISIS. Esto es caer en lo mismo, en la “lógica” de los enemigos, según la cual e problema se soluciona matando al enemigo. La muerte no es ninguna solución, solo es el testimonio fúnebre de la incapacidad humana de resolver problemas.
Ahora bien, según el expresidente afgano Hamid Karzai, que condenó el ataque, acusó a EE.UU. de usar al país asiático "como campo de pruebas para armas", 154
nos muestra otro sentido del uso de la “madre de todas las bombas”, que ya tiene una pareja, el “padre de todas las bombas”, con este romance macabro ya pueden procrearse. Afganistán es usado como un laboratorio para probar las armas tecnológicamente avanzadas y las armas de destrucción masiva, y para utilizar a los y las afganas como “conejillos de indias”.
Otra alternativa a lo que se presenta como el absurdo militar, formando parte de la historia de la estupidez humana, es que se busque precisamente con esta demostración de fuerza descomunal, mandar una señal de advertencia a los enemigos del imperio, que, paradójicamente, forman parte también del imperio, de acuerdo al concepto de imperio de Antonio Negri y Michael Hardt. El imperio, entonces se reproduce por la complementariedad perversa de los enemigos.
La segunda alternativa, ya no es exactamente un sinsentido, sino que se 155
ha reducido al país ocupado por las armadas “occidentales” - con la excusa de la “guerra contra el terrorismo”, concretamente contra Al Qaeda, cuando se perpetró la invasión, aprobada por la ONU - a la condición de objeto de experimentación, en la perspectiva no solo de mejorar la tecnología de guerra, sino de una guerra mundial, la madre de todas las batallas.
La tercera alternativa, es la más grave de todas, pues nos dice que se tiene en cuenta, con estas acciones demoledoras, la proximidad de la guerra. Lo que lejos de volver sensatos a los responsables de haber aprobado y lanzado la susodicha bomba, los devela como los más grandes irresponsables de la historia de la humanidad. Pues no solo están jugando a la guerra, no solamente incursionan en la guerra de cuarta generación, según la estrategia militar norteamericana, sino que ya se inmiscuyen en la tercera guerra mundial, que, hasta el momento, aparece, como punta de iceberg, como guerra de baja intensidad. Entonces, ya están en la madre de todas las guerras y 156
la última posible de la triste historia de la humanidad.
Si los pueblos del mundo quedan callados e inactivos ante semejante peligro anunciado, quedando en manos de estos “especialistas” de la muerte, en su forma de destrucción masiva; en manos de gobiernos que asumen que el mundo se reduce a un campo de batallas; en manos de Estado-nación, hiper-potencias, potencias emergentes, fundamentalismos de toda clase, de todo color y de toda gama de discursos, han optado por su propio sacrificio, inmolándose por el sagrado símbolo de la nada. Estos pueblos pusilánimes son cómplices de lo que se avecina, el apocalipsis, volviendo a usar esta metáfora bíblica. Son parte de la imbecilidad humana, que teniendo la oportunidad de ser vida, de liberar la potencia social, sincronizando con la potencia creativa de la vida, de dedicarse a tareas maravillosas, como la de la comunicación con los seres del multiverso, mas bien, se han encaminado, en cambio, a destruirse a sí mismos y destruir el planeta. 157
Conclusiones 1. No se puede decodificar, descifrar e interpretar ningún acontecimiento, evento, suceso, hecho, dado o dándose, en el mundo, sino se consideran sus vinculaciones con el sistema-mundo, con sus avatares, contingencias, estructuras y procesos. Todo hecho o acontecimiento se da en el mundo, es un hecho y acontecimiento mundial, por más local que sea. 2. Pasado, presente y futuro, categorías y conceptos del paradigma del tiempo, se convierten en componentes de espesores de los tejidos espaciotemporales-territoriales-sociales, comprendidos en la simultaneidad dinámica de la sincronización y resincronización planetaria.
3. Lo que ha acontecido está aconteciendo, lo que va acontecer está aconteciendo. Este aconteciendo es 158
espesor de la simultaneidad dinámica; lo hemos llamado, en este ensayo, espesor del presente, de manera provisional. El aconteciendo es dinámico, lo que quiere decir que se mueve y cambia. 4. Esto no quiere decir que seguimos en la guerra del Pacífico de 1879, tampoco en la guerra de Corea de 1950; tampoco solo se trata de las huellas del pasado en el presente, sino que estamos en el mismo tejido espacio-temporal-territorial-social cambiante.
5. Que lo acontecido está aconteciendo quiere decir que lo acontecido no ha dejado de acontecer, no solo como memoria social, tampoco solo como huellas, sino como condiciones de posibilidad histórico-políticaseconómicas; que aunque cambiadas, distintas, mutadas y transformadas, contienen el problema no resuelto. Problema que no se reduce a la reivindicación marítima, por más justa 159
que sea, sino que tiene que ver con la matriz que desató la guerra. Nos referimos no solo a la geopolítica regional, sino a la querella por el excedente, al conflicto por el control de los recursos naturales. 6. La geopolítica del sistema-mundo capitalista induce las querellas por el excedente, los conflictos por el control de los recursos naturales, las guerras periféricas, en la inmensa geografía política de las periferias, que es la parte del mundo que transfiere recursos naturales a los centros industriales del sistema-mundo.
7. La geopolítica del sistema-mundo capitalista ha inducido la guerra de Corea, en su condición de sistemamundo político; sobre todo, relativo al orden mundial impuesto por las potencias vencedoras de la segunda guerra mundial. Las dos superpotencias, que emergen de la victoria de la guerra, acuerdan la división de Corea. Esta actitud dominante ni es 160
democrática, tampoco socialista; es sencillamente de dominación; en este caso se trata de la distribución de zonas de influencia y control. 8. La geopolítica del sistema-mundo, en su condición de economía-mundo, ha generado los conflictos y las guerras en el Medio Oriente. Esta genealogía de las guerras puede mostrar diagramas de poder diferentes, en distintos periodos. Sin embargo, no hay que olvidar que las delimitaciones de las administraciones coloniales e imperiales fueron las cartografías para definir las fronteras de los Estadonación en la región. Que la revolución industrial, cuando pasa de la energía de carbón a la energía fósil, del petróleo, convierte a la región en estratégica y prioritaria para abastecer de energía al desarrollo capitalista mundial.
9. La geopolítica del sistema-mundo, en su condición de sistema-mundo político, puede inducir a una 161
intervención a la República Bolivariana de Venezuela, entre otras alternativas. En este caso, ya no se trata de la relación entre pasado y presente, en los códigos del paradigma del tiempo, sino de la relación entre presente y futuro, en los mismos códigos. En este caso, lo que va acontecer acontece, lo que va acontecer está aconteciendo, no de la misma manera singular de como ocurra, sino que en el presente, por así decirlo, se encuentra la matriz de las condiciones de posibilidad de lo que va acontecer; se encuentra como posibilidad. La singularidad de lo que acontezca depende del juego de posibilidades y del juego de fuerzas, contando con la correlación de fuerzas. 10. Se puede comprender la coyuntura como articulación singular de los espesores del presente. Las singularidades coyunturales pueden ser mundiales, regionales, nacionales o, si se quiere, locales. Hablando, para ilustrar, no del todo apropiado, recurriendo a la configuración de la 162
trama, se puede decir, figurando, que la coyuntura anida desenlaces.
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