Fuerzas sociales y territorialidades

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Fuerzas sociales y territorialidades

RaĂşl Prada Alcoreza

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Índice: Prólogo

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En torno al concepto de episteme

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El concepto de fuerzas sociales Comentario a Fuerzas sociales de Luis Tapia I

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El proyecto de la autogestión y el autogobierno Comentario a Fuerzas sociales de Luis Tapia II

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Fragmento geográfico de poder

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Fragmentos territoriales en la mutación geográfica de poder

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Cuando la máquina del poder no funciona

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Conjeturas sobre los obstáculos ideológicos

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La rebelión indígena Comentario a ¡Resistencia digna! de José Luis Saavedra

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Prólogo Fuerzas y territorialidades es un libro de comentarios a dos libros; uno de Luis Tapia Mealla; el otro de José Luis Saavedra. El primero es sobre el concepto de fuerzas sociales; el segundo sobre la resistencia indígena al modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente. Los comentarios se sustentan en lecturas críticas y hermenéuticas de los libros citados; valorando la pertinencia de los mismos. El primero, por su aporte teórico y sus desplazamientos epistemológicos; el segundo, por la defensa política de las luchas de las naciones y pueblos indígenas, por su compromiso descolonizador.

El escrito presentado es acompañado por ensayos críticos sobre las concepciones geográficas, más bien clásicas, que no han experimentado los desplazamientos teóricos desatados por la geografía corporal de Milton Santos y la geografía 4


cuantitativa contemporánea, así como la geografía humana. Retoma las configuraciones conceptuales de los conceptos de territorialidad y del devenir territorial, que comprenden los espesores territoriales y culturales. Así también se acompaña con un ensayo crítico del poder, desde consideraciones epistemológicas.

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En torno al concepto de episteme

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Episteme quiere decir, en griego, ciencia; también se puede traducir como saber, así como conocimiento. El concepto ha adquirido connotación en la filosofía moderna, sobre todo, con la referencia a los metalenguajes; que pueden adquirir características lógicas, así como características especulativas. Un ejemplo de lo primero, aunque mezclado con lo segundo, son los Investigaciones lógicos de Edmund Husserl1; otro ejemplo, de los segundo, aunque mezclado con la historia de la ciencias, adquiriendo una tonalidad de filosofía de las ciencias, son los escritos epistemológicos de Gastón Bachelard2. Sin embargo, la fama, por así decirlo, del concepto de episteme se da con las investigaciones y reflexiones epistemológicas de lo que se va a conocer como el desenvolvimiento del positivismo; que busca llevar adelante, lo 1

Ver Devenir fenomenología y devenir complejidad. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/devenirfenomenologia-y-devenir-complejidad/. 2 Ver de Gastón Bachelard La formación del espíritu científico. https://ateneodecomunicacion.files.wordpress.com/2012/08 /la-formacic3b3n-del-espc3adritu-cientc3adfico-porgastc3b3n-bachelard.pdf.

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que una vez fue el objetivo de Augusto Comte, construir una filosofía física, opuesta a la filosofía especulativa. El Círculo de Viena (1921-1936) va a ser como el centro de la revolución epistemológica.

Podemos citar, dejando pendiente otros recorridos epistemológicos, como segundo momento crucial para el desarrollo del concepto de episteme, así como de la definición conceptual de epistemología, a la Estructura de las revoluciones científicas de Tomas Kuhn3. Donde el historiador y filósofo de las ciencias propone rupturas epistemológicas en los paradigmas científicos. Podemos decir, que, de alguna manera, las rupturas y desplazamientos epistemológicos de Bachelard se corresponden, aunque de otra manera y bajo otras consideraciones, con las rupturas epistemológicas de Kuhn. 3

Ver de Tomas Kuhn Estructura de las revoluciones científicas. http://www.conductitlan.net/libros_y_lecturas_basicas_grat uitos/t_s_kuhn_la_estructura_de_las_revoluciones_cientifica s.pdf.

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En esta resumida y brevísima historia del concepto de episteme y de la definición conceptual de epistemología, podemos citar dos momentos más, por su importancia e incidencia en el uso del concepto mismo y su difusión. Un tercer momento del concepto de episteme es el que corresponde a lo que llamaremos teoría de la ideología de Karl Marx. La importancia de este desplazamiento conceptual en lo que respecta al concepto o a la concepción epistemológica, implícita en Marx, radica en la crítica del fetichismo de la mercancía; es decir, la crítica de la economía política, considerada como ideología. Si bien es cierto, que este aporte es anterior tanto de la revolución epistemológica del Círculo de Viena, así como de las rupturas y desplazamientos epistemológicos y paradigmáticos de Kuhn y de Bachelard; sin embargo, la lectura epistemológica de Marx se hace en el contexto de la atmósfera teórica kuhniana y bachellerdiana, hecha principalmente por

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parte de Louis Althusser4. En este sentido, podemos considerarlo tercer momento en el desarrollo del concepto de episteme.

El cuarto momento corresponde al desborde de las llamadas teorías nómadas, a la crítica arqueológica y genealógica de Michel Foucault5. Es cuando se produce no solo un desplazamiento teórico en lo que respecta al concepto de episteme, sino algo así como una ruptura en la manera de concebir y estructurar el concepto. Está muy lejos de los que consideraron a la epistemología como ámbito de las meta-teorías; lejos del positivismo del Círculo de Viena; diferente, en otro lugar, a las rupturas epistemológicas de Kuhn; se puede hablar de cierta analogía o 4

Ver de Louis Althusser Para leer El capital. También La revolución teórica de Marx. file:///C:/Users/RAUL%20PRADA/Downloads/Louis%20Althu sser%20-%20Para%20leer%20El%20Capital.pdf. https://docs.google.com/file/d/0BxnMosHeCMaATFRKamk1 Z2VTYjA/edit. 5 Ver de Michel Foucault Las palabras y las cosas. http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/682.pdf.

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hasta herencia con la concepción de desplazamientos y rupturas epistemológicas de Bachelard. Sin embargo, Foucault concibe la episteme materialmente, como zócalo epistemológico. De acuerdo a la interpretación de la época del colectivo y círculo Episteme, decíamos, compartiendo e interpretando a Foucault, que la episteme es como el substrato material de prácticas, relaciones, procesos, de la formación de 6 conocimientos .

No hablamos del pensamiento complejo como un quinto momento del desarrollo del concepto de episteme, pues no consideramos al pensamiento complejo como un acontecimiento epistemológico, sino mucho más; el pensamiento complejo reincorpora el pensamiento al cuerpo, a las fenomenologías corporales y sociales, a los ciclos vitales integrados de las ecologías planetarias. Entonces, se 6

Ver Pensar es devenir. https://pradaraul.wordpress.com/2016/04/15/pensar-esdevenir/.

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trata de un acontecimiento epistemológico-ecológico. Nos remitimos a los textos que tratan la tematica y los tópicos de este acontecimiento7.

El uso del concepto de episteme y de la definición conceptual del campo epistemológico se ha difundido amplia y variadamente; adquiriendo connotaciones de todo tipo, así como usos lingüísticos e ideológicos distintos; tampoco podía faltar su vulgarización. Se habla de rupturas epistemológicas como si se tratara de atender, con este nombre, a los desenvolvimientos y desplazamientos ideológicos, dados en las formaciones discursivas. Las ciencias sociales y humanas, en sus investigaciones recientes, han incorporado sin más el concepto de episteme, así como la definición conceptual de epistemología, las connotaciones de desplazamiento y 7

Ver Episteme compleja. https://pradaraul.wordpress.com/2015/02/13/epistemecompleja/.

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ruptura epistemológica, para interpretar sus propias pesquisas e investigaciones históricas, sociológicas y antropológicas. Puede que estas incorporaciones acríticas e injertadas les ayuden en la interpretación de sus investigaciones, indudablemente valiosas, y a componer mejor sus narrativas; empero, traen a colación un problema. El término episteme adquiere una flexibilidad mayor, que no es sostenible teóricamente, aunque ayude a definir y ubicar desplazamientos discursivos.

Sin embargo, este problema del uso acrítico del concepto de episteme, no es el más complicado; hay otros, mucho más problemáticos. Sobre todo, aquellos que tienen que ver con los usos en la vulgarización conceptual, utilizándose más como metáfora que como concepto. Empero, los que lo usan no son conscientes de esto; para ellos, el uso es apropiado y pertinente; creen que siguen hablando de episteme y en el campo de la epistemología, cuando lo que hacen es

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una alocución ideológica, en los debates que tienen.

Uno de estos usos, desbordados ya del campo epistemológico, re-abordados, mas bien, en los campos de la ideología, es el que le da el discurso de-colonial. Habla frecuentemente de episteme como de saberes; empero, no en el sentido de la arqueología del saber, sino de saberes como paradigmas culturales. Aquí ya tenemos otro problema conceptual y teórico; ¿por qué llamar a las construcciones hermenéuticas y cognitivas de las culturas antiguas y ancestrales saberes; es más, epistemes? Al respecto, parece más adecuada la interpretación de Claude-Levi Strauss, que las denominaba armaduras culturales, desde la perspectiva estructuralista. ¿Por qué reducirlas a las configuraciones dualistas de la episteme moderna?

Las relaciones de las sociedades antiguas y ancestrales con lo que la modernidad 14


llama conocimientos, no es la misma que las relaciones estructuradas e institucionalizadas en la modernidad. Para la modernidad se trata de una división del trabajo, de la diferenciación entre teoría y práctica; división sustentada en la separación entre mente y cuerpo, razón y técnica; mejor dicho, entre razón y acción, incluso entre razón y pasión. Las configuraciones representativas modernas responden a la transversalidad producente del esquematismo dualista. En consecuencia, la ciencia es conocimiento objetivo, la teoría es interpretación lógicamente sostenible, el saber es información, retención de la información y anticipación. Como se puede ver, por una parte deambula y se desarrolla la razón, en términos antiguos, el espíritu; por otro lado deambula el cuerpo, convertido, en la modernidad, en instrumento de trabajo.

En estas condiciones de posibilidad históricas-culturales-epistemológicas, se entiende que episteme corresponda a los 15


desplazamientos de su propia arqueología conceptual; ciencia, conocimiento, saber, meta-teoría, paradigma, zócalo. Se comprende que se hable de desplazamientos y rupturas epistemológicas. Sin embargo, cuando nos referimos a relaciones distintas, de las sociedades antiguas y ancestrales, con los procesos de simbolización, significación, representación, fijaciones cognitivas - expresadas no en teorías, sino en otras tramas culturales, las cuales no parecen separar mente de cuerpo, espíritu de materia, pensamiento de vida -, el uso a-crítico del concepto de episteme, no parece lograr su expresión y exposición. Lastimosamente, en el mejor de los casos, el término episteme figura en pretensiones discursivas, para aclarar lo que se quiere decir. En el peor de los caso, el término episteme se introduce en discursos que más que aclarar confunden.

Para el colmo, se deriva en delirios discursivos como cuando se emite el término “epistemicidio”. Sabemos lo que 16


suicidio significa, también algunas de sus connotaciones, incluso transformaciones lingüísticas, como deicidio; sin embargo, ¿qué quiere decir “epistemicidio”? Para el discurso de-colonial significa la muerte o, si se quiere, el asesinato de una cultura, de sus saberes y conocimientos propios, heredados. Pero, ¿es coherente hablar así, expresarse de ese modo, sobre todo, teniendo en cuenta lo que se quiere decir? ¿Cómo se puede matar a una episteme? Se puede llegar a aceptar, manteniéndonos en el pensamiento moderno, que la episteme, es decir, la ciencia, el conocimiento, el saber, dados, pueden morir, fosilizándose o dejándose de usarlos o acudir a ellos. Pero, incluso así, la memoria social, incluso memoria institucionalizada, como la historia, los sigue preservando e interpretando.

Cuando nos encontramos ante construcciones arquetipicas simbólicas, significativas, representativas, cognitivas, distintas, a las dadas en la modernidad, lo que acabamos de aceptar, a duras penas, ya no es sostenible. 17


Primero, para comenzar, porque ninguna ciencia, conocimiento, saber, teoría, es autónoma; no se reproduce por sí misma; para que exista y se preserve, se reproduzca y se transforme, es menester que las prácticas, actividades, relaciones sociales, lo hagan, constantemente. Son estos procesos sociales los que sostienen a esas instituciones que llamamos ciencias, conocimientos, saberes, teorías. Segundo, que, al tratarse de otras conformaciones y configuraciones arquetípicas, dadas en las relaciones corporales, en las corporeidades sociales y en los espesores territoriales y culturales, sería un abuso del término hablar de “epistemicidio”; siendo ya “epistemicidio” un término absurdo inventado.

Como dijimos en ensayos anteriores, las sociedades y culturas no desaparecen, forman estratos de tejidos espaciotemporales-territoriales-sociales, en la simultaneidad dinámica de su devenir experiencia, devenir memoria, devenir

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vida8. Si la mirada o el enfoque moderno no puede visualizar estos tejidos, es su problema; problema relativo a su miopía o limitada visión. Pero, que la episteme moderna no pueda visualizar, entonces, en consecuencia, no pueda configurar, tampoco representar estos tejidos sociales, no quiere decir que no existan.

Una de las tareas de la descolonización es pues lograr acercarse a esas otras formas, arquitecturas, armaduras, estructuras, de relaciones corporales, simbólicas y cognitivas, de las sociedades antiguas y ancestrales, así como de las sociedades resistentes, en la actualidad, en el espesor del presente. Por otra parte, en esta perspectiva, plantearse seriamente la construcción conceptual

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Ver Cuerdas compositoras del multiverso. También Imaginación e imaginario radicales; así como Más acá y más allá de la mirada humana. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/cuerdascompositoras-del-multiverso/. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/imaginacion-eimaginario-radicales-en-devenir-y-dinamicas-moleculares/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/04/17/mas-aca-ymas-alla-de-la-mirada-humana-3/.

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adecuada a esta tarea. Esto estรก muy lejos de las improvisaciones teรณricas de la formaciรณn discursiva de-colonial.

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El concepto de fuerzas sociales Comentario a Fuerzas sociales de Luis Tapia I

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Consideraciones teóricas

¿Desde dónde se piensa? ¿Cuál es el locus; es decir, el lugar de la enunciación? Son dos preguntas que ayudan a ubicar el lugar del pensamiento y el lugar de la enunciación; al mismo tiempo, el alcance del pensamiento y de la enunciación. Así como se puede decir, el alcance del enfoque, de la forma del enfoque, incluso de la estructura misma del enfoque. Esto es importante, no solo por el mapeo de la formación discursiva y enunciativa de la que se trate, sino, sobre todo, por situar la teorización en una formación epistemológica dada; en términos generales, por saber si se trata de una pertenencia a la episteme moderna, a la arqueología de sus formaciones enunciativas, de sus zócalos, de sus epistemologías, comprendiendo sus desplazamientos y también rupturas. O, en el caso, de la escisión con la episteme

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moderna, si se trata del ingreso a los espesores de la episteme compleja9.

Por otra parte, comprendiendo que las formaciones teóricas, que forman parte de formaciones discursivas y enunciativas, forman parte de los usos, recursos, metamorfosis y transformaciones del lenguaje y en el lenguaje. En este sentido, tener en cuenta, que las palabras, que se vuelven conceptos, en las ciencias, en las filosofías, recurren a metáforas, a la metaforización, buscando construir sobre estas figuras estructuras categoriales; es decir, conceptos.

Uno de estos conceptos es fuerza; cuya arqueología, en la episteme moderna, se remonta a la física. Fuerza aparece como un concepto conmensurable, basado en la categoría de potencia, si se quiere de energía, vinculado a la aplicación; es 9

Ver Episteme compleja: https://voluntaddepotencia.wordpress.com/epistemecompleja/.

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decir, a la efectuación de una potencia; en sentido analógico, fuerza. Se deduce cuantitativamente, en la ecuación algebraica. El concepto de fuerza física, es mecánico, si se quiere, en el sentido del funcionamiento y de la función que cumple la fuerza. En consecuencia, podemos decir que, en la mirada de la episteme moderna, el concepto de fuerza, reúne la idea de potencia con la imagen de la aplicación, respecto de una resistencia. Podemos decir, que incluso, en la mirada física, medible, la fuerza aparece en relación a otras fuerzas.

La imagen de fuerza, no el concepto, se transfiere a las ciencias sociales y humanas. En las formaciones discursivas de las ciencias sociales e históricas, la imagen de fuerza adquiere, obviamente otras connotaciones, trayendo a colación cambios en la estructura categorial. En ciencias sociales e humanas, la fuerza no es medible, ni entra tampoco a formar parte de una ecuación. La fuerza llega a ser un término que se refiere, en la memoria de su arqueología, a la 24


potencia; empero, para definir y describir estratificaciones sociales, así como inclinaciones y tendencias políticas. El concepto de fuerza usa la metáfora de potencia para referirse a la influencia, incidencia, al peso, de determinados o todos los estratos de la estructura social; a la situación de tal o cual fuerza social o de un conjunto de ellas en el campo de fuerzas de una sociedad.

El discurso marxista clásico, por así decirlo, habla de fuerza de trabajo. Que no deja de ser una metáfora, que sostiene al concepto. Aunque se refiera a las capacidades físicas, intelectuales, psíquicas, del cuerpo del trabajador, no deja de ser un concepto sostenido en una metáfora, que deriva de la física. De todas maneras, importa comprender lo que nos dice y significa. Se vislumbra la pretensión de medida; pero, que no se logra, cuando se dice que depende de las condiciones sociales y culturales. También se observa que el concepto de fuerza de trabajo hace de categoría indispensable en el concepto marxista de 25


capital. La plusvalía es trabajo socialmente necesario, absorbido en el proceso de producción, no pagado.

Podemos decir, que de cierto modo, el concepto de fuerza de trabajo, se expresa en una estructura categorial que pretende, por lo menos, valorización o evaluación, por un lado; por otro, explicar la formación de capital. Esta es una teoría; en el sentido pleno de la palabra. Sin embargo, no se puede decir que corresponde plenamente a la realidad, sinónimo de complejidad. De aquí, de este concepto de fuerza de trabajo, a la proliferación polisémica de las metáforas de fuerzas, en los distintos usos discursivos y enunciativos de las ciencias sociales y humanas hay grandes diferencias. La metáfora de fuerza adquiere brío, pero, no logra convertirse en concepto.

La pregunta directa es: ¿Hay fuerzas sociales? Las fuerzas sociales, como enunciado, parecen ser, mas bien, la 26


metáfora que hace referencia a las clases sociales, o a determinadas clases sociales, o a un conjunto de ellas, que hacen, por ejemplo, al pueblo. Esta expresión de fuerzas sociales adquiere capacidad, si se quiere connotativa, sin embargo, no se puede decir que se logra como concepto. Ciertamente llega a formar parte de formaciones discursivas, incluso teóricas, empero, no por esto, llega a ser concepto. También, se puede decir, que la expresión de fuerzas sociales ayuda a describir, pero, la descripción no lo convierte en concepto.

Así como la metáfora figura, la palabra nombra, el concepto explica. Es como una de las condensaciones de la teoría; pues la formación teórica contiene varias condensaciones conceptuales; las mismas que se encuentran conectadas. Forman parte de la formación discursiva y enunciativa de la teoría. El concepto es como una síntesis de la estructura teórica o parte de la estructura teórica. Se entiende, entonces, que en la exposición teórica no todo es concepto, sino que los 27


conceptos se encuentran rodeados por entornos discursivos del lenguaje usado, que no son conceptos. Entornos discursivos que apoyan en la exposición conceptual. No hay que olvidar, sin embargo, que los conceptos no dejan de estar conectados en un tejido conceptual, pero, también en un tejido lingüístico, así como en un tejido metafórico.

Podemos considerar a la fuerza de trabajo concepto, en la formación discursiva y enunciativa de la crítica de la economía política. Pero, no parece sostenible definir como concepto a fuerzas sociales, no solamente en lo que respecta a la crítica de la economía política, sino también lo que respecta a toda la formación discursiva y enunciativa marxista, que contiene distintos discursos conformados, diferentes manejos de los enunciados, incluso variadas apropiaciones de los conceptos. Incluso en el caso de Antonio Gramsci, no parece situarse la figura de fuerza social como concepto, sino como metáfora de apoyo en el análisis crítico. Entre los conceptos desarrollados por 28


Gramsci se encuentra el de bloque histórico, que será uno de los conceptos de la discusión en el comentario. En cambio, vemos que Luis Tapia Mealla, en el libro que comentamos, construye el concepto de fuerza social, en singular, concepto de fuerzas sociales, en plural. En adelante, nos concentraremos en los dos conceptos, el de bloque histórico y el de fuerzas sociales, teniendo como contexto móvil, si se quiere históricosocial-político-cultural, el desafío complejo, plural, múltiple, en constante devenir, de los movimientos sociales.

En los primeros capítulos del libro Luis Tapia deja clara su distinción entre movimientos sociales y bloque histórico. El autor de fuerzas sociales escribe:

Una vez que se ha señalado algunos rasgos comunes, aquí cabe identificar las diferencias entre movimientos sociales y bloques históricos, y su articulación sobre todo. Los movimientos sociales son un 29


tipo de acción colectiva que critica, por lo general, un tipo de estructura social o un espectro de varias estructuras sociales, pero en última instancia limitado. Lo propio de los movimientos sociales es enfocarse en una parte de la configuración del orden social, la organización de la cultura, las concepciones del mundo, y sus resultados en la constitución de sujetos, las condiciones de vida y las experiencias colectivas e individuales; aunque en este proceso rearticulan concepciones del mundo, hacen política en tanto articulación de agregados o articulación de individuos y grupos como parte de un sujeto colectivo que es el movimiento10.

Luis Tapia remarca la diferencia de esta manera:

En cambio un bloque histórico es una noción que sirve para pensar un conjunto de articulaciones en un horizonte más 10

Ver de Luis Tapia Mealla Fuerzas sociales. Autodeterminación. Colección: Cosmópolis. Primera edición, febrero 2017. La Paz. Pag. 29.

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amplio. Un bloque histórico es un proceso de articulación del conjunto de las estructuras sociales, políticas y culturales o de todas éstas a través de lo que Gramsci llamó la organización de la cultura, esto es, la articulación de producción, reproducción, gobierno en torno a un conjunto de ideas específicas que tienen una historia, que es lo que las vuelve una cultura particular11.

La comparación de ambas enunciaciones se expresa así: En este sentido, si bien hay rasgos comunes, la noción de movimiento social sirve para pensar algo más específico, y la del bloque histórico los procesos de transformación en un horizonte más amplio, el de las totalidades sociales. Se trata de una cuestión de escala pero también de cualidad. Los movimientos sociales, por lo general, son críticas parciales y fuerzas de reforma parcial de las sociedades. Los bloques históricos son procesos de reconstitución más general, 11

Ibídem. Pág. 30.

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de construcción o reconstitución general de las sociedades. Sin embargo, estas consideraciones están orientadas a señalar una articulación. En sociedades modernas los movimientos sociales en algunos casos son parte de la constitución de bloques históricos, no son el bloque histórico como tal sino una parte de como Gramsci, que un bloque histórico no es una organización singular que articula acciones en diferentes ámbitos, como por ejemplo, la agitación, la negociación política, la investigación científica, el enfrentamiento callejero y otras acciones. En este sentido, un partido como tal no hace un bloque histórico. Los bloques históricos, en la perspectiva de Gramsci, son resultado de la convergencia y de la articulación, hecha a través de acción deliberada en torno a algunos puntos, por intelectuales orgánicos de una gran diversidad de procesos de imaginación social, política y cultural, de investigación, de organización de los procesos productivos, de innovación en los mismos y de luchas políticas y sociales. En tanto se trata de bloque histórico el énfasis no está puesto en lo que ocurre como novedad o reproducción al interior de una faceta o dimensión de la vida social sino en la articulación de dos 32


o más o del conjunto, de capacidades de articulación en ese horizonte global 12.

La conclusión de esta parte del libro es la siguiente: Los movimientos sociales son una fuerza de reforma de las sociedades. Los bloques históricos son formas de articulación o de transformación y sustitución de un tipo de sociedad. En este sentido, son fuerzas de construcción social o de transformación social 13.

Pondremos las cartas sobre la mesa, como quien dice, antes de contrastar los dos conceptos, el de bloque histórico y el de fuerzas sociales, con lo que llamaremos el referente social, por excelencia, que es la definición de 12 13

Ibídem. Págs. 30-31. Ibídem. Pág. 40.

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movimientos sociales; que se refiere precisamente a las acciones, actividades, prácticas, relaciones, formas de convocatoria, formas de organización, de la movilización social. Como se puede ver, no hablamos, de entrada de movimientos sociales como concepto, sino de definición. Se trata de definición o definiciones, pues son varias, elaboradas por investigaciones descriptivas, que, a su vez, son asumidas teóricamente; que analizan el fenómeno social, conocido como movimiento social o los fenómenos sociales conocidos como movimientos sociales. Para decirlo de algún modo, la definición de movimiento social señala a fenómenos sociales concretos, reconocidos como tales; dependiendo la coyuntura, el periodo, el contexto. En lenguaje directo, aunque abusando de la connotación, se diría que los movimientos sociales son una realidad. En cambio, el bloque histórico no lo es; es ciertamente un concepto, si se quiere apropiado para entender la articulación entre estructura y superestructura, usando estos conceptos tan conocidos en una de las 34


interpretaciones marxistas. Bloque histórico es un concepto interpretativo de una teoría crítica, la gramsciana, que interpreta la complejidad social en sus articulaciones sociales, económicas, políticas y culturales. No se puede decir que sea una realidad, por más que se crea que el concepto se aproxima mejor que otros conceptos a dar cuenta de las complejidades sociales, en la modernidad.

Por otra parte, al hablar de definición, en lo que respecta a movimiento social, o de definiciones, en lo que respecta a movimiento social o movimientos sociales, no decimos que no hay construcción conceptual. De ninguna manera; mas bien, se trata de un referente que goza de muchas construcciones conceptuales, relativas a distintas teorías, sobre todo sociológicas. Sobre su tratamiento conceptual nos remitimos al ensayo Pliegues y despliegues de los movimientos sociales, que se encuentra en Crítica de la

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ideología14. En consecuencia, movimientos sociales es referente social, es definición, descriptiva y teórica, se remite a variados conceptos, relativos a investigaciones descriptivas, interpretaciones teóricas de las ciencias sociales, sobre todo sociológicas. Incluso podríamos decir que los conceptos sobre movimientos sociales, aunque pertenezcan a distintas formaciones teóricas, tienden a ser como transversales a la sociedad misma, a sus estructuras, relaciones, coyunturas, periodos, incluso, si se quiere, épocas. Esto quiere decir que, mas bien, los movimientos sociales, explican a las sociedades, a las formaciones sociales, a la estructuras sociales, a sus estructuras políticas; en otras palabras, a sus mutaciones y transformaciones.

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Ver Pliegues y despliegues de los movimientos sociales, en Crítica de la ideología. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/18/critica-de-laideologia-i/. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/18/critica-de-laideologia-ii/.

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En este sentido, teniendo en cuenta esta transversalidad, podemos decir que el concepto de movimiento social es estructurante. Estructura teorías, por ejemplo, como la elaborada por Antoni Gramsci, que unos, interpretes, consideran teoría de las superestructuras, otros, más agudos, como teoría de contra-poder, sobre todo, con sus características de contra-hegemonía. Parece apropiado decir que Gramsci articula lo desarticulado por el análisis economicista marxista, que separa estructura o base económica, de superestructura ideológica, política y cultural. No es el único ejemplo de la función estructurante del concepto de movimiento social, entendiendo que se trata de distintos conceptos, relativos a diferentes teorías; hay otros. Nos volvemos a remitir al texto mencionado. Lo que importa, ahora, es caracterizar apropiadamente a este concepto transversal, en el análisis sociológico y político.

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Crítica del fetichismo teórico

Daremos una definición de fetichismo, como una síntesis provisional de todo lo que expusimos al respecto. La definición es la siguiente: el fetichismo atribuye vida a lo que no tiene vida, a los artefactos, fetiches, propiamente dichos, a los objetos, a las cosas, a las instituciones. En el caso de del fetichismo teórico, éste atribuye vida propia a sus conceptos; les atribuye subjetividad y los convierte en sujetos. Sobre todo, este fenómeno se observa más nítidamente en las ciencias sociales. Por ejemplo, en las ciencias sociales se habla del Estado como si tuviera vida propia; se habla de las instituciones como si tuvieran vida propia; es más, como si se comportaran como sujetos. En el contexto de las ciencias sociales y las ideologías que les acompañan, otro ejemplo, se atribuye vida propia al capital, se lo convierte en sujeto, como si actuara con premeditación, sapiencia y voluntad propia.

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Lejos de llevar adelante las consecuencias de la crítica de la economía política, de que el capital corresponde a relaciones sociales, a un orden determinado de relaciones sociales, cuyo núcleo son las relaciones sociales de producción capitalistas; enunciación que llevaría a comprender que son los sujetos sociales, siguiendo con la crítica de la economía política, los que establecen relaciones y producen mercancías. Desde esta perspectiva, el capital es una relación o ámbitos de relaciones; es más, estructura de relaciones, movidas por sujetos que establecen relaciones de producción, relaciones de distribución, relaciones comerciales, que suponen relaciones contractuales. En consecuencia, el capital no puede ser un sujeto, menos un sujeto consiente; es, más bien, como el efecto masivo de las prácticas de producción, distribución y consumo, de las relaciones que establecen los sujetos en la esfera de la producción, en la esfera de la circulación y en la esfera del consumo.

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Las corrientes marxistas se han extraviado en la ideología. Han reproducido el fenómeno o la fenomenología del fetichismo, al atribuir vida a conceptos, elaborados desde la crítica, para hacer inteligible a la sociedad moderna, que llaman sociedad capitalista. Uno de los ejemplos esclarecedores es el concepto de consciencia de clase, que comprende la dialéctica de la clase en sí superada en clase para sí. Esta tesis, por más atrayente y convocativa que sea, al hacer el llamado al proletariado internacional, supone una consciencia única proletaria como sujeto social mundial; el horizonte del conocimiento de la historia. No se puede sostener empíricamente la existencia de tal sujeto holístico. Es una idea de la razón, como diría Emmanuel Kant.

Para comenzar, las consciencias como tales, correspondientes a individuos, son las que pueden dar cuenta, de manera inmediata, debido a sus experiencias, de las certezas de sus sensaciones, de las 40


formas de sus percepciones, de las interpretaciones asumidas, incluso de las configuraciones y concepciones de los recortes de realidad que les toca vivir. Ahora bien, para hablar de consciencia, en este sentido, si se quiere psicológica, se requiere suponer relaciones intersubjetivas, el ámbito de la comunicación. El acontecimiento social está mediado por el acontecimiento singular de las mónadas sociales, los individuos; así como el acontecer singular de estas singulares individuales, requiere de los tejidos sociales. Hablar de consciencia social es hacer uso de una metáfora.

El enunciado de la reforma moral e intelectual gramsciana forma parte de esta forma y manera de pensar, la de la modernidad, que convirtió en sujetos a sus propios conceptos. No hay una moral como totalidad, que actúa como sujeto; tampoco una moral parcial que actúa contra otra moral parcial, la primera partidaria de una reforma, la segunda partidaria de los valores 41


institucionalizados. No hay una inteligencia única, una inteligencia social con vida propia, autónoma y automotivada; hay múltiples y plurales inteligencias corporales, individualizadas, aunque conectadas con la memoria genética; inteligencias que interactúan y ocasionan efectos sociales, como las relativas al aprendizaje social y al registro de las memorias singulares, que fijan en códigos y en lenguajes lo aprendido. La inteligencia social es un efecto masivo de la interacción de plurales y múltiples inteligencias corporales, que actúan, que se asocian y componen saberes, ciencias, narrativas, ideologías 15.

El contexto de la tesis de la reforma moral e intelectual son los escenarios de la posguerra de la primera guerra mundial, sobre todo los relativos a la derrota de la revolución proletaria en Europa. Corresponde a Gramsci la crítica del 15

Ver Intuición subversiva en Potencia y trama política. https://pradaraul.wordpress.com/2015/11/02/potencia-ytrama-politica-2/.

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preponderante marxismo economicista. En este contexto, se comprende el cambio de estrategias y tácticas, pasar de las estrategias insurreccionales y de las tácticas de movimiento a las estrategias de reformas y a las tácticas de la guerra de posiciones. También se entiende la convocatoria a continuar la lucha por otros recorridos y con otros medios, además de buscar la transformación misma del enfoque crítico. En el contexto al que nos referimos, el de esa modernidad dramática y ultimatista, el fetichismo teórico se daba, si se quiere, espontáneamente. La realidad era interpretada a partir de dualidades esquematizadas; las fuerzas enfrentadas son consideradas opuestas, contradictorias, hasta antagónicas. Estas fuerzas eran consideradas como sujetos enfrentados; el proletariado, por un lado, la burguesía, por otro. El Estado era asumido como sujeto, no solo como instrumento de la dictadura burguesa, sino como un agente consciente, que actúa conspirativamente contra el proletariado y las rebeliones sociales; es más, conspira anticipadamente contra 43


toda protesta y demanda social. En contraste, del lado opuesto, la del proletariado, emerge una consciencia histórica, crítica y revolucionaria; en el caso de Gramsci, una consciencia de la reforma moral e intelectual. Las narrativas de entonces no pueden dejar de considerar sujetos sociales como actores y protagonistas de las tramas.

Sin embargo, después de más de tres cuartos de siglo de ese contexto epistemológico, la narrativa de los sujetos sociales persiste; campea y da cuenta de los conflictos sociales en el capitalismo tardío, en el sistema-mundo capitalista, bajo la dominación del capitalismo financiero. Se sigue hablando de consciencia como un hecho holista, se sigue hablando de pueblos como si fueran una entidad única y no, mas bien, plural. Se sigue hablando de bloque histórico como si respondiera a una figura parecida, metafóricamente, a la de la estructura de hormigón armado; cuando la idea de bloque se diluye ante la evidencia de fluidos, que recorren los 44


tejidos sociales, incluso las mallas institucionales. Se sigue hablando de procesos cognitivos como si éstos fueran totalidades articuladas, donde la cognición de los pueblos es una propiedad del sujeto social holista.

Esta forma de interpretar el mundo, a partir de las tramas de dramas de sujetos sociales, convierte al mundo en una novela. Lo grave se encuentra en sus consecuencias respecto a la praxis revolucionaria o de transformación, a la praxis emancipadora, libertaria y descolonizadora. Cuando está ausente la pregunta de por qué fracasamos; por qué las movilizaciones sociales derivaron en la restauración del poder; por que la movilización e interpelación de las naciones y los pueblos indígenas deriva, una y otra vez, en restauraciones coloniales y de la colonialidad, aunque sea reformadas; cuando explicamos lo ocurrido, de que sobre la victoria de los pueblos movilizados se suben a la cresta de la ola las nuevas élites, acusando del no cumplimiento o de la Constitución, o 45


del programa o de la cognición acumulada, a las inconsecuencias del partido, de los dirigentes, o a la falta de vanguardia; estamos cerrando los ojos a la comprensión de cómo funciona la complejidad, sinónimo de realidad.

Hay que buscar la explicación de los funcionamientos sociales, económicos, políticos, culturales, en la multiplicidad y pluralidad de actividades, asociaciones y composiciones, de las mónadas sociales, sean individuales, grupales o colectivas. ¿Cómo se construyen las máquinas de poder a partir de multiplicidad de eventos, que reproducen, precisamente a las mallas institucionales? Cuando estallan las movilizaciones sociales, no dejan de relacionarse éstas con el conjunto estructurado, organizado, de la sociedad; no dejan de relacionarse con el Estado, en sus distintas facetas. Se requiere no solo la reconstrucción de la propia historia, la del movimiento, sino la historia de sus relaciones con el conjunto social y estatal. Se requiere evaluar las incidencias del movimiento en las 46


estructuras sociales, en las estructuras estatales, en las estructuras de poder. Si no se hace esto, el peligro es caer en una historia autocomplaciente del movimiento social.

Los movimientos sociales emergen de la sociedad misma, de su matriz y substratos, de sus tejidos; no dejan de tener relaciones de donde emergen, de sus entornos y su espacio-tiempo propio. Adquiere nuevas relaciones con otros entornos sociales, los que atraviesa el movimiento social; asume relaciones con el Estado, con sus mallas institucionales. Se puede decir que los movimientos sociales se hacen fuertes en la medida que en sus ámbitos de relaciones llegan a incidir notoriamente. Se puede comprender que esto ocurre en su entorno propio, pues de ahí emerge con sus demandas. Es más difícil la incidencia en los entornos que atraviesa, que no son propios o de donde emerge; es mucho más difícil la incidencia en el Estado; pues el Estado está para resistir el desborde social. Cuando incide en los tres ámbitos, 47


el movimiento social adquiere connotación nacional. Se trata de una conmoción en el campo político, conmoción que afecta al centro mismo del campo político, el Estado.

Para hacerlo fácil, aunque esquemático, podemos proponer ponderadores de la intensidad y extensidad de los movimientos sociales. Si el movimiento social no llega a tener incidencia notoria en el entorno estatal, puede implicar y significar que no ha logrado desatar la potencia social para hacerlo. Frente al Estado, el movimiento social resulta débil. Las relaciones del movimiento social con el entorno nacional, con el tejido social de este entorno, no han logrado tejer otra textura social, que conmueva las composiciones y estructuras sociales. Si el movimiento social no logra incidencia notoria en los entornos que atraviesa, se puede decir que su convocatoria resulta débil, en estos contextos sociales. Las relaciones del movimiento social con los entornos sociales que atraviesa, debido a su 48


convocatoria y el perfil de las demandas, no han podido tejer con los entornos aliados otra textura social, para desatar una movilización más amplia. Un movimiento social para ser movimiento social como tal necesariamente tiene que tener incidencia en el lugar de donde emerge.

Es indispensable analizar los decursos de los movimientos sociales desde la perspectiva de las mecánicas y dinámicas moleculares de estos ámbitos de relaciones, entre los movimientos sociales y los entornos que competen. Esto implica enfoques autorreferentes, complementados y combinados con enfoques heterorreferentes. El problema de los análisis políticos hechos sobre los movimientos sociales es que son autorreferentes; es más, los análisis ideológicos, si podemos llamarlos análisis y no apologías, es que son autocomplacientes. Hay análisis sociológicos que han introducido el enfoque heterorreferente, aunque más lo han hecho de una manera contextual; no 49


situándose en las dinámicas moleculares entre movimientos sociales y los entornos sociales.

El análisis complejo de los movimientos sociales se sitúa en las vibraciones del tejido social y, dentro de éste, se sitúa en la dinámica de los movimientos sociales, en los entramados del tejido social. Como el tejido social de las sociedades humanas forma parte de los tejidos de las otras sociedades orgánicas y todos estos tejidos forman parte de los ciclos vitales integrados del planeta, los movimientos sociales forman parte de estos ciclos vitales.

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El concepto de fuerzas sociales

En el discurso marxista y también en otros discursos sociológicos y políticos, fuerzas sociales, es, mas bien, metáfora que concepto. Luis Tapia Mealla tiene el mérito de construir el concepto de fuerzas sociales. Para el autor los movimientos sociales forman parte de las fuerzas sociales. Las fuerzas sociales corresponden a una estructura categorial que hace inteligible a una sociedad en movimiento. Además, desde la perspectiva del bloque histórico, las fuerzas sociales articulan procesos productivos, procesos económicos, procesos culturales, procesos de constitución y desconstitución de sujetos; fuera de articular los distintos campos sociales o lo que llamamos nosotros planos y espesores de intensidad social. Tapia escribe:

Cabe pensar en relación a dos referentes: la noción física de fuerza y la noción de fuerzas productivas elaborada por Marx, sin que por ello se deduzca todo a partir 51


de ellas. Los físicos piensan la fuerza como una combinación de masa y velocidad. Marx pensó las fuerzas productivas como un conjunto de capacidades de transformación de la naturaleza en la producción de valores de uso. La primera noción hace referencia al movimiento físico de la naturaleza, la segunda hace referencia a su transformación en procesos de producción y desarrollo de las condiciones de la vida social16.

Como hemos dicho, a pesar de ser fuerza una metáfora, usada en las formaciones discursivas y enunciativas de las ciencias sociales, metáfora derivada de la figura física, Karl Marx propone un concepto de fuerza de trabajo; que ya no solamente es metáfora sino una estructura categorial, que hace inteligible las relaciones entre el cuerpo del trabajador y la empresa, entre la corporeidad social proletaria con la máquina de producción capitalista. Luis Tapia no se queda en este concepto, sino que no solamente lo 16

Ver de Luis Tapia Mealla Fuerzas sociales. Ob. Cit. Ibídem. Págs. 7-8.

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amplifica, sino que lo transforma, dando lugar a un concepto de fuerza social producente y múltiple de las formaciones sociales. El autor escribe: Me oriento a pensar la noción de fuerza social en el siguiente sentido: una fuerza social es un proceso en el que se despliegan capacidades de producción y reproducción del orden social, o de reforma y transformación del mismo. A esto habría que añadir que también hay fuerzas sociales que se despliegan en procesos de transformación de la naturaleza orientados a crear las condiciones de la reproducción de la vida humana y social, en el sentido de que las fuerzas productivas son un tipo de fuerza social, que generalmente se despliega bajo una determinada forma, pero varias facetas podrían ser orientadas a la articulación producción de una otra forma social también17.

En otras palabras, las fuerzas sociales producen a la sociedad misma, a las 17

Ibídem. Pág. 8.

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mallas institucionales sociales y culturales, producen al Estado, a las mallas institucionales estatales. Las fuerzas sociales no solo son relaciones sociales, dadas en las estructuras sociales, tampoco son solo sujetos, constituidos en el juego entre resistencias sociales e instituciones, sino que, además, son el substrato mismo del acontecimiento social, de la producción múltiple social, en los distintos planos de intensidad de la sociedad. Por eso: En este sentido, se podría decir que las fuerzas sociales son procesos en los que se despliegan capacidades de transformación de la naturaleza para crear las condiciones de reproducción simple y ampliada de la vida social y, sobre todo, la producción y reproducción de un orden o su reforma y transformación18.

Dicho de otra manera, las fuerzas sociales, en su concurrencia, definen una resultante de las fuerzas, expresada 18

Ibídem. Pág. 8.

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geométrica y físicamente, la que otorga una dirección al decurso social-político. Los atributos de las fuerzas sociales no se quedan aquí, sino que tienen otras propiedades y características; por ejemplo, son energía. En este sentido se define:

Las fuerzas sociales también son energía que mueve las cosas en determinada dirección. En este sentido, la principal dimensión de las fuerzas sociales son los sujetos, el proceso de constitución, desarrollo, despliegue y también reforma y reconstitución de los sujetos. En este sentido, las fuerzas sociales tienen un componente corporal, implican energía y fuerza física, pero también energía subjetiva e intersubjetiva, moral e intelectual, como diría Gramsci, es decir, un conjunto de fines, valores y principios organizativos que orientan en determinada dirección las acciones y, a su vez, conocimiento de diverso tipo, tanto sobre la naturaleza física como sobre la vida humana y social 19.

19

Ibídem. Pág. 9.

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Esto es sumamente sugerente, pues se trata ya de la comprensión de otras dimensiones de la realidad, sinónimo de complejidad. La energía como potencia, la que mueve todas las composiciones del universo. Empero, se hace difícil entender la noción de “energía subjetiva e intersubjetiva”. La energía es inherente a las partículas infinitesimales, a las asociaciones de las partículas infinitesimales. Hay partículas que salen de la nada, de la nada de energía, existen intermitentemente, para luego desaparecer o, mas bien, para aparecer y desaparecer intermitentemente. La energía es un concepto de la física, pero, transformado, ampliado, mejorado, complejizado, por la física relativista y la física cuántica; está vinculada a las vibraciones y a las ondas. Puede haber energía sin masa, es decir, que no forman materia. La energía tiene que concebirse como devenir energía del devenir de las cuerdas, que son, por así decirlo, anteriores a las mismas partículas infinitesimales. Ahora bien, ¿la energía es única, la misma que se adapta, adecúa, adquiere funcionalidad, dependiendo de 56


las distintas composiciones atómicas, moleculares y molares? ¿O, de manera diferente, es, mas bien, plural? En ambos casos, sea única o sea plural, no parece apropiado hablar de “energía subjetiva e intersubjetiva”. ¿Qué clase de energía sería ésta? La subjetividad es, mas bien, una constitución imaginaria, quizás hasta representativa, que circula en las narrativas del lenguaje; empero, esto no es energía, aunque use energía corporal para constituirse subjetivamente. Lo que está en cuestión es la energía corporal; energía corporal que forma parte de la energía de los ciclos vitales planetarios.

A propósito, la conexión o ligazón que encuentra Tapia entre fuerza social y “dimensión subjetiva”, es la siguiente:

La producción de una forma social siempre implica la producción de un determinado tipo de sujetos o la transformación de los que existían, implica constitución, reconstitución y despliegue de sujetos. En este sentido, una fuerza social siempre tiene una 57


dimensión subjetiva, incluso cuando se trata de una fuerza productiva, en tanto ésta contiene un tipo de conocimiento y experiencia que se ha plasmado en la producción de cierto tipo de instrumentos de trabajo, a su vez contiene elementos de relación entre sujetos relativos a la organización del trabajo, por un lado, como a los fines a los cuales éste se orienta20.

La “dimensión subjetiva” tiene que ver con el conocimiento y las experiencias plasmadas. Empero, estas plasmaciones y condensaciones no son energía, sino ya los modulados, por así decirlo en el producto mismo. Que se requiera energía para hacer esto, no quiere decir que esta plasmación es energía, aunque incluso contenga su materialidad energía. La pregunta es: ¿qué es la energía social, si se quiere la potencia social? Nosotros habíamos dicho que la potencia social es parte de la potencia de la vida, que es potencia creativa21. La energía de la potencia de la vida ya es energía 20 21

Ibídem. Pág. 10. Ver Imaginario e imaginación radicales. Ob. Cit.

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asimilada y usada por la vida, definida como memoria sensible; energía retenida por las estrategias de neguentropía de las formas de vida22. Energía usada para recepcionar información, retenerla, memorizarla, definiendo comportamientos en el entorno. En consecuencia, la energía está articulada e integrada al devenir constante, inventivo y creativo de la vida. En lo que respecta a la potencia social, relativa a las sociedades humanas, la energía se adapta, se adecúa a los cuerpos y a las corporeidades sociales; es usada también por formas de organización social, por instituciones, así como por los movimientos sociales. Lo que está en cuestión es qué es esta energía usada socialmente. Lo anterior nos lleva a recordar que nos encontramos en un planeta integrado, que integra y articula sus ciclos vitales, sus ecologías, incluyendo a las ecologías sociales de las sociedades humanas 23. En 22

Ver Más acá y más allá de la mirada humana. Ob. Cit. Ver Flujos y espesores. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/flujosespesores/. 23

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consecuencia, la energía de la que hablamos no puede ser fragmentada analíticamente, no puede ser disociada de la circulación total de la energía planetaria, tampoco de la energía del universo. Nos encontramos ante los vínculos indisociables del acontecimiento social con el acontecimiento de la vida planetaria. Hablamos pues de energía compartida, de una manera compleja, integrada, dinámica y simultánea24. Siguiendo con los atributos de las fuerzas sociales, Tapia define otras características y categorías del concepto: Las fuerzas sociales producen principios de organización, que en su nivel más general implica la producción de la forma de reproducción de la forma de la sociedad, como también estructuras o sistemas de relaciones más particulares en el ámbito de la producción, la 24

Ver Imaginación e imaginario radicales. También Más acá y más allá de la mirada humana. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/imaginacion-eimaginario-radicales-en-devenir-y-dinamicas-moleculares/. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/mas-aca-y-masalla-de-la-mirada-humana/.

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reproducción social, la organización de la cultura, la vida política, la producción de conocimiento y otras facetas25. Hablar de “principios de organización” es referirse a memorias sociales, que se transmiten para reproducir las mismas formas organizativas. Empero, esta función sobrepasa al alcance de las fuerzas sociales; se requiere concebir fuerzas sociales asociadas a instituciones, que aunque son productos de las fuerzas sociales, ya son otra cosa, no fuerza social, sino estructura fijada, organización materializada. Aunque las instituciones solo puedan funcionar con la intervención de las fuerzas sociales, que son capturadas por ellas, esto no las convierte en fuerzas sociales, sino en máquinas de captura de las fuerzas sociales. Las instituciones suponen estructuras normativas, incluso están vinculadas con estructuras culturales; la norma, que es imaginaria e ideológica, sostenida institucionalmente; la cultura, para decirlo de manera general, aunque no apropiada, que es estructura simbólica, mitológica, alegórica y 25

Ibídem. Pág. 11.

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hermenéutica; son convertidas en legitimación jurídica y cultural de las mallas institucionales. La “dimensión subjetiva e intersubjetiva”, en este caso, no tiene la misma condición que en el anterior caso, el de las modulaciones; la subjetividad se encuentra externalizada y plasmada en las estructuras institucionalizadas. Lo que la psicología, en todas sus versiones, y la filosofía moderna, en todas sus corrientes, han llamado sujeto, a pesar de sus distintas denotaciones y connotaciones, según el corpus teórico de la enunciación, es parte de los esquematismos dualistas de la episteme moderna, y es parte de la economía política generalizada26. El esquema filosófico más claro, al respecto, se da cuando se separa sujeto de objeto; en consecuencia, se supone, también, la diferenciación entre interioridad y exterioridad. Estos dualismos no son sostenibles desde la perspectiva de la complejidad. La vida, en sentido amplio, 26

Ver Crítica de la economía política generalizada. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/critica-de-laeconomia-politica-generalizada/.

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se encuentra en la materia y la energía mismas; la vida en sentido restringido, biológico, se encuentra en la sincronía integral planetaria. La percepción de sí mismo, que sería algo que correspondería al concepto moderno de sujeto, aunque lo sobrepase, no es más que una fenomenología corporal. No hay frontera entre el mundo efectivo, compuesto por fuerzas materiales y energía, y la mónada, constituida por ese mundo; mundo, a su vez, constituido por la pluralidad y multiplicidad de asociaciones y composiciones de mónadas. Las fuerzas sociales adquieren un carácter autopoiético cuando producen sus propias condiciones de posibilidad. Las fuerzas sociales producen condicionamientos. Por un lado, producen condiciones de posibilidad, como resultado del desarrollo de las fuerzas productivas o de la transformación de la naturaleza en valores de uso que hacen posible desplegar la vida social y también las capacidades humanas. Por otro lado, las fuerzas sociales producen condicionamientos en el sentido de 63


limitaciones o restricciones a la acción social, en tanto se han producido instituciones y normas, incluso produce condicionamientos para el acceso a bienes que en ciertas condiciones pueden ser comunes y bajo otra forma social son de acceso selectivo, a través de la producción de estructuras sociales, en particular cuando éstas contienen estructuras de desigualdad de clase y estamentales27.

Dejemos de lado lo del desarrollo de las fuerzas productivas, que viene de las tesis del materialismo-histórico; concentrémonos en la producción de condiciones de posibilidad, que tendrían que ser históricas, desde la perspectiva marxista. Un primer acercamiento; la autopoiesis de las fuerzas sociales las convertiría en un sistema autopoiético. Independientemente de sean o no un sistema autopoiético, lo importante es el desplazamiento dado hacia un análisis social desde la perspectiva de la complejidad, en este caso, desde la perspectiva de los sistemas autopoéticos; 27

Ibídem. Pág. 11.

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es decir, sistemas vitales. Con este desplazamiento Luis Tapia deja el marxismo, incluso en su versión crítica gramsciana. Adelantándonos a nuestras conclusiones, sostenemos que Luis Tapia Mealla, aunque se considere marxista crítico gramsciano y zavaleteano, se ha desplazado epistemológicamente, ha cruzado los límites y umbrales de la formación discursiva y enunciativa marxista. Tapia es un pensador desde la epistemología pluralista, asumiendo el desafío de la complejidad, con los instrumentos conceptuales al alcance; empero, otorgándoles una articulación y un juego enunciativo que le permiten leer la complejidad. Los problemas de Tapia ya no son los que tenían compungidas a las corrientes marxistas, que son problemas de la modernidad, sino atiende los problemas de la actualidad, los problemas desatados por las crisis ecológicas y comprendidas por la apertura a la complejidad dinámica. Para decirlo en el terreno de sus escritos, aunque interpretados desde el pensamiento complejo, se trata de problemas planteados por la paradoja del pluralismo y la integración dinámica.

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Otro de los atributos de fuerzas sociales sería el siguiente: Las fuerzas sociales en tanto productoras y reproductoras de un orden social generan algo que podríamos llamar, de manera analógica, un campo de gravedad; es decir, inducen a que la experiencia o el conjunto de las experiencias y procesos de la vida social tienden a caer en el horizonte de organización y de producción de sentido de las estructuras previamente constituidas, o transformar el resultado de nuevos movimientos en el sentido de incorporarlo en el seno de las mismas28.

Otra de las características del concepto de fuerzas sociales es que generan un campo gravitatorio. Otra vez, en tanto construyen instituciones, que ya no son fuerzas sociales, en tanto son capturadas por estas instituciones, en tanto que hacen funcionar a estas máquinas del poder. El campo gravitatorio institucional obliga o, mejor dicho, condiciona e induce 28

Ibídem. Pág. 12.

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a orbitar alrededor de los centros o núcleos de poder. El autor remarca la idea:

Se podría decir que la existencia de un orden social tiende a generar una fuerza de gravedad, es decir, la tendencia a que el movimiento de la vida social se oriente a la reproducción de la misma, pero en tanto toda reproducción de algo que está en movimiento no se puede hacer siempre de la misma manera, se tiene que responder a cambios en el contexto, en el tamaño de las sociedades, y a limitaciones y contradicciones internas que también van generando. La misma reproducción necesita de innovación. Esta innovación viene de los sujetos y de la capacidad de desplegar potencial en el horizonte de relaciones existentes o de la capacidad de cambiar las relaciones, que por lo general tiene que ver con cambiar ideas, ya sea ideas cognitivas relativas a la naturaleza en general como sobre la vida social en particular; como también a cambio en relación a ideas ético-políticas

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sobre los fines y principios organizadores de la vida colectiva29.

Llamemos a esta observación expuesta la paradoja de la reproducción institucional; que, en sentido amplio denominamos paradoja de la conservación/cambio. La reproducción institucional, por el hecho que tiene que repetirse ya ocasiona desplazamientos imperceptibles, que significan, imperceptiblemente innovaciones. En expresión fuerte se podría decir, ilustrativamente, no hay reproducción sin innovación, no hay conservación sin cambio. Este es el substrato ya no de desplazamientos sino de rupturas, sino de creaciones de nuevos mundos alternativos. Hay otra observación que nos interesa por su analogía con nuestra tesis sobre las sociedades alterativas. Luis Tapia dice que existe una dimensión de la vida humana y social que va más allá del orden social, es decir, no todo tipo de 29

Ibídem. Pág. 13.

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relación entre seres humanos, no todas las ideas y sentimientos que genera la interacción o las relaciones entre seres humanos cae dentro de las estructuras que caracterizan un orden social y, por lo tanto, operan para su reproducción30. Las sociedades alterativas son sociedades en constante flujos de fuga, escapan a las capturas de las mallas institucionales. Son la potencia social en acción; aunque no la empleen toda. Son las que crean a las sociedades institucionalizadas, al entregar parte de sus fuerzas vitales, a las capturas de las máquinas de poder. Las máquinas de poder, el Estado, las mallas institucionales, requieren de la existencia y vida de las sociedades alterativas. No podrían existir sin las dinámicas sociales desatadas por ellas. La paradoja perversa es que necesitan de la vida social de las sociedades alterativas; empero, al capturar parte de sus fuerzas, las inhiben, las vigilan y castigan, las disciplinan, incluso las matan. La paradoja virtuosa es que las sociedades alterativas no dejan de crear y recrear la vida social, de las distintas maneras que 30

Ibídem. Págs. 13-14.

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inventa, a pesar de que parte de sus fuerzas son capturadas por las máquinas de poder. En resumen, el concepto de fuerzas sociales estaría estructurado de la siguiente manera: son fuerzas producentes de lo social; las fuerzas sociales, en concurrencia, definen decursos de acontecimientos y procesos; las fuerzas sociales contienen energía o potencia social; las fuerzas sociales capturadas se constituyen en sujetos sociales, así como también en instituciones; las fuerzas sociales contienen la memoria organizativa; las fuerzas sociales son autopoéticas; las fuerzas sociales capturadas generan un campo gravitatorio; las fuerzas sociales no capturadas conforman a la sociedad alterativa; matriz de la sociedad institucional, además sociedad alterativa que desborda a la sociedad institucionalizada, que no puede abarcarla.

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El proyecto de la autogestiรณn y el autogobierno Comentario a Fuerzas sociales de Luis Tapia II

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Algo que está en el corazón de las movilizaciones sociales, como utopías inherentes, por lo menos en la historia reciente, es la conformación de sociedades, basadas en la autogestión y el autogobierno; la democracia radical31. ¿Es una utopía? ¿Es lo apropiadamente posible, dada la crisis múltiple civilizatoria de la modernidad? Por lo menos, teóricamente, parece lo consecuente dese las perspectivas de realización de la libertad y la justicia. ¿Otras ideas de la razón, según Emmanuel Kant? Sea una utopía o sea el proyecto adecuado, que tenemos a mano, lo que hay que tener en cuenta, para los fines del ensayo, es que éstas son las finalidades de la convocatoria revolucionaria.

El debate en torno a estas finalidades, sobre todo entre las corrientes marxistas y las corrientes anarquistas, se puede resumir a si se trata de transiciones 31

Ver Ethos y politeia. También Praxis y acontecimiento. https://pradaraul.wordpress.com/2016/07/03/ethos-ypoliteia/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/07/14/praxis-yacontecimiento/.

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necesarias, condicionantes y condicionadas históricamente, o si se trata de finalidades cumplibles por voluntad colectiva, en cuanto la decisión socialmente construida entra en acción. En el libro Fuerzas sociales de Luis Tapia Mealla, se opta por las necesarias transiciones; nosotros optamos por la realización inmediata, respondiendo a la voluntad colectiva y la decisión social asumida deliberativamente y conformando consensos. El EZLN nos ha enseñado que se puede optar y es viable hacerlo de la segunda manera; la decisión por la implementación de las autonomías indígenas no esperó a ninguna Asamblea Constituyente, a ninguna Constitución, para hacerlo.

La pregunta es: ¿Por qué el resto de comunidades, por qué la sociedad mexicana, no hizo lo mismo? Creemos que el debate se debe concentrar en esta cuestión. Nuestra hipótesis interpretativa conjetura que el secreto del poder está, no en la disponibilidad de fuerzas de los que ejercen poder, sino en la renuncia a 73


seguir luchando de parte del pueblo. En resumidas cuentas, se trata del deseo del amo. Las transiciones, que se intentaron en la modernidad, desde las revoluciones sociales hasta las revoluciones populistas, han fracasado. ¿Debemos intentar nuevas transiciones? Nosotros decimos que no, que ya es suficiente; la lección histórico-política es que las transiciones llevan a restauraciones del poder, en las distintas formas posibles, a la larga o a la corta. Que es menester, mas bien, salir del circulo vicioso del poder, dejar de jugar al poder.

Este es el contexto del debate político, éste también es el contexto del análisis, de la analítica, de Fuerzas sociales. Es aleccionador encontrar una exposición sobre la polisemia de pueblo, sobre sus distintas connotaciones democráticas; es más, sobre todo por sus resistencias y oposiciones al Estado; aunque también aparece como legitimación del Estado, al simbolizar la voluntad general. Sin embargo, lo que interesa inquirir es si posible un autogobierno del pueblo; es 74


decir, la democracia radical, que no es otra cosa que el autogobierno. En Fuerzas sociales se dice que pueblo es oposición a la oligarquía y a los que fungen como administradores del poder. Por lo tanto, que no puede haber un gobierno del pueblo, pues el pueblo se opone a toda forma de gobierno, representativa o delegativa; lo demanda y lo interpela. Cuando el pueblo se autogobierna, deja de ser pueblo, es comunidad.

¿Entonces, se trata de ser comunidad y no pueblo? Enunciado que suena sugerente. ¿Hay que abolir la condición de pueblo, dejando de ser solamente resistencia y oposición a las oligarquías y al Estado, para integrar en la propia autogestión la administración colectiva de lo común? Si es así, con lo que estaríamos de acuerdo, ¿por qué entonces seguir jugando a transiciones? Si bien las transiciones pueden ser resultados de las correlaciones de fuerza, esto no quiere decir que hay que apostar por ellas, acortando, de entrada, los proyección rebelde. 75


El debate sobre pueblo, ciudadanía, democracia y Estado, tiene sentido práctico, si se asume la inclinación política por las transiciones. Tendría sentido meramente teórico e investigativo para la academia. Empero, desde la otra perspectiva, la libertaria, solo tiene sentido en tanto se aclaran las vinculaciones conceptuales entre estos conceptos políticos. Empero, lo que importa es contar con instrumentos teóricos para abolir el poder, sus formas polimorfas de dominación, sus formas institucionales, el Estado, sus formas ideológicas, el pueblo, sus formas jurídicas impuestas, la democracia formal.

Esta es la otra cuestión, hacer inteligible la sociedad para incidir en ella, hacer inteligible el mundo para incidir en sus transformaciones. El análisis teórico de las correspondencias de estos conceptos, comprendiendo a sus referentes, los referentes de la enunciación, ayuda a comprender los tejidos sociales, que 76


texturan, por así decirlo, instituciones y sujetos, además de estructuras culturales y normativas, incluyendo a estructuras cognitivas. Esta comprensión puede ayudar al activismo, a la convocatoria libertaria, emancipadora y descolonizadora. Ayuda cuando se convierten en dispositivos de deconstrucción de la ideología y de los discursos de legitimación. Ayuda cuando no se convierte el análisis en un discurso verdadero, que dice la verdad sobre el pueblo, la ciudadanía, la democracia y el Estado. Ayuda cuando son interpretaciones provisionales, en procesos de comprensión colectiva de la complejidad, sinónimo de realidad.

Lo que importa es la apropiación social de la experiencia social, el abordaje de la memoria social desde la potencia social. Si lo que importa es el autogobierno y la autogestión, entonces se trata de aprender colectivamente de las experiencias, activar la memoria social; conformar, deliberativamente y consensuando, en las múltiples formas de 77


asamblea, el ejercicio efectivo de la autogestión y el autogobierno. En este sentido, se trata de desplegar la crítica a las formas de pueblo que legitiman el poder; de encontrar y apoyar las formas de pueblo que se oponen al Estado. De construir colectivamente conceptos que puedan dar cuenta de las formas de la potencia social, que hacen a la comunidad. En este caso, a la comunidad de comunidades, que sustituye al Estado-nación; que hacen a la confederación de comunidades del continente, a la confederación mundial de comunidades. Entonces, el análisis se convierte en un dispositivo de lucha, que al hacer inteligible a la sociedad hace posible la realización del autogobierno y la autogestión generalizados.

Después de haber puesto, como quien dice, las cartas sobre la mesa, vamos a seguir con el comentario a Fuerzas sociales de Luis Tapia Mealla; esta vez corresponde a la segunda parte, que hemos considerado analítica.

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Sobre el concepto de pueblo

Luis Tapia toca un meollo de la cuestión política moderna, la de la legitimación; también la de la interpelación. El nombre de pueblo se refiere a una desmesura; se concibe como totalidad. Es como una convocatoria a todos, asumiendo, en la palabra, el hecho de nombrarlos. Sin embargo, este concepto no deja de ser abstracto, mas bien, teórico; usado en la filosofía política, aunque abusado en la retórica. Sobre esta desmesura se ha ocupado Jacques Rancière. Tapia ingresa por otro lado, diríamos, mas bien, histórico-político. El concepto de pueblo aparece como una construcción colectiva, por medio de luchas por la ciudadanía, la ampliación de derechos, la extensión de la democracia, la identidad cultural, la territorialidad, el autogobierno. Esta manera de entrar no solamente devela la polisemia de pueblo, sino, sobre todo, la intensa referencia a las composiciones desenvueltas en la historia política de América Latina; particularmente la que tiene que ver con las luchas sociales. 79


Si por un lado hay una polisemia desplegada en lo que respecta al concepto de pueblo y, por otro lado, estamos ante la mutación, metamorfosis, incluso devenir pueblo, pareciera que hay dos formas de despliegue de estos recorridos; uno, en el discurso; el otro, en la praxis. El discurso jurídico-político concibe el concepto de pueblo a partir de la categoría de ciudadano. En cambio, el discurso histórico- político concibe al pueblo en oposición a la oligarquía, a los que no son el pueblo, sino son los ricos. Esta oposición se convierte en contradicción con el Estado, puesto que el Estado está en manos o controlado por la oligarquía. En América Latina la contradicción no solamente se asume contra el Estado sino también contra el imperialismo, que controla al Estado mismo de la nación. Sin embargo, la polisemia y la mutación de la praxis no se quedan ahí; ante la emergencia de las luchas anticoloniales de los pueblos indígenas, en la convocatoria se asume pueblo refiriéndose a la pervivencia y resistencia de las comunidades nativas, 80


que preservaron su cultura, su legua, sus normas y procedimientos propios, sus instituciones. De aquí a extender la convocatoria y el alcance de pueblo a la concepción de pueblo indígena, en plural, a la concepción de pueblos indígenas, a alianzas de pueblos nativos, incluso, yendo más allá, a confederaciones de pueblos, no hay más que un paso.

Pueblo, entonces, es un concepto que se abre a su polisemia, de acuerdo a los discursos que lo evocan; también se abre a su mutación fáctica, en consonancia con las luchas sociales y las luchas de las comunidades indígenas. Sin embargo, el uso discursivo más recurrente y de mayor incidencia es el pueblo concebido como acontecimiento nacional-popular. También la mutación y metamorfosis práctica de mayor alcance es el que tiene que ver con la constitución de pueblo como antagónico al colonialismo heredado y al imperialismo imperante. Como anota el autor, esta connotación discursiva y este acontecimiento

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nacional-popular, deriva de contradicción pueblo-oligarquía.

la

Estamos pues, como dijimos, en el meollo de la cuestión política. Meollo que puede desenredarse acudiendo a una lectura atenta de la polisemia y a investigaciones minuciosas sobre las mutaciones y metamorfosis de la praxis. Encontramos una versión de esta lectura y de la reflexión sobre la praxis de los pueblos en la segunda parte de Fuerzas sociales. El autor se inclina por la praxis históricapolítica de los pueblos más que por el despliegue de la polisemia de pueblo.

Si se refiere a los discursos, por ejemplo, jurídicos-políticos, al concepto de pueblo que asumen, lo hace para contrastar con los acontecimientos pueblos. Otro ejemplo, es el de los discursos académicos, las teorías sobre el sentido de pueblo; lo hace para comparar las teorías con los sucesos donde aparece la figura elocuente, múltiple y plural, del pueblo movilizado. De todas maneras, 82


estas circunstancias exigen una definición. Para el autor de Fuerzas sociales, pueblo es constitución históricapolítica-social de la oposición con el Estado. Aunque el pueblo incida en las reformas estatales, incluso en las transformaciones estatales, el pueblo sigue siendo un contraste con el Estado. Al que interpela y critica, pero también demanda. El pueblo no puede gobernarse a sí mismo, cuando lo hace, si lo hiciere, como por ejemplo, en el autogobierno, dejaría de ser pueblo.

Esta definición de pueblo como opuesto al Estado, contrasta con la definición de pueblo como legitimación del Estado, al ser la figura masiva de la voluntad general. ¿Qué es el pueblo, oposición constitutiva al Estado o legitimación del mismo? ¿Ambas condiciones? Si observamos los comportamientos populares, en distintas coyunturas, en distintos periodos y en distintos contextos, podemos describir secuencias ondulantes. El pueblo es el sostén de la legitimación del Estado y de la ideología; 83


también el pueblo es la rebelión popular, que interpela a Estado, hasta lo suspende, aunque sea por un momento; el de la revolución, en su intensidad demoledora.

Esta ambivalencia del pueblo nos lleva a volver a replantearnos la pertinencia del nombre. No tanto en lo que respecta a su compacidad, sino a su condición constitutiva de oposición al Estado, así como a su condición constitutiva de legitimación estatal; en otras palabras, a su latencia rebelde, así como a su heredad conservadora. Cambiando el ángulo del enfoque, el pueblo ni es rebelde per se, ni es conservador per se. El pueblo puede comportarse, bajo determinadas circunstancias y condiciones, por medio de la rebelión; el pueblo puede comportarse, bajo otras circunstancias y condiciones, observando los hábitos y habitus conservadores. Lo que interesa entonces es comprender las relaciones y vinculaciones entre el pueblo y esas circunstancias y condiciones

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diferentes, en momentos donde actúa de tal o de cual manera.

¿Qué hace que el pueblo se rebele? ¿Qué hace que el pueblo sea conservador y obediente? No nos vamos a referir a explicaciones conocidas, como cuando se dice que las crisis sociales y económicas u otras formas de crisis, que abarcan las crisis culturales; tampoco a las explicaciones que se explican los comportamientos populares o por la agobiante dominación o por la internalización del poder, al constituir sujetos subordinados. Aunque estemos de acuerdo con estas tesis, parcial o totalmente, no es exactamente el asunto. Vamos a retomar la interpretación de Luis Tapia Mealla por otro lado; el de la autodeterminación. Para decirlo categóricamente, un pueblo que es ambivalente, en sus comportamientos, respecto, por ejemplo, al Estado, es un pueblo que no se auto-determina; mas bien, viene inducido y modulado por los diagramas de poder.

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Ampliando las connotaciones, de manera análoga a como se hace en el libro comentado, ¿podemos decir que el pueblo no puede auto- determinarse, así como no puede autogobernarse? Como dice el autor, cuando hay autogobierno no hay pueblo, ¿podemos decir que cuando hay autodeterminación no hay pueblo? ¿Si, en el primer caso, se trata de la comunidad que se autogobierna, en el segundo caso de qué se trata? ¿De la comunidad también? Si fuese así, el pueblo no es emancipador, tampoco liberador, pues se halla atrapado en el círculo vicioso de la subordinación; que espera, que tiene expectativas, que demanda. Para emanciparse debe dejar de ser pueblo, esta condición ambivalente, y convertirse en comunidad.

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Autogestión o economía popular

Otro de los ámbitos históricos-políticoseconómicos de realización de pueblo es lo que llama Luis Tapia Mealla economía popular. Se trata de la economía popular pensada políticamente. Este enfoque, que no solamente es político, sino que articula lo político y lo económico en el lugar intenso de las resistencias, queda expuesto, en su complejidad, en el siguiente párrafo:

La hipótesis central consiste en pensar en que lo que en esta perspectiva se podría llamar economía popular, sería parte de un proceso de constitución de un sujeto pueblo o popular en un proceso de lucha política, de cuestionamiento de la hegemonía, de la dominación y de la explotación de un bloque oligárquico, que no sólo encarnaría una faceta de acción política de resistencia, de denuncia y de crítica del abuso del poder y de prácticas de sobre explotación, por ejemplo, sino que ha pasado a organizar algunas facetas de lo que Gramsci llamó la 87


experimentación de concepciones del mundo en ese proceso de lucha, en este caso en particular en el ámbito de la producción32.

La constitución del sujeto pueblo, el recorrido de las resistencias populares y la producción de concepciones de mundo alternativas, se articulan de manera compleja, entrelazando sus tejidos en un tejido compuesto. Desde esta perspectiva, las economías populares aparecen como resistencias, además de experimentaciones socioeconómicas, en la marcha hacia una economía autogestionaria. Las transformaciones son, a la vez, económicas, políticas, de constitución de sujetos y cognitivas. El autor de Fuerzas sociales encuentra en las economías populares la materialidad social de las resistencias al capitalismo hegemónico, las realizaciones de la experimentación de alternativas organizativas y productivas, además de gestión colectiva.

32

Ver de Luis Tapia Mealla Fuerzas Autodeterminación; La Paz 2017. Pág. 165.

sociales.

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La relación de pueblo y economía popular es la siguiente: Hay pueblo cuando se constituye un sujeto colectivo en una relación de antagonismo con el bloque dominante u oligarquía, y hay economía popular cuando se constituye un sujeto político pueblo que en su proceso de lucha, a su vez, reorganiza la dimensión de la producción, o su faceta como trabajadores productores, de una manera que está articulada al cuestionamiento que se establece al bloque dominante y que permite enfrentar la reproducción social de los sujetos populares a la vez que financiar la lucha política, incluso un proceso de reformas sociales que, por lo general, abarcan la dimensión de la educación y la producción artística y la organización de la cultura 33.

El perfil histórico-político-económico de la economía popular viene dada en su proyección enunciativa y convocativa. 33

Ibídem. Págs. 101-102.

89


En este sentido, concibo que las formas de economía popular son parte de la lucha política, en la que se pasa a experimentar concepciones del mundo alternativas, que en parte pueden ser recreación de antiguas formas 34 comunitarias .

La economía popular, con toda su variedad de casos, es resistencia a la hegemonía de la economía capitalista, también es lucha política, pues los colectivos involucrados lo hacen por voluntad asumida socialmente, a través de las deliberaciones de asambleas y la convergencia de consensos. Volviendo a las preguntas del anterior comentario 35, el que corresponde a la primera parte de Fueras sociales, ¿qué incidencia tiene todo esto, estas resistencias, estos, si se quiere, espacios liberados o conquistados colectivamente, en el tejido social? El problema radica aquí, la incidencia es 34

Ibídem. Pág. 102. Ver El concepto de fuerzas sociales. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/2017/02/12/elconcepto-de-fuerzas-sociales/. 35

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cualitativamente importante, por su enseñanza y sus posibilidades de irradiación; empero, no afecta a las texturas y mallas institucionales de la sociedad institucionalizada de manera notoria. Es más, la sociedad institucionalizada y el Estado logran enquistar a estos reductos alternativos, de tal manera, que forman parte de la corporeidad institucional en forma de quistes. El problema mencionado se agudiza cuando ampliamos el contexto; no solamente se trata de la sociedad nacional, el Estado-nación, la economía nacional, sino, sobre todo, del orden mundial, el sistema-mundo capitalista y la economía-mundo capitalista. Si partimos de que no solamente no hay una historia nacional del capitalismo sino una historia del sistema-mundo capitalista, que condiciona, inventa y controla las llamadas economías nacionales, no podríamos ilusionarnos, sobrevalorando estas ejemplares experiencias puntuales, eludiendo la tarea de desmantelar la geopolítica del sistema-mundo capitalista. La perspectiva y proyección de la autogestión es, necesariamente, 91


mundial. Por lo tanto, se requiere no solo una convocatoria mundial a los pueblos del mundo a iniciar formas autogestionarias en red, que desmantelen el sistema-mundo capitalista, sino que se requiere hacer efectiva las ecologĂ­as autogestionarias de los pueblos del mundo.

92


Democracia, autogestión autogobierno en América Latina

y

Podemos dibujar o bosquejar la concepción política de Luis Tapia Mealla; la misma que se conforma a partir del juego o composición y combinación, si se quiere, de tres núcleos enunciativos y convocativos; estos son la democracia, la autogestión y el autogobierno. En última instancia, simplificando la lectura e interpretación de esta parte del libro comentado, se puede decir que la lucha por la democratización en América Latina tiene como utopías inherentes a la autogestión y al autogobierno. Que los resultados efectivos, en la historia política, se hayan dado por transformaciones jurídicas y reformas estatales, de alguna manera sugiere, que la correlación de fuerzas en los momentos constitutivos dio lugar a estas concesiones, obstaculizando la realización de la autogestión y del autogobierno; devengan éstas de las tradiciones comunitarias o resulten de proyección política-social-económica de las luchas concretas de los colectivos atravesados por las formas de la modernidad. 93


El autor observa que la institucionalidad política, de alcance nacional, avanza, primero, por medio de la constitución e institución del Estado; es decir, por el monopolio de la fuerza legítima y de la legalidad, tanto de la administración de las leyes como de la ejecución de políticas públicas. Después, la democracia formal, quizás la concesión estatal a los procesos y luchas por la democratización, se manifiesta en los límites dados al gobierno, incluso al Estado. Una manera universalizada de hacerlo fue la división de poderes del Estado, en otras palabras, la república, combinando compensaciones, buscando el equilibrio entre los poderes del Estado. Sin embargo, la democratización como tal, mas bien, avanza por la ampliación de derechos, en términos cualitativos, como la consolidación jurídica de generaciones de derechos, incluyendo, además de los derechos sociales, los derechos colectivos y los derechos de la naturaleza. Sin embargo, de manera efectiva, la democratización avanza, por así decirlo, mezclada o como concesiones estatales, 94


después de la resultante de la correlación de fuerzas. Las conquistas de derechos políticos son hitos en el proceso de democratización; desde la conquista del voto universal, incluyendo al voto de las mujeres, hasta formas de participación, aunque restringidas, que llegan hasta institucionalizarse. Sin olvidar la otorgación del derecho a ser elegido, a organizarse, además de deliberar, aunque sea de manera representativa y delegada. La otra forma del avance de los procesos de democratización consiste en la conquista de derechos colectivos de las naciones y pueblos indígenas, incluso constitucionalizados. Con lo que el ámbito democrático se amplifica, incorporando códigos derivados de otras formas culturales. Tapia observa tres componentes en el proceso de democratización, efectivamente dado, en América latina, en la historia reciente; uno es lo que se viene en llamar la reconquista de la democracia, al desplazar a los gobiernos de las dictaduras militares; otro es el relativo a las nacionalizaciones, que recuperan, por así decirlo, la soberanía, ganada por los procesos nacional95


populares de mediados del siglo XX; soberanía perdida por los ajustes estructurales neoliberales, implantados a finales del siglo XX. El tercer componente tiene que ver con el carácter plurinacional y multicultural, que genera la lucha anticolonial de las naciones y pueblos indígenas. En el análisis de esta parte del libro, hay otra anotación importante, que tiene que ver con los desenlaces de los procesos incompletos de democratización; este desenlace tiene que ver con el retorno y también la invención estatal de formas de autoritarismo, que, más bien, restringen el cumplimiento y la garantía de los derechos conquistados. Lo llamativo es que este autoritarismo se da tanto en los “procesos de cambio” de los llamados “gobiernos progresistas”, así como en los gobiernos que han continuado por la vía neoliberal, como en el caso de México. Llama la atención que en los “gobiernos progresistas” se derive en la disminución de los ámbitos democráticos y de los espacios de realización de los procesos de democratización. Si bien se da, de alguna 96


manera, con sus variantes, la materialización política de la forma primordial, como dice Tapia, aludiendo al concepto zavaleteano. Lo que consolida la soberanía del Estado, que el autor interpreta como avances al “autogobierno” nacional; que para nosotros significa, mas bien, efectos de las nacionalizaciones en la construcción del Estado-nación o efectos estatales de las nacionalizaciones. Lo que implica, por lo menos, un desajuste, en la composición integrable de nacionalización, deliberación, participación, pluralismo, igualdad política y cultural. Volviendo al asunto, que nos trae, a lo largo del comentario, la pregunta es: ¿por qué las correlaciones de fuerza, en los momentos constitutivos, derivaron en estas formas incompletas de democratización, que siempre contraen o conllevan la posibilidad de restauraciones conservadoras? Desde la perspectiva nuestra, no se pueden confundir las finalidades de los procesos de democratización, que tienen que ver con las utopías inherentes de autogestión y autogobierno, con las resultantes 97


efectivamente dadas, en la historia reciente política. Esto implica que la democratización como tal, es decir, la democracia radical, que no es otra cosa que el autogobierno, no se ha realizado, sino, mas bien, truncado. Por otra parte, se tiene que distinguir lo que son los proyectos de transición - que todavía contemplan expectativas y esperanzas de usar al Estado como instrumento de transformación, cuando en la práctica se entrampan en el círculo vicioso del poder - de lo que son los proyectos autogestionarios, de autogobierno, libertarios. Proyectos autónomos, que buscan diseminar el Estado y sus mallas institucionales; deconstruir la ideología, en todas sus formas, incluyendo estas expectativas sobre las transiciones; y crear, desde las sociedades alterativas, mundos alternativos, basados en la confederación plurinacional de pueblos autónomos y de autogobierno del mundo. Lo anterior no quiere decir que se tenga que negar los desenlaces de los procesos dados efectivamente, las resultantes de las correlaciones de fuerza, en coyunturas determinadas, en momentos constitutivos; son, si se quiere, la 98


estructura de realidad en una coyuntura. Hacer esto, es como perder la información acumulada y convergente del momento; además de extraviarse en fundamentalismos políticos e intelectuales, que pretenden ser “radicales”. Como tampoco implica, como ha quedado claro, que hay que reducir el proyecto autónomo de autogobierno y autogestión de los pueblos a las finalidades de las transiciones. Como dice la consigna, en estos casos ¡la lucha continúa! Una última anotación, en el comentario; seguir considerando a los procesos constituyentes, sobre todo, en su forma de Asamblea Constituyente, es caer en la ideología jurídica-política, en el fetichismo jurídico-político36; creer que el racionalismo jurídico-político es como el núcleo conceptual normativo que va dirigir el curso de los acontecimientos. Hay que abolir la ideología, el fetichismo generalizado, abolir toda clase de fetiches; liberar la potencia social, el 36

Ver Ideología jurídico-política. https://pradaraul.wordpress.com/2016/09/13/ideologiajuridico-politica/.

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conjunto de facultades creativas; las que pueden inventar mundos alternativos, asĂ­ como la vida inventa formas vitales.

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Conclusiones

1. Sabemos que los desplazamientos epistemológicos se pueden dar lugar en la misma formación discursiva y enunciativa; es más, en la misma episteme, sostenida en su zócalo epistemológico. Pero, también se pueden dar rupturas epistemológicas con la formación discursiva y enunciativa heredada; manteniéndose en la misma episteme, aunque se bordee sus límites, incluso se llegue a cruzas sus umbrales. 2. Hemos dicho que Luis Tapia Mealla no solamente se ha desplazado en la formación discursiva y enunciativa marxista, considerando las formas del marxismo crítico, sino que ha roto con esta formación discursiva y enunciativa. Lo llamativo es que esto ocurre, considerándose todavía perteneciente a las formas del marxismo crítico más sugerentes.

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3. Parece que la formación enunciativa más adecuada para caracterizar el pensamiento crítico de Tapia es el de la epistemología pluralista, que asume la complejidad desde los desafíos de problemáticas abigarradas, barrocas y entrelazadas, de la actualidad. 4. El pensamiento crítico, relativo a la epistemología pluralista, ha venido acompañado por el posicionamiento y la proyección política por la autonomía, la autogestión y el autogobierno. Sin embargo, el realismo político, aunque crítico, que asume por las transiciones, lo lleva a la situación de evidentes problemas de correspondencia y correlación con su posición por la autonomía, autogestión y autogobierno.

5. Su comprensión del caudal emancipador de la lucha anticolonial de las naciones y pueblos indígenas, que considera forma parte de las proyecciones de autogobierno, pone en suspenso el realismo político 102


crĂ­tico, para enfocar su anĂĄlisis desde otras miradas culturales y civilizatorias el porvenir de la humanidad.

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Fragmento geogrรกfico de poder

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A partir de la interpretación, por parte de Hugo Zemelman Merino, de los Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci, aprendimos la pluralidad manifiesta y constituida del proletariado mundial, de los centros, de las periferias y nacionales. El concepto que distinguía esta lectura diferenciadora es el de fragmento geográfico de clase. Indudablemente, Gramsci dio lugar a desplazamientos epistemológicos importantes en la formación discursiva y enunciativa marxista; sobre todo, saliendo del entrampamiento de la miopía fundamentalista de la tendencia imperante economicista. Este reconocimiento llevó al colectivo Episteme a buscar lo específico de las formaciones sociales; sobre todo, de la formación económico-social boliviana. El concepto de fragmento geográfico de clase se convirtió en fragmento territorial de clase. Esto último debido a que en Episteme la mirada teórica se orientó a los espesores territoriales y culturales.

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Ahora, después de la experiencia del colectivo Comuna, que integra y articula a tres experiencias críticas, del momento, y con sus propios estilos; Episteme, Autodeterminación y el EGTK; cuando, de nuestra parte abandonamos el marxismo, incluso en las versiones más sugerentes críticas; cuando incursionamos en el pensamiento complejo; volvemos a una variante de aquel concepto específico, que vincula estrato social y fragmento territorial. Esta vez para reflexionar sobre la pugna entre dos geografías dedicadas al cultivo de la hoja de coca; la de los Yungas, considerada “zona tradicional”, y la del Chapare, considerada, mas bien, “zona excedentaria”. Resulta que el “gobierno progresista” de Evo Morales Ayma, que sigue siendo reconocido como la dirección máxima de las federaciones cocaleras del trópico cochabambino, ha decidido considerar una ley donde se quita mil hectáreas a la “zona tradicional” del cultivo de la hoja de coca, para otorgarles a la “zona excedentaria” de la hoja de coca. La federación campesina yungeña, ADEPCOCA, además de organizaciones sindicales de la provincia 106


de Larecaja e Inquisivi, se adhirieron a la protesta de los productores de coca de los Yungas. La Plaza Murillo, la plaza de armas, el núcleo de la sede de gobierno, se encuentra sitiado por las organizaciones yungueñas, de Larecaja e Inquisivi. El Congreso está rodeado, al que se le exige que no apruebe dicha ley.

Si se hace la evaluación y ponderación del peso del Chapare en la incidencia política; sobre todo, en lo que respecta al peso de los proyectos implementados, que benefician a la región en cuestión. Veremos que estamos ante no solo lo que llamaremos fragmento territorial del poder, sino que este fragmento de poder conforma en la jerarquía estructural del poder un lugar privilegiado. Esto se puede corroborar, de manera descriptiva, con la suma de los proyectos que benefician a la región del trópico de Cochabamba, descuidando a otras regiones del país. Es más, se ha llegado al extremo de llevar al lugar el proyecto de la Planta de Fertilizantes, lejos de las fuentes de energía y de los mercados. Los 107


argumentos para hacerlo son estrambóticos, sin importar a los voceros los costos económicos de dicha decisión. Ahora, en plena supuesta campaña de “reducción de los cultivos excedentarios” de la hoja de coca, el gobierno toma la decisión de volver a beneficiar a la región tropical en cuestión, otorgándole mil hectáreas más para el cultivo de la hoja de coca, quitándole estas hectáreas a los Yungas.

No vamos a preguntar por qué se lo hace, desatando tormentas, sino cómo funciona esto. Volviendo a nuestros argumentos; el Chapare es el fragmento territorial de poder privilegiado, jerárquicamente influyente en las políticas del gobierno. Las federaciones cocaleras del trópico son el núcleo duro del MAS; se trata del sostén más confiable y leal del gobierno. La expansión de la frontera agrícola, concretamente del cultivo de la hoja de coca “excedentaria”, afectó al TIPNIS, con la ocupación de aproximadamente 200 mil hectáreas, en la zona conocida como el “Polígono siete”. Y amenaza con 108


avanzar en las mil hectáreas del TIPNIS que quedan; territorio comunitario, según el titulo entregado por el propio presidente en 2009. Ahora la amenaza la sienten los productores de la hoja de coca de los Yungas, cuando la ley elaborada y presentada para su tratamiento al Congreso, establece una restricción de mil hectáreas en la “zona tradicional”.

¿Qué nos dice esta situación sobre la estructura del poder en la forma de gubernamentalidad clientelar? ¿En sentido estricto, se trata de un gobierno de los productores de la hoja de coca del Chapare? Si convirtiéramos la pregunta en una hipótesis interpretativa, aunque sea provisional, incluso experimental, solo para inquirir en la complejidad de los diagramas de poder en Bolivia; podría darnos luces, hipotéticamente, acerca del funcionamiento de este fragmento territorial de poder en la estructura de poder del “gobierno progresista”. En este sentido, sin pretender ninguna verdad, sino, mas bien, sugerir investigaciones descriptivas al respecto, que puedan 109


contrastar la hipรณtesis, vamos a proponer interpretaciones provisionales y experimentales al respecto.

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Interpretaciones sobre el fragmento territorial de poder

1. Podemos sugerir una especie de dominación irradiada de un fragmento territorial de poder o de algunos fragmentos territoriales de poder, que hacen como una micro-geopolítica en el ámbito geográfico nacional. 2. Así como en la geopolítica del sistemamundo capitalista se configuran centros y periferias; de manera parecida, aunque no igual, se generan proyectos inherentes de centralidad y de monopolio político en determinados fragmentos territoriales de poder. En el primer caso, el mundial, la economía-mundo capitalista es la operadora de la conformación de la geopolítica a escala mundial; en el segundo caso, parece ser una variante desbordada de esta economía-mundo, la que opera en la conformación de una micro-geopolítica a escala nacional.

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3. Que prospere este proyecto inherente de micro-geopolítica y se materialice, depende de las correlaciones de fuerza a escala mundial, a escala regional y a escala nacional. 4. Cuando una zona, un fragmento territorial de poder, concentra la densidad logística, beneficiándose de proyectos implementados, de recursos, de plantas industriales, por lo menos, en diseño, de aeropuertos, coadyuva esto, de varias maneras, a convertir al fragmento territorial de poder en un centro de poder.

5. Es decir, otra geografía política se gesta desde estos desplazamientos micro-geopolíticos. Atravesando y desordenando la geografía política institucional heredada. 6. La pregunta, al respecto, es la siguiente: ¿Hay como una conspiración para que se realice este proyecto micro-geopolítico nacional? 112


Como lo dijimos varias veces, no somos partidarios de las teorías de la conspiración, en toda sus variantes; teorías a las que consideramos simplonas y excesivamente esquemáticas; muy alejadas de la comprensión de las dinámicas de la complejidad, sinónimo de realidad. No parece que el MAS tenga o haya elaborado un proyecto de microgeopolítica nacional, de esta índole; tampoco el propio gobierno. No creemos que sean, por así decirlo, conscientes de lo que pasa, en sentido de los desplazamientos en lo que respecta a la geografía del poder. Sin embargo, el peso de incidencia del Chapare, el peso económico ganado por el beneficio de los proyectos implementados, la orientación de parte de las políticas económicas, derivan en desplazamientos microgeopolíticos, que convierten al Chapare en la zona que construye su centralidad de poder, a escala nacional.

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7. Las micro-geopolíticas – usando un término que criticamos, este de geopolítica, provisionalmente pueden darse, por así decirlo, espontáneamente, como consecuencia de las resultantes de las correlaciones de fuerza en las coyunturas; además por la marcha de los eventos económicos y políticos. 8. Lo que sí parece ser un acto consciente es la voluntad política, hecha efectiva en políticas públicas, de beneficiar a una región determinada, a corporaciones sindicales dadas, a formas de económica peculiares. Sin embargo, esta voluntad política orientada no corresponde ni llega a lo que puede ser una micro-geopolítica, elaborada instrumentalmente.

9. El cultivo de la hoja de coca “excedentaria” forma parte de lo que hemos llamado economía política del chantaje, concretamente de la economía política de la cocaína. Estas economías no son, de ninguna 114


manera, exteriores al sistema-mundo capitalista, en su etapa de dominación del capitalismo financiero; al contrario, forman parte de los circuitos y recorridos de lo que se viene en llamar el capitalismo especulativo. 10. En otras palabras, aunque el orden mundial, en la vocería de Naciones Unidas y los Estado-nación que lo conforman, digan y se comprometan en la “lucha contra el narcotráfico” y otros tráficos; lo cierto es, que, en la práctica, de manera efectiva, coadyuvan a la conformación de economías políticas del chantaje, que forman parte de la apropiación especulativa de la plusvalía.

11. En este sentido, la emergencia de estos fragmentos territoriales de poder, son sustentados por las dinámicas del capitalismo financiero y especulativo, dominante en la etapa tardía de la modernidad.

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12. Obviamente, lo que ocurre en el Chapare no es un caso aislado; al contrario, más bien, forma parte de tendencias de mutaciones estructurales de los diagramas de poder en el mundo. Hay muchos ejemplos, pero, no es el caso exponerlos ahora. Daremos uno solo, entre tantos; en México se han conformado fragmentos territoriales de poder, controlados por cárteles. Fragmentos territoriales de poder que patentizan la reconfiguración de la geografía política, en los términos de la geografía de poder.

13. No se trata de estigmatizar a nadie, ni a ninguna región, tampoco a determinadas corporaciones, que es el estilo moralista de los que se golpean el pecho, se declaran contrarios al “mal”, y en definitiva son totalmente ineficientes en sus luchas contra el “mal”, que ellos señalan. Esta es la incapacidad de organismos internacionales, tanto de interdicción y alternativos de desarrollo, de los 116


Estados, de los gobiernos, de toda índole, tanto de “izquierda” como de “derecha” o de gobiernos populistas, según el caso. Sino de comprender cómo funcionan las máquinas de poder en el presente, para, desde la perspectiva libertaria, proponerse su desmantelamiento y diseminación.

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Coyuntura incierta

El “gobierno progresista” se encuentra en una encrucijada, en una fase avanzada de su regresión, por no decir, decadencia. Se encuentra como arrinconado por los pequeños, por así decirlo, en comparación, conflictos desatados. Con los cooperativistas mineros, con la población de la ciudad intermedia de Achacahi, con los trabajadores de salud, con los jubilados; ahora, con los productores de la hoja de coca de los Yungas. Por otra parte, se encuentra corroído por la corrosión institucional y la corrupción galopante, en los distintos niveles del mismo Estado. Todo esto dentro de un escenario económico internacional definido por la baja de los precios de las materias primas. Si sumamos a estas desventajas comparativas, el descrédito acumulado, no solamente en las ciudades capitales, sino incluso en ciertas zonas donde campeaba su hegemonía política, como en el Altiplano, salvo, por ejemplo, en fragmentos territoriales donde ha 118


preservado su influencia, por medio del ejercicio de la prebenda y el clientelaje, como en Omasuyos, podemos advertir que la encrucijada en la que se encuentra el gobierno es casi como decisiva.

El MAS, el gobierno, lo órganos del Estado controlados, buscan desesperadamente lograr la reelección del presidente, pues parece que esta es la única vía para su continuidad. Otra alternativa, evidenciaría palpablemente y hasta catastróficamente la endeble consistencia de un partido des-cohesionado, prebendalista y clientelar. Esto lo hacen a costa de la legalidad, de la legitimidad y vulnerando la Constitución. Perdieron el referendo donde se puso en consulta la posibilidad de una reforma constitucional, para habilitar la reelección del presidente. Esta derrota no es reconocida, también con argumentos insostenibles y estrambóticos. Creen que este costo de ilegalidad, de no institucionalidad, de inconstitucionalidad vale la pena para conservar el poder.

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Otra vez, que lo logren, depende de la correlación de fuerzas. Ni el MAS, ni el gobierno, ni los órganos del Estado, que controla, están en su mejor momento. Al contrario, más parecen que se encuentran en uno de sus peores momentos, en lo que respecta a la disponibilidad de fuerzas. Parece que la tendencia preponderante, por lo menos visible o audible, en sus discursos, es la de arriesgar la legitimidad mermada que les queda, para prolongarse en el poder.

Por todas estas razones se evidencia un panorama de incertidumbre en la coyuntura. No parece, de acuerdo a la correlación de fuerzas, que pueda el MAS lograr su propósito; empero, si lo lograra, sería a un costo muy alto, el de la democracia misma.

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Fragmentos territoriales en la mutaciรณn geogrรกfica de poder

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Desde Milton Santos podemos decir que la geografía está en movimiento; además de que se trata de composiciones de espesores espaciales, tejidos por los lugares en el mundo que los cobija, también cambiando. En el anterior ensayo hablamos del fragmento 37 territorial de poder ; ahora, trataremos de situarlos en contextos espaciotemporales en movimiento; así como los concibe la geografía cuantitativa y la geografía humana.

Los fragmentos territoriales del poder se encuentran en tejidos espaciotemporales, que los contienen, que también los condicionan y sitúan en el contexto geográfico. Los fragmentos territoriales de poder emergentes, en una coyuntura, en una sucesión de coyunturas, en un periodo, concurren en geografías políticas dadas y heredadas. Lo que importa es comprender las relaciones que se establecen entre estos 37

Ver Fragmento geográfico de poder. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/fragmento-geografico-depoder/.

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fragmentos territoriales y la geografía política heredada. Como no se puede hablar como si se tratara de una generalidad, lo haremos, refiriéndonos a una geografía política concreta; la boliviana. El fragmento o los fragmentos territoriales de poder emergentes entran en contacto espacial con los centros, por así decirlo, de la geografía política heredada. Por ejemplo, el fragmento territorial de poder del Chapare entra en contacto con el centro de irradiación geopolítico de la geografía política regional, radicado en Santa Cruz de la Sierra. Lo que hay que averiguar si estas relaciones o comunicaciones o contactos espaciales son de contradicción o, al contrario, se terminan complementando. Para responder a esta pregunta, es menester ubicarse en determinados momentos espacio-temporales, donde se manifiestan los síntomas que aclaran la cuestión. En el conflicto del TIPNIS se comportaron, mas bien, concomitantes. Ambos, el fragmento territorial de poder y el centro de irradiación geopolítica, compartieron el común criterio de la ampliación de la frontera agrícola. El 123


fragmento territorial de poder, en cuestión, y el centro geopolítico de irradiación, conformaron como un bloque, por así decirlo, contra la demanda de las naciones y pueblos indígenas de respetar la Constitución y los derechos colectivos y territoriales constitucionalizados.

¿Qué pasa en lo que respecta a la centralidad geopolítica del poder? ¿Está el centro geopolítico de irradiación dispuesto a ceder ante la emergencia y la pretensión de centralidad del fragmento territorial de poder? ¿O el fragmento territorial de poder, mas bien, provincial, necesita secundar al centro de irradiación del poder; por lo tanto, aliarse? Esto parece depender tanto de las decisiones que tomen las corporaciones empresariales de la burguesía agroindustrial como de las decisiones que tomen las corporaciones sindicales del fragmento territorial de poder, en cuestión; también del “gobierno progresista”; aunque el gobierno parece ya haber tomado una decisión, por su conducta manifiesta. La de la alianza 124


entre el poder político y el poder económico. Pero, también depende del curso de los eventos económicos y políticos.

Ciertamente es diferente considerar el peso demográfico del Chapare, de un poco más de 400 mil habitantes, según proyecciones, en comparación con el peso poblacional de la ciudad capital de Santa Cruz de la Sierra, que bajo estimaciones estadísticas, que pueden parecer un poco exageradas, cuenta ya con aproximadamente 3,5 millones de habitantes. Lo mismo podemos decir en lo que respecta a la logística económica de ambos recortes espaciales. Desde esta perspectiva, y considerando estas condiciones materiales de posibilidad, solo parece cabe esperar dos alternativas; una, la de la alianza; la otra, la de la concurrencia y hasta confrontación por la centralidad microgeopolítica, en el ámbito nacional. Claro que pueden darse situaciones intermedias; empero, no las vamos a

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considerar ilustración.

ahora,

por

razones

de

Considerando lo reciente de la historia reciente, podemos decir que la impresión que deja es la de la tendencia a la alianza, más que la tendencia a la confrontación; aunque puedan darse concurrencias, en algunos aspectos y rubros. Deteniéndonos en esta posibilidad, lo que se puede entrever es la tendencia a fortalecer la micro-geopolítica de la ciudad pujante del oriente boliviano, favoreciéndose de la alianza con el fragmento territorial de poder, para consolidar una centralidad microgeopolítica de carácter, más bien, rural.

Para decirlo de algún modo, la geografía política efectiva, no la geografía política institucional, que resulta más un imaginario estatal, cuenta con una distribución espacio-temporal de los fragmentos territoriales de poder; los que terminan de acomodarse en la geografía política efectiva emergente, de acuerdo a 126


las resultantes de las correlaciones de fuerzas. En otras palabras, estamos ante la construcción de la centralidad nacional de la burguesía agroindustrial cruceña, en alianza con la centralidad rural de las corporaciones sindicales aburguesadas del Chapare.

El proyecto micro-geopolítico, a escala nacional, está en marcha; el problema está en que si tendrá tiempo de consolidarse. Esto lo decimos pues ésta no es la única tendencia efectiva en los decursos de los acontecimientos. Resulta que otra tendencia efectiva, entre otras que se dan en la coyuntura, es la del desgaste de la forma de gubernamentalidad clientelar. Un desgaste que parece haberse ya apresurado por los propios desatinos y compulsiones desorbitadas del “gobierno progresistas”; sobre todo, después de la promulgación de la Constitución. Este desgaste adelantado, acompañado por la extensidad de la corrosión institucional y la distribuida intensidad de la corrupción, acorta las posibilidades de la anterior 127


tendencia efectiva, en lo que ya llamamos los juegos de poder de la microgeopolítica a escala nacional.

Por otra parte, nada de lo que ocurre en el país está exento de los condicionalidades y afectaciones de lo que ocurre regionalmente, en el continente, tampoco en el mundo. Estos juegos micro-geopolíticos se dan en momentos de decrepitud de la geopolítica del sistema-mundo capitalista. Otra condición de posibilidad o, mas bien, condición de imposibilidad, que acorta el tiempo de la tendencia en cuestión, es la decadencia, experimentada por el sistema-mundo capitalista, en la etapa de dominación del capitalismo financiero y especulativo. Entonces, todo parece jugar en contra de esta tendencia efectiva en los juegos de poder de la microgeopolítica.

Las reapariciones de gobiernos neoliberales, como en el caso de Argentina y Brasil, parecen alentar a 128


estratos conservadores a retomar el poder, a recuperar el control del Estado y del gobierno; creyendo que esto significa volver a lo que su imaginario considera normalidad; es decir, el dominio de ellos. Sin embargo, en ningún caso, sea por un lado u otro, sea con un discurso u otro, sea de “izquierda” o de “derecha”, la historia se repite. Estos gobiernos, como el de Mauricio Macri y Michel Temer, son vulnerables y débiles, en comparación de lo que fueron los gobiernos neoliberales de la cuarta parte del siglo XX. Si ocurriera esto, como pasa en Argentina y Brasil, los neoliberales asistirán a la experiencia política, recurrente y desgastada, de pretensiones neoliberales, que se llevaran a cabo, por medio de políticas parciales, conviviendo con la herencia de políticas públicas, que dejaron los gobiernos populistas. Es decir, administraran la crisis económica, en las condiciones ineludibles institucionales, que dejaron los “gobiernos progresistas”. En otras palabras, el proyecto neoliberal no se repetirá sino como proyecto anémico ejecutable. De la misma manera, en 129


contraste, que los “gobiernos progresistas”, continuaron, por otros medios y otros discursos, el cuadro general de las políticas neoliberales.

Volviendo a nuestro asunto. La alianza entre el poder político y el poder económico en Bolivia no tiene el suficiente tiempo como para consolidarse. En estas condiciones de posibilidad o de imposibilidad, cuáles son los desenlaces viables. Ciertamente, hablar de los desenlaces es especular; sin embargo, lo que se puede hacer es cotejar las tendencias inherentes efectivas. La micro-geopolítica, de la que hablamos, parece no contar con la posibilidad de una realización inmediata; en el mejor de los casos, como que se ve obligada a postergar la realización de esta micro-geopolítica, basada en la alianza entre fragmentos territoriales del poder y la irradiación geopolítica regional, a escala nacional. Esto no implica renunciar, sino retroceder de sus pretensiones sobre el control directo del poder. En el peor de los casos o 130


escenarios, es que el bloque, si se puede hablar así, en el poder, intente imponerse por la fuerza, conservando el poder y buscando con el forcejeo la realización micro-geopolítica inherente. Empero, esto tiene sus riesgos; precisamente el de perderlo todo.

Lo incierto es qué es lo que viene después de los gobiernos del MAS. Se entiende que este gobierno incierto puede ser el resultado del voto castigo, del voto en contra del MAS gobernante; empero, en perspectiva, en el panorama probable, no es, no parece ser, el que vendría, un gobierno fuerte, ni claro, ni coherente, contando con proyecto político alternativo. Lo que parece venir, como en Argentina y Brasil, es un gobierno de improvisaciones, en el marco dramático de la pretensión imposible de retornar a la hegemonía neoliberal.

Ante estas incertidumbres microgeopolíticas, el fondo o el substrato de los procesos no es, evidentemente, este 131


juego micro-geopolítico, sino las ecologías de los espesores territoriales de los ciclos vitales. La geopolítica, cualquiera sea ésta, no alcanza a abarcar la complejidad dinámica de las geografías vitales de las territorialidades ecológica. En todo caso, solo puede manifestarse a través de las mallas institucionales, que tratan de atrapar todo lo que puedan con sus redes de captura. Pero, como son ahuecadas, los espesores territoriales escapan a sus capturas. Incluso, en el caso que alguna geopolítica pueda realizarse, solo podrá hacerlo en un tiempo perentorio; pues no puede detener el devenir de los ciclos vitales.

El dilema de los pueblos es lograr reincorporarse a los ciclos ecológicos de la biodiversidad planetaria o dejarse llevar por los juegos geopolíticos insistentes. El desafío de los pueblos es poder reincorporar a las sociedades a los ecosistemas y lograr complementariedades ecológicas con las otras sociedades orgánicas. En otras

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palabras, retomando a Milton Santos, tejer geografĂ­as vitales.

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Territorialidad alterativa

Como lo dijimos en Territorialidad38, la territorialidad no es geografía, aunque la geografía configure su superficie; menos es geopolítica, pues ésta es una pretensión de dominación del espacio, una estrategia de dominación espacial, basada en una concepción tosca de la geografía39. La territorialidad se refiere a los espesores territoriales. De principio hay en este desplazamiento una perspectiva de la voluminosidad, no de la superficie. Este cambio de perspectiva exige otra concepción y otra conceptualización; si se quiere una conceptualización que comprende, por lo menos, tres dimensiones. Si, además, desde nuestra actual perspectiva, la del pensamiento complejo, partimos de que no hay tiempo absoluto ni espacio absoluto, sino tejidos del espacio-tiempo, 38

Ver Territorialidad. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/2017/02/20/ter ritorialidad/. 39 Ver Guerras periféricas. https://pradaraul.wordpress.com/2015/05/06/guerrasperifericas/.

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entonces, el mismo enfoque voluminoso se transforma en un enfoque tetradimensional; donde el tejido espaciotemporal exige la concepción de espesores móviles.

La territorialidad es alterativa; alterativa a la apariencia espacial, tanto en su acepción de superficie, como en su acepción voluminosa. La territorialidad, si se quiere, como conjunto de atributos, cualidades y propiedades, además de dinámicas moleculares y molares de la materia en cuestión, se abre a la episteme compleja, a la perspectiva de la complejidad, al pensamiento complejo. La textura o texturas de la territorialidad son tejidos espacio-temporales, incluso tejidos espacio-temporales-culturales; pues, como se escribió en el libro citado, la territorialidad es inmediatamente interpretada culturalmente. Después del escrito de Territorialidad, que, en aquel entonces, solo se atiene al enfoque voluminoso y hermenéutico, queda pendiente una actualización renovada,

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por así decirlo, que comprenda, ahora, la perspectiva de la complejidad.

Lo que corresponde, en este ensayo, es contrastar las territorialidades con las pretensiones geopolíticas y microgeopolíticas, apoyadas en una tosca geografía. Es una ilusión de la geopolítica pretender dominar el espacio, tanto en su acepción geográfica plana, así como en su acepción voluminosa; mucho más lejos está de entender la complejidad de la territorialidad. Es en la ideología donde la geopolítica se auto-contempla como realización posible y hasta efectuada. Para regocijo de los juegos de poder, la geopolítica encuentra su apología pertinente en la ideología. Pero, la ideología es un acontecimiento imaginario, sustentado por la maquinaria institucional, rechinante y oxidada.

Los espesores territoriales y culturales forman parte de los ciclos vitales de las ecologías planetarias. No solamente se trata de los ciclos de los suelos, sino 136


también de los subsuelos, en complementariedad, articulación e integración sincronizada con los ciclos del aire, los ciclos del agua, los ciclos de los bosques, los ciclos de las sociedades orgánicas; en otras palabras, en su amplitud, los ciclos ecológicos. Estos ciclos desbordan las cáscaras artificiales de la geopolítica, también los diques de la economía. El planeta, que responde a la propia sincronización y devenir constantes, en su simultaneidad dinámica, que supone la sincronización del multiverso, en sus distintas escalas, no tarda, si se quiere, acudiendo, para ilustrar, a la metáfora del tiempo, en resincronizarse, una vez que estas cáscaras y estos diques afectan a la armonización planetaria40.

En consecuencia, la geopolítica, de todo tipo, de todo alcance, con todas sus pretensiones de distinta índole, en el mejor de los casos, puede lograr capturar 40

Ver Re-sincronización planetaria. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/re-sincronizacionplanetaria1/.

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territorios, someterlos a su administración y supuesta centralidad; esto ocurre en la superficie, es decir, en el recorte de referente que tiene a partir de su tosca geografía. Sin embargo, está lejos de controlar los ciclos vitales; en ellas, a las territorialidades, los espesores territoriales, sus ciclos inherentes de los suelos, subsuelos, de los bosques, en complementariedad integrada con los ciclos del agua, del aire, de las ecologías planetarias. Controla, parte de la parte de las fuerzas vitales, que las mallas institucionales logran capturar; pero, está demasiado lejos de controlar la vida; lo que es imposible. La geopolítica, en ella, la micro-geopolítica, es meramente una ilusión, sostenida estatalmente.

Volviendo al tema del anterior ensayo, el de las micro-geopolíticas de los fragmentos territoriales de poder y el de la centralidad urbana irradiada regionalmente, ambas geopolíticas de corto alcance, en el mejor de los casos, si las correlaciones de fuerza lo permiten, pueden lograr asentarse en los 138


ondulantes tejidos espacio-temporalesterritoriales-sociales, como artificios administrativos espaciales, por un tiempo. En el peor de los casos, solo podrán intentar, incluso incluyendo a una alianza, más o menos duradera, entre el poder político y el poder económico, lograr sus objetivos; empero, solo patentizaran sus ineludibles inutilidades. En este último caso, el recurso a la violencia estatal es la actitud desesperada a la que se acude. En estas circunstancias puede que les dé resultado; empero, sólo por corto tiempo y a costa, como dijimos ya, de lo poco que queda de la democracia, incluso en su formalidad institucional.

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Cuando la mรกquina del poder no funciona

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Cuando la máquina del poder no funciona se para o, en su caso, es un desbarajuste, es una armatoste no funcional. Eso pasa cuando no acoplan sus engranajes, sus piezas; cuando no ensamblan sus partes. La disfuncionalidad se generaliza. Estas máquinas de poder no solo están como destartaladas, sino que su apariencia aparatosa hace creer que funcionan, tanto a sus operadores como a sus usuarios. En estas circunstancias se ocasionan escenarios donde lo que se dice desentona con la trama; los actores no coordinan sus papeles, confunden libretos. Incluso del desbarajuste se puede pasar a lo grotesco; llamémosle lo grotesco político. Los disfraces, en vez de convencer y hasta seducir a los espectadores, se hacen tan evidentes; el disfraz por el disfraz, la exacerbación del disfraz se hace estridente. El espectáculo ya no es ni siquiera trágico-cómico, ni tampoco solo cómico, ni siquiera solo ridículo, sino grotesco; por ejemplo, ver a disfrazados de “revolucionarios” hacer gala de una retórica tosca y torpe a todas luces. La política se ha vuelto burlesca.

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Otro ejemplo, un espectáculo burlesco se da cuando, como discos rayados, se repiten los mismos argumentos ante cualquier conflicto. El reciente conflicto de la coca, relativo a la concurrencia de los “espacios tradicionales” y los “espacios excedentarios” del cultivo de la hoja de coca, la concurrencia de dos geografías del cultivo de la hoja de coca, la pugna geográfica entre los Yungas y el Chapare, ha sido catalogada por voceros del gobierno como “conspiración”. Y como no podía faltar en el argumento trillado y sin ingenio, detrás está la embajada norteamericana. No se les ocurre, por nada, tener como referente la causa del conflicto, la expropiación de mil hectáreas del cultivo de la hoja de coca a los Yungas, para regalárselos a las federaciones del trópico de Cochabamba, del Chapare. Podrían hacerlo, argumentando otros motivos; empero, hacen desaparecer este referente, que es la madre del cordero.

Esta conducta desorientada y hasta desorbitada es pues síntoma del 142


desbarajuste de la máquina del poder de la forma de gubernamentalidad clientelar. La imaginación brilla por su ausencia, también la picardía criolla, a la que nos acostumbraron políticos hábiles y bribones. Hay pues miseria, a todas luces, en estos ilustres personajes de un gobierno en plena decadencia.

Por otra parte, en los argumentos vertidos por toda la gente oficialista, la del gobierno, la de los aparatos de Estado, la de la masa elocuente de llunk’us, no responden para nada a la cuestión; sobre todo, al pedido de explicación por parte de ADEPCOCA, de por qué se le quitan mil hectáreas a los Yungas y se los entregan al Chapare. Hacen como si no existiera tal problema, como si no haya que dar explicación de nada. ¿En qué clase de mundo creen que habitan estos personajes tristes y grises?

Para el colmo, en el momento de mayor estridencia de esta torpe retórica y desmembrada política, presentan un 143


montaje grotesco. Teniendo como protagonista a una señorita de fama mediática, inmiscuida en una telenovela de romances inconclusos y forzados; acompañada de bochornosos hechos de corrupción galopante y corrosión institucional, que involucran a altos dignatarios del Estado. De esta telenovela, de mala calidad, se ocuparon tanto “oficialistas” como la llamada “oposición”; tanto los medios de comunicación, de mediocre desempeño informativo y comunicacional, así conjuntos de televidentes, atrapados en el drama descabellado. Nadie puso atención en lo evidente, en lo sencillo y simple de los sucesos. Lo que no se puede negar, pues están las firmas de los dignatarios y su participación como conductores del ejecutivo, en la adjudicación delictiva de concesiones y proyectos, sin cumplir con las normas de contratación de bienes y servicios, a una empresa china de mala fama internacional; que, además, no ha cumplido con ninguno de sus contratos millonarios. Este es un delito contra el Estado, donde se inscriben los sellos de la 144


firma del principal dignatario de Estado. Todos los que ocultan y encubren este delito contra el Estado son cómplices; los funcionarios, desde los de abajo hasta los más altos; los representantes del pueblo, por supuesto, en este caso, oficialistas; los militantes del partido de gobierno; además de los medios de comunicación, que se encargan de generar cortinas de humo.

Toda la pantomima no hace otra cosa que poner nuevamente en evidencia al que se quiere encubrir, nada más ni nada menos, que al propio presidente. La torpeza llega a extremos asombrosos; un director de canal de televisión, que supuestamente es privado, pero que está comprometido hasta el tuétano con el apoyo mediático al gobierno, dice que ha sido el editor responsable del video montado, donde aparece la señorita mencionada. Pretende ser este video montado la continuidad de otro video, el de “El cartel de la mentira”; elaborado, editado y armado por comunicadores argentinos; obviamente del mismo estilo, 145


el desgarbado populismo. Ambos videos presentan sus más tangibles debilidades; el forcejeo manipulador de los hechos, la falta de coherencia narrativa, la notoria intención del guion, además de la pobre argumentación, que no convence a nadie, salvo a los convencidos. La diferencia entre los dos videos del montaje es que el primero, “El cartel de la mentira”, tiene, por lo menos, cierta consistencia técnica, si se puede hablar todavía de esto; en cambio, el otro, ni siquiera muestra este atributo.

Solamente con estos dos síntomas del desbarajuste de la máquina de poder de la forma de gubernamentalidad clientelar, podemos ponderar, aunque sea por impresiones y deducciones, los alcances de la decadencia; esta vez, en una etapa avanzada, donde el desbarajuste y la disfuncionalidad son las características más elocuentes del desmoronamiento político. Lo que interesa es comprender cómo ocurre este disfuncionamiento de la máquina de poder.

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Anotaciones

Anotación 1

Las máquinas de poder sirven para ejercer el poder; es decir, para dominar, para realizar las formas polimorfas del poder. En este ejercicio se emplean variadas técnicas- hablamos de técnicas de poder -, que buscan ser acompasadas entre ellas. Técnicas jurídicas; técnicas jurídico-políticas; técnicas polivalentes y multifuncionales, propiamente políticas; técnicas ideológicas; técnicas comunicacionales, acompañadas, claro está, por las técnicas de poder más tradicionales, a pesar de su actualización. Hablamos de las técnicas de la represión, de la disuasión; que, a su vez, vienen acompañadas por “técnicas”, usando inapropiadamente este término, coercitivas, de violencias, tanto físicas como simbólicas. Para referirnos al cohecho, a la coerción, a la corrupción, a los procedimientos múltiples y detallistas de la economía política del chantaje. 147


Estas pluralidades de técnicas requieren estar coordinadas y orientadas a los fines del Estado, en prioridad, y a los fines de gobierno, en segundo lugar. Se supone que conjuntos de estas técnicas, diferenciadas y clasificadas, de acuerdo a sus métodos y procedimientos, tienen que manejarse proporcionalmente; dependiendo de los casos y de los empleos, de las contingencias y de las coyunturas. Sin embargo, cuando algún conjunto clasificado adquiere proporciones desmesuradas, angostando a los otros conjuntos de la composición técnica del poder, puede generarse el desbarajuste y la disfuncionalidad en el ejercicio del poder. Sobre todo, cuando se trata de los procedimientos paralelos del lado oscuro del poder, de las formas paralelas del poder, las no 41 institucionales .

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Ver El lado oscuro del poder. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/el-lado-oscurodel-poder/.

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Anotación 2

El ejercicio del poder, el uso de las máquinas de poder, que suponen composiciones y combinaciones de diagramas de poder diferenciados, en la era de la simulación, sobre todo, en la modernidad tardía, recurren a las manifestaciones espectaculares de las formas aparentes. Nos referimos no solamente a las formas aparentes que inventa la ideología, sino a las máscaras, a los disfraces, a las cortinas de humo, a los montajes, a la publicidad y propaganda mediática. Cuando estas formas aparentes toman la delantera; es más, cuando desbordan y casi es a lo único que se atiende y preocupa a los actores de la política, puede ocasionarse el predominio espumoso de lo espectral, de la actuación forzada y del disfraz manifiesto. Entonces, es más el disfraz que la representación del drama; es más la estridencia de lo falso que el propio discurso; es más la sobreactuación sin contenido que la coherencia argumentativa. 149


Anotación 3

Las máquinas de poder cuentan con operadores, quienes las hacen funcionar. Cuando no hay operadores, propiamente dichos, sino improvisados, la máquina puede estropearse y funcionar mal.

Anotación 4

En los usos de las máquinas de poder se tiene como orientaciones o, si se quiere, manuales y objetivos; llámense programas o proyectos; es más, en el mejor de los casos, Constitución. Cuando faltan estos orientadores, puede generarse precisamente la desorientación en la propia conducción de gobierno y en el conjunto del manejo institucional. Al final, no se sabe dónde se va.

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Anotación 5

En las formas de gubernamentalidad, conocidas en la historia política, no ha dejado de darse una cierta distancia entre lo que se dice y lo que se hace. Cuando estos márgenes de distancia son manejables, la diferencia factual puede ser administrada de una u otra manera; tanto operativamente, solucionando en algo la distancia, o, de manera demagógica, haciendo circular una retórica convincente. Empero, cuando esta distancia es muy grande y no es manejable de ninguna manera, puede ocasionarse no solamente desconcierto generalizado, tanto en el gobierno, en los aparatos del Estado, en el mismo partido oficialista, como en la sociedad y en la opinión pública, sino incompetencia generalizada para resolver cualquier problema.

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Anotación 6

En la historia política el poder, las formas de poder, históricamente dada, siempre han estado asociadas con la corrosión institucional y la corrupción. Esto no necesariamente afecta destructivamente al manejo y al ejercicio del poder, mientras se logre demarcar las fronteras, por así decirlo, de lo institucional y lo no institucional, el lado luminoso del poder del lado oscuro del poder. Sin embargo, cuando el lado oculto del poder invade, atraviesa y hasta subsume al lado luminoso del poder; cuando las lógicas imperantes ya no son, por lo menos, de manera incidente, las institucionales, sino las “lógicas” de las formas paralelas del poder, no institucionales y del lado oscuro del poder; indudablemente se genera la preponderancia de la cartografía perversa de la economía política del chantaje. Cartografía perversa que subordina al Estado, que subordina a la propia economía nacional al funcionamiento dominante de la economía política del chantaje. 152


Anotación 7

Usando conceptos del psicoanálisis, no del todo apropiados, pero ilustrativos, podemos decir que entre el principio de realidad y el principio del placer se da como una combinación concurrente, en el ejercicio del poder. Si no se pierde del todo el principio de realidad, si no se refugian en las burbujas de la ceremonialidad del poder, los protagonistas políticos, todavía se puede atinar a actuar con alguna coherencia en la realidad efectiva. Sin embargo, cuando se pierde el principio de realidad, cuando el principio del placer no solamente es preponderante, sino absoluto, es de esperar que los gobernantes actúen en el mundo de sus fantasías, cuando en el mundo efectivo se encaminan al abismo.

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Conclusiones

En las anotaciones hechas no hemos mencionado la incumbencia de las características del perfil político e ideológico, tampoco de la forma de gubernamentalidad atingente; esto lo hemos hecho en otros escritos42. Lo que interesa, ahora, es buscar interpretaciones, mas bien, metodológicas, por no decir, “técnicas”, forzando el sentido político de los procedimientos empleados, del desbarajuste del “gobierno progresista”. Independientemente de las características que mencionamos, llama la atención la desarticulación de la máquina de poder; en otras palabras, su anulación, paradójicamente por el abuso del uso de la máquina de poder; 42

Ver Acontecimiento político. También La paradoja conservadurismo-progresismo. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/acontecimentopolitico-i/. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/acontecimentopolitico-i/428-2acontecimento-politico-ii/. https://pradaraul.wordpress.com/2015/10/24/la-paradojaconservadurismo-progresismo/.

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ciertamente, y esto lo hace explicable, en sentido clientelar y prebendal. Perdiendo toda otra perspectiva política, de las connotaciones políticas, de los otros sentidos y significaciones políticas.

Estamos asombrosamente ante un aparatoso, por más paradójico que parezca decirlo, desmoronamiento de una forma de gubernamentalidad, la clientelar, llamada también populista; identificada o autonombrada como “gobierno progresista”. No decimos, de ninguna manera, que por que es “progresista” este gobierno se cae; tampoco porque es populista; que, mas bien, podrían considerarse como ventajas políticas, debido a la convocatoria. Sino, que, independientemente de estas características, se llega rápidamente a la descomposición política, debido al manejo improvisado del gobierno, a la exacerbación clientelar y prebendal, a la descomunal ideología de la autocomplacencia; sobre todo, a la invasiva corrosión institucional y corrupción galopante. 155


Ciertamente, esto de la disfuncionalidad de las máquinas de poder no solo es un atributo del “gobierno progresista” boliviano, ni tan solo de los distintos “gobiernos progresistas”, que se han dado en Sud América - obviamente con las diferencias de cada caso -. Sino de todas las formas de gubernamentalidad estatales en la modernidad tardía, en la fase de la dominación del capitalismo financiero del ciclo del capitalismo vigente. También aquí, hay que distinguir diferencias y particularidades. Además, si bien la disfuncionalidad de las máquinas de poder ha avanzado bastante, esto no quiere decir que ha desarticulado completamente a las máquinas de poder en ejercicio, volviéndolas inservibles. Sino, sobre todo, en la mayoría de los casos, que las máquinas de poder han dejado de ser eficaces como lo eran antes. Nuestro caso de reflexión, el desbarajuste de la máquina de poder de la forma de gubernamentalidad clientelar boliviano, es sobresaliente por haber ido más lejos que la ineficacia relativa de las máquinas de poder; ha llegado al 156


extremo de la desarticulación maquínica, de la incoordinación institucional, de la disfuncionalidad.

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Conjeturas sobre los obstรกculos ideolรณgicos

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La episteme compleja plantea varios problemas, al momento de querer desenvolverse en el pensamiento complejo. ¿Es posible efectuar este pensamiento en la interpretación, en la explicación, en el análisis? La interpretación, la explicación, el análisis, suponen la intervención del interprete, del explicador, del analista; por lo tanto, su mirada, aunque sea móvil, atenta y abierta a focalizar mejor, para ver mejor, es la que percibe y experimenta la fenomenología de la percepción. En esta fenomenología se figura, configura, emerge el sentido y los significados, se construyen conceptos. Entonces, la complejidad es resuelta desde esta intervención. Sabemos que hay posibilidad de otras resoluciones, aunque se parezcan mucho, que definen desde imperceptibles diferencias hasta notorias diferencias. ¿Se puede hablar de pensamiento complejo, cuando, de todas maneras, a pesar de asumir la complejidad como dinámica simultánea, se reduce la complejidad a partir de la perspectiva del intérprete? Este es ciertamente un problema. No parece de 159


fácil solución, ni tampoco que se lo haya resuelto; es un desafío para el pensamiento complejo, en construcción. Sin embargo, esta dificultad no debe detener la construcción social del pensamiento complejo.

Planteado el problema, no pretendemos solucionarlo de sopetón; tarea que parece más bien colectiva. Vamos a proponer una alternativa intermedia, por así decirlo. Supondremos tres perspectivas distintas, que corresponden no solamente a distintas miradas, por lo tanto enfoques, sino diremos como si correspondieran a tres “mundos” diferentes. Esto no tanto como mundos, sino como metáforas de mundos; pues lo que interesa es establecer que se trata de tres jugadores hermenéuticos o intérpretes, que se basan en tres estructuras de reglas distintas. Cada quien sostiene que el cuadro de las reglas que atiende son las adecuadas y permiten, por así decirlo, la objetividad, que requiere el conocimiento. Vamos a suponer que estos tres “mundos” se 160


cruzan, se yuxtaponen, con todo lo que conllevan; sus concepciones de mundo y sus esquemas de conducta, sus modelos de prácticas, en el espacio de intersección. ¿Qué ocurre? Vamos a tratar de conjeturar, lo más adecuadamente que se pueda, la concurrencia y los juegos hermenéuticos que se dan entre las tres perspectivas de mundo, concepciones de mundo y esquemas prácticos.

También vamos a suponer que los involucrados actúan con honestidad. Ciertamente, no es de esperar que así lo hagan efectivamente; lo que no quiere decir que actúan necesariamente con deshonestidad, sino que la información a mano, sobre todo, en lo que respecta a los esquemas prácticos y reglas de juego de los otros involucrados, les sirve, a cada quien, para favorecer la propia perspectiva y la propia actuación.

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Conjeturas

1. Cada quien cuenta con un recorte de realidad, que interpreta según su cosmovisión. Cada quien tiene determinada incidencia en el espacio de intersección de los “mundos”, que para el efecto, puede considerarse, mas bien, como el mundo efectivo donde actúan. 2. Las tres perspectivas en concurrencia y sus respectivos esquemas de comportamiento entran en competencia, también se contrastan con la realidad defectiva, sinónimo de complejidad. 3. Al sufrir el impacto del mundo efectivo, los “mundos” propios, de los involucrados, tienen varias alternativas. O se adecúan al mundo efectivo; lo que exige modificar la perspectiva propia y los esquemas de comportamiento. O, mas bien, se resisten a cualquier modificación e intentan imponer su propia concepción 162


de mundo y esquema de comportamiento al mundo efectivo. O llegan a acuerdos, si se quiere transitorios, entre los “mundos” propios, de tal manera que conforman una especie de eclecticismo interpretativo y eclecticismo práctico. O no llegan a ningún acuerdo, ni entre los “mundos” propios, ni con el mundo efectivo; en consecuencia, esta obstrucción epistemológica y práctica los lleva a la desaparición, a la larga o a la corta.

Por ahora, no interesa tanto los posibles desenlaces, sino el primer encuentro, entre los “mundos” propios y con el mundo efectivo. ¿Cómo interactúan los “mundos” propios y cómo interactúan con el mundo efectivo? Siguiendo con las conjeturas, diremos que los otros “mundos” propios, para el “mundo” propio de autorreferencia, resultan extraños y ajenos; hasta como una 163


amenaza, en el extremo caso. En consecuencia, en cada “mundo” propio se persiste en la concepción de mundo heredada y en el esquema de conducta incorporado. Se exige que los otros actúen de acuerdo a su cosmovisión y sus esquemas de comportamiento propios. Como no lo hacen, pues todos actúan de acuerdo a lo propio, es de esperar las confrontaciones. En estas condiciones y circunstancias, el empleo recurrente es el uso de las fuerzas disponibles. Se supone que, en estas condiciones, es la correlación de fuerzas la que define los resultados.

Sin embargo, sea cual fuere la resultante de la correlación de fuerzas, esta resultante no es permanente, por más duradera que pueda ser; dependiendo de la estructura, la organización, la capacidad de mantener el control y la duración de esta resultante. No parece pues ser una solución adecuada, desde la perspectiva vital, pues no deja de ser provisional y circunstancial. La pregunta es: ¿por qué teniendo a mano la 164


posibilidad de aprender y aprehender de los otros “mundos” propios, sobre todo, del mundo efectivo, no se lo hace? Esta apertura es la condición de posibilidad vital para construir conocimiento y esquemas de comportamiento, esquemas prácticos, cada vez más adecuados, que interactúen mejor con el mundo efectivo.

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Confrontaciones en la coyuntura

La coyuntura boliviana puede resumirse de la siguiente manera:

a) Las marchas en defensa del voto ciudadano, concretamente, en defensa de los resultados del referéndum sobre la modificación de la Constitución para habilitar al presidente a un nueva reelección, que dijo No, por mayoría absoluta. b) Las marchas en apoyo a la reelección del presidente, que desconocen el resultado del referéndum, aludiendo a un supuesto “cártel de la mentira”, que habría influido en la votación. c) El conflicto de los cultivos de la hoja de coca, desatado por el proyecto de ley, que se entregó al Congreso, para su tratamiento, donde se le quitan mil hectáreas a la “zona tradicional” de cultivo de los Yungas para otorgárselos a la “zona de transición”, 166


que no deja de ser “excedentaria”, del Chapare. d) El conflicto político, jurídico y constitucional, definido por la defensa de la democracia institucional, configurada por la pulseta de las dos marchas confrontadas, se puede describir como el enfrentamiento ideológico, político y jurídico por la democracia institucional. En cambio, el conflicto cocalero parece, mas bien, responder a la confrontación de dos ámbitos geográficos del cultivo de la hoja de coca; para resumirlo, de modo fuerte, diréremos, un ámbito geográfico del “cultivo lícito” y otro ámbito geográfico del “cultivo ilícito”. Aunque no sea del todo así, preferimos decirlo de este modo para ilustrar. e) En esta coyuntura hay pues, por lo menos, dos campos de lucha distintos; uno relativo a la democracia institucional; el otro relativo a las cuotas de producción del cultivo de la hoja de coca. Llama la atención que, aunque ambas formas de 167


confrontación, con sus propias genealogías de poder y cartografías políticas, se hayan dado en la misma coyuntura, no se hayan aludido o tomado en cuenta. Salvo la alusión despectiva de uno de los organizadores de la marcha de la defensa del voto que descalificó la protesta de los cocaleros de Yungas, prácticamente acusando de actos vandálicos, así como lo hace el gobierno. ¿Cómo interpretar esta mutua indiferencia?

Acudiendo a nuestras conjeturas, diréremos que las ideologías en despliegue, los esquemas de conducta y prácticos en ejercicio, no se toman en cuenta; tampoco parece que toman en cuenta la realidad efectiva. Persisten en sus cosmovisiones heredadas y sus esquemas de conducta, que moldean sus actitudes. No es pues un ejemplo de apertura, por lo tanto, de aprendizaje, sino mas bien, de persistencia de lo mismo, independientemente de que sus demandas sean justificadas. El tema del 168


problema es que no basta la justicia de la demanda, tampoco basta la razón que se tiene, sino que es necesario contar con la comprensión de la realidad efectiva, sinónimo de complejidad, para que las acciones puedan tener mejores posibilidades de incidencia.

Ciertamente, el “mundo” propio, recurriendo a nuestra metáfora en uso, que menos apertura tiene es la del gobierno, la de la forma de gubernamentalidad clientelar, con todos los aparatos de Estado y políticos que lo acompañan. Esta clausura ideológica, este ensimismamiento, un tanto autista y hasta narcisa, se parece a un rechazo paranoico de la realidad efectiva; lo que, probablemente, lleva al suicidio inducido o derivado, aunque no se lo quiera. Los otros “mundos” propios mencionados, aunque cuenten con algunas ventajas comparativas, debido a pequeños desplazamientos de apertura al aprendizaje, no dejan tampoco de clausurarse ideológicamente; pues la apertura como tal, el aprendizaje como 169


tal, la comprensión efectiva, no se da.

de

la

realidad

La coyuntura boliviana, forma parte de la coyuntura regional, así como de la coyuntura continental y mundial. Para reducirlo sucintamente, esta coyuntura mundial, con toda su composición diferencial y compleja, se caracteriza por la crisis ecológica, la crisis civilizatoria, la de la modernidad, la crisis del sistemamundo capitalista. Esta coyuntura es, por así decirlo, un momento de la realidad efectiva planetaria. La comprensión de esta realidad efectiva equivale a transformaciones requeridas de las perspectivas, las cosmovisiones y los esquemas de comportamiento. Si esto no ocurre, lo probable, es la periclitación de estos “mundos” propios en confrontación, entre ellos y con el mundo efectivo.

Respecto al conflicto cocalero, no se ha tomado para nada en cuenta a los acullicadores, que, en Bolivia son estimativamente tres millones. Los 170


acullicadores son la justificación concreta de por qué se cultiva coca; sin los acullicadores no habría por qué cultivar coca. Resulta que los cultivadores de coca fumigan y ponen fertilizantes, atentando contra la salud de los acullicadores. Entonces, ¿cómo seguir usando el argumento de “cultivos tradicionales”? Esto de no tomar en cuenta, en democracia se debe hacerlo, a los usuarios, es decir, a los ciudadanos concretos, se ha vuelto una costumbre en la democracia institucional.

Otro ejemplo, el tema comunicacional. Los anteriores conflictos, más mediáticos que otra cosa, en torno a la Ley de comunicación, no tomaron para nada en cuenta a los usuarios; a quienes se ignora. Se los condena a sufrir mediocres programas mediáticos de toda clase, incluso de pésima calidad comunicacional y periodística, perdiendo la característica de la información.

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Un tercer ejemplo, respecto a la aplicación de la Constitución, no se ha tomado en cuenta al pueblo, a los pueblos indígenas, a las multitudes, a las colectividades, a los grupos y a los individuos. El monopolio político oficialista decidió interpretar a su regalado gusto la Constitución y promulgar leyes que no corresponden al desarrollo legislativo constitucional, sino son la continuidad de la estructura jurídica y política del Estado-nación. El Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico brilla por su ausencia, salvo en los símbolos folclóricos introducidos como nombres rimbombantes, sin asidero ni contenido, y en las forzadas ceremonialidades del poder.

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La rebelión indígena Comentario a ¡Resistencia digna! de José Luis Saavedra

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Contenido Las naciones y pueblos indĂ­genas en pie de guerra anticolonial

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Gubernamentalidades de contra-vida

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Las naciones y pueblos indĂ­genas en pie de guerra anticolonial

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Desde la Conquista del continente Abya Yala hasta entrado el siglo XXI, sus primeras décadas, las naciones y pueblos indígenas del continente se encuentran capturadas, dominadas, destruidas, desposeídas y despojadas. Primero fueron los llamados conquistadores, acompañados por instituciones de su herencia, instituciones adecuadas y adaptadas a los territorios conquistados, instituciones inventadas e instituciones nativas, fragmentadas y usadas para explotación y esclavización de las naciones y pueblos originarios. Luego vinieron los criollos y mestizos, que, a nombre de la república, continuaron la colonización por otros caminos, discursos y métodos. Los liberales no fueron menos violentos y destructivos que los conquistadores; incluso se podría decir que fueron peor. El despojamiento de tierras de las naciones y pueblos indígenas fue no solo mayor, sino contundente, en la conquista de tierras comunitarias, en su desposesión y despojamiento. Por lo menos antes, se consideraba a sus autoridades originarias como tales, también, se les adjudicó la 177


condición de autonomía. La república los integró al Estado-nación; empero, desintegrándolos como pueblos y naciones. Cuando se resistían, se les declaraba la guerra para ocupar sus territorios.

Después de los liberales vinieron los populistas o nacionalistas revolucionarios. Si bien éstos los convocaron como parte de la nación oprimida por el imperialismo, buscando un mestizaje político y cultural, no dejaron de continuar los caminos del colonialismo; pues, al ser parte de la nación del Estado, debían renunciar a su memoria social, colectiva y cultural. Debían renunciar a su autonomía; es decir, al autogobierno y a la autogestión comunitaria. En condición de campesinos debían aceptar las formas de las transformaciones democráticas de la revolución nacional. Además de apoyar con ojos cerrados al “desarrollo nacional”, al “progreso” y a la modernización.

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Siguiendo esta secuencia, llegaron los “socialismos del siglo XXI”, saltando el interregno neoliberal. La peculiaridad discursiva de estos “socialismos”, fuera de otras particularidades, es que pronuncian la convocatoria anticolonial y convocan a las naciones y pueblos indígenas a liberarse de la opresión colonialista, imperialista y capitalista. Sin embargo, este desplazamiento ideológico en la formación discursiva del nacionalismo-revolucionario, así como también en la formación discursiva marxista, no deja de ser un desplazamiento discursivo, con connotaciones en los desplazamientos ideológicos y, quizás en algunos casos, incluso ciertos desplazamientos enunciativos. Sin embargo, los desplazamientos discursivos no tienen consecuencia práctica en lo que respecta a los referentes, vale decir, a las incidencias en la realidad efectiva; a las figuras concretas de sus enunciados singulares, de sus discursos propios, de su convocatoria arraigada, a los cuerpos vitales de las territorialidades y los lugares, que corresponden a estas 179


figuras. A no ser que se vea como consecuencia práctica la función de atraer, incluso hasta seducir a quienes se encuentran momentáneamente desarmados; pues están a la expectativa de nuevas esperanzas de promesas que no se cumplen. Emplazados, empero, no para cumplir con la promesa, sino para embaucar a los convocados, arrastrándolos a otra etapa de la colonialidad, en plena decadencia del sistema-mundo capitalista.

¡Resistencia digna! es el reciente libro de José Luis Saavedra, dedicado a las luchas de resistencia de las naciones y pueblos indígenas del continente. En el libro citado, el autor se concentra a las luchas de resistencia de las naciones y pueblos indígenas de Bolivia. La característica de estas luchas, haciendo un seguimiento pormenorizado, es que se trata nada más ni nada menos que de resistencias frente al “gobierno progresista” de Evo Morales Ayma, “presidente indígena”; gobierno que se reclama “gobierno de los movimientos sociales” y hasta “gobierno 180


indígena”. La resistencia de las naciones y pueblos indígenas de Bolivia es contra el modelo económico aplicado por el “gobierno progresista”; el modelo económico extractivista colonial del capitalismo dependiente. Este modelo económico despoja, desaposesiona, destruye territorios indígenas, de la misma manera que lo han hecho las formas de las genealogías coloniales, en la historia colonial, en la historia republicana y en la historia reciente.

En ¡Resistencia digna!, hay como dos epicentros de la narrativa dramática de los pueblos despojados; uno se sitúa en el TIPNIS, territorio indígena, área protegida y parque nacional; el otro se sitúa en territorios guaraníes, teniendo como desenlace represivo el descomunal empleo de la violencia estatal en Takovo Mora. Entre estos epicentros de la narrativa, de la descripción analítica del libro, José Luis Saavedra desmenuza las mallas institucionales del poder, que se lanzan para capturar y desposeer a los pueblos indígenas. 181


¡Resistencia digna! se compone de varias formas expresivas; comprende reportajes minuciosos, ocupados en descifrar los detalles de los entramados del poder y de los hechos; abarca descripciones, también prolijas, de las secuencias factuales del desenvolvimiento estatal; busca la realización de una analítica descolonizadora, que pueda develar, constantemente, el sentido históricopolítico de los eventos. No nos olvidamos de mencionar que también el libro, deja transcurrir la denuncia; la denuncia a la vulneración de los derechos de las naciones y pueblos indígenas, plasmados en la Constitución. Por otra parte, Saavedra vincula los conflictos desatados, los atropellos cometidos, los despojos coloniales, acompañados por depredaciones ecológicas, con el modelo extractivista y con la compulsión delirante por el “progreso” y el “desarrollo”.

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El conflicto del TIPNIS es elocuente pues devela el contenido colonial del “gobierno progresista”, su carácter anti-indígena, calado hasta los tuétanos. El territorio indígena es atacado por varios frentes; la frontera agrícola cocalera, que avasalla el territorio, anexándose más 200 mil hectáreas. La frontera hidrocarburífera, cuyas concesiones a empresas trasnacionales extractivistas, las adjudica el “gobierno progresista”; gobierno que se dice representar a los pueblos indígenas. La frontera maderera, que avanza demoledoramente, talando los árboles de los bosques. La frontera cultural, por así decirlo, que a-culturaliza, por lo tanto coloniza, las subjetividades e imaginarios de los pueblos indígenas; al desconocer las formas de aprendizaje de las instituciones propias nativas, al imponer escuelas, de carácter republicano, donde se difunden los valores de la modernidad, aunque se simule con nombres simbólicos, usados folclóricamente. No podemos dejar de mencionar la frontera política, por así decirlo, que desconoce la autonomía indígena, el autogobierno, el ejercicio de 183


sus normas y procedimientos propios, de sus instituciones propias, establecidas en la Constitución.

En ¡Resistencia digna! se desmontan las tramoyas gubernamentales. Se contrasta lo que dice el gobierno, lo que declara, lo que presenta a la opinión pública, con los hechos incontestables. Se toman testimonios, se hace seguimiento de los sucesos, tanto en la hemeroteca como el campo. De esta manera, la descripción de los acontecimientos adquiere claridad; logrando coser lo que se presenta fragmentado, de tal manera que contamos con relatos, descripciones, análisis, que adquieren la condición del tejido de la trama del drama de las naciones y pueblos indígenas.

La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿por qué el “gobierno progresista” se embarca en las rutas conocidas del colonialismo, de la colonialidad, el extractivismo, el monopolio del poder? No parece posible que podamos 184


responder a esta pregunta si no comprendemos el recurrente y reiterado círculo vicioso del poder, círculo en el que se encuentran entrampadas las formas de gubernamentalidad de la historia política de la modernidad; incluyendo a las formas de gubernamentalidad implementada por las revoluciones sociales y nacionales. El llamado “gobierno progresista” de Bolivia no ha salido de este círculo vicioso del poder. Que lo haga de otra manera, con otros discursos, con otra convocatoria, empleando mimetismos, que encubren el carácter efectivo de esta forma de gubernamentalidad clientelar, no quiere decir que ha salido de este círculo vicioso de poder.

Las formas del círculo vicioso del poder son instrumentos de dominación. Cuando hablamos de dominaciones, no solo lo hacemos connotando su pluralidad, sino también la condición colonial de las dominaciones en la modernidad. La descolonización, tan mentada en los discursos del gobierno, requiere, para 185


empezar, de desvincularse de las formas de poder implementadas desde la conquista. Para decirlo de una manera simple; el primer paso descolonizador y anticolonial es el de desconocer las fronteras inventadas y los estados construidos por los conquistadores y sus sucesores. Para las naciones y pueblos de Abya Yala no hay fronteras en un mundo animado por circulaciones y ciclos; hay confederaciones, también asociaciones con las sociedades orgánicas, con los ciclos vitales de la biodiversidad planetaria.

Un “gobierno progresista” que preserva la arquitectura del Estado-nación, le cambia el nombre, poniéndole “Estado Plurinacional de Bolivia”, sigue siendo parte del diagrama de poder colonial 43.

43

Ver La colonialidad como malla del sistema-mundo capitalista. Así mismo revisar La inscripción colonial. También leer Extractivismo colonial y política monetaria. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/la-colonialidadcomo-malla-del-sistema-mundo-capitalista/. https://pradaraul.wordpress.com/2014/10/30/la-inscripcioncolonial/.

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Las pretensiones discursivas no son otra cosa que ideología, cada vez más dicha de manera disminuida, improvisada y forzada. Un “gobierno progresista” que otorga concesiones a las empresas trasnacionales extractivistas, que apuesta al mismo modelo económico, aunque con sus variantes, que los gobiernos que lo antecedieron y las oligarquías sin voluntad política ni imaginación, no es un gobierno indígena, sino otro dispositivo de la realización de la geopolítica del sistema-mundo capitalista. Un gobierno que cruza la línea, abandonando fácticamente la alianza, como lo ha hecho en el conflicto del “gasolinazo”, en el conflicto del TIPNIS, en el conflicto con la nación y pueblos guaraníes, es un gobierno que enfrenta a su pueblo, a las naciones y pueblos indígenas, para garantizar la marcha del despojamiento y desposesión colonial del sistema-mundo capitalista.

https://pradaraul.wordpress.com/2013/07/25/extractivismo -colonial-y-politica-monetarista/.

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Gubernamentalidades de contra-vida

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En el sistema-mundo capitalista, que es un sistema-mundo de contra-vida, opuesto a la vida, la vida es objeto y materia de poder. El sistema-mundo funciona capturando vida para engullirla, sacar su energía, para obtener acumulación de capital, que no es otra cosa que contabilidad abstracta, que, efectivamente, es contabilidad de la muerte. Los subsistemas nacionales del sistema-mundo, funcionan realizando de manera concreta la marcha implacable de la geopolítica del sistema-mundo capitalista; marcha desoladora que se inscribe en las huellas ecológicas, abriendo heridas mortales al planeta.

Las formas gubernamentales de este engranaje, que arranca en los países y alcanza al planta globalmente, son variadas; pueden incluso parecer opuestas, hasta contradictorias y antagónicas; empero, forman parte, con distintos métodos, procedimientos, discursos, estilos de gobierno, de lo mismo, del sistema-mundo político, del

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orden mundial, del imperio44. Era y es una ilusión ingenua esperar que los “gobiernos progresistas” sean diferentes a esta condena o fatalidad, mejor dicho, condicionamiento mundial. Son gobiernos de la renovada promesa no cumplida; su convocatoria es mesiánica y pretendidamente socialista, se sustentan en las expectativas esperanzadas de los condenados de la tierra, las subalternizadas, los colonizados y explotados. Su fuerza imaginaria, por así decirlo, metafóricamente, radica en que los caudillos encarnan simbólicamente al padre sacrificado, al hijo del padre dador, que se inmoló por salvar a los humanos;

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Ver Formación del sistema-mundo político. También revisar A-sistemas-mundos capitalistas. Así mismo En torno a la complejidad del sistema-mundo. Sugerimos también leer Subsistema-mundo-capitalista de la dependencia. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/25/formaciondel-sistema-mundo-politico/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/02/14/a-sistemamundos-capitalistas/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/05/28/en-torno-a-lacomplejidad-del-sistema-mundo/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/05/30/subsistemamundo-capitalista-de-la-dependencia/.

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entonces, el mesías retorna políticamente en la figura del caudillo.

Esta predisposición social por la interpretación mitológica, esta inclinación del pueblo a interpretar sus sensaciones desde los códigos mesiánicos y milenarios, es la condición de posibilidad subjetiva que habilita caudillos, patriarcas, salvadores del pueblo. Hay complementariedad perversa entre esta predisposición subjetiva, que no deja de ser conservadora por provenir del pueblo, y debido a la pretensión salvadora de los caudillos, que es indudablemente conservadora, al revivir, en carne y hueso y en la política, el diagrama de poder patriarcal y sus genealogías; substrato constitutivo inicial del poder y las dominaciones en las historias sociales. Entonces, la predisposición subjetiva colectiva se complementa con la irradiación simbólica del dador sacrificado. Ambos ámbitos imaginarios se entrelazan y conforman la dinámica imaginaria que sustenta este

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conservadurismos machista.

religioso-político-

Para los “gobiernos progresistas” la naturaleza, en la versión de la Constitución ecuatoriana, es como una deidad que hay respetar, como se respeta a la Virgen María; sobre todo, cuando se va a la iglesia o cuando se acuerdan de ella en momentos de desesperación; pero, se trata de un respeto, si se quiere moral; en la práctica se sigue haciendo lo que la deidad no avala ni aprueba. Por lo tanto, se puede hablar de los derechos de la naturaleza y, sin embargo, en la práctica, otorgar concesiones a empresas trasnacionales extractivistas en la Amazonía. En Bolivia el “presidente indígena” se desgañita en los foros internacionales con alocuciones en defensa de la Madre Tierra; pero, en la práctica, despliega políticas que son destructoras de la Madre Tierra. ¿Cómo se puede ser defensor de la Madre Tierra y matricida al mismo tiempo? ¿Hay como una esquizofrenia en los gobernantes? ¿Actúan en dos planos de intensidad de 192


distinta manera, aunque se refieran al mismo tema? Uno, el plano de intensidad de las formaciones discursivas; el otro, el plano de intensidad del ejercicio del poder. ¿Cómo explicar esta contradictoria conducta? ¿Se da como una jerarquización de los planos de intensidad; se discursa en el plano ideológico, se actúa en el plano político? En consecuencia, se valoriza más el plano de la actuación política; por su menor densidad en la ponderación del ejercicio del poder, el plano ideológico es meramente instrumento de convencimiento. Si fuese así, ¿lo hacen conscientemente? Como deducen las teorías de la conspiración.

Como dijimos las teorías de la conspiración son insostenibles, simplonas y esquemáticas. Es como caer de nuevo en la antigua tesis religiosa del mal y el bien, de la maldad y la bondad, contrapuestas; en lucha titánica, entre ángeles y demonios. Nosotros optamos por la tesis del círculo vicioso del poder. El poder es una construcción social 193


institucionalizada, en las distintas formas conocidas en las historias sociales y en las historias políticas, en las genealogías de poder, que recorrieron las sociedades, con sus propias singularidades. Puede decirse que el poder es una relación de fuerzas, también decir que responde a la disponibilidad de fuerzas; sin discutir ahora estas tesis, ya lo hemos hecho antes, lo que importa es remarcar que el poder funciona por medio de mallas institucionales, funciona como máquina de poder. Entonces resulta ser como un descomunal artefacto multiforme, que funciona succionando la energía de la vida, de las distintas maneras y formas como lo ha hecho y hace.

La ilusión de los “revolucionarios” ha sido y todavía es el tomar el poder y usarlo para transformar el mundo. La historia política de las revoluciones, en la modernidad, nos ha mostrado patentemente que las revoluciones cambian el mundo, pero se hunden en sus contradicciones. No tardan en acoplarse a la máquina del poder y 194


servirla en su reproducción continua. Resumiendo esquemáticamente el argumento, por motivos de exposición ilustrativa, diremos, asumiendo nuestra conjetura, ¿si el poder es el dominio sobre la vida, por qué ilusionarse con que pueden haber tomas del poder que cambien el curso de los acontecimientos, que dejen de orbitar en el campo gravitatorio que genera el poder? Las ilusiones de este tipo, no son, ciertamente, relativas solo a los “gobiernos progresistas”; antes, en el siglo XX, lo fue de los Estados del socialismo real. También hay versiones reformistas de esta ilusión; por ejemplo, el creer que el respeto de la institucionalidad, el respeto de la democracia formal, el respeto de la Constitución, bastan para mejorar las condiciones alarmantes de la crisis ecológica.

De lo que hay que salir es de la geopolítica del sistema-mundo capitalista, lo que equivale a salir de este sistema-mundo. De lo que hay que salir 195


es de una economía-mundo, que coloniza continuamente, crecientemente, a las plurales y múltiples formas de vida en el planeta. Que se crea que no se puede salir de este sistema-mundo porque es la realidad, forma parte de las predisposiciones subjetivas, constituidas por las genealogías del poder, que afianzan voluntariamente las mallas institucionales y las modulaciones de las dominaciones. La posibilidad de salir radica en los mismos que se entregan voluntariamente al continuo ejercicio de sus dominaciones. Al respecto, dijimos, que la tarea activista es liberar la potencia social.

El activismo concentrado en la denuncia ha servido para poner en mesa los problemas que oculta el poder; la defensa ambientalista sirve, además de apoyar la denuncia, para concientizar sobre las repercusiones desastrosas del “progreso” y el “desarrollo”. Empero, ambas formas de activismos no son suficientes para detener la locomotora que se lanza a su descarrilamiento. La emergencia 196


planetaria, por los alcances de la crisis ecológica, que amenaza la vida, requiere de respuestas radicales mancomunadas, sociales, colectivas, de los pueblos del mundo. Hay que salir como se sale de cualquier casa, edificio o fábrica; dar un paso hacia la calle. Claro que para hacer esto no solamente se necesita decisión, sino también ver la salida, la puerta.

José Luis Saavedra describe minuciosamente la incidencia devastadora del Proyecto de El Bala. Nos presenta la historia de este proyecto, que data de la década de los cincuenta del siglo XX. Dibuja los recorridos sinuosos del “gobierno progresista” para implementar dicho monumental proyecto hidroeléctrico. En la descripción de la situación, el reportaje cita a especialistas en el tema de las represas hidroeléctricas y a ambientalistas, que manejan información pertinente. Quienes hacen estimaciones de las consecuencias depredadoras, contaminantes, destructivas, de a-culturización, 197


etnocidas y matricidas, causadas por la implementación del proyecto. La descripción adquiere intensas tonalidades dramáticas, cuando atendemos a los alcances de la devastación. Como dijimos, el autor se pronuncia en varios planos de la narrativa; despliega una sucesiva denuncia, consistente con los datos a mano; describe el alcance de la destrucción ecológica; define el carácter de un gobierno que se reclama “defensor de la Madre Tierra”; y busca el desarrollo del análisis descolonizador que devela las dinámicas moleculares del poder.

Las preguntas que se hace Saavedra son: ¿Por qué si las consecuencias son tan devastadoras, el gobierno insiste en su implementación, contra viento y marea? ¿Por qué si no parece tampoco un proyecto rentable, dados sus altos costos y el incierto mercado, sin contar todavía con los costos calamitosos transferidos a la naturaleza, el gobierno avanza en su implementación, pese a quien pese? La respuesta que se insinúa, después de cotejar varias posibilidades, es la 198


corrosión institucional y la corrupción galopante, que ha copado las gestiones de los gobiernos de Evo Morales Ayma.

Las conclusiones de José Luis Saavedra en ¡Resistencia digna! son:

El gobierno del hermano Evo pretende hacer de Bolivia el corazón energético de la región latinoamericana y su mayor apuesta económica y política son los mega-proyectos: represas hidroeléctricas como El Bala y el Chepete, en el norte de La Paz, que generará 3.676 megavatios (MW). Y lo primero que hay que decir es que El Bala se ajusta exactamente a la misión capitalista y visión extractivista y depredadora del gobierno.

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El proyecto hidroeléctrico El Bala constituye un sacrificio de y para los pueblos indígenas y no es cierto que éste sea el único modelo de desarrollo. Éste es un modelo de desarrollo obsoleto, propio de los siglos pasados. Hoy tenemos que apostar por los modelos económicos del siglo XXI. ¿Qué es lo que prevén los investigadores de aquí a cinco o 10 años, no a 100 años? La generación eléctrica estará cada vez más localizada y habrá menos sistemas de transporte de electricidad que vaya por líneas de cientos o miles de kilómetros.

El gobierno está apostando por un modelo que está siendo superado prácticamente en todo el mundo, es decir que el enfoque gubernamental de desarrollo es arcaico. Más todavía, los más beneficiados con y por la construcción de las mega-represas no son los pueblos indígenas, sino son las empresas transnacionales de la construcción y venta de energía, y por supuesto, los bancos chinos que son los 200


que usurariamente otorgan créditos, que prácticamente están hipotecando el futuro del país.

Para la ejecución del proyecto hidroeléctrico El Bala el país destinará al menos 7.000 millones de dólares; aunque, según se conoce, todavía no hay contratos previos con los (posibles) compradores (si los hubiera) de esa energía eléctrica. No obstante, existen varios factores que ponen en entredicho la meta del gobierno plurinacional. El factor más contradictorio es que las represas de esta magnitud generalmente terminan costando mucho más de lo previsto, basta ver el caso de Jirau y Santo Antonio que, en un comienzo, iban a costar 5,5 mil millones y después el costo final se calculó en 27 mil millones, incluyendo la línea de transmisión que es el cableado por donde se lleva la corriente.

Si bien podemos admitir el posible beneficio que aportarían los proyectos 201


hidroeléctricos, como la generación de energía eléctrica, también debemos tomar conciencia de que ello es posible a costa de un grave detrimento del medio ambiente, de los ecosistemas y de la vida misma de los pueblos y comunidades. Se prevé que el megaproyecto hidroeléctrico de El Bala va a devastar más de 200.000 hectáreas de ecosistemas naturales al interior del Parque Nacional Madidi y la Reserva -Territorio Indígena (TCO) Pilón Lajas.

De realizarse el megaproyecto El Bala, el costo (económico, social, cultural y ecológico) de producción será muy elevado, considerando en especial el proceso de transmisión: transporte y envío. Existe además una gran incertidumbre sobre si su venta, de realizarse, sería en condiciones propicias y favorables para el país. El riesgo mayor es la masiva pérdida de biodiversidad, puesto que las áreas protegidas a ser afectadas son consideradas las de mayor riqueza natural de Bolivia. Paralelamente se desalojaría a más de veinte 202


comunidades y asentamientos indígenas. El impacto afectaría además a muchas e interesantes iniciativas indígenas de ecoturismo.

Los activistas medioambientalistas han señalado que esta mega obra causaría un grave efecto sobre el medioambiente y las comunidades indígenas, que tendrían que ser trasladadas y desplazadas (más o menos) forzada y forzosamente, cuando no mediadas por la represión y la violencia estatal. Por ello mismo las comunidades del Madidi y Pilón Lajas, que habitan en los ríos Beni y Quiquibey, próximas a Rurrenabaque y San Buenaventura, rechazan la represa de El Bala, mediante una diversidad de votos resolutivos.

Dichas comunidades se han reunido para deliberar junto con varias otras que se encuentran en el Alto Beni, las mismas que también resisten firme y constantemente el proyecto extractivista de las hidroeléctricas por el severo 203


impacto ambiental, además de social y cultural. La razón primordial de y para esta tenaz oposición de las comunidades es que al detener las aguas que fluyen de sur a norte en el país, se va a inundar una extensa zona en la cuenca del río Beni.

Las organizaciones indígenas consideran que la represa causará una gran destrucción y devastación de los ecosistemas de vida y que las comunidades serán expulsadas y desplazadas violentamente de sus territorios, ya que así y sólo así se podrá hacer viable este proyecto, que esencialmente implica la inundación de gran parte del Madidi y Pilón Lajas. Más aún, bajo eventos lluviosos extremos derivados del cambio climático, los efectos de inundación se van a agrandar y magnificar. Las comunidades están pues conscientes de que esta represa vulnera flagrantemente el derecho constitucional a vivir en “un medio ambiente saludable, protegido y equilibrado” (artículo 33 de la CPE).

204


El proyecto hidroeléctrico implica más emisiones de gases de efecto invernadero, responsables directos del cambio climático (dióxido de carbono [CO2] por hidrocarburos y metano [CH4] por las mega-represas tropicales), más destrucción de bosques, de cuencas y de la biodiversidad. El gran embalse se convertirá además en un mega-emisor de gases de efecto invernadero contribuyendo activamente al calentamiento global. Hay por tanto una urgente necesidad de entender que cualquier represa, independientemente de su tamaño, inunda el bosque y daña la diversidad biológica y el material que se pudre, debido a esas inundaciones, genera metano, que es un gas mucho más dañino que el dióxido de carbono.

Las entidades ambientalistas reiteran que la inundación de los bosques genera gas metano (CH4), que es mucho más dañino que los gases de la industria. No es pues racional que se construya una represa en un lugar cálido, ya que la misma emitirá gases de efecto invernadero que aportan 205


activamente al calentamiento global del planeta, por la descomposición y putrefacción de la biomasa, que emite grandes volúmenes de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4), los dos gases de efecto invernadero más perjudiciales para la capa de ozono (0 3).

La propuesta de una represa (y peor dos) en la cuenca del río Beni transgrede por tanto varios principios fundamentales ambientales y económicos, aparte de sociales y culturales: no es energía ni limpia, ni renovable, ni rentable (además que no hay mercado asegurado) y que a su vez implican la masiva destrucción: desaparición y pérdida de bosques, la contaminación y alteración de los ciclos del agua y la mega extinción de la biodiversidad. Además de ignorar impunemente los límites de las capacidades regenerativas de la naturaleza.

Los ambientalistas consideran que las inundaciones, que las dos represas 206


producirán en el Madidi, afectarán gravemente al medioambiente y dañarán cualquier posibilidad de otras actividades productivas y productoras, como el ecoturismo. Peor aún, hasta hoy no hay políticas de identificación y menos aún de mitigación o atenuación de los impactos económicos, sociales y ambientales (al parecer ni siquiera se los ha tomado en cuenta).

Aquí conviene preguntarnos si en verdad ¿son malas las represas? Podemos responder que depende del tamaño. Las que tienen infraestructura para generar por encima de 800 MW ocasionan efectos destructores y devastadores en las cuencas hidrográficas donde se instalan. En el caso de la Amazonía, hay un efecto doble porque las mega-represas generan un grave impacto en la biodiversidad y también en los pueblos y comunidades indígenas que son altamente vulnerables. Decenas de comunidades indígenas tendrán que ser trasladadas a otros lugares distintos de su hábitat natural, que a su vez generará una serie muy 207


compleja de costos humanos, sociales y económicos y más aún al convertirse en desplazados y refugiados climáticos.

Hasta hoy es evidente que el gobierno no ha evaluado la sostenibilidad, ni la rentabilidad a largo plazo, ni ha previsto los verdaderos costos económicos, sociales, culturales y ambientales. Hay por tanto una urgente necesidad de evaluar los verdaderos precios y también de compararlos y contrastarlos con las alternativas más pequeñas y de menor impacto ecológico. Así, aun cuando se prevea vender energía eléctrica al Brasil, aún no se conoce si hay algún acuerdo comercial u operativo con dicho país. Es por tanto muy cuestionable que se pueda hacer una inversión tan grande sin saber si realmente se va a poder vender. La pregunta es: ¿por qué importarían energía los países vecinos si la pueden producir a precios bajos?

Es en verdad interesante ver que, en el caso de El Bala, se ha empezado a abrir 208


una llamativa discusión sobre las alternativas u opciones que hoy tenemos, una discusión que se está dando tanto en el mundo académico como en las propias organizaciones sociales. Se está poniendo pues sobre la mesa de discusión las otras opciones e iniciativas de desarrollo no convencional. Como quien dice, no sólo interesa debatir el desarrollo alternativo, sino también las alternativas al desarrollo (como nos en seña el maestro Arturo Escobar).

Actualmente existen varias iniciativas que no tienen tanto costo, ni económico, ni socio-ambiental, de forma que el país podría asegurar su abastecimiento interno de energía e incluso tener un margen de exportación. De hecho, Bolivia tiene condiciones envidiables para desarrollar la energía solar y eólica. Pensamos que ahora es más práctica y efectiva la explotación de otras fuentes potenciales y naturales de energía, aprovechando los recursos solares y eólicos abundantes en el país, con mucho menor costo. El Altiplano, por ejemplo, se 209


favorece con 10 horas de sol al día. Los vientos son igualmente abundantes en el Altiplano e igualmente en varias otras regiones de nuestra abigarrada geografía.

Consideramos así que la transición hacia fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, es la respuesta más responsable y solidaria no sólo desde la perspectiva ambiental sino también desde la perspectiva económica, social y cultural. Planteamos por tanto que, en vez del modelo de las mega represas, del modelo extractivista de hidrocarburos y minerales, tendríamos que apostar a la energía solar comunitaria, a la energía eólica, a las micro hidroeléctricas, y en términos agrícolas, a la agroforestal, a la agroecología. Bolivia podría ser pues un centro agroecológico de Sudamérica y esto es un potencial económicamente rentable.

En lo que respecta a los proyectos de energías alternativas hoy, en Bolivia, ya 210


está en ejecución el proyecto eólico de Qollpana y Geotermia Laguna Colorada. Entendemos que los proyectos en estudio son 10, entre eólicos, solares, de biomasa y geotérmicos, que suman 250 MW. Asimismo hay varias alternativas que considerar, como el caso de la represa Miguillas, que -al igual que Zongo y Taquesi- tiene un tamaño adecuado a las necesidades de energía del país y representa un bajo impacto ambiental.

La construcción de las mega-represas en los parques nacionales y territorios indígenas no es pues la única alternativa de generación de energía. Existen otros mecanismos más rentables y amigables con el medio ambiente, tales como la energía eólica y la energía solar; es decir que más allá de la hidroelectricidad, existe la energía solar y eólica. Reiteramos, Bolivia tiene gran potencial en ambas energías y su costo viene bajando a tal punto que países como Alemania y Uruguay están apostando por estas alternativas sobre formas convencionales. 211


No nos oponemos a la producción de energía hidroeléctrica (inclusive para exportación), sino que proponemos hacerla en menores escalas y en lugares más apropiados, donde puede considerarse energía renovable. La más conocido es Zongo, donde se genera la mayor parte de energía en un solo valle, con pequeñas estructuras y con pequeños (o ningún) embalses. La alternativa a las mega-represas es por consiguiente una serie de centrales hidroeléctricas de menor tamaño e impacto. Proponemos por tanto el desarrollo de acciones en menor escala, en forma incremental, estratégica, y ambientalmente sostenibles.

Ahora tenemos que asumir la nueva realidad y la nueva realidad es dejar de depender de las materias primas y el extractivismo. Tenemos que ver la riqueza de nuestra Amazonia en términos de alimentación, de fabricación de medicinas, etc. Al presente hay necesidad de promover que las comunidades 212


generen su propia energía solar y así generen ingresos, porque no solamente pueden autoabastecerse, sino también pueden generar ingresos a través de la venta de la energía solar.

Frente a los anuncios del Gobierno sobre grandes inversiones en el sector eléctrico con miras a la exportación y en vista de que ya hay varios proyectos en curso, consideramos que hace falta un debate abierto ante la ciudadanía sobre la necesidad de los proyectos hidroeléctricos, los posibles mercados y los efectos e impactos de las grandes represas hidroeléctricas. Insistimos el proyecto hidroeléctrico de El Bala va en un sentido contrario al de las actuales tendencias mundiales, las cuales apuntan más bien al crecimiento y desarrollo de las fuentes renovables de energía, con impacto de-limitado, localizado y controlado.

Es por todo eso que, en lugar de fantasear, como lo hace el gobierno del 213


presidente Evo, con megaproyectos impropios, inoportunos y definitivamente improcedentes, por depredadores, destructores y devastadores, el Estado plurinacional y con él toda la ciudadanía boliviana debería apostar a y por el desarrollo intenso y extenso de las energías renovables para cambiar la matriz energética y productiva del país y así dinamizar los procesos de emancipación y liberación anticolonial, anticapitalista y antiimperialista del país. La opción radicalmente revolucionaria es pues por la vida y por la vida en toda su plenitud e integridad45.

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Ver de José Luis Saavedra ¡Resistencia Digna! Ob. Cit.

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Conclusiones

1. La guerra anticolonial no ha concluido. Continúa en los contextos y coyunturas de los presentes. En el presente la lucha anticolonial se gesta en la defensa de los territorios, de las cuencas, de los ecosistemas, de los ciclos vitales ecológicos del planeta. Luchas anticoloniales que hacen presente las naciones y pueblos indígenas, al defender sus territorios de la ocupación inconsulta de las empresas trasnacionales extractivistas; ocupación concedida por los gobiernos al servicio del orden mundial y del sistema-mundo capitalista, incluidos los “gobiernos progresistas”. 2. Se trata de la defensa de los territorios comunitarios, de los bienes comunes, de las cuencas, de los bosques, de los ciclos vitales, de los derechos de las naciones y pueblos indígenas, de la autonomía, del autogobierno, de los procedimientos y normas propias. Se 215


trata, teniendo en cuenta este núcleo reivindicativo indígena, de la defensa de la vida.

3. Los “gobiernos progresistas” son otra versión del modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente. Es más, sorprendentemente terminan de ahondarlo, expandirlo e intensificarlo. 4. El conflicto del TIPNIS develó la cara anti-indígena del “gobierno progresista” de Bolivia. Su opción desarrollista, sus concesiones inconsultas, su permiso a la construcción de la carretera, que cruza la zona intangible del TIPNIS, su incentivo a la ampliación de la frontera agrícola, concretamente la frontera de la coca, son los hechos categóricos que hablan por sí mismos. El “gobierno progresista” es un instrumento más de la geopolítica extractivista del sistema-mundo capitalista.

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5. El megaproyecto hidroeléctrico de El Bala forma parte de la vocación extractivista y desarrollista del “gobierno progresista”. Desde esta perspectiva, lo que importa es participar en el avance de la modernidad tardía, en su etapa decadente, ampliando todas las fronteras que atentan contra la vida. 6. Las naciones y pueblos indígenas resisten, como dice el título del libro comentado, dignamente. La resistencia contra la implementación del proyecto del Bala, contra la construcción de la carretera, contra la conculcación de los derechos colectivos, es persistente, tenaz y duradera. Las naciones y pueblos indígenas al luchar en defensa de la vida, al luchar defendiendo las territorialidades contra los dispositivos depredadores del capitalismo, luchan por todos, todas las sociedades humanas, todos los pueblos del mundo.

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7. En estas condiciones históricopolíticas-económicas-culturales ser indígena no solamente es pertenecer a filiación de los pueblos indígenas, sino defender la vida, los ciclos vitales, las ecologías del planeta.

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