A modo de hipótesis interpretativa, se puede decir que, en la larga historia de las sociedades humanas, ha estado presente la “necesidad” de intervenir sobre la vida, sobre las dinámicas vitales, sus ciclos, sus reproducciones, sus formas múltiples, sus dinámicas moleculares. La gran diferencia con las llamadas sociedades modernas, que tienen como columna al “modo de producción capitalista”, a las formaciones sociales-económicas sobre-determinadas por el “modo de producción capitalista”, al sistema-mundo capitalista, es que, estas sociedades, cuentan con revoluciones tecnológicas-científicas capaces de intervenir en la multiplicidad de los ciclos vitales, sus dinámicas moleculares, las condiciones genéticas de sus reproducciones. Las dominaciones y los controles sobre las dinámicas de la vida se dan a grandes escalas expansivas y profundas, poniendo en cuestión las complejidades y pluralidades de las dinámicas vitales, pues se busca centralizar, concentrar, monopolizar, controlar.