La tesis de Rosario Aquim Chávez es que el cuerpo es la antípoda del Estado. El Estado lo toma como objeto de poder; es decir, como enemigo. Algo que hay que civilizar; el camino de la civilización es la normatización. Entonces, en el imaginario estatal el cuerpo es lo salvaje; algo que se aproxima a la animalidad, si no es, mas bien, al mal, desde una perspectiva religiosa. En la modernidad, “ideología” cultural caracterizada por el proyecto de dominación de la naturaleza, el cuerpo, que es asimilado a la naturaleza, es la materia que se tiene que dominar.
Sobre esta premisa, Rosario Aquim construye su crítica demoledora al patriarcado, que no sería sólo el Estado patriarcal, sino la genealogía misma del patriarcado, las estructuras históricas del patriarcado, las múltiples formas institucionalizadas e internalizadas del patriarcado.