RECORDANDO A VALLEJO
Cesar Vallejo era mi almohada
Dormía sobre su poesía serrana
Mundial a la vez
Combatiente y sentimental
Supe que la poiesis era eso
Amor a la tierra con sus montañas
Sus ríos y animales sedientos
Los humanos, animales que se peinan
Mientras se combatía en España
Una guerra perdida de antemano
Y en los Andes se sembraba en terrazas
Y se cosechaba en muchedumbres
Se amaba las trenzas de las noches
Los rostros candorosos alumbrados
Por las velas de cebo y el pan de la puerta del horno
Mientras Cesar moría contemplado por los ojos de la ciencia
Azores sin alma
Un jueves de lluvia en una ciudad sin luz
Enterrado después
Piedra negra sobre piedra blanca