Cuadernos activistas 10
Potencia social o poder RaĂşl Prada Alcoreza
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Índice: Prologo
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Potencia social o poder Alteridad y/o gubernamentalidad Pliegues y despliegues de los movimientos sociales Complejidad de los movimientos sociales Alteridades y alternativas en la movilización prolongada La política en tiempos del estaño y el petróleo En busca de la política perdida El Estado rentista y las políticas monetaristas Más allá de la política ¿Cuál es el problema político? Democracia o simulacro Autogestión, autogobierno, o simulación Atrapados en sus propias redes Callejones sin salida Estrategias suicidas del progresismo mutilado Liberar la potencia Dejar los esquematismos Hacer presente la autogestión
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Prologo
Potencia social o poder, plantea la disyuntiva; o se libera la potencia social o se subordina a los diagramas de poder. O se reintegra la sociedad a la vida, a los ciclos vitales, o se captura la vida, para agotarla en aras de una acumulación abstracta, que no es otra cosa que la huella ecológica, la huella de la muerte. Este es el dilema, si se quiere, recordando a William Shakespeare, ser o no ser. Diríamos mejor, crear o imitar, crear estéticamente, como la vida lo hace, o repetir copias de un modelo agobiante; la de la sociedad de la banalidad y la contabilidad aritmética. Liberación múltiple y generalizada de los pueblos o esclavitud edulcorada por el consumo 3
compulsivo e inútil. En otras palabras, potenciamiento de la vida o decadencia.
Potencia social o poder es, de los Cuadernos activistas, el que cierra la serie dedicada a la Crítica de la ideología. La perspectiva de la interpretación incursiona en el pensamiento complejo, buscando abrir senderos para enfocar a los movimientos sociales desde la complejidad de las dinámicas moleculares sociales y ecológicas. El recorrido de las miradas escrutadoras toca distintos tópicos conectados; la emergencia de los actuales movimientos sociales emergentes, relativos a la nueva generación de las luchas sociales; la evaluación de los movimientos sociales que los antecedieron; el balance político de las luchas emancipadoras; la cuestión nacional, la cuestión social, en distintos contextos; la cuestión del porvenir del socialismo y el comunismo. Todos estos tópicos cotejados en el análisis del presente a partir de una mirada 4
retrospectiva del pasado. Este presente, que tiene que ver con la reemergencia de la movilizaciรณn libertaria, autogestionaria y por el autogobierno de los pueblos.
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Potencia social o poder Alteridad y/o gubernamentalidad
Dedicado a Edgardo Lander, intelectual crítico, investigador asiduo, comprometido con las salidas pos-capitalistas, también por encontrar salidas a las crisis de los gobiernos progresistas. En Cartografías histórico-políticas y en La explosión de la vida apuntamos hacia una teoría de la sociedad alterativa. Dijimos que la explicación del acontecimiento se 6
encuentra en la capacidad alterativa de las sociedades; en términos filosóficos, en la potencia social1. En los siguientes desplazamientos epistemológicos, en Episteme compleja, proponemos que la existencia misma es paradójica2. Todos los planos, todos los espesores, todos los bloques de intensidad acontecen de modo paradójico. En esta perspectiva, en Epistemología paradójica planteamos que toda transformación se poya en el conservadurismo, así como el azar se sustenta en la necesidad. Ahora, pensando paradójicamente, decimos que intentaremos abordar el análisis de los gobiernos progresistas de Sur América, su continuidad expansiva e intensiva en el modelo colonial del extractivismo del capitalismo dependiente, su persistencia en el Estado rentista, desde el acontecer
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Ver de Raúl Prada Alcoreza Cartografías histórico-políticas, también La explosión de la vida. Dinámicas moleculares, La Paz 2014. Amazon: https://kdp.amazon.com/dashboard?ref_=kdp_RP_PUB_sav epub. 2 Ver de Raúl Prada Alcoreza Epistemología compleja. Dinámicas moleculares; La Paz 2015.
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paradójico de la alteridad social y la gubernamentalidad. Acudimos al concepto de gubernamentalidad, no así al concepto de Estado, por toda la crítica anterior desplegada, desde Horizontes de la descolonización hasta Episteme 3 compleja . El Estado es una institución imaginaria de la sociedad sustentada en la materialidad institucional; lo concreto no es el Estado sino la gubernamentalidad, entendida como técnicas, prácticas, concepciones estratégicas de incidencia en los cuerpos, ocasionando efectos políticos, sociales y culturales. En esto estamos de acuerdo con Michel Foucault 4. Por eso, preferimos concebir la paradoja de alteridad y gubernamentalidad, no así la dualidad alteridad-Estado, pues esta dualidad no
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Ver de Raúl Prada Alcoreza Horizontes de la descolonización. Dinámicas moleculares; La Paz 2013. Amazon: https://kdp.amazon.com/dashboard?ref_=kdp_RP_PUB_sav epub. 4 Revisar de Michel Foucault Seguridad, territorio, población. Fondo de Cultura Económica 2004; Buenos Aires.
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se da, salvo en la “ideología” política moderna que separa Estado de sociedad.
Como dijimos anteriormente, en Gramatología del acontecimiento, hay formas de gubernamentalidad. No son muchas, pues se trata de formas estratégicas, más o menos consolidadas en las prácticas, comportamientos y conductas. Identificamos, sin pretender que son todas, a la gubernamentalidad territorial, que corresponde a la monarquía absoluta o a formas de representación del poder parecidas; a la gubernamentalidad republicana, que corresponde al ejercicio de la democracia representativa. Gubernamentalidad republicana que puede extenderse como gubernamentalidad liberal, proyectando la libertad del mercado a la población; esto se expresa claramente en la consigna liberal de dejar hacer, dejar pasar. O, en caso contrario, puede entrar en crisis política, si se quiere crisis de gobernabilidad, desatando motines, 9
golpes de Estado, gobiernos de facto. Concordando con Foucault nuevamente, identificamos una gubernamentalidad neoliberal; en parte como extensión de la gubernamentalidad liberal, en parte como una transformación y desplazamiento de esta gubernamentalidad. La gubernamentalidad neoliberal es, según Foucault, la expresión más notoria de la biopolítica, que nosotros llamamos biopoder, diferenciándolo de la biopolítica. Esto sobre todo por los efectos masivos, por los efectos, si se quiere estadísticos, en la población. Por otra parte, se trata, de manera más clara y evidente de una gubernamentalidad con pretensiones administrativas y normativas sobre la vida, los ciclos de la vida. Para ilustrar diremos que se trata de un poder que se ejerce conscientemente sobre la vida. Por otra parte, a diferencia de la concepción liberal, ya no se trata de dejar hacer y dejar pasar, o no solamente de esto, ni es lo más importante, sino de la competencia. También identificamos la
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gubernamentalidad clientelar, vinculada a los gobiernos populistas.
Por lo tanto, la tesis paradรณjica es la que relaciona alteridad y gubernamentalidad. Decimos que la alteridad social es la que provoca adaptaciones, adecuaciones, desplazamientos, incluso transformaciones, en las formas de gubernamentalidad. En este sentido, ya que, como se puede ver, incluimos a los gobiernos progresistas en esta forma de gubernamentalidad clientelar, el intervalo paradรณjico de partida es que la alteridad social, en otras palabras, las movilizaciones sociales, son las que han ocasionado el desplazamiento de los gobiernos neoliberales a los llamados gobiernos progresistas.
La alteridad es potencia; la gubernamentalidad es poder, ejercicio del poder. La alteridad es vitalidad social, dinรกmica social y transformaciรณn; la 11
gubernamentalidad es forma de gobierno de la vitalidad social, basada en la captura de fuerzas sociales mediante procedimientos institucionales. La gubernamentalidad es ejercicio del poder; por lo tanto, es la forma concreta del Estado. Es el Estado en su realizaciĂłn concreta, a diferencia de la idea abstracta de Estado. Las formas de gubernamentalidad se dan como adaptaciones y adecuaciones de los diagramas de poder a las presiones y desplazamientos de la potencia social, de la alteridad social. Buscan no solo controlar los desbordes sociales, sino tambiĂŠn aprovechar esta energĂa social para reproducir el poder, aunque ĂŠste tenga que variar sus formas, mutar sus estructuras, incluso, en algunos casos extremos, transformar sus estructuras; empero, preservando las dominaciones, aunque se den por otros medios, discursos, escenarios y personajes.
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La tesis de la que partimos para abordar el análisis de los llamados gobiernos progresistas de Sur América es:
Los gobiernos progresistas manifiestan y estructuran la forma de 5 gubernamentalidad clientelar . Esta forma de gubernamentalidad es ocasionada por las movilizaciones sociales anti-sistémicas, en su forma de expresión política anti-neoliberal. La gubernamentalidad clientelar o populista ensancha, en principio, los derechos democráticos, adquiriendo extensión, profundización, incluso la condición de nuevas generaciones de derechos, como es el caso de los derechos colectivos y los derechos de la madre tierra. Estas son concesiones del poder a la potencia social; empero, hay quedan, pues, después, la gubernamentalidad clientelar 5
Ver de Raúl Prada Alcoreza Gramatología del Acontecimiento. Dinámicas moleculares; La Paz 2014. Amazon: https://kdp.amazon.com/dashboard?ref_=kdp_RP_PUB_sav epub.
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busca incorporar a las representaciones sociales a la institucionalidad estatal, a las lógicas del poder, incluso a las prácticas perversas del poder. Formar clientelas con asistencias, con paternalismos, con bonos, con muestras afectivas, es la estrategia fundamental de reproducción del poder de esta forma de gubernamentalidad, que reproduce el Estado, por medios efusivos populistas. En una tercera etapa, la forma de gubernamentalidad clientelar se comporta como los encierros disciplinarios para contener la latencia o los desbordes sociales. Esta es su fase represiva, incluso dentro de las propias filas. Si bien los gobiernos progresistas se distinguen de los gobiernos neoliberales en que mejoran los términos de intercambios entre las periferias y los centros del sistema-mundo capitalista, si bien amplían la inversión social, marcando la diferencia con discursos con pretensiones revolucionarias, tanto los gobiernos neoliberales como los 14
gobiernos progresistas no salen de los límites y los márgenes definidos por la geopolítica del sistema-mundo capitalista. Los gobiernos progresistas desplazan la dependencia hacia mejores condiciones; empero, no salen del círculo vicioso de la dependencia. Es más, se puede decir, que al atemperar la lucha de clases, la guerra de razas, la lucha y la guerra anti-colonial y descolonizadora, aparecen, más bien, como los dispositivos adecuados para dócilización de los movimientos sociales antisistémicos6.
Sin embargo, la pregunta concreta es: ¿Cómo ocurre esto? ¿Cómo la alteridad, que ocasiona mutaciones, cambios, desplazamientos, hasta transformaciones, en las formas de gubernamentalidad, es absorbida por estas formas, sobre todo cuando mutan,
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Ver de Raúl Prada Alcoreza Critica de la economía política generalizada. Dinámicas moleculares; La Paz 2014. http://issuu.com/raulpradaalcoreza.
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cambian, se desplazas y se transforman? ¿Cómo pasa de la alteración a la conservación? Obviamente sin que deje, por otro lado, de manifestarse la alteridad. Lo que hay que comprender es la mecánica y la dinámica de las fuerzas, que son el substrato de estas tendencias y resultantes7.
Hay por lo menos dos hipótesis. La primera, tiene que ver con que una vez producido el desplazamiento en las formas gubernamentales, el desplazamiento mismo se convierte en necesidad; es decir, se institucionaliza y funciona como institución, en la lógica de la reproducción institucional. La segunda, que siendo la forma de gubernamentalidad lo concreto político del Estado, sus desplazamientos, mutaciones, incluso hasta transformaciones, dentro de 7
Ver de Raúl Prada Alcoreza La explosión de la vida. Dinámicas moleculares; La Paz 2014. https://kdp.amazon.com/dashboard?ref_=kdp_RP_PUB_sav epub.
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determinados márgenes permitidos, sirven para resguardar la idea del Estado, la institución imaginaria de la sociedad, la reproducción del poder mismo, como genealogía de diagramas de poder. En adelante, trataremos de incursionar en el análisis de las genealogías políticas de Sur América a partir de estas dos hipótesis.
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Alteridad e institucionalidad
La alteridad aparece como desborde, también como flujos de fuga, así como desviación, incluso comienza a aparecer como resistencias. La alteridad altera un orden institucional o por lo menos lo afecta. La alteridad promueve otras prácticas, otras relaciones, nuevas, hasta pueden ser renovadas, repetidas en su variación, desordenando la institucionalidad. Pero, una vez dada la alteridad, el hecho de que se repita, la hace el comienzo de una nueva regularidad; por lo tanto, camino a una nueva institucionalidad, si no es el reforzamiento de la anterior. Se puede decir, extremando el argumento que, la alteridad funda una nueva institucionalidad.
Para abordar descriptivamente, además de analíticamente, esta paradoja de alteridad e institucionalidad, nos 18
concentraremos en el proceso venezolano, conocido como el de la revolución bolivariana. Desde nuestra evaluación, vemos que el proceso venezolano es el más profundo y consistente de los procesos políticos y sociales que se dieron en Sur América. A diferencia de los procesos bolivianos y ecuatoriano, por ejemplo; de los tres que se consideran, por los analistas, comentaristas y apologistas, como “radicales”, el proceso de la revolución bolivariana ha fortalecido los tejidos sociales organizativos de los y las explotadas, marginadas, discriminadas, condenadas de la tierra. Los procesos boliviano y ecuatoriano han preferido fortalecer el aparato de Estado, en el sentido de la soberanía del Estadonación, fortalecer el control del gobierno. Si bien, también en esto ha caído la revolución bolivariana, generando contradicciones en el proceso, contradicciones con las comunas y las bases sociales del proceso, no ha quedado sólo en este trámite burocrático.
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Para comprender el embrollo de la problemática de los gobiernos progresistas de Sur América es menester enfocar esta problemática desde la perspectiva de la complejidad. Para tal efecto intentaremos hacerlo configurando, por lo menos, algunos de los distintos campos de fuerza donde están insertos los gobiernos progresistas. En principio, hablaremos de los campos definidos por la sociología; el campo social, el campo político, el campo económico, el campo cultural. Campos que son visualizados, por nosotros, como campos de fuerzas. Entones hablamos de la correlación fuerza, por cierto cambiante, en los distintos campos, así como en el entramado de campos. Hablamos de las tendencias, de los flujos, de las mecánicas y dinámicas de estas fuerzas.
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El campo económico
El campo económico en el que se mueven los gobiernos progresistas es el definido y configurado por la economía-mundo capitalista. Esta economía-mundo está compuesta por multiplicidad de formaciones económicas nacionales y regionales; cada cual con su propia singularidad, a pesar de las analogías, sobre todo debido al tejido “universal” del sistema-mundo capitalista. Varias veces hemos asumido la estructura de la geopolítica del sistema-mundo capitalista; hemos repetido la diferenciación entre centros de acumulación de capital y periferias de despojamiento y desposesión de recursos naturales. Esta fue nuestra referencia geográfica mundial, aceptando la variaciones de centros y periferias, sus desplazamientos. Sin embargo, es menester no perder de vista las singularidades locales, nacionales y
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regionales de las formaciones económicas particulares.
Se puede decir que Venezuela puede definirse como una economía exportadora de materias primas, principalmente de petróleo. El rubro principal en la economía corresponde a la explotación y refinación de petróleo para la exportación. Según los organismos internacionales es la cuarta economía más grande de América Latina, después de Brasil, México, Argentina; teniendo en cuenta el PIB (PPA), de acuerdo al Banco Mundial. El petróleo en Venezuela es procesado por la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). La historia de la explotación petrolera en Venezuela se inicia en el 1875, con la participación de la Compañía Petrolera del Táchira en la hacienda La Alquitrana. Posteriormente es construida la primera refinería, donde se obtenían productos como el queroseno y el gasóleo. La abertura del pozo Zumaque I en 1914 22
señala el comienzo de la explotación petrolera comercial a gran escala. Es a sugerencia de Venezuela que es fundada la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en el contexto del mercado petrolero mundial8. La economía venezolana no se caracterizaba por la preponderancia estructural de la exportación petrolera; mas bien, en la precedente historia económica el eje direccional era la producción agropecuaria. Incluso hacia el año 1920, la producción petrolera jugaba todavía un papel marginal en la definición de la estructura económica. En el ciclo económico precedente, mas bien, agrícola, los principales productos de exportación eran el café, el cacao, el ganado vacuno, el azúcar, tabaco, cueros de res y caucho. El año de 1920 se genera un punto de inflexión en la economía venezolana; el peso y la proporción de las exportaciones agrícolas disminuirán
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Revisar Wikipedia: Enciclopedia Libre.
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en comparación con las exportaciones petroleras. Ya en el año 1929 Venezuela se convierte en el segundo mayor país productor de petróleo, siguiendo en el rubro a Estados Unidos; sin embargo, ya era el mayor exportador de petróleo del mundo. La expansión petrolera acarreó el abandono de la agricultura. Haciendo comparaciones, la renta per cápita de Venezuela, a principios del siglo XX, era notablemente inferior a la de los países de América del Sur, como Argentina, Chile, Uruguay, incluso era inferior a la de países equivalentes, por así decirlo, en términos comparativos, como Perú y Colombia. Se puede decir que a partir de 1985, a consecuencia de la explotación del petróleo a gran escala, debido a la estadística de los promedios, Venezuela supera la renta per cápita de Perú y Colombia; remarcando que en 1986 experimentó un vertiginoso crecimiento, convirtiendo a Venezuela en el país de América Latina de mayor renta per 24
cápita. Entre 1990 y 1995, Venezuela siguió siendo el país de América Latina con mayor renta per cápita; sin embargo, es a partir de 1996 que se produce una ralentización. La inflación en los años 1990 fue aproximadamente del orden de 31%, en cambio llegó al 103% a finales de la década. El crecimiento del Producto interno bruto llegó al orden del 3,4% el año 2001. El incremento constante de los precios internacionales del petróleo impulso la economía, observándola desde un enfoque cuantitativo, sacándola de una fuerte recesión experimentada durante el año 1999. A principios de 2003 se estableció un control de cambio; se pasó de un esquema con tasa de cambio libre, flotando en bandas, a un esquema de precio fijo, controlado por el gobierno; en estas circunstancias el bolívar se devaluó considerablemente. En el año 2003, la economía venezolana tuvo una caída de su PIB del orden del 7,7%; esta repercusión se puede explicar, en parte, debido la crisis política ocasionada por la 25
ofensiva oligárquica y del imperialismo, a esta ofensiva se añaden diversos conflictos sociales, sobre todo la paralización de actividades de la principal empresa estatal petrolera PDVSA. Durante el año 2004 Venezuela experimentó un crecimiento del 17,9% en su PIB; lo que muestra el impacto positivo tanto de la subida de los precios del petróleo en el mercado mundial, así como el efecto de las políticas económicas soberanas, asumidas por el gobierno. La inversión social se expandió, incidiendo notablemente en la mutación de la estructura social. Hay que recalcar el papel innovador de las denominadas Misiones en distintos campos sociales; en los campos educativos, alimenticios y de salud; mejorando la calidad de vida de la población con más bajos recursos, que, según las estadísticas sociales comprometían al 37% de la población. El balance económico el 2005 fue positivo, sobre todo en sus cuentas externas, llegando a sumar 31.000 26
millones de dólares. Las exportaciones alcanzaron 56.000 millones de dólares, representado el tercer lugar en importancia en América Latina, detrás de México y Brasil. En tanto las importaciones totalizaron 25.000 millones de dólares. Por otra parte, las reservas internacionales alcanzaron casi los 30.000 millones de dólares. El 2005 Venezuela alcanzó un crecimiento de la economía del 9,4% del Producto Interno Bruto, ubicándose en el primer lugar entre los países del continente, por segundo año consecutivo. Sin embargo, también el 2005 Venezuela registró la inflación más baja de los últimos 7 años, cayendo hasta un 8,9% según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV) y de la CEPAL. Finalmente en 2005 las reservas internacionales sumaron 30.311 millones de dólares. Según el informe anual del BCV durante 2006, el PIB venezolano tuvo un incremento del 10,3%. Ese año el sector no petrolero de la economía tuvo un incremento anual de 11,4% y las reservas internacionales alcanzaron la cifra de 37.299 millones de dólares. 27
El 7 de marzo de 2007 el Gobierno anunció un proceso de reconversión monetaria, la moneda llevó el nombre transitorio de Bolívar Fuerte (BsF). Su emisión fue controlada por el BCV, ente que estableció un cambio de 2,15 bolívares fuertes por dólar, lo que supone dividir entre mil el bolívar que circulaba desde 1879. La nueva escala monetaria venezolana fue aprobada mediante decreto presidencial con la publicación en la Gaceta Oficial N° 38.638, por iniciativa del Presidente Hugo Chávez, con la intención de reducir la inflación y facilitar el sistema de pagos nacionales adecuándose a los estándares internacionales. En 2007 en su informe Panorama social de América Latina de ese mismo año, la CEPAL reconoció que Venezuela entre 2002 y 2006, disminuyó en ese período sus tasa de pobreza en 18,4% e indigencia en 12,3%, pasando de una pobreza de 48,2% y una indigencia de 22,2% en 2002, a 37,9% y 15,9% respectivamente en 2005 y a 30,2% y 28
9,9% respectivamente en 2006. Al cierre del año 2007 y según las cifras reportadas por el BCV la economía venezolana tuvo un crecimiento de 8,4%, impulsado por la expansión de la inversión y del consumo, con lo que se llegó a diecisiete trimestres de crecimiento consecutivo del PIB desde finales de 2003, registrándose desde ese mismo periodo un crecimiento interanual promedio de 11,8%, el consumo registró la tasa de variación más alta desde 1997, al crecer 18,7%. Las actividades económicas que registraron el mayor crecimiento fueron comunicaciones, con el 21,7%, actividad financiera y seguros, con el 20,6%, y construcción, con el 10,2%. El año 2009 el PIB venezolano experimentó una caída de 3.3%. El presupuesto nacional de 2009 fue calculado estimando el ingreso de 60 dólares por barril de petróleo; sin embargo, a finales de marzo se reformuló a 40 dólares, para ajustar la caída de los 29
precios del petróleo a nivel global de 2009 y 2010, lo que desencadenó a su vez una crisis energética interna. El año 2010 el PIB cayó 1.4%. En estas condiciones, dentro del contexto regional, Venezuela queda detrás del resto de Latinoamérica y el Caribe, que experimentó en promedio un crecimiento de 6%. Para expertos de la CEPAL, la crisis energética y la caída en la exportación de petróleo venezolano fueron las causas para que Venezuela entrara en recesión. Esta recesión duraría dieciocho meses, desde segundo trimestre de 2009 hasta el tercer trimestre de 2010. En septiembre de 2010, el bolívar fue devaluado nuevamente, pasando de 2,15 bolívares por dólar, a un sistema de cambio dual de 2,60 y 4,30 bolívares por dólar, dependiendo del tipo de transacciones a realizar con dichas divisas. Para aquel entonces, ya el dólar en el mercado negro se cotizaba por sobre los 9 bolívares.
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Venezuela en el 2011 experimentó un crecimiento de del orden del 4,2% de su PIB. El PIB no petrolero subió 4,3% y el petrolero 0,6%. Por segundo año consecutivo la economía venezolana siguió teniendo la inflación más alta del continente; los precios de los bienes y servicios subieron 27,6%, un poco más que en 2010 cuando fue 27,2%. Las exportaciones venezolanas al exterior, principalmente petróleo, subió un 42,8% en 2011. Haciendo el balance, Venezuela exportó mercancías por un total de $93.896 millones. Logrando así una balanza comercial con superávit. Las importaciones se incrementaron 18%, al cerrar el año 2011, con un monto de $45.615 millones. Las reservas internacionales del país cerraron el año en $29.899 millones, la cifra es $433 millones menor al cierre de 2010. En 2012 la economía venezolana cerró con un crecimiento de 5,5%, una inflación de 20,1% y un desempleo de 6,4%, ligeramente más bajo que en 2011. Los sectores que más crecieron fueron 31
finanzas y entidades bancarias, con el 32,90%, y construcción, con el 16,80%. Para el 2013, el gobierno nacional anuncio un aumento del 20% en los precios controlados de la carne de res, pollo, leche y quesos. Sin embargo, a pesar de estas sinuosas curvas estadísticas a las que acostumbra el análisis cuantitativo, el año 2013 Venezuela fue considerado por los organismos internacionales especializados como el país más igualitario de Latinoamérica. El coeficiente de Gini habría alcanzado 0,435 puntos, teniendo en cuenta que 1 es la desigualdad absoluta y cero la igualdad absoluta9.
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34
El análisis cuantitativo macroeconómico puede ayudar a dibujar un panorama de algunas tendencias económicas; este es un referente estadístico, más que económico, que tiene su valor si es que se utilizan las herramientas analíticas, interpretativas y teóricas de la estadística; sin embargo, los economistas se han acostumbrado a reducir el análisis económico a una lectura repetitiva de los cuadros estadísticos, como si en la descripción de la prosa repetitiva de los indicadores habría alguna explicación. Esta flojera analítica ha terminado de evaporar el análisis económico. De todas
importa el 50 por ciento de los alimentos que consume, según ministro (El País). Milk production (FAO). Tenemos 600.000 hectáreas “sembradas” en el extranjero (El Mundo). Informe de Industria de Armamento para 2013 del SIPRI). Venezuela hace poco para desarrollar el gran potencial de sus reservas mineras. Sidor (El Universal). Bauxite production. Suplen deficiencias en empresas de Guayana con importaciones (El Universal). Producción de leche y carne en Venezuela (El Impulso). Evolución de la Producción de Leche en Venezuela (ULA). Plan bianual del gobierno. Importación del consumo de carne según presidente de Fedenaga (Notitarde). Producción de Arroz. Maíz en Venezuela (El Universal). [http://data.worldbank.org/indicator/ST.INT.ARVL Turistas extranjeros (Banco Mundial)]. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre.
35
maneras, transcribimos las descripciones estadísticas, con pretensiones de análisis económico, para tener un referente gráfico de las tendencias económicas, que pueden, de alguna manera, expresar las direcciones concurrentes de las fuerza, efectivos flujos concurrentes de las dinámicas sociales y económicas. ¿Qué podemos inquirir, una vez visto este panorama cuantitativo? Jugando con las metáforas, podemos decir que, debajo de estas tendencias dibujadas por los informes y “análisis económicos”, concurren y acaecen efectivos enfrentamiento de fuerzas en los distintos campos sociales. Un dispositivo de parte de estas fuerzas es ciertamente el gobierno bolivariano; empero, ¿dispositivo de qué bloque de fuerzas es? ¿Del bloque popular? No es ciertamente dispositivo del bloque oligárquico; pero, tampoco se puede afirmar que es un dispositivo del bloque popular taxativamente. El gobierno bolivariano, lo que hemos llamado gobierno progresista, que también es caracterizado como 36
relativo a la gubernamentalidad clientelar, no está fuera del Estadonación, por lo tanto, tampoco del orden mundial de los Estado-nación; sigue respondiendo a esta geopolítica global, con sus tensiones, contradicciones y desplazamientos. Las contradicciones del gobierno bolivariano con el Imperio, entendido como orden mundial de las dominaciones múltiples, conjugadas en el sistema mundo-capitalista, son contradicciones dentro de los márgenes aceptables del poder mundial. No son contradicciones que apuntan a la ruptura con el sistema-mundo, con el Imperio, son contradicciones que hacen al el sistema-mundo capitalista, que hacen a la economía-mundo-capitalista. El gobierno bolivariano no pertenece a lo que se llama el bloque popular o solo al bloque popular, sino fundamentalmente pertenece a la malla institucional heredada del Estado-nación, de este modo, pertenece al conjunto de mallas institucionales del orden mundial institucionalizado sobre la base del Estado-nación. Entonces estamos ante un 37
dispositivo entre dos aguas, dispositivo en medio de la tormenta.
un
Volviendo a las metáforas; la toma del barco por parte de los amotinados acaba con la dirección del anterior capitán y su tripulación; empero, instaura a un nuevo capitán, que aunque tenga mayor legitimidad al representar a los amotinados, conduce una nave destinada a la conquista, sino es al naufragio. Estas naves estatales fueron construidas para ejercer la dominación, para garantizar la continuidad de múltiples dominaciones heredadas, aunque tengan que hacerlas mutar, incluso transformar sus formas; sin embargo, manteniendo la reproducción del poder. Pretender viajar al paraíso con estas naves es un gran equivoco, acompañado de una gran ilusión, así como de una gran ingenuidad. Los escenarios de desenlace son dramáticos. En uno de los escenarios hipotéticos, aparece la figura de un nuevo amotinamiento contra el nuevo capitán y 38
su tripulación; figura con varias salidas posibles. Los amotinados continúan con retomas del barco cada vez más radicales; los amotinados coadyuvan a reponer en su puesto al anterior capitán destituido y su tripulación; los amotinados terminan haciendo naufragar la nave; los amotinados ya no colocan un nuevo capitán, sino que intentan deconstruir la nave en el viaje, transformando su maquinaria. Esta última salida parece de política ficción y una utopía digna de la literatura; sin embargo, parece la única que puede sacar a los viajantes del rumbo o los rumbos encaminados, definidos por una tecnología de poder inscrita en la estructura de la nave y en los cuerpos de los viajantes. La otra figura es conocida; el bloque oligárquico, aliado al imperialismo, logra derribar al gobierno popular, imponiendo su realismo político, más pragmático, que el realismo político populista.
39
Como dijimos en otros escritos, no hay un campo económico autónomo, separado, esta fue la tesis de la economía política. Tampoco hay un campo económico demarcable cartográficamente, como creía Pierre Bourdieu; el campo económico se encuentra entrelazado con los demás campos sociales; lo que hay es un abigarramiento, es decir, ecologías sociales. El acontecimiento acontece atravesando múltiples planos de intensidad, múltiples espesores de intensidad, articulando y combinando múltiples composiciones sociales. Las fuerzas concurrentes ocasionan desplazamientos, mutaciones, transformaciones ecológicas. Las lecturas de las estructuras sociales, de las estructuras de poder, de las estructuras políticas y de las estructuras económicas, que se hacen, son cortes transversales, son representaciones provisionales; útiles en su momento, en lo que respecta a las operaciones sociales; empero, inútiles operativamente en otros momentos, en el devenir. Si persisten estas representaciones es por la 40
cristalización institucional de las mismas, funcionan como “ideología”. Recurriendo a ellas no se puede explicar, no se puede interpretar adecuadamente, los procesos políticos y sociales donde se encuentran los gobiernos progresistas, como una hoja en la tormenta 10. Lo que se hace es expresar discursos, que pueden ser académicos, en el mejor de los casos, o políticos, en los casos usuales, que funcionan como dispositivos discursivos en el enfrentamiento de las fuerzas, dispositivos que disuaden a las fuerzas correspondientes a las luchas sociales contra el poder. Pretenden la verdad; la verdad funciona aquí como una exigencia ética o como un axioma. Si se quiere aproximarse a la comprensión de los procesos políticos y sociales recientes, es menester liberar la percepción social del acontecimiento, la intuición social, en el mejor de los casos, la intuición subversiva.
10
Título de una novela de Lin Yutang.
41
Parece que hay algo que hay que reconocer después de la experiencia de las revoluciones en la modernidad; tiene que ver con la comprensión de lo que es la sociedad, en tanto enjambres de comportamientos y conductas. La sociedad como ámbitos o constelaciones de asociaciones, reconocida en los planos de los comportamientos y conductas, tiende “instintivamente” a la conservación, en el sentido a mantener la inercia, la recurrencia de los comportamientos y conductas inscritas en los habitus. Este aspecto de la sociedad, que contrasta con la sociedad alterativa, es preponderante en los periodos. Se trata del peso de las costumbres, de los comportamientos, de las conductas, de las prácticas, inscritas en los cuerpos. Esta herencia no se borra por intervención iluminista, por la crítica racionalista, por las posiciones políticas e “ideológicas”, por más radicales que sean. La densidad material de lo que se llamó en la modernidad cultura es pues incomparablemente mayor a lo que pueda hacer el relámpago iluminador del 42
iluminismo vanguardista. Ni los más radicales “revolucionarios” se salvan de esta telaraña densa de la herencia cultual del poder inscrito en el cuerpo. Por eso, las revoluciones instauradas, institucionalizadas, tienden, si quieren, “inconscientemente”, usando este concepto como metáfora, a restaurar, a reponer lo destruido.
¿Es esta una condena histórica? Tal parece, si no se sale de la historia. La historia, al final de cuentas, es la historia de las instituciones, creadas por las asociaciones humanas. La historia borra la historia efectiva, rescatando este concepto en su acepción más desmesurada, borra los entrelazamientos, tejidos, composiciones fácticas, de los asociados, borra la actividad, la acción, las prácticas, los saberes colectivos, además de borrar las singularidades locales. La historia hace aparecer a los asociados como creados por las instituciones, dependientes de 43
ellas; el mensaje es el siguiente: sin mí, Estado, institución, no eres nada. Por lo tanto, si se sigue en esta “ideología” de la historia, la condena se repite y se repetirá como una condena de Sísifo. ¿Qué es salir de la historia? No se trata solamente de salir del paradigma evolucionista, salir de la episteme del tiempo linealistas y sucesivo; no se trata sólo de una ruptura epistemológica. Además, no podría ocurrir esto si es que no hay transformaciones en los comportamientos, en las conductas, en las prácticas, en los habitus, si se quiere, en la cultura. Se trata de que los y las humanas se recuperen como tales, como humanos, como seres vivos, creadores; tienen que liberarse de los moldes inscritos en sus cuerpos, que los han convertido en piezas de una mecánica, en objetos de las tecnologías del poder. La libertad es precisamente la potencia social emancipada de las ataduras institucionales. Puede llamarse a esta ruptura “revolución cultural”, mejor 44
“revolución civilizatoria”. Lo que importa no es el nombre, sino la comprensión colectiva del problema histórico, del problema ocasionado por las propias asociaciones humanas que, además de construir instituciones, para coadyuvar a la sobrevivencia, las han investido religiosamente como principio y fin del destino humano. La historia, no es otra cosa, que el relato de la producción y reproducción de su propia dominación; incluso de una manera paradójica, cuando rebelándose, termina, después, reponiendo la maquinaria que lo somete, aunque le de otros nombres y le cambie fachadas.
¿Los gobiernos progresistas podían hacer algo distinto a lo que han hecho? Quizás sí, dentro de determinados márgenes, en los cuales no se contempla la liberación de la potencia social, sino tan solo democratizaciones controladas, sin llegar a ser participativas, en pleno sentido de la palabra, o, de otra manera, mejorando 45
las condiciones sociales, a costa de restricciones políticas, centralismos partidarios, simbolismos de caudillismos. Tampoco podían hacer algo distinto los gobiernos del llamado socialismo real, aunque estos gobiernos, sobre todo los que emergieron de revoluciones socialistas, extremaron esfuerzos, llegando a los límites de los márgenes, pero al costo de violencias estatales demoledoras, al costo también de voluntades estoicas permanentes. Los estados, si se quiere mantener este término genérico, los gobiernos, en concreto, por más socialistas que se declaren, del socialismo real o del socialismo del siglo XXI, no pueden realizar las transformaciones estructurales e institucionales que requiere la liberación de la potencia social. Son aparatos de dominación. Estos aparatos de dominación por más que hayan sido tomados por los “revolucionarios”, no son útiles para las transformaciones radicales, llamemos “revoluciones culturales”, “revoluciones civilizatorias”, pues su mecánica y 46
tecnología responde a las dominaciones. Estas transformaciones radicales solo lo pueden hacer los colectivos sociales, las asociaciones humanas, que estén dispuestas a ir al fondo, que estén dispuestas a destruir la maquinaria que ellas mismas construyeron, para construir otros instrumentos apropiados al devenir de la potencia social, instituciones dúctiles, plásticas, desechables, al servicio de la vida.
47
Campo social y campo político
El concepto de campo es usado por nosotros como campo de fuerzas. Si bien, conservamos la geometría espacial y la cartografía, por así decirlo, sugerida por Pierre Bourdieu, para establecer las reglas de la distribución en el campo, considerando, además los habitus, como subjetividades características de las clases sociales territorializadas, o del capital cultural, no entendemos el campo como delimitable, menos como autónomo y separado, sino, mas bien, como parte del entrelazamiento, yuxtaposición y abigarramientos de campos, en lo que hemos llamado ecologías sociales. El campo social en Venezuela ha cambiado su distribución; la migración masiva a las ciudades, sobre todo a Caracas, ha transformado el espacio social urbano. Las ciudades han crecido rápidamente, las nuevas poblaciones asentadas han transformado el perfil demográfico; las periferias y los barrios 48
suburbanos, rodean a la ciudad, sus pobladores la atraviesan, sobre todo de día, por motivos laborales, de mercado y de actividades “informales”. Son estas poblaciones las que se han movilizado en el Caracazo (1989), que es el momento constitutivo del llamado proceso de la revolución bolivariana. Ahí arranca, con la rebelión popular; ese es el substrato tanto para el levantamiento militar (1992), encabezado por Hugo Chávez, como, después, para sostener su liderazgo político, en las distintas elecciones consecutivas dadas, desde 1998 hasta 2013; además los y las participantes en el caracazo y sus descendencias fueron los defensores del gobierno constitucional de Hugo Chávez cuando se dio el golpe oligárquico (2002) y la ofensiva del bloque burguésoligárquico, con apoyo imperialista, plasmado en el paro de la empresa petrolera PDVSA (2003). El campo político también cambió en lo que respecta a su distribución espacial. El Palacio de Miraflores y el Capitolio Federal 49
fueron ocupados por el Polo Patriótico, bloque electoral conformado por el Movimiento Quinta República (MVR), el Movimiento al Socialismo (MAS), el Partido Comunista de Venezuela (PCV), Patria para Todos (PPT), además de otras cuatro organizaciones menores. A partir de estas circunstancias el campo político se transforma; los partidos políticos tradicionales pierden el control político; el caso más ilustrativo es del de Acción democrática, antes partido fuerte, que no logra sobrepasar el 2% de la votación, en las elecciones de 1998. Al año siguiente la aprobación del Referéndum Constituyente con el 81% de la votación terminó cambiando la normativa jurídicopolítica. En estas condiciones de posibilidad, que podríamos denominar histórico-políticas, se da lugar la acumulación de fuerzas en lo que podríamos denominar el campo popular, usando el concepto de campo, en este caso metafóricamente. El fracaso del golpe del 2002, ante la defensa multitudinaria, por parte de las 50
multitudes populares, empujando a parte del ejército a defender al gobierno constitucional de Hugo Chávez, apresado y secuestrado por otra parte del ejército. Sumándose a la derrota del paro petrolero perpetrado por la oligarquía y por organizaciones vinculadas, con el objetivo de desarticular las leyes soberanas promulgadas en defensa de los recursos naturales; oligarquía y organizaciones apoyadas por el imperialismo. El fracaso del golpe y la derrota del paro terminaron desatando la radicalización del proceso político, ciertamente dentro de los márgenes que mencionamos. El proceso de la revolución bolivariana no tardará en encontrar los límites impuestos por estos márgenes. A pesar de la inversión social, de impulsar las Misiones, sobre todo de dar lugar a la apertura de los proyectos autogestionarios de las Comunas, la diferencia entre el aparato administrativo estatal, afincado en la burocracia fosilizada, y la vitalidad social de las 51
Comunas, no tardó de abrir hendiduras y entrar en contradicciones. El gobierno también entrará en contradicciones internas, contradicciones que la conformación del nuevo partido socialista, sustituto del bloque bolivariano, no podrá resolver ni apaliar. Por otra parte, el ampliar extensivamente e intensivamente el modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente y fortalecer el carácter rentista del Estado, va anclar al proceso de la revolución bolivariana no solo en la restauración estatal, por otros medios, otros discursos, otros personajes y otros escenarios, siguiendo, sin embargo la misma trama del poder, en sus distintas tonalidades, sino también reiterando la dependencia como periferia de los centros del sistema-mundo capitalista. Esto ocurre, de todas maneras, a pesar del discurso antiimperialista desplegado. Otro de los fenómenos que acontecen en el tráfago de las contradicciones de un proceso de “transición” progresista es lo que se conoce como corrosión 52
institucional, popularmente nombrada como corrupción, aunque la corrosión institucional abarca una problemática mayor que la circunscrita corrupción. Ciertamente, este fenómeno no es sólo atribuible a los gobiernos progresistas; es, en realidad, por así decirlo, un fenómeno íntimamente vinculado al poder, a las distintas formas de gubernamentalidad, sean liberales, neoliberales, conservadoras, de facto, o, en otro caso, progresistas, socialistas. Sin embargo, en los gobiernos progresistas, populistas, incluso en algunos llamados socialistas, el fenómeno de la corrosión y también de la corrupción parece ampliarse, por así decirlo, democratizarse, por las mismas características de la gubernamentalidad clientelar. El conjunto de estas contradicciones terminaron entrampando al gobierno bolivariano, fijándolo en un círculo vicioso, detenido en la pugna contra la “derecha”, a pesar que la crisis económica y los efectos de la mala 53
administración tocaron al abastecimiento social. Estas contradicciones no se pueden explicar solo con la hipótesis política de la conspiración de la “derecha” y del imperialismo, que por cierto se dan, pero no se convierten, de ninguna manera, en las causas estructurales de la crisis política del proceso. Para seguir usando ese concepto discutible de causalidad, de manera ilustrativa, por cierto; las causas de la crisis política se encuentran en las mismas estructuras de poder preservadas del Estado-nación, en las diferencias de la economía política generalizada del sistema-mundo capitalista, que comprende la economía política colonial y la economía política patriarcal.
Vamos a continuar citando a Edgardo Lander, sociólogo, investigador asiduo e intelectual crítico11. En una de sus
11
Edgardo Lander, sociólogo venezolano, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela e investigador asociado
54
evaluaciones del proceso de la revolución bolivariana Edgardo Lander escribe:
Son muchos los cambios que se ha producido en los últimos años en el papel del
Estado
y
en
sus
modalidades
organizativas. Sin embargo, no es posible todavía realizar una presentación que dé cuenta en forma sintética, unitaria, de estas transformaciones, y menos aún, presentar las características del modelo del Transnational Institute; es docente-investigador en el Departamento de Estudios Latinoamericanos de la Escuela de Sociología, profesor en el Doctorado en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, y miembro del Consejo Editorial de la Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales. Graduado en Harvard, asesor de la comisión venezolana que negocia el Área de Libre Comercio de las Américas, Lander fue uno de los organizadores principales del Foro Social Mundial de 2006, que se llevó a cabo en Caracas. Entre sus publicaciones, cabe destacar: Modernidad y Universalismo. Pensamiento crítico: un diálogo interregional 1(editor, 1991); Neoliberalismo, sociedad civil y democracia. Ensayos sobre América Latina y Venezuela (1995); La democracia en las ciencias sociales latinoamericanas contemporánea (1997); La colonialidad del saber: Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas (compilador, 2000).
55
de Estado que se está conformando hoy en el país. Esto por varias razones. En primer lugar, porque a lo largo de los ocho años del gobierno de Chávez se han producido
desplazamientos
muy
significativos en los proyectos de cambio, lo que, obviamente, se ha expresado en concepciones,
propuestas
y
prácticas
cambiantes con relación al papel del Estado y su conformación. En términos conceptuales y discursivos y en términos prácticos, con relación al modelo de Estado y su papel, tanto desde el punto de vista económico como político, han ocurrido importantes cambios durante estos años. En segundo lugar -en parte producto de lo anterior- porque algunas de
las
transformaciones
más
significativas que han ocurrido en estos últimos años no son el resultado de un modelo teórico de Estado -y de las relaciones
Estado-sociedad-
preconcebido. No han correspondido a un plan estratégico, ni a una concepción 56
doctrinaria precisa, sino que han sido el resultado de decisiones tomadas en los diferentes
momentos
de
las
confrontaciones políticas que se han producido
en
respuestas
estos
años,
coyunturales,
y
de
a
las
veces
improvisadas, que se han venido dando en
la
búsqueda
de
adecuar
las
estructuras estatales a las exigencias de las políticas públicas y los cambios que se propone
realizar
el
gobierno.
En
consecuencia, estas decisiones, en sus tensiones,
contradicciones
experimentaciones,
no
expresan
y una
concepción unitaria sobre cómo debería ser el Estado. Y en tercer lugar, porque en este momento -mediados del año 2007-
están
transformaciones
por del
definirse
las
Estado
que
definirían su carácter como Estado del Socialismo del Siglo XXI. En parte porque hay muchas definiciones básicas que todavía no han sido adoptadas, y en parte porque no se ha producido un debate 57
público, abierto, sobre el conjunto de las transformaciones que el gobierno piensa proponer/implementar, condiciones para
no
hay
aproximarse
a
hoy una
caracterización global de lo que podría ser ese nuevo modelo de Estado12.
Recogemos esto que la caracterización del “Estado bolivariano”, que preferimos denominar gubernamentalidad populista, en el buen sentido del término, para no decir gubernamentalidad clientelar, pues ya dejamos nuestra posición sobre el concepto de Estado, se tiene que dilucidar de manera contingente a partir de las políticas provisionales, a las que se ve obligada el gobierno. No es que no haya un proyecto de Estado, el proyecto está dado, es el Estado-nación consolidado por
12
Edgardo Lander: El Estado y las tensiones de la participación popular en Venezuela.
58
la Constitución bolivariana. El problema es que sobre la base de este proyecto de Estado, incluso mejorado con las propuestas participativas, de la democracia participativa, no se puede atender el alcance del impulso de la potencia social, que va más allá de los umbrales y límites del Estado. Salir del capitalismo no es tarea que pueda cumplir el Estado-nación; pues el Estado es la otra cara de la medalla del modo de producción capitalista, de las formaciones económico-sociales capitalistas; una cara es el Capital como acumulación, la otra cara es el Estado. El Estado forma parte de las composiciones abigarradas del sistema-mundo capitalista. Pretender hacer cumplir al Estado la tarea de su propia aniquilación no solamente es una ilusión sino también una ingenuidad espeluznante. La pregunta reiterada es: ¿Qué se puede hacer? Sobre todo cuando las mayorías, el pueblo, los condenados de la tierra, tienen internalizado al Estado en sus cuerpos, en sus comportamientos y 59
conductas, cuando lo tienen como realidad, no como lo que es, la institución imaginaria de la sociedad. ¿Es viable una transición donde el Estado-nación tomado por los insurrectos pueda comenzar su propia aniquilación, por lo tanto también del Capital? Esta es la discusión; empero, no se trata de una discusión teórica sino de la efectuación práctica de las movilizaciones, de la efectuación práctica de medidas gubernamentales, si estas son posibles. Para tal efecto es menester contar con lo que contaron las revoluciones que prolongaron el acto heroico, contar con las voluntades asociadas de cumplir con los cometidos de la potencia social. Hasta ahora, esto no ha ocurrido en los gobiernos progresistas, tampoco en los procesos políticos donde se encuentran involucrados. Los gobiernos progresistas se han investido como fin de la revolución, telos que hay que defender contra la eterna conspiración de la “derecha” y el imperialismo. El pueblo afín al gobierno revolucionario tiene como mito al caudillo, el guía, mostrando su 60
apego a las dominaciones patriarcales, substrato de la genealogía de las dominaciones dadas en la historia. El pueblo, que son multitudes, composiciones plurales de asociaciones diversas y singulares, si bien tiene el anhelo de la emancipación, no logra encontrarse a sí mismo como el creador de la emancipación, así como el ocasionador de estos gobiernos progresistas, también del imaginario colectivo que son los caudillos populistas.
En lo que respecta a las caracterizaciones de
los
gobiernos
bolivarianos,
que
denomina Estado bolivariano, Edgardo Lander escribe:
En
los
momentos
preliminares
del
proyecto de cambio, la visión del papel del
Estado
no
significativamente socialdemócrata
se del definido
diferenciaba modelo en
la 61
Constitución del año 1961. Sin embargo, se cuestionan radicalmente las reformas neoliberales en la industria petrolera y, en un ámbito muy importante desde el punto de vista de la ampliación de la democracia -el de las modalidades de la participación-
se
proponen
cambios
significativos. Para analizar el papel que se asigna al Estado en la economía, la propuesta inicial más sistemática está contenida en la Agenda Alternativa Bolivariana 3
1996. cinco
de
En este documento se definen sectores
productivos
para
caracterizar un modelo económico mixto (público/privado):
1)
las
empresas
básicas y estratégicas. Esto incluye al sector petrolero, las empresas básicas, la
3. Hugo Chávez, Agenda Alternativa Bolivariana: Una Propuesta Patriótica para salir del Laberinto, Caracas, 1996. (http://documentos.cnti.ve/ftp/AAB/Agenda_Alternativa_Bo livariana.pdf, consultado el 20 de septiembre, 2006.)
62
minería y alta tecnología militar. De propiedad consumo industria
estatal; 2) esenciales, de
la
los
bienes de
que
incluye
construcción,
la la
agroindustria, la pequeña y mediana industria, y el turismo. De propiedad mixta; 3) los servicios esenciales y de gobierno. Esto incluye educación y salud, además de un sector no productivo del Gobierno,
generador
de
servicios
esenciales no transables. De propiedad mixta; 4) la banca y las finanzas. De propiedad
mixta,
pero
regulado
y
controlado por el Estado; y por último, 5) La
gran
Industria,
conformada
fundamentalmente por la gran industria importadora; generadora de bienes y servicios
no
esenciales.
Fundamentalmente de carácter privado.
Se puede decir que este es el modelo económico de la revolución bolivariana, aunque después se le atribuya un alcance 63
socialista, modificando, hasta profundizando, algunas propuestas de transición; empero, sin cambiar básicamente la estructura de la propuesta de la Agenda Alternativa Bolivariana. También se puede decir algo parecido del modelo de Estado, aunque no similar, ni menos equivalente. El Estado no es la superestructura de la base económica, como reza la tesis marxista, sino es el dispositivo indispensable para la efectuación del modo de producción capitalista. Se puede decir, como hipótesis interpretativa, que el Estado-nación subalterno tiene como tarea hacer emerger, expandir, consolidar, el modo de producción capitalista, teniendo en cuenta las condiciones de posibilidad que le toca asumir. En los países periféricos, el Estado requiere de nacionalizaciones, fortalecer y consolidar la soberanía, ampliar los derechos democráticos, mantener la convocatoria popular abierta, establecer empresas estratégicas, controlar los recursos naturales, conformar empresas mixtas, 64
definir y delimitar los espacio de las empresas privadas, garantizar la salud y la educación de la población. Todo esto son las condiciones estructurales sociales y económicas para el desarrollo capitalista, no para la construcción del socialismo. Este equívoco también se dio con los llamados estados del socialismo real; en este caso también el Estado cumplió con las tareas de expansión y consolidación del modo de producción capitalista, en países llamados “atrasados”, de mayoría campesina, caracterizados por la tesis del desarrollo desigual y combinado como los eslabones más débiles de la dominación imperialista. Lo que aconteció en la URSS y la República Popular China es la revolución industrial, por lo tanto el desarrollo del capitalismo, efectuado de manera forzada y militarizada, dando saltos gigantescos, acortando los periodos “clásicos”. El modo de producción capitalista no se caracteriza por la presencia explicita de la burguesía, sino por efectuar la economía política restringida de manera eficaz, 65
diferenciando valor de uso de valor de cambio, valorizando el valor abstracto, apropiándose de tiempo de trabajo excedente en el proceso de la producción. Para que acontezca esta economía política no es indispensable la burguesía propietaria de los medios de producción, puede hacerlo el Estado; de la dirección y administración de la producción puede hacerse cargo la burocracia. A esta experiencia socialista se la definió como capitalismo de Estado. La paradoja es la siguiente: el socialismo es el mejor camino para lograr el desarrollo capitalista en los países periféricos.
Edgardo Lander continúa con la caracterización del Estado bolivariano:
En la Constitución del año 1999,4 se reitera lo fundamental de esta visión. El
4. En la Asamblea Constituyente de dicho año hubo amplia mayoría de las fuerzas políticas del chavismo.
66
Estado
garantiza
la
propiedad
y
la
iniciativa privada, 5 reservando para sí la actividad petrolera y otras industrias, explotaciones,
servicios
y
bienes
de
interés público y de carácter estratégico.6 La nueva Constitución tampoco introduce cambios
en
la
organización
político
territorial del Estado. Se preservan los estados y los municipios en los cuales 6. “El Estado se reserva, mediante la ley orgánica respectiva, y por razones de conveniencia nacional, la actividad petrolera y otras industrias, explotaciones, servicios y bienes de interés público y de carácter estratégico. El Estado promoverá la manufactura nacional de materias primas provenientes de la explotación de los recursos naturales no renovables, con el fin de asimilar, crear e innovar tecnologías, generar empleo y crecimiento económico, y crear riqueza y bienestar para el pueblo.” (Artículo 302) “Por razones de soberanía económica, política y de estrategia nacional, el Estado conservará la totalidad de las acciones de Petróleos de Venezuela, S.A., o del ente creado para el manejo de la industria petrolera, exceptuando la de las filiales, asociaciones estratégicas, empresas y cualquier otra que se haya constituido o se constituya como consecuencia del desarrollo de negocios de Petróleos de Venezuela.” (Artículo 303)
67
está
dividido
el
país.
Se
mantiene
igualmente la estructura liberal clásica de separación de poderes.7
7. A los tres poderes liberales clásicos, se agregan dos poderes adicionales, el Poder Electoral (Consejo Nacional Electoral), y el llamado poder ciudadano (Contraloría, Fiscalía, y la Procuraduría General de la República). Sin embargo en la medida en que en estos años se ha reforzado la tradición presidencialista del Estrado venezolano, con un papel muy preponderante del Ejecutivo, esta definición de los cinco poderes públicos no ha tenido mayores consecuencias. Las instancias del poder ciudadano han tenido poco peso políticoinstitucional, con lo cual han estado lejos de establecerse propiamente como poderes públicos autónomos. De los nuevos poderes, el único que ha logrado un significativo fortalecimiento institucional ha sido el Poder Electoral. Es el único poder que llega en forma efectiva prácticamente a toda la población del país. Por otra parte, dadas las condiciones de extrema polarización existentes en el país y el cuestionamiento reiterado de la oposición a los procesos electorales, la legitimidad y la estabilidad del gobierno han dependido en gran medida de lograr confianza en los procesos comiciales. Por ello se hicieron grandes inversiones en tecnología y formación de personal hasta lograr la casi total automatización de las elecciones. Han sido las elecciones de los últimos años entre las más minuciosamente supervisadas por observadores internacionales, reconociendo éstos una y otra vez lo confiable de los resultados de estos procesos. En las elecciones presidenciales de diciembre de 2006, el
68
En otras áreas, en aquellas que tienen que ver con los objetivos de la ampliación de la democracia, se introducen algunos cambios muy significativos. Son en este sentido los más importantes los referidos a las modalidades del ejercicio de la participación y de la ampliación de los derechos de los ciudadanos. A partir de un cuestionamiento a los límites formales de la democracia representativa, y en particular a la forma en la cual ésta había operado en el país, se introducen en la Constitución un conjunto de modalidades de participación que, sin sustituir a las instancias
representativas,
buscan
candidato de la oposición reconoció la victoria de Chávez la misma noche de las elecciones e incluso el Departamento de Estado reconoció que los resultados expresaban la voluntad de la población.)
69
profundizar la democracia.8 De acuerdo al artículo 70: Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocación del mandato, las iniciativas legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y económico: las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de 8. Esto es, la Asamblea Nacional (de una sola cámara), los Consejos Legislativos (cuerpos legislativos de los Estados), y los Consejos Municipales.
70
carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad.
Se introduce la figura del referendo popular “materias
para de
someter especial
a
consulta
transcendencia
nacional” que podrán ser convocados por la
Presidencia
de
la
República,
la
Asamblea Nacional o no menos de diez por ciento de los electores o electoras. También
podrán
ser
sometidas
a
referendo consultivo las materias de especial
trascendencia
parroquial,
municipal y estadal. (Artículo 71). Tanto los proyectos de ley que se discuten en la Asamblea Nacional como “los tratados, convenios o acuerdos internacionales que pudieren
comprometer
la
soberanía
nacional o transferir competencias a 71
órganos
supranacionales”
podrán
ser
sometidos a referendo. (Artículo 73). Mediante este mecanismo es posible abrogar total o parcialmente leyes de la República. (Artículo 74). Se introduce igualmente
la
figura
del
referéndum
revocatorio: “Todos los cargos de y magistraturas de elección popular son revocables.” (Artículo 72) La
participación
de
las
comunidades
organizadas y de los pueblos indígenas en la planificación y la gestión pública está prevista en los Consejos de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas9 El artículo 184 establece que:
9. “En cada Estado se creará un Consejo de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas, presidido por el Gobernador o Gobernadora e integrado por los Alcaldes o Alcaldesas, los directores o directoras estadales de los ministerios; y una representación de los legisladores elegidos o legisladoras elegidas por el Estado a la Asamblea Nacional, del Consejo Legislativo, de los concejales o concejalas y de las comunidades organizadas, incluyendo las indígenas donde las
72
La ley creará mecanismos abiertos y flexibles para que los Estados y los Municipios descentralicen y transfieran a las comunidades y grupos vecinales organizados los servicios que éstos gestionen previa demostración de su capacidad para prestarlos.
En este artículo se establece una gama muy amplia de asuntos que pueden ser transferidos
a
las
comunidades
organizadas, entre otros:
... servicios en materia de salud, educación, vivienda, deporte, cultura, programas sociales, ambiente, hubiere. El mismo funcionará y se organizará de acuerdo con lo que determine la ley.” Artículo 166.
73
mantenimiento de áreas industriales, mantenimiento y conservación de áreas urbanas, prevención y protección vecinal, construcción de obras y prestación de servicios públicos.
... la formulación de propuestas de inversión ante las autoridades estatales y municipales encargadas de la elaboración de los respectivos planes de inversión, así como en la ejecución, evaluación y control de obras, programas sociales y servicios públicos en su jurisdicción.
La participación en los procesos económicos estimulando las expresiones 74
de la economía social, tales como cooperativas, cajas de ahorro, mutuales y otras formas asociativas.
La participación de los trabajadores o trabajadoras y comunidades en la gestión de las empresas públicas mediante mecanismos autogestionarios y cogestionarios.
La creación de nuevos sujetos de descentralización a nivel de las parroquias, las comunidades, los barrios y las vecindades a los fines de garantizar el principio de la corresponsabilidad en la gestión pública de los gobiernos locales y estadales y desarrollar procesos autogestionarios y 75
cogestionarios en la administración y control de los servicios públicos estatales y municipales.
A
contramarcha
de
las
neoliberales
dominantes
continente
en
Constitución
del
ese año
tendencias en
todo
momento, 1999
no
el la sólo
reafirma, sino que profundiza una amplia gama de derechos sociales, económicos y culturales. Establece la Constitución en forma taxativa la obligación que tiene el Estado de garantizar el derecho universal y gratuito de todos sus ciudadanos a la educación, la salud y la seguridad social. Se garantizan constitucionalmente -por primera vez en la historia del país- los derechos
de
comenzando Venezuela
los
pueblos
por
la
como
indígenas,
definición “una
de
sociedad
democrática, participativa y protagónica,
76
multiétnica y pluricultural.” (Preámbulo de la Constitución).10
La Constitución bolivariana forma parte del llamado constitucionalismo latinoamericano, que aparece con la Constitución brasilera, le sigue la Constitución Colombiana, después la Constitución venezolana, a continuación la penúltima Constitución ecuatoriana, luego viene la Constitución boliviana, para sucederla la última Constitución ecuatoriana. Este constitucionalismo se caracteriza por ser participativo; 10. De acuerdo al artículo 119: “El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de vida. Corresponderá al Ejecutivo Nacional, con la participación de los pueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la propiedad colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles de acuerdo con lo establecido en esta Constitución y en la ley.”
77
congrega a la sociedad, por lo menos a las organizaciones y colectivos sociales, que se interesan por plasmar sus derechos, así como su visión en la Constitución. No son Constituciones hechas por especialistas, sino altamente discutidas y disputadas; hay como la clara intención de refundar el Estado. Son Constituciones amplias, sino son ampulosas, incluso detalladas. Buscan la interpretación directa, en sus artículos, arrancados de fuertes deliberaciones. El conjunto de estas constituciones se caracteriza por su ampliación de derechos, por la creación de nuevas generaciones de derechos, por lo menos dos; la correspondiente a los derechos colectivos y la correspondiente a los derechos de la naturaleza. También amplían derechos sociales y democráticos; así como se preocupan por consolidar y profundizar la soberanía sobre los recursos naturales. Sin embargo, todas estas Constituciones están íntimamente vinculadas al Estadonación, ya sea entendido como tal, como es el caso de la Constitución venezolana, 78
o sea entendido como transición, cuando se le atribuye la condición de Estado plurinacional, como en el caso de Bolivia y Ecuador. La Constitución bolivariana amplia derechos democráticos, abre rutas a la participación y a la autogestión, además de consolidar las condiciones de posibilidad históricas del Estado-nación, como la soberanía sobre los recursos naturales, el control en las áreas estratégicas. Por otra parte, a diferencia de las constituciones boliviana y ecuatoriana, ha prevenido la instancia del desarrollo legislativo, para que las leyes se desprendan de la Constitución y no de la continuidad de la herencia normativa anterior. Sin embargo, todo esto no la hace una Constitución socialista, como hace notar Edgardo Lander. Se trata de una Constitución que ha mejorado la estructura normativa del Estado-nación.
79
Como conclusión de esta caracterización del Estado bolivariano, Edgardo Lander escribe:
A partir de la reelección de Chávez en diciembre del 2006, se inicia una nueva fase del proceso político venezolano. En las semanas siguientes Chávez realiza un conjunto de anuncios en torno a las tareas de la construcción del Socialismo del siglo XXI, destacando como asuntos prioritarios la creación de un partido que agrupe a todas las fuerzas políticas que apoyan al gobierno, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y lo que denomina los cinco grandes motores: una ley Habilitante; una reforma socialista de la Constitución; la educación popular; una “nueva geometría del poder”; y “la explosión
revolucionaria
del
poder
80
comunal, los Consejos Comunales.”19 Se define el Poder Popular como el más poderoso de los cinco motores para el impulso
de
transformación
la
nueva del
país,
fase
de
la
rumbo
al
Socialismo del siglo XXI.
...con los Consejos Comunales debemos trascender ahora lo local, y debemos crear, ir creando por ley en primer lugar, una especie de confederación regional, local, nacional de Consejos Comunales. Tenemos que ir marchando hacia la conformación de un Estado comunal, y el viejo
19. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información, Juramentación del nuevo Gabinete Ejecutivo, Caracas 8 de enero, 2007. (http://www.mci.gob.ve/alocuciones/4/11655/juramentacio n_del_nuevo.html)
81
Estado burgués, que todavía vive, que está vivito y coleando, tenemos que irlo desmontando progresivamente mientras vamos levantando al Estado comunal, el Estado socialista, el Estado bolivariano; un Estado que esté en condiciones y en capacidad de conducir una Revolución.20
En el mismo mes se crea el Consejo Presidencial para el Poder Comunal. No está claro hasta este momento -por lo menos en el debate público- cuál es el modelo de Estado que se busca constituir a partir de los Consejos Comunales. Hay señales que sugieren confrontaciones entre
visiones
bastante
diferentes
a
propósito de algunos asuntos medulares.
20. Ídem.
82
En primer lugar, el de las relaciones entre los Consejos Comunales y las estructuras tradicionales del Estado venezolano, en particular, los estados y los municipios. Ha
habido
declaraciones
de
altos
funcionarios del gobierno afirmando que, aunque
se
alteren
sus
límites
territoriales, su número y algunas de sus funciones,
no
desaparecerían
ni
los
estados ni los municipios De acuerdo a otras formulaciones, cuando se plantea la creación del Estado Comunal, se estaría concibiendo un proceso de reconstitución global del conjunto del Estado, desde abajo, desde los Consejos Comunales. Estos serían inicialmente de carácter local, agregándose progresivamente en confederaciones u otras modalidades de agrupación, para ir reemplazando a la organización jurídico-política y territorial actual.
Algunas
de
las
modalidades
organizativas que se están promoviendo en la actualidad apuntan en esa dirección, como
es
el
caso
de
los
llamados 83
Gobiernos Comunales.21Estas instancias han sido denominadas igualmente como comunas, que integradas por 10 Consejos Comunales,
han
comenzado
a
ser
impulsadas como experiencias piloto en varios estados del país y en la capital. De acuerdo
al
Diputado
Alfredo
Murga,
21. Son en este sentido ilustrativas las siguiente declaraciones: “El ministro para la Participación y Protección Social (MPS), David Velásquez, informó que su despacho inspecciona 27 zonas comunales que podrían albergar los primeros gobiernos comunales que operen en el país, en el marco de la nueva geometría del poder, cuarto motor constituyente propuesto por el presidente Hugo Chávez....Velásquez aclaró que en la selección no se han limitado ante la división política territorial ni ante las formas de gobierno actuales. Así, algunas zonas comunales conjugan parroquias de hasta tres estados....En total han detectado 100 zonas comunales tomando en cuenta los niveles de organización de los consejos comunales, los recursos transferidos para la ejecución de proyectos, la existencia de bancos comunales y los niveles de participación de la comunidad... No se tiene definido el número total de zonas comunales que devendrán del territorio venezolano, lo que dependerá de las particularidades económicas, sociales y culturales”. “Evalúan 27 zonas para gobiernos comunales”, Últimas Noticias, Caracas, 7 de julio, 2007. (www.aporrea.org/poderpopular/n97706.html).
84
integrante de la Comisión de Participación Ciudadana de la Asamblea Nacional, estas
unidades
del
poder
popular
tendrían centros productivos a partir de los cuales establecer intercambios no monetarios mismo
con
sentido
comunas.22El
otras parecen
tener
las
formulaciones sobre la llamada nueva geometría del poder, y sobre las ciudades y territorios que han sido denominados sociales,
socialistas
o
comunales.
Sugieren estas denominaciones que se trata
efectivamente
de
cambiar
la
totalidad de la estructura jurídico-política existente. No está claro si ello ocurriría a corto plazo, por la vía de la reforma constitucional, o por el contrario más a mediano plazo mediante un proceso de transición entre las anteriores y las
22. Sara Carolina Díaz “Comunas impulsarán el intercambio comercial”, El Universal, Caracas 5 de julio, 2007.
85
nuevas
formas
jurídico-políticas
y
territoriales. Para hacer seguimiento de este proceso, es conveniente comprenderlo como una dinámica de experimentación colectiva sobre la base de la cual podría irse definiendo su naturaleza. Quizás el riesgo mayor que confronta este proceso sea el de
cerramientos
prematuros
y
definiciones jurídicas que impongan como norma estándar un patrón particular que pudiera adecuarse muy bien a algunas condiciones específicas, pero que en otras podría
ser
vivido
como
una
nueva
imposición burocrática desde arriba. Un debate y confrontación práctica de carácter crítico que se está dando en la actualidad a propósito de los Consejos Comunales es el referido a cómo son concebidos
éstos
participación. plurales,
¿Se
abiertos
como
ámbitos
trata
de
al
de
espacios
conjunto
de
la
sociedad, al interior de los cuales puedan 86
darse confrontaciones entre proyectos o visiones sociales y políticas diversas, o son pensados como espacios políticos del chavismo, de “los revolucionarios”, de “los socialistas”? Mientras por un lado se han conformado, como se señaló arriba, Consejos
Comunales
en
ámbitos
residenciales en los cuales predominan las fuerzas políticas de la oposición, muchos
de
los
integrantes
de
las
instancias gubernamentales responsables del impulso de los Consejos Comunales argumentan espacios
que
estos
políticos
revolución”.
Es
fundamental
para
deben
exclusivos este el
un futuro
ser
de
“la
asunto de
la
democracia en el país. Si este ámbito público, definido como el núcleo básico a partir del cual debe estructurase el nuevo modelo socialista de Estado, se define en forma
sectaria
restringido
a
y
excluyente
quienes
como
comparten
el
proyecto político actual del gobierno, se dejaría
afuera
a
una
proporción 87
significativa de la población venezolana (37% votó en contra de Chávez en diciembre del 2006), negando de entrada la
posibilidad
de
que
los
Consejos
Comunales sean parte del proceso de la construcción
de
una
sociedad
más
democrática. Se trata de tensiones que no están de modo alguno resueltas. Es igualmente fundamental el papel que se le atribuya a los Consejos Comunales como ámbito de participación política en asuntos de carácter global, referidos al presente y futuro del conjunto de la sociedad. De acuerdo a algunas visiones que se debaten hoy, el proceso de construcción del nuevo Estado, y de la nueva
democracia
caracterizaría
por
socialista, una
se
estructura
piramidal desde abajo hacia arriba. En esta estructura, la representación política de la población se daría por la vía indirecta a través de algunos delegados o representantes de cada instancia desde la 88
base de la pirámide -el Consejo Comunala la instancia superior siguiente, y así hasta el nivel nacional. Es este un modelo político que privilegia algunos aspectos muy importantes- de la participación, a la vez que subestima otros que son vitales para
la
democracia.
Supone
una
desconfianza en las modalidades de la delegación
y
representación
características del régimen parlamentario de elección directa. Este modelo de organización político tiende a negar la representación
proporcional,
haciendo
extremadamente difícil la articulación y expresión de las posturas de las minorías, o la formulación de nuevas propuestas políticas. Esto hace que sea muy difícil la construcción
de
una
esfera
pública
nacional democrática y de ámbitos de democracia deliberativa en los cuales sea posible dar a conocer, debatir, y tomar decisiones, no sólo sobre asuntos locales y parciales, sino sobre el rumbo del conjunto
de
la
sociedad.
Sin
esta 89
dimensión de una esfera pública plural, y de ámbitos de democracia deliberativa no puede construirse sino una democracia incompleta. Es éste un debate que todavía no ha sido asumido en todas sus implicaciones. La forma como se están dando los procesos de toma de decisiones en la actualidad se convierten en obstáculos que limitan las condiciones de este debate. El Presidente Chávez anunció después de su victoria electoral del diciembre del año 2006 que hacían falta cambios fundamentales en las leyes del país para adecuarlas a la nueva fase -socialista- que se iniciaría en Venezuela. Para ello, hubiese podido enviar sus propuestas a la Asamblea Nacional para promover con ello debates nacionales sobre los cambios propuestos. Dado
que
todos
los
parlamentarios
pertenecen a partidos que forman parte de
la
coalición
gubernamental,
con
seguridad la Asamblea hubiese acogido 90
sus
propuestas
en
términos
muy
favorables. Se optó, sin embargo, por la solicitud de una Ley Habilitante, de poderes extraordinarios mediante la cual se “autoriza al Presidente de la República para que, en Consejo de Ministros, dicte Decretos con Rango, Valor y Fuerza de Ley, de acuerdo con las directrices, propósitos y marco de las materias que se
delegan
autorización
en
Ley.”23
esta
abarca
un
Esta
espectro
extraordinariamente amplio de asuntos de
la
vida
pública,
“ámbito
de
transformación de las instituciones del Estado”;
“ámbito
de
la
participación
popular”, etc., etc., y tiene vigencia por
23. Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. Ley que Autoriza al Presidente de la República para Dictar Decretos con Rango, Valor y Fuerza de Ley en las Materias que se Delegan (Ley Habilitante 2007), Caracas 31 de enero, 2007. (http://www.asambleanacional.gov.ve/ns2/LEYESPDF/4SANCIONADAS/Ley%20Habititante%202007%20%20(3 1-01-2007).pdf).
91
un período de 18 meses. De esta manera las
modificaciones
aparecen
como
en
las
asuntos
leyes de
no
interés
colectivo, a ser debatidos en la esfera pública,
sino
como
decisiones
presidenciales de los cuales la población se entera en el momento en que son decretadas. Lo
mismo
ocurre
con
la
reforma
constitucional. No hay asunto de la vida de una sociedad democrática que exija una discusión pública más extendida y exhaustiva que una constitución o una reforma constitucional. En la situación actual de Venezuela son críticas algunas interrogantes, entre las cuales podrían destacarse las siguientes: ¿Qué sociedad queremos? Si se trata del socialismo, ¿en qué consiste el socialismo del siglo XXI? ¿En qué se diferencia del socialismo del siglo XX? ¿Qué hemos aprendido de la experiencia del socialismo del siglo XX para no repetir sus contenidos estatistas, 92
no democráticos? ¿Qué modalidades de participación
pueden
garantizar
la
profundización de la democracia en este nuevo modelo político? ¿Qué modelo de Estado? ¿Cuáles formas de propiedad? ¿Cuáles
son
constitución
los
obstáculos
actual
pone
que
la
a
la
profundización del cambio en el país hoy? ¿Qué
cambios
requiere
hoy
la
Constitución del año 1999? En lugar de iniciarse
el
debate
nacional
por
interrogantes de este tipo, el Presidente nombró un Consejo Presidencial para la Reforma Constitucional, con compromiso de confidencialidad, para elaborar una propuesta de reforma constitucional. El resultado de este informe
debe
ser
entregado al Presidente que después de una revisión detallada de cada artículo lo debe someter a la aprobación del Consejo de Ministros y posteriormente enviarlo a la consideración de la Asamblea Nacional. Una vez debatido y aprobado por la Asamblea,
este
proyecto
debe
ser 93
sometido a un referéndum nacional. De esta forma, un asunto tan fundamental, y necesariamente tan complejo, en el cual estarán presentes muchas propuestas muy polémicas para el futuro del país, es reducido, desde el punto de vista de la participación de los ciudadanos, a un voto en bloque a favor o en contra del texto de la reforma propuesta. Dada la profunda polarización política existente en el país, esto se convertirá, inevitablemente, en un referéndum a favor o en contra de Chávez. Esto contribuye muy poco a la construcción de una cultura democrática. Como inevitablemente tiene que ocurrir en todo proceso de cambio, la dinámica de
la
presenta procesos
sociedad
venezolana
extraordinarias de
actual
diversidades;
experimentación
y
aprendizaje; rupturas y continuidades con mucho de lo peor de la sociedad que se quiere trascender; un Estado que simultáneamente
impulsa
y
frena
la 94
participación;
genuinos
procesos
democráticos de organización popular, con frecuencia en tensión con estructuras institucionales y dinámicas políticas que a la vez que promueven dichos procesos democráticos, los frenan al dificultar su autonomía. medulares
Son las
en
este
tensiones
sentido entre
la
diversidad y pluralidad de los procesos organizativos políticos y sociales y las tendencias a borrar los límites entre lo público-estatal, los político-partidista y la organización social, esto es, al colapso entre Estado, partido y organización social. Todo esto remite a tensiones entre la concentración y una distribución amplia del poder en la sociedad. De las formas en las cuales se resuelvan estas tensiones dependerá el carácter más o menos democrático del Estado y de la sociedad que se están construyendo en Venezuela.
95
La tensión de la que habla Edgardo Lander es entre el Poder Popular y la estructura de poder estatal, entre el proyecto autogestionario abierto y la administración formación
pública.
de
instituciones
las
Entre
Comunas
constituidas
del
la
y
las
Estado.
Sería una tensión si es que pudieran convivir y coexistir esas dos formas de asociación organizativa y política. No sería una tensión, sino más bien una contradicción, y hasta un antagonismo, si es que no pudieran convivir y coexistir ambas formas contrastadas. Este es precisamente el tema. ¿Pueden o no pueden convivir y coexistir ambas formas de gestión social? Después de la reelección de Hugo Chávez parece
mostrarse
la
intensión
y
la
voluntad de apuntalar el proceso hacia el Poder Popular; sin embargo, a pesar del apoyo legislativo, incluso de recursos, además
de
suspender
mediaciones 96
burocráticas,
las
resistencias
administrativas, burocráticas y políticas a la expansión de las Comunas es notoria. Las
instituciones
y
autoridades
constituidas se sienten amenazadas por esta forma advenediza de organización autogestionaria. Incluso, en el peor de los casos,
se
usa
las
relaciones,
las
mediaciones que quedan, los recursos destinados
a
las
Comunas,
para
conformar clientelas, distorsionando el sentido mismo de la autogestión, de la autonomía y de las Comunas. Volvemos a la pregunta: ¿Puede darse la convivencia y coexistencia entre la forma estatal y la forma
comunitaria?
formularemos contrastantes,
Al
dos que
incluso
respecto hipótesis pueden
considerar la posibilidad de transiciones.
97
Hipótesis 1 No pueden coexistir y convivir la forma de gestión comunitaria con la forma de gestión
estatal;
entonces,
la
consecuencia política es que se tiene que quitar poder a la administración pública y reconocer
la
potencia
social
de
las
Comunas. Esta valorización efectiva de la potencia
social
y desvalorización del
poder estatal puede darse en forma de transiciones.
Hipótesis 2 Pueden Coexistir y convivir la forma de gestión comunitaria con la forma de gestión estatal; empero, sólo a condición que los administradores públicos tengan consciencia autogestionaria, sepan del valor
que
las
Comunas,
que
lo
comunitario, que lo autogestionarlo, tiene para el destino del proceso.
98
Aunque se conoce nuestra posición al respecto, que se inclina por la primera hipótesis, poniendo en suspenso esta posición,
queda
claro
que
ambas
condiciones de posibilidad, establecidas hipotéticamente, no se cumplen en el caso del proceso bolivariano, tampoco, mucho menos, en los demás gobiernos progresistas.
Retomando una pregunta
conocida en la militancia. ¿Qué hacer en estas circunstancias y condiciones de posibilidad histórica? Siguiendo con las consecuencias hipotéticas, diremos que, los y las que se inclinan por la segunda hipótesis tiene como tarea concientizar a los
administradores
autogestión;
formar
públicos
en
la
administradores
públicos autogestionarios. Los y las que se inclinan por la primera hipótesis tienen como tarea liberar la potencia social, lograr la autonomía de la potencia social, la autonomía de las Comunas. Expandir la 99
potencia social en detrimento del poder estatal heredado. Visto de esta forma, ciertamente como especulación
teórica,
si
bien
ambas
formas de gestión pudieran no convivir y coexistir; sin embargo, los activismos, las acciones prácticas,
contrastadas, tanto
encaminadas a la gestión estatal, así como a la gestión comunitaria, pueden coexistir y convivir en forma concurrente, aunque
contrastada,
pues
están
obligadas a hacerlo, en esta disputa por la incidencia política.
El cuadro de opciones es ciertamente simple,
aunque
claro;
ayuda
a
comprender e ilustrar la problemática. Para que sea útil el cuadro, aunque sea como referente, incluso como ejemplo de simulación,
es menester considerar la
complejidad en la que se despliegan los procesos de cambio en Sur América. 100
Pliegues y despliegues de los movimientos sociales13
13 Exposición en las Jornadas Académicas "El Poder y la Teorías
Políticas Contemporáneas", asignatura a cargo del docente Leopoldo Múnera, en la Maestría en Estudios Políticos Latinoamericanos, de la Universidad Nacional de Colombia. Exposición que fue parte también de las exposiciones en el Encuentro de organizaciones sociales populares de la región central de Colombia y la ciudad de Bogotá, en aras de la construcción de una agenda común para la paz desde los territorios. Encuentro organizado por Carolina Jiménez, docente de la Universidad nacional y miembro del Planeta Paz.
101
Complejidad de movimientos sociales
los
Necesitamos hablar de movimientos sociales en su singularidad. Un movimiento social no responde a regularidades, a analogías, aunque las pueda generar. El movimiento social emerge de una problemática también singular. Hay que encontrar el nacimiento de este movimiento social en esa problemática, en su estructura, su composición, su propia complejidad. Son sospechosas las teorías de los movimientos sociales, pues parten de un modelo, de una idea, si se quiere de un paradigma, desde el cual se decodifica e interpreta a los movimientos sociales. Las aproximaciones a los movimientos sociales se diferencian precisamente por el paradigma del que se parte. Quizás por corrientes teóricas, quizás también por periodo, de cuando se ha elaborado esa teoría. Nadie dice que las teorías sobre los movimientos sociales no hayan 102
ayudado a comprenderlos. Lo han hecho. Sin embargo, ya no se trata de identificar, rasgos, características, condiciones, formas de organización y formas de desplegarse y de difundirse. Formas de mutar en el tiempo, además de formas y procedimientos de lucha, de convocatoria. Convertir estos rasgos, esas características, las condiciones, las formas, en signos de una interpretación, que se convierte en una narrativa que describe y explica el movimiento. Ahora, se trata de comprender la dinámica de la complejidad singular del movimiento social14.
14
Se puede consultar la siguiente bibliografía: F. ALBERONI, Génese (Bertrand Editora, Lisboa 1990). FRANCESCO ALBERONI, Movimiento e institución: Teoría general (Editorial Nacional, Madrid 1984). TILMAN EVERS, Identidade: a face oculta dos novos movimentos sociales. NOVOS ESTUDOS. Cebrap. São Paulo. V. 2, 4:11-23 (abril 1984). JOSEPH GUSFIELD, Estudio de los Movimientos Sociales. In: DAVID L. SILLS (Dir.), Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales. V.7 (Aguilar, Madrid 1974), pp. 269-273. RUDOLF HEBERLE, Tipos y funciones de los Movimientos Sociales. In: DAVID L. SILLS (Dir.), Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales. V.7 (Aguilar, Madrid 1974), pp. 263268. 6. J. CRAIG JENKINS, La teoría de la movilización de recursos y el estudio de los movimientos sociales. ZONA ABIERTA. Fundación Pablo Iglesias. Madrid. 69:5-41 (1994). A. MELUCCI, ¿Qué hay de nuevo en los “nuevos movimientos sociales”? In: LARAÑA-GUSFIELD (Edit.), Los movimientos sociales (CIS, Madrid 1994), pp. 119-149. ALBERTO MELUCCI, Las teorías de los movimientos sociales (UNAM, México D.F. 103
Esto parece que se puede lograr si desciframos la problemática de donde emerge el movimiento social, las conexiones, articulaciones, participación
1985). JOACHIM RASCHKE, Sobre el concepto de movimiento social. ZONA ABIERTA. Fundación Pablo Iglesias. Madrid. 69:121-134 (1994). JORGE RIECHMANN-FRANCISCO FERNÁNDEZ BUEY, Redes que dan libertad. Introducción a los nuevos movimientos sociales (Paidós, Barcelona 1995). ALAIN TOURAINE, El regreso del actor (EDUBA, Buenos Aires 1987). También de Charles Tilly: The Vendée: A Sociological Analysis of the Counter- revolution of 1793. (1964) "Clio and Minerva.” in Theoretical Sociology, edited by John McKinney and Edward Tiryakian. (1970); "Collective Violence in European Perspective.”, in Violence in America, edited by Hugh Graham and Tedd Gurr. (1969). “Do Communities Act?" Sociological Inquiry. (1973). An Urban World. (ed.) (1974). The Formation of National States in Western Europe (ed.) (1974). From Mobilization to Revolution. (1978). As Sociology Meets History (1981). Big Structures, Large Processes, Huge Comparisons. (1984). The Contentious French. (1986). Coerción, Capital, and European States, AD 1990-1992. (1990). European Revolutions, 1492–1992. (1993). Cities and the Rise of States in Europe, A.D. 1000 to 1800. (1994). Roads from Past to Future (1997) Work Under Capitalism (with Chris Tilly, 1998). Durable Inequality (1998) Transforming Post-Communist Political Economies. (1998). Dynamics of Contention (with Doug McAdam and Sidney Tarrow). (2001). Contention & Democracy in Europe, 1650-2000. (2004). Social Movements, 1768-2004 (2004). From Contentions to Democracy. (2005). Identities, Boundaries, and Social Ties (2005). Trust and Rule. (2005). Why? (2006). Oxford Handbook of Contextual Political Analysis. (2006). Contentious Politics (with Sidney Tarrow). (2006). Regimes and Repertoires. (2006). Democracy. (2007). Charles Tilly:
Los
movimientos
sociales.
Desde
1768-2008.
https://rfdvcatedra.files.wordpress.com/2014/07/c harles-tilly-los-movimientos-sociales-1768-a2008.pdf. 104
en esa problemática. También lograr comprender la experiencia social en esa problemática, las interpretaciones colectivas de la problemática, de retener esa experiencia en la memoria social. Entonces podremos pasar a las formas de la acción, del despliegue de su movilización, del despliegue de su discurso, de su interpelación. Entonces podremos hurgar en el proceso de su politización. También entender sus relaciones con el resto de la sociedad, sus contradicciones y antagonismos con el Estado.
No se necesita olvidar las teorías de los movimientos sociales, lo que nos han enseñado, en sus investigaciones, en sus descripciones, en sus explicaciones, incluso en sus modelos construidos. Son parte de la memoria del análisis complejo. Están incorporados en este análisis; sin embargo, el análisis complejo se diferencia de esas teorías por la mirada, mejor dicho, la percepción 105
integral del movimiento social, que se desplaza y articula distintos planos y espesores de intensidad, del mundo que constituye y que lo constituye. Las teorías de los movimientos sociales han privilegiado algunos planos de intensidad, no necesariamente articulados, menos integrados. Conciben estos planos de intensidad como dimensiones donde aparece el movimiento social, donde deja su huella; la que es estudiada, para describir este despliegue. Sin embargo, esta dimensión o dimensiones, en las que se desplaza el movimiento social, no es un espacio exterior donde la inscripción del movimiento social deja su huella. Ningún plano de intensidad es pasivo, tampoco exterior, así que no puede ser tomada como una dimensión. El plano de intensidad emerge de los cuerpos mismos del movimiento social; son los cuerpos los que pliegan y despliegan esos planos de intensidad. Los planos de intensidad atraviesan los cuerpos porque los cuerpos tejen, precisamente esos planos de intensidad.
106
Un movimiento social no es exactamente la multitud que la compone, no se resume en la masa en movimiento, no es la cantidad desplazada o si se quiere, de manera cualitativa, no es la intensidad o la fuerza del movimiento, en tanto capacidad de movilización y alcance. El movimiento social es la vibración, las vibraciones, en el tejido social. La pregunta es cómo el movimiento social, las cuerdas del movimiento social, afecta a las otras cuerdas del tejido social. Si sus vibraciones afectan a las otras vibraciones. Se necesita comprender la comunicación del movimiento social con el resto de la sociedad; si se da o no. ¿Depende de la capacidad de convocatoria del movimiento social? ¿Depende de la capacidad de recepción del resto de la sociedad? ¿Depende del momento, si éste es apropiado para las resonancias o no? ¿Depende de las tonalidades de las notas que emite el movimiento social? ¿Depende de la sensibilidad perceptiva del resto de la 107
sociedad? ¿Cuándo la sociedad abre sus poros perceptivos y decodifica las vibraciones emitidas por el movimiento social15?
No podríamos aproximarnos a todo esto, a todas estas preguntas, sino comprendemos, antes la problemática. ¿Las demandas del movimiento social que problemática enfrentan? No confundamos esto con reducir la problemática al objeto de las demandas, a la clasificación de las demandas, al significado de las demandas. Eso no es la problemática, son listas, que son recogidos en los planteamientos o en los pliegos petitorios. La problemática se configura en los órdenes de relaciones que afectan a los miembros del movimiento social. ¿De qué modo estos ordenes de relaciones constriñen a los componentes de movimiento, lo agobian, lo despojan,
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Ver de Raúl Prada Alcoreza Alteridad y nomadismo. Dinámicas moleculares; La Paz 2015. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/alteridad-y-nomadismo/.
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lo afectan? Entonces, también, al revés, ¿cómo las cuerdas, múltiples cuerdas del tejido social afectan a las cuerdas del movimiento social; en este caso, no lo dejan vibrar a gusto?
Entonces, el movimiento social es parte del tejido social. Hay que leer entonces ese tejido, el juego de sus hilos, la composición de su textura, el juego de colores, de figuras que conforman los hilos en el tejido. No se puede estudiar el movimiento social; aislarlo como objeto de estudio. No hay movimientos sociales aislados, como una especie adelantada de la sociedad, la que actúa. El movimiento social es como una composición del mismo tejido social; nace en el tejido social, resuena en el tejido social, quiere tejer en el tejido social, cambiar composiciones, asociaciones y combinaciones sociales. Es aquí donde se puede conmensurar o dimensionar el alcance, la intensidad, del movimiento social. 109
A veces, no muchas, los movimientos sociales logran vibrar intensamente en todo el tejido social, logran hacer vibrar también a las otras cuerdas, múltiples y plurales, del tejido social. Es cuando se ocasiona una sinfonía social, que conmueve a todo el tejido, logrando mover, mutar, transformar las composiciones sociales. En la modernidad, se han llamado a estos acontecimientos, revoluciones. Como todos sabemos, este acontecimiento no es pan de cada día; se da muy de vez en cuando. Acontece cuando hay una conmoción en todo el tejido social; cuando las vibraciones de las cuerdas alcanzan intensidades fuertes, además de lograr en conjunto algo así como una explosión y su irradiación expansiva.
Sin embargo, lo que estudian las teorías de los movimientos sociales son los movimientos que no llegan a ocasionar ese acontecimiento mayúsculo, 110
denominada revolución. Estos acontecimientos son estudiados por los historiadores o los analistas de la política, los estudiosos de la política. Los sociólogos de los movimientos sociales estudian los movimientos que aparecen con sus demandas, se movilizan, interpelan al Estado, al gobierno, a las autoridades pertinentes; pero, no necesariamente se prolongan hasta convertirse en un acontecimiento político. Desde la perspectiva de los historiadores, podrían interpretarse estos movimientos como truncados, por no haberse realizado como revolución o no tener efecto estatal. Aunque, dependiendo del carácter del movimiento pueden tener efecto cultural. Sin embargo, visto de otra manera, estos movimientos pueden, mas bien, interpretarse, como flujos permanentes de la misma sociedad, como parte de sus acciones, prácticas, de carácter, mas bien, alterativo, aunque puntuales, incluso imperceptibles. En otras palabras, los movimientos sociales pueden interpretarse como las pronunciaciones vitales de la sociedad. Entonces, más que 111
movimiento social distinto, un tanto aislado, diferenciado de la sociedad, mas bien, es la sociedad misma en su dinámica, en su bullente actividad. Desde esta perspectiva, en tanto movimientos sociales circunscritos, acotados, singulares, la movilización social no es escaza, es, mas bien, proliferante.
Recogemos la propuesta que hicimos en La explosión de la vida16; estudiar las sociedades no desde la mirada institucional del Estado, sino desde la capacidad alterativa de las sociedades. Entonces, no se trata de la contradicción de la sociedad movilizada o parte de ella con el Estado, el gobierno, que la encarna, sino, al revés, la sociedad es desde ya alterativa, siempre, es su forma de vivir; es el Estado el que se defiende de la sociedad en movimiento; por eso,
16
Ver de Raúl Prada Alcoreza La explosión de la vida. Dinámicas moleculares; la Paz 2013-15. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/la-explosion-de-la-vida/.
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prohíbe, norma, regula, reprime, usa la violencia.
administra,
Consideramos que las teorías de los movimientos sociales se han equivocado en esto; por estudiar los movimientos sociales desde la mirada estatal, como con el estudio de la sociedad desde el enfoque estatal, deducen las contradicciones, hasta antagonismos, de los movimientos con el gobierno, con el Estado, con las autoridades. Sin embargo, no es así, no ocurre así, desde la perspectiva de la alterabilidad. Son las instituciones fijadas, ancladas, sin capacidad de movilidad, flexibilidad, ductilidad, mutación y cambio, las que resisten el embate constante de los flujos sociales.
Desde esta perspectiva, hay que hablar, mas bien, del análisis de las sociedades alterativas, no institucionalizadas, aunque una parte de la sociedad lo esté, 113
la representada y reconocida por las instituciones estatales. Todas las sociedades son alterativas, sino fuera así, no podrían ser sociedades, es decir, constante asociación, constante composición, constante combinaciones de composiciones y asociaciones. Lo que pasa es que se ha invisibilizado, por el enfoque estatalista, de las ciencias sociales modernas, a la sociedad alterativa.
Desde esta otra mirada, se observa que las teorías sociales, incluyendo a las teorías de los movimientos sociales, forman parte de la legitimación del poder, aunque haya teorías que se reclamen, mas bien, de críticas, denunciantes, interpeladoras, hasta revolucionarias. El problema no está en que no lo quieran ser, mas bien, quieren que sea así, además su crítica apunta a cuestionar el Estado, el gobierno, el sistema. Pero, no se trata de buenas intenciones, de voluntad de cambiar, de, incluso, teorías 114
críticas; el enfoque estatalista, que no quiere decir que necesariamente defiendan el Estado; pueden, mas bien, cuestionarlo; sino se trata que el enfoque estatalista observa la sociedad desde los ojos estatales, desde las clasificaciones institucionales, desde los estereotipos estatales, también desde los prejuicios estatales. Sin quererlo, mas bien, queriendo hacer lo contrario, el enfoque estatalista lleva a legitimar el poder, precisamente porque permite hacer, permite que lo cuestionen, hasta interpelen. Con esto no se dice, de ninguna manera, que no vale la pena hacer críticas, denunciar, interpelar, sino que estas actividades, disposiciones, posicionamientos, devela solo parte de los planos de intensidad, parte de la problemática. No logra ver la integralidad de la complejidad misma que hace al movimiento social.
Por eso, hay que desplazarse, hay que dar lugar a enfoques no estatalistas, 115
enfoques que partan de las percepciones sociales, de sus experiencias y memorias, sobre todo, de su alterabilidad. Hay que ver lo que no ven los enfoques estatalistas, hay que descubrir los espesores intensos que se entrelazan en el tejido social.
116
Alteridades y alternativas en la movilización prolongada
Como en los análisis realizados en Comuna17; después, como los ensayos Largo octubre, Horizontes de la Asamblea Constituyente y Subversiones 18 indígenas ; tres ensayos que corresponden al periodo de la movilización prolongada y al periodo siguiente del proceso constituyente, hablamos de movilización prolongada refiriéndonos a los movimientos sociales anti-sistémicos desatados desde la guerra del agua hasta la segunda guerra del gas, pasando por el bloqueo indígena campesino y la primera guerra del gas y la segunda guerra del agua; es decir, el periodo que arranca en abril del 2000 y alcanza junio del 2005. Todos estos 17
Revisar la colección de Comuna publicada por la Editorial Muela del Diablo. La paz 2000-2010. 18 Ver de Raúl Prada Alcoreza Largo octubre, Horizontes de la Asamblea Constituyente y Subversiones indígenas. Plural Editores; La Paz 2004. Yachaywasi; La Paz 2007. Comuna; CLACSO, Editorial Muela del Diablo; La Paz 2008.
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análisis se efectúan desde la perspectiva del marxismo crítico y la perspectiva de las teorías nómadas. Después de la Asamblea Constituyente comienza otro periodo, que llamaría de evaluación crítica del llamado “proceso de cambio”, también de los enfoques dados en el análisis de la movilización prolongada. Los ensayos y análisis que se escriben, incluyendo una entrevista que se publica, desde aproximadamente el 2010 hasta el 2013, corresponden a esta evaluación crítica; también corresponden a un desplazamiento que comienza con la crítica al enfoque marxista, incluyendo al marxismo crítico, compartido. Quizás de una manera más suave, la crítica a las teorías nómadas, aunque también su retoma crítica. Desde el 2013 comienza otro periodo, que llamaría de incorporación al pensamiento complejo, lo que denomino episteme compleja. Este ensayo sobre los movimientos sociales pretende desplegar un análisis sobre los mismos, ahora, desde la perspectiva del pensamiento complejo. Volvemos entonces al acontecimiento de la 118
movilización prolongada, empero, desde el enfoque de la complejidad.
¿Cuáles son las alteridades que desplegaron las movilizaciones del 2000 al 2005? ¿Cuáles son las problemáticas de la Coordinadora de la Defensa del Agua y de la Vida, de la CSUTCB del 2000, de los sindicatos campesinos del Altiplano y la Junta de Vecinos de la ciudad de El Alto, del conjunto de las organizaciones sociales, comprendiendo ayllus, comunidades, juntas de vecinos, sindicatos campesinos, sindicatos obreros, incorporándose notoriamente obreros mineros y cooperativistas mineros en las movilizaciones de mayo y junio del 2005?
Primero diremos que las alteridades que emergen, explosivas, en abril del 2000, en Cochabamba, cuando se inicia la llamada guerra del agua, teniendo como 119
antecedentes, batallas del agua anteriores, sobre todo con los regantes, composiciรณn social y organizaciรณn de los distribuidores del agua, tanto en zonas rurales como en zonas suburbanas, que no contaban con asistencia municipal de agua potable. Las alteridades forman parte de las dinรกmicas mismas de la sociedad, que nosotros definimos como sociedad alterativa. La sociedad institucionalizada es la misma sociedad alterativa, solo que capturada por las mallas institucionales del Estado. Sin embargo, el Estado solo puede capturar una parte de la sociedad alterativa, una parte de sus fuerzas, captura ciertas superficies, ciertas capas, de la sociedad alterativa. Con las fuerzas capturadas funcionan las mallas institucionales del Estado y de la sociedad institucionalizada. Con las fuerzas capturadas, se impone a la sociedad alterativa, se inscribe en sus cuerpos, se internaliza en sus cuerpos, modulรกndolos, incidiendo en comportamientos y conductas; conformando habitus, subjetividades, imaginarios conservadores, narrativas 120
que legitiman la institucionalidad del Estado. Sin embargo, la sociedad alterativa no capturada, sigue su curso. Sigue el curso de la vida, como hace la vida siempre; inventa, compone, combina, crea. Aparecen nuevas formas, distintas y variadas estrategias cotidianas; se comporta como flujos de fuga frente a las redes de las mallas institucionales. La sociedad es como rio desbordante, ante la cual los diques de las represas del Estado no pueden detener su rebalse.
Las alteridades que se congregan, por así decirlo, en la guerra del agua, son las alteridades que ya borbotaban, fluían, en la sociedad, en estos sectores sociales, que recurren a la administración y manejo comunitario del agua. Estas alteridades sociales se combinan con las alteridades naturales, por así decirlo, de las corrientes del agua, de los ciclos del agua, de los ríos, de los pozos, de las aguas subterráneas, de las lluvias. La 121
naturaleza, como ecología o, mejor dicho, como biodiversidad, como constelación de ecosistemas, se presenta como alteridad mayúscula a la sociedad institucionalizada, a la institución imaginaria de la sociedad, al Estado. Es algo que no controla el Estado, que no administra, que no somete, pues las alteridades no obedecen, sino que se despliegan de acuerdo a sus ciclos vitales.
Las alteridades ya se encontraban en las resistencias del proletariado nómada, sobre todo de mujeres, que trabajaban a destajo para la industria de zapatos Manaco. Por lo tanto, en la Federación de Trabajadores Fabriles de Cochabamba, que supo incorporar, organizar y sindicalizar al proletariado nómada, a diferencia de la COB, que se ha circunscrito en los límites del sindicalismo del proletariado fijo, que ya se ha vuelto, en comparación, en una clase privilegiada, a diferencia del mayoritario proletariado nómada, que tiene 122
contratos esporádicos, sin seguro, sin estar sindicalizado, sin que sus derechos de trabajador se respeten; expuesto vulnerablemente a su suerte.
Las alteridades se encontraban en los estudiantes, en los jóvenes rebeldes, que hicieron, en la guerra del agua, de guerreros del agua, así como los llamaron los de la ciudad de Cochabamba. Las alteridades se encontraban, por lo menos, potencialmente, en predisposiciones de la gente que trabajaba en sus profesiones, que estaba incorporada en ONGs, sobre todo las vinculadas al medio ambiente y a la ecología. En fin, las alteridades estaban diseminadas en la ciudad, en su magma; cuando estalló el conflicto; estas alteridades se congregaron, se agolparon, se asociaron componiendo un torrente explosivo.
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¿Qué es lo que hace que esto ocurra? ¿Qué las alteridades diseminadas en la sociedad, de pronto se coaliguen, y desborden a los diques institucionales? Ciertamente la crisis, sin embargo, este concepto es muy general, como para poder explicar la singularidad del acontecimiento. Las alteridades disueltas se congregan porque se convocan, se auto-convocan. Esto pasa porque el estado de situación las obliga a hacerlo. De alguna manera sus ciclos se interrumpen, son afectados; entonces, se presenta el problema. En la medida que este problema presente no se resuelve de las maneras usuales cotidianas, incluso, con reclamos, el problema se vuelve problemática. Aparecen escollos, son identificados, aparecen barreras, desde burocráticas hasta políticas. Se encuentran ante otro proyecto, en el que no son tomados en cuenta, tampoco sus necesidades, usando este término para ilustrar. Descubren que sus ciclos serán afectados, de tal manera, que la vida ya no será la misma. La convocatoria aparece como una necesidad imperiosa. 124
Saben que estos problemas se resuelven congregando a todos y todas las afectadas. La asamblea convierte a estas alteridades individuales, singulares mónadas, en una alteridad masiva, también singular. Comienza a formarse un discurso, en torno al problema, en este caso, el de la privatización del agua. Aparecen nombres, que van a volverse nombres comunes del discurso interpolador de la guerra del agua. Las radios populares entrevistan a los voceros del movimiento; se difunde el discurso. Los otros medios también retoman el discurso y el movimiento como noticia, como información. En la medida que la información aparece reiterativa, haciéndose continua, como que la impresión es que ésta es la atmósfera social y política conformada. Cuando la reacción de las autoridades, de las instituciones estatales, del gobierno, del Estado, es la descalificación del movimiento, después, incluso, la represión, el movimiento se convierte en un problema para el Estado. Lo nombra, en este sentido, lo institucionaliza, pero, 125
esta institucionalización, este nombrarlo, es, mas bien, para descalificarlo, para convertirlo en el mal, en anomalía atentatoria al orden y a las leyes. La intensidad del conflicto sube si sale la policía, y si no puede, si sale el ejército. Es cuando, estos dispositivos de emergencia del Estado, estos dispositivos de la represión contra el pueblo, convierten al movimiento en una insurrección. Los primeros en atribuirle un carácter subversivo, son pues estos dispositivos del Estado.
Como se puede ver, el movimiento social singular, en cuestión, en este caso el movimiento social de la Coordinadora de la Defensa del Agua y de la Vida, no es un producto, por así decirlo, de las voluntades propias, atingentes al movimiento, sino también de las voluntades contrarias, las del Estado. En el roce entre estos distintos ámbitos; uno espontaneo, por así decirlo, el otro institucional; uno en constante 126
movimiento, flujo, asociaciones y composiciones; el otro fijo, en movimiento retenido, de flujos canalizados, ya no de asociaciones y composiciones libres, sino de organización establecida e institucionalizada; es cuando emerge esta cordillera, usando esta metáfora geológica, de la colisión de dos placas tectónicas.
El movimiento social singular o los movimientos sociales singulares, si logran darse paralelamente y, además, logran converger, apoyarse, mejor si se coordinan, como ocurrió en Bolivia durante el periodo de los seis años de la movilización prolongada, son como levantamientos, en el sentido metafórico y literal de la palabra, de la colisión, siguiendo con la metáfora, de la placa social y la placa estatal. Los movimientos sociales, como dijimos, no solamente se conforman por la iniciativa de los y las movilizadas, sino también por resistencia 127
– usando resistencia no como se acostumbra, atribuyendo, mas bien, esta acción, a los movimientos sociales, a estrategias sociales, a pueblos - del Estado a los movimientos. El Estado se constituye como resistencia fija, institucional, al constante, permanente, desborde social; cuando estallan movimientos sociales, refuerza esta actitud, esta perseverancia institucional, hasta tal punto que recurre a sus dispositivos de emergencia, a la represión, incluso puede llegar a dar batalla. Esta acción y represión estatal y gubernamental en contra de los movimientos sociales también define el perfil, la forma, la consistencia de éstos. El enemigo social es estigmatizado por el Estado; se lo define, se lo califica, de lo clasifica, se lo nombra, se le atribuye anomalías, incluso se le señala por estar manejado por conspiradores, subversivos, radicales. Estas acusaciones, en vez de alejar a los simpatizantes del movimiento, los aproxima más, incluso puede expandir la simpatía social hacia el movimiento. 128
Paradójicamente, la reacción gubernamental, convierte al movimiento social, que puede haber sido local, provincial, departamental, o si se quiere, sectorial, en un tema nacional. Está en la agenda, además de aparecer en las noticias.
El movimiento social singular se ha transformado; siente, percibe, que esta experiencia en la lucha social concreta lo transforma, lo madura, lo templa. Esta maduración se transmite a sus discursos, a sus concepciones, a sus acciones. Los discursos tienden a ser más elaborados, tienden a construir una narrativa, que ya supone una memoria social del movimiento, memoria trabajada para lograr una interpretación estructurada. Al convertirse en un tema nacional, el movimiento social comienza a hacer propuestas nacionales, propuestas políticas, incluso convoca a la sociedad entera a participar en la solución de problemas que la aquejan. Es cuando el 129
movimiento social adquiere características de contra-gobierno, puede llegar a convertirse en contra-Estado si sus formas asambleístas, participativas, si sus formas comunitarias, si sus formas autogestionarias, se proyectan como alternativas al gobierno, incluso al Estado.
Muchos de los movimientos sociales no llegan a vivir este proceso; algunos resuelven sus demandas temprano, otros después de haber insistido durante un tiempo; otros, quizás, por abandono de los mismos componentes, desalentados. Los movimientos que llegan a vivir el proceso de politización se transforman, devienen proyecto político. El proyecto tiene como un intervalo de opciones, donde en un extremo, en lo que podemos considerar el círculo vicioso del poder, se reproduce el poder al formularse un proyecto de Estado; en el otro extremo, abriendo el intervalo, se apertura, mas bien, un proyecto autogestionario. 130
El movimiento vinculado a la guerra del agua cumple su ciclo cuando termina la lucha por el bien común con la victoria de la Coordinadora de la defensa del agua y de la vida, prolongándose a la administración municipal del agua, que no era un objetivo de la guerra del agua ni de la Coordinadora. Lo que continúa después es el activismo circunscrito a una ONG, que se constituye sobre la base de la experiencia del movimiento.
En septiembre del 2000 resurge el movimiento indígena campesino, redituando, en sus formas actualizadas, el levantamiento pan-andino del siglo XVIII. La alteridad indígena siempre estuvo presente en la formación social boliviana; se trata de la alteridad inscrita en otros habitus, en otros lenguajes, en otros imaginarios, en otras subjetividades. En Comuna se habló de la 131
forma comunitaria. Esta fue la figura usada en los análisis que se suceden desde el 2000; empero, habría que matizar el enunciado, pues no se trata de las comunidades ancestrales, que fueron delimitadas con el ordenamiento territorial del virrey Toledo. No son los mismos ayllus, denominadas en la clasificación colonial como comunidades originarias, de la época virreinal, pues sufrieron, por lo menos, en el Altiplano, el avasallamiento de sus tierras comunitarias por la expropiación latifundista liberal. No son las mismas comunidades dispersas y distribuidas en una geografía donde se asentaban las haciendas, pues la reforma agraria entregó títulos privados a las familias, convirtiendo a los comunitarios en campesinos con posesión y propiedad individual. Si bien habían sobrevivido ayllus, es decir, comunidades, la figura usada se refería al entramado comunitario, al tejido comunitario, que atraviesa tanto a los ayllus como a las formaciones campesinas. De todas maneras, esta alteridad, en el tejido 132
social, conformaba una formación social abigarrada, constituía una sociedad alterativa singular, que se abría a recorridos alternativos.
El sitio de cuatro ciudades, El Alto, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, en septiembre del 2000, dio lugar a un movimiento social indígena campesino, que puso en la mesa la interpelación a la herencia colonial, la cuestión de la tierra, en las circunstancias y características de este fin de siglo y comienzo de otro. También se puede decir que puso en evidencia las contrastaciones y contradicciones entre campo y ciudad, a pesar de las migraciones rural-urbanas, de los circuitos entre provincias, particularmente rurales, y urbes, de redes sociales que atraviesan ambos ámbitos, el rural y el urbano, enlazándolos. La singularidad de este movimiento social radica, se podría decir, en un anacronismo alterativo, que descentra el cronograma del tiempo 133
institucional. Hace patente que se experimentan múltiples ritmos espaciotemporales, que evidencian planos de intensidad social, escondidos a la mirada institucional, en tiempos de paz.
Particularmente, estos movimientos sociales, correspondientes a anacronismos alterativos, iluminan sobre la complejidad de los movimientos sociales anti-sistémicos, al mostrar la articulación de sus distintos planos de intensidad y espesores culturales. Además de mostrar la convencional cartografía republicana, que delimita espacios clasificados de una geografía política, al destrozar estas delimitaciones y reterritorializar el conflicto social con la emergencia de los espesores territoriales ancestrales.
El movimiento social indígena campesino, que venció en el bloqueo de caminos y en el sitio de ciudades, perdió fuerza en la 134
mesa de negociaciones. La potencia del movimiento social fue desviada de su curso, dispersando su acumulación. El programa que se presentó en la mesa de negociaciones, como pliego petitorio, era, mas bien, un programa modernista, que incluía tractores. Este pliego no estaba a la altura de la potencia social del movimiento indígena campesino.
En octubre del 2003 estalla la llamada guerra del gas. Por decir algo, para caracterizar esta movilización, se trata de un movimiento social compuesto, que entrelaza dos movimientos sociales; el movimiento indígena campesino y el movimiento nacional-popular urbano. Por su misma composición, se puede ver la potencia social acumulada, la irradiación sumada de sus proyecciones interpelativas y alterativas. Además, por la combinación de sus espacios-tiempos singulares, muestra la complejidad de la simultaneidad dinámica del tejido 135
espacio-temporal social. En Comuna se dijo que se encontraron, por primera vez, la trayectoria larga de la guerra anticolonial y la trayectoria mediana de la lucha nacional-popular; también podríamos incluir la trayectoria mediana de lucha del proletariado, sobre todo por la presencia de mineros, que vinieron a defender la Ciudad de El Alto, donde se encontraban sus familiares, relocalizados. Al respecto, también hay que matizar esta interpretación, pues ambas trayectoria o las tres trayectorias siempre estuvieron presentes, si se quiere, una al lado de la otra, solo que por el imaginario histórico, de carácter linealista, por las “ideologías” modernas, tanto del nacionalismo revolucionario como del marxismo de guardatojo, no se visualizaba esta simultaneidad dinámica, tampoco se interpretaba la alteridad indígena.
El acontecimiento de la guerra del gas puso en evidencia la complejidad del 136
presente, de la crisis múltiple del Estadonación, en el contexto de la crisis estructural y orgánica del capitalismo. Los discursos modernos revolucionarios no captaban esta complejidad, salvo solo la contradicción principal, focalizada como el antagonismo entre proletariado y burguesía, o, en el otro caso, como el antagonismo entre nación oprimida e imperialismo. En su enfoque, no visualizaban, por lo tanto, no podía interpretar y expresar, el antagonismo entre naciones y pueblos indígenas, incluso pueblos mestizos, y colonialidad. Más aún, dejando su enfoque histórico a un lado, estaban lejos de hilar la complejidad articulada de planos y espesores de intensidad de una formación social singular.
La guerra del gas derrocó al régimen neoliberal. Cayó estrepitosamente, el gobierno neoliberal de entonces tuvo que huir a Santa Cruz, el presidente de entonces se vio obligado a renunciar, a 137
pesar de que intentó gobernar desde Santa Cruz de la Sierra. Se puede decir, para ilustrar gráficamente, que este momento de intensidades de la movilización prolongada, fue la cumbre más alta de las movilizaciones. La ofensiva social, desatada desde el 2000, se convirtió en la apertura a otro tiempo político, por así decirlo. Interpretada por la Agenda de Octubre como el de la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a la Asamblea Constituyente.
La potencia social de esta movilización compuesta tuvo sus realizaciones radicales. En realidad, la movilización tomó la sede de gobierno, la ciudad de La Paz; en otras palabras, prácticamente tomó el poder. El ejército se encontraba atrincherado en los cuarteles, la plaza de armas estaba custodiada por un cordón de tanques. No había gobierno, el vacío de poder era patente. Medio millón de movilizados recorrían las calles de la 138
ciudad, en los alrededores de la plaza de armas; una columna, se dirigió hacia la casa del entonces presidente. Con la ciudad tomada, con el poder factualmente tomado, la movilización de la guerra del gas no desembocó en la institucionalización de la toma del poder. ¿Por qué? Esta es la pregunta.
En Comuna se dejó pendiente una respuesta a esta pregunta. Se hicieron circular hipótesis, como que había que retomar la discusión sobre el partido revolucionario; también la hipótesis de la guerra civil. En los cabildos, los y las movilizadas, conscientes de lo que podría ocurrir dando el paso a la toma del poder efectivamente dado, prefirieron no ingresar a este acontecimiento, el de la guerra civil, cuya lógica era incontrolable. De la misma manera, el ejército, recordando su derrota en abril de 1952, su destrucción como ejército, por parte del pueblo armado, también prefirió no ingresar a la guerra civil, defendiendo al 139
gobierno derrocado. El Estado Mayor le pidió la renuncia al presidente de entonces, que esperaba que el ejército salga a reprimir a la población alzada. De esta manera, ambos bandos, prefirieron no ingresar a la incierta situación de la guerra civil.
La tercera hipótesis que se vertió fue la de que no se desplegó la posibilidad de la alternativa al Estado-nación, a la forma de gobierno vigente, posibilidad que se encontraba latente en las entrañas mismas de la movilización prolongada.
Ahora, habría que evaluar estas tres hipótesis, desde la perspectiva de la complejidad. No tanto para verificarlas o contrastarlas, sino para comprender la complejidad de esa coyuntura, visualizando la articulación de los planos y espesores de intensidad, descifrando e interpretando la coyuntura desde la
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perspectiva dinámica.
de
la
simultaneidad
En mayo y junio de 2005 culmina el ciclo de movimientos sociales de la movilización prolongada. Se cierra el ciclo y se abre el periodo del gobierno popular de las gestiones de Evo Morales Ayma, presidente indígena. También se abre y se da lugar, efectivamente, a la Asamblea Constituyente, forma institucional del proceso constituyente. La composición de las movilizaciones relativas a la segunda guerra del gas, además del rechazo al intento de sustitución constitucional conservadora, que quería otorgar la presidencia al presidente del Congreso, un representante de la “derecha” contra la que se había combatido durante seis años de lucha, es más compleja que la de octubre de 2003, pues responde a la acumulación de fuerzas, de experiencias de luchas, fuera de sumarse más movimientos sociales, el de los y las 141
prestatarias, el de los jubilados, sobre todo, el movimiento proletario, principalmente de trabajadores y cooperativistas mineros. Esta complejidad singular de la movilización de 2005 recoge las experiencias sociales acumuladas durante la movilización prolongada, proyecta los discursos y las narrativas de los movimientos sociales anti-sistémicos, casi conformando un entramado de narrativas similares, aunque no necesariamente el logro de una narrativa del conjunto. Es en este escenario, con la sustitución constitucional seleccionada por los y las movilizadas, que fue la última sustitución constitucional posible, la de la presidencia a cargo del presidente del poder judicial, que se concluye el ciclo con las elecciones de 2005, que llevan a la presidencia al dirigente de la Federación de Trabajadores Campesinos del Trópico de Cochabamba, la denominada Federación cocalera.
142
En lo que respecta a la movilización de la Federación de Trabajadores Campesinos del Trópico de Cochabamba, la movilización cocalera, vamos a transcribir lo que dijimos en Potencia y 19 acontecimiento :
En lo que respecta al tercer ejemplo – el relativo al MAS -, podemos encontrar el diseño de la estructura de la composición compleja singular, en la constelación de composiciones singulares, que hacen al acontecimiento de la “ideología” del populismo-indigenista, en una articulación sui generis entre las Federaciones Sindicales Campesinas del Trópico de Cochabamba, gestoras de la defensa de los cultivos de hoja de coca; primero, en su relación con su entidad 19
Ver de Raúl Prada Alcoreza Potencia y acontecimiento. Dinámicas moleculares; La Paz 2015. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/potencia-y-acontecimiento/.
143
matriz, la CSTCB; después, con la COB. Este contexto de relaciones y conexiones sindicales, sobre todo, las relativas a las organizaciones campesinas, es primordial para desprender el proyecto que va adquirir el nombre connotado de Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos. En principio, el Instrumento Político, que nace en el fragor de las reuniones, de los debates, de los foros, y, por último, en un Congreso campesino, como Asamblea por la Soberanía de los Pueblos, se proyecta novedosamente. Lo que se mostraba, por lo menos, en dos intenciones políticas e “ideológicas”; por una parte, conformar un Instrumento Político de las organizaciones sociales; lo que le daba un carácter distinto al partido o movimiento político. El partido, en este caso, está subordinado, por lo menos, en el proyecto inicial, a las organizaciones sociales. La otra intención proyectada, tiene que ver con una perspectiva descolonizadora, al concebir un Instrumento Político de las organizaciones sociales como de-colonial, Instrumento que se asumía como 144
expresión de las naciones y pueblos, no solamente indígenas. Entonces, estamos ante un proyecto pluralista y plurinacional.
Podemos entonces comenzar a trazar un periodo político intenso, cuyo corte inicial se puede situar entre 1996-97, años en que el Congreso campesino asume el proyecto del Instrumento Político como propósito orgánico de los sindicatos campesinos.
Siguiendo con la descripción de las conexiones de la resistencia y defensa de los cultivos de la hoja de coca, en distintos planos de intensidad, con otros dispositivos, incluso composiciones singulares, podemos encontrar las conexiones de dispositivos orgánicos y de dispositivos políticos, en ciernes, en el proyecto y desarrollo inicial del Instrumento Político, con las ONGs. Por lo menos, aquellas, que, en principio, se 145
encuentran en programas alternativos de desarrollo al cultivo de la hoja de coca; después, muy pocas, en compromisos, más que programas, de defensa de los cultivos de la hoja de coca; y posteriormente, con ONGs “izquierdistas”, que apoyan directamente la proyección del Instrumento Político. Muy temprano, en este proceso de constitución, de lo que debería haber sido el Instrumento Político de las organizaciones sociales, las formas orgánicas de gestación del Instrumento Político entran en contacto con organizaciones políticas, también fundaciones y ONGs de la “izquierda” internacional. En el mapa de estas conexiones, de la resistencia y la defensa de la hoja de coca, de sus formas orgánicas de la resistencia y defensa, teniendo como base operativa y orgánica a la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos del Trópico de Cochabamba, se encuentran las organizaciones políticas de “izquierda” o lo que queda de ellas; después de la crisis política, la segunda, una vez dado el 146
derrumbe de la UDP20. No se puede dejar de lado, en el mapa de estas conexiones, a los medios de comunicación, que, si bien, puede haberse dado una relación conflictiva y sensacionalista, hasta adversa, con un conjunto de medios empresariales, el MAS tenía también una relación, que podemos denominar solidaria, con medios no empresariales; hablamos no solo de las radios populares, sino de medios que forman parte de la Iglesia Católica. Lo que debería ser el Instrumento Político de las organizaciones sociales y terminó siendo el MAS, un partido, más que movimiento social, que no es Instrumento Político de las organizaciones sociales, sino que convierte a las organizaciones sociales en instrumentos del partido, es un fenómeno también mediático; este hecho no se puede obviar en el análisis.
20
La primera crisis de la “izquierda” fue cuando se truncó a la Asamblea Popular con el golpe de Estado del General Hugo Banzer Suarez.
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No vamos a extender más la descripción del mapa de las articulaciones y conexiones de la composición compleja singular; dejaremos esta extensión para la investigación. El ejemplo sería abrumador; por otra parte, adquiriría connotaciones más complicadas. Lo que importa ahora, en esta ilustración, es mostrar las características del análisis complejo, su enfoque en los funcionamientos, los engranajes, las mecánicas y dinámicas de la composición compleja singular.
En esta perspectiva, la del pensamiento complejo, en el análisis de los tejidos sociales del acontecimiento, se destaca el impacto, de este diseño de la estructura de la composición singular, en el tejido social y político de la coyuntura y del inicio del periodo, en cuestión. Este impacto tiene que ver con la repercusión en los imaginarios de un símbolo cultural, el de la hoja de coca, que, a la vez, aparece como símbolo de-colonial, y, a la 148
vez, como símbolo de resistencia antiimperialista. Ciertamente, en otros ámbitos, no populares, la hoja de coca, mas bien, aparece como un signo descalificado, debido al uso de la hoja de coca en la producción de cocaína. Entonces, asistimos a una especie de debate “ideológico”, mas bien mediático, en torno a las interpretaciones políticas del símbolo o signo de la hoja de coca. En otras palabras, la defensa de la hoja de coca se politiza, adquiere connotaciones antiimperialistas, en una micro-región, donde se desenvuelve lo que se puede llamar, acertadamente, guerra de baja intensidad.
Por lo tanto, la politización no solo tiene como eje esto del proyecto del Instrumento Político y esto de la Asamblea por la Soberanía de los Pueblos, sino también el eje de la interpretación “izquierdista”, por lo menos de una parte de la “izquierda”, de que la defensa de la hoja de coca es 149
antiimperialista. A la larga, el eje más efectivo y preponderante va a ser éste, el del carácter antimperialista de la defensa de la hoja de coca.
A propósito de lo que decimos, hay que salir de toda irradiación de las teorías de la conspiración. No se puede aceptar, por lo menos, demostrar y sustentar, la hipótesis de que todo lo que acontecía, en lo que respecta al impacto de los ejes mencionados, formaba parte de un plan, de una conspiración política, por más emancipadora que pueda pretender ser esta conspiración. De ninguna manera, los proyectos como los del Instrumento Político, sus características plurinacionales, evidentemente forman parte de un proyecto; empero, sus conexiones con los otros ejes, los impactos en el tejido social y político, son, mas bien, casuales, usando este término para ilustrar y contrastar. Es muy difícil sostener que los planes humanos se realicen plenamente; una vez que se 150
despliegan, en busca de su realización, provocan consecuencias inesperadas, precisamente porque los dispositivos operativos no controlan el conjunto de variables intervinientes; son, mas bien, sobrepasados por la complejidad.
Se puede decir, sin mucho riesgo de errar, que el MAS, por sí solo, contando con este mapa de sus conexiones, con la composición compleja singular, en una constelación de composiciones singulares, que hacen al acontecimiento, no podría haber llegado a donde ha llegado, dicho popularmente, al poder. Es el estallido de otros movimientos sociales anti-sistémicos el que ha favorecido el decurso que toma el MAS. Entonces, en el mapa entran las relaciones, las conexiones, incluso contradictorias, de concurrencia, de debate y desacuerdos, entre este proyecto del Instrumento Político y los otros movimientos sociales anti-sistémicos.
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La problemática, en esta cuestión última, es la siguiente: ¿Por qué el MAS ha terminado beneficiándose políticamente de la movilización prolongada y no los otros movimientos sociales antisistémicos, o alguno de ellos? Responder a esta pregunta equivale a comprender la dinámica molecular de las fuerzas concurrentes, en ese periodo político intenso, comprender la dinámica de la composición molar de esas fuerzas. Pero esta comprensión no se logra por medio de los análisis acostumbrados, basados en los esquematismos duales, atrapados en paradigmas racionalistas; hablando de la razón abstracta, que nombramos como razón fantasma; análisis lineales y deterministas. La comprensión es posible en el análisis complejo de las dinámicas inherentes al tejido espacio-tiemposocial-político-cultural del periodo, en cuestión (1996-2015).
En este ensayo no podemos explayarnos en la descripción de los diseños de las 152
estructuras de las composiciones complejas singulares, relativas a los movimientos sociales anti-sistémicos, que se desplegaron en el periodo de la movilización prolongada (2000-2005). Aunque describimos, de manera más detallada, aspectos, características, formas y perfiles de estos movimientos sociales, en los análisis realizados por Comuna21, estos análisis todavía se inscriben en la episteme moderna de los esquematismos dualistas. Ahora, se requiere del análisis complejo de los tejidos espacio-temporales-territorialessociales-culturales. Como se trata ahora, de exponer ejemplos ilustrativos, dejaremos para más adelante, para otros ensayos, la exposición de composiciones complejas singulares, relativas a estos movimientos sociales anti-sistémicos22.
21
Revisar la colección de libros de Comuna, que fueron publicados por La Muela del Diablo. La Paz 1995-2008. 22 Este análisis, desde la episteme compleja, lo adelantamos en el presente ensayo.
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Por de pronto, lanzaremos la siguiente hipótesis interpretativa: el movimiento autogestionario de la guerra del agua, el movimiento indianista del bloqueo indígena-campesino, el movimiento nacional-popular de la guerra del gas, el movimiento descolonizador de las organizaciones indígenas originarias, los movimientos dispersos y diversos, relacionados a la resistencias al costo social neoliberal, en los que sobresalen los movimientos de los y las prestatarias, así como de los jubilados, el movimiento resurgente del proletariado, sobre todo del proletariado nómada, se presentan como movimientos, que adquieren otro perfil, de características autónomas y de autogobierno, por lo menos, en los dos primeros, como movimientos antiestatalistas. Esta proyección política, ponderable por cierto, dada la crisis múltiple del Estado-nación, dada la experiencia acumulada a través de las historias políticas de la modernidad, convierten a estos movimientos sociales anti-sistémicos en imposibles, por así decirlo, en el marco institucional político 154
establecido, el de la democracia formal. Solo podrían haber prosperado si la mayoría poblacional, si la mayoría del pueblo, hubiera adquirido también una propensión anti-estatal. Sin embargo, esto es precisamente lo que no pasó, lo que era difícil que pase, cuando el pueblo, por así decirlo, se encuentra atrapado en el imaginario estatal.
El MAS era y es estatalista, a diferencia de la Coordinadora del Agua y la defensa de la vida, por lo menos, en su proyección auténtica e intensa; a diferencia de la CSTCB de entonces (2000). Organizaciones que no propendían a mantenerse en reformas del Estadonación, sino se proyectaban a la realización esperada de una forma política global alternativa. Esta proyección y límite estatalista del MAS, a la vez restringía sus pretensiones emancipadoras, sus poses de-coloniales, sus fintas soberanas, incluso sus retóricas socialistas, al tamaño de un Estado155
nación subalterno, al tamaño del campo económico del capitalismo dependiente. Y, a la vez, lo convertía en viable, en los márgenes permitidos por el sistemamundo capitalista. Ésta, quizás, es la razón de fondo del porque el MAS pudo beneficiarse de las victorias de la movilización prolongada, victorias políticas, como las de la guerra del agua y de las de la guerra del gas, en las que el MAS tuvo poco que ver, si es que no tuvo nada que ver.
Entonces, se puede decir que las cuerdas, inherentes a la resistencia y defensa de la hoja de coca, vibraron, de tal manera, que su vibración, si bien, no fue crucial en los desenlaces de la movilización prolongada, fueron como las notas finales de esta sinfonía social. Lo que recuerda la “memoria” – usando irónicamente el término - mediática son estas notas finales, no recuerda el proceso. Institucionalmente, políticamente, en sentido restringido, se 156
impone lo mediático, en el periodo de las gestiones gubernamentales, aunque no se imponga históricamente, en el largo ciclo y en las estructuras de larga duración. Hay pues una historia oficial, que se sostiene institucionalmente, mediáticamente, propagandísticamente, que busca convencer de una “descripción” de los hechos, de la secuencia de hechos, eventos y sucesos, del llamado “proceso de cambio”; “descripción” que, sin embargo, no es sostenible. Al respecto, lo que importa no es oponer, a esta invención de la historia de los vencedores, la pretensión de objetividad, como se hacía en la episteme de la modernidad, pues esta objetividad solo se puede mover en algún plano de intensidad, o, en el mejor de los casos, en algunos planos de intensidad; desconectados y aislados, quizás vinculados, de manera forzada y no propia. Lo que se requiere es el análisis complejo de los tejidos entrelazados del acontecimiento, de la constelación de composiciones complejas singulares entrelazadas, que hacen al 157
acontecimiento. Esto no es objetividad, sino comprensiĂłn integral de la simultaneidad dinĂĄmica23.
23
IbĂdem.
158
Conclusiones
1. El análisis de los movimientos sociales anti-sistémicos, desde la perspectiva del pensamiento complejo, supone la matriz dinámica de la sociedad alterativa, a diferencia y en contraposición al supuesto de las ciencias sociales y la teoría de los movimientos sociales, que parten de la sociedad institucionalizada, desde la perspectiva estatalista.
2. La sociedad alterativa es constante devenir, desborda los promontorios fijos de las mallas institucionales del Estado. En este sentido, se puede decir, que es el Estado el que se defiende, resiste, al desborde creativo de la sociedad alterativa.
3. Los movimientos sistémicos forman
sociales antiparte de la 159
vitalidad, de los ciclos vitales, de la sociedad alterativa. Aparecen intermitentemente, cuando las alterabilidades dispersas, múltiples y plurales, diseminadas en el tejido social, se congregan, convocadas por la crisis.
4. Los movimientos sociales singulares, es decir, únicos.
son
5. Los movimientos sociales son distintos, experimentan distintos ritmos y procesos, además de alcances, que pueden ser limitados o, en contraste, radicales, cuando logran completar su propio ciclo, en forma de politización irradiante.
6. La movilización prolongada boliviana, de características autogestionarias y radicales, anti-estatalistas; predisposición afectiva, subjetiva y 160
voluntaria, que sostuvo el proceso constituyente, el poder constituyente, y la escritura de una Constitución de un Estado en transición Plurinacional Comunitario autonómico, no pudo materializar su proyecto descolonizador, emancipatorio y libertario radical, en un contexto institucional estatalista, que se preservó, a pesar del sismo, en un sistema-mundo capitalista, que permite márgenes de maniobra, en un orden mundial imperial, que puede permitir, aunque sea a regañadientes, gobiernos populares, con tal que no crucen la línea civilizatoria de la modernidad y de las estructuras y diagramas de poder globales.
161
162
La política en tiempos del estaño y el petróleo En busca de la política perdida
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Si bien se puede hablar de ciclos largos del capitalismo, de acuerdo a su composición orgánica, técnica e incluso política, contando con la hegemonía de turno, y tomando en cuenta este ciclo largo, comprender también los ciclos largos extractivistas, vinculados a los ciclos largos del capitalismo, además de al rubro más explotado en lo que respecta a los recursos naturales, la pregunta es: ¿si se puede también hablar, aunque sea metafóricamente, de ciclos largos de la política? Esta va a ser nuestra hipótesis al momento de interpretar el decurso de Marcelo Quiroga Santa Cruz en la historia política boliviana.
Toda una formación discursiva, vinculada a toda una formación política, que, además tienen que ver con lo que hemos llamado episteme boliviana, se ha dado lugar en torno a la defensa de los recursos naturales. Sergio Almaraz Paz, René Zavaleta Mercado y Marcelo Quiroga Santa Cruz, hacen de referentes 164
singulares del pensamiento político boliviano que asume como tarea la soberanía, la defensa de los recursos naturales, la construcción y consolidación del Estado-nación. Son los hitos de la llamada izquierda nacional. La izquierda internacional no deja de tomar en cuenta la defensa de los recursos naturales; empero, lo hace desde la perspectiva socialista, ya sea bajo la concepción de la revolución por etapas o la concepción de la revolución permanente. El discurso indianista, en cambio, retoma esta defensa en otro discurso, el de la descolonización. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, podemos comprender que se trata de la episteme boliviana; con sus diferencias, variantes, corrientes, contraposiciones. Es una manera de pensar, basada en el esquema dualista de nación/anti-nación, nación proletaria/neocolonia, nación india/nación colonial. No deja de pertenecer a esta episteme el pensamiento político conservador boliviano, el pensamiento liberal y el pensamiento neo-liberal, pues también 165
se formulan desde un esquematismo dual, aunque sea contrapuesto al de los otros discursos, mas bien, críticos e interpeladores de la dependencia y de la dominación imperialista. El dualismo conservador establece la oposición entre atraso/progreso, subdesarrollo/desarrollo, competencia/incompetencia estatal.
Una episteme es un zócalo, un substrato, vale decir, el conjunto de condiciones de posibilidad histórico-culturales de las formaciones discursivas y enunciativas de una época determinada. Las singularidades discursivas, incluso las singularidades políticas, no hacen a la episteme como tal, sino a sus manifestaciones concretas; lo que hace a la episteme son las estructuras de pensamiento similares. Intentamos escudriñar el perfil político de Marcelo Quiroga Santa Cruz, su incursión en la historia política y en el pensamiento político boliviano, su incidencia, su huella 166
y también su herencia, a partir del análisis descriptivo de las prácticas discursivas, del análisis descriptivo de las formaciones discursivas, aunque también del análisis descriptivo de las prácticas políticas. En este sentido, retomamos el ámbito colateral de las formaciones discursivas, configurado por los objetos, los conceptos y sujetos de la enunciación.
Los objetos en cuestión son los recursos naturales, básicamente los sometidos a la explotación extractivista; en el caso que nos toca, se trata primordialmente del estaño, aunque acompañado por otros minerales, y el petróleo, aunque después aparezca el gas, acompañando, primero, y después, convirtiéndose en el hidrocarburo más importante, desde la perspectiva de la exportación. Por eso, hablamos de la política en tiempos del estaño y el petróleo.
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Para la izquierda nacional los recursos naturales, sobre todo, en los periodos que nos toca, el estaño y el petróleo, se convierten en los objetos, campos de batalla, entre la dependencia y la liberación. Para la izquierda internacional estos objetos son, además, objetos que sostienen, como plataforma, la revolución industrial dentro de la revolución socialista, por etapas o permanente. Para el indianismo, no se trata de objetos sino de la pachamama, por lo tanto, de la necesidad de armonizar con los ciclos vitales, con la tierra, y las sociedades y comunidades. En cambio, para los discursos conservadores, se trata de objetos que no pueden quedarse bajo tierra, que deben ser sacados de los subsuelos, exportados, logrando inversiones de capital e ingreso, que pueden ser destinados a la modernización.
Los objetos mencionados se convierten, como se ve, en verdaderos campos de 168
batalla “ideológicos”. La formación discursiva que más desarrolla una formación enunciativa en torno a los recursos naturales es la formación discursiva de la izquierda nacional. Marcelo Quiroga Santa Cruz es uno de los portadores de este discurso crítico e interpelador. En Pensamiento propio escribimos:
Marcelo Quiroga Santa Cruz va a ser conocido polifacéticamente, en las etapas de su itinerario; primero, como literato, en su condición de novelista; después, como ensayista y; por último, como político socialista. Las novelas de Los deshabitados y Otra Vez marzo van a ser reconocidas y connotadas internacionalmente. Estamos ante un escritor, un literato, en pleno sentido de la palabra. Preocupado por las expresiones artísticas y estéticas. Lo que no deja que también se ocupe de la candente cuestión política boliviana. Es notoria su oposición a la revolución 169
nacional de 1952, tiene ante ella críticas morales y éticas. No podríamos hablar de una polémica propiamente política, menos que se lo hace, en aquél entonces, desde una perspectiva socialista. Es también difícil sostener, como algunos apresurados han tratado de interpretar, que Marcelo Quiroga hacia una crítica desde las posiciones de clase de la oligarquía terrateniente. En todo ese tiempo está más cerca de la literatura y bastante distante de los intereses materiales; en estas condiciones existenciales, es insostenible esa interpretación provisional, llena de prejuicios, que atribuye a Marcelo una supuesta “ideología” de clase, una especie de cosmovisión oligárquica. René Zavaleta Mercado es duro en la polémica con este Marcelo Quiroga Santa Cruz. René Zavaleta más rudo, más experimentado en las cuestiones políticas, más cerca del debate de coyuntura, en tanto que Marcelo Quiroga, mas bien, sensible a los códigos morales; ambos intelectuales están abismalmente 170
distanciados. Uno escribe desde la penetrante experiencia de la revolución nacional (1952-1964), el otro lo hace desde la esfera de la crítica estética y ética desplazada desde los espesores de la literatura. Realidad y ficción no se encuentran. Podemos decir que es después de la caída del MNR, con el golpe militar de 1964, que Marcelo Quiroga Santa Cruz incursiona decididamente en la política. Una breve reseña de su vertiginosa vida puede resumirse de la siguiente manera: Durante las elecciones de 1966 consigue ser elegido diputado por Falange Socialista Boliviana (FSB), partido que lo inscribe en sus listas y lo postula. Entonces es representante del departamento de Cochabamba. En estas elecciones es elegido como presidente el candidato militar General René Barrientos Ortuño. Desde el Congreso Marcelo Quiroga Santa Cruz, en su condición de diputado, efectúa un juicio de responsabilidades contra el presidente 171
elegido. Siendo una voz solitaria - hasta el partido que lo postuló lo abandona -, en un Congreso mayoritariamente barrientista, el juicio de responsabilidades le cuesta el desafuero parlamentario. Después sufre el secuestro, seguido por el confinamiento en Alto Madidi, culminando la represión parlamentaria en la cárcel. En la memoria popular, Marcelo Quiroga Santa Cruz va a ser conocido como defensor de los recursos naturales. Contando con estos antecedentes, se convierte en el autor intelectual de la nacionalización del petróleo, en su condición de Ministro de Minas y Petróleo (1969), durante el gobierno del General Alfredo Ovando Candía. Sin embargo, fue ministro durante sólo un lapso, hasta su renuncia, asumida debido a lo que consideraba la capitulación gubernamental frente a la empresa de petróleos nacionalizada (Gulf Oíl Co.), cuando el gobierno cede a las presiones de la empresa para ser indemnizada.
172
Ya curtido en la ingrata experiencia política, fundó el Partido Socialista en 1971, acompañado por un grupo de intelectuales y dirigentes sindicales. Su estadía en Bolivia ha de durar poco, hasta el cruento golpe militar del 21 de agosto de 1971, encabezado por el General Bánzer Suárez. En el exilio se ocupa de múltiples actividades, entre ellas académicas; es columnista, participa en distintas instituciones y organizaciones, forma parte del Tribunal Socialista con sede en Yugoeslavia. El 1977, cuando se evidencia la crisis de la dictadura militar, retorna clandestinamente a Bolivia, retoma la conducción del Partido Socialista, partido proscrito durante régimen dictatorial; el partido asume otra sigla, va a ser conocido como PS-1. Incursiona como candidato a la presidencia durante las elecciones consecutivas de 1978, 1979 y 1980. En su trayectoria electoral logra conquistar y seducir paulatinamente a un electorado popular y obrero, llegando a aglutinar en las últimas elecciones unos 120.000
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votos, logrando de esta manera el cuarto puesto. En su condición de parlamentario en la legislatura de 1979 retomó la tarea del juicio de responsabilidades a la burguesía, como le gustaba decir; esta vez, el juicio de responsabilidades, se enfocaba en la figura del General Hugo Bánzer Suárez. La alocución de Marcelo Quiroga Santa Cruz fue brillante, minuciosamente trabajada, con una voluminosa documentación de apoyo; su voz aguda y de gran orador fue escuchada ante la impavidez del resto de diputados, que incluso como Guillermo Bedregal se hicieron la burla. El programa de gobierno del PS-1, en las elecciones nacionales de 1980, contrastaba con el programa tímidamente reformista que enarbola la UDP; se trataba de un programa de nacionalizaciones frente a un programa que no se atrevía ni a discutir la posibilidad de la nacionalización. Lo mismo ocurrió con el frente de 174
Izquierdas, Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), que tampoco quiso plantearse un programa de nacionalizaciones, a pesar de los reclamos de Domitila Chungara, quien fue reprendida por el propio PC-ML. Este contraste llama la atención en plena apertura democrática, después de la noche de las dictaduras militares. En esta sintomatología se nota la desubicación de la izquierda tradicional ante los acontecimientos políticos, ante la irrupción democrática de las masas. La izquierda tradicional se encontraba lejos de comprender la cuestión nacional y la necesaria recuperación de la soberanía por medio de la nacionalización de los recursos naturales. La UDP prefirió optar por la demagogia nacionalista, demagogia expresada elocuentemente por el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR). El gobierno de la UDP quedó entrapado en dos frentes; un frente con la derecha en el Congreso y un frente con la izquierda obrera, con la Central Obrera Boliviana (COB), en las calles. 175
La entrega apasionada y comprometida en la lucha socialista y el proyecto nacionalizador lo llevó raudamente a su desenlace fatal, a su asesinato por las huestes militares bolivianas y argentinas. Esto ocurrió el 17 de julio de 1980; el narco-golpe militar de García Meza y Arce Gómez decidió una guerra sucia y de exterminio, tomando el ejemplo de los militares argentinos. Marcelo Quiroga fue reconocido y herido por los paramilitares que tomaron la sede de la COB, fue apresado y conducido al Estado Mayor del Ejército, dónde lo asesinaron, haciendo desaparecer ignominiosamente sus restos, que hasta ahora no han sido recuperados. Se entrevé una complicidad del gobierno de Evo Morales Ayma con los militares bolivianos para encubrir este asesinato y evitar su esclarecimiento, así como la devolución de sus restos. Un recuento de sus participaciones puede resumirse de la siguiente manera: En 1952 fundó y dirigió el semanario "Pro Arte"; en 1959 la revista "Guion", dedicada a la crítica cinematográfica y 176
teatral; en 1964 abre el periódico "El Sol". En 1953 es nombrado delegado boliviano en el Congreso Continental de Cultura; en 1969 es expositor en el Congreso Intercontinental de Escritores. En 1957 publica su primera novela Los deshabitados. Junto a Garciliano Ramos de Brasil, Miguel Ángel de Asturias, de Guatemala, Augusto Roa Bastos, del Paraguay, José María Arguedas, del Perú y Juan Carlos Onetti, del Uruguay, recibe el premio Williem Faulkner; premio que es entregado en 1962 a la mejor novela escrita desde la segunda guerra mundial. La otra novela, Otra Vez Marzo, se publica en 1990; se trata de una novela póstuma, aunque inconclusa. Fuera de su labor literaria amaba el arte cinematográfico, incursiona en este campo; en 1964 realiza el cortometraje El Combate. Esta multifacética trayectoria nos muestra el ímpetu y el talento del insigne e intenso intelectual. Concentrándonos en su vasta producción de ensayos, de los que hay que hacer una clasificación temática, se puede decir 177
que, algunos de ellos es indispensable nombrarlos por su carácter polémico, otros por su vinculación a la defensa de los recursos naturales. La crítica a la Revolución Nacional se encuentra en La victoria de abril sobre la nación (1960); la crítica a las políticas entreguistas ya aparecen en Desarrollo con soberanía, desnacionalización del petróleo (1967); se retoma esta crítica en Lo que no debemos callar (1968). Un elocuente testimonio se encuentra en Acta de transacción con la Gulf - análisis del decreto de indemnización a Gulf (1970). El análisis y la denuncia consecuente podemos encontrarlos en un libro más elaborado que titula El saqueo de Bolivia (1973); lo mismo acontece en Oleocracia o patria (1976), donde ya hallamos una caracterización de la estructura del poder en Bolivia, caracterización no disímil a la que hizo Sergio Almaraz Paz24.
24
Ver de Raúl Prada Alcoreza Pensamiento propio. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-2015. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/pensamiento-propio/.
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La huella de Marcelo Quiroga Santa Cruz
Si podemos caracterizar rápidamente la incursión política, intensa y vivida, en tanto socialismo vivido, como expresa el libro de Hugo Rodas Morales25, podemos decir que se trata de las siguientes consignas: nacionalizar el Estado, nacionalizar el gobierno, nacionalizar la política, nacionalizar el pensamiento, sobre la base de la nacionalización de los recursos naturales y las empresas trasnacionales extractivistas. Este horizonte filosófico-político del programa político, concibe de una manera integral el acontecimiento de las nacionalizaciones; no basta nacionalizar los recursos naturales y las empresas extractivistas, es indispensable también nacionalizar el pensamiento, la política y el Estado. Este es el perfil político intenso,
25
Ver de Hugo Rodas Morales Marcelo Quiroga Santa Cruz. El socialismo vivido. Plural; La Paz 2010.
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el pensamiento político encarnado, vivido, de Marcelo Quiroga Santa Cruz.
Desde esta perspectiva, nacionalizar no solamente significa recuperar para la nación los recursos naturales, las empresas, la economía y el Estado, sino también y sobre todo, desplegar una economía propia, un pensamiento propio, una política propia, un Estado propio, vale decir una gubernamentalidad propia. Por lo tanto, se trata de inventar, crear, constituir, la nación, en sentido propio. La política es tomada como acto de creación, que connota emancipaciones y liberaciones múltiples. La convocatoria de Marcelo es una convocatoria ética-política al pueblo, al proletariado, a la sociedad; al pueblo de la nación sometida, subordinada, subyugada, explotada. Nación, cuya vitalidad debe ser activada, para actuar contra los mecanismos de dominación.
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Lo que no soportaban los enemigos de Marcelo era su conducta ética, su consecuencia política, su falta de pragmatismo y realismo político. Tenía enemigos enconados en el ejército; los oficiales formados en Panamá lo odiaban, sobre todo porque contrastaba notablemente con lo que ellos eran. También tenía enemigos en los partidos políticos tradicionales; no podían concebir que haya alguien que no contenga ni siquiera una dosis de pragmatismo, una pequeña dosis de oportunismo. También contrastaba con quienes conciben la política como pragmática de las oportunidades. Así mismo, aunque usted no lo crea, tenía enemigos en lo que se llama izquierda, tanto la izquierda internacional como la izquierda nacional. No podían aceptar esta incursión intensa, brillante, comprometida, tan distinta a sus dogmatismos. Había como un celo oculto, velado y opaco. Por eso se convirtió en el blanco estratégico del imperialismo, de la burguesía boliviana, de las Fuerzas Armadas, de los dictadores militares; todos ellos estaban seguros 181
que era el enemigo principal, pues era como la figura incondicional noconciliadora con la dominación imperialista. Era el perfil que se proyectaba a la presidencia de la república, a constituir un gobierno revolucionario propio. Por eso, lo condenaron a morir, por eso urdieron su asesinato, desde la profundidad de sus enconos acumulados, que no era otra cosa que la sumatoria de sus frustraciones.
El problema es que su partido no lo entendió; creían que se trataba de socialismo, como toda la izquierda entendía. No era ese el socialismo vivido por Marcelo; su socialismo corresponde a la nacionalización del socialismo. Se trataba de un socialismo construido desde la defensa de los recursos naturales, desde el programa integral de nacionalizaciones. Un socialismo propio, que nada tiene que ver con lo que ahora se llama socialismo del siglo XXI o 182
socialismo comunitario, que son los denominativos de la demagogia populista. Se trata de un socialismo concreto, como síntesis de múltiples procesos condicionantes, de múltiples experiencias determinantes, de múltiples memorias constitutivas de nuestras subjetividades. Era algo radicalmente diferente, un acontecimiento político, un horizonte político-cultural, que debería emerger de los cuerpos curtidos de los y las bolivianas, de sus pasiones, de sus memorias, de sus vivencias.
Este proyecto se truncó con su asesinato. Nadie lo recogió propiamente; mucho menos el populismo campante de hoy, que solo usa su nombre para desfigurarlo, para escamotearlo, para legitimar las peores incongruencias normativas, como es la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz. Como insignia en las Fueras Armadas, como si el fantasma de Marcelo los perdonara. Todo esto no es más que las figuras grotescas del drama político 183
latinoamericano; sobre el cadĂĄver de los hĂŠroes asesinados se erigen los Estados asesinos, usurpando incluso su nombre, para ungir de legitimidad a estos Estados, que siguen entregando los recursos naturales, bajo la figura paradĂłjica de supuestas nacionalizaciones.
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El Estado rentista y las polĂticas monetaristas
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Aclaración
Ciertamente no se puede hablar teóricamente del Estado rentista; conceptualmente no hay tal Estado; el Estado es el Estado-nación, en sentido moderno. El Estado es el campo burocrático, núcleo del campo político; es la institución imaginaria de la sociedad. El instrumento administrativo y político de la acumulación de capital. Hablar de Estado rentista es como elevar a la condición política institucional total a un conjunto de políticas económicas, procedimientos y prácticas vinculadas al sistema tributario, de impuestos y de renta. Estas políticas, procedimientos y prácticas, incluso técnicas administrativas, yendo más lejos, concepción económica rentista, no hacen un Estado. Es pues inapropiado hablar de Estado rentista, lo mismo que hablar de “estados canallas” o de “estados fracasados”, que es un uso “ideológico”, descalificador, del conservadurismo 186
académico norteamericano; sin embargo, hay que distinguir el uso teórico de los conceptos, es decir, la práctica conceptual, del uso “ideológico” de los términos y las palabras. Los mismos nombres pueden dejar de ser conceptos para adquirir un carácter más superficial, de uso operativo en el lenguaje práctico. Cuando se habla de Estado rentista se hace hincapié en un uso operativo del término, se remarca el perfil rentista de la economía de un Estado dado. Se está hablando entonces de su forma económica, si se quiere, arriesgando un poco, de su estructura económica; empero, el Estado, aunque sea una institución imaginaria de la sociedad, sostenida materialmente por el campo burocrático, por el campo político y por el campo institucional, no puede reducirse a un perfil económico determinado. El Estado sigue siendo el Estado-nación, vale decir, la malla institucional que administra, que legisla, que define estrategias y políticas, que atraviesa las redes y estructuras sociales. Es pues una improvisación discursiva, con 187
pretensiones teóricas, hablar de Estado rentista, mucho más si se habla en los términos descalificadores de “Estado canalla” y de “Estado fracasado”. Se trata entonces de una política rentista sostenida por una economía extractivista. Ahora bien, ¿se puede hablar de economía extractivista? Ciertamente cuando lo hacemos nos referimos a la economía capitalista, a sus sistema integral, que llamamos sistema-mundo capitalista, cuya geopolítica divide centros y periferias del sistema-mundo, estableciendo una división del trabajo, donde los centros acumulan y concentran capital, en tanto que las periferias trasfieren recursos naturales, en las condiciones impuestas de los términos de intercambio desiguales, sufriendo el despojamiento y la desposesión. Cuando usamos economía extractivista lo hacemos también operativamente para remarcar el carácter intenso, expansivo y demoledor del ciclo del capitalismo vigente, dominado por el capital financiero, capital que impone una 188
acumulación especulativa, sostenida por la acumulación originaria reiterada del despojamiento y desposesión de los recursos naturales. Entonces ¿cuál es la caracterización apropiada de los países periféricos, cuyo perfil económico es más próximo al modelo primario exportador? ¿Economías dependientes? La dependencia es consecuencia de una subordinación económica a la división del trabajo mundial, impuesta colonialmente por la geopolítica del sistema-mundo. No dejan de ser economías capitalistas, partes componentes de la economíamundo capitalista. La caracterización no puede sostenerse aisladamente, sino en relación a esta articulación al sistemamundo. En realidad, el perfil económico, más que definirse como rentista, se conforma estructuralmente como modelo extractivista; el rentismo es un efecto de esta forma de articulación de la explotación de recursos naturales a la producción mundial, si se quiere, al modo de producción capitalista mundial. 189
Ninguna economía nacional está aislada del sistema-mundo, forman parte del sistema, son lo que son en la medida que están integradas al sistema-mundo capitalista. Cuando se critica la opción extractivista de los gobiernos, la administración rentista de los ingresos, por el concepto de transferencia y comercialización de recursos naturales, no se debe olvidar esta integración y la articulación de las economías nacionales a la economíamundo capitalista. Si bien, en el mejor de los casos, esta problemática puede ser asumida emancipadoramente, contando con la decisión consensuada por parte de la población y el pueblo del país de referencia, la realización efectiva de esta salida depende de lo que acontezca en el ámbito de las relaciones del país con el sistema-mundo; de los efectos en el sistema-mundo por la decisión autónoma tomada por el país, así como de los efectos de las decisiones tomadas en el sistema-mundo respecto del país. Esto no quiere decir que se tenga que renunciar a 190
nada; al contrario; de lo que se trata es de proseguir sobre la base de intervenciones autónomas en este ámbito de relaciones inter e infra mundo. Que un gobierno progresista se haya entrampado en el círculo vicioso de las políticas monetaristas tiene que ver con la debilidad de este gobierno, de sus políticas de Estado, ocasionando poco impacto en el ámbito de relaciones con el sistema-mundo, a pesar de los discursos altisonantes. Esta actitud, a pesar de quererla justificar con discursos “antiimperialistas”, que no hacen mella en el imperio, habla de la inconsecuencia del gobierno progresista en cuestión. En lo que viene usaremos el termino Estado rentista figurativamente, no tanto metafóricamente, aunque parezca lo mismo, pues la metáfora, que también es figura, tiene connotaciones mayores en la producción de sentido. El Estado rentista será una figura operativa para remarcar el carácter pasivo de las políticas económicas, en contraste con el carácter 191
dinámico de políticas económicas activas, vinculadas a inversiones productivas.
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Gubernamentalidad rentista A modo de ejemplo, para ilustrar gráficamente, de una manera pedagógica, podríamos decir que el Estado rentista es el Estado que alquila, concesiona, transfiere temporalmente, fragmentos geográficos y geológicos de su territorio a las empresas capitalistas. Así como se decía que, cuando los terratenientes alquilaban o rentaban sus latifundios a empresas capitalistas para que las exploten de una manera capitalista, se trataba de una clase ociosa, que vive y se reproduce de su renta, también podríamos decir lo mismo del Estado rentista; es un Estado ocioso. Ciertamente este es un ejemplo muy simple; sin embargo, puede servir de entrada al tema. Se comenzó a hablar de Estado rentista a partir de la renta percibida por los países petroleros, principalmente árabes; especialmente abastecedores de la energía fósil a los centros industriales del sistema-mundo capitalista. Se comenzó a usar el denominativo de Estado rentista a partir de la crisis del petróleo y de la conformación de la OPEP; toda una 193
corporación internacional de estados petroleros, cuyo principal objetivo es intervenir en la definición de los precios del petróleo. Sin embargo, a pesar de este nacimiento, circunscrito a los países petroleros, se puede extender la acepción a los países que generan su economía a partir de la exportación de materias prima; es decir, la transferencia de recursos naturales a los centros industriales del sistema-mundo capitalista. Por lo tanto, perciben una renta por este concepto, renta que depende de los precios de las materias primas en el mercado internacional. Entonces su economía no solamente puede llegar a definirse como modelo primario exportador, sino que termina adquiriendo el perfil de una economía rentista. Una economía moldeada por este flujo de la renta, la misma que se obtiene, aplicando impuestos y tributaciones al comercio de los hidrocarburos y minerales. Es decir, la renta se obtiene por la venta de las materias primas en el mercado internacional; se trata pues de un ingreso “externo”, en gran parte ajeno a la economía “interna” y al mercado interno del país. Esta relación entre las estructuras económicas “internas” y las 194
estructuras y circuitos “externos” ocasiona deformaciones perturbadoras y duraderas en la economía del país. La economía del país se adormece, pierde dinamismo, se amolda a la recepción de la renta. Las distorsiones son mucho más graves cuando la renta es grande, cuando ocupa la proporción más grande de los ingresos económicos. Cuando el cuadro de los indicadores macroeconómicos es configurado fundamentalmente por la economía rentista. Las distorsiones no se quedan en el plano económico, sino que llegan al campo social, también afectándolo y deformando sus composiciones, sus relaciones y las estructuras de cohesión. La economía rentista es pues una decisión política, no solo por las características de consolidación del Estado rentista, sino por las políticas efectuadas a nivel gubernamental; entonces, el efecto deformador vuelve a alcanzar al campo político, cerrando el círculo. El gobierno promueve políticas económicas, incluso políticas de Estado, es decir, estratégicas, de largo aliento, que preservan la condición rentista del Estado y el país. Ya no se trata solamente de un país dependiente, de la manera 195
como se analiza la dependencia desde la teoría de la dependencia, sino de un país condicionado por la economía rentista; un país anclado en el adormecimiento de la renta. Aunque sus estadísticas muestren crecimiento económico; estas variaciones positivas numérica no expresan otra cosa que incremento en los flujos cuantitativos de la renta; no implican transformaciones económicas, menos transformaciones económicas y sociales. Lo que los economistas llaman desarrollo. El Estado rentista no solamente corresponde al modelo económico extractivista; es decir, a una economía basada en la transferencia de sus recursos naturales, lo que lo hace dependiente, sino corresponde, en cuanto al carácter de los ingresos, a una economía adormecida, estancada en el círculo vicioso de la absorción de la renta. No importa si su economía crece cuantitativamente, debido al aumento de las exportaciones o al incremento de los precios de las materias primas, lo importante es el cuadro de distribución de la renta y las maneras de absorción de este ingreso. La tendencia es a absorber la renta de una manera no productiva, aumentando el gasto público, incluso el 196
gasto social; pero, en este caso, el gasto social seleccionado prioritariamente tiene alcance coyuntural; no se efectúan inversiones sociales de impacto estructural. Ocurre como si la economía rentista, condicionara las estructuras ociosas de su propia reproducción. En lo que respecta a los actores de la economía rentista, éstos se aparecen tanto en los perfiles políticos neoliberales así como en los perfiles políticos populistas; la diferencia radica en que los primeros aceptan los términos de intercambio impuestos por el orden mundial, en tanto que los segundos buscan modificar los términos de intercambio. El recurso más consecuente para conseguirlo son las nacionalizaciones. No hay que olvidar que las nacionalizaciones no son requisito suficiente para salir de la economía extractivista y del Estado rentista; pueden más bien afirmarlo, si es que no se trastocan las estructuras de la dependencia y del rentismo, sino se abandona el modelo extractivista, sino, como se dice comúnmente, se industrializa; empero, enfocando la industria prioritariamente al mercado “interno” y no al mercado “externo”. Si se 197
da lugar este último caso, la orientación más al mercado “externo”, se pueden generan deformaciones parecidas a la economía rentista, aunque con otras características y en otro contexto. Se define el modelo administrativo y político del rentismo como deformación exógena en la economía endógena; esta deformación aparece representada cuando se cuantifican los efectos de las rentas “externas” en los indicadores macroeconómicos, así como en la estructura sectorial. No es del todo acertada esta definición, pues la noción de rentismo quedaría incompleta si no se toma en cuenta el campo político, sobre todo el núcleo gubernamental. Es indispensable saber cómo se gestionan y distribuyen las rentas, cómo se dan y funcionan los mecanismos de reproducción de la economía extractivista y del Estado rentista. Los ingresos provenientes de las rentas de los hidrocarburos son ajenos a la estructura económica propia, sobre todo a la estructura productiva. Esos ingresos tienen su origen en el mercado internacional, conforman y realizan su valor por el procedimiento de compra y 198
venta de los recursos hidrocarburíferos. Esta es una de las características de los estados petroleros rentistas. Otras características son también rotundas. Una de las afectantes, en sentido subjetivo, es la propagación de una “mentalidad” rentista. Las tendencias económicas y políticas responden a esta lógica extractivista y a la vez rentista; el comportamiento es de-predatorio, contaminante y destructivo, además de tener un alcance coyuntural. Olvidan que la renta es la cuantificación de la concesión geográfica y geológica, que es la obtención de un ingreso dependiente del comercio de los recursos naturales no-renovables. La perspectiva de la inversión productiva y de largo plazo desaparece de la estrategia de estas políticas rentistas; la estrategia económica se reduce a formar parte del flujo de rentas derivadas de los hidrocarburos. Otra característica de esta economía rentista radica en su vulnerabilidad y 199
dependencia respecto de los vaivenes del mercado de las materias primas. La tercera característica de la economía rentista tiene que ver con los problemas de absorción de la renta hidrocarburíferas por parte de las economías nacionales involucradas. Lo que acontece entonces es la salida por el despilfarro, ocasionando ineficiencia en el manejo y administración de los recursos, repercutiendo en el fenómeno de la inflación. En resumen, el Estado rentista se circunscribe a componer el cuadro de la distribución de las rentas de los hidrocarburos; este cuadro de distribución coadyuva a la pretendida legitimación buscada, por motivos políticos. Se persigue el logro de la legitimación o, por lo menos, de la aceptación social, por medio de designación de partidas destinadas a los servicios sociales, en el mejor caso, a la inversión social, que contemple la construcción de infraestructuras de salud, 200
en el peor caso, destinadas acrecentamiento de la burocracia.
al
Cuando el gasto público se incrementa en los periodos de prosperidad estadística, se generan circulaciones dinerarias, que si bien impactan en el comercio, creando la ilusión de bonanza, se trata de circulaciones que consolidan el círculo vicioso de la economía rentista. Esta ilusión de bonanza cae cuando se pasa a los periodos de declinación estadística, incluso cuando la bonanza dura, sus efectos no son producentes, sino, más bien, de estancamiento. Haciendo aproximaciones interpretativas al Estado rentista, Javier Aliaga Lordemann, en El Estado rentista y su relación con el régimen democrático, escribe: De acuerdo al postulado de la “Maldición de los Recursos Naturales”, los países ricos en recursos naturales no son los más desarrollados; si bien presentan grandes ingresos (rentas) en épocas de 201
precios altos, carecen de instituciones sólidas y niveles de vida adecuados para su población y están expuestos a episodios de volatilidad de ingresos con importantes costos de ajuste (Sachs y Warner, 1995; Leite y Weidmann, 1999). La teoría identifica diferentes causas que explican la relación negativa entre abundancia de recursos naturales y crecimiento económico. La relación entre instituciones (régimen político) y crecimiento se puede explicar en el marco de la generación de rentas por parte de sectores primarios (windfalls), los cuales producen incentivos para un comportamiento rentista debido a muchas razones; por ejemplo, los agentes cambian sus decisiones en inversión productiva por una competencia para la captura de una renta coyuntural. Es de esperar que en un escenario de precios altos de materias primas, la actividad exportadora consolide y profundice la concentración y centralización del ingreso y de la riqueza. 202
En este sentido los actores buscan llevar adelante iniciativas similares pero diametralmente opuestas entre ellos — por ejemplo, el gobierno de Bolivia tiene como núcleo de interés la administración de estos recursos de manera centralizada—; del otro lado, las regiones buscan lo mismo (la administración regionalizada de los recursos). Después de esta introducción Javier Aliaga Lordemann propone definiciones de esta economía rentista: (1) En primer lugar el problema se puede enfocar acuñando el concepto de “Estado Rentista” (Huntington, 1991; Yates, 1996; Beblawi, 1987; Mahdavy, 1970). Se entiende como tal aquel Estado que deriva gran parte de sus ingresos de una renta externa — producto de la exportación de un recurso natural no renovable—, y de remesas producto de la emigración y transferencias, donaciones, etc. del resto del mundo. (2) Un Estado rentista es aquel cuyas rentas son pagadas por actores 203
externos, con el Estado como actor directo del proceso y donde sólo unos cuantos actores están comprometidos en la generación de esta riqueza y la mayoría sólo está relacionada con el proceso de redistribución o utilización de él26.
Estas definiciones adolecen de un exceso de simplicidad; la definición se construye en base a la proveniencia del ingreso monetario, olvidando que para que haya esta proveniencia es necesario que haya explotación extractivista de recursos naturales, recursos que se encuentran en los yacimientos del país de referencia. La situación de esta definición es mucho más pobre y vulnerable que la definición mencionada arriba, cuando hablamos del carácter operativo de este término, que hace hincapié tanto en la materialidad del modelo extractivista como en la administración de la renta percibida. Mencionamos estas definiciones para 26
Ver de Javier Aliaga Lordemann El Estado rentista y su relación con el régimen democrático; en Gas y política; Una política explosiva. FES-ILDIS; La Paz 2013.
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mostrar otras variantes del tĂŠrmino, manejadas por los especialistas.
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Causa y efecto del gasolinazo
Carlos Arze Vargas, en El gasolinazo desde una perspectiva fiscal y tributaria, hace el análisis de la medida de suspensión de la subversión a los carburantes y el manejo de los impuestos relativos a su comercialización. Escribe: La creación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) mediante la Ley 3058 del año 2005 significó una modificación parcial en la orientación de la política tributaria que el neoliberalismo había llevado a extremos. ¿Cuál era esta política? ¿Cómo se reflejaba en las cuentas fiscales? Su característica principal era que una parte importante de los ingresos tributarios —cerca de 80%— provenía de impuestos indirectos, impuestos al consumo fundamentalmente, entre los que destacaban el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el impuesto a las transferencias (IT) y otros impuestos específicos, como el impuesto al consumo 206
de los combustibles en el mercado interno Impuesto Especial a los Hidrocarburos y Derivados (IEHD). Continúa el análisis: Pero si discriminamos esos resultados, si diferenciamos el balance fiscal según los distintos segmentos que componen el sector público, veremos que el superávit irá transformándose paulatinamente; es decir, irá reduciéndose paulatinamente por efecto de la aparición de un déficit importante en el Gobierno central. Esto quiere decir que el efecto del importante excedente que genera Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se irá perdiendo por los resultados que tiene el Gobierno. En otras palabras, en la medida en que el Gobierno no tenga otros ingresos y gasta cada vez más en gastos corrientes, produce un resultado negativo que reduce el efecto positivo de las recaudaciones de la empresa petrolera estatal.
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El resultado primario del sector público no financiero, decíamos, se tornó superavitario desde 2005, con un promedio de 3,8% del producto interno bruto entre 2006 y 2009. Esto es fundamentalmente un reflejo de los precios crecientes del gas natural exportado; el efecto precio es el que va a empujar hacia arriba a las recaudaciones estatales y permitirá el superávit fiscal. Empero, el resultado fiscal, si se lo calcula sin los ingresos por concepto de exportación de gas natural, se ubica en niveles promedio de -8,6% del PIB entre 2006 y 2009, es decir que el superávit se torna negativo si quitamos esos ingresos de exportación del gas natural. Esto, además de la reducción del superávit fiscal entre 2006 y 2010 por los resultados negativos del Gobierno central frente a los resultados positivos de la empresa estatal.
Carlos Arze se pregunta sobre el impacto del gasolinazo:
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¿Cuál era el costo fiscal del gasolinazo? Se recordará que después del D.S. 748 se emitieron diez decretos más que respondieron al objetivo de atenuar la oposición social a la medida. Hemos tomado en cuenta todos los gastos que demandaría la implementación de esos decretos: se planteaba, por ejemplo, aumentar en un 10% adicional el presupuesto de remuneraciones del sector público, que ya tenía un 10% de incremento previo, lo que significaba 110 millones de dólares adicionales; se establecía también el aumento al aguinaldo de los servidores públicos, con un costo que llegaba a 153 millones de dólares; se disponía el pago de refrigerio debido al establecimiento del horario continuo en el sector público, con un costo que ascendía a 83 millones de dólares; se decretaba el incremento del presupuesto para la inversión y la mejora productiva en municipios rurales, con un costo de 97 millones; se disponía un subsidio a los precios de algunos productos agrícolas, que podría alcanzar a 28 millones de dólares; y se disponía de 209
un presupuesto especial de 38 millones de dólares para la empresa de apoyo a los alimentos, EMAPA. El total de esos gastos de carácter paliativo llegaba aproximadamente a 511 millones de dólares, es decir, un monto mayor al subsidio que el Gobierno decía que estaba “desangrando” las arcas fiscales y que sumaría 380 millones de dólares. Sin embargo, creemos que parte de los nuevos ingresos fiscales obtenidos por el incremento del IEHD estaban destinados a impulsar una política —menos publicitada por los funcionarios gubernamentales, — dirigida a alentar la producción de hidrocarburos líquidos por parte de las empresas transnacionales mediante la otorgación de un incentivo a las petroleras. En efecto, varios funcionarios del Gobierno declararon que el precio de 27 dólares por barril de petróleo —precio congelado del petróleo, pagado a los productores en el mercado interno— debería subir a 59 dólares por barril para incentivar a los petroleros a producir más líquidos y reducir la importación de combustibles derivados. 210
En conclusión: Para concluir, el gasolinazo significaba no solo la recomposición de la tributación de hidrocarburos, en la cual la parte correspondiente al impuesto gravado a los consumidores pasaba a ser la más importante, afianzando de esta manera el carácter regresivo de la política tributaria, sino que implicaba un retorno a situaciones previas a la aprobación de la Ley 3058, porque el objetivo más importante de la política era nuevamente garantizar ganancias extraordinarias para el capital27.
La importancia del análisis de Carlos Arze radica en mostrar la pertenencia de esta medida al modelo monetarista usado 27
Ver de Carlos Arze Vargas El gasolinazo desde una perspectiva fiscal y tributaria. CEDLA; grupo sobre política fiscal y desarrollo; La paz 2013.
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como paradigma por el neoliberalismo. De esta manera la medida señala su carácter regresivo en lo que respecta a los objetivos constitucionales de recuperar el control y la soberanía de la economía del país. Por otra parte, nos muestra el efecto bumerang de la economía rentista; lo que se percibe por ingreso de la renta hidrocarburíferas, se pierde en el destino y la distribución de estos recursos, debido precisamente al reforzamiento de las prácticas rentistas, que redundan en la reproducción perseverante de una economía rentista. En tercer lugar, nos muestra que el superávit generado por el incremento de la renta crea una ilusión en el cálculo del resultado fiscal, pues si se lo calcula sin los ingresos por concepto de exportación de gas natural, se ubica en niveles promedio de -8,6% del PIB entre 2006 y 2009, es decir que el superávit se torna negativo si quitamos esos ingresos de exportación del gas natural. En cuarto lugar, en lo que respecta al costo del gasolinazo, el gasto es superior a la subvención de los carburantes; lo que 212
muestra el contrasentido de la medida, si tomamos en cuenta los objetivos enunciados. En quinto lugar, nos muestra que el objetivo principal era incentivar a las empresas trasnacionales extractivistas, garantizรกndole sus ganancias.
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Más allá de la política
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La coyuntura que vivimos, a la que habría que analizarla desde la simultaneidad dinámica del tejido del espacio-tiempo, exige trastrocamientos profundos en nuestras formas de comprender, conocer e interpretar aquello que llamábamos realidad, que es sinónimo de complejidad, en la modernidad. Por lo tanto, también exige, obviamente, desplazamientos y rupturas epistemológicas. El horizonte problemático abierto, seguramente por los desplazamientos mismos de la experiencia humana, requiere, hasta exige, estas transformaciones, para poder abordar con la mirada móvil, desde la perspectiva de la complejidad, el acontecimiento de la existencia y el acontecimiento de la vida, la complejidad integral y dinámica misma de la problemática presente. Quizás hasta requiera de la mirada más acá y más allá de la mirada humana28, volver a tomar 28
Ver de Raúl Prada Alcoreza Más acá y más allá de la mirada humana. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/mas-aca-ymas-alla-de-la-mirada-humana/.
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consciencia, por así decirlo, metafóricamente, para ilustrar, de nuestras íntimas vinculaciones con los ciclos vitales de la biodiversidad y del universo, en sus distintas escalas.
En este sentido, como escribimos antes29, retomando un enunciado de Jacques Derrida, expresado en Políticas de la amistad30, es menester ir más allá de la política, de los horizontes esquemáticos del dualismo epistemológico, en el que se encuentra el esquematismo político, en sentido restringido, de la diferenciación del amigo y enemigo31. Valga la 29
Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento político. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/acontecimiento-politico-/. 30 Jacques Derrida Políticas de la amistad. Trotta; Madrid 1998. https://arditiesp.files.wordpress.com/2012/10/derrida_politi cas_amistad_19981.pdf. 31 Ver de Raúl Prada Alcoreza Episteme compleja. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. También en: https://pradaraul.wordpress.com/2015/02/13/epistemecompleja/. Así como revisar Singo y movimiento. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/signomovimiento/.
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redundancia, se trataría, en el contexto de la economía política generalizada32, de la economía política de la política. Este esquematismo ya se ha metido en un callejón sin salida; lo único que tiene adelante es estrellarse contra el muro. Si queremos salir de este callejón sin salida, si queremos evitar estrellarnos contra el muro, es menester salir de la episteme moderna, conformada por los esquematismos dualistas de la racionalidad abstracta, la razón 33 fantasma . Es menester decir ¡Oh amigos no hay ningún amigo!, también, simultáneamente, ¡Oh enemigos no hay ningún enemigo! Más allá de la política es eso; ir más allá del esquematismo político del amigo/enemigo.
32
Ver de Raúl Prada Alcoreza Crítica de la economía política generalizada. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/critica-dela-economia-politica-generalizada/. 33 Ver de Raúl Prada Alcoreza Crítica de la razón fantasma. https://pradaraul.wordpress.com/2015/05/12/critica-de-larazon-fantasma/.
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Parece que, para decirlo narrativamente, usando las representaciones literarias, acostumbradas en la modernidad, hasta ahora, mejor dicho hasta hace un tiempo, este modo de vivir, en la heterogeneidad moderna, ha empujado a las sociedades humanas hasta los mismos límites de lo que puede dar esta episteme moderna. Insistir quedarse detrás del umbral, es como querer quedarse ahí, en la realización corta de una parte de la potencia humana. Para poder desplazarse, ampliando los horizontes de esta potencia, es menester otra fenomenología de la percepción social. Es menester dejar en el museo los paradigmas, las teorías, de la episteme moderna. Es necesario también dejar la política, en sentido restringido, que se constituye en la definición del amigo/enemigo. Esa política no solo restringe la potencia social, sino que ya lleva al desastre a las sociedades humanas.
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Parece que los humanos tenemos la posibilidad, si es que no decimos debemos, de tener y asumir otras tareas, lejos de las pequeñas y miserables tareas de competir, de lograr dominar, de enfrentarse y guerrear, en el sentido de las máquinas de guerra de los estados. Las tareas asumidas por los humanos pueden contemplar el asombro del universo o los universos, en sus distintas escalas, desde el big-bang hasta otro bigbang. No vamos a poder asumir estas tareas, que son dignas del ser humano, si continuamos con los absurdos generados por la razón abstracta, por el esquematismo dual, que inhiben la potencia social. Es absurdo, por ejemplo, seguir con esas distinciones simbólicas de países, estados, gobiernos, estrategias geopolíticas. Cuando, por el contrario, se debería aprovechar el conocimiento acumulado, la capacidad tecnológica acumulada, la experiencia social acumulada, las memorias sociales acumuladas, para trabajar, por así decirlo, de manera mancomunada, en auscultar en el universo, en sus distintas 219
escalas, para comunicarnos con los distintos ciclos del universo, los plurales seres, en distintas escalas, buscando, no solo insertarnos de manera integral a estos ciclos, sino aportar en los mismos, en lo que respecta a la creatividad de la existencia y de los universos.
Ya, a estas alturas, desde hace un tiempo, es una escalofriante pérdida de tiempo, insistir en ilusiones de dominio, como si estos otorgaran algún sentido a la existencia y al universo. Eso es como una ortopedia de la potencia humana, restringirla a una reproducción simple de la cotidianidad enervada en la “ideología” y los fetichismos inexplicables conformados institucionalmente. Es un absurdo laberintico seguir insistiendo en la contabilidad cuantitativa, abstracta y metafísica, que llamamos capitalismo, creyendo, insosteniblemente, que la riqueza es la acumulación estadística, que no hace otra cosa que crear la ilusión del fetichismo del capital, sostenido en el 220
fetichismo monetario, sostenido, a su vez, en el fetichismo de la mercancía. Esta es pura “ideología”. Es absurdo creer que eso da felicidad; cuando lo único que muestra es la pobreza imaginaria de una sociedad mutilada. Ninguno de estos recorridos vale la pena; ante la oportunidad de liberar la potencia humana, la potencia social, de integrarse a los ciclos del universo y de la vida, ante la oportunidad de comprender la integralidad de los tejidos del espaciotiempo; todo por lo que han peleado las sociedades humanas en la modernidad no vale la pena. Es una lamentable pérdida de tiempo.
¿Quiénes pueden detener esta marcha a la nada de las sociedades humanas? Son las mismas sociedades, los mismos pueblos. Las mallas institucionales de los Estado-nación, del orden mundial, del llamado sistema-cultura-mundocapitalista, al capturar a parte de la potencia social, a parte de las fuerzas de 221
las sociedades, al concentrar esta captura, induce a las sociedades al absurdo de su propia destrucción. Son los pueblos los que pueden deconstruir, desmantelar, destruir estas mallas de captura, que aprisionan, son las sociedades alterativas las que pueden, haciendo gala de su potencia creativa, constituir e instituir otras asociaciones, otras composiciones, otras combinaciones, otros tejidos institucionales, mas bien, dúctiles, plásticos, cambiantes, usados como instrumentos, al servicio de la potencia social, la potencia humana, la potencia de la vida.
¿Por qué los pueblos no lo hacen, por lo menos, desde hace un tiempo, cuando se constató, la marcha al abismo? ¿Falta de voluntad? ¿Falta de deseo de vivir? ¿Demasiado atrapados en los fetichismos de las mallas institucionales estatalistas? Estas preguntas pueden ser respondidas recurriendo a variadas interpretaciones; 222
pero, lo que importa es, sean las que sean las interpretaciones y las respuestas, tomar la decisiรณn de no seguir el recorrido al abismo. De detener esta marcha suicida; en cambio, de retomar la capacidad creativa de inventar rumbos vitales, alegres, que aprecien la maravilla de los ciclos vitales de la existencia y la biodiversidad.
223
¿Cuál es el problema político?
224
Esta pregunta no puede ser general, válida para todo contexto, para todo tiempo, por así decirlo; es solo pertinente en relación a una coyuntura singular, teniendo en cuenta la singularidad del contexto y la singularidad del periodo, donde se desplaza la coyuntura. Para empezar, podemos decir que el problema de la política, en la coyuntura actual y en el subcontinente suramericano, es el agotamiento de estilos políticos. Téngase en cuenta que no hablamos aquí solo del agotamiento de la forma de gubernamentalidad política del populismo latinoamericano, contando también con sus “ideologías” barrocas, fuera de sus prácticas y discursos particulares. Sino también de los estilos neoliberales, de su gubernamentalidad liberal, llevada al extremo de la eficacia de la competencia, entonces reducida a técnica de ajuste estructural; en otras palabras, de privatizaciones, transfiriendo las propiedades públicas a manos privadas, que consideran eficientes, a diferencia de la deficiencia burocrática estatal. Estos estilos de la política están evidentemente, 225
patentemente, agotados. No vamos a detenernos en las diferencias y distinciones, entre estos estilos políticos, uno elitista, el otro popular; ya lo hicimos antes34; no se trata de remarcar lo mismo; nos distraería de núcleo del análisis, por así decirlo.
Hablamos del estilo de la política basado en la representación, en la delegación de la voluntad general, que ambos, neoliberales y neo-populistas, a su modo, llamaron democracia. Que no era otra cosa que la institucionalización de la formalidad legal de la democracia, 34 Ver de Raúl Prada Alcoreza Horizontes de la descolonización,
también Descolonización y transición, así como Acontecimiento político, también La paradoja conservadurismo-progresismo. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/products/des-colonizacion-ytransicion/. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/acontecimiento-politico-/. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/laparadoja-conservadurismo-progresismo/. Pradaraul.wordpress: https://pradaraul.wordpress.com/horizontes-de-ladescolonizacion/.
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reducida al control estatal, donde el pueblo es apenas nombrado en la Constitución como soberano; empero, este nombramiento, como adulación, conseguía su conformismo, por lo tanto, su legitimación. Mientras que, a nombre del pueblo, ambos, neoliberales o populistas, gobernaban; es decir, conducirán las fuerzas capturadas de la sociedad institucionalizada, en la dirección que sus partidos querían. A nombre del pueblo se hicieron cargo del monopolio político, del control de las instituciones, de las decisiones políticas; todo esto, claro está sin consultar. Cuando aparecen referéndums, aparecen por presión popular; incluso, en estos casos, terminan siendo instrumentalizados, mermados en sus alcances, llevando los resultados a la desvinculación de toda obligación gubernamental a acatar el mandato popular. Terminan siendo solamente consultivos. Para ellos, ambos, de la clase política, basta el Congreso para deliberar, para formar consensos o, si no se puede, para arrollar con mayorías. Sin embargo, 227
el Congreso, donde pululan los llamados representantes del pueblo, responde no a la deliberación popular, que, además, no permiten que se efectúe en lo posible, recurriendo a todos los métodos disuasivos, recurriendo a la aplastante maniobra de los medios de comunicación, sino a los mandos partidarios. Estos representantes del pueblo, en realidad, no deliberan, obedecen órdenes, por más pantomima que hagan con elocuciones estridente, cada vez menos ingeniosas, cada vez más desmanteladas de todo mensaje, de toda coherencia, incluso de estilo retórico.
El agotamiento de los estilos políticos de la democracia representativa y delegativa, que, en el fondo, nunca han dejado de ser liberales, en el sentido atribuido en el siglo XIX, solo que, su genealogía se bifurca en dos versiones; la neoliberal, una, la populista, la otra. Se ha agotado el procedimiento de legitimación de esta democracia formal. A 228
todas luces, saltan los signos, las evidencias, de su ilegitimidad, por más legal que sea. Lo que pasa, es que, la base de esta legitimación, la liberal, ha desaparecido, ha desaparecido el pueblo; ha sido subsumido al elogio de las representaciones; empero, efectivamente, en la práctica, el pueblo no ejerce su soberanía nombrada. Por lo menos, en un principio, de estas republicas liberales, después de la independencia, intentaban su legitimación convocando al “pueblo”, que en ese entonces se reducía a los hombres, propietarios privados e ilustrados, además de expansiones a los artesanos. Incluso, las versiones, anticipadas del populismo, las que se enfrentaban a gobiernos conservadores, que pudieron imponerse, a través de caudillos, o, incluso, a veces, por “elecciones”, convocaban al pueblo en su tamaña extensión, fuera de los ámbitos de los hombres propietarios privados e ilustrados. Estas convocatorias, siendo más extensa la populista anticipada, hacían de procedimiento, a escala 229
reducida, en estas republicas oligárquicas, de legitimación. Con el tiempo, pudieron imponerse, primero los liberales, mejorando los procedimientos de legitimación, sobre todo institucionalizándolos, a diferencia del ostentoso descaro de los conservadores, que creían que sus métodos de hacendados podían proyectarse en el Congreso y en el gobierno, además, ungiéndolos con nombres liberales. Después, frente a los liberales, pudieron imponerse los nacionalistas populistas, que contaban, como sus antecesores, con mayor convocatoria popular. Se puede decir que, los que verdaderamente democratizaron la democracia oligárquica son estos nacionalistas populistas. Convirtieron la república en un acontecimiento democrático con la movilización popular, que ellos llamaban nación. Paradójicamente, son quienes llevaron a término la forma liberal en el Estado-nación. Si podemos hablar de democracia en América Latina es ésta, la democracia ampliada por los nacionalismos populistas. En realidad, 230
históricamente y políticamente, los autonombrados liberales, nunca fueron demócratas, ni republicanos, ni siquiera, efectivamente, liberales, salvo quizás los llamados libertadores, que si creían fervientemente en el liberalismo. Como dijo Jorge Abelardo Ramos, en la Historia de la Nación Latinoamérica, la historia en las colonias y pos-colonias no es ni el espejo, ni el reflejo, ni la continuidad, de la historia europea, sino como inversión, donde liberales se comportan como conservadores35.
Esta historia de lo nacional-popular en América Latina tiene su apogeo a mediados del siglo XX, después vive su crisis, para derivar en un desplome, al mostrar no solamente sus límites, sino su decadencia. Sus nacionalizaciones solo mejoran los términos de intercambio,
35
Jorge Abelardo Ramos: Historia de la Nación Latinoamericana - Cap 1 - El Continente De Los Leones Calvos.
231
ampliando las arcas del Estado; se detienen en el proyecto de independencia económica. Incluso en el caso donde la sustitución de importaciones, es decir, la industrialización, avanza, pues la estructura económica, a pesar de modificarse, de pasar de su condición agraria a una condición industrial combinada, no deja en la composición integral ser extractivista, manteniendo el carácter de Estado rentista. De todas maneras, esta historia nacional popular fue heroica, por así decirlo, con todas sus contradicciones y titubeos. Llegaron a nacionalizar, efectivamente, al expropiar verdaderamente, a los consorcios trasnacionales; constituyendo, efectivamente, la materialidad económico-política del Estado-nación.
Lo que viene después, la versión neopopulista, el llamado socialismo del siglo XXI, de la “revolución ciudadana”, de la “revolución democrática y cultural”, del peronismo kirchnerista, no es más que la 232
comedia, después de compararlos con la tragedia de los populismos nacionales del siglo XX. Lo que pasa en Venezuela, ya lo dijimos, como hipótesis interpretativa 36, es que la revolución bolivariana vive recién su proceso nacional-popular, claro, de una manera actualizada, imbricada por versiones “ideológicas” del socialismo contemporáneo, que no parece ser otra cosas que proyecciones de la inicial socialdemocracia, no la neoliberal europea o, en el caso latinoamericano, la socialdemocracia neoliberal chilena. De todos los procesos de cambio, el venezolano, parece más auténtico, por esto mismo; incluyendo las contradicciones y dramas de la revolución nacional, que experimentaron los populistas del siglo XX. El proceso brasilero es distinto, como lo dijimos en otro escrito37.
36
Ver Acontecimiento político. Ob. Cit. Ver de Raúl Prada Alcoreza Gramatología del acontecimiento. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/gramatologia-delacontecimiento-/. 37
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El PT no es un partido populista, en todo el sentido de la palabra; es un partido socialista, estructurado en los sindicatos obreros, articulado por una formación marxista de sus cuadros intelectuales. Lo que llama la atención, en el caso brasilero, es que a pesar de contar con ventajas “ideológicas”, incluso organizativas, incluyendo un movimiento campesino gigantesco, que casi es una sociedad alternativa inmersa en la sociedad brasilera, los del PT, experimenten la misma decadencia que los neopopulismos. Es decir, que lo que se hace en el gobierno, sea una flagrante contradicción son su discurso constitutivo. No hablamos de los desplazamientos discursivos, que adquieren tonalidades barrocas, hasta producen enunciados estrambóticos, pretendiendo un capitalismo social. Conviertan a la burocracia del partido en la burguesía financiera, haciéndose cargo de las AFPS. Terminen usando las empresas del Estado para beneficio 234
privado como terminaron haciendo, al final, los populistas del siglo XX, en su etapa crepuscular, como lo hacen, casi, desde un principio, como estilo particular, los neo-populistas del siglo XXI. En otras palabras, un partido socialista, como el PT, termina absorbido por la gravitación de las estructuras de poder de la dependencia, en la etapa tardía del capitalismo. Se puede decir, como una de las conclusiones, que la “izquierda” gubernamental de Suramérica no logra impactar positivamente en términos de la liberación nacional, de la independencia económica, tampoco de la profundización democrática, por lo menos, como se esperara; no logra impactar socialmente, en la modificación estructural de la sociedad, conformada y compuesta de desigualdades. En consecuencia, tampoco logra efectivizar el curso de la legitimación. Experimenta su crisis de legitimación.
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En relación al neo-populismo, también a la versión rezagada, anacrónica y combinada, de la revolución nacional, así como a la versión socialdemócrata tardía, neoliberal, a la versión socialista, burocratizada y aburguesada, las versiones neoliberales tienen la desventaja que ya tenían sus antecesores liberales. Son versiones oligárquicas del liberalismo latinoamericano. Además, y esto es lo más importante, conllevan el límite de su disminuida convocatoria. Si vuelven a aparecer, como en el caso argentino, es porque a los neo-populistas se les fue la mano. Se ungieron de extremo engreimiento, de petulante impunidad, creyendo que bastaba con políticas asistenciales, incluso fragmentos del Estado de bienestar, combinadas con una forma, que nunca dejó de lado el marco monetarista neoliberal, tampoco la proyección de subordinación y dependencia de la economía extractivista. El cansancio de parte de sus votantes, el descrédito conseguido, empujó a optar a esta parte de los votantes por otras caras, aunque sean las 236
mismas que sacaron, después de las crisis económicas y estatales, además de sociales, que provocaron las políticas neoliberales aplicadas. Por su estrecho margen de maniobra, los neoliberales que retornan al poder, tienen poco tiempo de paz, antes de ingresar al torbellino de la crisis múltiple del Estado y de la economía, que va adquirir características más marcadas de dependencia y sumisión.
Contando con la interpretación descriptiva que expusimos, podemos conjeturar que el problema político, en la actual coyuntura suramericana, es el agotamiento de la legitimación liberal, incluyendo sus proyecciones, en tanto versiones técnicas neoliberales, o en tanto versiones demagógicas del neopopulismo, incluso, a pesar de sus avances sociales, en tanto la versión tardía de lo nacional-popular, además de las prolongaciones socialdemócratas.
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En consecuencia, no se puede considerar como salida de la crisis política y de la crisis social la opción por cualquiera otros, con tal de no ver las mismas caras farsantes y comediantes del neopopulismo, de la anacrónica revolución nacional popular, de los socialdemócratas. Pues esta opción no hace otra cosa que volver al punto de partida de la crisis política, económica y social, en la historia reciente latinoamericana. No hace otra cosa que iniciar, nuevamente, con las condiciones de despojo y desposesión, que ocasionaron las movilizaciones populares. La salida no puede hallarse en las manifestaciones de enojo.
La crisis, en su contexto mayor, es la crisis relativa a la forma de Estado, al Estado-nación, a las formas de gubernamentalidad liberal, sean neoliberales o neo-populistas, o socialdemócratas. Esta forma de Estado está agotada; ya no tiene nada que 238
ofrecer a las luchas emancipadoras y libertarias. La democracia liberal, formal, reducida a la representación y delegación, usurpadora de la voluntad popular, está agotada. No hay ninguna salida por aquí. Solo una exacerbación de la ilusión, que no es otra cosa, que una manera edulcorante de barnizar la sumisión, la subordinación, el deseo escondido del amo, puede mantener estas conductas y comportamientos populares, inclinados por estos estilos políticos, desmantelados y vaciados de todo contenido.
En la coyuntura, contando con la complejidad de la crisis, además de los niveles de intensidad de la crisis, las sociedades, los pueblos, tienen la tarea imperiosa, de liberar su potencia social más allá de la política, en sentido restringido, más allá de las revoluciones, dadas en la modernidad. Tarea que exige creer y confiar en su propia potencia social, en su capacidad e inventar otros 239
mundos, otras asociaciones, composiciones y combinaciones sociales; fluyentes, flujos inventivos, que se encuentran más allá de la sociedad institucionalizada, más allá del Estado; por lo tanto, más allá del imperio y el orden mundial del sistema-culturamundo capitalista. Como sociedades alterativas, que en el fondo lo son, tienen la tarea de constituirse e instituirse como sociedades autogestionarias.
240
Democracia o simulacro Autogestiรณn, simulaciรณn
autogobierno,
o
241
No es en las elecciones donde se encuentra alguna salida, tanto si se apoya al oficialismo, peor si se apoya a la oposición; a pesar de sus diferencias. Lo que los acerca es mucho más de lo que los aleja. Sobre todo, en lo que respecta a la emancipación y liberación. ¿Entonces, qué hacer ante las elecciones? Menudo dilema, si hay que escoger entre los usurpadores de los movimientos sociales, que hablan a nombre de ellos, y los de la oposición, preponderante neoliberal. Teniendo en cuenta, sobre todo, que no es una elección inicial, sino una de tantas, en las cuales se ha apoyado al oficialismo “progresista”, evitando fortalecer a los neoliberales derrocados. Después del desencanto y el develamiento de los límites y el conservadurismo de los “progresistas”, es menudo el problema, pues no se trata tampoco, como antes, de fortalecer al neoliberalismo derrocado.
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Algunos hablan de “fortalecer la democracia”, darle una “oportunidad a la democracia”. ¿De qué democracia hablan? ¿De la liberar, que es una reducción institucional de la democracia? Olvidan que nunca hemos salido de esta democracia liberal; la misma que se ha manifestado en toda su desenvoltura, mostrando las ataduras, las limitaciones, las restricciones, las hipostasis, de la democracia. Lo ha hecho antes con los liberales, a su manera, con una ciudadanía restringida; lo ha hecho después, con los nacionalistas revolucionarios, quienes, si bien ampliaron universalmente la ciudadanía, terminaron convirtiendo la democracia en una práctica clientelar generalizada. Lo ha vuelto a repetir con los neoliberales, que a nombre del nuevo liberalismo técnico, basado en la competencia, han reducido la democracia al suspender los derechos laborales y las conquistas sociales. Ahora, con el neo-populismo, la ciudadanía se vuelve a ampliar con los derechos colectivos, empero, reiteran recurrentemente en convertir la 243
democracia en una práctica clientelar generalizada y convulsiva. Si se va a “fortalecer” esta “democracia”, lo único que se hace es repetir la misma historia, con otras formas, figuras, discurso y personajes. El estar cansado de unas caras y buscar nuevas caras, cualesquiera sean estas, no es ningún fortalecimiento de la democracia, sino es fortalecimiento del círculo vicioso del poder, en distintas versiones.
La democracia solo se puede fortalecer con el ejercicio pleno de la democracia, el gobierno del pueblo; es decir, el autogobierno, la autogestión, la autodeterminación, el consenso. Lo demás es pura demagogia, salida fácil, ilusoria, repitiendo lo mismo. El problema no radica en porque los que están ahora en el gobierno son unos nefastos personajes, son culpables; en todo caso, todos los gobernantes lo serían, los unos y los otros, y los que vendrán. Sin embargo, sin necesidad de salvarlos de 244
ninguna responsabilidad, que la tienen, estos personajes son apenas engranajes de una maquinaria fabulosa que es el Estado. Maquinaria imaginaria e institucional.
La política, en sentido pleno, no institucional, restringido, corresponde al ejercicio de la construcción colectiva de la decisión política; por lo tanto, del consenso. La política es la abolición de la desigualdad, de la jerarquía, de la diferencia social. La política se efectúa bajo el supuesto compartido de la igualdad, de la equidad, de la equivalencia y de la similitud. Se podría decir que la política se realiza en la asamblea; aunque esta no sea solamente la asamblea en sentido de reunión, concentración, congregación y deliberación inmediata, en un lugar específico. Puede proyectarse en múltiples asambleas conectadas, vinculadas, asociadas; puede diferirse en sucesiones deliberantes; lo importante es 245
la participación social y de colectividades en la construcción de la decisión política.
Si no hubiera pasado tanta agua bajo el puente, si no se tuviera la experiencia social de las historias políticas de la modernidad, quizás se podría aceptar que hay que aprender de nuevas experiencias de nuevas versiones de la democracia institucionalizada, buscando mejoras institucionales. Sin embargo, este no es el caso; al contrario, se tiene demasiada experiencia al respecto. Ya se sabe que varias versiones, por no decir todas, de la democracia restringida y de la política restringida, institucionalizadas, no son otra cosa que simulaciones de la democracia. Entonces, lo que queda, es salir de este horizonte limitante, formalizado e institucionalizado, del Estado liberal, en sus distintas formas, e inventar otros horizontes, abiertos, aperturantes, que liberen la potencia social.
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¿Qué esto es una utopía? ¿Qué esto está lejos, sino se dice que es imposible? No es una u-topia, en sentido de en ningún lugar; no está lejos; al contrario, está aquí, en el presente, en todos los lugares; es la sociedad alterativa. El problema es que esta sociedad alterativa se encuentra invisibilizada ante la mirada estatalizada, incluso de los “revolucionarios”. Solo ven la sociedad institucionalizada; la imagen del espejo del Estado.
La tarea, entonces, es liberar la potencia social; en esta perspectiva, liberar lo que efectivamente ocurre respecto de las representaciones estatalistas, institucionalizadas, que interpretan lo que miran, solo la sociedad institucionalizada. La tarea es dejar que se derrumbe el castillo de naipes de las mallas institucionales y se evapore el mundo instituido de las representaciones. Para que ocurra esto es menester no reproducir el castillo todos los días, no rehacer constantemente el mundo de las 247
representaciones. En otras palabras, se trata de dejar de hacer poder, de reproducir el poder, las instituciones que capturan parte de nuestras fuerzas, para reproducirse y funcionar. Ahora bien, este dejar de hacer poder no es pues tarea fácil, debido a que el poder está cristalizado en nuestros huesos, inscrito en la superficie de los cuerpos, internalizado en el espesor de los cuerpos, constituido como subjetividades sumisas, subalternas, conformistas.
Diremos entonces, que la tarea de las tareas es ayudar a des-cristalizar el poder cristalizado en los huesos, ayudar a desinscribir el poder de la piel del cuerpo, ayudar a des-constituir y desinternalizar, es decir, expulsar el poder hundido en la carne. ¿Cómo se hace esto? El activismo libertario, liberador de la potencia social, es toda una pedagogía política.
248
La tarea de los y las activistas libertarias, no solo en Bolivia, sino en el continente, no solo en el continente, sino en el mundo, es realizar esta pedagogía política. La tarea de los y las activistas libertarias es liberar la potencia social; es decir, activar la potencia social inhibida por el poder, por el Estado, por las mallas institucionales, por los partidos, por los representantes del pueblo.
Ahora bien, esta tarea primordial, que adquiere su singularidad múltiple y plural, en distintos contextos y coyunturas, no exime de responder en coyunturas específicas, como estas, cuando se enfrentan electoralmente dos opciones de las formas del poder; una pretendidamente de “izquierda”, otra pretendidamente institucional, incluso “democrática”. La pregunta no es ¿qué hacer? Por lo tanto, la respuesta tampoco es a esta pregunta. Este es un tema que desbeberían resolver las organizaciones sociales, si tuvieran la libertad y la 249
holgura de deliberar, reflexionar y buscar un consenso al respecto, por más provisional que fuera. Pero, esto no va a ocurrir. Las organizaciones sociales están cooptadas por el gobierno, atravesadas por relaciones clientelares. No hay vida democrática en las organizaciones sociales; las dirigencias se han distanciados de su bases y las manipulan, en beneficio de su relación clientelar con el gobierno. Por lo tanto, estamos ante un panorama un tanto desolador. Las dirigencias obedecen órdenes, los oficialistas se entrampan en sus propias redes, las bases desencantadas, pueden persistir en seguir apoyando, a pesar de todo, para evitar que suban los que fueron derrocados por la movilización; empero, quizás otra vez no lo hagan, por lo menos, parte de las bases; lo que bastaría para dar otros resultados electorales.
Si se diera el caso de la última alternativa, ocurriría algo parecido a lo 250
que ha acontecido en Argentina; los populistas habrían construido su derrota. Si esto pasara, el desenlace no depende, ni dependía, de ninguna manera, de la decisión que tomen los y las libertarias, que interpelan la simulación democrática institucionalizada. No son ni serían responsables de lo que ocurra o haya ocurrido; pues, independiente de la influencia que puedan tener, que puede ser, mas bien, escasa, el desenlace se habría preparado en la trama de procesos de cambio truncados, precisamente por la restauración de las estructuras de poder, por los juegos de poder reiterados y por no haber salido de los círculos viciosos del poder.
¿En estas circunstancias, un apoyo crítico al oficialismo “progresista”, ayuda a mantener la oportunidad, en el proceso de cambio, en decadencia, para la reconducción? ¿En estas circunstancias, que vuelva el neoliberalismo, en cualquier versión, ayuda en la pedagogía política? 251
Comenzando por lo segundo; esto no es más que volver al principio, cuando la crisis económica, social y política, desatada por las políticas de ajuste estructural, por la implantación del proyecto neoliberal, generó la movilización social. Siguiendo con lo primero; no. Ya lo hemos visto, el populismo, el progresismo, no son ninguna oportunidad al proceso de cambio, son sus termidores de “izquierda”, por así decirlo. Sin embargo, hay una diferencia, en lo que respecta a la pedagogía política. Hay que aprender que las salidas al poder, al capitalismo, al extractivismo, a la dependencia, al machismo, a la colonialidad, no están en estos proyectos políticos, que son otras versiones de poder. Incluso, es menester aprender que no está en el socialismo real, que, en comparación con las anteriores versiones, ha ido más lejos; por lo menos, en la práctica, ha intentado otra forma de Estado, no liberal, otra forma democrática institucional, no liberal. Si se retorna al principio, como es el caso de la segunda pregunta, es más 252
difícil este aprendizaje. Pues, la mayoría popular, no tardará en extrañar los buenos tiempos del populismo, del progresismo, del socialismo del siglo XXI, del “socialismo comunitario”; otra vez ilusionándose con los mitos políticos. Otra vez desconfiando de su propia potencia social, que es la que explica la permanencia en el poder de unos de otros; solo que se trata de parte de las fuerzas de la potencia social, capturadas por las mallas institucionales.
253
Atrapados en sus propias redes
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Un refrán popular dice sabiamente: El cojo echa la culpa al empedrado. Ocurre algo parecido con los que pierden las elecciones nacionales. Nunca se asume la derrota por identificación de errores cometidos, salvo, el caso, de exiguas honradas excepciones. Esto pasa con el populismo latinoamericano. Si bien se puede aceptar su calificación de que se diferencian de los neoliberales, porque tienen una actitud más nacional, más popular, incluso más social, que el proyecto político de despojamiento y desposesión de los recursos naturales, de las empresas públicas, de los ahorros de los trabajadores, suspendiendo derechos sociales; el problema es que, a pesar de esta distinción política, se encuentran más cerca de sus detractores o contrincantes neoliberales, que de la imagen que ellos mismos asumen de manera autocomplaciente38. 38
Ver de Raúl Prada Alcoreza La “ideología” de la autocomplacencia. Dinámicas moleculares; La Paz 2015. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/laideologia-de-la-autocomplacencia-lecciones-de-la-guerradel-chaco/.
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A su manera, asumen la tesis apocalíptica o apologista del fin de la historia; su gobierno, se lo llame populista o progresista, es considerado como el fin de la historia; el gobierno que esperaba la nación y el pueblo. Después de ellos, los populistas, no hay nada, salvo los reaccionarios. Esta “ideología” de la autocomplacencia es la que les baja las defensas, por así decirlo, usando esta metáfora médica. Como apóstoles de la nación y el pueblo se consideran como héroes, incluso como libertadores o liberadoras, a los que debe estar agradecido el pueblo y votar, en gratitud, siempre por ellos y por mayoría. Este engreimiento, pero, además, apreciación equivocada, pues no son otra cosa que representantes del pueblo, en el más suave tono de su clasificación, o usurpadores de la voluntad popular, dicho en tono más fuerte, los arrastra poco a poco a la derrota.
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Incluso, al sentirse impunes, protegidos por el aprecio popular, comienzan no solo a cometer errores, que cada vez son más crasos, sino retoman las practicas corrosivas heredadas del poder. Estas actitudes, la de la autocomplacencia, la de no reconocer errores, la de las prácticas de la economía política del chantaje39, refuerzan el camino al desastre.
Este comportamiento parece un síndrome de la clase política; les ha ocurrido a las distintas versiones y posicionamientos políticos, comprendiendo, claro está, sus distintas versiones, además sus distintos grados de intensidad y alcance. Es más sobresaliente el síndrome político de la autocomplacencia cuando deriva del populismo, del progresismo, incluso,
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Ver de Raúl Prada Alcoreza Crítica de la economía política generalizada. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/critica-dela-economia-politica-generalizada/.
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teniendo en cuenta las diferencias de la revolución en curso, del socialismo real40.
En el análisis de este fenómeno político y psicológico, en su coyuntura poselectoral, no es tan importante volver a repetir la caracterización del ganador neoliberal, pues, esto, de alguna manera se sabe, por la experiencia social y la memoria social, aunque perentoriamente se olvide. Lo que es importante, para lograr una aproximación explicativa coherente, es descifrar esta actitud de autocontemplación, de autocomplacencia, apologética, que cuando se encuentran ante la cruda realidad, ante la derrota evidente, no atinan a otra cosa que a culpar a la conspiración de la “derecha”, al dinero de la “derecha”, a sus medios de comunicación y medios operativos, a sus vínculos con el imperialismo. Llama la atención este tipo de explicaciones; es
40
Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento libertario. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/acontecimiento-libertario/.
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como si se esperara que el contrincante, que el opositor, si se quiere, el enemigo, no haga nada, no ataque, no se defienda, no resista, no accione sus medios e instrumentos, en lo que respecta a la recuperación del poder. Algo tan insólito como si, en un partido de futbol, el equipo popular esperara que el otro equipo, el de élite, no haga nada, y se deje meter goles.
No se pueden ocultar las responsabilidades en la derrota. En vano se dan gritos desesperados de exigencia, casi coercitiva, de que si no votan por ellos, los representantes del pueblo, los populistas, viene nuevamente a gobernar la “derecha” neoliberal, que les quitará los derechos conquistados y los beneficios sociales logrados. Esto, el decir este elocuente chantaje, vuelve a patentizar el estilo caprichoso de personajes engreídos, que se consideran el centro del mundo. Los únicos responsables de la derrota, para decirlo 259
esquemáticamente, sobre todo para ilustrar, son estos engreídos populistas, que se aposentan en las esperanzas y expectativas populares, primero; después, en la expansión de las relaciones clientelares, y por último, en una desubicación histórica y política. En resumen, fueron los constructores de su propia derrota.
El problema es que una parte de los votantes que los apoyaban, sosteniendo la ilusión populista, se cansan de esperar, de ver que sus representantes hacen lo mismo que los representantes de la burguesía y de la oligarquía o de la pretensión técnica de los neoliberales. Lastimosamente este cansancio y desencanto no se manifiesta como autodeterminación, autonomía y autogobierno social, sino se detiene en la encrucijada o el dilema falso de escoger entre las opciones acostumbradas, la neoliberal o la populista, aunque, en ambos casos, se cambie de nombres y de 260
versiones. Ciertamente hay olvido, pero, también, un recuerdo inmediato, una certeza inmediata, de que la situación no cambia mucho con los populistas, en comparación con los efectos sociales, sobre todo extractivistas, de los neoliberales.
Este problema del circulo vicioso del poder41, que se da como una alternancia intermitente entre “derechas” e “izquierdas”, que cuando están en el gobierno, tienden a parecerse, no es la única causal, por así decirlo, de la derrota. Como anotamos a la rápida, también el pueblo tiene su cuota aparte; sigue atrapado en el fetichismo institucional, en el fetichismo del Estado, en el fetichismo del poder, al considerar que estos fetichismo son la realidad, al no darse cuenta que son sus propias construcciones, que las reproduce, como 41
Ver de Raúl Prada Alcoreza La Paradoja conservadurismoprogresismo. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/laparadoja-conservadurismo-progresismo/.
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deseando el amo todos los días. No cree en sí mismo, en su potencia social, salvo cuando la crisis social y política lo lleva a movilizarse, incluso a sublevarse. No logra salir tampoco del círculo vicioso del poder. No cruza los límites de este horizonte de las dominaciones polimorfas, instauradas en la modernidad; no inventa nuevos horizontes, como cuando lo hace, escasamente, en tiempos de rebelión. No tarda en arrepentirse de haber hecho ganar al neoliberal. Sin embargo, hay que anotar, en descargo del pueblo, que, en verdad, si se considera el esquematismo dual en el que está metido, tampoco era una solución votar por los que se burlaron de él.
La salida política no está en satisfacer el agobio del cansancio, la sorpresa del desencanto, de manera provisional y apresurada, casi por enojo, sino en recurrir a su potencia social, a su capacidad creativa y de invención, como 262
cuando se subleva y ocasiona revoluciones. Quizás, ahora, en el crepúsculo de la civilización moderna, las salidas ya no se encuentren en nuevas revoluciones, que han ampliado los horizontes histórico-políticos de la modernidad, sino en producir otros horizontes civilizatorios. Primordialmente, sustentados, fundamentados, en las capacidades autogestionarias sociales.
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Callejones sin salida Estrategias suicidas del progresismo mutilado
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¿Cómo se llega a callejones sin salida? En otras palabras, ¿cómo se encierran, los de la clase política, cayendo prisioneros de sus propias ficciones? O, también, ¿cómo se atrapan en sus propias redes, como escribimos en un artículo42? ¿Qué hace, qué empuja, a los gobernantes, a seguir la ruta de su propio atolladero? Esta pregunta, dicha de distintas maneras, es importante, para comprender un síndrome de la clase política, sobre todo de la gobernante; el síndrome de la auto-referencia autocomplaciente, síndrome que produce una especie de encaracolamiento43. Sumergidos en su propia concha de ficciones, de imaginarios, de mitos y narrativas apologéticas de sí mismos, se
42
Ver de Raúl Prada Alcoreza Atrapados en sus propias redes. Dinámicas moleculares; La Paz 2015. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/atrapados-en-sus-propiasredes/. 43 Ver de Raúl Prada Alcoreza Encaracolamientos. Dinámicas moleculares; La Paz 2015. Verlo en Diseminaciones: http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/diseminaciones1/.
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hunden en la oscuridad de su propio suicidio. Construyen su derrota.
No parecen explicables estos fenómenos de enajenación y narcisismos, combinando fetichismos y enamoramiento de la propia imagen, solo por los microclimas de las burbujas del poder. Burbujas de la ceremonialidad del poder, que aíslan a los gobernantes, a sus representantes, a la burocracia estatal, en la atmosfera seductora del monopolio legítimo de la violencia, sea ésta simbólica o descarnada. Hay otras circunstancias y condiciones, hay otros engranajes y mecanismos, cuyo funcionamiento ocasiona prácticas reiterativas, que ejercen el poder de la manera cómo también lo erosionan. Por ejemplo, el abuso del poder, el desborde de prepotencia, las señales de una creencia insostenible en la impunidad lograda. En el caso, de las llamadas “izquierdas”, también gobiernos progresistas, que son, en realidad, las 266
nuevas versiones del populismo latinoamericano, se encubre esta decadencia con discursos altisonantes, pretendidamente “revolucionarios”. Aunque vacíos de contenidos, repetitivos de formas desgastadas de anteriores discursos, que si jugaron un rol crítico, una función interpeladora, como dispositivos expresivos de convocatorias populares, en las luchas sociales y nacionales emprendidas; en coyunturas, donde estos discursos emergían de la convulsión de los cuerpos sublevados. Empero, cuando después, cuando se pierde su vinculación con el acontecimiento subversivo, cuando adquieren su tono de legitimidad lograda, incluso institucionalizada. En el mejor de los casos, cuando forman parte de la memoria social de las luchas, se recurre al uso de estos discursos, que ya resultan anacrónicos, en un presente, que exige nuevas emergencias de lucha, nuevas formas de expresión, de interpelación y de estrategias, los discursos desempolvados resultan, mas bien, adormecedores de la voluntad combativa, 267
y calmantes de consciencias desdichadas, que buscan desesperadamente en la actuación y montaje parecerse aquellos héroes de las revoluciones pasadas.
No se sabe por qué creen estos personajes, de los neopopulismos, que son “revolucionarios”, solo porque lo dicen, se autodenominan como tales, usan viejos discursos de antiguas revoluciones, aparecen en las representaciones mediáticas, como si lo fuera, se esmeran por emitir discursos estridentes y pretendidamente subversivos, cuando no hacen otra cosa que ser elocuentemente sonoros en evocaciones teatrales. Por otra parte y siguiendo esta ruta, creen que por el hecho de que son “revolucionarios” por esencia, por una esencia transmitida por la gloria de revoluciones pasadas, como arte de la metafísica de la historia, el pueblo tiene que seguirlos, obedecerlos, defenderlos siempre, además de engreírlos. ¿Qué los lleva a pensar y 268
esperar tal cosa? Es que tienen un esquema inocente, ingenuo y simplón de la historia política y de las contradicciones sociales. La narrativa gubernamental de estos “revolucionarios” de la modernidad tardía, se resume a una epopeya trasnochada, donde el héroe o los héroes, que son ellos, son los portadores del bien, los intrépidos protagonistas que destruyen el mal, que matan a la serpiente alada de varias cabezas. La narrativa oficial convierte a los caudillos en profetas mesiánicos que han venido a conducir al pueblo a la tierra prometida. La narrativa oficial deja poco para los hechos de la historia efectiva, deja mucho menos para el despliegue autónomo del pueblo sublevado, convertido en fiel seguidor y creyente del mesías caudillo. Mientras vive el caudillo, los que lo acompañan se iluminan de su luz irradiante, de su voluntad desbordante y consecuente; cuando ya no está el caudillo, se convierten en los herederos de la divinidad, de la legitimidad del profeta ausente. En estas condiciones, la recurrencia compulsiva, obsesiva, que se 269
vuelve trillada, a la imagen del caudillo ausente, muestra más desesperación que certeza, más vulnerabilidad que fortaleza. Este ya es un síntoma del derrumbe, al que no se ve aproximarse, pues la bulla envolvente de la ceremonialidad del poder, que ahora, también es ceremonialidad de duelo, la estridente discursividad retórica, cada vez más ilusoria, tienden una niebla espesa de espejismos, que enceguece a los gobernantes.
Si a todo esto le sumamos una de las costumbres más antiguas, arraigadas al poder, el de la corrupción, entonces asistimos, no solo a la marcha irresistible al suicidio, sino al apresuramiento grotesco de la muerte, a través del deterioro ético y moral. Son precisamente estos personajes, los que combinan estas composiciones explosivas y destructivas de la cohesión social, de la subjetividad y de la moral, los que reclaman más airadamente el reconocimiento de su 270
“sacrificio”, los que reclaman la obediencia sin miramientos y sin objeciones del parte del pueblo. Y son precisamente estos personajes los que cometen los más insólitos errores políticos y económicos; como si buscaran, inconscientemente el castigo a sus culpas acumuladas.
¿Cómo se explica que los portadores del pretendido discurso antiimperialista no solo persistan en el derrotero de la dependencia, al mantener la economía extractivista y el Estado rentista, sino que los expandan de manera intensa? ¿Cómo se explica que continúen con políticas monetaristas, diseñadas por el imperio? Pueden pretender adulterar estos diseños del capitalismo financiero; empero, atiborrando esa lógica, que tenía su coherencia aritmética, con distintas modalidades de cambio. ¿Cómo explicar que la burocracia, en vez de esmerarse en mejorar las relaciones con las organizaciones autónomas, sociales, 271
comunales, transfiriendo competencias, se cierre, se empodere, se jerarquice, destacando una distancia con el pueblo, y sobre todo, obstruyendo la distribución de recursos, y buscando evitar el fortalecimiento autónomo de las organizaciones y las comunidades? ¿Cómo se explica que en vez de profundizar la democracia, llevándola a las formas participativas, mas bien, refuercen las formas liberales, de delegación y representación, de jerarquización institucional? En vez de construir consensos, incluso con los otros, en temas donde se puede hacerlo, mas bien, aticen la guerra, llevándola al extremo de la ir-reconciliación. Aquí, recordamos lo que escribimos antes, en otros textos44; los enemigos son cómplices de la reproducción del poder, del círculo viciosos del poder; en realidad, se necesitan, requieren de su 44 Ver de Raúl Prada Alcoreza Más allá de las representaciones.
Dinámicas moleculares; La Paz 2015. Ver en Más acá y más allá de la mirada humana: http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/mas-aca-y-mas-alla-de-lamirada-humana/.
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antagonismo, para justificar su presencia lamentable, su representación y delegación persistentes y usurpadoras. Los personajes gubernamentales, que ya se encuentran en el atolladero descrito, requieren imperiosamente del enemigo; si no está claro, entonces hay que inventarlo, producirlo, empujar al otro a que lo sea.
En un momento, mas bien, en un periodo, cuando se sienten en la gloria, adquieren la ilusión de su eterna impunidad. Algo de por si insostenible. Entonces envalentonados, arrecian en políticas exageradamente agresivas, estridentemente acusadoras, blandiendo la débil tesis de la conspiración; reprimen, suspenden derechos y libertades. Lo sorprendente que no solo lo hacen con el enemigo sino con los y las que se pueden considerar parte del proceso de cambio. Solo que en este caso, sus críticas, de estos excompañeros, ex-revolucionarios, ex273
aliados, les parece coincidir con el imperialismo. Es cuando, como quien dice, abusando de la metáfora, empero, ilustrando, se sospecha hasta de la propia madre.
Las conquistas logradas, las fuerzas acumuladas, la convocatoria lograda, comienzan a ser mermadas, desde sus cimientos, cuando, basados en estos logros innegables, refuerzan la ilusión de que son los portadores del fuego santo, y de que está en marcha una “verdadera revolución”, que además corrige, los límites de las anteriores revoluciones. Se trata de una “revolución del siglo XXI”. A esta ilusión colectiva y delirante de la clase política gobernante, coadyuva el apoyo apologético de los intelectuales de “izquierda”, quienes, como en el periodo heroico de la revolución proletaria, y sus subsiguientes contradicciones, no atinaron hacer críticas sino a ocultar las contradicciones, las caídas en el Estado policial, las masacres a nombre, nada 274
menos que, de la revolución. Las críticas quizás hubiesen ayudado, por lo menos, a una discusión esclarecedora, sino a reconducir los procesos revolucionarios. De la misma manera. Los intelectuales de “izquierda”, de ahora, con menos perfil que los de aquel tiempo, hacen lo mismo, no solo con sus indulgencias, no solo con sus apologías, sino con interpretaciones débiles, empero edulcorantes. Es cuando se hace notorio que estos intelectuales comparten la misma narrativa inocente de la epopeya del caudillo y su partido. Pueden llenar de flores conceptuales a esta narrativa simplona, pretendiendo desplegar una teoría; empero, la teoría no aparece por ningún lado, salvo la repetición trillada de figuras, metáforas, analogías, con revoluciones y discursos pasados. Entonces estos intelectuales de “izquierda” acompañan al entierro, creyendo que asisten a la marcha irresistible de la “revolución verdadera”. Son los sacerdotes que santifican a estos gobernantes poseídos por el síndrome del poder, el síndrome de los actores de un
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drama ya dado, ya conocido, pero que se repite con variaciones.
Sin embargo, como la historia efectiva transcurre, independientemente de la historia representada, de la representación de la historia, no tarda de retirar la niebla como antorchas incandescentes. No tarda de hacer explotar las burbujas, donde se resguardan los microclimas de las ceremonialidades del poder, manteniendo la presencia de sus símbolos inmóviles en un mundo efectivo de flujos dinámicos y cambiantes. El pueblo, al que se lo había reducido a la condición de creyentes desvelados, se cansa de esperar, de escuchar, de asistir al teatro de una revolución que no llega. Lo que ve, mas bien, en vez de esto, es algo parecido a lo que había antes, con los gobiernos derrocados, solo que ahora se lo hace en masa, de manera más exaltada y extendida. Lo que, al principio fue como buenas señales de lo que 276
comenzaba como promesa, las primeras nacionalizaciones, las medidas sociales, la Constitución, incluso la conformación de proyectos sociales, la realización en grande de formación de cuadros a gran escala y la estructuración de comunidades, no fueron más que el preludio de lo que pudo ser; empero, no será, pues los representantes del pueblo, el caudillo y su partido, reproducen, a su manera, de una forma clientelar, las estructuras y relaciones de poder y las cartografías de dominación. Solo que ha cambiado la élite.
Parte del pueblo, incluso opta por buscar cambiar de caras gubernamentales, cualesquiera sean éstas, para no seguir viendo las mismas, que lo embaucan, le mienten, lo sobornan. Este quizás es una de las peores consecuencias del montaje populista, del teatro político progresista. Pues el aprendizaje popular, el empoderamiento popular, se pierden por cansancio. Una parte del pueblo, prefiere 277
a los de antes, para librarse de los del presente. En este sentido, el populismo, el progresismo, también funcionan, destructivamente, en contra de los aprendizajes populares y las memorias de las luchas.
Llama mucho la atención que, incluso cuando la derrota se hace patente, se manifiesta como hecho, tampoco los engreídos personajes del gobierno “revolucionario” reconocen plenamente su derrota. Están lejos de la autocrítica, salvo el teatro de decirlo; sin embargo, lo que hacen es repetir el mismo discurso de culpabilidad. El culpable es el enemigo, la conspiración del enemigo, la “guerra económica” del imperialismo y la burguesía. Pueden decir que hacen una “reflexión profunda”, después de estas evidencias, las relativas a la derrota electoral; empero, de “profundo”, esta “reflexión”, solo tienen unos milímetros mezquinos. No se atreven a mirarse a sí mismo, en la historia efectiva. Algo que 278
podría ayudarles a corregir graves errores políticos.
algunos
De todas maneras, este síndrome político no solo es atribuible a los “revolucionarios”, populistas o progresistas, incluso, con sus diferencias notorias, a los revolucionarios socialistas, sino también a los institucionalistas liberales, así como a los pretendidos técnicos neoliberales. Toda la clase política, con todas sus variantes, sufren del síndrome del poder, síndrome del encaracolamiento. Es más, incluso se puede decir que las sociedades institucionalizadas viven o sufren del perfil epidemiológico que contiene este síndrome; están atrapadas en el mundo de las representaciones, afincadas en las mallas institucionales. Prefieren optar por los fetichismos, es decir, por las “ideologías”, que atreverse a percibir los devenires del mundo efectivo.
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Liberar la potencia Dejar los esquematismos
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Hermann Hesse decía, en Demian45, que para nacer hay que destruir un mundo. Debemos hablar de la destrucción del mundo de las representaciones para liberar al mundo efectivo, al mundo en constante devenires. Claro que esta figura es una metáfora, pues el mundo efectivo no puede estar atrapado por el mundo de las representaciones; es más, el mundo de las representaciones es un efecto del mundo efectivo. Los que nos liberamos del mundo de las representaciones somos nosotros, los humanos, quienes nos encontramos atrapados por sus redes expresivas, representativas, simbólicas, significativas, narrativas, teóricas, “ideológicas”. Redes que nosotros mismos hemos tejido y desplegado, en las que quedamos atrapados; creyendo que lo que construimos nos antecede y precede. Tenemos que liberarnos del mundo de las representaciones para liberar la potencia social; parte de la cual,
45
Hermann Hesse: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2011/Demian.pdf.
Demian.
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parte de sus fuerzas, se encuentran capturada por las mallas institucionales, que nosotros también construimos; mallas institucionales que inhiben, cohíben, obstaculizan la potencia social, impidiendo se desenvuelva libremente su capacidad creativa. En vez de esto, se obliga a reproducir lo mismo como el tormento de Sísifo.
El problema es que las sociedades humanas no pueden salir del circulo vicioso del poder, que han ocasionado con la genealogía de instituciones, las que consideran situarse en el centro de todo; centro ficticio que crea a la sociedad misma. Este centro es el Estado. Las creencias, las narrativas, las religiones monoteístas, las “ideologías” estatales, se han constituido e instituido sobre la base del supuesto del dualismo inicial; el bien y el mal, enfrentados. Entonces, en base a la guerra entre los enemigos primordiales; el fiel y el infiel. Estos dualismos inaugurales hacen de matriz de 282
la arqueología y genealogía de los dualismos venideros, que en su versión de las “ideologías” políticas aparece como el esquematismo dual de amigo y enemigo. Es muy posible que otro dualismo conformado, sobre la base de esta arqueología y esta genealogía esquemática e institucional, sea el dualismo liberalismo y socialismo. Para no hablar del dualismo socialismo/capitalismo, pues parece que este dualismo está mal fundamentado y equivocadamente configurado. La historia efectiva de la modernidad nos ha mostrado que el llamado socialismo real no es más que la otra cara del capitalismo, la cara sin burguesía y propiedad privada, la cara de la burocracia que dirige el modo de producción capitalista, sostenida en la propiedad pública.
Los dualismos forman parte de una unidad de contrapuestos; quizás la mejor interpretación de esta episteme moderna 283
de los esquematismos duales, es la dialéctica, por esta interpretación de incorporación de la contradicción. La contradicción es indisoluble de su propia síntesis, por así decirlo; incluso, mejor dicho, de su propia complicidad. Para existir una parte del dualismo, requiere necesariamente de la otra parte. Si desapareciera la otra parte, desaparecería también el dualismo; entonces, la parte contrapuesta. Aunque suene a provocación; empero, parece contar con la certeza de las experiencias sociales en las historias políticas de la modernidad, es que el liberalismo y el socialismo se requieren mutuamente.
Este es el tema que queremos abordar, pues parece que no es posible salir del circulo vicioso del poder, poder reproducido por liberales y socialistas, sino destruimos el esquematismo dualista, el mundo de las representaciones del esquematismo dualista, que se ha materializado o, mas 284
bien, es sostenido por la malla institucional que captura a la sociedad, la institucionaliza, le inocula el esquematismo dualista, en sus distintas y variadas formas; que constituye subjetividades, subordinadas a la guerra contra el mal que emprende el Estado.
Sin necesidad de decir que son iguales las partes del dualismo, las figuras singulares histórico-políticas, del dualismo, mas bien, constatando sus plurales diferencias singulares, vemos, en las historias políticas singulares, que unos u otros, en la modernidad, sean liberales o socialistas, en sus variadas versiones, instauran su sentido político, en la lucha contra el otro, que consideran el mal. Puede, como también se constata, que unos, prefieran un orden circunscrito a los privilegios de una minoría; en tanto que los otros, propongan un orden de las mayorías, sobre la equivalencia y la igualdad; sin embargo, lo llamativo es que, en la práctica, efectivamente, lo que 285
instauran, unos u otros, son elites dominantes, aunque sus discursos promuevan la “ideología” de la libertad, en un caso, o la “ideología” de la igualdad, en otro caso.
Tampoco decimos que los ciclos históricos repiten exactamente lo mismo. No. Si bien repiten un ciclo, es decir, otro ciclo, cuyas estructuras, condiciones y características, son análogas a las anteriores, a diferencia de las manifestaciones singulares, despliega una nueva versión material, histórica, cultural, del ciclo, comprendiendo sus contradicciones. En este sentido, lo que ocurría en el siglo XVIII es distinto a lo que ocurre en el siglo XX, a su vez, parece que es distinto a lo que comienza a ocurrir en el siglo XXI. Desde una perspectiva histórica, se puede decir que las condiciones sociales y políticas, incluso económicas, han mejorado; usando este término, tan cargado de moral y de subjetividades. Esto no es lo que está en 286
discusión, esto que responde a la teoría de la evolución, en este caso social; teoría que también es harto discutible. No entraremos a estos debates, que ya entramos antes, en otros ensayos46. Lo que nos interesa, ahora, es salir del círculo vicioso del poder, salir de las órbitas sociales que gravitan, teniendo un centro, que más parece un agujero negro, que es el poder, en su forma institucionalizada; el Estado.
Bueno, entonces, parece que para salir del círculo vicioso del poder, que ha tenido entrampadas a las sociedades humanas, por lo menos, durante la modernidad, para no hablar de antes, que es un tema complejo de abordar, pues habría que abordarlo a partir de consideraciones epistemológicas, donde las epistemes distintas, antiguas y modernas, dialoguen, discutan, se
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Ver de Raúl Prada Acontecimiento político. Dinámicas moleculares. La Paz 2013-15. http://dinamicasmoleculares.webnode.es/news/acontecimiento-politico-/.
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interpelen e interpreten; hay que salir del mundo de las representaciones acumulado, sedimentado, estratificado, mutado, que es el de las epistemes de los esquematismos dualistas.
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Hipótesis transgresoras
1. En una episteme no dualista, sino en constante devenir, no hay lo opuesto, lo contrario, lo antagónico, tampoco hay el enemigo. La episteme de la complejidad es paradójica. 2. Por lo tanto, no hay el modelo malo, que hay que destruir, para instaurar el modelo bueno. Ambos modelos forman parte de la unidad contradictoria de una sociedad institucionalizada desgarrada en sus contrastes. En realidad, si podemos hablar así, un modelo oculta el otro modelo, al inhibirlo, si se quiere, reprimirlo. Cuanto más violencia se use para hacerlo no solo se muestra que más le teme, volviéndolo más poderosos, sino que con esa misma violencia se desgarra así mismo, arrancándose de las entrañas lo que considera el mal; empero, se trata de sus propias tripas.
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3. Se trata de la misma sociedad escindida a la fuerza, por la violencia estatal; por una parte, una sociedad institucionalizada, capturada, que reproduce el Estado; por otra parte, una sociedad alterativa, conformada, mutante, transformándose, en contante devenir, desplegando flujos de fuga, que escapan a las capturas de las mallas institucionales. La sociedad institucionalizada puede aparecer bajo un discurso liberal o bajo un discurso socialista; aunque sean distintas, sus características distintas, no dejan de ser sociedad institucionalizada, cada una de ellas, a su manera; es decir, capturada por mallas institucionales; no es una sociedad libre. La parte alterativa de la sociedad, siempre desborda los límites y las fronteras de la sociedad institucionalizada. Que lo haga de una u otra forma, a nombre de los explotados, discriminados, condenados de la tierra, subordinadas y sometidas, le otorga una característica emancipadora. Que lo haga a nombre del orden, de la libertad, de la “democracia”, de los 290
derechos fundamentales, de la institucionalidad, le otorga una característica conservadora, en el buen sentido de la palabra, en el sentido de la biología molecular. No hay transformaciones que no se sustenten en repeticiones conservadores. 4. Liberales o socialista, sin entrar en detalles, ni en sus variedades históricas, nacionales, regionales, locales, siempre tendrán no solamente sus contrastes, sus antagonismos, sino, lo más importante, mucho más importante que las figuras políticas anteriores, sus desbordes, que derivan de la sociedad alterativa, de la sociedad que se inventa a sí misma, desde los flujos de fuga. 5. Los “ideólogos” liberales y los “ideólogos” socialistas, también sus políticos, no distinguen esta diferencia, entre las figuras políticas del opuesto, el antagónico, el enemigo, de lo que es el desborde de la sociedad no capturada. Por eso, no 291
puede detener su propia disolución, su propio derrumbe, del régimen político que se trate, liberal o socialista. Creen que la represión les sirve para contener, controlar, incluso, desterrar, la conspiración de su oponente, antagónico, enemigo. Atacan pues a lo que ven, a personas, organizaciones, visibles, que, al final de cuentas, son parte del dualismo donde subsisten, con el otro. Lo que no ve, es el desborde, la matriz de la potencia social, que nunca ha capturado. Por eso, al embarcarse en los juegos de poder, en los esquematismos duales de la política institucional, no hace otra cosa que repetir la trama del poder, que se parece a la trama de la vida individual, de la trayectoria de vida individual, que, obviamente, no es vida, pues la vida no se reduce a la individualidad, es, mas bien, pluralidad en juego e integrada; la vida individualizada nace, se reproduce y muere. 6. La modernidad no tiene salidas; ha llegado, por así decirlo, posiblemente 292
exagerando, pero, queremos ilustrar, a su umbral, donde le espera su propia clausura. No hay soluciones, para los problemas acumulados por las sociedades humanas, por los caminos tomados, en sus distintas versiones, variando sus dualismos, por las sociedades modernas, en clave heterogĂŠnea. No se puede seguir insistiendo por estas estrategias dualistas, a no ser que se opte por el suicidio.
7. Es menester liberar la potencia social, dar rienda suelta a las sociedades alterativas, desmantelar las mallas institucionales, que inhiben y capturan, dejar que las asociaciones, las composiciones, las combinaciones, las inventivas sociales, resuelvan los problemas consensualmente. Abriendo, mas bien, otros horizontes para las sociedades humanas, dignos de su potencia, dignos de su participaciĂłn en el tejido del espaciotiempo de los pluriversos.
293
Consecuencias pragmáticas
Para decirlo, de entrada, de manera resumida. Hay que abolir las representaciones, las delegaciones, los partidos, a los representantes del pueblo. Nadie puede representar a nadie ni a nada. Salvo, claro está, en el imaginario “ideológico” institucionalizado por el Estado y la forma de gubernamentalidad de la que se trate. Cada quien, cada quienes, grupos, colectivos, comunidades, sociedades, tienen que hablar por sí mismas. Son ellas, las únicas que pueden decir algo sobre sí mismas, sobre lo que desean, sobre lo que experimentan, sobre sus propias memorias sociales. Son las únicas que pueden construir la decisión política democrática, en pleno sentido de la palabra, participativa.
Para comenzar a resolver los problemas acumulados y no resueltos por nadie, ni 294
por liberales, ni por socialistas, aunque lo hayan hecho en parte, es menester dejar deliberar, discutir, debatir, reflexionar, acordar, consensuar, a la sociedad misma, en toda su pluralidad y complejidad. Esto es democracia. Dure lo que dure esta construcción del consenso, no importa; vale la pena. Pues de lo que se trata es de corregir siglos, sino es milenios, de imposiciones, usando el recurso del poder. Imposiciones, que han ilusionado a los dominantes de turno, haciéndoles creer que resolvían algo, aunque sea su propia estabilidad y privilegios, además de sus jerarquías elitistas; sin embargo, esto apenas duraba un lapso de engaños institucionales. La verdad, es que estas soluciones institucionales terminaban ahondando el problema, difiriendo su solución, cada vez más complicada, para posteriores generaciones. El poder, cualquiera sea la forma de éste, cualquiera que sea el diagrama de poder, no es un buen método de resolución, mejor dicho, de solución del problema. Es un paliativo. 295
El poder no solo es la fuerza, la relación de fuerzas, como concebía Michel Foucault, sino es la fuerza, mejor dicho, la relación de fuerzas, convertida en violencia, pues captura, inhibe, inscribe, moldea, afecta, los cuerpos, las formas plurales y múltiples de la vida. Aunque Foucault descartaba esta interpretación del poder. De lo que se trata es de usar las fuerzas de la vida, en sus plurales, múltiples, dinámicas formas de devenir, en tanto potencia, es decir, en tanto creatividad de vida.
Ciertamente, sabemos que lo que decimos no es fácil, tampoco pretendemos que sea una verdad; nos contradeciríamos con lo que concebimos como critica, desde la perspectiva de la complejidad. No es ninguna verdad, sino tan solo una proposición en la ausente asamblea de las sociedades humanas y los pueblos del mundo. La dificultad radica en que el poder, en sus múltiples 296
formas, en sus poli-formas de dominaciones, se ha cristalizado en los huesos, ha modulado los cuerpos, ha constituido subjetividades. Los perfiles subjetivos sociales, institucionalizados, interpretan lo que experimentan, desde las “ideologías”; esto quiere decir, que interpretan su “realidad” desde el mundo de las representaciones dominantes y hegemónicas, institucionalizadas. Sean, en un caso, sentidos comunes, sean, en otros casos, versiones intelectuales elaboradas. Entonces, creen encontrar, en las figuras que rescatan como representativas del mundo, la verificación de las religiones, de las “ideologías”, de las teorías. Esta hermenéutica de la dominación, incluso en los casos que pretende rebelarse y ser crítica, refuerza las cadenas de las dependencias, sumisiones, subordinaciones, explotaciones. La dificultad radica en lograr liberar a los cuerpos de las telarañas del mundo de las representaciones.
297
Estas son las tareas difĂciles, no imposibles, sino, mas bien, creativas e ingeniosas, del activismo libertario.
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Hacer presente la autogestiรณn
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Como dijimos, de alguna manera, implícita, semi-explícita, incluso, a veces, explícitamente, la autogestión es la salida del sistema-mundo capitalista y del círculo vicioso del poder. Esta salida o alternativa no tiene que esperar, no se da en el futuro, cuando se cumplen determinadas “condiciones objetivas y subjetivas”, sino en el ahora, cuando se toman decisiones autónomas, libres, igualitarias; decisiones consensuadas, sin atender a condicionamientos institucionales y de poder. La salida se la construye autónomamente, cuando se ejerce plenamente la libertad y la igualdad, sin mediación de fetichismo institucionales y de fetichismos de representación, así como de fetichismos de delegación. La autogestión supone la asociación libre, la composición libre, entre iguales, no solo jurídicamente, no solo políticamente, si no efectivamente iguales en los distintos planos de intensidad donde se despliega la actividad, manifestación, práctica, expresión, humanas. La autogestión es entonces la realización creativa y múltiple 300
del ejercicio de la autonomĂa, en sus distintos planos y espesores; individuales, grupales, colectivos, comunitarios, sociales. Por eso mismo, las formas de autogestiĂłn son plurales, diferenciales, singulares y cambiantes, de acuerdo no solo a momentos, coyunturas y contextos, sino a problemĂĄticas y complejidades que se afrontan.
301
Concepto de autogestionario
socialismo
Se puede decir que el “socialismo autogestionario” se orienta en la idea de una composición social y política cimentada en la participación de las diferentes comunidades próximas, constituidas en la vida cotidiana colectivizada; empresa, sindicato, localidad, tendencia. También comprendiendo la gestión de comunidades mayores, a mayor escala; país, federaciones, confederaciones. Articula economía, política, cultura, territorialidades, con capacidades, potencialidades, competencias, destrezas, técnicas, tecnologías, ciencias y saberes. La autogestión obrera, comunitaria, colectiva, incluso grupal, en la coordinación consensuada y participativa, configurando constelaciones de alianzas, de federaciones y confederaciones, abre horizontes nómadas para la invención y 302
realización de formas variadas y dinámicas de organizaciones sociales47.
47
Referencias: [1] La autogestión yugoslava: Una visión dentro de su cuadro ideológico-político marxista [2] Por una comunicación autogestionaria [3] Lloyd G. Reynolds, Los tres mundos de la economía: capitalismo, socialismo y países menos desarrollados, Alianza Editorial: 1975, ISBN 8420615692 y 9788420615691 (capitulo III: Economías Socialistas, pág. 81). [4] Autogestión de trabajadores en Yugoslavia, por O. Ressler [5] La práctica del socialismo autogestionario en Yugoslavia y su influencia en el carlismo contemporáneo, por Javier Onrubia [6] ¿Socialdemocracia o socialismo autogestionario?, por Carlos Hugo de Borbón Parma. El País, 1975. [7] Tres países del mundo socialista] de Alberto Baltra [8] Tres países del mundo socialista, de Alberto Baltra.
https://es.wikipedia.org/wiki/Socialismo_autogestionario.
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Autogestión integral
En Cuadernos de Lanki 48 se escribe: “Nos aproximaremos al significado del concepto autogestión partiendo de esta sencilla definición de autonomía”. El término sugiere una concepción dilatada de la autogestión; se trata de la constitución-organización autónoma, producida desde la autonomía y reproductora de autonomía. Designaremos como autogestión a la conformación y actividad de formaciones sociales, en distintas escalas, de comunidades, incluso de agrupaciones, establecidas en la autonomía, en la capacidad de decisión autónoma de individuos, grupos, colectivos,
48
LANKI - Instituto de Estudios Cooperativos de la Universidad de Mondragon. http://es.slideshare.net/audaondo/lanki-aurkezpenapresentacin.
304
comunicados, sociedades49.
asociaciones
y
Desde esta perspectiva, se puede entender la autogestión como una integralidad dinámica, transversal y variable; la misma que se organiza tanto a pequeña escala como en escalas mayores, que puede complementarse y contenerse50. El campo económico no es otra cosa que una forma de nombrar un campo de actividades, que, obviamente, no se reducen a lo que se llama comúnmente economía. Desde una perspectiva restringida, la de la economía política restringida, la economía social es una forma de organización interna de la actividad económica (restringida), que supone una manera de situarse en el mercado, así como en la sociedad institucionalizada 51. Esta ubicuidad, 49
http://www.dhl.hegoa.ehu.es/ficheros/0000/0178/Autoge stion_y_globalidad.pdf. 50 Ibídem. 51 Ibídem.
305
mejor dicho esta singularidad, del colocarse en el mundo, singularidad supone la combinación y composición de perspectivas múltiples, integrando múltiples alternativas, en los distintos planos de intensidad. Es aquí, en este nudo de la complejidad, donde se sitúa la aportación de la autogestión socialeconómica-política-cultural52.
Las experiencias en la autogestión socialeconómica-política-cultural, permiten un conocimiento social y colectivo de las complejidades mundanas, económicas, sociales, políticas y culturales, en su pluralidad, multiplicidad y singularidades propias. Por eso mismo, abren los horizontes para estrategias de complementariedad y reciprocidad entre las distintas sociedades y en sus diferentes escalas53. El punto de partida y referencia primordial puede ser la experiencia y memoria social de la propia 52 53
Ibídem. Ibídem.
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comunidad; atendiendo a los requerimientos y demandas comunitarias, locales e individuales; que configuran los procesos inherentes singulares; descartando pues modelos deductivos, que introducen estrategias externas inadecuadas e inadaptables al lugar y a la comunidad54.
La autogestión social-económica-políticacultural se hace posible en el ejercicio pleno de la democracia, entendida como autogobierno del pueblo55. El conjunto de herramientas y dispositivos, así como de regulaciones, de la autogestión, como la participación en la gestión, la participación en los bienes, pueden formar parte de transiciones de integración de los planos y espesores de intensidad social, desintegrados por el sistema-mundo capitalista56.
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Ibídem. Ibídem. 56 Ibídem. 55
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Conclusiones 1. Las experiencias socialistas estatalistas han demostrado que no se sale del sistema-mundo capitalista manteniendo el Estado; al contrario, se lo reproduce y continúa, por otros caminos, otras formas, otros discursos y legitimidades; pero, siempre reproduciendo la economía política generalizada, la de las separaciones duales entre lo concreto y lo abstracto, en los distintos planos de intensidad social, valorizando lo abstracto y desvalorizando lo concreto.
2. Por eso, aprendiendo las lecciones de las revoluciones sociales en la modernidad, es indispensable salir del círculo vicioso de la economía política generalizada y del círculo vicioso del poder. Para tal efecto hay que iniciar ya las prácticas y relaciones, las asociaciones y composiciones, más allá de la economía política generalizada, más allá del esquematismo dualista del 308
amigo/enemigo, que sostiene la reproducción de la política restringida; es decir, de aquella que es la reproducción de las dominaciones. Más allá del esquematismo dualista, pretendidamente epistemológico, que, sin embargo, sigue siendo religioso, de verdad/mentira o verdad/falsedad.
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