Estos seis poemas son cantos del devenir afecto y del devenir poema del afecto. Es en el acontecimiento sensible donde acaecen las transformaciones, convirtiendo las sensaciones en metáforas; las metáforas en pronunciación de palabras, que no funcionan como signos, sino que a pesar de estar escritas y aparecer oralmente como signos, funcionan como metamorfosis de los afectos, de la sensibilidad, de las sensaciones, que, en poesía, crean los mundos, desbordan los mundos, los hacen desaparecer, para conformar otros.
El poemario Subversión afectiva, inicia sus cantos con las figuras de la auto-contemplación engreída, que vendría a ser no exactamente un devenir del afecto, sino, mas bien, una deformación del afecto, una adulteración del afecto, al trastrocar el amor en “amor a sí mismo”. Que no puede ser amor porque el amor es flujo afectivo sin centro, mucho menos un centro que se traga el afecto como agujero negro.