RED INFORMACIÓN - Edición N°11 Diciembre 2018

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CONTENIDO

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Nota editorial Las elecciones y el ascenso de las redes sociales y los medios digitales

Eleições atestam protagonismo das redes sociais no debate público brasileiro Robôs Notícias Falsas Aprendizado

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El periodismo no se salva sin medios independientes O papel do whatsapp na eleição de Jair Bolsonaro Como bolsonaro conseguiu esse feito histórico?

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Campeão de intenção de votos e rejeição – o que fazer?

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Como mexer com a emoção de 40 milhões de eleitores?

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O papel do whatsapp nas eleições brasileiras

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Será que esse caos de notícias falsas não era previsível?

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Metáfora – grupos de whatsapp como um jantar em família

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Quais soluções temos para resolver esse problema?

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La verdad no pareciera hacernos libres, al menos por ahora


Nota editorial

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ntendiendo la importancia del rol de los partidos políticos y las organizaciones sociales en el fortalecimiento democrático y aprovechando el impacto y el alcance de las nuevas tecnologías, RED INNOVACIÓN facilita oportunidades para intercambios claves con el objetivo de contribuir al fortalecimiento de las organizaciones políticas. De igual forma, permite compartir con reconocidos líderes y prestigiosos académicos de la región mediante diferentes medios presenciales y virtuales para abrir un espacio de debate e intercambio de experiencias y buenas prácticas aportando a la resolución de problemas y el fortalecimiento de la democracia. La revista RED INFORMACIÓN es un esfuerzo institucional para construir un pensamiento democrático, hacer un aporte al análisis de los partidos sobre sus retos, sus procesos y avances.

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Edición No. 11 — Noviembre 2018

LAS ELECCIONES Y EL ASCENSO DE LAS REDES SOCIALES Y LOS MEDIOS DIGITALES

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Lorenzo Córdova Vianello Presidente Instituto Nacional Electoral de México

La elección más grande de nuestra historia exigió una dosis importante de innovación por parte del INE. No sólo en las tareas propias de la organización electoral como la verificación de requisitos de aspirantes independientes, el registro de candidatos o la entrega de paquetes electorales, por citar únicamente tres casos, sino que fue necesario replantear la estrategia de comunicación. Es evidente que las reglas del juego democrático en México, configuradas a lo largo de casi cuatro décadas, se concibieron para un mundo que no conocía ni imaginaba el alcance que podrían tener las redes sociales y los medios digitales. No existe una sola referencia a estos medios de información, ni en la LEGIPE ni en la Ley General de Partidos Políticos, aunque ambas herramientas normativas fueron aprobadas en 2014. Sin embargo, tendríamos que reconocer que para 2018 la vida pública está ligada a la retroalimentación entre autoridades y ciudadanía, y a la multiplicación de fuentes informativas que permiten las redes sociales. La desinformación digital y las redes sociales no son sucesos del siglo XX. Ni siquiera de la

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primera década del nuevo siglo. Pero indudablemente son una realidad y herramientas de información influyentes en la conversación de la segunda década del siglo XXI (así lo comprueba la llamada Primavera árabe), para lo cual todavía los estudiosos y académicos están aprendiendo la forma de usar las redes sociales y de participar en ellas. Ciertamente los estudios de opinión nos venían alertando sobre cambios en las formas en que la población se estaba enterando de los asuntos públicos. El Informe Latinobarómetro 2017, por ejemplo, muestra en términos comparativos cómo ha cambiado la importancia relativa de los principales medios de información en dos décadas. Mientras en 1996 la televisión era para el 75% de la sociedad el principal medio para enterarse de los asuntos políticos; la radio lo era para el 46%; los periódicos y/o revistas para el 47% de las personas, y el uso de la internet era virtualmente inexistente; para 2017 el uso de estos medios había cambiado de manera significativa. En dos décadas, la Televisión con un 73% sigue siendo el medio privilegiado para cono-


Claramente la masificación de la tecnología y la informática han cambiado las formas de convivencia cotidiana, así como los mecanismos y celeridad con los que la sociedad puede comunicarse con sus autoridades. También, por supuesto, la forma de hacer política y de competir democráticamente por los poderes públicos ha tenido que adecuarse a la importancia de la Internet y al creciente uso de las redes sociales. En las contiendas de la era digital prácticamente no hay autoridad o gobernante que no use las redes sociales para comunicar instantánea y directamente sus actos, propuestas

y opiniones. Lo mismo sucede con la sociedad: cada usuario de las redes sociales se ha convertido, en los hechos, en una fuente de información, sin importar la veracidad o la precisión de sus dichos. Es por ello que, de acuerdo con una encuesta realizada por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, las redes sociales ya están siendo consideradas como fuentes de información, ya que constituyen el segundo medio de búsqueda informativa, sólo superadas por Google. De ahí que la desinformación digital (que se estima viaja con mayor celeridad que la información verdadera), constituía uno de los retos más complejos para el INE en el proceso de organización de los comicios de 2018. En síntesis: si uno de cada tres ciudadanos usa redes sociales y el 18% de la población se entera de los asuntos políticos a través de internet, era indispensable conformar una política de la autoridad electoral para insertarse en el mundo digital.

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cer los asuntos públicos. En cambio, la radio y los medios impresos cayeron de manera drástica: la radio bajó 13 puntos para quedar en 33% y los medios impresos, periódicos y revistas, cayeron 27 puntos para ubicarse en un 20%, y la internet se convirtió para el 18% de la población en el principal medio para enterarse de la política.

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Por ello fue necesario replantear la forma en que el INE concebía la comunicación institucional. El INE al igual que la mayoría de las instituciones públicas estaba acostumbrada a un modelo de comunicación que realmente era de difusión, en el que la autoridad comunicaba los asuntos de su interés desde su óptica interna. Sin embargo, el cambio generacional y el vertiginoso ascenso de las redes sociales en los últimos años motivó a que el INE cambiara sus esquemas de comunicación. De esta forma, replanteamos nuestros conceptos de comunicación institucional, adecuamos las imágenes, contenidos e incursionamos en los medios digitales y las redes sociales, para que los procedimientos, rasgos y etapas del proceso electoral más grande de la historia llegaran a todos los grupos sociales, incluidos aquellos jóvenes que sólo consumen información relativa a la política a través de las redes sociales.

Ejemplo de ello es lo que el INE realizó en los debates presidenciales. Reconocimos que en los últimos 20 años habían cambiado significativamente las formas que utiliza la sociedad para informarse de los asuntos políticos, y que se han instalado un nuevo ecosistema mediático híbrido de comunicación política en el que conviven medios convencionales, como la prensa y la radio, con nuevas plataformas de comunicación como las redes sociales. Así, se desplegó una campaña institucional para informar sobre la realización de los debates en medios electrónicos y se diseñó una campaña expresamente concebida para los medios digitales y las redes sociales. Incluso se abrieron espacios para que la socie-

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Es evidente que las reglas del juego democrático en México, configuradas a lo largo de casi cuatro décadas, se concibieron para un mundo que no conocía ni imaginaba el alcance que podrían tener las redes sociales y los medios digitales”.

dad, a través de las redes sociales, participara con preguntas para los candidatos. Con la claridad de que existe un ecosistema mediático híbrido y con el reconocimiento de que el INE es una Institución que requiere del involucramiento de la ciudadanía para que las elecciones se lleven a cabo en cada una de las secciones electorales del país, se organizaron los tres debates entre candidatos a la presidencia. Los datos obtenidos sobre las audiencias en los debates presidenciales, me parece que confirman la importancia de que se haya modificado la comunicación institucional y de que se hubieran incorporado a las redes sociales y los sectores de la población que se informan a través de ellas: el primer debate se convirtió en el debate presidencial más visto de la historia a nivel internacional; el 52.66% de las y los mexicanos de 18 años y más, vio al menos uno de los debates a través de la televisión, es decir uno de cada dos electores al menos vio uno de los tres debates; 34.7 millones de televidentes siguieron los tres


Dos ejemplos relevantes en materia de comunicación digital fueron, uno, los convenios suscritos con Facebook, Google y Twitter, para impulsar la difusión de información cierta sobre el proceso electoral y contar con el apoyo de estos medios para difundir información útil y cierta antes, durante y después de la jornada electoral; el segundo fue el proyecto Certeza2018, el cual durante la jornada electoral se orientó a utilizar la estructura del INE desplegada en campo para verificar información que surgía en las redes sociales. Cabe mencionar que Verificado2018, iniciativa que surgió de un grupo de medios nativos digitales (Animal Político, Newsweek, en Español, AL+Español, Pop Up Newsroom, Facebook, Google News Lab y Twitter) ante la intensidad de la desinformación que cursaba en las redes sociales, también fue de gran utilidad para contrarrestar el impacto de esta desinformación. Para ello estos medios digitales destinaron personal, desarrollaron mecanismos de capacitación y pusieron a disposición del proyecto sistemas informáticos robustos para distinguir información cierta de la que es falsa, relacionada sobre el proceso electoral. Tanto la estrategia desplegada en los debates presidenciales, como el trabajo que se realizó en Certeza2018 por el INE como la iniciativa Verificado2018 de los medios de comunicación digitales, tienen un común de-

nominador: el involucramiento de la sociedad y la importancia de que la comunicación institucional sea pertinente y bidireccional. Reconocer la importancia de los medios digitales y de las redes sociales contribuyó a que los comicios de 2018 hayan sido los más explicados de la historia. Ello implicó diseñar un esquema de inserción en las redes sociales a través de dos ejes: 1. Apostar a la libertad de expresión y no a la censura ante la responsabilidad de garantizar la equidad de las contiendas, y 2. Conformar alianzas con medios nativos y redes digitales, para que la información verídica neutralizara la influencia de la desinformación. Dicho de otra manera, el INE apostó a la corresponsabilidad de actores políticos, medios de comunicación y de la sociedad en el desarrollo del proceso electoral, y asumimos el compromiso de ser liberales en cuanto a la libertad de expresión, tanto en los medios tradicionales como en los digitales. Este binomio de corresponsabilidad y libertad de expresión contribuyó a que las elecciones de 2018 fueran ejemplares y que la desinformación se neutralizara con las sinergias generadas entre la sociedad, los medios de comunicación digitales y la autoridad electoral. A ello, indudablemente habría que agregar la civilidad de los actores políticos durante la noche de la jornada electoral, que evitó no sólo la judicialización de los resultados electorales, sino que contribuyó a la paz pública que gozamos después de la jornada electoral.

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debates durante la transmisión en vivo, y la interacción acumulada en Facebook y Twitter en los tres debates ascendió a 15.7 millones, y el 1º y 2º debate fueron Trending Topic a nivel mundial durante la transmisión.

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Me parece que las reflexiones sobre qué hacer, desde el punto de vista de las autoridades electorales, ante la importancia de las redes sociales y la creciente influencia de los medios digitales, están apenas en proceso de confección. Sin embargo, estoy seguro que contar con instituciones independientes e imparciales, así como contar con la corresponsabilidad de la sociedad y las redes y medios digitales, son condiciones que pueden limitar la influencia de la desinformación en una competencia electoral.

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Hemos entrado a una era en la que la competencia electoral sólo puede explicarse adecuadamente si se considera la influencia de los medios digitales. Por lo que, mientras no haya una disposición normativa que obligue al INE a actuar en sentido contrario, esta autoridad electoral seguirá apostando a neutralizar la desinformación con información, validada, clara y sencilla, con el propósito de que las noticias falsas terminen por naufragar en el mar de la información cierta, en lugar de pensar en cualquier tipo de censura.



ELEIÇÕES ATESTAM PROTAGONISMO DAS REDES SOCIAIS NO DEBATE PÚBLICO BRASILEIRO

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FGV Fundação Getulio Vargas Diretoria de análise de políticas públicas

A vitória de Bolsonaro é um dos exemplos do protagonismo que as redes sociais tiveram nas eleições brasileiras. A tradicional propaganda eleitoral em rede nacional de rádio e de televisão se mostrou incapaz neste ano de provocar um resultado positivo para as candidaturas com mais exposição e que apostaram nessa linha de campanha. Geraldo Alckmin, do PSDB, por exemplo, com 44% do tempo de propaganda na TV, teve menos de 5% dos votos, ficando em quarto lugar no primeiro turno. Já Bolsonaro detinha apenas cerca de oito segundos de propaganda no primeiro turno, tempo inferior ao de oito

candidatos de um total de treze na disputa. Enquanto isso, nas redes sociais, ele permaneceu durante os três meses de campanha como um dos principais temas de discussão e engajamento. Com o fim da eleição, já é possível dizer que ela foi caracterizada por um processo de circulação massiva de notícias, informações (nem sempre verdadeiras) e de mensagens de campanha por meios digitais como Facebook, Twitter e, sobretudo, WhatsApp. O Brasil possui mais de 116 milhões de usuários de internet1, ocupa o 3º lugar entre os países com maior número de usuários do Facebook2 e o 6º entre usuários do Twitter3 no mundo. Antevendo o potencial protagonismo que as redes teriam no debate político, a Diretoria de Análise de Políticas Públicas da Fundação Getulio Vargas (FGV DAPP) decidiu criar em 2018 a Sala de Democracia Digital #ob1

"Acesso à internet e à televisão e posse de telefone móvel celular para uso pessoal: 2015" / IBGE, Coordenação de Trabalho e Rendimento. Rio de Janeiro: IBGE, 2016.

2 https://www.statista.com/statistics/268136/top15-countries-based-on-number-of-facebook-users/ 3 https://www.statista.com/statistics/242606/number-of-active-twitter-users-in-selected-countries/

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Com enorme desigualdade social e elevada desconfiança na política e nas instituições do Estado, o Brasil enfrentou em 2018 uma das eleições mais polarizadas de sua história. Finalizada no dia 28 de outubro, a disputa presidencial foi a terceira mais acirrada desde a retomada da democracia, com a vitória do candidato de direita, Jair Bolsonaro, com uma diferença de pouco mais de dez pontos percentuais para o seu oponente, Fernando Haddad, que substituiu Lula como candidato do PT na disputa.

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serva2018 com o objetivo de monitorar as discussões sobre a disputa eleitoral na web e identificar ações de desinformação, ameaças e intervenções ilegítimas no processo político. Desde 2017, quando publicou o estudo “Robôs, redes sociais e política no Brasil”, (RUEDIGER, 2017) que diagnosticou a presença de robôs no Twitter em momentos-chave da política brasileira, a FGV DAPP acompanha os fluxos de desinformação nas redes sociais e seu possível impacto no debate público brasileiro. Com a Sala, posta em marcha em julho, passou a produzir análises diárias4 e semanais, policy papers e relatórios com as lições aprendidas neste processo e feito recomendações de ações a serem implementadas no Brasil e em outros países. Todo o trabalho é desenvolvido com caráter técnico, isento e apartidário5 e conta com parceiros nacionais e internacionais, como o National Democratic Institute (NDI). Apenas durante o período oficial da campanha eleitoral, de 16 de agosto a 28 de outubro, a FGV DAPP coletou e analisou mais de 110 milhões de publicações no Twitter e de 140 milhões de interações nas páginas oficiais dos 13 candidatos à Presidência do Brasil. Foram, ainda, objeto de estudo publicações sobre os presidenciáveis no Instagram e no Youtube, redes sociais também abertas. O que se observou neste período de campanha foi uma interferência constante de robôs no debate no Twitter, uma difusão massiva de notícias falsas e interferências de redes es4 As análises podem ser consultadas no site da Sala de Democracia Digital: https://observa2018.com.br/ 5 As metodologias compiladas estão disponíveis em: https://observa2018.com.br/metodologia/

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trangeiras nas discussões sobre as eleições no Brasil. Inflamada pelo cenário de polarização política, a desinformação figurou nestas eleições como instrumento de campanha de todos os lados envolvidos na disputa.

Robôs O estudo da FGV DAPP “Robôs, redes sociais e política no Brasil” aponta que as contas automatizadas são cada vez mais usadas nas discussões políticas nas redes sociais para conquistar seguidores, fazer ataques a opositores e forjar discussões artificiais. Como postam e replicam mensagens em larga escala, os chamados robôs podem manipular debates, disseminar notícias falsas e influenciar a opinião pública. No Twitter, por exemplo, eles comumente promovem hashtags que ganham destaque com a massificação de postagens automatizadas e acabam sufocando outros debates que ocorriam de forma espontânea na rede. Durante as eleições, esse tipo de influência ilegítima nos debates foi identificada recorrentemente pela FGV DAPP por meio de uma metodologia própria e que está em constante aprimoramento para poder acompanhar a contínua modernização da automatização. Nas três semanas que antecederam o primeiro turno das eleições, essa interferência dos robôs se tornou ainda mais latente, e as interações (retuítes) motivadas por contas automatizadas se mantiveram acima dos 10% do debate sobre os candidatos. Naquele período, o volume absoluto de robôs também aumentou consecutivamente, chegando a mais de três mil contas no Twitter, e os grupos opostos no debate (um pró-Bolso-


Evolução da interação de robôs no debate sobre os candidatos à Presidência no Brasil

Em alguns momentos, estas interferências promovidas por robôs ocorreram de forma articulada e sincronizada, a partir de botnets (redes de robôs). Ainda no período de pré-campanha, por exemplo, ao menos três redes de robôs foram responsáveis por publicar em uma semana 1.589 tuítes. As mensagens buscavam, de forma geral, impulsionar e/ou desmobilizar candidaturas, principalmente nos núcleos já citados de maior polarização: Jair Bolsonaro-Lula/Haddad. É importante destacar que, nos últimos meses, o Twitter tem obtido avanços na detecção e no combate a robôs e ações de desinformação na plataforma, também em diálogo com a FGV DAPP de forma a coibir interferên-

cias ilegítimas no debate público. Por isso, as análises produzidas durante a Sala de Democracia também contribuem com os esforços de combate do Twitter à desinformação, com recursos metodológicos e técnicos de mensuração da presença de robôs na rede.

Notícias Falsas Os fluxos de desinformação nas eleições também alteraram de forma substancial o processo de propagação de conteúdos. Fragmentadas, as redes sociais possibilitam que grupos privados e independentes possam rapidamente produzir e divulgar mensagens. Do outro lado, instituições, veículos jornalísticos e empresas enfrentam dificuldades para acompanhar o rápido movimento de postagens com processos de verificação e curadoria de informações. Por isso, são inú-

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naro; outro pró-Haddad) foram continuamente os que mais tiveram a influência de contas automatizadas.

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meras as notícias falsas que ganharam amplo impacto nas redes e, apesar de desmentidas, podem ter influenciado o eleitorado sobre a disputa presidencial. Sob esse contexto, a FGV DAPP analisou as referências às principais notícias falsas em redes sociais abertas –Twitter, Facebook e Youtube– durante um mês (de 22 de setembro a 21 de outubro) para mensurar o alcance que obtiveram em cada plataforma e qual a resposta da rede aos conteúdos– se foram objeto de checagem, se houve compartilhamento dos desmentidos, se as informações não procedentes continuaram com impacto após o surgimento na web. A notícia falsa com maior repercussão sugere uma suposta insegurança nas urnas eletrônicas, que são usadas no Brasil desde 1996. Foram 1,1 milhão de tuítes sobre o assunto e que abordavam desde supostos erros veri-

ficados pelos eleitores durante a votação do primeiro turno a pedidos de retorno do voto impresso. Uma das mensagens, por exemplo, era acompanhada por um vídeo manipulado que mostrava que uma urna “autocompletava” o voto em Haddad após o eleitor apertar o botão 1 (o número de identificação do candidato na urna é 13; o de Jair Bolsonaro, 17). Outra informação falsa que mobilizou cerca de 1 milhão de tuítes ganhou projeção nas redes estimulada por Bolsonaro, que afirmou que Haddad, quando ministro da Educação, teria autorizado a distribuição em escolas de um conjunto de livros, cartazes e filmes que mostrariam crianças se acariciando e meninos se beijando. O teor falso da informação foi amplamente checado por iniciativas de fact-checking, mas, ainda assim, o assunto voltou a ser mencionado por Bolsonaro em entrevista no dia seguinte a sua vitória.

Menções sobre notícias falsas no Twitter De 22.set a 21.out

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Por outro lado, publicações falsas associadas a Jair Bolsonaro tiveram um alcance mais tímido. A especulação sobre o candidato ter “simulado” o ataque a faca que sofreu no início da campanha para disfarçar uma cirurgia oncológica foi o boato que mais mobilizou os internautas no período analisado, com 34,6 mil registros. Já a mudança da padroeira do Brasil, alardeada falsamente como proposta sua, foi citada 16,7 mil vezes. Por fim, a notícia de que Bolsonaro seria o político mais honesto do mundo, também desmentida por iniciativas de fact-checking, teve 6,5 mil menções. Ainda para ter a dimensão da desinformação provocada por essas notícias falsas, foram analisados os 50 links de notícias sobre cada um dos sete temas monitorados. Juntos, eles alcançaram mais de 6,4 milhões de interações no Facebook e no Twitter no mesmo período de um mês –entre reações, comentários e compartilhamentos. As publicações sobre supostas fraudes em urnas eletrônicas mobilizaram maior engajamento, com 3,34 milhões de interações. Em seguida, vêm as notícias sobre o chamado “kit gay” (2,37 milhões); as informações falsas sobre o livro de Haddad (243,3 mil) e a afirmação de que ele descriminalizaria a pedofilia (208,6 mil). Notícias falsas associadas a Bolsonaro tiveram menor engajamento: a suposta eleição

Por isso, são inúmeras as notícias falsas que ganharam amplo impacto nas redes e, apesar de desmentidas, podem ter influenciado o eleitorado sobre a disputa presidencial.

do candidato como o político mais honesto do mundo teve 135,1 mil interações no Facebook e no Twitter. Já a especulação sobre uma possibilidade de mudança da padroeira do Brasil registrou 72,9 mil interações, enquanto a mentira sobre um tumor que o ex-capitão teria escondido teve 22,5 mil reações, comentários e compartilhamentos. Entre os links analisados, 17 continham informações falsas, imprecisas ou enganosas, mobilizando 1,07 milhão de interações no Twitter e Facebook. Notícias falsas sobre supostas fraudes nas urnas também tiveram maior engajamento nesse recorte: 996,6 mil interações. Em seguida, aparecem links sobre o “kit gay” (77,7 mil), a padroeira do Brasil (2,2 mil), o livro de Haddad (1,6 mil) e o câncer de Bolsonaro (385).

Interferências externas Por fim, em uma análise mais profunda dos perfis envolvidos nas discussões sobre as eleições brasileiras no Twitter, a FGV DAPP encontrou duas redes de contas estrangeiras em atuação no país, uma delas com influência russa e da alt-right; outra com perfis da América Latina.

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A terceira notícia falsa analisada aborda mentiras sobre um dos livros publicados por Haddad (“Em defesa do socialismo”) e teve 48,7 mil referências no Twitter. Entre as informações falsas sobre a publicação, estão a afirmação de que ela defenderia o incesto e que traria o “decálogo” do comunismo.

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No caso da primeira, foram identificados 232 perfis, que geraram 8.185 publicações entre 1º de agosto e 26 de setembro difundindo mensagens que citavam Bolsonaro, Lula e notícias falsas sobre pedofilia. O perfil que teve mais interações nas publicações da rede de 232 perfis foi o @RT_com, canal estatal de televisão russa. O perfil em espanhol da RT (@ActualidadRT) e o @SputnikInt, canal de notícias russo, também figuram com um número alto de menções. Entre as últimas 400 publicações desses 232 perfis, foram identificados tuítes em mais de 40 línguas distintas. As mais utilizadas foram inglês, espanhol e italiano. O português foi o sexto idioma mais usado. Já os tuítes em russo representam quase 3% da base analisa e foram feitos por 54 perfis distintos. Entre as mensagens destas últimas 400 publicações, aparecem posts do vice-primeiro-ministro da Itália, políticos americanos e o youtuber Paul Joseph Watson — associado à alt-right —, além dos portais russos RT, RT en Español e Sputnik. Alguns dos perfis dessa rede atuaram ainda em outros debates eleitorais no mundo. Nas discussões sobre as eleições dos EUA, por exemplo, participaram 87 das contas encontradas agora falando sobre o Brasil. Nas eleições da França, foram 55 perfis; na da Alemanha, 98. Algumas delas também entraram no debate sobre a saída do Reino Unido da União Europeia (66 contas), sobre as eleições no México (47), no Paraguai (37) e na Argentina (11). A segunda rede, por sua vez, mostra uma influência de perfis latino-americanos automa-

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tizados. Foram identificados 138 robôs que divulgavam conteúdos em favor do PT e que eram provenientes de países como Venezuela (117 perfis), Argentina (11 perfis), Cuba (6 perfis) e Equador (4 perfis). Estes perfis produziram um total de 400 tuítes que ajudavam a propagar publicações dos ex-presidentes Lula e Dilma no Twitter. Os robôs desta rede foram identificados em uma base anteriormente analisada pela FGV DAPP com dados de outubro a dezembro de 2017 e na qual também foram identificadas contas da Argentina, da Venezuela e do Equador que interagiam com os perfis oficiais de atores políticos brasileiros e de partidos e figuras políticas alinhadas à esquerda destes e de outros países, como Raúl Castro (ex-presidente de Cuba), Nicolás Maduro (presidente da Venezuela), entre outros.

Aprendizado Como foi possível observar com as análises desenvolvidas durante a Sala de Democracia Digital, as redes tiveram um lugar privilegiado na disputa de narrativas na campanha eleitoral brasileira de 2018. A experiência que o país vivenciou deixa latente a importância de se analisar as redes sociais como influenciadoras do debate político contemporâneo e incita o Estado e a sociedade a ampliarem o entendimento da relação entre a formação da opinião política do cidadão e as redes sociais. As análises mostraram que, em um cenário bastante polarizado, a desinformação se sobressaiu em detrimento do debate de temas e propostas. Em última instância, esse tipo de conjuntura pode interferir nos rumos de


A elevada influência ilegítima de robôs no debate também requer a capacitação de autoridades e jornalistas que acompanham o debate político, especialmente eleitoral, para entender e reagir diante da disseminação de desinformações com perfis automatizados. Da mesma forma, o surpreendente volume de interações no Twitter, no Facebook, no YouTube e no Instagram durante a campanha

demonstra a responsabilidade de tais plataformas para que seja mantida a lisura dos debates que nelas se desenvolvem. A FGV DAPP reconhece as redes como um conjunto de plataformas em que os cidadãos têm confiança para expressar seus sentimentos e vontades. Por isso, com o início do novo governo no país, o monitoramento que realiza permanecerá em desenvolvimento e aprimoramento como forma de contribuir à qualificação do debate público.

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políticas públicas ou até mesmo em processos políticos e democráticos.

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EL PERIODISMO

NO SE SALVA SIN MEDIOS

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INDEPENDIENTES

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María Isabel Magaña Periodista, máster en investigación, datos y visualización. Profesora en la Universidad de La Sabana. Colabora con medios internacionales y nacionales

El reto de “contar la verdad” a través del periodismo es cada vez más un sueño utópico que ha dejado de tener sentido en el Siglo XX. En una era postmoderna, en la que proliferan los contenidos falseados o parcialmente ciertos en redes sociales, vemos cómo cada vez más la verdad es “indicativo de las condiciones fluidas en la comunicación pública en todo el mundo que han desestabilizado los supuestos modernos sobre noticias y verdad” (Waisbord, 2018). Sería injusto achacarle la causa de esta situación a los medios de comunicación. Como explica Waisbord, esta situación es inherente al ser humano y a la dinámica de la formación de creencias en las sociedades contemporáneas. Las noticias falsas serían entonces el reflejo del colapso del antiguo orden de las noticias y el caos de la comunicación pública contemporánea. No creo que sea deber del periodismo entrar a debatir esta realidad y plantear, por sí mismo, las respuestas al mundo de hoy. La verdad es un proceso complejo, dinámico, elusivo y eternamente debatible. Este debate, además, incluye a otras muchas y muy

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diversas ciencias sociales. Sin embargo, el periodista sí puede y debe centrarse en una pregunta: cómo enfrentamos este creciente relativismo en el periodismo y cuál es la respuesta correcta al mismo. Así las cosas, esta podría ser una de las mejores épocas para ser periodistas, si se entiende que el reportero tiene múltiples herramientas tecnológicas para verificar información, al igual que infinidad de opciones para hacerse con voces nuevas para comprender el mundo que debe tratar de describir. Sumemos a esto los movimientos en torno a la transparencia, el acceso a la información y el gobierno abierto, que buscan hacer pública y de fácil acceso toda la documentación que tiene el “poder”. Esta información es la que se utiliza para tomar decisiones, comunicar e incluso engañar a la ciudadanía, sin que ésta pudiese tener herramientas para entender la verdad. Ejemplo de esto el trabajo que adelanta Civio, en España; QueremosDatos.co, en Colombia, o Poder, en México, con sus especiales periodísticos y la apertura de datos e información. También están movimientos como Chicas Poderosas o El Avispero No Come Cuento, que trabajan fuertemente para empoderar


Sin embargo, la mayoría de los medios se han centrado en el reto de hacer el contenido más cercano a la audiencia, con un enfoque profundo al engagement y al uso de redes sociales, y no se proporcionan ejemplos sobre cómo se están enfrentando los retos al interior de las redacciones, cómo se están tomando decisiones y qué visiones académicas o empresariales deberían tenerse en cuenta para sobrevivir a esta crisis. Para dar respuesta a este reto, me gusta el discurso que dio Ignacio Escolar, fundador de eldiario.es, cuando obtuvo este año el Premio Gabriel García Márquez a la excelencia periodística:

“La revolución tecnológica no ha transformado la esencia de nuestro oficio. Solo nos ha dado mejores herramientas. Algoritmos para analizar grandes bases de datos y transformar la información en conocimiento. Buzones encriptados para proteger mejor a nuestras fuentes. Nuevas vías para conversar con nuestra audiencia, a la que hoy también podemos escuchar, algo que deberíamos hacer más. El método periodístico ha mejorado con la tecnología, que también nos ha dado un altavoz mucho más potente y eficaz. Internet simplemente es mejor que los canales que teníamos antes para distribuir la información. Internet es más rápido, tiene una profundidad infinita y es mucho más barato. El colapso de los viejos modelos de negocio del papel no solo hundió el modo de vida de muchos periodistas. También arruinó el corazón de la prensa: su independencia editorial.”

Esta independencia se ve afectada no solo por las deudas económicas y con el poder político, sino también por el dominio que están teniendo las plataformas sociales sobre el quehacer periodístico. Me refiero concretamente a redes como Facebook, Twitter o Instagram. Son estas redes las que mandan en las redacciones: hagamos notas para más engagement en redes, más clicks, más likes. Y estas plataformas sólo responden a intereses privados y económicos de un grupo concreto… y desafortunadamente no son transparentes ni honestos. Ejemplo de esto es la demanda que hay en este momento en una Corte de California contra Facebook por haber manipulado las cifras de usuarios viendo vídeos. Como dijo Jason Kint, CEO de la ONG Digital Content Next, en Twitter la noticia es muy grave porque muestra que “Facebook inflaba masivamente y con conocimiento sus estadísticas de visualización de video, lo que tuvo la consecuencia DIRECTA de que el 90% de las organizaciones de medios despidieron a escritores en favor de productores de video, muy caros, y que también fueron despedidos cuando resultó video no valía nada.” Las decisiones de los medios de comunicaciones basaron en estas cifras, falsas, que estaban afectadas por los intereses de una empresa privada. El periodismo dejó de depender del periodista. Los jueces afirman que "los esfuerzos internos de Facebook reflejan una mentalidad de indiferencia temeraria de la compañía hacia la precisión de sus métricas". Y es que cuando Facebook “encontró” el error en su algoritmo no informó a tiempo a los anunciantes porque

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al ciudadano en habilidades que le permitan identificar falsedades online.

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lectores no pagarán por noticias virales. Ni por titulares exagerados, que decepcionan en el primer párrafo. Ni por noticias falsas o escritas al dictado del poder. Todo eso lamentablemente sobrevivirá. Pero la frontera entre la prensa de calidad y la propaganda va a estar cada vez más nítida. Los lectores pagarán por buen periodismo. Por el ideal del periodismo.

“habrían visto una caída repentina y precipitada en sus métricas de audiencia". Por el contrario, decidió cambiar los nombres de las variables y ajustarlas poco a poco hasta que se llegara a la cifra real. Sería ingenuo creer que Facebook es la única entidad que hace este tipo de manipulaciones, como seguramente han hecho también, anteriormente, los grandes publicistas. Sin embargo, el error principal del medio de comunicación está en hacer que toda su estructura dependa de éstas entidades y no de ellos mismos. Por eso, la solución está en la fuerte reflexión que plantea Escolar: el periodismo y los medios se deben a sí mismo y a sus lectores:

Solo los medios que consigan la confianza de sus lectores, el respeto de sus lectores, el amor de sus lectores, van a crecer y consolidarse en el futuro. El nivel de exigencia de un lector que paga por su periódico es muchísimo mayor. Y los

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El mundo de hoy plantea muchos retos difíciles de resolver. Son más los cambios y riesgos que se abren en cada instante que la eficacia con la que resolvemos o enfrentamos estos retos. Pero este es el ambiente que viven todas las revoluciones: cambios rápidos e inestabilidad. La oportunidad de crear un futuro en el que el periodismo siga siendo periodismo es única. Y no será suficiente enfrentar la masa de noticias falsas. De nada servirá si al interior de los medios no nos reformamos y nos protegemos, no nos obligamos a hacer periodismo a pesar de todo.

Referencias bibliográficas: Dean, W. (2018) Journalism as a discipline of verification. Publicado en internet desde: https:// www.americanpressinstitute.org/journalism-essentials/verification-accuracy/journalism-discipline-verification/ Escolar, I. (2018) Las buenas noticias para el periodismo. Recuperado desde: https:// premioggm.org/noticias/2018/10/las-buenas-noticias-para-el-periodismo-discurso-de-ignacio-escolar-ganador-del-reconocimiento-a-la-excelencia/


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Edición No. 11 — Noviembre 2018


O PAPEL DO WHATSAPP NA ELEIÇÃO DE JAIR BOLSONARO


Márcio Vasconcelos Pinto Diretor do Instituto Tecnologia & Equidade

A polarização política ganhou as ruas e a violência resultou em, pelo menos, um assassinato em Salvador e outro no Ceará por diferenças políticas. Para denunciar esses excessos, surgiram iniciativas como o Mapa da Violência e o Vítimas da Intolerância. Até mesmo o presidente eleito foi impactado pela violência. No dia 6 de setembro, ele sofreu um atentado a faca que, por pouco, não lhe tirou a vida. Operado com urgência, sobreviveu e fez o restante de sua vitoriosa campanha no hospital e em sua casa, principalmente por meio das redes sociais. Jair Bolsonaro mostrou-se um fenômeno eleitoral sem precedentes na história política de nosso país. Por integrar um partido muito pequeno, contou com ínfimos recursos para

a campanha, pequena estrutura partidária formal e tempo de propaganda gratuita na TV. Sua coligação (PSL + PRTB) tinha apenas 0,75% dos recursos públicos destinados à campanha e 6 segundos de tempo de TV por dia no primeiro turno das eleições. A título de comparação, o Partido MDB tinha 13,5% e o Partido dos Trabalhadores (PT) tinha 12,3% do fundo público de campanha, respectivamente 18 e 16,5 vezes mais recursos financeiros. Um dos candidatos derrotados no primeiro turno tinha mais de cinco minutos de tempo gratuito todos os dias na TV e no rádio. Quase eleito no primeiro turno - feito inédito em eleição para presidente desde a redemocratização do País - com 46% dos votos válidos, seu partido conseguiu eleger a segunda maior bancada da Câmara dos Deputados, além do senador, do deputado federal (um de seus filhos) e da deputada estadual mais votados do Brasil. Elegeu três governadores e, com ajuda de aliados formais ou informais, elegeu também boa parcela dos governadores do Norte, Centro-Oeste, Sudeste e Sul do Brasil. Somente o Nordeste elegeu qua-

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O Brasil é a quarta maior democracia do mundo e, neste ano, contou com eleições que ficarão marcadas como fortemente polarizadas, violentas e com grande importância das redes sociais no resultado final. No dia 28 de outubro de 2018, o País elegeu seu 38o presidente da República com 55,1% dos votos válidos, conquistando 57.796.986 votos.

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se todos os seus governadores oriundos ou aliados ao PT.

Como bolsonaro conseguiu esse feito histórico? De forma resumida, e partindo do princípio de que a realidade é sempre muito mais complexa do que se pode compreender, podemos dividir o grande sucesso eleitoral dele em três partes. O texto abaixo representa o meu ponto de vista pessoal. A primeira parte é um contexto socioeconômico e cultural que combinou uma forte crise econômica no país, um profundo descrédito da classe política devido aos gravíssimos casos de corrupção (em junho de 2018, apenas 3% consideravam o governo Temer bom ou ótimo; a Operação Lava Jato de combate à corrupção está em sua 55ª fase e já condenou duas centenas de políticos e empresários poderosos) e de violência extrema que presenciamos diariamente (só em 2016, foram registrados 62.517 assassinatos, 30 vezes mais do que a Europa e meio milhão em uma década). Esse contexto é muito favorável ao surgimento de lideranças populistas e extremistas, pois a sociedade se sente sem direção, desamparada e infeliz. A vulnerabilidade emocional é forte e faz toda a diferença em eleições polarizadas como a que vivemos. A segunda parte é uma adesão orgânica construída ao longo dos últimos anos, visto que, desde março de 2016, Bolsonaro se declarou pré-candidato à presidência da República. Seus discursos inflamados e polêmicos sobre o combate à violência, à corrupção e a defesa 26

de costumes mais conservadores encontraram forte eco e receptividade na população brasileira. Cabe ressaltar que, sobre o conservadorismo dos costumes, ele obtém grande adesão, mas também fortíssima rejeição. Durante esses anos, Bolsonaro fez duras críticas ao Partido dos Trabalhadores (envolvidos em fortes escândalos de corrupção) e, em especial, ao ex-presidente Lula (preso desde abril de 2018 por corrupção). Defendeu duras medidas contra criminosos: aumento de penas, redução da maioridade penal, porte de armas para cidadãos e maior repressão policial. Com o apelo popular desses temas, seu estilo polêmico e autêntico, Bolsonaro passou a figurar, a partir de 2017, como um forte candidato nas pesquisas eleitorais, chegando ao final daquele ano como vice-líder, perdendo somente para Lula. Mas nem tudo era fácil. Bolsonaro sempre soube que teria poucos recursos financeiros em sua campanha. Sabia também que, além de ser o vice-líder nas pesquisas, ainda era o líder absoluto em taxa de rejeição por seu estilo polêmico e provocador em temas como racismo, homofobia, misoginia, violência, defesa da tortura e ditadura. Sua alta rejeição era uma pedra no caminho para o Palácio do Planalto, pois apesar de vice-líder (com Lula) ou líder (sem Lula) nas pesquisas, também aparecia perdendo para vários candidatos em simulações de segundo turno.

Campeão de intenção de votos e rejeição – o que fazer? Com isso, vem a terceira parte da resposta. Jair Bolsonaro e seus assessores sabiam


Para fazer isso, foi imprescindível que ele construísse uma infraestrutura de comunicação em rede que estivesse pronta para disseminar conteúdos rapidamente e criar a narrativa que convencesse as pessoas. Porém, o convencimento deveria vir pela emoção e não pela razão, pois seu perfil extremista e polêmico era perfeito para atingir o lado emocional e pouco útil para articular propostas e ideias mais racionais. Mas o que foi relatado acima não é exatamente o que todos os candidatos fazem ou deveriam fazer em suas campanhas? Sim. Porém, no caso de Bolsonaro, existiam duas diferenças muito relevantes. Primeiro, ele conseguiu fazer com que uma parcela importante de seus eleitores fiéis (entre 15 e 20%), conquistados ao longo dos últimos anos, se engajassem voluntariamente em sua campanha. Segundo, ele partiu bem na frente na identificação de uma infraestrutura de comunicação no WhatsApp, pois entendeu que era o espaço perfeito para implementar a sua estratégia de comunicação. Em tese, Bolsonaro passou dois anos e meio em campanha eleitoral - tempo muito superior aos demais candidatos, que foram escolhidos por seus partidos apenas no ano de 2018. Para entender melhor, leia a excelente reportagem: “É hora de se debruçar sobre a propa-

ganda em rede de Bolsonaro”. Cabe ressaltar que infraestruturas semelhantes também foram criadas por outros candidatos. Porém, aparentemente, com dimensão e alcance muito inferiores e tardiamente. Para ilustrar o que chamamos de infraestrutura de comunicação em rede, o jornal Piauí levantou que o Major Olímpio (senador recordista de votos no país) do partido de Bolsonaro, em julho de 2018, tinha quase 900 grupos de WhatsApp com potencial de atingir 220 mil pessoas a cada mensagem. Ele afirmou ainda naquele momento que tinha os números de telefone de 60 mil policiais só em São Paulo. Essa situação certamente deve ter sido replicada em diversos estados com uma rede de pessoas se conectando pela plataforma e criando centenas a dezenas de milhares de grupos. Em cálculos estimados, uma infraestrutura assim atinge, em minutos, vários milhões de pessoas diretamente em seus celulares e com um custo reduzido ou marginal. Considerando a tarefa de reduzir a sua rejeição recorde e aumentar a rejeição do oponente, não havia alternativa melhor do que apostar em conteúdos que pudessem mexer fortemente com as emoções.

Como mexer com a emoção de 40 milhões de eleitores? Analisando o tom de seus discursos, as respostas nas redes sociais e as dezenas de checagens de notícias falsas, identifico que a estratégia de comunicação era centrada em gerar a máxima polarização possível contra o Partido dos Trabalhadores, por meio de uma

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que só lhes restava tentar atingir diretamente o máximo de pessoas com mensagens e conteúdos que pudessem construir uma narrativa mais positiva sobre o candidato. E também, ao mesmo tempo, conseguir que os demais candidatos, com especial foco no candidato do Partido dos Trabalhadores, tivessem uma rejeição superior a sua.

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Existe um forte debate na sociedade brasileira sobre a origem da polarização política ter sido iniciada pelo PT, com o que chamamos do discurso do “Nós contra eles” e não por Bolsonaro.

agressividade impiedosa, responsabilizando-o por todos os problemas do País. Ao mesmo tempo, criava-se uma personalização e mitificação da figura do Bolsonaro como o “salvador da Pátria” ou “mito” como passou a ser chamado. Para completar o processo de atingir as emoções das pessoas, usouse também uma prática comum em todas as campanhas eleitorais: disseminar de forma constante mentiras sobre os opositores. Existe um forte debate na sociedade brasileira sobre a origem da polarização política ter sido iniciada pelo PT, com o que chamamos do discurso do “Nós contra eles” e não por Bolsonaro. Claro que o PT e seus seguidores negam veementemente e dizem que é uma narrativa construída pela mídia e pelo PSDB (inimigo político histórico). Mas ao analisar as estratégias do PT de manter Lula candidato até o limite dos prazos legais, me parece razoável supor que eles apostaram na polarização contra um radical como o Bolsonaro como uma estratégia que lhes poderia fazer ganhar a eleição. Na prática, o PT se isolou em sua estratégia, pois acreditava que o radicalismo e a rejeição de Bolsonaro iriam atrair um amplo setor da população para o seu lado. A estratégia funcionou para colocar o

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PT no segundo turno, mas não foi suficiente para vencer! A rejeição do partido superou a de Bolsonaro. A polarização política extremada me pareceu central nessas eleições, e foi praticada por ambos os lados. Tivemos uma verdadeira guerra entre as campanhas com a disseminação de notícias falsas, imprecisas e tendenciosas que circularam dezenas de milhões de vezes via WhatsApp, de forma praticamente oculta das autoridades, por se tratar de uma plataforma privada. Por conta dos limites de privacidade do WhatsApp, não é possível afirmar que a maioria das notícias falsas partiam das campanhas oficiais, visto que seus fiéis seguidores voluntários (em especial do Bolsonaro) tinham a motivação para criar esse conteúdo por conta própria. Não havia tampouco esforço por parte das campanhas para desmentir conteúdos falsos que circulavam como supostamente sendo propaganda eleitoral oficial. Ambos candidatos que disputaram o segundo turno tiveram conteúdos acusados de serem fake news. Ambos também tiveram conteúdos suspensos por decisões da Justiça Eleitoral, assim como vários pedidos negados para suspender propagandas do adversário. Por conta de seu estilo, a campanha de Bolsonaro, infelizmente, pode ter inspirado alguns de seus eleitores a praticarem violência não apenas nas redes sociais, mas também nas ruas como já mencionamos acima. Em pesquisa que fiz no Google no dia 30 de outubro, obtive 25.400 resultados com a frase “eleitores de Bolsonaro agridem...”. Impor-


Mas para que conseguisse fazer uma estratégia que pudesse contar com conteúdos emotivos, extremistas, violentos, exagerados e, por vezes, falsos e caluniosos em alta escala, era imprescindível fazer uso de ferramentas privadas que não permitissem a averiguação imediata dos autores, como em plataformas públicas. Por isso, o WhatsApp foi a ferramenta perfeita.

O papel do whatsapp nas eleições brasileiras Segundo dados do Instituto Datafolha, o WhatsApp é usado diariamente por mais de 120 milhões de brasileiros, sendo que boa parte faz isso de forma gratuita em virtude dos planos de zero rating aplicados pelas empresas de telecomunicações. E mais: 90% dos brasileiros usam a plataforma mais de 30 vezes ao dia. De acordo com a pesquisa do Datafolha de 2 de outubro de 2018, 81% dos eleitores de Bolsonaro têm conta em redes sociais, 61% dizem ler notícias, 63% assistem aos vídeos sobre política no WhatsApp e 40% compartilham notícias de política na plataforma. Muitos artigos buscaram comprovar essa tese. Um deles, publicado no New York Times afirmou que as notícias falsas estão envenenando a política brasileira, mas o WhatsApp poderia deter esse processo. Ele trazia

um estudo que analisou 347 grupos públicos de WhatsApp. De uma amostra de 100 mil imagens políticas circuladas nos grupos, foram selecionadas as 50 mais compartilhadas para serem checadas. O resultado foi estarrecedor: 56% das imagens mais compartilhadas eram enganosas e apenas 8% foram consideradas totalmente verdadeiras. O jornal El País fez uma reportagem graficamente muito interessante mostrando algumas das notícias e dos memes mais compartilhados. Vale ver como as pessoas têm criatividade para criar notícias falsas bizarras que circularam nessas eleições. Segundo a ex-presidente da Costa Rica, Laura Chinchilla - que presidiu a missão da Organização dos Estados Americanos que, pela primeira vez, monitorou as eleições no Brasil –, é a primeira vez que vemos em uma democracia o uso do WhatsApp para difundir maciçamente notícias falsas durante uma eleição. A situação obrigou Chris Daniels, vice-presidente do WhatsApp, a escrever um artigo, entre o primeiro e o segundo turno das eleições, em um jornal de grande circulação divulgando como o WhatsApp combate a desinformação no Brasil e assumindo que tem a responsabilidade de amplificar o bom e mitigar o mau uso de sua plataforma. Há pouco menos de dez dias do segundo turno, muito pressionado pela repercussão negativa que uma reportagem da Folha de São Paulo publicou sobre um suposto esquema que afirmava que empresários estavam pagando somas milionárias para empresas especializadas em envio massivo de mensagens, o

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tante dizer que o então candidato, por diversas vezes, condenou a violência de seus seguidores e disse não ter controle sobre eles. Apesar disso, seus opositores o responsabilizavam por inflamar seus seguidores com o tom de seus conteúdos.

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WhatsApp promoveu o banimento de 100 mil usuários por uso irregular da plataforma. Inúmeras iniciativas de checagem de fatos estiveram ativas durante as eleições, fazendo um importante trabalho para tentar conter a onda de notícias falsas. Algumas delas foram: o site Boatos.org; as agências de checagem Lupa e Aos Fatos; a iniciativa de empresas do grupo Globo Fato ou Fake; o projeto colaborativo - de veículos de comunicação coordenado pela Associação Brasileira de Jornalismo Investigativo - Comprova. Outro recente estudo sobre a Automação no uso do WhatsApp nas Eleições mostrou indícios de grupos públicos do WhatsApp potencialmente usando ferramentas de automatização de conteúdo e com coordenação entre seus administradores e difusores de conteúdos com vistas a potencializar a difusão de conteúdo durante as eleições. O efeito dessa quantidade avassaladora de conteúdos extremistas, de mitificação de candidatos e de notícias falsas gerou uma polarização sem precedentes e o aumento da violência e dos ataques à democracia. Após o atentado que sofreu, Bolsonaro afirmou que as urnas eletrônicas poderiam ser fraudadas se ele perdesse. O que aumentou ainda mais a polarização de seus seguidores! Após o resultado do primeiro turno, afirmou que, se não tivesse fraude, já teria sido eleito no primeiro turno e um de seus filhos espalhou notícias falsas sobre fraudes nas urnas eletrônicas, inclusive incitando eleitores a cometerem crimes eleitorais (filmar o momento do voto). O Tribunal Superior Eleitoral julgou improcedentes essas afirmações e também

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determinou a retirada dos vídeos publicados nas redes sociais que têm Bolsonaro afirmando a possibilidade de fraude nas urnas.

Será que esse caos de notícias falsas não era previsível? Por que o Brasil precisou passar por isso, mesmo com tantas organizações dedicadas a evitar a desinformação com estudos, artigos e avisos de que isso poderia acontecer? Por que não foi possível evitar, mesmo depois da eleição de Donald Trump, do Brexit, das tentativas de prejudicar eleições na França, na Alemanha e em diversos outros países? No primeiro semestre de 2018, para compreender melhor esse tema, o Instituto Tecnologia e Equidade (IT&E) publicou a pesquisa “Desinformação em Eleições: desequilíbrios acelerados pela tecnologia”. Ela está disponível sob licença Creative Commons no site da organização. Uma das principais conclusões é a de que existem seis elementos no mundo de hoje que, quando combinados, podem formar o que chamamos de “fórmula da desinformação”. Ao que tudo indica, temos esses elementos instalados em nossas democracias. Eles se dividem em três dimensões: 1) Dimensão psicológica que compreende características cognitivas do ser humano: (a) o realismo ingênuo: as pessoas tendem a acreditar que sua percepção é a única certa e que os que discordam são desinformados, irracionais ou tendenciosos;


2) Dimensão social que compreende resultados de interações entre as pessoas: (a) o efeito manada: tendência de alinhamento de pensamentos e comportamentos de indivíduos quando estão em grupo, muitas vezes sem precisar de uma coordenação central; (b) o efeito de câmaras de eco: tendência das pessoas formarem grupos que refletem seus próprios pontos de vista, limitando sua exposição a opiniões desafiadoras ou a outras informações. 3) Dimensão tecnológica que compreende técnicas e ferramentas de cunho tecnológico: (a) técnicas de persuasão digital (psicometria): dados pessoais, preferências e sentimentos captados nas redes sociais são coletados, analisados e usados para manipular os sentimentos das pessoas, explorando temas como medo, ansiedade, angústia, esperança e desejos; (b) ferramentas de amplificação digital: usadas para amplificar –de forma automatizada em altíssima escala– determinados conteúdos, fazendo parecer que são enviados por humanos individualmente, quando, na verdade, são feitos via programas de computador (bots) ou

plataformas de disparos massivos de mensagens de WhatsApp. Sempre que candidatos e propagandas eleitorais usam os elementos acima combinando técnicas de persuasão digital, com ferramentas de amplificação, atingindo pessoas que estão predispostas ou vulneráveis a certos conteúdos extremistas e emotivos, essas pessoas, a partir de seu realismo ingênuo e viés de confirmação, vão gerar um efeito manada e formar câmaras de eco. Foi isso que nós vimos no efeito estrondoso que Jair Bolsonaro teve, pois ele passou a ser adorado por vários de seus eleitores e, assim, conseguiu uma adesão voluntária imensa e muito relevante para a sua campanha eleitoral de poucos recursos financeiros. Certamente muitos eleitores dele concordam com as suas ideias de forma genuína. Porém, há também aqueles que o escolheram graças a uma certa “manipulação” emocional do medo, da raiva, do ódio e da rejeição extremada de seu opositor. Bolsonaro se tornou mestre do “nós contra eles”. É muito difícil afirmar quantos são eleitores “genuínos” e quantos foram “manipulados” pelo bombardeio de conteúdos que receberam no WhatsApp, visto que a popularidade de Bolsonaro já era uma realidade e que ele também fez uma comunicação por meio de plataformas públicas, como Facebook e Twitter, com muita intensidade, além da grande cobertura da TV após o atentado que sofreu. Portanto, é difícil isolar o efeito WhatsApp das demais redes sociais (2,1 milhões seguidores no Twitter e 8,3 milhões no Facebook) e até mesmo do tempo de TV - mídia espontânea que ele acabou tendo indiretamente e

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(b) o viés de confirmação: as pessoas são motivadas a acreditar no que costuma confirmar suas opiniões e a contestar aquilo que vai de encontro às mesmas;

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que contribuiu para alimentar os conteúdos na internet e nas redes sociais.

peitado. Privacidade faz todo o sentido nessas situações! Agora imagine que, de uma hora para outra, esse jantar comece a ser invadido por conteúdos que não são típicos de cada grupo, trazidos por pessoas de dentro mesmo, que resolvem instalar um telão e um alto-falante e transmitir conteúdos criados por terceiros em modo praticamente permanente dentro da sala de jantar. Imagine que você vai mudando de sala de jantar e em todas elas você encontre telões e alto-falantes com conteúdos semelhantes ou iguais, sempre trazidos por pessoas do grupo, mas não produzidas por eles. Aqueles mais propensos à polarização, se tornam distribuidores assíduos desse conteúdo que lhes agrada (lembra da dimensão cognitiva). E isso se espalha como um vírus em um efeito em rede, incontrolável, imensurável e quase oculto.

Metáfora – grupos de whatsapp como um jantar em família Para ilustrar uma crítica que faço ao WhatsApp, farei uma metáfora simples. Imagine que usar um grupo de WhatsApp é como um jantar, onde nos encontramos com pessoas conhecidas e conversamos assuntos em comum. Imagine que esse jantar é com um grupo da família, do futebol, do salão de beleza, de vizinhos, do trabalho, da época do colégio, da faculdade, amigos de infância, etc. Em todas essas situações, pressupõe-se alguma intimidade e privacidade. Motivo pelo qual afirmo que a criptografia de ponta a ponta do WhatsApp é algo fantástico e deve ser resMAPA DO SISTEMA Propaganda Eleitoral na Internet nas Eleições de 2018 no Brasil Esse mapa é nossa visão da realidade (status quo) do sistema.

Denúncias embasadas

Fiscalização Cívica

Compra de Dados Compra de Pesquisas Análise Compra de Espaço

Financiamento Fundo Partidário, Fundo Especial de Campanha, Cidadãos

Feedback de reforço

Aumento em um estoque provoca aumento em outro ou diminuição em um estoque provoca diminuição em outro.

+

Desativação de Contas

Propaganda paga Comitês de Campanha

TSE, Mídia, Sociedade Civil

Atores Maliciosos

CICLOS DE FEEDBACK

Propaganda educacional para uma eleição ética

Induzir Comportamentos Éticos

Processos de Persuasão

Sociedade Civil, Partidos

+

Bots, perfis falsos, cyborgs, perfis sequestrados

Feedback de ajuste

+

Contas maliciosas suspensas/ bloqueadas

Plataformas Digitais

+ Menções e compartilhamentos de conteúdos LEGÍTIMOS

+

+

Políticas das Plataformas

Induzir Viralização

Aumento em um estoque provoca diminuição em outro ou diminuição em um estoque provoca aumento em outro.

+

+

Consumo de Conteúdo

Plataformas Digitais

Cidadãos

$

Intenção de votos

+

Doação para Candidatos / Ativismo Remunerado

+

+

Movimentos Sociais Políticos, Celebridades

+

Propaganda orgânica (publicidade)

Militantes, Cidadãos, Atores Maliciosos Nacionais/ Internacionais

Processo de Detecção

+

Processo de Checagem

Sociedade Civil, Agências de Fact Checking, Mídia

Uso malicioso de tecnologia detectado

+ +

Plataformas Digitais

+

Conteúdos ilegítimos suspensos ou com alcance reduzido

Executar Decisão Judicial

+ +

+

Denúncias embasadas

Plataformas Digitais, Condenados

Governo, Mídia, Sociedade Civil, Partidos, Candidatos

Mídia, Cidadãos, Partidos, Sociedade Civil

Fiscalização Cívica

+

+ +

Eleitor

VOTOS

Divulgação

Sociedade Civil, Mídia

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Eleição

+

Plataformas Digitais

Comunicação

Plataformas Digitais

Fonte: Instituto Tecnologia & Equidade, 2018

+

Notícias falsas checadas

+ –

Políticas das Plataformas

+

Políticas das Plataformas

Comunidades Online + Influenciadores Digitais

Adesão Voluntária por Empatia

Menções e compartilhamentos de conteúdos ILEGÍTIMOS

Sociedade Civil, Academia, Plataformas digitais

Criação e Difusão de Conteúdos Comitês de Campanha, Movimentos Sociais Políticos, Celebridades

+

+

+

+

Denúncias apuradas

Oficialização de Denúncias

Procedimentos Judiciais

Partidos, Sociedade Civil, Candidatos, Ministério Público Eleitoral

Ministério Público Eleitoral, Advogados

Processos judiciais abertos

+

+

+ Condenações

Julgamento Justiça Eleitoral


Num contexto como esse, parece natural que esses conteúdos tenham um efeito relevante nas pessoas, em especial, se são criados para mexerem com as emoções. Se você não deseja ver esse conteúdo, será obrigado a sair da sala, pois é inútil pedir que alguns dos presentes desinstalem o telão e o alto-falante e voltem aos conteúdos privados de antes.

o White Paper com “Recomendações Sistêmicas para combater a desinformação nas eleições no Brasil”. E, dentro dele, desenvolvemos o único Mapa que definiu visualmente como funciona o “Sistema Propaganda Eleitoral na Internet nas Eleições de 2018 no Brasil”. O Paper e o Mapa estão disponíveis em nosso site e o Mapa está abaixo

Imagine agora que além das salas de jantar que já existiam, dezenas de milhares de salas foram criadas nos últimos anos e meses com o principal objetivo de instalar telões e alto-falantes em outras salas e disparar conteúdos específicos de forma orgânica e também coordenada.

Temos 15 propostas para combater a desinformação dentro do Paper mencionado. Isso porque consideramos que esse é um tema bastante complexo e que precisa de uma atenção para diversos pontos do Sistema.

A empresa que nos cedeu as salas de jantares, telões e alto-falantes permitiu que tudo isso ocorresse sem maiores problemas. Essas ações aconteceram em sua infraestrutura gratuita, que permite uso de telões, alto-falantes, criação infinita de salas, e regras fracas para conter a disseminação de conteúdo. Considerando a sua capacidade de enxergar esse processo de criação de salas e o volume de conteúdos disseminados, essa empresa tem, sim, parte da responsabilidade pelos excessos cometidos.

Quais soluções temos para resolver esse problema? Além da pesquisa mencionada acima, o Instituto Tecnologia e Equidade também publicou

Repito que defendo veementemente a manutenção da criptografia ponta a ponta para manter a privacidade das comunicações nessa plataforma. Por isso, as recomendações abaixo são experimentais, polêmicas e totalmente abertas a críticas. Resolvi fazê-las por me sentir muito incomodado em não propor algum caminho para o debate. Eu considero o WhatsApp como uma ferramenta excelente para comunicação em pequena escala, restrita a conteúdos típicos de uma conversa privada entre conhecidos. Tudo que escape a

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Ao meu ver, nessa situação, parece que a privacidade do conteúdo não faz mais sentido e estamos diante de uma campanha midiática que deveria ter regras distintas do que é permitido em uma sala privada.

Uma das recomendações relacionadas a esse tema é “Demandar das plataformas tecnológicas e redes sociais: políticas transparentes e rigorosas que possibilitem a redução do alcance de conteúdos reconhecidamente desinformativos, assim como a eliminação de incentivos financeiros e outras punições cabíveis nos Termos de Uso (banimentos, etc.).”

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isso deve ser tratado de um modo especial. Portanto, defendo o combate implacável e rigoroso a toda forma de spam na plataforma! Cabe ressaltar que o WhatsApp já fez muitos esforços nessa direção. Também recomendo que todas as funcionalidades que permitam a disseminação massiva de conteúdos devem ser tratadas como ferramentas de propaganda e acessíveis apenas a usuários especiais, cadastrados para esse fim. Provavelmente pagantes de forma progressiva ao uso! Usuários comuns não deveriam ter acesso a ferramentas de replicação de alta escala. Recomendo que os grupos de WhatsApp comportem números bem menores de pessoas (hoje cabem até 256) e que as ferramentas de encaminhamento de conteúdo (hoje para até 20 pessoas de uma vez) e de listas de distribuição (para até 256 pessoas) sejam repensadas em seus limites. Quanto mais próximo de uma comunicação humana natural, melhor! A manutenção dos limites atuais deve ser projetada para usuários especiais. A entrada em grupos deve ser feita de forma voluntária e não por adição de terceiros de modo indesejado e as salas públicas precisam ter regras e transparência a respeito de seus administradores. Durante o período eleitoral, todo conteúdo encaminhado de forma massiva deve respeitar as regras de propaganda eleitoral para outras plataformas. Todo conteúdo que entrar na plataforma por essas ferramentas deverá ter o seu autor original identificado com o conteúdo e ser compartilhado previamente

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com a Justiça Eleitoral. A plataforma deve bloquear conteúdos que desrespeitarem essas normas. E, se necessário, tomar medidas de controle como aconteceu na Índia, para que as proporções dos conteúdos maliciosos não afetem o engajamento cívico. Não considero minhas propostas como censura. Entendo que a liberdade de expressão e a privacidade devem ser exercidas na escala natural das conversas humanas. Ao usar as ferramentas digitais para usos massivos de envios, em especial com conteúdo de propaganda eleitoral, já não se trata de liberdade de expressão, mas, sim, de estratégias de marketing com forte potencial para manipulação das pessoas e distopias, como temos visto seguidamente no mundo e também no Brasil. A comunicação massiva exige transparência e prestação de contas que hoje o WhatsApp não nos permite. Com alterações nas ferramentas de comunicação e nas redes sociais, conseguiremos atingir uma situação mais equilibrada para a democracia, com menos manipulação das pessoas. Naturalmente que isso é apenas parte da solução, como mencionei acima em nosso Mapa do Sistema. Precisamos de um processo profundo de educação da população, de novas regras para outros aspectos das eleições e de uma visão sistëmica desse problema complexo. Acredito num futuro onde as pessoas exercerão seu voto primordialmente de modo informado e racional.


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LA VERDAD NO PARECIERA HACERNOS LIBRES, AL MENOS

POR AHORA

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Nicolás Martin Director SOMOS MÁS

Un paso importante para combatir la guerra sucia en estas contiendas políticas ha sido buscar desenmascarar la desinformación, desarrollando mecanismos ágiles de comprobación de hechos, y llamar la atención sobre la degradación del debate público y la responsabilidad de las partes involucradas, los medios de comunicación y las redes sociales. Al mismo tiempo, como seguramente

hemos experimentado quienes en debates familiares o con amigos cuestionamos la validez de algunos argumentos que son clara y malintencionadamente falsos, no deja de ser frustrante e insuficiente esta táctica: no sólo por la velocidad y cantidad de desinformación a “combatir”, sino por la resistencia y hostilidad con que a veces se reciben los reclamos de faltas a la verdad. Las discusiones políticas fácilmente se traducen a ataques personales y juicios de valor, y ya a ese nivel es poco lo que los argumentos pueden hacer. En distintas partes del mundo, el debate público ha venido degradándose aceleradamente a un tono de contienda propio de un reality show, y tanto los medios tradicionales como las redes sociales parecen atrapados por la dinámica. He escuchado en varios paneles a directivas de medios de comunicación lamentarse por la forma en que se dan estas dinámicas, y tímidamente explicar que es poco lo que pueden hacer: su deber es reportar, y es una lástima que los líderes políticos muestren comportamientos provocativos y agresivos, y se vean obligados a visibilizarlo. Pocos, como es el caso del ex Director de CBS, han hecho evidente algunos problemas estructurales: si

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Leslie Moonves, hasta hace poco Director de CBS, declaraba en marzo de 2016 que la campaña de Donald Trump “puede que no sea buena para Estados Unidos, pero es muy buena para CBS”. “Damn good”, decía. Es un “circo” lleno de gente “tirándose bombas”, continuaba. Aclaraba que no era sólo la campaña de Trump, sino el tono de la contienda electoral en general, y cómo esto ayudaba a atraer dinero de publicidad y anunciantes. El tono hostil, cargado de desinformación y polarizante de la comunicación en medios y redes sociales en las elecciones de Estados Unidos dista de ser un caso aislado, tanto en la posición agresiva de candidatos, como la forma en que se desarrolla el debate público. ¿Qué condiciones facilitan esta tendencia, y qué hacer al respecto?

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los medios quieren mejorar sus ingresos de pauta -que han bajado dramáticamente en la última década-, una solución para cautivar audiencia es mostrar buenas peleas - llamar la atención con estímulos y emociones más primitivas, y encapsularlas en identidades tribales que aseguren que la contienda siempre va a estar alimentada. Ahí se pone en marcha un círculo degradante en una competencia que pareciera no tener fondo. El caso con las redes sociales es incluso más dramático. Tanto Facebook como Twitter obtienen sus ingresos de anuncios publicitarios, para lo cual necesitan lograr el mayor grado de atención activa (“engagement”) de sus usuarios. En la medida en que sus plataformas logren ser adictivas y los usuarios gastar más tiempo en ellas, logran también aumentar sus ingresos de pauta. Similar al caso con los medios, esto termina generando incentivos a dar mayor visibilidad al con-

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tenido hostil e incendiario, que suele ser el que más genera a su vez más reacciones y comentarios. Toda esta dinámica, ya cada vez más normalizada, termina afectando valores culturales e influenciando el comportamiento de la sociedad como un todo. Para contrarrestar parte de estos problemas - al menos en relación a las noticias falsas Facebook y Twitter han anunciado esfuerzos por combatirlas. En el caso de Facebook, generando mecanismos para verificarlas según fuente, y facilitando el trabajo articulado con sitios dedicados a comprobación de hechos, de manera que se baje la prioridad con la que se muestra contenido falso publicado. Twitter, aunque también ha hecho esfuerzos, al parecer no han sido tan efectivos, según un estudio publicado en octubre de 2018 por investigadores de NYU y Stanford llamado “Trends in the Diffusion of Misinformation on Social Media”:


2017, llamado “Construyendo la Comunidad Global”, afirma: “Ha habido un declive dramático en la infraestructura social de las comunidades locales en las últimas décadas. Éste declive genera preguntas más profundas, a medida que las encuestas muestran grandes porcentajes de la población reportar un sentimiento de falta de esperanza en el futuro. Es posible que nuestros desafíos sean tanto sociales como lo son económicos - relacionados con una falta de comunidad y conexión hacia algo más grande que nosotros mismos”. A partir de esto, Zuckerberg afirma que es tiempo para que Facebook cambie de foco, y pase de centrarse en amigos y familia, para hacerlo en la “infraestructura social para la comunidad - de forma que nos sirva de apo-

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A pesar de estos esfuerzos, el daño que generan estas dinámicas parece haberse asentado. Los políticos saben que difícilmente van a registrar en la opinión pública, ya sea tradicional o redes sociales, si no asumen una postura agresiva, y lanzan ataques con frecuencia, que les de visibilidad mediática, y a sus seguidores sentimiento de identidad de tribu. Por otro lado, la probabilidad de que un aporte o comentario constructivo llame la atención y sea visible por mérito propio es bastante baja. Mientras el modelo de negocio de los medios, y de redes sociales, se encuentre atado a la lucha por la atención y reactividad de usuarios, es poco probable que el escenario mejore. El propio Mark Zuckerberg, fundador y director de Facebook, parece ser consciente de ésto, y estárselo planteando desde una perspectiva más amplia. En un manifiesto escrito por él en febrero de

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yo, nos mantenga seguros, nos informe, nos lleve a la participación cívica, y a la inclusión para todos” (itálicas propias). Luego de este manifiesto, Zuckerberg ha continuado con declaraciones, ya en el 2018, anunciando que los cambios para “arreglar Facebook” les tomará alrededor de tres años. Un desafío grande para poder llevar a cabo un arreglo efectivo, tendrá que ver con el ajuste del modelo de negocio de pauta, de manera que esté mejor alineado con resultados concretos de aumento de confianza en el tejido social. Con esto, puede ser muy difícil lograr un acuerdo con accionistas. Para dimensionar la dificultad de cambiar el modelo de pauta, el sólo anuncio el 12 de enero de 2018 de que Facebook empezarían a dar mayor visibilidad a contenido personal generado por amigos, frente al contenido generado por páginas, generó una baja inmediata en el valor de las acciones de Facebook de un 4%. El modelo del buscador de Google, desafortunadamente, también resulta reforzando dinámicas de división, así su modelo de negocio no esté centrado en retener la atención de los usuarios. La efectividad del buscador se mide según la rapidez con la que un usuario da clic en un resultado, sin tener que ir a las otras páginas de resultados, ni tener que devolverse a ver otros resultados luego de visitar una página. Fruto de esto, los resultados de búsqueda terminan reforzando los prejuicios de quien busca. Por ejemplo, una persona de cierta tendencia política va a tender a encontrar noticias que confirman sus puntos de vista. Las dinámicas virtuales que refuerzan el aislamiento y desconexión, se suman a ten-

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dencias que ya vienen registrándose tiempo atrás, y siguen creciendo a pasos grandes. Como reporta Bill Bishop en su libro “The Big Sort: Why the Clustering of Like-Minded America Is Tearing Us Apart”, en 1976 menos del 25% de Estadounidenses vivían en lugares donde la votación por algún candidato presidencial determinado representaba una mayoría aplastante de las votaciones de su área geográfica inmediata, mientras que en las elecciones del 2016, este porcentaje subió al 80%. Esto muestra que, cada vez más, las personas viven, van a la escuela, atienden a eventos y espacios donde sólo encuentran personas de su mismo tipo de ideología. La dinámica de funcionamiento de las redes sociales, y de Google, facilitan esta segregación de grupos e ideologías. Si bien Internet ayuda a que tengamos una conexión global, la información que terminamos consumiendo y las interacciones que tenemos, se dan en burbujas más y más estrechas, que hacen que nuestras ideas y valores sean autoreferenciados. Cuando las ideas y posiciones se interiorizan como parte de la identidad de un grupo, evolucionar discusiones en un plano argumentativo se hace más difícil. Una persona que haga parte de un grupo donde sus pares sean escépticas a la responsabilidad del hombre frente al cambio climático, difícilmente van a cambiar su posición con base en argumentos que vengan de otros grupos. Lo mismo pasa con alguien escéptico a posibles bondades de producir algunos alimentos con modificaciones genéticas, y evidencias que muestren que no son nocivas para la salud. O con temas como la temas de penalización del consumo de drogas, del aborto, o sobre política criminal, entre un creciente número de


Según narra Tim O’Reilly en su libro “WTF? What’s the Future and Why It’s Up to Us”, a partir de una discusión en línea sobre la importancia de desarrollar mejores mecanismos para combatir la desinformación, recibió un comentario de Henry Farrell, profesor de ciencia política en George Washington University, y columnista del Washington Post, que daba en el clavo de un problema más amplio en el que se inscribe la desinformación: “El problema no es dar con la solución óptima para encontrar la verdad dada una tecnología determinada. El problema es cómo encontrar el mejor camino plausible para identificar acuerdos políticos sostenibles entre masas heterogéneas de personas que no sólo no están de acuerdo con una solución, sino en muchos casos ni siquiera están de acuerdo en que un determinado problema existe”. Actualmente, buena parte de las discusiones cívicas y políticas están atrapadas dentro de una cultura de polarización y confrontación ampliada por la dinámica intrínseca en la que funcionan los medios tradicionales y las redes sociales, que a su vez están atrapados por un esquema de financiación que favorece contenidos de carga emocional negativa que enganchen a los usuarios, y refuerzan prejui-

cios. Mientras se sigue fortaleciendo culturalmente una dinámica de confrontación hostil, ridiculización y disminución de validez de la posición contraria basada en su afiliación, va a ser limitado el impacto que pueda tener desmantelar de forma más ágil campañas de desinformación. Si la pretensión de verdad es usada como munición para defenderse y contraatacar a la posición contraria, las posibilidades de generar dinámicas constructivas son bajas. A pesar de las intenciones de Facebook, de Twitter, de Google, y de algunos medios tradicionales de tomar una cuota de responsabilidad en alimentar estas dinámicas, y de anunciar la intención de encontrar mecanismos para contrarrestarlas, debemos trabajar en crear nuevas soluciones que se soporten en modelos distintos de sostenibilidad, a medida en que más ciudadanos lo exijan. En el caso de los medios tradicionales, empiezan a haber algunos casos interesantes de referencia, incluyendo el paso del New York Times y el Washington Post de manejar modelos semi-restringidos de acceso basados en suscripciones digitales, que dependen menos de ingresos por publicidad en línea e incentiven la inversión en investigaciones independientes. De esta forma, tienen que preocuparse menos en tener que atrapar la atención de grandes masas de gente, y por lo tanto menos incentivos a movilizar contenido incendiario y sensacionalista que suba el nivel de visitas y posibilidad de que sean compartidas y discutidas masivamente en redes sociales. Mientras esto ocurre, queda la responsabilidad de activistas digitales de soltarse de la

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asuntos complejos cada vez más asociados con identidades políticas específicas. Los patrones de sesgo de confirmación en éstos y muchos otros temas se refuerzan al estar integradas dentro de ideologías o colectivos con los que sentimos alguna afiliación. Una vez en este campo, el interés y relevancia de la información objetiva desafortunadamente pierde fuerza.

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dinámica de confrontación en la que están atrapados, y diseñar mecanismos que promuevan la generación de capital social y confianza entre personas en distintos espectros ideológicos. Un ejemplo es https://pol.is/gov , que más que debates de confrontación entre posiciones contrarias, facilita la construcción a partir de puntos de conciliación sobre los que pueda haber acuerdo. Tenemos también mucho por aprender y retomar de estilos de liderazgo que han sido expertos construyendo puentes entre bandos contrarios, en contextos de alta polarización e incluso violencia. Figuras como Gandhi, Luther King, y Mandela, han sido maestros en el arte de construir entre contrarios y estrechar la relación y confianza con ellos, sin perder la coherencia y capacidad de crítica. Necesitamos crear sistemas que tengan en el centro el cuidado humano, desincentiven la polarización y segregación entre opiniones y formas de ver el mundo distintas. Cultivar dinámicas que nos faciliten ser más duros con el sistema y los problemas, y más suaves con las personas, independientemente de la ideología política y el daño que sintamos que están ocasionando sus ideas y acciones. Más que señalar y posicionar contendores, resulta más útil tratar de entender y afectar qué variables generan los incentivos correctos (o incorrectos) para promover el entendimiento del otro bajo una perspectiva humanista,

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que valore el bienestar social y personal, y la búsqueda de conocimiento y de diálogo, por sobre posiciones dogmáticas. Como plantea Adam Kahane en el libro “Collaborating with the Enemy: How to Work with People You Don't Agree with or Like or Trust”, en vez de tratar de forzar visiones de mundo compartidas, resulta más útil buscar espacios comunes que requieran interacción entre grupos disímiles e incluso contradictorios, que incentiven el contacto directo y personal, y faciliten dar pasos en los que sea viable avanzar conjuntamente, sin que se requiera forzar una visión específica o consensuada del mundo. Claramente, es imposible que ciertas decisiones políticas vayan a ser compartidas por todo el mundo. Sin embargo, además de la necesidad de que se tomen respetando un orden democrático y marco de derechos, puede resultar más importante y efectivo - incluso para procurar un mínimo de gobernabilidad de las decisiones que se tomen - , el buscar mecanismos que inciten estructuralmente a que haya cercanía entre personas con distintas visiones de mundo. De nuevo, no para procurar que todas deban compartir la misma visión, sino especialmente para que pueda apreciarse la perspectiva del otro. Esto mejoraría las posibilidades de incidencia política respetuosa a futuro, al tiempo que trabaja sobre el reto esencial de reconstrucción de tejido social.


El Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales - NDI es una organización internacional no partidista y sin fines de lucro, con oficinas en más de 50 países, cuya misión es contribuir a promover y fortalecer la democracia a nivel mundial. El NDI ofrece asistencia técnica a líderes de partidos políticos y de la sociedad civil que promuevan valores, prácticas e instituciones democráticas. Editores Francisco Herrero Director NDI

Portada y contraportada: Juan Diego F. Jiménez

Andrea Fernández Oficial del Programa Red Innovación.

Diseño y Diagramación Luz Mery Avendaño

Diana Cárdenas Asistente del Programa Red Innovación

Bogotá, D.C. Colombia. Edición No. 11 — Noviembre 2018

La elaboración y responsabilidad de las obras aquí publicadas corresponde a los autores y autoras quienes aseguraron la realización propia sin violar o usurpar derechos de propiedad intelectual de terceros, por tanto, las obras son de su exclusiva autoría y detentan la titularidad de las mismas, y se manifiesta que los derechos sobre las obras en cuestión no han sido cedidos con antelación y que sobre ellos no pesa ningún gravamen ni limitación en su uso. Las opiniones expresadas en esta publicación, son de los autores y autoras y no necesariamente reflejan los puntos de vista del Instituto Nacional Demócrata (NDI)


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