Pruebas estandarizadas Una reflexión La aplicación de pruebas estandarizadas ha sido flanco de diversas críticas por cuanto el sentido de la evaluación se pierde en una noción meramente instrumental, en función de mostrar resultados que cumplan con políticas internacionales de lo cual se derivan los innumerables informes y ranking que sitúan “la calidad educativa de una institución”. Al respecto, Guevara (2017, pág. 168) expresa que “las pruebas estandarizadas surgen en un contexto mercantil, desde una mirada técnica que resuelve el Estado para responder a la política internacional y a la globalización”. De esta manera, la crítica fundamental de las pruebas estandarizadas reside en el hecho de que los resultados que se derivan de ellas, se concentran en una especie de visión reduccionista e instrumental de la evaluación en la que se atiende a ubicar a estudiantes e instituciones educativas en determinados niveles y no en una oportunidad para hacer más pertinente el currículo y posibilitar mejores estrategias para impulsar la reflexión de los docentes en procura de mejores aprendizajes para los educandos. En relación con lo anteriormente expuesto, pareciera que aplicar una evaluación estandarizada y forzar a todas las instituciones a preparar a los estudiantes para aprobar estas evaluaciones independientemente de sus recursos y de la formación de los docentes, es la opción más fácil de implementar porque no demanda mayores costos ni tiempo. Las pruebas PISA a pesar de tener una gran influencia en la educación a nivel mundial, existen críticas muy fuertes y fundadas sobre su aplicación. 9