Gaceta febrero 2017

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EDICIÓN

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gaceta cultural

/ Dir.: Presidente Córdova 5-55 y Hno. Miguel / Télf.: 0987706450 - 2844634 / Email: republicasur2013@gmail.com /

RENACHO

MELGAR

República Sur

habla la calle

the end

LA VERDAD DE SER CULTO

LA NOSTALGIA DEL CINE ECUATORIANO

entrevista RS

Con motivo de su próxima exposición “Balam” (jaguar en Maya) —que se inaugura este 17 de febrero en República Sur—, una investigación pictórica sobre lo representativo de este animal en la cultura prehispánica, tenemos el placer de entrevistar a Renacho Melgar.

CINE/VER MÁS PÁG. 4 imaginario

El artista salvadoreño, que está de gira por el país realizando diferentes exposiciones e interviniendo diversos espacios, se autodenomina como un pintor autodidacta, además de amante de los libros usados, el cine independiente, el café y la cerveza. Ha expuesto su obra en gran parte del mapamundi: Camboya, Perú, Chile, Argentina, Australia, Panamá, Francia, República Dominicana y toda Centroamérica.

ENTREVISTA/VER MÁS PÁG. 12

DÍCESE DE UN ANIMAL TRISTE ¿Por qué te obstinas en ser un animal triste?

SOCIAL/VER MÁS PÁG. 15

FEBRERO/2017

CREACIÓN/VER MÁS PÁG. 8


nuevo horario

de atención / República Sur desde el 6 de febrero lunes, martes y miércoles 16:00pm - 00:00am jueves, viernes y sádado 16:00pm - 03:00am Esta Gaceta es un producto colectivo de apasionados por el arte y la cultura. Si quieres ser parte, contáctanos a: republicasur2013@gmail.com

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MES ELECTORAL Mes electoral en el país y se nos despertó la curiosidad en este editorial por conocer las propuestas culturales de los diferentes partidos que se presentan (llámennos ingenuos). Nuestra sorpresa ha sido mayúscula. Y tras ver los resultados de la investigación, les proponemos el mismo juego (aviso importante: les va a resultar divertidísimo y así, si tienen tiempo, conocen también las propuestas en los demás ámbitos). Les proponemos, queridos lectores, que entren en todos los planes e intenten encontrar propuestas para cultura. A continuación, algunos de los links con los planes de los candidatos para que no tengan que buscar mucho:

Así que, en lo que a cultura se refiere, seguiremos en un limbo y amparados por no sabemos quién y de qué forma —y eso que ahora se supone tenemos una nueva ley de cultura—, que parecería tener los días contados. Nada, disfruten pues de los planes de los diferentes partidos políticos, disfruten de esta bonita campaña mediática que nos están otorgando los que en pocos días nos guiarán de la mano hacia un futuro mejor, y, por favor, ya hablando en serio, piensen bien su voto. Veremos si hay segunda vuelta para continuar el mes que viene divagando sobre las presidenciales.

lista 21: goo.gl/Lrq9ns

Director: Jordi Garrido Subdirector: Gustavo Peribañez Editores: Camila Corral Escudero Jordi Garrido Gustavo Peribañez Impresión: República Sur Diseño y Diagramación: Daniel Esteban Gaby Guerrero

lista 12: goo.gl/jmqQb7 lista 35: goo.gl/PygyS3 lista 6:

CRÉDITOS

goo.gl/BG60lM

Correctora: Camila Corral Escudero

lista 10: goo.gl/n9FMog De todas las propuestas para las presidenciales, solo dos candidatos hacen mención en sus planes a la Cultura: Lenin Moreno, en la página 12 de su programa y Paco Moncayo, algo más desarrollada, en la página 73 de su documento, dentro del sexto objetivo que va de la mano con el deporte.

Autores de esta edición: Murcielagario Kartonera Júpiter Rocío Pérez Boris Banegas Abád Sebastián Zaldumbide Germán Gacio Baquiola

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Andrea Rojas Vásquez DAGA Fabiola Cedillo Rubén Camacho Zumaquero


Murcielagario Kartonera

II FESTIVAL DE POESÍA DE QUITO “LECTURA DE UN KANÍBAL URBANO” La poesía no es aburrida, los poetas sí…

Tuvimos tres días de festival durante los cuales se desarrollaron diversas actividades:

Recitales, realizamos cuatro recitales en distintas casas Presentación culturales de la ciudad. Tanto al norte, centro y sur de Murcielagario Kartonera se conforma en el año 2009, la ciudad, logrando con esto que la difusión sea muen la ciudad de Quito, como el primer proyecto anar- cho mayor y fomentando la creación de nuevos espakoeditorial del país, que persigue la socialización de cios y públicos para la literatura. los medios de producción literarios; expropiamos y li- Lecturas urbanas: se realizaron tres distintas lecturas, beramos libros que de otra forma se volverían inalcan- las mismas que se tomaron las calles de Quito en una zables para el común de la gente. Creemos firmemente forma performática. en romper la idea de que la gente no lee porque no le interesa la literatura, sino, por el contrario, la gente no Presentación de libros: durante el evento se llevó a lee porque el sistema capitalista ha logrado en su juego cabo la presentación de dos libros, EXILIUM de Fransegregacionista que los libros queden fuera del alcance co Osorio (Lima) y Sobre la reconciliación del laberinto de ciertas clases menos privilegiadas (una noción neo- de Jorge Rengifo (Lima). Los dos libros fueron trabacolonialista y neoracista inunda el arte sin duda) y ha jados por Murcielagario Kartonera y siendo Exilium fomentado un terrorismo cultural, haciéndonos creer una coedición con la editorial chilena Andesgraund. que la literatura (y el arte en general) es para pocas personas que puedan pagar-comprar y “entenderlo”. Como señalamos con anterioridad, nuestra propuesta no es aséptica, ni se emparenta con la lógica racional cultivo-elitista de la franciskana ciudad de Quito, ni mucho menos acepta el canon oficialista. Llevamos más de seis años de experiencia haciendo poesía, teatro, pintura y música. Nuestro trabajo ha sido reconocido en países como Chile, Perú y Argentina entre otros. En febrero de 2016 realizamos nuestro primer festival, logramos juntar a poetas y artistas de Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia, con un saldo a favor en cuanto a críticas y recepción del evento. Varios medios nos tomaron en cuenta y el sabor final del festival fue de alegría y celebración por la vida y el arte.

La segunda edición Murcielagario kartonera, como parte fundamental de su interés por difundir los diferentes procesos de creación viva que se vienen desarrollando en Quito y entendiendo a la ciudad como un ente social, cultural y estético-económico, donde los procesos de hibridación y mutación literarios nos permiten tejer un palimpsesto digno de ser escuchado —y porque tenemos fe en la poesía—, hemos creado esta plataforma cultural urbana de intercambio artístico. Nuestra pretensión es amalgamar el sentir estético mestizo andino urbano de este pedazo de suelo franciskano desde la poesía y sus múltiples expresiones. Desde esta postura de crítica y de construcción que hemos asumido ya cerca de seis años, nos hemos planteado una nueva edición del Festival de Poesía de Quito “Lectura de un Kaníbal Urbano” como una plataforma de encuentro para las diversas voces contemporáneas del quehacer literario mundial. Un festival que no solo pretende aglomerar poetas como estrellas agotadas en busca del aplauso agónico. Por el contrario, creemos que es hora de dejar que la poesía hable y no sea solo un eslogan más o una consigna aventurera. Invitamos a lanzar poesía a nuevos y salvajes oídos, a tener fe nuevamente en ella. El festival procura que las mejores voces de las generaciones actuales (poetas de menos de 40 años) se den cita en la ciudad. Este año el II Festival de Poesía de Quito “Lectura de un Kaníbal Urbano” se desarrollará el 22, 23 y 24 de febrero. Contará con poetas de Argetina, Bolivia, Chile, Perú, Colombia y Ecuador. Como cada año también existirá un homenaje a un “kanibal” de nuestra literatura (en el I Festival fue el caso del poeta lojano Kelver Ax (+)) para esta segunda edición el festival contará además con un justo homenaje al poeta tzánzico Raúl Arias y la presentación de una edición especial cartonera de su gran libro: Poesía en bicicleta.

La primera edición del Festival de Poesía de Quito “Lectura de un Kaníbal Urbano” se llevó a cabo durante los días 24, 25 y 26 de febrero del 2016. Estuvo enmarcado en una celebración de la joven poesía latinoamericana y participaron en él autores menores de 40 años. El festival reunió 30 poetas y artistas, de diferentes disciplinas del Ecuador y Latinoamérica (Perú, Colombia, Chile y Bolivia), que desempeñan una constante y destacada labor de creación y difusión desde, con y para la palabra. Nuestra labor también logró captar la aceptación de un público diverso, aproximadamente 50 personas por evento.

Ecuador merece tener un festival de poesía joven que se atreva a subvertir sus espacios propios y desmitificar los procesos creativos elitistas, que apoye la instauración horizontal de los medios de producción literarios y artísticos. Enfocado en públicos urbanos ancestrales (entiéndase esto como todos los que habitamos la Imágen: David Kattán ciudad, indígenas, mestizos, afros, heterosexuales, GLBTI, etc.) que recorren las calles de todos nuestros Logramos concretar acuerdos de apoyo mutuo con Conciertos: dos conciertos diferentes, uno de ellos lle- barrios, además de poner sobre la palestra el tema de tres distintas casas culturales de la ciudad, que apo- vado a cabo durante la inauguración; un trío de pasi- lo mestizo, lo andino y lo urbano entendido esto como yaron de diversas formas y por diversos medios la llos nos acompañó para después dar paso a la música una acción social y cultural que también aporta a la consecución de este festival, estas casas son: Casa Ma- de la agrupación pueblo Urbano. El concierto de cie- estética contemporánea de diversas artes. rre congrego a tres bandas. chankára, Pez Dorado Centro de arte y Kitutambo.

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Júpiter

LA NOSTALGIA DEL CINE ECUATORIANO En este artículo realizaremos un burdo análisis de lo que fue, lo que es y presuntuosamente promete la escena del cine ecuatoriano. Desde sus autores, los discursos y sus obras, desmembraremos de una forma personal y poco objetiva a toda “la escena cinematográfica”, con el afán de simplificar y justificar el estado catatónico en el que se encuentra nuestro séptimo arte. “Se espera que lo que resta, no pueda ofender ni al más casto de los lectores, y como que de la peor historia se puede lograr el mejor provecho, esperamos que el sentido de la moral hará que el lector conserve su seriedad, incluso en aquellos momentos en que la historia pueda predisponer lo contrario.” Etapa Cavernaria Cabe destacar que el análisis se realizará haciendo una gran excepción frente al género documental. Nos enfocaremos netamente en el desarrollo de la ficción y el cine “comercial”. Antes de pasar de este género —que a mi parecer es el más trascendente del país, ya que es el único que posee una calidad, cualidad y un discurso aceptable, tanto nacional como internacionalmente—, tenemos que recapitular que el documental no nació de una búsqueda dramática, literaria, o con un conocimiento previo cinematográfico. Provino desde la investigación geográfica, etnográfica y social de parte de los “mestizos” —que aún eran más europeos que mestizos— como Carlos Crespi. Este pequeño y genuino movimiento creó un acercamiento diferente hacia la cinematografía, narrativa y congruencia documental, lo que lo despojó a largo plazo de la pretensión, la comparación infructuosa y el descarrile visceral que tiene hoy en día nuestro cine de ficción.

Desde los años veinte se han realizado esporádicamente diferentes producciones cinematográficas, desde El Tesoro de Atahualpa, film en el cuál aún no existía el sonido directo, pasando por Guayaquil de mis amores, Dos para el camino, y más. Estos filmes no van a ser consideradas dentro de este análisis, ya que pertenecen a la etapa romántica del cine ficción, en donde no se podía —o no se veía cómo— separar a la dramaturgia gestada desde el teatro hacia el cine, como se podía ver en El Cojo Navarrete y A la costa.

El primer gran giro que toma el cine ecuatoriano es con la notable participación de Camilo Luzuriaga con sus largometrajes La Tigra y Entre Marx y una mujer desnuda. La realización y proyección de estos filmes marcaron un hito dentro de la línea histórica cinematográfica y crearon el primer axis central de una nueva visión, una fresca ambición y novelería de la juventud —en aquel entonces— por crear una nueva forma de comunicación, expresión y arte. Todos estos jóvenes que siguieron con gran ímpetu los pasos y el tiempo que marcó Luzuriaga, son conocidos ahora como “La vieja escuela” del cine ecuatoriano.

Fotograma: Entre Marx y una mujer desnuda

La vieja escuela: desde el acolite a la mega producción En los años noventa, el primer largometraje que marca la puerta de apertura para el Ecuador y para todas sus generaciones jóvenes a la existencia y realización de un cine indie nacional (de bajo presupuesto, con un fuerte guión y fuera del ámbito televisivo) fue Ratas, ratones y rateros de Sebastián Cordero. Esta obra, a pesar de tener varios galardones y menciones honrosas internacionales, presenta, por primera vez al mundo entero, aunque de una forma arquetípica, pero sutil, y con una gran narrativa detrás, a la multifacética identidad ecuatoriana. Luego de aquel trascendental evento, se gestan y desencadenan una serie de directores, cineastas y guionistas que empezaron forjar a todo lo que conocemos ahora como la “industria” ecuatoriana del cine. Entre ellos destacan Tania Hermida con Qué tan lejos, Iván Mora con Sin Otoño Sin Primavera, Javier Andrade con Mejor no hablar (De ciertas cosas), Diego Araujo con Feriado, Tito Jara con A tus espaldas, entre otros (quedan exentos Tito Molina y Fernanda Restrepo porque, a pesar de ser contemporáneos, su cine está más alineado hacia el género documental). Todos estos autores se han encargado de construir lo que ahora se puede considerar como la adolescencia del cine ecuatoriano, con plots simples, una narrativa dramática básica, una añoranza melancólica de lo que fue —o les hubiese gustado que fuese— su adolescencia punk, rocker, junkie; y un Ecuador folklórico, lleno de arquetipos básicos, trillados y repetitivos. Esta generación, por ser los pioneros del cine ecuatoriano, obtienen la mención al mérito, y, como primeros,

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existen algunas obras que tienen un gran trasfondo, una sacrificada y satisfactoria producción y una primera búsqueda de la identidad audiovisual, pero decaen y se tropiezan en detalles simples pero garrafales. Para no entrar en puntualidades, vamos a generalizar las falencias que encontramos en varios de estos y otros films: Se utilizan arquetipos folklóricos ecuatorianos que sobrecogen y derogan la historia y el guión. Se desentiende la realidad del Ecuador abordando megaproducciones con coproducciones extranjeras, directores invitados y una “hollywoodización” de nuestra industria, en la que pierde importancia el guión, la dirección de actores (y variación de actores) y la puesta en escena. Caen en el patrón de ensamble de una telenovela, buscan a la actriz “sexy” colombiana (o de cualquier nacionalidad caribeña) que sutilmente agregue puntos al rating o asientos al establecimiento, se dejan influenciar por los productores y por lo que ellos tienen entendido que es “lo que el público quiere ver” y, por ultimo, existen films que se sumergen en historias adolescentes, de drogas, abuso, rebeldía, problemas parentales y la búsqueda de una identidad perdida. Este tema es un tema y recurso muy utilizado por varios directores y guionistas latinoamericanos, el cual, narrado de una forma original y más visceral, logra su objetivo, pero nuevamente caen en una trampa metódica ya que crean una amalgama de películas sin espina, discurso o una voz real de autor. La película que queremos destacar dentro de este subgénero adolescente es Mejor no hablar (de ciertas cosas) de Javier Andrade, que muestra una mirada distinta, con una cinematografía que varía de la homotecia básica utilizada y en la que se apoyan el resto de films.


Frente a este sendero ya marcado, deshierbado y semipavimentado, entra una visión periférica más amplia que atrae a dos nuevas corrientes de jóvenes aspirantes a cineastas, los que intentan tomar la posta y convertirse en “La nueva escuela”. La nueva escuela: snobs, intelectualoides y lo neo beat Tras el furor con las nuevas producciones, un nuevo arte encaminado en Ecuador y la forma intrépida que promete una gran variedad de expresión dramática, gran parte de la generación joven contemporánea optó por buscar y encaminarse dentro del mundo cinematográfico. Esta se subdivide en dos grandes nichos. Los que se quedaron Son estudiantes de las diferentes universidades e institutos (IAVQ, INCINE, USFQ, U.ARTES, etc.), una generación descendiente de la vieja escuela que ha heredando sus virtudes y falencias. Son un grupo de jóvenes visionarios, llenos de filmaciones guerrilla, que disfrutan de trabajar junto con sus amigos universitarios y poseen un ímpetu luchador por crear su propia mirada y voz. Así también recaen y resaltan los más grandes defectos hereditarios como la idealización del cine, la parafernalia e intensa necesidad escolar por llamar la atención y crear un falso glamur alrededor de este arte, desvirtuando su contenido y significado. Actualmente en el cine se ha creado un espacio lleno de fama y ego autocomplaciente que lentamente ha forjado una barrera que limita el avance y el desarrollo intelectual, estético y narrativo del cine nacional.

Fotograma: Mejor no hablar (de ciertas cosas)

intelectuales y puritanos cineastas, los cuales, con una gran determinación e inocencia, han vuelto al país a intentar cambiar la normativa dentro de la narrativa y visión canon del cine ecuatoriano.

Esta generación es necesaria y fundamental para el desarrollo, quiebre y reevaluación de nuestro cine, ya que cumple la función de catalizador de la ruptura entre la Los que se fueron (y volvieron) línea de lo cotidiano y lo preestablecido socialmente. Estos jóvenes se comprenden por ser artistas a los que les encanta Bélgica, Argentina, Chile, Brasil y España fueron los hacer referencias, citas, rebuscar términos, aventurarse en países receptores (aunque no los únicos) de los optimistas una búsqueda del género y lo sexual e intentar retratar aspirantes a cineastas ecuatorianos en la pasada década. Estos jóvenes partieron a diferentes destinos que ya poseían un avanzado desarrollo cinematográfico, mucho más trascendental y pregnante que el ecuatoriano. Al llegar a su destino, se encontraron con la no tan grata, pero muy inspiradora sorpresa de que el mundo era más grande que su provincia y, abrumados por esta vasta gama de conocimiento artístico y cinematográfico, empezaron a leer, escuchar, ver, asistir y ser parte de movimientos artísticos generales, subterráneos, indies, “B”, performáticos, experimentales y más. Desde la escuela formada por directores como Lynch, Godard, Kaurismaki, Corine, Kurosawa, Cronenberg, Jarmusch, Jeunet, Wong Kar-Wai, Kitano, L.Martel, Cassavettes y más, se empiezan a forjar los neo-

Fotograma: Ratas, ratones y rateros

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la misma identidad (cosa que todos inconsciente o conscientemente buscamos) multifacética y perdida de los ecuatorianos.

La problemática que aqueja esta generación es exactamente eso, la sobreimportancia hacia su efímera intelectualidad, el conocimiento extranjero exhaustivo situado por sobre el conocimiento local, el pobre reconocimiento nacional y la recaída frente al folklore como algo “nuevo” o visionario. Podemos concluir que el cine ecuatoriano está madurando, no es perfecto o digno de alfombras rojas, pero sí posee una mirada íntima y personal, una vasta investigación e intriga de parte de sus autores por encontrar una identidad, un sentido y una voz entre sus historias y guiones. Mediante el cine, los ecuatorianos podemos retratar la identidad versátil que nos caracteriza (haciendo nuevamente hincapié sobre Ratas) sin caer en folklorismos o arquetipos trillados. Las generaciones subsiguientes tendrán una brecha distinta, un camino forjado con más sabiduría y experiencia (pero también así con pretensión y ego) y se verán en la obligación de continuar con la absoluta certeza de que en el Ecuador existen historias válidas, experiencias únicas y miradas sinceras las que pueden conmover, crear empatía y ser vistas y apreciadas por un público diverso internacional.


Rocío Pérez

Boris Banegas Abád

NOS ESTAMOS CONVIRTIENDO EN UNOS RIDÍCULOS SIN TIEMPO, NI ESPACIO, NI MATERIA HUMANA. Trabajamos más horas para ganar más dinero –aunque esto últimamente no está siendo una secuencia lógica–, para gastarlo en comprar cosas que nos ayuden a vencer la insoportable realidad del tiempo. Ese tiempo propio que ya apenas sabemos manejar. Compramos una televisión más grande que nos llene las únicas horas que tenemos libres. Un coche más grande para pasar más horas exhibiéndolo en la carretera. Una casa más grande para ocultar hacia fuera el vacío que tenemos puertas adentro. Un viaje más lejos los quince días de rigor con un pack completo para traerme recuerdos made in China que mostrar, aunque estemos en Nueva Zelanda. Trabajamos más horas para ganar más dinero –recuerden la inversabilidad proporcional que el capitalismo tardío inyecta en esta relación–, para pagar a otras personas para que hagan lo que no queremos hacer o lo que quisiéramos hacer pero ya no tenemos tiempo. Esto se nota, especialmente, en tres espacios cotidianos: los cuidados, las relaciones interpersonales/sexo –porque beatismos hipócritas e insoportables aparte, queremos y nos gusta el sexo (no identifiquen sexo con porno machista unidireccional, hagan el favor) –, y la capacidad de protestar y actuar. Cuidar hijos, madres, abuelas, amigos, perros o gatas, se ha convertido en un “bien común” extraño y preciado. Pagamos porque otros y otras –especialmente otras– los cuiden, les den amor, los vean crecer, los paseen, los escuchen y los abracen –válido para todas las especies anteriormente mencionadas–. Nos perdemos todo porque un señor llamado Mr. Capital nos dijo que tenemos que acumular para consumir, que cuanto más consumamos, más somos. Quizás se le olvidó comentar que puede que seamos más –más cómodos, más explotadores, más inconscientes, más productores de basura–, pero no mejores, aunque igual lo puso en la letra pequeña y tuvimos pereza de leerlo. Porque, reconozcámoslo, nos hemos acomodado tanto que confiamos ciegamente en Mr. Capital y sus haceres, quehaceres y deshaceres. Conversar con una persona a la vez también se ha convertido en acción de coleccionista. Nos horroriza tanto lo humano que lo digitalizamos para controlarlo y gestionarlo. Nos incomoda mirar a los ojos, porque es invertir demasiado tiempo. Nos asusta no tener nuestro móvil 9G plus para llenar el tiempo entre silencios que hemos olvidado cómo disfrutar. Nos enloquece exponernos a no gustar superficialmente a trescientos, a no contar resumidamente a diez mil con un post lo que no nos atrevemos a contar profundamente a alguien cercano. Nos aterra invertir nuestro tiempo en una sola persona. Es demasiado aburrido, demasiado arriesgado, demasiado lento, demasiado intenso. Incluso tener sexo requiere de multitudes y simultaneidades “líquidas”, incluso gaseosas porque necesito pagar un servicio online que me facilite ganado dispuesto a tener un momento de intimidad like ante mi incapacidad de tener tiempo, voluntad y herramientas de comunicación para salir a la calle a pasear, a tomar un café, a una librería o a un bar a conocer, charlar, gustar y desear más allá de una pantalla y una imagen congelada y retocada. Debe ser que ya no nos gustamos ni a nosotros mismos en conjunto, solo en un reconstruido momento, por lo que gustar a las demás, ni os cuento. Denunciar situaciones de explotación o discriminación, salir a la calle a protestar o –cuidado blasfemia–, hacer una huelga a Mr. Capital, tampoco se salvan de esta “modernidad líquida” casi gaseosa. A pesar del potente mecanismo de convocatoria que podría llegar a ser la onlineidad, nos basta con decir “estoy interesada” o “acudiré al evento” en espíritu, desde mi sillón de la gran televisión comprada antes. Y cuando conseguimos salir, arrastrándonos en nuestra comodidad y confort individualmente adquiridos, nos dedicamos a hacernos selfies que muestren lo divinos que somos y lo comprometidos que estamos con las causas pero no tenemos tiempo de profundizar en los porqués de las mismas. La inversión de nuestros tiempos en las dinámicas analógicas y digitales debería ser un medio, no el fin –con todo su doble sentido– que aporte algo más que mercancía y liquidez baumaniana a nuestras vidas. Porque no todo tiene que ser líquido o gaseoso. Existen muchos ejemplos de lo contrario, solo tenemos que molestarnos en buscarlos. De este modo, no se trata tanto del medio como de la forma y el proceso. Dediquémonos a los pequeños momentos, a los pequeños placeres que recordamos, a las personas concretas que merecen la pena, a acciones que nos lleven a compartir nuestra humanidad, no a perderla. Digital o analógicamente, pero tomémonos el tiempo necesario para hacerlo. Tomémonos el tiempo necesario para decir: “Sorry, Mr. Capital, but fuck you”.

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¿TE IMAGINAS SI LOS TEATROS FUNCIONARAN COMO TEATRO? Esta pregunta saltó bajo la luz roja de un semáforo en una esquina de la Av. Don Bosco. Era miércoles en la noche y, para poder responderla, fui a pasear por el centro de Cuenca. Sabía que se estrenaban nada más y nada menos que tres obras de teatro en la misma semana, así que tomé la Av. 12 de Abril y conduje hasta el Carlos Cueva Tamariz, un teatro magníficamente restaurado, con equipos de alta tecnología, que pertenece a la Universidad de Cuenca, pero estaba cerrado, no se había programado ninguna de las obras en ese lugar. Continué mi camino pensando en algunas rutas por las cuales optar: ir hasta el final de la Calle Larga donde se encuentra el Teatro Pumapungo o llegar hasta la Catedral Vieja para observar la cartelera exterior del Teatro Sucre, desde donde también podría caminar hasta el lobby del Teatro de la Casa de la Cultura. Finalmente tomé la decisión de acudir al exterior de todos. Lo cierto es que hacer esta ruta no toma más de 20 minutos en auto y, trágicamente, es el mismo tiempo que necesité para observar, con mucho asombro, que los grandes teatros de la ciudad, en una semana de estrenos, están cerrados. Entonces me pregunté dónde se presentaban las obras. Muy cerca de esos lugares, incluso algunos en el mismo edificio, funcionan centros culturales que tienen salas alternativas, donde sí tienen programación constante, agendas mensuales, boleterías e incluso cafés que nos llenan de nostalgia de un pasado que ya fue. En Cuenca, el teatro ha sido desplazado de los grandes espacios edificados para tal fin a espacios con una capacidad máxima de ochenta personas, cuyos dueños han construido de a poco con el paso de los años. Son pequeñas salas que tal vez no tengan la historia del Teatro Universitario ahora llamado “Teatro Sucre” o los recuerdos del Teatro de la Casa de la Cultura, ni tampoco gozan de la tecnología avanzada del sistema de sonido del Teatro Carlos Cueva o de las increíbles luces LED del Teatro Pumapungo, ¡pero están abiertos! En su interior nacen nuevas historias cada semana a cargo de varios colectivos de teatro que roban risas o lágrimas e intentan ser nuevas fuentes de trabajo para sus hacedores. Ellos han despertado un público y demostrado que la ciudad puede tener otra dinámica educativa y cultural. La mejor definición para esta corriente es la del nombre que adoptó la sala del Sono Centro Cultural “Teatro de bolsillo”, a la cual se suman otros espacios con características propias como el Centro cultural República Sur, el Teatro Imay, El Avispero o El Prohibido, incluso la misma Casa de la Cultura tiene mayor programación en la sala Alfonso Carrasco. Esa noche, entonces, llegué a la conclusión que los grandes teatros cuencanos están nada más a la espera de que alguien “de buen corazón” llegue a proponerles un evento y me pregunto, ¿acaso ese no es su trabajo, proponer? Sus encargados no cuentan con programadores que difundan una agenda única, que comercialicen las obras y, peor aún, que sean parte de la producción, por esta razón soñamos por un instante y nos imaginamos a los grandes teatros cuencanos funcionando como teatros, como antaño, con la gente haciendo fila y las luces brillando… Si los teatros funcionaran como teatros, estoy seguro que la ciudad se los agradecería.

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Sebastián Zaldumbide

Germán Gacio Baquiola

AL OTRO LADO DEL DIAL SEGURAMENTE ES FEBRERO

LA VEDETTE DEL MES

La primera parte del año se vuelve interesante cuando, con emoción, uno hace planes y apunta ciertas metas que planea cumplir. Pasa el tiempo, pasan los meses, y lo que no hiciste hasta mayo, pues difícilmente lo harás en lo posterior. ¡Vamos! Lo que no hiciste el lunes ya no hiciste el resto de la semana. Aunque todavía sale el sol de este lado del mundo, hace frío en Barcelona y hay asfixia en Santiago. Seguramente es febrero. Que la tristeza no embargue y que la alegría no embriague. Mientras unos ya están, hay otros que se siguen buscando. Antes de finalizar el año, llegó hasta mí un disco, digamos, en una palabra: hermoso. Se trata de La Velocidad de las Plantas, de los chilenos Prehistóricos. Un álbum que, aunque se lo niegue, contiene amor y desamor en iguales proporciones; nostalgia y melancolía, ideal para corazones rotos y corazones empachados de eso tan anhelado y efímero conocido como amor.

Tomás Preuss es el nombre detrás de este material en el que se respira claramente una admiración por lo sucedido en Islandia con Sigur Ros o Múm. Eso, pero en español y con voz de nena. Mi favorita del disco: “Cada Quien Se Sumerge”, lo dice todo. Este trabajo de Prehistóricos me hizo recordar el proyecto de la también chilena Camila Moreno, que salió hace ya casi 10 años, en el 2008. Llevaba por nombre Caramelitus y fue un EP bajó el título de El Otro Hábitat, en donde aparecía la amniótica “Monotonía Floral”, que recita: “para que yo entienda cómo pasan las cosas tuve que dejar de entenderlo todo”, frase marcada en mí como el “INRI” en la frente del Cristo. Hoy me entero que, tras Caramelitus, también está, nada más y nada menos, que el mismísimo Tomas Preuss de Prehistóricos. De ahí la similitud en las texturas, aunque en Prehistóricos se siente mayor madurez y menor densidad. Esta coincidencia me llevó a investigar más sobre Preuss y di con su EP en solitario del 2009, Las llamas que incendiaron mi casa, que va por la misma onda: electrónica difusa y etérea, simplemente fascinante.

Prehistóricos.

Tomás Preuss

Caramelitus

No pierdas tiempo y ponte a escuchar este jarabe para pasar la soledad en compañía de uno mismo. Seguramente es febrero y hacia adelante no podemos sino esperar el resultado de lo que venimos siendo y haciendo cada día. No hay más futuro que el mismo presente, y el pasado… …ya no existe.

Trabajo. Actividad por la que el hombre transforma la realidad para satisfacer sus necesidades físicas y espirituales. Karl Marx Volverse a pensar cuando chico, actividad cotidiana que hacemos consciente o incons-

cientemente, tal vez, incluso, semanalmente. Entonces, distorsionado quizás, me pienso ahora: desde niño soñaba con crecer y trabajar, pulir el cuero como mi abuelo, saludar a los pacientes en un hospital como mi padre, enfrentarme a los sueños de diván de otros como mi madre, etc., etc. atravesado por la ideología peronista de mis ancestros, deseaba ser un trabajador. Hoy me pregunto, a los 31 años y con 15 años de trabajo acumulado, si entonces seré más trabajador por haber pasado ya la mitad de mi vida ejerciendo un oficio. Pero eso no viene al caso, es tan solo una digresión más en este largo letargo. Continúo con mis años mozos, donde, desde luego, apenas tuve la oportunidad acepté un trabajo. El primero de todos, efímero, fue hacia los 10 años cuando con mi amigo de infancia repartíamos folletos por el barrio de una nueva guardería de niños, «El delfín mágico» creo que se llamaba. El segundo, más duradero, fue hacia los 17 años cuando salía del colegio. Este sí se prolongó al menos un año y me enseñó, sin saberlo entonces, muchas cosas prácticas para mi vida futura. Lo suficiente para ser considerado entonces como mi primer trabajo real. Consistía en realizar encuestas, pero no cualquier encuesta, eran encuestas presenciales de más de una hora de duración, segmentadas a un universo muy reducido: aquellos compradores de autos último modelo durante el pasado año. Cabe resaltar que corría el 2003, años de crisis profunda donde la sociedad se debatía si comprar tomate o banano. Un auto nuevo era, por consiguiente, una dimensión desconocida para el 80 % de la población. En paralelo, iniciaba mis estudios en sociología y en cine, ambas carreras que me ayudarían para encontrar un método taylorista y ficcional para realizar mi trabajo de modo más eficiente. Desde la capacitación en aquella oficina de Palermo a la cual me acompañó mi concuñado, ya tenía en mente mi plan maestro: realizaría únicamente una sola encuesta presencial a un amigo cuyo padre había cambiado su camioneta porque recientemente se habían mudado al campo, con esa práctica revelaría los ejes y claves necesarias para resumir el cuestionario de más de 200 preguntas a sólo 10, que luego utilizaría con el resto de los encuestados vía telefónica. Así fue durante el resto del año, ganando más que el triple que cualquier encuestador porque nuestra tarea supuestamente era de horas por encuesta, pero para mí tan solo duraba 10 minutos. Confesión que espero que el jefe de aquella consultora nunca lea y, aunque lo haga, sé perfectamente que le importaría poco. Y esto descubría mientras avanzaba en mi carrera en «Ciencias» Sociales y nuestros profesores nos instruían sobre cómo realizar entrevistas, encuestas, matrices de datos, y conclusiones tergiversadas para que el cliente o el destinatario de aquellos datos estuviera feliz con ellas. Muchos años más tarde, luego de ejercer oficios relacionados con el cine y las letras, oficios que aún cumplo, cada vez que necesitaba dinero extra me enlistaba en una consultora de opinión de una ex docente. Allí realizábamos encuestas para clientes diversos: desde tabacaleras y licoreras hasta partidos políticos o ministerios gubernamentales. En todas ellas, los resultados que nosotros, el humilde ejército de molestos encuestadores que recorríamos la ciudad y el conurbano, diéramos de poco valía. Las encargadas de dirigir el proyecto siempre entregaban el resultado que el cliente esperara: «su cigarrillo es el favorito de los argentinos», decían, o bien: «la gente aprecia su humildad y sonrisa y votarán por usted». En este mes electoral, las plataformas políticas de los candidatos parecen no llegar con tanta contundencia al electorado como sí lo hacen los resultados semanales de las distintas encuestas de intención de voto, todas ellas financiadas por distintas agrupaciones políticas y, sin duda alguna, ninguna de ellas realizada bajo la supuesta autonomía e independencia de la organización-empresa de opinión. La vedette del mes se expresa con sus curvas y algoritmos en diarios, radios, televisión, y es observada por más ojos que los mismísimos candidatos. Y yo río por dentro, ese fue también mi primer trabajo, aquel donde aprendí que de lo que se trata es de transformar la realidad para satisfacer nuestras necesidades físicas y espirituales, o a veces, electorales.

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Andrea Rojas Vásquez

DÍCESE DE UN ANIMAL TRISTE ¿por qué te obstinas en ser un buen hombre? QueridoseñorRodillasinvendajeenelviento decir que estás triste no hará de ti mejor poeta.// yo soy tu antípodame creo una niña salvaje mutante y andina porque visto de neón y me hago trencitas// te abrazo egoístamente te abrazo de cucharita te abrazo porque en vos abrazo a todos los hombres //tengo en la mano una moneda, la lanzo diez veces, la probabilidad de que vea en vos la cara de mi padre es el 50% "el espacio muestral es el conjunto de todos los resultados de una experiencia aleatoria" la suma de todos los hombres, es decir vos, es decir, lo que precede al espacio muestral, es decir a la moneda cayendo, es decir a mí cayendo mientras te abrazo, es decir a este muro al que no llamamos: nosotros

[porque el mundo está demasiado sucio porque olvidaste el cepillo de dientes en mi casa pero no me dices amor para no ensuciarte los labios] /es decir, ¿cómo hago para hacer que dejes de ser un hombre triste? ¿cómo hago para que dejes de querer morirnos? yo no quiero morirte /somos ese lugar común del que todos hablan nadie va a querer visitarnos// no me mueras [tengo otra moneda en la mano] -yo no quiero morirte-

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Agenda Cultural

viernes

sábado

jueves

03 febrero

04 febrero

09

concierto

concierto

teatro

Los del 53 (Cuba) (salsa) cover: 10$ hora: 22:00

jueves

febrero

sábado

11

febrero

14

concierto

cena & concierto

cover: 4$ hora: 22:00

viernes

16 febrero

17

concierto

exposición de arte

febrero

febrero

San Valentín Silvio Rodriguez

Tributo al Rock Argentino

Voz: Roberto Calderon, Gitarra: Esteban Encalada, Bajo: Josep Whazhima y Batería: Freddy Abad

martes

cover: 18,50$ (+cena) hora: 21:00

cover: a la gorra hora: 21:00

viernes

24 febrero

Superlitio (Colombia) Les Petit Batards (Quito) Madre Tirana (Cuenca) cover: 10$ hora: 21:00

sábado

25 febrero

concierto

Renacho Melgar (El Salvador) (inauguración muestra: BALAM) cover: 5$ hora: 21:00

hora: 19:30

La Fiesta del Cumbion (Quito)

Mama soy Demente (Guayaquil)

cover: 10$ hora: 21:00

cover: 7$ hora: 22:00


Cartelera de Cine Ciclo: Ganadoras del oscar

lunes de clásicos

Martes

hora 19:30

de independiente

febrero

hora 19:30

febrero

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No country for old man Dir: Ethan Coen, Joel Coen Duración: 122 min País: E.E. U.U Año: 2007

Sinopsis: En 1980, en la frontera de Texas, cerca de río Grande, Llewelyn Moss un cazador de antílopes, descubre a unos hombres acribillados a balazos, un cargamento de heroína y dos millones de dólares en efectivo.

febrero

febrero

13

21

febrero

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Birdman

Dir: Alejandro González Iñárritu Duración: 118 min País: E.E. U.U Año: 2014

febrero Gone with the wind

Dir: Victor Fleming, George Cukor y Sam Wood Duración: 238 min País: E.E. U.U Año: 1939

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Slumdog Millionaire

Dir: Danny Boye y Loveleen Tandan Duración: 128 min País: Reino Unido Año: 2008

febrero

27

Schindler's List

Dir: Steven Spielberg Duración: 195 min País: E.E. U.U Año: 1993

Sinopsis: Segunda Guerra Mundial Oskar Schindler, organiza un ambicioso plan para ganarse la simpatía de los nazis. Después de la invasión de Polonia por los alemanes, consigue, gracias a sus relaciones con los nazis, la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, cuya explotación le hace prosperar rápidamente. Su gerente también judío, es el verdadero director en la sombra.

/ Dir.: Presidente Córdova 5-55 y Hno. Miguel / Télf.: 0987706450 - 2844634 / Email: republicasur2013@gmail.com /

República Sur


DAGA

CAN KEN PON De repente estoy en una de las veladas celebradas en República Sur, principal escenario de una emergente y no tan emergente, por fin, escena musical. El tipo de la banda, no sé si el guitarrista o bajista, me muestra el disco de Paola Navarrete con la intención de que “apoye” a la movida; a cambio, le ofrezco el disco de Matazar. Incrédulo de lo que pasa, quedó pasmado ante mi respuesta. Fue como un juego de “Can Ken Pon” (piedra, papel o tijera), en donde ciertamente yo saqué…tijera. Matazar es, para mí, un reencuentro con el rock que, en estos tiempos, así como tal, está como extinto. Es una especie de big bang de tres tipos con escasas similitudes entre sí, pero con un propósito definido: liberar esa energía a través de la música. Tal vez por eso la portada de su disco debut no presenta su nombre, apenas hay una especie de triple “A”, que aparenta ser dibujada con la garra del gato negro que aparece, y que de alguna manera representa a cada uno de los integrantes, cada diferencia, cada gesto; ese maldito papel manchado que representa el movimiento, y que, junto con la tijera, se arriesga al juego porque saben que en algún punto se enfrentarán a la piedra. Sin necesariamente perder. Digamos que Matazar fue mi primer acercamiento en serio con una banda de la movida nacional, tal vez no tan popular como otras que encabezan esta nueva ola de festivales. Y me pregunto, ¿por qué un gato negro? Su disco debut patea a la primera con una imagen de los miembros de la banda en blanco y negro y opacada justamente por el primer plano, no el de la oveja negra, el de un gato negro. Y es que los Matazar no necesitan la aprobación de nadie. Simplemente son y dejan ser, generan ese misterio, esa fuerza que, como el gato, altera nuestra curiosidad por saber en qué rayos estaban pensando. El telón se abre con “Eclosión” en la primera pista y es, junto con “Surreal”, el resumen de todo lo que podemos encontrar en el disco: furia y calma hasta llegar a los “Últimos Pensamientos”. “Cabernet Levitón” es el primer sencillo, la he escuchado por todos lados. En la radio, en el auto, en mi cabeza. La gente la corea en los conciertos. Hasta el punto de incluir en el resumen de las noches de fiesta, frases de la letra como: “(ayer) vimos el diablo por… …segunda vez.”

Linea Gráfica de Matazar, autor: DAGA

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ENTREVISTA RENACHO MELGAR: “PINTO PARA VIVIR Y VIVO PARA PINTAR” Con motivo de su próxima exposición “Balam” (jaguar en Maya) —que se inaugura este 17 de febrero en República Sur—, una investigación pictórica sobre lo representativo de este animal en la cultura prehispánica, tenemos el placer de entrevistar a Renacho Melgar. El artista salvadoreño, que está de gira por el país realizando diferentes exposiciones e interviniendo diversos espacios, se autodenomina como un pintor autodidacta, además de amante de los libros usados, el cine independiente, el café y la cerveza. Ha expuesto su obra en gran parte del mapamundi: Camboya, Perú, Chile, Argentina, Australia, Panamá, Francia, Republica Dominicana y toda Centroamérica. Este trotamundos, acompañado de su compañera (o “mujer paisaje” como él la llama), nos brindó un momento precioso en el que hablamos de todo un poco y nos contó algo de su historia, que ahora compartimos con ustedes. Renacho, cuéntanos un poco de tu recorrido y cómo has acabado en Ecuador La Mujer Paisaje (novia, amante, amiga, compañera, productora, gestora, diabla, fotógrafa, ayudante, musa, cómplice y esposa) y yo decidimos viajar. Tenemos un año y medio de transitar con una mochila llena de sueños, compartiendo nuestra obra y escribiendo nuestra historia con colores sobre las paredes de Latinoamérica. Somos salvadoreños, de momento hemos dejado murales en toda Centroamérica, Costa Rica, Panamá, Colombia y hoy es el turno de Ecuador. ¿Qué recuerdos tienes de tu infancia en El Salvador? El Salvador, después de un proceso de guerra civil de casi 20 años, con los acuerdos de paz firmados y la extrema pobreza, enfrentó a una fuerte migración hacia USA en busca del famoso sueño americano. Allí los salvadoreños conocieron el fenómeno de las pandillas y lo adoptaron como suyo, creando así estéticas que tenían que ver en su mayor parte con la identidad y cultura salvadoreña, sumado a la violencia y delincuencia como forma de vida. Muchos y muchas volvieron al país deportados a formar un nuevo fenómeno “las maras”, dos pandillas (MS 13 y EL BARRIO 18) ambas viven hoy una guerra violenta y salvaje por el dominio del territorio. Mi generación se vio en medio del huracán de formación de este fenómeno social, eras de una pandilla o de la otra. Te podría decir que muchos de mis amigos de infancia o están muertos o en la cárcel. En medio de esa sociedad violenta, mi madre, a costa de sacrificios, me construyó un par de alas hechas de libros, música, cine y colores. De cierta forma soy privilegiado por decirlo de alguna forma, a los 13 años conocí a Julio Verne, Horacio Quiroga, Poe, Buster Keaton, Ray Coniff, Led Zepellin y Borges. Creo que este conocimiento marcó muchos de mis intereses futuros y me permitió encontrar en el dibujo una herramienta de comunicación más fuerte que mis palabras.

Autor: Renacho Melgar

¿Cuándo empezaste a interesarte por el arte y la pintura? Dibujo desde que tengo memoria, pero el interés por la pintura nació en el bachillerato, participé en un concurso de pintura, gané y así conocí un nuevo lenguaje. No podría decir que soy artista, tengo muchos conflictos con el término y la libertad de su significado contemporáneo, me considero dibujante, aunque lo que más se conoce de mi obra es el color y la forma. Es más, veo mi obra en dos tiempos o momentos: el primero es de lo que vivo, es decir, un producto de consumo, no quiero generar polémica con esto, pero mis cuadros son

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eso objetos de consumo, tienen esa naturaleza, por así decirlo; y la otra mi obra urbana, la que está en las calles y te confieso que la segunda es la que considero más arte. Sin embargo, pinto y dibujo todos los días, me divierto con mi obra en todas sus facetas, desde la que está destinada para una galería, un museo, un papel, hasta la que llega a la calle con toda la libertad. No creo que exponer en un lugar te haga más o menos “artista”, pintar es mi forma de vida, y en medio de esos procesos, una dinámica mantiene a la otra y no podrían existir sin ir de la mano. Pinto para vivir y vivo para pintar.


Háblanos sobre tu formación, ¿qué tal fueron esos años?

Mucha de mi propuesta está en la calle, allí tiene un diálogo más divertido, cualquiera puede decir: “que feo eso”, “me gusta o no me gusta”, no necesita un intermediador que hable por ella. En el 2014 trabajé una serie de objetos que la cotidianidad volvió invisibles o que simplemente no queremos verlos porque nos recuerdan de dónde venimos y qué somos en colectivo.

Mira, intenté estudiar una Licenciatura en artes plásticas, pero reprobé Pintura tres veces seguidas. No recuerdo un momento más frustrante y castrante que llegar a mi casa y decirle a mi madre que reprobé por tercera vez, intenté cambiarme a estudiar Medicina y dejé de dibujar y pintar por quizás un año. En medio de ese año me fui de mochilero por Centroamérica y, justo en Costa Rica, me quedé sin dinero y entonces me fui a una calle a dibujar, alguien me compró los dibujos e hice eso por varias semanas. Fue entonces cuando sentí que estaba de luna de miel con los pinceles…

Así que arranque pintando puertas, ventanas, hidrantes y terminé pintando una serie de “champas” (casas de plástico, lamina y cartón). El resultado fue hermoso. Mientras pintaba la primera casa, alguien me preguntó cuánto costaba, cuando le dije que nada, me pidió le pintara su casa y me ofreció almuerzo para las tres personas que pintábamos, sin querer, esta persona me ofreció un pago por mi trabajo, dándole un discurso diferente al resultado final. Terminamos pintando ocho champas, todo un proyecto, lo suspendimos por cuestión de costos. Como dije antes, mis proyectos de arte urbano son autogestionados.

Me considero autodidacta, pero en la universidad tuve un gran maestro de Dibujo y Anatomía que marco mucho mi propuesta visual. ¿Investigas técnicas nuevas?

Después trabajé en un serie llamada AMBULANTE, basada en intervenir los carritos de los y las vendedoras de mi país, quería una pieza que, para verla, tuvieras que caminar por la ciudad, un homenaje al vendedor en acción.

Técnicas nuevas, no creo porque soy fiel a mi trinidad: Grafito, Acrílico y Oleo, pero sí llevo estos tres a nuevos soportes, pinto y dibujo sobre todo, papel, madera, tela, cartón, pared, hidrantes, carritos de vendedores, cuerpos humanos, todo lo que se me ponga enfrente, me gusta divertirme con mis recursos. ¿Cuáles son tus referentes y cuál reconoces como tu mayor influencia? A diferencia de muchos de mi generación, soy un enamorado de la Latinoamérica Prehispánica, quizás en ella está el génesis de mi gráfica y mi principal búsqueda, ando por allí siguiendo los rastros de una estética prehispánica que nos represente y nos hermane. Me gustan mucho Lajos Szalay, Obregon, Siqueiros, Marcia Schvarts y Ramírez Amaya. De Europa, los grandes clásicos, por supuesto, pero me siento más identificado con los artistas que basan sus diálogos en la identidad y la memoria colectiva Latinoamericana. Para hablar de algo es preciso nombrarlo, ¿cómo te definirías como artista o a tu estética? Gráfica y orgánica. Como te dije antes, dibujo y pinto todos los días por disciplina, siempre estoy garabateando o estoy construyendo algo en mi cabeza. Suelo pensar que mucho de mi proceso es una estética rumiante, sigo construyéndola y deconstruyéndola, jugando… esa sería la mejor forma de describirlo. De alguna forma hace que mi cerebro almacene una memoria psicomotriz que suele invadir mis cuadros y abraza a mis personajes o simplemente llena todo el espacio posible de la superficie donde trabajo, digamos que mi gráfica tiene una naturaleza horror vacui, muy característica.

Autor: Renacho Melgar

Después del cáncer soy lo que soy, me construyo todos los días, como si no hubiera mañana, es divertido porque veo como mi obra es un reflejo del cáncer, de alguna forma hizo metástasis con mi gráfica. Una parte importante de tu carrera es el arte urbano y la intervención en la ciudad, en El Salvador, realizaste el proyecto “Camuflaje, donde intervenías puertas de edificios o “Ambulante”, que consistía en intervenir los puesto de comida en la calle. ¿Por qué es tan importante el arte urbano para ti? ¿Cómo concibes a la ciudad? Creo que mucho del arte contemporáneo está hecho para espacios X y estos espacios te predisponen como espectador, cuando vas a un museo todo lo que hay dentro es arte, entras en una burbuja basada en el conocimiento o en lo que vos entiendes como arte, defino eso como una pared, mucho de lo que vemos en los museos o galerías es un diálogo entre curador y artista.

También un aura muy urbana, mis dibujos siempre reflejan la ciudad y el ser humano, los personajes olvidados por la cotidianidad. Muchas de mis piezas urbanas dialogan con el ser humano, a veces volviéndose una con el transeúnte.

Un galerista me invito a exponer el proyecto cuando ya tenía varios carretones intervenidos, me negué porque para mí la pieza es el hombre o mujer y su herramienta de trabajo, exponer solo el carretón sería como ir a ver un animal al zoológico. Sin embargo, logré que las personas que me siguen se involucraran en el proyecto. Esto consistía en que se fueran a la calle a hacerle fotos a mis carretones en acción y luego dichas fotos se usaron para montarlas en la galería. Los vendedores llegaron a la exposición con sus carretones, fue divertido, todo mundo afuera con ellos. ¿Cómo consideras el mundo del arte actualmente? Polarizado y ciego. Hay una lucha continua por los espacios y los medios, pero, sobre todo, cometemos el grave error de no consumirnos como región, seguimos empecinados en tener un ojo en Europa y otro en USA. Somos víctimas de la intolerancia y el ego, es más fácil destruir que crear una alternativa que nos permita construir juntos y juntas. No compartimos el conocimiento, No fomentamos la creación colectiva y no respetamos las dinámicas y estrategias de los demás. En resumen, somos muy egoístas. Creo que hay espacios para todas y todos, para todas las propuestas y dinámicas, como creadores o creadoras, nos enfrentamos a los mismos problemas, nos influencian las mismas cosas, leemos los mismos libros y autores… tenemos más cosas en común, pero seguimos empecinados en solo ver nuestras diferencias y en creer que ya lo vimos todo, lo sabemos todo y que solo nuestra obra es la mejor. ¿Qué tal te llevas con los actores externos del mundo del arte como galeristas, curadores, críticos…? Soy amante de la cerveza y el café, así que siempre y cuando la charla tenga olor a cerveza, puedo hablar con cualquiera. No soy bueno hablando de mi obra, quiero creer que tiene la fuerza para hablar por mí.

El color y los juegos cromáticos son eje en tu obra, ¿qué representan para ti? Mira, veo mi obra ac/dc y no como la banda de rock: qntes del cáncer y después del cáncer. Cuando tenía 26 años me diagnosticaron un tumor cancerígeno en el seno para nasal derecho, tuve que someterme a un proceso de operación y luego de terapias a base de radiación.

Eres un gran defensor de la cultura popular, ¿cómo crees que funciona eso en el mundo del arte? Carlos Fuentes planteaba que para crear algo nuevo debemos volver al origen y luego ver el resultado desde el mestizaje. Para mí, hay una gran panorámica cuando se habla de “arte”, desde lo más naif hasta lo más “contemporáneo” pasa por muchas facetas, muchas cofradías, muchos mundos y ecosistemas que luchan entre sí por tener el santo grial y decir que su concepto de arte es el único.

Durante todo ese año y medio me prohibieron pintar, fue un año difícil por todo lo que implica el cáncer y tu organismo, pero quizás lo más difícil fue no pintar. Antes del cáncer era un pseudoartista, intelectualoide con pose de rockstar que se creía mucho, que pintaba para demostrarle a los demás que podía y tenía técnica y dejaba todo para después… para cuando fuera famoso.

Intento disfrutar lo que ofrece cada uno de estos mundos, soy una hoja (de colores) en el gran Árbol del Arte.

Con el cáncer descubrí que le tengo miedo al olvido y que la única forma de construirte como creador es apostarle a tu obra con entrega, disciplina y pasión todos los días… ahora pinto porque disfruto.

Autor: Renacho Melgar

Por último, ¿cómo ves el panorama artístico en Ecuador? Todo el mundo odia al maestro Guayasamín, pero todos quieren ser lo que él representa y muy pocos se comprometen a trabajar para serlo.

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Fabiola Cedillo

SOMOS UNA SOCIEDAD QUE MIRA HACIA EL PASADO mayores actividades, proyectos, libros o exposiciones. Llegamos a la actualidad: desde hace ocho años existe el Fotoclub de Cuenca, conformado por aficionados. Recorriendo el pasado fotográfico de la ciudad, puedo ver que la temática siempre estuvo ligada a la religión, registro de eventos sociales y paisaje/naturaleza. ¿Por qué no existe un archivo de trabajos que hayan explorado fuera de esas áreas?, ¿acaso no hay nada que contar relevante sobre esta ciudad, sobre nuestra gente, sobre nuestros cercanos, sobre nosotros mismos?, ¿habrá algo más que imágenes estereotipadas que se repitan constantemente?, esas imágenes que nos han sido heredadas de libros de turismo, de visiones extranjeras: las típicas fotografías de mujeres con pollera, ancianos pidiendo limosna afuera de las iglesias, niños con mocos chorreando. Pero bueno, eso es a grandes rasgos los rastros que se han podido extraer del siglo XX. Ahora, lo importate sería preguntarse hacia dónde miran los fotógrafos cuencanos en la actualidad. Quizás lo único que nos diferencia de hace 50 años, y esto debido a una necesidad, sea la producción de fotografías de moda y publicidad. Por lo demás, seguimos teniendo en su mayoría fotógrafos de eventos y paisajes.

Fotografía: Fabiola Cedillo

"Sin embargo, había siempre en esas fotos de mi madre un lugar reservado, preservado: la claridad de sus ojos. Por el momento no se trataba más que de una luminosidad totalmente física, la huella fotográfica de un color, el verdiazul de sus pupilas. Pero esta luz era ya en sí una especie de mediación que me conducía hacia una identidad esencial, el genio del rostro amado. Y además, por imperfectas que fuesen, cada una de esas fotos manifestaban el sentimiento justo que mi madre había debido experimentar cada vez que se había «dejado» fotografiar : mi madre «se prestaba» a la fotografía, temiendo que su rechazo pudiese ser considerado como «actitud»; superaba esta adversidad de situarse ante el objetivo (acto inevitable) con discreción (pero sin nada de la teatralidad contraída a base de humildad a de enfurruñamiento); pues sabía sustituir siempre un valor moral por un valor superior, un valor civil. Ella no se debatía con su imagen, tal como yo hago con la mía: ella no se suponía". Roland Barthes La cámara lúcida

Considero que los mejores fotógrafos de esta ciudad son los autores de las fotografías que llenan nuestros álbumes familiares. Hace tiempo, estudiando la historia fotográfica de Cuenca, le pregunté a un coleccionista de archivo fotográfico local si conocía fotógrafos que hayan trabajado sobre un tema de manera constante y consciente, intentando narrar algo, siguiendo un relato. Él me miró confundido sin saber de qué hablaba, como si fuera una marciana, o tal vez pensó que estaba loca y no sabía lo que decía. Hagamos un vuelo rápido por los hitos de la fotografía cuencana y ubiquémonos en el tiempo: Mientras que en la década de 1820, Joseph Niépce realizaba el primer procedimiento fotográfico en Francia, no fue sino hasta 1875 que aparecieron los primeros fotógrafos itinerantes en nuestra ciudad. Después, en 1912, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Cuenca, se reunió un grupo de nueve estudiantes con intereses en la fotografía. Posteriormente, en el año de 1977 se creó el primer club de fotógrafos de la ciudad, cuyos miembros, Sánchez y Serrano continúan vigentes. Al parecer, este club no generó

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Creo que esto se debe a que muchos ignoran el poder que tiene la imagen. A pesar de que constantemente hacen fotografías y las consumen, siguen utilizando la cámara para crear imágenes que piensan que se deben guardar por su belleza estética o importancia social. A estos los llamamos “fotógrafos profesionales”, profesionales porque viven de ello o porque manejan técnicamente una cámara. Quizás a veces solo haya que ser “fotógrafos”, quitando eso de “profesionales”, para así liberarnos y utilizar la fotografía como una herramienta que tiene el potencial de registrar las propias obsesiones, miedos, afectos, opiniones, momentos, y hacer que este lenguaje comunique y haga reflexionar, tanto al que hace la foto como al que la mira y al objeto fotografiado. A modo de cierre de este círculo (el del obturador me refiero), acabaré igual que como empecé, citando ciertas frases de Susan Sontag (1975) de su libro Sobre la fotografía, que espero que al igual que el texto les sirva como punto de reflexión: “Fotografiar es apropiarse de lo fotografiado”. “Nadie exclama: ‘¡Qué feo es eso! Tengo que fotografiarlo’. Aun si alguien en efecto lo dijera, todo su sentido sería: ‘Esa cosa fea me parece… bella’”. “Como cada fotografía es un mero fragmento, su peso moral y emocional depende de dónde se inserta. Una fotografía cambia según el contexto donde se ve”. “No es del todo erróneo afirmar que no existe una mala fotografíaa, sino solo fotografías menos interesantes, menos relevantes, menos misteriosas”.


Rubén Camacho Zumaquero

LA VERDAD DE SER CULTO A Jorge Valdano, el jugador argentino de fútbol y luego entrenador, le decían pedante porque cuando hablaba de fútbol pocos periodistas le comprendían. Valdano se expresaba con lentitud y profundidad, y utilizaba un léxico quizá no propio del mundo deportivo, pero sí de la cultura común. A mí también me dijeron pedante cuando era un adolescente por haber utilizado alguna palabra como ‘rutinario’. Oye, que está en el diccionario, que es de uso común. Pero así es la cultura moderna que trata de opacar, limitar, obstaculizar e incluso destruir, a cualquier persona que, de forma inocente, manifieste nuestras incapacidades (porque queremos, no porque no tengamos talento). La cultura no solo comprende libros, películas, obras o espectáculos. La cultura es la forma en la que nos comportamos y nos relacionamos con el mundo. Mirar a los ojos o desviar la mirada es una muestra de diferencia cultural (y juzgar el valor positivo o negativo de esta diferencia es una señal de falta de cultura universal). El abrazo, los dos besos o el beso único, los besos entre hombres, la importancia de las reuniones sociales o familiares y la ventaja fisiológica de la persiana (ahora habla un español nostálgico en Ecuador que el domingo no puede dormir hasta tarde) son símbolos de cultura. ¿Existe entonces un modo de valorar una cultura superior, no a otras, sino a todas, un modo de ser culto que esté por encima de todas las diferencias?

común, tendernos la mano, ofrecer comida, pagarla si la has pedido y está bien servida, y darnos un buen abrazo de vez en cuando. Parecen rasgos muy comunes. Pocos los cumplimos. Existe un síndrome en las empresas o instituciones, que realmente puede aparecer en cualquier parcela de nuestra vida, llamado “síndrome de Procusto”. Te parecerá un nombre muy raro, pero cuando te lo describa vas a entenderlo perfectamente. El síndrome de Procusto es definido como un síndrome que sufre “aquel que corta la cabeza o los pies de quien sobresale”. Imagino que ya lo entiendes un poco mejor. Este síndrome, ya de forma más profunda, consiste en una tendencia profesional a limitar, bloquear o tratar de opacar a una persona que hace bien su trabajo y que muestra que el nuestro no es tan bueno o que nuestra actitud profesional no es tan positiva o eficiente. Es un síndrome propio de ciertas

Estoy seguro de que ahora mismo estás pensando en todos los Procustos con los que te has encontrado, o en que quizá, alguna vez, tú fuiste todo un Procusto. No te preocupes, no voy a juzgarte. Es necesario que todos comprendamos que el ser verdaderamente culto consiste, ante todo, en comprender y respetar. En un mundo y sociedad tan inestable y selvática como la actual, tratamos de defender lo que consideramos que es nuestro: nuestro estatus, puesto de trabajo, nuestras oportunidades. Por esa razón, ciertas personas resultan amenazadoras. El gran conflicto, es que no nos damos cuenta que en realidad son nuestros propios pies y cabeza, nuestro propio crecimiento, el que estamos cortando. El síndrome de Procusto no solo ocurre en empresas o instituciones, aunque sea en esos lugares donde más lo detectamos. Ocurre en la sociedad, en las familias, en los colegios, incluso en las parejas. Tratamos de opacar a quien nos muestra una de nuestras falencias a través de sus propias virtudes y ejemplo. Esta, y no otra, es la mayor de nuestras limitaciones. El liderazgo, esa cualidad humana hoy día tan necesaria, no consiste en guiar, dirigir u ordenar, sino en ejercer una influencia positiva sobre los demás. Eso es liderazgo: la capacidad para influir positivamente en los demás, a través de nuestro propio ejemplo, con nuestras acciones, nuestra escucha y, sobre todo, con nuestro respeto y libertad, para conseguir que todos y todas crezcamos de forma ininterrumpida. Un líder crea a otros líderes, y un auténtico líder es una persona verdaderamente culta. Es una persona que disfruta del talento de sus hijos y les deja ser. Es una persona que admira el talento de sus parejas y les acompaña en su crecimiento. Es una persona que agradece el talento que brindamos y apoya que demos lo mejor de nosotros mismos.

Solo existe una: la cultura que representa el respeto incondicional y la aceptación al otro, a la diferencia, a la vez que la voluntad por dejar ser a tu prójimo y disfrutar de su crecimiento. Ser culto, ser esencialmente culto, ser verdaderamente culto, sería más una cuestión de actitud y comportamiento que de hábitos o costumbres. Ser auténticamente culto sería un rasgo en común de personas ecuatorianas, españolas, argentinas, noruegas o de guinea ecuatorial, con o sin tatuajes, que beban, fumen o sean abstemios, que griten o hablen a susurros. La persona verdaderamente culta fumaría, pero tiraría el cigarrillo a la basura y no al piso, bebería o no, pero nunca escupiría en el suelo. Las personas verdaderamente cultas, sin que importe su nacionalidad, edad o etnia (sí sus experiencias, sin duda el valor más importante de los seres humanos) tendrían ciertos rasgos en común: el respeto profundo al otro (a sus circunstancias, pensamientos, actitudes o ideas, también a su intimidad), la aceptación incondicional al otro (sin minusvalorarle, bloquearle o cuestionarle, salvo que su actitud sea verdaderamente perjudicial), pagar sus deudas (como muestra de respeto, independencia y crecimiento. Está bien que te inviten, salvo que tengas recursos para ello y quieras que te inviten siempre), ser puntual (como señal de que te importa el otro y valoras el tiempo, que es nuestro recurso más preciado junto con el agua, el sol, el alimento, la vegetación o la música blues), ser autosuficiente, independiente y capaz (salvo que estés en proceso de conseguirlo). Ser verdaderamente culto, en definitiva, no se trata de ser intelectual, albergar conocimiento o aparentar ser educado o distinguido, sino en respetar nuestra vida en

cabeza o pies sobresalían, el posadero les cortaba los pies o la cabeza. El síndrome de Procusto consiste en limitar a la persona que, precisamente por sus cualidades, muestra que nosotros no queremos avanzar, crecer, desarrollarnos y dar lo mejor de nosotros mismos.

Autor: Debra Bernier - culturainquieta.com/

empresas o instituciones, pero en especial lo es de jefes o mandos intermedios. Cuando una persona demuestra ser buen profesional, independiente, proactivo, ofrece mejores resultados y en menos tiempo, y además lo consigue con un menor nivel de estrés; en lugar de ser apreciado como un gran activo y profesional, es considerado un auténtico peligro, ya que destaca nuestras falencias. La solución es sencilla: cortarle la cabeza. Le limitamos, le opacamos, le bloqueamos, le criticamos, tratamos de que no haga su trabajo, que desaparezca paulatinamente de nuestras vidas. Procusto era un posadero de la mitología griega que tenía una extraña costumbre: hospedaba a los viajeros en una única cama. Si el viajero era más alto que la cama y su

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A fin de cuentas, hables como hables, pienses como pienses, te despiertes más o menos temprano o te ofendan unas u otras cosas, el ser verdaderamente culto se resume en el respeto profundo a la identidad, pensamiento, circunstancias y también al talento de los otros. En dejar que las cabezas o pies sobresalgan si así tiene que ser. Así aprendemos de todos; así crecemos más rápido; así nos acompañamos… Y ser culto, verdaderamente culto, ante todo es sonreír: ante el niño que aprende a pesar de las caídas, el profesional que crece, el compañero que nos muestra una vía más inteligente y que nos ayuda a aprender más, el país que se desarrolla o el artista que te emociona, de escenario o callejero, de guitarra o tambor, nacional o extranjero.



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