República Sur Gaceta Cultural Julio.

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Junio nos sorprendió con un frío voraz y prematuro. Posiblemente era el particular verano ecuatoriano emocionado por la aprobación del Matrimonio Igualitario o asustado por el interminable debate que se sigue dando en la sociedad y en las redes sociales. O tal vez este verano fue el único que cayó en la cuenta de que nuestras Islas Galápagos son el nuevo portaaviones de Estados Unidos mientras el pueblo cegado solo sabe exigir que con sus hijos no se metan. Por lo que sea que fuere, lo cierto es que este clima glacial se viene con aires de lucha: los waoranis siguen combatiendo con la intrusión de las petroleras y se mantienen en pie a pesar de que el mismísimo Ministerio del Ambiente está en su contra, los trabajadores también peleamos y debemos seguir peleando para defender nuestros derechos que podrían ser violentados por culpa de una reforma laboral esclavizadora. En esta edición justamente hemos pretendido hacer patentes algunas batallas que no tienen tanta visibilidad como las mencionadas, pero que no por eso son más pequeñas o menos significativas. Estas querellas van desde necedades, pasando por desafíos de producción musical, hasta llegar a recolectores de desechos reciclables que deben hacer lo imposible para subsistir. Tampoco hemos dejado de lado nuestra propia lucha, este reto de hacer comunicación cultural se convertirá en una exposición a partir del 18 de julio en la Casa de las Posadas y presentará un breve recuento de cómo ha evolucionado esta gaceta hasta llegar a lo que somos hoy.

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Director: Jordi Garrido

Dirección de comunicación: Amyr Sarmie

Editor: Jordi Garrido

Diseño y diagramación: Dianola Vázquez Moreno

Corrección: Camila Corral Escudero Camila Dunia

Fotografía: Carlos Maldonado Pablo Villavicencio

Subdirector: Gustavo Peribáñez

Autores de esta edición: Camila Corral Escudero Andrés Müller Liz Zhingri René Zavala Lasso

Rocío Pérez Daniel Félix Andrei «Cosa» Custode

La Gaceta Cultural no se responsabiliza por las opiniones vertidas por nuestros colaboradores.

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Camila Corral Escudero

SOMOS FEOS, PERO TENEMOS LA MÚSICA «Well, never mind, we are ugly but we have the music» canta la cavernosa e inmortal voz de Leonard Cohen en su canción «Chelsea Hotel No 2»; esta frase devenida en el mantra que repiten con malestar los personajes del relato «Bailar desnudo en público», incluido en el libro Habitaciones con música de fondo de Alexis Zaldumbide Manosalvas-, también puede recoger el sentimiento que resulta de la lectura de los ocho cuentos que lo componen y que le valieron el Premio Nacional de Literatura Aurelio Espinosa Pólit, que entrega anualmente la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Estas ocho historias profundamente humanas, a través un ritmo y una prosa con desencantada poesía, desvelan el universo emocional del autor y el retrato que realiza de las búsquedas y patologías de la generación a la que pertenece mediante la voz de sus personajes. «Mi generación era egoísta, carecía de ideales, hijos bastardos de una ética mundial, de la melancolía decepcionada del grunge, de la publicidad de fin de siglo, cínicos y mediocres», sentencia el narrador protagonista del relato «Apocalipsis». Y es que los paisajes emocionales de los protagonistas que comparten “ese dejo, mezcla de cinismo, desilusión y odio” «Las Novias de Ritchie Valens» son las verdaderas habitaciones, las geografías habitadas principalmente por la soledad, los amores irresueltos y «la idea radical del exterminio». Son estos estados de alma los que atraviesan el libro y marcan el tono que lo unifica: decadentes, y a la vez autoconscientes y condescendientes, apologistas de lo tóxico: Me gusta la palabra “toxico”, suena amenazadora en mi boca. Tóxicos todos los placeres que alguna vez he cultivado, tóxica la esperanza de cumplir mis deseos, tóxica la tristeza y la alegría y la falta de energía para llegar a ser plenamente feliz o infinitamente desdichado. Apocalipsis. Y esa falta de energía que deriva en la imposibilidad de un compromiso real con la vida y el presente explica otra de las preocupaciones inherentes a la generación y al autor del libro: el temor por el paso del tiempo, por «el dolor de lo fútil, de lo inútil, la gracia de las promesas que nunca pueden llegar a cumplirse y la fragilidad de los cuerpos biológicos» («Las imperfecciones»). Bien asidos del letargo y lo inmediato, aceptar la vejez significaría constatar que el tiempo se acabó, que se terminaron las excusas y que el fracaso es, de verdad, trágico e inminente, que la determinación vital nunca llegó: «La motivación para vivir debe ser muy grande para seguir adelante a pesar del acometimiento de la vejez, de los estragos del tiempo, pensé. Fue inevitable desear una vida breve, dejar un cadáver joven» se lee en «Never Walk alone», el primer relato del libro, afirmación similar a la que hace el periodista musical del cuento «Las novias de Ritchie Valens»: «A pesar de mi fanatismo, agradecí que Las Novias hayan decidido morir jóvenes, dejar un cadáver hermoso para la posteridad».

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Ahora bien, seremos feos, tóxicos y apáticos—y digo seremos porque yo también pertenezco a esta generación—, pero tenemos la música. La hemos tenido como educación sentimental, nos hemos hecho con ella, nos hemos alimentado de ella, hemos resignificado nuestras relaciones a causa de ella. Pero también la tenemos a nuestro pesar. Lo que alguna vez fue música se convierte también la desazón provocada cuando la canción ya se ha terminado, como un rumor que persigue y atormenta. La canción ya se acabó, aunque la melodía todavía persista, me digo. Así que escucho lo que suena detrás o en medio del rugir de las aguas y de las nubes. Escucho, logro oírlo, es una canción de amor. ¿Para quién sonará? («Concrete Angel») En «Pieza tras pieza en la quema de un castillo (Un ensayo echado a perder)» la angustia por el rumor que ha dejado la ausencia es el motivo de la pulsión narrativa y amatoria: «La música interviene en mis pensamientos y se mezcla de manera ominosa con las estelas de lo que fueron bellos recuerdos»; (…) «ahora no puedo distinguir cuáles son mis pensamientos y cuáles son los rabiosos versos de aquella canción». En las habitaciones de Alexis Zaldumbide, los huéspedes son siempre la música y la soledad. Ese nombre que el amante obsesivo masculla incansable e inconscientemente a cada minuto es la imposibilidad del amor, es la música elegida a la fuerza: En la noche, en la oscuridad, cuando voy al baño, aún entre sueños, aún noqueado por la duermevela, suelo musitar su nombre, R., digo claramente, me asusta y me desconsuela darme cuenta de las penosas implicaciones de tales actos inconscientes. Pero ahora decir ella es tan solo cantar a su ausencia, si no fuera por la música de Cave podría jurar que en verdad el silencio no es profundo, sino brutal, como decía John Cage, ¿recuerdan? Tras la puerta de cada una de las habitaciones está el testimonio de un abatido por las pulsiones amorosas, contado por una voz con un tono confesional. El efecto imán de las letras de Zaldumbide radica precisamente allí, en la necesidad del lector de solidarizarse con el personaje y acompañarlo porque lo que nos cuenta nos resulta terriblemente humano y familiar, porque quien cuenta podría haber sido cualquiera de nosotros, los que somos feos, pero tenemos habitaciones con música de fondo. Podría citar varios fragmentos para demostrar el magnetismo que describí, pero, igual que Alexis para terminar el libro, elijo lo siguiente: Sí, dejemos lo del hijo y la literatura para otro día, para mañana, para pasado mañana. Lo que tenemos que hacer ahora es dormir, dejar de pensar en el pasado, esperar que llegue el final de nuestra canción, los últimos compases de la música que nos refiere, para escabullirnos un rato de esta trama de amores insatisfechos y disfrutar de lo que un día seremos.

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III

II Andrés Müller

GOZO POR EFRAÍN JARA

2.1

I

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Duermes, Efraín, en la cresta de olas encrespadas por las primeras lluvias de abril y ya eres gota, espuma, cabrilleo, mas, fíjate bien, no hay salumbre: sólo sazón. Galápagos se rompió en dos, dos veces: cuando llegaste y cuando te fuiste, con el sollozo por tu niño muerto —entre hexágonos de tortugas que lo llevaron mar adentro y lo desovaron en cada puesta—, y con tu exhalación postrera en pos de su alma de arena, arquitectura de litoral que, a gritos, tú arrasaste. ¿La infancia recapitulada?: niebla, risas, humo. Caja de cristal, apenas nada, primavera.

1 Duermes, Efraín, 2 en el filo del papel doblado 3 por el domador del relámpago 4 y ya eres umbral, llave, mapa, 5 mas, fíjate bien, no hay tachones: 6 sólo musa. 7 Galápagos se rompió en dos, dos veces: 8 cuando bebías y cuando no, 9 con la cruz del licor a cuestas 10 —entre úvulas de iguanas 11 que la llevaron campo a través 12 y la enarbolaron sobre espinas—, 13 y con tu resurrección de atlante 14 en pos del tiempo perdido, 15 orfandad cismática que, 16 contra natura, tú abrazaste. 17 ¿La adolescencia promisoria?: 18 caos, ruina, plaga. 19 Dieciséis años, apenas brisa, un verano.

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Duermes, Efraín, en la lumbre añil sustentada por soles sin sistema solar y ya eres rayo, célula, atmósfera, mas, fíjate bien, no hay crepúsculo:

sólo albor. Galápagos se rompió en dos, dos veces: cuando sanaste y cuando te heriste, con la cuartilla abierta en canal —entre escápulas de gaviotas que la llevaron a cielo abierto y la encumbraron al futuro— y con tu dictado funerario en pos del numen de luto, vahos del Hades que, a paladas, exhumaste. ¿La madurez desbaratada?: cenizas, vacío, ucronía. Sueño abrasado, apenas ascuas, el invierno.

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1 Enroscaste fantasmas entre alambres, 2 ataste tu memoria a las palmeras 3 y emplumecieron en tus sienes albatros 4 que fueron valvas 5 que fueron peces 6 al viento, desde donde prosiguen planeando, 7 fluyendo, 8 gateando, 9 como un gorjeo entre mesnadas 10 de palabras que fueron aullido 11 que fue interjección 12 que fue poesía 13 donde fundiste suicidio y cuna 14 en otro mundo más ancho, 15 más puro, 16 más líquido. 17 Más humano. 18 Bebiste a borbotones savia de rama bífida 19 y regurgitaste piélagos. 20 Palpo en un río andino huellas de la mar rizada 21 que contuvo tu abismo, pero es a la inversa, 22 tú encontraste allí todos los ríos engarzados en ecos: 23 ¿cómo nos llamarás?, ¿nos llamarás?, ¿llamarás? 24 Y respondiste, enjugado en tu bautismo de fuego, 25 vértigo, soplo, eternidad.

1 Iluminaste de prodigios un sollozo, 2 embridaste con rafias la desdicha 3 y brotaron de tus dedos espirales 4 que fueron serpentinas 5 que son escaleras 6 al cielo, cuajadas de querubines subiendo, 7 bajando, 8 triscando, 9 como aquellas soñadas por Jacob 10 tras estrenar primogenitura 11 que fue plato de lentejas 12 que es almuerzo del solitario 13 donde engulles reclusión y guijarros 14 en otro Génesis más caldoso, 15 más oblicuo, 16 más rumiante. 17 Más digerible. 18 Apuraste hasta las heces el cáliz profanado 19 y alumbraste eclipses. 20 Palpo en la tierra leve costras de la semilla roja 21 que midió tus trayectos, pero es a la inversa, 22 tú encontraste allí todas las tierras igualadas en ecos: 23 ¿cómo nos pensarás?, ¿nos pensarás?, ¿pensarás? 24 Y respondiste, incendiado en tu comunión de reo, 25 fértiles, libres, espléndidas.

1 Descendiste a los infiernos una tarde, 2 probaste, como Orfeo, la zozobra, 3 y ensortijaron tus pies rizomas 4 que fueron yedras 5 que serán fetos 6 del limbo, sustancias en potencia incubando, 7 cuajando, 8 despuntando, 9 como el bambú que crece hacia abajo 10 para rebasar la fría cima 11 que fue ocaso 12 que será trazo 13 donde anclarás compás y fantasía 14 en otro plano más disperso, 15 más romo, 16 más dúctil. 17 Más perfecto. 18 Consumaste el sacrificio del árbol desraizado 19 y germinaste esporas. 20 Palpo en la nube rasgada rastros del sol insular 21 que extremó tu vigor, pero es a la inversa, 22 tú encontraste allí todas las nubes recosidas en ecos: 23 ¿cómo nos rezarás?, ¿nos rezarás?, ¿rezarás? 24 Y respondiste, ungido en tu confirmación de ateo, 25 jadeo, fiebre, labilidad.

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En fin, agua. Esa mar picada de Pedro fue, en el seno de Mamacocha, Jonás expectorado entre adjetivos con piel de tinta —Ícaro pendido del cálamo de Dédalo— buceando el duelo hacia el origen de los dos. Del agua fue tu hijo arrebatado: escurrido entre los dedos, te duró lo mismo que el rocío en las mejillas del nardo. De oropéndolas es tu llanto interminable hecho jerga hecha chispa que fulgura undívaga. Se abrió tu pecho de padre y buscaste cobijo en el desguace, ningún significado te bastaba y una y otra vez los inventaste. Las olas te prestaron la memoria y con sus vidrios mutilados tejiste domingos. Cada orilla es pleamar en Floreana, cada molécula de agua una daga. Aplastado por un verso intuiste que es inútil la huida del dolor, que acecha, que interrumpe, que emborrona, así viajáramos a la fosa más opaca, así permaneciéramos, ahogados, disecando el destino eviscerado.

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En fin, fruto. Esa semilla truncada de Pedro fue, en las palmas de Viracocha, Lázaro resucitado entre adverbios con la soga al cuello —Dédalo huido del laberinto del Minotauro— escarbando el éter hacia el secreto de los dos. Del fruto fue tu hijo arrebatado: sembrado entre ortigales, te duró lo mismo que la rosa en las garras del ciclón. De hormigueros es tu llanto ingobernable hecho alcazaba hecha fronda que florece ubérrima. Se abrió tu espalda de hombre y hallaste alas en el osario, ningún sinónimo te colmaba y una y otra vez los braseaste. Las conchas te robaron el rugido y con su rumor ronco hollaste demonios. Cada curva es plenitud en Floreana, cada partícula de luz una sombra. Degradado a infinito comprendiste que es perenne la marca del dolor, que raja, que deforma, que amilana, así corriéramos a la esquina más angosta, así permaneciéramos, adictos, diseñando el polvo emancipado.

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En fin, aire. Ese sol amputado de Pedro fue, en la lengua de Aya Huma, Zacarías destrabado entre verbos con la conjugación zurda —Minotauro harto del juego de Teseo— remontando el vuelo hacia el declive de los dos. Del aire fue tu hijo arrebatado: izado entre luceros, te duró lo mismo que los cirros en las barbas de Dios. De bromelias es tu llanto inabarcable hecho esencia hecha esfera que asciende umbrática. Se abrió tu nuez de Adán y perdiste voces en el destierro, ninguna alegoría te esperaba y una y otra vez las convocaste. Las aves te acercaron la placenta y con su pulso denso forjaste sonajas. Cada hora es plenilunio en Floreana cada átomo de oxígeno una trampa. Devastado por un nombre concluiste que es cuadrada la rueda del dolor, que muele, que arracima, que macera, así emigráramos a la estrella más esquiva, así permaneciéramos, exangües, desbravando el universo enherbolado.


IV

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Hubo urgencia, hubo tormenta, hubo, también —en mala hora—, una cadena y un cuello-ofrenda para enrollarla, un giro mil veces maldito, la sima y el estallido. Y, luego, nada. Cayeron meteoritos sobre tu cama, chasquis del Uku Pacha. Amaneciste más allá de la metamorfosis y juraste apellidar la pesadilla: Hidra de Lerna, fusta y espuela atizando gramáticas del otro lado del espejo. Efraín freático. Efraín feérico. Efraínunigénitocuchucho. ¿Dónde queda la infancia que no fue? Efraín linfa fermentada en deseo, como todos. Tu oda fue calostro tardío, te amamantaste de ti mismo para aplacar, en vano, el hambre de hijo hambriento de padre ensamblando añicos.

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Hubo delirio, hubo aridez, hubo, también —a toda hora—, una botella y una conciencia-adarga para quebrarla, un camino de ida sin escalas, la cumbre y el precipicio. Y, luego, suelo. Nacieron gigantes bajo tu miedo, heraldos de Don Quijote. Prevaleciste más allá del vaticinio y lograste subvertir la ordalía: Armagedón, rienda y cabestro estrangulando fonemas de las entrañas del núcleo. Efraín telúrico. Efraín trujamán. Efraínceroenpaternidad. ¿Dónde queda la adolescencia que es? Efraín barro cocido en contradicción, como todos. Tu ciclo es retorno eterno, te masticaste a ti mismo para arrojar, a ciegas, cebo al uróboros cebado de círculos resinando antídotos.

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Hubo empeño, hubo hálito, hubo, también —en buena hora—, una pluma y una mano-altar para empuñarla, un desvío vertical hacia hoy, la hélice y el ascenso. Y, luego, cielo. Manaron palabras ante tu asombro, tótems del Hanan Pacha. Reverdeciste más allá de la promesa y dejaste granar la espiga: Pegaso, libertad y quimera ordeñando abecedarios del magma del criptograma. Efraín icástico. Efraín inasible. EfraínhermanoInti. ¿Dónde queda la madurez que será? Efraín aura torneada en expectativa, como todos. Tu adiós será acrobacia astral, te sepultaste en ti mismo para guiar, de cerca, la añoranza de lunas añorantes de órbitas aquilatando rumbos.

V

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Oswaldo Encalada Vásquez

1 ¿Fue suicidio? Sí, pero antes filicidio inefable 2 recién descuella el vástago. 3 Saturno en trance devorando al hijo que sabe 4 a la propia carne. 5 Pedrohechoparaquedarse avanzó la hora de irse, 6 tictac, hasta la campanada final, 7 y llegaron a tu playa, una a una, las astillas 8 del reloj descuartizado y, en un día extraño 9 de lluvia mínima 10 y silencios aplastándola, 11 cuando no podías sostener en tus brazos más naufragios, 12 apareció, intacto y reluciente, el péndulo dorado, 13 un sol flotante transmutado en caracola 14 donde seguir escuchando los latidos 15 del corazón reventado de ausencias, 16 herido de muerte de otra muerte 17 a la que tú diste vida. 18 Caja de cristal de la mariposa que no fue 19 eclosionando prematura en la mañana helada.

1 ¿Es resurrección? Sí, pero antes inmolación sideral 2 recién disuelta la penumbra. 3 Polifemo abstemio trasquilando el pellejo que hiede 4 a carroña ajena. 5 Alcoholhechoparaolvidar abolió el golpe de gracia, 6 zis zas, hasta el lapso medular, 7 y llegaron a tu viña, en tropel, los recuerdos 8 del vórtice domesticado y, en un día propicio 9 de cultivo acucioso 10 y embriones agitándolo, 11 cuando no debías sentar en tus hombros más empachos, 12 apareció, soberbia y ondulante, la vena erupcionada, 13 un grano cerúleo revertido en bruma 14 donde seguir vislumbrando los contornos 15 del faquir arponeado de luciérnagas, 16 transido de peligro de otra raza 17 a la que tú nombraste patria. 18 Dieciséis años reservorios de la larva del desastre 19 gestando telarañas en los travesaños de la mente.

1 ¿Será milagro? Sí, pero antes descalabro alquímico 2 recién dotada la hoguera. 3 Prometeo ígneo atezando el cuerpo que suena 4 a enjambre de huesos. 5 Fuegohechopararefulgir azuzó la letra de cieno, 6 tris, tras, hasta la figura genial, 7 y llegaron a tu cosmos, a espuertas, los rescoldos 8 del signo sublimado y, en un día entrópico 9 de vendaval partido 10 y presagios reparándolo, 11 cuando sí querías apoyar en tu cabeza más ideas, 12 apareció, ingrávido y magnánimo, el clímax rotatorio, 13 un gato infernal devenido en ángel 14 donde seguir proyectando las preguntas 15 del viajero sangrado de encrucijadas, 16 ahíto de existencia de otra anchura 17 a la que tú llamaste hogar. 18 Sueño abrasado de crisálida interrumpida 19 enramando espejismos en la indigencia del afán.

Andrés Müller

Cuenca, abril 2018 - marzo 2019

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EL GOZO Y EL DOLOR DE LA POESÍA

«Efraín barro cocido en contradicción, (4.2.18) como todos». (4.2.19)

Hace ya un año, el jardín de la vida del poeta fue hollado por la despiadada pata de elefante de la muerte. La vida continúa en su vértigo de huida y, en medio de esa fugacidad, otro poeta se detiene y mira los escombros esparcidos en las inmarcesibles praderas. Andrés de Müller, poeta catalán, recuerda la muerte del poeta Efraín Jara Idrovo y lo hace con —y como— un homenaje a una de sus obras más brillantes: Sollozo por Pedro Jara; sin embargo, para ir con la mirada puesta en la orilla del frente, este poema de homenaje se titula Gozo por Efraín Jara porque, en verdad, sólo se puede sentir un gozo sublimado al leer la apasionada y profunda poesía del maestro Jara Idrovo. Gozo por Efraín Jara está construido con el mismo procedimiento serial, de estructura abierta y horizonte ilimitado; mantiene el mismo número de segmentos versales y —no podía ser de otra manera— los mismos procedimientos de amalgama lingüística para conseguir muy logradas cadenas, como «Fuegohechopararefulgir» (5.3.5), y, por supuesto, viene en una gran hoja desplegable. A un año de la muerte de Jara Idrovo, otro poeta vuelve a resucitar el dolor de un padre por su hijo, pero no sólo eso. A este dolor se suma la emoción por la partida del poeta y, así, resultan dos dolores que, sumados con su propio signo negativo, devienen en gozo por el brillo de diamantes de la poesía. En el fragmento 4.2.20 dice el poeta catalán: «Tu ciclo es retorno eterno». Y es que —eso lo sabemos todos— el poeta retorna cada vez que alguien lee sus versos, se abisma en los hondos laberintos del pensamiento o se sumerge en la terca obstinación de la sangre. Y no sólo retorna —con la empecinada constancia de la ola que lame la playa —, sino que se encarna en esta muestra de escritura que celebra el gozo de haber paladeado esta impar forma poética. «Duermes, Efraín, (1.3.1) y con tu dictado funerario (1.3.13) en pos del numen de luto, (1.3.14) vahos del Hades que, (1.3.15) a paladas, exhumaste. (1.3.16) ¿La madurez desbaratada?: (1.3.17) cenizas, vacío, ucronía. (1.3.18) Sueño abrasado, apenas ascuas, el invierno». (1.3.19) La poesía está para amar —quizá es otra forma majestuosa de amor— y también para sollozar —quizá es otra forma de dolor o de dolerse del tenaz enfrentamiento entre la conciencia y el mundo— en medio de las zarzas y la niebla. La poesía está para expiar y justificar el rompimiento del alma en los impertérritos farallones del mundo mineral, donde, en medio del estruendo del mar, salta un copo de espuma que al instante cae y se deshace. ¡Criaturas signadas por la fugacidad, eso somos! ¡Gloria al instante! —como decía el maestro en alguno de sus poemas—, gloria a la poesía y gratitud a quien lo recuerda de esta elevada manera. Yaces muerto, maestro Efraín, «herido de muerte de otra muerte» (5.1.16). Cuenca, 14 de marzo de 2019


Liz Zhingri

SEGUIR LUCHANDO: EL ECOLOGISMO SIN JUSTICIA SOCIAL NO ES ECOLOGISMO Recuerdo el día que la señora María desapareció. Hacía buen clima y afuera estaba completamente seco. Yo estaba pendiente del teléfono por si ella me devolvía la llamada. Sin embargo, a medida que llegaba el medio día, no había ninguna noticia de ella. Sus compañeras no la habían visto en sus zonas habituales y tampoco contestaba su viejo celular gris que tantas veces la vi guardárselo en el bolsillo de la pollera o en la parte delantera de su delantal azul. Me rendí tan pronto dio la una, después de cerrar tras de mí la puerta de la oficina, observé dos bolsas celestes en la casa del frente. «Es un buen día», me dije, «por lo menos le estará yendo bien». Habían pasado muchos sucesos desde el primer día en que la vi. Entre cafés y reuniones, me había dejado asomarme un poco a su vida. Su mirada fuerte y rodeada de arrugas, dotaba a todas sus anécdotas de una seriedad única, incluso a las más jocosas. La primera vez que hablamos en confianza fue en la oficina de la empresa pública de aseo municipal, después de intercambiar banales opiniones sobre el cabello, acotó con una sonrisa que el mío era casi tan lindo como el de ella cuando estaba casada. Después –me dijo– se lo cortó a ras porque su ex esposo, utilizando la larga trenza que ella se hacía con ese antiguo cabello, la estrangulaba hasta la asfixia. Esa fue también la primera vez que me dejó sin palabras. Con los días me enteré que se había mudado de ciudad y sentí pena. Doña María me había enseñado en poco tiempo más sobre liderazgo, política o feminismo que cualquier discurso de Emma Watson en la ONU, y ahora ya no estaba. *** La señora María pertenece a una de las asociaciones de reciclaje de Cuenca. A enero de 2019, este era el costo por kilogramo de cada uno de los siguientes materiales que ella, junto con sus más de 600 compañeras y compañeros recogen, limpian, transportan, almacenan y venden: 0.10 ctvs. por kg. de cartón 0.20 ctvs. por kg. de plástico 0.13 ctvs. por kg. de papel 0.02 ctvs. por kg. de vidrio Tienen que pasar dos o tres meses hasta que puedan juntar una cantidad considerable de material que alcance un peso óptimo y pueda reportar una ganancia que pocas veces completa un sueldo básico. Para elaborar una política pública local o nacional que reconozca y valorice el reciclaje como un servicio público, y así se garanticen los mínimos para un trabajo digno de las mujeres y hombres que realizan este trabajo, es necesario que varias voces técnicas, jurídicas y académicas se junten para elaborar una propuesta en cuyo centro estén los derechos laborales y una preocupación legítima por la naturaleza. Quienes han venido dando esta batalla son las asociaciones de reciclaje, cuyas lideresas, como Doña María, han puesto de manifiesto demandas urgentes para frenar la precarización en la que se encuentra su labor actualmente. En América Latina, más del 80 % de recicladoras son mujeres. El capitalismo verde propone modelos económicos cuyos representantes empresariales, con guía ecologista en la mano, nos venden ideales de ciudades limpias y eficientes. Y el ecologismo sin justicia social no es. *** Una noche común al tomar el transporte de regreso a casa, el bus arrancó con la violencia característica de un viernes con lluvia y vallenato en la radio. Mientras los burócratas y los colegiales se peleaban por su centímetro de bus, yo caí sobre dos mujeres que iban sentadas en los puestos de tercera edad. Al levantar la cabeza, ahí estaba ella:

- Doña María, ¡tanto tiempo sin verla! ¿cómo está usted?, ¿por qué se ha desaparecido tanto tiempo? - Me cansé, oiga, me cansé. La vida está dura y me fui lejos… pero ya regresé para seguir luchando.

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René Zavala Lasso

UN MILENIAL QUE DELIRA EN MIL DOSCIENTAS PALABRAS TEATRO Y COCINA Un día pensé que comprender la cocina serviría para entender el teatro, todavía no entiendo el teatro, menos la cocina. Eugène Ionesco, dramaturgo, decía: «Si es absolutamente necesario que el arte o el teatro sirvan para algo, será para enseñar a la gente que hay actividades que no sirven para nada y que es indispensable que las haya». ¿El arte es para artistas? He escuchado, la mayoría de veces de amigos o familiares (que no frecuentan galerías de arte u obras escénicas), que no van a una exposición o una obra de teatro o danza porque no entienden o no saben de arte. Dos palabras importantes en estas respuestas: Entender y Saber. Las palabras que enunciamos siempre traen detrás de sí un discurso que muchas de las veces no es visible. Desmenucemos la palabra entender: proviene del latín intendere (dirigirse hacia dentro), entonces, diríamos que, cuando una persona no entiende alguna obra artística, es porque la persona no posee el conocimiento para sumergirse completamente en el tema. Quien tiene el conocimiento es el artista, y quizá sea el único en entender la obra y conocerla a profundidad. Ahora planteamos un problema, ¿acaso nuestra educación primaria y secundaria no está encargada en generar conocimientos ligados a entender el arte desde la «experiencia estética»(tema del que hablaremos más adelante)? Estas preguntas salen de nuestro tema, y vale la pena cuestionarlas. La segunda palabra, saber: proviene del latín sapare (tener buen gusto); la palabra sabor tiene la misma procedencia, ambas comparten la misma raíz. La cocina y el teatro comparten un fin común, desde lugares distintos, que es provocar-satisfacer a una o varias personas. Petra María Pérez Alonso, en su artículo «El gusto estético. La educación del buen gusto», plantea: El gusto es el sentido con el que se percibe y distingue el sabor de las cosas, como también la facultad de sentir o apreciar lo bello o lo feo (…). El gusto describe satisfacción; sin embargo, en el gusto estético, la satisfacción es desinteresada y libre, sin utilidad práctica, mientras que la satisfacción en lo agradable, como en lo bueno, encierra en sí interés (Alonso-Geta, 2008). Habrá platos refinados de alta cocina1 que buscan crear una experiencia de exclusividad y calidad en donde se privilegia el sabor y el estatus. No es una cocina común. Esta cocina busca provocar sensaciones, es decir, una experiencia. En el caso del teatro se ligaría hacia el teatro experimental o el teatro de laboratorio, (alta cocina = teatro experimental/laboratorio). Entre esta analogía de teatro y cocina concluimos que, optar por un determinado tipo de cocina o teatro, es una cuestión de gustos. ¿Acaso diríamos que la alta cocina es solo para chefs? ¿Que el arte es solo para artistas?

de los smartphones, que son cada vez más lisas (Han, 2015). En cuanto al humano asociamos lo pulido con lo depilado, sinónimo de belleza en nuestra contemporaneidad. ¿Qué pasa con el teatro? Quizá buscamos uno que podamos comprender de inicio a fin, que nos «divierta» como el teatro comercial2 (que goza de tener gran acogida entre el público). El teatro es uno de los lugares donde surge algo, una provocación al espectador… esta provocación no parte de la razón (podría serlo), sino de la incitación visual, estética o sensorial, y es por esta razón que el teatro es un tema subjetivo. Imagínese: 1._ Movimientos de una espalda que contrae los músculos y se relaja bajo el ritmo de la cumbia Cariñito de Rodolfo (¡Lloro, por quererte, por..!). 2._ Entra una persona, camina por detrás del escenario, varias personas entran usando la misma máscara, que es el rostro de la primera persona; en un rayo de luz rectangular color chocolate se dibuja en el piso, como si fuera una calle iluminada, una sombra distorsionada. 3._ Escucha un texto de un personaje (Cuarenta y cinco cerebros, dos libras de tripas y un corazón… (Respira) y aún tengo hambre), él está sentado en una silla blanca rústica de dos metros de alto, ¡dos metros!, apolillada y llena de polvo, de mucho polvo. El personaje tiene un terno de color blanco y está impecable. Al leer estos ejemplos patéticos intento generar una imagen que provoque alguna sensación, sea cual sea: risa, vergüenza, rabia, tedio. A esa sensación en conjunto lo llamaría experiencia. Si a todo esto le damos vida, nos situamos en un lugar y lo observamos, lo llamaríamos TEATRO. Quizá uno de estos ejemplos gustó y otros no, así será la búsqueda de nuestro teatro, el de nosotros, los espectadores. El teatro, al igual que la cocina, existirá para todos los gustos. Para encontrar uno que nos guste tendremos que probar varias obras de diferentes artistas, nos permitiremos saborearlo, entenderlo desde los sentidos. Mirar una obra es como asistir a una comida preparada por alguien más (conocido o desconocido), en donde se puede ir en grupo o en pareja para engullirla. La preparación de esta obra se hará en una cocina con los ingredientes que el artista desee y con los chefs que quiera invitar para esa preparación. La obra entra por nuestro cuerpo, la tragamos, si nos gusta su sabor volveremos a ese restaurante (espacio) y seguiremos a esos chefs (artistas). La comida es parte de nuestra vida, se vuelve sangre, energía… si está mal preparada nos causará un mal, al igual que con el teatro, no por haber tenido una indigestión teatral dejaremos de ir a saborear más teatro. Probar una obra es el convivio en una mesa en donde degustamos todos, en comunidad, lo que los chefs nos brindan. Sección para los artistas escénicos

Así como la cebolla no es para todos, el teatro lo es de igual manera. Un día un director me dijo que tenía que entender que esta actividad no es para la mayoría de personas, pero que cuando crezca, debo vivir con la idea utópica de que sí será del agrado de todos (aun sabiendo que eso es imposible).

No podemos definir si un trabajo es bueno o malo, sin embargo, plantearemos una idea última: la ausencia de la dirección (puede ser colectiva o una persona que observa), imposibilita la transmisión de alguna emoción intelectual o estética. No a todos les sale rico el pan rico así hayan seguido la misma receta. ¡CUIDADO ARTISTAS ESCÉNICOS DE CAUSAR INDIGESTIÓN EN NOSOTROS, LOS ESPECTADORES!

¿Por qué nos gusta una determinada obra? Delirios para sacarnos la idea de entender teatro

Bibliografía

Según el filósofo Byung- Chul Han en su libro «La salvación de lo bello», plantea que la sociedad actual tiene un canon de belleza apegado hacia lo pulido. La tecnología intenta hacer cada vez cosas más pulidas para el gusto de los consumidores, como las pantallas

Alonso-Geta, P. M. (2008). El gusto estético. La educación del (buen) gusto. Estudios sobre Educación. Han, B.-C. (2015). LA SALVACIÓN DE LO BELLO. Barcelona: Heder.

1

La alta cocina se caracteriza por el empleo de productos de extrema calidad, presentaciones más cuidadas y artísticas, y sus elaboraciones complejas y refinadas.

2

Teatro que tiene como meta ganar dinero. En base a esta meta genera productos que satisfagan las necesidades del público habiendo en su elenco, en algunas casos, personas de la televisión que no son actores/actrices.

Sus temas son simplistas y estereotipados.

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Rocío Pérez

NO SOIS UNA MANADA, SOIS UNA JAURÍA DE MIERDA

Lo dijimos. Lo volvimos a decir.

Los cinco violadores: José Ángel Prenda. Alfonso Jesús Cabezuelo. Jesús Escudero. Ángel Boza. Antonio Manuel Guerrero.

Lo gritamos. Lo volvimos a gritar.

Los cinco violadores. Los cinco malnacidos. Los cinco miserables.

Tomamos las calles. Las volvimos a tomar. Era violación, no abuso sexual. Son violadores, no abusadores. Y ahora, después de dos años, los podemos llamar por su nombre: violadores. Pero, sobre todo, los puede llamar así ella. Ella. La valiente. C. La que ha luchado hasta el final a pesar de todo y de todos. A pesar de que han escrito sobre ella cualquier cosa en los medios. Que lo buscó. Que lo disfrutó. A pesar de que uno de los jueces, Ricardo González -que se sepa bien quién eres y qué clase de juez eres-, tras ver un video grabado por los propios violadores -cinco malnacidos que ojalá se pudran en la cárcel-, jactándose de su miserable acción, dijera que él solo podía ver «un ambiente de jolgorio puro». Un ambiente de jolgorio puro cuando una chica de dieciocho años es metida a la fuerza en un portal y violada cuando volvía a su casa después de estar disfrutando de las fiestas de San Fermín por cinco miserables mucho más corpulentos que ella. Porque -hago un inciso-, que os quede muy claro que tenemos derecho a salir a la hora que nos dé la gana. Tenemos derecho a vestir como nos dé la gana. Tenemos derecho a beber lo que nos dé la gana y volver a casa borrachas. Y si crees que por eso tú tienes derecho alguno a decirnos algo, a insinuarnos algo, a tocarnos, a aprovecharte, a violentarnos o a violarnos. Entonces, eres un violador de mierda. Y no hay otra. No hay más. Enciérrate. Así nosotras podremos seguir disfrutando lo que nos dé la gana, donde nos dé la gana, sin hacer daño a nadie. Esta chica ante el terror de ser acorralada y forzada por cinco hombres mucho más corpulentos que ella, decide no presentar resistencia, y permanecer pasiva, por miedo, rogando que todo eso pase cuanto antes. Imaginaos si os roban entre cinco hombres corpulentos, ¿presentaríais resistencia? Pero claro, «solo» la violaron. Y los jueces de Navarra interpretaron que no había intimidación, que no había violación, que solo hubo «abuso». A pesar de que las leyes españolas señalan claramente que no se les puede exigir a las víctimas que se resistan ante peligro físico para ellas. Pero claro, «solo» la violaron. Porque si no te resistes, eres una puta. Porque si te resistes, eres una muerta. Pero la responsabilidad y la culpa es nuestra. No de los cinco violadores. No del sistema patriarcal. En el punto de mira estamos nosotras. No los cinco violadores.

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Los cinco hijos sanos del patriarcado que piensan que es «normal» salir a buscar una chica para violarla. Porque esto es lo que se lee en las evidencias de las conversaciones previas de la noche en la que violaron a C. Que salían «a cazar». Salían a violar. Porque se creen con derecho «a cazar». Porque se creen con derecho a violar. Evidencias que a los jueces del tribunal de Navarra no les parecieron suficientes para ver premeditación. Porque la justicia es ciega. Pero, además, muchas veces es sorda y muda ante el sistema patriarcal. Afortunadamente, hoy, 21 de junio de 2019, una instancia de justicia más alta, el Tribunal Supremo de España, ha corregido una sentencia injusta, nefasta, dañina, tras dos años de lucha de C. C., eres una valiente. Eres una luchadora. Nunca te rendiste. Tenemos una justicia lenta, pero una justicia que da una ligera esperanza de ser, todavía, una garante de derechos de las personas. Una justicia que sienta, finalmente, un precedente. Porque tras la primera sentencia de esta jauría, empezaron a llegar otras. Claro, salía muy barato salir a cazar, salir a violar. Y esta clase de hombres, esta clase de machos violadores, se envalentonan cuando no se les castiga. Se vienen arriba cuando pueden violar impunemente. Y copian, cual australopitecos, los comportamientos depredadores. Pero vosotros no sois una manada. Porque las manadas se cuidan, se protegen. Vosotros no sois manada, sois una jauría de mierda que sale a destrozar cuerpos, a destrozar vidas. Y el único lugar en el que debéis estar es en uno en el que no tengáis la libertad de seguir destrozándolos. Manada somos el resto. Manada somos quienes creemos, apoyamos y arropamos a estas mujeres valientes que se atreven a denunciar una violación, con todo lo que ello conlleva. Manada somos quienes no soportamos las injusticias, las explotaciones, los abusos, los denunciamos y luchamos contra ellos. Porque como viene el mundo, lleno de jaurías y depredadores en todas las instancias y en todas las esferas, necesitamos ser manada para protegernos. José Ángel Prenda. Alfonso Jesús Cabezuelo. Jesús Escudero. Ángel Boza. Antonio Manuel Guerrero. Vosotros no sois manada. Manada somos el resto.

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/ Dir.: Presidente Córdova 5-55 y Hno. Miguel / Télf.: 0987706450 - 2844634 / Email: republicasur2013@gmail.com /

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Daniel Félix

INTUIR LA NECEDAD; CONJURAR LA DIFERENCIA Un acercamiento a la Conjura de los Necios, de J.K. Toole

Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas y pelo sin cortar, y de las finas cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez… J.K. Toole Intuir ¿Con qué vara medimos e intuimos, secreta y visceralmente las diferencias y accedemos al entendimiento que se esconde en lo que ignoramos? Eso que tememos, que desconocemos, aquello que no es igual a nosotros mismos, lo que queda por fuera, excluido, censurado de nuestra razón. El absurdo.

ropa, secretarias seniles. La representación de un universo incontenible a través de personajes y situaciones humorísticas, paródicas. Las aventuras de Ignatius Reilly por Nueva Orleans se disparatan urdiendo tramas sobre su gorda imagen, entre eructos, diálogos y monólogos, develando detrás de los argumentos un aislamiento voluntario y obligado, una doble vía de separación entre el personaje y el mundo que lo rodea.

Se puede pensar, con todo derecho, que el humano y la especie se construyen de manera liminal, es decir, marcando los límites de lo que no es dado pensar, sentir, actuar, de acuerdo con los contextos de los que formamos parte. La psicología, por ejemplo, que se encarga científicamente de normar el comportamiento. Las cartografías del alma que nos tallan, nos forman y deforman. Las redes que nos atrapan sin darnos cuenta y nos hablan secretamente de una moral determinada, entredicha, indiscutible. Y a todo lo demás, se lo denomina: el absurdo.

Conjurar Hay una estética que trasciende la forma. En esta premisa se sostiene todo arte moderno, en la separación de lo bueno y lo bello. La idea es esta: lo que acontece es percibido antes su racionalización. Se intuyen las cosas de este mundo, antes de saber de ellas. Es a través de la intuición del mundo (previa a su entendimiento) que el ser humano se puede aproximar a la belleza de las cosas. Intuimos la belleza en lo abyecto, por ejemplo, en aquellas cosas que a la luz de la razón podemos considerar negativas, miserables, malas. Y así con las historias propias de la modernidad, con el antihéroe, con el absurdo como género que trasciende la comedia y la tragedia, que conecta la risa y el terror, que ilumina sobre lugares desconocidos las necedades del tiempo.

John Kennedy Toole escribe La conjura de los necios (A Confederancy of Dunces) y después de ser rechazada para su publicación, se mata conectando una manguera al tubo de escape de su automóvil. En el epígrafe de la novela, Swift sentencia: «cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él». La genialidad como estigma; la muerte como receta, en el caso del autor; el absurdo como motivo, en el caso de la novela, y el vínculo entre ambas cosas, en el caso de lo que se plantea en este texto. Todo apoyado para exceder la racionalidad del lenguaje y de la lectura de esta novela norteamericana, publicada en 1980 (diez años después del suicidio de su autor), y galardonada con el Pulitzer en 1981. Esta línea que nos proponemos transitar tiene por eje a Ignatius Reilly, personaje central de La Conjura…, cuya pantagruélica figura sirve de herramienta para criticar distintos ámbitos de la sociedad representada. Ignatius es un medievalista, un sujeto que defiende el régimen monárquico, que busca en cada uno de sus actos la «geometría y teología adecuadas»; un gentilhombre, un alma buena, extraviado en el espacio narrativo (Nueva Orleans, s. XX); un obeso ilustrado en contra de todas las igualdades, que descarga su descontento, sino resentimiento, en cuadernillos llenos de vehementes planes para deslindarse del mundo que lo rodea y en numerosas flatulencias. No es el desencanto del mundo, pero sí una vigorosa sátira, lo que pone en marcha la serie de aventuras a las que a Ignatius se ve empujado por la trama. Por ejemplo, cuando intenta conformar un partido político de homosexuales para alcanzar la paz mundial. Nuestro primer paso será elegir a uno de ellos para un cargo muy elevado: la Presidencia, si fortuna nos es propicia. Luego habrán de infiltrarse entre los militares. Como soldados, estarán todos tan continuamente consagrados a confraternizar entre sí, confeccionándose los uniformes de modo que ajusten como tripas de salchicha, inventando trajes de combate nuevos, dando fiestas y cocteles, etc., que no tendrán tiempo de combatir. Una suerte de humor que se intuye sombrío, que podría ofender, que conmociona en su disparate, que hiere en lugares moralmente sensibles. Lo cierto es que hay trasfondos, temáticas, que no pueden ser tratados directamente. Por eso el lenguaje literario: para decir cosas que de otra manera no podrían darse a entender. El humor apela a la razón, ciertamente, pero también la excede y deforma. La vehemencia como una promesa de días futuros. Así las cosas. Con La Conjura… John Kennedy Toole fracasaba por segunda ocasión. El primer fracaso: un libro llamado La Biblia de Neón, que había presentado en un concurso y había perdido. Una temporada en el ejército, entretanto, trabajando como profesor de inglés para reclutas hispanos. El retorno a su ciudad natal, Nueva Orleans, a la casa de su madre, quien jugaría un papel fundamental en la publicación póstuma de La Conjura… La vida de la ciudad cumple un rol en la construcción de los escenarios de la novela. Bares empolvados, bailarinas con animales exóticos, marineritos de plaza, fábricas de

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La culpa la tiene nuestra sociedad. Los jóvenes, enloquecidos por sugestivos programas de televisión y publicaciones lascivas se han dedicado, al parecer, a asociarse con ciertas adolescentes más bien convencionales que se niegan a participar en sus imaginativos programas sexuales. Sus deseos físicos insatisfechos han de buscar, en consecuencia, una sublimación en la comida. Yo, por desgracia, fui la víctima de todo esto. Podemos dar gracias a Dios de que el muchacho haya recurrido a la comida como vía de desahogo. Si no, podría haberme violado allí mismo en plena calle. Esa pulsión básica que nos une y separa; que agrupa y aparta. Esos mecanismos de exclusión que apuntan al fortalecimiento de la masa. El número que vence al individuo. Un conjuro en el sentido de una maldición, de una conspiración, destinada a sostenerse de manera maquinal. Una fuerza igualadora que habita en nosotros, que delimita nuestros territorios. El espíritu de la venganza que niega las diferencias y el espíritu de la risa que las contiene. La Conjura… atraviesa, sino alborota, de forma crítica todos los aspectos de la sociedad norteamericana de su época. En boca de Ignatius y otros personajes, Toole se burla de la cultura moderna del consumo y sus mecanismos de marginalidad, para donar una obra de una sensibilidad singular. Hay una extraña fusión entre el autor y la novela que dialogan y construyen una transtextualidad fatal. Esa vara que aísla, que divide los que somos de los que no seremos. Esa maquinaria sin rostro que mueve a la gente, la condiciona y entristece, cuyos únicos escapes posible aparentemente son la muerte o la locura. Es posible evocar, hasta habitar a Ignatius. El editor que publicó la novela diez años después del suicidio de Toole, Walker Percy, lo describe así: «He aquí a Ignatius Reilly, sin progenitor en ninguna literatura que yo conozca (un tipo raro, una especie de Oliver Hardy [el gordo del Gordo y el Flaco] delirante, Don Quijote adiposo y Tomás de Aquino perverso, fundidos en uno), en violenta rebeldía contra toda la edad moderna, tumbado en la cama con su camisón de franela, en el dormitorio de su hogar de la Calle Constantinopla de Nueva Orleans, llenando cuadernos y cuadernos de vituperios entre gigantescos accesos de flato y eructos.» Y exhorta a leer la obra. Algo que se hace también en este texto. La vida del autor, es sabido, no es lo que interesa. La Conjura de los Necios deviene asombro, estremecimiento, broma y lamento a la vez, en verdad, detrás de los ingenios de Ignatius Reylli, su madre y los pintorescos personajes que la habitan. Se intuye la belleza. Se conjura la sombra.

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EL KANKA: «Me gusta que mis canciones sean frescas e imperfectas»

Fotografías: Carlos Agustín Maldonado

El cantautor malagueño Juan Gómez Canca dio un concierto inolvidable en República Sur con ese estilo inspirador tan característico que tiene, pero antes de llenar nuestra casa nos dio una agradable entrevista en la que nos contó sobre su vida y su carrera artística. Te invitamos a descubrirlo. ¿De dónde viene El Kanka? Bueno, es más sencillo de lo que parece, yo siempre digo que en España Juan Gómez es como John Smith, pues entonces, la gente, mis amigos, mis compañeros de clase obviaron el Juan y el Gómez y se quedaron con Kanka, que es mi segundo apellido. En Málaga es muy típico poner a los nombres «el Juan, la María», pues El Kanka. Mi apellido fue luego mi apodo y todo el mundo me llamaba así; cuando me decidí dedicarme a esto, como tantísima gente me llamaba así, yo me identificaba tanto con ese nombre que ahí quedó como nombre artístico. Cuéntanos, hasta los 22 años estuviste viviendo en Málaga, ¿cómo fue tu infancia? Bien, más o menos normal. Un poco, patológicamente, tímida, cosa que yo intentaba solventar con esta profesión en la que me ha tocado enfrentarme a la gente, pero, a parte de eso, fue una infancia bastante normal. Feliz dentro de lo que cabe. Yo era profe de guitarra, y se lo contaba a mis alumnos que cuando yo era pequeño no había internet, y flipaban, me miraban como si fuera un dinosaurio.

Primero estudiaste económicas, que suponemos fue por tu familia, y posteriormente filosofía, ¿qué poso te ha dejado la filosofía en tu creación artística? Yo creo que nada explícito, muchas veces me han preguntado si uso o no las enseñanzas de la filosofía en las canciones, sí, pero yo creo que no de una forma tangible. Cuando te enfrentas a estudiar la historia de los grandes pensadores de la humanidad se aprende a pensar un poquito, a no quedarte con la primera idea que te venga, sino a darle una vuelta a eso, a dudar de ti mismo, de lo establecido, y a tener un pensamiento crítico; yo creo que al final eso sí que me enseñó el estudio. Creo que sí, que se nota en las canciones, en algunas más que en otras, no voy a lo primero que se me ocurre, normalmente suele haber un trasfondo, le he dado un par de vueltecillas a las cosas. Antes de conversar sobre el último disco del 2018, que aquí es novedad, te diré que eres muy prolífico, llevas casi un disco por año, ¿cómo haces para componer tanto? He sido prolífico siempre. Tengo una rutina de alguna manera, no lo quiero llamar así porque no es que todos los días a las 8 de la mañana me pongo y hago canciones, es que no me gusta que pase mucho tiempo sin que esté rondando una canción por la cabeza, eso me pasa, además, no me lo tomo como un trabajo, para mí el trabajo tiene que ver con la parte más profesional, como los viajes, los conciertos (se disfruta también mucho). En las canciones he conseguido, afortunadamente, que el proceso de composición no tenga nada que ver, yo nunca estoy pensando en grabar un disco, nada de eso, y he hecho un trabajo personal y psicológico también para estar alejado de todo eso, para no pensar en las expectativas, la gente siempre estará esperando de mí una cosa u otra. Me imagino que no estaré completamente ajeno a aquello, pero sí que creo que he conseguido alejarme bastante, para que me entiendas coloquialmente, «no me rallo».

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Me gusta estar componiendo, cuando se me ocurre una idea intento que en poquito tiempo salga, normalmente me cargo canciones, a día de hoy, en uno o dos días. Me gusta que sean frescas, prefiero que estén imperfectas, no me gusta darles vueltas durante dos meses. Prefiero ir sacando cosas, algunas me saldrán mejor y otras peor, afortunadamente creo que mis seguidores han respondido bastante bien a lo que he ido mostrando y, sobretodo, yo me siento muy a gusto, con una libertad bastante grande a la hora de componer, y mientras siga así, seguiré haciendo discos. He visto que también compones para otra gente, ¿cómo lo haces, cómo lo conjugas con esto? Sí, es algo que no he hecho mucho. Me hubiera gustado hacerlo más, siempre lo digo, estoy súper abierto a componer para otra gente porque me gusta crear algo de la nada. Yo estoy muy acostumbrado a crear para mí, a expresar lo que yo quiero, a hacer las canciones a mi medida, y de repente me parece también un reto atractivo decir «voy a hacer una canción a Pasión Vega». Hago un trabajo de campo: me pongo a escuchar a esa persona, veo un poco de los temas de los que habla, cómo se mueve la música, la voz que tiene, qué es lo que le pegaría o lo que no, intento como meterme en esa película y componer a través de ahí, para mí eso es un reto, otra forma de encararlo. Me gusta mucho la verdad. Prefiero componer lo mío, porque es una cosa mucho más personal, en la que incluso dejo parte de mi corazón y pensamiento, pero lo otro, como juego o reto, me parece divertido. El nuevo disco El arte de saltar (2018), sí que tiene una peculiaridad, es autoproducido y has creado un sello discográfico para esto. Cuéntanos un poquito sobre el proyecto y si involucrarás a más personas dentro del mismo. En principio no, nosotros somos un proyecto independiente. María, la socia con quien tengo una empresa, no somos, digamos


«antidiscográfica» ni nada de eso, estamos abiertos a hablar con todo el mundo, de hecho, nos hemos sentado a hablar con algunas disqueras y tenemos buenas relaciones, pero la realidad es que hasta el día de hoy no han apostado por nosotros de una manera que nos haya resultado atractivo, y nosotros somos súper trabajadores.

de saltar era entendido como el oficio de enfrentarse al abismo, que vas adquiriendo con la vida y la experiencia.

María, bueno, está directamente enferma (risas), y yo bastante jabalí, tiro para adelante con todo lo que se me pone, somos los dos muy currantes, cuando nos hemos hecho algunos aliados o trabajado con alguna discográfica independiente, ¡guay!, siempre bien, pero nos ha dado la sensación de que al final los que llevamos todo el rollo para adelante somos nosotros, entonces a María se le ocurrió y me dijo: «oye, tío, ¿y si hacemos un sello y empezamos a sacar los discos de forma totalmente independiente?», obviamente con la intervención de compañeros, distribuidoras, etc.

Me cuesta mucho trabajo decidir, a mí lo que me gustaría de verdad sería nunca quedarme solo con una cosa. Evidentemente el proyecto está creciendo y creo que cada vez vamos a tirar y no dejar a nadie fuera. Al final, si yo hago un formato pequeño, como una sala para 3000 personas, sí que se pierde un poco de fuerza; lo que mola de cantar solo con la guitarra es hacerlo en aforos relativamente pequeños. El proyecto está creciendo hacia hacer cosas más grandes con bandas, pero a mí sí que me gustaría, y lo tenemos bastante presente, no abandonar nunca el rollo de tocar solamente con la guitarra. De vez en cuando hacemos algún ciclo que es a guitarra y voz.

Lo primero que hemos hecho ha sido una prueba con este último disco, también hemos lanzado un EP de tres canciones hace un mes. En principio no tenemos intención de sacar otro proyecto. La idea es ser independientes del todo. Viendo youtube, vemos que has realizado muchas colaboraciones, es algo que te gusta. Si ahora pudieras elegir, ¿con quién te gustaría hacer un dueto? Tengo dos. Uno con Natalia Lafourcade, por decirte alguien de este lado del charco, y otro con el español Robe Iniesta, el líder de Extremoduro, soy fanático suyo desde siempre, además, me gusta lo que está sacando, me parece un compositor súper honesto y con mucha personalidad, sería un sueño cumplido. El rock es justamente lo que menos se nota en tu música.

Hoy vas a tocar en formato acústico, que es realmente la manera como tú compones, pero, ¿qué formato prefieres, ahora que has estado en varios festivales como en el Viña Rock?

Nosotros vamos a hacer Wizink, allí en Madrid, entonces, hace poco, hicimos una cosa muy guay en un antiguo palacio de deportes. Con las primeras mil y pico de entradas que llevábamos ya, hicimos un sorteo de 90 entradas para tocar en la primera sala que me abrió las puertas en Madrid, la Sala Juglar, una sala de lavapiés que caben solamente cien personas; fue guapísimo porque era un espacio al que yo le estoy muy agradecido, fue un concierto súper bonito, donde ves a la gente, los matices de sus caras, se presta a que yo pueda salir un poco y hacer una foto con los 90 ganadores. Eso no me gustaría perderlo nunca, pero evidentemente el proyecto va hacia algo más grande y, te digo una cosa, tocar en el Viña Rock y que hayan cuarenta mil almas ahí, la energía, el puñetazo gigante que te llega desde el público, te pone cachondo, ¡vamos! (risas), te vienes arriba muchísimo. ¿Cómo es tocar con banda ya que tu tocas en solitario?

Estilísticamente no, pero estoy muy afín a ese estilo, me gusta muchísimo. El arte de saltar es un disco donde se aprecia, se ve tu eclecticismo, tocas muchos palos musicales, desde la rumba hasta la bossa nova. ¿Defínenos El arte de saltar? A mí me cuesta mucho poner el nombre a los discos, porque no concibo el disco como una obra en sí, yo voy haciendo canciones, y de repente es como «oye, vamos a sacar un disco». Intento hacer un repertorio que sea coherente, dentro de las canciones que tengo; normalmente no me sobra mucho porque saco tantos discos, pero algunas sí que sobran. Cuando tengo que acomodar todo eso en un nombre me cuesta mucho trabajo, son canciones que hablan de cosas súper distintas que, estilísticamente, no tienen nada que ver. Llevo dos discos a los que no les he puesto el nombre, la ilustradora Anabel Perujo me ayudó con De pana y rubí, y con el último también; lo llamó así basándose en una de las canciones del disco, «Tienes que saltar», y en que, de alguna manera, era un cambio, un salto cualitativo en el proyecto: sacamos el disco con nuestro sello, estábamos ya haciendo aforos bastante grandes, incluso aproximándonos a una taquilla de un proyecto medio mainstream, siendo algo muy alternativo, muy underground y de cantautor, que empezó en locales pequeños. De repente, El arte

Musicalmente, los buenos conciertos son los que me oigo bien, en donde todo está compensado, la gente está guay, nosotros estamos ensayados, esos son los conciertos en los que llego al éxtasis, porque veo cosas que he creado yo; pero ahora empiezo a apreciar todos los matices que está introduciendo la banda, y que caminamos todos a una. Es una sensación muy bonita de comunión con mis compañeros. Sabemos que llevas una gira larguísima este año y años pasados. ¿Cómo lo llevas? Creo que han sido unos noventa conciertos en un año. El año pasado tuve una pequeña crisis. Yo llevo de gira siete años. No he parado nunca, normalmente un mesecillo rascado en Navidad, otros años ni eso. Los dos últimos años, que nos hemos introducido en festivales en Latinoamérica, afortunadamente nos ha ido muy bien, hemos viajado, y es que llevamos dos años a razón de ochenta o noventa conciertos al año, y eso es muy exigente, así que el año pasado tuve una crisis de «no puedo más», la intención a partir de ahora es la de no hacer tantos conciertos al año. Has vivido en tres ciudades: Madrid, Barcelona y Málaga. ¿Con cúal de estas tres te quedas para vivir?

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Con Málaga, tío. He vivido nueve años en Madrid, es mi ciudad, y dos en Barcelona, una ciudad preciosa, súper cosmopolita. Madrid es un hervidero cultural y humano increíble, pero, la calidad de vida que hay en Málaga, es que no se puede comparar porque es una ciudad grande y hay mucha oferta cultural, y encima el clima, la gente es súper guay, la echaré de menos siempre, toda mi vida. Después de estas dos giras, ¿puedes adelantarnos tus nuevos proyectos? De momento no tenemos pensado un disco nuevo, aunque tengo muchos temas. Sacamos un EP de tres temitas, y ahora tendré como unas siete u ocho canciones más, pero voy componiendo desde la calma, como siempre. En septiembre nos meteremos en una gira grande, se llama «Donde caben dos caben tres», son aforos que duplican y triplican lo que estábamos haciendo, una apuesta que nos hemos hecho a nosotros mismos. El Wizink lo culminaremos allá en febrero. Ahora tenemos medio parón, en julio y agosto no tenemos conciertos ni festivales, estaremos preparando esta gira porque van a ser conciertos súper grandes y queremos responder con la calidad del proyecto. Iré preparando esto, pero con calma. Tengo muchas ganas porque vamos a darle una vueltecita al repertorio, metemos un músico más, un técnico de luces; intentaremos que, cualitativamente, el proyecto esté a la altura de las circunstancias. Has llenado tres veces en Buenos Aires, México y Colombia, ¿qué diferencia ves entre el público latinoamericano y el europeo? Yo tengo que decir que mi público es la leche, muy guay, como el proyecto es tan artesano, la gente se ha ido sumando de una manera muy natural. Yo intento no ir de nada, ser natural y creo que eso se nota, mi público me encuentra por la calle en España y me pide una fotito, eso es de puta madre, es un público que rema a favor, que son como mis colegas. Es bastante eufórico, en toda parte de España, ya sea en Galicia como en otro lado, pero en Latinoamérica están locos, es un apasionamiento, creo que tiene que ver con el carácter de acá, que es como en el sur de España que son más expresivos, aquí pasa igual, son súper expresivos, he visto mucha gente en el público llorando, con una emoción real y visible, ¡mayúscula! Creo que también hay como un agradecimiento a que yo me pegue la paliza de kilómetros para venir a cantar aquí, de alguna manera eso se transmite, y entonces es un público con euforia total. La verdad, que pese al cansancio que solemos traer aquí, los conciertos son guapísimos. ¿Qué podemos esperar en estos dos shows? Un concierto íntimo. Normalmente no hago los conciertos a la carta, en plan que la gente pide las canciones, como poco me haré un set list, pero admito petición. Ya que no está la riqueza ni la potencia musical de la banda, lo que me gusta es que se genere un ambiente de compadreo, que sea íntimo. Normalmente la gente sale muy contenta, espero que también sea así aquí.


Andrei “Cosa” Custode

LOS RETOS DE LA PRODUCCIÓN MUSICAL EN CUENCA (PARA CHAMOS) Es el año 2019 y escuchamos bandas cuencanas posicionadas como Letelefono, La Madre Tirana, Ilaló, etc. Si vamos un poco más atrás: Neoma, Phantom Bullets, Jodamassa, El Ladrillo de Cristal, Da Culkin Clan, Carne de Cañon, La Locro Banda, Animosh, La Santa Muerte, Los Recién Muertitos, Los Animales Lisérgicos, Morbid Sin, Los vuelos de Mariangula…

Falta instrucción integral

Uno de los problemas fundamentales para la música cuencana es que no hay escuelas integrales de música. En este campo hay muchísimas áreas de las que no te enteras sino hasta que necesitas contratar a alguien que sepa hacer algo específico o cuando precisas aprender a hacerlo, siguiendo lo que el buen lema También tenemos las bandas forever de Cuenca como Los Zuchos del vado, punk dicta: «hazlo tú mismo». Cuando estás aprendiendo a tocar no te explican Basca, Bajo Sueños, Sobrepes entre otras. La lista es larga. que hay gente que se dedica a la composición, que hay otra que no es buena componiendo, pero que es buena instrumentista; que hay gente que es buena Este no es un compilatorio de la escena cuencana, pero es interesante recapitular haciendo gestión; que hay gente buena en la técnica sonora en vivo, otras en la un poco de los últimos años para darnos cuenta de algunos aspectos importantes producción de estudio… en el panorama local sobre la producción. Para mí, la respuesta es rápida y complicada a la vez. Una de las partes importantes es saber a cuál de esas áreas te vas a dedicar. Está claro que hay quienes se dedican a varias de ellas, inclusive a otras artes Falta plata (la música es un arte hermoso pero costoso) al mismo tiempo -esta ciudad tiene varios referentes-, pero como nunca te lo dijeron, llegas a las tablas perdido. Luego, cuando pasan los años, las personas Vamos desde el inicio: para aprender un instrumento necesitarás tiempo, ganas se profesionalizan según las ramas, pero eso es algo que se pudiera dirigir desde y pasión por tocar las notas correctas o incorrectas según tu percepción musical que el aprendiz está experimentando la música, y así se podrían explotar las dentro del campo de estudio que elijas (no es lo mismo estudiar música clásica, capacidades de los alumnos al máximo. jazz o folclor). Allí podría haber un primer tropiezo dentro del camino musical porque, normalmente, por la falta de industria y la famita que se carga el mundo Sin importar si el aprendizaje es empírico o académico, arriba de las tablas hace artístico, tus padres dirán «al c@1#jo con la música, estudia y consigue un falta esta escuela «integral», que permita hacer sostenible una escena o una empleo de verdad». Pero no te desanimes, la mayoría de las bandas descritas pequeña industria local para que así el nuevo artista pueda tener el valor de elegir arriba pueden dar fe de que algún día les dijeron palabras similares. entre cualquiera de las tantas formas de estudio (luego se convertirá en trabajo) sin que eso represente un estancamiento o una pérdida de tiempo... Luego de que hayas estudiado -siendo un valiente empírico (mientras huyes de los exámenes colegiales) o académicamente (muy posiblemente pagado por tus padres)-, estarás en posibilidades de encontrar amigos que toquen igual de bien que tú, o mucho peor (tranquilo, el tiempo te hace mejorar), y vivirás la conexión con esa gente con la que estarás viviendo la maravillosa y única experiencia de formar una banda. Pero espera ahí, ahora te habrás dado cuenta de que la guitarra necesita cuerdas, cables, pedales, amplificadores, cabezales… y así podemos seguir sofisticando el equipo hasta el límite, pero eso cuesta plata. Si tu familia tiene una buena posición económica, podrás solventar una gran parte de ello, pero, si no, te tocará (como a muchos) trabajar en otra cosa, gastar el poco tiempo libre que te queda entre el colegio o la universidad, la banda, los amigos y la vida en general para poder conseguir algunos billetes y comprarte esa maravilla que viste por internet o en el escaparate de una tienda. Entonces dirás: «sonamos bien, hemos logrado encontrar tiempos conjuntos para llevar a cabo el proyecto, podemos pagar nuestra salita de ensayos» (sí, eso de tener un ensayadero donde guardas el carro medio sucio con equipos es bonito en las películas gringas, pero en el Ecuador real en el que vivimos solo puede pasar si vienes de una familia de músicos o si tus padres te miman mucho). «Somos buenos, estamos comprometidos. ¿Dónde tocamos? Me encantaría tocar junto a esa banda tostadaza que vi el otro día en el Otorongo o en el Parque Calderón (ejemplos vagos). ¿Y ahora?»

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Planificación/Estrategia

Meterle h*@vos

Una de las partes más endebles que experimenta una banda primeriza, y hasta algunas que ya tienen movimiento, es la falta de planificación. Una vez más, no estamos en Los Ángeles, acá no viene un productor y te dice te voy a hacer estrella luego de firmar este contrato.

Consigue una tocada. Las primeras veces tendrás muchos feedbacks, tropiezos en el escenario, hablarás mucho entre canción y canción, se te romperá una cuerda, el bajista no llegará, te falta un ampli… lamentablemente, y gracias a la vida, eso pasará y ahí comenzará el verdadero aprendizaje, todo con base en la experiencia.

La planificación es una parte fundamental (cosas como «hagamos un concierto en una semana o dos» no sirven), es necesario establecer tiempos concretos y metas acordes a tu tiempo y tu nivel técnico/espiritual. Si todo lo haces con tiempo prudencial, podrás evitarte invertir tanto esfuerzo para tener tu concierto el mismo día que se presenta una banda tuca, ellos también están intentando posicionarse al igual que tú, es un suicidio que coincidan fechas.

La fama es relativa. Mientras ves a tu profe en un escenario delante de 600 personas cantando sus canciones, al otro lado del mundo hay un asiático de ocho años haciendo llorar al triple de gente. Hay público para todos, pero debes fijarte exactamente a qué segmento apuntar, y eso es difícil cuando nos guiamos por el instinto como artistas naturales que no manejan el campo técnico, que es demasiado importante y que ahora te tocará aprender si piensas dedicarte a esto.

Ahora bien, has ahorrado lo suficiente para grabar su primer sencillo, el segundo o tercero, quién sabe… «¿Cómo lo lanzo? ¿Lo subo a Youtube y lo comparto en mi Facebook personal y etiqueto a 30 amigos? ¿Spotify? ¿Cómo se come eso? ¿Campaña publicitaria? ¿Merchandising? Si grabar fue caro, ni digamos hacer un video»… Estamos en épocas esporádicas, modas que vienen y van, un día fue Hi5 al siguiente Facebook, después Instagram, Tiktok, ufff, y la biblia dice que vendrán cosas peores, pero hay que saberlas usar.

Otra cosa, no envidies el público del resto. Es algo muy común entre artistas de la misma escena y no lo dicen, pero es importante que compartas tu música, si es buena y has trabajado duro en ella, la gente te seguirá y tendrás tu público con sus características específicas gracias a la sinceridad de tu proyecto. Siempre habrá alguien más popular, pero tu música no habla de ellos, habla de ti.

Una última recomendación… escucha de todo, hay maravillas ocultas en el jazz, rock, folk, vallenato, indie, reggaetón (sí, si sabes buscar bien), trap, hip hop, Ahora, con el acceso a la tecnología, comprar una interface de dos canales y clásico, pop, electrónica etc... un micro no es tan complicado, grabar a la manera home studio es muy fácil; en modalidad estudio, comienzan a haber ya lugares con diferentes precios Hacer música es divertido, ser músico es de guerreros y vivir el mundo de la según su disponibilidad y calidad de equipos, pero a nivel general empieza a música es el cielo y el infierno. Tú decides, tienes poder de elección y eso es lo surgir muchísimas opciones. Y para los videos, tenemos celulares, amigos, los hermoso de vivir. youtubers en estos últimos cinco años nos han enseñado que la edición es otro arte, entonces por qué no aprender… Para la campaña no es necesario contratar una megaempresa publicitaria ni ser excesivamente populares, es más, muchas de las bandas arriba expuestas en un principio eran tímidos o «donnadies» y con el tiempo plantaron fuerte su nombre, esencia y ahora nadie duda de que esa banda es LA BANDA, pero algo que hay que tener muy claro es que la gente quiere vivir experiencias únicas, y actualmente subir una canción ya lo puede hacer cualquiera. ¿Cuál es el valor agregado que tiene tu tema, qué lo hace único en sonido, qué hará que la gente comparta tu canción o video, y en conjunto con eso, cómo volverlo único en el mundo físico? Normalmente siempre empezaremos con discos, stickers o cosillas así, pero hay millares de opciones. Por ahí vamos descubriendo el mundo del merchandising y volvemos: ¿cómo será tu campaña? ¿Por cuánto tiempo la manejaras? El arte es arte porque transmite y la sensación y vivencia lo vuelve sublime, pero hay que comer y, quieras o no, se convertirá en un producto artístico y tienes que saberlo vender.

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