República Sur Gaceta Cultural Marzo

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Cuando de gramática y ortografía se trata, el trabajo de quien edita o escribe debe ser minucioso, artesanal, a veces microscópico, otras, estructural, siempre sistemático y al mismo tiempo, heroico, tedioso e invisible. El lenguaje es herramienta y material de trabajo y por ello, con el tiempo, el Diccionario, la Gramática y la Ortografía de la RAE terminan por convertirse en la sagrada trinidad del idioma —no crean, los del gremio, que me olvido de santa María (Moliner), san José (Martínez de Sousa) o del resto de advocaciones—. A pesar de este fervor místico-ortotipográfico, nos declaramos abiertamente en rebeldía, culpables, quizás, condenados irremediablemente al infierno de las letras. Lo que sucede es que como toda necedad, el dogmatismo idiomático deviene en (y proviene de) una cerrazón incompatible con el compromiso de nuestra Gaceta, que a propósito del Día Internacional de la Mujer y sin renunciar al buen uso del castellano, no puede dejar de reconocer la legítima lucha desde el lenguaje. Sí, republicanxs, las palabras hacen y deshacen, muestran y ocultan, nombran y son el mundo. «Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo», decía Wittgenstein y nosotros estamos de su lado. Creemos que el primer paso para ampliar esos límites es empezar a mirarlos con atención. Por ello, nos sumamos, este 8 de marzo, a la conmemoración de un año más de la lucha por la equidad de género que se libra desde múltiples frentes, incluido el lingüístico. El nuestro, el del arte y la cultura, ofrece también este mes un espacio para todxs —sí todxs con ‘x’—. Congratulamos, desde nuestra pequeña trinchera, a quienes siguen construyendo una sociedad con menos violencia de género e inequidad, esta es también su casa. Entre ellxs, están también quienes han contribuido con este número con sus textos, sus recursos y su tiempo. A todxs un agradecimiento especial por estos casi cinco años de camino, seguimos haciendo eco de las palabras de Jorge Ilegal, nuestro entrevistado: «si hay una revolución, contad conmigo».

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Director: Jordi Garrido

Dirección de comunicación: Amyr Sarmie

Editores: Jordi Garrido David Larriva

Impresión: Dirección General de Cultura, Recreación y Conocimiento

Corrector: David Larriva

Diseño y diagramación: Dianola Vázquez Moreno

Subdirector: Gustavo Peribáñez

Fotografía: Carlos Maldonado Pablo Villavicencio

Autores de esta edición: Natalia García F. Evelyn Astudillo Palomeque Diego Peña C. Ana Cristina Franco

Rocío Pérez Las perras de yeso Juan Francisco Vinueza

La Gaceta Cultural no se responsabiliza por las opiniones vertidas por nuestros colaboradores.

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Natalia García F.

LA MARCA DE LA MALDAD. SOBRE SHIRLEY JACKSON, CASAS EMBRUJADAS Y MUJERES MALAS Todas las casas están embrujadas, pero solo las mejores están pobladas con fantasmas, duendes, apariciones y cocos. Las demás, las realmente terroríficas, solo tienen familias. Shirley Jackson hizo de esta idea el centro de su literatura. Su casa embrujada más popular, La maldición de Hill House, hoy famosa por la adaptación de la serie en Netflix, es conocida por ser la protagonista de uno de los mejores libros de terror jamás escritos. En él no son los fantasmas los que dan miedo, la casa misma se revela como metáfora de lo siniestro: En su interior, las paredes mantenían su verticalidad, los ladrillos se entrelazaban limpiamente, los candados aguantaban firmes y las puertas permanecían cuidadosamente cerradas; el silencio empujaba incansable contra la madera y la piedra de Hill House, y lo que fuera que caminase allí dentro, caminaba solo. (La Maldiciónd de Hill House) Dentro de esa casa, la protagonista, Eleanor Vance, una joven insegura, sometida al horror de su propia mente, prefiere el terror de la mansión a la madre muerta y la hermana que odia que la esperan de regreso en su verdadera casa. Gran parte de las historias de Jackson exploran este horror doméstico, la barbarie íntima; la casa, aparente lugar de seguridad y refugio, que de repente se convierte en el núcleo de lo perverso. Y no podría ser de otra manera. Shirley Jackson no solo era la maestra del terror gótico estadounidense, autora del cuento por el que el New Yorker recibió la mayor cantidad de cartas de rechazo por una obra de ficción (La Lotería), maestra de Stephen King o Joyce Carol Oates era también una mujer llena de inseguridades, perseguida por la sombra de su madre que jamás estuvo contenta con lo que era y que le enviaba cartas criticando sus «ficciones repetitivas y su aspecto»; encontraba tiempo para escribir dejando papeles por toda la casa con sus ideas de cuentos, mientras intentaba mantener a sus cuatro hijos y a su esposo infiel la mar de contentos. Shirley Jackson era también una mujer que en sus últimos años, fue incapaz de salir de su habitación por una agorafobia extrema y que murió a los 49 a causa de la adicción a las anfetaminas que tomaba para adelgazar, el alcoholismo y la obesidad mórbida. Jamás encontró un hogar que no le hiciera daño, y sin embargo, tampoco podía escapar de él. Cuando su marido declaró a la prensa, en tono de broma, que se había casado «con una bruja». Ella respondió: «llevo la maldad como una marca». Y es quizá eso lo que Shirley Jackson hizo por todas, nos dejó la maldad. Creó personajes femeninos capaces de la intriga, la conspiración, el rencor y la perversidad. Y eso no es poco. Angela Carter, escritora británica, en el prólogo de la antología de cuentos Niñas Malas, Mujeres Perversas dejó claro por qué es tan difícil encontrar mujeres malas, de verdad malas, en la literatura: En términos generales, para la mujer, la moralidad no tiene nada que ver con la ética; significa moralidad sexual, y nada más que moralidad sexual. Ser una niña mala se suele asociar con tener relaciones prematrimoniales; ser una mujer perversa tiene que ver con el adulterio. Esto significa que para una mujer es mucho más fácil llevar una vida intachable que para un hombre: lo único que tiene que hacer es evitar las relaciones sexuales como si se tratase de la peste. ¡Qué hipocresía! Shirley Jackson creó uno de los personajes femeninos más complejos: infantil, perverso e inolvidable, Merricat Blackwood, la protagonista de Siempre hemos vivido en el castillo, un cuento de hadas de terror, donde Merricat, esta niña ambigua salvaje y graciosa, nos habla casi al oído de forma inteligente y muchas veces aterradora:

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Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto. (Siempre hemos vivido en el castillo) La protagonista de esta historia haría cualquier cosa por mantener la vida aislada que lleva con su hermana lejos de los habitantes del pueblo a los que detesta y teme en la misma proporción y de cualquier otra persona que pudiera arrebatarle a Constance de su vida. Merricat practica ritos y sortilegios, su vida está llena de brujería que la protege contra el mundo al que ella tanto teme y del que vive distanciada en su gran mansión, donde años atrás uno de los tres personajes que permanecen ahí, Blakcwood, mató a toda la familia. La misma Shirley Jackson reconocía que estaba obsesionada con la brujería y los ritos paganos, interpretaba el tarot, vivía rodeada de amuletos y talismanes y tenía una gran biblioteca de libros de ocultismo. Jackson decía que le interesaba la brujería sobre todo como una forma de abrazar y canalizar el poder femenino en un momento en que las mujeres en Estados Unidos tenían poco poder sobre sus vidas. Le interesaban los elementos sobrenaturales como una forma para explorar el daño psíquico al que los seres humanos, las mujeres especialmente, son propensas. Elementos sobrenaturales, niñas malas y salvajes, casas embrujadas, monstruos, mujeres perversas. ¿Sorprende que una mujer como Jackson creara obras de terror capaces de salirse del género y regar un miedo primitivo en los lectores? ¿No fue una mujer la creadora de Frankestein: esa criatura inmortal y monstruosa, un arquetipo en sí mismo donde se conjuga el horror, el miedo y la soledad? Sin ir mucho más lejos, María Fernanda Ampuero, autora ecuatoriana, ha escrito un libro de cuentos preciosos y terroríficos, considerado como uno de los mejores libros del año quizá por esa capacidad de dar un golpe en el estómago, llenarte de escalofríos y darte ganas de correr a esconderte, pero en dónde, si todas las casas están embrujadas. No sorprende que Shirley Jackson, como las otras autoras, haya sabido saltarse las cercas del género de terror con elegancia, delicadeza y muy malas intenciones y hayan logrado darles formas tan magistrales a la maldad, a la soledad y al horror cotidiano. Ya lo dijo ella misma: llevamos la marca de la maldad. Hemos convivido por siglos puerta a puerta con el miedo y quizá por eso hemos poblado la literatura de historias genuinamente terroríficas. Ese escalofrío que sentíamos de pequeñas al cruzar el pasillo de nuestra casa, a oscuras, nunca, o casi nunca, fue originado por un fantasma.

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Evelyn Carolina Astudillo Palomeque

EL 8 DE MARZO, UNA CONMEMORACIÓN DE LIBERTAD

«No quiero que me regales flores, quiero que luches conmigo» es una de las frases usadas en la actualidad en el emblemático 8 de marzo. El Día Internacional de la Mujer, a diferencia de la creencia popular, no surgió como una fecha para halagar la belleza femenina, mucho menos como un día para ofrecer regalos a las mujeres por sus múltiples cualidades. Esta fecha políticamente representativa tiene una historia que data de inicios del siglo XX. Comienza con la lucha de cientos de mujeres por la consecución de sus derechos (como el voto femenino y universal) y una marcada oposición a la guerra que se dio desde los frentes de mujeres durante y después de la Primera Guerra Mundial, elementos que hoy son parte de la esencia de este día. Podemos decir que celebrarlo está dentro de un proceso continuo de reivindicación de derechos, que, en la actualidad, se mantiene día a día. Desde la primera celebración en 1909 del Día Nacional de la Mujer en Estados Unidos, por parte del Partido Socialista, tuvieron que pasar décadas y varios pronunciamientos colectivos para que la Organización de Naciones Unidas proclame el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer; a partir de entonces se generaron agendas, planes y programas en virtud de la igualdad de género, la erradicación de la violencia contra las mujeres y la construcción un ambiente de paz. Sin embargo, desde su proclamación oficial hasta la fecha, el espíritu de lucha se ha desvirtuado. La sociedad actual no ha dejado el machismo ni el patriarcado de lado, esto se pone en evidencia de manera clara en esta fecha: la mujer es agasajada por su belleza, por ser generadora de vida, por su delicadeza y feminidad, mas no por los logros alcanzados en la ciencia, la política, etc., metas alcanzadas a pesar de la desigualdad de género. Hay varios factores que pasan como invisibles para la mayor parte de la población: por ejemplo, la sexualización de los productos comerciales. El desarrollo económico y tecnológico ha llevado a comercializar la fecha de tal manera, que la publicidad en marzo está cargada de mensajes acerca de regalos para la belleza femenina, perfumes, collares, ropa y tratamientos cosméticos. Otra muestra clara del poco conocimiento en torno al 8 de marzo aparece además en las frases alusivas a ese día; la respuesta de gran parte de la sociedad en esta fecha sigue siendo mecánica: «Feliz día, mujercitas, la más grande obra de la creación de Dios», «la mujer es un regalo divino», «una flor para otra flor», y los serenos cargados de canciones con alto contenido machista. Se brindan felicitaciones como si fuera un día festivo, no de conmemoración y defensa de derechos. Es preocupante ver cómo la institucionalización de la fecha y los múltiples eventos que se realizan en temas de derechos de las mujeres no han logrado integrar el verdadero significado de este día en el imaginario colectivo. La superficialidad sigue sobreponiéndose al tema central de libertad de las mujeres, tal es el caso, que varias personas al referirse al 8 de marzo aseguran que las mujeres tenemos ya la lucha ganada y gozamos de los mismos derechos y oportunidades que los hombres y muchos de ellos consideran exagerado que una mujer manifieste que no desea que la feliciten porque no hay nada que celebrar.

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Si bien las luchas sociales de las mujeres hoy en día no tienen de fondo los mismos temas que un siglo atrás, hay un sistema social que no ha variado y mantiene, como ejes, la inequidad basada en las diferencias de género, la subordinación y violencia de género sigue operando de la misma manera. En realidad, las reivindicaciones sociales y políticas de las mujeres se han complejizado por los cambios de las dinámicas sociales, el voto femenino ya no es la prioridad, en la mayoría de Estados esa lucha está ganada; sin embargo, los problemas se han agudizado en torno al rol de la mujer en el espacio público, la economía de cuidado, la maximización de formas de violencias, etc. No se puede considerar que las mujeres, en la actualidad, gozamos de los mismos derechos y oportunidades que los hombres porque seguimos atravesadas por paradigmas que subordinan lo femenino y maximizan lo masculino generando inequidades en el desarrollo económico, social y político. Una fecha que expresa la lucha de mujeres por sus derechos, que de trasfondo tiene escenarios de represión donde miles de mujeres dieron sus vidas por sus ideales no puede estar degradada a un evento de congratulación a los roles impuestos a las «mujercitas». El 8 de marzo no debe ser considerado como una banalidad, donde la mayor preocupación sea organizar conciertos, hacer carreras a nombre de las mujeres o comercializar de rosas con precios exagerados. Hemos perdido la memoria histórica, y con ella, la esencia de las fechas emblemáticas, todo porque nos ha envuelto un desarrollo consumista, según el cual, todo es desechable, vendible o cambiable. ¿Hemos cuestionado alguna vez la validez de la fecha o preguntado por su origen? ¿Cuántas de nosotras y nosotros preguntamos a las personas que nos educaron por qué se celebra el Día de la Mujer, qué representa o qué rememora el 8 de marzo? De la misma manera mecánica con la que aprendimos a celebrar esta fecha, la hemos trasmitido a las nuevas generaciones, y por eso se celebra, por una tradición repetida que sigue cargada de mensajes distorsionados que no aportan a la construcción de una sociedad equitativa y segura para las mujeres. Es necesario, como sociedad, realizar un ejercicio reflexivo sobre las posturas personales frente a la igualdad de derechos y el accionar personal un 8 de marzo. En retrospectiva, más de uno de nosotros ha felicitado a una mujer este día, se ha esmerado en comprarle flores, llevarle a cenar, postear una frase bonita —como «mujer bonita es la que lucha»— mientras se espanta de las feministas que un 8 de marzo «en vez de disfrutar de su día, reclaman que no hay igualdad». Ahora bien, la invitación no es a dejar de expresar el cariño y las frases bonitas a las mujeres de nuestra vida, todo lo contrario, hay que hacerlo con conciencia y entendiendo la relevancia social y política de una fecha que proclamó libertad desde el primer día. Aun antes de tener una fecha establecida por un organismo internacional, las mujeres fueron conscientes de la importancia de tener un día de remembranza del camino andado, de las batallas ganadas y del cambio social que estaban generando. La libertad por la que las mujeres lucharon a inicios del siglo pasado sigue siendo la utopía de camino de las mujeres en la actualidad. Feliz y combativo 8 de marzo.

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Diego Peña C.

HACER EL MAPA DE LA CULTURA Disponer de una expresión comunicacional de un lugar, una relación, una idea o un acontecimiento siempre contribuyó a comprenderlos mejor. Sin embargo, significó enfrentarse a la imposibilidad de abordar todos los enfoques posibles y a elegir algún punto de vista que inevitablemente simplificara la comprensión del objeto pretendido. Entre estas expresiones, los mapas en particular, ubican, referencian, marcan relaciones, permiten dimensionar las proporciones, destacan algunos factores y proponen formas de interpretación de lo que se ha elegido como objeto de estudio o por lo menos, de examen. Mencionar un mapa hace pensar inmediatamente en un gráfico; los hay conceptuales, de datos, de relaciones, de posiciones de actores y factores, y hasta los de tendencias, entre muchos otros. Sus aspectos son múltiples y enriquecedores de la comunicación. Tienen o no colores, usan timbres como énfasis, convenciones como referentes y escalas de presentación, imágenes congeladas de valor sincrónico o escenas vertiginosas de acción; recurren a pesos, a intensidades, a dimensiones —de dos para adelante—. Usan contrastes, apelan a la captación polisémica, algunas veces a los afectos, otras a la memoria, otras al conocimiento, otras a la emoción o simplemente a todos estos conductos de aprehensión. También hay mapas que combinan estas diversas formas de lectura de un solo tipo y presentan verdaderos paisajes más o menos complejos en relación con el tamaño de las baldosas o los guijarros de los mosaicos que presentan. La complejidad de los detalles de las partes que lo componen también es, en última instancia, un criterio arbitrario que se aplica en función de lo que se desea reflejar. Así, cada mapa es un estadio inacabado de examen, de reflexión y de expresión, que puede siempre completarse, que puede combinarse y que, en última instancia, puede contrastarse hasta que se invalide la expresión por oposición de criterios más informados, mejor ilustrados o de más potente comunicabilidad y capacidad de sensibilización. Así que, por breve que sea su factura —y seguramente por detallada y específica que sea su composición— un mapa será la parte de más amplia data de un camino para interpretar un fenómeno. También hay mapas de caminos, pero principalmente, son por sí mismos caminos.

artesanos, manufactureros, emprendedores y otras dedicaciones productivas, académicas y artísticas, a despecho de la infertilidad de las dos terceras partes del suelo que hoy muestran seductoramente sus costillas minerales que nos hacen sentir amenazados por malos usos y pervertidoras inversiones extrañas. Todas estas son condiciones que forjaron nuestras prácticas; nuestra lengua; nuestro tan nuestro dialecto; nuestros gustos culinarios y gastronómicos; nuestro humor propio tanto como nuestro amor propio; nuestro cinismo; nuestra elocuencia y costumbre de mirar los ojos para sembrar nuestra palabra; nuestras miserias y corajudas pretensiones; nuestra forma de entendernos diferentes y reconocer —a lo sumo— horizontalmente otras culturas; nuestra forma de vestir, esconder o exhibir —según nuestro saber y entender—; nuestros símbolos hechos día a día, de sol a sol; nuestra forma de compartir y de mezquinar, de ofrecer y retirar bienes y afectos a quienes nos visitan o se quedan con nosotros; nuestras formas de colaborar y aportar para conseguir lo que no nos cumplen y nos centralizan los gobiernos, y nuestra forma de responder con altanería e innovación con propuestas ejemplares en infraestructuras y modos de hacer y autogobernarnos. Labrar nuestra historia, que lo hacemos desde cuando fuimos chobsis, narríos, guapondelik, cashapatas…, antes de ser la segunda capital del «todo el mundo es mío», antes de encontrarnos asimétricamente con Aragón y Castilla y luego enlazarnos con otros imperios a través de nuestra larga vena de emigrantes, para estar a nuestro modo de estar en el mundo líquido de la información, del arte y todos los posts de estos días, sin dejar de ser nosotros y más… mucho más, no será sino comenzar hacer el camino de reconocernos para hacer nuestro mapa de la cultura. Reconocernos y representar nuestra propia visión de cómo estamos y a dónde queremos ir. El escenario en el que actuamos —de difícil lectura, como el párrafo anterior— es eso, solo el escenario en el que actuamos en nuestra lucha desde la memoria contra el olvido, en la que siempre fuimos con la mirada hacia lo que queríamos ser; transformamos el olvido y el abandono en motivación y empeño de nuestra propia energía. Somos nuestro arte, nuestras culturas diferentes que saben mantenerse y que saben contaminarse. Hacer un mapa que nos represente, ubicados en la medianera entre la memoria y el futuro, sin negarnos, sin excluirnos y sin preferencias ni concesiones, que hablan más del pasado que de un futuro de incesantes hacedores y disfrutadores de la cultura dinámica que compartimos, es parte fundamental de la calidad de vida que buscamos.

En fin, lo que un mapa siempre será por su propia naturaleza, es una representación Cuando la ciudadanía se toma la casa que le pertenece por origen y destino —sin para quienes lo elaboran y para quienes se acercan solo para interpretarlo. menoscabar el acervo y el camino que nos trae, sino orientándolo hacia lo que A esta altura, cabe anotar que la incesante dinámica de transformación queremos tener—, se comienza hacer un mapa, que es un camino que solo se de cualquier mapa es asimilable a la propia cultura, por ejemplo, a la de la lo hace al caminar en diálogo; es decir, caminar y hablar, mientras se acuerda el Provincia del Azuay, de la que se menciona su población de casi un millón punto del horizonte que oriente los esfuerzos compartidos. de habitantes; sus límites político-administrativos; sus intercambios con sus vecinos geográficos cercanos —y con los distantes—; los asentamientos humanos Ya no se arranca de cero. Se debe entender que se tienen propuestas que contienen de diverso tamaño en sus quince cantones; su concentración o dispersión en urgencias, acuerdos que nos ponen los límites, prioridades, rutas y metas. Todo áreas centrales, periféricas o rurales; sus dos cuencas hidrográficas principales se puede revisar en diálogo responsable y comprometido. Se lo debe hacer y se lo y cientos de microcuencas que les son tributarias; su altitud —de 0 a 4 200 hace. Hay que hacerlo permanentemente. metros sobre el variable nivel del mar Pacífico— en la que caben tantos sistemas productivos; la feracidad, vocación y dedicación de su suelo; la tentadora oferta Los gobiernos provinciales y cantonales, la academia, los artistas, los gestores, de su subsuelo; la delicada distribución del agua; su diversísima exposición ya lo hacen. Los ciudadanos deben valorarlo, disfrutarlo y apoyarlo. La empresa eólica; su accesibilidad a la ceja de selva amazónica, al trópico, al mangle y a comunitaria, privada y mixta debe apostar a favor. Las entidades nacionales la plataforma marina; a la delicada armonía del contundente macizo occidental deben reconocerlo y respetarlo. que supera todas las aproximaciones de los Andes al Pacífico y que ofrece las mayores distancias de recorrido de aguas que recibe el río Amazonas, y la tan Nunca sobrará información sobre lo que ya se hace. Nunca sobrará una nueva recientemente vencida infranqueabilidad del nudo cordillerano norteño del opinión. Nunca sobrará el respeto mutuo. Nunca sobrará el compromiso. Hacer mismo nombre, Azuay, que determinó las relaciones preferenciales con la Costa, un mapa de la cultura en nuestra provincia ha comenzado. la Amazonía sur, el austro serrano y el Perú y, por lo tanto, la distancia con el Febrero, 2019 Estado de cuyo gobierno aún no capta la atención que nos debe y que nos hizo

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Ana Cristina Franco

EL ARTE DE LO NO-SOLEMNE. FRANCISCO MALDONADO Y RALEX EN CUENCA La pintura de Ralex y Francisco Maldonado atrae por su sensibilidad y por su sencillez. Tienen estilos diferentes, pero los dos han usado materiales reciclados, latas y objetos encontrados, para crear; ambos han optado por el camino de la pintura más que por el del arte conceptual y, sobre todo, los dos han buscado en las calles y se han alimentado de la misma inspiración: Los Ramones, La Polla Records, 2 minutos. «El punk es bacan y bailable», dice Ralex. Entre los amigos de barrio de Álex Tapia había demasiados Álex, así que él buscó una letra que lo diferenciara, le gustó la ‘r’ porque sonaba a rata. «Alex, rata», pensó, como Bleck Le Rat, el artista urbano que inspiró a Banksy. Y como Marc, la sucia rata, ese anarquista creado por el escritor argentino José Sbarra. «Rat Attck», pone en su autorretrato en el que parodia al programa de arte para niños Art Attak. En realidad, en su pintura, como en la de Francisco, hay mucho de ataque. Esa violencia que es como un escupitajo del inconsciente sobre el lienzo. Hay algo, en la obra de Ralex, que estremece. Una sensibilidad especial que hace que cada cosa que pinta (un perro, un niño, un revolver) destelle algo parecido a la nostalgia. Quizá sea ternura o fragilidad en medio de la violencia, como esas pistolas de colores que llevan los niños de uno de sus cuadros. Pienso en ese dibujo de un niño metido bajo la mesa, o en el caballito de madera al revés. Le pregunto sobre la infancia en su obra. Pero Ralex me cuenta que esas imágenes no han emergido de las profundidades de su memoria, sino de las profundidades del internet. «Me gusta pintar objetos frescos, que no tengan que ver con nada de museos, que no tengan que ver tanto con el Arte, sino con algo simple. A veces veo en el internet un perro que está por ahí, me gusta y lo pinto; si veo un man que está ruco por ahí, lo pinto». Ralex pone la mirada en esos objetos, en esos rostros, en esas situaciones, que a nadie le parecen importantes o dignas de ser retratadas; vuelca la mirada sobre lo banal, incluso sobre lo ridículo. No elige pintar un paisaje colosal o hacer el retrato de alguien «importante» o famoso. Pinta un tamagochi, un llavero de Bob Esponja, un sacapuntas de metal (ese que todos reconocemos), un Winnie Pooh de peluche, el cilindro del gas (y al lado pone el texto que todos reconocemos «Si en tu cilindro ya no queda gas…»), la refrigeradora abierta y vacía. Crea escenas cotidianas, naturalezas muertas modernas, quizá inútiles o absurdas. Su ojo parece rescatar lo que la Historia con ‘H’ mayúscula ha ignorado; lo que el Arte con ‘A’ mayúscula ha considerado innecesario. Además de ser un cronista de la posmodernidad, Ralex (o mejor dicho, su obra) cuestiona, en silencio, los valores establecidos sobre el arte mismo.

favoritos, Borges, Bolaño o a su ídolo, Leopoldo María Panero. Incluso tiene retratos cada vez menos figurativos, hechos casi de manchas, que, sin embargo, remiten inmediatamente al alma o a la esencia de los sujetos. Recientemente Francisco ha empezado a explorar el mundo del collage. «La caricatura exagera un aspecto del cuerpo, para burlarse o denunciar un defecto moral a través de un defecto físico», dice Umberto Ecco. Si bien sus collages no son caricaturas, comparten algo de este género. Hay algo burlón en ellos. Hace unos años, cuando Francisco comenzó a pintar, solía visitar manicomios. Uno de los primeros retratos que pintó fue el de una mujer calva que vio en el psiquiátrico. Sus collages conservan algo de esta mirada sobre la locura. Maldonado construye (o destruye), más que rostros, personajes algo delirantes. Y lo hace a través de fragmentos de personas que alguna vez fueron perfectas (tomadas de la publicidad), para re-crearlas desde otro lugar. Exiliadas, extirpadas de sus propios cuerpos, estas piezas resultan desconcertantes. Francisco consigue el gesto exacto, ese momento en el que el humano es demasiado humano. Estos pequeños «Frankenstein» son, de alguna manera, el retrato del otro. Su identidad se teje paradójicamente con piel ajena que es a la vez la propia. Esto recuerda que, a veces, la identidad se construye a partir del otro o del deseo del otro. Entonces esas caras y esos cuerpos perfectos, esos stándares de belleza impuestos, aquí son extirpados y vueltos a coser, convirtiéndose en una suerte de espejo hecho de retazos de imposiciones sociales, de eso que quieren que seamos, de ese deseo que pensamos propio, pero es ajeno; esa sed delirante e infinita. Así, podrían ser una especie de retrato de la ansiedad moderna. Esperpentos despersonalizados pero totalmente expresivos, que son nadie, pero que al mismo tiempo, somos todos; la metáfora o la exacerbación del otro. «Convertir la diferencia en indicio de peligro es característica del mundo actual», dijo alguna vez un académico español llamado Jenaro Talens. Si el temor al diferente, al otro, es algo intrínseco en el ser humano, los collages de Francisco impactan por eso, porque esos personajes fragmentados no son sino el cúmulo de los otros, la despersonalización, la otredad pura. Sería errado intentar encontrar una especie de hilo conductor visual entre la obra de Francisco y Ralex que se expone en Cuenca. Cada uno tiene su propia estética, pero sí comparten esa mirada (o esa atracción) hacia lo marginal o lo extraño. También comparten la búsqueda en las calles, en las experiencias, en la música y los libros. Y eso se siente en su obra, comparten, también, esa huella que se presiente en cada pincelada y que no se puede explicar desde la razón, pero que estremece los sentidos; tal vez, un sello poético, tal vez, solo belleza.

Alguna vez Francisco Maldonado me dijo que aunque él no es una persona de tomar ácidos, su pintura sí vive en ese universo. Su obra tiene algo del Pop Art, La exposición pictórica Carnaval de Francisco Maldonado y Ralex la encontrarán también del Fauvismo, que viene de la palabra fauve, es decir, bestia. Hay algo en Cuenca en el Centro Cultural República Sur del día 28 de febrero al 23 de salvaje en su impronta. Le bastaron pocos trazos para retratar a sus escritores marzo. Entrada Libre.

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Rocío Pérez

NIÑO, EXTIENDE LA ALFOMBRA ROJA (Y TAPA BIEN) QUE LLEGAN LOS ÓSCARES Como cada año, Hollywood se viste de gala para su mayor despliegue de glamour, industria y, a veces, cine. Una semana antes de la entrega de los Óscares, Los Ángeles, la ciudad que alberga tan esperado evento, se vuelve un poquito más loca, más inhóspita, más fría y mucho más inhabitable que de costumbre.

Esto fue lo que más llamó mi atención a mi llegada a esta ciudad, el gran número de personas que viven en las calles, en cualquier rincón, en cualquier parte. Rectifico, «casi» en cualquier parte, de zonas como Brentwood, Pacific Palisades o Beverly Hills son expulsados —ya que tienen la mala costumbre de reducir el glamour cotidiano—.

Explico, a continuación, tan osada afirmación.

Ya se sabe, ojos que no ven, pobre que no existe.

Por circunstancias de la vida y de una irónica conjunción planetaria, ahora vivo aquí, como en una película. Un film de serie B de un género que podríamos calificar entre terror y comedia cotidiana con toques de acción esperpéntica. Y claro, vivo en Hollywood, para ratificar los tópicos. Todos los tópicos, menos uno: yo no quiero ser actriz, como las miles de chicas que trabajan en cualquier cosa que pueden hasta «ser descubiertas». A mí me gustaría mucho más estudiarlo pero no consigo mecenas para ello.

Y en esta semana previa, todos estos homeless de Hollywood tienen que ceder su callejero hogar a los divinos pies vestidos de autor que utilizarán esta calle durante un par de minutos antes de desaparecer en la vorágine de su propio homenaje.

Desgraciadamente, no exagero con el tópico, lo visteis antes en un buen número de películas, de las que quizás, la que más nos viene a la memoria sea La ra La ra La ra La La Land. Si hay algo que le gusta a Hollywood es venderse bien a sí mismo. Es experto en crear su ilusión meritocrática y «concidencial», cuando más bien la oportunidad reside en tener padrino, varita mágica y un buen perfil izquierdo que coincida con la idea de quién te hace el casting, entre otras cincuenta cosas. Pero no vayáis a creer que es una cosa de chicas, los chicos hacen exactamente lo mismo… bueno, cobran más por el mismo trabajo basura, como en casi todas partes… pero también esperan, mientras tanto, «tener una sola oportunidad de demostrar lo que valen». Y así van pasando los años… y un día se levantan con treinta y tantos… y el sueño se ha convertido en pesadilla. Y no en la de Elm Street, precisamente. Esa, al menos, tuvo secuelas. Pero volviendo a la premisa principal, todo se vuelve más agónico en esta semana previa. Los sueños y esperanzas de cruzar una mirada con una estrella de la alfombra roja, servirle una copa y que recuerde tu cara o guardar los abrigos y deslizar un pendrive con las fotos y actuaciones de tu vida se mezclan ansiosos con calles cerradas, miles de turistas depredadores, atascos infernales, policías malhumorados y homeless, algo presente tanto o más en las calles de los ángeles que los propios aspirantes a estrellas.

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Porque la fama no es para todos, ni el espacio, ni el tiempo. La desigualdad, en cambio sí lo es. Unos están arriba y otros, abajo. Pero están. Sin embargo, durante esta semana previa pareciera que no estuvieran. Me gustas miseria porque estás como ausente, al menos, por Hollywood. Porque incluso para la magia del cine es complicado hacer desaparecer a los miles de Homeless que habitan su calles. Creo que hasta que no vienes a esta ciudad, no eres consciente de esto. Estamos mucho más familiarizados con las palmeras y los vigilantes de la playa que con la impactante realidad de la «Land of Smoke and Mirrors», como la describe Vincent Brook en una interesante «urbangrafía» que reposa en mi vieja estantería de segunda mano. Porque, al igual que en el cine, lo que queda fuera del encuadre, no existe. Y el cine nos muestra palmeras, vigilantes de la playa despampanantes (aún los estoy buscando), fiestas, mansiones, glamour y estrellas que eclipsan incluso nuestra capacidad de preguntarnos «¿cómo demonios se sustenta esto?». Quizás Mike Davis diría al respecto: «con una pelea de gallos ricos del centro y el oeste». Pero seguro las malas lenguas lo llamarían comunista. Ya sabemos que es mejor ser consumista. Dónde va a parar. Preferimos ser obnubilados por una mentira que enfrentarnos a la realidad. Como dijo Sir Laurence Olivier: «¿qué es en el fondo actuar, sino mentir? ¿Y qué es actuar bien, sino mentir convenciendo?».

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Las perras de yeso

LA PRIMERA VEZ A Río, su historia.

¿Cómo fue? Es que no te voy a ser del todo sincero porque ese día... mejor dicho, esa noche estaba yo muy borracho, pero no te vayas a creer que por borracho lo hice. Antes ya había pasado algo. Roces, miradas, decenas de veces con decenas de hombres, solo que nunca iba para más. Estaba yo apoyado de espaldas a una pared, salí de la discoteca para vomitar, adentro no podías mover un pie de la gente que había bailando y me quedaba más cerca la salida que los baños. Así que vomité y él apareció a lo poco de haber prendido mi cigarrillo. En calle del Ángel no se ve nada por las noches, es por eso que apenas si me fijé en cómo era. A esas horas lo único que ilumina cualquier cosa son los letreros de neón y una que otra ventana. Él se acercó preguntándome por una dirección que yo no supe decir, pues en ese entonces yo no vivía ahí, sino en Granada. Para cuando acabé mi cigarrillo lo vi volver, perdido, tal vez haciéndose el perdido, ya me observaba con un detenimiento que me hizo pensar que estaba enojado, buscando pelea, bien para divertirse o vengarse. La mirada de ciertos hombres, otra vez, se me hace difícil de descifrar. No sé lo que quieren. Antes, Natalia, ¿te acuerdas?, se acercaban y yo confundía unos ojos y dientes amables con el más descarado de los coqueteos, cuando no era así. Hasta veía guiños y todo cuando no era así, según los hijos de puta. Estuve muchas veces a esto de que me partieran la nariz, ¿te acuerdas? Aquel tipo perdido en calle del Ángel parecía ser el mismo caso, hasta que en menos de dos segundos estuvo a centímetros de mi cuerpo y a centímetros del estremecimiento que me hace padecer cualquiera al que le aguante su respiración con la cara. «Tranquilo» tuve ganas de decirle para que se me quitase de encima, pero en lugar de eso le toqué la mano y no puede ser que no me haya dado cuenta, Natalia, no puede ser. Así de bruto es mi tacto con vino y cerveza. No te rías, Natalia. Sí, le toqué la mano, la acaricié, me acuerdo, la acaricié como si tuviera plumas, pelaje, escamas o todo junto. Antes de cualquier pregunta volvimos a entrar a la discoteca, teniendo cuidado de no mancharnos los zapatos. Y encontré a mi prima que puso cara de mierda cuando me vio entrando con él, pero era de pura envidia, pensaba yo. Ella iba tan arreglada y no pillaba a ninguno, yo salgo a vomitar y se acerca un tipo como si aquello que cayó de mi boca hubiese sido miel y diamantes. A ese no te lo vas a llevar a casa de mamá, le leí en los labios a la muy guarra. Y le respondí que estábamos por irnos; la música, los baños repletos de yonquis, nunca será, con quién sea, un lugar para consumar a gusto. En una calle, incluso en un parque frío se está mejor. ¿Qué? Me gusta la palabra consumar, Natalia, solo contigo follo, quiero decir hago el amor, el amor, con el resto es consumar.

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Ya que te estoy molestando. ¿Sigo? ¿Me vas a escuchar? Mírame. Tú preguntaste, yo solo te respondo. ¿Quieres saber lo que me dijo?... Aunque para serte sincero no es que hayamos conversado mucho, ni siquiera le recuerdo la voz en palabras si no por gritos, gemidos. Supongo que poco pasó después de salir de la discoteca. Supongamos eso, supongamos, enseguida la invitación a su casa, el aburrimiento nos amenazaba y ninguno de los dos era un apasionado de las conversaciones sobre el clima, la luna, tampoco el turismo. Recuerdo que avanzábamos despacio, si bien nuestros besos eran desenfrenados, locos, de adolescentes que se tropiezan cuando se gustan. Yo fui quien primero le mordió en el cuello. Con ningún otro había llegado tan lejos. Mi correa casi se queda adentro del ascensor... y luego sentí como agarró mis nalgas con su mano izquierda, la que no había acariciado. Me detuve un instante y lo tumbé en el sillón, froté mis ojos, no supe lo que pasaba, lo que sentía. Mis ojos, sin que yo lo notara, parecían haber estado dentro de una caverna durante todo ese tiempo y las bombillas de su estudio hacían que perdiera la silueta de las cosas. La ciudad y las plantas en la ventana se revolvían y abrazaban como pulpos en una batalla, los muchos retratos colgados pestañeaban comunicándose entre sí. Solo su brazo, la prótesis, tenía forma, tamaño y color en medio del apartamento que se diluía. Ya recuerdo, me dijo algo, no fue una conversación, seguro, pero me dijo: ¿Me ayudas a quitármela? Era de madera. ¿Cómo voy a saber de qué tipo? No se lo pregunté. Cedro, qué sé yo, Natalia. ¿Tú le hubieses preguntado? Disculpa, antes de que te la quite, pudieras decirme: ¿Qué tipo de madera es? ¿Por qué no tienes todos los dedos?... No sé por qué no se la quité, no sé por qué no sentí vergüenza, no fui curiosillo, ni entrometido. Lo desnudé y lamí sus muslos velludos, lamí su verga y le dio cosquillas y cerró los ojos. Pude observar su mano, acariciarla un instante. Pedí que ese instante no durara lo que un relámpago y si lo hacía que sea de esos que estalla sobre el pecho de los que no tienen suerte y deja una cicatriz en forma de pencos, para no olvidar. Pero me separó bruscamente de sí y me llevó a su cuarto. Ahí tenía más retratos sobre la pared, desde niños a veteranos de guerra, todos llevaban prótesis. Y ya no pude contener mi curiosidad, estaba excitado. Me dio la vuelta, escuché que caía una laptop al suelo y me penetró. Ambos jadeábamos. Su dedo de madera estaba en mi ano. Antes jamás había... jamás había consumado, con un hombre y así fue mi primera vez, Natalia. Pasé la noche ahí. Abrazándonos. Aunque tampoco fui tan ridículo como para desayunar con él, ojo. Le robé cigarrillos, claro, unas fotografías, me hice una tostada con aceitunas y jamón y salí de ahí. Sé que siempre hago lo mismo, Natalia... ¿A ti qué te robé la primera vez? Bien, si no lo he hecho hasta hoy, apenas te duermas y amanezca, desaparecerá ese muñequito con agujas que tienes en tu closet, ese que tanto te gusta y que me hace volver.

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Juan Francisco Vinueza

TRES CONCIERTOS DE JAZZ Trajeron la música; aun apachurrados en el barco, golpeaban las tablas, y en eso, susurros a contrapunto y melancolías inesperadas. —Aquí tienes cincuenta violines, ¿crees que puedas sacar un blue blues para la otra semana? No se trata de eso, no es una competencia. Y no sé si estas grabaciones son las mejores, pero sí le puedo decir que estos discos los capturan, en plena creación, una epifanía in situ, sea porque el antro resultaba permisivo o porque los calderos estaban desbordándose. —Qué bueno que hayas estado grabando, porque esto no va a pasar nunca más. Ahora bien, si es que tenemos que abordar el tema de la chiripa yo le diría que el verdadero milagro es la calidad del sonido de los tres. —¡Dilo, dilo, dilo! —Es como estar allí.

John Coltrane - Live at the Village Vanguard: Master Takes (1961, NY) Esa humedad. Los teóricos han ido catalogando sus hallazgos en sábanas de sonido y cambios multitónicos, pero, para mí, el descubrimiento fundamental de John Coltrane es ese warmth, ese zumbido acechante que no nos lleva al Village Vanguard, sino a algún lago en Uganda, y que nos confronta con los mismos misterios que enfrentamos como australopithecus o como primeros sapiens. Sucede en tracks como «Africa», en «Out of This World» o prácticamente en todo el Love Supreme. Me parece que eso lo descubrió aquí. Lo descubrieron, quiero decir, porque lo que se suele identificar como la música de John Coltrane es la música del cuarteto de John Coltrane, la banda con más power de los sesentas, y que cuenta con Elvin Jones en la batería, maniático polirrítmico; McCoy Tyner en el piano, el sentido del momentum, y Jimmy Garrison en el bajo, que no solo trae los zumbidos a la selva, sino forma a la macumba (en un par de tracks está Reggie Workman, su predecesor). Arranca «Spiritual»: salimos de la caverna e ingresamos al santuario. —¿Oye lo que le digo? Coltrane y su compinche mala-influencia, Eric Dolphy, nos esculpen un relámpago tras otro, pero el groove es exuberante, no más que la sabana, si estamos hechos de lo mismo. Salimos cambiados y a la siguiente tempestad. En «Chasin' the Trane», John nos muestra su lenguaje completo, cual soliloquio shakesperiano, ni un momento de respiro. Nos vamos a la India, groovy raga y cierran con Impressions, cúspide modal, quinteto en comunión. —¿Se imagina que los críticos hayan dicho que esto era el anti-jazz? No caiga en la misma trampa: cuestión de dejarse estar y los chirridos se vuelven trascendentales. —Cuestión de fe, dirás.

Miles Davis - The Bootleg Series Vol 1. Live in Europe, 1967 (Antwerp, Copenhagen, París) —Tell me, motherfucka, now you feelin' enlightened? Un tratado científico: termodinámicas y telepatías en un mismo documento. Llegan cinco negros flacuchos y sacan el magma caliente. Se ponen a jugar. ¿Con electricidad? No todavía.

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—¿Es esto jazz libre? —No me vengas con esa huevada. Este es el bop de siempre, y lo tocamos rectitos, de terno, a toda puta velocidad. —Sí éramos un poco más magos que músicos —dijo Herbie Hancock. —¿Qué se pegaría ese Williams, el de la batería? —¡Se van a desbaratar! —¿Si sabe que Wayne Shorter, saxo tenor, sigue sacando discos de vanguardia y que los críticos lo siguen alabando? —Escucha, no me importa que nadie te escuche —le había dicho Miles a Ron Carter, el alargado del contrabajo—, yo solo quiero trasladarme desde este sitio al que está más allá. Una nota a destiempo y mutación cataclísmica. —¿Puedes hacer eso de nuevo? El segundo quinteto. Vamos más rápido y verás que salen cosas. Miles es la súperestrella por obligación, pero en realidad su rol aquí es de chaperón excéntrico: mera quinta parte del frenesí. Todo vale. Quien quiera decir algo que diga lo que quiera. —Recuerdo una noche en la que toqué una nota tan mal como para arruinar la canción entera —dice Hancock—. Me llevé las manos a la cara, espeluznado. Miles me miró, se quedó un segundo en blanco y luego tocó su trompeta de forma que mi nota no discordara, que fuese la correcta. Y de repente, estábamos haciendo otro tema. Todos estamos de acuerdo: el avant-garde es una mierda, excepto cuando funciona. Ponle groove. —Listen up, don't play the butter keys. Y cambia: quién sabe cómo, quién sabe hacia dónde, ritmo hiperfrenético, explosión inesperada; ahora nos calmamos y hacemos música de cámara.

Thelonious Monk - Live at the It Club (LA, 1964) Cortázar narra la expectativa fuera del concierto en Ginebra; misma alineación, dos años después: «cruzaremos un río, habrá otro tiempo, el óbolo está listo». Y luego: «ha pasado apenas un minuto y ya estamos en la noche fuera del tiempo, la noche primitiva y delicada de Thelonious Monk». ¿De qué está hecha la noche? (ya que estamos en eso). ¿De qué está hecho el silencio? Thelonious responde con un estándar de ese rato, los dedos planos, como si acabase de conocer lo que es un piano. Esto, esto es lo que buscabas: agradables pantomimas y nuevas calmas dislocadas. La noche de Thelonious otra vez extrae una melodía encantadora, perfectamente tarareable, como si hacer canciones fuese lo más fácil del mundo. Pero cuando debe tocar la nota que la completará, se salta. Que resuene el vacío y aquí no ha pasado nada. ¿Debíamos tocarla nosotros? ¿Qué?, ¿se está burlando? ¿Pero de quién? And then, he swings along, porque esto de hacer música es una cosa sencilla, infantil, mundana y maravillosa. Clava una disonancia de escándalo, como para que tengamos que reconstruirlo todo, pero con toxina; y cuando arremete de nuevo para enclarecer sus propósitos, llega al instante antes del desenlace, alza las manos del piano, se retira y que Rouse, Gales y Riley saquen adelante la velada hasta que él decida que es momento de la siguiente fechoría. ¿El misterio se construye con ausencias? ¿Los delirios más valiosos también traen sus simpatías? ¿Está cucú, Monk? Claro, pero sus siniestras estridencias no necesitan que bajemos el volumen o tapemos los parlantes: son inevitables, son la misma cosa, son lo que completa. Un greatest hits de invenciones imperfectas, la noche dada cuerpo, no más que trazar otro círculo desde dentro del tiempo.

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JORGE ILEGAL: "SI HAY UNA REVOLUCIÓN, CONTAD CONMIGO"

Fotografía: Carlos Maldonado

Tenemos el honor de recibir en casa a Jorge Ilegal, líder de la histórica banda de rock española, Ilegales. No es la primera vez que visita nuestro país, de hecho, en la década de los 80 tocó en Ecuador como parte de su primera gira internacional y desde entonces, no ha dejado de venir ni ha mudado de principios. Esta vez nos trae Rebelión, su último disco. ¿Por qué ese nombre? En este momento consideramos que se hace evidente que una rebelión no solo es necesaria, sino imprescindible, y si hay una revolución contad conmigo. Estamos viviendo una apoteosis neoliberal que está condenando a la miseria a gran parte de la población. Yo vengo de España, pero lo mismo está pasando en otros sitios. La contestación que iniciamos hace unos meses, también se está produciendo paulatinamente en otros países. ¿Quién va a capitalizar todo eso?, incluso puede ser la extrema derecha, eso que advertíamos en «¡Hail Hitler!» hace unos cuantos años. Lo que pasa es que hay psicópatas al mando de casi todos los países, desde la antigüedad los ha habido: estuvo Nerón, Calígula, Hitler y Mussolini; ahora tenemos a Putin, a Trump. Son gente que tiene una gran habilidad para alcanzar los puestos de poder, o por lo menos, alguien tiene mucha habilidad para ponerlos ahí. Así vivimos, con un Trump que es, a todas luces, descerebrado. Y también está Bolsonaro en Brasil y Macri que fue el que primero dio el golpe en Argentina destrozando el país, y parece que la gente no lo mira. Es que la gente tiene un problema de «miras». Yo creo que también influye mucho la escuela de Chicago, sus economistas son un peligro y además son capaces de fusilar a quien sea. Vivimos en un momento en que las autoridades económicas se atreven a decir, a cara descubierta, cosas como que los poderes políticos tienen que oír la dictadura de los mercados. Entonces, ¿para qué cojones votamos?, ¿para qué la república liberal burguesa si al

final van a mandar las grandes tribus empresariales? ¡Es la Ostia! Estamos en un momento en el que algunos grandes apellidos empiezan a decir que hay que aflojar porque esto puede provocar una rebelión sangrienta de incalculables dimensiones. No solo es en España, Italia o en las repúblicas americanas. ¡Es global!

soy bastante cabezón. Llamé a la banda y les dije «mira, tengo material para un LP o más». Entonces nos reunimos y tocamos como si no hubiese pasado el tiempo, y habían pasado 5 años, pero lo hicimos como si hubiésemos estado ensayando el día anterior.

Entonces, Jorge, ¿por esto volvió Ilegales? Ustedes se habían retirado en el 2010 cuando hicieron el recopilatorio. Nos retiramos en 2010 porque yo no tenía inspiración para seguir. No me salían canciones para Ilegales ni soñando. Sé que hay muchos grupos que pueden vivir una temporada de rentas, o siempre de rentas como hacen los Rolling Stones. Sin embargo, me pareció que había que clausurar Ilegales. Estuve haciendo algo con Jorge Ilegal y los Magníficos para recuperar cosas desde el año 28 hasta justo antes de los Beatles con todo tipo de música: mambos, chachachás, boleros, tangos. En Rebelión, por ejemplo, hay un tango: «Mi copa y yo».

Bueno, también algún Ilegal estaba en Los Magníficos. Sí, estaba el batería, Beláustegui, que es el que va en esta gira. Nos reunimos todos; Alejandro había fallecido ya, solo estuvo en el primer disco de Los Magníficos. Estaba también un chaval, Vergara, que era un verdadero metrónomo humano, un virtuoso, un genio loco. Generalmente ficho muchos locos para tocar en mis bandas.

Salud por ello. ¡Salud por la copa! Tiene frases que hacen mención al alcohol como: Fuente sorda y peligrosa / Diste forma a mi vida / Compañera en este otoño de tan suave resbalar / Buena o mala consejera / Menudeas tus encantos con amargos desvaríos tan cargados de verdad / Que tengo que echarme un trago que me permita olvidar. Desde mi punto de vista, una de las mejores letras del disco. Estoy de acuerdo, es lo mejor del disco. Habla de una vida consagrada al alcoholismo o a las adicciones. Yo creo que estoy un poco protegido de eso, no tengo personalidad adictiva, a pesar de que he bebido mucho más de la cuenta. Bueno, ahora me modero un poco más, porque si quieres disfrutar mañana del vino, no te tomes hoy dos botellas. Cuando estabas en ese punto de Jorge Ilegal y los Magníficos, ¿seguías pensando en Ilegales? No, no, no. No pensaba en absoluto en Ilegales, pero empezaron a aparecer canciones y eran realmente cojonudas. Al final [riéndose], tuve que dar mi brazo a torcer, muy a mi pesar porque

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Pero esa es otra característica de Ilegales, aparte de su alma punk y rockera, desde que eran chiquillos, incluso desde Madson, han sido muy buenos músicos. Sí, fíjate, en Madson había gente de catorce años tocando. Tipos que se consideraban virtuosos de treinta y tantos no llegaban al nivel de mi hermano que tocaba el bajo. El batería, un tío de quince años, tocaba con un nivel y una fuerza llamativa. Por eso despreciábamos a la gente de la Movida, porque nos decían «son muy jóvenes todavía». Pero cómo muy jóvenes, si ese otro tío tiene veinte y tantos años, y no es capaz de tocar… y no va a tocar nunca; de hecho, así ha ocurrido, ahora tienen cincuenta y siguen sin saber tocar. O sea, no servían para esto. Además, había bandas que sirvieron a los poderes preestablecidos para que pudieran vestirse de colores modernos. Ilegales no era un grupo adecuado para esa gente, porque el contenido que tenían nuestras canciones era hiriente para ellos. A esos hippiosos de la época les dedicamos cosas como Heil Hitler solo para molestarlos y para desacralizar eso emergente que iba a dominarlo todo. Hicimos esa canción para advertir que se iban a producir movimientos en los que la extrema derecha podía capitalizar toda la rabia de la gente desilusionada del neosocialismo y del neoliberalismo. Y luego el PP descubre que eso funciona; Esperanza Aguirre —un ser detestable, yo tengo la esperanza de que la pillen y la metan en una jaula— va y se


hace fotos con Alaska y Mario [Vaquerizo]. Al estar vacía de todo contenido, esta gente es ambivalente, puede servir para vestir a cualquiera de modernidad. ¡Eso jamás ocurriría con Ilegales! No servimos para eso; ahora mantenemos el mismo discurso y somos autogestionarios. ¿A estas alturas de la batalla por qué arriesgarse, por qué autoproducirse cuando tienen a multinacionales detrás? Porque este es el mejor momento para mantenerse al margen de todo elemento contaminante, ahora es cuando hay que mantener cierto grado de pureza. Mira que nos metemos en todos los charcos; hemos estado en multinacionales en su momento porque también el raquitismo independiente era fatal. Hubo un momento en el que las bandas independientes estaban vacías de contenido y de todo, eran una pandilla de carapicos, insolentes, tontos que no sabían tocar y no tenían ni puta idea de nada. Así que dije «vamos a las multinacionales», porque sabía que le iba a pegar a alguno que otro y de hecho pegué… a alguno. [Risas] Ahora me gustaría hablar un poco del documental Mi vida entre las hormigas, que es una joya. Conste que yo no quiero imponerme medallas que no me corresponden, el mérito del documental es de Juan Moya y Chema Vega. El único mérito que se me puede atribuir a mí y a la banda es el de haber dicho «de acuerdo, hacedlo vosotros. No censuramos nada, ponedlo todo». Mi manager en España, cumpliendo con su deber, no quería que se hiciese de esta manera. De hecho, el documental duraba tres horas. Moya decía «no puedo quitar nada» porque era todo muy interesante, pero tuvo que reducirlo. Ahora dura hora y media. Lo que sí es increíble es el trabajo de documentación, Ilegales es una banda que no ha grabado nada en su vida. Quiero decir, no hacían videos, daban muy pocas entrevistas... No hacíamos vídeos y tampoco queríamos salir en la tele; siempre hemos tenido ese comportamiento anarquista y autogestionario. Lo que pasa es que el equipo de sonido no lo alquilábamos, era nuestro y nos había costado sangre, sudor y lágrimas. ¿Todo eso para luego sonar por el altavoz pequeño de un televisor? ¿Para qué cojones? ¿Qué ganas saliendo en un programa como La Edad de Oro? Esta gente no era capaz de llenar el Rocola, cuando nosotros llenábamos el Astoria tres días seguidos, que era tres veces mayor. Yo quiero que el público realmente oiga la música. Además, eran otros tiempos. La gente se movía por el boca a boca y a un concierto de Ilegales había que ir sí o sí. O estabas ahí o no eras nadie, esa es la verdad. La gente entraba saltando porque había conseguido entradas. Una vez salió en el telediario que había un tumulto y se había creado un caos de la ostia el viernes y el sábado, y era que tocaba Ilegales. Es que pasaste de sacar el primer disco a hacer soldouts en todo lado. Sí, en todo lado. Vinieron aquí en el 1987, reventaron (literalmente) Quito y luego Guayaquil. [Risas] Sí, se destruyó el estadio Modelo, pero no fue culpa nuestra, sino del empresario que vendió más tickets de los que podía controlar. Cuando el público rompió las vallas a mí me pareció bien, de hecho, lo felicité por hacerlo porque les habían condenado a estar en un lugar en el que no podían ver ni oír el concierto; para lo que les costó la entrada, era una estafa. Luego nos cancelaron en Riobamba y en Esmeraldas.

Para no entenderlo. Para no entenderlo, exactamente. ¿Y cuántas veces más han tocado aquí en Ecuador? En Cuenca, esta vez va a ser la cuarta. En el concierto de ahora, el que vamos a dar el 8 de marzo, haremos treinta y seis canciones en tonos altos, en perfecto sonido sin aclarar, con su tempo. La última vez que estuvimos aquí —esto fue hace 10 años— nos metieron una encerrona, nos encontramos con un montón de gente y con un equipo pésimo e insuficiente a pesar de que traemos siempre técnicos muy buenos. ¿Cómo te explicas esa conexión con el público ecuatoriano? Porque sus canciones iniciales estaban enclavadas en unos tiempos convulsos, de cuando todo el norte del país [España] estaba con los astilleros reventados y los mineros también en alza… ustedes son de Asturias. Yo creo que nuestro discurso es muy universal y muy «para todos los tiempos» porque entra en contacto con la naturaleza humana —no hemos cambiado tanto en los últimos cinco mil años—. Por eso el discurso sirve para todos los tiempos y para todos los espacios. Nuestra especie es como es y seguimos haciendo las mismas cosas. ¿Y cómo ves al público ecuatoriano? Muy vehemente. Son un poco como Ilegales: son capaces de lo mejor y de lo peor. Bueno, Ilegales más bien somos capaces de lo peor para hacer lo mejor, somos capaces de asumir riesgos y de comportamientos muy poco edificantes. Están girando con Rebelión por todos lados. En España están llenando casi todo también. ¿Cómo ves al público joven? Ahora Ilegales tiene un público de varias generaciones. Hay gente muy joven, es a la que más veo porque acaparan toda la primera fila. Si haces una foto al final del concierto desde adelante, son todos jóvenes, y si la haces desde atrás, son todos tienen pelo blanco [risas]. ¿Crees que estas nuevas generaciones —como dices en el disco «la mansedumbre de estos días»— conectan bien con el rock? Mira, del Rock and Roll se hablaba ya en el 57: que iba a desaparecer en un año o año y medio, y aquí está, coexiste con cosas que parecen muy novedosas, pero que no lo son tanto. Siempre ha sido como algo subterráneo que, de vez en cuando, emerge como los volcanes y el comportamiento de los rockeros también es muy volcánico. Los Ilegales también somos muy volcánicos. ¿Cuál es la receta Ilegal de la «sopa sónica» de esta Rebelión? La «sopa sónica» es algo que me hace feliz. Yo pude haber tenido trabajos mucho mejor remunerados, considerados mejores socialmente... Bueno, ganaron mucha plata en su día. Bueno, y ahora no está yendo mal, pero también la gastamos con alegría [risas]. Una vez me dijo una amiga «Jorge, me encanta la elegancia con la que tiras el dinero» [risas]. Hay artistas que tienen cachés mucho más elevados, sin embargo, pago mucho más que ellos por toda la gente que está a mi alrededor —técnicos y etcétera—. Pago mucho mejor que cualquiera, lo que también me dispone estratégicamente mejor porque puedo llamar a la gente que escoja. A un técnico de sonido le gusta trabajar con un grupo que suene bien; si todo el espectro de frecuencias está repartido bien para que la canción

suene en directo, se produce ese sonido envolvente en el que me siento ¡feliz! [lo dice con un todo muy placentero]. Incluso en los ensayos, si tenemos un muy buen equipo, un buen local para ensayar, ¡es un placer tocar! Es el mayor placer que conozco. Poder tocar esas canciones así es la ostia. Bueno, contemos un poco de ahora, de Rebelión Sí, vamos a lo actual. Nosotros somos un grupo muy histórico, pero en este momento nos hemos vuelto rabiosamente actuales porque nos anticipamos a esa rebelión que luego se fue produciendo y que se veía venir. Siempre he sido un poco profeta. Me jode ser profeta, pero qué le vamos a hacer, soy uno de ellos [risas]. Una de las cosas que más me gusta es que hablas de que el rock es violencia. Claro, el rock lleva una carga violenta desde siempre. Es como una canción de guerra y se basa en las canciones de guerra. El rock no es algo tan estadounidense como se cree, porque lo de tónica dominante y subdominante está en toda la música tradicional europea, gran parte de la africana y asiática. ¿Y dónde has dejado el stick? (aunque sí sale en el video del single). Bueno, ahora hay que combatir de otra manera. Es verdad que digo que, si hay una revolución que cuenten conmigo, pero todavía tenemos posibilidades de evitar que corra sangre de una manera feroz. Que la cosa va por mal camino, desde luego, pero si realmente hay que empuñar un arma contad conmigo. Sé hacerlo muy bien, soy muy buen tirador y el ejército español me ha enseñado muy bien a matar a ráfaga, tiro a tiro, a la bayoneta, sé manejar ametralladora, bombas de mano… yo hice la mili1 como miles de españoles. Creo que ha sido un atraso acabar con el ejército de leva, porque acaba con toda la libertad y crea una indefensión de todo un pueblo; estamos en manos de ejércitos mercenarios. El ejército de leva es una modernidad que viene con la Revolución Francesa y estaríamos mejor si los Borbones hubiesen sido más puntuales y hubiesen llegado a tiempo a aquella fiesta de la guillotina. Yo no creo que haya que emplearla con esta gente, pero rezaría para que Felipe y Leticia extraigan de sí mismos esos grandes y bellos republicanos que llevan dentro y abdiquen a trabajar como buenos ciudadanos, instruidos que son. La última canción del disco, «El bosque fragante y sombrío», me encanta, me parece muy bien como epílogo. Estuvo Cristina Gestido, no la contraté, colaboró espontáneamente. Es una genio. En Ilegales nunca se ha puesto barreras a la hora de escoger a la gente que trabaja con nosotros, tienen que ser los mejores para ese momento. Te lo decía porque este tema es como un canto a todas estas muertes por las que ha pasado Ilegales. Sí, también es un canto a la vida, pero con la vista puesta en esos fantasmas tan queridos con los que me encuentro de vez en cuando. Salud por ellos. ¡Salud! ¡Por los fantasmas más queridos!

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Servicio militar obligatorio.


CUENCA ES CULTURA, RECREACIÓN Y CONOCIMIENTO La Alcaldía de Cuenca garantiza el ejercicio de los derechos culturales, el acceso y el disfrute pleno de la vida cultural en el cantón; además genera espacios de democratización y participación de gestores, actores y artistas locales. De esta forma, promueve la apropiación del espacio público para hacer de la urbe un lugar para el arte y la expresión, en un permanente respeto a la dinámica social cotidiana. Así, en el 2018 la inversión en programas y proyectos ejecutados por el GAD Municipal del cantón Cuenca, en las áreas de cultura, recreación y conocimiento, bordeó los 4 millones de dólares. De esta forma, actores, artistas y gestores locales han sido beneficiados, mediante la ejecución de proyectos, el acceso a fondos concursables, convenios; así como con apoyo en difusión, comunicación y aspectos logísticos. En este contexto, éstos son los proyectos más destacados ejecutados el año anterior por la Dirección Municipal de Cultura de Cuenca en el marco de la Declaratoria del Año de la Cultura que culminó en junio de 2018; y, como parte del programa Ciudades Piloto y Agenda 21 de la Cultura:

ORQUESTA INFANTO JUVENIL DEL GAD CUENCA

FESTIVAL DE CULTURA ELECTRÓNICA Y MÚSICA INDEPENDIENTE ROTOFEST

En convenio con la Universidad de Cuenca, la Alcaldía lideró un programa de atención social a niños y jóvenes de sectores vulnerables. Cada año la Alcaldía de Cuenca organiza el Rotofest, considerador uno de los festivales más importantes de rock y música electrónica de Latinoamérica, evento Hacer de la música una herramienta para generar espacios de desarrollo que involucra a artistas emergentes de la localidad, así como figuras nacionales favorables para niños y adolescentes es el objetivo de este accionar conjunto. e internacionales. Mediante dicho convenio los beneficiarios fueron parte de un proceso de formación musical para la ejecución de instrumentos y la interpretación de música académica. Beneficiarios: 150 niños y jóvenes

Djs locales: 10 Djs internacionales: 3 Grupos locales: 5 Grupos nacionales: 3 Beneficiarios: 40.000 personas

FONDOS CONCURSABLES Con un concurso estratégicamente diseñado y técnicamente calificado la Alcaldía de Cuenca otorgó fondos para la ejecución de proyectos a cargo de artistas, productores y gestores culturales e investigadores individuales o colectivos; cuyos temas, productos o resultados promovieron la creatividad, la producción artística, el acceso a la cultura, la generación y el fortalecimiento de espacios y acciones, la interculturalidad y la inclusión. Los proyectos ganadores correspondieron a distintas formas de creación y expresión: artes escénicas, artes visuales, música, diseño, audiovisuales y nuevos medios. 15 proyectos ganadores. 12 de ellos promueven la creación artística. 1 proyecto para actividades culturales con alcance local. 2 proyectos para actividades de gestión cultural con impacto cantonal.

MUSEOS MUNICIPALES El impulso al arte en sus distintas expresiones promueve el desarrollo de la sensibilidad, los buenos valores, la convivencia y la creación; todos ellos pilares fundamentales para la construcción de sociedades más justas y equitativas. Bajo esta premisa, la Alcaldía de Cuenca y su Dirección de Cultura, Recreación y Conocimiento, han promovido mediante los museos municipales más de cincuenta exposiciones de arte en distintos géneros. Beneficiarios: 5.000 personas

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PROYECCIONES PERMANENTES SOBRE LA HISTORIA DEL ROCK

PUBLICACIONES

Desde hace tres años se realizan talleres sobre la historia del rock. Esta actividad En la actual Administración, hasta finales del 2018 se publicaron 55 libros, 40 constituye un espacio de promoción para las bandas locales, quienes han catálogos de arte y 30 cuentos de bolsillo. A estos se suman 10 publicaciones de recibido de la Alcaldía de Cuenca apoyo logístico con equipos y espacios para las investigación cultural. presentaciones de sus propuestas musicales. Los libros editados contemplan diversidad de géneros como: relato, poesía, Beneficiarios: 5.000 personas historia, ilustración cuento y literatura infantil.

CUENCA VIVE EL TEATRO En el 2018 las artes escénicas contaron con un importante espacio de difusión y promoción. Las presentaciones se realizaron todos los miércoles en el Teatro Sucre, entre los meses de marzo y noviembre. Se presentaron 30 obras teatrales. Beneficiarios: 8.000 personas

HUÉSPED NATIVO En el 2018 se desarrolló el programa de residencias artísticas cuya propuesta culminó en intervenciones, espectáculos al aire libre y talleres de formación. Lugares de incidencia. Zona rurales: Sinincay, Narancay y El Calvario. Espacios urbanos: Mercado 9 de Octubre, calles Presidente Córdova y Gran Colombia, La Mar y Benigno Malo, Parque Calderón y Paseo 3 de Noviembre; y, El Barranco TRABAJO INTERINSTITUCIONAL en el sector los puentes Juana de Oro y puente Mariano Moreno. Durante el 2018 el trabajo se desarrolló de manera conjunta con instituciones Artistas beneficiarios: 41 artistas urbanos, grafiteros, músicos, actores, culturales y educativas del cantón con las que mantenemos convenios para el cineastas, DJs. fomento y promoción de la cultura. Población beneficiaria: 15.000 personas Las instituciones con las que mantuvimos acuerdos fueron las siguientes: • Alianza Francesa • Festival Escenarios del Mundo • Museo de Las Conceptas • Coro Santa Catalina • Universidad de Cuenca • CIDAP • Amistad Club • Círculo Cruz del Vado

CUENCA ES RECREACIÓN El deporte es un pilar fundamental para la transformación social; no solo como un derecho primordial de los ciudadanos, sino como una forma de incentivar el buen uso del tiempo libre, la sana competencia y la práctica de actividades recreativas saludables. Es así como la práctica de populares deportes, la recreación y la promoción y apoyo a certámenes de diversas disciplinas, con impacto local e internacional, han generado lugares de encuentro y de diálogo comunitario donde niños, jóvenes y adultos cuentan con espacios para su diversión y esparcimiento.

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La Alcaldía apoyó, entre otras, las siguientes actividades: • Mundialito de los Pobres • Maratón Ciudad de Cuenca • Circuito Cruz del Vado • Torneos deportivos barriales

CUENCA CIUDAD DEPORTIVA

CUENCA ES CONOCIMIENTO Cuando hablamos de conocimiento no nos enfocamos en acciones de educación formal, sino se trata más bien de un trabajo en áreas relacionadas con el intercambio de saberes. Para la Alcaldía de Cuenca es una prioridad el conocimiento y la forma en la que podemos acceder a él; y, la comprensión que podemos tener de otras culturas y de los otros a través de la educación y la información.

El programa Cuenca Ciudad Deportiva cuenta con escuelas gratuitas de formación a niños y jóvenes en disciplinas como fútbol y básquet. En el 2018 Como parte de este programa el actual gobierno local realizó las siguientes actividades: contamos con un programa permanente de atención. • Programa Círculo del Saber • Talleres de tejido de paja toquilla Beneficiarios: 3.000 niños y jóvenes por mes. • Talleres en centros culturales y bibliotecas municipales, tanto urbanas como rurales • Nómadas: Rutas Culturales • Contrapalanca Cultural • Semana del Autor • Publicación de la revista Chispiola

BAILOTERAPIA

SARIRI HUARIE

Las orillas de los ríos, los parques y las plazas son ahora puntos de convergencia Uno de los programas de educación no formal fue “Sariri Huarie”, el mismo para vivir una Cuenca saludable que apuesta por la recreación y la salud; es así que contempló la realización de talleres de tecnologías y prácticas ancestrales como se desarrolló el programa bailoterapia. encaminados a la consolidación de la ancestralidad y la identidad cultural; así como al entendimiento y libre expresión del arte. Contamos con 110 puntos de atención en barrios urbanos y rurales. Beneficiarios: 5.000 personas por mes. Estas acciones formaron parte del proyecto CEIS (cultura, equidad e inclusión social) del Programa Ciudades Piloto que implementó la Alcaldía de Cuenca. Beneficiarios: 500 personas


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