Gaceta mayo 2017

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EL CORREDOR DE REPÚBLICA Carlos Vásconez

En esta edición cederemos la palabra a alguien cuya amistad tiene casi la misma edad que nuestro espacio cultural. Un amigo y compañero de camino: Hace dos años, dos españoles se acercaron a la Casa de la Cultura que yo tenía el honor de presidir. Los delataban su acento, sus apellidos, el que fueran hinchas del Valencia y la sonrisa, es decir la sospecha, de quien ha dado con el lugar que nunca buscaron, algo similar a la sensación de encontrar en el bolsillo de un pantalón usado un billete gordo. Ya los conocía, aunque escuetamente. Estaba al tanto de ellos y de otros gestores culturales, de los verdaderos gestores culturales, es decir, de quienes arman un espacio y aprovechan un tiempo para apoyar, para idear e inventar, para ampliar el espectro cultural, empapándose de lo que sucede en el entorno, condimentarlo con sus experiencias, apetencias, deseos, conocimientos y con su creatividad. Eso eran estos dos, Gustavo Peribáñez y Jordi Garrido, unos auténticos gestores culturales y lo que aspiraban de la Casa de la Cultura era el apoyo para la impresión de su Gaceta Cultural, en la que iban a enseñar a la comunidad lo que sus agentes culturales, desarrollan a diario, con su esfuerzo, vocación y su ingenio particular. Compartía su visión de antemano. Ellos engalanaron a la Casa de la Cultura con su iniciativa, los apoyamos, lo que quiere decir que nos apoyaron. Poco a poco los conocí. Los dos son exactamente lo que esperaba de ellos. Por supuesto, eso es decir mucho. Se trata de hombres de bien, se trata de personas inteligentes y propositivas. Se trata de gente con ánima artística que hace de la gente artistas, y eso es –en palabras de Bob Dylan– la verdadera tarea de un artista. Sé que ellos ven que no todos somos poetas, pero que podemos ser algo mejor aún: poesía. Y en ese empeño han construido y sostenido este Centro Cultural, cosa que al tratarse de una

empresa netamente independiente no ha sido del todo sencillo, ni en este ni en ningún medio.

Director: Jordi Garrido

Productor: Alberto Zhapan

Un año y tres meses hará, vine a almorzar y me topé con otro ser extraño, de esos que, como Jordi y Gustavo, obligan a ladear la cabeza, restregarse los párpados, estrechar la mirada, aguzarla, y que parecen estar permanentemente desenfocados… Luego, recaemos en la realidad de que ese sujeto no está nada desenfocado, sino que nosotros teníamos que aprender a ver a la luz como si fuera un nuevo color. La belleza está en los ojos de quien ve. Y mucho de esto he aprendido por ver a Jordi, a Gustavo, a Germán Gacio Baquiola.

Editores: Germán Gacio Baquiola Jordi Garrido

Impresión: Ministerio de Cultura y Patrimonio

Corrector: Germán Gacio Baquiola David Larriva

Diseño y Diagramación: Daniel Esteban

Pero Gacio Baquiola, quien se presentó con su soberbia habitual –recordemos que es gaucho– y su modo de hablar con las manos aunque estas se hallasen ocupadas fumando y sosteniendo una botella de cerveza, no vino solo. Vino demasiadamente acompañado, y eso no puede ser posible sino cuando se lleva en el bolso, sobre el lomo, un cargamento de libros. Y no de cualquier libro; de los libros fundamentales, y también de los otros fundamentales, los lados B. Mi primera inquietud se encaminó a la coincidencia del nombre del espacio cultural, República Sur, con el nombre de la librería de Germán, Corredor Sur. ¿Existe el destino, la flecha de Cupido da en el blanco, hay forma de evitarlo, para qué habríamos de hacerlo? Al cabo, he descubierto que Corredor Sur no es solamente la más completa de las librerías de la ciudad, sino además la más honrada. Basta con ver el rostro de Germán, rostro de adivino que descubre que necesitamos un buen cóctel de sueños. Una fiesta, eso son los libros, y eso es Corredor del Sur, República Sur.

Fotografía: Autores de esta edición: Xavo Gallegos Carlos Vásconez José Manuel Castellano Luna Piedra Cristina Merchán (Miti-Miti) Rocío Pérez Sebastián Zaldumbide Boris Banegas Abád Giovanni Narváez Camila Corral Escudero Rosi Toledo

La Gaceta Cultural no se responsabiliza por las opiniones vertidas por nuestros colaboradores.

Mil gracias y bendiciones a este Centro Cultural y a esta librería. ¡Que Dios les dé salud para poder beber!

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José Manuel Castellano

CONTRA LA NEUTRALIDAD Estoy convencido de que una inmensa mayoría de los lectores ecuatorianos no conoce a Pascual Serrano, periodista especializado en política internacional y experto analista de los medios de comunicación, quien cuenta con una dilatada trayectoria profesional. Fue cofundador de Rebelión, ha sido asesor editorial de Telesur durante 2006 y 2007, es colaborador habitual de numerosas publicaciones europeas y latinoamericanas, y autor de diversas monografías y ensayos. Espero que esta reseña sirva de estímulo para acercarse a sus obras. Una de sus últimas publicaciones, editada por Península, bajo el título Contra la neutralidad: tras los pasos de John Reed, Ryszard Kapuscinski, Rodolfo Walsh, Edgar Snow y Robert Capa, es uno de esos libros que pueden ser calificados de «necesarios» y que en estos momentos de encrucijada histórica ―agudizada por unos medios de comunicación que arrastran un permanente déficit de información veraz y plural―, adquiere un valor añadido que me atrevo a definir como «imprescindible». Contra la neutralidad se desarrolla a través de siete capítulos, aunque básicamente se articula en tres ejes muy bien definidos. En el primero de ellos, bajo el epígrafe «El periodismo necesita corazón», se nos propone un cambio de los objetos de discusión del periodismo actual y futuro y se nos plantea, con total claridad, la necesidad de entender el periodismo a partir de los contenidos, del espíritu y del sentido de las cosas, o lo que es lo mismo: del qué y cómo hay que contar y a quién hay que contarlo. Todo ello bajo el compromiso del periodista con su tiempo, es decir, su implicación en los conflictos sociales, su decisión por explicar el mundo y su valor para tomar posición frente los acontecimientos. Pascual Serrano se detiene, además, para analizar y desmitificar conceptos como ‘objetividad’ y ‘equidistancia’, al tiempo que propugna el compromiso, la honestidad, la veracidad y la rigurosidad informativa como razón de ser. De modo que este libro se nos muestra como un intento por rescatar valores y revalorizar el compromiso de los periodistas con la sociedad. Para ello su autor ha recurrido a trazar las semblanzas profesionales de cinco ejemplos de dignidad, que «cubren un espectro rico en cuanto al modo en que plantearon su trabajo». Este es el contenido que se aborda en el segundo bloque y que constituye el grueso del libro, donde además se nos ofrece de forma transversal una espléndida radiografía histórica de primera mano de los grandes acontecimientos del siglo XX: a través de las crónicas de John Reed nos adentra en los conflictos sociales como la huelga de los trabajadores de la seda en Nueva Jersey, en la Revolución Mexicana, en

la Primera Guerra Mundial y en la Revolución Rusa; con Ryszard Kapuscinski, en cambio, nos traslada a los sueños descolonizadores de los países en vías de desarrollo, a la situación latinoamericana y sus conflictos, a la Revolución Iraní y al derrumbe del sistema socialista; por otra parte, a través de Edgar Snow nos acerca al continente asiático y a la Revolución China; con Rodolfo Walsh nos trasmite el clima de terror de la dictadura argentina y su fuerte compromiso contra el cruel sistema represivo que le arrancaría la vida en 1977 tras la publicación de su «Carta Abierta a la Junta Militar», y por último, con Robert Capa nos hace visible el dolor y el sufrimiento humano en los conflictos bélicos. Todo aquello, sutilmente aderezado con pinceladas que esbozan los espacios vitales e ideológicos de cada uno y con firmes trazos analíticos sobre sus métodos de trabajo, estilos, enfoques, producción periodística y bibliográfica. El libro se cierra con una gran puerta abierta al futuro en una especie de epílogo titulado «El periodismo que viene». En este tercer eje, Pascual Serrano caracteriza la dinámica actual del periodismo como una profesión mecánica de transmisión de datos, definida por la inmediatez, la brevedad, la simplificación y el sensacionalismo. Un periodismo supeditado a los condicionamientos empresariales, a las injerencias políticas y a la precariedad laboral; un periodismo que debido a la masificación de información y datos superficiales e inútiles genera un verdadero caos, un ruido ensordecedor y una desorientación absoluta, y que como bien apunta, «se ha convertido en una pesadilla, en una losa informativa que, al final, no logra informar», cuya verdadera finalidad quizás sea esa: modelar ciudadanos simples y con un bajo nivel de exigencia. De todas formas, el autor deposita su esperanza en un periodismo activo que busque la noticia y que contextualice, analice e interprete los hechos; un periodismo, que además de un instrumento de información, sea una herramienta de pensamiento y de creación que ayude al hombre en su eterno combate por una vida más digna y menos injusta. En definitiva, Contra la neutralidad gira en torno a una reivindicación del periodismo comprometido con la sociedad y el momento. Además, nos propone un referente profesional basado en la responsabilidad social que en el fondo, no es más que un modelo de actuación que debe ser simplemente inherente a los ciudadanos y que tiene que impregnar cualquier manifestación individual, social o profesional. Este compromiso es el que en definitiva, nos permitirá proyectar por qué tipo de periodismo, de educación, de modelo de sociedad, de sistema político o estructura económica luchamos. Queda claro que el ejercicio profesional es plenamente compatible con una

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postura comprometida, y aun diría más: necesario, junto con la militancia y con la creencia ideológica. Por último, simplemente quisiera compartir con ustedes un par de consideraciones que estimo de especial relevancia. La primera es que este es un libro verdadero, que muestra la coherencia vital y profesional de su autor, es decir, que no se incluye en esos análisis teóricos hipócritas que claman por una información veraz, independiente, plural y libre para después contradecir, limitar y hasta aplastar cualquier eco de libertad de expresión y de información con su participación plena en el engranaje empresarial mediático. Esta aportación de Pascual que es una reflexión más empírica que teórica acerca de la responsabilidad social del periodista, no es una obra que viene avalada por la firma de un sesudo investigador ―en el sentido clásico del término― que guarda distancia, neutralidad, objetividad y equidistancia, sino que cuenta con el sello de un profesional activo y comprometido que ejerce su labor cotidiana en la primera línea de fuego, al tiempo que toma postura ante los acontecimientos. El autor se muestra como un periodista capaz de reflexionar, cuestionar y criticar la estructura general en la que se desenvuelven los grandes oligopolios de la comunicación, donde prima la desnaturalización, la basurización informativa, la simplificación, la frivolidad, el dirigismo empresarial, etc., y donde se tiende a conformar una realidad virtual que marca un distanciamiento objetivo con respecto a los problemas, a los conflictos, al abuso de poder, a la injusticia social y al libre pensamiento. Pascual reivindica con valentía viejos y nuevos caminos basados en el compromiso, en la responsabilidad y en la profesionalidad con un marcado cariz social y con sustento en principios y valores en pos de una sociedad libre y solidaria. Una segunda y última consideración es que este libro posee una cualidad interesantísima: consigue motivar al lector a continuar indagando en estas y en otras cuestiones relacionadas con el complejo mundo de los medios de comunicación que trascienden al espacio social, político y económico. Su lectura despierta también una necesidad de profundizar en la producción de estos cinco magníficos y estimula, asimismo, un acercamiento hacia otras reflexiones de Pascual Serrano vinculadas al proceso de desinformación predominante en nuestro tiempo. Me gustaría concluir con una cita extraída del libro que desde mi punto de vista sintetiza con absoluta claridad su tesis fundamental: «El periodista debe ser valiente para transmitir sus principios sin miedo a molestar. Para escribir hace falta valor y, para tener valor, hace falta tener valores. Sin valores, más vale callar».


Cristina Merchán

MITI - MITI

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@miti__miti @mitimitilustracion

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Rocío Pérez

POEMA PARA LAS MUJERES BONITAS QUE LUCHAN

Yo sé [sí, yo también]

cuando dice [cuando clama]:

que puedo ser puta [meretriz, turra, ramera]

“que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones”

casada [consorte, cónyuge]

Revolución [Sin dios, sin patrón, sin marido].

hipotecada [desahuciada, despojada]

Y sé que nuestro cuerpo molesta si es libre [porque no puede controlarse].

cornuda [astada, cornúpeta]

Les sirve cuando es [o cuando lo convierten en]

follada [poseída, cogida]

comprado [adquirido, pagado]

violada [vulnerada, violentada, forzada]

regalado [obsequiado, concedido]

Que el sistema me da toda la libertad del mundo para [y solo para]

criminalizado [inculpado, condenado]

prostituirme [porque soy mercancía]

violado [conculcado, quebrantado]

atarme [porque soy objeto]

agujereado [acribillado, perforado]

endeudarme [porque estoy obligada]

golpeado [pegado, apaleado]

consentir [porque estoy educada]

mercantilizado [vendido, comprado]

entregarme sexualmente [porque soy posesión]

asesinado [destruido, aniquilado].

ser abusada [porque no soy nadie, porque no soy nada].

Yo también sé que soy [y yo]

Pero sé que no me quiere libre [faltaba más]

una histérica [¡sí!]

no quiere que imagine [ni piense, ni sienta]

exagerada [¡sí!]

me revolucione [en la plaza y en la cama]

desubicada [¡sí!]

me desnude y me descalce sobre la arena blanca cuando me dé la reverenda gana.

Y que se me pasaron todos los arroces del levante [¡sí!]

Puedo, eso sí [cómo no]

por llegar a los treinta y dos [¡sí!]

vestirme de casta y sencilla [o sea, de buena niña]

soltera y sin hijos [orgásmico]

disfrazarme de liberar [mi cuerpo que no mi espíritu]

Para el bendecido e indolente patriarcado [“el que tengo aquí colgado”]

para tener sexo con cualquiera [que la cualquiera sea yo]

no sirvo [eso dicen]

y que ese cualquiera me enseñe [con ese mansplaining que le caracteriza]

si protesto [si me niego a que me sigan hiriendo, a que me sigan matando]

a esperar [sentada]

Afortunadamente, sé que hay otras alternativas [sororidad]

a no pensar [de pie]

que la lucha, más que nunca [y para siempre]

a agradecer [eternamente]

es necesaria [imprescindible]

sentirme elegida [por él].

Ancestral [contemporánea]

Puedo tener hijos [para eso estamos]

Telúrica [plurivérsica]

pero no protestar si se mueren de hambre [o si son homosexuales o fruto de la violación de mi padre]

Natural [social] Sa(n)grada [laica]

no puedo ―menudo escandalo― darles la teta en público [aunque sí puedo venderla apretada y jugosa para alimentar otros tipos de hambre]

Femenina [Feminista].

Si yo muero de pena [¿a quién le importa?]

Y es que a estas alturas prefiero [sin lugar a dudas]

si me cuerpo se utiliza como reclamo publicitario [¿a quién le importa?]

que los hombres ―algunos claro― [que está visto que si no precisamos se ofenden]

Me quieren callada [Me quieren muerta].

me llamen [cuando nos llaman]

Estos días leí infames críticas [troles se llaman]

mala [malísima]

que decían que las mujeres manifestándose [menuda osadía por su parte]

bruja [brujísima]

eran mujeres [¡Oh! pavorosa visión]

perra [perrísima]

pelotudas [que no tienen motivos para protestar]

zorra [zorrísima]

ociosas [que les sobra el tiempo después del espejo]

desquiciada [¿por qué no te sales un ratito de tus privilegios, cabrón y, entonces, hablamos?]

narcisistas [que van a las manifestaciones desnudas para tocarse a sí mismas] exhibicionistas [y para mostrarse a las y los demás].

Algo tremendamente bueno hay en eso [lo sé] allí [y aquí]

Y es que, amigas, mi vecino puede irse de putas [cuando le venga en gana]

detrás [y delante]

y que la puta sea yo [nosotras siempre seremos las putas, te lo tengo dicho] por negarle la sonrisa si me ofende [especialmente si no transiges] Y hoy más que nunca recuerdo a Pizarnik [¿leíste ya sus diarios?]

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justo detrás [y justo delante] está el movimiento [estamos nosotras] Rosa María Lorente [Rocío Pérez]

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Sebastián Zaldumbide

Boris Banegas Abád

AL OTRO LADO DEL DIAL: JUEGOS PARA MAYO

NO AL CIERRE DE RADIO CUENCA

Me preguntaba a qué se refería Syd Barrett cuando cantaba en «See Emily Play» y hablaba sobre los «juegos para mayo…».

Arcotel deja fuera del aire a Radio Cuenca, emisora fundada en 1943.

No tengo la menor duda de que algo tendría que ver con juegos lisérgicos. Y es que, en esa época, ¿a qué más podría referirse? Sin embargo, y para demostrar que no todo tiene relación con aquellas substancias, los «Juegos para mayo» fue el nombre de un show que Pink Floyd dio en el 67, en mayo, previo al lanzamiento de su «Pipers at The Gates Of Dawn». El show fue algo de otro mundo para aquel entonces (y para este entonces lo sigue siendo), en donde los miembros de Pink Floyd experimentaron con efectos de sonido a partir de cintas que incluían grabaciones de pájaros y hasta burbujas de jabón, que introdujeron dentro de su setlist. Para la ocasión escribieron el tema «Games For May» (tocaron un 12 de Mayo) que luego reescribirían bajo el nombre de «See Emily Play». En cierto modo, este tema vendría a retratar el comportamiento que comenzaban a adoptar los jóvenes en ese año y en los años siguientes, lo que coincidió con el nacimiento, auge y declive del (aun añorado por muchos) movimiento hippie.

Supercom sanciona a 7 medios nacionales por no publicar información de una periodista argentina. El licenciado dice que vienen por más…

El show fue parte de los primeros conciertos que se hicieron en un recién estrenado Queen Elizabeth Hall en Londres, que como novedad presentaba un sistema de sonido cuadrafónico, toda una atrocidad para ese momento. Imagínense la impresión del sonido burbujeante de unas pompas de jabón trasladarse cuadrafónicamente de atrás hacia delante y viceversa a través de cuatro parlantes, ¡y en ácidos! ¿Para volverse locos, no? Este suceso cumple en este mayo del 2017, cincuenta años ya. Así como la publicación del primer disco el Pink Floyd y otros discos de ese tiempo que sin duda marcaron fuertemente el futuro de la música pop/rock de aquellos años y los subsiguientes hasta nuestros días. Estos son: Disraeli Gears – Cream The Beatles – Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band The Velvet Underground – The Velvet Underground and Nico Jefferson Airplane – Surrealistic Pillow The Moody Blues – Days of Future Passed The Doors – The Doors Grateful Dead – The Grateful Dead Captain Beefheart & His Magic Band – Safe as Milk Love – Forever Changes Procol Harum – Procol Harum Jimi Hendrix Experience – Are You Experienced? Traffic – Mr. Fantasy The Rolling Stones – Between the Buttons John Mayall & the Bluesbreakers – A Hard Road The Electric Prunes – Underground The Who – Who Sell Out Sin duda, 1967 es el mejor año en la historia de la música, estuvo influenciado por la coyuntura y algunos acontecimientos que marcaron a la humanidad para siempre. Vamos a celebrar este mes escuchando estos discos, vamos a jugar libres los juegos para mayo. ¡Hasta pronto!

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Luna Piedra

GARÍSIMA FEST Caminar por un pueblo del Azuay llamado Sígsig, ajeno a mi ciudad, usando botas siete vidas y un poncho caliente a prueba de todo, sin saber por qué calles ir, y seguir al sonido de la música hasta llegar a un bosque encantado de luces fueron experiencias que espero repetir en cada rincón de mi provincia en el futuro.

Mi escenario favorito fue el 2, de música electrónica. Nunca olvidaré cómo se sintió caminar hasta las playas de Zhingate, bajar por un sendero y de repente dar con un espacio enorme rodeado de árboles, iluminado de colores, lleno de gente y carpas, y con un escenario al lado del río. Llegué mientras sonaba una canción del género Nu-disco en medio del set de Pancho Piedra. Me sentí como un niño que llega a Disney World. El ambiente se prestaba para que la gente estuviese como la encontré: tranquila, bailando y muy feliz. Eventualmente empezó una lluvia tenue, pero como estábamos preparados, usamos nuestras capuchas y la música mágica de Nicola Cruz se mezcló con el ambiente como si se tratara de un ritual.

Este 2017, a una hora de Cuenca se realizó la primera edición del Garísima Music, festival de música y cultura que pretende organizarse siempre en la provincia del Azuay. La gente pudo vivir una increíble experiencia con audio y escenarios excelentes, seguridad, orden y comodidad. El cartel anunciado el 26 de enero ofrecía las siguientes presentaciones: Natalia Lafourcade, mexicana autora del éxito musical «Hasta la raíz»; los también mexicanos Moenia que serían reemplazados posteriormente por los uruguayos de El Cuarteto de Nos quienes tienen éxitos como «No llora» o «Yendo a la casa de Damián»; la conocida Andrea Echeverri junto a su banda Aterciopelados, y la icónica banda argentina de metal A.N.I.M.A.L. conocida por su éxito en los años 90. En el género electrónico aparecía el californiano Tone of Arc con su canción «Goodbye Horses»; en el mismo escenario, el ecuatoriano y conocido mundialmente Nicola Cruz notable por su música de raíz; Pancho Piedra que se ha convertido ya en una leyenda ecuatoriana; el quiteño Atawallpa probando su inicio en el mundo de la música electrónica, y el también quiteño Fidel Eljuri encargado de poner los visuales a los músicos del género electrónico. Además se anunciaba al ambateño Guanaco MC junto a su banda y bailarinas, y a los cuencanos Basca que son una leyenda del metal. El cartel culminaba con las bandas de rock Sobrepeso y Bajo Sueños, también icónicas del Ecuador y sobre todo de Cuenca. Todos estos artistas se presentaron de forma gratuita el sábado 25 y el domingo 26 de marzo. El Festival tuvo tres escenarios. El primer día en el escenario 1 se presentaron Natalia Lafourcade, Aterciopelados, el Cuarteto de Nos y Guanaco MC; en el escenario 2, en las playas de Zhingate se presentaron Tone of Arc, Nicola Cruz, Pancho Piedra y Atawallpa. El segundo día el festival culminó con las presentaciones en el escenario tres de las bandas rockeras A.N.I.M.A.L., Basca, Bajo Sueños y Sobrepeso. Al principio, la gente se preguntaba si el cartel era real en un país en donde los aranceles son tan altos para los artistas. Ver a artistas de talla internacional como los que se anunciaron para este primer Festival sonaba a «demasiado bueno para ser verdad», pero lo fue y trajo muchos resultados positivos para la gente. El Garísima Music también benefició a las mascotas de los albergues y de la calle que no tenían alimento para sobrevivir. Se ofrecieron aproximadamente dos mil entradas por día para todas las personas que intercambiaran una determinada cantidad de kilos de comida para perros y gatos. Estas entradas dieron un acceso VIP a quienes donaron el alimento. Los albergues de toda la provincia se abastecieron de alimento para mascotas para los meses próximos. No solamente los animales fueron los beneficiados, sino también los asistentes que dejaron por un momento su vida cotidiana para aventurarse a viajar a otro sitio.

Foto: Kriga - Cuarteto de Nos #GarísimaMusic facebook

Cada festival tiene su detalle muy especial, en este caso las «malas nuevas», insectos también conocidos como «chunas» que se dieron golpes contra la gente, contra los artistas mientras tocaban, contra el piso y contra todas las luces de inicio a fin causando terror a más de uno. En el escenario 1, el audio sonaba altísimo y perfecto, la gente estaba tranquila, no hubo aplastados y la gente bailó. Lo que más disfruté de Guanaco MC fue su puesta en escena junto a su par de bailarinas llenas de sabor. Después de él se presentaron los tipos más «buena onda» que he visto sobre un escenario: El Cuarteto de Nos, una banda de gente sin complicaciones que canta letras que hablan de no complicarse en la vida pero sobre todo del respeto. El Cuarteto se metió en el bolsillo a los asistentes al festival; tienen algo que toca los corazones de la gente y esto lo digo sin ser una fan loca. Andrea de los Aterciopelados salió con un suéter de lana de colores que tenía un corazón de color azul en el centro, y una gorra de unicornio. Dio muchos mensajes de amor, de unión, de libertad, de paz y tocó todos los éxitos de su banda. La tan esperada Natalia Lafourcade es más hermosa cuando se la ve de frente de lo que uno se puede imaginar. Con un vestido de color gris simple pero hermoso, con sus brazos siempre abiertos a la gente y con una cara de dulzura y feminidad intensas supo conquistar a todos los presentes. Las letras de Natalia cantadas en vivo tocan directamente el corazón. La artista se despidió con su canción «Tú sí sabes quererme» y seis minutos de fuegos artificiales aproximadamente a las once de la noche.

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Foto: Juan Picón - Natalia lafourcade #GarísimaMusic facebook

Esa noche, los músicos nos hipnotizaron, la gente no dejaba de bailar, todos en su propia fiesta disfrutando con sus familiares y amigos, bailando todas las tensiones. Todo ello, con artistas de primera. Una de las cosas que me gustó y sorprendió más fue que Nicola Cruz se presentó junto a su cantante Huaira y su hombre del charango, esto es algo que raramente hace. También el set de Tone of Arc emocionó a la gente, sobre todo con su hermosa canción «Goodbye Horses» que habría de cerrar la noche. Antes, esa tarde, había conversado con Tone of Arc y me contó que se había separado de su esposa que era la que daba la voz a muchas de sus canciones, por lo que no podría tocarlas. «Pero sí voy a tocar la favorita de todos que es “Goodbye Horses”» me dijo y así fue. No asistí al siguiente día del Garísima Music porque mi cuerpo no daba para más, pero supe que también hubo orden y profesionalidad como en el primer día. Días más tarde se anunció una segunda edición del festival que espero se convierta en una tercera.



/ Dir.: Presidente Córdova 5-55 y Hno. Miguel / Télf.: 0987706450 - 2844634 / Email: republicasur2013@gmail.com /

República Sur


Giovanni Narváez

CANDENTE CINE O LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL una tarde la encontré y me miró y la miré en mí descubrió el rubor de mi niñez, y mi gran amor Leonardo Favio

En el doméstico dilema de programar la cartelera semanal, entre una cinefilia desordenada y un corpus curado, parto en busca de filmes dentro de las pantagruélicas plataformas de internet, entre ellas examino FMovies y la oferta de MUBI. De repente recuerdo que hace años no tenía tales disyuntivas. Así las líneas que siguen proceden de una pequeña remembranza. En los años noventa del siglo pasado, apenas entrado en la adolescencia, sucedió –presumo como es normal para ciertas personas– mi despertar sexual y cinéfilo. Nada extraño porque la pubertad y las hormonas marcan el fin de la etapa pueril. Nada extraño tampoco porque el cine se ha relacionado con la pulsión escópica, el voyerismo y el psicoanálisis. Aquí, en lugar de hablar sobre esos temas serios y profundos, quiero evocar mis primeros encuentros con el cine. En esa época, en Teleamazonas –un canal de televisión ecuatoriano–, pasaban religiosamente todos los sábados, muy tarde en la noche, películas eróticas en el espacio llamado «Cine Candente» (de seguro muchos coetáneos saben de lo que estoy hablando). Yo debía tener doce años por lo que era habitual permanecer en casa un sábado. Curioso hecho era el de esperar paciente y ver sin tanto penar la programación precedente: cine latinoamericano. Me parece que el programador (o tal vez mi memoria) confundía aquellas clasificaciones. Así descubrí un interesante panorama filmográfico en el que sucedían adaptaciones literarias, melodramas y realismos –mágicos y sucios–, como la historia de la indomable Francisca y sus hermanas en aquel recóndito pueblito costero o el trajinar de la pequeña Mónica en la violenta e injusta ciudad de Medellín.

En ese mismo tiempo, ídem por la hora, a una vuelta de cambio de canal, tenía para mi púber deleite «cine pícaro» –o algo por el estilo– que se alternaba con las actuaciones de «El Caballo» Rojas y de «El gordo» Porcel. Siendo honesto con mi memoria e inicial práctica cinéfila, debo declarar que no fui un efusivo espectador de la comedia y la picardía, entonces volvía con fervor a la candencia del otro canal. En casa había un solo televisor. De tal modo que fue costumbre mirar de cerca y con un volumen prudente para no molestar ni despertar a nadie. En no más de una ocasión mis padres descubrieron mi sabatino y nocturno placer no por la televisión, sino por el cine. Nunca dijeron nada. Sin internet ni otro tipo de lascivia audiovisual al alcance, en aquel entonces, ese era el primer vínculo con la representación erótica y carnal. Que, por cierto, no era muy exuberante. Precisamente allí radica la diferencia entre el cine erótico y el cine porno. Todo, o casi todo, quedaba para la compleción imaginaria, entre otras cosas, debido a las elipsis. Pero me saciaba la trama, la puesta en escena, los movimientos de cámara, los diálogos, la música... Cómo no recordar a Sonia Braga en su papel de Gabriela con su larga cabellera, o a la hermana de Tita correr y luego cabalgar desnuda por las praderas. Cómo olvidar a Penélope Cruz en el rol de Silvia. Cuando caía la noche de un sábado en esos años mozos, me dirigía solitario hacia el sensual mundo cinematográfico. Esas imágenes revelan aquella apasionada adolescencia, el inicio de una cinefilia y mi primera escuela sentimental. En una vuelta al presente, este sábado de 2017, una vez resuelto el dilema, sentado en el sofá, en guisa de butaca, me dispongo a poner play.

Secretary - Movie Film Poster

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ENTREVISTA FREDDY ÁLVAREZ Freddy Álvarez, colombiano, lleva más de treinta años en Ecuador. Es rector de la Universidad Nacional de Educación, UNAE. Licenciado en Ciencias de la Educación (Universidad de Lyon, 1991), Máster en Ciencias de la Educación (Universidad de Lyon II, 1992), y doctor en Filosofía en la Universidad de Paris (2004), también fue rector subrogante del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) en cinco oportunidades y Director de Excelencia Académica de la Universidad Tecnológica Indoamérica en 2013. Además, ejerció la cátedra en las Universidad Católica y San Francisco de Quito y trabajó en la Universidad Politécnica Salesiana. Vivió cuatro años en Suiza, cuatro en Francia y dos en Inglaterra. Exiliado en Europa, la mayor parte de su tiempo estuvo en Francia desde finales de los 80 hasta 1994. Vino a Ecuador y tiene la nacionalidad ecuatoriana. Se ha especializado en el Buen Vivir y tiene cuatro hijos. La filosofía siempre ha sido esa bestia negra, donde tú te dedicas al pensamiento, te dedicas a la reflexión, pero no hay un oficio de filósofo dentro de nuestra sociedad, la educación por otra parte, sí te da un oficio como profesor. Eso no implica un corte sino simplemente una garantía en condiciones materiales. Yo quedé atrapado en la filosofía de la educación, fue aquello de lo que me agarré. ¿Cómo es que llegas a Ecuador? Yo viví en exilio en Europa. Cuando me despojé de mi condición de teólogo de la liberación, empecé a tomar decisiones sobre qué quería en mi vida profesional. Conocí una ecuatoriana y me enamoré, entonces fui a vivir con ella. Y siempre que me preguntan por qué estoy en Ecuador, les digo: es el amor el que me trajo. Esa ha sido la razón más importante. Más allá de la visión del amor, también hay una condición que aparece: este momento. Es decir, la posibilidad de este momento de poder pensar y construir cosas bonitas que son propias del amor –pero que van más allá de lo afectivo– en un territorio tan chiquito, tan biodiverso, tan cambiante… Ese es un sueño muy profundo y una experiencia muy determinante en la vida. Yo digo que la razón por la que estoy aquí es esa apuesta por el amor dentro de este territorio. ¿Cómo ha sido el camino por el Ecuador? Porque has estado por aquí 30 años. Cuéntanos esa trayectoria, cómo has deambulado, cómo has visto los cambios de este país en ese tiempo. Siento que en Ecuador hay cosas que me retienen pero también hay una parte de mi vida que no lo hace. No sé si es el estar aquí o si es el exilio que me convirtió en alguien con un alma nómada. Claro que todo este tiempo ya es una parte importante en mi vida. Podría decirte que esto me ha pasado en otros lugares y con otros compromisos fuera en América Latina... Algunas cosas que me atraparon durante un cierto tiempo me sirvieron. Pero al final siempre me libero, incluso de los afectos con alguien. Esas, son «bajas» que me gustan porque me permiten vivir con alma nómada. ¿Has estado en vaivenes en los últimos años? Sí, sin embargo, hay cosas que siempre permanecen. Todo este tiempo han permanecido, por ejemplo algunas «líneas» que están en mi vida: el compromiso con los grupos de mujeres, de indígenas, de refugiados, de LGBTI, gente en la que yo me reconozco y me conocen como un militante más. Otra de las líneas de las que aprendí mucho hace ya 17 años, es aquella de «ir hacia lo nuevo», de construir lo nuevo. Esa que es casi una intuición que uno no puede

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explicar. Se trata más bien que de descubrirse en la vida y posicionarse en ella como alguien que sabe qué hay que hacer. Otra quizá tuvo que ver con mi infancia: desde los 4 hasta los 12 años caminé con un abuelo campesino, porque él era diezmero del pueblo, tuve entonces una relación profunda con la gente sencilla. Eso me enseñó a vivir mi vida en términos mucho más simples. Esa es una de las pocas cosas –diría Mujica– que se necesita para ser feliz. ¿Por qué te dedicaste a la revolución de la educación? Sabemos que has escrito sobre el Buen Vivir en varios libros. Uno sería ingenuo si obviara que después de la caída del muro, la globalización se asentó y se distribuyó como una plaga por todo el planeta, y que este es un mundo con enormes desigualdades. Estas condiciones y contradicciones del capitalismo mundial nos obligan a pensar ¿dónde está «parada» la educación? y ¿qué sociedad quiere construir? Es ahí donde yo me encuentro. Hubo un momento en mi vida que me decepcioné del mundo universitario. Sentí que para mí no tenía sentido estar dentro de una universidad y me fui al mundo indígena ecuatoriano por casi tres años. Escribí con ellos, soñé con ellos, luché con ellos y descubrí el Buen Vivir. Cuando me fui a Inglaterra tenía una experiencia muy rica detrás, pero para la cual necesitaba tener un tiempo y un espacio: Cambridge fue eso. Cuando llegué acá con el desafío de la educación, encontré un imperativo ético de trabajar sobre la educación en relación con Buen Vivir. Estos dos términos fundamentales nos dicen en qué sociedad y en qué mundo estamos, y en nuestras sociedades tejen la necesidad de construir algo. Los grandes pedagogos siempre fueron insurgentes (no en términos políticos, sino pedagógicos) con respecto al status quo. Lo que nosotros

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[los pedagogos] hacemos es insurrección. Aunque las sociedades y la historia condenen al hitlerismo o al analfabetismo a millones de personas, los pedagogos hacemos un gesto contrario a todo ello. No hacemos política en el sentido de crear política, lo que hacemos son actos de educación que son profundamente políticos en el aula, en la apuesta diaria por cambiar las condiciones, en el hecho de que un profesor pueda sentarse con niños de determinadas condiciones de pobreza, o con la abuela que cuida a los hijos de los ecuatorianos migrantes. Ese tipo de personas son las que garantizan la humanidad para las nuevas generaciones. ¿Cuál sería tu ideal de Polis o de sociedad para un futuro? El ‘individualismo’ y la ‘competitividad’ son conceptos del capitalismo que apedrearon la educación tradicional. Las formas de evaluación de las grandes universidades forman personajes para que se adapten a las masas salariales y para garantizar la existencia de tal o cual función. El Buen Vivir en cambio, nos permite tener una visión crítica del mundo. Este concepto no pone en cuestión al estado sino al mundo moderno, a la vida y a un concepto de vida que es pobre. No trabajamos toda la vida para tener una casa, un hijo, una mujer, sembrar un árbol, cuidarnos a los sesenta, a los ochenta y cinco lidiar con un cáncer e irnos a un geriátrico; trabajamos para vivir y vivir desde que los niños son guaguas para poder mirar los árboles, los animales, el amor, la sexualidad, la gente diferente, mirarnos y sentimos. Esa condición de Buen Vivir se convierte en el gran referente que está por construirse, de forma menos antropocéntrica, más biocéntrica, inclusiva y antipolítica. El Buen Vivir no piensa el problema del mundo en términos de compartir la riqueza. No. El gran desafío del mundo es compartir la pobreza, porque eso nos permite vivir de manera mucho más simple.


¿Cómo es que llegas a la UNAE? ¿Cómo te proponen ser rector? ¿Cuándo entras aquí? Siendo muy honesto conmigo mismo no puedo explicar por qué estoy acá hablando contigo. Esta pregunta tiene que ver más con los demás que conmigo mismo. Recuerdo que cuando volví de Inglaterra no tenía trabajo y alguien me dijo por qué no buscas trabajo en el Instituto de Altos Estudios Nacionales. Fui y le dije al rector que me enganchara, que yo podría ser un investigador, que tenía algunas cosas que podría ser interesantes. Después de su salida, el ministro de Talento Humano, vio que podía confiar en mí, primero como director de Investigación General y después como rector. Después de 6 meses de estar allí, me dijeron, ¿te interesaría venir hacer una nueva universidad que queda en el sur del país? Reconozco que tengo muchas limitaciones, seguro hay gente que podría hacer las cosas mejor que yo, pero en ese momento dije, no me quedo aquí ni un día más. Entonces el ministro me preguntó si estaba dispuesto a ir y le dije: si quiere tomo un bus ahora y me voy. Vine a crear una universidad, nunca he creado una universidad, pero vine. En un momento intentamos hacer un Centro Mundial de pensamientos subalternos con mucha gente, pero nos dimos cuenta que hay cosas que no entran en las «cáscaras» institucionales del mundo. Entonces hay que crear otras instituciones bajo ciertas condiciones para que esas «cáscaras» ya no sean «cáscaras» sino lugares abiertos donde se pueda soñar con otras cosas; cosas que no se pueden crear en Cambridge porque tiene 800 años de edad, es imposible. La cáscara institucional es muy pesada. No podemos seguir pensando la vida encerrados en estas institucionalidades, necesitamos otro tipo de aperturas, ¡prohibir y meter a la cárcel a quien se atreva a casarse!. Prohibir que se reproduzcan una serie de condiciones en las que el conocimiento se institucionaliza y el intelectual que se domestica. Queríamos hacer algo y ¡aquí está!

¿Dónde está la UNAE a dos años después de haber empezado? ¿Cómo está cumpliendo la UNAE con lo que se esperaba de ella? Creo que lo que hemos hecho en estos dos años es increíble porque la universidad la recibimos con 18 chicos, ahora son mil trecientos estudiantes. Muchos de ellos están en prácticas de inmersión. Estamos haciendo una maestría junto a la Universidad de Barcelona con cerca de quinientos profesores, quizá es la maestría más grande que hay en el país. Tenemos entendido que el presidente impulsará la construcción de la ciudad universitaria, que son 24 edificios. Muchas cosas han pasado: recibí un video de nuestros profesores yendo en canoa por uno de los ríos de la Amazonía este fin de semana. En 2010, todo esto estaba «en papel» ahora estamos aquí. Los chicos ya están en el quinto semestre, quiere decir que en dos años se van a graduar los primeros 200 estudiantes y uno dice ¿Cuándo pasó todo esto? No ha sido nada fácil. Cuando empezamos, éramos apenas una parte. El presidente me había pedido que trajera a los 22 o 24 chicos que rindieron el examen de ingreso en la Amazonía. Eran chicos que nunca habían salido del agua [la Amazonía], y nunca hubiesen tenido posibilidades de estudiar.

¿Qué caracteriza al modelo pedagógico de la UNAE o qué lo diferencia del resto de universidades del país y del mundo? A ratos pienso que siempre hay una contradicción en el mundo: sabemos por dónde ir, pero al final se siguen los mismos cánones, tal como las cloacas, el sistema es una cloaca. El modelo pedagógico es como una pequeña llave hecha por nuestros académicos de la Comisión Gestora que sin embargo, nunca puede entrar en las cáscaras institucionales porque la [institución] universidad sigue la catedra común y corriente: el profesor que llega inalcanzable y los libros sabios emanan las teorías para indicarnos qué hacer, qué pensar, qué decir, cómo posicionarnos en unas dinámicas narcisistas. Las innovaciones que se quieren hacer –yo diría– están «prohibidas». La [institución] universidad tiene un ritmo propio casi como en The Walking Dead, caminando por los pasillos con sus profesores, sus títulos y sus capas, y los estudiantes siguiéndolos. Aquí, estamos intentando hacer una cosa diferente. Somos gente que vino de la vieja academia, algunos más otros menos, algunos sonrojados de saberse acá, otros sin querer adaptarse, y otros con ganas de comerse al mundo y decir «bueno, por fin estamos aquí». El desafío más grande es el de hacer algo novedoso, pero no por novedoso, sino por emancipador, algo que garantice el futuro de la humanidad. Esto no es otra cosa que el desafío de la coherencia –lo único que nos da fuerza–; se trata no solo de un problema político, en el fondo, es un problema ético.

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Tenemos profesores de 14 nacionalidades España, Cuba, Colombia, Venezuela, Filipinas, EE.UU., Grecia…, quienes han venido con pocas cosas, pero con un equipaje de sueños impresionante. Así mismo, los chicos que estudian aquí, son chicos de 800 puntos que hubiesen podido elegir cualquier otra carrera pero quisieron ser maestros, maestros de escuela. Aquí queremos estar, queremos entregar nuestra vida. Todo ello es parte de lo que hay ahora, luego de dos años. ¿Cuánto tiempo se necesita para que un proyecto de estos cuaje? No lo sé… Las universidades en las que yo estuve, en Paris, en Inglaterra, en Friburgo, todas ellas son universidades de siglos, de las que aprendemos cosas buenas pero tampoco queremos llegar a ser ese modelo de universidad. No nos interesa eso, queremos una cuestión mucho más auténtica. Se cuestiona mucho a la UNAE en medio de una supuesta crisis en el país ¿Cómo se puede sustentar una universidad así? ¿Están las rendiciones de cuentas? Bueno la UNAE y las cuatro universidades milemáticas somos universidades de creación reciente, pero somos universidades del estado, es decir que [el presupuesto] va a ser mucho más corto con el tiempo. Nosotros debemos acceder a un porcentaje que se reparte entre todas las universidades de acuerdo a los impuestos, al número de estudiantes y a otro tipo de variables. Sin embargo, no accedemos porque a pesar de que hemos pasado de tener 18 a 1300 estudiantes, la universidad no podría ser [económicamente] sostenible. Además, estas universidades, al ser nuevas, no tienen campus; de los 28 o 29 millones de la rendición de cuenta del 2016, más del 70 % está dedicada a la construcción de edificios. Afortunadamente, el estado tiene una propuesta sobre la educación y está haciendo una inyección económica, porque de lo contrario, desapareceríamos inmediatamente. Esto no puede ser por siempre, al final de este año tendremos la capacidad de pedir el porcentaje correspondiente de acuerdo al número de estudiantes, porque tendremos alrededor unos 2.000 de pregrado y otros 1.000 de posgrado; así entraremos en las mismas condiciones que el resto de universidades del país. Los salarios se pagan de acuerdo al escalafón docente que es para todo el mundo. Ahora bien, sabemos que hay gente que tiene mucha experiencia en el campo de la educación pero no tiene «los títulos». En la carrera de artes por ejemplo –el mundo de los artistas no es un mundo institucionalizado– tenemos un reglamento propio, construido por la universidad de las artes, en el que no cuentan escritos sino exposiciones, obras, presentaciones, pinturas y más. Todo esto es un tipo de escalafón. Nuestra prospectiva, siempre ha sido privilegiar la formación y la experiencia académica por encima de cualquier otro sistema.


Camila Corral Escudero

EL ARTE MÁS DESCONFIABLE DEL MUNDO: FAKE, NO ES VERDAD NO ES MENTIRA

La búsqueda de la verdad, de lo real, de lo cierto ha sido una de las mayores constantes en la trayectoria de la experiencia y el pensamiento humanos. Seguramente esto responda a cierta duda (metódica, dirían algunos) de que si no son nuestros propios sentidos y emociones los que nos mienten, tal vez estemos siendo manipulados por alguien (o por varios). La filosofía, la academia y el arte han sabido hacer de este asunto uno de sus más prolíficos motores: desde Descartes, pasando por la famosa triada Marx-Nietzsche-Freud – nombrados por Ricoeur como «la escuela de la sospecha»–, hasta llegar a artistas y pensadores contemporáneos como Joan Fontcuberta o Luis Ospina, la reflexión sobre los límites entre la realidad y la ficción ha llenado páginas, galerías y tertulias con denuncias sobre lo ilusorios que pueden resultar nuestros mecanismos de percepción. Nunca en la historia estos límites han sido tan difusos como en nuestra era: la de la posverdad1. Todos los días, apenas abrimos los ojos, nos invade una inconmensurable cantidad de información que consumimos inmediatamente, algunas ocasiones, con una dosis de escepticismo. Para muestra, un botón: el panorama político electoral de los últimos meses que, con ayuda de los medios, continúa sirviéndonos un amargo banquete de manipulaciones, simulacros, falseamientos o mentiras descaradas que apelan a nuestras pulsiones más primitivas. El grado de sospecha con el que engullimos «las verdades» depende de quién sea nuestro interlocutor. Ciertamente, cuando nos enfrentamos a figuras de referencia, a un reportaje de investigación de nuestra cadena de confianza –esa que «nunca» parcializa la verdad–, al político favorito de turno, a instituciones oficiales, a museos… suspendemos nuestras alertas y nos lo comemos todo con patatas. Pero son estos mismos voceros oficiales, a quienes hemos atribuido históricamente un profundo poder, los que han construido nuestras verdades y reducido nuestra capacidad de cuestionamiento (nos han mentido como nos gusta). Así las cosas, no parece casual que el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) haya organizado la importante y pertinente exposición Fake. No es verdad no es mentira.

Ospina, Paul Jordan-Smith, Jenny Abel y Jeff Hockett, Joey Skaggs, Guillermo Trujillano, Manuel Delgado y Miguel Á. Martín, Ztohoven y Claudia Llosa, entre otros. Clasificar los disímiles trabajos de los artistas más desconfiables del mundo no debió ser tarea fácil, pero el comisario de la exposición, Jorge Luis Marzo, supo hacerlo en cuatro secciones con una afortunada sabiduría y capacidad didáctica: «Infiltraciones. Caballos de Troya» México vs Brasil del mexicano Miguel Calderón es la primera obra a la que se enfrenta el público cuando entra a la sala. El marcador del partido que muestra sorprende: México 17-Brasil 0, pero imagínense cuánto asombró a los brasileños que, sin saber que estaban siendo víctimas de un cruel artista mimetizado en la situación, vieron en partido sentados en un bar en septiembre de 2004.

Camuflajes y timos en importantes instituciones como Fauna del ya mencionado artista catalán, Joan Fontcuberta, que consistió en la exposición de los «descubrimientos» del profesor Peter Ameisenhaufen en el Museu de Zoologia de Barcelona en 1989. Esqueletos, radiografías, filmaciones, paneles informativos y más material «oficial» regido bajo los estrictos cánones de los museos legitimaban la existencia de animales fantásticos que eran presentados a los espectadores sin advertirles de su ficcionalidad. Claro y es que cómo van a ser falsas esas especies si están en un museo, ¿verdad?

«Heterónimos. La ficción del arte» Un ejemplo bastante conocido es del pintor cubista Jusep Torres Campalans, gran amigo de Picasso y Camilo José Cela, cuya obra trascendió hasta ser expuesta en grandes museos como la galería Excelsior de México, la Bodley Gallery de Nueva York y el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid. Ningún común mortal podría sospechar que Jusep era el exuberante invento que Max Aub sacó de su imaginación, al igual que el conjunto de su obra.

Más de cincuenta obras de 44 artistas y colectivos de distinta procedencia convivieron en la Galería 7 de la institución cultural durante tres meses (del 20 de octubre de 2016 al 29 de enero de 2017); todas ellas con un objetivo en común: reflexionar sobre los límites entre lo verdadero, lo falso y lo verosímil y cuestionar los procedimientos a través de los que creemos lo que nos dicen que es cierto. Eso es justamente lo que define a los fakes (falsos o apócrifos): esas a prácticas artísticas profundamente críticas y subversivas que, mediante la impostura, el camuflaje o el truco, pretenden dar gato por liebre, hacer pasar por realidades a relatos ficticios y jugar con la percepción del espectador. Quiénes son los timadores, querrán saber ustedes y yo no dudaré en señalarlos con el dedo: Carlos Pazos; Eduardo Costa, Raúl Escari y Roberto Jacoby; Joan Fontcuberta, Pere Formiguera; Dan Goodes y Anne Marie Léger, Nuria Carrasco, Pilvi Takala, Octavi Comeron, Isidoro Valcárcel Medina, Max Aub, Lucas

«Descréditos. El cortocircuito de la autoridad cultural»

«Docuficciones. Cuestionando la veracidad de los medios» Desde el recordatorio de la transmisión que hizo Orson Welles en 1938 de la Guerra de los Mundos causando pavor en los estadounidenses, hasta Operación Palace de Jordi Évole, estos fakes se valen de las técnicas, códigos y convenciones del documental para mostrarnos que no es realidad todo lo que brilla en pantalla y cuán frágiles somos al creerlo.

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Durante el tiempo que duró el recorrido, que no podía ser corto porque cada pieza merecía una profunda atención, el espectador era retado continuamente y expulsado de su zona de confort; pero la sonrisa en la boca que podían causar ciertas acciones creativas y lúdicas se borraba tras descubrir que varias de las más inverosímiles, algunas realmente horrorosas, fueron manipulaciones creadas por instituciones oficiales para maquillar hechos históricos sumamente dolorosos como Theresienstad (1944), la película nazi que embellecía el campo de concentración y sus terribles prácticas para engañar a la opinión pública y hacerla pensar que se trataba casi, casi de un circuito vacacional. Sin duda, la potencia de Fake. No es verdad no es mentira radica en ello, en divertir, confrontar y sobrecoger a quien tuvo el acierto de asistir y salir de allí pensando: ¿era todo verdad o todo mentira? Incluso más merecedor resulta el hecho de que sea justamente un museo el que asuma el papel de cuestionador, renuncie a su estatus de referente y legitimador de verdades y se convierta en un espacio subversivo de aprendizaje. Como debería ser siempre y como rara vez es.


Rosi Toledo

DIALOGANDO SABERES

HACIA LA COMPRENSIÓN DE LOS FUNDAMENTOS DE LA PSICOTERAPIA GESTALT Y LOS SABERES ANCESTRALES El pasado 6 de abril, cerca de cien personas asistieron a Dialogando Saberes, proyecto promovido por el Museo Pumapungo del Ministerio de Cultura y Patrimonio que busca generar espacios para el intercambio de saberes ancestrales, tradicionales y contemporáneos y permitir el diálogo de diversos saberes en un marco del respeto y del reconocimiento mutuo. Este espacio permite que los conocedores de saberes ancestrales y contemporáneos se vayan posicionando dentro de un diálogo orientado a la construcción de una nueva racionalidad que permita el reconocimiento real de los elementos de la cosmovisión de cada cultura. Dialogando Saberes abrió este círculo con la tertulia compartida que dio inicio al II Encuentro Ecuatoriano de Psicoterapia Gestalt y en sentido ritual, cerró el círculo ―quizá la forma más antigua de relacionamiento― el domingo 9 de abril al finalizar el Encuentro que por primera vez se llevó a cabo en Cuenca en los días 7, 8 y 9 de ese mes. Tres días en los que psicoterapeutas gestálticos de Quito y Cuenca, estudiantes de psicología de la Universidad del Azuay y otras personas interesadas en el crecimiento personal experimentaron de manera vivencial a través de talleres, danza, meditación y temazcales, los fundamentos de la psicoterapia Gestalt y su relación con los saberes ancestrales.

la búsqueda del significado de la vida. Es llamada también «Terapia de Transformación». Bajo los principios de la presencia, la conciencia y la responsabilidad, el proceso terapéutico se convierte en un encuentro con el flujo primario de cada uno, en presencia, en el aquí y el ahora. Un proceso que lejos de fragmentar o comprender al ser humano dividido, categorizado, devenido de la contraposición de visiones científicomecanicista o religiosas, nos permite vernos en la unidad. Todos en conjunto formamos la unidad de la vida. En el mundo ancestral esto ha existido siempre y es ese el sustento de la comprensión del mundo. No podemos existir como individuos aislados en el universo; realmente nos debemos a un sistema vivo porque algo que no tiene vida no ofrece vida. Nosotros somos hijos de la tierra, la tierra estuvo primero y estuvo primero el agua y estuvo primero el aire y estuvo primero el fuego. La conjunción de aquello

Se dice que todos estos ritos son de renacimiento porque se pide que una parte se vaya para recuperar la energía vital que se expresa en el cuerpo. Por ejemplo, en una limpia de fuego ―que es una forma terapéutica intensa― cuando llega una lengua de fuego sobre el cuerpo, la persona reacciona y desde el cuerpo puede hacer una catarsis. Es el cuerpo el que entra en la dinámica de la energía. De esa manera se relacionan estas formas ancestrales con la Gestalt. En este punto, terapeuta y paciente, guía y guiado entran en un campo de confrontación, experimentación, descubrimiento y autorregulación. Es el espacio sagrado donde los portadores de saberes en el mundo ancestral, los así llamados taitas o mamas, se entregan en cuerpo y alma porque son parte de un proceso en el que al sanar a otros, también se sanan a sí mismos. Es lo que el Taita Manuel Flores, un viejo sabio de La Calera llamó «palabra de cuerpo», o «a morir vamos». En otras palabras, quienes participan son dos espíritus, dos seres trabajando en la

Dialogando Saberes cumplió con dos objetivos: de un lado, salir del Museo Pumapungo y llegar con su propuesta a espacios alternativos, esta vez fue la Universidad del Azuay, y de otro, generar cercanía con la comunidad académica, que permitiera abrir el diálogo sobre el enfoque de la psicoterapia Gestalt y su relación con los saberes ancestrales ―que en nuestras culturas originarias sostienen la circularidad del tiempo, sin escindirlo del espacio―. El diálogo contó con la participación de: Patricia von Buchwald, terapista humanista, líder espiritual del Fuego Sagrado de Itzachtilán (FSI); Alicia Cárdenas, psicóloga clínica, terapeuta transpersonal, directora del Instituto Superior de Formación Holística Ecuatoriano (INSFOHE) y Sofía Pozo, psicóloga clínica, directora de INTEGRACION, Centro de Psicoterapia Humanista. Fue un diálogo de iguales que condujo a los participantes hacia el entendimiento de las relaciones consigo mismos, con el entorno, con la naturaleza y también con el proceso terapéutico, que no es otra cosa que el encuentro de almas entre terapeuta y paciente, quienes a partir de un trabajo íntimo y personal llegan a comprender y vivenciar la ritualidad como proceso terapéutico y encuadran en él los ritos, los símbolos y la cosmovisión. Los pueblos originarios han conservado desde el principio del tiempo la cosmovisión que sostiene lo holístico como un concepto originario, primigenio. Esta es la semilla misma del proceso psicoterapéutico que existe desde el principio de los tiempos y que ha sido probado en la experiencia. Estos principios están hermanados con la psicoterapia Gestalt, cuyo enfoque pretende que las personas tomen las riendas de su propia vida. Su creador es el doctor Fritz Perls, quien sistematizó los conocimientos de la psicología de la Gestalt con el budismo zen, el tao y el psicodrama, y tiene como base la filosofía existencial, que centra su atención en la condición humana, la libertad, la responsabilidad individual, las emociones, así como en

Foto: 2º Encuentro Ecuatoriano de Psicoterapia Gestalt, Hostería Inti Kamari, Valle de Yunguilla

permitió la existencia de todo lo que vino después. Somos una enorme familia, existimos los unos gracias a los otros. El momento en el que se piensa que el resto es tan importante como nosotros, tal vez podamos evidenciar la concepción del todo, donde hay un ritmo, con la misma luna, con el mismo sol, en la misma tierra. Entonces es inevitable que todos estemos relacionados. Es la armonía de esa relación la que genera bienestar; cuando la armonía se rompe y comienza a desequilibrarse se traduce en enfermedad, el cuerpo y la mente se bifurcan. Es ahí que tanto los procesos terapéuticos de la psicoterapia Gestalt como los ritos con raíces se expresan a través del cuerpo; a través del cuerpo, el ser se deja ser.

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misma dirección, relacionándose enteramente. Estamos hablando de ser seres que con el corazón intentan crear una experiencia que movilice la energía del círculo. Esto es absolutamente ancestral, porque partiendo de comprender que no somos seres individuales, la terapia se hace en círculo, en comunidad: soy yo conmigo, yo con mi entorno, yo con el universo… así es como se trabaja en la Gestalt; es un compromiso del alma, un constante desarrollo y aprendizaje. Un proceso en el que el terapeuta y el paciente se crean y recrean a cada instante porque está vivo y responde al aquí y al ahora. Es siempre una aventura, un viaje al encuentro del ser sanador que reside en cada uno, al encuentro con el ser ancestral que lo habita. Es en definitiva un laboratorio que siempre está proponiendo por eso es necesario estar presente en cuerpo y alma en el espacio de la otra persona, para contener y contenerse, para sanar y sanarse.



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