Armas y letras 109

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

Santos Guzmán López RECTOR

Juan Paura García

SECRETARIO GENERAL

José Javier Villarreal

DESPACHO

DE LA SECRETARÍA DE EXTENSIÓN Y CULTURA

Antonio Ramos Revillas

DIRECTOR DE EDITORIAL UNIVERSITARIA

Nohemí Zavala armasyletrasuanl@gmail.com

EDITORA RESPONSABLE

Verónica Rodríguez veronica.rz@gmail.com

DISEÑO EDITORIAL

Karen Villeda karenvilleda@gmail.com

EDITORA DIGITAL EN ARMASYLETRASENLINEA.UANL.MX

Erika Cruz

CORRECCIÓN

DE ESTILO

ARMAS Y LETRAS, Año 26, No. 109, septiembre-diciembre de 2022, es una publicación cuatrimestral, editada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, a través de la Editorial Universitaria de la UANL. Casa Universitaria del Libro. Padre Mier 909 Pte., esquina con Vallarta, Centro, Monterrey, Nuevo León, México, C.P. 64000, Tel. +52 81 83294126, Fax+ 52 81 83294111, http://www.armasyletras.uanl.mx armasyletras@uanl.mx

Editora Responsable: Nohemí Zavala Castrellón. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo: 04-2022-110410165600-102, ISSN en trámite, ambos otorgados por el Instituto Nacional de Derechos de Autor, Licitud de Título y Contenido No. 14,918, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro de marca ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual, en trámite. Impresa por SEPRIM-HEUA730908AM1 calle Siembra #1 Bodega S-5, Colonia San Simón Culhuacán, C.P. 09800, Alcaldía Iztapalapa, Ciudad de México. Este número se terminó de imprimir en diciembre de 2022 con un tiraje de 1,500 ejemplares.

Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del autor de la publicación.

Prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del editor.

Impreso en México Todos los derechos reservados Copyright 2022

CONOCE NUESTRAS SECCIONES:

ÍNSULA

Poesía, narrativa, ensayo literario, textos dramáticos, ensayo fotográfico, ilustración, videoarte, etc.

LETRAS DE ARMAS TOMAR Múltiples abordajes sobre un tema en específico.

ANATOMÍA DE LA CRÍTICA

Textos críticos que, a partir de un autor, obra o corpus, reflexionan sobre el fenómeno literario y su incidencia estética y social.

ANDAR A LA REDONDA

Temas que rodean el quehacer artístico: la cultura en general, la historia, la filosofía, la política y todo aquello que repercute en el panorama de la creación.

DE ARTES Y ESPEJISMOS

Ensayos acerca de la obra del artista invitado y trabajos críticos sobre arte plástico, los medios audiovisuales y de comunicación.

TOBOSO

Columnas dedicadas a la reflexión crítica sobre la situación actual de la literatura y del arte de escribir.

CABALLERÍA

Reseñas de libros de actualidad, editados por la UANL y otras editoriales de dentro y fuera del país.

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ARTES Y ESPEJISMOS

LETRAS

ANATOMÍA DE LA CRÍTICA

ANDAR A LA REDONDA

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ÍNSULA
DE ARMAS TOMAR DE
TOBOSO CABALLERÍA Poemas / Iza Rangel Canciones para llorar y dejar de llorar / Daniel Caleb Gómez Saldívar Tahanny Lee Betancourt: una ética de la pérdida / Melissa García Aguirre Es posible que la huida pertenezca a la suerte / Alejandro Zertuche [Letras al margen] Observar en negro, pensar en negro, escribir en negro / Eduardo Antonio Parra La antología como dispositivo para re-escenificar el acto literario del poema / Efrén Ortiz Domínguez Que nada se mueva / Tania Rubiños En defensa de las acumulaciones / Yenifer Pérez García [La materia no existe] Fernando de León / Alberto Chimal Expediciones bárbaras de Víctor Barrera Enderle / Alicia Salomone [Plumas al vuelo ] Insistir / Jessica Nieto Ad aeternum / Erika Cruz
ÍNSULA Tita/ Xel-Ha López Méndez
/ Instalación multi-media, óleo sobre tela, óleo sobre flores secas / Medidas variables / Vistas generales de exposición En esta página: Te olvidaré cuando las flores dejen de oler / 2016 / Video instalación / Medidas variables Artista Invitada Tahanny Lee
Editora Invitada Melissa García Aguirre ÍNDICE
En portada: Encuéntrame entre las flores / 2018
Betancourt
Contrahistoria de la música ranchera / Luis Omar Montoya Arias El corrido de Laurita Garza y la poesía contemporánea / Guillermo Jaramillo 26 32
magnus amplectaris / Karla Caballero El poeta, ese estorbo / Joaquín Hurtado 40 42
A
Un peine se repite hasta desgastarse la fortuna / 2018 / Instalación multi-media / Medidas variables

POEMAS

Un poema sobre las tuberías

soñé el otro día mientras estábamos en tu cama que debía despertar y escribir sobre la forma en que los tubos metálicos de acero de cobre recorren la estructura de tu casa y la alimentan pero también la vacían como un sistema nervioso central dan movimiento a las cosas que suceden al interior

a lo que sucede con nosotros a la manera en que hago filtrar las cosas para que no atraviesen con fuerza con demasiado calor provocando un derrame

por ejemplo el otro día hicimos pasta, y supe que teníamos que dejar correr la llave con un colador separamos el agua hirviendo de los tornillos comestibles sazoné y corté los tomates puse sal algunas especias italianas la cebolla, un trozo de ella

ÍNSULA

y tres dientes de ajo licué con un chorrito de agua caliente y dije: cuidado antes de que lo probaras

porque a veces el calor provoca fugas el demasiado calor de repente hace que el silicón que une a un tubo con otro tubo se deshaga lentamente desaparezca y no hay manera de unir lo que el calor o el tiempo se ha encargado de vencer entonces uno debe preguntarse si vale la pena aprender a soldar

ÍNSULA

Mirar es una experiencia una reacción los globos oculares son ciegos para mirar se necesita más

la fruta en la mesa del comedor se echa a perder la descomposición es más que un proceso y nada la detiene la fruta es dulce antes de pudrirse

todo se consume todo está vacío como un arco tensado antes de soltar la flecha así las cosas grandes se dan también en lo pequeño se despiden y es sencillo así de simple el agua sólo es agua y aun así nada se pierde

donde el agua sólo es agua yo quiero mirar el mar

ÍNSULA

A veces siento soy exactamente la persona que debí ser dos camiones de carga de toneladas color naranja hacen temblar la calle Paraná y yo cruzo como un balón de goma que huye del equipo en la banqueta están los puestos tendidos en la calle permanecen mientras la gente se tropieza veo la calle dividida en sus colores me detengo en el final donde hay un hombre que lleva a su bebé una nena por encima de los hombros y esos pasos gigantes me sacuden por su eco algo brota de esas manos muy pequeñas que coronan esa frente similar algo brota y yo hermano de caballos agudo escapo del tiempo de la tierra ahí donde la gestación aún algo encendía de las primeras palabras de mí mismo siento que es el mundo fugaz y desechable pidiendo que lo cuiden

ÍNSULA

Los cuartos de La infancia se achican entra la luz y ese rojo los hace resplandecer rebasando su altura así el calor de la ladrillera destiñe –ese roer cansado que devasta–los cuartos cambian incluso los bulevares que sólo esperan la esquina del polvo o las criaturas creciditas las campanadas de la iglesia que algo piden y el sonido del tren aseguran que uno también es diferente esta voz esta marca a mitad de la cara las miniaturas revueltas al fondo del bolsillo los cinco dedos que aprendieron a sumar uno con uno el deletreo de los espectaculares que deslumbraban arrullando ahora se han fundido como túnel las calles no se iluminan rompiéndolo todo Todo cambia sólo permanece en esta tierra la sombra de las nubes a donde guía el azul de la montaña

ÍNSULA

Lo fragil que con el tiempo se vuelve mineral del agua sobre la tierra

no paro de pensar en los caracoles que saldrán con la humedad como pelotas de ping pong que caen a destiempo durante quince minutos en los caracoles que nunca logran salir del todo y se balancean simplemente en el movimiento colgante de su viscosidad sin dejar aquello que los cubre su ser estancia en el mundo en la oreja de su caparazón pegada a la humedad de las banquetas a la respiración de los camellones en su indiferencia por los charcos y cómo logran suspenderse de las hojas tomar su tiempo aunque crucen sobre ellos las nubes sin poder salir sin perderse en su forma de lengua mutilada que estaba a punto de decir y duele mueven sus ojos en secreto los retraen como quien mira por la ventana el arrastrarse de la lluvia sobre el vidrio y cómo las luces de afuera colorean el parabrisas la cara del niño que me vuelvo desde adentro sin poder dejar atrás y también llevándome conmigo esa fragilidad en la corriente de las gotas

ÍNSULA
Google Alerts Tamara / 2018 / Still de video

QUE NADA SE MUEVA

QUE NADA SE MUEVA es un diálogo entre el duelo y la memoria, como hilos que sutilmente se cruzan en la oscuridad y el deseo de la luz, tejiendo una trama en torno a la pérdida y los fantasmas que le habitan para hacerlos visibles a través de la imagen, la palabra y, así, reafirmar que existimos, habitamos.

Que Nada Se Mueva gira en torno a la desaparición de mi padre y la de la casa de mi abuela paterna. El 03 de Julio de 1997 mi padre desaparece en el trayecto de la autopista Tuxtepec - Oaxaca, sin dejar rastros después de haber pasado la caseta de cobro El Caracol. La investigación en torno al caso quedó sin tener una resolución por parte de las autoridades del estado hasta el día de hoy. Por otro lado, en 2018 después de 25 años visité nuevamente Cuicatlán, el pueblo natal de mi familia paterna y al conversar con las hermanas Delfina y Ofelia Cabrera lo primero que mencionaron fue “La casa de tu abuela se la llevó el río”. En ese momento comprendí que la historia familiar de mi lado paterno se estaba desvaneciendo y contenerla a través de la imagen surgió como una necesidad.

QNSM comenzó como una búsqueda personal para después encontrar un eco colectivo, llevando el duelo hacía lo público, lo compartido, resignificando mi búsqueda en una reafirmación de identidad y pertenencia.

ÍNSULA
Tania Rubiños / N/A / Serie: Que Nada se Mueva / Taza de porcelana en caja de cristal / 19 x 15 x 9 cm / 2021 Tania Rubiños / N/A / Serie: Que Nada se Mueva / Fotografía con algodón de pochote en caja de cristal / 19 x 15 x 9 cm / 2021
ÍNSULA
Tania Rubiños / N/A / Serie: Que Nada se Mueva / Fotografía digital / dimensiones variables / 2020 Tania Rubiños / N/A / Serie: Que Nada se Mueva / Fotografía digital intervenida / dimensiones variables / 2019 Tania Rubiños / N/A / Serie: Que Nada se Mueva / Fotografía digital / dimensiones variables / 2020 Tania Rubiños / N/A / Serie: Que Nada se Mueva / Fotografía digital / dimensiones variables / 2021

CANCIONES PARA LLORAR Y DEJAR DE LLORAR

Una noche del 2019 me preguntaron en qué creía. Respondí que en la incertidumbre. Desde entonces mi respuesta no ha cambiado, es desde esa verdad personal que se piensa y escribe este texto.

Death With Dignity (Sufjan Stevens)

Después del suicidio de mi primo Beto hice una lista de canciones relacionadas con el suicidio, la muerte, la depresión o que me hicieran sentir que las cosas podían mejorar. Una lista aleatoria que aumentaba a base de memoria, investigación y casualidad. La lista es amplia y vive en constante modificación: entran y salen canciones, cambia el orden de reproducción, etc. Lo mismo podría decirse sobre mis pensamientos respecto al suicidio.

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Los que se quedan / 2017 / Tinta serigráfica sobre tela / 180 x 240 cms

Smile (Pearl Jam)

Beto murió voluntariamente durante la madrugada del 6 de abril del 2018, se ahorcó en su habitación mientras sus padres dormían. Diez años menor que yo, era el más joven de mis primos.

Días antes, casi como una premonición, había estado escuchando Smile de Pearl Jam casi a diario durante mi trayecto al trabajo. La letra es “simple” y creía entenderla, pero fue hasta esa noche cuando realmente pude sentirla; después de pasar todo el día en su casa en compañía de los familiares que nos reunimos ahí para apoyar a mis tíos y consolarnos mutuamente. De regreso a casa, mientras mi ex conducía el automóvil, cuando no había ya palabras, el sonido del motor del vocho y la vista del lecho del Río Santa Catarina, me hicieron entrar en una especie trance. Sentí la necesidad de poner Smile en el radio y cantar en llanto:

I miss you already... I miss you always.

I miss you already... I miss you all day.

This is how I feel.

Con un canto ahogado intenté desenrollar la garganta y las vísceras para expulsar la náusea a través de mi voz en lugar del vómito.

I Wish I Knew (Sharon Van Etten)

Al recibir la noticia de la muerte de Beto, dejé el trabajo y me fui caminando hasta su casa, no dejaba de preguntarme ¿qué le habían hecho para que él llegara a eso? En mi memoria era todavía ese niño que conmigo siempre mostró ternura. Inmediatamente culpé al entorno, el bullying escolar, la educación estilo ITESM enfocada en la competencia, el consumismo, etc.; pero ignoraba algo muy importante, Beto fue diagnosticado con depresión desde los 12 años. Pocos en la familia lo supimos hasta ese 6 de abril. ¿Por qué no se hablaba abiertamente el tema? ¿Habría esto evitado su muerte a sus 24 años? ¿Hubiera sido más incómodo para él afrontar la depresión con todos sabiendo su condición? ¿Hubiera sabido yo qué hacer con él? ¿O sólo me hubiera gustado saber esto antes para egoístamente poder asimilar de forma más cómoda la pérdida y llegar entrenado al día del duelo evitando así recibir desprevenido ese gancho al hígado?

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Vanishing Act (Lou Reed)

Meses después, buscando formas de asimilar su muerte, llegué a comparar la depresión con una enfermedad terminal; imagino a Beto cargando sus penas por alrededor de 12 años, esforzándose casi diario por seguir aquí, tratando de adaptarse a los demás, dependiendo de medicamentos para “funcionar”, dándole vueltas en su cabeza infinitamente a su malestar, buscando motivos para seguir vivo, lastimándose física y emocionalmente, ensayando la muerte.

Alguien que intentó suicidarse y a quién la terapia ayudó a cambiar de idea, me comentó que a diferencia de una enfermedad terminal la depresión puede tratarse. Me dio gusto que esta persona haya encontrado motivos para continuar viviendo, pero creo que cada caso debe analizarse individualmente. La terapia y el diálogo deben estar presentes, pero hay ocasiones en que tal vez el acompañamiento deba admitir que a veces la persona nunca va a abandonar la idea de dejar de vivir y si ese es el caso, ¿por qué forzarla a seguir sufriendo?

Construção (Chico Buarque)

Las apariencias engañan: un joven de 24 años a punto de terminar una carrera universitaria, con planes de viajar, aprendiendo un tercer idioma, con amigos, novia, una hermana cómplice de aventuras, padres presentes y que lo apoyan, amor por todos lados y salud física, un día decide convertirse en recuerdo. Se despide sin despedirse.

No era la primera vez que lo intentaba y me hace pensar que tal vez ese accidente en auto del que decía no recordar nada fue una prueba que salió mal o una búsqueda de posibilidades, como cuando “jugaba” por las noches a cruzar corriendo avenidas mientras pasaban los autos, o cuando llamaba por las noches para decir que ya tenía gasolina suficiente para quemarse; ya no era aquel niño inocente que decía que no debíamos ir por caminos desconocidos en la Estanzuela, era un adulto joven que ya no quería vivir y aunque me duele mucho la decisión que tomó, quiero respetarla, no quiero verla como una tontería. Nunca se lo dije, pero siempre lo consideré el más inteligente de todos los primos, o al menos, el más reflexivo, por lo que me rehúso a creer que fue un accidente. La posibilidad existe y tal vez es un acto de fe de mi parte negarlo, pero, así como quienes creen que dios existe, yo creo que mi primo ese día tomó una decisión en libertad.

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Estoy consciente de su enfermedad, pero cuántas personas depresivas deciden continuar a pesar de todo, personas que encuentran los motivos suficientes para no cortarse las venas. Beto tenía 12 años en terapia y no sé cuántos tomando medicamentos. ¿Cuántos años más debía seguir así para que su decisión fuera válida para la sociedad? No todos los suicidios son iguales.

Basta de Llamarme Así (Los Fabulosos Cadillacs)

Una persona cuyo nombre no vale la pena mencionar se acercó a mi tía el día que falleció Beto y le susurró que no llorara, que no fuera ridícula. Dos de mis sobrinos no asistieron al funeral porque su madre no supo cómo abordar la muerte de Beto e iba a decirles que se fue de viaje. Estos hechos me indignaron. Por un lado, se sigue castigando a los familiares del suicida; por otro, la muerte nos asusta tanto que nos cuesta aceptarla como parte esencial de la vida. Cada día vivido es un día muriendo. Se cree que las infancias no tienen la capacidad de comprenderlo ni de tratar el tema. No estoy de acuerdo con esto, creo que podemos ser honestos con ellos y si no somos capaces de hablarles al respecto, deberíamos buscar ayuda para hacerlo.

Society (Eddie Vedder)

En algún momento de la historia se comenzó a criminalizar al suicida, se castigaba su cuerpo con mutilaciones, se le negaba sepultura en el cementerio, se le enterraba en los cruces de caminos, incluso se llegó a usar como escarnio exhibiendo al difunto afuera de su casa.

La sociedad siempre ha querido intervenir en acciones individuales. Los griegos consideraban al individuo propiedad del estado y tenían como regla que la persona que deseara morir voluntariamente expusiera su caso ante el senado y si este aceptaba recibía el remedio para su mal (cicuta) pero si era un esclavo o se consideraba que aún era útil a la sociedad, el permiso le era denegado. San Agustín impulsó convertir el suicidio en pecado para disminuir la cantidad de cristianos suicidas que durante casi cuatro siglos lo consideraron un acto honorable. En la Europa medieval y hasta no hace mucho tiempo, se castigó a las familias de los suicidas con impuestos o quitándoles sus pertenencias, motivo por el que muchos

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suicidios se disfrazaban de accidentes. Fue hasta 1961 que en Inglaterra dejó de considerarse un delito.

En México, actualmente el suicidio no es un delito, pero asistirlo o inducirlo sí lo es. Aunque el castigo en muchas partes ya no es en términos legales sigue habiendo un castigo moral y ser mayoritariamente católicos no ayuda. Evitamos tocar el tema y es urgente cambiar de actitud, según la Organización Mundial de la Salud aproximadamente 700 mil personas se suicidaron en el mundo durante el 2019.1 Si bien, creo que hay casos inevitables, habrá otros que con el acompañamiento adecuado cambiarán su decisión; habrá quienes estén pasando por un mal momento que necesitan saber que no están solos y que hay formas de afrontar lo que están viviendo.

A Better Way (Andy Hull y Robert McDowell)

La muerte de Beto me hundió en una tristeza profunda, no había día que no pensara en él, lloraba despierto y dormido. Fueron meses de sentirme aislado. Salir a eventos y convivir con personas que no fueran muy cercanas me costaba más de lo normal, estaba harto de responder honestamente cómo me sentía, fui cambiando mi respuesta a un genérico “bien”. Comencé a cuestionarme si de alguna forma me había apropiado de su dolor, si mi tristeza era depresión o melancolía.

El Alacrán (La Barranca)

Al estar más sensible, muerte y depresión comenzaron a aparecer por todos lados sin buscarlas, en canciones, películas, libros o conversaciones; no sé si sea por casualidad, o que el número de personas con depresión va en aumento, o que la comunidad con la que convivo está muy lastimada, pero de pláticas casuales ha salido en varias ocasiones el tema del suicidio.

Soy un espectador en cuanto a la muerte voluntaria se refiere, cercano y sincero, pero al final un espectador, nunca he pensado en llevarla a cabo más allá de fantasías hipotéticas condicionadas por reglas para situaciones específicas que espero nunca sucedan. Esta condición hace que en ocasiones me autocensure por temor a fomentar un suicidio romantizado.

1 OMS. (2021). “Una de cada 100 muertes es por suicidio”. Disponible en: https:// www.who.int/es/news/item/17-06-2021-one-in-100-deaths-is-by-suicide

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Time To Move On (Tom Petty)

Tuve una racha de pérdidas del 2017 al 2021. A veces el duelo por Beto se mezclaba con mi ruptura matrimonial o el fallecimiento de Yoko (una de mis mascotas) u otros. Intenté separarlos, pero ahora creo que todos los duelos se conectan, la pérdida reciente puede remover viejas lágrimas. No es necesariamente algo negativo, me permite recordar a quienes han sido parte de mí.

El de Beto fue el primero que me llevó a hacerme consciente del proceso. Comencé con la lista de canciones, caminatas largas, el desarrollo de varios proyectos artísticos, lectura de libros relacionados e ir a terapia psicológica por primera vez.

Present Tense (Pearl Jam)

Aunque ya no pienso tanto en el suicidio de Beto, su pérdida me ha dejado la necesidad de seguir investigando sobre el suicidio. Continúo extrañándolo, trato de enfocar mis pensamientos en las experiencias que tuvimos juntos y en su personalidad, porque él no es sólo esa última acción.

Rock ’n’ Roll Suicide (David Bowie)

Espero que un día seamos capaces de acompañar sin juzgar negativamente a las personas que estén pensando suicidarse, sin importar su motivo. Que quienes deseen morir puedan optar por opciones más dignas que ahorcarse a escondidas. Que acompañarlos en su decisión no sea un delito. Brindarles la confianza de acercarse para no afrontarlo en soledad. Probablemente la cantidad de suicidios disminuiría.

Por ahora les propongo cantar y compartir canciones para llorar y dejar de llorar: https://open.spotify.com/playlist/ 1sMKTnBqZWpyzUjBAFm5gp?si=41c39818520e411f

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LETRAS DE ARMAS TOMAR

En defensa de las acumulaciones

EL PATIO

Luego una imagina cómo iniciará algo o se le dará forma a la historia que quieres contar, a una idea. Pienso en las veces que intenté hablarlo a través de otros géneros: poesía y narrativa; ahora, ensayo. Pienso en los fanzines, en los talleres que tomé con Wendy Guerra y en el de reapropiación.

en cada intento siempre estuvo presente la idea de la casa y, asociados a ella, la madre, el padre, la infancia, el lenguaje. si me lo preguntan, pienso que mi literatura se irá construyendo alrededor de esos temas.

ACUMULACIÓN COMPULSIVA: se caracteriza por la adquisición compulsiva de objetos innecesarios, desorganización y dificultad para descartar lo que se posee.

SILOGOMANÍA: este es el síntoma que debe utilizarse para definir la acumulación obsesiva y compulsiva de objetos sin valor.

Me decidí por ensayo porque es un género que aprendí a disfrutar. Hace unos días, Victoria nos compartió al grupo del Centro de Escritores de Nuevo León un ensayo de Belén López Peiró para la Revista de la Universidad de México llamado “El atrevimiento de narrar lo íntimo”, en donde habla, entre otras cosas, sobre la exigencia hacia quienes escribimos no ficción o autoficción, literatura del yo o narrativa personal. Detalla sus procesos y cómo el haber escrito sobre experiencias personales como el abuso sexual y el fallo del sistema de justicia para las mujeres, ocasionó que en las presentaciones de sus libros, el público se sintiera con la libertad de preguntarle sobre su vida privada, en lugar de hablar sobre literatura.

LETRAS
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DE ARMAS TOMAR
Para Carlos, Tuca y Galo

pocas veces he hablado sobre mi proyecto del centro de escritores. los dos temas principales de mi propuesta, pequeñas acumulaciones, serían la acumulación compulsiva y la violencia de género. y aunque de tanto en tanto no sé cómo continuar, en mi cabeza todo es muy claro: la acumulación compulsiva de mi madre, es una respuesta a un vacío, a una pérdida como resultado de la violencia de género, un feminicidio, el de mi abuela.

LA SALA

Yo gané una beca por un par de hojas que decían que haría un ensayo sobre la acumulación compulsiva de mi madre y la muerte de mi abuela en 1989. Que iba a intercalar esos dos temas, el linaje femenino, las ancestras. Como si supiera algo. Gané una beca y ahora ya no sé cómo hacer eso que dije que iba a hacer: explorar este trastorno que imposibilita a las personas a deshacerse de objetos materiales; cómo esto afecta a los miembros de la familia; cómo es crecer en una casa en medio de condiciones negligentes. Y el autocorrector marca como error la palabra ancestras. estoy en mi departamento con carlos, galo y tuca. escribo esto a las 7:50 p.m. mientras suena ultraviolence de lana del rey. afuera está nublado, escucho agua caer. da igual si todo lo escribo con minúsculas o mayúsculas. la gráfica no cambia nada, si por ahora tuviera solo piedras por letras, con esas piedras conseguiría hablar.

cumulus en latín significa montón, una masa apilada, incremento, excedente, algo añadido; asociado a la raíz indoeuropea keu relacionada con agrandar, hinchar; kuien en griego.

Belén López Peiró finaliza su texto preguntándose qué otro género que no sea el ensayo se ha atrevido a tanto. Y lo relaciono con la frase de Marguerite Duras: “Para abordar la escritura hay que ser más fuerte que uno mismo, hay que ser más fuerte de lo que se escribe”.

SÍNDROME DE DIÓGENES: trastorno del comportamiento que consiste en abandonar el autocuidado, que tiende al aislamiento social, afecta por lo regular a ancianos solitarios, preocupados por una ruina económica no real, acumulan basura y viven en una situación de miseria absoluta.

luego vino la postficción y la posibilidad de crear algo como una hubiera querido que las cosas pasaran. por eso mi fascinación con una escena de synecdoche, new york (2008), cuando la casa está en llamas y los personajes viven ahí, a pesar del fuego. la ficción en mi ensayo es un mundo de posibilidades. me atrae el hecho de que la lectora o el lector no pueda saber qué sí pasó y qué no pasó. postficción sería que

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LETRAS DE ARMAS TOMAR

mi abuelo se logra suicidar y mi mamá no sabe cómo llenar el hueco. postficción sería que mi abuela no muere, nadie muere, nadie va a la cárcel, nadie acumula nada y nadie termina haciendo un ensayo sobre eso.

en astronomía, se utiliza cumulus para denominar a una agrupación densa de estrellas o cúmulo estelar. en meteorología, es la clasificación de las nubes Cu que son nubes algodonosas, separadas, que se esparcen por el cielo y tienden a desarrollarse verticalmente formando domos, montículos o torres, a 600-6000 metros.

LA RECÁMARA DE MIS PAPÁS

en la generación anterior a la mía, en el centro de escritores, no había becaria o becario en el género de ensayo, así que no sabía qué esperar. quiero hacer de mi escritura una forma de imitar la manera en la que hablamos, que construimos el lenguaje. dice julián herbert que necesitamos de estructuras en la literatura porque en la vida real carecemos de ellas y es una manera de darle forma al mundo. yo no. renuncio a la estructura, a la lógica, a la tradición. de un par de cosas sí estoy segura: cada página de mi proyecto la he escrito llorando; y la otra, que también se relaciona, es que quiero tratar mi literatura con ternura. si el mundo literario no me lo ofrece, no tengo por qué simpatizar con las y los guardianes literarios que te dicen qué sí es literatura y qué no. no hay necesidad de doblegarse, de darnos de látigos en la espalda, no escribiremos la próxima gran novela americana. si el acto de escribir es ya difícil per se, no hay necesitad de castigarnos. aunado a que los temas que elegimos escribir están relacionados, en la mayoría de los casos, con la familia. Otra cosa que tengo claro es que todas y todos, de alguna forma, tendemos a acumular. Objetos, relaciones, pensamientos, tareas, ideas, emociones, apuntes. Desarrollamos ciertos apegos debido a una estructura sistemática en la que no se prioriza la salud mental. También he sabido a lo largo de este proyecto que la única persona que alguna vez me iba a entender era mi hermano. Cómo fue crecer en un hogar sin espacio para hacerlo, con una madre con trastorno de acumulación compulsiva. La manera en que la violencia de género permeó hasta interrumpir nuestras infancias. Únicamente mi hermano sabe lo que yo viví, por tanto, él es el único al que no tengo que darle explicaciones por ser como soy. Carlos intenta comprender también, y yo, mientras tanto, lo quiero.

URRAQUISMO: se ha utilizado en psiquiatría como un síntoma de algunos esquizofrénicos que recogían como las urracas todos los objetos que consideran atractivos, y lo guardaban como un tesoro.

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mi hermano es como yo: él también aprendió el camino alrededor de las bolsas de ropa de mi mamá, también él compartió su espacio con objetos que mi mamá recoge de la calle o que le vende un adicto a la piedra o al crack o al foco. él pasó la misma hambre que yo. él vio las mismas ratas que yo y escuchó las mismas peleas de mis papás que yo. pero luego surge la bifurcación. él no entiende el miedo de dejar sola a mi mamá en casa. él no sabe que mi mamá guarda los cuchillos debajo de mi cama. él no entiende el miedo al bucle, a que todo se repita, como mi abuelo alcohólico y mi papá alcohólico y mi hermano ahí va y yo ahí más o menos. él no entiende que cuando tembló en el 2017 en la ciudad de méxico, también tembló en mi casa, y mi casa, mis paredes, y yo nos quedamos ahí debajo de ese derrumbe que tantas veces quisieron salvar. que, desde entonces, yo me identifico con esa niña que se llamaba frida sofía, que, para todos, se perdió y murió sepultada, pero que en realidad nunca existió. parecido a ser hija de una madre víctima de un trastorno que afecta la psique. parecido a ser nieta de un vínculo que terminó en feminicidio.

ETIOPATOLOGÍA: la explicación psicoanalítica de “la cadena umbilical”, consiste en que nacemos de un lecho con comida y temperatura perfecta a un mundo frío, hostil y lleno de incomodidades. al cortarnos el cordón umbilical, nos obligan a pasarnos el resto de la vida buscando compensar esa carencia. atamos el cordón a cosas y personas para buscar sustitutos de la “droga umbilical”, por eso acabamos siendo adictos a las cosas y personas en las que depositamos la esperanza de nuestro bienestar.

Miro el contador de palabras como se mira un taxímetro. O como se mira la aplicación de la banca móvil. Me acerco al límite y aún no sé si ya dije lo que quería decirles.

lo que quería decirles era que a mi abuela la mataron en 1989. la mató mi abuelo.

EL BAÑO

Hace más de un año y medio que no regreso a la casa de mi infancia. Me salí cuando me ascendieron y me dieron un aumento en uno de los trabajos que tuve. Me mudé al centro de Monterrey con mi amiga y su novio, ahora esposo. Luego vino Carlos. Luego nos fuimos un tiempo al poniente y regresamos al centro. Hace unos días revisé la casa de mi mamá en Google Maps y noté que tiene un árbol. La foto es del año pasado, seguro el árbol ya habrá crecido más. Es lo único vivo ahí.

Solo una vez he escrito un poema que habla sobre edificios y gentrificación. Un cuento sobre moscas. Algunos fanzines. Pensé en hacer algo con los comentarios de YouTube en los capí-

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tulos de Acumuladores compulsivos. Las y los usuarios compartiendo sus experiencias con sus madres, padres, o alguna persona cercana que son acumuladores como mi mamá. La única vez que he visto representada la acumulación compulsiva en algo de ficción ha sido en un capítulo de Afterlife, cuando el loco que hace chistes sobre violaciones los lleva a su casa y su sala es exactamente igual a la mía. En realidad, yo nunca tuve sala. Nunca tuve un comedor formal donde comer. Nunca tuve orden, ni hacía limpieza en casa. Ahora me quejo cuando la ropa de color me queda blancuzca o la ropa blanca me queda neja. Me quejo cuando no sé cómo quitar el sarro de la regadera y hago una mezcla de químicos que marean. Me quejo cuando recuerdo que yo nunca tuve un hogar.

no es extraño que nos hagamos dependientes de cualquiera de ellas. el ser humano se siente mejor si posee ciertas cosas, si las incorpora a su propia persona, asumiendo que “poseer” es sinónimo de sentirse seguro.

LA REC Á MARA COMPARTIDA CON MI HERMANO

Sabía que habría dos epígrafes al inicio y al final de mi ensayo, de la canción Back to the old house de The Smiths. A menudo es así: acumulo, por ejemplo, pensamientos. Sé cómo hacer las cosas, pero acumulo eso que sé, porque me cuesta hacerlas. Hasta que las hago.

Estoy escribiendo mi proyecto como la protagonista de una historia que no lo sabe todo. Pudiera entrevistar a mis tías, eso me daría las 60 páginas que me faltan por entregar. Pero no lo hago porque yo, aunque estudié letras, no me comunico como quisiera. Estudié letras y aun así no sé cómo hablar con mi papá. No sé qué decirle.

HOARD: (hacer acopio) para definir este tipo de patologías, y hoarding como la acción de la misma.

han sido otras las condiciones en que descubrí que mi abuela murió asesinada por mi abuelo, en que he podido profundizar en la forma en la que sucedieron los hechos, y observar las consecuencias de la constante presencia de la violencia en la familia. hace unos días, estando en la oficina, encontré en internet una nota del periódico donde hablaban sobre mi abuelo, que se intentó suicidar luego de matar a mi abuela. la nota del periódico no decía que su cerebro se quedó sin oxígeno durante ocho minutos. no decía que mi tío, quien dio la entrevista, tenía convulsiones. no decía que tiempo atrás otro tío trajo una pistola de estados unidos ni que, en otra visita, trajo una bala que

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LETRAS DE ARMAS TOMAR

de casualidad le quedaba a la pistola. anton chéjov decía que, si en el primer acto aparecía un arma colgada en la pared, en el segundo acto se dispararía. un día mi abuelo llega muy borracho de la calle. deja unas cervezas modelo en el comedor. hay una pelea. hay unas niñas que se esconden en su habitación y cierran la puerta como de costumbre. como me enseñó a mí mi mamá. y después, una bala. y después, el silencio.

CLUTTER: abarrotar, desordenar, confusión, desarreglo, abarrotado de cosas, atestado de cosas.

LA COCINA lo que quiero hacer es crear una imagen dialéctica. describir cómo fue vivir así para por fin sentir que me entienden. que solo uno de los cuartos de la casa donde crecí era habitable. en él dormíamos, pasábamos el tiempo, comíamos. un pequeño baño y la cocina fueron lo último que poco a poco se fue abandonando. excepto por esa habitación, el total de la casa estaba repleto de cosas. quiero que lo entiendan: toda mi casa estaba ocupada por cosas. quedaba solo un espacio habitable. como ese espacio último en donde se encontró el cuerpo del millonario Homer Collyer, ciego y paralítico, muerto por inanición después de que su hermano Langley pereciera sepultado por un derrumbe de objetos acumulados durante décadas en su casa en Nueva York.

eso es lo que quería decirles.

REFERENCIAS

Schmidt, D.: Della Méa, C.; & Fortes Wagner, M. (2014). „Transtorno da Acumulação: características clínicas e epidemiológicas”. CES Psicología, 7(2), pp. 27-43. Disponible en: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2011-30802014000200004&lng=en&tlng= “Cúmulo”. Etimologías de Chile. (s.f.). Disponible en: http://etimologias.dechile.net/?cu.mulo

Bratiotis, C., Steketee, G., & Otte, S. (2009). “Hoarding Fact Sheet Spanish Translation”. International OCD Foundation. Disponible en: https://iocdf. org/wp-content/uploads/2014/10/Hoarding-Fact-Sheet.pdf

Jiménez Jativa E.; Molina Fernández, N.; Díaz Pérez, F.& Reyes Taboada, A. (2008), “El mal llamado ‘Síndrome de Diógenes’”, en Enfermería Docente, 88, pp. 3639. Disponible en: http://www.index-f.com/edocente/88pdf/883639.pdf

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LETRAS DE ARMAS TOMAR

MÚSICA RANCHERA CONTRAHISTORIA DE LA

La historia es un campo de estudio que conlleva profundidades y aristas, el asunto es quién y cómo se plantea; por ende, la interpretación es clave en la práctica de la historia científica. No hay historia total: existen los hechos y las estrategias de interpretación. La Contrahistoria pugna por la memoria-razón-interpretación; por tanto, caminaremos por hechos históricos que la oficialidad relata de una forma y que la Contrahistoria interpreta con dinamismo y apertura.

La Contrahistoria es una forma de interpretar el hecho histórico, pero, para hacer Contrahistoria hay que conocer la historia oficial del acontecimiento a interpretar. Por un lado, la historia oficial cohesiona y abona a la identidad; por otro, la historia, como memoria, libera a partir de la deconstrucción de la historia oficial. La Contrahistoria, como

estructura metodológica, dialoga puntos de encuentro con la historia oficial al ir más allá de los hechos, del dogma y del paradigma.

En el presente ensayo, hablaremos de la música ranchera como fenómeno social que ofrece una historia oficial para deconstruir a la misma, echando mano de la Contrahistoria para contrastar, comparar y dialogar puntos de encuentro.

Una cuestión metodológica, en la que se puede incurrir con facilidad, consiste en acercarse a la canción ranchera desde el horizonte del siglo XX, sin voltear al siglo XIX. El antecedente histórico de la canción ranchera del XX está en la canción mexicana del XIX; así como el primer eslabón del mariachi nacionalista de la década de 1930 lo encontramos en las orquestas típicas porfirianas de la segunda mitad del XIX.

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Lost objects find hope / 2019 /Latón / Medidas variables / Vistas generales de exposición

Formación popular y formación académica de la canción mexicana

La historia oficial asevera que fue con la película Allá en el Rancho Grande de Fernando de Fuentes, estrenada en 1936, que la canción ranchera nació (Pérez: 2019). Sin embargo, su Contrahistoria, escrita por Rubén M. Campos, Gabriel Saldívar y Vicente T. Mendoza, ve en Antonio Zúñiga, compositor y músico decimonónico, un referente obligado.

Zúñiga nació en Villa de Silao, Guanajuato, en 1835. Compositor, poeta, pianista y guitarrista “poseedor de una bien timbrada voz de barítono, enamorado y bebedor, era la alegría del Bajío. Sus canciones eran el alma de la raza que se conserva vernácula y tradicional” (Campos, 1928, 81). Las composiciones de Zúñiga eran cancioneros interpretados por duetos compuestos de una cantadora y un cantador como segunda voz; el dueto se detenía en las esquinas:

Para entonar coplas que atraían al pueblo, y cuando la concurrencia era numerosa cantaban canciones nuevas y hacían la colecta en el pandero, que sonaba el antero resbalando el pulgar y golpeando el instrumento sobre el metacarpo y el codo. Así recorrían [...] poblaciones, haciendas y ranchos. (Campos, 1928: 82).

Vendían ante, cantaban y estrenaban melodías populares; la dinámica económica y cultural descrita era conocida como “folkloreada”, durante el siglo XIX (Campos, 1928: 82).

Su música llegó a Europa, a través de Henri Herz, pianista, y Franz Coenen, violinista; su jarabe de “El Sombrero Ancho” fue popular en Berlín. Zúñiga compuso “Marchita el alma”, “Triste pensamiento”, “Si tomo entre mi mano esa tu mano blanca”, “La cruz de coral”, “Isaura de mi amor” (Campos, 1928: 83).

En esta época, cuando la canción mexicana tuvo su apogeo, solía tener cuatro partes, como lo demuestran las creaciones de Antonio Zúñiga, guanajuatense, y Antonio Hoil, yucateco, los dos compositores más populares del siglo XIX mexicano (Campos, 1928: 89).

En ese entonces, la canción mexicana estaba compuesta “sobre dos coplas de cuatro versos cada una, en ocho compases cada parte” (Campos, 1928: 89). Posteriormente, en el siglo XX, el compositor Enrique Galaz dio dieciséis compases a cada una, hasta igualarlas; se repiten dos versos en la segunda parte, procedimiento sencillo que amplía la canción: así se lograba la cuadratura (Campos, 1928: 89).

Por otro lado, las letras de Zúñiga fueron arregladas y armonizadas por Manuel M. Ponce, quien nació en Zacatecas en 1882 (Barrón, 2014: 27). Ponce, junto a Carlos Chávez y Silvestre Revueltas, es considerado uno de los máximos representantes del nacionalismo musical mexicano. Además de compositor, fue escritor e influyó desde la música hasta las letras: colaboró en El Heraldo de Cuba, en la Gaceta Musical de Francia y en el Boletín Latinoamericano de Música del Uruguay; asimismo, fue Director del Conservatorio Nacional de Música y de la Orquesta Sinfónica Nacional de México. Admirador furibundo de las obras artísticas de Stravinski y Debussy, fue impresionista, nacionalista y modernista; realizó trabajos sobre folklore y la canción mexicana; estudió al corrido mexicano y a los sonecitos; y disertó sobre nacionalismo, folclorismo e historia de la música en México. En 1913, dictó la conferencia “La canción mexicana” (Barrón, 2014: 30-38).

Con los datos obtenidos desde la Contrahistoria del personaje, entendemos sus motivaciones para arreglar las letras de Antonio Zúñiga: el trabajo colegiado entre Zúñiga (músico popular de Guanajuato) y Ponce (músico

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ANATOMÍA DE LA CRÍTICA

La historia oficial de la canción ranchera asevera que ésta nació en Guanajuato y creció en Jalisco. La Contrahistoria demuestra que Zacatecas ocupa un lugar de importancia en su construcción.

DE LA CRÍTICA

académico de Zacatecas) derriba aspiraciones de clase y corrobora, una vez más, lo frágil de las fronteras entre lo popular y lo culto.

Siglo XIX. Antonio Zúñiga y Manuel M. Ponce. Guanajuato y Zacatecas. Siglo XX. José Alfredo Jiménez y Antonio Aguilar. Guanajuato y Zacatecas. Formación popular y formación académica. Canción ranchera. Música mexicana. Hay un problema histórico de continuidades, sincronías y regiones. La historia oficial de la canción ranchera asevera que ésta nació en Guanajuato y creció en Jalisco. La Contrahistoria demuestra que Zacatecas ocupa un lugar de importancia en su construcción.

¿Y si pensamos en la música como un todo?, ¿y si restamos valor a las etiquetas de música culta y música popular?, ¿y si comenzamos a asimilar que la música culta y la música popular no son entes ajenos y distantes como la historia oficial plantea? Empecemos a visualizar la creación artística de la música como una sola puesta en escena.

Música ranchera: aportes europeos

La Contrahistoria nos permite conocer realidades, como el hecho de que compositores y ejecutantes clásicos han creado e interpretado piezas de música popular. Asimismo, la Contrahistoria estudia las aportaciones formales de la tradición musical italiana a la canción ranchera mexicana. Podemos rastrearlas en las obras de Rubén M. Campos y de Yolanda Moreno Rivas, autores clásicos de la etnomusicología.

El antecedente de la canción ranchera del siglo XX es la canción del Bajío del XIX, “de aire lento y frase amplia” (Moreno, 1979: 18). La canción del Bajío tenía influencia italiana. Ésta se interpretaba en Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Querétaro y Aguascalientes con arpa, violín y guitarra: “Se trataba de canciones lánguidas y tristes” (Moreno, 1979: 18).

Rubén M. Campos asevera que, en la formación histórica de la música mexicana, influyeron aires italianos gracias a la migración sostenida de creadores europeos durante la Colonia, quienes difundieron napolitanas, barcarolas y tarantelas (Campos, 1928: 108). Así es como Campos entiende a la canción mexicana:

La canción mexicana es breve: es una queja y un suspiro […] Es un pensamiento expresado en una forma musical […] un ritornello […] En la canción mexicana, el músico tiene la sentimentalidad concentrada en una forma clara y breve […] Va al alma del pueblo […] La falta de artificio artístico queda compensada con la inspiración. (Campos, 1928: 80-81).

Por su parte, Yolanda Moreno Rivas explica que los recursos musicales de la canción ranchera son:

Portamentos, esforzatos y ritardandos que pueden convertirse en calderones para las frases climáticas […] el uso teatral del falsete, puede caer […] en medio de una frase para hacer un efecto de suspenso […] antes de terminar un giro melódico (Moreno, 1979: 189).

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ANATOMÍA

Un portamento es la transición de un sonido a otro más agudo o más grave, sin que exista una discontinuidad o salto: es la unión de dos tonos. Sólo se puede realizar en un instrumento de cuerda, en un trombón de varas o en la voz humana. El portamento sustituye al glissando, remedo del italiano, el cual implica la deliberada ejecución de todos los tonos de en medio.

La canción ranchera, ya en el siglo XX, se caracteriza por una impostación a la voz, utiliza la garganta “aunque esto significara […] una enunciación rasposa y poco musical […] la canción bravía escrita en tono mayor, era agresiva, afirmativa y reivindicativa. Si el tema era amoroso, adoptaba un tono exigente y fanfarrón” (Moreno, 1979: 186). La Contrahistoria permite ver que la importancia mu sical de Guanajuato para México comenzó en el si glo XIX. No surgió espon táneamente con Jorge Ne grete en la década de 1930.

presentaron La ranchera de San Miguel el Grande o La Feria de San Juan de los Lagos, comedia “con bailecitos del país y música de bandolones” (Lavalle, 1988: 53). Ese mismo año, se estrenó Un paseo en Santa Anita, “ópera cómica en dos actos basada en costumbres nacionales”, en la que estuvo presente el jarabe, ejecutado por una tipiquita (Lavalle, 1988: 52). Bautizadas luego, por el nacionalismo porfiriano de finales del siglo XIX, como orquestas típicas.

En 1884, Porfirio Díaz fundó la primera orquesta típica mexicana con ayuda de Carlos Curti, maestro del Conservatorio Nacional de Música. Montó un popurrí de aires nacionales con el que hizo acto de presencia en la Exposición Universal de Nueva Orleans, EE.UU., en el mismo año de 1884 (Moreno, 1979: 13).

El

teatro decimonónico como articulador de la canción

ranchera

Desde la Contrahistoria, la canción ranchera del siglo XX tiene que ver con el tea tro y con la ópera del XIX. Imposible estudiar la difu sión de los sones y aires po pulares sin afrontar al teatro como su escenario por ex celencia.

En marzo de 1858, ac tores del Teatro Nacional

De la serie: Lost objects find hope / Fine pressure, anxious rain, machine arises, conscious escape, own turmoil / 2019 / Latón / 150 x 50 cms

La Contrahistoria permite saber que las compañías de teatro, italianas y francesas, incluían los atuendos de china y ranchero, este último antecedente histórico del charro mexicano del siglo XX, en sus representaciones dancísticas: “Las condiciones eran ideales para que una obra salpicada de jarabes y aires nacionales Un paseo en Sandel compositor mexicano Cenobio Paniagua [1821-1892], estuviese entre los estrenos más memorables del Teatro Nacional de México” (Moreno, 1979: 12-13).

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Representaciones

dancísticas

en la música ranchera

En 1854 se editó Los mexicanos pintados por sí mismos de Hilarión Frías y Soto, que consiste en breves semblanzas sobre diferentes oficios asociados al siglo XIX, y en el cual aparecen la china y el ranchero, quienes son incorporados por la historia oficial en su narrativa, como agentes sociales dialogantes con la canción ranchera.

La Contrahistoria de la canción ranchera alumbra sus conexiones con el jarabe o son: jarabe es un concepto asociado al siglo XIX y el son al siglo XX; ambos términos remiten a la misma realidad socio musical.

Hilarión Frías describe a la china y al charro, en el marco de la música ranchera en torno a la danza, dentro del contexto del siglo XIX; sobre la china mexicana, señala: “Marchemos en busca de Mariquita en donde suene el bandolón, la flauta y un bajo, y en donde se baila como lo hace la gente que sabe lo que es tener el alma en el cuerpo” (Frías, 2016: 116). Sobre el ranchero, añade:

Hizo vibrar una voz sonora, robusta y un poco desafinada, pero llena de melancolía y con cierto aire de afectación que jamás abandona el ranchero cuando canta. La delicia del ranchero es el soprano, se afana y atormenta para sacar las notas de tenor. (Frías, 2016: 241).

La china baila y el ranchero canta; se complementan y dan vida al proceso artístico: la voz y el cuerpo, la interpretación vocal y la ejecución corpórea. Ella se acerca desde la danza, él desde la voz como instrumento. Tanto la china como el ranchero, se recrean en la música. Rubén M. Campos, en su obra El folklore y la música mexicana, delinea al charro del siglo XX y a la china mexicana:

El galán vestido […] en traje de charro cruza sus manos a la espalda, después que ha pedido sombrero en mano la venida a la compañera que ha elegido para bailar, y enfila sus pies ágiles para perseguir a la compañera en su pespunteo de pasos ligeros, de movimientos oblicuos de coyote, y en un repiqueteo de los talones que llevan el ritmo del jarabe en una multitud de figuras, pues son treinta los pasos variados del jarabe clásico […] Mientras los bailadores descansaban un instante al terminar una serie de pasos del jarabe […] la china terciaba garbosamente el rebozo o ponía los brazos en jarras, o echaba la cabeza atrás, sacudiendo las ricas trenzas, y el galán cruzaba diagonalmente la escena para cambiar de lugar según lo prescribe el ritual del baile, pavoneándose como un gallo: del grupo de cantadoras surgía la copla pintoresca y sabrosa, apasionada y triste. (Campos, 1928: 58-60).

El jarabe mexicano no necesita de los recursos de la armonización, ni del contrapunto para ser bello (Campos, 1928: 60). La Contrahistoria de la canción ranchera alumbra sus conexiones con el jarabe o son: jarabe es un concepto asociado al siglo XIX y el son al siglo XX; ambos términos remiten a la misma realidad socio musical.

“El Guajolote” fue un jarabe que imitaba los movimientos del animal al cortejar a la hembra: “Parecido a Los Huicholes, quienes practican la del guajolote” (Saldívar, 1934: 279). En 1803, La Inquisición registró la existencia de “El Toro Viejo”, “El Toro Nuevo” y “El Torito” en Veracruz”: “Entre un hombre

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ANATOMÍA DE LA CRÍTICA

y una mujer […] el ademán de torear, como el hombre el de embestir; la mujer provoca y el hombre se desordena […] no hay concurrencia de arpa y guitarra” (Saldívar, 1934: 293).

Las descripciones compartidas, tanto las del siglo XIX como las del XX, permiten identificar constantes históricas. Este juego y sus representaciones resguardan fragmentos de memoria mexicana decimonónica. Así pues: la música es el objeto de estudio; la china, el ranchero, el cancionero y el compositor, los sujetos. Gracias a la Contrahistoria, podemos dilucidar el panorama de la canción ranchera en amplitud.

En definitiva, durante el siglo XIX, el uso público y privado de la historia patria era necesario e ineludible; debido a ella, México construyó un nacionalismo férreo que lo mantuvo a salvo de los Estados Unidos, de Francia y de España, a pesar de perder más de la mitad de su territorio y de haber sido administrado por Maximiliano de Habsburgo. El “Himno Nacional Mexicano” responde a las circunstancias históricas del XIX: “Mexicanos, al grito de guerra […] / al sonoro rugir del cañón […] / Más si osare un extraño enemigo / profanar con su planta tu suelo […] / Un solado en cada hijo te dio” (Konzevik, 2010: 20).

No obstante, en la escritura de la Contrahistoria es fundamental preguntarse quién es el narrador y desde qué fuentes está construyendo el discurso. La Contrahistoria es la

edificación de una propuesta historiográfica abrazada a la negación del valor clásico de la historia patria (Márquez, 2014: 216).

Abarcante y científica, la Contrahistoria recupera, re-significa, deconstruye, genera memoria y permite escribir desde abajo y desde arriba para humanizar y compejizar la historia. El hecho histórico es uno, las interpretaciones del mismo, amplias y posibles.

REFERENCIAS

Barrón, J. (2014). Escritos en torno a la música mexicana México: Universidad Autónoma de Zacatecas. Campos, R. (1928). El folklore y la música mexicana. Investigación acerca de la cultura musical en México (15251925). México: Secretaría de Educación Pública.

Frías, H. (2016). Los mexicanos pintados por sí mismos México: Porrúa.

Konzevik, A. (2010). Himno nacional mexicano. Su historia México: Porrúa. Recuperado de: http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/bicen/him_nac.pdf

Lavalle, J. (1988). El jarabe. México: INBA. Márquez, W. (2014). Michel Foucault y la Contrahistoria. Revista Historia y Memoria, 8, 211-243.

Moreno, R. (1979). Historia de la música popular mexicana México: CONACULTA.

Pérez, R. (2019). Lázaro Cárdenas. Tomo II. México: DEBATE. Saldívar, G. (1934). Historia de la música en México. Toluca: Biblioteca Enciclopédica del Estado de México. Zaitzeff, S. (1983). Rubén M. Campos (1871-1945). Guanajuato: Gobierno del Estado de Guanajuato.

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ANATOMÍA DE LA CRÍTICA

El corrido de LAURITA GARZA y la POESÍA

Revisitar la violencia en el folclor norestense desde la mirada adolescente del postconfinamiento
Rastro / 2017 / Papel grabado en seco y agua de colonia samborns / 5 x 30 x 30 cms
CONTEMPORÁNEA

Hace dos años, cuando el comité académico de la Universidad Nacional Autónoma de México me preguntó por qué me interesaba enseñar poesía, periodismo, civismo, algo de historia y música para jóvenes principiantes a partir de cinco corridos norestenses, les planteé que el corrido forma parte de la Literatura mexicana, que además ofrece un punto de vista particular para abordar la violencia de género en la cultura del país y, también, que al estado de Nuevo León le vendría bien revisitar su folclor desde la mirada del adolescente.

Así surgió mi proyecto de tesis de Maestría en Docencia para la Educación Media Superior: ¿Quién mató a Laurita Garza? El corrido como estrategia didáctica para la prevención de la violencia en la Educación Media Superior Parte fundamental del proyecto consistió en diseñar e implementar un taller de intervención poética en el que se escucharan y leyeran corridos junto con poemas de autores locales contemporáneos, haciendo énfasis en un rasgo fundamental de la adolescencia: la construcción del sentido de identidad y pertenencia.

Los textos norestenses seleccionados fueron los corridos de Laurita Garza, Valente

Quintero, El árbol de la horca, Corrido de Monterrey y Pistoleros famosos; para leer a la par de los poemas Pérdida de Minerva Margarita Villarreal, Las estrellas crujen de Denise Longoria, El sol de Monterrey de Alfonso Reyes, Nocturno de la calzada Madero de Samuel Noyola y Mi enfermera de Margarito Cuéllar.

La decisión de leer en paralelo corridos y poemas obedece a dos motivos: uno es acercar al asistente a la poesía contemporánea de autores regiomontanos; el otro, brindar dos distintas percepciones –desde la cultura popular y desde la creación literaria–, de los cinco ejes temáticos a tratar: la desmesura, las influencias, la identidad, la pertenencia y la violencia de género.

Ahora bien, partiendo de la estructura de la enunciación, se desarrolla el análisis poético para desencadenar el análisis sociocultural que facilite, a su vez, la creación literaria de los participantes. En el presente ensayo, comparto un fragmento del encuadre teórico, pertinencia del estudio y algunos resultados de la puesta en práctica de esta estrategia didáctica con estudiantes de la Preparatoria No. 8 de la Universidad Autónoma de Nuevo León.1

1 Se implementó el Taller bajo el nuevo gobierno de Samuel

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Esencia y sentido del taller literario

El objetivo de este taller de intervención poética es ofrecer, desde la didáctica, oportunidades para la prevención y atención a la violencia por razones de género en Instituciones de Educación Superior en el estado de Nuevo León de manera que, a través de la intervención de objetos sonoros/literarios/ populares, el asistente pueda acercarse a un aprendizaje personal de vida mediante la literatura, al intervenir y dialogar con representaciones artísticas que señalen a la violencia como un elemento sobresaliente en la identidad norestense.

El poeta y tallerista Juan Bañuelos, citado por Jiménez, establece que el taller literario debe ser un espacio dialéctico y libre de imposiciones metodológicas y, por ende, tiene que promover el diálogo y la escucha para así generar un ambiente de intercambio y aprendizaje colectivos:

Un taller fracasa cuando se le quiere imponer una metodología o una estructura burocratizada o institucionalizada, ya que esto da como resultado que salgan poetas o cuentistas en serie, como automóviles.

La atmósfera de trabajo en un taller debe generarse con el juego democrático, dialéctico, en el que tengan cabida todas las tendencias, estilos, lenguajes, experiencias, lecturas, etcétera, tendiendo siempre al enriquecimiento individual y colectivo. (1995: 254).

Consideramos al lenguaje como el epicentro de todo taller literario, ya que por él llegamos a la revelación, a una revolución de verdades producidas por el texto. El lenguaje es

García Sepúlveda, personalidad política cuyas características encarnan gran parte de la idiosincrasia norestense; durante los primeros siete meses su administración ha tenido la cifra más alta de desapariciones y asesinatos de mujeres en la historia del Estado.

y debe ser entendido como potenciador de la realidad e interfiere, de manera directa, en la concepción del mundo de los hablantes.

Los adolescentes: sentido de identidad y pertenencia

Bajo la perspectiva eriksoniana, el adolescente transita el quinto estadio del ciclo vital del ser humano. Erik Erikson señala que la identidad está en constante desarrollo. Siendo un organismo complejo, el ser humano es una gama de patrones que evolucionan y se relacionan unos con otros a lo largo de su vida. La adolescencia es el lugar o sala de espera del ser humano (1988). La identidad es una “forma de ajuste de la personalidad de los individuos” para funcionar en medios establecidos y se encuentra situada en la adolescencia, donde la crisis a superar enfrenta la confusión, y donde la sociedad juega un papel de suma importancia, ya que:

En su búsqueda de un nuevo sentido de continuidad y mismidad, que ahora debe incluir la madurez sexual, algunos adolescentes tienen que enfrentar nuevamente crisis de épocas pasadas antes de estar en condiciones de instalar ídolos e ideales perdurables como guardianes de una identidad final. Necesitan, sobre todo, una moratoria para la integración de los componentes de la identidad que antes adscribían a los estadios de la infancia: sólo que ahora una unidad más grande, de contornos indefinidos y sin embargo, inmediata en cuanto a sus exigencias –“La sociedad”–reemplaza al ambiente de la infancia. (1987: 105).

El bachillerato es el sitio de vínculo con otras instituciones sociales, y un reflejo de las vir-

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ANATOMÍA DE LA CRÍTICA

tudes y los defectos de la sociedad. Desde ahí, el adolescente comienza a distinguir el mundo, a moldearlo a su conveniencia y a llenarlo de sus deseos. La relación entre escuela y sociedad es asociante, ya que “reproduce sistemas políticos, sociales, ideológicos, entre otros, reafirmando y reproduciendo las prácticas sociales” (Ramírez, 2019: 24). La adolescencia es el periodo en el que el individuo percibe con más intensidad el influjo de la sociedad en su propio criterio; el exterior es, a su vez, público y escenario para transitar su crisis.

Puesto que la intervención poética conlleva dotar a los asistentes al taller de herramientas para discernir y transformar los elementos de su entorno que perpetúan condiciones de violencia, el pensamiento de Paulo Freire nos parece el más pertinente para acompañarnos en el aula, pues su noción de docencia implica posicionarse como predicador, libertador y revolucionario al mismo tiempo. Destacan, entre otros, sus conceptos de dominación y liberación:

La violencia del entorno permea los planteles de Educación Media Superior

Desde hace algunas décadas, en el estado de Nuevo León se vive un clima de discriminación social, económica y racial, a causa de un pretendido desarrollo acelerado como el de otras megalópolis neoliberales contemporáneas. Lo anterior, aunado al antecedente de la violencia del narco,2 ha perpetuado una violencia que se mantiene al alza en desapariciones forzadas de mujeres y feminicidios, lo que denotan una violencia de género como marca regional.

Por otro lado, debido a la crisis sanitaria internacional provocada por la pandemia del Covid19, hubo un tránsito forzado de la modalidad escolar presencial a la modalidad en línea para todos los niveles del sistema educativo durante los periodos comprendidos entre 2020 a 2022. Esta modalidad privó a los estudiantes del espacio de intercambio social que proveen los planteles educativos, pero además, simuló una pausa a las denuncias de violencia de género en estos planteles.

Lucha que sólo tiene sentido cuando los oprimidos, en la búsqueda por la recuperación de su humanidad, que deviene una forma de crearla, no se sienten idealistamente opresores de los opresores, ni se transforman, de hecho, en opresores de los opresores sino en restauradores de la humanidad de ambos. Ahí radica la gran tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los opresores. Estos, que oprimen, explotan y violentan en razón de su poder, no pueden tener en dicho poder la fuerza de la liberación de los oprimidos ni de sí mismos. Sólo el poder que renace de la debilidad de los oprimidos será lo suficientemente fuerte para liberar a ambos. (Freire, 1968: 23).

El 10 de marzo de 2022, cuando el retorno a clases presenciales era un hecho, y posterior a una jornada de denuncias por acoso contra profesores y administrativos en varias preparatorias y facultades de la Universidad Autónoma de Nuevo León, circuló en redes sociales el mensaje de un joven amenazando con realizar un tiroteo en una preparatoria de dicha institución,3 que vino acompañado

2 En el periodo denominado Guerra contra el narcotráfico, impuesto por el gobierno, México vivió un periodo de violencia exacerbada con estragos que continúan presentes en la sociedad.

3 La primera amenaza ocurrió en la Preparatoria No. 22 de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en el municipio de Guadalupe, alarma que se extendió por redes sociales a todos los planteles de la universidad.

https://abcnoticias.mx/seguridad/2022/3/11/joven-dnunciaante-fiscalia-amenaza-de-tiroteo-en-facultad-de-lauanl-158585.html

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ANATOMÍA DE LA CRÍTICA

Los hechos trágicos que presentaran en 1982 Los Invasores de Nuevo León, recrean el asesinato de Juan Manuel Garza y el suicidio de María Justina Cabrera, hecho histórico acontecido en los años cuarenta en una ranchería de Nuevo León.

DE LA CRÍTICA

de otras amenazas de violación y secuestro por parte de cuentas de hombres contra alumnas de otros planteles que portaran alguna prenda verde o morada, colores representativos de los movimientos feministas. El estado de pánico que provocó este hecho, marcó el regreso a clases presenciales más inseguro que se haya registrado en la historia del estado de Nuevo León, puesto que violentó tanto la seguridad de las mujeres como la de los planteles educativos y, como consecuencia, se registró un ausentismo escolar generalizado. Todo esto en el marco del Día Internacional de la Mujer.

¿Por qué Laurita? Del análisis periodístico al análisis literario

El corrido de Laurita Garza concentra dos características de la cultura norestense: la violencia de género y el machismo. Engañada y humillada por su amante, una mujer detona su pistola en siete ocasiones: seis impactan el cuerpo del hombre y, con la última, ella comete suicidio. Los hechos trágicos que presentaran en 1982 Los Invasores de Nuevo León, recrean el asesinato de Juan Manuel Garza y el suicidio de María Justina Cabrera, hecho histórico acontecido en los años cuarenta en una ranchería de Nuevo León.

La misma estructura de la enunciación permite, a partir de las preguntas ¿qué?, ¿quién?, ¿en dónde?, ¿cómo? y ¿por qué?, observar la adaptación de un hecho noticioso a una composición literaria. Los estudiantes

pudieron observar que se trata de un corrido perfecto, realizado en octosílabos agrupados en sextetos y que cada uno de ellos contiene una introducción/desarrollo/desenlace, apareciendo el uso de la rima de vez en cuando:

Laurita mató a su novio a orillas del río Bravo porque ya no la quería con otra iba a casarse nomás porque las podía

A orillas del río Bravo en una hacienda escondida Laurita mató a su novio porque él ya no la quería y con otra iba a casarse nomás por que las podía

Altamirano señala en Representaciones femeninas en el corrido mexicano tradicional. Heroínas y antiheroínas que en los corridos el hombre otorga a la mujer un protagonismo negativo, y traza un camino con dos veredas para el personaje femenino: o pertenece al círculo del héroe, es decir, es su novia, esposa, amante, pretendida; o se relaciona con él por parentesco como la madre, hermana, comadre (2010: 449-450).

Bajo este tipo de relaciones, el héroe distingue a la mujer como su ayudante o su antagonista (Altamirano, 2010: 450). Sea cual sea el caso, la mujer es una de las constantes excusas para que el héroe entre en acción. Altamirano explica que, cuando la mujer ayuda, advierte al héroe, quien hará caso omiso de la advertencia de la amada, de la madre o de la querida para justificar la caída o muerte trágica a causa de aquella profana desobediencia.

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Momentos antes de morir, el héroe evoca a la figura femenina, dotándola de una fuerza impulsada por el machismo, donde la bravuconería y valentía se dispersan cuando aparece una mujer pues, “a punto de morir, el héroe del corrido –aquel que no le teme a nada, ni siquiera a la misma muerte–, se permite un rato de sentimentalidad para acordarse de la madre o de la mujer amada. El recuerdo de la madre frecuentemente se vale del apóstrofe a la paloma mensajera” (2010: 452). La actitud de duelo de la mujer por el varón parece ser la acción más importante de estas figuras femeninas secundarias (Altamirano, 2010: 452).

Del análisis literario al análisis sociocultural

Tras lo anterior, nos preguntamos ¿qué representa el noreste para el estudiante norestense? ¿Cómo construye su criterio en medio de una metrópoli compleja? ¿La intervención poética de textos representativos del folclor norestense incursionará en una reflexión identitaria? ¿Quién mató a Laurita Garza?

De manera que, tomando en cuenta el análisis social y cultural de Laurita Garza, discutimos los hechos noticiosos mencionados en relación con el particular repunte de violencia en los planteles universitarios de los municipios conurbados del estado; y al mismo tiempo que nos documentamos sobre la historia de Laurita Garza, lo hicimos también sobre el actual contexto de inseguridad y violencia hacia las mujeres en Nuevo León.

Reflexionamos sobre la violencia, la realidad de los adolescentes en Nuevo León, el futuro de las humanidades y las inquietudes de los asistentes. En ese momento, un estudiante confesó que es constantemente violentado por sus compañeros de clase, que estuvo internado en un hospital psiquiátrico, e in-

clusive, que intentó quitarse la vida. En algún momento, otro compañero de cuarto semestre compartió la frase: “qué mal que ya voy de salida, si no, te juntabas conmigo”.

Durante las vacaciones de Semana Santa de 2022 fueron noticia una serie de desapariciones de mujeres en el área metropolitana de Monterrey, siendo el caso de Debanhi Susana Escobar Bazaldúa el más mediatizado,4 por el cual los asistentes se mostraron con mayor inquietud. Con este panorama de inseguridad, incertidumbre, indignación y complejidad, leímos a Denise Longoria. La respuesta de los asistentes ante los recursos estilísticos y gráficos utilizados en Las estrellas crujen, hizo decir a un estudiante: “leo esos versos y me da, me hace sentir la libertad”.

Me percaté de que los participantes, en este caso tres estudiantes de segundo semestre, más que intervenir el texto de Longoria deseaban dialogar en torno a sus experiencias personales. El estudiante oprimido confesó que intentó quitarse la vida de nuevo, mostrando una venda en su muñeca como evidencia. Ese mismo asistente agregó que fue invitado a leer en público a las afueras del LabNL, institución gubernamental cuyo objetivo es difundir el arte ciudadano. El joven relató que, en su turno al micrófono, explicó la naturaleza de sus textos al público de la tertulia literaria: “un taller en la prepa donde escuchamos música bien padre y leemos poemas bien chingones”.

4 El crimen de Debanhi Susana, joven estudiante de 18 años desaparecida en la carretera a Laredo, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida por la Fiscalía del Estado de Nuevo León, evidenció la ineficacia del Estado por combatir la violencia de género, al presentarse irregularidades en el proceso de investigación resultado de la falta de enfoque de género en sus métodos de investigación.

https://elpais.com/mexico/2022-05-13/la-autopsia-de-debanhi-escobar-revela-que-fue-asesinada-y-sufrio-violencia-sexual.html

https://aristeguinoticias.com/1905/mexico/secretaria-de-seguridad-explica-las-discrepancias-en-autopsias-de-debanhi-escobar/

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ANATOMÍA DE LA CRÍTICA

Experimentar la creación literaria

Después de analizar Laurita Garza, sobrevino el análisis de Pérdida de Minerva Margarita Villarreal5 con una reflexión sobre cómo la sociedad norestense designa la identidad de la mujer en la región. Como parte del proceso creativo, la comprensión del signo lingüístico y sus componentes mediante tres elementos norestenses permitió apreciar esta configuración de identidades en donde los jóvenes y su identificación con el contexto inmediato, crean un vínculo con el lenguaje. Es así que el nombre de Debanhi Susana significó injusticia, dolor, desgarre, muerte, corrupción, inseguridad, adolescencia, miedo; por otro lado, el verso de Villarreal “hacia el árbol que me nace del sueño” significó surreal, fantasía, alma, ira, sueños. En contraste, la figura del hombre que analizamos fue André-Pierre Gignac, delantero y líder del equipo de fútbol Tigres, quien tuvo el significado de dios, estrella, ícono, héroe. Con base en los elementos hasta entonces profundizados, los jóvenes comenzaron a escribir un corrido bajo la estructura tradicional, sin embargo, debido a la naturaleza del taller y las características de los textos, manifestaron su deseo de abandonar la rima fácil para intentar escribir un texto sin métrica estricta, por lo que se interesaron más en tratar las ideas de los temas en verso libre, propuesta que fue atendida.

La implementación de este nuevo enfoque en la prevención y atención de la violencia de género en el ámbito escolar, a través de este Taller de intervención poética6 dio

5 Compartí en esta misma sesión textos de Arthur Rimbaud, Antonia Pozzi, Rae Armantrout y Dinnu Flammand, todos pertenecientes a la colección universitaria de traducción de poesía, El oro de los tigres, dirigida por la poeta.

6 El primer taller se llevó a cabo a finales de 2021 en la Preparatoria No. 8 y, al momento de esta edición, el taller se encuentra en curso en la Preparatoria No. 7, ambos planteles de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

La literatura ante el contexto inmediato actúa como un mecanismo de contención para el adolescente, al crear un puente crítico de reflexión hacia la configuración de su identidad y sentido de pertenencia.

cuenta de que, además de los objetivos establecidos, una característica que diferencia a este taller de los demás es el acompañamiento en las emociones de los asistentes. Es así que, la literatura ante el contexto inmediato actúa como un mecanismo de contención para el adolescente, al crear un puente crítico de reflexión hacia la configuración de su identidad y sentido de pertenencia que, al mismo tiempo, encuentre un cauce en la creación literaria personal.

REFERENCIAS

Altamirano, M. (2010). Representaciones femeninas en el corrido mexicano tradicional. Heroínas y antiheroínas. Revista de dialectología y tradiciones populares, 65, 2, pp. 445-464.

Erikson, E. (1987). Identidad, juventud y crisis. Buenos Aires: Paidós.

_________ (1988). El ciclo vital completado. México: Paidós.

Freire, P. (1968). Pedagogía del oprimido. Buenos Aires: Siglo XXI.

Jiménez, T. (1995). Los talleres literarios en México. Anales de Literatura Hispanoamericana, 24, pp. 251-258

Longoria, D. (2019). Los viajes oníricos de Onán. Monterrey: Freeskull.

Ramírez Macedo, B. (2019). Taller didáctico “Las voces de la diversidad”. Una propuesta contra la discriminación en la Educación Media Superior [Tesis de maestría]. Universidad Nacional Autónoma de México.

Villarreal, M., M. (1992). Pérdida. Monterrey: Premia.

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ANATOMÍA DE LA CRÍTICA
Círculo de cuerpo y sombra / 2019 / Instalación multi-media / Medidas variables

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A MAGNUS AMPLECTARIS (Un gran abrazo)

En su poemario brevísimo Antidewey (notas de campo), Teresa Avedoy (Guamuchil, Sinaloa, 1979) consigue ensamblar el universo inconmensurable de los libros y las personas. Cada persona puede ser un libro porque todo el mundo tiene una historia que contar. Bajo esta premisa las personas son libros que hablan y no hay mejor manera de presentar a la autora de este poemario.

Su trabajo suma ya siete libros, todos de poesía, y ha sido becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes FECA, de la Fundación para las Letras Mexicanas FLM y del Fondo Nacional para la Cultura y las artes (FONCA), y ganadora en la categoría de Poesía con el libro Dicen que en esta ciudad sólo se deberían escribir novelas negras

1 Publicado anteriormente en http://armasyletrasenlinea. uanl.mx en marzo de 2021.

KARLA CABALLERO 40 ANDAR A LA REDONDA Lost objects find hope / 2019 / Acero y esmalte / 9 x 1.2 x1.2 mts

Antidewey reúne fragmentos variopintos que pueden danzar entre versos compactos, dispersos y fragmentarios. En él encontramos registros, tonos y un estilo muy particular. En su escritura hay un espectro amplio de búsquedas. A través de sus páginas transitamos por los caminos de lo cotidiano, la etnografía de lo urbano, referencias bibliófilas y el absurdo de la vida.

Algo muy característico de su poesía es envolvernos en una conversación, ya sea como prólogo o inicio de una charla a punto de convertirse en una confesión, hasta llevarnos al más críptico y sinuoso silencio, como un enigma que se niega a ser descifrado. Me parece un gran atributo de su escritura esas intermitencias y que esté despojada de adornos y de metáforas gastadas.

Deconstruye irónica y a veces paródica la existencia misma, por lo que podemos hallar poemas con diversos tonos; los hay demoledores, antisolemnes y escépticos. Sus poemas cabalgan entre ideas y pensamientos ya sea en forma de haiku, lista, registro de bitácora o juegos del lenguaje. En el poema El ruta 117, Nuevo León dedicado a Monterrey, escribe:

De pronto el autobús Ruta 117 cruza un puente construido sin modernidad filosófica y altas dosis de emergencia para reemplazar al anterior que el huracán vino vino y devoró: corrector furioso de la traza administrada por regios corruptos y constructores.

En esta y su obra anterior, la autora insiste en su rechazo a los moldes, al artificio y a lo repetitivo. Por momentos su estilo tiene ecos a la escritura de Raymond Carver y Nicanor Parra. Del primero por su estilo minimalista y por la facilidad de capturar las pequeñeces de lo cotidiano, como se aprecia en el siguiente verso:

“en lugar de nariz le nació un brote de página: leía al borde de la devoción”. Del segundo, por la ironía, prosaísmo y los quiebres sintácticos del lenguaje:

Lo que me gritó un indiccionario: Psicofagia: Estar con el come-come. Dadafónico: No seas dadofónica, me dijo mi exmen en un sueño.

Lentira: Una mentira que camina muy despacito, según Obed.

Contrafecto: Dulzura transmutada en rabia.

Encontramos varios poemas en ofrenda al libro, el lector y las bibliotecas. En Amplitud Modular y en Antidewey se revela su corazón de bibliotecaria. El primero se lo dedica a la Biblioteca Vasconcelos: “Visitar edificios de gran escala provoca sueños altos”. Del segundo poema escribe: “Todos saben que yo sólo tengo sentimientos bibliográficos; por usted (…) un corazón de biblioteca tiene cada quien, cuando abriga una ciudad de preguntas dentro”.

Su escritura nos instiga a leernos y cómo no hacerlo en un mundo donde el bullicio y el caos hacen del silencio un lujo. Sus poemas abrevan a mirar hacia adentro y detenerse a observar. Para Avedoy los libros son un acto de salvación y la biblioteca: “es este apego por surfear en nosotros mismos desde un hermoso mar de afinidades”, comenta en una entrevista. En su poema Biografía del lugar, escribe: “Para sobrevivir hay que creer en algo, yo creo en las bibliotecas (…) en una biblioteca la relación con el interior no es de encierro”. Su poemario nos ofrece una isla de posibilidades para aprender a leer(nos) como la librería de lo interior. Me gusta pensar que el poemario de Tere es un gran abrazo (A magnus amplectaris) a los libros y los lectores.

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Los que se quedan / 2017 / Tinta serigráfica sobre tela / 180 x 240 cms

El poeta, ese estorbo

A propósito de Rojo, de Guillermo Jaramillo1

1 Publicado anteriormente en http://armasyletrasenlinea. uanl.mx en marzo de 2021.

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De un poema al siguiente, de una página a la próxima Guillermo crea un caos en el desmesurado azar a la máxima potencia.

Qué sacas compa, con volver a indagar en el curso trágico que tiñe el cielo de rojo. Fulgor grana de aquella ruina narca, sepulta en el desierto con lujo de zopilotes.

Escoltamos al culpable hasta la guillotina. Que hierva la mancha bermellón en la caldera.

El muchacho tiene ritmo. Misterios de pájaros detenidos. Discrepancias de género y espacio. Boxea con fantasmas en la sombras. No le presten dinero. ¿Pagar al contado? ¡Jamás! No dejes al hombre prometer a la palabra. Justo es tu temor al fraude en primera persona.

Y si algún vecino cría serpientes, el poeta viene y las deja libres. Sus estrofas nos alertan de niños que apedrean vidrios por nada.

¿Por qué nos destripas los santos de yeso, por qué Guillermo los partes en dos?

Con tu libro me acordé que mi abuela nunca tomó brandy en delantal. No te agüites, compadre, queda buen trecho de corrido. Oi el perro o son varios. Pinches perros que no se callan. Dile a los peces que todo es real, la pecera, el corsario hundido, el an-

cla fibra de vidrio. Vienen las nubes con dolor por frío. Este hombre ha perdido la cabeza. Percibimos una sombra detrás del guitarreo. El Angelus por excelencia. ¿Qué dice? La paz sea con vosotros. Y qué significa. Batalla de cholos a la redonda. Relicario en la soledad concelebrada: “Celebremos la pequeñez de las cosas realmente importantes / Manos de Hombres que siembran mariguana”. Y así...

Cualquier país decente con héroes solemnes, con ejércitos rapaces y políticos demagogos, con sacerdotes depredadores y economistas profetas que saben hacer fluctuar las divisas como pompas de jabón, un país que quiera asegurarse un futuro prometedor debería promulgar leyes y prohibir de manera inapelable la existencia de ciudadanos que se autonombran poetas, evitar el surgimiento de matones que escriben odas al ocaso y versitos a la lluvia de verano. Que la gente ya está harta de sus arrumacos y embelecos. Cualquier pueblo que ame su paisaje y sus broncíneos rituales debería ex-

43 ANDAR A LA REDONDA

pulsar de su suelo a estos intrusos. Enviarlos sin boleto de retorno a una isla de caníbales. Arrojarlos al cráter de algún volcán. Sacarles los ojos, extraer su corazón, alimentar con sus vísceras a los perros, negarles el agua, la luz, la nacionalidad, el plato de frijoles. Erradicar premios, encuentros, becas, publicaciones. Ni una escuela, ni una calle, ni un edificio deberá llevar su nombre y apellido. Arrancar sus fotos y textos de la escuela oficial. Qué bueno ver que en mi patria, ejemplo de gente sufrida, de ciudadanos lunares, de buenos cristianos y camilleros, de querubines sanguinarios; en su ordenada sabiduría despliega una sutil y a veces ostensible poda de creadores, artistas, cantores. A tiempo mi gente ha descubierto que el poeta es un fisgón, un parásito, un chupasangre insaciable, un merolico, un monstruo solitario y manipulador. El poeta es un burlista, un traidor, un indecente embaucador.

Oye, loco, entonces, en qué quedamos. ¿Qué hace exactamente un poeta? La poesía es la pólvora que hace estallar el mundo de las fake news. Ahora, que si quieres saber qué es el mundo, te diré en cortito que tal cosa no existe. Existen los sentimientos, las pestañas postizas, las emociones templadas en los ramales del corazón y los carritos de súper y los recuerdos. Pero volvamos a la poesía, según Guillermo Jaramillo, es aquello que ya es pero puede vibrar de otra manera para ser de otro color. Es una distinta posición en la cama. Un tono que se abre a los ojos y espanta, es aquello que se resiste debajo de lo aparente, aguarda el descuido del cálculo de la mente maquinita y nos lleva a otro plano. El poeta juega con la luz, es el regidor de la esclusa donde se juega el mundo como representación. Así Guillermo, juega con las proporciones de la sombra ocultadora y la radiación que entra por la rendija de las palabras. Vuela en clave de sol, urge a los fluidos a

derramarse más allá de las fronteras. ¿Y por eso es un perseguido, un animal bizarro? Por eso y además porque politiza el deseo. Lo vuelve canción de catacumbas en la plaza del pueblo chaparro y mocho que somos. Cantos y color, culpa socializada. Odioso. Este poeta nos lleva a la encrucijada de las voces las dichas y las silenciosas, las expuestas y las sometidas. Desencadena lo inexplicable. Es el jefe de la camarilla que asuela los caminos con sus composiciones raras. Es por lo tanto un decadente, derrapa sobre las esperanzas de la cuadriculada metafísica, de los modelos de estabilidad macroeconómica. Eso sin mencionar que el hombre sabe rasgar instrumentos de cuerda con su banda Tonayán. Licor barato. De un poema al siguiente, de una página a la próxima Guillermo crea un caos en el desmesurado azar a la máxima potencia. La noche entonces se reduce a un trago de mezcal o un fresco vasito de agua mineral. Lo debemos juzgar por dinamitador de trenes, de aeropuertos inundados en lagos secos. Eso hacen los poetas, eso es de lo que gira la poesía. Dan puerta ancha a la calentura de la mota de polvo, recarga armas de asalto para refrorzar guerrilleros. Hace que te sientas tan señora excitada con insólitas confesiones a duermevela.

¿Algo más que agregar? Yo estaba muy feliz con William Turner, dichoso con los rojos Blade Runner. Entonces llega este huerco a tratar el carmesí del ocaso en un poema de tres líneas. ¿No te parece peligroso? Demasiado riesgoso maltratar el ocaso del para qué te cuento. Y todavía se da ínfulas de pirómano porque arroja un cerillo y deja los mares del planeta ardiendo.

Vengan bachilleres, críticos y activistas, canten a coro con voz de trueno: Muera, basta ya de poesía, que viva la mentira, la media tinta. Muerto el maldito verso que empiece la guerra.

44 ANDAR A LA REDONDA

Encuéntrame entre las flores / 2018 / Instalación multi-media, óleo sobre tela, óleo sobre flores secas / Medidas variables / Vistas generales de exposición

Mi mamá está triste porque el futuro es inevitable.

Yo también y también estoy triste por la muerte de mi abuela, que aún sin suceder está pasando.

Mi mamá fue una buena hija, es todavía: nunca ciertas cosas se quitan de los verbos, las conjugaciones son de vez en cuando engañosas.

Yo por mi parte hago lo que puedo.

Tal vez no soy tan buena como ella y tal vez no tenga hijas que quieran ser mejores personas de vez en cuando.

Es probable que no tenga nada ahora: un pequeño mueble de cristal, un alhajero vacío.

Yo también tengo miedo del futuro.

Mi abuela cuando joven perdió dos hijos o dos hijas, mejor dicho, que talvez sea perder más de dos, perder futuro acabar algo, morirlo sin querer para siempre.

ÍNSULA
TITA XEL-HA

La cáscara de mi abuela es un útero que hoy se me ha caído al piso.

Gema: así se llama mi madre y Gema mi hermana. Yo soy otra piedra pero sin nombre.

Ha sobrevivido un meteorito y nadie sabe y todos se preguntan de entre los escombros quién es.

Cuál de todas las rocas chamuscadas es la que ha sobrevivido a la caída y al fuego.

Gema se llama mi madre, mi hermana. Mi abuela se ha cambiado el nombre, yo me llamo agua en otra lengua, la entiendo, ya no dice cosas como las dice la gente pero la entiendo.

Nos vamos de fiesta en la cabeza de mi abuela. Somos dos amigas que tomadas de las manos cuchichean. Somos dos amigas que han perdido unas hijas y han ganado un hueco.

Luego vamos a un concierto a enamorarnos de los músicos.

ÍNSULA

Qué nos sobrevive, abuela.

Qué hemos ganado ahora que hemos perdido tanto.

Cuándo nos vamos a morir juntas para seguir juntas después del concierto de nuestras vidas, para llegar a casa medio ebrias, risa y risa, y sentir el temblor de los mundos cuando abandonemos el suelo, el incendio de las cosas.

Cómo se siente dar a luz, abuela.

Quién nos da permiso de morirnos.

ÍNSULA

Los que se quedan / 2017 / Tinta serigráfica sobre tela / 180 x 240 cm

ÍNSULA
una ética de la pérdida Encuéntrame entre las flores / 2018 / Instalación multi-media, óleo sobre tela, óleo sobre flores secas / Medidas variables / Vistas generales de exposición
Tahanny Lee Betancourt:

Una voz joven, femenina, habita el espacio por completo –encuéntrame entre las flores– entona desde el interior, como desde un corazón guardado dentro de las cálidas cavidades de otro. Tahanny Lee Betancourt ejerce en su obra el duelo como práctica estética y pronunciamiento moral frente a la pérdida: única posibilidad, si es que existe, de acercarnos a algo parecido a la justicia ante el dolor que nos provocan la desaparición y la muerte. Es como si de alguna manera, trabajara con el doblamiento y desdoblamiento de la memoria 1 enuncia sobre su instalación “420 flores y una mujer que canta” (2018). “Encuéntrame entre las flores, encuéntrame entre sus ramas ¿a dónde se fue mi hermana? ¿a dónde y por qué ya no me habla?” se pregunta esa voz sin cuerpo que hace vibrar el propio. Al entrar se observa un cubo, delgados barrotes y amplias hojas de madera conforman su estructura, su techo se eleva cubierto y justo al centro de sus caras laterales se abren pequeñas y cuadradas ventanas, una por cada cara.

1 Tahanny Lee Betancourt en Martínez, Teresa (6 julio 2018).
DE ARTES Y ESPEJISMOS
Su arte desborda el duelo. Periódico El Norte.

Lost objects find hope / 2019 / Tinta serigráfica sobre seda / 55 x 135 cms

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Y ESPEJISMOS
DE ARTES

Ahí están –adentro– suspendidas al nivel de las aberturas, con el corte del tallo arriba y los pétalos apuntando al suelo: las 420 flores del funeral de Tamara. Entre los vacíos que se componen al límite de sus cuerpos –secos– al fondo se hace visible la piel interna de este cuarto, las ventanas por donde se asoman otros y sus miradas, que se encuentran con la tuya como espejos. No estamos solos entre las flores. Somos a la vez testigo y testimonio. En lo profundo, al inferior del cubo, sentada bajo las reliquias aromáticas, se encuentra la mujer que canta. Tahanny Lee señala el hecho de que vivir es hablar, pero no solo hablar para uno mismo, sino hablarnos los unos a los otros y si la catástrofe de la muerte está evidentemente presente: la ausencia ¿por qué habríamos de evadirla en nuestro diálogo? El dolor de no volver a escuchar la voz que encarna un ser amado no tiene por qué someterse a la domesticación de la cultura. No hay pautas generales a las que podemos reducir nuestras tragedias, ni formas dignas de dedicarnos al olvido. Nuestra única opción –legitima– sostiene el grueso de la obra de esta artista, es la defensa de la memoria: la pregunta por una ética personal y colectiva que nos permita establecerla. Indagación que comienza Tahanny Lee en el 2012 con “Ceremonia de despedida”:

Sin hacer absolutamente nada de mi día cotidiano: saqué todos los muebles de mi cuarto y coloqué una manta de extremo a extremo en uno de los muros, pinté todo el día. Pinté, cubrí; volví a pintar, volví a cubrir, estuve pintando horas, no importaba lo que hubiera pintado, sino guardar el primer aniversario de su muerte en un pedacito de tela.2

¿Qué hay, además de una delicada y dolorosa belleza, en el acto de este vaciamiento? El de-

2 Entrevista personal con la artista, 13 febrero 2019.

Nuestra única opción –legítima–sostiene el grueso de la obra de esta artista, es la defensa de la memoria: la pregunta por una ética personal y colectiva que nos permita establecerla.

jarse abandonar por los cuerpos que habitan el cuarto propio, hacerle un homenaje al abismo en el diálogo consigo misma –para guardar–pero al mismo tiempo para renacer. Porque en la gestación de ese diálogo es que reorigina a sí misma, al llevarlo al terreno del arte introduce algo nuevo en el mundo y en el hecho transversal que abarcan ambos gestos, como uno solo, es que su acto se vuelve político ¿qué sería de este mundo si todos nos hiciéramos cargo de nuestro dolor? Hacer del arte un terreno para explorar el desconsuelo es una forma de dignificarlo, como en todo el trabajo de Tahanny Lee, el entramado va de un lado a otro y de reversa: dignifica a la práctica artística tanto como a la pérdida sin olvidarse de los espacios a donde pertenecen. Similar a la diversidad de estrategias que nos adoptan ante el duelo, desarrolla su producción a través de múltiples medios –lenguajes– con la atinada particularidad de implicarlos en actos que consienten la aparición de lo íntimo y lo familiar en lo público y lo artístico. Para “I made them watch” (2013): “Quería ir al lugar donde habíamos estado juntas vivas por última vez, ese lugar era el departamento donde había vivido con mi exnovio y él todavía vivía ahí. Le pedí que me dejara entrar”.3 Adentro tomó el vestido que la cubrió durante el funeral de su hermana y lo vistió de nuevo un año después del acontecimiento, transgrediendo el tiempo tradicional del ritual funerario, haciéndolo elástico. Tomó unas tijeras y cortó el vestido por la mitad sobre su vientre. Arturo, su exnovio y aún habi-

53 DE ARTES Y ESPEJISMOS
3 Íbid

tante de la casa, se encargaba mientras de la selección musical; Priscila Mier creaba el registro documental de la pieza y el curador Octavio Avedaño le hacía preguntas sobre su relación con Tamara. Aquí primero está el cuerpo, donde está el de Tahanny aparece el nuestro y el de todos nuestros muertos. El suyo porque está literalmente presente para compensar la ausencia, es imposible vivir sin resarcirla. El nuestro porque ninguno de nosotros es ajeno a la pérdida y el de todos nuestros muertos porque tampoco lo fueron, pero sobre todo porque en el nuestro –presente– se almacenan los huecos que dejaron. Después, está el objeto –el vestido– como fiel contenedor de memoria. Finalmente: el corte, la despedida imposible de una despedida y su hendidura que cercena en línea hacia todas direcciones, todos los objetos y todos los cuerpos contienen o contendrán su marca. Un año después de esta ceremonia, la artista solicitó a Priscila, Arturo y Octavio que escribieran un texto sobre sus recuerdos de

aquella noche: señalando, una vez más, la relación de la memoria con el tiempo y el testimonio. Declaraciones que colocó en tres libros negros atados con un hilo oscuro a los restos del vestido, vestigios. Tahanny Lee se resiste con su obra a la marginación de la pérdida al exclusivo terreno de lo privado, niega el mandato del duelo como ejercicio en solitario e insiste en la responsabilidad de actuar en función de la verdad irrevocable de la ausencia, en dejar de huir de los lugares en donde habita y en detener la absolución de participación a los involucrados, pero ¿quiénes si no somos todos, como humanidad, los involucrados en la pérdida? ¿cuáles, si no son absolutamente todos los espacios, incluido el arte, los lugares para dialogarla? Su trabajo es un llamado moral porque nos convoca alrededor de la injusticia que encierra la banalización del duelo y un acto político porque transgrede los dispositivos sociales, culturales y económicos que se encargan perpetuamente de homogeneizarlo. Esta artis-

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them watch /
/
I made
2014
Instalación / Medidas variables

Aunque morir es la consecuencia biológica de la natalidad, Tahanny Lee nos recuerda que ante ella existe la preciosa experiencia de la libertad y que tenemos, no solo la posibilidad sino el deber de profesarla como instrumento de nuestra coexistencia para actuar.

ta, aunque parte de la pérdida, lo que hace es pugnar por el reconocimiento de la necesidad de una ética de VIDA que la incluya: lo que nos dice es que vivir es hablar entre nosotros y que solo podemos hacerlo si nos permitimos estar juntos, juntos vivos.

Aunque morir es la consecuencia biológica de la natalidad, Tahanny Lee nos recuerda que ante ella existe la preciosa experiencia de la libertad y que tenemos, no solo la posibilidad sino el deber de profesarla como instrumento de nuestra coexistencia para actuar. Ejercicio que cuando se alcanza en el arte, como sucede en la obra de esta artista, es para mí el más preciado y extraordinario de sus valores. La creación de memoria, de una auténtica historia, tiene que ver con la fundación de un nuevo comienzo: encarnar la arbitrariedad de nuestro nacimiento, es decir, usar los objetos del mundo material y su tiempo en función de nuestra libertad, acto que solo es posible en compañía. Para “Google alerts, Tamara” (2018) Tahanny Lee activó el servicio que ofrece este motor de búsqueda y que notifica al usuario cuando un nuevo contenido en internet coincide con el término seleccionado, en este caso: el nombre de su hermana. La instalación te recibe a oscuras, con una mesa larga y negra sobre la que descansan una serie de partituras. A la izquierda, dentro de un cuarto hondo, a través de una gran ventana aparece el cuerpo de un piano antiguo, apenas lo iluminan un par de lámparas y los reflejos, creados al contacto de la luminiscencia sobre sus teclas, se expanden sutiles sobre las paredes. Al fondo a la derecha se percibe otra luz tenue y se escuchan algunos sonidos, son una serie de teclas que se hunden, pero se tiene que avanzar para acceder a ellos. De nuevo adentro: estamos sin darnos cuenta en otro lugar interno, sobre su última pared se proyecta un video en el que vemos a una mujer

55 DE ARTES Y ESPEJISMOS
Google Alerts Tamara / 2018 / Still de video

sentada de espaldas, tocando el piano frente a ella, detrás: un hombre lija la piel del instrumento y finalmente: una ventana, enorme y opaca, en lo profundo. Es su tía quien ejecuta una partitura traducida de los más de 2500 correos que Tahanny Lee recibió entre el 2012 y el 2018, su esposo produce el ruido que acompaña la sonoridad del piano y este artefacto, instrumento del que se desprende polvo al ser lijado: el cuerpo que tocó junto a su hermana y que está a punto de abandonar la casa de su infancia para dejarla completamente vacía. Esta instalación articula un poético entramado entre el lugar –la casa de la infancia–, el cuerpo –el piano familiar– y el tiempo –el ritmo de los correos electrónicos–. Cada uno de estos elementos atravesado además por un acontecimiento: la mudanza de su madre (el lugar): el vaciamiento de una casa; la restauración del piano (el cuerpo): su cambio de superficie; y el paso de la rutina diaria de la recepción de los correos con una notificación sonora (el tiem-

po) a un dispositivo de almacenamiento silencioso ¿cuáles y cuántas son las formas de tejer y entretejer nuestra memoria: de doblarla y desdoblarla, como dice Tahanny Lee? La artista misma parece responder: todas las que sean necesarias. Porque vivir, además de permitirnos estar juntos y hablar entre nosotros, significa –incluso ante la muerte– haber alcanzado la libertad.

Tahanny Lee Betancourt propone en su obra una ética de la pérdida porque a través del vaciamiento de un cuarto para una acción repetitiva, el corte de una prenda sobre el cuerpo propio con los testigos adecuados, la implicación del tiempo en la creación del testimonio y la ejecución de una partitura de la ausencia, nos demuestra con tal fuerza poética y política: que aún los muertos tienen la posibilidad de desobedecer, ser más que polvo. Que para eso estamos los que quedamos vivos: para hablarnos los unos a los otros en su memoria, en la nuestra, entre las flores.

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Y ESPEJISMOS
ARTES
Encuéntrame entre las flores / 2018 / Instalación multi-media, óleo sobre tela, óleo sobre flores secas / Medidas variables / Vistas generales de exposición
57 DE ARTES Y ESPEJISMOS
Encuéntrame entre las flores / 2018 / Instalación multi-media, óleo sobre tela, óleo sobre flores secas / Medidas variables / Vistas generales de exposición

Es posible que la huida pertenezca a la suerte

En “the survival of the golden thread” usé la cuerda dorada como símbolo de los hilos vitales del destino; al sostenerla y controlarla por mi cuenta puedo tejer mi propia línea de tiempo, hacer de ella una extensión de mi cuerpo para desanudar, desplegar, asimilar y atravesar la complejidad del mundo actual como se hace pasar el hilo por el ojo de la aguja: con delicadeza, calma y precisión.1

1 El original en inglés: “In ‘the survival of the golden thread’ I used the symbol of the golden rope as the life threads of destiny, in which by holding it and controlling it myself, I would weave my own timeline, as an extension of the body”.

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Es posible que la huida pertenezca a la suerte / Proyecto: “the survival of the golden thread” / Acción en vivo para el Ciclo manifestaciones del cuerpo bajo la curaduría de Gloria Cárdenas y Lucía Lara / Año: 2022 / Fotografía: Grecia Evangelina para el Centro Cultural Plaza Fátima.

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ESPEJISMOS
ARTES Y

OBSERVAR EN NEGRO, PENSAR EN NEGRO, ESCRIBIR EN NEGRO

Nadie puede dudar que, en los años que lleva este siglo XXI, la llamada novela negra en México ha experimentado un repunte tanto de su escritura como de su recepción, que resulta sin precedentes, sobre todo en comparación con las obras producidas en las últimas décadas del siglo anterior. Entre los argumentos que explican este fenómeno están el evidente aumento de calidad literaria entre los narradores que practican el género, la necesidad de los lectores de comprender o de que alguien les explique –a través de relatos interesantes– la violenta reali-

dad en la que se halla inmerso el país desde hace casi dos décadas, la promoción que algunas editoriales le dan a ciertos escritores, o la dignificación de este tipo de narraciones que, según estudiosos interesados en este género, se remonta al siglo XIX, cuando Dostoyevski dio a la luz su obra maestra Crimen y castigo. Esta parece ser la percepción general, a pesar de la oposición de los literatos y críticos “exquisitos”, que aún se empeñan en denigrar los relatos que abordan el crimen y la corrupción que nos rodean, y creen que una literatura escrita desde las entrañas, que centra

su atención en la “suciedad de la sociedad”, es inferior a la que exalta la belleza y penetra en las problemáticas de las consciencias burguesas. División que, según mi punto de vista, se reduce a simples preferencias.

En Latinoamérica, y por lo tanto en México, la novela negra hunde sus raíces en los primeros relatos publicados tras la independencia de nuestros países. Aunque –afirman los entendidos– la tradición de la novela moderna se inició con la publicación de El Quijote, de Cervantes, durante la época de la Colonia, la Corona y la Inquisición españolas prohibieron la escritura y la lectura de novelas a los hispanoamericanos, pues afirmaban que las obras de ficción, es decir, de imaginación, eran política, religiosa y socialmente peligrosas. Por supuesto, tenían razón. Y eso nos hizo perder tres siglos de desarrollo en los que en Europa la novela se afirmó como la mayor expresión artística de la burguesía. Así, cuando los escritores nacidos en estas tierras tuvieron la libertad de plasmar sus inquietudes y preocupaciones por medio de la narrativa, del otro lado del océano ya habían surgido y desaparecido varias corrientes literarias. Occidente se hallaba en pleno auge del Romanticismo, a punto de en-

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PARRA
EDUARDO ANTONIO
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trar en la etapa del Realismo. Y tanto el Romanticismo como el Realismo en América Latina nacieron –tal vez por las circunstancias históricas particulares de nuestras naciones–con una mirada crítica hacia la sociedad, hacia la política, hacia los poderes fácticos. Una mirada que, al convertirse en narración, exponía los vicios, los delitos, los malos manejos de las clases privilegiadas, la corrupción y la miseria. ¿Suena conocido?

Si no en su totalidad, al menos en gran parte, la narrativa latinoamericana nació, en las primeras décadas del XIX, con una mirada negra. Nuestros primeros escritores observaban estas naciones en negro y así las pensaban, como puede apreciarse en algunos aspectos de El Periquillo Sarmiento, de Fernández de Lizardi o, más en concreto, en relatos como El matadero, del argentino Esteban Echeverría, o El ranchador, del cubano Pedro José Morillas. En el transcurso de ese primer siglo de narraciones, en México se publicaron varias novelas –ahora consideradas como nuestros primeros clásicos– que centraron su atención en la delincuencia y la inseguridad, en la corrupción y el abuso por parte de los privilegiados, en la indefensión de los ciudadanos y en la violencia ejercida por los detentadores del poder,

político o fáctico: Los bandidos de Río Frío, de Manuel Payno, Astucia: el jefe de los hermanos de la hoja o los charros contrabandistas de la rama, de Luis G. Inclán, Memorias de un polizonte, de Victoriano Salado Álvarez, y Tomóchic, de Heriberto Frías. Claro, hay críticos y académicos que se negarían a etiquetar estas novelas como negras, más que por los temas que tratan, por los procedimientos narrativos de sus autores. Pero ¿qué es lo que define a una novela como criminal? ¿Sus estrategias para contar? ¿La calidad poética de su lenguaje? ¿O la visión del mundo del autor y el asunto que aborda?

Para quien no lo recuerda, en Los bandidos de Río Frío, además de desplegar un fresco impresionante de cómo era la vida en México durante las primeras décadas del siglo de la Independencia, se narran los delitos de una banda de delincuentes que aterrorizaba a los viajeros de las diligencias en los alrededores de la capital, y que eran capitaneados por uno de los principales colaboradores del presidente Santa Anna. ¿No es esto una muestra de que, al construir su novela, Manuel Payno observaba la realidad en negro, pensaba el país en negro y escribía en negro? En cuanto a la novela de Inclán, trata de un grupo del crimen organizado

de entonces que se dedicaba al contrabando de tabaco, de modo semejante a como los grupos de hoy trafican con drogas. ¿Y qué decir de Tomóchic? En ella, Heriberto Frías narra lo sucedido cuando el gobierno federal borra de la faz de la tierra a un pueblo chihuahuense y a sus habitantes, no por levantarse en armas, sino por haberse atrevido a proclamar lo que en nuestros días se conoce como “desobediencia civil”. ¿Hay otra novela que refleje con más contundencia el abuso de poder ejercido por el gobierno contra civiles en tiempos de paz?

La tradición es clara. Las historias negras existen en Latinoamérica desde que se empezó a escribir narrativa, y mucho antes de que entre los anglosajones Edgar Allan Poe inventara el relato de detectives (y fundara el cuento contemporáneo a secas), que florecería después con autores como Arthur Conan Doyle y Ágatha Christie. Incluso antes de que Dashiell Hammett y Raymond Chandler abandonaran a los detectives “deductivos” y los sacaran a la violencia de las calles a investigar los crímenes con métodos más terrenales, rudos, ejerciendo

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¿qué es lo que define a una novela como criminal?

para ello la misma brutalidad de los delincuentes a los que perseguían. Es decir, lo negro no está en la fórmula de las estructuras, ni en los detectives que buscan esclarecer un crimen, ni en la resolución de los casos, sino en la realidad misma, en la mirada con que la analiza el escritor, en el modo en que la percibe y piensa, y sobre todo en la manera en que la presenta a sus lectores, en cómo la escribe.

La tradición anglosajona y luego francesa, la deductiva, es cierto, moldeó a los primeros escritores policiacos –que no negros– en México, aquellos a los que atraía el relato “de enigma”, de “habitación cerrada”, como los de María Elvira Bermúdez, Antonio Helú, Rafael Bernal (en sus primeras novelas cortas) y José Martínez de la Vega, entre otros, y aunque sus relatos resultan bastante entretenidos, por alguna razón muchas veces parecen divorciados de la realidad mexicana. Esto se debe tal vez a que en nuestro país los detectives reales han sido casi siempre escasos y muy raramente impulsados

por un deseo de lograr justicia.

De los policías ni hablar, de todos es conocido que su corrupción es congénita y se remonta incluso a los tiempos anteriores a la Independencia.

Y si eso es en la realidad, ¿cómo creerles cuando son personajes de ficción? Se necesitaría harta candidez.

Tal vez por eso muchos académicos señalan 1969, cuando se publicó El complot mongol, de Rafael Bernal, como el año de nacimiento de la novela negra en México, pues su protagonista, Filiberto García, es un gatillero rudo a las órdenes del gobierno que realiza labores semejantes a las de los policías. Más creíble. Luego de El complot mongol, vinieron la saga de Héctor Belascoarán Shayne en las novelas de Paco Ignacio Taibo II, los libros del prematuramente desaparecido Juan Hernández Luna –entre ellos, Tabaco para el puma–, las novelas del argentino radicado en México Rolo Díez (entre las que prefiero Luna de escarlata) y, ya en este siglo XXI, la saga del Zurdo Mendieta, de Élmer Mendoza, que parece haber abierto el camino, no sólo a otras sagas

A ún hay detectives y policías que protagonizan las historias, pero sus autores se las han ingeniado para hacerlos creíbles, de acuerdo con nuestra realidad.

como las de Bef o de Bernardo Esquinca, sino a una verdadera explosión de novelas y relatos negros nacionales de muy diferentes facturas y calidades literarias.

Entre todo este contingente de narradores y obras, aún hay detectives y policías que protagonizan las historias, pero sus autores se las han ingeniado para hacerlos creíbles, de acuerdo con nuestra realidad. Se trata de policías e investigadores violentos, cínicos, corruptos en ciertos aspectos, a veces con amistades entre los delincuentes, que sin embargo se aplican a la resolución de los casos criminales que les interesan. Pero también se han escrito aquí, como en otros países latinoamericanos, relatos y novelas donde no aparecen agentes de la ley, ni siquiera investigadores, historias que se centran en mostrar la vida delincuencial y sus consecuencias entre la población inerme, la corrupción, los abusos de poder, la miseria producto del sistema y la disolución de las estructuras sociales, que son tan negros y literarios –aunque los exquisitos se sientan incómodos– como aquellas narraciones que fundaron nuestra literatura y que son nuestros clásicos del siglo XIX.

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FERNANDO DE LEÓN

AFernando de León, escritor mexicano, lo conocí hace casi treinta años. Yo era más o menos igual de viejo que ahora y él era un jovencito. Era 1993 y los dos tomamos un seminario de literatura conducido por David Huerta, gran poeta de México y maestro de varias generaciones. La que fue la nuestra, en realidad, se formó allí en ese año y en los subsecuentes hasta casi el final del siglo XX con compañeros de edades diversas unidos por las circunstancias, la amistad y la capacidad inagotable de nuestro profesor para comunicarnos el afecto de la escritura como un trabajo humilde pero importante: el proverbial poder de las palabras.

Fernando era, calladamente, uno de los más grandes colaboradores de David en la difusión de ese afecto. Tenía un arsenal de lecturas que ya era envidiable entonces. Más de cuatro aprendimos de ellas. Por

ejemplo, gracias a él supe de las obras del conde Villiers de L’Isle Adam –aquel de los Cuentos crueles y La Eva futura– y de, más importante aún, Francisco Tario. Todavía me apena no haber sabido nada de Tario hasta aquel momento. Fernando lo conocía perfectamente y podía citar no solamente sus textos como La noche, Entre tus dedos helados, La puerta en el muro o Jardín secreto, sino los detalles de la biografía de aquel español vuelto mexicano, excéntrico, dueño de un cine, jugador de futbol, creador de una de las obras más bellas y desconcertantes de la literatura de mi país y de la imaginación fantástica en general. Muerto en 1977, Tario había estado en el olvido durante décadas, y sólo empezaría a ser revalorado a comienzos del presente siglo, pero Fernando lo conocía bien y lo tenía por el gran narrador que siempre fue.

Fernando era un adelantado o incluso algo mejor, más infrecuente: alguien que sobrepasa el límite de lo “nuevo” y para quien la gran literatura está siempre en el presente. Y cuando empezamos a leer sus textos, vimos que también como escritor (ya lo era desde entonces, por supuesto que sí), Fernando también hacía a un lado las reglamentaciones del tiempo que habitaba y, en cambio, seguía por su propio camino. Tenía sus propias lecturas del canon literario y se apartaba de él cuando hacía falta.

Luego de casi tres décadas de trabajo, Fernando ha publicado los libros de cuentos La estatua sensible (1995, Premio Nacional de Cuento de los XX Juegos Florales de San Román, Campeche), La obscuridad terrenal (2001), Cárceles de invención (2003), La sana teoría (2006), Apuntes para una novísima arquitectura (2004, Premio Nacional de

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ALBERTO CHIMAL [LA MATERIA NO EXISTE]

Cuento Agustín Yáñez), Mudo espío (2011) y Rudy te manda saludos (2017); las novelas Historia de lo fijo y lo volátil (2010) y Oser Serón (2015), y los libros de ensayos Alguien / Zozobra (2013) y Narrativas verdaderas (2021). Estos libros forman una obra única a la manera de Tario; elegante, como la de Villiers, y menos apreciada de lo que debería como la de ambos en aquel tiempo y ahora. Sus textos no estaban interesados en las modas de los noventa y, ciertamente, no están interesados en las de hoy. Tampoco han querido parecerse a lo que se supone que “debe” escribir una persona de su edad, su posición social, su condición de mexicano o de habitante del “sur global”. Nunca han cedido a la tentación de subirse a ningún tema de la “agenda” política

ni se han resignado a ser meramente legibles, entretenidos, pertinentes.

Y, sin embargo, la obra merece esos tres adjetivos y, junto con ellos, el de tenaz: siempre está lista para capturar la atención de una persona más y convertirla en su lectora fiel mediante su erudición, su imaginación y su humanidad. A su propia manera libresca, cómica, refinada, misteriosa, Fernando es un autor apasionante de la literatura mexicana.

Estoy leyendo ahora, poco antes de que aparezca publicada en España, una antología de sus mejores cuentos. En ellos se destaca una noción propuesta por Borges, otra de sus grandes figuras tutelares: que la narrativa de imaginación puede crear escenarios imposibles; sucesos que se pueden enunciar, pero nunca

se podrán observar; y también –aunque no se haga con tanta frecuencia–, conductas en el límite de lo que llamamos la naturaleza humana o incluso más allá. La terquedad de Bartleby, el escribiente, que nunca quiere hacer nada; la falta de sorpresa de Gregor Samsa ante su transformación; la resignación (¿o es felicidad?) de las hermanas Blackwood encerradas en su casa que es un castillo; el empeño creativo del brujo sin nombre de “Las ruinas circulares”, todos son ejemplos de modos de ser y de vivir que no tendrían cabida en el mundo “real”, pero resultan perfectamente creíbles en las narraciones que les dan cabida porque en ellas el entorno y el tiempo, distorsionados, igualmente distorsionan a quienes los habitan. A esto se le llama el comportamiento fantástico

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Como siempre ocurre en la literatura de imaginación, y como bien lo sabe Fernando de León, situarnos en el borde de lo posible nos permite observarnos mejor a nosotros mismos.

Semejante estrategia narrativa se ve también en los personajes de Fernando de León, que son criaturas perfectamente razonables dadas las circunstancias extraordinarias, enloquecidas, que les toca enfrentar. Hacen lo que pueden con lo que está a su alcance, a veces fracasan, a veces encuentran triunfos irónicos o sutiles. Sobre ellos, y en sus corazones hechos de sobreentendidos y frases enigmáticas o triviales, se encuentran las obsesiones de su creador: el amor, la muerte, la risa ante el absurdo del mundo, el habla de los libros –de toda una tradición de la literatura castellana más el influjo en ella de al menos un siglo del mundo entero– y el habla de la gente, en particular, la del altiplano mexicano. Dentro de nuestra tradición de lo fantástico, que en este tiempo ya estamos aprendiendo a ver como algo rico y diverso, los cuentos de Fernando son inmediatamente reconocibles por esa cercanía de diferentes registros e idiolectos, que le permite hacer rupturas cómicas (otra forma de la risa: el carnaval que borra las diferencias), así como deslizar en los pasajes más elevados, incluso

a la mitad de una enunciación portentosa, una nota de fragilidad o desconcierto. El modelo clásico es el tartamudeo del narrador de Cervantes al contar el instante de la muerte de Don Quijote, como si el dolor le impidiera (esto es otra idea borgesiana) hablar con la indiferencia de un narrador despegado de lo que relata. En los cuentos de Fernando, esta irrupción puede lo mismo poner en ridículo a un personaje pomposo que hacer más profunda, más delicada y amarga, una melancolía.

El comportamiento fantástico, como todos los recursos y técnicas de la narrativa de imaginación, puede interpretarse de manera literal, y de otras. Una lectura estrecha no se fijará en nada salvo lo raro y quizá lo gracioso del personaje en cuestión, que no actúa “como la gente”. Otras lecturas pueden tomar esa rareza y llevarla por muchos caminos diferentes. Digamos: se puede apreciar que el personaje extraño puede ser inasible, incomprensible incluso, pero no deja de ser humano; podemos, de pronto, verlo no como un extraño, sino como un reflejo, ¿cómo reacciona-

ríamos nosotros de vivir en La metamorfosis o Siempre hemos vivido en el castillo?; o aún puede que lleguemos a plantear la pregunta complementaria de ¿cómo reaccionan otros, que desconocen nuestras circunstancias, cuando observan lo que hacemos y no lo comprenden?

Lo que llamamos la normalidad: la constancia de nuestras costumbres y nuestras convicciones parece tambalearse en el siglo XXI, pero incluso así es menos fuerte y permanente de lo que nos parece. Ya somos indescifrables para personas que viven en el extremo opuesto del mundo, y lo seremos también, si queda recuerdo de nosotros, para los seres humanos que vivirán dentro de mil años. Todo comportamiento está a poca distancia del comportamiento fantástico. Como siempre ocurre en la literatura de imaginación, y como bien lo sabe Fernando de León, situarnos en el borde de lo posible nos permite observarnos mejor a nosotros mismos. Hacerlo sin engaño, sin prejuicios ni segundas intenciones, es una de muchas tareas útiles, y hasta urgentes, para una época como la nuestra.

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La última vez que tuve contacto con Rosario fue por inbox, en junio de 2020. Ella solía compartirme información alusiva a esos tiempos que parecen lejanos. Esa noche le escribí que la tenía muy presente; le dije, un tanto desconsolada: “Esta situación es muy extraña y absurda a la vez, algo que no imaginé que viviéramos”. Y ella respondió, con mucha más esperanza que yo: “Deseo que cambien los tiempos, que sean mejores y vuelvan las ilusiones y los sueños”. Luego de eso nos seguimos saludando a través de Facebook. En algún momento recuerdo haberle comentado que esperaba verle pronto. Pero no ocurrió. Pronto supe que había muerto, que no la volvería a ver. Al enterarme, mi primer impulso fue buscar entre mis cosas un anillo damasquinado que me obsequió hace años, y lo observé por mucho tiempo. El damasquinado es un traba-

jo de artesanía u orfebrería, que consiste en adornar una pieza de metal o hierro rellenando ranuras o huecos con hilo de oro o de plata. Estos huecos delinean un grabado, algún dibujo muy fino, como aves, flores, y otros motivos. Se trata de un trabajo delicado. De alguna manera, mientras veía el grabado de ese anillo, dorado y sutil, recordé a Rosario en su taller, el que compartía con Raúl Óscar. La recordé acomodando sobre el piso una serie de cuadros de papel arches, con atención y cuidado, con precisión. Cada uno de estos cuadros estaba intervenido, pintado, trazado por Rosario, pero no tenían hilos de oro. Los acomodaba para ir construyendo una pieza en la que estaba trabajando entonces, una pieza grande, compuesta de varios paneles. Se trataba de “Muertas sin fin”, en su primer momento. Era 2010, creo. Raúl aún vivía y él

también estaba ahí esa tarde en que Rosario me citó para hablarme de esta instalación sobre las Muertas de Juárez. Mientras Rosario iba acomodando las piezas, Raúl y yo la observábamos en silencio, pues lo que transmitían era demasiado fuerte, demasiado doloroso. Tengo una memoria algo difusa no solo del silencio que nos embargó, también de la luz en el estudio, como si en ese espacio en particular, en ese momento, la luz se hubiera apagado. Toda la atmósfera retenía algo, un coraje, una impotencia, como el hierro duro y gris del damasquinado, al tiempo que liberaba algo, algo fino y delicado como un filamento de oro. Ese filamento dorado era la fuerza creativa de Rosario, y el compromiso que apenas nacía con esa instalación.

Rosario Guajardo fue una gran artista plástica. Pintora, escultora. Cuando nos co-

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nocimos el trato fue que yo escribiría textos inspirados en sus piezas. Porque ella, y Raúl también, provocaron la escritura en mí. No me resulta nada casual que uno de los primeros textos que hice para una escultura de Rosario tuviera que ver con la palabra. La pieza era una voluta tallada en piedra, un símbolo del habla muy común en los códices prehispánicos: la vírgula de la palabra. Esa pieza provocó en mí una de esas frases que siento muy mías, pero que comparto con Rosario: “La mayor de las insistencias es la de la palabra”.

“Muertas sin fin” fue la última pieza suya para la cual preparé algo. En ese momento inicial de la instalación, escribí:

Y es que se ha pretendido minimizar la presencia de asesinadas (la cifra de muertas es mucho mayor que la oficial); se ha suge-

rido que si han muerto ha sido por su culpa, por salir de noche, por vestir provocativamente; se les ha calumniado diciendo que se trata de prostitutas, de mujeres relacionadas con el narcotráfico (muchas eran menores de edad, muchas estaban embarazadas, muchas eran madres); se les juzga por pobres, por mujeres. Se han esgrimido los argumentos más absurdos para ignorar un hecho tan evidente: en Ciudad Juárez están matando mujeres desde hace años, y lo hacen con alevosía y con saña. Son mutiladas y desfiguradas. Se les borra el rostro a golpes. Y esta forma tan violenta de volverlas irreconocibles es como un símbolo de su invisibilidad: en vida eran mujeres marginadas, “menos sofisticadas”, diría un enviado del FBI valiéndose de un barato eufemismo; en su muerte son más ignoradas aún, pues nadie da respuestas claras de quién o

quiénes las han matado, por qué lo hace y por qué no se ha hecho nada concreto para detenerlo. Sus rostros en vida vienen a ser lo mismo que ya muertos: espejismos que nadie se detiene a mirar.

Cuando estuve en su taller esa última tarde, no solo había avanzado en las piezas de los paneles, también había comenzado a ensayar una máscara de su propio rostro, el elemento central de la instalación.

“Muertas sin fin” busca, al fusionar técnicas y elementos, recrear los últimos momentos de las víctimas, de manera que se haga patente el horror que estas mujeres padecieron. Valiéndose del collage, además, integra imágenes de notas periodísticas que subrayan la importancia de los sucesos, de qué manera han impactado la vida cotidiana de todos,

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Memorial para hojas perdidas / 2019 / Instalación de piezas de latón sobre árboles en Parque Hundido / Medidas variables / Vistas generales de instalación

aunque estemos lejos del lugar de los hechos. En los paneles inferiores, las nubes de diálogo con información difusa aluden a esta terrible incertidumbre en la que las autoridades mantienen a las familias de las asesinadas y a la sociedad mexicana en general. Así, “Muertas sin fin” va del instante de la violencia a la proyección de esta, su reflejo en la sociedad y en cada uno de nosotros. Las manchas de color sobre el papel arches son como golpes, oscuras la mayoría, como rastros de sangre dejados con violencia sobre el suelo del desierto: texturas de ceniza, espinas, pigmentos, asfalto. En los paneles superiores puede apreciarse la silueta de una mujer recostada con el gesto de emitir un grito: es la voz que emerge, el “amor perdido” que ha muerto entre las manos de cada una de las asesinadas. Junto con esta recreación del asesinato, Rosario inserta imágenes de cerebros tomadas de las autopsias, evidenciando que, en efecto, se trataba de personas, individuos cuyas vidas eran más que ensamblar piezas en una maquiladora; además, los cerebros son símbolo de la integración de la violencia en la conciencia, el cual se redondea con la máscara mortuoria de la propia Rosario que representa cómo todos estamos incluidos y cómo a

todos nos afecta la violencia, el escenario de muerte que se perfila, por desgracia, como una cotidianeidad en nuestros días.

Rosario utilizó mi texto para una exhibición. Pasado el tiempo, en 2018, me escribió para decirme: “Retomé la obra de ‘Muertas sin fin’, la monté en el estudio… Me encantará mostrártela… creció mucho, es una instalación. El cementerio está formado por monolitos de concreto y resinas, y lo complemento con placas de resina con incrustaciones de diversos objetos de las víctimas”. Para entonces, la violencia de género ya había traspasado la zona de Ciudad Juárez, y los feminicidios se dispararon en todo el país. Las desapariciones de mujeres que por lo general culminan en la localización de sus cuerpos mutilados, violentados, degradados, conmocionaron a Rosario que decidió crecer su obra, y que ahora

denunciara a cada mujer, cis, trans, niña o adulta, asesinada en México. Esculpió lápidas, bordó pañuelos, intervino más piezas de papel arches. Su denuncia apuntaba a un duelo colectivo. La ausencia de una es una ausencia para y de todas.

A unos meses de su muerte, en la Pinacoteca de Nuevo León se inauguró la exhibición de la instalación completa, tal como Rosario la dejó. “Deseo que cambien los tiempos, que sean mejores y vuelvan las ilusiones y los sueños”, me había escrito. No volví a verla, pero la veo, aquí, en lo que ella creó. Ante su máscara mortuoria, me gustaría poder decirle que sí, que los tiempos han cambiado. Pero seguimos andando por una vasta oscuridad. Habrá que sujetarnos a todos los hilos dorados que nos salgan al paso, Rosario, para labrar en el acero de la impunidad nuestra resistencia. Nuestra insistencia.

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Rosario Guajuardo / Cementerio / Monolitos de concreto pigmentado y resinas / s. f. / Fotografía: Archivo de la Pinacoteca de Nuevo León de Conarte.
CABALLERÍA 69 Bright Sol / 2019 / Latón / 100 x 50 cms

La antología como dispositivo para re-escenificar el acto literario del poema

Las antologías son hoy, en mitad del tsunami editorial y de mercadotecnia que rodea los terrenos de la literatura, una buena opción no solo para los lectores noveles, sino también para quienes nos dedicamos, de manera profesional, a la literatura Hay autores que han querido ver detrás de ellas una forma sui generis de legitimación de personas, grupos o generaciones, y las describen como un eficaz mecanismo de ingreso generacional al canon; pero independientemente de su recusada “perversidad”, constituyen un tipo de investigación literaria solo frecuentado por algunos entusiastas de la lectura.

Al respecto de su función en nuestro tiempo, Domingo Sánchez Meza se pregunta: “¿Quién puede resistirse, en el tiempo de la nanotecnología y la hiperconectividad móvil, a esas pequeñas librerías, como las llamara Agostino Gobbi en el s. XVIII?” (2014:22). Estas

antologías, “guardianes de la diversidad” como él les llama, facilitan el acceso a publicaciones que resultan de difícil acceso a los lectores no profesionales (yo añadiría, para quienes también lo son). Ello justificaría la manida frase con la cual golpeamos a los escuchas en cada presentación: “Esta antología viene a llenar un enorme hueco en nuestras estanterías”.

En ese sentido, se ha propuesto hacer asequible a los lectores Carmen Berenguer. Plaza tomada. Poesía (19832020), un ejercicio de lectura y de investigación a través del cual Claudia Posadas enlaza dos pueblos unidos por una extensa y antigua fraternidad: México y Chile. Esta magnífica antología está dirigida, por un lado, a quienes nos hemos preguntado alguna vez qué autores hay en la poesía de Chile más allá de nombres tan conocidos como Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Nicanor

Parra o Gonzalo Rojas; y por otro, para quienes nos sentimos intrigados por el hecho de que, en el país de Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura, no se mencionen escritoras.

La poesía de Carmen Berenguer es, ante todo, una confesión: constituye el testimonio de una existencia de lucha, de activismo, de rebeldía cívica y, detrás de ellos, podemos encontrar una lección histórica, un testimonio y un acto de sinceramiento. Así, desfilan ante nosotros evidencias de un periodo oscuro en la historia del país hermano; los poemas son grito o denuncia, grafitis indelebles de una causa que nos proporciona una lectura estremecedora. Ahora bien, detrás de la escritura de Berenguer no hay solamente una actitud política, también hay un manifiesto estético en pro de la valoración de la escritura femenina, de sus códigos propios, de su manera de entender el mundo.

Por su parte, lo que hace única a la antología de Carmen Berenguer, seleccionada y prologada por Claudia Posadas, es el modo en que una poeta mexicana se apropia del canon poético de otro país y, proyectándose por encima del texto, se compenetra del espíritu creativo y se apropia de espacios, motivos, acon-

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TÍTULO: Plaza tomada. Poesía (1983-2020)

AUTORA: Carmen Berenguer. Selección y prólogo de Carmen Posadas

EDITORIAL: UANL AÑO: 2021

tecimientos y luchas que forman parte consustancial de la escritura. A su vez, el prólogo nos hace partícipes de los movimientos sociales suscitados en los últimos cinco años, de tal manera que la investigación traspasa las barreras disciplinarias y se convierte en una emotiva y vívida crónica. Porque el análisis poético no se circunscribe simplemente a formas estilísticas o léxicas, Claudia reinserta el poema a su lugar de origen, la plaza pública, y subraya la función esencial que este posee, de manera que nos hace vivir el fenómeno literario, restituyéndole una carga de emotividad y una función social que, como texto, sería difícil captar. Por esto, lo que en un primer momento podría ser captado

por el lector extranjero como un uso vanguardista del lenguaje o como un acto de invención, en realidad es ese diálogo suscitado en mitad de la protesta pública: grafitis, gritos, consignas, formas de diálogo propios de los sectores marginales, personajes y emblemas adquieren así, una plena significación.

La antología es, por ello, resultado de una lectura incisiva, no pocas veces compatible con la escritura de la propia recolectora, porque a final de cuentas, uno selecciona aquello que le es afín, por lo que podemos establecer entre ambas un fuerte nexo emocional. Esos paralelismos nacen a partir de la escasa visibilidad concedida a las mujeres poetas en nuestros respectivos países, así como de la reciente irrupción femenina en el escenario público para reivindicar no solo sus derechos sino también para defender su propia existencia.

En el país de Gabriela Mistral y Violeta Parra existen otras poetas silenciadas, excluidas, minimizadas.

La investigación emprendida por Claudia Posadas nos entrega el fruto de una lectura metódica y un proceso de reorganización temático. No solo ha cribado en tan extensa obra consistente en diecinueve volúmenes publicados desde 1983 a la fecha en editoria-

les chilenas –inconseguible en el resto de América aun para los lectores profesionales–, también se ha dado a la tarea de viajar hasta aquel país y ha efectuado una profunda cala que le permite rescatar lo más representativo de la obra de esta poeta, al propio tiempo que lo organiza en torno a núcleos temáticos como el cuerpo, la violencia o la escritura.

En definitiva, la antología que nos entrega Posadas consigue algo más que llenar un hueco en la nómina o en el catálogo editorial o en nuestra estantería. Se podría decir que, más allá de una antología, lo que Claudia Posadas ha realizado es una intervención, un montaje tan hábilmente trazado que dispone la obra de Carmen Berenguer en un nuevo orden significativo, dando énfasis a los tópicos que, como poeta ella misma, le resultan más elocuentes. Leer, entonces, bajo su mirada atenta, significa asistir a la re-escenificación y restitución del contexto original del acto de escritura y, por ende, nos transforma en algo más que lectores: participamos del acto mismo de protesta.

REFERENCIAS

Sánchez-Mesa, D. (2014). Guardianes de la diversidad: funciones de las antologías en la era de las multitudes, en Ínsula: revista de letras y ciencias humanas; pp. 22-25.

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Expediciones bárbaras de Víctor Barrera Enderle

Le agradezco mucho a Víctor Barrera Enderle el haberme invitado a presentar y reseñar su libro Expediciones bárbaras y así, brindarme la oportunidad de darle una nueva bienvenida a este país en el que vivió por largos años cuando realizaba sus estudios de postgrado en la Universidad de Chile, un espacio de efervescencia intelectual que nos acogió a ambos y donde tuve el gusto de conocerlo. Allí gestamos un vínculo que, tomando el título que Víctor estampa en uno de sus libros, calificaría como una fructífera amistad literaria.

Según sugiere en ese texto, la literatura invita a prolongar las conversaciones que surgen del gusto o “vicio impune” de la lectura

(2006: 11). Es más, si esos diálogos se prolongan en el tiempo, pasan a configurar otro tipo de relación: una “amistad literaria”, que puede asumir formas privadas o públicas, que puede ser parte de la historia literaria, y que también puede diluirse entre “palabras no escritas ni memorizadas” (Ibíd.). Este tipo de amistad, agrega el autor, suele ir acompañada por vivencias compartidas y por lazos afectivos que trascienden el plano estrictamente literario. No encuentro mejor manera de nombrar la relación que me ha unido a Víctor Barrera Enderle por casi 25 años.

La vasta obra que Víctor Barrera Enderle ha desarrollado a lo largo de los años

2000 se compone de estudios críticos de largo aliento, como Lectores insurgentes. La formación de la crítica literaria hispanoamericana (18101870) que obtuvo el Premio Casa de las Américas en 2013, y también de libros escritos en formatos más breves, que le permiten discurrir con libertad y mayor rapidez por una gran variedad de temas literarios, filosóficos, culturales y políticos. Entre estos textos se cuentan títulos tales como Ensayos sobre literatura y culturas latinoamericanas (2002), El reino de lo posible (2008), La reinvención de Ariel. Reflexiones neoarielistas sobre humanismo crítico y posmodernidad en América Latina (2013) y Expediciones bárbaras (2022).

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ALICIA SALOMONE

AÑO: 2022

Este volumen antologa más de setenta artículos producidos por Víctor Barrera Enderle a lo largo de los últimos ocho años, muchos de los cuales fueron inicialmente publicados en revistas culturales y literarias de México y Chile. En este libro encontramos cartas, crónicas, entrevistas, comentarios de libros y reflexiones personales, pero que bien podríamos agrupar dentro del género del ensayo y, en particular, en lo que José Miguel Oviedo (1991), entre muchos otros autores, define como la tradición del ensayismo hispanoamericano. Este es un género proteico por excelencia, que puede adoptar variados perfiles y que permanece siempre abierto a las incitaciones de su tiempo y a las ondulaciones del pensamiento de quien lo produce. Es

el “centauro de los géneros”, como lo caracterizó el mexicano Alfonso Reyes (1955: 403), donde “hay de todo y cabe todo”, dado que es el “hijo caprichoso de una cultura que no puede responder ya al orbe circular y cerrado de los antiguos, sino a la curva abierta, al proceso en marcha, al ‘Etcétera’”, que es propio de la época moderna.

Este nuevo libro de ensayos de Víctor Barrera Enderle se organiza en tres secciones tituladas, respectivamente, “Aristarquía”, “Lecturas ancilares” y “Expediciones bárbaras”, nombres que explicitan la huella que el pensamiento alfonsino ha dejado en el autor. Por un lado, la primera de esas denominaciones alude al texto “Aristarco o anatomía de la crítica” (1941), en el que Reyes formula una propuesta metodológica sobre la crítica literaria, basándola en los pilares de la contemplación, el juicio y la apreciación de la totalidad de la experiencia estética. Por otro lado, la segunda remite a la idea de ancilaridad que Reyes incorpora en su ensayo “Apolo o de la literatura” (1940) un texto que, junto al anterior, incorpora en La experiencia literaria, una recopilación que, a su vez, anticipa a El deslinde (1944), su gran tratado sobre teoría crítica. Con la noción de an-

cilaridad, Reyes distingue lo que consideraba “literatura en pureza” o autónoma, definida a partir del criterio de ficcionalidad, de la “literatura ancilar”, aquella en que la lengua literaria autolimita su autonomía para ponerse al servicio de otros saberes, hibridándose con el lenguaje de la historiografía, la sociología o cualquier otro ámbito del conocimiento humano.

Desde una articulación inspirada en dichas categorías, Víctor Barrera Enderle nos propone tres itinerarios interpretativos sobre la literatura, la cultura y nuestra realidad pasada y presente. En el primer recorrido, “Aristarquía”, una serie de textos asedian las figuras del autor y el crítico, y reflexionan sobre el canon literario y la propia labor crítica. En el segundo, “Lecturas ancilares”, se expone una mirada que se desplaza desde la literatura hacia la exploración de campos estéticos distintos a ella como son la música, el cine, el teatro y la historia. Finalmente, el tercer itinerario, “Expediciones bárbaras”, incorpora entradas diarísticas y reconstrucciones de viajes propios y ajenos, así como recorridos urbanos que recrean trayectos físicos siempre mediados por contenidos simbólicos y, en particular, literarios.

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TÍTULO: Expediciones bárbaras AUTOR: Víctor Barrera Enderle EDITORIAL: Tilde Editores

Una revisión somera a los ensayos que conforman la primera sección de Expediciones bárbaras permite asomarse a temas tales como la estructura del canon literario, la discusión sobre la muerte y resurrección de la figura del autor, las tensiones y debates que atraviesan la actividad crítica, así como los caminos que toma la producción literaria contemporánea, tanto en nuestra región como más allá de ella. Un texto en el que varias de estas preocupaciones confluyen es “El otro canon”, donde Víctor Barrera Enderle vuelve sobre la oposición entre “canon” y “corpus”, dos categorías que, en los años 1990, reivindicaron respectivamente Harold Bloom y Walter Mignolo para afirmar, por su parte, la pertinencia de un tercer término: el “canon crítico”. Esta es una noción desde la cual Víctor Barrera Enderle propone visibilizar y valorar esos textos reflexivos que han acompañado históricamente el desarrollo de la literatura, realizando diagnósticos e instalando miradas prospectivas que orientan al lectorado y contribuyen a replantear los cánones. Al respecto, dice el autor:

Al contrario de las obras ficcionales, los textos críticos

aspiran más a la contingencia que a la trascendencia. Dan (o intentan dar) cuenta de lo que sucede en el presente, sea a través de la relectura del pasado, sea por medio de la indagación del futuro inmediato. (2002: 45).

Por otra parte, con un tono más desenfadado que echa mano de una ironía refrescante, el autor ejecuta una variación sobre el mismo tema en el “Manual para desorientados: guía de turistas en el campo literario”, explicando las operaciones que un neófito debería efectuar para dejar de ser un mero diletante y convertirse en un conocedor acabado del campo, capaz de seguir los dimes y diretes de la escena literaria.

La segunda sección del libro incluye un texto meta ensayístico, donde Víctor Barrera Enderle retoma la idea de ancilariedad para develar el revés de su escritura, su deambular sin rumbo fijo, captando la naturaleza de las cosas de modo indirecto, lateral, como lo sugería Emily Dickinson en su poema 1263: Tell the truth but tell it slant (“Di la verdad, pero dila al sesgo”). Dice el autor:

Sospechamos que lo interesante está en lo que captamos de sesgo, en lo que

ocurre mientras nos ocupamos de resolver aquello supuestamente importante y vital. Las lecturas ancilares van, así, desde cualquier tipo de literatura o escritura […] hasta películas, videos, cuadros, discos, performances, páginas de Internet, memes, anécdotas y un largo etcétera. (2022: 96).

Este fragmento describe bien cómo la mirada del escritor circula y va posándose en distintas superficies textuales: desde un grafiti a un clásico literario o un disco, para dar origen a una escritura que no responde a un plan ni a un programa establecido porque va configurándose en el juego mismo de observar, leer y escribir. De esta forma, la lectura no solo es clave para referir historias y traer de vuelta muchos rostros –de Sergio Pitol a Karl Marx; de Pete Townshend, el guitarrista de The Who, a Bob Dylan, el “poeta sin libro” (2022: 101)– sino que ella misma es objeto de análisis en tanto experiencia y por su relación con la escritura. Así, la lectura que puede transportarnos a mundos lejanos o conectarnos con nuestra genealogía cultural, también nos devuelve la imagen de la propia finitud, como lo percibe el narrador tras una exploración en unos materiales de archivo:

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Estos periódicos viejos guardan, como pequeñas cápsulas, la memoria de una colectividad de la que, sin saberlo, somos herederos. Nuestro paso por la tierra también quedará reducido a una nota, una foto, a alguna vaga referencia burocrática, jurídica o periodística. (2022: 147).

Por otra parte, la lectura también resulta esencial para el proceso elaborativo que da lugar a la escritura, porque la pasión por la lectura, el “vicio impune” que persigue a Víctor Barrera Enderle, es la base de un ejercicio creador que emerge de las travesías sin “principio ni fin posibles”, “sin mapas ni guías previas” que le salen al paso en la lectura.

Esos itinerarios simbólicos se retoman en la sección final del libro, pero ahora poniendo al centro la experiencia viajera del propio narrador, quien entrega notas sobre sus desplazamientos entre México y otros países a donde se traslada para enseñar, asistir a reuniones académicas y reencontrar colegas y amigos/as con quienes ha tejido muchas amistades literarias a lo largo de los años. Viña del Mar, Santiago, Concepción, La Paz y Barcelona van cobrando fisonomía en las páginas del libro, porque la ciudad es

descrita allí como un espacio privilegiado –“conflictivo (y adictivo)”, a la vez (2022: 168)– donde hay que detener la mirada, pausar la marcha y dejarse invadir por el caudal de emociones e ideas que después se transformarán en escritura. Uno de los textos finales del volumen –que además da nombre al libro–ofrece una muestra acabada del encadenamiento que se produce entre subjetividad, experiencia y escritura a través del relato de un redescubrimiento casi místico con la urbe en el tiempo pandémico: ese que forzó al encierro y que, por eso mismo, abrió enormes ansias por las caminatas, los viajes y, también, el contacto físico con otras personas. Dice el autor (2022: 219):

La reclusión, después de un tiempo prolongado, aparece como un laberinto: dédalo de pasillos, ventanas atrancadas y puertas clausuradas. Recorridos interminables por la memoria y repaso puntual de las rutinas hogareñas. Hasta que la necesidad de tomar aire fresco se impone. Entonces me abrigo y salgo a caminar muy temprano […] Son horas en las que todavía persiste la neblina y hay un poco de silencio (la ciudad no ha despertado del todo).

La distancia se establece sola: nadie se cruza en mi camino. Llamo a estas salidas semanales como expediciones bárbaras…

REFERENCIAS:

Barrera, V. (2006). De la amistad literaria. Monterrey: UANL. _________. (2022). Expediciones Bárbaras. Monterrey: Tilde Editores.

Dickinson, E. Poema 1263: “Tell the thruth but tell it slant”. Recuperado de: https://www.poetryfoundation.org/poems/56824/ tell-all-the-truth-but-tell-itslant-1263 (Consulta del 21-062022).

Oviedo, J. M. (1991). Breve historia del ensayo hispanoamericano. Madrid: Alianza.

Reyes, A. (1955). “Las nuevas artes”, incluido en Alfonso Reyes, Obras completas, T. IX: Los trabajos y los días. México: Fondo de Cultura Económica.

_______. (1962). “Apolo o de la literatura”, incluido en “La experiencia literaria” en Alfonso Reyes, Obras completas, T. XIV: La experiencia literaria, Tres puntos de exegética literaria y Páginas adicionales. México: Fondo de Cultura Económica.

_______. (1962). “Aristarco o autonomía de la crítica”, incluido en “La experiencia literaria” en Alfonso Reyes, Obras completas, T. XIV: La experiencia literaria, Tres puntos de exegética literaria y Páginas adicionales. México: Fondo de Cultura Económica.

_______. (1988). El deslinde. Prolegómenos para una teoría literaria México: Fondo de Cultura Económica.

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Ad aeternum

Aveces con nostalgia, a veces con tormento, el pasado regresa para abrazar los recuerdos cuando el olvido toca las puertas de la memoria.

Las ruinas de la memoria (2021), del dramaturgo regiomontano Luis Guerrero, es la obra teatral ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia UANL/UV “Emilio Carballido” 2020, publicada por la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Veracruzana. A partir de una experiencia familiar, Guerrero reflexiona y se plantea “¿qué será estar en la cabeza de mi abuelo?, ¿cómo él percibe la realidad?” (Zuloaga, 2021) para explorar en la obra temas trascendentales para el ser humano y poco

presentes en la dramaturgia mexicana del siglo XXI: el amor, la soledad, la enfermedad y la culpa en la vida de las personas de la tercera edad.

Pilar y Alberto son una pareja que habita en la zona metropolitana de Monterrey. Tras la noticia de la progresiva pérdida de memoria de él, ella le promete ser su “Pilar”; pronto, el hastío y el miedo se intensifican sometiendo a la promesa.

Alberto busca a su hermano “cueste lo que cueste” e incansablemente pregunta todo el tiempo: “¿Dónde está Santiago?”; y se enfrenta, absorto en su propia realidad, a la frustración de una búsqueda interminable y de unos apuntes que son los

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ERIKA CRUZ

TÍTULO: Las ruinas de la memoria

AUTOR: Luis Guerrero

EDITORIAL: UANL / UV AÑO: 2021

recuerdos que guarda en su libreta como una brújula sin norte que lo guíe.

Pilar busca la presencia de Alberto en su mirada y le pide que repita tres palabras: “‘Lucía’, ‘Pilar’, ‘Culpa’”; pero sus respuestas y los momentos compartidos le confirman que él se encuentra cada vez más ausente y se pregunta: “¿Para qué seguir tratando de reconstruir algo que está destinado a desmoronarse?”.

Pilar y Alberto recorren espacios, calles y un hospital en un entorno que cada vez se vuelve más hostil: “Para nosotros, ustedes están muertos desde hace mucho tiempo”, sentencia familiar que abre las heridas del pasado. Ante la culpa, Pi-

lar persiste en la búsqueda de la redención: “‘Verdad’, ‘Amor’, ‘Perdón’” son las últimas tres palabras que pide a Alberto.

De la irreversibilidad a la esperanza, la obra inicia in extrema res y, desde ese momento, cada acto avanza retrocediendo en el tiempo revelando indicios hasta alcanzar el punto de origen que desencadena la trama. El principio de cada acto se engarza con el final del siguiente creando una ilusión casi imperceptible de nuevos comienzos anclados al pasado, como aquellos que vive Alberto. La presencia de la evocación momentánea del pasado durante el andar de la obra nos ofrece momentos de retrospección en los personajes. Esta interpolación de recuerdos nos permite ser testigos de la pérdida de identidad y la muerte social ante una enfermedad que se interpone entre los protagonistas para develar intensamente la fragmentación de la realidad y un pasado que condena.

Pilar y Alberto se vinculan y se distancian a través de sus diálogos y pensamientos a lo largo de una historia en la que el recuerdo, el olvido y los silencios sostienen la memoria de dos vidas que se desmoronan. En esta narrativa donde las

voces de los personajes se fusionan para crear una alternancia entre sus mundos internos y externos, la obra de Luis Guerrero nos permite reflexionar sobre cómo se vive la ausencia del ser amado en su presencia, pero también, cómo el ser amado en su presencia-ausencia, piensa y vive su realidad interna: “Sin nuestra memoria no existimos. / No somos nada. / Sólo un cascarón de lo que antes éramos. / Seres flotando. / Perdidos en el tiempo”.

En cada escena de “Las ruinas de la memoria” el devenir del destino se transforma en una pugna entre la memoria y el olvido, el amor y el desamor. Desde la urbe actual, esa compleja cotidianeidad encarna la fugacidad del tiempo y la inalcanzable eternidad de un vínculo que sostiene la entrega hacia el ser amado más allá de la existencia.

REFERENCIAS

Zuloaga, G. C. (2021). ¿Es posible morir de tristeza?: la complejidad de la empatía humana en Las ruinas de la memoria Vocanova Disponible en: https:// www.vocanova.com.mx/Inicio/2021/01/11/es-posible-morir-de-tristeza-la-complejidadde-la-empatia-humana-en-lasruinas-de-la-memoria/

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IZA RANGEL. (Saltillo, Coahuila, 1997). Estudiante de la licenciatura de Letras Hispánicas. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en el período 2020-22. En 2019 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Dolores Castro por su libro Envilecidas como hienas miramos la espesura de ese cielo.

TANIA RUBIÑOS. (1981). Fotógrafa y artista visual, obtuvo la residencia artística CaSa – UDLAP, así como el 1er. lugar del concurso FINI X en la categoría profesional, género cartel. Cuenta con exposiciones colectivas en México, Latinoamérica y EU.

DANIEL CALEB GÓMEZ SALDÍVAR. Artista y caminante. Autor de la tira cómica “Peatón”. Su trabajo se ha expuesto en varias ciudades mexicanas como Monterrey y Oaxaca, y en el extranjero en Pasto, Colombia. Cofundador de los proyectos fanzineros “Vesubio” y “La Tanda”.

YENIFER PÉREZ GARCÍA. Nació en 1997 y estudió Letras Hispánicas en la UANL. Becaria del Centro de Escritores de Nuevo León, 2022, en el género de ensayo. Coordina espacios de lectura con perspectiva feminista. Mamá de Tuca y Galo.

LUIS OMAR MONTOYA ARIAS. Doctor en Historia por el CIESAS. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México - Conacyt. Investigador en historia, antropología y ciencias sociales. Docente universitario, conferencista, productor radiofónico y asesor histórico en documentales. Especialista en música mexicana.

GUILLERMO JARAMILLO. (1984). Poeta, periodista y músico. Estudiante del posgrado en literatura en la UNAM, con un proyecto de investigación sobre el corrido como estrategia didáctica en la prevención de la violencia en la Educación Media Superior. Entre sus libros de poesía se encuentran Canciones para las muchachas tristes (An.alfa.beta, 2013) y Rojo (UANL, 2019). Ha ejercido periodismo en El Porvenir, Milenio Diario, El Horizonte, El Guardián de Saltillo y Vida Universitaria de la UANL. Lidera el proyecto musical Banda Tonayán.

KARLA CABALLERO. (Ciudad de México, 1987). Licenciada en Historia y Estudio de Humanidades por la UANL. Dedica su trabajo a la promoción cultural y actualmente colabora como bibliotecaria en la Biblioteca Universitaria “Capilla Alfonsina”. Cultiva el interés por la escritura del ensayo y crítica de cine. En sus tiempos libres participa en proyectos creativos donde interactúan la naturaleza y el diseño artesanal.

JOAQUÍN HURTADO. (Monterrey, 1961). Su obra reunida, editada por Atrasalante y la UANL, da cuenta cabal del desarrollo de una pluma curiosa, socarrona y difícil de encasillar por los múltiples registros y temas que ha tomado la escritura de este autor regiomontano que combina sus esfuerzos narrativos con el activismo a favor de las minorías sexuales, las mujeres, los portadores de VIH y los enfermos de sida. Entre sus publicaciones destacan Laredo Song, Crónica sero y Ruta periférica.

XEL-HA LÓPEZ MÉNDEZ. (Guadalajara, Jalisco). Poeta, artista visual y divulgadora científica. Premio Nacional de Literatura para Jóvenes muy Jóvenes 2006, el Premio Nacional de Poesía Joven Jorge Lara 2012, Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2014, Premio Punto de Partida en 2016, Beca Jóvenes creadores FONCA 2017 en Medios Alternativos, entre otros reconocimientos.

TAHANNY LEE BETANCOURT. En el 2009 se graduó de la licenciatura de Artes Visuales y Mediáticas en donde cofundó La Orgía, grupo de gestión y crítica de arte contemporáneo y La Compañía, un advenimiento independiente enfocado en la producción, estudio y difusión del arte contemporáneo. Ha participado en proyectos y exposiciones en Barcelona, Saint-Étienne, la Bienal de Venecia, así como en múltiples espacios culturales en Monterrey como la Casa de la Cultura, Centro de las Artes, Museo del Centenario, Centro Cultural Plaza Fátima, Galería Emma Molina y Museo MARCO. Su trabajo ha sido expuesto en el Cuarto de Máquinas, Material Art Fair, Galería Karen Huber, Guadalajara90210, YNGSPC y en Salón ACME. Ha recibido apoyo y reconocimiento de diversas

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instituciones públicas y privadas como Las Artes Monterrey, La Bienal de Arte Joven, La Reseña de Nuevo León de CONARTE, KADIST y el Patronato de Arte Contemporáneo.

MELISSA GARCÍA AGUIRRE. Artista visual, escritora, arteterapeuta interespecie y divulgadora científica. Ha presentado su trabajo dentro y fuera de México en diversas plataformas artísticas y científicas. Actualmente colabora con La Perrera, espacio independiente y pertenece a la Red Internacional de Científicas Planetarias GeoLatinas.

ALEJANDRO ZERTUCHE. (Monterrey, MX, 1989). Artista visual auto-pronunciado Mago del Caos, trabaja desde un aspecto autobiográfico velado por estudios individuales sobre ocultismo y misticismo, principalmente en proyectos basados en acciones. Ha expuesto internacionalmente en más de 25 países desde 2013.

EDUARDO ANTONIO PARRA. (León, 1965). Narrador y ensayista. Por el relato breve Nadie los vio salir ganó el Premio de Cuento Juan Rulfo 2000. Fue becario de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation en 2001. Su libro más reciente es Desterrados (2013).

ALBERTO CHIMAL. (1970). Escritor, practicante y estudioso de la escritura digital. CNN México incluyó su cuenta de Twitter en una lista de las 140 mejores del país. Mantiene el sitio web: www.lashistorias.com.mx

JESSICA NIETO. (Monterrey, 1982). Editora, ensayista y aspirante a calígrafa. Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León en 2010. Ha publicado el libro Metal de la voz. Ensayos en torno a la escritura literaria (Ediciones Intempestivas, 2011).

EFRÉN ORTIZ DOMÍNGUEZ. Investigador de tiempo completo del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias y profesor en la Facultad de Letras Españolas de la UV. Su área de trabajo es la poesía mexicana contemporánea. Ha publicado, entre otros, los libros Las paradojas del romanticismo (UAM, 2008) y Estridentópolis, el ensueño vanguardista (UPAV, 2015).

ALICIA SALOMONE. (Buenos Aires, 1961). Es Profesora Asociada del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos y del Departamento de Literatura de la Universidad de Chile. Sus líneas de investigación son la historia cultural latinoamericana, los estudios de género y los estudios de la memoria. Actualmente desarrolla una investigación sobre representaciones culturales y literarias de la memoria en Chile y América Latina, con particular énfasis en las producciones de la llamada generación de hijos y nietos de las víctimas directas de violaciones a los derechos humanos. Entre sus publicaciones destacan Modernidad en otro tono. Escritura de mujeres latinoamericanas 1920-1950 (Santiago de Chile, Editorial Cuarto Propio, 2004) y la organización del dossier La memoria y sus relatos en Chile. A 40 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 (Meridional. Revista chilena de estudios Latinoamericanos Nº 2, 2014).

ERIKA CRUZ. (Monterrey). Estudia la licenciatura de Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha reseñado para Armas y Letras en línea y publicado ensayo crítico en Navegantes. Dentro de sus intereses se encuentran el canon de la literatura hispanoamericana y el discurso literario y sociolingüístico del norte de México.

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