Mexicali, Baja California, MĂŠxico www.iic-museo.uabc.edu.mx
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA Dr. Felipe Cuamea Velázquez Rector Mtro. Ricardo Dagnino Moreno Secretario General Dr. Miguel Ángel Martínez Romero Vicerrector Campus Mexicali Dra. Patricia Moctezuma Hernández Coordinadora de Posgrado e Investigación Dr. Luis A. Ongay Flores Director del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo Mtro. César E. Jiménez Yáñez Coordinador Editorial del IIC-Museo
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Director Mario Alberto G. Magaña Mancillas Comité Editorial Norma del Carmen Cruz González, Everardo Garduño Ruiz, Maricela González Félix, Aurora Lacavex Berumen, Hugo Méndez Fierros, Lya M. Niño Contreras, Luis A. Ongay Flores, Servando Ortoll Estrada, Kenia M. Ramírez Meda, Fernando Vizcarra, Georgina Walther Cuevas Consejo Editorial Robert Álvarez, University of California, San Diego Jesús Becerra Villegas, Universidad Autónoma de Zacatecas José Ángel Bergua, Universidad de Zaragoza Charles Briggs, University of California, San Diego Mike Davis, University of California, San Diego Nicole Diesbach, Universidad Autónoma de Baja California Exequiel Ezcurra, San Diego Natural History Museum Enrique Florescano, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Jesús Galindo Cáceres, Universidad Veracruzana Jorge A. González, Universidad Nacional Autónoma de México Lawrence A. Herzog, San Diego State University María Fernanda Paz Salinas, Universidad Nacional Autónoma de México Rossana Reguillo, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente Jean-Claude Riquelme, San Diego’s Regional Planning Agency Rosa Elba Rodríguez, Universidad Autónoma de Baja California Sur Hugo Salcedo, Universidad Autónoma de Baja California José Manuel Valenzuela Arce, El Colegio de la Frontera Norte Stefano Varese, University of California, Davis Ana Isabel Zermeño, Universidad de Colima Editor: Juan de Dios Barajas Cárdenas Culturales es integrante de los siguientes índices y sistemas de información: Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica Conacyt (www.conacyt.mx); Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal/Latindex (www.latindex.org); Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades/CLASE (www.dgbiblio.unam.mx/clase.html); Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc) (www.redalyc.org); Biblioteca Digital OEI (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura) (www.oei.es); Directory of Open Access Journals/DOAJ (www.doaj.org); Scientific Electronic Library Online/SciELO México (www. scielo.org); Fundación Dialnet, Universidad de La Rioja (http://dialnet.unirioja.es); Sistema de Información del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Conaculta; Red de Revistas Mexicanas de Ciencias Sociales (RED); EBSCO Information Services/EBSCO México (www.ebsco.com); Biblioteca Digital de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI-CREDI); Global Serials Directory Ulrichs Web (www.ulrichsweb.com); Catálogo de Publicaciones Periódicas del Sistema Bibliotecario de la UNAM/SERIUNAM (www.dgbiblio.unam.mx/index.php/catalogos); CENGAGE Learning (www.cengage.com.mx); Academic Journals Database (http:// journaldatabase.org), y Red Iberoamericana de Revistas de Comunicación y Cultura (RIRCyC).
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Diseño de portada: Rosalba Díaz Galindo Culturales es una revista científica mexicana que se edita semestralmente. Recibe artículos y ensayos en español e inglés. Publica trabajos originales producto de investigaciones empíricas y de análisis teóricos sobre estudios de la cultura así como de prácticas culturales, en el ámbito de las ciencias sociales y humanidades. Está dirigida principalmente a un público académico (investigadores, docentes y estudiantes de licenciatura y posgrado). Su proceso de arbitraje se basa en un sistema ciego dual donde participan evaluadores nacionales e internacionales, quienes consideran el aporte y pertinencia al avance del conocimiento en el marco de los estudios socioculturales. DERECHOS DE AUTOR Y DERECHOS CONEXOS. Culturales, época II, vol. I, núm. 2, juliodiciembre de 2013, es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma de Baja California a través del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, ubicado en Av. Reforma y Calle L sin número, Colonia Nueva, Mexicali, Baja California, CP 21100, teléfonos: (52) 686 554-19-77 y 552-57-15. http://www.iic-museo.uabc.edu.mx / correo electrónico: revista.culturales@uabc.edu. mx. Editor responsable: Juan de Dios Barajas Cárdenas. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2013-041511520200-102, ISSN 1870-1191, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor con fecha 15 de abril de 2013 y 19 de junio de 2013 respectivamente. Licitud de Título y Contenido en trámite. Impreso por Impresora San Andrés, S. A. de C. V., Río Mocorito y Vasco de Quiroga núm. 801, Col. Pro-Hogar, Mexicali, Baja California. Este número se terminó de imprimir en julio de 2013 con un tiraje de 500 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura institucional de la publicación. Se autoriza la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la presente publicación siempre y cuando se cuente con la autorización del Instituto de Investigaciones CulturalesMuseo y se cite la fuente de forma detallada.
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Sumario Artículos Estrategias para el rescate y la valorización del queso tenate de Tlaxco. Un análisis desde el enfoque de sistemas agroalimentarios localizados (Sial) José F. Grass Ramírez, Fernando Cervantes Escoto y J. Reyes Altamirano Cárdenas........................................................................ 9
Caracterización del paisaje del Valle de Mexicali según sus habitantes. Aproximaciones textuales a la topofilia Luz María Ortega Villa, Judith Ley García, Norma A. Fimbres Durazo y Rosa I. Rojas Caldelas.................................................................................. 55
Concepciones de género y conflictos de pareja. Un estudio con parejas pobres heterosexuales en dos zonas urbanas de Sonora Edgar I. Zazueta Luzanilla y Sergio A. Sandoval Godoy................................ 91
Nuevos alcances de la participación ciudadana a través de las redes sociales Jorge Francisco Aguirre Sala......................................................................... 119
Habitando otros mundos. Propuesta por un análisis del videoarte en América Latina Celia Riboulet................................................................................................ 151
Entre el arte y la política. La representación de la figura de la cautiva en la obra de Daniel Santoro Cecilia Vázquez............................................................................................. 171
Reseñas “De la experiencia pura a la voluntad absoluta. La ética de Nishida Kitaro entre 1892 y 1927”, de Agustín Jacinto Zavala Mario Javier Bogarín Quintana...............................................................199 “Die Deutsche Mexikopolitik 1913/1914”, de Thomas Baecker Gabriele Rabenbauer..............................................................................203
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Estrategias para el rescate y valorización del queso tenate de Tlaxco Un análisis desde el enfoque de sistemas agroalimentarios localizados (Sial) José F. Grass Ramírez, Fernando Cervantes Escoto y J. Reyes Altamirano Cárdenas Universidad Autónoma de Chapingo Resumen. El queso tenate se elabora artesanalmente en Tlaxco, Tlaxcala, desde hace alrededor de 100 años. Desafortunadamente, en los últimos tiempos este derivado lácteo ha venido desapareciendo de los mercados locales. Las razones son complejas y desconocidas y su comprensión es muy importante para diseñar e implementar estrategias para rescatar y valorar este patrimonio alimentario. Para identificar los factores que están ocasionando la desaparición del queso tenate desde una visión que permita conjugar aspectos sociales, técnicos y económicos, se empleó la metodología propuesta por Grass, Cervantes y Palacios (2012) para el enfoque Sial. Palabras clave: 1. alimentos tradicionales, 2. historia oral, 3. método genealógico, 4. trayectoria tecnológica, 5. enfoque Sial.
Abstract. Tenate cheese is made by craftsmen in Tlaxco, Tlaxcala, for a hundred years or so. Unfortunately, in recent years there has been a gradual process of extinction, something that takes place in his absence in local markets. The factors that are resulting in the disappearance of cheese are complex and largely unknown, their understanding is of great importance to design and implement strategies to rescue and valorization of this heritage food. In order to identify factors that are causing the disappearance of cheese tenate basket from a vision that would combine social, technical and economic, we used the methodology proposed by Grass, Cervantes and Palacios (2012) for Localized Food Systems (Syal). Keywords: 1. traditional foods, 2. oral history, 3. genealogical method, 4. path technology, 5. Syal approach.
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Introducción1 En la actualidad se producen en México cerca de 40 quesos genuinos, cuyos orígenes se remontan en algunos casos al periodo de la Colonia; éste es el caso del queso Cotija (Chombo, 2008). La mayor parte de los quesos mexicanos genuinos se comenzaron a elaborar en los ranchos como un medio para aprovechar y conservar los excedentes de leche en el periodo de lluvias. La acumulación de la producción durante estos meses y su orientación hacia el autoconsumo evidenciaron, en aquellos momentos, una ausencia de canales de comercialización para estos quesos. En los ranchos se comía queso fresco en el periodo de lluvias y añejo en los meses siguientes. En los incipientes procesos comerciales del siglo diecinueve, los arrieros llevaban los quesos a lomo de mula en largos viajes que iniciaban en las zonas lecheras y concluían varios meses después en distantes rincones de México (Sánchez, 1984). Ya en el siglo veinte, a principios de la década del sesenta, el crecimiento de la población urbana y el incremento de su poder adquisitivo, por efecto de la creciente industrialización que se desarrollaba en el país, modificaron el tradicional consumo de alimentos de la población mexicana (basado en granos básicos) e introdujeron la demanda de productos lácteos, cárnicos y de aves domésticas (Rubio, 2001). Este escenario contribuyó a ampliar la comercialización de estos quesos a poblaciones vecinas y posteriormente a las grandes ciudades de México, favoreciendo el establecimiento de vínculos sociales, económicos y culturales entre los espacios rurales y urbanos de la nación. El tiempo permitió consolidar las técnicas de elaboración y las convirtió en una tradición. Simultáneamente, los sabores, aromas y texturas de los quesos mexicanos genuinos se incorporaron a la rica gastronomía mexicana, logrando de esta manera su reconocimiento como patrimonio cultural. Estos quesos también han jugado un papel de importancia en el desarrollo rural de México. Resaltan las oportunidades que ofrecen a pequeños y medianos productores de leche que generalmente no encuentran cabida Los autores agradecen la hospitalidad de la comunidad de queseros de Tlaxco, el apoyo de la Universidad Autónoma Chapingo y el financiamiento del Conacyt al macroproyecto clave 144591. 1
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en las cadenas de industrialización, la estabilidad que aporta al precio de la leche ante los efectos de la estacionalidad, la amplia oferta de empleos y la generación de valor agregado en los espacios rurales, y permiten además mejorar los ingresos familiares en los territorios donde se producen. En términos generales, favorecen un conjunto de dinámicas sociales y económicas en torno a la producción y comercialización de la leche y el queso. Cesín, Aliphat, Ramírez, Herrera y Martínez (2007) reconocen la importancia de los quesos mexicanos genuinos en la seguridad y soberanía alimentaria del país; en este sentido, destacan su participación en la reducción de la dependencia de este tipo de productos (la balanza comercial de quesos en México es negativa), su contribución en la preservación del saber-hacer local y de la gastronomía regional, y su capacidad para proveer productos lácteos a sectores de la población de bajos ingresos (la cual de otra manera tendría un acceso más limitado o estaría obligada a consumir sucedáneos de menor calidad nutricional). Finalmente, se ha verificado la capacidad que tienen los quesos mexicanos genuinos para producir un conjunto de externalidades positivas sobre otras actividades que se vinculan directa o indirectamente con su producción y comercialización. En esta canasta de bienes y servicios se encuentran la ganadería, el suministro de insumos, los servicios de transporte y comercialización, el turismo, la conservación ambiental y muchos otros. La anterior perspectiva coincide en buena medida con la de autores como Lardon, Dobremez y Josien (2004), Rodríguez-Borray y Requier-Desjardins (2006), y Requier-Desjardins (2007), los cuales resaltan la “multifuncionalidad” que cumplen las actividades productivas en el medio rural. Desafortunadamente, en los últimos años se ha evidenciado un panorama contradictorio para los quesos mexicanos genuinos: mientras algunos han logrado crecer en el mercado, otros presentan un proceso gradual de desaparición. Esta última situación se ve representada en una menor producción en sus regiones y la consecuente menor participación en el mercado. El punto más crítico en este panorama se presenta con la extinción de algunas variedades, como el queso de sal de Aquiahuac, originario de Tlaxcala (Cervantes et al., 2008). Para identificar las causas que están provocando la desaparición de algunas variedades de quesos mexicanos genuinos y el crecimiento en otras, así como las estrategias para su rescate y valorización, resulta indispensable empezar por identificar los elementos que particularizan y hacen únicos a estos productos. 11
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Al respecto, Frog (2006) define a los quesos tradicionales con base en ciertos criterios históricos relativos a la tecnología, como la forma, el tamaño o la denominación, que hacen que mantengan un profundo vínculo territorial. Cervantes, Villegas, Cesín y Espinoza (2008) caracterizan a los quesos mexicanos genuinos por su fuerte raíz histórica nacional y por incorporar una importante tradición oral en torno a su producción y consumo. A su vez, Villegas (2012) considera que los quesos mexicanos genuinos deben prepararse con leche fluida de vaca o de cabra; en su elaboración sólo podrán incluirse los insumos que por tradición se han usado, siempre y cuando sean permitidos por la normatividad vigente, y enfatiza además que deberán seguir una tradición productiva de al menos cuatro décadas y elaborarse en territorio mexicano. En la medida en que se logren identificar los factores que están generando este proceso de desaparición de los quesos mexicanos genuinos se podrá evolucionar hacia el adecuado diseño e implementación de políticas públicas para revertir la tendencia. Por otra parte, la complejidad de los procesos que están desencadenando la pérdida del patrimonio asociado a la elaboración de estos quesos demanda la aplicación de un conjunto de herramientas metodológicas con el fin de realizar un proceso de triangulación que no sólo permita una lectura amplia y profunda de los múltiples eventos, sino que además facilite el control de la veracidad de la información. La mayor parte de las investigaciones sobre la desaparición de los alimentos tradicionales se han realizado desde una perspectiva económica; son pocas las experiencias que han innovado en los instrumentos metodológicos para analizar este fenómeno. En este sentido se destacan los trabajos de Andablo y Hernández (2008) y de Meléndez y Cañez de la Fuente (2008), del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) de Sonora. Buscando identificar algunos factores que están ocasionando la extinción de los quesos mexicanos genuinos, esta investigación se realizó tomando como estudio de caso el del queso tenate del municipio de Tlaxco en el estado de Tlaxcala en México. Un recorrido por el municipio permite verificar el declive productivo de este derivado lácteo, al punto de no encontrarse disponible en queserías y cremerías de la población durante la mayor parte del año. 12
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Con el propósito de analizar el proceso de desaparición del queso tenate desde una visión que permitiera conjugar aspectos sociales, técnicos y económicos, se empleó la metodología propuesta por Grass, Cervantes y Palacios (2012) para el enfoque Sial. Metodología y marco conceptual Para realizar la valoración de los factores que están derivando en la desaparición del queso tenate de Tlaxco se realizó un censo entre las 10 queserías (tres artesanales y siete tecnificadas) que en este momento se encuentran ubicadas en el municipio. La aplicación del enfoque Sial, según la propuesta de Grass, Cervantes y Palacios (2012), incorpora la utilización de los siguientes instrumentos metodológicos: 1. La historia oral, para identificar el origen y la evolución del queso tenate mediante los testimonios históricos de los actores del proceso; 2. El método genealógico, para comprender la forma como se ha transmitido el saber-hacer asociado a la elaboración del queso tenate a través de las generaciones en las familias productoras; 3. La trayectoria tecnológica, para reconocer la manera en que se han incorporado las innovaciones a la tradicional elaboración del queso; 4. La gestión de procesos de calificación y certificación, para verificar y acreditar el vínculo entre la calidad del producto y el territorio; 5. El análisis de redes, para estimar los niveles de las relaciones sociales, técnicas y comerciales de los queseros, y 6. El análisis de cadena, para comprender la interacción económica entre los eslabones de la cadena y las estrategias de competitividad que desarrollan estas agroindustrias rurales. La información que demandó cada uno de esos instrumentos se obtuvo mediante la aplicación de un conjunto de encuestas y entrevistas, y se clasificó en cuantitativa y cualitativa. La primera se sistematizó y analizó con la ayuda de Pasw Statistics 18, y en el caso particular del análisis de redes se empleó Ucinet 6.0 para repre13
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sentar las relaciones entre los actores y calcular los indicadores asociados a las redes y a cada uno de los nodos. Para la información cualitativa se realizó un proceso de triangulación de la información de los diversos instrumentos. En el caso de la historia oral, se trazó una línea de tiempo con los principales sucesos ocurridos en el ámbito internacional, nacional y regional, y esta información se relacionó con algunos elementos de la historia local de Tlaxco y con el proceso gradual de desaparición del queso tenate. En el método genealógico, se facilitó el análisis mediante la ilustración de las genealogías. En el caso de la trayectoria tecnológica, se lograron correlacionar las innovaciones con la información obtenida en la historia oral y el método genealógico. En el proceso de calificación y certificación de productos, se reconoció la elaboración artesanal del queso tenate, haciendo especial énfasis en el origen de las materias primas e insumos y en la conservación del saber-hacer; adicionalmente, se hizo una valoración microbiológica de los quesos elaborados de manera artesanal y semiindustrial para identificar la incidencia de las técnicas de elaboración en este parámetro. Finalmente, en el análisis de cadena se caracterizaron los diferentes eslabones y se estimó para cada uno de ellos los costos de producción y la utilidad; estos elementos resultaron valiosos para analizar la equidad de la cadena y las estrategias de competitividad de las queserías de Tlaxco. A continuación se desarrolla conceptualmente cada uno de estos instrumentos metodológicos. La historia oral El patrimonio se define como los bienes materiales e inmateriales que nuestros antepasados nos han heredado a lo largo de la historia y que forjan en el presente la identidad de un territorio. Su determinación demanda, en consecuencia, un reconocimiento histórico del espacio geográfico objeto de estudio; desafortunadamente, la historia ha tendido a investigarse y escribirse en términos nacionales o regionales, pero no en el nivel local. La anterior restricción demanda una construcción de la historia territorial por parte del investigador. De esta manera, el método de historia oral ofrece una alternativa dinámica y sencilla para que el científico pueda estudiar la forma como algunos productos han surgido y evolucionado a través 14
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de la historia local, así como identificar el valor simbólico que tienen estos recursos para los habitantes y cómo se les valora como una herencia de los antepasados. Garcés (1996:1) considera a la historia oral como “una historia que nace de la memoria que guardan las personas de su pasado individual y colectivo; su recuperación apunta a la elaboración de un producto cultural que refuerza los procesos identitarios”. Los recursos principales de los que dispone la historia oral son, por tanto, la memoria y el testimonio que deja el sujeto en el investigador cuando éste lo entrevista y lo somete a una serie de preguntas sobre la afinidad que ha existido en el transcurso del tiempo entre los productos y su territorio, de tal forma que se logra evidenciar su grado de patrimonialización y reconocer algunos sucesos que han influido en la conservación o pérdida de las tradiciones. En consecuencia, la entrevista en profundidad es el principal medio para que el investigador pueda reconstruir la historia que vincula a los habitantes y los productos con su espacio geográfico. Otra alternativa de la cual dispone el investigador en la historia oral es la entrevista colectiva, con la que se busca producir un diálogo de experiencias entre el investigador y un grupo de personas pertenecientes a una misma comunidad, a diferencia de la entrevista individual, que permite reconocer la perspectiva del colectivo sobre un tema determinado. A pesar de que la información se recolecta en el nivel local, el análisis no debe perder la perspectiva global; para ello resulta de importancia la construcción de líneas de tiempo donde se identifican los principales hechos sociales, económicos, políticos y tecnológicos que han sucedido en los diferentes ámbitos (local, nacional e internacional), con el fin de crear relaciones que permitan entender algunos eventos de relevancia local desde la historia global. En la recolección de la información ocupa un lugar de importancia el reconocimiento del contexto histórico que permitió el surgimiento del producto; posteriormente la investigación debe evolucionar a esquemas que hagan posible identificar la forma como los recursos adquirieron su valor simbólico al paso del tiempo, reconociendo su incidencia en los eventos culturales y en otros sucesos de importancia local. En esta investigación en particular resultan relevantes las fechas aproximadas, sitios y actores participantes en el origen y desarrollo del queso tenate, la identificación de las diversas variables históricas que han fortalecido o afectado 15
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la fabricación del queso, hasta finalmente llegar al panorama actual del producto en el territorio. El método genealógico El saber-hacer, o aprendizaje por la práctica, generalmente es transmitido a través de las generaciones en las familias, constituye parte del patrimonio inmaterial del territorio y es, en consecuencia, un elemento de relevancia en este tipo de investigaciones. El estudio de las relaciones de parentesco se puede realizar mediante la aplicación de entrevistas, como lo sugiere William Rivers (1910:1) en su método genealógico, o empleando la encuesta genealógica bajo la perspectiva de Françoise Héritier (1981:239). En la práctica, el estudio genealógico se realiza mediante la instrumentación de una encuesta o entrevista a una o más familias con el fin de recolectar información acerca de sus integrantes (tanto ascendientes como descendientes) en torno al tema central de la investigación. La información resultante se sistematiza en una herramienta gráfica llamada “Genealogía”; en ella se puede identificar cómo se transmite cierto saber-hacer entre los individuos que tienen en común el parentesco, y brinda además la posibilidad de analizar la información recolectada cuantitativa y cualitativamente. La elaboración de las genealogías se puede realizar mediante la aplicación de una entrevista directa a los integrantes de las familias objeto de estudio o de manera indirecta con la aplicación del instrumento a personas que conocen a las familias. En los dos casos la finalidad es común y se relaciona con la percepción de los entrevistados en torno a las condiciones que permitieron la transmisión del conocimiento asociado a la elaboración de los productos a través de la estructura familiar. También ocupan una especial atención en este tipo de investigaciones las causas que derivaron en continuidades y rupturas del proceso de transferencia del saber-hacer o de cierto tipo de tradición. En el estudio del queso tenate, esta herramienta permitió reconocer de qué manera los conocimientos pasaron de generación en generación, la forma en que los habitantes enseñaron y aprendieron su elaboración, y los 16
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factores que han derivado en la pérdida o conservación de este patrimonio familiar. La trayectoria tecnológica Este instrumento busca identificar las innovaciones que han adoptado las unidades productivas a lo largo del tiempo. Las adopciones tecnológicas se sustentan en estrategias empresariales que buscan mejorar la competitividad, amoldarse a las exigencias del mercado y cumplir los nuevos requerimientos de la normatividad. Este enfoque desarrolla un abordaje analítico-conceptual para captar relaciones, procesos y trayectorias sociotécnicas, concibiendo un procedimiento de triangulación teórica que combina conceptos generados a partir de dos matrices disciplinarias. La primera se basa en la economía del cambio tecnológico, y se relaciona con el análisis de los procesos de aprendizaje como resultado de diversas trayectorias tecnológicas. La segunda retoma los planteamientos dados por la sociología de la tecnología para estudiar aspectos como las trayectorias sociotécnicas, las dinámicas problema-solución y los estilos sociotécnicos. En el caso particular de esta investigación, la trayectoria tecnológica permitió verificar el grado en que se conserva la tradición que incluye la elaboración de los productos agroalimentarios, desde una perspectiva que permite valorar los efectos de las innovaciones en la conservación o la pérdida de su genuinidad. Para ello resultó necesario entrevistar a los productores de queso para recoger de su propia voz las características que identifican al producto original y los momentos en los cuales se incorporaron las innovaciones, y reconocer las causas que derivaron en las adopciones tecnológicas y los efectos que éstas tuvieron en las unidades de producción, en el producto y en el mercado. Calificación y certificación de productos El proceso de calificación y certificación se fundamenta en el anclaje territorial, especialmente en las particularidades del territorio que se logran 17
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transformar en características de los productos agroalimentarios. Como consecuencia, los productos llegan a tener una calidad asociada al territorio que busca ser evaluada en la etapa de calificación y aprovechada como mecanismo de señalización en la fase de certificación. Este proceso conduce a una distinción de los alimentos entre aquellos que son genéricos y los que son específicos en el territorio. Los primeros se pueden encontrar en varias localidades, mientras los específicos están anclados territorialmente; por lo tanto, estos últimos tienen potencial competitivo mediante estrategias de diferenciación. En consecuencia, la calificación requiere identificar las características del producto que, además de provenir del territorio, le transfieren elementos de distinción respecto a sus similares. La certificación, por su parte, busca acreditar el vínculo entre calidad y territorio; para ello se gestionan estrategias de señalización que están asociadas a indicaciones geográficas (IG). Resulta evidente que en el enfoque Sial existe una relación de complementariedad entre la calificación y la certificación de los productos agroalimentarios. Para caracterizar y garantizar la autenticidad de un producto mediante el proceso de calificación se han desarrollado dos grupos de análisis, el sensorial y el instrumental. Según Cayot (2007:145), la aplicación de técnicas mixtas parece ser la mejor alternativa para calificar los productos agroalimentarios. Las particularidades que logra identificar el proceso de calificación mediante las herramientas de análisis (instrumental, sensorial o mixto) deben encontrar una explicación en la incidencia que tiene el territorio en el producto, ya sea por el efecto de los recursos naturales (suelo, agua, aire y biodiversidad) tanto en las características de las materias primas y en las variables del proceso como en la tradición de elaboración de sus habitantes (transmisión del saber-hacer). La calificación se emplea, además, como parámetro de referencia en el establecimiento de reglas de uso que buscan garantizar la homogeneidad y autenticidad del producto; esto se debe complementar con procesos de organización de los productores (acción colectiva estructural), de tal forma que converjan sus compromisos para respetar las particularidades de elaboración y así conservar las virtudes del patrimonio alimentario. Una vez que se cuenta con los anteriores elementos, se debe conjugar la participación activa de productores e instituciones para consolidar el 18
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proceso de certificación. En este último componente resulta determinante la claridad de la normatividad asociada a este tipo de procesos, así como la transparencia y agilidad de los trámites. Múltiples autores han debatido sobre los reales efectos que producen los procesos de calificación y certificación en los territorios. En términos generales, sus planteamientos consideran necesaria una perspectiva integral donde se reconozcan los impactos económicos pero también la incidencia en la sociedad y los recursos naturales. Bowen y Valenzuela (2009:108) reconocen que la certificación es un mecanismo de señalización en los mercados de competencia monopolística; por ello se producen beneficios asociados a la diferenciación de los productores respecto al resto de los fabricantes que hacen parte de la comunidad. La certificación es así un elemento que garantiza la calidad del producto y que deriva en seguridad y satisfacción para el consumidor. También es un medio para obtener precios más altos en el mercado y proteger los recursos patrimoniales que pertenecen a un colectivo antes que al interés privado. Otros beneficios son la posibilidad de participar en cadenas de circuitos cortos, lo que hace posible que el productor obtenga mayores márgenes de ganancia y que el consumidor tenga una mejor calidad y un precio más competitivo. Los riesgos se asocian con imitaciones y adulteraciones de los productos originales. Análisis de redes Este recurso se construye con el reconocimiento del entramado de relaciones (sociales, técnicas y comerciales) que se dan entre los actores tecnológicos (personas e instituciones), y por tanto, la unidad de análisis en el enfoque de redes no es el individuo sino la red de relaciones. La teoría de grafos proporciona una representación apropiada del panorama de relaciones en un territorio, que constituyen una serie de líneas conectadas con puntos, de los que los últimos representan los nodos o unidades de estudio (personas, grupos, instituciones) y las líneas son las interacciones de interés entre estas unidades. Los datos relacionales pueden obtenerse por dos medios: cuestionarios de encuestas o entrevistas y la observación. En el primer caso, las preguntas 19
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se diseñan para verificar el tipo de relación que es de interés para la investigación (generalmente, social, técnica o comercial), de tal manera que se pueda confirmar la existencia de contactos, transacciones, vínculos y otros tipos de relaciones que se pueden encontrar entre las diferentes unidades de análisis. En el caso particular del estudio de los quesos mexicanos genuinos, resulta de importancia reconocer las relaciones que se establecen entre los queseros para transferir el saber-hacer relacionado con las técnicas de elaboración de los productos, los intercambios de materias primas e insumos y las interacciones para compartir información sobre el mercado, la ubicación de proveedores y clientes, y la forma como se desarrollan los procesos de innovación, entre muchas otras interacciones. Ya con la información recolectada, se realiza el análisis de redes; este proceso requiere etiquetar a cada informante y a los actores que con él establecen diversos tipos de relaciones. Posteriormente se clasifica la información en forma de matriz o de texto. Una vez que se dispone de la información sistematizada en una base de datos, se emplea software especializado para graficar la red y generar indicadores de análisis. Esta información servirá como insumo para elaborar estrategias orientadas a consolidar las interacciones y aprovechar los recursos territoriales. El análisis de redes no puede perder de perspectiva las posibilidades de potenciar las relaciones actuales mediante la adecuada incorporación de estrategias en el territorio, por una parte, y por otra reconocer las restricciones naturales que producen algunos elementos, como la topografía del terreno y las características multiétnicas y pluriculturales de la población que allí se encuentra asentada. Análisis de cadenas agroindustriales La mayor parte de las investigaciones que se han realizado bajo el enfoque Sial emplean el análisis de cadenas agroindustriales como base metodológica. Este método ha permitido caracterizar los eslabones que conforman la cadena, reconocer la manera en que ellos funcionan e identificar las relaciones que existen entre los actores y los diversos elementos que com20
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ponen la cadena. También resulta un medio eficaz para analizar los niveles de competitividad de cada eslabón y de la cadena en su conjunto; incluso, es un mecanismo valioso para medir la incidencia de las políticas públicas sectoriales en el contexto territorial. Aunque este instrumento permite obtener una información amplia, desafortunadamente, cuando se emplea como única herramienta metodológica del Sial, deja sin atender un conjunto de sus más importantes ejes teóricos. Machado (1998:37) reconoce que el análisis de cadenas agroindustriales debe involucrar elementos vitales como el conocimiento de la estructura, funcionamiento y relaciones del conjunto de actores y actividades vinculadas con el producto; también destaca la importancia de este recurso para reconocer imperfecciones de los mercados y valorar la competitividad. El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia (2006) lo concibe como una herramienta idónea para llevar a cabo análisis de la situación actual, de los desafíos y de las oportunidades de las cadenas productivas. Encuestas, entrevistas e instrumentos de diagnóstico participativo se emplean como instrumentos de recolección de información para el análisis de cadenas; a través de su aplicación se busca caracterizar los diferentes eslabones e identificar las relaciones que entre ellos se establecen. Estudios más detallados hacen necesario estratificar los diferentes tipos de actores con base en ciertos criterios de referencia (tamaño de la unidad productiva, tipo de tecnología, características del producto que se elabora, tipo de cadena a la que se articula, entre otros). La información que se obtiene de la aplicación de los anteriores instrumentos se clasifica en cuantitativa y cualitativa. La primera busca caracterizar estadísticamente los eslabones mediante variables como el tamaño de las unidades de producción, la edad del productor y los años de escolaridad de los diferentes actores de la cadena, entre muchas otras. La información cuantitativa también resulta relevante para conocer las estructuras de costos de producción, ingresos, utilidades netas y grado de competitividad. La información cualitativa, por su parte, se orienta al descubrimiento de los detalles en las relaciones que existen entre los actores que integran la cadena y posibilita identificar los problemas, las asimetrías en la información, los impactos de las políticas y la presencia institucional. 21
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Resultados Historia oral. Etapa de surgimiento del queso tenate de Tlaxco La entrevista de historia oral se aplicó con múltiples informantes clave en el municipio de Tlaxco con el objetivo de conocer el origen y la evolución del queso tenate. Mediante este procedimiento se identificaron dos ranchos donde inició la elaboración del producto hace un siglo, aproximadamente. El primero es Rancho Nuevo , que se encuentra ubicado entre las montañas de Iturbide, y el segundo es Rancho San Antonio de Acopinalco, que se localiza en la zona del Peñón. Mapa 1. Ubicación de Rancho Nuevo y Rancho San Antonio de Acopinalco en el municipio de Tlaxco. Rancho San Antonio de Acopinalco
Ranco Nuevo Vía Apán Tlaxco
Vía Apizaco Fuente: Elaboración propia.
En el proceso de reconstrucción de la historia del queso tenate resultó determinante el encuentro con la señora Alejandra Caballero Cervantes (descendiente de la familia Caballero Munive, de Rancho Nuevo) y con la señorita Cristina Zamora Pérez (descendiente de la familia Zamora Manilla, de Rancho San Antonio de Acopinalco) como informantes clave. 22
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Rancho Nuevo En la historia de este rancho se destacó la participación de Próspero Cahuantzi, personaje ilustre de Tlaxcala que fue nombrado gobernador del estado por Porfirio Díaz, entonces presidente del país. Durante el tiempo que ocupó este cargo (entre 1885 y 1911), entre los principales aportes que realizó Cahuantzi en su administración se encuentran el apoyo a la industrialización, la modernización de la agricultura y el fortalecimiento de la línea del ferrocarril. Esta ���������������������������������������������������� última gestión ���������������������������������������� resultó determinante para consolidar el envío de textiles, pulque y diversos productos agropecuarios hacia la capital del país. También se reconoció durante su gobierno el desarrollo de la infraestructura de servicios, especialmente suministro de energía, implementación del alumbrado público, conexión telefónica y telegráfica, así como la ampliación de la educación. Los primeros 15 años de administración se relacionaron con momentos de paz y tranquilidad en Tlaxcala, pues su origen rural e indígena le confirieron un amplio conocimiento para la solución de conflictos sociales; además, su política de protección y apoyo a los industriales y la oligarquía resultó el camino adecuado para contar con el respaldo de éstos al paso del tiempo. Con el transcurso de los años se inició el descontento en diversos sectores de la comunidad, especialmente los menos favorecidos, y algunos productores agrícolas se sublevaron ante el establecimiento de impuestos. Estas comunidades diseñaron múltiples estrategias para derrocar a Cahuantzi, pero no lograron convencer al presidente Díaz de que propiciara su caída. En respuesta, el gobernador reprimió a los sublevados, al punto de fusilar a varios de ellos. La culminación del Porfiriato marcó el final de Cahuantzi, después de 26 años y cuatro meses en el poder, cuando tenía 79 años. A pesar de su edad, retornó al instituto donde había iniciado su vida militar y política a los 20 años. Allí apoyó a Huerta en su lucha contra los revolucionarios. Tras la derrota del usurpador, fue aprehendido por el ejército de Villa y enviado a una cárcel de Chihuahua, donde murió en 1915. Entre las múltiples propiedades de Cahuantzi se menciona el Rancho Tlacotla, en el municipio de Tlaxcala, aunque Rendón (1993:52) indica que ese rancho fue adquirido en 1890 por Soledad Cahuantzi (hermana del gobernador). Rendón también menciona que hay evidencias en la oficina 23
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de catastro de que hubo un cambio de propietarios del rancho en 1905. La señora Alejandra Caballero indicó en la entrevista que el rancho realmente pertenecía al gobernador y que al parecer no se vendió, sino que se dividió entre los parientes del propietario, es decir, la familia Cahuantzi. Justamente, al que hoy se conoce como Rancho Nuevo fue parte del Rancho Tlacotla. Los primeros propietarios de Rancho Nuevo fueron María Munive Cahuantzi (nieta del gobernador) y Daniel Caballero López, su esposo. El matrimonio tuvo cinco hijos (Francisco, Ignacio, Daniel, Soledad y Pedro). La muerte temprana del padre dejó en los hijos la responsabilidad del rancho. Ellos iniciaron una próspera etapa productiva de leche, cabras y frutas, logrando un reconocimiento por los habitantes de Tlaxco, quienes subían hasta allí para adquirir estos productos. La posterior muerte de la madre y la ausencia de un testamento hicieron que las propiedades de la familia Caballero Munive (Rancho Nuevo y algunas casas en el pueblo) tuvieran que distribuirse entre los hijos mediante una rifa. Ante las inconformidades de algunos hijos, el sorteo se repitió. Sin embargo, en las dos ocasiones salió como ganador de la casa de Rancho Nuevo el señor Francisco Caballero. Los demás hijos recibieron parte de las tierras del rancho y otras casas en Tlaxco. Alejandra, inclusive, mencionó en su relato que Soledad Caballero tuvo mala suerte y no le correspondió nada en la repartición. Francisco Caballero se vinculó laboralmente con los procesos de Reforma Agraria, la cual había sido ratificada en la Constitución de 1917. Este proceso estimuló la formación de ejidos en los territorios y se extendió hasta la primera mitad de la década de los treinta. Durante este tiempo viajó por México en compañía de su esposa, Enedina Zamora, y sus hijos (Francisco, Carlos, Ana María, María Constanza, José y Mario). Mientras Francisco estuvo fuera de Tlaxco por compromisos laborales, su hermano Ignacio Caballero, en compañía de su esposa, Emilia Zamora (prima hermana de Enedina), y sus hijos (Daniel, Ignacio, Miguel, Emilia y María Soledad), habitó Rancho Nuevo a pesar de no ser el legítimo dueño. Los primeros referentes del queso tenate en Rancho Nuevo se tienen en los inicios de la década de los veinte, quizá como alternativa para agregar valor y conservar la leche que allí producía don Ignacio. Los establos, que se conservan parcialmente hasta estos días, muestran una capacidad aproximada de 25 animales. 24
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El queso tenate y el queso de aro se elaboraban en la cocina del rancho; la leña que proveían los bosques vecinos servía para alimentar las hornillas y calentar la leche. Para realizar la coagulación posiblemente usaban estómagos de ternero. Una vez se precipitaba la proteína láctea, se separaba la cuajada con el uso de algunos lienzos; luego se ponía sobre una tabla inclinada y se dejaba allí por una semana; durante este tiempo se escurría el suero de la cuajada y se producía una maduración inicial. Una vez transcurrida esta primer semana, se molía la cuajada en el metate y se mezclaba con sal marina; finalmente, la cuajada pasaba del “metate al tenate”. Allí, en su empaque de palma o tenate, se moldeaba y prensaba por una semana más con el objetivo de escurrir un poco más de suero y favorecer una última maduración que le enriquecía el sabor y le mejoraba su consistencia. Para realizar la maduración del queso se disponía de un pequeño cuarto a un lado de la cocina. Los tenates eran elaborados por artesanos de Hidalgo (hoy se hace de manera similar) con fibra de palma, material que le transfería sabores característicos a este derivado lácteo, además de otorgarle su nombre. Los quesos se vendían a las personas que llegaban hasta el rancho, y en ocasiones se bajaban a Tlaxco para su entrega en casas de familia. Con la finalización de la Reforma Agraria a principios de la década de los treinta, regresó Francisco Caballero a Rancho Nuevo después de 10 años de ausencia; en consecuencia, su hermano Ignacio Caballero tuvo que migrar a la casa que había heredado en el centro de Tlaxco. Este momento produjo una tensión entre los dos, sin embargo los vínculos de hermandad primaron sobre las costumbres. Ignacio bajó con su familia, pertenencias y bestias a la casa de Tlaxco, la cual tenía un amplio potrero. Este suceso marcó también el traslado de la técnica de elaboración del queso tenate al centro del pueblo, pues hasta ese momento (principios de la década de los treinta) no se tienen datos de su fabricación en otros sitios. Los relatos históricos muestran que la producción de queso tenate continuó de manera paralela en Rancho Nuevo por Francisco Caballero y en la casa del centro de Tlaxco por Ignacio Caballero. No es claro si el saber-hacer se transfirió entre los hermanos (de Ignacio a Francisco) o se debió a que algunos trabajadores que apoyaban la elaboración del queso continuaron sus quehaceres en Rancho Nuevo a pesar del cambio de patrón. Emilia Caballero (hija de Ignacio Caballero), en entrevista, resaltó la importancia 25
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de los empleados de su padre en la elaboración de los quesos, especialmente de Seferino e Irene. La ganadería bovina y en especial la caprina ocuparon la atención y el nuevo medio de subsistencia de la familia de Francisco Caballero en Rancho Nuevo. La muerte de la esposa, Enedina Zamora (1970), y posteriormente del mismo Francisco Caballero hizo que la mayor parte de sus hijos emigraran. Sólo Ana María Caballero Zamora vivió de manera permanente en Rancho Nuevo. Allí cuidaba el ganado y continuó elaborando, de lunes a viernes (los sábados y domingos vendía la leche), queso tenate, queso de aro y requesón. Ella generalmente almacenaba la producción de queso de toda la semana, y el viernes lo embalaba para emprender camino hasta Apizaco, donde lo distribuía en casas y en una que otra cremería. Alejandra Caballero indicó que su tía Ana María aprendió a conducir a los 50 años de edad. De esta manera salía en su camioneta a entregar los pedidos y se acompañaba de una libreta donde aparecían sus encargos y las deudas de los clientes. La tía elaboró los quesos hasta cerca de los 72 años. Dejó de elaborarlos solamente en su último año de vida, cuando la debilidad que le ocasionaba un cáncer le dificultó continuar con la tradición. La enfermedad finalmente acabó con su vida en 1997. Ana María Caballero no se casó ni tuvo hijos, sin embargo le enseñó a Alejandra y Juan Carlos (hijos de su hermano Carlos Caballero) las técnicas para elaborar los quesos tenate y de aro. Ignacio Caballero, por su parte, continuó elaborando los quesos cuando emigró hacia la casa en el centro de Tlaxco. Su esposa, Emilia Zamora, murió tiempo después de arribar al pueblo. Los quesos que allí producía eran llevados hasta la Ciudad de México. Al parecer, la demanda superaba su producción y obligó a modificar la tradicional elaboración del queso tenate, eliminando la maduración y haciendo que los quesos se vendieran frescos. Esta hipótesis se sustenta también en las frecuentes compras de queso que realizaba en Rancho San Antonio de Acopinalco. Al morir Ignacio continuaron con la tradición quesera sus hijos Ignacio y Miguel, tal vez apoyados por Seferino e Irene. Para principios del siglo veintiuno los descendientes todavía elaboraban el queso tenate; sin embargo, las muertes de Miguel e Ignacio en 2010 y 2011, respectivamente, finalizaron una larga tradición quesera en esta rama del árbol genealógico de la familia Caballero. Hoy, después de una historia que ha cubierto cerca de 100 años, sólo Alejandra 26
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Caballero (una mujer de 51 años, casada pero sin hijos) continúa haciendo el queso tenate de manera ocasional en Rancho Nuevo. Rancho San Antonio de Acopinalco El Rancho San Antonio de Acopinalco era propiedad de José Zamora Carrasco y Ramoncita Manilla. La pareja tuvo seis hijos (Emilia, Roberto, Natalia, Elías, Matilde y Manuel). Además del rancho, la familia poseía algunas casas en el centro del pueblo. Es así como algunos integrantes de la familia vivían en el campo y otros en la zona urbana de Tlaxco. Lo anterior resulta importante, pues es muy probable que el proceso de elaboración del queso tenate haya ocurrido de manera inversa a cómo sucedió en Rancho Nuevo. Primero lo elaboraron algunos integrantes de la familia Zamora que vivían en el centro de Tlaxco, como Matilde Zamora y su sobrina (hija adoptiva) Leonila Zamora (Nila), y posteriormente se difundió el conocimiento a Concepción Pérez de Zamora (esposa de Roberto Zamora Manilla) y su hija Cristina Zamora Pérez, que vivían en el Rancho San Antonio. La leche producida en el Rancho San Antonio se bajaba a la casa de Tlaxco todos los días. Allí Matilde y Leonila la transformaban en queso tenate, queso de aro y requesón. Concepción Pérez y su hija Cristina, a pesar de vivir en el lugar donde se producía la leche, debían comprarla a algunos productores vecinos. Entrevistada al respecto, Cristina Zamora Pérez señaló que su madre (Concepción Pérez de Zamora) aprendió de Matilde Zamora a hacer los quesos. Cristina, por su parte, aprendió de su madre cuando tenía sólo ocho años de edad; aunque reconoce que también su prima Leonila le enseñó algunos aspectos de la fabricación. Hoy Cristina tiene 81�������������������������� años��������������������� y continúa elaborando los quesos en el Rancho San Antonio de Acopinalco todos los días de la semana, a excepción de los miércoles y domingos. Compra la leche con productores vecinos, y después de elaborarlos los baja hasta Tlaxco, donde los entrega por encargo. Ante la muerte de Matilde y Leonila Zamora, hoy la producción de los quesos la realiza Clara García, empleada que ayudó a Nila hasta el momento de su muerte. 27
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Rigoberto López, pariente de las familias Zamora y Caballero y propietario de la quesería El Saltito (fundada hace 50 años) en el municipio de Chignahuapan, estado de Puebla, en entrevista confirmó que fue Ignacio Caballero Munive quien enseñó la elaboración de los quesos tradicionales de Tlaxco a Matilde Zamora y luego a Leonila Zamora. Estas narrativas han permitido dilucidar la relación que existió entre las dos familias en la transmisión de las técnicas queseras. Además, es necesario resaltar que Emilia Zamora (hija de José Zamora y Ramoncita Manilla) era la esposa de Ignacio Caballero. Es posible que este parentesco facilitara la transmisión del saber-hacer relativo a la elaboración artesanal de estos quesos. Si bien la producción en Rancho Nuevo del queso tenate al parecer se inició durante la estadía de Ignacio Caballero, se debe tener en cuenta que los habitantes de Tlaxco siempre vinculan la tradición del queso tenate con la señorita Leonila Zamora. En la casa de la difunta Nila se ha elaborado el queso tenate por cerca de 70 años. Hasta allí convergen los compradores de estos derivados de la leche, provenientes del pueblo pero especialmente turistas, para encargar un producto que prefieren por su elaboración artesanal y por el sabor único que le brinda su fabricación con leche pura. Los bajos volúmenes de leche que allí se procesan en la actualidad (aproximadamente 70 litros diarios) hacen que la demanda supere a la oferta. En consecuencia, los compradores deben encargar los quesos en la mañana para recogerlos al empezar la tarde. Nila Zamora no sólo era reconocida por sus quesos; también era una mujer con una activa vida social y religiosa que la convirtió en un personaje querido por la mayor parte de la población. Nila murió en 2007; pero, como se indicó, en su casa la empleada que la ayudó toda la vida a hacer los quesos aún hoy continúa elaborándolos. Esta empleada, llamada Clara García, llegó siendo una niña a la casa del centro de los Zamora para desempeñar oficios varios, incluyendo la fabricación del queso. Hoy lleva 60 años produciéndolos, y al igual que Nila y Cristina Zamora, tampoco es casada ni tiene hijos, y lleva una vida con fuerte arraigo religioso. Cálculos acerca del tiempo de elaboración del queso tenate en la familia Caballero (desde hace más o menos 90 años) y en la familia Zamora (aproximadamente 70 años) confirman el inicio de la elaboración 28
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en Rancho Nuevo. Su producción en el centro de Tlaxco y en Rancho San Antonio de Acopinalco coincide en buena medida con la llegada de Ignacio Caballero al pueblo, cuando tuvo que bajar por el retorno de su hermano Francisco a Rancho Nuevo. Es posible que la esposa de Ignacio, la señora Emilia Zamora, haya facilitado la enseñanza de las técnicas a su hermana Matilde Zamora y a su sobrina Leonila Zamora para ofrecer un mayor valor agregado a la leche que producía su padre en Rancho San Antonio de Acopinalco. La comercialización de manera exclusiva en la Ciudad de México de los quesos que elaboraba Ignacio Caballero, la pérdida de la tradición quesera en su familia, la venta de los quesos que hacía Ana María Caballero en el vecino municipio de Apizaco y la distribución de los quesos que elaboraban Concepción y Cristina entre unas pocas familias de Tlaxco pronto dejaron como único referente en la memoria de los habitantes del pueblo la elaboración de queso tenate que realizaba la señorita Nila Zamora. El queso tenate cubre un periodo de cerca de 100 años, tiempo durante el que se consolidó como un producto típico de Tlaxco; el fuerte vínculo territorial y su presencia en la historia del pueblo y en la memoria de sus habitantes son testimonio de su valor patrimonial. Método genealógico. Transmisión del saber-hacer asociado a la elaboración artesanal del queso tenate a través de las generaciones Las entrevistas hechas a la señora Alejandra Caballero y a la señorita Cristina Zamora de Pérez también fueron el mecanismo para aplicar el método genealógico y realizar la representación de las genealogías de las familias Caballero Munive (Rancho Nuevo) y Zamora Manilla (Rancho San Antonio de Acopinalco). Las genealogías surgidas de la memoria oral facilitaron la comprensión de las estructuras familiares de los dos ranchos e hicieron posible reconocer la forma en que se relacionaron las dos familias con los matrimonios de Ignacio Caballero con Emilia Zamora y de Francisco Caballero con Enedina Zamora (prima de Emilia). Con el recurso a la memoria oral se pudo tener 29
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Ana Ma.
→ Cristina Zamora Pérez
Juan Carlos Caballero
Carlos José
Ignacio Miguel
Natalia Zamora
Elías Zamora
Rcho. San A. de Acopinalco José Zamora Carrasco Ramoncita Manilla
Daniel
María Soledad
Matilde Zamora
Emilia
Danuel Caballero
Manuel Zamora Eustolia Zamora
Soledad Caballero
→
→
→
→
Clara García
Leonila Zamora
→
◀
◀
Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas.
←
◀ Elías Zamora Pérez
Emilia Zamora
Mario
Ignacio Caballero
→
José Zamora Pérez
Roberto Zamora Concepción Pérez
María Constanza
Rancho Nuevo
Daniel Caballero María Munive Cahuantzi
→
Roberto Zamora Pérez
→
Alejandra Caballero
Francisco
Francisco Caballero
→
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→
Diagrama 1. Genealogía de la familia Caballero Munive, de Rancho Nuevo, y la familia Zamora Manilla, de Rancho San Antonio de Acopinalco.
Pedro Caballero
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una explicación al surgimiento de la elaboración del queso tenate en la casa de Nila Zamora y en el Rancho San Antonio de Acopinalco, pero además reconocer la forma cómo el saber-hacer se fue transmitiendo a través de las generaciones. Por último pero no menos importante, las genealogías dejaron en evidencia el riesgo inminente de perder el conocimiento asociado a las técnicas de elaboración del queso tenate artesanal debido a la ausencia de descendencia en las tres mujeres y a su avanzada edad, pues en estos momentos Cristina Zamora tiene 81 años; Clara García, 70, y Alejandra Caballero, 51. Historia oral. Etapa de surgimiento y desarrollo de las queserías tecnificadas en Tlaxco Actualmente se identifican en Tlaxco un total de siete queserías tecnificadas, cuatro de ellas especializadas en la elaboración de queso tipo Oaxaca, mientras que las otras tres han orientado su producción hacia una mayor diversidad de quesos. De este último grupo, sólo dos queseros elaboran el queso tenate. Estas agroindustrias, aunque llevan mucho menos tiempo en el pueblo, presentan un mayor grado de tecnificación respecto a las queserías artesanales. La producción semiindustrial de queso en Tlaxco comienza hace 29 años (1983) como resultado de una alianza comercial entre Guadalupe Ruiz (quien aportó el conocimiento) y Francisco Escalante (quien proporcionó el espacio para fabricar los quesos). Esta iniciativa surge cuando Ruiz identifica el potencial lechero del municipio, especialmente al observar una alta cantidad de intermediarios que llegaban cada día para comprar leche y llevarla a queserías y plantas industriales de los pueblos vecinos. El negocio, que al principio se había concentrado en la fabricación de quesos para distribuirlos en cremerías de Tlaxcala, Puebla e Hidalgo, pronto modificó su visión al descubrir el beneficio que representaba la venta directa. Esta floreciente etapa de la quesería tecnificada de Tlaxco tuvo excelentes resultados debido al creciente turismo de la zona (viajeros con 31
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destino a Chignahuapan y Zacatlán) y la escasa competencia que ofrecían las queserías artesanales. Desafortunadamente, entre los dos socios se presentó un conflicto que resultó en la conformación de dos negocios, la quesería y cremería El Ranchito, de Escalante, y la quesería y cremería La Casimira, de Ruiz. La primera se logró constituir debido a que Isidro, uno de los trabajadores de la quesería, decidió continuar su trabajo con Francisco Escalante. La Casimira alcanzó a procesar hasta seis mil litros en un día, sin embargo los problemas administrativos derivaron en su desaparición. La quesería y cremería de Francisco Escalante continúa funcionando hasta la fecha; allí trabaja con el apoyo de su hijo Juan Bernardo. Posteriormente surgieron otras queserías tecnificadas en el pueblo: la de Pablo Albuquerque, la de Martín Albuquerque (hermano de Pablo), la de Lucio Escalante (hijo de Francisco Escalante), la de Víctor (ex empleado de Guadalupe Ruiz) y las dos más recientes, de Miguel Ángel y Jorge Olvera, queseros nativos de Calapa, Puebla. Historia oral y línea de tiempo. Etapa de decaimiento de la quesería en Tlaxco Un recorrido por Tlaxco permite confirmar la realidad del proceso de desaparición del queso tenate. Para conseguir este producto resulta necesario encargarlo. Los queseros artesanales explican que normalmente prefieren elaborar el queso de aro por presentar una mayor dinámica en el mercado, debido en buena medida a que tiene un formato pequeño y, por tanto, un menor precio. En las queserías tecnificadas el panorama es similar, y solamente se produce de manera ocasional en dos de ellas y por encargo. La justificación de estos productores para no fabricar el queso tenate es la baja demanda, debido en buena medida al desconocimiento del comprador (es turista en un porcentaje que supera el 95%) y a los bajos márgenes de utilidad que deja su elaboración. 32
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Cuadro 1. Línea de tiempo de las variables históricas que afectaron la actividad quesera en Tlaxco. Año
Ámbito internacional Ámbito nacional Ámbito local 2001 Atentado contra las Torres Ge- Afectación económica Reducción del flujo melas y guerra contra Afganistán. de México. de turistas a Tlaxco. 2007 Apertura del periférico en Tlaxco; los turistas que viajan hacia Chignahuapan y Zacatlán ya no deben entrar al pueblo. Este aspecto ha reducido de manera representativa el flujo de turistas y en consecuencia el comercio de quesos. 2008 Crisis económica Lento crecimiento de. Reducción de la actividad turística. y financiera mundial. la economía de México. 2009 Pandemia mundial Caída de la venta de queso en los merca- de la gripe AH1N1. dos locales y nacionales por efectos de la gripe; se producen restricciones en la mo- vilidad de las personas y los productos. 2010 NMX 243 prohíbe la produc- Incertidumbre en la actividad quesera ción y comercialización de ante la nueva normatividad. queso sin leche pasteurizada. 2012 Crisis económica en Europa e in- Preparación de las elecciones. Menor flujo de turistas y reducción certidumbre en la recuperación de presidenciales. Reducción de las del consumo de queso. Ausencia Estados Unidos. Desaceleración remesas, incremento sostenido de estrategias para estimular el turis- económica en China y Brasil. del índice de precios al consu- mo local y fortalecer el consumo Incremento en el precio de los midor y reducción en el índice de los quesos genuinos en el go- alimentos por diversas causas. de confianza del consumidor. bierno municipal de Tlaxco.
Fuente: Elaboración propia.
Las queserías y cremerías reconocen de manera general un descenso en la producción quesera de Tlaxco y de manera particular la desaparición del queso tenate; esta problemática se ha hecho más evidente en los últimos cinco años. Algunas causas del decaimiento se explican en la línea de tiempo del cuadro 1. Trayectoria tecnológica de la producción de queso en Tlaxco. Innovación vs. tradición Como ya se indicó, en Tlaxco se identifican dos tipos de productores de queso tenate: aquellos que elaboran el queso de manera artesanal 33
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y los que lo producen en queserías tecnificadas con un mayor grado de industrialización. La producción artesanal se caracteriza por los bajos volúmenes de producción; emplea sólo leche fresca y entera (no se descrema), que proviene de productores directos o del propio rancho; además, no se le aplican tratamientos térmicos durante su transformación en queso; se emplea cuajo líquido para coagular la leche (al parecer, está innovación se adoptó hace cerca de treinta años cuando se reemplazó por el cuajo en pastilla; es necesario resaltar que no existen referencias al uso de cuajo natural), y no se aplican insumos para mejorar el rendimiento de los quesos ni conservantes artificiales. Es particular en este tipo de tecnología la molienda de la cuajada en metate o en máquina de moler manual, así como el uso de algunas máquinas antiguas (superan los 50 años), entre las que se identifican algunas tablas inclinadas para el escurrido de la cuajada y grandes prensas de madera. Finalmente, se debe resaltar que Alejandra Caballero continúa elaborando el queso tenate como lo concibió Ignacio Caballero hace 100 años, con el recurso a la maduración por dos semanas antes de enviarlo al mercado, cuando las demás productoras artesanales (Cristina y Clara) fabrican y comercializan el queso fresco (sin maduración). La elaboración tecnificada del queso tenate se realiza con leche cruda, al igual que en la técnica artesanal; sin embargo, en este tipo de quesería cerca del 50 por ciento de la leche es comprada a intermediarios, quienes colectan la leche en los ranchos y luego la revenden en las queserías. En el proceso semiindustrial se identifica el descremado parcial para retirar la grasa (se emplean descremadoras); además, en algunas agroindustrias se evidenció la adición de leche en polvo y grasa vegetal para mejorar los rendimientos. Ninguna quesería de este grupo realiza pasteurización de la leche. Para agilizar la elaboración del queso, la molienda se realiza mediante el desmenuzado de la cuajada, y en todos los casos se omite la maduración del queso. Al tener una mayor escala de producción, se hace necesario contar con equipos de mayor capacidad; por ello es generalizado el uso de tinas queseras de acero inoxidable, con capacidades que oscilan entre 600 y 1 200 litros. Para la generación de calor se identificó el uso de calderas y quemadores de gas; de las siete queserías tecnificadas, cinco utilizan calderas o quemadores de gas y las dos restantes emplean calderas de leña. También es común encontrar 34
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cuartos fríos para almacenar los quesos y la incursión de malaxadoras para hilar el queso tipo Oaxaca. El siguiente cuadro recopila la transmisión del conocimiento y las principales innovaciones en la tradicional elaboración del queso tenate de Tlaxco. Cuadro 2. Trayectoria tecnológica de la tradición quesera de Tlaxco. Año Innovación 1920 Origen del queso tenate en Rancho Nuevo. El proceso incorpora la etapa de maduración. 1940 Ignacio Caballero baja a vivir a Tlaxco. La demanda de queso tenate supera la oferta, por lo que se modifica el proceso de elaboración omitiendo la maduración; a partir de este momento se comercializa como queso fresco. 1940 Transferencia del saber-hacer de la elaboración del queso tenate de Ignacio Caballero a: 1. Sus hermanos Francisco Caballero y Ana María Caballero en Rancho Nuevo, 2. Matilde Zamora y Nila Zamora en el centro de Tlaxco. 1940 Transferencia del conocimiento asociado a la elaboración del queso tenate de Matilde y Nila Zamora (en el centro de Tlaxco) a Concepción Pérez y Cristina Zamora (en Ran- cho San Antonio de Acopinalco). 1980 Se cambia el uso del cuajo en pastilla por cuajo líquido. 1983 Aparición de las queserías tecnificadas en Tlaxco. 1990 Separación de la grasa de la leche. 1997 Incorporación de leche en polvo y grasa vegetal en algunas queserías tecnificadas. 2000 Incorporación de calderas como agentes de calefacción. 2005 Aplicación de conservantes químicos a algunos quesos. 2010 Incorporación de malaxadoras para el hilado de queso tipo Oaxaca. 2012 Aplicación de almidones en algunas queserías para mejorar el rendimiento. Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas.
Calificación y certificación del queso tenate. Estableciendo las bases para las reglas de uso y las indicaciones geográficas (IG) El método genealógico permitió identificar la manera como se ha venido transmitiendo la tradición asociada a la elaboración artesanal del queso tenate a través de las generaciones de las familias donde este derivado de la leche surgió hace cerca de 100 años. La trayectoria, 35
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por su parte, logró constatar la conservación de la técnica original del queso tenate en los descendientes de las familias Caballero y Zamora, así como el surgimiento en los últimos treinta años de las queserías tecnificadas con un proceso semiindustrial que se ha desarrollado de forma paralela y que ha incorporado un conjunto de innovaciones. En la búsqueda de reconocer las diferencias adicionales entre las dos técnicas, se realizó una evaluación microbiológica al queso artesanal (fresco y madurado) y tecnificado (fresco). El siguiente cuadro registra los resultados obtenidos. Cuadro 3. Análisis microbiológico de los quesos tenate artesanal y semiindustrial. Método Norma Límites Queso tenate Queso tenate Queso tenate máximos artesanal sin artesanal sin semiindustrial pasteurización pasteurización sin pasteuriza- y fresco y con maduración ción y fresco de dos semanas Determinación NOM–113 1 000 UFC/g 4 200 UFC/g <10 UFC/g 50 000 UFC/g de coliformes –SSA1 fecales –1994 en placa Determinación NOM–114 Ausente Ausente Ausente Ausente de salmonella –SSA1 en 25 g en 25 g en 25 g en 25 g ssp. –1994 Cuenta de NOM–092 500 UFC/g 436 667 UFC/g 3 750 000 UFC/g 8 000 UFC/g mohos y –SSA1 levaduras –1994 Determinación NOM–115 100 UFC/g <10 UFC/g <10 UFC/g <10 UFC/g de Staphylococcus –SSA1 Aureus –1994 Determinación Método Ausente Ausente Ausente Ausente de Listeria FSIS/USDA en 25 g en 25 g en 25 g en 25 g monocytogenes MLG pH NMX–AA No aplica 6.30 5.55 6.35 –008SCFI –2000
Fuente: Análisis microbiológicos de esta investigación.
La información deja en evidencia los impactos de la maduración en el queso tenate. A medida que ella ocurre, sucede una conversión de la 36
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lactosa en ácido láctico, y se produce un descenso en el pH del queso; este proceso fisicoquímico deriva en una reducción del número de unidades formadoras de colonia de coliformes fecales, y entonces se tiene un recuento que está por debajo de los límites máximos permitidos. Aunque el recuento de mohos y levaduras es elevado para los quesos analizados, este factor resulta crítico más para la conservación del queso que como un riesgo real para el consumidor, pues es manejable mediante la aplicación de una solución antifúngica (natural) en la superficie del queso y en el tenate. La maduración no sólo fue la forma original de elaboración del queso tenate hace 100 años; también es un mecanismo eficiente para reducir la flora patógena y brindar inocuidad al consumidor, aun cuando no se realice la pasteurización de la leche. El añejamiento del queso mejora, además, las características sensoriales del producto y le brinda otras alternativas de consumo (como botana y para fundir). Las reglas de uso para homogeneizar y otorgar autenticidad a la elaboración del queso tenate deberán incluir los siguientes requisitos: la leche debe ser producida por el propio quesero o en su defecto ser adquirida directamente del productor; es necesario que el ganado se alimente sólo con forraje y zacate fresco; el ganado deberá contar con los registros de salud y la vacunación (ausencia de tuberculosis y brucelosis) de tal forma que se garantice la calidad sanitaria de la leche; en cuanto a la elaboración del queso, se debe emplear únicamente leche fresca y entera, por lo que no se debe descremar ni se deben adicionar grasas vegetales, leche en polvo, almidón u otro insumo para incrementar el rendimiento; se debe adicionar cuajo líquido natural y sal marina; la molienda del queso se debe realizar en máquina de moler o metate; el proceso constará de dos etapas de maduración: la primera ocurre una vez se obtiene la cuajada y se deja sobre una tabla de madera (durante una semana), y la segunda, cuando la cuajada se adiciona al tenate y se realiza el prensado (durante una semana más); se podrá aplicar una solución antifúngica natural (derivada de la leche) para controlar el desarrollo de mohos y levaduras; resulta indispensable contar con buenas prácticas de manufactura para garantizar la calidad higiénica del producto; por otra parte, se debe iniciar un proceso de señalización del queso de tal 37
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forma que el consumidor logre identificar entre un producto artesanal y uno tecnificado y además reconozca su procedencia (la quesería donde se elaboró). El establecimiento de las reglas de uso para el queso tenate es un primer paso para gestionar en los años venideros ante el Instituto Mexicano de Protección Industrial –IMPI– la certificación de una indicación geográfica, como la marca colectiva o, ¿por qué no?, una denominación de origen. Análisis de redes en las queserías de Tlaxco. Reconociendo el grado de interacción de los queseros El análisis de redes se convierte en una herramienta de gran importancia para validar los niveles de acción colectiva y el potencial de las comunidades para diseñar e implementar estrategias orientadas a revertir los procesos de extinción del queso. Buscando ampliar el conocimiento de las relaciones entre los diversos actores tecnológicos, se utilizó inicialmente un mapa que representa a Tlaxco y los lugares donde se localizan los nodos con los cuales los queseros establecen relaciones sociales, técnicas y comerciales. En el esquema se incorporaron círculos concéntricos con la finalidad de establecer un criterio que permitiera identificar con coherencia las distancias que existen entre ellos. A cada círculo se le asignó un valor, empezando por 1 para el lugar donde se concentran las queserías (Tlaxco) y evolucionando hasta 7 para aquellos nodos que se encuentran fuera del último círculo de referencia. La información de las distancias que generó el mapa de los círculos concéntricos se incluyó posteriormente en forma de matriz en la base de datos en Ucinet 6.0, de donde se generaron los diagramas de grafos que representan las relaciones (sociales, técnicas y comerciales) para los productores de queso en Tlaxco (artesanales y tecnificados), así como los indicadores propios de las redes y los nodos. A continuación se presentan los diagramas de grafos que representan estas relaciones de los queseros de Tlaxco. 38
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Fuente: Elaboración propia.
Mapa 3. Mapa de círculos concéntricos para el establecimiento de distancias entre nodos para el análisis de redes.
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Diagramas 2a, b y c. Redes sociales, t茅cnicas y comerciales de los queseros de Tlaxco.
Fuente: Elaboraci贸n propia con base en las entrevistas.
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Los anteriores diagramas muestran varios elementos. Por una parte, se reconoce la desarticulación que existe entre los queseros artesanales y los tecnificados, el alto aislamiento técnico y social de los queseros artesanales, y el establecimiento de vínculos sociales basados en las relaciones de parentesco y consanguinidad (Cristina Zamora y Clara García, Pablo y Martín Albuquerque –hermanos–, Juan Bernardo y Lucio Escalante –hermanos–). Las demás relaciones sociales de los queseros tecnificados se estructuran a raíz del interés en el establecimiento por el precio de la leche. Los queseros artesanales concentran las relaciones comerciales en el municipio de Tlaxco; esto se debe a que los proveedores y clientes (sólo venta directa) se ubican en ese lugar. En las relaciones técnicas se reconoce que se comparte información entre queseros sólo cuando existen relaciones familiares; de lo contrario, el quesero tecnificado debe recurrir a queseros ubicados fuera de Tlaxcala para aprender nuevas técnicas de elaboración. Cuadro 4. Indicadores de las redes sociales, técnicas y comerciales de los productores de queso tenate en Tlaxco. Indicador
Red social de queseros de Tlaxco
Red técnica Red comercial de queseros de queseros de Tlaxco de Tlaxco
Número de subredes 2 5 1 Nodos en la red 26 21 53 Vínculos en la red 38 17 61 Vínculos promedio por actor 1.46 0.81 1.15 Centralización de salida 43.84% 16.75% 17.35% Centralización de entrada 10.56% 11.50% 9.50% Densidad 5.85% 4.05% 2.21% Distancia promedio general 2.42 2.71 3.23 Distancia promedio de los vínculos de los queseros artesanales 1.00 1.00 1.28 Distancia promedio de los vínculos de los queseros semiindustriales 2.46 3.23 4.05
Fuente: Elaboración propia.
Las relaciones comerciales de los semiindustriales reflejan un mayor nivel de dependencia comercial de actores externos, pues la venta del producto se realiza en el pueblo sólo cuando se logran articular verticalmente a la cadena (son dueños de las cremerías); de lo contrario, deben recurrir a mercados ubicados en Puebla y la Ciudad de México para lograr negociar sus 41
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productos. El uso de algunos insumos, como leche en polvo y grasa vegetal, así como de maquinaria de mayor escala de procesamiento, hace necesario contar con proveedores ubicados fuera de Tlaxco. En términos generales, cada quesero trabaja de manera independiente. El interés por conservar los proveedores de leche y los clientes para su producto ha producido egoísmo a través del tiempo, un aspecto que ha desembocado en una lenta desaparición de la actividad quesera en el municipio. Esta información aparece en el cuadro 4, donde se presentan indicadores para las diferentes redes. Análisis de cadenas agroindustriales. Analizando la economía de los eslabones Como se ha indicado, en el municipio de Tlaxco se identifican dos cadenas bien diferenciadas para el queso tenate: la cadena artesanal y la cadena semiindustrial. A continuación se presentan algunas variables para comparar los dos tipos de queserías. Cuadro 5. Caracterización de las queserías artesanales y tecnificadas de Tlaxco. Variable
Tipo de quesería
¿Cúal es la edad del quesero? (años) Semiindustrial Artesanal ¿Cuántos años lleva dedicado a la elaboración de quesos? Semiindustrial Artesanal ¿Cuál es el número de trabajadores en la quesería? Semiindustrial Artesanal ¿ Cuál es el área de la planta? (metros cuadrados) Semiindustrial Artesanal ¿Cuál es la cantidad de leche que procesa semanalmente? (litros) Semiindustrial Artesanal ¿Cuál es el porcentaje de leche que suministran los proveedores directos? Semiindustrial Artesanal ¿Cuál es el porcentaje de leche que suministran los intermediarios? Semiindustrial Artesanal ¿Cuántos tipos de queso produce? Semiindustrial Artesanal ¿Cuántos kilos de queso produce a la semana? Semiindustrial Artesanal ¿Cuál es el rendimiento de leche a queso? (porcentaje) Semiindustrial Artesanal
Media 36.4286 a 67.3333 b 10.4286 a 57.0000 b 5.5714 a 1.3333 b 104.2857 a 31.6667 b 25400.0000 a 281.6667 b 48.3757 a 100.0000 b 51.6243 a .0000 b 3.8571 a 2.6667 a 3185.0000 a 28.6667 b 12.1571 a 10.2233 b
Desviación típ. 7.80720 15.17674 6.47707 18.68154 2.63674 .57735 37.35289 7.63763 16300.20450 194.44365 33.83255 .00000 33.83255 .00000 2.54484 .57735 2185.83127 19.75686 1.27996 .23587
Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas.
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Cadena del queso tenate artesanal En Tlaxco se identifican tres queserías artesanales: las de Alejandra Caballero, Cristina Zamora y Clara García (en la casa de Nila Zamora). En todos los casos corresponden a descendientes de las familias Caballero y Zamora, las que dieron origen al queso tenate hace 100 años, aproximadamente. La cadena artesanal es corta; está conformada por los siguientes eslabones: producción de leche, queserías artesanales, comercialización directa del queso y consumidor. A pesar de identificarse sólo tres queserías en esta cadena, se reconocen diferencias en la forma de operación de cada una de ellas. Alejandra Caballero, por ejemplo, produce su propia leche, elabora el queso y además lo comercializa directamente; esta condición de integración vertical, unida a un proceso de elaboración del queso tenate que incorpora la maduración por dos semanas, le permite contar con un precio de venta diferenciado por la calidad. Los factores que hacen particular este queso son la producción orgánica de la leche, la elaboración artesanal del queso, el añejamiento del producto (durante dos semanas), el aprovechamiento del suero para elaborar requesón y la venta directa. Las características mencionadas en su conjunto le permiten vender el queso tenate a 120 pesos la unidad (cada queso pesa entre 850 y 1000 gramos), contar con una utilidad cercana a los cuatro pesos por litro de leche procesado y de 38 pesos por kilogramo de queso comercializado, registrando de esta manera las ganancias������������������ más alta��������� s por litro de leche y kilogramo de las dos cadenas (artesanal y semiindustrial) de queso de Tlaxco. Desafortunadamente, los bajos volúmenes de leche que se producen en el Rancho Nuevo (15 litros al día) y la ausencia de un mayor mercado han limitado sus oportunidades de crecer. Cristina Zamora elabora el queso en el Rancho San Antonio de Acopinalco, y aunque allí se produce leche, ésta se envía a la casa de Nila en el centro de Tlaxco. Para elaborar los quesos, Cristina debe comprar la leche a productores vecinos, los cuales se caracterizan por ser pequeños productores que alimentan su ganado por pastoreo. Cristina procesa en promedio 40 litros de leche al día, elabora quesos tenate y de aro y requesón. La producción se realiza todos los días de la semana, a excepción de los miércoles y domingos. Una vez finalizada la elaboración, baja al pueblo para entregar 43
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los encargos de queso en panaderías, tiendas y casas de familia. El precio de venta del queso tenate se realiza en 85 pesos la unidad (cada queso pesa entre 850 y 1000 gramos). Clara García, por su parte, produce y comercializa el queso tenate en la casa de la difunta Nila Zamora en el centro de Tlaxco; para ello recibe la leche producida en el Rancho San Antonio de Acopinalco. El producto se vende fresco (sin maduración) a 85 pesos la unidad. Es necesario resaltar que, aunque se procesan cerca de 70 litros de leche al día, la demanda generalmente supera la oferta de queso, un fenómeno que hace necesario encargar el queso en la mañana para poder recogerlo al iniciar la tarde. La comercialización diferenciada y la baja cantidad que elabora Alejandra Caballero, unidas a la producción por encargo que realiza Cristina Zamora, han derivado en que sea la casa de Nila el único lugar donde se pueda conseguir de manera regular el queso tenate artesanal en Tlaxco. Es necesario resaltar que Clara, además de elaborar el queso tenate, también produce queso de aro, algo relevante porque el último se produce en formatos más pequeños (de 120 a 150 gramos) y con un precio que oscila entre 15 y 60 pesos. La diversidad de tamaños y precios con los cuales se ofrece el queso de aro resulta atractiva para el consumidor, que puede adquirir el tamaño de acuerdo con sus gustos y posibilidades de compra; mientras que en el queso tenate se cuenta con un precio relativamente alto (entre 85 y 120 pesos) y además el consumidor debe pagar de manera indirecta por el tenate (empaque), el cual oscila entre 10 y 12 pesos cada uno. De esta manera se puede identificar que el queso de aro es un fuerte competidor para el queso tenate en el mercado artesanal de Tlaxco. La edad promedio de las mujeres que elaboran el queso artesanal es de 67.3 años, con un promedio de 57 años elaborando el queso. Estos datos confirman el riesgo de desaparición del queso tenate, especialmente cuando la avanzada edad de las artesanas del queso se conjuga con la ausencia de descendencia en ellas. Por otra parte, permiten reconocer la temprana edad a la que estas mujeres aprendieron a hacer el queso: a los 10 años en promedio. El proceso artesanal se realiza en áreas ������������������������������������� (generalmente, ������������������������������� cocinas o pequeños cuartos) que en promedio tienen 31.6 metros cuadrados; los volúmenes de leche que se procesan en cada quesería son en promedio 281.6 litros a la 44
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semana (aproximadamente, 40 litros diarios), circunstancia que facilita la elaboración del queso en ollas y con estufas de gas como agentes de calefacción. La cantidad de leche permite producir 2.6 variedades de queso (tenate, de aro y requesón) y obtener en promedio 28.7 kilos de queso a la semana (4.1 kilos al día), con un rendimiento de 10.22 kilos de queso por cada 100 litros de leche procesados. Finalmente, la actividad genera salarios para 1.33 personas por quesería, con lo que se robustece la idea de que las queseras trabajan solas y en pocos casos se apoyan en ayudantes. Sobre los costos de producción de las queserías artesanales, se concentran en la adquisición de la leche (en promedio, 1 358 pesos a la semana), el pago de jornales a los ayudantes (400 pesos semanales) y la compra de gas para las estufas (57 pesos a la semana) e implementos de aseo (32 pesos por semana). Los otros costos tienen una participación menor al uno por ciento de los costos totales de producción. La siguiente gráfica muestra la participación en porcentaje de los principales elementos que conforman la estructura de costos de este tipo de queserías. Gráfica 1. Estructura de costos de las queserías artesanales de Tlaxco.
1% 1%
3%
2%
1%
1%
1%
1%
Costo por compra de leche semanal, 69% Costo por pago de jornales semanal, 20%
20%
Costo por pago de combustible para quemador o caldera (gas, leña, acpm), 3%
69%
Costo por implementos de aseo (aseo, hipoclorito, cepillos, etc.), 2% Costo por suministro de energía semanal, 1%
Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas.
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Aunque las utilidades en estas queserías artesanales corresponden a 2.27 pesos por litro de leche procesado y 22.02 pesos por kilogramo de queso comercializado, se debe resaltar que los bajos volúmenes de procesamiento producen utilidades mensuales que ascienden en promedio a 1 908 pesos; lo cual corresponde a 1.1 salarios mínimos legales vigentes (SMLV), tomando como referencia el SMLV de 2012 en 1 740 pesos). Los bajos ingresos mensuales son un elemento de desmotivación en los queseros; en consecuencia, es un factor que participa en la desaparición gradual de estos quesos. Finalmente, es necesario indicar que en este mercado de competencia monopolística resultan indispensables los procesos de señalización; sin embargo, ninguno de los queseros ha incorporado este mecanismo de diferenciación de tal forma que el consumidor pueda reconocer y valorar la tradición y el proceso artesanal que lleva implícito este tipo de queso. Cadena del queso tenate semiindustrial Su aparición se remonta a 1983 con el emprendimiento de Guadalupe Ruiz y Francisco Escalante. En la actualidad se identifican siete queserías; todas se ubican en la zona urbana de Tlaxco, y procesan entre 500 y seis mil litros de leche por día. La cadena semiindustrial es más larga que la identificada en la cadena artesanal y está conformada por los siguientes eslabones: producción de leche, intermediarios (compran la leche en los ranchos y la revenden en las queserías), queserías semiindustriales, comercialización (cremerías locales y cremerías mayoristas fuera de Tlaxco) y consumidor. Se reconocen dos tipos de queserías tecnificadas: aquellas que se han especializado en la fabricación de queso de hebra o tipo Oaxaca y las que producen variedad de quesos (en promedio, seis diferentes tipos de queso). Las queserías del primer grupo se encuentran ubicadas en un mercado de competencia perfecta, pues se ha identificado un elevado número de productores (queserías ubicadas en Tlaxco y poblaciones vecinas) y de clientes (cremerías mayoristas). Estas condiciones han estimulado una estrategia de proveedor de bajo precio en este tipo de queserías, cuyo objetivo es producir con el 46
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menor costo del mercado. Para ello los queseros han tenido que implementar estrategias que incluyen economías de escala (representadas en la compra de altos volúmenes de materias primas e insumos) y el empleo de insumos para incrementar los rendimientos (leche en polvo, grasa vegetal y almidones) y de tecnologías para reducir los costos de producción (calderas, mezcladoras para reconstituir leche en polvo y malaxadoras). En este momento son cuatro las queserías tecnificadas que se encuentran en este esquema; las otras tres se han inclinado hacia la diversificación de la producción. La comercialización del queso tipo Oaxaca se realiza con mayoristas que se concentran en Puebla y el Distrito Federal. Las queserías que producen una mayor variedad de quesos se caracterizan porque los dueños son propietarios al mismo tiempo de cremerías ubicadas en Tlaxco y otras poblaciones. La incorporación de grasa vegetal y leche en polvo se realiza en menor cantidad que en las queserías especializadas en queso tipo Oaxaca. El salario por jornada en este grupo de queserías es mayor que en las especializadas, pues se valora el conocimiento del quesero en la medida en que sabe elaborar una mayor cantidad de quesos. Los queseros semiindustriales tienen en promedio 36.4 años de edad y llevan 10.4 años en la elaboración de queso, lo que indica que este tipo de productores se inició en la elaboración de queso a una edad de 26 años en promedio. Este valor supera de manera significativa la edad respecto a los queseros artesanales, pues este último grupo de productores se iniciaron en la actividad cuando tenían en promedio 10 años de edad. Respecto a la quesería, es necesario señalar que las plantas de procesamiento cuentan en promedio con un espacio de 104.3 metros cuadrados (triplican el área de la planta artesanal), generan salarios para un promedio de 5.6 trabajadores y procesan 25 400 litros a la semana (3 630 litros al día). La leche la obtienen por dos medios, compra directa a los productores y a través de intermediarios. Según las entrevistas, el 48.4 por ciento de la leche la compran directamente con el productor y el 51.6 por ciento restante se las proveen intermediarios que adquieren la leche en los ranchos y la revenden en las queserías. Estas queserías producen en promedio 3 185 kilos de queso a la semana (455 kilos al día) con un rendimiento de 12.16 por ciento (este valor se 47
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logra por la adición de leche en polvo, grasa vegetal y almidones). De esta información se desprende que las queserías artesanales producen sólo el uno por ciento del queso que se elabora en las queserías tecnificadas de Tlaxco. Los costos de producción se concentran en la compra de leche líquida y leche en polvo, con valores promedio semanales de 119 460 y 11 540 pesos, respectivamente. También se destacan el pago de jornales con 6 065 pesos a la semana en promedio, la compra de combustible para transportar la leche y los quesos con un valor promedio de 3 457 pesos y la compra de combustible de los quemadores de gas y calderas con un valor de 2 967 pesos. La estructura de costos de este tipo de quesería se presenta a continuación: Gráfica 2. Estructura de costos de la quesería tecnificada de Tlaxco.
2%
2%
Costo por compra de leche semanal, 82%
4%
8%
Costo por compra de leche en polvo semanal, 8% Costo por pago de jornales semanal, 4% Costo por gasolina (recepción de leche y comercialización de queso), 2% 82%
Costo por pago de combustible para quemador o caldera (gas, leña, acpm), 2%
Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas.
La utilidad que produce la quesería tecnificada se estima en un promedio mensual de 60 248 pesos; este valor corresponde a 34.6 salarios mínimos legales vigentes de 2012 (tomando como referencia 1 740 pesos mensuales). Aunque las utilidades por litro de leche procesada y kilogramo de queso 48
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elaborado por las queserías tecnificadas es inferior al valor obtenido por las artesanales, las economías de escala que han implementado las primeras hacen posible que sus utilidades sean 31.5 veces mayores que las obtenidas por las queserías artesanales de Tlaxco. Utilidades por eslabón y niveles de equidad en la cadena del queso tenate de Tlaxco Por su estructura de costos y por sus ingresos, cada uno de los eslabones que componen la cadena pudieron obtener utilidades. Esta información se registra en el siguiente cuadro. Cuadro 6. Utilidades de los eslabones de la cadena del queso tenate de Tlaxco. Eslabón de la cadena Utilidad por li- Desviación tro de leche pro- estándar ducido, transfor- (promedio) mado o comercia- en pesos lizado en pesos
Productor de leche Intermediario (recolector de leche) Quesería artesanal Quesería tecnificada Cremería de Tlaxco
1.17 c 0.13 a 2.27 d 0.79 b 0.72 b
Utilidad por Desviación kilogramo de estándar queso procesado en pesos o comercializa- do (promedio) en pesos
0.42 0.05 1.50 22.02 f 14.06 0.64 6.97 e 6.17 0.32 7.18 e 3.25
Ganancia mensual. Número de SMLV; referencia 2012
2.8 3.2 1.1 34.6 4.4
Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas.
Los datos de este cuadro revelan varios elementos importantes. Por una parte, confirman la colusión de los queseros semiindustriales en la fijación del precio de compra de la leche, una estrategia que se ve reflejada en las bajas utilidades por litro y en las escasas ganancias mensuales de los ganaderos. Por otra parte, la incursión de un alto número de intermediarios en los últimos años ha reducido la cantidad de leche que cada uno de ellos logra comercializar en las queserías, afectando de manera representativa sus utilidades. Las queserías artesanales presentan los mayores niveles de utilidad, por efecto de una menor cantidad de eslabones en la cadena, por la articulación de la producción del queso con la comercialización y por la venta del queso tenate con un precio 49
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diferenciado (en el caso de la señora Alejandra Caballero); sin embargo, los bajos volúmenes de leche que procesan generan bajas ganancias mensuales. La utilidad por kilogramo de queso procesado en las queserías tecnificadas es 6.4 veces mayor a la utilidad que obtiene el ganadero al producir un litro de leche. Esta situación sucede en buena medida por el uso de rendidores en las agroindustrias, pero especialmente por el bajo precio de compra de la leche. En las cremerías las utilidades se han visto afectadas por la reducción del flujo de turistas en los últimos años. Conclusiones Con la historia oral y las genealogías se logró reconocer las estructuras familiares y con éstas proponer una explicación al surgimiento del queso tenate en el municipio de Tlaxco. También se pudo descubrir cómo se fue transmitiendo el saber-hacer a través de las generaciones, y por último pero no menos importante, con ellas quedó en evidencia el riesgo eminente que se presenta en la conservación de esta tradición, especialmente por la avanzada edad de las queseras artesanales y porque no tienen hijos. La trayectoria tecnológica permitió identificar las diferencias entre el proceso de elaboración artesanal y el tecnificado del queso tenate, así como las innovaciones que con el tiempo se incorporaron en esa elaboración. Este instrumento resultó valioso para verificar que la elaboración artesanal ha conservado la forma tradicional de hacer queso; sin embargo, las innovaciones en las queserías tecnificadas han derivado en una pérdida de las características de genuinidad del queso tenate. Para regular esta situación se deben implementar procesos de señalización que otorguen claridad al consumidor sobre el tipo de queso tenate que está comprando (artesanal o semiindustrial); además, se deben establecer las reglas de uso para homogeneizar el proceso de elaboración, de tal forma que el producto reúna características similares independientemente del quesero. Estos elementos también pueden resultar decisivos para emprender en un futuro procesos de certificación con indicaciones geográficas. Con el análisis de redes se identificó el alto grado de aislamiento entre los queseros artesanales y los tecnificados, lo que en términos generales constituye una evidencia de la 50
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baja acción colectiva en la comunidad de queseros de Tlaxco, un aspecto que profundiza el drama de la extinción del queso tenate en este municipio de Tlaxcala. La colusión entre los queseros semiindustriales para establecer un bajo precio a la leche se refleja en las bajas utilidades que obtienen los productores. Este panorama está afectando y desestimulando la actividad lechera en el municipio. Una política de precios por calidad de la leche permitiría una mayor equidad en la cadena, y sería también un mecanismo para mejorar la calidad de la leche y del queso, y para incrementar el rendimiento quesero (haciendo necesaria una menor compra de leche en polvo de las queserías semiindustriales). La implementación de procesos de acopio y enfriamiento de la leche de Tlaxco también es una alternativa valiosa para ampliar las oportunidades de comercialización de la leche y contar con mejores precios para los productores. La ausencia de procesos organizativos entre los queseros semiindustriales hace que se pierdan las oportunidades de establecer economías de escala en la compra de insumos (leche en polvo, grasa vegetal, cuajo, sal, empaques, entre otros). El 95 por ciento de la demanda de los quesos de Tlaxco se concentra en turistas, por lo que resulta necesario diseñar estrategias para que Tlaxco sea un destino turístico y no un punto intermedio en el recorrido hacia Zacatlán y Chignahuapan. En este sentido, también se debe estimular la instalación de cremerías en la autopista que conduce a estos destinos con la finalidad de incrementar las ventas a los turistas que por allí transitan. Por último, se deben promover políticas que permitan la divulgación de las técnicas artesanales para elaborar el queso tenate, las que se deben acompañar de programas de promoción de los quesos mexicanos genuinos, de tal forma que el consumidor reconozca las virtudes que guarda el producto como patrimonio cultural (historia, identidad, sabor) y esté dispuesto a consumirlo a través del tiempo. Bibliografía A ndablo, Araceli, y María del Carmen Hernández, “Seguridad alimentaria y sus repercusiones para los productores rurales: el caso de la producción campesina de queso fresco en la región centro del estado 51
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Grass, Cervantes y Altamirano/Estrategias para el rescate y valorización del queso tenate
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Fecha de recepción: 8 de agosto de 2012 Fecha de aceptación: 18 de marzo de 2013
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Caracterización del paisaje del Valle de Mexicali según sus habitantes Aproximaciones textuales a la topofilia Luz María Ortega Villa, Judith Ley García, Norma A. Fimbres Durazo y Rosa I. Rojas Caldelas Universidad Autónoma de Baja California Resumen. A partir del análisis textual de las descripciones verbales que hacen del paisaje del Valle de Mexicali sus habitantes, se descubren aspectos de la valoración que se hace del mismo, así como coincidencias y divergencias según el grupo de edad. Asimismo, se hacen evidentes algunos elementos emocionales y vivenciales que inciden en las preferencias e identificación que los individuos manifiestan respecto de algunos lugares de la región, y que se relacionan con el término “topofilia”. Si bien el objetivo específico de la investigación que fundamenta este artículo fue caracterizar el paisaje del Valle de Mexicali desde la percepción de sus habitantes, y por ello el interés se centró en la valoración que hacen de dicho paisaje, los resultados permiten acercarse a la topofilia a través de las razones que dieron los entrevistados para preferir o identificarse con un determinado lugar de la región estudiada. Palabras clave: 1. paisaje, 2. topofilia, 3. desierto, 4. Mexicali.
Abstract. The textual analysis of the verbal description about the landscape given by Mexicali Valley inhabitants showed aspects of valuation, as well as similarities and differences according to age group. Also, some emotional and experiential elements that have an impact on the preferences and identification that those individuals expressed in relation to some places in the region were revealed, in which the term topophilia became apparent. Although the main purpose of the research in this article was focused on the inhabitants’ perception about Mexicali Valley landscape, the results allowed approaching topophilia through the reasons given by the interviewed persons for preferring or identifying with a particular place in the region studied. Keywords: 1. landscape, 2. topophilia, 3. desert, 4. Mexicali.
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Los pequeños mundos de la experiencia directa están bordeados por campos mucho más amplios, conocidos indirectamente a través de medios simbólicos. Yi Fu Tuan, 2008:88 (trad. propia)
El paisaje: un objeto móvil1 No es difícil, en términos coloquiales, entablar una comunicación con alguien acerca del paisaje, comentar sus atributos, evaluar si nos agrada o nos desagrada, y hasta proponer cambios al mismo. En el habla cotidiana, pareciera que nos entendemos sin necesidad de explicar qué es lo que cada uno “dice” al decir “paisaje”. No obstante, la labor de comunicar se complica cuando el esfuerzo corresponde a un trabajo académico, donde un primer requisito de coherencia epistemológica es definir claramente aquello que se nombra para estar en posibilidades de designar de manera precisa aquello que se pretende estudiar. Doblemente difícil es hacerlo cuando lo que se nombra es observado desde disciplinas diferentes, como es el caso de este trabajo, que surge de un proyecto interdisciplinario en el que confluyen arquitectos paisajistas, geógrafos, sociólogos y comunicólogos. Conceptos de paisaje hay varios, por lo que se hará de manera sintética un recorrido conceptual que en su trayecto se ha topado con la misma divergencia que Demeritt (1994) encuentra entre los historiadores ambientales y los geógrafos culturales, y que marca los dos polos de un debate: el de la oposición naturaleza/cultura. En un extremo, los historiadores ambientales consideran a la naturaleza como un actor histórico “que existe y actúa sobre los humanos independientemente de la percepción que tengan de ella” (Demeritt, 1994:164), y el paisaje es, en consecuencia, un producto de la naturaleza, autónomo respecto de la actividad humana. Cuando se llega a considerar la participación del ser humano es en calidad de observador del paisaje. Esta manera de incorporar la participación humana involucra una escala reducida que toma Este artículo es resultado del proyecto de investigación “Caracterización del paisaje cultural evolutivo del valle de Mexicali desde tres perspectivas convergentes”, que fue apoyado por la Convocatoria Ciencia Básica 2008 del Conacyt. [Con relación a la disposición sobre el número de autores establecida por el Comité Editorial, los autores entregaron las constancias necesarias que obran en el expediente respectivo. Nota del Director.] 1
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en cuenta sólo aquello que el ojo humano alcanza a percibir y que es afín a una perspectiva estética donde el paisaje se considera una “escena natural”, esa parte sensorialmente perceptible de un sistema geográfico o ecológico (González, 1981:246). Con ello el paisaje pasa a ser una imagen que representa una escena natural terrestre, lo que corresponde a la segunda y tercera acepciones de “paisaje” en el Diccionario de la Real Academia Española: “extensión de terreno considerada en su aspecto artístico” y “pintura o dibujo que representa cierta extensión de terreno”. Las formas visibles de la superficie terrestre constituyen el paisaje, de ahí que los procesos físicos que constituyen las geoformas sean importantes para entender cómo es que el paisaje llegó a ser lo que se percibe. En esta perspectiva, el observador “produce el paisaje” al percatarse de las formas terrestres; es decir, el paisaje como realidad objetiva incluye sólo elementos directamente perceptibles por los sentidos. Avanzando en este trayecto conceptual sobre el paisaje se encuentran quienes lo consideran como “una porción del territorio en el que se dan cita multitud de elementos de distinta naturaleza que interactúan entre sí formando una estructura dinámica que evoluciona en el tiempo” (Jiménez y Moreno, 2006:104). El paisaje es concebido como sinónimo de ecosistema,2 donde la intervención/acción humana implica un riesgo al sostenimiento del paisaje pues le resta “naturalidad”, y al humanizarlo deja de ser un paisaje. En estos casos la dimensión espacio-temporal es muy amplia: millones de años que corresponden a la historia geológica y biológica en el planeta, y kilómetros cuadrados para los geosistemas considerados. En cambio, para Nogué (2007:335), “La noción de paisaje encierra una concreción y una escala más precisa que la de territorio biogeográfico y es más espacial y morfológica que la idea de ecosistema”. Para Sauer, “El paisaje natural está siendo sometido a transformación por las manos del hombre, el último y, para nosotros, el más importante La geografía tradicional era metodológicamente cercana o dependiente de la ecología, de ahí las propuestas de clasificación de los paisajes en escalas taxonómicas compuestas por zonas, dominios, regiones naturales, entre otros subsistemas, o bien en geótopos (unidades más pequeñas del espacio natural) donde pueden encontrarse diferentes ecótopos (células de paisaje o subsistemas). Ver “La cartografía de los sistemas naturales” en http://www2. ine.gob.mx/publicaciones/libros/602/paisaje.pdf, consultado el 30 de noviembre de 2009. 2
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factor morfológico. Mediante sus culturas, utiliza las formas naturales, en muchos casos las altera, y en algunos las destruye” (1925:21). Sin embargo, a diferencia de los geógrafos físicos, para quienes la acción humana en el paisaje conduce a su eminente destrucción, para Sauer la humanización del paisaje natural crea formas secundarias o subsecuentes: “El área anterior a la introducción de la actividad humana está representada por un cuerpo de hechos morfológicos. Las formas que ha introducido el hombre constituyen otro conjunto. Podemos llamar al primero, por referencia al hombre, el paisaje natural” (1925:9), y para las segundas acuña el término “paisaje cultural”, que es “un área geográfica en el sentido final. Sus formas son todas las obras del hombre que caracterizan el paisaje. Bajo esta definición no nos ocupamos en la geografía de la energía, usos o creencias del hombre, sino del registro humano en el paisaje” (1925:22). En este sentido, Sauer delimita el estudio de los paisajes culturales a las formas físicas creadas por el hombre en la naturaleza, y no considera el aspecto simbólico que dichas formas adquieren. Por su parte, Joan Nogué expresa que: No hay paisaje sin hombre porque la ubicuidad humana ha llevado nuestra huella hasta casi todos los lugares y porque únicamente la mirada del hombre cualifica como «paisaje», y vuelve paisaje lo que naturalmente era sólo territorio. Y no hay hombre sin paisaje porque estamos hechos de él, en reciprocidad vital. Por todo ello los paisajes poseen capacidad civilizadora de retorno, en la que intervienen los efectos de la contemplación y la vivencia directa de sus componentes valiosos. Y también participan en este papel civilizador las imágenes de los paisajes construidas por sus representaciones culturales, las que lo traducen y cualifican, las que nos hacen ver, las educadoras de las miradas, las que dotan de nuevos sentidos a los lugares, a las tramas y a las formas geográficas (2007:336).
Con orientación simbólica/semiótica, Demeritt señala que en la geografía cultural las metáforas utilizadas destacan la construcción cultural del paisaje a partir de procesos de enfrentamiento respecto de su significado; esto es, “consideran al paisaje como una proyección cultural maleable, cuya forma y significado están determinados en última instancia por los contextos lingüísticos y sociales asociados a ellos” (Demeritt, 1994:164), de modo que lo natural (geosistema) sería apenas el “pretexto” material de la significación. 58
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Así, el paisaje puede concebirse como una construcción simbólica, es decir, como un elemento o conjunto de elementos por el cual se representa ese sistema de interacciones entre los elementos naturales no humanos (geosistema) o entre éstos y lo humano (ecosistema) –sistema que otros denominan “paisaje”–, ya que, de acuerdo con la semiótica de Peirce, “nuestro conocimiento del objeto exterior está siempre mediado por los signos” (Rivas, 2001:s.p.). En tal sentido, el “paisaje” es un hecho cultural, ya que la realidad (en este caso el geosistema o ecosistema, según las perspectivas anteriores) la aprehendemos indirectamente, por medio de signos: no accedemos a la realidad directamente sino a través de las “representaciones” o imágenes que de ella nos hacemos. Por ello, el “paisaje” percibido a través de los sentidos es el signo, que más que permitirnos el acceso a la realidad (el geosistema de la geografía física o el ecosistema de la geografía cultural con todo y la producción humana), nos acerca a “ideas” sobre la realidad que sirven de fundamento para comprenderla. En la expresión más radical de este extremo, no es posible conocer la realidad tal como es, y lo que hacemos es representarla. Por lo anterior, se puede decir que en esta perspectiva la dimensión espacio-temporal es inexistente en cuanto tal, ya que, al ser el paisaje un espacio representado, implica la subjetividad del observador; y de igual modo, el tiempo de ese paisaje puede ser el presente en que se representa, el pasado rememorado, o un futuro imaginado. De modo similar a lo que ocurre en el caso de la geografía física, para la cual la naturaleza es un agente independiente de la actividad humana (y por ello el paisaje es el paisaje natural), al abordar el paisaje desde esa perspectiva extrema las producciones simbólicas acerca del paisaje son independientes de la naturaleza, pues el significado del paisaje tiene poco o nada que ver con la naturaleza, y mucho con lo que los humanos se representan sobre ella. No obstante, Tilley (1994) rechaza la noción de que el paisaje corresponda solamente a la forma de una representación mental o de la cognición: Por “paisaje” quiero, en su lugar, referirme a la forma física y visual de la Tierra como un medio y como un escenario en el que se producen lugares, y en relación dialéctica con lo cual se crean, reproducen y transforman significados. […] Un paisaje tiene importancia ontológica porque es vivido, mediado, alterado y se 59
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trabaja sobre él, está repleto de significado cultural y simbolismo –y no es solamente algo que se ve o que se piensa, un objeto meramente para contemplación, descripción, representación y estetización (1994:25-26, traducción propia).
En afinidad con esta manera de concebir el paisaje, Demeritt (1994:165) expresa que es necesario encontrar un nuevo vocabulario que sirva para discutir a la naturaleza como un “híbrido monstruoso, un actor vivaz, aunque socialmente construido”, que permita pensarla, “simultáneamente, como un actor material corpóreo y como un objeto socialmente construido”. Es Toledo quien provee una propuesta conceptual que busca integrar las anteriores, al definir al paisaje como una unidad multidimensional integrada por componentes de la geosfera, la biosfera y la noosfera. Es, por tanto, una entidad compleja, espacial, mental y temporal, una interfase entre procesos naturales y culturales: “Como espacios físicos e imaginarios, los paisajes son complejos multidimensionales en los cuales ocurren procesos naturales y sociales, que pueden ser valorados y representados por signos, significaciones, códigos y conocimientos, planes y estrategias” (Toledo, 2006:9). El dinamismo del paisaje, sus transformaciones, revelan que éste tiene un aspecto evolutivo, por lo que ha constituido parte fundamental del modo en que se aborda la investigación en el valle de Mexicali: como evolución geológica que ha dado origen a las geoformas que constituyen el medio natural, como evolución biológica de la flora y la fauna que forman parte del geosistema, y como evolución humana cuya presencia y actividades han transformado los ecosistemas; y sumado a este aspecto evolutivo, el paisaje también tiene un aspecto simbólico, porque los grupos sociales han conceptualizado y representado el medio natural asignándole diversos significados a lo largo del tiempo y actuando sobre él con base en dichos significados. Abordar ese aspecto implica adoptar un enfoque de proceso morfológico; es decir, explicar el paisaje actual a partir de las fuerzas que le dan forma; entendiendo que se trata de fuerzas y formas físico-sociales/simbólicas. Este enfoque nos permite rastrear el paisaje en el tiempo como un hecho geosocial-geocultural. En el caso de la perspectiva simbólica, que es la que interesa en este artículo, el objetivo específico de la investigación que lo sustenta fue caracterizar el paisaje del valle de Mexicali desde la percepción de sus habitantes, 60
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por lo que el interés se centró en la valoración que ellos hacen del paisaje del valle, ya que, de acuerdo con Tarroja, el reto no es tanto aprender a gestionar para conservar las formas actuales sino preservar los valores del paisaje, ya sean ambientales, ecológicos, productivos o de recurso para el desarrollo, de calidad de vida y de identidad colectiva. Por ello, la única forma realmente efectiva de preservar estos valores pasa por intervenir sobre las dos complejas vertientes de las que surge el propio concepto de paisaje: por una parte, los procesos sociales y económicos que generan su transformación (la lógica productiva que origina los paisajes) y, por otra, la formación de las valoraciones sociales y culturales del paisaje (cambiantes en el espacio y el tiempo) como elemento de calidad de vida e identidad (Tarroja, 2009:247-248).
El Valle de Mexicali El Valle de Mexicali tiene una superficie de aproximadamente 3 709 km2 y se encuentra enclavado en una amplia cuenca de origen tectónico formada por sedimentos producto del material depositado por el Río Colorado y de los abanicos aluviales de la Sierra Cucapá (Lira, 2005). Físicamente, se encuentra delimitado al oriente por el Río Colorado, al poniente por las formaciones serranas (Sierra Cucapá, Sierra El Mayor y Cerro El Centinela) y al norte por la mesa arenosa sobre la que se encuentra la frontera con Estados Unidos. Este valle forma parte de la provincia fisiográfica del Desierto Sonorense o Llanura Sonorense, como una porción de la subunidad Bajo Delta del Río Colorado (Shreve y Wiggins, 1964), la cual se caracteriza por presentar una superficie casi plana, con altitudes de poco más de 40 metros sobre el nivel del mar (msnm), en la desembocadura del Río Colorado (límite oriente), que hacia el valle va disminuyendo progresivamente hasta alcanzar el abanico aluvial de la Sierra Cucapá (bajada). Dicha sierra presenta una dirección noroeste-sureste; al norte se encuentra el Cerro El Centinela y al sur la Sierra El Mayor. Todos estos elementos delimitan física y visualmente el Valle de Mexicali. 61
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En la porción noreste se localiza la mesa arenosa denominada Mesa de Andrade, que en su mayoría pertenece a los Estados Unidos. Se trata de dunas de origen eólico con altitudes máximas de alrededor de 100 msnm. Hacia el noroeste, esta subunidad desciende hasta alcanzar cero msnm casi en el extremo noroeste de la ciudad de Mexicali. En la porción oeste, próximo a la Sierra Cucapá, existe una estructura o aparato volcánico llamado Cerro Prieto, que sobresale del paisaje casi plano con una altitud de 220 msnm; es un volcán pleistocénico de tipo domo, inactivo, y alrededor de él se establece el mayor campo geotérmico de producción de energía eléctrica en México. El Valle de Mexicali es parte de una planicie aluvial que se formó por millones de años de acumulación de material detrítico acarreado por el Río Colorado; no es horizontal sino que forma un parteaguas, con una de sus pendientes con dirección hacia el Mar de Salton, en Estados Unidos, mientras que la otra se orienta hacia el sureste, en dirección a la desembocadura del Río Colorado (Sánchez y Sánchez, 2009). Tal condición hizo que a la llegada de los primeros exploradores españoles cada una de las vertientes presentara un aspecto particular: mientras en una se tenía paisaje desértico con vegetación de gobernadora (Larrea sp.), mezquites (Prosopis sp.) y cachanilla (Pluchea cericea), la vertiente sureste presentaba vegetación más exuberante gracias a las crecientes del Río Colorado, que propiciaban el crecimiento de álamos (Popolus sp.) y sauces (Salix sp.), así como cachanilla de mayor tamaño (Sánchez y Sánchez, 2009). Esta zona fue descubierta en 1540 por el español Fernando de Alarcón, quien arribó el 5 de septiembre de 1540 al navegar por el Mar de Cortés y entrar hasta la desembocadura del Río Colorado, para remontarlo hasta lo que es actualmente la ciudad de Yuma, en Arizona, y posterior a él, en el siglo dieciocho, hubo expediciones tanto del padre Francisco Eusebio Kino como del capitán Juan Bautista de Anza, entre otros exploradores, sin que ninguna hubiera producido nuevos asentamientos humanos en la región (Sánchez, 1990) que modificaran la vida de los grupos étnicos que habitaban la zona, al menos hasta mediados del siglo diecinueve (Kelly, 1977). El poblamiento por personas provenientes de otras partes del país y del extranjero se inició con una ley de colonización promulgada en 1883, por la cual se otorgaron concesiones a la Compañía Internacional Mexicana de 62
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Hartford, Connecticut, que en 1889 traspasó sus propiedades a la Compañía Mexicana de Terrenos y Colonización, también conocida como la Compañía Inglesa (Walther, 1996). Mapa 1. El Valle de Mexicali.
Fuente: Elaboración propia.
Sin embargo, como región productiva, el origen de su desarrollo económico se debe a los trabajos del geólogo William P. Blake, quien en 1853 estudió la parte estadunidense de la planicie y elaboró un reporte donde mencionaba la posibilidad de aprovechar la pendiente para desviar aguas del Río 63
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Colorado a fin de irrigar la planicie desértica con fines agrícolas (Sánchez y Sánchez, 2009). Esta condición fue aprovechada por la California Develop�������� ment Company, encabezada por el estadunidense Charles Rockwood, quien en los albores del siglo veinte fundó una compañía mexicana en asociación con Guillermo Andrade (en ese tiempo, socio mayoritario de la Sociedad de Irrigación y Terrenos de la Baja California, S. A.) a fin de construir un canal que condujera las aguas a territorio de Estados Unidos y que posteriormente también incluyera la irrigación en territorio mexicano. Así, en mayo de 1901 el canal que pasaba por territorio mexicano recibió las primeras aguas, que eran derivadas al vecino Valle Imperial (Walther, 1996). Viendo las oportunidades de desarrollo agrícola en la porción mexicana de la planicie, inversionistas extranjeros se dieron a la tarea de adquirir terrenos en lo que era entonces el Distrito Norte de la Baja California mediante la creación de compañías con socios mexicanos. Dos nombres de compañías destacan en la historia local, los de la Pacific Land Company y de la Colorado River Land Company, esta última dueña de casi todas las tierras del Valle de Mexicali. Ambas, al efectuarse las obras de irrigación, contrataron mano de obra extranjera o arrendaron las tierras (a chinos e hindúes, sobre todo) para la siembra de algodón, que fue, hasta mediados del siglo veinte, el principal cultivo del valle y que posteriormente fue perdiendo importancia en favor de otros cultivos, como el trigo, la alfalfa y las hortalizas para la exportación (Walther, 1996). En 1938, el gobierno de Lázaro Cárdenas ordenó la expropiación de los terrenos de las compañías extranjeras y su reparto a mexicanos, con lo que se inició la etapa de desarrollo de los ejidos como unidades productoras comunales, de las cuales muchas fueron otorgadas a inmigrantes de otros estados de la República. Asimismo se fundó el Distrito de Riego del Río Colorado, encargado de distribuir el agua a los ejidatarios y agricultores. Actualmente, el régimen de propiedad en el valle combina ejidos, agricultores particulares y agroindustrias que rentan tierras para cultivos de exportación. El paisaje del valle fue modificado por la apertura de tierras a la agricultura y por los cambios en el volumen de agua del Río Colorado, ya que dejaron de presentarse las crecientes merced a la construcción de presas en Estados Unidos y la realización de obras de irrigación en el propio valle, a las que se sumó la introducción de especies como el guamúchil y el pino 64
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salado (Delgadillo, 1998), de modo que ahora lo que se presenta a la vista son amplias extensiones de tierras en las que se cultivan diversas especies según los ciclos agrícolas, y la diferenciación de la flora entre las vertientes tiende a desaparecer. Algo sobre el método de análisis Este documento tiene su punto de partida en el proyecto de investigación “Caracterización del paisaje cultural evolutivo del Valle de Mexicali desde tres perspectivas convergentes”. Para cumplir el objetivo general de este proyecto se recurrió a las perspectivas evolutiva, visual y simbólica en el estudio del paisaje, y se estableció para cada una de ellas un objetivo particular. En el caso de la perspectiva simbólica, el objetivo fue –como se mencionó arriba– caracterizar el paisaje del Valle de Mexicali desde la percepción de sus habitantes. Sin embargo, tomando en cuenta que tanto la manera de percibir el paisaje como la valoración del mismo se establecen, se difunden y se comparten socialmente, en la fase de aproximación simbólica a su estudio se propuso explorar la(s) representación(es) social(es) del paisaje del Valle de Mexicali que sostienen los habitantes permanentes del lugar, para lo cual se utilizaron dos técnicas, una de corte cuantitativo –encuesta– y otra de tipo cualitativo –valoración de fotografías en una entrevista–. La encuesta se realizó en una muestra de 512 viviendas de las localidades de 100 o más habitantes identificadas en el INEGI (2005) y corroboradas en campo3. Las viviendas fueron seleccionadas a partir de un muestreo aleatorio, polietápico, cuyo tamaño se calculó considerando un 20 por ciento de error (no respuesta). La muestra se distribuyó por afijación simple en el total de las localidades. La encuesta fue respondida en cada vivienda por una persona mayor de 18 años que atendiera la invitación. El cuestionario para la encuesta, además de inquirir sobre información sociodemográfica (edad, sexo, tiempo de residir en el valle, si es nativo de éste o si es originario de otra parte, ocupación), preguntaba sobre especies vegetales y animales que existen o han desaparecido, pedía que se narraran historias, mitos y leyendas relativas al valle, que se mencionaran lugares y 3
En la visita al campo se identificaron 128 de las 131 localidades reportadas por el INEGI.
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personajes importantes para la región, y que se opinara sobre la contaminación en el valle y sus fuentes. De igual forma, se incluyeron preguntas acerca de cómo es el Valle de Mexicali para el encuestado, cuáles lugares del valle le gustan y por qué, y con cuál se identifica y por qué. Los resultados de dicha encuesta fueron posteriormente procesados en Système Portable pour Analyse de Donées (SPAD) 6.0 para obtener una tipología que sirvió de base en la aplicación de las entrevistas, en las que a los individuos seleccionados se les mostró una serie de fotografías del Valle de Mexicali a fin de que valoraran si representaban a la región y explicaran sus razones. Los datos fueron sometidos a análisis factorial y de correspondencias múltiples siguiendo las recomendaciones de Doise, Clémence y LorenziCioldi (2005:25), quienes establecen que los estudios sobre representaciones sociales “no pueden consistir solamente en la localización de saberes comunes, es preciso también estudiar sus modulaciones en función de su imbricación específica en un sistema de regulaciones simbólicas”, y de ahí que proponen la reconstrucción de los principios organizadores comunes a conjuntos de personas, pero también de aquellos que organizan las variaciones entre las posturas de diferentes individuos. Tanto el análisis factorial como el de correspondencias múltiples son propuestos por los autores como técnicas de utilidad para acercarse al estudio de un objeto tan dinámico como son las representaciones sociales sin caer en su reificación. Para Bourdieu, la aplicación de las técnicas mencionadas permite borrar la frontera entre teoría y metodología y superar la oposición entre consenso y conflicto, toda vez que la adopción de posiciones diferentes, incluso antagonistas, se constituyen como tales únicamente con respecto a posturas comunes, ellas mismas resultantes del espacio de juego en el que actúan, es decir, del espacio de posiciones sociales que el análisis de correspondencias pone al día, proporcionando al mismo tiempo el principio real de la explicación y de la comprensión del espacio de las tomas de posiciones (Bourdieu, 2005:19).
El análisis estadístico de datos textuales –que en este trabajo se sustenta en el análisis multidimensional de datos de la escuela francesa– es especial66
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mente útil para el procesamiento de respuestas abiertas en encuestas, como fue el caso del proyecto de investigación que aquí se reseña parcialmente. Ello debido a que considera las respuestas como actos de lenguaje, producto de las decisiones (conscientes o no) del hablante, y por tanto se centra en lo dicho como resultado de tales decisiones. De acuerdo con Desmarais y Moscarola (2004), estos métodos buscan elaborar una estadística de las decisiones de lenguaje para entonces llevar el análisis a los factores que pueden explicarlas o trazar la cartografía de las asociaciones lexicales, con lo que se revelan las redes mentales semánticas o modelos rastro que porta el texto. Por ello interesan a este método no sólo las frecuencias de términos sino las asociaciones entre ellos, el contexto –de los mismos términos– en que cada uno se utiliza, la mayor o menor riqueza de vocabulario de los hablantes (la variedad de términos utilizados), así como la banalidad de las respuestas, que no se refiere al contenido de lo dicho sino a la “ocurrencia media de las palabras que componen la respuesta” (Moscoloni, 2005:200). Debido a la extensión de este artículo no se abundará en la descripción del método, que ha sido tratado en profundidad por Moscoloni (2005) y de manera sucinta por autores como Becué, Lebart y Rajadell (1992), y Silva, Hernández y Sosa (2010). Una de las ventajas que presenta este tipo de análisis es que, mientras el análisis de contenido que se basa en la interpretación del texto depende en gran medida del investigador, de su bagaje de conocimientos y de la actitud con la que se acerca al texto, el análisis lexical permite “tomar distancia respecto del texto y buscar, en los rasgos de la enunciación, las representaciones de los actores” (Desmarais y Moscarola, 2004:11). Además, dice Becué (1992) que los métodos de análisis de datos textuales han demostrado su aptitud para elaborar tipologías con el recuento de las formas gráficas (formas textuales), como fue el caso del presente trabajo, en el que algunas variables de la encuesta sobre paisajes culturales fueron abordadas mediante 27 preguntas de respuesta abierta que fueron poscodificadas y en 20 de los casos se procesaron utilizando el módulo de análisis textual del Système Portable pour Analyse de Donées (SPAD), que incluye la construcción de un diccionario por frecuencias de palabras o segmentos, la elaboración de un listado de las formas gráficas más utilizadas, la identificación de los contextos en que se utilizan los términos de interés para la variable, la construcción de 67
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tablas de contingencia léxica, la clasificación de las formas textuales (en este caso, según el grupo de edad al que corresponde el encuestado) y el análisis de correspondencias a partir de la tabla de contingencia léxica. Para este tipo de análisis los resultados más significativos son aquellos que en la clasificación de formas textuales muestran un valor test ya sea ≥2 o ≤-2, lo que hace posible entender, para valores positivos, de qué manera es más probable que hablen los miembros de cada grupo de edad,4 y en el caso de valores negativos, muestran de qué manera es improbable que hablen. Pero como bien explica Moscoloni (2005:223), “No se trata de decir que la respuesta que está en primer lugar es la respuesta característica, sino que es una forma de reordenar las respuestas del grupo y ver en las primeras respuestas cómo se expresan los individuos de ese grupo”. Por otra parte, el análisis de correspondencias binarias entre los términos hace posible representar en un plano de dos ejes los términos más usados, así como identificar a los grupos que hacen uso característico de tales términos. Con ello, es más fácil identificar posiciones contrarias, encontrar los términos que aglutinan a la mayoría de las opiniones y los que se alejan de ella. Cabe señalar que las respuestas poscodificadas fueron útiles para procesar los datos de tal manera que se obtuvo una tipología de los habitantes del Valle de Mexicali, en la que después de varios procesamientos se encontró que la variable de mayor importancia para establecer los tipos era el grupo de edad del encuestado, por lo que en la fase de análisis de datos textuales se continuó utilizando dicha variable para caracterizar a los diferentes grupos, que son: Grupo 1): hasta 35 años de edad, Grupo 2): de 36 a 50 años, Grupo 3): de 51 a 65 años, Grupo 4): de 66 a 80 años y Grupo 5): más de 80 años. Descripciones, preferencias e identificación Tres fueron las preguntas cuyas respuestas se presentan en este trabajo. La primera de ellas, relativa a cómo es el paisaje del Valle de Mexicali, tuvo como propósito obtener una descripción verbal del encuestado que permitiera identificar aspectos valorados positiva o negativamente. La segunda pregunta Los números que aparecen entre paréntesis al final de cada frase característica corresponden al número de folio del cuestionario aplicado. 4
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se formuló como “����������������������������������������������������������� ¿���������������������������������������������������������� Cuáles lugares del valle le gustan más y por qué?”, y pretendió, por una parte, obtener un listado de los sitios más mencionados, pero sobre todo encontrar elementos que sustentan las preferencias manifestadas. Finalmente, la tercera pregunta implicaba decir con cuáles lugares del valle se identifica el entrevistado, así como las razones de ello, para así obtener también un listado y estar en condiciones de comparar si los elementos que se mencionan como importantes en la identificación con un lugar son similares o no a los que inciden en la preferencia por un sitio. A continuación se presentan los gráficos resultantes del análisis de correspondencias, los cuadros de frecuencia de las formas textuales más utilizadas (que pueden entenderse de manera coloquial como las palabras o los términos que más se usan en cada grupo de edad) y las respuestas características para cada grupo de edad, que se presentan en la forma de frases u oraciones. Descripción del paisaje del Valle de Mexicali Al construir el diccionario de palabras con que los encuestados describen el paisaje del Valle de Mexicali, los adjetivos favorables que destacan por su frecuencia son “bonito”, “bien” y “tranquilo”. Como adjetivos que solamente describen, sin connotación positiva o negativa, se tienen “verde” y “seco”, y, en contraparte, el adjetivo desfavorable que muestra mayor frecuencia (pero muy por debajo de los favorables) es “feo”; sin embargo, es pertinente aclarar que también el adjetivo “bonito” fue utilizado para expresar que el paisaje del Valle de Mexicali no es bonito (cuadro 1). Cuadro 1. Cómo es el paisaje del Valle de Mexicali.
Palabra/segmento Frecuencia
Bonito 248 Bien 82 Verde 67 Tranquilo 41 Seco 23 Feo 21 Fuente: Proyecto “Caracterización del paisaje cultural evolutivo del valle de Mexicali desde tres perspectivas convergentes”, Instituto de Investigaciones Sociales, UABC, 2011.
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En la figura 2 se muestra la distribución de las formas textuales y la manera en que los diferentes grupos de edad se distinguen por sus expresiones. En esa figura, los términos en itálicas negritas son aquellos que contribuyen en mayor medida a la constitución de cada uno de los ejes factoriales. En el caso de la descripción del paisaje del Valle de Mexicali, se observa que la gráfica tiene en su centro a los árboles, las plantas y el calor, y cercanos a él se ubican conceptos opuestos como los de feo y bonito, árido, el agua y la vegetación, así como la valoración de cómo se vive. La clase de individuos con 36 a 50 años (grupo de edad 2) y la de quienes tienen 80 años o más (grupo de edad 5) son las que más contribuyen en la constitución del eje 1, con frecuencias de 43.1 y 35.8 por ciento, respectivamente. Por su parte, para el eje 2 los que mayor contribución tienen son el grupo de edad 1 (hasta 35 años) y el 2 (de 36 a 50 años), con 80.5 y 17.1 por ciento. En esa figura se muestra que la consideración que se tiene del paisaje incluye, en un extremo del eje 1, a quienes comparan el estado actual del paisaje del Valle de Mexicali (o al valle mismo) con su situación en el pasado, que corresponde a los mayores de 80 años. En oposición a ello, en el otro extremo se ubican habitantes de entre 36 y 50 años que comparan el paisaje del valle con la ciudad, aunque ambos grupos lo describen como bonito. Así, este eje podría denominarse como el eje “del pasado al presente”. Los grupos de edad 3 y 4 (de 51 a 65 años y de 65 a 80 años) se encuentran muy próximos entre sí y al centro de la gráfica, lo que evidencia que existen coincidencias en sus descripciones del paisaje y que ellas se acercan mucho a lo que es la opinión general de que es bonito, verde, tranquilo y con árboles, que fueron las formas textuales con mayor peso relativo en la generalidad de los encuestados. El eje 2 opone, en un extremo, a los habitantes de 36 a 50 años y, en el otro, a quienes tienen de 18 a 35, cuyas opiniones se ubican, arriba, en el énfasis de que el paisaje es bonito y mejor que la ciudad, además de ser el lugar en que vive el encuestado, y abajo, en que es bonito por ciertos atributos, pero que además su belleza depende de la temporada del año en que se le observe. Éste sería el eje de “las condiciones de la belleza del paisaje”. Se puede apreciar, por las descripciones, que como elementos constitutivos del paisaje del Valle de Mexicali los elementos visibles son las plantas y 70
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Figura 1. Descripción del paisaje del Valle de Mexicali según grupos de edad.
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árboles, que se acompañan por la característica del clima desértico representado por el calor percibido; sin embargo, es de notar que la manera de vivir en el valle es un elemento que interviene en sus descripciones del paisaje y proporciona argumentos para el aprecio que se tenga de él. De este modo, el valor que se otorga al paisaje involucra elementos que no forman parte de la dimensión física, sino que se relacionan con lo que los humanos “hacen” en ella. Estamos aquí ante un aspecto que se retomará más adelante al abordar el concepto de topofilia, en tanto que alude a “la indisoluble relación entre ser y estar que, de cualquier forma, se manifiesta a través del lugar entendido como lugar-de-ser” (Yory, 2006:3). En este mismo tenor, se puede considerar que “El espacio geográfico regional es una estructura simbólica de mediación en el sentido en que está inscrito, por una parte, en el espacio cósmico sobre la base del conocimiento astronómico y, por otra, se halla en la experiencia humana sobre la base de las experiencias que pertenecen al espacio humano, social” (Gómez Rojas, 2001:122). Por grupos de edad, entre los habitantes de hasta 35 años las formas textuales (palabras o términos) predominantes se refieren a que el paisaje es “bonito” o “muy bonito”, y lo relacionan con “campo”, como se puede observar en algunas de las respuestas características (cuadro 2). Por su parte, quienes tienen entre 36 y 50 años muestran opiniones divididas, ya que las formas “bonito”, “es bonito”, “mejor que” y “más” aluden a una situación favorable o más favorable que en un momento anterior; pero también se tienen las expresiones “seco” y “más o menos”, que refieren una valoración menos positiva o ambivalente. El aspecto visual del paisaje es evidente entre quienes tienen de 51 a 65 años, pues, independientemente de cómo lo valoren, en su descripción del paisaje destacan las formas textuales “mira”, “se mira” y “se mira muy”. No obstante, en las respuestas características destaca el adjetivo “bonito”. Al igual que el grupo de jóvenes, los adultos mayores de 66 a 80 años consideran que el paisaje es “bonito” y lo valoran por lo que “tiene” en la actualidad, que en las respuestas características se puede apreciar que son los árboles, la vegetación y las hortalizas. A diferencia de los anteriores, aquellos habitantes cuya edad es de más de 80 años describen el paisaje del Valle de Mexicali por medio de formas textuales que aluden al pasado, como son “antes” y “antes era”, aunque entre ellos también destaca el aspecto visual con las formas “se ve bien” y “se ve”, 72
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y la valoración positiva basada en lo que el valle contiene, al decir que “es bonito” porque “hay” algo. Esta característica de contraste entre el presente y el pasado se confirma en las respuestas características, donde las referencias son explícitas respecto de las transformaciones que ha sufrido el paisaje. Cuadro 2. Expresiones características para describir el paisaje del Valle de Mexicali.* Grupo de edad
Formas textuales características
Hasta 35 años 36 a 50 años 51 a 65 años 66 a 80 años Más de 80 años
Abundante, bonito por lo que produce, los cultivos de hortalizas que van a Estados Unidos, mucho trabajo, empleos, campos verdes, no hay escasez de agua (186) Es bonito, todo está bien en el campo y en la sierra (324) Se mira bonito en temporada de primavera, pero en verano se ve muy árido (289) Bonito, hay muchos árboles verdes, es mejor que la ciudad (58) Más o menos regular, ahorita está bonito, está todo verde, en agosto ya está todo seco (127) Lo miro bien, es tranquilo, vivir en el valle es más pacífico (183) Bonito, se me hace bonito, con mucho calor, pero bonito (96) Está bien, está bonito (196) Es bonito, por lo verde y los árboles (193) Es bonito, hay vegetación, hay siembra de hortalizas en el valle (53) Se ve bien, antes era más árido, más caliente, la gente ya plantó arbolitos, está más agradable (386) Antes era pequeño y desértico, ha cambiado mucho, ha crecido mucho (117) Ya se ve bien, antes no (162)
* El número entre paréntesis corresponde al identificador de la persona que respondió. Fuente: Proyecto “Caracterización del paisaje cultural evolutivo del valle de Mexicali desde tres perspectivas convergentes”, Instituto de Investigaciones Sociales, UABC, 2011.
Preferencia por algunos lugares del valle Entre los encuestados el sitio más popular es el poblado Kilómetro 43, seguido por el ejido Michoacán de Ocampo, cuna del movimiento agrarista (cuadro 3; ver figura 1). Sin embargo, destacan también, por su frecuencia, dos respuestas muy 73
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similares que aluden a que no hay un lugar en específico que puedan nombrar, sino que al encuestado le gusta “todo el valle” o “todos los ejidos”. Cuadro 3. Frecuencias de las principales formas textuales de respuesta según cada pregunta. ¿Qué lugares del valle le gustan?
¿Con cuál lugar se identifica?
Palabra/segmento Frecuencia
Kilómetro 43 Michoacán de Ocampo Todos los ejidos Lázaro Cárdenas Todo el valle Ciudad Morelos Ciudad de Mexicali Algodones
¿Por qué le gustan esos lugares?
Palabra/Segmento
Palabra/Segmento
¿Por qué se identifica?
Frecuencia Palabra/segmento
No respondió Aquí Vivo Hay Está Tranquilo Bonito
Frecuencia
76 Ciudad Victoria 48 44 Ciudad Morelos 22 42 Ejido Hermosillo 15 27 Ejido Nuevo León 14 27 23 22 21 Frecuencia
95 Aquí 89 81 Ahí 61 48 Vivo 53 41 Vivido 30 38 29 29
Debido al tipo de pregunta, en todos los grupos de edad las respuestas características son escuetas y se limitan a la mención de los nombres de los lugares. El caso más frecuente entre las respuestas acerca de por qué les gusta un lugar fue aquel en que el encuestado no parece tener una razón definida y que corresponde a que no respondió. En segundo y tercer lugar de frecuencia se tuvieron las palabras “aquí” y “vivo”, que remiten a que se gusta del lugar porque es donde viven. También se tienen dos verbos que aluden a lo que “hay” o a cómo “está” el lugar referido, y entre los principales adjetivos para calificarlo se tienen “tranquilo” y “bonito”. Así, entre los jóvenes de hasta 35 años hay preferencia por Los Algodones, así como por la sierra [que puede ser la Cucapá o la de La Rumorosa] y el ejido Nayarit, y las formas textuales “presa”, “carreras” y “que hay” denotan las razones por las que les gusta un lugar, pues se relacionan con actividades 74
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recreativas y de esparcimiento o con la oferta de algún producto o servicio, además de que en general se refieren a algún lugar diferente a aquel en el que vive, pues entre ellos el valor test de la palabra “aquí” es negativo (-2.030). Al construir las respuestas características (cuadro 2), queda nuevamente manifestada la predilección por actividades recreativas. El segundo grupo de edad también presenta formas textuales que hacen referencia a la “ciudad de Mexicali” y al poblado “Kilómetro 40”, y hasta expresiones de que no les gusta el valle. Por su valor test negativo, sería improbable que en este grupo se mencionara a “todos los ejidos” o al ejido “Nuevo León”. Estos individuos de entre 36 y 50 años de edad tienen como respuesta característica el no haber dado una razón de por qué les gustaba determinado lugar (“no respondió”), excepción hecha de que “hay más tiendas para el mandado” (ver el cuadro 2), lo que coincide con la forma textual más frecuente en este grupo (“compras”). En cambio, los adultos de 51 a 65 años se caracterizan por mencionar al “Kilómetro 43” y a “todos los ejidos” como sitios que les gustan, y por su valor test es improbable que mencionaran el “Kilómetro 40” o “La 28”, que por tanto se destacan como sitios con actividades para jóvenes (las carreras que ahí se llevan a cabo). En este grupo de edad no se tienen formas textuales características con valor test positivo ni negativo, pero entre las respuestas características destacan la presencia de servicios y vegetación, la tranquilidad o los árboles, además de que tienen familiares, o el tipo de gente (cuadro 4). Entre los adultos mayores con edades de 66 a 80 años los datos muestran la improbabilidad de que mencionaran el “Kilómetro 40” o algún otro ejido que en su nombre lleve la palabra “kilómetro”, y las respuestas más características son las de que les gusta “todo el valle”, la presa Morelos y Ciudad Morelos, junto con la colonia La Mariana. No se tienen formas textuales con valor test positivo, aunque en este caso las “compras” muestran valor test negativo (-2.354), lo que los distingue claramente del grupo de adultos de entre 36 y 50 años de edad, pues mientras los adultos jóvenes prefieren lugares para ir de compras, entre los adultos mayores no sería ésa una razón. Esto se confirma al observar las respuestas características en el cuadro 2, donde se refiere como razón de su gusto el que se trata del lugar donde viven o han vivido, seguida por la que alude a la tranquilidad de ese lugar. 75
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Finalmente, los mayores de 80 años se caracterizan por la forma textual “Benito Juárez”, que alude al poblado que lleva ese nombre, y son ellos quienes presentan mayor diversidad de respuestas características, pues se mencionan sobre todo diez lugares: la colonia Vista Hermosa, los ejidos López Portillo, Vicente Guerrero, San Luis Potosí, Zakamoto, Benito Juárez, Tehuantepec, Mérida y Paredones, junto con la colonia La Panga. También tienen los ancianos respuestas más amplias y muestran mayor variedad de motivos para gustar de un lugar, en especial los años de residir en ese sitio, que se vive a gusto y la gente es solidaria, que el lugar es bonito y está más cuidado; o bien, si no muestran preferencia es porque no salen. Ellos tienen dos formas textuales características que aluden al paso del tiempo (“años” y “tengo muchos años”) y forman parte de las expresiones que constituyen la razón del gusto por algún lugar (ver el cuadro 4). Del mismo modo, mientras que las razones para gustar de un lugar son claramente diferenciadas entre los grupos de edad que se presentan como opuestos en función de sus respuestas, el arraigo al sitio en que el individuo ha crecido o donde tiene a su familia constituye un elemento central de la preferencia así estructurada, y también se manifiesta como esencial en las razones por las cuales el individuo se identifica con un lugar, aunque ya no sea por la familia sino, en general, por la gente de ese lugar. El hecho de que un lugar se mencione como preferido porque “aquí vivo” o porque ofrece oportunidades para el desarrollo de actividades que son del agrado del encuestado confirma lo manifestado por Carlos Mario Yory cuando dice que nuestra relación con el espacio habitado se remonta a la propia dimensión ontológica de tal tipo de espacio en tanto lugar de mostración de lo que Heidegger llamara nuestro ser-en-el-mundo. Un ser que en su connotación circo-estancial acusa “espacialmente” (estancialmente) sus propias formas de ser consigo mismo y con el otro a través de lo que en consecuencia entenderíamos como una u otra forma de habitar (Yory, 2006:6).
De ahí que la preferencia por un determinado lugar está imbricada con lo que el individuo es en ese “su mundo” y con lo que es en relación con los otros en ese mundo, por lo que se entiende que se explique en función de los años vividos, las relaciones de solidaridad con los cohabitantes o –como 76
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en el caso de los más jóvenes– las oportunidades de “hacer” y con ello de “ser” en ese lugar. Cuadro 4. Expresiones características para explicar por qué prefieren ciertos lugares del valle.*
Grupo de edad
Hasta 35 años 36 a 50 años 51 a 65 años 66 a 80 años Más de 80 años
Formas textuales características Por la presa, y hay muchos ejidos que siembran mucho (142) Donde hay pozos, árboles, para ir a acampar (495) Las dunas y eventos de carreras (280) Hay más tiendas, para el mandado (41) Está poblado y tiene todos los servicios, parques bonitos y vegetación (2) Por los árboles y lo tranquilo (52) Por la familia (350, 371, 364) Aquí vivo (274) Hay mucho comercio y [es] muy amable la gente (393) Aquí vivo (229) Todo está bonito, aquí he vivido (444) Está muy tranquilo (439) Vive uno a gusto, todos se ayudan, le tienden la mano al necesitado (61) Tengo muchos años aquí, casi no he andado en ejidos (381) Salgo poco, porque aquí tenemos todo (117)
* El número entre paréntesis corresponde al identificador de la persona que respondió. Fuente: Proyecto “Caracterización del paisaje cultural evolutivo del valle de Mexicali desde tres perspectivas convergentes”, Instituto de Investigaciones Sociales, UABC, 2011.
Las razones por las cuales a los habitantes del valle les gusta algún lugar en especial se distribuyen, de acuerdo con la figura 3, a lo largo de un eje horizontal que opone, por una parte, a quienes dicen que todo el valle es igual, y por otra, a quienes especifican las razones de sus preferencias, y es en ese extremo (a la izquierda de la figura) donde se concentran las respuestas, que se refieren a que el lugar elegido es donde se crió o donde vive el encuestado, o porque ahí tiene a su familia. Alrededor de ese extremo se ubican razones como que la tierra es buena para cultivar o que el sitio mencionado es grande. Los grupos de edad más cercanos al centro incluyen a los habitantes de 51 a 80 años, en tanto que los más jóvenes (hasta 35 años) se encuentran alejados, con explicaciones fundadas en la existencia de tiendas en ese lugar que es su favorito, mientras que los adultos de 36 a 50 años se caracterizan porque explican sus preferencias no sólo por las compras 77
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Figura 2. Razones por las que les gusta un lugar en específico del Valle de Mexicali según grupos de edad.
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que pueden realizar, sino también porque en ese lugar tienen trabajo o un parque atractivo. En general, se percibe que el carácter agrícola del valle, al lado del arraigo al lugar de residencia o a aquel en que se crió o donde viven los parientes, es el elemento más vinculado con la valoración de un lugar. En este sentido, se observa que las preferencias se asocian con la experiencia que el encuestado tiene de ese sitio, ya sea como parte de su vida o en comparación con lo que tiene (o no tiene) alguna otra localidad del valle. Así, en palabras de Tilley: Los lugares siempre son “leídos” o entendidos en relación con otros. Mientras que los lugares y el movimiento entre ellos están íntimamente relacionados con la formación de biografías personales, se puede decir que los lugares por sí mismos adquieren una historia, capas sedimentadas de sentido que se forman en virtud de las acciones y eventos que tienen lugar en dichos lugares. Las biografías personales, las identidades sociales y la biografía de un lugar están íntimamente conectadas (Tilley, 1994:27; traducción propia).
Tal entendimiento de un lugar por las relaciones establecidas con otros seres humanos y las vivencias que se han tenido con/entre ellos en un entorno determinado es también un aspecto que destaca en la perspectiva de Yory (2006:6) acerca de la topofilia, ya que para él este concepto se refiere más a “la evaluación de la relación que los distintos individuos pueden establecer, consigo mismos y con los demás, gracias a la manera como habitan su espacio”, y no tanto a los atributos mismos del espacio, que no deja de reconocer como importantes. Identificación con algún lugar del valle De manera general, los lugares con los que más se identifican los habitantes del Valle de Mexicali son, por frecuencia de menciones, Ciudad Guadalupe Victoria y Ciudad Morelos, dos poblados con muchas características urbanas (ver la figura 1). Debido al carácter de esta variable no se construyeron respuestas características (frases completas a manera de respuesta), ya que la frecuencia de menciones de lugares específicos provee la información que se requería (cuadro 3). 79
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Así, al analizar las diferencias según el grupo de edad al que pertenecen los habitantes del Valle de Mexicali, se observa que los jóvenes de hasta 35 años tienen como formas textuales características dos palabras que forman en conjunto el nombre de una población (González Ortega) que es cabecera de la delegación más cercana a la ciudad de Mexicali y que está conurbada a ésta. Para el grupo de 36 a 50 años no se tiene alguna forma textual que lo caracterice, y la única respuesta con valor test ≥2 fue “No respondió”, que indica que en este grupo no hay un consenso respecto de algún lugar con el cual se sientan identificados, o que la indecisión en cuanto a cuál elegir es predominante. Entre los habitantes de 51 a 65 años las formas textuales características hacen referencia a que se identifican con todos los ejidos, y en especial con el ejido Michoacán de Ocampo, lugar histórico en que año con año se recuerda el reparto de tierras decretado por Lázaro Cárdenas mediante el cual se expropiaron latifundios a grandes compañías extranjeras. Por su parte, los dos grupos siguientes –que en conjunto incluyen a quienes tienen más de 66 años– no tuvieron formas textuales características, lo que indica que sus opciones fueron muy diversas. En el cuadro 3 se puede apreciar que las palabras más utilizadas para explicar las razones por las cuales se identifican con un determinado lugar del Valle de Mexicali indican, ya sea el lugar en el que se está (“aquí”), o algún otro al que se hace referencia y que forma parte del valle (“ahí”), y se relacionan con vivir o haber vivido en dichos lugares, lo cual remite nuevamente a la condición de “ser ahí”, que en el caso de expresarse en primera persona es un “ser aquí” o haber sido en un “ahí” que fue su “aquí” en un tiempo pasado. Destaca en la figura 4 la incapacidad para expresar verbalmente las razones por las cuales se identifican los habitantes del valle con algún lugar mencionado, pues en el centro se ubica la no respuesta, junto con “la gente”, casi en el centro. Como otras razones de menor peso se tienen la facilidad para hacer compras o ir al mandado debido a que ahí se localizan comercios y se tienen servicios, por lo cual se acude más a dicho lugar, donde se tienen amigos y familiares, que son argumentos comunes a los cuatro grupos de edad. No obstante, la distribución de estos grupos en el espacio de la gráfica da cuenta de cómo, nuevamente, los más jóvenes y los más viejos se colocan en lugares opuestos, mientras que los grupos 2 y 3 (quienes tienen de 36 a 65 años) se hallan más cercanos. 80
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Cuadro 5. Por qué se identifica con ese lugar del valle. Expresiones características por grupo de edad.* Grupo de edad Formas textuales características Hasta 35 años Por lo limpio, menos delincuencia, el parque es más limpio (222) Ahí está todo céntrico, hospital, tiendas, como abastecimiento (471) Muy parecido a este ejido (142) 36 a 50 años Voy de visita y por la cercanía (344) Por la cercanía y las tiendas (136) Por la familia (396) 51 a 65 años Porque ahí tengo familia y voy de visita (344) Por la familia (113) Es más cerca para las compras (202) 66 a 80 años Aquí he vivido (16) Todo el tiempo he vivido aquí (389) Porque aquí vivo (503) Más de 80 años Porque es el lugar al que llegamos (258) Desde los 10 años llegué aquí (84) Ya tengo muchos años aquí (381) * El número entre paréntesis corresponde al identificador de la persona que respondió. Fuente: Proyecto “Caracterización del paisaje cultural evolutivo del valle de Mexicali desde tres perspectivas convergentes”, Instituto de Investigaciones Sociales, UABC, 2011.
El hecho de que en su mayoría los encuestados no hayan podido verbalizar las razones de su identificación no significa que no existan, sino que, al ser éste un aspecto sobre el cual no se cuestionan porque forma parte de sus vidas cotidianas, encuentran dificultades para racionalizarlo. En palabras de Tilley: Para dar sentido, reafirmación y significancia a sus vidas, las personas rutinariamente recurren al conocimiento que tienen sobre el paisaje y sobre los lugares en los cuales ellas actúan. El lugar opera dialécticamente de modo que crea a la gente que es de ese sitio. Estas cualidades de los lugares y los paisajes originan un sentido de pertenencia y arraigo, y una familiaridad que no nace sólo del conocimiento sino de la incumbencia que provee seguridad ontológica. Dan origen al poder de actuar y al poder de relacionarse que es, a la vez, liberador y productivo (Tilley, 1994:26; traducción propia). 81
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Figura 3. Razones por las que se identifican con un lugar específico del Valle de Mexicali según grupos de edad.
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Así, se observa que si bien no fue un propósito de la investigación identificar la presencia de rasgos que dieran cuenta de vínculos afectivos entre los habitantes del Valle de Mexicali y su entorno, éstos se fueron haciendo evidentes cuando las respuestas trataban de explicar el porqué de la preferencia o la identificación con un lugar. En este sentido, la identificación se revela como un re-conocimiento (una confirmación del conocimiento) de la persona misma merced a lo que se “es ahí” o se “es aquí” en ese/este lugar y en relación con otros. Con base en estos resultados, se hizo necesario reflexionar sobre ellos mediante un recurso conceptual que pudiese dar cuenta, no sólo del arraigo o del gusto por un lugar, sino además de los aspectos emotivos y relacionales que se pusieron de manifiesto en las respuestas, razón por la que se recurrió al concepto de topofilia. La topofilia: entre el sentimiento y la interacción humana En un sentido etimológico estricto, “topofilia” proviene del griego topos (τόπος), es decir, lugar, territorio, y philos (φιλος), que significa amor, de modo que implica “amor al lugar o al territorio”. Tomado así, en su sentido básico, el concepto tiene dos elementos: uno pasivo, que es el territorio, receptor del afecto, y otro activo, el del sujeto que ama a ese territorio. Se desprende de esta relación entre objeto amado y sujeto que ama que tal afecto puede ser detonado por los atributos o cualidades del territorio, o bien, que puede surgir en el amante sin que el objeto amado tenga “mérito” alguno. A decir de Yi-Fu Tuan, “la palabra ‘topofilia’ es un neologismo, útil en la medida en que puede definirse con amplitud para incluir todos los vínculos afectivos del ser humano con el entorno material. Dichos lazos difieren mucho en intensidad, sutileza y modo de expresión” (2007:130). Mientras que para este autor la reacción estética ante el entorno puede ser relativamente fugaz y predominantemente sensorial, el sentir que se tiene hacia un lugar “porque es nuestro hogar, el asiento de nuestras memorias o el sitio donde nos ganamos la vida” (2007:130) es más permanente; y aun cuando el entorno no es por sí mismo el causante de la topofilia, ofrece los estímulos sensoriales que –al ser percibidos y atendidos, valorados o amados– se convierten en símbolos de diverso alcance: pueden tener importancia 83
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particular en la vida de una persona o tener una valoración compartida por un grupo social en función de las fuerzas culturales que actúan en un momento determinado. De este modo, para Tuan la topofilia es un sentimiento de aprecio y valoración positiva, de vínculos afectivos, hacia un lugar en el cual el individuo ha forjado recuerdos o donde ha vivido o vive. No obstante, Carlos Mario Yory (2006) rechaza el aspecto meramente psicológico de la emoción que –dice– prevalece en el concepto de Tuan, y afirma que la topofilia es más un proceso de filiación que remite a la manera en que los seres humanos habitan el espacio estableciendo relaciones y compartiendo significados; es decir, a la manera en que se es en el mundo. De este modo, el concepto de topofilia “alude tanto a la eventual relación de cada cuerpo individual con otros cuerpos individuales como a la relación del propio ‘cuerpo social’ (al que de una u otra forma pertenecemos) con el topos mayor con el que en cada caso se inscribe y, de tal suerte, responde: un barrio, una ciudad, una región, un continente o el mundo en general” (Yory, 2006:11). El espacio cobra formas que corresponden necesariamente “con una determinada idea del mundo en el que ‘somos’ en el ejercicio autoafirmativo de nuestro ser-social” (Yory, 2006:6). De ahí que, de entrada, la topofilia es “la forma que cobra el espacio, a través de la apertura y puesta en obra de la naturaleza relacional de nuestra existencia” (Yory, 2006:11, cursivas en el original). Así, la topofilia se va construyendo en el entretejido de las relaciones humanas, y no sólo en la relación con un lugar físico. Dado que para Yory el ser humano es un “ser de camino” entre el hacia y el desde, la base de la espacialidad de los seres humanos es la movilidad; por ello dice este autor que no se “pertenece” a algún lugar estático detenido en el espacio-tiempo, sino que “a través de nuestra existencia (y su dinamys) abrimos el lugar mismo en su espacialidad” (2006:11). Así, mientras para Tuan la topofilia es apego o arraigo a un lugar fijo, para Yory es más que nada la capacidad de establecer relaciones con otras personas y, a través de ellas, con los lugares en los que se “es” debido a la movilidad, que es característica humana. Este segundo autor no niega el sentido de pertenencia, aunque lo observa sobre todo en los pobres y excluidos, que conservan y defienden como única propiedad lugares específicos y 84
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concretos, y que otorga no sólo “adscripcionalidad espacial” o territorialidad, sino también el sentido de grupo o colectividad. Para él, “los conceptos emotivo-afectivos de ‘arraigo y pertenencia’ (en el sentido sentimentalmente restrictivo y, por lo mismo, poco operativo que, desde aquí, le da Tuan a la topofilia) no son más que parciales adjetivaciones de la territorialidad misma en su connotación profundamente política y, por tanto, pro-activa...” (2006:13). Yory profundiza en su conceptualización al definir a la topofilia como “el acto de co-apropiación originaria entre el ser humano y el mundo mediante el cual el mundo se hace mundo en la apertura que de él realiza el ser humano en su naturaleza histórico-espaciante y el ser humano se hace humano en su espacializar” (2006:15). Según él, el mundo “abierto” por la acción de habitar es el lugar de acción, y por tanto, de sentido y significación; esto es, el lugar de realización del ser humano en cuanto tal. Esto se hace evidente en las respuestas dadas por los habitantes del Valle de Mexicali, quienes identifican sus preferencias a raíz de las actividades que pueden realizar en un determinado lugar o por las relaciones de parentesco o amistad que han establecido con otras personas, ya sea en el lugar donde tienen su residencia o en los sitios del valle donde residen esas personas. En su actuar, en las actividades que les son agradables (comprar, pasear, ir a las carreras), los habitantes se re-conocen y se ubican en los sitios preferidos, a los cuales acuden (se movilizan) para estar y, en el estar, para ser. Y por otra parte, los lugares se impregnan de significado y se distinguen con base en el afecto que se siente por otros con los cuales se hallan vinculados, a la vez, por experiencias compartidas (como la familia o los amigos) en esos lugares. Si la topofilia es más un proceso de afiliación, éste se observa en ciernes entre los habitantes más jóvenes, que prefieren determinados lugares o se identifican con ellos por una valoración de lo que en ese lugar “hay” o lo que en ellos se puede hacer, mientras que los mayores explican sus preferencias en función de vivencias, del tiempo transcurrido y de las relaciones establecidas. En este sentido, los jóvenes están en un activo proceso de construcción de relaciones y memorias al tiempo que dan forma al espacio de su habitar, mientras que los mayores –que manifiestan menor movilidad– muestran más claramente lo que ha sido su trayecto desde el ahí hacia el aquí que habitan, y con ello se puede observar una territorialidad más aguzada, aunque no por ello el proceso de afiliación se puede considerar concluido. 85
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Conclusiones Entre los participantes en la encuesta, la diversidad y riqueza de formas textuales varía según el tema: mientras que los jóvenes son más explícitos al decir por qué les gustan ciertos lugares del valle o por qué se identifican con otros, los ancianos lo son en lo que se refiere a los cambios que han observado en el paisaje. La memoria del pasado a partir del tiempo vivido en el valle es, en los ancianos, un elemento que impulsa su verbalización. Los jóvenes, por su parte, hacen énfasis en los aspectos tecnológicos de la agricultura o en los sitios de diversión y recreación, mientras que los ancianos comentan los problemas que hay, los que les tocó vivir en épocas pasadas, así como las transformaciones que han observado en la agricultura, la economía y el modo de vivir. De manera general, se puede concluir que la descripción (con rasgos valorativos) que se hace del paisaje se basa en buena parte en los elementos presentes en el geosistema y ecosistema, de donde se deriva que se le califique como “verde” o “seco”, y aun como “bonito”, debido a la presencia de determinadas especies vegetales en algunas épocas del año; sin embargo, parece haber también un componente emocional, que se manifiesta al describir al paisaje como “tranquilo”. El aspecto visual del paisaje lo dan los diferentes cultivos, pues como atractivo se mencionó el ver las parcelas o los campos de trigo y de hortalizas, de modo que la acción del hombre sobre el paisaje natural es la que –para los encuestados– ha dado valor a esta zona, por vía de los colores y texturas que proporciona la diversidad de especies sembradas. De este modo, si bien para la mayoría de los encuestados el valle es “bonito” porque se han acostumbrado a él debido a que es lo que cotidianamente viven y han aprendido a valorar, los jóvenes encuentran esta característica en el hecho de que es verde y hay trabajo, mientras que los más viejos lo ven bonito porque ya no es como antes, cuando ellos llegaron a poblarlo hace más de 50 años, cuando era un desierto de matorrales. Si bien se observa una consistente oposición entre los grupos de edad 1 y 5 (los más jóvenes y los ancianos de más de 80 años) y, en menor medida, entre los grupos 2 y 4 (entre 36 y 50 y de 66 a 80 años), ésta se refiere sobre todo a aspectos que son secundarios a las principales caracterizaciones. Es 86
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decir, existe una coincidencia y una centralidad en valorar al paisaje del Valle de Mexicali como bonito y caliente, aun cuando las razones y atributos que le otorgan belleza sean diversos según el grupo de edad (el aire puro, la vegetación, la tranquilidad). Con base en los resultados se puede afirmar que, en efecto, existe una predominancia de los aspectos visuales cuando se trata de valorar el paisaje, pero en este caso particular, y vinculado al clima extremoso, se asocia al paisaje un potente elemento no visual: el calor (en el Valle de Mexicali las temperaturas en verano alcanzan los 45 a 50°C). No obstante, al tratarse de preferencia o identificación por un lugar los aspectos visuales no presentan importancia, ya que los elementos que aluden a la interacción humana, a los vínculos establecidos con el lugar a través de las relaciones con otras personas, son los que adquieren predominio. Así, un lugar es preferido por un individuo o es “su” lugar (con el cual se identifica, donde se encuentra a sí mismo) porque ahí tiene sus vivencias, sus interacciones con sus “otros”, los que le permiten ser y ubicarse en el mundo por oposición a su ser él mismo, y son precisamente estos resultados los que manifiestan rasgos considerados parte de lo que Yory (2006) entiende como topofilia, que no se agota en el afecto a un lugar, sino que se constituye mediante las interacciones con otros seres humanos que cohabitan en un espacio. Desde la perspectiva de la evolución física, todo el valle pertenece a una sola unidad fisiográfica, el Desierto Sonorense, que para fines de este trabajo de investigación se dividió en tres unidades de paisaje considerando sus características estético-visuales. Pero estas oposiciones y conjunciones, resultado de lo dicho por los habitantes, apuntan ya a la necesidad de reducir todavía más la escala en que se aplica el análisis, y considerar que “el paisaje del valle” puede ser uno (el que une en aspectos comunes de tipo visual) y muchos a la vez, según se viva en un ejido o en otro, según se sea viejo o joven y, sobre todo, según los vínculos de relación humana que se establecen con personas en uno u otro lugar. Por ello resulta que al estudiar el paisaje no es posible descartar la cotidianidad, ya que ésta es espacio. Como diría Gómez Rojas: las entidades espaciales regionales, aunque no pueden descomponerse en una multiplicidad de lugares aislados y de acciones individuales, tampoco podrían definirse o estudiarse sin considerar a los individuos que son “participantes”, 87
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es decir, que toman parte en ellas como personajes o sujetos de un discurso que les afecta en su propia existencia (2001:123).
Esa cotidianidad del espacio vivido, del paisaje que se observa en el lugar en que transcurre la vida, se expresa espacialmente con el abundante uso de la forma textual “aquí” en diversas respuestas: ya sea para decir que el lugar que más les gusta es ese en el que viven o que se identifican más con el ejido en que habitan, el “aquí” es siempre el lugar donde el individuo tiene su lugar, único e irrepetible, que lo sitúa en el espacio cósmico, y son las estructuras simbólicas las que median entre el espacio cósmico y el espacio vivido, para constituir así la experiencia cultural del espacio (Gómez Rojas, 2001:121), una experiencia que puede ser captada a través del lenguaje, bastión de toda cultura. Bibliografía Becué, Mónica, Ludovic Lebart y Núria Rajadell, “El análisis estadístico de datos textuales. La lectura según los escolares de enseñanza primaria”, Anuario de Psicología, núm. 55, pp. 7-22, Universidad de Barcelona, Barcelona, 1992. Bourdieu, Pierre, “Prefacio. El avance de la reflexividad”, en Wilhelm Doise, Alain Clémence y Fabio Lorenzi-Cioldi, Representaciones sociales y análisis de datos, pp. 19-20, Instituto Mora, México, 2005. Delgadillo, José, Florística y ecología del norte de Baja California, Universidad Autónoma de Baja California, Mexicali, 1998. Demeritt, David, “The Nature of Metaphors in Cultural Geography and Environmental History”, en Progress in Human Geography, vol. 18, núm. 2, pp. 163-185, Sage, Londres, 1994. Desmarais, Céline, y Jean Moscarola, “Analyse de contenu et analyse lexicale. Le cas d’une étude en mangement public”, Lexicometrica. Revue Électronique, núm. especial, “Actes du colloque ‘L’analyse de données textuelles: De l’enquête aux corpus littéraires’ ”, pp. 1-20, Universidad de París III, París, 2004. Disponible en http://lexicometrica.univ-paris3.fr/ thema/thema7/Texte-Moscarola.pdf. Consultado el 2 de septiembre de 2011. 88
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Fecha de recepción: 23 de agosto de 2012 Fecha de aceptación: 20 de febrero de 2013
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Concepciones de género y conflictos de pareja Un estudio con parejas pobres heterosexuales en dos zonas urbanas de Sonora Edgar I. Zazueta Luzanilla y Sergio A. Sandoval Godoy Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo
Resumen. Aquí se presentan los resultados de una investigación que tuvo como objetivo principal caracterizar las concepciones de género y los conflictos de pareja heterosexual en condiciones de pobreza en dos ciudades de Sonora, con base en la discusión de los supuestos teóricos sobre la transformación de la intimidad en la modernidad. Se utilizó una metodología cualitativa mediante la realización y análisis de entrevistas en profundidad. Se concluye que predominan los modelos híbridos en las concepciones de género de las relaciones de pareja, asociadas a formas de conflicto que dan lugar a distintos tipos de conyugalidad. Esas relaciones se regulan en un marco de concepciones de género tradicionales respecto al amor y la parentalidad, lo que afecta de manera diferenciada tanto a las mujeres como a los hombres. Palabras clave: 1. estudios de género, 2. conflictos de pareja, 3. modernidad, 4. pobreza.
Abstract. In this article we present the results of an investigation that had as a main goal the characterization of gender conceptualizations and conflict in heterosexual couples which live in poverty conditions. The data collections were conducted in two cities in Sonora State. The study is based in the theoretical assumptions on intimacy transformation in modern societies. A qualitative method was conducted on interviews collected. We observed the presence of hybrid models in gender conceptualizations in couple relationships, associated with conflict situations that produce different types of couple relationships. These relationships are regulated in a gender traditional conceptual framework of love and parenthood, which affects women and man in differentiated ways. Keywords: 1. gender studies, 2. conflicts couples, 3. modernity, 4. poverty.
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Introducción1 La historia social de las formas de ejercer la sexualidad, la conyugalidad, y en sí la vida en pareja, muestra que cada sociedad tiene sus propias concepciones de género y sistemas para clasificarlas. Éstas se entienden como ideas, prejuicios, valores, interpretaciones, normas, sentimientos, deberes y prohibiciones sobre la vida de mujeres y hombres, y van construyendo cosmovisiones particulares de género que son casi siempre etnocentristas, pues cada persona se identifica con la cosmovisión de género de su mundo y la cree “única”, “valedera” y “universal” (Moreno, 2002). En el transcurso de la vida cotidiana toda concepción de género se conjuga con otras concepciones y va conformando así identidades culturales propias, aunadas a valores imperantes y motivaciones para la acción, que dan lugar a cosmovisiones de género personales y sociales. A veces estas cosmovisiones aparecen asociadas a un conflicto, que se presenta como un proceso natural e inevitable que se inicia cuando una parte percibe que la otra la ha afectado o que está a punto de afectar de manera negativa algunos de sus intereses. Puede aparecer como una lucha de valores, de estatus o de poder, en el curso de la cual los oponentes desean neutralizar, dañar o eliminar a sus rivales (Lewis, 1956). En las relaciones de pareja, sin embargo, el conflicto no siempre es malo o negativo, pues suele propiciar escenarios de mayor acercamiento y reflexión entre los cónyuges, al mismo tiempo que destensan la confrontación, el rechazo y las discusiones cotidianas, y promueven la toma de decisiones orientada a restituir nuevos equilibrios. Cuando se trata de parejas en situación de pobreza, el conflicto adquiere características particulares, pues las concepciones de género relacionadas con el amor y la pareja, con la familia, los roles de género, el trabajo y la sexualidad se desarrollan en un contexto de distribución y manejo desigual de los recursos económicos, por lo que se van configurando escenarios de inequidad entre hombres y mujeres. En este artículo se muestran los resultados de una investigación que tuvo como objetivo identificar los valores, expectativas, significados y trayectorias Este artículo es producto de una tesis doctoral titulada “Las concepciones de género y los conflictos de parejas heterosexuales cohabitantes en configuración de pobreza y su relación con la modernidad (Ciudad Obregón y Hermosillo)”. 1
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de emparejamiento de las parejas heterosexuales en configuración de pobreza en sus concepciones de género. Asimismo, se analiza si el tipo de conflictos que resultan tienen que ver con la organización del trabajo productivo y reproductivo y su precarización, tomando como referencias algunos de los supuestos teóricos de estudios europeos y de investigaciones empíricas de autores latinoamericanos sobre las transformaciones actuales de la intimidad y la vida en pareja. Se pretende probar que las posibilidades de cambio para resolver los conflictos de la pareja heterosexual son planteadas fundamentalmente por las mujeres y que su resolución se regula en un marco de concepciones de género sobre la paternidad y maternidad que son tradicionales y contradictorias, lo que da lugar a modelos culturales de pareja híbridos. El método que se siguió para la elaboración de resultados fue cualitativo, permitiendo con ello analizar el sentido que las personas le atribuyen a sus actos y a su entorno. Las herramientas metodológicas que se utilizaron fueron la entrevista en profundidad y la observación participativa. Para el caso se diseñó una guía con el objetivo de identificar datos personales, económicos y sociodemográficos, trayectoria de vida y emparejamiento (expectativas, ideales y acoplamiento), relación de pareja (comunicación, amor y violencia), familia (familia de origen, valores, manejo y distribución del dinero), roles de género (autoconcepto, parentalidad y crianza), trabajo (organización e interacciones en los ámbitos doméstico y extradoméstico), salud (enfermedad y padecimiento, condiciones) y sexualidad (reproducción, afecto y erotismo). Se privilegió la profundidad por encima de la extensión numérica; esto es, la abundancia de la información y la riqueza de significados, la comprensión en lugar de la descripción, la ubicación en un contexto en vez de la representatividad estadística. El número de entrevistados se contempló según las posibilidades de acceso y/o disponibilidad, tomando en cuenta la búsqueda intencionada de casos negativos que invalidasen la hipótesis de trabajo y con el principio de saturación teórica. Por lo consiguiente, se logró entrevistar a diez parejas de las localidades de Hermosillo y Ciudad Obregón cuyas edades fueron menores a los 34 años de edad y que en ese momento declararon ser cohabitantes. Para el proceso de selección de los entrevistados se utilizó la técnica de bola de nieve, inducida mediante el contacto personal 93
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con informantes selectos y otros más detectados en las redes sociales de internet. Para el procesamiento de la información y codificación de resultados se recurrió al análisis del discurso (en este caso, el habla), considerado como una práctica material históricamente situada que produce relaciones de poder. Con ese análisis se identifican en los relatos de los entrevistados las enunciaciones (palabras, expresiones, oraciones) que contienen ciertos contenidos de discurso, esto es, concepciones de género (creencias, ideas, valores). Finalmente, se sistematizaron las enunciaciones y se les puso una codificación. El trabajo se divide en cinco apartados. En el primero se describen algunos de los supuestos teóricos de autores europeos y de investigaciones empíricas de autores latinoamericanos sobre las transformaciones actuales de la intimidad y la vida en pareja, mismos que sirven de contexto y punto de partida. En el segundo se identifican algunos estudios empíricos que sugieren la construcción de tipologías de parejas para el análisis de contextos regionales, los cuales fueron retomados en el presente estudio. En el tercer y cuarto apartados se describen los resultados de esta investigación acerca de las concepciones de género y los conflictos de pareja. Finalmente, en el quinto apartado se exponen las conclusiones. Marcos interpretativos y contextuales sobre la intimidad y la pareja Las discusiones referentes al tema de la intimidad y su transformación en el contexto de la modernidad se han hecho cada vez más presentes en la teoría social. Estas discusiones han involucrado a autores ampliamente conocidos en el mundo académico, como Giddens (1992, 1995, 2003, 2005 y 2007), Bauman (2000, 2001, 2003 y 2005), Touraine (1995 y 2001), Alberoni (1979, 1986 y 1992), Lipovetsky (1988), Castells (2000), Béjin (1987), Connell (2006) y Beck (1986, 1995 y 2001). Las aportaciones que derivan de dichas discusiones pueden ser agrupadas en lo que Núñez y Zazueta (2012) catalogan como parte de los planteos teóricos europeos. En contraparte, están los análisis realizados en México y Latinoamérica: Fuller (1997 y 2001), Viveros (2006), Esteinou (2004 y 2008), Quilodrán 94
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(1996), López y Salles (2000), García y Rojas (2002), Parrini (2002), Arriagada (2002), Burín (1999 y 2007), Lagarde (1997), Ariza y Oliveira (2001), Jiménez (2003 y 2007), Núñez (2007), Figueroa, Jiménez y Tena (2006), Figueroa y Liendro (1994) y Ponce (2002). En mayor o menor medida, ellos abordan empíricamente el tema de la modernidad y la intimidad, además de los cambios, tensiones y contradicciones experimentados por las parejas y familias heterosexuales en las últimas décadas. Las aportaciones entre ambas producciones nos permiten plantear una serie de contrastes sugerentes: a) En la dimensión del amor y la pareja los estudios europeos enfatizan el carácter no tradicional en la construcción y el desarrollo de las relaciones, mientras que los estudios latinoamericanos subrayan el peso de la tradición. Es por ello que no se puede hablar de que exista un amor líquido o un amor confluente en las parejas entrevistadas, sino que prevalece mayormente el amor romántico.2 b) En la dimensión de la familia se ha afirmado, a través de los planteos europeos, el carácter equitativo de las relaciones de género, lo que presupone la equidad y la democratización al interior de la vida familiar. Los hallazgos de investigación de los planteos latinoamericanos afirman que, pese a la creciente flexibilidad en los roles de género, aún persisten las relaciones asimétricas entre los miembros de la pareja y al interior de la vida familiar. c) En la dimensión de los roles de género los planteos teóricos europeos enfatizan el carácter democrático y equitativo de las relaciones familiares y, con ello, un supuesto debilitamiento de la autoridad ejercida por el varón De acuerdo con Bauman (2005), por amor líquido se entiende una fragilidad de los vínculos humanos caracterizada por sentimientos de inseguridad y por conflictos derivados de esa fragilidad. Por amor confluente se entiende, según Giddens (1992), un modelo de amor que ha venido a sustituir al modelo tradicional basado en el amor romántico; implica profundas transformaciones en los roles de género en tanto que se fundamenta en la igualdad de hombres y mujeres, en la importancia de sus propios e individuales proyectos de vida y de autorrealización, así como en su libertad de elección y decisión. Finalmente, para Urrea y Quintín (2000) por amor romántico se entiende una construcción social de larga duración que instaura un patrón de dominación de lo masculino sobre lo femenino. Giddens (1992), por su parte, define al amor romántico por oposición al amor confluente; en el amor romántico los afectos y lazos tienden a predominar sobre la cuestión sexual. 2
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al interior de la familia. Los estudios latinoamericanos documentan las contradicciones en las relaciones de género, las resistencias al cambio de los varones y su escasa aunque creciente participación en los roles de género no tradicionales en el espacio doméstico, además de la proliferación paulatina de otras formas de organización familiar. Por ejemplo, se observan tendencias en el sentido de un mayor involucramiento del varón en la esfera privada en asuntos como la crianza de los hijos (menormente de las hijas) o la “ayuda” en la elaboración de los alimentos que se consumen en familia e individualmente. d) En la dimensión del trabajo se argumenta, desde los enfoques europeos, una flexibilización laboral que configura una nueva sociedad, la de los consumidores. Esto propicia nuevas reglas y esquemas de inserción y dinámicas laborales que impactan en la vida íntima a través de la postergación o rechazo al matrimonio. En los planteamientos mexicanos se muestra el efecto desigual de la pobreza tanto en hombres y mujeres (es por ello que se habla de feminización de la pobreza), como en las dinámicas de pareja o en los patrones de unión o conyugalidad, lo que lleva a un casamiento o unión temprana de las parejas para hacer frente a la pobreza, lo que se considera como un acto solidario. e) En la dimensión de la sexualidad, se afirma desde los planteamientos europeos una mayor importancia de la sexualidad en la pareja (lo cual coincide con los hallazgos de investigación de este trabajo); sin embargo, en los estudios latinoamericanos también se puede observar la presencia contrastiva y contradictoria con valoraciones modernas de la sexualidad según distintas categorías sociales, tales como el género o la clase, entre otras. Esto permite afirmar que no existe propiamente una sexualidad plástica3 en las parejas entrevistadas sino un modelo híbrido que conjuga elementos tradicionales y modernos en los valores y ejercicio de la sexualidad. Por sexualidad plástica se entiende, según Giddens (1992), 1) la separación entre sexualidad y reproducción (la sexualidad, que solía definirse tan estrictamente en relación con la naturaleza reproductiva del matrimonio y por ende con su legitimidad, tiene ahora poca conexión con ello), 2) la reivindicación del placer de las mujeres y la consideración del placer como un fin legítimo de la sexualidad y 3) un aumento del uso de métodos anticonceptivos y un mayor control sobre la reproducción. 3
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De tal manera, se puede decir que las diferencias más notables acerca de las transformaciones sociales de la modernidad y la intimidad entre los planteos teóricos europeos y los estudios latinoamericanos son que los primeros poseen una mayor tendencia hacia una visión androcéntrica, ya que son elaborados fundamentalmente por varones y en ninguno de los casos guardan una clara postura feminista. Asimismo, se trata de estudios teóricos sin evidencia empírica, ya que generalizan el análisis sin especificar las dimensiones geográficas o sociocontextuales en las que se reproduce un discurso unívoco de la modernidad. En contraparte, los segundos son elaborados principalmente por mujeres y desde una perspectiva claramente feminista, y sus resultados de investigación son producto de evidencias empíricas que se ajustan a espacios sociocontextuales que enfatizan los matices y la complejidad del aspecto social que analizan. Estos elementos distintivos y contrastivos entre los supuestos teóricos europeos y latinoamericanos sobre las transformaciones sociales actuales de la modernidad y la intimidad hacen posible afirmar que los planteos europeos no son claramente aplicables para entender en toda su complejidad lo que sucede en México con las parejas y las familias. La utilización de los supuestos teóricos europeos debe tomarse solamente como referencia de lo que puede estar sucediendo con las parejas y familias en otros países y las posibles influencias asociadas a los cambios globales que la modernidad supone y trae consigo; sin embargo, será necesario tener una postura crítica apoyada en evidencia empírica para el uso de tales planteos. Tipologías y contextos explicativos para la interpretación de la intimidad y los conflictos de pareja Una manera crítica de abordar los contrastes antes señalados es la construcción de tipologías adecuadas a la formación sociocultural de los contextos analizados. Con esta intención, trabajos como el de Núñez (2007) han abordado mediante el enfoque de género la problemática de la intimidad, la sexualidad y los conflictos de pareja en localidades del estado de Sonora, llegando a interesantes resultados que ilustran las particularidades propias 97
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de la región. De hecho, parte de la tipología de pareja que se sugiere en el apartado siguiente se desprende de las reflexiones de dicho autor, quien establece la importancia de abordar el análisis de los conceptos y significados que los individuos tienen acerca de sus vínculos de pareja. Así, por ejemplo, al hablar acerca de los significados de ser hombre en México afirma que dichos significados no son los mismos para todos y para siempre. La hombría aparece como un objeto de disputa cotidiana mediante los juegos de competencia, prueba y asignación; es un asunto de cantidad y calidad, de algo relacional y que se define por lo que no es. En este sentido, se argumenta que el significado de “ser hombre” es una construcción histórica cuyos cambios a lo largo de la historia mantienen un vínculo estrecho con otros significados. Lo anterior tiene sentido en la medida en que en México no hay una realidad cultural homogénea que permita compartir las mismas referencias semióticas de masculinidad. Bajo esta premisa, Núñez (2007) describe el modelo atender-mantener como un vínculo en el que los hombres adultos mayores de la sierra de Sonora construyen con el trabajo una serie de derechos a ser atendidos. Señala que la esfera pública del trabajo es correspondida por el papel central que se juega en la reafirmación de la “masculinidad heterosexual dominante”. Las concepciones de género de los varones vinculadas a su papel de proveedor económico en el contexto de la familia nuclear tienen su significado en las relaciones entre los géneros en la manera en que construyen un sentido de hombría. Ser proveedor tiene que ver con ser trabajador; sin embargo, el sentido de hombría es algo más complejo, pues si bien está relacionado con el trabajo, éste no lo es todo. Es decir, el componente sexual también conforma un modelo tradicional de relación en la medida en que construye la virilidad en términos de desempeño sexual, de potencia reproductiva y de atractivo hacia las mujeres. Otra dimensión de estudio importante para el citado autor, además de la sexualidad, es el trabajo. “Trabajar”, “ser responsable en el trabajo”, “saber hacer el trabajo” y “cumplir los compromisos laborales” son elementos centrales del “ser hombre”. Son valores constructores de la masculinidad que implican tener malicia, criterio, experiencia, destreza, inteligencia o ingenio para desarrollarla. El trabajo es un espacio único masculino para estos hombres donde se ponen a prueba otros valores aprendidos en 98
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la construcción de la identidad masculina, como la responsabilidad, la agresividad, etcétera. Tal parece que ser trabajador garantiza atenciones, derechos y autoridad, por lo que en respuesta a ello se favorece con el mantenimiento del hogar y se conforma un esquema de reproducción de la identidad masculina. Como veremos más adelante, estos planteamientos constituyen los ejes conceptuales que explican la dinámica de pareja más tradicional en este escrito. Además de la necesidad de construir tipologías adecuadas a los contextos locales, estudios realizados en México (Hurtado y cols., 2004; Meza, 2010; Velarde y Serrano, 2004) sugieren abordar el análisis de las formas que asume el conflicto debido a que aparece como una configuración importante en las relaciones de pareja. En términos generales, el conflicto se representa por las promesas de cambio y los juegos de poder y control entre los cónyuges. Así, por ejemplo, los conflictos más comunes que señalan las mujeres son la escasa o nula participación de los varones en el trabajo doméstico, la configuración de la pobreza y la débil comunicación emocional y afectiva. Los conflictos que señalan los varones están constituidos por las contradicciones de sus concepciones de género tradicionales y por las limitaciones económicas que las condicionan (ellos quieren que la mujer se integre al trabajo remunerado y creen que deben ser responsables de la reproducción y la crianza, pero también sienten el deseo de una comunicación emocional profunda). Según Meza (2010), en las relaciones de pareja el conflicto no siempre es malo o negativo, pues suele incentivar la creatividad, la reflexión, la forma más eficiente de tomar decisiones, la disposición al cambio y el establecimiento de metas ambiciosas y alcanzables entre los cónyuges. Sin embargo, cuando se trata de parejas en situación de pobreza el conflicto adquiere características particulares. Generalmente, la pobreza es entendida en la mayoría de los casos como una situación extrema de vulnerabilidad, de tal manera que cuando se está en esa situación las parejas la consideran como algo subjetivo que alude a un carácter mental, emocional o incluso espiritual. Al parecer, la pobreza no es la desventaja más grande en la armonía conyugal de las personas, ya que incluso en algunas parejas, más que un elemento de disociación, ha sido uno de unión. De hecho, la pobreza es la razón por la que el modelo de organiza99
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ción familiar caracterizado por la presencia del varón proveedor exclusivo ha estado menos presente, puesto que el salario insuficiente es la razón por la cual ambos miembros de la pareja trabajan. Sin embargo, queda por saber si en general, para el caso de México, la tradición está más asociada con el fenómeno de la pobreza. Por lo que respecta a este estudio, todo parece indicar, como veremos en los siguientes apartados, que las parejas más pobres resultan ser más tradicionales. Tipologías de relación de pareja y sus conflictos En este apartado se describen, con base en los resultados que arroja el análisis del discurso de parejas entrevistadas en situación general de pobreza, diferentes tipologías de pareja y sus conflictos. Se clasifican fundamentalmente tres tipos de uniones: la orientada a atender y mantener, el matrimonio como empresa y la pareja solidaria. El criterio de agrupación es flexible y se construye fundamentalmente en términos prácticos y explicativos. Ello implica que puede haber situaciones donde las parejas transitan de una tipología a otra, debido a que existen aquellas en las que uno o ambos miembros comparten concepciones que pueden alterar sus formas de estabilidad conyugal y su posición frente a la familia, de tal manera que pueden ser caracterizadas como modernas o premodernas. Es importante señalar que cuando se habla de conflictos4 se hace alusión a las “discusiones”, “roces”, “debilidades”, “descontrol”, “problemas”, “pleitos”, “broncas”, “choques”, “carencias”, “desacuerdos”, “molestias”, “complicaciones”, “presiones”, “pedos”, “líos”, “diferencias”, “afecciones”, “dificultades”, “tensiones”, “deudas” que expresan los hombres y las mujeres entrevistadas en distintas dimensiones de sus relaciones de pareja. Estas formas de conflicto afectan el debilitamiento de uno o de ambos miembros del vínculo de tal manera que se pueden ver forzados (de manera intencionada o no) a hacer lo que no se quiere o en lo que no se está de acuerdo, causando un daño emocional y/o físico. A continuación se presenta información detallada de los informantes de este trabajo de investigación. Se utilizan las comillas para hacer referencia al uso textual que las personas entrevistadas le dan al término “conflicto”, aun cuando hay personas que también utilizan dicho término. 4
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Descripción de las parejas entrevistadas Número Nombres Edad Origen Grado Número Trabajo de pareja ficticios académico de hijos remunerado 1 Irene 30 Obregón Carrera 1 No Ricardo 30 Carrera Sí 2 Ana 24 Obregón Carrera trunca 2 Sí David 25 Secundaria trunca Sí 3 Alejandra 30 Obregón Carrera 1 Sí Román 30 Carrera Sí 4 Sofía 30 Hermosillo Carrera 2 Sí Javier 29 Carrera Sí 5 Verónica 16 Hermosillo Preparatoria trunca No Francisco 19 Secundaria Sí 6 Chantal 24 Hermosillo Secundaria 2 No Raes 30 Secundaria Sí 7 Alma 30 Obregón Carrera 1 No 8 Bruno 32 Carrera Sí Lulú 24 Obregón Carrera trunca 1 Sí 9 Emiliano 29 Carrera técnica Sí Lizet 25 Obregón Carrera técnica 1 No Fernando 32 Carrera Sí 10 Daniela 25 Hermosillo Carrera Sí Omar 33 Carrera Sí
Atender y mantener Esta primera clasificación incluye parejas cuyas concepciones, valores y prácticas sobre el amor son entendidas, reguladas y asumidas en consideración a una supuesta naturaleza intrínseca de su género, ya que existe un arreglo tradicional por el que el varón es concebido como principal proveedor y la mujer como ama de casa (un rol que nunca descuida). El argumento del amor constituye la razón más importante de su unión, misma que se acompaña por una división sexual del trabajo caracterizada por la rigidez de los roles de género, que implica que uno de los cónyuges (generalmente el hombre) se haga cargo de la atención y manutención económica del hogar. Este tipo de relación de pareja parte fundamentalmente de una concepción tradicional estereotipada del género (que igualmente está presente en menor medida en las otras dos tipologías que veremos enseguida), cuya principal característica es la de suponer que hay espacios simbólicos y dimensiones de la vida en pareja que sólo le corresponden cultural o naturalmente al hombre 101
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y a la mujer. Sobre esta base se constituye una división sexual de género que conlleva la función de los varones de mantener y cubrir necesidades al interior de la pareja y la familia, y la de las mujeres de atender a los miembros de la familia y dar soporte y comprensión a la pareja. No obstante, el vínculo central entre ellos es cercano al amor romántico y al tipo de familia nuclear que los estudios funcionalistas describieron en los años cincuenta (Aguirre y Fassler, 1994). Los resultados del trabajo de campo muestran que tanto los hombres como las mujeres que participaron en esta investigación provienen de familias disfuncionales marcadas por la prevalencia de la violencia, el consumo de drogas y la pobreza (además de conflictos y rupturas de la relación con sus padres). Quizás por ello el conflicto en las relaciones de pareja aparece como uno de los rasgos dominantes. Los conflictos que viven las mujeres tienen que ver con sus relaciones con la suegra (sobre todo cuando ambas viven en un mismo espacio), con las diferencias del estilo de crianza por cada miembro de la pareja y con el escaso involucramiento de los varones en las labores domésticas. Los conflictos que viven los varones tienen que ver con la ausencia de dinero, la falta de atención que sienten que reciben de su pareja, las tensiones con la suegra y la escasa participación de su cónyuge en el trabajo extradoméstico. Estos conflictos expresan la rigidez en los roles de género, al grado de suponer que la mujer es la única responsable de las atenciones y cuidados de la familia. Algunos de los argumentos más comunes que ilustran el discurso de las parejas entrevistadas van en el sentido de que: Una buena madre tiene que estar siempre al pendiente del hogar porque el hombre en veces trabaja, en veces no lo ve al niño […] A mí no, nunca me ha gustado que (la mujer) trabaje […] Pues la responsabilidad mía es trabajar, ¿no?, seguir adelante, nunca voltear pa’ tras […] La responsabilidad de la mujer yo creo que es atendernos, ¿no?, a mí y a mis hijos; darnos de comer, lavar, todo es […] Como la mujer hace mucho entró ya a lo laboral y todo eso, descuida a la familia, y ahí vale madre, pues, todo, pues los hijos se empiezan a drogar, las chamacas hacen lo que les da la gana, todo lo que estamos viviendo ahorita. En cambio, si la mamá está más tiempo en su casa, y atiende todo, siento que no se sale tanto de las manos a como estamos ahorita (David).
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El matrimonio como empresa En esta clasificación se incluyen parejas cuyo discurso es, al menos parcialmente, el de la cooperación. Se parte de la idea de que ambos deben incorporarse al trabajo remunerado, aunque sigue prevaleciendo una división sexual del trabajo tradicional. Para las mujeres no es prioridad un empleo, pero destacan la importancia de participar en el trabajo remunerado, y para los hombres no son prioridad las labores domésticas, aunque reconocen la importancia de involucrarse en éstas con mayor frecuencia. Igualmente, se presenta un marco de concepciones de género tradicionales que tienen que ver, para las mujeres, con la importancia que tienen los hijos en su familia y, para los hombres, con la importancia asignada a las atenciones que consideran deben recibir por parte de las esposas. Prevalece, pues, en el discurso una flexibilización de los roles de género, pero en la práctica existen resistencias al cambio que provocan que las mujeres terminen adhiriéndose a los roles más convencionales.5 En este caso, el amor y los hijos constituyen la razón más importante de su unión y el vínculo es cercano al matrimonio por compañerismo (orientado fuertemente por el amor romántico). Al igual que en la clasificación anterior, los varones entrevistados provienen de familias disfuncionales en las que ha prevalecido la violencia, el consumo de drogas y la pobreza, además de conflictos y rupturas del vínculo de sus padres, rivalidad entre hermanos, alcoholismo del padre y preferencias de los padres por alguno de los hijos. Por su parte, las mujeres provienen de familias nucleares en las que, igualmente, los problemas anteriores han sido un rasgo característico, aunque algunas declaran haber sentido mayor bienestar que otras (al parecer, para estas mujeres los conflictos entre sus padres no han sido permanentes, pero sin duda han estado presentes). Los resultados de campo indican que los conflictos que viven las mujeres con sus parejas se relacionan con el hecho de que los varones no participan en el ámbito doméstico, con no asumir las carencias económicas, con una mala distribución del dinero por parte del varón, con problemas de salud, con una débil comunicación emocional con sus parejas y con falta de actividad sexual. Por su parte, los conflictos que perciben los varones tienen que ver con reconocer sus propias limitaciones económicas, con su escasa participa5
Algunas de estas experiencias pueden verse también en Vivas, 1996.
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ción en el ámbito doméstico, con sospechas de infidelidad, con problemas de comunicación (desconocimiento de las emociones de ambos), con diferencias en los estilos de crianza, con insatisfacción sexual y con que su cónyuge no tenga un trabajo remunerado. No consideran conflictivo que sus parejas les demanden mayor satisfacción sexual; sin embargo, es algo que también señalan. Para resolver estos conflictos aluden a un ideal de cooperación y equidad (concepción moderna de género) entre ambos y al interior de la familia, pero que no se corresponde con las prácticas tradicionales de cada miembro debido a las limitaciones económicas que condicionan el vínculo, lo cual genera una serie de contradicciones que son fuente recurrente de conflicto. Algunos de los argumentos más comunes del discurso de las parejas entrevistadas ilustran lo siguiente: Mira, como ahora ya estoy casado, ya también te das cuenta que el matrimonio es como una empresa y es algo que los dos deben sacar adelante; una persona que quiera salir adelante, que tenga deseos de superación, una persona inteligente, que pueda platicar abiertamente de cualquier cosa. Y no porque no los tenga con la Irene, ¿no? Pero te digo, a esas cosas no..., son cosas que no miraba antes; tenía buen cuerpo y me capeaba y ya… ahí estoy formado, ¿no? Son cosas que ahora sí las aprecio, porque antes, pues no las apreciaba, no las tomaba en cuenta (Javier). Mira, tú tienes tu pareja, ¿no?, y tú creas una empresa; cuando interviene mucho la familia, (dicen) no, pues como dejas que él maneje el dinero, se va con otra, no es tu esposo, todos esos comentarios nos lo dijeron, y nosotros dijimos, no es que nosotros, no, en la relación de trabajo somos trabajadores, y en la relación de noviazgo somos novios. Eso es lo que demostrábamos... (vivir en pareja es) ir en contra de… tradiciones. O sea, para mí el matrimonio es una empresa, pero no de la que refleja utilidades y eso. Una empresa de la que vas poniendo un ladrillo, uno, y un... ¿entiendes? [...] (Al preguntarle sobre sus capacidades en el mundo laboral) yo lo puedo hacer, pues tengo la vocación de empresario, por así decirlo (Bruno).
La pareja solidaria En este perfil de pareja se incluyen aquellas relaciones cuyos miembros buscan establecer acuerdos que transgreden un orden tradicional de género 104
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debido a que existe una alta valoración de la libertad, la comunicación, la autonomía y el bienestar sexual (satisfacción sexual y afectiva), todo ello cercano a la confluencia de intereses personales. La solidaridad se constituye como el valor más importante de su unión y su vínculo principal es cercano al amor confluente. Generalmente, ambos trabajan y lo hacen de mutuo acuerdo presionados por su configuración de pobreza. En el discurso prevalece un rechazo a la dependencia afectiva y económica, que se opone al modelo de pareja atender y mantener por considerarlo inequitativo. Hombres y mujeres provienen de familias disfuncionales (prevalencia de la violencia, consumo de drogas y precarización, conflictos y rupturas del vínculo de sus padres, diferencias en el trato a los hijos, vagancia y/o rebeldía hacia los padres, abandono de uno o ambos padres). Los problemas que tuvieron los varones en sus familias de origen en este tipo de unión se enmarcan en situaciones que tienen que ver con hacinamiento y carencias económicas, con vagancia, rebeldía, robo, uso de drogas, diferencias en el trato a los hijos, desintegración familiar (poca comunicación, ausencia del padre). Los problemas que tuvieron las mujeres en sus familias de origen se enmarcan en situaciones que tienen que ver con pleitos entre sus padres, consumo de alcohol, carencias económicas, diferencias religiosas, consumo de drogas, abandono de hogar de la madre (por la pobreza del hogar y por sus conflictos personales), rebeldía y autoritarismo (del padre, la madre y los hermanos). La forma que asume el conflicto en este modelo está configurada por malestares emocionales y búsqueda de acuerdos. Para las mujeres, los conflictos tienen que ver con su sexualidad (sus emociones, celos e infidelidad, uso de métodos anticonceptivos, insatisfacción sexual, embarazos no planeados y no deseados, y abortos) y con la personalidad del varón, lo cual está asociado al rechazo de un modelo machista de la masculinidad. Para los hombres, los conflictos tienen que ver con el reconocimiento de sus propios problemas y limitaciones, como son el mal uso que le dan al dinero, la infidelidad, las diferencias de carácter, la competitividad con la pareja, el egoísmo y la poca participación en la crianza y en las labores domésticas. Estos conflictos llevan a suponer que existe una autocrítica y un reconocimiento personal de las fallas e impedimentos que obstaculizan la estabilidad en la relación de pareja. Esto 105
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se debe quizás a la importancia que se le da a la individualidad, así como al deseo de romper con las concepciones de género tradicionales en las cuales se enmarca su historia personal de vida. En esta última categoría la hibridación cultural juega un papel importante en la manera de entender las transgresiones y el rechazo al vínculo más tradicional de atender y mantener, ya que en cada miembro de la pareja prevalece una alta valoración individual en confluencia de intereses personales. Algunos de los argumentos más comunes que ilustran el discurso de las parejas entrevistadas ilustran lo siguiente: O sea que yo andaba con una morra, andábamos ahí, y la morra no tenía casa, wey. Y yo le quería pedir permiso a mi apá para que se quedara ahí en la casa. Y aparte que sí la quería. La estima iba relacionada con eso, solidaridad, no iba tanto por una relación de pareja… más que con el hecho del amor y esas cosas, era más solidario (Francisco). […] en ese lapso me dice: vente a la casa, o sea, en la casa de él vivían varias personas, no nada más él, me dice: vente a la casa y ya cuando consigas algo, te vas; así fue como yo me fui a vivir con él (Chantal).
Concepciones de género y representaciones simbólicas en la unión de pareja En el apartado anterior pudimos observar que todas las parejas entrevistadas presentan en mayor o en menor medida concepciones de género tradicionales. La tradición conformada por las contradicciones en las concepciones de género y las resistencias al cambio (particularmente de los varones) configura valores y conflictos, particularmente, en las áreas de la parentalidad y la articulación entre el trabajo remunerado y las labores domésticas. En cada una de estas tipologías se puede observar también cómo la tradición y la modernidad se articulan para enmarcar y calificar los cambios que se expresan al interior de la pareja y la familia. Para complementar lo anterior, a continuación se describen parte de los resultados de campo que tienen que ver con algunas de las representaciones simbólicas más frecuentes que son fuente de acuerdos y desacuerdos en los vínculos de pareja. 106
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Significado del dinero, la pobreza y la riqueza El significado que se le da al dinero está relacionado directamente con la tipología en la que se adscriben las parejas entrevistadas. El análisis parte de una diferenciación por su sexo. Por ejemplo, las mujeres que le dan una importancia menor al dinero son las que se encuentran en el vínculo de pareja atender y mantener; esto quizás se deba a que ellas regularmente no tienen una relación directa como proveedoras, además de que pesa más el valor que le dan al amor. En cambio, las mujeres que tienen una visión pragmática del dinero son las que se encuentran en el tipo de pareja el matrimonio como empresa, lo que se puede deber a las configuraciones de pobreza que hacen que ellas se vean obligadas a trabajar. Por último, las mujeres de la pareja solidaria entienden que el significado del dinero va asociado a valores como la cooperación en la relación de pareja, por lo que el amor y la solidaridad serán valores superiores al valor del dinero. Casi todas las mujeres entrevistadas tienen un significado desfavorable de la riqueza y desconocen la importancia de su valor, lo cual se puede deber a que la asocian con principios negativos como la avaricia y con comportamientos individualistas, machistas o antisociales generados por la abundancia. Por otra parte, la mayoría de las mujeres entiende la pobreza desde un punto de vista actitudinal. Varias mujeres del tipo de relación atender y mantener creen que la pobreza puede resolverse con la participación en el trabajo remunerado de ambos miembros, debido a que la pobreza es concebida exclusivamente como la carencia extrema de algún satisfactor básico como la vivienda, la comida o el dinero. En el caso de los hombres lo que se puede observar es que para ellos el dinero es entendido de tres maneras: es algo “indispensable” que está asociado a valores positivos como la “tranquilidad” o la “estabilidad”; es un bien relacionado con una visión pragmática que consiste en “cubrir necesidades”, o lo consideran como algo negativo, como una fuerza que “corrompe” y de poco valor, pero que es necesario tener. Quizás por ello más de la mitad de los hombres tienen una representación desfavorable de la riqueza o no reconocen su valor. Generalmente la asocian a valores capitalistas negativos relacionados con aspiraciones personales condicionadas por el entorno económico y social. 107
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Por otra parte, la mitad de los hombres entrevistados entiende la pobreza desde un punto de vista filosófico o de clase, e inclusive como base de un aprendizaje, en tanto que para la otra mitad es algo negativo, algo que no se desea y que se caracteriza por carencias extremas. Estas visiones predominan tal vez porque los varones están más cercanos a una visión pragmática que actitudinal, lo que no ocurre en el caso de las mujeres. Significados de la vida en pareja En este apartado se dan a conocer los significados, expectativas y/o valores del tipo de vínculo que tienen las parejas entrevistadas. Igualmente, el análisis es llevado a cabo desde una diferenciación por sexo. Así, por ejemplo, los valores más importantes que los hombres destacan en el vínculo con sus parejas son la confianza, la comunicación, el bienestar, el respeto, la empatía, el respaldo, la lealtad, la libertad, el compromiso, los beneficios legales y el amor. Por su parte, las mujeres ponen más énfasis en el respeto, la confianza, el reconocimiento, la comunicación, el sexo y la armonía. Los significados que mayormente distinguen los varones en su vínculo con sus parejas están asociados a ideas y conceptos como el cariño, la motivación, la responsabilidad, el “estado químico”, el construir, pedir, errar, convivir, recibir y compartir. En cambio, las mujeres subrayan aspectos como tener apoyo, compartir, crecer en lo material, comprometerse, interesarse, y ejercer tolerancia, equilibrio, bienestar, convivencia, estabilidad, seguridad, aprendizaje y responsabilidad. En una sociedad cada vez más consciente de las inequidades y desigualdades de género es comprensible que los hombres valoren más la confianza que se deposita en ellos; en cambio, para las mujeres el valor del respeto se ha convertido en una demanda cada vez más importante. Los significados del vínculo de los hombres pasan por la esfera de la sexualidad (querer) y la razón (construcción social). Los significados del vínculo de las mujeres consisten en una visión más humanista de dar y recibir (apoyo y compartir). Estos valores y significados del vínculo entre ambos se enmarcan en una definición tradicional de género que asume a la masculinidad como fuerza y razón y a la feminidad como sumisión y comprensión. 108
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Por último, cabe remarcar que los valores y significados de la vida en pareja son evaluados por los entrevistados –tal y como señalan Giddens (1992) y Bauman (2005)– a raíz de las situaciones individuales, afectivas y emocionales que les brinda dicho vínculo, y sólo ocasionalmente se hace referencia a lo económico (crecer en lo material) o a la procuración de algún tipo de “beneficio legal”. El medio social y la religión no figuran como limitaciones o promotores de la valoración del vínculo de pareja. Significados de ser mujer y ser varón A continuación se presentan los conceptos, ideas y expresiones que manifestaron las parejas entrevistadas respecto a lo que ellas consideraban que marcaba las diferencias entre el “ser hombre o mujer”, además de distinguir e identificar sus roles de género. Así, los significados de “ser mujer” para los hombres tienen que ver con emociones, atenciones (a la pareja, a los hijos y a la familia), liderazgo, dignidad, equidad (responsabilidad y trabajo remunerado), ser buena onda, ser creadora y tener una vida complicada. Los significados que las mujeres se atribuyen se relacionan con ser diferente al hombre física, mental, emocional y culturalmente; realizar una construcción social de género; tener atenciones hacia los hijos, la pareja y la familia; ser piedra angular de la familia, ama de casa y compañera; servir de apoyo y ayuda al varón, y poseer humanidad, responsabilidad y fortaleza. Los hombres expresan que las emociones son la principal característica que los diferencia de ellas, mientras que las mujeres señalan que su característica principal es la construcción social que se hace a partir de su género y que las hace diferentes a los hombres. Ambos dan un peso importante al papel que juega la atención en la definición de la identidad femenina, concepción que ha servido de soporte a la construcción de un rol tradicional femenino que asume que en las mujeres domina la emoción sobre la razón, y que las diferencias de género subyacen de manera natural en una psique autónoma femenina que interioriza el rol de la atención como exclusivo de ellas, mientras que en los hombres está el rol de mantener. En este marco de significados es posible deducir que lo que la pareja es para la identidad de las mujeres (Castro, 2004) lo es el trabajo para la identidad de los hombres. 109
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Los significados de “ser hombre” entre los varones tienen que ver con responsabilidad y trabajo, con ser menos sensibles, ser diferentes (fuerza), marcar el rumbo, asumir el rol masculino, dar, ser práctico, torpe, menos considerado, menos maquiavélico, menos perverso, más abierto. Los significados que las mujeres atribuyen al hecho de “ser hombres” son: trabajador (protección, proveedor, obligación), construcción social, equidad, apoyo y cabeza de la casa, tomador de decisiones, autoridad, diferente. El significado de la masculinidad, tanto para los hombres como para las mujeres, se apoya en un ideal tradicional de género basado en un modelo dominante que consiste en considerar al hombre como proveedor. Aunados a esta concepción se encuentran atributos como la responsabilidad, la fuerza y la insensibilidad, que funcionan como recursos de apoyo de quien se considera cumple la función de proveedor de manera eficiente. Aunque en el discurso empieza a existir la idea de que estas concepciones son construidas socialmente, y por lo tanto pueden ser modificadas con una mayor equidad de género, entre las parejas entrevistadas en el estudio aún no figura esto como un modelo frecuente y dominante. Significados de ser madre y ser padre A continuación se presentan algunas expresiones, valores y expectativas de lo que significa la paternidad y la maternidad entre las parejas entrevistadas. Para los varones, “ser madre” tiene que ver con cuidados de los hijos (dar seguridad, dar tiempo, convivir con ellos, escucharlos), tener tacto y generar confianza. Para las mujeres, en cambio, “ser madre” significa atender a los hijos (estar con ellos, ver sus necesidades, cuidar su entorno), educarlos, respetar al esposo, establecer límites, ser plenas (mujer, pareja, mamá). Asimismo, lo que para los hombres significa “ser padre” se relaciona con cubrir necesidades de los hijos, darles apoyo y ayuda, ser igual que la madre, respetar a la esposa y enseñar a los hijos a ser buenas personas. Como podemos apreciar, los significados de ser madre y ser padre en las parejas entrevistadas se constituyen principalmente en un modelo tradicional de género que consiste en atribuir a la madre la característica fundamental 110
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de atención a los hijos y al padre la de cubrir necesidades, lo cual se asocia a las concepciones tradicionales de género de cuidadora/proveedor. Cabe señalar que no se ha podido profundizar en la vivencia de la crianza de los hijos(as) porque la mayoría de las parejas tiene hijos(as) muy pequeños(as); aun así, se pudo constatar que alrededor de la mitad de los hombres entrevistados empiezan a concebir una mayor participación en su rol de padres al considerar que tienen menor o igual posibilidad de ejercer dicho rol, en comparación con el rol materno. Esto coincide con los señalamientos de Esteinou (2008) en el sentido de que en los años recientes los padres varones tienden a mostrar un mayor involucramiento con la crianza y una mayor expresividad de su afecto y cercanía emocional. Concepciones de género acerca de la sexualidad: fidelidad y satisfacción sexual En esta sección se presentan las concepciones de género relacionadas con la dimensión de la sexualidad en el vínculo de pareja. Se han descartado del análisis las diferencias sexuales, ya que parte de ellas ya se abordaron en las concepciones sobre identidad de género y parentalidad. Tampoco se consideran aquellas situaciones que han sido motivo de conflicto, tales como abortos, embarazos no planeados, insatisfacción sexual (poco sexo, falta de “empeño” e “ímpetu” del varón), infidelidad y celos. De tal manera que este apartado está dividido por los siguientes subtemas: 1) concepciones de género con relación a la fidelidad en mujeres y hombres, y 2) concepciones de género con relación a la satisfacción sexual en mujeres y hombres (bienestar, placer y fantasías). Concepciones de género de las mujeres con relación a la fidelidad y la satisfacción sexual Los resultados de campo indican que una cuarta parte de las mujeres entrevistadas aceptó haberle sido infiel a su pareja por lo menos alguna vez, en tanto que el resto comparte en mayor o menor medida un rechazo a la infidelidad, cualquiera que sea el que la practique. Cabe señalar que sólo una de las mujeres entrevistadas manifestó haber establecido un arreglo de 111
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pareja en el que la infidelidad, entendida como “no exclusividad sexual”, es permitida por ambos miembros (siempre y cuando se practique con “discreción”). Aquí se puede observar una combinación de concepciones tradicionales y modernas respecto a la infidelidad, ya que por un lado se señala que puede ser ejercida en la relación de pareja como parte de un acuerdo mutuo, y por otro, que las mujeres también pueden ser infieles. Sin embargo, es predominante el rechazo a la infidelidad de éstas, de tal manera que se constituye como un valor primordial en la relación de pareja. Por otra parte, respecto a las concepciones de género de las mujeres con relación a la satisfacción sexual, tres cuartas partes coincidieron en afirmar que ésta juega un papel fundamental en el vínculo de pareja, mientras que una cuarta parte, en consideración a eventos aislados de insatisfacción sexual, declaran haber mejorado, demandado y/o negociado con su pareja una mayor satisfacción. Sólo una mujer afirmó que la sexualidad con su pareja no juega un papel “tan importante”. Concepciones de género de los hombres con relación a la fidelidad y la satisfacción sexual En el caso de los hombres entrevistados, sólo una quinta parte declaró tener un arreglo de pareja en el que la infidelidad, entendida como “no exclusividad sexual”, es aceptada por ambos miembros de la pareja (siempre y cuando sea llevada a cabo con “discreción”). Dos terceras partes comparten en mayor o menor medida un rechazo a la infidelidad en cualquiera de sus formas y cualquiera que sea el origen. Destaca la declaración de uno de los informantes en el sentido de que la exclusividad sexual “no es natural” en el ser humano y, por tanto, no puede ser realizada. Al igual que en el caso de algunas mujeres, una parte de los hombres considera que la infidelidad es un acuerdo que puede ser permitido en la relación de manera discreta, aunque la mayoría manifiesta un rechazo a ella, considerándola, igualmente, como un valor muy importante. Cabe señalar que entre las opiniones recogidas se considera que la no exclusividad sexual excluye enamoramiento, por lo que es probable que su aceptación disminuya cuando alguno de los miembros de la relación se enamore de una persona diferente a la pareja. Para Bauman (2005), el comunicar sentimientos profundos 112
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y jurar fidelidad implica en la actualidad correr riesgos, como el hecho de llegar a ser dependiente de la pareja. Así, es probable que la no exclusividad sexual se constituya como una estrategia para evitarlo. Finalmente, respecto a las concepciones de género de los hombres con relación a la satisfacción sexual, todos coincidieron en que ésta juega un papel fundamental en el vínculo de pareja; no obstante, cabe señalar que algunos de ellos afirmaron que no siempre coinciden con sus parejas en el número de actos sexuales que desean. Aun así, el 40 por ciento expresó que sus mujeres demandan cada vez más una mayor satisfacción sexual. Conclusiones Como señalamos al inicio de este trabajo, todas las parejas entrevistadas presentan concepciones de género tradicionales como la fidelidad, la división estereotipada de los roles de género y sexuales, el amor romántico y/o el tipo del vínculo orientado al matrimonio. La tradición conformada por las contradicciones en las concepciones de género y las resistencias al cambio (particularmente de los varones) configuran valores y conflictos en especial en las áreas de la parentalidad y la articulación entre el trabajo remunerado y las labores domésticas. Por su parte, las transformaciones sociales modernas también han impactado ámbitos como el de la familia y la identidad social de las mujeres, por lo menos en dos aspectos básicos: la reivindicación del placer y la satisfacción sexual, y su entrada al trabajo remunerado o productivo. Tales son los ejes que configuran la presencia de concepciones de género modernas en el vínculo de pareja. Conviene subrayar, sin embargo, que el hecho de que haya mayor prevalencia de concepciones de género modernas en esos dos aspectos no significa que no la haya en otros, aunque sin duda son menos significativas. Todo parece indicar que las contradicciones entre las demandas de cambio modernas y las concepciones de género tradicionales, particularmente en aspectos como el de la organización del trabajo, generan interacciones entre las esferas pública y privada, que posteriormente se trasladan al espacio de la intimidad y provocan tensiones y conflictos. 113
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Las parejas y las personas que presentan concepciones de género modernas siguen actuando en condiciones de inequidad, lo que afecta sobre todo a las mujeres. Sin embargo, las mujeres con concepciones de género más tradicionales sufren una mayor inequidad, y también son ellas quienes demandan mayores cambios: participar en el trabajo remunerado, satisfacción sexual, buscar que el hombre se involucre más en el ámbito doméstico, etcétera. Éstos se negocian en escenarios que construyen con sus parejas y se regulan a su vez bajo concepciones de género tradicionales (resistencias al cambio) en torno a la maternidad y el amor. Por su parte, los varones se resisten a participar en el ámbito doméstico de una manera amplia y constante, aunque algunos promueven que las mujeres participen en la esfera en la que tradicionalmente ellos han estado; es decir, el espacio extradoméstico. Esto significa que mientras las mujeres han aceptado y asimilado su incorporación al ámbito público, los hombres mantienen aún resistencias claras a aceptarlo, generando situaciones de sobrecarga de trabajo para las mujeres y de conflicto en la relación de pareja. De lo anteriormente expuesto podemos concluir puntualmente que, en primer lugar, los cambios se regulan en un marco de concepciones de género tradicionales en relación al amor y la parentalidad; en segundo, es inobjetable la presencia de modelos híbridos en las concepciones de género de las relaciones de pareja, y en tercer lugar, los cambios afectan de manera más desigual a las mujeres que a los hombres. No fue posible analizar en este estudio si la presencia de estos cambios (con sus continuidades, resistencias, conflictos, tensiones y contradicciones) en las parejas informantes están presentes también en aquellas que no se encuentran en configuración de pobreza. Tampoco fue posible abordar si los modelos híbridos de las relaciones de pareja están regulados por otras variables que no sean el género y la clase, como por ejemplo la raza o la orientación sexual. De ahí que surjan inquietudes como saber si las parejas en ambientes rurales tendrán las mismas características que las que viven en ambientes urbanos, o si las parejas homosexuales compartirán la misma tipología de conflictos que las heterosexuales. Cabe señalar que los resultados descritos en este trabajo no son generalizables a otros contextos; sin embargo, son relevantes en la medida en que 114
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permiten demostrar la utilidad de la teoría social contemporánea cuando se hace uso de categorías como clase social, género y lugar de residencia. Quizás nuevos trabajos empíricos puedan ofrecer un panorama más complejo y adecuado en torno a este punto, por lo que se recomienda un estudio que haga un cruce de dichas variables y tome en cuenta una mayor diversidad de parejas. Bibliografía Aguirre, R., y C. Fassler, “¿Qué hombres? ¿Qué mujeres? ¿Qué familias?”, en Isis Internacional, Familias siglo XXI, Ediciones de las Mujeres núm. 20, Santiago de Chile, 1994. Alberoni, F., Enamoramiento y amor, Gedisa, España, 1979. –––, El erotismo, Gedisa, España, 1986. –––, El vuelo nupcial, Gedisa, España, 1992. Ariza, M., y O. de Oliveira, “Familias en transición y marcos conceptuales en redefinición”, Papeles de Población, núm. 28, pp. 9-39, Toluca, abriljunio de 2001. Arriagada, I., “Cambios y desigualdad en las familias latinoamericanas”, Revista de la CEPAL, núm. 77, Chile, 2002. Bauman, Z., Trabajo, consumismo y nuevos pobres, Gedisa, México, 2000. –––, La sociedad individualizada, Cátedra, España, 2001. –––, La globalización, Fondo de Cultura Económica, México, 2003. –––, Amor líquido, Fondo de Cultura Económica, México, 2005. Béjin, A., “El matrimonio extraconyugal de hoy”, en Ph. Ariés, A. Béjin, M. Foucault y otros, Sexualidades occidentales, Paidós, México, 1987. Burin, M., “La familia: sexualidades permitidas y prohibidas”, en M. Burin e I. Meler (comps.), Género y familia. Poder, amor y sexualidad en la construcción de la subjetividad, pp. 87-98, Paidós, Buenos Aires, 1999. –––, “Trabajo y parejas: impacto del desempleo y de la globalización en las relaciones entre los géneros”, en M. Jiménez y O. Tena (coords.), Reflexiones sobre masculinidades y empleo, pp. 59-80, Cuernavaca, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias-Universidad Nacional Autónoma de México, 2007. 115
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Fecha de recepción: 23 de enero de 2013 Fecha de aceptación: 12 de marzo de 2013
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Nuevos alcances de la participación ciudadana a través de las redes sociales Jorge Francisco Aguirre Sala Universidad de Monterrey
Resumen. La democracia representativa padece una crisis de legitimidad porque faltan espacios deliberativos y decisorios eficientes donde puedan participar los ciudadanos. Ante esto, los nuevos medios de comunicación de la tecnología de información y comunicación (TIC) (blogs, Twitter, Facebook, Web 2.0 y 3.0) presentan la oportunidad de superar algunos límites comunicativos y políticos y con ello auxiliar a la democracia. El objetivo de esta investigación explora esas posibilidades al indagar ¿qué límites de la participación ciudadana pueden rebasarse con las redes sociales cibernéticas?, ¿cuáles son las plataformas o redes sociales cibernéticas correlativamente apropiadas para los distintos objetivos y procedimientos de la participación ciudadana? Las respuestas se buscan con un análisis teórico conceptual de la participación ciudadana y de la distinción entre gobernabilidad y gobernanza; también con una descripción operativa práctica sobre la evolución de los medios comunicativos de cara al quehacer político. Como resultado se obtiene la diferenciación y evaluación de las redes sociales cibernéticas en función de los diversos espacios públicos. Finalmente, se discute y concluye el impacto que pudieran tener las redes sociales cibernéticas y sus derechos o formas de participación política. Palabras clave: 1. límites participativos, 2. redes sociales cibernéticas, 3. gobernanza, 4. web 2.0 y 3.0. Abstract. Representative democracy suffers a legitimacy crisis because there are not enough deliberative spaces where citizens can participate. Given this, the new media of Information and Communication (TIC) (blogs, Twitter, Facebook, Web 2.0 and 3.0) present the opportunity to excel certain communicative and politic limits and with this aid democracy. The objective of this investigation explores the opportunities by investigating: which limits of citizen participation can be exceeded with social networks? Which are the platforms or social networks appropriate for the different objectives and procedures of citizen participation? The answers are approached with a conceptual theoretical analysis of citizen participation and the meaning of governance, and also with a practical operative description about the evolution of communicative means facing the public agenda. As a result the differentiation and evaluation of social networking sites working on different public spaces. Finally, the impact that social networks have and it’s rights and forms of political participation is discussed. Keywords: 1. limits participatory, 2. social networking sites, 3. governance, 4. Web 2.0 and 3.0.
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Aguirre Sala/Nuevos alcances de la participación ciudadana a través de las redes sociales
Introducción El poder político de las redes sociales virtuales, que mejor deberían llamarse cibernéticas por las razones indicadas un poco más adelante, evoca algunos acontecimientos populares en internet: la movilización por teléfono celular del español “11-M” y la del Facebook del Movimiento de los Indignados, la influencia del Twitter en la “primavera árabe” y el servicio de la Web 2.0 en el movimiento #Yosoy132 de México. También existen acciones subversivas, bloqueos y sabotajes de hackers, de Anonymous y Wikileaks, que han invadido y dañado a consorcios comerciales, corporaciones financieras y gobiernos. Pero estas acciones sólo son protestas cuyo destino es devenir en un mayor o menor y efímero activismo. De hecho, estas actividades son clasificadas como “activismo on line” (Christakis y Fowler, 2010:215) y no tienen mayor alcance que las convocatorias de peticiones, los boicots y las marchas, la ocupación de oficinas, plazas o fábricas, los exhortos a huelgas y paros, u otras formas parecidas a la desobediencia civil que no mejoran las condiciones sociales. En contraste, la deliberación e influencia en las políticas públicas a través de la participación ciudadana para definir acciones gubernamentales con base en planes, programas y presupuestos tiene mayores posibilidades de transformar las condiciones sociales al mejorar la democracia. No obstante, los espacios públicos para ello estaban condicionados por los medios comunicativos tradicionales (cine, radio, periódicos y televisión) porque generalmente reducían a los electores a meros receptores de las decisiones gubernamentales. Ello implicó una serie de limitaciones políticas y comunicativas a la participación ciudadana que, como lo considera la tesis central de esta investigación, hoy se busca superar con las nuevas tecnologías de información y comunicación (TICs) (blogs, Twitter, Facebook, Web 2.0 y 3.0) estableciendo redes sociales. Contemporáneamente, fuera de los usos académicos o especializados, el término “redes sociales” se utiliza para denominar a las redes de tipo electrónico, conocidas también como “tecnologías de información y comunicación”, “new media” o “redes sociales virtuales”. Ha de preferirse la denominación de “redes sociales cibernéticas” por las razones que apunta Aguirre: Este término [cibernética], que se puso de moda apenas un par de décadas, proviene del griego kibernetiké; significa el arte de gobernar una nave, y de 120
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kibernetikós; el nombre para denominar los timoneles de los barcos hace 2,500 años. En Francia, alrededor de 1830, el término cibernétique fue utilizado para nombrar “el arte de gobernar”. Por ello el “browser” es el navegador, o el “logbook” es la bitácora de navegación. De ahí la denominación de “weblog” y finalmente la abreviación de “blog”. Por ello mismo, a los viajeros del Internet se les llama “surfeadores” (en referencia al surfing) o internautas. Pues bien, deberíamos regresar a los new media su sentido etimológico original y convertirlos en los instrumentos del arte de gobernar (Aguirre, 2011:17).
Ante las nuevas TICs o redes sociales cibernéticas que pueden convertirse en instrumentos del arte de gobernar, el objetivo de esta investigación aborda las siguientes cuestiones generales: ¿qué límites de la participación pueden rebasarse?, ¿todas las plataformas de las TICs pueden considerarse igualmente redes sociales cibernéticas aptas para la participación ciudadana?, ¿cuáles son las plataformas o redes sociales cibernéticas correlativamente apropiadas para los distintos objetivos de la participación ciudadana? Se buscarán las respuestas con un análisis teórico conceptual de la participación ciudadana y de la distinción entre gobernabilidad y gobernanza, y también con una descripción operativa de la evolución de los medios comunicativos de cara al quehacer político. Como resultado se obtiene la diferenciación y evaluación de las redes sociales cibernéticas en función de los diversos espacios públicos. Finalmente, se concluye y discute sobre la causalidad que pudieran tener las redes sociales cibernéticas, en función de sus prácticas, sobre nuevos derechos o formas de participación políticas. Déficit de la democracia representativa Los Estados democráticos de derecho, con los avances de la tecnología, han padecido en las últimas décadas el paso de la economía de recursos a la economía del conocimiento y el tránsito de una economía de Estado a una economía de mercado. Estas nuevas circunstancias agravan el diagnóstico de la representatividad democrática compilado por Manin (1997) en cuatro problemas fundamentales: a) la forma de elegir a los representantes y las características personales que marcan su preferibilidad, b) el grado de au-
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tonomía otorgado a los representantes, c) las funciones e influencias de la opinión pública y d) el espacio de la deliberación política. En efecto, todas estas deficiencias están presentes en las democracias representativas y las tres últimas son más graves cuando se dan en las democracias participativas. Las primeras dificultades que presentan los mecanismos de representatividad y los criterios de elección resultarían secundarias si la organización de un gobierno democrático fuera más participativa que representativa, pues los métodos para elegir representantes y sus perfiles tendrían menor importancia si se definieran las políticas públicas en función de los acuerdos o consensos alcanzados en espacios deliberativos. Pero las políticas públicas no son generadas desde estos espacios porque la mayoría de los electores limitan su participación al voto y en las elecciones centran sus preferencias en candidatos y no en partidos, y si llegaran a centrar su atención en partidos, se corre el riesgo de no hacerlo en programas de gobierno. La dificultad acerca de la autonomía de los representantes consiste en la asimetría de poder, de información privilegiada y de potencial de decisión entre gobernados y gobernantes. La aparente incompatibilidad entre la soberanía del ciudadano y la obediencia a las normas es conflictiva porque los electores y los representantes del gobierno buscan sujetarse mutuamente. Los gobernantes deben organizar políticamente a la sociedad para la sobrevivencia y desarrollo de la misma; para ello han de mantener el orden y emitir y hacer cumplir las leyes. Los votantes, habiendo elegido a sus representantes, reciben de ellos la coerción para cumplir sus órdenes. Paradójicamente, los representantes podrían imponer disposiciones sin justificar y normas que restringen a los ciudadanos alegando “razones de Estado”. El ejemplo más cínico de esta situación se encuentra en el lema del Despotismo Ilustrado del siglo dieciocho: “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”, frase que alcanzó un lugar común literario en el ambiente europeo de la época y que fue atribuida a Federico II de Prusia. Por otra parte, una vez establecidas las leyes, todos han de atenerse a ellas: incluso los gobernantes. Además, los políticos enfrentan el potencial del electorado que puede reemplazarlos en las siguientes elecciones. Así las autoridades también quedan sujetas tanto por las leyes como por las expectativas y exigencias de sus futuros electores. Ante el cambio hacia la economía del conocimiento y del mercado, la deficiencia representativa se agranda, porque de por sí se ha considerado que 122
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“los ciudadanos no están capacitados para indicar qué debe hacer el gobierno” (Przeworski, 1998:8), “los partidos de gobierno han expropiado a los electores su influencia política” (Pasquino, 1994:25), “el elector común no tiene capacidad para discernir sobre los temas públicos de manera autónoma y racional y tampoco pueden obtener soluciones claras para los problemas” (Schumpeter, 1976:262). Lo anterior ha llevado a un proceso de oligarquización y burocratización de los partidos políticos y los gobernantes (Michels, 2008). No todo ha sido causado por la economía del conocimiento y del mercado, pero es cierto que “el patrimonialismo y la tecnocracia han asfixiado a la sociedad civil en los escenarios de la especialización y la complejidad de la vida política” (Hernández, 2006:68). Consecuentemente, se generan los privilegios de partidos o élites que se justifican por supuestos mandatos de mayorías auscultadas con métodos sospechosos, a lo cual habrá de sumarse la falta de rendición de cuentas y los actos de corrupción. El déficit democrático exige mayor dinamismo y flexibilidad en la transferencia de la información significativa, la consulta, el diálogo, las encuestas y, finalmente, la co-legislación y co-decisión que implica el reparto de poder entre los representantes electos y sus respectivos electores. Esto crea la necesidad de una participación ciudadana no reducida a la reacción electoral como evaluación de sus gobernantes, sino elevada en la anticipación de la definición de las políticas públicas. El ideal de la participación ciudadana debería resolver los problemas de comunicación, organización y legitimidad de la representatividad de los gobernantes sobre los gobernados. Sin embargo, el “ciudadano de a pie” (en la expresión de Ortega y Gasset hecha ya popular) no es participativo porque, en opinión de Haldenwag, los ciudadanos observan al gobierno con muchas deficiencias: para la administración pública los ciudadanos y las empresas no son clientes, sino más bien solicitantes; los procesos [de la administración pública] son complicados y lentos; la provisión de bienes públicos fundamentales es insuficiente; el exceso de jerarquización y centralización provoca pérdidas de eficiencia y de eficacia; las administraciones locales no tienen autoridad o competencia para ocuparse de los asuntos más importantes; los gobiernos carecen de un conjunto común de normas y procedimientos; los presupuestos no son transparentes, por lo que los
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ciudadanos no saben en qué se gastan sus impuestos y contribuciones; la carrera funcionaria depende del apoyo político y no de la aptitud personal; es necesario acudir a sobornos y favores al margen de la legalidad (Haldenwag, 2005:48).
Con dicho cúmulo de faltas, la ciudadanía queda desesperanzada de cualquier poder que pudiese tener para realmente influir sobre el Estado. Ello explica que circunscriba su participación a concurrir a las votaciones. Déficit de la participación ciudadana En términos generales, se consideran equivalentes las actividades de la participación ciudadana y la participación política. Sin embargo, cabe precisar algunas distinciones importantes para comprender mejor el déficit participativo. Cunill (1997) distingue cuatro tipos de participaciones: social, comunitaria, política y ciudadana. La participación política la efectúan los ciudadanos mediante instituciones formales y con instrumentos reconocidos en el sistema político. Por ejemplo, constituir partidos con registro, ejercer el voto, formar parte de comisiones o cabildos, ejercer funciones públicas, entre otros. De esta manera, la participación política constituye una acción regulada en o con el Estado. En contraste, la participación ciudadana busca la interacción con el Estado en el espacio público para influir sobre él y definir las políticas públicas y, en el mejor de los casos, el reconocimiento de nuevos derechos. En este sentido, la participación política ejerce la democracia, mientras la participación ciudadana la genera y la amplía. La primera es una participación acotada en la medida en que se encuentra institucionalizada; la segunda no está acotada. En ocasiones los teóricos (Ziccardi, 1998) denominan a la participación política, precisamente porque está acotada en los límites del Estado, como “participación ciudadana institucionalizada”. Ello obliga a diferenciarla de la participación que está más allá de lo jurídicamente establecido y da pauta para generar acciones inéditas o ampliar nuevas esferas de las acciones políticas. Esta otra participación es llamada “participación ciudadana autónoma” y, precisamente por su soberanía, posee la capacidad de influir en el Estado y transformarlo más allá de lo que éste inicialmente permite o prevé. 124
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Dada la distinción anterior, se puede establecer a su vez el déficit de la participación en dos categorías: “las limitaciones intra-régimen y las extrarégimen” (Villarreal, 2009:44). Las insuficiencias intra-régimen se presentan, precisamente por hallarse al interior del régimen, condicionadas por el marco legal y por los mecanismos o instrumentos participativos del Estado. Las carencias extra-régimen son causadas por la falta de civismo, de solidaridad y de educación politizada. Entre las carencias dentro del régimen pueden contarse las elecciones cuestionadas cuando no tienen certeza, imparcialidad y equidad. Si bien podrían caber como legales, no por ello han de percibirse legítimas. Por otra parte, la participación política puede limitar la democracia cuando los funcionarios públicos ejercen su poder autoritariamente o discrecionalmente, con la consecuente ausencia de transparencia y rendición de cuentas. Además, el sistema político con la división tripartita de poderes, con el propósito de que éstos funcionen como contrapesos, puede ser fallido en la medida en que se impongan el presidencialismo o el parlamentarismo. O puede ser discutible cuando el Congreso está sujeto a las determinantes de los partidos mayoritarios. El Poder Judicial, por su parte, puede ser deficitario al estar determinado por alguno de los otros dos poderes o por el sesgo ideológico con que ejerza la impartición de justicia, amén de la lentitud y la inequidad. Todo lo anterior no sería tan grave si no se padeciera la ausencia de algunos reglamentos específicos y procedimientos para garantizar el ejercicio de derechos, para obtener el reconocimiento a participar en la toma de decisiones públicas desde las consultas y deliberaciones de raigambre ciudadana. Más grave aún es la carencia de los instrumentos jurídicos de participación y de los medios efectivos para ejecutarlos, porque cuando la ciudadanía no tiene más salidas que las movilizaciones y protestas, éstas son criminalizadas por el Estado. En lo que concierne a la participación ciudadana fuera del régimen del Estado, muchas de las limitaciones pueden concebirse debido a la actitud del “ciudadano privado” descrita por Ackerman: [nada ocupará] al privatista perfecto, quien exige el derecho absoluto de pasar por alto la política cada vez que encuentra algo mejor que hacer [‘los problemas son tareas del gobierno’]… [además] ¿Cómo puede hacer notar sus preocupaciones de ciudadano privado sin lanzarse al obsesivo compromiso característico 125
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del ciudadano perfectamente público? ... [para los ciudadanos privados] la vida política no es más que una de muchas diversiones en su continua búsqueda de la felicidad (1999:205-208).
La descripción de Ackerman, al ironizar la indiferencia y apatía del “ciudadano privado”, es un factor para comprender por qué existen las limitaciones de participación ciudadana fuera del régimen. Entre ellas se cuenta la enorme desconfianza hacia las instituciones y las leyes, pues la economía de mercado ha logrado que las personas confíen más en su poder financiero individual que en su condición política en un Estado de derecho democrático. García Canclini (1995) insinuó esta idea desde hace tiempo cuando parecía sugerir que las personas se sienten más poderosas como consumidores que como ciudadanos. La lógica de la economía del mercado también provoca la falta de solidaridad, pues ésta resulta un gasto inútil a menos que pueda convertirse en una transacción de ganancias en el mediano y largo plazos. De esta actitud deriva la intransigencia hacia las diferencias del mosaico multicultural y la apatía para involucrarse en asociaciones altruistas. La indiferencia hacia los demás acarrea la discriminación entre religiones, razas, géneros e ideologías políticas diversas. En un escenario así no puede prosperar la participación ciudadana para abordar y cooperar en las soluciones de los problemas colectivos. La economía del conocimiento y del mercado, amén de sus bondades, genera prácticas autoritarias en las empresas, situación que permea en las escuelas y familias y generaliza ausencias comunicativas, deliberativas y la indolencia del “ciudadano privado” frente a los problemas sociales. Si a estas circunstancias se les añade la apropiación de los espacios públicos comunicativos por grupos de interés y la ausencia de medios independientes, plurales y abiertos, entonces se observará un resultado participativo pobre, por no decir nulo o ineficiente. Necesidad de transitar de la gobernabilidad a la gobernanza Los déficits participativos interiores y exteriores al régimen de Estado son más obvios en la democracia representativa porque los medios masivos de 126
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comunicación (cine, radio, periódicos, televisión) se daban a la tarea de generar la opinión pública y conseguían convertirse en el coto de las discusiones políticas. Ellos ofrecen un sinfín de información a los electores; de esa manera les hacen creer que poseen democracia y que deben buscar esa información. No obstante, una mínima evolución de los medios masivos de comunicación fue descrita por Habermas cuando pasaron de ser “prensa de noticias a prensa de opinión” (1997:209). Dicha evolución no ha sido suficiente para referir la colonización de la esfera pública en la vida privada. Es decir, los medios masivos tradicionales no se comportan como prensa de propuesta, revisión, discusión y participación de los asuntos ciudadanos. Sin lugar a dudas, los medios masivos de comunicación tradicionales han intervenido en la interdependencia de la esfera privada y la pública, pero sus alcances no son comparables al potencial que poseen las redes sociales cibernéticas. En un vasto y denso ensayo, Habermas (1998) abordó los vínculos entre ambas esferas tratando de generar la acción comunicativa y con ella los derechos que dieran legitimidad a las decisiones políticas. Sin embargo, reconoce que “…en el espacio de la opinión pública, por lo menos en el espacio de una opinión pública liberal, los actores sólo pueden ejercer influencia, pero no poder político” (1998:452). Y ello, precisamente, en razón de que la opinión pública ha de pasar por un proceso de institucionalización; es decir, ha de devenir en participación política, como ya se ha dicho. Y si bien es necesario el paso hacia la institucionalización, debe repararse en dos aspectos. En primer lugar, la participación ciudadana tiene poca eficacia cuando está aislada de los medios comunicativos y por tanto de la esfera pública. Habermas consideró que “las iniciativas ciudadanas y los foros ciudadanos, las asociaciones políticas y otro tipo de asociaciones… son demasiado débiles como para provocar a corto plazo procesos de aprendizaje en el sistema político o para reorientar los procesos de toma de decisiones” (1998:454). Es decir, efectivamente, los medios poseen un precario poder político. A pesar de ello hay un segundo aspecto: los medios tradicionales de comunicación poseen un alto impacto de influencia. Habermas reconoce que “los espacios públicos [aparecen] dominados por los medios de comunicación” (1998:454). Nótese que el dominio de los medios es sobre el espacio público –el espacio propio de la influencia y la participación– pero no sobre la esfera propiamente política, la gubernamental, donde se toman las decisiones sobre 127
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las políticas públicas. Así, los medios de comunicación tradicionales pueden dominar los espacios públicos y marcar tendencias que serán registradas en los estudios de mercado y de opinión, que a su vez considerarán los partidos y los gobernantes, pero no por ello alcanzan a modificar directamente las instancias del poder decisorio. Esta distancia entre la influencia y la modificación del Estado es tan real que Habermas mismo tiene necesidad de ahondar en las tareas que los medios de comunicación tradicionales deberían cumplir en los espacios políticos en términos de Estado de derecho. Para ello sigue la síntesis realizada por Gurevitch y Blumler que puede consultarse en la publicación Democracy and the Mass Media, editada en Cambridge en 1990. De particular interés resulta la sexta estipulación: los medios de comunicación deberían poseer “incentivos que empujen a los ciudadanos a aprender, a escoger, a implicarse y no a limitarse simplemente a seguir y a mironear (sic) el proceso político” (Habermas, 1998:459). Se presenta, entonces, una influencia mutua entre las esferas privadas y públicas, pero parece que el balance final resulta a favor de la dimensión pública sobre cualquier otra dimensión. Resultado que ha de revertirse para conseguir mayor reciprocidad entre ambas esferas y que las acciones políticas de los funcionarios públicos se realicen sólo con miras al interés público al garantizar la inclusión de los electores en la toma de decisiones. Por tanto, es necesaria una condición más simétrica entre la gobernabilidad y la gobernanza. La gobernabilidad debe ser legítima, amén de presentar decisiones procedimentales que le otorgarán legalidad a sus decisiones. Pero ante los déficits políticos y representativos dicha legitimidad requiere proceder de las fuentes de la gobernanza. La noción de gobernanza es polisémica porque alude a un nuevo estilo de gobierno que deja atrás el control jerárquico y las condicionantes del mercado; se caracteriza por una mayor interacción y cooperación entre el Estado y los actores no estatales. Éstos están organizados en redes sociales que fluctúan entre lo público y lo privado y al cooperar con el Estado impiden que éste sea la instancia única de gobierno para tomar decisiones y ejercer las disposiciones de éstas. En consecuencia, la gobernanza no sigue las escalas gubernamentales o sociales, sino la interacción de redes autónomas que hacen referencia a estructuras y procesos de información, enlace y decisión. Ahora bien, la gobernanza no sólo tiene efectos o funciones de legitimación, sino que permite el tránsito de la gobernabilidad al autogobierno en 128
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la medida en que no inhibe la formación de redes políticas y promueve su intervención. Por ende, cambia el equilibrio entre el Estado y la ciudadanía, requiriendo y promoviendo en ésta mayor participación. Debe advertirse que las redes que promueve la gobernanza son cibernéticas en tanto se recupera el arte de gobernar, pero no necesariamente son aquellas que hacen uso de las TICs, aunque éstas le resultarán muy útiles. Las redes sociales que gestiona la gobernanza, en opinión de Natera, requieren tres disposiciones para evitar el monopolio de las decisiones: “a) su ordenación elemental, mediante el incremento del número y diversidad… b) la distribución del poder en su interior… y c) el espacio de las percepciones” (2005:774). Para conseguir estas características es deseable que devengan redes sociales cibernéticas, pues las Web 2.0 y 3.0 poseen los instrumentos necesarios para estructurar estas estrategias. En consecuencia, la gobernanza posee mayor capital social y capacidad de participación ciudadana que la mera gobernabilidad y equilibra el acceso al poder. Con ello busca nivelar a favor de la esfera privada el balance que asimétricamente poseen las dimensiones pública y política que los medios tradicionales de comunicación cooptaron junto con la oligarquía de partidos de la democracia representativa. En una tabla comparativa donde se diagnostique la calidad de la democracia en razón de la participación ciudadana puede observarse la radicalización de la gobernabilidad y la necesidad de su evolución hacia la gobernanza: Gobernabilidad Institucionalización estatal que mediatiza la participación ciudadana Verticalidad estatal aun en la consulta ciudadana Condicionamientos normativos del Estado a la ciudadanía y sus redes Acción pública exclusiva del Estado
Gobernanza Participación ciudadana directa en asuntos públicos Conducción democrática por los consensos deliberativos no jerarquizados Simetrías entre Estado, ciudadanos y redes sociales Aceptación de redes en cooperación y/o delegación de acciones estatales
Tabla I de elaboración propia con datos de Paniagua, Borunda y Camargo, 2012.
Debe evitarse la contradicción entre presentar como deseable la institucionalización de la participación ciudadana para darle garantías jurídicas, estabilidad política y permanencia legal (como se ha dicho arriba) y la crítica 129
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de la institucionalización estatal intermediaria o mediatizadora entre gobernantes y ciudadanos. Esta última más bien es la autoritaria burocratización estatal que anquilosa y decepciona a los ciudadanos de participar. Cuando un ciudadano no tiene capacidad de cambiar las disposiciones del gobierno y se queda anclado en los dictados del Estado, lo que existe entonces es “un culto a los antepasados, no una democracia”, opina acertadamente Ackerman (1999:210), en el contexto de los caudillos que establecieron la ley o las Constituciones políticas. La participación ciudadana combate la ineficiencia de representatividad, da legitimidad a las decisiones políticas, renueva la confianza de los ciudadanos, los responsabiliza de las decisiones, diversifica el saber a partir del cual se efectúan las deliberaciones con la intervención de expertos, ciudadanos comunes, políticos, representantes de grupos de poder y los afectados, y estimula la democracia y la ciudadanía activa elevando muchos asuntos privados o locales a la escala pública. Por su parte, las redes sociales cibernéticas deben rebasar los límites que la participación enfrenta y organizarse a sí mismas en función de los objetivos políticos que promueven. Nuevos alcances participativos de las redes sociales cibernéticas Ante la ausencia institucional o ineficiencia de mecanismos legales para ejercer derechos ciudadanos legítimos (en particular, cuando se trata de evaluar y sancionar las políticas públicas y a los responsables de las mismas o de obligar a los representantes políticos a cumplir sus promesas de campaña), la participación ciudadana no debe limitarse a las fórmulas que le ofrece el sistema burocrático. Tampoco ha de restringirse a evaluar las políticas públicas o fiscalizar la actuación de los representantes otorgando o denegando las oportunidades de reelección. Debe ayudar a los representantes políticos a proponer una amplia e incluyente deliberación para compartir decisiones y responsabilidades. La asimetría informativa entre representantes políticos y ciudadanos y la eventual o común manipulación de los medios masivos de comunicación tradicionales impide a la ciudadanía elevarse por encima de la tecnocracia para prestar dicha ayuda y descentralizar a la democracia. A pesar de lo anterior, 130
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hoy en día es irreversible la pujanza de más poder local, de la emergencia de instancias periféricas hacia los centros de atención y de la mayor efectividad participativa en las escalas municipales que en otras mayores. Para superar muchas de las limitaciones de la participación ciudadana con el uso de las redes sociales cibernéticas, en primer lugar es pertinente aclarar que no toda plataforma de la tecnología de información y comunicación constituye una red social cibernética. En el contexto del debate sobre el poder movilizador de los blogs que sostuvieron Malcolm Gladwell (2010) y Henry Jenkins (2010), debe considerarse la conclusión de Jenkins: “son distintos los movimientos y las plataformas” (2010:s/p). Entre las plataformas electrónicas se encuentran el correo electrónico y los wikis (en especial Wikileaks y la Wikipedia), mientras las redes sociales cibernéticas están armadas por chats, foros, blogs, el Facebook, el Twitter, las cuentas de Youtube (de colaboración abierta), las cuentas de Mp3 y el P2P (Peer to peer, o red de pares, que se constituye sin clientes ni servidores); paralelamente a estos mecanismos se encuentran las redes comerciales como Flickr, Tuenti, Myspace, etcétera. Una red social cibernética ejemplar puede ser el caso de Ted.com, donde se originan foros regionales con expertos, ciudadanos y los representantes políticos de éstos; todos pueden opinar, compartir, elaborar la curación de diálogos, post, videos, etcétera, y cabe la posibilidad de someterlos a votación. Se trate de una plataforma electrónica o de una red social cibernética, toda esta tecnología ha de enfocarse en diversos tipos de incidencia digital de la participación ciudadana. A diferencia de los medios tradicionales y la versión Web 1.0, los usuarios pueden ser a la vez receptores y emisores. No están sujetos a la economía del mercado o a la reelección política, pues proceden del software libre y si lo desean utilizan contenidos no comprometidos. Las redes sociales cibernéticas prácticamente carecen de barreras de ingreso toda vez que se posee una conexión a la internet; se propagan en “tiempo real” y por tanto son libres de la censura; adolecen de compromisos clientelares porque cada usuario a la vez es un protagonista y un receptor. En los medios de comunicación tradicionales sólo los emisores son protagonistas: en la radio un solo sujeto habla y muchos escuchan; en la pantalla de televisión o del cine unas cuantas personas aparecen y muchas contemplan, 131
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y en los periódicos casi siempre escriben los mismos autores y la audiencia apenas tiene un espacio insignificante de “cartas al editor”, que puede tener cualquier otra denominación. No sucede así en las Web 2.0 y 3.0, que se comportan con independencia de la cantidad de receptores y cada usuario incrementa exponencialmente su valor, tanto comercial como social y político, pues cualquiera que lo desee puede “subir” un twitter o video, un post o un texto enciclopédico wiki. La interactividad de las redes sociales cibernéticas es un bien comunicativo, debido a que por sí misma mejora el contenido, el medio y al usuario. A diferencia de los medios tradicionales que sólo buscan la utilidad receptiva (aunque atiendan las encuestas de mercado y opinión, pues lo hacen para incrementar su aceptabilidad), las redes sociales cibernéticas enriquecen la ciudadanía con la inclusión de identidades diferenciadas. Es decir, mientras los primeros homogeneízan a sus audiencias, los segundos ponen en emergencia la diversidad minimizando cualquier centralización. Aunado a lo anterior, las plataformas y las redes sociales cibernéticas generan y se apropian en la práctica de nuevos derechos al exigir educación electrónica, gestión gubernamental electrónica que incluya trámites de la administración pública, voto electrónico y diversos modos de participación ciudadana electrónica. Su intención no es inducir al usuario hacia la búsqueda de información haciéndole suponer que posee la democracia, sino que difunden ideas, le obsequian información y provocan la deliberación para construir la democracia. En términos generales, puede recapitularse: las redes sociales cibernéticas auxilian a rebasar los límites de la participación ciudadana, superan la ausencia de instrumentos y dan eficiencia a diversos mecanismos institucionalizados, o por institucionalizar, en el campo de la participación política (mecanismos electorales, de rendición de cuentas, de transparencia, del presupuesto participativo o de la fiabilidad de los procesos plebiscitarios, de referéndum o revocación de mandato). Logran superar la asimetría informativa y comunicativa entre ciudadanos y representantes políticos o grupos de élite de poder (con la deliberación abierta e incluyente); además, consiguen derechos nuevos como efecto inmediato del uso de la internet (educación, gestión y administración gubernamental, y foros decisorios en la dimensión electrónica). 132
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En términos particulares, las redes sociales cibernéticas gestan mayor participación al estimular el involucramiento y la responsabilidad ciudadana en la definición de las políticas públicas y su evaluación. Este aspecto puede ejemplificarse con la estrategia “twitteando a la nación” (Postill, 2012:s/p). En el caso de Twitter y los web-blogs, la ciudadanía se moviliza no sólo para participar de modo activista, sino también para deliberar, colaborar, proteger y difundir las propuestas políticas, que inicialmente se presentan desde minorías insignificantes y fragmentadas hasta obtener audiencias nacionales con un fuerte sentido de pertenencia y afinidad que causa el proyecto identitario de nación (no de Estado). Al “twittear” o “bloguear” a la nación, los intereses participativos, aun dentro de la multiculturalidad, generan una fuerte afinidad. Obtener afinidad para agrupar minorías fragmentadas, para sumar masas indolentes y para movilizar audiencias hacia las acciones deliberativas es el primer paso emancipatorio de la opresión. El siguiente paso del Twitter es “jugar el algoritmo”. La estrategia tiene por objetivo capturar la atención de nuevas audiencias a través de la función “sigue tus intereses” y se lleva a cabo introduciendo cambios en la palabra clave del asunto que ocupará la atención ciudadana. Esa palabra clave (hashtag) debe ser “retwitteada” hasta convertirla en una tendencia. El propósito cibernético es que la frase sirva para encontrar, seguir, suscribir, organizar y enlistar contactos que entran a la deliberación del asunto ciudadano presentado por la palabra clave. Al elevar la discusión a la cima de las tendencias, la esfera local y privada obtiene el estatus de interés general. El paso definitivo para consolidar un asunto privado en la agenda pública y política se intenta con la estrategia llamada “# recopilar los hechos”. No es una labor exclusiva de Twitter; también existe en los grupos de Facebook, Amigos Delicious, Youtube, Second Life, foros web, grupos de listas, webblogs y en especial de la Web 2.0 y, se podría pronosticar, en el desarrollo que tendrá la Web 3.0. Cuando el asunto que moviliza la participación ciudadana logra constituirse en tendencia (trending topic), automáticamente aparece en la página de las principales plataformas. En ese momento la participación ciudadana eleva su estatus cibernético desde Twitter y web-blog al de las redes sociales cibernéticas. 133
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Además, se cumplen las condiciones informativas y colaborativas para la deliberación ciudadana porque las palabras clave poseen un vínculo que permite al usuario encontrar el desarrollo histórico del tema en discusión. Esta función no es nimia por las razones que sustentan la correlación entre las redes sociales cibernéticas y las distintas actividades de la participación ciudadana. Para el ciudadano que desea participar con independencia de la burocratización, mediación o criminalización estatal, una ganancia secundaria –al vincular su propósito o palabra clave en el ciberespacio– está en que la denuncia y la discusión no pueden ser controladas ni retiradas del uso público. De esta manera, a la expansión de accesibilidad por el software libre y la automultiplicación e interoperatividad de la Web 3.0 se añade la “ubicuidad virtual”. Ante este hecho, la oligarquización arbitraria de los partidos políticos y de los poderes de facto no tiene oportunidad de contrarrestar ninguna oposición, sectores descontentos o propuestas contrarias a las decisiones unilaterales de gobierno. Ello puede incentivar la participación ciudadana y diferenciarla del activismo, porque, a pesar del activismo on line, no es lo mismo acudir a un mitin que “subir un twitter”: el primero ocurre en un tiempo efímero, pues el largo plazo implica desgaste y su circunstancia carece de cabal proyección informativa, con lo cual caerá en la indiferencia del resto de la audiencia nacional. En contraste, el segundo opera en un tiempo real que queda vinculado al historial digital deliberativo y, como se ha dicho, busca la estrategia “twittear a la nación y jugar el algoritmo” para evitar el desgaste. Al “twittear la nación” se refuerzan los alcances culturales y políticos de la nación y no precisamente del Estado. Así lo mostraron las infiltraciones de twitters y blogs que lograron burlar la censura del gobierno chino cuando el entonces prisionero Liu Xiaobo ganó el Premio Nobel de la Paz en 2010. Llegados a este punto, puede verse la correlación específica entre las redes sociales cibernéticas y la participación ciudadana. La información y movilización corresponde a los web-blogs y twitters; la deliberación y protección, difusión y crecimiento de consensos es tarea del Facebook; la organización, colaboración y reproducción de la participación queda en encargo general de la Web 2.0 y la Web 3.0 federada. 134
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Castells, en un ensayo vinculador del poder y los medios de comunicación, a pesar de vislumbrar la evolución de la web, presenta una sorprendente aporía: “parecería lógico concluir que el poder reside en las redes de comunicación… Esta conclusión puede ser lógica, pero es empíricamente errónea” (Castells, 2009:537). Las razones empíricas que expone hacen alusión al tradicional esquema del emisor, del medio y del receptor, alegando que el medio no es el mensaje. No es éste el lugar para iniciar un debate con Marshall McLuhan, quien acuñó e hizo famosa la tesis contraria, pero la provocación que causa Castells conduce a especificar los anidamientos del poder en la web. Existe el poder de conectar en red, el poder en red y el poder para crear redes. El primero es definido por Castells de la siguiente manera: “consiste en la capacidad de dejar que un medio o un mensaje entren en la red mediante procedimientos de filtro de acceso” (2009:538). El poder en red, continúa el mismo autor, “es la forma del poder que ejercen determinados nodos sobre otros” (2009:538). Ante lo cual queda explícito que el poder de conectar en red puede generar u omitir filtros de nodos o filtros de mensajes, y por ello puede afirmarse que el medio no es el mensaje, pues el filtro de mensaje no filtra los nodos ni sus redes. El poder para crear redes, que puede originarse del poder de unos nodos sobre otros, según Castells, “es la capacidad de configurar y programar una red” (2009:539). Este último poder desborda el control que los propietarios, directivos o gobierno tienen sobre los medios de comunicación en red, porque se pueden detener los mensajes pero no los medios mismos. En consecuencia, Castells afirma: “…una vez en el ciberespacio, a la gente pueden ocurrírsele todo tipo de ideas, incluso la de desafiar el poder de las empresas, desmantelar la autoridad del gobierno” (2009:540). En realidad, no sucede que estas ideas ocurran al llegar al ciberespacio, sino por provenir de los déficits de representatividad y participación es que llegan al ciberespacio. De cualquier forma, el poder para crear redes lleva a un nuevo poder: el poder de conexión. Éste es, en las definiciones de Castells, “la capacidad para conectar dos o más redes diferentes mientras cada una sigue construyendo el poder en su ámbito respectivo” (2009:548). Cabe ahora preguntar: ¿qué efectos tiene todo lo anterior para el “ciudadano de a pie” o para el “cibernauta común”? La respuesta es importante 135
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porque las redes sociales cibernéticas dotan al ciudadano de los instrumentos exponenciales para cambiar las relaciones de poder en la esfera de la comunicación y, por ende, en la esfera del poder político. La siguiente tabla distingue la potencialidad de participación ciudadana en la evolución de las TIC desde la Web 1.0 hasta la Web 3.0. Web 1.0 Web 2.0 Web 3.0 Personas conectándose a la web Personas conectándose a personas Aplicaciones web conectándose a aplicaciones web Conexión exclusiva de emisor Conexión bidireccional entre Conciencia de la web a receptor emisores y receptores geoespacial Doble click Anuncios inteligentes Autonomía respecto del navegador Sitio de fotos Ofoto Sitio de fotos Flickr Construcción de la Web Semántica Servicio Akamai Programas para archivos Genera experiencia entre personas como Bit Torrent y cultura política Sitio web de descarga de música, Programas par a par para compar- Web en tercera dimensión videos, textos tir música (Napster), propiedad virtual (Second Life) Enciclopedia Británica en línea Proyecto Wikipedia Genera nueva información Sitios personales Bitácoras electrónicas Aplicaciones y agentes de usuarios Screen scraping Servicios en red Servicios sobre la web misma Visualizaciones de página Costo por click Alertas automáticas Directorios Etiquetado (por taxonomía Inteligencia artificial (por taxonomía) popular, sin jerarquías ni para decisiones predeterminaciones) por interés del usuario Publicación Participación Compartir, procesar y transferir ubicuamente información Sistemas de manejo Enciclopedias colaborativas Mapas temáticos automáticos y gestión de contenido ligados a publicidad e ideologías Destacar un foro web Redifusión en red Gestión de contenidos seleccionados por interpretación Especulación con dominios Optimización en motores Captura y tratamiento inteligente de búsqueda SEO de datos
Tabla II de elaboración propia a partir de O’Reilly, 2005; Van Der Henst, 2005, y Bravo, 2007.
Para un elector poco familiarizado con los contenidos cibernéticos que evoca cada término técnico de la tabla anterior, pero preocupado por la aplicación en la participación ciudadana y la eficiencia de los alcances políticos, será de utilidad establecer una breve descripción de cada herramienta, como se presenta en la tabla III, y una comparación evaluativa de un caso experimental, que se muestra en la tabla IV. 136
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Herramienta o categoría Descripción Salas de chat Una aplicación web donde una sesión de diálogo toma lugar en tiempo real. Discusiones de fórum/mesa Aplicaciones web para una discusión grupal en línea donde los usuarios usualmente tienen los mismos intereses y pueden intercambiar mensajes abiertos. Los usuarios pueden elegir un tema y ver un “hilo” de mensajes, contestar y publicar sus propios mensajes. Juegos de toma de decisiones Generalmente permiten a los usuarios ver e interactuar con animaciones que describen, ilustran o simulan aspectos relevantes de una situación. Comunidades virtuales Aplicaciones web en donde los usuarios que comparten intereses pueden encontrarse en un espacio virtual para comunicarse y construir relaciones. Cirugías en línea Aplicaciones web específicamente diseñadas para apoyar a los representantes elegidos para involucrarse con los ciudadanos que representan. E-páneles Aplicaciones web en donde un set de participantes “reclutado”, al contrario de un set que fue propiamente seleccionado, da sus opiniones en una variedad de temas en intervalos específicos sobre un cierto periodo. E-peticiones Aplicaciones web con peticiones en línea en donde los ciuda- danos firman una petición dando su nombre y su dirección en línea. Encuestas deliberativas Aplicaciones web que combinan encuestas en pequeños grupos de discusión con ejemplos que facilitan al público el irse relacio- nando con los temas. E-consultación Aplicaciones web diseñadas para consultas que permiten al tenedor de apuestas proporcionar información de cierto tema para responder a preguntas específicas y/o publicar comentarios abiertos. E-votación Votaciones vía internet o vía teléfono móvil que proporcionan un ambiente seguro para votar y contar los votos (más tipos de votaciones electrónicas están disponibles, pero por propósito de este reporte nos enfocamos en votaciones vía internet). Herramientas sugeridas Aplicaciones web que apoyan la participación en una planea- para procedimientos ción de procedimientos formales en donde los comentarios planeados (formales) de los ciudadanos los ponen en documentos oficiales durante un periodo. Tabla III: Macintosh, Coleman y Lalljee, 2005.
Molinari (2010), en un congreso sobre “Democracia electrónica”, compartió exitosamente los resultados de un proceso empírico que permite evaluar la eficacia y la correlación entre las redes sociales cibernéticas y los efectos políticos de la participación ciudadana, sobre todo en las últimas cuatro líneas de la tabla que aquí se traduce. 137
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Ha de advertirse que los resultados no obedecen al uso de redes sociales cibernéticas en función de alguna administración estatal establecida, a lo cual se le conoce como “Gobierno electrónico” (E-gov); sino que se trata de un proceso de participación ciudadana en el sentido establecido en este ensayo, es decir, en la esfera de la “Democracia electrónica” (E-dem), precisamente para el ámbito de la definición de políticas públicas y su impacto en la transformación social de las últimas cuatro líneas.
Criterio de Foros web Consulta E-petición Encuesta Encuesta Junta electrónica/ evaluación electrónica electrónica: deliberativa ciudad virtual referéndum Maneras de Espontáneo/ Por invita- Espontáneo Fijando Selección Por invitación involucrar a los o palabra ción colec- fecha espontánea personal participantes de boca tiva Inclusión Ocasional Inexistente Raro Raro Posible Posible de grupos sociales mar- ginados Distribución Depende Sí No Sí/No Sí Sí, con suficiente previa de in- de casos tiempo permitido formación indivi- para leer y discu- temática que duales ción previa garantiza un justo criterio Diálogo Fuera de No No No Sí Sí, cara a cara entre los control/ o virtualmente participantes casual en (en contextos línea controlados) Duración Indefinida Semanas Horas Minutos Meses Un día máximo promedio (meses (para para de la posibi- a años) entregar) votar lidad de to- mar parte Importancia Crucial pa- Apreciado No rele- Esencial Crucial No relevante pe- de la asisten- ra ejercer como un vante (por (por defi- para que ro técnicamente cia numérica el impacto indicador definición) nición) los resulta- escalable hacia en las po- de éxito dos tengan arriba líticas sentido Relevancia Muy impor- Más en Sin Resultados Muy impor- No importante de la repre- tante pero términos importancia de los votan- tante sentación esta- imposible de los in-. tes usados dística de la de alcanzar volucrados como éxito población
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Culturales, época II, vol. I, núm. 2, julio-diciembre de 2013 Criterio de Foros web Consulta E-petición Encuesta Encuesta Junta electrónica/ evaluación electrónica electrónica: deliberativa ciudad virtual referéndum Relevancia en Muy alto Cero Cero Cero Alto Bajo escala (ruido creado, mode- ración de pro- blemas, etc.) Valor agre- Nuevo canal Las noticias Mejorado Más frecuen- Durante Agrupamiento gado de TIC de interac- se esparcen con eficien- cia y bajos la encuesta y clasificación ción con los más rápido cia y trans- costos de de las preferen- ciudadanos parencia los eventos cias, remota participación de los ciudadanos Sugerencias Generales Específicas Específicas Cuantita- Cuantitati- Cuantitativas de los respon- tivas vas y cuali- y cualitativas sables de las tativas políticas Sugerencias Escasas Generales Dependen Dependen Genéricas Instantáneas de los ciuda- del del y precisas danos a los resultado resultado responsables de las políticas Grado de sa- Típica- Justo Depende Depende Típicamen- Extremada tisfacción de mente del del te alto y consecuente- los participan- bajo resultado resultado mente alto tes encuestados Impacto en Cues- Inexis- Limitado Probable Probable Probablemente la sociedad tionable tente significativo en términos del empoderamiento ciudadano
Tabla IV: Molinari, 2010.
Como puede observarse, de los seis instrumentos cibernéticos auscultados (foros web, consulta electrónica, peticiones electrónicas, encuestas electrónicas de referéndum, encuesta deliberativa y reunión electrónica de una ciudad virtual), los mejores alcances se dieron en los dos últimos. Este resultado coincide con las conclusiones de Östling (2011), cuyo proceso empírico se llevó a cabo en cuatro países europeos. Por tanto, se puede conjeturar que el poder de conexión y crecimiento exponencial de crear redes, hacia donde 139
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apunta la Web 3.0, al convertir su poder de conexión en la autoconectividad exponencial establecerá una red de redes o web federada. Si bien el ciudadano no comprende técnicamente las entrañas de la Web 3.0 federada, la podrá aprovechar de muchas maneras; entre otras, con el apoyo automático que otorgan las acciones de otros ciudadanos. Esto es posible gracias a los hipervínculos. Los primeros se constituyeron en advertencias o comentarios y evaluaciones de servicios entre usuarios (se da sobre todo en las plataformas vinculadas a servicios donde pueden hallarse comentarios y calificaciones de pasajeros de líneas aéreas, huéspedes de hoteles, consumidores de servicios en el extranjero y, por supuesto, con la administración estatal del gobierno). Los hipervínculos producen la sensación de transparencia y credibilidad. La autoconectividad actual es exponencial no sólo técnicamente; también lo es cívicamente. Si comprendemos la democracia participativa más allá de la participación administrativa ante el Estado y la participación política en el Estado, e incluimos las organizaciones no gubernamentales y las instituciones de asistencia privada, podemos testimoniar ese potencial enorme. Cabe ejemplificar con acciones de lucha contra el crimen, apoyo legal y psicológico a víctimas, enlace entre ciudadanos y autoridades a través del programa Tehuan (en náhuatl, “nosotros”) que con telefonía móvil, Twitter, correo electrónico, SMS, Facebook y portal web lleva a cabo el Centro de Integración Ciudadana (www.cic.mx). Este sitio de red es prácticamente una web federada del orden Web 3.0, pues ofrece su plataforma tecnológica para la colaboración masiva; en ella los ciudadanos envían y reciben reportes de situaciones de riesgo por inseguridad criminal, fenómenos naturales, accidentes y todo tipo de emergencias. Es un hecho que los hipervínculos proporcionan evidencias, confianza y apoyo. Resulta una perogrullada afirmar que las personas toman decisiones, y que entre las decisiones que adoptan están las decisiones políticas, con base en la confianza comunicativa con que obtienen la información que guiará sus elecciones. Los hipervínculos de la Web 3.0 federada tienen esa influencia (basta con observar las plataformas answers.yahoo.com y www.slideshare.net, o el caso de “obamización” en la elección del presidente Obama en los Estados Unidos), precisamente porque el ambiente deliberativo en la web es horizontal, simétrico y está al margen del mer140
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cado cuando se trata de construir una verdadera polis en el sentido más democrático del término. Srinivasan (2009) mostró la solidaridad política del capital social en la web con el simple “pulse el botón para donar aquí”. Discusiones y conclusión Desde la distinción entre participación ciudadana y participación política, de que la primera se concibe con autonomía y la segunda institucionalizada en una legislación, caben dos precisiones. La participación ciudadana genera y amplía los derechos que se ejercen en la participación institucionalizada; por tanto, deviene en los casos concretos en participación política al institucionalizarse. En segundo término, por ende, si se volviese a ubicar como participación autónoma, ha de buscar nuevos horizontes de influencia ante el Estado para generar, otra vez, nuevos derechos. La existencia y uso de las redes sociales cibernéticas genera, de suyo, nuevos derechos. En lo general, apunta a derechos acerca de su disponibilidad y capacidad para aprovecharlos. Como se ha dicho, los principales son educación electrónica, gestión gubernamental electrónica que incluya trámites de la administración pública, voto electrónico y diversos modos de participación ciudadana electrónica. Y se podría añadir el derecho a la privacidad de datos, a no recibir “correo basura” (spam), a sumarse o restarse a las listas de correo comerciales, políticas y privadas. En lo particular, la práctica ha llevado a proponer “La cuarta generación de derechos humanos en las redes digitales” (Bustamante, 2010). El catálogo de estos derechos ha evolucionado desde hace más de una década y media, y siempre insiste en la apropiación social de la tecnología; la utilización de las redes para acceder universalmente y a bajo costo a la información y difusión de ideas; la promoción de la inclusión digital como la creación de inteligencia colectiva más allá de la adquisición de soportes informáticos; la protección frente a políticas de vigilancia y control de los usos legítimos de las nuevas tecnologías; el software libre para la interconexión de la esfera pública, y en lo referente al gobierno electrónico, el derecho a participar en el diseño y evaluación de los procedimientos electrónicos gubernamentales. 141
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Pero puede objetarse que las redes sociales cibernéticas no tienen la capacidad para generar derechos diferentes a los relativos a su existencia y utilización (por ejemplo, los derechos al referéndum o a la revocación de mandato como instrumentos de la participación política, entre otros). Es decir, a pesar de revertir la colonización, en este caso desde las esferas locales a las globales y la elevación de los asuntos privados a los asuntos públicos, el Estado no se dejará influenciar sin resistencia. La mera existencia de los instrumentos cibernéticos no implica el reconocimiento de nuevos derechos ciudadanos o la ampliación de los ya existentes. Las redes sociales cibernéticas no son suficientes para que el Estado legalice las demandas que en ellas se expresan; en concreto, la demanda social de participación en el diseño de las políticas públicas. Pero el medio electrónico propicia una opinión de cada vez mayor alcance público, de contrapeso a los poderes de facto. Y dicho contrapeso busca facilitar a la democracia su condición esencial: la deliberación para tomar decisiones co-legislativas. Para salvar este escollo, desde un punto de vista teórico, Habermas propuso que las acciones deliberativas sean concebidas en tanto principio de discurso. Esto implicará que las prácticas deliberativas alcancen legitimidad y en consecuencia puedan engendrar derechos. Entre otros: “Derechos fundamentales a participar con igualdad de oportunidades en procesos de formación de la opinión y la voluntad comunes, en lo que los ciudadanos ejerzan su autonomía política y mediante los que establezcan derecho legítimo” (Habermas, 1998:189). Habermas está convencido de la efectividad del principio de discurso, obviamente deliberativo, porque considera que “la sociedad civil, a través de espacios públicos autónomos y capaces de la resonancia suficiente, desarrolla la vitalidad e impulsos necesarios como para que conflictos que se producen en la periferia se los logre transferir al sistema político” (1998:409). Es decir, la participación ciudadana logra insertar sus intereses en la agenda política pública e influye en el diseño de las políticas públicas para atenderlos. En efecto, ha de seguirse el camino desde la participación ciudadana hasta la política, pues “el influjo publicístico-político, al igual que el poder social, sólo puede transformarse en poder político [y entonces influenciar verdadera y efectivamente] a través de procedimien142
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tos institucionalizados” (Habermas, 1998:443). La ganancia democrática, entonces, será enorme, pues la producción legítima de derecho, por la vía participativa, acredita la legitimidad de las decisiones políticas. Y el poder y los derechos que eran vistos como “ilegítimos” desde la óptica de la normatividad (Habermas, 1998:407; Aguirre, 2012:169-183) son incluidos en el Estado. También desde el punto de vista práctico que involucra a las redes sociales cibernéticas, Queraltó (2000) propuso la estrategia denominada “el caballo de Troya al revés”. Consiste en una dinámica positiva de uso frecuente de plataformas y redes hasta convertirlas en rutinarias, de manera que cuando las prácticas cibernéticas se encuentren integradas a la vida diaria será imposible extirparlas y, por ende, excluirlas de sus efectos democratizadores. Es decir, las redes sociales cibernéticas no son políticamente neutras. Ejercen un influjo al ejecutar pautas de la vida social que llegan a constituirse con poder y autoridad. Por otra parte, no puede ignorarse que la participación ciudadana a través de las redes sociales cibernéticas también enfrenta dificultades. La primera es la accesibilidad. Si tomamos a México como muestra habrá que reconocer que en 2011 sólo el 32 por ciento de los hogares encuestados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) poseía conexión a internet. La misma fuente indica que sólo el 41 por ciento de los encuestados hace conexiones respecto a la categoría de lo político. Ello no discrimina si las conexiones se realizan en función de los trámites ante la administración electrónica del Estado o de acciones participativas autónomas. En el punto anterior cabe la sospecha de una baja participación ciudadana, pues la mayoría de los usuarios no posee educación cívica suficiente para interesarse en la vida pública de la nación. La Encuesta Mundial de Valores (2005) reporta que en México sólo 66 por ciento se involucra en participación electoral. Si bien este porcentaje no es idóneo, resulta altamente contrastable con el porcentaje del activismo de protesta: 3.10 por ciento reporta actos consumados y 82.20 por ciento responde que “nunca lo haría”. El activismo cívico (sin elucidar suficientemente qué debe comprenderse por tal noción) arroja 16.30 por ciento en actos consumados, 43.10 por ciento en “podría llegar a hacerlo” y 40.70 por ciento con la respuesta “nunca lo haría”. Evidentemente, las redes sociales cibernéticas deben ser 143
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alimentadas con capital social y político para que logren obtener nuevos alcances en su influencia. Otras dificultades podrían considerarse de índole psicológica. Tal es el caso de la desesperanza. Aunque un twitter permanezca y pueda reproducirse más que un mitin, las respuestas del Estado tardan en llegar y las demandas sufren un continuo desgaste. También los asuntos locales que prevalecen en las redes sociales cibernéticas pueden terminar por resultar ajenos a la sociedad mayoritaria inmersa en la rutina del día a día. Y la insistencia o protesta sobre los asuntos locales provocan, o reacciones intensas –y por ello mismo demasiado efímeras–, o un rechazo generalizado. De ahí la necesidad de estrategias como la de “jugar el algoritmo”, ya expuesta. Las estadísticas marcan las tendencias para sostener que la deliberación política se realiza más a través de las redes sociales cibernéticas que en los medios masivos de comunicación tradicionales. Por ejemplo, en México los usuarios de internet incrementaron en más del doble su número en el periodo de 2006 a 2011. Y sólo en el transcurso de 2011 al 2012 los usuarios de Smarthphone también fueron duplicados, según el estudio de los Hábitos de los usuarios de Internet en México de la Asociación Mexicana de Internet (AMPICI, 2012). En referencia a la recordación publicitaria on line, el campo de la política alcanzó a incluirse en los diez primeros tópicos, dado que un 20 por ciento de las actividades de los usuarios fueron ejecutadas en dicho ítem. En contraste con la actividad on line, en la actividad de las redes sociales el uso cibernético resultó ilustrativo: el 27 por ciento de las actividades se realizaron en el área de gobierno electrónico, mientras que el 77 por ciento se dirigió directamente al quehacer de la participación ciudadana de tinte político (AMIPCI, 2012). Los datos anteriores deben leerse con relativo optimismo porque el año en que se realizó la muestra corresponde al de mayor importancia en cuanto a la actividad electoral (renovación de la presidencia federal, de las cámaras alta y baja federales y en muchas entidades de la cámara estatal y también la escala municipal). No obstante, los datos son concluyentes: en 2011, 40.6 millones de mexicanos fueron usuarios de la internet y en promedio cada uno de ellos se encontraba inscrito en cuatro redes sociales. 144
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Las principales redes sociales cibernéticas, en orden descendente de acceso diario, son Facebook (con 90% de registrados en acceso diario), Youtube (77%) y Twitter (61%). Por otra parte, resulta muy difícil sostener que los medios masivos de comunicación tradicionales logran un alcance diario en los mexicanos receptores de más de cuatro tipos. Lo que no es probable es que rebasen las cuatro horas de conexión diarias, y especialmente de manera simultánea, tal y como sí ocurre con el usuario de la web gracias a los hipervínculos, la sindicación y la nueva tecnología de la Web 3.0 federada. Aunque es obvio que todo ese tiempo de interconectividad no se dedique a quehaceres ciudadanos o políticos. Finalmente, debe reconocerse que las objeciones y discusiones son siempre provisionales. Las tendencias son cambiantes con la inclusión de nuevas tecnologías (las aplicaciones para Smartphone y Tablet en el caso de Bloglines, Rssowl, Skype, Mindmeister y un larguísimo etcétera, más las mezclas de la sindicación), y ello abre la investigación a futuras metodologías y marcos conceptuales cuyo desenlace no puede vislumbrarse del todo. Bastaría con referir algunos de los casos más recientes: las investigaciones de la Hansard Society en el Reino Unido, el proyecto de la Democracia Electrónica del Consejo de la ciudad de Bristol, el programa de participación electrónica para la inclusión de los inmigrantes del Fondo de Desarrollo de la Unión Europea y, particularmente para la participación ciudadana, los casos del Presupuesto Participativo Electrónico que pueden ejemplificarse con Peixoto en Suiza, Miori y Russo en Italia, Alfaro y Gómez en España, y Ruesch y Märker en Alemania. Otro modelo ejemplar que parte del activismo, pasa por la participación ciudadana y obtiene espacio en la participación política institucionalizada es el trabajo denominado “From Mobilization to Consensus”, de los investigadores Kaipainen, Faraon, Ramberg y Villavicencio, realizado desde Estocolmo. La anterior muestra, someramente enunciada, que va desde la conexión a los parlamentos centrales hasta los presupuestos participativos más locales y la atención a inmigrantes y multitudes, da prueba de que el crecimiento de la participación ciudadana a través de redes sociales cibernéticas es innegable. Por desgracia, dicho crecimiento no es tan expedito ni vertiginoso como muchos quisieran. Pero West explicó desde hace más de un lustro 145
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que la relación entre la política y las redes sociales cibernéticas no puede tener un ritmo revolucionario (2005:8). Este investigador norteamericano considera que la historia muestra muchas tecnologías, y particularmente las de la información, con cambios relativamente acelerados, pero que el impacto se da en el largo plazo. Cuando la industria automotriz nació se esperaba una revolución en el transporte, pero ésta no fue rápida; de hecho, por motivos económicos y técnicos muy pocas personas podían disponer de transporte automotriz. Pero con el paso de las décadas la industria automotriz prácticamente alcanzó a casi todas las civilizaciones y hoy día serían impensables sin la existencia de autos, autobuses y camiones. Hay razones suficientes para creer que pasará lo mismo con las tecnologías electrónicas de información, las plataformas, las redes sociales cibernéticas y su vínculo con la gobernanza. La participación ciudadana en las redes sociales cibernéticas no es tan acelerada como los cambios en éstas. Estas dos dimensiones no deben confundirse. Pero una vez poseyendo la disponibilidad de ellas, con la web federada, el número de redes sociales cibernéticas se vuelve exponencial y consecuentemente rebasa por mucho a los medios masivos de comunicación tradicionales de contenidos similares (existen en el mundo muchos más webblogs exclusivamente dedicados al contenido político que medios masivos tradicionales en el ramo). La capacidad de reproducción automultiplicadora y la reciprocidad comunicativa de las redes sociales cibernéticas fomentan las prácticas para convocar mítines, dirigir debates, organizar y administrar actividades como la generación de opinión pública consensuada, la defensa de intereses, las negociaciones, las movilizaciones, las acciones legales (denuncias, demandas, recursos de amparo, réplicas a tribunales, etcétera), el trabajo en equipo, la firma de peticiones al gobierno, el reclutamiento de simpatizantes, la recolección de fondos, las alianzas estratégicas, el levantamiento de encuestas on line sobre conflictos o preferencias sociales y un largo etcétera, amén de todos los proselitismos electorales. Cualesquiera sean las estadísticas de la participación ciudadana a través de las redes sociales cibernéticas en distintos sitios del orbe, se distingue hoy en día por su diversidad, flexibilidad y horizontalidad. Por hallarse descentralizada y digitalizada, tiene libertad, perfeccionamiento en los contenidos 146
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Habitando otros mundos Propuesta por un análisis del videoarte en América Latina Celia Riboulet Universidad Autónoma del Estado de México
Resumen. Entre las abundantes imágenes producidas en América Latina recientemente en el campo del video, la fotografía, el net.art, esta investigación se centra particularmente en aquellas en las que podemos percibir un “habitar” que relaciona un cuerpo (un ser) con un espacio y un tiempo en los que se desarrolla. Este habitar relacionado al gesto (gestare) se inicia en escenas bastantes cotidianas en las que el cuerpo encuentra una armonía, especie de “gracia”, entre el ser del humano y el ser de las cosas que pueblan el mundo. Este habitar se entiende como una manera que resulta de un conjunto de gestos, miradas, copresencias. Si el habitar permite abrigarse, no siempre permite establecerse en el sentido de un “habitar verdadero”. Significa que se volvió simplemente, por muchos factores, muy difícil de hacer “uso del mundo”. Los videos estudiados, en este sentido, nos muestran y demuestran cómo los cuerpos que habitan este mundo −mediante la reutilización de mitos, historias, formas, pensamientos, rumores que construyen en silencio la interpretación de este mundo− pueden encontrar una fragilidad y una singularidad esenciales en la concepción actual de nuestras sociedades a través del medio tecnológico. Palabras clave: 1. videoarte latinoamericano, 2. arte contemporáneo, 3. estética.
Abstract. Among the wide range of images produced in the last years in the field of the video, the photography, the net.art, in Latin America, there are some of them on which it centres on the research particularly: the images in which we can denote one “inhabit” particuliar who relates a body (a being) to a space and a time in which he develops. This live related to the gesture begins in daily enough scenes in which the body manages to find a harmony, kind of grace”, between the being of the human being and the being of the things, which populate the world. This live understands itself as a way that ensues from a set of gestures, looks, co-presences. If the live allows to wrap up, not always it allows to be established in the sense of one “inhabit really”. It means that it turned simply, for many factors, very difficult to do “use of the world”. The studied videoes, in this respect, show us and demonstrate how the bodies that they live - across the reutilization of myths, histories, forms, thoughts, rumors that construct silently the interpretation of this world - they can find an essential fragility and a singularity in the current conception of our societies across the technological way. Keywords: 1. latin-american videoarte, 2. contemporary art, 3. aesthetics.
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Iván Marino, About the colony (videostill), video monocanal, 1997.
En el amplio número de imágenes producidas en el arte latinoamericano en los últimos 15 años, el video se destaca con una producción bastante rica y ecléctica. Poco conocido y difundido, el videoarte latinoamericano presenta propuestas artísticas diversas que se alternan entre arte y política, ficción y realidad, violencia y compasión, reflexión y crítica, etcétera. Estudiado desde sus temas, el videoarte se presenta como una reflexión crítica de los contextos sociopolíticos actuales del continente: por ejemplo, Tomas Ochoa trata los desplazamientos forzados en Ecuador en 6mm3- The Darkroom; el argentino Charly Nijensohn, de la deforestación y de la destrucción de comunidades en Dead Forest en Brasil; Sebastian Díaz Morales, de la explotación del petróleo y del cambio del paisaje en Argentina; Óscar Muñoz señala la situación de los desaparecidos de la guerrilla en Colombia; la mexicana Amanda Gutiérrez enfatiza el problema de la migración a Estados Unidos. Pero ¿qué ocurre si decidimos estudiar estas obras olvidando los temas y los contextos sociopolíticos? ¿Qué pasa si tomamos la función del detective y nos desplazamos en estas obras como en enigmas, misterios, siguiendo la pista de lo que no es tan simple, tan claro, tan evidente? Postulamos que la obra es un tejido de intenciones que nos lleva a una aventura exaltante; tiene un interés semejante cuando Daniel Arrasse (2006:56) nos pregunta: 152
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¿Por qué existe un caracol que se desplaza con las antenas levantadas en el piso del palacio en la Anunciación de Francesco del Cossa (1470-1472)? ¿Por qué en esta anunciación Dios está relegado al punto más lejano de la pintura, derivando como un insecto en el azur? ¿Por qué la Columba aparece como “una cagada de pájaro”? Finalmente, el historiador del arte francés termina, después de varias suposiciones, concluyendo que el caracol no nos dice qué tenemos que mirar pero sí cómo lo tenemos que mirar; el caracol nos muestra que no tenemos que dejarnos engañar por la ilusión (a) Francesco del Cossa, Anunciación, 1470-1472. de lo observado. En este aspecto, Arrase, especialista del Renacimiento, exphrasisa (del griego εκφραζειν: explicar hasta el final) algunas pinturas en Description: On n’y voit rien (Descripción, no se ve nada, 2006) con la idea de que si el estudio general de una obra tiene su sentido, la dialéctica de los detalles lo tiene también. De este modo, se dibuja el primer rostro de una actitud enfocada al detalle. Como historiador-detective, me interesa profundizar más allá de los temas en las creaciones videoartísticas actuales para revisar lo que queda, lo que significa, lo que da sentido, para fundamentar un estudio del videoarte latinoamericano desde la exphrasis, la estética, la epistemología, la antropología visual, y sobre todo para no reducir las obras, es decir, no limitarlas, no apagarlas ni etiquetarlas considerándolas como cerradas (haciendo referencia al contratérmino de “obra abierta” de Umberto Eco). Además, como la investigación se aleja de los sentidos comunes, se establece también más allá del sincretismo cultural, que siempre quiere analizar el arte desde el otro. En la selección de videoarte latinoamericano 153
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(2000-2005), realizada por Jorge Villacorta y José Carlos Mariátegui y nombrada Videografías invisibles, los curadores describen: “Un aspecto central de los cambios que se evidencian en las zonas altamente pobladas de América Latina es el deseo de imitación de un estilo de vida occidental. La creación en video no deja de contagiarse de este impulso social...” (2008:14). Contrariamente, intentaremos analizar cómo los videos fundamentan la presencia de otros elementos, mundos, en nuestra realidad, los cuales hacen referencia a arquetipos ahistóricos escribiendo el mundo a través de la visión. ¿Pero cuál es el mundo que fundamenta esta visión? ¿Cómo la visión articula este mundo? ¿A partir de qué elementos se crean y conforman estas visiones? Me parece importante, para empezar, resaltar las características de estas imágenes. Voy a presentar los elementos “tipos” que se encuentran con frecuencia en las imágenes. No con el objetivo de crear un museo de objetos ni elementos aislados, sino con la intención de explorar las composiciones internas del objeto de estudio. 1. Notaremos en primera instancia la fuerte presencia de elementos naturales a través del agua y del fuego (Dead Forest, el espacio del hombre y del video está inundado por el agua y el fuego), de la tierra (mutilada por el petróleo en El camino entre dos puntos, de Sebastián Díaz Morales), del aire.
(b) Charly Nijenshon, Dead Forest, 2009.
(c) Sebastián Díaz Morales, Feature fiction film, 2010.
2. Otra presencia es la de los animales: la serpiente que aparece en la canción de cuna mórbida escrita por el poeta cubano Nicolás Guillén, que se recita al ritmo de una encantación chamánica en Litany, del argentino Iván Marino; la gallina de Apetitos de familia, de la colombiana Clemencia Echeverri, en el cual aparecen las vísceras, y los gusanos en Variaciones sobre el Santo Job, del también colombiano José Alejandro Restrepo. 154
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(d) José Alejandro Restrepo, Santo Job, 2006.
(e) Clemencia Echeverri, Apetitos de familia, 1996.
3. Otra presencia de estos elementos naturales se hace a través de los minerales de fuerte connotación como el oro, la sal, la arena; también por medio de la utilización del plátano en Musa paradisiaca, de José Alejandro Restrepo.
(f) Iván Marino, About the colony, 1997.
(g) Óscar Farfán, Tierra arrasada, 2009-2010.
4. Otra característica de estos videos es la presencia del cuerpo: manos, rostros, pieles, miradas, pelos, etcétera, los cuales son presentados como soportes de escritura, por ejemplo en la obra Casa amor, de la argentina Fabiana Barreda, en la que presenta un dibujo que se traza sobre lo que serían las venas del artista; otra forma es como inscripción de una pertenencia ejemplificada en los tatuajes de los jóvenes encarcelados en Five dots, del ecuatoriano Tomás Ochoa; asimismo, como el lugar de enunciación de una palabra y como factores de renacimiento, de lucha contra el olvido, en 155
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el que el aliento hace revivir las fotografías de desaparecidos (Aliento, de Óscar Muñoz).
(h) Tomás Ochoa, Five dots, 2005.
(i) Iván Marino, Litany, 2000.
(j) Clemencia Echeverri, Juegos de herencia, 2010.
(k) Óscar Muñoz, Aliento, 2010.
Estos elementos tienen una característica muy importante en el estudio de estos videos debido a que participan en la creación de las micronarraciones o microficciones que se llevan a cabo en esos videos. Por micro, supuestamente, se tiene que considerar la ficción como un coeficiente que puede oscilar entre un grado mínimo y otro máximo. Las diferentes escalas de la ficcionalidad se podrían organizar de la siguiente manera (Boillat, 2001:191): Ausencia de movimiento Movimiento pero ausencia de acción Acontecimiento, script Relación de acciones 156
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Relato / serie de relatos Intriga. La microficción (etimológicamente, “pequeña ficción”) está en el grado más bajo de esta escala. Estas microficciones, que salen del “currículo canónico del arte”, trazan historias personales, locales, específicas, alternativas, por medio de lo que podríamos llamar una “microestética”. Algo importante de esta microestética, como lo revisamos, es la presencia y coexistencia de elementos naturales y del cuerpo. Las formas de expresión, aunque traducidas por el medio tecnológico del video, se reanudan con formas de expresión arcaicas tales como el gesto, el canto, el ritual, el mito, u otras formas anticuadas, como la entrevista. Se crea una estética híbrida que da al medio tecnológico una suerte de experiencia multisensorial, en la cual lo táctil se sugiere a través de una insistencia en las texturas de las pieles, objetos, lo olfativo por medio de la utilización, en el video o en la instalación, de elementos naturales como el gusano, la arena, el carbón, el agua (El purgatorio, de José Alejandro Restrepo, proyectado en una alberca, una pared de piedra, etcétera); el sentido del gusto por medio, por ejemplo, de los racimos de plátanos de la instalación de José Alejandro Restrepo Musa paradisiaca; el oído y la visión con lo audiovisual. Citar los cinco sentidos al hablar de obras videográficas podría parecer paradójico. Además, hablar de sensorialidad, cuando muchas corrientes del arte moderno y contemporáneo (abstracción, arte conceptual, etcétera) se alejaron de ella, podría parecer contradictorio. ¿Por qué buscar un regreso a la sensorialidad y, además, a través del medio tecnológico? Esta reintroducción de la sensorialidad consiste precisamente en la recomposición de lo sensible que se generó con la introducción de las nuevas tecnologías. Es relevante citar a Mario Borillo y Anne Sauvageot en Les cinq sens de la création. Art, technologie, sensorialité, cuando dicen: “En el movimiento que conduce a la creación artística a dialogar con la investigación científica y a utilizar las nuevas tecnologías de la información y de la cognición, una nueva problemática se enunció: ¿Cómo dar un cuerpo a las estructuras formales de las obras? ¿Cómo asociar un mundo sensible a la abstracción de los modelos?” (2000:10). Supuestamente, se presenta muy difícil registrar 157
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o reproducir un olor como se produce un sonido o una imagen, aunque no necesariamente. El “mirar sin tocar” que generó algunas de nuestras frustraciones infantiles nos recuerda enseguida la importancia de la asociación de los sentidos. El espacio visual como construcción social de una realidad responde a una experiencia cultural que implica un cierto sensorium, es decir, una construcción inédita y compleja de los sentidos en la producción de lo inteligible. Aprovecho esta oportunidad para acordar que la antropología, desde algunos decenios, se enfoca en mostrar una manera de clasificar a las sociedades según el privilegio dado a tal o cual tipo de sensorialidad para traducir fenómenos, edificar la realidad y representarla. Por ejemplo, los Sanghaïs del Niger, en África, utilizan el sentido del gusto y del olfato para ordenar sus experiencias y clasificar su entorno: la calidad de las salsas servidas en una comida da, por ejemplo, la medida del grado de proximidad social. Aplicado al videoarte, este estudio de los tipos de sensorialidad exacerbados en las formas de expresión permite acceder y traducir fenómenos sensibles para la edificación de una representación de una cierta realidad. Como es de esperarse, la visión, otro sentido, nos recuerda la manera con la cual los artistas-ingenieros del Cuattrocento llevaron a cabo la instauración de un nuevo estatuto de lo visible que moviliza otra relación con lo real por medio de la puesta en escena de un nuevo espacio visual: la perspectiva. Entonces, la perspectiva se anuncia como la expresión de un nuevo espacio mental, en el cual el hombre, nuevo dueño del espacio, deposita su mirada objetiva en el mundo. De un saber artístico y científico, se volvió poco a poco una arquitectura del pensamiento. Una de las intenciones de este estudio será encontrar cómo los videoartistas reivindican un modo “descolonizado” de ver. Esta “descolonización de la visión” se realizará, por un lado, mediante investigaciones visuales críticas que provocan cuestionamientos alrededor del estudio de imágenes antiguas, y de un proceso colonialista de la manera de ver (reutilización de imágenes pertenecientes a un régimen visual eurocéntrico y universalizante producidas por las colonias en el siglo dieciséis). Por ejemplo, a partir de esta reflexión, Tomás Ochoa retoma en Indios medievales un grabado de Theodore de Bry, el cual representa a indios fundiendo oro en la boca de los conquistadores y diciendo: “Come oro, insaciable cristiano. (Y 158
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para más tormento y humillación, le cortan a varios, aún vivos, los brazos, las piernas, y los ponen sobre las brasas y se los comen.)”
(l) Tomas Ochoa, Indios medievales, Parte I, 2010.
(m) Theodore de Bry, grabado.
En su video, Tomás Ochoa reproduce el mito desplazando el contexto (lugar y tiempo) hacia la época actual en España. Los indios se volvieron migrantes trabajadores y los conquistadores cambiaron de disfraces para presentarse con un vestido tipo homme d’affaire. Las retóricas sobre lo caníbal resultaron tan resistentes que desde entonces no han hecho sino adaptarse y renovarse. Las Crónicas de las Indias operan desde este punto de vista como relatos transhistóricos y transmodernos en el contexto de los intercambios migratorios y laborales de nuestros días. 159
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Y, por otro lado, obras que no se fundamentan en la crítica pero sí en la experiencia viva de los sentidos encontrados. Estos sentidos explorados se encuentran con frecuencia en la figura del cuerpo expuesto, deformado por la cercanía con la cámara. De hecho, en los primeros tiempos de la historia del video este medio fue utilizado como una especie de espejo moderno. El video permitía, precisamente, multiplicar la imagen del sí mismo, como un eco del presente y de la presencia de éste en el mundo, y presentaba una disposición particular relacionada con la simultaneidad de la captura y de la restitución de la imagen. El video se mantuvo mucho tiempo, y todavía, cerca del cuerpo; esta gran complicidad entre el cuerpo y el video se encuentra del mismo modo entre la performance y el video. Los dos medios tienen una afinidad particular que termina desapareciendo las fronteras; no se puede realmente distinguir lo que pertenece a uno o al otro.
(n) Iván Marino, In Death Dream Kingdom, 2002.
(o) Clemencia Echeverri, Juegos de herencia, 2010.
En este sentido, la representación del cuerpo contiene en ella misma elementos singulares en la cuestión de la imagen de sí mismo. Los artistas que vamos a estudiar se enfocaron en el cuerpo y en sus diferentes estatus. Ponen en marcha reflexiones, tras sus miradas, sobre nuestra manera de habitarlo (el cuerpo), de expresarlo, de incluirlo en el tiempo y en el espacio (espacio real de grabación y espacio de la imagen). Cuando me refiero a incluirlo (el cuerpo) en un tiempo, estoy resaltando otra característica esencial en el análisis de estos videos: la cuestión temporal. Cuando me refiero al tiempo, lo hago en la medida en que, precisamente, los videos experimentan un tiempo propio que se asemeja más al tiempo circular que al tiempo 160
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lineal, por su propia proyección en bucle pero también por su organización temporal intrínseca. Ya tenemos, entonces, una aproximación a los elementos y a los tipos de videos e imágenes que me interesan, pero ¿por qué haber resaltado estas características, estos elementos? Como es de esperarse, estos videos, además de ser obras de una calidad plástica notoria, tienen un factor en su constitución que es a la vez perturbador y atractivo, y radica en lo que podríamos condensar en el verbo habitar. Planteamos una hipótesis: los personajes de estos videos tienen la calidad de habitar este mundo. Se podría decir que todos habitamos este mundo, así que ¿cuál sería la calidad de este “habitar”? He estructurado alrededor de estos videos este concepto filosófico del “habitar”, que se define, en palabras de Paquot (2005:34), de la siguiente manera: “El habitar no es cualquier práctica del hábitat, ni cualquiera apropiación del espacio, pero sí una armonía en el sentido de armonía, ‘el empalme’, el juntamiento que ensambla elementos dispares entre el ‘ser’ del humano y el ‘ser’ de las cosas, cuyo ‘mundo’ es poblado”.16 El funcionalismo moderno hizo surgir la cuestión del habitar pero para reducirla a la dimensión empobrecida del hábitat. Podemos aproximarnos a esta cuestión del habitar con Goerges-Hubert de Radkowski, el cual escribió una especie de guía sobre el tema: Anthropologie de l’habiter. Vers le nomadisme. Desde el punto de la comprensión nos damos cuenta que nos equivocamos cuando identificamos el habitar con el acto de resguardarse. El abrigo es una parada. Su definición es enteramente negativa (nos protegemos contra el frío o el calor). Nos podemos abrigar en cualquier lugar, sin habitar en alguno. Una cita de Henri Lefebvre aclara esta evolución: “Antes del hábitat, el habitar era una práctica milenaria, mal expresada, mal asentada al lenguaje o al concepto, más o menos viva o deteriorada, pero que era concreta, es decir, a la vez funcional, multifuncional, transfuncional” (1974:25). Someramente, podemos decir que habitar tiene una definición positiva difícil de describir. En otras palabras, habitar no es una cosa, sino el término constitutivo de una relación sujetoobjeto, una práctica del espacio, una manera de ser en el espacio. De hecho, Radkowski escribe que habitar supone siempre estar localizado, y localizar es “establecer una relación momentánea o permanente, de hecho o de derecho, contingente o necesaria, entre un sujeto y un lugar” (2002:231). En cuanto al término “lugar”, está definido desde Aristóteles. No existe un lugar en sí, pero 161
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un lugar es siempre el lugar de algo. Un lugar es un campo de presencia, un espacio-temporal, informado y lleno de una presencia. Es relevante en este caso hacer mención de la importancia dada por los videoartistas al paisaje, al lugar, al geniu loci (el genio del lugar). El cuerpo y el paisaje funcionan como elementos que enuncian una relación ambigua. Si habitar no es ni del orden del hacer (facere) ni del orden del actuar (agere), se puede, como lo vamos a ver, acercar al gesto (gerere). Primero, el gesto es una manera de tomar posición en una situación. Existen ocurrencias en las cuales el simple hecho de sentarse y quedarse sentado toma la consistencia de un gesto. En estas ocurrencias, tomar posición es subrayar un cierto modo de existencia. Hacer de la posición una categoría es considerarla una dimensión ordinaria del ser mismo. Adoptar una posición es una modalidad del actuar; “posición” significa también “localización”. Una posición se define en relación con un espacio y unos objetos. La hipótesis es que la posición y el gesto, como modalidades específicas del actuar, son términos esenciales en una teoría del habitar. Para entender lo que intento resaltar en estos videos haremos un viaje por la pintura para contar cómo la experiencia muda del habitar encontró el lugar de su manifestación en algunas pinturas que muestran personajes que visiblemente suspendían toda acción para, por un momento, “habitar más”. En la pintura San Agustín de Carpaccio, San Agustín levanta la cabeza del libro que está leyendo o escribiendo para mirar con maravilla la luz que atraviesa la ventana. Quizás el autor quiso mostrar lo que habitar significa. ¿Qué gesto haría el que tendría la idea loca de habitar, pero habitar solamente durante algunos instantes, de vivir un momento de (p) Vittore Carpaccio, San Agustín, 1502. habitación en su estado puro? Seguramente, como el santo, alejaría de sus ojos sus ocupaciones para mirar hacia una ventana. Y en este momento, curiosamente, tocaría tierra. 162
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Por fines prácticos, elegí esta pintura como emblemática del tema del habitar que intenta articular espacios pensados (espacios del pensamiento) y espacios construidos. Contrariamente a lo que las leyendas1 dejan pensar, San Agustín no ve nada ni escucha nada; hace la experiencia, un instante, un momento, de una habitación perfecta del mundo tal como lo piensa y lo entiende: levantando los ojos de su trabajo. No olvidemos que Roland Barthes, en Lo obvio y lo obtuso, dijo que el momento esencial de la lectura es aquel en el que levantamos los ojos en un tiempo de pausa: el santo se encuentra aquí. Una posibilidad de habitación del mundo hoy en día está casi totalmente perdida, aunque no necesariamente, y es lo que voy a intentar resaltar en estas obras videográficas. Se podría decir que los personajes de estos videos tienen la calidad de habitar este mundo en lo que establecen una relación momentánea o permanente entre ellos y el espacio que los rodea, y esta relación se concretiza en un gesto. Voy a agregar una palabra de Bill Viola que nos podría dar un ejemplo del no habitar para fundamentar la definición del habitar que estoy planteando. Según Viola, la fascinación por la cultura norteamericana es la raíz de los problemas de los extranjeros: la presencia humana de los europeos recién llegados a este continente no está lo suficientemente afianzada como para crear una historia. La sensación es que la gente se encuentra flotando en barcas diminutas en un enorme mar opaco. En primer lugar, el pasado más profundo de América hay que buscarlo en el “otro”, una raza distinta de gente despojada de sus bienes o relegada. En segundo lugar y para finalizar, ese pasado es únicamente geológico, la tierra desnuda del Gran Cañón, Monument Valley, etcétera. La idea distorsionada de que el paisaje natural está muerto (“materia inanimada”) es consecuencia del hecho de vivir en una tierra que no tiene una historia que contar (1985:90).
Lo que enuncia este fragmento es la clave para entender la obra videográfica del estadunidense Bill Viola, y más específicamente Surrender. San Agustín tomando su pluma para escribir a San Jerónimo la visión de este mismo bajo la forma de una luz parlante que le dice que murió y que está salvado. La suspensión del gesto de San Agustín toma en este sentido otra significación. En la perspectiva de mi análisis, lo esencial reside en el gesto suspendido. 1
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(q) Bill Viola, Surrender, 2001.
En esta obra el “sí mismo” se enfrenta a “él mismo”, se mezcla con su reflejo, pierde su relación con la alteridad y, de manera general, con la exterioridad. No existe ningún intercambio, ninguna posibilidad de encuentro. Además, Viola nos presenta dos personajes y no solamente uno, lo que invita a pensar en la colectividad que se genera de estas identidades encerradas en sí mismas. Confronta al humano con sus derivas en una soledad existencial, y le opone su participación en una vida orgánica que lo sobrepasa. Tomando en cuenta el interés de Viola por las filosofías orientales, se puede interpretar el final de la obra (el agua diluyendo las formas y las colores) como un deseo de deconstruir la fuerza de la individualidad, oponiéndole, de esta forma, la corriente del movimiento del agua, símbolo de la superioridad de la vida en su dimensión natural. No existe una metodología que pueda analizar y calificar, con base en una trama existente, un habitar específico debido a que el habitar corresponde a un concepto filosófico fluctuante. Esta noción de habitar podría encontrar resonancias en el término del “sentido obtuso” de Roland Barthes. Dicho sentido obtuso es un significante sin significado; de aquí la dificultad de nombrarlo: mi lectura se queda suspendida entre la imagen y su descripción, entre la definición y la aproximación. Si no se puede describir el sentido obtuso, es porque, contrariamente al sentido “obvio” (sentido simbólico, informativo, que se impone), no copia nada: ¿cómo describir lo que no representa nada? (Barthes, 1982:57).
Veamos, además, un ejemplo citado por Barthes acerca de un fotograma de Eisenstein. ¿Qué es, entonces, lo que en esta imagen “hace deseo”? Algo cuyo significante (aquí, el rebozo de una anciana llorando) apunta el 164
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sentido pero no lo nombra. Es lo que falta al signo para estar completo; es decir, lo que aparece sobrando (o faltando) al conjunto de las significaciones articuladas. Entonces, la noción de habitar podría encontrar resonancias en la noción de deseo planteada por Barthes. Descubrimos también esta noción en Mille plateaux, libro de Gilles Deleuze y Félix Guattari, la que se puede condensar quizá en estas palabras: “Ethos es a la vez residencia y manera, patria y estilo” (1980:174), invitando a cuestionar las articulaciones de tal a tal espacio, territorio o casa, y de los gestos que incita, de las posturas y actitudes que suscita y condiciona. Otra frase que podemos leer en este libro acerca de una cierta relación enigmática con el habitar, el entorno: “Jamais un plateau n’est séparable des vaches qui le peuplent, et qui sont aussi les nuages du ciel (Nunca es posible separar una meseta de las vacas que la pueblan y que son también las nubes del cielo)”. ¿Las vacas? Seguramente un recuerdo de las raíces rurales de Deleuze, cuyo libro se tiene que relacionar con la campaña Vassivière en Limousin y su meseta de mil vacas. La acción de habitar tiende a una dimensión existencial, filosófica. Esta noción de habitar se presenta en el ensayo del filósofo francés Benoit Goetz Théorie des maisons. L’habitation, la surprise. Este concepto de habitar se aproxima a otros conceptos, de los cuales estudiaremos también sus relevancias; para nombrar uno, hablaré de la gracia en el sentido estético del término. Entre pensamiento de la razón y de los sentimientos, la gracia “se encuentra esparcida sobre formas que no presentan la idea perfecta de la belleza” (Winckelman, 1764:287). A partir de esta cita, podemos decir que la gracia tiende a ser imprevisible, se vuelve un valor añadido. Es lo que alegra sin ninguna razón. La gracia aparece como un sentido suplementario; se podría también comparar con el concepto de delicadeza definido por Roland Barthes como lo que añade un valor realizado con toda sutileza. En este momento podríamos también optar por una noción que sustituya a la de gracia, que cumple una función similar sin estar vinculada con un poder superior; la llamaré allégresse (júbilo, alegría), concepto de expresión corriente estudiado por Clément Rosset en su obra Le réel. Traité de l’idiotie. El júbilo o alegría, que se puede traducir por “el amor de lo real” (Rosset, 2004:54), oscila entre su carácter intraducible, no divulgado (como el sentido obtuso de Roland Barthes), y su misteriosa 165
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presencia. Tendemos a creer que el júbilo se puede pensar como una salida a la insignificancia de lo real. Esta propuesta consiste precisamente en construir un medio de acceso a lo real por medio del júbilo. Este júbilo se enuncia en términos de visión. ¿Cuál visión puede generar el júbilo? ¿El júbilo reside en lo real, el paisaje o en la disposición del sujeto? Si es una disposición del sujeto, ¿cuál es esta disposición, cuál es esta mirada? La mirada viva podría aproximarse al rebasamiento de una visión frontal que se traduciría por el surgimiento de una visión “de reojo”. Esta visión de reojo no es ni una visión frontal ni una visión que huye. Estableceremos un paralelismo entre esta visión y la loxodromia (del griego λοξóς –oblicuo– y δρóμος –carrera, curso–). ¿Cómo se construye esta allégresse? ¿Cuáles son sus formas, sus modos de aparición? Tiendo a creer que se puede fundamentar una estética de esta allégresse a través de un estudio visual (revisión e investigación de una genealogía de este tipo de imágenes), antropológico (estudio del gesto y del entorno, de los sentidos, las “cartografías autóctonas”) y estético (descolonización de la mirada). Durante siglos, las poblaciones autóctonas fueron víctimas de la conquista y de la colonización. Desde hace algunos decenios, emprendieron lo que el antropólogo chileno José Bengoa llama “una suerte de conquista al revés”, con el fin de recuperar sus tierras y reivindicar formas de autonomía política y territorial. Como observa R. A. Rundstrom, en su texto “GIS, Indigenous Peoples, and Epistemological Diversity”, la cartografía científica se basa en principios cartesianos y newtonianos de los cuales la epistemología se mal acomoda en las características de los pensamientos autóctonos: no antropocentrismo, concepto cíclico del tiempo, construcción de conocimientos geográficos más sintéticos que analíticos, pensamiento no binario, imbricación de los hechos y los valores, énfasis en la transmisión oral, etcétera. Por un lado, la historia guardó pocas de estas cartografías autóctonas porque fueron destruidas o porque eran efímeras, dibujadas en arena o cenizas de fuego, o corteza o pieles de animales. Por otro, una parte de estas cartografías no estaba inscrita en un soporte material, pero sí estaba basada en procesos cognitivos (imágenes, representaciones mentales) o performance (el ritual, el relato poético, el canto, el baile). Fue solamente en el transcurso de los años ochenta que historiadores de la cartografía abrieron la definición comúnmente admitida del mapa como representación gráfica de una porción de 166
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la superficie terrestre. Demostraron la existencia de modos de representación espaciales y temporales alternativos a la tradición occidental, los cuales, como evocados, se inscriben en soportes materiales no convencionales (G. M. Lewis y D. Woodward, 1998; J. B. Harley y D. Woodward, 1987). Como lo evidencia Rundstrom, la cartografía autóctona responde a una cultura y a unos pensamientos y relaciones del ser con el universo diferentes a los que experimentamos en las sociedades contemporáneas occidentales. Estas cartografías sirven para evidenciar una presencia, una existencia, una creencia, una forma de vida, de entender la vida, de vivirla y de creerla diferente. En estas características de la cartografía autóctona podemos ver un interés semejante al que me atrae para analizar esta característica en los videos sobre los cuales estoy realizando la investigación, los mundos que están enunciados y representados como mundos que se encuentran más allá de nuestras conciencias contemporáneas. La sensación de este júbilo (habitar) encontrada en estas imágenes digitales que conforman el videoarte podría parecer paradójica ante la misma materia del medio. ¿Por qué los artistas buscan y tratan estos temas con este medio tecnológico? Todas estas obras traducen una fuerte preocupación: devolver al cuerpo, en su relación con la máquina y, más generalmente, con la tecnología, una función que la imagen le había parcialmente confiscado. Esta función parece consistir esencialmente en introducir en el universo tecnológico −cada vez más virtualizado, formalizado, fragmentado, purificado por la racionalidad computacional− una huella de ambigüedad, de incertidumbre, de no saber, de emotividad, de vida, de espiritualidad. Maurice Merleau-Ponty, en L’œil et l’esprit, decía: “es prestando su cuerpo al mundo que el pintor cambia el mundo en pintura” (1960:16). Actualmente, esto consistiría en prestar al algoritmo nuestro cuerpo, al mundo virtual que segrega “la estructura metafísica de nuestra carne”. Bibliografía Arasse, Daniel, On n’y voit rien. Descriptions, Gallimard, París, 2006. Deleuze, Gilles, y Félix Guattari, Mille plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2, Les Éditions de Minuit, París, 1980. 167
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Celia Riboulet/Propuesta por un análisis del videoarte en América Latina
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Celia Riboulet/Propuesta por un análisis del videoarte en América Latina
Clemencia Echeverri, Juegos de herencia (videostill), 2010, videoinstalación, colección del artista. p Vittore Carpaccio, San Agustín, pintura, 1502, 144 x 208. q Bill Viola, Surrender (videostill), videoinstalación, colección del artista, 2001. o
Fecha de recepción: 8 de agosto de 2012 Fecha de aceptación: 30 de enero de 2013
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Entre el arte y la política La representación de la figura de la cautiva en la obra de Daniel Santoro Cecilia Vázquez Instituto de Investigaciones Gino Germani Universidad de Buenos Aires/CONICET
Resumen. Este trabajo propone un abordaje que indaga comparativamente una serie de imágenes pictóricas producidas en distintos contextos sociopolíticos que representan escenas fundantes de la nacionalidad argentina. Se analiza en particular el caso de la figura de la cautiva presente en obras como La vuelta del Malón de Ángel Della Valle, de 1892. Ésta es observada a través de las distintas trasposiciones que registró aquella figura, como puede ser la reinterpretación contemporánea que realizó el pintor Daniel Santoro en obras como Victoria Cautiva, y Malón y Concepto espacial (ambas de 2009), o Victoria Ocampo observa la vuelta del malón (2011). El objetivo principal del análisis propuesto es problematizar desde la perspectiva de los estudios culturales y los estudios visuales, así como también de la sociología de la cultura, algunas cuestiones que se ponen de manifiesto en la representación del “otro” cultural. Entre ellas, las modalidades específicas de visibilizar y nominar a los sujetos subalternos que proponen las imágenes y el lugar que ocupa el arte dentro del juego de las disputas por la hegemonía de ciertos significados en torno de esas escenas fundantes de la nación argentina. El foco está puesto en el escenario reciente del establecimiento de políticas culturales estatales que disputan dichos sentidos en torno del pasado.
Palabras clave: 1. arte, 2. política, 3. desigualdad. Abstract. This paper proposes an approach that investigates comparatively a series of pictorial images produced in different sociopolitical contexts depicting founding scenes of the Argentinean nationality. It discusses in particular the case of the figure of the white captive represented in works, among others, such as The return of the Malón by Angel Della Valle, painted in1892. This work is observed throughout the various transpositions which recorded that figure, such as the contemporary reinterpretation that the painter Daniel Santoro made in works like Victoria Captive, and Malón and spatial concept (both painted in 2009), or Victoria Ocampo watching the return of the raid (2011). The main objective is to discuss from the perspective of cultural and visual studies and sociology of culture, issues that are evident in the representation of the cultural “other”. Among them, the specific modalities of nominating and making visible that art allow in respect to subordinate subjects and the place of art within the games of disputes by the hegemony of certain meanings around these founding scenes of Argentina. The focus is set in the recent establishment of state cultural policies that configures a dispute among the senses of the past.
Keywords: 1. art, 2. politics, 3. inequality.
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Introducción Resulta evidente que, desde el origen, la mujer raptada, la mujer cautiva, es la fisura entre una cultura y la posibilidad de su destrucción o su conservación.
Este trabajo forma parte de una investigación mayor1 que indaga sobre las modalidades contemporáneas en las que se legitima la desigualdad, focalizando sobre la Argentina actual. La observación de las trayectorias que van recorriendo los sentidos sociales y las modalidades en que se va construyendo un imaginario naturalizador de la desigualdad social es el marco problemático donde se sitúan las reflexiones que siguen. Más específicamente, propongo una interpretación de cómo se ha representado simbólicamente esa desigualdad en Argentina a partir de la observación de un corpus de obras plásticas. En este sentido, entiendo que las manifestaciones artísticas son vehículos que participan en los procesos de atribución de sentido, de nominación, de jerarquización del otro, las cuales se encuentran insertas en el juego de relaciones de poder presentes en las dinámicas de la cultura. Por lo tanto, el abordaje de estos materiales visuales demanda una perspectiva de análisis transdisciplinar que contemple distintos aspectos, tales como la construcción visual de lo social (no sólo la construcción social de la visión) (Mitchell 2003:39) o la carga política que portan las representaciones (Hall, 2010). Éstos son algunos aspectos ligados a lo que los estudios visuales han denominado “cultura visual” (Brea, 2005), los cuales habilitan una aproximación al análisis de la vida social de las imágenes atendiendo al momento de la circulación de sentidos en torno de la construcción de la identidad nacional. El corpus de obras es una serie de pinturas del artista argentino Daniel Santoro que trabajan en torno de la figura de la cautiva, la cual configura una de las escenas que representan hechos fundacionales de la identidad y la cultura argentina. Partiendo de esos materiales, la propuesta de este trabajo Se trata del proyecto UBAC y T “Formas contemporáneas de legitimación de la desigualdad. Imágenes de la subalternidad en los medios de comunicación”, dirigido por María Graciela Rodríguez, Instituto de Investigaciones Sociales Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, programación científica 2011-2014. 1
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es reflexionar sobre algunas rupturas y continuidades el binomio civilización/ barbarie en sentido diacrónico.2 La comparación entre la representación de la cautiva en pinturas canónicas del arte nacional desarrolladas por la generación del 80, como La vuelta del Malón de Ángel Della Valle (1892), o anteriores, como El rapto de la cautiva de Johann Moritz Rugendas (de 1845), entre otras, y la reinterpretación contemporánea realizada por Santoro en obras como La cautiva (2007), Victoria Cautiva (2009), Malón y concepto espacial (2009) o Victoria Ocampo observa la vuelta del malón (2011), permite dar cuenta de transposiciones de sentido3 atendiendo los contextos sociopolíticos de su realización, así como también los conflictos que estas representaciones pictóricas pusieron y ponen en escena. Si bien abordar en profundidad el movimiento dialéctico de inclusión y exclusión que se da a partir del establecimiento del par civilización/barbarie que inicia la historia argentina excede ampliamente los límites de este trabajo, como datos ampliatorios de su genealogía y resonancias posteriores podemos hacer unas breves observaciones. En la genealogía del fenómeno fue importante la difusión de Facundo, de Domingo F. Sarmiento, donde se describen las características de cada uno de los términos de la oposición (la civilización como valor de modernidad y progreso, la ciudad como lugar de civilidad, de educación, el modelo norteamericano y europeo de desarrollo en contraposición a la barbarie asociada al modo de vida de los indios, los pobladores originarios de la pampa estereotipados como violentos, salvajes), una de las obras centrales que configura los sentidos dominantes de la representación del otro cultural en la Argentina. En efecto, en el proceso de consolidación política y territorial, el Estado afirmó la unidad nacional y consolidó un régimen de gobierno de acuerdo con los principios liberales. Los ideales de Sarmiento, Mitre y Avellaneda entre 1862 y 1880 se constituyeron en la visión dominante de la historiografía nacional, la cual irradió valoraciones y jerarquizaciones sociales que pueden rastrearse hasta la actualidad. Para ampliar el periodo histórico aludido, cfr. Oslack, 2004, y Míguez, 2010. 3 Entiendo el concepto de transposición en el sentido propuesto por Steimberg (1998) y Traversa (1986) como la operación social por la cual una obra o un género cambian de soporte y/o de sistema de signos. Si bien en el campo de la comunicación y la cultura la transposición que predominantemente se analiza es la del pasaje de los géneros literarios a los medios masivos, me inspiro en ese concepto para observar los sentidos que se ponen de manifiesto cuando se transponen de un tipo de narración a otro significativamente diferente. Tal es el caso de una narración histórica en el contexto de la conformación del Estado Nación argentino y las identidades nacionales en torno del binomio civilización-barbarie a fines del siglo diecinueve y su relectura y reconceptualización en el marco de las disputas de atribución de sentido a ese par que es constitutivo del discurso de la cultura oficial en la Argentina. 2
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La revisión de la oposición civilización/barbarie busca profundizar en una zona de una larga serie histórica tramada en torno de las dinámicas del poder que regulan la interrelación entre los sectores subalternos y los sectores hegemónicos en la Argentina. El corpus de obras de Santoro –podríamos decir, una de las últimas inscripciones que se han hecho en la serie histórica constituida por los innumerables discursos que tematizaron el par civilización/ barbarie– permite observar en el escenario sociopolítico actual un determinado momento del juego de relaciones que se conforman en la dialéctica de la lucha cultural (Hall, 1984). Más precisamente, se problematizan los diálogos y/o tensiones en torno de sujetos, espacios y conflictos que aparecen escenificados en las representaciones hegemónicas sobre los “otros” de la cultura letrada, culta, blanca, legítima. En relación a este último punto, la obra de Santoro debe ubicarse en el contexto de apertura discursiva que se verifica en el campo cultural argentino tras la asunción del gobierno nacional de Néstor Kirchner en 2003 y su continuidad con el actual de Cristina Fernández de Kirchner. Entre otras transformaciones socioeconómicas y político-culturales resultantes de la recomposición frente a la crisis previa del neoliberalismo en Argentina hacia fines de 2001, en esta coyuntura particular comenzaron a desplegarse una serie de políticas culturales que tendieron a revisar las narraciones de la historia, así como también se habilitaron nuevos espacios institucionales para su desarrollo.4 Uno de los propósitos de este trabajo es precisamente señalar Me refiero a políticas como la de derechos humanos que permitieron la ampliación de ese campo (Rodríguez y Vázquez, 2012) o a la creación del Instituto de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego por decreto presidencial el 17 de noviembre de 2011. Luego de la obturación en el campo de la participación política que estableció el periodo dictatorial entre 1976 y 1983, según plantea Acha (2012), se abrió una brecha donde se verificó una corriente general de revisión de la historia. La creación del polémico instituto inauguró una arena de debates entre intelectuales representantes de la historiografía académica y los del instituto, afines al kirchnerismo, respecto de la narración de hechos clave de la historia argentina. Aunque sería muy extenso abordar estas discusiones con detenimiento, en términos generales considero que es saludable para el crecimiento cultural e institucional de un país aprovechar estos momentos aperturistas para revisar las posiciones hegemónicas de ambos polos, así como también observar las dinámicas de nominación y jerarquización del otro cultural. Por otro lado, entiendo con Grüner (2011) que es preciso “quebrar la inercia de un sentido común hegemónico que pretende que la sociedad argentina de hoy está dividida en dos bloques nítidamente delimitados por la adhesión u oposición incondicional a un gobierno y sus diversas estrategias políticas”. 4
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las derivas de los relatos canónicos y contemporáneos en este escenario respecto de la subalternidad. I. Los textos fuente: breve reseña de la figura de la cautiva en la conformación de la pintura nacional en el contexto de la generación del 80 En una síntesis que no pretende ser exhaustiva, podemos afirmar que la figura de la cautiva en el campo de la literatura y en el de las artes plásticas en la Argentina es un motivo5 que se encuentra presente en el contexto rioplatense desde mediados del siglo diecinueve en distintos tipos de obras literarias y plásticas. Los ideales de las élites gobernantes de la época buscaban plasmar a través de ellas los parámetros de modernidad, ciencia positiva, civilización, gusto y progreso de la Europa decimonónica con miras a “elevar” los estándares de la cultura local. Sumado a ello, el establecimiento de una coyuntura de prosperidad basada en el modelo agroexportador llevó a las clases dirigentes conservadoras locales a crear iconografías nacionales (Malosetti, 2009) que formularan relatos visuales para la naciente Nación argentina. Así, los textos literarios y la incipientemente desarrollada pintura “nacional” comenzaron a aportar imágenes que acompañaron a la letra ese proyecto político civilizador. El escenario representado en ellas es la llanura pampeana y el desierto, ese espacio que el Estado considera “vacío” pero que es disputado a los indios, instalados en esos territorios desde antes de la conquista. Los sujetos subalternos que la habitan son los indios, los gauchos y las cautivas. Los conflictos que movilizan las interrelaciones entre ellos son, entre otros, la disputa por el territorio y la demarcación de fronteras con “lo otro” de la cultura oficial, impulsada por las élites dominantes. El caso paradigmático de las mujeres cautivas, representadas como Tomo de Césare Segre la conceptualización de motivo en el sentido de repetición de afirmaciones, consideraciones, descripciones, alusiones, entre otras, de un texto dado. La función principal del motivo es orientar su sentido. A diferencia de los temas que son elementos metadiscursivos, “los motivos constituyen otros elementos menores (...) que pueden estar presentes en número elevado” y que operan como “resonancias discursivas de la metadiscursividad del tema” (Segre, 1985:358). 5
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personajes virginales ultrajados por salvajes indios, tuvo una circulación y difusión extendida en los círculos intelectuales rioplatenses. Allí se fue desplegando un imaginario en torno a la guerra de fronteras con el indio (Malosetti, 2009), imaginario que fue formándose por una extensa lista de cautivas que tomaban cuerpo cuando eran representadas en la literatura y en la plástica del periodo. En este trabajo me detendré particularmente en las obras plásticas que las retrataron. A propósito de ello, podemos señalar que en el campo de la literatura, desde el personaje Lucía Miranda, deseada por el cacique Siripo en la crónica de Ruy Díaz de Guzmán en 1612, pasando por María, la heroína romántica del poema La Cautiva de Esteban Echeverría de 1837, hay una larga serie de cautivas anónimas del desierto que se multiplicaron en libros y diarios, en crónicas y leyendas de la época. El rasgo común de estas imágenes literarias es que se trataba de mujeres blancas, siempre pintadas semidesnudas, llevadas por la fuerza a galope de caballos briosos, en una actitud de pesar o de lucha por desprenderse de sus captores. Si bien la figura del rapto está presente en la historia de la pintura universal, la focalizaremos en las modalidades que asume en el contexto particular argentino.6 Ciñéndonos entonces a la pintura, encontramos que en Buenos Aires las primeras representaciones plásticas fueron realizadas por los llamados “pintores viajeros” (López Anaya, 2005:40), artistas europeos que durante el siglo diecinueve trabajaron siguiendo el canon academicista europeo en el que se habían formado. En cuanto a los rasgos formales de composición, su estilo se caracterizaba por una gran calidad técnica de realización y por su alejamiento del naturalismo, preocupado por lograr objetividad documental, con el objetivo de registrar mínimos detalles para obtener una obra que fuese fiel a la realidad. Entre esa cantidad significativa de pintores viajeros que Vale la pena mencionar al respecto las escenas de rapto “clásicas” de Helena de Troya, las Sabinas romanas, las hijas de Leucipo, Proserpina y otras, recurrentemente abordadas por Tiziano, Rubens o Delacroix. La elección de la zona de la escena iluminada u oscura y su asociación con el lugar de lo violento opuesto a lo puro y lo bárbaro como valor negativo contra lo civilizado como valor positivo es una constante que se mantiene como matriz representacional en las pinturas del siglo diecinueve con las que estamos trabajando. Más aún, constituyen la manera visual de narrar lo que Malosetti (2009) define como “el mito blanco de la conquista”, a través del cual la violencia ejercida por el indio justificará su exterminio posterior a manos del blanco. 6
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luego de su periodo de formación en su Europa natal viajaban a la América hispana atraídos por los relatos de los primeros románticos, emerge la obra del alemán Moritz Rugendas (1802-1858). En sus paisajes locales y otras escenas costumbristas cotidianas desarrolla las primeras imágenes de las cautivas de la pampa tras su rapto. Aquí encontramos una de las primeras imágenes que forma parte de este grupo de “textos fuente” que nos van a permitir construir posteriormente un contraste con las obras contemporáneas de Daniel Santoro, que son el objeto central del presente trabajo. En 1845 Rugendas pinta, entre otras, tres obras donde elabora la cuestión de los indios y las cautivas que eran utilizadas como botín de guerra por los indios o como instrumento de intercambio al momento de negociar con los representantes del Ejército. Estas obras conforman y sintetizan la mirada del pintor sobre la cuestión de las cautivas. Su perspectiva también fue influenciada por el impacto que le produjo la lectura del ampliamente difundido y recordado poema épico de Esteban Echeverría. Allí se describen los padecimientos de una mujer blanca, esposa de un oficial de caballería, cautiva entre los indios ranqueles.7 La primera de estas tres pinturas es El Malón, también conocida como El rapto de doña Trinidad Salcedo (figura 1), donde se muestra el escape de un indio araucano a caballo, armado con una lanza, quien en medio del revuelo y la polvareda generada por el malón lleva consigo a una desamparada mujer blanca, de falda roja, desmayada ante el terror del secuestro. Por su parte, el indio que la lleva, retratado en la parte central del cuadro, mira de reojo al gaucho a quien probablemente se la haya arrebatado. El hombre alza un cuchillo ensangrentado, intentando una vana defensa; el gesto de su rostro es desesperanzado. En segundo plano hay otras dos mujeres raptadas o a punto de serlo, junto con un pequeño niño, hijo de alguna de ellas, quien tapándose los ojos no quiere ver el horror de lo que está sucediendo. En esta obra el indio está representado como una amenaza poderosa, hecho que se evidencia en la imagen de un soldado que yace bajo las patas de los caballos, los cuales se amontonan en el centro de la escena. De esta manera se da cuenta de la tensión y del conflicto entre el indio y las fuerzas oficiales. Para una revisión pormenorizada de la experiencia de Rugendas en sus viajes por la Argentina y su vínculo con Esteban Echeverría, cfr. Guillaumín, 2009. 7
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Figura 1. El rapto de doña Trinidad Salcedo, Mauricio Rugendas, 1848. (Colección del Museo Nacional de Bellas Artes de Chile.)
A ésta podemos sumar otra obra de Rugendas que trabaja en el mismo sentido. En El rescate de una cautiva (figura 2) se retrata otra escena de violencia y caos. La obra transmite un gran dinamismo, captando la velocidad dramática de lo que está sucediendo. En este caso se incluye la participación activa de los soldados, decididos a vengar la sangre derramada y a recuperar lo que el indio les ha arrebatado. Por detrás de la imagen de la cautiva se ve el brazo de un indio que sostiene la cabeza de un degollado, así como también los esfuerzos de los soldados para evitar la retirada del malón. La cautiva, por su parte, también sostiene la lanza, como si quisiera forcejear con el indio para evitar el ataque, aunque sin lograrlo. El rostro del indio muestra ferocidad; pintado con tonos marrones oscuros, contrasta con la blancura de la cautiva, cuyo rostro se ve sereno, a pesar del dramatismo de lo que está sucediendo. 178
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Figura 2. El rescate de una cautiva, Mauricio Rugendas, 1848. (Colección privada, Augsburg, Kunstsammlungen und Museen, Graphische Sammlung.)
La tercera de las tres obras elegidas para observar las características que asume la representación de indios y cautivas y que opera en un sentido similar es El rapto de la cautiva (figura 3). Aquí Rugendas retrata al indio nuevamente como un salvaje de enorme fuerza física. Se observa la tensión del cuerpo sobre la montura del animal en movimiento y el brazo llevando una larga lanza que connota una violencia contenida. Por su parte, la cautiva aparece, en contraste, con las manos atadas y en expresión devota, mirando al cielo, asemejándose a la matriz representacional del Renacimiento de las mártires de la pintura clásica que ya hemos mencionado. El movimiento del caballo, a galope, casi suspendido en el aire, remarca el dinamismo de la escena. De acuerdo con el ideario romántico del que está imbuido Rugendas, la pintura se enmarca en una naturaleza inhóspita, ubicada temporalmente en un atardecer sombrío, como si fuese el ocaso de la civilización la presencia 179
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perturbadora y acechante del indio. La imagen muestra –e incluso, podríamos decir, ilustra claramente– la tesis de Domingo F. Sarmiento expresada en el Facundo sobre el enfrentamiento material y simbólico entre civilización y barbarie. La mujer vestida de blanco, representante de la civilización europea, se halla a merced del que cabalga desnudo sobre el caballo. La imagen construye de modo binario la relación de estos dos mundos como si se tratara de totalidades homogéneas que se tensionan en torno de una blancura “buena” que es arrasada por una negritud malvada y en acecho. Además, los tonos elegidos para el paisaje sobre el que se recorta la figura del indio y la cautiva cabalgando se entremezclan formando una tonalidad que hace que la mirada asimile al indio, al caballo, a la tierra y al perro negro que acompaña el galope dentro de un mismo campo semántico que se anuda en torno de la naturaleza. Justamente, es esa naturaleza interpretada como salvaje la que se expropia, se domina y se civiliza en el proyecto ilustrado de la generación del 80. Unos cuantos años más tarde, hacia las últimas dos décadas del siglo diecinueve, encontramos nuevamente pinturas que abordan el tema de los raptos, malones y cautivas en grandes telas compartiendo estos pares oposicionales que expresan el conflicto mediante dicotomías de sentido. En este contexto, la campaña militar que terminó con la conquista del desierto (entre 1878 y 1885)8 ya era un hecho consumado: los malones y las cautivas casi habían desaparecido como conflicto en la pampa; los indios parecían un enemigo vencido. En esta coyuntura ubicamos la producción de dos artistas destacados que a través de sus imágenes abordaron la cuestión de la frontera con el indio desde la década del 70 hasta fines del siglo diecinueve. Se trata principalmente de las obras de Juan Manuel Blanes (1830-1901): La Cautiva (figura 4, ca. 1880), por mencionar una, y de Ángel Della Valle: La vuelta Así se denomina a la serie de incursiones militares llevadas a cabo por una alianza entre fuerzas militares nacionales e indígenas de tribus aliadas. El objetivo principal de la campaña fue afianzar la soberanía nacional con el control del territorio, como medida para dar fin a los ataques indios e incorporar a los esquemas productivos de la Argentina los territorios pampeanos y patagónicos habitados. Para este fin, el 4 de octubre de 1878 se sancionó la ley núm. 947, que destinaba 1 700 000 pesos para el cumplimiento de la ley de 1867, que ordenaba llevar la frontera controlada efectivamente por el Estado argentino hasta los ríos Negro, Neuquén y Agrio. 8
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Figura 3. El rapto de la cautiva, Mauricio Rugendas, 1848. (Iberoamerikanisches Institut, Berlín.)
del malón, de1892 (figura 5), su obra más paradigmática y conocida. Por el hecho de tratarse de pinturas de similar temática, se ubican en el mismo canon de pintura nacional. Sin embargo, cada pintor aporta variaciones o detalles en el tratamiento de lo representado ya que las obras poseen condiciones de producción diferentes. Estas composiciones portan todos los elementos de las antes mencionadas de Rugendas (el paisaje desértico, los indios, la mujer blanca hecha cautiva), pero la coyuntura sociopolítica en la que trabajan no es la misma, al igual que el eje temporal diferente que construyen las obras. En general, Blanes y Della Valle representan el “después” del rapto y los hechos de saqueo. La violencia ya tuvo lugar, el malón retorna enarbolando sus botines (la mujer blanca y distintas insignias y objetos religiosos). Pero 181
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esa aparente “victoria” del indio es sólo ilusoria; los verdaderamente victoriosos son los miembros del Ejército, quienes han diezmado a los caciques indios y han extendido las fronteras físicas de la Nación.
Figura 4. La Cautiva, Juan Manuel Blanes, ca. 1880. (Colección privada de Amalia Lacroze de Fortabat, Museo Fortabat, Ciudad de Buenos Aires.)
En La vuelta del malón, a diferencia de Rugendas, la crítica local de la época señalaba que la ubicación temporal de su obra es el amanecer. La escena representada muestra a algunos indios todavía exaltados festejando con sus lanzas en alto en señal de triunfo. En primer plano hay uno que va al mando: es el que lleva a la cautiva sobre la cruz del caballo, recostada, resignada ante su destino. Se le muestra sereno, satisfecho con su trofeo, a diferencia de otras obras en que se les pinta gritando. La cautiva, por su parte, no reza ni lucha como en otras obras de la misma temática. Sin duda, la cautiva, heroína principal de la literatura romántica, es la protagonista de esta escena. Resalta su blancura, iluminada e inmaculada. Un elemento significativo para señalar al respecto es el erotismo insinuado en la representación, sugerido por las largas lanzas que portan en alto los indios que siguen a la pareja sumada a la pose de la prisionera. Su postura corporal es 182
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de (auto)protección y castidad, aspecto que se evidencia por el hecho de que sus manos están cruzadas sobre su regazo y sus ojos están entrecerrados. Algunas interpretaciones de época, como las de Eduardo Schiaffino (1933), consideran de acuerdo a cómo aparece la cautiva en el texto de Echeverría, que se encuentra “adormecida”, descansando, no desvanecida. Esta actitud contrasta con la propuesta de Rugendas, donde la cautiva aparece en algunas ocasiones en una actitud de lucha, como en la que está forcejeando con la lanza con el indio, o levantando sus brazos intentando escapar.
Figura 5. La vuelta del malón, Ángel Della Valle, 1879. (Museo Nacional de Bellas Artes, Ciudad de Buenos Aires.)
La cuestión del erotismo en las escenas de rapto de las cautivas da lugar a dos tipos de interpretaciones complementarias. Por un lado, vista desde la óptica del hombre civilizado, la mujer blanca es reconocida como objeto de deseo del enemigo, quien incluso peligrosamente puede aceptar o corresponderle en el deseo a su captor. Un hecho que debe ser reprimido socialmente, claro está. Por otro lado, desde la óptica del “bárbaro”, la figura de la mujer 183
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es el lugar de la delación, dado que, aunque incorporada a la nueva vida lejos de la civilización, siempre está latente la posibilidad de la traición (Iglesia, 1993:584). Otra diferencia entre la obra de Rugendas y la de Della Valle es que, en el caso del primero, la naturaleza seca e inhóspita y el fondo de un horizonte crepuscular tienden a realzar el dominio y las capacidades del indio. Las pinturas están compuestas por una lógica “de adentro hacia fuera” que orienta la mirada de la acción desde el centro de la obra y la lleva hacia los bordes. En cambio, en la tela de Della Valle la composición está dispuesta desde otra lógica: las figuras centrales de los indios aparecen como una fuerza muy potente pero al mismo tiempo manteniendo cierto orden geométrico, lineal. Esto se ve en la figura de la tropilla transitando por una senda (puede verse la huella dejada por un carro en el barro). En este sentido, el establecimiento de una traza a través de la realización de caminos pertenece a una serie de ordenamientos y planificaciones que claramente remiten y connotan la presencia de un proyecto civilizador. En otras palabras, una civilización a la que incluso los indios deberán ajustarse por cualquier medio, así sea el de su exterminio. Retomando la cuestión de la ubicación temporal, enmarcar este cuadro en un amanecer, como mencionáramos más arriba, no fue un hecho librado al azar. En las pinturas de Rugendas la indiada aparece arremolinada, como puede verse claramente en El rescate de la cautiva. En la obra de Della Valle ya está ordenada, o al menos en un claro proceso que culminará con su disciplinamiento. Más aún, el aspecto casi circular que propone el relato visual de Rugendas contrasta con las líneas rectas que predominan en los de Della Valle y Blanes. Luego de observar este corpus de obras plásticas canónicas que cristalizaron en el discurso oficial sobre las fronteras físicas y simbólicas, los rasgos que definen la cultura nacional, sus sujetos y repertorios, podemos formular algunos interrogantes: ¿Qué puede agregarse respecto de estos mitos fundacionales que dan origen a las zonas liminares de la cultura? ¿Cómo reversionan las representaciones del presente lo otro de la cultura hegemónica? ¿Cómo opera la tradición selectiva (Williams, 1980) cuando se recuperan o se desechan los rasgos que componen estas representaciones? Intentaré avanzar sobre estas cuestiones en el próximo apartado contraponiendo el trabajo de 184
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Daniel Santoro, quien reelabora en clave contemporánea –y peronista–, más de 200 años después, aquellas obras canónicas. II: Relectura y reedición del mito en clave peronista en la versión de Santoro Daniel Santoro es un artista plástico argentino que experimenta con distintos materiales y lenguajes estéticos. Nacido en Buenos Aires en 1954, su obra adopta y utiliza distintos lenguajes, derivando por diversos soportes como la pintura, el dibujo, la escultura, la realización de escenografías y el soporte audiovisual. Como señala Raúl Santana, el peronismo fue desde su juventud la bisagra que le permitió intersectar la práctica artística con un ideario político.9 Su experiencia de militancia peronista en los años setenta lo llevó a reflexionar sobre todo un imaginario plagado de imágenes, el cual fuera proscrito tras la obturación del gobierno de Perón con el golpe de Estado de 1955.10 Esa potente imaginería que formó parte de la construcción identitaria del peronismo (Gené, 2005), tras la dictadura militar, de alguna manera se mantuvo presente como acervo iconográfico, y aunque silenciado, fue guardado en la memoria popular del movimiento. Sobre este repertorio trabaja Santoro. Su planteo estético, entonces, se construye con la confluencia de varias orientaciones. Por un lado, uno de sus puntos de partida es la gráfica litúrgica del justicialismo de los años cincuenta. La reflexión sobre esa iconografía implica un trabajo de selección e interpretación de la política y de la historia, lo mismo que del arte. Por otro lado, incluye rasgos estilísticos del camp y del kitsch. Estos dos últimos estilos le aportan elementos del arte popular que En el texto de apertura del catálogo de la muestra Santoro. Realidad, Sueño y Elegía, realizada en Buenos Aires en la Universidad Tres de Febrero en 2010. 10 El decreto de ley 4161 del 5 de marzo de 1956 estableció: “...Visto el decreto 3855/55 por el cual se disuelve el Partido Peronista (…) y considerando que en su existencia política (...) se valió de una intensa propaganda destinada a engañar la conciencia ciudadana, para lo cual creó imágenes, símbolos, signos y expresiones significativas (...) Que dichos objetos (...) constituyen (para el pueblo argentino) una afrenta que es imprescindible borrar (...) Que tales fundamentos hacen indispensable la radical supresión de esos instrumentos o de otros análogos...” 9
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le suman humor, ironía y también exageración. El kitsch, considerado por el arte culto como una copia degradada, carente de gusto estético, de poco valor, asociada a la banalidad, la vulgaridad, la artificialidad, el humorismo, la ostentosidad, es la fuente de herramientas y recursos que le permite elaborar su visión del peronismo en la historia y en la lucha por la hegemonía. Dado el tamaño de la producción del artista y la densidad simbólica de cada una de sus obras, focalizaremos especialmente en las que abordan el eje civilización/barbarie en torno de la figura de la cautiva y el indio, para no alejarnos de los interrogantes que conducen este trabajo. Si hablamos de exageración y ostentosidad como algunos de los rasgos característicos de su obra vinculados al camp y al kitsch, encontramos dos personajes que Santoro crea para desarrollar su visión de la historia, especialmente del lugar de los sujetos subalternos en el peronismo: la figura del descamisado gigante y la figura del centauro. El primer personaje es el descamisado11 gigante, un trabajador que es representado de manera sobredimensionada, como un verdadero “gigante” en una ciudad, en un campo o en un bosque en miniatura. Viste como un trabajador urbano, camisa blanca y pantalón oscuro, aunque a veces también se le representa en un entorno rural calzando alpargatas. Lleva una cinta negra en su brazo izquierdo en señal de duelo por la muerte de Eva Perón.12 Es el “cabecita negra”13 por antonomasia, quien puede ayudar a cruzar un río a una niña pequeña o puede también pisar los campos sembrados. Este personaje recurrente en sus trabajos es el que enuncia la visión de Santoro del lugar que ocupa lo subalterno en la cultura. Invirtiendo los términos, agrandando A partir de 1945 se comienza a usar ese término en forma despectiva por los antiperonistas, quienes describían así a los trabajadores que se manifestaban “sin camisa” públicamente en apoyo de Juan Domingo Perón en la Plaza de Mayo, centro simbólico de la ciudad. Posteriormente fue asumido como propio por los peronistas e incluso Eva Perón resignificó su uso en sentido positivo. 12 La figura de Evita es otra sobre la cual Santoro trabaja recurrentemente. Es un área muy rica de interés que excede los límites de este trabajo. 13 Ésta es otra denominación peyorativa y racista utilizada por las élites porteñas para referirse a la compleja trama que constituyen los sectores populares urbanos. Hacia la década del 40 éstos están constituidos en parte por un número significativo de migrantes internos del norte del país, quienes atraídos por las posibilidades de inclusión y trabajo que ofrece el gobierno de Perón se instalan en la Ciudad de Buenos Aires. 11
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aquello que es empequeñecido por los sectores dominantes que lo marginan, el artista reubica en primer plano las conquistas sociales del peronismo, las cuales están condensadas en la figura del descamisado gigante. Por otra parte, el descamisado también puede aparecer martirizado o amenazante con un hacha al hombro (figuras 6 y 7). Y no hay contradicción en ello: todas estas imágenes narran el derrotero de los sectores populares en la Argentina. En algunas ocasiones subyugados y explotados, en otras son una amenaza al orden y a la cultura hegemónica. A la vez, el gigante también “descansa”: por este medio, se señala que la vida cotidiana de cultura de los sectores populares no todo el tiempo es combativa; hay momentos de aceptación de la hegemonía en las dinámicas del poder y la cultura.
Figura 6. El descamisado martirizado, Daniel Santoro, 2008, (Colección privada.)
Figura 7. Descamisado gigante al acecho, en el bosque, Daniel Santoro, 2008, (Colección privada.)
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El origen de la creación de este personaje, según explica Santoro, es “la sombría encarnación de un monumento no realizado”. Antes del derrocamiento de Perón existió un proyecto que no llegó a realizarse, que consistía en una escultura de un trabajador de enormes dimensiones que iba a ser emplazada en Barrio Parque de la Ciudad de Buenos Aires, una zona históricamente asociada a las élites porteñas. Luego del golpe del 55, la gran base, lo único que llegó a construirse de la escultura, fue destruida. El descamisado es el “vengador de los humillados que aterroriza agitando su garrote de tres ramas sobre las cabezas de los explotadores codiciosos y de los tilingos intelectuales”,14 tríada que alude al planteo peronista de la orientación política del partido de la “tercera posición”, ni izquierda marxista ni derecha liberal. A la vez, en el planteo de Santoro, alude simultáneamente a las tres ramas del movimiento: la sindical, la política y la juventud. Con respecto a la figura de la cautiva en relación con la del descamisado, en términos de la proporción, el tamaño es relativamente menor, representándola como si fuera una pequeña niña. En La cautiva (2008) (figura 8), por ejemplo, la mujer completamente desnuda remoja sus pies en el agua de una laguna. En este punto hay una diferencia marcada con las otras representaciones que observábamos en Rugendas y también en Blanes y en Della Valle. Quizás Santoro opta por desplegar en sentido positivo el erotismo contenido de la escena del rapto y la captura, enfatizando el carácter mestizo de la Nación. Ello contrasta con el estigma o la sospecha de traición que connotaban los planteos pictóricos decimonónicos. En efecto, si los pintores del 80 crearon los símbolos que conformaron los mitos fundacionales de la Nación, como señalábamos a propósito del repertorio de significados que se diseminaron a partir de la imagen del indio, su medio de vida y sus costumbres, en oposición a los valores de la civilización, el orden y el progreso que las élites dirigentes argentinas impulsaron durante las últimas décadas del siglo diecinueve, Santoro los reedita de forma minuciosa y compleja. Crea nuevos relatos de esas historias canónicas como estrategia para renovar los espacios simbólicos que entraron en la historia como Tradición, un pasado concebido como a-histórico, mítico, no conflictivo y pasteurizado. Extraído de “La cuestión racial. El peronismo como cosa de negros y la leyenda del descamisado gigante”. Disponible en http://www.danielsantoro.com.ar/mundoperonista. php?menu=mundo&mp=7. Consultado el 2 de noviembre de 2012. 14
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Figura 8. La cautiva, Daniel Santoro, 2012. (Colección privada.)
Más allá del poco rigor científico para el análisis histórico que podría tener el hecho de afirmar que las élites gobernantes del 80 seguramente hubieran adherido al antiperonismo y hubieran estado de acuerdo con los bombardeos que los militares opuestos a Perón realizaron sobre la población civil que pasaba por la Plaza de Mayo en 1955, antesala del golpe de Estado que realizarían unos meses más tarde, el supuesto puede resultar productivo a los fines de la argumentación que propone Santoro. En este sentido, esta proposición contrafáctica permite seguir en términos diacrónicos la continuidad de la figura del “otro” de la cultura letrada, culta, civilizada, en producciones artísticas contemporáneas relativamente recientes. Así, el corpus de obras que despliega Santoro permite rastrear y encontrar la (re)encarnación del fantasma del indio decimonónico en la figura del centauro justicialista. Es como si la figura del indio salvaje, concebido como un elemento más del paisaje, asumiera una nueva forma y en ese gesto se renovaran los pares oposicionales. En este nuevo escenario, el antagonista no solamente se define en términos 189
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de cultura sino también de clase, aunque estas categorías no necesariamente se organicen, superponiéndose, siguiendo una correspondencia punto por punto (Hall, 1984). Encontramos entonces aquí el segundo personaje que configura su visión de la oposición civilización/barbarie. El centauro justicialista es, como los centauros mitológicos, un ser mitad hombre-mitad animal. La mitad humana en este caso es mitad trabajador (que como el descamisado es de piel oscura y viste camisa blanca y cinta de luto en su brazo, en alusión al duelo por la muerte de Eva Perón), mitad caballo, que es overo, al igual que el caballo que montaba Perón. La representación construye un abanico variado de significados posibles que se alejan de la mera ubicación como un salvaje temible o amenazante. Como dice el propio Santoro (2010), “el peronismo es una interfase, es agente civilizador y a la vez mensajero de la barbarie. El jinete a caballo deviene centauro, según lo veamos, el centauro es un caballo que deviene humano, o un humano devenido caballo. El centauro es una peligrosa bestia, pero entre ellos también está Quirón, el centauro sabio, el tutor de Aquiles”. Aquí emerge nuevamente la referencia a la Grecia antigua, esa misma que era interpretada en el Renacimiento y de cuyos cánones representacionales se nutrieron los pintores del 80, y de donde también abreva Santoro. Estos personajes del descamisado y del centauro representan el retorno de lo reprimido. No ilustran ni elaboran simbólicamente un proyecto político civilizador como lo hicieron los pintores del 80, sino justamente hacen lo contrario: ponen en crisis esa historia cristalizada. Al alejarse del naturalismo, Santoro compone con el método del bricolage, superponiendo elementos. Como mencionábamos al principio, el corpus de obras que representan la figura de la cautiva, del indio y de la pampa da cuenta de los desplazamientos respecto del binomio fundacional de la cultura argentina. En este sentido, la oposición civilización/barbarie se tensiona. Los actores, espacios y conflictos se redefinen. Los sujetos se renombran en términos de antiperonistas “gorilas” y peronistas “cabecitas negras”, ese “aluvión zoológico” que invade el territorio y la cultura legítima. Precisamente, el espacio en disputa no es uno solo (como era el campo, el desierto, la pampa en el caso de los pintores del 80 y los pintores viajeros) sino que es múltiple: la ciudad, pero también 190
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la elevación de los estándares de confort en la vida cotidiana, el acceso a los espacios del ocio y el entretenimiento. El conflicto sigue siendo el establecimiento de la hegemonía sobre la definición de la cultura (legítima). De alguna manera, en personajes como el centauro justicialista Santoro realiza un intento de sutura (imposible) de los polos excluyentes que significan el mundo de la civilización y el mundo de la barbarie, una fractura fundante de la identidad nacional. En Malón y concepto espacial (2009) (figura 9) están los objetos secuestrados por la indiada luego de saquear y quemar una iglesia, al igual que en el cuadro de Della Valle: el crucifijo atado a la punta de la lanza, el cirio que es revoleado por un indio, un maletín, que en la versión de Santoro lo lleva un indio de pie, quien tiene puesto un sombrero militar.
Figura 9. Malón y concepto espacial, Daniel Santoro, 2009. (Colección privada.)
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Sin embargo, no solamente entran en la composición imágenes canónicas de la historia del arte. En sus trabajos de reelaboración de mitos también hay guiños a obras no tan conocidas, sólo interpretables por “conocedores”, como el tajo a la manera de Lucio Fontana en Concepto espacial.15 En Victoria Cautiva (figura 10), de Santoro, nuevamente remitiendo a la obra de Della Valle, aparece representada Victoria Ocampo,16 sentada sobre el centauro, tomándolo del pelo y esgrimiendo su puño. Este ser mitológico la lleva al desierto, su territorio, el que le fue arrebatado por los padres de la ideología conservadora y liberal que Victoria representa. Ella está vestida, incluso lleva un tapado y unos lentes oscuros que tapan parte de su rostro. Precisamente, tanto a nivel descriptivo como de argumentación, estos anteojos particulares –con marco muy estilizado y blanco– refuerzan la imagen estereotipada de ella, no dejando lugar a dudas de su identidad. Así, a través de este modo de representarla se reafirma el enfrentamiento entre la cultura y la barbarie. Victoria montando el centauro deja detrás de sí unos edificios, que se ven en segundo plano, ubicados en el fondo de la obra. También se observa un humo negro proveniente del fuego de dos iglesias que arden en llamas.17 El artista ítalo-rosarino Lucio Fontana (1899-1968), en 1947, adhiere al espacialismo italiano e introduce la tercera dimensión en el cuadro a través de agujeros y cortes. En el Manifiesto Blanco, de 1946, sienta las bases de esta corriente artística impulsando cambios en la esencia y en la forma de la pintura. De acuerdo con ello, “La materia, el color y el sonido en movimiento son los fenómenos cuyo desarrollo simultáneo integra el nuevo arte”. En 1949 comienza a trabajar “rajando” el lienzo. Estos agujeros, que inicialmente generaron rechazo, son signos capaces de fijar la línea del dibujo con la misma precisión que la pincelada. Estas rasgaduras instituyen una crítica a “la representación de las formas conocidas y la narración de experiencias constantemente repetidas”, como dice el manifiesto. 16 Reconocida escritora e intelectual argentina (1890-1979); nació en una familia aristocrática porteña. Su figura se asocia a los primeros grupos feministas y de vanguardia local e internacional en las décadas de los cuarenta y cincuenta. Cercana a Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, entre muchos otros distinguidos personajes del arte, la cultura y la política, su labor en el campo intelectual en proyectos como la revista Sur permitió que se erigiese como un referente cultural de las élites locales. En términos políticos, su ideario fue antiperonista, régimen al que se oponía firmemente. 17 Allí la referencia al vínculo complejo de Perón con la Iglesia, el cual fue de una inicial sintonía en tanto la Iglesia Católica colaboró con el ascenso de Perón al gobierno; posteriormente la relación se fue deteriorando hasta derivar en un enfrentamiento abierto 15
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Figura 10. Victoria Cautiva, Daniel Santoro, 2009. (Colección del artista.)
El mismo humo también atraviesa un edificio, cuya forma claramente puede asociarse a la del edificio Kavanagh, un emblema arquitectónico de progreso y refinamiento de la moderna y letrada Ciudad de Buenos Aires. Con todo, en esta obra los roles tradicionales están invertidos: Victoria Ocampo, representante de los agentes encargados de imponer los valores deseables de una cultura, “lleva” las riendas del indio, como si el proyecto civilizador no se resignara a conducir, a domesticar a la barbarie. En otras palabras, a partir de esta “dificultad para conducir” puede pensarse un cierto espacio de indetermiy activo que llegó a la quema de iglesias. Una completa revisión de esta coyuntura puede encontrarse en Caimari, 2002.
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nación del vínculo, un lugar que da cuenta de un “resto” por donde observar las distintas fuerzas que operan en las luchas por la imposición del sentido. Por otra parte, en Victoria Ocampo observa la vuelta del malón (figura 11) hay otro planteo de la misma temática, donde continúa el diálogo con la obra de Della Valle. Aquí Victoria Ocampo observa el pasaje de los indios desde el ventanal de su casa. Aquí encontramos una clara alusión a su casa racionalista, construida en 1928 por el célebre arquitecto Alejandro Bustillo, en la calle Rufino de Elizalde en Barrio Parque, hoy sede del Fondo Nacional de las Artes, otra insignia de modernidad y sintonía con las grandes metrópolis. Vista en perspectiva, la casa puede asemejar también a un gran televisor iluminoso que resplandece en la penumbra del amanecer o del ocaso. Aunque los indios que pasan delante de ella no parecen advertir su presencia, los ejes de la mirada de Victoria y la de los indios no se cruzan. Quizás lo que el artista busca destacar aquí no sea “el malón” sino toda la gama de operaciones que las élites dominantes (con Victoria como su imagen-insignia) representan. El cuadro también señala las tareas de ingeniería social ejercida sobre ellos:
Figura 11. Victoria Ocampo observa la vuelta del malón, Daniel Santoro, 2011. (Colección del artista.)
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enculturación, exterminio, integración, subalternización. Y como en el contexto actual es ineludible el tópico de los medios masivos de comunicación y su vínculo complejo, de tiempos largos, con los sectores populares, la figura de la televisión o la espectacularización se introduce en la representación como guiño cómplice. En otras palabras, la complicidad de los discursos de los medios masivos de comunicación a la hora de homogeneizar, estilizar, estereotipar al otro cultural (Martín Barbero, 1983). Por su parte, y con relación a la continuidad que mencionábamos anteriormente entre el indio y el “cabecita negra”, a propósito de esta obra Santoro se pregunta: “¿La vuelta se refiere a que ese malón vuelve de cumplir sus tareas, o que podrían volver otros malones en el tiempo y en un número indeterminado de veces? Me gusta pensar en esta última interpretación” (2010). Otro de los planteos comunes con Rugendas es cierta especie de “fusión” que se establece entre el indio y la naturaleza con la elección de los colores. La “animalidad” se construye por contraste en la representación del indio. Si bien la luz en la obra de Santoro podría permitir situar la escena en el amanecer o en el ocaso, los tonos elegidos para retratar a los indios y a los caballos no se funden en una tonalidad que los homogeneiza haciéndolos entrar en la naturaleza. Por el contrario, se recortan claramente del fondo desértico del paisaje. En especial, contrasta también la blancura de la cautiva con la oscuridad del indio que la lleva, desnuda, sentada cómodamente en el lomo del caballo. A pesar de que es sabido que se han sucedido hechos de violencia de diversa índole en el contexto del saqueo y el malón, la cautiva es sujetada casi tiernamente, tomada por el indio por la cintura, protegiendo con su brazo el de ella. Con todo, el abordaje que Santoro realiza respecto de ciertos trayectos de la historia cultural argentina, focalizando en “episodios” como el malón y los indios para el caso decimonónico, o el peronismo con los descamisados y la figura de Victoria Ocampo para el periodo extenso que va de los años cuarenta hasta los setenta del siglo veinte, se enmarca en la ya mencionada discusión reciente sobre revisionismo histórico. Y más allá de la adscripción o no del artista a la historiografía académica o a su contraparte revisionista impulsada por las políticas culturales del actual gobierno argentino, la obra de este artista pertenece a este periodo singular en el que se tensionan, entran en conflicto, atribuciones de sentido contrapuestas. Comprendido así el terreno de la cultura, como una arena de disputas, un proceso activo y dia195
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léctico, como proponía Voloshinov (1929, 1976), es desde donde la apuesta de Santoro se recorta como un discurso renovado sobre las representaciones hegemónicas del otro subalterno. A modo de cierre En este trabajo planteamos la comparación entre dos grandes corpus de obras buscando iluminar algunas rupturas y continuidades en los modos de representación del binomio civilización/barbarie a partir de textos plásticos, focalizando en la figura de la cautiva. En sus obras, si bien Santoro produce su reflexión mediante dicotomías, las hace estallar a través del reordenamiento de los dos polos que la componen, ubicando y fundiendo a veces a los sujetos en posiciones totalmente opuestas a aquellas en las que tradicionalmente se les sitúa. Además, más allá de lo compartido o de lo diferencial entre los dos contextos sociopolíticos que comparamos, me interesó observar el lugar de las producciones artísticas cuando participan en los procesos más amplios de atribución de sentido en las dinámicas del poder y la cultura. Como planteaba Barthes, tal vez una de las cuestiones principales para resaltar sea el intento de los artistas de “distorsionar” los mitos para producir un efecto ideológico (1999) y de este modo “abrir” las representaciones a otros nuevos significados, construyendo definiciones diferentes a las hegemónicas que producen definiciones que sustancializan y esencializan la cultura. Precisamente, el análisis de estos dos corpus de obras me permitió reflexionar acerca de los límites, los bordes de la cultura, donde es posible explorar los significados naturalizados de la cultura, la identidad o la tradición. Siguiendo esa línea, la cultura en general y el arte en particular emergen como un espacio en el que se pueden expresar significados diversos, sean de larga data o novedosos, pero que siempre reponen la contingencia histórica de los sentidos sedimentados (Grimson, 2011). Bibliografía Acha, Juan, “El Instituto ‘Dorrego’ y un revisionismo histórico de izquierda”, en Revista Herramienta Debate y Crítica marxista, 2012. Disponible 196
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Cecilia Vázquez/La representación de la figura de la cautiva en la obra de Daniel Santoro
Rodríguez, María Graciela y Cecilia Vázquez [2012], “Narrar los bombardeos del ’55 hoy: arte, política y derechos humanos en Argentina”, Revista Latinoamericana de Derechos Humanos, Universidad de Costa Rica, Costa Rica [en prensa]. Santoro, Daniel, “Otra vuelta del malón”, publicada en Página/12, 19 de diciembre de 2010. Schiafino, Eduardo, La pintura y la escultura en la Argentina, edición del autor, Buenos Aires, 1933. Segre, Césare, “Tema/motivo”, en Principios de análisis del texto literario, Crítica, Barcelona, 1985. Steimberg, Oscar, Semiótica de los medios masivos. El pasaje a los medios de los géneros populares, Atuel, Buenos Aires, 1998. Traversa, Oscar, “Carmen, la de las transposiciones”, Actas del 1er. Congreso Nacional de Semiótica, La Plata, Buenos Aires, 1986. Voloshinov, Valentín [1929], El marxismo y la filosofía del lenguaje, Alianza, Madrid, 1992. Catálogos Santoro Realidad Sueño y Elegía, Untref, 2010, curada por Raúl Santana. Santoro Civilización y Barbarie – El gabinete justicialista, Galería Palatina, 2008. Fecha de recepción: 14 de enero de 2013 Fecha de aceptación: 23 de abril de 2013
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De la experiencia pura a la voluntad absoluta La ética de Nishida Kitaro entre 1892 y 1927 Agustín Jacinto Zavala El Colegio de Michoacán/Fideicomiso “Felipe Teixidor y Monserrat Alfau de Teixidor”, Zamora (México), 2011 Mario Javier Bogarín Quintana
Los escasos estudios sobre filosofía japonesa en México han pasado por la penuria de entenderse meramente como una crítica del texto resultado de traducciones, muchas veces orientada a los puntos en contacto con la tradición exotista a la que está acostumbrada la crítica literaria nacional. Buenos ejemplos de ello son las obras de Manuel Maples Arce, José Luis Ontiveros o incluso Octavio Paz. En este libro, Agustín Jacinto, investigador de El Colegio de Michoacán, presenta la suma de sus intereses de investigación en torno a la ética como conducta para la manifestación colectiva de la tradición. La tradición, como concepto detonante de los más variopintos objetos de
estudio sociocultural, es presentada en este libro, de la mano de la obra del filósofo japonés Nishida Kitaro (1870-1945), en forma de una toma de conciencia que, en la primera parte, dedicada al análisis de sus escritos tempranos, nos enfrenta a la percepción de las realidades cotidianas como la dimensión integradora donde nos percatamos de nuestra presencia en relación con los demás. Esta presencia es nada menos que la revelación, según Kitaro, de que nosotros somos reflejo del espacio cultural en donde nos movemos, y por lo tanto nos obliga a conducirnos de una manera específica, ética, fundada en el ethos elemental por el que nuestras costumbres son moldeadas por experiencias
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Reseñas
que, para Kitaro, son transformadas en poiesis. La segunda parte, dedicada a las nociones de “experiencia inmediata” y “experiencia pura”, indaga en las condiciones en las que la forma en que aprehendemos los distintos fenómenos de la vida cotidiana no es la misma que aquella en la que procesamos sus estímulos para tomar decisiones que son siempre, incluso en los casos más inocuos, análisis de orden moral. En la revisión que Jacinto hace de la etapa filosófica temprana de Kitaro (que incluye la revisión estructural de su magna obra Indagación del bien, de 1911) nos descubre que sus contactos con la filosofía hegeliana y husserliana aplicaban para entender las máximas morales de las tradiciones confuciana y budista que son capaces de modelar el comportamiento de una sociedad entera por el poder de la volición individual. Sin embargo, como se avanza en el tercer capítulo, esta volición se encuentra sujeta siempre a la tradición, a los condicionamientos de las estructuras mentales de los pueblos fundadas en las costumbres devenidas leyes (esotéricas y exotéricas, para la filosofía japonesa) por las cuales la conducta social permite a los individuos encontrarse cada quien a
sí mismo en su identificación con la comunidad entera. Ésta es la ética japonesa que Kitaro señala y que se halla en permanente contacto con la noción cósmica del deber de las tradiciones del Extremo Oriente. El interés por conservar el orden universal de las cosas, que incluye al mundo humano, es el fin último de las decisiones de orden ético, que pueden conducir o no al bien, pero será este último el único estado en el que se hace posible que todos los componentes de la percepción directa del mundo se nos ofrezcan con toda su claridad en lo que Kitaro entiende por voluntad absoluta para poder tomar decisiones sobre nuestro sí-mismo compatibles con el resto del mundo: unidad de la conciencia, voluntad unificadora del individuo, integración del individuo al desarrollo unitario y unidad interna del individuo. Éstos son, nos dice Jacinto, los factores que para Kitaro representan el efecto más armónico de la aplicación (y razón de ser) de las tradiciones en el ordenamiento de la sociedad mediante la conciencia de pertenecer a una naturaleza en la que cada individuo o entidad es en sí mismo un “autofoco” expresivo. Ésta es la principal lección de la ética que podemos encontrar en el cuarto capítulo, donde tenemos el análisis de Jacinto en torno al fin
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último de la ética: la realización del ser humano. Ésta es la realización plena basada en un ordenamiento interior del individuo con la cultura de la que proviene. Es por ello que para Kitaro se vuelve imposible pensar en el individuo como “sujeto” de sus circunstancias, sino como creador de las dinámicas en que tienen lugar los movimientos de la naturaleza. Bajo esta premisa, en el cuarto capítulo encontramos que una definición de la voluntad absoluta cabe en la comprensión del sí-mismo individual para intervenir sobre la realidad que es para cada uno la autopercepción del mundo en el que le tocó vivir, pero todo ello debido a que su vivencia en el mundo es a la vez consecuencia de la relación con el mundo desde la base de la cultura. La cultura se vuelve así el teatro de operaciones de las representaciones del individuo sobre el mundo y la interacción de este proceso con sus propios deseos. Jacinto nos señala en todo momento que la idea de una “ética japonesa” es en realidad la de una ética universal que busca no sólo la realización y el bien común, sino la comprensión de la moral como un sistema de autoconocimiento del sí-mismo en relación con la sociedad que vía la costumbre sustenta esta moral.
Es importante señalar que el sustrato de este libro es la investigación que Agustín Jacinto ha realizado desde hace ya cuarenta años en torno a la filosofía japonesa en general, y muy en especial a la de Nishida Kitaro. Éste fue el primer filósofo japonés que procuró el desarrollo de un sistema filosófico, en la acepción occidental del término, que fuese comprehensivo de la espiritualidad e idiosincrasia japonesas y que las ubicara en la línea de las grandes categorías filosóficas de Occidente, particularmente las de la Antigua Grecia y las de la Alemania del Romanticismo. Tanto en la presentación como en las conclusiones nos encontramos una interesante ilustración acerca del proceso personalísimo por el que atravesó Kitaro como estudiante de zen a la vez que leía tanto a Heidegger y Husserl como a Carnap y Cantor. Su adaptación del modelo dialéctico occidental entroncó con la dialéctica budista y su aproximación a las teorías matemáticas de conjuntos le dio un sustento teórico trascendental a su ubicación de la tradición como el gran autofoco de movimiento de la sociedad que, como consecuencia de la naturaleza como autoexpresión del mundo en que estamos parados, depende de sí misma y de su interacción con el espacio natural para su supervivencia.
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De esta revisión podemos aventurar que incluso Kitaro fue uno de los primeros pensadores ecológicos que generaron un proyecto de comprensión de la cultura como un conjunto de artefactos (técnicos y morales) humanos que para poder cumplir con
el objetivo último de ofrecer un beneficio a las personas de todo el mundo debía ser compatible y amigable con el entorno natural al que, naturalmente, cualquier individuo, entidad y manifestación fenoménica y cultural ha de regresar.
De la experiencia pura a la voluntad absoluta. La ética de Nishida Kitaro entre 1892 y 1927 Agustín Jacinto Zavala El Colegio de Michoacán/Fideicomiso “Felipe Teixidor y Monserrat Alfau de Teixidor”, Zamora (México), 2011
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Die deutsche Mexikopolitik 1913/1914 Thomas Baecker Colloquium Verlag, Berlín, 1971
Gabriele Rabenbauer
Die deutsche Mexikopolitik 1913/1914, publicada en 1971 por Colloquium Verlag, es básica para entender la política exterior imperial de Alemania antes de la Primera Guerra Mundial. Con esta tesis doctoral de apenas 347 páginas, Thomas Baecker desarrolló un marco teórico para diferenciar lo que comprendemos en la actualidad por democracia y cuál era la política de poder de los tiempos imperiales. Baecker intenta responder a preguntas esenciales sobre la importancia de la Revolución Mexicana para Estados Unidos y Europa, y –contra lo que afirman historiadores como Friedrich Katz– cuestiona también el papel estratégico que México supuestamente tenía para el imperialismo alemán.
Dividido en dos grandes secciones, el libro contiene una parte analítica y otra histórica. La analítica, a su vez, se compone de dos divisiones adicionales. En la primera el autor relata las causas y el curso de la Revolución Mexicana y cómo Estados Unidos, Alemania y Europa en general entendieron las acciones de sus actores y la opinión pública. En la segunda división Baecker analiza los intereses económicos y militares que Estados Unidos y Alemania tenían en México y, en menor medida, los que defendían otros países europeos y Japón. En la sección histórica de su libro, Baecker examina a México como parte de un problema internacional y regional, y explora la política exterior de Alemania y Estados Unidos referente a México.
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De manera ingeniosa, el autor integra la opinión pública de la sociedad alemana al sintetizar los comentarios de los periódicos germanos más importantes de ese tiempo. En la parte histórica del libro incluye los registros diplomáticos de los acontecimientos de la época. Baecker se mantiene al margen de limitaciones ideológicas que afectan a muchos otros análisis en torno a los cambios sociales del siglo veinte. Con un análisis cuidadoso de los hechos conocidos, muestra la forma de pensar de los diplomáticos alemanes acerca de la Revolución Mexicana y la influencia de Estados Unidos en los acontecimientos de México. La formación de Baecker como politólogo es de gran ayuda en esta tarea. La pregunta central en la obra de Baecker gira en torno a la capacidad (o incapacidad) de una Alemania monárquica y autoritaria para comprender los sucesos revolucionarios y contrarrevolucionarios en México. Según el autor, solamente se puede escribir sobre la política alemana o internacional en México si se toman en cuenta estos factores. Baecker incluye una amplia sección sobre la opinión pública porque, según él, sólo un estudio profundo de la prensa permite entender los sentimientos y pensamientos de la población, y la vez que ayuda a vislumbrar las conexiones entre la opinión pública y las decisiones
que el gobierno alemán tomó respecto a su política exterior. Baecker concluye así que la prensa refleja la forma de pensar de los actores involucrados en los acontecimientos de la política exterior alemana hacia México. Examinar la prensa también posibilita mostrar y enjuiciar la gran incomprensión del presidente norteamericano Woodrow Wilson ante los eventos revolucionarios. Para Baecker, a Alemania le interesaba poco más que proteger la integridad de los alemanes que radicaban en México y defender sus utilidades. Su postura le permite cuestionar la de otros estudiosos de la época, como la del historiador Katz. Los dirigentes políticos alemanes, al igual que la población en general, compartían su visión en torno a los intereses económicos del imperio en México. El pensamiento común del pueblo era que Alemania de por sí debía afirmar y asegurar que se respetaran sus intereses económicos; debido a esto, los líderes políticos del imperio se mantuvieron dispuestos –en los límites de lo políticamente permisible– a velar y si fuera necesario custodiar con la fuerza sus intereses, en particular en el caso de México. Por ello, según Baecker, faltaban las condiciones para que los intereses económicos se mezclaran con las políticas diplomáticas. Otro factor por el que los sectores financieros, especial-
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mente los bancos, no buscaron influir en la política alemana exterior era que reconocían la existencia y persistencia de la criticada Doctrina Monroe. Sin la presión de las ideas y deseos de la opinión pública alemana, de los partidos y de la economía alemana, el liderazgo político se basó en el consenso para fundamentar su política hacia México. Los objetivos de la política exterior alemana en México, entonces, se resumían en evitar cualquier conflicto con Estados Unidos y en resguardar sus intereses económicos en el país. ������ Baecker cuestiona a quienes afirman que el imperio alemán planeaba utilizar a México en caso de una guerra con Estados Unidos. Las sospechas sobre cuáles eran las verdaderas intenciones del imperio alemán en México, nos recuerda Baeck������ er, surgen por el grado de almirante que tenía Paul von Hintze, el ministro plenipotenciario alemán en México, y por su brillante carrera militar anterior a su llegada al país. Pero también, porque Franz von Papen, el agregado militar alemán en Washington, viajó a México en 1914. En varias ocasiones se ha relacionado a Von Papen con asuntos de espionaje; pero hasta ahora ninguna prueba confirma que su viaje de 1914 se relacionara con intereses militares en México. En sus conclusiones, Baecker critica a Katz por sus supuestos de que Alema-
nia buscaba expandir sus políticas imperialistas. Afirma Baecker –aunque en mi opinión es poco convincente– que Alemania carecía de los medios para ganar más influencia económica o política, y mucho menos para extender su poder en el continente americano. Por los intereses alemanes en el comercio de armamento y en el petróleo, Katz sugiere que Alemania tenía inclinaciones militares ocultas.1 Pero Baecker asevera lo contrario: en cuanto al comercio de armas entre Alemania y México, el autor niega el interés alemán de entrometerse en los asuntos privados de los exportadores alemanes de armas con el gobierno federal mexicano. Ante las repetidas preguntas de los fabricantes de armas y de los agentes intermediarios sobre si convenía o no enviar material bélico a México, el ministro de Asuntos Exteriores alemán contestó siempre de manera negativa. Buena parte del malentendido sobre la influencia alemana castrense en México se basa en el episodio de las armas que iban a bordo del vapor alemán Ypiranga. A raíz del embargo que impuso Woodrow Wilson y que impedía al general adquirir armamento y municiones en Estados Unidos, Huerta envió agentes a Europa para conseguirlos. Alemania se negó a vender sin Friedrich Katz, La guerra secreta en México, Era, México, 2010. 1
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recibir el pago por adelantado, pero la National Arms Factory, de Lieja, Bélgica, le suministró 20 millones de balas. Asimismo, Huerta convino con España para adquirir 40 mil rifles y carabinas (armamento que los españoles habían utilizado contra Estados Unidos en 1898), y se procuró grandes cantidades de armamento en Japón.2 La ocupación norteamericana de Veracruz impidió la entrega inmediata de las armas, por lo que el Ypiranga permaneció en aguas mexicanas hasta que las descargó semanas después en Puerto México (hoy Coatzacoalcos); esto, a pesar de que el contrato estipulaba a Veracruz como puerto de descarga. Aunque las armas fueron inmediatamente transportadas hacia la capital en la primavera de 1914, la situación de Huerta estaba ya tan deteriorada que de poco le sirvió tan cuantioso arsenal.3 En su política exterior hacia México entre 1913 y 1914 se contraponían los países europeos y Estados Unidos: estas facciones no se entendían en su política porque sus posturas socioideológicas eran inconciliables.4 Ésta fue la razón principal de las tensiones entre Estados Unidos y Alemania, aunque
supuestamente tanto Estados Unidos como los países europeos buscaban la tranquilidad y el orden para México. Comprender la política de Wilson hacia México fue sumamente difícil para los gobiernos europeos. Pese a que Wilson enarbolaba la bandera de la “no intervención”, los europeos estaban convencidos de que lo que quería era deshacerse de los intereses europeos y dominar así completamente la América Latina. Lo importante en ese momento era estabilizar al país, pero Wilson se negó a admitir que Huerta era el mejor y quizá el único prospecto para hacerlo. El libro de Friedrich Katz –Deutschland, Diaz und die Mexikanische Revolution: die deutsche Politik in Mexiko 1870-1920–5 abarca a fondo las relaciones diplomáticas alemanas con México durante este periodo, pero desgraciadamente le sucede lo que al libro que reseño: no existe hasta este momento traducción al inglés o al español. Gran parte de la bibliografía acerca de las relaciones entre México y Alemania durante la época revolucionaria –con excepción del libro de Baecker, quien consultó variadas fuentes y archivos alemanes– proporciona únicamente la versión americana de
Thomas Baecker, Die deutsche Mexikopolitik 1913/14, Colloquium Verlag, Berlín, 5 Friedrich Katz, Deutschland, Diaz und die 1971, p. 178. Mexikanische Revolution: die deutsche Politik 3 Baecker, 1971:183. in Mexiko 1870-1920, Deutscher Verlag der 4 Baecker, 1971:190. Wissenschaften, Berlín, 1964. 2
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los hechos. Si Baecker hubiera incluido fuentes mexicanas y norteamericanas, sus críticas a los trabajos de Katz hubieran sido mucho más definitivas. Es lamentable que Baecker no ampliara su investigación a archivos mexicanos y estadunidenses y que haya ceñido su trabajo a sólo dos años de relaciones entre México y Alemania. El lector interesado encontrará en
esta obra información valiosa para una comprensión más profunda de la Revolución Mexicana y de la reacción alemana a la misma. Sin embargo, el lector tiene que prepararse para adentrarse en una prosa que es innecesariamente complicada y compleja: en mi caso, tuve que leer algunas frases repetidas veces para entender qué argumentaba exactamente el autor.
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Autores José Fernando Grass Ramírez (jfgrass@unicauca.edu.co / jfgrass@gmail.com) Colombiano. Doctor en problemas económico agroindustriales (Universidad Autónoma Chapingo). Es profesor del Departamento de Agroindustria de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad del Cauca. Su línea de investigación es el análisis de sistemas agroalimentarios. Entre sus más recientes publicaciones destacan “Evolución de la agroindustria en México” (en Víctor Palacio, Gustavo Almaguer y Manrrubio Muñoz –coords.–, El campo mexicano: 1970-2007. Un análisis a partir de los censos agrícolas, ganaderos y ejidales, Mundiprensa S. A. de C. V., México, 2011, pp. 65-103) y “El enfoque de Sistemas Agroindustriales” (Revista Textual, núm. 56, pp. 123-136, México, Universidad Autónoma Chapingo, 2011). Fernando Cervantes Escoto (lacteos04@yahoo.com) Mexicano. Doctor en problemas económico agroindustriales (Universidad Autónoma Chapingo). Es profesor del CIESTAAM, en la Universidad Autónoma Chapingo. Su línea de investigación es el análisis de sistemas agroalimentarios. Entre sus publicaciones recientes destacan “La genuinidad y tipicidad en la revalorización de los quesos artesanales mexicanos” [en coautoría con Abraham Villegas de Gante] (Estudios Sociales, año 19, núm. 38, pp. 146-164, Hermosillo, julio-diciembre de 2011) y “¿Denominación de origen o denominación genérica? El caso del queso Cotija” (en François Boucher y Virginie Brun –coords.–, De la leche al queso, queserías rurales en América Latina, pp. 47-71, Miguel Ángel Porrúa, México, 2011). J. Reyes Altamirano Cárdenas (dgip@correo.chapingo.mx) Mexicano. Es doctor en problemas económico agroindustriales (Universidad Autónoma Chapingo). Es director general de Investigación y Posgrado de la Universidad Autónoma Chapingo. Su línea de investigación es el análisis de sistemas agroalimentarios. Entre sus publicaciones recientes se encuentran 209
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Autores
Del extensionismo agrícola a las redes de innovación (Universidad Autónoma Chapingo/CIESTAAM, México, 2010) y Un acercamiento a partir de las agroindustrias de Tlaxcala (Universidad Autónoma Chapingo/ CIESTAAM , México, 2009). Luz María Ortega Villa (lucyo@uabc.edu.mx) Mexicana. Doctora en ciencias de la comunicación social por la Universidad de La Habana (2008). Profesora-investigadora de la Facultad de Ciencias Humanas de la UABC. Publicación más reciente: “Estructuración de la oferta de bienes culturales en el espacio urbano de Mexicali, B.C.” (en Arturo Ranfla y Luz María Ortega –coords.–, Procesos urbanos en Baja California: Análisis, planeación y sustentabilidad, pp. 137-155, UABC, Mexicali, 2012). Judith Ley García (jley@uabc.edu.mx) Mexicana. Doctora en geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (2008). Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UABC. Publicaciones más recientes: “Vivienda frágil ante sismos: La acción habitacional en la ciudad de Mexicali” (en Arturo Ranfla y Luz María Ortega –coords.–, Procesos urbanos en Baja California: Análisis, planeación y sustentabilidad, pp. 109-136, UABC, Mexicali, 2012), y, en coautoría con Fabiola Maribel Denegri de Dios, “Riesgo e invisibilidad de peligros” (Ciudades, núm. 98 –Del riesgo a la incertidumbre–, pp. 34-41, 2013). Norma A. Fimbres Durazo (nfimbres@uabc.edu.mx) Mexicana. Doctora en ciencias sociales por El Colegio de la Frontera Norte (2006). Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UABC. Publicaciones más recientes: Jóvenes mexicanos migrantes internacionales: Las identidades sociales entre redes culturales (UABC, Mexicali, 2011) y “El espacio escolar: un lugar de encuentros y desencuentros con nosotros y los otros” (en José A. Moreno, Agustín Sández y Mercedes G. Limón –coords.–, Éxodos, veredas y muros: Perspectivas sobre la migración, pp. 377-401, UABC, 2012). Rosa Imelda Rojas Caldelas (chicalirose@hotmail.com) Mexicana. Doctora en urbanismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (2000). Profesora-investigadora de tiempo completo de la Facultad de Arquitectura y 210
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Diseño de la UABC. Publicación más reciente: “Marco para la evaluación y planeación de la sustentabilidad urbana: Zona metropolitana de Tijuana-Rosarito-Tecate” (en Arturo Ranfla y Luz María Ortega –coords.–, Procesos urbanos en Baja California: Análisis, planeación y sustentabilidad, pp. 185-220, UABC, Mexicali, 2012). Edgar Iván Zazueta Luzanilla (zazuetaluzanilla@live.com.mx) Mexicano. Egresado del Doctorado en Ciencias del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C. (CIAD). Áreas de investigación e interés: género y sexualidad, y modernidad (cambio social). Sergio Alfonso Sandoval Godoy (ssandoval@ciad.mx) Mexicano. Doctor en ciencias antropológicas. Es investigador titular y coordinador del área de desarrollo regional en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C. (CIAD). Áreas de investigación e interés: modernidad y desarrollo. Jorge Francisco Aguirre Sala (jorge.francisco.aguirre@udem.edu.mx) Mexicano. Doctor en filosofía, investigador nacional en filosofía social, política y de la comunicación en la Universidad de Monterrey. Autor de la propuesta Ciudadanía Mediática, nacida de su noción de Ciudadanía Hermenéutica. Entre sus publicaciones recientes al respecto destacan: “El derecho a exigir derechos: la lucha por los derechos diferenciados” (Eikasia. Revista de Filosofía, pp. 133-148, marzo de 2013, España), “Hermeneutic Contributions to the Citizen Project” (Archiv für rechts-und sozialphilosophie, ARSP, vol. 98, núm. 4, pp. 535-543, 2012, Stuttgart) y “La ciudadanía mediática” (Perspectivas de la Comunicación, vol. 4, núm. 1, pp. 7-23, Chile, 2011). Su vida y su trabajo académico están consignados en 2000 Outstanding Intellectuals of 21 St. Century of The International Biographical Centre, Cambridge, Inglaterra. Celia Riboulet (fartes.uaemex@gmail.com) Francesa. Maestra en artes visuales. Trabaja en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de México. Áreas de investigación: las nuevas tecnologías en el arte latinoamericano contemporáneo. Publicación más reciente: Los videofagos. Cecilia Vázquez (ceci_vaz@hotmail.com) Argentina. Doctora en ciencias sociales por la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Docente e investigadora en el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires. Temas de interés: 211
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Autores
politicidad del arte y la protesta, dinámicas de circulación de la comunicación y la cultura, culturas populares y arte, identidad y memoria. Publicaciones recientes: María Graciela Rodríguez y Cecilia Vázquez, “Narrar los bombardeos del ’55 hoy: arte, política y derechos humanos en Argentina” (Revista Latinoamericana de Derechos Humanos de la Universidad de Costa Rica, Costa Rica, aprobado); Cecilia Vázquez y Mercedes Moglia, “El dilema del activismo artístico o el juego humorístico evidente y vacío” (Revista Question, Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de la Plata, La Plata, Argentina, 2008. Disponible en: www//perio.unlp.edu.ar/question/numeros_anteriores/numero_anterior17/nivel2/ editorial.htm) y Cecilia Vázquez, “Arte y protesta. Notas sobre prácticas artísticas de oposición” (en Pablo Alabarces y María G. Rodríguez –coords.–, Resistencias y mediaciones. Estudios sobre cultura popular, Buenos Aires, Paidós, 2008).
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Normas para colaboradores Culturales es una publicación semestral editada por el Instituto de Investigaciones Culturales-Museo de la Universidad Autónoma de Baja California. Difunde la problemática de la cultura a través de trabajos originales de investigación o de reflexión teórica y metodológica, así como de análisis temático, desde las múltiples disciplinas y perspectivas de las ciencias sociales y las humanidades. En su carácter de revista arbitrada, cuenta con un grupo de evaluadores, tanto internos como externos, especialistas en los tópicos que aborda este medio. Todos los trabajos recibidos son dictaminados de forma anónima por dos evaluadores, cuya valoración favorable es requisito indispensable para su publicación. Los autores deben atender los siguientes criterios editoriales: § Los textos remitidos a esta revista para su posible publicación deben ser inéditos y no estar en proceso de evaluación por otra revista, y serán sometidos a evaluación por especialistas en el tema en un sistema dual ciego. § Culturales publica artículos y ensayos en español o en inglés; también se pueden remitir textos en portugués. En este caso, una vez aprobado el documento para su publicación, la traducción del portugués al español será responsabilidad exclusiva del autor. § El texto debe ser mayor de 25 páginas y menor de 45, escrito por una sola cara en Times New Roman de 12 puntos, a doble espacio, en hojas tamaño carta, numeradas y con márgenes de 2.5 cm por los cuatro lados. La extensión incluye tablas y gráficas, así como notas al pie de página y bibliografía. § La página inicial de cada texto debe contener un resumen no mayor de 200 palabras, con su traducción correspondiente al inglés (abstract), y por lo menos tres palabras clave, tanto en español como en inglés, que describan los campos de estudio en los que incide el documento. § Los textos deben incluir una ficha de autor, no mayor a 200 palabras, con los siguientes datos: nombre completo, nacionalidad, grado académico, institución de adscripción laboral, dirección laboral, número de teléfono y dirección electrónica; debe añadir también sus áreas de investigación e interés y los títulos de sus publicaciones más recientes. 213
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Culturales, época II, vol. I, núm. 2, julio-diciembre de 2013
§ En las referencias no se deben emplear vocablos latinos como idem, ibidem, op. cit., etcétera; sólo el apellido del autor y el año de edición de la obra. § Los cuadros (numerados con el sistema romano: cuadro I, II, III, etcétera) y las gráficas (numeradas con el sistema arábigo: gráfica 1, 2, 3, etcétera) deben ser legibles, presentarse en papel blanco y anexarse por separado. Las fotografías (blanco y negro, resolución mínima de 300 DPI, formatos JPG y TIFF) deben anexarse al final y habrán de listarse alfabéticamente (foto a, b, c, etcétera). Los apoyos gráficos deben ser originales o, en su caso, se debe citar la fuente. Si las condiciones de la fuente lo exigen, se deberá anexar la autorización escrita de los titulares del derecho de autor. La obtención de esa autorización es responsabilidad del autor o los autores. Los apoyos gráficos deberán enviarse como archivos en Word independientes al texto, señalando su ubicación precisa en el documento. § Las reseñas bibliográficas deberán tener una extensión de tres a siete páginas y consistir en un examen de obras relacionadas con el estudio y la investigación de fenómenos socioculturales. Las reseñas deberán incluir una ficha bibliográfica del libro examinado en sistema Harvard y los siguientes datos del reseñista: nombre, dirección postal, dirección electrónica, grado académico y adscripción institucional. Los materiales pueden enviarse vía internet o por correo postal (por este medio se requieren tres copias grabadas en disco compacto, en formato ASCII (sólo texto) o en archivos de programas para computadora PC (o compatibles), de preferencia Word. Las colaboraciones deben dirigirse a: Revista Culturales Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, UABC Av. Reforma y Calle L, Col. Nueva, 21100 Mexicali, Baja California, México Teléfonos: (01686) 554-19-77 y 552-57-15 Dirección electrónica: revista.culturales@uabc.edu.mx
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SciELO (Scientific Electronic Library Online) México, http://www.scielo.org.mx, Universidad Nacional Autónoma de México
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SciELO (Scientific Electronic Library Online) México, http://www.scielo.org.mx, Universidad Nacional Autónoma de México
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Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal, Universidad Autónoma del Estado de México
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Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal/Latindex (www.latindex.org)
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Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades/CLASE (www.dgbiblio.unam.mx/clase.html)
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Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades/CLASE (www.dgbiblio.unam.mx/clase.html)
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Colecci贸n Viajeros Somos, Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, Universidad Aut贸noma de Baja California
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Robert Álvarez Jr., Familias. Migración y adaptación en Baja y Alta California 1800-1975, Instituto de Investigaciones Culturales Museo-Universidad Autónoma de Baja California, Mexicali, 2012
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Economía, Sociedad y Territorio, vol. XIII, núm. 43, El Colegio Mexiquense, septiembre-diciembre de 2013
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Región y Sociedad, año XXV, núm. 58, El Colegio de Sonora, septiembre-diciembre de 2013
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Estudios Jaliscienses, núm. 93 (“Saberes cartográficos”), El Colegio de Jalisco, agosto de 2013
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Pol铆tica y Gobierno, volumen tem谩tico, Centro de Investigaci贸n y Docencia Econ贸micas, 2013
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Gestión y Política Pública, vol. XXII, núm. 2, Centro de Investigación y Docencia Económicas, segundo semestre de 2013
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Pol铆tica y Gobierno, vol. XX, n煤m. 2, Centro de Investigaci贸n y Docencia Econ贸micas, segundo semestre de 2013
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ISSN 0187-6961
Nueva época, vol. 14, núm. 28, julio-diciembre de 2013
CONTENIDO Después de tantos años me deportaron. Proceso de identificación de deportación de mujeres inmigrantes no delincuentes David Rocha Romero y Marco Tulio Ocegueda Hernández
An Analysis of Latino Male Immigrant Sex Offenders in Florida: The Impact of National Solutions on a Transnational Problem Alissa R. Ackerman y Rich Furman
Turismo residencial y migración de jubilados extranjeros en México: un estudio de caso sobre sus implicaciones ambientales y de servicios en Baja California Sur Diego Armando Casas-Beltrán, Luis Felipe Beltrán-Morales, Aradit Castellanos Vera y Aurora Breceda Solís-Cámara
Análisis de las estrategias de mitigación y adaptación del sector transporte en la ciudad de Mexicali, México Argelia Melero Hernández, Margarito Quintero Núñez y Moisés Galindo Duarte
Elasticidades de sustitución y separabilidad de los factores productivos de la industria maquiladora Jorge Ibarra Salazar y Francisco García Pérez
Consecuencias de las políticas neoliberales en los mercados laborales de Estados Unidos y Alemania Enrique Casáis Padilla
Para repensar la profundización democrática: ideales, conceptos y desafíos analíticos Alejandro Monsiváis Carrillo
Estudios Fronterizos, nueva época, vol. 14, núm. 28, Universidad Autónoma de Baja California, julio-diciembre de 2013
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Letras Hist贸ricas, n煤m. 8, Universidad de Guadalajara, primavera-verano de 2013
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Meyib贸 Universidad Aut贸noma de Baja California Instituto de Investigaciones Hist贸ricas
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Este número de Culturales se terminó de imprimir y encuadernar en diciembre de 2013 en Impresora San Andrés, S. A. de C. V., Río Mocorito y Vasco de Quiroga, núm. 801, Col. Pro-Hogar, Mexicali, Baja California, México. La edición estuvo al cuidado de la Coordinación Editorial del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, UABC. El tiraje fue de 500 ejemplares.
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