Época 2, Vol. 2, Núm. 1 [19], 2014

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Culturales Revista del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo Universidad Autónoma de Baja California

Época II - Vol. II - Núm. 1 enero - junio de 2014

ISSN 1870-1191

Mexicali, Baja California, México www.iic-museo.uabc.edu.mx

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA Dr. Felipe Cuamea Velázquez Rector Mtro. Ricardo Dagnino Moreno Secretario general Dr. Óscar López Bonilla Vicerrector Campus Ensenada Dr. Miguel Ángel Martínez Romero Vicerrector Campus Mexicali Dr. José David Ledezma Torres Vicrrector Campus Tijuana Dra. Patricia Moctezuma Hernández Coordinadora de Posgrado e Investigación Dr. Luis A. Ongay Flores Director del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo Mtro. César E. Jiménez Yáñez Coordinador editorial del iic-Museo

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Culturales Revista del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo Universidad Autónoma de Baja California

Director Mario Alberto Magaña Mancillas Comité editorial iic-Museo Raúl Balbuena Bello, Norma Cruz González, Christian Fernández Huerta, Maricela González Felix, Norma IglesiasPrieto, María del Rosario Maríñez, Alejandra Navarro Smith, Luis Ongay Flores, Servando Ortoll, Kenia Ramírez Meda y Laura Velasco Ortiz. Consejo editorial Robert Álvarez, University of California, San Diego Jesús Becerra Villegas, Universidad Autónoma de Zacatecas José Ángel Bergua, Universidad de Zaragoza Charles Briggs, University of California, San Diego Mike Davis, University of California, San Diego Nicole Diesbach, Universidad Autónoma de Baja California Exequiel Ezcurra, San Diego Natural History Museum Enrique Florescano, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Jesús Galindo Cáceres, Universidad Veracruzana Jorge A. González, Universidad Nacional Autónoma de México Lawrence A. Herzog, San Diego State University María Fernanda Paz Salinas, Universidad Nacional Autónoma de México Rosana Reguillo, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente Jean-Claude Riquelme, San Diego’s Regional Planning Agency Rosa Elba Rodríguez, Universidad Autónoma de Baja California Sur José Manuel Valenzuela Arce, El Colegio de la Frontera Norte Stefano Varese, University of California, Davis Ana Isabel, Zermeño, Universidad de Colima Hugo Salcedo, Universidad Autónoma de Baja California Editor: Luis Enrique Medina Gómez Culturales es integrante de los siguientes índices y sistemas de información: Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica Conacyt (www.conacyt.mx); Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Latindex (www.latindex.org); Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (Clase); Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc) (www.redalyc.org); Biblioteca Digital oei (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura) (www.oei.es); Directory of Open Access Journals (doaj) (www.doaj.org); Scientific Electronic Library Online/Scielo México (www.scielo.org); Fundación Dialnet, Universidad de La Rioja (http://dialnet.unirioja.es); Sistema de Información Cultural/Conaculta; Red de Revistas Mexicanas de Ciencias Sociales; ebsco Information Services/ebsco México (www.ebsco.com); Ulrich’s International Periodicals Directory (www.ulrichsweb.com); Catálogo de Publicaciones Periódicas del Sistema Bibliotecario de la unam/Seriunam (www.dgbiblio.unam.mx/index.php/catalogos); Academic Journals Database (http://journaldatabase.org); Red Iberoamericana de Revistas de Comunicación y Cultura (rircyc), y Cengage Learning (www.cengage.com.mx).

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Diseño de portada: Rosalba Díaz Galindo. Culturales es una revista científica mexicana que se edita semestralmente. Recibe artículos y ensayos en español e inglés. Publica trabajos originales producto de investigaciones empíricas y de análisis teóricos sobre estudios de la cultura, así como de prácticas culturales, en el ámbito de las ciencias sociales y humanidades. Está dirigida principalmente a un público académico (investigadores, docentes y estudiantes de licenciatura y posgrado). Su proceso de arbitraje se basa en un sistema ciego dual donde participan evaluadores nacionales e internacionales, quienes consideran el aporte y pertinencia al avance del conocimiento en el marco de los estudios socioculturales. DERECHOS DE AUTOR Y DERECHOS CONEXOS. Culturales, época ii, vol, ii, núm. 1, enero-junio de 2014, es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma de Baja California a través del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, ubicado en Av. Reforma y calle L sin número, colonia Nueva, Mexicali, Baja California, C.P. 21100, teléfonos (52) (686) 554-1977 y 552-5715, http://www.iic-museo.uabc.edu.mx, correo electrónico: revista.culturales@uabc.edu.mx. Editor responsable: Mario Alberto Gerardo Magaña Mancillas. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2013-041511520200-102, ISSN 1870-1191, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, con fecha 15 de abril de 2013 y 19 de junio de 2013, respectivamente. Licitud de Título y Contenido en trámite. Impreso por Impresora San Andrés, S.A. de C.V., Río Mocorito y Vasco de Quiroga 801, col. Pro Hogar, Mexicali, Baja California. Este número se terminó de imprimir en julio de 2014, con un tiraje de 500 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura institucional de la publicación. Se autoriza la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la presente publicación, siempre y cuando se cuente con la autorización del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo y se cite la fuente de forma detallada.

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Sumario Artículos Miradas desde el humedal. Fotografía participativa con pescadoras y pescadores del sistema lagunar de Alvarado ..................................................................9 Mariana Báez Ponce y Erin I.J. Estrada Lugo Ángeles Sin Fronteras A.C. y el proceso de deportación a Mexicali, Baja California .............................................................................................49 Tatiana E. Lara San Luis Creación y apropiación de espacios sociales en el turismo gay: Identidad, consumo y mercado en el Caribe mexicano ................................................71 Martha García Ortega y Héctor Manuel Marín Poot Arte, literatura y acción colectiva en Tijuana-San Diego .............................................95 Aurelio Meza Valdez y Ana Lilia Nieto Camacho Identidad y vínculos erótico-afectivos serodiscordantes entre varones de la ciudad de México ...............................................................................................125 César Torres Cruz Metamorfosis de la vigilancia: literatura y sociedad de 1984 a Neuromante .............161 Nelson Arteaga Botello El nuevo “panóptico” multidireccional: normalización consumista y espectáculo ....187 Rafael Vidal Jiménez Actores y medios de comunicación en la toma del Campestre por estudiantes de la uabc, 1971 ......................................................................................215 David Piñera Ramírez y Hugo Méndez Fierros

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Reseñas La fiesta de la Independencia Nacional en la Ciudad de México. Su proceso de institucionalización de 1821 a 1887, de Verónica Hernández Márquez ................239 José Eduardo Cerda González De comunidades inventadas a comunidades imaginadas y comunidades invisibles. Movilidad, redes sociales y etnicidad entre los grupos indígenas yumanos de Baja California, de Everardo Garduño ...................................................245 Morella Alvarado Miquilena Poder y diseño curricular en la Universidad Autónoma de Baja California, de Victoria Elena Santillán Briceño ............................................................................251 Ángel Manuel Ortiz Marín

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Miradas desde el humedal. Fotografía participativa con pescadoras y pescadores del sistema lagunar de Alvarado Mariana Báez Ponce y Erin I.J. Estrada Lugo El Colegio de la Frontera Sur Resumen. Se muestran los resultados de una investigación cualitativa cuya herramienta principal fue fotovoz, enmarcada en el campo de la antropología visual y la fotografía participativa. El objetivo central fue explorar las percepciones y valoraciones relacionadas con el uso y manejo de un humedal, ubicado en la zona costera central de Veracruz, que tienen pescadoras y pescadores cooperativistas. Se estudiaron también los significados e impactos de las cooperativas en el entorno familiar y comunitario. El área de estudio es valiosa por su diversidad biológica, extensión de zonas inundables importantes para la conservación y la presencia de un mosaico étnico que ha construido una identidad estrechamente vinculada a este ecosistema. Por medio de un proceso de reflexión y construcción de historias con imágenes, mujeres y hombres describen percepciones, preocupaciones, sueños y pasiones sobre su territorio y cooperativas. Existe una diferenciación genérica en las fotografías construidas y perspectivas sobre este humedal. Concluimos describiendo las experiencias surgidas al usar esta metodología, que brindó un punto de vista diferente para observar y reconocerse. Palabras clave: cooperativas pesqueras; fotografía participativa; fotovoz; género; humedal; percepciones; valoraciones; usos. Abstract. We present the results of a qualitative research, in which the principal tool was photo voice, a methodology framed within visual anthropology and participatory photography. The main goal was to explore, from a gender perspective, the perceptions and valuations of fisherwomen and fishermen linked to the use and management of a wetland in the central coast of Veracruz. We also studied the meanings and impacts of cooperatives in their communities and families. The study zone is valuable because of its biological diversity, the importance of its extensive wetlands for conservation and the presence of an ethnical mosaic that has built an identity highly associated with this ecosystem. Through a reflection process and stories constructed with photographs taken by them, women and men described their perceptions, concerns, dreams and passions related to their natural environment and cooperatives. There is a gender-based differentiation both in the photographs made as well as in the perspectives related to the wetland. We finish providing a brief discussion around on the experience using a visual form of expression that allows a different way to observe and recognize. Keywords: fishing cooperatives; gender; participatory photography; perception; photo voice; valuation; uses; wetland.

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Mariana Báez Ponce (marianabaezponce@gmail.com) Mexicana. Maestra en ciencias en recursos naturales y desarrollo rural por El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Licenciada en biología por la Universidad Veracruzana Ha colaborado en diversos proyectos realizando actividades vinculadas a la divulgación científica y educación ambiental. Es autora de exposiciones colectivas de fotografía. Su área de interés está centrada en explorar herramientas visuales como formas diferentes para narrar voces y vínculos de comunidades con su entorno.

Erin I. J. Estrada Lugo (eestrada@ecosur.mx) Mexicana. Doctora en antropología social por la Universidad Iberoamericana con mención honorífica a la mejor tesis de doctorado 2005. Profesora-investigadora titular en El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Investigadora Nivel i del sni. Áreas de interés: organización social y apropiación del territorio en el uso de los recursos naturales en las sociedades campesinas indígenas. Publicaciones recientes en coautoría: Uso de leña y conservación del bosque en el volcán Huitepec, Chiapas, México (2012); Cultivar el territorio maya. Conocimiento y organización social en el uso de la selva (2011), y Condiciones alimentarias de los mayas macehuales de Quintana Roo (2011).

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Introducción El sistema lagunar de Alvarado (sla) se ubica dentro de un área más extensa que se conoce como la cuenca del Papaloapan, en la zona costera central del estado de Veracruz, donde confluyen ríos como Acula, Blanco y Limón. Portilla (2006:1157) describe el sla como “uno de los sistemas lagunares-estuarinos más importantes” de dicha entidad federativa. La misma región fue descrita por Aguirre (2008) como un mosaico étnico con un flujo indígena constante����������������������������������������������������������������������� ; señala que existen indicios de la presencia de pueblos totonacos, popolocas, mixtecos, nahuas y mexicas. Es importante mencionar que también se tienen registros arqueológicos de la cultura olmeca (Aguirre, 2008; González, 2004; González y Ramos, 1998; Silva, Vargas y Velasco, 1998). Además, junto con toda la carga social y cultural española llegaron esclavos negros africanos que, sin duda alguna, pintaron también su huella en la conformación de la identidad de la cuenca del Papaloapan. De acuerdo con Portilla (2006:1158), “esta región fue identificada por nuestros antepasados indígenas como el lugar donde se ubica el Tlalocan, paraíso terrenal, fuente inagotable de satisfactores. La dinámica de ocupación de estas tierras en tiempos prehispánicos implicó la existencia de un abigarrado mosaico étnico sobre el cual vinieron a establecerse europeos, españoles y africanos, lo que derivó en una zona de gran mestizaje”. Este trabajo presenta, mediante el uso de la fotografía participativa, las miradas de mujeres y hombres pescadores, sus percepciones y valoraciones relacionadas con el uso y manejo del humedal1 del sistema lagunar de Alvarado, Veracruz. Para ello, se trabajó en cuatro comunidades del sistema lagunar, donde sus pobladores, en su mayoría, son pescadoras y pescadores y socios de cooperativas. Este enorme humedal se encuentra en la cuenca baja del río Papaloapan y es reconocido como el tercero más importante en nuestro país por su dimensión. Considerado por la Convención Ramsar2 como un humedal de importancia internacional, guarda en su centenar de lagunas un caleidoscopio cultural y étnico asombroso. La metodología conocida como fotovoz (Wang y Burris, 1997), que se usa en esta pesquisa, busca no sólo la creación artística de imágenes, sino explorar el significado que hay detrás de cada una, y no el que tienen por sí mismas, sino el que les da quien usa la cámara. Las narraciones, producto de la creación de fotografías que surgieron de este 1 En esta investigación se define humedal como lo plantean Moreno-Casasola, López y Garza (2002:1): “espacio en donde el agua constantemente interactúa con la tierra y de esa manera controla el ambiente así como la vida vegetal y animal asociada”. El sla está mayormente conformado por manglar y lagunas costeras salobres; existen también otros ecosistemas representativos de la planicie costera del golfo de México (Portilla, 2003; Guentzel et al., 2011). 2 La Convención Ramsar es un tratado intergubernamental que sirve de marco para la acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos.

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proceso, son resultado de la reflexión en torno a la vida cotidiana, intereses y problemáticas de las y los pobladores. Desde hace varios años, los estudios y las propuestas que hacen uso de una visión incluyente y que contemplan las diferencias sexogenéricas en torno al uso, acceso y manejo de los recursos naturales, se han hecho más presentes en el trabajo científico y de las organizaciones civiles. Al respecto, autores como Bifani (2003) señalan que existen diferentes accesos, saberes, formas de apropiación y utilización de los recursos naturales si consideramos los roles de género. A pesar de ello, la mayoría de los planes de manejo y de conservación no toman en cuenta las diferentes formas de percibir, usar y conservar los recursos naturales entre varones y mujeres, lo cual influye de manera directa en el destino de dichos proyectos. Por otro lado, la presencia de las cooperativas en la zona de estudio invita también a la reflexión en torno a los significados que ha tenido esta forma de organizar el trabajo y cómo esto ha impactado las dimensiones personal, familiar y comunitaria. Contexto El humedal: el sistema lagunar de Alvarado y sus pobladores La Convención Ramsar y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) destacan al sla como el segundo en extensión en la cuenca del golfo de México, y el tercero de mayor tamaño en el país. Este humedal tiene una extensión aproximada de 260 000 hectáreas y abarca seis municipios de la entidad veracruzana. La alteración de las características hidrológicas del sla, la reducción de las áreas de manglar, la presencia de ddt y mercurio en las lagunas, y la disminución de los volúmenes de pesca, son apenas algunos de los indicadores del deterioro de este territorio (Castañeda, Lango y Landeros, 2011; Guentzel et al., 2011; Pardío et al., 2012). En cuanto a la principal actividad económica de sus pobladores, Moreno y colaboradores (2010:622) señalan que “en el humedal de Alvarado existen organizaciones pesqueras y permisionarios; sin embargo, se ha incrementado la práctica de la pesca libre, es decir, personas no registradas en el padrón oficial de pescadores. Esto quiere decir que existe una fuerte presión sobre los recursos pesqueros, ya de por sí escasos en el complejo humedal de Alvarado”. Adicional a esto, los estudios de Ortiz y Méndez (1999) indican que dentro de las zonas más vulnerables al cambio climático, en particular en lo que se refieres al incremento del nivel del mar en la línea costera del golfo de México, se encuentra, precisamente, la laguna de Alvarado. A este respecto, mencionan que un aumento en el nivel de ese cuerpo de agua repercutiría en otros cuerpos de agua del sla. 12

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Alrededor de las más de 200 lagunas se encuentran 232 localidades (Ramírez, Vázquez y Rodríguez, 2009), en su mayoría conformadas por familias que sostienen una relación estrecha con el humedal y con la actividad pesquera. Esos habitantes dependen de su entorno natural no sólo desde el punto de vista económico, sino también cultural. En nuestro país, la pesca ribereña representa una de las principales actividades productivas y de la cual subsisten las familias costeras. Para el estado de Veracruz se tiene registrado que 90% de las actividades pesqueras son de ese tipo (Moreno et al., 2010; Silva, Vargas y Velasco, 1998). En el caso del sla, Moreno y colaboradores (2010:637) indican que “la mayor parte de cooperativas (y por tanto de pesquerías) se ubican en la zona estuarina, decreciendo hacia el mar y hacia los ríos cuenca arriba. Como lo ha demostrado la literatura nacional e internacional, hay una fuerte dependencia entre los humedales, principalmente los manglares, y las pesquerías. En Alvarado ha habido un decremento de la captura, tanto por razones de sobreexplotación y pesca furtiva, como de contaminación y disminución de humedales”. Por su parte, Silva, Vargas y Velasco (1998) comentan que la organización social de las y los pescadores a lo largo del sotavento tiene su origen en un entorno sumamente rico y diverso, lo cual dio paso a una estructura mucho más libre que la de los hacendados de la misma región. Según estos autores, en el siglo xvi los pescadores asentados en las riberas tanto de los ríos como de las lagunas, hacían uso del suelo —sin títulos de propiedad— para construir sus hogares, y de las lagunas, para obtener recursos pesqueros. En lo que corresponde al uso y manejo del entorno, apuntan que existieron diversas acciones que son prueba fiel del amplio conocimiento del territorio de sus pobladores, así como del deseo de optimizar la producción pesquera. De hecho, los mismos pescadores/pescadoras adecuaron las condiciones de salinidad —con la construcción de canales que conectaban las lagunas con el mar— para poder crear espacios aptos para la cría de especies marinas, sobre todo almeja, camarón y langostino, sin tener que salir al mar abierto. Adicionalmente, en la literatura sobre la región (Gatti, 1985; González, 2004; Ramos, 1977; Silva, Vargas y Velasco, 1998) se describen prácticas productivas pesqueras por demás antiguas y de bajo impacto ambiental. La disputa por el control y uso de aguas, tierras y recursos ha enfrentado por muchos años a las y los pescadores y propietarios privados. Ambos encaran hoy la llamada tragedia de los comunes (Hardin, 1968), es decir, la destrucción de un bien común limitado por acciones e intereses individuales y/o colectivos, a pesar de que dicho recurso tiene importancia relevante para sus estrategias de producción económica y reproducción social. No obstante que autores como el propio Hardin sostienen que la solución a esta tragedia requiere de la intervención de actores externos que impongan su racionalidad, estudiosos como Ostrom (1999) —y demás partidarios del movimiento cooperativo— 13

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confían en la capacidad de los actores locales para solucionar sus problemas con sus propios métodos de organización y estrategias de acción. Las comunidades Esta investigación se llevó a cabo con 21 habitantes de cuatro comunidades: Costa de la Palma (2), Costa de San Juan (6), Pajarillos (6) y El Nacaste (7), todas pertenecientes al municipio de Alvarado, Veracruz. Costa de la Palma. Posee acceso acuático y terrestre. En cuanto a la ruta pavimentada, se toma en Salinas y llega hasta el centro de la comunidad, la cual se convierte en terracería pasando por varios pequeños poblados, potreros, plantíos de caña, maíz y algunos acahuales. Uno que otro árbol de pochota (Ceiba pentandra) se asoma en el camino que es transitable sólo en época de secas. Por agua, los habitantes se embarcan en el poblado de Arbolillo, ubicado a diez minutos al norte de la cabecera municipal, para cruzar la laguna de Alvarado y llegar a la “playa” de Costa de la Palma, y de ahí caminar tres kilómetros hasta el centro del poblado. En el trayecto se aprecia, hacia el norte, la boca a la laguna conocida como Camaronera. El Censo de Población y Vivienda 2010 del inegi estimó que su población total era de 304 personas. Los hogares cuentan con servicio de electricidad, y la mayoría con agua entubada proveniente de pozos artesianos. Algunas casas cuentan con fosas sépticas. Las principales actividades económicas son la ganadería, pesca y agricultura. Es un ejido parcelado en donde la mayoría de los propietarios habita dentro de sus mismos terrenos; quienes cuentan con parcelas más grandes tienen ganado vacuno, ovino, gallinas y patos. Aunque son pocos aquellos terrenos dedicados a la agricultura, algunos habitantes comentan que hace cincuenta años se sembraban diversos productos (frijol, arroz y caña de azúcar) que fungían como alimentos básicos. Hay tres escuelas: preescolar, primaria y telesecundaria. Es importante mencionar que son pocos los jóvenes que continúan estudiando la preparatoria debido a que no cuentan con medios económicos para vivir en la ciudad de Alvarado. Costa de San Juan. Se accede únicamente por agua. Está ubicada al suroeste de Alvarado, a ocho kilómetros en línea recta. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2010 del inegi, la población total era de 76 personas. Cuenta con el servicio de electricidad desde hace aproximadamente 12 años, pero no tienen agua entubada; de hecho, no existen fuentes de agua dulce o potable, por lo que algunos hogares almacenan agua de lluvia. Por delante de Costa de San Juan se extiende la laguna de Tlalixcoyan, que es salobre. La mayor parte de las actividades ligadas al aseo personal y limpieza se hacen con el agua de esta laguna. 14

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La pesca y la ganadería son las actividades económicas principales. Tío Liko, adulto mayor de la comunidad, afirma que Costa de San Juan se constituyó como ejido hace 60 años, y hace diez años lograron parcelar (con el programa Procede). El núcleo de la comunidad ocupa tierras de uso común. Las parcelas, que en su mayoría están dedicadas a la ganadería, se encuentran en los cerros —término usado localmente—, tierras más altas y alejadas de la orilla de la laguna (donde están las casas); muchas de ellas están todavía rodeadas por manglar y pequeños canales. En el camino a las parcelas existe una laguna llamada Galafá, de uso común y altamente valorada por la abundancia de pesca y por ser un sitio utilizado para la recreación y esparcimiento de los pobladores. En los últimos años se ha iniciado la fabricación de artesanías con lirio acuático. Cabe mencionar que sólo existe una escuela primaria multigrado con profesores —en su mayoría mujeres y hombres muy jóvenes— del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe). Pajarillos. La única forma de acceso es la acuática. Se encuentra al sur de la cabecera municipal y aproximadamente a ocho kilómetros en línea recta. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2010 del inegi, la población total era de 16 personas. No cuentan con servicio de electricidad ni agua, por lo que la que se usa para consumo humano se busca en Alvarado o se obtiene de la recolección de lluvia. El agua del río Pajarillos —como lo conocen los oriundos del lugar— es salobre y se usa para guisar, bañarse y lavar. Comentan que el manglar ha ido ganando cada vez más espacio debido al cuidado y poco uso que le dan. Las lagunas aledañas —Pajarillos y las Pintas— son muy valoradas por la abundancia de productos pesqueros. Algunos habitantes tienen patos y cerdos que consumen y, en ocasiones, venden. En los últimos años se ha iniciado la fabricación de artesanías con lirio acuático. Los habitantes son en su mayoría miembros de una misma familia extendida y no poseen títulos de propiedad de la tierra. Habitan en zona federal y terrenos particulares. No existen escuelas que estén funcionando actualmente. El Nacaste. La única forma de acceso también es la acuática. Se encuentra al sur de Alvarado, aproximadamente a 8.5 kilómetros en línea recta. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2010 del inegi, tenía una población total de 38 personas. Carece del servicio de electricidad y agua entubada. Posee un sistema de captación de lluvia, por lo que el agua es almacenada en un aljibe y utilizada para el consumo humano. Para la higiene personal y de los hogares se usa el agua del río, la cual es salobre. Las actividades económicas y de subsistencia son la pesca y la ganadería. El cuerpo de agua más utilizado para la obtención de productos pesqueros es la laguna Las Pintas. En los últimos años se ha iniciado la fabricación de artesanías con lirio acuático. 15

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Los habitantes reconocen que la primera casa del lugar fue construida hace 70 años. Los hogares están localizados en zona federal, a unos cinco metros del río. Los terrenos que se usan para ganadería y leña son propiedades privadas, lo que representa un permanente conflicto con los dueños. Existe una escuela primaria multigrado atendida por un profesor del Conafe. Cabe mencionar que una de las tantas singularidades compartida por estas cuatro comunidades es que existen mujeres pescadoras, actividad pocas veces desempeñada por este género, al menos en el área de Veracruz. La pesca ha sido una actividad femenina desde hace por lo menos tres generaciones, y ha resultado una forma de contribuir en la economía familiar pero también, en algunos casos, de empoderamiento e independencia. De las cooperativas En 2002, con el apoyo del Instituto de Investigaciones Biológicas (iib) de la Universidad Veracruzana (uv), se crearon las cooperativas pesqueras Mujeres Experimentando y La Mujer Costeña, que surgen como una respuesta a la crisis de la pesquería, enfrentada ya por otras cooperativas como Laguna La Flota, conformada por esposos y familiares de las socias de Mujeres Experimentando. Es importante mencionar que desde antes de la conformación de las cooperativas, las mujeres ya realizaban actividades como pescadoras. De la mano de estas cooperativas se crearon proyectos de acuacultura sustentable de almeja gallo, mojarra tilapia y pargo cerezo con el objetivo de brindar una fuente de ingresos alternativa. Asimismo, de acuerdo con Portilla y colaboradores (2007:260), la conformación de estas cooperativas buscaba “recuperar la autoestima, delegar responsabilidades y abrir un canal de participación de este sector de la población normalmente marginalizado”. Mujeres Experimentando. Está conformada por 12 mujeres, habitantes de El Nacaste, Pajarillos y Alvarado. En la actualidad producen almeja gallo dentro de un predio conocido como Las Clavellinas, cuyo cuidado y conservación comparten con la cooperativa Laguna La Flota. Buena parte de las socias tiene entre sí lazos de parentesco muy cercanos. Desde 2010 elaboran artesanías de lirio acuático. La mayor parte de sus labores pesqueras son de tipo extractivas. La captura y comercialización de recursos pesqueros las realizan de forma individual, junto con sus esposos o familiares, casi nunca por medio de la cooperativa. La venta de sus mercancías se concreta en Alvarado, de forma individual o familiar, en negocios conocidos como embasaderas, en donde les compran sus productos para luego revenderlos. En la fase final de esta investigación estaban, conjuntamente con los socios de Laguna La Flota, inaugurando un local propio para la venta de sus mercancías, en donde tienen sembradas muchas esperanzas para lograr más 16

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ganancias y no depender de intermediarios. Las mujeres de esta cooperativa también son amas de casa, algunas de las cuales producen y venden a pequeña escala aves de corral y cochinos. La Mujer Costeña. Se creó en 2002 y surgió por el interés y deseo de las mujeres pescadoras de independizarse de sus esposos, no sólo en cuanto a los equipos de pesca, sino también en un sentido simbólico y de empoderamiento. Está integrada por siete mujeres y tres hombres de Costa de San Juan, quienes cultivan almeja gallo, pero enfrentan serios problemas para su comercialización por la competencia desleal y poca eficacia en la cobranza. El resto de sus actividades pesqueras son extractivas y las especies que capturan varían a lo largo del año. Al igual que las otras cooperativas, la mayor parte de sus actividades las realizan de forma individual en Alvarado. Cabe mencionar que también practican la ganadería de bovinos. Laguna La Flota. Se creó en 1990 y la conforman nueve hombres y una mujer provenientes de El Nacaste, Pajarillos y Alvarado. Además del cultivo de almeja, que comparten con Mujeres Experimentando, realizan actividades pesqueras del tipo extractivas. Las especies que capturan varían a lo largo del año de acuerdo con la temporada. Venden sus productos en Alvarado, generalmente de forma individual a intermediarios. Asimismo, los socios realizan actividades vinculadas a la ganadería y también reciben pago de jornales por servicios prestados al Instituto de Ecología A.C. (Inecol) y la uv. Metodología Este trabajo se apoya en la investigación acción participativa (iap) propuesta por autores como Lewin (1946, citado en Castedlen et al., 2008) y Fals-Borda y Rahman (1991, citado en Castedlen et al., 2008). Esta pesquisa pretende entablar lo que Agnes Heller nombró como reciprocidad simétrica, que, en palabras de Fals-Borda (1999:7), “significa que incluye respeto y aprecio mutuo entre los participantes y también entre los humanos y la naturaleza, con el fin de arribar a una relación horizontal de sujeto a sujeto”. Dentro de la concepción de la iap, Fals-Borda (1999:8) menciona que “se pudo comprobar la inutilidad de la arrogancia académica y en cambio se aprendió a desarrollar una actitud de empatía con el otro, actitud que se llamó vivencia. Fue fácil así, con el toque humano de la vivencia y la incorporación de la simetría en la relación social, escuchar bien aquellos discursos que provenían de orígenes intelectuales diversos o que habían sido concebidos en sintaxis culturales diferentes”. Al partir del concepto de género planteado por Lamas (2000:3), “conjunto de prácticas, creencias, representaciones y prescripciones sociales que surgen entre los integrantes de un grupo humano en función de una simbolización de la diferencia anatómica 17

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entre hombres y mujeres”, en esta investigación realizamos el análisis de la información desde la perspectiva genérica, dando por sentado que las miradas y perspectivas de las y los pescadores sobre el humedal y cooperativas han sido determinadas por la construcción social y cultural. Fotografía participativa y fotovoz La fotografía participativa fue el vehículo para aplicar la iap en este proceso, la cual se enmarca en la antropología visual que, de acuerdo con Melleiro y Gualda (2005), hace uso de recursos visuales, sobre todo en espacios socioculturales, y permite una mayor participación de los actores en el proceso de la investigación. Los pioneros en este campo fueron Mead y Bateson con sus célebres investigaciones en Bali y Nueva Guinea durante la década de 1940. Feldman y Moreira (1998:11-12) afirman que “la utilización de lenguajes visuales acentúa la necesidad de redefinir las relaciones entre los investigadores y sus sujetos y ayuda a dirimir oposiciones reduccionistas entre la subjetividad y objetividad en la investigación. En vez de la postura neutra del observador participante, la investigación pasa a ser el resultado de la interacción entre investigadores, investigados, productos y contextos históricos”. Existen diversas y ricas experiencias del uso de la fotografía como elemento clave de la metodología, como la de Lykes (2001:3), donde su trabajo con mujeres indígenas en Guatemala señala que el uso de “las artes y la fotografía pueden servir de recurso en la acción de investigación participativa con mujeres de la comunidad que buscan mejorar la calidad de vida comunitaria, respondiendo a los efectos de la guerra y la pobreza extrema”. Por su parte, Singhal y colaboradores (en prensa) consideran que al dotar de cámaras a las personas, el investigador puede tener una aproximación muy cercana a las experiencias vividas que fueron pasadas por alto anteriormente, rechazadas o silenciadas. Así, analizar las imágenes y textualizarlas se convierte en un espacio participativo para una narrativa más amplia de cuentos, discusión comunitaria y de acción. En tanto que autores como Mcintyre (2003) sugieren la fotografía como herramienta poderosa para conocer las relaciones entre el territorio y los grupos sociales, utilizando las imágenes como vehículo para incitar a las y los entrevistados a reflexionar y discutir preguntas de investigación dentro del contexto de su propia experiencia. Fotovoz, de acuerdo con sus creadoras (Wang y Burris, 1997), es un método que nace de experiencias en la promoción de la salud, cuyos ejes son la pedagogía de la conciencia crítica, la teoría feminista y la fotografía documental. Los conceptos clave que describen la fotovoz son: las imágenes enseñan, las fotografías pueden influir en la política 18

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y las personas de la comunidad deben participar en la creación y la definición de dichas imágenes que dan forma a políticas públicas más sanas (Wang, 1999). Igual que en otros procesos participativos inspirados en los legados de Freire, en la fotovoz los objetivos que se buscan alcanzar son: promover que las personas se involucren en un proceso de diálogo activo, crear un ambiente seguro y confortable para generar reflexiones críticas, y motivar a la gente para realizar cambios y acciones (Carlson, Engebretson y Chamberlain, 2006). Los grupos de trabajo y las sesiones La idea inicial era trabajar únicamente con las socias y socios de las cooperativas, sin embargo, se unieron otros pobladores como hijos e hijas de cooperativistas y un matrimonio procedente de Costa de la Palma que viajaba 20 minutos en lancha para asistir a nuestros encuentros. Como requisito indispensable para desarrollar fotovoz está el facilitar un proceso de entrenamiento para el uso y cuidado del equipo fotográfico, por tanto, en el desarrollo de este trabajo se hicieron pequeños talleres introductorios en el manejo de la cámara para brindar conocimientos mínimos de la técnica fotográfica. Posteriormente se estimuló la construcción de preguntas que guiaron el registro fotográfico. En equipos o de manera individual se hicieron las salidas necesarias para la toma de fotos. Con las imágenes, cada participante hizo una selección, misma que se proyectó ante el colectivo; así cada persona describió su serie fotográfica, su historia y significado. A continuación se describen con mayor detalle los procesos mencionados en este párrafo. Se constituyeron los equipos de trabajo con la intención de poder abrir un espacio para dar voz y escuchar temas de interés para las y los participantes vinculados con el uso, problemáticas, valoraciones y perspectivas de su territorio. Las palabras de Messina (2011:13), quien afirma que el video y la fotografía son “otra forma para dialogar con la comunidad”, inspiraron la idea de motivar en ellos y ellas una manera diferente de expresarse y darse a escuchar. La conformación de los dos grupos de trabajo respondió a la filiación de cada cooperativa, lazos familiares y comunitarios fundados en la confianza para trabajar en equipo. Se eligieron las comunidades de Costa de San Juan y El Nacaste para tener los encuentros, con las cuales, durante cuatro meses, tuvimos sesiones semanales de trabajo. En la primera comunidad asistieron regularmente ocho personas: seis mujeres (cinco de ellas cooperativistas de La Mujer Costeña) y el matrimonio procedente de Costa de la Palma (socios de Barra Vieja y Club Playero). En el grupo de El Nacaste fueron regularmente 13 personas: cinco socias de Mujeres Experimentando, una socia y dos socios de Laguna La Flota, una 19

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mujer adulta y cuatro jóvenes hijos de socias y socios de cooperativas, habitantes de El Nacaste y Pajarillos. La mayor parte de los asistentes fueron adultos con edades entre 35 y 60 años. Se dedicaron aproximadamente 50 horas de trabajo a cada equipo, y si bien cada sesión tuvo una duración aproximada de tres horas y media, los participantes utilizaron más tiempo —que no se pudo contabilizar— en el proceso de la construcción de sus narraciones e imágenes, momentos en los cuales yo no estaba presente. Las primeras cinco sesiones se dedicaron para trabajar y explorar los siguientes temas: usos de la fotografía, conocimiento, uso y cuidado de las cámaras y técnica fotográfica básica. Los encuentros subsecuentes fueron para explorar y poner en práctica la creación de imágenes para construir historias. También, se dialogó en torno a la posibilidad de expresar sentimientos y aprendizajes por medio de las fotografías. En parejas o pequeños equipos, detrás de un lente, intentábamos narrar temas vinculados a los intereses del grupo, con especial atención al uso y valoración del humedal y sus recursos, así como la importancia de las cooperativas. La mayor parte del tiempo nuestra “aula” resultaba ser la comunidad. Pasados los encuentros, las cámaras quedaban con cada grupo durante una semana en mi ausencia. Era vital que el ejercicio de la construcción de historias —por medio de las imágenes— se ubicara en un espacio íntimo o de la misma comunidad, en donde el mirar y sentir detrás de una cámara tuviera huellas de esos espacios y de quienes las hacían. Cada participante construía sus narraciones y fotografías de forma individual. Transcurrida la semana, nos reuníamos nuevamente y cada persona mostraba su trabajo al resto del grupo, narraba y describía sus fotografías y los significados detrás de ellas. Después de que cada uno exponía, realizábamos un círculo de discusión y reflexión de los temas tratados. La intención siempre fue dar las pautas para reflexionar críticamente en torno a las realidades que se describían tanto de manera individual como colectiva. Las imágenes y sus narrativas Los datos construidos en esta investigación proceden del análisis de imágenes y narraciones de cada una de las personas involucradas en los talleres. Para no perder ningún detalle de la diversidad de las expresiones, se realizó el registro de todas las sesiones por medio de una grabadora de voz, con el consentimiento de los participantes. Las grabaciones fueron transcritas de manera literal respetando la pronunciación y formas de expresión coloquial para conservar su riqueza. Otras herramientas utilizadas fueron la observación participante y entrevistas abiertas en las cuales el propósito era lograr una conversación libre, en donde ambas partes jugábamos un papel activo. 20

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En las reuniones, además, se realizaron actividades como la elaboración de mapas comunitarios, dibujos, observación de imágenes en libros, círculos de reflexión y evaluaciones participativas de las que surgió también información importante para su análisis. Cabe mencionar que buena parte de la información transcrita proviene de discursos íntegros que versan sobre usos y valoración del humedal y los cambios percibidos desde el surgimiento de las cooperativas. Usos y valoración del humedal Las y los participantes narraron en sus fotografías historias que muestran el vínculo por demás importante e íntimo que mantienen con el humedal. La laguna, el mangle, los recursos pesqueros, entre otros, adquieren un significado vital para ellos y ellas no sólo por los usos alimentarios o de obtención de recursos económicos, sino también por las expresiones estéticas, emotivas, culturales y sociales. Si bien saltan a la vista diferencias entre los grupos de trabajo relacionadas con las características fisiográficas y biológicas de sus comunidades, las percepciones y valoraciones del humedal son bastante similares. Consideramos que dichas diferencias están vinculadas con el género y las formas de organización comunitaria ligadas esencialmente a su relación con el territorio que habitan, de forma específica a la propiedad de la tierra. El ejercicio de profundizar y analizar qué de todo ese ecosistema usan y cómo lo hacen, no fue tarea������������������������������������������������������������������������� fácil. Al principio����������������������������������������������������� , las narraciones eran generales, se insistía que hacían uso de todo, y no especificaban cuáles y cómo eran usados los bienes naturales. Si bien más adelante se realizaron series de imágenes en donde las narraciones fueron más detalladas, no podemos dejar de lado la importancia que nace de estas perspectivas, en donde el humedal en su totalidad adquiere un papel fundamental en la vida de cada una de ellas y ellos, surgiendo explicaciones como: Uno vive a través de la naturaleza, vivimos por ella y a través de ella, aquí todo lo utilizamos. (Socia de Mujeres Experimentando) Vivo de todo lo que hay alrededor. (Socia de Laguna La Flota)

Aunque las y los participantes tienen un amplio conocimiento geográfico del sla en general, son sus comunidades, lagunas, ríos y tierras las que describen con mayor detalle y a las que les atribuyen diversos significados. Las imágenes creadas describen, precisamente, esos diversos espacios que resultan significativos y que se detallan a continuación. Cuerpos de agua: lagunas, ríos, caños. Si bien estos espacios son de uso común, cada cooperativa y comunidad mantiene sus lugares exclusivos y preferidos para llevar 21

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a cabo acciones relacionadas con el uso del mismo humedal. A pesar de que las áreas para realizar actividades pesqueras por cooperativa están condicionadas en los permisos de pesca, la preferencia y utilización de estos espacios no sólo queda determinada por esta regulación, sino también por el significado social y cultural. De hecho, las y los pescadores hacen uso de ciertas lagunas y ríos que han sido frecuentadas por sus padres y madres, hermanos, hermanas, primos, primas, tíos y tías, en donde existen lugares cargados de significados, historias e identidades. Aunque el agua de las lagunas tiene usos diversificados, desde la perspectiva de los habitantes de esta zona, el principal es el vinculado con la pesca. Y es que el agua es fuente de recursos pesqueros que no sólo se consumen como alimentos, sino también se convierten en productos que proporciona beneficios económicos que solventan las diversas necesidades de los hogares. Así podemos observar que las lagunas cercanas a sus comunidades —que fueron motivo de diversas fotografías— son las más frecuentadas, pues es de donde obtienen diversas especies de peces, moluscos y crustáceos: De ahí sacamos el producto que nos da la vida, que es camarón, jaiba, pescao, nosotros agarramos el producto y lo llevamos a Alvarao, lo vendemos y venimos y traemos todo lo que nos hace falta. (Socia de Laguna Flota) Esa es una laguna de donde sacamos todos los recursos que para comer, para vender, se llama Galafá. Andábamos agarrando pescao pues es lo que más hay... mojarra tenguayaca, picuda, chuchuma, sábalos, de todo. Ahí sacamos el pescao del agua, el pescao que nos da sustento y de ahí comemos, lo vendemos y pues seguimos sacando para los gastos de la casa. (Socia de La Mujer Costeña)

Adicionalmente, los recursos pesqueros obtenidos en las lagunas —en voz de las y los participantes— son la base de la alimentación para la familia, pero, sobre todo, representan la fuente de empleo principal no sólo de los miembros de las cooperativas, sino también de familiares y pobladores de estas comunidades: Quería que se viera la laguna que es de donde se pesca, donde están los camarones, las jaibas, donde uno pesca para vivir. Y están los ostiones para comer en cocktelito. Ya si uno los quiere los vende, se los come, los hace frito, en ceviche, como tú quieras. (Socia de Club Playero) Esas son jaibas hervidas que también salen de la laguna; son para comer o sacarla y hacerla en pulpa, eran de mi nuera. Esos son camarones blancos que mi hijo salió a pescar; son para vender y comer, hacerlos en ceviche, como quiera, son muy buenos. Son riquísimos. (Socia de La Mujer Costeña)

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Los cuerpos de agua son el medio de subsistencia primordial, ya que de la pesca no sólo se obtienen alimentos, también se pagan medicamentos, reparación de equipo de pesca, celebraciones, ropa, artículos para el hogar, entre otros. Al respecto, algunas imágenes adquirieron estos significados: De la laguna pues aprovechamos todo lo que es de la pesca, pescao, la jaiba, todo lo que es de pesca; el pez lo aprovechamos para comer y para vender, para comprar nuestros alimentos y pagar enfermedades. (Socia de Mujeres Experimentando) Pues para alimentarse uno, para que tenga un recurso más, de comer y de hacer dinero también. (Socia de La Mujer Costeña)

En el sla, cada laguna y comunidad tiene presencia de productos pesqueros diferentes. Las áreas de pesca están delimitadas para cada comunidad y cooperativa, sin embargo, es usual que las y los pescadores traspasen sus fronteras para extraer productos diferentes. Así surgieron imágenes que hablan sobre las diversas especies obtenidas a lo largo del año en diferentes lagunas y ríos (jaiba, robalo, chucumite, camarón blanco y negro, entre otros). Adicional a esto, las y los cooperativistas han mantenido por varios años el cultivo de la almeja, y por eso la laguna fue descrita en sus fotografías como una fuente importante para el crecimiento y producción de esta especie: Ahí tomé el corral de las almejas donde tenemos nuestra siembra, el agua nos sirve para sembrar y la tierra, abajo están las almejas y de ahí se alimentan del agua y del sustrato de la tierra. (Socia de La Mujer Costeña)

Otro uso reconocido es el vinculado con la transportación, debido a que las lagunas y ríos son los medios de movilidad para estos pobladores no sólo al exterior de sus comunidades, sino al interior de las mismas. El contar con una embarcación para poder salir del humedal resulta sumamente importante, sobre todo si consideramos la carencia de servicios médicos, educativos o de abastecimiento de alimentos. A continuación, algunas expresiones al respecto: Es el agua, la que utilizo más, todo el tiempo para medio de transporte. (Socio de Barra Vieja) Ahí está el agua y la utilizamos para andar en ella y, en esa transportamos para salir, para pescar, salimos hasta Alvarao, volvemos a regresar, entramos a trabajar, a ver las vacas o todos los animales. (Socia de La Mujer Costeña) 23

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Las narraciones sobre el empleo del agua dentro del hogar fueron de origen femenino, ya sea para la limpieza de la casa y la higiene de la familia; asimismo, algunas familias la utilizan para beber y cocinar. En diversas narraciones se enfatizó que el agua de las lagunas antes estaba limpia y era más seguro utilizarla para consumo e higiene personal: También el agua me sirve para bañarnos, para lavar trastes, para mucho aseos personal y pues es un líquido vital. (Socia de La Mujer Costeña)

Los cuerpos de agua también son percibidos como fuente de obtención del lirio acuático, el cual se destina para la elaboración de artesanías y se percibe como una fuente de ingresos extra. Esta actividad resultó muy valorada por las mujeres y sus imágenes. Sólo para un hombre resultó relevante mencionar el uso de la laguna para obtener lirio: Esas son mis artesanías de lirio acuático, que viene en el agua de la laguna y de los ríos. Ahí hay una bolsa, ahí está con lo que la hago. Eso sigue mis artesanías de los pantanos, son sombreros, gorras. (Socia de La Mujer Costeña) La naturaleza nos da muchas cosas de las que nos podemos servir aquí, el lirio es uno de ellos, y aquí ya saben todos y que lo disecamos para poderlo trabajar y poder hacer artesanías. (Socia de Mujeres Experimentando)

El uso y valoración de las lagunas en un sentido recreativo y lúdico —como nadar— resultó importante de ser fotografiado. Y es que estos cuerpos de agua son espacios también de juego y diversión. En observaciones en campo se apreció cómo jóvenes, niños y adultos disponen de estos sitios no sólo para bañarse, sino también para jugar y convivir. Llaman la atención las narraciones de estos vínculos con el humedal, en donde se describen usos más allá de lo utilitario o de lo que brinda beneficios económicos. En el mismo tono nacieron otras narraciones que hablan de los usos de la laguna o el agua en un sentido estético o emocional. Así, resultaron fotografías que fueron creadas por el simple placer o gusto que les provocaba observar detrás de la cámara y de la composición de la laguna con el paisaje: Ahí tomé el agua y la sombra del árbol; qué bonito me quedó, es el arroyo, donde vamos a trabajar. (Socia de La Mujer Costeña) Está tan bonita la orilla del caño y se ve tan bonito verde verde, pero tomé más agua que pasto. (Socia de La Mujer Costeña)

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Las lagunas son también un referente para la identidad comunitaria, esto expresado en algunas imágenes de habitantes de Costa de San Juan sobre la laguna Galafá: Le han hecho canciones a la laguna; hay un grupo de música que se llama Galafá. (Socia de La Mujer Costeña)

El manglar. Este es otro bien natural empleado de formas diversas y que adquiere una alta valoración. En las imágenes se aprecia un amplio conocimiento de las diferentes especies de mangle, las cuales son utilizadas como leña, cercas de parcela y remos, entre otras cosas. Los participantes narraron que el mangle lo usan para pescar; es decir, el mangle es fuente de los productos pesqueros valiosos e importantes en su contexto social. Los habitantes de esta zona reconocen que el mangle les permite llevar cabo sus actividades como pescadores: Hay mucho mangle, es mangle blanco o mangle colorado, todo está rodiado de puro mangle, que ahí se crían todas las especies. (Socia de La Mujer Costeña) El mangle es una de las principales fuentes de alimentos para los peces, por eso es una de las especies que debemos cuidar mucho mucho, porque si no hay mangle, no tienen alimentación todos los organismos que hay en la laguna. Es importante para ellos porque ahí se crían, crecen, algunos se reproducen, otros no y también para nosotros, pues que de ahí agarramos la cadena alimenticia para nosotros recursos económicos y todo. (Socio de Barra Vieja) Ahí está el uso también del mangle para hacer tarimas, muelles para estacionar la lancha. (Socio de Laguna La Flota) La madera la uso para hacer barbacoas,3 para poner mis redes, para hacer remos. (Socia de Mujeres Experimentando) Ahí tomé los recursos naturales como la madera; podemos ver ahí que hay como una estacado para amarrar jaibita. (Hijo de socia de Mujeres Experimentando)

El manglar también se utiliza como materia prima para la construcción. Sin embargo, cortarlo provoca temor entre los pobladores debido a la posibilidad de ser descubiertos y sancionados, ya que las tres especies presentes en el sla, mangle rojo (Rhizophora mangle), mangle blanco (Laguncularia racemosa) y mangle negro (Avicennia germinans), 3 Nombre local que se refiere a estructura utilizada para colocar el equipo de pesca y evitar que queden en contacto con la tierra o el agua.

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se encuentran en la categoría “Amenazada” (A), de acuerdo con la nom-059-Ecol-2010, por lo que su uso está penado y sancionado según el artículo 420 del Código Penal federal. Ello provoca miedo y conflicto entre los pobladores, ya que, bajo esta consideración, la utilización del mangle es un acto ilegal y, por lo tanto, quienes lleguen a cortarlo o usarlo, se convierten, conforme a la legislación, en delincuentes. Este contexto plantea la negación de uso y manejo local de recursos naturales que, sin duda, son referentes en la identidad de estas personas. Adicional a esto, muchos de las y los pescadores consideran que las autoridades actúan de forma injusta y sin tener en cuenta que existe un manejo y cuidado del manglar en sus comunidades: Ahí es un varal de puro mangle, es un buen de varas que esta enorme de grande, nosotros nos atrevemos porque ya está prohibido cortarlo, lo dejamos madurar y como nos hace falta agarramos y cortamos bastante para hacer la cerca, para nosotros es necesario porque tenemos que hacer colindantes de parcelas, necesitamos agarrarlo. (Socia de La Mujer Costeña) Ahí están los estantes que podemos utilizar del mangle, y si te das cuenta, tenemos mangle suficiente para hacer el trabajo, pero ya no lo podemos hacer igual. (Socia de La Mujer Costeña)

La especie de mangle más buscada para la construcción, por su durabilidad, es la del mangle blanco (Laguncularia racemosa), que en voz de los habitantes de esta zona es la más abundante: Ahí es uno de los usos que se le da al blanco para cercas, para muelle, para hacer corral es el que más se utiliza (en el agua). (Socio de Laguna La Flota) De esos árboles sacan la cerca para cercar los patios y eso; esto es pura madera seca, de mangle blanco. Es más derecho el mangle blanco. (Socia de La Mujer Costeña) Mi hijo, que vino de Estados Unidos, hizo su barbacoa para subir sus redes; después que vienen de pescar salen a Alvarado, limpian las lanchas y no tienen donde poner sus redes; en esa tabla seca ahí y ahí ponen las redes, es de mangle blanco. (Socia de La Mujer Costeña)

La madera de los mangles también es empleada en la construcción de infraestructura ligada a la ganadería: Ahí estoy yo componiendo por donde se salieron las vacas; nos pusimos a ponerle unos palos de mangle porque no tuvimos otro recurso. (Socia de La Mujer Costeña) 26

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Del mangle también se obtiene leña. El empleo de la madera para cocinar resulta importante porque representa un ahorro en el consumo de gas. La mayoría de las casas tienen estufa de gas y fogón; en este último se cocinan las jaibas para extraer y vender la pulpa, los camarones y los frijoles. Resulta importante no sólo por el ahorro, sino por el gusto del sabor a leña en los alimentos. Fueron en su mayoría mujeres las que crearon series de fotos y narraciones al respecto: Cuando se cae un árbol uno lo aprovecha para la leña; por decir, si se cae, lo aprovechamos; adelante hay otra foto donde ya está hecho en leña para traerlo a casa para cocinar, para cocer frijoles, jaiba, camarones, tamalitos; lo que demore mucho lo hace uno en leña para no gastar tanto gas que está muy caro. (Socia de La Mujer Costeña) Este nos sirve para utilizarlo de otra manera, aquí cortando el palo ya seco para lo que lo voy a usar. Ahí ya lo tumbó y lo está trozando ya en leñita. Y ahí está recogiendo la leña para cuando vamos empezar a cocinar; ahí está ya juntando la lumbre; para eso le damos el uso a la madera cuando ya está seca ya está muerto el árbol, porque mientras está vivo no lo utilizamos para cocinar, pues no se puede hasta que este el árbol muerto. (Mujer habitante de El Nacaste)

El único hombre que mencionó la obtención de leña del mangle fue un adolescente, que si bien reconoció su empleo para fines relacionados con la elaboración de alimentos, quiso dejar muy en claro que su rol no estaba ligado a la cocina: Esa es leña que buscamos en el monte y la usamos pa’ guisar comida, cocer jaiba, yo no guiso, a veces la busco. (Joven de 17 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Las imágenes que narraron los usos del manglar y su importancia en un sentido emocional o estético, resultaron de mucho interés para el análisis. El entorno adquiere relevancia más allá de brindar sólo beneficios materiales o económicos. Fueron mujeres quienes describieron árboles de mangle como importantes en sus vidas y memorias, así como espacios vinculados al placer y diversión: A mí me inspira mucho ese arbolito porque cuando éramos niñas nos bañábamos en la laguna y estaba muy fuerte el sol y ya veníamos corríamos a la sombra del arbolito y estábamos en el agua y estábamos en el arbolito; también mis hijas se bañaron abajo del arbolito y hacían lo mismo que nosotros porque ya tiene muchos años. Me da mucho sentimiento este árbol, como si fuera de la familia. (Socia de La Mujer Costeña) Aquí tomé un árbol porque siento que nos da mucha vida y pues traté de tomar que detrás de los árboles están las casas me daban un bonito panorama de ahí. (Mujer habitante de Costa de San Juan) 27

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Sus narraciones describen el mangle como proveedor de vida y belleza. Surgieron también descripciones de sitios de manglar preferidos para la pesca: Ese mangle lo vi frondosito y bonito. (Socia de La Mujer Costeña) Una mata de colorado que yo ahí me gusta mucho tanziar4 porque cae mucha mojarra chuchuma; ahí siempre que tanseo en esa mata siempre agarro mojarra, me gusta. (Socia de Mujeres Experimentando)

Se construyeron imágenes en donde se describe la valoración de los servicios ambientales que brinda el manglar. Las narraciones fueron amplias y detalladas, y tanto hombres como mujeres reconocen que da protección ante los vientos, brinda sombra, retiene las orillas de los deslaves, produce oxígeno y sirve de criadero para larvas de diversas especies que se pescan: Para mí el mangle protege la orilla. Antes, cuando se empezó a deslavar toda la orilla, no estaban los mangles;esos mangles tienen aproximadamente 32 años de estar sembrados apenas, porque yo me acuerdo cuando mis 15 aquí no había ningún árbol de estos y empezaron a sembrar mi papá y los señores de ahí, porque ya era mucho lo que estaba deslavando, y desde que ellos crecieron ya no permitieron que se deslavara la orilla; entonces a mí el mangle me da protección para las casas. (Socia de La Mujer Costeña) Ahí está el caño. Nosotros también nos refugiamos de los nortes en la parte de adentro del caño, nos metemos por ahí, por esa parte del lado del caño para cubrirnos de los vientos hacia la casa; ahí está el caño hacia afuera donde venimos entrando. (Socio de Laguna La Flota) Si te das cuenta, hay mangle blanco, colorao, y sus raíces sirven para que se oxigene el agua y sirven para que reproduzcan los peces. (Socia de La Mujer Costeña)

La tierra. Si bien el agua es un componente abundante e importante dentro del territorio del sla, que ha adquirido significados diversos y de gran valoración en la vida de los habitantes de este ecosistema, la tierra también es un espacio de gran relevancia y muy utilizado. Se le reconoce como un lugar para la ganadería, siembra, construcción de casas en un sitio alejado del agua y para jugar, sobre todo beisbol.5 Muchos de las y los participantes expresaron que el ganado representa una significativa fuente de ingresos y se le vincula con los ahorros de las familias; en este sentido, en Pesca con hilo y anzuelo. Deporte popular y muy jugado en las comunidades, incluso por mujeres; de hecho, hay equipos y competencias entre pobladoras de diversas localidades. 4 5

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una urgencia o necesidad se tiene la certeza de que vendiendo una vaca se sacan rápido cinco o seis mil pesos. De igual manera, el poder contar con una porción de tierra resulta primordial en la mayor parte de los hogares. Si bien en la comunidad de El Nacaste existen serios problemas relacionados con la propiedad de la tierra, ellos dejaron clara la importancia de contar con un espacio para tener sus animales: Esa es donde aprovecho la tierra ahí es donde tenemos las vacas, con eso aprovecho la tierra para los animales, para aprovechar la leche y la carne de esos animales. (Socia de La Mujer Costeña) Es importante la tierra porque ahí ese se mantiene el ganado. (Socio de Barra Vieja)

Actualmente, la agricultura no es una actividad económica de peso, sin embargo, en varias sesiones los habitantes de esta zona recordaron que cuando eran pequeños se sembraban muchas cosas, casi todo lo necesario para el consumo en el hogar. Hoy se siembran algunos productos en los traspatios de sus casas o, en su caso, en las parcelas. El sembrar pareciera que brinda satisfacción en un sentido simbólico, al mantener un vínculo con la tierra y consumir algo de su territorio: Ahí está la tierra, también la usamos para sembrar calabaza, cuando menos ahí todo lo que compras en Alvarao riegas las semillas ahí y nace; ahorita hay como unas quince calabazas en el patio de lado de atrás de la casa; también hay otra mata que ya también se cultivó que también dio unas diez o doce y ahorita, hay más de quince calabazas, o sea que la tierra, a pesar de que es humedal, es productiva para sembrar. (Socio de Laguna La Flota)

La tierra es valorada ampliamente por los significados ligados a la posibilidad de contar con un sitio donde vivir y donde tener sus hogares, ranchos y parcelas. Vivir en un espacio en donde el recurso más abundante es el agua y en el cual las inundaciones son periódicas, hace que la tierra se perciba como un espacio seco y habitable sumamente valorado. Para los habitantes de Costa de la Palma la tierra es fuente de agua dulce, vital para sus hogares y vidas cotidianas. Sobre la tierra surgieron explicaciones como las siguientes: La tierra para tener nuestras cosas y para nuestras casas, tener el rancho, si no hubiera tierra no tendríamos nada de eso. (Socia de Mujeres Experimentando) Ese es un pozo artesiano que también tiene gran importancia, pos sale de la tierra el agua, y el agua es un recurso no renovable y hay que cuidarla también mucho. (Socio de Barra Vieja) 29

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Adicional a esto, para la tierra fue descrito el uso para juego y como espacio recreativo. En todas las comunidades existe un área conocida como el cuadro, en donde se practican diversos deportes como el beisbol y futbol. Las mujeres también consideraron este aspecto, lo cual resulta interesante desde la perspectiva de género, debido a que estos deportes por lo general están vinculados a lo socialmente considerado como masculino; a pesar de ello, la participación de las mujeres en los juegos de beisbol es común. En lo que respecta a los adolescentes, fue un lugar muy fotografiado, ya que está reconocido como un área que brinda placer y diversión: Esta es la tierra, el cuadro de la casa, es donde jugamos futbol, beisbol, beisbol playero, beisbol caliente y ahí jugamos. (Adolescente, hijo de socia de Mujeres Experimentando) Y la tierra nos sirve mucho: jugamos, todos, hasta mi mamá juega. (Niño de 10 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Este recurso es valorado en un sentido emocional y estético, ya que se describió como un área que brinda la posibilidad de que nazcan flores o animales que son hermosos, es decir, que son apreciados más allá de lo utilitario o económico: Y pues porque da la tierra cosas muy bellas como flores, animalitos. (Adolescente, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Animales silvestres. El consumo de algunos animales silvestres no se reconoce como una práctica frecuente, pero sí como parte de la dieta familiar. Lo anterior no niega la importancia que adquieren estas especies de fauna para las mujeres y hombres desde un punto de vista ecológico y biológico, quienes, durante las sesiones de fotovoz, realizaron reflexiones profundas sobre cómo se ha disminuido el consumo de estas especies, e incluso mencionaron que algunas personas ya no las consumen. Y es que la presencia de la fauna silvestre se valora no sólo por su empleo dentro de la alimentación familiar, sino también como parte del bienestar del humedal. Naturaleza, entorno. Resultaron interesantes aquellas apreciaciones e imágenes vinculadas con el entorno, percibido como una unidad o un todo. Las valoraciones al respecto brindan un sentido de pertenencia y de identidad a los pobladores de este humedal, por lo que el cuidado y conservación de este territorio es elemental para sus vidas cotidianas: Todo eso indica el entorno, no vivimos sin él. Eso que vieron todo ahí es lo que me ha hecho un ser como soy, pues de ahí me alimenté, de ahí vivo, de ahí todo lo que tengo proviene de esos lugares, es nuestro medio de vida. A mí la naturaleza me da libertad, me hace sentir libre. (Socia de Mujeres Experimentando) 30

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En resumen, las imágenes creadas exponen claramente las diferentes formas que tienen de mirar el humedal los habitantes de esta zona (ver cuadro i). El primer contraste evidente es el referente a los roles de género. En este sentido, las participantes mostraron y describieron usos del humedal vinculados al cuidado e higiene del hogar y de sus familias, lo cual no aparece en las fotografías de los hombres. Las fotografías en donde se narraban significados y valoraciones vinculadas a lo estético y emotivo fueron de autoría femenina únicamente. En el manglar, sus lagunas y en general en su entorno, existen espacios cargados de recuerdos y sentimientos para las pescadoras. De los significados e impactos que han generado las cooperativas La conformación de las cooperativas de pesca ha resultado ser, para las mujeres, un espacio de valoración, autorreconocimiento, aprendizaje y libertad, lo que no quedó plasmado en las fotografías de los varones (ver gráfica 1). Suponemos que esto se debe a que tal vez estas conquistas ya habían sido obtenidas, y para ellos la cooperativa ha generado la posibilidad de acceder a apoyos económicos para obtener equipos y permisos de pesca. Las imágenes creadas y sus narraciones versaron en relación con diversos aspectos percibidos y que se describen a continuación. Adquisición de equipo de pesca. Mujeres y varones crearon fotos en donde el pertenecer a estas formas de organización social les ha brindado diferentes cambios, y el más significativo y más mencionado es el haber podido adquirir un motor y una embarcación para pescar y llevar sus productos a vender a “Alvarao” y tener mayor facilidad de transportación. Y es que la importancia de tener una lancha con motor resulta transcendental y brinda facilidades a las actividades laborales, lo cual permite la obtención de mayores beneficios económicos. Si bien es cierto que los socios y socias ya contaban con embarcaciones, para algunos resulta más significativo porque antes andaban a remo, y si recordamos la magnitud del sla o la distancia que existe entre las comunidades y Alvarado (30 minutos en lancha), el contar con motor se vuelve necesario. También expresaron la facilidad de poder trasladar a la familia y materiales para la construcción de casas. Un buen ejemplo de lo anterior resulta la serie de imágenes de una socia de la cooperativa Laguna La Flota: Los cambios de la cooperativa pues que antes mi juventud se me fue a remo, y ahí está la embarcación, que cuando andábamos a remo contra viento y marea por ahí andábamos y pescábamos y jaibeábamos, camaroneábamos y puro a remo. El cambio es que ahora a través de la cooperativa es que ahora tenemos una lancha y un motor para cuando lo necesitamos, que cemento, que arena, y cuando hay norte se embarca la familia y se va a Alvarao y viene para acá y vuelve a ir. 31

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Cuadro I. Espacios reconocidos y mencionados por las y los participantes de acuerdo con su uso y valoración desde la perspectiva de género.

USOS Y VALORACIONES DEL HUMEDAL Recurso Laguna (agua)

Pescadoras

Pescadores

Ambos

a) Fuente de productos pesqueros (empleo, autoconsumo y obtención de recursos económicos)

b) Medio de transporte

c) Hogar (limpieza y consumo)

d) Recreativo

e) Emocional y estético

f) Fuente de lirio acuático (elaboración artesanías, obtención recursos económicos)

Manglar

a) Fuente de productos pesqueros

b) Leña

c) Servicios ecológicos

d) Emocional, estético

e) Construcción Monte, pastos, diversas especies de plantas y árboles

a) Pastos (alimento para ganado)

b) Frutales, especias (autoconsumo)

c) Maderables para construcción

d) Servicios ecológicos

e) Valor emocional, estético

Tierra

a) Tener ganado

b) Sembrar

c) Vivir, tener casa, rancho

d) Recreativo

Animales silvestres

a) Consumo

b) Valor estético, biológico.

Naturaleza, entorno (sentido vital, identidad, valor estético y emocional y para la conservación)

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PESCADORAS

• Transformación de hogares • Experiencias significativas • Reconocimiento y valoración • Adquisición de bienes materiales y ganado • Capacitación y adquisición de nuevos saberes • Fuente de empleo e ingresos

• Adquisición de equipo de pesca • Obtención de permisos de pesca • Actitudes para el cuidado y conservación del humedal

PESCADORES

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Gráfica 1. Significados de la cooperativa para ellas y ellos. Es notable que para las mujeres estas figuras asociativas representan la conquista y reivindicación de espacios y actividades que ya realizaban sin el reconocimiento familiar y comunitario.

Otro aspecto que destaca es que el tener una embarcación con motor adquiere un gran significado desde el punto de vista de la movilidad en las mujeres cooperativistas más que en los varones. En diversas fotografías relativas a este tema fue narrada la posibilidad de viajar, de trasladarse e ir a Alvarado cuando lo deseen, solas o acompañadas. Para ellas, el hecho de tener un motor, una chalupa o lancha propia, es sinónimo, por ejemplo, de mayor libertad y menor dependencia de sus esposos e hijos. De hecho, según una socia de La Mujer Costeña, la cooperativa nació por la necesidad de esa libertad: La cooperativa primero inició por el deseo de tener una lancha para poder ir a Alvarado sin que el marido nos quisiera o no llevar.

Permisos de pesca. Se reconoció que el ser parte de una cooperativa ofrece facilidades para la obtención de permisos de pesca. El contar con dicho “papel” brinda tranquilidad ya que el sla, de acuerdo con las mismas perspectivas de los grupos de trabajo, cada vez está siendo más vigilado por autoridades de pesca. Al respecto, un socio de la cooperativa Laguna La Flota atribuyó a sus imágenes: 33

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Ahí como cooperativa lo importante como pescador es el permiso de pesca, porque ahorita como está la vigilancia de pesca, pues sin un permiso no eres pescador. El pescador anda por todos lados.

Resulta relevante anotar que las y los pescadores mencionaron en diversas ocasiones el abuso de autoridad y la corrupción por parte de los inspectores6 de pesca. Transformación de sus hogares. La construcción y remodelación de sus casas fue también un tema común y presente en las series de imágenes creadas por las socias, mientras que para los varones no fue un cambio o logro necesario de capturarse con las cámaras. Para ellas, la apariencia de sus casas es interpretada como una mejor forma de vida o incluso símbolo de prosperidad: La cooperativa pues poco a poco sí nos ha apoyado mucho en salir adelante en la manera de vivir porque antes sí ganábamos, pero teníamos más dificultá pa’ trabajar porque no teníamos con qué trabajar y ahora pues ya tenemos, ya tenemos nuestra casita ya mejor hecha. (Socia de Mujeres Experimentando) Por decir antes de la cooperativa uno vivía más humilde. La cooperativa igualmente cuando nosotros empezamos teníamos; después que hicimos la casita hicimos la que está de este costado, que era chiquita y de madera y de lámina de cartón, y con el tiempo y el trabajo y la unión se hizo esa otra de material; ahí fuimos prosperando. (Socia de La Mujer Costeña)

En síntesis, se puede apreciar que la posibilidad de transformar sus casas es interpretada como mejoramiento y progreso. Adquisición de bienes materiales y ganado. La adquisición de artículos para sus hogares —como una lavadora— es también una referencia de mejoría, de estatus y de facilitación de la carga de trabajo doméstico. Ellas, en diversas fotografías, vieron a la cooperativa como la vía de adquisición de ganado que en estas comunidades —como en muchas otras del tipo rural en México— se toma como un ahorro o una inversión importante para cada familia. Experiencias significativas. Otro factor que se describió de manera amplia y únicamente por las socias como un cambio o impacto generado por la cooperativa y las actividades vinculadas a ésta, fue el que tiene que ver con experiencias vividas fuera de la cotidianidad de sus comunidades. Son recuerdos de momentos y vivencias atesorados en sus memorias, almas y corazones, aunque si bien no todos precisamente llenos de 6 Término empleado por pescadoras/pescadores para referirse a las autoridades con atribuciones de vigilancia e inspección pertenecientes a la Conapesca.

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alegría, pero sí de huellas que han quedado en su mirar, y ahora, en sus fotografías. Las socias, al crear estas imágenes, las cargan de significados amplios y diversos: Hemos aprendido a través de muchos talleres muchas cosas muy importante que eso nadie nos lo va a poder quitar, o sea, son experiencias propias y cada quien va haciendo su propio criterio de las cosas. (Socia de Mujeres Experimentando) Casi desde que quedé viuda entré a la cooperativa y significa todo… la lancha y empezar a tener muchos beneficios. He aprendido demasiado y tengo otra familia y la familia son ellos, los socios, para mí es muy importante. Y algo increíble: me subí a un avión. (Socia de La Mujer Costeña)

Como se aprecia en las perspectivas, la cooperativa en la vida de estas mujeres ha traído vivencias lejos de los espacios de sus poblaciones, hogares, familias, hijos y esposos. Ello les ha permitido obtener reconocimiento, independencia y valoración, y les ha brindado apoyo en momentos difíciles de sus vidas por parte del resto del grupo, espacios para distraerse, para adquirir trabajo o experiencias nunca antes vividas, como es el caso de viajar en avión y de salir solas lejos de los espacios cotidianos. Si bien consideramos que esas experiencias les han permitido vivir procesos de empoderamiento y ejercicio de su libertad, para buena parte de estas mujeres este proceso no ha sido muy bien aceptado dentro de sus hogares ni entornos comunitarios. Socias de Mujeres Experimentando y La Mujer Costeña manifestaron que al principio, cuando se conformaron sus grupos de trabajo, se hicieron muchos comentarios al respecto, siempre en un tono despectivo. En general, los varones dudaban de la capacidad de ellas para emprender y mantener un proyecto como la cooperativa. Fuente de empleo e ingresos. La creación de las cooperativas se visualiza como una fuente de trabajo y de ingresos, es por ello que adquiere un carácter relevante para los y las socias. Sin embargo, en las narraciones sólo las mujeres especificaron estas figuras asociativas como fuente de empleo y de apoyos económicos. El estar organizadas en estas formas asociativas permite el acceso a diversos apoyos para la compra de motores, equipos de pesca, así como a proyectos vinculados con el sector pesquero. Capacitación y adquisición de nuevos saberes. Por su relación cercana con la Universidad Veracruzana, el Inecol y Pronatura, A.C., han podido acceder a diversos talleres de capacitación. Tal es el caso de las artesanías de lirio acuático y el cultivo de almejas, lo cual adquiere un significado importante dentro de la diversificación de actividades laborales para generar entradas alternativas de recursos económicos a los hogares. Para ellas, la cooperativa incluso brinda posibilidades de empleo para los jóvenes de la comunidad. En sus narraciones podemos apreciar que la posibilidad de adquirir ganancias 35

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económicas diversificadas es vista como un beneficio por ser generadora de ingresos, y es valorada como símbolo de mejoría, de adelanto: Dar empleo a los jóvenes sacando almeja y repoblar las lagunas con larvas, y así las personas que trabajan en ella ganen más y vivan mejor. (Socia de La Mujer Costeña) Eso es lo que hacemos con el lirio acuático, que a través de apoyos de la Universidad tuvimos talleres, y pues sí hemos tenido beneficios y cambio porque nos ha dado más solvencia económica. (Socia de Mujeres Experimentando)

Las transformaciones resultan altamente valoradas por las mujeres, sobre todo aquellas que además de los “beneficios” económicos, les permitieron adquirir nuevas capacidades, conocimientos y habilidades. Tal es el caso de las artesanías de lirio acuático, que aparece como una actividad nueva, creativa y laboral, sobre todo para las mujeres. Si bien las ganancias aún no se consideran cuantiosas, su valor se atribuye al haber tenido acceso a los talleres y procesos de aprendizaje. Asimismo, la vivencia de enfrentarse a los trámites burocráticos para la conformación de la cooperativa les dio seguridad y experiencia para conformar otros grupos de trabajo. Basta mencionar el caso de algunas socias de La Mujer Costeña que están a cargo de la tienda comunitaria de Diconsa. La adquisición de conocimientos, habilidades y capacidades ajenas a las cotidianas significa, en la vida de estas mujeres, una experiencia por demás rica y necesaria de fotografiarse y narrarse debido a que les ha permitido entrar a espacios en donde tienen comprensión de los temas de conversación y experiencias que compartir. A continuación se citan narraciones al respecto: Pues que antes no tenía yo la experiencia cuando hablaban de cooperativa, de proyecto, y hablaban, pero yo no sabía de lo que hablaban porque no sabía yo nada; ahora cuando se ponen hablar que de proyectos, de papel, del contador, que vamos a hacienda, porque los años me han hecho aprender. (Socia de Laguna La Flota) La tienda de Diconsa, porque gracias a que la cooperativa ya estaba formada, decidimos formar la tienda. (Socia de La Mujer Costeña)

Reconocimiento y valoración. Otro cambio generado por las cooperativas, apreciado por las socias, es aquella que les ha dado valor y reconocimiento a su trabajo, pero antes que nada, la posibilidad de que se les mire. Estos colectivos enfrentan retos y problemas grandes, aun así, siguen siendo una fuente que alimenta la libertad, el empoderamiento, los buenos recuerdos, más para las mujeres que para los varones. Se citan algunas narraciones que acompañaron a las imágenes: 36

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En mi familia empezaron a valorar más lo que uno es, se empezaron a dar cuenta como mujer cómo vales, se siente más valor. En la comunidad trajo enseñanza de que la mujer puede superarse. (Socia de La Mujer Costeña) Servir como ejemplo para otras cooperativas y así todos tengamos mejor manera de vida. (Socia de La Mujer Costeña)

En este mismo tenor de reflexiones vinieron recuerdos dolorosos y gratos que evocaron el llanto de una socia y fotógrafa que exponía su narración, en donde ella y su hija (finada) eran el tema central de la imagen: Ahí es cuando ya veníamos de un evento que tuvimos en Alvarado, se llama un encuentro de las experiencias; veníamos todas contentas de ese encuentro que nosotras fuimos las que nos tocó ser las anfitrionas, y pues también son apoyos que nos ha dado la uv para que mucha gente nos reconozca. (Socia de Mujeres Esperimentando)

Actitudes para el cuidado y conservación del humedal. Otro tema explorado y considerado producto de las cooperativas fue la modificación de actitudes encaminadas al cuidado y conservación del humedal. Se refirieron a talleres, actividades y pláticas orientadas a reforestar y recoger la basura, en las que sintieron que adquirieron una mayor responsabilidad con su entorno natural: Nos enseñó a cuidar un poco más y a saber lo necesario que es para vivir. Gracias a la cooperativa vinieron los de la universidad, nos empezaron a dar talleres y empezamos a tener una responsabilidad más hacia el medio ambiente. (Socia de La Mujer Costeña)

También describen que los impactos llegaron hasta sus hijas e hijos al recibir talleres sobre cuidado y conservación del humedal, lo cual, en voz de las socias, ha generado actitudes respetuosas y de conservación del entorno natural: Con cambios en mi familia… a los niños desde chiquitos se les ha enseñado a mantener limpia la comunidá, a respetar las especies que están en peligro de extinción y les han dado educación de lo que es mantener limpio el medio ambiente y�������������������� có����������������� mo cuidarlo. (Socia de Mujeres Experimentando)

Un socio de 61 años de edad de Laguna La Flota, hizo una serie de imágenes y reflexión que lo llevó a comentar cómo antes él cazaba animales silvestres y ahora ha cambiado esa práctica desde que ha recibido pláticas y talleres. En las siguientes líneas él mismo narra su experiencia al construir las imágenes y su análisis: 37

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Una tortuga que me encontré en un tanque y le saqué la foto, es una tortuga pinta. Es un recurso que yo agarré cantidá eh! Pa’ que más que la verdá, tortuga, chachahua, mapache, iguana hace mucho tiempo, ya que empezamos con la cuestión de la cooperativa y que empezamos a recibir talleres de conservación y esto pues he visto que realmente no tenemos necesidá de matar tanto bicho que no vamos a utilizar. ¿Por qué lo digo? Porque yo salía a ver los mapaches, y si encontraba cinco o seis mapaches, los mataba, nos comíamos uno en la casa, es un desperdicio que hace uno, pero es una naturaleza que trae el ser humano de matar por gusto, porque si traes cincuenta cartuchos y hay cincuenta mapaches, los cincuenta le tiras. Es algo que traemos adentro de toda la vida que no medimos el alcance de nuestros actos. Aquí había de todo y ya no hay nada, tanto por los desmontes como la caza. Hay mapache y tejón en cantidá, viven y duermen arriba de los árboles.

Conclusiones La pesca y sus significados Sin duda, los vínculos más fuertes con el humedal y los frecuentemente descritos por los habitantes de esta zona son las actividades relacionadas con la pesca. Esta labor no sólo es clave para la supervivencia y manutención de las familias, sino también representa una de las pocas oportunidades de obtención de ingresos en estas comunidades. Ser pescadores y pescadoras permite, a diferencia de otros empleos, mayor libertad, no tener horarios, ser sus propios patrones y poder estar en contacto con la naturaleza. En diversas fotografías esta actividad adquirió significados emotivos y estéticos. Sobre esto, algunos autores (Gatti, 1986, y Albores, 2000, citados en Vázquez-García, 2007:100) ya han profundizado y comentado que “la pesca adquiere una dimensión estética en la vida los pescadores”. Esta labor, además, fue descrita como un punto álgido en nuestros encuentros, al mencionar que ya no se pesca como antes, no sólo por la disminución de la cantidad de productos que extraen, sino también por las estrategias de vigilancia y multas establecidas por los inspectores quienes, desde su perspectiva, actúan injustamente en numerosas ocasiones e incluso los califican como corruptos. Asimismo, describen que son pescadores y pescadoras del sla quienes han tenido también responsabilidad en la crisis que hoy enfrentan. La problemática asociada a la pesca fue de los grandes temas que nacieron en los ejercicios de fotovoz como urgente y preocupante de atenderse, pues miran esta actividad a futuro como imposible de realizarse. De igual manera, manifestaron que actualmente resulta imposible vivir sólo de lo que la pesca da, por lo que la mayoría tiene ganado vacuno del cual obtienen leche 38

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y carne para consumo familiar. Además, estos animales representan un ahorro, pues en caso necesario se puede vender una vaca para obtener dinero rápidamente. La crisis que enfrentan las pesquerías en el sla apuntan hacia la tragedia de los comunes señalada por Hardin (1968). Las percepciones de estos hombres y mujeres sobre el uso y valoración de este humedal pueden ofrecer estrategias para su manejo integral y sustentable. Es claro que no podemos dejar sólo en las manos de sus pobladores la responsabilidad del bienestar de este gran territorio, pero el escucharlos y vincularlos con las diversas autoridades que confluyen en la zona puede generar procesos conjuntos para la construcción de propuestas locales para el uso y conservación de este maravilloso humedal. Al respecto, Basurto y Ostrom (2009) mencionan que los indígenas comcaac mantienen vínculos milenarios en un sentido económico y cultural con sus recursos pesqueros, lo que los ha llevado a diseñar reglas y formas de organización para el acceso y uso común de estos bienes naturales, y han sido capaces de cumplir estos acuerdos a nivel comunitario, lo cual se ve reflejado en la salud de las pesquerías en su territorio. Esto, entre otras cosas, aunado a los derechos de exclusividad por decreto federal de uso de ciertas áreas de pesca, ha contribuido a mitigar la tragedia de los comunes en estas áreas. Lo anterior lo mencionamos con la intención de reforzar que las narraciones de este grupo de personas dan cuenta de la valoración de su patrimonio histórico vinculado a la pesca, lo cual, sin duda, es pieza clave para crear estrategias integrales y sustentables para garantizar el uso y conservación por muchos años más de este ecosistema. Humedal, cooperativas, género y generaciones El análisis desde la perspectiva de género permitió establecer que sí existen diferencias entre hombres y mujeres para usar, mirar y valorar un territorio. Varios autores (Alvarado, 1995; Bifani, 2003; García y Abramovay, 2005: Inmujeres, 2008; Lazos, 2009; Oliveira y Suely, 1999; Poats, 2000; Vázquez, 2003) ya han señalado la importancia que ha adquirido el estudio de las relaciones de género con respecto al medio ambiente, considerándolo como un eje para explicar problemáticas relacionadas con sistemas de manejo y conservación de la naturaleza. En esta pesquisa fueron las mujeres quienes reconocieron los usos del humedal ligados a cuestiones del hogar: leña para cocinar, agua para lavar y bañarse. Apenas un hombre adolescente consideró importante destacar que el agua se utiliza para higiene personal y de la casa: Para bañarme, yo no lavo trastes, y para tomar. (Niño de 10 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando) 39

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Las mujeres plasmaron en sus historias e imágenes usos y valoraciones relacionados con cuestiones estéticas y emocionales. Desde la mirada de los varones, el humedal es un espacio de trabajo para obtener recursos pesqueros y madera para construcción. Aunque para ellas también significa eso, tiene, además, usos recreativos y de placer. Al explicar por qué en sus fotografías ellas resaltaban ciertos espacios, la respuesta era que les daba un sentido estético, emotivo. Las imágenes e historias de quienes participaron en la investigación evidencian formas diversas de darle uso y significado al humedal, mas para comprenderlas es necesario conocer las miradas de las y los pescadores. Lo anterior puede ayudarnos a encontrar pistas en el camino de la conservación del sla, como bien apuntan Maya y Ramos (2006:60), “la conservación de los ecosistemas implica el análisis de la relación entre naturaleza y las comunidades usuarias del recurso. Estas relaciones dependen y están mediadas por condiciones culturales, por procesos de decisión y por la percepción que estas comunidades tienen de la situación del recurso mismo”. Cabe mencionar que los conflictos entre la legislación ambiental y el uso de este humedal son un tema urgente de atender, ya que los vínculos con este territorio van m���������������������������� á��������������������������� s allá de lo económico. Navarro, Tapia y Garduño (2010:72) mencionan que “las lógicas que dan origen a nuevas legislaciones muchas veces están desconectadas de las dinámicas locales donde deben aplicarse, circunstancia que hace imposible su implementación”. Por otra parte, la presencia de mujeres pescadoras en la zona resulta un tema sin explorarse, por lo que conocer su opinión sobre sus actividades y cooperativas brindarían un primer acercamiento en este ámbito. Y es que debido a que la conformación de las cooperativas femeninas ha permitido el reconocimiento y valoración de su trabajo, siendo apreciado esto en sus hogares y comunidades, es evidente la apreciación genérica diferenciada respecto al cambio social ligado a estas cooperativas. Con estas acciones, las mujeres tienen más facilidad para reflexionar y profundizar en experiencias o cambios significativos en sus vidas, poseen mayor apertura al diálogo, y a compartir sus historias por la necesidad de tener voz delante del grupo y la comunidad. Asimismo, la creación de estas formas asociativas ha tenido un fuerte impacto en las pescadoras, así como en las relaciones o dinámicas que establecen con su entorno familiar y comunitario. En voz de algunas de las socias, los beneficios y ganancias de estar organizadas formalmente están en los espacios conquistados, los procesos de empoderamiento, vivencias significativas, el reconocimiento de sus esposos, hijos/as y de sus comunidades pero, sobre todo, en la autovaloración. En relación con esto, los hombres no crearon una sola imagen en donde narraran el impacto de la cooperativa en un sentido personal o de cómo esta figura asociativa les hubiera dado reconocimiento, valoración o posibilidades de capacitación y aprendizaje. Para ellos, la cooperativa pareciera ser 40

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un espacio laboral cotidiano, en donde hay algunos beneficios de acceso a proyectos y equipo de pesca. Resultan, entonces, diversas las formas de percibir los cambios que han traído estas figuras asociativas entre ellas y ellos. En suma, por medio de la cooperativa, las mujeres han ganado espacios de poder que resultan de vital importancia en sus experiencias y percepciones. La conquista de su libertad a través de viajes y adquisición de medios de transporte propios tiene un lugar importante en sus fotos y narrativas. Los hombres tal vez ya tenían ganado este espacio y, por lo tanto, no fue relevante para ellos plasmarlo en fotografías. Si pensamos en las diferencias que se aprecian desde el punto de vista generacional, los y las jóvenes, y niños y niñas que participaron en el grupo de investigación, reconocieron muy vagamente el impacto de las cooperativas en sus vidas, familias y comunidades, pero narraron claramente que el cambio que habían traído era disponer ahora de motores, chalupas y equipos de pesca: Yo no estoy en eso (cooperativa) y no sé ni qué cambios ha traído; cambios que trajo la cooperativa es que antes andaban a remo y ahora tienen motor, tienen otras chalupas y se hicieron de más equipo. (Joven de 11 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando) Antes mis papás y mis abuelos andaban a remo trabajando; esta es la chalupa nueva; ahorita ya andan en motor trabajando, ya no es como antes. (Joven de 17 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Con estas declaraciones, podemos observar que las cooperativas tienen poco reconocimiento de los jóvenes básicamente porque es una experiencia de generaciones anteriores que no tiene arraigo en ellos. Nota metodológica Los ejercicios de fotovoz, más allá de compartir técnicas para el uso de la cámara, composición de imágenes y manejo de la luz, se convirtieron en momentos para conversar, escuchar y reconocer a los demás, sus historias, sitios de interés, recuerdos, expectativas, sentimientos. Al preguntar cómo se habían sentido usando el equipo fotográfico en mi ausencia, las respuestas denotaron signos evidentes de haber compartido momentos llenos de libertad, reflexión y autoconocimiento: Me sentí tranquilita porque andábamos solas. En la historia de uno hay muchas cosas de reflexionar. (Socia de La Mujer Costeña) 41

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Me sentí bien porque se me olvidó cómo hacer la maniobra para borrar las fotos, me retrocedí hasta atrás y como no tuve a quien decirle: “¡Mira! ¿cómo es?”. Ya sé, porque como no tuve a quién preguntarle, solita me rompí el coco, ¡ya sé!. Yo me sentí muy bien. (Socia de La Mujer Costeña)

En diversas sesiones se sumaron hijos, nietos, esposos, primos, tíos o amigos de quienes regularmente asistieron. Los encuentros resultaron en diálogos sumamente enriquecedores que permitieron el surgimiento de pequeñas comunidades de aprendizaje donde “cada miembro es potencialmente un educador” (Torres, 2004:6), y en las que los conocimientos que se generaron fueron intergeneracionales/genéricos: No hay edad para aprender a sacar fotos. (Socia de Mujeres Experimentando)

La mayor parte de los asistentes fueron adultos quienes no terminaron la primaria. Varios consideraban una gran sorpresa poder estar generando espacios de aprendizaje a su edad y estar compartiendo con sus nietos e hijos nuevos conocimientos. A medida que pasaban las sesiones, el manejo de la cámara resultó más cotidiano y ligero, sin tanto temor a usarla y moverla junto con el cuerpo, ya que los niños invitaban a los abuelos a correr, subirse a los árboles y acostarse en el piso, y los mayores brindaban ideas cargadas de significados históricos. Los adolescentes, por su parte, exigían atención y respeto a sus propias perspectivas. Debido a que la mayor parte de los participantes fueron mujeres y socias de alguna cooperativa, usaron nuestras reuniones para dialogar sobre temas no sólo vinculados con el uso de los bienes naturales, sino también con la comunidad, hijos, esposos, problemas económicos, anécdotas relativas al ejercicio de su sexualidad, etcétera: Yo llegu������������������������������������������������������������������������������ é contenta y me voy contenta;������������������������������������������������� me sirvió de terapia, no me acordé de los enfermos jaja, me olvidé de ellos jaja. (Socia de La Mujer Costeña)

El uso de esta metodología despertó un proceso de reflexión muy profundo en las mujeres, produciendo fotografías cargadas de diversos significados. Salieron en sus voces historias personales y dolorosas asociadas con la cooperativa. Asimismo, la aplicación de fotovoz desencadenó procesos de comunicación intersubjetiva e intergeneracional con gran poder significante y afectivo: A través de una foto puedo expresar cariño, recuerdo, amor y afecto. (Socia de Mujeres Experimentando) Fotografía no es tomarla nomás por tomarla, es saber expresar. (Socio de Laguna La Flota) 42

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Por medio de las imágenes se puede lograr mucho. (Socio de Laguna La Flota)

La experiencia del uso de la fotografía como medio de expresión y reflexión en los grupos de trabajo representó algo novedoso y sorprendente. Si bien la mayoría de los participantes habían estado en contacto con una cámara fotográfica, para algunos fue el primer acercamiento a esta herramienta: Sí he agarrado cámara, así… a lo ligero, ¿no? Y no la sé usar casi, y ahorita como que me han enseñado, pues ya la sé usar más… me siento más tranquila y más confianza en mí. (Socia de Mujeres Experimentando) Me sentí confundido al llegar porque nunca había agarrado una cámara y ahorita me siento bien, tranquilo, y le puedo sacar todas las fotos que quiera. (Socio de Laguna La Flota)

Adicionalmente, fotovoz permitió enlazar individuos, grupos, géneros y generaciones a través de narrativas tejidas con imágenes. Esto nos resultó maravilloso: mirar sus rostros, sus sonrisas y sus caras de asombro; daba aliento imaginar que tal vez ahí se estaba gestando la reconstrucción de conciencias y, por lo tanto, un abanico de posibilidades ligadas a la vida, al mundo y a las realidades de estos pobladores del humedal de Alvarado. Consideramos que el uso de un lenguaje visual, no escrito, brindó seguridad y libertad para la expresión de los participantes. La posibilidad de narrar y dar explicación a las fotografías por parte de sus autores y autoras permite que la interpretación de éstas sea un ejercicio apegado a la realidad e intereses individuales y colectivos. Así adquieren un carácter personalizado y comunitario, cargado de rasgos de identidad: He conseguido tener más seguridad en mí misma, mantener mis sueños firmes y decisiones. (Mujer habitante de Costa de San Juan) Puedo expresar cómo son las cosa que pienso y veo; he perdido el miedo al expresar. (Socia de La Mujer Costeña)

Asimismo, fotovoz abrió una ventana a la memoria de los participantes, a su visión y a su sentir: He conseguido tomar fotos con el corazón. (Adolescente, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

En los dos grupos hubo sesiones en las cuales comentaban que el ejercicio de salir a recorrer sus comunidades les daba la posibilidad de ver cosas nuevas o que habían cambia43

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do. También recordaron momentos importantes al lado de familiares que habían fallecido o instantes de alegría relacionados con experiencias novedosas y fuera de lo común: Me sentí contenta con todos ustedes y compartir todo lo que aprendemos, y me siento muy a gusto y con alegría y con amor hacia todo lo que me rodea. (Socia de La Mujer Costeña)

En nuestros últimos encuentros, haciendo una evaluación participativa y explorando los planes o sueños que tenían a futuro con respecto al uso de las cámaras, se escucharon algunas expresiones como la siguiente: Quiero sacar fotos de lo poquito que queda del humedal para enseñar a los niños, los nietos tan siquiera en las fotos. (Socio de Laguna La Flota)

Es necesario reconocer que existen diversas formas de expresar, comunicar y dialogar más allá de las oraciones escritas o pronunciadas. El lenguaje visual da la posibilidad de crear formas más creativas y significativas de transmitir mensajes y sentires que podrían ayudar a la construcción de puentes de comunicación con autoridades y tomadores de decisiones relacionadas con este ecosistema. Al escuchar a las y los pescadores, como sujetos creadores, hablando desde sus contextos y pasiones y mirar las fotografías creadas, escuchaba esa serie de voces diversas que nacieron de mujeres y hombres de distintas edades, con sueños, esperanzas y preocupaciones diferentes. Quienes no sólo narraron cómo se vive, usa, valora, siente y mira un territorio sino, encontraron a través de una cámara fotográfica una forma distinta de observar y reconocerse. Referencias Aguirre Beltrán, Gonzalo (2008), Pobladores el Papaloapan: Biografía de una hoya, México, ciesas. Alvarado, Eligio (1995), El valor del ambiente en los kunas desde una perspectiva de género, San José, uicn Oficina Regional para Mesoamérica. Basurto, Xavier y Ostrom, Elinor (2009), “Beyond the tragedy of the commons”, Economia delle Fonti di Energia e dell’Ambiente, vol. 52, núm. 1, Italia, pp. 35-60. Bifani, Patricia (2003), “Algunas reflexiones sobre la relación género-medio ambiente”, Revista de Estudios de Género La Ventana, núm. 17, julio, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, pp. 7-42. Carlson, Elizabeth, Engebretson, Joan y Chamberlain, Robert (2006), “Photovoice as a social process of critical consciousness”, Qualitative Health Research, vol. 16, núm. 6, pp. 836-852. 44

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Fecha de recepción: 21 de enero de 2013 Fecha de aceptación: 7 de agosto de 2013

Un agradecimiento especial a las cooperativas La Mujer Costeña, Mujeres Experimentando y Laguna La Flota; a Socorro y Gregorio, socios del Club Playero y Barra Vieja. A los pobladores de las comunidades Costa de San Juan, El Nacaste, Pajarillos y Costa de La Palma, por su amabilidad y hospitalidad. A las doctoras Patricia Moreno-Casasola, Silvia del Amo y Austreberta Nazar, quienes enriquecieron este trabajo con sus valiosos comentarios. Asimismo, a Ecosur, el Conacyt, el Inecol y el iib-uv.

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Ángeles Sin Fronteras, A.C. y el proceso de deportación a Mexicali, Baja California Tatiana E. Lara San Luis Universidad Iberoamericana Resumen. Las políticas migratorias estadounidenses que buscan a toda costa repatriar mexicanos desde los Estados Unidos no son nuevas. Contrario a lo que se pueda pensar, la deportación y repatriación hacia la frontera norte de México forman parte de un largo proceso histórico. En el caso de la frontera noroeste del país, la necesidad de dar solución a las deportaciones masivas, iniciadas luego de la década de 1990, o más bien, mejorar las condiciones en que se realizan, ha impulsado la formación de asociaciones —civiles o religiosas— destinadas a proporcionar apoyo a los connacionales recién llegados. Un ejemplo claro de ellas es la conformada por migrantes deportados y ciudadanos de la ciudad de Mexicali, Ángeles Sin Fronteras, quienes a partir de la puesta en marcha del Hotel del Migrante, proporcionan alojamiento y comida de manera gratuita a varones deportados a dicha población. Asimismo, permiten la participación activa de la comunidad a partir de donaciones y la interacción de los migrantes en la que se vuelve su nueva ciudad, generando mecanismos de sobrevivencia para quienes han quedado a la intemperie. Palabras clave: deportación, Hotel del Migrante, participación civil. Abstract. American migratory policies that look by all means repatriate all Mexican staff are not a new issue. Moreover, and contrary to what one might think, deportation and repatriation to the Mexican northern border are part of a long historic process. In this case the prevailing need of sending over immigrants trough massive deportations —which began at the late nineties— and to improve the conditions in which these happen have led to the consolidation of new associations (whether civil or religious) that are destined to offer support to the newcomers compatriots. A clear example of this is the association for immigrants and deported in Mexicali City, called “Ángeles Sin Fronteras”, whom since the opening of “Hotel del Migrante”, give free shelter and food to all male deported in this city. At the same time, they promote active community participation through donations and interaction of immigrants at the new city, creating new survival mechanisms for those who are left in outdoors conditions. Keywords: deportation, Hotel del Migrante, civil participation.

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Tatiana E. Lara San Luis (tat.sanluis@gmail.com) Mexicana. Egresada de la maestría en estudios socioculturales del Instituto de Investigaciones Culturales de la Universidad Autónoma de Baja California. Además, es licenciada en antropología por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Trabaja temas relacionados con la migración y las masculinidades. Durante la investigación de maestría en la ciudad de Mexicali, tuvo la oportunidad de trabajar de cerca con migrantes deportados. Actualmente es docente de la Universidad Iberoamericana, donde participa en el programa transdisciplinario del Departamento de Diseño de dicha institución.

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Las políticas de repatriación nacen de la crisis, de las severas condiciones sociales y de la irresponsabilidad gubernamental Ralph Guzmán

Introducción En vísperas de la aprobación a la reforma migratoria que posibilitará la legalización de millones de migrantes en los Estados Unidos, la relación binacional entre México y su vecino del norte parecería más compleja cada vez. A partir de la puesta en marcha de programas de deportación que militarizaron la frontera desde mediados de la década de 1990, el flujo de migrantes a las ciudades del noroeste mexicano aumentó de manera insospechada. A raíz de esto, el número de migrantes deportados a Baja California ascendió a más de 133 mil por año sólo por Tijuana (Alarcón y Becerra, 2012). Con el incremento de la población deportada a ciudades como Tijuana y Mexicali, la organización ciudadana se consolidó con la formación de asociaciones y organismos especializados en la atención inmediata a migrantes. En el caso particular de Mexicali, gracias a la participación ciudadana ha sido posible la generación y afianzamiento de asociaciones y recintos especializados para la atención del migrante deportado desde los Estados Unidos, entre los que destaca Ángeles Sin Fronteras, A.C., quienes fundaron el Hotel del Migrante y proporcionan alojamiento y comida gratuita a varones deportados a esta ciudad fronteriza. Probablemente la característica más importante de dicha asociación es que está formada tanto por ciudadanos mexicalenses como por migrantes deportados que trabajan en conjunto. Los miembros de Ángeles �������������������������������������������������������������� Sin Fronteras����������������������������������������� son responsables del remozamiento, organización y cuidado del lugar y la reciente inclusión de personas en situación de calle (usualmente ex adictos a la heroína) y la fundación de un nuevo campamento en la ciudad de Tijuana. A su vez, el Hotel del Migrante es el espacio donde se atiende de manera inmediata a quienes son deportados de los Estados Unidos, y donde concentran la participaci�������������������������������������������������������������������������� ón ciudadana derivada de�������������������������������������������������� la organizaci������������������������������������ ón social propositiva que �������������� busca disminuir el impacto de los procesos de deportación irregulares a las ciudades fronterizas. En este sentido, la relación entre la deportación a las ciudades del noroeste, la organización social y la particularidad de una asociación como Ángeles Sin Fronteras al frente del Hotel del Migrante, son elementos sustanciales del presente artículo.

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El proceso de deportación Tras el término del Programa Bracero en el año de 1964, la migración entre México y Estados Unidos no presentó disminuciones considerables como se esperaba. Contrario a lo previsto, la disolución del acuerdo no fue el mecanismo adecuado para reducir el flujo de migrantes hacia la frontera norte y, por ende, hacia los Estados Unidos. Además, la insistencia de los empleadores estadounidenses a contratar migrantes agrícolas mexicanos de manera irregular complicó la labor de “resguardar la frontera”, ya que la continua contratación de mano de obra ilegal campesina incitaba el cruce de más mexicanos en busca de mejorar su calidad de vida. Paralela y paradójicamente, la enmienda realizada a la ley McCarran-Walter Act promulgada en 1958 y denominada Ley Texas Provisto, amparaba a los empleadores permitiéndoles contratar trabajadores de “manera irregular” (cndh, 1993). Con esto, el gobierno “permitía” la contratación de trabajadores mexicanos en pésimas condiciones laborales. Esta enmienda estuvo en vigor hasta la promulgación del irca (Immigration Reform and Control Act) o Ley Simpson-Rodino en 1986, que permitió la legalización de tres millones de inmigrantes, principalmente mexicanos (cndh, 1993). Con estas disposiciones, la situación en materia de deportación fue distinta y marcó la pauta para los procedimientos subsecuentes en incluso los actuales. Adicionalmente, estas regulaciones permitiían un proceso de deportación menos severo a niños y la eventual reunificación de familias desintegradas (cndh, 1993). Posterior a la crisis de 1982, la irca en 1986 y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (tlcan) en 1994, la migración modificó sus patrones. Debido a que la participación femenina en las dinámicas de migración aumentó de manera importante, la frontera fue resguardada con más recelo (Massey, Durand y Malone, 2009), dando inicio a procesos de deportación definitivos y más estrictos. Un ejemplo fue el Operativo Guardián, puesto en marcha el 1 de octubre de 1994, que militarizó y reforzó, a partir de nuevos muros y bardas, la frontera entre San Diego, California y Tijuana, Baja California (González, 2009). Ante estas medidas, la Secretaría de Relaciones Exteriores (sre) publicó, en 1996, la Guía del migrante. En este documento (entregado a los migrantes una vez que han sido deportados y sólo si lo solicitan) la sre explicaba el procedimiento a seguir en caso de ser detenido, para posteriormente ser repatriado (en el mejor de los casos). Aunque la guía era muy específica respecto del apego a derecho a cumplir, no solucionaba el problema de fondo, pues este documento sólo legitimaba el derecho estadounidense de deportar a los connacionales ilegales, y no buscaba reformas contundentes en materia de migración, pues a fin de cuentas, las deportaciones masivas estaban sustentadas en 52

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políticas que beneficiaban más a una nación que a otra. Prueba de ello es que tanto la Guía del migrante como la propia sre definiían al proceso de deportación como “[…] la orden de un juez para que un extranjero salga del territorio de Estados Unidos. Salir deportado implica que además de existir un registro o ‘record’ negativo en el expediente, no se podrá volver a los Estados Unidos por un tiempo determinado en función de la causa de deportación” (Guía del Migrante, 1996:9). Esto es, mientras la deportación para el gobierno estadounidense era un tema de seguridad nacional, las autoridades mexicanas sólo “informaban” acerca del proceso jurídico mediante el cual se atenta principalmente contra los derechos humanos. No obstante, hac������������������������������������������������������������������� ía hincapié en las “recomendaciones” que las autoridades ���������� estadounidenses deben respetar toda vez que un migrante ilegal sea aprehendido. Dentro de dichas recomendaciones, la guía enfatiza el trato digno y el respeto a la integridad de los migrantes, así como la oportunidad de conservar su documentación e información personal con ellos. Y explica, entre otras cosas, que aquellos involucrados en el proceso de deportación tienen derecho de comunicarse con familiares o amigos con el fin de hacerles saber su paradero.1 Sin embargo, esta guía sólo tiene como objetivo notificar a la población migrante acerca de las consecuencias legales a las que se podrían enfrentar en los Estados Unidos; es decir, es un documento preventivo e informativo pero no de solución de problemas, situación que, aunada al incesante flujo de migrantes y su carácter de ilegalidad (Massey, Durand y Malone, 2009), impide que esta información llegue a manos de aquellos que recién cruzan. A pesar de esto, asociaciones como Amnistía Internacional (2009) señalan que las instituciones encargadas del proceso de deportación o repatriación no siempre se apegan a los lineamientos estipulados internacionalmente. En la publicación A la cárcel sin justicia. Detención por motivos de inmigración en Estados Unidos, esta organización no gubernamental (ong) documenta casos de migrantes de distintos orígenes apresados por su condición de ilegalidad migratoria, y expone las condiciones en que los migrantes son detenidos y posteriormente deportados del vecino país. Por otro lado, el procedimiento y las formas en que los migrantes son expulsados del país se modificaron luego de la propuesta de ley sb10702 del senador Russell Pearce en 1 La Guía del Migrante, publicada por la Secretaría de Relaciones Exteriores, puede ser consultada en la siguiente dirección electrónica: http://www.migracioninternacional.com/docum/guia.html 2 Aunque esta ley fue revocada poco tiempo después de aprobarse, la persecución de migrantes, así como el endurecido proceso de deportación de migrantes mexicanos, no ha mermado. De hecho, Arizona es el estado que más deportaciones ha realizado desde el año 2010. Para más información respecto del caso sb1070 y el impacto de esta ley en cuanto a las deportaciones en ciudades fronterizas del noreste mexicano, consultar los siguientes enlaces y artículos electrónicos: http://www3.impre.com/especiales/sb1070/ y http:// www.jornada.unam.mx/2011/10/30/estados/027n1est

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el estado de Arizona, en el año 2010. Esta ley pretende la detención y cuestionamiento a la población acerca de su estatus migratorio a partir de características físicas, y que viene a ser una situación similar a la ocurrida durante las décadas de 1920, 1930 y 1950, además de otorgar a los agentes migratorios la autoridad inmediata de determinar la estancia y legalidad del estatus de residencia de los aprehendidos. En contraste, el estado de Nueva York aprobó la ley sb1184, que prohíbe la utilización de esposas en mujeres y niños detenidos o en mujeres embarazadas (El Universal, 2012b). Por su parte, en estados como Alabama, la contradicción en torno a qué mecanismos deberán ser utilizados y cómo la deportación afectará a los campos agrícolas, continúa en el centro de la discusión.3 En este estado en particular, la ley antiinmigrantes hb56 criminaliza la migración y, al mismo tiempo, ha levantado críticas y reclamos de los empleadores agrícolas, que han perdido sus cosechas por falta de mano de obra inmigrante.4 Considero relevante señalar que a partir del Operativo Guardián los procedimientos de deportación sufrieron modificaciones que posteriormente se legislaron, dando como resultado las propuestas mencionadas líneas arriba. Sin embargo, en el estado de California, donde iniciara el Operativo Guardián, no se presentaron propuestas de ley, y en cambio, se promovieron mecanismos que recrudecieron los castigos y restricciones impuestos a migrantes en proceso de deportación. Por ejemplo, el Sistema de Entrega de Consecuencias, diseñado para clasificar a los detenidos en ocho categorías, permitía “castigar adecuadamente” a los migrantes según el nivel o gravedad delictiva. De esta manera, podrían aplicar penas más severas a los migrantes con antecedentes penales, deportados reincidentes o los que infringían la ley migratoria por primera vez (El Universal, 2012a). Sin embargo, durante el trabajo de campo realizado en la ciudad de Mexicali, tuve oportunidad de conversar con un representante del municipio,5 quien puso énfasis en el incremento de la población deportada a la ciudad a partir de 1996, año en el que, según el representante, se habría realizado un acuerdo con autoridades del estado de California6 para enviar el mayor número de deportados a esta frontera tras ser considerada como “la ciudad más segura del norte”. Como consecuencia, muchos migrantes eran deportados por esta frontera aun cuando su lugar de residencia había sido el estado de Arizona, Texas o Nuevo México.

3 Al respecto, consúltese http://actualidad.rt.com/actualidad/view/38689-La-ley-antiinmigrante-deAlabama-m%C3%A1s-cara-y-dura-de-EE.-UU. 4 Al respecto, consúltese http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/10/111027_eeuu_alabama_ indocumentados_agricultura_2_fp.shtml 5 No se me permitió poner el nombre del representante ni su institución específica. 6 Acuerdo del que no obtuve mayor información o rastros de su existencia.

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Ante esta afirmación, pregunté a los migrantes con quienes tenía contacto en ese momento y me hicieron notar que la constante deportación de migrantes residentes en la zona noreste de los Estados Unidos hacia las ciudades fronterizas del noroeste tenía una razón. Según algunos de los migrantes deportados, el gobierno estadounidense buscaba disminuir las posibilidades de retorno de ilegales a partir de medidas de deportación “cruzada”. Es decir, quienes residían en el sureste de Estados Unidos serían enviados a las ciudades fronterizas del noroeste mexicano (El Universal, 2012a), entre ellas, Tijuana y Mexicali, en Baja California, y San Luis Río Colorado, Sonoyta y Nogales, en Sonora. Según los migrantes, la intención de este mecanismo era imposibilitar el “cruce” de regreso a casa:7 […] por ejemplo, digamos aquí están arrojando más o menos como unas 300 personas, por día, más o menos. Inclusive, a Tijuana, por ejemplo, están arrojándose alrededor de más de mil personas. Se han llegado a arrojar más de 1 600 personas. Entonces, esto es debido a las políticas de deportación masiva que tiene eu. Y luego los que agarran allá por Texas, los arrojan acá por California o Baja California. Entonces están tratando de inhibir, pues o haciendo más difícil [el regreso, porque] están siendo encarcelados. Las cárceles están siendo también al mismo tiempo, nos están arrojando ya gente que... delincuentes que no han acabado sus condenas y los han arrojado para que ellos mismos ahorrarse tenerlos encarcelados.8 Entonces es una problemática muy grave que está ocasionando una situación muy problemática que nosotros nos dimos cuenta.9

En este contexto, y a raíz del recrudecimiento de la vigilancia de la frontera sur de Estados Unidos, en la ciudad de Mexicali (y a lo largo de toda la frontera mexicana) se han conformado distintas asociaciones, grupos religiosos y organizaciones civiles que proporcionan ayuda a estos grupos vulnerados.10 En el caso particular de la ciudad de 7 Anónimo, 40 años, entrevista realizada durante el mes de octubre de 2011 en la garita internacional Mexicali-Caléxico, Mexicali, Baja California. 8 Según datos publicados en el diario La Crónica de Baja California, 14 mil de las 33 mil personas repatriadas en el año 2011 a Baja California, cuentan con antecedentes penales. (La Crónica de Baja California, edición impresa, 2012/05/02:04-A) 9 Sergio Tamai, fragmento de entrevista, 7 de enero de 2011. 10 Hasta el año 1993, en que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (cndh) publicó el “Informe sobre el menor mexicano repatriado desde Estados Unidos”, sólo mencionaba a cinco distintas instancias especializadas en ofrecer ayuda al migrante deportado (en este caso niños). En el informe presentado por la cndh, se lista a: la Asociación Cristiana de Jóvenes de Baja California (ymca) A.C. “Casa ymca de Menores Migrantes” y la Casa del Migrante en Tijuana A.C., en dicha ciudad; en Ciudad Juárez, Chihuahua: la Casa Club Solidaridad; y en Piedras Negras, Coahuila: la Asociación Defensora de los Derechos Humanos, A.C. (addhac). Finalmente, mencionan al Albergue Juvenil del Desierto A.C., en Mexicali, Baja California. No obstante, al ser esta una investigación realizada en dicha ciudad y al interior de una instancia que asiste a

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Mexicali, algunos de ellos les facilitan información al momento de ser expulsados por la garita internacional Mexicali-Caléxico, mientras que otras asociaciones administran casas de asistencia, refugios e incluso hoteles que proveen resguardo, alimentación y protección a la creciente población recién llegada a esta frontera. Aunando a esto, surge la falta de conocimiento de las dinámicas sociales y redes de y en la ciudad por parte de los deportados, ya que los nuevos mecanismos “trasladan” a los migrantes del sureste estadounidense hacia el noroeste mexicano, con la intención de “[…] cortar los vínculos de los indocumentados con los traficantes que los cruzaron” (El Universal, 2012a). De esta manera, las asociaciones y grupos de apoyo buscan visibilizar la situación a nivel municipal y estatal, enfatizando la necesidad emocional, económica y social a la que los deportados se enfrentan tras el cambio forzado de cotidianidad. Así, la deportación se convierte en la condición que afecta las relaciones sociales y que, en el caso de los varones con quienes trabajé, genera cuestionamientos relacionados con la condición masculina, particularmente la hombría. Es así cómo después del choque de la deportación, deberán comenzar a re-conocerse como hombres en una situación distinta. Es decir, se encuentran varados en una ciudad desconocida, sin dinero, casa, alimento o la posibilidad de comunicarse con sus familiares cercanos, enfrentando, además, la crisis de masculinidad que se produce al ser despojados de los “deberes masculinos” (Valdés y Olavarría, 1998, en Salguero, 2007). En otras palabras, se encuentran a la intemperie, inmersos en la liminalidad que Turner (1988) manifiesta como la falta de pertenencia, jerarquía o categorización, esto es: un limbo social, situación que, en el trabajo de Turner, está permeada por contextos rituales en los que los hombres atraviesan en ritual de paso que los “convertirá” en hombres ante la tribu. En el caso de los varones deportados, esta situación está aunada a la necesidad de regresar a Estados Unidos para reunirse con sus familias y amigos, atender sus trabajos o empresas, y así retornar a su cotidianidad mediante el cumplimiento de sus “deberes masculinos”. En este contexto, el arribo a Mexicali tras la criminalización de la migración, la experiencia de la deportación y los cuestionamientos respecto del “deber ser masculino”, les dificultan las posibilidades de volver a casa. La deportación a Mexicali: instituciones, mecanismos y sociedad civil Como mencionaba en el apartado anterior, la deportación es el mecanismo legal a partir del cual el extranjero asentado al interior de un país (cualquiera que éste sea) de manera hombres migrantes deportados en particular, decidí explicar en apartados posteriores de manera más amplia la presencia y participación de otras organizaciones civiles, agrupaciones religiosas y las instancias gubernamentales que ofrecen apoyo a migrantes y migrantes deportados.

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ilegal, es expulsado del mismo. A partir de este hecho, es importante remarcar que los procesos de deportación para el caso México-Estados Unidos han sido paulatinos y modificados de manera constante. Sin embargo, resulta fundamental cuestionar cómo estos mecanismos afectan la cotidianidad de aquellos que, tras ser deportados, han dejado de reconocerse como ciudadanos de su país de nacimiento,11 y cómo este hecho repercute en la percepción de sí mismos. Es debido a esto que he decidido hablar desde mi propia experiencia “de migrante”, al enfrentarme a un contexto desconocido y lejano a la cotidianidad introyectada. Es así como haré énfasis de la primera experiencia de trabajo de campo con hombres migrantes deportados a la ciudad de Mexicali y los efectos que éstos varones enfrentan tras experimentar la llegada y asentamiento (ya sea temporal o definitivo) en “La Frontera”. El primer contacto que realicé con hombres migrantes deportados a la ciudad de Mexicali fue durante el mes de enero de 2011. Mientras caminaba por el centro de la ciudad con intención de encontrar la Casa del Migrante, encontré una mesa de información acerca de migrantes y me acerqué buscando alguna clase de ayuda para la investigación. Debido a mi poco conocimiento de la ciudad y de los mecanismos implementados en ella para hacer frente a dichos procesos, supuse, equivocadamente, he de aclarar, que la Casa del Migrante estaría ubicada en la zona aledaña a la garita internacional. Tras preguntar en la mesa (ataviada con mantas fungiendo manteles y sobre la reja posterior a las oficinas del Instituto Nacional de Migración [inm]) acerca de alguna institución relacionada con el apoyo de la comunidad migrante en Mexicali, fui gratamente sorprendida con la información que obtuve. Había llegado a la mesa de información del Hotel del Migrante Deportado, y estaba por conocer algunas de las historias de quienes habitaban en su interior. Quiero acotar que aunque el encuentro fue fortuito, fue de gran importancia debido a que me permitió abordar la investigación desde una de las aristas menos estudiada en temas de migración: la deportación. La mesa en la que los hombres estaban reunidos, con quienes estaba entablando conversación y explicando el motivo de mi investigación, se encuentra ubicada entre los carriles de paso para automóviles en la garita del centro,12 las vías del tren y a espaldas A partir de las charlas realizadas con los varones alojados en el Hotel del Migrante, comprendí la paradoja en la que se encuentran una vez que han sido deportados. Para algunos, México se había convertido en el país de sus padres, en el lugar que los había recibido al nacer pero ya no formaba parte de su cotidianidad. Es de ahí que la sensación de extrañeza y falta de pertenencia por parte de estos sujetos se convertía en un círculo en que habían dejado de sentirse mexicanos, pero tampoco se consideraban estadounidenses, aunado al hecho de la situación de ilegalidad en que se encontraban en ambas naciones, ya que no tenían la posibilidad de demostrar de manera inmediata su nacionalidad mexicana y, en el caso de algunos, habían perdido la ciudadanía estadounidense. 12 Es necesario aclarar que la ciudad de Mexicali, Baja California cuenta con dos garitas a lo largo de la reja que la separa de Caléxico, en California, Estados Unidos. La “garita del centro” o Mexicali-Calexico 11

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del inm. En ella sólo había una silla, y sentado sobre ella estaba un hombre rodeado de al menos otros cuatro sujetos. Todos vestían playeras verdes fluorescentes con la leyenda: “ángeles sin fronteras migrantes deportados frente cívico mexicalense” (sic) y me observaban entre el asombro y la curiosidad. Algunos preguntaron si había sido deportada y necesitaba ayuda, mientras que otros discernían acerca de si era representante de algún medio de comunicación en busca de fotografías o historias que permitieran la elaboración de un reportaje. Sin embargo, al explicar que era una estudiante de maestría proveniente del Distrito Federal pero asentada en Mexicali, hubo quien enfatizara el hecho de ser migrante al igual que ellos y, por ese motivo, era bienvenida en la mesa. Para mí fue un tanto confuso ser considerada como “migrante” porque esa situación me posicionaría en una condición diferente a la de “investigadora” que yo intentaba explicar. Aunque, efectivamente, ya formaba parte de las filas de migrantes que llegaban a Mexicali a vivir por algún tiempo. Para entonces, Antonio, o Tony, como lo llamaban sus compañeros, extendía su mano y preguntaba mi nombre. Tony era el encargado de la mesa, así como de la administración del Hotel del Migrante, y estaba seguro de poder contestar todas las preguntas que le hiciera. Luego de una rápida presentación, expliqué los motivos de mi presencia, así como la necesidad de saber más acerca del motivo que los mantenía en tan peculiar sitio y a la intemperie. Para ese momento, noté que había otros hombres, también con playeras verdes, pero cargando un bote de latón en las manos. Todos ellos estaban parados en las líneas de autos de la garita y se acercaban de vez en vez a los automovilistas, quienes también de vez en vez depositaban monedas en sus botes. Durante el tiempo que demoramos en presentarnos mutuamente, observé con atención las mantas: en todas ellas estaba impresa una fotografía de cuatro figuras humanas saltando una barda, referenciando el acto de cruzar ilegalmente la frontera. Frente a ellas y en letras grandes se apreciaba la leyenda “Ángeles Sin Fronteras. Hotel de los Migrantes” (sic), seguido del nombre del director general y la dirección del lugar.13 Entretanto, Tony respondía con soltura mis preguntas, casi como si supiera exactamente qué seguiría en mi agenda. Fue como si mis cuestionamientos le hubieran sido East, se encuentra entre las calles Ayuntamiento y Morelos; es la más transitada, y es también la más antigua, además de ser el sitio en donde los migrantes son deportados luego de ser liberados de los centros de detención para migrantes (o acc, por sus siglas en inglés). Está situada a pocos pasos de las oficinas del inm de la ciudad de Mexicali. La segunda garita, conocida como “la de Nuevo Mexicali” o Mexicali/Calexico West, es de reciente creación y se utiliza como vía alterna cuando la del centro está congestionada. El cruce peatonal en esta garita existe, pero debido a su ubicación (justo en el desierto mexicalense), casi no se utiliza. 13 A petición de las personas que se alojan en el Hotel del Migrante, he decidido no transcribir los datos particulares del lugar.

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formulados una y otra vez en ocasiones anteriores, situación que con el tiempo y el avance de la investigación pude corroborar. En la mesa encontré a otros hombres que, al igual que Tony, se alojaban en el Hotel del Migrante. Quienes también se acercaron con la intención de participar en la plática. Después de las preguntas que para Tony parecían obvias, me interesé en las razones que lo tenían al frente de la mesa. Para mí era importante saber qué hacían ahí, por qué pedían dinero y, principalmente, por qué el grupo estaba integrado únicamente por varones. Al cuestionarle todo esto y casi de manera automática, el gesto y actitud confiada de Tony cambiaron por la sorpresa y el nerviosismo. Entonces comenzó a narrarme acerca de su larga estancia en Arizona, Estados Unidos, donde había vivido durante quince años, aunque originalmente era de Piedras Negras, Coahuila. Me dijo que había sido deportado hacía un año y que esperaba sus papeles de legalización para el mes de abril de ese año. Durante la narración de Tony, otro de los “ángeles” interrumpió la historia para decirme que él también había sido deportado y que había vivido diez años en el “gabacho”, pero que era procedente de Tijuana. Relatos similares fueron narrados una y otra vez y algunos compartieron, además, las condiciones por las que habían llegado a Mexicali. Por un momento parecían haber olvidado que yo apenas los conocía, y para algunos fue casi una confesión (e incluso un alivio) hablar acerca de la historia que les precedía a la deportación. Para ese momento sentí necesario explicarles ampliamente que estaba haciendo una investigación relacionada con temas de migración. Recuerdo bien que un hombre preguntó acerca de mi familia en Mexicali. Yo contesté que estaba sola en la ciudad y que solamente estudiaba en y acerca de la frontera. A partir de ese comentario, algunos hablaron con más soltura de la sensación de soledad que experimentaban al estar lejos de sus familias, sus casas y sus trabajos. En el transcurso de la charla pude observar cómo muchos de los hombres a mi alrededor asentían al escuchar a los otros. En un punto de la charla se hicieron silencios que reflejaban emociones encontradas en las miradas de aquellos hombres, y fue entonces cuando retomé la ronda de preguntas. Luego de cuestionar a qué grupo pertenecían, Tony me explicó que eran los “Ángeles Sin Fronteras” (asf), asociación civil encargada de dar acogida a los migrantes mexicanos deportados desde los Estados Unidos. Y continuó explicando que había un hotel en el que todos se hospedaban. Quisiera detenerme para hacer algunas anotaciones relacionadas con la condición de deportación. De inicio, debo aclarar que existen múltiples interpretaciones respecto del proceso de “devolución” de migrantes mexicanos al territorio nacional. Estas diferencia59

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ciones se refieren, mayormente, al tipo de información y maneras en que ha sido obtenida; es decir, “se dispone de más de diez estadísticas de migrantes deportados en lugares y tiempos diferentes y con denominaciones distintas” (Durand y Massey, 2003:67), categorizaciones entre las que se encuentran: “detenidos”, “aprehendidos”, “expulsados” y “devueltos”, sólo por mencionar algunas. No obstante, la condición de deportación está relacionada con el proceso jurídico o juicio efectuado con intención de repatriar a quienes han sido aprehendidos y no poseen la documentación adecuada que permita su estancia legal al interior de, en este caso, los Estados Unidos. Es de este modo que considero necesario aclarar que todos los hombres a quienes realicé entrevistas específicas habían atravesado dicho proceso legal, por tanto, son “legítimamente” deportados. Por otro lado, tuve oportunidad de escuchar y participar en charlas de varones que habían cruzado por primera vez la frontera y habían sido detenidos en el retén de las veinticinco millas; algunos otros que no habían podido atravesar el desierto, o bien habían sido aprehendidos durante la jornada laboral y habían sido “devueltos” sin atravesar el proceso legal en la corte estadounidense. Y es que a partir de los cambios suscitados en los procesos de expulsión de los Estados Unidos, de la aplicación de nuevas leyes, del reforzamiento de la vigilancia en la frontera y de la autoridad de las instituciones migratorias respecto del procedimiento, muchos de ellos fueron expulsados de manera inmediata. En correspondencia a estos casos, ya fueran de deportación “legítima” o las “excepciones” arriba mencionadas, el inm implementó programas en la frontera norte de México que proporcionan el respaldo institucional a estos grupos vulnerados. Es decir, existe un apoyo monetario14 para migrantes expulsados de los Estados Unidos, a partir del cual el gobierno municipal aporta un porcentaje (y en ocasiones el costo total) del viaje de regreso al lugar de origen. Aunque las restricciones y condicionamientos, además del tiempo de espera que implica recibir el apoyo, se traducen en la necesidad de alojamiento y alimentación los primeros días posteriores a la “devolución”. Ante esta situación, asociaciones como los Ángeles Sin Fronteras, A.C., han implementado mecanismos de apoyo de migrantes a partir de la participación de los propios deportados y la sociedad civil mexicalense: […] el 15 de enero, yo me doy a la tarea de ir a conseguir un local para asistir a toda esta gente que estaba siendo deportada, porque en Mexicali sí hay, como en toda la frontera, Este apoyo se entrega a solicitud del migrante y, a cambio, deberá dar la documentación que le entrega el Immigration and Customs Enforcement (ice) y que lo acredita como migrante devuelto ante las autoridades mexicanas. Dicho apoyo es proporcionado de manera única y en una exhibición. A pesar de ello, la poca difusión de este tipo de programas o la intención de cruzar la frontera propicia el asentamiento de gran parte de la población devuelta en las ciudades fronterizas receptoras. 14

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lugares que los asisten. Pero por ejemplo aquí, [en Mexicali], entre Betania,15 Maná, Albergue [Juvenil] del Desierto16 [ayudan a protegerlos, pero] estas agrupaciones, que son la mayor parte de ellas de la iglesia católica, nomás tienen capacidad para unas cien personas. Entonces, cuando ya empezaron estas deportaciones masivas, no hay capacidad. Por ejemplo, en Tijuana, [hay] más de 1 000 [deportados] diarios, por eso empiezas a ver en los centros de la ciudad, por ejemplo, aquí en Mexicali, deambulando gente, algunos caen en problemas y quedan en situación de calle, duermen en los parques, en la calle, caen en problemas de alcoholismo, de drogadicción, de delincuencia.17 Entonces [se convierte en un] problema tan grave que nos dimos cuenta que también la sociedad [en este caso la mexicalense], lo único que acertaban a hacer es andarlos llevando y haciendo “limpias” aparentes de que todo está muy bien y luego andan haciendo redadas, e inclusive hacen redadas dos veces al día. Se los andan llevando de aquí del centro de la ciudad y lo único que hacen es que cuando ya llegan allá [a la comandancia de policía], los jueces los tienen que soltar porque no es un delito deambular en las calles, y aunque hay un bando de “buen gobierno”, que es mal gobierno, porque violan la Constitución, y más con ellos, que están siendo arrojados de un país, y luego que aquí, en lugar de ayudarlos, los estamos persiguiendo. Entonces viendo esta problemática nos dimos a la tarea de crear el programa Ángeles Sin Fronteras.18

Como es posible notar, la participación ciudadana que busca ayudar a los connacionales en situación de deportación, se crea como una reacción a partir de la situación de los migrantes y la interacción que tienen con los habitantes de la ciudad. Es claro que la participación de asociaciones civiles y religiosas resulta de vital importancia en las ciudades receptoras de migrantes deportados, ya que la presencia de dicha población impacta en la cotidianidad del lugar. 15 La Casa Betania o del Migrante es administrada por un grupo de corte religioso (católico) y alberga principalmente mujeres durante cortos periodos, aunque dan acogida sin distinción de género y según su capacidad. En éste no sólo se aceptan mujeres deportadas, sino también migrantes de paso en la ciudad de Mexicali. Existen, además, el Albergue Maná, el Oasis de Amor, así como un dispensario médico y el comedor El Buen Samaritano, ambos a cargo de la diócesis de Mexicali. (Consultado en http://www2.eluniversal.com. mx/pls/impreso/noticia.html?id_nota=51861&tabla=estados). 16 Acerca del Albergue Juvenil del Desierto, la Academia Mexicana de Derechos Humanos, en conjunto con la Coalición Pro Defensa del Migrante-Sección Mexicali, realizaron la publicación intitulada La esperanza truncada. Menores deportados en la garita Mexicali-Caléxico, en el año 1998. En esta publicación realizan una vasta investigación que permite comprender el perfil y mecanismos que acompañan la deportación de niños a la ciudad de Mexicali, además de explicar ampliamente la función del albergue, lugar en el que se recibe a jóvenes mayores de 13 años, y donde se les proporcionan servicios tales como: alimentación, atención médica, vestido y transporte a sus lugares de origen, cuando los padres del menor no pudieron ser localizados por las autoridades competentes, en este caso, el dif estatal. 17 “Apenas en el 2011 y lo que va del 2012, han sido deportados hacia México un total de 466 mil 259 personas de todos los Estados Unidos, de los cuales 167 mil 619 fueron recibidos en Baja California, es decir, cerca del 36%; autoridades locales y norteamericanas estiman que cerca de la mitad de los repatriados cuenta con antecedentes penales” (La Crónica de Baja California, 2012/05/02:04-A). 18 Sergio Tamai, fragmento de entrevista, 7 de enero de 2011.

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El Hotel del Migrante y su función19 El Hotel del Migrante, creado en el año 2010 por la asociación Ángeles Sin Fronteras, está situado a una cuadra de la garita internacional, en el centro20 de la ciudad de Mexicali. Me gustaría aclarar que el centro de la ciudad de Mexicali es un espacio principalmente comercial, además de ser punto de reunión y esparcimiento para habitantes jóvenes de Caléxico, así como espacio económico de la comunidad china, considerada como fundadora de la ciudad. Se encuentran, además, los migrantes de paso y deportados, así como las personas en situación de calle. En este sitio hay también picaderos,21 polleros22 y lugares de esparcimiento para adultos (cantinas y prostíbulos), muchos de ellos circundantes del hotel. Al mismo tiempo, el centro alberga espacios de diversión de la comunidad gay, taquerías, tiendas de ropa, hoteles de paso, la catedral, al menos una decena de tiendas de autoservicio y, por supuesto, la garita internacional, como mencioné líneas arriba. En otras palabras, el centro es una zona de tolerancia y convergencia diaria. Es particular en su dinámica y arquitectura, así como misterioso y lleno de historias acerca de la construcción de la ciudad, como el contrabando en tiempos de la “prohibición”, y los sótanos chinos.23 El hotel, por su parte, está situado a espaldas de la garita, a una calle del famoso Hotel del Norte (del que algunos cuentan el grupo musical “Los Tigres” tomaron el “del Norte”) y frente al estacionamiento El Tecolote, que en algún momento también fue un

19 La información acerca del Hotel del Migrante referente a la estructura y condiciones materiales se ha modificado, ya que la investigación de campo se realizó durante los años 2011 y 2012. Actualmente, el hotel ha mejorado las condiciones de sus instalaciones. Asimismo, el gobierno municipal de la ciudad de Mexicali ha donado literas y vidrios, y ha ayudado a la remodelación del lugar. 20 Aunque el centro geográfico de la ciudad de Mexicali está al sur, el centro político y comercial está al norte, debido a que la fundación y desarrollo comenzaron desde la frontera con los Estados Unidos. De este modo, el poblamiento de Mexicali se extendería hacia el sur dejando el “centro” como parte de la referencia popular y no la ubicación geográfica. 21 Los “picaderos” son aquellos locales vacíos del centro de la ciudad de Mexicali que se utilizan por los adictos a la heroína u otras drogas, es decir, es un sitio que en el que pueden hacer uso de la sustancia sin estar a la vista de las autoridades, y en algunas ocasiones también se utilizan como fumaderos de crack (conocido también como “foquear”, debido a que la práctica se hace usando como una pipa la cubierta de vidrio que recubre al filamento). 22 “Pollero” es la denominación que se le da a aquellas personas que se dedican a trasladar migrantes por el desierto para concretar “el cruce”. En otras palabras, es la forma coloquial de nombrar a los traficantes de personas que se encuentran varadas en la frontera o que han llegado a ella con la esperanza de cruzar a los Estados Unidos. 23 A partir de su llegada, el mito de los chinos y los sótanos se magnificaron, y hasta el día de hoy forman parte del imaginario que acompaña la construcción “moderna” de la ciudad de Mexicali. Durante el trabajo de campo, algunos vecinos del hotel me contaron acerca de la existencia de túneles subterráneos que conectaban al primer cuadro de la ciudad entre sí y que, además, era utilizado por los chinos como espacios habitables; es decir, vivían al interior de los subterráneos. En ese sentido, tuve la oportunidad de visitar un par de sótanos durante mi trabajo, que ponían en duda la calidad de “mito” de las historias acerca de los sótanos.

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centro de espectáculos. Ambos lugares son importantes puntos de referencia para la sociedad mexicalense por su historia y ubicación. Por ende, la dirección del hotel permite un fácil acceso tras la deportación. Conocido anteriormente como Hotel El Centenario, un hotel de gran lujo,24 convertido con el tiempo en hotel de paso25 y abandonado durante la década de 1970, es el espacio que ahora alberga a hombres migrantes deportados en Mexicali. Tras el abandono, el edificio entró en desuso y con el tiempo se deterioró la estructura. Le fue robado el cableado de la instalación eléctrica para obtener cobre, y fue utilizado como refugio de personas en situación de calle. La puerta de acceso es una pequeña reja de color blanco ubicada entre un puesto de periódicos y dulces y la entrada al Bar El 13 Negro, lugar de esparcimiento “nocturno” que, irónicamente, está abierto las 24 horas, por esta razón, es común observar prostitutas tanto en los alrededores del hotel como del centro de la ciudad en general. El acceso al hotel es controlado por un hombre que abre y cierra la puerta, “turno” que usualmente se asigna a aquellos que incumplen alguna regla, aunque también hay quienes realizan esta tarea de manera voluntaria. Lo importante, según las autoridades del hotel, es que siempre haya alguien recibiendo y dando indicaciones a los migrantes que llegasen a preguntar por el lugar. De hecho, durante la investigación observé que el guardián era una especie de “filtro” que determinaba quién realmente había sido deportado y quién buscaba reclutar migrantes para “pollear” (refiriéndose al tráfico de personas a través de la frontera). En este sentido, el guardián tiene la responsabilidad de “alejar a los coyotes” para no poner en riesgo a los migrantes que buscan regresar a los Estados Unidos. A pesar de ello, pude observar cómo los “polleros” que lograban pasar la vigilancia intentaban reclutar migrantes al interior del hotel prometiendo “pasarlos” a los Estados Unidos a cambio de una alta cantidad de dólares (el precio, según los datos obtenidos, oscila entre los dos mil y los cinco mil dólares). A estos sujetos también se les conoce como “coyotes”, y para los Ángeles es de vital importancia mantenerlos al margen de los migrantes deportados, ya que muchos de los migrantes necesitan regresar a su lugar de residencia en Estados Unidos para reunirse con sus familias. No obstante, es importante que, paradójicamente, busquen “polleros confiables” que los lleven por lugares seguros y cumplan el compromiso de guiarlos a través del desierto sin abandonarlos a la mitad, poniendo en riesgo sus vidas.

Fotorreportaje realizado por Richard Marossi en la ciudad de Mexicali, con quien coincidí durante la investigación. (Consultado en: http://www.latimes.com/news/local/la-me-hotel-deported-20120527,0,4792205. story). 25 Reportaje acerca del Hotel del Migrante, realizado por el Semanario Zeta y publicado en su edición del 14 de mayo de 2012. (Consultado en: http://www.zetatijuana.com/2012/05/14/el-hotel-del-migrante/). 24

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El ascenso a las instalaciones se realiza a través de escaleras, por estar en el segundo piso del edificio. Por la noche o cuando la luz natural se extingue, se echa a andar la planta de luz (que se alimenta con gasolina), de este modo, es posible observar con facilidad la escalera que conduce al hotel y apreciar las indicaciones de los carteles sobre las paredes. En cambio, durante el día, el cubo de las escaleras resulta muy oscuro, dificultando el ascenso. Como decía líneas arriba, el hotel está ubicado en el segundo piso del edificio y cuenta con 32 habitaciones; algunas de ellas todavía conservan las puertas, aunque, mayoritariamente, los habitantes usan cortinas como medios de separación y obtención de intimidad. El lugar está dividido en tres pasillos. En el primero, se recibe a los migrantes recién llegados, o “los de la noche”, como les dicen, haciendo referencia a que el mayor registro de varones es durante las deportaciones nocturnas. Las habitaciones de ese pasillo no tienen muebles o elementos que personalicen los espacios. En realidad, sólo cuentan con algunas colchonetas que les son provistas para dormir. Se observan, además, algunas cobijas enrolladas en los rincones, junto con las pertenencias personales (quienes llevan algo consigo) de quienes comparten el espacio, aunque la mayor parte del tiempo llevan sus cosas a cuestas o las mantienen consigo, ya que son responsabilidad de cada uno; además, son las únicas pertenencias que poseen como recuerdo o reafirmación de su “vida anterior” en los Estados Unidos. Al final del pasillo está la sala de lectura, donde se acondicionaron algunos sillones y se recibieron algunos libros en donación para que los varones tengan un espacio para reunirse y platicar. Estas habitaciones están de frente a doce pares de ventanales, todos ellos cubiertos con plásticos transparentes que emulan cristales. Casi todo el tiempo, las hojas de las ventanas están abiertas de par en par y desde ahí es posible observar la calle. Los ruidos del día (y las risas de la noche) inundan el ambiente la mayor parte del tiempo debido a que en el interior, el hotel es generalmente silencioso. Durante el verano es común observar a los recién llegados recostados en el pasillo intentando dormir o sortear el calor. Es importante mencionar que la ciudad de Mexicali posee un clima extremo que fluctúa entre los 45 °C y 50 °C en verano, y los 5 °C y -5 °C en invierno. En la parte central del piso está la cocina, seguida de más habitaciones. Ahí se prepara alimento para todos y tienen horarios establecidos. En dicha habitación hay tres entradas y tres ventanas interiores. Las entradas no tienen puerta y las ventanas no tienen cristal, y es un espacio de cuatro por cinco metros aproximadamente. La cocina está equipada con sillas apilables y mesas plegables que se instalan y retiran en los horarios de comida. Hay dos mesas de madera en las que se preparan los alimentos y una estufa industrial. Hay también un refrigerador y varios garrafones debajo de la mesa cercana a la estufa. 64

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Pueden verse cazuelas, ollas y platos de plástico sobre la misma mesa. Al fondo, del lado derecho, hay un par de tinas en las que se lavan los platos y vasos utilizados luego de la comida. Además, es posible observar los cables de la instalación eléctrica acondicionada para conectar focos o la televisión cuando la planta de luz funciona temprano. Las paredes están pintadas de color blanco y se puede apreciar, a simple vista, que fueron restauradas antes de ser pintadas; además, hay múltiples carteles que recuerdan las actividades del día y las reglas del lugar. El piso es de cemento y se pueden ver manchas de pintura del mismo tono de las paredes. El desayuno es servido a las siete de la mañana, la comida es a la dos de la tarde, y no se sirve cena. Los horarios de acceso no son restrictivos y tienen posibilidad de entrar y salir libremente. No obstante, por seguridad, se cierra la puerta de entrada a las nueve de la noche. En el pasillo central y en el posterior, donde también se encuentra la cocina, están las habitaciones de los migrantes que tienen una estadía mayor a una semana y hasta tres meses. Estas habitaciones están notablemente personalizadas: mientras caminaba por los pasillos, notaba elementos que permitían a los Ángeles mantenerse en contacto con sus recuerdos; se apropiaban del espacio a partir de elementos que les permitieran “sentirse cerca” de su hogar. Observé principalmente fotografías, aunque algunos lograban hacerse de “recuerdos prestados” que les ayudaban a ejercitar su propia memoria. Asimismo, estos objetos les permitían revincularse con aquellos elementos de la masculinidad que creían perdidos o en desuso, como la paternidad. Era común observar zapatos de bebé colgando de alguna entrada, aviones de papel, dibujos e imágenes religiosas26 que invitaban a mantener vivas las esperanzas de, algún día, regresar a casa para volver a abrazar a sus hijos, besar a sus mujeres y, por qué no, “echarse un par de tragos con los cuates”. En otras ocasiones observé cómo atesoraban sus sombreros, zapatos e incluso artículos de aseo personal (objetos con los que arribaron al hotel), que les permitían experimentar brevemente la sensación de ser hombres “completos” otra vez.27 En el último pasillo estaban instalados los baños, las regaderas y el bóiler. Existen espacios restringidos como el lugar donde se guarda la comida y algunas habitaciones Aunque algunos de los elementos que observé pegados en las paredes de los cuartos eran recuerdos de su vida, muchos otros habían sido encontrados en las calles del centro de Mexicali o realizados por ellos, como sería en el caso de los dibujos. En el caso del zapato de bebé, por ejemplo, el migrante que lo había colgado en la entrada de su puerta lo había encontrado de manera fortuita mientras regresaba al hotel luego de su turno de boteo; la misma situación correspondía al avión de papel que pude observar colgado sobre la pared de otro de los cuartos. En cuanto a las imágenes religiosas, muchas de ellas habían llegado a manera de donación o habían sido obtenidas a las afueras de la catedral mexicalense. 27 Durante una de las entrevistas realizadas con Juan, explicaba que la sensación que experimentaba al estar en el hotel era de vacío, era como sentirse incompleto o en un estado de emergencia que no le permitía estar tranquilo. 26

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que se usan como bodegas y donde se resguardan las donaciones de ropa y cobijas que reciben de los migrantes “del otro lado” o de ex deportados que estuvieron alojados en el hotel y que luego de volver a casa decidieron ayudar a quienes atravesaban por la misma situación. Todos comparten habitaciones que por lo general alojan a tres o más personas en un mismo espacio. Asimismo, deberán lavar sus trastes luego del desayuno o comida, y cada uno se hace cargo del aseo de ropa y el lugar en que se hospeda. Quisiera aclarar que actualmente se han acondicionado dos locales más en la planta baja del edificio. Sin embargo, considero importante hacer notar las condiciones iniciales del inmueble, ya que los cambios más importantes (como la instalación de electricidad y el remozamiento de gran parte de los muros) ocurrieron una vez terminado el periodo de trabajo de campo, o bien cuando estaba por finalizar la investigación. Debido a esto, sólo enunciaré las modificaciones que pude observar durante mi estancia. El primer local reacondicionado, inmediato a la puerta de entrada del Bar El 13 Negro, se instaló una tienda-comedor en la que los migrantes pueden abastecerse de alimentos para la cena. El siguiente local se acondicionó para que el grupo de personas en situación de calle (principalmente usuarios de drogas inyectables [udi] que vivían en la Plaza del Mariachi, también ubicada en el centro de la ciudad) tuviera un lugar para resguardarse del clima y evitar ser detenidos por la policía municipal. Además, según lo expresado por Sergio Tamai, buscarían implementar programas de rehabilitación para los udi. Para el momento en que visité por primera vez el hotel había 75 varones alojados pero, según palabras de Lidia, la administradora, en el año 2011 habían albergado a más del doble de varones. Al llegar, los varones son registrados en listas de papel, situación que complica la recopilación de información acerca de los ingresos, porque no existe una base de datos sistematizada. Como medida de seguridad, se les solicitan los documentos de deportación que les fueron entregados en los Estados Unidos y se les enseña el lugar. Posteriormente, les proporcionan cobijas o alguna colchoneta, les es asignado un espacio para dormir, les indican dónde bañarse y se les instruye acerca de las reglas de convivencia y los horarios de comida. Además, les explican cómo obtener sus pasajes de vuelta — si es que quieren regresar a sus lugares de origen— en el inm, y los asisten para que puedan estar ahí hasta una semana de manera gratuita. Durante el periodo de “fiestas” (en los meses de diciembre y enero), hay hombres que se establecen incluso un mes. En caso de permanecer más tiempo, También existe la alternativa de colaborar con los Ángeles integrándose a las brigadas de boteo en la garita. A partir de estas aportaciones económicas y las donaciones en especie que son recibidas ahí mismo, es posible costear medianamente la renta y los insumos del lugar. 66

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A la derecha de la entrada está la oficina de la administración, el lugar donde Lidia les toma los datos, les da jabón, un rastrillo, papel higiénico, calcetines limpios y ropa o zapatos (en caso de ser necesarios). Ahí se guardan algunas donaciones (principalmente los artículos de aseo personal) y los radios que utiliza el equipo para comunicarse entre sí. Al final del proceso de registro se le explican las reglas del lugar que impiden el consumo de drogas, alcohol y cigarros, aunque también se prohíbe el consumo de café debido a la religión profesada por el líder de la asociación. Además, hay carteles informativos por todo el lugar; en algunos se hace referencia a los horarios de limpieza, y otros son de información. Generalmente se les proporcionan noticias acerca de la situación nacional respecto de la migración o la deportación, y en cada pasillo es posible reafirmar las reglas del lugar escritas en carteles con la siguiente leyenda: “Todo migrante es bien recibido. No tienen que pagar nada, sólo les pedimos a cambio respeto para toda persona y el cumplimiento de nuestras reglas: No fumar. No tomar café. No tomar licor. No usar drogas. No pelearse”. Al inicio de cada día, las personas encargadas de la cocina, quienes también son migrantes deportados, reciben los listados de quienes están alojados para realizar el cálculo de lo que necesitarán para preparar el desayuno y comida diarios. Lidia, la administradora, durante mis visitas mencionó que el presupuesto por día para alimento y algunos otros insumos es de 500 pesos, cantidad que resulta insuficiente debido a que diariamente reciben más de cincuenta personas durante el verano y casi el doble en el invierno, aunque han recibido más de cien deportados al día en periodos de alta actividad. Los hombres comparten habitaciones, pero en verano, debido a la falta de electricidad y aparatos de aire acondicionado, casi todos duermen en los pasillos. En algunos casos deciden dormir en el techo del edificio para evitar el hacinamiento y la deshidratación durante la noche. Aun cuando la regla de estancia gratuita es clara, es posible permanecer alojados más tiempo en el hotel, siempre y cuando la situación del migrante sea valorada por la administración y las condiciones del lugar lo permitan. De hecho, uno de los mecanismos a partir de los cuales se les licencia establecerse por periodos mayores a los tres días estipulados en el reglamento y que al mismo tiempo les permite obtener un pequeño ingreso económico, es “boteando”28 en la garita para conseguir fondos y así seguir ayudando a los demás migrantes. Si bien el hotel permite el alojamiento seguro de migrantes y apoya a personas en situación de calle que deambulaban por el centro de la ciudad de Mexicali, el trabajo es arduo y las necesidades por cubrir muchas, por lo que las donaciones (ya sean en dinero 28 “Botear” es el nombre coloquial que se le otorga a la actividad consistente en recolectar dinero en latas de aluminio (botes). Para el caso del hotel, se realiza a partir de horarios establecidos diariamente en turnos de dos horas cada uno las 24 horas. Así, se organiza la participación de todos los Ángeles de manera equitativa.

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o en especie, como comida enlatada, artículos de aseo personal, detergente, ropa y cobijas en buen estado y limpias) siempre son bien recibidas, agradecidas y aprovechadas al máximo por quienes habitan el hotel. Consideraciones finales La implementación de nuevos y más estrictos mecanismos de deportación de migrantes mexicanos desde los Estados Unidos ha impactado de manera directa en la vida de los habitantes de la frontera, por lo que la participación activa de asociaciones y grupos religiosos han permitido ofrecer espacios diseñados para prestar apoyo a personas en situación de deportación o migrantes de paso en esta región. En este sentido, asociaciones como Ángeles Sin Fronteras, integrada por migrantes deportados y civiles, es un claro ejemplo del trabajo en conjunto que no podría ser realizado sin la participación, en gran medida, de aquellos que han vivido el proceso de manera personal. A pesar del esfuerzo de esta organización, la posibilidad de tener equipos de trabajo consolidados y “estables” al interior de la asociación resulta complicada debido poco tiempo que estas personas permanecen al interior del Hotel del Migrante, situación que se traduce en la constante rotación de miembros y, en ocasiones, la disminución de acciones a realizar por la falta de integrantes. Referencias Academia Mexicana de Derechos Humanos (1998), La esperanza truncada. Menores deportados en la garita Mexicali-Calexico. México, Coalición Pro Defensa del Migrante-Sección Mexicali. Alarcón, Rafael y Becerra, William (2012), ¿“Criminales o víctimas? La deportación de migrantes mexicanos de Estados Unidos a Tijuana, Baja California”, Norteamérica, año 7, núm. 1, enero-junio. Amnistía Internacional (2009), A la cárcel sin justicia. Detención por motivos de inmigración en Estados Unidos. Versión electrónica descargable en: http://www. sinfronteras.org.mx/attachments/379_A%20LA%20C%C3%81RCEL%20 SIN%20JUSTICIA%20Detenci%C3%B3n%20por%20motivos%20de%20 inmigraci%C3%B3n%20en%20Estados%20Unidos%20Versi%C3%B3n%20 en%20Espa%C3%B1ol.pdf Centro de Justicia de Carolina del Norte (2010), Picked Up. Guía para migrantes detenidos en Carolina del Norte. Versión electrónica descargable en: http://www.ncjustice.org/docs/PickedUpSp.pdf 68

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Fecha de recepción: 24 de enero de 2013 Fecha de aceptación: 7 de octubre de 2013

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Creación y apropiación de espacios sociales en el turismo gay: Identidad, consumo y mercado en el Caribe mexicano Martha García Ortega y Héctor Manuel Marín Poot El Colegio de la Frontera Sur Resumen. Desde hace por lo menos una década, se ha insistido mucho en la orientación mundial del turismo como una opción de desarrollo. Visto a través de estudios de mercadotecnia, este sector económico, sea cual sea su versión, ha proliferado y sentado sus reales en los rincones más remotos del planeta. Del lado de las ciencias sociales existen investigaciones antropológicas abocadas a diversos temas; uno de ellos refiere una extensión del paradigma de la otredad al estudiar los procesos de reconocimiento del otro en contextos turísticos. Una línea de trabajo más a tono en México, guiada por la noción de patrimonio, coloca al centro la explotación de los recursos culturales y naturales como fuente de atractivos para visitantes. A partir de estas dos perspectivas se presenta el caso del turismo gay en Cancún, ubicado en la demandante región del Caribe mexicano, cuyo despegue e intentos de consolidación como segmento turístico enfrentan diversos dilemas de orden social y político. En ese entorno se analizan las prácticas de consumo en donde las identidades colectivas se debaten frente a modelos hegemónicos expuestos en los espacios sociales de interacción creados por el mercado y apropiados como escenarios de contienda simbólica. Palabras clave: identidad gay, consumo turístico, espacio social. Abstract. For at least a decade, it has been insisted a lot in the world tourism orientation as a development option. Seen through marketing studies, this economic sector, whatever its version is, has proliferated and laid down its basis in the most remote corners of the planet. At the side of social studies, there are anthropologic investigations doomed to diverse topics; one of them refers to one extension of the paradigm of otherness to study the processes of recognition of the other in touristic contexts. A line of work that is more in tune in Mexico, guided by the notion of heritage, puts at the center the cultural and natural resources exploitation as a source of likes to visitors. From these two perspectives, the case of gay tourism in Cancun is presented, placed in the demanding region of the Mexican Caribbean. Its takeoff and attempts of consolidation as a touristic segment face diverse dilemmas of social and political order. In that environment, practices of consumption are analyzed where collective identities debate against hegemonic models exposed in social spaces of interaction created by the market and appropriated as scenery of symbolic strife. Keywords: gay identity, touristic consumption, social space

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Martha García Ortega (mgarciao@ecosur.mx) Mexicana. Es antropóloga social de formación, con doctorado en ciencias sociales con especialidad en desarrollo regional. Es expositora en seminarios del inah, relacionados con los temas de cultura y memoria social. Se encuentra adscrita al Colegio de la Frontera Sur. Sus temas de interés son: migración, identidad, pueblos indígenas, jornaleros agrícolas, desarrollo y políticas públicas. Ha realizado trabajos de vinculación con instituciones y actores sociales en materia de migraciones y mercado laborales agrícolas; además, se desempeña como organizadora de proyectos de difusión a través de exposiciones fotográficas y videos producto de sus investigaciones. Actualmente es parte del Comité Técnico Académico de la subred temática del Conacyt Derechos Humanos y Migraciones (Sociedad Civil y Calidad de la Democracia), a cargo del proyecto en la frontera sur sobre el diagnóstico de los derechos humanos de los migrantes. Su más reciente publicación es: Martha García y Gerardo Necoechea, “Relatos sobre el cruce de la frontera entre México y Estados Unidos a través del siglo xx”, Historia, Voces y Memoria. Revista del Programa de Historia Oral, núm. 4, 2012, pp. 57-74. Héctor Manuel Marín Poot (marinh19@hotmail.com) Mexicano. Maestro en ciencias sociales aplicada a los estudios regionales por la Universidad de Quintana Roo, y licenciado en antropología social. Está adscrito al Colegio de la Frontera Sur. Sus áreas de trabajo se enfocan en temas de antropología y turismo; turismo sexual, globalización y turismo, y turismo gay. Participó como investigador de campo en los proyectos: “Catálogo de cédulas etnográficas en 17 estados de la república mexicana” (Ciesas-Distrito Federal-cdi); “Factores situacionales de la violencia de género” (Universidad de Quintana Roo), y “Jornaleros agrícolas de México y Centroamérica en los ingenios azucareros de la frontera sur” (Ecosur). Su interés profesional y de investigación está enfocado al estudio del turismo desde la perspectiva socio antropológica.

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Introducción El turismo tiene como referente la época de la posguerra, cuando surge el avión de pasaje, baja el precio del petróleo, las familias occidentales incrementan su renta per cápita y aparecen las primeras vacaciones pagadas producto también del aumento del tiempo libre en los países industrializados. Tales factores facilitaron los viajes internacionales en los años cincuenta del siglo xx, pero es con el desarrollo de las comunicaciones y de los medios de transporte cuando irrumpe agitadamente el turismo internacional como una derivación más de las relaciones comerciales entre los distintos mercados mundiales. Como consecuencia, hubo un incremento de los desplazamientos, ya no por motivos de ocio, sino por razones de negocios. Todo esto favoreció el progreso de una oferta estandarizada basada en paquetes turísticos que permitieron gestionar una demanda en relación con los intereses y necesidades de los viajeros. La evolución del turismo registró un crecimiento económico constante hasta convertirse en la tercera industria del sector exportador, después de la automotriz y la petrolera. Según la Organización Mundial del Turismo (omt),1 existen aproximadamente 613 millones de turistas alrededor del mundo. Los lugares más visitados están en América Latina, siendo México el décimo país con mayor afluencia turística. Como veta de trabajo académico, el turismo ha sido tratado de manera amplia en la administración y economía, y es un tema en consolidación en las ciencias sociales. Aunque la perspectiva antropológica está en ello a través de varias investigaciones y publicaciones que podrían identificarse con ciertas corrientes del pensamiento y pragmáticas orientadas a la intervención, el estudio de los entornos turísticos resulta complejo debido a las múltiples variables relacionadas que se han convertido en un reto para su comprensión e interpretación social. Varias perspectivas de trabajo desde la academia y las instituciones promotoras (gubernamentales, civiles y comerciales) se asocian a la diversificación propia del turismo, un proceso inherente a la consolidación del capitalismo y el surgimiento de la sociedad de consumo, cuya segmentación ha propiciado múltiples canales de explotación mercantil como el llamado turismo rosa o turismo gay.2 Dentro de la investigación, el turismo gay se ha abordado desde un número limitado de estudios. En México, se ha puesto interés en el papel que juegan los saunas para varones en la ciudad de Puebla como un espacio de consumo y socialización gay (List, Para más información, revisar los boletines de la omt en: http://mkt.unwto.org/ El turismo rosa se emplea como sinónimo de turismo gay en la agencias de viajes, líneas aéreas, hoteles, restaurantes, cruceros, etcétera. Dicho concepto lo emplea el mercado como un segmento especializado de eventos y viajes enfocados a los homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales (Velázquez, 2009). 1 2

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2008). Por otra parte, temas relacionados con el turismo gay como la prostitución varonil y el vih-sida, se han abordado en Cancún (Amador, 2008), así como la relación del turismo gay hacia las comunidades receptoras y sus percepciones en la costa del Pacífico en México (Monterrubio, 2008). De igual manera, uno de los proyectos en este rubro se desarrolló en el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se elaboró un mapa territorial del turismo gay en México (López y Carmona, 2008). La investigación respecto de viajeros gais y su comportamiento también es limitada (Oppermann, 1999), por ello ha sido difícil generar extrapolaciones significativas de los resultados, sobre todo porque las circunstancias, muestras y metodologías de cada estudio han variado considerablemente. En términos generales, la investigación relacionada con el comportamiento de estos viajeros se ha concentrado en las prácticas sexuales y el nivel de riesgo de infecciones (Clift y Carter, 2000). En la literatura revisada, muy pocas dimensiones de las relaciones entre turismo, sexo y diversidad sexual (turistas gais) han sido examinadas. Uno de los primeros trabajos reportados se llevó a cabo en Tailandia (Clift, 1995), el cual tuvo como objetivo identificar qué hombres visitaban ese país como “turistas gais”, por qué los varones homosexuales se involucran en actividades sexuales durante sus viajes, qué actividades practicaban y con qué frecuencia utilizaban protección. Después de entrevistar a 94 turistas de origen alemán, el estudio concluyó que muchos viajaban con un propósito sexual, y que una amplia variedad de prácticas sexuales eran evidentes. Los estudios han variado en cuanto espacio y tiempo, pero aún existen lagunas de conocimiento. Por ejemplo, a pesar de la identificación de los impactos del turismo gay para propósitos de planeación y gestión turística, pocas han sido las investigaciones enfocadas al turismo gay en cuanto a la importancia de los espacios sociales para la conformación de las identidades. El estudio realizado por Monterrubio (2008) ha sido de los pocos intentos en investigar estos elementos, a pesar de que el trabajo se orienta más hacia los posibles impactos del negocio sexual en el desarrollo económico, social y sanitario. Aunque las percepciones de residentes locales hacia las repercusiones de turismo gay han sido tratadas de manera frecuente, el papel del espacio social como mediador de la relación identidad, consumo y mercado, no ha sido estudiado. Así, la antropología, la historia, la sociología y la geografía, entre otras disciplinas, han posibilitado el acercamiento al creciente estudio sobre el turismo gay, sobre todo en contextos fundamentalmente urbanos. De igual forma, se han realizado investigaciones tanto etnográficas como geográficas con aportes significativos no sólo de este sector en particular, sino también de uso del espacio urbano y el desarrollo de las ciudades (Delgado, 2007:125). Por otra parte, la antropología del turismo se ha fijado como objeto de 74

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análisis del encuentro entre huésped y anfitrión dentro de un espacio material y natural específico, la movilidad humana que se presenta de diversas formas en las fronteras culturales y que ocasiona distintos conflictos identitarios en relación con los sujetos implicados (Simonicca, 2007). Cada vez son más las investigaciones que se realizan en el país con un notable interés por el tema, ubicando sus objetivos en ciudades medias como Cancún. Un punto central ha sido comprender las dinámicas urbanas de los sectores sociales implicados: itinerarios, rutas y acceso a espacios donde, en múltiples ocasiones, tienen que enfrentarse con una abierta y explícita homofobia de empresarios, dueños, empleados y clientes en los centros turísticos. De forma paralela, también se ha desatado un inusitado incremento de los estudios de mercadotecnia que, de hecho, poseen las estadísticas más confiables en torno a este segmento turístico. Al respecto, la empresa Out Now Consulting3 señala que Cancún es el destino turístico mexicano más visitado por viajeros gais norteamericanos y europeos. En su última investigación de mercado, en la que ya es claro su enfoque hacia la población lésbico, gay, bisexual y transexual, mejor conocida como comunidad lgbt, para el año 2020 proyecta a este destino vacacional del Caribe como uno de los principales puntos internacionales del turismo gay, con un gran potencial mercantil. Desde su análisis de mercado, sugiere que Cancún debe ser aprovechado para captar las grandes ganancias generadas por este segmento, lo cual se logrará con un amplio conocimiento de la cultura gay, que permitirá ofrecer una variedad de espacios de acuerdo con los intereses y necesidades de estos consumidores. Como último referente en el análisis del tema está una consideración aparentemente desligada de todos estos procesos de cariz mercantil y que se vincula al desarrollo social y político de una ciudadanía aún en busca de su consolidación, y donde en estos espacios de intercambio multiétnico, interclasista y multinacional, adquiere sesgos de lo que Kymlicka (1996) pensó para las ciudadanía en los contextos multiculturales. Son estos referentes de investigación (tanto académicos como mercadotécnicos) y la información del trabajo de campo los que guían el presente trabajo, en el que se analiza el contexto de la creación y apropiación de espacios en el turismo gay en un destino turístico de nivel mundial del Caribe mexicano. En este centro turístico fue posible documentar el proceso en el cual se arraigan culturalmente ciertos nichos de identidad, consumo y mercado, impuestos por y para una clase de consumidores con demandas más allá de las ofrecidas por el mercado mismo. En esta línea, este trabajo se acerca 3 Para una consulta en extenso sobre los resultados de la investigación de mercado de Out Now Consulting, revisar: http://www.outnowconsulting.com

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mucho a la idea de Nicolas (1995), en relación con la autonomía de la construcción del modelo gay frente a la consolidación de su especificidad política o, si se quiere, de una ciudadanía diferenciada. Así, este artículo aborda la importancia del mercado en la institucionalización de universo homosexual masculino que propicia prácticas de consumo orientadas por un modelo de estilo de vida. Tal construcción refiere a sí mismo un entramado social donde las identidades individuales y colectivas se debaten por el reconocimiento de su diferencia, que no es más que una construcción por la ciudadanía. Con esta aproximación, se contempla la presencia de espacios comercializados producto de un sistema de mercado, en su vieja fórmula de oferta-demanda, hacia un consumidor particular: el turista gay, teniendo en cuenta que el mercado es la entidad promotora e impulsora de tal demanda. En lo general, este estudio se inscribe dentro de la corriente de investigación sobre el turismo en el Caribe mexicano, y, en particular, resulta una aportación a sobre el conocimiento del turismo gay en el contexto del desarrollo del mercado. Es relevante señalar que dada la complejidad del tema debido a que se relacionan diferentes variables que van desde la identidad, el espacio, el comercio y la sexualidad, los referentes de este trabajo parten desde diversos enfoques disciplinarios. Sobre un modelo gay (turístico) Desde la perspectiva de las ciencias sociales, las investigaciones sobre la homosexualidad surgen en Estados Unidos en el contexto de los movimientos políticos y contraculturales de finales de la década de 1960 y principios de 1970, momento cuando se perfila una tendencia hacia los análisis sociales orientados hacia a la construcción de identidades y las ciudadanías. En ese ámbito, según Herd, en Estados Unidos están presentes dos sistemas simbólicos: “El sistema cultural homosexual y el sistema cultural gay. El homosexual representa el discurso históricamente, anacrónico del enfoque enfermedad/estigma que mantiene a las personas enclosetadas (dentro del armario). Sin embargo, el sistema cultural gay incorpora nuevos significados que son todavía despreciados por la sociedad heterosexual, pero que son encomiados en el discurso lésbico y gay” (Herd, 1992:58). Para este autor, tradicionalmente el mundo secreto gay y las redes sociales cubiertas4 hacían de la homosexualidad una especie de rito de pubertad individual dentro de una sociedad secreta y opresiva. En la actualidad, el poder político de la comunidad gay sugiere que el coming out (conocido como “desclóset” o salir del armario) es más un rito de iniciación colectiva que una transición de estatus a la comunidad gay adulta. 4 Se entiende por red social cubierta todo acto de relaciones sociales que se ocultan, como la sociabilidad entre homosexuales, narcotraficantes, criminales, etcétera (Herd, 1992).

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A partir de esto, la figura feminizada del homosexual sería sustituida por el gay clasemediero obsesionado con el cuidado del cuerpo y una apariencia y actitud varoniles. La renuncia de muchos gais a identificarse con el homosexual débil y afeminado, que sólo encontraba cabida en el imaginario social del peluquero, modisto o cocinero, fue el resultado del sujeto gay del siglo xxi (Balbuena, 2010; List, 2009). Al respecto, Balbuena señala: “El gay no se presenta más como un homosexual; es decir ha adoptado una actitud masculina que permite a muchos gais interactuar en el mundo masculino heterosexual sin ser advertidos. En ese sentido, cualquier indicio de homosexualidad femenina o admitir que a un hombre le gustan los hombres, entrañan la misma sentencia que la sodomía” (Balbuena, 2010:73-74). De esta forma, el coming out dio origen a una nueva forma de vivir lo gay. Uno de los rasgos característicos de este nuevo esquema es la institucionalización del universo homosexual, cuyas manifestaciones hicieron de saunas, bares y discotecas, lugares icónicos de ese universo. Entonces, bares y discotecas desempeñan el papel que en otros grupos corresponde a la familia y la iglesia. Al respecto, remarcan Weeks (1998) y Nicolas (1995), el bar, el disco-bar y las discotecas son tres importantes instituciones del universo homosexual destinadas a satisfacer las necesidades sociales y sexuales. Desde estas entidades se difunde y extiende el modelo gay, y aportan los códigos e imágenes necesarias para la redefinición viril de la homosexualidad no dadas, en su momento, por el movimiento de liberación gay. La aparición y difusión de dicho modelo es autónoma respecto a la actividad política gay. Y es que la penetración del nuevo modelo se lleva a cabo por canales privados: empresarios/as que reproducen miméticamente instituciones gais (Nicolas, 1995:82-83). Desde ese mismo análisis, este autor establece cuatro características fundamentales del universo gay como consecuencia de su institucionalización: 1) delimitación del universo homosexual al delimitar fronteras y espacios específicos de interacción homosexual; 2) creación de un mercado gay regido por la ley de la oferta y la demanda; 3) permisividad para la socialización, y 4) declive de prácticas como el ligue o consumo callejero, en tanto que la interacción se traslada a las instituciones. Estos aspectos son extensivos a la práctica total de los países en los que el universo homosexual se ha institucionalizado (Nicolas, 1995). En este contexto, la identidad gay surge como una priorización de la orientación sexual hacia personas del mismo sexo en la que otras dimensiones de la identidad quedan asimiladas. De esta manera, ser gay se convierte en un estilo de vida que produce códigos identitarios expresados a través de la participación política, las formas de socialibilidad, etcétera (Hernández, 2002). Sin embargo, siguiendo a Nicolas (1995), no serían estos los únicos canales reconocidos en la construcción de la identidad gay, sino que se acompañan 77

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de otros procesos de institucionalización privada del universo homosexual. Las novedosas vías son reproducidas por el empresariado a través de una variedad de espacios sociales mercantilizados donde entra en circulación un mundo de símbolos compartidos. ¿Qué aporta entonces el modelo de lo gay? El modelo permite crear las condiciones necesarias para que ciertos homosexuales se puedan definir según la variable de virilidad. De esta forma, sin renunciar a su homosexualidad y sin tener tampoco que asociarse a lo femenino o a lo perverso, el macho concentra la más evidente revalorización de la masculinidad proyectada en el renovado referente (Nicolas, 1995). La institucionalización del universo homosexual y, en consecuencia, la identidad gay, son algo inherente al desarrollo de ese modelo gay, un esquema que se desenvuelve con independencia del contexto cultural. Para el caso, en el turismo los sujetos encuentran los códigos e imágenes necesarios en las instituciones homosexuales que el empresario ofrece; existe una creación y una apropiación de espacios específicos para la interacción gay que dan como resultado el surgimiento de un mercado promovido a través de una publicidad orientada su consumo. Esto es claro en el desarrollo turístico de Cancún, destino de millones de viajeros de todo el mundo donde el universo gay se ha institucionalizado al brindar, además de ciertas prácticas de esparcimiento, las condiciones necesarias para la reproducción de su identidad. Los turistas gais son demandantes y consumidores de estas instituciones, creadas y apropiadas como espacios sociales propicios para desarrollar actividades de homosocialización. Así, discotecas, teatros, bares, restaurantes y playas, entre otros, construidos por el mercado, se convierten en espacios lúdicos accesibles al poder adquisitivo de los turistas internacionales a tono con el modelo de lo gay. Con el surgimiento del movimiento de liberación gay estadounidense, y más tarde con los cambios culturales inherentes al desarrollo social de sus identidades, el discurso gay se posiciona en busca de consolidar un sujeto demandante de bienes y servicios en donde el mercado encontraría un nicho de ingresos denominado mercado gay. Cabe retomar lo formulado por Nicolas: la institucionalización del universo gay se propicia y difunde por canales privados a través de un mercado regido por la ley de la oferta y la demanda (Nicolas, 1995). De tal manera, el modelo gay se inserta en el campo turístico al reconocer a un segmento específico: el turismo gay, con necesidades y demandas particulares e interesado en viajar y realizar actividades de ocio, que hoy día representa un mercado potencial de millones de dólares,5 como lo constatan diversas industrias que Según la International Gay & Lesbian Travel Association (igtla), los principales países fuera de Europa recomendados para el turismo gay son: México, Costa Rica, Brasil, Cuba y Argentina. La derrama económica que deja este sector en todo el mundo es de 700 mil millones de dólares. El turismo gay se proyecta como un nicho con gran potencial económico que representa por sí mismo el más importante mercado para numerosas industrias. Para un informe detallado, consultar: http://www.iglta.org/north-america/mexico/ 5

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han visto la fuerza económica generada por este mercado. No en balde la comunidad gay está comenzando a llamar la atención de las grandes firmas que identifican su gran poder adquisitivo, ya analizado y reconocido, como se verá enseguida en el caso del Caribe mexicano. Y es que pocos son los destinos a nivel mundial que se enfocaron o fueron atractivos para el turismo gay, entre ellos Cancún, convertido desde principios del año 2000 en un interesante polo vacacional para desarrollar actividades turísticas propias de la cultura de estos grupos, y donde el mercado turístico propició prácticas y formas de consumo acordes con el propósito de las instituciones comerciales gais impulsadas a través de los canales privados ofrecidos por la industria turística. Mercado turístico gay Diversas organizaciones internacionales en Estados Unidos, como el Gay, Lesbian and Straight Education Network (glsen),6 realizan una variedad de investigaciones sobre el comportamiento y actividad de esa población con el objetivo puesto en la derrama económica mundial que este grupo representa y que podría alcanzar hasta los 900 mil millones de dólares anuales. Entre otros datos, esto permite considerar a este segmento como uno de los más sólidos económicamente. Un estudio efectuado por Theslogan Magazine7 dio a conocer que en los Estados Unidos los consumidores homosexuales tienden a mostrar mayor grado de lealtad a las empresas que ven cercanas a sus intereses, y que también están más atentos a los cambios y actualizaciones de sus productos en el mercado. Los expertos han documentado que al contar con mayores niveles de ingresos disponibles para gastos no primarios, como ocurre en ciertos estratos sociales, las parejas homosexuales tienen más dinero para gastar, pues es común que reúnan ambos salarios y que no tengan hijos (Ruiz, 2007). Tan sólo en Estados Unidos la comunidad gay, lésbica y bisexual está compuesta por 15 millones de personas de diverso origen étnico, condición civil (solteros), organizados en familias y adultos mayores que en 2002 gastaron 451 mil millones de dólares. Durante el año 2003 erogaron 485 mil millones, y en 2004 su gasto superó 610 mil millones Para mayor información, consultar: http://www.glsen.org/cgi-bin/iowa/all/home/index.html El trabajo de campo fue realizado por Harris Interactive en conjunto con Witeck-Combs Communications Inc., firma especializada en marketing con experiencia especial en el mercado de gais, lesbianas y bisexuales (glb). Para la investigación se realizaron preguntas a 2 092 adultos en todo el país, de los cuales 107 se autoidentificaron como glb. Dos tercios (64%) de los glb que respondieron la encuesta dijeron que prefieren comprar productos y servicios a compañías que toman en cuenta a su segmento, por sobre las empresas que no lo hacen. Siete de cada diez en esta muestra señalaron que consideran mejor a una marca que es conocida por proveer iguales posibilidades de puestos de trabajo a todos. La mitad de los entrevistados (51%) indicó como factor importante las marcas que apoyan causas que tienen relación con ellos como glb. Este hecho lo publicitan las mismas empresas a través de diversas estrategias como el colorido logotipo lgbt y playeras a sus empleados con dicho símbolo. Consultar http://www.theslogan.com/ 6 7

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de dólares. Este creciente fenómeno ha hecho que la industria turística estadounidense —desde agencias de viajes, hoteles y líneas aéreas������������������������������������ — tenga un marcado interés en el turismo gay, pues representa un mercado que rebasa los 54 mil millones de dólares al año, es decir, 10% de esa industria (Ruiz, 2007). Dentro de este sector existe una segmentación comercial. Russell (2001) precisa que el mercado gay en los destinos de sol y playa es equiparable al mercado convencional, en tanto que las city breaks (grandes ciudades) representan entre 20% y 30% del volumen total del turismo gay, concentrándose una alta demanda en estos sitios por este tipo de consumidor, frente al heterosexual; un ejemplo claro de ello es el éxito de ciudades como San Francisco y México. Por otra parte, merece destacarse la importancia del turismo asociado a una oferta internacional que promociona eventos para el público gay. Al respecto, se puede distinguir dos tipos de destinos de sol y playa en función de los principales factores que lo caracterizan: 1) Destinos gais: donde el principal foco de interés, además de los atractivos, actividades y servicios típicos de un destino de sol y playa, es la amplia oferta de locales de ocio: bares, discotecas y restaurantes dirigidos a estos consumidores. En estos destinos, el alojamiento puede ser o no ser gay, pero se prefiere que como mínimo sea gay friendly.8 En América Latina, los principales destinos de este tipo son Brasil y México (Ruiz, 2007). 2) Resorts gais: el principal atractivo es la exclusividad. Se trata de alojamiento sólo para gais que suele adoptar la modalidad comercial de todo incluido. De hecho, México es uno de los puntos de mayor atracción de turismo gay, y su estado sureño de Quintana Roo se encuentra entre sus principales destinos que oferta esta actividad, específicamente en la ciudad de Cancún (López y Carmona, 2008). Cabe mencionar que en el turismo gay el espacio físico o localización espacial juega un papel fundamental en la creación de la identidad y, en concreto, en la formación de la identidad sexual. El universo gay, como lo advirtieron en sus estudios Nicolas (1995) y Forrest (1998) al identificar bares, discotecas o saunas, son lugares de encuentro y socialización. Si bien desde la literatura se aboga por la globalización del turismo gay y la desestigmatización de ciertos destinos turísticos, el turista gay se ha enfocado tradicionalmente a los centros vacacionales de sol y playa y las grandes ciudades. Ambos destinos tienen en común una amplia oferta de establecimientos dirigidos a estos turistas, entre otros: librerías, centros comerciales, bares, cafés y viajes. Y es que si bien los desplazamientos de la población gay a centros turísticos están asociados con aspectos sexuales, esto no excluye el consumo de otros segmentos turísticos como lo cultural, lo histórico o lo deportivo (Pritchard, 2000). 8

Concepto comercial que alude a la permisividad o aceptación de esta comunidad.

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Por otra parte, Clift (1999) apunta que los turistas gais parten de tres motivaciones para elegir un destino turístico: 1) oportunidad de socializar con hombres gais, una atractiva vida nocturna y la posibilidad de tener un contacto sexual; 2) realizar recorridos en espacios culturales como galerías de arte y antigüedades, admirar culturas locales, visitar centros turísticos reconocidos, apreciar la naturaleza y vida silvestre, y 3) relajación y comodidad, sol garantizado, comodidad y buena comida, la posibilidad de descansar y relajarse, convenientemente para conseguir un paquete de vacaciones barato y facilidades para ejercitarse. Por general, los lugares gais son identificados con una iconografía específica, la ahora reconocida y famosa bandera arcoíris (Pritchard, 2000), símbolo relacionado con la marca gay friendly. Tal como se mencionó líneas arribas, uno de los principales motivos de un turista gay para planear su viaje es la interacción sexual o la convivencia homoerótica, tal como señalan los autores Oppermann (1999) y McKercher y Bauer (2003). Al retomar el estudio realizado por la agencia de viajes Phuket, Thailand,9 Gallagher (2005) expone que existen ciertos lugares que facilitan los encuentros sexuales y en los que distingue el tipo de trabajo sexual y los intercambios económicos que se puedan dar; su clasificación es la siguiente: • Go-go bars: Son la forma más directa del turismo sexual gay. Son lugares donde los hombres bailan y realizan algunos desnudos, pero los actos sexuales están prohibidos. Sin embargo, antes, durante y después de los bailes, los go-go boys llevan a cabo una serie rutinas en las que muestran sus atributos físicos y sexuales que crean un ambiente altamente sexual, pero en donde hay poca interacción o conversación. Ésta se limita, por lo general, a una negociación de los servicios sexuales y su pago. • Host bar: Son semejantes a los go-go bars, pues facilita el intercambio de dinero por un servicio sexual, pero los host bars proveen de una mayor diversidad de intercambios económicos, interacciones, identidades y el número de encuentros sexuales es menor que en el primero. Existe un mayor grado de relación entre los trabajadores y el cliente donde el host10 puede beber una copa con el turista o iniciar una conversación con ellos, con lo cual se busca una compenetración y asegurar ganancias. El intercambio puede ser monetario o no, y la duración de la relación puede ser larga y lucrativa. • Playa y discos gais: Si bien no son sitios relacionados con el sexo comercial, son centros que facilitan una gran variedad de intercambios económicos y sexuales. La playa concentra el mayor número de turistas gais antes de que éstos asistan a los Para ver el estudio completo, visite: http://www.phuket.com/island/beaches.htm Los host bar pueden ser los meseros, los trabajadores sexuales, los que llevan los clientes al bar, los que reparten tarjetas de presentación en la calle, algún amigo que conozca el medio, entre otros (Alcalá, 2009). 9

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go-go bars o host bars, por lo que es una forma de ampliar los horarios de trabajo de los sexoservidores adscritos a esos establecimientos y que pueden ser trabajadores independientes u hombres que sólo quieran tener relaciones con los turistas. El intercambio puede ser directamente monetario o ser un romance esporádico. • Hoteles, cafés y restaurantes. En estos sitios los turistas y los locales pueden entrar en contacto; estos lugares son menos sexualizados que los anteriores, y aunque los encuentros sexuales son en menor número y las transacciones comerciales son pocas, no dejan de estar presentes; pero también se pueden suscitar intercambios sexuales sin que medie pago (Gallagher, 2005, citado en Alcalá, 2009).11 Por otra parte, se ha identificado que la publicidad y la prensa dedicadas al turismo gay son una fuente de información importante en la elección y decisión para viajar a cierto destino. Una de las principales guías turísticas para la comunidad gay (analizada por estos autores) es Spartacus, en la que se ofertan destinos de todo el mundo accesibles para este segmento (López y Carmona, 2008). En el caso del mercado gay, la presencia de tour-operadoras y agencias de viajes gay friendly manifiestan la apertura y tolerancia a dicha comunidad, así como los medios impresos (revistas locales e internacionales). En las páginas de estas publicaciones se anuncian discotecas, bares, hoteles, cafés, librerías y sitios de socialización en diferentes polos turísticos (Alcalá, 2009). Al igual que su contraparte heterosexual, el turismo gay viaja a ciertos centros recreativos con la finalidad de descansar, distraerse, tomar el sol y visitar sitios culturales, entre otros. Es importante apuntar que el turismo gay no es sinónimo de turismo sexual; sólo en algunos casos el turista gay demanda y consume satisfacciones derivadas de la prostitución y entran al llamado turismo sexual. Sin embargo, se debe reconocer que el turismo sexual masculino-masculino se desarrolla de manera importante en los sitios de socialización gay (Alcalá, 2009). En la medida en que la comunidad gay se consolidó a nivel mundial, adquirió un grado de aceptación y diversos polos turísticos adaptaron espacios para servir a este grupo. Además, se creó una amplia infraestructura para satisfacer las necesidades de recreación, así como de eventos internacionales específicos. Esta consolidación de la cultura gay ejerce una influencia en los destinos turísticos orientando transformaciones en sus espacios para ofertar una serie de servicios atingentes a las demandas de los turistas gais (Alcalá, 2009; Álvarez, 2009). De acuerdo con esto, el sujeto gay viaja en gran parte por la oportunidad de aumentar su actividad sexual y por la homosocialización que implica. En ese sentido, los gais son 11 Cabe señalar que si bien dentro del universo homosexual los saunas y spas juegan un papel de suma importancia en la homosocialización (Monterrubio, 2008), Cancún no cuenta con un servicio de spa o sauna abierto al público gay.

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potenciales consumidores de viajes; sin embargo, como ya se mencionó, también existe la posibilidad de que el viaje de este turista no tenga como único propósito ejercer su sexualidad, sino que sea una actividad combinada con otras. De igual manera, no todo turista hombre que viaje con el propósito de mantener relaciones sexuales homoeróticas en el lugar de destino, o como parte de un turismo complementario, puede situarse dentro del turismo gay o desarrollarse como turista gay. Consecuentemente, todos aquellos turistas hombres que mantengan vínculos sexuales con otros hombres entrarían en la categoría de hombres que tienen sexo con otros hombres (hsm), sin importar su identidad. Bajo esta consideración, los travestis y transgénero no son considerados, desde el punto de vista del género, como hombres, más bien se les considera “mujeres trans” que no son objeto de estudio del turismo gay (Álvarez, 2009:21). La Supermanzana 22 en Cancún El área principal de consumo gay en Cancún se ubica en la Supermanzana 22. La zona se encuentra sobre las avenidas Yaxchilán y Tulum, y es en esta última donde se concentra el mayor número de comercios; asimismo, es un lugar donde los hombres con prácticas homoeróticas pueden socializar y consumir diferentes bienes y servicios, pues hay una amplia variedad de establecimientos comerciales de atracción turística. La Supermanzana 22 se localiza en el primer cuadro de la ciudad; su arquitectura refleja el modelo de plato roto con avenidas perimetrales que sustituyeron a la traza cuadricular en la mayoría de las ciudades mexicanas. Es uno de los puntos de mayor afluencia peatonal y vehicular en la ciudad, y es frecuentada por locales y turistas nacionales y extranjeros. La zona gozó de una gran afluencia turística durante las décadas de 1980 y 1990, pero perdió su esplendor al entrar el nuevo milenio. Los altos índices de violencia, la baja afluencia turística y el abandono de las autoridades estatales y municipales fueron algunos de los factores del declive de esta zona comercial. Muchos negocios cerraron, y gran parte de los trabajadores perdió su empleo. Por casi cuatro años el área permaneció en el olvido hasta que un grupo de empresarios de Cancún tuvo la idea de convertir el área en una zona comercial enfocada al público lgbt, aunque con una apertura pública general. Uno de los primeros lugares en cambiar su oferta fue la disco-bar Karamba, convirtiéndose en la primera disco gay de la ciudad. Karamba abrió en 1986 como una discoteca performance para el público en general. En los primeros años tuvo un gran éxito y llegaban muchos turistas, pero hacia finales de la década de 1990 el negocio empezó a decaer al grado que tuvo que cerrar alrededor de un año. En el año 2002 reinauguró, pero bajo otro concepto, enfocándose al público lgbt. Con el nuevo enfoque de Karamba, muchos gais de la ciudad de Cancún se con83

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virtieron en sus primeros clientes y, por ende, demandaron servicios, principalmente lugares donde comer. Poco a poco, los comercios volvieron abrir sus puertas en respuesta a la naciente demanda por el espacio. Los primeros establecimientos que reabrieron sus puertas no se promocionaron como lugares para el consumo gay sino hasta seis años después, bajo el cobijo de la entonces consolidada marca gay friendly. Otrora desangelada, esta zona urbana tomó un nuevo auge comercial que se consolidó en año 2008 ante la llegada de consumidores. Así, la Supermanzana 22 agarró un aire renovado por la población local gay, y más con la presencia de travestis y personas transgénero, motivo por el cual la vox pópuli de Cancún identificaría a la zona como un punto de reunión de homosexuales; de hecho, entre los choferes de taxis suele haber bromas cuando alguien manifiesta tener prisa por terminar de trabajar: “¡Va a la 22!”. El brillo emergente de este punto citadino fue advertido por algunos empresarios. Al ponerse a tono, varios negocios abrieron sus puertas al público gay. Discotecas, boutiques, cafés, restaurantes y agencias de viaje fueron los primeros comercios promotores de las diferentes orientaciones ya fuera gay, lgbt o gay friendly: Karamba y 11:11 (discotecas), Aire Boutique (tienda de ropa), Viaja Oy! (agencia de viajes), Los Girasoles y Labná (restaurantes), y Sentimientos Bar-Café (cafetería). En la mayoría de estos establecimientos cuelga de la entrada la bandera del arcoíris que representa el orgullo gay. El principal espacio social de consumo gay es Karamba, una disco bar gay ya mencionada líneas arriba y que está ubicada en el primer cuadro de la ciudad, en la avenida Tulum y calle Azucenas, precisamente, en la famosa Supermanzana 22. Esta discoteca, por sus características, encaja con la clasificación de espacios gais de Gallagher (1995) como un go-go bar. Después de la llegada de los primeros turistas gais a Cancún, la discoteca tuvo un ascenso constante al grado de que Karamba fue propuesta para realizar el gay pride, una de las fiestas más importantes de la comunidad gay estadounidense y realizada en diciembre de 2006. A pesar del éxito y la importante demanda de turismo gay hacia Cancún, la discoteca Karamba cerró debido a tres clausuras por parte del ayuntamiento. Estas acciones se implementaron como respuesta a las protestas —veladas o públicas— y al escándalo mediático alrededor de la llegada de este tipo turistas a la ciudad. De hecho, la iglesia, el grupo Pro Vida12 y sectores de la población realizaron diversas manifestaciones para que clausuraran el bar. 12 El Comité Pro Vida dice que la homosexualidad es una moda contagiosa, y reconoce que la homosexualidad es un tema presente a lo largo de los siglos y en varias culturas. Sin embargo, señala que a pesar de su carácter histórico, no debe dejar de considerarse como una anomalía. Sobre el tema, ver: http://www. comiteprovida.org/

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La primera reacción de los empresarios fue impedir el cierre del negocio, por lo que implementaron algunas estrategias novedosas: “Cuando cerraron el bar y nos amenazaron con hacerlo de forma definitiva, contactamos a diversas agencias de viajes norteamericanas y les expusimos la situación de tal manera que presentamos a Cancún como un sitio donde se estaba discriminando a los ciudadanos norteamericanos por su condición sexual”, relata un empresario. Debido a esta denuncia, las agencias mayoristas de Estados Unidos exigieron a las autoridades locales la no discriminación de sus ciudadanos por su preferencia sexual, ya que esto podría tener consecuencias para el destino vacacional, como la reducción en el número de turistas, fueran gais a no. A raíz de estas acciones, el gobierno local no volvió a clausurar el bar y cedió ante las presiones de las agencias de viaje. Las vacaciones de invierno son las más importantes para el turismo gay. En estas fechas el bar y la ciudad de Cancún se encuentran a su máxima capacidad. Durante esta temporada llegan muchos turistas gais de los Estados Unidos y Canadá atraídos por diversos segmentos turísticos, entre ellos el ecológico y el de sol y playa. Al igual que su contraparte heterosexual, el turismo gay norteamericano es el que más frecuenta Cancún. En diciembre de 2011, el bar Karamba y la ciudad tuvieron una gran afluencia de turistas gais, tanto nacionales como extranjeros. La mayoría de ellos reproducía los patrones de la identidad gay, es decir, portaban una vestimenta del varón heterosexual occidental y rechazaban cualquier manifestación femenina en su comportamiento. La interacción entre turistas gais y nativos fue casi nula, ya que los turistas consideraban a los nativos como gais de clóset, pues no manifiestan con orgullo su preferencia sexual. En este sentido, el turista gay extranjero, principalmente estadounidenses y europeos, tiene poco o escaso contacto con los gais de Cancún o con los turistas gais nacionales y latinos, ya que los consideran como un estrato no desarrollado de la identidad gay, y no están de acuerdo con su tipo de vestimenta o el comportamiento afeminado. Lo anterior, debido a que los turistas que vistan el bar Karamba y que encajan en la identidad gay del hombre varonil que cuida su cuerpo y enaltece los signos varoniles, a su vez rechazan cualquier manifestación gay que no cumpla con estos signos, como, por ejemplo, la de los “osos”, leathers, travestis, etcétera (List, 2000). Por lo tanto, el turista gay extranjero es el reflejo mismo del patrón identitario a seguir, teniendo como eje sus hábitos de consumo, modelo que el movimiento gay estadounidense estableció como rasgo de identidad junto con el rechazo a todo aspecto femenino. Bajo esta consideración, para que los gais locales sean aceptados tienen que reproducir el esquema global de la identidad gay de los turistas, lo que implica consumir los mismos bienes en términos de gustos musicales, moda en el vestir e intentar reproducir estos estilos de vida. En pocas palabras, se trata de alcanzar ese ideal gay que encarna el turista norteamericano. En este sentido, como apuntan Douglas e Isherwood (1990), las 85

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mercancías permiten a los individuos la entrada a un grupo específico. Así, el gay local intenta emular cierto consumo para poder ser aceptado dentro del grupo anglosajón de turistas gais. Pero Karamba no es la única oferta gay en Cancún. A tres cuadras de ahí se encuentra el bar 11:11, en la calle Claveles; este lugar encajaría en la clasificación de host bar. Los turistas nacionales que visitan el 11:11 reproducen su identidad gay (“osos”, leathers, twink, etcétera),13 a pesar de la falta de reconocimiento de su contraparte extrajera. Así, se enmarcan como una identidad segregada, marginal, que independientemente del reconocimiento de los otros, afirma su diferencia (Giménez, 2002). Su consumo es insuficiente para su aceptación, por lo que las mercancías que portan se convierten en lo que Appadurai (1986) define como “objetos rituales” que permiten simbólicamente la identificación colectiva, de manera que se identifican como gais de la ciudad o, en todo caso, como un grupo gay distinto al occidental. La disputa por los modelos identitarios está muy presente en los análisis de mercadotecnia. En el mes de septiembre de 2012 se llevó a cabo, durante cuatro días, la Segunda International Expo & Business México 2012 en Cancún. En el evento participaron especialistas de marketing lgbt a nivel internacional, y asistieron diversos empresarios cancunenses involucrados en el mercado lgbt. El objetivo del evento fue capacitar a todo aquel empresario interesado en el consumidor lgbt o que deseara ampliar su negocio, ya fuera lésbico, gay, bisexual o transgénero; la idea era ayudar a las corporaciones y organizaciones no gubernamentales a entender y relacionarse mejor con este importante grupo de mexicanos (y de viajeros). En esa reunión se consideró a las industrias automotriz, turística, de tecnologías y finanzas, con el fin de que estas corporaciones conocieran y entendieran mejor cómo viven, trabajan y compran los consumidores lgbt, con el fin de cerciorarse “de que estén mejor informados para cumplir con sus expectativas y satisfacer mejor sus necesidades”, reseñó un promotor de este foro. En este sentido, la Expo & Business ubica a México, y particularmente a Cancún, como un espacio desaprovechado por los empresarios, debido a una fuerte homofobia y el miedo a invertir en este sector, “algo que no ocurre en Estados Unidos ni en Europa”. En el evento participaron empresarios consolidados en el segmento gay y lgbt; entre ellos se encontraban: American Airlines, ibm, American Express, Interjet, Hoteles Intercontinental, msc Cruceros, Gay-Friendly Travel, International Gay & Lesbian Travel Dentro de lo que se identifica como subculturas dentro de la comunidad gay se encuentran: “osos” hombres gais de cuerpo fornido y vello facial y corporal. La comunidad leather (cuero) comprende prácticas e indumentaria que se organizan con un fin sexual o erótico dentro de la comunidad gay. El término twink es parte del argot para describir a jóvenes homosexuales de cuerpo delgado o atlético, pelo androgénico y afeminado (List, 2009). 13

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Association, oficinas de turismo de Las Vegas, Tailandia, India y ciudad de México, así como la empresa en estudios de mercado lgbt, Out Now. Esta última empresa destacó que un destino gay friendly debe cumplir con determinados principios acordes a la comunidad lgbt: a) detener la discriminación, inclusión al progreso social y económico e igualdad de derechos; el mercado gay es dirigido al público dink (Double Income, No Kid: doble ingreso, no hijos); b) los productos deben ser desarrollados, producidos, comercializados y publicitados en forma exclusiva, cuya característica primordial está dada por la orientación sexual e identidad de género del consumidor, y c) el mercado gay, acompañado del desarrollo social lgbt, logrará el éxito de la ciudad gay friendly. Al apegarse a esta política, las empresas obtienen la certificación “Gay Friendly Corporation” otorgada por la empresa Out Now. Este distintivo informa a la comunidad lgbt que, como empresa, respeta la diversidad sexual y tiene estatutos instituidos a proteger a sus empleados dentro de esa orientación. Este hecho le otorga a tales compañías certificadas simpatía hacia sus productos por parte del consumidor lgbt. De acuerdo con los registros de esta empresa especializada, ibm obtuvo esta certificación en el año 2007, teniendo como resultado un incremento de 35% en sus ventas, ya que la comunidad lgbt prefirió los artículos ibm por encima de Microsoft y Apple.14 En la mencionada Expo en Cancún, la empresa líder mundial en investigación de mercado lgbt presentó su más reciente estudio donde incluía a este destino como área potencial de consumo de turismo lgbt, objetivo proyectado para el año 2020. Out Now hizo lo propio para diferentes firmas internacionales, las cuales reformaron su política empresarial para consolidarse como “Gay Friendly Corporation”. Es importante mencionar que toda empresa que aspire a esta certificación, debe ofrecer a sus empleados un ambiente seguro de trabajo, política de recursos humanos de inclusión, módulos educacionales para los empleados heterosexuales y programa de beneficios equitativos (Out Now Consulting, 2013). De igual manera, cabe señalar que la lista de marcas interesadas en crear nexos con este grupo y obtener esta certifiación aumenta cada día más, quizá por lo atractivo de este sector, que posee dos características muy particulares: no tienen hijos y gastan más en promedio que los heterosexuales. En entrevista realizada al presidente de Out Now Consulting, Ian Jhonson, comentó que la gente gay tiende a ser fiel a las marcas que se muestran amigables hacia la comunidad lgbt y, en consecuencia, adquieren buena reputación. De acuerdo con este empresario, no basta una intención ni estrategia de mercado, pues el ámbito comercial debe trascender al espacio de la ciudadanía: Estos datos fueron recuperados en el trabajo de campo durante la presentación de la International Business Expo Cancún 2012.

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Cancún es el primer destino turístico de México que visita la comunidad lgbt; el empresariado de este polo turístico debe aprovechar este nicho económico de suma importancia que genera 165 billones de dólares al año. Cancún cuenta con la infraestructura necesaria para captar un gran número de turistas gais. Sin embargo, no cuenta con la reglamentación estatal que brinde protección a los turistas gais. Si se realiza una restructuración política para consolidarse como destino gay friendly […] en el lapso de ocho años será uno de los destinos más importantes de este segmento.

Identidad, consumo y mercado del turismo gay Los gais de Cancún que asisten a los bares de la Supermanzana 22 y turistas nacionales intentan reproducir, como una aspiración, la identidad surgida de los movimientos de liberación sexual que se originaron en los Estados Unidos, la cual es un elemento de orgullo en el turista gay norteamericano y europeo. Por eso son modelos, porque establecen la referencia a seguir. Esta identidad que se expande alrededor del mundo es la oficial o, más bien, se difunde como el esquema ideal con una clara intención para demarcar el significado de ser gay. Pero este esquema, a pesar de su amplia aceptación y penetración, no es bien recibido por todos dentro del entorno donde ha crecido y consolidado. De hecho, en los espacios del turismo gay existen otras formas de concebir lo gay, como los turistas nacionales que visitan el bar 11:11. Lo anterior obliga a recordar lo señalado por Giménez (2002) en cuanto a la formación de identidades colectivas que no requiere necesariamente la existencia de un grupo organizado. En este sentido, la identidad gay que se reproduce dentro de los espacios turísticos únicamente es válida y aceptable para ciertos grupos de individuos, y no sigue un solo patrón. La mayoría intenta seguir como una aspiración los lineamientos de la identidad gay estadounidense, pero lo que se observa es una reproducción de múltiples identidades, travestis y gais no “varoniles” inclinados hacia rasgos femeninos en su comportamiento y vestimenta, aspectos y actitudes rechazadas por el supuesto modelo anglosajón. Al respecto, Giménez (2002) indica que no todos los actores de una acción colectiva comparten unívocamente y en el mismo grado las representaciones sociales que definen de manera subjetiva la identidad colectiva del grupo de pertinencia. A su vez, las identidades colectivas no tienen necesariamente por efecto la despersonalización y la uniformización de los comportamientos individuales. En este sentido, no todos los turistas gais que visitan los espacios sociales —sean bares, cafés o restaurantes— tienen el mismo proceso de selección intersubjetiva de la cultura gay, lo cual no demerita su forma de vivir su propia identidad. No obstante, la mayoría de los turistas gais nacionales quiere reproducir la identidad gay estadounidense, lo cual logra con el consumo de bienes materiales para el acceso a la identificación oficial. En esa ruta, la adquisición de 88

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esos bienes rituales de parte de los turistas nacionales y locales, en el sentido de Appadurai (1986), se da al interior de los espacios sociales. Estos productos se identifican con ciertas clases sociales de alto poder adquisitivo, pues se trata de ropa de marca, o bien un licor de consumo general en los bares turísticos, entre otras. Tales mercancías conforman la gama de objetos que al consumirlos permiten la entrada y aceptación a la identidad gay oficial. En relación con esto, Douglas e Isherwood (1990) subrayan que el consumo es un proceso que consiste en darle sentido al flujo de acontecimientos. Es decir, las prácticas de consumo determinan un sentido de pertenencia a un grupo social; genera una identidad social con quienes comparten ciertos intereses. Entonces, las mercancías son esos elementos que sustentan el proceso de identificación dentro de los espacios sociales. Así pues, el turista gay nacional y los gais locales adquieren estos objetos que posee el turista gay extranjero para poder entrar al grupo social. Por otra parte, Douglas e Isherwood (1990) mencionan que las mercancías cuentan con un valor acordado entre los consumidores, quienes reunidos en conjunto gradúan la importancia de acontecimientos que generan el valor. En este sentido, en sus lugares de origen los turistas gais norteamericanos y europeos cuentan con una publicidad ampliamente desarrollada que les permite asignar una serie de valores a dichos productos, además de tener información sobre las políticas de respeto a diversidad sexual de ciertas empresas que le dan acceso a la certificación “Gay Friendly Corporation”. Es aquí cuando el mercado ve un importante nicho de consumo gay al tener políticas de respeto a la diversidad sexual hacia sus empleados y al tener en claro la forma en que sus productos se desarrollan, producen, comercializan y publicitan en forma exclusiva, cuya característica se enmarca por la orientación sexual e identidad de género del consumidor. Por tal motivo, ganan un amplio terreno en el mercado gay, pues las empresas no sólo respetan la diversidad sexual de sus empleados, sino que la promueven mediante patrocinios a las festividades anuales del orgullo gay, al acompañar esta estrategia con campañas de educación sexual en diversas partes del mundo y al crear una publicidad dirigida que genera clientes potenciales. En este sentido, el gay extranjero se identifica con ciertas marcas que apoyan la diversidad sexual y sus fechas simbólicas, como la festividad del orgullo gay. En su mayoría, estas mercancías corresponden a empresas multinacionales ubicadas en nichos comerciales específicos que pasan a formar parte de los objetos rituales que definen una identidad estadounidense gay que se expande internacionalmente. Así, el mercado se convierte en el proveedor de esos bienes de consumo que generan un estilo de vida; es decir, el mercado multinacional pone a disposición del turista gay sus marcas comerciales de amplia difusión en los destinos turísticos. De esta manera, el viajero que llega a Cancún y compra ropa de esas marcas, o llega a la disco y ordena un trago de estas 89

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empresas gay friendly, adquiriere una serie de objetos rituales, vías para instalarse en el contexto social de una colectividad reconocida como referente de lo gay. Y de igual manera, los turistas nacionales y los gais locales recrean los mismos patrones de consumo: compran ropa de la misma marca, beben el mismo licor y escuchan la misma música, entrando en un universo de prácticas reconocidas por su grupo que les permita ser aceptados en un colectivo amplio. El mercado provee productos de consumo materiales y simbólicos —regido por valores comerciales impuestos por las marcas internacionales— a los turistas gais encargados de transformar, en el afán de identificarse con el modelo, esas mercancías en objetos rituales acordes con un estilo de vida y, por ende, con una identidad particular. Así pues, el mercado se convierte en el regulador de la identidad gay, ya que promueve el consumo de ciertos bienes e impone la pauta de comportamientos y estándares sociales asociados a una cultura hegemónica clasista y, por lo tanto, excluyente. Por su parte, el discurso comercial gay friendly delinea otros senderos orientados a la ciudadanización de un individuo potencialmente consumidor. En este entramado se esclarece la relación mercado-consumo-identidad. Conclusiones En este trabajo se han descrito los elementos necesarios para comprender la asociación identidad-consumo-mercado que opera en los espacios sociales destinados al turismo gay en Cancún, Quintana Roo. La investigación permite conocer una nueva perspectiva de la construcción de la identidad gay a partir de reconocer los lineamientos mercantiles en espacios de consumo masivo y diverso en contextos aún con fuertes resistencias a reconocer las diferencias. El aporte de este trabajo se enmarca en conocer cómo el mercado promueve el coming out mediante diversas prácticas de consumo pensadas, diseñas, elaboradas y practicadas al interior de las instituciones homosexuales en la también llamada la tercera cultura: el turismo. El trabajo de campo y los referentes teóricos, que van más allá de los referidos aquí, permiten reconocer un proceso donde se construye una identidad hegemónica promovida por el mercado, pero que es susceptible de adherir adeptos o de imponer límites a los espacios donde se expresan las configuraciones identitarias. Este modelo gay responde al estereotipo estadounidense y solamente se alcanza mediante la obtención de ciertos bienes materiales que son consumidos en espacios específicos generados por el mercado. Las prácticas de consumo permiten la reproducción de una identidad gay oficial. De esta manera, el mercado se ubica como el eje de la construcción de las identidades modernas a través de un despliegue publicitario específico que provoca el consumo de mer90

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cancías entre un grupo que busca afianzarse en el espectro social. Esos productos fungen como los disfraces (Goffman, 2006) que le permiten entrar y salir de una identidad gay oficial, así como trasladarse por diversos espacios heterosexuales o gais. En los últimos años, el arribo de turismo a Cancún ha caído considerablemente debido a diversos factores como la inseguridad, problemas ambientales y la mala planeación turística de parte de las autoridades como el Fomento Nacional para el Turismo (Fonatur). Parte de esta realidad tiene que ver con la inconsistencia en la información que generan y utilizan las autoridades, pues toman como único dato el cuantitativo: el número de turistas que arriba al aeropuerto internacional de Cancún. Es decir, las cifras oficiales reportan un ingreso mensual de 7 millones de turistas (nacionales y extranjeros) (Sectur, 2012), pero los empresarios locales discrepan de esta información, pues aseguran que la mayoría de turistas que llegan a Cancún se desplazan a la Riviera Maya y Centroamérica. A pesar de esta situación, Cancún sigue siendo el principal polo turístico de México y uno de los focos de desarrollo del turismo gay a nivel internacional. Sin embargo, están pendientes reformas legislativas que favorezcan la diversidad cultural y el reconocimiento de las identidades diferenciadas, como diría Kimlycka (1996), a fin de garantizar un marco social que, como demanda el mercado, tire una base firme a toda la estrategia mercantil. No sería la primera vez si se recuerda el tema de los paraísos fiscales. Lo anterior sólo será posible con una mirada de respeto hacia los derechos básicos de ciudadanía a favor de la diversidad, reduciendo la homofobia, la discriminación étnica y la misoginia, y con una amplia reforma al marco jurídico de Quintana Roo destinada a promover la equidad y el respeto a las diferencias, independientemente del poder adquisitivo de las personas o grupos. Es importante alcanzar estándares de seguridad para locales y turistas gais, así como se ha promocionado en la ciudad de México en su estrategia de vanguardia turística. Entonces, tal reforma, tropicalizada, tendría que contemplar una ley de convivencia entre personas del mismo sexo, reformas a los códigos civiles y de procedimientos civiles que, entre otros, permitan el matrimonio entre individuos del mismo sexo. Estas reformas, acompañadas de una campaña de marketing enfocada al público gay, requieren que esta entidad dé certeza no sólo a los visitantes gais, sino que garantice con ello la consolidación turística de este destino.15 La entrada al mercado gay de las grandes empresas multinacionales ha generado una presión a los Estados nacionales para emprender reformas jurídicas orientadas a incrementar el turismo gay hacia diversos destinos donde no sean discriminados por su 15 Con la ratificación de validez de las primeras bodas gais en Quintana Roo se dio un paso importante en los servicios ofrecidos al turismo gay, ya que diversas empresas hoteleras en Cancún como Marriot, Hilton y Clun Mead, vendieron los primeros paquetes de bodas gais en Cancún.

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condición sexual. Pero hay que dejar claro que el ascenso de los movimientos de liberación homosexual, en las formas que se deriven desde la década de 1970, han forjado una ciudadanía a través de su reconocimiento como colectivo. En el contexto del mercado, estas identidades y estas ciudadanías juegan un papel importante al grado de convertirse en referentes mercantiles de primer orden, pues el ocio y necesidades recreativas de estos grupos están en las proyecciones de múltiples segmentos económicos. Referencias Alcalá, Berenice (2009), Dinámica territorial del turismo sexual masculino-masculino en Acapulco, Guerrero,tesis para obtener el título de licenciado en geografía por la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, México. Álvarez, Thania (2009), Dinámica espacial del turismo sexual masculino en Cancún, Tesis para obtener el título de licenciado en Geografía por la Facultad de Filosofía y Letras, México, unam. Amador, Karina (2008), “Turismo sexual, prostitución varonil y vih-sida en Cancún”, Teoría y Praxis, núm. 5, pp. 115-127. Appadurai, Arjun (1986), La vida social de las cosas: Perspectiva cultural de las mercancías, México, Conaculta/Grijalbo/Los Noventa. Balbuena, Raúl (2010), “Construcción sociocultural de la homosexualidad enseñando a vivir en el anonimato”, Culturales, año 6, núm. 11, enero-junio, pp. 63-82. Clift, Stephen (1995), “Travel, sexual behaviour and gay men”, en Aggleton, P., Davies, P. y Hart, G., Safety, sexuality an risk, Londres, Taylor and Francis, pp. 34-54. Clift, Stephen (1999), “Gay men and tourism: Destination and holiday motivations”, Tourism Magnament, núm. 20, pp. 615-625. Clift, Stephen y Carter, Simon (eds.) (2000), Tourism and Sex: Culture, Commerce and Coercion, Leicester, Pinter. Delgado, Manuel (2007), “Ciudades sin ciudad. La tematización cultural de los centros urbanos”, en David Lagunas (comp.), Antropología y turismo, México, Plaza y Valdés, pp. 91-109. Douglas, Mary y Isherwood, Baron (1990), El mundo de los bienes, México, Los Noventas/Grijalbo/Conaculta. Forrest, Simon (1998), Gay tourist space and sexual risk behavior, Eastbourne, Leisure Studies Association. Gallagher, Rory (2005), Shifting markets, shifting risk: hiv/aids prevention and geographies of male and transgender tourist-orientated sex wok in Phuket, Tahiland, Reino Unido, University of Cambridge. 92

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Fecha de recepción: 15 de febrero de 2013 Fecha de aceptación: 6 de agosto de 2013

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Arte, literatura y acción colectiva en Tijuana-San Diego Aurelio Meza Valdez y Ana Lilia Nieto Camacho El Colegio de la Frontera Norte Resumen. Aquí se describe y analiza el impacto de las acciones colectivas en los campos artísticoliterarios de Tijuana y San Diego. Se expone que estos campos se conforman generalmente por acciones colectivas, algunas con impacto local y a corto plazo (desde abajo), y otras con el apoyo de aparatos institucionales (desde arriba). Se distingue entre colectivos formativos y consolidados, con funciones diversas. Los casos estudiados (Colectivo Intransigente, Agitprop Art Space y Cog∙nate Collective), dado su carácter independiente, surgieron con funciones formativas, y sus acciones eran desde abajo. Sin embargo, su participación en proyectos colectivos ha contribuido a su consolidación, individual o grupalmente, en los campos restringidos. Después, se esboza el marco teórico para describir las acciones colectivas y los tipos de colectivos que existen de acuerdo con su función. Se analizan algunos ejemplos de acción colectiva en los grupos escogidos, su finalidad y estrategia a seguir, así como sus repercusiones en los campos artístico y literario. Por último, se hace un pequeño recuento de las actitudes de sociólogos y filósofos en torno al arte contemporáneo, y cómo los casos estudiados modifican o refuerzan estas reflexiones. Palabras clave: acción colectiva, arte, crítica, literatura, Tijuana, San Diego. Abstract. The impact of collective actions in the art-literature fields in Tijuana and San Diego is herein described and analyzed. It is proposed that these fields are generally made out of collective actions, some with a local, short-term impact (from below) and other ones with the support of institutional apparatuses (from above). A distinction between formative and consolidated collectives, based on their different functions, is carried out. The case studies (Colectivo Intransigente, Agitprop Art Space and Cog∙nate Collective), due to their independent nature, were created with formative functions and their actions were from below. However, their participation in collective projects has contributed to their consolidation, individually or as a group, within restricted fields. Next, a theoretical framework is outlined to describe collective actions and the collective types there are, according to their function. Some examples of collective action in the chosen groups, their goals, and strategies are analyzed, as well as their consequences in the art-literature fields. Lastly, a small recount of some sociologists’ and philosophers’ attitudes towards contemporary art is developed, and how the case studies modify or enforce their considerations. Keywords: art, criticism, collective action, literature, Tijuana, San Diego.

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Aurelio Meza Valdez (meza.aurelio@gmail.com) Mexicano. Maestro en estudios culturales. Se encuentra adscrito a El Colegio de la Frontera Norte. Sus áreas de interés son en producción artística multidisciplinaria, crítica literaria y sociología de la cultura. Entre sus publicaciones más recientes se encuentra: La frontera silenciada: aproximación narrativa a tres colectivos artístico-literarios en Tijuana y San Diego, tesis de maestría, Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, 2012.

Ana Lilia Nieto Camacho (anieto@colef.mx) Mexicana. Doctora en historia. Está adscrita a El Colegio de la Frontera Norte. Sus áreas de interés son en historia diplomática y política de México en el siglo xix. Entre sus publicaciones más recientes se encuentra: Defensa y política en la frontera norte de México 1848-1856, Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, 2012.

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Introducción En esta investigación se describe y analiza el impacto de los colectivos en los campos artístico-literarios de Tijuana y San Diego. Desde la perspectiva de la colectividad, se expone que los campos se conforman generalmente por acciones colectivas, algunas de las cuales tienen impacto local y a corto plazo (acciones colectivas desde abajo), y otras cuentan con el apoyo de aparatos institucionales (acciones desde arriba). Asimismo, se puede distinguir entre colectivos formativos y colectivos consolidados, cuya diferencia radica en la función por la cual se fundaron. Los colectivos aquí estudiados (Colectivo Intransigente, Agitprop Art Space y Cog∙nate Collective), dado su carácter independiente, surgieron con funciones formativas y sus acciones se realizaban desde abajo. Sin embargo, su participación en proyectos colectivos ha contribuido a su consolidación en los campos individual o grupal. Y si bien los colectivos pueden pasar de formativos a consolidados, en casos como el de Cog∙nate, es difícil determinar cómo será en el futuro. También se señala cómo se inscribe este trabajo dentro de los estudios sobre colectivos en Tijuana y San Diego. De igual manera, se esboza el marco teórico para describir y analizar las acciones colectivas y los tipos de colectivos que existen de acuerdo con su función, y se proporcionan algunos ejemplos de acciones colectivas en los grupos escogidos, su finalidad y estrategia a seguir, así como las repercusiones que tienen en los campos artístico y literario. Por último, se hace un pequeño recuento de las actitudes de sociólogos y filósofos en torno al arte contemporáneo, y cómo estos casos modifican o refuerzan estas reflexiones. Para el presente análisis se escogió a tres colectivos, en lugar de sólo uno, con la intención de mostrar las facetas y posibilidades que se pueden hallar entre las diversas formas de acción colectiva de Tijuana y San Diego. En su conjunto, los casos elegidos (Agitprop, Intransigente y Cog∙nate) demuestran que un colectivo en Tijuana o San Diego no necesariamente implica ser un colectivo “fronterizo” (menos aun “transfronterizo” o “híbrido”), y que más que una escena binacional de colectivos independientes, tenemos varios tipos de fenómenos a nivel local, nacional y/o internacional. Si bien en el trabajo La frontera silenciada se presentan los estudios de caso de cada colectivo con mayor extensión, en donde la frontera o, mejor dicho, lo fronterizo (Meza, 2012:69), representa un eje fundamental de reflexión e investigación, sobre todo en el capítulo ii, “Representaciones en/sobre Tijuana y San Diego” (Meza, 2012:55-98), para el presente artículo se buscó profundizar en torno a la discusión de las implicaciones pragmáticas que estas acciones colectivas tienen dentro de los campos artístico y literario. Es necesario indicar que a pesar de que estos colectivos no buscaban seguir una aplicación teórica de los conceptos aquí empleados, los presupuestos teóricos socioculturales ayudan a científicos sociales e investigadores de la cultura a aprehender, desde su 97

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muy particular punto de vista, algunas de las acciones artísticas mencionadas. De hecho, y al igual que en La frontera silenciada, el presente artículo realiza una aproximación heurística al fenómeno de los colectivos con fines artísticos y/o creativos. En este sentido, el objetivo de esta investigación y su respectivo trabajo de campo no buscan operacionalizar términos acuñados por teóricos que no conocen directamente el campo específico del cual se ������������������������������������������������������������������������� discute (es decir, el de la producción artística en Tijuana y San Diego a principios del siglo xxi), sino más bien comprobar la vigencia de dichos términos para comprender la realidad de nuestro tiempo. Arte, literatura y acciones colectivas Actualmente hay varias formas de acceder a un campo. Una es el clamor unánime de críticos y público, muchas veces lejos del alcance de los artistas jóvenes. Otra es la del “hereje” que realiza “desacralizaciones aun sacralizantes que sólo escandalizan a los creyentes” (Bourdieu, 2010:161), y que al proclamarse contracanónico o anti-establishment, irónicamente se vuelve canónico. En fechas recientes, los colectivos se han vuelto apuestas compartidas que un número de artistas hace para participar en un campo dado (literatura, artes visuales, etcétera). Es probable que el efecto de esta inversión no sea a corto sino a largo plazo, o bien que nunca suceda. Pero cuando lo hace, suele ayudar a sus integrantes a recibir una distribución más “equitativa” del reconocimiento. Esto no necesariamente significa que los colectivos democraticen por completo el canon. Los tres ejemplos aquí analizados muestran que las relaciones y estructuras de poder en los campos artístico-literarios no se ven alteradas sustancialmente. Los colectivos funcionan como una plataforma de acceso al campo, con la cual o se consolidan como grupo o bien se desintegran. En dado caso, sólo llegan a consolidarse algunos (o ninguno) de sus integrantes. Es cierto que siempre han existido diversas formas de organización colectiva dentro del arte y la literatura. Por ejemplo, Arturo Sodoma revisa la historia cultural y literaria en México desde las agrupaciones y asociaciones que le dieron forma. Cita, evidentemente, al Ateneo de la Juventud, Los Siete Sabios, Contemporáneos, estridentistas, Taller e infrarrealistas. Sin embargo, también rescata los nombres de grupos menos conocidos como Sociedad X, de Zacatecas, sideristas, de Sinaloa, el agorismo, etcétera (Sodoma, 2008). La importancia de grupos concretos de artistas ha mostrado ser cada vez más relevante, al grado que en ocasiones han modificado el panorama artístico de una época o de un país. Ejemplos claros son: el círculo de André Breton, quien definía dictatorialmente quiénes eran miembros del surrealismo y quiénes no; el “grupo sin grupo” Contempo98

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ráneos, que por mucho tiempo eclipsó a sus “némesis”, entre ellos el estridentismo; o la generación beat, cuyo núcleo principal era más un grupo de amigos escritores que una corriente literaria o estética. Así lejos de ser una novedad, los colectivos reproducen a pequeña escala los procesos relacionales que se desarrollan en un campo artístico. Comúnmente, pese al enorme potencial de colaboración y experimentación multidisciplinaria, la mayoría de los colectivos artístico-literarios funcionan más bien como “tarjetas de presentación”, lo que se ha denominado “el impulso colectivo” (Meza, 2012:20). Resulta revelador que, en la actualidad, buena parte de los integrantes de colectivos independientes sean artistas jóvenes. Esto implica que congregan a individuos inicialmente sin el capital social o simbólico indispensable en sus campos de interés. En la matriz colectiva se forman como artistas, o bien se definen como tales por primera vez. La historia de los colectivos relacionados con el arte y la cultura en Tijuana durante la década de 2000 se ha documentado ampliamente, en tanto que los colectivos de San Diego han recibido mucha menor atención. Un ejemplo de ello es Nortec, de quien se ha escrito bastante, desde recopilaciones documentales y críticas (Valenzuela, 2004), hasta aproximaciones etnomusicológicas (Madrid, 2008) o socioculturales (Sandoval, 2004). Norma Iglesias (2008), por su parte, revisa el desarrollo de las artes visuales desde los grupos y artistas independientes en Tijuana. Y Lucía Sanromán (2009) discute el trabajo de Torolab, La Línea, cubo Project y Todos Somos Un Mundo Pequeño. Por otro lado, en La frontera silenciada se explica cómo los colectivos constituyeron una estrategia viable para participar en la escena artístico-literaria de 2008 a 2012 (Meza, 2012). Este panorama de trabajos muestra que, desde hace más de una década, los artistas independientes en Tijuana se han agrupado regularmente en torno a colectivos y proyectos de colaboración. Es cierto que hubo un declive en la producción artística en general, con un punto crítico en 2008, producto de la fuerte ola de violencia (Jaramillo, 2012), pero colectivos como La Línea nunca dejaron de operar, mientras que surgieron otros nuevos como Intransigente o Trenzología Fronteriza. En contraparte, en San Diego, la participación colectiva surge más bien como método de supervivencia en una ciudad frecuentemente caracterizada como “an arts backwater” (Tegman, 2010) o “a cultural no mans’ land” (White, 2012). Pese a esto, artistas de los colectivos Agitprop, Cog∙nate y Periscope buscan un arte comprometido con la integración de comunidades e instituciones locales como participantes activos de dichas dinámicas, más que como gestores. En esto se asemejan a proyectos tijuanenses como La Línea o Intransigente, aunque la interacción artística transfronteriza usualmente es temporal y esporádica, además de que no hay integración, y mucho menos una escena binacional. Para analizar trabajos concretos de estos colectivos, es necesario realizar una aproximación teórica previa. Para conceptualizar los colectivos se revisará, por una parte, la 99

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teoría de Melucci sobre acción colectiva, y por otra parte, la de los campos de Bourdieu, especialmente en sus ensayos sobre sociología del arte. Este marco servirá para tratar temas que, por tiempo y espacio, no se desarrollaron con mayor profundidad en La frontera silenciada. Acción colectiva en los campos artístico-literarios Según Melucci, toda organización colectiva implica una situación de empatía, un fin común y una estrategia para lograrlo (1996:20). Por ello, es importante que, al identificar el tipo de colectivo puesto en marcha en cada caso particular, se analice el contexto dentro del cual opera, que puede observarse desde la teoría de los campos de Bourdieu. En esta sección se desarrollan los conceptos de acción o identidad colectiva y campo, en el caso concreto de las artes visuales y la literatura. También se hablará sobre las acciones colectivas “desde arriba” y “desde abajo”, y se distinguirá entre colectivos formativos y consolidados. Melucci define la identidad colectiva como “the process of ‘constructing’ an action system” (1996:70). De ello se deduce que, en realidad, no se trata de “identidades”, sino más bien de sistemas concretos de acción (Melucci, 1996:4). Asimismo, este autor reconoce que el uso del término “identidad” para referirse a fenómenos colectivos resulta problemático (1996:72); debido a esto, en la presente investigación se optó por partir de su teoría de la acción colectiva. Para él, la acción colectiva “does not result from the aggregation of atomized individuals. Rather, it must be seen as the outcome of complex processes” (Melucci, 1996:18). Considera que “collective phenomena are those sets of social events that comprise a number of individuals or groups exhibiting, at the same time and in the same place, behaviours with relatively similar morphological characteristics” (Melucci, 1996:20). También considera que los movimientos contemporáneos son una especie de profetas: “Like the prophets, the movements ‘speak before’: they announce what is taking shape even before its direction and content has become clear” (Melucci, 1996:1). Desde luego, la mayoría de los colectivos artístico-literarios distan mucho de ser movimientos en sí o de establecer las pautas para la creación de uno, pero en ellos se da cabida a manifestaciones artísticas y de promoción cultural que de otra manera tardarían en visibilizarse. (Sobre todo en sus manifestaciones independientes, y paulatinamente menos mientras más se institucionalizan). Así, en los campos artístico y literario, los colectivos también funcionan como portavoces que hablan ante (y antes de) acontecimientos que serán relevantes en un futuro. 100

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Bourdieu explica que, en los campos artístico-literarios, los participantes activos (creadores, editores, marchands, etcétera) y pasivos (espectadores, lectores o, en general, los consumidores) se distribuyen a lo largo de dos tipos de campo, entre los cuales existe una relación de fuerzas (Bourdieu, 2010:90 y ss.). El primero es el campo de producción restringida, donde se ubica a los lectores especialistas o gatekeepers: editores, críticos, periodistas, etcétera. Aquí hallamos a los creadores mismos como público inmediato, así como a los que manejan discursos comprensibles sólo para iniciados. También operan “productores para productores” de vanguardia (en vías de consagración o consagrados) y algunos productores del arte “burgués”. Esta forma artística se superpone con el segundo tipo, el campo de gran producción simbólica, cuyos productores son el objeto principal de consumo de lo que Bourdieu llama el “gran público” (Bourdieu, 2010:143) o público promedio. Este tipo de audiencia corresponde a las fracciones dominante y dominada de la clase dominante, y constituye el mercado más rentable para las industrias culturales. Existe un notorio desfase entre artistas de vanguardia y la atención del “gran público”, ya sea mediado o gestionado por los gatekeepers (literalmente los “guardianes del portal”). Este término se ha vuelto “an established approach to analysing the way in which media workers select, reject, and reformulate material for broadcast or publication. Based on a filter-flow model of information flow, gatekeepers ‘open the gate’ for some texts and information, and close it for others” (Shuker, 2005:117). Por otra parte, Bourdieu llega a afirmar que el autor de cualquier obra es apenas un “autor aparente”, ya que se requiere de alguien que “autorice al autor” para su legitimación (2010:156). Dentro de este riguroso esquema de distribución de bienes simbólicos, los colectivos ayudan a dinamizar la circulación de las obras de sus integrantes, no sólo entre los mediadores u otros autores, sino idealmente más allá del campo de producción restringida, hacia el público más amplio posible (ver figura 1). No equivale a decir que se “democratice” la repartición de reconocimiento, aunque ciertamente se vuelve un poco más equitativa. La presión de los gatekeepers ya no dificulta tanto la asimilación de nuevas propuestas.1 Véase la afirmación de Nicole Cecilia Delgado, escritora puertorriqueña residida en México, integrante de Las Poetas del Megáfono: “En ese momento, ser nueve escritoras con megáfono nos dio visibilidad en el mundo literario del D. F. El colectivo aceleró un proceso de validación de nuestras respectivas escrituras que hubiera sido mucho más lento y cuesta arriba de haber permanecido solas contra la corriente” (Delgado, 2010). O bien ya en el contexto de Tijuana, el comentario de Amaranta Caballero, ex integrante del Interdisciplinario La Línea: “A mí me invitaban a leer en tal lado, un festival, no sé qué cosas… y entonces, a mí me gustó mucho siempre ir de la mano en: ‘Gracias por la invitación, con mucho gusto iré, pero también les quiero presentar este grupo de chavas, son partícipes, estamos trabajando juntas, hacemos esto y lo otro, no sé qué’. Entonces pues ya siempre también se dieron varias veces en que ya no solamente yo iba como por mí, sino con este colectivo de gente trabajando” (Caballero, 2011). 1

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Campo artístico/ campo literario

COLECTIVOS Artistas/ escritores

Mediadores (gatekeepers)

Figura 1. Los colectivos dinamizan la distribución de bienes simbólicos dentro del “campo de producción restringida”. Sin embargo, no se asegura el acceso al “campo de gran producción simbólica” por la pertenencia a uno de ellos.

En los casos aquí estudiados, los colectivos sirven a sus integrantes como estrategias viables de posicionamiento dentro del campo de producción restringida. Como todos los iniciados en las reglas del gremio, los artistas y autores jóvenes entran al campo con orígenes y trayectorias definidas que pueden llegar a modificarse a su paso por los procesos de socialización y colaboración con otros miembros del campo. Al final, el campo asigna a cada autor el público que le corresponde de acuerdo con sus tomas de posición. Puede ser como productor para las masas (autores de best sellers), como autor vanguardista (productor que, por la brecha temporal entre producción artística y reconocimiento consensuado, parece adelantado a su época) o como esa “especie de [artistas] fósiles” que “producen un arte que no es, por así decirlo, de su edad” (Bourdieu, 2010:210). Por una parte, este desfase se debe a que los espacios públicos para artistas (librerías, bibliotecas, centros culturales) no son los mismos del “espectador promedio”: Habituados al espacio privilegiado del museo, donde cuentan con la docilidad de un público cultivado, es decir, predispuesto a reconocer (en todos los sentidos del término) la obra de arte, sensible al imperativo de reverencia que representa el museo, no están preparados para afrontar directamente el juicio del gran público, es decir, de gente que en su mayoría jamás habría encontrado la obra de arte en su universo familiar, y que no está de ningún 102

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modo preparada para aprehender la obra de arte como tal, en cuanto tal, y aplicarle los instrumentos de percepción y decodificación convenientes (Bourdieu, 2010:29).

Por otra parte, el desfase se origina por la consolidación de un sistema institucionalizado cuyo objetivo, irónicamente, era la distribución equitativa del reconocimiento en el campo. A esto se refería Christopher Domínguez Michael durante la polémica en torno a su Diccionario crítico de la literatura mexicana (1955-2005). Durante su punto más álgido, reclamaba que para sus detractores “el fce tendría que equivaler al Instituto Federal Electoral, a una institución dedicada a garantizar la igualdad de las oportunidades y la equidad en el reparto público y multitudinario del reconocimiento” (Domínguez Michael, 2008:44). Aunque lo decía con sorna, esta descripción se aplica también para el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Fundación para las Letras Mexicanas (flm) (o concretamente en Tijuana, el Centro Cultural Tijuana [Cecut], el Instituto Municipal de Arte y Cultura [imac] y el Instituto de Cultura de Baja California [icbc]). Al ser los principales promotores de los autores y artistas mexicanos en activo, funcionan efectivamente como reguladores de los campos artísticos. Para alcanzar reconocimiento en dichas instituciones, importa ciertamente la publicación de su obra (“servicio” que también algunas proporcionan), aunque también cuentan méritos como la participación en festivales literarios, comités editoriales, promoción cultural, los premios y becas recibidas, etcétera. Pese a que las obras son las que originan los méritos, la jerarquización del reconocimiento resulta, en gran medida, regulada por éstos. Al discutir cómo el “escalafón originado por el Estado mexicano” permea y moldea la concesión de becas para creación artística/literaria en México, Rafael Toriz explica cómo se produce el desfase entre artistas y público: El sistema de becas nacionales, que van desde las becas para jóvenes creadores en los estados hasta las becas para creadores eméritos, ocasiona, por su naturaleza, una burocratización del medio literario nacional, estableciendo una suerte de pirámide en la cual es más importante la opinión de los colegas que la de los lectores, originando mafias y grupúsculos que, en un afán de sobrevivencia o sencillamente debido a las delicias que ocasiona la cercanía con el poder (así sea diminuto), entorpecen el funcionamiento de las estructuras literarias (Toriz, 2010).

La burocratización del campo literario y las reacciones a nivel local de colectivos independientes evidencian el rango de las decisiones tomadas en un campo determinado. También muestran que siempre son acciones colectivas las que dan forma al campo, aunque en diversos grados. Incluso si se trata de la consagración de un autor olvidado o auto-marginado, el consenso tiene que ser más o menos generalizado. 103

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Así, podemos distinguir entre acciones colectivas “desde arriba” y “desde abajo”, cuyo impacto en el campo varía. Las acciones colectivas desde arriba son generadas en forma más o menos coordinada por autores consagrados o consolidados (con apoyo institucional). Las acciones colectivas desde abajo se realizan a través de agrupaciones independientes,2 cuyas acciones tienen generalmente menor peso en el campo.3 Las acciones desde arriba, con aire institucionalizante, ejercen mayor efecto sobre todas las estructuras del campo. Por su parte, las acciones desde abajo rara vez tienen repercusiones en los niveles “superiores”. Esto explicaría que los colectivos y artistas independientes, así como sus acciones, no necesariamente modifiquen la estructura jerárquica del campo. Incluso puede ser que las acciones colectivas desde arriba no se anuncien como tales. Es decir, que los agentes de dicha acción no se identifiquen ante otros (quizás ni siquiera entre sí mismos) como colectivo, sin que por ello dejen de ser acciones en conjunto. Un ejemplo de este tipo de acción desde arriba es la mencionada polémica por el Diccionario crítico de la literatura mexicana. El más duro reclamo de sus detractores era que el diccionario (e incluso el mote de “diccionario” le fue cuestionado) había favorecido a cierto grupo de escritores. A grandes rasgos, se trataba de aquellos en torno a la revista Vuelta y su sucesora, Letras Libres. Domínguez Michael defendía su criterio desde las páginas mismas de Letras Libres, en un número con dossier y fotografía de Octavio Paz, con una leyenda que decía: “Pasión crítica”. Abajo, una más pequeña informaba sobre la réplica en torno al diccionario: “Christopher Domínguez Michael: refutación”. Denunciaba que sus detractores “sueñan con vegetar en una literatura sin crítica, un paraíso propiamente mediocrático donde impere la igualación absoluta de los méritos, de tal forma que nadie se sienta excluido” (Domínguez Michael, 2008:43). Para él, la tarea del crítico, “parcial y subjetiva en su origen, no puede ser sino ponderar, ordenar, jerarquizar entre los autores y las obras” (Domínguez Michael, 2008:43); mientras que la crítica literaria consiste en “ejercer el criterio, distinguir, admirar, excluir y borrar. Sí, dije borrar: el lápiz del crítico también tiene goma” (Domínguez Michael, 2008:44). Con ello perpetúa una visión de la crítica literaria enarbolada por autores como Harold Bloom, para quien el canon es selectivo porque, de otra manera, no podría existir canon alguno (Bloom, 1994). 2 Por “independiente” se suele entender autonomía ideológica, creativa o económica, para la realización de sus obras y proyectos colectivos. 3 La encuesta del 3er Encuentro Nacional de Artistas Jóvenes Independientes (enaji), en 2008, arrojó información interesante sobre lo que los artistas del Estado de México entienden por “independiente”, que nos puede ayudar a comprender el caso de Intransigente, Agitprop y Cog·nate: “Para la mitad de los artistas encuestados, el carácter independiente de su quehacer radica en […] su autonomía ideológica y creativa […]. Para una cuarta parte, en cambio, la independencia tiene que ver con el financiamiento de su quehacer. […] Por último, la fracción restante no aclara si su labor artística es independiente y en qué consiste tal atributo” (Alvar, 2011).

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Por otra parte, si bien Domínguez Michael reconoce la subjetividad de su criterio, en lugar de apelar al reconocimiento consensuado sobre su obra ensayística (pues eso es lo que precisamente estaba en juego), recurre al reconocimiento de sus críticos para validar su argumento: Mis críticos no sólo son autores del fce sino que lo han sido de la otra gran editorial del Estado, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, responsable, también, de un importante programa editorial. Muchos de ellos son o fueron creadores artísticos del Sistema Nacional de Creadores o beneficiarios de proyectos de coinversiones, jurados frecuentes de premios nacionales o regionales, ganadores del Premio Xavier Villaurrutia y ellos mismos autores de polémicas antologías o directores de oficinas culturales y de colecciones literarias en la unam y otras universidades públicas (Domínguez Michael, 2008:44).

En última instancia, la importancia de la labor de Domínguez Michael como crítico sí parece sustentarse en el reconocimiento de un grupo selecto de personas que, parafraseando a Bourdieu, estaría autorizado para autorizarlo. Un caso representativo de acción colectiva “desde abajo” o independiente proviene de Tijuana. Se trata del antagonismo de muchos artistas independientes con Virgilio Uribe, director del Cecut desde 2009 hasta principios de 2013. Por sus diversos escándalos en puestos anteriores, numerosos artistas visuales, músicos, escritores, teatreros y promotores culturales no consideraban adecuado a Uribe para dirigir este centro. Para oponerse abiertamente se congregaron en torno al colectivo Todos Somos Un Mundo Pequeño (tsump),4 que realizó numerosas actividades de protesta pacífica. Firmaron una carta abierta, conocida como “la carta de los 300”, que a grandes rasgos constituyó la “lista negra” de esa administración. Artistas visuales y sonoros realizaron intervenciones dentro de las instalaciones mismas del Cecut. Incluso fabricaron su propio “periodicazo” a Uribe, donde se reunían varios artículos sobre su pasado en otros cargos administrativos. En más de un sentido, la imposición de Uribe en el Cecut suscitó la organización entre artistas en Tijuana de manera mucho más efectiva de lo que jamás hicieron encuentros como Insite y Tijuana: Tercera Nación (Meza, 2012:155). La distinción arriba/abajo en las acciones colectivas nos lleva a una nueva reflexión en torno a la naturaleza de los colectivos artístico-literarios. Aparte de las clasificaciones propuestas en La frontera silenciada (Meza, 2012:35-38), éstos pueden dividirse en formativos y consolidados. La diferencia entre ambos radicaría en su función principal 4 Fue a través de tsump que Jhonnatan Curiel, del colectivo Intransigente, conoció a gran parte de los artistas de Tijuana.

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y el motivo de su fundación. Los colectivos formativos se constituyen frecuentemente por autores jóvenes o que no han recibido mucha atención del campo. Como su nombre lo indica, fungen como espacios para la formación de identidades artísticas. El trabajo de campo en torno a Intransigente demuestra que esta clase de colectivos genera un sentido de pertenencia entre sus integrantes (Meza, 2012:104). De hecho, son los primeros espacios donde muestran sus obras, reciben comentarios de colegas y se autodenominan artistas, acto crucial para procesos identitarios. Sobra decir que la mayoría de sus actividades son desde abajo, es decir, con poca o nula repercusión en el campo. Los colectivos consolidados, por su parte, son agrupaciones de artistas consagrados o bien colectivos inicialmente formativos que se mantienen a través del tiempo. Puede ser que un artista consolidado con intereses en común genere un grupo, una editorial o un centro cultural. Por ejemplo, luego del éxito con Nortec, Sergio Brown fundó Colectivo Casa Brown e integró, junto con Gidi Loza, la editorial Piedra Cuervo. En los casos de un colectivo que pasa de formativo a consolidado sin perder demasiados integrantes, probablemente las acciones individuales agregadas sean tan importantes para su consolidación como las colectivas (Interdisciplinario La Línea es un ejemplo paradigmático de este caso, con nombres como Sayak Valencia, Amaranta Caballero, Lorena Mancilla, Esmeralda Ceballos y Miriam García). Si sólo uno o dos integrantes se consolidan, en cambio, probablemente sus propias acciones hayan contribuido más que la acción colectiva en sí. Claudia Sandoval percibía esto al mencionar a colectivos que se visibilizan porque “algunos de sus integrantes poseen trayectorias muy reconocidas (el erre de Estación Tijuana; Raúl Cárdenas que es Torolab)” (Sandoval, 2004:72, n. 155). La existencia de acciones colectivas desde arriba/abajo ofrece una buena explicación a que los colectivos formativos duren tan poco tiempo. Muchos se desintegran cuando todos sus miembros (o algunos) pasan de un nivel periférico a uno central en el campo restringido, o bien cuando saltan al campo grande y acceden a otro tipo de público, con lo que generalmente se deslindan de compromisos anteriores. Al formar parte de nuevas relaciones, pueden llegar a tener la posibilidad de actuar desde arriba, con mayor peso sobre todos los tipos de campos. Las acciones colectivas desde arriba y abajo están estrechamente relacionadas, por una parte, con la existencia de dos tipos de campos distintos. Y por otra parte, ambos fenómenos contribuyen a la distinción entre colectivos formativos y consolidados; sobre todo, resalta el hecho de que los campos parecen seguir trabajando con dicotomías (pequeño/grande, formativo/consolidado, arriba/abajo), aunque todas ellas, evidentemente, forman parte de procesos internos del campo. Lo interesante sería ver cómo los límites entre dichas dicotomías se pueden subvertir o incluso difuminar. Si bien esta subversión puede vislumbrarse a través del análisis crítico, en la actualidad, muchos colectivos están probando estrategias desde la producción artística misma. 106

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A partir de estos planteamientos, la siguiente sección muestra cómo las acciones colectivas desde abajo permiten a los colectivos Agitprop y Cog∙nate consolidarse en la escena artística de San Diego, y es posible ver cómo en Tijuana, desde hace más de diez años, agruparse en colectivos constituye una estrategia factible para visibilizarse en el campo artístico sandieguino. En el caso de Intransigente la situación fue diferente, pues el trabajo conjunto se vio traducido en la consolidación de algunos de sus miembros; en este sentido, su carácter como colectivo formativo es fácil de discernir cuando se le observa diacrónicamente. En su conjunto, estas tres agrupaciones muestran casos representativos de los distintos tipos de colectivos que se pueden encontrar en la región. Asimismo, son buenos ejemplos a seguir sus acciones, los temas o perspectivas que los motivan y su impacto a escala grupal o individual en los campos. Dimensión colectiva del arte y la literatura en tres colectivos de Tijuana y San Diego A continuación, se discuten algunos ejemplos de acción colectiva en Intransigente, Agitprop y Cog∙nate. Se analiza cómo las acciones desde abajo por estos colectivos contribuyen a su formación/consolidación artística, ya sea grupal o individualmente. Asimismo, se busca observar con qué función opera cada colectivo. Cabe mencionar que en ningún caso se observaron actividades de creación artística colectiva (quizás solamente en tanto que los textos cambiaban al pasar por el taller de poesía en voz alta de Intransigente). En cambio, por lo general, fungen como plataformas de trabajo por medio de las cuales se proyectan trayectorias individuales en los campos artístico-literarios. Quizás el trabajo donde más claramente se manifiesta la influencia del colectivo Intransigente en uno de sus integrantes sea El tercer cuerpo, tercera y última serie del poemario Selección natural, por Daril Fortis. Estos textos están dedicados a mis hermanos intransigentes. Individuos que me enseñaron la colectividad. Híbridos, inter-injertos. (Fortis, 2012:46)

Algunos poemas fueron escritos durante las sesiones de escritura del taller de poesía en voz alta del colectivo. Destacan: “Autoconciencia”, “Nuestra mente”, “Glorifiquemos” y “Posnarcoterrorismo”, los cuales se volvieron representativos de Fortis y aparecieron en revistas literarias como Punto de Partida, o en antologías como Tijuana es su centro. La colectividad, ese “tercer cuerpo” que se genera con el encuentro de dos personas, es en Selección natural apenas un tema de inspiración. A lo mucho deviene un espacio donde se pueden pulir textos, pero nociones como la del autor y la originalidad permanecen indiscutidas. 107

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El performance titulado Anastasio Catarsis muestra cómo operan las acciones colectivas en Intransigente. Participaron Jhonnatan Curiel, Mavi Robles-Castillo, Nancy Bonilla, Crystal Pérez, Canek e Ivonne; se realizó el 22 de agosto de 2010. El motivo era conmemorar la muerte de Anastasio Hernández, trabajador ilegal mexicano asesinado por agentes de la patrulla fronteriza en San Ysidro. El acto consistió en dos etapas: primero se realizó la pinta de una manta con un verso de Friedrich Hölderlin: “Quisiera descansar, para acordarme de los difuntos” (Bonilla, 2011:24). Después, se llevó a cabo una “minimarcha” desde el pasaje Rodríguez, punto de reunión y pinta de la manta, hasta el paso aduanal. Para ello se atravesó la avenida Revolución, el Arco y el pasillo que lleva a pie hacia la garita. Los poemas que se leyeron (ninguno de los cuales fue escrito para la intervención) estaban “envueltos” en un contenido altamente político-social. Esto permitió a sus autores desplazarse conceptualmente, si bien por momentos, más allá del campo literario. Curiel explica que el proyecto tenía como intención retomar otra manta, con una frase de Solón de Atenas: “La palabra es el espejo de la acción” (Curiel, 2010), que abanderó intervenciones realizadas el día de elecciones estatales de 2010. También buscaban llevar a la práctica dicha frase: Nosotros ahí [en Anastasio Catarsis], a través de la poesía o lo que se considera poesía (que es algo nada más que tiene que ver con las palabras escritas), ahí activamos esa raíz que tiene. Es lo que tripeo yo, ¿no? De volver… no volver, sino recuperar ese sentido etimológico de “acción”, de que la palabra no únicamente sea para mencionar sino para activar algo. Entonces ahí fue la acción… la acción la que contó. O sea, sí estábamos gritando, y demás, y fue una manifestación poética pero… a través de la acción (Curiel, 2010). La acción colectiva, así como el recuento que integrantes de Intransigente hacen sobre Anastasio Catarsis, es un acto de intervención simbólica del espacio. Está dirigido a un público aleatorio, cuya reacción, paradójicamente, no es tan importante como el hecho de que su mirada valida el performance. Los ojos de la sociedad son el espejo de la palabra en acción. Pese a que las acciones colectivas de Intransigente buscaban la mayor apertura posible a nuevos integrantes, el proyecto duró poco más de tres años. En dicho tiempo, las carreras literarias de sus integrantes ya habían sido puestas a andar, por así decirlo. Si la creación artística conjunta en Intransigente no pasa de ser un ejercicio en sus talleres, su función como colectivo formativo sigue siendo preponderante. Resultó una plataforma de presentación muy importante para varios de sus integrantes, como Estela Mendoza y Daril Fortis, quienes mostraron significativos cambios de actitud y seguridad reforzada en los sucesivos grupos focales y entrevistas personales donde participaron. Incluso autores que rigurosamente no eran parte de Intransigente, pero colaboraron de cerca 108

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con ellos, continuaron trabajando colectivamente. Tal es el caso de Alberto Paz, quien después participaría en el “flyer literario” Bicromato, así como en el colectivo Mañana Lloverá. Sin embargo, quienes más visiblemente se han consolidado en los campos literarios de Tijuana y México son sus fundadores, Curiel y Robles-Castillo. Desde luego, el impulso colectivo ha tenido mucho que ver en ello, pero sus acciones individuales contribuyeron igualmente. El carácter formativo de Intransigente quedó demostrado al interrumpirse sus actividades en 2013, cuando Curiel y Robles-Castillo tomaron una estancia artística en Bacalar, Quintana Roo. La actitud hacia las instituciones es quizá un factor diferenciador entre los colectivos en Tijuana y San Diego. Aunque los de Intransigente han colaborado con el Cecut, el icbc y el imac, en general manifiestan una abierta desconfianza a las instituciones culturales. Cog∙nate y Agitprop, por su parte, mantienen una relación menos ríspida con las instituciones. Sin embargo, escritores como Mark Wallace (asociado con Agitprop) siguen siendo sumamente críticos con espacios como el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego (mcasd). Por otro lado, en 2012, Lorraine Graham y David White, de Agitprop, contribuyeron a curar la Summer Salon Reading Series, en el Museo de Arte de San Diego (sdma). En dicha serie, Omar Pimienta leyó poemas en español, seguido de su traducción al inglés por John Pluecker. De igual manera, participaron Misael Díaz y Amy Sánchez, de Cog∙nate Collective, en un panel sobre arte transfronterizo. Por su parte, White entrevistó al urbanista Teddy Cruz en el marco de The Third Party, proyecto que consiste en una serie de entrevistas realizadas en una especie de escritorio móvil con dos asientos frente a frente. La “tercera parte” a la que se refiere es la cámara que registra la entrevista y representa el “público” al que va dirigido. The Third Party y la reading series mensual de poesía en Agitprop son dos de sus actividades más enfocadas hacia la noción de colectividad. La tercera es There goes the neighborhood!, que también expresa con mayor claridad la búsqueda de impacto local en Agitprop. Se trata de “a four day event that positions ‘the neighborhood’ as a fluid institution of creative production, critical thinking and intersecting interests”. Se constituye por “Collaborations between artists, residents, small businesses, universities and local activists […] in a series of workshops, talks, installations, performances and tours that center around the North Park neighborhood of San Diego” (White, 2012). Este proyecto está inspirado en 2837 University, otra serie de conferencias, talleres y discusiones sobre la posibilidad de ensamblar una universidad a partir de espacios preexistentes en el vecindario de North Park. (De hecho, la dirección postal de Agitprop es, precisamente, 2837 University Avenue.) En conjunto, estas actividades muestran el rumbo que han tomado las acciones colectivas en Agitprop. De los tres casos estudiados, es el colectivo que mayor atención 109

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pone en la gestión de eventos artísticos, culturales y multidisciplinarios. Sus integrantes están conscientes de la necesidad de promover movimientos artísticos incipientes y alternativos en una ciudad poco asociada con la actividad cultural. Por ello, más que una plataforma de presentación de sus propias obras, Agitprop funge como un espacio de mediación artística. En esto se parece un poco a Bulbo, un colectivo fronterizo que evolucionó a una suerte de empresa cultural a través de su productora, Galatea Audiovisual (Sandoval, 2004). Tanto White como Graham ya tenían trayectorias antes de Agitprop, aunque su asociación ciertamente las incentivó. Su participación en instituciones culturales, con su distancia crítica, contribuye, asimismo, a que se consoliden dentro de los campos artístico y literario de San Diego. Agitprop bien puede ser un colectivo formativo en proceso de consolidarse, ya sea por la acción conjunta de sus integrantes o por acciones individuales agregadas. En todo caso, sus acciones colectivas, independientes y realizadas desde abajo, pueden influir crecientemente en los campos de San Diego. Por ejemplo, Graham fue invitada como blogger por la American Poetry Foundation para escribir sobre la actividad literaria en el sur de California y la frontera. Así, tienen posibilidades crecientes de realizar acciones colectivas desde arriba. Similarmente, los integrantes de Cog∙nate buscan con frecuencia la colaboración con otros artistas y la organización de actividades artístico-culturales. Son el único grupo analizado en que lo fronterizo es el tema rector, imprescindible en todas sus actividades. reform es una de las más representativas: en colaboración con yeseros de la colonia Libertad de Tijuana, diseñaron nuevos moldes para alcancías. Los modelos con cascos de futbol americano o de Homero Simpson eran populares, por lo que Sánchez y Díaz buscaron otros más representativos de Tijuana. Los modelos creados fueron un saco de yeso (“una escultura auto-reflexiva”, según Díaz) y un televisor; este último hacía eco al mote de Tijuana como capital mundial en producción de televisores. El gesto de no pintar las alcancías parecía indicar a una búsqueda de inserción en galerías de arte. De hecho, la obra se presentó en galerías como el estudio 404 del edificio de artes visuales en la ucsd. Al ser de color blanco, podían hacerse pasar por esculturas, y formar parte de la tendencia minimalista; incluso algunos locatarios que recibieron las alcancías blancas para venderlas decidieron conservarlas, es decir, le confirieron el trato de objetos no convencionales que exige la mirada estética. En posteriores producciones de las alcancías de televisor, los integrantes de Cog∙nate buscaron que se pintaran y añadieran figuras en las pantallas, con lo que se revertía el intento por inscribirlas en un discurso legitimado en específico: con algo de pintura, la obra de arte se vuelve artesanía. reform es una obra que continúa evolucionando conforme pasa el tiempo y que requiere de la participación de otros colaboradores en su desarrollo. 110

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Los intereses de Cog∙nate se desbordaron de la simple mirada estética en su instalación Something to do with crossing, la cual consistió en entrevistas con personas que contaban sus historias sobre el cruce ilegal, algunas muy crudas, como la de un hombre devorado por coyotes. Estas experiencias eran contrastadas con los recuerdos y recuentos de la familia de Sánchez sobre una frontera íntima. En dichos recuentos, los indocumentados cruzaban su propiedad y robaban o canjeaban la ropa colgada sin una verdadera lógica: por ejemplo, un camisón de niña por una camiseta grande de hombre. La instalación reflexiona sobre el impacto que las políticas globales han tenido en la región fronteriza. Aunque no querían considerarla un “anthropological approach”, en Something to do… utilizaron herramientas metodológicas tomadas de la etnografía. Ello también apunta a una actitud diferente con respecto a la obra de arte y su(s) creador(es). El artista y su genio ya no son el punto central de la pieza ni de la exhibición. Toda la obra, desde las entrevistas hasta las fotografías de los objetos robados, se conforma por palabras e imágenes “ajenas”. No hay trazos del “espíritu” o “genio” de los integrantes de Cog∙nate, salvo como mediadores, curadores o articuladores. Otro gran ejemplo de cómo la colaboración, lo fronterizo y la acción colectiva se entrelazan en las obras de Cog∙nate es Borderblaster. Ésta consistió en seis sesiones de transmisión radiofónica de corto alcance en el mercado de La Línea. Las sesiones giraban en torno a temas como el cruce aduanal, los flujos económicos transfronterizos, las implicaciones cívicas, etcétera. Se invitó a discutir a artistas, escritores, académicos y músicos, entre otros. Díaz explica que “Unlike traditional border blasters, our project localizes the transmission to the crossing to reflect on the particular site and the experience of juncture/disjuncture that characterizes the crossing and the border as a whole” (Díaz, 2012a). Incluso el corto alcance que aún tiene este tipo de proyectos queda bien ilustrado por Borderblaster. No obstante, hay la intención de comprometerse en discusiones culturales más allá del discurso de las galerías de arte. De manera parecida a Agitprop, los integrantes de Cog∙nate están abiertos a la participación en instituciones culturales. Díaz estudia en la maestría en artes visuales de la ucsd, mientras que Sánchez trabaja en el mcasd. Si bien sus acciones colectivas son desde abajo, aún no queda claro si con ellas pretenden consolidarse o no. Ciertamente, en el colectivo descubrieron cómo encauzar sus intereses en torno a la frontera y sus procesos sociales, culturales y económicos. Sin embargo, su búsqueda por desestabilizar dicotomías como nacional/extranjero o arte/artesanía, hace difícil su clasificación; de hecho, se muestran incómodos cuando alguien pretende hacerlo. Se trata, sin lugar a dudas, de un colectivo formativo, aunque puede volverse consolidado, y aún hay muchos proyectos por venir. 111

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Las acciones colectivas dese abajo buscan revertir o neutralizar la jerarquización de bienes simbólicos dentro de los campos de producción restringida. No obstante, en muchos casos no queda claro cómo pretenden llegar a un público más amplio. Por ejemplo, actividades de Intransigente en Tijuana buscan irrumpir en lugares que no han sido diseñados o asignados para la difusión de la cultura, Anastasio Catarsis o las Intransigencias (intervenciones con megáfono en espacios públicos). Sin embargo, con esta irrupción caen en una actitud en la que “el arte deriva hacia la impostura (cosa que hoy ocurre con frecuencia)” (Esparza, 2005:32). A los espectadores no se les pregunta si desean participar o no del performance; en muchos casos, el público es circunstancial y descontextualizado. Esto es algo muy importante que se debe considerar, sobre todo cuando el objetivo de Intransigente, según su blog, es “intervenir la realidad y modificar la psique colectiva tomando como base la creación poética”. Curiel está consciente de que “llevar la poesía” al público no es suficiente si dicho público es, en palabras de Díaz, “an amorphous, anonymous group of passerbys. More than a macro political strategy, Curiel sees the act of sharing reading and performing poetry as a way of engaging in micropolitics, creating links between the poet and listener, so that the listener ‘sees in your action a manifestation of liberation,’ the liberation that comes with creative expression” (Díaz, 2012b). Todas estas acciones colectivas desde abajo tienen efectos a corto y a mediano plazos, pero rara vez tienen como resultado la consolidación de un colectivo en el campo. La creciente participación de artistas en Estados Unidos con museos y universidades muestra una actitud distinta sobre el papel de las instituciones culturales. Del lado de Tijuana es interesante notar que el colectivo Intransigente resultó ser un colectivo formativo que no se consolidó per se, sino que ayudó a algunos de sus integrantes (a unos más que a otros) a consolidarse dentro del campo. Queda claro que los efectos de estas formas de acción colectiva, por lo menos a corto y mediano plazos, se circunscriben al campo de producción restringida. Algunos proyectos, como Borderblaster de Cog∙nate y There goes the neighborhood! de Agitprop apuntan hacia un compromiso con el involucramiento de nuevas audiencias, aunque sus métodos todavía son limitados. Sociología, estética y arte contemporáneo. Aportaciones a una discusión Gran parte de los estudios sobre el arte contemporáneo expresa una desconfianza a ultranza de sus posibilidades y capacidades. Para demostrar cómo los colectivos estudiados aportan argumentos a esta discusión, se revisará primero las posturas de Jean Baudrillard, Yves Michaud y Zygmunt Bauman. Ellos discuten la pérdida del aura benjaminiana en las obras artísticas contemporáneas y el desplazamiento de atención de la obra al acontecimiento. El trabajo de Intransigente, Agitprop y Cognate, más que refutar dichas consideraciones, 112

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nos muestra su lado más experimental y creativo. Estos artistas no se preguntan si lo que hacen es arte o artesanía, colaboración o mediación, política o poética, sino que asumen la producción artística como una acción, más que como una obra estilísticamente clasificable y materialmente delimitable, y en lugar de indagar sobre las repercusiones de su quehacer, avanzan hacia la difusión de las restricciones disciplinarias. En un ensayo de los años ochenta (bastante pesimista) sobre el arte contemporáneo, Jean Baudrillard vaticinaba el fin de la representación, el inicio de la era de la realidad virtual, y mostraba su desencanto con el arte que deviene realidad sin mediación: Vivimos en un mundo de simulación, un mundo en el que la más alta función del signo es hacer desaparecer la realidad, y al mismo tiempo enmascarar esta desaparición. El arte no hace otra cosa. Hoy los medios de comunicación tampoco hacen otra cosa. […] la imagen ya no tiene más destino que la imagen. La imagen ya no puede imaginar la realidad porque ella es la realidad; no puede trascenderla, transfigurarla ni soñarla, porque la imagen es su realidad virtual. En la realidad virtual es como si las cosas hubieran engullido su espejo (Baudrillard, 2005: 83).

Una de las consecuencias de este fenómeno, observa Baudrillard, es la indiferencia del artista por el espectador y a la inversa: “En muchos casos (bad painting, new paint­ ing, instalaciones y performances) la pintura reniega de sí misma, se parodia, se vomita a sí misma. […] Ahí ni siquiera existe la posibilidad de una mirada—eso ni siquiera suscita una mirada porque, en todos los sentidos del término, eso ya no nos concierne” (Baudrillard, 2005:81). La aleatoriedad y casi intrascendencia del público en performances y acciones colectivas concretas, como Anastasio Catarsis, de Intransigente, muestran cómo los artistas contemporáneos se han alejado del público general. Todavía no han encontrado una estrategia viable de comunicación con una audiencia más grande que la del campo de producción restringida. No obstante la pertinencia de sus comentarios en torno al desfase artistas/público, esta perspectiva no permite apreciar cómo las prácticas artísticas actuales buscan un papel más activo en las dinámicas sociales. Pero Baudrillard no es el único que comparte este enfoque. En una conferencia pronunciada en el Instituto Nórdico para el Arte Contemporáneo de Helsinki, Zygmunt Bauman afirmaba que el anterior objetivo del arte era “Evitar que la humanidad olvide su propia mortalidad, es decir, su propia naturaleza —evitar que se olvide a sí misma—” (2007b:15). En un mundo “tardo-moderno o postmoderno” (Bauman 2007b:19), el fenómeno del arte pasó a ser un acontecimiento temporal y pasajero (Bauman, 2007b:21). 113

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Dicho acontecimiento no busca la inmortalidad o atemporalidad de las grandes obras del pasado, sino una “‘mortalidad instantánea’, una inmortalidad experimentada como un instante de sensaciones, una inmortalidad que fenece” (Bauman, 200b:22). Asimismo, Bauman se pregunta si esto no “anuncia la decadencia e incluso la muerte de la función tradicional del arte” (2007b:22). Y es que, para él, el arte implica la búsqueda de inmortalidad o por lo menos de trascendencia a través del arte. Así retoma, por otra vía, la discusión iniciada por Baudrillard, quien al analizar las obras tardías de Andy Warhol concluye que “Todo el arte moderno es abstracto en el sentido de que está atravesado por la idea, más que por la imaginación de las formas y de las sustancias […] se puede decir que estamos en vías de una desaparición total del arte en tanto que actividad específica” (Baudrillard, 2005:88). Luego, durante una conferencia en Leeds sobre el “arte líquido”, Bauman afirma (inspirado en Yves Michaud) que en el mundo actual “La estética se adentra hasta por entre el último escondrijo, la última grieta de nuestro mundo, al mismo tiempo que la obra de arte desaparece” (Bauman, 2007a:42). Por otra parte, al hablar de la saturación de la estética y la anulación de la obra en la producción artística, Bauman retoma una reflexión de Michaud en El arte en estado gaseoso, que considera que el siglo xxi marca el “triunfo de la estética” (Michaud, 2007:10), la cual ha trascendido a la obra de arte. El filósofo francés comprendía en qué consisten los cambios de atención en el arte contemporáneo: “Cuando se dice que el dispositivo debe producir una experiencia, el acento puesto sobre la obra se desplaza hacia su efecto y la interacción espectador-observador” (Michaud, 2007:31). Pese a declararse neutral en su análisis, Michaud invoca a Walter Benjamin para reclamar un “arte sin aura” contemporáneo (Michaud, 2007:104). En esto coincide con Baudrillard, quien distinguía entre simulaciones auténticas e inauténticas, con lo que buscaba denunciar una ausencia de “aura del simulacro” en la producción artística de fines del siglo xx (Baudrillard, 2005:82). Tanto Baudrillard como Michaud (y Bauman, influido por �������������������������� éste���������������������� ) coinciden en el desplazamiento del interés en el arte contemporáneo hacia el acontecimiento. Si bien los dos primeros observan también el desfase entre artistas de vanguardia y el gran público medio, sólo Michaud pone atención al fenómeno de la colectivización dentro de la producción artística actual. Al hacerlo enfatiza las diferencias históricas con movimientos anteriores: […] el efecto tribu o efecto iniciación significa la boga de comunidades artísticas o colectivos. A diferencia de lo que sucedía en el siglo xx moderno, no se trata de movimientos ni de grupos constituidos en torno a una búsqueda, un manifiesto o una línea teórica, sino de colectivos informales, de agrupamientos de vida y de usos que autorizan prácticas diferentes que coexisten pacíficamente sin ninguna unidad teórica o conceptual (Michaud, 2007:41). 114

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Gran parte de los colectivos artísticos formados en lo que va del siglo xxi comparten esta falta de un programa rector. Las búsquedas que supuestamente ofrecían los manifiestos fueron sustituidas por una “coexistencia pacífica” sin cohesión ideológica o estética unitaria. Por supuesto, algunas formas de agrupación todavía emplean manifiestos y siguen una línea temática o teórica; por ejemplo, el interés de Cog∙nate gira exclusivamente en torno al tema fronterizo. A pesar de ello, se ha vuelto común que los colectivos funcionen más como plataformas de acción y trabajo. Por su parte, el contexto fronterizo nos permite observar cómo estos “agrupamientos de vida y de usos” coexisten sin realmente generar lazos entre sí. Sus redes sociales, por ejemplo, rara vez se tienden más allá de la frontera en cualquier dirección, y cuando lo hacen, la interacción lograda por lo general es de carácter temporal y esporádico. De igual manera, cabe mencionar que en Tijuana y San Diego se observa una intensidad desproporcional de actividad artística a través de un colectivo, pues mientras que el impulso que dio el éxito de Nortec a finales de la década de 1990 convirtió a Tijuana en una “incubadora de colectivos” (Meza, 2012:25), dando origen a la llamada “era Nortec” (Sandoval, 2004:19) y durante la cual los colectivos en Tijuana florecieron notoriamente, e incluso se adelantaron a tendencias del centro de México, del lado de San Diego no hay un equivalente a dicha “era Nortec” durante la década pasada, aunque algunos artistas (como Lorraine Graham) reconocen en el gesto de la agrupación una estrategia de supervivencia (Graham y Wallace, 2012), de la que Agitprop es claro ejemplo de ello, pues en este colectivo, artistas visuales y escritores se asocian para afrontar la apatía de esta ciudad, principalmente turística y militar. En un momento cuando influyentes pensadores miran con sospecha la producción artística contemporánea, algunos creadores han dejado de cuestionarse hasta qué grado sus actividades pueden considerarse artísticas. Una prueba fehaciente es la inclinación hacia lo político en Intransigente, la “poética política” de la que hablaba Curiel en entrevista con Misael Díaz. Las acciones de Intransigente, dice Díaz, son “not just a reminder, but a call to action, a demonstration of their fervent belief that speech—as writing, as poetry, and/or as debate—can catalyze change” (Díaz, 2012b). Ese es el gesto que motiva acciones como las Intransigencias o Anastasio Catarsis, pero el público medio no las parece comprender en ese sentido. Y es así como Díaz comprende el camino que llevó a la conformación de Intransigente, en el que la poesía se convirtió en un artefacto para entrar en contacto con otros: […] poetry begins as a way of understanding the self, but ultimately transcends the individual and becomes a tool to understand and better recognize, respect, and acknowl­ edge the other. In this way, poetry moves from the realm of the personal and intimate, to the social and political sphere (Díaz, 2012b). 115

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Pero de poco sirve que la poesía se convierta en un puente para que los poetas accedan a la esfera social y política. El compromiso se realiza, también y sobre todo, entre los espectadores y la poesía, o el arte en general, con el productor artístico como mediador más que como demiurgo. En esta época, cuando la realidad “usurpa” el lugar del arte, y frente a la gran distancia que existe entre el artista y una vasta audiencia, algunos autores realizaron ejercicios multidisciplinarios, cuestionaron y exploraron los límites formales, pero más que nada de contenido, en la literatura y las artes visuales. El aspecto contextual y colectivo de la creación artística, la intervención del artista en las dinámicas sociales, así como las relaciones de poder en el lenguaje, se volvieron temas frecuentes en bienales artísticas. Como ejemplo están las cuatro ediciones de Insite en Tijuana-San Diego, antologías literarias como Mi país es un zombie (coeditada por Colectivo Poético Asedio, Casamanita Cartonera y 2.0.1.2. Editorial, donde han participado poetas de Tijuana), así como en el trabajo de colectivos como Intransigente, Cog∙nate y Agitprop. Dicho compromiso con la colectividad es más relacional que creativo. Si, como dice Baudrillard, la realidad ha venido a usurpar el lugar que tenía el signo en la producción artística, y si como dice Bauman, el interés se ha desplazado de la obra al acontecimiento, en actividades de Intransigente y Cog∙nate podemos observar un desplazamiento de la percepción del texto o imagen como formas puras e incorruptibles hacia la intervención artístico-literaria como medio de acción directa con un público inmediato y aleatorio. Asimismo, muestran que, si el mundo fáctico y las preocupaciones político-sociales ocupan un lugar cada vez más preponderante en la producción artística, los artistas buscan atenuar el carácter efímero de las intervenciones al realizar registros en audio, video o por escrito. Ejemplo de éstos son los que hizo Intransigente en torno a Anastasio Catarsis (Meza, 2012:127-128), o los que realizan regularmente los de Cog∙nate en su blog. Para Michaud, por su parte, si el arte contemporáneo se compara con las producciones artísticas del siglo xx (y m�������������������������������������������������������� ás aú��������������������������������������������������� n con la historia general de las producciones humanas), se muestra por lo menos ingenuo: […] resulta muy posible que, en relación con la extrema diversidad de las prácticas, producciones, ornamentaciones, rituales, así como usos del arte en el transcurso de la historia humana, el arte contemporáneo en el fondo aparezca mucho menos sorprendente y hasta más trivial de lo que tanto sus detractores como sus partidarios creen. En efecto, frente a la diversidad de las civilizaciones, de sus concepciones y usos del arte, el arte contemporáneo se acerca a rituales efímeros, ornamentaciones corporales, ornatos, procedimientos pirotécnicos, performances teatrales o religiosas y hasta al arte de los arreglos florales. (Michaud, 2007:20) 116

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Si bien los artistas contemporáneos no están descubriendo el hilo negro con sus producciones creativas, éstas pueden observarse desde la perspectiva de una desarticulación y rearticulación de los gestos y procesos artísticos. Y es que para producir algo nuevo es necesario comprender los mecanismos básicos de funcionamiento del proceso artístico. Esta podría ser una de las razones por las cuales, para Michaud, el arte contemporáneo semeja apenas “rituales efímeros”, pues la intención de estas obras no es perdurar, como antes, sino restructurar, desde sus cimientos mismos, el proceso artístico en busca de otras formas de producir creativamente. Esto implicará, desde luego, el deslinde de numerosas tradiciones previas, así como un cambio de actitud ante la jerarquización de los campos. A pesar de esto, la cuestión de lo bello (el que parece preocupar más a sus detractores) no dejará de ser central. Para Michaud, por ejemplo, lo bello se ha desbordado de la obra y ahora se encuentra en todos lados (2007:169); mientras que para José Javier Esparza, uno de los rasgos característicos del arte moderno es la desaparición del concepto de belleza (2005:48-49). Sin embargo, los cambios son y seguirán siendo tan radicales que la noción misma de belleza se modificará a la par del arte. Algo que también será central en la discusión es la búsqueda de estrategias para disminuir el desfase entre artistas de vanguardia y el gran público. La postura lógica sería que dichos artistas aprendan a no transgredir las concepciones del gran público, pero dado que la atención se desplaza de la obra al acontecimiento, los productores artísticos tienen la oportunidad de crear espacios más propicios para la interacción con un público mayor, donde el artista se convierte en gestor o promotor de actividades no necesariamente ligadas a la apreciación artística, pero que contribuirán a que próximas generaciones sean capaces de interpretar las producciones artísticas que se realizan actualmente. Artistas en el mundo contemporáneo Ser un artista en una época donde todos los atributos del arte son cuestionados implica una tarea titánica de convencimiento sobre el valor de la propia producción. Después de un trabajo de campo de más de dos años y una extensa investigación documental, se puede afirmar que las concepciones y actitudes de los artistas aquí estudiados en torno a su quehacer se ven reforzadas en la matriz colectiva. Sin embargo, luego del despliegue teórico y metodológico para realizar un acercamiento conceptual a estos colectivos, es inevitable y hasta indispensable preguntarse cómo conciben estos artistas su propia producción creativa. En esta sección se describirán algunas de sus actitudes con respecto al arte contemporáneo. Para ejemplificar dichas actitudes, también se analizarán algunos casos particulares de los colectivos considerados. 117

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Primero que nada, es importante mencionar que ninguno de estos artistas busca encajar en una definición holística de la producción artística contemporánea. Si en esta investigación se emplearon términos y conceptos provenientes de las ciencias sociales y las humanidades, fue para acotar su producción en un marco teórico-conceptual que nos permita hablar de ellos a nivel académico. Por ejemplo, Díaz y Sánchez de Cog∙nate se mostraron incómodos e incluso molestos cuando se les preguntó si se consideraban híbridos en los términos que plantea García Canclini (Díaz y Sánchez, 2012), aunque en ocasiones algunos llegan a utilizar conceptos empleados por sociólogos o antropólogos. Díaz, por ejemplo, se basa en las consideraciones de Néstor García Canclini en su libro Consumidores y ciudadanos para justificar la puesta en marcha del proyecto Mercado fantasma en el mercado de artesanías de La Línea, donde tienen su local: “básicamente la idea de que la ciudadanía se construye a partir del consumo cultural, de productos culturales” (Díaz y Sánchez, 2012). Por su parte, Jhonnatan Curiel, de Intransigente, ha usado extensamente ideas de Jean Badrillard, como las expuestas en La sociedad del espectáculo o su “teoría de la dérive”, que ha motivado performances como el que realizó con Karen Márquez, Gidi Loza y Sergio Brown en las zonas centro y Río de Tijuana, así como en el proyecto denominado “Ojopoema”, “un experimento poético que hace hablar a la ciudad a través de anuncios publicitarios, propaganda, letreros comerciales y grafiti” (Jiménez, 2012), y que más que nada consistía en recorrer un tramo de la zona centro, leer en voz alta todos los anuncios y textos que se encuentre en el camino, grabar y transcribir el resultado. Para Curiel, “Ojopoema” es “una réplica creativa a la saturación visual en nuestra época” (ápud Jiménez, 2012). Uno de los aspectos que más resalta con respecto a estos grupos de artistas es una percepción lúdica y a la vez crítica sobre las fronteras entre arte y simulacro. Sánchez y Díaz, de Cog∙nate, bromean sobre lo que denominan la “definición de elevador” del colectivo: “a post-studio insight social practice about the border” (Díaz y Sánchez, 2012). Ellos afirman no creer en este tipo de definiciones casi estereotípicas, pues no quieren limitar su trabajo a esas categorías. También juegan mucho con la disposición estética de los espectadores, como las diversas etapas de reform lo demuestran: si bien al principio tomaban en consideración las ideas del crítico de arte estadounidense Clement Greenberg sobre el arte de galería, al pintar los televisores de yeso revierten y cuestionan los mecanismos que rigen la mirada estética; el objeto artístico deviene artesanal y la agencia del artista sobre las interpretaciones de su propia obra se ve cuestionada. Ciertamente, muchos de estos artistas conciben y comprenden el arte más como acción que como esencia. Como sucede de manera creciente en la producción creativa contemporánea, muchos cuestionan nociones tan básicas como la originalidad (Cortés, 2008) y la expresión artística (Dworkin y Goldsmith, 2011). Como consecuencia, las 118

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nociones establecidas sobre “arte” y “artista” se vuelven problemáticas; Lorraine Graham de Agitprop, por ejemplo, prefiere considerarse una “artista literaria” porque “a lot of my writing is interdisciplinary and some of it is visual, or involves movement and/or installation” (Graham, 2011). La complejidad de los temas que interesan a estos productores creativos provoca un vuelco hacia la interdisciplinariedad, lo que promueve ese desplazamiento de la esencia a la acción, como explica Manuel de J. Jiménez al hablar del “proyecto micropolítico” de Curiel: “La poesía cumple, para él, una dinámica de resistencia ante los dominios fácticos que se dispersan en torno al sujeto, expuesto a varios mecanismos de agenciamiento, a medidas segmentadas, panópticas, biopolíticas. Curiel, encontrándose sumergido en estos códigos adversos, reelabora el discurso de la vieja poesía coloquialista a través de líneas de fuga que van desde el performance hasta la intervención de espacios públicos” (Jiménez, 2012). Un caso ejemplar es el performance “Tripas, realidad y medios”, realizado en el pasaje Rodríguez en 2012, y que es una deconstrucción de los discursos poético y periodístico “donde se arrastra una ‘cola de información’ con periódicos, libros, imágenes pornográficas, etc. En la punta de este lazo mediático, el poeta amarra tripas. Al final, después de caminar por la calle, la serpiente informativa arde como basura” (Jiménez, 2012:37). El poema se activa a través de las “líneas de fuga” deleuzianas que menciona Jiménez, y deviene en un espacio de intervención performática. Es necesario notar que, en la mayoría de los casos estudiados, no se exterioriza demasiado el carácter básicamente instrumental de los colectivos; incluso se reproducen las relaciones verticales de poder, sobre todo en los “colectivos cerrados” (ver Meza, 2012:37), donde el número de integrantes está limitado y administrado por los fundadores o integrantes de mayor antigüedad. En cuanto a Intransigente, si bien la actitud inicial era de total apertura a los nuevos integrantes, fundadores e integrantes fundamentales como Mavi Robles-Castillo han hecho comentarios que apuntan al establecimiento implícito de jerarquías dentro de la matriz colectiva, como cuando, al ser presionada para entregar la corrección de un texto, dijo: “Ahora resulta que los patos le disparan a las escopetas” (comunicación oral). Formar parte de un colectivo no implica que se le comprenda como una versión a pequeña escala de los mecanismos que rigen los campos artístico-literarios y, por lo tanto, se corre el riesgo de reproducir sus métodos de distribución del reconocimiento. Algunas expresiones artísticas sobresalen por explorar brechas que, al momento de su realización, permanecen poco exploradas desde otras esferas del conocimiento. En muchas ocasiones, las conceptualizaciones que realizan estudios académicos como el presente, no llegan a aprehender en su totalidad las complejidades y cuestionamientos que su quehacer creativo implica, como en el caso de Cog∙nate, que muchas veces supe119

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ra las clasificaciones en las que se ha buscado encasillarlo. Las herramientas de análisis de la sociología y la filosofía deben dejar de pensar en relación con experiencias previas de la producción artística para lanzarse al vacío que propone el cambio de enfoque de la obra a la acción. Conclusiones A través de este análisis se ha demostrado que los campos artístico-literarios se conforman generalmente de acciones colectivas, las cuales pueden ser orquestadas por autores consolidados, o bien por autores independientes que buscan revertir la estructura escalafonaria de las instituciones culturales. Es importante mencionar que si bien el impacto de las acciones colectivas desde arriba suele ser más efectivo y duradero que las acciones desde abajo, y que los casos aquí estudiados son en su mayoría acciones desde abajo, por lo que su impacto es local y a corto plazo, su inscripción en agrupaciones como Intransigente, Agitprop y Cog∙nate potencia el efecto que sus integrantes ejercen en los campos. Así, el carácter formativo de los colectivos puede llegar a convertirse en consolidado, aunque depende del caso. Por otro lado, la consolidación de algunos de los integrantes no siempre se traduce en la consolidación de todo el colectivo, como demuestra el caso de Intransigente. Agitprop y sus integrantes, por su parte, ya están consolidándose en la escena artística sandieguina, a lo que ciertamente ha contribuido la acción colectiva. En tanto que la naturaleza casi inclasificable de Cog∙nate hace difícil determinar si van en camino a consolidarse de manera colectiva o individual. Sociólogos y filósofos como Baudrillard, Bauman y Michaud han dado explicaciones sobre los cambios que han sufrido los fenómenos artísticos en el mundo contemporáneo, y aunque coinciden en vaticinar el fin del arte y la desaparición o irrelevancia de la obra artística, las acciones desde abajo realizadas por estos colectivos literarios nos muestran un panorama distinto. La búsqueda de cambios en la percepción del objeto artístico nos deja ver una apertura a nuevas formas de hacer arte, una “re-politización” de la estética y el uso la colaboración como estrategia de trabajo. Siguiendo la idea de Melucci, los colectivos fungen como profetas de los cambios que se producirán, a mediano y largo plazos, en los campos artístico y literario. Además, su análisis nos permite observar, de forma cristalizada, que el arte sigue produciéndose dentro y fuera de las instituciones asignadas, y que los artistas comienzan a participar en una ola de cambios sociales, económicos y culturales, por lo que tienen la imperante necesidad de acercarse más al público medio para realmente cambiar lo que conocemos como sensibilidad o apreciación artística. Adicional, hay que tener en cuenta lo expresado por Bourdieu, quien habla 120

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de cómo el artista acostumbrado al museo no está “preparado para afrontar” el juicio del transeúnte promedio. Bajo esta consideración, la tarea más importante del artista será prepararse y preparar al gran público para esa confrontación. Referencias Alvar, Arturo (2011), “Resistencia en la metrópolis: visión de independencia y espacios culturales”, Literatur, septiembre (fecha de consulta: 4 de enero de 2013), url:. http://literartur.blogspot.mx/2011/09/resistencia-en-la-metropolis-vision-de.html Baudrillard, Jean (2005), “Ilusión y desilusión estéticas”, Manifiesto, año 1, núm, 2, enero-marzo, pp. 79-89. Bauman, Zygmunt (2007a), “Arte, muerte y postmodernidad”, en Bauman, Zygmunt et al., Arte, ¿líquido?, ed. y trad. de Francisco Ochoa de Michelena, Madrid, Sequitur. Bauman, Zygmunt (2007b), “Arte líquido”, en Bauman, Zygmunt et al., Arte, ¿líquido?, ed. y trad. de Francisco Ochoa de Michelena, Madrid. Sequitur. Bloom, Harold (1994), The Western Canon, Nueva York, Riverhead. Bonilla, Nancy (2011), “Intransigencias en el bordo”, en Amao, Melina et al., Tijuana de día y de noche. Crónicas urbanas, Tijuana, Kodama Cartonera. Bourdieu, Pierre (2010), El sentido social del gusto. Elementos para una sociología de la cultura, ed. y trad. de Alicia Gutiérrez, Buenos Aires, Siglo XXI. Caballero, Amaranta (2011), entrevista por Aurelio Meza, 24 de marzo. Cortés, César (comp.) (2008), Textos postautónomos. Para leer las nuevas ficciones, México, aemac. Curiel, Jhonnatan (2010), entrevista por Aurelio Meza, 13 de septiembre. Delgado, Nicole (2010), entrevista por Aurelio Meza, 28 de junio. Díaz, Misael (2012a), “Borderblaster: Cog•nate Collective Border Line Broadcasts”, kcet, 5 de octubre (fecha de consulta: 18 de febrero de 2013), url: http://www. kcet.org/arts/artbound/counties/san-diego/borderblaster-cognate-collective-blaststhe-border.html. Díaz, Misael (2012b), “Colectivo Intransigente: The voice of poetic politics in Tijuana”, kcet, 13 de agosto (fecha de consulta: 18 de febrero de 2013), url: en http:// www.kcet.org/arts/artbound/counties/san-diego/colectivo-intransigente-the-voiceof-poetic-politics-in-tijuana.html. Díaz, Misael y Sánchez, Amy [entrevista] (2012), por Aurelio Meza [trabajo de campo], Colectivos artístico-literarios en Tijuana y San Diego, San Diego, California. Domínguez Michael, Christopher (2008), “Refutación. Libertad y responsabilidad”, Letras libres, año x, núm., 112, abril, pp. 42-45. 121

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Culturales, época ii, vol. ii, núm. 1, enero-junio de 2014 url:

http://www.utsandiego.com/news/2010/sep/08/letter-is-san-diego-doomed-tobe-an-arts-backwate/. Toriz, Rafael (2010), “El raído traje del emperador: otra historia de la literatura mexicana”, Replicante. Cultura y periodismo digital, abril (fecha de consulta: 2 de enero de 2013), url: http://revistareplicante.com/el-raido-traje-del-emperador-otra-historiade-la-literatura-mexicana. Valenzuela, José Manuel (2004), Paso del Nortec: this is Tijuana,��������������������� México�������������� , Trilce/Conaculta/Océano/El Colegio de la Frontera Norte/Universidad Nacional Autónoma de México. White, David (2012), entrevista por Aurelio Meza, 14 de enero.

Fecha de recepción: 28 de febrero de 2013 Fecha de aceptación: 13 de junio de 2013

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Identidad y vínculos erótico-afectivos serodiscordantes entre varones de la ciudad de México César Torres Cruz Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco Resumen. Los objetivos de este trabajo son describir y analizar los cambios que se han suscitado en los procesos de construcción sociocultural de diez vínculos erótico-afectivos serodiscordantes (donde un miembro vive con vih y el otro no) entre varones de la ciudad de México. Se rescata la relación de las trasformaciones de sus representaciones sociales sobre el padecimiento, con sus prácticas sexuales e identidades performativas o vivencias homoeróticas serodiscordantes. Para lograr lo anterior, se aplicaron entrevistas en profundidad a estos varones, quienes fueron reclutados con la técnica “bola de nieve”, para rescatar de manera retrospectiva cómo han sido estos procesos. Las entrevistas fueron codificadas con el programa Atlas.ti 5.0 y analizadas bajo el esquema de la “teoría fundamentada”. Así, este texto presenta las complejidades inmersas en la apropiación por parte de estos varones de la abyección que por sus prácticas sexuales les ha sido impuesta, así como en las de la configuración de sus experiencias homoeróticas serodiscordantes. Palabras clave: serodiscordancia, estudios queer, representaciones sociales, vih/sida. Abstract. The objectives of this paper are to describe and to analyze the changes involved in the sociocultural construction in 10 serodiscordant relationships (when an individual lives with hiv and his partner does not) among men who live in Mexico City. It is rescued the relation between the transformations in their social representations about hiv/aids, their sexual practices and the performativity of their identities or serodiscordant homoerotic experiences. To accomplish this goal, there were applied to the informants —which were recruited with the “snowball technique” — interviews in depth, to figure out in a retrospective way, how they have experienced those processes. The interviews were codified with Atlas.ti 5.0 software and analyzed under the grounded theory schema. Therefore, this text shows the complexities involved in both the appropriation of the abjection as well as in the configuration of their serodiscordant homoerotic experiences. Keywords: serodiscordancy, queer studies, social representations, hiv/aids.

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César Torres Cruz (cesartorres11@yahoo.com.mx) Mexicano. Licenciado en comunicación social por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Maestro en ciencias sociales y humanidades, con línea de especialidad en sociología y estudios de género, por la Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa. Estudiante del doctorado en ciencias políticas y sociales, campo disciplinario sociología, de la unam. Sus temas de investigación son: estudios queer, masculinidades y aspectos socioculturales de la vivencia del vih/sida. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran: Carballido, L., Torres, C., “Las identidades sexo-genéricas diversas como categoría de subalternidad”, Estudios de Asia y África, núm. 153, xlix (1), pp. 1-38, en imprenta; y Torres, C., Marín, I., Granados, J.A., “Vivir con vih/sida. Un acercamiento a la representación social del portador en situación de albergue”, en PeñaSaint Martin F, León-Parra, B. (coords), La medicina social en México i. Experiencia, subjetividad y salud, Eón Ediciones/Alames, México, 2010, pp. 165-177.

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Introducción Después de 30 años de su aparición, el vih/sida ha experimentado cambios no sólo en su evolución como pandemia, sino en las implicaciones socioculturales relacionadas con los significados y prácticas atribuidas a éste. Actualmente, de acuerdo con varias investigaciones (Folch et al., 2005; Halkitis, Parsons y Wilton, 2003; Reis y Gir, 2010), el virus ha dejado de ser visto por muchas personas como mortal, pues el avance en el tratamiento antirretroviral (arv) contribuye a ver el padecimiento como uno crónico más que permite vivir muchos años. En 2008, la Comisión Federal de vih/sida Suiza y otros estudios que se realizaron después (Attia et al., 2009; Jin et al., 2010; Vernazza et al., 2008), corroboraron cómo los avances en los fármacos para vih han contribuido a estos cambios en los significados atribuidos al padecimiento. De acuerdo con estos autores, la carga viral indetectable,1 conteo de cd4 elevados y adherencia al tratamiento antirretroviral,2 contribuyen de manera significativa a reducir hasta en menos de 2% la probabilidad de transmitir el virus.3 En ese sentido, la probabilidad de socialización y conformación de vínculos erótico1 La carga viral es el nombre que reciben los procedimientos empleados para la cuantificación del ácido ribonucleico (arn) viral existente en una muestra de sangre, empleando técnicas de biología molecular que permiten detectar fragmentos del genoma del vih-1; es decir, es el nombre que se les da a las copias por mililitro del vih en la sangre. Cuando se obtiene el resultado de “indetectable” no quiere decir que no exista ya el virus en la sangre, sino que no hay suficiente como para que el análisis lo encuentre y lo cuente, pero las copias del virus continúan en el organismo y puede ser transmitido con menor probabilidad que con una carga viral elevada (Cfr.: Onusida; Norma Oficial Mexicana para prevención y control del vih). 2 Los tcd4 o cd4 son glóbulos blancos (linfocitos) que contribuyen a que el sistema inmunológico ataque las enfermedades que quieren entrar al organismo. Cuando el vih entra en el organismo de las personas, las células que infecta con más frecuencia son las cd4, y cuando éstas se multiplican para combatir infecciones, también crean más copias del virus. En análisis de laboratorio, las cifras de cd4 miden la competencia del sistema inmune de los seres humanos; son útiles para determinar, junto a la carga viral, la etapa de la infección en la que se encuentra el o la paciente, y son un marcador de cuándo debe comenzar con el tratamiento antirretroviral (arv), el cual se trata de medicamentos que combaten la infección del vih, reduciendo su duplicación. Los arv no eliminan el virus por completo, pues cada duplicación del mismo crea nuevas cepas difíciles de erradicar, pero sí limita su propagación (Cfr: Onusida; Norma Oficial Mexicana para prevención y control del vih). 3 Respecto a los varones que tienen prácticas homoeróticas, un estudio realizado en Australia intentó predecir la probabilidad por contacto de transmisión del vih en varones homosexuales en Sídney (Jin et al., 2010:908), y se encontró que de 1 427 varones reclutados a los que se les dio seguimiento de sus comportamientos sexuales al menos cada seis meses durante seis años, así como la realización de pruebas de detección de anticuerpos del vih anualmente, se detectaron sólo 53 casos de seroconversión. En este sentido, la probabilidad de transmisión del vih por contacto en una práctica sexual sin condón (uai, por sus siglas en inglés [unprotected anal intercourse]), para el receptivo fue de 1.43% si la eyaculación ocurre dentro del recto, y de 0.65% si hay retirada del pene del ano antes de eyacular. En el caso de los varones que juegan el rol insertivo en prácticas sexuales sin condón, el riesgo de adquirir el vih si éstos están circuncidados fue de 0.11% y de 0.62% en varones sin circuncisión, todos los cálculos con un intervalo de confiabilidad de 95% (Jin et al., 2010:907 y 911).

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afectivos entre personas con estado serológico diferente se eleva, por lo que las experiencias de la serodiscordancia (es decir, los vínculos o relaciones de pareja donde una persona vive con vih y la otra no) se convierten en un ámbito privilegiado de estudio para comprender la inclusión de ambas perspectivas, cómo se configura la vivencia del padecimiento dentro de este nuevo contexto de cambios en avances biomédicos, y su relación con las prácticas de la vida cotidiana. En México, la entidad que presenta más casos es la ciudad de México, y la población más afectada es la de varones con prácticas homoeróticas (Censida, 2011; Programa de vih/sida de la ciudad de México de la Clínica Especializada Condesa, 2011). Por lo anterior, es indispensable enfocar los esfuerzos de investigación hacia ellos, pues son los que reciben los estragos de la pandemia de manera más drástica.4 Los objetivos de este trabajo son describir y analizar los cambios que se han suscitado en los procesos de construcción sociocultural de diez������������������������������������ vínculos erótico-afectivos serodis�������� cordantes entre varones de la ciudad de México. Asimismo, se rescata la relación de las trasformaciones de sus representaciones sociales sobre el padecimiento, con sus prácticas sexuales e identidades performativas o vivencias homoeróticas serodiscordantes. Para lograr lo anterior se realizó un estudio cualitativo en el que se aplicaron tres entrevistas en profundidad a diez parejas serodiscordantes entre varones (20 varones en total, dos por vínculo, cuyas edades oscilaron entre los 21 y los 57 años) que viven en la ciudad de México, donde se indagó de manera retrospectiva cómo construyeron sus vínculos. Las guías de entrevista abarracaron: a) cambios en las representaciones sociales del vih/sida; b) transformaciones de las prácticas sexuales del vínculo erótico-afectivo serodiscordante actual, y c) la relación de los tópicos anteriores con su identidad. Las categorías que dan luz a este análisis son: identidad, representaciones sociales y prácticas sexuales, y se extrajeron de las guías de entrevista. Así, se realizaron en total 30 entrevistas en profundidad a los informantes, las cuales fueron audiograbadas, transcritas en el programa MS Word y codificadas en Atlas ti, 5.0. La información fue analizada bajo el esquema metodológico de la teoría fundamentada, la cual, a grandes rasgos, apela a describir y analizar, desde los datos obtenidos, las ca4 Se entiende por ciudad de México al Distrito Federal y al área metropolitana que incluye algunos municipios del Estado de México. En todo el país se registran 225 000 casos de vih, de los cuales se estima que entre el Distrito Federal y el Estado de México se acumulan 61 200 de los casos (Censida, 2011; estimación propia con base en información de datos acumulados proporcionados por el Censida). Por otra parte, en una investigación realizada por la Clínica Especializada Condesa, se indica que la población más afectada en el año 2011 en el Distrito Federal fueron los varones con prácticas homoeróticas, con 59% de los casos registrados en ese año, siendo 1 240 nuevos casos de vih de un total de 2 100 (Programa de vih/sida de la ciudad de México de la Clínica Especializada Condesa, 2011).

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tegorías que expliquen de manera teórica su realidad social. En este sentido, su fin será que al momento de investigar un suceso o fenómeno social se cree teoría original que provea explicaciones, interpretaciones y aplicaciones (Glaser y Strauss, 1967:1).5 Interacción: entre los rituales de la solidaridad a los de las complejidades de la identidad y vivencias homoeróticas serodiscordantes La sociología, a través del estudio de las situaciones sociales, ha contribuido, a partir de la década de 1970 y al poner énfasis en los contextos micro, a comprender cómo se construyen los significados entre las personas. La interacción ha analizado, a través de la copresencia física, cómo se configura la socialización de la vida cotidiana, y puede definirse como aquella que se da exclusivamente en las situaciones sociales, es decir, en las que dos o más individuos se hallan en presencia de sus respuestas físicas respectivas (Goffman, 1991:173). En este sentido, la interacción es la base de la vida social, pues día a día estamos en contacto con otras personas a través del habla o los gestos. Para este trabajo, se entendió a la interacción como ritual, la cual, de acuerdo con Randall Collins (2009:21, 71, 73), es un mecanismo que enfoca una emoción y atención conjuntas, generando una realidad compartida y que van de la mano con una intensidad emocional determinada. También es el proceso por el que los participantes desarrollan un foco común y sus microrritmos corporales y emociones entran en consonancia recíproca, generando solidaridad entre ellos o sentimiento de membresía, sensación de confianza y contento.6 Collins (2009:2) ha indicado que en estos rituales se crean símbolos en las interacciones cara a cara, en los que la intensidad del interés humano por éstos depende de su re5 Si bien esta estrategia analítica ha cambiado sus premisas y métodos de codificación y análisis desde su creación, para esta investigación se decidió rescatar de los creadores de esta estrategia la insistencia en realizar escritura teórica desde los datos empíricos. Sin embargo, también se decidió acudir a la literatura científica previa sobre el tema (género y sociología) para complementar la información existente con la evidencia empírica. Para lograr lo anterior se realizó una fase exploratoria de trabajo de campo: se mantuvieron conversaciones informales y algunas entrevistas con miembros de parejas serodiscordantes para delimitar cuáles son los tópicos más relevantes en el discurso de los informantes a profundizar. Así, la selección de enfoques teórico-conceptuales para este trabajo parte de las preocupaciones de los implicados con el tema, y no solamente de mi intuición teórica. 6 El enfoque de Collins sobre el ritual de la interacción que profundiza en las emociones que emergen de la construcción de la realidad compartida, se desprende de las ideas de Erving Goffman y Émile Durkheim; del primero retoma el papel de las personas en la construcción de la interacción, y del segundo, el papel de la solidaridad y emociones que unen a la sociedad. Respecto a la noción de “ritual”, ésta ha sido utilizada en la antropología y la microsociología. En la primera, trabajada como parte estructural de una sociedad, como el aparato formal que mantiene su orden o que expresa su cultura y sus valores. En contraste, en la segunda, el ritual ha sido visto como parte de la situación, la cual es el inicio del ritual o mecanismo de emoción y energía (2009:22).

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petición periódica. Asimismo, la significatividad de los símbolos deriva de la intensidad emocional que alcanzan los rituales de primer orden, donde se les emplea para continuar con series de circuitos ulteriores de segundo y tercer orden y en los que estos símbolos pueden ser recirculados, convirtiéndose en cadenas de ritual de interacción. Estos rituales están formados por varias combinaciones de ingredientes, las cuales producen determinados resultados o efectos. Los cuatro elementos son: a) dos o más personas que se encuentren físicamente en un mismo lugar, de modo que su presencia corporal esté o no en el primer plano de su atención consciente; b) hay barreras excluyentes que transmiten a los participantes la distinción entre quienes toman parte y quienes no; c) los participantes enfocan su atención sobre un mismo objeto y, al comunicárselo entre sí, adquieren una consciencia conjunta de su foco común, y d) comparten un mismo estado anímico o viven la misma experiencia emocional (Collins, 2009:72). Estos elementos se relacionan entre ellos, pero lo más importante es el foco de atención, porque esto representará la atención de los involucrados que se da de manera espontánea, y las emociones comunes que repercutirán en el sentir de quienes participan en la situación. Los efectos serán: a) solidaridad o sentimiento de membresía; b) energía emocional individual, una sensación de confianza, contento, fuerza o entusiasmo, e iniciativa para la acción; c) símbolos que representan al grupo o las personas implicadas, y d) sentimientos de moralidad, al tener la sensación de que sumarse al grupo o con las personas involucradas y respetar sus símbolos y defenderlos, es lo correcto (Collins, 2009:73). De este enfoque sobresale el análisis del papel de las emociones de la interacción.7 Para esta investigación, las emociones como resultado de los rituales de la interacción de los varones de la ciudad de México que construyen vínculos erótico-afectivos serodiscordantes han sido cruciales para comprender cómo se genera solidaridad y afectividad entre ellos. Sin embargo, se debe reconocer que el enfoque de Collins y, en general, de los autores de la microsociología, olvidó un aspecto central para comprender las vivencias de los informantes de este estudio: el papel del género e identidad y sus implicaciones para la formación de relaciones de pareja y prácticas sexuales de estos varones. Además, este aporte teórico-conceptual idealiza en cierto sentido los rituales de interacción, al tomar en cuenta sólo la solidaridad como efecto de éstos, por lo que el aporte de los estudios queer se hace necesario para complementar a los rituales de la 7 Incluso para Collins (2009) éstas deben ser un aspecto central de la sociología, pues son la base de la sinergia de la sociedad. Tomándolas como flujo de energía, las emociones son también posibilidad de actuación colectiva; en movimientos sociales, por ejemplo, son las que contribuyen para la movilización masiva, a partir del sentir de las personas por una causa común.

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interacción que generan solidaridad con los que generan complejidades, ambigüedades, contradicciones, resistencias, ejercicio del poder y diversidad propias de las experiencias homoeróticas serodiscordantes. La denominada “teoría queer” ha dado, a partir de la década de 1990, elementos conceptuales que permiten repensar al género, sexo y sexualidad. Si bien no existe un consenso sobre qué es lo queer (pues no se trata de una teoría en sí, más bien de maneras de interpretar conceptos como género, sexo y sexualidad; además, la palabra queer evoca a diferentes nociones como “raro”, “torcido”, así como ofensas para las personas no heterosexuales), se puede indicar que esta “teoría”, de acuerdo con Annamarie Jagose (1996), se enfoca en los desajustes entre el sexo, género y deseo: lo queer localiza y explota las incoherencias en estos tres términos que establece la heterosexualidad. Así, al demostrar la imposibilidad de cualquier sexualidad “natural”, llama la atención incluso el significado de conceptos como “varón” o “mujer” (Jagose, 1996:3), de manera que este pensamiento “desestabiliza” las normas que están aparentemente fijas (Fonseca y Quintero, 2009). Al respecto, una de las contribuciones más interesantes de la teoría queer, de acuerdo con Guillermo Núñez, es la problematización del vínculo género-deseo, sus ambigüedades inherentes, sus contradicciones, así como su diversidad (2007:147). Este aporte ha criticado el esencialismo biológico atribuido a la sexualidad, rechazando clasificaciones universales como heterosexual y homosexual, las cuales están sujetas a la norma y relaciones de poder impuestas por la heterosexualidad. Esta forma de interpretar la sexualidad y el género aluden a la creación sociocultural de estos conceptos, resaltando las variaciones culturales de la sexualidad de los seres humanos fuera de jerarquizaciones que se inscriben dentro del sexismo y patriarcado. Ejemplo de la aplicación de estas nuevas interpretaciones sobre la sexualidad lo muestra el texto ya característico de este aporte escrito a finales de 1989: El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, de Judith Burtley (2007), en el que la oposición binaria masculino/femenino es el marco de la “especificidad” de lo femenino, lo que descontextualiza y aleja analítica y políticamente la constitución de clase, raza, etnia y otros ejes de relaciones de poder que conforman la “identidad”8 (Burtley, 2007:50-51). Asimismo, esta autora retoma el giro lingüístico de Lucy Irigaray para indicar que este pensamiento binario está marcando por lo “masculino”, elemento del patriarcado.9 Dentro de este aporte se debe entender a la identidad como un efecto de una relación de poder por la cual determinadas posibilidades son reprimidas o excluidas para poder afirmar y estabilizar otras (Laclau, en Córdoba, 2003:93). 9 Elementos que contribuyen a que afirme que es necesario criticar la “universalidad” que ha permeado al feminismo, pues ésta es una forma de exclusividad negativa y excluyente (Butler, 2007:21). Y se debe replan8

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Así, el lenguaje es falogocéntrico, es decir, centrado en un orden simbólico patriarcal o fálico, haciendo del varón la figura que remite al sujeto, como si fueran casi sinónimos. La matriz heterosexual10 mediante la cual se ha hecho inteligible la identidad de género exige que algunos tipos de “identidades” no puedan “existir”: aquellas en las que el género no es consecuencia del sexo y otras en las que las prácticas del deseo no son “consecuencia” ni del sexo ni del género.11 Para Butler, la cultura, el lenguaje y el poder constituyen el proceso de formación de las identidades de género, así como la forma en que los cuerpos son, ante todo, una situación histórica (Díaz, 2009:184). Esta reflexión remite a la compresión del género como un proceso que estabiliza la heterosexualidad como un acto performativo: el género no debe interpretarse como una identidad estable o un lugar donde se asienta la capacidad de acción y de donde resulten diversos actos, sino, más bien, como una identidad débilmente constituida en el tiempo, e instituida en un espacio exterior mediante una repetición estilizada de actos. El efecto del género se produce a través de la estilización del cuerpo y, por lo tanto, debe entenderse como la manera mundana en que los diversos tipos de gestos, movimientos y estilos corporales constituyen la ilusión de un yo con género constante. Tales actos son performativos en el sentido de que la esencia o la identidad que pretenden expresar son invenciones fabricadas y preservadas por medio de signos corpóreos y otros recursos discursivos (Butler, 2007:262, 266). Un elemento crucial para el desarrollo de la performatividad es que no sólo muestra cómo se construye el género a través del ejercicio del poder heterosexista, sino que también se cuestiona, desnaturaliza y resignifica este esquema de género. Así, a través de la resignificación, la performatividad del género mediante los actos ritualizados y gestos repetitivos, se dota de nuevos tear si la categoría “mujer” debe ser su eje de estudio. Para ella, la creencia política de que debe haber una base universal para el feminismo, y de que puede fundarse en una identidad que aparentemente existe en todas las culturas, a menudo va unida a la idea de que la opresión de las mujeres posee alguna forma reconocible dentro de la estructura universal o hegemónica del patriarcado o de la dominación masculina (Butler, 2007:49). 10 Butler (2007:292) indica al respecto: utilizo la expresión matriz heterosexual para designar la rejilla de inteligibilidad cultural a través de la cual se naturalizan cuerpos, géneros y deseos. He partido de la idea de “contrato heterosexual”, de Monique Wittig, y, en menor grado, de la idea de “heterosexualidad obligatoria”, de Adrienne Rich, para describir un modelo discursivo/epistémico hegemónico de inteligibilidad de género, el cual da por sentado que para que los cuerpos sean coherentes y tengan sentido, debe haber un sexo estable expresado mediante un género estable (masculino expresa hombre, femenino expresa mujer) que se define históricamente y por oposición mediante la práctica obligatoria de la heterosexualidad. Esta obligatoriedad de la heterosexualidad repercutirá en quienes no la adecuen en sus vidas, convirtiéndoles en cuerpos/sujeto(a) s abyecto(a)s. Lo abyecto lo retoma de Julia Kristeva, y con este término se alude a algo que es repudiado, que ha sido expulsado, arrojado, desechado y excluido del cuerpo como excremento convertido en “Otro” (Díaz, 2009:189; Butler, 2008:19). 11 En este contexto, “consecuencia” es una relación política de vinculación creada por las leyes culturales, las cuales determinan y reglamentan la forma y el significado de la sexualidad (Butler, 2007:72).

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significados la imposición binaria de la heterosexualidad. Si los performativos (entendidos como enunciados), indica Rodrigo Díaz (2009), son reiterativos, repetitivos y el ideal nunca se completa, entonces las normas se vuelven vulnerables en su repetición y no determinan todo cuanto es posible.12 Mediante la subversión del género se puede observar la posibilidad de deconstruir los mandatos culturales hegemónicos binarios hombre/mujer, así como su correspondencia con el deseo heterosexual.13 Butler (2007:271, 273, 282) indica que hay que tener en consideración que el género es un estilo corporal, un “acto”, por así decirlo, que es al mismo tiempo intencional y performativo. Al igual que en otros dramas sociales rituales, la acción de género exige una actuación reiterada, la cual radica en volver a efectuar y a experimentar una serie de significados ya determinados socialmente, y ésta es la forma mundana y ritualizada de su legitimación. Entonces, dentro de la posibilidad de cambiar esa repetición se posibilita la afirmación de nuevas alternativas para el género que refutan los códigos rígidos de binarismos jerárquicos. 12 Si bien el aporte de Butler sobre la performatividad del género e identidad o procesos de identificación ha preservado la intención de analizar cómo las categorías identitarias son ficciones políticas —donde la heterosexualidad es la imposición a seguir a través de actos ritualizados, pero la relevancia de este aporte son las posibilidades de subversión, resignificación y resistencia de ésta—, también ha presentado cambios considerables que le complementan. En un inicio, retoma de Joan Riviere la noción de “la femineidad como parodia, ficción o efecto de máscara” (Preciado, s/a), para adaptarlo al caso de la draga (o “travestida”), pues se burla del modelo que expresa el género, a través de una imitación paródica en la que está presente la idea de una verdadera identidad de género entre la apariencia exterior “femenina”, pero la esencia “interior” o del cuerpo “masculina”. Ambas afirmaciones se contradicen y desplazan toda la práctica de las significaciones de género en el discurso de la verdad y la falsedad (Butler, 2007:267-268). Posteriormente, complementa su análisis con elementos foucaultianos sobre las subjetividades controladas por los dispositivos disciplinarios, con el análisis del lenguaje de John L. Austin y Jacques Derrida sobre la fuerza performativa del lenguaje. La performatividad es útil para una teoría democrática radical, es un recurso para una estrategia queer que puede transformar la abyección y exclusión de identidades y géneros en agentes políticos (Díaz, 2009:191). Para Austin, los actos performativos —entendidos como enunciados— no reportan o describen algo, hacen cosas de acuerdo con las convenciones aceptadas. En ciertas ocasiones y bajo determinadas condiciones, enunciar palabras es realizar un hecho; para Derrida, una enunciación performativa, al ser repetible, puede ser extraída de cualquier conjunto: es el mismo y simultáneamente diferente. Todo acto de habla para él es vulnerable a la re-citación, apropiación y reiteración. Los signos pueden ser trasplantados a contextos no previstos; pueden ser citados de modos no esperados; nociones que retomara Butler como parte de su proyecto político de resistencia: a ella le interesan dichas nociones en la medida en que sean aplicables a los rituales corporales de la cotidianeidad (Butler, 2004, 2008; Córdoba, 2003; Díaz, 2009:186-188; Preciado, s/a). Vale la pena destacar las diferentes aristas que tiene la resignificación subversiva de la heterosexualidad, las cuales implican también reproducción de sus estatutos, contradicciones y complejidades. 13 En el mismo sentido, David Córdoba (2003:87) complementa lo anterior indicando que la noción de performatividad, ligada a una concepción de los social como campo abierto de relaciones de poder donde toda identidad es una estabilización contingente y precaria, conduce a una politización de la identidad que supone un segundo paso más que la simple desnaturalización de la misma. La identidad es el espacio desde el que se articula una política de resistencia, y es su carácter abierto e incompleto lo que permite su resignificación.

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Asimismo, escribe en otra de sus obras, la performatividad no debe entenderse como la posibilidad de que alguien se despierte por la mañana y examine los guardarropas en busca del género que quiere elegir, se lo asigne durante el día y vuela a colocarlo en su lugar en la noche (Butler, 2008:12). No es tarea fácil, indica la autora, […] definir la performatividad no sólo porque mis posturas al respecto han cambiado con el tiempo, sino también porque muchos otros la han adaptado y formulado a su manera […] En un primer caso gira en torno a la forma en que la anticipación de una escena provista de género origina lo que plantea como exterior a sí misma. En el segundo, la performatividad no es un acto único, sino una repetición y un ritual que consigue su efecto a través de su naturalización en el contexto de un cuerpo […] Y cuando nos damos cuenta de que lo que consideramos “real”, lo que invocamos como el conocimiento naturalizado del género, es, de hecho, una realidad que puede cambiar y que es posible replantear. (Butler, 2007: 16-17, 28).

Bajo esta consideración, el género es resultado de un proceso (ritualizado) mediante el cual las personas recibimos significados culturales, pero también los innovamos (Lamas, 2000:7). Para esta investigación, se rescatan del ritual14 performativo del género e identidad que a través de la reiteración consolida a las personas, las diversas posibilidades de resignificaciones subversivas de la heterosexualidad que realizan los varones que deciden formar parte de un vínculo erótico-afectivo serodiscordante con otros varones mediante complejidades, contradicciones, ejercicios de poder y conflictos propios de la contingencia y carácter posicionado de la identidad. En este sentido, propongo que es a partir de la performatividad de la identidad como se complementa el aporte microsocial del ritual de la interacción,15 pues los procesos de identificación que estos varones hacen y reformulan con el paso del tiempo respecto a sí mismos, permiten comprender cómo configuran su visión sobre ellos y construyen a partir de ahí sus vínculos erótico-afectivos.16 14 El carácter del ritual en todo performativo se basa en el hecho de su carácter repetible, de responder a un código reconocible, no reductible, por lo tanto, a ningún contexto determinado, aunque deba darse siempre en algún contexto determinado (Córdoba, 2003:92). 15 Respecto al diálogo disciplinar entre la sociología y los estudios queer, Stephen Valocchi (2005) indica que es necesario buscar las uniones entre las reflexiones teóricas de cada una de estas disciplinas científicas para complementar el aporte de la teoría social, pues ésta ha heredado el pensamiento binarista del género repercutiendo en producción científica con enfoques esencialistas sobre la sexualidad, dejando de lado las complejidades inmersas en el vínculo sexo, género, deseo y el ejercicio del poder dentro de la formación identitaria. En el mismo sentido, Núñez (2001) indica que en la antropología sobre homoerotismos en México, se ha mantenido también esta visión binaria para comprender las vivencias homoeróticas, por lo que es necesario un enfoque que permita analizar la complejidad propia de la sexualidad humana. 16 Al respecto, Núñez aporta que los rituales de masculinización han acaparado la atención de los estudios sobre las masculinidades. En general, concuerdan en que se trata de un proceso que construye en los

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Entre las críticas más recurrentes al aporte performativo del género e identidad, sobresalen que sus argumentos son de corte retórico y conceptual que se quedan en la reflexión abstracta sin posibilidad de verlo materializado en las prácticas (Díaz, 2009; Jagose, 1996; Sullivan, 2004), además de que el contexto anglófono de donde proviene la reflexión queer, no permite analizar las realidades hispanohablantes como la mexicana (Díaz, 2009). Para refutar lo anterior, procedimos a analizar cómo los informantes de esta investigación performan las categorías que dan sentido a sus vivencias homoeróticas. El realizar una investigación con varones repercutió el remitirse a una compleja, ambigua e inestable red de prácticas y significados: la masculinidad y la experiencia homoerótica. Asimismo, las prácticas sexuales de los entrevistados han contribuido a forjar parte de su identidad y procesos de emparejamiento. Cuando se les preguntó a los 20 entrevistados si utilizaban alguna categoría para definir sus experiencias homoeróticas, 13 de ellos17 indicaron que se asumen como homosexuales, seis como gais, y uno como bisexual. Sin embargo, los procesos de identificación sexual que manifestaron tener los entrevistados, no es un elemento estable ni que se adecue a lo que en gran parte dejó como legado el discurso gay.18 Si bien la homosexualidad fue reconocida por la mayoría de los informantes como la categoría que define su identidad, al momento de indagar en los significados atribuidos a ésta y a partir de qué momento decidieron o se dieron cuenta que “eran homosexuales”, surgieron testimonios que aluden en muchos casos a una identificación con los elementos binarios heterosexuados de “lo gay”, es decir, posibilidad de tener una pareja del sujetos una experiencia transformadora desde su identidad, desde su subjetividad. Los hombres, y específicamente los mexicanos, son diferentes en términos de género; en México hay muchas formas de conceptuar eso que se llama ser hombre, así como de conceptuar la masculinidad y, por lo tanto, distintas formas de organizar las distinciones sociales de género, incluso entre los machos biológicos (2007:148, 156). Butler, continúa Núñez (2007:168), y otros autores posestructuralistas, hablan del carácter performativo de las identidades de género en la vida cotidiana, en el marco de “complejas tecnologías de poder”. En este contexto posestructuralista, la identidad es concebida no como una esencia, una verdad sobre el yo, sino como un artificio, una hechura, una construcción social e histórica, dentro de determinadas coordenadas discursivas. La identidad “masculina” refiere a las fronteras simbólicas del yo que han sido construidas a través de acciones, relaciones, objetos, atributos, disposiciones corporales y subjetividades que connotan “hombría”. Es una hechura en constante reactualización, observación, actuación, performance y vigilancia, en la medida en que los significados de los símbolos que erigen las fronteras nunca son estables, no sólo por el carácter intrínseco de différence de los procesos de significación, como señala Derrida, sino también porque existe una lucha en el nivel de la significación sobre la masculinidad. 17 Los nombres utilizados para referirse a los informantes son ficticios y se indica si viven con vih o no para contribuir a la comparación de las vivencias y relacionarlas con el estado serológico. 18 De manera general, “lo gay” ha repetido esquemas binarios de la heterosexualidad, pide igualar los estilos de vida heterosexuados y su campo de acción política parte de la clase media urbana, intentando agrupar todas las prácticas, vivencias e identidades homoeróticas en esta visión esencialista, binaria y patriarcal.

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mismo sexo, formar una “familia” como lo hacen las parejas conformadas por personas de distintos sexos, y compartir un proyecto de vida con otro varón. Nos consideramos homosexuales (Lucas y Jesús) […] pues porque me gustan los hombres, las mujeres no son lo mío. (Lucas, informante que vive con vih). Así es (Jesús, informante que no vive con vih). Si me preguntas, no creo ser homosexual tan puro porque tuve experiencias con dos mujeres, por eso no me considero tan homosexual, me considero un ente raro, pero básicamente homosexual (Daniel, informante que no vive con vih).

Esta fue la respuesta más común entre quienes asociaron sus experiencias homoeróticas con la homosexualidad: sus prácticas sexuales y deseo determinan su identidad sexual. Otro patrón que se encontró fue el relacionar lo gay con lo homosexual y entenderlos como sinónimos: Yo me considero homosexual. (Sebastián) Pues yo me considero gay. (Esteban) Yo digo que porque no nos gustan las mujeres. (Sebastián, informante que no vive con vih) Así es, la verdad es que no me gustan, todo mi respeto, pero hasta ahí nada más. No [existe una diferencia entre lo homosexual y lo gay], es exactamente lo mismo, pero son dos formas de nombrarlo. (Esteban, informante que vive con vih, pareja de Sebastián) Yo sí [me considero] homosexual-gay […] significa lo mismo. (Ramiro, informante que vive con vih)

Otro patrón que se encontró fue el asociar lo gay a un estilo de vida o forma de ser, elementos que el discurso gay ha promovido como el tener una identidad que implica, entre otras cosas, el hablar abiertamente sobre su decisión de mantener prácticas sexuales y relaciones de pareja con otros varones: Yo me considero, sí, dentro del rango homosexual, pero más gay, si estamos en poner etiquetas; siento que soy gay por mi forma de vida; obviamente, yo siento que por el hecho de ser activista y ser mucho más flexible de lo común, siento que me hace ser gay, es la etiqueta que me pondría. (Raúl, informante que vive con vih)

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Yo tengo claro cuál es mi orientación, pero no puedo decir que tengo una identidad así tan abierta en todos los espacios como gay, pero sí tengo claro que me siento atraído por otros chavos. (Ernesto, informante que no vive con vih) Yo me considero gay, porque me gusta la vida gay, porque me gustan los hombres, me gusta tener mi casita bonita y me siento gay. (Adán, informante que vive con vih) Yo creo que homosexual, porque pues es como decir que en español se dice así, está de moda decirle así [gay]. (Jacinto, informante que vive con vih)

Con estos testimonios, podemos observar cómo entre los varones que se asumen como gais sobresalen elementos que conforman un estilo de vida e identidad: el activismo, la posibilidad de estar con otro varón como pareja en las calles y, sobre todo, la repetición de actos que han sido culturalmente relacionados con las parejas heterosexuales. Un elemento relevante que se puede rescatar con estos testimonios es el cómo se ha resignificado lo gay. Si bien el discurso sobre el significado atribuido a “lo gay” en México se enfocó en varones de clase media con características similares como nivel adquisitivo elevado, sofisticación y contacto con las zonas urbanas, ese significado se ha modificado y adaptado para otros varones. Aunque entre los informantes quienes más dijeron asumirse como gais fueron los más jóvenes, en otros casos como el de Andrés, quien tiene 34 años y proviene de un entorno rural del sur del país, y Esteban, quien tiene 42 años, también indicaron identificarse con la misma categoría; lo mismo sucedió con otros que por su nivel socioeconómico no pertenecen a la clase media. Esto muestra cómo se ha resignificado de manera compleja, pues estos varones reproducen y resignifican la heteronormatividad al mismo tiempo, a partir de sus vidas e interacción con otras personas. Otro elemento muy importante que se pudo observar entre los informantes es cómo se construyen los significados sobre sus prácticas homoeróticas; a partir de sus prácticas y cambios en preferencias, percepciones e ideales, éstas se reconfiguran con el paso de los años. Ejemplo de lo anterior se pudo constatar con Roberto, un varón que ahora se asume como gay pero que en su juventud lo hacía como heterosexual: E. ¿Cuándo tenías 16 años te asumías entonces como heterosexual? Sí, aun teniendo sexo con él y estando enamorado de él [otro varón], [a] unos amigos que salían del clóset los criticaba y los satanizaba y [decía] que cómo es posible que sean tan putos, y [les preguntaba] que si no piensan tener hijos, etcétera.

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E. ¿Cómo veías tus prácticas sexuales con otros varones? Pues algo muy divertido, como que me burlaba del mundo, pensando que todos eran burlados y, a fin de cuentas, el burlado era yo; tenía mucho pegue con los chavos entonces; también tenía sexo con mujeres, no me arrepentí nunca, disfrutaba del sexo a tope. E. ¿Para ti mismo te asumías como varón heterosexual que tenía sexo con varones? Ni siquiera lo asumía, yo no me ponía etiquetas, detrás de la puerta disfrutaba demasiado [sic]. En la actualidad ya me asumo como homosexual, absolutamente; [decidí tener una pareja hombre] porque lo disfruto más, porque me enamoro más intensamente de un hombre que de una mujer. (Roberto, informante que no vive con vih)

El testimonio de Roberto refleja, por un lado, los postulados del pensamiento queer al dar cuenta de cómo la sexualidad se traduce en una serie de actos ritualizados que fluyen y cambian a través del tiempo; y por el otro, cómo el rechazo y miedo de la vivencia homoerótica formó parte de su vida al momento de tener prácticas sexuales en contextos de clandestinidad y anonimato, hasta que finalmente decide asumirse como homosexual, al sentir que se enamora de manera más “profunda” de otros varones. Guillermo, Sergio y, una vez más, Roberto, a través de su testimonio, muestran cómo han dado significados a sus experiencias homoeróticas a lo largo de sus vidas: Adán es como una mujer, él quiere estar lleno de caricias. (Roberto, informante que no vive con vih) Yo considero que soy homosexual, porque anteriormente, cuando no me definía bien, sí me consideraba bisexual, pero tuve que encontrar una definición y decidí que quería estar con un hombre para siempre. E. ¿Cómo te diste cuenta de que eran los hombres y no las mujeres o ambos? Yo creo que también fue que en cierta parte desde mi infancia, porque mi padre no fue muy apegado a mí, fue una persona muy aislada, fui más apegado a mi mamá, todo el tiempo estaba con mamá; siento que eso tuvo que ver mucho, porque me juntaba mucho con mi hermana; siento que eso tuvo que ver mucho [con mi gusto por las prácticas homoeróticas], aprendí más de las mujeres que de amigos, y cuando estudiaba me juntaba más con las mujeres que con los niños, y aprendí a cómo ser yo mismo más de las mujeres. Ya después, cuando empecé a darme cuenta de mis sentimientos, fue a los 14 años, y veo que no hay gusto por las niñas, que no me llaman la atención, y que veía a los niños con otros ojos de amigos, y de ahí parte el querer yo estar con un hombre. A los 18 años me empecé a preguntar cómo sería estar con una mujer, tuve como tres novias, 138

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pero las cosas no se dieron y eso me sirvió mucho para ver qué era lo que quería, y de ahí fue la última relación que intenté con una mujer, y ya después decidí estar con un hombre. (Guillermo, informante que vive con vih) Anteriormente me consideraba bisexual, luego igual digo pues que lo sigo siendo, pero decidí estar con un hombre, pero yo creo que ahorita lo que hizo que me inclinara más fue la relación que tenemos, porque estoy con una pareja hombre, pero me gustan de los dos, mis sentimientos siempre han sido para los dos, desde que tengo memoria; siempre he dicho que por qué un hombre y una mujer, igual, creo que me asemejo a él [Guillermo], porque yo tuve dos novias, y pues me llevaba bien con ellas. Sí, la verdad sí [me asumo como bisexual], pero él llegó a mi vida, empezaron muchas dudas, y mi decisión fue estar con él, estar juntos; ahora con ese cambio en mi vida, yo siento que como está, me considero bisexual, pero tengo una vida homosexual, se puede decir […] Ahora que estoy con él veo que las relaciones de pareja son complicadas, hemos tenido problemas, no sé si soy muy infantil, pero, por ejemplo, luego, como es mayor que yo, me dice qué debo hacer; yo quiero salir, me dice que si no va él no lo hago; es que como que asume el papel del hombre y a mí me trata como el papel de la mujer y no me gusta. (Sergio, informante que no vive con vih, pareja de Guillermo)

Estos testimonios no sólo reflejan la fluidez de la sexualidad y prácticas sexuales, sino también elementos de complejidad que son parte de las vivencias homoeróticas: por un lado, al relacionar su afinidad por las prácticas homoeróticas con elementos “femeninos” que han formado parte de su interacción y socialización; y por el otro, se puede apreciar cómo para cierta parte del discurso gay la bisexualidad o gusto por varones y mujeres es infravalorado y visto como ambiguo e indefinido, por lo que dos informantes deciden resignificar sus vivencias homoeróticas indicando que son homosexuales por establecer una relación de pareja con otro varón. Así, estos informantes muestran cómo se incorpora la normalización del discurso gay que reproduce los esquemas binarios de la heteronormatividad, suprimiendo la fluidez de su sexualidad y deseo para no salirse de “lo válido”. A pesar de encontrar tres maneras en las que los informantes definieron cómo se asumen de manera identitaria —homosexual, gay o bisexual—, sobresale un elemento que es equiparable para todos: la construcción y resignificación de esas categorías. Con los testimonios mencionados, se puede observar que esta construcción y resignificación apelan a una categoría cultural que es la base a partir de la que estos varones construyen día a día su identidad: la masculinidad y, para este caso, las ambigüedades, inestabilidades, contradicciones, complejidades y virtudes de la performatividad de sus vivencias homoeróticas. Después de comprender cómo han performado sus procesos identitarios y el papel de la interacción al respecto, es momento de complejizar el análisis al introducir la vivencia del vih/sida dentro de sus experiencias serodiscordantes. 139

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Representaciones sociales del vih/sida: incorporando y resignificando la abyección dentro de las experiencias homoeróticas serodiscordantes Un elemento que emerge de la relación entre el lenguaje y la interacción son las representaciones sociales, que forman parte crucial de la cultura, la cual se entiende, para este texto, como una telaraña de significados o estructuras de significación socialmente establecidas (Giménez, 2007:27). Lo simbólico, indica Gilberto Giménez, es el mundo de las representaciones sociales materializadas en formas sensibles, también llamadas formas simbólicas, y que pueden ser expresiones, artefactos, acciones, acontecimientos y alguna cualidad o relación (2007:32). La representación, por su parte y de acuerdo con Stuart Hall, ha ocupado un lugar crucial en el estudio de la cultura, pues conecta el significado que los seres humanos realizan a su vida cotidiana con el lenguaje y la cultura (1997:15). Para este autor, a través de la representación los seres humanos socializan mediante los significados creados de manera colectiva. La teoría de las representaciones sociales retoma el papel de la representación como la interiorización de la cultura que realizan las personas. De acuerdo con Gladys Villarroel, ésta tiene una naturaleza abierta que permite la integración de las experiencias subjetivas individuales y de los sistemas de interacción social, pues funciona como un sistema de representación de la realidad que rige las relaciones de sus individuos con su entorno físico y social, ya que determinará sus comportamientos o sus prácticas (Villarroel, 2007). El fundador de este enfoque, Serge Moscovici, lo nombró un corpus organizado de conocimientos, y una de las actividades síquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, y se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios (Moscovici, en Araya, 2002). De igual manera, para este trabajo se rescata cómo con el ritual de la interacción y de la performatividad de las identidades y del género se han construido y transformado las representaciones sociales o el conjunto de percepciones, actitudes, significados, prácticas, experiencias previas y conocimientos asociados al vih/sida por parte de los miembros de parejas serodiscordantes entre varones de la ciudad de México. A continuación se presenta el proceso de construcción de las representaciones sociales de estos varones en dos fases: una antes del vínculo actual, y otra durante la construcción de éste. Antes del vínculo de pareja actual El conocimiento de los entrevistados respecto al padecimiento era escaso, a pesar de la formación académica u ocupación de los informantes: 140

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Sabía poco del vih; cuando me hice la primera prueba creí que iba a estar infectado porque tenía relaciones sexuales sin condón, y cuando me sacaron sangre me puse a investigar en Internet sobre todo, y yo sabía cómo se transmitía, que era diferente al sida, básicamente eso; había visto algunos casos en que el tratamiento era muy agresivo, cosas muy básicas. (Raúl, informante que vive con vih)

En general, la información brindada en los medios de comunicación masiva y, en menor medida, la especializada, fue a la que tuvieron acceso los entrevistados. Pero sobresale otro tipo de información: la que se da entre las personas mediante la interacción; éste fue un elemento crucial respecto a las actitudes que se relacionan con el conocimiento adquirido. Un caso emblemático lo muestra Carlos, un informante cuyo conocimiento de la enfermedad estaba ligado a las actitudes que su madre le manifestó respecto al virus y las personas con las que lo asociaba: […] por mi mamá [supe qué era el vih]; me hablaba de ese enfermedad desde que supo que era gay, como trabajaba en un antro y bares, conocía a muchos gais y siempre decía: “no que Lalo se fue bien rápido, que esa enfermedad es fea, que nada más les da a los putos”;������������������������������������������������������������������������������ sí��������������������������������������������������������������������������� , me habl������������������������������������������������������������������ ó muy feo a mí, y�������������������������������������������������� por ella supe de esa enfermedad. (Carlos, informante que no vive con vih)

Las personas afectadas por el estigma y abyección del vih fueron para la mayoría de los entrevistados las trabajadoras sexuales y los varones con prácticas homoeróticas, pues eran quienes tenían “demasiadas prácticas sexuales”. La representación del riesgo de estos informantes respecto a la adquisición del virus no aludía al tipo de prácticas, sino a la cantidad, incluso el padecimiento se representaba como una “sentencia de muerte”: […] por aquellos tiempos se decía que era o a prostitutas o a quien se inyectaba drogas intravenosa o a los homosexuales [de quienes el vih era parte de sus vidas], pero eran a los homosexuales que cuando yo tenía 20 años, ellos tenían arriba de 30; los de 20 estábamos a salvo, y como yo no tenía 30, ni era prostituta, [pensaba que] me cuezo aparte. (Daniel, informante que no vive con vih) Pues hace 15 años, se hablaba básicamente del sida, del sida y del sida, y quien tenía sida se moría en pocos meses. (Jesús, 43 años, informante que no vive con vih)

Si bien entre los informantes más jóvenes el vih no remitía directamente al sida ni mucho menos a una sentencia de muerte, sí existía aún el estigma asociado a una supuesta irresponsabilidad en las prácticas sexuales y, hasta en algunos casos, venganza, por parte de las personas que viven con el virus.

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La muerte no estuvo presente, pero sí sensaciones de culpabilidad y, sobre todo, temor ante lo desconocido y la vivencia de una enfermedad: Es que en cierta manera quedan muy lastimados moralmente y no hallan cómo desquitarse, o sea ya no se las va a pagar él que se las hizo, sino el primero que vean, ¿no? Ahí ya hay un resentimiento y sí me daba coraje, yo decía: ¿por qué le hacen algo a alguien que no les hizo nada? No me cabe eso. (Sebastián, 21 años, informante que no vive con vih)

Todos los informantes, sin importar edad ni estrato socioeconómico, indicaron que concebían al virus como algo alejado de sus vidas, como una “enfermedad” que le daba a las demás personas y que nunca formaría parte de ellos. Tal alejamiento generó desinterés en todos los entrevistados por saber sobre el tema y contribuyó a asociar la abyección del padecimiento a las trabajadoras sexuales y otros varones que tenían “muchas” prácticas homoeróticas. También, tal alejamiento de la abyección por el padecimiento fue construido por los informantes para minimizar la posibilidad de adquirir el virus, pues asumían su gusto por las prácticas homoeróticas, por lo que la negación contribuyó a sentir que la probabilidad de adquirirlo era baja. Representaciones sociales del vih/sida en las relaciones de pareja serodiscordantes actuales El diagnóstico reactivo al vih generó en todos los informantes tristeza, miedo, culpa y la sensación de que la muerte estaba cerca. Un elemento que fue preocupante para todos los informantes después de conocer su diagnóstico sobre vih se relacionó con las maneras en las que su vida debía continuar, y sobre todo formar parte de otro vínculo erótico-afectivo. Una vez que esto ocurrió, un problema fundamental fue el cómo revelar el estado serológico al otro, convirtiéndose este momento en algo crucial para la construcción de las parejas serodiscordantes. En todos los casos, quienes no viven con el virus manifestaron miedo y sorpresa por enfrentarse a lo desconocido e inesperado; y todos los entrevistados que viven con vih manifestaron miedo al momento de externarlo, pues temían no poder entablar un vínculo por la discriminación, estigma y abyección que conlleva el padecimiento: Pues te digo que me deprimí mucho y yo luego luego le fui a contar a mi mamá; al principio no me dijo nada porque yo estaba triste, pero ya después me dijo, “no que ese güey es un puto, nada más que te infecte”. (Carlos, informante que no vive con vih)

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A pesar del miedo por el rechazo, el cariño que sentían por el otro que ya formaba parte de sus vidas al formar una relación de pareja, la confianza que tomaban hacia él, el deseo de continuar con el vínculo erótico-afectivo, compromiso, pero, sobre todo, el amor, fueron parte de las razones que los informantes manifestaron para seguir con el vínculo, a pesar de las dudas de algunos sobre terminar o seguir. Las experiencias previas fueron el elemento tangible de los informantes sobre la posibilidad de existencia del virus y, más que nada, del bienestar de las personas que viven con él. Recordar o identificar otras personas que compartían el estado serológico con ellos significó para los entrevistados el primer indicio del cambio en la representación social del virus, pues después de verlo como algo alejado, observaron su cercanía y posibilidad de estar bien. Este proceso se dio, entre otras cosas, gracias a los grupos de autoapoyo que brindan algunas organizaciones de la sociedad civil o colectivos de diversidad sexual universitarios, los cuales contribuyeron a esta resignificación a través del contacto con otras personas que viven en una relación serodiscordante como ellos, o de espacios para que los informantes expresen sus vivencias generando un vínculo que remite a la experiencia compartida. El proceso de la revelación del estado serológico, la búsqueda de elementos tangibles de existencia del padecimiento y la posibilidad de compartirlo, son los primeros elementos del proceso de asimilación e incorporación por parte de los informantes de la abyección del vih/sida y las vivencias homoeróticas serodiscordantes: Me gusta ir al grupo [de autoapoyo] porque nos enseñan cosas sobre los medicamentos, qué frutas y verduras comer para elevar las defensas, sobre los nuevos avances sobre el vih, nos ayudan mucho. (Guillermo, informante que vive con vih)

Un elemento crucial que contribuyó a la resignificación de la experiencia de la serodiscordancia fue la información científica, categoría central de esta dimensión de análisis, pues representó la alternativa de tener evidencia de que es posible que cada uno mantenga su estado serológico y que, además, el que vive con vih esté bien y entre ambos puedan construir un vínculo erótico-afectivo en el que los cambios sean vistos como parte de la adecuación necesaria. Un ejemplo de lo anterior fue el saber que la carga viral indetectable, un conteo de células cd4 elevado y una buena adherencia al tratamiento antirretroviral repercutían en disminuir la probabilidad de transmitir el virus. Sobresale que en todos los casos, quien vive con el virus fue el encargado de proporcionar información al otro: He pensado en no usar condón, porque hay una información que leí y que nos dieron en el grupo [de autoapoyo], no sé si lo has escuchado, de que si tienes un nivel bueno de defensas y tu carga está indetectable, pues no hay tanto riesgo [de transmitir el virus]. (Carlos, informante que no vive con vih) 143

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Si bien los significados atribuidos al padecimiento para la mayoría de los informantes se relacionaban con lo “peligroso”, “catastrófico”, “feo”, e incluso con la “muerte”, la información y vivencia de la serodiscordancia contribuyó a dotar de nuevo significado al virus y sus implicaciones. La cercanía con personas involucradas con el vih/sida y, más que nada, la decisión de construir un vínculo erótico-afectivo serodiscordante, permitieron a los informantes incorporar la abyección a sus vivencias y aprender a vivir con la diferencia en el estado serológico: En mi caso sí cambió lo que pensaba sobre el vih porque, sobre todo al principio, yo tenía la idea de que le pasaba a los otros, los que eran diferentes, porque hacían cosas que yo no hacía; entonces yo sí vi hace 20 años o una cosa así ese estigma. Al cabo del tiempo [sic], por la información pude hacer mis reflexiones, vi que la diferencia entre el otro y yo es mínima, le fui quitando prejuicios al vih gracias a la información. Me acuerdo que hace muchos años se decía que a los promiscuos es más fácil que les toque, y cuando me di cuenta, yo también tenía muchas relaciones sexuales, pero cuando me comparaba con el de enfrente decía que no era cierto; vi que no era por el número, sino por lo que hagas en ellas. (Daniel, informante que no vive con vih)

A partir de esta resignificación de la abyección del padecimiento respecto a su manera de concebirlo y representarlo, los informantes creen que el virus es una enfermedad como cualquier otra, que el sida puede ser controlado y que el avance en los antirretrovirales mejora la calidad de vida de quien vive con vih y hasta reduce el riesgo de transmitir el virus. Esto ha permitido que entre los entrevistados exista la certeza de que mantendrán su estado serológico y que su vida continúe, como ellos lo indicaron, de manera “normal”. Así, con estos testimonios se puede apreciar cómo los informantes han resignificado la abyección. El ritual de la interacción ha sido fundamental para que las representaciones sociales se transformen y contribuyan a la construcción de la relación de pareja. El ritual de la performatividad del género e identidad permite observar cómo se construyó la sensación de abyección de estos varones por sus experiencias homoeróticas, pues aunque existe una asimilación de la información científica por parte de los informantes, el miedo y la culpa siguen siendo parte de ellos, gestándose una relación compleja en las maneras en las que se dio la transición de la energía emocional respecto a la manera de concebir al padecimiento. Sobresale cómo se resignificaron en todos los casos las representaciones sociales del virus tomando los elementos del discurso médico que creyeron convenientes para mermar la culpa, miedo, angustia e incertidumbre por una posible adquisición del vih, minimizando el posible riesgo de transmisión del mismo. Así, con las cadenas 144

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de rituales de la interacción que se han llevado a cabo en la vida diaria los informantes, les ha permitido construir una representación social compartida sobre el vih/sida, que si bien con el paso del tiempo no genera preocupaciones constantes entre los involucrados, continúa el miedo y la zozobra sobre la evolución del padecimiento y sus implicaciones en las vidas de ambos. Prácticas sexuales: incorporando y resignificando las vivencias homoeróticas serodiscordantes Las prácticas sexuales también son entendidas dentro de esta investigación como rituales que generan solidaridad (de interacción) y complejidades (performatividad del género e identidad). Al respecto, Randall Collins indica que es necesario hablar de la construcción sociocultural de la sexualidad, pues si bien hay elementos fisiológicos que están involucrados en ésta,19 son los elementos culturales y sociales de cada época los que contribuyen a comprender los matices de cada manifestación y normatividad relacionadas con la sexualidad de las personas, las cuales se crean a partir de la socialización entre los seres humanos, por lo que el sexo es una forma de interacción social que la teoría sociológica debe explicar (2009:303). Al igual que el ritual de interacción en las situaciones sociales, Collins elige elementos similares para la interacción sexual como ritual: reunión colectiva o copresencia corporal, foco de atención común —interacción corporal, estado emocional compartidopasión física, excitación corporal, placer— e intensificación retroactiva mediante consonancia rítmica (2009:309). La intensidad de este ritual dependerá de la participación de las personas involucradas en las prácticas sexuales, así como de la mezcla de estos elementos, pero un ritual de interacción, como ya se ha mencionado, genera solidaridad social y significado simbólico en la medida en que alcance altos niveles de intensidad. Los efectos que produce el ritual de la interacción sexual remiten a las siguientes características: el sexo produce solidaridad, y como todos los rituales de interacción, los de tipo sexual transforman unas emociones en otras y producen energía emocional (Collins, 2009:315-317). Bajo esta consideración, con la performatividad del género e identidades se pudieron analizar las complejidades inmersas en las prácticas sexuales serodiscordantes.

19 Concuerdo con Randall Collins en que la biología evolutiva tiene una visión pobre sobre la sexualidad, ya que no aporta ningún mecanismo que especifique la implicación de los genitales en el sexo, y sólo se enfoca en una relación binaria entre machos y hembras, en las cuales ellas están programadas para recibir la inseminación de los primeros, pues ellos están programados para inseminar al mayor número de hembras posibles, lo cual deja de lado las convenciones sociales, culturales e históricas por la que se mantiene la sexualidad (2009:304).

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Para esta investigación, la energía emocional que emana de las prácticas sexuales de los informantes sirvió para comprender las diferentes maneras de resignificar los procesos de adecuación y construcción de sus vínculos erótico-afectivos. Prácticas sexuales antes del vínculo erótico afectivo actual Las prácticas sexuales de los informantes antes de su vínculo erótico-afectivo actual transitaron por varias fases: desde el mantener encuentros ocasionales de manera frecuente, decidir sólo hacerlo con otras personas bajo la denominación “relación de pareja”, tener prácticas sexuales con varias personas al mismo tiempo, con mujeres y después con varones, hasta incluir sustancias psicotrópicas o alcohol, o insertarse en varias situaciones de riesgo y con diversas emociones en juego: Fíjate que antes como que no se hablaba mucho del condón, y este tema del vih yo lo veía como muy lejano, me cuidaba sí, pero a veces. [Lo utilizaba] si ellos querían, porque te digo que hace mucho tiempo que si tú llevabas un condón te decían: “Bueno, ¿qué tú estás enfermo?”, como que tenían otra imagen del condón. (Andrés, informante que vive con vih).

Otro elemento característico de algunas vivencias de la experiencia homoerótica entre varones, mediante la abyección y sus repercusiones, se relaciona con las maneras en las que los entrevistados han trazado el transcurso de sus prácticas sexuales con ciertos espacios públicos, formando así una compleja red de saberes compartidos entre estas personas que son parte de sus identidades como sujetos abyectos y cuyos códigos y significados son creados y distribuidos entre ellos. El ejercicio de la sexualidad de estos varones, al ser visto por el discurso de la heteronormatividad como inválido, “sucio” o “desviado”, se resignifica dando como resultado su expresión en lugares clandestinos, de anonimato, caracterizado por sexo fugaz, y en ocasiones marcados por la búsqueda de compañía o por la necesidad de no entablar otro vínculo más que el sexual: [Decidí tener relaciones sexuales sin condón] las primeras veces porque tenía miedo de que me llegaran a decir que no si se los pedía. Me acuerdo que veía personas y dije, “Pues mi cuerpo es del mundo, quien lo quiera disfrutar que lo disfrute y quien no, no”. Y ya después fue como una cuestión de placer, de satisfacción. El condón en algunos momentos de mi vida sí fue como una barrera; recuerdo que como que le quitaba intimidad o como calor; el hecho de que tu piel esté con mi piel le daba muchas cosas buenas, era una parte de mí que decía eso. Entonces yo dije: Yo no quiero coger con todo mundo sin condón, quería que fuera más chido con algunos, y también era porque con ellos me 146

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daba miedo de que me dijeran que no quería coger conmigo con condón. (Raúl, informante que vive con vih) La mayoría de mis encuentros sexuales [del pasado] han ocurrido en estos espacios públicos que también les llaman lugares de encuentro donde tienes ahí la oportunidad, el bufet de poder elegir o que te elija, me iba a lo seguro, lo que no implicara el empezar a cortejar, a tratar a la persona, como la cuestión más exprés, inmediata de tomar lo que necesitaba en ese momento. La mayoría de mis encuentros sexuales con otros varones han sucedido en lugares públicos de encuentro sexual. ¿Qué buscaba? Pues una parte sexual, real, satisfacerme, pero en ocasiones también había parte emocional, de sentir aunque sea en ese momento la compañía, la cercanía, sentirme deseado por parte de otra persona, aunque nunca tenía la idea de enamorarme de alguien en esos espacios. (Ernesto, informante que no vive con vih)

Se puede indicar que todos los informantes en algún momento de sus vidas decidieron no utilizar el condón, ya fuera por “estar enamorados y confiar en el otro”, por “sentir que hay una diferencia física en la sensación corporal” o “porque les gustaba mucho el otro”, y de manera particular, en el caso de los varones mayores de 35 años, porque en su juventud no existía lo que ellos denominaron “una cultura del uso del condón”. Y es que en la década de 1980, de acuerdo con los entrevistados, no se utilizaba el condón, se vendían en pocos lugares y la calidad no era buena. Culturalmente hablando, indicaron que si alguien pedía utilizarlo, la otra persona podría pensar que lo pedía porque está enfermo, de manera que el no utilizarlo era la estrategia para, de alguna manera, garantizar un supuesto bienestar físico y sexual. Al respecto, sobresale el testimonio de Roberto, quien indicó cómo él mismo apropió a su vida el discurso contradictorio de la abyección sobre las prácticas sexuales entre varones y su relación con el vih/sida, en el que es preferible adquirir el vih en un encuentro sexual heterosexual, pues no es un acto antinatura: [Inicié mi vida sexual] a los 17, bueno como a los 14 con una mujer. Y después fueron con hombres. No utilizaba condón porque no existía la cultura del condón; cuando yo tenía relaciones con mi pareja, me decía que no, que si me pides condón no es garantía de ser fiel, jamás usé condón. E. ¿Con las mujeres no había miedo de adquirir el vih? Mira, es que ahí está la cosa, si me contagiaba de una mujer no pasaba nada, no había tanto drama, no había tanto pánico como lo hubo entre hombres. (Roberto, informante que no vive con vih)

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Vale la pena destacar que el diagnóstico reactivo al vih (cuando se dio antes del vínculo erótico-afectivo actual) repercutió en las prácticas sexuales. En todos los informantes, el saber que viven con el virus representó la imposibilidad de tener relaciones sexuales placenteras. Además, el miedo a transmitir el vih y a ser rechazados influyó en su percepción sobre sí mismos y el deseo de continuar con su vida sexual, por lo que recuperar la confianza en ellos y dejar de sentir culpa por los otros les llevó un tiempo. Prácticas sexuales en las relaciones de pareja actual El enfrentamiento al estado serológico del otro representó un desafío en todos los informantes, pues al momento de decidir tener una relación con quienes en ese momento los cortejaban, nunca pensaron que el vih podría ser un factor más para decidir formar parte del vínculo erótico-afectivo. Lo anterior repercutió en las primeras relaciones sexuales, donde sentimientos o emociones como el miedo formaron parte: La primera vez que cogimos, pues fue cuando le dije que tenía vih, si mal no recuerdo, y pues las primeras veces cogíamos, pero yo sentía que a él le daba miedo, siento que lo hacía con mucha precaución, o sea, como muy protocolariamente, así de saca el condón, estira el condón, póntelo y la chingada; entonces siento que la primera vez fue así como con miedo.(Raúl, informante que vive con vih) Pues de hecho hubo una vez en que se rompió el condón y recuerdo que me “paniqueé”, me dio miedo; además, siento que nuestra relación se dio todo muy rápido, él me dijo pronto, lo acepté, y sí me daba miedo, pero la pasaba muy bien con él, me gustaba. (Salomón, informante que no vive con vih, pareja de Raúl)

Un elemento importante para la adecuación y disfrute de las prácticas sexuales de los informantes fue el acceso a la información científica, categoría central de esta dimensión de análisis, la cual repercutió en su percepción sobre el padecimiento, sus prácticas y los sentimientos que forman parte de éstas. En este sentido, el mantener el ritual de la interacción de las relaciones sexuales es un elemento de suma importancia para los entrevistados porque, además de producir placer, fortalece su vínculo y representa un acercamiento más íntimo entre sus cuerpos: Sí, porque finalmente tienes ese vínculo emocional y afectivo y todo lo que conlleva, por eso es importante, aunque no es con la misma frecuencia, pero sí sigue siendo importante. (Lucas, informante que vive con vih) […] es muy importante tener relaciones sexuales con él, cuando ya falta eso, hay desunión como pareja. (Sebastián, informante que no vive con vih) 148

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Sobresalen los significados que los informantes le atribuyen al uso del condón. Para la mayoría, su uso repercute en las sensaciones físicas y limita, cuando se trata de penetración anal, la cercanía entre los genitales de uno con el cuerpo del otro. Un argumento más que dieron los entrevistados se relacionó con una cercanía sentimental; para casi todos, realizar penetración anal y sexo oral sin condón les permitía incrementar sensaciones de intimidad y acercamiento: No me gusta utilizarlo porque me lastima. A pesar de que yo sé aún que ya con el vih puedo infectar o puedo adquirir más fácil[mente] otra infección, no, no me gusta usar condón. (Enrique, informante que vive con vih) No me gusta utilizar condón porque no siento nada de nada, es feo, no sé, es como si coartaran mi libertad. (Adán, informante que vive con vih) Sí, sí se pierde sensibilidad, pero sí uso, también sí lo he dejado de usar, pues es que imagínate, no es tu piel, ¿no?, no es el roce de piel con piel. (Abraham, informante que no vive con vih)

Con la mayoría de estos testimonios se puede observar la parte contradictoria, conflictiva y de reproducción de patrones heterosexuados del ritual de la performatividad del género de la masculinidad en los casos en los que el condón “lastima” el pene de quien debe utilizarlo. Estas ideas remiten al modelo hegemónico de masculinidad que apela a la fortaleza y virilidad; así, poner un condón sobre el pene de estos varones supuestamente limita la libertad de sus genitales al ejercerles presión sobre él mediante el látex, repercutiendo en su sensibilidad física del placer. En otros se aprecia una idealización de la penetración, pues el condón supuestamente restringe la “entrega” simbólica de las personas en el acto sexual, así como la pérdida de sensibilidad corpórea. Sólo en un caso, el testimonio de un informante muestra cómo se resignificó el uso del condón a lo largo de su vida desde otra perspectiva, pues apelando sentir una mayor certeza para su salud, indicó que sí le gusta utilizar condón en penetración anal porque siente que estará “seguro” y preservará su estado serológico negativo al vih. Y a pesar de que no le gustaría utilizarlo cuando realiza sexo oral, prefiere hacerlo: […] sí [me gusta utilizarlo], porque como te digo, como desde que empecé en esto, ahora sí que mi primer sustote fue mi primera pareja con el que no usé y me salió con: “¿Qué crees? Tengo vih”; entonces por este pinche sustote ya uso [condón] mejor. No me gustaría utilizar en sexo oral, pero sí lo uso. (Jesús, informante que no vive con vih)

La asimilación de información científica contribuyó en la elección de no utilizar condón. De las diez parejas entrevistadas, cinco de ellas manifestaron no utilizarlo, una más 149

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indicó no hacerlo antes de que supieran sobre el diagnóstico de quién vive con vih, y de cuatro restantes, dos si bien dijeron que lo utilizaban, se han planteado no hacerlo más, y las otras dos expresaron utilizarlo siempre y que no planean dejar de hacerlo. Es importante mencionar aquí que la información contribuyó a fortalecer los sentimientos y emociones de intimidad que los entrevistados manifestaron respecto a su pareja, pues el dejar de utilizar condón en la penetración anal permitió aumentar la cercanía y, además, erradicar el miedo de una posible seroconversión (o cambio del estado serológico de uno para que ambos tengan el mismo): O sea al momento que me lo pongo [el condón] se baja [la erección del pene], a lo mejor es algo de acá [se toca la cabeza] adentro, pero se baja, nada más por el simple hecho que me lo tengo que poner se baja, a lo mejor tengo que trabajar poco más arriba, pero se me baja. Además sabemos que no pasa nada, leímos un artículo que decía que si la carga viral es baja, no pasa nada, yo estoy indetectable y sabemos que vamos a estar bien. (Ramiro, informante que vive con vih) Pues ese día lo estábamos haciendo y de repente dije “No, quiero hacerlo sin condón”, tenía muchas ganas, él me dijo que no que me calmara, que usáramos condón; yo le dije que no se preocupara, que era decisión mía, que yo quería hacerlo así, entonces me gustó mucho, tenía muchas ganas de sentirlo, de estar más cerca de él; además, ya me había hecho varias pruebas y veía que no pasaba nada […] Creo que me había hecho como unas cuatro […] A lo mejor quería sentirlo; a mí me encanta su pito, no es que se sintiera más rico, es que el chiste que se viniera dentro de mí [sic], sentía más bonito, o sea en el sentido de sentirlo, su piel, a él, eso lo hacía diferente, creo que esa fue la única diferencia. Sí, para mí fue eso, fue muy bonito, fue más romántico, eso me gustó mucho, me sentí muy bien. (Salomón, informante que no vive con vih) […] a partir de la información que manejo te puedo decir que yo decidí conscientemente bajar la guardia con respecto a la utilización del condón; a partir de tener conocimiento de la carga viral indetectable y su buen conteo [de cd4]; pero más allá de esto, tiene que ver desde lo que yo estoy necesitando en ese momento sentir y transmitirle a él; identifico yo esta sensación de bajar la guardia. Le quise transmitir cercanía al estar con él […] y las últimas ocasiones también tenía que ver con un proceso emocional, cómo me estaba yo sintiendo con él en ese momento, porque yo sentía pasos en la azotea [sic] porque ahí había alguien que estaba rondando; entonces como fue de ve cuánto te quiero que tengo una relación sexual contigo sin la utilización del condón, y tengo que aprovechar este momento que tú estás teniendo ganas para lograrlo, y tengo que vencer mi cansancio para poder estar acá y tener relaciones sexuales contigo. (Ernesto, informante que no vive con vih)

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En la construcción de sus prácticas sexuales, los informantes nos indican, nuevamente, cómo algunos conservaron ciertos significados que atribuyen a sus prácticas sexuales y las relaciones de pareja, como que el látex del condón repercute en una supuesta sensibilidad corpórea, cómo idealizan lo que denominaron “amor” y su vínculo eróticoafectivo mediante la entrega simbólica corporal y del semen en sus prácticas sexuales, el contacto de sus pieles y hasta demostración del afecto y cariño que tienen por el otro. También se puede apreciar el papel de la resignificación de la vivencia homoerótica serodiscordante en la compleja relación entre la dimensión analítica de las representaciones sociales del vih/sida con las prácticas sexuales, pues los informantes, a lo largo de la construcción de su vínculo erótico-afectivo actual, han retomado elementos del discurso médico, como la posibilidad de disminución del riesgo de transmisión del vih cuando quien vive con el virus tiene carga viral indetectable, adherencia al tratamiento antirretroviral y conteo de células cd4 elevado. Esto repercute en sus representaciones sociales del riesgo, disminuyendo la probabilidad de seroconversión, al moldearla de manera que genere beneficios para ellos, como la desvalorización del miedo y culpa ante la decisión de prescindir del condón. También sobresalió que en cuatro casos emplean estrategias para reducir el riesgo de transmisión, como la retirada del pene del ano antes de eyacular si penetra quien vive con el virus, e intentar no entablar contacto con su semen: E. ¿Los dos eyaculan dentro del otro? No, nada más yo, Andrés no eyacula adentro. (Carlos, informante que no vive con vih)

Otro elemento respecto a esta resignificación del no uso del condón se relaciona con los varones que forman parte de tres vínculos erótico-afectivos de los cinco que han prescindido de su uso, pues estaban seguros de que quien no vive con el virus es “inmune” a su adquisición, pues a lo largo de su vida han tenido prácticas sexuales sin condón y su estado serológico continúa no reactivo al vih. Este fue un hallazgo de gran relevancia, pues estos informantes manifestaron que algo pasaba en sus células y/o sistema inmunológico que ha creado una resistencia a adquirir el virus y refleja la compleja relación entre la información, su asimilación y creencias en la vida cotidiana. Si bien, como ya se mencionó, la información científica y evidencia empírica ha indicado desde 2008 que el riesgo de transmisión es bajo cuando existe una adherencia a los arv, carga viral indetectable y buen conteo linfocitario, no se ha indicado que el riesgo es nulo, por lo que sobresale cómo, a través de la interacción y creencias, estos informantes consideran que no adquirirán el virus:

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[…] al principio sí llegó a haber un momento en que yo le decía que no lo quería infectar, pero ya que pasó el tiempo lo vemos como algo normal entre nosotros que hemos aceptado. Aparentemente él es de las pocas personas con las células con unos bastoncitos en los que el vih se adhiere y aparentemente él no los tiene, es de esas pocas personas. Porque según él se ha hecho varios exámenes y nada. Lo que tengo entendido es que él también ha tenido unas parejas con vih y no le ha pasado nada. (Ramiro, informante que vive con vih) Hay riesgo pero mínimo, o sea, el riesgo baja a unos 5 mil o unos 50 000; imagínate, han sido diez años de una vida continua; sé mucho de esto, más que los doctores, como lo he podido corroborar; yo creo que tiene que ver con que soy judío, blanco y mis defensas son muy buenas; vengo de muy buena familia. Estoy seguro que soy inmune al virus y mis células son diferentes y me hacen no tenerlo. Mira, te voy a decir, que con que tengas alguien a quien le puedas hacer un análisis para ver que exista un tratamiento de médula para lo que sea, para curar a Adán o cualquier chico que lo necesite, por supuesto que me prestaría. (Roberto, informante que no vive con vih)

Respecto a los varones que afirmaron que sí utilizan condón en sus prácticas sexuales que incluyen penetración anal, sobresale el papel que le dan al cuidado. Si bien todos los informantes indicaron que prefieren tener relaciones sexuales sin condón porque les genera sensaciones de “formalidad y estabilidad en la relación de pareja”, “incremento de la intimidad”, “muestra de amor” y “cercanía”, manifiestaron que prefieren preservar su salud, el estado serológico de su pareja y evitar posibles reinfecciones o alguna infección de transmisión sexual. Sin embargo, esta resignificación y estrategia de utilizar condón también tiene para algunos informantes un aspecto de complejidad y conflicto, pues para ellos esto es vivido como un “reto” que forma parte de las parejas serodiscordantes. Varios entrevistados manifestaron que eso es un aspecto que “limita” la relación y hace que ésta no sea plena, y aunque creen que es lo mejor para su salud y la de su pareja, los sentimientos de molestia, insatisfacción y frustración forman parte de ellos: […] lo uso por seguridad, porque él me decía que no se perdonaría si me infecta, pero güey, [le digo] el hecho de estar contigo bien o mal, yo quiero estar contigo, le dije, o sea, no tiene por qué cargar con culpa, básicamente por eso. Al principio fue incómodo, ya después te acostumbras, encuentras el previo a, o sea, puedes estar en el jugueteo, pero a veces se olvida el condón en el sexo oral. (Abraham, informante que no vive con vih) Nosotros sí usamos condón por responsabilidad, sin embargo, recuerdo cuando no lo hice en el pasado y me gustaba mucho, la sensación de sentir a tu pareja es muy bonita, me gustaría hacerlo con Josué también, aunque sé que no debo.(Manuel, informante que vive con vih) 152

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Otro elemento relevante respecto al uso del condón se relaciona con la posibilidad que manifestaron los informantes de utilizarlo o dejar de hacerlo. Para algunos encuestados sería una alternativa su uso para preservar su salud y la de su pareja si existiera una seroconversión y adquisición del virus con otras personas. Para otros, el no utilizarlo contribuiría a demostrar el “amor” que sienten por el otro y a manifestar cercanía en la vivencia del vih. Este elemento también refleja la complejidad que viven estos varones al decidir experimentar cercanía hasta en la vivencia del vih/sida, idealizando la “entrega”, rasgo del amor romántico que la heteronormatividad ha impuesto: Sí, yo creo que sí (dejaríamos de utilizar el condón), no sé en qué momento, pero sí, yo siento que se va a llegar a dar; yo creo que sería como terminar de demostrarle a él que para mí el vih en él no representa más; yo lo amo sobre todas las cosas, yo me voy por esa parte. (Abraham, informante que no vive con vih)

Respecto a los significados que le atribuyen a sus prácticas sexuales, de todos, sólo dos parejas indicaron tener un acuerdo de mantener prácticas sexuales al mismo tiempo o por separado con otras personas. Otros manifestaron que tenían encuentros sexuales de manera ocasional con otros varones sin que supiera su pareja. Las razones oscilaron entre gusto por otras personas, ver una parte no afectiva, pero sí de satisfacción fisiológica y hasta apertura y disfrute para el vínculo erótico-afectivo. La libertad fue el argumento utilizado como punto de partida del reconocimiento de la “necesidad” de estar con más personas sexualmente hablando. Para la mayoría no existió lazo que fuera más allá de conocer a otra persona sin ropa y mantener prácticas sexuales. Así, éstas se convierten en otros espacios simbólicos donde los límites son más frágiles que con la pareja, y donde las fantasías y la parte carnal se conectan con la energía emocional de los entrevistados con el fin de obtener placer: […] siento que es diferente, porque en la mayoría de los lugares donde hago cosas no son en mi casa, ni en la del otro güey, son en el cine porno, en los baños de vapor, en el camino verde, en los baños o en la calle. Siento que son más intensos los encuentros; con Salomón son más románticos, siento que hay momentos en los que llegamos a ponernos intensos, pero son los menos, o sea yo siento que como que es mucho más romántico el asunto; nos llevamos mucho tiempo en las caricias, con los otros güeyes es a lo que vinimos, o sea me la mamas, te la mamo, te la meto, me la metes y ya [...] con los güeyes que cojo, si se me antoja uso condón, si me lo piden también, o sea, si me lo piden, sí, inmediatamente, pero para mí es como si encontrarte a alguien y platicas de algo y ya nunca lo verás de nuevo, es algo así. El uso del condón depende un poco de la circunstancia, del lugar y del tipo, porque si es un tipo chacal, yo trato de proponerlo, pero si veo que da muestras de que no quiere, no lo exijo, porque yo también quiero sin condón, de ahí en fuera, es más que nada con los chacales con los que me gusta no usar condón, porque para mí los chacales tienen que ver con lo sucio, entonces me encanta 153

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eso, hasta se me hace agua la boca, o sea, que tengan el tipo medio mugroso y con olor a sudor, a mí me gusta como quitárselo, como limpiarlos. (Raúl, informante que vive con vih)

En estos otros espacios simbólicos, además de la relación directa con la conexión erótica de algunos informantes, también cambian los límites respecto al cuidado, donde la preocupación es menor, ya que el otro no es a quien se ama, sino el vínculo por el que se obtendrá placer. Vale la pena mencionar cómo, con el testimonio de Raúl, se aprecia otra posibilidad de resignificación de la abyección: el gusto por lo “sucio”, lo incorrecto, asociado a la virilidad y masculinidad, y cómo el “limpiar” la supuesta suciedad le genera placer. Otros retos que los informantes plantearon respecto a sus prácticas sexuales dentro de la vivencia de la serodiscordancia, se relacionan con una “imposición” del uso del condón, para quienes han decidido utilizarlo, y la complejidad de una posible ruptura del mismo, que representaría una alerta de posible transmisión del virus. De igual manera, otro factor que sobresalió en algunos se relaciona con las repercusiones de los medicamentos en la libido de los entrevistados, pues indicaron que algunos antirretrovirales repercutían en la frecuencia de sus relaciones sexuales, pues quien vive con el virus “tiene baja la libido” o “no tiene muchas ganas después de tomar los arv por tiempo prolongado”, lo que repercute en elementos de la masculinidad de estos varones, como la potencia sexual que deben tener por su género: […] yo he sentido que yo era como mucho más propenso a tener sexo con Roberto más seguido, pero obviamente ya bajó, me siento enamorado y me gusta y lo veo desnudo y me excita; entonces yo sé que no es falta de amor o de otras cosas; sí siento que hay algo fuera de control por los medicamentos. (Adán, informante que vive con vih)

Estos testimonios muestran que las prácticas sexuales son un ámbito de sustancial relevancia en sus vivencias homoeróticas serodiscordates. Los significados que les atribuyen han dejado una marca en sus identidades y vínculos que se relaciona con el matiz que da la vivencia del vih/sida. Se puede observar cómo los informantes han construido sus vínculos erótico-afectivos serodiscordantes transitando del miedo, culpa y tristeza, a sensaciones de estabilidad, cercanía, confianza y solidaridad, marcadas por la complejidad, contradicciones, conflicto y ambigüedad entre los participantes del ritual de las prácticas sexuales como medio de interacción. Quizás el elemento más crucial de estas cadenas rituales han sido las emociones y la energía emocional que se ha transformado durante el proceso de construcción de la relación de pareja. Los informantes indicaron que los sentimientos y sus efectos eran los 154

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elementos más importantes de sus prácticas sexuales. En los casos en los que existieron más de dos participantes en sus prácticas sexuales, también se pudo observar esto, aunque con los varones quienes no eran su pareja se dio una relación de satisfacción y búsqueda de placer. Las repercusiones de los medicamentos en la frecuencia en sus prácticas sexuales, los malestares físicos que repercuten en las ganas de mantener estas prácticas, y el uso del condón, que ha sido visto por algunos como “imposición” que limita su cercanía corporal y simbólica, forman parte de la riqueza y diversidad en esta construcción. Otras contradicciones se relacionan con el cuidado y responsabilidad respecto a la decisión de no utilizar condón, pues la culpa y responsabilidad en algunas entrevistas se delegaron entre estos varones, buscando deslindarse de la decisión. Conclusiones El ritual de la interacción contribuyó a describir y analizar cómo estos varones han buscado la integración y solidaridad en sus vínculos, así como la energía emocional relacionada con la vivencia de la serodiscordancia. Se pudo observar cómo las emociones han transitado a lo largo de sus relaciones, lo que complejiza y enriquece su proceso de emparejamiento, pues si bien las emociones forman parte de todas las personas y sus vínculos erótico-afectivos, las experiencias de las serodiscordancias homoeróticas brindan un matiz especial que les diferencia de otras vivencias. El ritual de la performatividad del género e identidad permitió dilucidar las ambigüedades, inestabilidades, complejidades, ejercicio del poder, reproducción de patrones de comportamiento heterosexuados, su subversión y riqueza, que forman parte de la vivencia de la serodiscordancia. La identidad, entendida de manera performativa, es decir, con elementos contingentes, complejos y conflictivos, contribuye a caracterizar los rasgos en los que se construyen las vivencias homoeróticas serodiscordantes de los informantes de esta investigación, las vías y posibilidades de su resignificación bajo una óptica de diversidad sobre el ser varón, y vivir o convivir con el vih/sida de manera fluida y cambiante. Un aspecto crucial para este trabajo fue el observar la relación entre la identidad de los entrevistados y su vínculo erótico-afectivo, pues la experiencia de la serodiscordancia ha contribuido a establecer una marca en la identidad de estos varones que repercutió en sus maneras de representar al padecimiento, sus prácticas sexuales y vida cotidiana. Si bien con el ritual de la interacción se puede observar cómo se construyen elementos de complicidad y solidaridad entre los informantes de este documento, con el de la performatividad de la vivencia homoerótica serodiscordante se puede ver, desde una mirada crítica, los elementos contradictorios que forman parte de la interacción en la 155

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construcción de vínculos erótico-afectivos entre estos varones. Asimismo, el punto de vista queer permite observar las complejidades y conflictos que la microsociología de Randall Collins no tomó en cuenta al momento de hablar de los resultados de la interacción cara a cara. La información científica, categoría central de cada dimensión analítica, muestra, en este caso, cómo el ritual de la interacción contribuyó a la asimilación de datos con sustento científico, generando una sensación de tranquilidad en los entrevistados. Así, los informantes han transitado entre el miedo, la sensación de estabilidad y solidaridad en su vínculo erótico-afectivo. Respecto al papel de la performatividad del género, identidad y las representaciones sociales, sobresale cómo estos varones se asumieron como sujetos abyectos por sus prácticas homoeróticas y, en algunos, la vivencia del vih/sida. Esto marcó la construcción de rasgos identitarios sobre sus vivencias homoeróticas en relación con el padecimiento, que han cambiado con el paso del tiempo. También es interesante cómo se resignificaron sus representaciones sociales del virus, tomando los elementos del discurso médico que creyeron convenientes para mermar la culpa, miedo, angustia e incertidumbre por una posible adquisición del vih, minimizando el posible riesgo de transmisión del mismo. Otra complejidad y conflicto observados se relacionan con las maneras en las que fue asimilada la información científica, pues en la mayoría de los casos de esta investigación, quien vive con vih fue el encargado de informar al otro mediante su vivencia e información especializada, asumiendo la responsabilidad que debieran compartir ambos de saber sobre este tema. Las prácticas sexuales son un elemento de crucial importancia entre los entrevistados. Los significados que les atribuyen dan cuenta de otros elementos que se relacionan con las emociones y deseo de compartir momentos afectivos con otros varones, los cuales, al enfrentarse a la experiencia de la serodiscordancia, adquieren un matiz especial que les diferencia de otras vivencias. Por otra parte, el ritual de la interacción permitió resignificar las emociones y sentimientos relacionados con el miedo y la culpa. Entre ambos buscaron las estrategias necesarias para transmitirse confianza y continuar con sus prácticas sexuales. Así, los encuentros cara a cara que han mantenido en sus dinámicas del vínculo erótico-afectivo y la vivencia, son elementos que contribuyen a que, mediante la interacción, se vaya transformando la energía emocional, significados y adecuación a la experiencia de la serodiscordancia y sus implicaciones en las prácticas sexuales. El amor o cercanía emocional entre los informantes también contribuyó al desarrollo de la relación de pareja. Una vez más, la información científica repercutió en su percepción sobre el padecimiento, sus prácticas y sentimientos que forman parte de éstas. El saber que bajo 156

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tratamiento arv y carga viral indetectable reducía el riesgo de transmisión, contribuyó a lo anterior. Así, la idealización del vínculo actual y la minimización del riesgo de transmisión del virus por la asimilación que han hecho de la información, repercutió en el uso del condón. Un hallazgo de gran relevancia para esta investigación respecto a las prácticas sexuales, es la creencia de al menos tres informantes que no viven con vih de que son inmunes al virus porque a lo largo de su vida y con su pareja actual han tenido prácticas sexuales sin condón, e indicaron que no ha cambiado su estado serológico. En este sentido, es necesaria la intervención de otras disciplinas científicas, especialmente las relacionadas con la biología y la salud, que aclaren esta duda a los entrevistados e indiquen si existe la inmunidad al vih, cuál es la probabilidad de poseerla, cómo pueden saberlo y cuáles son sus implicaciones. A pesar de los resultados aquí obtenidos, esta investigación deja cuestiones para ser abordadas en otro momento, como la comparación con otras experiencias: ¿Cómo se construyen los vínculos erótico-afectivos serodiscordantes entre varones y mujeres? ¿Qué elementos comparten y en cuáles difieren con las experiencias entre varones? ¿De qué manera se entrelaza la complejidad del género en estos vínculos? ¿Qué sucede con otras vivencias como la rural y la que se construye en otros estados del país? Hay un elemento que da un matiz especial a los informantes: el papel de los grupos de autoapoyo y su vínculo con las organizaciones de la sociedad civil y colectivos estudiantiles de diversidad sexual. Aunque los informantes forman parte de diferentes clases sociales, la mayoría asiste o ha estado en uno de estos grupos, lo cual marca su vivencia de la serodiscordancia, pues como se pudo observar, la información científica que les ha sido difundida contribuyó a resignificar la vivencia del homoerotismo serodiscordante. Aun así, es necesario para posteriores investigaciones analizar los elementos discursivos que estas organizaciones y colectivos enuncian y propagan entre las personas que asisten a ellos, y la manera en las que los asistentes los asimilan y adecuan a sus vidas, para, de esta forma, responder a las siguientes interrogantes: ¿Esta relación con tales grupos hizo que los informantes pudieran hablar de sus procesos de adecuación a la serodiscordancia sin importar el estigma y abyección que van de la mano con el vih/sida? ¿Qué sucede con personas que no tienen mucha información al respecto? ¿El miedo les ha hecho sus presas y es imposible obtener su testimonio? Buscar las experiencias alejadas de la información científica es otro elemento que debe ser retomado en investigaciones posteriores.

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Fecha de recepción: 20 de abril de 2013 Fecha de aceptación: 29 de julio de 2013

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Metamorfosis de la vigilancia: literatura y sociedad de 1984 a Neuromante Nelson Arteaga Botello Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Resumen. Se analiza cómo algunos textos literarios de ciencia ficción del siglo xx tratan el tema de la vigilancia, y c������������������������������������������������������������������������������� ómo ��������������������������������������������������������������������������� a través de ésta se construyen y articulan figuraciones del poder, la dominación y la resistencia. La intención es dar cuenta del peso y el sentido que se da a la vigilancia en dichas narrativas, al igual que examinar cómo los actores negocian, resisten y la utilizan con el fin de establecer una cierta autonomía frente a los poderes que la despliegan. El tratamiento literario de la vigilancia es una proyección imaginada e idealizada de las relaciones sociales, y permite establecer un conjunto de representaciones acerca de actores y eventos sociales en proceso. De esta forma, crea marcos donde se distinguen dinámicas autoritarias que resultan relevantes para la modelación de sociedades democráticas. Palabras clave: vigilancia, sociedades totalitarias, sociedades de control, heterotopías, distopías. Abstract. This paper analyzes how surveillance is an issue of some literary texts of the twentiethcentury science fiction, and how are constructed and articulated forms of power, domination, and resistance through surveillance. It aims to show the meaning given to surveillance in these narratives, as well as examining how actors negotiate, resist, and use it in order to establish some autonomy from it. It is the literary treatment on surveillance which allows projection of idealized social relationships and enables a set of representations of actors and social events taking place today. So this creates frames that distinguish as opposed, authoritarian dynamics that are relevant to the modeling of our democracies. Keywords: surveillance, totalitarian societies, control societies, heterotopias, dystopias.

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Nelson Arteaga Botello (nelson.arteaga@flacso.edu.mx) Mexicano. Doctor en sociología. ��������������������������������������������������� Sus áreas de investigación son: campos������������� de problematización y dispositivos en torno a la violencia social y la vigilancia en América Latina. Es miembro del sni, Nivel ii. Sus publicaciones recientes son: “Surveillance and urban violence”, Routledge Handbook of Surveillance Studies, 2012; “Surveillance camera and sinopticism”, Eyes everywhere: The digital growth of camera surveillance, 2012; “A surveillance studies: An agenda for Latin America”, Surveillance & Society, 2012; “Privacy and surveillance in Mexico and Brazil”, Privacy, Surveillance and the Globalization of Personal Information: International Comparisons, 2010; y Sociedad de la vigilancia en el Sur-Global. Mirando América Latina, 2009.

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Introducción Cuando se habla del tema de la vigilancia en las sociedades contemporáneas, lo primero que viene a la mente es la novela de George Orwell, 1984. ¿Quién ha podido olvidar la descripción de la mirada omnipresente del Gran Hermano que vigila las actividades de los pobladores del territorio de Oceanía? Pese a que existen otras novelas, incluso algunas que antecedieron el trabajo de Orwell, 1984 ha marcado nuestro imaginario sobre lo que representa la vigilancia en las sociedades contemporáneas. Esto a veces resulta un problema porque la metáfora del Gran Hermano no ayuda mucho a entender los distintos regímenes de vigilancia que imperan en las sociedades contemporáneas (Nellis, 2009), ya que la vigilancia orwelliana está ligada a una cierta ideología política propia de los regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo pasado, y si bien en las sociedades democráticas la vigilancia también está presente, parece funcionar de una forma muy distinta (Marx, 2009). No obstante, la referencia a Orwell sugiere que nuestro conocimiento sobre la vigilancia está a veces más ligado con la imaginería de la cultura popular que se proyecta en filmes y novelas, que con los textos estrictamente académicos (Lyon, 2007). De ahí la relevancia de explorar el tema de la vigilancia desde la narrativa literaria. Bajo esta consideración, el presente artículo tiene dicho objetivo, en particular en una serie de textos del siglo xx: Nosotros (Yevgeny Zamyantin), Himno (Ayn Rand), Un mundo feliz (Aldous Huxley), 1984 (George Orwell), Fahrenheit 451 (Ray Bradbury), Uno (David Karp), Justicia facial (Leslie Poles Hartley), La fuga de Logan (William F. Nolan y George Clayton Johnson), Un día perfecto (Ira Levin), V de Vendetta (Alan Moore y David Lloyd), ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Philip K. Dick), Una mirada en la oscuridad (Philip K. Dick), Fluyan mis lágrimas, dijo el policía (Philip K. Dick), El fugitivo (Stephen King), El reporte menor (Philip K. Dick), Tritón (Samuel R. Delany), En las alas de una canción (Thomas M. Disch), El jinete de la ola del shock (John Brunner) y Neuromante (William Gibson). Los textos que aquí interesa analizar pueden clasificarse en función de los tipos de sociedades que imaginan: totalitarias, de control y heterotópicas.1 Las ficciones totalitarias comparten por lo menos cuatro elementos. En primer lugar, describen sociedades que 1 El término deriva del concepto de heterotopía desarrollado por Foucault (2009). Las heterotopías son espacios de contestación del mundo que se encuentran más allá de nuestro espacio cotidiano y que pueden cristalizarse de dos formas. Por un lado, construyendo espacios ideales cerrados que denuncian la realidad como una ilusión; por otro lado, estableciendo un espacio real perfecto —que puede ser ordenado o caótico según prefiramos— aislado del mundo. Una sociedad heterotópica se entiende en este texto como una sociedad donde sus individuos reconocen la imposibilidad de escapar de los múltiples regímenes de vigilancia, lo cual no impide que se les denuncie a través de la creación espacios reales o virtuales de resistencia, y en el que la vigilancia se utiliza como una herramienta para ello.

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han vivido o viven intensos y largos periodos de guerra. En segundo lugar, y debido a los escenarios bélicos, el Estado se encarga de proveer a su población de los satisfactores mínimos de subsistencia y, en esa medida, tiene la capacidad de decidir cómo deben vivir sus ciudadanos y durante cuanto tiempo. En tercer lugar, el Estado despliega un plan de homogeneización social a partir de una ideología política, un modelo científico o una doctrina religiosa. Finalmente, ponen en marcha algún tipo de sistema sociotécnico de vigilancia. Por otra parte, las novelas que proyectan sociedades de control se caracterizan por dibujar escenarios marcados por altos índices de criminalidad y violencia. En estas novelas el Estado no se hace cargo de la provisión de los bienes de subsistencia a la población y no posee una ideología, precepto o doctrina única. En su lugar, establece un sistema de pensamiento cuyo principio es el monitoreo de grupos considerados como potencialmente peligrosos para la estabilidad de la sociedad. Por último, las sociedades heterotópicas muestran un paisaje social marcado por la pluralidad de ideologías políticas, una cacofonía de creencias religiosas y una enorme fragmentación social. De hecho, el Estado despliega su vigilancia al mismo nivel e incluso a veces de forma mucho más débil que otros actores —bandas criminales, bandoleros, corporaciones privadas, bancos y grupos terroristas—. La vigilancia no está, por tanto, bajo el monopolio de una entidad política o un grupo social determinado. Estos tres modelos literarios que tienen a la vigilancia como uno de sus motivos, muestran también diferentes tipos de resistencias y procesos de construcción de autonomías sociales. En el caso de las sociedades totalitarias, los sujetos resisten a la dominación a través del cuestionamiento de los principios hegemónicos de organización social, de la misma manera que tratan de desmontar los sistemas sociotécnicos de vigilancia. Sólo en algunos casos se tiene éxito en esta empresa. En las novelas que proyectan sociedades de control, los sectores criminalizados resisten al poder, dejando de lado cualquier intención de transformación del orden político; los actores se orientan únicamente a sabotear los sistemas de vigilancia. En tanto que los personajes de las sociedades heterotópicas ven a la vigilancia no como algo extraño, sino propio —en algunos casos forma parte de su propio sistema biológico—, que permite la construcción de espacios de autonomía. Las morfologías de la vigilancia en las narrativas que aquí se analizan constituyen una articulación imaginada e idealizada de las relaciones sociales. Las literaturas de la vigilancia (Nellis, 2009) muestran cómo se articulan y distinguen los espacios de dominación y poder. Pero más que aportar una forma de catarsis sobre los posibles riesgos de las sociedades modernas, construyen un conjunto de representaciones acerca de actores y eventos sociales en proceso, y de esta forma se crean marcos donde se distinguen dinámicas autoritarias que resultan relevantes para la modelación de sociedades democráticas. 164

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Las historias que se analizan en este trabajo —siguiendo el planteamiento de Alexander (2006)— dibujan un repertorio de categorías dicotómicas que revelan dinámicas sociales y personajes en situaciones típicas que cuestionan o idealizan una serie de valores —tales como el poder, la dominación, la libertad y la individualidad—. Asimismo, el presente texto subraya cómo las narrativas de la vigilancia proyectan a su vez formas de dominación y un cierto ideal de sociedad democrática, y enfatizan la vigilancia como mecanismo sociotécnico que permite la dominación y control, pero también la construcción de la libertad. A fin de cuentas, la intención es dar cuenta del peso y el sentido que se le da a la vigilancia en dichas narrativas, al igual que examinar cómo los actores negocian, resisten y la utilizan con el fin de establecer una cierta autonomía frente a los poderes que la despliegan. El artículo abre con una breve revisión de conceptos básicos, así como una descripción de la metodología que permitió la selección de las narrativas literarias que se analizan. Posteriormente se aborda el tema de la vigilancia en cada una de ellas, para luego discutir cómo su presencia permite tejer códigos binarios que reflejan los posibles modelos de libertad y autonomía social frente a las estructuras jerárquicas de dominación. Y este trabajo concluye con una serie de reflexiones que tratan de definir la importancia de la literatura de ficción para ampliar la perspectiva de los estudios de la vigilancia. Conceptos básicos y decisiones metodológicas La vigilancia ha estado presente en la mayor parte de las novelas distópicas (Cohen, 1985).2 La influencia de estos textos ha sido fundamental para el desarrollo de los estudios de la vigilancia (Goold, 2004; Lyon, 1994; Rule, 1973), aunque con un costo muy alto: ha propiciado que la vigilancia sea analizada sólo en su parte negativa, limitando a veces la complejidad de procesos que involucra —actores sociales, contextos, marcos morales, entre otros aspectos (Lyon, 1994)—. En la medida en que las distopías tienden a generar un sentimiento de rechazo de la vigilancia, dejan fuera el hecho de que ésta forma parte del desarrollo la modernidad (Alexander, 2013; Bauman y Lyon, 2013; Dandeker, 1990; Giddens, 1987). Por tanto, las distopías en ciertas ocasiones ofrecen pocas pistas para abordar la vigilancia más allá de su denuncia. Algunos autores sugieren que más que acercarse a las novelas distópicas como bloque, habría que considerar los temas que abordan como ejes de reflexión —tales como la libertad, las ideologías políticas totalitarias y la pérdida del individualismo 2 Se entiende por vigilancia la forma organizada de observación y monitoreo sistemático de la población con el fin influir en el comportamiento de personas y grupos (Lyon, 2003).

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(Claeys y Sargent, 1999; Suvin, 1979;)—, lo que permitiría al lector localizar contenidos específicos, y relacionarlos y proyectarlos con las situaciones que afronta en su realidad más próxima. Las novelas resultan estimulantes para el análisis académico de la vigilancia porque permiten entender, por comparación, nuestras sociedades actuales (Kammerer, 2012; Marks, 2005). Al problematizar temas como la libertad, la autonomía y la individualidad, se apela a la reflexión de nuestros valores en situaciones prácticas y concretas (Nussbaum, 1990). De igual forma se puede ver a otros seres humanos en situaciones en que se cuestionan sus principios morales y el propio sentido de lo humano (Rorty, 1989). Y además, proyectan situaciones donde los personajes se ven envueltos en dilemas morales o éticos con consecuencias políticas y sociales (Whitebrook, 1996). Siguiendo este argumento, se plantea recorrer una serie de paisajes de ficción —novelas y cuentos— donde la vigilancia juega un papel central. Esto estimularía, parafraseando a Jameson (1988), un debate alrededor de un tema que parece ocupar la agenda política y social de nuestro tiempo de forma creciente, propiciando una reflexión propositiva sobre su función, su poder y sus límites estructurales.3 Existe un importante número de historias de ficción donde la vigilancia es un elemento relevante para el desarrollo de sus tramas. Una buena parte de estas narrativas está ligada ciertamente al género literario de la distopía, pero no necesariamente. Los trabajos de Suvin (1979), Booker (1994), y Claeys y Sargent (1999) —enfocados al análisis de las distopías futuristas— sirvieron para establecer un primer acercamiento para seleccionar la literatura a trabajar. Por su parte, los análisis de Kammerer (2012), Lyon (2007), Nellis (2009), Turner (1998) y Levin (2002) apoyaron, desde el ámbito de los estudios de la vigilancia, la selección de las obras literarias. La mayoría de estos autores coincide en reconocer el tema de la vigilancia como sustancial en textos clásicos como Nosotros (1924), Himno (1938), Un mundo feliz (1932), 1984 (1949) y Fahrenheit 451 (1953), narrativas que están ligadas a la expansión de los regímenes autoritarios y la guerra fría en la primera mitad del siglo xx. No obstante se consideran otros, tales como Uno (1953), Justicia facial (1960), La fuga de Logan (1967) y Un día perfecto (1970), que si bien no pueden clasificarse como novelas distópicas clásicas, terminaron convirtiéndose en referentes de la cultura popular.4 Estas novelas quedan agrupadas en 3 Sólo hay que dar cuenta del incremento de las cámaras de vigilancia en los espacios urbanos a escala global, la tendencia mundial a establecer cartas de identidad nacional, la expansión de drones para el monitoreo de fronteras y para el desarrollo de la guerra a distancia, además de la consolidación de los dispositivos biométricos de control de la población. 4 La fuga de Logan se transformó en una película y en una serie de televisión. La película llevó por título The Longan’s Run (1976), y ganó un Óscar por sus efectos visuales. Un día perfecto fue un best seller en su tiempo, traducido a seis idiomas; la autora escribió también El bebé de Rosmary (1967) y los Niños del Brasil (1976), ambas con versiones cinematográficas.

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un primer conjunto, en la medida en que comparten los criterios de lo que aquí se ha denominado como narrativas sobre sociedades totalitarias. En un segundo conjunto se agruparon las historias de V de Vendetta (1982-1985), ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), Una mirada en la oscuridad (1977), Fluyan mis lágrimas, dijo el policía (1974), El fugitivo (1982) y El reporte menor (1956). Ciertamente la mayoría de las referencias son trabajos literarios de Philip K. Dick; no obstante, esto tiene su razón de ser. En primer lugar, este autor introdujo el tema de la vigilancia en marcos no necesariamente totalitarios. En segundo lugar, porque Dick considera que la vigilancia es un aspecto central de cualquier organización social. Los humanos desarrollaron desde hace mucho tiempo un cierto estado de paranoia permanente como mecanismo de defensa ante la vigilancia de los predadores. Por eso Dick (2005) considera que los lectores se sienten atraídos por las novelas donde los protagonistas son vigilados: porque se despierta esa cualidad y sensación humana antigua. Aunque los escenarios de la vigilancia se desarrollan en un futuro que aún no existe, se ponen en juego relaciones y situaciones que la humanidad enfrenta desde hace mucho tiempo. Finalmente, en el tercer conjunto de narrativas se describen mundos heterotópicos, un conglomerado más pequeño de historias de ficción por dos razones: son novelas fundacionales para abordar la vigilancia que apenas han abierto una veta narrativa fuera de la lógica de la utopía y la distopía. Aquí se encuentran Tritón (1976), En las alas de una canción (1979), El jinete de la ola del shock (1975) y Neuromante (1984). Las dos primeras novelas instituyen las narrativas heterotópicas en el mundo de la novela (Booker, 1994). Las segundas introducen el tema de las tecnologías de la información —cuando ni siquiera existía Internet ni la idea de ciberespacio que, que por cierto, aparece por primera vez en la novela Neuromante—, desplegando con ello una multiplicidad de regímenes de vigilancia que no es posible encontrar en las ficciones que dibujan las sociedades totalitarias y de control. Las referencias literarias que se abordan en este artículo no son suficientes para el análisis que se propone; son apenas una aproximación que permite una primera exploración el tema de la vigilancia y la literatura. Si bien se han considerado aquellas piezas literarias que los especialistas han señalado como paradigmas al respecto, también se han tomado en cuenta otras que resultan relevantes para el examen que se propone. Esta es, en efecto, una propuesta para abrir la discusión en torno a un proceso que adquiere día con día mayor relevancia. A través de la historias de ficción se puede tener un mayor número de pistas para construir un debate que evite que los efectos más perversos del lado oscuro de la vigilancia se naturalicen y que la ficción —como sucede ya en ciertos casos— supere a la realidad. 167

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Sociedades totalitarias Las novelas que proyectan sociedades totalitarias parten de contextos bélicos para encuadrar sus historias. En algunas de ellas la guerra es un hecho del pasado y, en otras, del presente. Del primer caso están: Nosotros, Himno, Un mundo feliz, Justicia facial, La fuga de Logan y Un día perfecto. Del segundo caso destacan 1984 y Fahrenheit 451. La guerra es vista en la mayoría de estas novelas como el resultado de un proceso de desarticulación social producto de la diferenciación social, la libertad de pensamiento, el individualismo y el crecimiento desregulado de la economía. Por ello, la mayoría de estas novelas describe la presencia de ideologías, creencias o sistemas de pensamiento único que buscan la supresión de los conflictos sociales, la organización completa de la sociedad, la gestión de recursos y la programación de la vida de cada uno de sus ciudadanos. En Nosotros, por ejemplo, los principios que rigen la vida de los individuos son los algoritmos matemáticos que permiten eliminar el desarrollo del libre albedrío. Esta programación garantiza, por mencionar un caso, determinar si las mujeres están capacitadas para embarazarse en función de su altura, peso y composición física. Un control similar de la vida se desarrolla en Himno. En Un mundo feliz, por su parte, la producción fordista —el tiempo se divide antes y después de Ford— establece los parámetros a través de los cuales se mueve y articula la sociedad; los embriones humanos son programados en un laboratorio para alimentar los distintos estratos sociales. En Justicia facial los individuos son obligados a seguir reglas y preceptos morales estrictos para conseguir el equilibrio social y la felicidad de sus habitantes. En tanto que “El Pensador”, la súper computadora de La fuga de Logan, decide el destino de cada uno de sus ciudadanos, incluso el tiempo de morir. Eso sucede también en Un día perfecto: la Unicomp —una computadora que gobierna el mundo—establece la actividad profesional a la que se dedicarán los habitantes del planeta, sus diversiones, así como el uso del tiempo libre hasta la edad de 65 años cuando, finalmente, se les destina a morir. Para garantizar la programación de la sociedad es necesario un sistema sociotécnico de vigilancia que identifique y monitoree de manera constante a los individuos, grupos y poblaciones. Las formas más tradicionales de vigilancia se encuentran en la novela Himno. Aquí el desarrollo tecnológico está prohibido —se piensa que contiene en sí mismo el desastre de la humanidad—, por lo que se reproduce el modelo carcelario de vigilancia en el ámbito social. En Justicia facial, aunque si bien el desarrollo tecnológico es mayor, la vigilancia está a cargo de inspectores, una especie de policía política y de la moral. En Uno, la sociedad es vigilada también sin demasiados recursos tecnológicos: son los propios ciudadanos quienes desempeñan las funciones de la policía: éstos se vigilan de manera sistemática y diaria con el fin de encontrar lo que ellos denominan 168

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“pensadores heréticos”. Después de cada jornada laboral las personas regresan a sus casas a redactar sus reportes sobre las herejías de sus compañeros de trabajo, las cuales envían al “Departamento de Examinación Interna” —área de espionaje del Estado—. En Fahrenheit 451, por otro lado, el gobierno ha desarrollado un sistema de vigilancia con el fin de detectar a los “insociables” —es decir, aquellos que muestran cierta resistencia para convivir con otras personas— y sus familias. Los ciudadanos que poseen libros son objeto de un monitoreo particular, ya que se considera que probablemente piensan de forma distinta al resto de la población. El objetivo de la vigilancia es garantizar la igualdad, la homogeneización y destruir la disparidad y la desigualdad que, al parecer, llevan a la infelicidad de la humanidad. Sistemas sociotécnicos de vigilancia un poco más complejos se encuentran en Nosotros. En esta novela, la vigilancia se despliega para evitar que los ciudadanos usen su voluntad e imaginación, resquebrajando así la felicidad colectiva. Por eso, la ciudad de Nosotros se encuentra construida de cristal: el objetivo es que todos puedan ver lo que todos hacen, y para que el “Buró de Guardianes” pueda hacer mejor su trabajo. Dicho buró coloca, además, membranas transparentes a lo largo de las calles con el fin de escuchar y monitorear las conversaciones de los ciudadanos. Un mayor despliegue tecnológico puede encontrarse en Un día perfecto. Aquí la Unicomp regula de forma automática la información de los ciudadanos y mantiene monitoreada a cada una de las personas sobre la superficie de la Tierra. Para ello se vale de la permanente lectura electrónica de un brazalete colocado en la muñeca de los ciudadanos, a través de la cual la Unicomp detecta el estado de ánimo de las personas, su proclividad a establecer relaciones de amistad y su desempeño laboral. El acceso a teléfonos, emisiones televisivas y de radio, así como la compra en librerías, cafeterías, tiendas de autoservicio, restaurantes y papelerías, son autorizadas por escáneres que leen los brazaletes. Además, Unicomp conoce el recorrido que una persona realiza de manera cotidiana por la ciudad, estableciendo protocolos de detención en caso de que se rompa la rutina de desplazamiento. Gracias a la información que se obtiene de los brazaletes, Unicomp desarrolla algoritmos que le permiten programar la vida de los ciudadanos: cuántas veces debe tener relaciones sexuales, con qué tipo de pareja, por cuánto tiempo y dónde, cuándo son necesarias unas vacaciones, al igual que el periodo y la intensidad del trabajo. Cada ciudadano cuenta, además, con un consejero al que debe visitar regularmente con el fin de detectar pensamientos individualistas, de encono social o cuadros de depresión. El consejero hace una evaluación que se suma a la información que tiene la Unicomp de cada ciudadano. En algunas novelas la vigilancia va acompañada de la supresión de la individualidad, lo cual se expresa regularmente a través de la sustitución de nombres propios por có169

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digos alfanuméricos. Es el caso de Nosotros, Himno, Justicia facial y Un día perfecto. Esta despersonalización permite reforzar la homogeneización social. En Himno, por ejemplo, el gobierno constantemente busca borrar cualquier resquicio de individualidad, prohibiendo la utilización de palabras como “Yo” y “Ego”; sólo se permite la palabra “nosotros”. En Un día perfecto, por su parte, se ha logrado desvanecer cualquier diferencia genética al mezclar las razas en una sola, llamada “la familia”. Se ha establecido también un único lenguaje —que es la suma de todas las lenguas que existían en el planeta—, y se ha logrado la igualación de los cuerpos: más allá de los genitales no existen otras diferencias corporales entre hombres y mujeres. En otras novelas, la disolución de las diferencias pasa por la eliminación del pensamiento libre y autónomo, como es el caso de Fahrenheit 451, donde está prohibida la posesión y lectura de libros, ya que éstos son catalogados como armas fuego cargadas que en cualquier momento se pueden disparar. Finalmente, en Justicia facial la homogeneización está a cargo del Ministerio de Ecualización, que obliga a sus ciudadanos a igualar sus rasgos faciales. No obstante, 1984 articula mejor que ninguna los procesos de homogeneización, control y programación social, en la medida en que cada ciudadano es lo suficientemente importante para ser vigilado, uniformizado y desindividualizado a través de la propaganda oficial. Esta novela es un punto de referencia sobre el funcionamiento de la vigilancia en las sociedades modernas. Orwell dibuja una sociedad asfixiante donde no hay un solo resquicio de libertad. La vigilancia del Estado se hace en tres niveles: el primero de ellos tiene que ver con las miradas que despliegan los carteles del “Gran Hermano” en cada rincón de la ciudad, personificando así la omnipresencia del Estado. La figura en el cartel es el rostro de un hombre que ronda los cuarenta a cincuenta años, con bigote y facciones hermosas y a la vez duras. Quien mira ese cartel tiene la sensación de que ese hombre también lo está mirando. Por si esto fuera poco, al pie de la foto se encuentra inscrita la frase: “El Gran Hermano te está observando”. El segundo nivel es la “telepantalla”, una especie de televisión que tiene la capacidad para, simultáneamente, recibir y transmitir información a través del mismo dispositivo: quien ve la “telepantalla” está siendo vigilado; además, este es un proceso permanente y constante porque las “telepantallas” nunca se pueden apagar.5 Apoyando esta tecnología se encuentra una red de micrófonos escondidos, así como agentes de la “Policía de la Mente” —dedicados a detectar, perseguir y detener posibles disidentes—. Finalmente, el tercer nivel de vigilancia es la historia: el objetivo es modificar el pasado para ajustarlo al presente. Esta es la tarea del Ministerio de la Verdad,

5 Las telepantallas son una figura recurrente en las novelas distópicas, y para esta novela en particular, es una aportación significativa de Orwell a la construcción de las ficciones sobre la vigilancia. Cabe aquí rescatar la forma en cómo Thomas Pynchon actualiza este dispositivo en Vineland (1990).

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el cual tiene como trabajo principal “rectificar” la información proporcionada por el Gran Hermano, acomodándola a los datos del presente. De esta forma, la información “equivocada” se envía a un crematorio a través del llamado “agujero de la memoria”. Como cualquier Estado autoritario, el de 1984 busca el control social total, y quien se resista o rebele se expone a ser reeducado a través de amplios y profundos procesos de tortura o simplemente ser ejecutado, lo cual implica eliminar cualquier recuerdo que hubiera de la persona en la memoria de allegados y cercanos. Sociedades de control Las novelas que proyectan sociedades de control parten, algunas de ellas, de escenarios de posguerra; sin embargo, otras tienen como telón de fondo contextos de alta delincuencia y violencia. Del primer tipo se encuentran, por ejemplo, la novela gráfica de Alan Moore y David Lloyd, V de Vendetta, y ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick. V de Vendetta dibuja una Inglaterra del futuro bajo el dominio de un gobierno policial cuyo principal objetivo es el mantenimiento del orden. Si bien es cierto que cualquier habitante de Inglaterra es un potencial criminal, la vigilancia de la policía se cierne sobre aquellos que son considerados como “indeseables”, es decir, inmigrantes, homosexuales y personas de pensamiento liberal, quienes por lo regular son recluidos en campos de concentración o simplemente ejecutados. Esto contrasta con el hecho de que las actividades que se consideran estrictamente de carácter criminal —como el tráfico de drogas, el proxenetismo y el robo—, son solapadas y permitidas por las autoridades, es decir, forman parte del orden político establecido, en tanto la policía se apoya en ellos para ampliar su capacidad de control social y represión política. Por otro lado, en el caso de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, el planeta ha sido casi exterminado por el uso de armas biológicas y radioactivas en la “Guerra Mundial Términos”. El planeta ha quedado contaminado y apenas algunos lugares son seguros para habitar —por lo general, las grandes ciudades—. Los habitantes del planeta que sobrevivieron presentan mutaciones de diferente tipo. En este contexto, la mayoría de los humanos sanos han migrado a Marte, mientras que los humanos mutantes se ven resignados a vivir en la Tierra. La vigilancia que el gobierno despliega se orienta, por un lado, a evitar la migración de mutantes; y, por otro, a que androides orgánicos —antiguos soldados que son utilizados como esclavos en Marte— ingresen a nuestro planeta. En particular, se establece un cerco específico de vigilancia contra la serie cerebral Nexus-6, que posee una capacidad de pensamiento superior a la de los humanos. Se establece así un estado policial que dirige sus fuerzas a mantener a los mutantes en la Tierra y a los androides fuera de ésta. 171

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Del segundo tipo de novelas, caracterizadas por contextos de alta criminalidad y delito, se seleccionaron tres: donde el objetivo es combatir policialmente el tráfico de droga y la violencia ligada a esta actividad; en el que se trata de frenar el crimen a través de la identificación y monitoreo de la población, y donde los esfuerzos por reducir el crimen se basan en políticas y estrategias de carácter preventivo. Del primer tipo de sociedades destaca la novela de Philip K. Dick, Una mirada en la oscuridad, en la que el autor describe una sociedad futurista donde una droga, la llamada “Sustancia D”, se ha esparcido a lo ancho y largo de los Estados Unidos.6 Sus efectos son devastadores en la población, ya que inhabilita a su usuario para realizar casi cualquier actividad. Los periodos de recuperación son lentos y las secuelas afectan de por vida el sistema nervioso. La policía se vuelve un elemento central de la sociedad ante la necesidad de frenar el tráfico y consumo de la droga. El problema es grave, ya que no se sabe cuál es la fuente —biológica, química y territorial— a partir de la cual se obtiene la Sustancia D. La policía se esfuerza en mantener, entonces, un control férreo de la sociedad a partir de distintos dispositivos de vigilancia. El segundo tipo sociedad de control se encuentra representada por la novela Fluyan mis lágrimas, dijo el policía. Aquí la Guardia Nacional de los Estados Unidos busca conservar el orden en una sociedad marcada por altas tasas de criminalidad. Sus esfuerzos se enfocan en establecer controles en la movilidad de la población, así como mantener un cerco permanente de los edificios y campus universitarios —las únicas fuerzas críticas al sistema—. Las ciudades en esta novela son un laberinto de retenes y puntos de contención destinados a identificar de manera constante a la población. Si los ciudadanos no pueden identificarse plenamente, son asesinados por la policía o remitidos a campos de trabajo forzado, ya que son considerados “no-personas”, “hombres invisibles” o “legalmente invisibles”. La cantidad de retenes que un ciudadano debe superar en un recorrido normal por la ciudad puede llegar a treinta. Una vez que se está en un retén, los datos de la carta de identidad son revisados en tiempo real en los archivos correspondientes en las oficinas de la policía nacional. Ciertas cartas de identidad poseen microtransmisores que permiten rastrear a la gente las 24 horas del día. Algunos ciudadanos se han tatuado el número de la carta de identidad nacional en los brazos o las manos para evitarse un problema en caso de que la extravíen u olviden traerla. No obstante, para estar seguro de no terminar en un campo de trabajo forzado, los protagonistas de la novela recomiendan tener más de una carta de identidad; existen varias de ellas: para conducir, consumir legalmente drogas o tener trabajo. En general, las cartas tienen fecha de caducidad —pueden durar días, meses o años—, lo que obliga a su poseedor a 6

La D es la letra inicial de la palabra inglesa Dead, que significa muerte.

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renovarlas de manera constante, lo que genera, por supuesto, un mercado negro, que en muchas ocasiones es alimentado por la propia policía. En El fugitivo, de Richard Bachman —seudónimo de Stephen King—, la vigilancia se desplaza como mecanismo de control social hacia los medios de comunicación, en particular la televisión. En esta historia, la sociedad es gobernada por un Estado policial que exige a sus ciudadanos una carta de identidad personal para poder transitar a través de los distintos puntos de control que hay en el conjunto del país. El autor dibuja una sociedad que está polarizada: por un lado, están los sectores sociales con altos niveles de bienestar; por otro, una masa de población pobre que vive en condiciones de exclusión y marginación extremas. Así, la identificación se convierte en un elemento central debido al permanente temor de un probable estallido social. Para frenar una posible revolución, el gobierno ha diseñado un programa de televisión en el que es posible construir criminales e involucrar a los espectadores en su persecución. El programa es un reality show llamado “El fugitivo”, en el que los ciudadanos pueden inscribirse para participar como fugitivos de la ley. Los concursantes o fugitivos son perseguidos hasta la muerte por cazadores durante 30 días; si durante este lapso no son cazados, ganan el juego y obtienen una jugosa cantidad de dinero. En la medida en que los concursantes son catalogados por el programa y el gobierno que lo auspicia como enemigos del Estado, la sociedad participa persiguiéndolos y delatándolos, lo cual se traduce en recompensas económicas. De esta forma, los sectores de la población con mayores recursos económicos y políticos legitiman el discurso que criminaliza la pobreza, mientras que los marginados son pulverizados como sujetos políticos, empujándolos a organizarse en bandas de cazadores que buscan cobrar las seductoras recompensas que se ofrecen por los fugitivos. Finalmente, una de las narraciones de ficción que acentúa el elemento de la prevención es la historia que se desarrolla en El reporte menor, de Philip K. Dick. En este breve cuento se plantea la existencia de un programa de prevención policial que tiene por objetivo detener y juzgar a los delincuentes antes de que infrinjan la ley o comentan un crimen. El programa se llama “Precrimen” y está diseñado para prevenir cualquier tipo de delito con dos semanas de anticipación. Quienes generan este reporte preventivo son tres mutantes llamados “precogs”, quienes se encuentran sentados en una habitación sellada hablando incoherencias y sinsentidos; no obstante, dicho diálogo es organizado por una computadora, primero en forma de códigos, que después se transforma en un informe que se dirige a la policía y al sistema judicial sobre los futuros delincuentes y criminales: quiénes son y dónde cometerán sus crímenes. Los sistemas sociotécnicos de vigilancia que se despliegan en estas ficciones literarias se encuentran organizados en función de las esferas de vida que se quieren controlar. En el caso de V de Vendetta, la vigilancia se organiza a partir de cuatro sistemas sociotécnicos 173

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que responden a igual número de potenciales peligros. La policía regular —llamada La Nariz—, orientada a escrutar lo que los habitantes hacen en los espacios públicos; la policía secreta —denominada Los Dedos—, que vigila de manera directa las actividades políticas subversivas; la oficina de videovigilancia —El Ojo—, que monitorea el comportamiento de la población a través de cámaras; y la oficina de vigilancia auditiva —El Oído—, que se aboca a grabar las conversaciones de grupos específicos de la sociedad. Estas policías en su conjunto están coordinadas por el sistema computarizado del gobierno —de nombre Destino—, que contiene los datos personales de los ciudadanos de Inglaterra. En el caso de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, el objetivo central es detectar a los androides orgánicos que han logrado penetrar la Tierra y que, debido a su apariencia, son prácticamente indistinguibles de los seres humanos. La policía usa para su detección a un grupo de mercenarios que han desarrollado las habilidades y conocimientos para localizar y retirar —eufemismo de eliminar— a los androides. La prueba principal para detectarlos es el llamado “test de Voigt-Kampff”, que consiste en relacionar una serie de preguntas que mesuran la relación de las emociones con las reacciones faciales del entrevistado —como parpadear, mover los labios y las cejas—. Así, por ejemplo, los humanos responden con una desaprobación verbal y expresiones faciales de disgusto cuando se les pide su opinión sobre una escena en la que un niño es golpeado de forma salvaje para que ingiera sus alimentos. El entrevistado, al identificarse con el niño, proyecta un comportamiento empático. La empatía requiere el desarrollo de un instinto de pertenencia a un grupo en específico, ya que eso permite resguardar la supervivencia del colectivo. Por el contrario, los androides orgánicos reaccionan de forma parcial ante la escena del niño: desaprueban el hecho, pero no hay ninguna emoción reflejada en sus rostros. Esto se debe fundamentalmente a que los androides, al ser depredadores, no desarrollan el instinto de empatía. La prueba es la clave para la identificación de los androides, por ello se encuentran múltiples puntos de vigilancia y monitoreo en el conjunto de la ciudad. Para hacer frente al tráfico de drogas en Una mirada en la oscuridad, la vigilancia se hace a través del “traje codificado” —el scramble suit—, un aditamento que como un pijama cubre el cuerpo de quien lo utiliza, transformando de esta manera su identidad: estatura, físico, rostro —incluida la nariz, boca, color de ojos— y color de piel; modifica también la vestimenta en función de cálculos algorítmicos que generan un número incontable de combinaciones de pantalón, camisa, corbata, sombrero, zapatos y calcetines, que pueden llegar a repetirse sólo después de un ciclo de catorce años. El traje permite resguardar la identidad de los agentes de narcóticos cuando realizan su trabajo, por ejemplo; además, un dispositivo electrónico en el traje permite la comunicación permanente con la central de policía. Desde el traje se puede tener acceso a información en 174

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“burbujas” —especie de pequeñas pantallas— sobre las personas que se está investigando. Asimismo, la policía cuenta con otros dispositivos de vigilancia, como los escáneres, que permiten vigilar a las personas de forma sistemática y permanente en su sus hogares u oficinas. Las escenas y diálogos que capturan dichos escáneres son reproducidos en tercera dimensión en proyectores holográficos, y la información grabada es almacenada para ser reproducida a voluntad y en diferentes velocidades, para que de este modo, la policía pueda establecer una serie de cercos de vigilancia contra presuntos traficantes de drogas. El reality show El fugitivo monitorea y caza a los fugitivos utilizando la infraestructura que tiene la policía para vigilar el desplazamiento general de la población. En El reporte menor, por otro lado, los tres precogs emiten una visión sobre el posible crimen que cometerá una persona en el futuro. La computadora a la que llegan dichas visiones trata de ver en qué medida coinciden. Si dos de ellas empatan, genera un reporte llamado “mayor”, lo cual implica que la visión que no coincide puede ser un futuro alternativo que se denomina “reporte menor”. De esta forma, el dispositivo de vigilancia preventiva resulta de la intersección de las visiones de los precogs con los algoritmos de una computadora. Sociedades heterotópicas Las novelas que proyectan sociedades heterotópicas dibujan escenarios donde la vigilancia es un sistema sociotécnico de dominación distribuido asimétricamente en la sociedad. Esto significa que la vigilancia puede permitir la construcción de espacios de libertad, autonomía e independencia. La idea de una sociedad heterotópica puede encontrarse en dos textos señeros: Tritón, de Samuel R. Delany, y En las alas de una canción, de Thomas M. Disch. Aunque la vigilancia no juega aquí un papel central, lo cierto es que estas novelas establecen las bases sobre las que se construirán las heterotopías de la vigilancia en la literatura, y por eso conviene revisarlos brevemente en este documento. En la primera novela (Tritón) se encuentran los elementos que caracterizarán los contextos sociales sobre los que se estructura posteriormente la vigilancia heterotópica: amplio abanico de religiones, sistemas diversos de pensamientos e ideologías, un Estado débil, instancias privadas poderosas, territorios desconectados temporal o permanentemente de los regímenes de dominación y poder. Asimismo, describe una sociedad instalada en una luna de Neptuno bajo un domo donde las personas pueden hacer prácticamente lo que quieran, proyectar sus deseos y necesidades en la realidad o sólo de forma imaginaria. Tethys, la ciudad donde se enmarca esta sociedad, es sumamente tolerante con respecto a las excentricidades de sus ciudadanos, los cuales, incluso, pueden 175

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caminar desnudos por la calle. Existe un número amplio de religiones, sectas y actividades sexuales, sin que el Estado y otros grupos de ciudadanos interpongan algún tipo de sanción moral y legal; de hecho, se da cuenta de la presencia de cincuenta tipos de sexualidades. El pago de impuestos es voluntario, y sólo se pagan los servicios urbanos que realmente utiliza cada ciudadano. Hay, además, docenas de partidos políticos y cada uno gobierna a las personas que representa. Aunque esto pareciera ser la descripción de una sociedad utópica, en términos estrictos no lo es. Sus ciudadanos hablan más bien de una heterotopía: conjunto de espacios de libertad y autonomía —real o imaginaria—, sin centro de administración política y social. También, a diferencia de las utopías, algunos habitantes de esta sociedad no terminan por acoplarse plenamente a la amplia libertad en la que viven. La idea de la novela es precisamente mostrar que aún en un aparente estado de perfección social, algunos individuos presentan inconformidades y resistencias al orden imperante, incluso por más libre que éste sea. En términos políticos, por ejemplo, las críticas se dirigen al hecho de que el dilatado espectro de ideologías y posiciones impide cualquier iniciativa política de largo plazo o de cambio social. De hecho, la hiperdiferenciación social y la multiculturalidad resultan expresiones de conformismo social, donde la falta de restricciones sociales lleva a la individualización extrema a un punto en que no interesan los problemas de los otros. El texto de Thomas M. Disch, por su parte, narra un escenario profundamente distinto pero con procesos muy similares en términos de la construcción de espacios de autonomía. Ambientada en los Estados Unidos, la narración de En las alas de una canción dibuja una sociedad marcada por la depresión económica y la emergencia de enormes desigualdades sociales y regionales. Dado que los alimentos se han vuelto escasos, las zonas agrícolas son prósperas en contraste con los espacios urbanos donde la pobreza, la marginación, el crimen y la expansión de múltiples y diversas religiones pintan un escenario de decadencia social. Esto contrasta de igual forma con el mundo rural, donde la Biblia adquiere un peso mayor día con día como marco de regulación de las relaciones sociales. Las formas de control social de los espacios rurales se dispersa poco a poco hacia las urbes. En este contexto emerge una máquina que permite que las personas logren “volar”, lo que significa que pueden desacoplar su conciencia de su cuerpo, transformándose en “hadas” que huyen de una sociedad que se vuelve cada vez más opresiva. Ambas novelas describen sociedades heterotópicas en contextos donde existe una desarticulación social y económica, un exacerbado multiculturalismo, espacios sociales marcados por la diversidad religiosa, donde los Estados y los gobiernos no garantizan el orden frente a los diversos grupos que se disputan el control de parcelas específicas de la vida social. En ambos casos los personajes tratan de construir acotados mundos de vida independientes del contexto social y político. La intención no es transformar 176

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el mundo, sino encontrar un espacio de libertad, aunque sea a costa de intensificar las dinámicas de desarticulación y fragmentación social, desdeñando cualquier pretensión de cambio social o la puesta en marcha de un proyecto político organizado. En ambas narraciones literarias, las heterotopías incluyen de forma novedosa la desconexión del mundo vía la proyección subjetiva de deseos —como en el caso de Tritón— o los vuelos del alma —En las alas de una canción—, que parecen anunciar las futuras navegaciones por Internet y la construcción de mundos virtuales. Sin embargo, las heterotopías que se escriben en el contexto de las tecnologías de la información dibujan mundos donde nadie puede escapar de la vigilancia. Es el caso de El jinete de la ola del shock y Neuromante. Las dos narrativas retratan mundos en los que impera la ley del más fuerte y donde el Estado resulta incapaz de competir en poder y fuerza frente a otros actores sociales: mafias, sectas, grupos religiosos, piratas informáticos y corporaciones capitalistas. En El jinete de la ola del shock la oligarquía que detenta el poder político trabaja en beneficio de los miembros del crimen organizado. Se describe un escenario de capitalismo salvaje en el que la fuerza militar y el poder económico son los elementos decisivos de la competencia entre países y grupos sociales.7 En este ambiente inestable, la vida de las organizaciones públicas y privadas se rige por el diseño de escenario futuros a partir de ejercicios de prognosis social, lo que permite el cálculo de tendencias en los mercados, y la construcción de escenarios políticos y de cambio social. El cálculo probabilístico es, por tanto, el centro de las actividades de los distintos poderes en competencia. Por otro lado, la inestabilidad económica y política resulta el telón de fondo para la emergencia de lo que se denomina “estilos de vida de crisis”: un vasto número de grupos religiosos, étnicos y de clase, que constituyen una plétora de subculturas que reflejan los mecanismos sociales de supervivencia en una sociedad marcada por la constante flexibilización espiritual, laboral y corporal. La sociedad que se describe es una especie de mosaico de creencias y formas de organización que constituyen una sociedad fragmentada, cohesionada en gran parte por las lógicas del mercado y la red de computadoras mundial. La capacidad y profundidad de acceso a esa red, así como la habilidad para obtener información y datos, es lo que define el estatus y la posición social de individuos y grupos, lo que significa que la protección de la información es un elemento central. De esta forma, la vigilancia sirve para proteger y, al mismo tiempo, robar información para alimentar la prognosis social y optimizar la dominación de ciertos grupos frente a otros.8 A nivel local, las ciudades son gobernadas por autoridades sin control, el Estado de excepción es la regla, y las protecciones sociales —como los servicios públicos— viven en la línea del colapso. 8 En El jinete de la ola del shock es común la manipulación de las computadoras desde líneas telefónicas para robar dinero e identidades. Existen personas especialistas que se conectan y pueden “navegar” por la red de computadoras. 7

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En este sentido, a nadie le importa lo que sucede a una escala social más amplia; las distintas tribus y subculturas de la sociedad sólo buscan mejorar su posición de libertad y relativa autonomía. Un contexto similar se puede encontrar en la novela Neuromante. En ella se plantea la existencia de una red global de información que funciona como el marco de enfrentamiento entre grupos. Aquí la vigilancia es la principal arma de protección y acceso de información, y es la única vía para generar espacios de autonomía. Las corporaciones privadas, al igual que el poder estatal, luchan por establecer su lógica de hegemonía y poder a través de la extracción de información entre ambas entidades. El monitoreo de flujos de información es constante. Los ciudadanos son también un nodo de intersección de información en el conjunto del ciberespacio. La mayoría tienen implantes robóticos —manos, brazos, ojos y piernas— que pueden ser monitoreados con distintos objetivos.9 Además, poseen interfases que permiten la conexión del cerebro y el sistema nervioso a la red mundial de computadoras. Dada la importancia de la información, hay dos tipos de fundamentales de actores sociales: los programadores —que protegen la información— y los hackers —que buscan robarla—. Las leyes para el control de la información son siempre susceptibles de romperse y prácticamente nadie les hace caso. El monitoreo entre corporaciones e individuos es la pieza clave que mueve la sociedad. Si bien la información es poder, la vigilancia es el medio a través del cual se puede acceder a ella para alterarla, manipularla, destruirla o robarla. No obstante, algunas personas y colectivos roban la información para construir pequeños espacios de libertad y autonomía, ya sea reales o en el ciberespacio, desplegando a su vez estrategias de vigilancia a un nivel que les garantice que las entidades públicas y privadas no interfieran en la vida de sus pequeños paraísos. Como se puede ver, en las novelas que proyectan sociedades heterotópicas, la vigilancia se expande y multiplica, se potencia a distintos niveles y esferas de la vida social. Al dejar de ser un monopolio de entidades públicas y privadas, diferentes actores la usan para construir espacios de resistencia, contención, autonomía y libertad. La vigilancia no deja de ser una amenaza en tanto se encuentra distribuida de forma asimétrica y desigual, pero también es un mecanismo que puede ser deconstruido para la edificación de muros de protección. La estructura de la vigilancia social sirve como un repositorio del cual se extraen los elementos para conformar la individualidad y demarcar los oasis de vida privada o colectiva. Un centímetro cuadrado de control social puede potenciarse como un centímetro cuadrado de posible autonomía. En este sentido, a diferencia de las 9 El consumo de drogas es generalizado, la mayoría de la población es adicta a una de ellas y lo hace con la certeza de que si un órgano se deteriora por tal motivo, se podrá buscar inmediatamente su remplazo en el mercado legal o negro de órganos; la información al respecto es fácilmente asequible en la red.

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sociedades totalitarias y de control —en las que se busca destruir o sabotear los sistemas sociotécnicos de vigilancia—, en las sociedades heterotópicas lo importante es explotar, manipular y robar la información que emana de las fuentes que producen los regímenes hegemónicos de vigilancia, tanto públicos como privados. A pesar de ello, la construcción de una cierta libertad y autonomía sólo es asequible para un número limitado de grupos y personas, los cuales carecen de cualquier perspectiva de transformación social que involucre procesos colectivos; además, no desarrollan lazos de solidaridad social, y cuando llegan a producirlos, quedan acotados a unas cuantas comunidades. Vigilancia, dominación y ciudadanía Las novelas que describen sociedades totalitarias, de control y heterotópicas proyectan distintos regímenes de vigilancia, dominación y ciudadanía. Cada uno dibuja una posible relación entre el Estado y la sociedad. Como apunta Alexander (2006), las narrativas literarias son formas simbólicas que tejen códigos binarios que reflejan los posibles modelos de libertad y autonomía social frente a las relaciones autoritarias. Las novelas no son como sugiere Habermas (1989): “sustitutos de relaciones con la realidad” que permiten a los lectores entrar en la acción literaria como “un fondo de entrenamiento para la reflexión pública crítica” o como un “precursor literario de la esfera pública”, sino proyecciones e identificaciones estéticas, como dimensiones vitales y en marcha en la formación de la opinión pública y del discurso civil.10 Por eso no resulta extraño que las ficciones totalitarias, inspiradas en los regímenes autoritarios de la primera mitad del siglo xx, escenifican resistencias aisladas y rebeldías individualizadas en contextos de débil organización social. Mientras que las novelas que describen sociedades de control retratan débiles sociedades civiles, pero con una fuerte organización de grupos rebeldes y expresiones recurrentes de resistencia individual. Finalmente, en las sociedades heterot��������������������������������������������������������������������������������������� ópic����������������������������������������������������������������������������������� as, que reflejan la lógica de la dinámica neoliberal, las resistencias que despliegan grupos e individuos son muy altas. La carencia de una visión novelada que retrate a una sociedad que se organiza, contrasta con el peso que se da a la idea de grupo y a la rebeldía personal. Quizás estas narrativas, como apunta Eagleton (2006), reflejan la ansiedad de la cultura moderna por la construcción de la autonomía individual como el principal paradigma de la subjetividad humana. Sin embargo, conforme transcurre el siglo xx aumenta, con cada una de las expresiones literarias que aquí se ha abordado, la capacidad individual para resistir 10 Para profundizar en esta perspectiva de análisis de las ficciones literarias, ver: Brooks (2005), Jameson (1989), Pia (1998) y Williams (2001).

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al poder estatal, pero en una sociedad cada vez más fragmentada, profundamente individualizada y que tiene como regla la competencia deshumanizada por los satisfactores materiales y espirituales. Si ordenamos de forma secuencial los tres tipos de novela, como una mera estrategia analítica —de las sociedades totalitarias a las heterotópicas, pasando por las de control—, apreciamos que, de un extremo al otro, el Estado pierde poder frente a las corporaciones privadas y el crimen organizado. Pero, con el debilitamiento del Estado, se incrementa la capacidad de los individuos para resistirlo y cuestionarlo, de tal suerte que se diluye la capacidad de cualquier entidad o actor de homogeneizar a la sociedad a través de ideologías políticas, preceptos científicos y creencias religiosas. Mas también es cierto que la idea de colectivo se reconfigura hacia la proliferación de identidades, grupos y tribus sociales. Esto implica que la capacidad de planeación del futuro sea menos viable, lo que va conformando un escenario marcado por la desorganización social. Entonces ¿cómo se lee la vigilancia en los tres modelos narrativos de ficción analizados aquí? y ¿qué implicaciones tienen en la forma en cómo tradicionalmente abordamos la vigilancia? En primer lugar, la vigilancia pasa de ser un mero elemento de control unidireccional, centralizado y homogéneo, a una herramienta multidireccional descentralizada y heterogénea. En segundo lugar, esto tiene efectos en la forma en cómo definimos nuestro acercamiento a la vigilancia en la vida diaria e incluso en la reflexión académica. Los tres modelos de ficción ponen a discusión los temas de la privacidad, la libertad e individualidad, frente a la intención de dominio y control de entidades estatales y privadas. Si se aborda la vigilancia desde la perspectiva de las narrativas totalitarias, lo que se observa es una vigilancia que mina directamente la dignidad humana desde su base ontológica. Aunque esto permite poner atención al poder que peligrosamente puede desarrollar el Estado, lo cierto es que, como apunta Lyon (2007), estas narrativas están un poco desfasadas de las configuraciones sociales contemporáneas y más vinculadas con los regímenes fascistas y autoritarios del periodo de entreguerras y la posguerra.11 Por el contrario, las novelas que retratan sociedades de control están ancladas a los escenarios de la guerra contra el enemigo interno, propias de la guerra fría, pero también a los escenarios recientes de guerra contra el narcotráfico, el crimen y el terrorismo, donde la criminalización de las actividades políticas y comportamientos sociales ponen como temas centrales la suspensión de la ley, la permanente identificación de individuos, así como la vulnerabilidad del ejercicio de la ciudadanía —la cual es reconocida por el poder político, pero puede ser bloqueada de forma discrecional—. En este escenario, la 11 Si el contexto social de 1984 está un poco desfasado, no lo es así el desarrollo tecnológico y las implicaciones que tiene en la vigilancia de la sociedad. Como señala Andrejevic (2007), las “telepantallas” —la televisión que te mira mientras la estás mirando— no son una desviación autoritaria del modelo capitalista de la televisión comercial, sino su extensión lógica.

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privacidad, individualidad, libertad y autonomía de grupos y actores no están totalmente restringidas por el Estado, pero sí limitadas. Sin embargo, estos temas son abordados de otra manera por las novelas heterotópicas: al desdibujarse la vigilancia centralizada y vertical, aparecen las descripciones de una vigilancia asimétrica, en la que la individualidad es un espacio abierto que se construye pese a la vigilancia y, además, acoplándose a ella. No sólo se trata de defender una porción de autonomía como en las novelas de las sociedades totalitarias y de control, sino de proyectar deseos particulares, expectativas de vida, formas específicas de construir una idea de humanidad pese a un entorno permanentemente hostil. No obstante, las narrativas heterotópicas no sugieren, como hemos visto, que esto derive en una sociedad más justa e igualitaria. Plantean, por el contrario, la conformación de una sociedad profundamente desigualdad, en el que cada individuo y grupo se posiciona mejor en la estructura social en la medida en que puede desarticularse de ella en burbujas de protección desde donde cuida su libertad y autonomía; un paisaje donde la ciudadanía carece de sociedad. Las narrativas literarias que se han revisado en este artículo son una fuente de metáforas que nos alertan sobre el lado oscuro de la vigilancia, y permiten entrar en los personajes, que a veces adquieren la posición de vigilantes y, en otras, de vigilados. Pese a todo, no siempre proyectan las mismas tensiones. Esto es importante subrayarlo porque abre la posibilidad de múltiples escenarios de comprensión. Como apunta Marks (2005), conocemos más de la vigilancia por Orwell que por Foucault, y esto sucede a veces con otras obras literarias como las que se han presentado aquí. Si bien la vigilancia regularmente fue considerada por las novelas como un arma de los regímenes totalitarios o como mecanismos de dominación en las democracias que legitiman su poder en la gestión del miedo, las novelas heterotópicas presentan la oportunidad de visualizar la vigilancia no sólo como parte del problema, sino también como parte de la solución (Kammerer, 2012). Aunque, es cierto, requiere analizarse con cuidado la forma en cómo abordan una vigilancia omnipresente y transversal que normaliza la profundización de la fragmentación y la desarticulación social. Cuando la vigilancia se naturaliza en estas novelas, llega a punto tal que incluso las descripciones sobre la vigilancia pierden profundidad y relevancia porque el monitoreo sistemático de las poblaciones deja de percibirse como opresivo. Para nivelar estas tendencias, la perspectiva política que proyectan los otros dos tipos de novelas resultan pertinentes, ya que enfatizan, por un lado, la importancia de la densidad política, y, por el otro, la necesidad de defender los derechos ciudadanos.

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Vigilancia y ficción: reflexiones finales Las historias de ficción que tienen como tema la vigilancia permiten dramatizar las tensiones que ésta genera en el mundo social y político (Abbott, 2007). Contribuyen, de igual forma, a diseñar escenarios futuros desde una lógica que no se limita a los restringidos criterios académicos (Kitchin y Kneale, 2001). Además, proveen de espacios cognitivos que permiten examinar de forma crítica las distintas morfologías de la vigilancia (Campbell, 2010). Y, por último, propician que algunos sectores de la sociedad traten de hacer realidad ciertos sistemas sociotécnicos de vigilancia, transformando la ficción en realidad (Dodge and Kitchin, 2000). Estos puntos pueden contribuir, como se ha intentado hacer en el presente artículo, a enmarcar de manera más amplia el análisis de la vigilancia desde la academia. Adicionalmente, abren una veta de trabajo para explorar la vigilancia desde otro tipo de expresiones estéticas, como los filmes (Erreguerena, 2011) y las series de televisión, al igual que canciones populares, juegos de computadora, videos musicales o anuncios comerciales (Kammerer, 2012; Lauer, 2011; Marx, 2009; Nielson, 2010).12 Estas expresiones, como las novelas y cuentos, proyectan modelos de sociedad en los que se ponen en tensión los temores actuales a la vigilancia en relación con la libertad, la individualidad y la autonomía, valores que se ponen en cuestión constantemente a través de las políticas de seguridad y control de riesgos que establecen gobiernos y entidades privadas en su lucha contra la inseguridad, el terrorismo y el tráfico de drogas. Cabe mencionar que la vigilancia forma parte, hoy en día, de las guerras preventivas, del diseño de las políticas públicas gubernamentales, y de la propia cultura popular. Los discursos que subrayan el temor sobre lo que “podría suceder si…” han desatado la imaginería especulativa sobre posibles amenazas, lo que refuerza el ímpetu de los desarrolladores de tecnologías de la vigilancia por llevar a la realidad dispositivos del mundo de la ficción. Sucede lo mismo con las organizaciones sociales que defienden los valores de la individualidad y la autonomía: proyectan sus miedos apoyados en ciertas narrativas estéticas que promueven la vigilancia como su tema central. Así, parafraseando a Cohen (1985), la vigilancia, como mecanismo de control social, está enraizada profundamente en nuestras fantasías, visiones y expectativas sobre los efectos constitutivos y a veces perversos de la modernidad. Si bien esto es relevante, lo cierto es que la vigilancia va más allá del control y la resistencia, y textos como los de Paul Auster incursionan en el tema de la vigilancia de una 12 Con respecto a la música pop, destaca en particular la canción del grupo británico Hard-Fi, “Stars of CCTV” (2005).

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forma novedosa. La vigilancia es, en su Trilogía de Nueva York (1982-1984), una pieza clave que da sentido a la vida de sus protagonistas en una ciudad marcadamente despersonalizada. La necesidad de sentirse observado, de abrigar la sensación de estar bajo el escrutinio de alguien más, deviene en un imperativo de supervivencia humana. En sus narraciones no existe una entidad con poderes extraordinarios, públicos o privados, que busque el control, el dominio o la explotación de alguien. Existen más bien dos tipos de personas: aquellas que vigilan a otros para dar sentido a sus propias vidas: es el caso del voyeur, el sujeto que se construye a sí mismo a partir de la observación del Otro; y aquellas personas que dotan de sentido a su vida porque saben que están siendo vigiladas. Las novelas, los filmes y la televisión, al retratar situaciones de vigilancia, a veces de una forma más crítica que otra, nos identifican y corporizan con ella, ya sea porque la padecemos en nuestra experiencia cotidiana o porque a veces contribuimos a su propio desarrollo. Cada una de estas esferas estéticas ayuda a entender la vigilancia en más de un sentido y en diferente intensidad. Esto depende también de las mediaciones sociales que se establecen entre la ficción y sus lectores. Esto es un punto central, ciertamente. Y es que las ficciones proyectan las tensiones y los conflictos entre individuos y grupos que enfrentan la vigilancia. Pero esto no significa que de inmediato se establezca una conexión entre lo que sucede en la ficción y los problemas concretos que se enfrentan en el día a día. Esta desconexión a veces está determinada por la idea de que una mayor vigilancia implica también mejores condiciones de seguridad y protección; que los efectos negativos de la vigilancia son un mal del que las ficciones nos advierten, pero siempre de forma exagerada, de tal suerte que resultan escenarios que no pueden transformarse en realidad. Quizás en este sentido convendría explorar a futuro sobre cómo este tipo de construcciones estéticas modelan y son modelas por quienes las consumen, y en qué medida esto impacta en la construcción de una sociedad más crítica o complaciente de los regímenes contemporáneos de vigilancia. Referencias Abbott, Carl (2007), “Cyberpunk cities: Science Fiction meets Urban Theory”, Journal of Planning Education and Research, vol. 27, núm. 2, Tallahassee, Association of Collegiate Schools of Planning, pp. 122-131. Alexander, Jeffrey (2013), The dark side of modernity, Londres, Polity Press. Alexander, Jeffrey (2006), The civil sphere, Oxford, Oxford University Press. Andrejevic, Mark (2007), iSpy. Surveillance and power in the Interactive Era, Lawrence, University Press of Kansas. Auster, Paul (2010), The New York Trilogy, Nueva York, Penguin Books. 183

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Fecha de recepción: 29 de abril de 2013 Fecha de aceptación: 20 de agosto de 2013

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El nuevo “panóptico” multidireccional: normalización consumista y espectáculo Rafael Vidal Jiménez Universidad de Sevilla Resumen. Más allá de la teoría política clásica, centrada en la figura del Estado como núcleo principal de atención, la posmodernidad ha venido enfocando el problema del poder desde una óptica más microfísica y relacional. Se trata de una visión disciplinaria que tiene que ver con dispositivos cada vez más abiertos de control, los cuales permean todos los ámbitos complementarios de la vida social. Se trata de mecanismos menos coercitivos que configuradores del comportamiento selectivo en los distintos ámbitos de la vida social dotada de sentido. Así, las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación se convierten en complejos y poderosos aparatos de vigilancia panóptica, en flujos muy flexibles y multidireccionales de determinación del comportamiento selectivo. Bien contrastado con las viejas visiones centralizadas del “Gran Hermano” orweliano, este nuevo multipanoptismo opera a un doble nivel: primero, material, el de la propia vigilancia —hecha cotidiana— de la acción social; y segundo, el de la construcción simbólica de las pautas dominantes de unas segmentadoras actitudes consumistas, emergentes en el plano hiperreal e iconocrático de un nuevo sujeto esquizoide, realizado en el banal espectáculo. Palabras clave: poder; panóptico; vigilancia; consumismo; espectáculo Abstract. Beyond classical political theory, centered on the figure of the state as core care, postmodernism has been focusing on the problem of power from a more microphysics and relational. It is a disciplinary vision that has to do with increasingly open devices control. These complementary permeate every aspect of social life. It is less coercive mechanisms of selective behavior shapers in the various areas of social life endowed with meaning. Thus, new information technologies and communication become complex and powerful panoptic surveillance equipment in very flexible and multidirectional flows of determining the selective behavior. Well contrasted with the old centralized visions of “Big Brother” Orwellian, this new multipanoptism operates on two levels. First, material, supervision of self-made ​​daily-social action. And second, the symbolic construction of a dominant patterns segmentary consumer attitudes, emerging hyper plane and iconocratic of a new subject schizoid, held at the banal spectacle. Keywords: power, panopticon, surveillance, consumerism, spectacle.

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Rafael Vidal Jiménez (1984baraka@gmail.com) Español. Doctor por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, y licenciado en historia por la Universidad de Granada. Adscrito al grupo de Investigación en Teoría y Tecnología de la Universidad. Departamento de Comunicación Audiovisual, Publicidad y Literatura. Facultad de Comunicación, Sevilla. Sus áreas de investigación son: estudios sociales y culturales; teoría de la comunicación; epistemología de las ciencias sociales; sociología de los medios de comunicación y de la cultura, y teoría política posestructural. Entre sus publicaciones más recientes se citan: Historia, tiempo y cultura. Hacia una tipología histórica de la temporalidad, Saarbrücken (Alemania), Editorial Académica Española, 2013; y “Hacia una complementariedad científico-mitológica”, Signa. Revista de la Asociación Española de Semiótica, núm. 22, 2013, pp. 713-734.

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La nueva vigilancia descentralizada Situados en la encrucijada entre las tendencias normalizadoras, de una parte, y transgresoras, de otra, configuradoras de las nuevas relaciones de poder en nuestro mundo global, es preciso valorar las posibilidades que pueden corresponder a una y otra en el contexto de la nueva sociedad informacional. El objetivo principal será, pues, la determinación de la estructura fundamental de los recursos de motivación que garantizan la retroalimentación negativa del sistema mediante el reaprovechamiento normalizador de la desviación. Y es que, en ese sentido, el poder, el orden, procede de una redirección autorreproductora de las líneas de fuga que constituyen todo sistema social. Veamos, en ese sentido, el papel que juega lo que caracterizaré como un nuevo panóptico consumista y consensual, apoyado en el desarrollo informacional de las nuevas tecnologías. La diseminación relacional del poder responde hoy día, sobre todo, al papel jugado por los nuevos sistemas de vigilancia desde su capacidad de generación mediática de los condicionantes de esa autogeneración de un sistema social idéntico a sí mismo, allí donde las ideas de futuro y de cambio ya no tienen cabida. Para Reg Whitaker (1999), las nuevas formas de control derivadas del desarrollo de los nuevos sistemas de vigilancia electrónica representan un perfeccionamiento y una mutación histórica del dispositivo panóptico de Bentham. Recuérdese que éste es evocado por Foucault como aproximación alegórica a su enfoque disciplinario —no directamente coactivo— del ejercicio del poder (Foucault, 1992). Este dispositivo panóptico centralizado y productivo, supuestamente basado en la sustitución de la coerción por el consenso, implica, en realidad, una coacción de fondo, una amenaza directamente intimidatoria de exclusión y castigo. Whitaker propone, en cambio, el punto de vista de un gran dispositivo panóptico descentralizado, participatorio, multidireccional, consensual y consumista (Whitaker, 1999). Hoy, el Estado ha dejado de ser un “ ‘monstruo frío’, una especie de gran sujeto que movería los hilos no sólo de la acción pública, sino también de las formas de adhesión subjetivas que la hacen eficaz. En un sistema de vigilancia generalizada, la relación entre el Estado y los sujetos deja de ser una simple relación de obediencia para convertirse en una complicidad secreta fundada en torno a la demanda de seguridad” (Foessel, 2011:43). La verdadera capacidad organizadora y objetivadora de la subjetividad radica aquí en la espontánea sumisión del individuo mediante la configuración de sus deseos e intereses de acuerdo con los valores consumistas del mercado global.1 Una vez superadas las 1 Ya la teoría crítica de la racionalidad técnica moderna elaborada por la Escuela de Frankfurt se ocupó —siguiendo sus propios presupuestos teóricos marxista-psicoanalíticos— de los efectos alienadores de la cultura del consumo masivo. Por ejemplo, Herbert Marcuse explicó la incondicional adhesión del individuo al

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fases, primero, del bloqueo directo, y, segundo, de la disciplina, del consenso bajo coacción latente, nos adentramos en un nuevo modelo donde el auténtico y libre consenso radica en los beneficios directos, reales y tangibles del consumo discriminado. En este nuevo panóptico, el castigo se corresponde con la exclusión de las ventajas de un sistema que garantiza la satisfacción de las necesidades artificialmente creadas por él mismo: “los consumidores son disciplinados por el mismo consumo para obedecer las reglas, y aprenden a ser ‘buenos’ no porque sea moralmente preferible a ser ‘malos’, sino porque no existe ninguna opción concebible, más allá de la exclusión” (Whitaker, 1999:175). En similar línea de análisis se situó David Lyon al encarar su “ojo electrónico” desde el prisma de un nuevo panóptico posbenthamiano y posfoucaultiano, y, en consecuencia, menos orwelliano que huxleysiano, y menos coercitivo y más seductor.2 Coherente con una lógica no estructural, sino sistémico-comunicacional de la sociedad como gran estructura recursivo-holográfica, base epistemológica de este trabajo, Lyon describe este nuevo panóptico como paradigma de esa complejísima red disciplinaria asociada a nuevas formas de categorización y clasificación de los sujetos. Sin perder de vista el papel del consumismo en la consolidación del orden social establecido, Lyon no sitúa, pues, la capacidad reguladora de ese nuevo panóptico participatorio en la “imposición de la norma”, es decir, en un “esto harás” o en un “esto no harás”. Por el contrario, se trata de los nuevos mecanismos que la vigilancia pone en marcha para la canalización productora y autocoaccionadora de la conducta social programada, dentro de una estructura en la que se siguen realizando elecciones reales: las habilidades sociales y la capacidad económica son las que autorizan a la mayoría seducida a consumir. De hecho, es necesario abordar el tema de la seguridad vigilada no tanto como un derecho, sino más acertadamente como un bien. Se hace de ella el horizonte de lo deseable frente a lo exigible (Foessel, 2011). Estado capitalista a través de la capacidad de éste para generar aquellas necesidades secundarias —pero percibidas psicológicamente como vitales— cuya satisfacción sólo es garantizada por la pertenencia al orden social que constituye la llamada “sociedad opulenta”: la “sociedad carnívora” (Marcuse, 1969). 2 Hay, ciertamente, un gran contraste entre 1984 (1949), de George Orwell, y Un mundo feliz, de Aldous Huxley (1932), a la hora de concebir como utopía negativa una futura sociedad de control. El ataque que este último efectúa contra la civilización tecnocrática movida por el desarrollo científico en terreno como el de la genética, adopta nos dibuja un panorama social coactivo más sutil que el de la violencia más explícita ejercida en la pesadilla orwelliana. Así, Huxley nos habla de una mayor eficacia moralizadora y socializadora mediante el acondicionamiento de la estructura del pensamiento individual a través de la palabra, aunque éstas carezcan de razón. Para ello alude a la “hipnopedia”, técnica de sugestión que, en boca del director del “Centro de Incubación y Acondicionamiento de la Central de Londres”, dirigiéndose a sus alumnos acostados en un dormitorio de ochenta camas, se resume en lo siguiente: “hasta que al fin la mente del niño sea esas sugestiones, y la suma de esas sugestiones, sea la mente del niño. Mas no sólo la mente del niño, sino también la del adulto, y para toda su vida. La mente que juzga, y desea, y decide integrada por esas sugestiones. ¡Pero he aquí que todas esas sugestiones son nuestras sugestiones! — El Director casi gritó de orgullo. — ¡Sugestiones del Estado! —golpeó sobre la mesa más próxima, — y por consiguiente…” (Huxley, 1985:35).

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En los métodos neopanópticos subyacen técnicas de vigilancia utilizadas para seducir, para persuadir, para “hacer hacer”. Por ello, quiero subrayar que, más allá de las matizaciones que se han de hacer aquí, lo disciplinario siempre será pertinente en la medida en que el poder, el poder-hacer, implica una interiorización de la norma en un yo ficticio en cuyas propias voces resuenan voces “ajenas” . Sin embargo, en la práctica, y de manera paradójica, la minoría, la de los nuevos pobres o la subclase, es sujeta a estrechas regulaciones normativas, en las que las capacidades excluyentes del panoptismo de nuevo cuño rigen por sí mismas. La gubernamentalidad neoliberal se basa, en ese sentido, en los parámetros del “riesgo” fundadores de “los regímenes de seguridad que intentan transformar a cada uno de nosotros en un practicante de la prevención del crimen y, en algunos casos, de transformar nuestras casas e incluso nuestras comunidades en fortalezas de alta tecnología” (Voruz, 2011:93), lo cual es compatible con la forma de percibir la vida por parte de la mayoría como placer, y no —como la describen los teóricos del “panóptico social” — como una condena carcelaria (Lyon, 1995). En ese sentido, lo esencial es la totalización con la que se realiza lo que, yendo más lejos de la mera disciplina aplicada sobre los cuerpos, Armand Mattelart (en diálogo con Foucault) define como una “sociedad de seguridad”, la cual se vuelca hacia el conjunto de la sociedad, hacia la vida de los hombres (frente al poder sobre la muerte propio de las prerrogativas de los soberanos preliberales). Pero, en realidad, se trata de una articulación y complementariedad entre “seguridad” y “disciplina”: “cada una a su manera fomenta la producción de un nuevo conocimiento de los individuos como objetivos de una anatomía y una economía de las formas de poder” (Mattelart, 2009:20). La disciplina, centrípeta, genera “biotipos”, establece distinciones clasificatorias de la especie del criminal o el delincuente. La “sociedad de seguridad”, por otra parte, de manera centrífuga, abre el horizonte físico y mental en una comunicación fluida y transparente, la cual nos da conocimiento sobre la reorganización del cuerpo social. No es mi objetivo principal un análisis exhaustivo de la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación al desarrollo de las redes específicas de vigilancia. Quede claro que cuando aludo a la idea de vigilancia multipanóptica, me estoy refiriendo a un conjunto muy heterogéneo de valores morales, discursos, instituciones, decisiones administrativas, propuestas científicas, antropológicas, filosóficas, etcétera; y, del mismo modo, a técnicas concretas de visualización de una vida deseada en sus actos cotidianos. Para ello, las citadas obras de Whitaker, Lyon y Mattelart pueden constituir un buena fundamento comprensivo y descriptivo. Para terminar de introducir mi planteamiento de base, tan sólo quiero añadir una reflexión de base y, seguidamente, apuntar una breve serie histórica sobre la evolución del fenómeno panóptico. A mi parecer, la identificación de los ciudadanos con lo que presienten como legítimos gobernantes, la creencia firme en la capacidad real de los 191

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mismos como valedores de la voluntad general, las fascinaciones que provocan las puestas en escena de las encarnaciones espectaculares de ese poder invisible en la figura de los grandes líderes, cumple una función fundamental al ser reutilizada desde los nuevos parámetros del control social del multipanóptico universal: la descentralización multidireccional, a la vez que asimétrica, de los procesos de vigilancia entre la nueva pléyade de infinitos pequeños “big brothers” —unos más pequeños que otros, claros está—, partícipes imprescindibles de este dinamismo reticular. Así, “el espacio mediático es el gran escenario en que se sitúan todas las escenas de la vida colectiva; las compone y las refleja. Ha acabado resultando un lugar común el encontrar la razón de ello en el dominio que lo audiovisual ejerce sobre las sociedades de la modernidad conquistadora. El mundo ha devenido una suerte de panóptico, en que todo tiende a ser visto y todos a convertirnos en mirones” (Balandier, 1994:157). Primer jalón en la historia de la vigilancia disciplinaria, la modernidad se perfecciona a través del panóptico centralizado del “Gran Hermano”: el Ojo que todo lo ve sin ser visto, provocando el autocontrol del sujeto observado en la incertidumbre de cuándo es y cuándo no es vigilado. Segundo hito:, el posmoderno panoptismo multilateral electrónico: los miles y miles de ojos que ven sabiendo que pueden estar simultáneamente siendo vistos: disciplinas compartidas, descentralizadas, abiertas, reticulares, retroalimentadas, fortaleciéndose unas a otras, en la búsqueda de simuladas gratificaciones consensuadas a este lado del ficticio paraíso consumista. Pero podemos todavía anunciar un tercer paso, como consecuencia inmediata de lo anterior: el sinóptico: la alienante ilusión que las minorías más poderosas conceden en el “dejarse ver para seducir”, para absorber las últimas energías cognitivas en un mundo en el que los objetos hiperreales —aquellos que simulan ser lo que no son en la disolución de las fronteras entre lo verdadero y lo falso—, construidos vía medios, son los que de manera autónoma en verdad nos miran con vida propia, y no nosotros a ellos, plenamente desorientados en nuestro apático abotargamiento y empacho hiperperceptivo. El sinóptico corresponde al deseo, al placer inmediato del consumismo “disciplinante”. Los “ojos electrónicos” En lo que respecta a la dimensión específicamente tecnológica, quiero detenerme en ejemplos muy significativos de la implantación a escala planetaria de sistemas cada vez más sofisticados de control de las comunicaciones. Podríamos hablar del “paradigma de la seguridad tecnológica” (Mattelart, 2009). No se olvide, en tal caso, la rabiosa actualidad de procesos como el protagonizado por el consultor tecnológico Edward Snowden, denunciador del programa Prism, dirigido por la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (nsa, por sus siglas en inglés [National Security Agency]). 192

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Pero esto no es nuevo. Quizá sí para los “espectadores” no avisados, es decir, para el común de las masas subyugadas bajo el simulacro postsocial. Pero detrás de ello hay una larga historia que aquí no puedo desarrollar. No dejemos de un lado el llamado programa Echelon, cuya existencia ha sido confirmada incluso por una comisión del parlamento europeo.3 Esta red de espionaje electrónico internacional, construida con la colaboración anglosajona de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, y dirigida desde el gran centro de vigilancia mundial de la mencionada nsa, fue destapada por primera vez en 1988 por el periodista Duncan Campbell (2001), quien en sus informaciones aludió a un sofisticado sistema de interceptación de conversaciones telefónicas, faxes, correos electrónicos, señales de radio —incluyendo en estas últimas la onda corta y frecuencias de líneas aéreas y marítimas—, etcétera, que hoy día se muestra capaz de interferir más de dos millones de conversaciones por minuto.4 Por otra parte, Juan Ignacio García Mostazo ha emprendido una labor investigadora similar en su libro Libertad vigilada: el espionaje de las comunicaciones. A partir de un análisis histórico del desarrollo de los sistemas de vigilancia desarrollados a lo largo de la guerra fría, el autor también incide de forma especial en la importancia y consecuencias de la red Echelon. Asimismo, hace hincapié en un aspecto que me parece primordial: el papel que los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 siguen jugando en la justificación de la progresiva abolición de la privacidad que representan estos avances electrónicos (García Mostazo, 2002). Por último, para incidir más en el poder omnímodo no por todos conocido de la nsa, valga la información que al respecto aportan Salinger y Laurent (1991) en su estudio de los “extraños” movimientos diplomáticos entre Estados Unidos, Irak y otros países de la región que antecedieron, desde comienzos de 1990, a la invasión iraquí de Kuwait (2 de agosto de 1990), la cual justificó una intervención militar a inicios de 1991, liderada por Estados Unidos. Dicho sea de paso, estudios como éste revelan que fue algo absolutamente evitable, si no hubiese sido por los intereses que había en juego. Pero esto ya es otra historia. Sin apartarme del tema que me ocupa, tan sólo reseñar que la lectura de este trabajo de investigación periodística sugiere ciertos mecanismos de interacción diplomática Estados Unidos-Irak que indujeron, desde la “pasividad” interesada de los estadounidenses, la propia invasión iraquí de Kuwait.

3 La intervención dando cuenta de la existencia real de este programa por parte del socialista alemán Gerhard Schmid, está recogida en una noticia firmada por Juan Carlos González el jueves 8 de marzo de 2001en navegante.com, espacio informativo perteneciente a elmundo.es; disponible en la página web: www. el-mundo.es/navegante/2001/03/08/seguridad/984041457.html. 4 En el número 72 (octubre de 2001) de la edición española de Le Monde diplomatique, podrá encontrarse una reseña de dicha referencia bibliográfica.

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Pero volviendo al tema de este artículo, los autores nos describen un organismo con efectivos y presupuestos mucho más importantes que los de la cia. Al tener su sede en Fort Meade, cerca de Wáshington, la nsa es el centro informático más importante y eficaz del mundo con ordenadores —recuérdese que la referencia corresponde a 1991— capaces de procesar de 150 millones a 200 millones de palabras por segundo, lo equivalente a 2 500 libros de 300 páginas. Para hacernos una idea de la capacidad de esta “meca” de la vigilancia electrónica planetaria, permítaseme reproducir el siguiente texto: […] la nsa, gracias a sus centros de escucha diseminados en el mundo entero y a sus satélites espías, puede captar las conversaciones más secretas, distinguir el más mínimo desplazamiento de tropas en cualquier parte del planeta. La nsa, sus analistas, sus matemáticos y sus descodificadores, todos ellos salidos de las mejores universidades americanas, pueden incluso recoger los detalles de una conversación mantenida en una sala, midiendo electrónicamente las vibraciones de los cristales gracias a un rayo invisible. (Salinger y Laurent, 1991:81)

Suena a películas de James Bond, pero lo más inquietante, desde mi punto de vista, es que esta perfecta y grandiosa maquinaria de vigilancia electrónica mundial pareció estar de vacaciones el famoso 11 de septiembre de 2001. Lo peor es que nunca sabremos por qué.5 Pareciera que no cabe otra alternativa que ceder ante las nuevas industrias del comportamiento teledirigido. Simbólica y materialmente estamos convirtiendo el mundo en un circuito cerrado de televisión, como ya he dicho, desenvuelto entre un panóptico dispersado en todas las trayectorias posibles, y un sinóptico subyugador y engañoso. Comenzamos a acostumbrarnos impasiblemente a la ubicua presencia de las cámaras de vigilancia “multipanóptica” y “participatoria” donde todos ven y son vistos a la vez; todos sospechamos y somos sospechosos de algo. En España, la Ley Órgánica 15/1999 de Protección de Datos —protección de qué datos y por parte de quién— ha supuesto la generalización en todos los rincones de nuestra frágil vida cotidiana de sarcásticas cámaras vigilantes. En algún establecimiento hostelero, en realidad, un pequeño bar de estación Para un acercamiento al espionaje electrónico del mundo laboral, por ejemplo, puede consultarse un artículo de Vicente Verdú publicado en El País. El autor describe un sistema de vigilancia que puede interpretarse como una auténtica militarización del trabajo: “decenas de millones de trabajadores que usan ordenador son espiados actualmente por sus respectivas empresas. En Estados Unidos pasan de los 30 millones, y se calcula que la cifra es equivalente en el mundo occidental mejor controlado por las multinacionales. Cada trabajador debe saber que sus e-mails o sus chats serán siempre detectados y, al cabo, le acarrearán una sanción si tratan de cuestiones no laborables. Pero —continúa Verdú— también los sistemas más rudimentarios informan a los supervisores sobre el tiempo en que se está tecleando y el que se deja de teclear, el número de las llamadas telefónicas, su duración y su contenido, los momentos reglamentados que se destinan a descansar a los empleados en comer o ir al lavabo” (Verdú, 2002:11). 5

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de autobuses, llegué a encontrar uno de esos rótulos donde se anunciaba: “Sonríe. Te estamos vigilando”. Esta es la consigna: la vigilancia como diversión autocomplaciente, como encantamiento de serpientes. Según un informe gráfico recogido en el diario El País,6 existe un total de 4.2 millones de cámaras repartidas entre Londres y otras ciudades importantes del mundo. Sólo en Londres, en la red del metro hay 6 000 cámaras, 1 800 en las estaciones ferroviarias, y 5 200 en los autobuses. Estas cámaras, equipadas con sistemas asistidos por ordenador de visión nocturna, detectores de movimiento, escudos antibalas y grabación continua, captan la imagen de una persona ¡300 veces diariamente!, habiendo una cámara por cada 14 habitantes, cuyos rostros pueden ser identificados a 150 metros de distancia. Todas estas cámaras están interconectadas con 32 salas de control policial. El mito de la “seguridad pública” —en el mundo más inseguro quizá conocido en la historia occidental— explica y pretexta. Las cámaras ocultas “escondidas” en los bancos, centros de trabajo, escuelas, estadios, hipermercados, e incluso en los rincones más apartados de la privacidad doméstica, nos devuelven a esa interrogante que continuamente me hago: ¿Quiénes son los carceleros, y quiénes los cautivos? Bien se podría decir que, de alguna manera, estamos todos presos. Los que están en las cárceles y los que estamos afuera. ¿Están libres los presos de la necesidad, obligados a vivir para trabajar porque no pueden darse el lujo de trabajar para vivir? ¿Y los presos de la desesperación, que no tienen trabajo ni lo tendrán, condenados a vivir robando o milagreando? Y los presos del miedo, ¿estamos libres? ¿No estamos presos del miedo, los de arriba, los de abajo y los del medio ambiente social? En sociedades obligadas al sálvese quien pueda estamos presos de los vigilantes y los vigilados, los elegidos y los parias. (Galeano,2009:110)

En este circuito óptico-electrónico global, todos hemos quedados reducidos a una “dataimagen”, según la noción acuñada por Kenneth Laudon, para referirse a la naturaleza digital e informacional que adopta el individuo en el ámbito de este panóptico transterritorial.7 El control configurador sobre los sujetos se ejerce en la manera en que la categoría de relaciones en la que piensan es mediada por los datos recogidos y procesados. Las decisiones sobre los sujetos de datos remiten directamente a la información disponible sobre los mismos sujetos. En nuestra vida cotidiana nos hemos apropiado de todos los

Disponible en la página 8 de la sección Internacional del sábado 9 de julio de 2005. El control configurador sobre los sujetos se ejerce del siguiente modo: “la categoría de relaciones en la que piensan es mediada por los datos recopilados. Las decisiones sobre los sujetos de datos están estrechamente vinculadas a la información disponible sobre los sujetos” (Lyon, 1995:121). 6 7

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instrumentos técnicos disponibles de esa vigilancia multidireccional, participatoria y coimplicatoria, tales como las tarjetas del cajero automático, las de crédito y las inteligentes, el teléfono, la conexión online, la proliferación de las cámaras en los espacios públicos, etcétera. Todos estos mecanismos representan comodidad, seguridad y poder consumista para nuestra aterrada subjetividad. De esta forma, consumo superfluo y miedo son los dos complementos sinérgicos desde los que se activan las nuevas disciplinasen-red (Vidal, 2005). Adicionalmente, el desarrollo de los sistemas de control electrónico se concreta en la proliferación de las bases de datos privadas donde se produce una efectiva segmentación de gustos, estilos y preferencias individuales. Estas bases de datos sirven para dos objetivos generales: “la evaluación del riesgo (que pretende excluirse) y la identificación del cliente (que pretende incluirse). La exclusión es percibida por la mayoría como algo que ocurre a una minoría de gente marginada, mientras que los beneficios de la inclusión en la economía de consumo son ampliamente apreciados” (Whitaker, 1999:166). En este contexto, el panóptico consumista se basa en el miedo a la otredad como amenaza contraconsumista. La “dialéctica del control” Ante tales realidades, Lyon reacciona aconsejando la prudencia, esto es, denunciando lo que define como un fatalismo, como una auténtica “paranoia posmoderna”, lo cual le da pie para introducir algunos elementos de esperanza para el futuro.8 Sin desdeñar esa necesaria prudencia en pos de la salud psíquica, creo que uno de los poderes coactivos e intimidatorios más importantes que posee la nueva vigilancia electrónica —una vez que nos remite a su banalización y ficcionalización narrativa y cinematográfica— es la aprehensión “neurotizante” que nos produce la simple tentación de aceptar su propia realidad. Intentaré explicarlo: Estimo que, en este sentido, el desarrollo de lo “inimaginable” tiene el terreno perfectamente abonado, toda vez que también somos víctimas de esa autocoerción consistente en el temor a convertirnos, por supuestamente locas deducciones, en carne de psiquiátrico y objeto del rechazo social. 8 Apunta hacia un realismo sociológico consciente tanto de las limitaciones de dichos sistemas de vigilancia como en la responsabilidad que todos debemos ejercer a la hora de entender mejor los lenguajes electrónicos, así como la relación entre las cuestiones del consumo, el orden social y la propia vigilancia. Y concluye: “el análisis imaginativo, informado por una teoría constructivamente crítica basada en las nociones de participación, personalidad y fines no sólo contribuirá considerablemente a mitigar el pesimismo y la paranoia que nos han sido legados por los modelos dominantes, sino que también creará un espacio para alternativas genuinas. Puede que aún no las percibamos con claridad, pero no son una esperanza desmedida” Lyon, 1995:309).

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Y es que tenemos miedo social a aceptar lo más patente; nos cuesta creer en lo evidente; aterra nada más que pensarlo. El uso corriente de la inteligencia es una amenaza de rechazo y ostracismo social. En todo caso, la fortaleza y eficacia de este sistema de control disciplinario está, por consiguiente, en la omnisciencia real y “visible” de una vigilancia recíproca y multidireccional en la que el vigilado es a la vez vigilado en la vorágine infinita de los “pequeños hermanos”. Ya lo he dicho: de “el Gran Hermano te vigila” hemos pasado a “los pequeños hermanos nos vigilamos”, aunque unos más que otros, como es obvio,9 y donde éstos se sumergen activamente en el juego diverso y cambiante de las miradas y contramiradas que suman y restan efectos. Resulta interesante, en relación con ello, la alusión que Lyon hace al concepto de “dialéctica del control”, acuñado por Giddens, para referirse a esas estrategias de control que “ ‘desencadenan contraestrategias por parte de los subordinados’. Es un teorema sociológico sobre las formas en que ‘los menos poderosos gestionan los recursos de tal manera que ejerzan un control sobre los más poderosos en relaciones de poder establecidas’ ” (Lyon, 1995:113). En el fondo, ese juego, en el que operan modelos de interacción complementaria, representa la generalización de un modelo predominante de conducta que transita por toda la compleja red de relaciones sociales. En la práctica, el panóptico participatorio y multidireccional opera mediante un doble sistema de inclusión-exclusión social en virtud del poder de consumo del individuo. Al mismo tiempo que se trivializa cualquier discurso sobre la igualdad y el respeto al medio ambiente como simulacro de un orden político-moral —en realidad inexistente—, la individualización cultural del sujeto no es enfocada desde una verdadera liberación de las diferencias. Este panóptico descen9 Lyon, con el objeto de identificar el carácter multidireccional y participatorio de este nuevo panóptico consumista, previene, como ya he sugerido, acerca de las metáforas modernas que suelen ser utilizadas en los estudios “clásicos” sobre el tema (Lyon, 1995). No obstante, para estar en condiciones de fijar las diferencias y similitudes entre este panoptismo seductor y el panoptismo abiertamente coercitivo orwelliano, quizá convenga recrear algunas imágenes de este último: “a la espalda de Winston, la voz de la telepantalla seguía murmurando datos sobre el hierro y el cumplimiento del noveno Plan Trienal. La telepantalla recibía y transmitía simultáneamente. Cualquier sonido que hiciera Winston superior a un susurro, era captado por el aparato. Además, mientras permaneciera dentro del radio de visión de la placa de metal, podía ser visto a la vez que oído. Por supuesto, no había manera de saber si le contemplaba a uno en un momento dado. Lo único posible era figurarse la frecuencia y el plan que empleaba la Policía del Pensamiento para controlar un hilo privado. Incluso se concebía que los vigilaran a todos a la vez. Pero, desde luego, podían intervenir su línea de usted cada vez que se les antojara. Tenía usted que vivir —y en esto el hábito se convertía en un instinto— con la seguridad de que cualquier sonido emitido por usted sería registrado y escuchado por alguien y que, excepto en la oscuridad, todos sus movimientos serían observados” (Orwell, 2001:4-5). Con independencia de que aquí se nos describe una superestructura centralizada de vigilancia unidireccional y que nuestro panóptico revela una configuración descentralizada en conformidad con el paradigma de red, habrá que ejercer, a mi entender, una gran responsabilidad personal para evitar una existencia tan similar a la de nuestro Winston Smith.

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tralizado, fragmentado y unificado aísla y solidariza de manera vertical y horizontal, de forma respectiva. Es también multicultural en tanto rentabiliza económicamente la misma diversidad cultural —étnico-lingüística, religiosa, sexual, etcétera— que el mercado contribuye a organizar según sus propios criterios de consumo. El capitalismo selecciona y se hace cargo de aquellos movimientos sociales en tanto demandas consumistas absorbibles por el sistema, “legitimando” de ese modo sus diferencias (Whitaker, 1999). Desde distintos niveles de exclusión social, el ser negro, ser mujer, ser homosexual, etcétera, es todo un negocio. Por consiguiente, el triunfo de la vigilancia generalizada en la “era tecnotrónica” del gran descubridor del “tittytainment” educativo, Zbigniew Brzezinski (1973), significa, ante todo, el triunfo de la vigilancia ejercida por el mismo espectáculo mediáticamente construido. Asimismo, en una sociedad, que Román Gubern (2001) prefiere llamar “sociedad voyeur”,10 en la que todos miran a la vez que son mirados, en una sociedad en la que no es usted quien lee el periódico, quien escucha la radio, quien ve la televisión, quien navega por la red, sino que son el periódico, la radio, la televisión quienes leen, escuchan y ven a usted, del mismo modo que es la red quien navega a través de usted, todos somos “Truman”, todos padecemos un auténtico “síndrome de Truman”.11 Más allá de las beneficiosas advertencias de Lyon sobre la “paranoia posmoderna”, el problema, desde mi punto de vista, no reside tanto —aunque también— en el perfeccionamiento electrónico informacional de los nuevos sistemas de control tecnológico, basados en la exhaustiva recopilación de datos acerca de los movimientos de la ciudadanía en un sentido amplio.12 Lo que realmente me preocupa es el hecho generalizado de 10 En un debate con Arcadi Espada acerca del papel de los medios de comunicación en la fabricación social de la realidad, Román Gubern, aludiendo al reciente programa televisivo Gran Hermano —resulta sintómático, en mi opinión, que de la perversidad del título apenas se haya dado cuenta el gran público—, propone este concepto como más adecuado al debordiano de “sociedad del espectáculo”. Este debate, que fue publicado en el diario El País, puede encontrarse reproducido en línea en la edición electrónica del diario argentino La Voz del Interior (domingo, 21 de abril de 2002): www.lavoz.com.ar/2002/0421/suplementos/ cultura/nota92568_1.htm. 11 Evoco al personaje principal de la película estadounidense El show de Truman. Estrenada en 1998, fue protagonizada por Jim Carrey y dirigida por Peter Weir. Recuérdese que el argumento principal se centraba en la figura de Truman Burbank, protagonista de un exitoso programa de televisión desde el que se hace un seguimiento de su vida durante las 24 horas del día sin su conocimiento. La localidad en la que vive es un decorado, es decir, un simulacro de ciudad, y las personas con las que se relaciona son actores, es decir, un simulacro de personas que simulan establecer auténticas relaciones humanas. Producto de un gran visionario mediático, papel interpretado por el conocido actor Ed Harris, la Gran Simulación es un día descubierta por el triste protagonista que, desde ese momento, no se fija otro objetivo que escapar de ese “infierno” cálido, luminoso y feliz. Me pregunto si nosotros, los Truman reales, experimentaremos algún día semejante despertar. Por ahora, me temo que el “programa” de nuestras frágiles vidas tiene garantizada una cuota de pantalla retroactiva absoluta. 12 Aquí habría que explotar, en cualquier caso, las posibilidades de la “dialéctica del control” antes definida. Como señala Lyon de acuerdo con este planteamiento: “cabría esperar encontrar intentos de contrapesar

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la aplicación positiva de la vigilancia mediante los recursos de motivación y persuasión que se esconden tras la construcción de la “dataimagen”, de nuestro “consumista” carnet de una identidad matematizada en su continua elaboración retroactiva. El Poder hipnótico del consumismo iconocrático El Poder, esta vez con mayúscula, y que se refiere al conjunto sistémico-comunicacional constituido por el efecto final de todas las interacciones que lo forman, se halla en la capacidad hipnótica y cabalmente normalizadora de la “Gran Simulación”, de ese “Gran Espectáculo del Mundo” que nos brindan los medios en complicidad negociadora con nuestras pobres expectativas de experiencia vital. Ese efecto de las palabras por el simple hecho de ser pronunciadas y, sobre todo, esa fuerza cautivante de la imagen por su mera exhibición obnubiladora, obedecen a un esquema concreto de manipulación programada de nuestros deseos y temores más profundos, de activación de nuestras pulsiones básicas, de estimulación regresiva de los “arquetipos” desde el criterio de rentabilización mercantil de nuestra elemental dimensión mítico-mágico-ritual. Esta aplicación informacional de la “hipnopedia” y la “narcohipnosis” de Huxley remite, ciertamente, al gran poder de la imagen en su vinculación con el universo mítico que se encuentra en la base de nuestra identidad y la búsqueda del sentido. Como ha estudiado Adrián Huici, “a través de las imágenes, se puede actuar más fácil y directamente sobre los sentimientos y emociones que, como todos los publicistas saben y propagandistas reconocen, son mucho más que la razón, las causas de nuestras actitudes y conductas” (Huici, 1996:111-112). Desde un punto de vista transubjetivo, la proyección propagandística de las “falsas” promesas del consumismo —su falsedad estriba en que éste consiste en una elemental patología obsesivo-compulsiva que conduce al infinito círculo vicioso del deseo y la insatisfacción— a través del manejo de determinados mitos parece atender a lo que, tal y como lo recoge el propio Huici, Pratkanis y Aronson denominan “persuasión por la vía periférica”. Este concepto nos dibuja un tipo de interacción en la que el receptor apenas presta atención al propio proceso comunicativo: “en la vía periférica, la persuasión está determinada por claves sencillas, como el atractivo del comunicador, el que las personas de nuestro alrededor estén o no de acuerdo con la posición que se presenta o con el placer y el dolor asociados al hecho de estar de acuerdo con esa posición” (citado en Huici, 1996:114).

el poder en todas las situaciones en las que la vigilancia se experimenta de forma negativa como coacción. Aunque el estudio cuidadoso de la vigilancia puede obligarnos a explorar con mayor precisión cómo se produce, como una hipótesis-guía tiene mucho peso” (Lyon, 1995:113).

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La imagen, toda vez que suplanta el pensamiento como instrumento crítico-reflexivo, constituye, pues, el gran suplemento exterior que el individuo —de este modo unidimensionalizado— necesita para establecer sus relaciones consigo mismo, con los demás y con el mundo y su “verdad”. De ahí la vaciedad de un modo de existencia que a nadie contenta, pero por el que todos luchan. Quizá, porque […] las imágenes desprendidas de cada aspecto de la vida se fusionan en una corriente común en la cual resulta ya imposible restablecer la unidad de aquella vida. La realidad, considerada parcialmente, se despliega en su propia unidad general como un seudomundo aparte, objeto de la mera contemplación. La especialización de las imágenes del mundo puede reconocerse, realizada, en el mundo de la imagen autónoma, en donde el mentiroso se engaña a sí mismo. El espectáculo en general, como inversión concreta de la vida, es el movimiento autónomo de lo no vivo. (Debord, 2002:37-38)

Y, podemos añadir, del no-cambio social, a lo que considero un excelente complemento a las concepciones braudrillardianas de simulacro e hiperrealidad. Y es que el poder neguentrópico del espectáculo, su inscripción recursiva y holográfica en el sistema se debe, así, a que “entendido en su totalidad, es al mismo tiempo el resultado y el proyecto del modo de producción existente” (Debord, 2002:39), lo que le convierte no en un mero suplemento o sebreañadido al mundo real, sino la base del “irrealismo” de la sociedad real. Esa omnipresencia de la imagen abolidora de lo “real” —entiéndase, no de lo real metafísico, sino de lo real como experiencia apropiable simbólicamente— desemboca, pues, en […] la fractura que lo exterior ha operado en detrimento de lo interior, es decir, de aquello, tanto tiempo protegido, que se había constituido en el ámbito privado. La imagen, por efecto de los medios de masas y de las figuras de influencia que en ellos se exhiben, por la labor de las demostraciones publicitarias y la puesta en escena de objetos, orienta la disposición de los espacios de la intimidad y gobierna la presentación del uno mismo, un mostrase así cada vez más condicionado por lo externo. (Balandier, 1994:157)13

Esta derogación del pensamiento —como caldo de cultivo dialógico de la desviación contra la normalización— en favor de la excitación lúdica de las pasiones acarrea graves consecuencias, y nos sumerge en una peligrosa parálisis social marcada por el signo de una nueva socialización homogeneizadora sin aparente camino de retorno. 13 Esto tiene su correspondiente orwelliano en el siguiente texto: “al final, el Partido anunciaría que dos y dos son cinco y habría que creerlo. Era inevitable que llegara algún día al dos y dos son cinco. La lógica de su posición lo exigía. Su filosofía negaba no sólo la validez de la experiencia, sino que existiera la realidad externa. La mayor de las herejías era el sentido común” (Orwell, 2001:80).

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Emilio Lledó ha denunciado que, en el proceso actual de extensión de la cultura, los símbolos e imágenes transmitidas no constituyen un estímulo para la imaginación creadora, sino para su paralización. De esta manera, habla de una “pseudomediación” homogeneizadora que identifica de forma mecánica “las respuestas ante las presiones de unos medios de comunicación, cuyos estímulos pueden servir para impedir que, detrás de esa muralla simbólica, se vislumbre el camino de una sociedad más perfecta y de una ética más coherente” (Lledó, 1996:47). Al considerar, como es natural, esa proyección ético-política en un sentido hermenéutico constituyente, podríamos preguntarnos: ¿Hay realmente alguien detrás de ese muro simbólico de la fascinación iconocrática-consumista? Es necesario, por consiguiente, aclarar con precisión en qu������������������������������������������������������������ é����������������������������������������������������������� consiste el efecto homeostático de la compulsión consumista como criterio actual de identificación y clasificación individual y colectiva al interior de un sistema autoorganizado. Para ello, conviene tomar conciencia de qué es el consumismo como nueva forma histórica de “estar-en-el-mundo” que amenaza con neutralizar las posibilidades proyectivas del propio existenciario interpretativo-comprensivo del que ha emergido. Primero que nada, el consumismo no constituye una realidad natural del hombre, no se corresponde con los designios transcendentales de una historia universal aquí descartada, ni siquiera con tendencias antropológicas innatas o atávicas; tan sólo se trata de un proceso desencadenado (históricamente) en relación con cierto modo histórico de desarrollo del capitalismo, hoy global e informacional. El consumismo iconocrático, por su parte y por el mismo hecho de poseer una particular esencia compulsiva, estriba en una confusión fundamental entre las “necesidades primarias” y las “necesidades secundarias” del individuo (Cueto, 1985). Aquí quiero aclarar primero que, desde un punto de vista psicológico, la compulsión consiste en un acto repetitivo que, en sus efectos acumuladores de insatisfacción, conducen al individuo hacia un aplazamiento indefinido de la consecución de su objetivo, que no es otro que el cumplimiento de un deseo ligado a una necesidad. Así, si la necesidad puede considerarse como la sensación subjetiva de una carencia asociada al deseo de su superación, las necesidades primarias y secundarias atienden a una naturaleza muy distinta. Mientras las primeras, en cuanto vitales o biológicas, se corresponden con todo aquello que tiene que ver con la conservación material de la vida, es decir, con la supervivencia física del individuo —comer, vestirse, etc���������������������������������������������� étera����������������������������������������� —, las segundas, más propiamente psicológicas que orgánicas, afectan al orden del bienestar, el lujo y el estatus social. El gran giro que representa el consumismo como forma elemental de existencia es que, reubicándose el “umbral de supervivencia” en el terreno de lo superfluo, las necesidades secundarias —estimuladas desde su misma simulación informacional— comienzan a ser sentidas por el individuo como vitales, como si en ellas estuviera en juego no sólo la su201

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pervivencia física, sino también psíquica, lo cual determina la sujeción no tanto a la misma necesidad como a la reiteración constante del mismo acto placentero de la consunción. En ese sentido, Cueto habla de la imposición de un “mínimo vital antropológico” correlacionado con el afán por alcanzar lo que socialmente queda estipulado como “conjunto estándar”. El consumo vigilante se convierte, de esta guisa, en una coacción, en una auténtica obligación de consumir, de modo que la nutrición se torna gastronomía; la sexualidad, erotismo; la vivienda, “standing”; el descanso laboral, gastos de ocio; la compra, espectáculo; la familia, poderosa unidad derrochadora; la vida cotidiana, frenética carrera hacia el estatus social; y la libertad de trabajar, lo dicho, obligación —añadiré que condicionada de manera transubjetiva— de consumir (Cueto, 1985). Esta asociación de la libertad de consumir a la coacción orwelliana, mítico-iconográficamente inducida, del dos y dos son cinco, conforma, por el momento, la materia prima de la realización identitaria del sujeto informacional, a la vez que, por su misma esencia compulsiva, es decir, insistente, repetitiva, es la base de la estabilización normalizadora del sistema. En este sentido, el triunfo de la ética y filosofía del consumo representa, como en Un mundo feliz, el verdadero punto de partida y la garantía de la continuidad de la nueva era. Todo lo que no sea afirmar “vale más desechar que tener que remendar” o “¡cómo me gustan los trajes nuevos!”, representa “un verdadero crimen contra la sociedad” (Huxley, 1985:53). En este nuevo sistema social, cuyas pautas de funcionamiento están supeditadas a las exigencias del mercado, “éste, como un líquido, se cuela en todos los intersticios de la actividad social, y los convierte a su lógica. Incluso terrenos que han permanecido largo tiempo al margen del mercado (la cultura, el deporte, la muerte, el amor, etc.), están siendo totalmente ganados para sus leyes de la mercantilización general y de la oferta y la demanda” (Ramonet, 1997:63). Cuestionar el Poder Ante esta situación, el “ethos” y la “estética” consumistas son los que dan sentido, en última instancia, a cualquier acción selectiva, a cualquier decisión realizada en el marco de unos patrones de interacción comunicativa socialmente predeterminados. Ni la protesta social escapa, en mi opinión, a dicho fenómeno. Primero, debido a que, en las formas en que hoy se refleja en los medios, no comporta ningún cuestionamiento real del sistema. Segundo, porque lo que en verdad le inspira es la búsqueda de una mejor posición relativa dentro del mismo sistema. Existe, a mi entender, un auténtico “telos” consumista como contenido último de cualquier reivindicación, como referente básico 202

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de la existencia en la “sociedad de la seguridad”, marcando las fronteras entre el afuera de la marginalidad del ser asocial y el adentro de la pertenencia a un orden, del que la lógica isomórfica que rige todos los juegos que se dan en él no es objeto de discusión. En mi opinión, este es el verdadero trasfondo de la nueva “indignación” social. De esta forma, construimos el poder los mismos que lo cuestionamos porque, en realidad, no lo cuestionamos. Tan sólo mostramos el malestar que nos produce la situación relativa —es decir, en relación dinámica con otras— de desventaja en la que nos podemos encontrar eventualmente en el espacio de fases del sistema. Esa topología de la confrontación que la noción de emplazamiento expresa se resuelve, en este caso, en el fortalecimiento sistémico de un “atractor fijo” social que encuentra en el binomio comunicación-consumo su primer principio organizador. Así, en la medida en que este binomio pueda acoger, a mi entender, un tercer elemento configurador de la estructura básica de recursos motivacionales que regeneran homeostáticamente el sistema, creo que hemos de considerar dos efectos principales sobre los que pivota la “clausura operacional” del sistema informacional. Como señala Mattelart, y devolviéndonos, pienso, a los factores de limitación de la pragmática de la comunicación humana y a las técnicas de control de la contingencia del discurso, “comunicarse supone establecer una norma, suprimir el azar” (Mattelart, 1998:13). Un efecto fundamental del modo actual de funcionamiento de los medios de comunicación social es el “mimetismo” social que se conjuga en torno al poder de la representación icónica. Estimo que, en ese sentido, todos, las élites camaleónicas del infocapitalismo global, de un lado, y los movimientos de resistencia “antiglobalización neoliberal”, por otro, somos, de una u otra forma, objeto del mismo proceso, ficcionalizador y espectacularizador de la realidad. En este contexto, considero que ha llegado el momento de preguntarse por la viabilidad estratégica de ese gran movimiento que, realizado en el mismo paradigma de red en el que se desenvuelve el nuevo modo de desarrollo capitalista —ese no es el problema, tan sólo revela la naturaleza reticular de todos los procesos sociales—, deviene en la banalización estetizante de sus intenciones iniciales, unas intenciones con las que, por otra parte, me identifico como expresión de un No como horizonte de la posible formación de nuevos espacios de decisión al margen de los conductos oficiales del “mandato” comunicacional.14 14 Excede los objetivos de mi trabajo un análisis, por otra parte urgente, de los patrones conductuales, así como de su relación concordante/discordante con los mecanismos de autoconservación del sistema, de ese nuevo fenómeno de manifestación en red del descontento y la desviación social que representa el llamado movimiento “antiglobalización”. Teniendo su pistoletazo de partida con ocasión de las manifestaciones realizadas en Seattle en diciembre de 1999 contra la conferencia de la Organización Mundial del Comercio, este fenómeno no ha hecho más que crecer desde entonces, concretándose en la creación de un nuevo asociacionismo que goza de una gran capacidad de interconectividad. Confluyendo anualmente en el Foro Social

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Por su parte, Pepa Roma apunta hacia un movimiento que apuesta por esa “otra globalización” inspirada en […] un concepto de diversidad que no se apoya en el individualismo ni en la separación, sino en el amparo mutuo, a modo de familia planetaria que comparte y reparte. Donde el poder no se ejerce en vertical, sino en horizontal. Una forma de pensar en un mundohogar donde quepan todos, padre y madre, abuelo, hijo y nieto, sea rasta o nórdico, africano o americano, cristiano, budista o musulmán, elefante o mariposa, pez o pájaro, animal o vegetal. ¿Suena utópico? Por ahí anda alguien tratando de hacerlo realidad. (Roma, 2001:322)

Pero lo que me preocupa es cómo tan deseable iniciativa —coherente con mis postulados dialógico-dianoéticos de la comunicación intercultural como espacio de referencia de una nueva socialidad red— acaba siendo absorbida por el gran “agujero negro” del hiperrealismo mediático. Hay que preguntarse, pues, si ese “pasacalles reivindicativo”, si ese “Disney World contestatario” en el que acaba conviertiéndose dicho movimiento tras la aplicación de sus propias estrategias de autorrepresentación, no deviene en su autoneutralización al entrar en el mismo orden formal del discurso prevaleciente en los mass media. ¿No juegan, en la práctica, al mismo juego que denuncian cayendo en la trampa del virtuosismo ornamental? Es ahí por donde pienso que se habrían de sondear, en futuros trabajos de investigación, los efectos neguentrópicos de tan “espectaculares” manifestaciones de la discrepancia social. Dicho de otra forma, esta sería una oportunidad para tratar de determinar niveles concretos de reutilización sistémica del desorden como fuente de alimentación del orden social perpetuo. Mundial, celebrado en la ciudad brasileña de Porto Alegre —en coincidencia temporal con el Foro Económico Mundial de Davos, ese en el que se negocia cada año la agenda del capitalismo salvaje global, ese en el que, de acuerdo con las consignas del Fondo Monetario Internacional (fmi) y el Banco Mundial (bm), se opera un auténtica “hipóstasis” de la realidad en tanto suplantación de lo existente por unos esquemas económicos previamente concebidos—, hoy está constituido por un auténtico enjambre de organizaciones ciudadanas, sindicales, agrarias, pacifistas, ecologistas, solidarias, etcétera, que aboga por “otra globalización”. Estamos, pues, ante la esperanza de una recuperación de lo social y, quizá de la historia, en el sentido participativo, flexible y descentralizado de la construcción ciudadana de una nueva sociedad proyectada hacia la diversidad. En resumen, “la llamada antiglobalización no es más que un método de análisis que permite relacionar y buscar causas comunes en problemas aparentemente diferentes, sean las vacas locas, la inmigración, el empleo precario o los desastres ecológicos como el de Doñana. Y, sobre todo, relacionar los problemas locales con los globales” (Roma, 2001:13). Visto así, una auténtica lección de asimilación del paradigma hermenéutico de la complejidad. Para la consulta de un directorio muy completo de estas organizaciones, incluidas sus direcciones electrónicas y otros datos de interés, me remito al citado libro de Pepa Roma (2001). Hay que resaltar que Ignacio Ramonet está implicado directamente en el desarrollo de este movimiento. De la misma manera que promovió la fundación de asociaciones como attac (Asociación para la Tasación de las Transacciones Financieras y la Ayuda a los Ciudadanos) y Media Watch Global, el director de Le Mode diplomatique también está en el origen de la constitución del antes mencionado Foro Mundial Social. En cuanto a una crítica de las relaciones del fmi con el Poder y la Verdad, a las que antes he hecho alusión. Ver Dávalos, 2002.

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Una sociedad amnésica El segundo factor al que quería hacer alusión en relación con la fuerza normalizadora del binomio comunicación-consumo es el de los efectos “desmemorizadores” de los medios de comunicación social. Éstos, en su lógica actualizante de sustitución suplantadora y desecuencializadora de los acontecimientos construidos, terminan, así, por erigirse en los núcleos irradiadores de lo que yo llamaría una “amnesia-disciplina” generalizada. Bajo esta consideración, definiremos, pues, los medios de comunicación como “máquinas de producir presente” (Martín-Barbero, 2003). Los medios, en su estructura actual, son antimediadores porque son, esencialmente, destructores del sentido del tiempo como fundamento simbólico de la apropiación del sí mismo. Por eso, desde ese instrumentalismo abstracto, son Poder absoluto, más allá de los sujetos individuales implicados en las interacciones que regulan afásicamente, es decir, sin palabras reflexivas. Las imágenes que los medios ponen en movimiento “imponen una nueva forma de inteligibilidad, otro tipo de relación con el mundo y con el acontecimiento en que lo efímero y el olvido se imponen sobre la duración y la memoria, en que el afecto puede tener valor de juicio, de evaluación. Su autoridad es inmediata, asocian la atribución de sentido a un instante mediático” (Balandier, 1994:159). Un instante mediático en el que el acontecimiento se esfuma en su mera representación fantasmagórica, quedando arrancado de su posible integración narrativa en una historia que nos diga algo acerca de algo. Basta con pensar el modo en que hechos que produjeron una enorme conmoción en la opinión pública en un momento determinado apenas sobreviven al recuerdo en el instante en que la agenda mediática prescribe su caducidad. Pero, además, se trata de la consecuencia del mismo espejismo informativo. Virilio lo enfoca desde […] la apátheia, esa impasibilidad científica que hace que cuanto más informado está el hombre, tanto más se extiende a su alrededor el desierto del mundo. La repetición de la información (ya conocida) perturbará cada vez más los estímulos de la observación extrayéndolos automáticamente y rápidamente no sólo de la memoria (luz interior) sino, ante todo, de la mirada, hasta el punto de que, a partir de entonces, la velocidad de la luz limitará la lectura de la información y lo más importante en la electrónica informática será lo que se presenta en la pantalla y no lo que se guarda en la memoria. (Virilio, 1998:51)

Orwell y Huxley también nos aportaron el modelo de este asesinato diario de la multiplicidad de las historias potenciales como posible soporte simbólico de una ipseidad libre y plural. En 1984, el poder del Partido se basaba, primordialmente, en su soberanía sobre el tiempo, y, por consiguiente, sobre la memoria colectiva. Esa detención de la 205

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historia mediante la manipulación tecnocrática de los testimonios del pasado, esa instalación en un presente sin fin a través de esa doble anulación y reinvención interesada de la misma historia, se elaboraba en el “Ministerio de la Verdad” según un procedimiento elemental: se tacha el pasado, se borra la tachadura, la mentira se convierte así en verdad, y luego de nuevo en mentira (Orwell, 2001). ¿No es esto lo que hacen nuestros medios cuando se hacen responsables de la ocultación de las claves históricas necesarias para la comprensión de uno u otro acontecimiento, sobre todo, cuando se trata de alguna nueva aventura militar protagonizada por el “adalid” de las libertades universales estadounidense, o una nueva incursión israelí en los territorios palestinos ocupados? ¿No es eso a lo que incitan cuando, tras una campaña de intensificación casi abrumadora del tratamiento informativo de algún tema concreto, de repente, prácticamente de la noche a la mañana, dicho tema o conjunto de acontecimientos desparecen como si no hubieran llegado a ocurrir? Incluso, ¿no es esta la misma actitud que poco a poco van adoptando los planificadores de la enseñanza en sus niveles elementales ante la casi exclusiva atención que prestan a la historia contemporánea más reciente en detrimento del resto de la historia universal?15 En el estudio crítico de este presentismo sociologista-periodístico, quizá conviniese valorar las posibilidades de aplicación de la hipótesis de la “agenda-setting” como modelo de investigación de los efectos a largo plazo de los medios de comunicación social. Esta teoría defiende la idea de que el receptor tiende a incluir o excluir de su atención y conocimiento todo lo que los mass media incluyen o excluyen de su contenido. Al incidir en la creciente “dependencia cognoscitiva” de los medios, “la hipótesis de la agenda-setting postula un impacto directo —aunque no inmediato— sobre los destinatarios, que se configura a partir de dos niveles: a) el ‘orden del día’ de los temas, argumentos, problemas, presentes en la agenda de los media; b) la jerarquía de importancia y de prioridad con la que dichos elementos son dispuestos en el ‘orden del día’ ” (Wolf, 1991:165-166). Al constituir, en principio, un conjunto bien integrado de consideraciones teóricometodológicas, como ha estudiado Mauro Wolf, esta hipótesis se encuentra todavía en un estado de realización de observaciones y conclusiones parciales proclives a confor15 También en Un mundo feliz se procede a esa derogación disciplinaria de la historia: “se emprendió al propio tiempo una campaña contra el Pasado: cierre de museos, destrucción de monumentos históricos (afortunadamente la mayoría de ellos habían sido destruidos durante la guerra de los Nueve Años); la supresión de todos los libros publicados antes del año 150 de la era fordiana” (Huxley, 1985:52). Hoy también, pero desgraciadamente, se procede a la destrucción sistemática de los monumentos del pasado humano. El expolio y aniquilación de la riqueza arqueológica iraquí por parte de los “libertadores” estadounidenses constituyen un sangrante ejemplo, toda vez que junto a los restos de ese holocausto arqueológico se posan los restos de otro holocausto peor: el de las víctimas humanas inocentes de la “sinrazón” occidental.

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mar en el futuro una auténtica teoría general de la mediación simbólica y los efectos de realidad operados por los medios. Tres cuestiones que, en ese sentido, suscitan interés son, por un lado, la diferente capacidad condicionante de la agenda de los distintos medios. De hecho, me vengo ocupando del poder subyugador de la imagen frente al de la palabra. Por otra, la relativa al tipo de nociones e informaciones que son objeto de una más o menos eficaz asimilación por parte de la audiencia. Y, finalmente, desde el ángulo interpretativo-comprensivo, lo relativo a los problemas derivados de la codificación negociada, es decir, a la manera diferente en que esa agenda actúa en función del contexto de recepción y de los condicionamientos sociocognitivos de los propios receptores: “se delinea así una tendencia a la persuasión templada por la persistencia: las actitudes personales de los destinatarios parecen actuar en el sentido de integrar la agenda subjetiva con la propuesta por los media” (Wolf, 1991:174).16 En resumen, esta teoría, al plantear la cuestión fundamental de la continuidad cognoscitiva entre las intenciones de los medios de comunicación social y los criterios de importancia y de estructuración de los conocimientos que realizan los receptores en su apropiación de la referida información, remite a la lógica y función actual de los medios de comunicación, a saber: la creación de efectos de verosimilitud ligada a la producción destemporalizada de una ilusión. Al tratar de enlazar con los anhelos, miedos y expectativas de los destinatarios, los medios —conscientes de que el campo racional del conocimiento humano pivota indefectiblemente sobre el sustrato más profundo de lo afectivo y lo mítico— son los auténticos responsables de la despersonalización ahistórica que caracterizan las débiles construcciones identitarias de la actual “sociedad de la seguridad”. Asimismo, al obstaculizar los posibles enlaces significativos con el pasado, los medios son poderosos instrumentos de invalidación de cualquier referencia de futuro. Y al fabricando la ilusión del movimiento, los medios constituyen una formidable “pantalla” de contención del cambio social en tanto éste queda ausente de la conciencia individual y colectiva. En este sentido, si “el espectáculo no es un conjunto de imágenes sino una relación social entre personas mediatizada por la imagen” (Debord, 2002:38), lo que está en juego es la conversión del “ser-en-el-mundo” —con todas las posibilidades hermenéuticas que ello implica— en un pobre “ser-en-el-espectáculo” en el que la dialogía autorreflexiva cede paso al impacto de la imagen sobre una voluntad finalmente domeñada al 16 Wolf recoge la siguiente referencia a la obra de E. Shaw: Éste “afirma no sólo que ‘los trabajos sobre la agenda-setting reconocen que los atributos psicológicos y sociales de los electores determinan el uso político de los media’, sino también que ‘la agenda-setting reconoce la importancia de los contratos interpersonales para determinar el impacto definitivo del contenido de los media sobre el público. La agenda-setting utiliza los factores interpersonales para ayudar a explicar las condiciones en las que los efectos de agenda-setting son más pronunciados’ ” (Wolf, 1991:172).

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antojo de la “internacional” consumista. Hay que tener en cuenta, incluso, que la lógica interna del control y del comportamiento del mercado de los medios actúa en el sentido contrario de la estimulación y reforzamiento de un auténtico espacio público: “los medios controlados por el mercado no solamente buscan aumentar su público a través del entretenimiento, a expensas del espacio público sino que tienden a diluir el entretenimiento para evitar una profundidad y una seriedad que pudiese interferir con el mensaje comercial” (Herman y McChesney, 1999:21). A modo de conclusión: la esquizofrenia informacional En conclusión, ese “ser-en-el-espectáculo”, ese “ser-en-el-simulacro”, sólo responde a la excitación acondicionadora de las sensaciones correlativa a la pérdida paulatina del contacto con la realidad, en favor de un “distanciamiento” que pretende hacer soportable lo insoportable. Esto es consecuente con la función especialmente consoladora de la cultura como orientador vital; pero, llevado a tal extremo desestructurador del necesario equilibrio racional-afectivo, conduce a una instrumentalización sojuzgadora reveladora de una patología social esquizoide. Este “ser-en-el-espectáculo”, entregado a los placeres del “voyeurismo” comunicacional, presenta, desde mi punto de vista, unos perfiles psicológicos muy ajustados a los criterios breulerianos de la esquizofrenia. Este “seren-el-simulacro” es un rotundo esquizofrénico funcional: ello, porque tal y como lo recoge von Foerster (1996) añadiendo a los tres criterios de E. Breuler un cuarto debido a Meduna y McCulloch, adolece, primero, de una “ruptura de la integración cognitiva”; segundo, de una “pérdida de afectividad”; tercero, de un “sensorio lúcido”, y cuarto, de una “confusión del símbolo con el objeto”. En cuanto a lo primero, el sujeto informacional tan sólo se muestra capaz de desarrollar cadenas de pensamiento monotemático en el marco de una absoluta compartimentación de los temas tratados, que impide cualquier conexión de dichos temas a través de enlaces contextuales. Para von Foerster, un ejemplo de ello es la creciente especialización simplificadora a la que tiende el mundo científico y académico.17 Pero, al hilo de mis argumentaciones precedentes, concluye: “la estructura electiva respecto de temas de percepción pública está sufriendo en el presente una dramática contracción, tan completa que polariza alternativas que no son mutuamente excluyentes pero que son, sin embargo, vistas como si fueran casos excluyentes de o esto o aquello: ‘crecimiento económico o estancamiento cultural’; ‘polución o desempleo’; etcétera. No se toma con17 “Juntamente con el rechazo o la incapacidad para establecer conexiones contextuales entre percepciones a través de diferentes modalidades sensoriales sociales o ‘canales de información’, el patrón lingüístico de los voceros oficiales se vuelve progresivamente más esquizofrénico” (von Foerster, 1996:206).

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ciencia de que podemos tener, en estos pares de alternativas, ambas, ninguna o —más allá de ellas— una multitud de alternativas” (von Foerster, 1996:206).18 En lo relativo al segundo aspecto, se trata de la disolución antidialógica y antiintercultural de la identidad “Yo-Tú”. Pongámoslo, por tanto, en relación con el desarrollo informacional de la identidades reactivas propias de la experiencia temporal premoderna. En este caso, von Foerster también alude a las disfunciones científico-tecnológicas singularizadas en la actitud de los científicos, consistente en la creencia de que “ellos pueden hablar competentemente sólo en los términos de la especialidad en la cual se sabe que ellos son competentes, pero no acerca de lo que ellos están haciendo, o acerca de qué se trata todo eso. Si, por el contrario, un científico habla en verdad acerca de cómo se supone que su actividad encaja en un contexto cultural, social, humano más general, se vuelve inmediatamente sospechoso de estar trasgrediendo su competencia” (von Foerster, 1996:208). El gran signo de la pérdida informacional de la afectividad es el despliegue mediático de esa “paranoia del hombre blanco”. Los medios de comunicación son hoy, más que nunca, estimuladores de la interpretación de nuestras relaciones con los otros en términos de hostilidad y competencia, y no en el marco de una deseable complementariedad transubjetiva. La teoría prevaleciente del “choque de civilizaciones” (Huntington, 1997) es una constatación de ello. Quizá, entre otras razones muy importantes, porque la representación del conflicto y sus secuelas de violencia venden más. Esto tiene, a su vez, relación —al menos así lo veo yo— con el modo en que los medios elaboran la lucha contra la muerte propia a través de la representación de la muerte del otro. Y, así, con la estetización mediática de la violencia, que encauza al individuo hacia una total insensibilización con respecto al sufrimiento de los demás. Como esgrime Manuel Garrido, “la violencia humana representada en los medios convoca con fuerza la mirada (la pupilometría lo confirma), estimula el organismo, incrementa la circulación sanguínea y la actividad cerebral. Son manifestaciones fisiológicas de los efectos mentales de la violencia televisada: a corto plazo, temor; a medio plazo, aprendizaje de procedimientos eficaces para la resolución de conflictos; y, a largo plazo, insensibilidad ante la imagen violenta” (Garrido, 2002:131). 18 Situados en el nivel nuclear del análisis del discurso —y, dentro de éste, en la “verosimilitud lógica” como estrategia de persuasión mediante el encadenamiento de significados ocultando el encadenamiento y, por tanto, haciendo uso del razonamiento y la argumentación en la esfera ideológica del discurso—, esto enlaza con la forma en que los medios coartan la facultad de razonar de los sujetos, ciñéndolos a la propia lógica del discurso propuesta. En este sentido, María Isabel Jociles destaca un conjunto de estrategias de confrontación entre enunciados destinadas a mostrarlos como idénticos o como incompatibles. Quizá fuera conveniente explorar las posibilidades de aplicación metodológica al estudio de este fenómeno de la ruptura de la integración cognitiva (Jociles, 2000).

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De ese tema de la “fascinación por la violencia televisada” de la que da cuenta el citado autor, toda vez que ésta va emparejada con una creciente dificultad para determinar los límites entre la ficción cinematográfica y la realidad informativa de la sangre y la muerte, también se ha encargado Román Gubern, haciendo alusión a la existencia a lo largo de la historia de la humanidad de una “productiva cultura del terror”. Así pues, confirma que “una de las teorías más comunes acerca de por qué le gusta a la gente el espectáculo de la violencia postula que permite descargar de modo imaginario las pulsiones agresivas del individuo, provocando liberadoras descargas de adrenalina sin consecuencias dañinas para el entorno” (Gubern, 2001:22). Por tanto, en la misma medida que nos muestra la gran capacidad de convocatoria espectacular de la muerte, el análisis de Gubern me trae a la cabeza la función disciplinante de los “Dos Minutos de Odio” del 1984 orwelliano, y pasajes de esa obra como el correspondiente a la iniciativa por parte de Winston Smith de escribir un diario que inicia así: 4 de abril de 1984. Anoche estuve en los flicks. Todas las películas eran de guerra. Había una muy buena de un barco lleno de refugiados que lo bombardeaban en no sé dónde del Mediterráneo. Al público le divirtieron mucho los planos de un hombre muy grande y muy gordo que intentaba escaparse nadando de un helicóptero que lo perseguía, primero se le veía en el agua chapoteando como una tortuga, luego lo veías por los visores de las ametralladoras del helicóptero, luego se veía cómo lo iban agujereando a tiros y el agua a su alrededor que se ponía toda roja y el gordo se hundía como si el agua le entrase por los agujeros que le habían hecho las balas. La gente se moría de risa cuando el gordo se iba hundiendo en el agua, y también una lancha salvavidas llena de niños con un helicóptero que venga a darle vueltas y más vueltas. (Orwell, 2001:9-10)

Ciertamente, el espectáculo es un gran neutralizador de la dimensión afectiva en favor de una alienante agitación sensorial. Piénsese, por ejemplo, en la llamada “operación libertad iraquí” (2003) con la que —orwellianamente, por supuesto— fue bautizada la impune e ilegítima agresión militar cuyas consecuencias siguen dibujando un paisaje desolador en ese país tan maltratado por los intereses occidentales. Al hilo de ello, en su columna dominical de contraportada de El País, Manuel Vicent proponía, de forma pintoresca, que entre el “Hombre de Cromagnon” —Homo sapiens sapiens, al fin y al cabo— esgrimiendo una garrota de encina y George Bush enseñoreando su misil Tomahawk, la diferencia no está en el desarrollo del cerebro humano, sino en la cabeza del misil que ha evolucionado a un ritmo mucho más rápido, no exclusivamente en inteligencia, sino, sobre todo, en diseño. Al resaltar el carácter de “guerra cósmica” entre el Bien y el Mal, entre dos dioses monoteístas enfrentados en el cielo del paraíso terrenal, que imprimen los medios a 210

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estos conflictos y, anticipándose con enorme sagacidad al destino que tienen este tipo de grandes eventos televisivos, esto es, el olvido, Vicent incluía la siguiente reflexión: […] llevamos ya tres días de espectáculo. Este es un aviso para los que aún conservan la fascinación por los tebeos de Hazañas Bélicas. Uno de los daños colaterales irreversibles de la guerra moderna consiste en que el espectador de televisión quede subyugado por la belleza de las armas. Ninguna escultura de la última vanguardia puede equiparase con el bombardero B-2 Spirit, un triángulo de acero casi metafísico. Parece que las armas estén hechas para ser admiradas antes que temidas. Si te asombra su precisión y limpieza para alcanzar el objetivo y te dejas poseer por una estética que incluye un poder mortífero, serás tú la primera víctima. (Vicent, 2003:56)19

Lamentablemente es así, lo que enlaza con el tercer criterio del “sensorio lúcido”. En el paciente esquizofrénico no hay ausencia de claridad perceptiva, ni pérdida del sentido de la orientación, ni déficit de la agudeza de discriminación visual o auditiva. Pero esta no perturbación del aparato sensorial en interacción con las dos alteraciones antes apuntadas, es decir, la desintegración cognitiva y el desinterés por los valores humanos, permite hacer observaciones del siguiente tipo: “si usted quiere deducciones infalibles, déle el problema a un esquizofrénico, pero revise sus premisas” (von Foerster, 1996:204-205).20 De eso se trata precisamente, de las premisas, de lo que se deja a un lado ante la entusiástica contemplación nítida e hiperreal del espectáculo; del abandono de la responsabilidad personal y colectiva que comporta la desposesión inconsciente de uno mismo, que es como yo definiría la alienación. De ahí que Debord afirme que “la alienación en el espectáculo a favor del objeto contemplado (que es el resultado de su propia actividad inconsciente) se expresa de este modo: cuanto más contempla, menos vive; cuanto más acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la sociedad, menos comprende su propia existencia y su propio deseo. La exterioridad del espectáculo en relación con el hombre activo se hace manifiesta en el hecho de que sus propios gestos dejan de ser suyos, para convertirse en los gestos de otro que los representa para él. La razón de que el espectador no se encuentre en casa en ninguna parte es que el espectáculo está en todas partes” (Debord, 2002:49). 19 En lo que atañe al tema de la “amnesia disciplinada” que estoy tratando, y, por tanto, a la capacidad de los medios para hacer olvidar no sólo en tanto anulación de lo que interesa ser borrado de la memoria colectiva, sino como actitud esencial del “ser-en-el-espectáculo”, sirva la conclusión final de este artículo: “si alguno que hoy está contra la guerra aplaudiera a los vencedores deberá contabilizarse entre las bajas. Cuando el olvido se imponga sobre los muertos será el momento de llorar por ti mismo si has cedido a la belleza diabólica de las armas” (Vicent, 2003:56). 20 En realidad, se trata de una recreación de una observación realizada por Warren McCulloch, de la que von Foerster no aporta más indicaciones.

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Para terminar, alcanzamos así el último criterio de determinación de la esquizofrenia funcional que afecta al sujeto informacional, al nuevo “homo spectans” del siglo xxi. Para von Foerster nos encontramos con nuestra tecnología en un estado de esquizofrenia también porque el individuo actual experimenta la identificación entre el símbolo de un objeto y el objeto mismo a modo de “paradigma lógico consistente”. “Hay símbolo —diría Le Guern— cuando el significado normal de la palabra empleada funciona como significante de un segundo significado que será el objeto simbolizado” (Le Guern, 1990:45). Esto presupone la toma de conciencia de los puentes semánticos a partir de los cuales se establece la correspondencia analógica que está en la base de la constitución del propio símbolo. Pero el enfermo esquizoide ignora esto.21 Entonces, ¿en qué consiste la noción baudrillardiana de simulacro, sino en la estricta remisión del signo al mismo signo? (Baudrillard, 1984). En el sujeto informacional, esta confusión del símbolo con el objeto adopta una dimensión especial en la misma confusión tecnológico-consumista de medios con fines, o cuando el símbolo, por ejemplo, de un estatus social, sustituye a la función de un objeto determinado. Ese es el gran reto al que nos enfrentamos ante el poder panóptico del esquizofrénico consumismo iconocrático, a saber: la recuperación de un sí mismo a la deriva de su propia imposibilidad de llegar a ser en un futuro por ahora cancelado. Referencias Balandier, Georges (1994), El poder en escenas. De la representación del poder al poder de la representación, Barcelona, Paidós. Bauman, Zygmunt (2006), La globalización: consecuencias humanas, México, Fondo de Cultura Económica. Brzezinski, Zbigniew (1973), La Era Tecnotrónica, Buenos Aires, Paidós. Campbell, Duncan (2001), Vigilancia electrónica planetaria, París, Allia. Cueto, Juan (1985), La sociedad de consumo de masas, Barcelona, Salvat Editores. Dávalos, Pablo (2002), “fmi: Poder y verdad en la economía mundial”, Rebelión. Sección Economía [en línea] (consultado el 29 de mayo de 2003), url: www.rebelion. org/economia/davalos040102.htm. Debord, Guy (2002), La sociedad del espectáculo, Valencia, Pre-Textos. Foessel, Michaël (2011), Estado de vigilancia. Crítica de la razón securitaria, Madrid, Ediciones Lengua de Trapo sl. 21 Para ilustrar esta idea, aporta el siguiente ejemplo: “un paciente de diez años, a quien se le preguntó por el producto de 5 x 5, respondió: ‘Tiene una cocina, un salón, dos dormitorios, y está pintado de blanco’. La lógica resulta clara si se sabe que él vive en el número 25 de Main Street” (von Foerster, 1996:205).

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Fecha de recepción: 16 de junio de 2013 Fecha de aceptación: 19 de setiembre de 2013

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Actores y medios de comunicación en la toma del Club Campestre por estudiantes de la uabc, 1971 David Piñera Ramírez y Hugo Méndez Fierros Universidad Autónoma de Baja California Resumen. Se analiza la toma del Club Campestre de Tijuana en 1971, por estudiantes que demandaron se le asignara a la uabc, toda vez que ésta carecía de instalaciones. El análisis incluye la percepción del movimiento por los propios actores, tanto cuando lo realizaban, como cuatro décadas después, con los consiguientes cambios en el discurso, que de ser originalmente contestatario, se integraría después al discurso institucional, que hace énfasis en la función del movimiento como factor fundamental para la obtención de los terrenos que ocupa actualmente la uabc en la Mesa de Otay. La agenda pública del suceso que ocupa este artículo estuvo compuesta, en cierta medida, por las representaciones mediáticas generadas de manera sistemática, entre febrero y abril de 1971, por algunos medios impresos regionales. Para explicar ese vínculo entre lo producido simbólicamente en lo público y en lo mediático, que devino en la inclusión del tema en la agenda política para encontrar una solución institucional, se efectúa el análisis de contenido de numerosos relatos periodísticos producidos a partir del movimiento. Se utilizan también entrevistas de historia oral que se realizaron a los dirigentes estudiantiles, y reportes de la Dirección Federal de Seguridad, cuya consulta por largos años no estuvo permitida. Palabras clave: movimiento estudiantil, Universidad Autónoma de Baja California, discurso, construcción de agenda, medios de comunicación. Abstract. This paper presents an analysis of the occupation of the Campestre Country Club of Tijuana in 1971, by students who demanded that the grounds of the Country Club be awarded to the uabc, since the University did not own its own spaces. This analysis includes the perception of the people involved, at the time that this was taking place, as well as four decades later, with the subsequent discourse changes. Originally, this discourse was that of protest, but it would later be incorporated to the institutional discourse, that emphasizes the movement as a fundamental factor toward the acquisition of the land where the uabc stands today at Mesa de Otay. The public agenda mentioned in this article was composed, to some extent, by the systematic media coverage of regional press produced from February to April 1971. In order to explain the connection between the public and media production that brought about finding an institutional solution, numerous journalistic reports from the movement were analyzed. Oral history interviews made to student leaders at the time, as well as statements from the Federal Security Agency which had not been available for a long period of time, were also used. Key words: student movement, Universidad Autónoma de Baja California, discourse, construction of the agenda, mass media.

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David Piñera Ramírez (davidpinera@uabc.edu.mx) Mexicano. Doctor en historia por la unam. Adscrito al Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Su área de investigación es la historia social, con interés en la historia de la educación superior y procesos regionales. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran: “Trayectorias demográficas de Baja California y California, 1900-2000”, en coautoría, Estudios Fronterizos, julio-diciembre de 2012; La revolución mexicana y las universidades estatales pioneras, coordinador, uabc, 2011; Baja California a cien años de la revolución mexicana, coordinador, uabc/El Colef, 2011; y Baja California. Historia breve, en coautoría, Colmex/fce, 2010. Hugo Méndez Fierros (hugomendez@uabc.edu.mx) Mexicano. Es doctor en estudios del desarrollo global y maestro en comunicación. Es Profesor-investigador titular en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de Baja California. Además, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Sus líneas de investigación se inscriben en los estudios socioculturales y la comunicación mediática, con énfasis en el análisis del discurso, el poder y las representaciones. Sus publicaciones más recientes son: Comunicación mediática y redes de política globales en la construcción simbólica del problema público del agua, Jorale Editores, 2012, y Cómo hacer una rica sopa con la metodología. Caminos y veredas de la investigación en comunicación, en coautoría, uabc, 2010.

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Introducción La toma del Club Campestre hay que considerarla como una de las múltiples repercusiones que tuvo el movimiento estudiantil de 1968 en las universidades de los estados de la república1 a lo largo de la convulsiva década de los setenta (De la Garza, León y Macías, 1986:80). Dentro de ese ambiente, en Baja California se presentó un problema que fue factor fundamental para que se generara el conflicto de la toma del Club Campestre por los estudiantes de la Universidad Autónoma de Baja California (uabc). El problema consistió en la notoria falta de instalaciones propias, por lo que los estudiantes universitarios tenían que recibir las clases en edificios que prestaban planteles de enseñanza primaria. A ello hay que agregar la coyuntura que representaba el hecho de que Inmuebles Californianos S.A. (icsa), integrada por influyentes personajes de la ciudad de México, se ostentaba como propietaria de la superficie en que se encuentra asentada la ciudad de Tijuana, y dentro del litigio correspondiente, como estrategia, concentró sus acciones en los terrenos del Club Social Campestre, por su valiosa ubicación, y por ser el espacio de convivencia de un sector con considerables recursos económicos. Otro aspecto importante consistió en que el Gobierno del Estado, al tratar de contrarrestar las acciones de icsa, promulgó un decreto expropiatorio del terreno e instalaciones del Club Campestre, por causa de utilidad pública (Rivera, 2008). Dentro de ese escenario participaban en la controversia icsa, los socios del Club Campestre y el Comité Pro Defensa del Patrimonio de Tijuana, que al efecto se formó. La situación se tornó álgida cuando el juez de Distrito de Tijuana, licenciado Xavier Ríos Vergara, el 3 de febrero de 1971, dio la posesión a icsa de las instalaciones del Club Campestre, con lo que se inconformaron los socios de éste e invadieron dichas instalaciones. En esas circunstancias entraron en escena los estudiantes de la uabc, que tomaron los terrenos del Club Campestre el 5 de febrero, y demandaron que se otorgaran a la Universidad. El movimiento lo encabezaron, en buena medida, alumnos de la Escuela de Economía, miembros de la Juventud Comunista, así como estudiantes de las escuelas de Contabilidad y Administración, y de Turismo, así como de preparatoria, que eran las únicas existentes en ese entonces. Participaron, además, alumnos de escuelas secundarias, integrantes del Bloque Estudiantil Democrático. Y para tener Con una diferencia obvia de escala, el movimiento del Club Campestre presentó rasgos inspirados por el movimiento de 1968 en la ciudad de México; entre ellos se pueden mencionar: el propósito de sumar a su causa el apoyo de diversos sectores sociales; la formación de un Consejo Estudiantil, a semejanza del Consejo Nacional de Huelga y el sistema de rotación del vocero ante los medios de comunicación, para evitar los peligros de cooptación. 1

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mayor representatividad, convocaron también a jóvenes del Partido Revolucionario Institucional (pri) y del Partido Acción Nacional (pan). De esta forma, un numeroso contingente estudiantil se apoderó del Club Campestre, instalándose en tiendas de campaña que no faltó quien se las proporcionara (Piñera, 1997:102). Cabe señalar que no obstante las distintas posiciones políticas de los dirigentes del movimiento, dieron prioridad al logro del objetivo de éste, que era la obtención de instalaciones para la uabc. El movimiento adquirió popularidad en virtud de que la opinión pública lo consideraba justo, por lo que recibió apoyo moral y material de algunos sectores de la comunidad tijuanense. Asimismo, la prensa le dio una cobertura bastante amplia. Para fortalecer su posición, los estudiantes recibieron clases de algunos profesores en los terrenos del Club Campestre, e inclusive organizaron una exposición de artes plásticas y un festival de rock, que atrajeron mucho la atención. Por las presiones que implicó el movimiento, el Gobierno del Estado aceleró los trámites que había iniciado el año anterior para adquirir terrenos del ejido Tampico y donarlos a la uabc. Complementariamente, a mediados de marzo iniciaría la construcción de los primeros edificios para las escuelas universitarias. Con ello, el movimiento empezó a perder justificación ante la opinión pública, y un buen número de los estudiantes que ocupaban el Club Campestre empezaron a retirarse. Ante tales circunstancias, los dirigentes convocaron a un plebiscito, en el cual se acordó ponerle fin al movimiento. Si bien algunos alumnos se consideraron derrotados, paulatinamente privó la idea de que el movimiento hizo evidente la imperiosa necesidad de dotar de instalaciones a la uabc, y que fue un factor de presión decisivo para que se le dotara de la superficie en la que hoy se encuentra el campus Tijuana, en la Mesa de Otay, y el consecuente inicio de la construcción de los primeros edificios. Es importante mencionar que este fenómeno ha sido escasamente estudiado en la historia de la esta alma máter, no obstante que constituye un hito en ella, pero por su complejidad, por las connotaciones que tuvo de rompimiento del orden legal y por las múltiples aristas políticas que se reflejaron en él, se le considera algo difícil de tratar, pues por lo general provoca polémicas, por lo que a veces se prefiere eludirlo. En tal sentido, pensamos que este artículo puede ser de utilidad. Desde otro ángulo, el movimiento que nos ocupa encuadra en las concepciones teóricas elaboradas por autores que han estudiado estos fenómenos. Por ejemplo, Alberto Melucci, quien concibe a los movimientos sociales como una forma de acción colectiva ubicada en el ámbito cultural y que abarca tres dimensiones: una basada en la solidaridad de los integrantes del movimiento; otra que implica la existencia de un conflicto, y una más que considera el rompimiento de los límites de la normatividad vigente en 218

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el sistema donde ocurre la acción (Melucci, 1999:49). Señala, asimismo, que a los movimientos hay que considerarlos como entidades colectivas complejas, resultantes de intercambios, negociaciones, divergencias y decisiones entre los diversos actores. Tales elementos los vemos presentes en el movimiento del Club Campestre, ubicado en medio del conflicto de intereses opuestos de icsa, el Comité Pro Defensa de Tijuana, los socios del propio Club Campestre, el Gobierno del Estado y las aspiraciones de los estudiantes, que más allá de los límites de la normatividad vigente, invadieron los terrenos de dicho club, con lo cual ejercerían una presión que, a la postre, condujo a que el gobierno otorgara a la uabc el terreno que actualmente ocupa en la Mesa de Otay. También es pertinente el concepto que formula José María Aranda Sánchez sobre movimiento estudiantil, en el sentido que éste “conlleva una orientación política en la medida que cuestiona y demanda el uso de recursos y condiciones manejados por el Estado” (2000:248). En efecto, en el caso que nos ocupa, los dirigentes del movimiento cuestionaron la falta de atención a la uabc por parte del Gobierno del Estado de Baja California, ya que no había proporcionado los recursos necesarios para que la esta universidad contara con instalaciones propias para alojar a las escuelas que había creado en Tijuana. Dentro de ese marco, uno de los objetivos de este artículo es poner de manifiesto la historicidad en la percepción del fenómeno, mediante el señalamiento de la manera en que fue conceptuado cuando se registraba en 1971, y cómo se le concibe en la actualidad, desde el discurso histórico institucional que prevalece en la uabc al respecto. Los actores y su discurso al efectuar el movimiento En primera instancia, centraremos nuestra atención de manera específica en los dirigentes del movimiento, en cuanto a que, por su liderazgo, grado de participación e intensidad con que asumieron los objetivos de la causa que perseguían, reflejan ampliamente las características generales del movimiento, sin perjuicio de que después nos ocupemos de otro tipo de actores. Como ya señalamos, el contexto histórico del movimiento estuvo caracterizado por un ambiente en el que se pugnaba por reivindicaciones sociales derivadas del movimiento estudiantil reprimido drásticamente en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968. Ello fomentó una cultura de cambio en la que, entre otras características, podemos mencionar la lectura de autores progresistas como Marcuse, Althusser, Neruda, Benedetti, Poniatowska y Monsiváis, entre otros; la inclusión del marxismo en los planes de estudio de un considerable número de carreras universitarias; la canción de protesta; el influjo de la reciente revolución cubana; el movimiento hippie; la revolución cultural de Mao, y la siempre presente imagen del carismático Che Guevara (Aguayo, 1998). 219

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Al igual que en las diversas universidades de los demás estados de la república, en la hubo estudiantes que, dentro de esas circunstancias, asumieron actitudes contestatarias y de crítica al sistema social. Algunos de ellos encabezaron el movimiento del Club Campestre, entre los que se pueden mencionar: José Negrete Mata, Gilberto Covarrubias, José Mojica, Luis Mundo Cortés y Lino Meza, y que fueron quienes tuvieron mayor participación. José Negrete Mata era estudiante de la Escuela de Economía y miembro de la Juventud Comunista, de la que, como ya se mencionó, había un número considerable en dicho plantel.2 En una entrevista que se le realizara, manifestó que “resultaba muy atractivo ser estudiante de Economía y al mismo tiempo adscribirse al pensamiento marxista, que tenía tanta influencia” (Negrete, 1991). En relación con el movimiento del Club Campestre, señaló que la existencia del conflicto generado por las pretensiones de icsa sobre la superficie en que estaba asentada la ciudad de Tijuana, y en especial la del Campestre, les dio la idea de que, como estudiantes, podían demandar que éste se asignara a la uabc y así solucionar su grave carencia de edificios. Agregó que esa era una bandera inobjetable, que proporcionaba una causa justa al movimiento, y que a la vez daba base para hacer una severa crítica al gobierno por su desinterés en la educación y su falta de apoyo a la Universidad. En otro plano, ello representaba un detonante que podría desencadenar situaciones conducentes a la revolución social. Dicho en sus propias palabras: “[…] llegamos a la conclusión, tras una serie de análisis, que era una coyuntura importante para realizar una acción más radical” (Negrete, 1991). Gilberto Covarrubias era el más joven de los dirigentes; estudiaba la secundaria. En una entrevista que se le hizo, manifestó: “aunque yo sólo tenía 17 años, era el coordinador del Bloque Estudiantil Democrático, brazo político de la Juventud Comunista” (Covarrubias, 2011). Y agregó: “Es bueno precisar que quienes militábamos en las juventudes comunistas o inclusive la gente de izquierda en general, considerábamos que nuestra labor o función política era enfrentar al Estado en situaciones concretas, en demandas específicas de la población, para que, de esa manera, se generara un movimiento político y, entorno a ello, restarle base social al régimen autoritario del pri” (Covarrubias, 2011). El referido bloque agrupaba a un elevado número de estudiantes de las escuelas secundarias de la ciudad, por lo que desempeñó un papel importante en el movimiento, y a su líder le daba un considerable peso en la toma de decisiones. La postura del joven Covarrubias era radical, como se pone de manifiesto en la intervención que tuvo en uno de los mítines: “el ejido Tampico está muy lejos y sólo en helicóptero uabc

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Aproximadamente 25% de un total de 50 alumnos.

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podríamos transportarnos, siendo que muchos de nosotros no tenemos dinero ni para tomar un camión; consideramos que es más factible que tomemos los terrenos de un grupo de ricos y no despojar a unos pobres campesinos de las tierras que son su patrimonio”.3 Desde el punto de vista ideológico había diversidad en los dirigentes del movimiento, como lo señaló José Mojica Moreno: “Asimismo estábamos los que nos llamábamos libres o independientes, quienes no teníamos un partido pero sí una causa en común, un interés en común. Creíamos en las libertades políticas, en el acceso social, porque las oportunidades estaban limitadas en todo sentido” (Mojica, 2011, 2012). Y añadió: “Desde niño ocupé cargos dentro de la Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos (acjm) […] y cosa curiosa, siempre andaba con puros comunistas. De hecho, era famosa la expresión de José Negrete Mata, que me calificaba, en tono de broma, de fundador, líder y guía del Partido Socialista Marxista Guadalupano” (Mojica, 2011, 2012). Las fuentes de Mojica eran las encíclicas de la doctrina social de la iglesia católica y el pensamiento de algunos adeptos a la teología de la liberación, entre ellos, el arzobispo brasileño Hélder Cámara, y el obispo mexicano Sergio Méndez Arceo. Luis Mundo Cortés, otro de los dirigentes, se caracterizó por una actitud conciliadora a tono con la idea de que en el movimiento también estuvieran representados —de la misma forma que lo estuvieron los sectores juveniles del pri y del pan— para que “no se viera que era gente de una tendencia ideológica de izquierda la que únicamente organizaba la marcha” (Mundo, 1991, 2013). Asimismo, se preocupó por darle otro sentido al movimiento, a fin de lograr mayor apoyo estudiantil y de la comunidad en general, por lo que en unos fines de semana se efectuaron exposiciones pictóricas y conciertos de rock que atrajeron bastante público. “Los Domingos Populares que organizamos fueron experiencias formidables, ahí fue gente que jamás en su vida había pisado los prados del Club Campestre” (Mundo, 1991, 2013). Por otra parte, a Lino Meza Parra se le identificaba por su marcada postura de izquierda, que compartía con otros participantes en el movimiento: “Ya traíamos cierta efervescencia de la onda de la revolución cubana, del Che Guevara, de Fidel Castro, Cienfuegos y todos ellos […] nuestra Escuela de Economía era la única que tenía conciencia de todo lo que estaba pasando, y especialmente los que pertenecíamos a la Juventud Comunista” (Meza, 2011). Por ello él vio en el movimiento del Club Campestre una oportunidad de evidenciar la ineficacia del sistema político existente, y sus opiniones siempre fueron severas críticas al gobierno. Inclusive se opuso a que se aceptara el terreno que ofreció el gobernador del estado para la Universidad en la Mesa de Otay. 3 Archivo General de la Nación, Galería 2, fondo: Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales, caja 1109 b, expediente 3, foja 33 f.

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Como puede advertirse, cuando estuvo realizándose el movimiento prevaleció en los actores protagónicos un discurso contestatario, que implicaba una crítica de fondo al sistema social imperante, y a la vez apuntaba hacia escenarios de cambio y transformación social. De lo público a lo mediático y de lo mediático a lo público Nos ocuparemos ahora de otro plano desde el cual se incidió en el movimiento que analizamos: nos referimos al importante papel que desempeñaron los medios de comunicación, y específicamente una serie de periódicos regionales que le dieron amplia cobertura. Para la mejor comprensión de esto será útil introducir algunas consideraciones de orden teórico. Las posibilidades ofrecidas por la actuación de los medios de comunicación en los procesos de constitución y reproducción social los coloca como ejes fundamentales de los vínculos de los agentes políticos con la comunidad; por ello, el momento histórico de la segunda modernidad (Beck, 2002b) ubica a los medios también como elementos centrales de las relaciones entre los actores del ámbito microsocial y las instituciones del orden macrosocial. Desde la estructuración de los problemas públicos, construir un problema consiste en el desarrollo de procesos de mediación simbólica, pues los actores destacan algunos hechos de lo real concreto, y sobre ellos construyen sus propios significados, valoraciones, juicios y representaciones. Y aun cuando los hechos descritos contengan algunos datos objetivos, siempre la etiqueta de “relevante” será impuesta por los actores de acuerdo con el marco de referencia y los recursos teóricos implícitos en las evaluaciones que éstos hagan del problema en cuestión. La relevancia del papel que desarrollan los hacedores de representaciones mediáticas en la sociedad reside en su papel de mediadores en el proceso de la construcción social de la realidad. La conformación de la opinión pública y la construcción de representaciones sociales acerca de los distintos fenómenos del entorno, en las sociedades contemporáneas pasa obligadamente por los medios de comunicación. Por lo anterior, se puede entender a la producción de representaciones mediáticas como un proceso en el que participa el reportero como agente mediador inserto en una empresa informativa (institución mediadora), proceso que implica la selección de acontecimientos de lo real social actual; recolección de información y construcción de narraciones acerca de estos hechos, las cuales son redactadas, grabadas, editadas, jerarquizadas y, finalmente, ofertadas al público, como información-mercancía (Méndez, 2007). Por su parte, la teoría de la agenda setting, una derivación del complejo teórico llamado de los efectos de los medios de comunicación sobre las audiencias, plantea que 222

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los periodistas seleccionan los temas sobre los que se habla y se debate en el devenir de la vida cotidiana (agenda pública) entre los miembros de las audiencias, así como su importancia, su orden y la manera de transmitirlos. De lo anterior se desprende la idea fundacional de esta teoría que plantea: “La prensa no tiene mucho éxito en decir a la gente qué tiene que pensar pero sí lo tiene en decir a sus lectores sobre qué temas tienen que pensar” (Cohen, 1963:13). Existen diversos modelos teóricos acerca de los efectos que argumentan el sentido causado por los medios de comunicación en sus reacciones inmediatas y a futuro; relacionada con los efectos a largo plazo, se haya la teoría de la agenda setting. Esta propuesta teórica surge a finales de la década de 1960 en el “marco de la mass comunication research norteameticana” (Alfonso, Dader, Monzón y Raspir, 1990), y es una propuesta de Maxwell Mc Combs y Donals Shaw que se desarrolló en el transcurso de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 1968. Hoy en día, la agenda setting se utiliza de manera recurrente en el campo de la investigación, por su efectividad para medir las reacciones inmediatas y establecer las secuelas causadas por los mensajes emitidos por los medios de comunicación masiva. Observa en esto potencialidades para establecerse como los constructores de la realidad social, y más allá, les atribuye protagonismo en la construcción de la opinión pública y, a su vez, destaca la influencia que son capaces de ejercer constantemente a través de los diversos canales por los que es posible difundir un mensaje. Humanes e Igartua (2004) exponen que el planteamiento medular de la agenda setting es que los medios dirigen a la audiencia a enfocarse en los temas públicos que les interesan. Para comprobar dicha hipótesis, numerosas investigaciones han cruzado los temas presentados por los medios con los de la agenda pública. Para implementar la teoría de la agenda setting es un principio medular tematizar, ya que este proceso implica asignar orden a los datos encontrados (Wolf, 1991:185). En adición a la agenda setting, hay que señalar que “su nombre metafórico proviene de la noción de que los mass media son capaces de transferir la relevancia de una noticia en su agenda a la sociedad. A través de su práctica diaria de estructuración de la realidad social y política, los medios informativos influyen en la agenda setting de los asuntos sociales […]” (McCombs, 1996). En el caso que nos ocupa, se puede plantear que la agenda temática respecto a los sucesos sociales vinculados a la ocupación de las instalaciones del Club Campestre estuvo en su momento modelada, en cierta medida, por la agenda de los medios de comunicación. El enfoque de agenda setting trata sobre lo que pensamos, pero también se refiere a las opiniones y sentimientos sobre determinados temas. Esta visión marca un hito en el estudio sobre los efectos indirectos de los medios, porque esta teoría no se limita a 223

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la enumeración de una lista de temas sino que, en un segundo nivel, la agenda incluye imágenes y perspectivas. Esta dimensión (segundo nivel de agenda) tiene que ver con el modo en que se produce la transferencia de la prominencia sobre un tema (cómo pensar acerca de), y no sólo la prominencia de los asuntos, sino también la de los aspectos de esos temas (McCombs, 1996). Asimismo, esta teoría plantea que no únicamente existe la agenda mediática, sino que hay tres agendas que se relacionan de manera estrecha con el proceso comunicativo; además de la mencionada, hay una agenda pública constituida por los temas de interés para los públicos o audiencias, y una agenda política, que está integrada por las acciones de respuesta que ofrecen los grupos políticos y las instituciones sociales a distintos temas de interés. La toma del Club Campestre desde los relatos periodísticos En congruencia con el planteamiento teórico, se utilizó la técnica denominada análisis de contenido, que es una de las disciplinas con las que Harold Lasswell (1948) intentó describir el fenómeno comunicativo: ¿Quién dice qué, por qué canal, a quién, con qué efecto? El análisis de contenido trabaja con documentos y se interesa en las comunicaciones simbólicas o vicarias que subyacen en éstos; es decir, su enfoque examina aquellos aspectos del mensaje que proporcionan un conocimiento de hechos, sucesos o fenómenos observados directamente por él mismo (Acosta, 2013). Comprende un método claro y bien definido que concede procesar datos de forma tal que es posible que otros interesados los reproduzcan. Esto nos lleva a relacionar la técnica del análisis de contenido con el método científico que es utilizado en las ciencias exactas. No obstante, esta técnica se destaca por enfocarse en analizar el significado simbólico de los mensajes confinando su alcance. En la actualidad, se ha convertido en una técnica utilizada con frecuencia en el área de las ciencias sociales. El propio nombre lleva a suponer que para comprender la verdadera intención en la emisión de un mensaje, posiblemente haya que ahondar en los detalles. El analizar obliga a ir más allá de lo que está en la superficie; requiere observar de forma minuciosa los elementos que conforman el mensaje para permitir su adecuada decodificación. Al respecto, Bardin (1996) señala que en tanto a esfuerzo de interpretación, el análisis de contenido se mueve en dos polos: el de rigor de la objetividad y el de la fecundidad de la subjetividad. Asimismo, disculpa y acredita en el investigador esa atracción por lo oculto, lo latente, lo no-aparente, lo potencial inédito (no dicho) encerrado en todo mensaje. Esta faceta del análisis permite extender la capacidad del campo de estudio a otros temas que no se encuentran manifiestos textualmente, sino que comprenden un grado mayor de complejidad que exigen que el investigador identifique las variables que intervienen 224

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en el proceso. Es posible desarrollar esta etapa si, y sólo si, se destapan (metafóricamente hablando) las condiciones del contexto que envuelven al mensaje y al proceso comunicativo al que pertenece, abarcando aspectos sociales, históricos, culturales, psicológicos, de cuándo y cómo fueron producidas y recibidas las expresiones de comunicación. Con un criterio cuantitativo encontramos que de un total de 46 relatos periodísticos analizados acerca de la temática que ocupa a este artículo, 19 fueron producidos por La Voz de la Frontera; después se ubica el diario El Mexicano, con diez productos comunicativos. Tanto The San Diego Union como El Heraldo de Baja California sumaron cinco publicaciones sobre el tema de la toma que realizaron los estudiantes. Y, finalmente, entre los medios La Hoguera, Noticias, Baja California y Extra, sumaron siete los trabajos periodísticos restantes. Como ya señalamos, el periódico que con mayor persistencia informó sobre el movimiento fue La Voz de la Frontera, que se publicaba —y aún se publica— en Mexicali.4 Era propiedad de un grupo de la iniciativa privada local, con vastos recursos económicos, del que estaba al frente el conocido empresario mexicalense Mario Hernández Maytorena. Este periódico se distinguía por su moderno formato5 y, sobre todo, una línea bastante crítica al sector público. En esas circunstancias, el caso de la toma del Club Campestre por los estudiantes de la uabc resultaba un punto muy vulnerable para el sistema de educación pública. Era una oportunidad para evidenciar las deficiencias de éste y, tácitamente, señalar a la enseñanza privada como otra opción. Desde hacía tres años fungía como director del periódico Jesús Blancornelas, que se caracterizaba por su acuciosidad y sentido crítico.6 Además, como señala José Negrete Mata en la entrevista que se le hizo, parecía que el conflicto del Club Campestre era una coyuntura favorable para el periódico mexicalense de buscar mayor penetración en la plaza de Tijuana, dominada mayoritariamente por El Mexicano. Eso explica en buena medida la frecuencia de las numerosas notas dedicadas al movimiento, que en ocasiones pareciera tenían el propósito de alentarlo, especialmente las del reportero Eduardo Castillo, radicado en Tijuana. Pero al lado de tales circunstancias, sin lugar a dudas, esa copiosa información de La Voz de la Frontera constituye un importante acervo para el análisis del fenómeno que nos ocupa, tal como lo muestra el cuadro i. Otro periódico importante que cubrió el movimiento fue El Mexicano, con una orientación distinta, derivada de las circunstancias de que, publicándose en Tijuana, su cobertura regional incluía a Mexicali, Ensenada y Tecate. Se fundó en 1964, por la empresa Editora América Latina S.A. Confere. Se dice que fue el primer diario en toda América Latina en utilizar la técnica offset. 6 Fue director de 1968 a 1974, de tal modo que lo era en 1971, cuando se efectuó la toma del Club Campestre por los estudiantes. 4 5

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David Piñera Ramírez y Hugo Méndez Fierros / Actores y medios de comunicación en la toma del Campestre Cuadro I. Producción simbólica del periódico La Voz de la Frontera.

Encabezados publicados por La Voz de la Frontera Acometen los jóvenes contra icsa y Campestre Invaden los estudiantes el Campestre Creen que “tomarán” los estudiantes todo el Campestre Paro universitario en apoyo a los de Tijuana En Tijuana y Mexicali, los estudiantes reclaman el Campestre Habla Calette y además les ofrece ayuda si los estudiantes quieren, los socios dejarán el club Campestre Desde hoy, los estudiantes construirán aulas en el Campestre Ya hay un aula en el campestre Violencia entre los socios y estudiantes; nueva demanda de icsa Exposición universitaria en el Campestre Atalaya Censura estudiantil a rsd Demandan una solución pronta al conflicto del Campestre Demandan por daños a estudiantes del Campestre

Fecha Viernes 5 de febrero de 1971 Domingo 7 de febrero de 1971 Lunes 8 de febrero 1971 Miércoles 10 de febrero 1971 Jueves 11 de febrero 1971 Domingo 14 de febrero de 1971 Martes 16 de febrero de 1971 Miércoles 17 de febrero de 1971 Lunes 22 de febrero de 1971 Lunes 1 de marzo de 1971 Miércoles 10 de marzo de 1971 21 de marzo de 1971 Miércoles 24 de marzo de 1971 Viernes 26 de marzo de 1971

Insisten: no abandonarán el Campestre

Domingo 28 de marzo de 1971

Estudian los universitarios en plena calle

Martes 30 de marzo de 1971

Propondrán una solución al conflicto estudiantil

Jueves 8 de abril de 1971

Los estudiantes abandonaron anoche el Campestre

Martes 20 de abril de 1971

Asamblea estudiantil

***

Fundado en 1959, con el apoyo del gobierno federal mediante un préstamo otorgado por el Banco Mexicano de Comercio Exterior, tenía una línea presidencialista, que se articulaba también con el gobierno del estado (Trujillo, 2000:266). En esa virtud, las notas referentes al movimiento del Club Campestre no son tan críticas como las de La Voz de la Frontera, ni tampoco tan frecuentes, y predomina en ellas un tono que parece buscar una salida al conflicto, como se puede apreciar en el cuadro ii. Por ello es explicable que en ocasiones los dirigentes estudiantiles del movimiento calificaran de oficialistas a las notas de El Mexicano. Su director en ese tiempo era el joven licenciado Enrique Galván Ochoa.7 7 Nació en la ciudad de México y cursó la carrera de derecho en la unam, de 1963 a 1967. Colaboró en el área de prensa en la campaña presidencial de Luis Echeverría Álvarez, y ocupó la dirección de El Mexicano de 1970 a 1976. Actualmente tiene una destacada posición en el medio periodístico de la ciudad de México.

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Culturales, época ii, vol. ii, núm. 1, enero-junio de 2014 Cuadro II. Producción simbólica del periódico El Mexicano.

Encabezados publicados por El Mexicano En insólita acción fue ocupado el Campestre

Fecha Miércoles 3 de febrero de 1971

Enérgico respaldo del pri para el pueblo en su lucha contra icsa

Jueves 4 de febrero de 1971

Firmeza de los estudiantes en el caso del Campestre

Lunes 8 de febrero 1971

Exámenes de estudiantes al aire libre en el Campestre

Martes 9 de febrero de 1971

Ordena rsd iniciar los edificios universitarios en Tijuana

Martes 16 de marzo de 1971

En 4 meses, 10 aulas

Jueves 18 de marzo de 1971

“Happening” en el Campestre

Lunes 12 de abril de 1971

Plebiscito estudiantil para decidir si dejan el Campestre

Viernes 16 de abril de 1971

Y ahora, a trabajar por la universidad

Viernes 16 de abril de 1971

Los estudiantes salieron anoche del Campestre

Martes 20 de abril de 1971

Se encuentran también notas del diario El Heraldo de Baja California, que era el de mayor antigüedad8 en Tijuana en ese tiempo, pues ya llevaba tres décadas en circulación. Era dirigido por Rubén D. Luna, experimentado periodista salvadoreño, con bastante arraigo en la ciudad.9 Son frecuentes sus editoriales en los que en forma mesurada califica los giros que tomó el movimiento. El cuadro iii muestra el tipo de encabezados que publicó este diario. En el periódico Noticias, fundado también en la década 1940,10 se advierte una tónica cercana al Partido Acción Nacional, con énfasis en poner de manifiesto que dicho partido apoyaba la causa de los jóvenes estudiantes apoderados de las instalaciones del Club Campestre, como medio de presionar para que la Universidad contara con instalaciones. De menor circulación que los demás periódicos locales era el Extra, del que fungía como director gerente Alejandro Pérez, y como subdirector, Rodolfo Valtierra, siendo éste el que le daba contenido al periódico. Originario de Guadalajara, Jalisco, en Ensenada editó El Informador, y luego pasó a Tijuana, donde se caracterizaría como un periodista combativo y agresivo, bien enterado de la política regional.

Salió a la luz pública en 1941. Rubén D. Luna nació en El Salvador en 1898, y se avecindó en Tijuana en 1923. 10 Apareció en 1945, siendo su director fundador el licenciado José Garduño Bustamante, de quien hay referencias de que era simpatizante del pan, sin ser miembro. 8 9

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David Piñera Ramírez y Hugo Méndez Fierros / Actores y medios de comunicación en la toma del Campestre Cuadro III. Producción simbólica del periódico El Heraldo de Baja California.

Encabezados publicados por El Heraldo de Baja California

Fecha

La propiedad raíz en la ciudad está en peligro

Martes 2 febrero de 1971

Los estudiantes piden que se les entregue el Campestre para la uabc

Jueves 4 de febrero de 1971

El Campestre, invadido por estudiantes

Sábado 6 de febrero 1971

Más estudiantes en el Campestre

Lunes 8 de febrero de 1971

Apoyo a los estudiantes por la posesión del Campestre

Martes 9 de febrero de 1971

Finalmente, como evidencia el cuadro iv, está The San Diego Union, que bajo otra óptica reporteó el movimiento, con notas dirigidas a los lectores de aquel lado de la frontera, a quienes se les explican aspectos del conflicto generado por icsa, sus derivaciones en la toma del Club Campestre por los estudiantes, el ofrecimiento del gobierno del estado de un terreno en el ejido Tampico para levantar allí las instalaciones universitarias, la normatividad mexicana en torno a los terrenos ejidales y, en fin, toda aquella información que pudiera ser ilustrativa para el lector angloparlante, que era su destinatario. Cuadro IV. Producción simbólica del periódico The San Diego Union.

Encabezados publicados por The San Diego Union

Fecha

Los manifestantes de Tijuana demandan campus universitario

Sábado 6 de febrero de 1971

Los estudiantes de Tijuana continúan acampando en el Club Campestre

Sábado 6 de febrero de 1971

Estudiantes de Tijuana realizan mitin

Jueves 11 de febrero de 1971

Ofrecimiento de terreno para la universidad de Tijuana

Sábado 20 de febrero de 1971

Seis acusados en el caso del Club Campestre

Miércoles 24 de febrero de 1971

La producción de relatos periodísticos es un ejercicio de mediación entre lo que ocurre y lo que las audiencias conocen, como lo establece Manuel Martín Serrano (1989) en su teoría de la mediación comunicativa. Los reporteros hacen “recortes” de la realidad a partir de la selección de aconteceres y de algunos datos de dichos aconteceres; esos datos son construidos a partir de la intervención de diversos “actores clave”, también determinados como “clave” por la misma cosmovisión del periodista. En el caso de la ocupación del Club Campestre, en el total de 47 relatos analizados, sobresalen como actores de éstos, 107 individuos, que pertenecen a diversas organiza228

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ciones y juegan distintos roles sociales.11 Su “poder simbólico” lo determinamos en este artículo a partir de su presencia en términos de la unidad mínima de análisis de contenido, que es el párrafo y, por supuesto, de la tendencia en el tratamiento periodístico recibido, organizado en tres grandes categorías: positiva, neutra o negativa. En el caso de la toma del Club Campestre, tal como se puede observar en la gráfica 1, prevalecen como actores con mayor presencia en el discurso: Raúl Sánchez Díaz, entonces gobernador de Baja California; es importante mencionar que el tratamiento dado a sus posturas y envestidura fue regularmente positivo, sobre todo apoyado en el decreto de expropiación de los terrenos del Club Campestre que había ordenado, acción en torno a la cual se coaligaron los socios del propio club, estudiantes y la opinión pública general de Tijuana, en oposición a icsa. Así lo muestran las siguientes citas: Un nutrido grupo de jóvenes estudiantes en visita hecha a nuestra Redacción, expresó que la manifestación será en apoyo al decreto expropiatorio hecho por el Gobernador del Estado, Ing. Raúl Sánchez Díaz y que en tal postura, están unificados todos los estudiantes. (El Heraldo de Baja California, 4 de febrero de 1971). El decreto del gobernador del Estado Raúl Sánchez Díaz, que expropió los terrenos del club, por causa de utilidad pública, en noviembre de 1970 fue anulado recientemente por Juez Federal de Distrito Xavier Vergara, quien dio posesión de los terrenos del club al ex presidente de la República, Abelardo L. Rodríguez y del ex gobernador Alfonso González. Los estudiantes aspiran a que tal decisión sea anulada y convencer al gobierno que se destinen los terrenos para la Universidad. Sus pancartas dicen “sin universidad, no hay progreso. (The San Diego Union, 11 de febrero de 1971).

Le seguía Gilberto Covarrubias, estudiante de secundaria en 1971 y uno de los líderes del movimiento, a quien se le brindó un tratamiento mayormente neutro en el conjunto discursivo, sin abuso en las adjetivaciones, dándole voz porque en ese momento, como líder, representaba la voz de la noticia, una noticia que en la agenda pública germinó y se reprodujo rápidamente: […] sobre el techo de una vagoneta el primer orador Gilberto Covarrubias, de la Secundaria Nocturna Gabriel Ramos Millán, a grito abierto se dirigió a los compañeros y entre otras cosas dijo: “Que quede bien claro que estos terrenos no son para el Campestre ni para la icsa son para el estudiantado. Los socios del Campestre están disfrutando anticonstitucionalmente de esto”.

11 Por cuestiones de limitaciones de espacio, en este artículo centramos la atención únicamente en 13 de esos actores.

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Y mientras los jóvenes gritaban “Universidad…Universidad… Universidad”… se recomendaba calma, orden y silencio. Covarrubias gritó que sabía que había policías y periodistas, pero que debían enterarse que contaban con el apoyo del pueblo. (El Heraldo de Baja California, 6 de febrero de 1971). Los estudiantes universitarios formaron un Consejo Estudiantil para dirigir el movimiento. Como líderes principales se nombró a Luis Mundo Cortez por la Universidad Autónoma de Baja California y Gilberto Covarrubias por el Bloque Estudiantil Democrático. Ambos dirigentes declararon que: “El estudiantado está consciente de que su meta es conseguir los terrenos para la Universidad. Ya no queremos asistir por las tardes a un plantel que en la mañana es un jardín de niños, ni estudiar tampoco en un local que está destinado a bodega de pupitres. (La Voz de la Frontera, 7 de febrero de 1971)

Y otro de los actores clave, sin duda, lo representó el licenciado Xavier Ríos Vergara, juez federal de Distrito quien, por el contrario, recibió un tratamiento periodístico que fue con mayor tendencia de lo neutro a lo negativo, como se puede apreciar en la siguiente cita: La actitud del Juez Federal ha dado margen a especulaciones y conjeturas, que en nada le favorecen; máxime que ya anteriormente, organismos de profundo arraigo y general representación de los intereses de la comunidad tijuanense, como las Cámaras de Comercio e Industria, Clubes Sociales y de Servicio y el Comité Pro Defensa del Patrimonio de Tijuana, acusaron al Lic. Ríos Vergara ante el Presidente de la República, Suprema Corte de Justicia y Procuraduría General de la Nación, de coludirse con los abogados de la icsa y las sucesiones Rodríguez y García González, para despojar a quienes pacífica, continua y legalmente han venido poseyendo las 10,533 hectáreas de los terrenos, incluyendo el Campestre, que los “icsos” alegan les pertenecen. (El Heraldo de Baja California, 2 de febrero de 1971)

A los actores ya mencionados se suman los líderes estudiantiles José Mojica y José Negrete Mata, alumnos de la Facultad de Economía; Martha Galindo Betancourt, de la Juventud Comunista, y Miguel Fernández, del sector juvenil del pan, entre otros jóvenes activistas, como Dionisio González y Julio Galindo. Finalmente, por parte de los asociados y litigantes del Club Campestre, figuraron como actores importantes de este hecho noticioso: Candelario Gallardo, Ramiro González Santos, Roberto Pérez García y Víctor Barrón.

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Gráfica 1. Espacio otorgado a actores en el conjunto |discursivo.

La reelaboración del discurso de los actores, cuatro décadas después Luego de ver la percepción que tenían del movimiento del Club Campestre, primero los propios actores y posteriormente los medios de comunicación, volveremos a centrar de manera específica el enfoque en los líderes del movimiento, así como en otros estudiantes que también participaron. De hecho, hay un aspecto temporal que da singular interés al enfoque que haremos, ya que son nada menos que 40 años los que median entre el discurso que manejaban los actores al efectuarse el movimiento y el que utilizan en la actualidad. El 5 de febrero de 2011, los participantes en el movimiento del Club Campestre celebraron el 40 aniversario del suceso, secundados por amplios sectores de la sociedad en general y de la comunidad universitaria, incluido el rector; los festejos incluyeron actos académicos y sociales (El Mexicano, 6 de febrero de 2011). En ello encontramos una serie de significativas implicaciones, como el propósito celebratorio, la actitud de conmemorar algo que, no obstante los años transcurridos, se considera vigente y trascendental; así como la actitud de orgullo y satisfacción de quienes fueron actores y, finalmente, la revaloración del movimiento, que si al efectuarse tuvo una dimensión de quebrantamiento de la normatividad, ahora se le justifica y exalta. 231

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Lo anterior corrobora la pertinencia del objetivo de este artículo, encaminado a poner de manifiesto la historicidad en la percepción y revaloración de la toma del Club Campestre por los estudiantes de la uabc. Esto supone el registro de cambios que se dan en el tiempo en las formas de concebir los fenómenos, así como en los contextos sociales que influyen en tales cambios, lo que se ubica en los fines sustanciales de la indagación histórica. Para entender cómo se llegó a esto, es pertinente señalar una serie de circunstancias. Como se sabe, la década de 1970 se caracterizó por un considerable impulso a la educación superior, incluyendo a las universidades de los estados de la república, a iniciativa del presidente Luis Echeverría, de quien se ha opinado que con ello se propuso legitimar su régimen de los cuestionamientos que se le hacían en función de los sucesos de Tlatelolco. Así tenemos que la uabc empezó a recibir los beneficios de ese impulso, precisamente a partir del 24 de noviembre de 1971, en que tomó posesión como rector el ingeniero Luis López Moctezuma, esto es, siete meses después de que concluyera el movimiento del Club Campestre. Hubo recursos suficientes para construir las instalaciones de cada una de las escuelas de la Universidad y ampliar la oferta de carreras, lo que se tradujo en un notable incremento de la población escolar; por ejemplo, de 1 000 alumnos que en números redondos había de licenciatura en 1971, se elevaron a 16 000 en 1981 (Piñera, 1997:455). Adicionalmente, pronto pudo superar los problemas de huelgas y movimientos, de tal manera que entró en un camino de estabilidad, acompañado de una constante superación del nivel académico. Dentro de esa dinámica pudo sujetarse a los procesos de evaluación externa, adquirir el acreditamiento de sus programas y encuadrarse en las políticas generales de modernización educativa. Todo ello cristalizó en la formulación de un discurso en el que se concibe a la Universidad como una institución consolidada, que en el imaginario de la comunidad es motivo de orgullo, que tiene una de sus más sentidas expresiones en el simbólico cimarrón. Con esa imagen arriba la uabc al 2011, año en que los participantes en el movimiento del Campestre decidieron conmemorar el 40 aniversario del suceso. Los que en aquel entonces eran estudiantes en su primera juventud, se convirtieron en hombres que en promedio frisan en los sesenta años. Además, un buen número de ellos son profesionistas egresados de la propia uabc, en la que también han estudiado algunos de sus hijos. Participan, pues, del orgullo cimarrón que priva en el ambiente general. Ello se advierte en la reelaboración actual del discurso del grupo, en el que sus miembros se conciben —y lo ponen de manifiesto ante la comunidad— como actores de un movimiento que condujo a la obtención del terreno del que ahora disfruta la uabc en Tijuana. El énfasis es en ese sentido y sólo muy tangencialmente se hace alusión al contenido ideológico contestatario y crítico del discurso original, manejado en 1971 al calor del movimiento. 232

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Como es sabido, el discurso se entiende en su acepción como el conjunto de conceptos, ideas, sentidos, puntos de vista y aspiraciones que forman el acervo de un grupo específico (Earpen, 1975:98). De esa manera se construye un conjunto de enunciados, un repertorio común que se usa en el seno del grupo (Foucault, 1973:9). El discurso así concebido no es estático, sino mutante, en cuanto cambia a través del tiempo, al ritmo que la realidad social y las instituciones se transforman. En el caso que nos ocupa, esa historicidad del discurso se pone de manifiesto en las entrevistas que se les hicieron a un buen número de los actores protagónicos en el movimiento, a cuatro décadas de que se efectuó éste. Como se verá, sus expresiones aluden enfáticamente al beneficio que trajo el movimiento a la uabc, con la dotación del terreno para levantar los edificios. Gilberto Covarrubias, que a sus 17 años fuera uno de los principales líderes del movimiento, ahora está por entrar a la tercera edad. Cuando se le entrevistó, hizo énfasis en la importancia de lo que lograron, pues no obstante que la uabc ya tenía 14 años de fundada, carecía de instalaciones en Tijuana: “Indiscutiblemente, si no hubiera sido por el movimiento del Campestre, no se hubiera conseguido el terreno de la Universidad, al menos con la premura con que se logró […] no hubiéramos podido pugnar después por las escuelas de Medicina, Odontología y Ciencias Químicas […] el Campestre es un parteaguas” (Covarrubias, 2011). Al referirse a su trayectoria personal, expresa que gracias a la uabc se recibió de médico y ha podido desarrollarse en lo profesional, pues en la actualidad es subdirector de una de las clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (imss) en esta ciudad, y paralelamente tiene un sanatorio particular; además, desde hace años es profesor en la Facultad de Medicina de su alma máter (Covarrubias, 2011). José Mojica Moreno menciona que se recibió de contador público en la propia uabc, y que con el tiempo ha logrado una situación profesional bastante sólida, pues su despacho está vinculado con firmas internacionales de Estados Unidos, Centro y Sudamérica. En el corporativo que encabeza está integrado uno de sus hijos, que egresó también de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad. Otro campo en el que le es muy satisfactorio participar es en el de la Fundación uabc, organismo que tiene por objeto allegar fondos complementarios al subsidio de la institución, para apoyar programas específicos, entre ellos, el de Movilidad Estudiantil, mediante el cual se envía a los jóvenes a estudiar temporalmente a otras universidades del país y del extranjero. De igual manera, comentó que cuando estaban en el movimiento del Club Campestre, jamás pensaron que la Universidad llegaría a tener un desarrollo tal como el de que sus estudiantes puedan disfrutar esas experiencias tan formativas en varios países (Mojica, 2011, 2012). 233

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Otro de los participantes del movimiento que terminó sus estudios en la uabc es Luis Mundo Cortés, que obtuvo el título de abogado y mantiene estrechamente el vínculo con la Universidad. Es conocido por la extensa colección de documentos y objetos que conserva de los días del Club Campestre, entre ellos, fotografías, volantes, recortes periodísticos, etcétera. Fue uno de los que participaron en forma activa para que se constituyera en el 2011 el grupo “uabc Campestre o Nada”, A.C., al cumplirse precisamente 40 años de efectuado el movimiento. Este organismo les ha permitido organizar conferencias y otro tipo de eventos, a través de los cuales han puesto de manifiesto ante la comunidad universitaria el beneficio que trajo la toma del Club Campestre a la institución. Algo que circunstancialmente influyó para que se formalizara el grupo fue la muerte, en el año 2010, de José Negrete Mata, sobre cuyo liderazgo en el movimiento hay un consenso general. También coinciden en enfatizar los beneficios que trajo lo que llaman la gesta del Club Campestre otros elementos que si bien no tuvieron tanta participación como los dirigentes, sí contribuyeron de una u otra forma. Asimismo, concuerdan en señalar los beneficios que representó el movimiento para la comunidad, además de lo que en lo personal les ha aportado la uabc. Mario Córdova se recibió de contador público al igual que, tiempo después, una de sus hijas; ambos laboran en su exitoso despacho (Córdova, 2011). Susana Flores, por su parte, obtuvo el título de enfermera y destaca que, afortunadamente, las mujeres ya tienen mayores oportunidades ������������������������� para estudiar, pues todavía en las décadas de 1960 y 1970 eran muy limitadas (Flores, 2013). Por otro lado, Aureliano Casas Escobedo se graduó en la Escuela de Economía, a la que considera pionera en las luchas estudiantiles, como la del Club Campestre (Casas, 2012). Se expresan en la misma tónica quienes participaron en el movimiento en función de ser dirigentes juveniles de partidos políticos: Miguel Fernández Ortega, del pan, dice que le dio gusto constatar que el movimiento tuvo frutos, y que especialmente le impresionaba en 1971 ver que en los edificios que se estaban construyendo para la Universidad se trabajaba día y noche, pues en algunas ocasiones le tocó ver eso en la madrugada, es decir, “no fueron sólo promesas de políticos” (Fernández, 2011). En tanto que Juan Pablo Calderón, del pri, manifiesta que “lo que se obtuvo, fue un logro para todos los tijuanenses” (Calderón, 2012). Consideraciones finales Pensamos que lo expuesto en este estudio pone de manifiesto la historicidad de los fenómenos, toda vez que en el caso de la toma del Club Campestre por los estudiantes se 234

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evidencian cambios en la forma de percibirla, tanto en quienes participaron en ella como en los otros sectores de la comunidad universitaria. Se advierten, asimismo, cambios en el discurso, que de ser originalmente contestatario en los dirigentes del movimiento, se integraría después al discurso institucional que en la actualidad considera al movimiento como un factor decisivo para el logro de los terrenos en que está ubicada la Unidad Tijuana de la uabc. Esto alude de igual forma a la mutabilidad de los fenómenos, que se ven influidos por el transcurso del tiempo y de las transformaciones que con éste se dan en la realidad social y en las instituciones; es decir, en este caso hay diferencia sustancial entre las actitudes y valoraciones de 1971 y las asumidas en nuestros días. Por ello, el presente artículo pretende contribuir a un acercamiento explicativo de un fenómeno escasamente estudiado dentro de la historia de la uabc, y en torno al cual había una especie de vacío y de silencio que en ocasiones dificultaba la convivencia en el seno de la comunidad universitaria. Se corrobora, también, la importancia de los medios de comunicación en cuanto la agenda pública, integrada, en cierta forma, por representaciones mediáticas que generaron algunos periódicos regionales sobre la toma del Club Campestre, y que devino en la inclusión del tema en la agenda política para encontrar una solución institucional al problema. Referencias Acosta, Miguel (2013), “Metodología de investigación en ciencias sociales, Aplicaciones prácticas”, en Chávez Méndez, Ma. Guadalupe, Covarrubias, Karla Y. y Uribe, Ana B. (coords.), Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación en el análisis de la cobertura electoral de noticieros de televisión en México, Colima, Universidad de Colima, pp. 244-245. Aguayo, Sergio (1998), 1968. Los archivos de la violencia, México, Grijalbo/Reforma. Alfonso, A., Dader, J., Monzón, J. y Raspir, I. (1990), Opinión pública y comunicación política, Madrid, Eudema Universidad. Aranda Sánchez, José María (2000), “El movimiento estudiantil y la Teoría de los movimientos sociales”, Convergencia, núm. 21, Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades-uaem. Bardin, Lawrence (1996), Análisis de contenido, Madrid, Editorial Akal. Beck, Ulrich (2002), La sociedad del riesgo global, España, Siglo XXI. Beck, Ulrich (2002), La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad, España, Paidós. Buenrostro Ceballos, Alfredo (ed.) (1991), Los pasos ganados, Mexicali, uabc. Calderón, Juan Pablo (2012), entrevista realizada por David Piñera y Víctor Flores, Tijuana, Baja California, 3 de septiembre. 235

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David Piñera Ramírez y Hugo Méndez Fierros / Actores y medios de comunicación en la toma del Campestre

Casas Escobedo, Aureliano (2012), entrevista realizada por David Piñera y Víctor Flores, Tijuana, Baja California, 12 de noviembre. Cohen, Bernard (1963), The press and foreign policy, Estados Unidos, Princeton University Press. Córdova, Mario (2011), entrevista realizada por David Piñera y Gabriel Rivera, Tijuana, Baja California, 21 de abril. Covarrubias Pimentel, Gilberto (2011), entrevista realizada por David Piñera Ramírez y José Gabriel Rivera Delgado, Tijuana, Baja California, 19 de abril. De la Garza, Enrique, Ejea, León y Macías, Luis (1986), El otro movimiento estudiantil, México, Editorial Extemporáneos. Earpen, James (1975), Diccionario de sociología, México, Fondo de Cultura Económica. Fernández Ortega, Miguel (2011), entrevista realizada por David Piñera Ramírez y José Gabriel Rivera Delgado, Tijuana, Baja California, 15 de abril. Flores, Susana (2013), entrevista realizada por Gabriel Rivera, Tijuana, Baja California, 18 de enero. Foucault, Michel (1973), El orden del discurso, Barcelona, Tusquets Editores. Humanes, M. L. e Igartua, J.J. (2004), “El encuadre noticioso de la realidad. Reflexiones teórico-metodológicas sobre el concepto de framming”, Quadrens de Filología, vol. viii, pp. 201, 217. Joseph Trenaman y McQuail, Dennis (1961), Television and the political image, Londres, Methuen. Lino Meza, José (2011), entrevista realizada por David Piñera y Gabriel Rivera, Tijuana, Baja California, 7 de octubre. McCombs, Maxwell (1996), “Influencia de las noticias sobre nuestras imágenes del mundo”, en Jennings, Bryant y Zillmann, Dolf (comps.), Los efectos de los medios de comunicación: Investigaciones y teorías, Barcelona, Paidós Comunicación. Melucci, Alberto (1999), Acción colectiva, vida cotidiana y democracia, México, El Colegio de México. Méndez Fierros, Hugo (2007), “Representaciones mediáticas de agua, clima y energía eléctrica en zonas áridas”, Culturales, vol. iii, núm. 6, Centro de Investigaciones Culturales Museo-uabc. Mojica Moreno, José (2012), entrevista realizada por David Piñera, Gabriel Rivera y Víctor Flores, Tijuana, Baja California, 18 de abril y 4 de diciembre. Mundo Cortés, Luis (2013), entrevista realizada por David Piñera y Sergio Zermeño, Tijuana, Baja California, 13 de mayo de 1991, y por David Piñera y Gabriel Rivera, 25 de enero. 236

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Negrete Mata, José (1991), entrevista realizada por David Piñera y Sergio Zermeño, Tijuana, Baja California, 23 de marzo. Piñera, David (coord.) (1997), Historia de la Universidad Autónoma de Baja California, 1957-1997, Mexicali, uabc. Piñera, David (2006), Los primeros cincuenta años de educación superior en Baja California 1957-2007, México, uabc-Miguel Ángel Porrúa. Rivera Delgado, Gabriel (2008), “El problema de icsa en Tijuana”, tesis de licenciatura en historia, Facultad de Humanidades, uabc. Serrano, Manuel Martín (1986), La producción de comunicación social, Madrid, Alianza Universidad. Serrano, Manuel Martín (1989), La producción de comunicación social, México, Coneicc. Valenzuela, José Manuel (coord.) (2003), Los estudios culturales en México, México, fce. Trujillo Muñoz, Gabriel (2000), La canción del progreso. Vida y milagros del periodismo bajacaliforniano, Tijuana, imac. Wolf, Mauro (1991), La investigación de la comunicación de masas. Crítica y perspectivas, México, Paidós.

Fecha de recepción: 16 de mayo de 2013 Fecha de aceptación: 25 de septiembre de 2013

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Reseñas

La fiesta de la Independencia Nacional en la Ciudad de México Verónica Hernández Márquez Rosa Ma. Porrúa Ediciones México, 2010

José Eduardo Cerda González Universidad Autónoma de Baja California Uno de los grandes temas de la historiografía mexicana ha sido el estudio de la identidad nacional y el sistema político que la avala. La obra La fiesta de la Independencia Nacional en la Ciudad de México. Su proceso de institucionalización de 1821 a 1887, de Verónica Hernández Márquez, se encuentra dentro de este marco de estudio.

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Reseñas

Desde la portada, el libro introduce al estudio de las conmemoraciones pa� trióticas mexicanas. Presenta una ilustración del festejo del día de la indepen� dencia, con la actual bandera nacional ondeando en lo que parece el zócalo de la ciudad de México. El diseño editorial a cargo de Rosa María Porrúa Ediciones es amable con el lector, pues la tipografía, así como la calidad de sus hojas, permite una cómoda lectura. Como refleja en su título, Hernández aborda la institucionalización de la con� memoración de la independencia de México. La autora parte del supuesto de que los festejos anuales de este logro reflejaron las condiciones políticas y so� cioculturales del país en el siglo xix. Esta idea resulta atractiva, ya que contri� buye a dimensionar el valor simbólico de la tradicional conmemoración de la independencia desde su primer festejo. Con ello en mente, Hernández realiza una reconstrucción de esta celebración de 1821 a 1887, fundamentándose en un trabajo de archivo bien logrado en su recopilación de textos y obras editadas sobre el tema. Al respecto, entre las fuentes consultadas destacan: el Archivo General de la Nación (agn), el Archivo Histórico de la Ciudad de México (ahcm), y la Biblio� teca Nacional de México (bnm). Adicionalmente, Hernández incorpora al libro actas y discursos de personajes fundamentales en la historia de la institucionalización del festejo de la indepen� dencia, como Agustín de Iturbide, Ignacio López Rayón y Maximiliano de Habs� burgo. Con base en estos y otros autores, la autora discute las particularidades de estos festejos a partir de las narraciones y pasajes descritos en sus fuentes. Asimismo, utiliza como fuentes secundarias a autores contemporáneos que han trabajado ampliamente el tema —como Brian Connaughton, Emmanuel Carba� llo y Fernando Serrano Migallón—, proporcionándole al texto una estructura narrativa sólida. Verónica Hernández aborda su objeto de estudio procurando dilucidar el ori� gen, la organización y la estructura de la fiesta de la independencia. Parte de diver� sas hipótesis como la siguiente: “La conmemoración de la Independencia Nacional en la Ciudad de México: operó como un mecanismo simbólico de legitimación en el que se expresaron posturas de las diversas fuerzas políticas” (Hernández, 2010:15). Con base en esta hipótesis, busca indagar en los aspectos políticos, reli� giosos y civiles que originaron el primer festejo cívico secular de México. Si se observa a detalle, cada capítulo analiza íntegramente la estructuración de la fiesta con base en un sólido marco teórico. Es importante notar que Her� 240

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nández plantea la institucionalización de la fiesta de la Independencia utilizando el concepto de conmemoración como sinónimo, cuando en realidad ambos tér� minos son diferentes. De igual manera, presta poca atención a diferenciar entre fiesta y conmemoración, que resulta necesario para esclarecer de mejor manera el uso político del pasado conmemorando la independencia a través de activida� des como lo es la fiesta en la ciudad de México. Los análisis de Hernández plantean que la estructuración de la fiesta es un proceso de larga duración. Al adoptar el modelo de larga duración, la autora amplía la revisión cronológica de los festejos sin aislar su estudio a una sola eta� pa, lo que permite al lector revisar diversos elementos como el ritual del grito de Dolores, y las fechas y las políticas conmemorativas. Paralelamente, descarta para su obra enfoques como el del discurso político, centrándose en mostrar la estructuración de los festejos de independencia en 66 años. El libro está compuesto por 217 cuartillas repartidas en cinco capítulos. El primero se titula “Los episodios memorables”, y está ilustrado con la imagen Almanaque de la Cigarrera Moderna, de Jesús Helguera, en la que se muestra a Mi� guel Hidalgo arengando con el estandarte de la virgen de Guadalupe. La autora destaca desde las primeras líneas el carácter simbólico atribuido a la indepen� dencia. Narra el episodio del controversial “grito de Dolores”, y argumenta el sentido político de la conmemoración. Según argumenta Hernández, las prime� ras conmemoraciones se disputaron políticamente entre los grupos de liberales y conservadores. Llegado a este punto, la autora se enfoca en el conflicto que significó la propuesta liberal de celebrar el inicio de este movimiento, mientras que los conservadores refutaron que debía conmemorarse la consumación. En síntesis, la tensión de los primeros festejos de la independencia radicó en una disputa por conmemorar a Miguel Hidalgo o Agustín de Iturbide. El segundo capítulo, titulado “Disputa política y conmemoración patriótica 1821-1863”, aborda las múltiples legislaciones que institucionalizaron la fiesta de la independencia. En él, Hernández desarrolla una interesante discusión sobre la estructuración de este festejo. A medida que avanza el capítulo, va definiendo los protocolos con los que actualmente los mexicanos celebramos este logro libertador. Al narrar los cambios en el paisaje urbano, los edificios, las calles y los monu� mentos, La fiesta de la Independencia Nacional en la Ciudad de México expone los principios del largo proceso de modernización de la ciudad de México. En este sentido, Hernández utiliza esta celebración para exponer los cambios políticos y 241

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urbanísticos en la capital, como serían: la instalación de monumentos, el traslado del festejo del Teatro Nacional a Palacio Nacional, o incluso cómo el emperador Maximiliano de Habsburgo festejó la independencia en Dolores, Guanajuato. El tercer capítulo describe los cambios en la organización y estructura de la fiesta. Hernández lo introduce con dos ilustraciones: el primero es una litografía: Aniversario del 16 de septiembre, de Casimiro Castro. Esta ilustración proporciona una idea del espacio y la estructura de la fiesta. La segunda ilustración, Fiesta cívica en la Alameda Central, da una idea la organización de los invitados, la élite y mi� litares presentes en el evento. Destaca el papel de la Junta Patriótica como una de las principales asociaciones que organizaron las fiestas de la independencia en el siglo xix. Aunque dedica varias páginas a la Junta Patriótica, enfatiza solamente en los discursos referentes a la organización del espacio, la hora y los protoco� los oficiales. Sin embargo, no destaca en los aspectos ideológicos —federalista o centralista— de los miembros de la Junta Patriótica, que posiblemente influye� ron en los festejos de la independencia. Es interesante ver cómo Hernández aborda la distinción entre lo antiguo y lo moderno, indagando en la organización de las actividades lúdicas y conmemo� rativas. Revisa la forma en que a través de 66 años, la fiesta aparentemente fue modernizándose en su forma; sin embargo, de fondo conservó elementos colo� niales, como el repique de la campana, los miembros de la jerarquía eclesiástica invitados y la misa del Te-Deum. Al cuestionar si se trata de una “¿conmemoración ‘moderna’ o festejo del anti� guo régimen?”, invita al lector a plantear la misma pregunta en el contexto actual. Hernández,��������������������������������������������������������������������� más allá de reconstruir el �������������������������������������������� contexto de institucionalización, decons� truye la estructura de la fiesta mostrando cómo se integraron elementos para reforzar la identidad nacional mexicana como la campana, la bandera y el himno. El cuarto capítulo trata la conmemoración de la independencia durante el segundo imperio. Aquí se expone antagonismo entre el gobierno imperial de Maximiliano de Habsburgo y el gobierno federal de Benito Juárez. Hernández narra los esfuerzos de Maximiliano por legitimar su imperio por medio de los festejos anuales de la independencia. El análisis de los festejos imperiales de la independencia proporciona al lector una dimensión al valor simbólico de las fiestas nacionales para el gobierno extranjero. En contraste, la autora describe los festejos del gobierno federal de Juárez, enfatizando en la precariedad y el estado de persecución en que los federalistas conmemoraron dicha celebración. Aunque el contraste ideológico resulta una buena estrategia narrativa, Hernán� 242

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dez se centra más en los aspectos simbólicos de los festejos imperiales que en los federalistas. Si bien aborda las dificultades que se le presentaron a Juárez, no narra los festejos que éste presidió, lo que contribuiría a enfatizar el carácter simbólico de conmemorar la independencia en ese contexto. El libro cierra tratando los cambios en la conmemoración de la independencia de 1867 a 1887. Señala que, durante ese periodo, los elementos religiosos e ideo� logía conservadora fueron completamente omitidos. Hernández destaca que el triunfo liberal orientó las conmemoraciones de la independencia a recordar a los héroes liberales como Hidalgo, Morelos o Zaragoza. En este sentido, para Hernán� dez, la llegada del gobierno de Porfirio Díaz marcó una nueva reconfiguración en el proceso de estructuración de la fiesta. Desde la disolución de la Junta Patriótica hasta la institucionalización del desfile tradicional del 16 de septiembre, Hernán� dez evidencia la ideología modernizadora del gobierno porfirista, estableciendo un espíritu de reconciliación a través de los festejos patrióticos. La fiesta de la Independencia Nacional en la Ciudad de México, de Verónica Her� nández Márquez, es un libro adecuado para quienes interesa el estudio de las conmemoraciones nacionales. El éxito de este texto descansa en su narrativa amable y ampliamente descriptiva, etapa por etapa. Esto se constata al final del libro con un índice y una bibliografía bien organizados que demuestran la es� tructura sólida de la obra. Al prestar poca atención a temas importantes como los factores ideológicos que permearon las fiestas de la independencia, el texto invita al lector a indagar con más profundidad en los acontecimientos descritos.

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Reseñas

De comunidades inventadas a comunidades imaginadas y comunidades invisibles. Movilidad, redes sociales y etnicidad entre los grupos indígenas yumanos de Baja California Everardo Garduño

Universidad Autónoma de Baja California/ Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas Mexicali, 2011

Morella Alvarado Miquilena Universidad Central de Venezuela

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Reseñas

Así es como somos… somos de ningún lado, nos gusta estar de arriba pa’ bajo… Andrés Vega (Informante)

Los indígenas del norte de México llegaron a la era transnacional en plena oscuridad. Con esta frase, Everardo Garduño deja entrever cuál es la situación actual de los grupos yumanos. Invisibilizados en la mayoría de los estudios so� bre frontera y migración, y reinventados de acuerdo con las necesidades de las teorías en boga, evidencia que las visiones utilizadas para estudiarlos, hasta ahora, son insuficientes. Para Garduño, los estudios sobre fronteras geográficas, políticas y culturales excluyen las miradas socioculturales en torno a grupos como: cucapás, yaquis, tohono o’ odham, hia-ced o’ odham, kikapú y yumanos. El trabajo de Garduño se centra en los últimos que aún pueblan los espacios de la frontera del norte de México. Everardo Agustín Garduño Ruiz (ciudad de México, 1958) representa uno de los casos ideales en las ciencias sociales, a lograr combinar una mirada que involucra a dos ámbitos disciplinares: formado como sociólogo en la Universi� dad Autónoma de Baja California (1985), posteriormente obtuvo sus títulos de maestro y doctor en antropología social y cultural (1997, 2005) por la Arizona State University. De allí la mirada sociocultural que se evidencia en sus escritos. Su trabajo de investigación se ha centrado en los denominados grupos cam� pesinos e indígenas, con énfasis en los que se incluyen en la denominada familia etnolingüística yumana, ubicados en los territorios de Baja California y Sonora (México), y en Arizona y California (Estados Unidos). A los seis libros en su haber, once capítulos en libros colectivos y más de dos docenas de artículos publicados en revistas arbitradas, se suma su trabajo de gestión y creación. Entre é�������������������������������������������������� ��������������������������������������������������� stos, el desarrollo e impulso de instituciones mu� seísticas y la promoción de proyectos de investigación novedosos y pertinentes como: Sitios sagrados del pueblo kumiai (2009); Caracterización socioeconómica de la mujer indígena migrante en los valles de Maneadero y San Quintín (2011), y El Pinacate. Historia natural y cultural de un geosímbolo de Sonora (2012). Con toda propiedad, afirmo que Garduño es, hoy, una referencia académica obligatoria en el tema tanto a nivel nacional como internacional. El texto que reseño es el número 8 de la colección Cuadernos del cic-Museo. Forma parte de los productos obtenidos a partir de la política editorial del Cen� tro de Investigaciones Culturales-Museo de la Universidad Autónoma de Baja 246

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California, hoy Instituto de Investigaciones Culturales. El número salió a la luz a finales del año 2011, en coedición con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.Vale destacar que la colección se inició en el año 2004 con el objetivo de divulgar los “productos de investigación empírica, de reflexión teórica y metodológica, así como de análisis temático, todos relacionados con los procesos socioculturales en diferentes espacios y épocas”.1 Y este es justa� mente el caso del trabajo de Garduño: el producto final presentado para optar al grado de doctor en antropología social y cultural. De comunidades inventadas a comunidades imaginadas y comunidades invisibles. Movilidad, redes sociales y etnicidad entre los grupos indígenas yumanos de Baja California, es un título muy largo, lo cual impide guardarlo en la memoria. Por esa razón, lo que recuerdo es la versión corta: Comunidades inventadas. Aunque el texto posee la estructura de un trabajo académico y cumple con los rigores del mismo, el lenguaje utilizado se aleja del hermetismo que subyace en la mayoría de los textos de este tipo. Y es esta su principal virtud: atrapar al lector desde el principio para llevarlo de la mano a las discusiones más actuales de la denominada antropología transnacionalista. El texto se divide en cinco partes, más la introducción y las conclusiones. La introducción funciona como el espacio en el que Garduño muestra sus inquie� tudes en torno al tema. Plantea los antecedentes y desarrolla de manera breve los contenidos del texto. Un elemento que destaca, porque evidencia lo que se denomina trayectoria de investigación, es la articulación de este texto con investigaciones precedentes. Garduño evidencia que se trata de un tema al que llega no por azar, sino por la constancia de un trabajo construido a lo largo de veinte años, y ofrece un gesto noble que pocos investigadores expresan: él es el otro y desde ahí se muestra, con los riesgos que ello implica, riesgos que pasan por romper con la mirada idílica que generalmente se asume al emprender in� vestigaciones sobre grupos indígenas. Una de las consecuencias de estas visiones es mostrarlos como comunidades inventadas, imaginadas e invisibles. Gracias al trabajo de Garduño, lo anterior se desmonta. Las preguntas claves de este trabajo son dos: ¿Cómo entender a un grupo que no es visible fácilmente? Y ¿cómo acercarse a una comunidad que va más allá de la noción de comunidad? Convocatoria 2010 para el envío de propuestas para la colección Cuadernos del lunes 8 de noviembre de 2010, http://cuadernoscicmuseo.blogspot.mx/ 1

cic-Museo.

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Uno de los aportes más interesantes de Garduño es la discusión en torno a la noción de comunidad, la cual se reconfigura y existe, aunque no haga presencia en un lugar determinado.2 En el primer capítulo, titulado “������������������������������������������� ¿Quiénes son los �������������������������� yumanos? Antecedentes geo� gráficos y teóricos”, funciona como estado del arte para documentar y exponer los diversos puntos de vista que han surgido al interpretar y comprender a la familia etnolingüística yumana. Aquí hace especial énfasis en las perspectivas que sugieren la existencia de un proceso de extinción y asimilación cultural. El segundo capítulo, “Las comunidades inventadas”, sirve para demostrar que las yumanos nunca vivieron ni conformaron comunidades, según el sentido es� tricto de comunidad sedentaria, autocontenida y corporada. Expone aquí cómo una perspectiva de análisis se consolida, según la idea de “tradiciones inventadas” propuesta por Eric Hobsbawm y Terence O. Ranger en 1983. En el tercer capítulo, “Las comunidades imaginadas”, expone cómo, a pesar de lo expuesto en el capítulo anterior, este grupo ha elaborado una noción de iden� tidad comunitaria, que posee un claro propósito: “fortalecer la representación social de colectividad yumana en respuesta a las amenazas territoriales de los rancheros mestizos” (p. 23). En el cuarto capítulo, “Las comunidades invisibles”, muestra una cualidad de estos grupos: el trascender la frontera política que separa a México de los Esta� dos Unidos, y con ello demostrar que el trasnacionalismo como práctica social ejecutada por la población yumana, es tan antiguo, que supera la creación de la propia frontera. En el quinto capítulo, “El género y la etnicidad en la construcción de la comu� nidad inventada, imaginada e invisible”, expone, a partir de los testimonios de tres mujeres, el relevante papel y la capacidad de agencia de la mujer yumana. Así, do����������������������������������������������������������������������������� ña Josefina López (���������������������������������������������������������� kumiai), doña Dolores Salgado (pai-pai) y doña Leonor Far� low (kiliwa) son los vehículos para poner en evidencia la mutabilidad de los roles tradicionales asignados a la mujer y, particularmente, su participación en ámbitos que implican temas como la defensa y protección del territorio, la economía del grupo y la preservación de la memoria, elementos que son parte del proceso de reelaboración de la etnicidad yumana, como forma de resistencia simbólica. Elementos extraídos a partir de las discusiones en las clases del doctorado en estudios socioculturales (uabc-iic), promovidas por el doctor Servando Ortoll (octubre, 2012). 2

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Uno de los aspectos que quiero rescatar del texto es su vocación histórica y geográfica no premeditada. A través de Comunidades inventadas se revisan al� gunos de los aspectos que ubican a los yumanos en lugares y temporalidades determinadas. Para Garduño, los vestigios de su presencia datan entre 25 000 y 2 500 años, según se ubique en el territorio estadounidense o en Baja California, afirmación que acompaña con una gran cantidad de fuentes que hacen referencia a las relaciones con las misiones, el territorio y los gobiernos de turno. Por otra parte, el autor pasea al lector por los parajes transitados por los yumanos y recrea los espacios y las sensaciones que produce el transitarlos. La narración en torno a los interminables recorridos de los borregueros es un ejemplo de ello: Como borreguero me la pasaba caminando, caminando, caminando y caminan� do, para llevar a los borregos a pastar, a aparearse y a parir. Los jefes organizaban los equipos para que nos fuéramos en dirección de la sierra de San Pedro Mártir o San Vicente. Nos pasábamos treinta días caminando desde aquí (Rosarito) has� ta la sierra de San Pedro. Durante este tiempo los borregos tenían que pastar y tomar agua mientras que nosotros llegábamos a la sierra. Nos quedábamos por dos o tres meses, y después del otoño, a principios de diciembre, cuando iniciaban las nevadas, nos regresábamos hacia la costa y continuábamos caminando hasta la primavera. (p. 100)

Otro de los elementos que hacen de este texto un trabajo de alto valor aca� démico, es la manera en que Garduño se vale para combinar el método con la teoría. La fuerte discusión teórica que presenta en torno a los autores, desde los que construye los antecedentes de la investigación, se entrecruza con ejemplos que el propio trabajo de campo le ha brindado, ello sin menospreciar los aportes de trabajos similares. Con esto, los presupuestos de James L. Peacock en torno a la lente antropológica se hacen presentes: no basta un buen trabajo de campo y un sólido marco teórico-referencial; a esto es necesario sumar una impecable estrategia comunicativa. Así, el trabajo de Garduño es uno de los ejemplos sobre cómo elaborar, procesar y presentar los resultados de una investigación. De comunidades inventadas a comunidades imaginadas y comunidades invisibles. Movilidad, redes sociales y etnicidad entre los grupos indígenas yumanos de Baja California es un texto que merece ser leído por muchos. Y me refiero no sólo a las comu� nidades académicas y a los estudiantes de antropología y de otros ámbitos de las ciencias sociales, sino al público en general, a los grupos indígenas y, especialmente, 249

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a quienes discuten y toman decisiones en torno a estos últimos. Su valor documen� tal y teórico es tal, que bien podría recorrer el camino de la transmediación: pasar del texto escrito al audiovisual, y con ello garantizar su difusión masiva. Esa sería, si se quiere, otra manera de visibilizar a los yumanos transnacionales.

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Poder y diseño curricular en la Universidad Autónoma de Baja California Victoria Elena Santillán Briceño

Universidad Autónoma de Baja California Mexicali, 2013

Ángel Manuel Ortiz Marín Universidad Autónoma de Baja California

Poder y saber. Una reflexión sobre su expresión en las aulas universitarias La tarea de reseñar un texto, y en particular, en las ciencias sociales, representa, en diversos sentidos, un reto. La empresa se dificulta cuando, además, el libro aborda aspectos relacionados con el poder y la educación, lo cual se convierte

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en un desafío tanto para la propia postura ideológica de quien reseña, como del intento comprehensivo de dar cuenta de su contenido. Este es el caso del texto Poder y diseño curricular en la Universidad Autónoma de Baja California, obra de la doctora Victoria Elena Santillán Briceño, la cual, por añadidura, es su tesis doctoral y fue publicada por la uabc en 2013. El tratamiento del tema es por demás apasionante: el poder y su vínculo es� trecho con la educación, aunado, en este caso, a la especificidad de los sujetos de estudio, los académicos de la Facultad de Ciencias Humanas, y, en un momento de� terminado, la construcción del plan de estudios 2003 de dicha unidad académica. Este ejercicio intelectual permite abordar el poder y el diseño curricular desde una perspectiva crítica, y a la vez combinar enfoques estructuralistas como sería el aporte de Bourdieu y el tratamiento que Foucault hace del poder, hasta llegar a perspectivas contemporáneas que provienen de la pedagogía crítica, como sería el caso de Freire, Kemmis o Giroux. Por supuesto hay un énfasis marxista para la revisión del constructo de poder que proviene de Portelli, Gramsci, Ko� han o Weber. Estas perspectivas teóricas, en su conjunto, son el apuntalamiento de la orientación de la autora, quien siendo psicóloga y de tradición conductista, se sumerge en las turbulentas aguas de la teoría crítica. A ello se añade, para el tratamiento metodológico, una postura fenomenológica que le conduce a explorar y desarrollar, desde el enfoque cualitativo, un reto más, que es la aplicación de la teoría fundamentada, producto del trabajo de Glaser, Strauss, Corbin y otros más a los cuales tributa el desarrollo de la investigación. Pero el texto no es un ensayo agudo y crítico del tejido que subyace en las relaciones de poder en la construcción de un currículum. La autora se aventura con audacia y apasionamiento a describir y documentar un momento particular que ocurre en la actividad docente en la educación superior: el proceso inédi� to, en ese entonces, como lo fue la elaboración de un plan de estudios con el modelo de flexibilidad curricular como sustento pedagógico en la Facultad de Ciencias Humanas (fch) de la uabc, pero con una propuesta por competencias para las cuatro disciplinas (ciencias de la educación, psicología, ciencias de la comunicación y sociología), que de suyo son complejas por sus trayectorias y tradiciones disciplinares, las cuales comparten un mismo espacio escolar, tanto en lo académico como en lo administrativo, en la citada unidad académica. El texto que se reseña documentó el trabajo de la autora por cuatro años en los cuales registró, entrevistó y analizó las manifestaciones —en ocasiones abiertas y en las más de las veces plenas de opacidad— de las relaciones de 252

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poder entre los docentes de dicha facultad por posicionarse y empoderarse del espacio académico que permitiera, tanto disciplinar como individualmente, ac� ceder al poder del saber expresado en mayores contenidos curriculares de una disciplina, pero también al poder estructural, que les concede a ciertos grupos de académicos posicionarse sobre de otros, para coptar determinados benefi� cios académicos y/o puestos administrativo-escolares. Posteriormente, la doctora Santillán describe en su análisis el espacio de lucha por el poder, que como campo, siguiendo el postulado de Bourdieu, sufre las tensiones tanto del prestigio de las disciplinas y su peso específico en el aporte del saber académico, como las tradiciones de los grupos de académicos con ma� yor antigüedad en la planta docente. Y, por otra parte, expone la emergencia de dos factores: el primero, el arribo de nuevos académicos a la actividad docente, y el segundo, una incipiente mayor formación en grados académicos de quienes iniciaron su especialización con estudios de posgrado. En esta lucha por el poder de los académicos de la Facultad de Ciencias Hu� manas, también está puesto en juego el prestigio y la distinción ganados, a veces por antigüedad y, en otros casos, por cargos destacados en la administración universitaria, galardones académicos de aquellos profesores que se considera� ban poseedores del saber y de su espacio laboral. Espacio antes intocable mer� ced a las cuotas de poder para individuos o grupos, pero que al arribo de una novedosa propuesta curricular que combina el modelo de flexibilidad curricular con el enfoque de competencias, se ve convulsionado por la transformación del currículum de un nuevo plan de estudios, incluyendo en esto último, una etiqueta mal colocada de postura técnica que pareciera desestimar la formación humanista que ha caracterizado a la Facultad de Ciencias Humanas desde hace varias décadas en las carreras que imparte. Es así como la doctora Santillán, a lo largo de cinco capítulos, a saber: 1) “La Universidad Autónoma de Baja California, sus antecedentes”; 2) “Poder y diseño curricular. Objetos de análisis”; 3) “Paradigma metodológico. Aproximación a los objetos de análisis”; 4) “Análisis de la expresión de las relaciones de poder en el proceso de diseño curricular”, y 5) “Conclusiones”, documenta de manera aguda ese invisible, pero cotidiano tejido que son las relaciones interpersonales, plenas de subjetividad y cargadas de significado que conlleva la edificación de las rela� ciones de poder que encuentran su máxima expresión y potencialidad cuando se trata de construir un plan de estudios y que, por ende, subyace en el diseño curricular que le da forma. 253

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Reseñas

Por supuesto que la obra es valiosa por documentar esta experiencia, que con frecuencia se repite en la educación superior, y más aún con las demandas de acreditación de los organismos evaluadores, pero que poco se documenta y, mucho menos, se aborda desde las relaciones de poder manifiestas en el actuar de los académicos universitarios. La obra Poder y diseño curricular es un trabajo laborioso, crítico, preciso y minucioso que permite al lector acercarse a los interiores de las luchas por el poder del saber disciplinar que son cotidianas e invisibles, pero también cruentas y descarnadas, además, plenas de significado simbólico por la complejidad que representa la tarea académica universitaria en su trascendental tarea de formar a las futuras generaciones.

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Normas para colaboradores Culturales es una publicación semestral editada por el Instituto de Investigaciones Culturales-Museo de la Universidad Autónoma de Baja California, y que difunde la problemática de la cultura a través de trabajos originales de investigación o de reflexión teórica y metodológica, así como de análisis temático, desde las múltiples disciplinas y perspectivas de las ciencias sociales y las humanidades. En su carácter de revista arbitrada e indizada, cuenta con un grupo de evaluadores tanto internos como externos, nacionales e internacionales, especialistas en los tópicos que aborda esta publicación. Todos los trabajos recibidos son dictaminados de forma anónima por dos evaluadores, cuya valoración favorable es requisito indispensable para la publicación de los artículos. Los autores deben atender los siguientes criterios editoriales: Culturales publica artículos, ensayos y reseñas en español o inglés. También se pueden remitir textos en portugués. En este caso, una vez aprobado el documento para su publicación, la traducción del portugués al español o inglés será responsabilidad exclusiva del autor. Las colaboraciones remitidas a esta revista para su posible publicación deben ser inéditas y no estar en proceso de evaluación de manera simultánea en otra revista impresa o electrónica. El texto debe ser mayor de 25 páginas y menor de 45, en Times New Roman 12, escrito por una sola cara, a doble espacio, el texto justificado, en hojas tamaño carta, numeradas (abajo al centro) y con márgenes de 2.5 centímetros por los cuatro lados de la hoja. La extensión incluye tablas y gráficas, así como notas al pie de página (Times New Roman 10, a un espacio) y bibliografía (a un espacio). Sin anotaciones en el encabezado de cada página, ni diseños. La página inicial de cada texto debe contener el título del artículo (máximo 14 palabras), nombre del autor y adscripción institucional; además, un resumen no mayor de 200 palabras con su traducción correspondiente al inglés (abstract), y entre tres y cinco palabras clave que describan los campos de estudio en los que incide el documento (tanto en español como en inglés). No se aceptan notas a pie de página en el resumen, título y nombre de autor. Los autores deben enviar en archivo aparte (Word), una ficha de autor, con una extensión no mayor de 300 palabras, con los siguientes datos: nombre completo, nacionalidad, grado académico, institución de adscripción laboral, dirección laboral, número de teléfono y fax, y correo electrónico. También debe especificar sus áreas de investigación e interés, y los títulos de sus tres publicaciones más recientes. En el caso de ser dos o tres autores, la información se establecerá en el orden de autoría. 255

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Normas para colaboradores

En cuanto al número de autores, no se aceptarán textos con más de tres, salvo aquellos artículos que procedan del trabajo colegiado de integración de redes temáticas de colaboración entre cuerpos académicos (Promep) o de redes temáticas Conacyt de investigación. Para ello, los autores deberán adjuntar la documentación pertinente que acredite esta circunstancia para su verificación por el Comité Editorial, y explicitarlo en el texto (no en el resumen) en la primera nota a pie de página. En el caso de las citas textuales mayores a cuatro líneas, deberán separarse del párrafo respectivo, agregar sangría a la izquierda (no a la derecha), sin comillas y sin cursivas. Las citas textuales menores a cuatro líneas deberán estar entre comillas y sin cursivas dentro del párrafo respectivo. Las cursivas sólo se aplicarán para indicar títulos de libros y revistas, empresas, locuciones de otro idioma, etcétera. Se deberá evitar el uso de negritas y palabras o frases en mayúsculas en el texto. Las notas deben ser numeradas y presentadas a pie de página. Las llamadas de cada nota deberán aparecer después de un signo de puntuación, salvo los casos que ameriten estar junto a una palabra específica o nombre. Las referencias a los autores y fuentes irán entre paréntesis; por ejemplo: (Bonfil, 1990:80), y su referencia completa deberá aparecer en la bibliografía, listada al final en orden alfabético (con sangría, para facilitar la visibilidad de los apellidos paternos), ejemplos: Libros: apellidos y nombre del autor, año de publicación (entre paréntesis), título (en cursivas), lugar de publicación, editorial. Ejemplos: Bonfil Batalla, Guillermo (1990), México profundo, México, Grijalbo. Nieser, Albert Bertrand (1998), Las fundaciones misionales dominicas en Baja California, 1769-1822, Mexicali, Universidad Autónoma de Baja California. Artículos de revistas especializadas (journals): apellidos y nombre del autor, año de publicación (entre paréntesis), título del artículo (entre comillas), nombre de la revista (en cursivas), volumen, número, periodo, lugar de publicación, editorial o institución, y páginas. Ejemplo: Zabludovsky, Gina (1992), “Los retos de la sociología frente a la globalización”, Sociológica, vol. 7, núm. 20, septiembre-diciembre, México, Universidad Autónoma Metropolitana, pp. 31-52. Capítulos de libros: apellidos y nombre del autor, año de publicación (entre paréntesis), título del capítulo (entre comillas), editor o compilador del libro, nombre del libro (cursivas), lugar de publicación, editorial, y páginas. Ejemplo: 256

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Guba, Egon G. y Lincoln, Yvonna S. (2000), “Paradigmas en competencia en la investigación cualitativa”, en Denman, Catalina A. y Haro, Jesús Armando, compiladores, Por los rincones. Antología de métodos cualitativos en la investigación social, Hermosillo, Sonora, El Colegio de Sonora, pp. 113-145. Tesis: apellidos y nombre del autor, año de publicación (entre paréntesis), título (en cursivas), grado y disciplina de la tesis, lugar de presentación, nombre completo de la institución donde se presentó. Ejemplo: Hipólito Álvarez, Adhir (2010), El Centro antiguo de Mexicali. Memoria colectiva de sus habitantes a inicios del siglo xxi, tesis para obtener el grado de maestría en estudios socioculturales, Mexicali, Baja California, Universidad Autónoma de Baja California. Artículos electrónicos: apellidos y nombre del autor, título del documento citado (entre comillas), nombre del sitio o portal web en que se encuentra alojado (en cursivas), institución responsable (en su caso), y fecha de consulta en internet (entre paréntesis). Se escribirá completo el url (universal resource location) o dirección electrónica, tal como aparece en la barra de direcciones y sin omitir caracteres. Ejemplo: Moreno Mena, José A., “Migración en la frontera norte”, El Bordo. Retos de frontera, Universidad Iberoamericana-Tijuana (fecha de consulta: 23 de enero de 2014), url: http://www.tij.uia.mx/academicos/elbordo/vol04/bordo4_norte1.html

En las referencias o notas a pie de página, no deberá usar el idem, ibidem, op. cit. o cualquier locución latina; sólo el apellido del autor y el año de su obra. En caso de que el autor tenga dos o más obras de un mismo año, diferenciarlas con letras iniciando con la letra a. Ejemplo: 2014a, 2014b, 2014c, etcétera. Los cuadros, gráficas e ilustraciones deben estar integrados en el texto, en el lugar que corresponda. En el caso de los cuadros, deben estar numerados usando el sistema romano (cuadro i, ii, ii, etcétera); las gráficas, usando el sistema arábigo (gráfica 1, 2, 3, etcétera), y las ilustraciones (fotografías, mapas, portadas, carteles, etcétera) serán identificadas por un sistema alfabético (ilustración a, b, c, etcétera). Las ilustraciones deberán presentarse en escala de grises, con una resolución mínima de 300 dpi, en exsxtensión jpg. Los apoyos gráficos deben ser originales o, en su caso, se debe citar la fuente original. Si las condiciones de la fuente lo exigen, se deberá anexar la autorización escrita de los titulares del derecho de autor respectivo. Las reseñas bibliográficas tendrán una extensión de 4 a 8 páginas, y examinarán obras relacionadas con el estudio y la investigación de los fenómenos socioculturales. Las reseñas deberán incluir una ficha bibliográfica del libro examinado, y los datos del reseñista: nombre completo y adscripción institucional. También deberá ser enviada en 257

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Normas para colaboradores

archivo aparte la imagen de la portada del libro en extensión jpg, en escala de grises y de resolución mínima de 300 dpi. Las propuestas, para su evaluación, deberán enviarse vía Internet por medio de un mensaje electrónico y, próximamente, mediante Open Journal Systems. Las colaboraciones deberán dirigirse a: Revista Culturales Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, uabc. Reforma y calle L s/n. Colonia Nueva. C.P. 21100. Mexicali, Baja California, México. Teléfono: (01 686) 554-1977 y 552-5715. Correo electrónico: revista.culturales@uabc.edu.mx

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ISSN 0187-6961

Nueva época, vol. 15, núm. 29, enero-junio de 2014

CONTENIDO Espacios fronterizos del sur sudamericano. Propuesta de un modelo conceptual para su estudio Alejandro Benedetti

Hacia una metodología de evaluación de los sitios web de las dependencias ambientales de gobiernos de la frontera norte Jesús Ignacio Castro Salazar y Djamel Toudert

Nuevos agentes en la gestión ambiental. El caso de las organizaciones de la sociedad civil en Ensenada Nain Martínez y Refugio Chávez Ramírez

Remesas, desigualdad y pobreza: un caso de estudio en el estado de Oaxaca, México Marco Antonio Espinoza Trujillo, María de Jesús Santiago Cruz, José Alberto García Salazar y Oliverio Hernández Romero

Crisis, migración y estructura de empleo en Baja California

Alejandro Mungaray, Antonio Escamilla, Natanael Ramírez y José G. Aguilar

Los factores que explican la mayor aglomeración de la industria de alta tecnología en la frontera norte de México: el caso de Matamoros y Reynosa José Alberto Pérez Cruz, Guadalupe Isabel Ceballos Álvarez y Adolfo Rogelio Cogco Calderón

El papel del capital humano y el aprendizaje en las microempresas de base social en Baja California

Martín Ramírez Urquidy, Michelle Texis Flores y Juan Gabriel Aguilar Barceló

Vivencias de migrantes mexicanos en torno a diversos estados emocionales experimentados durante su proceso migratorio y el consumo de alcohol y drogas Teresa Margarita Torres López, José Luis López López, Miguel Alfonso Mercado Ramírez y Amparo Tapia Curiel

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Este número de Culturales se terminó de imprimir y encuadernar en junio de 2014 en los talleres de Impresora San Andrés, S.A. de C.V., Río Mocorito y Vasco de Quiroga 801, colonia Pro Hogar, Mexicali, Baja California, México. La edición estuvo al cuidado de la Coordinación Editorial del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, uabc. El tiraje consta de 500 ejemplares.

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