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Una reflexión sobre el logro académico
from Magisterio 90
Pastor López Blancas
Supervisión Escolar de la Zona 006 de Bachillerato Tecnológico Metepec, Estado de México
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Introducción
¿Por qué hablar de una aportación a la educación media superior (EMS) cuando existen muchos modelos pedagógicos Para contribuir al bien común? En el Estado de México, la historia de la EMS remite al modelo educativo de transformación académica (META), al modelo educativo para la educación obligatoria (MEPEO) y a la Nueva Escuela Mexicana (NEM), es decir, habla de progreso, desarrollo lineal e inmediato, de una preparación para el futuro que se da en cada acontecer del fenómeno educativo.
La EMS se ha visto como el último escalón para incursionar en el ejercicio de las obligaciones y derechos de la mayoría de edad; así que se pretende hacer de ella un ejercicio de comprensión y provocación a las ideas y al discurso, desde una política educativa y como una realidad social.
De ahí que el objetivo del presente artículo sea reflexionar sobre la aportación al bien común, a partir de la categoría “logro académico”, como una forma de vincular los diferentes tiempos y espacios de la educación (preescolar, primaria, secundaria, media superior) con la familia y la escuela. La participación que debe hacer la EMS es trascendental en esta década del siglo XXI, particularmente en 2020, por la situación global del covid-19.
Desarrollo
Los Centros de Bachillerato Tecnológico (CBT), del subsistema estatal, se encuentran en 93 municipios de los 125 que conforman el Estado de México, con 75,850 alumnos distribuidos en 165 planteles, con 202 claves de centro de trabajo (CCT) y una oferta educativa de 26 carreras técnicas: dos en biotecnologías, 13 en servicios, 10 en industrial y una en salud (Estadística 911, 2019-2020).
Desde 1998, los CBT coadyuvan a la formación integral de la juventud estatal para que ésta se incorpore al sector productivo o superior. Sus planes de estudio los respalda una trayectoria académico laboral (TAL), es decir, desde el primer semestre se inculca a los alumnos un compromiso social, a través de las prácticas de observación y una estrecha relación entre la familia, padre o tutor del alumno y la institución. No se puede hablar de resultados académicos sin este vínculo indispensable (Jaramillo, 2002).
Los CBT tienen un alto impacto social en las comunidades donde se encuentran. El objetivo, meta y misión de cada uno responde a un estudio de factibilidad y pertinencia. Por ejemplo, la materia Dinámicas Productivas Regionales no es más que la comprensión de los nodos de producción que existen en la región, así como las actividades que se realizan en casa o la fuente de empleo de los familiares directos.
Estos centros son un semillero donde el proceso pedagógico de la EMS se contextualiza, mientras que los docentes son los expertos y profesionales que aportan a la formación del recurso humano. Por ello, se puede afirmar que la educación que aquí se imparte es un patrimonio que responde a las necesidades actuales y futuras de la sociedad.
En estas líneas se retoma el señalamiento negativo de lo que no se está haciendo o de las limitantes que tiene la sociedad con sus áreas de oportunidad. Los cambios sociales, económicos, culturales y tecnológicos ayudan para que los CBT y las familias contribuyan al logro académico. Para ambas instituciones es importante la curiosidad —aunque se debe estar atento a reflexiones como la de Postman (1982)—, así como el trabajo colegiado y mutuo, sobre todo en estos momentos en los que la contingencia sanitaria vinculó a la familia con el papel que desarrollan los docentes y la escuela.
Antecedentes
Cuando se habla de logro académico se alude a la historia de la pedagogía en la antigua Grecia, cuando los filósofos clásicos y las primeras escuelas formaban a la persona, y el conocimiento se centraba en tres conceptos clave: naturaleza, dios y hombre. El conocimiento apuntaba a una perspectiva cosmocéntrica, teocéntrica y antropocéntrica. De esta tradición se recupera a dos presocráticos, que son pilares en la perspectiva de la realidad: Parménides de Elea y Heráclito de Éfeso. La aportación del primero tiene que ver con el ser y sus atributos: uno, bello, eterno e indivisible, esto es, con una visión estática de la realidad. Por el contrario, el segundo percibe la realidad en continuo movimiento, en constante devenir. Desde ambas perspectivas, el logro académico se percibe como acabado, cuyo movimiento tiene un principio y un final, y como una constante transformación de la persona.
La visión teocéntrica del logro académico puede verse como una perfección a imagen y semejanza del creador, cuyo principio epistemológico es la fe y la razón y su apología se ve como las verdades de la fe. De ahí que los monasterios sean pioneros de las universidades, la formación humanista y las ciencias exactas. Dichos elementos representan un dilema actual para la filosofía de la ciencia, la comprensión de los fenómenos sociales y la explicación de las leyes de la naturaleza. Aquí la familia está presente sólo con el modo de producción de la época; se heredaba un oficio y el conocimiento de la localidad.
Los estudios pedagógicos de Piaget y Vygotsky hablan de los procesos de aprendizaje y enseñanza, de lo que debería ser la escuela, pero no se estudia su complemento: la familia. Actualmente, existen otras aportaciones como la psicología del desarrollo de la persona y su relación con el proceso pedagógico; sin embargo, es vital retomar el concepto de familia.
Sustentos teóricos
Si bien el referente para hablar del logro académico radica en los indicadores de calidad: aprobación, aprovechamiento, reprobación, deserción y eficiencia terminal, los cuales apuntan a la escuela; hoy por hoy, debido a la pandemia por el covid-19, la familia cobra importancia en este escenario de modo empírico.
Los resultados de estos cinco indicadores de calidad sólo se muestran por medio de estadísticas; es más fácil explicarlos que comprenderlos desde los diferentes fenómenos sociales que están en juego e intervienen en ellos y en el logro académico.
La disertación de este trabajo es más reflexiva y propositiva si se traspasan las políticas educativas de las instituciones oficiales y que son referentes para la evaluación de los actores del proceso pedagógico (alumno y docente), puesto que se deja a un lado la parte humanista. En la actual reforma educativa del MEPEO, tanto en la Secretaría de Educación Pública (SEP) como en el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) aún falta por definir lo que será la Nueva Escuela Mexicana. Asimismo, en estas reformas se entiende por logro académico un certificado o un número que se mide por sus indicadores de calidad.
Por su parte, las políticas internacionales de la educación miden y clasifican a cada país en una tabla. Razón por la cual estas líneas son un llamado a comprender el logro académico desde la escuela y la familia.
Propuesta
Se indican tres pilares que sustentan el logro académico: familia, escuela y sociedad. Cada uno conlleva una responsabilidad de cuatro subcategorías: documento oficial, trascendencia social, ética y vocación. Esta propuesta se contextualiza en la EMS, principalmente en los CBT. Aquí, la edad de los alumnos va de los 14 a los 18 años, periodo oportuno en que la familia es un referente indispensable para educar a la persona, por lo que se puede hablar de un acierto. Es fundamental reconocer las características que pueden determinar al adolescente por su desarrollo y madurez, en cuanto a su aprendizaje en un CBT.
El alumno pasa por lo menos ocho horas en su casa, aquí es donde tiene sus primeros modelos y referencias de la convivencia social, de la parte afectiva, humana, emocional y espiritual; sobre todo, ahí detonan las primeras palabras y emociones que empezarán a moldearlo. Ahora, por la contingencia sanitaria, se toma conciencia del papel crucial que tiene la familia en la instrucción de la persona, pues de ella se aprende el valor de la vida, la gratitud, el servicio; es especial el arte de vivir y elegir. Ejemplo de ello aparecen en las historias de vida de cada persona, de los seres amados y de la enorme responsabilidad que los padres tienen con sus hijos y, a pesar de las limitaciones, de los profesores con sus alumnos.
La escuela es otro pilar central donde se instruye a los estudiantes en cuanto a conocimientos, así que éstos no se deben dosificar ni medir, sino a partir de ellos hacer que las personas aprendan a pensar; sapere aude (atrévete a saber) era el lema de la Ilustración. Los antecedentes están en la memoria de cada
individuo; por ejemplo, ser docentes de muchas mujeres y hombres que brindan lo más valioso que tienen y que tal vez nunca fueron conscientes de ello: su tiempo. Al respecto, hay que recordar la enorme lección que aparece en El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, en el capítulo XXIII.
En la escuela se pone en práctica el modelo educativo vigente, según sus cinco principios: ontológico-teleológico, epistemológico, sociológicoantropológico, pedagógico y psicológico. Adicionalmente, en ella se empodera a las personas como líderes, con metas y expectativas, y se las limita a repetir patrones y roles. No menos importante, en este recinto también los sujetos se enamoran.
Con base en estas experiencias, no se pueden tomar en cuenta sólo los indicadores. Es preciso reflexionarlos en silencio, en la intimidad de la mente y el corazón, para descubrir la enorme oportunidad que cada maestro tiene en una escuela de nivel medio superior.
La sociedad es el tercer pilar que refuerza y complementa lo que la familia y la escuela no aportan a la constitución de la persona, y es la síntesis de ambas. En la sociedad se aprende no con amor de familia, sino con la firmeza de la vida, sin la planeación o formalidad que existe en la escuela. Justo en la calle se presentan muchas lecciones de vida que exigen lo aprendido en familia y escuela.
Por último, el logro académico es un documento oficial que avala años de estudio y respalda el ejercicio de una profesión; asimismo, es una carta de recomendación que debe ser reforzada por el sujeto a partir de su trascendencia social, que no es otra cosa más que la modificación del entorno, de estar en el hábitat y encontrar el bienestar. Un conocimiento que no transforma el espacio es sólo información. En este sentido, el bienestar, el ethos humano es la ética, la pregunta y la respuesta a cada conducta y perspectiva que se tiene de la vida, de la vida personal; se trata de la toma de autoconciencia para responder a las incógnitas existenciales propias y de la humanidad, es decir, es la ética de cada persona. Por último, la vocación del individuo, producto de su formación en la familia, escuela y sociedad, debe ser el descubrimiento de su forma de vida, que puede resumirse en servir al otro. Conclusiones
Para hablar de logro académico hay que identificar a sus actores: familia, escuela y sociedad. Las subcategorías que reflejan esa realidad en su universalidad como verdad y su trascendencia van más allá de las categorías a priori de un espacio y tiempo: documento oficial, trascendencia social, ética y vocación. Las tres instituciones deben ser espacios donde no sólo se reconozca y proteja al ser humano, sino que se le forme en un constante devenir, ya sea de manera formal o informal.
Puede ser una utopía, pero bajo las circunstancias en las que nos encontramos, ante un virus letal, ante la incertidumbre de la vida, queda reflexionar en lo que se ha hecho, lo que estamos haciendo y lo que tenemos que hacer para concretar el acierto académico, el logro humano.
Referencias
Estadística 911, (s/a), “Repinis Educación Media Superior”, disponible en: https://estadistica911.wixsite.com/ biblioteca-virtual/repini-s-ems [fecha de consulta: 14 de febrero de 2020]. Jaramillo Pérez, J. (2002),Familia y colegio: una integración clave para el desarrollo educativo de los niños, Bogotá: Norma. Postman, N. (1982),The disappearance of childhood, Nueva York:
Delacorte Press.